2010 Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la obtención del título Licenciatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en Filosofía Lo sublime en la estética de Jean-Francois Lyotard Marcos, Juan Esteban Fernández, José
106
Embed
Lo sublime en la estética de Jean-Francois Lyotard
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
2010
Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la obtención del título Licenciatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en Filosofía
Lo sublime en la estética de Jean-Francois Lyotard
Marcos, Juan Esteban
Fernández, José
'T5 j54;
dS1 Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires Departamento de Filosofía
9 JUN 200 H
LO SUBLIME EN LA E TÉTICA DE
JEAN-FRANCOIS LYOTARD
Por: Juan Esteban Marcos
Director. José Fernández
A[tS
kit iuiiA Y
Diredón de Biliteca
Tesis de Licenciatura en Filosofia, Junio 2010, Buenos Aires, Argentina.
1f; \3 4s4-
Me gustaría decir que un acontecimiento
Es una lucha cara a cara con la nada.
Esto suena como la muerte. Las cosas
No son tan sencillas
J.-F. L.
2
INDICE
Introducción: Lyotard o el pensamiento errante................................. 5
Primer cap ítulo:
La figura-matriz, seudofundamento de un espacio figural ... . ................ 10
1. Toma de partido por un espacio figura! ............................ 14
El deseo entre la línea y la letra ......... . ................... . ....... 20
La figura-matriz ................... ... .................. . .............. 25
Segundo capítulo:
De lo figural a lo sublime. Una estética fugitiva ............... . ............... 31
1. La estética libidinal como dispositivo pulsional....................34
El tema de lo sUblime.... ......................................... . ... 44
Preludio conceptual a las lecciones sobre lo sublime..............49
Tercer capítulo:
Estética de lo sublime postmoderno .............. . ...................... ........ 59
1. Lecciones para una recuperación de la estética kantiana......62
El acontecimiento como ocurrencia del pensamiento.........71
La estética de lo sublime postmodemo.. .................... . ... 84
Es posible afirmar con Bill Readings, que las obras de Lyotard presentan un
pensamiento estético que es "un experimento en sí mismo; testimonio de una alteridad
irreductible" 1 . Lyotard está interesado en poner de manifiesto una manera de pensar que
busca poner en jaque las ideas de su época. En las diferentes obras que se analizarán en
la presente investigación se evidencia un incansable cuestionamiento a-sistemático de
las categorías heredadas. Puede afirmarse, en este sentido, que el trabajo de Jean-
François Lyotard, en especial la parte que consagró a temas estéticos, responde siempre
a la misma exigencia: hacerle justicia a lo sensible en su alteridad y en su donación
originaria.
En este marco, las páginas que siguen buscan poner de manifiesto la existencia
de un diagnóstico recurrente que, aunque presentado subrepticiamente, sugiere que se
ha olvidado lo sensible. Lyotard sostiene que aquello que olv,jdamos aparece cómo una
amenaza, como un fantasma. Es preciso entonces descubrir que lonodecible. En
las palabras del autor:
Uno escribe porque escucha un pedido (demande) y busca responder; leo a Kant o Adorno o Aristóteles, no para detectar el pedido que ellos mismos han intentado responder mediante sus escritos, sino que los leo para escuchar lo que esos escritos me piden mientra escribo lo que escribo 2 .
B. Reading, Introducing Lyotard, Art and Politics, Routledge, Londres, 1991, p. 17. 2 Van Den Abbeele, "Interview: Jean-Francois Lyotard", Diacritics (The Johns Hopkins University Press) Vol. 14, nro. 3, otoño 1984, p. 19: ht1i;//wwwjstor,org/stab.L4..4..4....(último acceso: 20.05.2010)
5
Los capítulos a continuación ofrecen un exámen crítico de la respuesta dada por Lyotard
a ciertos problemas de la estética contemporánea. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta/ o
sus nociones estéticas aparecen a menudo de forma desarticulada a lo largo de sus
diferentes obras, se busca presentar aquí algunas de esas nociones y enfocar aquellas
que se mantienen "en juego" a lo largo del tiempo. De este modo, se asume el desafio ç
de sistematizar el pensamiento estético de un pensador que nicamen9)criticaba toda
sistematización. En este sentido, es importante aclarar que el presente trabajo no es (ni
pretende ser) una síntesis de las categorías utilizadas por el autor. Lo que sigue propone
un acercamiento pormenorizado de lo que puede denominarse el "núcleo duro" de una
propuesta filosófica. El objetivo general es "iluminar" los aspectos centrales, tanto
críticos como teoréticos, del pensamiento estético de Lyotard.
Jean- François Lyotard nació en Versalles (Francia) el 10 de Agosto de 1924 y murió en
Paris el 21 de abril de 1998. Después de terminar su bachillerato en el Liceo Francés, se
muda a Paris en donde estudia filosofia en la Universidad de la Sorbonne. A los 26
años, aprueba el concurso público de agregado cultural para la educación secundaria y
en 1950 parte a Constantine (Algeria) en donde enseñará filosofia a alumnos de séptimo
año. Sin embargo, a fines de la década de 1950, Lyotard retorna a Francia para enseñar
en la Universidad. Allí, Lyotard estableció vínculos con la corriente política del
"comunismo anti-autoritario" y formó parte del grupo Socialismo o Barbarie, dirigido
por el filósofo y psicoanalista Cornelius Castoriadis. En 1959 abandona la "posición
conciliadora" del grupo y funda la organización de ultra-izquierda Poder Obrero desde
donde militará fuertemente contra la guerra en Algeria. Hacia fines de los años 1960,
seducido por la recuperación del pensamiento freudiano, Lyotard cambia de rumbo una
vez más y renuncia definitivamente a todo tipo de activismo político. Por esos años
declaró:
1.1
La ilusión de que somos capaces de programar nuestra vida forma parte de una antigua fidelidad a algo parecido a un destino o sino, como si nos llamara alguien o algo para llevar a cabo el papel que él (o ello) ha escrito en nuestro nombre (FE, 15) .
Desde 1959 y hasta 1987 enseña en la Sorbonne en donde sostiene que su
posicionamiento filosófico debe ser entendido como un rechazo general al lugar
adoptado por la crítica y la teoría de su época. Sus ideas giran en torno a la discusión del
proyecto Iluminista, en la línea de lo que la escuela de Frankfurt había llamado la
Dialéctica del Iluminismo 4 .
En el primer capítulo, expondremos los argumentos generales de Dicours,
figure, obra que antes fuera su tesis de doctorado (bajo la dirección de Mikel Dufrenne).
El objetivo es empezar a distinguir cuál es la tensión que quiere señalar el autor y cuáles
son los problemas que sobrevienen a la demarcación entre el discurso y la figura. En
este sentido, se indagará acerca de los "espacios" que permiten construir y de la relación
que mantienen con el arte tanto el discurso como la figura. De esta forma se espera
poder explicitar las ideas centrales del posicionamiento teórico de Lyotard y trazar la
interpretación que ofrece Discours, figure acerca de lo que puede ser una obra de arte.
Con este fin, se utilizarán también algunos de los textos compilados bajo el nombre
Dérive ti partir de Marx et Freud (1973).
Más adelante, siempre en el primer capítulo, se verá de qué manera Lyotard
esquiva el "dramático pasaje, propio de la filosofia francesa, de la fenomenología al
estructuralismo" 5 . Se busca explicar con ello la particular relación que el filósofo
construirá con la teoría psicoanalítica del arte. Será importante definir la noción central
de la obra para comprender mejor algunos rasgos de la primera caracterización de la
función del arte que ofrece Lyotard. El objetivo es también poner de manifiesto que,
Ver tabla de abreviaturas (p. 99) "Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de/iluminismo (1944). 'Q
J. Rajchman, "Jean-Francois Lyotard's Underground Aesthtetics", October ( IT Press), Vol. 86, Otoño 1998,p.5
/
7
desde el comienzo de sus reflexiones estéticas, se quiere establecer un vínculo entre el
arte y una idea, a veces poco clara, de verela
Con la aparición de La condición postmoderna en 1979, la figura de Lyotard se
hace mundialmente conocida y todo su pensamiento queda fuertemente asociado a las
discusiones en tomo al problema de la postmodernidad. Además, por aquellos años sus
reflexiones sobre la estética cedieron lugar a la denominada filosofia de la sociología.
Por ello, la segunda parte del presente trabajo debe ser entendida como un capítulo que
acompaña la transición de su pensamiento entre las década de 1970 y 1980. En un
primer apartado, se desarrollarán algunos temas presentes en artículos de Des dispositfs
pulsionnels (1973) que permitirán ejemplificar las aplicaciones prácticas de la
denominada estética libidinal. Al mismo tiempo, se prestará particular atención a la
forma en que son reformuladas algunas reflexiones a partir de la obra de Theodor W.
Adorno. Luego, se ingresa en el "tema de lo sublime". El objetivo es hacer explícitos
los aspectos históricos relevantes alrededor de dicha noción, lo que permitirá demarcar
la forma en que es recuperado el sentimiento de lo sublime por Lyotard. Finalmente, se
expondrán algunas nociones centrales de la primera parte de la Crítica del juicio de
Immanuel Kant, con el objetivo de aclarar mejor el sentido en que serán reformuladas y
discutidas por Lyotard, lo que constituirá el tema del siguiente capítulo.
Lyotard dedicó los últimos años de su vida a las reflexiones en tomo al arte y a
la recuperación del pensamiento kantiano. En el tercer capítulo, el objetivo central será
el de presentar los resultados de dichas investigaciones, esto es, las Leçons sur
1 'Analytique du sublime. Se trabajará en sintonía con la hipótesis de Lyotard que
sostiene que la cuestión de lo sublime domina la cuestión de las artes hoy en día.
Luego, se intentará mostrar la importancia del concepto de acontecimiento como
ocurrencia del peñsamiento, con el fin de acceder a los fundamentos de la denominada
estética de lo sublime postmoderno. Finalmente, se pondrá en relación la posición de
Lyotard con algunas vanguardias estéticas y con la producción de artistas como Barnett
Newman o Jacques Monory. Hacia el final del trabajo, se expondrán las características
centrales de la propuesta de Lyotard y se ofrecerá una interpretación de las
consecuencias que dicha estética supone para el ejercicio filosófico.
En síntesis, esta investigación se centrará principalmente alrededor de tres obras:
Discours, figure (1971), Des disposi4fspulsionnels (1974) y Leçons sur l'Analytique du
sublime (1991). Se intenta demostrar que existe una continuidad argumentativa entre
estas obras ya que en todas ellas existe un mismo diagnóstico: hay una insuficiencia
discursiva para dar cuenta de un ámbito que permanece oculto y que está en juego en el
arte. Antes de cualquier institución o práctica prescriptiva, Lyotard quiere mostrar que
existe un espacio que ha sido olvidado. En este marco, el objetivo del presente trabajo
es explicar cómo "lo sublime" surge como una herramienta de mostración. Sin
embargo, es necesario recorrer casi veinte años de producción filosófica para ver que
"lo sublime" es sólo uno de los nombres de un complejo problema formulado de
diferentes maneras. Se buscará mostrar aquí que Lyotard propone una manera singular
de hacer estética. El objetivo central es exponer cómo sus reflexiones estéticas trazan
una línea argumental que, sin constituirse como un método de apreciación, atraviesa
toda su producción filosófica.
La
Primer cap ítulo:
LA FIGURA-MATRIZ
SEUDO-FUNDAMENTO DE UN ESPACIO
FIGURAL
10
Discours, Figure (1971) es una de las obras de recorrido obligado para quien
busque acceder a la postura filosófica de Jean-François Lyotard. A partir de dicha obra,
se puede constatar la coherencia que ha mantenido su pensamiento en relación a sus
producciones posteriores. La obra se inscribe en el marco de un proyecto —jamás
abandonado— de "crítica práctica de la ideología". Es interesante pensar por qué
Discours, flgurespertó gran interés fuera del ámbito académico. ¿Acaso la
aparición de un volumen que pregona la defensa de un mundo percibido desde lo visual
en el marco de un período dominado por las llamadas las teorías del texto 6 sólo podía
estar condenado al eclipse intelectual? La conjura general a la obra que se suscitaba
desde el ámbito universitario sólo se puede justificar por su falta de sintonía con el
registro académico. La propuesta de Lyotard se distingue del pensamiento que, por
aquel entonces, buscaba distanciarse del ámbito de las filosofias de la percepción. Sin
embargo, el carácter distintivo de su posicionamiento intelectual radica, precisamente,
en la resistencia a alinearse junto a sus pares como defensor de la palabra en la crítica
general de éstos de los sentidos.
