Historia del Trabajo y del Movimiento Sindical Internacional Folleto 4 Tomar el cielo por asalto… La Comuna de París de 1871 en los ojos verdes y dulces de Louise Michel Por: Raúl Jiménez Lescas
Historia del Trabajo y del Movimiento Sindical Internacional
Folleto 4
Tomar el cielo por asalto…
La Comuna de París de 1871 en los ojos verdes
y dulces de Louise Michel
Por: Raúl Jiménez Lescas
La Comuna de París
2
Raúl Jiménez Lescas
http://rjlescas.blogspot.com
(44) 31702176
Tomar el cielo por asalto… La Comuna de París de 1871 en los ojos verdes y dulces de Louise Michel
Por: Raúl Jiménez Lescas
Edición: Raúl Jiménez Lescas
Cuidado de Edición: Melissa Jiménez
Formación: Gabriela Jiménez
Portada: La Comuna de París de 1871 (daguerrotipo) y Louise Michel (darregotipo).
9ª edición: Para Free Books
Copyright © 2014
Los derechos de esta obra son propiedad de:
© Raúl Jiménez Lescas
Edición Digital Free Books
2014
Los derechos de esta obra son propiedad de:
© Raúl Jiménez Lescas
La Comuna de París
3
Índice
I. Introducción II. Louise Michell, bastarda, maestra, anarquista y no sé qué tantas cosas más…
III. La Commune de Paris
Los 72 días de la Comuna de París p. 4
He aquí el tiempo de los asesinos p. 5
IV. La contrarrevolución
V. Las últimas miradas de Louise
Conclusiones
Abstrac: La derrota franco-belga y del Imperio de
Maximiliano en México y ante los prusianos fueron
puentes para la Comuna de París. Ésta fue un
gobierno de trabajadores y popular que, durante 72
días, buscó hacer de París, un Mundo diferente y
fue ahogado en sangre por la contrarrevolución.
Analizaremos ese hecho histórico desde los ojos
verdes y dulces de la profesora Luisa Michel, una
mujer de abajo.
Palabras Claves: Comuna, comuneros,
insurrección, Louisa Michel, Educación,
Revolución, Nueva Caledonia.
I. Introducción
“L’Empire, c’est la paix».
Louis Napoleón Bonaparte .
Octubre de 1852.1
a la sublime explosión” de marzo de 1871
fue lo que vio y sintió la profesora Louise
Michel2 aquella noche estrellada del 17 de
marzo para amanecer el 18. Fue
espontánea y no planeada por ninguna
organización, ni pronosticada por Carlos Marx ni
Federico Engels,3 “cabezas” de la Asociación
Internacional de los Trabajadores (AIT).4
Al parecer, fue resultado, por un lado, de la
derrota franco-belga en México,5 la posterior
guerra Franco-Prusiana6 y, por otro, del
crecimiento del movimiento obrero francés: es,
1 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Histoire de la Comuna
de 1871, Argentina, Editions Du Triden, 1944, p. 15. 2 LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel, París, Le
Socialiste, September 26, 1885 (Traducción: Mitch Abidor
para marxist.org). Creative Commons (Attribute &
ShareAlike) marxists.org, 2005. 3 Sobre el Marxismo y la Historia, ver: BOURDÉ, Guy y
HERVÉ, Martin (colaboración de Pascal Balmand), Los
Escuela Históricas, cap. 11, Madri, AKAL Editor, 1992, p.
187-210 (traducción: Rosina Lajo y Victoria Frígola.
Revisión científica: Elena Hernández Sandoica): 4 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, Morelia,
folleto 2, Ed. SUEUM/CECAP “VLT”, 2012. 5 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia de la Comuna
de París, México, Hispánicas, 1987, p. 33 y sucs. 6 La llamada “Guerra Franco-Prusiana”, estalló entre 1870 y
1871. El emperador Napoleón III (1852-1870) declaró la
guerra a Prusia el 19 de julio de 1870, pero fue derrotado.
pues, hija espiritual de la AIT, fundada en
septiembre de 1864 por sindicalistas franceses e
ingleses.
Barricada de la Comuna de París, 18 de marzo de 1871.
El ciclo de luchas y resistencias, revueltas,
revoluciones y contrarrevoluciones en Francia
arrancó en 1789, que abrió toda una nueva etapa no
sólo en Francia sino con ondas expansivas al resto
del planeta. Antonio Gramnsci, desde la cárcel, le
llamó la crisis orgánica de larga duración.7 Ya en
plena Revolución Francesa, durante el Directorio,
surgió en 1796 la Conspiración de los Iguales
inspirada por François Nöel Babeuf, mejor
conocido como Gracchus Babeuf, nacido en una
cuna humilde de Saint-Quentin.8 Más tarde,
surgieron sindicatos, mutualidades y
organizaciones revolucionarias. En 1864, fueron
sindicalistas franceses, junto a los ingleses, quienes
constituyeron la Internacional. Así que para la
década de 1870, Francia y, en especial, París, era
un hervidero de grupos sociales, revolucionarios,
clubes, periódicos y sindicatos.9
Ese ciclo de 1789-1871 no fue lineal, sino
complejo, combinando revoluciones y
contrarrevoluciones,10
períodos de reacción,
7 GRAMSCI, Antonio, El materialismo histórico y la filosofía
de Benedetto Croce, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión,
1971, en: BETANCOURT, Carlos Emilio, “Gramsci y el
Bloque Histórico”, Colombia, versión electrónica. 8 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, Morelia,
folleto 2, Ed. SUEUM/CECAP “VLT”, 2012, p. 4-5. 9 COLE, G. D. H., Historia del Pensamiento Socialista.
Marxismo y Anarquismo, 1850-1890, t. II, México, FCE, 4ª
reimpresión, 1975. 10
MARX, Karl, La Lucha de Clases en Francia, Obras
Escogidas, t. I, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p. 190-306.
ENGEL, Frederich, Revolución y Contrarrevolución en
“L
La Comuna de París
5
Monarquías y Repúblicas, duros años de represión
y de libertad de expresión. De elecciones y de
dictaduras. Nada más complejo que la realidad.
La tradición revolucionaria de los franceses data
de la toma de la Bastilla, pero saldría flote en
diversos ciclos como la Revolución de 1830, la
Revolución Continental de 1848 y, por supuesto, la
Revolución de Febrero y la Comuna de París de
1871.
La Historia de la Comuna ha sido motivo de
muchos ríos de tinta y papel. Desde el silencio
oficioso de la contrarrevolución versallesa hasta las
historias románticas y épicas. Al cumplirse su
Centenario, en 1971, fue motivo de muchas
conmemoraciones y festejos.11
Para Marxistas y
Anarquistas de la segunda mitad del siglo XIX fue
motivo de agrias disputas y, laboratorio, de sus
teorías socialistas y anarquistas.12
Muchos
académicos del siglo XX consideraron que no fue
para tanto.13
Mientras que algunos comuneros
escribieron libros brillantes de su experiencia.14
En
fin, la Comuna ha sido sometida a innumerables
interpretaciones políticas y académicas. Yo,
intentaré ver “Los Acontecimientos” desde los ojos
verdes y dulces de una comunera: Louisa Michel,
una mujer de abajo.
La maestra Louisa Michel tenía esa herencia
revolucionaria transmitida por muchas formas
Alemania, Obras Escogidas, t. I, Moscú, Editorial Progreso,
1974, p. 307-396. 11
KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol Kaplan),
Revoluciones. Un estudio comparativo desde Cromwell hasta
Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a pleno sol, núm. 54,
1977. CHOURY, Maurice (citas recogidas y presentadas),
Los pobres del mundo, México, Editorial Extemporáneos,
1971 (Cien años de la Comuna de París). 12
Sobre el largo debate entre Marxistas y Anarquistas la
bibliografía es muy abundante. COLE, G. D. H., Historia del
Pensamiento Socialista. Marxismo y Anarquismo, 1850-1890,
t. II, México, FCE, 4ª reimpresión, 1975. MARX, Karl,
Pretendidas escisiones en la Internacional, Obras Escogidas
de Marx y Engels, t. II, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p.
262-302. ROSAL, Amaro del, Los Congreso Obreros
Internacionales en el siglo XIX, México, Editorial Grijalbo,
1958. 13
KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol Kaplan),
Revoluciones. Un estudio comparativo desde Cromwell hasta
Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a pleno sol, núm. 54,
1977. 14
Ver la sección de Fuentes.
desde la Toma de la Bastilla. Como docente,
trabajaba de sol a sol en su escuela de 150 alumnos.
Durante la Guerra Franco-Prusina, fue activista
social y hasta vistió con el uniforme de la Guardia
Nacional. Aquí presentamos un daguerrotipo. Vio y
participó en la Revolución de Febrero que terminó
con el Segundo Imperio e inició la República.15
El
17 de marzo de 1871, corrió a ver cómo se
instalaba, frente a sus mismos ojos verdes y dulces,
el sueño que soñaba de día y de noche, dormida y
despierta: La Revolución. La Comuna.16
Vivía en París hace muchos años. Era maestra.
Tenía una Escuela. Activa y activista de los
derechos del pueblo. Miembro de la Guardia
Nacional. Vestía, algunas veces como hombre.
Mujer solidaria… una comunera en potencia. La
Historia de la Comuna, es también, la Historia de
Louise Michel. Ayudó a instalarla. La defendió.
Fue procesada y deportada muy lejos de
Montmartre: hasta Nouvelle-Calédonie.17
No muy cerca de la ciudad de las luces, ya no
tan joven, Don Frederich Engels, opinó:
“Gracias al desarrollo económico y político de
Francia desde 1789, la situación en París desde hace
50 años ha sido tal que no asumiese en seguida un
carácter proletario, es decir, sin que el proletariado,
que había comprado la victoria con su sangre,
presentase sus propias reivindicaciones después del
triunfo conseguido.”.18
Y, su compadre, amigo, socio y camarada, Karl
Marx afirmó:
“He aquí su verdadero secreto: la Comuna era,
esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto
de la lucha de la clase productora contra la clase
apropiadora, la forma política al fin descubierta que
15
Segundo Manifiesto del Consejo General de la Asociación
Internacional de los Trabajadores sobre la Guerra Franco-
Prusiana, 256, High Holborn, Londres, 9 de septiembre de
1871, en: “Obras Escogidas de Marx y Engels”, t. II, Moscú,
Editorial Progreso, 1974, p. 211-213. 16
LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit. 17
Actual: Collectivité d'Outre-mer de Nouvelle-Calédonie
(Colectividad de Ultramar de Nueva Caledonia). 18
ENGELS, Federico, Introducción a la obra de Carlos
Marx, La Guerra Civil en Francia, Moscú, Editorial
Progreso, 1975, p. 7.
