LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA CASA 1
LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA CASA
YURIMIA BOSCÁN
1
A Ramón Abelardo Barrientos Arellano
Casa de poesía que habita mi palabra
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1
Soy testigo del ir y venir de los recuerdos
desmantelados en cajas con periódicos
He visto envolver la vida y sus retazos
subastados en una venta de garaje
He sentido la punzada de lo efímero
He secado mis lágrimas con las mismas manos
que embalan la existencia
mientras lloro por los ojos de mi padre
en vuelo pleno al infinito
He visto envolver los sueños que una vez fueron sueños
Me he tambaleado con la lógica material
que desdice del apego por trastos, tazas y manteles
que detallan lo que fuimos
tratando de salvar una memoria
en medio del vértigo que pende del azar
Los helechos en su claroscuro
los pájaros que no tendrán su compañía
los perros huérfanos de historia
el último color que tiñe las paredes...
Nada detiene el tiempo que gira hacia adelante
La vida es un camión de mudanza
mientras echamos a andar el reloj del cuento,
del silencio
del vacío lugar
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2
En los closets
los ganchos bailan su melodía de soledad
con su trajín de pijamas y ropas descolgadas
Retumba el sonido seco de las gavetas
que contendrán otros olores
mientras las nubes se precipitan de un ojo a otro
Canto de arriendos y misa de réquiem
en la solapa de la vida
en el violento apagón de la lámpara
Estás viva, mamá, estás viva
y no lo sientes
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3
Ventanales y cofrecitos
dejan atrás brisa y melodías
Las partidas se hacen ciertas
Ningún duelo fue mayor
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4
Fueron rotos pactos y promesas
en busca de la luz
Ahora la luz te sorbe
Gritas encandilada
y nosotros
no sabemos
oírte
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5
Patio de sequías
la casa
es ahora sombra alucinante
Cuerda atada al árbol sin niños que mecer
Tinajero de incertidumbres y fantasmas
Alacena silenciosa de manos bisabuelas
Camino clandestino a la niñez vivida
La sequía otra vez…
No. Otra vez es la casa
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6
Guarda apresurada su aflicción en el delantal
y recibe a los hijos
Pone la mesa y celebra las visitas
sus labios se mueven
sus manos sirven
sus ojos se pierden más allá de los espejos
No importa cuántas sillas, toallas y sábanas
inventaríe para su nuevo hogar
Su raíz sigue en la vieja casa
con enredaderas espectrales
trenzadas a sus recuerdos
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7
Los goznes abren la ausencia definitiva
a todas las partidas que dolieron:
los viejos los niños
los jóvenes los locos
los cuerdos los bohemios
los enfermos los intratables
los que espían los redimidos
los famosos los invisibles
los solteros los casados
los divorciados los que se volvieron a casar
los que van de visita los que heredaron
los actores los músicos
los cantantes los deportistas
los que piden cola
los que ya no piden cola…
Los que ya no están…
Hojas secas que fuimos
sobre la grama
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8
Guacharacas viudas
colibríes huérfanos
tordos y canarios en duelo
vuelan en círculos
Ni siquiera las terribles palomas
parecen terribles cuando nos despedimos
Nada compensa perderse en el lenguaje alado
de las enlutadas orfandades
Luna llena de febrero sin regreso
Último nido de tejas abandonadas
10
9
Mi casa es un molino...
pulveriza recuerdos
horas
tardes ociosas
Las fotografías de lo que éramos
se baten con el vuelo de las aspas
que amortiguan las caídas
¡Y caemos!
Los ojos se amanecen de insomnio
y la mortaja de ayer
es grano amargo de comer
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10
Navegamos una soledad apenas comprensible
Seguimos confinadas
en el mismo barco
Náufragas
grises
de miradas
Perdidas
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11
Condenada a mi cotidianidad
Dios es monosílabo
Sé a veces se acentúa y otras no (es dia-crítico)
como yo
Cocina es una palabra grave (muy grave)
Corazón es una palabra aguda (tal vez por eso duele tanto)
Sábana es una palabra esdrújula
como escápate, sacúdete, desvístete
Mi nombre es sustantivo propio
poeta es común
angustia es abstracto
humanidad es colectivo
Cansancio es una palabra grave
Amar es una palabra aguda que no admite tilde
es un verbo intransitivo
como yo
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I
Testigos inclementes
que no toman apuntes
de manías ni regresos
No hay mayor espanto
que sus ojos
Es un ir sin venir
y la certeza
de no saber qué hacer
mientras se esfuma
II
Sigo amasando arepas mañaneras
en el espasmo diario que lacera
La esperanza rinde menos en las brasas
Tiro el resto y me devuelvo
Al final
mi camino
siempre regresa al suyo
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13
Mamá
Ella es cobertizo de voces
de mañas
de sueños
Su piel cubre el osario que la soporta
mientras la talla de su camisa se adelgaza
Su rostro es mapa de penas
Un aluvión de lágrimas adherido a la pared
En la inmensidad de su dolor
se achica mi esperanza
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14
Hay días y hay noches
en los que mi cuerpo quisiera no tenerse
que urge volatizar el desamparo
escapar en aire
volverse piso-piedra-punta
Hay días y hay noches
donde el insomnio es un muro de ovejas estrelladas
y uno insiste en ser
agua de pileta
orificio
hondonada
Hondo
N a d a
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15
¿Cómo no escribir
de aquella casa
si tengo un enramado
de palabras
que saltan la cuerda
de la infancia
en el corazón?
