JIIM ppiMW M II 48 FAGINAS 5 CENTAVOS EL / DIARIO DE Jrsaam ND LA MAñANA 48 PAGINAS 5 CENTAVOS k II» EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 26 DE JUNIO DE 1938. Charles Lindbergh y los miste- rios de la Isla de Iliec Ocupado en la ciencia, la aviación y en la defensa de John y Land de la suerte que corrió Charles, el gran avia- dor publica un libro en colaboración con el Dr. Carrell NUEVA YORK.—(E P.)—"Y* no pedamos proteger a nuestras fami- lias con un ejército... Cuando veo que en un dia se pueden causar da- nos que ningún tiempo puede re- sorprendió al mundo con los resul- tados de los -ensayos conjuntos de Carrell y de Lindbergh. hacia ya cuatro años que el famoso aviador venia realizando en silencio sus ex- Llndbergh, au segundo hijo John y el castillo de la Iala de Illeo en la costa de Bretaña donde quedó Instalado el 1 de junio reden pasado. parar, empiezo ,a darme cuenta de que debemos buscar un nuevo tipo de seguridad, que sea dinámica y no estática, una seguridad que des- canse en la inteligencia y no en la fuerza". El que asi habló el 23 de julio de 1936 en Berlín, fué el coronel Lind- bergh; la ocasión, un banquete ofrecido en honor del ministro del Aire del Reich, general Erhard Mlleh. No se referia a la seguridad que fué a buscar en Inglaterra ha- ca dos anos y medio, abandonando una patria que lo habla hecho su Ídolo; hablaba de la seguridad con- tra la aviación que amenaza des- truir precisamente lo que trató de proteger. Las seguridades que Lindbergh busca Sófocles habría encontrado un magnifico sujeto de tragedia en es- te héroe de los Estados «Unidos y del mundo que vive asediado por el complejo de seguridad. Seguridad contra la aviación que él ayudó a desarrollar Incrustándola dramáti- camente en la mente de una época. Seguridad contra el deterioro ana- tómico, contra la vejez, contra la muerte. Seguridad contra la curio- sidad pública que altera la paz dé su vida. En busca de todas estas seguri- dades Lindbergh abandonó en los primeros dias de junio su retiro de Kent en Inglaterra, y fué a ins- talarse el 10 de junio en la Isla de Iliec en la costa de la Bretaña francesa. El corazón artificial y §1 propio Pocos días antes se habla difun- dido por Inglaterra la especie de que habla convenido un pacto con el doctor Alexis Carrell por el cual tata removerla el corazón del "águi- la solitaria" y lo sustituirla por Uno Indestructible probado en los laboratorios del Instituto Rockefel- ler, donde Carrell experimenta hace 30 anos en la conservación artifi- cial de células, tejidos y órganos. Hay algo de particularmente su- geelWe en ese rumor, por cierto falto de todo fundamento. Ese co- razón: ha registrado las más gran- de* alegrías y satisfacciones, a la vea que el más grande dolor v dMlsBiración. Para ayudar a los ejqsjrimentos de Carrell Lindbergh coKktruyó el famoso "corazón arti- fl 58tV«u« permite la conservación artxBdal, no sólo de células y teji- dos, Mno que de órganos enteros. La bamba de Lindbergh da WS y las fronteras de lamida y de la muerte Cuando en junio de 1938 "The Journal of Experimental Medicine", órgano -del Instituto Rockefeller, HOY DOMINGO A lo una manos cuarto do lo tordo (12:45 o I .OOP. M.) por lo astación WKAQ Hablará sobre "LAS MODAS DE VERANO" perimentos. Empezó cuando Carrell le comunicó el fracaso de la máqui- na que habia lnventa'do para ese efecto otro aviador y mecánico fa- moso, H e i n s Rosemberg, alemán, que después se ha dedicado a la producción de películas tomadas con microscopios. Varias "bombas" de Lindbergh fracasaron también, hasta que perfecionó su corazón ar- tificial. Dotado éste de "pulsación" y de controles para