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Animales racionales y dependientes Alasdair Maclntyre
El ser humano es vulnerable y, a menudo, debe su supervivencia a
los dems. La dependencia de otraspersonas resulta evidente durante
la primera infancia y la vejez. Aparte de eso, la vida de las
personas se halla en ocasiones caracterizada, entre esas d,os
etapas, por lesiones o enfermedades que en algunos casos pueden
producir la discapacitacin total.
A lo largo de su historia, la filosofa de la moral en Occidente
no ha prestado la suficiente atencin a la vulnerabilidad y
dependencia del ser humano. Se ha contemplado a los principales
agentes morales como sujetos racionales y saludables. Se ha pensado
en los discapacitados como "ellos" en lugar de como "nosotros".
En esta obra original y fascinante, Maclntyre noslo corrige
ciertos tpicos de filsofos precedentes y contemporneos, sino tambin
sus propios prejuicios al respecto, al tiempo que defiende tres
conjuntos de ideas: las semejanzas y rasgos comunes con miembros de
otras especies animales inteligentes (como el delfn}; la
importancia de las "virtudes del reconocimiento de la depndencia",
as como de la autonoma; y la incapacidad del Estado-nacin moderno y
la familia moderna a la hora de crear el tipo de asociacin poltica
y social capaz de conservar y transmitir determinadas virtudes.
Alasdair Maclntyre naci en Glasgow y estudi en el Queen Mary
College de la Universidad de Londres y en la Universidad de
Manchester. Entre sus obras destacan Whose ]ustice? Which
Rationality?, Tres versiones rivales de la tica, Justicia y
racionalidad o Historia de la tica, esta ltima tambin publicada por
Paids. Ha impartido clases de filosofa en la Universidad de Notre
Dame, en la Vanderbilt University y en la Boston University. En la
actualidad, es catedrtico de Filosofa en la Duke University.
111
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Paids Bsica
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Por qu los seres humanos necesitamos las virtudes
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Animales racionales y dependientes
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Paids Bsica
ltimos ttulos publicados:
M. Hammersley y P. Atkinson -Etnografa. Mtodos de investigacin
H. T. Engelhardt- Losfimdamentos de la biotica J. Derrida- Dar {el)
tiempo J. La moneda falsa B. Morris -Introduccin al estudio
antropolgico de la religin J. L. N ancy - La experiencia de la
libertad C. Geertz - Tras los hechos M. Aug -El sentido de los
otros H. Jonas- Tcnica, medicina y tica K. J. Gergen -Realidades y
relaciones J. S. Searle -La construccin de la realidad social M.
Cruz (comp.)- Tiempo de subjetividad M. Godelier- El enigma del don
J. Bestard- Parentesco y modernidad J. Habermas - La inclusin del
otro M. Foucault-Entre.filosofia y literatura. Obras esenciales,
vol. 1 M. Foucault- Esttica, tica y hermenutica. Obras esenciales,
vol. 3 K. R. Popper -El mundo de Parmnides C. Geertz - Negara H.
Blumenberg- La legibilidad del mundo P. Feyerabend -La conquista de
la abundancia B. Moore -Pureza moral y persecucin en la historia H.
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dependientes A. Kuper- Cultura W. V. O. Qu ine - Desde un punto de
vista lgico H. Blumenberg - Trabajo sobre el milO J. Elster-
Alquimias de la mente J. F. Shaw -La evaluacin cualitativa M.
Nusshaum -La terapia del deseo H. Arendt -La tradicin oculta H.
Putnarn -El desplome de la dicotoma hecho/valor y otros ensayos H.
Arendt- Una revisin de la historia juda y otros ensayos M. C.
Nussbaum- El cultivo de la humanidad L. S. Vygotsky- Psicologa del
arte C. Taylor- Imaginarios sociales modernos J. Habermas -Entre
naturalismo y religin M. Cruz (comp.)- El siglo de Hannah Arendt H.
Arendt - Responsabilidad y juicio H. Arendt - La promesa de la
politica J. Habermas - El futuro de la naturaleza humana J. Rawls
-Lecciones sobre la his10ria de la .filosofa poltica K. Popper- La
sociedad abierta y sus enemigos J. Rawls- Consideraciones sobre el
significado del pecado y /aje 1 Sobre mi religin R. Rorty -
Filoso}ta como politica cultural J. Habermas - Fundamentos de la
sociologa segn la teora de/ lenguaje. Escritos
filosficos. Volumen 1 M. Aug y J.-P. Colleyn- Qu es la
antropologa H. Arendt- Conferencias sobr la.filoso.fia poltica de
Kant H.-G. Gadamer- Arte y verdad de la palabra B. Bettelheim- La
fortaleza vaca
Alasdair Maclntyre
Animales racionales . y dependientes Por qu los seres humanos
necesitamos las virtudes
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Ttulo original: Dependen Rational Animals, de Alasdair Maclntyre
Publicado en ingls, en 1999, por Carus Publishing Company
Traduccin de Beatriz Martnez de Muga Revisin tcnica de Fernando
Escalante Gonzalbo
Cubierta de Mario Eskenazi
ccw.J:L CAN- OON.--f:M---II'iti00-1 RSG (Qq::2,8'_ fR.Ef'JO
$01.:.. 600-:_ )'edicin, 2001 2' impresin,febrero 2013
No se pennitc la reproduccin total o parcial d e este libro, ni
su incorporacin a un sistema informtico, ni su transmisin en
cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico, mecnico,
por f01ocopia, por grabacin u otros mtodos, sin el penniso previo y
por escrito del editor. La infraccin de los derechos mencionados
puede ser constitutiva de dclilo contra la propiedad intelecmal
(Art. 270 y siguientes del Cdigo Penal). Dirjase a CEDRO (Centro
Espaol de Derechos Reprogrficos) si necesita fotocopiar o escanear
algn fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a travs de
la web www.conlicencia.com o por telfono en el 91 702 19 70 1 93
272 04 4 7
1999 Carus Publishing Company 2001 Beatriz Martnez de Muga 2001
de todas las ediciones en castellano,
Es pasa Libros, S. L. U., Avda. Diagonal, 662-664. 08034
Barcelona, Espaa Paids es un sello editorial de Espasa Libros, S.
L. U. www.paidos.com www.espacioculturalyacademico.com
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ISBN: 978-84493-1!03-1 Depsito legal: B-29.50612001
Impreso en Arvato Services
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-
PREFACIO
En 1925, John Dewey pronunci la primera serie de Conferencias
Paul Carus (patrocinadas recientemente por la familia Carus) que
poco tiempo despus fue publicada por la editorial Open Court con el
ttulo Experience and Nature. Las Conferencias fueron y son un
homenaje al doctor Paul Carus, licenciado por la Universidad de
Tubinga, fundador de Open Court y de Monist, y director de la
editorial Open Court hasta su fallecimiento, en 1919. La comunidad
de filosfos estadounidenses ha tenido, durante ms de setenta aos,
motivos para sentir un agradecimiento permanente hacia Paul Carus,
la familia Carus y la editorial Open Court. Sumo, ahora, mi
agradecimiento tambin.
El presente libro es una versin revisada y ampliada de las tres
Conferencias Carus que dict en 1997, en las reuniones celebradas
por la Pacific Division de la Asociacin de Filsofos de Estados
Unidos. Al reescribirlas me he dado cuenta de que deheria haber
dicho mucho ms de lo que entonces dije y al releer ahora la versin
escrita me he percatado an ms de la insuficiencia de mis respuestas
a las dos preguntas principales que he abordado. Estoy mucho ms
convencido ahora de lo que estaba al inicio de este trabajo de la
importancia fundamental que tienen estas preguntas, no slo en la
investigacin filosfica sino tambin para quienquiera que se preocupe
por reflexionar sobre las dimensiones morales de su vida
prctica.
-
10 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
Las dos preguntas a las que me refiero son las siguientes: Por
qu es importante estudiar y entender lo que el ser humano tiene en
comn con miembros de otras especies animales inteligentes? y Por qu
es importante que los filsofos de la moral estudien la
vulnerabilidad y la discapacidad humanas? Ninguna de ellas, muy
espeCialmente la segunda, ha recibido suficiente atencin por parte
de la filosofa moral. Por ello, puede dar la impresin de que ste
sea un trabajo de enmienda, y as es. Pero el filsofo a quien quiero
corregir es a m mismo: No h sido capaz de darme cuenta de la
importancia de estas preguntas y por eso deseo, fervientemente,
enmendar los errores y las limitaciones que de ello han derivado.
De modo que este libro no es slo una continuacin, sino tambin una
correccin de algunas de mis investigaciones anteriores en Tras la
virtud, Whose Justice? Which Ration.ality? y Tres versiones rivales
de la tica.
En Tras la virtud procur ofrecer una explicacin del lugar que
ocupan las virtudes, entendidas en el sentido aristotlico,
situndolas en el marco de las prcticas sociales, de la vida de los
individuos y la vida de las comunidades, al mismo tiempo que
independizaba esa explicacin de lo que denomin la biologa metafsica
de Aristteles. No obstante, aunque hay buenas razones para rechazar
algunos elementos importantes de la biologa de Aristteles, ahora
considero que me equivoqu al suponer que era posible una tica
independiente de la biologa, por lo que agradezco a aquellos
crticos que defendieron esta idea en contra de mi opinin. Ello se
debe a dos razones distintas, aunque relacionadas entre s. La
primera es que ninguna explicacin de los bienes, las normas y las
virtudes que definen la vida moral ser satisfactoria si no logra
explicar (o apuntar al menos hacia una explicacin) cmo es posible
la vida moral para seres constituidos biolgicamente como el ser
humano, ofreciendo una explicacin del desarrollo humano hacia esa
forma de vida y dentro de ella. Ese desarrollo tiene como punto de
partida la condicin animal originaria del ser humano. En segundo
lugar, la incapacidad para entender dicha condicin y para entender
cmo puede ser iluminada por la comparacin
PREFACIO 11
entre el ser humano y otras especies animales inteligentes,
dejar en la penumbra aspectos fundamentales de ese desarrollo; Una
de las limitaciones que resultan de ello, de enorme importancia en
s misma, es la incapacidad para comprender la naturaleza y el grado
de vulnerabilidad y discapacidad del ser humano. El no reconocer
adecuadamente este aspecto central de la vida humana me impidi
percatarme de otros aspectos relevantes del papel que desempean las
virtudes en la vida del ser humano.
Un segundo campo en el que es necesario que corrija y desarrolle
lo que haba escrito anteriormente se refiere al vnculo que existe
entre Aristteles y santo Toms de Aquino, tal como lo haba expuesto
en Whose Justice? Which Rationality? y en Tres versiones rivales de
la tica. En general, an comparto la idea de los comentaristas que
sostienen que santo Toms de Aquino no slo fue, en sus indagaciones
filosficas, un aristotlico, sino a menudo tambin un agudo y
perspicaz intrprete y adaptador de Aristteles. Pero me equivoqu al
subestimar el grado y la profundidad de las diferencias en sus
actitudes con respecto al reconocimiento de la dependencia, debido
en parte al uso que hace santo Toms, en su interpretacin de
Aristteles, de algo semejante al principio de caridad de Davidson.
