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Los Dilemas Morales de Lenin - Isaac Deutscher

Jun 04, 2018

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  • 8/13/2019 Los Dilemas Morales de Lenin - Isaac Deutscher

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    {\rtf1{\info{\title Los dilemas morales de Lenin}{\author Isaac Deutscher}}\ansi\ansicpg1252\deff0\deflang1033{\fonttbl{\f0\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f1\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f2\fswiss\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f3\fnil\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f4\fnil\fprq2\fcharset128 MS Mincho;}{\f5\fnil\fprq2\fcharset128 Tahoma;}{\f6\fnil\fprq0\fcharset128 Tahoma;}}{\stylesheet{\ql \li0\ri0\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \af25\afs24\alang1033 \ltrch\fcs0 \fs24\lang1033\langfe255\cgrid\langnp1033\langfenp255 \snext0 Normal;}{\s1\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel0\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs32\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs32\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink21 heading 1;}{\s2\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel1\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\i\fs28\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink22 heading 2;}{\s3\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel2\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs28\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \snext16 \slink23 heading 3;}{\s4\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel3\rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0\b\i\fs23\lang1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon

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    {\qc{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\qc{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\qc{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\qc{\bLOS DILEMAS MORALES DE LENIN }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\qc{\bY OTROS ESCRITOS}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{{\qc{\bIsaac Deutscher}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}{{\bIndice}\par\pard\plain\hyphpar}{

    {\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulLos dilemas morales de Lenin}} \par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulOctubre}}\par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulLas ra\u237?ces de la Burocracia}} \par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ul

    Trotsky en el Nadir}} \par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulIsrael}}\par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulBiograf\u237?a}}\par\pard\plain\hyphpar}{{\b{\ulBibliograf\u237?a}}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\line }{{\bLOS DILEMAS MORALES DE LENIN}\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{Lenin evocaba a menudo los ejemplos de Cromwell y Robespierre, y defin\u237?a el papel del bolchevique como el de un \u171?jacobino moderno, que act\u250?a en estrecho contacto con la clase obrera, como agente revolucionarlo suyo\u187?. Sin embargo, a diferencia de los dirigentes jacobinos y puritanos, Lenin no fue unmoralista. Evocaba a Robespierre y a Cromwell como hombres de acci\u243?n y como maestros de estrategia revolucionaria; no como ide\u243?logos. Recordaba que incluso como dirigentes de revoluciones burguesas, Robespierre y Cromwell estuvieron en conflicto con la burgues\u237?a, que no comprend\u237?a siquiera las neces

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    idades de la sociedad burguesa, y que tuvieron que recurrir a las clases inferiores, al pueblo bajo, a los artesanos y a las plebes urbanas. De la experiencia puritana y jacobina Lenin sac\u243? tambi\u233?n la lecci\u243?n de que es algo natural a la revoluci\u243?n excederse a s\u237? misma para realizar su tarea hist\u243?rica: los revolucionarios, por regla general, se propon\u237?an algo queen su \u233?poca era inalcanzable para garantizar lo que s\u237? lo era.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Pero, mientras que puritanos y jacobinos eran guiados en sus conciencias por absolutos morales, Cromwell por \u171?la palabra de Dios\u187? y Robespierre por una idea metaf\u237?sica de virtud, Lenin se neg\u243? a atribuir validez absoluta a ning\u250?n principio o norma \u233?tica. No aceptaba ninguna moralidad suprahist\u243?rica, ning\u250?n imperativo categ\u243?rico, fuera \u233?ste religioso o secular. Al igual que Marx, consideraba las ideas \u233?ticas del hombre como parte de su consciencia social, la cual es frecuentemente una falsa consciencia, que refleja y vela, transfigura y glorifica, determinadas necesidades sociales, determinados intereses de clases y determinadas exigencias de la autoridad.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Por consiguiente, Lenin se enfrentaba a las cuestiones de moral dentro de un esp\u237?ritu de relativismo hist\u243?rico. Pero ser\u237?a un error confundir esto con la indiferencia moral. Lenin fue un hombre de principios, y sobre la base

    de estos principios actu\u243? con una entrega extraordinaria y desinteresada ycon intensa pasi\u243?n moral. Creo que fue Bujarin el primero en decir que la filosof\u237?a leninista del deterninismo hist\u243?rico tiene en com\u250?n conla doctrina puritana de la predestinaci\u243?n que, en vez de adormecer el sentido de la responsabilidad moral personal, lo refuerza.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Cromwell y Robespierre se convirtieron en revolucionarios cuando les arrastr\u243? la corriente de la revoluci\u243?n real; ninguno de los dos hab\u237?a decidido, al comienzo de sus carreras, trabajar por el derrocamiento del sistema de gobierno establecido. Lenin, por el contrario, emprendi\u243? deliberadamente el camino del revolucionario m\u225?s de un cuarto de siglo antes de 1917. Solamente estuvo en el poder seis a\u241?os de los treinta que dur\u243? su actividad pol

    \u237?tica: durante veinticuatro a\u241?os fue un proscrito, un luchador oculto, un preso pol\u237?tico y un exiliado. Durante esos veinticuatro a\u241?os no esper\u243? m\u225?s recompensa por su lucha que la satisfacci\u243?n moral. Incluso en enero de 1917 dijo, en una reuni\u243?n p\u250?blica, que \u233?l y los hombres de su generaci\u243?n probablemente no vivir\u237?an lo suficiente para ver el triunfo de la revoluci\u243?n en Rusia. \u191?Qu\u233? es, pues, lo que ledio a Lenin, un hombre pol\u237?tico genial pero tambi\u233?n de extraordinariacapacidad en muchos otros campos, la fuerza moral necesaria para condenarse a s\u237? mismo a la persecuci\u243?n y a la penuria al servicio de una causa cuya victoria ni siquiera esperaba ver?\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Fue el viejo sue\u241?o de la libertad humana. \u201?l, el m\u225?s realista de

    los revolucionarios, acostumbraba a decir que es imposible ser un revolucionario sin ser un so\u241?ador y sin tener una vena de romanticismo. El aumento de lalibertad humana implicaba para \u233?l, en primer lugar, la liberaci\u243?n de Rusia del zarismo y de un modo de vida arraigado en la antigua servidumbre. Implicaba finalmente la liberaci\u243?n de la sociedad en general de la menos evidente pero no menos real dominaci\u243?n del hombre por el hombre, inherente al predominio de la propiedad burguesa. Ve\u237?a, en la contradicci\u243?n entre el car\u225?cter social de la producci\u243?n moderna y el car\u225?cter antisocial de la propiedad burguesa la principal fuente de ese irracionalismo que condena ala sociedad moderna a las crisis y guerras peri\u243?dicas, y que hace imposible

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    que la humanidad empiece a ser due\u241?a de su propio destino Si para MiIton los ingleses fieles al rey no eran hombres libres, para Lenin la fidelidad a la sociedad burguesa y a sus formas de propiedad era igualmente la esclavitud moral. Para \u233?l solamente era moral la acci\u243?n que aceleraba el final del orden burgu\u233?s y la implantaci\u243?n de la dictadura del proletariado; cre\u237?a que \u250?nicamente semejante dictadura abrir\u237?a camino a una sociedad sin clases y sin Estado.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Lenin fue consciente de la contradicci\u243?n inherente a esta actitud. Su ideal era una sociedad libre del dominio de clase y de la autoridad estatal, pero, de modo inmediato, trataba de implantar la supremac\u237?a de una clase, la claseobrera, y de fundar un nuevo Estado, la dictadura del proletariado. Trataba de resolver este dilema insistiendo en que, a diferencia de los dem\u225?s Estados,la dictadura del proletariado no necesitar\u237?a m\u225?quina gubernamental opresora alguna: no ser\u237?a necesaria una burocracia privilegiada que, por regla general, \u171?se separa del pueblo, se eleva por encima de \u233?l y se oponea \u233?l\u187?. En su obra EI Estado y la Revoluci\u243?n, que escribi\u243? en v\u237?speras de la toma del poder por los bolcheviques, describi\u243? la dictadura del proletariado como una especie de para-Estado, un Estado constituido por \u171?el pueblo armado\u187?, y no por una burocracia; un Estado que se disolver\u237?a progresivamente en Ia sociedad y que preparar\u237?a su propia extinci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {Aqu\u237?, en esta concepci\u243?n, y en su conflicto con las realidades de la revoluci\u243?n rusa, estuvo la fuente de la \u250?nica crisis moral verdaderamente grande y aplastante que conoci\u243? Lenin: la crisis del final de su vida. A menudo hab\u237?a tenido que afrontar graves dilemas, que someter sus ideas a la prueba de la experiencia, que revisarlas, volver sobre sus pasos, reconocer la derrota y \u8212?lo que era m\u225?s dif\u237?cil\u8212? admitir el error; conoci\u243? momentos de vacilaci\u243?n, de angustia e incluso de derrumbamiento nervioso, pues al Lenin real \u8212?no al Lenin de la iconograf\u237?a sovi\u233?tica\u8212? nada humano le era ajeno. Padeci\u243? las m\u225?s graves tensionesnerviosas, siempre que tuvo que enfrentarse a sus antiguos amigos como enemigospol\u237?ticos. Ni siquiera al final de su vida super\u243? el dolor que le hab\u237?a causado su ruptura con Martov, el dirigente de los mencheviques. Le afect

    \u243? profundamente el comportamiento de los dirigentes de la Internacional Socialista en 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, cuando decidi\u243? romper con ellos como \u171?traidores al socialismo\u187?. Pero en ninguno de estosy otros acontecimientos pol\u237?ticos importantes experiment\u243? nada parecido a una crisis moral.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Perm\u237?taseme dar otros dos ejemplos: en 1917 se hab\u237?a comprometido a convocar y apoyar la Asamblea Constituyente. A comienzos de 1918 la convoc\u243? y la disolvi\u243?. Pero este acto no le ocasion\u243? remordimientos. Deb\u237?a su fidelidad a la Revoluci\u243?n de Octubre y a los soviets, y cuando la Asamblea Constituyente adopt\u243? una actitud de irreductible oposici\u243?n a ambos, orden\u243? su disoluci\u243?n casi con humor\u237?stica ecuanimidad. Tambi\u2

    33?n en 1917 se hab\u237?a comprometido a s\u237? mismo y a su partido a lucharpor la revoluci\u243?n mundial e incluso a apoyar una guerra revolucionaria contra la Alemania de los Hohenzollern. Pero a comienzos de 1918, en Brest Litovsk,lleg\u243? a un acuerdo con el gobierno del Kaiser y firm\u243? con \u233?l unapaz \u171?vergonzosa\u187?, como la calific\u243? \u233?l mismo. Pero no crey\u243? haber roto su compromiso: estaba convencido de que al firmar la paz se aseguraba un respiro a la revoluci\u243?n rusa, y de que esto era, por el momento, el mejor servicio que pod\u237?a hacer a la revoluci\u243?n mundial.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