La Comuna de París
6
permitía realizar la emancipación económica del
trabajo.”.19
Cuando en la noche del 17 de marzo de 1871,
Adolphe Thiers20
intentó desarmar a los obreros de
la Guardia Nacional, estalló una segunda
revolución, esa sublime explosión que vio Louise
Michel: la bandera roja fue izada en la Plaza del
Hotel de Ville y en el Ministerio de Guerra, casi sin
choques violentos en la mañana radiante del 18 de
marzo.21
Plaza del Hotel de Ville
Louise Michel, presidenta del Comité de
Vigilancia del Distrito XVIII de París, organizó
aquella manifestación femenil para evitar que los
cañones fueran tomados por los “versalleses”. Por
el contrario, buscó la fraternidad entre soldados,
guardias y el pueblo parisino.22
Louise no fue una
espectadora, sino activa propulsora de la Comuna.
Desde el primer momento fue una comunera.
París fue tomado por las manos callosas de la
ciudad y, se puede considerar, como la primera
revolución obrera que tomó el poder en sus manos
19
MARX, Carlos, La Guerra Civil en Francia, Obras
Escogidas., Moscú, Editorial Progreso, 1974. 20
Adolphe Thiers (1797-1877), político e historiador francés
de tendencia conservadora. Muy activo político de los años de
la Monarquía de Julio (1830-1848) y los primeros momentos
de la III República (1870-1940). Fue enemigo acérrimo de La
Comuna de París. Manifestó su disconformidad con la Guerra
Franco-prusiana (1870-1871) y presidió el Gobierno
Provisional cuando el Emperador fue derrocado en 1870.
Negoció la paz con Prusia y reprimió salvajemente a los
comuneros; fue elegido Presidente de la III República
Francesa, el 30 de agosto de 1871. 21
LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit.,
Cap. V. 22
MICHEL, Louise, Histoire… Op. Cit., p. 10.
en la segunda mitad del siglo XIX. Ahí en París,
Eugenio Pottier23
escribió el himno de La
Internacional:
Il n’est pas de sauveurs suprêmes :
Ni Dieu, ni César, ni tribun,
Producteurs, sauvons-nous nous-mêmes !
Décrétons le salut commun !
(“Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
¡Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor!”).
Partitura original de La Internacional.
Los comuneros, ni tardo ni perezoso,
declararon:
“El proletariado, frente a la amenaza permanente de
sus derechos, la negación absoluta de todas sus
legítimas aspiraciones, la ruina de la patria y de
todas sus esperanzas, ha comprendido que era su
deber imperioso y su derecho absoluto tomar en sus
23
La Comuna de París
7
manos los destinos de la patria y asegurar el triunfo
apoderándose del poder.”.24
Los comuneros resolvieron no perseguir a las
tropas derrotadas de Thiers en la ruta a Versalles,
por el contrario, convocaron a las elecciones el 26
de marzo. Mediante el sufragio universal, secreto y
directo, se eligieron a los miembros que
proclamaron legal y legítimamente, dos días
después, el 28 de marzo, la Comuna de París.25
Los
diputados electos en los barrios residenciales,
pronto dejaron ese gobierno del pueblo26
y para el
pueblo. Mucho tiempo después, el viejo Frederich
Engels escribió:
“Mirad a la Comuna de París. Era la Dictadura del
Proletariado”.
24
Jornal Officel, 21 de marzo de 1871. Citado por
ROUGERIE, Jaque, Procès des Communards, París,
Joulliard, 1964. 25
Votaron 229,000 parisinos de un padrón de 485,000, en:
COLE, G. D. H., Historia… Op. Cit., p. 144. 26
Existe un gran debate sobre el concepto “pueblo”. Para los
comuneros era la comunidad de obreros y campesinos. Más
en: GUERRA, François-Xavier, Modernidad e
independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas,
México, FCE/MAPFRE, 1992, p. 351-371.
Cuando el yerno de Marx, Paul Lafargue27
visitó a
Louise Michell en la cárcel de Saint Lazare, la
maestra le dijo de entrada: —Pero, ¿Qué pasa con usted? Te ves todo
molesto, como si te pesaran los problemas de la
cárcel, sonriendo, me dijo Louise Michel, al
entrar.28
Tenía la mirada firme Louise. Ojos verdes y dulces
y una coqueta sonrisa de satisfacción. La calma
necesaria para no amargarse. Satisfecha por
encontrar la libertad en la prisión, sí, la libertad en
la prisión. La felicidad en la celda. Era maestra y
aprender algo nuevo le hacía feliz. En la cárcel,
estudió. Leyó. Escribió. Regó la Memoria todos los
días con el agua de la repetición para que no se
fuera a secar: Era su planta preferida. Aprendió por
su cuenta el inglés, el tal amigo “G” le enseñó ruso
y, hasta escribió libros para niños, además de soñar
con volver a la Escuela.29
Amaba la escuela, la
educación, pero sobre todo amaba a su amiga: La
Revolución.
II. Louise Michell, bastarda, maestra, anarquista
y no sé qué tantas cosas más…
Prisionera de estos gruesos muros veo nuevo mi hermoso
viaje a Nueva Caledonia. Mi ser nunca fue tan fuertemente
conmovido por el espectáculo de la naturaleza como cuando
navegué en la sombría inmensidad del océano, cuando en el
Polo Sur, fui testigo de una tormenta de nieve y vi el aire con
la nieve blanca y el mar negro que devora las hojuelas que
caían en la superficie; mientras que mi corazón vivió los días
sangrientos de la derrota y la sublime explosión del 18 de
marzo.
Luisa Michel.30
27
Médico y socialista francés, autor de varias obras sobre la
historia del marxismo. Fue uno de los fundadores del Partido
Obrero francés en 1879. En la Asociación Internacional de los
Obreros (la I Internacional) sirvió de secretario corresponsal
para España entre 1866 y 1868 y fue miembro-fundador de
sus secciones francesas, españolas y portuguesas. Se casó con
Laura Marx, deviniendo así en yerno de Karl Marx. 28
LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel, París, Le
Socialiste, September 26, 1885 (Traducción: Mitch Abidor
para marxist.org). Creative Commons (Attribute &
ShareAlike) marxists.org, 2005. 29
LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit. 30
LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit.
La Comuna de París
8
Tenía 74 años cuando dejó de luchar, no por
cansancio, ni por depresión, decepción o desánimo,
sino porque murió de pulmonía en una habitación
de un hotel de Marsella. Trabajó hasta el último día
de su vida. Su labor fue organizar grupos
anarquistas en Francia, Gran Bretaña y otros países
europeos. Hablaba elocuentemente en público. Los
carteles invitando a un mitin llevaron su nombre:
hablará Louise Michel. Era todo un cartel. Dictaba
conferencias.
Louise Michel, 9 años de edad.
31
Louise Michel de Emile Derré, 1906.
32
Luchó 74 años por la vida, pero la muerte la
doblegó. C’es la vie! Fue el 9 de enero de 1905 en
Marsella. Tuvo la satisfacción de ver que el mundo
no se acabó en 1900 y oler que venía su Amiga,
31
Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 32
Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia.
ahora como Revolución Rusa de 1905. Sí hubiera
tenido fuerzas, seguramente… abría tomado el tren
a Moscú, ahí nos vemos Amiga mía.
Château de Vroncourt
33
A su madre, Marie Anne Michel, que era bien
dotada y sirvienta, la poseyeron el terrateniente y
su hijo, era lo común en la Moderna Francia. El
viejo terrateniente se llamó Etienne Charles
Demahis y su hijo, Laurent Demahis.34
Nadie sabe
ni importa quién de los dos fue el padre. Pero, para
fortuna de los comuneros y anarquistas, nació
Louise Michel en un austero castillo Vroncourt-la-
Côte, departamento francés de Haute-Marne, el 29
de mayo de 1830. Ese año también, cansadas las
obreras y obreros se sublevaron. Fue una rebelión
popular, que provocó la caída de la monarquía de
los Borbones. Se proclamó un nuevo rey, Luis
Felipe y se desarrollaron las organizaciones
sindicales.35
Según nos contó en sus Memorias Louise,
tuvo feliz infancia. Sus abuelos Demahis la
adoraban y la consentían, tras la muerte del abuelo
en 1850, heredó una fortuna la cual la invirtió
abriendo escuelas para niños. Optó por la vocación
de educadora, tomó el “curso normal” de
Chaumont para graduarse como maestra, que
consiguió en 1852, a sus 22 años de edad. Abrió su
primera escuela gratuita en Audeloncourt, muy
cerca de Vroncourt. Innova los métodos de
enseñanza, organizando excursiones con los
estudiantes para incentivarlos a descubrir la
33
Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 34
MAITRON, Jean, Dictionnaire biographique du
Mouvement ouvrier français, Les Éditions de l'Atelier, 1997.
Entrada «Louise Michel ». 35
JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional… Op.
Cit., p. 8.
La Comuna de París
9
naturaleza. Les enseñó a cantar y entender La
Marsellesa. En 1856, Louise dejó la Haute-Marne
para establecerse en París, donde logró abrir otra
escuela en 1871 en la colina de Montmartre.
Era una maestra muy joven, treintañera y de
espíritu liberal cuando vivió y educó en
Monmartre, París. Otros hobby fue proteger
animales, especialmente gatos, que llenaban su
casa.36
Y proteger a las mujeres y desvalidos, como
secretaria de la “Sociedad Democrática de
Moralización” que tenía como objetivo ayudar a los
trabajadores a vivir y trabajar mejor y contra la
prostitución femenil para transformarlas en mujeres
trabajadoras.37
Llegó a tener hasta 150 alumnos, pero solo
de 1/3 pagaban sus padres la colegiatura. Además
de enseñar, con métodos innovadores de pedagogía
en su tiempo, escribió poesía y se relacionó con los
socialistas blanquistas.38
Francia y, en especial,
París, era entonces, un hervidero de luchadores
obreros, anarquistas, socialistas, comunistas y
sindicalistas.
