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LOS CAMPOS MORFOGENÉTICOS Y EL AKASHA (Una conversación entre el Dr. Rupert Sheldrake , Dora Kunz, La Dra. Reneé Weber y Will Ross.) The Theosophical Research Journal, Vol. II Nº 1, Marzo 1985 Extraído de Cambios, revista teosófica Argentina. 1993 Nº 14 Abril-Junio y Nº 15 Julio-Septiembre. INTRODUCCIÓN El Dr. Rupert Sheldrake, autor de A New Science of Life (Una Nueva Ciencia de la Vida), explicó el concepto básico de su teoría. Además de los ya conocidos campos de la ciencia, tales como los campos gravitatorios, Sheldrake ha lanzado la hipótesis de los campos morfogenéticos o campos-M. Dice que estos campos son estructuras organizadoras invisibles que moldean o dan forma a cosas como cristales, plantas y animales, y también tienen un efecto organizador sobre la conducta. En otras palabras, este campo se convierte en una especie de modelo o esbozo que regula y organiza unidades subsiguientes del mismo tipo. Las unidades subsiguientes se “sintonizan (o resuenan) con el arquetipo” previamente creado, que puede actuar a través del tiempo y del espacio, y luego se repiten. Expuesto de otra manera, a medida que se forma y desarrolla cada unidad nueva, esta refuerza el campo-M y se arraiga el “hábito”. Esta teoría se extiende desde los cristales moleculares a los complejos organismos vivos. Un punto importante es que se hace progresivamente más fácil y más rápido
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Los Campos Morfogenéticos y El Akasha-piscis

Apr 15, 2016

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LOS CAMPOS MORFOGENÉTICOS Y EL AKASHA (Una conversación entre el Dr. Rupert Sheldrake, Dora Kunz, La Dra. Reneé Weber y Will Ross.)

The Theosophical Research Journal, Vol. II Nº 1, Marzo 1985

Extraído de Cambios, revista teosófica Argentina. 1993 Nº 14 Abril-Junio y Nº 15 Julio-Septiembre.

INTRODUCCIÓN

El Dr. Rupert Sheldrake, autor de A New Science of Life (Una Nueva Ciencia de la Vida), explicó el concepto básico de su teoría. Además de los ya conocidos campos de la ciencia, tales como los campos gravitatorios, Sheldrake ha lanzado la hipótesis de los campos morfogenéticos o campos-M. Dice que estos campos son estructuras organizadoras invisibles que moldean o dan forma a cosas como cristales, plantas y animales, y también tienen un efecto organizador sobre la conducta. En otras palabras, este campo se convierte en una especie de modelo o esbozo que regula y organiza unidades subsiguientes del mismo tipo. Las unidades subsiguientes se “sintonizan (o resuenan) con el arquetipo” previamente creado, que puede actuar a través del tiempo y del espacio, y luego se repiten. Expuesto de otra manera, a medida que se forma y desarrolla cada unidad nueva, esta refuerza el campo-M y se arraiga el “hábito”. Esta teoría se extiende desde los cristales moleculares a los complejos organismos vivos. Un punto importante es que se hace progresivamente más fácil y más rápido para las unidades subsiguientes adoptar la estructura, cualquiera que sea la especie de que hablemos. Finalmente, la estructura aparece inherente y virtualmente sin cambios.Sheldrake primero examinó la programación genética convencional y la doctrina del ADN. Según ésta, la manera en que un organismo se desarrolla está de alguna manera “programada” en su ADN. Entonces arguyó que el ADN realmente codifica la secuencia de aminoácidos que forman la proteína. Pero desde el punto de vista de los campos-M, la forma y la organización de las células, tejidos, órganos y organismo como un todo está gobernado por una jerarquía de campos morfogenéticos que no se heredan químicamente sino que, por el contrario, se dan directamente por resonancia mórfica de los

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organismos anteriores de la misma especie.Para aclarar esta idea el Dr. Sheldrake utilizó la analogía de un receptor de televisión. Imagine una persona que no conoce nada sobre electricidad. Se le enseña un receptor de televisión por primera vez. Al principio puede pensar que el aparato contiene realmente personas pequeñas, cuyas imágenes aparecen en la pantalla. Pero después de mirar en su interior y encontrar tan solo cables y transistores, puede suponer que las imágenes surgen de alguna manera de complicadas interacciones entre los componentes del aparato. Esta teoría parecería particularmente plausible a la luz del hecho de que las imágenes se distorsionan o desaparecen cuando se quitan algunos componentes. Si entonces se le sugiriera que de hecho las imágenes dependen de influencias invisibles que entran en el aparato desde muy lejos, lo podría rechazar. Su teoría de que nada entra en el aparato desde el exterior se reforzaría por el descubrimiento de que el aparato pesó lo mismo tanto si está conectado como si no.Este punto de vista puede asemejarse al enfoque convencional de la biología, donde los cables, transistores, etc., corresponden al ADN, las moléculas de proteína, etc Sheldrake está de acuerdo en que los cambios genéticos pueden afectar la herencia de la forma o del instinto alterando la “sintonización” o introduciendo distorsiones en la “recepción”. Pero los factores genéticos por sí mismos no pueden explicar plenamente la herencia de la forma y del instinto, de la misma manera que las imágenes particulares en una pantalla de televisión no se pueden explicar solamente en términos de su diagrama de cableado.Ya que, en el enfoque de Sheldrake, el sistema nervioso humano también está gobernado por campos-M, el mismo principio sería válido para los seres humanos. Esto tendría grandes implicancias para nuestra comprensión de cómo y por qué la gente aprende. Un aprendizaje de este tipo sería por lo tanto una clase de herencia de las especies básicas y “recordada” más o menos automáticamente. No estaría, para nada, localizada en el cerebro individual, sino que se daría directamente de la estructura de la especie por medio de la resonancia mórfica. Así las experiencias acumulativas de la humanidad incluirían, por supuesto, las formas arquetípicas descritas por Jung.Ralph H. Hannon

