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Memorias de un Francotirador en Stalingrado/Zaitse Vasili

May 03, 2023

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Benjamin Arditi
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NacidoenlosUralesyhabituadoalacaza,VassiliZáitseverauntiradorexcepcional,comolodemostróen labatalladeStalingrado,donde,segúnsuspropiaspalabras,«matéa242alemanes,incluyendomásdedieztiradoresenemigos».Estelibroeselrelatopersonaldesuexperienciaenlaguerra,sinlasmanipulacionesconquelafalseóelcineen«Enemigoalaspuertas». Lo que da un valor excepcional a este relato es el hecho de que nos ofrece eltestimoniodealguienqueviviópersonalmenteel salvajismode laquehasidoconsideradacomolabatallamássangrientadelahistoria:una«guerraderatas»entrelasruinas,dondela esperanza de vida de un nuevo combatiente no pasaba de las 24 horas, y que acabócobrándosedetresacuatromillonesdebajas.LasNotasdeunfrancotiradordeZáitsev,unlibroqueconsiguetransmitirnos laexperienciadelcombate talcomo laviveunsoldado,esunauténticoclásicodelaliteraturadeguerra.

«Como francotirador, he matado a más de unos pocos nazis. Tengo pasión porobservar el comportamiento del enemigo: ves a un oficial nazi salir de un búnker,comportándose como un personaje poderoso, ordenando a sus soldados en todasdirecciones, con ademán de autoridad. No tiene la másmínima idea de que sólo lequedanunossegundosdevida».

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VasiliZáitsev

MemoriasdeunfrancotiradorenStalingradoePubr1.0

T it ivillus25.04.15

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Títulooriginal:NotesofaRussianSniper:VassiliZaitsevandtheBattleofStalingradVasiliZáitsev,1956Traducción:DavidParadelaLópezRetoquedecubierta:Titivillus

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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ParanosotrosnohaytierramásalládelVolga.

VASILIZÁITSEV

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PrólogodeMaxHardberger

LahistoriadeVasiliZáitseveshoyconocidagraciasalapelículadeJean-JacquesAnnaud,Enemigoalaspuertas.Sinembargo,elverdaderoVasiliZáitsevfueunapersonamuydistintaymáscomplejaqueelpersonajequeinterpretaJudeLaw.

Cazador experimentado de las taigas de los Urales, Vasili Záitsev, que por entonces contabaveintisiete años, trabajaba como contable y administrador de nóminas en la flota soviética delPacífico.SealistócomovoluntarioparacombatirenStalingradojuntoconundestacamentoformadopormarineroseinfantesdemarina.Yaenlaciudadasediada,sussuperioressepercataronenseguidadelapericiadeVasilieneltiroylodesignaronfrancotirador.

Vasili adaptó sus habilidades como cazador al escenario de Stalingrado, y las tácticas yestratagemasquedesarrollóentre las ruinasde las fábricasyen lascastigadas laderasde lacolinaMamáievsonaúnhoyobjetodeestudioenlasacademiasmilitares.

Vasilinotardóenadquirirfama,ysushazañasempezaronacircularportodalaUniónSoviética.Durante labatalla,Záitsevcayóheridodemetralla.Tras laconvalecencia, se leotorgóelmáximohonordelpaís,laEstrelladeOrodeHéroedelaUniónSoviética.

QuieneshayanvistoEnemigoalaspuertas,películavirulentamenteanticomunista, talvezcreanqueVasilinofuemásqueuninstrumentocreadoporlamaquinariapropagandísticasoviética;nadamáslejosdelarealidad.VasilieramiembrodelKomsomol(UniónComunistadelaJuventud)yelPartido Comunista. Sus Memorias de un francotirador en Stalingrado contienen abundantestestimoniosdesulealtadalEstadosoviético.

DebemosadvertirquealgunosdelosincidentesnarradosenlapelículanoaparecenenellibrodeZáitsev.Enespecial,cabeseñalarqueunadelasescenasmásdurasdelfilme,enlaquelastropasdelaNKVDametrallanalossoldadossoviéticosmientrasseretirandeunadesastrosacarga,noaparecedocumentadaenellibrodeZáitsev.SibienesciertoqueenStalingradolucharoncompañíaspenales,Záitsevnoeraunconvicto,sinounvoluntario.NocabedudadequeZáitsevhabríadesaprobadoesarecreaciónficticiaydequehabríasentidovergüenzadequesunombreaparecierarelacionadoconella.

Lapelícula,además,describedeformaerróneaaVasilicomouncampesinosininstrucción.Enverdad,teníaunasólidaformaciónbásica—debidaalsistemasoviéticoquetantodisgustaaAnnaud—y,terminadalaguerra,siguióestudiandoyllegóaserprofesordeingenieríaenlaUniversidaddeKiev.

A pesar de queVasili no tuvo formación como escritor, susMemorias de un francotirador enStalingrado, llenas de energía y perspicacia, se han convertido en un clásico de la literatura deguerra.DesdeunaciudadenruinasaorillasdelVolga,enunmomentodecisivoparalahistoriadelaUniónSoviética,elvalor,lainteligenciayelpatriotismodeVasiliZáitsevdieronesperanzaasupaís

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enlahoramásoscura.Esporelloporloquehabríadeseadoquelorecordaran.

MaxHardbergereselautordeFreighterCaptain.

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Acercadelautor

(IntroduccióndeV.Chuikovalaediciónde1971)

¿Qué soldado de la batalla de Stalingrado no conoce el nombre de Vasili Záitsev? Sus gloriosasacciones fueron ejemplo de valor y habilidad militar tanto para los soldados que luchaban enStalingradocomoparalosquecombatíanenotrosfrentes.Elenemigoconocíasindudasushazañas.DuranteelavancealemánhaciaelVolgayStalingrado,VasiliZáitseveliminóamásde trescientosoficiales y soldados nazis.No es de extrañar que las acciones deZáitsev, tirador infalible y hábiltáctico, alarmaran a los alemanes. El mayor Konings, francotirador de primera y director de laEscuela de Francotiradores de Berlín, voló a Stalingrado con la misión exclusiva de liquidar alimparable tirador ruso.Antesdequepudiera lograrlo,unabalaprocedentedel rifledeZáitsevdioconelveteranolobonazi.

Tuve ocasión de conocer a los famosos francotiradores de Stalingrado.Vasili Záitsev,AnatoliChéjov y Víktor Medvédev eran los más conocidos. Por su aspecto, habría resultado imposibledistinguirlosdeunsoldadocorriente.

Tras cruzar unas primeras palabras con Vasili Záitsev, me sorprendieron varias cosas: sumodestia, ladespaciosaeleganciadesusmovimientos,sucarácterexcepcionalmentereposadoysuatentamirada.Estrechabalamanoconfuerza,apretandolapalmacomosifueraunatenaza.

Eneseprimerencuentro,durante losdíasmásdifícilesde ladefensade laciudad,Záitsevdijo:«Notenemosdondehuir.Paranosotrosnohay tierramásalládelVolga».Lafraseseconvirtióendivisa,ytodoslossoldadosdel62.oEjércitolarepetían.

Graciasasugran talentoorganizativo,VasiliGrigórievichfuepuestoa lacabezadelgrupodefrancotiradores del ejército. Tuvo varios discípulos, y todos ellos se convirtieron en tiradores deprimeraclase.Losfascistascaíanporcentenares,yhastamiles,amanosdelasbrigadasdeZáitsevyMedvédev. (Amenudo,bromeando, losaprendicesdeZáitseveran llamados«lacamada»,y losdeMedvédev,«lososeznos».)[1]

Casiuncuartodesiglohapasadodesdeentonces,yesunaagradablesorpresacomprobarcómohoy, en las páginas de este libro,VasiliGrigórievichZáitsev le habla al lector de la competenciamilitary analiza los secretosdel artedel tiro.Soyde laopinióndeque las reflexionesdeZáitsevcontribuirán a la defensa moral de nuestra juventud y no puedo sino recomendar a mis jóvenescamaradas—miembrosdelasfuerzasarmadas,estudiantesdeinstitutoyuniversidadyactivistasdelKomsomolenlasfábricas,loskoljosesyelejército—quesefamiliaricenconelcorajeylaaudaciadeVasiliGrigórievichZáitsev.

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V.CHUIKOVMariscaldelaUniónSoviética[2]

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Infanciayjuventud

Todo elmundo recuerda su infancia.Algunos rememoran aquellos días con amargura, otros consentimientoyorgullo:«¡Ah,qué infancia lamía!».Sinembargo,nuncahe tenidoocasióndeoír anadie tratandodedefinircuándoempiezaoacaba la juventud.Por loqueamí respecta, lo ignoro.¿Porqué?Probablementeporquedamosnuestrosprimerospasosenel territoriode la infanciasinpercatarnos y sin que de ellos quede rastro en la memoria, y porque el paso de la infancia a lajuventudseproducedeformaespontáneaypueril,sinunavisiónreflexivasobreelmundo.Nopornadahablamosde«niñosmayores».Sehacedifícildeciraquéedadempezamosallamarlosasí.Enocasiones,incluso,nosencontramoscon«niños»quepasandelosveinteaños,aunquedifícilmentesepuedepresumirdeesetipodeinfancia.

Enmirecuerdo,elfinaldelainfanciaestámarcadoporlaspalabrasdemiabueloAndréi,queundíamellevóconélacazary,trasponermeunarcoyunasflechasdefacturacaseraenlasmanos,medijo:

—Disparaapuntandoconfirmezaymiraalosojosdetupresa.Yanoeresunchiquillo.Alosniñoslesgustajugarasermayores,peroaquellonoeraunjuego.Enlosbosqueshabitan

animales salvajesdeverdad,bestiashábilese inteligentes,nocomo lasde las fantasías.Pongamosquequeremosecharleunvistazoaunacabra—paraverquéclasedeorejas,decuernosodeojostiene—; para ello, hay que camuflarse de talmodo que el animal nosmire como si fuéramos unarbusto o una brizna de heno.Hay que permanecer inmóviles, sin respirar ni pestañear. Si lo quequeremos es acercarnos a la madriguera de un conejo, tendremos que reptar en la dirección delviento,paraquebajonuestropesonocrujaniunasolahebradehierba.

Debemos serunoconel suelo,pegarnosaél comounahojadearceyavanzaren silencio.Alconejo hay que cazarlo de un flechazo certero.Debemos arrastrarnos lomás cerca posible; de locontrario,podemoserrareldisparo.

Losabuelosquierenalosnietosaúnmásdeloquelospadresquierenaloshijos.Elmotivodeello solo puede explicarlo quien sea abuelo. Elmío,AndréiAlexéievichZáitsev, pertenecía a unalarga estirpe de cazadores, y yo era su favorito, como lo había sido su primogénito,Grigori,mipadre,padredeunaniñaydosvarones.Yoeraelmayor,ycrecímuydespacio.Mifamiliacreíaquesiempreseríaunniñobajitoyenclenque,unalfeñique.Peromiabuelonuncamehizosentirmalpormi estatura yme enseñó sirviéndose de su amplia experiencia como cazador.Mis errores casi lohacíanllorar.Ycuandomedicuentadecuántosepreocupabapormí,selocompenséhaciendotodo

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cuantomepedíayexactamentecomoquería.Aprendíainterpretarlashuellasdelosanimalescomoquienleeunlibro,abuscarlasguaridasde

lobosyosos,yaconstruirescondrijostanbiencamufladosquenielabuelopodíaencontrarmehastaqueyolollamaba.Esoslogroshacíanmuyfelizalabuelo,queerauncazadorcurtido.Undía,comoagradeciéndome mis esfuerzos, el abuelo se puso en una situación de terrible riesgo: mientrasperseguíamosaunlobo,esperóaqueelanimalseleacercaralosuficientecomoparamatarloconunmazodemadera.Eracomosimedijera:«Observa,pequeño,yaprendecómoaladversarioferozselevenceconcorajeycalma».Luego,conlapieldelloboyaamispies,dijo:«¿Hasvistolobienquehasalidotodo?Hemosahorradounabalaylapielestáintacta.Seráunapieldeprimeracategoría».

Pocotiempodespués,logréecharleellazoaunmachocabrío.¡Sihubieraisvistocómosepusoacorrercuando le lancé lacuerdaa loscuernos!Mearrancódemiesconditeymearrastrópor losarbustos, intentando arrancarme de las manos el extremo de la cuerda. ¡Pero no!Me aferré a unarbustoyresistícomosienellomefueralavida.

Lacabracorrióde izquierdaaderecha,diounavueltaalarbusto, luegootra,hastaquepor fincayóderodillas.Elabueloestabaencantado.Yoestabatanfelizquesemederramabanlaslágrimas,peroélmelassecóbesándomelasmejillas.

Aldíasiguiente,delantedemipadre,mimadre,miabuela,mihermanaymihermano,elabuelomeregalóunarma:unaescopetadecañónúnicodelcalibre20.Eraunarmadefuegodeverdad;conella ibauncinturónconcartuchosmilitaresdepostasyperdigonespara cazarurogallos.Mepusefirmesyel abuelome lacolgóalhombro.Yoera tanbajitoque laculatade laescopeta tocabaelsuelo,peropor lomenosyanoeraunniño.A losniñosnose lespermitía tocararmasdeverdadcomoesa.

Poraquelentonces,apenas teníadoceaños.Deundíaparaotro,mehabíahechomayor.Quienquisierapodíaseguir llamándomealfeñique,peroahora llevabaunarmaalhombro.Corríaelaño1927 y estábamos en casa de mi abuelo, a orillas del río Saram-Sakal, en el selsóviet deYelenovskoie,enlaóblastdelBajoUral.

Mehiceadulto,omejordicho,meconvertíencazadorindependiente.Mipadre,recordandosusdíasdesoldadoalasórdenesdelgeneralBrusílov,medecía:

—Usacadabalaaconciencia,Vasili.Aprendeadispararynoyerresnunca.Miconsejo te seráútil,ynosoloparacazarcuadrúpedos.

Junto con la escopeta,mi abuelome había regalado su conocimiento de la taiga, el amor a lanaturalezaysuexperienciadelmundo.Avecessesentabasobreuntocóny,mientrasfumabatabacodecosechapropiaconsupipafavorita,sequedabamirandofijamenteunpuntodelsuelo.Graciasasupaciencia,aprendíaseruncazador.

—Imagina que entras en el bosque persiguiendo a un animal—decía—.Quítate el gorro parapoderoírtodocuantoocurreatualrededor.Escuchaalbosque;escuchaeltrinodelospájaros.Silasurracas hablan, señal de que tienes compañía.Algún animal grande, así que atento.Buscaunbuenemplazamiento,guardasilencioyespera:elanimalvendráhaciaati.Échatetotalmenteinmóvilynomuevasniunmúsculo.

Antesdecontinuar,elabuelodabaunachupadaalalargapipa.—Cuandovuelvasdeunacacería,asegúratedellegaracasadespuésdequeanochezca,paraque

nadieteveaconlaspiezas.Yquenuncasetesubanlostriunfosalacabeza,dejaquehablenporsísolos.Asíteacordarássiempredeesforzartemáslapróximavez.

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Elabuelosabíamuybiencómoinculcarnossusconvicciones.Laspiezasquecazábamoslasllevábamosaunaisba,unacabañadecazadores.Nuestraisbaeraun

pabellóndetamañoconsiderable.Sololoshombrespodíanentrarenella.Laisbaestabadivididaendospartes,separadasporunapareddetroncos.Dormíamosenunadelaspartesyreservábamoslaotra para almacenar la carne. Durante el invierno, la zona de almacenamiento se llenaba de cazacongelada.Deltechocolgabancientosdepájaros,conservadosporelfrío.

Elabuelo,miprimoyyodormíamossobreunosbancosdemaderacubiertosconpielesdelobo.Debajodelosbancosguardábamoslaspielesdeotrosanimales.Tambiénhabíaunacamaenlaqueelabueloechabalasiestaduranteeldía.

En vísperas de fiestas religiosas, la regla que prohibía la entrada a las mujeres quedabatemporalmentederogadaytodalafamiliasereuníaenlaisba.

El abuelo tenía una serie de figuras y dioses a los que rendía culto. No creía en los santosortodoxosrusosnienelDiosalqueadorabalaabuela,perolepermitíatenericonosenlacasa,demodo que en la familia coexistían ambas fes. La fe de la abuela decía: «Nomatarás, no robarás,honrarásyobedecerásatusmayores;Dios,ensugracia,lovetododesdeloscielos».SegúnDuna,mi abuela, habíamos nacido para la vida eterna: «Cuando el alma se separa del cuerpo, el cuerpocumplepenitencia,mientrasqueelalmavuelacomounapalomaparaser juzgadaenelcielo.Ahí,todostendremosquerendircuentasdecómohemosvividoydelospecadoscometidos.Vuestravidaenelotromundodependedecómooscomportéisenlatierra.Deloquehagáisenlavidaterrenaldependequeardáisenelinfiernooqueosregocijéisenelparaíso».

Evidentemente,miprimoMaximyyointentábamoshacersiemprelocorrecto,paraquenuestrasalmasfueranadmitidasenelcielo.Elabuelo,encambio,veíalascosasdeotramanera.

—Nadavivedosveces—nosdecía—,niloshombresnilosanimales.Hoy,porejemplo,habéiscobrado una cabra y la habéis desollado con mucha torpeza, habéis estropeado la piel con dosgrandescortes.—Aveceselabueloseponíafuriosoyseperdíaendigresiones—.¡Comovolváisahacerlo,osdaréunatundaquecuandoseáistanviejoscomoyotodavíaseosveránlascicatrices!

Maximyyonossentábamosenunrincónconteniendoelaliento,porqueconocíamoselcarácterdel abuelo. Daba una chupada a la pipa y volvía a las razones de su rechazo de las creenciasreligiosasdelaabuela.

—Luegohabéiscolgadolapieldelacabraytodoslospájarosdelbosquehanacudidoapicotearlacarne.¿Habéisvistoelalma?

Nosotros seguíamos sentados en silencio, pestañeando comodos ratoncillos.El abueloAndréiempezabaaponerseverdaderamentecolérico.

—¡Ahora se os ha comido la lengua el gato! Escuchadme: esa alma de la que habla la gente,¿algunavezhabéisvistoalguna?

Yodecíaquenuncalahabíavisto.—Bien—concluíaelabuelo—,sinolahasvisto,significaquenoexiste.Existenlapiel,lacarne

ylasentrañas.Lapielestácolgadaahífuera,lacarneestáenlasopaylosperrossehancomidolasentrañasparacenar.Asíquerecordad,muchachos:esodelespíritu,esunapatraña.Nohayespíritusquetemer.Uncazadordeverdadnoletemeanada.Ycomoalgunavezveamiedoenvuestrosojos,¡osdaréunabuenazurraeneltrasero!

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El primo Maxim llevaba gafas y bizqueaba todo el tiempo. Era cinco años mayor que yo, perocuando peleábamos yo nunca me dejaba ganar, y si iba perdiendo, la emprendía a arañazos ydentelladas, y entonces Maxim se retiraba. Al abuelo le encantaba ver que sabía defenderme.Ocurriera loqueocurriera,yo siempreerael favoritodel abuelo.En la familia,nadiemásqueéltenía derecho a castigarme. Si presumía, decíamentiras, hacía de chivato ome portaba como uncobarde,élmepegaba.

MihermanaPolinasolíaquejarsedequeapestábamoscomoanimales.Yteníarazón.Eninviernopasábamosmástiempoencompañíadeanimalessalvajesquedepersonas.Nuestrasmanos,lacara,laropa,lasarmas,lastrampas,todoloembadurnábamosconaceitedetejón.Hastaelhierrocambiabadeolorcuandolountábamosconaceite.Olíamosaanimal,yporesolosanimalesdelbosquenoseasustabanalolernos.

Las mañanas empezaban con los consejos del abuelo, que siempre nos decía cómo debíamoscomportarnosenelbosque:

—Si algunavez capturáis tantos conejos con las trampasquenopodéis llevároslos enun soloviaje,colgadelrestodeunárbol.

Naturalmente, Maxim y yo habíamos aprendido a hacer eso hacía tiempo, pero estabaterminantementeprohibidointerrumpiralabuelo.

Salíamosdecasaalalba,conlasalidadelsol.Lanievefrescacrujíabajolosesquís,yelaireerapuro y helado. Como todavía no habíamos estirado las piernas, esquiábamos a paso lento, y losperros,siempreapunto,tirabandelascorreas.Queríanquelossoltásemos,peroprimeroteníamosquecomprobarlastrampas.Asípasabanlosdíasenlataiga.

Unamañana,mientrascomprobábamoslastrampas,descubrimosqueunlobohabíacaídoenunayselahabíallevado.Atamosalosperros,yMaximvolvióacasaabuscarunaescopetamientrasyoibaaporelrestodelastrampas.

Elsolestabasaliendoyelarcoírisrelucíaalosladosdelarojaboladelsol,formandoanillosdecoloresbrillantes.Elfríoeraimplacable,ylosperrossepusieronaaullarporqueelvientoheladolescongelabalaspatas.

CuandovolvióMaxim,partimosenbuscadelloboylatrampa.Soplabaunvientofurioso.Endíascomoese,lagentedelosUralesdice:«Nohayquepreocuparseporunpocodefrío,peromejornoquedarse quieto». Maxim sentía molestias en los ojos, que le lloraban por culpa de aquel vientoglacial,asíquedecidimosqueyodispararíaprimero.

Estudiamos lashuellasdel loboy, alverquecaminabaa trespatas, concluimosqueunade laspatasdelanterasdebíadehabercaídoenlatrampa.Ellobonoeraestúpido;sabíaqueiríantrasélypor eso se había dirigidohacia una zonadonde la capa de nieve eramás fina. Si el soporte de latrampaseenganchabaconalgo,ellobovolvíasobresuspasosparaborrarlashuellas,yluegoseguíacaminandoenlamismadirecciónqueantes.Sehabíaidohacialapartemásrecónditadelbosqueylospantanoshelados,yduranteeltrayectonoselehabíacaídounasolacerdadepelo.

Maximyyoestábamostanenfrascadosenlapersecuciónquenonosdimoscuentadequeestabaoscureciendo.Yoestabacansado,medolíalaespaldaynecesitabacomeralgo.

Maximsacóelhachaehizounasmuescasenlosárbolesparanoperdernosalavuelta.Todavíanohabíamosconseguidonada,yesomedesmoralizabaymeirritaba.Sindarmecuenta,meaparté

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delsendero.Losperrospercibieronalgoyderepentesepusieronatirardelascorreas.Loscalméyagarré laescopeta.Amenosdecincuentapasosdemí,depieentreunosarbustos,habíaunacabramontesa.Estabadeespaldasamí,loquemeimpedíaapuntarbien.Esperéaqueelanimalsedieralavueltapara tenermejorángulo,pero,comoparafastidiarme,sequedóquietomasticandolahierbaqueasomabaentrelanieve.Apuntéconcuidadoyapretéelgatillo.Lacabradiounsaltoenelaire,corrióunosmetros,setambaleóycayóderodillas.Soltélosperrosycorrítrasellosempuñandoelcuchillo.

Cuando losperrosalcanzarona lacabra, le saltaronencima.Elanimalera fuerteyastutoy sedefendíaconloscuernos.Peleóvalerosamente,peroestabaheridoynoteníaescapatoria.Noqueríagastar una segundabala, perono tenía elección: nopodía acercarme lo suficiente al animal comoparausar el cuchillo.Asíquevolví adisparar; estavez ledi en la cabezay sedesplomó sobre lanieve.

Maximhabíaoídoelfuriosobalidodelacabrayelladridodelosperrosynoshabíaencontrado.Estabaimpresionadoporeltamañodelapieza.

—Cielos—dijoanimado—,nientrelosdospodríamoscargarconunabestiaasí.Lacolgaremosdeunárbol.

Luegoempezóadarmeinstrucciones.—Despeja un poco el terreno, esta noche tendremos que dormir aquí. Reúne toda la leña que

puedas,tenemosquemantenerelfuegoencendidotodalanoche.Asíquepreparéelcampamento,recogíleñaymepaséunbuenratointentandoobtenerunachispa

conestañoyacero.Losfrotabaunocontraelotro,peroteníalasmanosentumecidasporelfríoyacadamomentoteníaquevolveraempezar.Porfinlogréqueprendieralayescaylahogueraardióconganas,soltandorojaslenguasdefuegoquebailabansobrelosleñosencendidos.

Para entonces,Maxim había terminado de desollar la cabra. Los primeros en saciar el apetitofueronnuestros amigosde cuatropatas:Maxim les arrojó las vísceras, todavíahumeantes.Luego,utilizando labaquetade limpiar laescopetacomovarilla,asamos lacarnede lacabra.Ambosnosmoríamosdehambre.

Trasaquellasuculentacena,loúnicoquemeapetecíaeraecharmeadormir.Meatélascorreasdelosperrosalcinturón,metapélacaraconlagorraymequedédormidocomosiestuvieraenlacamadecasa.

Maxim alimentó el fuego, se echó a mi lado y a los diez minutos ya estaba roncando. Elcampamentosesumióenunsueñoapacible,aexcepcióndeDamka,lapequeñahuskysiberiana,queaunquesehizounovillomantuvolasorejaserguidas,custodiandoelcampamento.

Dormíamos profundamente cuandoDamka se puso a ladrar. En pocos segundos, Maxim, losperrosyyoestábamosenpieyenalerta.Ajuzgarporlacantidaddeleñaquequedabaenelfuego,nohabíamosdormidomucho.

Maxim tomó un ascua y la arrojó a la oscuridad. Saltaron unas chispas rojas, pero no huborespuesta. Los perros callaron.Me aparté del fuego para vermejor en la oscuridad. A unos cienmetros,dosparesdeojosparpadearonenmidirección.

—¡Lobos!—grité.—Habránolidolabarbacoa.¿Estásasustado?—dijoMaximparamolestarme.Lapreguntaofendíamiorgullo.—Porsupuestoqueno—respondí.

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Suinsinuaciónmehabíairritado.Caminéhaciadondehabíavistoesosojosrelucientes.Teníaquecaminardespacioporquelanievemellegabaalasrodillas.Depronto,unafuerzainstintivamedijo:«¡Detente!¡Dispara!».Levantélaescopetaydisparé.

El disparo retumbó entre los árboles y los lobos desaparecieron.Me quité la gorra de piel yescuché atentamente, conteniendo la respiración, pero en el bosque reinaba un silencio absoluto.Volvíaponermelagorrayregreséjuntoalahoguera.Maximestabatantranquilo,cortandountrozodecarneypinchándoloen lavarilla.El fuegosehabíaconvertidoenunmontónde rescoldos.MepreguntéporquéMaximnomepreguntabasilehabíadadoaalgunodeloslobos,aunqueenrealidadno habíamotivo de duda.Después de todo, había sido un disparo al azar en plena oscuridad. Porfuerzateníaquehaberfallado.Pensandoesto,volvíadormirme.

Alamañanasiguiente,Maximmedespertódándomegolpesenelcostado.—Arriba,cazador,horadedesayunar.MientrasMaximcocinaba,decidíecharunvistazohaciaellugardondehabíadisparadolanoche

anterior.—¿Adóndedemoniosvas?—preguntóMaxim.—Quierovercuántosloboshabíaahí—respondí.—Muybien—dijo—,perovuelveantesdequeseteenfríeeldesayuno.En lanieve seveíanhuellasde lobomezcladasconsangre.Alprincipionopodíacreer loque

veía,peroamedidaquefuisiguiendolashuellassedespejaronmisdudas:eldisparohabíadadoenelblanco.

Maximvinocorriendo,casisinaliento.—Entonces¿qué?¿Lediste?Ven,echemosunaojeada.Desdedondeyoestaba,parecíaqueelmiopedeMaximseguíaelrastroconelolfatomásquecon

lavista.Entoncesseenderezóymemirósorprendido,comosifueraunaaparición.—Buentrabajo,primo.Eselobonoirámuylejos.Subimos una cuesta, siguiendo el reguero de sangre. Cuando llegamos a lo alto de la cuesta,

vimos al lobo.Era viejo y sangraba por el pecho.Estaba tendido, inmóvil. Por seguridad,Maximsoltólosperrosantesdeacercarnosalanimalherido.Damkasepusoadarlevueltasladrando,peroellobonoreaccionaba.Maximagarróunpaloylogolpeóenelhocicoconfuerza;elanimaldiounasacudidayquedótendidodeltodo.

Faltabaencontraralotrolobo,elquehabíacaídoenlatrampa.Soltamoslosperrosyencuestiónde un par de minutos empezamos a oír ladridos. Al principio creímos que los perros estabanpeleándoseconunamanadadelobos;algoextrañoocurría.¡Losperrosnosestabanllamando,comopidiéndonos que fuéramos a ayudarlos! Corrimos.Maxim tenía las piernasmás largas y llegó elprimero. Cuandome acerqué, no pude creer lo que veíanmis ojos.Maxim tenía en lamano unacuerdacuyoextremoseperdíaenelinteriordeunamadriguera.

—¿Quépuedesignificaresto?—pregunté.—Eslacuerdadelatrampa;ellobosehaescondidoenlamadrigueraconlatrampaenlapata.Lo

haremossalirconhumo.Alcabodemediahora,el loboestaba tendidoanuestrospies.Lomatamossin laescopeta, sin

malgastarbalasysindañarlamadriguera.Lohicimostodotalycomoelabuelonoshabíaenseñado.Volvimosa casa conelbotín:dospielesde lobo,unadocenadeconejosyun lobeznoque los

perroshabíancobrado solos.Curiosamente,nadiede la familia—ni el abuelo,nimipadre,nimi

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madre, ni la abuela, ni mi hermana— pareció sorprenderse lo más mínimo. Para ellos, nuestraaventuranohabíasidomásqueotroepisodioenlavidadedoscazadores.Habíamospasadolanocheenteraenelbosquebajounfríoglacial,habíamosmatadodoslobosyhabíamosvueltoacasa;nadaextraordinario.Apesardequeunodeloscazadoreseraun«pequeñoalfeñique»,erabuentirador,yesobastabaparaconsiderarlouncazador.

Yasífuecomo,sindarmecuenta,conunaescopetaalhombro,traspuseelumbralqueseparalainfanciadelajuventud.

Habíaaprendidoelartederastrearlataiga.Coneltiempo,esahabilidadmeserviríaparalucharcontra esos otros depredadores bípedos que llegaron sin que nadie se lo pidiera a invadir nuestrapatria.

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2

Camisetademarinero,armasdesoldado

Laabuelameenseñóaleeryescribir.Alosdieciséisaños,mefuiaMagnitogorskcomotrabajadorde la construcción. Durante mi estancia ahí, terminé la educación básica y empecé a estudiarcontabilidad.

En 1937me llamaron a filas. Pese ami estatura,me aceptaron en la flota de laArmada en elPacífico,locualmediounagransatisfacción.Lasfranjasblanquiazulesdelacamiseta,otelniashka,siempresehanconsideradosímbolodevalorycoraje.Elmarineroquelavistedestacaalalegua,nopasa desapercibido, ni siquiera en el mar embravecido o en medio de una multitud. Las franjasparecenmoverseconvidapropia,comosielmarinerollevaraelocéanoenelpecho.

Porsupuesto, lacamisetademarineronoesmásquealgoexterno,unmeroobjeto,perobastaponérsela para sentir el impulso de erguir la espalda sacando pecho. A menos que uno sea unafeminadoounserdenaturalenfermizo,algoloincitadeinmediatoaprobarsufuerza,aecharunasflexionesolevantarmancuernas.Lacamisetaejerceunefectosobrelapersona,ynopornadasedicequequienesvistenlatelniashkanoconocenelmiedo,leescupenalamuertealacarayjamáspidenclemenciaalenemigo.

Telniashka, telniashka…Tuve la suertedeponermeunaporprimeravez enotoñode1937, enVladivostok.Yoyelrestodemarinerosdeaguadulce—miembrosdelKomsomol—llegamosahítras un largo viaje por losUrales para servir en la flota del Pacífico.Durante cinco años, lucí latelniashka con orgullo. Me prepararon para combatir en mar abierto… aunque finalmente medestinaronalucharentierrafirme.Comonopodíadeshacermesinmásdelatelniashka,meladejépuestabajoelnuevouniforme.

Dichoenbreve,enseptiembrede1942miscompañerosdelaArmadayyotuvimosquequitarnoselatuendodemarineroysustituirloporeldesoldadosdela284.aDivisióndefusileros.

ElrecuerdometrasladaalaslejanascostasdelPacífico.RecuerdoVladivostoktalycomoeraalverlaporvezprimera.Eltrenenqueviajábamoslosreclutasllegóalaestaciónel3defebrerode1937,demadrugada.Lanocheempezabaaretirarseyelperfildelosedificiosquerodeabanlaciudaderacadavezmásnítido.Estábamosimpacientesporalejarnosdeloshumeantesvagonesdeltreny,enfiladeados,nosdirigimosalpasoelevadoparacruzarlasvías.Entoncesvimoselocéano,cubiertoporunacapadehielogris.

—¿Ydóndeestánlasolas?Ninguno de nosotros había visto el océano antes. Todos proveníamos de tierra adentro. Con

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nosotrosibaunsuboficial.—Muybien,charlatanes—espetó—,poneosenfila.Caminamosunascuantasmanzanasyllegamosanteunaportaladarojaconunviejoletreroenel

queponía:«añosdelcuartel».LaletraBde«Baños»sehabíaborradoynadiehabíavueltoapintarla.Entramosenelpatio,yuncamiónparóderrapandofrenteanosotros.Enelasientodelcopilotoibasentadounmarinerocontabardoyelpeloalrape.Abriólapuertadelcamión,seechólaboinahaciaatrás y se quedó de pie en el estribo mirándonos como quien dice: «Mira quién está aquí: ¡losaspirantes!».Seacercóamíymeobservódearribaabajo.

—¿Cómohaidoelviaje,novato?—mepreguntó.—Parecíaquenoíbamosallegarnunca—respondí—,peroaquíestamos.—Bien,felicidades—dijo—.Medalaimpresióndequellegaréisaserbuenosmarineros.—¿Yenquésebasaparahaceresepronóstico?El que había hablado era Sasha Griázev, un amigo mío de constitución semejante a la de un

gorila.Sashaeraunbromista,igualqueelmarinerodelcamión.—¿Enquémebaso?—preguntóelmarineroimitándolo—.Tienesacentodecampesino,amigo.

Esperaaquetemandenalaguba,ahíaprenderásunpocodeeducación.—¿Quéeslaguba?—preguntéingenuamente.—Oh,esunlugarderetiromuyespecialparamarineros—respondió—.Ahísolovanunospocos

privilegiados.Siquieres,tengounamigoquepuedeorganizarteunasvacacionesdecincodías.—¿Conquiéntengoelgustodehablar?—lepregunté.Elmarinerofingiósorpresayrespondió:—¿Me estás diciendo que durante el trayecto desde Habarovsk nadie os ha informado de que

tendríaisqueentregarvuestraropadecivilalasistentedelavanderíaNikoláiKuropi?Puesesesoyyo,NikoláiKuropi.

Escuchamosatentamentesusbromasy,comoéramosunosinexpertos,bromeamosconél,comosinoestuvieraunpardeescalafonesporencimanuestroenlacadenademando.

—Muybien—dijo—,noesculpavuestra.TendréquellamarlelaatenciónaljefedeestacióndeHabarovsk.Ahoratengountrabajoparavosotros.

Nos acompañó a los baños y nos ordenó que nos quedáramos en paños menores. Un par deminutos más tarde, los marineros de agua dulce de los Urales estábamos irreconocibles. NikoláiKuropise llevólosfardosqueconteníannuestros trajes,zapatosycamisas,yensu lugaraparecióotrosuboficialquesepresentócomoVasiliGrigoróvovichIlín.

—Unmarineronoesnadasinsutelniashka—dijo—,yenseguidaosdaránlavuestra.Peroparaqueosquedebien,antestenéisquelavarosyafeitaroslacabezacomosifueraismonjes.Lalimpiezaesindicativadelabuenasaludylafuerzadeunmarinero.

Nosrepartieronnavajasdeafeitaryempezamosaafeitarnoslascabezasmutuamente.Alverlosmechonesdecabellocayendoamispies,sentíunaligeratristeza:«Adiós,queridajuventud…».

Mis compañeros empezaron a frotarse salpicando agua. Como yo no tenía jofaina ni habíaesponjasparatodos,caminédeunbancoaotrocomoperdido.Losdemásgritaban,sesalpicabanyhacíanguerrasdeagua,como losniñosenelcolegio.Yomesentíaexcluidoyesomeentristeció.Finalmente,medejécaerenunrincónaesperarquelosdemásterminaran.Unmuchachodelgadosesentóamilado.Teníaelcuerpocomoatrofiadoyllenodebultos,comolashebrasdeunasoga.SellamabaOkrihmVasilchenkoyeraucraniano.

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—Bien,compañero—dijo—,tenemosquelavarnos.¿Meayudas?Después de la sauna y la ducha, el contramaestreVasili Ilínme entregómi telniashka. Parecía

hecha a la medida de mi cuerpo. Las franjas blanquiazules amplifican la sensación de poder ypredestinación.Cuandouno la llevapuesta,escomosidijera:«Que rujaelmar, ¡yo resistiré!».ElcontramaestreIlínteníarazón:latelniashkaloinvitaaunoaponerseconstantementeaprueba.

TrascincoañosdeservicioenlaArmadapaséafusilerodeinfantería.Ocurriócomosigue.Laguerrahabíaestalladounañoantes.Despuésdemuchosolicitarquemeenviaranalfrente,me

incluyeronporfinenunalistademarinerosqueibanasertransferidosainfantería.Paraentoncesyahabíaobtenidoelrangodeprimercontramaestre,queenelejércitoequivalíaaldetenienteprimero.

Mesubieronauntrenrumboaloestejuntoconelrestodemarinerosquehabíansolicitadoentrarencombate.Alfrente,¡porfin!Duranteelviaje,largoytedioso,lasruedasnodejarondetabletear.Yo no veía la hora de llegar ami destino, y la lentitud del trenme exasperaba.Al pasar por losUrales,meacordédecuandoelabuelonosenseñabaarastrear,adispararyaacamparconelfrío,acieloabierto.Peronoeraelmomentodeabandonarsealamelancolía.Nuestropaísestabaenpeligro.Haciaelfrente,¡atodamáquina!

De repente el tren fue desviado hacia una vía muerta de la estación de mercancías deKrasnoufimsk.Enelandénseoíangritos:«¡Todoelmundoabajo!».Esdifícil imaginar lacaradedecepción que pusieron los marineros al oír eso. La gente preguntaba: «¿Qué hacemos aquí, enmedio de la nada?». El caso es que ahí, en Krasnoufimsk, era donde estaban acuartelados losregimientos de la 248.aDivisión de fusileros.Después de los duros enfrentamientos deKastornie,habíansidoenviadosahíparadescansaryrecibirtropasderefresco.

Mi destacamento de Vladivostok se integró en el 2.o Batallón del 1047.o Regimiento. Loscomandantesyoficialespolíticosdelbatallónnosdispensaronunacálidabienvenida,sibiennuestrostabardos y nuestros pantalones anchos—por no hablar de la telniashka y las boinas— suscitaronalgunaqueotrasonrisa.

Enseguidasubimosdenuevoaltrenyvolvimosaoírelrítmicotableteodelasruedas.Duranteelviajehicimosmenosparadasqueantes.Dondequieraquemirase,soloseveíalainfinitayoceánicaextensióndelasestepas.

Enelvagón,elambienteestabacargado,asíquemiscamaradasyyonosquitamoslostabardos,dejandoalavistalasfranjasblanquiazulesdelascamisetas.Eltrensehabíaconvertidoenunbarcocon ruedasque surcabaocéanosde tierra seca.Al frente, el reflejode la luzhacíapensarquenosdirigíamoshaciaunmarentempestad.

Día,noche,díaotravez…Rusiaesunpaísenorme.Queríamosqueeltrenacelerara,queríamosentrarenacciónloantesposible.Masnohabíadeserasí.Eltrensedetuvo.Enalgúnlugardelantedenosotros,entrenuestraposiciónynuestrodestino,losbombarderosdelaLuftwaffehabíanderribadounpuente.Esperamosunahora,dos,tres.Enalgunaparte,enlosconfinesdelainmensaestepa,algorugía, pero no podíamos imaginarnos qué era. En unmomento dado, negras nubes oscurecían elpaisaje;alsiguiente,rompíaunrayodeluzyeracomosielsolestallaraenfragmentosdefuego.

Alcaerlanoche,marchamosporloscamposenlugardeseguirlacarretera,paraminimizarelriesgodeunataqueaéreo.Elincendioqueseveíaalfinaldelaestepa,queeraelpuntodereferenciaque seguíamos todos, daba la impresión de que caminábamos hacia el fin del mundo. Pero no:

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aquellaseranlasllamasdeStalingrado.Amedidaquesehacíadedía,elsoloscurecíalasrojasllamasdelhorizonte,perolasnubes,de

color carmín oscuro, se hacían más gruesas. Era como si un enorme volcán hubiera entrado enerupciónyescupierahumoylava.Cuandolosrayosdesolatravesabanlasnubes,seveíanpuntosenelcielo,comounenjambredemoscas.

Elcomandantedelacompañía,eltenienteBolshápov,metendiósusprismáticos.Miréynopudecreermeloqueveía.Stukas,HeinkelsyMe109—comosisehubierareunido toda lafuerzaaéreaalemana—sobrevolabanlaciudadenformacióndetresyhastacuatrocapasdejandocaersucargaexplosiva.Losbombarderosselanzabanenpicadohaciaelcorazóndelasexplosiones,mientrasenelsuelo,columnasdepolvorojizoseelevabancientosdemetrosenelaire.

Estábamos desconcertados. Era imposible que nuestros camaradas siguieran luchando: ¿cómoresistir y luchar enmedio de ese infierno? ¿Cómopodían respirar tan siquiera? ¿Era posible quesobrevivieraalguien?

—Stalingrado ha resistidomultitud de ataques—explicó Bolshápov, como en respuesta amispensamientos—.Ahíesadondevamos,peroantes,marineros,tenemosqueprepararosparalaacción.

Dedicamoslostresdíassiguientesaentrenarnosafondoparaelcombatecuerpoacuerpo.Nosejercitamos con ganas. Practicamos con bayonetas, cuchillos y palas. Lanzamos granadas yatravesamospistasdeobstáculos.Todossabíamosqueeladiestramientoeracrucial,yenocasioneslos ejercicios desembocaban en peleas. Con el acaloramiento, algunosmarineros golpeaban en lanarizasuscompañeros.Afindecuentas,elcomandantenoestabaentrenándonosparadarunpaseoporelparque.

El teniente Bolshápov pasaba el tiempo sentado con las piernas estiradas sobre una elevación,atusándoseelespesobigotepelirrojo,conlasbotasclavadaselsueloy losbrazosapoyadosenlasrodillas.

Evidentemente estaba satisfecho. El entrenamiento seguía el curso previsto: en poco tiempo,habíamosaprendidoacazarlasgranadasalvueloyaarrojarlasdevueltaalastrincheras,dondeunosespantapájaroshacíanlasvecesdealemanes.

El zampolit Stepán Kriájov, un comandante político regordete con aspecto de estudiante,supervisabalasmaniobrasjuntoaBolshápov.

—Los boches no tienen nada que hacer contra estos marineros —comentó Bolshápov, y elcarirredondoKriájovasintió.

Enesemomento,yoestabaenelfondodeunatrinchera,aprendiendoausarlapalaparareduciraun«enemigo»armadoconunapistola.MioponenteeraelsoldadoSashaRéutov.RéutoverauntipocorpulentoqueservíacomoordenanzaaltenienteBolshápov.Losdemásmarinerosnosobservabandesde un terraplén cercano. Réutov se las arregló para desenfundar y vaciar un cargador enterocontramí.Lasbalas,claroestá,erandefogueo.Paraaprenderahacerelejercicio, todosteníamosquepasarporlatrincherayprobarsuerte.Enlasegundaronda,sinembargo,las«víctimas»fueronmuypocas.

Durantelasmaniobras,llegóuncochedeoficialesconunosbanderinesondeandosobreelcapó.Desuinteriorsalióunhombrebajitoydeairefrágilconunosrombosdecolorcarmínenelcuellodelaguerrera;eraelcomandante,elcomisariodebrigadaKonstantinTerentievichZúbkov.Fumabatranquilamenteunpapirosa[3],conlamiradafijaenelcentrodeuncírculodesoldadosymarinerosdondedoshombresestabanluchando.

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EltenienteBolshápovsehabíasumadoa losejerciciosyenesemomentoestabadefendiéndosedelataquedelguardiamarinaRóvnov.Elguardiamarinaeraatodaslucesmásfuertequeeltenienteyloaventajabadeunosquincecentímetrosenaltura.EltenienteBolshápovestabasudandosangre,perosuentrenamientoysuscapacidadesdefensivaslohacíanprácticamenteinvulnerable.

Bolshápov saltaba como un muelle, rechazaba a su oponente, que lo superaba en tamaño, yentonces todovolvíaaempezar.Elcombateparecíaen tablasynadiehabríapodidopredecirquiénseríaelganador.Losmarinerosanimabanalguardiamarina,perolosinfantesestabanconvencidosdeque el marinero no tenía ninguna posibilidad de vencer al teniente Bolshápov. Los contendientesforcejeabandenuevo.Seagarrabandelapecheraconelrostrocongestionado.Depronto,Bolshápovlepisólosbajosdelpantalónalguardiamarina,quenopudomoverse;actoseguido,loempujóconelhombroyRóvnovcayóalsuelo.

EltenienteBolshápovseenjugóelsudordelafrente.—Esosmalditospantalonespuedencostaroslavida.En ese momento, Bolshápov reparó en que el comisario de brigada los estaba observando y

mandóalacompañíaquesepusierafirmes.—Descansen—dijoZúbkov—.¿Todavíanohanrecibidoeluniformedelejército?Bolshápovqueríaahorrarnoslareprimendadelcomisariodebrigada,peronoteníamásopción

quedecirlaverdad.—Los marineros han recibido los uniformes, señor, pero todavía no han tenido ocasión de

cambiarse.Todosesperamoslarespuestadelcomisariodebrigada,quediounacaladaalpapirosa,exhaló

unanubedehumoynosmiróensilencio.Nospreguntábamosaquéestaríaesperando,peronadieseatrevíaadecirnada.Porfin,elcomisariodejócaerlacenizadelcigarrilloydijo:

—VeoquelesdapenadeshacersedesusuniformesdelaArmada,¿verdad?¿Yquémedicendelosbuquesquedurantetantotiempohansidosuhogar?¿Deseabandejarlos?

Alcomisariodebrigadaselehabíapuestolacarablanca;conlamanoizquierdaseagarrabaelcinturón.

—Hanabandonadoustedeselnido—dijorespondiendoasupropiapregunta—.Sehanmarchado,peronohan sidoolvidados.Susviejos comandantes todavíapiensan enustedes.LoshanmandadoaquíencalidaddedignoshijosdelaflotadelPacífico,hombresheroicosydisciplinados.¿Quéhasido,pues,deesadisciplina?

Permanecimos en pie, callados y dolidos. Comprendimos que el comisario de brigada teníarazón.Alolejos,Stalingradoestabaenllamas.Elhumonegrosealzabasobrelaciudadformandounacolumna.Laartilleríamachacabalatierraylosavionesenemigosdejabancaersusbombassinpiedad.Laemergenciaalaquenosenfrentábamosconvertíaelobstinadoorgulloquesentíamospornuestrosuniformesenalgo irrelevante.Unahoramás tarde,ya éramos infantesdelEjércitoRojo.Los uniformes no eran de nuestra talla y resultaban incómodos, pero al menos podíamos seguirllevandolatelniashkabajolaguerrera.

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3

Elpaso

Cargamosloscamionesynospreparamosparapartir.Kótov,elcomandantedel2.oBatallónerauntipo pálido y fornido, de cabello rubio y ojos azules y llorosos. Estaba de pie, con las arqueadaspiernasbienseparadasylamiradapuestaenelreloj.Apocosmetrosdeélhabíaunpequeñogrupode soldados, los mensajeros de cada compañía. Entre ellos me encontraba yo, que acababa deconvertirmeenelnuevomensajerodelacompañíadeametralladoras.HablábamosdelcomandanteKótov.Todavíanohabíamos trabajadoasuservicioynadiedenosotrossabíaquéclasedeoficialera. Kótov estaba entretenido procurando que todo el mundo subiera a los camiones a tiempo yapenassiadvertíanuestrapresencia.

Todos los mensajeros teníamosmás o menos la misma edad, lo que hacía que nos viéramoscomo iguales.Cuando terminamos de cargar los camiones, el capitán y un enfermero subieron alvehículo que encabezaba la comitiva. Ningún superior se quedó con nosotros, así que, siendosuboficialmásveteranodelgrupo,decidítomarelmando.Loprimeroquesemeocurriófuedividirnuestrogrupoporunidades.

—Muy bien, ¡a los camiones! —grité—. Yo iré en el segundo vehículo. Si alguien se quedarezagado,seráculpasuya.Seacabaronlossimulacros,ahoraestovaenserio.

UnsoldadollamadoPronischevfueasentarseamilado.—Apesar de que usted nunca ha entrado en combate—comentó sonriéndose—ya nos tiene a

todosasustados,jefe.Suspalabrasmecrisparonlosnervios.Mesentía intranquiloy terriblementefurioso,asíquele

gritéquesubiera.Pronischev y yo nos quedamos los peores asientos del camión, los más cercanos a la puerta

trasera, demodo que no tardamos en llenarnos del polvo rojo de la carretera.Yo seguía furioso,furiosocon losboches,conPronischevysobre todoporelhechodequemehubierandestinadoamensajero.Estabairritadoconelmundo.

—Oiga,jefe—dijocarraspeando—.Noselotomeasí.Pronischev era de Siberia, de una granja colectivizada cercana a Vladivostok. Tenía el típico

aspectodemuchachodecampo,conlanuezprominentequesubíaybajabaalhablar.—Noeramiintenciónsacarlodequicio—continuó—.Loquepasaesqueestoycansadodeque

lagentehabledecosasquenoentiende.Porejemplo:mioficioesconducirtractores.Puespongamosqueme da por explicarle a un aviador cómo debe pilotar su aparato. Sería absurdo, ¿verdad? En

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cuantoanuestrotrabajo…Lediréloquepiensosobresermensajero.Todoestádescontrolado;todaestápatasarriba.Nosabemosquiénesquién,nidóndeestánlosnuestros,nicuáleslaposicióndelenemigo.¿Quésesuponequedebehacerunmensajero?¿Haciadóndedebeir?Cuandolosnuestrosse retiran, todoelmundoretrocedea lavezy lossoldadosseayudanmutuamentea llegara lugarseguro…Elmensajero,encambio,siempreestásolo.

El polvo del camino hacía que la voz de Pronischev sonara ronca. Se aclaró la garganta ycontinuó.

—EnlabatalladeKastornie,porejemplo,llevéunmensajedelmandodelregimientoatravésdelbosque hasta el 2.o Batallón. Logré entregarlo con éxito, pero al volver aparecieron unos bochesmotorizados. Gracias a Dios los vi antes que ellos a mí. ¿Qué podía hacer? Coloqué un par degranadas en su camino y los hice saltar por los aires. Sin embargo, no pude parar a felicitarme,porque teníamáscomunicadosqueentregar.Asíeseste trabajo.En labatalla,uno tienequesersupropiocomandante.

Nodijenada.¿Quépodíadecir?Yonoeramásqueunnovatoyhabíasidotanestúpidocomoparamenospreciareltrabajodelosmensajeros,queeravitalypeligroso.

Recordémisprimerosdíasen laArmaday laprimerapruebadeconcienciaa laquemehabíavistosometido.Eraunamañanademarzode1938,unrelucientedíadeprimavera,yaunquelabahíadelCuerno deOro deVladivostok relumbraba con los colores del arcoíris yo sentía amargura yfrustración. Elmotivo era quemi objetivo al alistarme en laArmada era llegar a convertirme enminadorotorpedero,yencambiomehabíannombradocontableyadministradordenóminas.Conlaesperanzadequemecambiarandedestino,empecéaescribirconunacaligrafíailegibleyacometererrores gramaticales. Como castigo por ello, me ordenaron rellenar aún más formularios. Misuperiorsellamabacomoyo,Záitsev,DmitriZáitsev.

Comomeaburría,decidígastarunabromadelaquehabríadebidoavergonzarmeaunsiendouncolegial.Mientrasrellenabaunformulario,cambiélapalabra«atacador»(referidoaloscañonesdelatorretadeunbuque)porotraquenoesdelcasoreproduciraquí.EntreguéelformularioaltenienteZáitsevparaquelofirmaraymeolvidédelasunto.Creíquetodoquedaríaeneso.

Sinembargo,aldíasiguiente, labromameexplotóenlacara.Loprimeroqueocurriófuequeempecé a sentir remordimientos. Me quedaba paralizado solo con pensar que los mandosdescubrirían mi gamberrada y responsabilizarían de ello al teniente Záitsev. Se trataba de unainfraccióngrave:mehabíaburladoabiertamentedelaautoridaddeunoficial.

Llegó la noche y yo no sabía qué hacer. Abatido, me fui a la litera. Cuando uno no tiene laconcienciaenpaz,todosejuntaylaspreocupacionesaumentan.Esanocheelsoldadodeguardiamedespertódosvecespornohabercolocadoeluniformedelamaneracorrecta.Comonopodíadormir,salídelbarracónantesdequetocaranadiana,olvidandoqueesocontraveníaelreglamento.Alsalirdelbarracón,meinterceptóelcontramaestre.

—¿Adóndeva,marinero?¡Faltanveinteminutosparatocaradiana!Estúpidodemí,optéporengañaramisuperior. Irguiéndomelentamente,mepusefirmesyme

fingímortalmenteenfermotanbiencomosupe.—Elestómago,señor…—gemí.—Bien,siga—dijo—,vayaalasletrinas.A lahoradel recuento,elcontramaestremeenvióa laenfermeríaparaquevieranaquépodía

deberseladolencia.

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Elmédicodelaguarnicióndescubriólatrampaalinstante.Meexaminóy,alcomprobarquemeencontraba en perfecto estado de salud, le escribió una nota al contramaestre: «Durante la semanapróxima,elfalsoenfermoZáitsevdeberá levantarse treintaminutosantesdedianapara limpiar lasletrinas».

Pasé la semana siguiente acarreando baldes de agua. Al término de la semana, volvieron aenviarmealaenfermería.Comolavezanterior,elmédicomeexaminóatentamente.Estavezhabíaaprendidolalección.

—Meencuentrobien,señor—ledije—.¿Puederetirarmeeltratamiento?Enesemomentosepersonóunmensajerodelcuartelconunanotaparamí:«Presénteseantesu

comandante, el teniente Záitsev». En un abrir y cerrar de ojos,me encontraba en el despacho deltenienteZáitsev.Eraevidentequeestabamolestoconmigo.

—Záitsev —dijo—, ¿cómo es posible que no le echaran cuando trabajaba de contable civil?¿GastabalamismaclasedebromascuandotrabajabaparalaUnióndeJóvenesComunistas?Confiabaenustedcomoenmipropiohermano,¡ymelopagaconestanecedad!

Laspalabrasdel tenienteme revolvieronpordentro:eraunbuenhombreyunoficialexigentepero justo. El año anterior se había graduado con mención de honor en la academia militar. Lohabían destinado a nuestra sección porque había sido un estudiante ejemplar, y ahora iban atransferirlo a otra unidad, degradado por culpa de su aparente negligencia en el desempeño delcargo.

—He aquí elmotivo demi traslado—dijo poniendo un formulario sobre el escritorio.Era elformularioqueyohabíarellenado;almomentoreconocímiletra—.Esteasuntovaaacabarmal.Esustedunestúpido,marineroZáitsev.

Deseé que me tragara la tierra y desaparecer.Me deshice en disculpas y rogué que me fueraaplicadoelmásestrictocastigo.Eltenientememiródetenidamente.

—No voy a castigarlo, Záitsev. Su conciencia se ocupará de eso. Ella será su juez de últimainstancia.

Eltenienteestabaenlocierto.Nohaycastigomásseveroqueeltomentodelapropiaconciencia.Soydelaopinióndequelavidadeunsoldado—siquiereserdignodeesetítulo—nosolodependedereglamentosyórdenes,sinotambiéndelaconcienciapersonaldecadauno.Ynohaycrimenmásabyectoqueperderlaconcienciaentiemposdeguerra.

ConnuestropaísinvadidoporlosfascistasyalavistadeStalingradohechapedazos,laspalabrasdelsoldadoPronischevresonaronenmisoídos:«Enlabatalla,unotienequesersupropiocomandante».Loúnicoquepodíahacereraejecutarlavoluntaddemiscomandantesconfidelidadyhonradez;delocontrario,novalíalapenanisiquierasoñarconlavictoria.

Nuestra columna tomó una carretera rural. Durante media hora avanzamos por la estepa.Atravesamosmarismasyvarioslagosdepequeñotamaño.Eraundíacálidodeseptiembrey,suciosdepolvocomoíbamos,nadahabríamosdeseadomásquedarnosunbaño,peroesonofigurabaenelprogramadeldía.

Depronto,elvehículoqueencabezabalacolumnadiolaalarmayloscamionessedispersaron.Atoda prisa, los soldados camuflaron los vehículos conmallas y ramas. El cielo estaba despejado.Resultóserunafalsaalarma,peronoshallábamosenunazonasumamentepeligrosa,demodoque

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descargamoselequipoyempezamosadistribuirlo.Todoelmundoestabaalerta.Formamosenfilasdea tresymarchamospor lacarretera.Eldía

llegabaasufin.Elcalorremitióysenospasólased.Enelairetodoeranexplosionesypodíamosoler el humo, la cordita y algo más, algo desagradable: el mareante hedor de la carne humanaabrasada.

Abandonamos la carretera y avanzamos por las cañadas a través del bosque. De repente, pordetrásdeunosarbustosaparecióungrupodepersonas—ancianos,mujeresyniños—vestidasconropa de civil.Apenas si podían caminar, iban vendados y estaban cubiertos de polvo.Eran civilesheridosdeStalingradoquetratabandellegaraunhospital.Losmarineros,quetodavíanohabíamospresenciadoloshorroresdelaguerra,nosquedamosmirándolosangustiados.Noscamuflamosenlalindedelbosque,desdedondeseveíaStalingrado.ElVolganosseparabadelaciudad.Seoíafuegodeartilleríayeltableteodelasametralladoras.Laaviaciónalemana,muchomáspróximaahoraqueantes,bombardeabaincesantementeeldistritofabril.

Soldadosheridospasabanfrenteanosotros.Queríamospreguntarlescómoibalabatalla,perosuaspecto hablaba por sí solo. Caminaban como muertos vivientes, entre quejidos y gimoteos,formando columnas encabezadas por un enfermero o unmédico. En esas vimos entre ellos a unmarinero.Erauncontramaestreprimero,comoyo.Llevabalacabezayelbrazoizquierdovendados,ylacamisa,manchadadesangrereseca.Elbrazoizquierdocolgabadeuncabestrillo.Elancladelahebilladelcinturónestabaabolladaporelimpactodeunabala.

Nospidióuncigarrillo.Ledimosunoysesentóbajounárbol,exhausto.EntoncesmirónuestrasinsigniasyvioqueéramosdelaflotadelPacífico.

—¿AlgunodevosotrosconoceaSashaLebedev?Esmihermano.—Hayunchicoquesellamaasí—respondióOkrihmVasilchenko.—Alomejoresotrosoldadoquesellamaigual—dijoelherido,queevidentementenoquería

hacersefalsasilusiones.—ElSashaqueyodigotocaelacordeón.Ytieneunavozfantástica—dijoOkrihm.—¡Sí,esél!—jadeóelmarineroheridoponiéndoseenpieapesardelcansancio.TressoldadoscorrieronabuscaraSasha.AntesdequelosfascistasavanzaranhaciaStalingrado,IvánLebedevhabíaservidoenlaflotadel

Norte,enMúrmansk,mientrasquesuhermanohabíasidodestinadoaladelPacífico.AmboshabíancrecidoenStalingrado.Conelavancede losnazis, loshermanoshabíansolicitadoserenviadosalfrentedeStalingrado.Yahora…

—CamaradaIvánLebedev—gritóOkrihm—.¡Mirequiénestáaquí!Sashaveníacorriendohacianosotros.Losdoshermanosseabrazaron.—Mira lo que me han hecho —dijo Iván con voz temblorosa—. No puedo ni abrazar a mi

hermano.Fue entonces cuando levantó el brazovendadoyvimosque le faltaban lamanoy el antebrazo

izquierdos.Elrestolosrodeamos.—¿Cómoestánlascosasenlaciudad?—preguntóOkrihm.—Estánmal,peroresistimos—dijoIvánLebedevmirandoalosmarinerosreunidosentornoaél

—.Aguantaremoshastaelfinal,hermanos,seloharemospasarmal,deverdad.Noospreocupéispormibrazo.¡Losbochesyahanpagadoporello!

Extenuado,volvióasentarse.

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—EstamosapostadosenlafábricaOctubreRojo—continuó—.Seluchacalleporcalleycasaporcasa. Hay fuego por todos lados, los alemanes atacan con lanzallamas. Por todas partes lluevenchispas que se te meten por el cuello y prenden en la ropa. Hay sectores donde no se puede nirespirar.—IvánLebedevhizoungestodedoloraldarconelbrazoenelárbol.Luegoprosiguió—:Vi a un alemán que apuntaba con su pistola a nuestro comandante. Salté sobre él, pero consiguiódispararymedioenelbrazoantesdequelomataraconelcuchillo.Aldejarasuoficialfueradecombate, hubo confusión entre los alemanes y los nuestros aprovecharon para cargar. Logramoshacerqueretrocedieran.

IvánLebedevquedóensilencio.Anosotrosnosdabalaimpresióndehabervividoesecombateasu lado. Sin que nos diéramos cuenta, el comisario de brigadaZúbkov había estado todo ese ratoapoyadoenunárbolescuchandoelrelatodeIvánLebedevconelrestodenosotros.

—Gracias por compartir su historia con nosotros—dijo estrechándole lamano a Lebedev—.Ahoraestosvoluntariosyasabenquélesespera.

Elcomisariodebrigadasefijóenquealgunosdenosotrosnoshabíamoscambiadolacamisetadeluniformeporlatelniashka.EltenienteBolshápovtratódeexcusarnos.

—Hastaquehaanochecido,camaradacomisario,eransoldados,peroahorasehanconvertidodenuevoenmarineros.

Elcomandantesequedópensativo.—Antiguamente,lossoldadosrusosseponíanropalimpiaantesdeiralabatalla.Quellevenlo

quequieran.BajamosalaorilladelVolgaynostendimosenlacálidaarenajuntoalagua.Alotroladodelrío,

labatallahabíacesadomomentáneamenteytodoestabaencalma,casicomoenunatardedeotoñocualquiera. El Volga discurría arrastrando piedrecitas hasta la orilla, donde los guijarros crujíancomosisusurraranentreellos.

Aquelbreveensueñoquedóhechopedazospor lasrachasdeametralladoradegrancalibrequellegabanentodasdireccionesdesdelacolinaMamáiev.Vimoscómounaráfagadebalastrazadorascaíaenmitaddelrío.

—Nohaydequépreocuparseaún,estamosfueradesualcance—dijoOkrihmVasilchenko.En el atracadero de la ribera opuesta, ambos bandos intercambiaban disparos. Cerca de unos

tanquesdegasolinadegranvolumen,ungrupodesoldadosdisparabasussubfusilesdejandooírunacadenciaregular,mientrasquedesdelacañadadelotroladodelosdepósitosllegabauntemblordetierraprovocadoporlosobuses.

Enloaltoseoíaelrugirdelosbombarderosalemanes.Tratabandevolarelatracadero,perolamayor parte de su carga explosiva caía en el río; a cada detonación, sentíamos el impacto de unaoleadadeairecaliente.Esaeralapeorpesadilladeunsoldado:queteataquenynopoderdevolverelfuego.

OkrihmVasilchenkonopodíaestarsequietoysemovíadeunladoaotro.—¿A qué estamos esperando?—dijo al fin—. ¡Deberíamos cruzar ahora que está oscuro! ¡Si

esperamosaquesalgaelsol,seremosblancoseguro!—Pasaremosal otro ladodel río en cuanto lleguen lasunidadesde refuerzo—dijo el teniente

Bolshápov,quelohabíaoído—.¿Aquétantaprisa?Los demás nos revolvíamos en silencio.La ciudad parecía un infierno de llamas y azufre, los

edificios quemados brillaban como tizones y los incendios consumían hombres y máquinas.

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Perfiladoscontraelfuegodelosincendiossedistinguíansoldadosenretirada.¿Erandelossuyosodelosnuestros?Nadielosabía.

