CyC ISan Agustín...San Francisco... La Reforma . Lutero San Agustin, Ob. de Hipona y Dr. de la Iglesia Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de Africa. El padre de Agustín. Patricio, era un pagano de temperamento violen- to; pero, gracias al ejemplo de Mónica, su esposa, se bautizó poco antes de morir. LA RELIGIÓN 1 Lección 8ª ◊ LECCIÓN 10ª S a n t o s G i g a n t e s d e l a H i s t o r i a y R e f o r m a d o r e s
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CyC
ISan Agustín...San Francisco...
La Reforma . Lutero
San Agustin, Ob. de Hipona y Dr. de la Iglesia
Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de Africa. El
padre de Agustín. Patricio, era un pagano de temperamento violen-
to; pero, gracias al ejemplo de Mónica, su esposa, se bautizó poco
antes de morir.
LA RELIGIÓN
1 Lección 8ª ◊
Lección 10ª Santos Gigantes de la Historia y Reformadores
Lección 10ª ◊ 1º BT 2
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Aunque Agustín ingresó en el catecumena-
do desde la infancia, no recibió el bautismo,
de acuerdo con las costumbres de la épo-
ca. En su juventud se dejó arrastrar por los
malos ejemplos y, hasta los 32 años, llevó
una vida licenciosa, aferrado a la herejía
maniquea. de ello habla en sus “Confesio-
nes”, que comprenden la descripción de su
conversión y la muerte de Mónica, su ma-
dre. Dicha obra fue escrita para mostrar la
misericordia de Dios hacia un gran pecador,
que por esta gracia, llegó a ser también, y en
mayor medida, un gran santo. Mónica había
enseñado a orar a su hijo desde niño, y le
había instruido en la fe, de modo que el mis-
mo Agustín que cayó gravemente enfermo,
pidió que le fuese conferido el bautismo y
Mónica hizo todos los preparativos para que
los recibiera; pero la salud del joven mejoró
y el bautismo fue diferido. El santo condenó
más tarde, con mucha razón, la costumbre
de diferir el bautismo por miedo de pecar
después de haberlo recibido.
A raíz del saqueo de Roma por Alarico, el
año 410, los paganos renovaron sus ata-
ques contra el cristianismo, atribuyéndo-
le todas las calamidades del Imperio. Para
responder a esos ataques, San Agustín es-
cribió su gran obra “La Ciudad de Dios”. Esta
obra, es después de “Las Confesiones”, la
obra más conocida del santo. Ella es no sólo
una respuesta a los paganos, sino trata toda
una fi losofía de la historia providencial del
mundo. Luego de “Las Confesiones” escribió
también “Las Retractaciones”, donde expu-
so con la misma sinceridad los errores que
había cometido en sus juicios.
Murió el 28 de agosto de 430, a los 72 años
de edad, de los cuales había pasado casi 40
consagrado al servicio de Dios. San Agustín
es uno de los gigantes de la Iglesia. Su vida
ha interesado a las generaciones futuras du-
rante mil seiscientos años.
Mónica la madre de AgustínLa Iglesia venera a Santa Mónica, santa es-
posa y viuda, no sólo por darle vida corporal
a uno de los más importantes doctores de
la Iglesia, San Agustín, sino también porque
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fue el principal instrumento del que Dios
se valió para darle a éste el don de la F
Agustín tenía 17 años y estudiaba re-
tórica. Dos años más tarde, Mónica
tuvo la pena de saber que su hijo lle-
vaba una vida disoluta y había abra-
zado la herejía maniquea. Por esta
razón y como manera de motivarlo
al arrepentimiento, Mónica le cerró
las puertas de su casa durante algún
tiempo. Una visión hizo a la santa
tratar menos severamente a Agustín.
Soñó que se hallaba en el bosque,
llorando la caída de Agustín, cuando
se le acercó un personaje resplande-
ciente que le preguntó la causa de su
pena. Este, después de escucharla y
secarle las lágrimas, le dijo: “Tu hijo
está contigo”. Cuando Mónica contó a
Agustín el sueño, el joven respondió
que Mónica no tenía más que renun-
ciar al cristianismo para estar con él;
pero la santa respondió: “No se me
dijo que yo estaba contigo, sino que
tú estabas conmigo”.
El gran obispo San Ambrosio, quien
se había hecho muy amigo de Agus-
tín y su madre, tuvo también un papel
muy importante en la conversión del
futuro santo. Finalmente, en agosto
del año 386,
Agustín anunció su completa conver-
sión al catolicismo. El santo ha deja-
do en sus “Confesiones” algunas de
las conversaciones espirituales y filo-
sóficas en que pasó el tiempo de pre-
paración para el bautismo. San Am-
brosio bautizó a Agustín en la Pascua
del año 387.
Los fieles se encomiendan, desde
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hace muchos siglos, a las oraciones
de Santa Mónica, ya que ésta es pa-
trona de las mujeres casadas y mo-
delo de las madres cristianas.
