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El hijo del magnate griegoSusie Marshall apenas poda creer su
mala suerte cuando vio que el nuevo
dueo de Sistemas Devlin no era otro que su antiguo, y nico,
amante Leos Kiriakos. Una vez ms ella debe trabajar estrechamente
con el dinmico y sexymagnate. Pero qu suceder cuando Leo se entere
de su hijo...?
CAPTULO 1
Da 1: Lunes
Cuando la limusina par frente al edificio, los ejecutivos que
esperaban en el vestbulo se quedaron en silencio. El nuevo
propietario de la empresa Sistemas Devlin, el multimillonario
griego Leos Kiriakos, haba llegado. Su reputacin de hombre sin
piedad lo preceda y la tensin poda mascarse en el ambiente. Todo el
mundo esperaba un montn de despidos para antes de fin de mes.
Susie Marshall, la esbelta y pelirroja recepcionista, estaba
plida como una muerta, sus ojos clavados en las puertas de entrada
a punto de abrirse. Unos segundos ms tarde iba a verlo por primera
vez en catorce largos e interminables meses...
Su compaera, Jayne, una rubia charlatana, le susurr:-Seguro que
no es tan guapo como en las fotografas.Susie respir profundamente,
clavndose las uas en las palmas de las manos.
Desde que Leos Kiriakos haba aadido la empresa Sistemas Devlin a
su imperio internacional, nadie pareca interesado en hablar de otra
cosa.
No quera que Leos la viera, pero eso iba a ser imposible porque
tena la desgracia de trabajar en el mostrador de recepcin. Y por
eso estaba tan nerviosa.
-De hecho, seguro que de barbilla para abajo Leos Kiriakos es
gordo y bajito y tan sexy como un paquete de detergente -sigui
Jayne, burlona.
En inmediata contradiccin de ese augurio, un hombre que deba
medir casi un metro noventa entr en el edificio. Con sus anchos
hombros, caderas estrechas y largas y poderosas piernas, posea el
fsico de un atleta. Desde la cabeza oscura y orgullosa hasta las
suelas de sus zapatos italianos era, para cualquier mujer con
ojosen la cara, un hombre espectacular.
-Debo de estar soando... -murmur Jayne mientras los ejecutivos
rodeaban a Leos Kiriakos, desesperados por causarle buena
impresin-. Guapo de morirse y encima, forrado!
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-S -murmur Susie, nerviosa, incapaz de apartar los ojos de
aquellos rasgos hermosos y bronceados que tan bien conoca. Se senta
mareada y el deseo que habavuelto a despertarse en ella al ver al
hombre la haca avergonzarse de s misma. Porque el agridulce
recuerdo de la ltima noche que haba pasado en los brazos de Leos
Kiriakos se haba convertido en un secreto del que se senta
culpable.
Mientras Leos se dedicaba a saludar a los miembros del consejo
de administracin, Susie aprovech para salir discretamente del
mostrador y dirigirse al almacn, pensando quedarse all hasta que no
hubiera moros en la costa.
-Susie...?Susie se qued inmvil. La rica y profunda voz masculina
que haba pronunciado
su nombre por sorpresa casi haba conseguido que se le parase el
corazn. Lentamente, Susie se dio la vuelta. Los hombres que
rodeaban a Leos se haban apartado como el Mar Rojo.
Con el corazn latiendo tan aprisa que tema desmayarse, Susie se
encontr con un par de ojos de color castao con puntitos dorados,
rodeados de largas pestaas negras. Leos, que haba dado un paso
adelante, movi una mano en un gesto autoritario para indicar que se
acercara. Su rostro de rasgos fuertes pareca tan duro como el
granito.
-Trabajas aqu? -pregunt. Dolorosamente consciente de que eran el
centro de atencin de los
sorprendidos ejecutivos y rodeados de un completo silencio,
Susie asinti.-S -consigui decir, casi sin voz.-En qu puesto?
-demand l, el fabuloso rostro tenso, los ojos deslizndose
sobre ella como estalactitas de hielo.-Estoy en recepcin
-contest Susie en un suspiro.Leos apret la mandbula. Y, con un fro
gesto de despedida, se alej de ella...
otra vez.
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CAPTULO 2
Da 2: Martes.
Susie mir sus ojos, todava hinchados, en el espejo del cuarto de
bao y tuvo que ahogar un gemido de angustia. No haba dormido nada
la noche anterior.
El llanto de un nio hizo que se diera la vuelta. Al otro lado de
la habitacin, su hijo se sujetaba a las barras de la cuna,
frustrado. Se le haban cado las llaves de plstico al suelo y cuando
Susie se las devolvi, tuvo que sonrer al ver que la carita del nio
se iluminaba como por arte de magia.
Ben tena seis meses, el pelito negro y rizado, unos enormes ojos
castaos que le derretan el corazn y dos hoyitos en las mejillas.
Sus facciones eran redondeadas, pero se pareca mucho a su padre en
el pelo, el color de la piel y los ojos, tena que admitir Susie con
tristeza.
Y no haba forma de negar que estaba hecha polvo. El da anterior,
Leos la haba mirado con fra hostilidad. Su actitud le haba
hecho dao. Pero, claro, Leos y ella no se haban separado como
amigos y el dolor de aquella separacin impuesta permaneca, con ms
fuerza cada vez que Susie miraba al hijo que adoraba.
Ser una madre soltera no haba sido fcil. Su hermano David, que
trabajaba fuera del pas, le permita vivir sin pagar alquiler en su
apartamento. Sin su generosidad, habra tenido que vivir de la
caridad. Tener a Ben en la guardera de Sistemas Devlin se llevaba
la mitad de su sueldo. Y con lo que le quedaba no podra pagar el
alquiler de un apartamento en Londres.
Mientras iba en autobs a trabajar, Susie record incmoda la
reaccin de Jayne a lo que haba visto en el vestbulo.
-Vaya, veo que eres una chica llena de secretos -le haba
espetado la rubia-. Por qu no me habas dicho que conocas
personalmente a Leos Kiriakos?
De modo que Susie le haba contado parte de la verdad, pero no
toda. Aunque tena un ttulo de marketing, estaba trabajando como
secretaria
temporal cuando conoci a Leos Kiriakos. l estaba en Londres en
viaje de negocios ySusie haba llegado a la habitacin de su hotel,
orgullosa por tener la oportunidad detrabajar para un hombre tan
conocido, y secretamente asustada. Para su sorpresa, se haba
enamorado a primera vista de aquella sonrisa. En un segundo, Leos
haba pasado de ser el intimidatorio y poderoso magnate griego a
quien quera impresionar con su eficiencia, a ser simplemente el
hombre de sus sueos.
Y cuando Leos le haba pedido que fuera a cenar con l, Susie se
haba sentido emocionada.
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Vivieron seis semanas de felicidad... antes de que todo empezara
a ir mal.Susie entr en el edificio de Sistemas Devlin y dej a Ben
en la guardera del
primer piso. Como siempre, separarse de l le parta el corazn. Y
como todas las empleadas que hacan uso de la excelente guardera
infantil, no dejaba de preguntarse si Leos Kiriakos mantendra aquel
lujo o se deshara de ella.
Cuando lleg a recepcin, Jayne coloc un papel frente a
ella.-Parece que ya has empezado a escalar...-Qu es esto? -pregunt
Susie, con el ceo fruncido.-Lo han enviado del departamento de
Personal. Tienes una entrevista con Leos
Kiriakos maana por la tarde -contest Jayne, sin disimular la
envidia-. Parece que lodejaste impresionado la ltima vez que
trabajaste con l...
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CAPTULO 3
Da 3: Mircoles.
A las tres menos diez, Susie se present en el ltimo piso, en el
que estaban las oficinas del presidente, vestida con un traje de
chaqueta verde oscuro, los rizos pelirrojos sujetos en una coleta,
los ojos color esmeralda sin brillo, la palidez marcando sus
delicadas facciones.
Llevaba dos noches seguidas sin dormir. Haba estado dando
vueltas y vueltas en la cama, pensando si Leos sabra que
ella tena un hijo. Leos, que una vez haba declarado tener un
amigo atrapado para siempre por una buscavidas que se haba quedado
embarazada a propsito.
Habra mirado Leos el archivo de personal? Si fuera as, se habra
enterado de que Susie haba dado a luz un nio prematuro, ocho meses
despus de que ellos rompieran.
En el papel que Jayne le haba dado deca que se presentara
directamente en el despacho del presidente de la empresa y,
nerviosa, llam a la puerta antes de entrar.
