-
llevaron a la casa. En el portn, mi esposo, cuya expresin
revelaba la angustia que haba tenido, sin una palabra, me dio un
beso pasando su brazo en torno de mi talle y me llev a nuestra
habitacin. No supe si se haba dado instrucciones especiales a
Marcel, lo cierto es que no volvi a molestarme. As se acab mi
ilusoria odisea de la cual ms nunca se habl, hasta el da de hoy en
que emprend escribir los re- cuerdos de nuestra vida, tal como fue,
con nuestras aspiraciones y fla- quezas.
Al principio el. Presidente de la S.I.C.L., vena de Caracas cada
se- mana, acompaado con algunos miembros de la Sociedad de la
Iglesia Catlica Liberal y luego ramos nosotros quienes bamos a Ca
donde Serge poco a poco empezaba a imponerse como Maestro d
agrupacin, hasta el punto que su cuerpo administrativo propus dir
dicha entidad con la Misin Acuarius. Propuesta aceptada 1 mayora,
para contrariedad de unos pocos desconformes.
cansanc :sgo de r
lracas e esta o fun- por la
veci- Un da, nos entusiasm la idea de hacer una excursin en la:
nas montaas de El Limn; era muy lgico que como europeos tuvise- mos
curiosidad por conocer otro aspecto de este pas, nuevo para no-
sotros. Informado de nuestro proyecto, nuestro amigo Zonhamir se
de- j arrastrar demasiado fcilmente por nuestro impulso y la salida
se decidi para la maana siguiente, sin ms reflexin. Salimos
temprano en la maana, los dos matrimonios y Zonhamir, con unas
provisiones para el almuerzo, un mecate y un machete, con muchas
ilusiones sin- tindonos exploradores. Buena parte del da, por
cierto, pas con la mayor alegra. Hambrientos habamos almorzado
temprano; ramos como nios sueltos y despreocupados, admirando todo,
en medio de exclamaciones, chistes y risas. Poco a poco habamos
subido buena parte de la montaa cuando pensamos en el regreso.
Despus de unos rodeos, tuvimos que enfrentarnos a la realidad; se
acab la risa; p ~ t i - bamos extraviados! Serge decidi que
subiramos hasta la cima montaa que no nos pareca tan alejada, y que
desde all podr orientarnos porque no llevbamos brjula (pero s, un
aparato foi fico). A partir de este momento empezaron las
dificultades; po parte la subida se presentaba mucho ms abrupta de
lo que hab pensado, y nuestro pobre amigo Zonhamir, bajo el peso de
la edad abdomen, no muy acostumbrado a los ejercicios, y con el da,
ya no tena fuerzas para tal escalada y adems el ric
L%.
de la amos :ogr- -
r una amos y del
io del -esba-
-
larse era vlido aun para nosotros ms jvenes, cuanto ms para l;
nos vimos entonces en la necesidad de atarnos con el mecate los
unos a los otros, halando a nuestro desafortunado amigo. Ya no haba
rboles sino un paja1 alto y seco. Serge y Zonhamir haban visto
huellas y ase- guraban que eran de tigre ... Sea la idea de que
estbamos extraviados, sea la del tigre, lo cierto es que Marcel
E..., repentinamente se volvi plido como un muerto y temblaba de
tal manera que no poda casi sostener el machete (tenamos uno solo y
era l que lo usaba encabe- zando la fila). El manifest que no quera
seguir adelante. Serge y yo nos dimos cuenta que estaba vencido por
un miedo espantoso que lo paralizaba. Emprendimos la tarea de
animarlo lo mejor que pudimos no slo con palabras sino que lo
cambiamos de puesto atndolo en el medio de la fila, siempre
quedando Serge de penltimo para ayudar a Zonhamir, y Denyse
turnndose conmigo adelante para abrir camino macheteando cuando era
necesario. Denyse se haba vuelto muy silen- ciosa, lo que revelaba
su preocupacin, sin embargo era muy valerosa y ocupaba bien su
puesto; su actitud y su mirada, a la clara nos deca, cuando hacamos
un pequeo alto para tomar aliento, que toda su con- fianza estaba
en nosotros, en Serge y en m. Por supuesto que tanto l como yo, no
estbamos inconscientes de que nuestra situacin no tena nada de
envidiable que digamos; lo peor era que la noche vendra ms
