Salmones contra Salmones contra Salmones contra la corriente la corriente la corriente Tras la crisis del virus ISA en 2007, tormenta que provocara un desastre económico en el sur de Chile, autoridades y empresarios debieron unirse para dejar atrás las malas prácticas y posicionar a Chile nuevamente como uno de los mayores productores de salmón a nivel mundial, logrando cifras récord en 2012. Sin embargo, las diferencias que persisten entre los actores de la industria, más una crisis internacional de precios y las millonarias deudas arrastradas por el ISA, generan incertidumbre para el futuro cercano de la salmonicultura criolla. Por: 200811300S015 Por: 200811300S015 Por: 200811300S015
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familiares sin saber si llegaba a fin de mes, fuera
donde fuera le cerraban las puertas del
empleo. “Postulé a varias partes, pero pienso
que por el tema de la edad costó, tengo 48
años y le echaba la culpa a eso”, dice el hoy
encargado del despacho de camiones de la
Pesquera Mar Antártico (Primar).
En una oficina pequeña, sin mucha luz y con
varios papeles, archivadores y cajas decorando
el lugar, difícilmente hay espacio para dos. Y
quizás sea mejor así, para que nadie lo moleste
y los fantasmas de la cesantía desaparezcan
poco a poco, él necesita estar tranquilo, pues
dos años sin trabajo no suelen recuperarse de
la noche a la mañana. “Pasaron dos o tres
meses y empezaron los problemas en Dicom.
Recién ahora estoy saliendo y tengo una deuda
que creo ya no la voy a pagar, porque no creo
que la pueda pagar. Ojalá nunca vuelva a pasar
una cosa así”, confiesa el administrativo
mientras el viento golpea las ventanas y se
encarga de recordarle que las tormentas, si
bien pasan, pueden volver en cualquier
momento.
Carlos es sólo uno de miles de casos ocurridos
en la Región de Los Lagos, luego de que el
fatídico 25 de julio de 2007 dejara una cicatriz
que aún arde cuando se habla del tema: el
primer brote registrado en el país de Anemia
Infecciosa del Salmón (ISA por sus siglas en
inglés), cuya propagación provocó desastres en
la salmonicultura, una industria que entonces
evolucionaba a pasos agigantados, peleando
palmo a palmo con Noruega el puesto del
primer productor mundial de salmónidos.
Se trata de un sector que representaba la
tercera exportación más importante del país,
con un 5% del total, y que producto del ISA se
deprimió, generando el cierre de plantas,
despidos en masa de trabajadores y el sacrificio
de toneladas de salmón. Una situación que
evidenció los vacíos, incluso inexistencia, de un
marco regulatorio y fiscalizador adecuado, que
llevó al cultivo excesivo de peces en
condiciones de hacinamiento, escenario idóneo
para la expansión de un virus con alta tasa de
mortalidad y hasta el momento desconocido
en el país.
Han pasado casi seis años desde que se
detectaran los primeros centros con ISA y a
partir de ello, la salmonicultura debió
replantearse en temas regulatorios, sanitarios y
legislativos para reinsertarse en la economía
nacional e internacional. En paralelo, la Región
de Los Lagos experimentó un estancamiento Carlos Mancilla, encargado del despacho de camiones en Primar. Foto: 200811300S015.
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del desarrollo urbano, laboral y económico
producto de la crisis y que hoy parece ir
acorde a la recuperación del sector salmonero.
Sin embargo, si bien los indicadores
económicos y otros tantos como las biomasas
en el mar o la bioseguridad en los centros de
salmones y barcazas muestran mejorías
notorias, a mediano plazo se augura un
escenario poco prometedor para la industria
dada la existencia de factores a todas luces
determinantes: las diferencias que aún
persisten entre productores, autoridades y
comunidades; la propagación de otras
enfermedades y una crisis internacional de
precios podrían dar paso a un período nefasto
para las empresas nacionales.
Debacle y recuperación
La salmonicultura es la mayor actividad
acuícola del país. En 2007, Chile superaba a
Escocia como el segundo productor mundial
de salmón, con 397.000 toneladas netas de
producción y ganancias por US$2.408 millones,
sólo detrás de Noruega. Sin embargo, los
efectos de la epidemia del ISA no se hicieron
esperar: las pérdidas en la producción
ascendieron al 60%, el equivalente a más de
200 millones de toneladas de salmón y varias
empresas se vieron obligadas a cerrar sus
plantas de procesos y terminar con los
servicios, lo cual provocó que se perdieran
más de 25 mil empleos directos y 10 mil
indirectos, con lo que la cesantía regional se
situó por sobre el 10%.
La Anemia Infecciosa del Salmón, una
enfermedad de tipo viral que afecta al salmón
del atlántico o salmo salar –la especie que más
se produce en el país-, ha provocado
cuantiosas pérdidas tanto en Chile como en
Noruega, Escocia y Canadá, actores centrales
de la salmonicultura mundial. Se trata de un
virus ARN, que muta de forma dinámica y por
lo tanto es de fácil propagación, la cual ocurre
por el contacto entre peces infectados y sus
secreciones, así como la manipulación por
parte del ser humano de ejemplares enfermos
y de los equipos que se utilizan en la crianza,
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2009 fue un año crítico tras la aparición del virus ISA. Fuente: Sernapesca.
sean jaulas, redes, mallas o pasillos; además, el
hecho de poder sobrevivir en agua marina
otorga una expansión muy veloz, siendo fácil
que un centro de mar sano se contagie al
situarse muy cerca de uno infectado.
A partir de entonces, se volvió imperativo
introducir cambios en la manera que se
cosechaba el pescado, así como las actividades
de fiscalización que debían efectuar las
autoridades pero que en el papel, poco y nada
se veían.
Una serie de disposiciones por parte del
Servicio Nacional de Pesca en el tema de los
manejos en las plantas de procesos, además de
normas sanitarias en estas mismas y en la
totalidad de la cadena productiva, vale decir
cultivo, procesos primarios, transporte y
exportación, han sido claves en que al día de
hoy, la salmonicultura volviera a los niveles
productivos pre ISA.
A partir de esas acciones, quienes fueron
víctimas laborales del virus ISA hoy tienen un
mejor pasar, puesto que en 2012 se logró una
cifra récord de cosecha en la acuicultura
nacional: según Sernapesca, se superó el millón
de toneladas, correspondiendo 804.000
toneladas a especies salmónidas, un aumento
superior al 23% respecto de la obtenida en
2011. El salmón del Atlántico o salmo salar, el
principal salmónido de cultivo y exportación en
Chile y que fuera la especie más afectada por el
virus ISA a fines de la década pasada, alcanzó
las 398.000 toneladas de cosecha, un aumento
del 50,6% en comparación con 2011. Por su
parte, el último brote de virus ISA con
mortalidad asociada se registró en diciembre
de 2010 y a partir de entonces, sólo se vieron
casos de brotes de cepas avirulentas, que no
representan mayor riesgo de contagio y
muerte.