Así que entre su sólida formación educativa
y cultural, su abuelo le había leído a Voltaire,
Rousseau y los enciclopedistas, su abuela le enseñó
canto y piano; su sensibilidad por la naturaleza, el
arte y la infancia, su autodidactismo y las
condiciones sociales y políticas de su época, la
llevan a ponerse el vestido de la Revolución, a la
que le sería fiel en las buenas y en las malas. En sus
palabras:
“—No lo siento por mí, estoy más libre que
muchos de los que caminan sobre los cielos
abiertos en virtud de que sus mentes están
encarceladas, encadenados por sus bienes, por
sus intereses monetarios, las necesidades de su
triste vida. Están tan absortos que no pueden
36
MICHEL, Louise, Histoire de ma vie, edición crítica de
Xavière Gauthier, Presses Universitaires de Lyon, 2000, p. 9.
Traducción del francés propia. 37
Louise Michel a través de sus archivos, en: Instituto
Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 38
BLANQUI, Luis Augusto (1805-1881). Revolucionario
francés de corte anarquista. Organizó sociedades secretas y
conspirativas. Activista en las Revoluciones de 1830 y 1848.
Muchos años estuvo en prisión.
vivir como viven… En cuanto a mí, vivo la vida
del mundo.”.39
Du pain ou la mort, 1871 (Pan o Muerte).
Fue una mujer muy apasionada. Tenía un amor
platónico: Víctor Hugo40
y uno terrenal: Théophile
Ferré, también comunero. Se apasionaba por la
educación, y también por la Revolución. Era
picaresca, dijo se biógrafa Edith Thomas.41
Fue
una maestra cuarentona cuando el torbellino de la
Comuna sacudió el viejo orden burgués parisino.
No la agarró mal parada, sino como propulsora de
la Comuna. Su papel destacado como comunera la
convertirá en leyenda, mito y la principal mujer de
la Comuna de 1871.42
Y, no fue la única mujer que participó
activamente en la Comuna. Existían organizaciones
femeniles. Asimismo, tenemos el ejemplo de las
hijas del Moro, Karl Marx, Jenny y Eleonor,
quienes viajaron desde Londres para participar, al
lado de Paul Lafargue, en las actividades
comuneras en Bordeaux, donde llegaron el primer
día de mayo. Fueron detenidas en Bosot y
conducidas a Luchon, interrogadas y expulsadas a
España. La pequeña Eleonor sólo tenía 16 años de
edad y Jenny 28.43
La prensa de Tolosa las acusó
de ser “emisarias de la Internacional en las
39
MICHEL, Louise, Histoire de ma vie… Op. Cit. 40
Usó el seudónimo de Demahis, personaje de Víctor Hugo,
para firmar sus artículos en periódicos revolucionarios. 41
Louise Michel a través de sus archivos, en: Instituto
Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 42
La bibliografía sobre Louise Michel es abundante, tanto en
francés, inglés y español. Existen diversos videos sobre su
vida. 43
Se instalaron en Bagneres-de Luchon en el Alto Garona,
pueblito en ese entonces de 4,000 habitantes, cerca de los
Pirineos centrales, en la confluencia de los ríos One y Pique.
KAPP, Ivonne, Eleonor Marx. La vida familiar de Carlos
Marx (1855-1883), t. I, México, Editorial Nuestro Tiempo,
1972, p. 140-145.
La Comuna de París
10
fronteras francesas y españolas”. Jenny estuvo más
comprometida, porque llevaba dos cartas (una para
Gustave Flourens, fenio exiliado y, la otra, de un
comunero ya asesinado). Su instinto la salvó, se
deshizo, como pudo de esas cartas y de una
deportación a Nueva Caledonia, donde más tarde
llegaría Louise Michel. Es probable, que esas cartas
anden por ahí en el cuartel de policía, escribió
Engels.44
III. La Commune de Paris
La tal Comuna se instaló siete años después de que
fuera fundada la Primera Internacional. El viejo
Engels llegó a decir que la Comuna:
“… sin lugar a dudas hija espiritual de la
Internacional, aunque ésta no hubiera levantado el
meñique por ella, y es completamente justificado que
se la ponga por responsable.”.
Por su parte, su compadre Marx exclamó:
“La Comuna anexa a Francia a los trabajadores del
mundo”.
Y, sobre sus acciones, escribió: “La gran medida
social de la Comuna fue su propia existencia y su
acción. Sus medidas particulares no podían sino
indicar la tendencia de un gobierno del pueblo para
el pueblo”.
¿Cuáles fueron las principales medidas que
implementó?
1. Adoptar el sufragio universal, secreto y directo
(solo electores masculinos).
2. La abolición del viejo ejército y la sustitución
por la Guardia Nacional (Arturo Rimbaud diría:
“Los guardias nacionales no son soldados sino
ideas vivientes”).45
44
ENGELS, Frederich, Obituario a Jenny, L’Egalité, 18 de
enero de 1883, en: KAPP, Ivonne, Eleonor… Op. Cit., p. 148. 45
Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta francés, uno de los
máximos representantes del simbolismo, ese movimiento
literario y de las artes plásticas que se originó en Francia a
finales del siglo XIX.
3. La formación de Comisiones de trabajo, en
total 10, como la famosa Comisión de Salud
Publica.
4. Control de los salarios de los funcionarios, a
quienes se les destinó un salario equivalente al que
ganaban los obreros medios calificados (no podían
exceder de los 6 mil francos).
5. La sustitución de la policía por los obreros
armados. Raoul Rigault, cuando asumió sus
funciones de Delegado a la Prefectura de policía el
20 de marzo, exclamó: “No vengo a implantar la
legalidad aquí; vengo a hacer la revolución”.
6. La separación de la Iglesia del Estado.
Nacionalización de los bienes eclesiásticos.
7. La laicidad: supresión de la enseñanza
católica en las escuelas. El día 8 de abril, se ordenó
retirar todas las imágenes religiosas de las escuelas.
La historia recuerda la exclamación de Raoul
Rigauld: “Dios es el absurdo”.
8. La transformación de varias iglesias en clubes
populares, como el club Central de París en la
Iglesia de San Eustaquio.
Y, a pareció la maestra, Louise Michel, con su
Unión de mujeres y al mando de un Batallón
Femenil. Un día se lamentó:
“¡Oh!, si esos hombres devotos [los miembros
del Comité Central] hubieran tenido... menor
respeto por la legalidad, ¡cómo habría avanzado
revolucionariamente la Comuna sobre el camino
de Versalles!”.46
Otras medidas importantes fueron la abolición
del trabajo nocturno en las panaderías (28-04-
1871). El paso a manos obreras de las fábricas
abandonadas por los patrones que huyeron a
Versalles. “El 16 de abril, la Comuna ordenó que se
abriese un registro estadístico de todas las fábricas
clausuradas por los patronos y se preparasen los
planes para reanudar su explotación con los obreros
que antes trabajaban en ellas, organizándoles en
sociedades cooperativas, y que se planease también
la agrupación de todas esas cooperativas en una
gran Unión.”.47
46
CHOURY, Maurice, Los pobres Op. Cit., p. 57-58. 47
ENGELS… Op. Cit., p. 12.
La Comuna de París
11
La formación de una Comisión del Trabajo, que
reguló la producción y se esforzó en colocar a los
desempleados en otros lugares de trabajo. Fueron
devueltos los empeños. La moratoria al pago de
alquileres (el 30 de abril, la Comuna ordenó la
clausura de las casas de empeño). La colocación de
familias obreras que vivían en los sótanos en
residencias de los ricos que huyeron de la
revolución. “El día 6 (de abril), el 137° Batallón de
la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina y la
quemó públicamente, entre el entusiasmo
popular”.48
“El 5 de mayo, dispuso (la Comuna) la
demolición de la Capilla Expiatoria, que se había
erigido para expiar la ejecución del Luis XVI.”.49
Sin embargo, la Comuna no tocó el Banco
Central, el tesoro de Francia. Eh ahí una terrible
debilidad. “Lo más difícil de comprender es
indudablemente el santo temor con que aquellos
hombres se detuvieron respetuosamente en los
umbrales del Banco de Francia. Fue éste además un
error político muy grave. El Banco de Francia en
manos de la Comuna hubiera valido más que diez
mil rehenes. Hubiera significado la presión de toda
la burguesía francesa sobre el Gobierno de
Versalles para que negociase la paz con la
Comuna.”.50
Comuneros
Además de los obreros, las mujeres participaron
organizadamente en el gobierno comunero; los 20
barrios populares y, algunos intelectuales y poetas,
como A. Rimbaud, que redacto un borrador de
Constitución para la Comuna.51
48
Ídem. 49
Ibid., p. 13. 50
Ibid., p. 16. 51
LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit.,
Cap. XI , XII.
El poeta Arturo Rimbaud, dejó sus recuerdos a
las luchadoras féminas:
Ellas iban pálidas, maravillosas,
bajo un sol de amor marchando
junto al bronce de las ametralladoras
a través de aquel París alzado.52
Asimismo, se declararon otras Comunas en
Lyón, Marsella, Toulouse, Creusot entre otras
ciudades,53
aunque estás fracasaron... Los
comuneros de París se esforzaron en buscar la
alianza con los campesinos y editaron más de 100
mil volantes en forma de manifiesto:
“La tierra para el campesino, las herramientas para el
obrero, el trabajo para todos.”.54
Pero la Comuna no comprendió del todo, la
importancia de la alianza obrera y campesina.
IV. La bandera de la Comuna es la bandera de la
República mundial
Instalada la Comuna de París, el Consejo General
de la Internacional55
emitió comunicados de
solidaridad y realizó acciones de apoyo a los
comuneros (entre los 86 miembros de la Comuna,
sólo 30 habían sido miembros de la AIT).
Karl Marx, desde el 12 de abril, escribió una
carta:
“Pero, sea como fuere, este levantamiento de París –
aún si sucumbe a los lobos, chanchos y viles perros
de la vieja sociedad– es la hazaña más gloriosa de
nuestro partido desde la insurrección parisiense de
junio. Compárese a estos parisienses, que tomaron el
cielo por asalto, con los esclavos hasta el cielo del
Imperio Germano-prusiano, del sacro Impero
Romano, con sus máscaras póstumas, apestando a
52
RIMBAUD, Arturo, Las Manos de Jeanne-Marie, en:
CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 142. 53
LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Histoire… Op. Cit.,
Cap. XI y XII. 54
Llamamiento a los campesinos…, Comuna de París, 28 de
abril de 1871, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit.,
p. 106. 55
JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, folleto
ilustrado, núm. 2, Morelia, Ed. SUEUM, 2013.
La Comuna de París
12
cuartel, a iglesia, a repollo de hacienda junker y,
sobre todo, de filisteo.”.