Frente a los grandes sistemas de pensamiento que censuran la posibilidad de
pensar el mundo sensible, Discours, figure contrapone un tono de protesta heterodoxa y
de acusación muchas veces panfletaria que produjo un enorme impacto en el debate
filosófico francés. El tardío interés por la teoría freudiana y el casi obstinado apego a la
6 Con esta noción se busca definir al conjunto de intelectuales franceses que, tras abandonar la fenomenología, se volcaron hacia posturar»estruc alistas o post-estructuralistas. Basta mencionar obras como El orden del discurso (1973) de Fouca to De la obra al texto (1971) de R. Barthes. Por su parte, Derrida dirá que la filosofia debe nta la lingüística y la etnología para no caer una y otra vez en errores filosóficos. V~S*ture, événement, contexte, conferencia en el Congrés international des Sociétés dephilosophie dfrançaise (Montréal, aoüt 1971), varias ediciones. O más adelante, Lettre á un ami japon9i. Carta que apareció por primera vez en francés en Le Promeneur, XLII, octubre1985. Todos,e(tos pensadores son herederos, en mayor o menor medida del famoso "Seminario sobre «la ca rta r9bda»" (1951) de J. Lacan, en Escritos, Vol. 1, Siglo XXI, México (1975), en donde se afirma que l,1rdad tiene la estructura de la ficción (policial).
/ c
\ pÇ 11
I-NaK4i
metodología fenomenológica ortodoxa hacen de Discours, Figure algo más que una
propuesta incómoda de pensamiento estético.
Este libro protesta: que lo dado no es un texto, que existe un espesor, o mejor una diferencia, constitutiva, que no puede leerse, sino que sólo se ve (voir) 7 ;
esta diferencia, y la movilidad inmóvil que la revela, es aquello que no deja de olvidarse en el significar 8 (DF, 9).
Desde la primera página, Lyotard busca dejar en claro que su pensamiento se ubica en
las antípodas de las filosofias que, según él, ven en la experiencia vivida el germen de la
ingenuidad y la tematización de un ser empobrecido. Aunque los resultados del libro
desafian cualquier intento de reducirlos y simplificarlos en una sistematización clara y
distinta, cabe destacar que, tras la lectura de las más de 300 páginas de análisis que lo
componen, se hace patente un contraste establecido entre las dos nociones que dan título
al volumen: el discurso y la figura.
Contra las filosofias que, desde Platón, desvalorizan lo sensible, Lyotard plantea
un ataque a la "suficiencia del discurso" (DF, 11). Al mismo tiempo, la obra busca
recuperar la idea freudiana según la cual "la verdad no aparece jamás allí donde es
esperada" (DF, 17). De acuerdo con Lyotard, las denominadasjilosofias del texto deben
reconocerse estériles para dar cuenta del mundo de la sensación del que forman parte y -
del que, paradójicamente, también emanan: admitir que el mundo es algo que debe ser
leído, significa someterse a la escritura de un otro que, desde una perspectiva particular,
define lo dado 9 .
Entenderemos voir como ver, esto es, el acto de la percepción hecha por el sentido de la vista. Habrá que distinguirlo de regarder que, aunque suele ser traducido como ver, refiere a la observación como búsqueda de conocimiento a partir del sentido de la vista. 8 La paginación remite a las versiones originales. Las siglas utilizadas están especificadas en la tabla de abreviaturas que se antepone a la bibliografia final. En todos los casos en que no se indique lo contrario la traducción del francés y/o del inglés me corresponde.
Les données (lo dado), son las cosas fijas y determinadas; lo que se presenta inmediatamente (immédiatement présent). Pero donné es también el participio pasado del verbo donner (dar). El verbo refiere a la capacidad de abastecer a algo o alguien de una propiedad que no le es propia. Puede constatarse que hablar del texto como un donné posee un carácter ambivalente entre la propiedad inmediata y la impropiedad mediatizada. Esta incongruencia está presente en la lengua francesa.
12
El discurso, según Lyotard, cree que hay transparencia y claridad en toda
expresividad textual. Empero, el discurso imposibilita cualquier pensamiento acerca de
la y1áialidad de las palabras y/o de los significantes, entendidos en términos
figurativos. Esta imposibilidad pone de manifiesto la perentoriedad de toda
/ significación y designación (signflcation et désignation). En este marco, surge la
posibilidad de rescatar el acontecimientjgurativo. De esta manera, lo figural
comienza su insinuación como un conjunto deshilvanado y lacio de significados.
Dado que el objetivo de Discours, figure es el de realizar una crítica a la 9
ideología, indagaremos sobre las herramientas que se utilizan para tal propósito. Se
busca conocer, ¿de qué manera puede contribuir el arte como trabajo crítico? ¿Cuál es el
interés de la distinción entre espacios discursivos y figurales trazadas por Lyotard en su
libro?
La estrategia a continuación busca indagar, en primer término, sobre los
objetivos generales de la obra para poner de manifiesto la postura filosófica de Jean-
François Lyotard. Se expondrán los elementos sobre los que se sostiene su reflexión
sobre el arte y para mostrar cuál es su relación particular con el psicoanálisis. Se busca
trazar los rasgos de la interpretación que Discours, figure ofrece del arte. Para ello, se
hace uso también de textos escritos previamente (entre 1968 y 1971, en Nanterre) y
compilados bajo el nombre de Dérive á partir de Marx et Freud (1973)' ° .
10Aunque en palabras del propio autor, los resultados de dichas investigaciones fueron "balbuceantes" allí se expresa la misma distancia del psicoanálisis ortodoxo y de las lecturas estructuralistas que en Discours, figure. En la Dérive se revela el laborioso afán por desenmascarar la "violencia" de la escritura. Vale decir que el freudomarxismo de Lyotard es consciente de la heterogeneidad de los objetos de estudio de una y otra disciplina así como de la incompatibilidad metodológica que esto acarrea. Sin embargo, encuentra en estos pensadores, denominados filósofos de la sospecha, claves para pensar la práctica revolucionaria y el arte de acuerdo a una perspectiva que, a esta altura, recién entraba en su primera fase de elaboración.
13
1. TOMA DE PARTIDO POR UN ESPACIO FIGURAL
En un primer momento, buscaremos aclarar los puntos de tensión y los problemas que
supone Discours, figure al plantear una crítica de la preeminencia del pensamiento
discursivo sobre el pensamiento figural. Indagaremos en la distinción existente entre
uno y otro para desentrañar la noción de verdad que busca revelar la obra. Luego,
empezaremos a describir qué relaciones establecen estos conceptos con el arte.
Con especial énfasis, Lyotard establece prima facie los campos a los que aludirá
en lo sucesivo, p'tomaifiesto una posición teórica resuelta y un objetivo
específico: la "de de la amenaza imperialista de la textualidad".
Inmediatamente de partido por la figura (le partis pris du figura!) y
comienza un análisis entendida como una
ideología.
En este marco, la discursividad está caracterizada por la preeminencia del
pensamiento lógico, de la racionalidad conceptual y de la performatividad. Lo
discursivo plantea una suficiencia inmanente sostenida en una presunta sistematización
dialógica que oblitera la indagación sobre límaterialidadde?os significantes. ¿Cómo lo
logra?, desacreditando cualquier concepción sobre el mundo que no utilice reglas de
aprehensión lingüísticas.
En Discours, figure, el dominio de la textualidad sobre el ámbito de la
percepción es entendido como la clausura de cualquier posibilidad de pensar una
presentación prerreflexi&deliiiundo. La obra se posiciona en contra del pensamiento y
las investigaciones de la época que pretendían demostrar el carácter ilusorio de
cualquier realidad comunicable independientemente del lenguaje. Al contrario, se
11 Este libro es, según su autor, una "defensa del ojo, su localización". (DF, 11)
14
afirma que la supuesta imposibilidad de indagar sobre lo originario que sostienen sus
coetáneos revela, en mayor medida, las limitaciones inherentes del lenguaje articulado.
En este sentido, la discursividad es entendida como la responsable de una ceguera auto-
inducida. Se discute la creencia sesgada en la transparencia del significado y en la
posibilidad de comunicabilidad del mismo. Según Lyotard, lo textual resultal
insuficiente para dar cuenta del mundo sensible en el cual él mismo está inmerso y del
cual, en última instancia, también procede 12 .
Discours, figure sostiene que existe un intervalo entre el sujeto y el objeto
absoluto entendido como el mundo del cual el lenguaje pretende ser reflejo. Sin
embargo, esta dimensión referencial pasada por alto por el estructuralismo no logra
obturar la posibilidad de ver que, en definitiva, "todo discurso está dirigido en dirección
de algo que busca aprovechai(saisir), que está incompleto y abierto, un poco como el
campo visual es parcial, limitado y abierto por un horizonte" (DF, 32). Este horizonte es
limitante producto de la denominada dialéctica inmóvil que implica que, en un lenguaje
dado, todos los valores de los términos están definidos en relación o correlación a los
demás. La inmovilidad radica en que un discurso sobre el lenguaje se hace siempre en el
ámbito textual y, si se pretende reformularlo se hará siempre en el marco de las reglas y
los límites de comunicabilidad expresados por las leyes intrínsecas al sistema. Lyotard
afirma la idea de un metalenguaje puede inducirnos a pensar incorrectamente que es
posible reformar las reglas de cualquier sistema lingüístico. Sin embargo, toda tentativa
12En esta reflexión se vislumbra el legado fenomenológico. Lyotard plantea una insuficiencia operacional que también se hace explícita en la metodología fenomenológica: "Vemos la necesidad de otra operación que la conversión reflexiva, más fundamental, una especie de "sobre-reflexión" (surréflexion) que tenga de cuenta de sí misma también y de los cambios que introduce en el espectáculo, que no perdería de vista la cosa y la percepción "bruta" (perception brute) y que borraría, y no cortaría en nombre de una hipótesis de no existencia, los vínculos orgánicos de la perpción y lo percibido, y que se daría, en cambio, la tarea de pensar ( ... ) de hablar no de acuerdo con la ley del significado intrínseco de las palabras dadas el que, mediante un esfuerzo dificil, emplear una voz que exprese más allá de los límites de nuestro contacto mudo con las cosas, cuando esas cosas no fueron dichas todavía". M. Merlau-Ponty, en Le visible et 1 'invisible, Gallimard, Paris, 1964, p. 61.
15
se verá limitada de forma circular por el hecho de que el útil para tal reforma es
precisamente aquello que se quiere reformar. En otras palabras, no hay posibilidad de
una enunciación crítica renovadamente distinta. ¿Acaso esto significa que es imposible
expresar mediante el discurso las conspiraciones (machination) contra la figura?
Un buen libro sería un libro en donde el tiempo lingüístico fuese deconstruido; en el cual el lector pudiera empezar en cualquier lugar y en cualquier orden, un libro para navegar. Este libro no e ün se buen libro: todavía se sostiene en la significación, no es un libro e a ista; la deconstrucción no opera directamente, está significada [...] Claro que esta significación es fragmentaria, posee lagunas y, espero, acertijos. Pero sin embargo, hay que decirlo, es muy poco (DF, 18).
Mediante este pasaje se revela el desafio que enfrenta la primera parte de la obra.
Dicours, figure busca realizar una una defensa del ojo que tendrá como objetivo poner
de manifiesto la conjura general hecha sobre lo sensible. Sin embargo, es mediante
palabras que se critican "las sombras" que esa misma palabra ha tendido sobre la figura.
¿De qué manera puede realizarse una crítica a la palabra desde la palabra? Lyotard
insinúa un camino al sostener que la figura, después de todo, también está presente en el
texto.
Gracias a los diferentes análisis, se ilumina en el camino que conduce desde el
"espacio textual" (espace textuef), propio del discurso, hacia un "espacio figural"
(espace figural), propio de la figura. La obra utilizará constantemente en su recorrido
crítico una herramienta, a saber, la indagación sobre lo artístico. La obra nos invita a
ubicar al arte como el ámbito del pensamiento sobre la figura, independientemente del
discurso que suele construirse a su alrededor. Se ratifica en todo momento que la
posición del arte, y de la figuratividad en general, permanecen incólumes como
instrumentos de desmentida o desmascaramiento de la posición tiránica del discurso.
En este sentido, se busca mostrar que, mientras que lo textual quiere significar e
interiorizar lo otro de la razón como una práctica discursiva, lo figural tiene como
objetivo infundir opacidad en la textualidad. Lo figural, está presente en el espacio
textual en tanto figura permitiendo que "desde el interior del discurso podamos pasar a
la figura" (DF, 13). Se establece, entonces, una relación entre ambos espacios que
autoriza a lo figural a participar de lo textual.