Unconvoydecarrosdecaballosdel2.oBatallón llegóadondeestábamos.Loscarros llevabansobrepeso y se quedaron encallados en la tierra. Los caballos estaban tan cansados que sedesplomaban sobre los arneses y no podían tirar de los carros. Una compañía de fusileros fue aayudarlosasalirdelbarroparaqueelconvoypudierallegaralatracadero.

Actoseguido,aparecióunremolcadorconunagabarraenganchada.Elcascodelagabarraestabamuydañadoporculpadelametralla.

Cargamoselcontenidodeloscarrosenlagabarraatodaprisa.Nuestroscompañerosprepararonlasametralladorasyapilaronlascajasdemuniciónenelcentroparadesplegarsenadamástocarlaorilla.

Unsargentollevabacajasalabodega,queestaballenándosedeagua.LascajasconteníancarneenlatadaprocedentedeEstadosUnidos.Afindecuentas,eseerael«segundofrente».

—¿Quéhace,sargento?—dijeronunossoldadosriéndose—.¡Elsegundofrentesevaahogarahí!Aproayapopadelagabarrahabíainstaladasunasbombasdemanoylosmarinerosnohacían

más que achicar el agua que entraba desde ambos extremos de la embarcación. La gabarra teníatantosagujerosquesihubierandejadodebombear,sindudasehabríahundido.Bajolacubierta,losmarineros se afanaban en tapar las fugas y sus martillazos resonaban por todas partes. Cuandoterminamosdecargar,elmartilleosedetuvoparacruzarensilencio.

Elmotordelremolcadoraceleróconunruidosordo.Laembarcaciónempezóavibrar,soltaronlasirga,ylagabarra,crujiendo,empezóamoversedandobandazoscomounviejocaballoexhausto.Pequeñasondassemovíanhacianosotrosylamíansuavementeelcascodeacerodelagabarraparadespuésdeshacerseconunsusurro.Laoscuridaderatanespesaqueparecíaunavendaenlosojos,ynosotros, ansiosos,manteníamos lamirada fija al frente, tratandodeadivinarquénos esperaba.Ababoryaestriborseoíaelchapoteardelosremosdelosbotesconquelosmarinerostrasladabanhombresyequipoalotroladodelrío.

La suerte del marinero estuvo de nuestra parte esa noche y logramos pasar sin la menorcomplicación. Todos losmarineros de la flota del Pacífico cruzamos el Volga en dirección a lasruinasdefuegodeStalingrado.

Esoocurríalanochedel22deseptiembrede1942.

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4

Elprimercombate

Laproadelremolcadorsedeslizósobrelaorilladelariberaopuesta.Elmotorrugióunaúltimavezy luegoquedóensilencio,mientraselaguaseguíaborboteandoen lapopa.Lohabíamos logrado:¡porfinestábamosenlariberaizquierda!

En lo alto voló una bengala. Su luz brillante se reflejó en nuestros cascos de acero y nosquedamos todos paralizados.No sé describir la sensación que tuvimos almirarnos los unos a losotrosalaesperadequeempezaranalloverlasbalas.Porsuertenoocurriónada,labengalaseapagóylaorillavolvióacobrarvida.Hacialascincodelamadrugada,todala284.aDivisióndefusileroshabíacruzadoelrío.

Todavía no puedo entender por qué los alemanes no dispararon ni una vez contra nosotrosmientrascruzábamoselVolga.Talvezporqueeraunanocheespecialmenteoscurayporquefuimoscon cuidado de no revelar nuestra presencia con ruidos o movimientos innecesarios. Tal vezcreyeronquedesistiríamosdemandarmásrefuerzos.Oloqueesmásprobable:quizásencillamentebajaronlaguardiaconvencidosdequeelejércitorusodeStalingradohabíasidoaplastadoydequeentre las ruinas de la ciudad no quedabanmás que bandas aisladas de kamikazes comunistas. LosnazisdebíandecreerquesolofaltabalanzarunascuantasoperacionesdelimpiezayelEjércitoRojodeStalingradoquedaríakaputt.Seacomofuere,nuncasabréelcómonielporqué,peroelcasoesquenuestradivisiónconsiguiócruzarsinsufrirunasolabaja.

Ahora ya no cabían dudas: pronto entraríamos en combate. Pese a ser marineros, nuestrobautismodefuegotendríalugarentierrafirme,enmediodeunaciudaddevastada.¿Quiénesseríanlosprimerosyquiénessobreviviríanparaverelfinaldetodoaquello?Yoestabadispuestoaaceptarloquemetocaraensuerte.Nodejabaderepetirmequenomeretiraríaaunquemeencontraracaraacaraconlamuerte.YséquemiscamaradasdelaflotadelPacíficopensabanlomismo.

Durante estas cavilaciones, me acordé de Vladivostok y del locutor que leía por radio losboletines informativos del Sovinformburó: «Nuestras fuerzas han abandonado Sebastopol…».Aquellatristenoticiallegóamímientrasestabaenelbancorecogiendolapagadelmesdemayode1942.Ahí,mientrasestabaenmostrador,oíamiespaldaunexabruptoquemedoliótantocomoelanunciodelacaídadeSebastopol.Elcomentarioproveníadeunviejoachacosoquetrabajabaenelbanco.Dijolosiguiente:

—Loqueyodigoesquehastaunamujerconmediocerebroescapazde recogerdineroenelbanco;vasiendohoradequelosmariquitascomoestesevayanalfrente.

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—Tienes razón, LukaYegórovich—respondió la familiar voz del tío Fedia, unmecánico quetrabajabaenlascalderasdelbanco—.Fíjateenmí:tengodostrabajos;ademásdeloquehagoaquí,meencargodelmantenimientodelosbaños.¿Ysieljefemepidieraquemededicaraarecogerloschequesdelpersonal?¿Seríatandifícil?Aestosholgazanesnodeberíanmandarlosahacereltrabajodelasmujeres…

Apartirdeentonces,servirenunaciudadenpaz,tanlejosdelfrente,seconvirtióenunatortura.Cuandovolvíalabasemeentraronganasdelanzarlosbilletesporlosairesparaquememandaranalfrenteconunbatallónpenal.YesoesloquehabríahechosienesemismomomentonomehubieraencontradoconNikoláev,elcomandantedelabase,quienmeinformódequemireemplazoestabaapuntodellegaryqueelmandodelaflotahabíaaceptadolasolicituddelKomsomol.Seformaríaunacompañíademarinerosvoluntariosparaenviarlosalfrente.

Mequedé tanestupefactoquecontuve larespiración.Elcomandantesonrió,sacóunpaquetedeBelmoraymeofrecióuncigarrillo.

—LosenvidioaustedyasusamigosdelKomsomol—meconfesó.Elcomandantedelabaseeraunhombredenaturalnerviosoquesetomabamuyapechoelmenor

error o contratiempo.Amenudo trabajabavarios días seguidos sin dormir.Tenía una cicatriz quebajabacomounaserpientedesdelafrentealamejillayquesusmuecasdeinquietudhacíansobresalirentrelapielcurtida.

—Yotambiénheenviadocincosolicitudesparaquememandenalfrente—dijo—.LaúltimavezquemedirigíalConsejoMilitar[4]obtuveporfinunarespuesta.

Elcomandantesacóunacopiadelacartaconelsellooficialymelatendió.Decíaasí:

RogamosexpliquenalcamaradaNikoláevquedebeentenderqueestonosonunasvacacionesyquelaflotadelPacíficotieneunamisiónquecumplirenVladivostok.EnelcasodequeelcamaradaNikoláevnoseavengaarazones,elasuntoserádirimidoenlapróximareunióndelEstadoMayor,procediendo,ensucaso,aexpulsarlodelpartidoyapartarlodelmando.

Nikoláev sabía que no podía seguir insistiendo.La decisión delConsejoMilitar era definitiva.Nikoláeverauncomandanteinteligentequellevabadieciochoañosdeservicio,yenesemomentomerecordóamipadre,puessudesencantoeracomoelqueestehabíasentidotrassupasoporelejército.Porculpadeunaherida,mipadrehabíasidoapartadoyselehabíaimpedidocombatirafavordelarevolucióndurante la guerra civil.AhoraNikoláev era apartadopor las circunstanciasy teníaquequedarseenVladivostokcuandoloquequeríaerairadondeselibrabalaguerra.

El comandante Nikoláev me dio un consejo sobre cómo comportarme en el momento de labatalla:lomásimportanteeranoperderelvaloryestarsiemprealerta.Yoeraelmásveteranodelosvoluntariosy,por lo tanto,menombraríancomandantedenuestrodestacamentodemarineros,quepasaríaaformarpartedelBatallóndeInfanteríaNavaldelaflotadelPacífico.

El tiempoparecíanopasar,a laesperadeque llegarami reemplazo.Yocontaba lossegundos.Unanoche,hiceelesfuerzoderevisartodosloslibrosdelaunidadyredactaruninformeeconómicocompletoparamisucesor.Alamañanasiguientesalíacaminaraorillasdelocéano.

Elsolsalíaporelmarconunabellezadesacostumbrada.Elamanecerempezabaconunpuntodeluz brillante apenas perceptible. Era la zarnitsa, la estrella que guiaba al sol. La zarnitsa es tanpequeñacomoelojodeunratón,peroalalbarelucecontalintensidadqueiluminacuantohayasualrededor.Aquelpequeñodestellonoeraunaestrellacualquiera;eramásbiencomounzapadorqueavanzaabriéndoleelpasoalsol.Cuandolapequeñaestrellaseencendía,elsolnotardabaenseguirla.

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Esa mañana en concreto, se me ocurrió que podría ser la estrella de la buena suerte. En elmomentodesalirelsol,lasflores,losárboles,lospájaroscantoresyelmansoganado—todoservivoalavista—sevolvieronhaciaelastroconregocijo.Porsupuesto,tambiényomeregocijaba:¿cómono,sabiendoloquemeesperaba?¡Aldíasiguientepartiríaparaserviramipaísenelfrente!

Trasdarmeunbañoenelfríoocéano,volvícorriendoalcuartel.Paraentoncesyatodoelmundosabía que un destacamento de veinte komsomolets, incluido yo, se disponía a entrar en acción. EltiempoapremiabayloscompañerosnosdespidieronalusodelaflotadelPacífico.

PorfinestábamosenStalingrado,enlaorillaizquierdadelVolga.¿SeríalazarnitsalaestrelladelasuerteparalosmarinerosdeVladivostok?ResultabaimposibledistinguirlasobreelcielodelVolga;lasestrellasdelaestepaennadaseparecenalasdelPacífico.

Saltamosdelagabarrayesperamoslaordendecargarcontraelenemigo.Hastaquellegaralaorden,debíamosesperaren losalrededoresdelembarcadero.Pasaron lashoras.Generalmente losmarineros saben qué hora es con solomirar al cielo, pero ahí eso era imposible. El cielo estabatotalmentecubiertodehumo.

Notábamosquelosoficialesempezabanaponersenerviososyesonosintranquilizómástodavía.Eraevidentequedeunmomentoaotroíbamosaentrarencombate.Pero¿dóndeestabaelenemigo?¿Dónde estaban sus líneas?Daba la impresión de que nadie quería averiguarlo. La idea de enviarexploradoresnisiquierahabíapasadoporlasmientesdenuestrocomandante,elcapitánKótov,queestabatendidobocabajoamilado;amiotrolado,estabaeltenienteBolshápov.

Al salir el sol, empezó a delinearse el perfil distante del barrio fabril de la ciudad.A nuestraizquierda,seveíanunosenormestanquesdegasolina.¿Quéyquiénhabíadetrásdeellos?DelotroladodelosdepósitoshabíaundepósitodetrenesconvagonessueltosencuyointeriorsoloDiossabequé se ocultaba. Pasados unos minutos, unos explorados alemanes nos vieron y ordenaron abrirfuegodemorterocontranuestrasposiciones.Almismotiempo,losMe109aparecieronenelcieloyempezaronalloverbombasincendiariascuyosestallidos,alapsosregulares,noshacíancastañetearlosdientes.Aquellosembrólaconfusión: losmarineroscorríanentodasdireccionessinsaberquéhacer.

Kótov, Bolshápov y yo saltamos al interior de un hondo cráter de obús y ahí nos quedamos,pegados al suelo, a la espera de que el bombardeo remitiera. Alrededor, no se oíanmás que losgemidosy lassúplicasdenuestrosheridos.Unmensajerosaltóal interiordelcráterconnosotros.Nosinformódequeelsegundoalmandodeladivisiónhabíamuerto.Aquelloerahorrible;lascosasnopodíanirpeor.

Justoentoncesoímoselaullidodenuestroskatiushasdisparandodesde laorillaopuesta. ¡Buentrabajo,muchachos!¡Yjustoatiempo!

Podíamosvercómoloskatiushaspulverizabanlasbateríasdemorterosdelosbochesycómolosalemanes salían despedidos con cada cohete que tocaba el suelo.Era impresionante ver las llamasamarillasdelasexplosionesdeloskatiushasyaloshombressaltandoenterosoenpedazosentodasdirecciones.

El tenienteBolshápov se levantó, alzó la pistola y gritando «¡En nombre de la patria!» corrióhacialosdepósitosdegasolinadondesehabíanapostadolasametralladorasalemanas.

Entoncessentícomosituvieramuellesenlospiesy,sinsabermuybiencómo,terminéasulado.

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Ordenéamiscompañerosquemesiguieran.Nuestralínea,antesdescompuesta,deprontovolvióacompactarse.Todoelmundosepusoenpie.Eltemorylasdudashabíandesaparecido.Unataqueengrupoenvalentonaalmáscobarde.

Los alemanes abrieron fuego de ametralladora a nuestra izquierda. Sus nidos estaban biencamuflados,enalgúnlugarentrelasruinasdelacañadadeDolgi.Losmarineros,comounaoleada,selanzaroncuerpoatierrayelataqueseparó.

EltenienteBolshápovmeordenóquecorrierahaciaunosedificiosmedioderruidosyqueatacaralosnidoscongranadas.Obedecí suordenenelacto, sinvacilar.Por suerte, logrécruzarel fuegoenemigo sin un rasguño. En cuanto las ametralladoras alemanas volvieron a callar, nuestrosmarinerossaltarondenuevoalacarga.

Cuandolosbochesnosvieronysedieroncuentadequeestábamosapuntodeenvolversuflancoenlasproximidadesdelosdepósitosdegasolina,ordenaronquelaartilleríavolvieraaatacar,acciónquelograroncoordinarconelapoyoaéreodelaLuftwaffe.Lasbombasincendiariasdelosalemanesprovocaronungranfuegoylostanquesdegasolinacomenzaronaestallar.Elcombustibleenllamaslosalpicabatodo.Sobrenosotrosseveíangigantescaslenguasdefuegoquedanzabanconunrugidoensordecedor.Unminutomásynosconvertiríamosenunmontóndecarneahumada.

Los soldadosymarinerosquequedamos atrapados entre las llamasnosdeshicimosde la ropainflamada,peronidetuvimoselavanceniarrojamoslasarmas.Noalcanzoaimaginarquépensaríanlos alemanes al verse atacados por un batallón de hombres desnudos y chamuscados. Quizá nostomaranpordemonios,oquizáporsantosalosquenilasllamaspodíandetener.Acasoesoexpliquepor qué abandonaron sus posiciones y corrieron como conejos, sin mirar atrás siquiera. En lacarreteraadyacentealosdepósitosvolvimosarechazarlosyyanodejarondecorrerhastallegaralasavenidasdelextremooccidentaldelaciudad.

Nosparapetamosentre laspequeñascasasque flanqueaban lacalle.Alguienme lanzóuna lonapara queme cubriera. Nos quedamos así, desnudos o cubiertos con lonas, hasta que nos trajeronnuevos uniformes. Aquel grupo de soldados rusos desnudos acababa de superar su bautismo defuego.

Metelev,nuestrocomandante,mandódirigirelfuegocontratresobjetivos:laplantametalúrgicadelacañadadeDolgi,elalmacéndehielodelaciudadylacolinaMamáiev,antañouncementerio.Enlacañada nos encontramos con una compañía de ametralladoras de la 13.a División de guardias deRodímtsev,muydiezmadaporlosencarnizadoscombateslibradosenelcentrodelaciudad.

Losavionesalemanesseguíansobrevolandoelcielo.AlgunosMe109atacabanlafábricaOctubreRojo y las laderas septentrionales de la colina Mamáiev. También lanzaban bombas incendiariascontraotrosobjetivos,yenalgunaszonaslatierraardía.Elaireeraextremadamentecaliente,tantoqueloslabiossenoscuarteabandebidoalainfernaltemperatura.Teníamoslabocaseca,yalgunoshombresteníanelpelofundidodetalmaneraqueningúnpeinehabríapodidosepararlos.

El comandante de nuestro batallón, el capitán Kótov, estaba contento porque nuestro primeravance había sido un éxito. Habíamos tomado los depósitos y habíamos ocupado un edificio deladrillorojocercano.Tambiénhabíamoscapturadolasoficinasdelametalúrgicayahoraestábamosdentrodelafábricaluchandoporhacernosconsusenormestalleres,asícomoconlosdelafábricadeasfaltoadyacente.

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El comandante nos concedió un receso. Miré en derredor, pero no se veía más que ciudadquemada.Las llamas sealzabanporencimade lascasas,de las fábricasdemetalyasfalto,y, a lolejos,porencimadelafábricadetractores.

En un acto reflejo, me palpé el cuerpo en busca de agujeros de bala. Sobre mí, una espesacolumnadehumoselevantabahaciaelcieloyavanzabasilenciosaporlaorillaendirecciónoeste.Comosideunvelonegrosetratara,seciñóentornoalacolinaMamáievyoscurecióloscombatesqueahíselibraban.Lasnubesdehumobajabancadavezmásarasdesuelo.Elhumoreptabaentrelasruinasde losedificiosypenetrabaen los sótanos, se filtrabaen las trincherasydesalojabael airerespirable.Luego comenzó a lloviznar y el humo fuedispersándosebajo la lluvia endirección alVolga.

Laaviaciónalemanaseguíabombardeando.Alprincipionosocultamosentre las ruinas,en loscráteresyenlabasedelosmurosdepiedra,pero,viendoquenonosofrecíansuficienteprotección,corrimosendirecciónalmásalejadodelostalleresdelaplantaparaguarecernosbajolasmesas,lasprensas y los listones. Las bombas y la artillería cesaron nuevamente, y volvimos a atacar.Empezaronloscombatescuerpoacuerpo,cientosdehombresenzarzadosenunapeleamortal.Amialrededor,losmarinerosforcejeabanconlosalemanes.Depronto,unsoldadocorpulentocayósobremíymegolpeóconlaculatadelapistola.Porsuerte,elgolpeimpactóenelcascoenvezdeenlacara.

Eraelmomentodeponerenprácticaloquehabíamosaprendidoalotroladodelrío.Meescurrípor debajo de él, rodeé su cuello con el brazo y empecé a estrangularlo. El alemán se revolvíaintentandosacudírsemedeencima,comounbúfaloquetratadederribaraltigrequehasaltadosobresu lomo. Finalmente, el alemán dejó de forcejear y noté un olor nauseabundo: en elmomento demorir,sehabíadefecadoencima.

El enemigo se dispersó y el combate volvió a interrumpirse. Inspeccionamos las ruinas de lametalúrgica;habíaladrillosymetalesretorcidosportodaspartes.

Derepenteviaunamuchacha,muydelgada,conlaspiernasflacasyllenasderasguñosysangre.Llevabaunvestidoazulhechojironesdemasiadograndeparasutalla,yenlospies,unasbotasrojas,rotascomoelvestido.Caminabaalacabezadeunacolumnadesoldadosheridos,guiándolosatravésdeloscascoteshaciaunodenuestrospuestosdesocorro.Cercadeellosestallóunobús,ylosheridosquedaroncubiertosdeescombrosytierra.Enesemomentoempezaronasilbarlasbalasexplosivasde losnazis. ¡Losbochesestabanapuntandoanuestrosheridos!Pero lamuchacha siguióadelante,ajenaalpeligro.Mepuseacubiertoyvaciéelcargadordemisubfusilenladireccióndelosfascistas.Mientras viva recordaré el valor de esa muchacha. «¿Cómo se ha abierto paso esa chica entrenuestraslíneas?—sepreguntóenvozaltaeltenienteBolshápov—.¿Ysilosalemanesencuentranelcaminoynosrodeanporlaretaguardia?».BolshápovmeordenóquefueraconSashaRéutovaveradóndeconducíaesecaminoysilosfascistaspodíanusarloparainfiltrarseennuestraslíneas.

Sashayyoagarramosnuestrossubfusilesyunascuantasgranadascadaunoynosmetimosentrelasruinas.Yoibadelante,ySashameseguía,iluminandoelcaminoconsulinterna.Avanzamoscomopudimos entre la devastación y las vigas retorcidas. Llegamos ante una gran puerta de acero, laabrimosyalinstantenosahogólapesteaquerosenoyotroolorinidentificable.

Réutovsetapólacaraconlacamiseta.—¡Puaj!—exclamó—.¡Quépeste,podríacortarseconuncuchillo!Nosencontrábamosenunpasillolargoyestrechoconotrapuertaaladerechatraslacualseoían

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vocesygemidos.¿Quiénestabaahí,elenemigoolosnuestros?Empujamoslapuerta,peronocedía.Estabacerradadesdedentro.Réutovacercóeloídoalojodelacerradurayescuchó.

—Pareceruso—dijo,ysepusoagolpear lapuerta.Losgolpes resonabancomocañonazosenaquelespacioangosto.

—¿Quiénandaahí?—preguntóunavozprofundadesdeelotroladodelapuerta.Reconocílavozdeunodemiscompañerosdelaflota,Nikolái«Kolia»Kuropi.—¡Kolia!—grité—.¡Abre,soyyo,Vasia,estoyconRéutov!Esperamosvariosminutos.Devezencuandoelsuelotemblaba,comopararecordarnosquefuera

seguíaelbombardeo.Finalmente,oímosdescorrerseuncerrojodehierroylapuertaseabrió.Frenteanosotroshabíaunhombremediodesnudo.Teníalacarayelpechollenosdequemaduras.Subrazoizquierdocolgabadeun improvisadocabestrilloatadoalcuello.EramicompañeroKolia,antiguoasistentedelavanderíay,másrecientemente,contabledelPoltavschina.Untipogritónybromista.

Enlacarbonerahabíaotrosdiecinuevehombres,todosellosmásmaltrechosqueKolia.Apenashabíanpodidorecibir losprimerosauxilios.LaenfermeraKlavaSvíntsovaydosayudanteshabíanatendidoalosheridos,peroeraprecisoevacuarlosalotroladodelVolgaaunhospitaldeverdad.

Resultó que desde ese sótano podía llegarse al Volga a través de una ruta secreta: primero,siguiendo un laberíntico sendero a través de las ruinas hasta una zona de casas, y luego hasta lacañadadeDolgi.Desdeahí,elatracaderoquedabaatirodepiedra.Elpersonalmédicohabíautilizadoesa ruta para llegar hasta ahí, pero se habían quedado aislados al hacerse los alemanes con lostalleresdelafábrica.

Arriba,losalemanes;abajo,enesesótanofrióyhúmedo,nuestrosheridos.—Un buen reparto entre vecinos —bromeó Kolia, que a pesar de las quemaduras había

recuperadolasganasdereírse—.¡Zorrosenelgallinero!Sipudieraencontrar lamaneradehacerpasaralbatallónparaexpulsaralosbochesdearribaytrasladaralosmuertos…

SashaRéutovencontróalgoymellamó.Medilavueltayviunconductodeairerectangular,deunosdosmetrosdeanchurayunmetroymediodealtura.Yomidometrosesenta,asíquepodíapasarporélagachandounpocolacabeza.Dentro,elaireera limpio,respirarerafácilyhastasenotabauna ligera corriente.Me adentré en la oscuridad. Con lamano izquierdame agarré de un gruesocabletrenzadoquecolgabaapocoscentímetrosdeltecho,mientrasconlamanoderechasujetabalaculatadelapistola.Másadelante,elcablegirabaenángulorectohaciaarribaychoquéconunapareddeladrillo.Revolvíatientashastaqueencontréunospeldañosdemadera.Erancuatroyconducíanauna salida: una abertura cuadrada recubierta con una gruesa plancha de hierro. A través de lasrendijasdelmetalentrabaluz.Desdeahípodíaoír los intercambiosdedisparosdelpisodearriba:ametralladoras,obuses.Loquenosabíaeraadóndedesembocabaelpasadizo.Decidícomprobarloyempujélaplanchadehierroconelhombro.Nada.Laplanchaparecíasoldada.

SashaRéutovmellamódesdedetrás.—¡Vasia!Parecíaqueunenormeytorpeosointentaraintroducirseporelpasadizo.Resollabacomosino

pudierarespirar.Apoyamosloshombroscontralacubiertadehierroyjustocuandoíbamosatratarde derribarla resonaron, una tras otra, dos potentes explosiones. Sasha y yo nos miramos. Nospitabanlosoídos.Esperamos,peroarribanoseoyónadamás.

—¡Uno, dos, tres!—murmuré, y empujamos a la vez. La plancha cedió, pero dejó escapar unchirridoquebienpodríahabernosdelatado.Porsuertenadiedisparó.Conseguimosabrirunhueco,

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pero era tan estrechoque solo yopodía pasar a través de él.El corpulentoRéutov era demasiadograndeparaseguirme.

Asomélacabezacomountopoymiréaunladoyaotro.Habíamosencontradounaentradaalalmacéndeltallerdemaquinaria;amialrededorhabíavariasestanteríasconaparatosyherramientas.Desde donde estaba también podía ver lo que ocurría en los talleres adyacentes. Estaba lleno dealemanes, tal vez una compañía entera. Se habían reunido para almorzar; en las manos teníanfiambreras y termos. En la cocina de campaña les habían dado una olla de guiso y el cocinerorepartía las raciones.Parecían relajados, comosi estuvieranenuncomedordeMúnichoColonia.Ningunoeraconscientedequehabíaunmarinerorusocontándolos,unoauno,comoaovejas.

Dibujéunrápidoesquemaconsusituación,lasposicionesdedisparo,lasventanasylasposiblesvías de escape. Le entregué el diagrama a Réutov y le dije que corriera a informar a Bolshápovmientrasyolosvigilaba.

Encontréuntrocitodepapelenelqueponía«Pase»,enruso.Enelreversohabíaalgoescritoenalemán que no comprendí. Más tarde lo hice traducir. Ponía: «A todos los soldados del Führer:desarmensindilaciónyenvíenauncampodeprisionerosdeguerraatodoslossoldadosyoficialesrusosquellevenestatarjetaderendición».

Pasélossiguientesveinteminutosviendocómolosnazisdespachabanelalmuerzo.Contésesentaycinco.Cuandoterminaron,oíelchasquidodelosmecherosdelosquesedisponíanafumar.

Dosdeellossedirigieronhaciaelrincóndondeyoestaba.Agachélacabeza.Mientrasfumaban,charlabany reían.Estaban tancercaquepodíaolerel aromaaguisodecol.Estaba segurodequerepararían en la chapa de metal doblada, pero por suerte para mí estaban tan enfrascados en laconversación que no fue así. Parecían reírse de alguna broma.Les lancé unamirada: eran altos ysanos,ysurostrorezumabaarrogancia,laarroganciadelconquistador.

¿DóndedemoniossehabíametidoRéutov?Teníamosa losnaziscon lospantalonesbajados,yRéutov,desaparecido.Noteníalamenorideadesihabíaconseguidoonohacerllegarelmensajealacompañía.Supusequesusgruesasnalgassehabríanquedadoencalladasenelconductodelaireyqueseguramenteseguiríaahí.

Mientras pensaba esto se oyó un ruido metálico al otro lado del edificio, y los alemanes sepusieron a gritar y a correr. En ese momento comprendí que el ruido había sido intencionado.Nuestrossoldadoshabían logradoentrarenelalmacéna travésdelsótanoyhabíandistraídoa losalemaneshaciendoruidos.

En esas, oí la voz de Bolshápov gritando una orden y empezaron a caer granadas sobre laimprovisadacafeteríaalemana.Losdosqueestabanenmisectorsepusieronacubierto,ydeslicéunagranadaentresuspies.Alverlagranadarodandoporelsuelomiraronenmidirecciónynuestrosojosseencontraron.Ahoraquehabíanvistolagranadayanoparecíantanarrogantes.

Meagachéyoísusgritosylaexplosión.Actoseguido,lasametralladorasbarrieronlasalayseoyóelrebotedelasbalas.Enmenosdedosminutosnoquedabaniunalemánquerespirase.

A lo largode la tarde, acabamos con el restodeposiciones alemanasdenuestra secciónde lafábrica.

Losnazismanteníantodavíalafábricadeasfalto,lasecciónnoroestedelametalúrgica,lasaladetransformadores y parte de la sala de calderas. Aparte, seguían atrincherados en el puente y elterraplénferroviarioquerodeabalapartenortedelacolinaMamáiev.

Noslimpiamosyllevamosalosheridosalacarbonera.LuegoayudamosalaenfermeraKlava

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SvíntsovaaprepararunhospitaldecampañayenviamosalosheridosalosatracaderosdelVolga.Y así acabó mi primera batalla —o para ser más precisos, mi primer día de batalla— en

Stalingrado.

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5

Enterradoenvida

Durantetodalasemanadel23al29deseptiembre,losnazislanzarondecincoaseisataquesagranescaladiarioscontralaplantametalúrgica.Algunaspartesdelafábricacambiabandemanosvariasvecesaldía; los alemanes lasocupabanpor lamañana,nosotrospor la tarde,y,por lanoche, losalemanesvolvíanarecuperarlas.

Lospeoresdíaseranaquellosenqueelenemigoocupabaposicionessinhallarresistenciaenlacumbre de la colinaMamáiev e instalaba puestos de observación. Desde ahí, podían ver nuestrostransbordadorescruzandoelríoydispararsuartilleríaavoluntad.

DesdelacolinaMamáiev,losbochespodíanvigilartodoslosaccesosalasoficinasdelaplantametalúrgica.Además, amenosde cienmetros de nuestro búnker, había una torre ocupadapor losobservadoresdesuartillería.Enocasionesinclusollegabanalaentradadelbúnker.

Alasochoenpuntodelamañanadel lunes, laartilleríaempezóabombardear.Losproyectilesestallaronjuntoalbúnkerhaciendopedazostodocuantohubieraporencimadeeste.Losárbolesquecrecían juntoa la líneadel trolequedaronreducidosacarbón.Losraílessesalierondelsueloporefecto de la onda expansiva y se convirtieron en amasijos de acero. Los tranvías, sin puertas nicristales, quedaronesparcidospor el suelo comosi fuerande juguete.Enelpatio, entre los raílesretorcidos,habíacascos,cartuchos,cajasdemuniciónabandonadas,máscarasantigásybotiquines.Los cadáveres yacían cubiertos de polvo, independientemente del bando por el que hubieranluchado[5].

Yoapenasprestéatenciónanadadeesto.Enmimentehabíaunúnicoobjetivo:llegaralbúnkeryecharme a dormir. Muerto del sueño, atravesé aquel escenario de pesadilla como un sonámbulo.Cuandolleguéaloquecreíaqueeraelbúnker,oíelruidoamortiguadodelaartilleríaalemana,quevolvía a castigar nuestras líneas. La tierra se quejaba y gemía por la violencia infligida a susuperficie.

Exhausto,mepeguéalapareddelbúnker.Meagachéymequedérecostadohastaqueelsueñomevenció. Cuando el sueño desea apoderarse de uno, su fuerza puede ser tal que ni el ruido de lospuñetazosnieltableteodelosfusilessoncapacesdedespertarlo.Mearrastréhastaelcentrodelasalay noté algo suave debajo demí. Las explosiones zarandeaban el búnker, pero yo no les prestabaatención.EstabasoñandoenelviajeentrendesdeVladivostokyparamílasexplosionesequivalíanaltraqueteodeltrensobrelasvías.

Nos encontrábamos en algún lugar cercano a Omsk y el comandante me había llamado a su

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vagón.Mesentéenunbanco,alladodeunamujerjoven.Sonreía;eraunamujerhermosavestidadeuniforme,concuatrotriángulosenlasolapa,locualindicabaqueeraenfermera.Podíasentirelcalordesuhombrocontraelmío,yelmovimientodeltrennosacercabacadavezmás.Eraunasensaciónplacentera,yalparecertambiénaellaleagradaba.Susojoseranazuleseinsondables,comounlagodemontaña,ysudulcemiradacomenzabaaagitarmeelcorazón.

Entretanto,elcomandanteibadearribaabajodelvagónpontificandoacercadelospeligrosdelamisión:«Elenemigopuededesbaratarnossibajamoslaguardia—decía—.Paraqueesonoocurra,nodejen entrar en su vagón a nadie sin autorización.Puedenpermitir la entrada al personal de lacompañíaferroviariaparaquelimpieolestraigacomida,perovigílenlosconatención…».Etcétera.Elcomandantecreíaqueentrenosotrospodíahabersaboteadoresalemanesquesehicieranpasarporsoldadosoempleadosdelferrocarril.

Alacercarsealaestación,eltrenaminoróynosotrosnoslevantamosdelosasientos.Mepuseenpieparadejarsaliralamujer,latomédelamanoy,juntos,nosabrimospasoentrelosmarinerosdelandén.Traspresentarme,medijoquesellamabaMaríaLoskútova,peroquetodoelmundolallamaMasha.Luegoañadió:

—LellamaréVasia.EsunplacerconoceraunVasia.Yonopudepormenosdereírme.—EnRusiahayunmillóndeVasias—dije.—Escierto—respondió—,peroustedeselprimermarineroqueconozcollamadoVasia,ycreo

que su nombre me traerá suerte. Juremos ayudarnos mientras dure la guerra, como hermano yhermana.

Observésusinsondablesojosazulesypensé:«¿Porquéquerráestabellezaqueseasuhermano?».Noobstante,ledimipalabrademarinerodequelacuidaríayprotegeríacomoamipropiahermana.Porsuparte,ellamediosupalabradequehastaqueterminaselaguerrameobedeceríacomoaunhermano.

Dichoeso,volvimosaencontrarnoseneltren.Losfrenoschirriabanylasruedaspatinabanenlosraíles.Enesemomento,algomedistrajoymediomedesperté,conloquedesaparecióelsueñodemiencuentroconMashaLoskútova.Mehallabaenunespaciooscuroencompañíadeotrosdurmientes.Elsueñohabíasidotanagradablequelogréesquivarlavigiliayvolvíadormirme.Enelmomentodebajarlacabeza,penséqueeraextrañoquenadieamialrededorroncase.Entoncesvolvióelsueño,másomenospordondelohabíadejado.

Cuandollegamosalaestación,miamigoKoliaserompiólauñadeldedoíndiceizquierdoconunadelaspuertascorrederas.AlmarineroNikoláiStárostinyamínospidieronqueacompañáramosaKoliaalvagónmédico,yyonoibaadejarpasarlaoportunidaddevisitaraMaríaLoskútova,quiensabíaestaríadeservicioenelpuestodeatenciónmédica.

Eltrensedetuvoanteunposteseñalizador,yKolia,Nikoláiyyosaltamosfueraycorrimosjuntoalasvíashaciaelcochenúmero15.Elnúmero15eraelúnicocochedeltrenconcompartimentosprivados.Enélseencontrabaelcuarteldeladivisión,asícomoelhospitalyelquirófano.

El trenempezóaganarvelocidady los tressaltamosalestribodelvagón.Nosagarramosa lapuertayNikoláiStárostin llamó.Alprincipionohuborespuesta; luego,elsoldadodeguardianosdijoquenoconeldedo.NoabriólapuertahastaqueKolialemostrólamanomanchadadesangreyledijoqueelcomandantelohabíaenviadoahíparaqueselavendaran.

Cuandollegamosalaenfermería,NikoláiStárostingolpeólapuerta.Aligualqueyo,Nikoláise

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habíaprendadodeMasha.—¡Enfermera,tenemosaunmarineroherido!—gritó.LapuertadelcompartimentoseabrióyMashaapareciópordetrásdeunacortinadecolorverde.Estaba radiante y nosotros no hacíamosmás que sonreírnos el uno al otro. Por supuesto, ella

sabíaloquepensábamos,peroenseguidaseconcentróenlamanodeKolia.—Siéntese—ledijo—,voyabuscarvendaslimpias.Kolia se sentó junto a unamesita metálica, y Nikolái y yo nos escondimos tras la puerta del

dispensario.Mashasepusounabatablancaylacofiadeenfermeramientrasnuestramiradasedeleitabaconsu

belleza.Nisiquieraeluniformealmidonadoeracapazdeocultassuscurvas.DuranteelratoquepasóvendandoaKolia,parecíaunasantaenunavidriera.Ningunodenosotrospodíaapartar lavistadeella.

Cuando acabó,Masha abrió una libreta y le preguntó aKolia cómo se llamaba.Naturalmente,paraentoncestambiénKoliaestabatanenamoradodeellacomoNikoláiyyo.

—Selodiré,peroantestienequedecirmecómosellamausted—respondió.AquelloexasperóaMasha.—¡Ustedeslosmarinerossontodosiguales!—dijoentonosevero—.Ande,demelamano.—Dígamesunombre—dijoKolia—yledarélamano,yhastaelcorazón.Mashafrunciólafrente.—¿AsíqueVasianolehahabladodemí?—¿Vasia?¿Deusted?Niunapalabra—mintióKolia.—Noimporta—dijoella—.Guárdeseelcorazónypongalamanosobrelamesa,yestesequieto,

hagaelfavor.MientrasMashadabalosúltimosretoquesalvendajedeKolia,empezóaoírsecomountrueno.

Parecíacomosifueraaestallarunatormentaenplenaestepa.Medilavueltaperonohabíanadie.Estabahambriento,tanhambrientoquemedespertépensando

quedebíacomeralgo.Todo era oscuridad y silencio. Me incorporé, me recosté en una pared de madera y traté de

recordardóndeestaba.Saquéelpaquetedepicadurayliéuncigarrillo.AlnoencontrarlascerillasrecordéqueesamañanaselashabíaprestadoalmarineroMijaílMasáiev.Estabacasisegurodequenomelashabíadevuelto.Lomaldijeentredientes.Masáievteníalamalacostumbredequedarsetodoloqueleprestaban.Encuantoalgoibaapararasubolsillo,nuncavolvíasaverlo.Mientraspensabaen todoestoymeregistraba losbolsillosenbuscadeunacerilla, rocéalgocon lamano.Eraunacara.Notéunbigoteytambiénelcontactopegajosodelasangreamediocoagular.

Porfinlogrédarconlascerillasyencendíuna.Metemblabanlasmanos.Bajolaluztitilanteviloque al principio seme antojó un grupo de hombres durmiendo, solo que tenían las piernas y losbrazoscongeladosyenunaposiciónimposible.Alacercarme,viqueeranloscadáveresdevariosmarinerosrusos,docenasdeellos,quehabíansidoarrojadosaesebúnkerabandonado.Encendíotracerillayseguímirando.Eraunaespeciedepozoconparedesdemadera;laconstrucciónerasólida,dehormigónreforzadocongruesasvigasytoneladasdetierra.

Intentéarmarotrocigarrillo,perolasmanosmetemblabantantoquenecesitévariosintentosparaenrollarlo correctamente. Cuando terminé y lo encendí, los latidos de mi corazón parecíanmartillazos.

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«¡Saldeaquí!»,medije.Gateéhaciadelantesiguiendolapared,queterminabaanteunmontículodearena.Descanséuninstante,ycuandomehuberepuestoreptéenladireccióncontraria.Mediconotrapared.Nohabíasalida.Palpéyrasquéelhormigóndelasparedesenvano.Amialrededorsolohabíaparedesymontañasdearena.¡Nohabíaformadesalir!

Alencenderelcigarrillohabíavistounapalaenelsueloaunladodelpozo.Debíadehabérselecaídoaalgúnsoldadodelapartidadeenterramientoalterminardesepultarloscuerpos.Tanteéhastael lugardondehabíavisto lapala.Asíelmangocon lasmanose inmediatamentemepuseacavar.«¡Déjame salir de aquí enseguida!», pensaba. Pero allá donde cavara, la hoja de la pala tocabamadera.Elpozohabíasidoselladoporloscuatrocostados.

Mehabíanenterradovivoymeeraimposiblecontrolarmisreacciones.Empecéahiperventilaryenseguidamedicuentadequeelaireseestabaenrareciendo.Comonoconsiguierasalirprontodeahí,measfixiaríacomouninsectoenuntarrodecristal.

Lapuntadelapalagolpeóuncajóndemadera;medetuveyexaminéelinterior.Granadas,unacajaentera.Alladoencontréarmasymunicionesabandonadas.Meapartédelostablonesylasvigasymepuseacavardenuevo.Tratabadepensarmetódicamenteparanocavarenlospuntosdondeyalohabíaintentado.Conlaoscuridadsehacíadifícil,yademás,amedidaquesemeacababaelaire,elpánicoaumentaba.Seguícavando,arrojandolatierraalcentrodelpozo.«¡Déjamesalir,déjameverelcielo,déjamevolveraveramiscompañeros!»,murmurabaparamí.¡Antesmorirencombatequeenterradovivo!

Meapliqué a la tarea con todomi empeño, pero en todaspartesgolpeabamadera. ¿Quépodíahacerconunapequeñapaladecampo?Medesplomésobrelatierrafríaeintentépensardóndepodíahaberunasalida.Imposiblerazonarconclaridad,losoídosmepitabanyacadaminutolarespiraciónsehacíamásdificultosa.

Parecíacondenadoaasfixiarme,ycuantomástiempopasaraahísentado,antesllegaríalamuerte.¡Teníaqueencontrarairefresco!Agarrélapalayvolvíalazonadelasvigas,alagujeroquehabíaempezadoacavar.Trabajésinpausa,arrojandotierraymástierraamiespalda.Latierracaíaamispies,cadavezmáspesada.Apenaspodíarespirarysemeestabahaciendounnudoenlagarganta.Nopodía inspirar ni expirar. Empecé a ver estrellitas y anillos de colores. Con las últimas energíasapoyélaspiernascontralasvigasymepuseagolpearlaparedconlapala.Golpeéelmuroportresveces.Coneltercergolpe,logréabrirunaoquedad,comounnadadorqueemergealasuperficie.

Caí de cara sobre la arena. Todavíame costaba respirar y seguía rodeado de oscuridad, peroahoraeralaoscuridaddelcielonocturno,noladelatumba.Cuandolosojossemeacostumbraronala penumbra, vi que había conseguido excavar un túnel respetable entre los tablones del búnkerabandonado.

A menos de cincuenta metros, desde las ventanas inferiores de la fábrica metalúrgica, lastrazadorasde losalemanesvolabanhaciaelVolga.Loshacesdebalashendían lanoche formandodosarcos,unohaciaeloesteyelotrohaciaeleste.Lasbengalasbrillabanenloalto,iluminandolosraílesretorcidosdeltranvía.

Medicuentadequeelúnicomododeregresaralaslíneasrusaseraeliminarlasametralladorasalemanasqueabríanfuegodesdelafábrica.Mearrastréporeltúnelquehabíaabiertoyvolvíaentrarenelpozofunerario.Teníaquelocalizarlacajadegranadas.Estabaoscuroymehabíaquedadosincerillas,asíquehurguéenlosbolsillosdeunodelosmuertos,cosarepugnante,peronecesaria.

Enunodelosbolsillosencontréunacajadecerillasyunapetacaconmajorkaotabacodepota.

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Meliéuncigarrillo.Luegoempecéapalparelsuelo.SeguíencendiendocerillashastaquelocalicélacajadegranadasF-1.Carguélosbolsillosyunamáscaraantigáscontantasgranadascomopudeymearrastréotravezfueradelbúnker.

Las ametralladoras alemanas seguían disparando trazadoras de forma sincopada. En lo alto seiluminóunabengalaytuvequequedarmeinmóvil.Estabatansuciodetierraquenadiehabríapodidodistinguirmedeunobjetoinanimado.Peguélacaraalsuelo.

Seencendióotrabengalayambasametralladorasabrieronfuegoalunísono.Aquellasfuentesdeluzartificialloiluminabantodo.Siguieronexplotandobengalassinparar.Entoncesviquelaslíneasalemanas habían penetrado en las oficinas de la fábrica y se habían hecho con ellas.Aquel puestoavanzadodelenemigosuponíaunaamenazaparanuestrasvidas.

Unade lasametralladorasestabaemplazadaen laplantabaja,y laotraenelprimerpiso, justoencima de la primera. Volvieron a abrir fuego. Me arrastré pegado a la pared hasta situarmeexactamentedebajodelaametralladoradelaplantabaja.Lancéunagranadaatravésdelaventanay,sinesperaraladetonación,arrojéunparmásatravésdelaventanadelprimerpiso.Eloperadordela primera ametralladora me vio y trató de bajar el arma para dispararme. En ese momento, lagranadaestallóysaliódespedidoporlaventana.Lasotrasdosgranadasdestruyeronlaametralladorayeldestacamentodelprimerpiso.

Aizquierdayderechadelasoficinasseoyóelgritodecargadelosrusos—el«¡Hurra!»—ylossoldadossoviéticoscorrieronalataque.Luegosupequeeranla2.ayla4.aCompañía.Losalemanesdelafábricaestabaneninferioridadnumérica,yesaaladeledificionotardóenvolveraquedarbajonuestrocontrol.

Cuando nuestros soldados y grupos de asalto llegaron a las oficinas e inspeccionaron lasposicionesdelasametralladorasalemanas,empezaronapreguntarsequiénlashabríainutilizado.Lasdosametralladorashabíanmantenidoarayaanuestrastropasdetalmodoquenadieenlacompañíahabíapodidomoverseunpalmohaciadelantenihaciaatrás.

Nadie reparó enmí. Seguía cubierto de tierra y aparecí como un espectro, apoyándome en lapared,mientras nuestros oficiales discutían. Estaba demasiado exhausto como para decir nada.Depronto,NikoláiLogvinenko,elayudadelcapitánKótov, tropezóconmigo.Logvinenkoerauntiporegordetecongafasdemonturametálica,largocabellooscuroybigotemustio.Veníadeinterrogaralossoldadosyderecogermaterialpararedactarelinformedelabatalla.Habíarellenadoyavariasdocenasdehojasdelibretaconsuenrevesadacaligrafía.

Cuandomevio,mequitóunpocodemugredelacaraysequedópetrificado,atónito.MeagarródelamangaymellevóaveraltenienteBolshápov.Entramosenunprofundobúnkeriluminadoporungeneradorautónomo.EltenienteBolshápovseapartódelmapaqueestabaexaminandoyalzólavistapararecibirnos.Lomiréconsorpresa:¿porquémemirabatanfijamente?Porfindijo:

—¡Estávivo!¡Estávivo!Mevolvíparaveraquiéndemoniosserefería.EltenienteBolshápovsepusoenpiedeunbrinco

ycorrióaabrazarme.—¡Vasia!—exclamó—.¡Creíaquelohabíamosenterrado!LaenfermeraMashaLoskútovaestabaenelbúnker,curandoalosheridos.—Tieneunaspectohorrible—comentó.Tomóunpequeñoespejoymelotendió.Eracierto:parecíauncadáverreciénexhumado.Teníala

cara y el uniforme manchados de sangre. Entró el capitán Kótov. Me miró y se volvió hacia el

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tenienteBolshápov.—¿Qué le ocurre a este?—Kótovnome reconocía bajo lamugre que recubríamis rasgos—.

¿Estáheridooqué?—No,camaradacapitán—respondióBolshápovsonriendo—.EselsubtenienteZáitsev.Záitsevha

resucitadodeentrelosmuertos.Kótovvolvióamirarme.—Vayaalavarse—gritó—,yluegovuelvayhágameuninforme.En un rincón de la habitación había un gran barril de agua. Sin duda los fascistas lo habían

utilizadoymerepelíatenerquetocarlo,peroenesemomentonoteníaelección.NikoláiLogvinenkovolvió con una navaja y alguien encontró una cuchilla, vieja pero utilizable. Como brocha paraafeitarmemeservídeuntrozodevendaarrugado.

Cuando me hube lavado, me presenté en el cuartel del capitán Kótov y le relaté cómo habíaocurridotodo.

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Sintiempoderespirar

Los bombarderos alemanes volvían a volar en círculos sobre nosotros. Seguían bombardeando lafábrica metalúrgica, la planta de empaquetado de carne y los depósitos de combustible. Ya noshabíamos acostumbrado a sus tácticas. Los primeros aviones lanzaban potentes bombas dedemolición. Algunas de estas eranminasmarinas reconvertidas. Estas bombas estaban preparadasparaexplotarunavezhundidasenelsuelo,yerancapacesdedemoleredificiosenteros.Talerasupotenciaque,comoalgunacayeracerca,podíahacerqueelbúnkersedesplomasesobrenosotros,por eso durante esa fase de los bombardeos teníamos que salir a refugiarnos en trincherasdescubiertas.

Yomismopudevercómounadeesasbombasarrancabadesdeloscimientosunaparedenteradelaplantadeempaquetadodecarneyladesintegrabaenfragmentosminúsculos.Elaireseoscurecióconunamezcladepolvoyhumo,y la respiración sehizodificultosa.Cuando el polvo se asentó,vimosquelaexplosiónhabíadejadoaunsoldadoalemánmuertotendidojuntoalcuerpodeunodenuestrosmarineros,LeonidSmírnov.Ambosyacíancon losbrazos inertesentrelazados,comodosmuñecosdetrapoarrojadosdecualquiermodosobrelatierra.

Algunasdelasbombascayerontambiénsobreeldepósitodecombustible.Lasláminasdeacerodelostanquesycisternasserompieronyresquebrajaroncomosifuerandepapeldefumar.Tambiéncayeronalgunasminasantipersonasdeacciónretardada.Susantenassobresalíandelsueloalavistadetodoelmundo.Eranobjetosrepugnantes,delosquepornadadelmundounoquerríaencontrarse.

Poco después de uno de estos ataques, me encontraba yo sentado junto a Sasha Lebedev, elhermano del marinero herido al que habíamos encontrado en la ribera opuesta del Volga. Sashaacababadereintegrarsealacompañíaprocedentedelhospitaldecampaña.Elprimerdíadebatallasehabíaabrasadoconunalenguadegasolinaardiendo.Anuestroalrededor,elaireeracadavezmáscaliente.Losbocheshabíanvueltoaocuparlasaladetransformadoresydisparabanbalasexplosivas.Los proyectiles de susmorteros llovían sobre nosotros comoperasmaduras; el humoy el polvoempeorabanlacalidaddelaireporminutos.

OítoseraSashaymevolvíhaciaél:elsudorlecaíaachorrosporlafrente.Lepreguntéquéleocurría.

—Medesvanezco—respondió—.Nopuedorespirar.Justodeciresto,cayóunabombadefragmentaciónenlasproximidades.Sashasaliódespedidoal

fondodelatrincheraycayódecabezasobrelospiesdeltenienteBolshápov.Porsuerteestababien,

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soloeraelsusto.Bolshápovlomiróydijo:—Nosepreocupe.Seacostumbrará.—Sequedaronmirándose.Sashaabrió labocacomopara

tomar aire—.Escuche,marinero—añadióel tenienteBolshápov—, losbochesnosbombardearán,nos dispararán y por último cargarán. Pero nosotros los recibiremos, los doblegaremos y losdejaremosbientiesos.Enotraspalabras,seiránconlasmanosvacías.

Llegóunmensajerode la4.aCompañía conel uniformehumeante, las cejas chamuscadasy elpelo prácticamente quemado. Sus pantalones raídos dejaban a la vista las piernas cubiertas deabrasiones sangrantes. El mensajero informó al teniente Bolshápov de que las ametralladorasalemanasavanzabanhacianuestraposicióndesdelacañadadeDolgiyqueeltenientedelacompañíaqueahí seencontrabanos solicitaba refuerzos.Losnazis semovían formando tres líneas,una trasotra,comolasolasenlaplaya.PocoapocoseacercabanalVolga.

El médico Leonid Seleznev, Nikolái Logvinenko y Sasha Griázev sacaron una de nuestrasametralladorasMaximylacolocaronentreunosladrillos.Laametralladorafuncionócomolaseda.Detuvolasprimerasdosoleadasdealemanes,peroentoncesvimosquelosenemigossupervivientesseguíanreptandoyestabancadavezmáscerca.Losoperadoresdelaametralladoranopodíancerrarmáselángulode tiroparaabrir fuegocontraellos;estabandemasiadocerca,comounejércitodebabosas. Nikolái Logvinenko tomó un subfusil, se colgó un par de granadas al cinto y corrió ainterceptarlos.Lasgranadashicieronsuefecto;evidentemente,losalemanesnoesperabanesaclasederecibimiento.Elasaltoquedóabortado,peroNikoláiLogvinenkocorrióhaciaellosylesvacióelcargadorenteroabocajarro.

Lastornasdelabatallasehabíaninvertido.Volvíamosatenerlainiciativa.Avanzamosengrupospequeñoshaciaelalmacéndehielodelaplantadeempaquetado.

Los alemanes eligieron ese momento para darnos una sorpresa. Habían apostado dosametralladoras de grueso calibre en la parte superior del almacén y abrieron fuego. Las balassilbabancomolátigosanuestroalrededor.Nohabíamásremedioquedetenerseyecharsea tierra.Cualquiermovimientopodíaserfatal,habíaquehacerloposibleporcamuflarse.

Ami izquierdaestabaelmarineroOkrihmVasilchenko,yamiderecha,unsoldadopequeñoyenclenque.Llevabaunaspolainashechastrizasyelcascoselecaíasobrelascejas.Yahemencionadoqueyotampocosoymuyalto,peroaesetipolesacabamediacabeza.Mientraslasbalassilbabanpordocenasjuntoasusoídos,searrastróhaciaunmontóndeadoquines.

Yoremovíalatierraconlasuñas,intentandoabrirunpequeñohoyo.Loshombresquehabíaamialrededortampocopodíanhacermásquepegarsealsuelo.Eltipobajitodelaspolainaseraelúnicoqueavanzabareptando,implacable.Llegóalosadoquinesyseapoyóelfusilenelhombroderecho.Enlapartesuperiordelarmahabíaunaespeciedecaño.

Alinstante,apuntóy¡bang!Sebalanceósobreelcuerpoyalospocossegundosvolvióadisparar:¡bang!Depronto,lasametralladorashabíancallado.

Los demás cargamos, lanzamos una lluvia de granadas sobre los alemanes y capturamos elalmacéndehielo.Losalemanesdependíandelasametralladorasparamantenernosarayaporquenohabíanlevantadounasegundalíneadedefensa,demodoquelospillamosporsorpresa.Lavictoriahabíasidofácilgraciasaqueeltipoenclenquehabíainutilizadolasametralladoras.

Terminadalabatalla,fuiahablarconOkrihmVasilchenko.—¿Quiéneselenanoese?—lepregunté.

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—Deenanonada,jefe—dijoOkrihm—,esunsargento,elfrancotiradorGalifanAbzálov.LacuriosidadpudoconmigoymefuiaconoceralsargentoAbzálov.Élsehabíaapostadoyaen

unanuevaposición,yyomeacerquélentamenteentrelosescombros.Estabadeseosodehablarconél, de expresarlemi admiración y de preguntarle cómo había conseguido que lo destinaran a esatarea.Siendosinceros, teníaenvidia.Despuésde todo,yo tambiéneraunbuen tirador,ypenséqueAbzálovpodríaayudarmeaentrarensuunidad.

Encontréaltipohechounovillo,cargadodeesemalhumor—queconeltiemposabríaqueerapermanente—yconlabocatorcidacondesdén.Mevioacercarme,yantesdedecirnadamefijéensusrasgadosojosverdes.

—¡Eh,marinero!—murmuró—.¡Piérdete!¡Vasahacerquemedisparen!Me alejé a rastras. ¡Había sido un estúpido! Sin duda Abzálov debía de pensar que yo era un

cretino.Medijequevolveríaabuscarloporlanoche,asípodríamoshablar.Todoslossoldados—suyosynuestros—capacesaúndecaminarhabíanabandonadoelcampode

batalla,yhabíanaparecidolosmédicosyloscamillerosparasocorreralosheridos.Lasangremehervíaalvereseespectáculo.Losmédicosdelenemigonoayudabana todos los

heridos, sino solo a unos cuantos escogidos: oficiales y «especialistas» de las compañías dezapadores(ingenierosdeasalto).Elrestodeloshombresgritabanyagitabanlosbrazosenunintentodesesperadoperoinútildedespertarcompasiónentreesossupuestosmédicos.Habríasidomuyfácilabatirasusmédicos,peronoíbamosarebajarnosaapuntaralpersonalmédicodelosalemanes,niauncuandoactuarandeesemodotandespreciable.

Entretantonuestra4.aCompañía,bajoelmandodel tenienteEfindéievdabaunúltimogolpedefuerza. Se habían enzarzado en un intercambio de disparos con un destacamento enemigo que seretirabaporlacañadadeDolgi.

Losavionesnazisvolvíanaacosarnos.Erancomoabejasvengativas.EntraronenformaciónporencimadelVolgay,unotrasotro,dejaroncaersusbombassobrenuestrasposicionesenlafábricaOctubreRojoynuestrareciénestablecidacabezadepuenteenlabasedelacolinaMamáiev.

Atodoesto,losbocheshabíantraídocarnefresca:nuevastropasdereemplazo.Encuantocesóelbombardeo aéreo, sus soldados se lanzaron contra nuestras posiciones a lo largo de la cañada deDolgi.Más tardeoíqueHitlerenpersonahabíaplaneadoesabatalla,yhastaelmovimientode lascompañías, con la ayuda de su lacayo Paulus, que lo mantenía informado del desarrollo de losacontecimientos.Esposible,pues,quefueraelpropioHitlerquienhubieradadolaordendeque,unaporuna,esascompañíassacrificaransusvidascontraelescarpadomurodenuestrasdefensas.

Las trincheras alemanas y las ruinas adyacentes estaban llenas de jóvenes soldados reciénafeitados vestidos con uniforme gris. Es difícil decir cuántos había. Para nosotros no teníaimportancia: nuestra misión era barrerlos. ¡Sabíamos que no podíamos permitir que llegaran alVolga!

Los katiushas descargaron contra la infantería alemana desde la otra orilla del río. Losproyectilesimpactaronsinpiedadenlacañadayelataquealemánquedóinterrumpidocuandoapenashabíaempezado.Habíamosliquidadoalosnazis,loshabíamosvoladoenpedazos.Cuandomástardeinspeccionamoslazona,fueimposibledeterminarcuántoscuerposhabía.

Apesardeesavictoria,aquelfueundíatristeporquemuchoskatiushassehabíanquedadocortosy habían impactado sobre nuestros hombres. El contramaestre Itkúlov resultó muerto, y KuzmaAfonin, mi camarada de Krasnoufimsk, fue abatido por un fragmento de cohete que le había

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golpeadolacabeza.Kuzmayyohabíamosservidojuntosenlamismabasenaval,perofuealpararenKrasnoufimsk,despuésdequenuestrogrupodeveintemarinerosfuemovilizadohaciaelfrente,cuandomepercatédelaverdaderabellezadesualma.

Eraprimerahoradelamañanaycaíaunaligerallovizna.Losadoquinesdelacalleresplandecíanconelagua.Nuestrogrupoatravesabalaciudadapie,decaminoalaestación.Íbamossinordenniconcierto, conel petate cargadoa loshombros.La formaciónestabamedio rota, ypodríadecirseque,másquemarchar,deambulábamos.

Vimosaunasamasdecasaconpañuelosenlacabezaquesedirigíanalmercadoconlasbolsasdela compra vacías.Al vernos, se detuvieron y observaron la cara de losmarineros en busca de unrostrofamiliar.

Kuzma trató de destacarse. Rodeó la formación, mirando a un lado y a otro, en busca de sumadre: ¿estaría entre ellas? Intentó salirsedel grupo,pero el comandantede la columna lemandóvolver a la fila. Aquel día nuestro comandante era el capitán de tercera clase Filípov. FilípovpretendíadarseairesantelosvecinosdeKrasnoufimsk;caminabaconlacabezaerguidayelmentónhaciafuera,ynosordenabaquemarcháramoscongarbo.Estábamosenunbarriodecasasdeunsolopiso, con porches y bonitas vallas de madera. Los demás marineros miramos a Kuzma con unamezcladecompasiónyenvidia.Estabaensuciudad,enunacalleporlaquehabíapasadomilveces,ydelantedecadacasamurmurabaelnombredequienesvivíanenella,comoparaponerapruebasumemoria.

Deprontosepusopálido.—¡Esaesmicasa!—gritóemocionado—.¡Yesaesmimadre!Frentea lavalla, juntoalportillo,habíaunamujerbajitadecabellogris.Los integrantesde la

columna empezamos a emocionarnos como si nos hubieran dado una descarga eléctrica. Kuzmapidió permiso para romper la formación y cruzó la calle. El resto de la columna se detuvo y losmiramos.

LamadredeKuzmavestíaunablusaoscurayunarebecaarremangadahastaloscodos.Elcuellodelarebecalequedabatorcido,llevabaunafaldanegraconuncinturónyunasbotasgastadassuciasdetierra.Debíadehaberestadotrabajandoeneljardín.

CuandovioaKuzmacorriendohaciaellaexclamó:—¡Kuzma,hijomío!Quería correr hacia él, pero las piernas no le respondían. Madre e hijo se abrazaron y las

lágrimasempezaronaderramarseporlasmejillasdelaseñoraAfonin.—Dimequenoestoysoñando—leoímosdecir.Mientras los mirábamos nos acordábamos de nuestras madres. La palabramadre es sagrada.

Representa la honra y las raíces de la familia. La madre es la inmortalidad de la familia. A elladirigimosnuestraprimerapalabra:«Mamá».Ycuandounsoldadosedisponeadejarestemundo,laspalabrasqueescapandesuslabiossedirigentambiénaella.Nadahaymásprofundonimásnobleenlatierraqueelamordeunamadreporsushijos.

Kuzma era unmuchacho alto y robusto,muchomás alto que sumadre. La estrechó entre susbrazosy,antelosojosdetodalacolumna,lamecióaunladoyaotroapretándolacontraelpechocomosifueraunniñopequeño.Kuzmasabíaquenonosíbamosdeexcursiónprecisamente.Nohayguerrasinvíctimas.Eraconscientedequepodíaserlaúltimavezqueseestrecharacontrasucorazónylloraba.Nosésisuslágrimaserandepenaodealegría,peroeransentidasysinceras.

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Elrestodelacolumnaseguíamosahí,conteniendolarespiración.Kuzmaabrióelportilloconelpieyélysumadreentraronaljardín,dondelosperdimosdevista.Encuantovolvióasuposiciónlacolumna empezó a moverse de nuevo. Nos erguimos y nos colocamos en formación, como siestuviéramosenundesfile.Amedidaqueavanzábamos,elecodenuestraspisadasreverberabaporlacalle.EranuestramaneradedespedirnosdelamadredeKuzma.Aldoblarlaesquina,seguíadepieeneljardín,juntoaungranabedul.Lamadreyelabedul:lossímbolosdelarodina,lapatriarusa.

Kuzma,queibadetrásdemí,mesusurró:—Notepreocupes,Vasia,saldremosvivosdeesta,melohadichomimadre.Pero ahoraKuzma estabamuerto. ¿Cómo iba a explicarle a sumadre que su hijo había caído

víctima del «fuego amigo»?Un accidente de guerra.Nuestros comandantes no habían tenidomásremedioquesolicitarlaintervencióndeloskatiushas,yloskatiushasnosonlamásprecisade lasarmas.Pero¿supondríaesoalgunadiferenciaparalamadredeKuzma?Intentéescribirleunacarta,peronomeatrevía a explicar loocurridoy acabéhaciendounabola con la cuartilla.Tendríaqueescribirleenotromomento,cuandopudieracontrolarmisemociones.

Pordepronto,eramiturnoparabuscarvenganza.YlosculpablesdelamuertedeKuzmaeranlosinvasores. Tomé el fusil y salí del búnker. Vengaría a Kuzma. El enemigo no había de hallarcompasiónalgunapormiparteenStalingrado.

A pesar de nuestra tenaz oposición, un grupo de zapadores alemanes (ingenieros de asalto) logróabrirsepasoatravésdelVolga.Esonosdejabaincomunicadosconla13.aDivisióndeguardias—oloquequedabadeesta—,comandadaporelgeneralsoviéticoA.I.Rodímtsev.Porordendirectadelgeneral Chuikov, del 62.o Ejército, se enviaron inmediatamente a nuestro sector un batallón deguardiasdelcuarteldereservistasyunacompañíade tanques.Sumisión,expulsara loszapadoresenemigosdesusposiciones.