Se realizaron diversos actos en Hanover,
Alemania, el 20 de abril (“Trabajadores franceses,
vosotros sois la vanguardia del ejército que marcha
a favor de la liberación del mundo.”);56
en Hyde
Park, Londres, Inglaterra, el 26 de marzo (“Os
saludamos, en nombre de la República Universal,
nosotros el pueblo de Londres, seguro de que
vosotros combatís por la libertad y la emancipación
de todo el género humano.”);57
y en la misma
fecha, en Berlín Alemania (“Saludamos con júbilo
la revolución social que ha estallado en París como
la insurrección del pueblo trabajador contra la
burguesía en descomposición.”).58
Por su parte, el diputado socialsita alemán,
Augusto Bebel59
exclamó, el 25 de mayo, en el
Reichstang, durante aquellos días sangrientos:
“La batalla de París no es sino un pequeño combate
de vanguardia. Nos queda por vivir el episodio
principal en Europa. Antes de que transcurran
muchas décadas, el grito de combate del proletariado
parisiense: guerra a los Castillos, paz a las chozas,
muerte a la miseria y a la oscuridad, será el grito de
combate del proletariado europeo”.
56
Mitin obrero en Hanover, Alemania, 20 de abril de 1871,
en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 107. 57
Ídem. 58
Ídem. 59
August Bebel (1840-1913), nació en Colonia y se
estableció en Leipzig en 1860, donde trabajó como oficial
tornero. Se unió al movimiento socialista. En 1867, fue
elegido Presidente de la Comisión Permanente del Sindicato
de Trabajadores Alemán. También fue miembro del Partido
del Pueblo Sajón. En 1869, en Eisenach, participó en la
fundación del Partido Socialdemócrata, vinculado a la
Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En 1871,
ganó un puesto en el parlamento alemán, el Reichstag, cargo
que desempeñó hasta su muerte. Fue encarcelado de 1872 a
1874 y nuevamente en 1886, condenado por “traición al
emperador alemán”. Fue antimilitarismo y por ello adversario
del canciller alemán, Otto von Bismarck. En 1890, se instaló
en Berlín. Fue un gran orador y entre los dirigentes más
influyentes de la socialdemocracia internacional y de su
partido (en 1912, alcanzó la mayoría en el Reichstag). Se
desempeñó como director de la revista socialista Vorwärts
(Adelante). Entre sus obras se encuentran La guerra de los
campesinos en Alemania (1876), La mujer y el socialismo
(1883), Charles Fourier (1888) y Mi vida (1910).
Y en efecto, en 1905 y después, en 1917, ese fue el
grito de los obreros, campesinos y soldados rusos,
que tuvo su eco hasta 1923, con las revoluciones en
Alemania, Bavaria y Hungría.
V. La Contrarrevolución
París había sido cercado. Al oeste y sur por las
tropas versalleses; al norte y al poniente, por las
líneas prusianas de Bismark. Los comuneros
esperaron el ataque de frente, pero “El error general
fue creer que el ataque sería de frente, en tanto que
los versalleses ejecutaron por todas partes
movimientos envolventes”. Los prusianos,
enemigos de guerra de franceses, abrieron sus
líneas militares para que pasaran las tropas de
Versalles contra los comuneros.
He aquí el tiempo de los asesinos60
En el conflicto doloroso y terrible
que impone una vez más a París
los horrores del sitio y del bombardeo
que hace correr la sangre francesa,
que hace perecer a nuestros hermanos, nuestras mujeres,
nuestros hijos, aplastados bajo los obuses y la metralla,
es necesario que la opinión pública no sea dividida, que la
conciencia nacional no sea turbada.
Declaración de La Comuna de París,
1º de abril de 1871.
La represión estuvo a cargo del ejército de
Versalles. Fusiló a 17 mil comuneros, entre ellos, a
uno de sus principales líderes Varlín; 13,400 fueron
procesados, entre ellas Louise Michel y luego
deportada a Nueva Caledonia (270 fueron
condenados muerte).61
Han fusilado a Varlín,
A Florens, a Duval, a Milliere;
Con Ferré, Rigauld, Tony Mollin
han cebado el Cementerio.
Creyeron cortarle los brazos
y vaciarle la aorta.
Pero no lo han logrado todo,
60
RIMBAUD, Arturo, Las Iluminaciones, en: CHOURY,
Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 142 CHOURY, Maurice,
Los pobres… Op. Cit., p. 142. 61
LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit.,
Cap. XXXIV.
La Comuna de París
13
Nicolás,
pues la comuna no está muerta.62
El 20 de mayo, Thiers (en ciudad de México hay
una calle con su nombre) lanzó su último ataque
para vencer la penúltima resistencia de los
comuneros: El Cementerio de Pere Lanchaise
(Muro de Comuneros). Ocho días después, cayó el
último barrio obrero. Varlín, uno de los líderes
comuneros, fue exhibido en las calles parisinas y
fusilado.
Louise Michel peleó hasta las últimas en las
barricadas de Clamart, Neuilly e Issy-les-
Moulineaux y en el 61º Batallón de Montmartre.
Vio caer a sus amigas y compañeras. Louise logró
escapar. Más tarde tendrá que entregarse a los
“versalleses” a cambio de la libertad de su vieja
madre Marianne Michel.
Une femme passionnée. Poème écrit après la mort de
Théophile Ferré, 1872.63
Su pareja Théophile Ferré fue fusilado en
noviembre de ese año (Michel le dedicó los
poemas Les Oeillets Rouges (Los Claveles Rojos) y
Une femme passionnée (Una mujer apasionada).
62
POTTIER, Eugene, Ella no ha muerto, en: CHOURY,
Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 174. 63
Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013).
Théophile Ferré
Louise fue juzgada en el 4° Consejo de Guerra,
el 16 de diciembre de 1871,64
ahí dijo
pausadamente:
No me quiero defender. Pertenezco por entero a
la revolución social.65
Declaro aceptar la
responsabilidad de mis actos. (...). Ya que, según
parece, todo corazón que lucha por la libertad sólo
tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si
me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de
denunciar, en venganza de mis hermanos, a los
asesinos de esta Comisión.66
Las acusaciones no fueron pecatas minutas,
veamos:
(...) “Por lo tanto, nuestra opinión es que debe
ser llevada a juicio a Louise Michel:
1 - El ataque tuvo como objetivo cambiar el
gobierno;
2 - El ataque tuvo como objetivo incitar a la
guerra civil con los ciudadanos a armarse unos
contra otros;
64
Louise Michel, en Historia Social:
http://socialhistory.org/en/today/12-16 (consulta, 26 de marzo
de 2013). 65
“Sí, soy una fanática y, como todos los mártires, mi cuerpo
no siente dolor cuando mis pensamientos me transportan al
mundo de la revolución”, le dijo a Paul Lafargue, en:
LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel… Op. Cit., p.
2. 66
Chronologie de la vie de Louise Michel, en Qui était Louise
Michel ?, web del Instituto Louise Michel de Bobigny.
Acceso 9-07-2012 (en francés).
La Comuna de París
14
3.- Estar en un movimiento insurreccional,
portaban armas y se expone un uniforme militar, y
hace uso de esas armas;
4.- Falsificación de suplantación privado;
5.- El uso de una moneda falsa;
6.- La complicidad de provocación y
conspiración para asesinar personas tomadas como
rehenes supuestamente por el municipio;
7.- Complicidad detenciones ilegales, seguidas
de tortura física y la muerte, ayudando con el
conocimiento de los autores de la acción en los
hechos que han consumido;
Delitos previstos en los artículos 87, 91, 150,
151, 159, 59, 60, 302, 341, 344 del Código Penal y
5 de la Ley de 24 de mayo de 1834.67
Y condenada a diez años de destierro en las
lejanas tierras de Nueva Caledonia.
Devant le Conseil de Guerre, 1871.
68
Reacción en Europa y acción de la Internacional
La reacción se extendió por Europa y la
Internacional fue declarada ilegal en Francia y,
además, el Thiers tomó represalias internacionales.
Jules Favre69
envió una circular (6-06-1871)
67
Juicio a Louise Michel. Sexto Consejo de Guerra (sentado
en Versalles). Presidencia del señor Delaporte, coronel.
Audiencia el 16 de diciembre de 1871, en: . Traducción
propia. 68
Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php
(acceso 26 de marzo de 2013). 69
Jules Favre, (1809-1880), Abogado y político francés,
dirigente de la oposición republicana enfrentada al emperador
Napoleón III y uno de los fundadores de la III República.
Opositor a la Guerra Franco-prusiana, empleó su influencia
reclamando la extradición de los comuneros
refugiados en países europeos. En otros lugares se
tomaron medidas represivas contra los
internacionalistas como en España, Rusia (caso
Netchaiev), Alemania (Comité Brunswick y
Liebknecht), Austria-Hungría, Bélgica y
Dinamarca. El terror ante la Comuna. Terror ante la
Internacional, que estuvo en el orden del día de las
reuniones de ministros de Alemania, Austria y
Rusia. Sólo Suiza se mantuvo “neutral” y concedió
asilo a los comuneros. Inglaterra (excepto con la
sección irlandesa de la Internacional) y Estados
Unidos.
Hoar, diputado de Massachussets, declaró:
“La gran Asociación Internacional de Trabajadores,
organización que penetra en Europa, mina los tronos,
los títulos de nobleza... y hace entender su voz en
todas partes”.
Según el historiador Miklós Molnár, “... la caída de
la Comuna y las persecuciones no habrían
quebrantado la fuerza vital de la Internacional”.
Dijo también que, en Bourdeos y otras ciudades
francesas, pese la masacre, se formaron nuevas
secciones de la Internacional. En Alemania, la
tendencia Liebknecht-Bebel, creció como un gran
partido obrero. Lo mismo ocurrió en Bélgica,
donde la sección de la Internacional alcanzó su
apogeo. En España se contaron más de 3 mil
afiliados (que cotizaron 300 francos a la AIT), en
Italia, según Engels el desarrollo de esa sección fue
“verdaderamente sorprendente”, Garibaldi70
envió
ante la Asamblea Legislativa para provocar la caída de
Napoleón III, después de la derrota francesa en Sedan.
Desempeñó los cargos de vicepresidente y ministro de
Asuntos Exteriores en el nuevo gobierno republicano; dirigió
las negociaciones de paz con Prusia, tras abandonar la cartera
de Exteriores en 1871, fue miembro de la Cámara de
Diputados hasta 1876, año en el que consiguió un escaño
como senador, que ocupó hasta su muerte en 1880. 70
Giuseppe Garibaldi (1807-1882), revolucionario italiano y
líder de la lucha por la unificación e independencia de Italia.