Leos estaba al telfono, su duro y marcado perfil muy serio. l le
indic que se sentara en la silla que haba frente a su mesa mientras
segua hablando. Susie obedeci, manteniendo las manos en el regazo
para disimular que estaba temblando. Intentaba recordar lo que era
el lenguaje corporal defensivo, porque estaba segura de que Leos lo
conoca y no quera darle pistas. Mientras lo miraba, un dolor en el
corazn que era casi insoportable la mantena tensa.
Leos Kiriakos la haba reemplazado por otra mujer sin decrselo.
Pero, claro, haba circunstancias importantes para justificar su
comportamiento. Y la verdad era que Susie an no haba podido olvidar
su aventura con l. Jams la olvidara.
-Perdona -se disculp l despus de colgar, levantndose para pasear
por el despacho con la energa que lo caracterizaba-. Deja de
mirarme como un ratn asustado, Susie. No te he pedido que vengas a
mi despacho para pegarte ni para despedirte. Lo creas o no, puedo
soportar que me abandonases sin comportarme como un hombre de las
cavernas.
Aquel era el mismo hombre que catorce meses antes le haba
gritado: A m no me deja ninguna mujer?
Cuando sus ojos se encontraron con los prodigiosos ojos castaos
bajo dos rectas cejas oscuras, Susie se sinti hipnotizada, con el
corazn acelerado, la menteen blanco...
Afortunadamente, Leos segua hablando con aquel rico acento suyo
que era como msica en sus odos.
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-Necesito una ayudante personal para el prximo mes -estaba
diciendo, mientras se acercaba a la ventana con movimientos grciles
como los de un tigre-. Teres rpida e inteligente y no me irritas
con preguntas estpidas. Cuando me vaya deaqu, sers ayudante
ejecutiva del equipo de direccin.
Desconcertada por esas palabras, Susie se apoy en el respaldo de
la silla. Estaba claro que haba reaccionado de forma exagerada ante
la llegada de Leos, confundiendo su natural sorpresa al verla con
hostilidad.
-Ayudante personal? -repiti.Leos mencion un salario que hizo que
le diera vueltas la cabeza y despus mir
su reloj de oro con gesto impaciente.-Si quieres el puesto, es
tuyo. Empiezas maana. Hablaremos ms tarde sobre
cules sern tus obligaciones porque ahora mismo tengo prisa.-Lo
acepto... -se escuch decir Susie a s misma, aunque su fra
indiferencia,
despus de lo que haban sido el uno para el otro, era para ella
como un cuchillo.
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CAPTULO 4
Da 4: Jueves por la maana.
Leos estaba presidiendo un consejo de administracin cuando Susie
entr en laplanta de presidencia.
Nerviosa como una gata sobre un tejado caliente, pas algn tiempo
organizando el pequeo despacho que le haba sido asignado hasta que,
por fin, son el telfono y fue requerida en la sala de juntas.
Leos Kiriakos se puso de pie y todos los ejecutivos imitaron el
gesto de cortesa, provocando un estruendo de sillas contra el
suelo.
-La seorita Marshall tiene una licenciatura en marketing y adems
habla francs y espaol -dijo Leos, desconcertando a Susie con tal
presentacin-. Alguienpuede decirme qu estaba haciendo en la
recepcin?
Sorprendidos, los miembros del consejo de administracin se
miraron unos a otros sin saber qu contestar.
-Una empresa que falla colocando al personal ms prometedor en
puestos de importancia es una empresa que pierde dinero -sigui
Leos-. Y tambin he tomado nota del hecho de que no haya mujeres en
puestos directivos, algo sorprendente en una empresa de este
tamao.
Dejando aquel comentario colgando en el aire, Leos dio por
terminada la reunin. Y, de repente, Susie entendi que no haba nada
personal en la decisin de ascenderla de categora. Simplemente, la
haba usado como ejemplo para su sermn sobre igualdad de
oportunidades en la empresa. Una confusa mezcla de admiracin, dolor
y resentimiento la asalt entonces.
Leos, el colmo de la masculina sofisticacin con un soberbio
traje gris de raya diplomtica, acompa a Susie a su despacho.
-Veo que ests muy interesado en la posicin que ocupan tus
empleadas -murmur ella, incmoda.
-El ao pasado, Sistemas Devlin tuvo que resolver dos querellas
por discriminacin sexual fuera de los tribunales. Y no estoy
dispuesto a que haya una tercera.
-Cre que no aprobabas que las mujeres trabajasen.Leos levant una
ceja.-T fuiste la primera mujer trabajadora que me llev a la cama y
solas estar
siempre ocupada cuando te necesitaba -afirm, mirndola de arriba
abajo-. Lo que busco para mi propia satisfaccin en la vida privada
no tiene relacin con mis opiniones como presidente de una
empresa.
-
Susie se ruboriz ante la ruda clarificacin y tuvo que apartar la
mirada, lamentando su propio comentario. Solo haba trabajado para
Leos durante tres das antes de que empezara su apasionada aventura
y haba sido ella quien tom la decisin de pedir el traslado a otra
sucursal.
-Tengo una larga lista de tareas para ti -continu Leos un
segundo despus, sin que, aparentemente, el pesado silencio lo
molestara en absoluto.
Pero eso no deba pillarla por sorpresa. Susie saba que Leos
Kiriakos no tena un gramo de sensibilidad en todo su cuerpo y
estaba dejando claro que ella no haba sido ms que un simple
revolcn. A pesar de todo, Susie sinti un nudo en la garganta.
Leos le dio entonces una cinta de audio.-Todo est aqu. Primero,
tienes que enviar las invitaciones para la fiesta.
Despus, puedes pasarte por Tiffanys y elegir una pulsera para
Brigitte. Yo escribir la tarjeta...
Con un terrible sentimiento de humillacin y dolor, ella levant
la cabeza, con los ojos verdes brillantes de indignacin.
-Me ests pidiendo que elija joyas para una amante? -exclam,
tirando la cinta sobre la mesa.
-Yo no...-A eso lo llamas trabajar? Yo lo llamo venganza. Vete
al infierno, Leos!
-exclam Susie. l la estudi con expresin incrdula-. Te odio. Te
odio con todo mi corazn. T eres el mayor error que he cometido en
toda mi vida.
Despus de aquella amarga declaracin, Susie sali del
despacho...
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CAPTULO 5
Da 4: Jueves por la tarde
Una hora ms tarde, las tumultuosas emociones de Susie se
calmaron lo suficiente como para sentirse horrorizada por su
comportamiento.
Haba pasado diez minutos llorando en el almacn, veinte minutos
intentando recuperar la compostura y los consiguientes treinta
minutos abrazando a Ben en la guardera.
Ben, cuyo confort y seguridad dependan de su xito en el mundo
laboral. Ben, cuya madre acababa de perder tontamente la cabeza y
se haba puesto a gritar como una fiera a un hombre monstruoso e
insensible. Ben, cuya madre tendra que verse obligada a pedir
perdn. Por l.
De nuevo en el ltimo piso del edificio, Susie llam a la puerta
del despacho de Leos con mano temblorosa. Furiosa consigo misma,
respir profundamente para darse valor antes de entrar.
Apoyado en el respaldo de su silln, Leos la mir de arriba abajo,
su expresin era indescifrable.
-Te debo una disculpa. No s qu me ha pasado -dijo Susie,
intentando leer los pensamientos del hombre.
-Pues yo s me imagino qu te ha pasado.-Naturalmente, estoy
dispuesta a llevar a cabo las actividades que conlleve mi
puesto -sigui diciendo ella apresuradamente para evitar que Leos
diera su opinin sobre qu era lo que haba despertado su ira.
-Eso incluye ir de compras para la mujer que hay en este momento
en mi vida?-pregunt l con voz de terciopelo.
Susie sinti un estremecimiento y tuvo que apretar los puos para
calmarse. No discuti, pero tampoco consigui decir que estaba de
acuerdo.
-Y pensar que mientras estbamos juntos, nunca me di cuenta de
que tenas ese temperamento -aadi Leos, mirndola con los ojos
entrecerrados-. Te has puesto histrica, Susie.
-Y ofensiva, lo s. Lo siento -dijo ella-. No volver a
pasar.-Brigitte es la mujer de mi hermano. Y la fiesta es para
celebrar su
cumpleaos -explic Leos entonces. Susie se puso colorada hasta la
raz del cabello, pero se senta tan aliviada al
or aquello, que el alivio fue ms fuerte que la vergenza.
Involuntariamente, sus ojos se encontraron. La apasionada boca del
hombre se curv en una lenta y displicente sonrisa y Susie perdi
toda la fuerza de voluntad, permitiendo que unos recuerdos muy
turbadores salieran a la superficie.
Recuerdos de Leos besndola con ansia, excitndola, hacindola
perder el
-
control. El calor la consuma por completo. Ella temblaba, con el
corazn acelerado, el pulso aumentando de ritmo, mientras su traidor
cuerpo responda como siempre haba respondido ante la potente
sexualidad de aquel hombre...
