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Publicado en:Realidad Econmica 134, p. 67-82, IADE, Buenos Aires, 1995, ISSN 0325 1926.
Globalizacin y ajuste en la realidad regional
argentina: reestructuracin o difusin de la
pobreza?
Mabel Manzanal
Resumen:En este trabajo se sostiene que la reestructuracin
socioeconmica operada y reclamada, alegando la necesidadresultante de los procesos de globalizacin a escala mundial, esuna nueva adaptacin de las estructuras nacionales, regionales
y locales, al proceso de concentracin del capital.Concentracin que en la Argentina ha adquirido una profundidady magnitud que se torna inaceptable dada la eficiencia econmicay social necesaria para la consecucin de polticas pblicas bajogobiernos democrticos. Ello resulta evidente, por ejemplo, alanalizar las particularidades socioeconmicas que asume lareestructuracin actual en las economas regionales. Enespecial, en el contexto de la poltica neoliberal de ajusteortodoxo del gobierno del presidente Menem. Una versin anteriorde este trabajo fue presentada al Seminario Internacional:"Impactos territoriales de la Reestructuracin", organizado porel Instituto de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad
Catlica de Chile.
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Mabel Manzanal es investigadora independiente del Consejo Nacional de
Investigaciones Cientficas y Tcnicas -CONICET-, y profesora titular regular
de Economa en la Facultad de Filosofa y Letras -FFLL- de la UBA. Su lugar
de trabajo es el Instituto de Geografia de FFLL-UBA-.
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INTRODUCCION
La reestructuracin econmica y social que se opera en la
ltima dcada en casi todos los pases del mundo se justifica por
la cada de la tasa de ganancia y/o por la detencin del
crecimiento. Y de aqu, entonces, se explica la necesidad de
los pases latinoamericanos y de sus gobiernos de adecuar y
conformar sus polticas al contexto mundial, de modo de afrontar
y superar esta nueva realidad. El objetivo orientador de las
estrategias que se disean es, bsicamente, mejorar y ampliar la
competitividad nacional en el mercado mundial y/o regional,
flexibilizando la produccin, adecundola a las demandas del
mercado y descubriendo nichos de consumos no satisfechos.
Sin embargo, desde qu lugar de una nacin se hacen estas
propuestas y a quin se dirigen?. No se habla del origen, de la
causa ltima que obliga a introducir estos cambios. Es decir, no
se dice que ellos son el resultado de un proceso de concentracin
del capital creciente y agudizado en las ltimas dcadas.
Calcagno y Calcagno (1995:41) sostienen que :
"En vez de decir claramente que se eligen determinadaspolticas, con beneficiarios y perjudicados biendefinidos, se afirma que, por razones objetivas, estapolitica es la nica posible. Y es cierto que es lanica posible una vez que se acept la sangra de ladeuda y la condicionalidad externa, una vez que sedecidi adecuarse a la actual estructura de podereconmico y mantener la actual distribucin delingreso y de la riqueza".
Si aceptamos que lo que se est dando es un excesivo
proceso de concentracin del capital, entonces basta con recordar
dos premisas por dems conocidas pero aparentemente olvidadas:
a) El aumento de la concentracin del capital lleva
implcito una cada en la tasa de ganancia. O lo que es lo
mismo: la baja en la tasa de ganancia es un resultado esperable
del proceso de concentracin.
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b) El aumento de la concentracin implica disminucin del
consumo de los sectores mayoritarios de la poblacin. Esto en
trminos econmicos puede subsanarse, transitoriamente,
aumentando el consumo de los sectores de altos ingresos y/o
desarrollando nuevas exportaciones.1 De todas maneras a mediano
plazo aparecern problemas sociopolticos y econmicos. Por un
lado, la disminucin de ingresos y consumo de la poblacin
mayoritaria acarrea graves consecuencias sociales -desocupacin,
descontento y conflictividad sectorial y regional, delincuencia,
desintegracin de la familia, etc.-. Ello no puede ignorarse en
sistemas democrticos de gobierno. Por otra parte, un mercado
interno reducido limita las posibilidades de integracin y
negociacin en mercados regionales como el Mercosur.
Es decir, es utpico proponer un crecimiento del producto
interno a largo plazo que no tenga en cuenta a los sectores
mayoritarios de la poblacin nacional y, asimismo, que no
articule la actividad de la gran empresa -de capital nacional o
internacional- con el desarrollo de la pequea y mediana.
Entonces consideramos que:
a) la reestructuracin socioeconmica operada y reclamada
es una nueva adaptacin - aunque ms traumtica que la que se di
en otros momentos histricos- de las estructuras nacionales,
regionales y locales, al proceso reciente de concentracin del
capital a nivel mundial; y
b) en la Argentina, por lo menos, esta concentracin ha
adquirido una profundidad y magnitud que resulta inaceptable dada
1 Lo cul adems de tener su propio lmite, es bastante utpico para pases
como Argentina, con una mayora de poblacin vinculada al mercado interno, con
altas tasas de desocupacin y en un contexto mundial muy competitivo y con
importantes avances tecnolgicos.
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la eficiencia econmica y social necesaria para la consecucin
de las polticas pblicas bajo gobiernos democrticos.