rpidamente de lo que nos convendra, sobre todo, an de da, la obs-
curidad siempre sera mayor al internarnos nuevamente en el bosque,
y no tenamos linterna. No s si ramos ms valientes que los dems,
quizs no, pero s, tenamos perfecta conciencia que no podamos con-
tar con la iniciativa de ninguno de ellos, y que en consecuencia
caa sobre nosotros toda la responsabilidad para tratar de salir
airosos de nuestra aventura. Como todos los seres que han vivido
muchos aos juntos, con frecuencia nos comprendamos sin palabras, y
en esta oportunidad tcitamente tratbamos de levantar el nimo de
nuestros compaeros. Era preciso sacar fuerzas de flaquezas y salir
adelante. Llegamos a la cima, una pequea planicie; Serge despus de
una mira- da circular, divis un pequeo ro y decidi que lo
seguiramos; era lo ms seguro para llegar a la llanura. Pudimos
bajar por una falda de la montaa un poco menos abrupta y an
internados en el bosque, si- guiendo el ro, como es ms fcil bajar
que subir, se relaj bastante la tensin de nuestros amigos y la
marcha se hizo con relativa rapidez. Despus de cierto tiempo,
encontramos una pequea vereda a lo largo
-
del ro, lo que nos indic que no debamos estar ya muy alejados de
la poblacin. Marcel E..., o Denyse, no me recuerdo bien, se
encontraba adelante (desde arriba nos habamos desatado del mecate
para el regreso) y repentinamente retrocedi aterrorizada (s, creo
que fue Denyse) diciendo que haba una serpiente al borde del
camino. Serge entonces quiso pasar primero; lo hizo con prudencia
observando el ofi- dio y sus posibles reacciones, con un bastn en
la mano, pero a la dis- tancia mxima que permita la angosta vereda.
Dicho reptil no se dign tomar en cuenta al Ilustre Mensajero de la
Nueva Era, que seguramen- te para l no deba ser ms que un vulgar
bpedo, de lo que por cierto no se le guard rencor, y nosotros,
imitando a nuestro jefe, uno a uno, de la misma manera, con
silencio y respeto, desfilamos delante del ha- bitante de estos
bosques.
tante cl: El bosque no era tan frondoso ya y reinaba todava bas
iri- dad por los rayos del sol que se filtraban entre los rboles,
no sera por mucho tiempo. No obstante estbamos tranquilos saoiendo
que podramos cubrir la distancia que nos separaba del pueblo un po-
co antes de que la nocHe nos atrapara del todo en sus angustiosos
pliegues. La alegra haba renacido en los cinco corazones y nos
diver- tamos por adelantado, pensando en todo lo que tendramos que
con- tar a nuestros amigos. Sbitamente fue un "slvese quien pueda
..." ha- bamos sido atacados por un enorme enjambre de pegones! A
Zonha- mir y a m, nos dio por correr adelante; Serge, Denyse y
Marcel se tira- ron al ro ... y gesticulando y sacudindonos
tratamos de quitarnos es- tos negros insectos que se adheran
principalmente en los cabellos. La suerte de Zonhamir, (por lo
menos en este preciso caso) era que su ca- bellera no era muy
abundante; adems rio eran muchos lo pegones que nos haban
perseguido en comparacin de los otros tres que estaban en el ro; as
que Zonhamir y yo, ayudndonos mutuamente logramos libe- rarnos ms
fcilmente, pero no as Serge, Denyse y Marcel. Mientras nos estbamos
"despegonando", Zonhamir me explicaba que estos in- sectos no pican
as que me tranquilic y los dos no pudimos reprimir una despiadada
carcajada al or los gritos desesperados a la vez que ra- biosos de
Serge reprochndonos que no bamos en su ayuda. El pobre, con su
larga cabellera y su barba ... estaba servido ... ! Denyse y
Marcel, ms rpidamente liberados, ms cerca tambin, fueron en S >
YI pasado el susto, vino el gusto, porque fue luego motivo j Y
aunque - -- l . : - . .
u auxilic de risa:
-
burlas mutuas. Al fin llegamos a casa con la noche recin cada,
donde nuestra hermana V..., angustiada nos esperaba con la nia. No
volvi- mos a tener ganas de jugar a los exploradores ... !
