6. REVOLUCIN, REFORMA Y CONTRARREVOLUCIN EN CUBA EN LA DCADA DE
1960Por: Dr. Sc. Luis Surez SalazarA pesar de los brutales mtodos
empleados por los Estados Unidos, sus aliados britnicos y sus
correspondientes lacayos para derrotar al movimiento popular y
neutralizar la ola reformista que sacudi a buena parte de las
sociedades latinoamericanas y caribeas durante la primera dcada de
la Guerra Fra (1947-1957), a fines de la dcada de 1950 comenzaron a
aparecer nuevos sntomas de las dificultades que continuaba
confrontando el dominio oligrquico-imperialista sobre los pueblos
de Nuestra Amrica.
As, en Puerto Rico, pese a la sistemtica represin ejercida por
los sucesivos gobiernos coloniales de Luis Muoz Marn, en 1957, la
resistencia popular oblig a derogar la Ley de la Mordaza instaurada
en 1948. Como resultado de lo anterior, surgi la Federacin
Universitaria pro Independencia (FUPI): destacamento que, siguiendo
el legado del Partido Nacionalista y de Albizu Campos, en 1959,
tuvo una destacada participacin en la fundacin del Movimiento pro
Independencia de Puerto Rico (MPI), integrado por el Partido Obrero
Liberador (comunista) y por algunos disidentes del Partido por la
Independencia de Puerto Rico: el mismo que haba sido fundado unos
aos atrs.1
Dos aos antes, en Guyana, las autoridades coloniales britnicas,
aliadas con los crculos gobernantes estadounidense, se vieron
obligadas a reprimir, otra vez, la nueva victoria electoral del
lder independentista y socialista Cheddi Jagan, as como a posponer
la independencia negociada de ese territorio suramericano, baado
por el mar Caribe. Sin embargo, la fuerte reaccin popular oblig al
Reino Unido a excarcelar a Jagan y a otorgarle al PPP dos
ministerios en el gobierno de esa colonia. Para tratar de
neutralizar ese fermento popular e independentista, el creciente
nacionalismo, as como el robustecimiento y la ascendente
coordinacin del movimiento obrero organizado en sus diferentes
colonias antillanas, en 1958 el gobierno de Londres se vio obligado
a formar la Federacin de las Indias Occidentales (Federation of
West Indies); pero esa maniobra para mantener su dominacin, sin
rupturas ni fricciones, fracas rpidamente.2 Entre otras cosas,
porque los principales partidos polticos y organizaciones
sindicales de Jamaica y Trinidad Tobago se separaron de ese
proyecto imperial y continuaron defendiendo con creciente xito la
total independencia poltica de sus correspondientes naciones. Y
porque como veremos despus en 1961, otra vez, el PPP logr una
rotunda victoria electoral que impuls la lucha del pueblo guyans y
de otras naciones caribeas por obtener su genuina
independencia.
Esa intranquilidad poltica tambin se expres, en 1958, en otros
pases latinoamericanos y caribeos. En Hait, por ejemplo, la nica
manera que tuvo Duvalier de consolidar y estabilizar su nefasto
poder personal fue recurriendo a draconianas medidas represivas
contra el movimiento popular y, en especial, contra la recin
constituida Unin Intersindical de Hait. Para hacerlo tuvo que
formar con el silencio cmplice de los Estados Unidos un cuerpo
paramilitar que le permitiera controlar el creciente ambiente
antiduvalierista que exista en la sociedad, al igual que en las
fuerzas armadas y policiales. Surgieron as los tristemente clebres
tontons macoutes, responsables directos de la mayor parte de los 40
000 crmenes y asesinatos polticos que se perpetraron en ese pas
entre 1958 y 1986. Ello sin contar las decenas de miles de
haitianos que fueron desplazados de sus hogares y de sus tierras,
sometidos a brutales torturas y a ilegales encarcelamientos o que
tuvieron que acudir al exilio para preservar su
vida.3Paralelamente, en Chile, la presin popular oblig a la
derogacin de las medidas represivas (la Ley de Defensa de la
Democracia) que, en 1948, haba instaurado el gobierno de Gonzlez
Videla. Estas haban sido sostenidas por el gobierno constitucional
del general y ex dictador pro fascista Carlos Ibez (1952-1958).
Como consecuencia de la eliminacin de la ley antes mencionada y
fruto de las intensas luchas populares y democrticas, surgi el
Frente Revolucionario de Accin Popular (FRAP) encabezado por
Salvador Allende e integrado por los partidos Comunista y
Socialista. La fuerza poltica con que este contaba se evidenci en
las elecciones de 1958. En ellas pese al reconocido respaldo
financiero y poltico norteamericanos el candidato de la derecha y
de los momios, Jorge Alessandri, slo obtuvo 35 000 votos ms que
Salvador Allende.4 Fue, precisamente en ese momento, cuando los
crculos gubernamentales de los Estados Unidos comenzaron a
implementar sus primeros planes para impedir, a toda costa, el
acceso de ese prestigioso dirigente socialista a la presidencia de
Chile.5Por otra parte, en Panam, a pesar de la represin a que
fueron sometidos por los diversos gobiernos constitucionales que se
sucedieron en ese pas desde el golpe de Estado de 1941 y, en
particular, por el gobierno de Ernesto de la Guardia (1956-1960),
miles de jvenes y estudiantes, convocados por la llamada Operacin
Soberana (iniciada en 1956), se movilizaron con redobladas fuerzas
contra la ocupacin militar norteamericana de la zona del Canal.
Esos y otros movimientos nacionalistas, democrticos y populares,
fueron estimulados por el derrocamiento, el 23 de enero de 1958,
mediante una huelga general, de la sanguinaria dictadura venezolana
del general Marcos Prez Jimnez. Como la mayora de los dictadores
latinoamericanos y caribeos, busc la impunidad de sus crmenes y
latrocinios refugindose en los Estados Unidos. Fue sustituido por
una Junta de Gobierno encabezada por el prestigioso contralmirante
Wolfgang Larrazbal.
En ese contexto, en medio de grandes protestas populares, el
entonces vicepresidente norteamericano, Richard Nixon, visit
diversos pases latinoamericanos; entre ellos, Bolivia, Per y
Venezuela. En este ltimo, fue tal la repulsa que encontr, que el
presidente Eisenhower como en la poca del gran garrote y de la
diplomacia del dlar y las caoneras amenaz con intervenir
militarmente en ese pas. A tal fin, moviliz la poderosa flota de
guerra ubicada en su colonia militar de Puerto Rico; pero la recin
instaurada Junta de Gobierno rechaz esas amenazas y, gracias al
apoyo popular, derrot dos sucesivos golpes de Estado derechistas
urdidos en su contra.
Todos los partidos polticos del pas (incluido el Partido
Comunista de Venezuela) fueron legalizados y luego del llamado
Pacto de Punto Fijo los lderes del Partido Accin Democrtica (AD),
Rmulo Betancourt, de la Unin Republicana Democrtica, Jvito
Villalba, y del socialcristiano Comit de Organizacin Poltica
Electoral Independiente (COPEI), Rafael Caldera, se comprometieron
a respetar el resultado de las elecciones presidenciales de enero
de 1958.6 En estas con el apoyo de la derecha y de importantes
crculos de poder norteamericanos y puertorriqueos triunf el
candidato de la coalicin entre AD y URD, el socialdemcrata y
proverbial anticomunista: Rmulo Betancourt. Este, de manera casi
inmediata, tuvo que aplicar diversas medidas represivas para
contener las multiformes movilizaciones populares contra las
primeras medidas pro oligrquicas y pro imperialistas de su
gobierno. Mucho ms porque el rechazo a su rgimen abarc a ciertos
sectores nacionalistas y democrticos de las fuerzas armadas. As se
demostr en las frustradas sublevaciones militares de Carpano,
Puerto Cabello y Boca del Ro, todas en 1962.7
La Revolucin cubana: su impacto en lasrelaciones
interamericanastc "La Revolucin cubana\: su impacto en
lasrelaciones interamericanas"Sin embargo, el hecho que estremeci
los cimientos de la dominacin oligrquica e imperialista sobre la
Amrica mayscula fue el triunfo de la Revolucin cubana. Toda la
ayuda econmica, poltica y militar que desde 1952 le haba prestado
los Estados Unidos a la cruenta dictadura de Fulgencio Batista, y
todos los esfuerzos desarrollados por la Embajada norteamericana en
La Habana para neutralizar el radicalismo de ese proceso, de
abortarlo a travs de farsas electorales (las de noviembre de 1958)
o mediante un nuevo golpe de Estado militar (el de fines de
diciembre de 1958) fueron sucesivamente derrotados. El 1ro de Enero
de 1959, convocada por Fidel Castro y por el Movimiento 26 de Julio
(M-26-7), apoyada por las dems organizaciones revolucionarias del
pas (el Partido Socialista Popular comunista y el Movimiento
Revolucionario 13 de Marzo), una huelga general insurreccional sell
la victoria de las armas rebeldes. Y, unos das despus, se form un
gobierno revolucionario provisional en el cual, al margen de su
heterognea composicin ideolgica y sociopoltica, preponderaron las
fuerzas revolucionarias. Estas terminaron controlando totalmente la
situacin despus de la renuncia a la presidencia de la repblica del
timorato magistrado Manuel Urrutia (16 de julio de 1959); quien fue
sustituido por el doctor Osvaldo Dortics Torrado. Este, en medio
del clamor popular y luego de un enardecido discurso del legendario
comandante guerrillero Camilo Cienfuegos, ratific como su Primer
Ministro al Comandante en Jefe del victorioso Ejrcito Rebelde y
lder del (M-26-7), Fidel Castro Ruz.
Previamente, los tribunales revolucionarios haban sancionado en
forma ejemplar a todos aquellos sicarios del rgimen de Batista que
no lograron ponerse junto al dictador bajo la proteccin del strapa
dominicano Rafael Leonidas Trujillo o del propio gobierno
estadouniense.8 Conclua as la impunidad de que haban gozado, desde
la frustrada Revolucin de 1933, los matarifes al servicio del
imperio y de las clases dominantes cubanas. El solo ejercicio de
ese acto de la justicia popular junto a la indignada reaccin de la
Casa Blanca y de otros medios oligrquicos evidenci la profundidad
de los hechos revolucionarios cubanos. Tambin contribuy a proyectar
rpidamente su alcance universal, latinoamericano y caribeo, as como
su articulacin natural con las luchas por la liberacin nacional y
social que entonces se desarrollaban en diferentes naciones del
Tercer Mundo, en particular de frica y Asia. Estas haban tenido un
notable impulso luego de la Segunda Guerra Mundial. En particular,
despus de la celebracin de la Conferencia de Bandung, Indonesia,
convocada en 1955 por los lderes de las exitosas luchas por la
independencia de la India, Indonesia, Egipto, Ghana y otros pases
afroasiticos.