¿Se puede hablar entonces del despegue
definitivo de una industria relativamente joven,
habiendo superado una crisis que ni el principal
productor del mundo pudo erradicar en poco
tiempo? A la luz de los números, podría
decirse que sí, que ya no hay crisis ni riesgos
de infecciones, que incluso se podría superar a
Noruega en un futuro cercano y plantarnos
como el principal país salmonicultor del
mundo; sin embargo, mucho queda por
mejorar en ese y otros ámbitos.
Enfermedades al acecho
Desde los inicios de la industria salmonera, ha
habido constantes peligros con los que han
tenido que lidiar los productores: las plagas y
enfermedades, problemas que no son extraños
cuando de manejar alimentos se trata. Una de
ellas es la Caligidosis, patología provocada por
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Elaboración de filetes en plantas de maquila. Foto: 200811300S015.
el Caligus rogercresseyi, conocido popularmente
como Cáligus o piojo de mar. Se trata de una
enfermedad endémica en Chile que ataca a los
salmónidos en diversas zonas tales como la
piel, ojos, aletas y branquias, produciendo
desde heridas y ceguera hasta estrés,
disminución del apetito y mayor vulnerabilidad
a infecciones de otro tipo, sean provocadas
por bacterias o virus. Todos estos son
elementos que provocan un pescado de
muchísima menor calidad que uno sano y que
por consiguiente, no es apto para venderse en
el mercado de los alimentos.
Y otra de las razones por la que este parásito
es peligroso es por los antecedentes que se
manejan: durante el 2006, la industria presentó
un aumento significativo en las tasas de
infestación por Cáligus (hoy el 99% de los
centros de mar están afectados por él), luego
de que el año anterior se introdujeran
restricciones en el uso de medicamentos para
controlar la enfermedad. Sería este uno de los
motivos por el cual la salmonicultura chilena
presentara por primera vez en 2007 Anemia
Infecciosa del Salmón, lo cual sugiere que el
virus ISA pudo originarse no sólo por la
importación de ovas infectadas como suele
decirse, sino también por acción del Cáligus. Es
más, en Noruega se ha demostrado que el
piojo de mar Lepeophtheirus salmonis puede
convertirse en un vector de transmisión de
virus ISA y generar una propagación horizontal
extremadamente rápida, tal y como ocurrió en
Chile.
Si bien esta enfermedad cuenta con un plan de
prevención, el Programa Sanitario Específico de
Vigilancia y Control de Caligidosis de
Sernapesca, es posible que esto no sea
suficiente para frenar la propagación del
parásito. Jorge Uribe, gerente de producción
de Marine Harvest Chile, señala que así como
el virus ISA, el Cáligus puede ser la crisis del
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Se retiró el ISA, pero el Cáligus aumenta su media de carga en centros de alta diseminación. Fuente: Servicio Nacional de Pesca. *AD: alta diseminación.
futuro, pese a ser ya conocido, pues ciertos
factores están fomentando la sobreproducción
de salmónidos, algo que sin duda ayuda a que la
patología se expanda.
“Hay compañías hoy inmersas en un escenario
productivo complejo, como por ejemplo en la
décimo primera región, que si mis cálculos no
me fallan, debería tener alrededor de un 70%
del volumen que hay en el agua y con un nivel
de hacinamiento muy superior al que tenemos
en la décima. Están sufriendo porque están
tapados de Cáligus, porque van a empezar a
cursar brotes de SRS que si bien es cierto ha
sido un “compañero fiel” desde los inicios de la
industria y no se habla mucho de él a pesar de
que ha matado más peces que el ISA, en esa
situación con Cáligus de niveles importantes,
van a empezar a tener problemas sanitarios,
por lo tanto los indicadores de desempeño,
kilos por smolt –peces en crecimiento-,
conversión, mortalidad en último término, son
mucho peores”, explica Jorge Uribe.
Otra enfermedad que acecha a los salmónidos
es la Septicemia Rickettsial Salmonídea,
comúnmente conocida como SRS y que se
encuentra presente en todas las especies
salmónidas cultivadas en Chile, principalmente
en el salmón del Atlántico; de hecho, es la
principal plaga que enfrenta la salmonicultura
en el país y cuyas pérdidas desde su aparición
se estiman en más de US$100 mil millones,
tanto por mortalidad como disminución de la
calidad del producto y uso de antibióticos. Se
trata de una infección causada por el
Pisciricckettsia salmonis, patógeno intracelular al
cual se le asocian varios signos clínicos, tales
como palidez branquial provocada por anemia,
lesiones y oscurecimiento de piel, aumento del
tamaño de ciertos órganos por inflamaciones,
necrosis y comportamientos no habituales,
como el nado lento y descoordinado y el
acercamiento a la superficie del agua.
Siendo la enfermedad más conocida y que más
pérdidas ha generado en la industria, tanto en
dinero como en biomasa, resulta sorpresivo
saber que sólo en enero de este año se lanzó
el Programa de Vigilancia y Control del SRS,
situación que dista mucho de lo ocurrido con
el virus ISA, cuyo plan de prevención se creó
una vez se entendió los problemas que
acarreaba, mientras que tuvieron que pasar
décadas para que el SRS pudiera tener
normativas y regulaciones para enfrentarlo de
forma adecuada.
¿Existe entonces una solución para frenar una
posible proliferación de plagas, sean Cáligus,
ISA o SRS? El hecho de que ahora las tres
tengan sus propios programas de prevención
es una señal positiva, pues ya existen métodos
de control probados y en los cuales no sólo ha
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Labores de cosecha en la planta Caicaén, en Calbuco. Foto: 200811300S015.
trabajado Sernapesca, cuya institucionalidad ha
sido cuestionada numerosas veces en el pasado
por los salmoneros, sino que también estos
últimos han aportado con su experiencia en el
rubro, tanto en sus formas de tratar los
pescados, alimentos y medicamentos, como en
los manejos sanitarios dentro de las plantas y
navíos.
Una explicación a esto es la falta de poder que
ha tenido el Servicio Nacional de Pesca, que
particularmente en la X Región ha carecido de
personal y planes de acción por muchos años.
Branny Montecinos, médico veterinario y
coordinador regional de Acuicultura en
Sernapesca, ahonda en esta tesis y pone de
ejemplo su propia unidad, Salud Animal, que
hace cinco años ni siquiera existía y que a raíz
de ello, las labores como autoridad
prácticamente no se ejercían, fomentándose así
una suerte de autorregulación en los
salmoneros.
“Esto estaba dentro de un departamento que
se llamaba Sanidad Pesquera, que tiene que ver
con la calidad del producto pesquero en planta
y exportación y dentro de esa unidad había una
persona que se hacía cargo de coordinar las
visitas a los centros de cultivo de salmones; en
Castro y Quellón también había otra que se
dedicaba a hacer inspecciones, pero el tiempo
que se otorgaba era mínimo. Había centros de
cultivo que se inspeccionaban una vez al año,
incluso cada dos años y algunos que hacía años
que no se visitaban”, explica Montecinos.