Hay una oración, tan apropiada hoy
como entonces y que nació de su alma
apasionada y en continua búsqueda
y que expresa su permanente actitud:
“Mi corazón no descansará hasta que
no descanse en Ti”.
A mediados del siglo IV d. C., el impe-
rio romano había alcanzado la cima
de su expansión e infl uencia. Fue en
la ciudad llamada Tagaste, donde na-
ció san Agustín el 13 de noviembre del
año 354.
La vida de san Agustín transcurrió entre
el declive y la defi nitiva caída del Impe-
rio. La Nochevieja del año 406, una hor-
da de godos, hunos y vándalos cruzaron
el helado Rhin, deslizándose por la Galia
y cruzando los Pirineos llegaron a Hispa-
nia. En el año 410 la propia Roma fue sa-
queada por las fuerzas del godo Alarico.
Mientras todo esto ocurría, avanzaba el
sistema de comunicaciones: caminos
rectos y vías marítimas seguras (al me-
nos durante los meses de verano), junto
con una lengua común, el latín, que per-
mitía que las noticias y las instrucciones
viajaran rápidamente.
La comunicación entre Roma y el nor-
te de África era relativamente sencilla;
viajar desde el puerto romano de Os-
tia hasta Cartago era cuestión de días.
San Agustín fue tanto estudiante como
maestro en Cartago, y los viajes de idea
y vuelta a Ostia (aunque con cinco años
de diferencia) serían los únicos viajes
marítimos de su vida.
Desde la resurrección de Jesucristo ha-
bían pasado ya tres siglos. Cuando san
Agustín nació, en elaño 354 d.C. , el cris-
tianismo ya se había desarrollado. Los
principales apóstoles de la Iglesia, Pedro
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y Pablo, se habían dado cuenta de que la
nueva fe debía separarse de su contexto
judío para comprometerse con todas las
naciones y culturas. (El concilio de Jeru-
salén fue determinante).
El título “cristiano”comenzó a usarse
como sobrenombre para aquellos que
seguían a Cristo. Se reunían para “par-
tir el pan” en sus casas el “día del Señor”,
que era domingo, el día de la Resurrec-
ción de Jesús y el primer día de la se-
mana. Compartían una comida común,
conocida como ágape o fiesta del amor;
que tenía lugar por la noche y en la que
todos eran bien recibidos, tanto ricos
como pobres.
La “fracción del pan” era distinta a una
comida. En ella se repetía formalmente
lo que hizo Jesús en su última cena y
pronto se convirtió en la más distingui-
da eucaristía (acción de gracias).
Los primeros cristianos iniciaban a los
nuevos miembros con el bautismo en el
agua después de una formación cuida-
da y a veces prolongada.
El primer siglo del cristianismo vio cómo
la misión de la Iglesia se extendía desde
Jerusalén a Roma. A lo largo del siglo II
(entre el año 150 y el 250) se experimen-
tó cómo la Iglesia se enfrentaba a distin-
tos retos y a potenciales reveses.Este pe-
ríodo contempló también el nacimiento
del monacato.
En los primeros siglos aparecieron im-
portantes teólogos. Conocidos más tar-
de como padres de la Iglesia, ayudaron
a establecer la doctrina de La Iglesia y
a proteger el cristianismo de herejías
como el gnosticismo. Así Ireneo, Tertu-
liano, Orígenes, Clemente de Alejandría
y Cipriano de Cartago.
Las persecuciones de los primeros siglos
dieron paso a un período de relativa paz
a comienzos del siglo IV. En el año 315
Constantino proclamó la libertad re-
ligiosa. A los cristianos se les permitía
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rendir culto libremente a Dios y se les devol-
vieron todas las propiedades que se les habían
confi scado o destruido en la persecución des-
de el año 303.
San Agustín cuando tenía 43 años y era obispo
de Hipona, contó la historia de su vida en sus
Confesiones.
En sus Confesiones, san Agustín recuerda al-
gunos acontecimientos de sus años de adoles-
cente.
Además de Cicerón, san Agustín conoció los
trabajos de Terencio y Virgilio, Ovidio, Séneca
y Juvenal. Disfrutaba mucho con la literatura
latina.
Cuando tenía 15 años, sus padres decidieron
enviarle a la “Universidad de Cartago”. Duran-
te un año sus padres estuvieron reuniendo el
dinero. Al fi nal de su adolescencia, cuando es-
tudiaba en Cartago, san Agustín se hizo mani-
queo. La secta maniquea era una distorsión del
cristianismo que creía que el mal era un poder
tangible con el que luchar y al que vencer. Pero
san Agustín, después de refl exionar sobre ello,
llegó a la conclusión de que el mal es una dis-
torsión del bien.
En el año 380, con 17 años, san Agustín llegó
a Cartago, la capital de África, la “Alejandría de
Occidente”, con un puerto que atraía a comer-
ciantes y viajeros de todos los lugares del mun-
do. Junto con el comercio, habían llegado mu-
chas formas de codicia, superstición, y para san
Agustín supondría una universidad de la vida.