Por primera vez en la historia latinoamericana y caribea, un
pueblo unido y armado, bajo la direccin de una vanguardia
poltico-militar, mediante el ascendente desarrollo de la lucha
armada guerrillera rural como forma fundamental aunque no nica de
lucha, destruy la columna vertebral del Estado burgus pro
imperialista (el Ejrcito), realiz una revolucin poltica y, en medio
de su frontal enfrentamiento con el imperialismo norteamericano,
solucion en un proceso permanente y sin etapas las tareas agrarias,
democrticas, nacionales y antimperialistas, y emprendi la
construccin del socialismo. Como tempranamente indic el comandante
Ernesto Che Guevara, todo ello signific una ruptura total con las
concepciones estratgicas y tcticas que hasta entonces, y con escaso
xito, haban aplicado las fuerzas revolucionarias y reformistas en
Amrica Latina y el Caribe; incluidos los diversos partidos
comunistas que se haban formado bajo el estmulo del Movimiento
Comunista, Obrero y de Liberacin Nacional impulsado, por la URSS,
por algunas de las democracias populares europeas y hasta la
ruptura chino-sovitica de 1960 por la Repblica Popular China
(RPCh).9Se abri as una nueva etapa de la historia de las luchas
populares en el hemisferio occidental y, por ende, de las
relaciones interamericanas. De ah que, estimuladas por la Revolucin
cubana, enseguida se incentivaran las luchas antimperialistas y
antidictatoriales en la mayor parte de los pases de Amrica Latina y
el Caribe; en primer lugar, contra las odiadas dictaduras de
Somoza, Duvalier y Trujillo. En este ltimo caso, siguiendo el
ejemplo cubano, el 14 de junio de 1959, una expedicin
poltico-militar organizada por el Movimiento de Liberacin
Dominicana desembarc en tres puntos diferentes del territorio
nacional con el propsito de iniciar la lucha armada guerrillera
contra el autoproclamado Benefactor de la Patria y Primer
Anticomunista de Amrica.10 Esta fue dirigida por Enrique Jimenes
Moya y cont con la reconocida solidaridad del gobierno
revolucionario cubano.11 A pesar de su sangrienta derrota, de la
cada en combate o del vil asesinato de casi todos sus integrantes
(de 214 slo sobrevivieron cinco), su esfuerzo encontr continuidad
en la llamada conspiracin de los sargentos y en la posterior
organizacin del Movimiento 14 de junio (1J4), cuyos principales
dirigentes (entre ellos, las tres clebres hermanas Minerva, Mara
Teresa y Patria Mirabal) fueron ultimados luego de ser sometidos a
brutales torturas por los sicarios del jefe del Ejrcito dominicano,
Ranfis Trujillo.12 Este haba sido nombrado coronel del Ejrcito por
su padre, el generalsimo Rafael Leonidas Trujillo, cuando apenas
tena tres aos de edad.13
El asesinato de las hermanas Mirabal: confesiones de un
sicario
Despus de apresarlas narra Ciriaco de la Rosalas condujimos al
sitio cerca del abismo, donde orden a Rojas Lora que cogiera palos
y se llevara a una de las muchachas. Cumpli la orden en el acto y
se llev a una de ellas, la de las trenzas largas [Mara Teresa].
Alfonso Cruz Valerio eligi a la ms alta [Minerva], yo eleg a la ms
bajita y gordita [Patria] y Malleta al chofer, Rufino de la Cruz.
Orden a cada uno que se internara en un caaveral a orillas de la
carretera, separadas todas para que las vctimas no presenciaran la
ejecucin de cada una de ellas. Orden a Prez Torrero que
permaneciera en la carretera a ver si se acercaba algn vehculo o
alguien que pudiera enterarse del caso. () Yo no quiero engaar a la
justicia ni al pueblo. Trat de evitar el desastre, pero no pude,
porque de lo contrario nos hubieran liquidado a todos.
Aqu va una desgraci viva narra Rojas Lora deja que lleguemos all
para que la terminemos de arreglar. Al llegar al sitio por donde
lanzamos a las Mirabal, Ciriaco se desmont lleno de clera. Hal
fuertemente a la muchacha que quedaba an con vida. Era la alta y
delgada que tena el pelo recortado casi a lo boy. Con improperios,
De la Rosa la arrastr hasta la tierra, entre la carretera y la
yerba. La coloc all. Busc el garrote, y le cay a golpes. La remat
totalmente. De la Rosa contina narrando Rojas Lora le propin
numerosos garrotazos. Quera estar seguro de que estaba bien muerta.
Cuando par de dar golpes estaba lleno de ira. Cansado, sudando
copiosamente. Con la respiracin trabajosa. Yo me lo figuraba como
la representacin humana de Satans. l era verdaderamente uno de los
diablos del Servicio de Inteligencia. Ciriaco se ri a sus anchas.
Pareca satisfecho y complacido de su labor criminal. Nos llam
entonces para que trasladramos los cadveres de las muchachas al
jeep. Lo hicimos as. Encendimos las luces del jeep, abrimos el
suiche y todos los empujamos hacia el abismo.
Luis Gmez: ob. cit., pp. 161-162.Merece la pena consignar que
esas y otras barbaridades no pudieron impedir que se acrecentaran
las luchas contra la satrapa trujillista. Por el contrario, entre
1959 y 1960 encabezadas por el 1J4 continu el ascenso de las
diversas luchas populares contra ese sanguinario rgimen. Esas
contiendas comenzaron a influir, incluso, en sectores de las clases
dominantes que hasta entonces haban mantenido su apoyo al tirano.
Este, en vez de emprender algunas reformas que, tal vez, hubiesen
neutralizado el auge opositor () utiliz meramente el arma de la
represin. Se establecieron horrendos centro de tortura masiva [como
los tristemente clebres Kilmetro 9 y La Cuarenta] y se ampliaron
las actividades de control y vigilancia sobre la poblacin por medio
del tenebroso servicio de inteligencia militar.14 De ms est decir,
que esos brbaros procedimientos fueron refrendados al igual que
ocurra en otros pases de Amrica Latina y el Caribe por las Misiones
Militares, Navales y Areas, as como por parte de las Embajadas, los
rganos contrainsurgentes y las agencias especializadas (la CIA y el
FBI) del gobierno de los Estados Unidos.
Por ello al margen de la bipolaridad entre los Estados Unidos y
la URSS que caracteriz a la Guerra Fra, as como de la profundidad
de las transformaciones internas e internacionales adoptadas por el
mal llamado gobierno de Fidel Castro entre ellas, la expulsin el 8
de enero de 1959 de la Misin Militar norteamericana y la inmediata
denuncia de los acuerdos militares secretos firmados por Batista
con los Estados Unidos estaba en la lgica de los acontecimientos
que la administracin Eisenhower hara todo lo que estuviera a su
alcance para revertir (roll back) el mal ejemplo cubano. En efecto,
tan tempranamente como en abril de 1959, an antes de que se
promulgara la primera Ley de Reforma Agraria (mayo de 1959) y en el
contexto de un viaje de buena voluntad realizado por el lder de la
Revolucin cubana a los Estados Unidos, el entonces vicepresidente
Richard Nixon, luego de reunirse con l, lleg a la conclusin de que
era necesario reemplazar al gobierno revolucionario cubano por otro
ms conveniente a los intereses norteamericanos.15 En consecuencia,
siguiendo el modelo de la Operacin Guatemala, la Casa Blanca, con
el apoyo de los sectores ms reaccionarios de la alta jerarqua de la
Iglesia catlica cubana, al igual que de las clases sociales y de
las agrupaciones polticas desplazadas del poder, paulatinamente
comenz a crear todas las condiciones que al final condujeron a la
fracasada invasin mercenaria de Playa Girn (del 15 al 19 de abril
de 1961), adecuadamente calificada: la primera gran derrota
imperialista en Amrica Latina y el Caribe.16
Entre las condiciones antes mencionadas se incluyen: la agresin
econmica, la guerra sicolgica, los mltiples intentos de asesinato
de los principales dirigentes de la Revolucin, el terrorismo y la
promocin de la emigracin legal e ilegal de sus testaferros, al
igual que la de profesionales y nios cubanos hacia los Estados
Unidos.17 Como resultado de la invasin a Cuba y de otras acciones
terroristas (como el cobarde atentado en puerto cubano del vapor
francs La Coubre), entre 1959 y abril de 1961, perdieron la vida
cerca de 400 cubanos; incluidos mujeres y nios. Una cantidad
similar fueron heridos, de los cuales ms de 50 quedaron
discapacitados.18
Baha de CochinosA contraviento, a contramuerte, siempre de ida,
nunca de vuelta, la revolucin cubana contina escandalosamente viva
a no ms de ocho minutos de vuelo de Miami.
Para acabar con la insolencia, la CIA lanza una invasin desde
los Estados Unidos, Guatemala y Nicaragua. Somoza II despide en el
muelle a los expedicionarios. El Ejrcito Cubano de Liberacin, que
la CIA ha fabricado y puesto en funcionamiento, est formado por
militares y policas de la dictadura de Batista y por los
desalojados herederos de las plantaciones de azcar, los bancos, los
diarios, los garitos, los burdeles y los partidos polticos.
Triganme un par de pelos de las barbas de Castro! les encarga
Somoza.
Aviones de los Estados Unidos entran en el cielo de Cuba. Estn
camuflados. Llevan pintada la estrella de la Fuerza Area Cubana.
Los aviones ametrallan, volando bajo, al pueblo que los saluda, y
descargan bombas sobre las ciudades. Tras el bombardeo [15 de
abril], que prepara el terreno, los invasores desembarcan [el l7 de
abril] en los pantanos de Baha de Cochinos. Mientras tanto, el
presidente Kennedy juega golf en Virginia.
Kennedy ha dado la orden, pero haba sido Eisenhower quien haba
puesto en marcha el plan de la invasin. Eisenhower haba dado su
visto bueno a la invasin de Cuba en el mismo escritorio donde antes
haba aprobado la invasin a Guatemala. El jefe de la CIA, Allen
Dulles, le asegur que acabara con Fidel Castro como haba acabado
con Arbenz. Sera cosa de un par de semanas, da ms, da menos, y el
mismo equipo de la CIA se hara cargo del asunto: los mismos
hombres, desde las mismas bases. El desembarco de los libertadores
desencadenara la insurreccin popular en la isla sometida a la
tirana roja. Los espas norteamericanos saban que el pueblo de Cuba,
harto de hacer colas, no esperaba ms que la seal para alzarse.
En tres das acaba Cuba con los invasores. Entre los muertos hay
cuatro pilotos norteamericanos. Los siete buques, escoltados por la
Marina de Guerra de los Estados Unidos, huyen o se hunden en la
baha de los Cochinos.
(...)
Los invasores [derrotados], parsitos y verdugos, jvenes
millonarios, veteranos de mil crmenes, responden a las preguntas de
los periodistas. Nadie asume la responsabilidad de Playa Girn ni de
nada; todos eran cocineros de la expedicin.
Ramn Calvio, clebre torturador de los tiempos de Batista, sufre
amnesia total ante las mujeres por l golpeadas y pateadas y
violadas, que lo reconocen y lo increpan. El padre Ismael de Lugo,
capelln de la brigada de asalto, busca amparo bajo el manto de la
Virgen. l haba peleado del lado de Franco en la guerra espaola, por
consejo de la Virgen, y ahora ha invadido Cuba para que la Virgen
no sufra ms contemplando tanto comunismo. El padre Lugo invoca a
una Virgen empresaria, duea de algn banco o plantacin
nacionalizada, que piensa y siente como los otros mil doscientos
prisioneros: el derecho es el derecho de propiedad y de herencia;
la libertad, libertad de empresa. La sociedad modelo, una sociedad
annima. La democracia ejemplar, una asamblea de accionistas.
Todos los invasores han sido educados en la tica de la
impunidad. Nadie reconoce haber matado a nadie. Y al fin y al cabo,
tampoco la miseria firma sus crmenes. Algunos periodistas les
preguntan sobre las injusticias sociales, pero ellos se lavan las
manos, el sistema se lava las manos: los nios en Cuba y en toda
Amrica Latina mueren a poco nacer, mueren de gastroenteritis, no de
capitalismo.