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    {En esta situaci\u243?n, y en otras parecidas, sostuvo que r\u233?culer pour mieux sauter era una m\u225?xima s\u243?lida. No ve\u237?a nada deshonroso en el comportamiento de un revolucionario que siempre que el revolucionario reconozca suretirada como una retirada y no se la represente equivocadamente como un progreso. Esto, incidentalmente, es una de Ias importantes diferencias existentes entre Lenin y Stalin, y se trata de una diferencia moral: la diferencia entre la veracidad y la mendacidad burocr\u225?tica, deseosa de hacer m\u233?ritos. Precisamente cuando ten\u237?a que rendirse a las conveniencias y actuar \u171?de maneraoportunista\u187? era cuando Lenin estaba m\u225?s ansioso de preservar el sentido de la orientaci\u243?n de su partido, y conservaba una consciencia clara delobjetivo por el cual estaba luchando. Hab\u237?a educado a su partido en un entusiasmo tan ardiente y en una disciplina tan severa como entusiastas y disciplinados eran los soldados de Cromwell. Pero tambi\u233?n estaba en guardia contra los excesos de entusiasmo que m\u225?s de una vez hab\u237?an conducido a los partidos revolucionarios a las quijotadas y a la derrota.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Guiado por este severo realismo, Lenin estuvo dedicado despu\u233?s, durante cinco a\u241?os, a la construcci\u243?n del Estado sovi\u233?tico. La m\u225?quinaadministrativa que cre\u243? ten\u237?a poco en com\u250?n con el modelo ideal que hab\u237?a so\u241?ado en El Estado y la Revoluci\u243?n. Nacieron un ej\u233?rcito poderoso y una polic\u237?a pol\u237?tica que estaba en todas partes. Lanueva Administraci\u243?n reabsorbi\u243? gran parte de la antigua burocracia za

    rista. Lejos de mezclarse con un \u171?pueblo en armas\u187?, el nuevo Estado, como el antiguo, estaba \u171?separado del pueblo y elevado por encima de \u233?l\u187?. A la cabeza del Estado se hallaba la Vieja Guardia del partido, los santos bolcheviques de Lenin. Cobr\u243? forma el sistema del partido \u250?nico. Lo que ten\u237?a que haber sido un simple para-Estado fue de hecho un super-Estado.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Lenin no pod\u237?a ser inconsciente de esto. Pero, durante cinco a\u241?os, tuvo o pareci\u243? tener la conciencia tranquila, indudablemente porque se hab\u237?a retirado de su posici\u243?n bajo la presi\u243?n abrumadora de las circunstancias. La Rusia revolucionaria no pod\u237?a sobrevivir sin un Estado fuerte ycentralizado. Un \u171?pueblo en armas\u187? no pod\u237?a defenderla contra los

    Ej\u233?rcitos Blancos y contra la intervenci\u243?n extranjera: para eIlo eranecesario un ej\u233?rcito centralizado y altamente disciplinado. La Cheka, la nueva polic\u237?a pol\u237?tica \u8212? sosten\u237?a\u8212?, era indispensablepara la eliminaci\u243?n de la contrarrevoluci\u243?n. Era imposible superar ladevastaci\u243?n, el caos y la desintegraci\u243?n social subsiguientes a la guerra civil con los m\u233?todos de una democracia de los trabajadores. La propiaclase obrera estaba dispersada, agotada, ap\u225?tica y desmoralizada. La naci\u243?n no pod\u237?a regenerarse por s\u237? misma, desde abajo, Lenin cre\u237?a que era necesaria una mano fuerte para guiarla desde arriba, a lo largo de unapenosa era de transici\u243?n cuya duraci\u243?n era imposible predecir. Esta convicci\u243?n le dio lo que parec\u237?a ser una inquebrantable confianza moralen la orientaci\u243?n adoptada.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {Luego, como de repente, su confianza se derrumb\u243?. El proceso de construcci\u243?n del Estado estaba ya muy avanzado, y \u233?l mismo pr\u243?ximo a finalizar su vida activa, cuando fue asaltado por agudas dudas, por el temor y por la alarma. Comprendi\u243? que hab\u237?a ido demasiado lejos y que la nueva maquinaria de poder se estaba convirtiendo en una burla de sus principios. Se sinti\u243? alienado del Estado que \u233?l mismo hab\u237?a construido. En un Congreso del Partido, en abril de 1922, el \u250?ltimo al que asisti\u243?, expres\u243? agudamente esta sensaci\u243?n de enajenaci\u243?n. Dijo que hab\u237?a tenido amenudo la sensaci\u243?n de un conductor cuando de repente se da cuenta de que s

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    u veh\u237?culo no se mueve en la direcci\u243?n en que la gu\u237?a. \u171?Poderosas fuerzas \u8212?declar\u243?\u8212? han alejado al Estado sovi\u233?tico de su \u171?camino propio\u187?. Al principio hizo esta observaci\u243?n como si fuera incidental, en un aparte, pero la sensaci\u243?n que hab\u237?a por debajose apoder\u243? de \u233?l hasta que le domin\u243? completamente. Estaba ya enfermo y padec\u237?a de per\u237?odos de par\u225?lisis escler\u243?tica, pero su mente funcionaba todav\u237?a con implacable claridad. En los intervalos de los ataques de enfermedad, luch\u243? desesperadamente para hacer que el veh\u237?culo del Estado se moviera \u171?en la direcci\u243?n correcta\u187?. Fracas\u243? una y otra vez. Los fracasos le confundieron. Rumiaba las razones de ellos una y otra vez. Empez\u243? a sucumbir a una sensaci\u243?n de culpabilidad y, finalmente, se hall\u243? en la agon\u237?a de una crisis moral, crisis que era tanto m\u225?s cruel cuanto que agravaba su mortal enfermedad y era agravada por ella. Se preguntaba qu\u233? era lo que estaba transformando la Rep\u250?blica de los Trabajadores en un opresor estado burocr\u225?tico. Repasaba repetidamente los familiares factores b\u225?sicos de la situaci\u243?n: el aislamiento de la revoluci\u243?n, la pobreza, la ruina y el atraso de Rusia, el individualismo an\u225?rquico del campesinado, la debilidad y la desmoralizaci\u243?n de la clase obrera, etc.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Pero algo distinto le golpe\u243? entonces con gran fuerza. Cuando observaba a sus compa\u241?eros, seguidores y disc\u237?pulos -aquellos revolucionarios convertidos en gobernantes-, su comportamiento y sus m\u233?todos de gobierno le reco

    rdaban, cada vez m\u225?s, el comportamiento y los m\u233?todos de la antigua burocracia zarista. Pensaba en aquellos ejemplos de la historia en que una naci\u243?n conquista a otra pero luego, si la naci\u243?n derrotada representa una civilizaci\u243?n superior impone su propio modo de vida y su propia cultura a losconquistadores, derrot\u225?ndolos espiritualmente. Concluy\u243? que algo parecido pod\u237?a ocurrir en la lucha entre las clases sociales: el derrotado zarismo estaba imponiendo, de hecho, sus propios patrones y m\u233?todos a su partido. Fue irritante admitirlo, pero lo admiti\u243?: el zarismo estaba conquistandoespiritualmente a los bolcheviques porque los bolcheviques eran incluso menos civilizados que la burocracia del zar.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Habiendo conseguido esta profunda y despiadada visi\u243?n de lo que estaba ocur

    riendo, observ\u243? a sus seguidores y disc\u237?pulos con creciente des\u225?nimo. Pensaba cada vez con mayor frecuencia en los dzierzhymordas de la antigua Rusia, en los gendarmes y dirigentes del antiguo Estado polic\u237?aco, en los opresores de las minor\u237?as nacionales, etc. \u191?No se sentaban ahora, como si hubieran resucitado, en el Politbur\u243? Bolchevique? En este estado de \u225?nimo escribi\u243? su testamento, en el que dec\u237?a que Stalin hab\u237?a reunido ya demasiado poder en sus manos y que el partido har\u237?a bien en separarle del cargo de secretario general. En esta \u233?poca, hacia finales de 1922,Stalin estaba patrocinando una nueva constituci\u243?n que privaba a las minor\u237?as nacionales de muchos de los derechos que hasta entonces se les hab\u237?an garantizado y que, en cierto sentido, restablec\u237?a la \u171?Rusia una e indivisible\u187? de anta\u241?o al conceder poderes casi ilimitados al Gobierno central de Mosc\u250?. Al mismo tiempo, Stalin y Dzerzhinsky, el jefe de la polic

    \u237?a pol\u237?tica, se dedicaban a una brutal eliminaci\u243?n de la oposici\u243?n en Georgia y en Ucrania.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En su lecho de enfermo, mientras luchaba con su par\u225?lisis, Lenin decidi\u243? hablar y denunciar a los dzierzhymorda, a los fanfarrones brutales que en nombre de la revoluci\u243?n y del socialismo hac\u237?an revivir la antigua opresi\u243?n. Pero Lenin no se exoner\u243? a s\u237? mismo de su responsabilidad; era presa del remordimiento, que extingu\u237?a la d\u233?bil llama de vida que le quedaba pero que tambi\u233?n le daba la fuerza necesaria para realizar un acto

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    extraordinario. Decidi\u243? no limitarse a denunciar a Stalin y Dzerzhinsky, sino confesar tambi\u233?n su propia culpa.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El 30 de diciembre de 1922, enga\u241?ando a sus m\u233?dicos y enfermeras, empez\u243? a dictar notas sobre la pol\u237?tica sovi\u233?tica para con las peque\u241?as nacionalidades, notas que pretend\u237?an ser un mensaje al pr\u243?ximo Congreso del Partido. \u171?Soy, al parecer, fuertemente culpable ante los trabajadores de Rusia\u187?; tales fueron sus palabras iniciales. Unas palabras quedif\u237?cilmente pronunciar\u237?a un gobernante, y palabras que Stalin elimin\u243? posteriormente y que Rusia leer\u237?a por vez primera treinta y tres a\u241?os m\u225?s tarde, despu\u233?s del XX Congreso. Lenin se sent\u237?a culpable ante la clase obrera de su pa\u237?s porque \u8212?dec\u237?a\u8212? no hab\u237?a actuado con suficiente decisi\u243?n y lo bastante pronto contra Stalin y Dzerzhinsky, contra su chauvinismo granruso, contra la supresi\u243?n de los derechos de las peque\u241?as nacionalidades y contra la nueva opresi\u243?n, en Rusia, de los d\u233?biles por los fuertes. Ahora ve\u237?a - continuaba- en qu\u233? \u171?pantano\u187? de opresi\u243?n hab\u237?a ido a parar el Partido Bolchevique: Rusia era gobernada nuevamente por la antigua administraci\u243?n zarista, a la que los bolcheviques \u171?solamente hablan dado un disfraz sovi\u233?tico\u187?, y nuevamente las minor\u237?as nacionales quedaban expuestas a la irrupci\u243?n de ese aut\u233?ntico ruso, el chauvinista panruso, que es esencialmente un canalla y un opresor como el t\u237?pico bur\u243?crata ruso\u187?..\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{Este mensaje tuvo que ser ocultado al pueblo sovi\u233?tico durante treinta y tres a\u241?os. Pero creo que en estas palabras: \u171?Soy, al parecer, fuertemente culpable ante los trabajadores de Rusia\u187? \u8212?en su capacidad para pronunciar estas palabras\u8212?, reside una parte esencial de la grandeza moral deLenin.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{1. \u171?The Listener\u187?, 5 de febrero de 1959 (cap\u237?tulo extra\u237?do de la obra Iron\u237?as de de la historia, Ed. Pen\u237?nsula, Barcelona, 1969, tr. Juan Ram\u243?n Capella) \par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {\~\par\pard\plain\hyphpar}{{\bOCTUBRE}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La revoluci\u243?n de 1917 estall\u243? en plena guerra mundial en la que Rusia, aunque perteneciendo de hecho a la coalici\u243?n victoriosa, sufri\u243? severas derrotas. En cierto sentido algunos consideran que la revoluci\u243?n se viopropiciada por el fracaso del ej\u233?rcito zarista. Pero la realidad es que laguerra no hizo m\u225?s que acelerar un proceso que desde hac\u237?a varias d\u233?cadas estaba erosionando el viejo orden establecido; aceleraci\u243?n que yase hab\u237?a visto m\u225?s de una vez intensificada por otras derrotas militar

    es. El zar intent\u243? evitar las consecuencias de su fracaso en la guerra concediendo la emancipaci\u243?n de los siervos en 1861. La derrota en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905 se vio inmediatamente seguida por un annus mirabilis derevoluciones. Tras el desastre militar de 1915-1916 el movimiento empez\u243? de nuevo desde el punto muerto al que hab\u237?a llegado en 1905, con la diferencia que en 1905 la insurrecci\u243?n de diciembre de los obreros de Mosc\u250?, hab\u237?a significado la palabra fin de la soluci\u243?n, mientras que en 1917 la revuelta armada de Petrogrado fue la primera chispa. La organizaci\u243?n m\u225?s importante creada por la revoluci\u243?n de 1905 fue el llamado \u171?consejo de Representantes obreros\u187? o soviet de San Petersburgo. Tras un intervalo