En época de virus ISA, quedó clara la poca
capacidad de reacción de las autoridades frente
a crisis biológicas en el ámbito acuícola.
Paralelo a esto, no existían normas adecuadas
para que la salmonicultura se desarrollara de
manera sustentable, de forma tal que se
establecieran protocolos de seguridad y
sanidad para la industria en todas sus etapas,
desde la smoltificación –proceso de maduración
del salmón en agua dulce - hasta la engorda en
centros de mar y posterior cosecha en las
plantas de procesos. Fue así que, para el año
2010, se determinó, entre otras regulaciones,
multas de 2.000 a 3.000 UTM a quienes
realicen actividades acuícolas sin contar con la
información ambiental correspondiente, en
contra de la evaluación negativa o sin dar
cumplimiento a las condiciones de densidad o
de descanso en los centros de cultivo.
“En general la industria salmonera ha tenido
eventos de mal comportamiento ambiental.
Hay centros de cultivo que llevan muchos años
operando y que tienen los fondos
contaminados, de hecho estamos haciendo
filmaciones submarinas constantes para ver el
fondo de las concesiones. Hemos pillado
pasillos, cabos y redes” revela Montecinos,
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La revisión de agallas permite verificar si un pescado tiene o no infecciones. Foto: 200811300S015.
recordando también la situación que se daba
antes de que Sernapesca se involucrara en las
revisiones, cuando las salmoneras encargaban
los informes ambientales a laboratorios
externos y en la mayoría de las ocasiones,
estas aparecían aprobadas sin explicación
alguna.
Pero al parecer hoy es distinto. Ya no es sólo
el maltrecho edificio de Gobernación
Provincial donde se pueden encontrar a
personeros de la entidad, sino también en el
edificio Boulevard, a un par de cuadras, en el
cual existe un ambiente de modernización, un
nuevo aire. Allí hay un mesón con numerosas
revistas sobre la prevención de los manejos de
peces, el Cáligus o el cultivo en tierra, gente de
empresas y organizaciones entran y salen de
reuniones, se nota la preocupación y
empoderamiento de una autoridad que antes
prácticamente no existía.
Nuevas regulaciones y
métodos de cultivo
Una de las medidas que se han tomado para
hacer de la industria salmonera algo
sustentable y sin riesgos sanitarios es
fortalecer las competencias de Sernapesca y en
ese sentido, Branny Montecinos admite que
como autoridad se han puesto los pantalones y
detectado anomalías en los salmoneros.
“Desde hace poco más de un año hemos
estado nosotros fiscalizando en terreno y nos
hemos dado cuenta de que un gran porcentaje
de los informes ambientales que antes salían
como buenos ahora salen como malos. Había
ahí cierta información falseada, negligencia de
cuando tú das la responsabilidad a los
productores” revela el veterinario.
En vista de ello, David Molina, jefe de procesos
en Pesquera Mar Antártico (Primar), admite
que Sernapesca hoy es distinto y cumple. “En
lo que es planta, son bastante acuciosos.
Siempre nos están controlando para
mantenernos dentro de un margen o categoría,
porque si te van poniendo en categoría C
siempre cada dos o tres meses, hay que poner
ojo porque a la primera ya no puedes exportar
y hay algo que está funcionando mal. En ese
aspecto Sernapesca está cumpliendo su
función”, asegura Molina.
Quizás el cambio más importante que ha
implementado Sernapesca es el “nuevo modelo
productivo”, que incorpora las Áreas de
Manejo Sanitario, comúnmente conocidas
como “barrios” y que tienen como finalidad
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“Había centros de cultivo que
se inspeccionaban una vez al
año, incluso cada dos años”,
dice Montecinos.
Todo debe ir bien sellado y si algo cae al piso, se retira inmediatamente. Foto: 200811300S015.
mejorar el manejo de los peces y regular las
cantidades. En estas zonas se realiza hoy la
siembra de peces para que, luego de la
cosecha, sean sometidos a períodos de
descanso de tres meses, tiempo suficiente para
que todo rastro de enfermedad, desaparezca
del agua al no tener huéspedes –peces- en los
cuales instalarse. Luego de esto las
concesiones marinas están autorizadas para un
nuevo ciclo productivo, con densidades que
van de acuerdo a los desempeños que cada
barrio haya tenido en el período de engorda
previo.
Asimismo, se han generado nuevos métodos
en las labores de cosecha, como es el sistema
en línea, que es una alternativa a los centros de
acopio, donde tradicionalmente se deja el
pescado para que después de un par de días
pase a la planta. El sistema en línea permite que
los barcos conocidos como wellboats realicen
una descarga directa de los peces a la planta de
procesos por medio de tubos, sin la necesidad
de tener a los peces en una jaula de acopio
esperando a la matanza. Con esto, no hay
restricción de movimiento para los barcos, se
vacía una mayor densidad de peces y se
disminuye el ayuno, el cual es necesario para
eliminar el estrés en el pez antes de la matanza
y limpiar su tracto digestivo, pero que en los
centros de acopio puede extenderse y por
tanto, generar una pérdida de peso excesiva en
el producto.
En materia de carga, los pescados se
transportan en bolsas de plástico con hielo que
van en bins –contenedores plásticos- cuya
capacidad varía entre 600 y 650 kilogramos.
Previamente, los bins eran llenados hasta el
tope e incluso por sobre lo establecido, pero
con las nuevas normativas, los productores
están obligados a transportar un máximo de
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Hacia el cultivo sustentable
Con el fin de evitar crisis en la industria salmonera, se han modificado e introducido conceptos a la
Ley de Pesca y Acuicultura. En ese sentido, la Subsecretaría de Pesca tiene facultad para declarar un
área apta o no para la acuicultura. En paralelo, se fortalecen las fiscalizaciones del Servicio Nacional
de Pesca, para controlar las disposiciones ambientales y sanitarias que deben cumplir las empresas.
El otorgamiento de concesiones ahora se limita a un plazo de 25 años renovables, sin que se otor-
gue a sus dueños dominio sobre las aguas y el fondo marino y prohibiéndose una concesión que
represente más del 20% del total de la superficie concesible de una región. Deben estar inscritas en
el Registro de Concesiones o Autorizaciones de Acuicultura que lleva la Subsecretaría de Pesca.
Asimismo, se ha determinado que a partir de 2014 los barrios tendrán una densidad límite, que en
el caso del salmo salar se ubica entre los 11 y 17 kilogramos por metro cúbico, y entre 8 y 12 kg/m3
al tratarse de coho y trucha arcoíris, todo dependiendo de los desempeños productivos y sanitarios.
400 kilogramos por bins, para no colapsar el
contenedor y evitar que la falta de oxígeno
deteriore el pescado. Asimismo, las bolsas de
plástico, que antes tenían un espesor de entre
45 y 60 micras –una micra equivale a 0,0001
centímetros-, hoy deben ser de 90 micras. Son
medidas que aumentan los costos de los
productores, pero que permiten mejorar la
situación sanitaria.