Haca nueve meses que estbamos en Venezuela cuando compra- mos
dos ranchos ubicados en un terreno cerca de nuestro provisional
domicilio. Tanto Serge como yo y tambin Denyse nos sentamos ya al-
go incitmodos por las consecuencias de una mala interpretacin de la
hermana V..., Denyse y yo, como lo he mencionado anteriormente,
des- de los primeros das de nuestra llegada, habamos pensado en la
sobre- carga de trabajo que poda representar el suplemento de cinco
perso- nas en una familia de dos, y con la mejor intencin, nos
habamos orga- nizado para repartirnos el trabajo de limpieza y de
cocina, tomando tambin en cuenta que V..., era una mujer mayor. Por
otros factores de ndole peculiar de ella y que no vienen al caso
mencionar aqu, se haca patente que ella estaba ya desconforme con
nuestra presencia. Llega- mos a saber por medio de otras personas
que ella consideraba que nos habamos apoderado de su casa y que "ni
siquiera" la dejbamos hacer la limpieza ... ! Por lo tanto la idea
de mudarnos a una casa propia aun- que slo sea un rancho" nos
complaca a todos por igual.
La situacin de por s entre el matrimonio E..., se haba
agudizado. El compaero Marcel quera irse a trabajar a Valencia con
el principal objetivo de separar a su esposa de nosotros, pero ella
no le quera se- guir. Cuando nos mudamos a nuestra nueva propiedad,
Denyse de E..,, que deseaba divorkiarse quiso venir con nosotros,
lo que nos hubiera agradado a los dos por igual porque en verdad
nos entendamos muy bien y le tenamos mucho aprecio y cario, lo cual
no suceda con Mar- cel que nos amargaba bastante la vida
encontrndose siempre en desa- cuerdo con todo y todos. Serge estaba
a punto de dejarse convencer por ella, pero de inmediato me di
cuenta que no era conveniente, que eso perjudicara su reputacin y
as se lo di a entender a mi marido, que ella deba estar con su
esposo, pero que una vez divorciada, si as lo quera, entonces podra
venir con nosotros. No me haba equivocado en mi manera de pensar
puesto que un da despus de una violenta dis- cusin que tuvieron y
durante la cual Marcel lleg a pegarle, ellos se- guan viviendo en
la casa de Zonhamir, ella vino a refugiarse con no- sotros, lo que
enardeci al marido que arm un seor escndalo a Ser- ge que se negaba
a obligar a Denyse a que volviera junto a su esposo, y
-
tuvo mucha dificultad en hacer entender al ofuscado y violento
Mar- cel, que dejara pasar la noche, que se calmara y que Denyse
volvera a su lado a la maana siguiente. As fue. No se debe
confundir, Marcel no tena celos de Serge sino de m, de la perfecta
compenetracin que te- namos las dos y que l, no poda lograr con su
esposa.
Da d e nuestra famosa excursin. En primer plano Denyse de E..,
despus yo y luego Marcel E...
El seor Zonhamir, ya no era discpulo de mi esposo; l tambin se
haba encontrado dones de Maestro ... !
Despus de algn tiempo, el matrimonio E..., se fue a vivir a
Valen- cia. Aos ms tarde, supe que Denyse, separndose
definitivamente de su esposo regresaba a Francia con su hija. Vino
para despedirse de m (despus de que Serge me haba abandonado) y
lament mucho que no me encontrara. Muchos aos despus una expedicin
(inglesa) dio la noticia que Marcel haba encontrado la muerte en
territorio de los in- dios Canaima por venganza de un marido
burlado. Marcel haba lleva-
-
do la aventura un poco lejos, queriendo "acuarianizar" a los
indios; pretenda (segn relataba la revista) que el Dios Acuariano
era ms fuerte que el Dios Canairna. Por supuesto que Serge nada de
eso ense- aba y que adems Marcel ya no era miembro de la Misin
desde haca muchos aos y actuaba por su cuenta; no obstante, no dej
de ser una de las primeras vctimas de la Misin, puesto que
ilusionado por las ideas de mi esposo, de oficinista y estudiante
bblico en Pars, abando- n su pas natal y su organizada vida para
correr la triste aventura en la cual encontr la muerte. No s si fue
culpable o no mi esposo, o has- ta que punto, incluyndome a m,
puesto que colaboraba con l, slo he dicho y repito que s, Marcel
E..., fue una de las primeras vctimas de la Misin (mi inteligente
esposo no desaprovech la oportunidad e hizo ver a sus discpulos que
Marcel haba sido un mrtir, el primero de la Misin Acuarius).
NUESTRA CASA E N EL LIMON INSTALACION D [SION
El 8 de octubre de 1948 se firm la ~u111pl.a de dos ranchos de
baha- reque con su correspondiente terreno, y las escrituras se
hicieron a mi nombre como compensacin, por haber mi esposo
dispuesto de mi do- te, en el momento de salir de Francia.