hacer la circu- lación del liquido que reemplaza a la sangre sin peligro de romper los tejidos u órganos de animales muer- tos, Carrell pudo acometer la con- servación de órganos a más de los tejidos. Carrell conserva aún en perfecto estado aquel pedacillo de corazón de un pollo nonato que hace 26 anos colocó en una miste- riosa solución química en su labo- ratorio. Hace veinticinco anos que Carrell obtuvo el Premio Nobel por estos experimentos. Lo que apasiona ahora al mundo es la convicción de que Carrell y Lindbergh han llegado al umbral de esa franja obscura y tenebrosa que separa a la vida de la muerte, y, habiendo experimentado en teji- dos y órganos de animales, están prontos para acometer la empresa en seres humanos. Se dice que ya han experimentado con cerebros, manteniéndolos vivos después de la muerte de los animales a que per- tenecían. Carrell formuló hace 35 años la teoría de que la vida podría conservarse artificialmente por si- glos si se seguía una pauta cientí- fica que él ya tenia enhebrada en su mente. Dos libros'y dos islas Dos lloros aparecidos en la re- ciente segunda semana de junio dan cuenta de estos experimentos con que se intenta derrotar a la muerte. "El cultivo de los órganos" por el doctor Alexis Carrell y Char- les A Lindbergh y "Métodos del cultivo de los tejidos" por Raymond Parker, que ha sido ayudante de Carrell, quien escribió el prólogo. Se' entleneje que en estos libros se ha consignado sólo la labor ya madura en esta nueva técnica de proyecciones Incalculables en el porvenir de la fisiología y de la anatomía. La mente pública, pro- fundamente intrigada por lo que se empieza- a llamar "el misterio de las lslaa St Glldas e Iliec", presu- me que cosas maravillosas, casi má- gicas se están desarrollando en esas soledades de la costa de Gran Bretaña, sobre el Canal de la Man- cha. En St. Gildas vive el doctor Carrell las temporadas que cada año pasa en Europa. En Iliec, habi- tando un castillo construido en pie- dra y de nueve aposentos se acaba de aislar Lindbergh con su esposa Ana Morrow y dos hijos, "Jon y Land, nacidos este último, en Lon- dres el dia mismo de la Coronación del Rey Jorge, el 12 de mayo de 1937. De una isla a la otra, ambas cortadas por los acantilados típicos de la costa bretafta, caal se puede ir a pie en las bajas mareas del Ca- nal. La Isla de Iliec fué adquirida para Lindbergh a nombre de la es- posa de Carrell, a fin de ajustarse a la ley francesa que prohibe la venta a extranjeros de los sitios de la costa que puedan tener significa- ción estratégica. Carrell no fué el Iniciador de estos experimentos casi diabólicos que cuatro siglos atrás lo habrían hecho comparecer ante la Inquisi- ción. Hace 30 años el profesor Ross Harrlson, de la Universidad de Ya- le, puso un trodto de nervio de una rana en linfa de la misma rana muerta, y vio que no sólo se con- servaba sino que crecía. El y Sp%- man de Friburgo (Premio Nobel de 1935) comprobaron la conserva- ción y desarrollo de tejidos de ani- males muertos y observaron el mis- terio, aún inexplicado de que un te- jido de brazo o de corazón siempre se multiplica en tejido de brazo o corazón. Haca veintiséis años Car- rell inició sus experimentos con el aún conservado troto de corazón de pollo. Vló que doblaba de tamaño en 4S horas. Con la "bomba" o co- razón artificial de Undberfh pasó Carrell a loa experimentos de pre- servación de órganos enteros. Ha descubierto una larga Hita de loa "alimentos" químicos qué clase de tejido de cada órgano necesita para vivir. Y ha establecido cuáles los hacen crecer y cuáles contienen el crecimiento. "Órganos, afirma el li- bro que acaba de publicar con