Eduardo Galeano: Memoria del fuego..., ed. cit., t. III, pp.
211-213.
Es preciso recordar que esa intentona contrarrevolucionaria
cont, en todo momento, con el decidido respaldo de las dictaduras
militares de Guatemala y Nicaragua. Tambin con la complicidad de
buena parte de los gobiernos democrtico-representativos de la
regin; en particular, con los de Venezuela, Costa Rica y Colombia.
Siguiendo el precedente de la ya mencionada Declaracin de Caracas
de 1954, estos contribuyeron activamente a que, en agosto de 1960,
la VII Reunin de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de
los pases integrantes de la OEA, aprobara la Declaracin de San Jos
de Costa Rica. Esta adems de imponer de manera oportunista
sanciones econmicas contra el rgimen de Trujillo (entonces
implicado en un frustrado atentado contra el presidente venezolano
Rmulo Betancourt) estableci que la solidaridad hacia la Revolucin
cubana que haban expresado la URSS y la RPCh ponan en peligro la
seguridad interamericana. Tambin conden a esos y otros pases
socialistas por su presunta injerencia en los asuntos [internos]
del hemisferio occidental.19Como respuesta a esos desatinos, en la
capital cubana, una multitudinaria manifestacin popular proclam, el
2 de septiembre de 1960, la Primera Declaracin de La Habana. En
ella, adems de reiterar su poltica de amistad con todos los pueblos
del mundo, la Asamblea General del Pueblo de Cuba conden la
Declaracin de San Jos de Costa Rica por atentar contra la
autodeterminacin nacional, la soberana y la dignidad de los pueblos
hermanos del continente. Tambin rechaz la intervencin abierta y
criminal que durante ms de un siglo ha ejercido el imperialismo
norteamericano sobre todos los pueblos de Amrica Latina. Y antepuso
a la Doctrina Monroe y al hipcrita panamericanismo, el
latinoamericanismo liberador que late en Jos Mart y Benito Jurez.20
Este patriota mexicano, antes de desaparecer fsicamente en 1872,
haba dirigido las luchas de su pueblo contra las pretensiones de
Napolen III y del emperador Maximiliano de Habsburgo (1861-1867) de
recolonizar a su patria. Tambin logr contener la constante expansin
territorial de los Estados Unidos sobre el territorio de Mxico.21A
pesar de que todos los asuntos vinculados a la denominada Operacin
Pluto o al Plan Zapata (en referencia a la zona cenagosa de la isla
de Cuba donde se produjo el desembarco mercenario) fueron
elaborados por Dwight Eisenhower, la decisin final y el estruendoso
fracaso de la invasin comprometi profundamente a la administracin
del joven mandatario demcrata John F. Kennedy, quien haba tomado
posesin de la Casa Blanca el 20 de enero de 1961. A su zaga,
ocuparon los principales comandos de la administracin destacados
representantes de una nueva generacin de polticos, militares e
intelectuales. Todos fueron convocados por el flamante presidente a
conquistar para los Estados Unidos una Nueva Frontera (un nuevo
destino manifiesto?), ms all de la cual existan problemas no
resueltos de la Guerra y la Paz. Segn Kennedy, la solucin de esos y
otros problemas de alcance nacional (la crisis econmica, la lucha
por los derechos civiles y contra la discriminacin racial) y global
(las terribles armas de destruccin masiva y el progresivo proceso
de descolonizacin del mundo subdesarrollado) exigan inventiva,
innovacin, imaginacin y decisin. Igualmente, la definicin de nuevos
objetivos nacionales y, stos, a su vez, de hombres jvenes que no
estuvieran ligados a las tradiciones del pasado, ni cegados por los
viejos temores, odios y rivalidades.22De ah que, con la notable
excepcin del conservador vicepresidente Lyndon B. Johnson, la
mayora de los funcionarios nombrados por el nuevo mandatario
tuviesen una postura crtica respecto a los procesos ms recientes de
la vida econmica, social y poltica de los Estados Unidos, incluido
el macartismo. Asimismo, cuestionaban algunos aspectos centrales de
la gran estrategia que desplegaron tanto Harry Truman, como Dwight
Eisenhower en los 16 aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
En algunos de esos altos funcionarios civiles y militares (por
ejemplo, en George McGovern, Richard Goodwin, Arthur Schlesinger
Jr. o el general Maxwell Taylor), esa crtica abarcaba las polticas
desarrolladas por los Estados Unidos hacia Amrica Latina y el
Caribe a lo largo del siglo xx; incluidas las vinculadas al
Corolario Roosevelt (el gran garrote y la diplomacia del dlar y las
caoneras), al igual que las relacionadas con las Polticas del Buen
Vecino y del Buen Socio.
Todas las derivaciones del Corolario Roosevelt (1904-1933) entre
ellas las aplicadas, entre 1913 y 1921, por el mandatario demcrata
Woodrow Wilson eran censuradas por el empleo de la fuerza militar,
por sus constantes intervenciones punitivas en las naciones de
Amrica Latina y el Caribe, as como por haber provocado que los
Estados Unidos se ganaran el odio universal. A su vez, a las
acciones relacionadas con la Poltica del Buen Vecino (1934-1953) se
les censuraba su limitacin a los aspectos jurdicos y diplomticos
vinculados al principio absoluto de la no intervencin en los
asuntos internos de los pases del hemisferio, al igual que por
carecer de un claro programa econmico y de un adecuado estmulo a
las ideas democrticas. Y a las ms recientes prcticas de la Poltica
del Buen Socio (1953-1961), se le achacaba su innata preferencia
por los gobiernos de derecha o por las dictaduras militares en su
desenfrenada bsqueda de un clima favorable para las inversiones
norteamericanas y para el desenvolvimiento de la llamada libre
empresa. Adems, se les objetaba haber privilegiado la ayuda tcnica
y militar, y exigido a los gobiernos de la regin medidas de
austeridad monetaria y fiscal como condicin imprescindible para ser
beneficiados por los crditos del FMI, del BM y del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), fundado en 1959.
Segn algunos de los nuevos funcionarios de la Casa Blanca, como
resultado de esas estrategias errneas, a comienzo de la dcada de
1960, el gobierno de Washington apareca excesivamente identificado
con el imperialismo econmico y con detestados regmenes militares.
Adems, las profundas consecuencias sociales, econmicas y polticas
de esas acciones estaban resquebrajando el viejo orden
latinoamericano y creando una coyuntura en extremo arriesgada a
todo lo largo del hemisferio. El alzamiento de Fidel Castro haba
transformado una falla de la poltica en una amenaza a la seguridad
norteamericana.23 As se haba puesto de manifiesto en la
multiplicacin de las luchas populares en diferentes pases de la
regin, al igual que en el rechazo que haba encontrado el
vicepresidente Richard Nixon en su ya mencionado viaje por Amrica
Latina. Asimismo, en la hostilidad que, a comienzos de 1960, acompa
las visitas realizadas por el presidente Eisenhower a Santiago de
Chile, Montevideo, Ro de Janeiro y Buenos Aires.24Esas ltimas
manifestaciones de repudio se produjeron a pesar del tardo apoyo
del mandatario republicano a la institucionalizacin de la Asociacin
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) como complemento de las
polticas desarrollistas y proteccionistas basadas en la sustitucin
de importaciones que, por aquellos aos, impuls la Comisin Econmica
para Amrica Latina (CEPAL) de la ONU. Esta ltima se fund con la
oposicin de los Estados Unidos en 1945. Tambin, pese a la promesa
de la Casa Blanca (julio de 1960) de crear un fondo de 500 000 000
de dlares para el desarrollo social de los pases situados al sur de
las fronteras estadounidenses. Esa propuesta (previamente
respaldada por el Congreso) se formaliz de manera apresurada en la
Conferencia Econmica y Social de la OEA efectuada en Bogot, en
septiembre de 1960, con el propsito supremo como se ha documentado
de lograr el aislamiento hemisfrico del gobierno revolucionario
cubano.
El primer plan para una agresin norteamericana contra CubaEn la
reunin participaron el presidente Eisenhower, el vicepresidente
Nixon, el secretario Herter, el Sr. Merchant, el Sr. Rubottom, el
secretario Anderson, el secretario Irwin, el almirante Burke, el
Sr. Allen Dulles, el Sr. Richard Bissell, el coronel J. C. King, el
Sr. Gordon Gray, el mayor Eisenhower y el general Goospaster.
Luego que el Sr. Herter hiciera un breve comentario de recurrir
a la OEA en relacin con la situacin cubana, el Sr. Allen Dulles
inform al Presidente sobre el plan de accin proporcionado por el
Grupo de Operaciones Encubiertas 5412 con el fin de realizar un
cambio en Cuba (...) Su consigna ser restituir la revolucin que
Castro ha traicionado.
Despus de escuchar otras intervenciones, el presidente plante
que no conoca de ningn otro plan mejor para enfrentar la situacin.
El gran problema es la divulgacin de la informacin secreta o la
violacin de la seguridad. Todos deben estar preparados para jurar
que l nunca ha odo nada al respecto. Dijo que debamos limitar los
contactos de los estadounidenses con los grupos que participan [en
el plan] a dos o tres personas, tratando de que los cubanos
hicieran la mayor parte de lo que hay que hacer.
Ms tarde y seguido de otras preguntas, comentarios y respuestas
el presidente le dijo al Sr. Dulles que l pensaba que deba llevarse
adelante el plan y las operaciones. El Sr. Dulles y las dems
agencias involucradas en el plan deban tener en cuenta cualquier
probable reaccin [de las autoridades cubanas] y preparar las
medidas que tomaremos para responder a tal accin. El Sr. Irwin dijo
que la preocupacin fundamental del Departamento de Defensa es cmo
sacar a nuestra gente. Contamos con un plan de contingencia pero
ello entraara una accin militar.
El presidente plante que le gustara sentar las bases con la OEA
para que los pases de Amrica Latina sepan que si [el gobierno]
cubano empieza a atacar a nuestra gente en Cuba nos veremos
obligados a actuar. Tambin expres que en la prxima reunin le
gustara conocer cul era la secuencia de los acontecimientos por
medio de la cual veramos el desarrollo de la situacin,
especficamente qu medidas debamos tomar. Dijo que nuestras manos no
deban aparecer en nada de lo que se hiciera. Mientras tanto el
[Departamento de] Estado deba trabajar en lo que pudiramos hacer
dentro y fuera de la OEA.
El Sr. Nixon pregunt al Sr. Herter si el apoyo se desarrollaba
satisfactoriamente en el contexto de la OEA. La respuesta del Sr.
Rubottom indicaba que la situacin no estaba clara. El presidente
dijo que, a su juicio, Castro, el Revolucionario, haba ganado gran
prestigio en Amrica Latina. Castro, el poltico que dirige el
gobierno, ahora lo pierde con rapidez. Sin embargo, otros gobiernos
no pueden oponrsele con mucha fuerza, debido a que se sienten
inseguros con respecto a las capacidades de accin de las masas
dentro de sus propios pases, a las que les simpatiza el tipo de
demagogia de Castro. Se trata en esencia de lograr que la OEA nos
apoye.El Sr. Gray pregunt si se contara con el respaldo de la OEA
en caso de que los cubanos atacasen a los americanos residentes en
la isla. El Sr. Rubottom pens que la OEA poda actuar antes de que
tal ataque ocurriera sobre la base de que Castro est atado al
comunismo internacional. El presidente pregunt si lo tenamos que
basar en la palabra comunismo o si lo podamos basar en las palabras
dictadura, confiscacin, amenazas de muerte y otras. El Sr. Nixon
dijo que la Resolucin de Caracas [de 1954] se basaba en el trmino
comunismo internacional.