Y entonces record a la furiosa y semidesnuda rubia que haba
encontrado en su apartamento catorce meses atrs. Haba sido culpa
suya, por ir a casa de Leos sinavisar, usando por fin la llave que
l le haba dado, deseando darle una agradable sorpresa y...
fracasando miserablemente en el intento.
Afortunadamente, Leos ya se haba marchado, pero la rubia
explosiva no haba tenido tiempo de vestirse.
Aquel humillante recuerdo sirvi para enfriar el calor sensual
que Leos despertaba en ella.
-Susie? -escuch la fra voz del hombre.Susie tuvo que hacer un
esfuerzo para apartar la mirada.-Sigo trabajando para ti?-La cinta
est en tu despacho, junto con la agenda. Hay una pila de
correspondencia de la que tambin tendrs que encargarte. Estar
fuera de la oficina hasta el lunes...
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CAPTULO 6
Da 5: Viernes
Susie fue a trabajar, recordndose a s misma que Leos seguira en
Sistemas Devlin solo durante tres semanas ms. Ya casi haba pasado
una semana y l segua sin tener ni idea de que tena un hijo.
Por qu iba a enterarse? Quin iba a contrselo?El da anterior,
Susie haba escuchado la cinta una y otra vez solo para
escuchar la rica voz de bartono de Leos, con su fuerte acento
griego. Se enter as de que acababa de comprar una casa en Londres
donde ella tendra que organizar la fiesta. La empresa de catering
estaba contratada, pero Susie tena que encargarse de todos los
detalles.
Lo que no entenda era por qu el eficiente secretario de Leos,
Stamatis, no seestaba encargando de esos asuntos domsticos. La
confusin y sorpresa de Susie inevitablemente la llevaban de vuelta
dieciocho meses atrs.
Se haba enamorado de Leos Kiriakos como una cra y no le haba
importado quel se convirtiera en su primer amante. Saba que Leos
tena reputacin de mujeriego.
Atractivo, millonario y un hombre de xito a los veintinueve aos,
Leos Kiriakostena el mundo a sus pies. Pero lo que a Susie le dola
era verse obligada a reconocer que no poda culpar solo a Leos de
que se hubiera cansado de ella...
Un par de semanas despus de que empezara su mgico romance, la
madre de Susie haba muerto repentinamente y Leos la haba consolado
de todas las formas posibles. Sin embargo, ella haba cambiado de
actitud completamente. Qu hombre hubiera querido seguir soportando
sus problemas despus de un par de semanas?
Naturalmente, Leos se haba hartado de ella, pero su dependencia
haba hecho difcil que fuera l quien la abandonara. De modo que Leos
haba dejado que la relacin se echara a perder, sin duda esperando
que ella entendera el mensaje.
Desgraciadamente, record Susie volviendo de nuevo al presente
con los ojos llenos de lgrimas, mientras le daba de comer a Ben en
la guardera, el primer y nico mensaje que recibi haba sido la rubia
semidesnuda.
Cortar con Leos por telfono aquel mismo da haba sido un penoso
intento de salvar su orgullo. Ni siquiera haba mencionado su
humillante encuentro con la rubia que la haba reemplazado.
Unas horas ms tarde, una elegante y pizpireta morena entr en el
despacho de Susie.
-Soy Alisha James. Llama a Leos de mi parte y dile que, al
final, estoy libre este fin de semana -sonri la joven-. Y dile que
tengo unas ideas maravillosas para su dormitorio!
-
Susie se puso colorada, pero intent mantener la sonrisa.-Me temo
que solo tengo acceso a su buzn de voz. No s dnde est el seor
Kiriakos, pero intentar averiguarlo.Alisha rio alegremente.-No
hace falta. Cuando Leos reciba el mensaje, y no te atrevas a
cambiar ni
una sola palabra, sabr donde puede encontrarme.Cuando la morena
desapareci, Susie marc el telfono de Leos, odindolo y
odiando la posicin en la que la haba puesto. Grab el mensaje de
Alisha, o ms bien su provocativa invitacin, y entonces unos celos
tormentosos y humillantes la envolvieron mientras deca con alegra
fingida:
-Que pases un buen fin de semana!
-
CAPTULO 7
Da 8: Lunes por la maana
Susie haba pasado el fin de semana atormentada por la idea de lo
que Leos poda estar haciendo con Alisha James.
Avergonzada por las emociones que le haban impedido dormir y
completamente exhausta, cuando lleg a la oficina estaba muy
enfadada consigo misma. A muchas mujeres les rompan el corazn y
seguan adelante con sus vidas. Leos le estaba dando una excelente
oportunidad profesional. Y eso era lo nico que debera
interesarla.
Cuando entr en su despacho, se qued perpleja al ver a Leos
esperndola. Con un soberbio traje de color gris oscuro, el rostro
impertrrito, el presidente de Sistemas Devlin clav sus ojos oscuros
en ella.
-Ocurre algo? -pregunt Susie.-Thee mou... puedes dar gracias a
que durante estos dos das he conseguido
calmarme -contest Leos, con la mandbula apretada, mirndola de
arriba abajo-. Cmo te atreves a dejarme tal mensaje? Esa estupidez
de Alisha coronada por tu insultante comentario!
Aunque estaba claro que a Leos no le haba hecho ninguna gracia
el provocativo mensaje que ella se haba limitado a repetir, Susie
no poda comprender cmo desearle un buen fin de semana poda haber
adquirido la categora de insulto.
-No te entiendo.-No me entiendes? -repiti l, furioso-. De verdad
crees que no puedo
reconocer los celos cuando los veo?Susie se puso colorada hasta
la raz del cabello. Era demasiado sincera como
para mentir y se senta tan mortificada que no poda soportar el
escrutinio del hombre. Leos deba pensar que, o ella era una
neurtica posesiva o segua locamente enamorada de l.
Quiz, si Leos no le hubiera hecho tanto dao, o si ella no
hubiera tenido a su hijo, podra portarse de forma fra y olvidar el
pasado. Pero con el recuerdo de Ben siempre presente, su aventura
con l segua siendo un acontecimiento crucial en su vida, aunque no
lo fuera para Leos.
Sin aviso, l abandon la actitud amenazadora y tom su mano,
desconcertndola con aquel cambio de humor.
-Susie... no quera decir eso. Lo siento.Ella mir la mano grande
y morena que apretaba la suya, atrada por el calor y
ternura del gesto, pero sin dejar de lado los recuerdos que la
atormentaban.-No pasa nada.
-
-Por qu no comemos juntos y aclaramos las cosas entre nosotros?
-sugiri Leos entonces.
Comer? Consciente de la proximidad del poderoso cuerpo del
hombre, Susie sinti un estremecimiento, una sensacin entre el
rencor y el anhelo. Si todo fuera tan sencillo... pens, dolorida.
Si pudieran portarse como personas normales y civilizadas.
Evidentemente, l era capaz de hacerlo, pero lamentablemente ella
no.
-No hay razn para que seamos enemigos -continu Leos.De verdad?
Por un loco instante, Susie hubiera querido gritarle a la cara
que
l se haba acostado con otra mujer mientras ella segua creyendo
que la quera. Y an no lo haba perdonado.-Lo siento... -Susie solt
su mano y dio un paso atrs, exhausta y confusa-. Yo
me sentir ms cmoda si la nuestra es simplemente una relacin
profesional.Los ojos del hombre se clavaron en los ojos color
esmeralda. El silencio se hizo
espeso. Leos inclin la oscura cabeza en un gesto de cortesa y
sali del despacho...
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CAPTULO 8
Da 8: Lunes a medioda
Medio dormida, Susie alarg una mano y toc algo peludo y poco
familiar. Cuando extendi los dedos, not que era algo fro...
cuero?
Susie abri los ojos, desconcertada, y se encontr con una vista
sorprendente del despacho de Leos.
Un segundo despus, lo vio a l, todo garbo y elegancia.Susie se
sent en el sof de cuero, abrigada por la manta de piel en la
que
segua envuelta.-Pero qu hago...?Leos se encogi de hombros.-Te
encontr dormida sobre tu mesa antes de comer. Intent
despertarte,
pero estabas completamente agotada...-Deberas haberme
despertado! -exclam ella, sacudiendo la cabeza. Una
cascada de rizos pelirrojos cay entonces sobre sus hombros.
Susie se apart la manta y baj los pies al suelo para buscar sus
zapatos-. Por favor! Por qu me has trado aqu?