Nuestro comandante, el mayor Metelev, mandó enviar un grupo de hombres armados consubfusiles a ese sector bajo elmandodel tenienteBolshápov.Labatalla se prolongóvarias horas.Finalmente lograron abrir unpaso seguro entrenuestro regimientoy la 13.a de guardias. Solo unedificiodeladrillodetrespisosseguíabajocontrolalemán.

Una breve pausa en la batalla nos permitió reabastecernos de munición, colocar cargadoresnuevos en las ametralladoras e instalar minas terrestres. A los alemanes no les interesaba queconsolidásemosnuestrasposicionesniquepasáramosunanochetranquila.Justoantesdeanochecer,regresaronlosStukas.AhoravolvíamosatenerlacañadadeDolgiylosStukaslanzaronsusbombasenesazona.Aquellonospillódesprevenidos.Todoslossupervivientesdela13.amásnuestraunidadylaunidadespecialdeguardiasdelcuartelcorrimosarefugiarnosenelmismositio.

Conté cabezas: habíamos sufrido muchas bajas. Nuestras fuerzas habían menguadoconsiderablemente,ynoestabasegurodequedispusiéramosdelapotenciadefuegonecesariapararepelerelataquequesindudaseguiríaalbombardeoaéreo.

Enestaocasiónlosalemanesmandaronasusaliadosrumanosensulugar;probablementeestabanhartosdequemarsuspropiastropas.LosrumanosteníanordendeavanzarhaciaelVolga.Sabíamosquelosoficialesrumanossolíanatacargritandoaplenopulmón,supongoqueparainfundirterror.Encuantooímossusalaridossupimosquiénseacercabayalmomentoapareciólaprimeraoleadadeatacantes.

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Durante ese primer período de la batalla contamos conmuy poca ayuda aérea.Nuestra fuerzaaéreasolopodíasalirporlasnoches,yaunentoncessoloconunosbiplanosdecontrachapadolentoscomolasúltimasgotasdetédelsamovar.Esosruidososbiplanosnoslanzabanprovisiones,volabanencírculosybombardeabanalosalemanesyasusaliados.

Su lentitud los convertía en blanco fácil para los soldados de tierra. Los tiradores enemigospodíanapuntarcontraellosguiándosesimplementeporel ruido.Suspilotoseranmujeres jóvenes,valientesmuchachas soviéticas.Losnazishabían logradoderribarvariosavionesquehabían idoaestrellarseenelsectordelosrumanos.Losinformesdecíanquelosrumanosviolabanytorturabanalas pilotos soviéticas quehacíanprisioneras.No es difícil adivinar quemanteníamos los cuchillosbien afilados para cuando llegara elmomento de caer sobre los rumanos.Noveíamos la hora deenfrentarnosaellos.Yahoraesosbodoquescorríanhacianosotros,profiriendogritoscomosiconellopudieranatemorizarnosyprovocarnuestrarendición.

Huelgadecirquefueronmuypocoslosrumanosquevolvieronasubaseaqueldía.Lasagradaesteparusafueabonadaconsuscuerpos.

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7

Undíatranquilo

Por entonces lo único que tenía para ponerme en los pies eran unas botas de lona que me ibangrandesymebailabanacadapaso.Comoteníanchapasdehierroenel talóny lapuntaresultabanmuyruidosas.Cadavezquepisabaunasuperficiedura,lasbotasanunciabanmipresenciaalmundo,incluidos los soldados enemigos que pudiera haber en las proximidades. Por fortuna, en losmomentos inoportunos nunca había alemanes. Habría sido fácil para ellos oír mis pasos en lostalleresdelafábrica.

Undía,mientrasbajabaporlaescaleradeacerodelaoficinadelametalúrgica,tuvelasensaciónde que alguienme observaba.Al desenfundar la pistola vi que se trataba de unamuchacha tímidavestidaconuniformedeenfermera.Saliódedetrásdeunacolumnasituadaenlabasedelaescalera.Llevabaunbotiquíncargadoalhombro.Quienquieraquefuera,erademiestatura.

—¡Aveceseloídoengaña!—dijo—.Creíaqueeraotrapersona.—¿Quéquieredecir,querida?—pregunté.—¿Cómopuedohaberloconfundidoconél?—dijovisiblementeirritadaconsigomisma.Melanzóunasonrisa,metomódelamanoymellevóaunazonadelsótanomejoriluminada.La

seguíobediente, fijándomeensuperfil.No,noeraMashaLoskútova.Mashahabíasidoenviadaalotro lado del Volga, con el batallón médico, y estaba seguro de que ya se habría olvidado deljuramentohechoeneltren.Enfin,paraquéhablardeMasha;porloquemírespectaba,teníatantasposibilidadesdevolveraverelotroladodelVolgacomodeiraMarte.

Llegamosalafuentedeluz.Teníauncabellobonito,largoycastaño,ylosojoscálidos,decoloravellana.Estabasegurodehaberlavistoantes,peronosabíadóndenicuándo.Meobservó.

—Supongoquenosoylapersonaqueesperaba—dije.—Susbotassuenan igualque lasdeél.Esperabaencontrarmeconunhombrealtoydecabello

oscuro, por eso me he puesto nerviosa y me he escondido detrás de la columna —dijotranquilamente,amododeexplicación.

Eraevidentequenoteníaopcionesdeganarmesucorazón;mimisteriosocompetidoryahabíaconquistadoeseterritorio.Sinembargo,nopuderesistirmeabromearunpoco.

—¿SabedonAlto,MorenoyBienParecidoquelatieneaustedencandilada?—¿Creequesoytaningenuacomoparadecírselo?—preguntóirritadapormiimpertinencia.—Bueno—respondí—,amímelohadicho.Sediocuentadequeleestabatomandoelpelo.

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—Ustedesuncompletodesconocido—dijopestañeando—.¿Porquénoibaadecírselo?Ahoraqueestábamosalaluz,meechóunvistazodearribaabajo.—¿Quéhahechoparaestropeartantoeluniforme?Yohabíaestadodepatrullalanocheanterior.—Hetenidounencuentrodesafortunado—expliqué—,conunalambredeespino.—Siéntese, marinero, y quítese la camisa—dijo sacando una aguja y un largo hilo de color

verde.Noprotesté.Meagradabaestarencompañíadeunamuchachabonita.Sepusoazurcircomosi

fueraun sastredeoficio.Yonopodíaapartar losojosdeella.Acadaminuto semeantojabamáshermosa.

—¡Dejedemirarme!—exclamó—.Secomportacomounperrosolitario.Ynosehagailusiones,sabequenoestoydisponible.

—¡Perosiesetiponisiquierasabequeexiste!—protesté.—No soporto a los hombres bajitos, con la nariz respingona y los ojos azules—dijo—. En

cuantoacabeconesto,semarcha.Vayaaarrastrarseporelalambredeespino.Mesentíobligadoareplicarle.Lostiposaltossuelentenerlacabezaenlasnubes—dije.—Ylosbajitostienenlacabezamuycercadelospies—repusoella—,yyonosoportoelolora

pies.—Porsupuesto,enesotienerazón—admití.—Vengaya,majadero,¿ahoravaadarmelarazón?Vamos,nosequedeahíconlabocaabierta,

¿quémástienequedecir?Teníaqueencontraralgunarespuestamásomenosingeniosa.—Hayunrefránquediceasí:«Elbuenperfumevieneenfrascopequeño».Zurcíaagranvelocidadyyacasihabíaterminadoderemendarmelacamisa.Enesemomentose

apartócomosisehubieraescaldadoconaguahirviendo,ymearrojólacamisa,laagujayelhiloalacara.

—¡Yaqueestanlisto,acábelousted!¡Yomevoyabuscarmi«buenperfume»,gracias!Corrióescalerasarribaydesapareció.Tratédeseguirla,perosehabíaesfumadoentrelasruinas

de la ciudad.Me senté en el lugardondehabía estado sentadahasta entonces, y remendéel últimoagujerodelamanga.Luegomeguardélaagujayelhiloenelbolsilloyconunregustoamargoenlabocamedije:«Lodelasfrasesingeniosasnoesmifuerte».

Yasíempezóparamíel7deoctubrede1942.

Aquel fue un día relativamente tranquilo. Reparamos la funda impermeable de la ametralladoraMaxim, colocamos cargadores nuevos en los subfusiles, llenamos de balas las bandoleras yrepartimoslosdistintos tiposdegranadasdequedisponíamos:rusas,alemanasconlargosmangos(capturadas)ybombasMillsconformadepiña(donadas).

En cuanto a los alemanes, semostraban recatados y no semovían. La noche pasó en la tensaexpectacióndeloquehabíadeocurrir.

Amanecimosconeltableteodelasametralladoras.Alsalirelsol,estallaroncombatescallejerosenlascercaníasdelafábricaOctubreRojoylaplantadeempaquetadodecarne.Lasuperficiedela

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colinaMamáieveraunherviderodeartilleríayexplosionesdemortero.Contodo,enlaseccióndenuestrobatallón,enlapartedelametalúrgicabajonuestrocontrol,elenemigoguardabasilencio.Meentrabanganasdegritar:«¿Aquéesperáis,malnacidos?¡Salidaluchar!».

Los alemanes fueron finalmente a por nosotros a las diez. Primero la artillería, después losmorteros, y luego, para rematar el trabajo, la Luftwaffe. Las bombas estallaban por doquier. Depronto,hubounapausa:losavionesdesaparecieronylaartilleríadirigiósufuegocontraobjetivossituadosdetrásdenuestraslíneas.Estábamossegurosdequeestabaapuntodeproducirseunataqueyalgunosdenosotrosnospusimosacavar.Otrosesperabaninmóviles,conlosojosbienabiertos,sinsaberquéocurriríaacontinuación.

Peronohuboningúnataque.Lo que ocurrió fue que los alemanes habían salido peor librados que nosotros del último

bombardeo. La noche anterior no les habíamos impedido que se aproximaran a nuestras líneas, ymuchos de ellos las habían atravesado, pero no habían tenido ocasión de ponerse a cubierto.Mástarde, las armas pesadas de los suyos habían hecho pedazos a su propia infantería. Al no poderreagruparseparaunnuevoataque,habíanperdidolaoportunidaddelanzarunasegundaofensivay,entretanto,nosotroshabíamosavanzadosinhallarresistenciayhabíamosganadonuevasposiciones.

EltenienteBolshápovmandóquenuestroshombresinstalaranlaMaximenlasaladecalderasdelaoficinadelametalúrgica.Lasalaseencontrabajuntoalasoficinasdondeyohabíainutilizadounadelasametralladorasalemanaspocosdíasantes.Ahora,sinembargo,ellugarconstituíaunaposicióndetiroaúnmejor:lasúltimasdescargasdelaartilleríaalemanahabíanallanadolosescombrosylasparedes,loqueaumentabaelángulodetirodelaMaxim.

Atodoeso,losbocheshabíantraídounidadesderefrescoyhabíanpasadoalataque.Ladistanciahasta nosotros era demenos de ciento cincuentametros.Nuestra ametralladora detuvo la primeraoleada,peronoantesdequellegaranalasaladecalderas.

Al objeto de eliminar nuestra pesada ametralladora, la infantería alemana había instalado unpequeñocañóndecampañajuntoaunalocomotoraynosdisparabacasiabocajarro.Susproyectilesestallaban en el interior de la sala de calderas, de suerte que nuestro tirador y los cargadores sevieronobligadosaponerseacubierto.

Había que acabar con ese cañón y su dotación. Pero ¿cómo? ¿Con un francotirador o congranadas?Miré aGalifanAbzálov, el francotirador «enano».Abzálov siempre aparecía de formainesperada,enlosmomentosmáscríticos.Estabaeneltejadodelametalúrgica.Cómohabíallegadohastaahí,bajoaquellatormentadefuego,nolosabrénunca.Abzálovdisparótresvecesantesdequelos alemanes repararan en él, entonces corrió hacia un ladodel tejadoy cayóde costado.El fusilcolgabaenelvacío,¿lehabríandado?

Leonid Seleznev, nuestro médico, un tipo con unas gafas gruesas y demasiado miope paradispararleanada,apretólosdientesysubióaltejado.

—¡Abzálov!¿Estásvivo?—gritómientrasreptabaporlasbaldosas.—Haydosfrancotiradoresapuntándome.Tendréquequedarmeaquíhastaqueanochezca.Hagas

loquehagas,¡notemeacerquesmás!ElmédicoseretiróatodaprisaeinformódelasituaciónaltenienteBolshápov.—Muybien—dijoBolshápov—, tendremosquedeshacernosdelcañóncongranadas.Necesito

unvoluntario.Elmensajerodela4.aCompañía,Pronischev,elconductordetractoressiberiano,diounpasoal

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frentealinstante.—Escucha,Pronischev—dijoeltenienteBolshápov.Losdosestabanasomadosconcuidadoala

rendijadelatrincheraycerrabanlosojoscadavezqueunabalaalemanasilbabacerca—.Atraviesaelpatiocorriendoyescóndetealpiedeesemuro.Cuandoestésahí,esperaycompruebaladireccióndelfuego;notemuevashastaestarsegurodequetieneslocalizadosalosboches.Entonces,alaquedejen de disparar, arrástrate al interior del cráter que hay junto almuro.Desde ahí podrás seguirhasta la locomotora. En cuanto estés detrás de la locomotora, podrás inutilizar el cañón con lasgranadas.Nosotrostedaremosfuegodecobertura.Nocometasningunaestupidez,¿comprendido?

—Esmisegundoañoenelfrente,señor—dijoPronischev—,serápancomido.Pronischevsecolgóunpardegranadasalcinto,cambióelcargadordelapistola,saludóysalió

dedondeestábamoscorriendoenzigzagentrelastrincheras.MishaMasáiev,otromarinero,estabatendidoamilado.—¿Creesqueloconseguirá?—mepreguntó.Yodisparabaalládondevieraasomarunacabezaalemana.—Silocubrimoscomoesdebido,sí—respondí.Pronischevhabía logradocruzarelpatio; ahora, siguiendo las instruccionesdel teniente,debía

pegarse al muro para acercarse, pero en lugar de ello se levantó y corrió derecho hacia lalocomotora.

Bolshápovsepusoenpieylegritó:—Vuelve,estúpido,esunaorden,¡vuelve!Pronischev ignoró al teniente y siguió disparado hacia delante, como un futbolista resuelto a

marcaruntanto.Eltenientegritóhastaquedarseronco.ElrestodenosotrosinterrumpimoselfuegopormiedoadarleaPronischev.

Pronischev atravesó el puente descubierto y rodeó la sala de calderas. Subió a la sala detransformadores. Los alemanes dejaron de disparar. Debían de estar atónitos; o eso o creían quePronischevcorríahaciaellosconlaintenciónderendirse.Desdelasaladetransformadores,yasololequedabanunoscuantosmetrosmáshastalaparteposteriordelalocomotora.Enesemomento,losalemanessalierondesuestuporyabrieronfuego.Pronischevsedetuvo,giróelrostrohacianosotrosysedesplomó.

Nosquedamostodospetrificados.EltenienteBolshápovpalideció.Duranteunminutosemantuvoensilencio;luego,dijo:

—¡Eso es lo que ocurre cuando se corren riesgos tontamente!—Daba la impresión de que eltenientefueraamesarseelpelo.Luegosevolvióhacianosotrosconlosojosinyectadosensangreypreguntó—:¿Quiénpuedelibrarnosdeesemalditocañón?

Misha Masáiev y yo intercambiamos miradas. Con los ojos, Misha me animaba a proceder.Carraspeé.

—Teniente—dije—.PermítanosejecutarlaordenaMasáievyamí.MishaMasáieveraun tártaroaltoy fuertedebrazos largosybigoteelegantemente rizado.Era

unodelostiposmáscorpulentosdelacompañía.SesumóanosotroselcomisariopolíticoDanílov.—¿Hablanenserioestosmarineros?¿Podránconseguirlo?—OíquelepreguntabaaBolshápov

envozbaja.—Loconseguirán—respondióBolshápov.Trasestudiarnosconlamirada,Danílovpreguntó:

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—¿Quémedicen?¿Podránconseguirlo?¿Cuálessuplan?—Primero cruzaremos elmuro que hay junto al taller, luego…—Y señalé una trinchera que

habíajuntoalmuro.—Esa trinchera está llena de alemanes muertos —protestó Bolshápov—, y por ahí quedan

expuestosalfuegoenemigo.¡Nopermitiréqueotroestúpidosehagaelhéroe!—Señor—dije—,permítamequemeexplique.Hiceunreconocimientodeesaposiciónhaceunos

días, cuando era nuestra.La trinchera linda con un conducto de calefacción subterráneo. Podemosarrastrarnosporél.Siatravesamoselconducto,iremosapararalalocomotoray,¡voilà!,tendremoselcañónatirodegranada.

El tenienteBolshápovy el comisario políticoDanílovmantuvieronunabreve conversación envozbaja.

—Conforme—dijoBolshápov—.Perodespacio,piensequedesdeaquínopodemosayudarles.Tododependedeustedes,asíquenolojodan.

MishaMasáievyyosalimoshacialatrincheraalemanaabandonada.Debidoalaintensidaddeloscombatesdelasemanaanterior,losalemanesnohabíanpodidorecogerasusmuertos,yloscuerposestaban blandos y en fase de putrefacción. NiMisha ni yo habíamos previsto el hedor y casi nopodíamosnirespirar.Habíaquecaminarconcuidado;comopisáramosunodeesoscuerpos,podíahundírsenoselpie.

Al llegar al conducto de calefacción, nos pusimos a gatas y entramos, primero yo y despuésMisha. Estaba oscuro y la humedad era sofocante. El suelo donde apoyaba las manos estabaresbaladizoypegajoso.Elconductoeralobastantegrandeparaentrar,perounavezdentroeratanangostoqueresultabaimposibledarselavuelta.AMishasusanchasespaldasledieronalgúnqueotroproblema.Looíaamiespaldagruñendoyjadeando,ytuvequepararaesperarlo.Porfinllegódondeyoestaba.

—¡Sigueadelante!—mereprendió—.¿Aquéestásesperando?Másadelanteelconductocambiabadedirección,ylaentradadeunpocodeairefrescosupusoun

alivio.Larespiracióneracadavezmásfácil,demodoquenomuylejosteníaquehaberalgunafisuraosalidadealgúntipo.

Llegamosaunabifurcaciónysupusequedebíamostomarporladerecha.Trasgatearotroscincominutosalcanzamosunfosoreforzadoconladrilloycubiertoconuntejadillodehierro.Eraunodelos desagües de los talleres que conectaban el sistema de conducción de aguas de la fábrica.Nossentamosy tratamosdecalcular si estábamosbajo lapartede fábricaocupadapor los alemanesobajolasaladecalderasdondeestabanapostadaslasametralladorasMaxim.

Intenté mirar a través de las rendijas de la cubierta de hierro. Teníamos miedo de quedarencerrados,perotambiénsabíamosquedebíamoscumplirnuestramisiónloantesposible,ynuestramisióneradejarfueradecombateelcañónalemán.

—¿Quéocurre?—preguntóMisha.—¡Noseveuncarajo!—respondí.Entre los dos levantamos la cubierta, que hizo un ruidometálico al tocar el suelo.Vimos que

habíamosidoapararaunenormetaller.Lasparedesestabancarbonizadasporlavirulenciadeloscombates libradosensu interior.Lasalaestaba llenade tornosypiezasdemaquinaria inacabadas.Por todasparteshabía soldadosmuertos:marinerosde la flotadelPacíficoynazis, tendidosunosjuntoaotros.

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Mishayyotrepamosalinterior,reptamoshaciaunamáquinadetornearynospegamosalsuelodetrásdeella.Lasalanoteníatecho.Habíasidoreventadohacíatiempoypodíaverseelcielo.Losavionesvolabanencírculosenlasalturas,enzarzadosenelcombateaéreo.Loscazassoviéticosporfinhabíanpasadoalaacciónycomenzabanasocavarlasuperioridadaéreadelenemigo.

Cuando recobramos el aliento,Misha y yo empezamos a deslizarnos hacia la sala de calderas.Mishacorrió,girósobresucuerpoysepusoacubierto.

—¡Corre,Vasia!—dijo.Mishameesperabaapretadocontraelmuro.Mepreparéparalanzarmealacarrerahaciadonde

élestaba,peroelenemigonoshabíavistoyabriófuegoconfusilesymetralletas.Algomequemólapierna derecha, y de inmediato empecé a sentirlamás pesada.Me costaba arrastrarla por el suelo.AvancécomopudehastaMisha,mientraselenemigoseguíadisparando.Cuandolleguédondeestabamicompañero,teníalospantalonesempapadosdesangre.

—¿Tehanherido?—mepreguntó.Comolapiernanomedolía,neguéconlacabeza.En la sala de calderas había seis de nuestros hombres armados con subfusiles, más uno, el

marineroPlaksin,conunaametralladora.Desdequesugrupohabíaquedadoseparadodelnuestro,habíanconvertidolasaladecalderasenunfortíndesdeelquehabíanlogradorepeler,unotrasotro,losataquesdelosalemanes.

Mishayyoestábamosasombradosantesuastuciaysuinventiva.Habíantomadovariossubfusilesyloshabíanintroducidoporelcañónatravésdelosorificiosdelapared.Luego,mediantetrozosdetubería retorcidos, los habían asegurado y habían enganchado alambres desde los gatillos hasta laposición de Plaksin, que a esas alturas era el único soldado cuyas heridas todavía le permitíandisparar.

LepreguntéaPlaksincómofuncionabaaquelingenio,ymelomostrótirandodelosalambres.Dado lo reducido del espacio, el ruido fue tan infernal queMisha y yo tuvimos que taparnos losoídos.Ajuzgarporlacantidaddebalasquedisparaban,losalemanesdebíandecreerqueenlasaladecalderassealojabaunacompañíaentera.

Plaksin,Mishayyodiseñamosunplanparaacabarconelcañónmóvildelosalemanes.Salimos arrastrándonos; las balas explosivas silbaban e impactaban a escasos centímetros de

nuestrascaras.Depronto,estallóunabengalaverdeyMishayyonosdeslizamosal interiordeuncráter.

—Misha—dije—,¿hasvistoeso?EslaseñaldeBolshápov,¡noshavisto!Nuestrastropasdirigieronfuegocerradohacialosbochesquenosrodeaban,peronobastópara

abatirlos.Mishagritabacomounganso.—El teniente Bolshápov no puede ayudarnos desde ahí. Todo depende de nosotros —dijo

golpeteandosusgruesosdedoscontraelpecho—.Escucha—añadió—,estetártarodeKazánnoseasustatanfácilmente.Ahoraveráncómolasgastanlosmarineros…

Misha hizo ademán de salir del cráter, pero logré tirar de él a tiempo, justo cuando una balaexplosivaestallabaapocoscentímetrosdesucara.LocalizamosalostiradoresalemanesydirigimoshaciaelloselfuegodePlaksinlanzandounabengalarojaensudirección.

Plaksinsepusoadisparar:elmartilleodelaMaximsonabajustoanuestraespalda.Enunabrirycerrardeojos,losnazisquedaronhechosuncolador.Plaksinnoshabíapermitidoganartiempo,asíqueaprovechéparasalirdelhoyoymearrastré impulsándomeafuerzadecodos.Lapiernahabía

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dejadodesangrar,peroeracomounpesomuerto.Alverquepodíamoverme,Mishamesiguió;elproblemaeraqueaunreptandoabultabademasiado:parecíaunaballenavarada.Untiradoralemánlovioyabriófuegocontraéldesdeunaventanadelasaladetransformadores.

Semeplanteabaundilema.Meencontrabalobastantecercacomoparaarrojarlasgranadashaciaelcañón,peroantesteníaquerescataraMisha.Mientrastratabadedecidircuáleraelmejormododeproceder,diconPronischev.Elsiberianotodavíarespiraba,peroestabamalherido.

LequitélapistolaaPronischev,meparapetétraslaruedadelalocomotora,apuntéydisparé.Elcañóndeunodelosfusilesalemanesdesapareciódelaventanadelasaladetransformadores,peroalinstante apareció otro tirador en su lugar. El tipo estaba sobreexcitado y empezó a disparar adiscrecióncontraMisha,aquieneltiroteoleimpedíamoverse.

Comprobé cuántas balas quedaban en el cargador de la pistola: solo una. La piername estabadando problemas.Me arrastré por encima de los escombros—primero un codo, luego el otro—hastaquedarjustodebajodelaventanadesdelaquedisparabaeltiradoralemán.Tratédelevantarme,pero los calambresque sentía en losmúsculosde la piername impedíanmantener la verticalidad.Finalmenterodésobremiespalda.Podíavercómolosbrazosdeltiradorenemigosesacudíanacadadisparo y oír cómomaldecía cada vez que fallaba.De repente se inclinó hacia delante para tenermejorángulo.Fueentoncescuandoapuntélapistolaalabasedelabarbillayapretéelgatillo.

Labalaleatravesólapartesuperiordelcráneoyseestrellócontraelcascodejandooírunruidometálico.Elalemánseprecipitóporlaventanaycayódenaricescontraelhormigón.

Mishavioqueerasuoportunidadysellegódeunsaltohastalaparteposteriordelalocomotora.¡Por finunodenosotros sehallabaenunaposiciónventajosa!Desdeahí, el cañónalemándistabamenos de una docena demetros.Misha se puso en pie. Tenía unos brazos larguísimos, de simiotrepador. Salió como un rayo de detrás de la locomotora y, al tiempo que activaba y lanzaba unagranadahacialadotacióndelcañón,gritó:

—¡Eh,boches!¡Agarradesto!La granada detonó en el aire y volteó el cañón de costado, y lametralla provocó cortes a los

miembrosdeladotación,queempezaronagritarcomocerdosenunmatadero.ElrostrodeMishaera pura furia.Arrojó la segunda granada contra los nazis, y los gritos cesaron. LuegoMisha seacercóy reventóelcañón introduciendootragranadaen la recámara.Losnazisyanovolveríanausarlo.

Si bien la amenaza del cañón había sido suprimida, nuestros compañeros todavía estabandemasiado desorganizados para pasar al ataque. Los nazis de las inmediaciones aprovecharon laocasiónpararodearnosaMishayamí.Talvezplaneabancapturarnosvivos.Losnazissedeleitabantorturandopúblicamente a sus cautivos, para que los demás soldados rusos tuvieran que ver a suscamaradas retorciéndose de dolor. Sin embargo, Plaksin vio a los alemanes que avanzaban hacianosotrosyabriófuegoconlaametralladoraMaxim.

EsonosdioaMishayamíunaoportunidadpararetirarnos.LeordenéaMishaquesellevaraaPronischev,yél secargóalmarineroheridoalhombrocomosi fueraunsacodepatatas.Saltéalhoyo yMisha trató de seguirme, pero en cuanto abandonó el parapeto de la locomotora algo loabatió.MishayPronischevcayeronunoencimadelotroyporunmomentopenséquetodosehabíaacabado,perodeprontoalzólacabeza.Unabalalohabíaalcanzadoenelcascoylohabíaaturdido,peroesoeratodo.

Sabíaquenopodíamos resistirmuchomásenesaposiciónaislada,por loquepermanecerahí

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quedabadescartado.Enesasviadosnazisquereptabanhacianosotros.Leslancémiúltimagranadayseretiraron.

Misha había logrado llegar al hoyo con Pronischev y estaba vendándole el pecho mientrasnuestrocompañerogemíaypedíaagua.Paraentoncesyaestabaoscuro.Loscompañerosdelasaladecalderasesperabannuestroregreso.

MishasecargóaPronischevalaespaldayreptódelantedemí.Ambosestábamosexhaustosyelcansanciosedejabaverennuestrostorpesmovimientos.

Sobrenosotrossilbaronvariasbalastrazadoras,comoparaseñalarnuestraposiciónalenemigo.Ninguno de los dos creíamos que Pronischev pudiera sobrevivir, pero teníamos que devolverlo anuestraslíneas.Enlasaladecalderastodoeraoscuridadysilencio.Plaksinhabíasidoheridoyestabatendidojuntoalaametralladora.MishalozarandeóyPlaksinsedespertó.

—Losalemanesestánaquí—murmuróantesdevolveradesmayarse.Plaksineraelúnicohombrevivodeldestacamentoapostadoenlasaladecalderas.Misha y yo podíamos oír voces hablando en alemán al otro lado delmuro. Evidentemente no

podíamosescaparenesadirección.Pronischevmusitóalgoincomprensible.LotendimosjuntoaPlaksin.Másalláseguíanoyéndose

lasvocesde losalemanes.Mishayyodiseñamosunplan: él regresaríaalbatallóna travésde losconductosdecalefacción,pordondehabíamosvenido;yomequedaríacuidandodelosheridos.Asípues,Mishasemetióeneltúnelyyomequedéahíquieto,alaescuchadecualquiermovimiento.

Lapiernavolvía adolermeyme tendí junto a lapared.Rebuscandopor el suelode la saladecalderas había encontrado dos granadas y un cargador para la pistola. Estaba listo por si alguiendecidíaentrar.

Lapiernasangrabadenuevoydevezencuandomehacíaperderelconocimiento.Unadeesasveces,alvolverenmí,vique lanoche tocabaa su finyempezabaa romperelalba.Haciaelestecomenzabanaoírseestallidosdegranadayruidodeametralladoras.

Oíunospasosyretiréelpasadordeunadelasgranadas.Plaksintambiénsehabíadespertado.—¿Quiénandaahí?—preguntóatravésdesuslabioscortados.Lepuselamanoenlabocaymeacurruquécontralapared.Deprontooíunasvocesquehablaban

enruso.Conlasfuerzasquemerestaban,grité:—¡Camaradas!¡Estamosvivos!—¡Osoímos!—gritóalguien.El tenienteBolshápov yMisha entraron en la sala.MishaMasáiev había llegado a las líneas y

habíavueltoconlastropaspararescatarnos.

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Meconviertoenfrancotirador

Durantecincodíasseguidos,desdelamañanadel16deoctubrehastamediodíadel21,losalemanesatacaron nuestras posiciones en el distrito fabril. Bombarderos, artillería, tanques e infantería:lanzarontodocuantoteníancontranosotrosconlaintencióndedoblegarnos.ElaltomandoalemánestabadispuestoallegaralVolgaacualquierprecio.

Los soldados enemigos avanzaban implacables, indiferentes a las bajas. A veces parecía queHitlerhubieradecididoahogaratodosuejércitoenunpozodesangre.

Nosotros defendíamos la fábricametalúrgica, los depósitos de almacenamiento de gasolina, laplantadeempaquetadodecarneylamitaddelacolinaMamáiev.Alprincipio,losgolpesmásduroslossufrimosenlosalrededoresdelaplantadetractoresydelafábricaBarricadi.

Nopuedoexplicarconexactitudquéfueloqueocurrióenlascercaníasdelafábricadetractores,puesto que yo no estaba ahí, pero aun a distancia de varios kilómetros la situación presentaba unaspecto terrible. Cientos de aviones alemanes volaban en círculos sin cesar sobre la fábrica detractores. Más tarde supimos que solo el 17 de octubre la Luftwaffe había operado setecientosdespeguesdirigidoscontralaplantadetractoresylaBarricadi.Segúnmiscálculos,elenemigohabíalanzadoseisbombaspordefensorsoviéticoenunsolodía.

Porentonces,laplantadetractoresestabadefendidaportresdivisionesdedimensionesreducidas,todasellasseriamentemermadas.(Unadeellas,la112.a,reconvirtióasusseiscientossupervivientesenregimiento).

Los fascistas se encontraron con una feroz resistencia.Nuestros soldados lograron defender ymanteneresazona.Habíamosaprendidoavivirbajoelfuego,yalosalemanesdebíadeparecerlesquelaspiedras,losladrilloseinclusolosmuertosdisparabancontraellos.Larespuestadelenemigofuebombardearnossintregua,enunintentodereducirlaciudadaescombros.Inclusodestriparonanuestrosmuertosatropellándolosconlasorugasdelostanques,porloquenoquedaronnicuerposquerecoger.

Cuestaesperardebrazoscruzadosmientrastuscompañerossufren.Sientesquedeberíasestartúen su lugar, está en lanaturalezadel soldado ruso.Solicitamosal comandantedenuestradivisión,Nikolái Batiuk, que enviara un destacamento demarineros a la fábrica de tractores en calidad derefuerzos,peroBatiuksenegódiciendo:

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—Eso es exactamente lo que el enemigo quiere que hagamos, que disminuyamos nuestrasdefensasydejemosestaposicióndesprotegida.

ElcoronelBatiuk—elfavoritodel62.oEjército,apodado«elAntibalasBatiuk»—teníarazón.Trascuarentayochohorasdeataquessobrelaplantadetractores,elenemigodirigiósuatención

a nuestro sector. Sería imposible calcular el número de bombas que arrojaron sobre la fábricametalúrgica. En cuanto a lo que el resto de divisiones debieron de pensar al ver el castigo queestábamosrecibiendo,notengolamenoridea.

Paraentonces,elnúmerodesoldadosencondicionesporcadacompañíadelbatallónnosuperabalos veinte. Solo durante la primera hora, veintisiete escuadrones de bombarderos se lanzaron enpicado contra nosotros cuatro veces cada uno. Las bombas caían sin descanso. Cuando losbombarderos terminaron, empezaron lasdescargasde artillería.Las continuas sacudidasdejaronamuchosdenuestroshombresconlasmanosyloslabiostemblandosincontrol.

Laartilleríaalemanahabíacreadounatormentadefuego,yencuantoestaremitió,llególacargade infantería. Repelimos el primer ataque gracias a las ametralladorasMaxim. La segunda oleadalogró acercarsemás y tuvimos que rechazarlos con granadas y subfusiles. Los siguientes ataquesalemanes empezaron con una arremetida masiva de granaderos por tres frentes a la vez. Losgranaderoslograronpenetrarnuestroflancoderecho,ypocodespuéstambiénelcentroyelflancoizquierdo.Seentablaroncombatescuerpoacuerpoentodaslasposiciones.

Enunmomentoquebajélaguardia,unodelosgranaderosmeclavólabayonetaporlaespalda.Supongo queme desvanecí, porque lo siguiente que recuerdo fue que estaba en la enfermería delcuarteldelbatallón.Nuestroscamillerosmehabíanllevadohastaahí.

Era mediodía y fuera seguía el fragor de la batalla. Varios de nuestros búnkeres se habíanderrumbadoporelimpactodirectodelosobuses,sepultandoalosheridosquerecibíantratamientomédico en su interior, por eso todos los heridos que llegaban eran enviados directamente a laenfermeríadelcuartel.

Entrarondossoldadosmayoresconunaliteraenlaqueibaunmarineroherido.Lotendieronenuncatreyvolvierona irsedeinmediato.Alomejoreranlosmismosquemehabíanllevadoamí.Podíacontarmeentrelosafortunados.

Porlovistonosestábamosretirando.Losbocheshabíanrecuperadoeltallerdeherramientasdela fábrica. La sala de tornos seguía siendo tierra de nadie, pero los alemanes se habían hecho denuevoconelalmacéndehielo.Nuestra4.aCompañíadefusilerossehabíavistoobligadaarecularhastamásalládelalíneadeltranvíayhabíatenidoquerefugiarseenunedificioinacabadodeladrillorojodelasproximidades.

Dosdías antes, el oficial almando, elmayorMetelev, había visitado la compañía y había dado laordendenombrarmefrancotirador.Lacosaocurriódelasiguientemanera.

Disfrutábamosdeunosinstantesdecalma,yunpardemarinerosestábamossentadosenuncráterdeobúsconeltenienteBolshápov,fumando.Depronto,unaametralladorapesadaabriófuegocontranosotros. La ametralladora se encontraba a unos seiscientos metros, pero gracias a los últimosbombardeos,eloperadorteníatodoelterrenodespejadofrenteasíparaapuntarnos.Lasráfagaserancontinuas,desuertequenopodíamosnilevantarlacabeza.

Conlaayudadeunperiscopiodetrinchera,MishaMasáievobservabafueradelcráter.

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—Aquíestá,Vasia—dijotendiéndomeelperiscopio.Echéunvistazo,empuñéelfusily,casisinapuntar,disparé.Eltiradorcayó.Alospocossegundos

aparecieronotrosdos,perologréabatirlosenrápidasucesióndeunúnicodisparo.Porcasualidad,elcoronelBatiukpresencióeseintercambiodebalasconlosprismáticos.—¿Quiénhahechoeso?—preguntó.Metelevledijoquehabíasidoyo.—Consígaleunfusildefrancotirador—ordenóBatiuk.YasífuecomoMetelevvinoavisitarnos.Meordenóquellevaralacuentadetodoslosnazisalos

queabatiera.—CamaradaZáitsev—dijo—,yallevaustedtres.Sigalacuentaapartirdeaquí.Las circunstancias nome permitieron incrementar la lista esemismodía.En primer lugar, las

bajas provocadas por los francotiradores debían verificarsemediante la cumplimentación de unosformulariosenlosquehabíaquedescribirlasituaciónyestamparlafirmatantodeltiradorcomodeuntestigo.Yyotodavíanoestabafamiliarizadoconesasformalidades.

Encualquiercaso, lo importanteeraqueestábamoscasi rodeados,quehabíamos retrocedidoyquehabíamosperdidomuchas de nuestras posiciones. Solo había unmodode salir: por el paso através de la cañada de Dolgi y, desde ahí, a través de los conductos vacíos del depósito dealmacenamientodegasolina,que llegabanhastaelcrucenúmero62,aorillasdel río.El recorridoeraenparteelmismoquehabíamosseguidoMishayyoparaliberaraPlaksin.

Solocuatropersonasdelbatallónconocíansuexistencia:MishaMasáiev,eltenienteBolshápov,elcapitán Kótov y yo mismo. Sin embargo, no podíamos decir nada; de lo contrario, las tropascercadaspodíanprovocarunaestampida.Enlosconductosnocabíanmásqueunaspocaspersonasalavez,porloquelaretiradaenmasaeraimposible.Nopodíamosnimencionaresaopción.

Hacerlohabría significado abandonarbuenapartedel equipoy a todosnuestrosheridos, y losnazisejecutabanalosheridosdelaformamásabyecta:conlanzallamasoarrojándolosalosperros.Yloqueespeor:cualquiertipoderetiradahabríasupuestounavulneracióndirectadelasórdenesdelcamaradaStalin.

Paraquitarmelaideadelacabeza,echéunvistazoamialrededor.Encimademí,justodebajodeltecho,habíaungranconductodeventilaciónconunextractorinternoalquepodíaaccederseporunaescalera.Dosdíasanteshabíautilizadoesaposicióncomonidodefrancotirador.Desdeesaalturaeramásfácilobservarlosmovimientosdelastropasalemanas.

Unode los observadores de artillería,Vasili Fiodánov, había tomadoposiciones ami lado.Laconexióntelefónicaconelcuarteleramuydeficienteyelaparatozumbabaypitabaconstantemente,loqueponíamuynerviosoaFiodánov.Paraquelooyeranteníaquegritartodoeltiempo.Aquellosuponíaunadistracción,peroapesardetodologrémantenerlacabezafríayseguirconmitrabajo.

Megustabaserfrancotiradorygozardelicenciaparaelegiramipresa.Acadadisparoeracomosipudieraoírlabalaatravesandoelcráneodelenemigo,aunqueelobjetivosehallaraaseiscientosmetros.Aveces, losnazismirabanenmidirección,comosimevieran,sin tener lamenorideadequelesquedabanunospocossegundosdevida.

Un obús impactó cerca y la onda expansiva hizo temblar los conductos y derribó la escalera.Fiodánovyyologramosescapardelosfragmentosquecaíanrefugiándonosenelsótano,dondeseencontraba la enfermería, junto al cuartel del batallón. Las enfermeras Klava Svíntsova y DoraShájnovich, la que me había zurcido la camisa, atendían a los heridos. Fue entonces cuando me

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acordédemipiernaypenséquelomejoreraqueleecharanunvistazo.Elvendajesemehabíarotoalbajaralsótanoynotabacómoseescurríalasangretibia.EsperéjuntoaDora,queestabaacabandodevendaraunsoldadoherido.

—Ustednuncasedaporvencido,¿no?—dijoDoracon tono fingidamentesevero,mirándomeconsushermososojospardos—.¿Havueltoaengancharseconalambredeespino?

—Estavezno—respondí.—¿Porquévieneamolestarme?—preguntó.—Elamoreselamor—dije.—Haelegidoelmejormomentoparaveniradecírmelo—respondió.Siguióvendándolelacabezaalmarineroherido,sinprestarmeatención.Cuandoterminóconél,

empapóunpocodealgodónconalcoholyselimpiólasmanos.—Muybien,casanova,¿yahoraqué?Era tan hermosa que por unmomentome aturullé y por pocome olvido de dóndeme habían

herido.Leexpliquéquellevabaunvendajeenlapierna.—Nosequedeaquíconlasmanosenlosbolsillos—dijo—,¡quíteselospantalonesydéjemever

laherida!Porvergüenza,vaciléantesdedesabrocharmeelcinturón.—Vamos—dijoDora—,¿creequetienealgoqueyonohayavistoantes?¡Deprisa!Mebajéelpantalónyapreté losdientesmientrasellaponíaalcoholen laherida.Alagacharme

parasubirmeelpantalónempezóacaermesangreporlaespalda,dedebajodelacamisa.—Uy—exclamóDora—,quieto.Era la herida de bayoneta, un corte recto justo bajo la piel. Por suerte no había tocado zonas

vitales.CuandoDorahubolimpiadoyvendadolaherida,salídelaenfermeríaycorríenbuscadelcomandante del batallón, el capitánKótov.Kótov acababa de salir del cuartel y lo acompañaba suayuda, Logvinenko. Nos quedamos en la puertamientras Kótov observaba la interminable fila decamillasquellegabanconsoldadosheridosoagonizantes.LuegoKótovabriólapuerta.

—Vengansoloconlaspistolas—ordenó.Dejamoslosfusilesysubfusilesenunrincóndelsótano.—¡Síganme!—dijo Kótov, y salió corriendo hacia la cañada de Dolgi. Logvinenko y yo nos

empleamosa fondoporno rezagarnos.Lasheridasmeestabanpasando facturay todoesecorrer,agacharsey saltarentre las ruinas siguiendoalcapitán resultabaagotador.KótovyLogvinenkosedetuvieronenunatrincheraylosalcancé.ElcapitánKótovtambiénestabacansado.Seapoyóenunadelasparedesdela trinchera,resollando.Estabablancocomola lecheyteníaelrostroperladodesudor.Mesentéasulado.Tuvequerecuperarelalientoantesdehablar.

—Capitán—dije—,acabamosdeabandonaralosheridos.Eralavozdelaconcienciay,másquealcapitán,mehablabaamímismo.Kótovmelanzóuna

mirada;porsuformaderesollarparecíaunpezfueradelagua.Eracomosimispalabraslohubierandespertadodeunaespeciedeestupor.

—Nonosconcederánlamedalladeoroporesto,¿verdad,capitán?—pregunté.Kótovrecuperólacompostura.Sesacudióelpolvodeluniforme,oteóelhorizonteyescupióen

la dirección de los alemanes. Luego volvió a salir corriendo de vuelta a nuestras posiciones.Logvinenkoyyofuimostrasél,tratandodeagacharnosparanoatraerelfuegoenemigo.

Cuando llegamos al sótano, la sala entera y el piso superior estaban llenos demuertos.A los

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heridosloshabíantrasladadoadosgrandessalasyelmédicoLeonidSeleznev,incapazdeatenderlosa todos, corría de un piso al otro intentando mantenerlos con vida hasta que pudieran recibir laatenciónrequerida.Habíasoldadosheridosarrastrándoseliteralmenteportodoslados.Unacompañíadeametralladorasdelareservacubríatodoslosaccesosaledificio.

Elcapitán,Logvinenkoyyoestábamosdemasiadoavergonzadoscomoparamirarnosalosojos.En un acceso de pánico, habíamos salido corriendo hacia el Volga dejando atrás a esas almasindefensas…quéignominia.Estabanerviosoyfuriosoconmigomismo,yparacalmarmefumabauncigarrillotrasotro.Luegotrepéporlaescalerarotahastaelprimerpisoparavolveraocuparelnidodefrancotirador.

Las balas volaban a través de las ventanas y la puerta, y tuve que pegarme al suelo como ungusano.Pocoapoco,meacerquéaunaoquedadenlapareddeladrilloymepuseacubiertotrasunapila de tablones. Si me asomaba, podía ver los alrededores. Vi que los alemanes tenían unaametralladorapesadaapuntandoal edificio.Lamentablementeel tiradorestabaamásdequinientosmetros.

Mehabíadejadoelfusilenlaenfermeríaytuvequevolver,despacioparaquelapiladetablonesque me servía de parapeto quedara intacta para más adelante. Ya casi me había ido cuando oí aLogvinenkodetrásdemí.

—Vasia,¿porquétemuevesasí?¿Tehanheridootravezoesunnuevobaile?Logvinenko tenía la típica habilidad de los soldados rusos para soltar chistes en las peores

circunstancias.Lepedíquemetrajeraelfusildelsótano,ycomonoestabaheridovolvióconélenunperiquete.

Volvíasituarmedetrásdelostablones.Ajustélamirillaa550metrosymefijéensielvientopodíadesviareltiro.Elhumodelabatalla

subía en vertical, señal de que ese día apenas soplaba viento, así que no había necesidad decompensarlo.

Siempremehaintrigadolodemiraratravésdelaópticaaunenemigoacientosdemetros.Alprincipio apenas se ve una silueta pequeña e indistinta, y de pronto puedes distinguir todos losdetallesdeluniforme,siesaltoobajito,delgadoogordo.Sabessisehaafeitadoesamañana,siesjovenoviejo,siesoficialosoldado.Puedesver laexpresióndelrostro.Enocasiones, tuobjetivoestá hablando con otro soldado o canturreando para sí.Ymientras tu hombre se frota la frente oinclinalacabezaparaponersebienelcasco,buscaselmejorpuntoparaquelabalahagaimpacto.

Estaba tendido detrás de los tablones, a cubierto del fuego enemigo. Cargué una bala en larecámara,mepuseenposicióndedisparoyapuntéaloperadordelaametralladoraalemana.Inclusoa esa distancia era fácil colocar el retículo entre sus ojos. Apreté el gatillo. Al momento, laametralladora dejó de disparar y el tirador se desplomó sobre el cañón. Abatí también a los doscargadores,quenopudieron reaccionara tiempoparaponerseacubierto.Convulsionaronduranteunossegundosyluegosequedaroninmóviles.

Nohabíanhechofaltamásquetresdisparosbiendirigidos,ylaamenazaparalosnuestroshabíasidoerradicada.Nuestrobatallónvolvióalavida.Lossoldadosdetransmisiones,losmensajerosyloscargadoresdemuniciónpasaronalaacción.Aunquemehabíandesignadofrancotiradorvariosdíasantes,enrealidadfuearaízdeesteincidentequelaStavka(elEstadoMayor)empezóatomarmeenserio.Habíancomprendidoquemipresenciapodíaservitalparaunacompañíadefusileros.Hastaentonces,losoficialessuperioresmemirabany,debidoamiestatura,decíanquenoservíamásque

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paratareasadministrativas.Sihedeserfranco,seprodujeronmuchasdeesassituacioneshumillantescuandolosmarinerosnosunimosalasfilasdelosfusileros.

MeacordédeundíaenKrasnoufimsk,cuandountrendeoficialesdelcuartelgeneraldelejércitofue a inspeccionar a nuestra unidad demarineros.Nos pusimos en formación. Los encargados derealizarlainspeccióneranunpardeoficialesdeinfanteríadeaspectorudoyconelpechocubiertodemedallas.Atodas lucesdoshombresmuybregados.Mientrasseacercaban,nuestrocomandantedaba palmaditas a sumaletín, como diciendo: «¿Qué les parecen nuestrosmarineros?Nos hemospasado cinco años adiestrándolos para combatir enmar abierto. Si quieren ponerlos a prueba entierra,adelante,¡estánpreparados!».

Los oficiales nos dividieron en dos unidades, y cada uno de los comandantes escogió a sushombres.Viqueelegíanalosmásgrandesydeaspectomásfuerte.Actuabancomouncedazo:lostipos corpulentos comoAfonin y Stárostin pasaron de inmediato a la artillería. Los oficiales ibanpasándonosporeltamizysololosmásgrandeseranelegidosparaelcombate.

Elproceso,evidentemente,nohabíadefavorecerauncontableyadministrador.Loscomandantesdeprimera líneanonecesitabana losdemi tipo,oa losqueparaelloserandemi tipo.Inclusooídecir a un coronel: «¿Paraquédemoniosnecesitoyo aun administrador?Miunidadya tienemáslastredelquepuedesoportar».

La formación fue disminuyendo a medida que mis compañeros eran asignados a sus nuevasunidades, hasta que quedé yo solo.Apenas podía contener la vergüenza y el resentimiento. Estabadispuestoairacualquierparte,ahacerloquefuera,bastabaconquemellevaranacombatir,porelamordeDios.Resultamartirizantesabersesuperfluoeinnecesario.

Meacerquéauntenientedeinfantería.EnelpecholucíalaOrdendelaBanderaRoja.Mástardesupe que era Iliá Shuklin, el comandante de las unidades demisiles antitanque de Stalingrado. Sehabía distinguido en la batalla deKastornie.Necesitaba a un hombre para completar un grupo deartilleros.

Micomandantevioquemehabíaquedadosueltoysesintiómalpormí,asíquetambiénélfueahablarconIliáShuklin.

—¿Por qué no se lleva al primer suboficialZáitsev?Tiene estudios secundarios y es un jovenmuycompetente.Seadaptarábienalossuyos.

ElcomandanteletendiómifichaaIliáShuklin,quetrasecharleunvistazoespetó:—¡Loquenecesitoesunartillero,nouncontable!Finalmente,aquelpenosodíamenombraroncontabledel2.oBatallón.Antes de salir de Vladivostok, me habían asignado temporalmente a la compañía del teniente

Trofímov. Trofímov era uno de los instructores de combate cuerpo a cuerpo. Durante lasdemostraciones, le gritaba a su oponente: «¡Vamos, pégame de verdad!», pero hicieras lo quehicieras,nuncahabíamaneradeponerlelamanoencima.Alverme,serióporlobajoycomentó:

—Tieneslosbrazosunpococortosparaboxear,¿verdad,camaradasuboficial?Trofímovmederivóaldepartamentodepersonalde launidaddeaviación.Mepresentéahí, tal

comosemehabíaordenado,ymeencontréalmayoralmandosentadotrasunescritorio.LucíaunasgafasdemonturadoradayunimpolutouniformedelafuerzaaéreaconcinturónSamBrowne.Eracalvo como un huevo, y su calvicie dejaba al descubierto un cuero cabelludo brillante y fino. Lacabeza,sumadaalosgruesoslabios,elmentónpesadoylanarizcarnosaleconferíanunaaparienciaseveraeimponente.

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Sobrelamesahabíaunmontóndefichasdepersonal.Viquelamíaeralaprimeradelapilayenellaseconsignabaqueerauntiradorexcelente.Elmayormeobservóensilencio,comositrataradehallarenmíalgunacualidadredentoraquehubierapasadoinadvertidaalosdemássuperiores.Aesasalturasestabatanfuriosocontodoelprocedimientoquenopudepormenosdesostenerlelamirada.Alfinal,elmayorsedioporvencidoy,carraspeando,dijo:

—Veamos,¿dóndeaprendióadisparar?—Durantelainstrucción—respondí,convencidodequeelmayornoeramásqueotroestúpido

burócrata.—Muybien—dijo—,ahoraleenseñaréadisparardeverdad.Yoyaestabadebastantemalhumor,y suspalabrasnohicieronmásqueaumentarlo.Ahoraese

tipomeenseñaríaadisparar,y,paracuandoterminásemos,laguerrahabríaconcluido.—Disculpe, señor, pero ¿pretende enseñarme a disparar? Puedo garantizarle que soy mejor

tiradorqueusted.Llevounañosolicitandoquemeenvíenalfrente.¡Loquequieroesdispararalosfascistas,norellenarpapeles!

Elmayorpodríahabermeformadounconsejodeguerrapormiintempestivareacción,peroenlugardeelloocurrióalgoinesperado.Selevantódelamesaymeestrechólamanoconfirmeza.

—Veoqueesustedunmarinerodeverdad—dijo—ynounanenaza.Muchosseharíanatrásalamenorocasiónantesque iral frente;cualquiercosamenos ira laguerra.Perousted tieneagallas.Bien,haréloquepueda.Considereaceptadasusolicitud.Puederetirarse.

Al oír eso sentí ganas de abrazarme al viejo soldado calvo y de ojos saltones. Jamás habríapensadoquebajoesaaparienciaimpasibleseescondíaunalmacomprensiva.

Así fue cómo me las arreglé para saltarme la instrucción para fusileros y soldados detransmisionesyterminéenlacompañíadeametralladorasdeltenienteBolshápov.

Bolshápoveraunoficialduro,exigenteydeextremadainteligencia.DuranteunadelasparadasdeltrenquenosllevabaaStalingrado,señalóunadelasametralladorasMaximdelcargamento.

—¿Sabesquéesesto?—mepreguntó.—Másomenos—respondí—.Tenga,tápemelosojosconesto.LediaBolshápovelpañueloquellevabaatadoalcuelloparaquemevendaralosojos.Entretanto

se había formado un pequeño grupo de gente. A continuación desmonté y volví a armar laametralladora.Cuandomequitaron lavenda,viqueel tenienteBolshápovteníaunaampliasonrisaestampadaenelrostro.

Enlasiguienteparada,elcomandantedelbatallón,elcapitánKótov,vinoahablarconmigo.—EltenienteBolshápovmehadichoqueestáustedfamiliarizadoconlaametralladora,yensu

hoja de servicio pone que es usted un excelente tirador.Dígame, ¿cómo semantiene en forma uncontableque,consuerte,tiraalblancounavezalaño?

La pregunta deKótovmemolestó.Me había presentado voluntario para ir al frente, ¡pero losoficialesseguíanconsiderándomeunincompetenteporquehabíasidocontable!Eracomosinomevierancomounsoldadodeverdad.

—Cuidesuspalabras,camaradacapitán.Puedequeseamejortiradorqueusted.Kótovsequedópasmadoantemiaudacia,ylosmarinerosquehabíanoídomicontestaciónnos

miraronatónitos.LehabíaarrojadounguanteyahoraKótovdebíaresponderamidesafío.Bajamosdeltren.

—¡Réutov!—gritó.SashaRéutoverasuordenanza—.Réutov,cuentetreintapasosycoloquetres

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botellas.Réutov fueabuscar lasbotellasycalculó ladistancia.El tenienteBolshápovestabaal ladodel

capitánKótov y parecía impaciente por verme en acción.Después de todo, él era quienme habíarecomendado.

Lanoticiadelretohabíallegadoaoídosdelosmarinerosdelosvagonesmáspróximos,quesecongregaronaunlado;alotro,seencontrabanlossoldadosdelbatallóndeKótov.AquellosehabíaconvertidoenundueloentreelejércitoylaArmada.

ElcapitánKótovdesenfundósuParabellumyapuntó.—Ahoraveráncómodisparaunprofesional—dijo.Apuntóconcuidadoyapretóelgatillo.Elprimerdisparolevantóunpocodetierraacasiunpie

delblanco.Lossoldadosgruñeron,ylosmarinerosrieronentredientes.—Déjemequeentreencalor—dijoelcapitánKótov.Estabaavergonzadoyempezabaasonrojarse.Disparódenuevo,yestavezacertóa laprimera

botella.Cuandohubovaciadoelcargador,soloquedabaunabotellaentera,peroestabacaídaconelcuellohacianosotros,loquelaconvertíaenunblancomáspequeñoymuchomásdifícil.

ElcapitánintrodujounascuantasbalasenlaParabellumymelatendió.—Muybien,valiente,veamossiestáalaalturadesusrecomendaciones.Tomélapistolaylalevantéconungestoteatral,alamaneradelosduelistasdelsigloXIX.Nada

másbajarla,disparéyacertélabotelladepleno.—¡Esosíesunmarinero!—dijeronmiscompañerosentrecarcajadas.—Suerte,purasuerte—rezongaronlossoldados.—Undisparonodemuestranada—gritóelcapitánKótov—.Dudoquepuedarepetirlo.¿Porqué

nopruebaconotroblanco?SequitólagorrayselaentregóaRéutov,quecorrióacolocarlajuntoalasbotellasrotas.Mequedabantresbalas.—Camaradacapitán—protesté—,sevaaquedarustedsingorra.—Proceda,Záitsev—dijoelcapitánKótovcruzándosedebrazos.EnunabrirycerrardeojosatravesétresveceselemblemadelEjércitoRojosituadoencimadela

visera.Losmarinerosprorrumpieronenvítores,mientrasquelossoldadosselimitabanaencogersedehombros.

—Noestámal—reconocióelcapitánKótov.CuandoquisedevolverlelaParabellum,nosolosenegó,sinoquemehizoentregadelcinturóny

lapistolera.Lamagnanimidaddesugestomedejótanatónitoquenoencontrabapalabras.—SuboficialprimeroZáitsev, leentregoestapistolaycienbalas.Bienvenidoalbatallón—dijo

poniéndomelasmanossobreloshombros—.¡Yahoraaacribillarfascistas!El resto de marineros me felicitaron por aquel «bautismo de fuego». Solo unomostró algún

reparo.—Záitsevhatenidosuerte—dijo.Perolosotroslerespondierondiciendo:—¿NuncahasoídohablardeloscazadoresdelosUrales?¿No?Entoncesacallar,chicolisto.

Había caído la noche, y las bengalas se encendían de forma intermitente, de talmodo que su luz

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cegadora se alternaba con la oscuridad más impenetrable. Bajé al piso de abajo a ver al capitánKótov.Loencontrésentadoenposturadelotosobreunalona,gritandoalteléfono.Porloquepudeentenderdelaconversación,senosordenabarecuperarunasposicionesperdidas.Naturalmente,debíhaberloesperado:esanocheteníamosquepasaralaofensiva.

Kótovnosreunió.—Necesitofienkiydiegtiarevki,sincamisa—dijo.Sereferíaalasgranadas:lasfienkieranlasF-1,ylasdiegtiarevkierangranadasRGDsinmangas

defragmentacióno«camisas[6]».ElcomandantedelbatallónnosrepitiólasinstruccionesdelcoronelgeneralChuikov:

—Tomaduna docena de granadas e introducíos con ellas entre las filas enemigas.Quiero quellevéisequipoligero,nadademorral,ylasgranadasdebenirsinla«camisa».

La granada es un arma excelente. Las recogimos y nos fuimos. Esa nochemataríamos a unoscuantosboches.Nuestraartilleríade«bolsillo»losvapuleóabasedebien.Loscogimostotalmentepor sorpresa; debían de pensar que nos disponíamos a huir y no esperaban ataque alguno. Por lamañana habíamos retomado la mayor parte de las posiciones perdidas el día anterior. Habíamosrecuperadoelcontrolsobrelafraguadelafábrica.Unavezasegurada,elmandodelbatallóndebíatransferirseaesanuevalocalización.

Lafraguaquedabadivididaendosporunapareddeladrilloblanco.Laparedseasentabasobreloscimientosdepiedraylosladrillossealzabanvariosmetrosporencimadeltecho.Alrededortodoeranruinas,laparederaloúnicoquesemanteníaenpie,separándonosdelosnazis.Estábamostancercadelenemigoquepodíamosoírhastasusventosidades.Habíaquetenermuchocuidadoconnohacerruido;delocontrario,podíamosdelatarnuestraposición.

SashaRéutovqueríaabriruntúnelhastaelladoalemánparacolocarexplosivos,yconesaideasepusoacavarbajoloscimientosdelapared,perounagranrocaleimpidióavanzar.Pormásquelointentara, la rocano semovía.EntoncesSasha rebuscópor la fraguahasta quedio conunamaza.Tomóimpulso,conlosmúsculosentensióncomolastrenzasdeunlátigo,ydejócaeruntremendogolpe.Larocacedióal instante,comoelcorchodeunabotelladechampán.Desdedebajo,alguiengritóenalemányabriófuegodesubfusilcontranosotros.LasbalaspasaronfrentealrostrodeSashayseestamparoncontralapareddeladrillo.Sielenemigohubieraapuntadoelcañóndoscentímetrosmáshacialaderecha,Sashahabríaperdidolanarizyelrestodelacara.

Cuandoserecuperódelsobresalto,Sashaarrojóunagranadaalagujeroabiertoporlaroca.Seoyóunestallidosordo,seguidoinmediatamenteporunaexplosiónmuchomayorquehizocrujirloscimientosyqueperdiéramosel equilibrio.Empezóa salir humonegrodel agujero.Losalemanestenían la intenciónde instalarminas,pero lagranadadeSashahabíahechoestallar susexplosivosantesdeloesperado.

Sasha sugirió quenos introdujéramos en lo quequedabadel túnel de los alemanespara ver sipodíamospasarasuladoycolocarunascuantascargas.Meparecióunabuenaidea,perodeprontoempezóunataquede laLuftwaffe,anunciadoporelaullidode losStukas.Todovolvióaempezar:bombas, artillería,morteros. En esa ocasión la infantería no atacó, pero aparecieron tres tanques.Nuestrabrigadaantitanquelogróvolarelprimero,ycomolosotrosdosnopudieranbordearlo,sevieronobligadosaretirarse.Elfuegodenuestrasametralladoraserademasiadointensocomoparaquealostanqueslossiguieraunataquedeinfantería.Despuésdeesedía,fuecomosialenemigoselehubieranpasadolasganasdeemprenderasaltosfrontales.Loscombatessiguieronhastamediodía

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yluegoseredujeron.Amedidaquepasabanlashoras,elataquealemánibaperdiendofuerza.Era el 21 de octubre de 1942. A partir de ese día, los soldados de Paulus dejaron de creerse

superhombres,yStalingradoseconvirtióenunaguerradetrincheras.Locualnoquieredecirquelosalemanes dejaran de lanzar asaltos frontales, sino que estos se volvieronmenos frecuentes ymásindecisos.

Esefuetambiéneldíaenquemeinscribieronoficialmenteenelcuerpodefrancotiradoresrusos.A partir de ese momento, mi única misión consistiría en perfeccionar el arte de disparar conprecisión.

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9

Primerospasos

Los propagandistas de Goebbels empezaron a frecuentar nuestras posiciones de forma asidua.«¡Russkis, rendíos!—gritabana travésde losaltavoces—.¡Resistirsees inútil!».Dabanvoceshastaquesequedabanroncos.

Sabíamos que el enemigo nos aventajaba en número y disponía de mejor equipo, nonecesitábamos que los propagandistas nos lo recordasen. Gracias a eso habían podido dividir laciudadendosycortarnuestraslíneasdesuministro.

Perotambiénsabíamosquenosotros,losdefensoresdelaciudad,estábamosresistiendodeformaferoz, que matábamos nazis de día y de noche, y que los golpes que les infligíamos losdesequilibrabanconstantemente.Losestábamosdesgastandotantofísicacomopsicológicamente.

Lapropagandanaziocultabaelhechodequeelejércitoalemánestabasufriendoenormemente.Habían dejado de creer en la victoria fácil y el impulso inicial se escurría como arena entre susdedos.Sihabíandejadodelanzarataquesenmasanoerapordeferenciahacianosotros.Larealidaderaqueyanopodíanpermitirseelelevadonúmerodebajasqueprovocabanlosasaltosdirectos.Aunasí,bajar laguardiahabríasidounsuicidiopornuestraparte.Afindecuentas, lamordeduradelaserpiente siempreesvenenosa,y losalemaneserancomounaserpienteheridaescondidaentre losescombros,unaserpienteaúncapazdelanzarseaunataquemortal.

Ungrupodesoldadosa losquenoconocíamoshabíanocupadola trincheradedelantedelbúnker.Ibanarmadoshastalosdientes.Todosteníancigarrillosenlaboca,yelhumoenturbiabaelaire.

—¿Porquéosquedáisaquí?¡Perdeos!—lesordenéentonocategórico.Todosmenosunomehicieroncaso.Eseuno,unsoldadofornido,sequedófrenteamíconlas

piernas separadas.No eramuy alto, pero tenía unas espaldas extremadamente anchas. Se notaba asimple vista que era un tipo fuerte, y él lo sabía. El resto de sus compañeros me obedecieron ycambiaron de lugar, pero el soldado se quedó donde estaba, desafiante, rígido como un poste. Letoquéelhombro.

—¿Quéquieres?—bramósindarselavuelta.—Albúnker—dije.—Notengonadaquehacerahídentro—respondió.—Tampocoaquífuera,¿asíquequéhacesaquí?¿Quéquieres,quenostirenunagranada?

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—Míraloaeste:¡gritandocomoungallito!¡Alomejordeberíacortartelasalasparaquenoteexcitesdemasiadoysalgasvolando!