En realidad, la historia econmica latinoamericana revela
con absoluta claridad que, desde la segunda mitad de este siglo,
la concentracin del capital, y su permanente reestructuracin
y expansin (sectorial y espacial), viene condicionando y
afectando el crecimiento, el desarrollo, y las condiciones de
vida de la poblacin de menores recursos. Desde luego que hoy
da aparecen otras manifestaciones, como por ejemplo que estas
restricciones estn alcanzando a nuevos grupos de poblacin -
eximidos hasta el presente de las privaciones sufridas por los
sectores de menores recursos-. Es el caso de la poblacinidentificada popularmente como "clase media", su estrato ms bajo
observa -incluso en el primer mundo- como se deterioran
aceleradamente sus condiciones de vida, y especialmente sus
niveles de ingresos y/o prdida del empleo.
En los prrafos que siguen desentraamos algunas de las
particularidades de la reestructuracin actual en las economas
regionales de la Argentina; y en especial sus efectos en relacin
al espacio, la poblacin y las actividades productivas.
Pero antes daremos una rpida perspectiva de ciertas
caractersticas de la poltica socioeconmica del gobierno del
presidente Menem que importan en el anlisis regional.
LA POLITICA LIBERAL DE AJUSTE ORTODOXO: SUS LOGROS Y
CONDICIONAMIENTOS
Consideramos que la actual poltica del gobierno
justicialista (1989-1995) constituye en la Argentina el ejemplo
ms acabado del modelo de ajuste liberal-ortodoxo reclamado por
el actual proceso de globalizacin y reestructuracin econmica
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mundial.
No desconocemos que el ajuste comenz antes y que muchas de
las medidas de este gobierno intentaron implementarse durante el
gobierno radical del presidente Alfonsn (1983-1989). Sin
embargo slo un lustro despues, y con el justicialismo en el
poder, se dieron las condiciones sociopolticas que permitieron
su implementacin. (bsicamente apoyo empresario con sindicatos
controlados y debilitados, y fuerzas armadas desgastadas y
prescindentes del accionar poltico)
A tal punto es una poltica modelo, que incluso se lo
postula como ejemplo en los centros de poder mundial, siendo el
ministro de economa Cavallo un referente indiscutido. Y,
efectivamente, es as, porque:
a) Esta diseada siguiendo los condicionantes impuestos por
el proceso de globalizacin a escala mundial (liberalizacin y
apertura del mercado en general, desregulacin de la intervencin
estatal sobre el desenvolvimiento econmico privado,
privatizacin de los bienes pblicos rentables, flexibilizacin
laboral, ventajas para la localizacin de empresas
transnacionales).
b) Se ejecuta sin intentar revertir, ni limitar sus efectos
negativos respecto a las condiciones de vida de la mayora de la
poblacin de menores recursos. No persigue la bsqueda del
bienestar social como parte integrante del modelo. Es decir, no
busca aplicar una poltica social de tipo "institucional-
redistributivo", proveyendo, fuera del mercado, servicios
universales bajo el principio de la necesidad (Lo Vuolo, 1995:
249).
Si bien con contradicciones, las polticas sociales que se
aplican tienen un estilo residual o industrial meritocrtico2.
2 El modelo residual es aqul en que las instituciones intervienen slo
temporariamente, cuando el mercado privado y la familia se quiebran. Por su parte
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Y en este contexto los programas sociales resultantes no pueden
detener el deterioro generalizado de las condiciones de vida;
porque el punto de referencia de la poltica social es la
"pobreza" (identificada con el sector al que el mercado no puede
satisfacer por falta de demanda solvente). Es decir, su
objetivo es llegar slo a quines "acrediten" ser "pobres"
(ibidem: 277), y como tales no pueden proveerse de estos
servicios en el mercado dada su falta absoluta de recursos.
Pero existen logros que desde una postura diferente
debamos reconocer a esta poltica? Si y no. No podemos dar una
respuesta taxativa pues si bien hay metas con las que
coincidimos, no acordamos con la forma, ni los medios. Es elcaso de: la estabilidad econmica y la notable desaceleracin de
la inflacin alcanzada; de ciertas reformas estructurales,
institucionales y administrativas; de determinados incrementos
de productividad sectorial; de cierta expansin de la demanda
de bienes durables asociada a la recomposicin del crdito
comercial; del aumento de la inversin extranjera directa.3 ,
La cuestin preocupante no es que stos sean resultados en
parte parciales y quiz transitorios, sino cmo se lleg a ellos,
bajo qu condicionamientos limitante del accionar futuro, cul
el "modelo 'industrial-meritocrtico' incorpora instituciones de bienestar social
como adjuntas a la economa, y sostiene que las necesidades sociales deben ser
alcanzadas en base al mrito, los rendimientos en el trabajo y la productividad".
(ibidem: 249).
3El PBI se increment casi un 9% en 1991 y 1992, un 6% en 1993, superando los
niveles mximos desde 1980. Por su parte la entrada neta de capitales fue: en 1991
3,2 mil millones de dlares, en 1992 ms de 11 mil millones de dlares, y en 1993
casi 11 mil millones de dlares (Pfr. Kosacoff, 1995: 109).
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es su direccionalidad?, hacia dnde va el desarrollo nacional?.
Esta inquietud est latente entre polticos y analistas del
caso argentino y no solamente entre quines tienen posiciones
ideolgicas totalmente contrapuestas a las del gobierno de Menem.