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    de doce a\u241?os, los primeros d\u237?as del nuevo alzamiento, aquella organizaci\u243?n volvi\u243? de nuevo a vitalizarse para convertirse en el foco principal del gran acontecimiento que se avecinaba.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Al comparar la revoluci\u243?n sovi\u233?tica con la francesa o con la puritanainglesa sorprende que lo que en las \u250?ltimas revoluciones citadas tard\u243? a\u241?os en resolver en la revoluci\u243?n sovi\u233?tica fue solventado en la primera semana del alzamiento. El cl\u225?sico preludio de otras revoluciones que casi siempre hab\u237?a sido un enfrentamiento entre un monarca y alguna clase de \u171?cuerpo parlamentario\u187? no exist\u237?a en la revoluci\u243?n sovi\u233?tica de 1917. Los que defend\u237?an el viejo absolutismo de los Romanov apenas tuvieron ocasi\u243?n de hablar; desaparecieron de la escena casi al mismo tiempo que se alzaba el tel\u243?n. Los constitucionalistas que habr\u237?an deseado conservar la monarqu\u237?a, aunque sometida a un cierto grado de controlparlamentario, no tuvieron siquiera ocasi\u243?n de exponer su programa; en losprimeros d\u237?as de la revoluci\u243?n la fuerza de los sentimientos republicanos les obligaron a arriar la bandera mon\u225?rquica y a desarrollar su acci\u243?n pol\u237?tica como constitucionalistas tout court. Aqu\u237? no encontramos ning\u250?n paralelo con los estados generales franceses o con el parlamento ingl\u233?s de las revoluciones a que nos hemos referido al principio. La caracter\u237?stica principal de los acontecimientos de 1917 fue la lucha entre unos grupos que hasta hac\u237?a poco tiempo hab\u237?an formado el ala extremista de la oposici\u243?n clandestina: lo que podr\u237?amos llamar Gironda rusa (los soci

    alistas moderados) y la Monta\u241?a rusa (los bolcheviques).\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La fase \u171?constitucionalista\u187? de la revoluci\u243?n hab\u237?a dejado pr\u225?cticamente de existir antes de 1917. En su manifiesto de octubre de 1905Nicol\u225?s II hab\u237?a prometido acceder a la formaci\u243?n de un parlamento representativo. Pero si Carlos I de Inglaterra o Luis XVI de Francia hicieron, antes de ser destronados, concesi\u243?n tras concesi\u243?n a sus instituciones parlamentarias, el zar se \u171?recuper\u243?\u187? pronto del p\u225?nico de1905 y pretendi\u243? reafirmarse como el aut\u243?crata de todas las Rusias. La historia pol\u237?tica de los a\u241?os 190616 se caracteriza por un proceso de progresiva decadencia de las Dumas. Las Dumas eran simples organismos consultiv

    os sin derecho alguno a controlar al gobierno; eran disueltas c\u243?mo y cu\u225?ndo el zar quer\u237?a mediante simple decreto, y sus miembros eran frecuentemente encarcelados o deportados. En marzo de 1917 no hab\u237?a por tanto aut\u233?nticas instituciones parlamentarias que sirviesen como plataforma en la que pudieran dialogar las partes enfrentadas. As\u237? las cosas, el soviet est\u225?predestinado a convertirse en el motor y centro del movimiento revolucionario.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El zarismo no aprendi\u243? la lecci\u243?n que supusieron los acontecimientos de 1905. No solamente continu\u243? el gobierno autocr\u225?tico sino que lo hizo en una atm\u243?sfera de creciente corrupci\u243?n y decadencia en la que fue posible un esc\u225?ndalo tan grotesco como el de Rasput\u237?n. La estructura so

    cial y econ\u243?mica del pa\u237?s permaneci\u243? invariable en lo esencial. Unos treinta mil terratenientes pose\u237?an nada menos que unos 70 millones de desjatines de tierra(1)\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La comparaci\u243?n con los 75 millones de desjatine que pose\u237?an los 10,5 millones de campesinos censados era a todas luces escandalosa. Un tercio del campesinado no pose\u237?a tierra alguna. El nivel t\u233?cnico de la agricultura era \u171?criminalmente\u187? bajo. Seg\u250?n el censo de 1910 solamente hab\u237?a 4,2 millones de arados de hierro y menos de medio mill\u243?n de tra\u237?lla

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    s tambi\u233?n de hierro frente a diez millones de arados de madera, y veinticinco millones de tra\u237?llas tambi\u233?n de madera. La tracci\u243?n mec\u225?nica era pr\u225?cticamente desconocida. En m\u225?s de una tercera parte de lasgranjas no ten\u237?an ning\u250?n tipo de herramientas agr\u237?colas y en el 30 % de las mismas ni una sola cabeza de ganado. No hay pues que sorprenderse deque en los a\u241?os inmediatamente anteriores a la guerra el rendimiento cerealista medio por acre fuese s\u243?lo una tercera parte del obtenido por los granjeros alemanes y la mitad del que obten\u237?an los campesinos franceses. Esta escandalosa pobreza se ve\u237?a a\u250?n m\u225?s agravada por los cada vez m\u225?s fuertes tributos anuales que el campesinado deb\u237?a pagar a los terratenientes (aproximadamente entre 400 y 500 millones de rublos-oro al a\u241?o).\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{M\u225?s de la mitad de las haciendas hipotecadas por el \u171?Banco de la nobleza\u187? las ten\u237?an en arriendo los campesinos en condiciones diversas, pero que eran casi las mismas de las de la \u233?poca feudal. La parte que se llevaba el terrateniente era a menudo el cincuenta por ciento de la cosecha. M\u225?s de cincuenta a\u241?os despu\u233?s de la \u171?emancipaci\u243?n\u187? oficial de los siervos, la situaci\u243?n de servidumbre persist\u237?a en la pr\u225?ctica en muchos casos y en algunas zonas, como, por ejemplo, en el C\u225?ucaso donde la \u171?servidumbre temporal\u187? sigui\u243? practic\u225?ndose hasta 1912. El clamor para que se redujesen las rentas impuestas por los terratenientesy la reducci\u243?n y abolici\u243?n de la \u171?servidumbre\u187? era cada vez

    m\u225?s insistente y al no ser atendido este clamor se convirti\u243? en la exigencia de que los terratenientes fuesen totalmente despose\u237?dos de sus tierras y que las mismas fuesen distribuidas entre el campesinado.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Todo esto ten\u237?a que conducir al zarismo, en un plazo m\u225?s o menos largo, al desastre total. La guerra contribuy\u243? decisivamente a excitar los \u225?nimos del campesinado. Las continuas movilizaciones que tuvieron lugar entre 1914 y 1916 privaron a la agricultura de casi la mitad de su mano de obra; el ganado (el poco que hab\u237?a) era sacrificado en masa para las necesidades del ej\u233?rcito y el rendimiento agr\u237?cola descendi\u243? un veinticinco por ciento respecto de la media normal, mientras las importaciones del extranjero (de la

    s que ya en tiempo de paz depend\u237?a la agricultura para subvenir a las necesidades del pa\u237?s) quedaron pr\u225?cticamente paralizadas. Al disminuir la producci\u243?n en forma tan grave, el pago de las rentas se hizo insoportable para los campesinos y el deseo de \u233?stos por hacerse con tierras para su explotaci\u243?n integral se convirti\u243? en algo desesperado e irresistible. Entre 1905 y 1917 solamente se intent\u243? una reforma agraria de cierta envergadura: la reforma de Stolypin de noviembre de 1906, quien hab\u237?a intentado conseguir la formaci\u243?n de una capa de granjeros ricos sobre la que el r\u233?gimen zarista pudiese apoyarse. Pero los logros de tal reforma fueron insignificantes y, por otra parte, se vieron minados por la guerra mundial.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    La pobreza agr\u237?cola se ve\u237?a acompa\u241?ada por el atraso industrial.En v\u237?speras de la guerra la producci\u243?n rusa de hierro era de 30 kilospor cabeza frente a los 203 que produc\u237?a Alemania, a los 228 de Gran Breta\u241?a ya los 326 de los Estados Unidos. La producci\u243?n de carb\u243?n era en Rusia de 0,2 toneladas por cabeza, de 2,8 toneladas en Alemania, de 6,3 toneladas en Gran Breta\u241?a y de 5,3 toneladas en los Estados Unidos. El consumo de algod\u243?n era de 3,1 kilos por cabeza en Rusia, frente a los 19 de Gran Breta\u241?a ya los 14 de los Estados Unidos. No hab\u237?a en Rusia m\u225?s que una incipiente electrificaci\u243?n y una, tambi\u233?n incipiente, industria de construcci\u243?n de maquinaria; no hab\u237?a industrias de m\u225?quinas-herram

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    ientas, no hab\u237?a complejos qu\u237?micos ni f\u225?bricas de autom\u243?viles. Durante la guerra la producci\u243?n de armamento se intensific\u243?, peroel rendimiento de las industrias b\u225?sicas se redujo. Entre 1914-1917 no se fabricaron m\u225?s que 3,3 millones de rifles para un total de quince millones de hombres que hab\u237?an sido movilizados. El atraso industrial se tradujo inevitablemente en debilidad militar a pesar de las entregas de armas y municiones que los aliados hicieron al gobierno ruso. Y, a pesar de todo lo anterior y por extra\u241?a paradoja, la industria rusa era, en un aspecto, la m\u225?s modernadel mundo: estaba muy concentrada y el coeficiente de concentraci\u243?n era incluso superior al de los Estados Unidos. M\u225?s de la mitad del proletariado industrial ruso trabajaba en industrias que empleaban a m\u225?s de quinientas personas. Esto tendr\u237?a consecuencias pol\u237?ticas porque esta concentraci\u243?n sin precedentes daba al proletariado ruso la oportunidad de llegar a un alto grado de organizaci\u243?n pol\u237?tica y fue uno de los factores que permitieron al proletariado ruso desempe\u241?ar un papel decisivo en la revoluci\u243?n sovi\u233?tica. Pero, antes de que la clase obrera que iba a ser, junto a losintelectuales, la que evidenciase toda su fuerza, la debilidad del r\u233?gimenallan\u243? el camino al agravar su propia situaci\u243?n debido a la bancarrota financiera.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La guerra mundial oblig\u243? a gastar a Rusia m\u225?s de cuarenta y siete milmillones de rubIos y de esta cantidad s\u243?lo algo menos de la d\u233?cima parte proced\u237?a del presupuesto ordinario, porque los pr\u233?stamos de guerra