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16
Ad pedem litterae
Amasijo de cuerdas y tendones... (Silvio dixit)
Amasijo de cosas que se revuelven… (ego dixi)
Amasijo de puntas que se cruzan… (vita dixit)
Amasijos
Amashijos
amosigo
amo y sigo
(advocatus dixit)
Y la casa de la niñez desaparece
Hic et nunc
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17
Hay tantas casas
La casa donde nacimos
donde crecimos
La casa de la que nos fuimos
La que soñamos
La que podemos comprar
La que vendemos
La que decidimos conservar para morir en ella
Hay tantas casas...
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18
Homenaje a Munch
Esta casa es un grito
de lunes amanecido
Grito inverso:
mientras más alto más sordo
Grito de escuela
Grito tarea de números hasta mil
Grito desayuno almuerzo y cena
Grito lavadora
Grito mercado
Grito poema
Grito obsesión
grito (pre)sentido
Grito mudo
que se oye hacia dentro
GRITO FINAL
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19
Casa T-19
Hoy volví a la casa de mi madre
pretendí que era como siempre
una llegada un saludo un recorrido fugaz
pero no fue así
la visita trajo un sabor a viejo
atragantado en la boca
Era arrancar un adhesivo
pegado hace 42 años a la piel:
La niña había ido a despedirse:
La mujer pugna por callar a la niña
La joven desliza amores clandestinos a su cuarto
La madre se acaricia el vientre henchido de Abril
La hermana se vuelve música para el hermano mayor,
se vuelve fotografía para el otro
y palmaditas que azuzan el dormir de los pequeños
En un ritual
miró todos los paisajes
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todos los rincones
todas las ventanas
los huecos de las lámparas con sus telarañas
el chorro del jardín
los clavos vacíos de los móviles
las matas muertas de sed
la chimenea que ya no ardería para ellos
las escaleras
las casas vecinas con sus afectos dentro…
Los aguacates ya no le sonrieron
Sabían que pisaba el patio por última vez
¿Cuántas veces manejó allí su bicicleta?
¿Cuantas veces derrumbó enormes hormigueros?
¿Cuántas mandarinas y nísperos en sus bolsillos?
¿Cuántos incendios sofocados?
¿Y los patos y gallinas y perros enterrados bajo las flores?
Todos se fueron
La niña había ido a despedirse
cerró la puerta de la historia
conteniendo las lágrimas del definitivo adiós
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20
Ella se pregunta cómo serán los cielos
que adornarán su nuevo patio.
Su corazón revienta de desasosiego
al no poder reescribir la historia
Se resiste a dejar el nido
y se duele profundo en una casa que se deshoja...
El árbol de aguacate se estremece
y el inmenso pino
es testigo
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21
No soy más que esta rústica migaja de infinito
como la calle que paso cada día
como la esquina que cruzo en ángulo absoluto
Esta manía terca de mirar a través de las palabras
en nombre del ojo que se engarza
y oblitera y semantiza y erotiza
mi huérfana Ars poética
sin casa que la guarde
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22
Las viejas tejas han ido cediendo
Se lavan y secan al ritmo de los días
mientras lanzamos al aire
conjuros de olvido y sortilegios
El círculo de cemento --gris y atroz--
cierra filas sobre lo que queda por vivir
Somos un plano por resolver
en medio de los escombros
Entonces
imagino margaritas y trinitarias en el patio
cornisas de piedras que dibujan su bagaje ancestral
pisos que se parten en colores
nietos que tañen el sol de la tarde
hijos de vuelta a la sagrada bendición...
¡Qué bueno, mamá!
la casa está renanciendo...