Uno de los ranchos, el ms grande, nos sirvi de vivienda al
princi- pio. Cuentan las gentes que era la cuadra de oficiales
durante la presi- dencia del General J. V. Gmez, lo que es muy
posible puesto que a muy pocos metros exista un cuartel que luego
se transform en dis- pensario para finalmente convertirse en un
taller del S.A.S. Por el lado oeste de dicho rancho estaba
flanqueada una cocina india cuya mesa de tierra y palos soportaba
dos fogones que consistan cada uno de cuatro piedras en medio de
las cuales se colocaba el carbn. Durante un tiempo tuve que
utilizar este modo primitivo de preparar los ali- mentos, y como no
tena costumbre, ms de una vez tuve que salir al aire libre, manos y
cara tiznadas y baada de lgrimas por causa del humo producido por
la lea empleada para encender el carbn. A pe- sar de eso poseyendo
una gran facultad de adaptacin, me senta muy feliz en mi casa
tropical; en varias oportunidades hasta nos produjo ri-
-
sas al imaginar la cara y las reflexiones que haran nuestras
anteriores. relaciones de los Campos Eliseos, y pensbamos tambin el
buen art- culo que hubiese podido escribir nuestro simptico y
recordado amigo periodista parisiense Robert Charroux, si nos
hubiese visto en estas condiciones. Eso fue hasta que una noche nos
despert "Bachaco", apodo que cariosamente (y no me recuerdo por qu
razn) habamos dado a un ex-campen de boxeo de Venezuela, discpulo
de Serge, l que ms tarde sera uno de los Gunes, guardin del templo.
Se haba conmovido por nuestra precaria instalacin y una noche
llegando de Caracas, nos traa de obsequio una cocina de kerosn y un
hacha. Gra- cias hermano, gracias otra vez, despus de tantos aos.
Este momento est tan vivo en mi recuerdo como si fuera hoy. Cun
lejos ests, mi hermano, de imaginar que en esta noche de fin de
junio de 1970, a la una de la maana, fijando sobre el papel la
imagen de este pedacido de tiempo pasado, una gran tristeza se
apodera de m, pensando en tantas ilusiones, aos y esfuerzos
perdidos no solamente para m sino para to- dos los que no han
podido despertar a una realidad ms objetiva de lo que es la
autosuperacin en el sentido espiritual. Por lo menos, al no poder
ser una verdadera misin inicitica, hubiera podido ser una gran
familia autntica, si no hubiramos distorsionado por nuestras
interpretakiones fantasistas, el mensaje de Jess-Cristo ... que
preten- damos seguir ... !
El otro rancho, el pequeo, se utiliz como capilla para la "Misa
Csmica". como es de suponerlo result insuficiente y algo ms tarde
un discpulo procedi a una ligera ampliacin. Una pequea acequia
atravesaba el terreno y era nuestro nico surtidor de agua lo que
resul- taba ser un gran problema en verano; por tal razn bamos a
baarnos a unos pocos kilmetros en una cascada; el sitio era muy
bonito, agra- dable y fresco.
Serge reservaba dos das a la semana para consultas; trataba por
magnetismo y recetaba algunas plantas. Tena el propsito de fomen-
tar el cultivo de plantas medicinales y el estudio de las mismas
pero nunca se llev a cabo este aspecto de sus propsitos. En estos
das de consultas era tan numerosa la gente que vena, que la misma
empresa de autobs hizo un intento para pasar por la hoy asfaltada
calle Santa Elena, pero slo un angosto callejn en esa poca, con la
idea de es- tablecer una parada delante de la casa del llamado por
la mayora de
-
las personas "El profeta del Limn". Como lo he mencionado
anterior- mente, Serge no cobraba, slo aceptaba lo que de buena
voluntad cada quien quera darle; aparte de las frutas, verduras o
legumbres, los pa- cientes daban 1, 2, 3 bolvares y generalmente
por cada uno de estos das de consultas se alcanzaba 400 o 500
bolvares, lo que puede dar una idea de la cantidad de personas que
desfilaban por nuestros ranchos. Con este ritmo Serge empezaba a
enflaquecer de modo alar- mante y tuvo que poner freno a este
desgaste de energa, lo que no fue fcil puesto que la gente insistan
y que algunos se pusieron bravos pretendiendo que era una
"obligacin" para l, como hombre de Dios. Finalmente dej por
completo las consultas.
Una propiedad contigua estaba en venta y los discpulos se pu-
sieron de acuerdo para que se comprara en el nombre de la Misin.
Dicha propiedad posea una casa con varias piezas, as que nos muda-
mos a ella reservando el rancho grande como dormitorio cuando haba
afluencia de discpulos en das de fiestas; el rancho pequeo, por
cier- tas conveniencias qtie no recuerdo, desde haca tiempo no slo
serva de capilla sino que tambin en el habamos trasladado nuestra
cama y ah dormamos. Al mudarnos a la nueva casa de la Misin, dicho
ranchito qued como capilla.