Leos frunci el ceo.-Y dnde podras dormir mejor que aqu?-Pero
tienes que haberme trado en brazos... -protest Susie-. Quin se
ha
enterado?-Nadie. Te traje aqu sin que me viera una sola alma
-contest Leos con una de
aquellas carismticas sonrisas que la dejaban sin aliento-.
Susie, esta maana tenas aspecto de no haber descansado nada.
-Da igual -protest ella. Intentando apartarse del poder magntico
de su mirada, Susie se pas los dedos por el pelo-. Estoy hecha un
asco...
-A m me gusta tu pelo suelto... como solas llevarlo -dijo Leos,
acercndose-. Es muy bonito. Muy natural. Puedo ver las mechas, los
diversos tonos de rojo...
La proximidad del hombre haca que se le pusiera la piel de
gallina. Tena la boca seca y el corazn acelerado. El ambiente
estaba cargado de tensin. Susie sinti un estremecimiento, pero no
se movi. Tomada por sorpresa, medio dormida, no haba levantado las
barreras y no poda resistir la fuerza de su atraccin ni su propio
deseo de que la tocara... por ltima vez.
Leos puso las manos sobre sus hombros.-No me dedico a acosar
sexualmente a mis empleadas. As que t eliges si
quieres marcharte o no...Susie trag saliva.
-
-Yo...-Pero si no te vas ahora, no hay marcha atrs -le advirti
Leos con voz ronca.Cuando Susie mir los brillantes ojos del hombre,
se dijo que tena que ser un
sueo, un sueo del que no quera despertarse. l la tom por la
cintura para apretarla contra su cuerpo. No ests soando, Susie.
Ests bien despierta, le decauna vocecita.
Sin embargo, se oy decir a s misma:-Solo un beso...Leos enred
los dedos en su pelo, con un brillo de satisfaccin en los ojos
mientras admiraba el rostro femenino.-Ests regateando conmigo...
o contigo misma?No esper una respuesta y, mientras Susie intentaba
luchar contra s misma, l
puso su experta boca sobre los labios femeninos. En aquel
momento, debilitada por el anhelo, Susie se sinti como una
polilla
frente a una llama. Y Leos no la decepcion.Se quemaba de
excitacin y alegra, deseando, necesitando tocarlo, cerrar los
dedos sobre su espeso y sedoso pelo, acariciar su arrogante
cabeza oscura, poner las manos en sus pmulos altos, apretarlo con
fuerza contra su pecho.
Abrazarlo con fuerza para no soltarlo jams...Leos levant la
cara.-Son casi las seis. Cenaremos juntos... y hablaremos.-Casi las
seis? -exclam Susie, horrorizada, corriendo hacia la puerta. La
guardera cerraba a las cinco y media y llegaba tarde para buscar a
Ben!
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CAPTULO 9
Da 8: Lunes por la tarde
De vuelta en casa, a salvo, Susie acababa de poner a Ben en la
cuna cuando son el timbre.
Cuando vio a Leos por la mirilla, el pnico encogi su corazn.
Demasiado tarde se dio cuenta de que salir corriendo sin darle una
explicacin haba sido una estupidez ms grande que besarlo de nuevo.
Recordndose a s misma que Ben raramente se mova despus de quedarse
dormido, Susie abri la puerta.
-Por qu has salido corriendo de esa forma? -demand Leos con
expresin tensa.
Con la cara ardiendo y las conflictivas emociones angustindola,
Susie pas al saln delante de l.
-Por... vergenza, por remordimientos...-No tienes que sentir
nada de eso -la interrumpi Leos, tomndola por los
hombros para obligarla a mirarlo-. Quiero volver contigo,
Susie.La sorpresa la dej inmvil.Con un suspiro de agotamiento, l
levant una mano y suavemente pas un dedo
por su labio inferior.-Por qu pareces tan sorprendida? T deberas
saber que no me gusta jugar.
Lo que ves es lo que hay...-En serio?La pregunta le sali a Susie
del corazn. Pero se dio la vuelta, sus sentidos
alterados por la proximidad del hombre y la mente un ocano
revuelto de cuestiones.-Alisha James sabe que ests aqu?Leos dej
escapar una maldicin en griego.-Dnde vaya o deje de ir no tiene
nada que ver con mi decoradora.-T... qu?-Alisha est decorando mi
nueva casa.Susie se sinti avergonzada por haber vuelto a meter la
pata. Aunque la
morena aspiraba a tener una relacin mucho ms profunda con Leos,
eso estaba claro.
-Has vuelto a equivocarte -dijo l entonces con un brillo de
humor en los ojos. Leos estudi la expresin de Susie-. Pero, qu ms
da? Ahora mismo, la nica mujerque quiero en mi vida eres t...
Una risita nerviosa escap de la garganta de Susie.-Eso ya me lo
dijiste una vez.-No comprendo tu actitud. Fuiste t quien me dej
-dijo entonces Leos
-
ponindose serio. Sus facciones haban recuperado la expresin
poderosa y amenazadora-. Era una forma de llamar mi atencin?
Esperabas que saliera corriendo detrs de ti para obligarte a
cambiar de opinin?
-No...-S que estabas pasando un mal momento por la muerte de tu
madre, pero
cerraste la puerta a lo que haba entre nosotros, como si no
significara nada para ti. Necesito que me expliques por qu hiciste
eso.
Susie abri los ojos de par en par. Leos pareca tan sincero...
Posiblemente, ni siquiera saba que haba encontrado a la rubia en su
apartamento. Pero l era un hombre inteligente, tena que haber
sospechado que haba descubierto su infidelidad.
-Por qu me haces esto? -pregunt, levantando la barbilla-. Por qu
te haces el inocente? Es que pensabas que no me enterara?
-Enterarte... de qu? -suspir Leos, frustrado.-De que me estabas
engaando. T lo sabes muy bien!La fabulosa estructura sea del hombre
se tens inmediatamente.-Eso es mentira...-Por favor, Leos -lo
interrumpi ella-. Us la llave que me diste para entrar en
tu apartamento y vi a una rubia de metro ochenta saliendo de tu
dormitorio en ropa interior!
Susie reconoci el preciso momento en que l entenda de qu estaba
hablando porque una palidez cadavrica cubri sus facciones
bronceadas.
Leos murmur algo en griego y, dndose la vuelta, sali del
saln.-Me voy! Si me quedo, dira algo de lo que ms tarde podra
arrepentirme!
-
CAPTULO 10
Da 9: Martes por la maana
Leos llam a Susie a las nueve y media de la maana.-No llegar a
la oficina hasta ms tarde. Solo llamo para decirte que no hagas
planes para el mircoles por la noche...-Por qu?-Porque es el da
de la fiesta de cumpleaos de Brigitte. T sers mi anfitriona
-le inform Leos con tono humorstico-. Y no puedes elegir, Susie.
Quiero que ests all.
-Pero yo preferira...-Eres mi ayudante personal y esta es una
peticin razonable. Si quieres que
mantengamos una relacin profesional, empieza a tratarme como tu
jefe.Ante el serio recordatorio de quin era, Susie se puso
colorada. Se senta
seriamente tentada de dejar caer la cabeza sobre la mesa y
ponerse a llorar. La noche anterior por fin se haba enfrentado con
los fantasmas del pasado y
haba descubierto algo aterrador. Estar cerca de Leos la
destrozaba porque segua enamorada de l. Y saber que Leos deseaba
volver con ella era ms de lo que poda soportar.
Una segunda oportunidad, le deca una vocecita loca,
avergonzndola e irritndola. Porque, qu poda ser ms imposible que
sus particulares circunstancias?
Leos Kiriakos no tena la menor idea de que haba tenido un hijo
suyo. Se haban separado antes de que ella supiera que estaba
embarazada. Y haba algo peor,el embarazo haba sido, en realidad,
culpa suya. Susie estaba triste por la muerte desu madre y haba
olvidado dos veces tomar la pldora anticonceptiva.
Leos la haba llevado a Pars creyendo que un romntico fin de
semana en la ciudad del Sena podra secar sus lgrimas y alegrarle la
vida. Y, aunque no disip su tristeza, al menos haba pasado la noche
en sus brazos. Ben haba sido concebido en Pars.
Durante la hora del almuerzo, Ben y ella haban ido corriendo de
compras. Como siempre, era una lucha mover el carrito entre la
gente, pero al nio le encantaba salir de paseo. De vuelta en el
edificio de Sistemas Devlin, Susie se dirigi a la guardera.
Y cuando vio a Leos de pie frente a los ascensores, era
demasiado tarde para hacer nada ms que pasar a su lado, saludndolo
absurdamente con la cabeza. Leos se qued atnito al verla empujando
un carrito de nio y Susie palideci. El tiempo pasaba tan
despacio... los ascensores parecan no llegar nunca. Por fin, se
abrieron
-
las puertas de uno de ellos, pero Leos segua mirndola. Vio por
el rabillo del ojo que Leos vacilaba antes de dar un paso hacia
ella.