Esta idea se me ocurri por primera vez al leer una oracin de santo
Toms en que pide a Dios que le conceda la posibilidad de compartir
lo que tiene, felizmente, con aquellos que lo necesitan, y la
posibilidad de pedir humildemente aquello que necesita a quienes lo
poseen; aunque no estuviese en la intencin de santo Toms, esta
oracin ruega, en efecto, no compartir algunas de las actitudes de
la megalopsychos de Aristteles. Ello me hizo pensar que la
explicacin de las virtudes de santo Toms no slo complementa la de
Aristteles, sino que tambin la corrige en mucha mayor medida de lo
que me haba dado cuenta. Esta idea ha tenido para m consecuencias
mucho mayores, que no se refieren tan slo a mi interpretacin de
algunos pasajes de la filosofa de la moral de santo Toms.
La primera vez que cobr conciencia de la importancia que tiene
en la vida del ser humano la vulnerabilidad ante los peli-
-
12 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
gros y daos fsicos y mentales, no fue gracias a la filosofa.
Tard ms tiempo del que debera en darme cuenta de la trascendencia
que tena el hecho de que una gran parte de la filosofa moral no se
hubiese ocupado de ello. La relectura de santo Toms no slo me puso
de manifiesto dicha trascendencia, sino que orient mi trabajo hacia
algunos de los recursos que santo Toms aporta para explicar las
virtudes que se refieren no slo a la condicin animal del ser
humano, sino a la necesidad de reconocer la vulnerabilidad y
dependencia que resultan de ella.
Mi explicacin de las virtudes entra en conflicto, en grado
diverso, no slo con otros puntos de vista aristotlicos sino tambin
con las interpretaciones kantianas, utilitaristas y
contractualistas, debido precisamente a que es aristotlico-tomista.
En diversos pasajes de este libro doy cuenta de algunas de esas
desavenencias, pero con el propsito fundamental de aclarar mi
propia explicacin. No debe suponerse que con ello pretenda, ni
siquiera remotamente, haber refutado esas otras explicaciones. Se
trata en todo caso de una invitacin: mostrar que cada una de esas
perspectivas puede otorgar un lugar adecuado a los hechos relativos
a la animalidad, discapacidad y vulnerabilidad y a la necesidad de
reconocerlos.
Desde luego, siguen sin estar resueltos muchos temas filosficos.
He dado por supuesta la validez de algunas posturas filosficas,
cuya defensa requerira una extensa argumentacin y slo he apuntado
el sentido de tales argumentos. Es necesario destacar
principalmente cuatro reas: la identidad humana, la percepcin, la
relacin entre el juicio de valor y el juicio de hecho, y la
realidad psicolgica de ciertos rasgos de carcter. Las posturas que
asumo suponen un rechazo de las explicaciones de la identidad
personal derivadas de Locke, de las interpretaciones kantianas o
cuasikantianas de la percepcin, de una serie de puntos de vista en
la metatica y tambin del escepticismo con respecto a la realidad
psicolgica de los rasgos de carcter y, por lo tanto, con respecto a
la realidad de las virtudes y los vicios. Cada una de dichas
posturas exigira un tratamiento extenso, lo que no ha sido posible
en este espacio.
PREFACIO 13
Por ltimo, deseo mencionar, con la ms clida gratitud, a aquellos
con quienes he contrado una deuda personal: a mi padre, que me hizo
reparar en estos temas hace tiempo; a aquellos cuyos estudios
reforzaron esa conciencia, especialmente en sus diferentes
sentidos, Eva Feder .Kittay, Hans S. Reinders, Anita Silvers y
Thomas I. White; a quienes leyeron este libro, o parte de l, en los
diferentes momentos de su elaboracin y que impidieron que cometiera
algunos errores, y que en ciertos casos opinarn, al leer esta ltima
versin, que apenas aprend nada de ellos: Robert Brandon, Owen
Flanagan, Eugene Garver, Eva Feder Kittay, Robert B. Louden, John
McDowell, Janet Mann, Anita Silvers, David Solomon, T homas l.
White, Margaret D. Wilson (ya fallecida) y los miembros del
departamento de filosofa del Boston College, Georgetown University
y la Universidad de Notre Dame, que comentaron versiones anteriores
de algunas partes del texto; y a Larry D. Russell, por su
participacin fundamental en la produccin de este libro. Mi mayor
deuda la tengo con mi esposa, Lynn Sumida Joy, mis hijas, Toni,
Jean y Helen, y mi hijo Daniel.
ALASDA1R MAclNTYRE Durham, Carolina del Norte
Octubre de 1998
-
1
VULNERABILIDAD, DEPENDENCIA, ANIMALIDAD
Los seres humanos son vulnerables a una gran cantidad de
aflicciones diversas y la mayoria padece alguna enfermedad grave en
uno u otro momentos de su vida. La forma como cada uno se enfrenta
a ello depende slo en una pequea parte de s mismo. Lo ms frecuente
es que todo individuo dependa de los dems para su supervivencia, no
digamos ya para su florecimiento, cuando se enfrenta a una
enfermedad o lesin corporal, una alimentacin defectuosa,
deficiencias y perturbaciones mentales y la agresin o negligencia
humanas. Esta dependencia de otros individuos a fin de obtener
proteccin y sustento resulta muy evidente durante la infancia y la
senectud, pero entre estas primera y ltima etapas en la vida del
ser humano suele haber perodos ms o menos largos en que se padece
alguna lesin, enfermedad o discapacidad, y hay algunos casos en que
se est discapacitado de por vida.
Estos dos conjuntos de hechos relacionados entre s, los que se
refieren a la vulnerabilidad y las aflicciones, y los que se
refieren al grado de dependencia de unas personas con respecto a
otras, son tan importantes por s mismos que ningn autor que aspire
a dar una explicacin convincente de la condicin humana puede dejar
de concederles un lugar privilegiado. Sin embargo, la historia de
la filosofa moral en Occidente parece decir lo contrario. Desde
Platn hasta Moore y en adelante, tan
-
16 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
slo suele haber, con raras excepciones, referencias de paso a la
vulnerabilidad y afliccin humanas y a la relacin entre stas y la
dependencia entre las personas. Con cierta frecuencia se reconocen
algunas limitaciones del ser humano, as como la necesidad de la
cooperacin, pero en la mayora de los casos apenas se hace mencin de
ello y el tema se deja de lado. Cuando se habla en los libros de
filosofa moral de los enfermos o de quienes padecen alguna lesin o
sufren alguna discapacidad, se les trata casi exclusivamente como
individuos que pueden ser objeto de benevolencia por parte de los
agentes morales, quienes aparecen, en cambio, como sujetos continua
y constantemente racionales, con buena salud y que no padecen
alteracin alguna. De ese modo, al reflexionar sobre la
discapacidad, se invita a pensar en los discapacitados como ellos
diferentes :le nosotros, como un grupo de personas distintas y no
como individuos como nosotros, en cuya situacin nos hemos visto
alguna vez, o nos vemos ahora o probablemente nos veremos en el
futuro.
Adam Smith sirve de ejemplo. Al comentar qu es lo que hace que
los placeres de la riqueza y la grandeza ... enciendan la
imaginacin como algo magnfico y hermoso, seala que durante la
languidez de la enfermedad y la fatiga de la senectud, todo ello
deja de ser tan impresionante, puesto que en esos momentos uno se
da cuenta de que la obtencin de riquezas y grandezas deja a quienes
las poseen tan expuestos como siempre, y en ocasiones an ms que
antes, a la ansiedad, al miedo y la pesadumbre, a las enfermedades,
al peligro y a la muerte.1 En opinin de Adam Smith, empero, indagar
ms en ello sera una equivocacin.
Fijar la atencin en ese aspecto supone adoptar una filosofa
pesimista, consecuencia de la enfermedad o el desnimo sobre una
imaginacion que parece constreida en el dolor y la tristeza, de
modo que deja de estar encantada con la belleza de ese espacio que
reina en los palacios y la economa de los grandes . .'.. Adam Smith
reconoce que la imaginacin
l. Adam Smith, La teora de los sentimientos morales, IV, captulo
l.
VULNERABILIDAD, DEPENDENCIA, ANIMALIDAD 1 7
de quienes gozan de mejor salud o mejor nimo favorece lo que
podran ser slo ilusiones tentadoras sobre los placeres de la
riqueza y la grandeza, pero son ilusiones beneficiosas desde el
punto de vista econmico. Esta ilusin estimula y mantiene en
movimiento continuo la laboriosidad del gnero humano. Incluso
alguien tan perspicaz como Adam Smith encuentra de inmediato una
razn para dejar a un lado la enfermedad y la senectud, cuando se
detiene a pensar en el horizonte que ofrecen. En esto, Smith
representa a la filosofa moral en general.
Con la dependencia sucede lo mismo que con la vulnerabilidad y
la afliccin. Suele reconocerse con frecuencia y en trminos
generales la dependencia de los dems, normalmente como algo
necesario para alcanzar metas positivas, pero por lo general falta
un reconocimiento de la magnitud de esa dependencia y del hecho de
que, de varios modos, proviene de la vulnerabilidad y las
aflicciones. Recientemente, la filosofa feminista ha dado un gran
paso adelante para corregir esto; primero, porque comprender que la
ceguera respecto a la mujer y su denigracin estn vinculadas con los
intentos masculinos de negar el hecho de la dependencia, pero
tambin porque subraya la importancia de la relacin madre-hijo como
paradigma de las relaciones morales (tengo en mente, en particular,
la obra de Virginia Held). Incluso, ms recientemente, se ha llevado
a cabo un sorprendente trabajo de anlisis filosfico sobre la
naturaleza de la discapacidad y la condicin de los discapacitados y
las personas dependientes: por ejemplo, Hans S. Reinders en Holanda
y en Estados Unidos Eva Feder Kittay, quien tambin ha contribuido
de manera importante en debates feministas.2 Este tipo de
2. Vanse la obra de Hans S. Reinders, Future of the Disabled in
Liberal Society, Notre Dame, Universi ty of Notre Dame Press, 2000,
y Eva Feder Kittay, Human Dependency and Rawlsian Equality, en
Femirzists Rethink the Self, Diana Tietjens Meyers (comp.),
Boulder, Colorado, Westview Press, 1996; Taking Dependency
Seriously: The Fa mil y and Medica! Lea ve Act Considered in Ligh t
of the Social Organization of Dependency Work and Gender Equality,
en Hypacia, 10, l, invierno de 1995; y "Not My Way, Sesha, Your
Way, Slowly": "Maternal Thinking" in the Raising of a child with
Profound Intellectual Disabilities, en No easy answers: Mothering
in the US today, Julia Hanisberg y Sara Ruddick (comps.), Nueva
York, Beacon Press, 1998. Su libro Love's lAbor:
-
18 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
estudios apenas estn comenzando a ejercer una influencia
sistemtica en la filosofa moral predominante en Occidente, lo que
no es muy sorprendente teniendo en cuenta los rasgos del legado de
la filosofa moral que hemos comentado.