Varios discpulos se haban decidido a entregarse por completo a
la Misin y vinieron con nosotros. El primero de ellos fue I.P.; no
s por qu razn, pero Serge haba manifestado cierta resistencia para
aceptarlo; era un buen amigo del ex-presidente de la S.I.C.L., y
este 1- timo haba insistido mucho con mi esposo, pidindome tambin
que in- terviniera a favor de su protegido, hasta que finalmente
Serge consin- ti en admitir al postulante. Pronto otros se
encaminaron en este mis- mo sentido, y as se form, digamos el
primer ncleo de nuestra pe- quea comunidad, que en realidad se
encontraba en paales, ya que el verdadero primer grupo con el
matrimonio E..., y Zonhamir, haba si- do un aborto.
-
"Bachaco". Mi apuesto marido listo para
el ao. El Limn 1949.
Nuestra "casa" es decir los dos ranchos que nos servan de ca isa
y capil'
-
Serge a la izquierda recibiendo el chorro de agua en
laespalda.
-
Los dos en la cascada de El Limn.
Pacientes para la consulta. El rancho grande-que haba sido
cuadra de los oficiales en El Limn bajo la Presidencia del General
J . V. Gmez.
-
Serge examinando el cielo y unos discpulos fingiendo tomar
notas.
Quemando basura en el Ashram. La hora del refresco.
-
Tumbando rboles en el Ashram.
Yoga en el Ashram de El Limn (En primer plano Serge y yo).
96
-
Yoga.
Parte Oeste del Ashram.
-
"- -
La misma despus de algn tier npo.
Serge posando para satisfaccin de unos discpulos.
-
Aiios des~ues . Seree "ofici: Serge "oficiando" delante de un
altar porttil (desput de un altar improvisado. separacin).
Entrada en la nueva casa. Asharm No 1 de.la Misin.
indo" dela Js de nues
inte
nomento c
-
Posando delante de casa. Entrada de Caracas. Roca Tarpeya,
cuando todava la antiesttica sombra del
Seguro Social no panorama de 1,
Un joven profesor. A Poco tiempo despus Misin.
enlutaba c a bullicios
. Gil Colmi de su ingi
-1 magnfico a Capital.
enares. "eso en la
-
Al ver este retrato es difcil no hacer asociacin con la
"Ultir
CONFERENCIA E N BARQUISIMETO
rentes p y-anjean,
: A .
na Cena"
En medio de los nuevos ingresantes en el Ashram de El Lirriori
se encontraba un joven profesor del Ministerio de Educacin, el que
ms' tarde en la Misin, llegara a ser uno de los grandes Dignatarios
de este Movimiento. Serge haba decidido dictar una conferencia en
Barquisi- meto, animado por este joven hermano, bien relacionado en
el Estado Lara. Mi esposo resolvi designarlo a l para que me
acompaara a la ciudad de los crespsculos a fin de preparar un
terreno propicio para su llegada. Efectivamente, l me present a
dife dicha ciudad a las cuales hablaba de la Misin g favor de ella.
Despus de unos das, habiendo coiis~guiuu u11 iu'a la conferencia,
hicimos algunas declaraciones por los peridico anuncios
correspondientes. Para el da fijado (si me acuerdo bit
A
ersonali do simp;
l - - -
ds de atas a i1 para S y los :n) lle-
-
g mi esposo en avin acompaado de un discpulo. Pues, fue un
verda- dero fracaso! el pblico no pas de 30 a 40 personas. Algo
inslito, en vista de la acogida que el joven hermano y yo habamos
recibido y el in- ters que se nos demostr para asistir a dicha
conferencia. Algunos das despus tuvimos la explicacin del hecho. El
hermano que me ha- ba acompaado y yo, habamos cometido un gran
error. Personalmen- te, no tena nada de sorprendente que no
conociera la psicologa del pas, pero lo mismo no se podra decir de
l que hubiera debido ser ms prudente y ponerme en guardia; no
solamente no lo hizo sino que los dos, sin reserva alguna, habamos
declarado a la prensa la buena acogida que habamos tenido por parte
de muchas personalidades de la ciudad y a la pregunta del
periodista nombramos una buena canti- dad de ellas, las cuales se
enojaron luego en sumo grado, y concertn- dose entre s, resolvieron
no asistir a la conferencia que en esta forma fue boicoteada. A
pesar de que aquel discpulo tena buena parte en es- ta falla
(seguramente por causa de su juventud y su entusiasmo por la Misin)
quizs no ramos los principales responsables, porque es inad-
misible por parte de un hombre como mi esposo, que pretenda ser un
Maestro, que mandara en comisin a dos de sus discpulos sin alec-
cionarles, sin orientarles debidamene, en fin sin saber 'prever"
conse- cuencias. As que sin duda el principal causante, responsable
de este fracaso fue mi esposo.