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Dora Kunz: La cuestión que vamos a debatir es si existe una relación entre el concepto de Campos Morfogenéticos y el Akasha. Según mi comprensión de los campos-M, la memoria desempeña un papel importante en el concepto y me pregunto si eso podría ser una posible relación con el concepto de Akasha. Tal vez podríamos empezar definiendo los Campos-M y posteriormente discutir el papel de la memoria.Rupert Sheldrake: Los campos-M son campos que moldean las formas: morfo – forma, génesis – venir a la existencia. Son campos relacionados con la entrada a la existencia de la forma, y son responsables de modelar y ordenar los sistemas de cualquiera que sea su nivel de complejidad – átomos, moléculas, cristales, células, órganos, organismos.La estructura de los Campos Morfogenéticos la proporcionan las formas mismas de los sistemas anteriores por medio de la resonancia mórfica, el proceso por el que lo semejante actúa sobre lo semejante. La resonancia mórfica significa que los campos-M contienen por decirlo así, una memoria tosca o colectiva – las especies – que es inherente al campo.La idea de una memoria que va acumulando a través del tiempo es esencial en este concepto. Tal como yo entiendo la idea de Akasha incluye una especie de memoria de todo lo que sucede, pero para mí no está claro si se piensa en el registro akásico como una especie de banco gigante de memoria. Si se imagina de esta manera, existe la cuestión, de un organismo dado, un conejo, por ejemplo, puede recuperar información del banco de memoria del registro akásico. Normalmente, a fin de recuperar la memoria de una biblioteca o de un banco de información es necesario saber como tener acceso a una memoria particular. Creo que ocurre por medio de la resonancia mórfica, la sintonización de lo semejante con lo semejante. Si el registro akásico es una especie de banco de memoria generalizado y no específico, la pregunta es ¿cómo se puede extraer algo de él? Si se extrae sobre la base de la similaridad con lo que se introdujo, entonces la idea del registro akásico es similar a la de la resonancia mórfica. Lo que esto significa es que existe un vínculo directo de una cosa en el pasado con una cosa similar aquí en el presente. La única diferencia sería que el registro akásico es el dispositivo de almacenamiento.Dora Kunz: Tal vez deberíamos considerar el significado de la palabra Akasha en la filosofía india, porque hay una diferencia.

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Reneé Weber: En la filosofía india se asocia con el espacio – aquello que irradia en todas direcciones. La idea de Akasha se asocia, en primer lugar, con el sonido como Elemento primario. Esta relación fundamental del Akasha con el sonido no solo establece a la resonancia como un factor primario en el desarrollo de los sentidos, sino también en el desarrollo de las formas. Esto se da a entender en el enunciado bíblico, “Al principio había la Palabra y la Palabra era Dios”. El sonido se relaciona con la vibración y lo que es interesante es que la teoría de la resonancia mórfica necesita una especie de armonización de la similitud vibratoria. Por lo tanto en ese sentido habría otro vínculo entre la resonancia mórfica y Akasha.Rupert Sheldrake: Probablemente Akasha signifique espacio, y si es así, algo en ele espacio, un conejo, por ejemplo, está vibrando: está respirando, su corazón está latiendo, levanta sus orejas, etc. Se mueve de muchas maneras distintas; no es una forma estática. Ya que todo este modelo de actividad del conejo ocurre en el espacio, que también está en el Akasha, esa forma y ese modelo de vibraciones, tal vez marquen el Akasha en el lugar donde está el conejo.Reneé Weber: La única parte que me preocupa es cuando dices “en el lugar donde está el conejo” ¿Crees que Akasha, siendo un campo está tan estrictamente ligado a una localidad?R. Sheldrake: Bien, los campos tienen una naturaleza dual. Un aspecto es que son extensos y el otro es que están relacionados con localidades. Si Akasha significa espacio, y el conejo está en un lugar particular en el espacio, esto debe significar una modificación del campo akásico en ese lugar. Similarmente, el campo gravitatorio está extendido por todo el universo, pero se modifica mucho en presencia de la materia. El campo gravitatorio alrededor de la tierra es distinto del que habría en medio del espacio intergaláctico, precisamente porque la tierra está aquí.R. Weber: Sí, si el Akasha se ha de modificar por la presencia de la materia ha de ser capaz de registrar algo.Voy a desplazar nuestro foco de atención un minuto. A medida que pienso en otros campos, otros planos de la naturaleza, tales como el campo emocional (utilizaste la palabra campo “astral”) o el campo conceptual o mental, parece que tienen sus propias características que los organismos ponen de manifiesto, pero a su vez los organismos también afectan al campo. Si en un lugar dado en el campo emocional existe mucha violencia, el campo emocional al instante lo almacena o lo amplifica. Hay una repetición hacia atrás y hacia delante. En otras

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palabras tomamos las características del campo, pero también es amplificado por nuestros pensamientos y sentimientos. ¿Trabajaría el Akasha de una manera similar?D. Kunz: Supongo que si hablamos del espacio y lo relacionamos con los campos, el Akasha abarcaría todos los campos, incluso el gravitatorio.R. Sheldrake: Me figuro que es así. No creo que tuviera ningún sentido decir que el campo gravitatorio es lo mismo que el Akasha.D. Kunz: No puede ser. ¿Sería un componente suyo?R. Sheldrake: Mire, no sé exactamente qué es el Akasha. Estamos tratando de descubrir lo que es. Una posibilidad es que sea una clase de campo o campos; un campo que incluya a todos los demás. Si el campo akásico es el campo de todas las clases de espacios posibles, incluyendo el espacio que es curvado por el campo gravitatorio, aquel que es modificado por el campo electromagnético, el espacio que es afectado por los pensamientos y las emociones, el espacio interno de la conciencia – todos los tipos de espacio posibles que existen, físicos, mentales, emocionales, e intencionales – entonces habría una clase de campo o campos que incluirían todos los otros campos.También me gusta la idea teosófica del alma grupal. Mire, no estoy seguro de que crea que nos reencarnemos. Pienso que puede suceder de vez en cuando a algunas personas, pero no como regla general. Me temo que tengo una visión heterodoxa. Creo que estamos influenciados por un gran número de influencias de las vidas pasadas a través, por ejemplo, del inconsciente colectivo, pero no que exista necesariamente una relación uno a uno. No tengo ninguna manera de saber, por ejemplo, si fui un campesino indio hace quinientos años y un pescador griego antes de eso, etc. Al no tener ninguna experiencia de las vidas anteriores no veo ninguna razón de por qué hemos de suponer que ha habido esa conexión directa de uno a uno en lugar de influencias múltiples actuando desde las vidas pasadas de personas ahora fallecidas. Si estoy influenciado por cientos, miles, millones de personas del pasado, en cierto sentido soy todas esas personas reencarnadas. Me doy cuenta de que la teoría normal de la reencarnación es que cada uno de nosotros nace en una secuencia de nacimientos lineales en el tiempo, pero, personalmente, no veo ninguna razón para creerlo.R. Weber: Ya que no hemos definido el Akasha, sino que lo hemos circunscripto, me gustaría preguntar si se encuentra en el mundo fenomenal.