Lind- bergh —removidos del cuerpo hu- mano en el curso de una operación o después de la muerte podrían ser revividos en la bomba Lindbergh... Órganos enfermos podrían ser re- movidos del cuerpo de un paciente y colocados en la bomba Lindbergh mientras el paciente va al hospi- tal. Y podrían ser curados asi de manera mucho más fácil, rápida y segura que dentro del cuerpo del enfermo". Falta un riñon artificial Se entiende que Lindbergh tra- bajará en Iliec para perfeccionar su Invento agregándole un "riñon ar- tificial". El corazón artificial fun- ciona a satisfacción, pero el liquido que por él drcula, desarrolla cier- tas impurezas que deben ser elimi- nadas por un "riñon" a fin de- ase- gurar el cultivo de los tejidos. Aun- que aislado en un islote, y ence- rrado en un castillo de piedra, Lind- bergh no se siente todavía seguro. Ha pedido protección a la Policía francesa y los pescadores de la co- marca aseguran que han llegado ya a Iliec materiales para una mura- lla de piedra de ocho metros de alto que Lindbergh construirá en torno de su castillo para acentuar la Ironía de su nombre de fama: "el águila solitaria". Es que las car- tas amenazantes no cesan. Parecen un asedio organizado por los faná- ticos que aún creen, en Estados Unidos, que Hauptman no fué el culpable del rapto y muerte de Car- Utos Lindbergh en 1932. Hofíman no acepta que porque murió Hauptmann haya muerto el caso Lindbergh Animador de esta idea es el ex- gobernador Harold G. Hofíman, de Nueva Jersey, nunca satisfecho con lo que él llama "el circo de Fle- mington", y sostiene que Hauptman fué condenado sobre la base de só- lo una serle de "suposiciones"; no duda que el carpintero alemán al- go tuvo que ver con el crimen, pero se declara convencido de que no fué él solo, y que acaso los princi- pales culpables están todavía en libertad, y le parece una denega- ción de justicia la fórmula de que "puesto que Hauptman murió el caso Lindbergh debe morir tam- bién. « Todavía resuenan en las celdas de la última morada de Hauptman las palabras con que se despidió de este mundo: "Ich bln absolut uns- chuldig an dem Verbrechen das man mlr zur Last legt..." y el ec© Veteranos de la Policía Insular Por José Norot Rodrigue» Loa. pueblos cultos y morigerados rindieron y han rendido siempre homenaje de ' gratitud, admiración y simpatías a sus hombres más conspicuos. Se rindió y ae ha rendido ese ho- menaje no únicamente a la cien- cia, a las artes, al valor y al he- roísmo, si que también a la lealtad y al esfuerzo ciudadano. La Policía Insular de Puerto Ri- co y el pueblo en general, han ol- vidado, de manera reprochable, el sacrificio, la abnegación y la fide- lidad de aquellos "pioneros" de la Institución qu e fueron sus fundado- res y sus más ardientes defensores en las horas más amargas de su organización. Aquellos hombres que a rali d« la guerra hispanoamericana se en- cararon con los más serios peligros, Imponiendo la paz y el orden per- turbados por partidas de facinero- sos y malhechores; y aquellos que, más tarde, perteneciendo a la mis- ma entidad, vivieron en ella los dias aciagos de la Guerra Mundial, alejados hoy de la obra que ellos fundaron, merecen, por lo menos, el recuerdo ciudadano y la gratitud de las clases oficiales del país. La Policía Insular no es el pro- ducto de los que están únicamente; es la obra también de los que en ella estuvieron, y, e n ella, dejaron jirones de juventud y destellos de inteligencia. Los que hallaron todo hecho no son los verdaderos dueños del tesoro levantado. La semilla regada en el pasado ha dado y está dando opimos frutos aún. Muchos hijos ilustres de esta tie- rra que dieron honor y