Por lo tanto, la pregunta que surge es: Qu consecuencias tendra
para la filosofa moral considerar el hecho de la vulnerabilidad y
la afliccin, y el hecho de la dependencia como rasgos fundamentales
de la condicin humana? Y una pregunta adicional: De qu modo
deberamos empezar a responder a esta pregunta? En el campo de la
filosofa, generalmente el punto de partida determina en parte el
resultado de la investigacin. Un punto de partida posible es
reconocer que los hbitos mentales que han impedido que los filsofos
morales vieran con claridad la importancia de los fenmenos de la
afliccin y la dependencia no slo estn ampliamente extendidos, sino
que resulta realmente difcil desprenderse de ellos. Al fin y al
cabo, son nuestros hbitos y forman parte de un modo de pensar que
no proviene slo de las investigaciones de la filosofa moral, sino
que se adquiere como parte de la cultura ms amplia que sirve de
trasfondo a dichas investigaciones. De manera que sera bueno
comenzar recelando de nosotros mismos, puesto que cualquiera que
sea el lenguaje filosfico en que se formulen las primeras
investigaciones, cualesquiera que sean los recursos filosficos con
que contemos para esbozadas, estaremos inclinados a pensar de tal
manera que nos ser difcil comprender cun sustantivo es el cambio
que hace falta en nuestro punto de vista.
Las discapacidades fsica y mental son aflicciones del cuerpo;
por lo tanto, los hbitos de pensamiento que expresan una actitud de
negacin de la discapacidad y la dependencia im-
Essays on Women Equality and Dependence, Londres y Nueva York,
Routledge, 1998 va a ser un importante punto de partida pata nuevos
debates. Vanse tambin Susan Wendell, The rejected body: Feminist
philosophical reflections on Disability, Nueva York, Routledge,
1996, y la resea de la misma realizada por Anita Silvers, en Ethics
108, 3, abril, 1998. Otro libro determinante va a ser Disability,
Difference, Discrimination: Perspectives on Justice in Bioethics
and Public Policy, de Anita Silvers, David Wasserman y Mary
Mahowald, con un eplogo de Lawrence Becker, Lanham, MD, Rowman and
Littlefield, 1999.
VULNERABILIDAD. DEPENDENCIA, ANIMALIDAD 19
plican una incapacidad para reconocer la importancia de la
dimensin corporal de la existencia, o incluso el rechazo de dicha
dimensin. Es posible que esas actitudes estn arraigadas en la
conciencia, y en todo caso son reforzadas por el hecho de que el
ser humano se concibe y se imagina a s mismo como diferente del
animal, libre del peligro de una condicin de Simple animalidad.
Esta concepcin defectuosa de s mismo, esta imagen incompleta puede
darse en el plano del pensamiento y la prctica cotidianos
coexistiendo con frecuencia, y sin excesiva dificultad, con un
reconocimiento terico de la historia evolutiva del ser humano. A
menudo los prejuicios culturales separan el presente del ser humano
de su pasado y a veces encuentran un punto de apoyo en una
teorizacin filosfica, en s misma desprejuiciada. De manera que las
teoras filosficas que se ocupan de la distincin entre los miembros
de la especie humana y los de otras especies animales pueden,
aparentemente, justificar la crencia de que la racionalidad del ser
humano en cuanto ser pensante es, de algn modo, independiente de su
animalidad (como se ver ms adelante, algunos tericos han sostenido
que los animales no humanos no pueden tener pensamientos ,
creencias o razones para actuar). En consecuencia, el ser humano
puede olvidarse de su propio cuerpo y olvidar que su manera de
pensar es la que corresponde a una especie animal.
Existe tambin otra relacin, quiz ms fundamental, entre la
condicin animal del ser humano y su vulnerabilidad. Una de las
ideas centrales de este libro es que las virtudes que el ser humano
necesita para desarrollarse a partir de su condicin animal inicial
y llegar a ser un agente racional e independiente, as como las
virtudes que requiere para hacer frente a la vulnerabilidad y la
discapacidad (tanto las d e uno mismo como las de los dems),
pertenecen a un nico conjunto de virtudes: las virtudes propias de
los animales racionales y dependientes, cuyos rasgos de
dependencia, racionalidad y animalidad deben ser entendidos en sus
relaciones recprocas.
Por lo tanto, para tener en cuenta debidamente los fenmenos de
la discapacidad y la dependencia, quiz sea necesario
-
,,1
20 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
comenzar con una nueva afirmacin de la animalidad humana. Una
manera de hacerlo consiste en volver a los escritos de Aristteles,
aunque slo sea porque ningn otro filsofo se ha tomado ms en serio
la animalidad humana. A pesar de todo, sus obras ms importantes
pueden ser interpretadas, y han sido en ocasiones interpretadas, de
modo que pierden su utilidad y su capacidad educativa. Todos los
animales no humanos, escribi Aristteles, viven mediante la
percepcin y la memoria y poseen muy poca experiencia, pero la
especie humana tambin vive mediante la sabidura y el razonamiento.3
A veces, el argumento de Aristteles para definir al ser humano como
un ser propiamente racional se ha interpretado como si hubiese
querido decir que la racionalidad no es en s misma una propiedad
animal, sino la propiedad que separa al ser humano de su
animalidad. Aristteles no cometi tal error, por supuesto. La
phronesis, la capacidad para el razonamiento prctico,4 es una
capacidad que l, y posteriormente santo Toms, atribuyeron tanto al
ser humano como a algunos animales no humanos, en virtud de su
capacidad para prever.5 Esto, claro est, obliga a preguntarse de qu
manera se relaciona la phrnesis de ciertas clases de animales no
humanos con la racionalidad especfica y distintiva del ser humano.
No obstante, algunos comentaristas han pasado por alto este
problema, por lo que no han formulado las preguntas pertinentes
acerca de la relacin que existe en el ser humano entre la
animalidad y la racionalidad. Han subestimado la trascendencia que
tiene el hecho de que el cuerpo del ser humano sea un cuerpo
animal, que tiene la identidad y la cohesin de todo cuerpo animal,
y no han sido capaces de reconocer debidamente que, en lo que se
refiere a esta vida, resulta cierto que el ser humano no
simplemente tiene un cuerpo, sino que es su cuerpo. Otros
comentaristas s han comprendido esto; la lectura de Aristteles y
del comentario de Ibn Rushd, llev a santo Toms a sostener: Puesto
que el alma es parte del
3. Aristteles, Metafsica A, 980b 25-28. 4. Aristteles, tica nico
mquea VI. 1 140b 46, 20-21 . 5. !bid., 1141 a 26-28.
VULNERABILIDAD, DEPENDENCIA, ANIMALIDAD 21
cuerpo del ser humano, el alma no es la totalidad del ser humano
y mi alma no es Yo.6 A lo mejor sta es una leccin que debamos
aprender de nuevo quienes nos definimos hoy en da como aristotlicos
modernos a partir quiz de aquellas investigaciones fenomenolgicas
que tambin hicieron posible que Merleau-Ponty concluyera que yo soy
mi cuerpo.
Olvidarse de la condicin animal del ser humano no es, desde
luego, el nico obstculo para el reconocimiento de la afliccin y la
dependencia. El propio Aristteles ejemplifica otras dos actitudes
que impiden ese reconocimiento. Entendi muy bien la importancia de
ciertas formas de experiencia para la prctica racional (es posible
ver escribi, que quienes poseen experiencia son ms eficaces que
quienes poseen razn pero carecen de experiencia)/ sin embargo, ni
en la tica ni en la poltica concedi peso alguno a la experiencia de
aquellos que con ms seguridad deban padecer aflicciones y
dependencia: las mujeres, los esclavos y criados, quienes
trabajaban en labores productivas como campesinos, pescadores y
obreros. En los asuntos importantes deliberamos con otras personas
y desconfiamos de nosotros para tomar decisiones.8 Pero resulta de
la mayor importancia quines son las otras personas que escogemos
para deliberar con ellas, y es posible que la dificultad de
Aristteles para reconocer la afliccin y la dependencia fuese, en
parte al menos, consecuencia de sus exclusiones polticas.
El segupdo obstculo est constituido por dos caractersticas de la
virtud masculina segn la concibe Aristteles. Cuando comenta la
necesidad que el ser humano tiene de los amigos, particularmente,
en momentos de adversidad o de prdidas, sostiene que quienes poseen
hombra se distinguen de las mujeres porque no desean que otros se
entristezcan por su pena. No
6. Santo Toms de Aquino, Commentary on Paul's First Letter to
the Corinthians XV, 1, 1 1 ; hay que sealar tambin que santo Toms,
a diferencia de la mayora de los autores modernos, se refiere con
frecuencia a los animales no humanos como los dems animales.
7. Aristteles, Meta(Csica A 981a 14-15. 8. Aristteles, tica nico
mquea III, 1 1 1 2b 10-11.
-
22 ANIMALES RACIONALES Y DE PENDIENTES
desean hacer sufrir a los dems, al compartir su prdida.9
Claramente da por supuesto que el hombre que acta como mujer a este
respecto, es inferior en su virtud masculina. Adems, al hombre
magnnimo, que es el modelo de la virtud en la teora de Aristteles,
le desagrada reconocer de cualquier modo su necesidad de ayuda o
consuelo por parte de los dems. Le avergenza recibir ayuda, porque
es propio del superior prestar ayuda y propio del inferior
recibirla. 10 Enseguida, seala Aristteles que el hombre magnnimo
olvida lo que ha recibido, pero recuerda lo que ha concedido, y no
le agrada que le recuerden lo primero, pero escucha con agrado lo
segundo. 1 1
De esta manera, Aristteles precedi a Adam Smith, as como a
muchos otros, al introducir en la filosofa moral el punto de vista
de quienes se consideran superiores por su autosuficiencia, y de
quienes fijan sus criterios a partir de aquellos que se consideran
superiores por su autosuficiencia. En consecuencia, Aristteles
tambin fue precursor de esa tpica incapacidad para reconocer
debidamente la afliccin y la dependencia. De todas maneras, para
tratar de corregir ese defecto de la filosofa moral, ser necesario
(en eso consistir mi planteamiento) apoyarse en muy buena medida en
conceptos, tesis y argumentos de Aristteles. A pesar de que es
importante rechazar ciertos argumentos de Aristteles y de algunos
aristotlicos, Aristteles aport los mejores recursos con los que
contamos hasta ahora para identificar en qu yerran dichos
argumentos y cmo podran enmendarse esos errores. De modo .que en
ciertos temas ser necesario usar a Aristteles en contra del propio
Aristteles, a veces con la ayuda de santo Toms, con el propsito de
defender tres conjuntos de tesis.
El primero se refiere a las similitudes y rasgos en comn del ser
humano con miembros de otras especies animales inteligentes.
Sostendr la idea de que, a pesar de la importancia fundamental de
las diferencias existentes entre el ser humano y todas las dems
especies, tambin es importante que tanto en las
9. lbid., IX, 1 17lb 6012. 1 O. lbid., IV, 1 1 24b 9- JO. 11.
!bid . 12- 18.
VULNERABILIDAD, DEPE NDENCIA, ANIMALIDAD 23
primeras actividades de la infancia como posteriormente, el ser
humano se comporta en relacin con el mundo de una manera muy
similar a la del resto de animales inteligentes: a pesar de
trascender algunas de sus limitaciones, no se separa nunca
enteramente de lo que tiene en comn con ellos. De hecho, la
capacidad para trascender esas limitaciones depende en parte de
algunas de esas caractersticas animales, entre ellas el carcter de
su identidad.