El figural es definido, en primera instancia, como un espesor o una pseudo-
profundidad en contraposición a la perspectiva de lo figurativo.
Por espacio textual, entiendo entonces el espacio donde se inscribe el significante gráfico. En cuanto al espacio de la figura, «figural» lo define mejor que «figurativo» [...1 Lo figurativo es únicamente un caso particular del figural (DF, 211).
La oposición entre figural y figurativo puede ser entendida mediante la analogía del
7 representante y el representado respectivamente en la cual el segundo siempre puede
ser reconocido como formando parte del primero. En otras palabras, hay una
preeminencia de lo figural sobre lo figurativo (entendido como la forma que aparece en
contraposición de lo abstracto).
Por su parte, Lyotard afirma que un texto es aquello que no se deja mover
(mouvoir)' 3 . Al mismo tiempo, lo textual posee un referente o un objeto al cual refiere,
un vis-a-vis. Esta objetualidad referencial aparece como una frontera para el espacio
figural.
El arte resulta funcional al descubrimiento de la experiencia fronteriza entre lo
figural y lo textual a la que el ojo puede entregarse. En el caso de la pintura, Lyotard
dirá que el cuadro debe navegarse (se brouter) en un regodeo visual (rejouissance du
visuel) que expresa aquello que cualçuier reducción a lo discursivo pierde, a saber, la
13 Mouvoir y bouger suelen ser ambos traducidos como "mover". Sin embargo, mouvoir es un verbo transitivo lo que supone la presencia.de un complemento objetivo a ser movido; en este caso el sujeto. Al mismo tiempo, resulta interesante ver la diferencia entre mouvoir y émouvoir ("emocionar"), verbos con la misma raíz. Ambos refieren al mover, pero étnouvoir también conservó su significado antiguo que refiere a la facultad de despertar en algo o alguien un efecto o sentimiento perturbador.
17
- k
-
erza nergéticadelo. Esta experiencia puede hacerse manifiesta en el discurso si se
abandona su aprehensión tradicional como expresión o representación conceptual.
Ahora bien, si L 'oeil, c 'est la force, ¿porqué buscar una definición precisa de
cómo abordar el espacio figural? Lyotard dirá que existe una verdad en él que no se da
inmediatamente a la vista sino que se indica de forma lateral y fugitiva, como un lapsus.
El espacio figural debe ser entendido como aquello que pone en cuestión y que rompe
con el orden textual. Lo figural posee un carácter disruptivo de toda significación literal
y de toda noción que busque claridad. Emerge en Discours, figure unlnEueva3ocióin de
verdad vinculada a algo que sobrevie a lo que noestá en sujgar, a lo se muestra
como desplazado. Lyotard dirá que la
que...
del figural no puede ser pre-vista dado
se señala allí donde nadie la espe\a. Su irrupción es suficiente para hacer la obra, y no la obra para hacerla surg. La fuerza de una expresión literaria o pictórica no reside en la armonía (ni e\ la victoria del yo), es lo que sostiene y mantiene abierto, «libre», el campo e las palabras, de las líneas, de los colores, de los valores, para que la verdJ se figure (DE, 128).
La verdad se escabulle y se presenta de forika violenta, como una aberración
(aberration). Abre otro espacio (figural) vertiginosoi esquivo que no está vinculado a
contextos específicod—eníf nci,siT1t —quapece como un acontecimiento
(événement) discontinuo. El espacio figural da lugaplal acontecimiento Domo obra de
arte. En este marco, habrá que suponerla enterrada, invisible, "fugitiva en el seno de los
discursos y las percepciones, como aquello que las trastoma" (DF, 135).
Aún cuando no pertenece al ámbito del conocimiento, todo en el espacio textual
(ámbito de la significación y la designación) estará al servicio del borramiento
(effacement) de estos acontecimientos por considerarlos sinsentidos (insensés). La
crítica de Lyotard hacia estas operaciones que suprimen, marca un contraste
18
irreconciliable en relación a la confianza en la palabra que exhiben otros intelectuales
coetáneos a él. Como lo explicó Martin Jay:
En su lugar, [Lyotard] invoca el intento realizado por Merlau-Ponty de explorar el entrecruzamiento quiásmico de lo visible y lo invisible (...) En su búsqueda de dar cuenta de la insuprimible brec lo inteligible, ubicará lo figurativo en el marco operacional del,deseo freudian 14o.
Sin embargo, será la exploración de este entrecruzamiento lo que lo conducirá,
finalmente, a un abandono del proyecto fenomenológico. En este momento de su
pensamiento, el filósofo reconoce la falta de un cuerpo emocionalmente afectado en la
Phénoménologie de la perception de Merlau-Ponty. Por otra parte, la búsqueda obsesiva
por un entendimiento originario no permite pensar los desajustes (déréglements) de la
conciencia' 5 . Lyotard afirma que su distancia con la fnomenología radica en el planteo
de una supuesta connaturalidad entre lenguaje y mundo, responsable de la
desarticulación definitiva de sentido entre discurso y realidad. El lenguaje no sólo no
articula los significados implícitos del mundo, sino que este afán de lo discursivo por
aprovechr (saisir) para sí mismo el mundo termina excluyéndolo. En otras palabras, el
discurso termina alienándose de aquello que buscaba capturar.
La vía de escape de la fenomenología se da a través de un cuerpo libidinal dado en un espacio figural o a través de esta matriz y no mediante un perspectiva liflgüísticO-cOmpOSiciOflal 16
En este hiato entre la palabra y el referente es donde se manifiesta la emergencia del
eseo 17 que comienza y se extiende en la apertura y el contraste entre espacio textual y
espacio figural. Cada campo (champ) organiza su proa dehesa áturage) de sentido
en el que al mismo tiempo habita, provocando una particlon en el ambiente vivido del
14 Jay, M., Ojos abatidos, Akal, Madrid, 2007, traducción F. López Martín, p425. 15 "No hemos dicho todo acerca de nuestra experiencia espacio-temporal caracterizándola como una
?
roflmdidad envuelta, como una trascendencia inmanente, como un quiasmo" (DF, 136). 6 J. Rajchman, "Lyotard's Underground Aesthetics", October (The MIT press) Vol. 86, Otoño de 1998,
9. h!tp://www.jstor.org/stable/779104 (último acceso: 15.04.2010) () LRelidad y deso naçen juntos con el ingreso al jguaje" (D.F. 125). Con el ingreso del "deseo",
entramos definitivamente en el uso de un vocabulario abiertamente psicoanalítico (en detrimento del pretendidamente fenomenológico).
19
sujeto. El espacio será textual cuando sus unidades componentes expresan propiedades
intrínsecas, esto es, cuando se inscribe un significado gráfico. Inversamente, el espacio
será entendido figuralmente cuando la norma de los intervalos que definen las unidades
textuales sea transgredido, dando lugar a otro orden de sentido (un autre ordre de sens); ) '
allí, ni significación ni designación unidas pueden agotar el sentido (sens). Entre uno y
otro existe una brecha ontológica que será mejor expresada mediante el contraste entre
la letra (la lettre) y la línea (la ligne). ,
C)
)
Sj
II. EL DESEO ENTRE LA LÍNE A LETRA
En lo que sigue, se intentará in r de qué manera se explicita el hiato existente entre
el ámb ensible y el ámbito inteli Íble del que habla Lyotard. Daremos cuenta de los
motivos que, según el autor, explican la utilización de la teoría psicoanalítica del arte y
definiremos el vocabulario peculiar utilizado para ingresar en la dimensión crítica de la
propuesta estética de la obra.
El establecimiento de un contraste insuprimible entre el espacio textual y el
espacio figural pone de manifiesto por qué Lyotard no acepta la absoluta determinación
teórico-estructural del lenguaje. En este punto, tiene que renunciar a la perspectiva
fenomenológica que defiende una afinidad perceptual entre lenguaje y mundo. Así, se
abandona definitivamente la idea de que existe algo —una invariabilidad reflejada en el
sistema lingüístico— que justifica la forma de mis contenidos mentales. En Discours,
figure se expresa la existencia de una insuficiencia radical y originaria en la palabra,
producto de la ablación que ésta produce al querer dar cuenta, negativamente, de los
bordes (la bordure) de la cosa referida. '& b~~
De esta manera, surge una diferencia (dfférence) que está vinculada al deseo.
Existe una relación insuficiente entre estos espacios que, sin embargo, aparece unida
20
(jouxté) mediante el deseo. Esta diferencia es explicitada como la oscilación entre dos
polos, a saber, la letra' 8 y la línea.
La letra es el soporte de una significación convencional, inmaterial, en todos los sentidos idéntica a la presencia de un fonema. [ ... ] la letra no da lugar sólo al reconocimiento rápido, en beneficio de la significación (DF, 211).
La letra posee una cualidad evanescente dado el vínculo arbitrario que establece con
respecto al sujeto. Frente a ella, Lyotard afirma que aparece una obligación a responder
al espacio textual en el que la letra está inscripta. El cuerpo está inducido a tomar
actitudes inmediatamente determinadas en función de la letra que le sea propuesta: hay
una correlación sujeto-letra. Esto quiere decir que hay un espacio gráfico donde la
función del trazo está reducida a inducir al cuerpo a tomar una determinada actitud en
relación a un texto que, a su vez, está inscripto en vistas (vis-a-vis) del lector 19 . En otras
palabras, la letra está necesariamente determinada en relación a sus trazos para ser
inteligible para su destinatario. De acuerdo con Lyotard, esto pone de manifiesto una
sujeción del trazo en sus posibilidades, en pos de resultar accesible par aun sujeto. Si no
se puede reconocer en ella más que la señal de un significado es porque la materialidad
de la letra tiene como objetivo únicamente el remitir a un referente sonoro específico.
Contrariamente, la línea posee un carácter complejo que demanda mucho más
que la simple identificación de signos. Lyotard sostiene que con la línea se da una
ambigüedad intrínseca dado que al mismo tiempo que se presenta necesariamente en un
espacio gráfico, la línea es también energía. Pero entonces, ¿cómo diferenciar cuándo
estamos frente a la letra y cuándo frente a la línea? Por un lado, lo textual es legible,
18La lettre tiene una polisemia en la que vale la pena detenerse. En un primer significado, al igual que en español, refiere a cada uno de los signos gráficos que, en su conjunto, conforman el alfabeto de una lengua. Pero también refiere al conjunto de palabras que conforman un texto. En este sentido se asemeja a lo que en castellano es una carta o un texto, como en la expresión "letra muerta". 19 "Es necesario y suficiente que A, N, y Z, que AN y NA puedan ser distinguidas unas de otras en el plano de un texto para que existan como elementos de un sistema lingüístico. Es claro que no representan nada, aún cuando pueda creerse que provienen de pictogramas o ideogramas" (DF, 213).
21
esto es, la letra se reconoce inmediatamente por y para el ojo dado que éste percibe
"señales" asocadas a significaciones precisas. Por el otro, lo energético líneal exige una
recolección (eizrégistrement) mayor por parte del ojo; la línea requiere un considerable
detenimiento en la especialidad plástica y material:
La forma en que el sentido está presente en la línea es re-sentido (ressentie) como opacidad por el espíritu habituado al lenguaje. Un esfuerzo casi sin fin es exigido para que el ojo se deje captar por la forma, para que se deje comunicar la energía que detenta [ ... ] Esta permeabilidad a la presencia flotante de la línea es justamente una aptitud de la que la educación y el aprendizaje nos privan. Está en el origen de la cultura la obliteración profunda de nuestra sensibilidad hacia el espacio plástico (DF, 218).
Dejarse invadir por la energía de la línea exige un "esfuerzo sin fin" dado que para
entrar en lo figural hay que obligar al pensamiento a abandonar su elemento habitual: la
textualidad discursiva: De acuerdo con Lyotard, existe una resistencia por parte del
espíritu a abandonar ese espacio textual al que está habituado. La manera en la que el
sentido aparece en la línea es vivida como opacidad y desconcierto, lo que provoca una
incomodidad indeseada. La línea funciona como una fuerza destructiva sobre el
discurso. Es necesario un trabajo para mantener fuera (a 1 'écart) los presupuestos y los
hábitos de lectura que predominan en el uso de nuestras facultades. Esta preeminencia
de la racionalidad conceptual no es innata sino que es la consecuencia de la educación.