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R. Sheldrake: Estamos sugiriendo que es la base de los fenómenos, que todos los fenómenos deben ocurrir como manifestaciones en el espacio. Incluso las alucinaciones o los sueños son fenómenos en algún tipo de espacio. En los sueños nos podemos mover alrededor, ver gente, etc.D. Kunz: Supongo que las alucinaciones tienen lugar en el espacio de la mente.R. Sheldrake: Sí. Defino el espacio de la mente como una clase de espacio. Los tibetanos hablan sobre la continuidad entre el espacio de la mente y el espacio físico. Estoy encantado con el concepto tibetano del espacio, pues, tal como yo lo entiendo, existe una semejanza, en realidad una analogía, entre el espacio mental y el espacio físico. No separan los dos de la manera que nosotros estamos acostumbrados a hacerlo. Ya que Akasha es una parte del pensamiento oriental, parece necesario incluir el espacio mental en él. Por lo tanto, todas las manifestaciones tienen lugar en el Akasha.Pero, incluso si tomamos únicamente el universo físico en un determinado sentido, la conciencia deambula por él. Ahora que tenemos teorías sobre las estrellas que se encuentran en galaxias lejanas, y mediciones del desplazamiento del rojo en las líneas del espectro, el universo en contracción, e incluso, el mismo hecho que podamos mirar las estrellas a través del telescopio y decir que se encuentran a un millón o a mil años luz, significa que la conciencia se extiende por el espacio y crea este vasto universo. Podéis decir que el universo está ahí, independientemente de nuestra conciencia. Porque tenemos una conciencia creciente de un universo infinitamente más vasto de lo que le parecía a la gente unos cuantos miles de años atrás. Por lo tanto, en cierto sentido, cuando estudiamos las galaxias lejanas nuestra conciencia se extiende por el espacio.R. Weber: De hecho, se ha observado que muchas personas que no son de temperamento místico, sino solo personas corrientes, en realidad experimentan una sensación de conciencia en expansión cuando miran a los cielos viendo este firmamento ilimitado, lo cual parece ser no solo un símbolo sino una experiencia real del carácter expansivo del espacio.D. Kunz: Ya que el Akasha se relaciona con el espacio y los campos se encuentran en el espacio, Will lo considera como el substrato omniabarcante, mientras que tú lo consideras como un campo omniabarcante.R. Sheldrake: Permitidme que pregunte a Will como ve el

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funcionamiento del substrato. Si lo que hay dentro del substrato lo modifica, entonces tendría que adoptar forma, estructura y diferenciación. Ahora bien, el espacio universal o substrato existe por todo el universo, incluyendo aquí mismo donde estoy sentado. Por lo tanto, la presencia y forma de mi cuerpo deben estar afectando al Akasha y, consecuentemente, debe estar sometido a alguna clase de modificación como resultado de mi presencia aquí.Will Ross: Supongo que todas las cosas manifestadas sufren modificaciones. Esta es la esencia de la manifestación, ¿no es así?R. Sheldrake: Así pues, mientras el Akasha se manifieste sufrirá modificaciones.W. Ross: Correcto.R. Sheldrake: Por lo tanto no lo consideras como un substrato indiferenciado de la manifestación, sino más bien como algo que está incluido en toda la manifestación.W. Ross: Si, creo que las modificaciones tienen lugar en algo y eso es el Akasha.R. Sheldrake: En ese sentido lo podríamos describir como un campo, porque un campo no es un substrato perfectamente uniforme. Un campo es una extensión espacial, un continuum espacial con modificaciones.W. Ross: Por supuesto, me inclino a pensar de esa manera. Realmente, cuando Einstein buscaba un campo universal estaba buscando el Akasha.R. Sheldrake: Si decimos que el Akasha es una especie de campo fundamental, un campo que incluye todos los otros campos, eso sería como decir, poco más o menos lo mismo.D. Kunz: ¿Cuál crees que es el papel de los campos-M?R. Sheldrake: Creo que el papel de los campos-M está en el desarrollo de modelos formales de átomos, moléculas, cristales, células, tejidos, organismos y también de modelos de conducta.R. Weber: Es en esta parte donde creo que la teoría no está clara. Puedo ver que su función sería de desarrollo, pero en este proceso se omite un paso importante: ¿Cómo aparece el organismo en primer lugar? Una vez que tiene el organismo el papel del campo-M es claro. Pero el campo no proporciona la información original para que el organismo sepa lo que ha de ser, de manera que luego pueda realimentar al campo. La pregunta que continúa surgiendo una y otra vez es ¿cuál es su función, exceptuando la de una especie de duplicador? No es el creador de las formas.

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R. Sheldrake: Con respecto al organismo, si tomamos una especie en particular, digamos los pollos, existen millones de gallinas desarrollándose en este mismo momento en todo el mundo a partir de los huevos. El sistema sintonizador es el huevo de la gallina; es de donde proceden los polluelos. El polluelo viene del huevo y el huevo viene de la gallina; ambos son parte de un sistema continuo. En la medida en que el campo-M explica las repeticiones, el problema se asocia con el primero de cualquier especie. Ahora bien, la inmensa mayoría de los organismos que vemos a nuestro alrededor no son, por supuesto, los primeros de su especie. De hecho, dudo que alguno de nosotros haya visto jamás al primero de una especie. Por lo tanto, esta teoría puede dar cuenta de la gran mayoría de casos de morfogénesis.Ahora bien, la cuestión de dónde vienen los primeros implica la aparición de un nuevo campo en el Akasha. Cuando preguntamos, ¿cuál es la base de este nuevo campo? ¿de dónde procede? Existe una amplia gama de posibilidades. Se podría decir que el mismo Akasha es la base de este nuevo campo, le da un papel creativo. Entonces aparece algo como la idea de sunyata, el vacío creador.R. Weber: Creo que el punto de vista más teosófico sería el de que la forma está en la materia misma, porque la materia es siempre consciente y creadora al miso tiempo. No es necesario añadir otro principio, porque el universo entero está evolucionando y expresándose. Por lo tanto, la primera forma de cualquier especie surgiría de dentro del sistema mismo y luego se realimentaría en los dos sentidos, tal vez de la manera que has sugerido.R. Sheldrake: Para volver a la cuestión de la función del campo-M, una vez que el primer organismo de una especie ha aparecido, la función podrá ser guardar el modelo asociado con aquella y luego realimentarlo en ambos sentidos. Se podría decir que se convierte en una especie de forma de pensamiento gigante.La característica esencial de los campos-M es éste elemento de realimentación. El motivo por el que difieren de los arquetipos platónicos, por ejemplo, es que los arquetipos se consideran totalmente fijos. Siempre han sido, siempre serán. Los arquetipos platónicos se reflejan imperfectamente en las formas cambiantes del mundo. Es una relación de un solo sentido, porque lo que ocurre en el mundo es una cuestión distinta para los arquetipos. Se podría decir que el arquetipo platónico de un pollo existía en el momento del Big Bang, veinte mil millones de años atrás y que existirá veinte mil millones de años después, cuando ya no pueda realizar ningún