Memorando secreto sobre la reunin para discutir el Programa de
Accin Encubierta contra el rgimen de Castro que se efectu en la
Casa Blanca, 17 de marzo de 1960, 2:30 p.m.Vida, pasin y muerte de
la Alianza para el Progresotc "Vida, pasin y muerte de la Alianza
para el Progreso"Sin dudas, los diagnsticos crticos de la poltica
interna y externa estadounidenses antes mencionados al igual que el
carisma personal de John F. Kennedy generaron grandes esperanzas en
amplios sectores de la sociedad norteamericana (incluidos los
luchadores por los derechos civiles y polticos), en diversos
actores internacionales y en importantes espacios de la opinin
pblica mundial. Pese a las redobladas resistencias de los sectores
ms reaccionarios de la sociedad y el sistema poltico
estadounidense, pareca que la pesadilla generada por el macartismo,
as como por la poltica al borde de la guerra y por la constante
amenaza de una represalia nuclear masiva contra el denominado campo
socialista sera definitivamente abandonada. Sobre todo, por las
claras indicaciones de la nueva administracin y del Estado Mayor
conjunto de las fuerzas armadas norteamericanas respecto a que esas
doctrinas poltico-militares seran sustituidas por la llamada
reaccin flexible frente a los diversos conflictos internacionales
(incluidas las guerras locales o limitadas) que caracterizaron al
mundo de la Guerra Fra.25Las esperanzas antes citadas eran mayores
en importantes crculos polticos y sociales de Amrica Latina y el
Caribe; en especial, entre los sectores liberales y socialdemcratas
(la izquierda democrtica y anticomunista) que haban sido amparados
en su exilio por el mandatario costarricense Jos Figueres o por los
polticos puertorriqueos vinculados al ELA. Estos haban acogido con
enorme entusiasmo las promesas electorales de John F. Kennedy de
desplegar una Alianza para el Progreso dirigida a desarrollar los
recursos del hemisferio entero, robustecer las fuerzas de la
democracia, y ampliar las oportunidades vocacionales y educativas
de toda persona en ambas Amricas. Para ello segn el nuevo
mandatario era imprescindible apoyar de manera inequvoca la
democracia y oponerse a las dictaduras (ya fueran de derecha o de
izquierda); facilitar fondos a largo plazo, esenciales para una
economa de crecimiento; estabilizar los precios de los principales
productos de exportacin latinoamericanos y caribeos; ayudar a los
programas de reforma agraria; estimular la inversin privada,
mezclando el capital importado con el capital local; ampliar la
ayuda tcnica y los programas de intercambio de informacin y de
estudiantes; establecer un acuerdo sobre el control de armas en el
hemisferio y fortalecer a la OEA. Esa alianza de las dos Amricas,
tambin deba impedir que la influencia de Castro se extendiera por
otros pases de la regin.26
Con tales fines, siguiendo la orientacin expresa del presidente
Kennedy, se estructur un Grupo de Trabajo dirigido a presentarle
propuestas suficientemente espectaculares como para captar la
imaginacin de los habitantes del continente y crear una atmsfera de
solidaridad entre los Estados Unidos y Amrica Latina.27 En ese
Grupo tenan un importante papel funcionarios norteamericanos que
haban participado en el diseo del Plan Marshall y otros de origen
puertorriqueo que junto al pro imperialista Luis Muoz Marn de quien
Kennedy era amigo personal haban contribuido en forma destacada a
la fundacin de las instituciones y al diseo del modelo de
desarrollo econmico y social (la llamada industrializacin por
invitacin) que haban acompaado el nacimiento del ELA en Puerto
Rico. Adems de su importancia interna, este pretenda demostrarle a
las naciones latinoamericanas y a los pueblos caribeos an
subyugados por los viejos colonialismos europeos () una forma de
satisfacer sus aspiraciones a la libertad y al bienestar bajo la
sombra generosa de los Estados Unidos.28El antes mencionado grupo
concluy sus estudios a principios de 1961 y los present
oficialmente en febrero del propio ao. Segn sus descarnados
informes, el problema principal que tena que encarar la Casa Blanca
era separar la inevitable y necesaria transformacin social de
Amrica Latina de toda relacin con la poltica de expansin comunista
extracontinental. Asimismo, era necesario evitar que la revolucin
social latinoamericana se transformara en un ataque marxista a los
Estados Unidos. Por ende, una de las primeras tareas de la nueva
administracin tendra que ser la formulacin de una filosofa
democrtica positiva que respaldara a los amplios movimientos
progresistas democrticos, empeados en la conquista de un gobierno
representativo. Adems, que actuara como complemento de una reforma
social y econmica, incluida una reforma agraria que ayudara a
conjurar el peligro de rebelin armada y la guerra de guerrillas en
el Caribe y [en los] pases andinos.29
Pero, como los buenos deseos no detienen las balas, el gobierno
de los Estados Unidos deba estar dispuesto a ofrecer todo el apoyo
militar necesario para la defensa de los regmenes democrticos de la
regin, ya que la amenaza comunista no requera nicamente una
respuesta econmica, como crean los latinoamericanos. Junto al
empuje a los planes de desarrollo y a la respuesta militar,
tradicionalmente propugnada por el Pentgono, haba que promover en
forma activa y sistemtica la formacin de partidos polticos
democrticos. Todo lo antes dicho deba posibilitar que la revolucin
que se est desarrollando en Amrica Latina tomara una direccin que
evitara que se hagan con sus riendas el bloque chino-sovitico. Ese
eventual escenario en opinin del entonces asesor especial del
presidente Kennedy, Arthur Schlesinger Jr. pondra en ridculo ante
el mundo nuestro liderazgo y creara una dura y persistente amenaza
a nuestra seguridad nacional.30
Despus de vencer las iniciales resistencias del Departamento de
Estado, del Pentgono y de la CIA; en particular, de aquellos que
segn Schlesinger Jr. defendan una lnea contrarrevolucionaria e
incestuosas relaciones con los militares latinoamericanos, el 13 de
marzo de 1961, John F. Kennedy anunci oficialmente la Alianza para
el Progreso. En consonancia con sus indicaciones de realizar
propuestas espectaculares, proclam su intencin de completar la
revolucin de las Amricas y de crear una civilizacin americana en la
que, dentro de la rica diversidad de sus propias tradiciones, cada
nacin sea libre de seguir su propio camino hacia el progreso.31
Apenas un mes despus, esa perorata quedara manchada con la sangre
derramada por los cientos de cubanos incluidos mujeres y nios que
perdieron la vida o quedaron mutilados a causa de la invasin
mercenaria de Playa Girn. En honor a la verdad, si los costos
humanos no fueron mayores para ambas partes se debi a la
resistencia del mandatario estadounidense frente a las presiones
del establishment poltico-militar (incluido el Pentgono y la CIA)
dirigidas a que autorizara el empleo de tropas, o de las fuerzas
areas y de la marina de guerra norteamericanas, para salvar de la
derrota a aquella vergonzosa operacin.32 Sin embargo, ello no evit
el desprestigio de la maquinaria de seguridad estadounidense, ni
que quedaran en evidencia ante el mundo las constantes falacias de
su poltica exterior. Esas mentiras las llamadas zonas negras y
grises, tpicas de la propaganda poltica exterior norteamericana
inspirada en las prcticas propagandistas del nazifascismo haban
sido groseramente difundidas ante la Asamblea General de la ONU por
el entonces respetado estadista Adlai Stevenson. Este haba afirmado
que el bombardeo a los aeropuertos cubanos, previo a la invasin
mercenaria de abril de 1961, haba sido fruto de una disidencia
interna en las fuerzas armadas de la mayor de las Antillas. De ah
que la rpida derrota de esa invasin contribuyera a disipar las
esperanzas en la nueva era de las relaciones interamericanas
proclamada por John F. Kennedy. Mucho ms porque una ola de
indignacin estremeci los cimientos de diversas sociedades
latinoamericanas y caribeas. En ellas se ampli la solidaridad hacia
la Revolucin cubana y comenzaron a expandirse las multiformes
luchas populares contra el status quo preponderante en Amrica
Latina, el Caribe, y en otros pases del mundo subdesarrollado.
Tratando de contrarrestar esas tendencias y la posible reaccin
de la derecha y la ultraderecha norteamericanas Kennedy de
inmediato se responsabiliz con el fracaso de la invasin. Reiterando
el discurso y las prcticas de la administracin republicana
precedente, tambin se comprometi en forma pblica a desconocer el
principio de la no-intervencin en los asuntos internos y externos
de los pases latinoamericanos y caribeos en el caso de que las
naciones del hemisferio no cumpliesen con sus compromisos [de
luchar] contra la penetracin comunista. Del mismo modo, urgi a los
departamentos de Estado y del Tesoro a que terminaran de presentar
oficialmente ante la OEA los planes de su administracin dirigidos a
impulsar la Alianza para el Progreso.33 Y a la CIA para que en
funcin de lo anterior terminara de resolver el problema dominicano.
A tal fin, el 30 de mayo de 1961, un comando organizado y armado
por el centro de esa agencia en Santo Domingo, elimin a uno de sus
hijos putativos: el strapa Rafael Leonidas Trujillo.34
Acto seguido, y sin esperar los resultados que traera esa
operacin encubierta, el Departamento de Estado present la Alianza
para el Progreso en la reunin del Consejo Econmico y Social de la
OEA efectuada en Punta del Este, Uruguay, en agosto de 1961.
Mediante ese pacto, todos los gobiernos de la regin (con la sola
excepcin del cubano que fue expresamente excluido de sus
beneficios) quedaron formalmente comprometidos a impulsar
importantes cambios econmicos, sociales y polticos en sus
correspondientes pases. Por su parte, el gobierno norteamericano
prometi la movilizacin de 20 000 millones de dlares en una dcada.
El 50 % de esos fondos se canalizara a travs de los diferentes
programas oficiales estadounidenses de ayuda al exterior y, el
resto, provendra de fuentes privadas o de los prstamos
condicionados que le ofrecan a los gobiernos de la regin el FMI, el
BM y el BID. El carcter demaggico y contrainsurgente de esa alianza
de las dos Amricas fue inmediatamente develado por la delegacin
cubana. sta estuvo presidida por el comandante Ernesto Che Guevara,
quien luego de denunciar las diversas agresiones norteamericanas
contra la Revolucin y de evaluar numerosas alternativas, pronostic
el fracaso de la Alianza para el Progreso, as como el consiguiente
incremento de los conflictos sociales y polticos en Amrica Latina y
el Caribe, incluida la posibilidad de nuevas guerras civiles, de
las cuales, adelant, Cuba no sera responsable.35
Las previsiones del Che sobre la Alianza para el ProgresoVarios
delegados, quizs todos, se han preguntado: Si fracasa la Alianza
para el Progreso, qu pasar? Y es una interrogante de extrema
importancia. Los Estados Unidos han sido sensibles a la presin de
los pueblos. Han visto que la situacin en Amrica, como en todo el
mundo, es de extrema tensin y tiende a atacar tan profundamente las
bases del rgimen imperialista, que hay que buscar alguna
solucin.
Esta Alianza para el Progreso es un intento de buscar una
solucin dentro de los marcos del imperialismo econmico. Nosotros
consideramos que la Alianza para el Progreso, en esas condiciones
ser un fracaso (...).
(...)