-De dnde has sacado a ese nio?El corazn de Susie amenazaba con
saltar de su pecho y tena un nudo en la
garganta que le impeda respirar.-De la guardera...-Qu
guardera?-Sistemas Devlin tiene una guardera...-En serio? -murmur
Leos, frunciendo el ceo-. Pues no s por qu nadie me lo
ha dicho. -Est al lado de la cafetera. Supongo que pensaran que
no estabas interesado
-susurr Susie, nerviosa.-Y de quin es el nio?Toda su vida pareci
pasar frente a los ojos de Susie en ese momento.-Es... mo -consigui
decir.Leos la estudi en silencio, perplejo. Y entonces sus ojos se
oscurecieron.-Gracias por decrmelo! -exclam, con una furia
increble.Y, sin decir otra palabra, entr en el ascensor.
-
CAPTULO 11
Da 9: Martes por la tarde
Cuando Susie lleg a la oficina, el telfono estaba sonando.Era
Leos. -Quiero verte en mi despacho ahora mismo.Tensa de angustia,
respir profundamente.Haba llegado el momento de la verdad, pens. Y
si la furia de Leos unos
minutos antes era una seal, poda temer lo que la esperaba. Podra
haber peor manera de descubrir que era padre?
l estaba frente a la ventana de su despacho con un vaso de
whisky en la mano y, al orla entrar, se volvi, muy serio.
-Por qu no me habas dicho que tenas un hijo?-Leos...-No crees
que yo tena derecho a saberlo?-Era ms una cuestin de...-Dejaste que
te besara, dejaste que pensara...Leos apret los labios con fuerza y
despus se tom de un trago lo que
quedaba de whisky.-Muy bien, ests sorprendido...-Qu esperabas?
Voy detrs de ti como un cro y t me has dejado hacerlo,
sabiendo lo que me estabas ocultando -exclam l, indignado-. Cmo
poda yo saber que habas tenido un hijo desde la ltima vez que nos
vimos? Ha pasado poco ms de un ao desde que estbamos juntos...
Susie se puso rgida, pero las piernas le temblaban.-Ha sido una
tontera, pero pens que podra mantener a Ben en secreto.Leos dej
escapar un suspiro de irritacin.-Y t tienes cara de acusarme a m de
infidelidad? Durante todo este tiempo,
sabes lo que cre? Cre que me habas dejado porque no podas
permitirte ser feliz, ni siquiera conmigo, mientras estabas de luto
por tu...
-Qu quieres decir? -lo interrumpi ella. Estaban dndole vueltas
al asunto en lugar de centrarse en lo ms importante
que era, por supuesto, Ben.-Y simplemente me dejaste porque
habas conocido a otro hombre! La historia
ms antigua del mundo, pero yo no me di cuenta.-Que conoc a otro
hombre? -repiti Susie, confusa.-El padre de tu hijo. Dnde est
ahora? Ya que vives en el apartamento de tu
hermano, supongo que el padre del nio ha desaparecido.
-
Cuando Susie entendi por fin que Leos crea que ella lo haba
engaado con otro hombre, la rabia y el desaliento la envolvieron
por completo.
-T crees que...?-Olvdalo! No quiero conocer los srdidos detalles
-la interrumpi l,
sirvindose otro vaso de whisky-. De hecho, ni siquiera s por qu
he dicho que quera hablar contigo. En realidad, qu queda por
decir?
-T ya has dicho ms que suficiente! -exclam Susie, dolida y
furiosa.Leos la mir, irnico.-Te daba miedo decirme que tenas un
hijo. Admtelo...-Me niego a seguir con esta conversacin!-Muy bien.
Tienes permiso para marcharte.Susie dio un paso hacia la puerta.
Estaba temblando como una hoja.-Thee mou... Ahora ests intentando
que me sienta culpable. Pero tu silencio es
imperdonable, Susie. Me has engaado!-Como t me engaaste a m una
vez! -replic ella-. Por qu va a importarme
cmo te sientes?Despus de eso, Susie sali del despacho cerrando
de un portazo.
-
CAPTULO 12
Da 10: Mircoles
A las nueve de la maana, Susie levant la mirada de la pantalla
de su ordenador cuando Leos entr en su despacho y apoy la espalda
en la puerta para cerrarla.
Haba pasado toda la noche dicindose a s misma que odiaba a Leos
Kiriakos. Cmo poda haber imaginado que su hijo era de otro hombre?
Aquella era la nica posibilidad en la que Susie ni siquiera haba
pensado.
Y no era curioso que se hubiera encogido de hombros al saber que
haba visto a la rubia medio desnuda en su apartamento? Esa era su
idea de salirse por la tangente? Actuar como si la rubia nunca
hubiera existido? Pues, desgraciadamente,ella tena muy buena
memoria.
Pero lo ms desafortunado era que, por mucha amargura y furia que
Leos provocara en ella, segua dejndola sin aliento cada vez que lo
vea.
All, de pie frente a ella, tremendamente masculino, con un caro
traje de chaqueta, el agresivo mentn tenso y los ojos castaos
semicerrados, Leos exudaba una ligera pero perceptible sensacin de
incomodidad que, inesperadamente, le tocaba el corazn.
-Si tienes algo que decir, dilo -suspiro Susie.-Supongo que un
hombre insensible y egosta se habra lanzado sobre el nio
diciendo: Qu bien, es el nio ms guapo que he visto en mi
vida!-Miraste siquiera a Ben?-No quera ni mirarlo... -contest l.
Despus de decirlo, apret los dientes y
abri las manos en seal de disculpa-. Perdona. No quera decir
eso.-Se te ha escapado, no? Como t eres un hombre tan sensible...
-murmur
Susie, volvindose hacia el ordenador-. No te gustan mucho los
nios, verdad?-Sin comentarios. Solo he venido para decirte que
puedes tomarte la maana
libre. Tienes que comprarte un vestido para el mircoles por la
noche -dijo l entonces tranquilamente, poniendo una tarjeta de
crdito sobre la mesa mientras mencionaba como por casualidad el
nombre de un conocido diseador-. Tienes una cuenta de gastos, algo
perfectamente legtimo...
-Es una orden?-S -confirm Leos sin dudarlo-. Las apariencias lo
son todo en mi mundo. Y no
quiero que nadie te trate como si fueras una simple
empleada.-Solo soy una empleada, Leos.-Durante cunto tiempo?Susie
lo mir, sorprendida.
-
-Eso es una amenaza?-Deberas conocerme mejor -replic l, mirndola
con exasperacin-. Llmalo
como quieras, Susie. Cuando te miro, me duele y t sientes lo
mismo...Susie tembl, furiosa, pero no saba con quin estaba ms
enfadada: con ella
misma por la vergonzosa debilidad que senta o con l por hacer
tan arrogante comentario con toda tranquilidad.
-La rubia tambin te haca sentir as?-Nunca...-Qu pena -Susie
apart la mirada, rota por la sencilla palabra que, por fin,
admita la cruel traicin de Leos Kiriakos-. No se puede dar
marcha atrs al reloj. Nunca podra confiar en ti, Leos.
El hombre se qued silencioso durante unos segundos. Su expresin
era indescifrable.
-Espero que se te d bien arrastrarte -murmur por fin, mientras
abra la puerta.
Arrastrarse? Ni por todo el oro del mundo, ni siquiera por un
nuevo comienzo con el hombre del que segua estando enamorada.
Pero era el momento de decirle la verdad sobre Ben, pens Susie,
angustiada.Al final, Ben preguntara quin era su padre y esperara
respuestas. Cmo
poda permitir que Leos siguiera creyendo que Ben era hijo de
otro hombre? Cmo haba podido imaginar alguna vez que podra mantener
aquello en secreto para siempre cuando no era solo su
secreto...?
-
CAPTULO 13
Da 10: Mircoles por la tarde
-Por la oficina corren los rumores ms increbles sobre ti y el
jefe! -estaba diciendo Jayne, que miraba especulativamente a Susie
y despus, sin molestarse en disimular, la caja con el logo de un
famoso diseador que haba al lado de su escritorio-. Ten cuidado
porque aqu se sabe todo y la gente est empezando a hablar.
-De verdad? -pregunt Susie, sorprendida de que su problema
hubiera adquirido, adems, otra dimensin. La de cotilleos en la
oficina. Ojal hubiera escondido la caja del vestido, pens.