El tenienteFedósov,eloficialdeEstadoMayordel2.oBatallón,oyónuestrasvoces.Alverme,dijo:

—Necesitohablarconusted.Entréconélalbúnker.—¿Meheperdido algo?—lepregunté aFedósov—. ¿Esdía de fiesta o qué? ¿Quéhacen esos

tiposahídelante?¿Quiénesson,unosvagosquehanabandonadosusposiciones?—Vasia,nosealtere,quenohaynecesidad—dijoFedósov.Fedósoverauntipoirascibleconla

carapicadadeviruelaylanarizcoloradadebidoalvodkaquetomabaparaconservarelánimo—.Esungrupodeasaltode lareserva.Siemprequeseplaneaunasaltocontraunaposicióndeterminadaenviamosagruposcomoese.

Ambos teníamosque iralcuarteldelbatallónparapreparar informes.Decamino,Fedósovmeexplicóquétipodepersonasformabanesosgruposdeasalto.

—Eligenaloshombresmásfuertesytemerariosqueencuentran…—Yamehedadocuenta—respondí—.Unodeellosmeacabadeamenazarconcortarmelasalas.—No se lo tome de forma personal. Es un gran tirador y lleva un arma capaz de reventar

cualquierblindaje.

Nuestra división recibió el encargo de recuperar la colinaMamáiev. Varios batallones del 1047.oRegimientohabíanhundidolasfaucesenlasdefensasdelenemigoenlaladeraestedelcerro.Desdeladistanciapodíanverselosvirulentoschoquesqueestallabanalládondenuestrosgruposdeasaltorealizabansusataquesrelámpago.

Pero el enemigo tenía nuevos trucos. Había empezado a utilizar ametralladoras ligeras quepodíandispararsedepieomontarsesobreunbipié[7].Eranarmasconunagrancadenciadetiro,conbalasmuy rápidasyprecisasa largasdistancias,por loque los soldadosequipadosconellaseranmucho más peligrosos que los que iban armados con subfusiles de cañón corto. Además, esosametralladores «itinerantes» tenían cien vecesmásmovilidad que los que disparaban con pesadasametralladorasestáticas.Paraempeoraraúnmáslascosas,losametralladoresalemanesdisponíandeuna buena coordinación por radio, demodo que a la que sospechaban del avance de un grupo deasalto soviético, se reunían varios de ellos para disparar de forma combinada. Eso impedía quenuestros grupos de asalto alcanzaran sus objetivos. Los ametralladores alemanes eran capaces decoordinarsusmovimientosdemaneraeficazaunenlamásabsolutaoscuridad.Elresultadoeraqueestabananulandonuestracapacidadparaoperardenoche,quehastaentonceseraelmomentoquenosofrecíamayorventaja.Lasametralladorasmóvilesrepresentabanunaamenazamuchomayorquelosfortinesolosemplazamientosfortificados,yaquepodíanaparecerydesaparecerenunabrirycerrardeojos.Nuncasabíamospordóndepodíansalir.

Losvendajessemeestabancayendo,dejandolapieldesprotegida,demodoquetuvequevolveralaenfermería para que me cambiaran las vendas. Ahí me encontré con el comandante políticoYablochkin. Yablochkin era un hombre de estatura mediana y constitución fuerte, con una voz

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atronadoraypapada.Dealgúnmodo,siempreselasarreglabaparalucirunelegantegorrodepiel.—Hay nuevas órdenes para usted —me dijo Yablochkin—. A partir de ahora, su prioridad

consisteeneliminaresasametralladorasitinerantes.—Seloruego,camarada,searazonable—protesté—.Nopuedepretenderquemeocupedeeso

yosolo.—Mehagocargo—afirmó—,yporesoledoyestaordencomomiembrodelKomsomol:quiero

queecheunvistazoaestasalayqueelijaaunparde tiradores; luegoquieroque losentreneparaeliminaresasametralladoras.¿Estáclaro?

Acababandeordenarmequeorganizaraunaescueladefrancotiradores[8].

—¿Quétal,hermano?¿CómovatodoporDolgi?—lepreguntéaunsoldado.Éltosióunpocodesangre,memiródehitoenhitoydijosecamente:—Noesprecisamenteunpicnic.Si iba a reclutar francotiradores, tendría que ser entre esos heridos. Esa era la arcilla queme

habíandadoparamoldear.Mefijéenunsoldadoquecaminabaconpasoinseguro.Llevabapuestounsuéterycalzabaensusenormespiesunpardebotasdeagua,seguramenterobadasaalgúnalemánmuerto. Tenía la cabeza vendada y con las manos temblorosas trataba, sin lograrlo, de liar uncigarrillo.

—Permíteme—dijecogiéndoleeltabacoyelpapel.Eraevidentequeesesoldadosufríafatigadecombate.Maldijeensilencioalcomandantepolítico.

¿Cómoibaaformarunaunidaddefrancotiradoresconsemejantesdesechos?Mepresenté:—SuboficialprimeroVasiliZáitsev—dijetendiéndolelamano.—Mijaíl Ubozhenko—dijo, y nos estrechamos las manos. Tenía una voz fluida de barítono,

comodecantantedecorodeiglesia.—¿Eresucraniano?—pregunté.—DeDnipropetrovsk—afirmó.—¿Porquétehanvendadoasílacabeza?—Soyzapador—dijo—.Oalmenosloera.EstabaenlazonadeltenienteKuchin,construyendo

unbúnker,pero laúltimavezque los alemanesnosbombardearon secayeronunos tablonesymedieronenla…—dijotocándoselacabeza.

—¿Yporquénotehanenviadoalaotraorilla?—pregunté.—Porque todavía puedo luchar —respondió—. Les dije que quería quedarme. Ya no puedo

acarreartroncosporquemedavueltaslacabeza,perotengoganasdeprobarsuerteconunfusil.Megustabasuactitud.Lasheridasnolohabíanconvertidoenuninútil,ydesdeluegonoeraun

cobarde. Con una conmoción así, podría haber optado sin dificultad por cruzar el Volga, pero élhabíapreferidoquedarseenlaciudadyluchar.

InvitéaMijaílasubiralprimerpisoparaqueprobaraelfusildefrancotirador.Leexpliquémimisión y le camuflé las vendas blancas de la cabeza con retazos de un uniforme abandonado.Ampliamosmiescondrijoconmaterialesdeconstrucciónqueencontramosenlosalrededoresparaquepudieranrefugiarseenéldospersonas.Mijaílsecolocójuntoaunaparedbombardeada.

LacolinaMamáievestabaenvueltaenhumodesdelafaldahastalacima.LaLuftwaffeestabaen

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plenoataque.Antesdeque llegaran susaviones,nuestra artillería sehabíapasadounpardehorasmachacandoalosnazis.Apesardetodoaquelcaos,elhumoempezabaadisiparse.Mijaílteníaunamiradaagudayfueelprimeroenverquelossoldadosalemanesechabanacorrerhaciaelterrapléndelavíaférreaparacavarnuevastrincheras.

—¿Yahoraquéhago?—mepreguntó.—Esos boches están a cuatrocientos metros —le dije enseñándole cómo ajustar la mira

telescópica del fusil a la distancia correcta—. Apunta al pecho de tu objetivo, pero no disparestodavía.Esperaaquesevuelvahaciati.

—Muybien,jefe—dijo—.Y¿porqué?—Es como jugar al billar —le expliqué—. Siempre tienes que pensar cuál será la jugada

siguiente.Sidisparasahora,mientrastedalaespalda,élylapalacaeránalfoso.Perosiesperasyledascuandoestédecara,lapalasequedaráarriba,aesteladodelterraplén.Así,cuandosucompañerovayaarecogerla,podrásabatirlotambiénaél.

Elfusildisparó,ydiunrespingo;noestabaacostumbradoahacerdemaestroyporalgunarazónla descarga sonómás fuerte que si hubiera disparado yomismo. Apunté los prismáticos, justo atiempoparaveralalemáncayendoalinteriordelatrinchera.Segundosdespués,unodelossoldadoscometiólaestupidezdesalirarecogerlapala,yMijaílvolvióadisparar.

—¡Vasia,Vasia!¡Mehecargadoadosalemanes!MijaílUbozhenkoestabaeufórico.—Buendisparo—lofelicité.Examinéelcampodebatallaconlosprismáticosyviavariosalemanesdándose lavueltapara

apuntarnos.—Aprendes deprisa —le dije a Mijaíl—, ¡pero saquemos el culo de aquí o se nos cargarán

tambiénanosotros!Como para subrayar mis palabras, varias balas pasaron junto a nosotros a gran velocidad,

silbandocomoabejasfuriosas.Bajamosporlaescaleraparaponernosfueradelalcancedelosnazisquetratabandevengarasuscamaradas.

Ese fue el principio de la escuela de francotiradores, de la que yo, el instructor, había sido elprimeralumno.Hastaentonces,habíatenidoqueaprenderdemispropioserrores.

Elfrancotiradordebeservalienteyposeerunavoluntaddehierro.EsadescripciónleibacomounguantealsargentoNikoláiKúlikov,queseconvertiríaenunodemisalumnosy,coneltiempo,enmiamigo,asícomoenunodenuestrosmejoresfrancotiradores.

Kúlikoveraunsoldadoenérgicodeestaturamediana.Tambiéneraunintelectualysiemprequehablabaelegía laspalabrasconcuidado.Eldíaque loconocí, lovienacción,y loquesigueeselrelatodelincidentequetantomeimpresionó.

Doscientosmetrosal surde las torresdeagua,en lacolinaMamáiev,seencontrabaun tanqueT-34 bombardeado.Cinco soldados de la compañía de IvánShetílov, capitaneados por el sargentoVolovátij,habíancavadounhoyobajoeltanqueyemplazadoahíunaametralladoraMaxim.Resultóser una posición excelente. El amplio campo de fuego de que disponían les permitía torpedearcualquierataquedelainfanteríanazienelmomentoenqueeraemprendido.Losbochesintentaronunayotraveztomareltanque,perolasuertenoestabadesulado.Noobstante,luegodetresdíasde

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combates,losalemaneslograronporfinacercarseyrodearalaunidaddeVolovátij.Sinembargo,elenemigohabíapasadoporaltounelemento:laconexióntelefónicaquenuestrosvalientesmanteníanconnosotrosdesdeeltanquecarbonizado.

LlegóunallamadadeVolovátij,quieninformódequeelequipoestabaanimado,pero«estamosrecibiendofuegodesdetodoslados.Necesitamosgranadasymuniciónparalaametralladora».

Iván Shetílov, el comandante de la compañía, pidió un voluntario. Yo estaba de pie junto alfrancotirador sargentoAbzálov y un soldadodeYakutsk,Gavrili Protodiákonov, que operaba unaametralladorade45milímetros.TambiénestabaNikoláiKúlikov,queeraelúltimoreemplazoquehabíallegadoalacompañía.Guardábamossilencio,estudiandoelmejormododellegaraltanque,altiempoquecalculábamoslasposibilidadesdesalirdeahíconvida.Llegaraltanquesuponíacruzaracampoabiertoyaplenavistadelasposicionesenemigas.Nohabíaparapetoposible,aexcepcióndeunoscráteresdeobúsdispersosyloscuerposdeunoscuantossoldadosmuertos.

Antes de que ninguno de nosotros pudiera decir nada, unmensajero delmando regimental seprestó voluntario.Elmensajero avanzódespacio pero sin pausa, empujandouna caja demuniciónfrenteasí.Estabaoscureciendoyparecíaquelosalemanesnoibanaverlo…cuandoderepenteunahubo explosión junto a él y los soldados abrieron fuego con sus subfusiles.El sargentoVolovátijllamó para decir que el mensajero estaba herido y necesitaba ayuda. Nikolái Kúlikov cogió lallamada.

—Nosepreocupe—dijo.Volovátij reconoció la voz deKúlikov. Se conocían de antes de queKúlikov fuera asignado a

nuestracompañía.Volovátijlesuplicóquelesllevaraayuda:—Kolia,viejoamigo,¿podríastraernosmunición?Nodijonadasobrecomidaoagua,apesardequedebíandeestarmuriéndosedehambreysed.Erafinalesdeoctubreycaíaunafríalloviznaotoñal.Kúlikovtomóunalona,ladesplegóenel

sueloynospidióalosdemásqueloayudáramosahacerunfardoconcomidaymuniciónparaquenosemojaraynohicieraruidosquepudieranatraeratenciónnodeseada.Hicimosunbuenhatillo:granadas, balas, agua, un poco de kasha, tabaco y carne enlatada del «segundo frente». LoenvolvimostodosiguiendolasórdenesdeKúlikovyarrastramoselfardodeunladoparaotroparaasegurarnos de que no se abriera. Cuando Kúlikov se dio por satisfecho, ató una cuerda en elextremo,sepusoelotroentrelosdientesyempezóareptar.

Nikolái se movía como un lagarto gigante, con el cuerpo pegado al suelo y serpenteando decráterencráter.Prontodesaparecióenlaoscuridadynopudimosseguirsupervisandosuavance.Alnooírdisparos,supusimosqueseguíaadelantesinproblemas.

Alcabodeunosminutossonóelteléfono.Volovátijestabaalaparato:—¡Nikoláilohaconseguido,estamossalvados!Antesdequeterminaralanoche,Nikoláilogróhacertresviajesmás,demodoqueloshombres

deltanqueestabanlistosparasoportarelsitio.Duranteelúltimodeesosviajes,Volovátijllamóparainformarnos de queNikolái salía de regreso. Esperamos y esperamos, peroKúlikov no aparecía.Temíamosquelohubiesencapturado,peroconlaluzdelamañanalodescubrimosdurmiendojustodelantedenuestraposición.Sehabíaarrastradohastaunlugarseguroysehabíaderrumbadodepurafatiga.Cuandosedespertó,estabalistoparahacerotroviaje.AsífuecomoconocíaNikoláiKúlikov.

En general, el destinome sonrió por lo que se refiere amis francotiradores. Fijémonos, porejemplo, enAlexánder (Sasha)Griázev. Sasha era un tipo gigante, un granjero de cabello pajizo.

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AntesdeenrolarseenlaArmada,suúnicaocupaciónhabíasidoararcampos.Eragrandecomounbueyyhubierasidocapazdetirarélmismodelarado.

A veces, cuando acampábamos en la fábrica metalúrgica, nos burlábamos de él. Los talleresestaban llenosde ruedasde tranvíaypiezasde tornoynohabíadónde echarse, ni un solo rincóndondedormircómodamente.Comotodosestábamoscansados,llamábamosaGriázevyledecíamosquequitaradeenmediotodaesachatarraindustrial.«¿Porquéyo?»,preguntaba,yleexplicábamosquesialgunodenosotrostratabademovertodoeso,lesaldríaunahernia.

EntoncesSasharecogíaélsolounejeenterooungrantornodevariasdecenasdekilossinsoltaruna gota de sudor.Movía esa incómoda carga con la misma delicadez que si fuera porcelana, ycuandovolvíaaposarla,lohacíasilenciosamente,sinsoltarladegolpe,comoparanodespertarnos.Enpocosminutoslasalaestabalimpiaydespejada,yhabíaespacioparaecharsedecuerpoenteroadormir.

Alahoradecombatir,Sashasolíaocuparsedereventar fortinesuotrasposicionesfijasconelfusilantitanque.Losfusilesantitanqueeranmásaltosqueyoypesabanunosveintekilos,peroerancomojuguetesenlasmanazasdeSasha,quepodíaacarrearunodurantetodoeldíasincansarse.Encombate,sabíaelegirlaposiciónidóneayapuntardirectamentealastronerasdelaszonasfuertesdelenemigo.Ensusmanos,elfusilhacíalasvecesdecañónportátil.

Undía,aSashaRéutov—elcazadordetigresdeUsirisk,comolollamabansusamigos—seleocurriógastarleunabromaasu tocayo,SashaGriázev.Réutovsacóunavaradehierrodesesentamilímetros y la colocó en el seguro del fusil antitanque, dobló la vara alrededor de una de lascolumnasde la fábricayunió losdosextremos.Mientras lomirabapensé:«Doblarhierroesmásfácilquedesdoblarlo.¿Quiénvaadeshacereso?».

El sol declinaba rápidamente y ya había empezado a ponerse tras el horizonte de la colinaMamáievcuandoAlexánderGriázev,cualososaliendodelcubil,emergiódelosescombros.Esedíahabíaestadodeguardia.Entró,echóunvistazoalrededory,comounniñoquesedisponearecogersujuguetefavorito,seacercóalfusilantitanque.Ahíestaba,¡atadoa lacolumna!Enseguidasediocuentadequeeraunabroma,perohizocomosinosupieraqueloestábamosmirando.Selimitóamurmurar: «Yo también sé jugar…», y con toda la calma se agachó y agarró la vara por losextremos.El cuello se lepuso rojocomoun tomate, lasvenas se lehincharony se le llenarondesangre.Elmetalseresistía,peroenseguidaempezóacrujiry,alfin,¡cedió!Luegoarrojólavaraalsuelo,dondeaterrizóconunruidometálico.

Más tarde, nos llevaron la cena; los francotiradores estábamos en la fragua de lametalúrgica.RéutovyGriázev—losdosSashas—sesentaronunojuntoaotroycomieronensilencio.Sehabíanhechobuenosamigosdesdeelprincipioypodíanpasarsehorassentadossindecirnada.Terminamosdecenar.NosguardamoslascucharasenlacañadelasbotasyrecogimosloscuencosparalavarlosenelVolga,queeralafuentedeaguamáscercana.

—Bien,marineros,supongoquenadiediráquenoauncigarrillo—dijoOkrihmVasilchenko.—NocuentesconmigoniconGriázev—dijoRéutov—.Tumajorkanolehacebienanadie.Poralgúnmotivo,GriázevselotomóamalysevolvióhaciaRéutov.—Graciasportupreocupación,perositantasatencionestienesconmigo,¿porquéhasatadomi

fusilalacolumna?—Esdistinto.Teníaunarazón.Sehabíanpuestoenpieysemirabancaraacara.Amboseranenormes:másdecientodiezkilos

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cadauno.—¿Yquérazóneraesa?—Verás: pongamos que de repente entra un grupo de alemanes y nosotros, siguiendo un plan

preestablecido, corremos a escondernos. Los alemanes van directos a por tu fusil, pero ¡estábloqueado!Pormásquelointenten,nopuedenllevárselo.¿Loves?¡Habríasalvadotuarma!

Griázevdiounpasoatrás,sonrióydecidiópagarleaRéutovconotrabroma.—Gracias.Permítemequeestreche lamanodelhombreque,con tantaconsideración,ha tenido

estedetalleconmigo.Sashasabía loque leesperaba.Separó laspiernasyalargósuampliaycallosamanodededos

gruesosynudosos.Sedieronlasmanosyempezaronaapretar.Parecíaqueencualquiermomentofueranahacérselesañicoslosdedos,peroningunoestabadispuestoaceder.

Pasarondosminutos…tres…cinco,peroningunosedabaporvencido.Estabancongestionadosyteníanlarespiraciónentrecortada;finalmente, lospotenteshombrosempezaronatemblarles.Sashafueelprimeroenrendirse.

—Basta,semevaapudrirlamano.GriázevsoltólapresayvimosquedelasuñasdeRéutovsalíanunasgotitasdesangre.—¡Malditogorila!¡Podríashabermepartidolamano!—dijoRéutov.Griázevsonrió.—Niunaprensahidráulicapodríaaplastartelamano,pareceunapala—añadióRéutov.Luegosedieronunabrazoysefueronjuntos.Conesasmanosgrandesypoderosas,tantoRéutov

comoGriázeverancapacesdemanejarcómodamenteunfusildefrancotirador.

Alanochesiguiente,MishaMasáievyyovolvimosconnuestracompañía.Seguimosunassendascasiindistinguiblesquepasabanentrelosescombros,conmiedoameternosenuncampodeminas.Tantolosnuestroscomolosalemaneshabíansembradodeminaslapartedelanteradelametalúrgica.

VimosaltenienteBolshápov.Elteniente,queeraunhombremuypulcro,estabadepiejuntoalaametralladoraMaxim,recortándoseelbigote.Conunamanososteníaunespejo,yconlaotra,unparde tijeras. Cada vez que una bengala iluminaba el cielo, el teniente aprovechaba la claridad pararecortarseunospelos.

En el taller contiguo podíamos oír hablar y cantar a los alemanes. Estaban celebrando que sehabíanapoderadodeltaller,quehabíacambiadodemanomásvecesdelasquepodíacontar.

Parecían ser muchos más que nosotros, o en cualquier caso más de los que nosotros trespodíamoshacerfrente.Masáievyyonospreguntamossideberíamospedirrefuerzosalacompañíaparaintentarunasalto;loconsultamosconelteniente,peroestenosmandócallarllevándoseeldedoaloslabios.

—Están todos durmiendo —susurró—. Llevamos tres días intentándolo; de nada serviríadespertarlos.Yoestabadeguardia,peroahoravosotrosvaisarelevarme.

Eltenientesonrió.Estabaalegre.Eraevidentequenoesperabaquenadaespecialmentepeligrosopudieraocurriresanocheennuestrazona.Mishaprotestódiciendoqueél tampocohabíadormido,peroBolshápovzanjóladiscusión.

—Alguientienequehacerlo—dijo—,yahoraesvuestroturno.Záitsev,lodejoalmando.Haganloquehagan,noseduerman,porquesilosboches—añadiótocandolapared—buscanpelea,tendrán

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quedarlaalarma.Eltenienteseesfumóparairconelrestodelatropa.Mishayyotambiénqueríamosdormir;se

nos cerraban los ojos. Empecé a adormilarme, y todo cuanto ocurría a mi alrededor adquirió latexturaylaincoherenciadeunsueño.«¿Porquéelruidodelagranadasuenamuchomássuavedelohabitual?¿Porquéesadetonaciónpareceunramilletedefloresdelcolordelarcoíris?»,mepregunté.Puestoquecosasasísolosevenensueños,medicuentadequeestabamedioadormecidoyempecéapreocuparme:talvezlosnazissehubieranintroducidoyaennuestrosector.Meimaginéaungrupodebochesconlacaraembadurnadadepinturadecamuflaje,deslizándoseamiladoconelcuchilloentrelosdientes.

«¿Qué he hecho?—me amonesté en sueños—.Nohe estado a la altura de la confianza que eltenientehadepositadoenmí,noheprotegidoamisamigos,¿cómopodrévolveramirarlosalacaradespuésdeesto?».

Maldije a nuestro departamentomédico por no habernos suministrado pastillas de Benzedrinapara mantenernos despiertos en situación de emergencia. Estoy convencido de que no hay peortorturaqueprivardelsueñoaunapersona.

Memordílalenguacontalfuerzaqueelagudodolormedespertócomosimehubieranarrojadouncubodeaguafría.Percibíun líquidosaladoen laboca,ycaíen lacuentadequeeramipropiasangre.Escupí,yMasáievsevolvióhaciamí.

—Caramba,jefe,escupesigualqueuncamello.—Noesnada—dije.—Yomehehechounoscortesenelbrazo—confesóMasáiev.—¿Funciona?—pregunté.—Mehaayudadoamantenermealerta—respondió.Masáievlevantóelbrazoparamostrarmelos

pequeñoscortesquesehabíahecho—.Heafiladomifielcuchillofinlandéssoloparaesto.Nos acercamos a la oquedad de la pared del taller, donde habíamos oído a nuestros vecinos

alemanes.Avanzamos despacio, bordeando los cráteres de obús abiertos en el suelo de la fábrica.Parecía que los alemanes habían cambiado de ubicación: al otro lado de la pared no se oía ruidoalgunoniseapreciabaningúntipodemovimiento.

Nosmetimosenunodeloscráteres,nospegamosalsueloypocoapocolevantamoslacabezaparamiraratravésdelagrietaquéandabatramandoelenemigo.

Alprincipionovimosnadaydecidimosentrarenel tallerdeherramientas,perocuandoyoyaestaba a punto para introducirme por el hueco,Masáiev vio las botas de un soldado alemán.Meagarróporelbrazoynosquedamosinmóviles.

Podíamos oír el paso cadencioso de las botas alemanas. Recorrían la pared como un animalenjaulado.Enlostalonesbrillabaunachapametálica.Elsoldadosellegóhastaelagujeroenelqueestábamos escondidos y pudimos ver las gruesas suelas de sus enormes botas; debía de calzar uncuarentayseis.Mientraselnaziseguíasu recorrido,Masáievyyopensamoscómocapturarlo.Loatraeríamosconunceboyloatraparíamoscomoaunpez.

Masáievteníaunrelojdebolsillodoradodeunoficialalemán,unaauténticajoya,conlatapadeoromacizoyunalargacadenilla.

Cuando el alemán llegó al final de la sala, Masáiev colocó el reloj en una grieta entre dosladrillos y puso la cadenilla de talmodo que pudiera tirar de ella.Así, cuando el alemán fuera arecogerlo,Masáievpodríatirardelacadenaymoverelreloj.Atravésdeunosagujerossituadosala

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alturadelostobillos,podríamosvereléxitooelfracasodenuestramaniobra.Laspesadasbotasdel alemánvolvieron a acercarse.Aescasosmetrosdel reloj sedetuvoy se

quedóensilencio.Debíadehaberlovistoyestaríapreguntándosecómohacerseconél.Transcurrióunminutoyluego—paragransorpresanuestra—lospiesdieronlavueltaysealejaron.

AMasáievaquelloleolíaachamusquina.—Habráidoaporrefuerzos—susurrónervioso—,¡marchémonosdeaquíocuandovuelvacon

suscompinchesnosatraparán!—Tranquilízate—dije—, no creo que quiera compartir esto con nadie.Volverá enseguida…y

solo.Oímos el taconeo de unas pesadas botas acercándose. El soldado reapareció, e iba solo, tal y

comoyohabíapredicho.Llevabauntablóndemaderalargoydelgado,delquesobresalíaunclavoenelextremo.Laherramientaperfecta.«Muylisto»,pensé.

ObservéelrostrodeMasáiev.Senotabaquesentíatenerquedeshacersedelreloj,peronohabíaalternativa. Habíamos apostado y ahora había que jugar. Por más que lo intentaba, el alemán nolograbapescarelrelojconeltablón.Devezencuandolorozaba,perosoloconseguíahundirlomásentrelosladrillos.Masáievyyotuvimosquemordernoslalenguaparanoreírnos.

Elalemánempezabaaimpacientarse,comosiestuvieraanteunaauténticaminadeoro.Dejóeltablón,sepusoderodillasytratódemeterelbrazoporlagrietaparahacerseconelbotín.Losdedosrozabanlaresbaladizatapadelreloj,perocadavezqueestabaapuntodeagarrarlo,Masáievtirabaunoscentímetrosde lacadenilla.La frustracióndelalemánempezabaaserpalpable.Mascullóunaobscenidad,soltóelfusilquellevabaalhombro,sepusoagatasyseacercóalagrieta…

Nosllevamosalprisioneroalafuerzahastalazonaliberadadelafábrica.NuestrohombrelucíalasinsigniasdeGefreiter(soldadodeprimeraclase)enlascharreteras.EltenienteBolshápovsonriódeorejaaorejaencuantovioloquelellevábamos.

—Buenapesca,marineros—nosfelicitó.ApareciólaenfermeraKlavaSvíntsova.Consuhabitualindiferencia,tomóunpocodeyodoyse

pusoacurarloscortesqueelsoldadoalemánpresentabaenlacabeza.—¡Ellosarrojananuestrosheridosalosperros,yKlavaleponevendasestérilesaestealemán!

—comentóconresentimientounodelosmarinerosquecontemplabalaescena.Nuestroprisioneroestabaconscienteamedias.Yomismomehabíaencargadodegolpearlocon

el fusil en la base del cráneo para amansarlo. Comenzábamos a preguntarnos si no lo habríagolpeadodemasiadofuerte,porquenoacababadevolverensí.Klava tomóunhisopohumedecidoconamoníacoyse lo introdujoenlosorificiosnasales.Deprontoelalemánestornudóypestañeócomosisehallarabajolaluzdirectadeunfoco.Entretanto,Masáievexplicabaalosdemáscómolohabíamoscazado.

EltenienteFedósovquisoreírseunpocoanuestracosta.—Amigos,amítodoestomeparecepurocuento—dijoydiountragodelapetacaquesiempre

llevaba encima. Tenía los ojos rojos y la nariz hinchada—. Todo el mundo sabe que Záitsev yMasáiev son tan inútiles como una bala de mierda de perro—agregó—. En esta fábrica hay unmontóndealemanesheridos.Habráncogidoaestetipomientrasvolvíanyluegosehabráninventadoestahistoriaparaquedarbien.

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Mientras,elprisionerotodavíanovolvíaensí.Masáievmemiróconlosojosbrillantes.Susojosacusadoresdecían:«¡Hassidotúelquelohagolpeadoenlacabeza!».

Justo entonces el soldado alemán recuperó el conocimiento. Se lanzó hacia la puerta comounleopardo.EltenienteFedósovestabasentadocerca,enuntaburete,yelalemánpasóporencimadeéltirandotodossuspapelesalsuelo,yhabríallegadohastalapuertadenoserporqueRéutovloagarróporelcodo,loarrojóalsueloysesentósobreélparaquenosemoviera.

El alemán tenía losojos inyectadosen sangrey losorificiosnasalesdilatadoscomo losdeunanimal rabioso.Habíamosatrapadoaun luchador rijoso.Cuando llegóel intérprete, el alemánnohizomásquerepetir:

—Nomeherendido.¡Losrusosnojueganlimpio!Noeranmásquelasnuevedelamañanayduranteeldíaeraimposibleenviaraningúnprisionero

alotroladodelVolga.Puestoqueteníamosqueesperaraquesepusieraelsol,ydadoqueteníamosotrosasuntosmás importantesdequeocuparnos,atamosalprisioneroy lodejamosalcuidadodeKlava en el hospital de campaña.Lo envolvimos comounamomia egipcia y lo dejamos apoyadocontraunradiador.

Masáievyyonosdimosundesayunodecampeones.Todavíarecuerdolobienquesabía,aunque,con el cansancio acumulado, empezó a entrarnos sueño. Las noches en blanco y el agotamientocomenzabanahacermellaennosotrosynuestrasfuerzasempezabanadecaer.EltenienteBolshápovnosconcedióundescansodetreshoras;Masáievbajóalsótano,abriólapuertadehierro,sehizounhuecoentrelossoldadosheridosy,alinstante,empezóaroncar.

AparecióNikoláiLogvinenko,quemebuscaba.Estaba ahípara llevarmea informar al capitánKótov.Logvinenkorecogióunospapelesyél,eltenienteBolshápovyyonosabrimospasoentreloscascoteshasta lasoficinasdelafábrica.Desdelaúltimavezquehabíamoscapturadoeledificio,elcuartel del batallónhabía sido trasladado a otra zonadel sótano.La sala era amplia y en la paredhabía una puerta doble de acero. El capitán Kótov se había hecho con un precioso escritorio demaderalabradayunformidablesofánegroquehabíanpertenecidoaladirectivadelafábricaantesdelainvasiónalemana.Sobreelescritoriohabíavariosteléfonosdecampañaprotegidosencajasdepiel.Unaextrañamezcladeeleganciacivilynecesidadmilitar.

Desdelaventanadelsótanoseveíaunaelevadatorre.Desdealgúnlugarenloalto,elobservadorde artillería Feofánov enviaba instrucciones al comandante de artillería, Iliá Shuklin, que estabasentadojuntoalcapitánKótov.

Shuklin sonreía, pero Kótov parecía muy alterado. Estaba pálido, blanco como la leche, y letemblaban lasmanos.Por lovisto,elhechodequehubiéramossufrido tantasbajasbajosumandoestabahaciendomellaenél.

Amílaspiernasmeflaqueabaneibadeunladoaotro.CuandoelayudainformóaKótovdemillegada, este, irritado,memiró de arriba abajo, vio que no había dormido enmuchas horas, y leespetóaLogvinenko:

—¡Lléveseloyqueduermaunpoco!Cuandosalídelsótanoapenaspodíamantenerlosojosabiertos.Eracasimediodíayempezabaa

hacercalor.Comodecostumbre,losavionesalemaneszumbabanenelcieloyelolordelhumoylacorditade lasbombas impregnabael aire.Aesasalturasmehabíahabituado tantoa ellos,quemehabríaparecidoextrañonooírlosavionesdelaLuftwaffe.

Dos fusiles antitanque habían sido colocados sobre una pared medio derruida, que era todo

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cuantoquedabadeunodelosedificiosdelafábrica.Sentadoasulado,estabaunsoldadocorpulentoyrisueño.

—Encantado de conocer —dijo en un ruso macarrónico—. Yo Gavrili DimítrievichProtodiákonov,deYakutsk[9].Comandantemehadicho:«Disparatanquesalemanesaquí».¿Quiéntú?

Mepresenté.—Placer conocer, sí, bueno. Necesitas mucho sueño. Ir a mi cuarto. Ahí sábana y almohada.

¡Buenosueño!Gavrilime acompañóa subúnkerymedesplomé sobre su cama.Estabahecha con tablonesy

viejascajasdemunición,peroenesemomentomeparecióelcolchóndeplumasmásfastuosoquejamáshubieravisto.

El 24 de octubre nuestro grupo de francotiradores —Griázev, Morózov, Shaikin, Kúlikov,Dvoiashkin,Kóstrikovyyo—fuetransferidoalterritoriodeunregimientodesplegadoenlaladeraestede lacolinaMamáiev.Nosasignaronunaposiciónsituadaenunaelevaciónde102metros,unpuntopocoprácticoypeligroso.Nuestrastrincherasestabancavadasformandoánguloenlaladera,ylalíneadelfrentenaziseencontrabaaunoscientocincuentametros.

Antesdequenosencomendaranesamisión, lazonahabíasidodefendidaporunacompañíadefusilesantitanque,perolasemanaanteriorsucomandantehabíaresultadoheridoylohabíanenviadoalhospitaldecampaña.Lossoldadossehabíanquedado,perosinsucomandanteestabansufriendounnúmerodebajas tremendo.Alosmuertos losenterrabanahímismo,en las trincheras.Solohabíansobrevividounospocossoldadosdelaunidad.Searrastrabandeunfusilaotroparaqueelenemigosellevaralaimpresióndequeeranmásydequetodavíapodíanoponerunaférrearesistencia.

Enlazonahabíaunpequeñomanantialcuyasclarasaguaserancomounimánparalosalemanes,quebuscabansusorillas.Nuestroguíaerauncaboquehabíaformadopartedelaunidadantitanques.Nos explicó que, a pesar del peligro de un ataque, los boches se acercaban almanantial todas lasmañanasconbidonesycantimploras.Inclusoestabanconstruyendounosbaños.

—Eselblancoperfectoparaunfrancotirador—observó.Demadrugada,lepedíalguíaquenosacompañaraaGriázevyamíalmanantial,peronoquiso.—Estarállenodealemanes—dijo—,ysushombresreconocenelterrenoatirolimpio.Lanzan

granadas al interior de cada cráter y ametrallan todo arbusto lo bastante grande para servir deparapeto.

Seríanlascuatrodelamañana.—Todavíanohanempezadoadisparar—comentóSasha,optimistacomosiempre,ypersuadióal

caboparaquenosllevara.Todoestabaencalmayreinabaelsilencio.Tampocoseveíanbengalas.Nosechamosalsueloy

reptamoscomosifuéramosalacazadellobo.Avanzamosenbuscadeunhoyoounatrincheravacía.Noesfácilreptarcuandoeresfrancotirador.Elfusil,alaespalda,nodejademoversedeunlado

paraotro,loqueteobligaapararyajustarloensuposición.Almismotiempo,elsubfusilsiempreacaba arrastrándose por el suelo, y si se introduce tierra en elmecanismo, el arma se encasquillacuandounomáslanecesita.

Nos escondimos en la falda del barranco y escuchamos cómo los alemanes vaciaban suametralladoradisparandocontra lassombras.Nuncase lopensabandosvecesa lahoradequemar

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munición.Susametralladorasteníanunacadenciadefuegosuperioralasnuestras,demodoqueerafácildistinguirlasporelsonido.Depronto,lasbalasvolaronsobremicabezayseestrellaronenlapareddelbarranco,arrojándometierraalacara.

—¡Malditasea!—dije—.¡Noshanvisto!—Nosepreocupe—dijoelcabo—.Estádisparandoencírculos,noibaapornosotros.Yeracierto:laametralladorasiguiósucurso,regandodefuegoeltaluddelaparteeste.—Cuando pare podremos escondernos bajo ese saliente—dijo el cabo señalando una cornisa

apenasvisible—.Micompañíadeberíaestarahí.Esperamosy,encuantoel tiradorterminóelrecorrido,paróarecargar.Corrimosalsalientey

nosescondimos,perolacompañíaantitanquesnoestabaahí.Ellugarestabacompletamentedesierto.Resollábamosacausadelacarrera.Sashasevolvióalcaboypreguntó:—¿Ydóndeestánsushombres?—Quemepartaunrayosilosé—respondióelcabo—.Escuchen,tienenqueandarcerca.Voya

avanzar y los llamaré. Tengo que hacer algo para señalarles mi posición y que no me disparentomándomeporunnazi.Silosalemanesmecogen,gritaré,perosinohaymorosenlacosta,volveréabuscarlos.Nosemuevanhastaqueyoselodiga,¿deacuerdo?

Griázevyyoasentimosyelcabosepusoenmarcha,peroderepenteseacordódealgo.—Silosbochesmepescan,quedaasudiscreciónatacarsustrincheras.Nuestrasametralladoras

Maximseencuentranporahí—dijoseñalandohaciaelsur—.Desdeesteladopuedendispararcontrael puente del ferrocarril y las laderas de la colinaMamáiev. Desde el otro lado tienen a tiro lostanquesdeagua.Además,haydossubfusilesyalgodemuniciónenterradosenelextremonortedelatrinchera.Elpuntoestámarcadoconuncascoalemán.

Elcabosalió trotandohacia laoscuridad,yGriázevyyonosescondimosaesperar.Enseguidaoímossuvozdiciendo:«Doroga,doroga»,adelante,adelante.

En ruso,doroga es una palabra fantástica: cuando la oyes, sabes si quien se acerca es ruso oalemán.Losalemanesnosabenpronunciarlacorrectamente;cuandoladicen,siempresuenamásbiencomotaroka.Bastaesapalabraparadesenmascararaunexploradoralemánaunquevayavestidoderuso.Encuantodice«taroka»,vamosaporél.

Lavozdelcabodesapareció.¿Dóndedemoniossehabíametido?Esperamos,conmiedohastadeencenderuncigarrilloporsinosdelataba.Pensamosquelosbocheshabríandegolladoalcaboantesde que le diera tiempo a gritar.Nuestro nerviosismo aumentaba porminutos. Finalmente, el caboapareció,casisinaliento.Lepreguntésisehabíaencontradoconalguien.

—Solo quedan dos o tres —dijo. Estaba tan exhausto que apenas podía hablar—. Los estánesperando—murmuró—.Unacompañíadealemanesllevadesdeanocheintentandorodearlos.

—¿Yaquéestamosesperando?—gruñóGriázev—.¡Vamos!—Despacio—leadvertí—.Primerotenemosquerecogerlamunicióndelaquenoshahabladoel

cabo.Reptamoshastael arsenalocultoynoshicimoscon toda lamunicióny todas lasgranadasque

pudimos.Luegoseguimosalcaboparareunirnosconlossupervivientesdesucompañía.Losolimos antes deverlos.Llevabanvarios días clavados en lamismaposición, de la queno

habían salido ni para hacer sus necesidades. El primero de los supervivientes aferraba unaametralladora Maxim entre sus huesudas manos. Estaba demacrado y sin afeitar, tenía los ojosdesorbitadosylaropahechaharapos.

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—El enemigo…—dijo sin volverse siquiera—.Miren, ¿lo ven?—Señaló unas siluetas en elhorizonte—.Estánpreparándoseparaavanzarhastaotratrinchera.¡Sipermitimosquelleguenaella,tendránlosmuellesdelVolgaatirodemorteroypodránhundirtodoslosbarcosqueenviemos!

Griázevestabafurioso.—Losveoperfectamente—dijo—.Lesmandaréunascuantaspiñas[10]paraqueempiecelafiesta.Sasha y yo miramos los cuerpos masacrados de los soldados del Ejército Rojo que había a

nuestro alrededor. Los supervivientes no habían tenido ocasión de enterrarlos. Eran cuerpos demuchachos jóvenes,algunosdeellosnodebíande tenermásdedieciochoaños.Sashalecerró losojosaunodeellos.

—Vasia—masculló—,voyahacerquelosbocheslopaguen.Pagaránportodos.Lasprobabilidadesnojugabanafavornuestro.HabíaquecalmarunpocoaSasha.Loagarréde

unodesusbrazosdeosoyledije:—Pongamosquematasaunoscuantosconlasgranadas,¿yluegoqué?Debemosdeestarenuna

proporcióndetreintaauno,ynisiquieraconoceselterreno.—¿Algunaideamejor,jefe?—Primero —dije— veamos qué terreno pisamos y luego pensemos en cómo tenderles una

emboscadaparapillarlosenlastrincheras.—¿Para quémolestarse con eso?—Griázev trataba de soltarse y yo no podría contenerlo por

muchomástiempo—.Dameunpardegranadas.—Escúchame, so cabestro—dije—. En la trinchera su campo de visión es limitado, no verán

desde dónde les disparamos. Podría ser la trampa perfecta, como una galería de tiro…Y con lasgranadaspodemosimpedirleslahuida.¿Loentiendesahora?

Aregañadientes,Griázevadmitióquemehabíaentendido.

En lugar de por el trino de los pájaros, la mañana llegó anunciada por el rugido de lasametralladoras y el silbido de las balas disparadas desde lo alto. Habíamos instalado nuestrasposicionesdefrancotiradorenlazonamásadelantadadenuestraslíneas.Nuestrasórdenesmandabanabatiralosoficialesalemanes,asussuboficialesy,finalmente,volarsuequipocongranadas.

Durantelanochesehabíanreunidoconnosotrosotroscincofrancotiradoresdelequipo.Sashasehabíapasado lanoche rumiandoypor lamañanaestabadeunhumordeperros.Esperóaquemedistrajera para llenar con granadas una bolsa demáscaras de gas vacía y se fue reptandohacia laametralladoraquecubríaelavancedelosalemaneshastalanuevaposición.Sashallegósinservistoylanzódosgranadas.Eltiradoryelcargadormurieronalinstanteyelarmaquedóinutilizada.

Comoeradeesperar,empezóunintercambiodedisparosdesigual.Nuestraúnicavíadeescapeestabacerrada;laretiradaeraimposible.Cavamospararesistirelasedio.

Pasaron veinticuatro horas, y luego otras veinticuatro. Logramos resistir. Con los fusilespodíamoscontrolarelaccesoalmanantialylosalemanesnotardaronenempezaramorirsedesed.Nosaseguramosdequeasífueraagujereandotodossusbarriles.Anosotrosnosparecíadelomásdivertido,yoíamoscómolosbochesnosmaldecíanygemíanalverqueelaguaseperdía.

—Encualquiermomentoempezaránabebersesuspropiosmeados—dijoNikoláiKúlikov.Amíme hervía la sangre al ver el repugnantemodo de vida al que los alemanes nos habían

reducidoenlatrinchera.Teníaelcuerpollenodepiojosynodejabaderascarme,ycomoyotambién

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losdemás.Odiabaalosalemanesmásquenunca.—Hemosdeimpedirquerecojanaguafresca—ordenéalosotrosfrancotiradores—.Queseles

pudranlosintestinos.Nuestro grupo de francotiradores obligó a los alemanes a renunciar almanantial, y logramos

asimismoabatiralamayorpartedesustiradoresdemortero.DeestemodolesimpedíamoslanzarobusescontralasposicionesdelEjércitoRojoenlosmuelles.

Lasegundanochesepresentóunmensajerodelcuarteldelbatallón.Lasórdenesquetraíadecíanlosiguiente:«Hagantodoloposiblepormantenersusposiciones».Locualqueríadecirquenisenospasaraporlacabezaretirarnos.

Corríafinalesdeoctubreyelotoñohabíallegado.Eltiempocambiabaconstantemente:tanprontohacíacalorcomoempezabaacaerunafría llovizna.Eraelclimade laestepa.Asípasamoscuatrodías, sinpoderdormir, con las armas siempre aferradas entre lasmanos.Algunasnoches llovíaysoplaba un viento frío. Entonces nos acurrucábamos en un rincón de la trinchera, temblando,mientrascaíalalluviahelada.Elaguaseacumulabaalfondodelastrincheras.Lahumedadconstantehacíaquelavidaahífuerapenosa.Porlasmañanassiemprehacíafrío,yaldespertar,descubríamosqueelculosenoshabíacongeladodelcontactoconelsuelo.

Losfascistasnoserendían.Acadamomentosedeslizabancolinaabajoendirecciónanuestrastrincheras,peroencuantoseacercabandemasiadolosrepelíamosconlasgranadas.Puestoquelosboches llegaban por una pendiente inclinada, teníamos que asegurarnos de lanzar las granadas lobastantelejosparaquenorodarandevueltahastanuestrasposiciones.

Paraello,loslargosbrazosdeGriázevveníancomoanilloaldedo.Eracomoelguardiándeunranchopatrullandolavalla.Encuantoelenemigoseponíaatiro,lelanzabaunagranada.Nofallabanunca.Teníaunapunteríaformidable.Cuandolasgranadasdetonaban,loúnicoqueseveíaeratierray humo, pero en cuanto despejaba, podían verse las extremidades de los alemanes repartidas pordistintossitiosjuntoaretazosdeuniformeyarmas.Griázeveracapazdevolaraunenemigoacienpasos,¡ycuestaarriba!Francamente,teníaunbrazomágico.

Enunmomentodado,agarréunascuantasgranadasyélmelasquitódiciendo:—Vasia,¡tieneslosbrazosdemasiadocortos!¡Nopodemospermitirnosperderniuna!AlfinaldelaterceranocheenlacolinaMamáievnoseveíaniunaestrella:unasnubesespesaslo

oscurecían todo.Lasposicionesalemanasseencontrabanamenosdecienmetros.Podíamosoírelruidometálicodelasollasylascazuelasydelostalonesdelasbotascuandolosalemanestratabandelimpiarles el barro. Oíamos conversaciones enteras, aunque ni Griázev ni yo entendíamos unapalabra. Se daba el caso de que tanto uno como otro habíamos cursado alemán en la secundaria,aunquenuncaíbamosaclase.Yahoranosmaldecíamosporello.

Elagotamientoeracontinuo.Por lanochehabíaqueobservar laactividaddelenemigoynadiepodíadormirenpaz.DevezencuandollegábamosaverelVolgaydistinguíamoslasondassobrelanegrasuperficiedelagua.Elglacialaspectodelcielonohacíamásqueaumentarnuestrocansancio.Presenciábamoscómolasnubessecerníansobrelasruinasdelaciudadycómoelvientoafiladosevolvíacadavezmásfrío.

Aparentementelosalemanesnodisponíandeaguafrescadesdenuestrallegadaycomenzabanadesesperar. Nuestro plan estaba funcionando a la perfección. A la cuarta mañana, sus soldadossalierondelastrincherasybajarondespaciohacianosotrosenpequeñosgrupos.

Auncuando sepegaran al suelo, no teníandondeparapetarse.Avanzabanporunapendiente en

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bajada,porloquequedabanexpuestosdecuerpoentero.Nonecesitábamosnilamiratelescópica.Eracomopescarpecesenunbarril.Elelementosorpresa,siesoeraloquebuscaban,habíaquedadoennada.

Fuelaúltimavezqueintentaronatacarnosenlaposición102.Nuestrapunteríaylasreservasdegranadasnoshabíanpermitidocumplirlasórdenesdelcomandantedeladivisión;laposiciónseguíaennuestrasmanos.Ya juzgarpor el carizquepresentaban las cosas, íbamosaquedarnos ahíunabuenatemporada.Aningunodenosotrosselepasabaporlasmientesnisiquieraretirarse.

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10

Unaposicióndifícil

Eradíacuatro.Esperábamosaquecayeralanocheparaocuparlasnuevasposiciones.Porfin,elsolempezó a ponerse. Los cirros se tiñeron de rosa brillante. Cesó el zumbido de losmotores de laaviaciónalemana.Sobrelaciudad,elcieloseoscurecióperolaluzdelsoltardótodavíaunbuenratoendesaparecerdelhorizonte.

Hacia medianoche terminamos de preparar los puestos de los francotiradores. Estábamosexhaustos y sedientos. Los alemanes, revanchistas como siempre, nos habían cortado el acceso almanantial plantando un reguero de minas, pero gracias a nuestras ametralladoras y a losfrancotiradores,tampocoellospodíanacercarsealagua.Estábamosentablas.

Denuevo,pasamoslanochesincenar.Nosatenazabaelhambre,yaúnmáslased.Nuestrabocaparecíadealgodónyteníamoslalenguahinchada.

Trabajamosensilencio.Todosnoshacíamoscargodelsufrimientodeloscompañeros.Nohacíafaltaexpresarloconpalabras.Saltabaalavistaquetodosnosmoríamospordormirunpoco,aunquefueraecharnosunosinstantesarecuperarfuerzas,demodoquelespermitíhacerunapausamientrasKóstrikovyyomontábamosguardia.

Kóstrikov y yo acordamos una señal de peligro con la pistola de bengalas y nos separamos.Recuerdo con claridad el susurro de la brisa vespertina, el parpadeo de los cigarrillos en elcampamentoenemigoyelaroma,apenasperceptible,delhumodeltabaco,queaumentabaenmílosdeseosdefumar,apesardequeningunodenosotrosteníacigarrillos.

El ruido amortiguado delmetal y los aleatorios fragmentos de conversación de los alemanes quellegaban hasta mí estaban volviéndome loco… Tenía que fumar. Como si me hubiera leído elpensamiento,Kóstrikovsepusoa revolverentre losbolsillosdeunalemánmuerto.Enseguidadioconloquebuscaba.Encendimoslospitillosyelhumosellevónuestrasfatigas.

Sospechábamos que los alemanes estaban preparando una trampa. Habíamos preparado variasposiciones como señuelo, y sabíamos que ellos habían hecho lomismo. Si queríamos vencerlos,tendríamosqueservirnosdetodonuestroingenioynobajarlaguardia.

Hundí la pala en la tierra, coloqué el oído sobre el mango y escuché como si fuera unestetoscopio.Clavada en la tierra, la pala, lomismoque el estetoscopio colocado sobre el pecho,captalasvibraciones;soloquemipalacaptabalasvibracionesdelacolinaMamáievenlugardelos

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latidosdelcorazón.Losalemanesestabanpicandopiedraoclavandoestacasenalgúnlugar.Algomáslejos,estaban

colocandoalgopesadosobreelsuelo,quizácajasdeprovisionesosacosterreros.Noseoíacavar.Oí pasos cerca.Losnazis caminabandeun lado a otrode la trinchera, y sus botas resonaban confuerzacontralatierra.Estabancambiandolaguardia.

DespertéaNikoláiKúlikov,queestabadurmiendocerca.Selevantódegolpeempuñandoelfusil,comosilehubieranechadoaguahirviendo.

—¿Dóndeestán?—Nopasanada—dije—.Tranquilízate.Tetocamontarguardia.Mientras Nikolái se frotaba los ojos, los alemanes siguieron con el cambio de guardia. El

enemigo apostó un ametrallador en un lugar elevado. Se notaba que era inexperto. A pesar de laoscuridad, apunté y me deshice de él. Nadie fue a reemplazarlo. Se habían percatado de que laametralladorasehallabaenunaposicióndemasiadoexpuesta.

Yoestabaalmandodenuestropequeñodestacamento,yporconsiguienteteníalaobligacióndecomprobar que todo estuviera en orden antes de echarme a dormir. Hice la ronda por nuestrasposicionesymeencontréconque los francotiradores sehabíanquedadodormidosy los soldadosrelevadosdescansabanacurrucados.

VolvíalaposicióndeKúlikov.Elsuelodelrefugiodelatrincheraestabacubiertodesobretodos:losúltimosregalosdeloscamaradasmuertosyenterrados.Mearropéconunodelosabrigosymepuseadormir.

Kúlikovsequedóenpiejuntoalaametralladoraporqueteníamiedodedormirsesisesentaba.Ensuopinióneramejorvencerelsueñodepie,aunqueelloimplicaraponerseatiro.

Kúlikovmedespertójustoantesdelalba,segúnloacordado.—Jefe,estasedvaavolvermeloco—fueloprimeroquemedijo.Teníalagargantatanreseca

queapenassipodíahablar—.Creíaquelanochesemeharíamásllevaderaqueeldía—añadió—,peromeequivocaba.

Laluzaumentabaporminutos.Unoauno,losfrancotiradoressemeacercaronpidiendoagua.—Aguantaremos,noospreocupéis—lesdijeparatranquilizarlos.Tenían los labios cuarteados y el rostro demacrado. De pronto, una chispa de inspiración se

encendióen losojosdeKóstrikov,quese revolcóenel suelo,meneó laspiernascomounperritofelizy,echandolacabezahaciaatrás,gritó:

—¡Chicos,tenemosagua!Acontinuaciónsequedóensilencio,riendosatisfechoparasusadentros.Nosmiramosentorno,

peronadieveíanada.ParecíaquelasmuchasprivacioneshabíantrastornadoaKóstrikov.—Vamos,habla—dijoporfinGriázev—,¿dóndeestáesaagua?Kóstrikoverageorgiano,deojosnegrosyhundidos.—¿Que dónde está el agua, preguntas? Ahí fuera. ¿Es que no sabes cuántos alemanes yacen

muertos?—¿Yquétienequevereso?—preguntóGriázevirritado.—Puesquetienenaguaenlascantimploras—dijoKóstrikovriendocomoundemente—.¡Solo

tenemosqueirabuscarlas!Kúlikov,Dvoiashkinyyofuimosaocuparnuestrasposiciones.Nobienmehabíacolgadoelfusil

al hombro, los alemanes situaronuna ametralladora en su ladodel terraplény abrieron fuego.Su

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tirador no disponía de parapeto de ningún tipo. Apunté y disparé, y la ametralladora quedó ensilencio.Entoncesmedicuentadequeelenemigomeestabaobservando.Talvezhubieranutilizadoalsoldadocomoceboparadescubrirdóndemeencontraba.

Sabíaqueteníaquecambiardeemplazamiento.Dejéelcascocomoseñuelo,recogíelperiscopioysalícorriendoenbuscadeunanuevaposición.

Entretanto,GriázevyKóstrikovsehabíandedicadoa«pescar»cantimplorasysehabíaninstaladoenunlugarpróximoalpuntodeencuentro;cuandoteníamosquereunirnos,yoibaahíylevantabalagorraenelaire,peroestavezfueKóstrikovquiendiolaseñal.

Nomepodíacreerquehubieranterminadolarondatanrápido,peroencuantolleguéalpuntodeencuentrovicincocantimplorasdispuestassobreunalonaalospiesdeKóstrikov.Lascantimplorascontenían una especie de líquido amargo de color óxido que en condiciones normales ni siquierahabríamos tocado, pero dadas las circunstancias, nos lo bebimos ávidamente. Recobramos lasenergíasenunabrirycerrardeojos.

Hacialasdiezdelamañana,empezaronaproducirseabundantesmovimientosdetropasfascistasenlasladerasmeridionalesdelacolinaMamáiev,anuestraizquierda.Estabanenviandohombresdesdeuna profunda trinchera que bajaba por la colina hacia un emplazamiento antitanques desde el quepodíandispararcontraelpuenteferroviario.Susplaneseranfácilesdeadivinar:querían tendernosunaemboscadaenelcasodequesenosocurrieramoverlostanquesalotroladodelpuente.

Sinuestrasfuerzasdelaciudadintentabanavanzarporesaruta,labateríaalemanalesinfligiríadañosdevastadores.Elcasoesquedisponíamosdemuypocostanquescomoparasoñarsiquieraenlanzar un ataque blindado, por lo que dejé la vigilancia de la posición en manos de solo dosfrancotiradores:VolovátijyPodkópov.VolovátijyPodkópoverannuestrosúnicosrefuerzoshastaelmomento:acababandellegaralgrupo,conducidosporunmensajerodelregimiento.

Ambos eligieronposiciones excelentes, se camuflarony empezaron a abatir amiembros de ladotacióndelaametralladora.Graciasaello,labateríaenemiganopudooperarentodoeldía.Desdenuestra posición en la parte alta de la ladera, disponíamos de una visión completa de las tropassituadas en laparte inferior; permanecíanpegadas a labase sur como serpientes congeladasy susposicionesdeartilleríaestabanensilencioycomoabandonadas.

Enseguida dejamos de prestarles mucha atención, lo cual fue un error. Más tropas alemanashabían sido enviadas a esa posición, pero se mantenían ocultas, lejos de los lugares a los quepodíamosapuntar.Obviamentetramabanalgo,pero¿qué?

Echéunvistazo.Mesorprendióverquealalíneaalemanalehabíansalidoantenas,estoes,quehabían cavado trincheras estrechas y poco profundas en ángulo recto, con fosos circulares en losextremos.¿Cómodemoniospodíahabérsenospasadoporalto?¿Cuándolashabíanconstruido?¿Lanoche anterior? Parecía imposible. ¿Mehabría engañadomi «pala-estetoscopio»?Nome lo podíacreer.

Enesemomento,Volovátijidentificóunnuevogrupodesoldadosenemigosreunidosennuestro«puestonúmero5»,uncañónantiaéreoinutilizadosituadoenlaladera,anomásdeochentametros.

Antes de que pudiera decir nada, Sasha Griázev ya había agarrado dos granadas y se habíaprecipitadotrincheraabajo.

—¡Alto,vuelveaquí!—grité.

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Sashasedetuvoysediolavueltaparalanzarmeunamiradaperruna.—Solicitopermisoparamataralenemigo.Barrerélaposicióndeunsolotiro—dijoriéndose,y

añadió,algomásserio—:Nopuedescargártelostúatodos,jefe.Dejaalgoparalosdemás.El reprochemepillódesprevenido,perodeberíahabérmeloesperado.Losmuchachos,al igual

que yo, también llevaban la cuenta de sus blancos. Todos los días hacíamos recuento. Cadafrancotirador tenía que acreditar sus muertes con la firma de un testigo ocular. Y era cierto: yollevababastantesmásqueelresto,yasíloatestiguabalafirmadelpropioSashaGriázev.¿Quépodíadecirle?Ahíestaba,esperandounarespuesta,mientraselrestodelgruponosmiraba.

ElcomentariodeSashamehabíadolido,ycomonoencontrabaunarespuestasatisfactoria,hiceungestoconlamanoparaqueprocediera.Sashasonrióconairetriunfalydijo:

—¡Alfin!Contodo,meremordíalaconciencia.Intentérecordaralgúnincidenteenelquehubieraabusado

demiautoridadoenquehubierautilizadoamiscompañeroscomoceboparaanotarmeuntanto.Norecordabaningunoyesperabaestarenlocierto.

Elgrupoestabadepieentornoamíensilencio,fumando.SabíanqueestabamolestoporloqueSashamehabíadicho.Luegomepuseapensar en los alemanesdelpuestonúmero5, encómosehabrían desplegado y en por qué habrían cometido la imprudencia de dejar que los viéramos.Entonces,derepente,losupe.

—¡Muchachos,esunatrampa!NikoláiOstápovich—ledijeaKúlikov—,¡veteabuscaraSashaydilequeesunaemboscada!

Pordesgracia,Kúlikovnologróinterceptarloatiempo.Sashahabíatenidoquesalirdelparapetoparalanzarlaprimeragranadayhabíatardadounsegundomásdelacuentaenagacharse.Unabalaexplosivalohabíaalcanzadoenlapartederechadelpechoysucuerpohabíagiradocomountrompo.

Corrí hacia él. Sasha sabía que estaba muriéndose. Los ojos empezaban a entelársele. Parecíaresignadoaabrazarsusuerte.

—Toma esto,Vasia—dijo sacando su tarjeta delKomsomol—. Tenías razón, era una trampa.Dilesamiscamaradasquemuerocomunista…

Le quitamos la camisa en un intento de taponar la herida abierta. En vano. El brazo derechocolgabainerteylasangrelecubríaeltorso.Comonoteníamosconquecubrirlaherida,cortamoslatelniashkaparausarladevenda.

LosojosdeSasharecobraronlavidaunaúltimavez.Mequitólatelniashkaempapadadesangredelasmanos,lacolocóenlapuntadelfusil,sepusoenpieyagitóelarmaanteelenemigo.

—Sostenedme—murmuró, y así lo hicimos, demodo que estuviera de cara a la posición delenemigo—.¡Venceremos!—gritó,ysedesplomóennuestrosbrazos.

La posición nazi se encontraba a unos ochentametros. La granada de Sasha ni siquiera habíacaídocerca,yencambioellosnoshabíanarrebatadoaungranhombreconunasolabala.Memaldijepornohaberlodetenido.

EnlatarjetadelKomsomol,Griázevhabíagarrapateadounmensajeparasuhijo:«Noespatriotaquienhabladelamorasupaís,sinoquienestádispuestoaentregarsuvidaporél.Enelnombredemipaísyentunombre,hijomío,estoylistoparasacrificarlotodo.Crece,hijomío,yaprendeaamaratupaísnosolodepalabra,sinoconactos».

CuandoenterramosaSashaGriázev,juramosvengarnosdelosnazis.

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Fue un día difícil para nosotros, a pesar del hecho de que los boches no lanzaron ningún ataquesignificativonihubobombardeosaéreos.Dosoleadasdenazissondearonnuestrasposicionesenlasproximidadesdelosdepósitosdeagua,perologramosrepelerlosconlasametralladoras.

El sol empezaba a declinar. El horizonte se volvía de color carmín. Comenzaba a soplar unaligera brisa.Elmovimiento del humo era el único indicador de la dirección del viento.Unpolvopardosedepositabasobrelatierraysobrenuestroshombros.

Por fin la noche dejó caer su telón. Hacia el este, el cielo aparecía pintado de gris y negroaterciopelado,mientrasquealoestebrillabaunabandadeluzreluciente.Miréhaciaelhorizonteconestupor.LamuertedeGriázevmepesabacomounalosa,ynoteníaganasdecomernidebeber.Mislamentacionessoloquedabaninterrumpidasdevezencuandoporlosmovimientosenelcampamentoenemigo.

Laderaabajo, cercade lavía férrea, cercadeunodenuestrospuestosmédicos, seoíangolpesmetálicosylosgritosdistantesdenuestrosoficiales.

Unadelasametralladorasalemanasabriófuego;aprimeravista,nohabíaobjetivodiscernible,pero no podía ser que dispararan contra un perro extraviado: todos los perros de Stalingrado sehabíanidonadandoalotroladodelVolga.Supusequeeltiradoralemándebíadeestardisparandoalaireporhaceralgo.

Deprontoseformóunaespesabrumaqueimpedíaverinclusolapropiapalmadelamano.Lastinieblas me devolvieron a la realidad. Los exploradores enemigos estarían encantados con esetiempo;podíanreptarfácilmentehastanosotrosytomarunprisionero.

Sin embargo, ni en un millón de años habríamos adivinado lo que había de ocurrir acontinuación. Al amparo de la niebla, los soldados de nuestro 3.er Batallón fueron hacia dondeestábamos.LoscapitaneabaeltenienteFedósov,elexoficialdeEstadoMayordel2.oBatallón.Comodecostumbre,Fedósovolíaacerveza.Alverme,mediounapalmadaenelhombro.

—Enhorabuena,Záitsev—dijo—.PorordendelmayorMetelev, sushombresharánelpetateypasaránalaretaguardia.

Naturalmente,lanoticiaeraunalivio,peromepicabalacuriosidad.—¿Aquétantaprisa?—pregunté.Fedósov encendió un cigarrillo y me ofreció otro. Luego me miró directamente con el ceño

fruncido.—Noesasuntosuyo—respondióconvozabrupta.Porlovisto,Fedósovteníabastanteconquelo

hubierandestinadoaesematadero.Stepán Kriájov, el comisario político, se acercó a nosotros. Nos dimos la mano. Entretanto,

Fedósovsemarchódandolargossorbosaunabotellaquellevababajoelabrigo.Cuandonosquedamossolos,KriájovmedijoquelatarjetadelKomsomoldeFedósovhabíasido

revocada como castigo por su embriaguez crónica. Fedósov había sido puesto al mando de unacompañíapenalyporesolohabíanenviadoahí,elpuntomáspeligrosodelfrente.EnpalabrasdelcamaradaStalin,estabaahípara«redimirsuspecadosconsangre».

—¿Losdemáshombrestambiénestáncumpliendocastigo?—pregunté.—Sí—respondióKriájov.—Entoncesdígameunacosa:¿porquélohanmandadoaustedaquí?Kriájovguardósilenciouninstanteyluegorespondióconvozqueda.

