Hay dos aspectos del croquis que conviene separar. Por un lado, el croquis es un dibujo a mano alzada, de trazos rápidos, que representa un modelo, real o imaginario. Lo disfrutamos como nuestra pequeña obra de arte, o lo usamos para comunicar nuestras propuestas arquitectónica a nuestro cliente. Por otro lado, el croquis sirve para registrar nuestras ideas en el papel, como aproximaciones de formas que imaginamos. Así como pensamos de antemano las palabras que vamos a decir, igual ocurre cuando imaginamos las líneas antes de dibujarlas. Tenemos los croquis con que nos comunicamos con los demás (públicos) y aquellos que nos sirven para comunicarnos con nosotros mismos (privados). Decía Aldo Rossi que él dialogaba con sus croquis. Ellos le indicaban lo que debía enfatizar y lo que merecía desecharse del dibujo. Entonces, basado en esas recomendaciones, volvía a dibujar un nuevo croquis, más cercano a la realidad imaginada. El croquis “personal”, como el de Le Corbusier para la capilla de Ronchamp, permite, además, hacer anotaciones, que es indicar en el dibujo nuestras propuestas. Muchos excelentes arquitectos dibujan croquis casi incomprensibles, pero en los que ellos ven el germen de su imaginada futura obra. Es bueno, pero no indispensable, ser un excelente dibujante para hacer un croquis. No hay que desanimarse si al principio nos parecen malos. La práctica constante y persistente ayudará a irlos mejorando. 10 EDICIÓN: JORGE GRANÉ - - - - - - - - - - - - DISEÑO: EDGAR SANDÍ A EDICIÓN: JORGE GRANÉ - - - - - - - - - - - - DISEÑO: EDGAR SANDÍ JUNIO 2016 I N T R O S P E C T I V A H A C I A L A E S C U E L A LOS PODERES DEL CROQUIS Croquis de Le Corbusier para la Capilla de Ronchamp