La línea exige una nueva actividad del pensamiento vinculada al libre juego de la forma
(libre jeu laissé a la forme).
En este marco, lo lineal aparece como "lo inesperado" que provoca ansiedad.
Para Lyotard, lo repentino no es angustiante por ser repentino, súbito o imprevisto. Al
contrario, es "inesperado" porque el agobio de pensar que la línea se mezcle con las
representaciones provoca congoja. Paradójicamente, existe una inadecuación que resulta
incómoda e indeseable pero que, al mismo tiempo, esconde una misteriosa atracción.
Para comunicarse con la línea, es necesario asumir una cierta percepción que permita
22
desgajar todo sentido latente. Estudiarla supone una actitud esquiva frente a cualquier
pretensión de saber; esto permite abrirle el paso al espacio figural.
La distinción entre letra y línea nos brinda las herramientas necesarias para
ingresar en el ámbito de las expresiones artísticas. Con la discriminación entre espacio
textual y figural, Lyotard puede introducir la idea de una "connivencia entre el deseo y
lo figural" articulada por la categoría freudiana de transgresión.
La teoría freudiana resulta funcional a la explicitación de la dimensión de
investigación artística sobre la que quiere indagar Discours, figure. Sin embargo, no es
posible reducir la interpretación de esta obra al resultado de la extrapolación de las
operaciones psicoanalistas al ámbito del arte.
[Para Lyord}\es imposible no ver que lasper esfi rales presentan los miss.-íasgos por los cuales Freud ha buscado dar cuenta del orden de lo 1ínsciente: «ausencia de contradicciones, proceso primario, intemporalidad y substitucion de la realidad exterior a la realidad psiquica» (DE, 120).
Por el contrario, en Discours, figure se hace uso de distinciones propias para el abordaje
de lo figural reservando para el psicoanálisis una función únicamente propedéutica 20 . En
lo que sigue, se busca dar cuenta de un aspecto dinámico y energético que de lo figural
que está vinculado a la teoría pulsional freudiana. Para ello, Lyotard hará uso de
categorías originales que en nada se asemejan a las utilizadas por las teorías
psicoanalíticas.
Existen en el espacio figural operaciones de figuración parecidas a las oníricas
aunque ubicadas como contendientes del orden discursivo. Éstas son:
20 ¿Como se diferencia la teoría del espacio figural de los análisis psicoanalíticos? Lyotard dirá que el psicoanálisis oblitera la indagación sobre el origen de lo artístico al plantear (en función de una lista de diagnósticos predeterminados) que el genio en el arte es producto de un desorden que tiene como correlato especular la figura en relación a un deseo reprimido. Sin embargo, existe un rasgo del acercamiento psicoanalista que es recuperado por considerarlo enriquecedor: ninguna otra teoría del arte expresa la necesidad de abrirle paso a la noción de deseo de ver (désir çle voir), como introspección reflexiva del pensamiento. Puede afirmarse que en este punto de diferencición radica también el punto de unión entre el psicoanálisis y la posición de Lyotard. Freud es coniderado el pensador que ha indagado como nadie sobre este espacio desconstreñido en el cual tienen rugar, en Discours, figure las operaciones figurales más profundas. De acuerdo con la obra, este es el es4acio de un laissez-étre, de un vértigo despreocupado que lo emparentan con el espacio figural.
(5
23
a) la figura-imagen, que deconstruye todo reconocimiento perceptual a modo de
transgresión de los trazos que otorgan perfil a los objetos (Étude d'un nu (1941) de
Pablo Picasso, ofrece un ejemplo dado que allí se evidencia la simultaneidad de lo
sucesivo; la ocupación de un mismo lugar por varios cuerpos o de un mismo cuerpo en
varias posiciones).
3) la figura-forma, que sostiene lo visible a modo de transgresión de la buena forma (el
action painting de Jackson Pollock entre 1946 y 1953; bajo la égida del dripping and
pouring technique).
'y) la figura-matriz, que emerge en lo visual como no visible a modo de transgresión del
espacio, como la pura diferencia que ni siquiera pertenece al espacio plástico:
Discurso, imagen y forma le son esquivos en igual medida, aún cuando ella reside en los tres espacios juntos. Las obras del hombre no son nunca otra cosa que los deshechos de esta matriz; ella puede entre-percibirse (s 'entr 'apercevoir) tal vez a través de la superposición de espacios, en su espesor (DF, 279).
De esta manera, la propuesta se distancia del psicoanálisis dado que el trabajo del sueño
no piensa2 ' (le travail du réve ne pense pas). El psicoanálisis, dirá Lyotard, busca
relacionar el sueño con algún tipo de discurso alrededor del mismo que permita
desentrañar los aspectos sublimados del inconsciente. Por su parte, Discurse, figure
quiere dar cuenta de una fuerza energética que subvierte el orden discursivo y que se
relaciona con el espacio figural. Con este objetivo, se buscan vincular las operaciones
21 La explicitación de este argumento establecerá las bases del escenario para la polémica con Jacques Lacan y con la teoría que aboga por un inconciente estructurado como un lenguaje. Una versión desarrollada de esta polémica se encuentra en el artículo de P. Dews, "The letter and the line: Discourse and Its Other in Lyotard", Diacritics (The Johns Hopkins University Press) Vol. 14, No. 3: http://www.jstor.org/stable/464843 (último acceso 15.04.2010). Sucintamente, podemos decir que la crítica a Lacan se centra en "la distinción entre discursos". Según Dews, Lacan no es capaz de ver que hay una materialidad plástica de los significantes que juega o entra en relación discursiva previamente con el significado.
24
de la figura-matriz con las del fantasma22 originario del deseo. El trabajo del sueño será
el efecto sobre el lenguaje de una fuerza figural (de la imagen o de la forma):
Freud caracteriza el inconsciente siempre como un trabajo, como lo otro del discurso, y no como otro discurso.
[...] Tomemos una representación plástica 11-11
(pintura): aquí todavía el trabajo del inconsciente deconstruye las reglas del e7
trazo, del valor, de la composición cromática, del ornamento, del sujeto, y ( puede inclusive impugnar o desafiar el soporte mismo (DE, 164).
Esta fuerza provoca simultáneamente una pérdida de toda discursividad y de toda
figuratividad formal. Bajo los modos de transgresión de las figuras figurales (les figures
figurales) se ejemplifica la connivencia radical del deseo con lo figural.
III. LA FIGURA MATRIZ, SEUDOFUNDAMENTO DE
UN ESPACIO FIGURAL
En este apartado se busca explicar la función crítica del trabajo artístico según Lyotard.
Uno de los objetivos es mostrar cómo se establece la comparación entre forma-matriz y
deseo encubierto. Se analizará de qué manera puede justificarse el interés de Discours,
figure por recuperar la teoría del sueño.
La tesis general de la obra es que existe una identidad operacional entre lo
figural y el fantasma onírico. En pocas palabras, se puede afirmar que ambos comparten
un poder singular para engendrar figuras y formas. Al mismo tiempo, subyace una
facultad dinámica y energética que transgrede todo procedimiento habitual en la lectura
o asimilación de las imágenes. Sin embargo, Lyotard se encarga de distinguir su teoría
de la interpretación psicoanalítica de los sueños:
22 Término utilizado por Sigmund Freud a partir de 1897 como concepto técnico correlativo de1 elaboración de la noción de realidad psíquica: designa la vida imaginaria del sujeto y el modo en que éste se representa a sí mismo en la historia de sus orígenes: se habla entonces de fantasma originario.
— - 25
Ne
• .el trabajo del sueño no es un lenguaje: es el efecto sobre el lenguaje de la fuerza ejercida por el figural (como figura o como forma). Esta fuerza transgrede la ley; impide ampliar, permite ver: tal es la ambivalencia de la censura. Jamás dicha mixtura será precepto, no lo encontramos sólo en el orden de los sueños, sino en el fantasma "originario": discurso y figura a la vez, palabra perdida en una escenografia alucinatoria, violencia inicial (DF, 270).
La figura-matriz está ahí para ser vista (voir), aunque no es reconocible bajo una forma
estable: es confusa. En tanto fantasma, no es identificable como una imagen particular;
posee diferentes capas (couches) formales simultáneamente activas. Esto da lugar a
imágenes siempre diversas y vivas. Sus rasgos de espesor y opacidad la hacen
multipulsional y polisémica:
Buscando en este espesor de la (pseudoarché), podremos tal vez acceder a la verdad de la diferencia, casi palpada anteriormente en el orden de lo sensible, en el campo visual (DF, 328).
La indagación acerca de este espesor supone el momento álgido del encuentro entre
Discours, figure y el psicoanálisis. Lyotard afirma que la teoría freudiana, acaso sin
saberlo, se centra en el espacio donde tiene lugar la inspiración artística. El psicoanálisis
propone la existencia de una apertura en la que las operaciones figurales podrían ser
aprehendidas. Precisamente el interés sobre esta dimensión de profundidad vertiginosa -
el laissez-étre humano como reflexión sobre la verdad catártica -' es el rasgo
sobresaliente que se quiere recuperar del psicoanálisis de Freud.
El fantasma freudiano permite un primer acercamiento y una definición
reconocible (especialmente para el público francés de principios de los años 1970) del
tipo de trabajo que cumple la figura-matriz. Todo figural escapa, al igual que un
fantasma onírico, a la lógica de la percepción y del lenguaje. En este sentido, es como la
impresión de un deseo prohibido, el testimonio de la falta (le sceau d 'un man que) o un
seudo-fundamento (pseudoarché) según el cual se ordenarán las percepciones venideras.
26
Sin embargo, como se anunció previamente, el abordaje psicoanalítico se
diferencia en su dinámica de la propuesta de un espacio figural. La figuración fantasmal
tiene como objetivo, de acuerdo con Lyotard, atrapar o trabar (enclore) el vértigo
sinsentido que suscita lo fantasmático en una figuración constante. Esta previsibilidad
permite, al mismo tiempo, la construcción de un lugar seguro al cual volver. Desde el
espacio psicoanalítico, el fantasma es definido en términos de un aparecer incesante y
sintomático.
Por otro lado, Discours, figure define el trabajo artístico como aquel que no se
contenta con exteriorizar sintomáticamente figuras. Existe un espacio diferente —zanjado
anteriormente entre la letra y la línea— del espacio contenedor y predecible de la
figuración onírica. En el espacio figural busca poner en jaque las leyes de la percepción
formal. Lyotard afirma que la figura-matriz es la no visibilidad del sinsentido que exige,
al mismo tiempo, una comunicación desajustada que da lugar a un ambiente de libertad.
El sinsentido habla desde el silencio del figural y exige, por tanto, una atención flotante.
El espacio figural dalugar a que las operaciones formadoras de figuras del
inconsciente puedan plasmarse en un campo libre y producir nuevas formas. Mediante
una sedimentación paulatina, se produce una acumulación interpuesta de formas. La
figura-matriz es el resultado de esta superposición que da lugar a la generación de
nuevas figuras plásticas. Esto significa que sólo es posible avizorar la figura-matriz
como el producto del depósito de estas formas en el espacio figural. De esta manera, la
propuesta de la obra es la de dar cuenta del espesor propio del espacio figural a partir de
la asunción de una perspectiva escorzada.
La obra busca establecer un paralelo entre el espacio psicoanalítico y el espacio
figural desde una dimensión de ausencia de sentido. En este sentido, se afirma que
ambas perspectivas reconocen la cuna de la inspiración figurativa en un espacio
27
intermedio. La diferencia radica en que el ámbito de la psicología crítica la ausencia de
sentido es interesante si resulta funcional a la emergencia de un\ ta De
acuerdo a la interpretación d rafrEladianaen
ZDiscours,,rigure de 1 obra freudian
el vértigo y el terror suscitados por el fantasma onírico s un trabajo del sueño si
y sólo si están encarnados en una imagen recurrente.
Por su parte, Lyotard afirma que en el trabajo artístico existe una inversión de la
relación expresiva con el espacio abierto por el sinsentido: el artista no expone el
arsenal de configuraciones del espacio figural como el mero resultado de un síntoma.
Con la figura-matriz, la falta de sentido es deseada (déssaisissement) y no padecido
(redouté) como exteriorización mórbida. El arte expone al fantasma en el espacio
abierto del figural y lo transfigura en expresividad multiforme, deshecho (déchets)
humano.
