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CAPTULO 6:
Las metforas y la ciencia
Ya hemos mencionado en anteriores ocasiones la naturaleza del
desafo
que la metfora supone para la concepcin representacionista del
lenguaje
humano. De acuerdo con esta concepcin, al menos en su versin
realista, el
lenguaje humano es un instrumento que, ante todo, sirve para la
figuracin (por
emplear un trmino wittgensteniano). En particular, cuando se
considera su
utilizacin especializada en la elaboracin o expresin de teoras,
el lenguaje
es visto como el instrumento que nos permite reproducir esa
realidad, sus
componentes, su estructura causal, etc. En esa labor
reproductora
desempean un papel central las nociones de referencia y verdad.
El lenguaje
figura el mundo porque sus trminos refieren a sus componentes,
sean stos
objetos o relaciones, y porque sus enunciados representan,
verdadera o
falsamente, los estados de cosas, los hechos que constituyen la
realidad. En
esta concepcin, las nociones lingsticas de referencia y de
verdad
desempean una funcin explicativa en filosofa, ms especficamente,
en
teora de la ciencia (y si uno es cientista, en teora del
conocimiento en
general)1. Son precisamente estas nociones las que figuran en la
explicacin 1 En una perspectiva ms amplia, M. Hesse (1984) y J.M.
Soskice (1985) han argumentado en
favor de la generalidad de las nociones de referencia y verdad
en la filosofa, desde la teora
de la ciencia a la filosofa del arte y de la religin. En
particular, en el caso de la primera, se
manifiesta la tesis de que la filosofa contempornea est
epistemolgicamente sesgada,
esto es, que se encuentra excesivamente inclinada a la discusin
de los tradicionales
enigmas filosficos en el mbito de las ciencias naturales y
sociales. Una generalizacin del
empleo de las nociones de referencia y de verdad en otras
disciplinas corregira ese sesgo.
Pero, para ello, sera preciso una ampliacin (extrapolacin, segn
algunos) de las teoras
de la referencia y la verdad de forma que los enunciados
metafricos propios de esas
disciplinas (filosofa del arte, teologa, etc.) poseyeran valores
veritativos, o cognitivos en
sentido general. Esa ampliacin pasara por la propuesta de mundos
simblicos de carcter
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realista del xito de la ciencia (del conocimiento): precisamente
porque las
teoras cientficas estn expresadas en trminos que refieren y por
enunciados
con valor de verdad es por lo que estas teoras aportan una mejor
y ms
completa explicacin de la realidad que, a su vez, nos permite su
mejor
manipulacin y control.
Diversas teoras modernas de la ciencia han argumentado en contra
de
una concepcin lingstica de las teoras cientficas (las teoras
como
conjuntos de enunciados). Prefieren considerar la ciencia desde
otro punto de
vista (como una actividad orientada a la resolucin de problemas,
por ejemplo)
o conceptualizar sus resultados de otro modo (como la
especificacin de
estructuras abstractas, que pueden ser expresadas o no
lingsticamente). No
obstante, sean lo que sean las teoras cientficas, lo cierto es
que las nociones
de referencia y verdad se les aplican en la medida en que tales
teoras se
encuentran expresadas lingsticamente (no slo en el lenguaje
natural, por
supuesto). Es ms, cualquier problema filosfico que se pueda
plantear a su
respecto, incluyendo el problema central de su relacin con la
realidad, puede
discutirse y dilucidarse en trminos lingsticos: en eso reside la
trascendencia
filosfica de la semntica en sentido general, de la semntica
considerada
como la disciplina cuyas nociones fundamentales son las de
referencia y
verdad.
Para el realista, la tesis que propone en trminos lingsticos
(una vez
imaginativo que tuvieran una relacin con la realidad diferente
de la que establecen
nuestros intereses predictivos, a los cuales se referiran los
trminos y enunciados de las
utopas, las exposiciones de ficcin, los aspectos morales del
mundo mediante la caricatura
y otros medios, y toda clase de mitos simblicos de nuestra
comprensin de la naturaleza,
la sociedad y los dioses (M. Hesse, op. cit. pg. 39). Ni que
decir tiene que no todo el
mundo estara de acuerdo con esta generalizacin de las teoras de
la referencia y la
verdad, en particular los que estuvieran adscritos a
concepciones integristas del
conocimiento humano, como materialistas o ciertas especies de
realistas, por no decir los
post-positivistas.
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ms en general) no es un enunciado metafsico, sino una hiptesis
emprica, de
carcter metaterico. Una hiptesis que enuncia una conexin causal
que
explica tanto la conducta del cientfico como el progreso de la
ciencia. En una
formulacin sinttica, esta hiptesis se basa en dos
principios:
1) los trminos de una ciencia madura refieren de una forma
paradigmtica
2) las leyes de una teora que pertenezca a una ciencia madura
son
tpicamente verdaderas de una forma aproximada.
Existen muchas formas de abordar la discusin de esta concepcin
de la
ciencia, y buena parte de ella ha sido explorada por la filosofa
contempornea
del lenguaje y de la ciencia. Pero, en lo que atae a su relacin
con la cuestin
de la metfora, el problema se puede descomponer en los
siguientes
elementos:
1) Figuran, o han de figurar, trminos metafricos en las teoras
cientficas,
incluso en su forma `madura?
2) Si las teoras cientficas incluyen (necesariamente) trminos
metafricos,
refieren stos?
3) En consecuencia, si refieren los trminos metafricos, de qu
modo
son verdaderos los enunciados (las leyes, las generalizaciones)
que
incluyen trminos metafricos? lo son del mismo modo que los
enunciados literales?
6.1. La funcin de las metforas en la ciencia
Durante mucho tiempo se consider que las expresiones metafricas
(y
los sistemas en que se pueden organizar) desempeaban un papel
secundario
en la ciencia. Tal como lo expuso A. Ortony2, constitua un
supuesto de nuestro
sistema cultural que la ciencia se caracterizaba por la precisin
y la ausencia
de ambigedad y, de forma correspondiente, se conceba el lenguaje
de la
ciencia como preciso y no ambiguo, en resumen, literal. El mbito
de las
expresiones metafricas era lo inexacto, lo desviado
referencialmente, lo
2 A. Ortony, ed. (1993 pg. 2 de la Introduccin.)
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taxonmicamente irregular; por tanto, las expresiones metafricas
constituan
un defecto a evitar en las formulaciones cientficas, que se
supona
representaban literalmente la realidad y, de forma tpica, se
adscriban a formas
discursivas cuya finalidad comunicativa era diferente, como por
ejemplo la
persuasin (en el campo de la retrica poltica o forense) o en la
emocin
(artstica). Este menosprecio de la metfora fue cediendo a medida
que se
constataba su omnipresencia en la expresin lingstica de la
ciencia, en la
elaboracin y formulacin de teoras, pero sigue estando latente en
la
concepcin de muchos cientficos y filsofos de la ciencia, que
siguen
considerando la metfora un husped incmodo. Una forma de reducir
la
tensin que provoca, por una parte, la presencia innegable de la
metfora en la
actividad cientfica y la ideologa que suelen profesar los que la
practican o
estudian, es la restriccin de los contextos en que sea
considerada como
legtima. De forma simplificada, se puede considerar que son dos
las funciones
toleradas del discurso metafrico en la ciencia:
1) Ante todo, las metforas pueden tener una funcin pedaggica, en
la
transmisin del conocimiento expresado por las teoras cientficas.
Como
stas, al menos en las ciencias `maduras, suelen estar expresadas
en
trminos matemticos, en ocasiones sumamente sofisticados, es
ms
prctico introducir en ellas a los nuevos investigadores a travs
de metforas
que permiten captar de una forma concreta las estructuras
abstractas que
esas formulaciones matemticas expresan. Por as decirlo, las
metforas
permiten dar colorido al lenguaje de la ciencia, posibilitando
no solamente
su comprensin en mbitos de especialistas, sino tambin su difusin
entre
el gran pblico3.
3 Por ejemplo: emplear la metfora de los planos del arquitecto,
mezclando libremente el
lenguaje de la metfora con el lenguaje de lo real. `Volmen ser
empleado de modo
intercambiable con el vocablo `cromosoma. `Pgina se utilizar
provisionalmente como
sinnimo del trmino `gen, aun cuando la divisin entre los genes
no est tan bien definida
como la divisin entre las pginas de un libro. Esta metfora nos
servir para avanzar un
buen trecho. Cuando finalmente ya no nos sirva, introducir otras
metforas (R. Dawkins,
1976 (1979, pg. 31)). Vase tambin G. Holton (1995).
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2) En segundo lugar, las metforas pueden tener un valor
heurstico, pueden
servir para la ideacin de nuevas hiptesis o teoras, o un valor
exegtico,
para ilustrar de una forma grfica y sinttica la naturaleza de
una teora. El
uso argumentativo de las metforas tambin se puede considerar
incluido
en este apartado. A veces la utilizacin de una metfora pone de
relieve de
una forma particularmente evidente las conexiones o
desconexiones
existentes en una lnea de argumentacin. Un ejemplo bien conocido
de este
uso4 aparece en los Dilogos de Galileo. All, Salviati, que
defiende la idea
de que la tierra se mueve, argumenta con Simplicio, que mantiene
la idea
aristotlica de que la tierra se encuentra fija en el centro del
universo. El
argumento de Simplicio es que si la tierra se moviera, un objeto
que se
dejara caer desde una torre, por ejemplo, habra de caer tras esa
torre. En
cambio, como la tierra no se mueve, el objeto que se lanza cae
siempre en
el mismo sitio. Pero Salviati utiliza la metfora la tierra es
(como) un barco
para desarrollar su refutacin. Primero hace admitir a Simplicio
que la
metfora es cogente, esto es, relevante para la demostracin. Si
la tierra
est quieta, tambin lo puede estar un barco, y lo mismo si se
mueve. Si se
lanza un objeto desde el mstil cuando el barco est quieto o en
movimiento
debera suceder algo anlogo a lo que pasara si se lanzara un
objeto desde
lo alto de una torre. Y Salviati razona Dime ahora. Si la piedra
lanzada
desde lo alto del mstil cuando el barco navega rpidamente
cayera
exactamente en el mismo lugar en que caera si el barco estuviera
en
reposo, qu uso podra hacer de esa cada con respecto a saber si
el barco
estaba quieto o en movimiento?