Nació en Niza, el 4 de julio de 1807, y fue un autodidacta. En
su juventud, trabajó como marinero en barcos mercantes en la
zona del Mediterráneo; en 1833 se unió a la Joven Italia, el
movimiento organizado por el revolucionario italiano
Giuseppe Mazzini y cuyo objetivo era alcanzar la libertad y
unificación del pueblo italiano dentro de una república
autónoma. Fue condenado a muerte en 1834, pero consiguió
La Comuna de París
15
una carta a Petroni, presidente del Congreso de las
Sociedades obreras mazzianinas, favorable a la AIT
y la Comuna. Engels le dio muchísima importancia
al pronunciamiento de Garibaldi: la carta “ha
llevado a que mucha gente todavía escéptica se
hiciera una idea favorable de la Internacional. Ha
desaparecido completamente el poder que ejercía
Mazzini71
en los obreros de Italia”.
Molnár, por su parte afirmó: “La resonante toma
de posición por Garibaldi equivale a una batalla
ganada por la Internacional”. Por su parte,
Garibaldi exclamó: “La Internacional es el sol del
porvenir”.72
“El París obrero, con su Comuna, será celebrada
por siempre como el glorioso precursor de una
sociedad nueva. El recuerdo de sus mártires se
conservará... en el corazón de la clase obrera”.
“A sus exterminadores la historia los clavó ya en
la picota eterna y todos los ruegos de sus curas no
llegarán a rescatarlos”, diría más tarde Carlos
Marx.
Fue una realidad contradictoria: La Comuna y la
Internacional en agonía, pero en otros lugares
creció el movimiento obrero y socialista.
Comuneras presas. Ahí está Louise Michel.
huir a Sudamérica, donde permaneció doce años. Tomó parte
en la rebelión del estado de Río Grande do Sul contra Brasil y
más tarde participó en la guerra civil de Uruguay; demostró
sus excepcionales dotes como jefe militar en ambos
conflictos. 71
Giuseppe Mazzini (1805-1872), revolucionario y patriota
italiano que luchó a favor de la unificación de Italia. Nació en
Génova, el 22 de junio de 1805. En 1831, fundó La Joven
Italia, sociedad secreta, cuyo objetivo era la creación de una
república italiana unitaria. 72
CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 178.
Comuneros fusilados.
V. Las últimas miradas de Louise
Louise Michel en Nueva Caledonia.
Louisa fue indomable.73
Desterrada de París en
Nouvelle-Calédonie, siguió luchado por sus ideas.
Atrás quedaron los recuerdos abordo del vapor
francés “Virginie” aquel día y año des destierro, el
8 de agosto de 1873.74
Y los largos y penosos
73
Lejeune, Paule, Louise Michel l'indomptable, Editions des
femmes, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p. (Lejeune,
Paula, Louise Michel, la indomable, Ediciones mujeres, Saint-
Amand-Montrond, 1978, 322 p.). 74
Chronologie de la vie de Louise Michel, en: Qui était
Louise Michel ?, Instituto Louise Michel de Bobigny. Acceso
9-07-2012 (en francés).
La Comuna de París
16
meses en prisión. El humillante proceso judicial
por comunera. Nouvelle-Calédonie la acogería
2,555 días.
En ultramar, no dejó de escribir. Su
biógrafa, Edith Thomas, escribió: “Louise Michel
está constantemente escribiendo su vida, y para
expresar sus penas, sus alegrías y enojos.”. Fue una
herencia de sus abuelos, que acostumbraban anotar
en un libro vivencias del día, de la vida.75
Louise se acercó a la población aborigen,
los canacos. Para Francia eran salvajes. Louisa los
escuchó parlar en su lengua nativa, sus mitos, sus
cantos. Vio sus tradiciones. Aprendió la lengua.
Abrió una escuela. Y, en cuanto pudo, apoyo la
lucha de los canacos por liberarse del dominio
francés. La prensa francesa la apodó Louve rouge,
“La loba roja”, mientras sus seguidores le decían
Bonne Louise “La Buena Louise”.76
Sensible a la Natura, observa, recoge
plantas para el Instituto Geográfico en París. Fundó
un periódico Petites Affiches de la Nouvelle-
Calédonie y publicó Légendes et chansons de
gestes canaques.77
Seis años después de su deportación
forzosa, le autorizaron trasladarse a la isla de
Noumea, donde volvió a la docencia, que siempre
fue su pasión.
Pero las cosas estaban cambiando en
Francia al iniciarse la década de 1880. El gobierno
emitió una amnistía que benefició a Louise y
regresó a París. La recibieron sus partidarios con
júbilo, reconocimiento y admiración. No era para
menos: comunera de 1871, enjuiciada y deportada,
había comulgado con el Anarquismo, seguidora de
un personaje muy popular y conocido: Blaqui,
quien agoniza. Louise camina otra vez por las
calles parisinas en la Marcha Fúnebre a Blanqui.
Nadie dudó que tuviera que ser la oradora
principal.
Seguía escribiendo. No dejaba de escribir y
su obra La miseria fue publicándose en entregas
75
Documentos de Louisa Michel, en:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/documentsfr.php 76
Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 177. 77
Jean Maitron, Dictionnaire biographique du Mouvement
ouvrier français, Les Éditions de l'Atelier, 1997, entrada
'Louise Michel'. Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 11-12.
con un notable éxito. Nueve años, desde la derrota
de la Comuna, las cosas fueron cambiando, luego
de años de desprestigio, persecución y denostración
contra los comuneros. Así lo recordó un historiador
francés, Jean Gacón:
“La Comuna de París de 1871, que gobernó a
esa ciudad durante setenta y dos días, ha pasado
durante muchos años prácticamente olvidada en
los libros de texto de historia fundamental
asignados a todos los estudiantes franceses. Así
las enormes calumnias amontonadas sobre las
cabezas de los comuneros en los años que
siguieron inmediatamente a los acontecimientos
fueron acompañadas de una conspiración
fielmente cumplida de silencio oficioso.”.78
Nueva Caledonia. Mapa de Wikimedia.
La comunera Louise se transformó consciente y
activamente en una anarquista; abrazó su ideología
con la pasión que la caracterizó desde sus 12 años,
cuando empezó a escribir su diario. Para ella, todo
poder encarna “la maldición y la tiranía”, en eso
difirió de los marxistas, quienes postularon la
Dictadura del Proletariado.
A su retorno a París, se abrió una nueva
etapa en su vida: la organizadora del anarquismo en
Francia y otros países de Europa. Les brindó un
nuevo estandarte: La Bandera Negra de la
Anarquía.
78
GACON, Jean, La Comuna de París, en: “Europe, reveu
mensuelle”, núm., 499-500 (noviembre-diciembre, 1970), p.
6. Tomado de: KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol
Kaplan), “Revoluciones. Un estudio comparativo desde
Cromwell hasta Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a
pleno sol, num. 54, 1977, p. 307.
La Comuna de París
17
Nuevas cárceles les esperaban. Amnistías.
Libertad condicional. Exilio en Londres. Expulsión
de Bruselas, Bélgica. Y un atentado: en 1888,
mientras hablaba Le Havre, un fanático le dispara a
la cabeza.79
Se negó a presentar una denuncia penal
contra el agresor. Georges Clemenceau y
Lissagaray,80
la visitaron, eran amigos de muchos
años.
No sólo fue indomable, sino incansable. Su
“tercera edad” no la limitó. Recorría pueblos y
ciudades francesas dando conferencias,
organizando células anarquistas. Viajaba de París a
Londres como si ya existiera el tren submarino.
Fundó, con Sébastien Faure, otro periódico Le
libertaire (El Libertario) a 5 años de su regreso a
París.
79
Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 12. 80
BIDOUZE, René, Lissagaray, la plume et l'épée, Les
Éditions Ouvrières, 1991, p. 193-194.
La Comuna de París
19
Fuentes:
Fuentes sobre Louise Michel (en francés):
Fonds d'archives Louise Michel (1860-1905), Institut International d'Histoire Sociale, Amsterdam (Archivos
de Louise Michel (1860-1905), Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam).
Boyer, Irma, " La Vierge Rouge " Louise Michel, avec une préface d'Henri Barbusse, André Delpeuch
éditeur, Paris, 1927, 247 p. (Boyer, Irma, «La Virgen Roja» Louise Michel, con un prólogo de Henri
Barbusse, André Delpeuch editor, Paris, 1927, 247 p.).
Des Etrivières, Jean, Les Amazones du siècle, Destenay, Paris, 1882, 33 p. (Des Etrivières, Jean, Las
amazonas del siglo, Destenay, París, 1882, 33 p.).
Lejeune, Paule, Louise Michel l'indomptable, Editions des femmes, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p.
(Lejeune, Paula, Louise Michel, la indomable, Ediciones mujeres, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p.).
Maitron, Jean (sous la direction de), Dictionnaire biographique du mouvement ouvrier français (1879-
1914), 15 tomes, Les Editions Ouvrières, Paris, 1977 (Maitron, Jean (editor), Diccionario biográfico del
movimiento obrero francés (1879-1914), 15 volúmenes, Ediciones de los Trabajadores, París, 1977).
Michel, Louise, Je vous écris de ma nuit, correspondance générale de Louise Michel (1850-1904), édition
établie, annotée et présentée par Xavière Gauthier, Les Editions de Paris, Paris, 1999, 798 p. (Michel,
Louise, Estoy escribiendo mi noche, la correspondencia general de Louise Michel (1850-1904), edición y
notas de Xaviere Gauthier, Les Editions de Paris, París, 1999, 798 p.).
Michel, Louise, La Commune, Histoire et souvenirs, La Découverte, Paris, 1999, 377 p. (Michel, Louise, La
Comuna, historia y recuerdos, La Découverte, París, 1999, 377 p.).
Michel, Louise, Mémoires, éditions Sulliver, Arles, 1997, 354 p. (Michel, Louise, Memorias, Ediciones
Sulliver, Arles, 1997, 354 p.).
Michel, Louise, Souvenirs et aventures de ma vie, édition établie par Daniel Armogathe, coll. Actes et
mémoires du peuple, La Découverte/Maspero, Paris, 1983, 437 p. (Michel, Louise, Recuerdos y aventuras
de mi vida, editado por Daniel Armogathe, colec. Hechos y recuerdos de la gente, La Découverte/Maspero,
París, 1983, 437 p.).
Thomas, Edith, Les Pétroleuses, coll. La suite des temps, Gallimard, Paris, 1963, 289 p. (Thomas, Edith,
Los Pétroleuses, colec. Después del tiempo, Gallimard, París, 1963, 289 p.).