An aqullos que expresan su reconocimiento explcito por lo
realizado, entienden que deben buscarse propuestas para
direccionar el programa futuro. Nos importa destacar, asimismo,
que repetidamente aparece la preocupacin por el nivel que ha
alcanzado la concentracin del capital en la Argentina. Veamos
dos buenos referentes al respecto. Uno es el anlisis de la
politica del gobierno de Menem hecho por Gerchunoff y Machinea(1995: 41) -ambos funcionarios del rea econmica durante el
gobierno radical anterior del presidente Alfonsn-. Ellos
sostienen:
"Lo que el gobierno del presidente Menem nos dejar al
cabo de su mandato es una combinacin de elementos en
desequilibrio: estabilidad, pero con precios relativos
que discriminan contra la produccin industrial y
agropecuaria; equilibro fiscal, pero logrado con
impuestos regresivos y manteniendo un Estado todava
incapaz de ejercer sus viejos y nuevos roles;
inversiones privadas en aumento, pero sesgadas a
sectores que no garantizan una insercin competitiva
en el mundo; fuertes incrementos de productividad,
pero acompaados de una alta tasa de desempleo y de
una concentracin de la propiedad que parece haber ido
ms all de lo necesario; baja tasa de ahorro, y por
lo tanto la necesidad de apelar al endeudamiento
externo en una magnitud que arroja dudas sobre la
viabilidad de largo lazo del programa econmico".
(cursiva nuestra).
La otra referencia es de Chudnovksy, Lpez y Porta (1995)
y se refiere especficamente a las posibilidades y limitaciones
del aumento de la inversin extranjera directa (IED); la que
ha jugado un rol trascendente en el programa del gobierno y que
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fue atrada especialmente por el plan de privatizaciones, la
estabilidad de la poltica econmica y la perspectiva de la
demanda. Estos autores sealan4:
4. El ingreso de IED en Argentina en relacin a finales de los aos '80 (u$s
1.000 millones en promedio) se ha multiplicado por cuatro en 1992 y por seis en 1993
(ibidem: 35). Ms del 60% de la inversin en los sectores privatizados es de origen
externo (ibidem: 39).
"Indudablemente favorecidas por las tendencias de
los mercados internacionales, las polticas
implementadas desde 1990 en la Argentina atrajeron un
volumen considerable de IED... Sin embargo, cabe
sealar que el escenario internacional est virando
hacia condiciones 'ms duras', el ingreso previsto en
lo que resta por privatizar es de un monto
relativamente menor y no parecen multiplicarse las
oportunidades de mercado que han atrado hasta el
momento flujos espontneos."
"En un primer momento por el desequilibro fiscal
y posteriormente por el desequilibro externo, el
gobierno tuvo siempre una concepcin 'financiera' o
'de caja' de la IED. Las preocupaciones oficiales en
esta materia se concentraron en garantizar cantidad y
desestimaron los problemas de calidad de la IED. Es
posible tambin que se haya considerado a la calidad
un atributo endgeno o, ms an, inherente a la IED.
Sin embargo, su contribucin a la formacin de
capital, al desarrollo de mayor capacidad competitiva
y al proceso de transferencia tecnolgica en el
perodo reciente resulta relativamente escaso, y ah
dnde los niveles de aporte son mayores, responden en
general a metas concertadas o exigidas. ..."
"Al mismo tiempo... el actual proceso de
reestructuracin de la economa argentina... toma la
forma de una fuerte concentracin patrimonial. Frente
a esta situacin, es necesario desarrollar e
implementar instrumentos efectivos de accin que
inhiban o sancionen el abuso de posiciones dominantes
y las prcticas monoplicas" (cursiva nuestra -ibidem:
60-).
En definitiva, el resultado es que son los asalariados,
cuentapropistas y pequeos y medianos empresarios -pymes- los
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sectores sociales directamente afectados. Y, entre stos, es la
poblacin localizada en las reas extrapampeanas la que vive ms
agudamente estas restricciones, como veremos en el punto
siguiente. Todo lo cual se manifiesta:
a) En trminos ocupacionales y productivos, va
desocupacin, subocupacin o desplazamiento de asalariados y
pymes, a causa de la concentracin capitalista, econmica,
productiva y tecnolgica.
b) En trminos de asistencia social, a travs del deterioro
de las condiciones de vida en materia de salud, educacin y
seguridad (y en menor medida vivienda). Pues el rol del Estado
subsidiario es impulsar que el mercado satisfaga estos mbitos
de accin, que en otro contexto correspondan al sector pblico,
con un criterio de aplicacin universalista.
En lo que sigue veremos algunos de los contenidos y efectos
de la poltica de ajuste en las economas regionales.
LAS ECONOMIAS REGIONALES, SUS DIFICULTADES E INCERTIDUMBRES EN
EL CONTEXTO DE LAS POLITICAS DE AJUSTE
Regionalizando el territorio nacional 5
La desigual conformacin espacial de la Argentina en
ciertas reas se acenta con el tiempo. Sus diferenciaciones
espaciales son de antigua data y hoy da expresan formas
particulares de predominio y de penetracin capitalista en cada
zona. As la regin pampeana tiene una antigua insercin
capitalista que se filtr en todos sus principales procesos
productivos, de donde su desarrollo social y econmico en mucho
se asemeja al tpico de zonas similares de las economas
5Este apartado y el siguiente constituyen una sntesis de Manzanal, 1993:
518.
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centrales desarrolladas6. De aqu que las provincias pampeanas
centrales (Buenos Aires, Crdoba y Santa F) integran el grupo
que identificamos como el rea de desarrollo capitalista
dinmico, en el cual incorporamos tambin a Mendoza, por sus
similares caractersticas en el desarrollo capitalista.