Simplicio.- Absolutamente ninguno
Salviati.- Cualquiera que haga el experimento encontrar que la
piedra cae
siempre en el mismo lugar del barco, ya est el barco quieto o en
movimiento a
cualquier velocidad. Por tanto, como la causa es la misma en el
caso de la
tierra que en el del barco, no se puede inferir nada sobre el
movimiento de la
tierra o su ausencia de la piedra que cae perpendicularmente al
pie de la torre.
En este sentido el valor heurstico o argumentativo del
lenguaje
4 v. D. Gentner, 1982. Tambin en O. Gal (1994).
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metafrico se hace patente en los estadios inmaduros de una
ciencia, en
particular cuando esa ciencia, o proto-ciencia, carece de un
paradigma que
proporcione una gua compartida por la comunidad cientfica en su
actividad.
Por ejemplo, la concepcin que entiende la sociedad como si fuera
un
organismo (la metfora organicista), desempe esa funcin heurstica
en la
constitucin de la sociologa cientfica (v. S. Maassen y otros,
eds., 1995)
En cualquier caso, lo caracterstico de esta concepcin
positivista de la
ciencia es considerar la metfora como un instrumento o recurso
expresivo
prescindible: en cuanto a sus funciones pedaggicas, cuando el
aprendiz est
suficientemente versado, las expresiones metafricas pueden ser
sustituidas
por sofisticados enunciados literales, por ecuaciones matemticas
en el mejor
de los casos. En lo que respecta a su funcin heurstica, slo
afecta a los
primeros periodos de la constitucin de una disciplina cientfica:
cuando sta
alcanza la madurez matematizada, la metfora originaria adquiere
los rasgos
de un mito amable y familiar, pero que ningn estudioso serio
tomara al pie de
la letra.
Por supuesto que, bajo esta concepcin, ni los trminos
metafricos
refieren ni los enunciados metafricos tienen valor de verdad.
Como la escalera
metafrica de L.Wittgenstein, son puros instrumentos que uno
puede desechar
una vez que los ha utilizado: sirven para acceder a las verdades
y entidades
reales de la ciencia, pero no hay que pensar que tienen por ello
la relacin
privilegiada que tiene con la realidad el discurso explcito,
preciso y literal
caracterstico de la ciencia.
Con todo, esa concepcin ignora una de las funciones ms
importantes
del lenguaje metafrico en la ciencia, sobre el que volveremos,
cual es la
introduccin de nuevo vocabulario y, consiguientemente, de
nuevas
afirmaciones. En muchas ocasiones, el progreso del conocimiento
exige la
confrontacin con nuevos fenmenos o realidades anteriormente
desconocidas. Y lo que es ms importante, puede que tales
fenmenos o
realidades estn ms all del mbito de la experiencia directa (como
puede
suceder en el caso de la astrofsica, la mecnica cuntica o la
neurofisiologa).
Son por tanto ocasiones en las que la teora positivista de la
ciencia y del
lenguaje se muestran particularmente insatisfactorias, porque lo
nico que
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pueden ofrecer es lo siguiente: en primer lugar, como teora del
significado, una
incorrecta tesis acerca de cmo funciona el lenguaje en general y
el lenguaje
cientfico en particular. Porque, en la teora positivista del
lenguaje, los
enunciados slo adquieren significado cuando se encuentran en
relacin con la
experiencia, a travs de los denominados enunciados protocolares,
o cuando
son reducibles a tales tipos de enunciados. En segundo lugar,
porque
conceptualiza errneamente los procesos de introduccin de nuevo
vocabulario
terico y de cambio de ese vocabulario como un proceso de
reduccin: o bien
del viejo vocabulario al nuevo, o bien de ambos a una
terminologa
presuntamente bsica y universal, el lenguaje de la ciencia. Por
eso, la teora
positivista de la ciencia era incapaz de dar cuenta de las dos
caractersticas
ms ampliamente reconocidas de la metfora en la ciencia: 1)
su
irreductibilidad al lenguaje literal y, por ende, a un lenguaje
universal, y 2) su
importancia cognitiva, su capacidad para expresar un
conocimiento,
especialmente en las ocasiones en que la ciencia se ve
proyectada a mbitos
que no estn al alcance de la experiencia humana.
Sin embargo, desde los primeros ensayos de la pionera M. Hesse
(1966,
1974), un creciente nmero de filsofos de la ciencia ha estado
llevando a cabo
una revaloracin del papel de la metfora en la actividad
cientfica, llegando a
conclusiones muy diferentes de las de la ideologa positivista
(J.M. Soskice y R.
Harr, 1995). En esta reconceptualizacin del papel de la metfora
han tenido
su influencia tanto la decadencia de ese modelo positivista de
ciencia, con su
insistencia en dotarla de un lenguaje privilegiado, literal en
ltima instancia,
como al surgimiento de concepciones ms o menos relativistas, o
escpticas, o
sencillamente complejas, dentro de la propia filosofa de la
ciencia y del
lenguaje. En este sentido, es preciso sealar la obra de T.S.
Kuhn como el hito
fundamental que marca el cambio hacia una conceptualizacin de la
ciencia
como hecho social, como realidad humana ajena a la abstraccin
idealista del
positivismo, realidad en la que la metfora recobra su
importancia. Aunque no
todos los filsofos de la ciencia comparten los supuestos de la
obra de T.S.
Kuhn, es preciso reconocer que su obra y la de otros tericos
afines ha forzado
la reconsideracin del papel de las metforas en todas las
dimensiones de la
empresa cientfica, desde la formacin de conceptos hasta la
confrontacin
-
(comparacin) y cambio de teoras. Ello ha conllevado asimismo una
correlativa
revaloracin de las nociones de modelo y razonamiento
analgico,
relacionadas estrechamente con la de metfora, de tal forma que
resulta
frecuente encontrar tratamientos simultneos de las nociones
mencionadas (M.
Hesse, 1988; D.H. Helman, ed. 1988; B. Indurkhya, 1987, D.
Gentner, 1982,
etc.).
La difusin del uso de las metforas en las ciencias no respeta
la
divisin positivista en ciencias duras y blandas, o la ms
moderada, que las
clasifica en maduras e inmaduras. Como R. Hoffman (1985) ha
testimoniado,
numerosos autores han estudiado su presencia y funcin en la
fsica de
partculas y en la mecnica clsica (M. Hesse, 1966, D. Gentner,
1982), la
teora de la electricidad (D. Gentner y D.R. Gentner, 1983), la
psicologa
cognitiva, las ciencias sociales, la biologa, la computologa, la
matemtica e
incluso la propia filosofa de la ciencia5. La impregnacin
metafrica del
discurso cientfico es tal que atae igualmente al que versa sobre
la propia
metfora: muchas teoras del significado y del significado
metafrico son ellas
mismas metafricas, lo que no es sino una concrecin del carcter
reflexivo
que hemos destacado en los fenmenos metafricos. Esto se hace
patente
tambin en la naturaleza metafrica de los conceptos
metalingsticos
(Vanparys, 1995) Adems, la metfora puede presentarse en
diferentes formas
o mbitos de la actividad cientfica. El mencionado R. Hoffman
(1985) ha
distinguido las siguientes:
1) como metforas-raz bsicas o temas metafricos. Su caracterstica
ms
sobresaliente es que tienen la virtud de estructurar mbitos
completos de
nuestro conocimiento sobre la realidad o, desde el punto de
vista lingstico,
organizar campos lxicos completos. Se puede considerar la
filosofa
mecanicista como un ejemplo de teora sumamente general que se
basa en
una metfora radical de este tipo: el mundo concebido como un
inmenso
mecanismo. Tambin es interesante observar que estas
metforas-raz
pueden tener relaciones de simetra al cabo del tiempo con otras
metforas-
5 Una buena idea de la heterogeneidad de la presencia de lo
metafrico en la ciencia lo da la
coleccin de trabajos reunidos por W.H. Newton-Smith y K. Wilkes,
eds.(1988)
-
raz: as, por ejemplo, el mundo social puede ser conceptualizado
primero en
trminos biolgicos, pero al cabo del tiempo el organismo humano
lo puede
ser en trminos sociales (v. S. Maasen y otros, eds., 1995).
2) Hiptesis cientficas que tienen carcter metafrico. Se trata de
hiptesis
que, sobre un mbito desconocido o inaccesible, proyectan una
estructura, una relacin o una funcin ya conocida o
accesible,
perteneciente al conocimiento comn o a otras disciplinas del
conocimiento cientfico. La psicologa, y las ciencias cognitivas
en
general, proporcionan muchos ejemplos de esta segunda clase
de
metforas (R.J. Sternberg, 1990). Pero tambin se pueden
encontrar
muchos ejemplos histricos de esta clase. As, los alquimistas
entendieron los procesos qumicos de licuefaccin, oxidacin, etc.
en
trminos biolgicos, en trminos de los procesos que modifican
las
sustancias vivas, como la descomposicin o la putrefaccin y,
sobre la
base de tal hiptesis metafrica desarrollaron su prctica
cientfica (R.
Cavendish, 1967).