No es cuestin slo de que el cuerpo humano sea un cuerpo animal
con la identidad y la consistencia de un cuerpo animal. como ya
hemos dicho. La identidad humana es fundamentalmente corporal
(aunque no sea slo corporal) y es, por lo tanto, identidad animal;
la consistencia de las relaciones con los dems en parte se define
con respecto a esa identidad animal. Entre los diferentes males que
afligen al ser humano estn aqullos que alteran esa consistencia (la
prdida o lesin de la memoria, por ejemplo, o la desfigl+racin que
impide que los dems nos reconozcan), as como aqullas que nos
discapacitan de otra forma.
Un segundo conjunto de tesis se refiere a la importancia moral
que tiene reconocer no slo la vulnerabilidad y la afliccin, sino
tambin la dependencia que generan. La filosofa moral moderna ha
puesto un gran nfasis en la autonoma del individuo, en su capacidad
para formular elecciones independientes, lo cual es comprensible y
correcto. Sin embargo, mi idea es que las virtudes de la actuacin
racional independiente slo pueden ejercerse adecuadamente
acompaadas de lo que denominar las virtudes del reconocimiento de
la dependencia y que si esto no se comprende, tampoco podrn verse
con claridad ciertos rasgos de la actuacin racional. Adems, los dos
conjuntos de virtudes son necesarios para realizar las
potencialidades especficas que caracterizan al animal racional
humano; ahora bien: para comprender su importancia y su lugar en la
clase de vida que permite el florecimiento humano, hace falta
averiguar cmo y por qu son necesarios.
Qu tipo de relacin social y qu concepcin del bien comn se
requieren para que dentro de un grupo social se conser-
-
24 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
ven y transmitan las virtudes de la independencia racional y del
reconocimiento de la dependencia? Es posible encontrar respuestas
para esa clase de preguntas en un tercer conjunto de tesis, con las
cuales quiero argumentar que ni el Estado-nacin moderno ni tampoco
la familia actual pueden proporcionar la clase de asociacin social
y poltica que sera necesaria.
2
EL SER HUMANO EN COMPARACIN CON LOS ANIMALES, EL SER HUMANO
COMO ANIMAL
Los animales se aproximan cuando se les llama por su nombre.
Igual que los seres humanos.
L. WITTGENSTEIN
Desde sus primeros usos en el siglo XVI, en ingls y otros
idiomas europeos, la palabra animal y las dems expresiones
asociadas a ella se han utilizado para denominar a una clase
compuesta por araas, abejas, chimpancs, delfines y por seres
humanos, como distintos de las plantas, los seres inanimados, los
ngeles y Dios, pero tambin para denominar a la clase formada
nicamente por animales no humanos. E n l a cultura occidental
moderna h a sido predominante esta ltima acepcin y, con ella, se ha
hecho tambin predominante un modo de pensar que desva la atencin de
todo lo que el ser humano comparte con otras especies animales y se
sita en oposicin a las viejas formas de pensamiento aristotlicas y
al naturalismo evolutivo moderno posterior a Darwin. E l
aristotelismo centraba s u atencin en la distincin entre lo vivo y
lo inanimado, incluyendo al ser humano dentro del gnero animal, de
manera que incluso la racionalidad especfica
-
26 ANIMALES R AC IONALES Y DEPENDIENT E S
del ser humano deba entenderse como u n a racionalidad animal.
De Darwin, por otra parte, ya se debera haber aprendido a estas
alturas que la historia humana, antes que cualquier otra cosa, es
la historia natural de una especie animal ms, y que siempre puede
ser necesario, y con frecuencia lo es, ponerla en comparacin con la
historia de algunas otras especies animales.1
Aunque todos nosotros, o casi todos, sabemos eso, tambin
tendemos a olvidarlo en demasiadas circunstancias; es una tendencia
cultural que se ve reforzada por el hecho de que se preste atencin
casi exclusivamente a lo que en efecto distingue al ser humano de
las dems especies, y que se tiende a exagerar esa diferencia.
Existe cierto tipo de filosofa reciente que ha contribuido a
consolidar esta idea y cuya influencia resulta decisiva debido a
sus extraordinarios logros en la investigacin sobre la naturaleza
del lenguaje y sobre la variedad de formas en que el uso del
lenguaje permite al ser humano relacionarse con aquellos con
quienes habla y con aquello sobre lo que habla. Estas
investigaciones han ocupado un lugar central, con frecuencia el
lugar central, tanto para los filsofos guiados por los nombres de
Wittgenstein, Austin, Quine y Davidson, como para los que han sido
influidos de modo decisivo por Husserl, Heidegger y Gadamer. Estos
dos grupos de filsofos comparten los mismos patrones argumentales
con respecto a los animales no humanos.
Los argumentos discurren, comnmente, del modo que sigue. Se toma
como objeto de investigacin una determinada capacidad humana: la
capacidad para albergar pensamientos, creencias o para actuar
movidos por razones, o la facultad para formular y utilizar
conceptos. Entonces, se demuestra que, en contra de la opinin de
algn filsofo precedente, el ejercicio humano de esa capacidad
concreta requiere la posesin y el uso
l . Para conocer los debates sobre la relacin entre Aristteles y
Darwin, vanse E. Gilson, From Aristotle ro Darwin and Back Again,
Notre Dame, University of Notre Dame Press, 1984 (trad. cast.: De
Aristteles a Darwin (y vuelta), Navana, Eunsa, 1988) y,
especialmente, Larry Arnhart, Darwinian Natural Right: The
Biological Ethics of Human Nature, Albany, Nueva York, S tate
University of New York Press, 1998.
EL SER HUMANO EN COMPARACIN CON LOS ANIMALES [ . . . ) 27
del lenguaje. Finalmente se concluye que, debido a que los
animales no humanos no poseen lenguaje, o al menos el tipo de
lenguaje requerido, carecen por ende de la capacidad o facultad en
cuestin. As es como se ha argumentado de diferentes maneras que los
animales no humanos no pueden tener pensamientos, que deben carecer
de creencias, que no pueden actuar movidos por razones y que, en su
interaccin con los objetos de su experiencia, los conceptos les son
ajenos.
Los filsofos que llegan a estas conclusiones suelen ser, por lo
general, cuidadosos y no niegan que los animales no humanos
perciban, sientan y en algunos casos muestren al menos cierta
inteligencia. La insensatez cometida por Descartes al insistir en
que los animales no h umanos no slo carecen de pensamiento e
inteligencia, sino tambin de capacidad para sentir o percibir de
manera genuina, ha resultado ser u n a advertencia muy saludable.
Pero sucede tambin por l o general, con pocas aunque importantes
excepciones, que rara vez se detiene alguno de estos filsofos a
considerar que podra resultar interesante en s mismo desde el punto
de vista filosfico, el estudio de las semejanzas y analogas de las
percepciones, los sentimientos y las acciones inteligentes de
ciertas especies no humanas, o bien que ese estudio podra servir
para entender mejor la percepcin, los sentimientos y la
inteligencia prctica del ser humano. Quizs ello se deba en parte a
que sus conclusiones les llevan a esbozar una nica lnea divisoria
entre el conjunto de los animales no humanos, por un lado, y el ser
humano, por otro, motivo por el cual no se presta especial atencin
a especies concretas de animales no h u manos cuyas caractersticas
pudieran ser de particular importancia.
Desde luego, eso no significa que esos filsofos no mencionen,
ocasionalmente, a miembros de especies concretas para usarlos como
ejemplo. La lagartija de Heidegger, el perro y el gato de Malcolm o
el perro de Kenny, son personajes habituales en los anlisis
(Descartes recurri a ejemplos con ovejas y lobos, as como con
cabras, orugas y gusanos). Pero es sin duda excepcional el profundo
estudio filosfico que Jonathan
-
.;:
28 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
Bennett2 desarroll a partir de lo que se sabe de las abejas, o
el de T homas I. White,3 sobre los delfines. El desinters hacia las
especies particulares de animales importa porque hay diferencias
significativas y relevantes entre ellas; pero tambin porque implica
un grado de abstraccin y distanciamiento que nos aleja demasiado de
esa relacin inmediata con miembros concretos de especies concretas,
de la que en ltima instancia deriva nuestra capacidad de comprensin
interpretativa de los animales, humanos o no. Las equivocaciones de
Descartes se refieren tanto a los seres humanos como a los animales
no humanos, y tienen su origen en la conviccin de que las ideas que
los humanos se forman sobre los pensamientos, sentimientos y
decisiones de los dems estn basadas, enteramente, en inferencias a
partir de su conducta y expresiones manifiestas. Es cierto que a
veces es necesario conjeturan> por inferencia lo que otra
persona piensa o siente; pero incluso en esos casos existe el apoyo
de un conocimiento interpretativo primario y fundamental de los
pensamientos y sentimientos de los dems, que ni tiene una
justificacin inferencia! ni la necesita. Qu tipo de conocimiento es
ste? Es una forma de conocimiento prctico, un saber cmo
interpretar, que se deriva de interacciones sociales complejas,
donde nuestras reacciones ante los dems y sus reacciones ante
nuestras reacciones generan un reconocimiento por ambas partes de
los pensamientos y sentimientos a los que cada quien est
respondiendo. Por supuesto, todos po
dernos cometer errores alguna vez, pero la capacidad misma para
identificar dichos errores supone la facultad de percibir
conscientemente lo que los dems piensan y sienten. La comprensin
interpretativa de los otros deriva del contacto con ellos y es
inseparable de ese contacto; una duda cartesiana acerca de los
pensamientos y sentimientos de los dems slo
2. Jonathan Bennett, Rationality, Londres, Routledge & Kegan
Paul, 1964, pginas. 8-32.
3. Thomas l. White, ccls a Dolphin a Person?,, en Discovering
Philosophy, Upper Sadclle River, Prentice Hall, 1996, y junto con
Denise L. Herzing del Proyecto sobre el Delfn Salvaje, Dolphins and
the Question of Personhood,, en Etica & Animali, nmero especial
sobre los animales y la condicin de persona, 1998, pgs. 64-84.
EL SER HUMANO E N C OMPARACIN CON LOS A N I M A L E S [ . . . ]
29
puede surgir en quienes estn privados de dicha relacin, bien sea
por algn defecto psicolgico grave o, corno en el caso de Descartes,
por influencia de una teora filosfica.
Esto no quiere decir que el conocimiento de los dems sea cuestin
de simpata y empata sensible, suscitadas por la accin e interaccin;
sin ellas, no sera posible imputar razones a las acciones de otros
que hagan inteligible su conducta y permitan una respuesta que
resulte, a su vez, inteligible. (Desde luego, a veces puede
responderse, sin ninguna dificultad, a una accin aunque no se tenga
conciencia de las razones, si las hubiera, que le dieron origen.
Pero sucede con frecuencia que se reacciona de una manera concreta
frente a una accin precisamente porque sta obedece a una razn y no
a otra, y se sabe cmo reaccionar gracias a que es posible
identificar dicha razn.)