Aqu es donde se producir el verdadero planteamiento para los
pases de Amrica. Hay dos caminos nada ms: afrontar el descontento
popular, con toda su secuela, o iniciar el camino de la liberacin
del comercio exterior, fundamental para nuestras economas;
desarrollar una poltica econmica independiente y estimular el
desarrollo de todas las fuerzas internas del pas, y todo esto,
naturalmente, en el marco de polticas exteriores independientes que
sern las que condicionen toda esta tarea de desarrollo del comercio
con los pases de otras reas del mundo.
Naturalmente que no todos los pases pueden hacerlo porque para
ello se precisan condiciones especiales. En primer lugar, se
necesita de gran valenta. Dentro del rgimen en que se vive, los
gobernantes tendrn que afrontar un viraje pronunciado en su poltica
econmica y en su poltica exterior, e inmediatamente entrar en
conflicto con los monopolios extranjeros. Las masas apoyarn a los
gobiernos que entren en conflicto para defender el nivel de vida de
sus ciudadanos; pero las masas, cuando defienden una posicin,
tambin exigen. Y se producir entonces entre los gobiernos una doble
amenaza que no siempre saben sortear: de un lado la presin de los
monopolios imperialistas, de otro lado, la presin de las masas que
estn exigiendo ms. Para tomar de verdad un camino, habr que romper
todas las estructuras, volcarse del lado de las masas, e iniciar
una revolucin completa. Pero no estamos hablando de revolucin sino
que estamos hablando del camino que pueden seguir los gobiernos,
sin que se llegue al camino de procesos revolucionarios.
(...)
Lo que nosotros tristemente anotamos es que el ejemplo histrico
demuestra que en esa disyuntiva, los gobernantes tienen miedo de la
presin de las masas, se alan con los monopolios y a la parte
importadora de las burguesas nacionales, e inician la etapa de la
represin.
Para que una poltica de ese tipo tuviera xito, debera contarse
no solamente con una burguesa nacional fuerte, agresiva, deseosa de
superacin y consciente de sus ideales, sino adems, con un ejrcito
que fuera capaz de comprender el momento actual de Amrica y del
mundo. Si se producir eso o no, es una interrogante que nosotros no
podemos contestar.
El otro camino es el del descontento popular. El descontento
popular aumentara en estas condiciones hasta tal punto que de nuevo
se crearan dos condiciones histricas a resolver: o los gobiernos
son sustituidos por elecciones populares, y se pasa a uno nuevo, ya
con participacin directa de las masas en el poder, o se establece
un estado de guerra civil. Si se pasa a un gobierno con
participacin de las masas una vez ms se crearn tambin las grandes
contradicciones entre las masas que tratan de avanzar cada vez ms
en el camino de sus reivindicaciones, y los ejrcitos nacionales,
que defienden capas sociales diferentes y que todava tienen las
armas en la mano. All est el germen de otra guerra civil.
Si los gobernantes logran liquidar el movimiento de masas y
mantener una frrea conduccin del aparato estatal, constantemente
estar sobre ellos el peligro de guerras intestinas, de las cuales
Cuba manifiesta desde ahora que no ser responsable (...).
Ernesto Che Guevara: Discurso en la Conferencia del CIES, de la
OEA..., ed. cit.,t. II, pp. 466-468.
Las previsiones del Che fueron rpidamente confirmadas. Ante las
propias debilidades estructurales del proyecto, ante las
resistencias de las plutocracias latinoamericanas y caribeas, as
como de los sectores ms reaccionarios y conservadores del
establishment estadounidense, la Alianza para el Progreso fracas.
La llamada revolucin pacfica y democrtica prometida por John F.
Kennedy y por sus principales aliados en la regin (los gobiernos
socialdemcratas de Venezuela y Costa Rica) termin en un nuevo bao
de sangre. A causa del despliegue de las multiformes luchas
populares latinoamericanas y caribeas (entre ellas, la aparicin de
diversas organizaciones poltico-militares que en Venezuela,
Guatemala, Nicaragua, Colombia y Per pretendan aplicar las
experiencias de lucha de la Revolucin cubana), se inici una
escalada represiva y de nuevos golpes de Estado militares, al igual
que una cadena de nuevas intervenciones directas o indirectas de
los Estados Unidos en los asuntos internos y externos de los pases
de la regin.36
Por ejemplo, en Repblica Dominicana, pese a las crecientes
protestas populares y de los sectores antitrujillistas de las
clases dominantes locales y gracias a las gestiones del gobierno
norteamericano y de la OEA, as como a la demostracin de fuerza
realizada frente a las costas dominicanas por varias naves de
guerra estadounidenses transitoriamente se mantuvo en la
presidencia de ese pas el maquiavlico representante de la
burocracia trujillista, Joaqun Balaguer. Este, con el apoyo del
entonces jefe de las fuerzas armadas, Ramfis Trujillo, desencaden
una brutal oleada represiva contra todos los que haban participado
en la conspiracin contra el tirano (incluido en jefe del Ejrcito,
general Pupo Romn), al igual que contra todos los sectores
populares opuestos al entonces naciente balaguerismo. Sin embargo,
ello no pudo evitar que, en noviembre de 1961, una huelga general
lograra la renuncia de Ramfis y de Balaguer a sus correspondientes
cargos, as como el exilio del resto de los integrantes del clan
Trujillo. Entonces, para neutralizar el creciente radicalismo del
movimiento popular y la eclosin de una nueva Cuba, la Embajada
norteamericana apoy la instalacin de un Consejo de Estado presidido
luego de dos intentonas golpistas por el representante de la
oposicin burguesa Rafael Bonelli; quien fue el encargado de
convocar las elecciones presidenciales de diciembre de 1962. En
esos comicios contra el criterio de la Casa Blanca, de las fuerzas
armadas dominicanas y de sus 54 consejeros del Military Assistance
Advisory Group result electo el ilustre intelectual y poltico
dominicano Juan Bosch. Este, unos meses despus de iniciado su
mandato, fue derrocado por un golpe de Estado derechista.37
No obstante, donde esa poltica intervencionista de la
administracin demcrata en los asuntos internos y externos de Amrica
Latina y el Caribe tuvo sus puntos ms altos fue en la mayoritaria
decisin de la VIII Reunin de Consultas de Ministro de Relaciones
Exteriores de la OEA (efectuada en Montevideo en enero de 1962) de
expulsar a Cuba de esa organizacin y, meses ms tarde, en la llamada
Crisis de los Misiles, de octubre del propio ao. Como se recordar,
esta se desat luego de la decisin de John F. Kennedy respaldada en
forma unnime por la OEA de desplegar una cuarentena (bloqueo) naval
alrededor de Cuba, con el pretexto de impedir que el pueblo cubano
haciendo uso de su soberana nacional adquiriera todas aquellas
armas soviticas que considerase necesarias para disuadir o
defenderse de los planes de intervencin militar directa contra la
Revolucin que siguiendo los lineamientos de la denominada Operacin
Mangosta continuaban preparndose en diversas agencias de la
maquinaria poltica y militar de los Estados Unidos.38
Los pormenores de la Operacin Mangosta(Washington, 14 de marzo
de 1962)1. La Operacin Mangosta se desarrollar a partir de los
supuestos siguientes:
a. Al llevar el caso del derrocamiento del gobierno en cuestin,
EE.UU. har el mximo uso de recursos nativos, internos y externos,
pero reconoce que el xito final requerir de una intervencin militar
decisiva de los EE.UU.
b. Los recursos nativos tal como estn desarrollados sern
utilizados para preparar o justificar la intervencin y, por tanto,
para facilitarla o apoyarla.
2. El objetivo de prioridad inmediato de los esfuerzos de EE.UU.
durante los meses siguientes ser la adquisicin de datos de
inteligencia en el rea objetivo. Toda otra accin poltica, econmica
y de cobertura sern efectuadas simultneamente, excepto aquellos
clculos (...) para inspirar una revuelta dentro del rea objetivo u
otras operaciones que requieran la intervencin del Ejrcito de
EE.UU. Estas acciones, dentro de lo posible, estarn en consonancia
con la poltica de aislamiento del lder local [Fidel Castro] y de
neutralizacin de su influencia en el hemisferio occidental, y sern
realizadas en tal direccin para permitir el desempeo con un mnimo
de prdidas en medios y en el prestigio estadounidense. La JCS
[Junta de Jefes de Estados mayores de las Fuerzas Armadas
norteamericanas] continuar la planificacin y las acciones
preliminares esenciales que aseguren positivamente la capacidad
militar estadounidense para la intervencin. Al final de este
perodo, o antes si las condiciones lo permiten, la situacin ser
revisada y tomada una decisin sobre la prxima fase del
programa.
3. A fin de poner en movimiento la fase encubierta del programa,
ser necesario desde el comienzo utilizar personal estadounidense,
bases y equipamiento para el apoyo de las operaciones dentro del
rea objetivo. Sin embargo, la CIA acelerar concurrentemente el
desarrollo de los recursos no atribuibles a fin de reducir o
eliminar esta dependencia de hacerse necesaria despus de la fase
inicial.
4. Durante este perodo, el general [de brigada Edward] Lansdale
continuar como jefe de operaciones, pudiendo solicitar directamente
a los departamentos y agencias participantes [en el plan] el apoyo
e implementacin de las tareas acordadas. Los jefes de esos
departamentos y agencias son responsables de las tareas asignadas y
[de informar] por medio de los canales de mando normales a las
autoridades superiores. El general Lansdale es responsable de la
coordinacin, planificacin y ejecucin de las tareas, informar a la
autoridad superior mediante el Grupo Especial [del Consejo Nacional
de Seguridad] 5412, aumentado por el Fiscal General [Robert
Kennedy], el Presidente [John F. Kennedy] y la JCS. El Grupo
Especial 5412 [aumentado] es responsable de proveer la gua poltica
del proyecto, acordar y controlar progresivamente las operaciones
ms importantes.
Gua para la Operacin Mangosta, aprobada por el Consejo Nacional
de Seguridad de los Estados Unidos con el objetivo de derrocar al
gobierno cubano antes de octubre de 1962, en Tomas Dez Acosta: La
Guerra encubierta contra Cuba, ed. cit.
Esa decisin de la Casa Blanca junto a los evidentes errores
cometidos por la diplomacia sovitica, que en todo momento insisti
en ocultar y negar los acuerdos militares soberanamente
establecidos con Cuba puso al mundo al borde de una aniquiladora
guerra nuclear. Si esta no se produjo, fue por el alto costo
poltico y humano que hubiera tenido para los Estados Unidos una
intervencin militar directa o un golpe areo quirrgico contra Cuba.