Thomas, Edith, Louise Michel ou la Velléda de l'anarchie, coll. Leurs figures, Gallimard, [Paris], 1971, 475
p. (Thomas, Edith Louise Michel Velleda o la anarquía, et al. Sus figuras, Gallimard, [París], 1971, 475 p.).
Fuentes citadas:
Enlaces de Internet:
Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam:
http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/sourcesfr.php
Historia Social:
http://socialhistory.org/en/node/2319
La Comuna de París
22
Poema de Louise Michel, Les oeillets rouges (los
claveles rojos), dedicado a Théophile Ferré
ejecutado en noviembre de 1871.
Si j’allais au noir cimentière,
frères, jerez sur votre coeur,
comme un espérance dernière,
de rouges oeillets tout en fleur.
Dans les derniers temps de l’Empire,
lorsque le peuple s’éveillait,
rouge oeillet, ce fut ton sourire
qui nous dit que tout renaissait.
Aujourd’hui, va fleurir dans l’ombre
des noires et tristes prisons.
Va fleurir près du captif sombre,
et dis-lui bien que nous l’aimons.
Dis-lui que par le temps rapide,
tout appartient à l’avenir ;
que le vainqueur au front livide
plus que le vaincu peut mourir.
Traducción propia, con ayuda
Sí fuera al negro cementerio,
hermanos, lanzad sobre vuestro corazón,
como una última esperanza,
rojos claveles en flor.
En los últimos tiempos del Imperio,
cuando el pueblo se despertaba,
fue tu sonrisa, rojo clavel
la que nos dijo que todo renacía.
Hoy ve a florecer a la sombra
de las negras y tristes prisiones.
Ve a florecer junto al triste cautivo
y dile que le queremos.
Dile que con la fugacidad del tiempo,
todo pertenece al futuro;
que el vencedor de frente lívida
puede morir antes que el vencido.
Declaración de la Comuna al pueblo francés
“En el conflicto doloroso y terrible que impone una
vez más a París los horrores del sitio y del
bombardeo que hace correr la sangre francesa, que
hace perecer a nuestros hermanos, nuestras
mujeres, nuestros hijos, aplastados bajo los obuses
y la metralla, es necesario que la opinión pública
no sea dividida, que la conciencia nacional no sea
turbada.
Es necesario que París y el país todo entero
sepan cuál es la naturaleza, la razón, el fin de la
Revolución que se produce. Es necesario que la
responsabilidad de los duelos, de los sufrimientos,
de las desdichas de los que somos víctimas
recaigan sobre aquellos que, después de haber
traicionado a Francia y librado París al extranjero
persiguen con una ciega y cruel obstinación la
ruina de la capital, a fin de enterrar, en el desastre
de la República y de la libertad el doble testimonio
de su traición y de su crimen.
La Comuna tiene el deber de afirmar y
determinar las aspiraciones y los deseos de la
población de París, de precisar el carácter del
movimiento del 18 de Marzo, incomprendido,
desconocido y calumniado por los hombres
políticos que se reúnen en Versalles.
Esta vez nuevamente París trabaja y sufre por la
Francia entera, de la que él prepara por sus
combates y sacrificios, la regeneración intelectual,
moral, administrativa y económica, la gloria y la
prosperidad. ¿Qué pide París?
El reconocimiento y la consolidación de la
República, única forma de gobierno compatible
con los derechos del pueblo y el desarrollo regular
y libre de la sociedad.
La autonomía absoluta de la Comuna extendida
a todas las localidades de Francia, y asegurando a
cada una la integridad de sus derechos, y a todo
francés el pleno ejercicio de sus facultades y
aptitudes, como hombre, ciudadano, y trabajador.
La autonomía de la Comuna no tendrá otros
límites que el derecho de autonomía igual para
todas las obras comunes adherentes al contrato,
cuya asociación debe asegurar la unidad francesa.
Los derechos inherentes a la Comuna son:
El voto del presupuesto comunal, gastos y
recursos; la fijación y la repartición del impuesto;
la dirección de los servicios locales, la
organización de su magistratura, de la policía
interior y de la enseñanza, la administración de los
bienes pertenecientes a la Comuna.
La selección por elección o por concurso, y el
derecho permanente de control y revocación de los
magistrados y funcionarios comunales de todo
orden.
La Comuna de París
23
La garantía absoluta de la libertad individual, de
la libertad de conciencia y la libertad de trabajo.
La intervención permanente de los ciudadanos
por la libre manifestación de sus ideas, la libre
defensa de sus intereses: garantías dadas a esas
manifestaciones por la Comuna, única encargada
de vigilar y asegurar el libre y justo ejercicio del
derecho de reunión y de publicidad.
La organización de la Defensa Urbana y de la
Guardia Nacional, que elige a sus jefes y vela sola
al mantenimiento del orden en la ciudad. París no
quiere nada más a título de garantías locales, a
condición bien entendida, de encontrar en la gran
administración central, delegación de las comunas
federales, la realización y la práctica de los mismos
principios.
Pero, a favor de su autonomía y aprovechando
su libertad de acción, París se reserva realizar
como lo considere mejor, las reformas
administrativas y económicas que reclame su
población: crear instituciones aptas para desarrollar
y propagar la instrucción, la producción, el
intercambio y el crédito; a universalizar el poder y
la propiedad, según las necesidades del momento,
el deseo de los interesados y los datos
proporcionados por la experiencia.
Nuestros enemigos se equivocaron o hacen
equivocar al país cuando acusan a París de querer
imponer su voluntad o su supremacía al resto de la
nación y pretender una dictadura sería un
verdadero atentado contra la independencia y
soberanía de las otras comunas.
Se equivocan o hacen que se equivoque el país
cuando acusan a París de perseguir la destrucción
de la unidad francesa, constituida por la
Revolución, con la aclamación de nuestros padres,
que concurrieron a la fiesta de la Federación desde
todos los puntos de la vieja Francia.
La unidad, tal como nos ha sido impuesta hasta
hoy por el imperio, la monarquía y el
parlamentarismo, no es más que la centralización
despótica, ininteligente, arbitraria u onerosa.
La unidad política, tal como la quiere París, es
la asociación voluntaria de todas las iniciativas
locales, el concurso espontáneo y libre de todas las
energías individuales en vistas a un fin común, el
bienestar, la libertad y la seguridad de todos.
La Revolución comunal, comenzada por la
iniciativa popular del 18 de marzo, inaugura una
nueva era política experimental, positiva,
científica.
Este es el fin del viejo mundo gubernamental y
clerical, del militarismo, del funcionalismo, de la
explotación, de los monopolios, de los privilegios,
a los que el proletariado debe su servidumbre y la
patria sus desdichas y sus desastres.
Que esta patria querida y grande, engañada por
las mentiras y las calumnias, se tranquilice
entonces.
La lucha entablada en París y Versalles es de
esas que no pueden terminar por compromisos
ilusorios: la salida no deberá ser dudosa. La
victoria, perseguida con indomable energía por la
Guardia Nacional, pertenecerá a la idea y al
derecho.
¡Llamamos a Francia!
¡Advertida de que París en armas posee tanta
calma como bravura, que sostiene el orden con
tanta razón como heroísmo; que no se armó más
que por devoción a la libertad y la gloria de todos,
que Francia haga cesar este sangriento conflicto!
Corresponde a Francia desarmar a Versalles por
la manifestación solemne de su irresistible
voluntad.
¡Llamada aprovechar nuestras conquistas, que
se declare solidaria con nuestros esfuerzos; que sea
nuestra aliada en este combate que no pude
terminar más que con el triunfo de la idea comunal
o con la ruina de París!
En cuanto a nosotros, ciudadanos de París,
tenemos la misión de realizar la revolución
moderna, la más grande y la más fecunda de todas
aquellas que han iluminado la historia.
¡Tenemos el deber de luchar y de vencer!
París, 1 de abril de 1871.”
La Comuna de París
El Comité Central de la Guardia Nacional
convoca a la lucha a los trabajadores*
“Trabajadores, no os engañéis; ésta es una gran
lucha, en la que se encuentran frente a frente el
parasitismo y el trabajo, la explotación y la
producción. Si estáis cansados de vegetar en la
La Comuna de París
24
ignorancia y de pudriros en la miseria; si queréis
que vuestros hijos sean hombres que gocen del
beneficio de su trabajo y no especie de animales
amaestrados para el taller o para el combate, que
multiplican con su sudor la fortuna de algún
explotador o vierten su sangre por un déspota; si no
queréis que vuestras hijas, a las que no podéis
educar y vigilar, sean instrumento de placer en
brazos de la aristocracia; si no queréis ya que la
desocupación y la miseria empujen a los hombres a
la policía y las mujeres a la prostitución, si queréis,
finalmente, el reino de la justicia, trabajadores, sed
inteligentes.
¡Poneos de pie y que vuestras fuertes manos
arrojen bajo vuestros talones a la inmunda
reacción!
¡Ciudadanos de París, comerciantes,
industriales, tenderos, pensionados, a todos
vosotros que trabajáis y buscáis honestamente la
solución de los problemas sociales, el Comité
Central os llama a marchar unidos en el progreso.
¡Inspiraos en los destinos de la patria y en su gente
universal!”.
*Proclama del 5 de abril, citada por Bourgin en: La
Comuna, Buenos Aires, Eudeba, 1962.
La Comuna de París (1871)
El carácter revolucionario del levantamiento en
París*
“Los proletarios de la capital en medio de los
desfallecimientos y las traiciones de las clases
gobernantes, comprendieron que ha llegado para
ellos la hora de salvar la situación tomando en su
mano la dirección de los negocios públicos...
Los trabajadores, quienes producen todo y no
gozan de nada, quienes sufren la miseria en medio
de los productos acumulados, fruto de su trabajo y
sus sudores, ¿deberán ser eternamente víctimas del
ultraje? ¿No les será permitido jamás trabajar para
lograr su emancipación, sin levantar contra ellos un
concierto de maldiciones?
La burguesía, su hermana mayor, que cumplió
su emancipación hace más de tres cuartos de siglo,
que les ha precedido en el camino de la revolución,
¿no comprende hoy que ha llegado la hora de la
emancipación del proletariado?
Los desastres y las calamidades públicas en las
que su incapacidad política y su decrepitud moral e
intelectual han hundido a Francia, deberían sin
embargo probarle que su época ha terminado, que
ha cumplido la tarea que le había sido impuesta en
1789, que debe, si no cede el lugar a los
trabajadores, por lo menos dejarles llegar a su vez
a la emancipación social...