    (del interior y del exterior) alcanzaron la cifra de cuarenta y dos millones derubIos. La inflaci\u243?n era terrible: en el verano de 1917 la circulaci\u243?n fiduciaria era diez veces superior a la de 1914. Al estallar la revoluci\u243?n el coste de la vida era siete veces superior al de antes de la guerra mundial.A lo largo del 1916 estallaron frecuentes huelgas y disturbios en Petrogrado(2), Mosc\u250? y otros centros industriales. \u171?Si la posteridad reniega de esta revoluci\u243?n renegar\u225? de nosotros por haber sido incapaces de evitarlohaciendo nosotros una revoluci\u243?n desde arriba\u187?. As\u237? es como Makl\u225?kov (uno de los l\u237?deres de la burgues\u237?a liberal) resum\u237?a laactitud de la corte, del gobierno y tambi\u233?n de la clase media liberal en v\u237?speras del alzamiento. Bien es cierto que la oposici\u243?n liberal y semiliberal de la Duma previ\u243? la tormenta que se avecinaba.\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{En agosto de 1915, tras unas derrotas militares que costaron a Rusia tres millones y medio de hombres y que le supusieron la p\u233?rdida de Galitzia y Polonia, el bloque que formaban la oposici\u243?n en la Duma fue ganando fuerza y adeptos. Este bloque englobaba a los dem\u243?cratas constitucionalistas dirigidos por P. N. Miliukov y por el pr\u237?ncipe G. E. Lvov; los octubristas (dirigidos por A. I. Guchkov), es decir, los conservadores que hab\u237?an abandonado la petici\u243?n de que se formase un gobierno constitucional y que se hab\u237?an reconciliado con la autocracia, y un grupo de nacionalistas de extrema derecha cuyoportavoz era V. V. Shulgin.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Este bloque, que ya hemos dicho que iba ganando fuerza progresivamente, se enfrentaba al zar (aunque con cierta timidez) pidiendo la formaci\u243?n de un gobierno que \u171?disfrutase de la confianza del pa\u237?s\u187? . Esta f\u243?rmulani siquiera implicaba que el nuevo gobierno tuviese que rendir cuentas ante la Duma porque el \u171?bloque\u187? no ped\u237?a al zar que cediese parte de sus poderes autocr\u225?ticos sino simplemente que los hiciese m\u225?s digeribles. La principal preocupaci\u243?n de los progresistas era el destino de la guerra. Los l\u237?deres de la \u171?oposici\u243?n\u187? estaban alarmados por el derrotismo que reinaba en la corte, Adem\u225?s hab\u237?a amplios sectores que cre\u237?an que el zar estaba dispuesto a buscar la paz separada con Alemania. La cama

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    rilla de Rasput\u237?n, cuyo poder proced\u237?a de la m\u237?stica admiraci\u243?n de la zarina por aquel analfabeto y lincencioso monje siberiano, era la m\u225?s sospechosa de propagar el derrotismo. Los l\u237?deres del bloque progresista estaban unidos en la determinaci\u243?n de proseguir la guerra y, en esto, se ve\u237?an alentados por los delegados de las potencias occidentales en la capital rusa. No faltaban conatos de oposici\u243?n en el mando supremo. El generalBrussilov, comandante en jefe, maniobraba de una forma un tanto confusa. Una conspiraci\u243?n dirigida contra el zar fue atribuida a otro militar de alto rango: el general Krymov.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El zar segu\u237?a obstinado en no hacer concesi\u243?n alguna. Los cortesanos intentaron por todos los medios apearle de su actitud para evitar la \u171?arribada\u187? de un Necker o un Turgot rusos que abriesen las compuertas a la revoluci\u243?n. Del 3 al 16 de septiembre de 1915 el zar decret\u243? la \u171?temporal dispersi\u243?n\u187? de la Duma; nombr\u243? un nuevo gobierno pero lo hizo exclusivamente para humillar al bloque progresista y a la oposici\u243?n en general. A cada nueva reorganizaci\u243?n ministerial acced\u237?an al poder individuos tenebrosos que no hac\u237?an m\u225?s que cargar, m\u225?s de lo que estaba, la atm\u243?sfera derrotista. En dos a\u241?os de guerra, Rusia tuvo cuatro primeros ministros, seis ministros del Interior, tres ministros de Asuntos Exteriores y tres ministros de Defensa.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Llegaban uno tras otro..\u8212?escrib\u237?a Miliukov, historiador de la revoluci\u243?n- y pasaban como sombras dejando paso a gente que no era m\u225?s que... protegidos de la camarilla de la corte\u187?. A finales de 1916 la Duma volvi\u243? a reunirse y los l\u237?deres del bloque progresista expresaron abiertamente no ya sus temores sino su alarma. En una fil\u237?pica de Miliukov, en la quepor primera vez denunciaba... p\u250?blicamente a la propia zarina, blandi\u243? contra el gobierno su agresiva pregunta: \u171?\u191?Qu\u233? es esto, traici\u243?n o estupidez?\u187? Pero la respuesta del zar fue la de costumbre: no dejar hablar a nadie y disolver la Duma. Las compuertas se cerraron herm\u233?ticamente ante el r\u237?o de la revoluci\u243?n con el resultado de que el nivel de las aguas revolucionarias iba creciendo hasta que lleg\u243? a un punto en que desbord\u243? todas las barreras para anegar la vieja monarqu\u237?a de los Romanov.\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{La futilidad de todos los intentos para inducir. al zar a cambiar de actitud sevio subrayada por el asesinato de Rasput\u237?n, \u171?el genio maligno de la corte\u187?, en la noche del 17/30 al 18/31 de diciembre de 1916. El \u171?monje sagrado\u187? fue asesinado por el pr\u237?ncipe Yussupov, un pariente del zar, en presencia de otros cortesanos. Aquel acontecimiento demostr\u243? a todo el pa\u237?s la realidad de las disensiones en el seno de la clase gobernante (lo que en realidad pretend\u237?an los asesinos de Rasput\u237?n era acabar con la facci\u243?n progermana de la corte). Durante alg\u250?n tiempo se alentaron esperanzas de un cambio en los m\u233?todos del gobierno pero \u233?stas no tardaron en verse defraudadas.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {El zar y la zarina, resentidos por el asesinato de su \u171?sagrado amigo\u187?, se aferraron a\u250?n con mayor obstinaci\u243?n a sus m\u233?todos tradicionales. El comportamiento de ambos sirvi\u243? de lecci\u243?n (una lecci\u243?n que el pueblo asimil\u243? perfectamente) en el sentido de que el derrocamiento deuna camarilla cortesana no bastaba para hacer posibles los cambios que todos deseaban; aprendieron que la situaci\u243?n que provocaba las reivindicaciones delpueblo estaba encarnada en el propio zar y m\u225?s concreta y ampliamente en todo el orden constitucional mon\u225?rquico. Paralelamente a estos acontecimientos el pa\u237?s se sum\u237?a cada vez m\u225?s profundamente en el caos: derrota

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    s en el campo de batalla, hambre en el pueblo, fraudes y org\u237?as en la corte y una interminable serie de movilizaciones. Todo ello irrit\u243? al pueblo, que se mostraba cada vez m\u225?s inquieto.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\u171?El gobierno -escribi\u243? Trotsky- pretend\u237?a evitar su propio hundimiento con continuas movilizaciones y dar a los aliados toda la carne de ca\u241?\u243?n que necesitasen. Unos quince millones de hombres fueron movilizados para cubrir... todos los puntos estrat\u233?gicos y obligados a pasar por toda suerte de calamidades. Porque s\u237? aquellas masas debilitadas no eran en el frente m\u225?s que una fuerza imaginaria, en el interior del pa\u237?s eran una poderosa fuerza de erosi\u243?n. Se contabilizaron unos veinticinco millones entre muertos, heridos y prisioneros. El n\u250?mero de desertores fue enorme. En juliode 1915 los ministros parec\u237?an contratarse a s\u237? mismos como pla\u241?ideras: iPobre Rusia!, incluso su ej\u233?rcito, que en el pasado atron\u243? elmundo con sus victorias...se ha convertido en una masa de cobardes y desertores\u187?.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Y, sin embargo, cuando estall\u243? la revoluci\u243?n casi nadie le atribuy\u243? el car\u225?cter decisivamente hist\u243?rico que iba a tener. Al igual que ocurriera con la Revoluci\u243?n francesa, la sovi\u233?tica fue tomada al principio por una simple sublevaci\u243?n y no s\u243?lo por el zar, por la corte y por la oposici\u243?n liberal, sino por los propios revolucionarios.\par\pard\plai

    n\hyphpar}{\line }{Todo el mundo se vio desbordado por la. fuerza intr\u237?nseca de los acontecimientos. El zar continu\u243? con su t\u225?ctica de esgrimir amenazas hasta el mismo momento de su abdicaci\u243?n. Los l\u237?deres octubristas presionaban, como m\u225?ximo, en favor de un cambio ministerial cuando era el propio zar la persona y el s\u237?mbolo que resultaba inaceptable para el pa\u237?s; despu\u233?s exhortaron al zar que abdicase en favor de su hijo o de su hermano cuando era toda la dinast\u237?a Romanov lo que el pueblo rechazaba y cuando la rep\u250?blica era ya un hecho consumado.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Por otra parte, el grupo clandestino que aglutinaba el socialismo (bolcheviques, mencheviques y social- revolucionarios) cre\u237?a ser testigo de una serie debrotes revolucionarios cuando \u233?stos culminaron en manifestaciones y en unahuelga general. Todos ellos se mostraban profundamente preocupados por la reacci\u243?n de las fuerzas armadas, que pod\u237?an sabotear la huelga general en lugar de un\u237?rseles y cuando se encontraron con el poder en las manos, no ve\u237?an muy claro cu\u225?l iba a ser en definitiva el resultado real de la lucha. Despu\u233?s, la preocupaci\u243?n de los revolucionarios se centr\u243? en ver d\u243?nde y en qu\u233? nombres concretos deb\u237?an delegar las m\u225?ximas responsabilidades. No cabe duda de que los propios revolucionarios estaban a\u250?n hipnotizados por la potencia del viejo r\u233?gimen que se hab\u237?a desintegrado hasta llegar al colapso total.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {Esta fue, muy resumida, la secuencia de los acontecimientos. El 23 de febrero (8 de marzo) gran parte de los obreros de Petrogrado fueron a la huelga. Las amasde casa salieron a la calle a participar en manifestaciones (coincidiendo con el d\u237?a internacional de la mujer). La gente asalt\u243? varias panader\u237?as pero, en realidad, los disturbios no tuvieron, graves consecuencias. Al d\u237?a siguiente prosigui\u243? la huelga. Los manifestantes, tras conseguir romperlos cordones de la polic\u237?a, llegaron al centro de la ciudad protestando dehambre, debida fundamentalmente a la falta de pan y antes de ser dispersados, los gritos de \u171?iAbajo la autocracia!\u187?, atronaron las calles.\par\pard\pl