brillo a ¡a institución, al retirarse de ella, lue- go de fecunda labor, yacen enterra, dos en el olvido; en la más lamen- table de todas las indiferencias por parte del pueblo en general y de la actual fuerza pública. ¿Quién menciona ya los nombres honorables de Ernesto López Díaz. Ramón Fernández Náter, Miguel Hurtado, Norberto García, R. Mar- tínez Chapel, Julio Castilla, y otros y otros exoficiales del Cuerpo, hon- rados a cabalidad, enérgicos y efi- cientes en sus encomiendas, lucha- dores e inteligentes siempre, vivos todos aún? ¿Quién? Viven ignorados en el seno de la sociedad por cuya moral ellos ve- laron. De nada les valieron sus grandes desvelos, sus noches de In- quietudes, sus horas de desespera- ción y de amarguras en los días en que fundaban la moral de la patria. El/olvido, el más Ingrato! olvido, ha florecido lozanamente sobre sus nombres y' sobre su he- roica labor ciudadana. Ese mismo olvido florecerá ma- ñana también sobre la obra y los nombres de José J ú d i c e, Felipe Blanco, Salvador López de Azúa, Rafael Igaravidez, Jaime González, Rafael B. Díaz, Guillermo Arroyo, etc., brillantes miembros de la ofi- cialidad del Cuerpo, caballerosos to- llega en oleadas de Inquietud a su- marse al rumor de las aguas bre- tonas que se quiebran en las rocas le Iliec. "Yo soy inocente de este rrlmen que se ha traído a mi puer- ta". dos, prestos siempre a cumplir con sus obligaciones y a dar sus vidas, st necesario fuere, en bien del or- den y la tranquilidad ciudadanas, cuando, dentro de uno, dos, tres, o cuatro años, tengan que retirarse de la institución fatigados y enve- jecidos por las luchas en el cumpli- miento de sus deberes oficiales. Si es un deber moral de los pue- blos civilizados honrar en vida o en muerte, para ejemplo de las ge- neraciones del presente y para glo- ria de la posteridad, la memoria de sus ciudadanos más sobresalientes, la actual Policía Insular de Puerto Rico, y todo el pueblo de la isla, están en deuda con aquellos ex- mlembros de la Fuerza que, en los albores de la Institución, lucharon con ahinco y denuedo, y honraron el cuerpo policiaco ingresando en sus filas de manera gallarda y de- cidida. Están también en deuda con aquellos otros exmlembros que si bien no se enlistaron en los pri- meros días de la fundación del Cuerpo, lo hicieron después y al- canzaron a vivir los dias Inciertos de la organización cuando la época semlmllitar para ella de la Guerra Mundial. El Cuartel General de la Policía Insular de Puerto Rico podría sal- dar su parte de deuda, creando, bien por propia iniciativa privada, o a virtud de un estatuto de Ley, la asociación "Veteranos de la Policía Insular", a cuya entidad ciudadana podrían pertenecer todos aquellos exmlenbros de la Fuerza que pres- taron servicios en la misma duran- te, por lo menos un año. en cual- quiera época entre las fechas de la fundación del Cuerpo y la termina- ción de la gran guerra, y que hu- bieren sido licenciados honrosamen- te, habiendo observado, además, una vida honesta y laboriosa en e seno de la comunidad portorrlqu*- ña. ¿No habría de ser un orgullo in- timo para el pais ver desfilar en paradas, o aparecer en actos oficia- les, o en otras actividades simila- res, a aquellos hombres que, fer- vorosos, sentaron las bases para la formación del actual Cuerpo de Po- licía, y que en los dias algo lejanos ya de su fundación, fueron sus más fieles y abnegados mantenedor»? ¿No serla ésa una gran oportu- nidad para que el pueblo saldara también su parte de deuda, dándo- le oportunidad a éste a que le ofrende su cariño y le reconozca aplaudiéndole su labor pasada? Una notoria oportunidad seria és ta. además, para