UNA FAMILIA VENEZOLANA EN LA MISION
Pasando los meses, por medio del mencionado profesor, el padre y
los hermanos de aquel iban simpatizando con la Misin y al trans-
currir el tiempo llegaron a formar un cierto "ncleo familiar" que,
no supe nunca con seguridad porque no era muy bien visto del resto
de la hermandad, excluyendo a mi esposo y a mi. No se trataba del
rechazo a uno de ellos en particular, sino del rechazo al "ncleo
familiar" que formaban, como si el resto de la hermandad temiese
que con ellos pu- diera formarse como una nueva "dinasta" que con
el tiempo pudiera
-
imponerse en la Misin por su fuerza numrica. Tampoco supe si
ellos se percataron de la actitud negativa hacia esta familia, en
esa poca, porque no se manifestaba muy abiertamente. Excepto esa
pequea "nota falsa", en realidad reinaba una buena armona, una
actitud fra- terna entre todos los miembros. As transcurri
alrededor de un ao (desde que habamos dejado la casa del seor
Zonhamir) durante el cual en fechas determinadas se reuna la mayora
de los miembros de la Misin en El Limn, por algunos das, con mxima
alegra y horas de fervoroso recogimiento.
Como creo haberlo mencionado anteriormente, ramos vegeta- rianos
es decir que no comamos ninguna clase de carne, ni pescado, pero s,
huevos. En la maana, despus del bao y la cultura fsica, to- mbamos
caf con leche, pan y mantequilla, o, segn el gusto de cada quien,
queso o mermelada. Especifico eso porque, mucho le, cuando mi
esposo se haba ido de Venezuela, he sabido quc se haba prohibido en
la Misin; no critico el uso o no del mism le- rndolo como una
cuestin individual, solamente aclaro que eso iue una decisin de la
directiva de Caracas despus de que se fue mi espo- so, porque l,
mientras vivi conmigo, nunca dej de tomar su caf con leche en la
maana, lo que siempre es motivo de asombro para todos los
acuarianos que ingresaron despus y que por casualidad llegan a
saberlo. No haba comidas especiales para Serge sino que todos nos
re- partamos lo que haba. Durante estos das de grandes reuniones
las camas disponibles no alcanzaban, entonces se colgaban ch 3%
tanto en el interior como en el exterior, y tambin se tend; 1s.
Serge estaba pendiente que todas las mujeres estuvieran lo :o-
madadas y nunca se hubiera acostado en una cama ra una mujer
desprovista de la misma.
ms tarc : el caf o, consic ..- --- T
iinchorrc an ester: mejor ac: as hubie
-
TERCERA PARTE CAMARA SECRETA
vo cuan -esidentt da" era
do mi e: : de dich el nuevo
;poso tr ia socied I "Maest:
Los domingos, en Caracas, aparte de la ceremonia llamada "Misa
Csmica", las reuniones de estudio se desenvolvan al principio, ms o
menos en la misma forma que anteriormente se efectuaban las de la
Sociedad de la Iglesia Catlica Liberal, sal ia , un tema especial y
que en vez de ser el ex-p~ ad que diera la orientacin y opinin
"autoriza ro, Serge Raynaud de la Ferriere". Estas reuniones
empezaban a ser muy concurridas; es entonces cuando mi marido lanz
la idea de su bs- queda de doce discpulos escogidos, a los cuales
dara una enseanza especial. Se form una especie de Cmara Secreta,
la que deba de ser (o mejor dicho, la que era) la EscueIa
Inicitica. A todos los amantes del ocultismo nos encanta el
misterio ... y para dar ms aspecto de autenticidad, me recuerdo que
durante un tiempo, en una casa donde nos reunamos (la del disc3pulo
V.M.), se haba designado uno de los miembros como portero al cual
se daba la "palabra de pase" que se cambiaba con frecuencia, lo que
emocionaba en alto grado a este pua- do de "elegidos" del cual yo
formaba parte.
INGRESO DEI L JOVEP n recin P .*.