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    ain\hyphpar}{\line }{El 25 de febrero (10 de marzo) todas las f\u225?bricas y establecimientos industriales de la capital quedaron paralizados. En los barrios de la periferia los obreros desarmaron a la polic\u237?a. Para reprimir a los sediciosos fueron enviadas de su cuartel general tropas militares; hubo algunos encuentros, pero, en general, los soldados evitaron disparar contra los obreros. Los cosacos, que hab\u237?an tenido una participaci\u243?n tan importante en la represi\u243?n de la revoluci\u243?n de 1905, decidieron apoyar a los manifestantes contra la polic\u237?a. Al d\u237?a siguiente el zar dio la orden de disolver la Duma. Los l\u237?deres de la Duma se mostraban a\u250?n temerosos de desafiar la autoridad del zar y decidieron no convocarla clandestinamente pero hicieron que los diputados noabandonasen la capital. Entre estos diputados se form\u243? un comit\u233? parano perder el contacto \u171?corporativo\u187? con los acontecimientos. Aquel mismo d\u237?a el zar orden\u243? al general que estaba al mando de la guarnici\u243?n de Petrogrado que aplastase el movimiento revolucionario. En muchos puntos los jefes militares ordenaron a los soldados que disparasen contra la multitud. Por la tarde toda la guarnici\u243?n daba muestras de gran nerviosismo; los soldados celebraron \u171?asambleas\u187? en sus cuarteles para decidir s\u237? deb\u237?an obedecer la orden de disparar contra los obreros desarmados.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    El 27 de febrero (12 de marzo) fue el d\u237?a decisivo. Nuevas secciones de laguarnici\u243?n se unieron a la revoluci\u243?n. Los soldados compartieron sus armas y sus municiones con los obreros. La polic\u237?a decidi\u243? desaparecerde la calle y la marea revolucionaria adquiri\u243? tal \u237?mpetu que, por latarde, el gobierno estaba completamente aislado, no le quedaba m\u225?s refugioque el Palacio de Invierno y el edificio del almirantazgo.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Los ministros todav\u237?a albergaban la esperanza de aplastar la revoluci\u243?n con la ayuda de las tropas que el zar hab\u237?a ordenado venir desde el frente de Petrogrado. A \u250?ltima hora de la tarde los l\u237?deres de los comit\u233?s huelgu\u237?sticos, delegados de las f\u225?bricas, designados por elecci\u

    243?n, y representantes de los partidos de ideario socialista se reunieron paraformar el consejo de delegados de los trabajadores (el soviet). A la ma\u241?ana del d\u237?a siguiente qued\u243? perfectamente claro que las tropas del frente de Petrogrado no iban a salvar al gobierno, sencillamente porque los ferroviarios se hab\u237?an encargado de interrumpir los transportes militares desde ese frente.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La guarnici\u243?n de la capital estaba totalmente \u171?revolucionada\u187?. Los regimientos erigir\u237?an unos delegados que pronto ser\u237?an admitidos como miembros del soviet que cambi\u243? su nombre adoptando el de consejo de los delegados de los obreros y soldados. El soviet, al que obreros y soldados prestaban una obediencia completa, era entonces el \u250?nico poder real que exist\u237

    ?a en el pa\u237?s. Se decidi\u243? formar una milicia obrera, cuidar del aprovisionamiento de la capital y ordenar que se restableciese la normalidad en los ferrocarriles siempre que no afectase a la estrategia militar. Los m\u225?s exaltados asaltaron la fortaleza de Schl\u252?sselburg (la Bastilla rusa) y liberarona los presos pol\u237?ticos. Los ministros zaristas fueron arrestados.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Ante la realidad de los hechos consumados, ante la realidad de la revoluci\u243?n triunfante y de la fuerza con que el soviet as\u237?a las riendas del poder, e

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    l comit\u233? de la Duma que hasta entonces no se hab\u237?a atrevido a desairar la autoridad de zar tuvo que admitir la formaci\u243?n de un nuevo gobierno. El 10 de marzo (14 de marzo) se acord\u243? la formaci\u243?n de un gobierno provisional presidido por el pr\u237?ncipe Lvov, que inclu\u237?a a los octubristas,pero no a los representantes de los partidos de ideario socialista.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Solamente Kerensky estaba en la lista ministerial, para la cartera de Justicia,pero Kerensky fue propuesto para el cargo en consideraci\u243?n a sus aptitudespersonales pero no como representante de un partido. El d\u237?a de su formaci\u243?n, el gobierno provisional envi\u243? a Guchkov y a Shulgin al zar para persuadirle de que abdicase en favor del \u171?zarevich\u187? Alexi. El zar no opuso resistencia pero decidi\u243? abdicar en favor de su hermano el gran duque Mijhail y no en favor de su hijo. El 2 (15) de marzo firm\u243? la abdicaci\u243?n.Entre tanto, Milukov, que era ministro de Asuntos Exteriores del gobierno provisional, anunci\u243? p\u250?blicamente la abdicaci\u243?n antes de conocer siquiera las condiciones y detalles. Dijo en un discurso dirigido a los oficiales delej\u233?rcito, que el zar ser\u237?a sucedido por su hijo y que hasta que el sucesor alcanzase la mayor\u237?a de edad el gran duque Mijhail gobernar\u237?a encalidad de regente. Los oficiales reunidos con ocasi\u243?n del discurso dijeron que no estaban dispuestos a volver a sus respectivos destinos a menos que el anuncio de la regencia fuese retirado. En el soviet, Kerensky ya hab\u237?a hablado en favor de una rep\u250?blica y sus palabras hab\u237?an sido acogidas con cl

    amorosas ovaciones. El gobierno provisional se encontraba dividido y ministros mon\u225?rquicos y republicanos expusieron las respectivas posiciones al gran duque Mijhail.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Milukov urg\u237?a al gran duque para que aceptase la sucesi\u243?n mientras Rodzianko, presidente de la Duma, y Kerensky aconsejaban la abdicaci\u243?n. El gran duque se resign\u243?, pero el gobierno provisional era incapaz de pronunciarse de una forma decidida por las f\u243?rmulas republicana o mon\u225?rquica y decidi\u243? dejar el problema en el aire hasta que se reuniese una asamblea constituyente. Desde el instante mismo de su formaci\u243?n, el gobierno provisionaly el soviet de Petrogrado quedaron enfrentados como aut\u233?nticos rivales. Elsoviet no ten\u237?a ning\u250?n \u171?t\u237?tulo\u187? legal en el que apoyar

    su autoridad sino que representaba la nueva legalidad dimanante de las fuerzas que hab\u237?an hecho triunfar la revoluci\u243?n. Es decir, los obreros y los soldados en uni\u243?n de los intelectuales.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El gobierno provisional se ve\u237?a respaldado por las clases media y acomodada. Pero sus \u171?t\u237?tulos\u187? legales eran tambi\u233?n dudosos. Es cierto que el zar firm\u243? un decreto por el cual se nombraba al pr\u237?ncipe Lvovcomo Primer Ministro, pero los historiadores no est\u225?n seguros de si firm\u243? antes o despu\u233?s de la abdicaci\u243?n. En la confusi\u243?n de aquellos d\u237?as pre\u241?ados de acontecimientos los l\u237?deres del nuevo gobiernoparecieron olvidar las \u171?bondades de los procedimientos constitucionales y es posible que el zar sancionase la formaci\u243?n del gobierno del pr\u237?ncipe

    Lvov en un momento en el que, legalmente, su sanci\u243?n no ten\u237?a validez. Sea como fuere, el caso es que la revoluci\u243?n elimin\u243? al zar en cuanto fuente legal de poder. El gobierno provisional representaba a la \u250?ltima Duma que, como sabemos, hab\u237?a sido disuelta por el zar antes de su abdicaci\u243?n. La Duma hab\u237?a sido elegida sobre la base de una ley electoral resultante del golpe de estado de Stolypin del 3 (16) de julio de 1907 que le daba una palmaria falta de representatividad. Esta circunstancia explica la impopularidad de la Duma en 1917 y su consiguiente eclipse. Pero la principal debilidad del gobierno provisional era su incapacidad para ejercer el poder de manera efectiva. Las clases medias a las que representaba se hallaban presas del p\u225?nico y

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    pol\u237?ticamente desorganizadas y por lo tanto nada ten\u237?a que hacer frente a los obreros armados en uni\u243?n del ej\u233?rcito rebelde. El gobierno provisional s\u243?lo pod\u237?a, por lo tanto, ejercer sus funciones si el soviet de Petrogrado y los soviets de provincias colaboraban. Pero los objetivos de unos y otros eran muy distintos. Los ministros m\u225?s influyentes -Lvov, Milukov, Guchkov- confiaban en la restauraci\u243?n de una monarqu\u237?a constitucional; albergaban la esperanza de que remitiese la marea revolucionaria y estaban dispuestos a hacer todo lo posible para que as\u237? fuese; estaban, en definitiva, dispuestos a volver a imponer a los obreros la vieja disciplina industrial y a evitar la reforma agraria.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Finalmente se decidieron a continuar la guerra con la esperanza de que la victoria dar\u237?a a Rusia el control de los Dardanelos y de los Balcanes seg\u250?nlo prometido en el secreto tratado de Londres (1915).\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Ninguno de estos objetivos pod\u237?a ser abandonado sin provocar la indignaci\u243?n popular.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Los soviets, por otra parte, no se apoyaban solamente en la clase obrera (porque, por ejemplo, en Petrogrado contaron con la guarnici\u243?n militar). Gracias a sus procedimientos de representaci\u243?n estaban en estrecho contacto con las

    masas y en una situaci\u243?n id\u243?nea para reaccionar de acuerdo con la \u171?temperatura\u187? de las mismas. Los miembros de cualquiera de los soviets sal\u237?an mediante elecci\u243?n de la masa obrera de las f\u225?bricas y el sistema se aplicaba asimismo en todos los cuerpos militares. Pero los diputados no se eleg\u237?an para un per\u237?odo determinado y el electorado pod\u237?a repudiar a cualquier responsable elegido s\u237? no estaba de acuerdo con su gesti\u243?n y elegir a otro en su lugar. Aqu\u237? radica una de las innovaciones introducidas por los sovi\u233?ticos en los sistemas electorales; una innovaci\u243?n que m\u225?s tarde seguir\u237?an aplicando en la pr\u225?ctica aunque no estuviese \u171?constitucionalmente\u187? definida. Como mecanismo representativo, los soviets ten\u237?an una base restringida en los parlamentos elegidos por sufragio universal: eran por definici\u243?n organismos de clase, su sistema de elecci\u243?n exclu\u237?a cualquier representaci\u243?n por parte de la alta y media

    burgues\u237?a. Por otra parte, los soviets de 1917 representaban a sus electores de forma mucho m\u225?s directa que cualquier otra instituci\u243?n parlamentaria. Los diputados permanec\u237?an bajo el constante y vigilante control del electorado y muchas veces depuestos. As\u237? pues, se modificaba constantementeimposici\u243?n de los soviets de las f\u225?bricas, de los regimientos y de las organizaciones agr\u237?colas. Adem\u225?s, como los votos no representaban divisiones administrativas sino unidades productivas o militares, su capacidad :deacci\u243?n revolucionaria era enorme.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Ten\u237?an el mismo poder que gigantescos comit\u233?s de agitaci\u243?n que impart\u237?an \u243?rdenes a los obreros de las f\u225?bricas, de las estacionesde ferrocarril, de los servicios municipales, etc. Los diputados eran legislador

    es sui generis, a la vez ejecutivos y comisarios. La vieja divisi\u243?n entre las funciones legislativas y las ejecutivas desapareci\u243?. Hacia el final de la revoluci\u243?n de febrero (marzo) el soviet de Petrogrado se convirti\u243? en el organismo dirigente de la revoluci\u243?n. Ocho meses despu\u233?s volver\u237?a a desempe\u241?ar el mismo papel.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Y, sin embargo, tras los acontecimientos de febrero (marzo) el soviet, m\u225?sque impulsar la marea revolucionaria, se vio arrastrado por ella. Sus dirigentes se encontraban ante el panorama de su propio poder y el temor a usar del mismo.