Igualmente, por la voluntad negociadora desplegada (sobre todo en
la fase final de la crisis), tanto por el entonces secretario
general del PCUS, Nikita Jruschov, como por el presidente
norteamericano.39 En consecuencia, a cambio de la retirada de los
cohetes de alcance medio y de ciertos equipos areos de factura
sovitica que estaban desplegados en la mayor de las Antillas, el
gobierno norteamericano se comprometi explcitamente a garantizar
nuestra disposicin de no invadir a Cuba.40Sin embargo, tal y como
haba previsto el primer ministro de Cuba, comandante Fidel Castro
quien inmediatamente expres su enrgica protesta porque tal acuerdo
se hubiera adoptado sin participacin del gobierno cubano,41 esa
decisin no impidi que continuaran los planes de los crculos de
poder norteamericanos dirigidos a destruir a la Revolucin cubana,
tanto antes como despus del asesinato de John F. Kennedy el 22 de
noviembre de 1963. Entre los diferentes medios utilizados contra
Cuba, ocuparon un lugar central: el estmulo y la decidida ayuda
econmica y militar a las criminales bandas contrarrevolucionarias
que hasta que fueron derrotadas en 1965 operaron en el territorio
cubano; la guerra econmica (el bloqueo); la organizacin de nuevos
planes de atentados contra los dirigentes de la Revolucin (en
especial, contra Fidel Castro) y la constante bsqueda del
aislamiento poltico, ideolgico y diplomtico del gobierno cubano en
todo el mundo, particularmente en el hemisferio
occidental.42Precisamente con el fin de aislar a Cuba, la IX Reunin
de Consulta de Cancilleres de la OEA (efectuada en Washington, del
21 al 26 de julio de 1964) aprob una nueva resolucin que obligaba a
todos los Estados miembros a romper sus relaciones diplomticas,
comerciales y consulares con la mayor de las Antillas. El nico
gobierno integrante de esa organizacin que no la acat fue el de
Mxico,43 entonces encabezado por Adolfo Lpez Mateo (1958-1964). Al
igual que ya haba hecho a travs de la Segunda Declaracin de La
Habana (4 de febrero de 1962),44 en respuesta a esa nueva resolucin
interamericana, el pueblo cubano aprob la Declaracin de Santiago
(26 de julio de 1964). Esta ltima proclam el derecho del pueblo de
Cuba a ayudar con todos los recursos a su alcance a los movimientos
revolucionarios de todos los pases que participaran en los planes
de los Estados Unidos contra Cuba, as como en los llamamientos a la
contrarrevolucin que vena haciendo la OEA.45
La Doctrina Johnson y las dictaduras de seguridadnacionaltc "La
Doctrina Johnson y las dictaduras de seguridadnacional"Merece la
pena recordar que la decisin colectiva de la OEA antes mencionada
fue antecedida por nuevos golpes de Estado derechistas en Argentina
(marzo de 1962), en Per (julio de 1962), en Guatemala (marzo de
1963), en Ecuador (septiembre de 1963), en la Repblica Dominicana
(septiembre de 1963), en Honduras (octubre de 1963) y en Brasil
(marzo de 1964), con la anuencia de la Casa Blanca (incluido el
presidente John F. Kennedy). En Brasil, fue derrocado el gobierno
democrtico de Joao Goulart, quien fue sustituido con el descarado
apoyo del ya presidente Lyndon Johnson y del embajador
norteamericano en Ro de Janeiro, Lincoln Gordon por el mariscal
Humberto Castelo Branco.46 Este guiado por las ideas geopolticas
del general Goldbery do Couto e Silva, por la Doctrina de las
Fronteras Ideolgicas elaboradas en la Escuela Superior de Guerra de
Brasil, as como por la tradicional poltica brasilea de alineamiento
automtico con los Estados Unidos,47 inaugur la serie de sangrientas
dictaduras de seguridad nacional o, ms propiamente, de seguridad
imperial que se instalaron durante dos dcadas en la vida poltica de
ese pas.
En consecuencia, el gobierno dictatorial brasileo rompi sus
relaciones diplomticas con Cuba, ratific un repudiado acuerdo
militar con los Estados Unidos, ilegaliz a todos los partidos
polticos y suprimi las elecciones directas. Igualmente, elimin las
Ligas Campesinas, intervino los sindicatos y suprimi a todas las
organizaciones estudiantiles. Ante las movilizaciones en contra de
esas decisiones, clausur la Universidad de Brasilia y reprimi
violentamente el levantamiento armado antidictatorial que se
produjo en el sur del pas. Como resultado de todas esas acciones,
fueron arrestadas ms de 25 000 personas, cientos de las cuales
fueron asesinadas o sucumbieron a causa de las torturas.48
Paralelamente, la dictadura militar comenz a aplicar el llamado
Plan de Reconstruccin Nacional, que desnacionaliz la actividad
econmica y garantiz las inversiones de capital forneo; en primer
lugar, las provenientes de los Estados Unidos. Todo ese proceso
concluy con la imposicin, en 1967, de una nueva constitucin de
carcter fascista.49 Al amparo de esas polticas, desplegaron sus
criminales acciones los escuadrones de la muerte que, aos ms tarde,
se incorporaran de manera sistemtica a las estrategias represivas
de otros pases de Amrica Latina y el Caribe.
Esa dictadura de seguridad nacional sirvi como modelo para los
gobiernos militares que, en lo sucesivo, se entronizaron en
diferentes pases del continente. Estos, en lugar del consabido
empleo de los golpes de Estado y de los tpicos cuartelazos de las
dcadas precedentes, asumieron como su misin derrotar, a sangre y
fuego, a los enemigos internos de la seguridad interamericana;
garantizar el orden interno de sus correspondientes pases; y
fomentar el desarrollo social y la democracia como parte de la
inconclusa construccin de la nacin. En la medida en que los
polticos civiles eran percibidos como incapaces de enfrentar esas
tareas, le corresponda a los militares sustituirlos por el tiempo
que fuera necesario. Apareci as la razn ideolgica (en el peor
sentido de la palabra) para el control pretoriano de buena parte de
las sociedades y de los sistemas polticos latinoamericanos y, en
menor medida, caribeos.50
Lo anterior impuls, adems, el masivo empleo de todos los mtodos
de la llamada contrainsurgencia moderna (incluida la tortura y la
desaparicin forzada de los detenidos) que como parte de la
respuesta flexible y de las guerras preventivas se haban venido
elaborando en los Estados Unidos. Adems de contar con la Escuela
Superior de Guerra de Brasil y de la llamada Escuela de las
Amricas, que desde 1961 vena funcionando en la zona del Canal de
Panam, tales doctrinas y prcticas contaron con el impulso del
Pentgono y de otros servicios especiales norteamericanos. A travs
del United States Military Assitance Program (MAP) y del Public
Safety Program (PSP) se fue construyendo, en diferentes pases del
hemisferio occidental, una compleja institucionalidad
contrainsurgente nacional e interamericana. En lo que atae a
Centroamrica, esa institucionalidad incluy la formacin del Consejo
de Defensa Centroamericano (CONDECA) y la instalacin, en Guatemala,
a partir de 1964, de un Centro Regional de Comunicaciones de alto
nivel de complejidad tcnica para enlazar a todos los Ejrcitos
centroamericanos con el Comando Sur de las fuerzas armadas
norteamericanas, ubicado en la zona del Canal de Panam. A travs de
esa temible dependencia (...) salieron durante un cuarto de siglo
todas las informaciones de inteligencia y toda las rdenes de
contraterror y contrainsurgencia que diezmaron a los pueblos
centroamericanos.51
Con esa sanguinaria maquinaria represiva tambin se articularon
las fuerzas armadas de otros pases latinoamericanos. Sobre todo
despus del derrocamiento, el 9 de noviembre de 1964, del segundo
gobierno constitucional de Vctor Paz Estenssoro en Bolivia
(1960-1964) y, el 28 de junio de 1966, del gobierno de Arturo Illia
en Argentina (1963-1966). Este ltimo fue institucionalmente
sustituido por el general Juan Carlos Ongana (1966-1970), mientras
que el primero fue desplazado del poder y enviado al exilio por su
vicepresidente y connotado agente de la CIA, el general Ren
Barrientos Ortuo. Como era de esperarse, a pesar de la insalvable
fractura que ya exhiba el bloque sociopoltico que haba emprendido
la Revolucin boliviana de 1952,52 la oposicin popular a ese
cuartelazo fue sangrientamente reprimida.
Lo mismo ocurri con las manifestaciones estudiantiles,
campesinas y las grandes huelgas de trabajadores mineros que, como
respuesta a la contrarreforma agraria y a la creciente privatizacin
y desnacionalizacin de los recursos minero-energticos del pas, se
produjeron entre 1965 y 1966. Para intentar contenerlas, el
gobierno de facto aupado por los Estados Unidos decret el estado de
sitio, ilegaliz a todos los partidos polticos opositores, persigui
y encarcel a sus principales dirigentes y ocup militarmente las
minas de Cativ, Huanuni y Siglo xx. Conviene recordar que junto al
general Ren Barrientos comenz a desempear un papel relevante en
Bolivia el criminal nazi y agente de la CIA Klaus Barbie el
Carnicero de Lyon quien fue nombrado por el presidente boliviano
como asesor del Ejrcito en la especialidad de
contrainteligencia.53
La presencia del carnicero de Lyon en Bolivia: antecedentesEl
periodista boliviano Gustavo Snchez Salazar y la
checoeslovaca-chilena Elizabeth Reiman, en el libro Criminal hasta
el final, Klaus Barbie en Bolivia, escribieron:
Al finalizar la guerra, a los servicios de inteligencia de los
Estados Unidos les preocupaba el espacio poltico que ocupaba la
URSS. Sin el menor escrpulo, los norteamericanos comenzaron a
utilizar los servicios de oficiales de la Gestapo alemana; haba que
luchar contra un enemigo nuevo, el comunismo.
Tambin fue reclutado el criminal alemn, excapitn de las SS,
Klaus Barbie. El asesino de Lyon no fue castigado por sus crmenes
de guerra; por el contrario, los vencedores lo premiaron. En la
primavera de 1948 despus de una orga de asesinatos de miles de
personas y por gentileza del Cuerpo de Contrainteligencia (CIC) del
Ejrcito de los Estados Unidos, Barbie reciba una casa en la ciudad
bvara de Augburg, adems de alimentos, cigarrillos y un presupuesto
para gastos. Su tarea: organizar redes de espionaje para los
americanos.
En 1950 se hizo evidente que Francia buscaba a Barbie para
juzgarlo por crmenes contra la humanidad. El CIC decidi dar al
criminal nazi una nueva identidad y enviarlo, junto a su familia, a
un pas lejano donde pudiera iniciar una vida nueva. Klaus Barbie se
convirti en Klaus Altmann Hansen, mecnico nacido en Kronstaddt una
ciudad que no existe y sali de Europa por la llamada Ruta de las
ratas, organizada por un sacerdote catlico croata.
Junto a su esposa y sus hijos, Altmann lleg a la Paz, Bolivia,
el 23 de abril de 1951...
Adys Cupull y Froiln Gonzlez: ob. cit., p. 18.
Algo parecido ocurri en Argentina. En ese pas, la dictadura del
general Juan Carlos Ongana cont con el decidido respaldo de la
logia masnica fascista italiana P2 (enigmtico nombre que slo
significa Propaganda Poltica) instalada en Buenos Aires desde
1960.54 En consecuencia, y acorde con los presupuestos de la
doctrina de seguridad imperial, el alto mando de las fuerzas
armadas de ese pas se plante infructuosamente instalar una
dictadura sine dei.55 As se puso de manifiesto rpidamente con la
disolucin del Congreso, de las legislaturas provinciales y de los
partidos polticos. Tambin en la clausura de diversos rganos
opositores de la prensa escrita y en la prohibicin de que
circularan en el pas otras publicaciones latinoamericanas.
Igualmente, en la intervencin de las ocho universidades estatales,
y en la anulacin de la autonoma universitaria y de la libertad
acadmica, con el expreso propsito de erradicar la llamada subversin
comunista de reformar la educacin superior en inters de los grupos
econmicos dominantes.