-Leos Kiriakos se marchar de aqu, pero t tendrs que
quedarte...-Qu dicen esos rumores?Jayne hizo una mueca.-Bueno,
dicen que estuvisteis toda la tarde del lunes en su despacho sin
salir
una sola vez... y tambin dicen otras cosas que yo no me creo.-A
qu te refieres? -Pues, bueno, ya sabes cmo es la gente. Dicen que
Ben... bueno, como el nio
tiene el pelito oscuro y la piel morena...-No digas ms -la
interrumpi Susie, escondiendo la cabeza ante el
desesperante acierto de aquel rumor.-El equipo de direccin est
convencido de que Leos te ha dado este puesto
para que los espes. Dicen que cuando ests con Leos Kiriakos, la
puerta siempre est cerrada.
Era absolutamente cierto y no precisamente lo ms habitual en las
reuniones entre un empleado de su categora y un poderoso magnate de
los negocios.
Sintindose culpable y angustiada por todo ello y, sobre todo,
por tener que decirle a Leos que Ben era su hijo, Susie tom el
telfono y marc la extensin de sujefe en cuanto Jayne sali de su
despacho.
-Leos... tengo que hablar contigo, pero no quiero ir a tu
despacho.-Por qu?-Me parece que nuestro comportamiento ha causado
muchos rumores...-A m esas tonteras me dan igual -la interrumpi l
con tono superior-. Y t
tampoco deberas preocuparte.-Mira, tenemos que hablar de
Ben...-No estoy preparado para eso... quiz no lo est nunca -dijo
Leos entonces, con
aparente firmeza.-No lo entiendes...
-
-Claro que lo entiendo. T y tu hijo sois un paquete. Puede que
sea insensible, pero no soy idiota -volvi a interrumpirla l con
frialdad-. Un coche ir a buscarte a casa esta tarde a las ocho.
Despus de eso, Leos colg el telfono, dando la conversacin por
terminada. Susie lanz un gemido de desesperacin. Por qu estaba tan
seguro de que poda conseguirla otra vez? Era tan evidente que segua
enamorada de l?
Y cmo se atreva a decir que estaba pensndose si podra soportar
volver conella desde que saba que tena un hijo?
Quince minutos despus, durante la hora de la comida, fue una
sorpresa para Susie mirar por la ventana de la cocina de la
guardera, donde estaba lavando el bibern de Ben, y ver a Leos
hablando con la supervisora.
Estaba mirando alrededor, como si buscara a un nio en especial,
y Susie observ la evidente incomodidad de la mujer cuando seal a
Ben. Leos dio un paso hacia el nio y apret los dientes, plido.
Un minuto despus, sala de la guardera.
-
CAPTULO 14
Da 10: Mircoles por la noche
Habra descubierto Leos que Ben era su hijo? Era en lo nico que
Susie poda pensar desde la hora de la comida. Leos se haba ido de
la guardera y no haba vuelto al despacho en toda la tarde.
A las ocho, Susie fue recogida en su apartamento por una
limusina. Con el elegante vestido azul oscuro que haba elegido por
la maana, debera sentirse encantada, pero estaba demasiado
nerviosa.
Leos la recibi en el magnfico vestbulo de su casa. Espectacular
con el esmoquin, la mir de arriba abajo con admiracin y una
brillante sonrisa ilumin sus atractivas facciones.
-Quiero que conozcas a mi hermano Petros y a su mujer antes de
que llegue el resto de los invitados.
En aquel momento hubiera preferido hablar a solas con Leos,
pero, obviamente,no eran ni el momento ni el sitio adecuados para
hacer una confesin sobre Ben. Haba sido una tonta pensando que Leos
habra descubierto la verdad solo con mirar al nio.
Y la verdad era que no saba cmo iba a decirle a Leos que era
hijo suyo.En ese momento, l puso una mano en su espalda.-Recuerdas
a la rubia que sali de mi dormitorio el ao pasado?Susie se qued
helada.-S... pero...-Brigitte, mi cuada, acababa de salir de una
clnica despus de un aborto
espontneo. Yo me fui a un hotel para que Petros y ella pudieran
estar solos hasta que volvieran a Grecia -explic Leos entonces-.
Supongo que mi hermano estara en la ducha cuando t llegaste...
-Ests intentando convencerme de que...?Pero Susie no pudo seguir
hablando porque acababan de llegar al saln de baile,
donde una rubia muy alta estaba al lado de Petros Kiriakos, el
hermano de Leos al que ella haba visto en fotografas.
Leos estaba intentando convencerla de que la rubia medio desnuda
era su cuada y ella se negaba a creerlo... pero la evidencia estaba
justo frente a ella. Brigitte era la mujer que Susie haba visto en
el apartamento de Leos y la miraba con cara de disculpa.
-Volvemos a encontrarnos, Susie -sonri la joven, intentando
disculparse-. Aquel da fui tan grosera contigo... Ni siquiera le
cont a Petros que habas entrado en el apartamento. Y, por supuesto,
tampoco se lo cont a Leos. No es excusa, pero
-
estaba destrozada en ese momento y cuando entraste... bueno, no
s, perd la cabeza... me olvid completamente de que no era nuestro
apartamento.
-No pasa nada... lo comprendo. Por favor, no te preocupes -dijo
Susie, sorprendida de que Leos hubiera dicho la verdad. Tragando
saliva, le dio a Brigitte un paquetito envuelto en papel de
regalo-. Feliz cumpleaos.
Los invitados charlaban en grupos y los que llegaban eran una
buena distraccin, pero Susie no hubiera podido mirar a Leos aunque
su vida dependiera deello.
Qu tal se te da arrastrarte?, le haba preguntado el da anterior.
Cmo poda arrastrarse cuando el suelo se haba hundido bajo sus pies?
A Susie le temblaban las piernas y su mundo pareca
derrumbarse...
-
CAPTULO 15
Da 11: Jueves por la maana
Era poco despus de medianoche.Susie despidi a la canguro. Le
quemaban los ojos y le dola la cabeza, pero las
lgrimas se negaban a salir. Cuando los invitados de Leos
empezaron a marcharse, ella haba salido de la casa sin que la
vieran para tomar un taxi.
-Siento mucho haberte juzgado mal -le haba dicho a Leos, sin
mirarlo.-Eso es todo lo que tienes que decir? -le haba preguntado
l.Susie estaba demasiado alterada como para dar ms explicaciones.
Catorce
meses antes, haba sido fcil pensar que l la haba traicionado.
Incluso haba esperado que ocurriese. Estar locamente enamorada de
un hombre que nunca mencionaba la palabra amor y que solo haca
planes para veinticuatro horas ms tarde haba sido demasiado para
ella despus de perder a su madre.
Que Leos hubiera preferido a una preciosa rubia en lugar de una
mujer llorosa y entristecida le pareca lgico en l. Haba credo que
era un canalla, un desleal, un hombre sin convicciones morales.
Pero no lo era. Y era ella la que estaba equivocada, muy
equivocada.
El timbre son en ese momento. Y Susie saba que era Leos. Fue
entonces cuando sus ojos se llenaron de lgrimas. Lo quera tanto...
Cmo poda haberse torcido todo de aquella forma?
Con la camisa blanca medio desabrochada, mostrando un torso
bronceado y muy masculino, el cabello negro despeinado y el mentn
oscurecido por una sombra de barba, Leos pareca un pirata. Un
pirata tremendamente sexy.
-No s qu decir... -murmur Susie.Leos dej el paquete que llevaba
sobre la mesita del pasillo y la tom en sus
brazos, observando sus ojos llorosos con expresin de censura. Y
entonces, sin previo aviso, empez a besarla con explosiva pasin,
aplastando sus labios bajo los del una y otra vez, hasta que Susie
se colg de su cuello, estremecida, con los sentidos alerta, el
corazn latiendo a toda velocidad, la mente vaca... Levantando la
orgullosa cabeza oscura, Leos sonri como un lobo antes de tomarla
en brazos.
Pero no la llev al dormitorio. La dej sobre el sof y volvi a
aparecer unos segundos despus con el paquete que haba dejado en el
pasillo.
-Qu... es esto?-Es para Ben.-Para Ben? -repiti ella,
sorprendida.-Lo he visto hoy en la guardera -dijo l, sin mirarla
directamente a los ojos-.
Me sonri... Pareca tan frgil. No voy a decir que es el nio ms
guapo que he visto
-
en mi vida, pero probablemente es el primer nio al que he mirado
de verdad.Temblando, Susie sac un conejito de terciopelo del
paquete y se le hizo un
nudo en la garganta.-Gracias -consigui decir.-Yo tena uno
parecido cuando era pequeo... -murmur Leos.La vergenza y la culpa
invadieron a Susie, hacindola sentir como un gusano.-Leos... Ben...