Nada de esto es objeto de mayor debate cuando se trata de la
relacin entre un ser humano y otro. Pero lo que me interesa
plantear es que no existe una gran diferencia en el caso de la
relacin entre un ser humano y miembros de algunas otras especies
animales. Pensemos, en primer lugar, en la manera como el ser
humano desarrolla en general y de modo caracterstico la capacidad
para saber cundo algn otro individuo est sintiendo dolor. Un nio,
que an no habla, se cae, se lastima y grita; su madre le dice: Te
duele? y le coloca una venda. En ese momento, el nio aprende a
reemplazar, en situaciones semejantes, el grito o lamento por un me
duele, y se da cuenta de que los dems han reconocido el significado
de esa expresin cuando dicen, refirindose a l, que le duele. Los
nios que aprenden que sa es una manera de obtener la atencin de los
adultos dicen me duele o tengo dolor aunque no sea cierto. Por lo
general, tanto las madres corno otros adultos saben cmo reconocer
esas mentiras y responder a ellas debidamente, aunque alguna veces
se dejen engaar. En este caso, la inferencia tiene lugar, pese a
que sea un lugar secundario: No te quejes as. Un golpe tan leve no
puede dolerte tanto.
La secuencia comienza como una serie de respuestas interactivas
y se transforma, primero, en el reconocimiento de las intenciones
que estn implcitas en las respuestas y, despus, en
-
30 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
el reconocimiento de que cada intencin incluye la intencin de
ser reconocida por la otra persona corno tal intencin. Frases tales
como Le duele o Est preocupada porque me duele dan expresin a esos
reconocimientos prelingsticos. La capacidad del ser humano para
utilizar y entender la manifestacin de dichas frases depende de que
se disponga del conjunto de respuestas y reconocimientos
correspondientes. Las palabras respuesta y reconocimiento no son,
desde luego, ms que formas abreviadas de aludir a una amplia gama
de diferentes movimientos reactivos, as como diferentes tipos de
identificacin, reidentificacin y clasificacin, moldeados por una
atencin perceptiva dirigida. No obstante, lo que importa por el
momento es darse cuenta de que somos capaces de identificar lo que
otras personas piensan y sienten, incluso lo que piensan y sienten
sobre nuestros pensamientos y sentimientos, debido a que
participamos en un cierto sistema de respuestas y reconocimientos,
y slo por esa razn.
No hay diferencia, a este respecto, con la identificacin que
realiza el ser humano de los pensamientos y sentimientos de
miembros de algunas otras especies animales. Vicki Hearne ha
aportado una explicacin excelente y de primera mano de lo que
implica la relacin de mutuo entendimiento que se desarrolla entre
un entrenador humano y un perro.4 En una pyjmera fase, el
entrenador corrige el comportamiento espontneo del perro hasta que
ste reacciona ante las correcciones y se muestra dispuesto a
obedecer las rdenes. En una segunda fase, el perro reconoce las
intenciones del entrenador cuando, por ejemplo, recorre la lnea del
collar de aprendizaje, o cuando le dice: Sintate! o De piel . En
este momento, el perro ya se muestra atento a las intenciones del
entrenador y ste reconoce las intenciones del perro cuando responde
de una manera y no de otra; es decir, el perro no slo aprende a
responder a la orden de Sintate! , sino que tambin reconoce la
intencin del entrenador al darle esa orden.
4. Vick.i Hearne. How to Say "Fetch!", en R.aritan III, 2, otoo
de 1983, pgs. 1-33, reimpreso como captulo III en Adam's Task,
Nueva York, Vintage Books, !987.
E L SER H U M A N O EN C O M PARACIN CON LOS ANIMALES [ . . . ]
3 1
Resulta que, en ciertos casos, l a orden "sintate" exige una
enorme cantidad de trabajo . . . El perro se sentar en medio del
patio, pero no a un metro de la verja ... Sentarse cuando est
tranquilo no es lo mismo que hacerlo cuando otro perro le invita a
jugar ... Hago que se siente en situaciones tan diferentes como el
ingenio y la suerte lo hagan posible.5 Aun as, eso no significa que
se siente en cualquier situacin: Sentarse en un charco de agua es
completamente inaceptable. El perro ha captado que el concepto
Sintate se ampla hasta que llega a un lmite.
En una tercera fase, cuando el perro introduce cambios en sus
rutinas comunica sus propia i ntenciones. Juguetea o muestra
inquietud. Induso los perros bien entrenados manifestarn inquietud
cuando se les aproximen personas que tienen miedo a los perros,
porque no saben cmo comportarse, no digamos ya comunicarse con
ellos. Hearne denomina a este tipo de personas natural bitees, o
personas propensas a ser mordidas. Estos individuos son personas
cuya aproximacin a los perros ... est contaminada por la
epistemologa .6 Son personas que buscan premisas a partir de las
cuales se pueda inferir el comportamiento del perro, para predecir
si tratar de morderles o no. La contaminacin epistemolgica impide a
las personas afectadas (infectadas?) participar en l a nica clase
de relacin que permite adquirir un conocimiento interpretativo de
los pensamientos y sentimientos de los perros (y de los miembros de
algunas otras especies); es decir, relaciones expresadas en el
comportamiento receptivo y sensible. El tipo de conocimiento que
puede adquirirse por la interaccin receptiva y sensible, bien sea
con nios pequeos o con perros, con chimpancs, gorilas, elefantes o
delfines, justifica que se mire con suspicacia cierta clase de
teorizaciones filosficas sobre los animales.
A esta argumentacin se le podran oponer al menos dos tipos de
respuestas. La primera consistira en decir que tanto la explicacin
de Hearne sobre su comprensin de los perros como
S. !bid . . pg. 16. 6. !bid., pg. 17.
-
32 ANIMALES RACIONALES Y D E P E N D I ENTES
lo que yo sostengo sobre los bebs humanos, est tan influido por
una teorizacin filosfica, tan contaminado como las opiniones que
criticamos. Es posible que Hearne haya aprendido de un gran nmero d
e entrenadores, desde Jenofonte hasta William Koehler, pero expone
lo que sabe de los perros en trminos que muestran en particular su
deuda con Wittgenstein; de hecho, encuentra la manera de aplicar la
nocin de un juego de lenguaje a la prctica del entrenamiento.
Asimismo, mi explicacin del aprendizaje del lenguaje, del dolor en
los nios pequeos proviene directamente de Wittgenstein7 y de ideas
sugeridas por la teora de Paul Grice sobre la gnesis del
significado. No obstante, hay que decir que en ninguno de los dos
casos la filosofa aporta los fundamentos para las afirmaciones
significativas. La filosofa nicamente proporciona una manera de
caracterizar los diferentes tipos de experiencia de interaccin
interpretativa sin los que el ser humano sera incapaz de atribuir
pensamientos y sentimientos a los dems, ya fuesen humanos recin
nacidos, perros u otra cosa. Claro est que las experiencias
interpretativas no son idnticas en ambos casos; de hecho, importa
apelar a la experiencia entre otras cosas, para recordar que las
experiencias interpretativas a travs de las que se adquiere esta
capacidad son, en gran medida, propias y caractersticas, especficas
de la especie.
Al argumento anterior podra oponrsele la siguiente rplica: las
explicaciones sobre l a prctica interpretativa y la experiencia,
como la que ofrece Hearne, pueden mostrar cmo .de hecho se
atribuyen pensamientos, sentimientos e intenciones a algunas clases
de animales no humanos; sin embargo, no dicen que ese hecho est
justificado; son irrelevantes para determinar cundo es justificable
esa atribucin de pensamientos, sentimientos e intenciones. Y podra
argumentarse que eso es algo que slo la argumentacin e investigacin
filosficas puede evaluar y decidir. Ahora bien: lo que corresponde
exclusivamente a l a filosofa es determinar los lmites de
aplicacin, el uso correcto de conceptos tales como creencia,
pensamiento, razn
7. Especialmente Investigaciones filosficas. 244.
EL SER H U MANO E N COMPARACIN C O N LOS ANIMALES [ . . . ]
33
para actuar y capacidad para poseer conceptos o de encontrar
aplicaciones para los conceptos. De manera que slo har falta
discutir, y hacerlo e n trminos filosficos, si se llega al extremo
de negar que a veces, en este campo, los argumentos filosficos
necesitan ser corregidos desde el punto de vista de la prctica y la
experiencia. No siempre los filsofos han tenido razn cuando han
dicho: As debe ser en contra del parecer de quienes posean la
experiencia pertinente que a su vez decan: No es as. Qu se debe
hacer en adelante?
Mi argumento general se va a desarrollar en tres partes.
Primero, har un recuento de algunos de los hechos observados en
miembros de una especie concreta de animales inteligentes no
humanos, en cuyo caso, de acuerdo con la opinin de casi todos los
que han interaccionado con ellos, est j ustificada la atribucin de
creencias, pensamientos, s entimientos, razones para actuar y la
adquisicin y uso de conceptos. En segundo lugar, expondr los
argumentos filosficos que llegan a la conclusin de que dicha
atribucin no puede justificarse, ya sea para un subconjunto de
dichos factores o bien para todos ellos. Por ltimo, plantear la
pregunta de si la descripcin de un comportamiento inteligente,
expuesto en la primera parte, no justifica que se lleven a cabo
algunas distinciones que los argumentos expuestos en la segunda
parte han omitido o han tratado sin concederles la importancia
debida. Tambin argumentar que tales distinciones tienen
implicaciones importantes para nuestras ideas acerca de la
animalidad inteligente no humana y acerca de la relacin del ser
humano con otros animales , y con respecto a su propia animalidad.
Voy a partir de la descripcin del comportamiento de un animal en
particular, extremadamente inteligente.
-
.,u
3
LA INTELIGENCIA DEL DELFN
Los animales inteligentes de los que me voy a ocupar pertenecen
a diferentes especies de delfines, especialmente el Tursiops trunca
tus o delfn mular y el Delphinus delphis o delfn comn. Podra haber
hablado tambin de varios otros tipos de animales, como chimpancs,
gorilas, perros, caballos o elefantes, pero m e referir a ellos slo
de manera ocasional. La eleccin de los delfines obedece a varias
razones. El comportamiento de los delfines ha. sido objeto de
numerosos estudios. ' La proporcin de masa cerebral e n relacin con
la masa corporal es similar a la de los primates superiores
antropoides y su corteza cerebral est muy desarrollada, aunque con
una arquitectura diferente de la corteza cerebral humana. Los
delfines habitan en grupos y manadas y su estructura social est
bien definida. Aunque todava no se c omprenden muy bien las
secuencias de silbidos y chillidos que emiten, no hay duda de que
su aprendizaje verbal es notable y se comunican entre s de maneras
muy diversas. Crean diferentes tipos de vnculos sociales y muestran
afectos y pasiones; pueden sentir miedo y padecer estrs; albergan
intenciones y son juguetones y participan
l. Las fuentes ms importantes para mi argumento en torno al
comportamiento de los delfines son Dolphin Societies: Discoveries
and Puzz/es, Karen Pryor y Kenneth S. Norris (comps.), Berkeley y
Los ngeles, University of California Press, 199 1 .
-
. . . .