Toda la materia prima de los procesos de
eviscerado y fileteo es reutilizado y de manera
distinta a como se hacía antes, cortesía
también de las imposiciones de Sernapesca. Un
proceso llamado ensilado, que busca frenar de
una sola vez la posible propagación de
enfermedades por medio de la mezcla del
pescado molido con ácido fórmico, generando
una sustancia que evita además del foco
infeccioso, que los bins vayan botando residuos
del pescado podrido en el camino.
“Fue una obligación que empezó de la base de
que en Noruega se estaba ensilando e incluso
antes de la crisis del virus ISA, ya se veía a la
mortalidad como un foco de infección, porque
los mismos barcos que retiraban en un centro,
dos horas después estaban retirando en otro y
la mortalidad siempre está asociada a
enfermedades; si el pescado muere quiere
decir que se enfermó por algo, entonces
mantenerlo en bins, por mucho que se tapara o
hubiera una bolsa plástica, eran contenedores
que andaban con pescado muerto dando vuelta
por distintos centros. Según todos los
estudios, si el mismo pescado muerto se muele
y se le echa ácido fórmico, neutraliza todas las
enfermedades”, explica Francisco Correa,
gerente de operaciones de Fiordo Autral.
Las mejoras a Sernapesca lucen apropiadas
para la industria, sin embargo aún persisten
dudas al respecto. La autoridad fue negligente
por años y en ese sentido, ¿puede esperarse a
futuro una industria sustentable? Las
fiscalizaciones a plantas de procesos y
pisciculturas, entre otros, han aumentado
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Zonificación de las regiones X y XI de acuerdo a las Áreas de Manejo Sanitario. Fuente: Subsecreta-ría de Pesca.
significativamente, además de nutrirse de
personal los diversos departamentos de la
institución, pero eso pareciera no ser
suficiente para algunos. Tanto es así, que Jorge
Uribe frunce el ceño y lanza un suspiro
mientras se detiene a mirar en su oficina un
mapa de las regiones X y XI, con la división de
los barrios.
“Se trazaron líneas artificiales entre ciertas
agrupaciones de concesiones o alrededor de
islas, pero esto es un mismo cuerpo
oceanográfico, el agua que circula en el barrio
9A, el 10B, parte del 11, probablemente es la
misma. Prueba de que no funciona es que
ahora estamos pensando en macrozonas,
entonces se van a establecer corredores para
separar, fue un esfuerzo desesperado por
solucionar un problema mayúsculo”, estima
Uribe.
A su juicio, las mejorías en los indicadores de
desempeño, como el aumento de actividad en
los centros o el mayor peso que están
teniendo los pescados al ser cosechados, son
el resultado de que la biomasa en el agua
disminuyó producto del ISA y por tanto, es
todo consecuencia de un proceso natural, que
no requiere intervención por parte del
hombre, algo que asegura es sabido por todos
los del rubro y que pone en entredicho los
méritos del “nuevo modelo productivo”.
“Si conversas en términos formales sobre eso
con otras compañías, todos sabemos que
porque hubo mucho menos pescado en el agua
la cosa mejoró. Si miras los puntos y
concesiones, la cercanía que hay entre un
centro y otro es fuerte y genera un
hacinamiento, hay una sobrecarga general de
los sistemas y eso incidió en que
anteriormente tuvimos crisis de Cáligus”,
explica el experto.
Por otra parte, la probable eliminación dentro
de dos años de los centros de acopio, que las
autoridades sindican como focos de infección,
preocupa tanto a productores como a
proveedores de servicios, pues no consideran
que sea una decisión acertada por parte de la
autoridad.
“Si tú tienes descarga directa y tienes un
problema en el abastecimiento, por mal tiempo
por ejemplo, la industria va a quedar parada y
eso provoca tacos muy grandes. Pensamos que
la autoridad ha hecho lo que ha querido, ha
dictado cualquier norma sin preguntarle a
nadie y si han preguntado, han tomado las
decisiones que ellos han querido, muchas
medidas se toman sin preguntarle al experto
de cada área”, dice Jorge Ponzini, gerente de
operaciones de Naviera Orca.
En efecto, actualmente los barcos demoran una
hora en descargar 100 toneladas en un centro
de acopio y si se hace directo en línea, el
proceso lleva en promedio ocho horas, algo
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“Según todos los estudios, si el
mismo pescado muerto se muele
y se le echa ácido fórmico, neu-
traliza todas las enfermedades”,
explica Francisco Correa
que con la infraestructura actual complica
sobremanera, pues el desgaste que sufre la
maquinaria no es fácil de arreglar. Asimismo,
las plantas de proceso de los salmoneros se
verían con horas perdidas y turnos
innecesarios, lo cual podría llevar a despidos.
“En Chile, no están las condiciones como en
Noruega para aplicar las mismas normativas,
siendo la base similar, la forma es totalmente
diferente. Allá, por ejemplo, para desinfectar
un casco, hay en todas partes varaderos, el
buque llega, se sube en la mañana y baja en la
tarde; aquí en toda la zona hay cinco astilleros
y casi la misma cantidad de buques que en
Noruega. Compatibilizar es muy difícil y
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Mano dura para el trabajo
en terreno
Todas las plantas y buques deben cumplir con
el Plan de Aseguramiento de Calidad (PAC) de
Sernapesca, que integra normativas de análisis
de peligros y control de puntos críticos
(HACCP).
Este plan era inicialmente voluntario, pero con
la crisis del virus ISA y posteriores hallazgos
con respecto a las malas labores sanitarias, se hizo una obligación. Indica, entre otras cosas, que
todas las instalaciones de plantas de procesos se deben diseñar, construir y mantener para reducir
la contaminación y asegurar la higiene.
Adicionalmente, para quienes exportan al extranjero, existe la certificación BRC (British Retail Con-
sortium), que entre otras cosas, introduce un sistema de manejo de incidentes –como cortes de luz
o agua-, y normas sanitarias compatibles con el PAC para evitar traspaso de enfermedades a terce-
ros. Al ser de carácter internacional, todas las empresas exportadoras deben integrarlo. BRC dura
un año, tras lo cual se hace una auditoría para comprobar que en la planta existan tres puntos:
- Inocuidad: buscar la limpieza, orden e higiene en los procesos que se realicen en las plantas.
- Legalidad: cumplir todas las normas y regulaciones sanitarias tanto internas como de los entes
fiscalizadores locales, en este caso Sernapesca.
- Calidad: que el producto final cumpla con los más altos estándares de calidad y limpieza y sea
reconocido en el extranjero.
Foto: 200811300S015.
oneroso, para sacar un buque a un dique
tenemos que ir a Valdivia, son dos o tres días
perdidos más los costos de traslado y
combustible”, explica el gerente de Naviera
Orca.
Diferencias irreconciliables
Quienes trabajan en la industria tienen claro
que existen luchas de egos, algo común dada la
importancia que tiene la salmonicultura en el
sur del país. Es así como, a juicio de algunos,
estos egos han provocado que dentro de las
plantas de procesos se hagan las cosas de
manera inadecuada, como por ejemplo
utilizando máquinas sin los conocimientos
necesarios o cambiando las formas de trabajo
para adecuarlas a preferencias personales.
