Los niños que vivieron y dibujaron el Holocausto Terezín fue el campo de concentración instalado por los nazis a las afueras de Praga. La llamada “Sala de espera del infierno” fue parada sin fonda de 150.000 Judíos y de más de 15.000 niños y preadolescentes con destinoAuschwitz. Una mujer –Friedl Dicker Brandeis– dedicó su internado a enseñar clandestinamente arte y pintura como terapia evasiva a muchos de esos niños. Antes de marchar al patíbulo, Friedl rescató 4.500 de los dibujos que más tarde sirvieron como prueba en Nuremberg y que son testimonio indeleble de aquella barbarie. “Todo el mundo tiene hambre”, por Liana Franklová 10 años. Terezín Friedl Dicker consiguió que aquellos niños recordaran, dibujando, la vida de la que habían sido arrancados además de representar la triste y horrible realidad del campo de concentración. Por encima de todo, los niños podían transportarse con la pintura a un mundo de fantasía e imaginación donde el bien permanecía sobre el mal, la voluntad era libre y la esperanza el camino. Son constantes los dibujos representando su vuelta a casa, las escenas cotidianas o sus deseos de libertad. Pero Friedl Dicker respetaba plenamente la personalidad de cada niño y dejaba que vomitasen y abriesen a su imaginación las percepciones que sobre las atrocidades del campo ellos tenían. Al fin y al cabo sólo 100 de los 15.000 niños sobrevivieron aTerezín. Muchos de los dibujos tienen una excelente calidad para la edad de sus autores, no en vano,
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Los niños que vivieron y dibujaron el Holocausto
Terezín fue el campo de concentración instalado por los nazis a las afueras de Praga. La llamada
“Sala de espera del infierno” fue parada sin fonda de 150.000 Judíos y de más de 15.000 niños y
preadolescentes con destinoAuschwitz. Una mujer –Friedl Dicker Brandeis– dedicó su internado a
enseñar clandestinamente arte y pintura como terapia evasiva a muchos de esos niños. Antes de
marchar al patíbulo, Friedl rescató 4.500 de los dibujos que más tarde sirvieron como prueba
en Nuremberg y que son testimonio indeleble de aquella barbarie.
“Todo el mundo tiene hambre”, por Liana Franklová 10 años. Terezín
Friedl
Dicker consiguió que
aquellos niños
recordaran,
dibujando, la vida de
la que habían sido
arrancados además
de representar la
triste y horrible
realidad del campo
de concentración.
Por encima de todo,
los niños podían
transportarse con la
pintura a un mundo
de fantasía e imaginación donde el bien permanecía sobre el mal, la voluntad era libre y la
esperanza el camino. Son constantes los dibujos representando su vuelta a casa, las escenas
cotidianas o sus deseos de libertad. Pero Friedl Dicker respetaba plenamente la personalidad de
cada niño y dejaba que vomitasen y abriesen a su imaginación las percepciones que sobre las
atrocidades del campo ellos tenían. Al fin y al cabo sólo 100 de los 15.000 niños sobrevivieron
aTerezín. Muchos de los dibujos tienen una excelente calidad para la edad de sus autores, no en
vano, algunos de ellos fueron, más tarde, reputadísimos artistas gracias a la labor insigne de Friedl