En funcin de ello, se prohibi la actividad poltica de los
estudiantes y se anul su derecho a participar en la administracin
universitaria. Unos 3 000 acadmicos entre ellos algunos de los
estudiosos ms eminentes de Argentina fueron obligados a dimitir, y
muchos tuvieron que abandonar apresuradamente el pas. Las protestas
estudiantiles frente a esos atropellos fueron reprimidas sin
contemplaciones. En la llamada Noche de los Bastones Largos (29 de
julio de 1966), los Policas Montados Federales irrumpieron a
caballo en la Universidad de Buenos Aires, ordenaron a los
estudiantes y docentes que la desalojaran, usaron sus porras con
indiscriminada ferocidad contra los desobedientes y, finalmente,
hicieron centenares de detenciones. Sesenta estudiantes tuvieron
que ser hospitalizados.56 Dos meses despus, la polica de Crdoba
reprimi de forma violenta otra manifestacin estudiantil. En esa
ocasin, cay mortalmente herido el joven estudiante Santiago
Pampilln.
Pero el asunto no qued ah. A comienzos de 1967, el ministro de
economa, Krieger Vacena, decret la devaluacin del peso argentino y
dio a conocer un nuevo plan econmico de claros tintes liberales
dirigido a convertir al pas en exportador de productos
industriales. Dicho plan favoreci a los grandes monopolios
argentinos asociados con el capital extranjero y produjo un rpido
trasvase de la renta nacional del sector agrario al industrial, del
pequeo al gran capital, y de los asalariados a los capitalistas.
Ello produjo una ola inmediata de quiebras de empresas nacionales o
la subordinacin de estas a las empresas extranjeras. Tambin, un
acelerado incremento del desempleo y una cada vertical de los
ingresos reales de los trabajadores. Las protestas sindicales
fueron reprimidas de forma violenta y los sindicatos que las
propugnaban intervenidos militarmente. Decenas de dirigentes
sindicales fueron encarcelados, a la par que comenz la terrible
prctica de desaparecer a sus abogados defensores y a otros
activistas polticos.
Las primeras desapariciones en ArgentinaLos ltimos das de ese ao
reaparece una prctica que, seis aos ms tarde, simbolizara un
sistema represivo que denigra la raza humana: la desaparicin
forzosa de personas. La haban inaugurado [en 1962]con Felipe
Vallese [durante el gobierno cvico-militar de Jos Mara Guido].
El 16 de diciembre de 1970 secuestraron al abogado laborista
Nstor Martins y a Nildo Centeno un cliente que ocasionalmente lo
acompaaba y fueron desaparecidos.
Durante el ao siguiente este procedimiento se increment. En el
mes de julio de 1971 fueron desaparecidos en San Juan el matrimonio
integrado por Marcelo Verd y Mara Eugenia Palacios y en Buenos
Aires corrieron la misma suerte Mirta Misetich y su esposo Juan
Pablo Maestre. Estos ltimos eran militantes de las FAR [Fuerzas
Armadas Revolucionarias]. Sucedera lo mismo, al poco tiempo, con
Luis Pujals, dirigente del ERP [Ejrcito Revolucionario del
Pueblo].
Roberto Cirilo Perda: ob. cit., pp. 21-22.Todos los
acontecimientos antes mencionados fueron convergentes con los
empeos del mandatario demcrata, Lyndon B. Johnson (1963-1968), de
derrotar, a travs de todos los medios a su alcance (incluidas las
llamadas guerras preventivas), el auge de las luchas populares,
democrticas, antimperialistas y por el socialismo que entonces se
desarrollaban en diversos escenarios del mundo subdesarrollado. La
mxima expresin de esa poltica fue la masiva y brutal intervencin
militar norteamericana en la guerra de liberacin del pueblo
vietnamita;57 pero esa escalada contrarrevolucionaria tambin se
expres en Amrica Latina y el Caribe. Segn la llamada doctrina
Johnson, los Estados Unidos tena todo el derecho a intervenir en
forma unilateral en cualquier pas de la regin donde estuvieran
amenazados los intereses estadounidenses.58
Sobre la base de esos conceptos y antecedida por la violenta
represin dej un saldo de cerca de 30 muertos y de ms de 500 heridos
desatada por las fuerzas armadas estadounidenses contra una
manifestacin de estudiantes que reclamaban la soberana panamea
sobre la zona del Canal de Panam (9 de enero de 1964), la Casa
Blanca intervino de manera descarada y casi obscena para garantizar
por todos los medios a su alcance incluida una ayuda de 20 000 000
de dlares la victoria electoral, en 1964, del socialcristiano
Eduardo Frei Montalva contra la nueva candidatura presidencial de
Salvador Allende.59 Sin embargo, como veremos despus, esa maniobra
no pudo evitar la creciente acumulacin de fuerzas de los partidos
integrantes del FRAP, ni la aparicin de otras organizaciones
polticas populares como fue el caso del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria interesadas en producir profundos cambios
estructurales en la sociedad chilena.
Paralelamente, en Martinica, a pesar de sus contradicciones con
el presidente Charles de Gaulle, la Casa Blanca admiti pasivamente
la represin desatada por la llamada Quinta Repblica Francesa contra
el movimiento popular de ese Departamento de Ultramar con vistas a
neutralizar la victoria electoral de una coalicin de partidos de
izquierda que propugnaban la ampliacin de la autonoma de dicha
isla.60 Asimismo, en estrecha coordinacin con el Reino Unido, el
gobierno norteamericano particip activamente en la mediatizacin de
los procesos de descolonizacin que entonces se desarrollaban en el
Caribe. Con ese propsito, en Jamaica, favoreci con todos los medios
a su alcance (incluida la violencia poltica) la victoria electoral
del derechista Partido Laborista de Jamaica (JLP). Y, en Guyana,
siguiendo las recomendaciones de los asesores del finado John F.
Kennedy,61 conspir de manera exitosa para garantizar la derrota del
segundo gobierno del premier Cheddi Jagan (1961-1964). Con tal fin
le impusieron un frreo bloqueo econmico a ese pas y, de forma
descarada, estimularon los conflictos y la violencia racial entre
los habitantes de origen hind y los de ancestros africanos.
De igual modo, apoyaron econmicamente a los candidatos de la
llamada Fuerza Unificada, integrada por el Congreso Nacional del
Pueblo (PNC) escisin de derecha del PPP y por el Partido Democrtico
Unificado: ambos representantes de los sectores ms reaccionarios de
la burguesa y la pequea burguesa guyanesa.62 Como se ha
documentado, en el trasfondo de ese virtual golpe de Estado (ya que
Jagan haba obtenido la reeleccin en los comicios de 1964) desempe
un papel decisivo la Aluminium Company of America (ALCOA),
propietaria de las inmensas reservas de bauxita (cuarto productor
mundial) y manganeso (tercer productor latinoamericano) que existen
en ese pas caribeo. Tambin, la CIA. Esta financi a Arnold Zander,
mximo dirigente de la huelga que sirvi de pretexto para que las
autoridades coloniales britnicas negaran la victoria electoral del
PPP. En consecuencia, el nuevo rgimen, presidido por el lder del
PNC, Forbes Burnham, garantiz que no correran peligro los intereses
de la OLCOA en Guyana. Asimismo, condujo las negociaciones con el
Reino Unido y, de manera secreta, con los Estados Unidos, que
finalmente lograran, en 1966, la independencia mediatizada de esa
rica y a la vez empobrecida nacin caribea.63
El colofn de todos esos atropellos fue la nueva intervencin
militar estadounidense en la Repblica Dominicana (abril de 1965),
que cost la vida a 4 000 dominicanos.64 En esta ocasin, para
derrotar a sangre y fuego la Revolucin Constitucionalista que, en
abril de 1965, haba estallado bajo la direccin del coronel
Francisco Caamao De. Mediante esa sublevacin, el pueblo dominicano,
junto a los sectores constitucionalistas de las fuerzas armadas,
luch heroicamente por evitar la restauracin del rgimen trujillista,
as como por lograr el retorno a la presidencia de la repblica del
destacado intelectual Juan Bosch, quien despus de su eleccin en
diciembre de 1962, y bajo la mirada cmplice de la administracin de
John F. Kennedy, el 25 de septiembre de 1963, haba sido derrocado
por un reaccionario golpe militar, encabezado, tras bambalinas, por
el general Donald Reid Cabral.65 Huelga decir que previo al
desembarco norteamericano, todas las reacciones populares contra
ese gobierno de facto incluido el inicio de la lucha armada
guerrillera organizada por el ya mencionado Movimiento 14 de Junio
haban sido brutalmente reprimidas por los usurpadores de la
soberana popular. Sin embargo, en esta ocasin, las huestes
populares encabezadas por Caamao luego de cruentos combates
callejeros, ya haban logrado derrotar la resistencia del general
trujillista Elas Wessin Wessin.66
La invasin de Santo DomingoNi por aire, ni por tierra, ni por
mar. Ni los aviones del general Wessin y Wessin, ni los tanques del
general Imbert son capaces de apagar la bronca de la ciudad que
arde. Tampoco los barcos: disparan caonazos contra el Palacio de
Gobierno, ocupado por Caamao, pero matan amas de casa.
La Embajada de los Estados Unidos, que llama a los rebeldes
escoria comunista y pandilla de hampones, informa que no hay modo
de parar el alboroto y pide ayuda urgente a Washington.
Desembarcan, entonces, los marines.
Al da siguiente muere el primer invasor. Es un muchacho de las
montaas del norte de Nueva York. Cae tiroteado desde alguna azotea,
en una callecita de esta ciudad que nunca en su vida haba odo
nombrar. La primera vctima dominicana es un nio de cinco aos. Muere
de granada, en un balcn. Los invasores lo confunden con un
francotirador.
El presidente Lyndon Johnson advierte que no tolerar otra Cuba
en el Caribe. Y ms soldados desembarcan. Y ms. Veinte mil, treinta
y cinco mil, cuarenta y dos mil. Mientras los soldados
norteamericanos destripan dominicanos, los voluntarios
norteamericanos los remiendan en los hospitales. Johnson exhorta a
sus aliados a que acompaen esta Cruzada de Occidente. La dictadura
militar del Brasil, la dictadura militar del Paraguay, la dictadura
militar de Honduras y la dictadura militar de Nicaragua envan
tropas a la Repblica Dominicana para salvar la Democracia amenazada
por el pueblo.
Acorralado entre el ro y el mar, en el barrio viejo de Santo
Domingo, el pueblo resiste.
Jos Mora Otero, Secretario General de la OEA, se rene, a solas,
con el coronel Caamao. Le ofrece seis millones de dlares si
abandona el pas. Es enviado a la mierda.
Eduardo Galeano: Memoria del fuego..., ed. cit., t. III, pp.
230-231.