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servicio, pues los pollos habrán desaparecido de la tierra mucho tiempo antes.R. Weber: Hay dos cosas que me gustaría decir. Primero, no estamos seguros de que Platón utilizara los arquetipos de esta manera tan rígida; y segundo, ¿existe alguna diferencia real entre ellos y lo que tú has descrito? Digamos que los campos-M de los dinosaurios todavía están con nosotros. ¿Cuál es la diferencia?R. Sheldrake: Yo diría que los campos de los dinosaurios están aquí, pero que no existían antes de que aparecieran los dinosaurios. La diferencia entre mi modelo y la descripción mecánica habitual (cuyo origen es profundamente platónico) es que la ciencia convencional ordinaria diría que la primera vez que un nuevo componente cristalino entra en la existencia, la forma está completamente determinada por las llamadas leyes de la naturaleza, la fórmula matemática, etc, etc. Las leyes son fijas; son preexistentes. Lo que yo digo es que tiene lugar un proceso de realimentación. Esto resulta ser comprobable experimentalmente.R. Weber: Teosóficamente, debe haber algo por el estilo, porque sino todo el fenómeno de estar en el mundo, del desarrollo, y evoluión, perdería su significado. El tiempo se realimenta en lo llamado intemporal. Es una cuestión multidireccional; hay un espejo de dos sentidos.W. Ross: Es la vida en evolución. Los campos-M están relacionados con las formas que esa vida desarrolla, un cambio en las formas que forman parte del proceso viviente.R. Weber: De lo que Rupert dice, supongo que el sistema de recuperación está conectado con el modelo de vibraciones y la similitud casi como un imán.R. Sheldrake: Sí, un embrión de conejo estará conectado con el campo-M del conejo. Pero si pensamos en el Akasha como que incluye una memoria cósmica, entonces se tendrán en cuenta automáticamente las leyes normales de memoria y asociación, etc. Las maneras normales por las que pensamos en la memoria en funcionamiento son, por cosas como la asociación, contigüidad, o algún tipo de similitud. Si percibimos un olor, nos recuerda circunstancias asociadas con el hecho de haberlo olido antes y si fue una experiencia bastante inusual, simplemente el hecho de captar un ligero olor de aquel perfume puede evocar toda una escena. Si hablamos de Akasha como de una memoria cósmica, entonces sería evocada por similitud. Si la resonancia mórfica es un aspecto de esto,

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entonces un embrión de conejo y una asociación atraería la memoria de las características de los conejos, la forma del conejo a partir de conejos previos todos los cuales estarían en el registro akásico y en la memoria cósmica. El resultado vendría a ser más o menos el mismo, pero el fenómeno tendría lugar en un marco muy diferente.W. Ross: H. P. Blavatsky dice en uno de los comentarios a la Estancia 1 de La Doctrina Secreta: “El hombre fuerte en yoga puede unir su alma con el Alaya del universo.” Esto es en realidad la memoria de todo el universo y, una vez más, es la descripción que utilizan los budistas con respecto al Buda, justo antes de que alcanzara la Iluminación.R. Weber: Esto introduce la cuestión del tiempo. No crees que “el hombre fuerte en yoga” vive en el presente intemporal en el que todo es ahora?W. Ross: No, no lo creo. Creo que mientras hay manifestación, hay tiempo. La conciencia es una concomitancia del tiempo. Pero me inclino a pensar que el tiempo tiene dimensionalidad, y que de la misma manera que tenemos tres dimensiones del espacio, probablemente tengamos tres dimensiones del tiempo. Esto nos podría conducir a un universo que es bastante consistente con nuestro sistema septenario.Creo que la mayoría de nosotros hemos experimentado un período intemporal, pero, por supuesto, no sabemos que lo estamos experimentando en aquel momento. Si sabes que lo estás experimentando, te encuentras en el tiempo. Este es uno de los grandes problemas. He utilizado el término “universo intemporal” porque es una frase bonita que lo distingue del día ordinario de 24 horas. Según las Estancias, el único estado en el que hay tiempo es en el pralaya.R. Weber: Pero ahora estamos hablando de tiempo desde el punto de vista de la conciencia. Cualquiera que se salga de la rueda de samsara ya no está sujeto al tiempo inevitable. Puede utilizar el tiempo convencional para captar un plano, pero como experiencia interna el tiempo ya no lo atrapa del mismo modo.W. Ross: Estoy totalmente de acuerdo con esto. El tiempo no nos afecta de la misma manera. Pero, a menos que entremos en pralaya, el tiempo existe en algún sentido.R. Sheldrake: El tiempo está intrínsecamente relacionado con toda la cuestión de la memoria. Sobre esta experiencia intemporal no tengo nada que decir, pues nunca le he experimentado realmente. Pero la