En medio de nosotros estaba u ol, muy inteligente y sincero, de
ramiiia protesta pensaba casarse. Serge le dio a escoger entre
casa
U E.C. llegado,
. .
nte. len Lrse O se
oven esr )a: ia novia y
La
-
lstaban ( bien cc
eas en 1;
zonstant >n los p is obras
prueba fue bastante dura y E.C ..., que crea estar con un
autntico. Ma- estro, sacrific la novia. Este joven interesaba mucho
a mi marido por- que hablaba y escriba perfectamente el francs y el
castellano y poda convertirse con mucha eficiencia en su secretario
particular, lo que efectivamente sucedi. E emente juntos y as E.C
..., po- da compenetrarse muy ensamientos de mi esposo y reflejar
fielmente sus id que l empezaba a dictarle y que seran las primeras
del "Mensajero de la Nueva Era (despus de un folleto publicado en
Guatemala: "La prxima venida del Gran Instruc- tor del Mundo",
marzo de 1948; Imprenta La Repblica) y vendran con e1 tiempo a
establecer un nuevo cambio en las normas de la Misin, siendo stas,
como era lgico, impuestas como bt estu- dio.
ase princ zipal de
BAUTISMO CATOLICO DE UN ESPANOL MATRIMONIO DE DOS DISCIPl
,a famili; is de la 1 u10 1.P ...
a era int glesia C; , fue su
.
Simpatizante de la Misin era un hombre de veintiocho aos, tam-
bin espaol, novio de una muchacha cuy ransigen cuanto al
cumplimiento con las exigenciz ~tlica, J seor no haba sido
bautizado. El discp padrino su madrina. Aunque este pequeo suceso
pueda ~ ~ L C L C I sin importan- cia, creo conveniente mencionarlo
al igual que el matrimonio de 1.P ..., con la seorita Z..., de
Maracay, que en aquel tiempo era semi-interna en la Misin.
Efectivamente en esta poca Serge no hablaba ni bien ni en mal de
las religiones cualesquiera que sean; daba explicaciones,
verdaderas o imaginativas, a todo este mundo especial formado ma-
yormente por personas que desconocen su propia religin (aunque nrp-
tenden lo contrario) y que tan prestas son para criticarla. Pero e:
caracterstica propia de casi todos los humanos sentirse ms in
tantes al creerse elegidos para algo, estar en posesin de conocir
tos que se supone no tiene todo el mundo y el disfi dadero, el
esoterismo libresco, s, que proporcic rial para todos los amantes
de lo misterioso, fenomenico, ima; tivo! As que Serge tena un buen
Campo donde p( gante figura, y un "e~tenso~material de trabajo"
a
raz del o' lna abui
, . - .- - .. - - .- .
cultismc ~ d a n t e r - - - -
-elieve si 3 con la i
.te en r este Y YO
, y. -
; una lpor- nien- ver-
nate- gina- 1 ele- innu-
-
merable literatura, que de este tipo exista en Francia desde
haca mucho tiempo, y con la cual, con su innegable don de sntesis
tena buena oportunidad de hacer brillar su inteligencia y lograr
una meta que haba nacido y se alimentaba de nobles anhelos y
tristes deseos hu- manos, desgraciada mezcla que aqueja a todo ser
no purificado!
Z.., e 1. P.., con los cuales se celebr el primer matrimonioen
Misin.
-
La novia saliendo de la Prefectura de Maracay.
-
Golosinas para la boda de Z.., e 1. p...
108
-
Algunos discpulos delante del Asharm de El Limn.
Antigua Sede de la Sociedad de la Iglesia Catlica Liberal. Algn
tiempo despus d berse convertido en la Sede Principal de la Misin
de Acuarius, lugar donc despus se levantara el edificio de la "Gran
Fraternidad Universal en C,
le ha- aos
-
El discpulo deba de ser vegetariano y practicar yoga. Para la
yo- ga como para cualquier otro tipo de enseanza, el conocimiento
de mi marido no tena ms fuente que sus lecturas, puesto que nunca
haba tenido Maestro, nunca haba pertenecido a ninguna escuela de
discipli- na en pro de la autosuperacin de tipo espiritual. Dej
entender a sus discpulos que el seor Soun-Wou-Koun haba sido su
Maestro, y nun- ca habl muy abiertamente al respecto. (Era su
peculiaridad cuando quera que sus discpulos se convencieran de
algo), y el lector comprender fcilmente el porqu, puesto que mi
esposo no haba te- nido sino muy escasos contactos con este
venerable seor. Sin embar- go, a pesar de las pequeas mentiras
acor
-
h hubiera po- dido decir que mi querido Serge era un ho ior el
contra- rio, tena tendencia a buenos sentimiento en esta po- ca) y
slo un ojo avezado hubiera podido aecir que era un engaado
engaando". Persona bien educada, tena "ngel" como se dice en Ve-
nezuela; estaba animado de buenas intenciones, el quera hacer "algo
bueno", pero, acaso jno se dice que el infierno est pavimentado de
buenas intenciones? El no estaba o establecido en ma- teria de
religin y asista person an designado sus representantes y
naturalmente Serae estala l l l U V ani- mado para estar presente
en dicho Congri D los miembros de la Misin estaban dispuestos stos
y los de la persona que lo acompaara.