David Molina de Primar da cuenta de estas
dificultades al comparar los servicios que
presta la planta en que él trabaja con otras.
“Son más reticentes, no les gusta que tú les
des muchas instrucciones, porque dentro de
todo este boom que hubo del salmón y luego
el ISA, se fue mucha gente de todas las
empresas salmoneras: Multiexport, AquaChile,
Mainstream, Camanchaca. No sólo prestan
servicios a una, sino a tres o cuatro empresas,
ahí cada uno quiere pasar sus pescados y
empieza la disputa por cumplirles a todos y se
forman prioridades”, explica.
Agrega Molina que cuando los gerentes salían
de las empresas durante el virus ISA, de
inmediato tomaban gerencias en otra, por lo
que imponían los métodos que ya conocían y
eso generaba roces en la industria. Además, el
cambio de políticas al fusionarse unas plantas
con otras provocó que hubiera 600 personas
con una cultura de trabajo y 600 con otra, lo
cual interrumpía el buen ambiente y derivó en
abanderamientos con las empresas de origen,
lo cual persiste hasta hoy.
“En esos procesos de fusión fuimos desde
gerentes y administrativos hasta operarios,
personal técnico, todo. Es difícil que convivan
genios, hay involucrados sueldos y por ende
roces que entorpecen el proceso. En su
momento se formaron sindicatos y en una
planta de 600 trabajadores había por lo menos
cuatro sindicatos que luchaban contra la
empresa, su sentido era el choque, nunca de
conversar y mejorar el ambiente, por lo que
hubo paros, movilizaciones colectivas que eran
un caos”, cuenta David Molina.
El problema ha sido tal, que pese a que en un
momento se olvidaron las diferencias, lo que
abrió la puerta a que varios pudieran
capacitarse, ir a Europa y aprender cómo se
hacían las cosas en Noruega o Escocia, seguía
la tozudez y en cierto modo la avaricia; no es
fácil aprender a usar máquinas Baader u otras
por el estilo en poco tiempo, por ende el que
sabía utilizar maquinaria al 100%, se guardaba
ese conocimiento y no lo compartía con el
resto, pues eso le significaba ganar más dinero,
según explica Molina.
Por supuesto que las diferencias entre uno y
otro productor o empresario no se quedan en
el plano local, pues los extranjeros también
han jugado su parte. Durante la crisis del virus
ISA, varias empresas internacionales optaron
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por vender y retirarse del mercado, viendo
que la epidemia ponía fin a un negocio rentable
y que permitía adquirir importancia en el rubro
salmonero mundial. Por esa razón, no es
extraño que al reactivarse la producción y tras
el cambio de los números de rojo a azul, las
empresas extranjeras volvieran a Chile, algo
que indigna a los nacionales.
Jorge Ponzini rememora los días del ISA y
cómo la industria de los barcos sufrió los
embates de esa crisis. “Hubo mucha
presunción irreal y muy infundada, de que
éramos los contaminantes y transmisores de
enfermedad. En parte tenían razón, porque a
veces las medidas de bioseguridad no eran las
más adecuadas, las desinfecciones de los
buques no se efectuaban o a veces sí pero de
mala manera”, asegura Ponzini.
Fue por esta razón que la demanda de naves
disminuyó notablemente y a falta de pescado
tras la masiva cosecha a raíz del ISA, no se
justificaba que hubiera buques navegando: los
costos de personal, combustible y gasto de
equipo eran demasiados pues los barcos debían
funcionar permanentemente, cada hora
detenida era tiempo perdido, ante lo cual los
extranjeros decidieron obviamente abortar la
misión chilena y volver a Europa.
Sin embargo, con una industria que ha
mejorado notoriamente desde la crisis, gran
parte de esas navieras se han reincorporado a
la actividad, sin ninguna restricción de ingreso
al territorio nacional y complicando así el
panorama a las empresas chilenas, además de
incentivar malos comportamientos de las
salmoneras pues les cobran más barato al
recibir.
“Es una competencia absolutamente desleal,
porque ellos a la primera de cambio se fueron,
dejaron todo botado y después volvieron y
nosotros no podemos hacer lo mismo en
Noruega”, dice Ponzini al respecto,
visiblemente alterado mientras explica que,
pese a las numerosas ocasiones en que el
rubro lo ha planteado, las autoridades han
hecho oídos sordos a sus palabras y por
consiguiente, los extranjeros no tienen trabas
para seguir operando en el país, incluso
recibiendo subsidios, “una competencia desleal
legal” como dice el hombre de los barcos.
“Se han hecho estudios pero el Gobierno no
ha dado ningún apoyo al respecto, estos son
barcos especializados para la salmonicultura,
no tienen otra alternativa. Ahora, todo está en
que la industria salmonera haya aprendido su
lección y no vaya sólo por los precios,
antiguamente por un peso se cambiaban de
proveedor, independiente de que la calidad
fuera mala”, declara Ponzini.
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Los dueños de navíos y buques tampoco tienen un panorama fácil. Foto: 200811300S015.
Crisis de precios
Un escenario complejo que enfrentó Puerto
Montt durante la crisis del virus ISA es uno
conocido por varios rubros en los últimos
años: crisis económica. Habiéndose desatado
esta durante los años en que el virus ISA hacía
estragos, la ciudad de Puerto Montt
experimentó un éxodo importante de
trabajadores que veían de a poco cómo sus
deudas aumentaban y los ahorros ya no
alcanzaban para pagar cuentas.
Casos como el de Carlos Mancilla reflejan una
realidad difícil para quienes habitaban en la X
Región durante el auge del virus ISA. Su voz
quebradiza y disposición tímida dan cuenta de
las secuelas de una experiencia que, sin lugar a
dudas, está lejos de olvidarse. Falsas promesas,
malas prácticas y dificultades para rearmar la
vida son algunas de las situaciones que se
vivían.
“Yo trabajaba en Trusal, y me habían dicho que
no iba a afectar pero al final igual cortaron,
decían que iban a empezar por los centros de
cultivo. Estaba instalado en la casa matriz, era
jefe de bodega y abastecía a las empresas de la
región, les hacíamos despacho dos veces a la
semana a todos los centros de la región, varios
en el Seno de Reloncaví. Fui uno de los últimos
en ser despedido”, recuerda.
Si bien fueron varios los que emigraron a
Antofagasta o Calama, a buscar oportunidades
en la minería o en la pesca de la zona norte,
otros tantos no lo sintieron como un proceso
sencillo. Varios nacieron y se criaron con la
lluvia a orillas del mar, algo difícil de olvidar
para quienes se apegan a sus raíces. “No era
opción tratar de buscar trabajo en otros lados,
yo soy puertomonttino y toda la vida he
trabajado acá”, explica Mancilla.