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    El 2 (15) de marzo el soviet de Petrogrado decret\u243? la famosa orden n\u176? 1.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En virtud de la misma los representantes de los soldados eran admitidos en el soviets, se ped\u237?a a los soldados que eligiesen sus comit\u233?s; se les permit\u237?a participar en las\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {\line }{Notas\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{(1) Durante la guerra mundial San Petersburgo fue rebautizada con el nombre de Petrogrado.\par\pard\plain\hyphpar}{(2) Un desjatine equivale a 1,09 hect\u225?reas.\par\pard\plain\hyphpar}{{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{{\b\~}\par\pard\plain\hyphpar}{{\b

    TROTSKY EN EL NADIR}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El Diario en el exilio de Trotsky, publicado ahora por vez primera, fue descubierto en una \u171?maleta olvidada\u187? en su casa de M\u233?xico doce a\u241?osdespu\u233?s de su asesinato. Lo escribi\u243? en Francia y Noruega en 1935. Noes, como pretenden sus editores, el \u250?nico diario que escribi\u243?. Entre sus escritos publicados e in\u233?ditos hay unos cuantos m\u225?s, redactados en\u233?pocas diversas; resulta sorprendente que los albaceas literarios de Trotsky est\u233?n tan mal informados acerca de su legado literario. Pero a pesar de que la pretensi\u243?n de su car\u225?cter \u250?nico carece de fundamento, estediario es de excepcional inter\u233?s como documento pol\u237?tico y humano: Trotsky raramente \u8212?por no decir nunca- escribi\u243? sobre s\u237? mismo tan

    \u237?ntimamente y de un modo tan revelador como lo hace aqu\u237?.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\u171?Soy especialmente consciente de que el diario no es una forma literaria de escribir -dice al empezar... preferir\u237?a escribir en un peri\u243?dico. Pero no tengo ninguno a mi disposici\u243?n.. Alejado de la acci\u243?n pol\u237?tica, me veo obligado a recurrir a este suced\u225?neo de periodismo. \u187?. No hay que tomar al pie de la letra esta poco prometedora introducci\u243?n. Hay aqu\u237? mucho m\u225?s que un suced\u225?neo de periodismo, pues Trotsky, en realidad, estaba mucho m\u225?s encari\u241?ado con esta particular \u171?forma literaria\u187? de lo que se cuidaba de admitir. Ciertamente, solo recurri\u243? a ella durante un momento de calma en su actividad pol\u237?tica, pero \u233?ste se

    guramente era el \u250?nico momento en que pod\u237?a permitirse la introspecci\u243?n.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{El momento de calma durante el cual escribi\u243? este diario fue, por muchas razones, su nadir. Hab\u237?a gastado ya dos a\u241?os en Francia, gozando \u8212?s\u237? \u233?sta fuera aqu\u237? la palabra acertada\u8212? del precario asiloque el gobierno de Daladier le hab\u237?a renuentemente concedido. Ten\u237?a prohibido ir a Par\u237?s, y hab\u237?a vivido de inc\u243?gnito, vigilado por lapolic\u237?a, en diversos lugares de las provincias. Su identidad fue descubiert

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    a una y otra vez, y, en medio de un alboroto period\u237?stico, perseguido por muchedumbres de reporteros y fot\u243?grafos, acosado por numerosos enemigos de derecha y de izquierda, ten\u237?a que escapar apresuradamente del lugar de residencia, buscar otra y volver a asumir el inc\u243?gnito hasta que el siguiente incidente o \~\~\~\~\~\~\~ la siguiente indiscreci\u243?n accidental le obligara a emprender el camino una vez m\u225?s. La amenaza de expulsi\u243?n de Francia pend\u237?a sobre su cabeza. Tan solo porque ning\u250?n otro pa\u237?s le permit\u237?a la entrada se le concedi\u243? permanecer, durante alg\u250?n tiempo, en completo aislamiento en una peque\u241?a aldea de los Alpes, no lejos de Grenoble. Francia estaba precisamente entonces al borde del Frente Popular; los estalinistas ejerc\u237?an sobre el Gobierno una presi\u243?n creciente, y ten\u237?atoda la raz\u243?n para temer una deportaci\u243?n final, que solamente pod\u237?a ser a una remota colonia francesa como Madagascar .\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En la Uni\u243?n Sovi\u233?tica se atravesaba el momento de calma que precedi\u243? a las grandes purgas, en todas las cuales habr\u237?a de figurar como el principal malvado. El affaire Kirov ten\u237?a s\u243?lo unos pocos meses. Zin\u243?viev y Kam\u233?nev estaban encarcelados nuevamente y, a pesar de las repetidas retracciones, eran acusados de confabulaci\u243?n con Trotsky, de actividades contrarrevolucionarias, de traici\u243?n, etc.; el trotskismo serv\u237?a de blanco a todos los fuegos. Incluso desde lejos Trotsky advert\u237?a la creciente furia del terror desencadenado por Stalin, aunque todav\u237?a desconoc\u237?a los hechos concretos. Su familia estaba ya afectada por \u233?l. Su primera mujer,

    Alexandra Sokolovskaya, y sus dos yernos, hab\u237?an sido o estaban siendo deportados a Siberia. Hab\u237?a perdido ya a sus dos hijas, Zina y Nina (Nina se hab\u237?a suicidado); todos sus nietos hu\u233?rfanos, salvo uno, se hallaban enRusia a la merced del destino. Finalmente le llegaron noticias de Mosc\u250?, al principio ominosamente vagas, de dificultades de su hijo menor, Serguei, cient\u237?fico prometedor, que era declaradamente apol\u237?tico y no se hallaba implicado en la oposici\u243?n, pero que ahora ca\u237?a v\u237?ctima de la venganza de Stalin. La tensa espera de noticias concretas sobre Serguei y la ansiedad de sus padres llenan muchas p\u225?ginas de este diario.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Por razones de otro orden, se trata para Trotsky de un per\u237?odo de aguda frustraci\u243?n. Hab\u237?a llegado a Francia en 1933, despu\u233?s de casi cinco

    a\u241?os de exilio en Turqu\u237?a, con ambiciosos planes y ardientes esperanzas que ahora refluian. Hab\u237?a confiado en poder reanudar en Francia la actividad pol\u237?tica a gran escala. Tras el ascenso al poder de Hitler en1933 y lacat\u225?strofe de la izquierda alemana \u8212?cat\u225?strofe a la que hab\u237?a contribuido mucho la pol\u237?tica de Stalin y de la que Trotsky hab\u237?a sido la deso\u237?da Casandra\u8212?, llev\u243? adelante la llamada Cuarta Internacional. S\u233? por experiencia personal cu\u225?n grandes eran las esperanzas que depositaba en ella. El grupo de seguidores suyos, al que en aquella \u233?poca pertenec\u237?a yo, le advirti\u243? en vano que se estaba embarcando en una aventura in\u250?til. En realidad se convenci\u243? muy pronto de que la Cuarta Internacional hab\u237?a nacido antes de tiempo. A pesar de todo, Trotsky intent\u243? desesperadamente insuflarle vida y precisamente acababa de aconsejar a sus seguidores que entraran en los Partidos Socialistas e intentaran desde all\u2

    37? reclutar adhesiones para la nueva internacional.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En todo caso, la presencia de Trotsky en Francia no le facilitaba la actividad pol\u237?tica. En los turbulentos acontecimientos de la \u250?ltima d\u233?cada anterior a la guerra, especialmente en los de fuera de la URSS, su papel era el del gran observador. \u171?Por la misma raz\u243?n -escribe- de que me toc\u243?en suerte participar en grandes acontecimientos mi pasado me impide ahora toda posibilidad de acci\u243?n. Me veo reducido a interpretar los acontecimientos a tratar de prever su futuro.\u187? Pero este pasado que le imped\u237?a toda posib

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    ilidad de acci\u243?n no le permit\u237?a tampoco permanecer inactivo: \u233?l,el dirigente de la Revoluci\u243?n de Octubre, el fundador del Ej\u233?rcito Rojo y el inspirador de la Internacional Comunista no pod\u237?a conformarse con el papel de observador.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Si a todas estas circunstancias a\u241?adimos su persistente mala salud, y algotan humanamente corriente como la crisis de la edad madura, por no hablar de las dificultades para ganarse la vida, nos haremos una idea de su estado de \u225?nimo en esa \u233?poca. La fiebre intermitente misteriosa que hab\u237?a padecido durante trece a\u241?os le daba ahora brotes de grave embotamiento de inmovilidad. Pero aunque su estado de tensi\u243?n nerviosa era grave, mostraba todav\u237?a una energ\u237?a y una vitalidad asombrosas cuando acontecimientos cr\u237?ticos le hac\u237?an afrontar un desaf\u237?o directo. En los intervalos tend\u237?a a sucumbir, de modo que no puede sorprender, a la hipocondr\u237?a: daba vueltas a la idea de su avanzada edad y de la muerte. Ten\u237?a s\u243?lo cincuenta y cinco a\u241?os, pero recordaba el dicho de Lenin, o mejor, de Turgenev: \u8220?\u191?Sab\u233?is cu\u225?l es el peor vicio? Tener m\u225?s de cincuenta cinco a\u241?os.\u8221? La revoluci\u243?n es generalmente cosa de j\u243?venes; y los revolucionarios profesionales envejecen mucho m\u225?s de prisa que los parlamentarios brit\u225?nicos, por ejemplo. Trotsky se conformaba tan poco al paso de los a\u241?os como a ser un observador.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Present\u237?a su muerte violenta a manos estalinianas. \u171?Stalin -observaba- dar\u237?a ahora cualquier cosa por poder revocar su decisi\u243?n de deportarme. No hay duda de que recurrir\u225? a la acci\u243?n terrorista en dos casos: si hay una amenaza de guerra o si su propia posici\u243?n se deteriora gravemente. Naturalmente, puede haber tambi\u233?n un tercer caso, y un cuarto... Veremos, y s\u237? no la vemos nosotros, otros la ver\u225?n.\u187? Al mismo tiempo, empez\u243? a pensar en el suicidio, pero la idea solamente se hizo m\u225?s definida cinco a\u241?os despu\u233?s, cuando fue a escribir su testamento.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{A pesar de que su energ\u237?a estaba minada, no pod\u237?a vivir en un pa\u237?s sin reaccionar ante los acontecimientos pol\u237?ticos del momento, y no pod\u