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Siempre hay puertas
Puertas cerradas para la eternidad
Puertas que se abren con versos invocados
al conjuro de un nombre
Puertas con rejas y celosías
con huertos que enamoran
Puertas que te cortan la cabeza
Puertas que muerden
Puertas transparentes
Puertas que encadenan
Puertas prohibidas
Puertas invisibles que traspasan la palabra
que queman al cruzarlas
Puertas de acero
que apuñalan por la espalda
Puertas de agua puertas de lágrimas
Puertas de luz y de sombras
de miedos y oscuranas
Puertas que son umbrales
y otras que no van a ningún lado
Hay puertas que simplemente son puertas
en medio de este laberinto de llaves
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24
Es medianoche hermano
En este siglo que nunca conociste
el tiempo del hombre no es el tiempo de la muerte
Es medianoche
Es otra casa
Es la misma falta
Todos duermen
Silba la bala hermano
con ella regresan los rostros asesinos
No recordarán la fecha
No sentirán el hirviente puñal
del arrepentimiento
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25
En toda casa hay ventanas
que orinadas de perros demarcan territorios
Ventanas a palabras no dichas que destilan poesía
a códigos que se descifran a silencios elocuentes
Ventanas de paso furtivo por el ventanal ajeno
que rezan y cantan y perfuman
Ventanas que se multiplican
que aparecen y desaparecen como estrellas fugaces
Ventanas referencia
ventanas cultas
ventanas cartas de amor
ventanas amenazantes
ventanas policía
ventanas que imponen sus propias ventanas
ventanas dolor con adioses eternos
Ventanas quebradizas
con egos poderosos
Ventanas escalofrío
ventanas indignación
ventanas banales
ventanas públicas
ventanas ciegas
Tantas ventanas
Todas mis ventanas...
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26
Un muro de nostalgia se ha cimentado en la despedida
Nadie osa derribarlo
Sus ladrillos sellan
recuerdos circulares que se encuentran
Un patio de no-me-olvides
separa lo vivido
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27
Me están doliendo
esta casa
y todas las casas que tuve
En los cajones de añoranza
En los recuerdos
En las cartas --reliquias que ya nadie conoce---
En las tarjetas y dibujos de mi hija
con sus "Te amo, mami"
tan lejos ahora de nosotras
Abro los álbumes
herencia de un siglo muerto
y me veo llegando a Comala:
Rostros borrosos, nombres olvidados,
visiones que me pueblan
La casa sigue martillando, serruchando
clavando los ladridos de los perros
Las noches advierten de una vida que roe y maúlla
en sótanos y techos clandestinos
donde las emputecidas gatas rumian desvelos
hasta la madrugada
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Y uno allí
sin saber en cuál índice buscarse:
Pilar Ternera, Remedios La Bella, Úrsula Iguarán, Amaranta Buendía….
Sombras que me habitan en la sombra de las sombras
Pero hay que ir a trabajar y disimular
tanta cosa sin nombre
que cruza
de lado a lado
mi tonto corazón
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Érase una vez la abuela
levantando la ternura con avena y lazos blancos
En las mañanas frías
un jardín de coquetas y semillas
explotando entre 10 deditos húmedos de rocío
Érase una vez tres hermanos
tres bici, tres pares de patines
tres camas chicas al lado de una grande
una vela náufraga sobre el aceite
en el rincón bendito de los santos
Érase una vez la infancia
territorio sagrado del barro en los zapatos
y la mora silvestre en los bolsillos
Tardes de gritos cataratas barrancos
piedras con oro y arcilla junto al manantial
con tres niños testigos de la existencia
de capas espadas arcos y flechas
Érase esta vez
Alguien que aún teme
al brinco inesperado de las taras
Que aprendió a disimular
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el pánico de la espera
― tan parecido al escondite ―
Uno, dos, tres, cuatro…
¡Libre por mí!
Y dijo adiós a sus compañeros de juego
Érase otra vez
las ganas de volver a los diez años
a la inocencia de creer que la muerte
es sólo cuento de caminos
a la paz de los crespos de la abuela
al acordeón de mi padre en el fondo del patio
a la risa escandalosa de mis hermanos
a la polenta dominguera de mamá
Érase una vez….
