La resolución de conflictos familiares 1 MÓDULO 4: LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS FAMILIARES
La resolución de conflictos familiares
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MÓDULO 4:
LA RESOLUCIÓN DE
CONFLICTOS FAMILIARES
La resolución de conflictos familiares
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TEMA 1
EL CONFLICTO UN ESPACIO
DE APRENDIZAJE
La resolución de conflictos familiares
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1 EL CONFLICTO UN ESPACIO DE APRENDIZAJE:
El conflicto, en sí mismo, no es un problema sino un espacio de aprendizaje.
Aprendizaje sobre nosotros mismos y sobre los demás, sobre los implicados
en el conflicto. Es una oportunidad para aprender habilidades sociales y
competencias de negociación, empatía, respeto, escucha activa, entre otras
cosas.
Los conflictos son parte inherente de la convivencia de las personas. Cada
persona es única y diferente, así como su forma de entender el mundo.
Cada persona tiene su “mapa” del mundo, por lo que es normal que en una
convivencia existan conflictos, por ejemplo: saltar en el sofá, tener la casa
ordenada, hacer las camas, limpiar, bajar la basura, que ver en la Tv, etc.
En el conflicto afloran las incompatibilidades, los choques de opiniones, de
conductas o de afectos, pero esto no significa ni que un conflicto sea un
problema, ni que la persona que genera el conflicto sea conflictiva.
Los conflictos vividos en familia se pueden entender como expresión y fruto
de un “des-encuentro”, pero podemos canalizarlos y reorientarlos hacia un
“re-encuentro”. Un conflicto bien abordado es una oportunidad de
aprendizaje para toda la familia, no solo para los implicados, sino para todos
los que forman parte del grupo, pues es una oportunidad de crecimiento
para todos, una oportunidad de tener más opciones. Y también de aprender
mediante el modelaje distintas formas de resolver situaciones difíciles, que
después pueden llevar a otras áreas de la vida, como el colegio, el trabajo,
los amigos, etc.
Un conflicto bien abordado es una oportunidad de ap rendizaje para
toda la familia
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El conflicto se genera cuando no nos hacemos responsables de nuestras
necesidades ni de las necesidades del otro, cuando enjuiciamos y
culpabilizamos, cuando exigimos desde nuestro mapa, cuando limitamos la
libertad de expresión, de elección y de decisión, cuando queremos llevar la
razón por encima de todas las cosas, cuando no tomamos en cuenta
nuestras propias emociones ni las del otro, cuando no escuchamos.
Todo esto limita la capacidad empática de ponerse en la piel de la otra
persona y observar, de ver qué es lo que hay detrás de la situación
conflictiva.
Las formas más tradicionales para gestionar los con flictos eran
principalmente dos:
1. Modelos evasivos : Ignorar el conflicto, negarlo, minusvalorarlo.
2. Modelos impositivos: Basados en la confrontación, el
enfrentamiento, el juicio y el castigo.