No es ocioso recordar que a pesar de algunas contradicciones
todos esos ajetreos golpistas, al igual que la sangrienta
intervencin militar norteamericana en la Repblica Dominicana y la
instauracin bajo la ocupacin estadounidense del segundo gobierno
constitucional de Joaqun Balaguer (1966-1970), contaron con el
explcito respaldo de la OEA y de la Junta Interamericana de
Defensa. De hecho, esas acciones hemisfricas volvieron a confirmar
la recurrente pretensin de los crculos de poder estadounidenses de
impedir a toda costa la expansin en la regin del mal ejemplo
cubano. De ah el rgimen de terror que se instal en la Repblica
Dominicana durante e inmediatamente despus de la ocupacin militar
norteamericana, apoyada por un destacamento de las fuerzas armadas
brasileas. En particular, durante el gobierno provisional de Hctor
Garca Godoy. Segn el politlogo dominicano Pablo Marez, durante ese
perodo, los actos de terrorismo de Estado amparados por la
infantera de marina, por las agencias contrainsurgentes
norteamericanas y por las mal llamadas Fuerzas Interamericanas de
Paz se produjeron de una manera acelerada.67
As, a pesar del acta de reconciliacin impuesta por los Estados
Unidos entre ese gobierno ttere y las fuerzas constitucionalistas,
en diciembre de 1965, una comitiva de ex militares de esa
orientacin, encabezada por el coronel Francisco Caamao De, fue
vctima de un brutal ataque armado. Este salv la vida
milagrosamente. Tiempo despus, una marcha de estudiantes que, en
forma pacfica, reclamaba la restitucin de fondos para la
Universidad de Santo Domingo fue objeto de una violenta represin,
mientras que diversas figuras polticas y medios de comunicacin
masiva opuestos a la ocupacin militar estadounidense fueron blanco
de constantes atentados terroristas. La impunidad frente a esos
crmenes era tal que, en septiembre de 1966, poco antes de la
destruccin de sus instalaciones por una potente explosin, la
revista anticomunista Ahora!, reconoci: Los constitucionalistas
siguen cayendo asesinados en campos y ciudades (...) ninguno de los
victimarios de los constitucionalistas cados, civiles o militares,
ha sido capturado y mucho menos juzgado por las autoridades,
eficientes, en cambio, para detener a cualquiera de los ciudadanos
que defendan con dignidad la soberana patria.68 Y no poda ser de
otra forma, ya que el propio gobierno de Joaqun Balaguer fue
responsable del asesinato, como mnimo, de 756 rivales polticos (ver
Cuadro 5).69 Otras fuentes calculan en 2 500 los muertos y
desaparecidos en los primeros 12 aos de gobierno del susodicho
testaferro de los Estados Unidos.70
CUADRO 5
RELACIN DE CADOS EN EL GOBIERNO DE BALAGUER (1966-1978)
Aocados%
19667910.4
1967688.9
1968668.7
196919225.3
1970709.2
19717910.4
1972192.4
1973091.1
1974537.0
1975476.2
1976303.9
1977334.3
1978111.4
total756100.0
Fuente: Pablo Marez: Repblica Dominicana: veinte aos despus de
la intervencin militar norteamericana de 1965, en El Caribe
Contemporneo, ed. cit., no. 11, p. 70.
Pero esa estrategia contrarrevolucionaria no se redujo a los
pases latinoamericanos y caribeos ya mencionados. Los conceptos y
las prcticas vinculados a la doctrina de seguridad nacional
incluidos los asesinatos ms o menos selectivos y el empleo
indiscriminado de las desapariciones forzadas y las torturas se
extendieron inmediatamente a casi todas las fuerzas militares de
Amrica Latina y el Caribe. A ello contribuyeron en forma destacada
los asesores policiales brasileos y norteamericanos enviados a
diversas naciones entre ellos, el clebre funcionario de la Agencia
para el Desarrollo Internacional (AID) de los Estados Unidos,
radicado en Uruguay, Dan Mitrione, los famosos Boinas Verdes, que
asesoraron a buena parte de los Ejrcitos de la regin, la Escuela de
las Amricas, enclavada en la zona del Canal de Panam, y la Academia
Internacional de Policas, radicada en Washington.
Guiados de una u otra forma por los graduados en esas escuelas
de dictadores y asesinos, los mtodos terroristas de Estado
tipificaron a las prolongadas dictaduras militares de Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Hait y Paraguay. Asimismo, a las polticamente
fortalecidas fuerzas armadas subordinadas a los gobiernos
democrticos representativos de Ral Leoni en Venezuela (1963-67); de
Fernando Belande Terry en Per (1963-1968); de Len Valencia
(1962-1966) y Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) en Colombia; de
los coroneles Julio Rivera (1962-1967) y Fidel Snchez Hernndez
(1967-1972) en El Salvador; de Eduardo Frei Montalva en Chile
(1965-1970); al igual que del dueto integrado por el general Oscar
Egido (1966-1967) y por su vicepresidente Jorge Pacheco Areco
(1968-1971), en Uruguay. Este ltimo, luego de la muerte del
primero, instaur las llamadas medidas prontas de seguridad, prohibi
las actividades de los partidos de izquierda, suspendi en diversas
ocasiones las garantas constitucionales, y con el abierto respaldo
norteamericano y brasileo institucionaliz el crimen y la tortura.
Tambin expandi en forma creciente las atribuciones de la polica y
el Ejrcito en diversos mbitos de la vida poltica del pas.71
Nuevos gritos de guerra y de victoriatc "Nuevos gritos de guerra
y de victoria"Interrelacionado con todos estos procesos as como con
la profunda crisis econmica y social que vivan las naciones de
Amrica Latina y el Caribe se produjo un nuevo auge de las luchas
populares, democrticas y antimperialistas en diferentes pases de
Amrica Latina y el Caribe. Dado el ambiente represivo entonces
preponderante en casi todos los pases del rea (incluido Mxico),
esas luchas se radicalizaron con rapidez. A pesar de las derrotas
sufridas por los movimientos guerrilleros rurales que, en la
primera mitad de la dcada de 1960, actuaron en Per, Nicaragua,
Repblica Dominicana, Venezuela, Guatemala y Argentina fue el caso
del efmero Ejrcito Guerrillero del Pueblo encabezado por el
comandante Segundo, Jorge Ricardo Massetti,72 en la segunda mitad
de ese decenio aparecieron, reaparecieron o se fortalecieron, segn
el caso, nuevas organizaciones poltico-militares. Estas, mediante
el desarrollo de la lucha armada urbana o rural, combinada con
otras formas de lucha, pretendan asaltar el poder estatal y
modificar profundamente todas las relaciones econmicas, sociales y
polticas derivadas del capitalismo perifrico y dependiente que
caracteriza a esta parte del mundo.
Esa confrontacin histrica se simboliz en la Segunda Conferencia
de Presidentes Americanos efectuada bajo la conduccin de Lyndon B.
Johnson en Punta del Este, Uruguay (abril de 1967), y en la
realizacin, en agosto del propio ao, en La Habana, de la primera
Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de Amrica Latina. Esta
haba sido propuesta por el entonces senador Salvador Allende
durante la celebracin en la capital cubana, en enero de 1966, de la
primera Conferencia Tricontinental. Aunque en los dos eventos se
expresaron las diversas contradicciones existentes entre los
principales pases del campo socialista (la RPCh y la URSS), as como
entre las plurales organizaciones de izquierda (incluidos los
partidos comunistas) acerca de la estrategia y la tctica de las
luchas populares y revolucionarias en distintos pases del mundo,
esa ltima conferencia aprob la fundacin de la Organizacin de
Solidaridad con los Pueblos de Asia, frica y Amrica Latina
(OSPAAAL), mientras que la primera inspirada en el unitario mensaje
del Che a todos los pueblos del mundo73 dio origen a la Organizacin
Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).
La ltima voluntad del Che: Crear dos, tres, muchos VietnamNo
podemos eludir el llamado de la hora. Nos lo ensea Vietnam con su
permanente leccin de herosmo, su trgica y cotidiana leccin de lucha
y de muerte para lograr la victoria final.
All, los soldados del imperialismo encuentran la incomodidad de
quien, acostumbrado al nivel de vida que ostenta la nacin
norteamericana, tiene que enfrentarse con la tierra hostil; la
inseguridad de quien no puede moverse sin sentir que pisa
territorio enemigo; la muerte a los que avanzan ms all de sus
reductos fortificados; la hostilidad permanente de toda la
poblacin. Todo eso va provocando la repercusin interior en los
Estados Unidos; va haciendo surgir un factor atenuado por el
imperialismo en pleno vigor, la lucha de clases aun dentro de su
propio territorio.
Cmo podramos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos,
tres, muchos Vietnam florecieran en la superficie del globo, con su
cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su herosmo cotidiano,
con sus golpes repetidos al imperialismo, con la obligacin que
entraa para ste de dispersar fuerzas, bajo el embate del odio
creciente de los pueblos del mundo!
Y si todos furamos capaces de unirnos, para que nuestros golpes
fueran ms slidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los
pueblos en lucha fuera an ms efectiva, qu grande sera el futuro y
qu cercano!
Ernesto Che Guevara: Mensaje a todos los pueblos del mundo a
travs de la Tricontinental, en Obras (1957-1967), ed. cit., t. II,
pp. 597-598.
Merece la pena recordar que, durante su efmera existencia, la
OLAS trat de articular la solidaridad mutua entre las multiformes
luchas democrticas y antimperialistas del rea; en especial, con
aquellas organizaciones que desarrollaban las formas ms radicales
de lucha. Entre estas se encontraba el recin formado Ejrcito de
Liberacin Nacional (ELN) de Bolivia, nombre que adopt, a partir de
abril de 1967, el pequeo ejrcito internacionalista que, comandado
por el comandante Ernesto Che Guevara, y bajo la consigna de crear
dos, tres, muchos Vietnam, pretenda extender, desde Bolivia, la
lucha armada revolucionaria hacia diferentes pases del Cono Sur
latinoamericano.74 Despus de meses de desigual combate, ese
altruista empeo culmin, el 9 de octubre de 1967, con el asesinato a
sangre fra del Che y de otros de sus compaeros de lucha. Ese
alevoso crimen se cometi siguiendo instrucciones expresas del
gobierno estadounidense.75 Previamente, este tambin haba inducido a
la dictadura de Barrientos a asesinar a otros integrantes de la
guerrilla, as como a ejecutar la brbara y alevosa matanza de la
noche de San Juan (23 de junio de 1967), en la que fueron
cobardemente asesinados cientos de trabajadores incluidos mujeres y
nios de las minas Cativ, Huanuni y Siglo xx. Las direcciones
sindicales de estas al igual que los estudiantes y otros sectores
sociales del pas haban expresado su solidaridad con el ELN.76
El Asesinato del Che: Mensaje desde WashingtonAproximadamente a
las 11 de la noche del 8 de octubre [de 1967], el Presidente
boliviano [Ren Barrientos], a travs del Embajador norteamericano
[Douglas Henderson] recibi un mensaje desde Washington, donde
plantearon que el Che deba ser eliminado. Entre los argumentos que
el embajador expuso al Presidente estaban los de que en la lucha
comn contra el comunismo y la subversin internacional, era ms
importante mostrar al Che totalmente derrotado y muerto en combate,
puesto que no era recomendable tener vivo a un prisionero tan
peligroso; permitir esto significaba mantenerlo en prisin, con
riesgos constantes de que grupos de fanticos y extremistas trataran
de liberarlo; luego vendra el juicio correspondiente, la opinin
pblica internacional se movera y el gobierno de Bolivia no podra
hacerle frente por la situacin convulsa del pas.
El embajador hizo referencia al juicio [contra] Rgis Debray en
Camiri [Bolivia] y todas las consecuencias negativas que esto haba
trado para los intereses comunes; utiliz frases ofensivas contra el
presidente francs Charles de Gaulle, por haber intervenido a favor
de Debray. Seal que si lo hubieran eliminado cuando cay prisionero
todo el escndalo que provoc su juicio se hubiera evitado. Manifest
que dejar con vida al Che era ofrecerle, gratuitamente, una tribuna
que ira contra los intereses de Bolivia y de los Estados Unidos.
Seal que la muerte del Che significara un duro golpe a la Revolucin
Cubana, y especialmente a Fidel Castro.
(...)
Alrededor de las 10 de la maana, en el humilde casero de La
Higuera, el agente de la CIA Flix Ramos recibi un mensaje cifrado,
en cuyo texto estaba el cdigo establecido para actuar contra la
vida del Guerrillero Heroico.
(...)
Aproximadamente a las 11 de la maana regres [el coronel] Zenteno
Anaya acompaado del [mayor] Ayoroa