6 Predominio de condiciones capitalistas en una regin significa que su
dinmica de desarrollo se caracteriza por: a) formas capitalistas de produccin en
la mayora de sus sectores econmicos; b) renovacin y modernizacin de las tcnicas
de produccin; c)mayor peso relativo de la fuerza de trabajo capacitada; d) elevada
flexibilidad de los procesos productivos y de trabajo; e) dotacin de
infraestructura econmica y social acorde con este desarrollo de las fuerzas
productivas; f) condiciones favorables para la generacin y reinversin del
excedente econmico (Pfr Manzanal, ibid: 518; vase tambin Manzanal y Rofman,
1989: 9).
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Finalmente estn las reas de nueva insercin en el sistema
nacional: se trata de la regin comnmente conocida como
Patagonia (norte y sur) que recin con la campaa al desierto a
fines del siglo pasado se incorpora a la organizacin
socioeconmica y productiva argentina8. Es una zona de ocupacin
poblacional reciente, que por su dotacin de recursos naturales
(petrleo, gas, minerales) y por las regalas provenientes de la
explotacin de los mismos ha tenido una dinmica econmica
excepcional; resultado tanto de dicha explotacin como de la
construccin de obras pblicas y privadas con el producto de las
regalas. En su desarrollo productivo combina formas
capitalistas avanzadas y tradicionales, de aqu que a este rea
la denominamos de desarrollo capitalista mixto.
Su escaso y nuevo poblamiento, sus ventajas comparativas en
recursos petrolferos, y su relativamente reciente desarrollo
econmico -combinando formas capitalistas avanzadas y
tradicionales, sin conexiones entre s- diferencia a esta zona
de las dos anteriores y por ello requiere un tratamiento propio.
Los emprendimientos avanzados estn en su mayora
vinculados a la explotacin de los recursos naturales, adems de
ciertas grandes empresas integradas dedicadas a la produccin
frutcola (manzanas y peras) y localizadas en el Alto Valle de
Rio Negro y Neuqun, y de las empresas dedicadas a la electrnica
y localizadas en Tierra del Fuego (resultado de la promocin
industrial all operada). Simultaneamente, los emprendimientos
capitalistas tradicionales se vinculan con la produccin lanera,
las empresas hortifrutcolas medianas y pequeas, la
8. La Patagonia debe su nombre a que estaba habitada por los indios patagones
y est conformada por las provincias de La Pampa, Rio Negro, Neuqun (zona norte o
Comahue) y Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego (zona sur). La Pampa tambin tiene
una ubicacin no demasiado definida, si bien nosotros la integramos a la patagonia
norte otros autores la incluyen junto con las pampeanas marginales (San Luis y Entre
Rios).
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construccin, la explotacin minera, etc..
La dinmica regional operada desde mediados de los aos 70
Nuevos interrogantes se han planteado en la temtica
regional por lo pujantes desarrollos capitalistas que, avanzada
la dcada del '70, comienzan a operarse en el mbito regional
argentino. Aunque de efectos acotados, tanto espacial como
sectorialmente, constituyen alternativas que requieren estudio
y reflexin.
Es, por ejemplo, el caso de la produccin forestal y
porotera en el chaco-salteo, la expansin cerealera (sorgo,
soja, jojoba) del noroeste, la produccin citrcola en elnoreste, noroeste y en la Patagonia norte (naranjas y mandarinas
en Corrientes y Entre Ros, limn en Tucumn, y la renovacin
tecnolgica en la produccin de manzanas y peras en el Alto Valle
de Rio Negro y Neuqun). Asimismo es tambin el caso de la
localizacin industrial en numerosas provincias (o territorios
en su momento) como: Catamarca, La Rioja, San Luis, San Juan,
Tierra del Fuego, que se beneficiaron de la promocin industrial
iniciada en 1973, utilizando mecanismos desgravatorios.
En el conjunto regional, la contribucin de estos procesos
productivos al ingreso y el empleo ha sido reducida, porque son
liderados por grandes empresas, por agentes extraregionales, o
por sectores totalmente diferenciados de la mayora de los
productores locales. Y ello explica que el resultado promedio
final frecuentemente se exprese como: a) baja utilizacin de mano
de obra; b) casi nula reinversin de ganancias; y c) deterioro
del medioambiente por superexplotacin del suelo -como en las
reas salteas productoras de poroto-.
Por otra parte, en el control de estos nuevos o renovados
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procesos cada vez se incrementa ms la presencia de grandes
empresas transnacionales, integradas horizontal y verticalmente.
Ellas se expanden diversificando su produccin e interviniendo
simultneamente en diversas regiones. Su desidertum es el
control de la comercializacin y el desarrollo y dominio de la
produccin exportable9.
En particular, la promocin industrial produjo una
relativa desconcentracin sectorial del rea pampeana y fue
posible por el desarrollo de nuevas tecnologas con menores
requerimientos de calificacin en la mano de obra manual y
directa. En estas promociones predominaron los altos incentivos
fiscales, que subsidiaron la tasa de ganancia. Pero junto conel ajuste se desat la crisis de estos regmenes, porque:
9. Para una mayor precisin sobre las caractersticas de estos procesos y de
los actores intervinientes vanse los trabajos de Gutman (1990) y Reboratti (1990).
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a) Constituyeron un mbito de conflicto entre los grupos
econmicos nacionales y los internacionales (FMI, bancos
acreedores y empresas transnacionales): mientras los primeros se
beneficiaron y consolidaron con ellos, los segundos poco los
usaron.10
b) La promocin -al utilizar recursos estatales- filtra
fondos para el pago de la deuda externa -objetivo central del
ajuste-.