De igual modo que en el caso de las metforas-raz, determinadas
hiptesis
metafricas pueden interrelacionarse entre s. Si, en un
principio, el ordenador
fue concebido como una especie de cerebro, a la inversa, el
cerebro puede
conceptualizarse como un ordenador, como un dispositivo de
almacenamiento y
procesamiento de informacin (v. D. West y L.E. Travis, 1991)
Las dos clases anteriores pueden considerarse metforas autnomas,
en
el sentido de no estar ligadas necesariamente a representaciones
mentales o
no mentales especficas. Sobre ellas centraremos la cuestin del
realismo,
puesto que su concrecin lingstica no est mediada por la
existencia de esas
representaciones.
No obstante, existen metforas especficamente ligadas a
representaciones.
El citado R. Hoffman menciona las siguientes: 1) Imgenes basadas
en
metforas, que pueden llegar a mediar en la percepcin y a
determinar la
naturaleza de los modelos mentales (P.N. Johnson-Laird, 1983)
elaborados.
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`Ver el tiempo como un fluido o el universo como un plano
curvado seran
ejemplos de este tipo de imgenes. Pero tambin algo mucho ms
concreto
cuando, por ejemplo, consideramos la electricidad como un fluido
y
hablamos del `chorro de electrones o de la `corriente elctrica.
Estas
imgenes metafricas hacen comprensible el fenmeno de la
electricidad no
solamente en cuanto legos, sino tambin en cuanto expertos.
Aunque los
tericos de la electricidad comprendieron enseguida que la
electricidad no se
atiene a las leyes hidrodinmicas, esto es, que no se comporta
estrictamente
como un fluido, siguieron utilizando la metfora en forma
generalizada -hasta el
punto de hipotetizar `ondas elctricas-. Tal utilizacin pas a
formar parte del
conocimiento comn, a travs de procesos de vulgarizacin y
divulgacin
cientfica, de tal modo que hoy da sera muy difcil entender el
fenmeno en
otros trminos. Este proceso, que parece a primera vista un
proceso puramente
social, es decir, un proceso de difusin del conocimiento y
consiguiente
modificacin del lenguaje cotidiano, tiene mucha ms enjundia de
lo que a
primera vista parece. Como se ver, no es sino el `reflejo, a
nivel social, de
procesos cognitivos bsicos de constitucin del conocimiento
abstracto (v. infra
cap. 7)
2) Modelos sustantivos basados en metforas. En este caso, no se
trata
de representaciones mentales, sino de modelos materiales que
el
cientfico puede construir para representar(se) un fenmenos o
conjunto
de fenmenos. Lo til de estos modelos es que permiten
visualizar
estructuras causales o funcionales, que se suponen comunes al
modelo y
a lo modelado.
3) Modelos matemticos abstractos basados en metforas. Con
respecto
a los modelos anteriores, lo que cambia es la forma de
descripcin del
modelo: mientras que 2) implica la construccin de una
representacin
material, los modelos matemticos slo entraan la formulacin
de
ecuaciones matemticas, que figuran las relaciones causales o
funcionales pertinentes, aunque puedan ayudarse de
representaciones
grficas, como diagramas, etc.
-
Lo comn a estas ltimas clases, es que se trata de
representaciones,
mentales o no, basadas en metforas. Esta es una observacin
importante para
advertir las diferencias que separan a las nociones de modelo y
metfora. No
todos los modelos son metafricos, ni se pueden realizar modelos
de cualquier
metfora. Las representaciones a escala por todos conocidas no
son modelos
metafricos, sino modelos que pretenden representar literalmente
la realidad
con la que se relacionan. Si se diferencia entre modelos que
entraan
representaciones fsicas y representaciones abstractas, como hace
R. Harr
(1988) al distinguir entre modelos icnicos y modelos formales,
lo que hay que
retener es el hecho de que ambas clases de modelos pueden estar
basados en
metforas, pero no lo estn necesariamente. Todo modelo, por el
hecho de serlo,
est en una determinada relacin con aquello que modela. Esa
relacin ha tratado
de precisarse (M. Hesse, 1966, D. Gentner, 1983, R. Harr, 1988)
en trminos de
proyeccin: en principio se puede definir una funcin que, a
partir de los
elementos y relaciones relevantes del modelo, nos lleve a los
elementos y
relaciones relevantes de lo modelado. Pero lo problemtico en
todos estos
intentos es la determinacin de lo que es relevante y lo que no
lo es, lo que, en
terminologa de R. Harr (1988) est dentro de las analogas
positiva, negativa y
neutra. En el caso de los modelos no metafricos puede
considerarse que tal
determinacin es sencilla: existe un parecido fsico (en el caso
de los modelos
icnicos) y formal (en el caso de los modelos formales) entre el
modelo y lo
modelado. Dicho de otro modo, al pretender representar
literalmente la realidad,
lo nico que tenemos que hacer es, por una parte, acudir a la
realidad modelada
y, por otra, a la intencin del constructor del modelo.
Consideremos, por ejemplo,
un caso de modelo icnico, el de la molcula de ADN: en ese
modelo, la
estructura de doble espiral, con sus tomos de oxgeno, carbono,
fsforo, etc. y
sus enlaces de hidrgeno representa literalmente (o as lo
pretende) la realidad tal
cual es. Aunque ese modelo les fuera sugerido a J. Watson y F.
Crick por la
imagen metafrica de una escalera de caracol, el modelo mismo
pretenda
representar directamente la estructura qumica de la molcula, que
efectivamente
result tener la apariencia de una escalera de caracol.
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Todo modelo es abstracto. Esto quiere decir que todo modelo
suprime o ignora
elementos y relaciones presentes en aquello que modela. Pero esa
abstraccin
(supresin) no es aleatoria o arbitraria: existen ciertas
propiedades que es preciso
que el modelo preserve. As, el conjunto de los elementos y
relaciones
preservados en el modelo tienen la cualidad de conservar lo
considerado como
relevante por el constructor del modelo (si es un buen modelo).
No existen
modelos puros de la realidad, del mismo modo que no existen
mapas de escala
1:1. Un modelo es un instrumento empleado por el cientfico con
un propsito:
visualizar aspectos interesantes de una realidad, acceder
conjeturalmente a la
representacin de una realidad desconocida, simular las
relaciones causales entre
componentes del modelo, representar su funcionamiento, etc.
Pero, del mismo
modo que cualquier smbolo no es la realidad que representa, y
por ello mismo
es un smbolo, un modelo no es lo modelado. Su naturaleza
metafrica no hay
que buscarla pues en su carcter simblico, sino en la relacin
que, como tal
smbolo, tiene con lo simbolizado. Lo que distingue a un modelo
metafrico es
que est en una relacin especfica con la realidad modelada, que
no es la
relacin abstracta comn a cualquier modelo. Esa es la razn de
que, en el caso
de los modelos metafricos, la proyeccin que une al modelo y a lo
modelado sea
ms compleja de determinar que en el caso de los modelos no
metafricos.
Consideremos, por ejemplo, el modelo de E. Rutherford sobre el
tomo de
hidrgeno. E. Rutherford imagin que el sistema solar podra servir
de modelo
para explicar el funcionamiento del tomo de hidrgeno.
Evidentemente,
seleccion algunos aspectos del sistema solar y suprimi otros.
Por ejemplo,
ignor las caractersticas o propiedades de los objetos
componentes del sistema
solar. Ignor por ejemplo que el sol tiene una determinada
temperatura y que
aparece como un cuerpo brillante en el cielo. Ignor tambin que
el sol tiene una
masa de 1030 Kg., pero no el hecho de que tiene una masa. Porque
este hecho
era relevante para explicar la estructura del tomo de hidrgeno.
En resumen, E.
Rutherford ignor todos aquellos hechos que no eran directamente
proyectables
sobre el tomo de hidrgeno y conserv los que consider relevantes:
en primer
lugar, con la disposicin de los componentes, unos planetas
girando alrededor
de una estrella en rbitas, en el caso del sistema solar, y unos
electrones girando
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alrededor de un ncleo, en el caso del tomo de hidrgeno. Y lo ms
importante,
retuvo la estructura relacional que ligaba a unos y otros
componentes: el
hecho de que el sol atrae a los planetas como el ncleo a los
electrones y que esa
atraccin es proporcional a la masa del sol y del ncleo. Lo
proyectado pues no
eran tanto las propiedades de los objetos componentes como las
relaciones que
los unan, pero no cualesquiera relaciones, como las existentes
entre la
temperatura del sol, la distancia a los planetas y la
temperatura de stos, sino
solamente las consideradas como relevantes.
6.2. Referencia y metforas cientficas
Tanto en los enunciados cientficos metafricos como en los
modelos
metafricos, se plantea el problema de la referencia de sus
trminos o
componentes. Cmo refieren, y a qu, las expresiones empleadas en
una
metfora cientfica? Cambian de sentido las metforas cientficas?
Cambian
de referencia? En suma, cul es la relacin de los enunciados o
modelos
metafricos con la realidad?
Como se sabe, existen al menos dos tendencias fundamentales en
la teora de
la referencia. Para una, la referencia de un trmino (incluidos
los tericos propios
de una ciencia) est indisociablemente ligada al sentido de ese
trmino,
especificado en la forma pertinente, de tal modo que es ste
quien determina la
referencia. Esta es la teora tradicional u ortodoxa de la
referencia de las
expresiones denotativas. Por el contrario, otros tericos, como
S. Kripke (1972) o
H. Putnam (1975), sostienen que la referencia es independiente
del sentido, de
forma que no est determinada por la manera en que se especifique
ste, ya sea
por descripciones (aisladas o constituyendo sistemas, racimos),
por rasgos
semnticos o por caractersticas prototpicas de la referencia. La
relacin que
estos tericos postulan entre una expresin denotativa y su
referente es una
relacin rgida, no sometida a la variabilidad o evolucin histrica
de nuestro
conocimiento sobre la realidad y, por tanto, sin depender de las
descripciones que
podamos construir de ella. Por otro lado, como hemos visto,
existen diversas
-
tesis sobre la referencia de los trminos metafricos, desde la
que no les asignan
otro sentido - y referencia - que el literal a las que mantienen
que su referencia es
una extensin de la referencia literal.