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—Soyinstructorpolíticoyrespondodetodoloqueocurreaquí,incluidoselcarácterdelatropaysusfaltas.Todavíanodamosaestoshombrescompletamenteporperdidos;quieroayudarlosaqueexpíensuserrores…

Seguimos hablando—abierta y sinceramente— y hacia el final de la conversación le pedí aKriájov que enviara una petición al comandante, elmayorMetelev. Le expliqué quemi grupo defrancotiradorestodavíanopodíaretirarseporqueestábamosobligadosavengarlamuertedeSashaGriázev.Asimismo, lepedíqueamishombresyamínosfueranconcedidasveinticuatrohorasdedescanso.

Me acordé del juego de las «cartasmisteriosas» al que jugábamos de niños. Cada carta tenía unaintricada red de pinceladas y líneas, y el objetivo era «encontrar al niño» en medio de aquellaconfusión.Eraunjuegomuyentretenidoalquenosgustabajugardepequeños.

El«juego»alquejugábamosentrelasruinasdeStalingradoerasimilar.Pasábamosinfinidaddehorasobservandoelcaosdeescombrosenbuscadealgúnrastrodelenemigo.Soloqueenesecaso,loqueestabaenjuegoeramuchomásimportante.

Enesosmomentos,losfrancotiradoresdelacolinaMamáievllevábamoscuatrodíassindescansar.Nuestramoralestabaconsumidaynuestrosentidodelainiciativaempezabaaevaporarse.

Sabíamosqueelpeligroacechabadetrásdecadaesquina,peroquedarseeldíaenteroenuncráterescrutandounpaisajederuinas inmutable resultabaagotador.Lasconsecuencias—incertidumbreeindiferencia—amenazabanconsuperarnos.

Si bien un francotirador no necesita más de dos segundos para apuntar y disparar, lospreparativosparaellorequierenamenudohorasyhorasdeobservaciónminuciosa.Pero¿quépuedeobservar un francotirador presa de la fatiga? Agotado, resulta inútil. Esmás, la falta de atenciónpuede ponerlo a él y a sus compañeros en peligro. Cuando un francotirador se encuentra en eseestadomentalnoestáencondicionesparaelcombate.

De modo que el comandante nos concedió un descanso de veinticuatro horas. Desde que lacompañíapenal del tenienteFedósovhabía reforzadonuestra línea, el peligrodequedar rodeadoshabíadesaparecido.Podíamosdormirunascuantashoras.

Antesderetirarnosanuestros«dormitorios»(enrealidad,unospequeñosnichosexcavadosenlasparedesdelbarranco),lesindicamosaloshombresdeFedósovcuáleseranlaspartesmáspeligrosasdelastrincherasenemigas.Unopodíapensarquelastrincherasnazisestabandesiertas,peronosotrossabíamosquenoeraasí.

Porprimeravezdesdeque salí de labasenaval deVladivostokgocédel privilegiodedormirduranteundíaentero.Medespertóelruidodeunateterajuntoaloído.Erahoradecenar.

Trasunacenaabasedekasha,carney técaliente,quisevolveradormir.Todavíanosquedabaalgode tiempo,asíquevolvimosa losagujerosycerramos losojosunascuantashorasmás.Nosdespertamosconel ruidodeobuses.Mepuseunode losnuevosuniformesquenoshabían traído.¡Quésensaciónladeponerseropasecadespuéstrasvariosdíasrevolcándoteporelsueloconlaropaempapada!

Unaametralladoranazidisparabadesdealgúnlugarcercano.Saquéelperiscopiodetrincheray

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examiné el horizonte. Los periscopios tenían unas ópticas excelentes y servían de maravilla paraexplorardesdeunpuntofijo.

Distinguíbalas trazadoras impactandocontra lapartesuperiordelbarrancocongolpessordos.Mepicabalacuriosidadporsaberdedóndeprovenían.Teníaqueencontrarsufuenteydejarlafueradeservicio,sinodeinmediato—conlaoscuridad—,síalromperelalba.Podríahaberlocalizadoaltiradorsiguiendoelrastroluminosodelastrazadoras,perolaametralladorahabíacallado,comosisuoperadorsospechasequealguienandababuscándolo.

Dvoiashkinseacercóysesentóamilado.Desdeelbarrancollegabaunruidodetarrosocazosvacíos.Unaametralladoraalemanaabriófuego;caíenlacuentadequeeralamismaquemomentosantes.

—¿Aquédispara?—pregunté—.¿Yquéeseseruidodeahíabajo?—Nuestros heridos están siendo enviados al puestomédico del barranco, y el ruido es de sus

útilesdecampañacontraelsuelocuandoesehijodeputalosalcanza—respondióDvoiashkin.Montéencólera.—¿Estácazandoanuestrosheridos?Estabafuriosoconmigomismopornohaberliquidadoantesaesecriminal.Decidídarconély

ponerfinasusacciones.Loscombatessereanudaronalalba.Cambiédeposiciónentreelhumoyelestruendo.Eltiradorenemigohabíagozadodeundíadeindultoparacometersusfechoríasgraciasaquea

todos nuestros francotiradores se les habían concedidoveinticuatro horas de descanso, por lo queahora tenía la errónea impresión de que podía operar impunemente y tomarmenos precauciones.Nunca debió haber seguido utilizando trazadoras, porque ellas fueron las que me señalaron suescondite.Encuantohalléalcarroñeroylopuseenelpuntodemira,suarmaquedóensilencio.

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Alabúsquedadelfrancotirador

Melavélomejorquepude.Estabademasiadodébilcomoparadormir,asíquebajéporelbarrancopara hablar con los soldados heridos que habían llegado la noche anterior. Si quería localizar alfrancotiradorquehabíamatadoaSashaGriázev,eracrucialaveriguardóndeyenquécircunstanciashabían sidoheridos losotros soldados.Me interesabanespecialmente lasheridasdebala.A findecuentas,cadaheridaesdistintaytodasencierranpistasacercadelapotenciadefuegodelenemigoenunlugarconcreto.

Cercadelaentradadelpuestomédicoestabasentadounsoldadodeconstituciónpesada.Ensusojosnegrosbrillabaeseamargohumorsoldadescoquenonosabandonaniaunenelmomentodelamuerte.Unvendajelecerrabalaboca.Enlabarbilla,lasvendasmostrabanelcolormarronáceodelasangreseca.Lasgrandesysuciasmanosdelsoldadoysucamisaestabanmanchadasconsalpicadurasde sangre.Elpersonalmédicome informódeque lohabíanherido lamañanaanterior.Según susdocumentosdeidentidad,sellamabaStefánSafónov.Asuladohabíaunfragmentodesgajadodeunlibrosincubiertayconuntrozodelápizentrelaspáginas.

—¿Cómolehirieronlosalemanes?—lepregunté.El soldadome lanzó unamirada de reproche. Sus ojos decían: «Piérdete», pero le aguanté la

miradaalaesperadeunarespuesta.Finalmente,cogióellápizygarabateósurespuestaenunadelaspáginasdellibro:«Creoquenohatenidoocasióndeolermeelaliento,¿verdad?Siquiere…».

—Muy bien, tranquilícese—respondí—.No pretendomolestarle, pero necesito saber dónde ycómolohirieron.Esmuyimportante.

La respuesta de Safónov me permitió saber que le habían disparado mientras encendía uncigarrilloconeldeuncompañero.

—¿Ydóndeestáelcompañeroquelediolumbre?«MiamigoChursinsigueenelfrente—escribióSafónovconrabia—.Alaesperadesuturno…

Prontolemeteránunabalaenelcuerpotambiénaél».—¡Imbéciles!—espeté furioso—. ¡Conseguimos pasar una semana en la colina a cubierto del

fuego alemán, y en una sola noche ustedes los bisoños pierden media unidad! ¿Dónde tienen lacabeza?

Safónovrespondiógarabateandounaretahíladeobscenidades.Melevanté,salídelaenfermeríay

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volvíamiposición.ReptéentrelastrincherashastalatumbadeSashaGriázevydesdeahíbajéaunbúnkerdonde,tras

unaeternidadarrastrándomesobre lasrodillas,porfinpudeponermeenpie.Teníaquepensarquéhacer con los francotiradores alemanes apostados en nuestro sector. Sabía que estaban ahí, peroactuabanconlamáximacautela.

Por regla general, los francotiradores nazis tomaban posiciones dentro de sus propias líneasdefensivas,mientras que los nuestros se apostaban en el límite de la línea del frente.Además, losbochesdejabanmuchosseñuelos,loquehacíaaúnmásdifícilencontrarelobjetivocorrecto.Conlaexperienciaaprendídoscosasesenciales:aobservaratentamenteyatenertemplanza.

Pongamosquevesloquepareceserelreflejodeunmecheroalsolydeducesquesetratadeunfrancotirador encendiendo un cigarrillo. Tal vez sí, tal vez no.Apuntas al lugar y espera; deberíaaparecerhumo.Pasaeltiempo,acasoundíaentero,yporuninstanteapareceuncasco.¡Nodispares!Aunqueledes,nosabesencuáldelasposicionesseñueloestaráelverdaderofrancotiradorenemigo.Sidisparasyledasauncebo,habrásreveladotuposiciónynohabrásganadonada.

Pensandoasímeconvencídequedebíavigilarlazonadesdelaquehabíasidodisparadalabalaquemató a SashaGriázev.Me aposté en la posición de Podkópov y observé. Pasó una hora, doshoras.Losojosmedolíanyelcuellosemecansabaconlatensióndemantenerlacabezaquieta,peronomemoví.Podkópovasegurabaquenohabíanidosdefrancotiradoresalládondeyomirabayquehabíainspeccionadolazonaalmenosunadocenadeveces.Luegosefuereptando.Noesquenolecreyera, pero tenía el presentimientodeque ahí teníaquehaber alguien.Esa sensación, sumada aldeseodevengarlamuertedeSasha,meayudóaresistirahí,apesardelaincomodidad.

Alcabodeunahora,PodkópovyMorózovvolvieronconperiscopios.Entrelostrespeinamoselterrenoquellevabahorasvigilando.VariosobusesdelosNebelwerfer(lanzacohetesdeseiscañones)alemanes se alzaron sobre nuestras cabezas y estallaron dentro de nuestras líneas levantandocolumnasde tierra.Cuandoesoscohetesestabanenelaireeranbienvisibles.Atravesabanelcieloaullandoysemovíandeladoaladocomouncerdoenelbarro.Dimosenllamarlos«asnos»porquesusgritos sonaban tres veces al día: hacia las cincode lamadrugada, al amanecer; amediodía, y,finalmente, con la caída de la noche. Las dotaciones de los lanzacohetes alemanes sabíanperfectamenteaquéhorasnuestroscamillerostrasladabanalosheridosalVolga.

Permanecimos en silencio, inmóviles. Los rayos del sol poniente alumbraban la colina.Iluminabancadarecovecodesombraybañabancadasalienteconsurelucienteluz.Algomásabajo,podíanverseunas cuantas cajasvacíasde la artillería alemana.Comono teníanadaquehacer, lasconté.Habíaveintitrés.Luegovolvíamirar.¡Aunalefaltabalapartedeabajo!Atravésdeunacajacomo esa, lo mismo que a través de un periscopio, era posible ver en la distancia. Me levantéligeramente.

Deprontofuecomosiuntrozodepedernalencendieraunachispaenelinteriordelacaja,yunabalaexplosivasalióvolandohaciaelterraplénsituadoamiespalda.

NikoláiKúlikovestabasentadoamiladoenlatrinchera.—Jefe,¿estávivo?—preguntó.Yoestabaalgoaturdido,peropornadadelmundolohabríaadmitidoanteKúlikov.—Estoyliandouncigarrillo,¿esquenoloves?—¿Quéhapasado?—preguntóKúlikov—.¿Lehanheridootravez?—Estoyvivoycoleando—respondí.

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—¿Entoncesporquéhadadoeserespingo?—Noestamosrealizandounbuenseguimientodelosmovimientosdelenemigo—contesté.Le expliqué a Kúlikov lo que había ocurrido. El francotirador alemán, en virtud de su duro

trabajoysusfríoscálculos,sehabíaganadoelderechoadispararprimero,yesoera loquehabíahecho.Lehabíadisparadoalfrancotiradorruso.

Durante la cena discutimos un plan de actuación. Nikolái Kúlikov y Podkópov abogaban poravanzarhacialascajasdemunicióntraselanochecer.ShaikinyKóstrikovdiscrepabaneinsistíanenque el francotirador no sería tan estúpido como paramantener esa posición.Morózov y Kuzminsugerían que esperásemos a que los alemanes lanzaran un asalto general; entonces, enmedio delcaos,nosotroscontraatacaríamoscontralaposicióndelfrancotirador.

—Paranuestrotrabajo,esmejorcuandohayunpocoderuidodefondo—dijoMorózov.Siendosinceros,esaclasedevenganzas—querequeríangrancantidadderecursosytiempopara

localizar y eliminar a un solo francotirador alemán— contravenían el procedimiento establecido,perotodosardíamosendeseosdevengaraSashaGriázev.

Pormiparte,estabademasiadocansadoparadecidirnada.—Consultémosloconlaalmohada—sugerí.Misamigossabíanquepreferíadormiralatardecerporquemecostabapegarojodemadrugada.

Demodoqueladecisiónquedópostergadayyomefuiaunrincónadormir.Medespertéalaunadelanoche.NikoláiKúlikovestabalimpiandosufusil; losdemásseguían

durmiendo.CuandoKúlikovvioqueestabadespierto,agarrósu fusilyseadentróen laoscuridad.Tras recoger mi subfusil y un zurrón lleno de granadas, lo seguí. Era una noche inusualmentetranquila.Lacalmaantesdela tempestad:suponíamosqueelenemigoestaríapreparandounnuevoasalto.Toméposicionesnomuylejosdeloscamaradasdormidosyagucéeloídoentreelsilenciocircundante.

Recuerdomiencuentroconelcomandantedenuestroejército,elcoronelgeneralVasiliChuikov.Fuejustoantesdeunataqueenemigo,lamañanadel16deoctubre.Elgeneralnoshabíainvitadoavariosdenosotros a su búnker para condecorarnos.Chuikovnos observó.Era unhombrebajito, de pieloscura,pelorizadoymiradaintensa.Esamañanahablóconunacalmaimpresionante.

—DefendiendoStalingradoestamoslograndoatardepiesymanosalenemigo.Eldesenlacedelaguerra y el destino de millones de ciudadanos soviéticos, de nuestros padres, madres, esposas yniños,dependedenuestradeterminaciónparalucharaquíhastaelfinal.Ello,noobstante,nosignificaquedebamosdejarnosllevarporunatemeridadinsensata.

Pusoenmimanounamedallaenlaqueponía:«Alvalor».—Nuestra decisión de luchar entre las ruinas de Stalingrado bajo el lema «Ni un paso atrás»

obedecealmandatodelpueblo—continuó—.¿Cómopodríamosvolveramiraralosojosanuestroscompatriotassinosretiráramos?

Mediolaimpresióndequelapreguntadelgeneralibadirigidaamí.Sabíaqueyohabíanacidoen los Urales y que mi familia —mi abuelo, mi padre y mi madre, así como muchos de miscamaradas— se hallaban ahí en ese momento. No, mis ojos, llenos de vergüenza y oprobio, nopodríanvolveramirarlossidejábamosperderStalingrado.

—Notenemosadonderetirarnos—respondí—.ParanosotrosnohaytierramásalládelVolga.

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Por alguna razón, mis palabras agradaron a Chuikov y a su ayudante del Komsomol, IvánMaxímovichVidiuka.Vidiukaerauntipoaltodeairecadavéricoypobladascejas.Mediolamanoysostuvoelapretónrepitiendo:

—¡Eseeselespíritu,heaquíaundignomiembrodelKomsomol!La noche que salí a la caza del asesino de Griázev, Vidiuka fue a visitar nuestras posiciones.

¿Cómoterminaríaesanocheyquétraeríalamañana?Esperabaquemiplantuvieraéxito.Paraello,medicuentadequetendríaquepedirleayudaaVíktorMedvédev.

Eraunbuenhombre,Medvédev.Gustabadecriticaralosfrancotiradoreslentos.Recientemente,había relatado algunas de sus experiencias a un grupo de aspirantes. Se acercó a ellos sin decirpalabraydesenrollósubolsadetabaco,unabolsitadesedarojadecoradaconbordados.Serecreóenesegesto comodiciendo: «¡Pensad la de tiempoy amorquemi chicahapuesto enhacerla!».Doscartuchosvacíoscayerondelabolsita.«Estoestodocuantoteníaquedeciros—exclamó—,yahoraalcampodebatalla.Ahínosentenderemosmejor».

Víktorteníarazón:elsoldadoaprendemejorelartedeltiroconlaprácticaqueconexplicaciones.Recordé unas palabras del coronel general Chuikov: «Lamisión del francotirador consiste no enesperaraqueelenemigoasomelacabeza,sinoenobligaralenemigoaqueseexpongay,entonces,meterleunabalaenlacabezasindilación».

Conesospensamientosfueronpasandolaslargasysolitariashorasdelanoche.Elsilencioeraimplacablecomounasogaalcuello.

Finalmente vi que un haz luminoso crecía en el horizonte.Me dispuse a ir a despertar a miscamaradas,peroresultóquehabíanidoreptandoamiencuentro.Llevabanconsigoeldesayunoymásmunición.

—Losexploradoresdelregimientohancapturadoaunnaziylehanhechohablar—dijounodeellos—.Estamañanaalasseishabráunataquedeartilleríacontranuestralíneadelfrente.

Ni nosmolestamos en abrir los termos con la kasha, sino que la dejamos para la cena y, trascoger unas tostadas, nos colocamos en nuestras posiciones. Cerca de la mía me encontré con elteniente Fedósov, que tenía la nariz roja. Había apostado a sus soldados y estaba a la espera delataque.

—Pasandelasseisylosalemanesnohanhechoruido—dijo.NikoláiKúlikovmeesperabaennuestraposiciónfrentealapiladecajasdemuniciónalemanas.

Habíamossituadounperiscopiodeartilleríaparafacilitarlaslaboresdevigilancia.Loquevimosalmiraratravésdeélnonossorprendió:veintidósdelascajasseguíanenelmismolugarqueeldíaanterior,perolanúmeroveintitrés,laquenoteníafondo,habíadesaparecido.¿Dóndeestaba?

Losperiscopiosdeartilleríadisponendeunasópticasexcelentes.Losmáspequeñosdetallesdelterreno o del uniforme de un soldado resultan claramente visibles a varios cientos de metros.Examiné los arbustosy loshoyosunoaunoconuna lentede aumentoparapenetrar en las líneasenemigas.Escrutélacimadelacolina.Cercadeestahabíaunapequeñadepresión,yahíestaba:¡lacajadeartilleríasinfondo!Estabacamufladajuntoaunterrapléncercadelahondonada.Alfondodelacajadistinguílamiradelsoldadoalemán.Lacajareparabalamiradelaluzdelsol,loqueimpedíaqueseprodujerandestellosyayudabaaltiradoraidentificarsusobjetivos.Elrifleparecíadisponerinclusodeunaespeciedecámaraquefotografiabalosobjetivosenelmomentodeldisparo.

—Ahíestás—susurrécomosipudieraoírmeyescapar.Yotemblabadefuria.Paracalmarmelepasé el periscopio a Nikolái Kúlikov y le indiqué dónde se encontraba el francotirador. Guié su

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miradahastaéldescribiéndolelasmarcasmásreconociblesdelterreno.—¡Lotenemos!¡Ahíestá!—exclamóNikolái—.Jefe,tenemosqueabatirloya.Sino,puedeque

escape.Alguienapareciódetrásdemí.Podíaolerelvodkaensualiento.—Unmomento,muchachos—dijoelreciénllegadoamiespalda—.¡Dejadmeecharunvistazoa

unauténticofrancotiradornazi!Era el teniente Fedósov. Ni siquiera lo habíamos oído llegar. Fedósov estaba inquieto por el

retrasodelataqueenemigoylosnervioslehabíanhechobebereldobledeladosishabitual.Llevaba una hora con el francotirador nazi a la vista. Estaba cansado y empezaba a perder la

concentración.Meobliguéaolvidarmedelcansancio.Entretanto,elalemánseguíaobservandoporlamira.Eracuestióndetiempoquenosdescubriera.

—Nikolái,¿quéopinas,creesquenoshavisto?—lepregunté.—Saldremosdedudas.Nikolái retrocedió y con un palo levantó un casco unos cuantos centímetros por encima del

terraplén.Elalemándisparóuntiroqueatravesóelcasco.Mesorprendióquehubierapicadoenelcebo.Talvezeltediodelaesperalehabíahechoolvidarelriesgoalqueseexponía.

Observé cómoel tirador alemán acercaba lamano a la recámara y recogía el casquillo vacío.Recogerloscartuchosvacíoseraelprocedimientohabitualcuandosedabaenelblanco.Alhacerlo,levantó la cabeza ligeramente de la mira. Eso dejaba a la vista los pocos centímetros de cuerocabelludoqueyonecesitabaparaapuntar…yenese instante sonómidisparo.Labala ledioenelnacimiento del pelo; el casco le cayó sobre la frente y el rifle quedó inmóvil, con el cañón en elinteriordelacaja.

El teniente Fedósov se echó al suelo de la trinchera y encontró el pequeño cuaderno de notasdonde llevaba mi «cuenta personal». Fedósov lamió la punta de su lápiz y apuntó en letras biengrandes:«Hepresenciadounduelo.Antemisojos,VasiliZáitsevhamatadoaunfrancotiradornazi.A.Fedósov».

YasífuecómovengamoslamuertedeSashaGriázev.Durantelosdíassiguientes,miaprendiz,NikoláiKúlikov—quesedesempeñabacadavezconmayorconfianza—utilizóesamismaposiciónparaeliminaradosobservadoresdelaartilleríaenemigaqueinspeccionabanlasladerasdelacolina.

A todo eso, el inminente ataque de artillería anunciado por nuestra inteligencia nunca sematerializó.Losbochesdebierondepercatarsedequeteníamosaunprisioneroquehabíacantadoydequenuestroscañonesdelotro ladodelVolga losestabanesperando.Esposiblequeelenemigocayera en la cuenta de todo ello y prefiriera no buscarse problemas.Día tras día, se volvíanmáscautosyastutos.

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Cuandolapacienciaesloesencial

LacolinaMamáievocupabaunaposiciónimponentesobrelaciudad.Laestribaciónsurseindicabaenelmapaconunamarcadeelevaciónde102metros.Desdelacimasedominabaunavistaexcelentede la ciudad, que por el momento se hallaba casi completamente en manos del enemigo. Secomprenderá, pues, que deseáramos mantener al menos la ladera sur de la colina, si no la cimamisma, y utilizar esa posición para atacar el flanco y la retaguardia enemiga. No había mejorposiciónqueesaenStalingrado.Podíamosponerelojoenlamirayverliteralmentelacabezadelossoldadosnazisdesplegadosenelcentrodelaciudad.

Sinembargo,antesdepasara laofensivadebíamosconsolidarelsectoryprotegernosfrenteaataquespor la retaguardia.Lasametralladorasy los francotiradoresnazis situadosen loaltode lacolinanosdisparabandevezencuando.Losalemaneshabíanapostadoobservadoresparadirigirelfuegodeartilleríaydemorterodesdelacima,porloquenosveíamosobligadosavigilarydispararcontradosfrentesalmismotiempo,algohabitualenStalingrado.Amenudosehacíadifícildistinguirentrelalíneadelfrenteylaretaguardia,todoparecíaunamismacosa.

En cuanto estuvimos protegidos del fuego alemán que llegaba de la cima, centramos nuestraatención en la dirección opuesta: en la parte baja, donde comenzaba la ladera sur, una zona conpequeñosbarrancosypobladaporespesasmatasdeabrojos,cardos,ajenjosysaúcos.

El número de nuestros hombres había disminuido, ya que había empezado a haber muchademandadefrancotiradores.VíktorMedvédevysucompañerohabíansidoenviadosaunazonadelosalrededoresde laplantadeempaquetadodecarne.ShaikinyMorózovestaban trabajandoenelsectorpróximoalalmacéndehielo,mientrasqueAbzálovyNasírovestabandestinadosala«galeríade tiro»de la factoríametalúrgicapara instruira losnuevos tiradoresy,a lavez, impedirque losalemanesdelazonaseatrevieranalevantarlacabeza.

MigrupodefrancotiradoreseligiócomopuntodeencuentrounatrincheraangostasituadaenlafuentedelsinuosoarroyoquebajabahastaelríoTsaritsay,desdeahí,hastaelcentrodelaciudad.

—Anoche—lesdijeamiscamaradas—oímosruidodecazuelasalfondodelacañada.Ahíhayunabalsadeaguarodeadadearbustosespinosos…

—Sí,hayarbustosespinosos—afirmóNikoláiKúlikov—,¿yqué?—Creoquelosbochesestánusandoesabalsaparainfiltrarseennuestrasposiciones—dije.Despuésdediscutirlo,decidimosapostarundispositivodevigilanciadeveinticuatrohorasenla

cañada.Elplaneradividirnosyobservarladesdedosdeloslados.

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Llególanocheyenelcieloaparecieronbengalas.Duranteunossegundos,cadabengalasacabaalaluzobjetosalazar.

ShaikinyUbozhenkohabíantomadoposicionesenlaparedestedelacañada;Kúlikovyyo,enlapared oeste. Trepamos hacia el precipicio, a cubierto tras la espesura de los arbustos, y nosacurrucamoscercadelfondodeunprofundocráter.Cienmetrosmásabajohabíaunatrincheranazidondeeravisibleunaametralladora.Graciasalasbengalasdistinguimostambiénloscuerposdedositalianosmuertos tendidos cerca del borde de nuestro cráter. Ambos se encontraban en estado dedescomposiciónavanzado.

—Losariosdansepulturaalossuyos,perodejanquelosespaguetisseconviertanenpastoparalosbuitres—susurróNikolái.

—Hacetiempoquelosbuitressehanlargadodeesteinfierno—respondí.Permanecer sentado en el fondo de un cráter de obús contando disparos era, por decirlo

suavemente, una misión tediosa. Teníamos que hacer algo para mantenernos ocupados, así quepreparamoselhoyoparacuandollegaraelmomentodepasaralaacción.Raspamoslatierradelosbordesdelcrátery lacompactamosen lapartebaja,demodoqueacadahoraelcrátereramenosprofundoynuestraposiciónmás elevada.Aambosnos apetecía fumar, pero comoel humopodíaconvertirseenunapistaletalteníamosqueaguantarnos.Comosueledecirse:«Aguanta,cosaco».

Cadavezeramásdifícilignorarelcansancio.Laespaldamedolíadebidoalatensiónacumuladaen tan incómoda posición, pero finalmente nuestra obra llegaba a su fin.Me había construido unhoyoexcelenteyporfinpodíasentarmecómodamente,observarydisparar.Amiderecha,aNikoláilascosasno le iban tanbien.Suposiciónnoera tanconfortablecomo lamía,peronosequejaba.Habíaempezadoamontarguardia.Entretanto,comenzabaaclarearymepreguntécómo les iríaanuestroscamaradasalotroladodelacañada.

Justoentonces,enelclarofrentealosmatorrales,aparecióunsoldadoalemánconuncuboenlasmanosyun subfusil colgadoal cuello.Sedetuvoymiroalrededorcomosi estuvieraesperandoaalguien.Momentoscomoeseerandelomáshabitualenlaguerra:unhombreaguarda,sinsaberquesuvidapendedeunhilo.Coloquélaretículadelamirasobreelsoldado;podíaverclaramenteloslabiostemblorosos,losdientesblancosybienalineados,lanarizrectayligeramenteprotuberanteyelrostropálidoybienafeitado.Aparecieronotrosdossoldados, tambiénellosconcubos,yjuntosdesaparecieronentrelosmatorrales.

Transcurrieroncincominutos.Lossoldadosvolvieronaaparecer,peroahoraencorvadosbajoelpesodeloscubosllenos.Eraevidentequenoibaaresultarlesfácilremontarlapendiente.Elaguaseagitabaenlosbaldes,peroloshombresnoderramabanniunagota.Elaguaeraunbienprecioso,ydehecho,ibanapagarlabiencara.

Kúlikov me silbó como un ganso furioso, pero yo todavía no estaba listo para disparar y leprohibíquedispararaéltambién.

—Fuerteeselguerrerocapazdedominarseasímismo—susurré.Habíadecididonoabrirfuegoesedía.Primerodebíaaveriguarsienesaposiciónhabíaoficiales

nazis,yencasoafirmativo,dequérango.Tambiénqueríaacabarconsusexpedicionesalmanantial.Teníalosnerviosallímite,asíquedecidífumarmeuncigarrilloytratarderelajarme.Mesentéen

el fondodelhoyo—así elhumosedisiparía antesde salirpor arriba—yacababadeencender elcigarrillocuandoKúlikovmellamó.

—¡Miraloqueestánhaciendoesoscerdos!

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Dejéelcigarrilloycogíelperiscopiodeartillería.Loqueviresultabatentador.Enelmismolugardondeelsoldadosolitariosehabíaquedadoesperandocuboenmanoestaban

lavándosevariosoficialesnazis.Sehabíandesnudadohastalacinturayunsoldadolesechabaaguasobre la espalda con un tazón de aluminio. Al lado, en el suelo, había tres gorras decoradas concordonesdeoficial.

—¡Miraquébienselopasanestoscabrones!—Kúlikovestabahechounafuria.Sujetabaelfusilcontantafuerzaquetenía lasmanosblancas—.Los intrusossecomportancontotal tranquilidad,ynosotrosaquí,mugrientosycondoscadáveresapestosos.Vamosaenseñarles loqueesdivertirse,¿deacuerdo?¡Avercómobailanconnuestramúsica!

—Ni hablar —dije—. Les concederemos un día de gracia. Y deja de parlotear. La chácharainterfiereconnuestrotrabajo.

AquelloofendióaKúlikov,quesedejócaeralfondodesuhoyoyencendióunpitillo.—Siaunsoldadoledamiedoapretarelgatillo,nodeberíairalabatalla—masculló.—Kolia—dije—,yaséqueesnuestrotrabajoiraporlosoficiales,peroesostipossontenientes.

Simalgastamosbalasconlosoficialesinferiores,lospecesgordosnuncaasomaránlacabeza.—Hayqueaprovecharlaoportunidadcuandosepresenta—protestóKúlikov.Empezarona sonardisparos en la cima.Seoía el ruidode losmotoresde los tanques tras las

torresdeagua.Losalemanessalieroncorriendodelmanantial.Desdeelclaro,descendieronaunatrincheraydesaparecieronporeltaluddelacañadaparaesconderseentrincherasmáshondasdesdedondepodíanaguantarlasbombasyeltiroteosinproblemas.

Laverdadesque losalemaneseraneficientes.Habíanconvertidoesapartede lacañadaenunafortaleza.Losaccesosa sus trincherasestabancubiertosporun fortíncondosametralladoras.Lastronerasdelfortínsecerrabanconplacasdeacero.Lastrincherasestabanconectadasaestemedianteunaprofundazanjaporlaquelossoldadoscorríandeunladoparaotro.

Yaeramediodía.La sed, sumadaalhedorde los cadáveres, erauna tortura.Alpartir lanocheanteriornohabíamoscontadoconquedarnosbloqueadosenesepunto,demodoquenollevábamosnivíveresniagua.

Justo entonces la ametralladora alemana abrió fuego. Podíamos verla perfectamente. Las balasnos pasaron silbando junto al casco. Kúlikov y yo ajustamos las miras telescópicas a trescientosmetros y disparamos al unísono, pero la ametralladora alemana seguía vomitando fuego como sihubiéramosdisparadosalvas.

Losdisparos ennuestro sector cesaron tan abruptamente comohabían empezado.Nikoláiyyonos quedamos sentados en silencio. Estábamos avergonzados por haber fallado. Kúlikov tenía lacabezagachayresollaba.

Ledijequesetomaraundescanso.Nospusimosabuscarlosmotivosporlosquepodíamoshabererradoeltiro.¿Talvezlatensiónnosestabaafectandoalavista,olasmirasestabanmalpuestas,oquizá nuestra respiración era irregular, o quizá simplemente habíamos olvidado cómo apretar elgatillosinmoverelfusil?MiréaKúlikov.Teníalacabezaentrelasmanosy,comoyo,sepreguntabaquéhabíamoshechomal.

—Olvídatedeeso,Kolia—ledije—.Descansaunpoco.Entretantoyoseguídándomecabezazoscontralapared.Entoncesrecordéque,afindecuentas,

habíamos disparado contra nuestro objetivo. En esas condiciones, siempre es difícil calcular lasdistancias.Unonuncapuedefiarsedesusprimerasestimaciones;siemprehayqueañadiralmenosun

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10por100deladistanciacalculadaparaestarseguro.Yalgomás:cuandoalrededordeunotodosonarmasdisparando, el aire se calientayparecevolverse líquido.Esunespejismodebidoal caloryhace que el objetivo parezca hallarse amenos distancia de la real.Hay que tener esto en cuenta yañadirunosmetros,odispararun tirodepruebacontraunobjetopróximoalblancoparaevaluarcorrectamenteladistanciayacertar.

Laametralladoranazivolvióaabrirfuegoenlapartebajadelacañada.Kúlikovacercóelojoalamira.

—Escucha —dije—, tengo la mira puesta a trescientos cincuenta metros; tú dispara concuatrocientos.

Volvimos a apuntar y disparamos a la vez. La ametralladora calló. Nikolái había matado aloperador;mibalasehabíaquedadocorta.

Alanochecer,Nikoláiyyoregresamosalpuntodeencuentro,dondetodoseguíacomoantes.Losotrosfrancotiradoresintercambiabananécdotasreferentesasusblancos.Cadanazimuertodabaparatodaunahistoria.OkrihmVasilchenkollevabalascuentasenunatablilladecontrachapadosobrelaqueescribíaconunpequeñolápiz.

—Oscalificaréenunaescaladeunoacinco—anunció.Acontinuacióndenuestrosnombresanotó:«uno»,«dos»,«tres»…Alladodeminombrepusoun

cero.—¡Tendráqueponerseserio,jefe!—dijo—.Siestosigueasí,lopondremosenlalistanegra.Unsoldadodel3.erBatallónfueallevarnoslacena.Dejóunsacollenodebalasygranadasjunto

alostermosdekashaysemarchóenseguida.Pocoantesdeamanecer,dejamoselpuntodeencuentroynosapostamosendistintasposiciones.

Decidíquehabíaquebloquearelfortínenemigoylazonadebañodelosoficiales.Miplanconsistíaenusara tresparejasdefrancotiradores,apostadosendistintospuntos.Kúlikovyyoelegimosunaposicióncercanaaladeldíaanterior.

Aunquellevabaunperiscopio,alprincipionopudeencontrarelfortín.Losrestosdeobúsdeunbombardeo reciente me obstruían la vista y tuve que apartarlos. Hecho esto, el terreno quedódespejadoylogréidentificarlaentradaalbúnkerenemigo.

Unnazipelirrojocongorradeoficialseasomóunmomentoalapuertayvolvióadesaparecer.Selocomuniquéamiscamaradasyelequipoadoptóunaformaciónquenospermitierahablarentrenosotros.Antelaposibilidaddeanotarseunblanco,todoslosfrancotiradoressehabíandespertadodegolpe.Nossumimosenunatensaespera.

Enunatrincherasituadajuntoalrefugioapareciólapuntadeunagorradeoficial.Podíanverselaspuntasdelaesvástica.Lagorrase levantóporencimadelniveldelsuelohastaquelaviserasehizovisible.

—¿Quéopinas?—lepreguntéaKúlikov.—Queesunodesusfrancotiradoresintentandotendernosunatrampa.Quierenquedisparemos.

—Lagorradesapareció—.Nosonmuysutiles—añadió.—¿Yquéhaceunfrancotiradorahíabajo?—pregunté.Nikoláiseencogiódehombros.—Quemeaspensilosé.Querráquelepeguenuntiro.—Esosinduda—dije—.Ayer,cuandoabatistealoperadordelaametralladora,¿dóndelediste?—Enlaboca—respondióKúlikov—.Debídevolarlelaparteposteriordelacabeza.

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—Undisparocomoese—dije—equivaleaundesafío,yahorasusfrancotiradoreshanrecogidoelguante.Vanaporti,Nikolái.Tendrásqueponerunseñueloqueseteparezca.

Lossuavesrayosdelsolnoscalentabanloshombrosyunabrisarefrescantenosoreabaelrostro.Eranlosúltimosdíastempladosdelotoñode1942.

Diolahoradelalmuerzo.Unsoldadoalemánseaproximóencorvadoalastrincherasenemigas.Iba desarmado y no llevaba más que un balde en la mano. Tenía un aspecto tan desastrado ylamentablequedecidimosperdonarlelavida.

Habíanpasadootrosdiezminutoscuandodeprontounoficialnazicorpulentoybienacicaladodoblólaesquinaporunadelastrincheras.Enlaguerrerallevabaunainsigniadecoronel.Detrásdeél iba un francotirador con un precioso fusil de caza con una potente mira. Otros dos oficialesaparecieron por la misma esquina de la trinchera. Uno de ellos era un mayor con una Cruz deCaballeroconHojasdeRoble.Detrásdeélibauncoronelfumandouncigarrillosujetoaunalargaboquilla.

Nikoláiyyo intercambiamosmiradas.Aquelloera loquehabíamosestadoesperando.Sihabíatantospececillosnazisnadandoenlibertaderaporquehabíamospreferidoesperaralostiburones.Lapescadillaeraelprecioqueelfrancotiradorteníaquepagaracambiodeocasionescomoesa.

DirigíungestodeasentimientohaciaNikolái,yélmandólaseñalalosdemás.Nuestrosdisparos silbaron, tresporpersona.Apuntamosa la cabeza, comoexigeelmanual, y

cuatrodelosnaziscayeronalsueloexpirandoelúltimoaliento.Ahoraqueelfrancotiradorenemigoestabamuerto,parecíaqueelretodeKúlikovquedaríasinrespuesta.Habíamosmandadoanuestrorivaladosmetrosbajotierra.

Transcurrieron diez o quince minutos, pero nadie se acercó a los boches muertos.Comenzábamos a aburrirnos cuando, de forma inesperada, llovió sobre nosotros un brutalbombardeodeartillería.Nosarrastramosbajotierraaesperarconimpacienciamientraslosobusesestallabancadavezmáscerca.

Cuando el obús se aproxima al suelo, su silbido es tan intensoque crees que va a estallarte lacabeza.Tequedastendido,conlasensacióndequealguientearrancalastripasconuncabrestante.Tedices:«Estellevaminombre…»,perotraselimpactomirasentornoysabesquesiguesvivoytedascuentadequeelproyectilhacaídoenotrositio.

AcontinuaciónllególaLuftwaffe:lasescuadrasdecazasselanzabanenpicadosobrenosotrosdenueveennueve.Elquehubiesenllamadoalaaviacióneraindicativodequeacabábamosdeliquidaraalgúnmandamásimportante.Unadelasbombasimpactóennuestratrincheraylaondaexpansivanosarrojóalsuelo.Vasilchenkoyyonosquedamostemporalmentesordos,peroKúlikovyMorózovnosellevaronmásqueunacicatriz.

Durante dos horas, bombarderos, artillería ymorteros se cebaron sin clemencia sobre nuestraposición.Cuandoporfintodovolvióacalmarse,eltenienteFedósovaparecióantenosotrosconaireirritado.

—¿Quédemonioshabéishechoparaquelosbochessesulfurendeestamanera?El bombardeo había dañado también los emplazamientos de la artillería enemiga próximos al

túneldelferrocarril.Lospanelesdemaderaquehastaentoncescamuflabansuartilleríapesadahabíanquedado hechos añicos y la posición estaba completamente desprotegida. Los miembros de lasdotacionescorreteabancomoratasentrelaspiezasdeartillería.¡Aquelloeraunfestínparaungrupodefrancotiradores!

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Apoyamos los fusiles en el terraplén. Kúlikov y yo empezamos por los oficiales. Gracias altorrentederuidoqueenmascarabalasdetonacionesdenuestrosfusilesyaqueestábamosmuybiencamuflados,elenemigono tenía lamenor ideadedóndeprocedían losdisparos.El temperamentalDvoiashkinyShaikinvieronloqueestábamoshaciendoytambiénelloscomenzaronaabatirnazis.Soloentonceslosartillerosalemanescayeronenlacuentadeloqueestabaocurriendo,ylospocossupervivientesquequedabansepusieronacubierto.

Despuésdeunataquecomoese,elenemigo tardaríaun tiempoenvolveraasomar lacabezaaplenaluzdeldía.Loshabíamosneutralizado.

Porlatarde,losfrancotiradoresnosreunimosenelpuntodeencuentroyrepasamosloocurridoduranteeldía.

—¿Entendéisahoraporquéhabíaqueesperar?—pregunté.—Estamosimpacientesporvercuálseráelpróximoplan,jefe—respondióNikoláiKúlikov.

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Elcielodelsoldado

Para el soldado, en el campo de batalla todo son preocupaciones. Constantemente echa demenosalgo: un día, la comida; al siguiente, lamunición; al otro, un lugar donde dormir. Lo que nuncaescaseaeselpeligro.Yelpeligrohayqueafrontarlo;delocontrario,estásmuerto.Peroporloquerespectaaotrasamenazas,comoelmaltiempo,loquepiensasesquesehaabiertounagujeroenelcielo y que toda la lluvia, toda la aguanieve y todo el frío del mundo te tienen a ti por únicodestinatario,yqueporesotetiemblanhastaloshuesos.Tesientescomoungiganteimpotente.

Enmiopinión,noobstante,esasensacióntieneunefectosecundarioqueresultaútilenlaguerra,y es que sin calamidades como esas los soldados nunca estarían preparados para la lucha. En elfragorde labatalla, creesque todas lasbalas, todos losobusesy todas lasbombas te apuntan a tidirectamente.Teconvencesdequetehasconvertidoenelblancoprincipaldelenemigo.Peronoteengañes:apartatuspensamientosdelfuegocruzadoyresguárdatedelametralla.Tienesuncerebro,asíqueúsalo.Sémásarteroqueelenemigo.Dejadeserungigante impotenteyconviérteteenunratóninvulnerableyapenasvisible.

Esapercepciónexageradadelpropiotamañoydelaexposiciónalenemigonoloabandonaauno.Despuésdetodo,elenemigohacentradosuataqueentusector,deloquesesiguequeestásluchandoporelpedazodetierramásimportanteytienesmotivosparasentirinquietud.Bajotuspiessehallaelcentrodelfrente,elcentrodelatierra,dirías.Nadiepuedeconvencertedelocontrario.

Asípues,¿quéclasedesoldadoeres?Eresungiganteporqueestásdefendiendoelcentrode latierra;yeresinvisibleporquenilasbalasnilametrallatehantocado.

Lasanterioresobservacionesacercadelacalmaenelcampodebatallaprocedendemisexperienciasendistintosteatrosdeoperaciones.Cuandolascosassecalmabanentusector,podíaparecerqueelenemigosehabíaretiradodetodoslosfrentes.PerolarealidaderaqueStalingradoerabombardeadadeformaconstante,díasí,díano.Aunataqueseguíauncontraataque;explosionesaisladascrecíanhasta convertirse en incendios generalizados: en las proximidades de la fábrica Octubre Rojo,alrededor de laBarricadi, en el centro de la ciudad.Con todo, acostumbrados como estábamos alconstanteestrépitodelcombate,noprestábamosatenciónmásquealasescaramuzasqueteníanlugaren puntos cercanos, en las laderas de la colina Mamáiev, o las que se producían entre nuestrosvecinosaderechaeizquierda.

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Ese día la calma no llegó hasta que los alemanes hubieron respondido a la pérdida de susoficiales. Sin embargo, solo fue una calma relativa. El enemigo había movilizado una nuevaametralladoraqueahoracastigabalosterraplenesdenuestrastrincheras.Eltiroteonoaflojabaenlacañada,ycadadosportreslosproyectilesseincrustabaneneltechodelbúnker.

Antesdelanochecer llegó la lluvia.Loscielosseabrieronparaaplacarnuestrased.Loshoyosmenosprofundossellenarondeagua.Pusimoscazos,cubosytermosenelsuelopararecogeragua.OkrihmVasilchenkopreparóunabania[11],aunqueobviamentesinsauna.Ély losdemás tendieronuna lona sobre la trinchera y empezaron a lavarse. En lugar de unamanopla usaban un retazo deabrigodeunsoldado.Porsupuestonohabíaramasdeabedulamano[12].

Acontinuacióncorrierondesnudoshastaelbúnkerytendieronlaropaempapadacomosifueralacoladareciénhecha.Losuniformesseguíansucios,peroerantodocuantodisponíamos.Ningunodenosotrosteníaropaparacambiarse,puestoqueelConsejoMilitarnonoslahabíaasignado.

Paraunsoldado,elbúnkeressucasa:cocina,dormitorioybaño,todoenuno.ElcapitánAksiónov,segundo al mando de la división, se presentó en nuestro pequeño palacio. Aksiónov era un tiporobusto de rostro invariablemente coloradoy cabello oscuroy ralo, reluciente de pomada.Estabaestudiando el trabajo de los grupos de francotiradores situados en la línea del frente. Por lo vistoestabaimpresionadoconnuestrotrabajo.

Ennochesfríasy lluviosascomoesadormíamosprofundamente,sabiendoque losnazis jamásintentaríanunataque,auncuandosuartilleríaysusmorterosbombardearannuestrasposicionesdeformaperiódicaylasparedesdelbúnkertemblaran.

—Muchachos,¿aalgunodeustedeslesobraunatostada?—preguntoAksiónoventonoprudente—.Noheprobadobocadodesdeestamañana.

OkrihmVasilchenkoestabaesanochede«asistente»enel«cuarteldebrigada»,queeracomoalosmarinerosnosgustaballamaralbúnker.Sedisculpósinsabermuybienquédecir:

—Nosotrosnohemoscomidonadaendosdías.El capitánAksiónov se acercó a la lámpara de queroseno.Sacóuna libreta y empezó a anotar

nuestrosinformeseimpresionesdeldía.Yosalí averquéhacíaDvoiashkin,el francotiradordeguardia.Fuera seguíacayendouna fría

lluviaylaoscuridaderaabsoluta.Los alemanes dispararon una bengala que describió un arco sobre la cañada y descendió

suspendida por un paracaídas. La bengala se movía de un lado a otro y caía tan lentamente queparecíaquefueraapermanecerahíhastalamañana.

Alotroladodelacañadaaparecierondosfigurasbajolaluzdelabengala.—¿Quiénvive?—grité.Nohuborespuesta.Dvoiashkinsacóelsubfusildelrefugioyvadeoporelaguahastaelotrolado

delacañada.OkrihmVasilchenkofuetrasél.Entretanto,elcapitánAksiónovmellamó.Pasaron los minutos. Alguien encendió una cerilla junto a la entrada del búnker. La lona se

descorrióconunmovimientoteatralyOkrihmVasilchenkogolpeóuncubodeacerocomosifueraungong.ÉlyDvoiashkinentraronimitandoelsonidodeunatrompetaacompañadosdedosinvitadosmuy esperados: Ajmet Jabibulin, nuestro suministrador de provisiones, y el comandante políticoStepán Kriájov. Kriájov saludó a todo el mundo con un apretón de manos, se quitó la mochila,

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cargadahastalostopes,yselatendióaAjmetdiciendo:«Entrégalesesto».¡Qué bendición! Traían más comida de la que esperábamos: latas de carne en conserva del

«segundofrente»ycajasdekasha.OkrihmVasilchenkofueabuscarunasescudillasdeestañoytodoelmundosepusoacomerensilencio.Loúnicoqueseoíaeranlasbocasalmasticarylacomidaaldeglutir.Estábamostodosfamélicos.HastaelcapitánAksiónovnohacíamásquerepetir:«Kasha,quéricaestá,¿aquesí?».

Sabíamos que Kriájov, como siempre, traía noticias del interior de Stalingrado, periódicos ycartas procedentes de casa. Vasilchenko apenas había empezado a recoger las escudillas cuandoKriájov se llevó la mano a la guerrera, sacó un fajo de cartas y las puso bajo la lámpara. Lasrepartimosenunabrirycerrardeojosyelbúnkerquedódenuevoenabsolutosilencio.Cadaquienconteníaelalientoyleíalasnuevasquellegabandesdecasa.

OkrihmVasilchenkoeraelúnicoquenosabíaquéhacermientraslosdemásdisfrutábamosdeesebreveinstantedesolaz.Vasilchenkoyanoesperabacartasdecasa;sufamiliasehallabaenterritorioocupado,cercadePoltava.Enmomentosasísehacíadifícilmirarlo;nosdabalasensacióndequelomejoreradejar lascartasparacuandoélnoestuviera,pero¿cómoresistirsecuandounoacabaderecibiralgodelafamilia?

Kriájovnoeraajenoaloqueocurría,puesconocíalasituacióndeOkrihm.Depronto,levantóunsobreenelaireyanunció:

—Tengo aquí una carta de una chica deCheliábinsk.Nos ha pedido que le sea entregada a unsoldadoespecialmentevaleroso.¿Aquiéncreenquedeberíadársela?

—¡AOkrihm!—respondimostodossindudarlouninstante.—¡Claroquesí,aVasilchenko!—¡Déselaaél,sí,désela!YasífuecómoOkrihmVasilchenko,trasunañoymediodeguerra,recibióporfinsuprimera

carta.LequitólacartadelasmanosaAksiónov,peroeraevidentequeledabamiedoleerla.Estabatan

nerviosoquenosabíaquéhacer.Porfin,rasgóelsobre.Yoestabasentadojuntoaélypudeleerunaspalabrasescritasconunacaligrafíafirmeyclaramentefemenina.Decíanlosiguiente:

Ignoroquiénacabará leyendomicarta.Tengodiecisieteaños.Si soy lobastante jovenpara ser suhija, lo llamarépadre.Siesalgomayorqueyo,entoncespermítamequelollamehermano.LasniñasylasmuchachasdenuestraplantahanreunidoalgunosregalosparalosdefensoresdeStalingrado.Sabemosdelasdificultadesylospeligrosquesevivenenlastrincheras.Nuestroscorazonesestánconustedes.Trabajamosyvivimosnadamásqueporustedes.Aunqueahorameencuentrelejos,enlosUrales,vivoconlaesperanzaderegresaralgúndíaamiMinsknatal.¿Oyeelllantodemimadre?

Vasilchenkodiolavueltaalahojayconseguíleerestasúltimaslíneas:

Destruyanalosnazis.Quesupaísseahogueeneldoloryquesusfamiliasllorenríosdelágrimas.¡Combatanalenemigoconvalor,comonuestrosantepasadosantesquenosotros!

LasemocionesdeOkrihmeranperceptiblesensurostro.Dejólacartaaunlado,saliódelbúnkeryvolviómomentosmástardeconsusubfusilyunabolsallenadegranadas.Evidentementeplaneabaalgunatemeridad.Melevantéylecerrélasalidaconlaspiernasseparadasenposicióndemarinero.Vasilchenkoentendióquenoibaadejarloiraningunaparte.

Diounpasoatrásy se sentó.Enun intentodeexplicarse,decidió revelarnos su insensatoplan.

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Resultóqueporespaciodevariosdías,Vasilchenkoyotro francotirador,Kóstrikov,habíanestadovigilandouncomplejodebúnkeres enemigos situadoal este, en las laderasde la colinaMamáiev.Habían estudiado todas y cada una de las vías de aproximación al búnker enemigo y habíandescubierto el emplazamiento exacto de los centinelas, así como los intervalos del cambio deguardia.Loúnicoquenecesitabanparaejecutar suplaneraque llegaraelmomentooportuno,unadistracción en forma de chubasco o tormenta de nieve. Y ahora ese momento había llegado.Kóstrikov,dehecho,sehabíaidoyadelbúnker.

—¡BuscadaKóstrikovytraedloaquíinmediatamente!—gritéaloscentinelas.AquellonolegustóaVasilchenko,quearrojóelfusilylabolsadegranadasaunrincónysepuso

agritarllamándonostraidores.Gritabadeirayfrustración.ElcapitánAksiónovyelcomandantepolíticoKriájovsepusieronenpie.—¡Basta!—legritóAksiónovaVasilchenko—.¿Quésignificaesto,soldado?Gruesas gotas de sudor perlaban el rostro de Okrihm. Tenía la mirada turbia y la boca

desencajada.Sucuerpoempezóasacudirse.Soloentoncesnosdimoscuentadequeestabasufriendounataqueepiléptico.Ningunodenosotrosteníalamenorideadequepadecieraesaenfermedad.

Okrihmsedesplomócomounárboltaladoahachazos.Losdienteslecastañeabanconviolenciaytemblaba. Su cabeza golpeaba mi pecho. Cuando por fin pasó el paroxismo, se quedó dormido,roncandodeformaestentórea.

EnesemomentoescuchamosatentamenteaKóstrikov,queacababaderegresar.Kóstrikoverauntipoenjutodecabellooscuro.Antesdesermovilizado trabajabacomoingenieroyse ledababiendescribirsusobservaciones,comosifueraninformescientíficos.Suplandeataquenoeramalo,yhastaelcapitánAksiónovsemostróinteresadoenél.

Lalluvianocesaba.Sabíamosquelosbochesestaríandurmiendo.Nopodíamosdejarpasaresaoportunidad.Quiénsabecuándovolveríaacaerunatormentacomoesa.

La posición de Kóstrikov y Vasilchenko la ocupaban ahora Afinogénov y Scherbina, otros dosmarineros a los que había reclutado como francotiradores. En la Armada habían trabajado en lamismasalademáquinasyhabíanvueltoaencontrarseenStalingrado.Scherbinaeradelgado,conelpelooscuro,latezpálidayunasonrisitaidiotapermanentementeestampadaenelrostro.

Necesitábamos que nos pusieran al corriente. Primero despertamos a Afinogénov, que dio unbrincocomosiesperasequealguienfueraasacudirloporelhombro.

—Vamos.¡Conozcotodaslasvíasdeentradaysalidadelastrincherasalemanas!—dijo.—Esperaunsegundo—dije—.Déjamequeantesoscuentelosdetalles.—Yaloheoídotodo—contestóAfinogénov—.EnStalingradoheaprendidoadormiryprestar

atenciónalmismotiempo.Tomamosarmasligeras:subfusiles,granadasycuchillos.Afinogénovabríacamino,seguidopor

Scherbina,StepánKriájovyyo.Solonospreocupabaunacosa:meternosenuncampodeminasdecaminoal búnker enemigo.Pero logramosescapar a esa fatalidad; la suertedel soldadoestabadenuestraparteesanoche.

Cuando llegamosa la entradadelbúnker,vimosaun soldadoalemándeprimeraclaseconunsubfusil al cuello intentando refugiarsede la lluviabajounparasoldemujer.Afinogénov reptóalinteriordelatrinchera.Sucuchillobrillóenlaoscuridad.Apuñalóalcentinelaenelcorazónyconla

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otramanoahogólosgemidosdelnazi.Elsoldadocayóalsuelosinhacerruido.ScherbinayAfinogénovsequedaronvigilandoarribamientrasKriájovyyonosintroducíamos

ensilencioenlastrincherasinferiores.Observéamialrededor.Juntoalapuertahabíaunahileradeclavoshundidosen lapared.Decadaunodeelloscolgabaunsubfusil.Bajo lasarmasestaban loscascos,y juntoaestos,unaslinternas.Reinabaunordenabsoluto,almáspuroestiloalemán.Aloslados del búnker había unos catres donde los soldados alemanes roncaban plácidamente bajo lassábanas,conlosuniformescolgadosencimadelacabeza.Enelcentrodelasalahabíaunapequeñalámparaeléctricaquebañabaelbúnkerconunaluztenueylechosa.

Kriájovyyotomamosunpardesubfusilescomorecuerdo.Kriájovdesenroscólabombilladelalámparadeltechoynosmetimosunalinternaenelcintocadauno.Atodoeso,losalemanesseguíandurmiendo.

EntoncesStepánKriájovgritóconvozaltayfirme:—Porelasesinatodenuestrasmadresehijosamanosdeestoscerdosfascistas:¡fuego!Nuestros subfusiles vomitaron un torrente de plomo caliente. Los cuerpos de los nazis se

irguierondegolpe.Parecíanmarionetascolgadasdeunhiloroto.Volvieronacaersobreloscatresgimiendo y gritando hasta que el plomo cayó de nuevo sobre ellos y los hizo callar. Las sábanasquedaronhechasunbultoconfuso.

Stepán Kriájov y yo nos quedamos junto a una de las paredes, moviéndonos lo estrictamentenecesario. Llenamos las camas de balas, disparando de un lado a otro de la sala. Los nazis notuvieronocasiónsiquieradesalirdeloscatres,imposibleoponerresistencia.

Comosalidodelanada,viaunalemánacurrucadoamispies.Ibavestidoconropainteriorlargaynoteníaniunamanchadesangre.Nuncasabrécómologróescaparaaquelladescarga.Loapuntéconmiarma,peroKriájovmeagarródelbrazo.

—¡Queviva!—gritó.Losoídosnospitabanporlosdisparos,asíqueStepánrepitiólaordenparaasegurarsedequela

habíaoído:—Necesitamosunalengua.Elalemánextendiólosbrazossobreelsuelo,comodiciendo:«¡Merindo,aunqueestébocaabajo

tengolasmanosarriba!».Elalemánhablababienelruso,yesolosalvó.HabíaentendidolaspalabrasdeKriájov, así que al empezar la refriega sehabía echadoamispies.Hizo exactamente loque leordenamos.Sepusounabrigo,secalzólasbotasyvolvimosanuestraslíneasconunprisionero.

Regresamos a paso ligero. En el búnker nos reunimos con el capitán Aksiónov, Kóstrikov,Jabibulin y Vasilchenko, que ya había descansado. Miraron al alemán de arriba abajo y nospreguntaronporlosdetallesdelamisión.

Seme hizo difícil relatar la historia.Algo de lo que habíamos hecho nome parecía del todocorrecto,peromientrasexplicabaloocurridomefijéenlosojosdeVasilchenko.Seguíanardiendode pena, tan oscuros y miserables como el cielo gris que se alzaba sobre nuestras cabezas. Alconcluir,añadí,comopensandoenvozalta:

—Tal vez estemos condenados, pero por elmomento seguimos siendo los amos y señores denuestratierra.

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Miobligación

Lapreocupaciónconstantedelsoldadoescómosobreviviryderrotaralenemigo.Losmuertossolohacenactodepresenciaalpasarlistaporlasmañanas;sonlosvivosquieneslibranlasbatallas.Amí,además,mecompetíanotrasobligaciones:convertiralossoldadosenfrancotiradores.Todoservivoluchaporalargarsutiempodevida.Yo,comoesnatural,tambiénqueríavivirunalargavida,sinofísicamente,almenosenespíritu.Eramicreenciaquelosfrancotiradoresalosqueadiestraseseríancapaces de vengarme y de proteger a nuestros camaradas de una muerte prematura. Aunque yotuviera que morir, mis alumnos podrían valerse por sí solos con lo que les había enseñado ycontribuiraquelaguerrafinalizaraconlavictoria.Poresemotivo,elartedeltiroeraloqueregíatodosmispensamientosyacciones.

El primer día de operaciones en las proximidades de la fábrica Octubre Rojo, me llamó laatención un nuevo francotirador llamado Gorozháev. Era un tipo de estatura media con los ojosazules.Tenía la cara surcadade arrugas,de lasqueno sevenenningún jovenen tiemposdepaz.Teníaelcuellocortoylamandíbulapesada.Parecíahoscoyretraído.

Tenía razonespara serlo.Gorozháev llevabamucho tiempoenel frente con sucompañero sinmataranadie.Esmás,esamismamañanaunfrancotiradornazihabíaestadoapuntodemeterleunabalaenlacabeza;porsuerteeldisparohabía impactadoenelcascosinherirlo.Noobstante,habíasido un serio aviso para el francotirador novato: «¡Hay que estar en guardia y cambiar de tácticaantesdequeseademasiadotardeorenunciaraserfrancotirador!».Gorozháevacababadepresentarsuinformeysesentíaavergonzadoporsufaltadeéxito.

Mesentéasulado,saquélabolsitadetabaco,arranquéuntrozodeperiódicoyliéuncigarrillo.Gorozháevhizolomismoyprendimoslospitillos.Gorozháevsesentíamáscómodomirándomeamí, sumaestro, a través de una nube de humo de tabaco. La expresión huraña desapareció de surostroyconfesó:

—No acabo de hacerme a esto. Me paso el día mirando por el periscopio hasta que veo lasestrellas,peronohaymaneradelocalizarunblanco.Dispararconelsubfusilesmásfácil.Tedanlaordenydisparas.Peroencuantoteconviertesenfrancotiradortodosevuelvemáscomplicado.

—Noesqueseamáscomplicado—locorregí—.Escuestióndeestaratentoytenercontrolsobreunomismo.

—Siustedlodice,jefe—concedióaregañadientes.Leexpliquéconcalmaqueelfrancotiradordebeidentificarsuobjetivoalprimergolpedevista,

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calcularydestruirlodeunsolodisparo.Dado que en el campo de batalla no siempre es posible realizar una evaluación rápida de los

elementos, el francotirador debe cultivar dos habilidades de capital importancia: la paciencia y lacapacidad para almacenar hasta el último detalle en lamemoria. Pequeños cambios en aparienciainsignificantespodríanserenrealidadunblanco.Elfrancotiradordebesaberreaccionaralinstanteencuantounobjetivovaliososeponeasualcance.

Diporterminadalaconversacióndiciendo:—Quieroquemañanavayamosatrabajarjuntos.El día siguiente a las cuatro de la madrugada los francotiradores ya habían terminado de

desayunarysedirigíanasusposiciones.Gorozháevmeacompañóaunanuevaposiciónalotroladodel depósito de trenes, donde un francotirador nazi había abatido a varios de nuestros soldados ycomandantes.Antes,sinembargo,mellevéaminuevocompañeroalbúnkerdelsubcomandantedelbatallón, el tenienteArjipSujárev.Sujárevacababade resultarheridoen lazonadondeoperabaeldichofrancotiradornaziyesperabasuturnoparaqueloevacuaranalariberaopuestadelVolga.

AlentrarenelbúnkerencontramosaSujárevtendidoenelsuelobajounamanta.LaenfermeraKlavaSvíntsovasedisponíaacambiarle lasvendas.LaayudabaDoraShájnovich,quesosteníaunabotelladeplasmaconlamano.Eltenienteseincorporóyestirólaspiernas.Teníalacarapálidayenlascomisurasdelabocaseleveíanrestosdesangre;parecíaestaragonizando.

Sumiradaseposóenmí:en laexpresividaddesusojos seadivinabaun inmerecido reproche,comosinosdijera:«¿Cómoesposiblequenohayáiscazadoaesefrancotiradornaziantesdequememetieraunabalaenlaespalda?».

Nointentéexplicarmenijustificarme.SoloqueríaasegurarmedequeGorozháevvieralosojosdel teniente, y así fue. Gorozháev sintió su mirada y comprendió la importancia de losfrancotiradoresaojosdeuncomandante.Sinmediarpalabra,salimosdelbúnker.

En el distrito fabril se libraba una batalla feroz. Las ametralladoras disparaban en todasdirecciones.

—¿Dónde se ha apostado su francotirador? —le pregunté a Gorozháev—. ¿Y cómo vas alocalizarlo con todo este ruido y tantas distracciones? ¿Qué pistas tienes para averiguar dónde seoculta?

Parecíaunprofesorinterrogandoaunalumno.Gorozháevseencogiódehombros.—Quemelleveeldiablosilosé.—Nieldiablopodríasaberdóndeseesconde.Paraempezarnecesitasuntestigoquepuedadecirte

dóndeycómofueheridoSujárev.Logramoslocalizaraunsoldadodelacompañíaquenosrelatólosiguiente:—El teniente y Zíkov, el médico, iban caminando desde la sala de herramientas a la sala de

calderas,dondeestánlasametralladoras.Alllegaralumbral,eltenientesetambaleóhaciadelanteyempezóasalirlesangreporlaboca.Salícorriendoparaayudarle.Encuantomeinclinésobreél,unabalamedesgarróelhombroizquierdo.Nosparapetamostraslacaldera,dondeZíkovnosvendó…

—¿Cuántossoldadosyoficialeshanrecibidoimpactosdebalaenesapuerta?—pregunté.—Hoy,tressoldados,máselteniente—respondió.Eraevidentequeun francotiradoralemánexperimentado teníapuestaesapuertaensupuntode

mira.

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—Tenemosquetomarposicionescerca—ledijeaGorozháev.Fuimosalasaladecalderas.Coloquéelperiscopiodeartilleríasobreelalféizardeunaventana

hechaañicos,yGorozháevhizolomismo.Nuestro enemigo era astuto. Actuaba bajo la cobertura de sus compañeros. Los soldados

dispararonunabalacontramiperiscopio,luegootra.Elfrancotiradorenemigocamuflabaelsonidodesuarmaconelestruendodelasametralladoras.Pero¿dóndeestaba?