De todas maneras, debemos reconocer que a pesar de sus
numerosas limitaciones, el desarrollo de estos procesos
productivos plantearon una alternativa regional; que en ciertos
casos logr mejorar: 1) la situacin socioeconmica de ciertapoblacin regional, y 2) la posicin de algunas reas respecto
al eje pampeano. Especficamente, es posible visualizar efectos
positivos, aunque acotados, en cuanto a: a) produccin y/o
empleo; b) integracin entre regiones fronterizas (tratado del
Norte Grande, proyecto de integracin de las provincias cuyanas
con Chile, Mercosur); c) capacitacin empresarial, profesional
y gubernamental, para vincularse comercialmente con el resto del
mundo; e) formacin y capacitacin de la mano de obra involucrada
en nuevos mtodos de trabajo ; y f) aumento de la conciencia
social respecto a posibilidades y limitaciones regionales y
locales.
Ajuste, reestructuracin y limitantes estructurales de las
economas regionales
10
Para mayores precisiones al respecto vase Gerber y Yaez (1989: 330).
Todo lo sealado, no evita que en la actualidad las
economas regionales, distantes del centro politico de decisin
y de los grandes concentraciones de consumo, produccin y
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servicios, sean ms sensibles a la poltica neoliberal de ajuste
ortodoxo que el rea pampeana. Porque, en definitiva -y salvo
contadas excepciones-, continan caracterizndose por: a) una
escasa diversificacin econmica; b) un desarrollo estrechamente
ligado a la produccin de bienes para el mercado interno (tanto
en cunto a su poblacin como a sus actividades econmicas); y
c) una presencia mayoritaria de pequeas y medianas empresas -
productivas, comerciales y de servicios-.
La actual realidad regional es el resultado de una gnesis
histrico-estructural, cuyos orgenes en algunos casos antecede
a la organizacin capitalista nacional (1850). Precisamente
Rofman (1995: 163) sostiene que lo que actualmente se observa en
estos territorios:
"... no es otra cosa que la acumulacin de procesos
que, en perodos sucesivos, fueron desencadenando
profundos desbalances en los niveles promedio de
generacin de producto y productividad, en la
captacin de ingreso y en los patrones de calidad de
vida de los habitantes de dichas regiones en relacin
a los asentados en la Pampa Hmeda y en comparacin
con el promedio nacional."
Entonces, en la mayora de estas zonas, las acciones
alternativas que pueden practicarse frente a la poltica de
ajuste, con un Estado subsidiario que espera que el mercado
resuelva problemas y conflictos, son limitadas ( y an casi
inexistentes en algunas de ellas).
No es posible transformar estas estructuras regionales,
generalmente especializadas y monoproductoras, con el exclusivo
accionar de las fuerzas de mercado, porque operan en un contexto
con: a) salarios retrasados; b) tarifas en aumento por las
privatizaciones de los servicios pblicos (electricidad, gas,
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comunicaciones, transporte, peaje); c) importacin masiva de
artculos de consumo compitiendo con la produccin nacional y
regional; d) mantenimiento del "alto costo argentino" (y, en
particular, provincias con tasas de inters dos y tres puntos
superiores a las de Buenos Aires); e) presin impositiva mayor
para los sectores de pymes; etc..
Lo que finalmente ocurre es que la potencial
reestructuracin regional en estas condiciones resulta ser en una
profundizacin de las debilidades estructurales previamente
existentes:
"...este intento de recomponer el modelo de
acumulacin sobre nuevas bases fortalece y potencia
los fenmenos de rezago estructural instalados en lamayor parte de las regiones bajo observacin desde
largo tiempo atrs" (ibidem: 164, cursiva nuestra).
Asimismo no existen beneficios econmicos capitalistas
capaces de afrontar nuevas reestructuraciones en las condiciones
antedichas, de aqu la sucesin de quiebras econmicas entre las
pymes y los pequeos productores.11 Tampoco es posible esperar
que estas costosas transformaciones provengan de la inversin
extraregional autnoma (nacional o extranjera); preocupada por
lograr beneficios mximos aprovechando un contexto poltico
permisivo y por extraer el mayor usufructo de la libertad de
accin que otorga un Estado subsidiario y prescindente.
Por otra parte, las economas regionales tienen
mayoritariamente su base productiva en el sector agropecuario y
11 Al respecto Rofman (ibid: 171) sostiene que no hay tasa de rentabilidad de
origen legal que pueda alcanzar el rendimiento financiero de las tasas activas que
se cobran a pequeos y medianos productores; las que promedian entre un 25% y un 30%
anual frente a un 5% de inflacin -promedio anual de precios mayoristas y
minoristas-.
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Estero. etc.. Desde luego que todas estas realidades no son
homogneas.
En este contexto e inmersos en la actual politica nacional
(y a la espera del ajuste por realizar en cada provincia), la
mayora de los pequeos productores subsisten porque conocen y
practican ancestrales mtodos de subsistencia (como sucede entre
los campesinos de la puna, por ejemplo), o porque profundizaron
las caractersticas familiares -ayudas mutuas, cadenas de
solidaridad, autoconsumo- dentro de su modo de vida. No es
exagerado decir que la mayor parte del resto de las pymes del
sector agropecuario e industrial est quebrado, al borde de la
quiebra o a punto de abandonar su actividad.
Veremos, en lo que sigue, algunas medidas particulares de
esta poltica que al impactar en la realidad regional potencian
sus debilidades.
Reestructuracin o desestructuracin?