Ben tiene seis meses.l sigui mirndola sin decir nada.-Ben es tu
hijo -murmur entonces Susie-. No ha habido otro hombre. Me
qued embarazada en Pars.Con el corazn en un puo, observ cmo el
hombre se tomaba aquella
informacin. En sus ojos vio incredulidad, sorpresa, aceptacin,
seguidas todas aquellas emociones por una dura condena.
-Lo que acabas de decirme -empez a decir Leos con voz ronca- es
imperdonable.
Angustiada, Susie vio a Leos salir del saln y cerrar de un
furioso portazo.
-
CAPTULO 16
Da 11: Jueves por la tarde
Unos minutos despus de la llegada de Leos a Sistemas Devlin,
Susie fue llamada a su despacho.
l la mir con ojos helados.-Por qu has venido hoy a trabajar?
Ests loca?Loca? Como la mayora de la gente, que responde a una
crisis aferrndose a la
rutina, a Susie ni siquiera se le haba ocurrido la idea de
quedarse en casa.-Yo... pues...-Es que crees que quiero ver a mi
hijo por primera vez en la guardera de la
empresa? -la mirada hostil del hombre encenda sus facciones-. Ve
abajo y saca a mi hijo de aqu. Despus, entra en el coche que est
esperando en la puerta y llvate a Ben a mi casa.
Angustiada por su hostilidad, Susie asinti. Debera haber pensado
que Leos querra conocer a Ben. Pero solo cuando l le haba dado el
conejito de terciopelo, significando su deseo de aceptar a un nio
que l crea engendrado por otro hombre,Susie se haba dado cuenta de
lo fuertes que podran ser los sentimientos de Leos por su propio
hijo.
-T habas decidido que me haba acostado con otra mujer y te
vengaste negndome el derecho de conocer a mi hijo -la conden Leos
entonces.
-Rompimos mucho antes de que supiera que estaba embarazada
-protest Susie-. No recuerdas que solas hablar de aquel amigo tuyo,
segn t atrapado poruna buscavidas que se haba quedado
embarazada?
-No intentes justificarte de ese modo. El hijo de esa mujer
podra ser de una docena de padres. Lo nuestro era muy diferente...
o, al menos, yo cre que lo era...
Susie se puso colorada.-Pero yo cre que t me acusaras de querer
atraparte porque eres rico... No
quera que me pusieras la etiqueta de buscavidas!-Estoy esperando
tu dimisin -dijo Leos entonces, como si no hubiera hablado.
Decidido, aparentemente, a no permitir que se defendiera.-Y
encima me despides?-Solo estoy protegiendo a la madre de mi hijo
para que no siga ensuciando su
reputacin y la ma.-Ayer me dijiste que te daba igual lo que
pensara la gente...-En cuanto entr en este edificio deberas haberme
dicho que tenas un hijo y
que era mo! Deberas... -Leos dej escapar una risa amarga-
deberas habrmelo dicho cuando descubriste que estabas embarazada.
Yo no te habra dejado sola
-
cuidando de mi hijo...-Aunque fuera culpa ma que se
engendrara?-Soy lo suficientemente mayorcito como para saber que
haciendo el amor
nacen nios. Y que, a veces, ese particular evento creativo est
fuera de nuestro control.
Susie se sinti como un gusano. Y era l quien la haca sentirse
as. Lo haba juzgado mal, se haba equivocado tomando decisiones,
haba asumido lo peor, se haba rendido a sus pesimistas
expectativas.
Intentando contener las lgrimas que amenazaban con asomar y con
un nudo enla garganta, reuni fuerzas para hacerle la pregunta
definitiva:
-Entonces... si hubiera acudido a ti hace un ao dicindote que
estaba embarazada, qu habras hecho?
Los hermosos ojos del hombre la cortaron como cuchillos.-Hubiera
dicho que era el destino... y me habra casado contigo.-Debe de ser
muy fcil ser perfecto y saberlo siempre todo... cuando las
cosas
ya han ocurrido. Susie sali del despacho entonces, sintiendo que
l haba desgarrado su
corazn.
-
CAPTULO 17
Da 11: Jueves por la tarde
Leos se habra casado con ella.Pero no haba mencionado la palabra
amor. Sin duda la habra hecho sentir
terriblemente mal si se hubiera casado con l, se deca a s misma.
Sin duda los dos habran sido infelices. l no la amaba entonces y un
ao despus, incluso su respeto por ella haba desaparecido.
-Parece muy listo... -estaba diciendo Leos, observando a su hijo
de seis meses rer mientras buscaba bajo el almohadn el conejito de
terciopelo que su padre intentaba esconderle.
-Ya -murmur Susie, sentada muy rgida en el saln de la casa de
Leos, estudiando al hombre y al nio, el pelo negro, la piel dorada,
los ojos oscuros que delataban el parentesco.
l llevaba una hora haciendo preguntas sobre su hijo. Lo que le
gustaba, lo que no le gustaba, cmo dorma, cmo haba sido el parto,
si era grande o pequeo comparado con otros nios de su edad, si era
inteligente comparado con otros nios de su edad...
Para ser un hombre que no saba nada sobre nios pareca saberlo
todo, incluyendo el hecho de que Ben haba sido prematuro.
Por qu no se haba dado cuenta de que l podra ser el tipo de
hombre dispuesto a ponerse de rodillas en la alfombra para hacer el
avin o el caballo, aunque llevara un traje italiano que costaba
miles de libras? Leos no dejaba de mirara Ben con una expresin de
sorpresa y orgullo en el rostro. Aparentemente, descubrir que era
padre haba sido una fuente de alegra para Leos Kiriakos.
-Se est quedando dormido -murmur el hombre, cuando Ben abri la
boquita para bostezar, mostrando el principio de un diente.
-Es la hora de su siesta.-Por qu no me lo habas dicho? -Dormirse
un poquito ms tarde no le har dao. -Pero debera seguir con su
rutina diaria ahora que est fuera de la guardera
y que por fin puedes atenderlo...Susie lo mir, perpleja.-Siento
mucho haber tenido que abandonar a mi hijo para hacer lo que
hacen
millones de mujeres: trabajar. Tena que ganarme la vida,
sabes?-No seas irnica. No te culpo por ello. Solo quera decir que
Ben estar
encantado de tenerte con l todo el da.-Ests pensando reconocer
al nio? -pregunt Susie, intentando que la
-
tormenta de sentimientos heridos y furiosos que haba en su
interior se calmara.Leos levant a Ben de la alfombra y lo dej en el
sof, colocando varios
almohadones a cada lado del nio y comprobando que no poda caerse
por ningn lado.El gesto hizo que Susie escondiera una sonrisa.
-Evidentemente, vamos a casarnos. Ya he pedido una licencia
especial y el matrimonio se celebrar lo antes posible.
Leos le estaba ofreciendo hacer realidad todos sus sueos pasados
y presentes, pero en aquel momento en lo nico que Susie poda pensar
era en el terrible dolor que l le haba causado.
-No me casara contigo aunque fueras el ltimo hombre de la
tierra!
-
CAPTULO 18
Da 12: Viernes por la maana.
-No quiero que te cases conmigo por obligacin... entiendes?
-mientras Susie hablaba con Leos por telfono, tena que ahogar los
sollozos-. Y a esta hora del da no tengo ganas de hablar sobre el
estigma con el que voy a cargar a tu hijo por ser una madre
soltera!
-Por qu te pones as? -pregunt Leos, que estaba siendo muy
razonable.Susie colg el auricular, enfadada.Despus de dejar a Ben
con su vecina, que sola cuidar del nio en las raras
ocasiones que sala sin l, Susie se dirigi a Sistemas Devlin.
Tena que limpiar su despacho. Esperaba que entrando en la oficina a
la hora del almuerzo llamara menos la atencin.
Leos se haba mostrado incrdulo cuando se neg a casarse con l.
Insista en las necesidades de Ben pero, tristemente, Susie no haba
escuchado ni una sola palabra que quisiera or.
La incapacidad de Leos de perdonarla por el pasado y la negativa
de ver la situacin bajo su punto de vista inevitablemente arruinara
aquel matrimonio. No erasuficiente que lo amase. Necesitaba mucho
ms.
Susie acababa de limpiar su escritorio cuando Leos apareci en su
despacho y se qued inmvil en la puerta. Nerviosa como siempre que
estaba a su lado, tuvo que hacer un esfuerzo para recuperar la
tranquilidad.
Leos Kiriakos, alto, moreno, terriblemente sexy y testarudo como
el acero esperaba una respuesta.
-Nunca has odo mi versin de la historia -dijo Susie.-Qu quieres
decir?-Lo que fue para m tener un romance, mi nico romance, con
alguien como t
-dijo ella entonces, mirando los ojos dorados del hombre-. T
eres romntico y tierno, pero nunca me sent segura contigo... eras
demasiado fro para eso, demasiado listo, incluso demasiado honesto
como para hacerme creer que entre nosotros poda haber un compromiso
que no estabas dispuesto a llevar a cabo...