La transgresión de la regla constituye la cara visible del trabajo (artístico) que puede ciertamente ser asimilado al del sueño y en general al de las operaciones del proceso primario, pero que los repite inversamente dado que los aplica a la obra misma de este proceso, esto es, a las figuras del fantasma. Es por este esfuerzo transgresor propio del deseo de escribir o de pintar que precisamente Mallarmé, Cézanne, Joyce o Picasso inscriben sus obras en ese acontecer del deseo que es la historia de Occidente y que lo inclinan a una crítica siempre más radical de las limitaciones poéticas o plásticas, que encuentra satisfacibilidaden la crítica revo ucionana de las limitaciones políticas, económicas y sociales (DE, 133).
En la Dérive a partir de Marx et Freud, queda claramente expresado que la función del
arte está supeditada a poner en escena un resabio pulsional que se resiste a renunciar a
su satisfacción. El diagnóstico de Lyotard supone una realidad económica, política y
social que nos exige sublimar incesantemente nuestras inclinaciones primarías y
nuestros deseos. La lingüística es, en este sentido, la encarnación textualizada de la
naturaleza prohibitiva de lo social. Como contrapartida, la humanidad posee el arte que,
de la mano del artistaexhibe sus ntasmas. El artista transfigura la pulsión sublimada
y le da una forma real a-social.
Tanto Discours, figure como Dérive á partir de Marx et Freud, ponen de
manifiesto la existencia de una doble inversión (double renversement) realizada por el
artista sobre el espacio abierto por el sinsentido. En primer lugar, dada la insatisfacción
de una pulsión (que no encuentra un discurso adecuado para su expresión) se genera, en
el seno del hiato abierto por el silencio del sinsentido, una figura. En el análisis
psicoanalítico esta figura es representada como un fantasma onírico. En segundo lugar,
desde este espacio opaco e inaprensible emerge la conquista del trabajo artístico como
realización concreta de lo fantasmático. El psicoanálisis busca que el paciente construya
un discurso significativo a partir del fantasma. Lyotard sugiere que, como segunda
inversión, tomemos los materiales formales sensibles, y produzcamos un símil de la
figura-matriz.
encontramos entonces, al fin, un espesor, una opacidad. Supongo lo figural, que no sólo deconstruye el discurso, pero que también atenta contra la figura en tanto imagen reconocible. Y bajo este figural, la diferencia, no el trace simplemente, sino la presencia-ausencia [...] El principio de desorden, el empuje hacia el disfrute; no simplemente un intervalo cualquiera, sino la ruptura absoluta de cualquier equilibrio (DF, 328).
El arte no es el resultado de un proc esi.ie o. La excelencia de una obra de
arte no guarda una relación directa, como supone el psicoanálisis, con el nivel de
desorden psíquico de su creador. Lyotard sostiene que la función de una obra es mostrar
las transgresiones, los hiatos y los desplazamientos que provocan el sinsentido. En su
función crítica, el arte es la exhibición silenciosa (en tanto no es decible) de un orden
subvertido. En pocas palabras, la función del arte es permitir el sueño en vigilia.
En su crítica al discurso se deja ver el temor de Lyotard hacia una textualidad
que se apropie de todo el ámbito de la percepción. El discurso posee un carácter
conquistador en el sentido en que oblitera bajo la bandera de la coherencia cualquier uso
alternativo de la razón. De esta manera, se ve entronizada la conceptualización
exacerbada de la mundaneidad en detrimento del ámbito que Dicours, figure busc(
29
rescatar: la presentación prerreflexiva del sentido. En dicha obra, la reflexión sobre un
sinsentido a-significativo resulta fundamental para la crítica práctica de la ideología. La
propuesta se presenta en dos caras; primero, la de un desvío necesario para dicha crítica
y, segundo, la de una introducción a la interpretación figural de la realidad. De esta
forma, el interés por la teoría psicoanalítica del arte encuentra sentido. Porque la puesta
en evidencia del carácter común de las operaciones oníricas y creativas, constituye en sí
y por sí una tarea crítica.
¿Es posible entender los análisis del presente volumen como la presentflcación
de ese otro lugar intenso, el del arte moderno? La tarea de Discours, figure es asimilable
a la función de las tablas de un escenario teatral: en su encuentro con ellas, la mirada del
espectador choca contra una barrera que la detiene (si no la asesina) para reenviarla a sí
mismo como fuente de la visión. El trabajo artístico, en tanto se siente (eprouvé) y es
vivido (vecú), ¿será el encargado de conducirnos a una subjetividad no discursiva?
El arte, en su dimensión libidinal, parece oponerse al conjunto de significados
propuestos por el lenguaje. Producto de esta oposición se genera desorden (trouble) en
el espacio de las significaciones que remite a un acontecimiento (événement)
inesperado. El desafio será rastrear cómo este événement representará un problema,
acaso un desafio, para al saber entendido como el ejercicio de aprehensión cognitivo-
conceptual sistematizante.
Lyotard anuncia que bajo toda significación icónica, inmediatamente dada al
sentido por un espacio gráfico, subyace una materialidad plástica dada en un espacio
figural. Subrepticiamente, está operando una figura-matriz reveladora de una verdad. Su
voz puede ser entendida como el síntoma de un inconsciente político que parecería
querer gritar liberación, pero que sólo puede murmurar: ¡Resistance!
Segundo capítulo:
DE LO FIGURAL A LO SUBLIME
UNA ESTÉTICA FUGITIVA
31
En las obras que siguieron a Discours, figure, Lyotard desarrolló una teoría
estético-libidinal que lo conduciría, tras la redacción de La condition postmoderne
(1979), hacia un redescubrimiento de Kant. Puede reconocerse en el autor un recorrido
intelectual que va desde las investigaciones a lo largo de la década del ochenta hasta la
redacción de las Leçons sur l'Analytique du sublime (1991). En este capítulo, se
discriminarán los aspectos que prevalecen de la compleja "defensa del ojo" sostenida a
principios de los setenta. El objetivo aquí es poner de manifiesto cómo la obra de Kant y
su indagación sobre el juicio resultan determinantes para la teoría del arte que Lyotard
defiende.
Se evidenciará una modificación importante en la batería conceptual de Lyotard
en relación a Discours, figure. El interlocutor en este caso también parece ser otro dado
que sus trabajos ya no son una respuesta a ninguna otra corriente de pensamiento. En
sus ensayos de estética conjuntamente editados bajo el título Des dispositzfs pulsionnels
(1973), Lyotard adopta una posición que ya no es la de la denuncia. Sin embargo, se
entiende que este período sigue estando caracterizado por una filosofia disruptiva y con
frecuencia igualmente combativa que aquella que motivó Discours, figure. El impulso
intelectual de su teoría pulsional está signado por la irreverencia frente a toda noción
tradicional.
Abordaremos rápidamente algunas de las denominadas nociones estético-
libidinales tendiendo en cuenta que
[Des dispositfs pulsionnels] era mi libro perverso, el libro de malicia que todo el que escribe y piensa siente la tentación de hacer [...] comparado con el pecado supremo de las estructuras destructivas, podría considerar[se] una honorable ofrenda pecaminosa. (FE, 28-29)
Se analizarán, en primer término, dos ensayos: "Freud según Cézanne" (1971) y
"Adorno come diavolo" (1972). Se quiere mostrar de qué manera la teoría estética
(1971) de Adorno pervierte muchas de las ideas que Lyotard sostuvo desde la época en
32
e
que estaba relacionado con el teórico y psicoanalista Cornelius Castoriadis 23 . Teniendo
en cuenta que Lyotard "necesitaba una racionalidad más respetuosa de los diversos
aspectos del pensamiento, una racionalidad múltiple" (FE, 27), se verá en este capítulo
de qué manera se recuperan algunos pasajes de la obra kantiana, específicamente, de la
"analítica del juicio estético" de la Crítica del juicio.
En suma, el siguiente capítulo tiene como primer objetivo explicitar los rasgos
importantes de la concepción estético-libidinal en Des dispositfs pulsionneis. Luego, se
busca distinguir los aspectos generales de las diferentes teorías de lo sublime que
despiertan interés en Lyotard y que resultarán cruciales para el abandono de la estética
de Discours, figure. Finalmente, se recuperan las nociones centrales de la Crítica del
juicio para sentar las bases de la lectura de las Leçons sur 1 'Analytique du sublime.
Se trabajarán pasajes de la obra Peregrinaciones (1988) donde el autor realiza
un análisis crítico de su propio pensamiento. También se utilizarán los artículos escritos
entre 1983 y 1987 reunidos bajo el título Lo inhumano (1988) que permitirán poner luz
sobre algunas nociones importantes y no sistematizadas por Lyotard. El propósito es
hacer explícito el tránsito de un análisis psicoanalítico hacia otro que recupera la noción
de lo sublime para pensar el arte en la actualidad. La hipótesis que guía los apartados
que siguen es que existe un vínculo entre Discours, figure y las Leçons sur 1 'Analytique
du sublime. Sin embargo, esta conjetura será puesta plenamente en juego en el siguiente
capítulo. Allí, se formulará la pregunta sobre el vínculo entre lo figural, la estética
libidinal y lo sublime para dar cuenta del compromiso subyacente de una estética en
principio heterogénea.
23 Cornelius Castoriadis (1922-1997), filósofo y psicoanalista co-fundador del grupo y la revista Socialismo o Barbarie. Se destaca, en numerosas publicaciones de análisis social, la obra L 'institution imaginaire de la société (1975).
33
1. LA ESTÉTICA LIBIDINAL COMO DISPOSITIVO
PULSIONAL
En el prólogo a la re-edición de Des dispositfs pulsionneis —"Opinión de diluvio" (Avis
de déluge), redactado en 1993—, Lyotard ofrece una mirada retrospectiva a las ideas que
dominaban sus producciones en la década del setenta 24 .
Es interesante ver cómo, siguiendo a la teoría freudiana, se considera al cuerpo
humano "como una máquina programada para transformar la energía en vistas de
optimizar sus relaciones (rapports) con el medio" (DP, 9). Los artículos que veremos a
continuación están atravesados por esta representación de lo psíquico como una
máquina de optimización de recursos. En este sentido, el arte (jintura, obras de teatro,
literatura, etc.) opera como un "transformador de energías", esto es, como un dispositivo
capaz de redireccionar la inversión de energías en una nueva dirección. Como una
perturbación, la obra invierte "intensamente" en nuevas afecciones. En este apartado, el
objetivo es hacer notar que Des dispositfs pulsionneis sigue con la premisa de revelar,
mediante el ojo, una figura-matriz que de alguna manera opera en el seno del
inconsciente.
24 En todo momento, Lyotard supone la lectura y el conocimiento de las categorías freudianas "pulsional" y "dispositivo". Así, conviene establecer lo que entiende Freud por una y otra. La siguiente cita podría ser útil como aclaración preliminar de dos conceptos sin duda más complejos: "Una pulsión sería, pues, una tendencia propia de lo orgánico vivo a la reconstrucción de un estado anterior, que lo animado tuvo que abandonar bajo el influjo de fuerzas exteriores, perturbadoras; una especie de elasticidad orgánica, o, si se quiere, la manifestación de la inercia en la vida orgánica [ ... ] La carencia de un dispositivo protector contra las excitaciones procedentes del interior de la capa cortical receptora de las mismas tiene por consecuencia que tales excitaciones entrañen máxima importancia económica y den frecuente ocasión a perturbaciones económicas, equivalentes a las neurosis traumáticas. Las más ricas fuentes de tal excitación interior son los llamados instintos del organismo, que son los representantes de todas las actuaciones de energía procedentes del interior del cuerpo y transferidas al aparato psíquico, y constituyen el elemento más importante y oscuro de la investigación psicológica". S. Freud, Más allá del principio del placer, ed. Pérez Galdós, Barcelona, 2002, traducción Luis López Ballesteros, pp. 26-27. En la teoría freudiana, la labor primaria de todo aparato anímico consiste en redireccionar toda excitación producida por estímulos externos hacia, o para, la reproducción de estados anímicos placenteros anteriores. Si bien existen reservas acerca de la posibilidad de acceder a la comprensión de los denominados instintos del organismo, se afirma la existencia de una naturaleza inherentemente conservadora del ser vivo. Freud plantea la existencia de una necesidad de repetir un estado perdido, originario y simbólicamente igualado al ideal (compulsión de repetición). Las pulsiones primarias de todo organismo vivo funcionarían como un dispositivo con tendencia a la repetición como reflejo condicionado por las fuerzas perturbadoras externas.