Otros han logrado mantenerse en la región,
pero ven cómo salir de sus orígenes es
complicado y añoran regresar al lugar que los
formó y donde forjaron sus primeras
experiencias laborales. “Primero el tema del
sueldo, segundo las regalías, los aguinaldos, que
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La situación del ISA no dio abasto, no había cómo pagar y por tanto, no había trabajo. Fuente: Ban-co Central.
también se notan bastante. Nos entregan $15
mil o $20 mil contra los $70 mil o $100 mil
que se recibían en la empresa de salmones. Por
eso hay una expectativa de volver a trabajar en
ellas”, admite Héctor Rodríguez, ex operario
de Marine Harvest y que hoy es parte de una
compañía que presta servicios a la planta de
cosecha Caicaén, en Calbuco. Si bien
desempeña las mismas labores que antes,
previo al virus ISA tenía compañeros y
estabilidad, algo que hoy no siente tan seguro.
Mientras habla, Héctor mira de reojo que los
camiones lleven el número correcto de bins –
contenedores plásticos- con pescado, está en
pleno turno y no quiere que le llamen la
atención por detenerse a hablar, el trabajo hay
que mantenerlo como sea.
“El presupuesto que uno tenía disminuyó
prácticamente a la mitad, las cosas para la casa
empezaron a flaquear. Salí en 2009 y estuve
como seis meses sin trabajo, en los cuales
estaba con el seguro de cesantía, que empezó
con un sueldo de $200 mil y terminamos en
$70 mil y era todo lo que uno tenía para
sortear el mes”, confiesa.
Por otra parte, Fernando Soto y Andrés Ruiz
son sobrevivientes en ese sentido: el primero
fue de los pocos que pudo mantener su trabajo
como jefe de logística en AKVA Group,
empresa dedicada a la fabricación de módulos
de jaulas y sistemas de alimentación, mientras
que el segundo, ingeniero acuícola, perdió su
empleo pero rápidamente pudo reinventarse y
hoy administra su propia empresa de servicios
de personal.
Mientras maneja su camioneta hacia un puerto
en las cercanías de Calbuco, para verificar una
carga de flotadores y pasillos, Fernando Soto
rememora los años más críticos de los 20 que
lleva en AKVA. “En esa época éramos 180
personas en la pura maestranza, con los
galpones donde fabricamos todo y llegamos a
ser 25 personas, lo justo que podíamos
mantener. Con decirte que en el tema de las
mantenciones, los que eran jefes de oficina
comenzaron a realizar las salidas a terreno.
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Fuente: Adolfo Alvial Asesorías, con información del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Tenías pega hoy pero mañana no y no podías
contratar a alguien por un día o un mes porque
al siguiente tenías que despedirlo, con los que
había no más se hacía la pega, esa era la
situación”, explica.
Por su parte, Andrés Ruiz logró sobreponerse
a los problemas que producían las crisis y junto
a su señora, que trabajaba con él en la planta
Caicaén, pudo emprender un nuevo negocio
de servicios de personal, aprovechando los
conocimientos que tenían él en el área de
procesos y ella en recursos humanos y
administración. “Yo no me quería ir, pero justo
se dio la oportunidad de volver y generar algún
tipo de servicio. Trabajé desde el principio en
esta planta, la conocía de memoria y eso fue
una oportunidad buena porque conocía todo el
proceso. Mi señora trabajaba en recursos
humanos, entonces hicimos todo ese
complemento de la parte técnica y operativa
junto con la administrativa. Ella ubicaba a los
más buenos que estaban sin trabajo para que
los pudiéramos tomar y partir con este
servicio, así íbamos filtrando”, explica Andrés.
De esta forma, varios de los que en un
momento salieron de la industria, hoy pueden
trabajar con cierta tranquilidad, a veces con
una menor remuneración, pero sabiendo que
podrán llegar a fin de mes con un sueldo digno
y en buenas condiciones laborales.
Es así como hoy Puerto Montt es distinto. Los
barrios alguna vez desiertos, como el sector
Mirador de la Bahía allá por Avenida Austral,
rebozan de niños jugando en las plazas cuando
el buen tiempo se posa en el Seno de
Reloncaví y con gente llenando el Mall Paseo
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Por ahora, las Torres Costanera son símbolo de una estabilidad económica y laboral en Puerto Montt. Foto: 200811300S015.
Costanera los fines de semana, mientras las
Torres Costanera se alzan frente al mar como
símbolos de una economía activa y que al
parecer no tiene nada de qué preocuparse.
Sin embargo, no todo es color de rosas. Los
números rojos volvieron a la industria durante
2012, no tanto por la producción, que fue
similar a los niveles pre ISA, sino más bien por
las ganancias obtenidas, ya que al cabo de un
año hubo una fuerte caída de los precios
internacionales, que pasaron de US$7,5 por
kilo a US$4,5. Problema no menor, ya que gran
parte de las empresas pidió préstamos a los
bancos durante la época de ISA y varias todavía
están pagando; se estima que la deuda total de
la industria salmonera ronda los US$ 1.700
millones. En paralelo, los costos en insumos de
alimento, como son la harina y aceite de
pescado, también están teniendo un
incremento en el mercado internacional, por lo
que una recuperación lenta del precio del
salmón no alcanzaría para cubrir durante la
primera parte de 2013 lo que se gasta en
alimentación.
Es por esto que a juicio de Jorge Uribe, los
productores se están viendo en situaciones
adversas, ya que junto a la disminución de los
precios internacionales, existen altas deudas
por la crisis del virus ISA y los bancos no están
dispuestos a seguir negociando con las
empresas. En ese sentido, estima que las
entidades financieras pidan la quiebra de las
empresas o que salgan a venderse, como
algunas ya han comenzado a hacerlo. Algo nada
extraño, considerando que hasta el día de hoy,
casi ninguna empresa salmonera cuenta con la
capacidad de a 30 días y la mayoría lo hace a
más de 100, incluso a 180.
“Pasamos por una situación tan compleja que
llevó a créditos sindicados, con repactación de
las deudas, de los intereses, etc., pero la banca
ya está media choreada, entonces ¿es lícito que
alguien vaya de nuevo a tocarle la puerta al
banco coordinador y decirle “mira, la verdad
es que la cuota que te tenía que pagar el 2013
en función de los precios que se prevén se ve
un poco difícil, me la puedes chutear para el
otro año? Pocas probabilidades”, explica Uribe.
Debido a los buenos niveles que mostraba la
salmonicultura, varias empresas hicieron
proyecciones auspiciosas, las cuales ya se han
mermado con la baja de los precios. Un
ejemplo de esto es la producción de coho,
salmónido que se vende principalmente a
Japón.
“Se sembró coho para la cosecha de esta
temporada y termina a más tardar en marzo,
para cosechar del orden de 130 a 150 mil
toneladas; el mercado japonés consume 90.
Entonces los que hacen coho proyectan
pérdidas considerables y esto va a depender
obviamente de qué tan bien hacen las cosas en
términos productivos, pero todas van a
perder . Esas empresas también van a tener
que ingeniárselas para ver como pagan la cuota
de su crédito sindicado”, comenta el gerente
de Marine Harvest.