Pasamos ahí tres horas sin que nos sonriera la suerte. Gorozháev ya empezaba a rezongar,diciendoqueahínohabíaningúnfrancotirador.Yoguardabasilencio.Teníaquedarmecuentapormímismodesihabíacometidoonounerror.

A nuestra derecha, los fusileros nazis lanzaron un ataque contra la planta de empaquetado decarne. La batalla se extendía a nuestras líneas, pero Gorozháev y yo permanecimos inmóviles.Mientrasobservábamos,justofrenteanosotros,unfusileronaziapareciópordetrásdelaruedadeunvagóndetren;luegootro,yotro,yasíhastadiez.Sedeslizabanporelterraplénydesaparecíantraslosescombros.¿Adóndeirían?Eneseinstanteundisparoestallóasolounospocosmetros.Unescuadrón enemigo acababa de entrar por la puerta en dirección de la ventana donde estábamosapostados.Gorozháevcontrajoelrostro,abriómucholosojosyempezóalanzarlesgranadas.Pormiparte,yoabrífuegocontraelgrupo.Trasabatiravariosdeellos,elrestohuyeroncorriendo.

Volviólacalma.Gorozháevyyoretomamoslabúsquedadelfrancotiradorenemigo.Elcampodebatallavolvíaaparecerdesierto.Lossoldadosalemanescaídosestabanrepartidosporelsuelocomosi fueran girasoles tronchados, con las cabezas apuntando en distintas direcciones. Uno de ellostodavíaestabavivoypedíaayudaasusamigos,peronadieacudió.Esoshombresnoservíanyaparanada.Susgritosdeayudapodríanhabersidounbuenceboparaatraeraotrosnazis,peronuncasemehabríapasadoporlacabezadispararleaunenfermero.

EnesemomentoaparecióelcapitánVasiliRakitianski.Elcapitántrabajabaenlaoficinapolíticadeladivisiónyerauncurtidoinstructorpolítico.Setendiójuntoaunodelossocavonesdelaparedeintrodujounaltavozentrelosladrillos.Lepedíquemeescucharaantesdequedieracomienzoasu«retransmisión».

Elcapitánaprobómiplanyconsintióenayudarnos;aceptó retransmitirpropagandaenalemánpara que el francotirador perdiera la concentración y actuara con menos cautela. Sin embargo,nuestrasprevisionesresultaronerróneas:enrespuestaalavozdeRakitianskirecibimosunaráfagade fuego de ametralladora. Los alemanes disparaban con furia contra el altavoz, y nosotrosrespondíamos con los fusiles. Bastaba un poco de propaganda para que los tiradores alemanesdejaran las precauciones a un lado. En pocos minutos, mandamos a seis de sus operadores al«batallóndeloscielos»,peroelfrancotiradorseguíasinrevelarsuposición.

Entoncescomenzóunbrevebombardeo.Lasbombascaíansobrelosrestosdelasparedes,sobrelamaquinariadelafábricaysobrelasmontañasdeladrillosrotos.Nosrefugiamosenunhuecojuntoalacaldera.

—DondequieraquevaelinstructorRakitianski,ahívanlasbombas—bromeóuncompañero.—¿Ynopodríaseralrevés?—respondióRakitianski—.¿Dondequieraquecaenlasbombas,ahí

voyyo?Elbombardeoalemánterminóyregresamosalasposiciones.Rakitianskihabíasoltadoelaltavoz

duranteelbombardeoyhabíacaídoenunagrieta.Alargóelbrazoeintentósacarlodelagujero.Eraelmomentoqueelfrancotiradornazihabíaestadoesperando.Labalaalemanadesgarróelantebrazo

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del capitán, pero con ello el francotirador había revelado también su posición. Lo divisé bajo elvagóndeuntren,entrecuyasruedassehabíaapostado.

Quise darle aGorozháev la oportunidadde disparar.Le dije que se apostara en el interior deltaller,mientrasyomequedabadelante,juntoalaltavoz,paraatraerlaatencióndelfrancotirador.PeroGorozháevseapresuródemasiado;subalapasóatravésdeunaranuraenlaruedadeltren,impactóenelraíl,rebotóyseperdióenladistancia.Elfrancotiradornaziestabaileso;peoraún:eldisparodeGorozháevlohabíapuestoenguardia.

Pasamoslanocheeneltaller;alamanecer,eltenienteBolshápovbajóenpersonaporelhornodelacalderaparallevarnosuncubodeagua.

—¡Lávense,frótensebienlosojosyatrabajar!—dijo.Cuando nos hubimos refrescado, volvimos a las posiciones.Yome encargué de la vigilancia,

mientrasGorozháevpermanecíainmóvilconelfusil.—¿Quéhayquehacerparaqueelnazisedejever?—lepreguntéretóricamente.—Nolosé—respondió.—Entonces,observa.ElaltavozdelcapitánRakitianskiseguíaenelmismolugar.Introdujelamanoentrelosladrillos,

alcancé el borde del aparato y lo encendí. Se oyó un chisporroteo eléctrico.Rakitianskime habíaenseñado a decir algunas obscenidades en alemán, así que las grité por el aparato. Mi vozdistorsionada reverberó entre nuestra posición y el depósito de trenes. Es posible queGorozháevsupieraalgodealemán,porqueseechóareír.

Sonó un disparó. La bala pasó volando junto a mi oreja. En efecto, el francotirador se habíaapostado frente a nosotros y buscaba la confrontación. Dos disparos más, uno tras otro. El nazidisparabaconrapidezydecisión.Me teníaacorraladocontra los ladrillos juntoalaltavoz.Bastabaconmovermeunpocoparaqueunabalaexplosivapasarasilbandojuntoamicabeza.

Pasóunahora,doshoras.Elsolmecalentabaelcostadoderecho.Mehiceelmuerto.PodíahablarconGorozháev,peronomeatrevíaamoverlacabezanilosbrazos.Miréhaciaelsolylosrayosmedeslumbraron.Cerré los ojos con fuerza y semeocurrió una idea: ¡cegar al francotirador con elreflejodelaluz!LlaméaGorozháevyledije:

—Buscaunespejoydirigelaluzdelsolhaciasusojos.Gorozháev sacó el cuchillo y se puso a arrancar el espejo de un periscopio de artillería.

Entretanto,otrabalahendióelaireapocoscentímetrosdeminariz.—¡Aprisa!—grité.Gorozháevencaróelespejoycuandocreyóqueteníacegadoalfrancotiradordijo:—¡Listo,jefe!Contuveel aliento.EsperabaqueGorozháevsupiera loqueestabahaciendo.Salí corriendodel

puntoenelquemehabíaacorraladoelalemán.Nohubodisparos.Luegocogíunmaniquíqueteníapreparadoylopuseenmilugar.

Para el nazi todo seguía igual.Había cambiado de posición para evitar el reflejo del espejo yahorapodíamosverlosinproblemasentrelasruedasdeltren.

Teníamosquebuscarotraposicióndesde la cualpudiéramosverle almenos la cabeza.Supuseque debía de respirar tranquilo, convencido de que había matado al francotirador del altavoz.Mientras,Gorozháevyyoreptamoshaciaunlado,enbuscadellugaridóneo.Pusimostodanuestraatenciónenpermanecerfueradesuvista.

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Unos treinta metros al este de la sala de calderas había una gran cuba que había contenidoalquitrán,y, sobre esta, laplataformadeunmontacargashidráulico.Laplataformaera accesible através de una escalerilla.Montamos en ella y descendimos al interior de la cuba. Las paredes delcontenedortodavíateníanrestospegajososdealquitránreseco,yeloloreramolesto.

Arrancamos uno de los tablones de la plataforma y lo colocamos bajo nuestros pies. En lasparedes de la cuba había varios agujeros; elegimos el menos visible como tronera. Desde ahí,teníamos una perspectiva perfecta del vagón donde se había colocado el francotirador nazi. Lasruedasdelcochenos impedíanverloaél,peroestábamosdispuestosaesperar.Apartedelhedoraalquitrán,habíamosencontradolaposiciónperfecta.

Transcurridostreintaminutos,elfrancotiradornazisaliódedebajodelvagón.Estirólosbrazosorgullosamenteysecargóelfusilalhombro.Echóacaminarporlatrinchera.Alencontrarseconuncamaradasuyo,sedetuvo,tomóelrifleylolevantóparademostrarlecómohabíadisparado.

YolosobservabaconlosprismáticosmientrasGorozháevseguíalosmovimientosdelenemigoatravésdelamiratelescópica.

—Tómate tu tiempo—le dije—, deja que hable, que le explique cómo hamatado al ruso delaltavoz.

—Bien,jefe—dijoGorozháev,apuntandolentaymeticulosamente.—Esperaaquevuelvalacarahaciati—dije.—Lotengoenelpuntodemira.Enesemomento,notéqueelnazihabíavistoel reflejode lamiradeGorozháev.Suexpresión

pasódelajactanciaalespanto;alzóelfusilynosapuntó.—¡Fuego!—dije.Mivozsaliócomounaexhalación.Gorozháevdisparó,ylabalaabatióalnazi.Alcaer,elfusilsequedóatravesadoentrelasparedes

delatrinchera,cerrándoleelpasoalotroalemán.MehabíafijadoenqueelsegundohombrellevabaunaCruzdeHierrodeprimeraclaseenelpecho.Apretéelgatilloylabalaatravesólamedalladelalemán,quesaliódespedidohaciaatrásconlosbrazosabiertos.

Abandonamos nuestra posición muy tarde, pero satisfechos. Teníamos motivos para estarlo.Gorozháev se había anotado un tanto y había vengado a sus camaradas, mientras que yo habíaconseguido instruir con éxito a un alumno, lo cual obraba en beneficio de mi seguridad y delprogresodenuestrocomúnesfuerzo.

Andábamossiempreenbuscadeprisioneros.Necesitábamos informaciónde inteligencia relativaanuestra zona del frente, y tanto los oficiales como los comisarios políticos nos presionabancontinuamenteparaquehiciéramosprisionerosyloslleváramosanuestraslíneasenunestadoquelespermitieraproporcionarnosinformación.

Esanoche,despuésdecenar,supimosqueunalemánhabíasidocapturadofrentealasposicionesde nuestros francotiradores. La captura había sido orquestada por el comandante de morteros denuestrobatallón,elcapitánKrásnov.

A su manera, todos los francotiradores sentían celos de la brigada de morteros. OkrihmVasilchenkotratódeahogarelbochornoconvodkaycigarrillos,peroengeneraltodosestábamosdemasiado avergonzados como paramirarnos a los ojos. El segundo hombre del Komsomol delbatallónsepresentóytuvolugarunareunióninformal.Yofuielprimeroentomarlapalabra.

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—¿Cómo es posible —dije— que los hombres de Krásnov hayan capturado a un nazi y nonosotros,sisomosquienesestamosen la líneadel frentedíaynocheyconocemoshastaelúltimorincóndelazona?

—¿Cómo es posible—preguntó VíktorMedvédev— que no hayamos visto a los hombres deKrásnovpasaraterritorioalemán,enprimerlugar?

Nisiquieraloshabíamosvisto.Generalmente,labrigadademorterosoperabadetrásdenosotros.Nadiepodíaexplicarseque loshombresdeKrásnovhubieranpasadopornuestro ladosinquenoshubiéramospercatado.

Reprendíamishombresporsudescuido.Lesrecordéquenuestramejorfuentedeinformaciónerannuestros compañerosyquedebíamosmantener la comunicaciónconellos en lugardeactuarcomolobossolitarios.

—Si un francotirador no confía ante todo en sus compañeros—continué mientras los demásguardabansilencio—,siseseparadeellosyempiezaaoperarporsucuenta,siseencierracomouncaracolensucaparazón,esehombrenopuedeaspirarsinoalfracaso.

Mis hombres se pusieron a hablar.Mi regañina les había tocado lamoral.Kóstrikov dijo quehabía matado a un total de veintiséis nazis, mientras que Sídorov solo había matado a diecisiete.Kóstrikovañadióquenovalíalapenacompararsulistaconladel«campeón»Sídorov.

—¿Quéestásinsinuando?¡Hablaclaro!—gritaronlosotros.—No tengo nada que esconder. Que lo explique Sídorov. Si algo no es como dice, ya lo

corregiré.Sídorov se puso en pie ymiró tranquilamente a los presentes. Tenía un aspecto imponente: el

rostro afilado, la gran nariz aguileña, la mandíbula prominente y el cabello ondulado, de colorcastañoclaro,peinadohaciaatrás.Sutorsoeraancho,yloshombros,recios.Antesdehablar,sacósubolsadetabacoyempezóaarmaruncigarrillo.

—¿Quéesestesilencio?¡Sitienesalgoquedecir,suéltalo!—gritóalguien.—¿Qué pasa, estás ciego? Estoy liando un cigarrillo y ordenando mis ideas. No sé dar un

discursoyliaruncigarrilloalmismotiempo.Sídorov encendió el pitillo, exhaló una bocanada de humo y retó a Kóstrikov a un duelo de

miradas.Sídorovsacudiólacabezayempezóahablar.—Aquí el gallina este dice que no quiere compararse conmigo. ¿Acaso te he pedido que te

comparesconmigo,Kóstrikov?Estoyhartodetushistoriasydetusórdenes.Kóstrikov se puso en pie. Tuve que interponerme entre ambos para evitar que llegaran a las

manos.—¿Quéocurreentrevosotros?—pregunté.—Élhaempezado—dijoKóstrikov—,ahorayoterminaré.ElasuntodelKomsomolhabíaquedadoolvidadoylaatencióndetodoelmundoestabacentrada

enaveriguarquéeraexactamenteloquehabíaocurridoentreKóstrikovySídorov.Sídorovhabíaprendidolamecha,yKóstrikov,comobuengeorgiano,teníalamechacorta.—Hacedosdías—dijoKóstrikov—,losfascistascomenzaronaavanzarenpequeñosgrupospor

laladeradelacolinaMamáiev.Cubríansusflancosconfuegodeametralladora.Sinuestrossoldadosqueríanatacarlosantesdequesuperarannuestrasposiciones,debíanexponersealasametralladoras.

LanarracióndeKóstrikovnoserafamiliaratodos,tantoalosquehabíanestadopresenteseldíadeloshechoscomoalosqueno.

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—Yome dediqué a abatir a los operadores de las ametralladoras—continuó—, como se noshabíaordenado,peroSídorovsededicóadispararalosfusilerosalemanes,queeranunblancofácil,paraincrementarsulista.¡Mientrasélestabaocupadosumandotantosensucuenta,lasametralladorasalemanasbarríananuestroscamaradasheridos!Nadiesabesiaquelloscuatrochicossobreviviránono.ParaSídorovesmásimportanteganarpuntosquesalvaguardarlavidadesuscamaradas.

—Nohayguerrasinmuertos—replicóSídorov—.¡Nopuedesecharmelaculpadeloocurrido!LasjustificacionesdeSídorovnoconvencieronanadie.Esanocheloacompañéasusector.Nos

camuflamoscercadeunazanjadedrenajedelacañadadeDolgiymontamosguardiasobrelazonaadyacente a un fortín alemán. La ametralladora del fortín disparaba con ritmo constante, y lastrazadorasdibujabanestríasenelaireformandounánguloabierto.

—¿Porquénohasdichoquehabíaunaametralladoraoperativaporlasnoches?—lepreguntéaSídorov.

—Esasbalasnopuedenalcanzarnos—respondió.—¿Estásloco?—dije—.¡Notequieromásaquí!Mañanasolicitaráseltrasladoaotrosector.Mástardeesamismanoche,OkrihmVasilchenkoyyollevamosunfusilantitanquehastaelfortín

ynosdeshicimosde laametralladora.Bastarondosdisparos.Elprimero impactó lobastantecercacomo para asustar al tirador, que empezó a disparar a discreción. Sus erráticos disparos nospermitieron ganar tiempo para un segundo tiro, con el que hicimos saltar por los aires laametralladorayasuoperador.

Justoantesdelalba,fueavermeunmensajero.—Elcomandantedelbatallóndeseaverlo.—¿Paraqué?—pregunté.—Losabráenseguida.Elcomandantedelbatallónlohaconvocado.«QueZáitsevseenteredequé

clasedechifladossonsusfrancotiradores»,hadicho.En el búnker del comandante de batallón estaban interrogando al prisionero capturado por el

capitán Krásnov. El prisionero, un soldado bajito y fornido, le suplicaba al capitán que no ledisparara,alegandoqueteníamuchainformaciónyqueestabadispuestoafacilitárselatodaencuantolollevaranalcuartel,peronoahí.Evidentementecreíaqueencuantohablasedejaríadesernosútilyloejecutaríamos.Otrosoldadoconlacabezalavadaporlapropagandanazi.Duranteesafasedelabatallacapturamosamuypocosprisionerosporquelamayorpartedelosalemanespreferíanlucharhastalaúltimabalaantesquerendirse.

El interrogatorio terminó,pero logré enterarmede losdetallesde cómoel soldadohabía sidohechoprisionero.

Dosdíasatrás,elcapitánKrásnovhabíasabidopordosdenuestrosexploradoresdelaexistenciadeunemplazamientoantitanque,asíquedecidiócomprobarenpersonasilainformacióneraexacta.Krásnov planeó la expedición a conciencia, hasta el último detalle. Él y dos de sus soldados sepusieronunascapasdecamuflajecapturadasalosnazisencimadeluniforme.Llevabansubfusilesygranadasalemanasdemangolargocolgadasalcinto.ElcapitánKrásnov,alquelegustabasentirlaadrenalina,decidiótentaraldestino.

Lostreshombrespasarondesapercibidosatravésdenuestrasposicionesycruzaronlalíneadelfrente.Atravesaronlasalambradasyloscamposdeminasentierradenadieyllegaronaterritorio

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enemigo.Elcapitándescubrióuncabletelefónicoyélysushombreslosiguieronhastaelpuestodemando

alemán. Poco después encontraron a un soldado alemán que estaba reparando la línea. El soldadocomentóqueestabahartodearreglarlosdesperfectosdelalínea,queloacosabandíaynoche,yqueelcomandantedesubateríalotratabacomoaunimbécil.

—Muybien,soldado,teecharemosunamano—dijoKrásnov,quesabíaalgodealemán.ElsoldadosesorprendióaloírelacentodeKrásnov.—¿Soisserbios?—preguntó.—Sí,somosserbios—respondióKrásnov,peroconscientedequetardeotempranoelsoldadose

daríacuentadelengaño,ordenóasushombresquenoquearanalnazi;loamordazaronconunguanteyselollevaronarastrasaterritorioruso.

—Pero¿cómoselasarreglaronparapasardesapercibidospornuestraslíneas?—lepreguntéalcapitán.

Elcapitánsonrióantesdecontestar.—Cuando el pescador ve que tiran de la caña, podrías prenderle fuego a los pantalones y ni

siquiera sedaríacuenta.Esunefectopsicológico.Téngaloencuenta.No reprendaa sushombres,peroenséñelesasermáscautos.

Nopodíasinodarlelasgracias.Comofrancotirador,unonopuedeobviarlosfactorespsicológicosqueactúanalahoradeatacar

un objetivo importante. Si, luchando contra un enemigo inteligente, te dejas llevar por elacaloramiento, dejas de prestar atención a lo que ocurre a tu alrededor. Olvidas tomar lasprecaucionesnecesarias.ElcapitánKrásnovacababadeenseñarmeunalecciónimportante.

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15

Confianza

Con la caída de la noche nos dirigimos al emplazamiento de artillería de Iliá Shuklin, uno de losdestructoresdetanquesmásdistinguidosdenuestradivisión.ShuklinsehabíalabradounnombreyaenlabatalladeKastornie,ysuequipo—todosycadaunodesusmiembros—eratanvalienteyaudazcomosucomandante.

UnodeloshombresdeShuklinnosllamó.Llevabaunsubfusilenlasmanosygranadascolgadasalcinto.Seplantófrenteanosotrosyapuntandolabocadesuarmacontramipechodijo:

—Altoodisparo.Sinperderlacalma,apartéelcañónydije:—Nosearidículo,Feófanov.Aquítodosestamosenelmismobando.—Teníaquecomprobarlo—respondióelsoldado.Así era mi amigo, Vasili Feófanov, quien más tarde se convertiría en uno de mis alumnos.

Feófanov dio un silbido y por detrás de una pared de hormigón apareció otro soldado parareemplazarlo.Nosdirigimosalsótanoparaveralcomandantedelabatería.Apocadistanciaestabalafamosachimeneaconlosladosagujereados.Loscablestelefónicosdecasitodoslosregimientosde artillería del ejército pasaban por esa estructura; el nodo principal de todas las actividades deexploración del Ejército Rojo. El enemigo lo sabía, y a pesar de los cientos—acasomiles— deobusesybombaslanzadosparadestruirlo,laactividaddenuestrosexploradoresnocesabaenningúnmomento. Recientemente, no obstante, habían aparecido varios francotiradores nazis y habíanempezadoaabatiralosobservadoresdelaartilleríasoviética.Amedidaquedisminuíaelnúmerodeobservadores,lomismoocurríaconlaprecisióndelosbombardeosdenuestraartillería.

Losartilleroshabíanpedidorefuerzosasucomandante,elgeneraldedivisiónPozharski,yeseeraelmotivodequenoshubiéramosconvertidoenlosinvitadosdeShuklin.

Apesarde laprimera impresión,IliáShuklineraunhombreatentoydegrancorazón.Cuandoqueríarecompensaraunsoldadoporhaberhechobiensutrabajo,lolevantabadelsueloabrazándolocomounoso.Yahoraacababadeagarrarmeamí.

—Ah,Vasili,¿enquéestaríayopensandocuandoledilaespaldaenKrasnoufimsk?Claroque,asimple vista, ¿quién iba a decirlo? En fin, escuche lo que ocurre. Los francotiradores nazis estánhostigando a los observadores que tenemos en la chimenea. No dejan que nuestros chicos seacerquen,ynotenemoslamenorideadedóndevienensusdisparos.Porfavor,Vasia,ayúdenos.

Arribaretumbabalaartillería,peroahí,enlasprofundidadesdelcuartelsubterráneodeShuklin,

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nadieleprestabalamenoratención.Lasametralladorasylasgranadasnisiquieraeranaudibles.Shuklinnosenseñóelbúnker.—Estaserásuhabitación,camaradasfrancotiradores.Relájenseyponganlasarmasapunto.Retiróuna lonaquehacía lasvecesdepuertayvimosunahabitacióncon trescatres.Morózov,

Shaikin y Kúlikov dormirían ahí, y Vasilchenko, Gorozháev, Volovátij y Driker, en la seccióncontigua.

—Yahora,ustedyyoiremosamisdependencias—medijoShuklin—.Hallegadounoficialdeinteligencia de la división política del ejército, y está interesado en saber cómopiensa afrontar elduelo contra los francotiradores nazis. Es de los nuestros, un veterano de los Urales, conmuchaguerraacuestas.

Cruzamosuncorredor,doblamosunaesquinayentramosenlasaladelcomandante.Enlugardecatres había literas de verdad. En el centro, había una mesa construida con restos de madera, yencima, una hogaza de pan de centeno cortada a rebanadas y—cosa insólita— un plato de bliniscaserosfritos.Eloloreraembriagador.

Alotroextremodelamesa,juntoaunalámpara,estabasentadounhombredecabellocastañoqueleíaunalibreta.Llevabainsigniasdecapitánocomisariopolítico.RecordéhaberlovistoeldíademillegadaaStalingrado,alcruzarelVolga.Seencargabadealejaralosmarinerosdelosmuelles.

Enesemomento,sinembargo,miatenciónestabamáscentradaenlosblinisqueencualquierotracosa.Erantodounlujoynopudeevitarrelamermedeimpaciencia.

—Veo que se cuida usted, camarada teniente —le dije a Shuklin—. ¿En su cocina no habrátambiénpelmeni,porcasualidad?

—Esposible,esposible—dijoShuklin—,peroantescomámonoslosblinis.Siesperamos,mishombresselosacabarán.

Shuklinmehizosentarasuladoenlamesaynospusimosacomer.Elhombredelasinsigniasesperódemasiado:cuando,sinapartarlavistadelalibreta,alargólamano,elplatoyaestabavacío.Sorprendido,levantólacabezaysumiradaseencontróconmisonrisa.

—Veoqueharecibidorefuerzos,camaradaShuklin.¿Delasreservasdelcomandante?—Efectivamente,delasreservas—respondíyo—.ConcretamentedelacolinaMamáiev.Comosinohubierapercibidolaironíademirespuesta,elhombresonrióymeofreciólamano.—IvánGrigóriev.—VasiliZáitsev—respondí,ynosestrechamoslasmanos.—Dígame,¿qué leshapasadoa sus francotiradoresen lacolina?—preguntócomosiquisiera

averiguarquéhacíamosahí,enlafábricaOctubreRojo.Lapreguntamedejóperplejo.—Hemosvenidoporordendelcomandante—respondí.—Claro,porsupuesto—dijoél—.Peroloquemeinteresasaberesotracosa…«¿Quéhabráqueridodecir?»,mepregunté,algoirritado.—Enprimerlugar—dije,levantandolavozsinquerer—,loscombatesenlacolinaMamáievson

tan intensos como aquí, y en segundo lugar…—Tomé aliento para continuar, peroGrigórievmecortó.

—Nosealtere.—Trasunabrevepausasedirigióamíporminombre—:Nomehaentendidousted bien,Vasili.Me refiero a sumoral. No pongo en duda sus logros. De hecho, llevo unmesrelatandosushazañasenmisinformes.LacolinaMamáievesclaveparanuestradefensa;loqueme

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interesaescómoestánactuandoustedyelrestodefrancotiradores…Deprontocaí.ElcapitánGrigórieveraperiodista.Esomeanimóahablar.Sacóunoscigarrillos

yempecéacontarletodoloquehabíapasadoypensadodurantemiestanciaenlacolina.—…Asíquereptamoscolinaarriba,cercadelastorresdeagua.Lamayoríaestabanheridos,y

algunos,muertos,peroyosalíileso.Suerte,dicen.Losheridosfueronenviadosalhospital,peroyo,el«tipoconsuerte»seguíconvida,arrastrándomeporellododelastrincheras.FueentoncescuandomehicieronveniralariberadelVolga.—Dichoesto,miréaGrigóriev—.Hevenidoaquí,lejosdelazonadepeligro,cumpliendoórdenes,peroalgunosparecencreerqueyotengolaculpadequenomehayanmatadoenlacolinaMamáiev.

—No,loentiendo,ylecreo—interrumpióGrigóriev—.Peronoseatruculento,dejedehablardelosmuertos.

—Muybien—dije.—Nohagacasodeloquedicelagente—explicóGrigóriev—.Estáncelosos.Tienenenvidiade

loselogiosquesehanderramadosobreusted.Silohanenviadoaquí,esporquelonecesitan.Ahoraveráncómotrabajaustedtodosesosfantochesquelollaman«desertor».

Grigórievexagerabamiimportancia,peroleagradecísuspalabras.Esimportantequealguienteentiendaytecrea.

¡Quépoderosaspuedenserlafeyconfianza!Cuandonadietecree,elalmaseteseca,pierdeslafuerzay teconviertesenunpájarocon lasalas rotas.Perocuando lagenteconfíaen ti, tevuelvescapazdecosasquejamáshabríassoñado.Laconfianzaeslafuentedeinspiracióndelsoldado,ylafe,lamadredelaamistadydelvalor.Desdeelpuntodevistadeuncomandante,lafeylaconfianzasonla clave para ganarse el corazón de sus soldados, esa reserva de energía oculta que ni el soldadosospechaquellevadentro.

Puedodecirporexperienciaquesimiscamaradasnohubierancreídoenmí,sienalgúnmomentohubierandudadodelosresultadosdemismisionescomofrancotiradorsolitario,probablementenohabría corrido los riesgos que corrí. Es más: con el fin de que todo el mundo confiara en misresultados, jamás me anoté un «tanto» sin tener la completa seguridad de que mi objetivo estabamuerto.

Era, pues, comprensible que en ocasiones hubiera discrepancias entre las cifras citadas en losinformes y las de mi lista personal. A veces los observadores hinchaban las cuentas porque selimitabanacontarlasbalasquehabíadisparado.Paraellos,tresdisparosequivalíana«tres»muertos.Evidentemente, los observadores no podían ver amis objetivos tan bien como yo, por lo que noteníanmododecomprobarlo.Yoeraelúnicoquesabíasimisbalasdabanonoenelblanco.

Este sistema de «llevar las cuentas» suponía cargar a los francotiradores con una tremendaresponsabilidad. La regla primordial era la de la confianza mutua. Nosotros teníamos confianzaabsolutaenlacifrasdelosobservadores,yellosaceptabannuestrapalabracuandolesdecíamosquehabíamosabatidounblanco.

Cuando existía la posibilidad de que los francotiradores enemigos fueran una amenaza,tratábamosdeimpedirquenuestrastropassedejaranver,yparaellocolgábamosunosletrerosenlosqueponía:«¡Atención!Zonavigiladaporlosfrancotiradoresnazis».Colgábamoslosletrerosenlaszonasdondeestábamostrabajando,ynolosretirábamoshastaestarsegurosdehaberliquidadoalos

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francotiradoresenemigos.LecontétodoesoaGrigóriev.Lehablédelhonordelfrancotirador,demiscamaradasydelas

cosasquehabíadescubiertoestudiandolastácticasdelosgruposdefrancotiradores.Coneltiempo,todoesoseconvirtióenmateriadediscusiónenunode losdepartamentosde laStavka (elcuartelgeneral);Grigórievselasarreglabaparanoperderdetalledemisoperacionesypasabasusinformesalaltomandoenformadeartículos.

CuandoGrigórievsemarchó,supequedebíavolverenseguidaa labatallacontra los tiradoresque estaban diezmando a nuestros exploradores de artillería. Esamisma nocheme entrevisté convariossoldadosquehabíansidotestigosdelamuertedelosexploradores.IliáShuklinnosayudóadibujarmapasquelespermitieranamishombresverdesdequépuntos,yenquéángulos,leshabíandisparadosanuestroshombres.Paraelloreconstruimoslatrayectoriamásprobabledelasbalasy,apartirdeello,ladistanciadelenemigoconrespectoalapartesuperiordelachimenea.Basándonosen esos cálculos y esquemas y en el análisis minucioso de las marcas de bala del habitáculo delperiscopioutilizadopornuestrosobservadores,ideamosunplandeacciónparalamañanasiguiente.

Adiferenciadeen lacolinaMamáiev,ennuestranuevaposición lavistadelhorizontequedabaobstruidaentodasdireccionesporlosescombrosdelafábrica.Dondequieraquemirásemos,habíarefuerzosdeaceroretorcidos,estructurasmetálicasvueltasdelrevés,techosderrumbadosyparedesderruidas.Paratenerunabuenaperspectivadelacimadelachimenea,losfrancotiradoresenemigosteníanquesituarseaunadistanciaconsiderabledelosescombrosoencontrarunaaperturaentreloscascotes que les permitiera disparar sin obstáculos.No había otra opción.Así pues, empezamos abuscarposiblesaberturas.Nuestrasmirasnospermitíanverliteralmentelascórneasdelossoldadosnazis, pero para eso necesitábamos tiempo. Por elmomento, nos limitamos a disparar contra losnidosdeametralladorasmáspeligrosos.

Hacia mediodía, había vaciado todo un cargador, igual que mi compañero, Nikolái Kúlikov.Morózov y Shaikin habían vaciado dos cargadores cada uno, yGorozháev yVasilchenko iban encaminodeello.Porlanoche,paraasegurarnosdequehabíamoslimpiadolazona,lepedíaShuklinqueapostaraunmaniquíenloaltodelachimenea,peroelinsensatodeShuklindecidiósubirélenpersona. Como era un oficial, yo no podía impedírselo, peromientras subía el corazónme latíadesbocado.

—¡Artillería!¡Undisparocontraelpuntodereferenciauno!—gritóporteléfono.Pasóunminutoyoíelretumbardelabatería.—Buendisparo.Ahora,dosmáscontraelpuntodereferenciados.¡Fuego!AsífuecómoIliáShuklinnosdiolasbuenasnoches,confuegodeartillería.Alamañanasiguiente,losobservadorespudieronvolverasutrabajo.Cuandonuestroscañones

delotroladodelVolgaempezaronadisparar,medicuentadeloagotadoqueestaba.Lacabezamezumbabaylosojosmeescocíancomosialguienmeloshubierafrotadoconcristales.Memoríapordormir—aunque fueraunahora—,asíqueme tumbéenelprimersótanoqueencontré.Mequedédormido,sinsospecharquelareaparicióndelosobservadoresprovocaríaunarespuestacontundenteporpartedelenemigo.

Seguía dormido cuando algome golpeó con fuerza en el hombro.Me levanté de un brinco yagarréelfusil.Seoíaungranestruendo,deltechocaíanladrillosylasparedesestabanrodeadaspor

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grandes lenguas de fuego. Encontré una salida,me fui corriendo del sótano yme pegué al suelo.Caíanbombasaderechaeizquierda:una,dos,tres…caíancerca,asolotreintaocuarentametros.Lafuerzadelaondaexpansivamehizosalirdespedidovariasveces,hastaqueterminéenelfondodeunazanja.Miréalcieloyviunaformacióndebombarderoslanzándoseenpicadoparaganaralturaenelúltimomomento,dejandotrasdesíunacolumnadehumo.

Cuando terminó el bombardeo, los nazis pasaron al ataque por tierra. Gracias a la coberturaaérea,losalemanessehabíanagrupadojuntoalasparedesdelafábricayahoradisparabanatravésdelosagujerosdelasparedesycorríanporlospasillosquecomunicabanlostalleres.Podíaoírsusgritosyelbramidoguturaldelosoficiales.

Como si hubieran estado esperando ese momento, nuestras ametralladoras abrieron fuego.Empezaron a caer granadas, y por el sonido de las explosiones pude distinguir a los nuestros delenemigo.Corríaayudaramiscamaradas.Miposicióneraexcelenteydesdeellapudedispararconprecisióncontralosnazisquelograbanpenetrarennuestraslíneas.Seguídisparandohastalaúltimabala.

Labatallanocesóhastaentradala tarde.Teníaquepasarrevistaamisfrancotiradores.Nuestropuntodeencuentroeralachimenea,yaqueeravisibledesdetodaspartes.Decaminohaciaella,mecrucéconlosrestosdelas39.ay45.aDivisiones.Elcaoseraabsoluto.Peseanuestraresistencia,elenemigo había logrado hacerse con la parte norte de la fábrica Octubre Rojo, y eso le habíapermitidopasaralariberadelVolga.

Enrespuestaaesacrisis,elcoronelgeneralChuikovhabíallamadoalareserva,queincluíaungrannúmerodecombatientesdelosRegimientosdeBogunskiyTarashanskidela45.aDivisióndeShor.SumisiónerabarreralosnazisqueacababandellegaralVolga.

Alanochecerlleguéalachimenea.Enelclaro,alestedelpuntodeencuentro,encontréaKúlikov,Gorozháev,ShaikinyMorózov.Vasilchenko,VolovátijyDrikernosehabíanpresentado.

Cuandohubimosterminadodelimpiarnosloscortesylasmagulladuras,salimosenbuscadelostresdesaparecidos.Losencontramosporlamañana,enunaenfermeríasituadaenlaorilladelVolga.Driker,VolovátijyVasilchenkonohabíanidohastaahíporvoluntadpropia:VolovátijyVasilchenkohabíanrecibidoelimpactodeunobúsynopodíantenerseenpie,yDrikerteníafiebreyvomitaba.Teníanlacarahinchadaylosojosrojos,yestabantendidossobrelaspiedrasdelaorilla,sincamadeningúntipo.Losheridoserantantosquelosmédicostodavíanohabíanpodidoatenderlos,yenesosmomentoseraimposiblepasaralotrolado:niunsolobarcocruzabaelVolga.

ReuníamisfrancotiradoresymelosllevéporlacañadadeBannihastaelpuestodemandodela284.aDivisión.Ahí fuimosalojadosendosbúnkeres juntoaungrupode suboficialesdeartilleríapesada.

ElprimeroenvisitarnosfueNikoláiLogvinenko.LohabíanascendidoajefedeEstadoMayordel2.oBatallón,alasórdenesdelcapitánPiterski.MástarderecibimoslavisitadelcomisariodebrigadaKonstantínTerentievichZúbkov.LasenfermerasLyndaYablonskaiayZheniaKosovaatendíanalosheridos.

ElcomisariodebrigadaZúbkovvioquenuestrosuniformesestabanhechosjironesyordenóquenosentregaranropanueva.EljefedesuministrosMijaílBabáevnosllevólosuniformes.Despuésdelavarnos,pasarporlabarberíayafeitarnos,parecíamosreclutasreciénllegados.Elúnicoproblemaeralaropa:lamíaeravariastallasgrande.Lacamisamecolgabacomounsacoylasbotas,enormes,mebailabanacadapasoquedaba.

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Zúbkov llevó al comandantede ladivisión, el coronelNikoláiFilípovichBatiuk, paraquenosviera.Parasersinceros,meesperabaunabuenareprimenda;porqué,no losé.Es imposiblesaberquépuedemolestarauncomandante.

Batiuk era un oficial intimidante. Siempre parecía insatisfecho por algo. No soportaba losinformesfrívolos,por loque lamayorpartedesushombreshacían loposibleporpermanecerensilencioensupresencia.

Como francotirador en jefe, empecé a rendir cuentas de nuestros logros y pérdidas. Elcomandantedeladivisiónnosmiró,clavólosojosenmíyprorrumpióenunacarcajada.Surisaeracontagiosa,yelambientedelbúnkerempezóaparecermáscálidoydistendido.

—¿Quiénloshavestidoasí?—preguntóBatiukexaminandonuestrasropas.—LaenfermeraYablonskaia.—¿Sabenquéparecen?—Alemanes—bromeóKúlikov.—Nosepreocupen—dijoBatiuk—,yaloarreglaremos.Záitsev,pareceustedunespantapájaros

—continuó—.Vayaalbúnkerdelcomisariodebrigadaypóngasealgodesutalla.Comonomemovía,Batiukenarcóunaceja.—Ybien,¿aquéespera?—preguntó.Memarché y al momentome perdí intentando encontrar la entrada entre los varios búnkeres

adyacentes.Delante de uno de ellos había un tipo bajito con aire de intelectual fumando una pipacargadacontabacodelamarcaZolotoeRuno.

—Dígame,profesor—ledije—,¿esesteelbúnkerdelcomisario?Eltipomemiródirectamentealosojosydijo:—Estabaesperándolo,espantapájaros.Entre.Nadamás entrar, seme acercóuna joven sumamente atractiva.Llevabauna camisade soldado

extremadamenteceñidayuncinturónanchodeoficialconunafundadepistola.Mealargólamano.—Lydia—dijo.—VasiliZáitsev—respondí.Siguióunaluvióndepreguntas:«¿Esciertoloquelosperiódicoscuentansobreusted,queutilizó

unespejoenunduelocontraun francotiradornazi?¿Dedóndesacóelespejo?¿Quecómomeheenterado? Nuestro comisario de brigada colecciona los recortes de periódico que cuentan sushazañas. Aquí está Aliosha Afanásiev; él es quien escribe los artículos», dijo apuntando con labarbillaal«profesor».

—Ruegomedisculpe—dijoAfanásiev—.Nolohabíareconocido,lohetomadoporalguiendepropagandaqueveníaa reunirseconelcomisario.Hoy tieneunaconferencia.¿DeverdadesustedZáitsev?

SaquéelcarnetdelKomsomolyseloenseñé.—¡Fantástico! —dijo—. Será un gran titular: «Vasili Záitsev visita al comisario de brigada

Zúbkov».Enesemomento,Zúbkoventróenlasala.—Afanásiev—dijosonriendo—,nohabrátalartículo.Eltitularserá:«Francotiradordela284.a

DivisióndefusilerosseentrevistaconeltenientegeneralChuikovdel62.oEjército».Zúbkovcaminóhastaelrincón,recogióunmaletíndecuero,sacóunalibretaysesentó.—Siénteseyhablemos—dijo—.Notenemosmuchotiempo.Hable.

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—¿Sobrequé,camaradacomisario?—pregunté.—Cuéntemesuvida.Teníalaplumaapuntoparatomarnotas.—Záitsev,VasiliGrigórievich,nacidoen1915,enlosbosquesdelosUrales…—Un momento, Vasili —me interrumpió—. ¿Cómo debo entender esto de «nacido en los

bosques…»?¿Quieredecirunaaldea?Dichoasísuenacomosihubieranacidoenunbosquevirginal,¡alpiedeunárbol!

—No,camaradacomisario,nacíenelbañodeunleñador,porPascua.Cuandoteníadosdías,mimadrevioqueteníadosdientes.Segúnalgunosancianosdelaaldea,eraunmalpresagio:augurabanquemoriríadevoradoporlasfieras…MipadreluchóenlaGuerraImperialista[13]comosoldadoenel8.oEjércitodeguardiasdeBrusílov.Unaheridalodejóinválidoyvolvióacasaen1917…Siendoaúnniño,mepusierondemote«Basurman[14]»…Nohabíacolegiosen losalrededores.Miabuelomeenseñóacazar.Aprendíadispararyaponertrampasparaconejos,aatraparkosacheiconcebosyaatraparmachoscabríoslanzandoellazodesdelosárboles…

Me dejé llevar por los recuerdos. En ese momento apareció en el umbral el teniente coronelVasili Zajárovich Tkachenko. Tkachenko era el jefe de operaciones políticas del 62.o Ejército. Elcomisariodebrigadacerrólalibreta.

—Muybien,Vasili.Seguiremosotrodía.Ahora,vayaacambiarse.Afanásiev y Lydia me esperaban en la habitación contigua. Sobre la cama había un uniforme

reciénlavadoyplanchado,unagorradecampañay¡hastaunpañuelo!Juntoalacamahabíaunpardebotasdepiel,algogastadas,perodebuenafactura.Alsalir,Lydiadijo:

—Porfavor,cuandosehayacambiadovengaacenarconnosotros.El uniforme y las botas fueron una buena sorpresa. Todome quedaba como hecho amedida,

exceptoelcinturón,quehabríanecesitadounoscuantosagujerosmás.Segúnsupe,eluniformehabíapertenecidoalcomisariodebrigadaZúbkov.Nuncahabíaestadotanelegante.Habíapasadodeserunharapientosoldadodeprimeralíneaair,enpalabrasdeLydia,«hechounfigurín».

Por la mañana, a las tres, los francotiradores del regimiento nos reunimos en el búnker delcomandantedeladivisión.Todosllevábamosesparadraposyvendasenlacara.

LlegóVasiliIvánovichChuikovacompañadoporelcapitánGrigóriev.ElgeneralChuikovdiolavuelta a la habitación estrechándonos las manos a todos y cada uno de los presentes. Luego,sonriendo,dijo:

—Mealegrodeverqueloshancurado.Parecequeelenemigoleshadadounascuantascaricias,¿eh?

—Camaradacomandante—respondíennombredetodos—,estosvendajesnopodránevitarquecombatamosalenemigo.Esperamossusórdenes.

Chuikov nosmiró. Sumirada era tan intensa que era como si sus ojos pudieran atravesarnos.Chuikov pensaba siempre en el plan general y quería explicarnos las cosas de tal modo quecomprendiéramoscuáleseransusprincipalespreocupaciones.

—Compañeros,estánluchandoustedesdeformaejemplar—dijo—ylesestándandounabuenalección a los fascistas. Pero por cada soldado enemigo quematan, aparecen dos de esas ratas. Enestos momentos tenemos una crisis en otro sector: el enemigo ha conseguido capturar la partenoroestedelafábricaOctubreRojo.Nomeandaréconrodeos:seráunaluchaferoz.Sutalentocomofrancotiradores será de gran utilidad ahí.He sabido que tres de sus camaradas están heridos…—

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ChuikovmiróaGrigórievantesdeproseguir—:Peroesohaocurridoporunarazónmuysencilla:sedejaron ustedes llevar por el acaloramiento de la batalla y olvidaron la misión que se les habíaasignado.Atacaronalainfanteríaregular,ahombresarmadosconsubfusiles.Tamañoerrormereceuna fuerte censura, yme refiero sobre todo a usted,Záitsev.Es responsabilidad suya saber lo quehacentodosycadaunodesushombres.

Chuikov consultó su reloj; tenía prisa. Se levantó y nos entregó las notas que había utilizadodurantemientrevistaconGrigóriev.

—Novoyahacerlesperdermás tiempo.Tienenunamisión:mataralenemigo,pero recuerdenquedebenelegirsusobjetivosconcuidado.Cadaerrorsepagaconsangre,asíquereflexionensobreelencargoqueseleshaencomendado.Tratendeverestabatallaconunpocodeperspectiva.Seguroqueasísabráncómodebenactuar.Lesdeseoquetenganéxito.

Dichoeso,elgeneralChuikovsaliódelbúnker.Yomequedéatrás,soloconmispensamientos.LabatalladeStalingradomehabíaenseñadomuchascosas.Habíamaduradoymehabíahechomásfuerte.Sabíaquenoeraelmismosoldadoqueunmesatrás.

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Unainjusticia

La situación empezaba a ser desesperada. A pesar de nuestra feroz resistencia, de nuestroscontraataquesdemoledoresyde laaudaciadenuestras tropasdeasalto, losalemanesse lashabíanarregladoparahacerseconunapartedelafábricaOctubreRojo,locuallesdabaaccesodirectoalaorilla del Volga. Y lo que es peor: los regimientos soviéticos situados alrededor de la fábricaBarricadihabíanquedadoaisladosdelafuerzaprincipal.

Nosenosescapabaqueunéxitocomoesepodía infundiren losalemanes laesperanzadeunavictoria fácil. Si a los alemanes les daba por creer que la ribera izquierda del Volga estaba a sualcance,proclamaríananteelmundoqueelbastiónbolcheviquedeStalingradohabíacaídoyqueloúnicoquerestabaeraliquidaralosúltimoselementosdelEjércitoRojo.

A la vista de nuestra situación, todos debíamos preguntarnos si habíamos hecho todo cuantoestabaennuestramanoporrepeleralosfascistas;sihabíamossatisfechoslasesperanzasdelpuebloexpresadasenlacartaalcamaradaStalin:«ElenemigoserádetenidoyderrotadoenlasmurallasdeStalingrado[15]».

Sí,laconcienciasugería—o,másquesugerir,ordenaba—queseolvidaraunodelasheridas,queignoraseelagotamientoyquedejaraaunladotodapreocupaciónindividual.TodosycadaunodenosotrosdebíamosreunirlavoluntadylasfuerzasparaarrebatarlealenemigolaesperanzadesalirvictoriosodeStalingrado.La conciencianosdictabapresentar batalla ydesdeñar a lamuerte, y lasituación exigía que, en lugar de esperar instrucciones, tomásemos la iniciativa y pasáramos a laacciónparaqueelenemigovieraquiénmandabaahí.

DuranteaquellosintensosdíasdeStalingrado,noeratanconscientedeellocomolosoyahora.Másbienmedejaballevarporlaintuición,sinpensarlascosastanprofundamente.Encualquiercaso,durantelabatallanodabatiempoapensar,soloaactuar.

SabíaquetodaslaspersonasreunidasenelbúnkerenesemomentoconelgeneralChuikov—misfrancotiradores, los comandantes y los comisarios políticos— comprendían la gravedad de lasituación.Omejordicho,todasaexcepcióndelcapitánPiterski.

Talvez lo juzgaracondemasiadaseveridad,comoamenudohacemos lossoldados.Elcasoesqueaúnhoy,despuésdetantotiempo,veolascosasdelmismomodo.

NadamásterminarlareuniónconChuikov,misfrancotiradoresyyocorrimosanuestrasposiciones

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en la fábricaOctubreRojo.Nos dirigimos directamente a nuestro destino a través de trincheras yfosos, sin detenernos a descansar. Sabía que debíamos apostarnos antes de que saliera el sol.Debíamos tomar posiciones en el flanco de los alemanes que habían incursionado hacia elVolga.Desdeahí,podríamosabatiralosoficialesysuboficiales.

Al despuntar el día, estábamos en la cañada deBanni, en el ramal derecho que conducía a lasviviendasdelafábrica.Eraunlugar idealparamovernossinservistosydispararcontraelflancoenemigo.

Pero los alemanes tampoco dormían. Sus exploradores ya habían advertido nuestrosmovimientos,ypasadosapenascincominutosempezaronacaerobusesenlacañada.Columnasdetierrayhumosubíanhaciaelcielo.Estábamosatrapados,ylaoscuridaderacadavezmayordebidoal polvo y el humo. Por todas partes se oían explosiones que sacudían las paredes de la cañada.Transcurriómediahorasinqueamainaranlasbombas,yentonceslosnazisabrieronfuegohaciaelnortesindejardebombardeareláreaentornoanosotros.Elfuegodeartilleríaeramenosintenso,perolasametralladorasapuntabandirectamentecontranosotros.

Elhumoylatierradificultabancadavezmáslarespiración.Estábamosparalizados,tendidosalfondodelatrincheraconlasmanosencimadelacabeza,incapacesdemovernos.Nopodíamoshacermásqueesperarelcesedelasbombasyelsubsiguienteataquedela infanteríaenemiga,peroparaentoncestendríamosapuntolossubfusilesylasgranadas.

Ladescargadeartilleríaterminóporfin,peroelataquequeesperábamosnosematerializó.Ensulugar,alfondodelacañadaaparecióunhombrecubiertodehollínconunapipaentrelosdientes.Loreconocimos por lo descuidado de su bigote: era Logvinenko. Había visto que nos poníamos acubierto en la trinchera y había ido a vernos. Por el camino, las explosiones lo habían dejadocubiertodetierrayhollín,peroestabaileso.

—¿Todavíaestáisvivos?—preguntó—.Menudaacabadecaer,¿eh?Losbochesmehantomadoporunejércitoentero.Hayquever,quéexagerados.

Traté de adivinar qué hacía ahí Logvinenko, y por qué su aparición había dado pie a tamañoataque.Setumbójuntoalterraplénymepidióqueleprestaseelperiscopioyelfusil.Entretanto,losdemásfrancotiradoressepusieronatrabajar.Losalemanesapenassedejabanver,perocadavezqueseasomabanlesllovíaunadescargadeplomo.NikoláiLogvinenkoinclusoledioauno.Yomismoviatravésdelperiscopiocómolabalaimpactabaenlacabezadelobjetivoyhacíasalirvolandoelcascodelalemán.

—¿Qué cree, jefe, lo he matado?—preguntó, como si el hecho de haber dado en el blancodependierademiopinión.Entretanto,elalemánagonizaba.

—Parecequelehaacertadodelleno—respondí.Logvinenkoguardósilenciouninstante,yluego,enuntonototalmentedistinto,preguntó:—¿Vesupuestodeobservación,debajodeaquellalosa?—Sí.—¿Yelperiscopiodeartillería,love?—Bien, entonces escuche. Hace tres días usted logró que la vanguardia de nuestra artillería

pudieravolveratrabajar.Ahoraquieroquehagalocontrarioconelenemigo,quelociegue.Quieroqueneutraliceasusobservadores,¿estáclaro?Atrabajar,pues.

Dichoesto,Logvinenkosemarchósaltandoentrelastrincherasrenegridas.Lamisiónteníaprioridadabsoluta.Losobservadoresylospuestosdevigilanciaeranesenciales

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para que el enemigo pudiera apuntar sus piezas de artillería. Sus obuses estaban mermandoseriamente nuestra capacidad de reacción contra el destacamento enemigo situado en el Volga. Eltiempoapremiaba.

Gracias a Logvinenko, sabíamos dónde se encontraba el principal punto de observación delenemigo.Notardamosenidentificarlasaspilleraspordondelosobservadoresenemigosrealizabansutrabajo;seencontrabandebajodeungranbloquedehormigónquetechabaelbúnker.Desdeahí,los boches inspeccionaban los alrededores a través de las lentes de sus miras. Resultaba irritantepensarqueelenemigo,ese invasorajenoanuestra tierra,nosobservabaa travésdesusópticasdeprecisión.«Osreventaremosatravésdeesaslentes,gusanos»,pensé.

Elpuestodeobservacióneradeuntamañoconsiderableydisponíadeseisaspilleras.Asignéunaacadaunodemiscamaradasyyomismomeadjudiquélaúltima.Acordamossincronizarnuestrosdisparos.¡Bang!Losseisfusilesdispararonalunísonoatravésdelacañada.Pasadostresminutos,¡bang!,otraandanada.Lasegundahabíasidoparaasegurarnos:«Niseosocurravolveraasomarlosprismáticosaesasaspilleras,cerdos,porquevolveremosareventároslos».

Minutos más tarde, después de la segunda andanada, los bombarderos alemanes empezaron azumbarsobrelafábrica.Lasbombasdedemoliciónsacudíanlatierraconunafuerzaprodigiosayelcielo se perdía bajo las nubes del polvo de ladrillo, los fragmentos de hormigón pulverizado, elhumonegroylaslenguasdefuego.¿Quépodíamoshacer?Contraunaeroplano,nadapuedeunfusildefrancotirador.

Entonces,sinordenprevia,comoaccionadosporunafuerzamisteriosa,cargamosatravésdelosescombroscontralasposicionesenemigaspróximasalaverjadelafábrica.

Un pequeño fragmento de obús impactó en la mejilla de Vasilchenko, pero no podíamosdetenernos.Okrihmsearrancóelfragmentoypresionólapielconuntrozodetelaparacontenerlahemorragia.Yacercadelaverja,saltamosalinteriordeunatrinchera.

—¿Estásherido?—lepregunté.—Lacabezamedavueltas.Losavionesalemanesseguíanvolandoencírculoscomosifueranbuitres.Losproyectilesdesus

ametralladoras seestrellabancontra laverjade ladrillo situadaencimadenosotros.Unabalapasórozándomeelcascoy,almomento,estallóclavándomepequeñostrozosdemetrallaenelcodoyelhombro.

Enunactoreflejo,mepuseenpie.Fueunaestupidez,peroavecesocurrencosasquehacenqueunsoldadopierdaelcontrolsobresusaccionesyecheacorrer,sinsaberadóndeniporqué.Yloquees peor: cuanto más tiempo pasas entre explosiones de bombas, morteros y obuses de artillería,cuantomás tiempo convives con el fuego de las ametralladoras,más cómodo te sientes ymenospercibeselpeligro.Algoasíempezabaaocurrirmeamí:empezabaadelirar,yporesomeponíaenpieymeexponíaalfuegoenemigo.Porsuerte,Vasilchenkologróllegaramiladoyarrojarmetrasunamontañaderefuerzosdeacero.

—¡Jefe!—gritó—.¿Quéocurre?Recobré el aliento y la compostura. Si miraba alrededor, podía ver a nuestros soldados

acurrucados en las zanjas abiertas a derecha e izquierda. El bombardeo enemigo no les permitíalevantarlacabeza.Entretanto,losnazissepaseabanporsulíneaconlacabezabienalta.Sussoldadossehabíanvueltoaltivosgraciasasusuperioridadaérea.Cuandovimoscómosecomportaban,nossentimosinsultados.Sehacíadifíciltragarselaira.Debíandepensarqueéramosunosincompetentes

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totalesyqueyanovolveríamosaatacarlos.—Hallegadolahoradedarlesunalección—dijoVasilchenkollevándoseelfusilalhombro.Seguísuejemplo.Justofrenteanosotros,cuatronaziscaminabandespreocupadamenteconunas

cajasdemunicióncargadasahombros.Reíanybromeaban.Sinmediarpalabra,Okrihmledisparóalprimero de ellos, y yo al segundo; a los otros dos los liquidamos con una segunda bala. Pordesgracia,despuésdeesesegundotiro,elfusildeOkrihmseencasquilló.

En loalto,el fragorde losbombarderosde laLuftwaffeganaba intensidad.ArrastréaOkrihmconmigo y nos pusimos a cubierto al pie de las paredes de la fábrica. Poco a poco, las bombasdesconchabanlasparedesyacadasegundonuestroparapetodisminuíadetamaño.

OkrihmVasilchenkoagachólacabeza,abatido.¿Quépodíahacersinunfusil?Perojustoenesemomento logré extraer la bala encasquillada de su arma y su gesto mohíno se iluminó con unasonrisa.

En esosmomentos, y teniendo en cuenta lomucho que se había acercado el enemigo, lo quenecesitábamos eran subfusiles, no armas de francotirador —a pesar de las órdenes del generalChuikov—,demodoqueVasilchenkoyyoempezamosaactuarcomosoldadosdeasaltoypasamosalcontraataquelanzandounalluviadegranadas.

VíktorMedvédevseunióanosotros,pero,duranteunodelosataques,ungrupodealemanesletendióunaemboscadaylonoqueóporlaespalda.Actoseguido,loamordazaronyselollevaronarastras.

Nuncasabrédedóndesacómivoztantafuerza,peroelcasoesquegrité:«¡Seguidme!»,ymivoztronósobreelcampodebatallacomolacampanadeunaiglesia.SalimosdisparadosatravésdeunerialsalpicadodevagonesdetranvíavolcadosycorrimostraslosalemanesquesellevabanaVíktor.Logramosadelantarlosylescortamoselpaso.Losbochestratarondeponerseacubiertoentreunosedificiosdemadera, pero la zona estaba totalmente arrasada, así que logramos liberar aVíktor y,además,capturarconvidaaunnazi,untipocorpulento,decabellocolorjengibre,vestidoconunapellizademujer.

Ahí empezaron mis problemas. Ese prisionero se convertiría en la razón del suplicio al queposteriormenteme sometería el capitánPiterski.El nudodel asunto fueque, durante el caminodevuelta, perdimos al prisionero. Fuimos víctimas de un potente ataque con ametralladoras y, pordesgracia, una de las primeras balas acertó al prisionero y a punto estuvo de volarle la cabeza.Estábamosatrapadosbajoelfuegoenemigoynospasamoselrestodeldíaencogidosalfondodeuncráter abierto por una bomba. A todo eso, Víktor Medvédev estaba inconsciente y sangrabaabundantementeporlacabeza.

Hasta que se puso el sol no pudimos llegar al búnker de Evgueni Shetílov, comandante de lacompañíadesubfusilerosdel3.erBatallón.FueentoncescuandosupimosqueelcapitánPiterskimeestaba buscando desde primera hora de lamañana.Había enviadomensajeros a localizarme, peronadie,nisiquieralosexploradoresmásexpertos,habíasidocapazdedarconlapistademiequipo.Elcapitán Piterski estaba furioso: en su opinión, los francotiradores de mi grupo se habían vueltoarrogantes después de la reunión con el general Chuikov, y había logrado infundir en todos loscomandantes de regimiento la sospecha de que nos habíamos ausentado sin permiso, con laconsiguientedejacióndenuestrasobligaciones.

He aquí la razón por la que Evgueni Shetílov, a quien conocía desdemis primeros días en labatalladeStalingrado,semedirigióconseveridadyrecelo.

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—¿Dónde estaban? —Shetílov tenía el cabello ralo, peinado hacia atrás con pomada, y loshombrospermanentementecaídos.Seinclinóhaciadelanteymemiró—.¿Ybien?

¿Deverdadpretendíaacusarmedecobardía?Unescalofríomerecorriólaespalda.Noencontrabapalabrasparacontestarle.

—Vasia,nocreoquehayahechonadaimpropio,perodebeexplicarmedóndesehabíametido.AlexánderBlínov,detransmisiones,llamóalosmandosdelregimientoylescomunicóquelos

francotiradores habían vuelto a la compañía. El capitán Piterski, que era nuestro jefe de EstadoMayor,estabaalteléfonoydeseabahablarconmigo.

—Bien,marineros,meparecequealjefelehantendidounaencerronayleesperaunabuena—comentóalguienamiespalda.

—Vasia,¡mantengalacalma!¡Nosedejeasustar!—mesusurróBlínov.Hizobien en advertirme.El capitánPiterskime soltóuna seria reprimenda, y cadavezqueyo

intentabadeciralgo,mecortabagritando:«¡Silencio!».Finalmentelogréabrirlaboca:—Solicito que el capitán Rakitianski sea enviado aquí para inspeccionar los documentos del

prisionero…Sinpermitirmequeacabase,Piterskigritó:—¿Dóndeestáelprisionero?Yo,quenohabíaentendidodeltodolapreguntadeljefedeEstadoMayor,respondí:—Lohanmatado…EsoacabóconlapacienciadePiterski,ysihastaentoncesparecíaenfadado,loquesiguiófueun

auténticoataquedeira.—¡El pelotón de fusilamiento sería poco para usted!—gritó—. ¡Hemos perdido a algunos de

nuestrosmejores hombres por querer capturar vivos a los nazis y ustedes se toman la licencia dedispararleauno!Leordenoquesepersoneantemíalinstanteparapresentarmeuninformecompletodesuactuación.¡Apartirdeestemomento,quedaustedapartadodelmandodelosfrancotiradores!

Le devolví el aparato aBlínov y salí del búnker.Mis hombres salieron detrás demí:Kúlikov,Dvoiashkin, Kóstrikov, Shaikin, Morózov, Gorozháev y Abzálov. Víktor Medvédev, que seguíamedioinconscienteyapenasseteníaenpie,sequedóatrás.

LesexpliquéloqueacababadedecirmeelcapitánPiterski.Hubovocesdelamento.«GraciasaDios—pensé—,mishombrestodavíametienenrespeto».PenséenquePiterskieraun

tirano,unodeesosoficialesconlosquetodosoldadochocaalgunavez,unoficialcuyaúnicarazóndeexistirerahacerlavidaimposibleasussubordinados.

—NikoláiKúlikov,ereseldemayorgraduacióndespuésdemí,quedasalmando.—¿PorquénoVíktorMedvédev?—objetóKúlikov.—AVíktor hay que llevarlo a la enfermería del regimiento—dije—. Podemos llevarlo ahora

mismo,mientrastodavíaestáoscuro;iremosjuntos.VíktorMedvédevsaliódelbúnkerapoyadosobreloshombrosdeBlínov.—Yameencuentromejor—dijoVíktortosiendo—.Llevadmeconvosotros.Adecirverdad,Víktorpresentabaunaspectopésimo.Losmúsculosdelacaraestabanflácidos,

comosihubieraenvejecidoveinteaños.—Víktor—ledije—,enningúnmomentosenoshapasadoporlacabezadejarteatrás.Nos pusimos a cubierto debajo de un vagón de tren. Desde ahí, teníamos que cruzar los

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trescientosmetros de espacio abierto que ocupaban los terraplenes del ferrocarril.A lo largo delterraplén—yaunenmitaddelanoche—,lasbalasdelasametralladoresenemigashendíanelaire.Tendríamosqueponerapruebanuestrasuerteyjugaralagallinaciegaconlamuerte.

«Esposiblequeseantusúltimospasos»,penséconairetaciturno.Aldíasiguiente,publicaríanunartículosobremíenelperiódico,comohacíancon todos losmuertos:«Muriócumpliendoconsuobligaciónenelfrente».

UnabengalasalióvolandoporencimadelacañadadeBanni,dejandoasupasounalargaestelaluminosa.Explotóconunestallidosordoysequedósuspendidalánguidamente,comounalámparaeléctrica.Nosechamosalsueloynosarrastramosacubierto.

Reinaba un silencio que no auguraba nada bueno y que nos impedía cruzar el terreno abierto.Sabíamosqueelenemigoandabacerca,alaescuchadelmenorruido.Habíaquedespistarlo,asíqueme levanté.Abzálovsepusoenpieconmigoyechamosacaminarporel terraplén,pisandofuerteconlasbotas.Elenemigo,sinembargo,permanecíaensilencio.Esperabaalgomás,asíqueselodi.Lancé una granada por encima de las vías de tren. Como provocación, bastaba para que lasametralladorasalemanasabrieranfuego,y,efectivamente,lastrazadorasnotardaronencortarelairesilbandosobrenuestrascabezas.

Abzálovyyorespondimosalfuegomientraselrestodemishombrescruzabalazonadepeligro,dosdeelloscargadosconMedvédev.Lasametralladorasalemanasnosmanteníaninmovilizadosbajolaráfagadebalas.Antelaimposibilidaddelevantarlacabezaomoverlaspiernas,nosacuclillamosenunaalcantarilla.Elfuegonoremitíaniporunsegundo.

A nuestros pies corría una cañería de drenaje. Ninguno de los dos tenía ni idea de adóndeconducía, pero cualquier cosa era preferible a permanecer hecho un ovillo mientras el plomoincandescente volaba ante nuestras caras.Abzálov y yo nos deslizamos al interior de la cañería yempezamosareptar.