    237?a reaccionar m\u225?s que con toda la fuerza de sus instintos de militante,con su poderosa pasi\u243?n, su furor y su iron\u237?a. Contemplaba las maniobras y las vacilaciones del naciente Frente Popular, estaba convencido de que finalizar\u237?a en un desastre y present\u237?a claramente la Francia de 1940. Expresaba sin inhibici\u243?n alguna su desprecio por los dirigentes oficiales del movimiento obrero europeo: Blum, Thorez, Vandervelde y los Webb. En algunas ocasiones hac\u237?a caricaturas gr\u225?ficas y devastadoras, una de las cuales sigue siendo punzante todav\u237?a hoy: la de Paul-Henri Spaak, el futuro secretariogeneral de la OTAN, que en los a\u241?os treinta era algo as\u237? como un disc\u237?pulo de Trotsky, diligente pero aprensivo, sumiso y asustado por el maestro.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Sin embargo, lo principal de este diario no es por qu\u233? Trotsky tiene que decir sobre los acontecimientos o los personajes p\u250?blicos, o siquiera sobre literatura: de todo esto habl\u243? m\u225?s ampliamente y mucho mejor en otros escritos. El diario es notable principalmente por las p\u225?ginas que dedica aldestino de su familia, unas p\u225?ginas llenas de pathos tr\u225?gico y de dignidad.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{La angustia de Trotsky por su hijo menor era de lo m\u225?s dolorosa porque tem\u237?a que Serguei, en su inocencia pol\u237?tica y en su indiferencia hacia la

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    pol\u237?tica, no fuera capaz de encajar el golpe que ca\u237?a sobre \u233?l. Natalia Ivanovna, al conocer el encarcelamiento de su hijo, dijo: \u171?No le deportar\u225?n en ning\u250?n caso; le torturar\u225?n para conseguir algo de \u233?l y luego le destruir\u225?n.\u187? La imagen del hijo torturado y confundidoasustaba a sus padres (en realidad, Serguei no fue tan confundido como cre\u237?an que ser\u237?a. Recientemente he hablado con una persona que ha pasado veintitr\u233?s a\u241?os en los campos de concentraci\u243?n y c\u225?rceles de Stalin y que fue, seg\u250?n cree, la \u250?ltima que comparti\u243? una celda con Serguei. \u201?ste soport\u243? la prueba valientemente y, ante la muerte, no solamente se neg\u243? a prestar un falso testimonio contra su padre sino que se encontr\u243? unido a \u233?l por nuevos v\u237?nculos de solidaridad moral, aunque nunca fue \u171?trotskista\u187?).\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Trotsky, con sublime ternura, cuid\u243? a su esposa en su sufrimiento, recogi\u243? varios incidentes de su vida en com\u250?n \u8212?llevaban ya treinta y tres a\u241?os viviendo juntos y sent\u237?a que deb\u237?a \u171?fijar su imagen en un papel\u187?. Lo hizo con no disimulada parcialidad, pero con verdad. Lo que dibuj\u243? fue en realidad la imagen de la Niobe de nuestro tiempo, un aut\u233?ntico ejemplo de las incontables y an\u243?nimas madres martirizadas de nuestra \u233?poca, al igual que, a diferente nivel, Anne Frank lo es de los ni\u241?os martirizados. Natalia Ivanovna no fue para su marido un camarada pol\u237?tico de la clase que Krupskaia lo fue para Lenin; ten\u237?a mucho menos esp\u237?ritu pol\u237?tico y era menos activa que N. Krupskaia. \u171?A pesar que se inter

    esa por los peque\u241?os acontecimientos diarios de la pol\u237?tica \u8212? escribi\u243? Trotsky\u8212? no suele reunirlos en una Imagen coherente.\u187? Elamante esposo no puede expresar m\u225?s claramente sus dudas sobre el juicio pol\u237?tico de su mujer. Pero esto no era lo importante: \u171?Cuando la pol\u237?tica va muy lejos y exige una reacci\u243?n completa \u8212?prosigue\u8212? Natalia siempre encuentra su armon\u237?a interna, la nota justa\u187?. Habla confrecuencia de esa \u171?armon\u237?a interna\u187? e, incidentalmente, la describe casi siempre cuando escucha m\u250?sica. Se\u241?ala con agradecimiento que nunca le dirige reproches por la desgracia de su hijo, o que disimula su sufrimiento incluso para \u233?l. Por \u250?ltimo, relata lo siguiente: \u171?En lo quese refiere a los golpes que nos han ca\u237?do en suerte el otro d\u237?a le recordaba a Natacha la vida del arcipreste Avakuum (\u233?ste fue un rebelde contra la Ortodoxia griega del siglo XVII, que fue deportado dos veces antes de morir

    en la hoguera). El sacerdote rebelde y su fiel esposa se encontraron en Siberia. Sus pies se hund\u237?an en la nieve y la pobre mujer, agotada, se ca\u237?a. Avakuum relata: \u171?Y llegu\u233? hasta ella que, pobre alma, empez\u243? a dirigirme reproches diciendo: \u191?Hasta cu\u225?ndo, arcipreste, durar\u225? este sufrimiento?. Y yo dije: Markovna, hasta nuestra misma muerte. Y ella, con un suspiro, respondi\u243?: Si es as\u237?, Petrovich, prosigamos nuestro camino\u187?.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Lo mismo habr\u237?a de ocurrir con Trotsky y Natalia Ivanovna: el sufrimiento habr\u237?a de durar \u171?hasta nuestra misma muerte\u187?. Cinco a\u241?os despu\u233?s, al escribir su testamento, levant\u243? repetidamente la cabeza y vio\u171?a Natacha que se acerca a la ventana desde el patio y la abre m\u225?s, de

    modo que el aire entre mejor en mi cuarto\u187?; ella, en ese momento, le hizopensar en la belleza de la vida y \u171?fij\u243?\u187? esta imagen suya en el \u250?ltimo p\u225?rrafo de su testamento. Ciertamente, no por azar narra Trotsky, entre fragmentos que se refieren a Serguei, de manera inesperada y al parecerfuera del contexto, la historia de la ejecuci\u243?n del zar y de su familia. En este momento de ansiedad y angustia por sus propios hijos, v\u237?ctimas inocentes de su conflicto con Stalin, Trotsky pens\u243?, indudablemente, en esos otros ni\u241?os sobre los cuales cay\u243? la culpa de sus padres. Se\u241?ala queno particip\u243? personalmente en la decisi\u243?n de ejecuci\u243?n del zar; la decisi\u243?n fue fundamentalmente de Lenin; y tambi\u233?n que se asust\u243?

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    al principio al saber el destino de la familia del zar. Pero no describe estascosas para disociarse de Lenin. Por el contrario, defiende desde hace diecisiete a\u241?os la decisi\u243?n de Lenin como necesaria y tomada en inter\u233?s dela defensa de la revoluci\u243?n. En mitad de la guerra civil, los bolcheviquesno pod\u237?an dejar a los Ej\u233?rcitos Blancos, una bandera viva en torno a la cual unirse\u187?; los hijos del zar, dice, \u171?cayeron v\u237?ctimas de ese principio que constituye el eje de la monarqu\u237?a: la sucesi\u243?n din\u225?stica\u187?. Si hubiera quedado vivo uno solo de ellos hubieran servido a los Blancos de bandera y de s\u237?mbolo. La conclusi\u243?n impl\u237?cita de esta significativa digresi\u243?n es bastante clara: aunque se concediera a Stalin elderecho \u8212?y Trotsky distaba mucho de conced\u233?rselo\u8212?, Stalin carec\u237?a de la menor justificaci\u243?n para perseguir a los hijos de sus adversarios. Serguei no estaba vinculado a Trotsky por principio de sucesi\u243?n din\u225?stica alguno.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Algunos cr\u237?ticos, en su mayor\u237?a antiguos comunistas, han comentado eneste sentido la \u171?arrogancia\u187? y el \u171?olvido\u187? con que afirm\u243? sus convicciones comunistas hasta el fin. La cr\u237?tica me parece especialmente infundada. Si Trotsky hubiera renunciado a sus principios y a sus creencias por la desilusi\u243?n, bajo los golpes de la persecuci\u243?n y de la derrota, ello seguramente no habr\u237?a sido una prueba de su integridad intelectual yde su resistencia moral, o siquiera de su \u171?ejemplaridad\u187?. De haber hecho esto no ser\u237?a \u233?l. En el peor momento de su fortuna sigui\u243? sien

    do tan fiel a su filosof\u237?a de la vida como lo hab\u237?a sido en el mejor.Y en ello veo yo su fuerza, no su debilidad. Cuando finalmente, en 1940, aplastado por la enfermedad, la avanzada edad y tantos golpes crueles, consider\u243? la posibilidad del suicidio, le preocupaba sobre todo que el mundo pudiera considerar ese suicidio como una capitulaci\u243?n moral suya y como una renuncia de sus principios. Escribi\u243? su testamento para dejar bien claro que s\u237? llegaba a quitarse la vida, lo har\u237?a por su enorme incapacidad f\u237?sica para proseguir la lucha, no por desesperaci\u243?n o por dudar de su causa: Sin embargo, no lleg\u243? a perpetrar el suicidio; el hacha de un asesino destroz\u243? su cerebro. Escribi\u243? su testamento de la misma manera que hab\u237?a escrito el diario que comentamos, en un momento demasiado humano de debilidad; peroincluso esa debilidad acent\u250?a su talla moral.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {Esto no significa que la actitud de Trotsky fuera invulnerable. Pero su vulnerabilidad no reside donde la ven los cr\u237?ticos mencionados. Pertenec\u237?a a la que \u233?l mismo llam\u243? la \u233?poca heroica de la Revoluci\u243?n Rusa. Una intensa nostalgia por esa \u233?poca influy\u243? en su \u225?nimo hasta el fin de sus d\u237?as. Ve\u237?a a trav\u233?s de. ese prisma todos los acontecimientos posteriores; y en su pensamiento y su imaginaci\u243?n proyectaba constantemente esa \u233?poca en el futuro.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Esta proyecci\u243?n iba en contra del curso real de los acontecimientos, y nunca tanto como en los a\u241?os veintinueve y treinta. El proceso revolucionario,dentro y fuera de la Uni\u243?n Sovi\u233?tica, se desarrollaba en formas muy di

    stintas a las de la \u171?fase heroica\u187? de 1917-1920, en formas que para quienes pertenec\u237?an a la tradici\u243?n marxista cl\u225?sica, s\u243?lo pod\u237?an ser repugnantes, en formas que se\u241?alaban en realidad una degeneraci\u243?n de la pol\u237?tica revolucionaria, y, en una palabra, en formas estalinistas. Pero b\u225?sicamente era todav\u237?a la revoluci\u243?n por Ia que hab\u237?a luchado Trotsky la que hab\u237?a asumido estas formas. Consideraba misi\u243?n suya denunciar la \u171?degeneraci\u243?n\u187? y crear un nuevo partidocomunista, el cual, cre\u237?a Trotsky; ser\u237?a capaz de conducir la revoluci\u243?n a un renacimiento. Sobrestimaba su capacidad para conseguirlo, y tambi\u233?n sobrevaloraba las posibilidades de la revoluci\u243?n en Occidente. Por ot