Cartago vivía inmerso en los excesos del paga-
nismo. La diosa madre era Celeste, la “Reina del
cielo”
Puede haber sido en la iglesia donde san Agus-
tín conoció a la mujer que sería su compañera
durante quince años y con la que tuvo un hijo.
No se sabe si se conocieron en Tagaste o en
Cartago. Llamaron a su hijo Adeodato, nombre
que signifi ca “dado por Dios”.
Cuando su hijo Adeodato tenía 16 años, padre
e hijo trabajaron juntos en un libro titulado So-
bre el maestro. En él exploraban las compleji-
dades del aprendizaje y el lenguaje humanos,
los símbolos, los signos y la memoria.
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Cuando san Agustín llevaba en Cartago dos
años, leyó el Hortensio, escrito por el más gran-
de de todos los oradores romanos, Cicerón
(106-43 a.C.). La obra de Cicerón puso a san
Agustín en busca de sus raíces espirituales. San
Agustín identificó inmediatamente la “sabidu-
ría” con el Dios cristiano de su infancia, y se de-
dicó a buscar a este Dios leyendo la Biblia.
San Ambrosio cuyo nombre significa “Inmor-
tal” es uno de los más famosos doctores que la
Iglesia de occidente tuvo en la antigüedad jun-
to con San Agustín, San Jerónimo y San León.
Cuando apenas tenía 30 años fue nombrado
gobernador de todo el norte de Italia, con resi-
dencia en Milán, y posteriormente, fue elegido
Obispo de esta ciudad por clamor popular. San
Ambrosio se negó a aceptar el cargo pues no
era sacerdote, pero se hicieron memoriales y el
Emperador mandó un decreto señalando que
el santo debía aceptar ese cargo. Desde enton-
ces se dedicó por horas y días a estudiar las Sa-
gradas Escrituras hasta llegar a comprenderla
maravillosamente.
San Ambrosio componía hermosos cantos y los
enseñaba al pueblo; además, escribió muy be-
llos libros explicando la Biblia, y aconsejando
métodos prácticos para progresar en la santi-
dad. Especialmente famoso se hizo un tratado
que compuso acerca de la virginidad y de la
pureza. Además de su sabiduría para escribir,
tenía el don de la diplomacia siendo llamado
muchas veces por el alto gobierno como em-
bajador del país para obtener tratados de paz
cuando se suscitaba algún conflicto.
San Ambrosio falleció el viernes santo del año
397, a la edad de 57 años.
Los maniqueos
Los maniqueos recibieron este nombre
de su fundador: mani (c.216-276), un su-
puesto “apóstoL de Jesucristo”. mani ha-
bía recibido su reveLación inspirada en
mesopotamia, donde fue perseguido y
eJecutado por eL gobierno persa en eL
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aÑo 276 d.c. afirmaba que su mensaJe era
La Única reveLación de La naturaLeZa de
dios, de La humanidad y deL universo. se-
gÚn mani, La LuZ y La oscuridad son dos
principios iguaLes y opuestos de bien y
maL. estÁn en eterno confLicto entre
eLLos, y ninguno puede ganar JamÁs.
segÚn mani, Los grandes maestros espi-
rituaLes, como JesÚs y buda (y eL propio
mani), habían sido enviados para ayudar
a Los serse humanos a Liberar su chispa
divina y a escapar hacia La LuZ pura. aL
hacerLo, podían aLcanZar La unión con
dios. este dios no era eL mismo “dios”
deL antiguo testamento, que había crea-
do eL mundo y había dicho que “era bue-
no”. no permitía que en su versión de La
bibLia hubiera ninguna referencia aL an-
tiguo testamento porque, para mani, en
JesÚs no se cumpLían Las promesas deL
antiguo testamento, sino que era un
símboLo crucificado de La humanidad.
eL maniqueismo era una forma tardía
deL gnosticismo (gnosis significa “co-
nocimiento” secreto).
Las formas mÁs estrictas de maniqueís-
mo impLicaban negación de sí mismo, ayu-
no y ceLibato, y todo esto permitía que
La gente pudiera ser miembro de “Los
eLegidos”. pero tamtiÉn podían unirse a
un niveL mÁs baJo de compromiso, como
“oyente”.
san amBRosio
san ambrosio (c.339-397) nació en el seno
de una noble familia romana y recibió una
educación clásica. san agustín tenía un
gran respeto por el carácter, la elocuencia
y el intelecto de san ambrosio. La síntesis
que hizo san ambrosio del cristianismo y el
pensamiento platónico, y su capacidad para
interpretar el antiguo testamento de forma
alegórica, fueron factores clave en la conver-
sión de san agustín a la fe cristiana tal como
la practicaba la iglesia católica. en san am-
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brosio, san agustín encontró a alguien con
quien podía comunicarse a su mismo nivel
intelectual, confirmando su rechazo a los ma-
niqueos y abriendo el camino para su vuelta a la
fe cristiana y a la iglesia católica de su infancia.