El proletariado, frente a la amenaza permanente
de sus derechos, la negación absoluta de todas sus
legítimas aspiraciones, la ruina de la patria y de
todas sus esperanzas, ha comprendido que era su
deber imperioso y su derecho absoluto tomar en
sus manos los destinos de la patria y asegurar el
triunfo apoderándose del poder”
*Jornal Officel, 21 de marzo de 1871. Citado por
Jaque Rougerie en: Procès des Communards,
París, Joulliard, 1964.
C. Marx
Resoluciones del mitin convocado para
conmemorar el aniversario de la Comuna de
París81
El mitin convocado para conmemorar el
aniversario del 18 de marzo de 1871 ha adoptado
las siguientes resoluciones:
I Considera que el glorioso movimiento iniciado el
18 de marzo es la aurora de la gran revolución
social llamada a liberar para siempre a la
humanidad de la sociedad de clases.
II Declara que las necedades y los crímenes de las
clases burguesas, coligadas en toda Europa por su
81
En la reunión del Consejo General del 20 de febrero de
1872 se aceptó la propuesta de Jung de celebrar un mitin de
masas en Londres el 18 de marzo para conmemorar el primer
aniversario de la Comuna de París. Pero el mitin público no
tuvo lugar, ya que el dueño del local en que debía reunirse se
negó en el último momento a conceder la sala. No obstante,
los miembros de la Internacional y los ex federados
organizaron el 18 de marzo una reunión solemne en
homenaje al aniversario de la primera revolución proletaria.
Fueron adoptadas tres resoluciones breves escritas
especialmente por Marx para el mitin
La Comuna de París
25
odio hacia los trabajadores, han condenado la vieja
sociedad a la muerte, sean las que sean las formas
de gobierno, monárquicas o republicanas.
III Proclama que la cruzada de todos los gobiernos
contra la Internacional y el terrorismo, tanto de los
asesinos de Versalles como de sus vencedores
prusianos, prueban la inanidad de sus éxitos y
afirman que tras la heroica vanguardia destruida
por las fuerzas mancomunadas de Thiers y de
Guillermo se encuentra el amenazante ejército del
proletariado universal.
Escrito: Por Karl Marx entre el 13 y el 18 de marzo
de 1872.
Primera edición: en el número 12 de La Liberté, 24
de marzo de 1872 y, en el número 3 de The
International Herald, 30 de marzo de 1872.
Se publica de acuerdo con el texto del manuscrito.
Traducido del francés.
Digitalización y Edición Electrónica: Ediciones
Bandera Roja.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2003.
La Comuna de París 1871
“París, sede central del viejo Poder gubernamental
y, al mismo tiempo, baluarte social de la clase
obrera de Francia, se había levantado en armas
contra el intento de Thiers y los “rurales” de
restaurar y perpetuar aquel viejo Poder que les
había sido legado por el Imperio. Y si París pudo
resistir fue únicamente porque, a consecuencia del
asedio, se había deshecho del ejército,
substituyéndolo por una Guardia Nacional, cuyo
principal contingente lo formaban los obreros.
Ahora se trata de convertir este hecho en
una institución duradera. Por eso, el primer decreto
de la Comuna fue para suprimir el ejército
permanente y sustituirlo por el pueblo armado.
La Comuna estaba formada por los
consejeros municipales elegidos por sufragio
universal en los diversos distritos de la ciudad.
Eran responsables y revocables en todo momento.
La mayoría de sus miembros eran, naturalmente,
obreros o representantes reconocidos de la clase
obrera. La Comuna no había de ser un organismo
parlamentario, sino una corporación de trabajo,
ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de
continuar siendo un instrumento del Gobierno
central, la policía fue despojada inmediatamente de
sus atributos políticos y convertida en instrumento
de la Comuna, responsable ante ella y revocable en
todo momento. Lo mismo se hizo con los
funcionarios de las demás ramas de la
administración. Desde los miembros de la Comuna
para abajo, todos los servidores públicos debían
devengar salarios de obreros. Los intereses creados
y los gastos de representación de los altos
dignatarios del Estado desaparecieron con los altos
dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron
de ser propiedad privada de los testaferros del
Gobierno central. En manos de la Comuna se
pusieron no solamente la administración
municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta
entonces por el Estado.
Una vez suprimidos el ejército permanente
y la policía, que eran los elementos de la fuerza
física del antiguo Gobierno, la Comuna tomó
medidas inmediatamente para destruir la fuerza
espiritual de represión, el “poder de los curas”,
decretando la separación de la Iglesia y el Estado y
la expropiación de todas las iglesias como
corporaciones poseedoras. Los curas fueron
devueltos al retiro de la vida privada, a vivir de las
limosnas de los fieles, como sus antecesores, los
apóstoles. Todas las instituciones de enseñanza
fueron abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo
tiempo emancipadas de toda intromisión de la
Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la
enseñanza al alcance de todos, sino que la propia
ciencia se redimía de las trabas a que la tenían
sujeta los prejuicios de clase y el poder del
Gobierno.
Los funcionarios judiciales debían perder
aquella fingida independencia que sólo había
servido para disfrazar su abyecta sumisión a los
sucesivos gobiernos, ante los cuales iban prestando
y violando, sucesivamente, el juramento de
fidelidad. Igual que los demás funcionarios
públicos, los magistrados y los jueces habían de ser
funcionarios electivos, responsables y revocables.
Como es lógico, la Comuna de París había
de servir de modelo a todos los grandes centros
industriales de Francia. Una vez establecido en
La Comuna de París
26
París y en los centros secundarios el régime
comunal, el antiguo Gobierno centralizado tendría
que dejar paso también en las provincias a la
autoadministración de los productores. En el breve
esbozo de organización nacional que la Comuna no
tuvo tiempo de desarrollar, se dice claramente que
la Comuna habría de ser la forma política que
revistiese hasta la aldea más pequeña del país y que
en los distritos rurales el ejército permanente
habría de ser reemplazado por una milicia popular,
con un período de servicio extraordinariamente
corto. Las comunas rurales de cada distrito
administrarían sus asuntos colectivos por medio de
una asamblea de delegados en la capital del distrito
correspondiente y estas asambleas, a su vez,
enviarían diputados a la Asamblea Nacional de
Delegados de París, entendiéndose que todos los
delegados serían revocables en todo momento y se
hallarían obligados por el mandat impératif
(instrucciones formales) de sus electores. Las
pocas, pero importantes funciones que aún
quedarían para un gobierno central, no se
suprimirían, como se ha dicho, falseando
intencionadamente la verdad, sino que serían
desempeñadas por agentes comunales que, gracias
a esta condición, serían estrictamente responsables.
No se trataba de destruir la unidad de la nación,
sino por el contrario, de organizarla mediante un
régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al
destruir el Poder del Estado, que pretendía ser la
encarnación de aquella unidad, independiente y
situado por encima de la nación misma, de la cual
no era más que una excrecencia parasitaria.
Mientras que los órganos puramente represivos del
viejo Poder estatal habían de ser amputados, sus
funciones legitimas serían arrancadas a una
autoridad que usurpaba una posición preeminente
sobre la sociedad misma, para restituirlas a los
servidores responsables de esta sociedad. En vez
de decidir una vez cada tres o seis años qué
miembros de la clase dominante habían de
“representar” al pueblo en el parlamento, el
sufragio universal habría de servir al pueblo
organizado en comunas, como el sufragio
individual sirve a los patronos que buscan obreros
y administradores para sus negocios. Y es bien
sabido que lo mismo las compañías que los
particulares, cuando se trata de negocios saben
generalmente colocar a cada hombre en el puesto
que le corresponde y, si alguna vez se equivocan,
reparan su error con presteza. Por otra parte, nada
podía ser más ajeno al espíritu de la Comuna que
sustituir el sufragio universal por una investidura
jerárquica.
Generalmente, las creaciones históricas por
completo nuevas están destinadas a que se las tome
por una reproducción de formas viejas e incluso
difuntas de la vida social, con las cuales pueden
presentar cierta semejanza. Así, esta nueva
Comuna, que quiebra el Poder estatal moderno, ha
sido confundida con una reproducción de las
comunas medievales, que, habiendo precedido a
ese Estado, le sirvieron luego de base. Al régimen
comunal se le ha tomado erróneamente por un
intento de fraccionar, como lo soñaban
Montesquieu y los girondinos, esa unidad de las
grandes naciones en una federación de pequeños
Estados, unidad que, aunque instaurada en sus
orígenes por la violencia política, se ha convertido
hoy en un poderoso factor de la producción social.
El antagonismo entre la Comuna y el Poder estatal
se ha presentado equivocadamente como una
forma exagerada de la vieja lucha contra el
excesivo centralismo. Circunstancias históricas
peculiares pueden en otros países haber impedido
el desarrollo clásico de la forma burguesa de
gobierno, tal como se dio en Francia, y haber
permitido, como en Inglaterra, completar en las
ciudades los grandes órganos centrales del Estado
con asambleas parroquiales [vestries] corrompidas,
concejales concusionarios y feroces
administradores de la beneficencia, y, en el campo,
con jueces virtualmente hereditarios. El régimen
comunal habría devuelto al organismo social todas
las fuerzas que hasta entonces venía absorbiendo el
Estado parásito, que se nutre a expensas de la
sociedad y entorpece su libre movimiento Con este
solo hecho habría iniciado la regeneración de
Francia. La burguesía de las ciudades de la
provincia francesa veía en la Comuna un intento de
restaurar el predominio que ella había ejercido
sobre el campo bajo Luis Felipe y que, bajo Luis
Napoleón, había sido suplantado por el supuesto
predominio del campo sobre la ciudad. En realidad,
el régimen comunal colocaba a los productores del
campo bajo la dirección intelectual de las
La Comuna de París
27
cabeceras de sus distritos, of reciéndoles aquí, en
las personas de los obreros, a los representantes
naturales de sus intereses. La sola existencia de la
Comuna implicaba, evidentemente, la autonomía
municipal, pero ya no como contrapeso a un Poder
estatal que ahora era superfluo. Sólo en la cabeza
de un Bismarck, que, cuando no está metido en sus
intrigas de sangre y hierro, gusta de volver a su
antigua ocupación, que tan bien cuadra a su calibre
mental, de colaborador del Kladderadatsch (el
Punch de Berlín), sólo en una cabeza como ésa
podía caber el achacar a la Comuna de París la
aspiración de reproducir aquella caricatura de la
organización municipal francesa de 1791 que es la
organización municipal de Prusia, donde la
administración de las ciudades queda rebajada al
papel de simple rueda secundaria de la maquinaria
policíaca del Estado prusiano. Ese tópico de todas
las revoluciones burguesas, “un gobierno barato”,
la Comuna lo convirtió en realidad al destruir las
dos grandes fuentes de gastos: el ejército
permanente y la burocracia del Estado. Su sola
existencia presuponía la no existencia de la
monarquía que, en Europa al menos, es el lastre
normal y el disfraz indispensable de la dominación
de clase La Comuna dotó a la República de una
base de instituciones realmente democráticas. Pero,
ni el gobierno barato, ni la “verdadera República”
constituían su meta final, no eran más que
fenómenos concomitantes.