La desregulacin aplicada por la poltica econmica sobre
actividades regionales tradicionales afecta en particular a los
pequeos y medianos productores del sector, como es el caso de
la vitivinicultura cuyana, la produccin yerbatera del noreste,
o la caera del noroeste.
La desregulacin es otra forma de liberalizacin del
mercado porque deja que el "libre juego" de la oferta y la
demanda determine la forma de funcionamiento de cada sector
productivo. Por ello la defienden, en general, quienes
representan a los productores de mayor tamao. Sus argumentos
son que la infinidad de limitaciones y obligaciones que impone
la regulacin es una restriccin a la rentabilidad empresaria y
es causa de las respectivas crisis productivas. Tambin sealan
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que la desregulacin no hace otra cosa que blanquear una
situacin de hecho -porque no siempre los entes reguladores
funcionan de acuerdo a sus objetivos y finalmente terminan
imponindose las reglas del mercado- (Pfr. Manzanal, 1993:
522).12
12 El detonante mayor de este proceso fue la desaparicin de la Junta Nacional
de Granos que garantizaba precio mnimo y sostn a la produccin de cereales yoleaginosas, y cuyo accionar beneficiaba especialmente a productores de la pampa
hmeda. En cambio, los pequeos y medianos productores regionales fueron
desprotegidos con la desregulacin de las producciones de yerba mate, vino, azcar
y tabaco. En general, estos entes reguladores no desaparecieron totalmente: en los
tres primeros casos quedaron sus estructuras burocrticas, pero sin cumplir funcin
como ente compensador de las deficiencias estructurales. Por su parte, el Fondo
Nacional del Tabaco continu funcionando pero con serias limitaciones; ahora el
Ministerio de Economa de la Nacin decide la distribucin (entre los productores
y rentas generales) de los importantes recursos resultantes del impuesto a los
cigarrillos -alrededor de 140 millones de dlares anuales- (vese Rofman, ibid: 168
y Manzanal, ibid: 522).
Sin embargo, los pequeos productores no estn en
condiciones de afrontar las transformaciones que se les piden sin
asistencia ya que -adems de todo lo mencionado supra- trabajan:
a) con sistemas y tcnicas tradicionales y orientados
generalmente al mercado interno; y b) en actividades que suelen
pasar por crisis de sobreproduccin o dificultades de
comercializacin.
Por ello, en el agro extrapampeano es incierto el futuro de
ms de 100.000 familias con pequeas explotaciones, segn
sostienen dirigentes de la Federacin Agraria (organizacin
representativa de pequeos y medianos productores). Es
bsicamente este sector el que conforma los importantes
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contigentes migratorios rurales que entre 1980 y 1991 (600.000
personas segn el Instituto Nacional de Estadsticas y Censos)
partieron de sus zonas rurales hacia ciudades medias y capitales
provinciales; para sumar su pobreza a la de otros muchos
asalariados rurales y urbanos de la regin en cuestin.
En realidad en estos casos se necesita modificar -y no
eliminar- la regulacin existente, adecundola a favor de la
reconversin de los productores con menores recursos. Y as lo
solicitan ellos mismos. 13
13
Vase Teubal (1995: 238-48).
Regular resulta necesario cuando se trata de controlar el
proceso de concentracin, favorecer la transparencia del mercado
y facilitar la igualdad de oportunidades. A su vez, la difusin
y verificacin de los precios, las inspecciones de calidad y
bromatolgicas, y la tipificacin de productos. ayudan a cuidar
la salud de la poblacin consumidora (evitando los riesgos
sociales que derivan de su ausencia).
Pasemos a otra medida de esta poltica: las
privatizaciones, que estn generando en el interior argentino
un grado de desocupacin cuyos efectos recin se comienzan a
visualizar, incluso por la poblacin afectada.
Es un dato que la mayora de las empresas pblicas (como la
petrolera estatal -YPF-, Altos Hornos Zapla, los ramales
ferroviarios, las empresas de servicios pblicos, etc.) estaban
(y estn) sobredimensionadas en el empleo de personal. Por ello
cuando las empresas privadas asumen su control realizan, antes
o despues, una reduccin muy importante del personal.
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Pero la realidad es que: en los pequeos y medianos pueblos
del interior no existen opciones de trabajo ms all de las que
ofrece el sector pblico; y tampoco se visualiza el desarrollo
de nuevos proyectos industriales o de infraestructura. Por ello
no hay salida para los potenciales desocupados actuales y
futuros. El cuentapropismo -alternativa a la desocupacin en las
grandes urbes- no tiene capacidad de crecimiento en estas zonas
de escasa poblacin, bajo consumo y limitada diversificacin
productiva.14
14 Este es por ejemplo el caso de pequeas ciudades como Palpal (Jujuy) y
Tartagal (Salta). En la primera por el despido de 1.300 obreros de Altos Hornos
Zapla, y en la segunda por la reestructuracin de Yacimientos Petrolferos Fiscales
y el alejamiento de 3.500 empleados. Estas ciudades tenan 39.000 y 43.600
habitantes en 1991, respectivamente. Es decir, las cesantas afectan entre un 10%
y un 25% de la poblacin local, considerando slo a las familias directamente
involucradas. En un primer momento estos grupos viven una ilusin monetaria respecto
a sus ingresos futuros, pues cobran importantes sumas de indemnizacin; sin embargo
la realidad es que son muy escasas sus opciones locales de trabajo.