34
Vale la pena recordar que con Discours, figure, Lyotard cree haber satisfecho
una necesidad inminente, a saber, la de paliar una situación de emergencia para la
belleza y el sentimiento. Ambas estaban sujetas al riesgo de desaparecer, de acuerdo
como fue explicitado en el primer capítulo del presente trabajo, producto de la
preferencia imperial dada al sistema del concepto. Los artículos que se analizan a
continuación ponen en evidencia la necesidad de expresar, ahora una estética afirmativa
que çtiende su potencial crítico hasta la sociedad (capitalista) y que permitan proponer
algo frente al final de los tiempos 25 .
En el artículo "Freud según Cézarme" (1971), se desarrollan algunas de las
implicaciones de la nueva teoría estético-libidinal. Se afirma que existe en la obra de
Cézanne una ruptura pictórica con un espacio moderno que, de acuerdo con Lyotard,
había comenzado desde el Quattrocento italiano. Mientras que la característica principal
de aquel período era la obsesión por la representación, lo que se experimenta a fines del
siglo XIX es precisamente la crítica de esa representación. Lyotard interpreta que en la
obra del pintor francés opera un cambio radical que pone de manifiesto un principio de
des-representación (déréprésentation). Cézaime es considerado el responsable de
permitir el advenimiento del denominado "acontecimiento figurativo" (DF, 17). Hay
que recordar que el acontecimiento (événement) anuncia la apertura de un espacio
figural, el espacio del sinsentido.
Utilizando las categorías de Discours, figure, se puede afirmar que las obras de
Cézanne dan lugar a un regodeo visual. Esta rejouissance permite abandonar toda
representación conceptual, entendida como el mecanismo de aprehensión tradicional.
En este sentido, se afirma que la obra "des-realiza la realidad" (DP, 74) y propone una
25 "El final de la historia ahora significa que la humanidad se prepara [después de 19681 para salir del tiempo histórico para entrar de nuevo en el tiempo del mito, el olvido del pasado. [.] La filosofia debe abandonar la antigua máscara que llevaba en el reino de la verdad única y vestirse con una máscara pagana, politeísta" V. Descombes, Lo mismo y lo otro: 45 años de filosofia francesa, Cátedra, Madrid, 1998, traducción Elena Benarroch, p. 240.
35
incertidumbre formal que atenta contra la lógica de apropiación capitalista. a ie
¿Dónde radica el componente subversivo del cuadro?
Lyotard sostiene que existe una "incertidumbre plástica" que debe ser entendida jk
como un rechazo (le refus). Ella consiste en la negativa del cuadro a ser incorporado a la
lógica del intercambio y de la conmensurabilidad racional. En "Freud según Cézanne"
se sostiene que con el pintor francés el cuadro abandona su posición de símbolo
representacional y pierde toda moraleja o mensaje. En otras palabras, el arte ya no vale
más que como objeto que destruye cualquier ley unitaria de y para la apreciación
sensible. Con la pintura posimpresionista opera un principio de dispersión que tiende a
disipar toda ilusión representativa. En lugar de tal ilusión, el cuadro adquiere una "doble
dimensión: de carencia originaria, y de trabajo de desplazamiento continuo de las
figuras y los procedimientos plásticos" (DP, 82). En un artículo llamado
La pintura conquistó sus cartas de nobleza, se la incluyó entre las Bellas Artes y se le reconocieron derechos casi principescos durante el Quattrocento. Desde entonces, y a lo largo de varios años, contribuyó por su parte al cumplimiento del programa metafisico y político de organización de lo visual y lo social. (IH, 124)
El Quattrocento había sido testigo del nacimiento del artista genio, del taller del
maestro y de la categoría de autor, aunque siempre depnenteuninterés
comunicacional circundante 26 . Cézanne se hace portavoz de u que el
cuadro valga como un objeto absoluto, liberado de cualquier relación transferencial,
indiferente del orden relaci ti'vosolarmneeneoreneoenergeico,en el
26 dos frases: i) Ninguna obra de arte debe describirse ni explicarse con el empleo de las categorías de la comunicación, u) en verdad, el gusto podría definirse por la facultad de juzgar lo que hace que nuestro sentimiento, procedente de una representación dada, sea universalmente comunicable sin la mediación de un concepto. La primera es de Theodor Adorno (Théorie esthétique), la segunda de Kant (Critique de la faculté dejuger)" J.-F. Lyotard, en "Algo así como: comunicación., sin comunicación", Lo inhumano, charlas sobre el tiempo, Manantial, Buenos Aires, 1998, traducción Horacio Pons, p. III. El interés por una comunicación no conceptual será de vital importancia para entender la razón por la cual se reciiiIa obra de Kant. En este
adlYás, se anuncian algunas de las preocupaciones que empiezan a ingresar al pensamiento pulsional. Más adelante se verá la posición que mantiene Lyotard tanto con Adorno como con Kant.
36
silencio del cuerpo" (DP, 87). Esta dimensión autónoma que adquiere el arte para sí —y
la apertura del espacio figural que supone— da lugar a la posibilidad de lograr una
captación fiel del acontecimiento de lo figural. Hay que recordar que la dimensión
libidinal de lo figural se opone al lenguaje articulado y genera un desorden que remite al
acontecimiento repentino.
Es importante distinguir que el acontecimiento pone de manifiesto el sucede
(qu 'ji arrive)27 del tiempo como algo que le ocurre a alguien. Esta ocurrencia
(occurrence) pone de manifiesto la necesidad que existe para Lyotard de profundizar las
reflexiones en relación al tiempo. Para ello, es importante tener en mente lo dicho sobre
el concepto de acontecimiento en Djscours, figure. En el siguiente capítulo se verá de
qué modo esta mostracjón del acontecimiento será también posible en la pintura
contemporánea. Lyotard ve en las obras polimorfas de Barnett Newman o Jacques
Monory el referente de unaQibido conmutablO, esto es, una líbido capaz de subvertir
las inversiones de energía.
Por el momento, resulta conveniente tener en cuenta que el proyecto de una
teoría estético-libidinal encuentra limitaciones. Estos inconvenientes serán admitidos
más adelante por el mismo Lyotard. En una entrevista, afirma que la estética libidinal
fue un momento "malintencionado":
en el fondo es un libro de desesperanza. Esa especie de grito imposible que esconde de histrionismo, refleja también
JÍ
lecra de Nietzsche. Es ciertamente un libro de decepción y de insa pr'funda. Lo que quiero decir podría resumirse así: "todo esta bien do sta mal" 28 .
27 Arriver refiere, entr cados, tanto a un suceder temporal (como aquello que sobreviene a un acontecimiento) como r espacial (como aquello que es desplazado hacia nosotros y que "nos llega"). El acontecimi er entendido como algo que le llega a un sujeto que se muestra incapaz de tomar una posició o negativa sobre el hecho de que el suceder tiene tiempo. Existe un
\aspecto afectivo poal esta expuesto el yo.
del control frente a lo figural. El imiento pone de anito llteridad
ISIP'" 8Teresa Otañe, "Entrevista con Jean-François Lyotard (París, 13/12/1986)", Revista defilosofia META
(Universidad Complutense, Madrid), Vol. 1, nro, 2, Mayo 1987, p. 2. http://serhal.pntic.mcc.es/aparterei (último acceso 15/03/2010).
rJ2)
37
A partir de diagnósticos como este puede entenderse la explícita distancia en relación a
Adorno. El "todo está mal" está vinculado a la manera en que se asimila la estética del
"marxismo de Francfort". En "Adorno come diavolo" (1972), Lyotard pone de
manifiesto su lectura de la Teoría estética. El artículo sostiene que el pesimismo
radicalizado de la obra de Adorno es lo que conduce a postular una dialéctica negativa
de la emancipación. Lyotard afirma que esta dialéctica negativa se construye a partir de
la entronización de la creatividad artística:
El arte [en el que piensa Adorno] es una especie de Cristo en su función denunciadora. En cuanto a la redención efectiva, esta función se halla más alejada en la cronología, y debe estarlo. El arte no debe reconciliar; su fuerza consiste, en mantener su nihilismo, asumirló, y así manifestarlo [...] Adorno alimenta un símil (un semblable) de marxismoenteramente eplegado en un cristianismo des-mitologizado. (DF, 100)
La tesis del artículo es que el objetivo de la Teoría estética es únicamente la
determinación y la profundización de la distancia que media entre el pensamiento que
identifica al objeto con el sujeto y la no disolubilidad de lo concreto en él 29 . La función
del arte queda supeditada a la denuncia implícita de las condiciones materiales de
existencia. Esto plantea un problema, ¿dónde radica el componente revolucionario?
Aunque en Des dispositfs pulsionneis, se estima que la obra de Adorno denuncia
abiertamente las condiciones de producción capitalistas, a los ojos de Lyotard, el
pensamiento de Frankfurt parece conducirnos indefectiblemente a un pensamiento que
se oblitera como tal. Una autonomía radicalizada del arte llevaría, de acuerdo con el
artículo, a una irracionalidad estética representada por el arte como reducto para la
contestación. Lyotard considera que este reducto jamás alcanza una relación con el
receptor e imposibilita así cualquier tipo de vínculo afectivo. Si bien se abandona el
29 Sin embargo, se puede afirnar que la críaca en la que está pensando Adorno tiene que proponer una disonancia que muestre los quiebres y los lugares de represión como herramienta crítica de disolución de las categorías tradicionales. En este sentido, es posible afirmar que Adorno plantea una teoría estetizada y no tanto un teoría sobre estética (Áesthetische Theorie permite ambas traducciones). En este sentido, el objetivo es provocar tensión, inadecuación, incomodidad (así como lo hacen los artistas por los que Adorno propugna) para poner de manifiesto la relación concreta que existe, en la obra, entre arte y sociedad.
plano de la expresividad subjetiva, no puede negarse que en la obra autónoma radica un
componente comunicativo. ¿Qué es lo que comunica? La nostalgia de un dios imposible
y la angustia de una totalidad perdida.
La obra de Adorno, como la de Mann y Schóenberg, está signada por la nostalgia. El diablo es la nostalgia de Dios, Dios imposible, por ende posible justamenteiño dios (DP, 107).
La Teoría estética es entendida como una negatividad rota (en panne), ya que su
propuesta fragmentaria, lleva "en su forma, la perdida de la totalidad" (DF, 111). En
palabras de Lyotard, el marxismo de Adorno está inhibido por una teología laica
(theólogie larque).
La pr mática de Adorno pertenece a un dispositivo libidinal, el de una r isión ediante el sacrificio, el de un martirio, el de la paradoja de la fe; la
tanto más verdadera cuanto menos acogida por el mundo lienadq,(DP, 103)
De acuerdo con esta visión, Adorno consideraría que para que se produzca la
emergencia de la falsedad habrá que esperar. Por ello propone lo que se ha denominado
una filosofia o estrategia de invernada30 . El pesimismo adorniano, afirma Lyotard, se
compensa depositando las esperanzas en perspectivas mesiánicas sobre el mundo 31 .
30 Expresión utilizada para referirse a la ética adorniana. Ver J. Habermas, "Crítica concientizadora o crítica salvadora" en Perfiles filosóficos políticos, Taurus, 1972, traducción Manuel Jiménez Redondo, p. 313. 31 Sin embargo, la experiencia estética en la que está pensando Adorno es al mismo tiempo pasible de "sufrir" transformaciones inherentes e inmanentes a sí misma que implican una subversión de la función externa, transformándola en crítica inmediata. Así se construye el concepto de mimesis no-represen tacional, que proporciona imágenes estructurales del mundo más que reproducciones pictóricas o descriptivas. Vale recordar que la propuesta de Adorno es abogar hacia un arte capaz de producir una mimesis de este tipo: mimética respecto del mundo porque trabaja con sus materiales, pero sin representarlos sino más bien dislocándolos, alterándolos, reconfigurándolos. Adorno postula para el artista (vinculado más con el artesano que con el genio creador), un trabajo con los materiales, sin pensar en la semántica que estos elementos poseen. No hay que considerar que esto supone a-historizar los materiales y negar sus propias condiciones de producción. Al contrario, el concepto de mimesis no-represen tacional no agota su universo de acción en una instancia exógena al concepto de racionalidad, configurándose como un complemento recesivo. Más bién, el trabajo del artista con los materiales supone ejercitar el abandono del trabajo con el signo. Al mismo tiempo, no se puede desconocer la potencialidad de todo objeto para erigirse como objeto estético significante para otro (ain dentro del ámbito de la racionalidad dominante). El pensador estético no ve en la obra de arte un receptáculo en donde depositar categorías mentales, conceptos abstractos o reflejos de la "realidad circundante", sino que muestra, críticamente, la inadecuación de la realidad en la obra: ". . . las obras de arte son los representantes de esas cosas no corrompidas por el intercambio, de cuanto no\ ha sido producto del lucro y de la falsa conciencia de una humanidad deshonrada". Citado por E. Gutiérrez, en Indagaciones estéticas, Altamira, Buenos Aires, 2004, Pág. 51
39
El dispositivo de una "teoría estetizada", esto es, el de un "libro de artista" (DF, 18),
está des nverti D ésinvesti). Esto quiere decir que su propuesta revolucionaria no 171—
subvierte en nada el tránsito energético ordinario. En pocas palabras, la de Adorno es
una estética que no permite el redireccionamiento de energías ya que ha cedido su
capacidad transformadora.