La variedad de interpretaciones a que ha
sido sometida la Comuna y la variedad de intereses
que la han interpretado a su favor, demuestran que
era una forma política perfectamente flexible, a
diferencia de las formas anteriores de gobierno que
habían sido todas fundamentalmente represivas. He
aquí su verdadero secreto: la Comuna era,
esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto
de la lucha de la clase productora contra la clase
apropiadora, la forma política al fin descubierta
que permitía realizar la emancipación económica
del trabajo.
Sin esta última condición, el régimen
comunal habría sido una imposibilidad y una
impostura. La dominación política de los
productores es incompatible con la perpetuación de
su esclavitud social. Por tanto, la Comuna había de
servir de palanca para extirpar los cimientos
económicos sobre los que descansa la existencia de
las clases y, por consiguiente, la dominación de
clase. Emancipando el trabajo a cada hombre.”
Extracto de La Guerra Civil en Francia, de Karl
Marx.
La Comuna de París
28
Paul Lafargue82
(1842-1911)
Una visita a Louise Michel
Fuente: Le Socialiste, September 26, 1885. Traducción:
Mitch Abidor para marxist.org
Derechos: Creative Commons (Attribute & ShareAlike)
marxists.org 2005.
—Pero, ¿Qué pasa con usted? Te ves todo molesto,
como si te pesaran los problemas de la cárcel,
sonriendo, me dijo Louise Michel, al entrar.
—Ciudadana, para nosotros es doloroso que
estés encarcelada. Pues no esperaba verla detrás de las
rejas. Tenía la esperanza de hablar con Usted en una
habitación, para estrechar sus manos.
—Mi querido Lafargue, respondió, no hay
ninguna otra sala en este hotel donde la idolatría
burguesa por mí es gratis. No me quejo. Para decir la
verdad, he tenido que soportar lo peor. He encontrado la
felicidad en una prisión que no sabía cuando estaba
libre, tengo tiempo para estudiar y tomar ventaja de
82
Médico y socialista francés, autor de varias obras sobre la
historia del marxismo. Fue uno de los fundadores del Partido
Obrero francés en 1879. En la Asociación Internacional de
los Obreros (la I Internacional) sirvió de secretario
corresponsal para España entre 1866 y 1868 y fue miembro-
fundador de sus secciones francesas, españolas y
portuguesas. Se casó con Laura Marx, deviniendo así en
yerno de Karl Marx.
ella. Cuando estaba libre tuve mis clases: 150 alumnos
o más. No era suficiente para vivir, ya que dos tercios
de ellas no me las pagaban. Tuve que dar lecciones de
música, gramática, historia, un poco de todo, hasta las
diez u once de la noche, y cuando volvía a casa, me iba
a dormir agotada, incapaz de hacer nada…
Aquí, en Saint Lazare tengo tiempo para mí, un
montón de tiempo, y estoy feliz con esto: he leído,
estudio. He aprendido varios idiomas. Un amigo, G. ..,
me dio lecciones de ruso y ya puedo leer y escribir un
poco. Usted sabe que tengo una excelente memoria, que
es lo principal para el estudio de una lengua. El inglés
lo aprendí por mi cuenta... Para poder llevar a cabo lo
que quiero cuando salga de ésta cárcel, tengo que saber
varios idiomas.
Escribo mientras espero volver a conquistar mi
libertad de acción, mi libertad de hacer propaganda. He
escrito algunos libros para niños. Donde los enseño a
pensar como ciudadanos, como revolucionarios, y al
mismo tiempo que les sea divertido. En la novela
realista, la pintura de las miserias de la vida, y trato de
que respiren el amor a la revolución en los corazones de
los hombres.
Hablamos una hora y media, olvidando el lugar
en que estábamos, hablando de todo, tocando a todos
los posibles temas de la actualidad, las elecciones, la
literatura realista, nuevas novelas, viajes.
—No lo siento por mí, estoy más libre que
muchos de los que caminan sobre los cielos abiertos en
virtud de que sus mentes están encarceladas,
encadenados por sus bienes, por sus intereses
monetarios, las necesidades de su triste vida. Están tan
absortos que no pueden vivir como viven… En cuanto a
mí, vivo la vida del mundo. Sigo con entusiasmo los
movimientos revolucionarios de Rusia, Alemania y
Francia, en todas partes. Sí, soy una fanática y, como
todos los mártires, mi cuerpo no siente dolor cuando
mis pensamientos me transportan al mundo de la
revolución.
Prisionera de estos gruesos muros veo de nuevo
mi hermoso viaje a Nueva Caledonia. Mi ser nunca fue
tan fuertemente conmovido por el espectáculo de la
naturaleza como cuando navegué en la sombría
inmensidad del océano, cuando en el Polo Sur, fui
testigo de una tormenta de nieve y vi el aire con la
nieve blanca, y el mar negro que devora las hojuelas
que caían en la superficie; mientras que mi corazón
vivió los días sangrientos de la derrota y la sublime
explosión del 18 de marzo.
Mi soledad me asola con miles de recuerdos. Y
mí querido Canaques! ¡Qué bárbara es la civilización!
Aprendí su idioma, su música, sus canciones. He vivido
La Comuna de París
29
entre ellos y me amó como si yo perteneciera a su tribu.
Fundé una escuela, y en ningún momento sabía enseñar
a estos pequeños salvajes a leer y contar, pero tengo que
decir que inventé un método especial para ello…
Louise Michel elaboró en detalle una cuestión
pedagógica a propósito.
He recibido una carta del alcalde de Noumea.
Él me pregunta si voy a ir para fundar una la escuela, y
lo haré.
Se mueven para oír hablar a esta heroica mujer.
—¡Oh, ciudadanos, como los extraño!
—No me hable de un indulto. No quiero el
indulto, nunca, ni a cualquier precio.
—No sería un indulto que el Gobierno me dará
para regresarme la libertad, que me privó por la fuerza.
Un revolucionario, y esta es mi cuidadosa opinión, no
debe reconocer a la burguesía el derecho de condenarlo.
Que ceda ante la enorme fuerza que le aplasta, pero no
abandonar cualquiera de sus derechos y si, después de
haber bloqueado hasta él, el gobierno burgués abre las
puertas de la cárcel, no es su perdón, es el
restablecimiento de la libertad que le robaron. Aún le
debe la reparación de los meses de prisión que le hizo
sufrir. Acabo de terminar ocho meses de prisión y
cuento con la reparación de los daños el día de la
revolución. Piensa entonces, ciudadano, de los servicios
que haría a la causa revolucionaria si estuviera libre.
—No, no quiero un perdón. Sólo voy a salir de
la cárcel si me dan una amnistía. Que los que me aman
nunca hablen de un indulto: esto me deshonra.
—No, perdón jamás, deshonra a Louise Michel,
quien, un día después de que salga, iniciará de nuevo su
campaña de lucha revolucionaria.
Pare, no quiero oír hablar de cualquier indulto.
No olvides traerme el libro de la antropología de
Darwin El Descenso del Hombre; su lectura fortalecerá
mi inglés. Dile a mis amigos que estoy bien. Adieu et
au Revoir. (Adiós y adíos).
Original en francés Traducción al castellano
C’est la lutte finale :
Groupons-nous, et demain,
L’Internationale
Sera le genre humain
Debout ! les damnés de la
terre !
Debout ! les forçats de la faim !
¡Arriba, parias de la Tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer
añicos.
¡Legión esclava en pie a
La raison tonne en son cratère :
C’est l’éruption de la fin.
Du passé faisons table rase,
Foule esclave, debout ! debout !
Le monde va changer de base :
Nous ne sommes rien, soyons
tout !
Il n’est pas de sauveurs
suprêmes :
Ni Dieu, ni César, ni tribun,
Producteurs, sauvons-nous
nous-mêmes !
Décrétons le salut commun !
Pour que le voleur rende gorge,
Pour tirer l’esprit du cachot,
Soufflons nous-mêmes notre
forge,
Battons le fer quand il est
chaud !
L’État comprime et la loi
triche ;
L’Impôt saigne le malheureux ;
Nul devoir ne s’impose au
riche ;
Le droit du pauvre est un mot
creux.
C’est assez languir en tutelle,
L’Égalité veut d’autres lois ;
« Pas de droits sans devoirs,
dit-elle
« Égaux, pas de devoirs sans
droits ! »
vencer!
El mundo va a cambiar de
base.
Los nada de hoy todo han
de ser.
Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional. (Bis)
Ni en dioses, reyes ni
tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos
realicemos
el esfuerzo redentor.
Para hacer que el tirano
caiga
y el mundo esclavo liberar,
soplemos la potente fragua
que el hombre nuevo ha de
forjar.
Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la internacional. (Bis)
La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al
productor;
nos da derechos irrisorios,
no hay deberes del señor.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de
ser:
"No más deberes sin
La Comuna de París
30
Hideux dans leur apothéose,
Les rois de la mine et du rail
Ont-ils jamais fait autre chose
Que dévaliser le travail ?
Dans les coffres-forts de la
bande
Ce qu’il a créé s’est fondu
En décrétant qu’on le lui rende
Le peuple ne veut que son dû.
Les Rois nous soûlaient de
fumées,
Paix entre nous, guerre aux
tyrans !
Appliquons la grève aux
armées,
Crosse en l’air, et rompons les
rangs !
S’ils s’obstinent, ces cannibales,
À faire de nous des héros,
Ils sauront bientôt que nos
balles
Sont pour nos propres
généraux.
Ouvriers, paysans, nous
sommes
Le grand parti des travailleurs ;
La terre n’appartient qu’aux
hommes,
L’oisif ira loger ailleurs.
Combien de nos chairs se
repaissent !
Mais, si les corbeaux, les
vautours,
Un de ces matins, disparaissent,
derechos,
ningún derecho sin deber".
Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional
Le soleil brillera toujours !
C’est la lutte finale :
Groupons-nous, et demain,
L’Internationale
Sera le genre humain
Paris, juin 1871.