Siendo ese un caso, no es el único, pues las
proyecciones auspiciosas también se hicieron
con el salmo salar y la trucha arcoíris, por lo
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cual ninguna se salva de que sus ventas puedan
caer durante el 2013, si es que no lo hicieron
ya a fines del 2012, pues los precios a finales
del año pasado eran los más bajos de los
últimos cuatro años.
“Otras empresas, ahora de salmón del
atlántico (salar), hicieron sus proyecciones con
precios de venta en algunos casos muy
auspiciosos, otros más conservadores, pero
todos esperaban ganar plata. Y con la
sobreoferta y precios que tenemos hoy, los
márgenes se hicieron polvo. La trucha
tampoco se salva, porque desde el punto de
vista productivo, es la especie más compleja en
términos de conversión, y sanitariamente se ha
comportado muy mal, ha sido muy susceptible
al SRS, por lo tanto los niveles de mortalidad
son más altos”, afirma Uribe.
Y no se dan problemas sólo con el cultivo de
peces, sino también con los proveedores de
servicios. Un reflejo de esto se da al visitar los
terrenos de Austral Plastics, empresa dedicada
al desarrollo y fabricación de elementos
plásticos para distintos rubros, entre ellos el
acuícola. Mientras se fabrican en enormes
máquinas contenedores y rejas, en el patio
trasero hay una gran cantidad de flotadores
para jaulas, Pero estos materiales no están ahí
para ser entregados próximamente, sino
porque no hay a quién pasarlos: las empresas
que se han visto con problemas de dinero no
tienen cómo costear nuevas herramientas y se
ven obligadas a persistir con las más viejas, algo
que perjudica a las cadenas de servicios.
“El problema de muchas industrias de la región
es que nos dedicamos casi cien por ciento a los
salmoneros. Para ventaja y desventaja le
trabajamos al 80% de los salmoneros y cuando
se pararon todos –en época de ISA-, a
nosotros se nos acabó casi toda la pega,
involucrando despidos”, comenta Fernando
Soto, sabiendo que eso mismo podría ocurrir
mientras dure la crisis de precios.
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A partir de la recuperación del virus ISA, la cosecha de Salar se ha disparado, provocando sobrepro-ducción. Fuente: Subsecretaría de Pesca.
Sin embargo, hay soluciones. El hecho de que
haya posible despidos por crisis de precios, ha
derivado en que surja una nueva política, sobre
todo cuando quienes sufrieron alguna vez los
efectos de la crisis anterior opten por emigrar
al norte: ir a las universidades, a buscar “la
nueva cepa” como la define David Molina.
“Ha dado buenos resultados, ya que hemos
tratado de buscar colegas, peros se van y no
están los más competentes, por lo que
tratamos de buscar savia nueva, los
preparamos y enseñamos”, explica el
administrativo.
Uno de estos casos es el de Karol Baron,
encargado de procesos terceros en Primar y
quien no lleva más de un año en la empresa. En
una oficina de tres personas, él es quien anima
las mañanas con música de su celular, chistes y
anécdotas, llamando a cada uno de sus
superiores “doctor”, como forma de respeto
lúdico. Recién lleva medio año trabajando en
Primar, pero se ha integrado totalmente a una
industria complicada, se lanzó a los leones
como él lo describe.
“Para mí esto es un reto porque no sabía nada
de pescados, para mí estos andaban en el agua
no más pero la parte industrial no la manejaba
mucho, no sabía los conceptos”, dice mientras
sus compañeros hablan de su elevado tono de
voz, algo que si bien no les molesta, lo califican
de “poco asertivo”.
Karol Baron forma parte de una nueva
generación de salmoneros, quienes se han ido
integrando a la industria mediante planes
semilleros de las empresas, a veces en
conjunto con las autoridades.
“No fue tan complicado entrar porque las
herramientas me las entregaron en la práctica,
los profesores que tuve acá, ahora mis colegas.
Hay harta gente joven y tuve la suerte de que
entré por un plan semillero, en el cual los
estudiantes que vienen a hacer la práctica
tienen posibilidades de quedarse a trabajar sin
experiencia laboral, porque hoy se pide mucha
experiencia o dos años mínimo para entrar a
cualquier empresa”, explica Karol.
Asimismo, lo hecho por las autoridades a
partir de las lecciones de la anterior crisis es
un signo de alivio. Es por ello que llega un
tanto agitada a las dependencias de la
Subsecretaría del Trabajo la seremi de la
cartera en la X Región, Andrea Rosmanich,
quien se disculpa primero por la postergación
de la entrevista y luego por el atraso de una
hora de esta, argumentando que se le
extendieron algunas reuniones. Su agenda no le
permite tomar respiro, y es que para ella la
sustentabilidad laboral se ha vuelto clave, sobre
todo cuando se refiere a una tasa de
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Cientos de flotadores listos para usarse, pero que no hallan comprador. Foto: 200811300S015.
desocupación cercana al 8% en la región y al
20% en lugares como Quellón cuando asumió
el cargo, en 2010.
“Cuando asumimos teníamos una fuerza de
trabajo cercana al 50%, ahora tenemos una de
las mayores tasas en Chile de incorporación de
inactivos a la fuerza de trabajo, cercana al 60%.
Actualmente tenemos 12 mil personas
cesantes o que buscan trabajo por primera vez,
menos de la mitad que al asumir y en esto la
industria del salmón ha tenido una gran
participación”, comenta la seremi.
Siendo una industria que mueve casi en su
totalidad al sur de Chile, tras la crisis del ISA
se creó el Plan Salmón, programa para apoyar
con empleos de emergencia y emprendimiento
a las personas que fueron desvinculadas de la
industria y que aún luchaban por permanecer
en la región. Servicios como SENCE, Sercotec,
Fosis, el gobierno regional y la Subsecretaría
del Trabajo estuvieron involucrados, pero la
efectividad de los planes laborales era nula,
puesto que los emprendimientos en su mayoría
fracasaron y los recursos fueron mal utilizados.
Es por eso que hoy se trabaja fuertemente en
que la gente se mantenga trabajando y eso no
sólo desde la autoridad regional, sino también
desde las asociaciones gremiales. Es así como
SalmonChile A.G., asociación que representa a
la gran mayoría de las empresas salmoneras,
mantiene hoy la llamada Red Salmón, programa
encargado de mantener una base de datos de
trabajadores para capacitarlos y ayudarlos a
conseguir empleos en caso de necesitarlos.
“Tenemos hoy 7.550 personas inscritas, de las
cuales logramos intermediar, o sea que tú estás
inscrito, te ayudamos a encontrar un trabajo y
te instalamos en uno, un 41%, lo que no es una
cifra despreciable. A eso se suma gente, otro
porcentaje importante, que se capacitó gracias
a esta instancia y otro que generó
emprendimientos importantes y se
reinventaron”, sostiene Sandra Ulloa,
coordinadora de la Red Salmón.