Leos frunci el ceo, tomado por sorpresa.-Susie...-Cuando vi a
Brigitte en tu apartamento, yo ya estaba convencida de que te
habas aburrido de m. No me dabas ninguna razn para creer que
tenamos un futuro ms all de tu prxima llamada telefnica -sigui
ella, temblorosa-. Y, sin embargo, sigues creyendo que debera haber
ido corriendo a anunciarte que estaba
-
embarazada...-No crees que podra haber una gran diferencia entre
lo que senta y lo que
demostraba sentir? -pregunt entonces Leos, con las manos en los
bolsillos del pantaln, sin poder disimular su nerviosismo.
-No. Ni siquiera cuando me enviaste una tarjeta el da de los
enamorados te molestaste en escribir esa palabra de cuatro letras
que yo esperaba ver: amor. Eres un hombre fro y...
Mientras hablaba, la tristeza se adueaba de su corazn.-Pero yo
quiero casarme contigo, Susie...-No tienes que casarte conmigo por
Ben -lo interrumpi ella. La emocin
amenazaba con embargarla y tuvo que salir al pasillo.-Susie...
-la llam Leos. Ella sigui caminando, con los ojos llenos de
lgrimas-.
Te quiero...Susie parpade, sorprendida.-Siempre te he querido
-proclam Leos con voz ronca.Varias caras fascinadas aparecieron en
el pasillo.Susie se dio la vuelta, confusa. Al encontrarse con la
mirada del hombre, una
mirada llena de vulnerabilidad, al leer la tensin en sus
bronceadas facciones, vio quelo deca de corazn y una ola de
felicidad la embarg.
-Yo tambin te quiero...-Este pblico es suficiente para ti?
-sonri l cuando los empleados
empezaron a aplaudir, aunque parecan temer ser demasiado
entusiastas.Leos dio un paso hacia ella y la tom en sus brazos.-El
hombre fro se ha ido de vacaciones, Susie...
-
CAPTULO 19
Da 12: Viernes por la tarde
En la limusina, cuando iban a buscar a Ben, Leos la apret entre
sus brazos como si quisiera soldarla a su duro torso. Despus de
haberla besado hasta dejarla sin aliento, estaba mirndola con
masculina sorpresa.
-Yo cre que sabas lo que yo senta...-Y cmo iba a saberlo? Por
transferencia del pensamiento?-Cuando estbamos juntos el ao pasado,
podra haberte dicho que te quera la
primera semana, pero decid que sera... bueno...-Mejor permanecer
callado?-Ms sensato por el momento -sonri l, mirndola con aquellos
ojos dorados
llenos de admiracin-. Entonces perdiste a tu madre y yo sent que
te haba perdido tambin...
-Eso era lo que sentas? -pregunt Susie, sorprendida.-Me dejaste
fuera de tu vida y yo no saba si volver a entrar a la fuerza o
esperar... al final di un paso atrs y eso fue un error...Susie
ahog un gemido.-Yo pens que estabas hartndote de m.-Me sent
destrozado cuando me dejaste... bueno, por fin lo he dicho.
Despus,
esper un par de semanas e intent ponerme en contacto contigo,
pero te habas cambiado de casa.
-Dime, por qu pensaste que Ben no era hijo tuyo?-Porque, al
principio, me pareci muy pequeo. Pens que era un par de meses
menor de lo que es. Me volv loco durante unos das. Aunque, en
realidad, estaba locode celos -admiti Leos por fin.
Algo que llevaba desde el mircoles dando vueltas en la cabeza de
Susie apareci de nuevo.
-Stamatis abri la puerta de tu casa la noche de la fiesta. Por
qu no se encarg l de organizarlo todo?
Ante la referencia al mayordomo, Leos sonri, travieso.-An no
sabes por qu, yinkeka mou? Tuve que inventarme un trabajo para
ti!-Inventrtelo?-Eso de la ayudante personal solo era para estar
cerca de ti. Si hubieras ido
directamente al equipo de direccin, no habra tenido la
oportunidad de verte a solas. En cuanto me recuper de la sorpresa
de verte en Sistemas Devlin, decid que intentara volver a ganarme
tu corazn...
-
Susie estaba transfigurada por lo que estaba oyendo.-Pero la
entrevista... te mostraste tan impersonal.-Si me hubiera puesto
personal... t habras salido corriendo -sonri l, antes
de reclamar otro beso-. Tuve que convencerte de que te tratara
como a una empleada, pero me temo que eso ha sido un reto
imposible...
-Para m tambin. No poda pensar en ti como jefe.-Me encantaba
cuando te ponas celosa... pero cuando me dijiste que pasara un
buen fin de semana con Alisha James, yo pens que estabas rindote
de m.Haban llegado a su destino y la limusina estaba parada, pero
Leos y Susie,
perdidos en un nuevo abrazo, se dieron cuenta de eso diez
minutos ms tarde. Corrieron para buscar a Ben y entre besos y
abrazos le dijeron que era un nio maravilloso. Arropado por el amor
de sus padres, Ben bostez y se qued dormido, mientras ellos se
tomaban de la mano y soaban con un futuro juntos...
-
CAPTULO 20
Da 16: Martes por la maana
Cuatro das ms tarde, conseguida la licencia especial, Susie lleg
a la iglesia para casarse con Leos Kiriakos.
Su hermano, David, haba conseguido tomar un avin desde Oriente
Medio a tiempo para ser el padrino. Brigitte se haba ofrecido
voluntaria para ser la madrina y Petros era el testigo de Leos. Ben
estaba sentado en su nuevo carrito de lujo y sonrea a todos sus
admiradores.
Con un traje de seda y encaje tan fino como una tela de araa,
Susie caminaba por el pasillo de la iglesia con los ojos
brillantes.
No tena una sola duda en el corazn de que Leos la amaba. El fin
de semana haba pasado volando en una locura de arreglos e
instrucciones de ltima hora para la boda. Viviran en Londres y
Corf, donde Leos tena otra casa. Pasaran la noche en la casa de
Londres y al da siguiente volaran a la villa del Caribe. Haban
decidido que el cumpleaos de Ben lo pasaran en Pars, conuna niera
para poder estar solos de vez en cuando.
Despus de recuperar a la mujer que amaba, Leos no poda dejar de
hacer planes para el futuro.
En aquel momento, observaba a Susie acercarse al altar con una
sonrisa de felicidad que haca que su corazn latiera de alegra. Leos
haba decidido que aquellavez todo sera diferente. El viernes por la
noche haba tenido que hacer un esfuerzopara marcharse de su
apartamento y Susie se haba sentido emocionada al or la
explicacin.
-La prxima vez que hagamos el amor, quiero que seas mi mujer,
agape mou.El lunes por la noche, contenerse se convirti en el reto
ms difcil con el que
Leos haba tenido que enfrentarse en toda su vida. Incluso haba
indicado que podraconvencerlo para que rompiera su voto. Pero Susie
tuvo que salir corriendo para ir a buscar a su hermano al
aeropuerto y la presin del tiempo haba sido ms fuerte quela
tentacin.
Cuando termin la ceremonia y salan de la iglesia, Leos la bes
con fervor.-Cmo voy a poder soportar la sesin de fotografas y el
largo banquete?-Porque eres un hombre fro, recuerdas? -rio ella,
aunque estaba temblando
entre sus brazos.Leos no poda apartar sus ojos de ella ni por un
momento y a Susie le
encantaba. Habra muchsimas fotografas de los dos mirndose a los
ojos como dos cros y, en el banquete, era casi imposible
separarlos. Cuando por fin se fueron los
-
invitados y Ben se haba quedado dormido en su nueva habitacin,
la pareja de recincasados por fin entr en el dormitorio.
Aunque maravillosamente amueblado, an no haba sido decorado del
todo y Susie se qued sorprendida.
-Le dije a Alisha que t te encargaras de esta habitacin -sonri
Leos.-Cundo se lo dijiste? No sera ese fin de semana, cuando
estabas tan
enfadado conmigo?-Segua esperando que te casaras conmigo.El
corazn de Susie se derriti.-No sabes cunto me alegro.-No pensaba
perderte por segunda vez -murmur Leos, tirando de ella para
aplastarla contra su pecho-. Te amo como nunca haba pensado que
podra amar a nadie.
Y ser amada de esa forma era lo mejor que podra haberle pasado,
pensaba Susie, soadora, mientras se abandonaba a otro beso
apasionado.
Lynne Graham - El hijo del magnate griego (Harlequn by
Mariquia)