Algr asa) mi - "
lo nos h establec . - - - -
abamos :ido rel; 3 , Pl..--l
eso y po ; a colab,
-
r supues orar par
:ran Con ntos hat h., -,-.,
1 tiempo antes (1 mudado todava a la nu c, esposo haba aciones
epistolares cor "Profesor OM Cherenzi Lind Maha ~ ~ ~ ~ ~ n a n
Kout Houmi Lal Sir Regente de la Agartha" (i ... !) el cu bin (segn
deca mi esposo) en es
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estar pr reso; mic
v p
am- into
-
este seor estaba hacienda una gira y deba pasar algunas horas (o
das, no me recuerdo) en Curazao. Es entonces cuando mi esposo ide
mandarme en "misin especial", tenindome plena confianza, para que
yo me entrevistara con el famoso dirigente de la ya muy silenciada
U.S.U., el Profesor OM, Cherenzy Lind ... etc ... Mi misin consista
en obtener informaciones personales del propio personaje,
especialmente sobre el aspecto "esotrico" de la U.S.U. En los
preparativos del viaje estbamos, cuando un buen da, casi a la media
noche cas, inquieto y emocionado un hermano, tocando al ra serva de
dormitorio. El tema que yo hubiese salido ya ut: viaje , y lue para
l un alivio el constatar mi presencia al lado de mi esposo. De
fuente fidedigna estaba informado para que yo no saliera de
Venezuela teniendo el riesgo de no poder regresar, puesto que las
autoridades del gobierno estaban convencidas que la entrevista
proyectada era un pre- texto y pensaban que iba para establecer
contactos con el seor Rmu- lo Betancourt. Cul fue nuestra sorpresa,
para Serge y para m, al constatar que se me poda considerar como
una mula de Mata-Hari ... ! YO que nunca me interes en poltica! De
todos1 mc sorpresa se convirti en franca risa, se cancel el
viaje
, lleg d8 inchito q - A- -2-:
)dos aur por pruc
e Cara- lue nos - -. c - - -
ique la dencia.
. . Serge y yo, nos habamos prometido mutuamente que jan ramos
un viaje en el cual se habra de pasar una frontera sin est tos.
Esta decisin haba sido tomada a raz de las consecuenci hubiera
podido tener un pequeo desplazamiento de dos das q b ~ OCI - ge
haba hecho slo'aos anteriores desde Pars a Bruxelles, y durante el
cual surgieron justamente en estos mismos das algunas complica-
cionks polticas, y que por puro milagro no se cerr fa frontera, ln
niie hubiera impedido a mi marido regresar a mi lado, no
cuando.
recorde o de Cur t r r r -..n,.i
3 de que
render l; sin emt
1 se sabe
Para el mencionado proyecto de viaje a New York, como se 1: taba
la cuestin de frontera, Serge se ~ b a la m (aunque se nos haba
olvidado en el casc azao) y e to a que yo le acompaara; el prevea e
s ~ a l auacnte de V ~ L I C L U C I ~ menos una semana, y
pensndolo mejor estaba n jos de dominar el ingls, y yo mucho me que
oti mano podra serle ms til que yo, aunque no io naoiara bien, se
volva algo con este idioma. Serge me hizo comp de que fuera este
discpulo que le acompaara,
~ s ha- a r jun- as que ,., C,,
-- y---
: hasta
Iresen- omesa spues- --- -
I l ld> U
nuy le- ro her-
tmp075.jpgtmp076.jpgtmp077.jpgtmp078.jpgtmp079.jpgtmp080.jpgtmp081.jpgtmp082.jpgtmp083.jpgtmp084.jpgtmp085.jpgtmp086.jpgtmp087.jpgtmp088.jpgtmp089.jpgtmp090.jpgtmp091.jpgtmp092.jpgtmp093.jpgtmp094.jpgtmp095.jpgtmp096.jpgtmp097.jpgtmp098.jpgtmp099.jpgtmp100.jpgtmp101.jpg