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Entonces, a mediano plazo -luego de probar otras formas- la
alternativa que la poblacin encuentra es la migracin.15 As en
una primera etapa se dirige hacia centros urbanos regionales
mayores, con la presin consiguiente sobre estos otros mercados
de trabajo que, en general, tampoco ofrecen oportunidades
laborales porque tambin detentan altos ndices de desocupacin.
(Pfr. Manzanal, ibid: 523)16
De aqu la gravedad de la falta de oportunidades laborales
en el campo y en los pueblos pequeos y medianos: el crecimiento
migratorio hacia centros urbanos mayores aumenta la problemtica
y conflictividad social de las capitales provinciales. Pues
stas vienen detentando previamente y por s mismas altos ndicesde poblacin con problemas laborales y un empleo pblico
sobredimensionado.
Si ahora nos detenemos en lasprivatizaciones ferroviarias
observaremos un nuevo impacto negativo sobre las economas
regionales, y especialmente sobre los pueblos ms distantes y
15
Por ejemplo, a mediados de 1992 se estimaba que en varias de las
principales ciudades patagnicas dos a tres familias eran expulsadas diariamente(Clarn, 7-6-92 nota firmada por Daniel Muchnik): dos familias de Comodoro
Rivadavia, tres de Trelew, dos de Ro Gallegos y dos de Ro Turbio. Lo cual fue
confirmado por otros informantes consultados.
16Precisamente la reciente informacin -INDEC, mayo de 1995- sobre
desocupacin en los mayores concentraciones urbanas indica un notable aumento: en
los 25 aglomerados urbanos dnde se hace la encuesta la poblacin desocupada creci
de 12,2 % (en octubre de 1994) a 18,6 % (en mayo de 1995). Dndose algunos
incrementos notables, como en Capital y Gran Buenos Aires que subi del 13,1 al
20,2, Gran Rosario del 12,4 al 20,9; Salta del 13,3 al 18,7; G.S.M.de Tucumn y Taf
Viejo del 14,2 al 19,9 (Clarn 20-6-1995).
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pequeos. Es sabido que el ferrocarril es el medio de transporte
ms econmico para las grandes distancias, y el mejor dotado para
cumplir una funcin social, acercando y comunicando zonas
marginales o con escaso desarrollo. Sin embargo, en la Argentina
se cierran servicios en diez provincias -contradictoriamente a
lo que sucede en el primer mundo dnde crece su reconocimiento
e incluso se lo apoya subsidindolo-.
Y aunque en el futuro se reabran los ramales que, por su
rentabilidad, interesen al capital privado, el problema de fondo
continuar. Pues las vas en las que predominen productores con
poco volmen de carga o que cumplan una funcin social
desaparecern, como el transporte de agua potable o lacomunicacin con poblaciones dispersas. De este modo quedar
limitado el intercambio entre numerosos pueblos y ciudades del
interior, y es de preveer que varios de ellos desaparezcan..
Asimismo, los ramales rentables quedarn controlados por
sus principales usuarios17; potenciando el riesgo cierto de un
control monoplico de estas vas18.
17. En la licitacin del FC Roca, el principal accionista del nico grupo que
se present a la licitacin es Loma Negra -de Amalia de Fortabat-. Esta empresa
produce cemento que es la principal carga de dicho ferrocarril; asimismo entre los
socios del grupo hay otros importantes clientes de esta lnea: Petroqumica Comodoro
Rivadavia y la Asociacin de Cooperativas Argentinas -ACA, granos y aceites-
(Clarn, 4-6-92). Otro caso similar es el de la privatizacin del Mitre, otorgada
al consorcio Nuevo Central Argentino; en el que la Aceitera General Deheza -AGD-
es la principal accionista. Los productos de esta firma figuran entre las mayores
cargas de la lnea (cereales, pelletes y aceites): AGD procesa semillas oleaginosas
para la exportacin a travs de puertos privados; de los cules es, adems, la
mayor accionista. Por otra parte, en este consorcio tambin figura otro reconocido
cliente del Mitre, la Asociacin de Cooperativas Argentinas, ACA -granos y aceites-.
Finalmente est el Banco Francs del Rio de la Plata, que junto con ACA son tambin
miembros del consorcio indicado para el Roca. Es de destacar, entonces, que las doslneas de mayor rentabilidad son manejadas y controladas por sus principales
usuarios, y que algunos de ellos son dueos de ambas. Por su parte, el Mitre es
estratgico en trminos de transporte de cargas, porque recorre la principal zona
de produccin agroindustrial del pas -provincias de Buenos Aires, Santa F,
Crdoba, Santiago del Estero y Tucumn- y porque desemboca en el importante puerto
de Rosario y en las estaciones portuarias privadas de la costa del rio Paran
(Clarn, 13-5-92).
18. Esto se agudiza en tanto las nuevas empresas ferroviarias parten de una
base de carga asegurada -la propia- que les otorga mayor capacidad en las decisiones
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Ajuste o desajuste?
En este contexto, es difcil imaginar que todava falta -
segn exige el Ministerio de Economa de la Nacin- que la
mayora de los gobiernos de las provincias argentinas hagan su
propio ajuste y privatizaciones.
empresarias. Podran, por ejemplo, si necesitaran seleccionar a sus potencialesusuarios; elegir en funcin de los beneficios, de los costos, de la magnitud de la
de carga, con lo que seguramente se veran afectados los pequeos y medianos
productores que contratan un menor volumen y tienen escaso poder poltico y
econmico.