36 ANIMALES RACIONALES Y D E P E N DIENTES
deliberadamente en los juegos, 2 as como en la caza y otras
actividades. A pesar de no ser -tan semejantes al ser humano como
los chimpancs y gorilas, con quienes ste comparte mucho ms debido a
su herencia evolutiva, son capaces de interaccionar muy bien con el
ser humano e incluso, a veces, son ellos mismos quienes inician la
interaccin. Por supuesto, es mucho ms importante la naturaleza de
la interaccin entre u n delfn y otro. E n un trabajo dedicado
fundamentalmente a resumir los recursos que el delfn individual
posee para aprender de la experiencia, Louis M. Herman ha hecho
hincapi en la necesidad de dicho aprendizaje para que cada delfn
sea capaz de responder a otros delfines de manera que contribuya a
su propio florecimiento. Herman seala que su estilo de vida impone
a los individuos severas exigencias de aprendizaje de las
caractersticas de identificacin, incluyendo las conductas de muchos
otros individuos y de las modificaciones de la conducta de esos
individuos debidas al contexto social y ecolgico .. . En ltima
instancia, lo que determina el xito de cada delfn individual puede
ser el conocimiento social, puesto que el delfn es dependiente de
la matriz social prcticamente en todos los aspectos de su vida.3
Ese conocimiento social que se adquiere con el desarrollo de una
serie de relaciones, que van de la dependencia inicial respecto a
la madre en el momento del nacimiento hasta la plena pertenencia a
un grupo adulto.
Eso quiere decir que los delfines de varias especies slo pueden
desarrollarse y florecer porque han aprendido a alcanzar sus
objetivos mediante estrategias concertadas con otros miembros de
los distintos grupos a los que pertenecen o con los que se
encuentran. Al menos desde Aristteles,4 para muchos obser-
2. Vase K. Martin, K. Shariff, S. Psarakos y D. J. White, , en
Cetacean Behavior: Mechanisms and Functions, Louis M . Herman
(comp.), Nueva York, John Wiley and Sons, 1980.
4. Aristteles, Historia de los animales 63la, 7-64.
LA INTELIGENCIA DEL DELFN 37
vadores han resultado evidentes las similitudes que existen
entre las estrategias que emplean los delfines para alcanzar sus
objetivos y las de los seres humanos.
Para reconocer los objetivos de los delfines, como los de los
seres humanos, hace falta distinguir las acciones propiamente
dichas de lo que no son ms que secuencias de movimientos
corporales. En el caso del delfn, al igual que en el del ser
humano, una misma serie de movimientos corporales puede sucederse
en diferentes acciones: por ejemplo, el delfn puede saltar
intencionadamente en el transcurso de una caza y puede saltar
juguetonamente mientras nada despus de cazar;5 de modo similar, las
mismas acciones pueden realizarse en diferentes ocasiones, con
diferentes movimientos corporales: por ejemplo, reconocer el
terreno para la manada durante una caza. Precisamente debido a que
las acciones, a diferencia de las secuencias de movimientos
corporales, estn orientadas por un propsito, la identificacin y
clasificacin de muchas de las acciones de los delfines obliga a
atribuirles una bsqueda intencionada de objetivos determinados.
Qu capacidades ejercitan los delfines en esas actividades? Est
la capacidad para reconocer percepciones y para prestar atencin a l
o que se percibe, pero tambin la capacidad para dar una variedad de
respuestas distintas ante lo que es percibido y reconocido como un
mismo individuo o una misma clase de individuo, y la capacidad para
una diversidad de expresiones emocionales distintas. Cuando el
.delfn muestra curiosidad al inspeccionar algo que ha llamado su
atencin, puede fijarse primero en un aspecto del objeto y luego en
otro; y el mismo objeto o tipo de objeto puede provocar diferentes
respuestas : puede ser tratado como comida o como una oportunidad
para jugar. Igualmente, el delfn expresa afecto hacia otros
individuos a los que reconoce y manifiesta temor hacia ciertos
depredadores. Por otra parte, la cooperacin implica la coordinacin
de las acciones de un delfn con las acciones de otros que persiguen
un mismo objetivo. Slo en la medida en que se atribuye a
'i. V. M. Bel'Kovich y otros, Herd Structure, Hunting and Play.
op. cit., pgs. 69-70.
-
.. .
38 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
los delfines la capacidad para el ejercicio de una variedad de
facultades, se les pueden atribuir diferentes objetivos y es
posible, posteriormente, relacionar su capacidad para lograr esos
objetivos con su xito o su fracaso para desarrollarse y florecer
segn las caractersticas propias de su especie.
El bien, dijo santo Toms, tiene la ratio de un fin ifinis). Un
bien mueve a un agente a orientar su accin hacia ese fin y a tratar
el logro de ese fin como un bien logrado.6 De manera que los seres
humanos orientan su accin hacia un fin en virtud de su capacidad
para reconocer los bienes propios de su naturaleza, que deben ser
alcanzados. Segn la argumentacin tomista, para cada especie hay un
conjunto de bienes que le son propios, de modo que la orientacin de
los delfines hacia la consecucin de objetivos justifica que se
hable de los bienes propios y caractersticos de los delfines, con
el mismo fundamento con que la orientacin de la accin humana hacia
fines concretos permite hablar de los bienes propios y
caractersticos de los seres humanos. Y en los delfines, como en los
seres humanos, es observable una relacin muy cercana entre la
identificacin y el logro de bienes concretos por parte de delfines
concretos, y el desarrollo y florecimiento de esos mismos delfines
segn su naturaleza especfica.
Si se atribuyen bienes a los delfines es lgico que tambin se les
atribuyan razones para hacer una gran parte de lo que hacen, puesto
que en virtud de un similar reconocimiento de los bienes que le son
propios se le atribuyen al ser humano razones . p ara una gran
parte de sus actos. Warren Quinn ha sealado que una razn para
actuar de cierla manera no es ms que algo bueno en s mismo que [la
accin] realiza o a la que sirve, o, en su defecto, algo malo en s
mismo que [la accin] evita.7 De manera que si se le pide a una
persona que exprese la razn por la que ha llevado a cabo una
deteminada accin, sta sealar el bien al que ha servido la accin, el
bien hacia cuya realizacin estaba orientada. Lo que hace que esa
afirmacin sea falsa o
6. Santo Toms de Aquino, Summa Theologiae la, S, 3-5. 7. Warren
Quinn, Putting rationality in its place, en Morality and Action,
Cam
bridge, Cambridge University Press, 1993, pg. 234 (la cursiva es
del original).
LA INTELIGENCIA DEL DELFN 39
verdadera es el hecho de que la accin estuviese o no dirigida
hacia la realizacin de ese bien concreto, y esa orientacin no
depende de lo que uno puede haberse dicho a s mismo o lo que haya
dicho a los dems antes de actuar o en el momento de hacerlo, sino
que es una consecuencia de que las acciones sean orientadas por lo
que el individuo juzga que es su propio bien, aunque ese juicio
permanezca inarticulado.
A veces sucede que la persona, que acta por una razn, se diga s
misma o diga a los dems algo as: Haciendo A contribuir a que suceda
B , y B es el bien que deseo alcanzar. Su razn para hacer A es que
mediante A se consiga B; es decir que, segn su clculo, al hacer A
lograr que suceda B puesto que, si calculara de manera diferente no
hara A (a menos, claro est, que exista algn otro bien C que tambin
deseee lograr y que se consiga mediante A). Eso significa que un
agente puede tener una idea adecuada de sus acciones, y sus
acciones pueden estar adecuadamente orientadas hacia su finalidad
sin que el actor haya manifestado explcitamente el conjunto de
razones que tena para actuar del modo que lo hizo.
Por lo tanto, el hecho de que especies de animales inteligentes
no humanos, como los delfines, carezcan de los recursos lingsticos
para articular y manifestar sus razones no es impedimento para que
se atribuyan razones a su accin. Lo que se requiere para atribuir
razones a las acciones de miembros de dichas especies es
identificar el conjunto de bienes que los miembros de la especie
desean alcanzar, el conjunto de clculos a partir de los cuales las
acciones son o pueden ser eficaces para lograr dichos bienes, y un
conjunto de proposiciones condicionales contrafcticas ciertas que
permitan relacionar la orientacin hacia el bien con los clculos
sobre la eficacia. De modo caracterstico, esos tres aspectos se
identifican en conjuncin uno con otro. As sucede con los seres
humanos y as sucede tambin con los delfines.
Comer pescado es uno de los bienes en la vida de los delfines.
Como es natural, la caza de peces es una actividad fundamental. Una
descripcin precisa de los acontecimientos que se suceden en el
transcurso de la caza obliga a asentar la veraci-
-
....... . .
40 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
dad de proposiciones condicionales contrafcticas exactamente
iguales a las que requerira una descripcin precisa del
comportamiento humano. Pongamos un ejemplo: los delfines piloto que
buscan peces para la manada detectan su presencia y los dems
miembros de la manada, que han reconocido lo que sucede, modifican
el rumbo de su nado, de modo que se unen a los delfines piloto y
comienzan la caza.8 Al establecer la razn que tiene la manada para
cambiar su rumbo, se est afirmando a la vez dos cosas: primero, que
la manada no habra cambiado de rumbo para nadar hacia donde estaban
los delfines piloto si no hubiese reconocido que stos haban
detectado la presencia de peces; y segundo, puesto que los miembros
de la manada ya participaban en los preliminares de la caza, si no
hubiesen cambiado de direccin para ir hacia los delfines piloto,
ello se debera o bien a que tuviesen otra razn de igual importancia
para mantener el rumbo (por ejemplo, que hubiesen descubierto al
mismo tiempo la presencia de peces justo delante de ellos, en el
rumbo en que ya haban estado nadando) o bien a que hubiesen
encontrado algn obstculo o riesgo fsico al dirigirse hacia los
delfines piloto.
Consideremos otra situacin: cuando estn buscando alimento, los
delfines ponen en prctica, primero, una tctica para lograr su
propsito, pero si en ese momento descubren que no resulta eficaz,
la cambiarn por otra. Bel'kovich y sus colegas describen episodios
de ese tipo: cuando los delfines mulares, por ejemplo, intentan
dirigir un banco de peces hacia la costa, para cercarlos ah, pero
cuando fracasan en su intento, conducen a los peces hacia el mar,
donde se encuentra el resto de la manada. Para esta interpretacin
resulta indispensable, desde luego, que haya un fundamento adecuado
para atribuir a los delfines las capacidades de percepcin y
comunicacin necesarias para ser conscientes de los hechos
correspondientes.
El comportamiento de los delfines en el ocano y lo que han
demostrado que son capaces de aprender con entrenadores humanos
prueban que los delfines cuentan con esas capacidades.
8. V. M. Bel'kovich y otros, op. cit.,Herd Structure, Hunting
and Play, pg. 43.
LA INTELIGEN CI A DEL DELFN 4 1
La investigacin realizada por Herman sobre esas capacidades le
llev a concluir, y no s de ningn investigador que disienta de ello,
que en su mundo natural , el delfn est bien preparado para
percibir, reconocer, clasificar y recordar la multitud de sonidos e
imgenes que recibe a travs de sus sentidos auditivo o visual.