que las genera- ciones de edad escolar y la juven- tud toda' del país aprendieran a re- conocer en actos e Instituciones co- mo la que mencionamos, el valor y valer de aquellos hombres que, antes que ellos, se batieron en el CONFIDENCIAS Y LENITIVOS SENTIMENTALES No hay dos personas que puedan vivir juntas sin cier* tas concesiones y sacrificios, porque el matrimonio tie- ne también su código de comportamiento Por KATHLEEN NORRIS ' : A mi me gusta el cine pero Ernesto eatá siempre demasiado fatigado para acompañarme... To dilapido dinero ea cierto... A él no le gusta mi madre... cree que uso demasiado "make-up" y me dice que debo qui- tarme algo del rojo de loa labios cuando vamos a sa llr par» alguna fiesta". escenarlo de la patria y forcejea- ron con tesón por fundar la moral ciudadana de la cual ellos gozan y disfrutan hoy. De la asociación de "Veteranos de la Policía Insular de Puerto Ri- co", podría también derivar gran beneficio la actual fuerza pública, si al fundarse aquella, se saben es- tablecer entreambas mutuas rela- ciones de amistosa cooperación. MI estimada Sra. Norris: Hace dos años que estoy casada con Ernesto y hemos llegado a la conclusión de que no nos avenimos. Separadamente somos gente ave- mble pero los dos no nos entende- mos. Somos un fracaso. Hay una razón de su iado y otra de la mia porque no queremos divorciarnos. El está comenzando a ejercer su profesión de médico y un divorcio lo perjudicarla a los ojos de su na- ciente clientela. Yo tengo a mi ma rire que se ¿esespera con la idea de un divorcio. Matrimonio de descendientes de Conan Doyle y Anderson ( Los niños se conmueven ante los cuentos del creador de príncipes que no halló su princesa, y los hombres siguen las huellas inquisidoras de Sherlock Holmes Por Luis Soruco Parece extraño, pero hubo una vez un hombre muy célebre y rico, cuya fama corre aún por el mundo en el corazón de los niños y el re- cuerdo de los ancianos, un dulce imaginativo, creador de brujas y hadas milagrosas, que no pudo ter- minar su vida como en los cuentos del "patito feo" y de "Blanca Nie- ve". Hans Christlan Andersen no conoció ni después de su pobre ni- ñez, cuando ya era un afortunado escritor, lo de "y vivieron felices eternamente". Se enamoró tres veces y tres ve- ces fué rechazado. Su primera no- via del alma Rlberg Velgh, herma- na de un compañero de colegio, re- pudió su oferta de matrimonio en una carta que Hans llevó consigo durante 45 años, encerrada en un saquito de cuero, un lacerante es- capulario amarrado en una cinta al rededor de su cuello. Más tarde, sin olvidar del todo a la esquiva Rlberg Intentó un nuevo enlace coi» Loulse Collin, la hija de su protector, el viejo maestro del Teatro Real de Copenhague... pero la sugerencia matrimonial hizo que Loulse se replegara de su amistad. Año* después, frente a su trage- dia amorosa, cruzó como una ráfa- ga la silueta de Jenny Lind, "el ruiseñor de Suecia". Una rápida amistad nadó entre las dos celebri- dades, para desaparecer yéndose con otro "esta niña de ojos azules y trenzas de pro" que dejó abando- nado al escritor, hijo de un hidalgo venido a menos nacido en Odensea, isla de Flonla, el 2 de abril de 1806. "Las mil y una noches" fué el primer libro que oyó leer el mu- chacho Hans, allá en el poblado vi- llorrio donde su padre era un za- patero remendón. Entre miserias y limosnas pasó su d/solada niñez, su único juguete fuá un teatro de tí- teres, regalado por una caritativa vecina y para cuyo espectáculo la ardiente Imaginación de Andersen escribió su primera obra; en ella morían todos los personajes... no quedaba títere con cabeza. Aprendiz en una fábrica no pudo