Lyotard afirma que Adorno se dirige a un público que todavía piensa en
términos de un sujeto individual, esto quiere decir que la categoría de sujeto permanece
no-criticada (incritiquée). Pero el filósofo francés está pensando en una sociedad regida,
temporalmente, por la circulación de energía liberada. En sus palabras:
Ya no se trata del tiempo que una comunidad humana tiJ deja de tener a su - disposición [...] es más bien el tiempo73e una sociedad vive, cambia,
crece, decae y altera sus propias condicioné(PE, 42)
Por eso la verdaderá crítica de las condiciones de existencia y del arte burgués consiste
en un "desplazamiento [temporal] de las inversiones libidinales". (DP, 111) En este
sentido, estos trabajos empiezan a poner en juego la presencia de un tiempo que debe ser
re-pensado. Existe una concepción del tiempo que aquí aparece1 detonante e
una reflexión que busca superar "el quiebre despiadado que se deriva de la Teoría
estética" (DF, 19). En un artículo titulado "El tiempo hoy" (1987), se afirma que:
Que algo suceda, la ocurrencia, significa que el espíritu está desapropiado. La expresión "sucede que..." [i1 arrive que ... ] es la fórmula misma del no dominio de sí sobre sí mismo. El acontecimiento hace al sí mismo incapaz de to -lo guees. Da testimonio de que Ftmismo es esencialmente pasible de una alteridad recurrente. (IH, 66)
Vale decir que el objetivo filosófico de Lyotard no es, empero, ofrecer una teoría del
tiempo sino sólo "aislar algunas modalidades en que la modernidad aborda la condición
temporal" (IH, 66). Es preciso repetir que aquí sólo se anuncian estos problemas de
forma tangencial. Los mismos encontrarán una mejor respuesta en el siguiente capítulo
40
cuando se incluyan algunas de las conclusiones que se establecen a partir de La
condición postmoderna (1979).
Siguiendo con la crítica a Adorno, se puede afirmar que al igual que en
Discours, figure, Lyotard trata de minar las teorías que buscan postular la idea de una
estructura sólida, parecida a un Yo, tras las expresiones artísticas. En contraposición,
quiere dar cuenta de una "intensidad" que, según cree, resulta indispensable para pensar
la captación de cualquier expresión artística. Esta "intensidad" está vinculada a la idea
de un "libre desplazamiento" que resulta relevante para el conjunto de la sociedad.
En este marco, la propuesta de Adorno será considerada como tributaria de una
connivencia entre capital y vanguardia. Teoría estética busca disputarle el público y la
capacidad de expansión como concepción del arte y de la culturaodo de producción
cjtalista. Así, de acuerdo a Lyotard, se corre el riesgo de someterse indefectiblemente
a la temporalidad tecnocientifica 32 del capitalismo. Esto provoca que la obra refleje el
mercado, y no el acontecimiento de lo figural. Con todo, Lyotard cree que las
expresiones artísticas resultan siempre inmunes, en última instancia, a la influencia del
capitalismo.
El tiempo es lo que hace desaparecer una nube ["nube" es sinónimo de pensamiento] después de que pensáramos que la conocíamos correctamente y lo que obliga al pensamiento a comenzar de nuevo una nueva investigación, que incluye la anamnesis de las dilucidaciones anteriores (PE, 21).
El acontecimiento de lo figural en el arte pone de manifiesto la incapacidad de conocer
absolutamente lo que hay. La obra de arte, en este sentido, insinúa una alteridad
recurrente. Para Lyotard esto no debe conducir a un escepticismo radical. Lo figural
inspira una filosofia (una tarea del pensar) que no se piense a sí misma como teo-
teleológica. Lyotard imagina una filosofía que "de cuenta de. . .", y que abandone tanto
32 Lyotard entiende que estamos en una época caracterizada por la búsqueda constante de la novedad. Puede afirmarse que Lyotard está pensando en la época tecnocient(ficas de Heidegger tal y como es expuesta en Serenidad, del Serbal, Barcelona, 1988, traducción Yves Zimmerman.
Or. 9,1
1, vi" e,
5y IN
41
el afán por construir edificios de conocimiento como "la ilusión de que somos capaces
de programar nuestra vida. [Esto] forma parte de una antigua fidelidad a algo parecido
al destino..." (PE, 15). En pocas palabras, la filosofia debe estudiar los pensamientos
sin concebirlas como objetos fijos 33 .
Resumiendo, la función del arte en Adorno es concebida como la puesta en
evidencia de la otra sociedad negada por las condiciones presentes. Por su parte,
Lyotard considera reaccionario o reactivo protestar contra el estado del mundo o, si se quiere contra el capitalismo. No se trata en absoluto de reprochar a este capitalismo el ser cínico, o cruel; muy al contrario hay que acelerar esta
tener más tendencia. El ca la ''l'•d[ .1 He aquí noblyjas sano: acion aun mas
cómo se programa üe un
una superación de Adorno que, en sus palabras, significaría pasar de un
ihilismo vergonzoso a un nihilismo expuesto (affiché)" (DF, 106). Podría decirse,
siguiendo a Nietzsche, que mientras Teoría estética propone una filosofia del martillo,
Des dispositfspulsionnels apunta a una filosofia del riesgo 35 .
En este sentido, vale la pena volver a la Dérive a partir de Marx et Freud y
recordar que en su artículo "Espacio plástico, espacio político" (1970), Lyotard afirma
que los artistas deben adoptar una posición estético-crítica en sus indagaciones
pulsionales (double renversement). Artistas como Kazimir Malevich (1878-1935) o
Lazar Lissitsky (1890-1941) representan el antiarte (DE, 160); sus obras son una
33 "Jean-François Lyotard: ¿Cuál es la tarea del pensar? La tarea del pensar es pensar". Teresa Otañe, 'Entrevista con Jean-François Lyotard" (París, 13/12/1986), op. cit. p7.
V. Descombes, Lo mismo y lo otro, op. cit., p. 236. 35 Nietzsche constata en Así habló Zarathustra que Dios se ha ido transformando a lo largo de la historia en diferentes conceptos. Esto pone de manifiesto que existe una necesidad de destruir a Dios a golpes de martillo: el nihilismo integral. Este tipo de nihilismo constituye el pensamiento del mismo Nietzsche entre los años 1878 y 1883. En esa épocá escribe obras como Humano, demasiado humano (1878), Aurora (1881) y ciencia jovial (1882). Tras escribir el Zarathustra vuelve a obras como Ecce homo (1888) y hasta ese año persiste en la necesidad de desarrollar su "filosofia del martillo" y "arrancarle las máscaras a toda la filosofia anterior". Con el tiempo, Nietzsche comienza a pensar que el pesimismo de la pura destrucción podría llegar a erigir la tarea destructiva como un nuevo dogma. Por eso, se plantea la idea de un nihilismo futuro en donde el "filósofo artista" será un creador; el hombre que piensa la filosofia como una tarea de creación. ¿Creación de qué? De categorías, de conceptos, pero siempre entendidos como ficciones provisorias. Emerge una idea de perspectivismo filosófico que por eso no puede ser asumido como una filosofía árkhica, dado que se sabe ficción y dependiente del momento epocal y de las circunstancias particulares. Puede verse que la estética libidinal que propone Lyotard se enmarca en este proyecto de perspectivismo filosófico an-árkhico en la medida en que busca establecer un léxico nuevo para categorizar su "ficción provisoria".
42
inversión crítica que permite un desplazamiento libidinal en tanto no forman parte de
una vanguardia política. Lo importante de ellos es que
Nos dan, tanto a artistas como a políticos, la posibilidad de pensar sobre un estética crítica, una estética de la pulsión de muerte 36 en su relación con la crítica revolucionaria (DE, 161).
Volviendo a la "filosofia del riesgo", Lyotard considera que para lograr esa estética
crítica es indispensable reconstruir el "tema kantiano de lo sublime" 37 . El "caso límite
de lo sublime"38 en la obra kantiana permitirá dar cuenta de una disonancia importante
en el seno del pensamiento de la estética libidinal. Ahora bien, ¿Cómo debe
interpretarse lo sublime?
Lyotard anuncia: "Que aquí y ahora haya este cuadro y no más bien nada, eso es
lo sublime" (IH, 98). Sin embargo, unas líneas después afirma:
Lo sublime no se enseña, la didáctica es impotente a su respecto; no está ligado a reglas susceptibles de determinarse por una poética; sólo exige que el lector o el oyente tenga comprensión, gusto y que "sienta lo que todo el mundo siente primeramente" (IH, 101)
36 Vale recordar que en la obra de Freud la vida es el resultado de la desviación del camino vital originario (la muerte) de toda sustancia orgánica. Nuestras pulsiones conservadoras se aplican fielmente a la reproducción de fenómenos vitales que se vieron modificados por cambios en la "historia evolutiva de la Tierra y de sus relaciones con el Sol". No existe pulsión de perfeccionamiento alguna en la perspectiva psicoanalítica; únicamente, tal vez, represión, suplantación, desalojo y/o sublimación de pulsiones, "proceso al que se debe lo más valioso de la civilización humana" Freud, 5., Más allá del principio del placer, op. cit., p. 31. Sin embargo, ¿se debe pensar entonces que no hay nada que hacer en relación a los malestares psíquicos, dado que éstos encuentran su causa y su necesidad en una fortuita cadena evolutiva en la que el sujeto es recapitulador, mantenedor y constructor? ¿Esto significa que el presente emerge como una consecuencia precisa e inevitable con respecto a los acontecimientos del pasado? En Recordar, repetir y reelaborar (1914) Freud ofrece una clave para entender su posición frente a este dilema al afirmar que: "la condición de enfermo del analizado no puede cesar con el comienzo de su análisis, y que no debemos tratar su enfermedad como un episodio histórico, sino como un poder actual" Freud, 5., Recordar, repetir y reelaborar, Pérez Galdós, Barcelona, 2002, traducción Luis López Ballesteros, p153. Esta idea de reelaborar el pasado es retomada por Lyotard en su artículo "Reescribir la modernidad" (1986), para explicitar la tarea crítica de los historiadores de las ideas. Ver J.F. Lyotard en Lo inhumano, charlas sobre el tiempo, op. cit., p. 33. 37 "veo una modulación muy anterior al perspectivismo nietzscheano en el tema kantiano de lo sublime. Pienso, en particular, que en la estética de lo sublime encuentra el arte moderno (incluyendo la literatura) su fuente, y la lógica de las vanguardias sus axiomas". J.-F. Lyotard en "Respuesta a la pregunta, ¿qué es lo ostmoderno?", Lapostmodernidad (explicada a los niños), Gedisa, Barcelona, 1996, p. 20.
8 T. Huhn, "Lessons on the Analytic of the Sublime by Jean-Francois Lyotard", The Journal ofAesthetics and Art Criticism (Blackwell Publishing) Vol. 53, nro. 1, Invierno 1995, p. 90: (último acceso: 15.04.20 10)
43
Si lo sublime no se enseña, ¿qué puede decirse de ese sentimiento? ¿Qué significa que
el sujeto debe tener "comprensión y gusto"? ¿Cómo dar cuenta de "lo que todo el
mundo siente"? Para responder a estas preguntas, es necesario revisar primer6 algunas
de las nociones tradicionales de lo sublime. Posteriormente, se ingresará en la
concepción kantiana de lo sublime de la Crítica del juicio.
II. EL TEMA DE LO SUBLIME
En la actualidad, la noción "estética de lo sublime" ha sido objeto de interés por parte de
numerosos autores 39 . Con el objetivo de justificar que, como afirma Lyotard, "la
problemática [de lo sublime] domina de forma suprema sobre la cuestión de las artes
hoy en día" (FE, 64), nos preguntaremos ¿puede asignársele un significado unívoco a lo
sublime? ¿En qué sentido se habla de un sentimiento (de lo) sublime? ¿En qué medida
puede ser considerado una categoría estética?