En cualquier caso, parece evidente que todas las teoras que
mantienen
que las metforas tienen un contenido cognitivo han de mantener
tambin, de
una u otra forma, que los trminos metafricos refieren y que los
enunciados
metafricos tienen algn tipo de relacin con la verdad. En ese
sentido, las teoras
cognitivas de la metfora no pueden ser ontolgicamente neutrales:
han de
decantarse por una forma u otra de ontologa, esto es, exigen que
haya ciertas
entidades -o ciertas formas de acceso a esas entidades- a las
que respondan las
expresiones metafricas.
En forma muy sinttica, el dilema filosfico bsico respecto a la
metfora
se puede formular as: si las metforas tienen contenido
cognitivo, lo tienen 1)
porque construyen, reorganizan, determinan una misma realidad, o
bien 2)
porque descubren, revelan o desvelan nuevos elementos o
relaciones
previamente existentes en la realidad. La oposicin implcita en
este
planteamiento es la que se da entre lo que generalmente se
rotula como
constructivismo (en sus diferentes variedades, instrumentalismo,
idealismo, etc.) y
realismo. Este dilema se plantea especialmente en los casos en
que las metforas
no ejercen la funcin de estructurar de forma heterognea un mismo
campo de
experiencia, sino cuando se trata de dotar de estructura a un
campo nuevo para
el conocimiento, esto es, cuando las metforas son
primordialmente creativas.
En la teora interaccionista clsica de M. Black, que era una
teora cognitiva
de la metfora (v. supra 2.3), esta funcin creafora de la metfora
se explicaba
del siguiente modo: las metforas creativas tienen contenido
cognitivo porque
constituyen nuevas perspectivas desde las que contemplar el
mundo. En la teora
interaccionista de M. Black las metforas constituyen un filtro
que siempre oculta
algunos aspectos de la realidad y destaca otros. Ahora bien, si
esto es as, en
qu consiste el contenido cognitivo de la perspectiva metafrica?
Para la posicin
epistemolgica y ontolgica de Black, consiste en que la
perspectiva no es sino la
realidad misma, o la realidad cognoscible. Dicho de otro modo,
en el mbito del
conocimiento no existen sino perspectivas: el mundo es
necesariamente un
-
mundo bajo una cierta descripcin - o un mundo visto desde una
cierta
perspectiva. Algunas metforas pueden crear esas perspectivas (M.
Black, 1977
[1979]), pg. 39-40). El contenido cognitivo de la metfora
consiste pues en la
constitucin de una perspectiva diferente de otras: en ese
sentido, a las
perspectivas no les es aplicable literalmente la propiedad de
verdad; no existen
estrictamente perspectivas verdaderas o falsas, sino que tienen
otros valores
epistmicos. En este contexto, M. Black compar las metforas con
los modelos -
entindase, modelos de todo tipo, como los mapas, los planos,
las
reproducciones a escala, etc.). De los modelos tampoco se puede
decir
estrictamente que sean verdaderos o falsos, sino, en todo caso,
que son ms o
menos apropiados, o correctos, o detallados o fieles, etc. Como
hemos dicho, en
los modelos as concebidos, la propiedad epistmica ms destacable
es la
relevancia, puesto que los modelos son objetos intencionales.
Esto quiere decir
que los modelos se construyen con un determinado propsito, con
un
determinado objetivo, con una voluntad concreta. As, si dibujo
un plano del
accidente que he sufrido en mi coche, tratar de representar la
situacin en los
aspectos que interesan, esto es, no me detendr en la
representacin del rbol
que estaba a la izquierda si no ha jugado ningn papel en el
desarrollo de los
acontecimientos. No representar sino aquellos aspectos que yo
creo relevantes:
la direccin de los vehculos, los elementos contextuales
influyentes, como
semforos, seales en el piso o verticales, etc. As pues, el
modelo no es
verdadero ni falso, o por lo menos no lo es en trminos
absolutos, sino con
relacin a mis intenciones y al marco convencional en que stas se
forman y
satisfacen. Ser por tanto juzgado como fiel, si soy lo
suficientemente hbil como
para representar lo que quiero; apropiado, si represento los
factores que permiten
esclarecer lo que pas; correcto, si represento esos factores en
la medida en que
intervinieron en los hechos; completo, si doy cabida en el
modelo a todos los
aspectos relevantes, etc. Esta falta de aplicabilidad directa
del valor epistmico
por excelencia, la verdad, ha permitido comparar a las metforas
con
determinados actos de habla. Por ejemplo, con las propuestas.
Cuando se
propone algo a alguien, no se est diciendo nada verdadero ni
falso, sino algo que
cabe aceptar o rechazar en trminos de los propios deseos o
intenciones. Del
-
mismo modo han razonado los que han seguido esta lnea de
argumentacin (I.
Loewenberg, 1975): las metforas pueden ser aceptadas o
rechazadas, pero no
cabe decir que sean verdaderas o falsas, sino que se
corresponden ms o menos
fielmente a las intenciones y deseos de aquellos que las
proponen. Por eso, se
puede considerar que esta concepcin de las metforas es en un
cierto sentido
instrumentista: las metforas son herramientas que cumplen, mejor
o peor, las
funciones para las cuales han sido diseadas.
Ciertamente, esta concepcin de las metforas no satisface a
quienes
tienen una posicin realista en filosofa de la ciencia o en teora
del conocimiento
en general. Por ejemplo, C. Hausman (1989) avanz lo que son las
objeciones
habituales de los epistemlogos realistas al perspectivismo o
instrumentismo de
M. Black: Black dice que las metforas pueden crear, si
consideramos que lo que
crean son perspectivas. Pero, cul es el objeto de una
perspectiva? a dnde
est orientada una perspectiva? A un mundo. Pero si slo hay un
mundo bajo
una cierta descripcin o perspectiva, lo que las metforas crean
son perspectivas
sobre ms perspectivas6. La objecin fundamental se dirige pues a
una presunta
regresin al infinito: si las perspectivas tienen contenido, esto
es, son perspectivas
de algo; entonces, o bien ese algo es la realidad misma o es
otra perspectiva.
Como el antirrealista niega que exista algo as como la realidad
misma, entonces
ha de admitir que las perspectivas slo tienen como objeto otras
perspectivas y
stas, a su vez, otras, en una progresin indefinida.
Por otro lado, argumenta el realista, es posible que las
metforas no sean
ni verdaderas ni falsas, pero, si se admite que son susceptibles
de valores
epistmicos (como la propiedad, la correccin o la fidelidad),
entonces es preciso
que tengan una fundamentacin. Si de un modelo decimos que es
fiel, lo decimos
porque existe algo respecto a lo cual ese modelo es fiel, es
decir, algo con lo que
comparar el modelo, algo que no es el modelo, algo a lo cual el
modelo refiere.
En sus trminos ms generales, las disputas entre las posiciones
realistas y
no realistas se pueden plantear en trminos de la nocin de
referencia. Dicho de
otro modo, las posiciones realistas y no realistas implican
teoras diferentes acerca
6 C. Hausman, op. cit. pg. 84
-
de lo que es referir: si una clase u otra de teora resulta
incorrecta -refutada por
fenmenos lingsticos, entonces tambin quedara descalificada la
respectiva
posicin ontolgica. De ah la importancia de la consideracin de la
metfora
desde una perspectiva realista: porque permite mantener, al
mismo tiempo, una
teora cognitiva de la metfora y una concepcin realista del
conocimiento.
R. Boyd (1993, versin revisada de 1979) abord este problema de
la
referencia en el contexto del anlisis del cambio cientfico y de
la constitucin de
nuevas teoras. En concreto, R. Boyd se plante el caso de las
metforas que
surgen precisamente para definir una nueva teora o un nuevo
campo de
investigacin, esto es, el caso de las metforas que caen bajo el
rtulo tradicional
de catacresis, cuando la metfora surge para llenar un vaco lxico
o conceptual.
Como han sealado J. Martin y R. Harr (1982, pg. 96), las
ciencias tericas
sufren crisis de vocabulario en su empresa de descubrir y
explicar realidades o
fenmenos que estn ms all de la experiencia corriente, incluso de
aquellos que
estn ms all de cualquier experiencia posible. Al ser esto as, se
plantea el
problema de las condiciones en que es legtimo introducir un
nuevo trmino y, lo
que es ms importante, las condiciones que debe respetar tal
introduccin para
que sea inteligible para una comunidad de conocimiento, esto es,
para que pueda
constituir un acto de referencia mediante el cual la comunidad
identifique
regularmente un determinado fenmeno o realidad. Las reflexiones
de R. Boyd
sobre la funcin de la metfora en la ciencia hay que enmarcarlas
en su idea
general acerca del lenguaje en la ciencia. Para l, la ciencia
consiste
fundamentalmente en el esfuerzo de acomodacin o ajuste entre el
lenguaje y la
realidad; las leyes cientficas, consideradas desde el punto de
vista lingstico, no
son sino un intento de reflejar la estructura causal del mundo,
del mismo modo
que la categorizacin no es sino el intento de cortar el mundo
por sus dobleces
(joints). Segn R. Boyd, la teora causal de la referencia (S.
Kripke, 1972; H.