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noción del tiempo en el sentido normal del término, es claramente intrínseca al desarrollo de la memoria, así como a la conciencia normal, y la manifestación está claramente ligada a él. En realidad, si Akasha está relacionado con el sonido o vibración entonces la vibración no tiene ningún sentido sin el tiempo. La vibración está fundamentalmente relacionada con un esquema en el tiempo. Por lo tanto, en la medida en que la manifestación dependa del modelo vibracional de la ciencia, está inevitable y necesariamente en el tiempo. Hemos logrado liberarnos de la idea del banco de memoria a favor de la memoria cósmica. El Alaya Vijnana de la tradición Mahayana, que es una especie de memoria cósmica es, presumiblemente, el origen de la idea de los registros akásicos, ya que ese término no aparece en La Doctrina Secreta.R. Weber: Memoria cósmica suena como más vivo y no tan dualista. Es como si el mismo universo recordara; no hay necesidad de ningún registro objetivo.W. Ross: No creéis que el karma es básicamente una expresión del hombre con el hombre, con el cosmos? Es el principio que los relaciona en este proceso.R. Sheldrake: Veamos, el karma se puede tomar, ya sea en el sentido limitado del karma humano o en un sentido mucho más general, como dan a entender los Upanishads. En este sentido más amplio, podría conducir a algo como la idea de memoria cósmica en la que todas las acciones, ya sean de una planta o de un conejo, están presentes continuamente. En este sentido el karma es un principio de hábito de memoria.R. Sheldrake: No simplemente la relación del hombre con el cosmos, sino del cosmos consigo mismo. Un aspecto diminuto de la memoria general o principio de hábito kármico sería lo que les sucede a los seres humanos. Las partes más extensas del vasto universo, que no tienen gente, hasta donde sabemos, todas funcionarían también según este sistema de memoria kármica. El karma humano es lo que nos interesa a nosotros, pero eso es solo una parte de él. De la manera que la gente habla normalmente del karma en el Hinduismo más reciente lo asocian solamente con la reencarnación humana, como si no estuvieran interesados en el resto del universo, y así obtenemos una visión muy estrecha de todo el asunto.R. Weber: El karma se puede entender como causación universal, y la causación universal abarca todo el mundo, con todos sus cambios. Lo que Will mencionó antes me recuerda lo que David Bohm también ha

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dicho, es decir, que el Big Bang no es una cosa tan importante. Probablemente, en este océano de energía hubo una honda que se salió y se quedó quieta, y eso es lo que llamamos el Big Bang. Por lo tanto, hubo antes alguno de esos sucesos y habrán algunos después. El Big Bang es el karma del mundo manifestado.R. Sheldrake: Raymond Panikar escribe cosas muy interesantes sobre este tema. Muchos hindúes y muchos budistas Theravada piensan en el karma simplemente en términos de reencarnación humana. En la Universidad monástica de Ceilán hablé con algunos monjes muy eruditos sobre este tema. Ante todo pensaban en términos de karma humano, aunque decían que el mismo tipo de cosa podía ocurrir en los animales superiores. Cuando pregunté sobre las plantas y los cristales, dijeron que sólo eran materia. Dieron la impresión de hundirse en una especie de visión materialista o mecanicista de todo lo demás.D. Kunz: Estaría de acuerdo en que el Budhismo Theravada en particular, no tiene prácticamente una visión cósmica del mundo?R. Sheldrake: Bien, esa es la impresión a la que llegué. Pero la mayoría de hindúes tampoco piensan sobre estas cosas de una manera amplia y general. En realidad, es el Budhismo Tibetano y el Mahayana en general el que ha ido más lejos.R. Weber: Si los hindúes fueran fieles a su propia tradición tendrían una visión más amplia porque, ¿qué es pralaya y manvantara sino el estado de evolución y de reposo de todo el universo, el Día y la Noche de Brama?R. Sheldrake: El aspecto energético de este concepto es intrínseco. Nataraja, del que mucha gente cree que es la imagen hindú de Shiva, de hecho, no está tan comúnmente asociado con Shiva para la mayoría de los hindúes como lo está el Lingam. Nataraja se encuentra primeramente en el sur de la India y, muy especialmente, en el Templo de Chitambaram, uno de los cinco grandes templos de Shiva del sur de la India. Existen templos de Shiva para cada uno de los elementos: Tierra, Agua, Aire, Fuego y Akasha. El Templo de Shiva, en su aspecto de Akasha, está en Chitambaram. Por lo tanto, el Shiva que danza, el Nataraja, está en el templo de Akasha en Chitambaram. En muchos templos del norte de la India Nataraja no es en absoluto una imagen común de Shiva. Se ha popularizado mucho en Occidente y por eso mucha gente piensa que es una imagen Standard, pero no lo es.R. Weber: ¿Qué implicaciones saca de esto?

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R. Sheldrake: Me parece destacable que esta imagen particular de Shiva en el aspecto energía, se asocie con el templo de Akasha, lo que implica que la idea de la danza cósmica de la energía está vinculada a la noción de Akasha. Esto encajaría en el concepto de sunyata como un vacío activo, eso es, la máxima potencialidad de la cual provienen todas las cosas, más bien que como un vacío en el sentido de la nada.R. Weber: El Dalai Lama ha expresado claramente que sunyata es sencillamente la fuente de todo. Es plenitud, no la vacuidad en el sentido occidental de algo que no contiene nada. Es potencial.Tu teoría, Rupert, ha sido criticada algunas veces a causa que implica que el campo-M es causado por las formas. En otras palabras, una cosa tiene propiedades y características que el campo llega a aprender y a almacenar, y luego fructificarán cosas similares debido a ese aprendizaje.R. Sheldrake: Esa es toda la cuestión de donde sale el primer campo. Sencillamente, replicaría con una pregunta: ¿De dónde salió el primer campo magnético? Se da por sentado que los campos magnéticos se producen porque pueden contener imanes, existe una analogía. Un campo-M alrededor de un huevo de gallina está asociado con aquella estructura material, de la misma manera que el campo magnético está asociado con el imán. Si preguntamos, ¿dónde está el origen del campo-M de la gallina? Pienso que también podemos preguntar cuál es el origen del campo magnético. En el momento del Big Bang, a una temperatura de unos diez millones de grados centígrados, no había materia. No había ni siquiera átomos. Básicamente, todo lo que existía era radiación. Por lo tanto, hubo un momento en la historia del universo en el que el primer imán llegó a la existencia.R. Weber: Lo pondré de otra manera. Lo que has dicho es verdad, pero lo que establece el campo magnético no es eterno. Pero una vez llegado a la existencia, todo el campo puso de manifiesto el potencial para el magnetismo. Esto se convierte en la vieja pregunta, ¿es lo particular lo que tiene la característica y luego lo universal, o es al revés? Aquí es donde estamos encallados.W. Ross: ¿Viene primero la gallina o el huevo?R. Sheldrake: Los dos están asociados, no hay duda.