Difcilmente puede exagerarse la importancia que tienen para los
delfines el sonido y la capacidad para ecolocar de los delfines y
Herman no slo interpreta que aprenden a conocer el origen de los
diferentes sonidos a partir de la experiencia, a lo largo del
tiempo, y que lo confirman con la identificacin visual y a travs de
la observacin social de las respuestas de otros a los sonidos, sino
que aade que el aprendizaje en los miembros ms jvenes puede ser
apoyado posiblemente a travs de alguna clase de tutora social ms
directa por parte de los adultos.9
Las actividades que estn implicadas en el aprendizaje a partir
de la percepcin y en la posterior puesta en prctica de aquello que
han aprendido, hacen que los delfines no sean simplemente
receptores pasivos de la experiencia. Adems, al igual que el ser
humano, el delfn disfruta con las actividades que requieren el
ejercicio de sus facultades y habilidades. Cuando Aristteles afirma
que toda actividad de percepcin procura placer10 y que el placer se
produce cuando la actividad ha sido concluida, 11 su afirmacin
parece ser tan cierta en el caso de los delfines como en el de los
seres humanos.12
Pensemos ahora en toda la variedad de facultades que han
atribuido a los delfines algunas de las personas que ms han
interactuado con ellos: no slo las facultades de percepcin y
atencin hacia lo que se percibe, de reconocimiento, identificacin y
reidentificacin, sino tambin la facultad de tener deseos y
emociones y manifestarlos, de realizar clculos, de albergar
intenciones, de dirigir sus accione s hacia fines que
constituyen
9 . /bid. , pg. 357. 10. Aristteles, tica nicomquea X, l l 74b,
20-2 1 . 1 1 ' !bid. ' 23-33. 12 . En el sentido del logro y del
placer que sienten los delfines en el logro, vase
Pryor, op. cit., pg. 346.
-
42 A N I M A L E S RACIONALES Y D E PENDIENTES
sus bienes especficos y, por lo tanto, de tener razones para
actuar. Pero si hay justificacin para hacer esas atribuciones,
presumiblemente tambin habr justificacin para atribuir a los
delfines pensamientos y creencias. Sera difcil, entonces, evitar la
conclusin subsiguiente de que los delfines poseen determinados
conceptos y saben cmo utilizarlos. En este punto, por lo tanto, se
entra en conflicto con los diversos argumentos filosficos que
niegan la posibilidad de que tengan pensamientos, creencias,
razones para actuar o conceptos los animales que carecen de
lenguaje. Ahora bien: antes de analizar la relacin de cada
argumento concreto con la interpretacin de la conducta de los
delfines y de otros animales, es necesario preguntarse qu es lo que
sus autores han entendido o entienden por lenguaje.
Nadie pone en duda que los delfines poseen un sistema de
comunicacin sofisticado, como tambin lo tienen los chimpancs,
gorilas y otros animales. En el caso de los delfines, an queda
mucho por entender sobre su sistema de comunicacin, por lo que sera
posible que fuese mucho ms semejante al lenguaje humano de lo que
parece indicar la evidencia de que se dispone hoy en da. Pero no
hay duda de que tienen una capacidad sobresaliente para un cierto
tipo de comprehensin lingstica. Louis M. Herman y sus colegas han
inventado un lenguaje acstico artificial simple y han enseado a los
delfines a entender frases formuladas en ese lenguaje y a responder
a ellas; los delfines que han sido educados de ese modo son capaces
de identificar una diversidad de objetos y de acciones cuando se
les habla usando frases del mencionado lenguaje. Segn Herman, esa
capacidad implica sensibilidad para las diferencias sintcticas
entre frases y para los cambios en el orden de las palabras, pero
tambin la facultad de distinguir entre frases con una sintaxis
normal y frases que se salen de la norma. 1 3 Sin duda alguna se
trata de un logro de enorme importancia para evaluar la capacidad
comunicativa y lingstica de los delfines;
13. Louis M. Herman, What the dolphin knows or might know in its
natural world, en Pryor y Norris, op. cit., pg. 351.
LA INTELIGEN C I A DEL DELFN 43
no obstante, una idea exacta de su trascendencia slo puede
surgir de su comparacin detallada con el aprendizaje de los
miembros ms jvenes de la especie humana y con la forma como
adquieren el lenguaje. Por esta razn dejo por el momento de lado
los debates sobre ese logro, con el fin de que el argumento pueda
desarrollarse de acuerdo con las tres fases propuestas. En primer
lugar, caracterizar de manera improvisada e incompleta, aunque
espero que adecuada, algunos de los rasgos ms destacados y
caractersticos de los lenguajes humanos. A continuacin, analizar
aquellos argumentos filosficos que, partiendo de ciertas premisas
sobre la naturaleza del lenguaje humano, llegan a la conclusin de
que los animales no humanos, por muy inteligentes que sean, son
incapaces de tener pensamientos, creencias, razones para actuar y
conceptos. Por ltimo, m e plantear qu relacin tienen esos
argumentos, en l a medida e n que sean slidos, con e l problema d e
la caracterizacin correcta del comportamiento inteligente de los
delfines.
-
4
PUEDEN TENER CREENCIAS LOS ANIMALES QUE CARECEN DE LENGUAJE?
Cules son las caractersticas ms destacadas y propias del
lenguaje humano, manifiestas en los ms de cuatro mil quinientos
lenguajes naturales que posee la cultura humana? En primer lugar,
cada lenguaje natural posee un vocabulario: u n conjunto d e
palabras y u n conjunto de expresiones, muchas de las cuales
consisten en una serie de palabras (bueno en)), es rojo) y no una
sola. Los hablantes de cada lenguaje concreto poseen un conjunto de
fonemas compartidos que les permite pronunciar esas expresiones de
manera reconocible y en ocasiones poseen un conjunto de seales
grficas que sirven para la expresin escrita. En segundo lugar, todo
lenguaje tiene una serie de reglas para combinar expresiones y
formar frases. Estas reglas forman l a sintaxis del lenguaje. Las
frases simples (que pueden descomponerse en expresiones, pero no en
otras frases) pueden combinarse de diferentes maneras para formar
nuevas frases, de extensin y complejidad ilimitadas. En tercer
lugar, los tipos de expresiones con las que se construyen las
frases son: nombres, descripciones definidas, predicados,
cuantificadores, demostrativos, pronombres e indicadores tales como
aquL) y ahora))' y esas conexiones lgicas que hacen posibles la
negacin, la disyuncin, la conjuncin y las relaciones de implicacin,
vinculacin y equivalencia lgica. Si se quiere entender lo que las
expresiones significan y proporcionar al lenguaje
-
.. .
46 ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIE NTES
su dimensin semntica, es necesario comprender la relacin que
existe entre un nombre y aquello que se nombra, entre una
descripcin y lo que se describe, entre un demostrativo o un
pronombre y aquello a lo que hace referencia y entre indicadores
como aqu y ahora y las ubicaciones de tiempo y espacio a las que se
refieren.
No obstante, para poseer un lenguaje y saber utilizarlo no basta
con disponer d e un conjunto de expresiones, saber cmo organizarlas
en concordancia con las reglas sintticas o ser capaces de
relacionar los nombres con sus portadores ( Fido con Fido), los
predicados con propiedades (verde con verde) y los indicadores con
aquellos a lo que hacen referencia, etctera. Tambin es necesario
saber utilizar las oraciones para ejecutar actos de habla (empleo
actos de habla para incluir la escritura) tales como afirmar,
interrogar, pedir u ordenar, asentir o prometer y otros similares,
y entender los contextos en que esos usos son adecuados. Adems,
tambin se debe saber cmo realizar cierta clase de tareas lingsticas
mediante actos de habla: anunciar la solucin de un enigma con una
afirmacin, expresar una duda formulando una pregunta, indicar un
objeto de deseo con una peticin y as seguidamente. Expresar, a
intervalos regulares, oraciones impecables desde el punto de vista
sintctico no implica que se tenga capacidad para usar el lenguaje;
ni siquiera el uso de esas oraciones para la expresin de una serie
de actos de habla significa que se posea esa capacidad. El uso de
las oraciones en actos de habla debe servir a un propsito
inteligible ulterior; inteligible en trminos de la situacin y
propsitos del agente, y en trminos del contexto social. El
individuo efectivamente comunica lo que quiere decir cuando formula
una oracin sintcticamente ordenada de tal manera que expresa cierto
tipo de acto de habla, ejecutado de modo que sirva a un propsito
inteligible (generalmente claro para cualquier observador que
conozca el mismo lenguaje).
Es necesaro resaltar muy especialmente dos ;.spectos de este
argumento. El primero es que en esta explicacin, el uso del
lenguaje est inserto siempre en las formas de la prctica
PUEDEN T E N E R CREENCIAS LOS ANIMALES QUE [ ... ) 47
social y para entender bien lo que en ocasiones concretas se
dice en un determinado lenguaje hace falta tener por lo menos
algunas de las capacidades de quienes participan en la prctica
social correspondiente. A menudo, esto suele pasar con frecuencia
inadvertido en el aprendizaje elemental de una lengua extranjera,
sobre todo cuando se trata del lenguaje de alguna cultura muy
cercana a la propia. Muchas de las situaciones sociales tpicas estn
sumamente estereotipadas y las oraciones que en ellas se utilizan
suponen de antemano o hacen referencia a situaciones sociales en
sentidos que ya emplean la capacidad requerida (como en los libros
de frases para aprender idiomas: Dnde est la parada de autobs ms
prxima, por favor?, Cunto cuesta este libro? ) . Pero cuando la
diferencia cultural es importante, resulta fcil que se fracase en
la comunicacin y se malinterpreten las intenciones incluso sabiendo
construir frases en otra lengua, si no se conoce suficientemente
bien las prcticas sociales pertinentes o se carece de la capacidad
para participar en ellas comprendiendo su significado. Bernard S.
Cohn1 ha descrito un ejemplo clsico: los europeos, especialmente
los britnicos, que viajaban a la India durante los siglos xvn y xvm
intepretaban la prctica de dar y recibir regalos como si se tratase
de un intercambio comercial segn el cual todas las cosas y todas
las personas tienen u n "precio"; l a consecuencia era una
interpretacin errnea de las creencias y las intenciones que podran
haberse comunicado correctamente si los britnicos hubiesen sido
instruidos e n las prcticas sociales vigentes en l a India. La
incomprensin en este caso no se deba a ninguna particular ineptitud
en lo que se refiere a las habilidades de construccin o desglose d
e oraciones.
Podra preguntarse por qu son importantes para el argumento que
nos ocupa ejemplos como ste. La respuesta es que entre los animales
no humanos de las especies a las que vamos a referirnos
especialmente, el xito en la comunicacin de creen-
l . Bernard S. Cohn, Colonialism and lts Forms of Knowledge,
Princeton, Princeton University Press, 1996, pgs. J 8-19.
-
.... , .
48 ANIMALES RACIONALES Y D E P E N D I E NTES
cias e intenciones se halla tan integrado en las prcticas
sociales como en el caso del ser humano. Esto es igualmente cierto
en la comunicacin entre miembros de una misma especie, en el
contexto de la vida soCial de una manada de delfines o de leones
por ejemplo, como en la comunicacin que se establece entre los
seres humanos y los dems animales en los muy peculiares contextos
sociales que genera el entrenamiento. Desde luego, hay que tener
cuidado para no establecer una equiparacin entre aquello que los
miembros de una u otra especie son capaces de hacer en su hbitat
natural, aislados de todo contacto con el ser humano, con lo que
llegan a ser capaces de hacer como resultado de un entrenamiento.