continuar en el trabajo, puea fue- ra de no mostrar inclinaciones para la mecánica hacia perder el tiempo a los obreros, recitándoles trozos de como decia Baudelalre 'los vatici- nios insondables del más allá...", le tendió la mano a Anna, y asi, juntos atravesaron el pórtico, que comedias y dramas. A veces canta- según una leyenda Inglesa trae la ¿Qué hacer? Déjeme decirle al- gunas de las cosas que se interpo- nen entre nosotros. A mi me gusta e 1 cine, pero Ernesto está siempre demasiado fatigado para acompa- ñarme y se enfurece si voy con olro hombre. Ernesto es de carác- ter ligero y cuando llega a casa p>rde la calma con frecuencia. Yo dilapido dinero es cierto, pero es que no veo razón alguna para guardarlo y no me detengo a pen- sar a dónde va, puesto que se va r'e todas maneras. A Ernesto no le gusta mi madre y anda dando gol- pes a las puertas por la casa cuan- do ella está aquí. Cree que me ade- rezo demasiado y casi siempre me dice que debo quitarme algo del rejo de los labios cuando vamos a «í»llr para alguna fiesta. Le gusta jugar poker con amigos y yo me Indigno cuando pierde. Habla cons- tantemente de lo encantador que s«>rla tener un hijo, y a mi me pa- rece que serla una locura con la renta que ahora tenemos. No podemos hacer nada sin que el otro se enoje. Asi pues parece ene lo único que queda es la se- paración aún cuando me ha costa- do lágrimas llegan a esta conclu- sión. Hace poco desperté llorando en la noche ron el pensamiento de lo horrible que era que hubiéramos Pagado a semejante situación. He- mos decidido seguir el consejo que usted nos de, cualesquiera que sea. ' Inés". El problema de Ernesto e Inés es corriente. Lo que no significa que in solución «ea fácil. Lo que pare- ce ocurrir aquí es que Inés y Er- nesto forman una pareja que no s«be someterse a disciplina. Ernes- to como tantos jóvenes médicos es- tá recargado de trabajo y respon- sabilidades. Inés como tantas mu- chachas de la época no tiene pre- paración alguna para hacerse car- ,'o de una casa o dirigir un hogar". Lo único que hay que hacer en e?tos casos es usar el sentido co- mún y la ecuanimidad. Cada uno debe ver lo que hay de Justo y co- rrecto de su lado y del otro cón- yuge. Ernesto debe comprender que lo justo es que tenga paciencia y buenas maneras cuando su suegra está en casa. Inés deberla otorgar a su marido 'a condescendiente cor- tola de llevar cuentas de lo que rasta y evitar dispendios inútiles, de no buscar otro compañero cuan- do sú marido no puede acompañar- la y de moderar su "make-up" en lo que quien sabe si su marido tie- ne toda la razón aún- desde el pun- to de vista del interés de ella mis- ma. El matrimonio tiene su Código de Comportamiento que envuelve y produce mutuo respeto y confian- za y eventualmente trae la felici- dad y la tranquilidad. No hay dos personas que puedan vivir Juntas sin ciertas generosidades, concesio- nes y sacrificios. Cuando se aman esas cosas son más fáciles da lo que parecen. Entre lineas leo en la carta da Inés que ella y su mafldo todavía st aman. Serla una gran lástima si declaran su matrimonio fracasa- do cuando está tan claro que po- drían ser felices con que solo ente- rraran sus agravios y se elevaran a una mayor altura de carácter donde compitieran los dos en bon- dad para complacerse mutuamente. Inés debe mucha mayor abnega-, clon y cariñosa atención a su ma- rido. En cuanto al hijo mi conse- jo es siempre tenerlos. Esperar ea cobardía. No hay tragedia igual que la de un matrimonio que lla- ga a la edad mediana sin hijos po- ro con una posición desahogada y tiene que seguir sin hijos hasta al fin de la vida porque no se atrevie- ron a afrontar