Akasha: en términos modernos se puede sugerir que Akasha es un substrato o substancia del universo homogéneo y sin estructura. Sin

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poseer ningún tipo de propiedades, paradójicamente tiene la posibilidad de tener cualquier número de propiedades impuestas o creadas en él – dimensiones de cualquier número, materia de cualquier orden primariamente por la acción de Fohat, o energía básica, “cavando agujerasen el espacio akasha” y de transmitir toda la gama posible de ondas de energía.Definición Del libro: Key Words of the Wisdom Tradition por L. J. Bendit. The Theosophical Press, Wheaton, Illinois, 1963. 1era edición.

¿De qué están hechos los espíritus?

Allan Kardec: El libro de los médiums (Le livre des médiums)

Separada la opinión materialista, como condenada a la vez por la

razón y por los hechos, todo se reduce a saber si el alma después de la muerte puede manifestarse a los vivos.

La cuestión, reducida de este modo a la más simple expresión, se

encuentra singularmente despejada. Se podría preguntar, desde

luego, por qué seres inteligentes que en cierto modo viven en nuestro

centro, aunque invisibles por su naturaleza, no podrían atestiguar su

presencia de una manera cualquiera. La simple razón dice que para

esto no hay nada absolutamente imposible y esto es ya alguna cosa.

Esta creencia tiene, por otra parte, el asentimiento de todos los

pueblos, porque se la encuentra por todas partes y en todas las

épocas.

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Una causa, sobre todo, ha contribuido a fortificar la duda en una época

tan positiva como la nuestra, en que se procura darse cuenta de todo,

en que se quiere saber el por qué y el cómo de cada cosa, y consiste

en la ignorancia de la naturaleza de los Espíritus y de los medios por

los cuales pueden manifestarse. Adquirido este conocimiento, el hecho

de las manifestaciones nada tiene de sorprendente y entra en el orden

de los hechos naturales.

La idea que uno se forma de los Espíritus hace a primera vista

incomprensible el fenómeno de las manifestaciones. Estas

manifestaciones no pueden tener lugar sino por la acción del Espíritu

sobre la materia; por esto los que creen que el Espíritu es la ausencia

de toda materia, se preguntan, con alguna apariencia de razón, cómo

puede obrar materialmente. Pero ahí está el error, porque el Espíritu

no es una abstracción: es un ser definido, limitado y circunscripto.

El Espíritu encarnado en el cuerpo, constituye el alma; cuando lo deja

a la muerte, no sale despojado de toda envoltura. Todos los Espíritus

nos dicen que conservan la forma humana, y en efecto, cuando se nos

aparecen es bajo la que nosotros les conocíamos. Observémosle

atentamente en el momento en que acaban de dejar la vida; están en

un estado de turbación; todo está confuso a su alrededor; ven su

cuerpo sano o mutilado según el género de muerte; por otra parte se

ven y se sienten vivir; alguna cosa les dice que este cuerpo le

pertenece y no comprenden que estén separados de él. Continúan

viéndose bajo su forma primitiva, y esta visión produce en algunos,

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durante cierto tiempo, una singular ilusión: la de creerse aún vivos.

Disipado este primer momento de turbación, el cuerpo viene a ser para

ellos un vestido viejo, del cual se han despojado, y que no lo echan de

menos; se sienten más ligeros y como desembarazados de un peso;

no experimentan ya dolores físicos, y son muy felices en poder

elevarse, recorrer el espacio así como lo hacían diferentes veces,

viviendo en sueños. Sin embargo, a pesar de la ausencia del cuerpo,

acreditan su personalidad; tienen una forma, pero una forma que no

les molesta ni les embaraza; ellos, en fin, tienen la conciencia de su yo

y de su individualidad.

¿Qué debemos deducir de todo esto? Que el alma no lo deja todo en

la tumba, y que algo se lleva consigo.

Numerosas observaciones y hechos irrecusables de que tendremos

que hablar más tarde nos han conducido a esta consecuencia, a saber

que en el hombre hay tres cosas:

1) el alma o Espíritu, principio inteligente en quien reside el sentido

moral

2) el cuerpo material, envoltura grosera, de la que está temporalmente

revestido para el cumplimiento de ciertas miras providenciales.

3) el periespíritu, envoltura fluídica semimaterial, sirviendo de lazo

entre el alma y el cuerpo.

La muerte es la destrucción o, mejor, la desagregación de la envoltura

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grosera, de aquella que el alma abandona; la otra se separa y sigue al

alma, que se encuentra de esta manera tener siempre una envoltura;

esta última, bien que fluídica, etérea, vaporosa, invisible para nosotros

en su estado normal, no por eso deja de ser materia, aunque hasta

ahora no hayamos podido cogerla y someterla al análisis.

Esta segunda envoltura del alma o periespíritu existe pues, durante la

vida corporal; es el intermediario de todas las sensaciones que percibe

el Espíritu, aquel por el cual el Espíritu transmite su voluntad al exterior

y obra sobre los órganos. Para servirnos de una comparación material,

es de hilo eléctrico conductor que sirve a la recepción y a la

transmisión del pensamiento; es, en fin, ese agente misterioso,

inaccesible, designado con el nombre de fluido nervioso, que tan gran

papel juega en la economía, y del que no se tiene bastante cuenta en

los fenómenos fisiológicos y patológicos. No considerando la medicina

sino el elemento material ponderable, se priva en la apreciación de los

hechos de una causa incesante de acción. Pero no es este el lugar de

examinar esta cuestión tan solo haremos observar que el

conocimiento del periespíritu es la llave de una porción de problemas

hasta ahora inexplicables.

El periespíritu no es una de esas hipótesis a las cuales se han

recurrido algunas veces en la ciencia para la explicación de un hecho;

su existencia revelada por los Espíritus, es también resultado de

observaciones. Durante su unión con el cuerpo, o aun después de su

separación, el alma no está nunca separada de su periespíritu.