Es ms inconcebible an sabiendo que los gobiernos
provinciales han paliado sus dificultades sociales a travs de
mantener abultado el empleo pblico, hacindolo funcionar
abiertamente como un reaseguro contra el desempleo. El gasto
en personal supera el 50% del presupuesto en casi todas las
provincias; sin contar el empleo en los municipios, dnde
frecuentemente todo el presupuesto es para el pago de los
salarios -especialmente en los chicos y medianos-.
Por su parte en varias provincias (Crdoba, Chaco, La
Rioja, Ro Negro) existen demoras de uno a dos meses en el pago
de sueldos estatales, jubilaciones, aportes a las cajas de
jubilaciones, a las obras sociales, a proveedores y/o
contratistas, etc..
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El resultado no puede ser otro que un estado de situacin
incompatible con la paz social. Pues se profundizar el
conflicto entre provincias y Nacin21; y el incremento de la
desocupacin y subocupacin conducir a grados de pobreza que
resultarn inaceptables social y polticamente.22 Asimismo porque
esta situacin conducir a generar un crculo vicioso de aumento
de la recesin, la desocupacin, la subocupacin y la
conflictividad social.
Rol del Estado en la formulacin de polticas alternativas
Es evidente, que no puede seguirse sosteniendo que en este
contexto la solucin debe provenir del libre juego de las fuerzas
del mercado. Pero es lamentable que esta elemental cuestin sea
aceptada mayoritariamente por los sectores de poder poltico,
econmico, y por sus representantes en los medios de difusin,
recin cuando se multiplican los conflictos sociales y el
desempleo alcanza niveles preocupantes.
Gerchunoff y Machinea (ibid: 73-76) expresan las
limitaciones de la liberalizacin de la economa del siguiente
modo:
21. Conflicto que se agudizar an ms durante 1996 cuando se discuta la nueva
ley de coparticipacin, segn se acord al dictar la nueva Constitucin Nacional.
22 Precisamente, los conflictos o estallidos locales -con la represin
consecuente- comenzaron en Santiago del Estero (16-12-1993), continuaron unos mesesdespues en Jujuy (29-3-1994), y se intensificaron en lo que va de 1995 (Rio Grande
y Ushuaia -12/4-, Crdoba -23/6-, San Juan -19/7-, Crdoba -31/7-).
"...esa visin es errnea porque subestima las
imperfecciones del mercado, y en este caso particular
subestima especialmente las imperfecciones del mercado
de capitales... ...las empresas pequeas y medianas
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fueron igualadas a las grandes desde el punto de vista
tributario, pero fueron discriminadas desde el punto
de vista de las politicas comerciales y del
financiamiento..."
Kosacoff (ibid: 126) agrega que, si bien es muy difcil
avanzar en franjas de especializacin y tener "impacto
macroeconmico" sin la participacin de las empresas de mayor
envergadura (las transnacionales y los grupos econmicos):
"...no hay experiencia industrial exitosa que no haya
desarrollado una trama de empresas Pymes eficientes -
en las cuales deben estar concentrados los esfuerzos,
que en muchos casos son los proveedores especializados
y subcontratistas, que permiten la potencializacin de
las nuevas organizaciones competitivas, basadassimultneamente en el desarrollo de economas de
escala y de especializacin flexible". (cursiva
nuestra).
A todo esto agregamos que tampoco es factible postular un
crecimiento nacional que prescinda del mercado interno, y no
exclusivamente por cuestiones ticas o sociales: sin desarrollo
interno carecemos de poder econmico y poltico para discutir y
aprovechar polticas de integracin como las del Mercosur.
23
Esdecir para aprovechar las ventajas resultantes de la
reestructuracin productiva que, segn se afirma, exige la
globalizacin de la economa a escala mundial.
23
En la tercera semana de junio de 1995, Brasil cuestion los acuerdos
logrados en el MERCOSUR en cuanto a la comercializacion de autos; y amenaz con
desconocer lo firmado al respecto. Y esto ocurri porque trascendi que 15 empresas
automotrices multinacionales invertiran en Argentina por 7.500 millones de dlares
para abastecer al mercado brasilero (Clarn, 18-6-1995). Es obvio que Brasil sali
a defender su mercado interno, intentando que dichas inversiones se localicen en su
territorio. Y tiene posibilidades reales de imponerse, precisamente por el poderque proviene de dicho mercado, de ser el principal consumidor del MERCOSUR.
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Concluyendo, en un pas con las caractersticas sociales,
econmicas, poblacionales y regionales de la Argentina y bajo un
sistema democrtico, la poltica de ajuste ortodoxo con
convertibilidad fija no puede mantenerse. Las emergencias
econmicas provinciales resultantes del ajuste desembocarn en
repetidos conflictos socio-regionales que obligarn a implementar
un cambio de rumbo. Entonces, se probar nuevamente que el
Estado no puede, ni debe, prescindir de su rol fiscalizador, no
slo en la obtencin de los recursos sino tambin en su
distribucin y asignacin; correspondiendo al sector privado
sustentar nuevas actividades econmicas aprovechando los recursos
locales no suficientemente investigados, ni explotados.
No es ocioso pensar entonces, que es preciso debatir un
modelo econmico ms participativo que, como sealan Calcagno y
Calcagno (ibid: 50):
"... debe partir de la definicin democrtica y
transparente del modelo de sociedad y de acumulacin
deseado, para luego adecuar los instrumentos, las
metas inmediatas y las mediatas en funcin de un
examen de viabilidad material, econmica y poltica.
Una decisin ineludible para definir las lneas de
accin de este modelo es a qu grupos sociales se
procurar beneficiar en prioridad, y a cules se est
dispuesto a perjudicar en sus privilegios".
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