Putnam, 1975) proporciona una explicacin de cmo los trminos de
clase natural
refieren a la estructura esencial (no nominal) de esas clases,
de cmo el trmino
`agua, por ejemplo, refiere de una forma fija, no contextual, a
la sustancia
definida como H2O. Y lo que pretendi dicho autor fue
complementar esa teora
-
de la referencia mediante la inclusin de la metfora como un modo
no
definicional de fijacin de la referencia que se adecua
especialmente bien a la
introduccin de trminos que se refieren a clases cuyas esencias
reales consisten
en propiedades relacionales complejas, ms que a propiedades
internas
constituyentes7. Veamos qu quiere decir esto. De acuerdo con la
teora causal
de la referencia, la fijacin de la referencia de un trmino de
clase natural - como
`agua- o de un nombre propio - como `Scrates- implica un
procedimiento
ostensivo, esto es, un sealamiento, una designacin en las
circunstancias
contextuales adecuadas, de una sustancia o de un individuo.
Dicho de otro modo,
la ostensin es el medio epistmico utilizado para acceder a la
referencia del
trmino en cuestin. Adems ese acto de ostensin constituye el
eslabn inicial de
una cadena causal que preserva la conexin referencial entre el
trmino `agua y
la sustancia H2O, lo que los tericos de esta clase denominan
como `acto
bautismal.
Lo que R. Boyd dese mantener es que la metfora constituye tambin
un
medio epistmico de acceso a una referencia, esto es, un medio
que posibilita que
una comunidad de conocimiento (una comunidad de miembros que
comparten
conocimientos relevantes) se refiera de una forma regular y
coordinada a un
determinado fenmeno o sustancia. En el caso de las sustancias o
clases
naturales, se supone que su esencia est constituida por su
composicin y
estructura interna. As, la esencia de la sustancia agua consiste
en estar
compuesta por hidrgeno y oxgeno combinado en la forma que
especifica la
expresin H2O. La representacin de este concepto consiste pues en
la suma de
las condiciones necesarias y suficientes que rigen la aplicacin
del concepto: la
ciencia especifica esas condiciones necesarias y
suficientes.
Pero no todos los conceptos cientficos son de esta clase, de los
que
definen clases naturales. Segn R. Boyd, la insistencia de los
filsofos de la
ciencia en el anlisis de estos conceptos ha conducido a una
falsa idea de lo que
es la ciencia, de su tarea de acomodacin a la realidad y de la
funcin de la
metfora en ese empeo. Entre los conceptos cientficos destacan
los que R. Boyd
7 R. Boyd, op. cit. pg. 483.
-
denomina `clases de propiedades arracimadas homeostticas
(homeostatic
property cluster kinds) cuya esencia real, para decirlo en
trminos tradicionales,
no se puede representar como un conjunto de condiciones (o
propiedades)
necesarias y suficientes. Segn R. Boyd, lo caracterstico de
tales conceptos es
que su estructura interna est causalmente (homeostticamente)
conformada. Es
decir que, a diferencia de los trminos de clase natural en que
las propiedades
constituyentes estn conceptualmente relacionadas, en estos
conceptos las
propiedades aparecen en racimo en virtud de una estructura
causal, que hace que
co-ocurran en una peculiar configuracin (ejemplo, `soltero vs.
`mantado).
Una segunda diferencia entre uno y otro tipo de conceptos
(naturales y
homeostticamente arracimados para abreviar), es que estos ltimos
no expresan
condiciones necesarias y suficientes para la aplicacin del
concepto, esto es, que
son `imprecisos por naturaleza. Dado un determinado fenmeno que
exhiba la
estructura relacional caracterstica, no siempre ser cierto que
el fenmeno sea
adscribible al concepto en cuestin.
Finalmente, otra diferencia importante entre una y otra clase de
conceptos
reside en la forma de individuacin. Mientras que en el caso de
los conceptos
naturales se da una individuacin extensional - a cada concepto
le corresponde
una, y slo una, extensin - en los conceptos arracimados la
extensin del
concepto puede ser cambiante, porque son sensibles a la dimensin
temporal.
An siendo una extensin fija desde el punto de vista numrico, tal
extensin
puede cubrir diferentes conceptos arracimados.
Las diferencias entre ambos tipos de conceptos se traducen
tambin en
diferencias en los procedimientos para fijar su referencia. Ya
hemos dicho que R.
Boyd consideraba bsicamente correcta la teora causal de la
referencia (H.
Putnam, 1975) para los conceptos naturales: la referencia se
fija en un acto
(idealizado) de ostensin que tiene efectos causales sobre las
futuras aplicaciones
del concepto. Pero la fijacin de la referencia de los conceptos
arracimados es una
prctica mucho ms compleja que la de la ostensin. Y ah es donde
entra la
metfora. Segn R. Boyd, la funcin de las metforas tericamente
constitutivas
es precisamente la de fijar la referencia de una forma no
definitoria, esto es, en
-
las ocasiones en que la estructura interna de la sustancia o el
fenmeno en
cuestin es desconocida.
El ejemplo favorito de R. Boyd para ilustrar su tesis es el de
la psicologa
cognitiva. La razn es que en psicologa los conceptos tericos
tpicos son de
naturaleza relacional, puesto que su identificacin siempre
apela, no a su
constitucin neurolgica interna, sino a su relacin con otros
estados o procesos
psicolgicos. La metfora constitutiva de la psicologa cognitiva
es la mente es un
computador, precisamente porque los estados y procesos de un
ordenador
tambin son funcionales, no dependen de la naturaleza de sus
componentes
internos, sino de las relaciones con otros componentes. Pues
bien, cuando se
emplea la metfora la mente es un ordenador, los trminos
metafricos
empleados, por ejemplo cuando se dice que la mente tiene un
lenguaje, fijan la
referencia de una realidad mental, que an es desconocida para el
investigador.
En realidad, la introduccin de la metfora constituye una forma
de hipotetizar la
estructura y la naturaleza de la realidad metaforizada: el
propsito de la
introduccin de esa terminologa es el de iniciar la investigacin
del asunto
primario a la luz de una conjetura ilustrada sobre sus
propiedades8 Si la
aplicacin de la metfora no lleva muy lejos, porque choca con la
propia
estructura de la realidad metaforizada, entonces la metfora
pierde valor y acaba
por extinguirse. En ese sentido, la metfora no puede imponerse a
la realidad
metaforizada: el lenguaje cientfico tiene que plegarse a la
realidad representada
y no a la inversa. Las metforas cientficas, como en general
todos los conceptos,
se adecuan en mayor o menos medida a la estructura de la
realidad, a sus
`pliegues, y no se pueden aplicar librrimamente a la realidad
que representan.
Las metforas cientficas desempean pues el importante papel
de
inaugurar tanto un nuevo campo de investigacin como de
constituir en s mismas
un programa de investigacin. La metfora la mente es un
computador entraa
por tanto la definicin de un conjunto de problemas y de posibles
soluciones;
impulsa a investigar la extensin de la metfora, esto es, el
conjunto de
similaridades y analogas que se dan entre la mente y un
computador. Puede que
8 R. Boyd, op. cit. pg. 494.
-
la metfora siga sirviendo en un buen trecho de la historia de
una disciplina y
puede que, a la postre, acabe por ser sustituida por una metfora
ms frtil, ms
extensa. Pero, cuando se introduce por vez primera, la metfora
tiene un carcter
tpicamente abierto; el investigador desconoce hasta qu punto la
metfora le
ayudar en la investigacin del nuevo campo. Por eso explorar sus
implicaciones
hasta dibujar su fisonoma conceptual completa, comprobando en qu
medida esa
fisonoma encaja en los fenmenos que (se) quiere representar.
Adems de constituir formulaciones sintticas de programas de
investigacin, las metforas cientficas tienen la importante
funcin de permitir
expresar actos de referencia a entidades cuya naturaleza es an
desconocida. As,
posibilitan la introduccin de un vocabulario terico necesario
para expresar las
afirmaciones ms inmediatas o toscas de la teora en cuestin. Con
el progreso de
la investigacin esos actos de referencia se pueden refinar,
distinguiendo entre
diferentes especies de fenmenos a los que en un principio la
teora se refera con
una nica denominacin metafrica. El ejemplo que R. Boyd utiliz
(op. cit. pg.
495) en el campo de teora de la mente es el del concepto de
conciencia. En
trminos de la metfora la mente es un computador, la conciencia
est
conceptualizada como una forma de retroalimentacin (feedback).
As, la
conciencia viene a explicarse porque el proceso de la informacin
contiene un
bucle (loop) que introduce en el organismo procesador la
informacin de que est
procesando. Segn R. Boyd, este ejemplo pone de relieve la forma
en la que
funcionan las metforas constitutivas de teoras: 1) no es preciso
que el dominio
fuente de la metfora est perfectamente claro (por ejemplo, que
no est claro lo
que literalmente significa retroalimentacin) y 2) no se excluye
que la metfora
sea susceptible de precisin o concrecin a medida que avance la
investigacin
(por ejemplo, distinguiendo entre diferentes clases de
retroalimentacin).
Este funcionamiento tpico de las metforas cientficas no es, sin
embargo,
peculiar de ellas, una caracterstica que las distinga de otras
utilizaciones de
trminos tericos. Al fin y al cabo, ste es el proceso que se
sigue generalmente
cuando se introduce por vez primera vocabulario tcnico o un
nombre comn. Por
ejemplo, es de suponer que, en un principio, el trmino `pez se
aplic a todo
tipos de animales marinos y slo ms tarde, con el progreso de la
zoologa, se
-
descubrieron las condiciones necesarias y suficientes para la
aplicacin del
trmino. Tales condiciones no constituyeron pues una precondicin
del uso del
trmino, sino ms bien el punto final de un trabajoso proceso de
investigacin. La
introduccin de `pez se puede imaginar entonces, como sucede en
el
vocabulario metafrico, como una especie de hiptesis implcita,
que inaugura, y
no clausura, una investigacin acerca de los seres marinos y sus
propiedades. Lo
importante que hay que destacar es que el uso del trmino no
exige que se
conozca perfectamente la realidad a que se est aludiendo (su
definicin). Dicho
de otro modo, se puede utilizar un trmino para referirse uno a
algo de cuya
definicin carece (y se carece), se puede efectuar una referencia
imprecisa.