Además del empleo, SalmonChile está
participando de forma activa con las empresas
para evitar que la crisis de precios golpee muy
fuerte al mercado, a través de vínculos
públicos privados y campañas de expansión en
el extranjero, a fin de encontrar nuevos
mercados interesados en el producto nacional,
lo cual hasta ahora va rindiendo frutos.
“Por primera vez se armó una campaña
internacional, la campaña a Brasil, donde todas
las empresas que venden productos a ese país
se unieron para fomentar el consumo de
salmón allá. Las empresas tienen sus propias
estrategias para abordar situaciones como
estas y nosotros los apoyamos desde esa
perspectiva con alianzas estratégicas, imagen
país, ministerio de Relaciones Exteriores,
dando la posibilidad de ampliar los mercados,
hay muchos importantes que todavía no se han
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“El problema de muchas indus-
trias de la región es que nos de-
dicamos casi cien por ciento a
los salmoneros”. Fernando Soto,
jefe de logística en AKVA.
profundizado, países como China donde el
consumo de mar es alto, India puede ser un
potencial mercado y en Rusia también ha
crecido mucho el consumo”, explica la
funcionaria de SalmonChile.
Innovación a la vuelta de la
esquina
Son momentos en que cultivar se vuelve
complicado por la agresividad de las
enfermedades y el nuevo modelo productivo
pone en vilo a los salmoneros. Sin embargo, en
el corto plazo, se alza un proyecto que podría
revolucionar a gran escala la industria
salmonera: la engorda en tierra. Y es que esta
innovación ofrece varias ventajas con respecto
al cultivo en mar, además de la posibilidad de
controlar variables que en el agua son difíciles,
por no decir imposibles, de manejar.
En primer lugar, las condiciones de
crecimiento para los peces, así como la calidad
del agua y los parámetros ambientales se
pueden controlar, evitándose así cuadros de
estrés que pudieran darse por agentes
externos, como microorganismos u otras
formas de vida marina o cambios climáticos, en
el océano. Además, el hecho de que el agua se
pueda purificar de manera más sencilla, reduce
enormemente la necesidad de vacunas y
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Cultivo en tierra
El proceso que se busca aprovechar con la engorda en tierra es la recirculación del agua, utilizando
agua extraída desde el Canal de Chacao, donde las corrientes marinas permiten librar al elemento
hídrico de problemas sanitarios.
Las ovas (huevos) y alevines (crías) se siembran como se hace hoy, es decir, en las pisciculturas ins-
taladas en agua dulce, para que luego en vez de trasladarse a centros de mar, lo hagan a piscinas en
tierra con esa agua, que antes de usarse se desinfecta con rayos ultravioleta, asegurándose así la
muerte de prácticamente todo agente patógeno. Luego, el líquido es llevado hasta una planta purifi-
cadora y finalmente devuelto al océano, lográndose así una recirculación totalmente limpia.
Con este proceso, se pueden lograr
importantes cambios a nivel productivo,
como una mejora en términos de velo-
cidad al cosechar pescado, pues un sal-
món demora año y medio en alcanzar
un peso de 4,5 kilos en los centros de
mar, mientras que con la engorda en
tierra, el tiempo se reduce a un año. Foto: Neosalmon
antibióticos y permite un tratamiento más
eficiente en caso de que hubiera peces
infectados con alguna enfermedad o parásito.
Las desventajas del cultivo en tierra son
diversas, pero todas tienen un factor común:
una alta inversión económica. Para que este
método funcione, las instalaciones deben estar
a nivel del mar para minimizar costos de
bombeo de agua, el área debe ser espaciosa,
las bombas deben funcionar todos los días y a
toda hora y la electricidad no puede fallar. Son
condiciones evidentemente costosas, pero no
imposibles para quienes tengan los recursos y
deseen invertir en esta fórmula, con la certeza
de que los problemas propios de la naturaleza
en el mar pueden manejarse sin problemas a
diferencia del cultivo tradicional.
Así como la empresa FishFrom en Escocia ya
comenzó un proyecto para construir un centro
en tierra con capacidad de producción de
3.000 toneladas de salmón anuales, en Chile, el
Complejo Acuícola Industrial Neosalmon está
invirtiendo cerca de US$85 millones en el
proyecto Neosalmon, que se erige en el sector
Astilleros, en la comuna de Maullín, y que
contará con tres módulos de 5.000 toneladas
anuales cada uno.
La capacidad de producción de la piscicultura
en tierra que se proyecta hoy supera con
creces la que se puede lograr en mar, pues en
términos comparativos, esta se asemeja a 15
centros de cultivo marítimos que cosechen
cada dos años cerca de 4.000 toneladas cada
uno, de acuerdo a la regulación y densidades
impuestas en los barrios.
Para instalar en Chile esta nueva modalidad,
Neosalmon viene trabajando hace siete años
en el proyecto con diversos cultivos de prueba
para comprobar que es un sistema eficiente,
por lo cual obtuvo en agosto de 2012 la
Resolución de Calificación Ambiental (RCA),
con la cual ya se está construyendo para que
en junio de este año comience la incubación de
ovas.
Son varios los que se han acercado en forma
experimental a esta alternativa de cultivo en el
país, pero nadie hasta ahora había encontrado
factibilidad económica para realizarlo. De ser
una experiencia positiva y que se vuelva al
alcance de la mano para los diversos
productores, se reduciría de forma drástica el
impacto ambiental que generan las jaulas de
cultivo instaladas en el mar, evitándose así por
ejemplo, que se ensucien los fondos marinos y
que Sernapesca deba cursar multas y verse
obligada a cerrar parte de estos.
Es así como, pese a las dificultades que está
experimentando la industria salmonera, se
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La tecnología de punta es clave para el desarrollo de la salmonicultura. En la imagen, una balanza elec-trónica. Foto: 200811300S015.
estima una producción cercana a las 700 mil
toneladas para este año, incluyendo en los
pronósticos el flujos de caja débiles y posibles
quiebras de algunas compañías, además de
probables nuevas regulaciones por parte de la
autoridad para frenar totalmente los
problemas sanitarios. Sin embargo, la demanda
no sólo disminuye en Chile, sino también en
los otros países que producen salmón, por lo
que hay esperanzas de tener números azules,
siempre que la industria nacional sepa
anticiparse a los escenarios difíciles.
Camino a casa, Fernando Soto habla de su hijo
y el cambio de carrera que debió costear hace
un tiempo, lo cual no era barato y por tanto
requería cambiar un poco los planes, desistir
por ejemplo de comprar mejoras para su
moto, pues es un aficionado del enduro. Se
trata de una situación que, de declinar la
industria salmonera, podría poner en jaque el
pasar económico de varias familias y por qué
no, de toda una región.
“Lo más importante en la región siempre fue la
salmonicultura y el área forestal también movía
mucha inversión. El área agrícola o lechero
nada, hoy es el salmón el que mueve casi todo.
Si el salmón muriera nos vamos todos y queda
un pueblucho, porque la gente pierde la
autonomía”, reflexiona Soto.
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El aumento sostenido de la biomasa hace factible las proyecciones de producción para este año. Fuente: Servicio Nacional de Pesca.