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    ra parte, infravalor\u243? tambi\u233?n, indudablemente, la vitalidad de la nueva sociedad sovi\u233?tica, su capacidad interna para reformarse a s\u237? mismay para la regeneraci\u243?n, la intr\u237?nseca capacidad para superar eventualmente el estalinismo y para ir m\u225?s all\u225?\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Pero a pesar de todas sus equivocaciones y de sus momentos de debilidad, Trotsky aparece incluso en este diario como uno de los escasos gigantes del siglo presente. Su nostalgia por el periodo heroico de la revoluci\u243?n, por la era de Lenin, hubieran sido quijotismo puro s\u237? esa era no hubiera sido m\u225?s quepasado muerto. Pero, veinte a\u241?os despu\u233?s de la muerte de Trotsky, unanueva generaci\u243?n sovi\u233?tica mira hacia atr\u225?s, observa esa era, casi tanto como \u233?l, y parece encontrar todav\u237?a algunas lecciones que aprender. De este modo, Trotsky aparece no como el nost\u225?lgico superviviente deuna \u233?poca acabada, sino como el gran precursor de otra que est\u225? solamente principiando.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{\~\par\pard\plain\hyphpar}{{\bLAS RA\u205?CES DE LA BUROCRACIA}\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{-I-\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{Somos testigos de una clara tendencia al aumento de la burocratizaci\u243?n de las sociedades contempor\u225?neas, independientemente de sus estructuras sociales y pol\u237?ticas. Los te\u243?ricos y occidente nos aseguran que el \u237?mpetu de la burocratizaci\u243?n es tal, que vivimos ya bajo un sistema managerial que ha llegado a reemplazar casi imperceptiblemente al capitalismo. Por otro lado, tenemos el enorme, asombroso crecimiento de la burocracia en las sociedades post-capitalistas del bloque sovi\u233?tico, y especialmente en la Uni\u243?n Sovi\u233?tica. Nos asiste toda la raz\u243?n al tratar de elaborar alguna teor\u237?a de la burocracia que sea m\u225?s completa y satisfactoria que el clich\u233? tan de moda como en gran medida sin sentido de \u8220?sociedad managerial\u8221?. Sin embargo, no es f\u225?cil abordar el problema de la burocracia; en esenci

    a este problema es tan viejo como la civilizaci\u243?n misma, aunque la intensidad con que ha aparecido a la vista de los hombres ha variado grandemente seg\u250?n las \u233?pocas.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Si he decidido hablar sobre las ra\u237?ces de la burocracia, es por la raz\u243?n de que, a mi entender hay que calar muy hondo para hallar las causas m\u225?s profundas las causas primeras de la burocracia, al objeto de ver c\u243?mo y por qu\u233? esta lacra de civilizaci\u243?n humana ha alcanzado proporciones tanaterradoras. Dentro del problema de la burocracia, del cual el problema del Estado constituye un paralelo aproximado, se concentra buena parte de esa relaci\u243?n entre individuo y sociedad, entre hombre y hombre, que ahora se ha convertido en moda calificar de \u8220?alienaci\u243?n\u8221?.\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{El t\u233?rmino sugiere el dominio del \u8220?bureau\u8221?, del aparato, de algo impersonal y hostil que ha adquirido vida y poder sobre los seres humanos... En el lenguaje diario, tambi\u233?n hablamos de los bur\u243?cratas sin alma refiri\u233?ndonos a los hombres que integran ese mecanismo. Los seres humanos que gobiernan el Estado parece como si carecieran de alma, como si fueran meros dientes del engranaje. En otras palabras, nos enfrentamos aqu\u237?, de lleno y directamente, con la reificaci\u243?n de las relaciones entre seres humanos, con la aparici\u243?n de vida en mecanismos, en cosas. Lo cual nos lleva inmediatamente

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    a la memoria, por supuesto, el gran complejo del fetichismo: en todos los \u225?mbitos de nuestra econom\u237?a de mercado, el hombre parece hallarse a merced de las cosas, de las mercanc\u237?as, incluso del dinero. Las relaciones humanasy sociales se objetivan, en tanto que los objetos parecen adquirir la fuerza y el poder de las cosas vivas. La semejanza entre la alienaci\u243?n del hombre respecto al Estado y a los representantes del Estado, la burocracia, y la alienaci\u243?n del hombre respecto a los productos de su propia econom\u237?a, es evidentemente muy estrecha, estando las dos clases de alienaci\u243?n parecidamente interrelacionadas.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Existe una gran dificultad en pasar de las meras apariencias a la entra\u241?a misma de la relaci\u243?n entre sociedad y Estado, entre el aparato que gobiernala vida de una comunidad y la comunidad misma. La dificultad estriba en lo siguiente: la apariencia no es s\u243?lo apariencia, sino tambi\u233?n parte de una realidad. El fetichismo del Estado y la mercanc\u237?a est\u225?, por as\u237? decirlo, \u8220?incrustado\u8221? en el propio mecanismo de funcionamiento del Estado y el mercado. La sociedad se siente enajenada del Estado, a la vez que inseparable de \u233?l. El Estado es la carga que oprime a la sociedad, y tambi\u233?n es el \u225?ngel protector de la sociedad, sin el cual no puede vivir.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{De nuevo, algunos de los m\u225?s oscuros y complejos aspectos de la relaci\u243

    ?n entre sociedad y Estado se reflejan clara y curiosamente en nuestro lenguajecorriente. Cuando decimos \u8220?ellos\u8221?, refiri\u233?ndonos a los bur\u243?cratas que nos gobiernan, \u8220?ellos\u8221? que gravan con impuestos, que hacen las guerras, que realizan toda serie de cosas en las que la vida de todos nosotros se halla comprometida, expresamos un sentimiento de impotencia, de enajenaci\u243?n del Estado; pero somos asimismo conscientes de que sin el Estado no habr\u237?a vida social, desarrollo social ni historia. La dificultad en distinguir la apariencia de la realidad estriba en esto: la burocracia desempe\u241?a ciertas funciones que son obviamente necesarias e indispensables para la vida social; sin embargo, tambi\u233?n desempe\u241?a funciones que teor\u233?ticamente pueden calificarse de superfluas.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{

    Los aspectos contradictorios de la burocracia han conducido, por supuesto, a dos concepciones filos\u243?ficas, hist\u243?ricas y sociol\u243?gicas del problema, contradictorias y diametralmente opuestas. Aparte de muchos matices intermedios se dan tradicionalmente dos enfoques b\u225?sicos sobre la cuesti\u243?n de la burocracia y el Estado: el burocr\u225?tico y el anarquista. Recordar\u225?n ustedes que a los Webbs(1) les gustaba dividir a la gente en aquellos que apreciaban los problemas pol\u237?ticos desde un punto de vista burocr\u225?tico, o anarquista. Lo cual es, desde luego una simplificaci\u243?n, aunque sin embargo hayrazones que abonan esta divisi\u243?n. El enfoque burocr\u225?tico ha tenido sus grandes fil\u243?sofos, sus grandes profetas y sus soci\u243?logos c\u233?lebres. Con toda probabilidad el mayor apologista filos\u243?fico del Estado fue Hegel, as\u237? como el mayor apoloIogista sociol\u243?gico del Estado fue Max Weber.\par\pard\plain\hyphpar}

    {\line }{No cabe duda de que la vieja Prusia fue el para\u237?so de la burocracia y que,por consiguiente, no es algo puramente accidental el que los mayores apologistas del Estado y la burocracia procedieran de Prusia. De hecho, Hegel y Weber, cada cual a su manera y a niveles distintos de pensamiento teor\u233?tico, son los metaf\u237?sicos de la burocracia prusiana que generalizan partiendo de la experiencia de dicha burocracia prusiana y proyectan esa experiencia sobre la escena de la historia mundial. Por tanto, es necesario tener presente los postulados b\u225?sicos de esta escuela de pensamiento. Para Hegel el Estado y la burocracia e

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    ran ambos el reflejo y la realidad de la idea moral, esto es, el reflejo y la realidad de la raz\u243?n suprema, la realidad del Weltgeist, la manifestaci\u243?n de Dios en la historia: Max Weber, que en cierto modo es un descendiente, un nieto de Hegel (un nieto pigmeo quiz\u225?s) incluy\u243? la misma idea en el cat\u225?logo t\u237?picamente prusiano de las virtudes de Ia burocracia. \u8220?Precisi\u243?n, rapidez, claridad, conocimiento del expediente, continuidad, reserva, unidad, subordinaci\u243?n estricta, reducci\u243?n de fricciones y de costos materiales y personales esas se consiguen al punto \u243?ptimo en la administraci\u243?n estrictamente burocr\u225?tica, especialmente en su forma monocr\u225?tica... la burocracia se atiene tambi\u233?n al principio \u8220?sine ira ac studio\u8221?(2)\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Acaso esas palabras no pudieran escribirse m\u225?s que en Prusia. Naturalmente, esta lista de y virtudes puede muy f\u225?cilmente anularse con una lista semejante de vicios. Pero lo m\u225?s sorprendente y, en cierto sentido, inquietante, es a mi entender que a Max Weber se le ha convertido recientemente en el faro intelectual de gran parte de la sociolog\u237?a occidental. (En una pol\u233?mica, sostenida con el profesor Raymond Aron, el reproche m\u225?s grave que me hizo fue el de que escribo y hablo \u8220?como si Max Weber jam\u225?s hubiese existido\u8221?).\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{Me hallo totalmente dispuesto a admitir que probablemente nadie haya estudiado t

    an profundamente como Max Weber las minucias de la burocracia. Es cierto que confeccion\u243? un cat\u225?logo con las distintas peculiaridades de su desarrollo pero no logr\u243? entender plenamente su significado Todos sabemos el rasgo caracter\u237?stico de esa vieja escuela alemana, la sedicente escuela hist\u243?rica del derecho, que pod\u237?a elaborar sobre un asunto cualquiera la industria burocr\u225?tica incluida un volumen tras otro, pero que en raras ocasiones sab\u237?a observar el curso principal de su desarrollo.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }{En el otro extremo tenemos la concepci\u243?n anarquista de la burocracia y delEstado, con sus representantes m\u225?s ilustres -Proudhon, Bakunin y Kropotkin- y con sus varias corrientes secundarias, liberal y anarco liberales de distintos matices. Bien, cuando se mira de cerca a esta escuela se ve que representa la

    rebeli\u243?n intelectual de la vieja Francia de la burgues\u237?a y de la vieja Rusia de los mujiks, contra sus burocracias. Esta escuela de pensamiento se especializa, por descontado, en elaborar cat\u225?logos de los vicios burocr\u225?ticos. El Estado y la burocracia se consideran los eternos usurpadores de la historia. El Estado y la burocracia se consideran como la encarnaci\u243?n misma detodo mal de la sociedad, el mal que no puede erradicarse m\u225?s que mediante la abolici\u243?n del Estado y la destrucci\u243?n de toda burocracia. Cuando Kropotkin deseaba mostrar la profundidad de la corrupci\u243?n moral de la Revoluci\u243?n francesa, explicaba c\u243?mo Robespierre, Danton, los jacobinos y los hebertistas se pasaron de revolucionarios a hombres de Estado. A sus ojos, lo que viciaba la revoluci\u243?n era la burocracia y el Estado.\par\pard\plain\hyphpar}{\line }

    {En realidad, cada uno de esos enfoques encierra una parte de verdad porque en la pr\u225?ctica el Estado y la burocracia han sido los Jekyll y Hyde de