Si se toma en cuenta esta advertencia, es posible hacer inferencias
interesantes a partir de lo que puede observarse en animales
entrenados. Dicha observacin, por ejemplo, puede enriquecer el
conocimiento que se tiene de las facultades de una u otra especie,
de manera que cuando se observe su comportamiento en su hbi tat
natural sea posible identificar el ejercicio de esas
facultades.
Soy plenamente consciente de que es muy limitado lo que he dicho
sobre los diversos aspectos del lenguaje y sobre su uso en lo que
se refiere a vocabulario, sintaxis, semntica, la ejecucin d e actos
de habla y su insercin en las prcticas sociales; pero acaso sea
suficiente para explicar y evaluar las diversas afirmaciones de
algunos filsofos contemporneos que suponen que la carencia de
lenguaje en los animales implica tambin otra serie de carencias. A
continuacin me voy a ocupar de esos argumentos, comenzando con
algunas de las ideas propuestas por Norman MaJcolm. La preocupacin
central de Malcolm, en el ensayo en que expuso estas ideas/ era la
afirmacin de Justus Hartnack3 de que no puede haber pensamientos ni
es posible pensar si no hay lenguaje. La respuesta de Malcolm
consisti en distinguir lo que significa . atribuir la capacidad de
pensar y la de tener un pensamiento. Pensemos en un perro que
persi-
2. Norman Malcolm, Thoughtless Erutes, Ensayo 2, en Thought and
Knowledge. Ithaca, Cornell University Press, 1977.
3. Justus Hartnack, On Thinking, en Mind, 8 1 , 1972, pg. SS l
.
P U E D E N TENER CREENCIAS L O S A N I M A L E S QUE ( . . . )
49
gue a un gato; el gato h a trepado a un rbol y el perro espera
ansioso bajo el mismo: es posible decir que el perro piensa que el
gato est en el rbol. Pero no es posible decir de un perro, o de
ningn otro ser vivo que carezca de lenguaje, que tiene el
pensamiento de que . . . Pues aunque se emplee la palabra pensar"
referida a los animales y se utilice como un verbo transitivo con
una frase proposicional como objeto, ello no implica que el animal
haya formulado una proposicin o haya pensado en una proposicin.4 De
esta manera, Malcolm equipara tener un pensamiento con tener en
mente alguna proposicin, y una proposicin debe ser susceptible de
ser expresada en lenguaje: Por lo tanto, estoy de acuerdo con los
cartesianos en que no es posible atribuir la capacidad para
albergar pensamientos a los animales que carecen de lenguaje.5
No obstante, Malcolm no estaba de acuerdo con los cartesianos en
un sentido muy importante. Descartes negaba que los animales
pudieran tener pensamientos porque negaba que los animales pudieran
tener cualquier tipo de vida mental. Malcolm no aporta fundamento
alguno para sostener esa negacin. l se limit a decir que los
animales sin lenguaje no pueden formular proposiciones y
considerarlas con independencia de su comportamiento. Nadie que
utilice la palabra proposicin en el sentido en que lo hizo Malcolm
podra estar en desacuerdo con l; pero nada de lo que dice obliga a
concluir que los animales que carecen de lenguaje no pueden tener,
por ejemplo, creencias. Del perro de Malcolm, quiz pudiera decirse
que cree que el gato est subido al rbol. Para expresar esta
creencia no necesita del lenguaje, del mismo modo que el ser humano
tampoco necesita del lenguaje para expresar muchas de sus
creencias. Adems, el perro acta de acuerdo con su creencia, por lo
que puede al menos preguntarse s i l a creencia e s slo la causa
del c omportamiento del perro, o si tambin le proporciona a ste una
razn para actuar como lo hace. No obstante, llegados a este punto
surgen algunas difi-
4. !bid.' pg. so. S. Ibid . . pg. SO.
-
so ANIMALES RACIONALES Y DEPENDIENTES
cultades mayores, puesto que ni siquiera es posible formular
esta pregunta a menos que efectivamente est justificado atribuir a
los perros la capacidad de albergar creencias. Y existen numerosos
y diversos argumentos cuya conclusin es que no es posible atribuir
creencias a ningn animal que no tenga lenguaje. Cuatro de esos
argumentos tienen una especial importancia.
Donald Davidson ha expuesto dos de ellos en un ensayo cuya tesis
principal es que ningn ser puede albergar pensamientos a menos que
sea un intrprete del habla de otro.6 La primera afirmacin de
Davidson se funda en un argumento cuyo resultado plantea que la
atribucin de deseos y creencias (y otros pensamientos) debe ir de
la mano con la interpretacin del habla.7 Es posible determinar lo
que otro individuo ha elegido slo si es posible tambin atribuirle a
ese mismo individuo el conjunto de creencias pertinente: La persona
que toma una manzana en lugar de una pera cuando se le ofrecen
ambas puede estar expresando una preferencia por lo que est en la
mano izquierda y no en la derecha, por lo que es rojo y no lo que
es amarillo, lo que ha visto primero o lo que ha calculado que es
ms caro.8 Si se piensa que todas las elecciones revelan una
preferencia, que dicen que una frase es cierta y no la otra, habr
que reconocer que la interpretacin de lo que el otro individuo
quiere decir con sus frases y la correcta atribucin de deseos y
creencias son tareas inseparables. Pero con seres que no tienen
capacidad para expresar frases, resuhar entonces imposible contar
con los fundamentos suficientes para atribuir creencias o deseos
concretos y definidos.
Esta conclusin conduce de manera natural a una nueva pregunta:
Si no se dispone del fundamento suficiente para atribuir creencias
o deseos concretos y definidos a quienes carecen de lenguaje, hay
fundamentos para atribuirles la capacidad
6. Donald Davidson, Thought and Talkn, captulo 1 1 de Truth and
Interpretation, Oxford, Clarendon 'Press, 1984, pg. 157 (trad.
cast.: De la verdad y de la interpretacin, Barcelona, Gedisa,
1989).
7. Jbid., pg. 163. 8. /bid., pg. 163.
P U EDEN TENER CREENCIAS LOS ANIMALES QUE [ . . . ] 5 1
para tener alguna creencia? Davidson expone un segundo argumento
que parece aportar razones concluyentes para sostener que no es
posible. El argumento se desarrolla en dos fases. En la primera,
Davidson llega a la conclusin de que slo pueden tener el concepto
de creencia los miembros de una determinada comunidad de habla que
participan en la intepretacin del habla de los dems, atribuyndoles
creencias. De manera que slo aquellos que tienen lenguaje pueden
tener el concepto d e creencia. Davidson se pregunta a continuacin:
Puede u n ser vivo tener creencias si carece del concepto de
creencia? .9 Su respuesta es que no, puesto que slo puede tener
creencias aqul que entienda la posibilidad de errar, y eso es algo
que requiere que se entienda la diferencia que existe entre una
creencia falsa y otra verdadera. De ah que slo puedan tener
creencias quienes posean lenguaje.
Stephen Stich ha formulado un tercer argumento que expone las
dificultades existentes para atribuir creencias a los animales que
carecen de lenguaje. 10 Stich ofrece el mismo ejemplo que Malcolm,
excepto que el perro, Fido en esta ocasin, ha acorralado a una
ardilla en un roble: resultara de lo ms natural decir que el perro
cree que la ardilla se encuentra subida al roble. 1 1 Pero, es eso
realmente lo que el perro cree? Acaso no existe un sinnmero de
posibles seres vivos que no son ardillas pero que Fido tratara del
mismo modo como trata a las autnticas ardillas? Por otra parte, el
perro no distingue lo vivo de lo inanimado o a los animales d e las
plantas. Cmo se puede sostener que el perro cree que se trata de
una ardilla, si ni siquiera sabe que una ardilla es un animal? 12
Los problemas que surgen cuando se trata de atribuir al perro una
creencia sobre las ardillas surgen igualmente si se pretende
atribuirle una creencia sobre los rboles. Dado que e l perro carece
de un lenguaje
9. /bid., pg. 70. 1 O. Stephen Stich, Animal Beliefs 5.5, From
folk psychology to cognitive science:
The case against belief, Cambridge, Mass., MIT Press, 1983; vase
tambin su trabajo anterior Do animals have beliefs?, en
Australasian Journal of Philosophy, 57, 1 , 1 979.
1 J. /bid., pg. 104. 12. /bid .. pg. lOS.
-
52 ANIMALES RACIONALES Y D E PE N D I E N T E S
para el cual haya un uso comn que determine el empleo de ardilla
y rbol, cmo es posible ofrecer una caracterizacin de la creencia
del perro?
Es importante tomar nota de que la conclusin de Stich difiere de
la de Davidson en un punto interesante. Stich compara a quienes han
estudiado las creencias de los animales centrando su atencin en
contrastes en los que slo resulta adecuada una similitud
superficial y que, por lo tanto, no han encontrado problemas para
atribuir creencias a los animales, con aquellos otros, como
Davidson, que se han interesado por contrastes que subrayan
semjanzas ms sutiles, 13 y a partir de esto han llegado a la
conclusin de que la atribucin de creencias a los animales es un
error. En su ensayo anterior, Stich haba concluido que la cuestin
de si los animales tienen creencias es discutible , 14 pero
posteriormente ha llegado a la conclusin de que en el contexto de
ciertas situaciones de dilogo, atribuir una creencia a un animal
concreto en una circunstancia concreta puede ser vlido, mientras
que la atribucin de esa misma creencia al mismo animal ante los
mismos hechos ser errnea en circunstancias diferentes.
John Searle ha apuntado un cuarto argumento, aunque su intencin
al exponerlo era precisamente decir que no ofrece un fundamento
suficiente para negar que se puedan atribuir estados intencionales,
como los de las creencias y los deseos, a animales que carecen de
1enguaje.15 El argumento se desarrolla de la siguiente manera. En
los casos en que est justificada la atribucin de creencias, siempre
es posible distinguir entre el estado de creer algo y estados tales
como los del simple suponer, adivinar, sentirse inclinado a pensar,
conjeturar y otros similares. Pero estas distinciones slo pueden
emplearse referidas a seres que son capaces ellos mismos de
distinguir tales estados,
13 . !bid., pgs. 105-106. 14. Jbid., pg. !06. 15. John Searle;
Animal Minds, en Midwest Studies in Philosophy XTX: Philosop
hical Naturalism, P. A. French, T. E. UehJing, Jr. y Howard K.
Wettstein (comps.), Notre Dame, University of Notre Dame Press,
1994, pg. 210. En este debate tengo una gran deuda con el ensayo de
Searle.
PUEDEN TENER CREENCIAS L O S ANIMALES Q U E [ . . . ] 53
y slo pueden hacerlo los seres que poseen lenguaje; de ah que el
concepto de creencia no pueda aplicarse a quienes carecen de
lenguaje.
Qu se puede concluir de estos cuatro argumentos? Como expondr a
continuacin, mi opinin es que todos ofrecen alg