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Se ha dicho que el Espíritu es una llama, una chispa: ésta debe

entenderse del Espíritu propiamente dicho, como principio intelectual y

moral, y al cual no se podría atribuir una forma determinada; pero en

cualquier grado que se encuentre, está siempre revestido de una

envoltura o periespíritu cuya naturaleza se va haciendo más etérea a

medida que se purifica y se eleva en la jerarquía; de tal suerte, que

para nosotros la idea de forma es inseparable de la de espíritu, y que

no concebimos la una sin la otra. El periespíritu forma, pues, parte

integrante de hombre; pero el periespíritu solo no es el Espíritu como

el cuerpo solo no es el hombre, porque el periespíritu no piensa; es al

Espíritu lo que el cuerpo es al hombre; esto es, el agente o

instrumento de su acción.

La forma del periespíritu es la forma humana y cuando nos aparece es

generalmente aquella bajo la cual hemos conocido al Espíritu en su

vida. Se podría creer, según esto, que el periespíritu, separado de

todas las partes del cuerpo, se amolda de algún modo sobre él y

conserva su tipo, pero no parece que sea así. La forma humana, con

algunas diferencias de detalle y salvo las modificaciones orgánicas

necesarias para el centro en el cual el ser está llamado a vivir, se

encuentra en los habitantes de todos los globos; al menos ésto es lo

que dicen los Espíritus; es igualmente la forma de todos los Espíritus

no encarnados y que no tienen más que el periespíritu; es aquella bajo

la que en todo tiempo se han representado los ángeles o Espíritus

puros; de donde debemos deducir que la forma humana es la forma

tipo de todos los seres humanos a cualquier grado que pertenezcan.

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Pero la materia sutil del periespíritu no tiene la tenacidad ni la rigidez

de la materia compacta del cuerpo; es, si podemos expresarnos así,

flexible y expansible por esto la forma que toma, aunque calcada

sobre la del cuerpo, no es absoluta; se pliega a voluntad del Espíritu,

quien puede darle tal o cual apariencia a su gusto, mientras que la

envoltura sólida le ofrece una resistencia insuperable. Desembarazado

de esa traba que le comprimía el periespíritu se extiende o se

estrecha, se transforma, en una palabra, se presta a todas las

metamorfosis, según la voluntad que obra sobre él. A consecuencia de

esta propiedad de su envoltura fluídica, es como el Espíritu que quiere

hacerse reconocer, puede, cuando esto es necesario, tomar la exacta

apariencia que tenía en vida, hasta la de los accidentes corporales que

pueden ser signos de reconocimiento.

Los Espíritus, como se ve, son, pues, seres semejantes a nosotros,

formando a nuestro alrededor toda una población invisible en el estado

normal; decimos en el estado normal porque, como lo veremos, esta

invisibilidad no es absoluta.

Hemos dicho que, aunque fluídica, no deja de ser una especie de

materia, y esto resulta del hecho de las apariciones tangibles. Se ha

visto, bajo la influencia de ciertos médiums, aparecer manos teniendo

todas las propiedades de manos vivientes que tienen calor, que se

pueden tocar, que ofrecen la resistencia de un cuerpo sólido que os

agarran, y que de repente se desvanecen como una sombra. La

acción inteligente de estas manos, que obedecen evidentemente a

una voluntad, ejecutando ciertos movimientos, aun tocando aires

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sobre un instrumento prueba que son la parte visible de un ser

inteligente invisible. Su tangibilidad, su temperatura, en una palabra, la

impresión que hacen sobre los sentidos, puesto que se ha visto que

han dejado señales sobre la piel, dar golpes dolorosos o acariciar

delicadamente prueban que son de alguna materia. Su desaparición

instantánea prueba también que esta materia es eminentemente sutil y

se modifica como ciertas sustancias que pueden alternativamente

pasar del estado sólido al estado fluídico y recíprocamente.

La naturaleza íntima del Espíritu propiamente dicho, esto es, del ser

pensador, nos es enteramente desconocida; solo se nos revela por

sus actos, y sus actos no pueden afectar a nuestros sentidos

materiales sino a través de un intermediario material. El Espíritu tiene,

pues, necesidad de materia para obrar sobre la materia. Tiene por

instrumento directo su periespíritu, como el hombre tiene su cuerpo,

pues su periespíritu es materia, como acabamos de verlo. Tiene en

seguida por agente intermediario el fluido universal, especie de

vehículo sobre el cual obra, como nosotros obramos sobre el aire para

producir ciertos efectos con ayuda de la dilatación, de la comprensión,

de la propulsión o de las vibraciones.

Considerada de esta manera la acción del espíritu sobre la materia, se

concibe fácilmente; se comprende desde luego que todos los efectos

que de esto resultan entran en el orden de los hechos naturales, y no

tienen nada de maravilloso. Sólo han parecido sobrenaturales, porque

no se conocía la causa; conocida ésta lo maravilloso desaparece y

esta causa está toda entera en las propiedades semimateriales del

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periespíritu. Este es un nuevo orden de hecho que una nueva ley

viene a explicar, y de la cual nadie se maravillará dentro algún tiempo,

lo mismo que sucede hoy día con la correspondencia a larga distancia

en algunos minutos por la electricidad.

Quizá nos preguntarán cómo el Espíritu, con la ayuda de una materia

tan sutil, puede obrar sobre cuerpos pesados y compactos, levantar

mesas, etcétera. Seguramente no sería un hombre de ciencia quien

pudiera hacer semejante objeción; porque sin hablar de las

propiedades desconocidas que puede tener este nuevo agente, ¿no

tenemos nosotros bajo nuestros ojos ejemplos análogos? ¿Acaso la

industria no encuentra sus más poderosos motores en los gases más

rarificados y en los fluidos imponderables? Cuando se ve que el aire

derriba los edificios, que el vapor arrastra masas enormes, que la

pólvora gasificada levanta rocas, que la electricidad rompe árboles y

agujeréa murallas, ¿es extraño admitir que el Espíritu, con ayuda de

su periespíritu, pueda levantar una mesa, sobre todo, cuando se sabe

que este periespíritu puede venir a ser visible, tangible y obrar como

un cuerpo sólido.