los gastos que tío trae cuando eran jóvenes. Guando es buen negocio... Loa novio, cmsando de la mano el pórtico de la suerte después de su reciente matrimonio en Inglaterra. ba esas misteriosas estrofas vlkln- gas con sabor a glaciales y aren- ques ahumados, donde los pueblos nórdicos buscan más luz y alegría para sus cielos tristes. Muerto su padre y vuelta a casar su madre se fué a la capital a mejorar suerte. En las afueras de Odensea encontró la primera y única bruja efectiva que con un "chuncho" a la espalda le vaticinó: "fortuna, gloria de rey, prestigio de genio". Todo lo tuvo el niño nacido en una ciudad con nombre homérico, menos amor... El 4 de agosto de 1875, el Inmortal Hans Christlan Andersen moría en Copenhague con el saquito de cuero en su gar- ganta. El 23 de mayo último, 43 años después de su muerte, una ru- bia danesa que más bien parece una reencarnación de Blanca Nie- ve, Anna Andersen, sobrinita nieta del infortunado creador do tantas vidas felices e imaginarias, contra- jo matrimonio con Adrián Conan Doyle. El hijo d. quien fuera el más fa- moso escritor de "nóvalas policia- les puras y simples" quiso alejar, ventura a los desposados. Como en los cuentos del tío abuelo, desearon que el hada madrina de la felicidad no los abandonara nunca... No sólo Stanley Baldwii» ha sido victima del "virus de la novela po- licial" porque hombres de toda ca- tegoría, fortuna y edad, sobre todo en estos últimos veinte años de post-guerra, han experimentado las "delicias de leer historias policia- les". Einstein, después de engolfarse dias enteros en sus cálculos y ecua- ciones, Montagu Norman en medio del complicado manejo del Banco de Inglaterra, Balfour en sus teoremas de paz, y el mismo Wllson antes y después de confeccionar sus 14 pun- tos, han aprendido de memoria las hazañas de Sherlock Holmes. Conan Doyle .a para los adultos lo qu. Andersen para los niños, un jardín de reposo, un oasis de tran- quilidad. No se parecen ni en el sentido ni en la expresión literaria, mucho menos en .1 argumento, pe- ro en cambio se parecen y casi se confunden en la manera como han podido despertar la curiosidad del ser humano en las dos etapas más Importantes de su vida. Son dos Inventivas diferentes, pe- ro unidas por un mismo propósito. £1 niño pasa horas y horas odiando brujas y ogros, sufriendo por el des- tino de las princesas ingenuas y hermosas; los hombres se tragan li- bros sobre aquel singular detecti- ve, flemático y acucioso que siem- pre descubre al criminal. El niño se duerme en brazos del principe que llegó a tiempo a rescatar a la victima de loa odiosos embrujos; el estadista, el sabio, el periodista, se solazan en las deducciones de Sher- lock, baja de su notoriedad a los re- fugios Íntimos de sentirse un nue- vo detective, en la soledad de su alcoba, lejos de su fama. Cuántas veces la cachimba de Balwln no habrá humeado con la misma in- tensidad que la de Sherlock, cuan- do en un intríngulis criminal des- cubriera al victimario y lo conde- nara con una sola frase: ¡Ud. es¡... "Y siendo usted no soy yo"... ¡qué agradable es contemplar el in- fortunio de los demás!; entonces —agrega un humorista, escritor francés, el buen Monsieur Blan- chard, tranquilo burgués, apaga la luz y se duerme feliz de ser un buen sujeto y no estar perseguido por Sherlock Holmes. Sir Arthur Connan Doyle debe hallarse ahora, según la promesa que él formuló a su hijo, en el plano astral, y no seria raro que en uno de estos días se le presenta- ra a Adrián para decirle lo feliz que se halla d. que Sherlock Hol- mes se haya casado al fin con Blan- ca Nieve. Andersen y Connan Doy- la se encuentran en sus