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Esta casa es ahora otra casa
se sumerge
Se trasmuta
se transforma
Esencias y especias
Olores y sabores
Casa vieja
con cimientos más viejos todavía
Casa que cruje y siente
Pasos lentos
Ojos que se abren a la vida
Ojos que se cierran a la vida
Colgadero de almas atormentadas
Una casa
casi sola
que ya no nos pertenece
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30
Ellos también se fueron
Su ida fue honda y más penosa
Volvieron cada año
con la brisa del Domingo de Ramos
cada vez menos
en los últimos días de la casa
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31
Nahrendorf
La vida tensa su doblés
reanima el tiempo con la saliva del devenir
Los signos inventados sueldan eslabones
para llegar y partir del mismo terminal
Nada sorprende en el adiós
HH acaso la ternura de quienes habitan carritos y muñecas--
Ojos que ven sin brisa que los seque
Segundos de eternidad inventariados por las esperas
Siglo de una ausencia que se muerde la cola
Soy traspié
y la boca rota en la caída
suelta la sangre del poema
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La muerte suena su cascabel de retirada
Alegrías y tristezas
son semillas de su maraca letal
en esta casa sin piel
Su guadaña clavada en mi pecho
mata de cáncer
de bala
de infarto
Mata de dolor y de olvido
Nada puedo perder
que no sea este comenzar eterno
Nada puedo ganar
que no sea este ciclo de finales
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33
Desayuno
La casa abre sus fauces
El tempraneo sostiene la queja amarga de la masa
y el aceite del sartén nos devuelve al ancestro:
Amor y guerra en la fritanga de la vida
Almuerzo
El récipe guiña su ojo antidepresivo
y hay otras formas de mirar:
Las plumas que sobreviven en la piel del pollo
son penacho miserable
Cena
Las fauces cierran la puerta
En esta casa
nadie cena
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34
Amaneció febrero
mes de la fiesta fraterna que reúne
máscara enamorada…
Nadie sabía de ella
Nadie la notó
Nadie atisbó a leer sus entrelíneas
Febrero no convoca sino encuentros, creímos
pero la muerte se agazapó y saltó
llevando a todos a su nidal
Aún no puedo regresar de él
manido febrero traidor embelesado
Aún duelen los pasos por dónde camina tu alma
Aún se escucha el clic de tu cámara
Aún el perro te busca
Pero nada podemos hacer para borrar febrero
Como nada pudimos hacer para borrar agosto
Sólo este salmo abandono
Salmo farsante
Salmo atormentado
Salmo novenario
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Altar y velas para tu partida
Nadie sabe cuánto duele febrero
Tus libros maltrechos
Tu cuarto de revelado
Tus improvisados colgaderos de negativos
Tus imágenes desveladas para siempre
secándose impúdicas bajo una luna que mengua
¡Ah, malaya la muerte que nos cerca en múltiplos de dos!
y una sin saber contar en medio del destino
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¿Dónde se quedó aquel cuarto de la casa
con su calle desandada a punta de traspiés?
¿Dónde sus ventanas, sus ojos de balcón al descampado?
¿Dónde moran ahora sus viejos inquilinos?
No hay respuestas
en el andar implacable de la vida
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36
No consigo callar este canto
detenido en la espera
Silbar y silbar
casi pájaro casi humana
No encuentro rama enarbolada
que sostenga los años que trinan
sin que nadie los convoque
Habito una frágil zona
de nido sin pichones
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Madrugada
En esta casa huérfana
las ausencias empañan las ventanas
Desbordada con sus penumbras
en el trasfondo del patio
me apretujo a la nostalgia
de aquellos días de abuela
cuando arrópame
quería decir abrázame
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38
Sé que vuelas
a pesar de los cuentos de infiernos
y diestras celestiales
en mi agónico descreer
Sé que vuelas
en mis naufragios
a mi alrededor
dentro de mis soledades
en nuestras coincidencias
en tiempos apartados por generaciones
Son tres --o más de tres--
las aves que vuelan en resplandor equinoccial
picoteando la tarde
Sé que vuelas
pero por favor
haz que llueva
Que el agua traiga certidumbre
soplo sobre las mejillas
y otro vuelo --tal vez el mío—
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Papá
39
La noche se filtra por el tragaluz
Hojas fantasmagóricas
se arrebujan en el patio
chasqueando su sequedad
En los párpados inquietos
los abatidos vuelos
irrumpen en la memoria
con sudorosos lloros lastimeros
Al alba
el día engulle
los viejos desasosiegos
de la casa grande
y el canto del gallo
disipa la pesadilla
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40
La casa es un espejo de semblantes repetidos
Trastos y peroles palpitan en los resquicios
Las caretas olvidadas se desdoblan una a una
dentro de los atapuzados closets de los cuartos vacíos
Al fondo
el espejo apolillado nos devuelve el reflejo:
Frágiles cascarones
sostenidos por casi nada
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41
El tiempo clava en el madero
sus horas y segundos
El nombre de San Judas
tallado por mi padre
fue bajado al tercer día
Cruz doliente del último día
de los últimos días
de la casa
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