Seoíanobuses, fuegodemorteroyexplosionesdegranada;cadadetonaciónretumbabapor lacañeríacomosisehubieraproducidojustoencimadenosotros.Sielenemigonospillabaahíabajo,estábamos acabados. Lo único que tenía que hacer era disparar a través de la cañería, imposiblefallar;¡habíaquesalirdeahíenseguida!Porfindivisamosunaluzalfondo.

Lacañeríanoscondujohastauncanaldedrenajehechoconhormigón.Enelcieloseencendióotra granada, por lo quenos pegamos a las paredes del canal.Nomuy lejos, se oía un tiroteo: ladetonación sorda de las granadas, el tableteo de los subfusiles y el rugido constante de lasametralladoraspesadas.

—¿Dóndeestamos?—preguntóAbzálov—.¿Estamosenterritorioalemán?—No —respondí—. Creo que estamos en zona amiga. Si los disparos provinieran de los

alemanes,noshabríamosdadocuenta:ellosusanbalasexplosivas,ynosotrosmunicióncorriente.Nosquedamostendidosensilencio.Oímosunruidodevocesahogado.Noentendíaquédecían,

perosindudahablabanen ruso.Lossoldadosavanzabanpor laoscuridad, tropezandoconcosasymaldiciendo. Una tercera bengala voló hacia lo alto, y gracias a su luz los vimos: ¡dos soldadosrusos!Suconversacióneraahoraperfectamenteaudible.

—Deberíanestaraquí;estoysegurodequeloshevistocaeraquí.—Muybien,listo—dijoelsegundosoldado—,entonces¿dóndeestán?—¡Aquí!—susurré.Losdoshombresseecharonalsuelo.Alcomprobarqueéramosrusos,dijeron:

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—¡Estamosbuscandoaunaparejadealemanes!Abzálovaprovechóparaponerunadesustípicasnotasdehumor.—¡Mientras—dijo—,podríaistomarosundescansoyllevarnosavuestrocuartel!Para nuestro alivio, de camino al cuartel supimos que el resto de los francotiradores habían

llegadosanosysalvosalpuestodeenfermeríadelVolga.

Alrompereldía,mepresentéanteelcapitánPiterskiparadarleelparte.Laperspectivadereunirmeconélpocomenosquemeparalizabadelpánico,peropordesagradablequemeresultaralaidea,nohabía modo de evitarlo. De acuerdo con el reglamento, le presenté un informe completo de losacontecimientosquehabíanconducidoalamuertedelprisionero.Inclusohicechocarlostalones.

Piterski era un hombre alto y pagado de sí mismo, con un bigote encerado como los que seusabanentiemposdelzarismo.Clavólosojosenmícomosimehubieravistoalgoextraño.

—Ybien, ¿qué voy a hacer con usted?—preguntó—. ¿Mandarlo a una compañía penal o a lacolinaMamáiev?

—¡Señor,siasílodesea,envíemedondemayorseaelpeligro!—Muybien.Medvédevlorelevaráalmando.Elgruposequedaráenelcampodetiroyoperará

enelextremonortedelafábricaOctubreRojo.Encuantoausted,saldrádeinmediatoparalacolinaMamáiev.

Asujuicio,aquellodebíadeequivaleraunasentenciademuerte.Porlovisto,norecordabaqueyamehabíandestinadoalacolinaMamáievyhabíasobrevivido.

—¡Lacolina,sí,señor!—respondí,conevidenteironía,ymedilavueltaparasalir.—¡Espere!—ordenóPiterski.Medilavueltaparamiraralcapitánalacara,repetísusórdenesy,prosiguiendoelmovimiento

circular,medirigíadenuevohacialapuerta.—¡Espere!—Oíquegritabaelcapitán,peroyoyahabíaabandonadoelbúnkerymehabíapuesto

encaminohacialacolinaMamáiev.

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TiurinyJabibulin

Llegué solo al 3.er Batallón. El sargento Abzálov se había quedado en el cuartel. El terco ytemperamentalbaskirno llegóaaceptar ladecisióndelcapitánPiterski.El insultomepesabaamítambién.Noobstante,comosueledecirse,nohaymalqueporbiennovenga.Estabasentadojuntoalbúnkerdelcomandantede lacompañíadesubfusileros,desmontandoy limpiandomifusil,cuandoapareció el teniente Shetílov. Shetílov se había enterado de lo que me había ocurrido y, traspermaneceruninstanteensilencio,dijodespreocupadamente:

—Oiga, Vasia, ¿por qué no vamos a echar un vistazo colina arriba? Parece ser que unfrancotiradoralemánsehahechounnido.

EvgueniShetílovsabíaqueesoeraprecisamenteloquenecesitaba.—¡Muéstremeellugar!—respondí.Alsurdelatorredeaguahabíaunaespeciededepresiónaparentementeformadaporelestallido

deunabomba.En lapartederechaseacumulabanmontonesderamassecas.Lasramasnosolonoofrecíanmucha cobertura, sino queme impedían tener una buena vista. En la parte izquierda delcráter había arbustos, y al lado, junto al borde, la cola de un proyectil demortero con las aletasreventadasyretorcidascomoloscuernosdeunacabramontesa.

—¿Ustedquéopina?¿Hayunfrancotiradorahíarriba?—mepreguntóShetílov.—Seríaunabuenaposición—dije—.Tendríaunavistaexcelenteyestaríabienescondido.SentadojuntoaltenienteShetílovenlatrincheraestabaelimpávidoyenjutoStepánKriazh.Erael

encargadodecomunicacionesdeShetílov,alque todosconocíanporsunombreysupatronímico:StepánIvánovich.Elrestodesoldadoslorespetabanporsuvalor,perotambiénlotemíandebidoasucaráctertemperamental.Cuandohuboconsumidoelcigarrillohastalapunta,Stepántomólapalabra.

—Siyofuerafrancotirador,mesituaríaahí…—dijoalargandoelbrazoparaseñalar,peroantesdequepudieraterminarlafrase,unabalaexplosivaleacertóenlamuñeca.

Evidentemente,anadielegustaquehieranasuscamaradas,pero,apesardequeelataquecontraStepánIvánovichnomehacíaningunagracia,deprontomimalhumorymiresentimientohaciaelcapitánPiterski seevaporaron.Yanohabíanecesidaddedistraccionesnideconversaciones inanesparanopensarenelcastigoquemehabíaimpuestoPiterski.Eldestinomeordenabamedirmecontraunfrancotiradorenemigodotadodeunafinapuntería;nopodíapermitirqueotraspreocupacionesdemenorenjundiamedistrajeran.

Lo primero que hice fue preparar una par de señuelos para atraer al enemigo.De esamanera

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esperabatenerlomásalavista.—Tiene que conseguirme un ayudante—le dije a Shetílov cuando hubimos llevado a Stepán

Ivánovichaveralmédico.—Vasia,comobiensabe—dijoShetílov—,andamosescasosdehombres.—Necesitosolouno—protesté—.Tengoquepreparardosotrespuestosdetiro.Hayquecavar

mucho,nopuedohacerlosolo.Shetílovtarareóunamelodíaparasímientraspensabasiaccederonoalapetición.—Deacuerdo—concedió—.Lemandaréaalguienenseguida,peroseapaciente,Vasia.Volvíamiposición.Mientrasesperabaaquellegaramiayudante, teníaqueempezara trabajar.

Calculélaalturadesdelaquedebíadehaberdisparadoelfrancotiradorenemigoehiceunamarcaenlapareddelatrinchera.Luegoempecéacavarapoyabrazosenlapareddelatrinchera.

Pasadaunahora,habíalogradoconstruirtrespuntosdetiropotenciales.Puraprecaución:siibaaenzarzarmeenunduelo,queríatenerlistaselmáximodeposicionesdeapoyo.Comocebo,coloquéuncascoen loaltodel terrapléna laalturade la terceraposición.Erauna tácticamásbienburda,peroporelmomentonopodíahacermás.Sielcasconoatraíalasbalasdemioponente,mástardeprepararía un maniquí. Apenas me había apartado del cebo cuando se oyó un tremendo golpemetálicoyelcascocayóalfondodelatrinchera.Porlaformadelahendidura,estabasegurodequemirivalseencontrabaenlamismaposicióndesdelaquelehabíadisparadoaStepánIvánovich.«¡Tetengo!—pensé—.Sitanimpacienteestás,tendréquecalmarteantesdequeseacabeeldía…».

Regresé e inspeccioné las posiciones enemigas con el periscopio de artillería. A mediodía,descubríunescudometálico.EralaclasedeescudoquesecolocaalfrentedenuestrasametralladorasMaxim.Estaba derecho en el suelo, a una distancia de unos seiscientosmetros, camuflado tras unarbusto y una zona de hierba seca. Entre las ramas pude ver un agujero oscuro, la abertura queoriginalmenteocupabaelcañóndelaMaxim.Devezencuando,lapuntadeunfusildefrancotiradorasomabaatravésdelagujerodelescudo.

Nadaconseguiríametiendounabalaporeseagujero.Elproyectil rebotaríacontraelcañóndelfrancotirador y solo serviría para asustarlo. No podía hacer más. Tendría que esperar a que mioponentesedejaravero,almenos,levantaselacabeza.

Porsuerte,notuvequeesperarmucho.Aparecióunsegundoalemánparaentregarleelalmuerzo,yamboscascossobresalieronporencimadelescudo.Pero¿cuáldeellosseríaeldelfrancotirador?Justoentonces,algobrillóalaluzdelsol:untazóndetermo.«Ajá—medije—,lehanllevadocafécaliente.¿Quiénvaabeber?Evidentementenoelqueacabadehacer laentrega».Elcafé teníaquetener como destinatario al francotirador sediento.Uno de ellos echó la cabeza hacia atrás. Estabaapurandohastalaúltimagota.Conlasuavidadacostumbrada,apretéelgatillodemifusil.Lacabezadelfrancotiradordiounbandazo,yunpequeñotazónbrillantecayódelantedelescudo.

Me trasladé a una de las posiciones de refuerzo, por si el disparo había delatadomi posición,peronohabíadequépreocuparse.Aesadistancia,yconelruidodelcampodebatalla,nadiehabríapodidooírelsonidodemifusildesdelas trincherasalemanas.Además,siendoprimerahorade latarde,habíademasiadaluzcomoparadetectarelbrillodelabocadelarma.

Pasaronunosminutos.Seacercóunsoldadoruso.Tendríaunoscuarentaaños,espaldasanchas,cejasgruesascomoescarabajosyunrictus inquietanteenel rostro.Lacabeza le rebotabasobreelcuellocomosifueraunatortuga.Selasarreglóparaarrastrarsehastamilado.

«¡Tiurin!—Medijeparamisadentros—.¡Menudasorpresa!».Aqueltipoconelcuellodetortuga

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resultabaserunvecinodemialdea.Eraunaalegríaveraalguiendecasa.Noobstante,conánimodebroma,decidípermanecerensilencioyversiTiurinmereconocía.

—MellamanPiotr—sepresentó—,PiotrIvánovichTiurin.—Encantado,PiotrIvánovich—respondí—.¿Enquépuedoayudarle?—Meenvíaelcomandantedelacompañía—dijoapoyándoseorasobreunpie,orasobreelotro,

ymirando incómodamentea sualrededor,comosiesperase recibirunabalaalemanaencualquiermomento—. El comandante me ha dicho que me encontraría con un compatriota de los Urales.Supongoquesereferíaausted.

—Demodoquevaasermiayudante—dije.Esoloofendió.—¿Quiénsehacreídoqueesparadarmeórdenes?—SucamaradadelosUrales—respondí,apenascapazdecontenerlarisa.¡PiotrTiurin,alqueapodaban«Poriádchikov[16]»,todavíanomehabíareconocido!—Dígameclaramentequédeseademí—dijo.Tiurinestabamolestoyparecíadispuestoamarcharse.Enlaladera,anuestraderecha,habíauna

trincheraabandonada.Selaindiquéconlacabeza.—¿Creequeesatrincherapuedeservircomopuestoparaunfrancotirador?—Lomismoqueunpantanopuedeservirdecuadra—respondióTiurin,quecadavezestabade

peorgenio.Creíaquemeburlabadeél—,soloquealoscaballosseleshundenloscascos.Hemosperdidotresdotacionesdeametralladorasenesatrinchera.Nuestracompañíalallamala«trincheradesangre».Elenemigolatieneensumira.Alláusted,siestaninconsciente.Métaseahíyeshombremuerto.

No me podía creer que Tiurin no me hubiera reconocido todavía; tuve que reprimir unacarcajada.MicamaradadelosUralesestabaofendidoporquemehabíahechograciasudescripcióndela«trincheradesangre».Entornólosojos,arrugóelceñoyhundiólacabezaentreloshombros,delmismomodoquelastortugascuandoescondenlacabezaenelcaparazón.

—¿Quéesloquetienetantagracia?—Tiurinestabatanenfadadoqueescupíaalhablar—.Mevoyyaquísequedausted.Vengoaecharleunamanoenestaposiciónabsurdaquehaelegidoysoloseleocurrereírsedemí…

Tiurinselevantócontorpezaymediolaespalda.«Oh,no—pensé—,semarchadeverdad».Recordélotercoqueera.—¡Poriádchikov!—grité—.¡Espera!Tiurinsediolavuelta.Susespesascejassearquearonysusojosseabrieroncomoplatos.Echóla

cabezahaciadelanteymemiróperplejo.—Vasili,¿erestú?¿ElhijodeGrigoriZáitsev?Las ametralladoras cortaron la conversación. Las balas explosivas se estrellaron contra el

terraplén,arrojandotierrayescombrosencimadenosotros.Tiurintemblaba.Cerrólosojosyseapretócontralatrincheramientrasgritaba:—¡Nostienenenelpuntodemira!¡Ahoranopodremosnilevantarlacabeza!—Tranquilízate—dije—,loúnicoquehayquehacerestenderleunatrampaaesetirador.—Está a seiscientos metros—dijo Tiurin señalando—. ¡No se puede emboscar a nadie a esa

distancia!Le expliqué a Tiurin de quémétodos se sirven los francotiradores para dar caza a sus presas.

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Queríaquesecalmase.Toméunpaloydibujéunesquemaenlapareddelatrincheraparaquevieradesdequéángulospodíaapuntaralostiradoresenemigos.

—Loúnicoquehayquehaceresacabarconuno—leexpliqué—.Esoasustaráalosdemás.—Vasia—repusoTiurin—,¿esquenosabesquelosbochestambiéntienenaunfrancotiradoren

estazona?Suvozeraapenasmásqueunsusurro,comosilosalemanespudieranestarenlatrincheradeal

lado,escuchándonos.—Notepreocupesporeso,Poriádchikov—dije—.Yalehellenadolasorejasdeplomo.Esoanimóamicamarada,quemiróaunlado,miróalotro,ysepusoacavarfuriosamentecon

lapala.—Esperaunsegundo,Tiurin…—LlámamePiotrIvánovich.—De acuerdo, Piotr Ivánovich—dije—. Por favor, espera a que oscurezca para cavar. Por el

momento,consíguemeunperiscopio,unatabladecontrachapadoyunoscuantosclavos.—Loquetúdigas,Vasia.Peroespera…¿quépiensashacer?¿Quépasaconsufrancotirador?—Estámuerto—repetí—.Másmuertoquemuerto.—Yllevándomelosdedosalacabezacomosi

fueranunapistola,añadí—:Kaputt.Empezabaarefrescar.Tiurinsefrotabalasmanosyseechabaelalientoenlaspalmas.—Vasili,tencuidado.Se dio la vuelta y se arrastró en dirección a las trincheras con la cabeza hundida bajo los

hombros,exactamenteigualqueunatortuga.Durante las doshoras siguientes,medediqué a camuflar la posiciónprincipal, a un ladode la

trincheramayor.Al terminar caí en la cuenta de lo cansado que estaba y de la falta queme hacíadormir.PenséenTiurinyempecéasentirmemalporél.Nodebíahaberlomandadoaporlatabla.Podíamoshaberdejadoesoparamástarde.Meapoyécontralapareddelatrincherayenunabrirycerrardeojosmequedédormido.

Habíanpasadodoshorascuando,entremiaturdimiento,oílavozdePiotrIvánovich.Caminabade un lado a otro de la trinchera, buscándome. Volví a quedarme dormido. Tiurin caminabamurmurandoparasíyestabacadavezmásagitado,hastaqueporfin,comosivolviéramosaestarenlaaldea,gritó:

—¡Vasia!Suvozmedespertódegolpe,peromequedéensilencioparaverquéhacía.—¡Vasia,sal!¡Lacenaseenfría!Salídemiposición.Estabaasolounoscentímetrosdeélynohabíasidocapazdeverme.—¿Quéteparecemiescondite,PiotrIvánovich?Buentrabajodecamuflaje,¿eh?Tiurin ignoró mi pregunta. Evidentemente estaba ofendido porque había seguido escondido

mientrasmebuscaba.—Hoylacomidaesbuena—medijo—.Kashadecebadaconsalsadecarne.—Tepreguntopormitécnicadecamuflajeytúmesalesconlakasha.—Vasia,ahoramismoesonomeinteresa.Eshoradecomer.Nos sentamos y, por turnos, fuimos hundiendo la cuchara en el cazo. Me fijé en que Piotr

Ivánovichsolocogíakashayenqueapartabalacarneylaespesasalsahaciamiladodelrecipiente.—PiotrIvánovich—protesté—,¿porquénocogescarne?

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—Vasia,hoynomeencuentrobien…—dijosindarmayorexplicación—.Cambiandodetema—añadióentonosereno—,¿porquénotomasunpocodetéycierraslosojosunrato?Unahorita,almenos.Tienesmalacara.Setevenlosojosrojosehinchados.Mientrasdescansas,iréabuscarlosclavosyelcontrachapadoquenecesitas.

La comida me puso de buen humor, y una plácida calma se adueñó de mi cuerpo. Apoyé laespalda sobre un frío montón de arena al fondo de la trinchera y me quedé dormido al instante.Cuandomedespertéalgomástarde,nopudecreerloqueveíanmisojos.PiotrIvánovichmehabíaarropadoconsuabrigo,mehabíapuestounamochiladebajodelacabezaymehabíaenvuelto lospies con un suéter. Pensé que seguramente no había una cama más mullida y cálida en todoStalingrado.

Tiurin estaba a unos cuantos metros, cavando con ímpetu y arrojando paladas de tierra porencimadelhombro.

—PiotrIvánovich—ledije—,¡tevasahelarsinabrigo!¿Porqué…?—Vasia—mecortó—,notepreocupes.Notengofrío,elejerciciomeayudaaentrarencalor.Mientrasyodormía,PiotrIvánovichhabíaabiertounnuevosenderodesdelatrinchera.Al amanecer, los nazis decidieron darnos los buenos días con un ataque aéreo. Esta vez los

aparatos iban cargados con bombas ligeras, pero almenos tres docenas de ellas debieron de caerdirectamente en nuestra trinchera: el humo, la tierra y el olor a humedad de los explosivos loimpregnabantodo.Elhumodelataquenosehabíaasentadoaúncuandolaartilleríapesadaempezóacastigar los terraplenes de la trinchera. Logramos escapar gracias al sendero abierto por Tiurin,segundosantesdequedosvigascayerandesdeloalto.Elestallidodelosobuseshacíatambalearelbúnkercomosifueraunamecedora.

—¡Gusanos!—gritóTiurin—.¡Cerdos!—PiotrIvánovich—dijesorprendidoanteslasimprecacionesdemiamigo—.¿Aquiénmaldices?—Sabesmuybienaquién…Vamosapatearlesel…Una explosión justo delante del búnker lo cortó a mitad de frase. No sabía si había sido una

bombaounmortero,perolaentradadelbúnkersederrumbó.Atravésdelosescombrosnollegabamásqueunpequeñohazdeluz.Tiurinyyoestábamosenelsuelomediosepultados.

Mepalpé el cuerpo. Parecía no haberme roto nada y pude levantar lamano, pero la tierramellegabaalanarizymecubríaelpelo.OíaTiurinamiladosoltandotodotipodeblasfemias,asíquededujequetampocoestabaherido.

—Muybien,PiotrIvánovich—dije—,arriba.Tenemosquesalirdeaquí.Nohuborespuesta.Mepusedelantedeél:laexplosiónlohabíadejadosordo,perologréqueme

entendieraporgestos.Tras el bombardeo, la infantería nazi pasó al ataque, que era lo que esperábamos. Su táctica

consistíaen«ablandarnos»conlaartilleríaantesdeprocederalavancepor tierra.Oímoslacarga,pero no podíamos ver exactamente hacia dónde se dirigían porque seguíamos sepultados en la«trinchera de sangre». Tratamos de no hacer ruido porque los pasos de los soldados eran bienperceptibles encima de nosotros, y no sabíamos si las pisadas de aquellas pesadas botas eran delenemigoodelosnuestros.

Tiurin empezó a apartar arena con sus enormesmanos.Hurgóy hurgóhasta que los dedos lesangraron,comosifuerantizonesynoarenaloquetocaba.Finalmente,logróllegaralasuperficie.

Por findisponíamosdeunpequeñoespacioa travésdelcualecharunvistazoa loqueocurría

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delantedenuestratrinchera.Elagujeromedíaunosquinceportreintacentímetros,losuficienteparaasomarnos,peronolobastanteparasalir.

Vi las amplias espaldasdeunalemánconuniformede lasSS.Alargando lamano, casipodríahaberledadounapalmadaenelhombro.Alprincipiopenséqueeraunoficial,peroluegoviqueeraunsoldadodeprimera.Llevabaunsubfusil.Disparóunoscuantos tirosy,alhacerlo, sushombrosvibraron.Cuando se dio un poco la vuelta, vi que estaba al lado de unaMG34 colocada sobre untrípode. ¡Losalemaneshabíanavanzadoy sehabíancolocado literalmenteencimadenosotros!Loquenosabíaeradóndeestabaladotacióndelaametralladora.

Tomémisubfusil,losaquéporlaaberturayapretéelgatillo,peronoocurriónada.Larecámarase había atascado con la arena.Estaba tan furioso que habría destrozado el arma conmis propiasmanos.Entretanto,loshombrosdelsoldadovolvieronatemblarmientrasseguíadisparandocontranuestrastropas.Tiurintirabademíparaverquéocurría,perosolohabíaespacioparauno,asíqueloapartéconelcodo.Acontinuaciónretiré laanilladeunagranadayladeposité juntoa lospiesdelsoldado.Memetíenelagujeroyunafraccióndesegundomástardelosfragmentosdemetalcalientesalieronvolandosobrenuestrascabezas.

Tiurinapoyóelhombrocontraunaviga,pero le faltabafuerzaparamoverla,asíquesedio lavueltay,empujandoconambospies,logródespejarelcamino.

Measoméhaciaelsoldadomuertoylequitéelsubfusil.Cercahabíaotroalemánmuerto.Debíade haberlos matado a los dos con la misma granada. Ahora tenía un arma, pero ¿adónde podíadisparar?El aire estaba lleno de tierra y humo. Por el ruido no era difícil saber que la batalla selibrabadentrodenuestraslíneas.¡Tendríaqueatacaralenemigoporatrás!

Ledivueltasalfusilentrelasmanos,peronosabíacómodispararlo;nuncaanteshabíausadounarmaalemana.Depronto,oíunaráfagarápidaamiespalda.Elcorazónmediounvuelco.MegiréconvencidodequeibanaacribillarmeyentoncesviaTiurindisparandoconelarmadelotronazi.TalvezTiurinnoeraeltipomáslistodelmundo,peroteníamásexperienciaqueyoenmateriadesubfusilesalemanes.

Viauncapitándeexploradoresalemánaunoscincuentametros.Estabadeespaldasamíy,pistolaenmano, leshacíagestosa sushombres,ocultospor labrumade tierrayhumo.Dejéel subfusil,recogímiarmaydisparé.Elcapitáncayóalsuelo.Busquéotroobjetivo,perocontantohumonosedistinguíanada.

Tiurin,entretanto,habíavaciadoelcargadordesusubfusil.Loarrojóalsuelo,searrastróhacialaMG34 y lamovió a derecha e izquierda. Comprobó la calibración, apuntó, tiró delmango delpercutoryapretóelgatillo.Eraunarmadeexcelentefacturaydisparabacomolaseda.

Losnazisquedaronatrapadosentredosfrentes.Echaronacorrerendesorden,dispersándosepordonde podían. Ahora la «trinchera de sangre» sembraba la muerte entre los suyos. Tiurin siguiódisparando.Devezencuandorecolocabalasmanosygritaba:

—¡Ajá,malnacidos!¡Yaostengo!Lasdotacionesdemorteroalemanassedieroncuentaal findequenoshabíamoshechocon la

MG34y que la estábamos usando contra sus hombres.Empezaron a llover obuses.Caí al suelo yduranteunratonopudeoírnada,comosimehubieraengullidolatierra.

Nosécuántotiempopasó,peroalabrirlosojosviaTiurinyaunpardefusilerosdelacompañíade Shetílov. Alguien dijo que habíamos frustrado el ataque enemigo y recuperado nuestrasposiciones.

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Lacabezamezumbabayoíaconversacionesportodaspartes.Unoscírculosdecoloresgirabandelantedemí,latrincheramedabavueltasylatierrairradiabacalorcomosifueraunhorno.

Tiurinmedesabrochólosbotonessuperioresdelaguerreraparaquepudierarespirar.Lasmanosletemblabanyelojoizquierdolelloraba.Además,sinsabercómo,selehabíanarrancadolassuelasdeloszapatos,aunquenosehabíadadocuentahastaahora.

—¡Menosmalquetodavíatieneslacabezasobreloshombros!—bromeóalguien.Más tarde, Tiurin le quitó a un nazimuerto un par de botas de punta redonda. Eran de buena

calidadyleibanamedida.Esanoche convertimos la «trincherade sangre» enun espaciohabitable.Tapamos las troneras

consacosterrerosyextendimosunalonasobrelaentradaparamantenerelcalor.Elinterioreratodoloqueunsoldadopudieradesear;elexterior,sinembargo,lodejamostalcomoestabaparaqueelenemigocreyeraqueseguíaabandonada.¡Todoelmundosabequenuncacaendosbombassobreelmismocráter!

Aprimerahoradelamañana,AtáiJabibulinnostrajoeldesayuno.Jabibulinerauntipodiscretoytrabajador,cuya laborconsistíaen repartir comidapor la líneadel frente.Eracorpulento,deunoscincuentaaños,lucíaunaperillaraladepelocanoyteníalosojosestrechosyrasgados.Trasdejaruntermoconestofadodelantedemí,meabrazóalegrementey,mientrasmedabaunpardepalmadas,dijo:

—Muybien,camarada,ahoracomamucho,ydespués,unté…En esemomento,Tiurin se despertó de un brinco como si le hubieran echado agua hirviendo.

Parecía enfadado, como celoso de que alguien hubiera usurpado su función. Al ver que parecíadispuestoaabalanzarsesobreJabibulin,lospresenté.

—Esteesmiviejoamigodelfrente—dije—,Jabibulin.—Conquedelfrente,¿eh?—dijoTiurin—.¡Unratón,unratóndelfrente!—¿Cómo que un ratón? ¡De eso nada!—protestó Jabibulin ofendido, y empezó a contarle a

Tiurinlahistoria,queyoyaconocía,decómohabíaterminadoluchandoenlaguerra.Elrusoerasusegundalenguayenocasionesvacilabaalhablar.

JabibulineraunbaskirdelaaldeadeChishmayhabíaacabadoenlaguerraporpuroaccidente.Había idoadespedirasuhijo,Sakaika,quese ibaal frente.Habían llegadoa laestaciónde trenalomosdelayeguazainadeJabibulin.Alladodelaestación,habíaunafiladecarros;loscaballos,sinarreos,esperabanenganchadosaloscarros,pastando.

—Miyeguacaminatodalanoche.Carreteramuy,muylarga.Yeguacansada.Jabibulinexplicóquehabíaatadolayeguajuntoalrestodecaballos,queformabanpartedeun

cargamento del ejército, para que pudiera comer heno.Luego se fue a buscar a su hijo.Recorriótodos los vagones —o «cajas verdes», como él decía— llamando a su hijo, pero Sakaika norespondía.

Cuando Jabibulin volvió al lugar donde había dejado la yegua, la zaina había desaparecido.Carrosycaballoshabíansidocargadoseneltren.

—¡Soldadomerobayegua!—exclamóJabibulin.Siguiendolainconfundiblehuelladeloscascosdetrespuntasdelayegua,Jabibulinllegóhasta

unadelas«cajasverdes».Comonoteníapermisoparasubiralcoche,sepusoallamara layeguafrunciendoloslabiosyresoplandocontralapalmadelasmanos.Elanimaloyóalamoyrespondiópateandoconlaspezuñas,peroeltrenyahabíaempezadoamoverse.Jabibulinlogrósaltaralestribo

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y, desde entonces, trabajaba como caballerizo en la sección de suministros y no había vuelto asepararsedesuyegua.

JustoantesdeentrarenStalingrado,Jabibulinlocalizóasuhijo.Padreehijodecidieronlucharcodo con codo en el mismo regimiento, y a la yegua se le adjudicó oficialmente una ración deforraje.

—BabaFiediaesbuenapersona—dijoJabibulin.«BabaFiedia»eraelnombrequeJabibulindabaaFiódorBabkin,elcomandantedelasecciónde

suministros.BabkinhabíareservadouncaballoadicionalyuncarrodedoscaballosparaJabibulin.Su regimiento recibióbautismode fuego enStalingradoy, durante aquellosprimerosdías, las

bajasfuerontremendas.Jabibulinencontróasuhijotendidoysangrandoentrelosheridos.SellevóaSakaikaenelcarrohastaelhospitaldelejércitoydejóelcarroyloscaballosenlaretaguardiadeladivisión.Hechoesto,volvióalabatallaparalucharenellugardesuhijo.Recuerdoqueesedíavilágrimasensusojos.

—Mi Sakaikamalherido. Bombamatami yegua. Yo llevo balas para soldados, pero vosotrosinsultarme…—Jabibulinquedóensilencio.

Tiurinseablandó.—Perdón—dijo.A partir de ese momento, ambos parecieron entenderse mejor, aunque de vez en cuando, por

algunarazónuotra,aTiurinleentrabanganasdeabalanzarsesobreJabibulin.Encuantoaeste,susvisitasanuestrobúnkersehicieronmásfrecuentes.Nosllevabacomida,perotambiéncajasdebalasygranadas.Era comoun caballode carga: nunca iba aningún lado sin algo a cuestas.Si a la idallevababalas,alavueltasellevabaaunsoldadocargadoahombros.Nohablabarusomuybien,peroconocíalasnecesidadesdelossoldadosdelastrincheras.

Abzálov, el francotirador «enano», también era baskir, y entre ellos hablaban en su lengua.Jabibulin llamaba a Abzálov «mi Sakái». A cambio, Abzálov le dedicaba una atención especial aJabibulinyseledirigíacomoata,quesignifica«padre».

Durante labatalla, Jabibulin fuecondecoradocon lamedallaalhonor.CreoquesuemociónalrecibiresereconocimientosuperólamíacuandorecibílaOrdendelaBanderaRoja.Trasdosmesesdebatalla,Jabibulinsehabíaconvertidoenunsoldadoexperimentadoyvaleroso.

Undía,Jabibulincometióunerrorquehabíadecostarlecaro.Acababandebombardearnos,yunadelas explosiones había caído lo bastante cerca como para dejarme temblando como un paralítico.Durante unas horas no pude ni cerrar las manos para sujetar el fusil. En ese momento oímos eltableteodeunaametralladoraalemana,yJabibulinentró trastabillandoenelbúnker,conlos labiosazulados.Lecostabamantenerseenpieyacabódesplomándosedecara.Entoncesviqueenlaespaldateníadosmanchasoscurasyquesangrabadeunbrazo.

Tiurinlequitóelabrigoylaguerrera,leaplicócoagulanteenlasheridasylevendóelcodoroto.Jabibulin,porsuparte,nosequejónidejóescaparruidoalguno.Leacerquéunabotellaaloslabios,peroselimitóasonreíryanegarconlacabeza.

—Vuestrabebidayonotomo.—Porfavor—dije—,solounsorbo.Tesentirásmejor.—Unagotita,almenos—añadióTiurin—.Afindecuentas,latrajistetúcontuspropiasmanos.

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—Buenaparavosotros,hombredelosUrales,peroaguardientemalaparamí.Pecado.Fueentoncescuandodescubrimosquenobebíayquenotolerabaelalcohol.—Semorirádedolorcomonobeba—dijoTiurin—.Hayquellevarloaunhospital.EntoncesJabibulingruñó:—Yoirmeno.MiSakaikaaquímorir.En ese momento supimos que su hijo había muerto de aquellas heridas. Nos había dicho que

Sakaikahabíasidoheridoyhospitalizado,peroJabibulinsehabíaguardadolamuertedesuhijoparasí.

QuisevengarmedeloperadordeametralladoraalemánquehabíadisparadoaJabibulin.Abzálovmeleyóelpensamientosinquetuvieraquedecirnada.

Abzálov recogió el equipo y reptó al exterior del búnker.Al cabo de unosminutos, oímos lasonoradetonacióndesuarmaylaametralladoraenemigacallódeformarepentina.Abzálovregresócon el rostro congestionado.Memiró y asintió con la cabeza. Sí, nos habíamos cobrado nuestravenganza.

LaevacuacióndeJabibulinseríamássegura tras lapuestadesol.Tiurin logróponerdepiealherido,yambos,abrazadoselunoalotro, sedirigierona laentradadelbúnker.Porel caminoseencontraron con el jefe de operaciones políticas de la división,Vasili Zajárovich Tkachenko, queacababa de llegar con algunos de mis francotiradores. Ni mis hombres ni Tkachenko tenían porcostumbreapartarseantelos«hombresdelosrecados».

—Háganseaunlado—exigióTiurinamishombres—.Deberíantenermásrespeto.¿NovenquelosUralesyBaskiriasedisponenapasar?¡TiurinyJabibulin!

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18

Elduelo

Esanochenuestrosexploradorescapturaronaunsoldadoalemányselollevarontapándolelacabezaconunsacodepatatas.Duranteelinterrogatorio,admitióquelosmandosdelaWehrmachtestabanseriamentepreocupadospor losdaños infligidospornuestros francotiradores,yqueun talmayorKonings,directorde laescueladefrancotiradoresde laWehrmachten lasafuerasdeBerlín,habíasido enviado a Stalingrado con el exclusivo propósito de liquidar al, en palabras del prisionero,«granconejo»ruso[17].

Elcomandantedenuestradivisión,elcoronelBatiuk,estabadebuenhumor.—Unmayor es pan comido para nuestros chicos—bromeó—.Tendrían que haber enviado al

Führerenpersona.Cazaraesepájarohabríasidomásinteresante,¿verdad,Záitsev?—Verdad,camaradacoronel—contesté.Noobstante,lanoticiameinquietó.Yoestabarendido,extenuado,yparaunfrancotiradornohay

peorenemigoquelafatiga.Unfrancotiradorcansadoactúaconprisaypierdeprecisión.Ocuandosuenaundisparo,vacila,suconfianzaensímismoseveerosionada.

Calculémisposibilidadesypenséencómohabíasobrevividohastaentonces.CadadíadesdemillegadaaStalingradohabíamatado,demedia,acuatroocincoalemanes.Ycadadíahabíavistoamiscompañerosmorirorecibirheridas.Cadadíaquepasabasinrecibirundisparo,nopodíapormenosdepensarquemisuerteeracomoladeunapartidadenaipes:sabíaquenopodíadurarparasiempre.

Amillegadaalaciudad,laesperanzadevidadenuestrossoldadosenelfrentedeStalingradoeradeveinticuatrohoras.Desde entonces, nuestro ejércitohabía logradomejorarmucho esa cifra, enpartegraciasaloséxitosdenuestrosfrancotiradores,yesomeenorgullecía.Perolapublicidadquesemehabíadadohabíallamadolaatencióndelenemigo,yahoraunmayoralemánteníalamisióndeborrarme delmapa. Le dije al coronelBatiuk que elmayor sería un blanco fácil, pero al decirlopensé que Konings tenía que ser un zorro astuto. Los alemanes no eran precisamente unosaficionados,yademás,parallegaradirectordelaescueladefrancotiradores,HerrKoningsteníaquehaber competido con éxito contra losmejores tiradores de laWehrmacht.Mientras daba vueltas atodoesoenmicabeza,oíqueelcomandantededivisióndecía:

—Ahoraletocaeliminaraesesuperfrancotirador.Tengacuidadoyuselacabeza.

Habíaaprendidoadescifrarlasidiosincrasiasdelosdistintosfrancotiradoresnazispormediodelas

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característicasdesusdisparosydesustécnicasdecamuflaje.Sabíadistinguiralosmásbregadosdelosbisoños;aloscobardesdelospacientesydecididos.Duranteunbuentiempo,noobstante,mefuedifícil identificar las particularidades de ese nuevo francotirador. Nuestras observaciones noaportaban información útil y ni siquiera sabíamos en qué sector se encontraba. Seguramentecambiabadeposiciónconfrecuenciaymebuscabaconelmismotientoqueyolobuscabaaél.

Traté de analizar mis experiencias y las de mis camaradas para trazar un plan de actuaciónprudente. Si no podía obtener la ayuda de soldados de otras unidades —fusileros ordinarios,operadores de ametralladora, ingenieros de campoy de comunicaciones—,mis probabilidades deéxito serían escasas. Tuve que buscar fuentes de información entre las unidades soviéticas de lasdistintaspartesdelaciudad.

Generalmente, tras localizar a un francotirador enemigo y precisar su posición, llamaba, porejemplo,aunodenuestrosoperadoresdeametralladoras.Lefacilitabaunperiscopiodeartilleríayguiaba su vista hasta algún elemento del terreno fácilmente reconocible. Desde ahí, le dabainstruccionesparapasardeunareferenciaaotra.Al fin,cuandodabaconel francotirador,cuandoveíaconquépericiasehabíacamuflado,elsoldadoseconvertíaenmiayudante.

Demostracionescomoesadurabanunahora,avecesdos.Algunosdemisfrancotiradoresmeloechaban en cara: «Los soldados no tienen necesidad de demostraciones como esa. Si necesita unayudante,elcomandantedelacompañíapuedeproporcionarleuno.Notienemásquedarlaorden,yhabrácolaparairaecharleunamano».

Tenían razón, pero yo prefería tratar con los soldados de trinchera, siempre atentos a lo queocurre a su alrededor. Cuando lográbamos entendernos, se creaba una suerte de armonía queproducíalosresultadosqueyoesperaba.

Además, mientras instalábamos cebos y maniquíes, podía observar a mis compañerosfrancotiradores. Algunos eran bravos y enérgicos, pero habrían sido pésimos ayudantes. Erandemasiadoacalorados;susnivelesdeenergíafluctuaban.

Duranteunabatallaprolongadacontraotrofrancotirador,nopuedescontarconsoldadosasí.Trashallar los primeros peligros, es probable que se busquen una excusa para dejarte: de repenterecuerdanquetienenquehaceralgoimportantísimoenotraparte.Enrealidad,loqueocurreesqueesapersonahaagotadosusreservasdecoraje.Amenudoobservocomportamientoscomoeseentrelosfrancotiradoresnovatos.

Analizara tuscompañerosesunacosa,perodescifrar lascaracterísticasde losfrancotiradoresenemigosesotramuchomásdifícil.Paramí,solounacosaeraevidente:erantenacesengradosumo.Sinembargo,habíaencontradounmododecontrarrestarsuperseverancia.Loprimeroeraprepararunmaniquíycolocarlodiscretamenteenposición.Losegundo,moverlodevezencuando.Paraqueparezca una persona, unmaniquí debe de cambiar de postura de vez en cuando. Luego había quecolocarse junto al muñeco, asegurándose de estar perfectamente camuflado. Entonces, elfrancotiradorenemigoledisparabaalmaniquí,quenoobstanteseguíacon«vida»,yahíeradondelaperseveranciadelosnazissevolvíaensucontra.Disparabaunasegundavez,yunatercera,yparaentonces,yaloteníamosenelpuntodemira.

Losfrancotiradoresnazismásexperimentadossetrasladabanasusposicionesbajolacoberturade las ametralladoras, acompañados de dos o tres ayudantes.Una vez apostados, trabajaban solos.Cuandomeenfrentabaaesoslobossolitarios,fingíaserunnovatooinclusounsoldadodeinfanteríacorriente.Entorpecíalavigilanciadelenemigoosencillamentejugabaconélunpoco.Poníacebos

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paraatraersusdisparos.Losnazisnotardabanenacostumbrarseaobjetivoscomoeseydejabandepercibirlos.Encuantoalgolosdistraía,meapostabayoenellugardelcebo.Paraello,bastabanunpardesegundos:lojustoparaapartarelceboyapuntaralacabezadelfrancotirador.

Para mí, el proceso de localización de un francotirador enemigo se dividía en dos fases. Laprimera empezaba con el estudio de las defensas enemigas. A continuación, averiguaba dónde,cuándoyenquécircunstanciasnuestrossoldadoshabíanmuertoohabíansidoheridos.Enestepunto,los médicos me eran de gran ayuda, pues me explicaban dónde habían recogido a la víctima.Entonces iba ahí para localizar a testigos y recabar de ellos todos los detalles sobre el incidente.Reunida la información, trazaba un diagrama en el que señalaba la localización probable delenemigo.Todasestas tareascomponíanlaprimerafase: ladeterminacióndel lugarenelquedebíabuscaramiobjetivo.

Lasegunda faseconsistíaen loqueyodenominaba labúsquedapropiamentedicha.Paraevitarcaerbajo el puntodemiradel enemigo,me servíadeunperiscopiode trincherapara realizar laslaboresdeexploraciónyvigilancia.Nilamiradelfusilnilosbinoculareserancomparablesenestesentido. La experiencia me decía asimismo que los puntos donde se había registrado una granactividad y habían quedado muertos y en silencio eran los escondites más probables para unfrancotiradorastuto.Poresolesdecíaamishombresquequiennoestudialosalrededoresnihablaconloshombresdesplegadossobreelterrenovadecabezaalpeligro.Elviejodichode«midedosveces,cortasolouna»hacemuyalcasoparaunfrancotirador.Solotrabajandoduro,conunpocodeinventiva,estudiandoconcuidadolascaracterísticasypuntosfuertesdelenemigoysiendoconscientede las propias carencias, solo así un francotirador es capaz de eliminar a su enemigo de un solodisparo.

El únicomodo de encontrar lo que se busca es practicando las técnicas de exploración en elcampodebatalla.Adquirirlatécnicaadecuadanoesfácil.Cadavezqueunfrancotiradorsedirigeasu posición debe hacerlo perfectamente camuflado; un francotirador que no sabe vigilarmientrasestá camuflado no es un francotirador, sino un pato de feria a la espera de que el enemigo lodesplume.

Cuandovasalalíneadelfrente,mástevaleocultartealavistaporcompleto.Échatecomounapiedra y limítate a observar. Estudia el terreno y dibuja un pequeñomapa con los elementosmásdestacables.Recuerda:sidasunmovimientoenfalsoytedelatas,si teponesaldescubiertoaunqueseaunsegundodemás,lopagarásconunabalaenlacabeza.Esaeslavidadeunfrancotirador.Deaquí que, al adiestrar a mis hombres, hiciese hincapié sobre todo en la capacidad de pasardesapercibidoycamuflarlapropiaposición.

Cada francotirador tiene sus tácticasy técnicas, sus idease ingenuidades.Pero todos—yaseanprincipiantesoveteranos—deben recordar siempreque frente a ellos aguardaun tiradormaduro,resuelto,perspicazycertero.Hayquesermásinteligentequeél,atraerloy,así,confinarloaunsolopunto. ¿Cómo? Es preciso distraerlo, confundir su atención, cambiar de rumbo, exasperarlo conmovimientosengañososyagotarlohastaquenopuedaconcentrarse.

Enmiopinión,crearunabasedefrancotiradores—inclusoduranteunaoperacióndefensivadelarga duración como la de Stalingrado— es una mala idea. El francotirador es un nómada, y sumisiónconsisteenaparecerdondeelenemigomenosloespera.Debesercapazdelucharporsuperarasuoponente;elmeroconocimientodelashabilidadesdelenemigonosirvedenadasisecarecedelaconvicciónnecesariaparaeliminarlodeundisparorápidoydecisivo.

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En una ocasión, cerca del almacén de hielo, en el sector defendido por la 6.a Compañía, losfrancotiradores Nikolái Kúlikov y Galifan Abzálov desaparecieron durante un día entero. Seencontrabanenuna trinchera juntoaunavíade tren.Sepasaroneldíaobservando laactividaddelenemigo,peronodispararonunasolabalanihicieronnadaquepudieradelatarsuposición.Traslapuestadelsol,enlomásoscurodelanoche,ataronunascuantaslatasauncordelylascolocaronentierradenadie,dejandoelextremodelcordelenlatrinchera.

Alamanecer, tirarondelcordelyarrastraron las latasfrentea lasnaricesde losalemanes.Losnazis se miraron en torno; uno de ellos asomó la cabeza, luego otro, y Kúlikov y Abzálov losliquidaronaambos.Alamediahora,repitieronlamaniobraymataronaotropardesoldados.Deesemodo,alcaerlanoche,KúlikovyAbzálovhabíanacabadocontodounescuadróndenazis.

Duranteunperíododerelativacalma,meencontréconotrosdosfrancotiradores,AfinogénovyScherbina, en la línea del frente. Iban caminando tranquilamente en mi dirección. Afinogénov sehabíaquitadoelcascoysucabellopelirrojocontrastabaconelcolorplomizodelastrincheras.

Nossaludamos,nosapartamosdelcaminoparasentarnossobreunas rocasyencendimosunoscigarrillos.Lespreguntéadóndeiban,ymedijeronquevolvíanalacompañía.

—Losnazissehanescondido—dijoScherbina,conesasonrisaestúpidaquesiempreteníaenelrostro—.Noselosveporningúnlado,asíquenoshemostomadoundescanso.

Aquellomeirritó.—Sois unos idiotas —les dije—. Justo ahora tendríais que aprovechar para hacer pruebas y

corregirvuestrasmiras.Acordaronseguirme,y loscondujealdistritodonde teníamos lagaleríade tiro.Porelcamino

supe que ni Afinogénov ni Scherbina habían practicado disparando a objetivos potenciales. Loconsiderabaninnecesario.Sehabíanlimitadoacaminarentrelosescombrosdelalíneadelfrenteyaabrirfuegocontraelprimerenemigoqueselespusieraatiro.Habíanfalladoenvariasocasiones,pero¿cómono ibana fallar?Es imposibledeterminara laprimera ladistanciahastaelblancosinreuniranteslainformaciónnecesaria,ylosobjetivospermanecenalavistaunpardesegundosalosumo,¡puesclaroquenoacertaban!Hayqueprepararlaposiciónconantelación,estudiarelterrenoquesetienedelante,seleccionarreferenciasycalcularconexactitudladistanciahastaellas.Cuandounohacetodoeso,aunquetengaunamalaracha,acabateniendoéxito.

Llegamosalazonadeviviendasdeunafábricayentramosenunedificiobombardeadoquehacíalasvecesdepuntodeencuentro.Lesenseñéamiscamaradaslalocalizacióndelosfortines,nidosdeametralladoras,puestosdeobservaciónyredesdedefensadelenemigo.

—Comoveis—dije—,cuandounfrancotiradortomabuenasnotas,notienequerecordarmuchoacercadelasdefensasenemigas.Cuandollegaasuposición,buscaeldiagramacorrespondienteensulibreta,compruebasisehanproducidocambiosenlosalrededoresyesperaelmomentoadecuado.El francotirador bien preparado solo necesita que el objetivo semuestre durante una fracción desegundo.Enesetiempo,lodistingue,apuntaydispara.

Erasobrelaunadelatarde.—Los alemanes estarán almorzando —les dije a mis camaradas—. Son de una puntualidad

absoluta.Retiréunaplacadecontrachapadodelapareddelatrinchera.Enellahabíadibujadoundiagrama

detiro.Algunasdelascifrassehabíandifuminadoconeltiempo.Saquéuntrozodelápizyrepasélosnúmerosborrosos.Toméenconsideración ladistanciayelviento,mepreparéparadisparary

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esperé.Mis camaradas observaban losmovimientos del enemigo a través de los periscopios.Nosquedamosahísentadosensilencioyvigilamoslaactividaddelenemigoporespaciodeunahora.Laemociónyelinterésdemisjóvenescamaradasempezaronaflaquear;seaburríanhaciendolamismacosadurantetantotiempo.Debíandetenerganasdetrasladarseaunanuevaposiciónparacharlarconsuscompañeros,yenunmomentodadoempezaronasusurrar.

—¡Chitón!—losreprendí—.Nosehabladuranteunaemboscada.Misamigosquedaronensilencio.Pasaronunosminutosmásy,depronto,enlatrincheraalemana

aparecióunacabeza.Disparéal instante.Elcascodelnazi salióvolando.Todoquedódenuevoensilencio.Elcascoaterrizóenloaltodelterraplén.Enelinteriordelatrinchera,cadapocossegundosseveíaunapala;elnaziquequedabaestabacavandoparaganarprofundidad.

Comofrancotirador,matéanopocosnazis.Enocasioneslleguéaencontrarmeconviejosconocidosmientrasobservabaatravésdelperiscopio.Unademispasioneseraobservarelcomportamientodelenemigo.Veíaaunoficialnazisalirdeunbúnkerconairesdegranseñor,darórdenesasussoldadoscongestoautoritario.Sussecuacescumplíansuvoluntad,susdeseosysuscaprichosalpiedelaletra.Eloficialnoteníalamenorideadequenolequedabanmásqueunossegundosdevida.

Veíasusfinoslabios,inclusosusdientes,lamandíbulagruesayprominente,lanarizcarnosa.Avecesteníalasensacióndeestarsujetandounaserpienteporlacabeza:seretorcía,peromimanolaapretaba conmás fuerza. Entonces sonaba el disparo.Antes de que retirara el dedo del gatillo, laserpientesearrastrabaagonizando.

Los francotiradores de nuestra división tenían por costumbre reunirse cada noche en un refugiosubterráneo para comentar los resultados del día, intercambiar consejos y comunicar cualquiercambioobservadoenlastácticasdelenemigo.

Undíahicimoscálculos:unfrancotiradorsolonecesitabadiezsegundosparaapuntarydispararconprecisión,por lo tanto,enunminuto, tenía laposibilidaddedispararalmenoscincobalas.Setardaba treinta segundos en cambiar el cargador. Según esos cálculos, en un minuto, diezfrancotiradoreserancapacesdematarhastacincuentasoldadosenemigos.

Unodelosnuestros,unreciénllegadollamadoSashaKoléntiev,eraelqueteníamástalento.Lotratábamos con el máximo respeto, pues sabíamos que se había graduado en la Escuela deFrancotiradoresdeMoscúyqueposeíaunprofundoconocimientodelasreglasdeltiroconfusil.Undía, abrió elmorral y sacóunas balas, unagranaday un trapo sucio en el quehabía unapequeñacarpetacontapasdepiel.Abriólacarpetayleyóenaltounpasajequeinmediatamentecopiéenmicuaderno:

Lavíaparalograrunbuendisparoesunsenderoestrechoquediscurrejuntoalbordedeunprecipiciosinfondo.Cadavezqueseenzarzaenunduelo,elfrancotiradorsesientecomosiestuvieradepiealapatacojasobreunaafiladaroca.Paraaguantarynocaeralabismo,variascosassonesenciales:coraje,adiestramientoyunaplomoinquebrantable.Elvencedordeldueloseráaquelquelogreconquistarseantesasímismo.

Poniendoencomúnnuestrasexperiencias,miscamaradasyyobuscamoslamaneradeenfrentarnosalsuperfrancotiradordeBerlín,quehastaentoncessehabíademostradomáshabilidosoquenosotros.

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Sutalentoempezabaapasarnosfactura.EnunsolodíahabíavoladolamiradelfusildeMorózovyherido a Shaikin. Tanto Morózov como Shaikin eran tiradores experimentados que se habíandestacadoendueloscomplejosyarduos;elhechodequehubieransidoderrotadosmeconvencíadequesuoponentenopodíaserotroqueKonings,elmaestrodeBerlín.

AlatardecermellevéaNikoláiKúlikovalamismaposicióndondeMorózovyShaikinsehabíanapostadoeldíaanterior.Frenteanosotros seextendía laconsabidaymilvecesestudiada líneadelfrenteenemigo.Nopercibimosnadadistinto.Eldíaestabaterminando.Derepente,aparecióuncascoquesemovíadespacioporlatrinchera.¿Debíamosdisparar?No,eraunatrampa:lainclinacióndelcascoeramuypoconatural.Lomovíaelayudantedelfrancotirador,mientrasesteesperabaaqueyomedelatase.DemodoqueKúlikovyyopermanecimosinmóvileshastaentradalanoche.

—¿Dónde estará escondido ese perro sarnoso? —preguntó Kúlikov cuando abandonamos laposiciónalamparodelaoscuridad.

—Eseeselproblema—dije—,quenotenemosniidea.—¿Ysinoestáaquí?—preguntóKúlikov—.Talvezyasehayaido.Algomedecíaque,desernecesario,unfrancotiradortanhábilypacientecomoKoningspodía

permanecer una semana entera frente a nosotros sin mover un músculo. Debíamos andarnos conespecialcautela.

Pasóotrodía.¿Quiénperderíaanteslatemplanza?¿Quiénvenceríaaquién?NikoláiKúlikov,mifielamigodelfrente,sehabíaobsesionadoconeseduelotantocomoyo.Ya

nodudabadequeelobjetivoestabafrenteanosotros,ysuúnicoafánerasalirvencedordeaquellaconfrontación.

Por la tarde, al llegar al búnker, encontré una carta paramí.Me la enviabanmis compañerosmarineros desde Vladivostok: «Hemos sabido de tus heroicas hazañas en las riberas del Volga.Estamossumamenteorgullososdetuslogros…».

La carta me hizo sentir incómodo; me entraron ganas de romper la tradición del frente yretirarmealeerlaenprivado.Miscompañerosmehablabandemis«heroicashazañas»,peroyosabíaquellevabavariosdíasrastreandosinéxitolapistadeesefrancotiradorsolitario.EntoncesKúlikovyMedvédevsepusieronarezongar:

—¿DelaflotadelPacífico?¡Léelaenalto!Asíquenotuveelección.Elresultadofuemásqueunacarta.FuecomosiunaoladelPacíficohubierarotoenmediodela

sala,arrastrandoconsigotodasuertedebuenosrecuerdos.Después,VíktorMedvédevhabló.—Tenemos que responderles enseguida. ¡Escríbeles, Vasia, y diles que no les defraudaremos!

DilesquemantendremosaltoelhonordelaArmada…Altercerdíadevigilancia,elcomisariopolíticoDanílovnosacompañóaKúlikovyamíhastala

posición. La mañana comenzó como de costumbre: la oscuridad se disipó y a cada minuto losemplazamientosenemigossehicieronmásvisibles.Seprodujounaescaramuzaenlascercanías.Losobuses silbaronpor el aire, peronosotros permanecimospegados a nuestrasmiras, siguiendo losmovimientosqueseproducíandelantedenuestraposición.

—¡Ahíestá!Osloseñalaré…—gritódeprontoelcomisariopolítico.Danílovsealzóporencimadelbordedelatrincherayenmediosegundonuestrooponentetuvo

tiempodedispararunabala.Porsuerte,eldisparosolohirióaDanílov.Solounfrancotiradordeéliteeracapazdeundisparocomoese,solounespecialistapodíahaber

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disparado con semejante rapidez y precisión. Sin duda el alemán era un experto en el arte delcamuflaje. Llevaba varios días estudiando la línea del frente enemigo, tomando notas y dibujandoesquemas, conocía hasta el último cráter y elevación del terreno, pero no veía nada sospechoso.Nuestrooponenteparecíahaberseevaporadodelafazdelatierra.Sinembargo,dadalarapidezdeldisparo,concluíqueelfrancotiradordeBerlínteníaqueestarenalgúnlugarfrenteanosotros.

Kúlikov y yo seguimos con el dispositivo de vigilancia. A la izquierda teníamos un tanquebombardeado. A la derecha, un fortín. ¿Estaría en el tanque?No, un francotirador experimentadonuncaseapostaríaahí.¿Enelfortín?No,ahítampoco.Además,lastronerasestabanselladas.

Entreeltanqueyelfortín,enunazonadeterrenollanojustodelantedelalíneadelosnazis,habíaunaplanchadehierrojuntoaunapiladeladrillosrotos.Estabaahídesdequehabíamosllegadoaesaposición,peronolehabíadadoimportancia.Tratédeponermeenlapieldelenemigo:¿cuálseríaelescondite ideal? ¿Tal vez un pequeño foso bajo la plancha de hierro? Podría introducirme en éldurante lanoche…Sí,medicuentadequeprobablementeestuvieraahí,bajo laplanchadehierro,tendidoentierradenadie.

Decidícomprobarsimipresentimientoeracierto.Enganchéunguanteaunpequeñotablónylolevanté. ¡Disparó! ¡El nazi había mordido el anzuelo! Excelente. Bajé el tablón con cuidado sincambiarsuorientación.Inspeccionéelagujero:redondoyperfecto,conunainclinacióndenoventagradosenlaentrada.Labalahabíaentradodecabezaeneltablón.

—Ahítenemosanuestraserpiente—oíquesusurrabaKúlikov.Ahorahabíaquehacerqueseasomara,aunquesolofueralapuntadelacabeza.Noteníasentido

esperar que eso fuera a ocurrir enseguida. Lo que sí era seguro era que no iría a ninguna parte;conociendosustácticas,erapocoprobablequeabandonaseunaposicióntanvaliosa.

Fue una noche gélida. Amedida que el ruido de la refriega iba remitiendo y los hombres seguarecíandelfrío,elvientoempezóaaullarentrelosedificiosenruinas.

Los nazis disparaban a discreción. Habían instalado unos cuantos morteros lo bastante cercacomoparabombardearlosbarcosquecruzabanelVolga.Nuestraartilleríarespondióysilenciólosmorteros alemanes, pero el enemigo replicó con sus bombarderos: los Stukas, los Me 109, losHeinkels…laLuftwaffealcompleto.Agachamoslascabezasyaguardamoselamanecer.

Cuando el sol se alzó, Kúlikov disparó una bala a ciegas para despertar el interés de nuestrooponente.Habíamos decidido no actuar durante la primeramitad del día, ya que el reflejo de lasmirasnoshabríadelatado.

Sinembargo,despuésde lahoradelalmuerzo,nuestrasarmasquedabana la sombra,mientrasquelosrayosdelsolcaíansobrelaposicióndenuestrorival.Algobrillóbajoelbordedelaplanchadehierro;¿seríaunfragmentodecristalcualquieraolamiradeunfusil?

Kúlikov se quitó el casco y lo levantó despacio, tentando una finta que solo un francotiradorexperimentadoescapazdeejecutarde formacreíble.Elenemigodisparó.Kúlikovsepusoenpie,gritóysedesplomó.

«¡Al fin, el francotirador soviético, el “gran conejo” al que llevo cuatro días buscando, estámuerto!», debió de pensar el alemán, porque asomó la cabeza por detrás de la plancha de hierro.Apretéelgatilloylacabezadelnazidesapareció.Lamiradesurifleestabainmóvilyseguíasoltandodestellosbajolaluzdesol.

La tensión de la caza se había roto. Kúlikov se dio la vuelta en el suelo de la trinchera yprorrumpióenunacarcajadahistérica.

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—¡Corre!—grité.Kúlikovrecuperólacomposturaysalimoscorriendolomásrápidoposiblehacialaposiciónde

apoyo;segundosmástarde,losnazisbarrieronlatrincheraconfuegodeartillería.Encuantooscureció,nuestroshombresatacaronlaslíneasalemanasy,enplenabatalla,Kúlikovy

yosacamosarastrasalmayoralemánmuertodedebajodelaplanchadehierro,agarrésufusilysudocumentaciónyselosentreguéalcomandantedeladivisión,elcoronelBatiuk.

—SabíaquecazaríanalpájarodeBerlín,muchachos—dijoBatiuk—.Ahora,camaradaZáitsev,tieneunanuevamisión.Mañana se esperaunataquealemánenotro sector.ElgeneralChuikovhaordenadoformarungrupoconlosmejoresfrancotiradorespararepelerelataquefascista.¿Cuántoshombresquedanensugrupo?

—Trece.—Perfecto.—Batiukreflexionóunosinstantesyluegomepreguntó—:Serántrececontravarios

cientos.¿Sevencapaces?—Mepareceunaproporciónaceptable—respondí.

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19

YosirvoalaUniónSoviética

Teníalosojostapadosconvendas,ylacabeza,envueltaenunacoronadegasas;nopodíavernada.Eradifícildeterminarcuántosdíasynocheshabíantranscurridodesdequemehallabasumidoenesaoscuridad.Elhombrequevesaludacadanuevodíaalromperelalbaysedespidedeélconlapuestadesol,peroenesemomento,paramí,todoeraunaoscuridadtotaleinacabable.Tratendecontar,sinlaayudadelarutinadiaria,cuántosdíasynochespermanecenechadosenunacamadehospital;escomovolar,comovolarsobreunabismosinfondo.

Porfortuna,conservabalossentidosdeloídoyelolfato,quemeayudabanapercibirelentornoyareconocerelpasodelosdías,lashorasyaundelosminutos.Noesunahabilidadqueseadquierade forma inmediata, sino solo tras haberse acostumbrado, con el tiempo, a la ceguera. No es deextrañarquelosciegosdesarrollenunsentidodeloídotanagudoquelespermitemedirladistanciaenfuncióndelsonido:«visiónauditiva»,lollaman.Yomismopudeexperimentarla.

Comobuenfrancotirador,alaterceraocuartasemanaenelhospitalpodíadistinguirlosecosycalcular la distancia hasta el ladrido de un perro en la linde del pueblo. Incluso pensé que podríaapuntarydispararsolograciasalsonido.Una idearidícula,porsupuesto,peroquedemuestraqueduranteesetiemponologréaceptarelhechodequemiceguerapudierahabermearrebatadoelfusildelasmanosparasiempre.

Variassensacionesmeayudabanaadivinarquiénseacercabaamicama,yafueraunmédicoounamigollegadodesde lahabitacióncontigua.Lasbatasdelequipomédicoexhalabanelaromade lacoladareciénhecha,mientrasquelasropasdelossoldadoshedíanavagóndetrenmalventilado.

Lanegruraeselsímbolodelaoposiciónalconocimiento,delaopresiónydelaviolencia;eselcolor de la esvástica. Se dice que el bigote deHitler era en realidad bermejo, pero siempre se lorepresentadecolornegro,unaalteraciónqueHitler,comolaalimañaqueera,prefería.Elnegrodesusbanderas,elnegrodesucara.Lascriaturasmalignasseaferransiemprealaoscuridad.

Esoeraloquepensabadelanegrabrumaquemeenvolvía.Aquellaoscuridadmehabíaprivadodelamayorcontribuciónquepodíahaceramipaís:lahabilidaddeveralenemigoydestruirlo.Sinembargo,noqueríareconocer—menegaba—sufuerza.Recordabatodocuantohabíaocurridoantemisojoshastaelmomentoenquelametrallamegolpeóenlacara.

Nuestro comandante,Nikolái FilípovichBatiuk, nos había ordenado repeler el ataque enemigo

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contra el flancoderechodel regimiento.Nuestro grupode francotiradores empleóuna táctica quepilló a los nazis por sorpresa. Dado que sabíamos con antelación por dónde llegaría el asalto,decidimosatacarlospuestosdemandoyobservacióndelenemigo.Éramostrecefusiles,treceparesdeojosobservandoatravésdelasmirasdesdemúltiplesposiciones,tantoelevadascomoinferiores.Podíamoscontrolarlosmejorespuntosdereconocimientodelenemigo,situadosenelinteriordesuformacióndebatalla.

Lanuestraeraunacaceríaengrupo,ynuestroobjetivoera,sisequieredecirasí,descabezaralascompañías y los batallones antes de que emprendieran el asalto. El plan era sencillo: cuando losoficialesalemanessalieranaecharunúltimovistazoalazonaqueplaneabanatacar,losrecibiríamosconunadescargadeplomo.

¡Ysialgunaalmavalerosaosabadarunpasoadelanteyocuparsupuesto,laabatiríamostambién!Si el enemigo avanzaba en algún punto, volveríamos nuestros trece fusiles en su dirección ymataríamos en primer lugar a sus oficiales.Así les enseñaríamos a no cruzar esa línea, para quesupieranquealotroladonolesaguardabamásquelamuerte.

En breve: nuestro «ataque de fuego de francotirador concentrado», como nosotros lollamábamos,teníaporobjetocegarlospuestosdemandoenemigosparalimitardebuenprincipiolasprobabilidadesdeéxitodesuataque.