TRANSFORMACIONES DE LA SENSIBILIDAD

Súbitamente comprendí que todas las cosas solo van y vienen incluidocualquier sentimiento de tristeza: también se irá: triste hoy alegre

mañana:sobrio hoy borracho mañana ¿por qué inquietarse tanto? JACK

KEROUAC (12 DE MARZO 1922 - 21 DE OCTUBRE 1969)

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El 13 de Marzo del 2013, el Sol, Venus, Mercurio y Neptuno se encontraban en Piscis. Ese día el cardenal Bergoglio (Papa Francisco I) fue elegido sucesor de Benedicto XVI, el segundo día del cónclave. El hecho de que tantos planetas se encontraran en Piscis es llamativo, teniendo en cuenta que Piscis se caracteriza por su misticismo y religiosidad. La era de Piscis empezó aproximadamente con la muerte de Jesús y terminó en el siglo XX. Por eso no es casualidad que el símbolo del cristianismo sea un pez y que los doce apóstoles fueran pescadores. La proclamación del papa Francisco I muestra que las trasformaciones en Piscis son radicales: si bien no se dan desde la ruptura tajante, como sería el caso con Escorpión o Virgo, existen unos remolinos que se generan internamente. La aglomeración de planetas en Piscis da cuenta de un nuevo orden espiritual, un momento de reflexión sobre las estructuras internas que a su tiempo trasforman el orden externo.

Después de probar el agua tibia de Cáncer, la lava caliente de Escorpión (los dos signos que junto con Piscis completan la tríada del elemento agua del zodiaco), parece que llegamos al estado donde todo termina en el mar y finalmente se diluye. Lo que era uno, se divide en dos: dos peces que nadan en sentido contrario. Piscis tiene algo de enigmático, de distinto, de contradictorio. Tiene la extraña capacidad de hacer que todo gire alrededor suyo, pero se muestra como si no lo quisiera. Tantea por un lado, luego por el otro, mira con sus ojos de pez desprevenido la realidad y se da cuenta de que no existe tal cosa llamada “realidad”. Todo es parte de un efecto óptico (se sabe que dentro del mar las cosas se distorsionan). Con su nado caótico y sus ojos desviados, se muestra tímido, ausente y un poco despistado. Luego nos damos cuenta de que en realidad lo sabe todo: cada onda emocional, cada síntoma del ambiente, cada paisaje sonoro, cada tono de voz que sube y baja, cada estado de la materia es encarnado por él mismo. Piscis parece moverse al son de lo imperceptible. Es mutable, cambia y se acomoda, luego se reajusta y retoma el rumbo. Nadie sabe qué está pensando un Piscis, porque muchas veces piensa de una forma y actúa de otra totalmente distinta. Para Piscis eso no representa una contradicción, mientras que para personas con más influencia de tierra o aire (como, Géminis, Tauro, etc) Piscis puede ser un poco desvariado.

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La mejor forma de conocer a un Piscis es en una borrachera…o en un rito espiritual. Los dos son estados de conciencia alterados; es allí el lugar natural de Piscis, donde la realidad se eleva y se presenta como metáfora, como reflejo de un estado místico, como ondas que se elevan y resuenan. La música canaliza la sensibilidad pisciana y es por esto que existen variados músicos con este signo solar: Kurt Cobain, Nina Simone, George Harrison y Johnny Cash. Su música -guardado sus diferencias y particularidades- se caracteriza por partir de una búsqueda  no solo formal y estética, sino también existencial y espiritual.

Piscis tiene la capacidad de nadar en las antípodas entre las imágenes y su representación. Por eso se dice que el cine es fundamentalmente pisciano: ficciones, parajes inexplorados, espejos de luz que trasportan a otros planos de percepción. Encontramos desde los ojos azules piscianos de Elizabeth Taylor y su talante de diva, pasando por la profundidad temática y contemplativa de Bernardo Bertolucci hasta la rareza y excentricidad de David Cronenberg, todos con signo solar Piscis. El cine es un lugar de exploración mágica y sensitiva. El mundo onírico también es pisciano: el inconsciente que se manifiesta y luego desaparece, para convertirse en ecos que resuenan. La imaginación, la contemplación, la bruma de las noches. Los sueños y el cine se parecen de una forma extraña, como dos peces que jalan dos realidades en apariencia diferentes.

Dese Febrero el 2012 Neptuno[1]entró en Piscis y su paso por esta constelación durará hasta Enero del 2026. La última vez que Neptuno hizo este trayecto fue entre 1849 y 1862 aproximadamente. Durante ese recorrido de Neptuno sucedieron varios hechos históricos importantes que se caracterizaron por marcar una suerte de  periodo de “pacificación”: Las revoluciones Europeas y su unificación, la abolición de la esclavitud en Colombia en 1851, la unión de Texas a los Estados Unidos en 1845 y la Internacional Socialista en 1851. Piscis siempre ha estado asociado a un nivel de paz dentro de la contradicción, y no es de extrañar que durante el tránsito de Neptuno se establecieran unos determinados acuerdos “no violentos”, que venían gestándose con anterioridad.

Un hecho que resulta interesante fue la expansión del romanticismo. Lo estudiosos del romanticismo coinciden en asegurar que el

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movimiento se consolidó históricamente con la revolución francesa y estéticamente por las novelas de Goethe: «Las desventuras del joven Werther» y «Wilhelm Meister», mucho antes del periodo señalado. Sin embargo, sus ecos resonarían a mediados del siglo XIX, como movimiento no solo estético sino político y social. Lejos de entrar a analizar los fundamentos del romanticismo y su historicidad, lo que resulta interesante es cómo este movimiento surgió en oposición al racionalismo, y durante el tránsito de Neptuno en Piscis materializaría en el nacionalismo de las revoluciones europeas y en expresiones artísticas anti-canónicas, como el Impresionismo y los poetas malditos en Francia. El romanticismo se constituiría como la base de esa sensibilidad arquetípicamente pisciana.

Ahora nos espera un nuevo tránsito de Neptuno por Piscis, que curiosamente se encuentra marcado por el cambio intempestivo del primer Papa suramericano y “liberal” (en lo que se puede ser liberal dentro de una  institución tradicionalmente jerárquica y conservadora como lo es la Iglesia Católica). También nos caracteriza una suerte de sensibilidad “posmoderna” que si bien tiene sus antecedentes desde los años 70 y 80, ahora hace parte de un dominio más generalizado. Llaman la atención las similitudes entre los románticos y los posmodernos, y su posibilidad de crear al sujeto no solo desde el ámbito de la razón sino de las emociones. Tal vez nos espere un periodo de contradicción como lo es Piscis, pero que intuitivamente nos va llevando a un terreno donde la  sensibilidad  tenga un papel más determinante, sino es que siempre lo ha tenido.