descendien- tes. Para los espíritus, sin noción de tiempo es un sencillo romance qu. ha durado más d. den años. (Continuación de la página 6) puesto de director de los cines que la empresa Fox poseía en la zona de la costa del Pacifico de Estados Unidos, en 1930. Si a estas cantidades se sumara la "calderilla" (50.000 dólares, 75, 000, y "pequeneces" por el estilo) que se ha pagado a personajes de menor cuantía por el mismo con- cepto, habría con qué rodar una cinta "super-extra-colosal", por el estilo de esas del director de Mllle, en que se hunde una escuadra en- tera y se incendian tres o cuatro ciudades, "de tamaño natural". Guerra a los visitantes Asi son las cosas en Hollywood: primero viene una ola de econo- mías, y se cierran talleres y se des- pide a medio mundo por falta de trabajo; luego se dan cuenta que los programas de rodaje están atra- sados, y se quiere hacer en dos dias lo que debía haberse hecho en dos meses. En la actualidad loa«.tatl«- res han descubierto que están atra- sados en quince películas que deben entrenarse antes del 1 de septiem- bre, y han empezado a trabajar a toda máquina. En vista de estos apuros, que exigen no perder tiempo Inútilmen- te, los talleres han vuelto a decla- rar la guerra a los visitantes, con gran consternación de los señores que integran la Cámara de Co- mercio de Hollywood. Los talleres no quieren visitantes porque Inte- rrumpen el trabajo y molestan a los artistas y operarlos; la Cámara de Comercio hace gran propaganda por todo el pais para atraer visi- tantes a Hollywood, que dejan bue- nas sumas en los hoteles y casas de comercio. Normalmente, las únicas personas a quienes se permite la entrada en los tallere 3 son las que tienen al- go que hacer en ellos: artistas, empleados, operarios. Aparte de los corresponsales de los periódicos (de- bidamente acreditados ante la ofi- cina central qu# presida WIU H> Hays), los únicos visitantes qu. s. cncuentarn en los "seta" aon atan- tes teatrales o amigos íntimos de las "estrellas" o altos directora, d* las empresas. Cada taller cuenta con tu cuer- po de policía privada, cuyos agen- /te* recorren los locales constante- mente. SI alguien lograra "colara." por una puerta o saltar una parad, etc., es casi seguro qu. no pagarla Inadvertido más sJe quine, minu- tos. A todos los visitantes se les pro- vee de un pase especial, qu. ten- drá con seguridad qu. enseñar más de veinte veces si permanece en los talleres más de tr.s horas. Hace unos años, cierta sociedad norteamericana, con afiliado, en todo el pais, efectuó su reunión anual en Hollywood, y au banda de música solicitó permiso para ver los talleres. La empresa negó .1 permiso. Para vengan, d. esta ne- gativa, la banda de música formó frente a uno de loj "seta", en la- calle, y durante doa horas .atuvo tocando a todo pulmón, no permi- tiendo, naturalmente, qu. se roda- ra la cinta en preparación. Hollywood no se ha olvidado de este Incidente. Actualmente .1 Jefe de producción, Frank Lloyd, está perplejo preguntándoos qué haoer en caso de qu« los visitantes, so- cio, de otra gran sociedad nacio- nal, pidan permiso para ver .1 roda- je d. "SI yo fu.ra rey", qu. s. ha- rá al aire libre en gran parte, con 800 figurantes. El lugar donó. M a -—---'- -— • rodará la cinta asta situado d. la pared norte del estudio "Pa- ramount". SI a la banda d. música de los visitantes se 1. ocurrtoa gastarse un chiste como .1 d. la? anterior, la pérdida qu. sufrirla .1 taller seria de proporción., consi- derables... (Derechos reservados a EL MUN- DO por North American Newsv papar Allano.) PIQUIÑAS en el cuerpo ocasionadas por hongos des- aparecen con fricciones de Untidol 40 25« I