Nuestro plan fue un éxito en todos los respectos. Al amanecer, justo antes del comienzo delataque,laslentesdelosprismáticosdelargoalcancebrillaronbajoelsolenloaltodelospuestosdemando nazis. Algunos de los oficiales alemanes llevaban gorros de cazador con escarapelas,podíamosdistinguirinclusoelcolordelasplumasdelosgorros.Losoficialesmirabanennuestradirección, pero no se daban cuenta de que su silueta resultaba perfectamente visible frente a lapenumbraamediodisipar.Antesdequelosalemanespudierancomenzarsuataque,yohabíavaciadoya dos cargadores; Nikolái Kúlikov, otros dos; Víktor Medvédev, tres, y el resto de nuestrofrancotiradoresnonosibanalazaga.

Contodo,losalemanesemprendieronelataque.Unoficialfascistasituadoenunpuestodemandoal que nuestras balas no podían llegar conducía a los soldados enemigos a la perdición.Nuestrasametralladoras,nuestrosfusilerosynuestrosequiposdeartilleríaleshabíancortadoyatodaslasvíasde avance y retirada y los estaban acribillando. Los soldados enemigos eran como animales decaminoalmatadero.Losmachacamossinpiedad.

Asílascosas,losnazisnopodíanmásqueesperarelmomentoadecuadoparaponerlasmanosenalto.Llevadoporunestúpidoimpulsoheroico,tratédecapturaralgúnprisionero.Supongoquedichoimpulsoprocedíadelpropiofervorinfernaldelabatalla,queenocasioneseclipsaelentendimiento.

Salídemiesconditey lancéunabengalaamarillapara indicaranuestraartilleríaquecesaraelfuego en nuestro sector. Entonces corrí hacia el lugar donde parecía que unos soldados alemanesquerían rendirse. Corrí hacia ellos agitando los brazos para decirles que salieran con las manosarriba.Algunosdeellosobedecieronyabandonaronsusposiciones.Enesemomento,un«asno»—ellanzacohetes nazi de seis cañones— tronó en la distancia. ¡El mando alemán estaba disparandoproyectilesdefragmentacióncontrasuspropioshombres!Unodeloscohetesfuedirectohaciamí;pude verlo suspendido en el aire. ¡Quién iba a pensar que los lanzacohetes alemanes descargaríancontrasupropiainfantería!Noquisedarlealenemigolasatisfaccióndevermecorreracubierto.Elproyectilcayóaunostreintametrosdemí,rebotóy¡bum!

Elairecalientecargadodemetrallameazotóenlacaray,almomento,unaoscuridadespesay

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cenagosa envolvió mis ojos. Con la negrura, aparecieron un dolor agudo que me quemaba lascórneas,unfuegoquemedesgarrabaelcuerocabelludoyunasnáuseasincontenibles.

Haceunasemana,cuandoeldoloren laparteposteriordemicabezadesapareció, losmédicosmeretiraron las vendas de los ojos. En vano: la oscuridad era tan impenetrable como antes. ¡Quédesgracia!Losmédicoshabíanactuadoconlamejorintención.

Entretanto, la batalla había terminado con victoria por nuestra parte.Miles, incluso decenas demiles,deprisionerosalemanessearrastrabanporlascallesjuntoalhospital.¡AhíestabaelresultadodelabatalladeStalingrado!Semeescapabanlarisaylaslágrimas.Llorabaporquenopodíaescapardeesaprofundaoscuridad,yreíadebidoalprodigiosodesplieguedesonidosquellegabaamisoídosdesdeambosextremosdelacalle,desdelasotrashabitacionesdelhospitalydesdelasventanas.

—Mira,míraleslospies,botasdepaja…—¿Quéllevaeseenlacabeza?¡Ja,ja!¡Pantalonesdemontar!—Menudosguerreros,¿eh?Peroelsonidomásgraciosodecuantospudeoírfueelcantodeungalloenalgúnlugartraslas

paredes del hospital. Parecíamontado en una verja desde la que recibía a cada nueva columna deprisioneros con un lento y ahogado quiquiriquí.A continuación batía las alas como si saludase y,finalmente,dejabaescaparunarisotadadeecoscasihumanos.Lamañanahabíaterminadohacíarato,peroélnocallaba:cacareabayreía,cacareabayreía.¡Jamáshabíavistocosasemejante,nisiquieraenuncirco!Menegué,pues,arendirmealaceguera.InclusounanimaldecorralpodíaayudarmeavercuálhabíasidoeldesenlacedelabatalladeStalingrado.

Pasóunasemanamás.El10defebrerode1943,justoantesdelatardecer,losmédicosdecidieronvolveraretirarmelasvendasdelosojos.Laenfermeradesenrollólentamentelasvendas,vueltaporvuelta,hastaquelosparchesdealgodónquemetapabanlosojossecayeron.Mantuvelospárpadoscerrados,temerosodequevolvieraaocurrirlomismoquelavezanterior.

Levantélosbrazosporencimadelacabezatalycomoelmédicomedijo.Almoverlos,sentíunasgruesas gotas de sudor. Sudaba delmiedo:me había convertido en un cobarde, en un pusilánimeincapazdeafrontarsudestino.

—Muybien,Vasia.¡Abralosojos!—ordenóelmédico.Seguísusórdenes…ynopudecreer loqueocurrióacontinuación. ¡Frenteamí,delantede la

ventana, podía distinguir la silueta de una persona! Sentí un alivio extraordinario; ¡estabarecuperandolavista!

Perotodavíanolahabíarecuperadodeltodo.Dehecho,mequedabamuchoporhacer.—Vaanecesitartratamientointensivo—medijoelmédico.Dos días después, me trasladaron a una unidad médica del ejército estacionada cerca del río

Ajtuba,alsudestedeStalingrado.Desdeahí,mederivaronaMoscú,paraquemevisitaraeljefedeoftalmología del ejército. Esemismo día, pasé por el cuartel demi división, donde supe que porordendelcomandantedel62.oEjército,VasiliIvánovichChuikov,mehabíasidoconcedidoelrangodetenientesegundo.

Caminabasinguía,peroamenudotropezabaconcosas;teníaquelevantarbienlospiesalcaminary

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ponerelmáximocuidadoalpisar.Cuandounonovebien,cadapasoentrañaalgúnpeligro.Ardía en deseos de llegar aMoscú lo antes posible e iniciar el tratamiento. Justo antes demi

partida, me invitaron al buró político del ejército. El director de buró del Komsomol, el mayorLeonidNikoláev,sabíaquetodavíanopodíaverbienyseofrecióaacompañarmehastaSarátov.

Uno de los Mercedes capturados al enemigo nos llevó por una carretera nevada y llena desocavoneshaciaSarátov.Elmotorresollóygimió,peroalfinal la implacablecarreterarusapudoconél.DejamoselMercedesenunagranjacolectivizadayseguimosentrineoparacubrirelrestodelcamino. Leonid Nikoláev, el impasible líder del Komsomol del 62.o Ejército, espantaba misinquietudesconsushilarantesinterpretacionesdeunviejotema,«Giraygira,elgranmundoazul».

Leonid añadióunpardevariantesde supropia cosecha, conversitos sobreHitler,Goebbelsydemás.Tanprontocantabaconirónicacompasióncomosearrancabaconmordazsocarronería,perosiempreconunhumortandesbordanteycontagiosoqueresultabaimposiblenoreírseycantarconél.

CuandollegamosaSarátov,NikoláevmeconsiguióunasientoenelvagóndeoficialesdeuntrencondestinoaMoscú.Meacompañóamiasientoyahí tuvoquedejarme.Deprontomesentímuysolo.Estabaaisladopormiceguera.Noconocíaanadie.Mepregunté si el restodeocupantesdelcochememirabanconcompasión.

Alotroladodelaventanilla,ciudades,aldeasyestacionespasabandelargo,aunquemisojosnospodían percibir los detalles, que se perdían en una neblina gris mate. Podía oír que los demáspasajeros—todosmilitares—hablabandela importanciadelabatalladeStalingradoyexpresabansusopinionesacercadelposiblecursodelosacontecimientosenelfuturo,peroamímereconcomíaunaúnicaidea:¿eraposiblequehubieraperdidolavistaparasiempre?

EnMoscúmellevaronalPoliclínicodelComisariadoPopular,dondepaséunbuenratoyendodesalaensala.Finalmente,eljefedecirugíapronuncióunveredictohalagüeño:

—Conunpocomásdetratamiento,recuperarálavista.Noséexpresarlafelicidadquesentíaloíreso.Díaadía,mivistafuemejorandoyalpocotiempo

volvióalanormalidad.RecibíelaltalavísperadelDíadelEjércitoRojo.Llevabaelmismosobretodoraídodesiemprey

elmorralcargadoaloshombros.EntréenelhoteldelEjércitoRojo.GraciasaquemisdocumentosteníanestampadalafirmadelgeneralChuikov,logréunacamaeneldormitoriodelosoficiales.

Alamañanasiguiente,encendimoslaradiodeldormitorioparaescucharlasúltimasnoticias.EllocutorleyóunbandodelPresídiumdelSóvietSupremoenelqueseenumerabanlosgalardonadosconelpremiodeHéroedelaUniónSoviética.Oímiapellido,peronolediimportancia.«DebedehabermillonesdeZáitsevs»,pensé.

—Esperoqueelbandonoconciernaaningunodelospresentes.¡Delocontrario,tendremosquevaciarnoslosbolsillosinvitándoloabeber!

Porloqueamírespecta,misbolsillosyaestabanvacíos.Aunquelesdieralavueltaalosforros,lo único que habría salido de ellos habría sido mi certificado de oficial. Y el certificado no mepermitía recibir dinero alguno hasta que no terminara con el papeleo financiero relativo a miposición,queporlodemás,niyomismosabíaexactamentecuálera.

Estabamuymolestoconeladministrativoyelencargadodenóminasdemidivisión.¿Cómoeraposible que me hubieran enviado a Moscú sin dinero y con la documentación a medias? Comocontable,meparecíauncomportamientomuypocoprofesional.Estabatanhartoquealdíasiguiente

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decidísolicitarquemetransfirierandenuevoamiunidad.Quise hacer una visita a la oficina del Komsomol de la Dirección Política Central para

entrevistarme con Iván Maxímovich Vidiúkov. Antes de despedirse de mí en la estación deferrocarril,elmayorNikoláevmehabíadichoquefueraaverlo.

MepresentéenelmostradorderecepcióndelaDirecciónymeabrípasoentrelagentehastaelfuncionario de servicio, le enseñémi autorización y solicité un pase para entrar en la oficina delKomsomol.

—Espereaquí,lollamaránenseguida—respondióelfuncionario.Pasaron unos veinte minutos. Un sargento asomó la cabeza por la ventanilla del tablero de

recepción.Echóunvistazolentoalasala,conunacuriosidadextraña.Miróaloscapitanes,mayoresytenientescoronelesquehabíaanteél.Finalmente,alnoencontraralapersonaquebuscaba,gritó:

—¿SeencuentraeltenientesegundoVasiliGrigórievichZáitsevenlasala?Nopudeoírloquedijodespués,perolasalaquedóensilencioytodoelmundosevolvióenmi

dirección. En esemomento unamujer con el rostro enrojecido y nervioso salió de la oficina delKomsomolyentróenlasalagritando:

—¡VasiliGrigórievich!VengodeveraVidiúkov.MellamoNonna.¡Vengoafelicitarlo!Yoestabaatónito.—¿Porqué?—pregunté.Nomegustabaquetodoelmundomeestuviesemirandoporquemeavergonzabademiaspecto.

Todavíallevabalaroparaídadelfrente.—¿Quieredecirquenolosabe?¡HoylehanconcedidoeltítulodeHéroedelaUniónSoviética!

¡Quémaravilla!¡Soylaprimeraenfelicitarlo!—Meabrazó,mebesóymedijoaloído—:Recuerdequeesunhombreconsuerte,apartirdeahoranovolveráatocarloningunabalanivolveráaresultarheridodemetralla.

ElcomisariodebrigadaIvánMaxímovichVidiúkov,quehabíaestadoconmigoen labatalladeStalingrado,mesaludócomoaunhermano.

—¡Bien,prepárese,Vasili!¡Ahoratendráquesoportarataquesdeotrotipo,enprimerlugarlosdelpersonaldelKomsomol,y,después,losdelosreporteros!

Elcomisarioteníarazón,seguramentemehabríavistoarrastradoamultituddeencuentrosyruedasde prensa de no haber llegado antes la llamada del general Schadenko, que me requería para«preparar un informe acerca de sus experiencias en materia de tácticas para grupos defrancotiradores en Stalingrado». Dónde y ante quién debía presentar dicho informe nadie supodecírmelo.

Cuandovolvíamihabitación,antesdepoderpensarquédiríaodeabrirmicuaderno,entróunajovenmuyelegantementevestida.Yonoestabaacostumbradoaverropastanexquisitas.

—¿EsustedZáitsev?—mepreguntó.Empezabaadarmelaimpresióndequeeltal«Záitsev»delquetodoshablabancontantaemoción

noerayo.—Supongoquehavenidoainvitarmeaalgunacena—respondí.—No—dijo ella—, nada de eso. Ha sido invitado por el profesor Mintz al Instituto para el

EstudiodeExperienciasenlaGranGuerraPatriótica[18].

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Alprincipiopensé:«ParaesomellamóelgeneralSchadenko,paraqueleentregasemiinformealprofesorMintz».Aunque¿quéclasedeinformepodíayopresentarquelefueraútilalprofesor?Cuandoyaestábamoscercadelinstituto,lepreguntéalajoven:

—¿Seguroqueelprofesornosehaequivocado?Loquequierodeciresquenosoymásqueunsoldadoraso.

—Exsoldado raso—mecorrigió.Yal cabodeunmomentoapostilló—:Másaún,unhéroedeStalingrado…

Cuandoentramoseneldespachodeldirectordelinstituto,mepusefirmesymepresentésegúnelprotocolodelejército:

—¡Camaradaprofesor,acudeasullamadaeltenientesegundoVasiliGrigórievichZáitsev!Eneldespachohabíadoshombres.Elprimero,deaspectofrágil,llevabaunosquevedos;elotro

eramáscorpulentoyderostromoreno.¿CómosabercuáldeelloseraelprofesorMintz?Afindecuentas,nollevabanelnombreestampadoenlafrente.

Ambosestabansentadosaunamesita, tomando té,yalvermese levantaron.Yopermanecíaenposición de firmes frente a ellos, totalmente inmóvil y demasiado azorado como para hablar. Elhombredelosquevedossedirigióamíporminombreymiapellidoymeinvitóalamesa.

—Estamostomandoelté,alestilodeMoscú.Alladodemitazahabíaunplatitocontresterronesdeazúcar.Teníalagargantaseca,asíque,sin

esperar supermiso,empecéadar tragosal tépormiedoaquemesolicitasenel informeynomediera tiempoahumedecermeelgaznate.Encuantoapuré la tazamesirvieronotra inmediatamente.Eraevidentequenoteníanprisa.Metomélasegundatazaymemetíunterróndeazúcarenlaboca.Como quien no quiere la cosa, empezamos a conversar. El té me había relajado. Respondí a suspreguntasyleshablédemiscamaradassinabrirniunasolavezelcuaderno,dondehabíaanotadocondiligenciatodoslospuntosportratarenelinforme.

Pasó una hora, pasaron dos, y empecé a preguntarme por qué tardaban tanto en solicitar miinforme. Por fin, dijeron que mis respuestas tenían «relevancia científica» y que «merecían serestudiadas».Tuve que ocultarmi asombro. ¿Qué clase de «relevancia científica» podían tenermisdivagaciones?¡Noleshabíaleídoniunsolopuntodemiinforme!

Comoen respuestaamiconfusión,unodeellos,PiotrNikoláevichPospélov, editordeldiarioPravda,dijo:

—Hasidomuyinteresante.Noserálaúltimavezquetengaquehablardetodoeso,asíque,porfavor,tómeloconcalma…

AúltimahoradelatardemeinformaronquehabíasidoinscritoenelVistrel[19]yquemehabíansidoconcedidas otras varias asignaciones comooficial.Mis apuros económicos se solucionaron al díasiguientealrecibirdosmensualidadesdemipagadeoficial.Ahorapodíavisitarlaciudadcomoesderigor:refrescarmeconunpocodeaguadecoloniayquizáinclusoiralteatro.Sinembargo,laspalabrasdePospélovserepetíanenmicabeza:«Noserálaúltimavezquetengaquehablardetodoeso…».

ProntomeencontréenlasoficinasdelEstadoMayor.AhíconocíalosfamososfrancotiradoresVladimirPchelíntsev,LiudmilaPavliúchinkoyGrigoriGorélik.ElgeneralSchadenkonosrecibióyalinstanteempezamosaintercambiaranécdotasacercadenuestrasvivencias.Nosenfrascamostanto

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enlaconversaciónquenonosdimoscuentadequecaíalanoche;erancasilastresdelamadrugadacuando el teniente general Morózov, a quien Schadenko llamaba «el primer francotirador delejército»,tratódepresentarlasconclusionesyzanjarlacharla.Morózovsequedóimpresionadoconmis experiencias con el grupo de francotiradores, pero opinaba que mis sugerencias debíanmeditarsemejor.Demodoquedecidimosseguirconladiscusiónaldíasiguiente.

ParecíaextrañoqueelgeneralSchadenko,cuyo tiempoera tanvalioso, semolestaseenperderotramediajornadaconunpuñadodefrancotiradoresdetrinchera.

Al día siguiente, mientas revisaba nuestras conclusiones, Schadenko dijo que le habíamosayudado a formular de formamás precisa la sección 39, parte primera, delmanual de campo deinfanteríayquenuestroscomentarioshabíandespertadoelinterésdelSóvietSupremo.

—Relájenseunatemporada—dijo—.Solounacosa:nosemarchenmuylejos…YaenelsalóndebanquetesdelEstadoMayor,semeacercóIvánMaxímovichVidiúkov.—Tengounencargoparausted,Vasili—meinformósonriendo—.Presénteseahoramismoenel

almacéndesuministros;leproporcionaránununiformenuevo.¡Ynosevayadelsastrehastaquelohayanvestidodearribaabajo!

Eljefedesastresdelejércitoestabaesperándome;doshorasdespuésestabairreconocible.Todamiropaeranueva,flamante:guerrera,pantalones,botasysobretodo.

—¡Vahechoungeneral!—exclamóelsastrecuandomemiréalespejo.Lospantalones,dehecho,llevabanlasrayasdegeneralytuvieronquequitármelas.

A la mañana siguiente, una magnífica limusina ZIS-101 se detuvo en la entrada del hotel.Pchlíntsev,GorélikyyosalimosenellaparaelKremlin.CruzamoselpuestodecontroldelaTorredelSalvador[20]yenpocosminutosnosencontramosenelinteriordeunespaciosodespacho.Juntoalasparedesdeambosladosdelasalahabíasentadosvariosgenerales,yelcentroestabaocupadoporunmesadesnuda.

Nosdetuvimosa lacabezadelamesaysenosacercóKlimentEfrémovichVoroshílov[21].Nosrecibió a cada uno de nosotros con un apretón demanos, nos acompañó a unos sillones y tomóasientoalcabodelamesa.

—Empecemos,camarada—dijomirandoalgeneralSchadenko,quehizoungestoaPchelíntsevcomodiciendo:«Empieceusted».

ElfrancotiradorVolodiaPchelíntsev,quenoeraunhombretímido,comenzóaexpresarsusideascon eficacia y elocuencia. Voroshílov escuchaba y tomaba notas, ya que sus comentarios debíanañadirsealarevisiónfinaldeundocumentodirigidoalcamaradaStalinenelquefigurabannuestrasdeclaracionesanteelEstadoMayor.

GoréliksepusoenpiedespuésdePchelíntsevyfinalmentellegómiturno.Mipresentaciónduró,porlovisto,unostreintaminutos.Enrealidadhablémuchomás.Losquesonafortunadosnonotanelpaso de las horas, y tanto menos de los minutos. Yo era uno de esos afortunados, ya que misobservacionesacercadelpapeldelosfrancotiradoresencasodeguerranopasaroninadvertidasylatranscripcióndemispalabrasiríaapararamanosdelcamaradaStalinenpersona.Meenorgullecíaelhechodequeunsimplesoldadoysucomandantesupremopudieranentendersemutuamente.

Cuandohubeterminado,MijaílIvánovichKalinin[22]mepusolaEstrelladeOrodeHéroedelaUniónSoviéticaenlapalmadelamano.

—CamaradaZáitsev—dijo—,¡lofelicito!—¡YosirvoalaUniónSoviética!—respondí.

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UnodemiscamaradasmeayudóaponermelaestrellaylaOrdendeLeninenelpecho.Durantelosminutossiguientes,nomeatrevíniarespirar.Losoídosmezumbabandelaemoción.ElsonidoeracomoelecodelarefriegadeStalingrado,lagranbatallaquetuvimosquelibrarhastaelamargofinalyenlaque,poruntiempo,tuvimosqueolvidarquetodavíahabíatierraalotroladodelVolga.

NoretuvetodaslaspalabraspronunciadasporMijaílIvánovich,peromientrasvivarecordarésuúltima frase: «Amen a su país con el corazón de un auténtico patriota, y sírvanlo sinmiedo en labatalla».

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Apéndice1

Notadel editor: lapresenteversiónde las experienciasdeZáitsev enStalingrado fuepublicada en1943.SetratadelasdeclaracioneshechasporelfrancotiradoralosreporterosdelEjércitoRojoen1942,pocoantesderesultarherido.

TraducidodelaversióninglesadeElenaLeonídovnaYákovleva.©NeilOkrent,1996,1999.

MuertealosocupantesalemanesHéroesdelaGranGuerraPatrióticaPorelHéroedelaUniónSoviética

V.G.Záitsev

LAHISTORIADEUNFRANCOTIRADOR

PublicacionesMilitaresdelComisariadoPopulardeDefensa

1943Precio:10kopeks

NacíenlosUralesypasélainfanciaenelbosque,deaquíquelosametantoyquenuncamepierdaenellos,aunquemeresultendesconocidos.Enelbosqueaprendíadispararyacazar liebres,ardillas,zorros, lobosy cabras salvajes.Mipadreera silvicultor.Teníamospor costumbre salir a cazar enfamilia:mipadre,mimadre,mihermano,mihermanayyo.Aúnhoy,mimadre,queesunamujerancianaynecesitagafasparaver,cuandooyequeunurogalloseposasobreunabedul,saleamatarloparadespuésdesplumarloycocinarlo.

Tengounahermanapequeña,ymihermanoyyodecidimosundíahacerleunabrigodepieldeardilla.Yo tendría unos doce años ymi hermanomenos aún.Nuestro padre nos había enseñado acazarardillas.Estodounarte:laardilladebecazarseconunsoloperdigón;siseledisparaunacargaentera,secorreelpeligrodeestropearlapiel.Matamosunasdoscientasardillasyconellashicimoselabrigoparanuestrahermana.

Cuandoteníaalgomásdecatorceaños—en1929—,mispadresentraronaformarpartedeunkoljós (una granja colectivizada) y nos trasladamos al asentamiento deEleninski, en el distrito deAgapovskidelaregióndeCheliábinsk.Duranteelinviernofuialcolegio,yenveranomedediquéalpastoreo.

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Queríaestudiarmucho.Mientrascuidabadelganado,atabaelcaballoconunacuerdalargaymetendíaentre losarbustosa leer los librosdelcolegio.Cuandollegódenuevoel invierno,mefuiaestudiar a un instituto técnico. Por entonces no me estaba permitido elegir dónde estudiar; ojaláhubierapodidoelegir…Loquemásdeseabaeraserpiloto,pero ingreséenunaescuela técnicadeconstrucción.Y así empezó todo. En la escuela técnicame inscribí al Komsomol, estudié, obtuveexcelentescalificacionesyrecibípremiosentodosloscursos.

Durantemi formación construimos los dos primeros altos hornos deMagnitogorsk.Comencécomoasistente,ymástardepaséatécnico.Duranteeltiempoqueestuvetrabajandoahí,meinteresépor la profesión de contable ymematriculé en un curso de formación.Al terminar el curso,meenviaronalaciudaddeKizil,dondetrabajétresañoscomocontableenlaUnióndeConsumidoresdel Distrito. El trabajo era de mi agrado: tranquilo e independiente, requería agilidad mental,precisióny,sobretodo,meenseñómuchodelavida.

En 1936, el Presídium del Comité Ejecutivo del Distrito del sóviet de la ciudad me nombróinspectordeseguros,cargoenelquemedesempeñéhastaquefuillamadoafilas.

ComoreclutaafiliadoalKomsomol,meenviaronaprestarservicioenlaflotadelPacífico,enVladivostok.Esestaunaciudadpeculiar;alprincipiomecausóunamalaimpresión.Mepareciómuydistinta de las ciudades de los Urales, como Sverdlovsk, Cheliábinsk e incluso Shádrinsk. Noobstante,trasuntiempoderesidirenella,letomégusto.Cuandoacabelaguerra,solicitarésindudaeltrasladoaExtremoOriente.Estaríaencantadoconprestarservicioahíelrestodemivida.Esunazonaquemegusta,lanaturalezaesmuyinteresanteyhaymuchosbosques.

Ya en Extremo Oriente, me gradué con honores en la Escuela EconómicaMilitar Regional yocupévarioscargosnavalesyeconómicosenlaflotadelPacíficohastaelotoñode1942.

CuandolosalemanesempezaronaacercarsealVolga,ungrupodemarineros—todosmiembrosdelKomsomol,comoyo—presentaronunasolicitudanteelConsejoNavalparasertransferidosaladefensadeStalingrado.Lainiciativapartiódelcomisariodemibase,unbolcheviquedeprimerahorallamadoNaiánov.De joven había trabajado en la región delVolga, en elComisariadoPopular deIndustrias Pesqueras, y siempre se acordaba de esa zona como yome acordaba de losUrales. Lapetición de nuestro grupo de miembros del Komsomol fue recibida de forma favorable, y notardamosenorganizarnosypartirhaciaeloeste.El6deseptiembrellegamosalaciudaddeN.,enlos Urales, muy cerca de mi población natal. Ese mismo día nos enrolamos en la división deinfantería del coronel Batiuk, y al día siguiente nos trasladaron de un tren de tropas a otro paradirigirnosaStalingrado.Asípues,rodeamoslosUrales.

Porelcaminonosdedicamosaestudiar.Recuerdoqueahíaprendíaaccionarunaametralladora:trascolocarunaenlaliterasuperior,unoperadorsesentóamiladoymemostrósufuncionamiento.

Eneltrensemeofrecióelpuestodecomandantedeunpelotóndefinanzas.¡Dejardetrabajarenel sector económico para volver a lomismo! Pensé: los compañeros están luchando, yo tambiénquieroluchar,luchardeverdad,ysolicitéelingresoenunacompañíadefusileros.

Llegamos a Stalingrado el 21 de septiembre. La ciudad entera era pasto de las llamas, y loscombatesaéreossesucedíandesde lamañanahastaentrada lanoche.Uno trasotro, losavionesseincendiaban y caían. Desde la ribera del Volga vimos alzarse varias lenguas de fuego que pocodespuésconvergieronenunagigantescaboladefuego.VimoscaminaryarrastrarsealossoldadosheridosqueerantrasladadosalaotraorilladelVolga.Todoellocausóennosotros—reciénllegadosde tan lejos— una impresión sobrecogedora. Limpiamos las armas, calamos las bayonetas y

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esperamoslaorden,listosparapasaralaacción.El22deseptiembrehicimosacopiodemunición, reptamoshastaelVolgayzarpamoshacia la

ribera opuesta. Llevábamos con nosotros morteros y ametralladoras. Tomamos posiciones en laorillaizquierdadelVolga.

Losalemanesocupaban laciudadenesemomento.Nosdescubrieronyabrieron fuegocon losmorteros. En nuestro sector había doce depósitos de gasolina. De pronto, seis aviones enemigoscayeron sobrenosotrosy empezaron abombardearnos.Losdepósitosdegasolina explotarony lagasolina nos salpicó. La ropa prendió fuego y nos arrojamos al Volga.Muchos de nosotros nosquedamos con solo la camiseta de marinero, otros iban desnudos, pero no importaba: nosenvolvimos con lonas, tomamos los fusiles y seguimos adelante con el ataque. Expulsamos a losalemanesde laplantaMetizy laplantadeprocesamientodecarne,ymantuvimos laposición.Mástarde,losalemanesvolvieronaavanzar,perorepelimostodossusataques.

Después de las primeras batallas, el comandante del batallónme nombró su ayuda de campo.Cierto día, una de nuestras subunidades tuvo problemas en la cañada deDolgi y empezó a perderterreno.Elcomandantedelbatallónmedio laordendecontener la retiraday reforzar la líneadelfrente.Cumplílaorden:lasubunidadatacó,rechazamosalosalemanesyretrasamossuavance.Trasesabatallameimpusieronlamedallaalvalor.

En octubre ocurrió otro acontecimiento importante enmi vida: el Komsomolme concedió elingresoenlasfilasdelPartidoComunista.

Por entonces,nuestraposiciónera terriblementedifícil.Losalemanesnoshabían rodeado,nosempujabanhacia elVolgaynos atacabanconobusesybombas.Cadadíanos sobrevolabanvariosaviones. A la vista de la situación, muchos de nosotros creímos que no teníamos muchasposibilidadesdesobrevivir,peronohablábamosdeeso.Todossentíamosunprofundoodiohacialosalemanes.Nohaypalabrasparadescribirsuvileza.

Undíavimosavariasmujeres jóvenescolgadasde sogasenun jardín.Otrodía, los alemanesarrastrabanaunajovenporlacalle.Unniñocorríatrasellagritando:«Mamá,¿dóndetellevan?».Lamujer —no estaba muy lejos— gritaba: «¡Hermanos, socorro, rescatadme!». Pero nosotrosestábamospreparandounaemboscadaynopodíamospermitirquenosvieran.Medueleenelalmarecordaresemomento…

Todo hombre capaz de luchar no pensaba sino en matar a cuantos más alemanes mejor y eninfligirles todoeldañoposible.Noacusábamos la fatiga,aunqueamenudonocomíamosdesde lamañanahastaentrada lanoche,nidormíamosporvariosdías.Noqueríamosdormir; teníamos losnerviosentensiónpermanente.

Cuando recibí la condecoración,dije:«Paranosotrosnohay tierramásalládelVolga,nuestratierra es esta y la defenderemos». Por eso mis camaradas del Komsomol me pidieron que se locomunicaraalcamaradaStalin.

El5deoctubreestábamosconelcomandantedenuestrobatallón.ElcapitánKótovseacercóaunaventana.Vimos a un alemán en la distancia y el capitán dijo: «¡Mátenlo!».Me llevé el fusil alhombro,disparéy el alemáncayó.Estaba a seiscientosmetrosdenosotrosy lomaté conun fusilcorriente.Aquellodespertóinterésentremiscamaradas.Aparecióotroalemáncorriendohaciaelquehabíamatado.Miscamaradasmegritaron:«Záitsev,Záitsev,ahíllegaotro,mátalo».Volvíaagarrarel fusil, disparé y el segundo alemán cayó. Todo el mundomemiró con admiración. Yomismoestaba sorprendido. Me quedé mirando por la ventana; apareció un tercer alemán reptando en

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direcciónalosdossoldadosabatidos.Ledisparéaéltambién.Dos días después de eso, el oficial al mando, el mayorMetelev, me hizo llegar, a través del

comandante de batallón Kótov, un fusil de francotirador con mira telescópica y con mi nombregrabado en la culata. Fusil n.o 2826. El capitán Kótov me lo dio y dijo: «Será usted un buenfrancotirador.Aprendaausarloyenseñeaotroshombres».

Así fue como aprendí a disparar con el fusil de francotirador. Uno de los miembros delKomsomol, el tenienteBolshápov,me ayudó a aprender lo básico. Él fuemi camarada de armas:luchamoscodoconcodoyvivimosenlastrincherasjuntos.

El francotirador Kaléntiev también me enseñó cosas. Pasé tres días con él, observandodetenidamentesumododeactuarydeutilizarelfusil.Despuésdeeso,llegóelmomentodeprocederpormicuenta.Alprincipio,errabalostiros:actuabaconprisasytitubeos,peseaserunapersonadenaturalsereno.

Luchar en la calle, donde el enemigo se encuentra en ocasiones a solo cuarenta o cincuentametros,noescomolucharenelcampodebatalla,dondelasdistanciassonamplias.Muchosdelosconsejos que nos daban a los francotiradores resultaban ser inútiles. Con todo, los alemanes notardaronenoírhablardemí.

Matabaacuatroocincoalemanestodoslosdías.Mástardeempecéaseleccionaramisalumnos.Alprincipio,elegíaungrupodecincooseishombres.LosentrenéenlafraguadelafábricaMetiz,donde instalamos una galería de tiro. Estudiaban la parte material del fusil en el interior de losconductosdeventilacióndelafábrica,queservíanbiencomorefugio;ahílimpiábamostambiénlasarmasyponíamosencomúnlasexperienciasdeldía.

Pocodespués,teníayatreintaalumnos.LamayoríaeranmiembrosdelKomsomol.Yomismolosseleccionaba, trabéamistadconalgunosdeellosycompartíconellos todocuanto tenía,ya fuerangalletaso tabaco.Cuandolaspersonasvenquese las trataconfranqueza,desarrollanciertoapegohaciaunoyrecuerdantodocuantodices.Ellossabíanqueyonolosabandonaríallegadoelpeligro,yyoesperabaqueelloshicieranlomismopormí.

ComomiembrodelburódelKomsomol,teníaquevisitaratodaslassubunidades;generalmenteempezabapor losdocumentosadministrativosdelKomsomoly terminabacon laorganizacióndelgrupodefrancotiradores.

Encuanto tuve la certezadequemishombres sabíanmanejar el fusil,me los llevéconmigoatrabajarsobreelterreno.Seacostumbraronadispararyainspeccionarelterreno.Unfrancotiradordebeestudiarhastaelúltimoarbusto:dóndecreceycómoeslatierraquelorodea,cuántaspiedrashayysudisposición,quétrincheraestábajoelpuntodemiradelosalemanesycuálno.Cuandoelfrancotiradorhaestudiadolasdefensas—laspropiasylasdelenemigo—nohayquienpuedabatirlo.

Por la noche reunía a mis hombres en un punto para que pudieran intercambiar impresiones.Cuando los francotiradores hablan entre ellos tras una misión, aprenden más con una hora deconversaciónqueconunmesdepaz.

Fueenunadeestasocasiones,porejemplo,cuandoelmiembrodelKomsomol,Lomako,dijo:«Hoyhefalladotrestiros;hedisparadotresbalasdesdelamismadistanciaynohedadoenelblanconiunasolavez».

Elcomentariomellamólaatención,asíquealdíasiguientefuiconLomakoallugardesdeelquehabía disparado. Era la chimenea de una fábrica. Nos apostamos a una altura de diezmetros. Unalemánpasóporabajo;ledisparé,perosiguiócaminandocomosinada,sinsiquieraapretarelpaso.

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Novolvíadisparar.Bajéelfusilypensé:«Sihubieradisparadodemasiadoalto,elalemánsehabríaagachado;silabalalehubierapasadopordelante,sehabríadetenido.Peroelalemánhabíaseguidocaminandosininquietudaparente,locualindicabaquehabíaunligerodesplazamientoenelvisoryquelabala,enlugardedirigirseasuobjetivo,seestrellabacontraelsuelo».Desplacéelvisorunaposición.Lomakoyyonosquedamosesperandoaqueaparecieraotroalemán.Por fin llegóuno;disparé,ycayó.

Asípues,elproblemaquedóresueltoy,alasiguientereunión,lesdijealosmuchachos:«Nuevalección: si estáis más altos que el enemigo, usad un visor pequeño. Si estáis más bajos que elenemigo,usadunvisorgrande».Enrealidad,quizáfueraunareglaarchisabida,peroparanosotroseraunanovedad.

Laexperiencianosenseñóotraregla:elegirlaposicióndetiroalládondeelenemigocreequenoesposibleestablecerla.Tambiénserequeríahabilidadalahoradecamuflarse:cuandounoescalaunachimenea,debemancharseconhollínymimetizarseconlachimenea;siestájuntoaunapared,susropasdebenserdelmismocolorqueesta.

En laseccióndenuestroregimiento,porejemplo,habíaunacasaquemada.De lacasaquedabapocomásquelacocinaylachimenea.Metendídetrásdelacocinayabríunatroneraenlachimenea.Los alemanes, por supuesto, no iban a sospechar que un francotirador ruso fuera a ocultarse ahídentro. Desde ahí, sin embargo, tenía una buena vista de las dos entradas a sus refugios y de unedificiodetresalturas.Desdeesachimeneamatéadiezalemanes.

Esciertoquetambiénsufrí,perofueculpamía;estabahartodearrastrarmeydecidídispararlasdiez balas desde el mismo lugar. Los alemanes terminaron por localizarme y me dispararon unmorterazo.Elfusilsemerompióycayósobremíunalluviadeladrillos.Laspiernassemequedaronenterradasbajolosescombrosypasédoshorasinconsciente.Cuandovolvíenmí,apartélosladrillosysaquélaspiernas,perolasbotassemequedarondebajodelacocinaporquemeibangrandes,unatalla cuarenta y cinco.Me envolví los pies con un paño yme colgué la correa del fusil al cuello.Queríasalirdeahí,peromedisgustabatenerquedejar lasbotas.Antesqueyolashabía llevadoelcomandantedebatallónSkáchkov;teníanungranvalorparamí.Pensé:«Simematan,puesbien,aldiabloconellos,peronopiensodejaraquílasbotasdelcomandante.¡Ay,sillegaraaponérselasunodeesosgranujasalemanes!».Empecéaretirarladrillosdelacocinahastaqueporfinpuderecogerlasbotasy,conellasen lasmanosycubiertodehollín,corrídescalzopor lacalle.Lleguéadondeestabanmiscamaradas,queriendodijeron:«Valdríalapenasacarteunafototalycomoestás».

Desde entonces, mis alumnos y yo cambiamos de estrategia: empezamos a disparar desdedistintoslugares.Nodisparábamosmásdedosotrestirosdesdelamismaposicióneintentábamosdisponercuantasposicionesfalsaspudiéramos.

Losalemanes lograronestablecerunnidodeametralladorasenun fortínde tierrade lacolinaMamáiev.Nosimpedíanmaniobrareirdeunsitioaotroparallevarcomidaomuniciónanuestrossoldados.Elcomandantenosencomendólatareadeecharlosdeahí.Lainfanteríahabíaatacadolasametralladoras en varias ocasiones, fracasando invariablemente.Dos de los francotiradores demigrupofueronenviadosahí,perofracasarontambiényresultaronheridos.Entonceselcomandantedelbatallónmeordenóquefuerayoenpersonayquellevaraconmigoaotrosdosfrancotiradores.Asílohicimos:partimoshaciaesazona,recorrimostodalalíneadedefensay,graciasalosagujerosdebala,descubrimosquehabíaotrohombrequemanteníaarayanuestroshombres.

Nosocultamosenunatrinchera.Encuantolevantéuncascoporencimadelatrinchera,huboun

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disparóyelcascocayó.Supequenosenfrentábamosaunfrancotiradorexperimentado.Habíaquelocalizarsuposición.Eradifícilporque,sialguienseasomaba,elalemánlomataría,demodoquehabíaqueengañarlo,vencerloconelingenio,esdecir,hallarlatácticaadecuada.

Lobusquédurantecincohoras.Porfinsemeocurrióuna idea:mequitéunguante, locoloquésobreuntablóndemaderayloasoméporencimadelatrinchera.Elalemándisparó.Porladireccióndelagujero,determinélaposicióndesdedondedisparaba.Unavezquesehadeterminadolaposicióndelenemigo,hayqueinstalarseenunlugarcómodoyesperar,peroelenemigonodebesabernuncadesdedondepiensandispararle.

Saqué un periscopio de trinchera y me puse a observar. ¡Por fin vi al francotirador alemán!Nuestra infantería estaba avanzando, solo les faltaban treinta metros para llegar al fortín. En esemomento, el alemán se alzó un poco para mirar y bajó el fusil. Al mismo tiempo, salté de latrinchera,meerguíyalcéelfusil.Miaudacialodejódesconcertado.Tratódeagarrarelfusil,peroyodisparéprimero.Ledisparéunabalasagradarusa.Elalemándejócaerelarma.

Empecé a disparar contra la tronera del fortín para que los alemanes no pudieran accionar laametralladora.Enesemomento,nuestrainfanteríaalcanzóelfortínylocapturósinsufrirbajas.Heaquíunmétodo tácticamentecorrecto: engañaral enemigoycumplir lamisión sin sufriruna solabaja.

Nosetardamuchoenmataraunalemán.Todosnuestroshombressonbuenostiradores,perolosalemanesnosonestúpidos.Sabencamuflarseyutilizarlastrincheras.Cavanconprofundidadyraravezasomanlacabeza.Engañarlos,hallarelmododeburlarlosylocalizarlos,esunatareasumamentecomplicada. Solo un francotirador perseverante e ingenioso puede lograrlo. Incluso acuñamos unproverbio: «Para matar a un alemán, primero hay que engañarlo». El modo de proceder es elsiguiente:subiralachimeneamásaltaocualquierotrolugarcómodoyverdóndeseencuentranlosalemanes; luego, elegir una posición de disparo, y no solo una, sino varias; después, paralizar alenemigoconfuegoparaimpedirquehagaunsolomovimiento.Duranteeldía,losdisparosnosevenynuncasabesdesdedóndevienenlasbalas,porloquehayqueactuardenoche.

Enciertaocasión,losfrancotiradoresalemanesseapostaronenunacolina.Acercarseaellafuearduo.Nuestrainfanteríalointentódosotresveces,peronosupodeterminardóndeseencontraban,demodoquenopudodespejarlavíadeaccesoalacolina.

Acudí al lugar a las cinco de la madrugada, acompañado por los soldados del Ejército RojoKúlikovyDvoiashkin.Todavía estabaoscuro.Agarramosunpalo encuyapunta atamosotroparaque formaran una cruz y los envolvimos con un paño blanco para obtener la forma de una cara.Liamosun cigarrillo largodemajorka y se lo insertamos en la boca.Tras ponerle un casco y unabrigo de piel, lo asomamos.Un francotirador alemán vio a un hombre fumando un cigarrillo ydisparó. Cuando se dispara en la oscuridad, pueden verse las chispas del fusil. De este modologramos localizar al francotirador. Cada vez que Kúlikov hacía aparecer al «hombre» por latrinchera,elalemándisparaba.Traseldisparo,Kúlikovbajabaelpaloyvolvíaaasomarlo.Elalemánpensaba que el «hombre» todavía no estaba muerto y disparaba de nuevo.Mientras los alemanestratabandedarcazaal«francotirador»ruso,pudelocalizarlosfortinesdesdelosquenosdisparaban.Nocontrarresté su fuego, sinoqueme limitéaestablecer suposiciónyacomunicárseloanuestraartilleríaantitanques,quefuelaqueseencargódedestruirlosnidosdelosfrancotiradores.

Tambiénmanteníamos una buena relación con los destacamentos de la artillería de asalto. Unbuenejemplodeellofueloocurridoel17dediciembre.Elcomandantenosencargóvolarunpuente

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dehormigónarmado.Tratamosdevolarlo,perosinéxito:todosnuestrosataquesfracasaron.Aunquenosencontrábamosaunadistanciamínima,elpuentenocaíayaqueelhormigónteníaseismetrosdeanchura.Nuestrosobusesimpactabanenél,perodejabanunamuescaynadamás.Asíquetresdemishombres y yo nos dirigimos a hurtadillas al flanco —o mejor dicho, la retaguardia— de losalemanes.

Entramosreptandoenunacasaderruida.Cuandonuestrosgruposdeasaltoatacaron,losalemanessalieroncorriendodelosrefugiosparaarrojarlesgranadas.Entretanto,nosotroslesdisparábamos.Cuandonosvieron,apuntaronunaametralladorahacianosotros,perologramosabatiraladotación.Entrecuatromatamosaveintiochoalemanesenmenosdedoshoras.Graciasaello,nuestrastropasdeasaltolograronocuparelpuentefortificado.

Hablaréahorademimisiónmásmemorable.Norecuerdo la fechaexacta.Losalemanes traíanrefuerzos, y yo me encontraba en un puesto de observación en compañía de mi comandante. Unmensajerollegócorriendoydijo:«Sehadetectadomovimientoalemánenelsectordeobservación.Estánapuntoderecibirtropasderefresco».

Mishombresyyofuimosavigilarlallegadadelosrefuerzos.Éramossoloseis.Nosinstalamosen las ruinasdeunapequeña casa.Los alemanesmarchaban en formación.Losdejamos acercarsehasta unos trescientos metros de nosotros y entonces empezamos a disparar. Había unos cienalemanes. Los cogimos por sorpresa y se detuvieron. Uno de ellos cayó, luego otro, luego untercero. Se tardan dos segundos en disparar, y los fusiles SVT usan cargadores de diez balas. Encuantoseaprietaelgatillo,elarmasecargayexpulsaelcasquilloanterior.Matamosacuarentayseisalemanes.HeaquílaimportanciadelpapeldelosfrancotiradoresenladefensadeStalingrado.

Enlascallesdelaciudad,nuestrospropagandistasdivulgabanproclamascomo:«Siquieresvivir,mata a un alemán», «Di a cuántos alemanes hasmatado y te diremos cuán buenpatriota eres».Ladestrucción de las fuerzas alemanas se había convertido en un fin honorable, y hasta el últimosoldadodelEjércitoRojonohacíamásqueirensubusca.Quienesmatabanamásalemaneseranlosmásrespetadosentresuscamaradas.

ElagitadorcapitánRakitianski,unodelospreferidosentrelatropa,podíapasarseeldíaenteroconel fusil en lamano,ya fueraenuna trincheracomoen lo altodeun tejado, a la esperadeunalemán.Nadamásavistarlo,lomatabayvolvíaaesperaraqueaparecieraotro.¡Esosíesserunbuenagitador!

Hematadoa242alemanes,incluidosmásdediezfrancotiradoresenemigos.Siemprehetenidolaconviccióndeque soymás astutoy fuerteque los alemanes, ydequemi fusil dispara conmayorprecisiónqueunfusilalemán.Conservolacalmaentodomomento,yporesonuncasientomiedodelosalemanes.

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Apéndice2

ORDENN.o227DELCOMISARIODELPUEBLOPARALADEFENSADELAURSS,

I.STALIN

28dejuliode1942Moscú

Elenemigoenvíacadadíamásefectivosalfrentey,sinconsideraciónalgunahacialasbajas,avanzahaciaelinteriordelaUniónSoviética,apoderándosedenuevosterritorios,devastandoysaqueandonuestros pueblos y ciudades, y violando, asesinando y robando al pueblo soviético. Los ataquesenemigoscontinúanenVorónezh,juntoalDon,enelsuryalaspuertasdelCáucasoNorte.ElinvasoralemánsedirigeaStalingrado,haciaelVolga,yestádispuestoapagarelprecioqueseaprecisoporhacerse con Kuban y el Cáucaso Norte, por su abundancia de petróleo y trigo. El enemigo hacapturado ya Voroshilovgrado, Starobilsk, Rososh, Kupiansk, Valuiki, Novocherkask, Róstov y lamitaddeVorónezh.Haciendocasodevocesagoreras,algunasunidadesdenuestrofrentemeridionalhanabandonadoRóstovyNovocherkasksinoponergranresistencia.SehanretiradosinórdenesdeMoscúyconellohancubiertodeoprobiosusbanderas.

Lasgentesdenuestropaís,quehastaahoraveíanalEjércitoRojoconamoryrespeto,empiezanasentirse defraudadas y a perder la fe en él. Muchos son los que maldicen al Ejército Rojo porretirarsealesteyabandonaranuestropueblobajoelyugoalemán.

Algunos,neciamente,seconsuelanconlaideadequepodemosseguirretirándonoshaciaeleste,puesdisponemosdeampliosterritorios,extensasporcionesdetierra,poblaciónnumerosaytrigoenabundancia. Con estos argumentos tratan de justificar su vergonzante conducta y su retirada.Masdichosargumentossonfalsedades,patrañas,ynosirvenmásquealenemigo.

Todos loscomandantes, todos lossoldadosy todos loscomisariospolíticosdebencomprenderquenuestrosrecursosnosonilimitados.ElterritoriodelaUniónSoviéticanoesunyermo,sinoqueen él habitan personas: trabajadores, campesinos, intelectuales, nuestros padres ymadres, esposas,hermanos,hijos.ElterritoriodelaURSSocupadoporlosfascistasylosterritoriosqueestosplaneancapturar son el pany los recursosdenuestro ejércitoynuestros civiles, el petróleoy el acerodenuestra industria, las fábricas que suministran armas y munición a nuestras tropas, nuestrosferrocarriles.ConlapérdidadeUcrania,Bielorrusia,lasRepúblicasBálticas,lacuencadeDonetskyotras zonas, hemos perdido grandes porciones de territorio, lo cual significa la pérdida de grancantidad de vidas, trigo, metales y fábricas. No gozamos ya de superioridad sobre los nazis en

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recursos humanos ni en suministro de materiales. Si seguimos retirándonos, nos destruiremos anosotrosmismos y a nuestra patria.Cada porción de territorio que entregamos a los fascistas losfortaleceaellosydebilitanuestrasdefensasynuestrapatria.

Es, pues, necesario erradicar aquellas voces que afirman que podemos retirarnos eternamente,que todavía disponemos de vastos territorios, que nuestro país es rico y grande, que tenemos unapoblación numerosa y que siempre dispondremos de suficiente trigo. Esas voces mienten y sonpeligrosas,puesnosdebilitanyrobustecenalenemigo.Sinodejamosderetirarnos,nosquedaremossintrigo,sincombustible,sinacero,sinmateriasprimas,sinfábricasysinferrocarriles.

Laconclusiónquedeellosesigueesquehallegadolahoradeponerfinalaretirada.¡Niunpasoatrás!Dehoyenadelante,estaseránuestradivisa.Debemosprotegercon tenacidadhastaelúltimobastión,hastaelúltimometrodesuelosoviético,protegerlohastalaúltimagotadesangre.Debemosapoderarnoshastadelúltimo rincóndenuestra tierraydefenderlo todoel tiempoque seaposible.Nuestrapatriaatraviesamomentosdifíciles.Debemosdetenernos,contraatacarydestruiralenemigo,seacualseaelcoste.Losalemanesnosontanfuertescomoaseguranlasvocesdelosderrotistas.Hanllegadoallímitedesusfuerzas.Sienestemomentologramosresistirsuembate,tenemosaseguradalavictoriaenelfuturo.

¿Seremoscapacesderesistiryrechazaralenemigohaciaeloeste?Sí, loseremos,puesalotroladodelosUralesnuestrasplantasyfábricasfuncionanaplenorendimientoy,adiario,suministranmás ymás tanques, aviones y artillería a nuestro ejército. Así pues, ¿qué falta? Falta disciplina yorden en nuestros regimientos, divisiones y compañías, en las unidades de tanques y en losescuadronesaéreos.Heaquínuestromayorproblema.Siqueremosrevertirlasituaciónyrescataralapatria,debemosintroducirelmásestrictoordenylamásférreadisciplinaennuestrastropas.

No podemos seguir tolerando a comandantes y comisarios cuyas unidades abandonan lasdefensas.Nopodemosseguirtolerandoelhechodequecomandantesycomisariospermitanqueunpuñado de cobardes bien conocidos lleven la voz cantante en el campo de batalla ni que losderrotistasarrastrenconsigoaotrossoldadosalbatirseenretiradaydejarelcaminoexpeditoalosfascistas.Derrotistasycobardesdebenserexterminadosenelacto.

Dehoy en adelante, la férrea leydisciplinariade todooficial, soldadoy comisario será: ni unpasoatrássinordendelaltomando.Todocomandantedecompañía,batallón,regimientoodivisión,así como todocomisariopolítico,que se retire sinórdenes será considerado traidor a lapatria, ycomotalserátratado.

Cumplir la presenteorden significadefender el país, salvar la patria ydestruir y conquistar alodiosoenemigo.

Tras su retirada en inviernobajo lapresióndelEjércitoRojo, cuando lamoral y la disciplinadecayeronentrelossoldadosalemanes,elenemigoadoptómedidasestrictasqueprodujeronbuenosresultados. Se formaron un centenar de compañías penales compuestas por soldados que habíaninfringidoladisciplinaporcobardíaoimpotencia;esoshombresfuerondesplegadosenlossectoresmáspeligrososdelfrenteyselesordenóqueredimieransuspecadosconsangre.Elenemigoformóasimismodiezbatallonespenales compuestosporoficialesquehabían infringido ladisciplinaporcobardíaoimpotencia.Losalemaneslosdesposeyerondesuscondecoracionesylosenviaronalaszonasmás peligrosas del frente.Dichos oficiales recibieron la orden de redimir sus pecados consangre.Porúltimo,elenemigocreóunidadesespecialesdelasSSylasdesplegóenlaretaguardiadelasunidadespenalesconlaordendeejecutaralosderrotistasencasodequeintentasenabandonarsus

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posicionessinordenpreviaodequetratasenderendirse.Talesmedidassurtieronefecto,puesahoravemoscómolas tropasalemanas luchanmejorqueelpasadoinvierno.Lanuevasituacióna laquenos enfrentamos es una en que las tropas alemanas gozan de buena disciplina, si bien no de lamotivaciónylaproteccióndelapatria.

Sumisiónesunasola:conquistarnuestratierra.Nuestrastropas,cuyoobjetivoesladefensadelapatria profanada, no tienen la disciplina de los alemanes, y por eso nuestros soldados sufren unaderrota trasotra. ¿Nohemosdeaprenderesta leccióndelenemigo,delmismomodoquenuestrosancestrosaprendierondelossuyosparavencerlos?Tengoelconvencimientodequesí.

ÓrdenesdelaStavka(EstadoMayorSupremodelEjércitoRojo):

1.Lossóvietsmilitaresdelfrenteytodosloscomandantesdelfrentedeben:

a.Erradicardefinitivamente la tentaciónde la retirada entrenuestras tropasyprevenir todapropagandaque sugiera quepodemosy debemos seguir retirándonos.Estasmedidas debenaplicarseconmanodehierro.

b.Arrestarsinexcepcionesaaquellosoficialesquepromuevanlaretiradasinautorizacióndelaltomando,yenviarlosalaStavkaparasucomparecenciaanteunconsejodeguerra.

c.Formarencada frentedeunoa tres (según lascircunstancias)batallonespenalescon loscomandantes y comisarios políticos de cualquier rango o rama que hayan infringido ladisciplina por razón de cobardía o impotencia. Estos batallones deben situarse en lassecciones más peligrosas del frente para que tengan la oportunidad de redimirse por lasangre.

2.Lossóvietsmilitaresdelejércitoyloscomandantesdeejércitodeben:

a.Arrestarsinexcepcionesaaquellosoficialesycomisariosquehayanpermitidoretirarseasus tropassinautorizacióndelaltomando,yenviarlosa lossóvietsmilitaresde losfrentesparasucomparecenciaanteunconsejodeguerra.

b.Formardetresacincounidadesdeguardiasbienarmadas,desplegarlasenlaretaguardiadelasdivisionespenalesydarlesordendeejecutaraderrotistasycobardesencasoderetiradadesordenada,paraqueasínuestrossoldados fieles tengan laoportunidaddecumplirconsudeberantelapatria.

c. Formar de cinco a diez compañías penales con los soldados y suboficiales que hayaninfringidoladisciplinaporrazóndecobardíaoimpotencia.Estasunidadesdebensituarseenlas secciones más peligrosas del frente para que sus soldados tengan la oportunidad de

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redimirconsangreloscrímenescometidoscontralapatria.

3.Comandantesycomisariosdecuerpoydivisióndeben:

a.Arrestarsinexcepcionesaaquellosoficialesycomisariosquehayanpermitidoretirarseasus tropas sin autorización del mando de división o cuerpo, desposeerlos de suscondecoracionesmilitaresyenviarlosa lossóvietsmilitaresparasucomparecenciaanteunconsejodeguerra.

b.Facilitartodalaayudaposiblealasunidadesdeguardiasdelejércitoensusfuncionesporreforzarladisciplina.

La presente orden deberá leerse en voz alta a todas las compañías, tropas, baterías, escuadrones,brigadasyequipos.

ElcomisariodelpuebloparalaDefensa,I.STALIN

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Colaboradoresdelvolumen

DavidGivensestudióenlaUniversidadEstataldeKazán,Rusia.EslicenciadoenEconomíayLenguaRusa por laUniversidad deVirginia.Ha viajado y trabajado en varias repúblicas soviéticas, entreellasRusia,GeorgiayUzbekistán.ActualmenteresideenFiladelfia.

Peter Kornakov es profesor universitario (en San Petersburgo, Glasgow y la Universidad deBradford).Trabajacomointérprete,traductor,periodistayfotógrafo.

KonstantinKornakovnació enMoscú en 1983y creció enLaHabana,SanPetersburgo,Glasgow,BarcelonayBradford.ActualmentecursaunposgradoenHistoriadeEuropaen laUniversidaddeBradford.Trabajacomointérprete,traductoryperiodista.

ElenaLeonídovnaYákovleva,traductoradelartículotitulado«Historiadeunfrancotirador»,viveenSanPetersburgo.EstudióenlaUniversidadEstataldeSanPetersburgo.

Max Hardberger, autor de la introducción, ha escrito Freighter Captain, un excelente libro dememorias ambientado en los buques cargueros delCaribe. Sus libros están disponibles en lawebwww.maxhardberger.com

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1.VasiliZáitsev,Stalingrado,octubrede1942

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2.«¡DefenderemoselVolga,elríomadre!».

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3. (Arriba, izquierda)Sobretododeun soldado ruso, actualmente expuesto en elMuseode laGuerradeStalingrado.El abrigo tieneveintidósagujerosdebala.(Arriba,derecha)Cartillaconagujerosdebala.(Abajo)TarjetadelKomsomoldeAlexánderYákovlevichPavielienko,conagujerodebala.

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4.(Arriba)VasiliZáitsevyotrostresfrancotiradoresdesugrupo,entreellosGalifanAbzálov.(Abajo)LaesculturadelosniñosjugandoencorrosehallacercadelcentrodeStalingrado.Lafotofuetomadaenelapogeodelabatalla.

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5.Voluntariosciviles:obrerosdelafábricadetractoressemovilizanparacombatiralosnazis.

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6.LosfusilerosdelEjércitoRojosedisponenacruzarelVolga.ElcargadordetambordelaPPSh-41soviéticateníacapacidadpara71balas.

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7.(Arriba)Uncomisariopolítico,elgeneralChuikovyVasiliZáitsev,durantelabatalla.(Abajo)Notamanuscritatitulada:«¡DebemosvengarlamuertedeMatvéi!»enlaquesepidealossoldadosquelaleanylahagancorrerentresuscompañeros.

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8.CartadefelicitacióndelpresidenteRooseveltalosvictoriososdefensoresdeStalingrado.

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9.(Arriba)VasiliZáitsevyelgeneralChuikovvisitanStalingrado,veinteañosdespuésdelabatalla.(Abajo)ZáitsevysucompañeroelfrancotiradorAnatoliChéjovenunafiestadeprincipiosdeladécadade1960.ElencuentrofueunasorpresaparaZáitsev,quecreíaqueChéjovhabíamuertoenactodeservicio.

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VASILIZÁITSEV(1915-1991) fuecazadoren losUralesantesdeenrolarsecomovoluntarioenelejército rusoen1937.Sumaestríacomofrancotirador llegóa ser legendariay sus serviciosenelejércitofueronrecompensadosconvariasmedallas,incluidalacodiciadaEstrelladeOrodeHéroedelaUniónSoviética.

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Notas

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[1]Lavozrusazayits(conejo)sehallaenlaraízdelapellidoZáitsev.Porsuparte,Medvédevderivademedved (oso). Todas las notas proceden de la traducción inglesa de la obra, a cargo deDavidGivens,PeterKornakovyKonstantinKornakov.<<

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[2]Enseptiembrede1942,VasiliChuikovfuenombradocomandantedel62.oEjércitoenStalingrado.Posteriormente, el 8.o Ejército de guardias deChuikov fue enviado al frente bielorruso, donde seconvirtióenlacabezadelanzadelavancehaciaBerlín.AChuikovcorrespondióelhonorderecibirlarendicióndeBerlíndemanosdelgeneralKrebs.Traslasegundaguerramundial,ChuikovpasóaserelcomandanteenjefedelasFuerzasArmadasSoviéticasenAlemaniaentre1949y1953.<<

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[3]Cigarrillosinfiltro.<<

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[4]Losconsejosmilitaressoviéticosde losdistintos frentesestabancompuestosporunamezcladedirigentes del Partido Comunista y oficiales militares de carrera. Estos consejos ostentaban laautoridadúltimaensusáreasdecontrol.SusdecisionessoloeranapelablesporMoscú.<<

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[5] En los primeros días de batalla, la artillería y la aviación alemanas gozaban de una inmensasuperioridad.Paracompensarlo,elEjércitoRojoseaproximabalomásposiblealaslíneasalemanas,hastaelpuntodecavartrincherasjuntoalasposicionesenemigas,detalmodoquelosalemanesnopudieran recurrir a la artillería ni a los ataques aéreos contra los rusos sin disparar contra suspropiastropas.<<

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[6] Al retirar la manga de fragmentación se reducía el radio de explosión a diez metros, lo queaumentabasueficaciaenespacioscerrados.<<

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[7] Záitsev parece referirse a las ametralladoras alimentadas por cargador requisadas por losalemanes con la anexión de Checoslovaquia y entregadas a laWehrmacht antes del avance haciaStalingrado.Unarmacheca similar fueutilizadapor el ejércitobritánico, donde se conocía como«Bren».<<

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[8]EstaeslaúnicavezqueZáitsevmencionadeformaexplícitalaordendeorganizarungrupodefrancotiradores.ZáitsevreclutóaAlexánderGriazev,OkrihmVasilchenkoyaotrosmarinerosdelaflotadelPacífico.Másadelante,comoesnatural,suscomandantesleotorgaríanmayorlibertadparaelegirasusfrancotiradores.<<

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[9] Yakutsk es la capital de la República de Sajá, en el nordeste de Siberia. Lamayor parte de supoblaciónhablaunalenguadelafamiliatúrquicayutilizaelrusocomosegundalengua.<<

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[10]LosdefensoresdeStalingradorecibíangranadasMillsatravésdelosconvoyesdelAtlánticoquerecalabanenMurmansk.<<

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[11]Enruso,bañopúblicoosauna.<<

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[12] Las ramas de abedul se utilizaban en los baños rusos para flagelar la piel y mejorar así lacirculación.<<

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[13]AsíseconocíalaprimeraguerramundialenlaRusiasoviética.<<

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[14]«Extranjero»opersonadedistintafe,referidoenespecialalosmusulmanes.<<

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[15]Ennoviembrede1942,soldados,comandanteseinstructorespolíticosdelfrentedeStalingradoremitieronunacartaaStalinenlaquesecomprometíanadefenderlaciudad.<<

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[16]«Elquesiguelasreglas»,«personadeconfianza».<<

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[17]Záitsevparecesugerirquelosnazisconocíansunombre(quesignifica«conejo»)ybromeabanconello,aunquetambiénpodríaserque,aldecir«granconejo»,elprisioneroserefirieraaun«pezgordo».<<

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[18] «Gran Guerra Patriótica» era el término utilizado en la Unión Soviética para referirse a lasegundaguerramundial.<<

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[19]Literalmente,«disparo».Aquípareceunsemiacrónimode laOficinaparaelAdiestramientodeTiroAvanzado(enruso:VischieStrelkovieKursiKomandnovoSostava).<<

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[20] Torre del reloj situada en una esquina del Kremlin, en la Plaza Roja, similar al Big Ben deLondresyconunrelojdefabricaciónbritánica.<<

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[21] Líder militar soviético; bolchevique desde 1903 y destacado comandante del Ejército Rojodurantelaguerracivil(1918-1920).ComocomisariodeAsuntosMilitaresyNavales,ymástardedeDefensa (1925-1940), Voroshílov ayudó a organizar el Ejército Rojo. Durante la segunda guerramundialfuecomandantedelfrentenoroeste.En1937entróaformarpartedelSóvietSupremo.<<

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[22]Bolcheviquedeprimerahora,miembrodelComitéCentraldesde1912ycofundadordeldiarioPravda.Traslarevoluciónbolcheviquede1917fuenombradoalcaldedePetrogrado.En1919,pasóa formar parte del Politburó. Fue el primer presidente del Comité Ejecutivo Central de la URSS,cargoequivalentealdejefedelestado(1919-1946).SemantuvoenelcargohastasurenunciaanteelSóvietSupremoel19demarzode1946,pocoantesdesumuerte.<<