La imagen tradicional de la ciencia entraa no solamente una
cierta idea de
la funcin de la precisin en la ciencia, sino tambin una cierta
concepcin de la
referencia al mundo mediante el lenguaje. Esta imagen
tradicional, heredera del
empirismo filosfico, sostiene la idea de que el lenguaje
cientfico es
paradigmticamente preciso o que, si no lo es, debe serlo, puesto
que la precisin
siempre es un objetivo alcanzable para el conocimiento. Adems,
la referencia se
produce entre trminos lingsticos precisamente definidos y
realidades
unvocamente determinadas: en el caso de los trminos cientficos
tericos en la
medida en que los trminos estn definidos mediante un conjunto de
rasgos que
representan unvocamente la propiedades esenciales de la clase
referida. Cuando
no se dan tales rigurosas condiciones, se considera que los
trminos tericos no
son referenciales, sino que su funcin semntica es heurstica o
estipulativa.
Como tales condiciones para la referencia no se cumplen sino en
muy contadas
ocasiones, sucede que la filosofa empirista de la ciencia suele
desembocar en
posiciones instrumentalistas o convencionalistas que soslayan el
carcter
referencial de los trminos tericos.
En resumen, lo que la metfora viene a poner de manifiesto es de
mucha
mayor trascendencia que la simple refutacin de la teora
empirista y positivista
de la ciencia, puesto que se dirige ms bien a los mecanismos
centrales de
utilizacin del lenguaje y sus capacidades cognitivas
subyacentes. Lo que la
metfora pone de relieve es que nuestras formas de conocer, y la
ciencia en
particular, son menos ideales, por decirlo as, de lo que la
teora ortodoxa de la
-
ciencia ha querido hacernos creer. Que en nuestro conocimiento,
en nuestra
ciencia, siempre habr un elemento aventurado, que siempre, en
ltima instancia,
constituir una exploracin a tientas de lo desconocido,
exploracin en que no nos
encontraremos absolutamente desvalidos, sino ayudados nicamente,
pero no es
poco, por la capacidad inventiva, potica, de nuestras
metforas.
6.3. Metforas y cambio tecnolgico
En este apartado presentaremos un ejemplo acerca de cmo
ciertas
metforas contribuyen a la conceptualizacin de la tecnologa misma
y orientan
la poltica tecnolgica, en particular modelan la forma en que se
conciben los
cambios tecnolgicos y, en consecuencia, ayudan a formular o
planificar la
poltica tecnolgica.
Utilizar un ejemplo clsico, pero particularmente importante,
como es el
de la poltica tecnolgica de los Estados Unidos, tal como es
concebida por la
Administracin Clinton. El anlisis de este ejemplo permitir
advertir que las
metforas utilizadas en la formulacin de esa poltica tecnolgica
contribuyen
de una forma esencial al diseo del futuro tecnolgico de los
Estados Unidos y,
por supuesto, de todo el mundo occidental.
La motivacin ltima de la presentacin de estos ejemplos es, como
se
puede suponer, la de extraer consecuencias de la aplicacin de la
teora
contempornea de la metfora; mostrar en definitiva que, como han
mantenido
en muchas ocasiones sus representantes ms conspicuos, las
metforas son
constitutivas de la formulacin de polticas sociales y
tecnolgicas; y sugerir que
el conocimiento de la teora contempornea de la metfora puede
constituir un
instrumento crtico valioso a la hora de evaluar esas
polticas.
6.3.1. El cambio tecnolgico en la autopista de la informacin
Como se sabe, ha sido el Vicepresidente Al Gore el que ha
contribuido de
una forma directa a formular la poltica tecnolgica de los
Estados Unidos para
-
el final de siglo en un conjunto de intervenciones que han
circulado
profusamente a travs de INTERNET e incluso se han publicado en
forma de
libro. El leit-motiv o el hilo conductor de sus razonamientos
acerca de la
evolucin de la tecnologa es una analoga: del mismo modo que el
gran
crecimiento econmico de los Estados Unidos en los aos 50 y 60
fue
propiciado por la poltica federal de comunicaciones terrestres,
un similar
crecimiento se producira si la administracin central propulsara,
a travs de su
poltica tecnolgica, la construccin de un sistema de
comunicaciones
telemticas. Podemos decir entonces que su razonamiento se basa
en una
proyeccin metafrica, entre un dominio fuente, que es el del
sistema de
autopistas interestatales en los Estados Unidos, y un dominio
blanco o
diana, que es el sistema de comunicaciones telemticas. Y, como
hemos visto,
tal proyeccin no slo est funcionalmente motivada por la
necesidad de captar
la naturaleza de un fenmeno nuevo, como es la diseminacin de
la
informacin por medios electrnicos, sino tambin porque resulta
imperativo
razonar acerca de ese nuevo mbito. Esto es, la proyeccin
metafrica no slo
permite dotar de estructura al nuevo campo, sino tambin
establecer un
conjunto de inferencias, que van a ayudar en definitiva a disear
el futuro
tecnolgico de nuestra sociedad.
Una metfora central en las actuales tecnologas de la informacin
es,
como se sabe, la de que INTERNET ES UNA AUTOPISTA. Resultara un
poco
absurdo acumular ejemplos de esta metfora, puesto que ya est tan
asumida
por nuestro conocimiento convencional que es ubicua no slo en
las
publicaciones especializadas, sino tambin en los medios masivos
de
comunicacin. Esta metfora de tan enorme xito incide a su vez en
la
generacin de dos sub-metforas que conceptualizan tanto la
dinmica de la
informacin -esto es, cmo se mueve la informacin- como hacia dnde
se
dirige, esto es, cul ser el panorama futuro de esas tecnologas
de la
informacin. Esta subcategorizacin metafrica es un caso de
dualidad que es
sumamente comn, en particular cuando se conceptualizan unas
dimensiones
en otras, como las temporales en espaciales.
-
La primera submetfora es efectivamente espacial. La metfora
del
CIBERESPACIO, como ha sido denominada (T. Rohrer, 1995), concibe
la
informacin como un objeto que est en un determinado lugar en
un
determinado espacio, al cual se accede. As, es posible visitar
ciertos lugares
(sites) , que no son lugares fsicos, sino, como se suele decir,
lugares virtuales,
Es posible encontrar esas ubicaciones, as como es posible
perderse,
orientarse, llegar a callejones sin salida, etc. Prcticamente
cualquier
conocimiento que se tenga sobre los caminos y las acciones que
en ellos tienen
sentido es proyectable por la metfora INTERNET ES UNA AUTOPISTA.
Existen
atajos, carriles de aceleracin, cruces, seales de alto, etc. En
la metfora en
cuestin la informacin es algo que se despliega en
dimensiones
prototpicamente espaciales: algunas ubicaciones (sites) estn ms
lejos que
otras, algunas estn mejor comunicadas (son ms accesibles) que
otras.
algunos de estos lugares son privados (tienen un acceso
limitado), etc.
Pero est dimensin predominantemente espacial puede ser objeto
de
una proyeccin metafrica, en virtud de la dualidad a la que nos
hemos
referido, en la dimensin temporal. As, la metfora del
CIBERESPACIO se
convierte en la metfora del CIBERFUTURO. En esta metfora,
algunos de los
parmetros tpicos de la dimensin espacial son convertidos en
parmetros
temporales. As, la lejana de una ubicacin espacial es convertida
en un futuro
alejado del momento actual. Nuestra orientacin corporal primaria
(primaria en
trminos de la experiencia de nuestro cuerpo), con un delante y
un detrs
referidos al alcance de nuestro campo visual, se convierten en
un futuro y un
pasado de nuestros avances tecnolgicos.
La metaforizacin doble, en trminos espaciales y temporales,
de
INTERNET ES UNA AUTOPISTA permite conceptualizar los
inconvenientes u
obstculos que se pueden encontrar en una dimensin, la dimensin
fuente, la
espacial, en los de otra, la temporal. As, las dificultades
tecnolgicas que
ahora se pueden encontrar en INTERNET, como las que surgen, por
ejemplo,
de la propia naturaleza del hardware (ausencia de estndares
internacionales,
de canales suficientes para la gestin de la informacin, etc.)
pueden ser el
origen para la definicin y el tratamiento de futuras
dificultades (la creciente
-
demanda de una regulacin de INTERNET, las regulaciones
nacionales sobre la
transmisin de informacin, etc.).
En la metfora del CIBERESPACIO, la informacin es algo que se
desplaza a lo largo y ancho de un espacio virtual. Quiero decir
que la
dimensiones de ese espacio son las correspondientes al espacio
fsico: como
cibernautas vamos de un sitio a otro a travs de un espacio
imaginario. En
cambio, en la metfora del CIBERFUTURO nos desplazamos hacia
adelante en
el tiempo. Como individuos reales o metafricos (recurdese la
metfora EL
ESTADO ES UN INDIVIDUO), podemos sufrir los avatares tpicos de
ese tipo de
desplazamientos: podemos perdernos, llegar a callejones sin
salida, tener que
escoger entre caminos alternativos, encontrarnos con obstculos
en nuestra
progresin hacia el objetivo, ir ms o menos deprisa en nuestro
camino, etc. En
particular, los impedimentos que podemos encontrar en el camino
hacia el
futuro, como intentos de regular el trfico de la informacin, las
intervenciones
gubernamentales o las limitaciones impuestas por las compaas
productoras de
hardware y software, son conceptualizadas como los obstculos
propios de las
vas espaciales de comunicacin, esto es, como baches, tapones
o
aglomeraciones de trfico, carreteras cortadas o restringidas al
trfico, peajes o
impuestos sobre la circulacin, etc.
No obstante, como ha indicado T. Rohrer (1995) es necesario
advertir lo
que, por otra parte, es parte constitutiva de la teora
contempornea de la
metfora: las proyecciones metafricas no son algoritmos
matemticos. La
proyeccin de un dominio fuente a un dominio diana ni es perfecta
ni completa.
No todo elemento del dominio fuente es automticamente
proyectable en el
dominio diana o, an existiendo la proyeccin, se da una
correspondencia
perfecta entre unos y otros elementos o relaciones. Aunque
podemos hablar
ahora de una polica de trfico espacial, encargada de velar por
la observancia
de las reglas del flujo de la comunicacin viaria, no podemos
proyectar ese
elemento en el flujo de la comunicacin de informacin - y
esperemos que
nunca podamos hacerlo. No obstante, los recientes intentos -
todava en un
nivel ms ideolgico que prctico- de implantar regulaciones
(constricciones,
-
limitaciones e incluso penalizaciones) dentro de INTERNET se
pueden concebir
como el esbozo de una futura creacin de fuerzas del orden
telemtico.
Como se afirma en la teora contempornea de la metfora, una
parte
esencial de las proyecciones tiene que ver con la topologa
cognitiva del
dominio fuente y su preservacin en el dominio diana. Dicha
topologa cognitiva
no tiene que ver con la estructura lgica o proposicional en la
que se puede
representar el conocimiento acerca del dominio fuente, sino ms
bien con la
"estructura de esquema imaginstico" de dicho dominio fuente. Y
esto con lo
que tiene que ver es con la encarnacin del conocimiento
correspondiente,
esto es, con las pautas neurales (visuales o motoras) asociadas
a ese
conocimiento. El trmino `imaginstico no debe llamar a engao: a
la
constitucin de dichas pautas neurales no slo contribuye el
sentido visual, sino
todos los sentidos, aunque seguramente no en la misma medida.
Como ha
observado T. Rohrer (1995), aunque los autopistas de la
informacin no se
puedan literalmente ver, el esquema imaginstico en la base de
nuestro
conocimiento es tan fuerte que prcticamente sin esfuerzo podemos
aplicar esa
imaginera a vas estratosfricas de comunicacin, no tangibles
ni
visualizables.
Resumiendo, podemos representar grficamente la metfora del
CIBERESPACIO del siguiente modo:
-
Dominio fuente Dominio diana
AUTOPISTA INTERNET
autopista, carreteras. `vas de trasmisin de
caminos informacin (cables, bandas, etc)
capacidad de las carreteras capacidad de las `vas
(`anchura' de banda...)
espacio fsico espacio virtual (ciberespacio)
vehculos computadores
velocidad de los vehculos velocidad de procesamiento
mercancas transportadas informacin (textual, grfica,
sonora...)
gasolina electricidad
conductores usuarios, cibernautas
destinos ubicaciones (sites)
viaje sesin
carga y descarga de carga y descarga de archivos
mercancas
-
mercado centro de difusin de informacin
(sitio FTP, BBS...)
obstculos en la calzada dificultades tcnicas
(adaptado de T. Rohrer, 1995)
Como se puede apreciar, no todos los elementos de las
autopistas
o circulacin vial en general, son proyectables o proyectadas en
el concepto de
INTERNET. Por ejemplo, los peajes que se pagan en algunas
autopistas no
tienen un claro correspondiente en la autopista de la
informacin. Se podra
pensar que las contraseas constituyen tales contrapartes, pero
la proyeccin
se resentira: al fin y al cabo la contrasea no constituye un
`costo , como en
el caso de las autopistas, sino que sencillamente permite
acceder a la
informacin. Quizs las ubicaciones que requieren un pago, podran
ser un
equivalente no perfecto, puesto que son voluntarias y en cambio
los pejes son
obligatorios...
En esta metfora, el usuario `viaja de un lugar a otro en un
espacio
imaginario, pero con las mismas dimensiones que el espacio
fsico, o sus
equivalentes. En cambio, en la metfora del CIBERFUTURO el
usuario est
ubicado en la dimensin temporal: camina hacia adelante, dejando
tras de s el
pasado. Hacia donde va el cibernauta es hacia el futuro
tecnolgico, lo cual
requiere variaciones en la proyeccin metafrica:
-
Dominio fuente Dominio diana
AUTOPISTA INTERNET
carretera fsica `vas hacia el futuro
espacio fsico tiempo
destino (utpico?) futuro tecnolgico
viaje desarrollo
vehculos nuevas tecnologas
mercancas individuos, empresas, instituciones
gasolina informacin
conductores expertos, polticos, polticas
obstculos en la calzada impedimentos para el desarrollo
(regulaciones, injerencias
gubernamentales, leyes de
propiedad intelectual....)
(adaptado de T. Rohrer, 1995)
-
Lo importante que hay que advertir en esta proyeccin metafrica
es que
no son tanto los individuos concretos los que se desplazan como
entidades
colectivas, que pueden `llegar o no a futuro tecnolgico, que,
como se suele
decir, `se pueden quedar en el camino.
6.3.2. El diseo de una poltica tecnolgica de la informacin
El discurso de Al Gore, y su razonamiento esencial, estaban
orientado
por estas dos metforas, o por la dualidad de la metfora INTERNET
ES UNA
AUTOPISTA. As, para establecer la premisa de su argumentacin,
afirmaba que
las naciones, a lo largo de la historia, haban competido y
triunfado o fracasado
en esa competicin "dependiendo de la clase de infraestructura de
transporte
que tuvieran". Y atribua el desarrollo de la economa
norteamericana en la
posguerra a un factor de este tipo: "Tras la segunda guerra
mundial, cuando
decenas de millones de familias americanas compraron automviles,
result
que nuestra red de carreteras de dos carriles era completamente
inadecuada.
Construimos un red de autopistas interestatales. Y ello
contribuy
enormemente a nuestro predominio econmico en el mundo."
Seguidamente
Gore introdujo el elemento clave de la proyeccin metafrica
espacial (el
CIBERESPACIO): "Hoy da, el comercio no se desarrolla en las
autopistas de
asfalto, sino en las de la informacin". La primera conclusin,
establecida a
travs de esta metfora, es que "decenas de millones de familias
americanas
usan ahora ordenadores y encuentran que los canales
bidireccionales del
servicio telefnico ya no son adecuados". Por tanto, sigue el
razonamiento, es
preciso esforzar en la construccin de algo equivalente a sistema
de autopistas
interestatales: "Pensemos en la Infraestructura Nacional de
Informacin como
en un red de carreteras....Se trata de carreteras que
transportan informacin
en lugar de personas o mercancas. Y no estoy hablando de una
nica autopista
de ocho carriles. Me estoy refiriendo a una coleccin de
carreteras
interestatales y subsidiarias hechas de diferentes materiales,
de la misma
manera que las carreteras pueden estar hechas de cemento,
gravilla o asfalto.
-
Algunas carreteras estarn hechas de fibra ptica. Otras de cables
coaxiales o
sin cables....Estas carreteras han de ser todo lo amplias que
permita la
tecnologa. Esto es importante, porque un programa de televisin
contiene ms
informacin que una conversacin telefnica, y con los nuevos usos
que
combinan el vdeo, la voz y los computadores, cada vez ms
cantidad de
informacin se mover a velocidades an mayores. Sern los
computadores
equivalentes a los grandes transportes. Necesitan carreteras
amplias. Y esas
carreteras han de tener dos sentidos." Por tanto, Al Gore
desarroll la metfora
espacial de la autopista de la informacin en combinacin con la
temporal: lo
importante de su argumentacin es que las inferencias que
resultan naturales o
vlida en el dominio fuente trasladan aparentemente sus
propiedades
epistmicas al dominio diana, del mismo modo que la capacidad de
transporte
de una carretera es directamente proporcional a su amplitud, lo
mismo ha de
suceder en la autopista de la informacin. Y lo que es ms
importante: del
mismo modo que constituy una buena poltica desarrollar la
infraestructura
vial estadounidense en los aos 50, tambin en este momento -en
este tramo
del camino hacia el futuro- la opcin correcta es la de construir
una
infraestructura adecuada para la circulacin de la informacin. As
pues, el
traslado inferencial se realiza de acuerdo con el siguiente
esquema:
-
Dominio fuente Dominio diana
conocimiento sobre conocimiento proyectado sobre
el dominio fuente ==> el dominio diana
inferencias no metafricas ==> inferencias metafricas
La combinacin de las dos metforas produce un espacio mental
multidimensional, que en ciencia cognitiva es conocido ahora
como fusin
conceptual (conceptual blending). (M. Turner y G. Fauconnier,
1995, G.
Fauconnier y M. Turner, 1996, G. Fauconnier, 1997). Lo
caracterstico de este
tipo de espacios mentales - los dominios conceptuales de la
teora
contempornea de la metfora- es que su estructura est extrada
e
intercambiada entre el dominio fuente y el dominio diana, para
constituir una
realidad cognitiva relativamente nueva que sustenta la
categorizacin y la
inferencia.
Pero, volviendo al discurso de Al Gore, conviene insistir en un
punto de
la estructura inferencial metafrica. Parte del razonamiento
sobre el dominio
fuente - la estructura vial- implica que la construccin de la
estructura vial
interestatal no fue posible sino por la intervencin del gobierno
federal de los
Estados Unidos. Sin grandes inversiones econmicas y una
planificacin
centralizada, la red de autopistas no se hubiera podido
construir. En particular,
si el Gobierno Federal no hubiera tomado la iniciativa econmica
y legislativa
para la constitucin de la red, sta no hubiera sido posible. El
Gobierno Federal
`removi pues los obstculos que se oponan a la marcha del
progreso
comunicativo.
La implicacin metafrica es clara, y fue uno de los aspectos
ms
criticados del discurso de A. Gore. Puesto que, si se traslada
la inferencia, sta
-
lleva a sancionar el derecho de los gobiernos a planear o disear
las autopistas
de la informacin. Ms en concreto, a establecer regulaciones o
legislacin que
enmarquen el flujo de la informacin en Internet, una postura que
choca
frontalmente con el trasfondo liberal/anrquico de los usuarios
de la red. Estas
regulaciones o legislaciones tienen la misma funcin que las
puestas en
funcionamiento en el caso de la construccin de la red vial
interestatal: allanar
el camino hacia el futuro. Subyacente pues est la proyeccin de
lo espacial en
lo temporal, del CIBERESPACIO en el CIBERFUTURO. Del mismo modo
que en
la actualidad existen obstculos para viajar de un sitio a otro
en el
CIBERESPACIO, por dificultades tcnicas, por posibles
incompatibilidades en las
redes, en el software, etc., tambin existen obstculos en el
`camino hacia el
futuro: "Esto es lo que ser el futuro, en diez o quince aos ms o
menos.
Pero, cmo vamos desde aqu hasta all? Esta es la cuestin central
para el
gobierno. Durante el perodo transitorio es cuando se produce
mayor
complejidad y cuando la implicacin del gobierno ha de ser
mayor". Los
adverbios `aqu y `all son adverbios temporales, no espaciales:
designan
puntos en una imaginaria carre(te)ra de progreso hacia el
futuro. Pero tambin
designan al mismo tiempo, y en virtud de esa fusin en el espacio
conceptual,
la situacin actual, caracterizada por la insuficiencia de las
vas de comunicacin
y la falta de una planificacin y regulacin centrales, y la
situacin futura,
concebida como una modificacin radical de esa insatisfactoria
situacin actual
debida a la accin del gobierno.
La estructura inferencial basada en la fusin conceptual se
puede
representar del siguiente modo (T. Rohrer, 1995):
DOMINIO FUENTE (DF)
1.Las naciones dependen para su xito de su infraestructura
viaria ==>
DOMINIO DIANA (DD)
1. Las naciones tendrn mayor o menor xito dependiendo de su
infraestructura informtica
-
2. DF. Las fuerzas sociales de la posguerra produjeron un fuerte
demanda de
vehculos (en la tecnologa del transporte) ==>
2. DD. Las actuales fuerzas sociales estn produciendo una fuerte
demanda de
computadores (en tecnologa de la informacin) .
3. DF. La red viaria era insuficiente para soportar los
resultados del aumento
del consumo ==>
3. DD. La red informtica actual es inadecuada para el aumento
actual y futuro
de productos informticos
4. DF. Los Estados Unidos desarrollaron un poltica de transporte
que condujo a
la creacin de una red interestatal de carreteras ==>
4. DD. Los Estados Unidos han de disear la red (mundial) para el
transporte
de la informacin.
5. DF. Cuando se estableci la poltica nacional de transporte, se
opt por
seguir un camino determinado hacia el futuro ==>
5. DD. La opcin de establecer una poltica informtica y
comunicativa supone
emprender un camino hacia el futuro
6. DF. La poltica de transporte adoptada supuso una
transformacin radical de
la situacin existente ==>
6. DD. Una nueva poltica tecnolgica en el campo de las
telecomunicaciones
supondr una transformacin radical.
7. DF. Las carreteras construidas por la aplicacin de la poltica
de transporte
constituan tambin carreteras hacia el futuro ==>
7. DD. La construccin de las autopistas de la informacin son
tambin vas
hacia el futuro.
Por tanto, la construccin del sistema vial condujo a los Estados
Unidos a
una posicin econmica predominante en el mundo
-
Por tanto, si se quiere conservar esa posicin predominante, se
ha de
construir el sistema de autopistas de la informacin.
6.3.3. La informacin como propiedad
El sistema dual de metaforizacin CIBERESPACIO/CIBERFUTURO no slo
tiene
la propiedad de argumentar y justificar un determinada poltica
informtica y
comunicativa. Tambin posibilita conceptualizar en manera
fusionada el marco
moral y jurdico de las acciones de los individuos tanto en la
medida en que se
desplazan en el CIBERESPACIO como hacia el CIBERFUTURO.
Para entender esto, slo hay que considerar la forma en que el
concepto
de informacin ha sido metaforizado y las modificaciones que en
dicha
metaforizacin han provocado las nuevas tecnologas de la
informacin. En el
sistema convencional de transportes, los vehculos que viajan en
l transportan
generalmente mercancas, que son al mismo tiempo pertenencias,
esto es
propiedad de individuos o corporaciones de individuos. En cuanto
tales
propiedades, pueden ser objeto de robo: los vehculos en que
viajan pueden
ser asaltados, las mercancas extradas y utilizadas
ilegtimamente, esto es,
usadas sin derecho a ello. Las mercancas son objetos tangibles,
que suelen
viajar en contenedores o recipientes, como camiones, barcos,
aviones, etc.
El concepto de propiedad intelectual , o ms bien la
metaforizacin
subyacente, supuso un cambio importante respecto a la situacin
convencional.
Dicho concepto supone la metfora LA INFORMACIN ES UN OBJETO que,
en
conjuncin con el hecho de que los objetos pueden ser posedos,
proporciona la
consecuencia de que la informacin puede ser poseda. Como tal
objeto, la
informacin no slo se desplaza en recipientes, sino que tambin
puede ser
usada ilegtimamente, sin permiso de su propietario. El
recipiente, en la
situacin tradicional, sigue siendo tangible, y la informacin est
dentro de l.
Se puede decir, por tanto, que la metfora LA INFORMACIN ES UN
OBJETO
respeta la topologa cognitiva del dominio fuente, esto es, se
atiene al principio
de invariancia (G. Lakoff, 1990). Del mismo modo que un objeto
puede ser
-
extrado de un recipiente, la informacin puede ser obtenida de su
`vehculo.
En esa metfora tenemos pues las correspondencia
DOMINIO FUENTE DOMINIO DIANA
OBJETOS INFORMACIN
VEHCULOS CONTENEDORES
y la respectiva estructura inferencial
los objetos tienen lmites definidos la informacin es
definida
los objetos pueden ser posedos la informacin puede ser
poseda
los objetos viajan en contenedores la informacin se desplaza
en
recipientes (vehculos) (libros, discos, cintas
magnetofnicas....)
los objetos pueden ser robados la informacin puede ser
robada
Por supuesto, como se reconoce en la teora de la metfora, la
metfora
no indica una correspondencia perfecta entre uno y otro dominio
o espacio
conceptual. En particular, aunque encaja la aplicacin general de
propiedad y
de robo, la metfora no se puede prolongar en un nivel ms
especfico. As, el
robo de una propiedad convencional consiste en su disfrute no
autorizado, pero
en el caso de la informacin tal concepto se amplia a su
reproduccin no
autorizada: slo as tiene sentido el delito de plagio. El plagio
es un uso no
autorizado de una propiedad, la informacin, pero que, en cambio,
es
independiente de la utilizacin de su concrecin original. Cuando
uno plagia un
libro, o un objeto, para lo que es el caso, lo que utiliza
indebidamente es el
derecho a reproducir la informacin contenida en l. Ese es un
concepto
nuevo que no es directamente asimilable por la metfora.
-
En la metfora del CIBERESPACIO, lo que viaja tambin es
informacin
concebida de forma metafrica como objeto. Pero lo que vara es la
naturaleza
de los contenedores que han perdido su caracterstica
tangibilidad: un
programa informtico puede estar escrito en un soporte fsico -un
disquete,
pero tambin puede viajar sin necesidad de ese soporte fsico. La
propiedad
sigue consistiendo no en la posesin del soporte fsico, sino en
la informacin
contenida en l, pero las formas de acceder a tal posesin han
variado
ligeramente. Se puede robar sin necesidad de hacer uso de ningn
soporte
fsico, por ejemplo accediendo sin autorizacin a un programa. La
facilidad y la
versatilidad de la reproduccin informtica hace cada vez ms
difcil atenerse a
la metfora de que LA INFORMACIN ES UN OBJETO, porque los
productos
informticos tienen caractersticas que no son directamente
proyectables por
los objetos del mundo comn. Sin embargo, esa es la metfora que
sigue
siendo predominante en el diseo del trasfondo tico y jurdico del
intercambio
de informacin en el CIBERESPACIO. Como en el sistema
convencional de
transporte, tambin existe una piratera, con las mismas
caractersticas bsicas:
interrupcin no autorizada del transporte, extraccin de las
mercancas
transportadas, uso ilegtimo de esas mercancas, etc. Sin embargo,
como bien
saben los legisladores, esa metfora slo funciona en un cierto
nivel de
generalidad (el de las categoras supraordinales de los
psiclogos), puesto que
es mucho ms difcil determinar -esto es, recoger en un concepto-
lo que
constituye el asalto o el uso ilegtimo de la informacin. Lo que
es claro es que
los piratas de la informacin son concebidos como impedimentos en
la
circulacin de informacin en el CIBERESPACIO, como lo eran los
piratas
convencionales en el sistema tradicional de transporte.
Y volviendo a la dualidad CIBERESPACIO/CIBERFUTURO hay que
advertir
que esos piratas informticos no slo constituyen un obstculo para
el
desplazamiento espacial de la informacin, sino que tambin
constituyen un
impedimento en la construccin del CIBERFUTURO. De hecho,
constituyen una
parte del argumento de los que, como Al Gore, piensan que es
necesaria una
legislacin u ordenamiento jurdico centralizado que impida o
sancione -esto es,
`remueva- a los que ponen dificultades en nuestro camino hacia
el futuro.