Antes que nada, es necesario distinguir, como lo indica Guy Sircello 40, que el
tema de lo sublime ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de la historia del
pensamiento occidental.
En el caso de Longino, la antigua traducción de finales del siglo XVII, le atribuía a lo sublime un destino vinculado a alguna forma de arte, en particular, una forma de escritura que manifestaba ciertas características que producían particulares efectos en los lectores 41 .
De acuerdo a lo afirmado por Lyotard en "Lo sublime y la vanguardia" (1983), el
establecimiento del vínculo entre lo sublime y el arte es propio de la reflexión sobre de
los siglos XVII y XVIII. Lo que se juega en este clima de reflexión teológica es, de
acuerdo al artículo, el estatuto de las obras de arte. ¿Qué quiere decir esto? Las obras de
39 Véase: Jane Forsey, "Is a Theory of the Sublime Possible?", The Journal ofAesthetics andArt Criticism (American Society for Aesthetics) año 64, Vol. 4, Otoño 2007, p. 389. 40 Guy Sircello, "How isa Theory of the Sublime Possible?", The Journal ofAesthetics andArt Criticism, (American Society for Aesthetics) año 51, Vol. 4, Otoño 1993
Op. cit, p. 541
44
arte empiezan a ser evaluadas en función de sus efectos. Una obra lograda (o verdadera)
será aquella que logre representar la "inconmensurabilidad del pensamiento con el
mundo real" (IH, 100). Lyotard afirma que lo que primó en aquel entonces fue la idea
de un arte vinculado a la tekné en donde la finalidad consistía en enaltecer al hombre y
su glorificación. La obra de Baumgarten (1714-1762) plantea una disciplina que "sigue
siendo tributaria de una relación conceptualmente determinada de la obra de arte" (IH,
102). Es precisamente contra aquella_"ajja"ue_xeaccioi.a el moderno concepto de
lo sublime.
Mas adelante en el tiempo, según afirma Lyotard, se puede ver que la noción de
lo sublime empieza estar ligado a la naturaleza. Los poetas, escritores y filósofos del
siglo XIX pensarán en lo sublime como alguna forma de ver lo natural o, inclusive,
como lo natural mismo. Los autores de la Ilustración, luego, hablarán de lo sublime
natural como una categoría descriptiva frente al espectáculo de la naturaleza. De
acuerdo a Saint Simon42 , lo que maravillaba a los pensadores de aquel entonces es la
inconmensurabilidad que muestra lo natural.
Es importante destacar que desde esta perspectiva sublime también emerge, por
carácter transitivo, un nuevo lugar reservado para el hombre. En este marco, empieza a
hacerse evidente un cambio gnoseológico; algunos comienzan a ver con incredulidad
los intentos de describir la naturaleza como un objeto que está ahí aguarda ser
descubierto. Las ideas de una naturaleza medible y controlable, sobre la cual se pueden
discriminar causas y efectos mediante la fragmentación y la experimentación empiezan
a ponerse en duda 43 .
42 B. Saint Simon, Lo Sublime, Machado, Madrid, 2008. 43 Para entender el cambio en la conceptualización de la naturaleza en autores como Dennis, Burke o el propio Kant, es importante tener en cuenta la visión que tenían algunos pensadores anteriores. En el Novum Organum (1620), Francis Bacon (1561-1626) expresa muchas de las ideas de la Modernidad temprana que cree en el dominio sobre la naturaleza: "3. la ciencia del hombre es la medida de su potencia, porque ignorar la causa es no poder producir el efecto. No se triunfa de la naturaleza sino obedeciéndola, y lo que en la especulación lleva el nombre de causa conviértese en regla en la práctica [.] 129. si se objeta que las ciencias y las artes dan
45
Por otra parte, comienzan a abrirse paso concepciones que buscan aprehender
los fenómenos mundanos bajo la idea de una totalidad paradójicamente inaprehensible.
La naturaleza es vista como una totalidad a la cual el hombre pertenece pero que, sin
embargo, es incognoscible. Saint Simon afirma que esta transformación de las
concepciones del hombre acerca de la naturaleza encuentra su explicación en la
denominada ampliación gnoseológica de la sensibilidad humana. En su obra, se
argumenta que la revolución copernicana44 posiciona la vida del hombre en un nuevo
mundo caracterizado por la profundidad insondable del espacio sideral.
Es necesario distinguir, de acuerdo con Guy Sircello 45 , tres rasgos comunes a
todas las caracterizaciones del sentimiento de lo sublime: 1) Lo sublime "estresa"
(stress) las limitaciones de las capacidades humanas, 2) insinúa que hay algo más allá
de las fronteras del mundo circundante que no está del todo comprendido, y 3) en tanto
supera al entendimiento, maravilla al hombre.
Vivimos en lo sublime cuando no hay, finalmente, ningún sostén racional o imaginativo de donde aferrarse, cuando la única respuesta correcta puede ser «Silencio como un océano, incalculable, dimensional» 46 .
En este sentido, uno de los objetivos de la obra de Lyotard será mostrar de qué manera
la superación de nuestras facultades cognoscitivas supone, en alguna medida, trascender
esas mismas limitaciones. Así, el sentimiento sublime del que se habla en las Leçons sur
1 'analytique du sublime tampoco será pasible de ser considerado como un "pensamiento
por imágenes". No existe posibilidad de pensar el sentimiento sublime como una
frecuentemente armas a los malos intentos y a las pasiones perversas, nadie se preocupará gran cosa de ello. Otro tanto puede decirse de los bienes del mundo, el talento, el valor, las fuerzas, la belleza, las riquezas, la misma luz y otras. Que el género humano recobre su imperio sobre la naturaleza, que por don divino le pertenece; la recta razón y una sana religión sabrán regular su uso". F. Bacon, Novum Organum, aforismos sobre la interpretación de la naturaleza y el reino del hombre, Fontanella, Buenos Aires, 1984, traducción Cristóbal Litrán, L. 1, parágrafos 3 y 129, pp. 27 y 81 respectivamente. 44 "[Copérnico], viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba a su alrededor, probó si no obtenía mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo". 1. Kant, "Prólogo de la segunda edición" (1787), Crítica de la razón pura, Pérez Galdós, Barcelon, 2004, p20, [BXVII], traducción Pedro Ribas. 45 Guy Sircello, "How is a Theory of the Sublime Possible?", op.cit. 543 46 Op. cit, p. 544
46
manifestación discursiva (ética, política, cognoscitiva, etc.). Se verá, empero, que hay
algo así como una comunicación no conceptual o sensus communis.
Por ahora es importante tener en cuenta que el sentimiento sublime evoca un
mundo incomprensible. Este nuevo mundo provoca inseguridad en el hombre dado que
se ve a sí mismo formando parte de un universo a-referencial y, por ende, abismal. A
partir de la denominada "noche sideral", Edmund Burke (1729-1797) recupera el
concepto de lo sublime tal como lo trabajó Nicolas Boileau. El objetivo del primero era
dar cuenta del sentimiento que provoca en el hombre la constatación de la
inconmensurabilidad del mundo. En sus indagaciones, lo sublime es caracterizado como
aquello que provoca una fuerte impresión en la mente. Las impresiones, derivadas de
los sentidos, motivan ideas. Así, ¿qué efectos sobrevienen de estas impresiones?
Burke sostiene que frente a la oscuridad, nuestras facultades quedan suspendidas
con un grado de asombro tal que deja expuesto lo espantoso. Lo sublime no es, por
tanto, algo producido por nuestro pensamiento sino más bien algo por lo cual éste se ve
arrebatado y absorbido. Esto es lo que Lyotard llama el "pathos de lo sublime, a
diferencia del calmo sentimiento de lo bello" (IH, 103). En su artículo "Lo sublime y la
vanguardia" (1983), existe un especial énfasis en rescatar esta dimensión de amenaza
que busca expresar la estética de Burke. Lyotard observa que
.los terrores están vinculados a privaciones: privación de la luz, terror a las tinieblas; privación del prójimo, terror a la soledad; privación del lenguaje, terror al silencio; privación de la vida, terror a la muerte. Lo que aterroriza es que el sucede no suceda, deje de suceder [ ... ] para Burke, lo sublime ya no es cuestión de elevación sino de intensificación" (IH, 104).
En dicho artículo se afirma que la "fuerza aterradora" es, al mismo tiempo,
irresistiblemente seductora. Es posible transformarla en placer mediante el arte dado que
como expresión humana, la amenaza natural permanece allí "suspendida". Una vez
47
alejada la amenazada, es posible que el arte procure deleite al alma que se entrega a esta
experiencia abismal controlada.
Existe, empero, una limitación importante en el arte pictórico del siglo XVII
dado que éste se sostiene sobre el modelo de representación figurativa, tal y como se
afirma en "Freud según Cézanne". Por eso es importante la estética de Burke que
"indica un mundo de posibilidades de experimentación artística" (IH, 105). La idea de
que se puede presentar ese algo terrorífico invita a los artistas a pensar nuevas formas
—de acuerdo a los materiales propios de su disciplina— para provocar esos efectos
inten
El artista intenta combinaciones que permiten el acontecimiento [ ... ] la obra no se somete a modelos, trata de presentar lo que hay de impresentable; no imita la naturaleza, es un artefacto, un simulacro. (IH, 105)
Lyotard descubre en la estética de Burke una antecedente del pathos que acompaña la
innovación vanguardista. La tesis general es que lo que moviliza nuevas
experimentaciones artísticas es, en realidad, el terror de ya no suceda nada, esto es, de
que no haya acontecimiento como ocurrencia. Al mismo tiempo, esto supone que las
obras de arte son ahora. Pero, ¿qué son? ¿Qué quiere decir que la obra es el instante?
En un artículo dedicado a la obra de Newman, Lyotard afirma:
El cuadro presenta a la presencia, el ser se ofrece aquí y ahora [ ... ] Lo sublime es que del seno de esta inminencia de la nada, sin embargo, suceda, tenga lugar algo que anuncie que no todo está terminado. Un simple aquí está, la ocurrencia más íntima. La obra se levanta al instante, pero el relámpago de éste se descarga sobre ella como un mandamiento mínimo: sé [ ... ] La obra de Newman pertenece a la estética de lo sublime que se elaboró lentamente en Europa a fines del siglo XVII cuyos analistas más escrupulosos fueron Kant y Burke. (IH, 91)
De esta manera, mientras que la obra de arte debe funcionar mediante la
experimentación como un testimonio, el artista tiene la labor profesional de evocar un
sentimiento. En este sentido, es importante indagar en la Crítica del juicio, obra donde
se explica en qué consiste la posibilidad de una presentación que no presentaría nada,
esto es, de una "presentación negativa".
III. PRELUDIO CONCEPTUAL A LAS LECCIONES
SOBRE LO SUBLIME
Como se señala en el prefacio de las Leçons sur 1 'analytique du sublime, el libro "no
dispensa en absoluto la lectura del texto kantiano, sino que la exige" (LA, 9). Por este
motivo, en el siguiente apartado, se explicitan las nociones centrales de la primera parte
de la Crítica del juicio. El objetivo es dejar sentados los pasajes de la obra de Kant que
permitirán una mejor comprensión de los temas a desarrollar en el siguiente capítulo.
Es comúnmente aceptada la idea que sugiere que "la belleza radica en el ojo del
observador" 47 . Kant está al tanto del problema que tal idea supone; ¿cómo es posible
abarcar la singularidad cuando no poseemos un concepto determinante en el que ésta
pueda ser subsumida? La Crítica del juicio busca completar lo iniciado en la Crítica de
la razón pura, a saber, establecer las leyes generales de los objetos. Ante lo particular,
puedo recurrir a un concepto determinante, pero si no poseo dicho concepto, entonces
¿cómo rescatar la singularidad de un juicio? ¿Cómo forjar un universal que no poseo?
Un análisis sobre la capacidad de juzgar lo particular puede explicar cómo es posible
rescatar la singularidad de algunas determinaciones. Sin embargo, ¿es este el principio y
fin del proyecto de la tercera Crítica? ¿Qué papel juega lo sublime en el marco de una
obra que busca dar cuenta de la finalidad objetiva de la naturaleza y los fundamentos del
juicio teleológico?
Sabemos que la universalidad que requiere el gusto puro no se puede lograr por medio de un concepto que se ocupe de los contenidos del juicio del gusto.
47 P. M. Matthews, "Kant's Sublime: A Form of Pure Aesthetic Reflective Judgement", The Journal of Aesthetics and Art Criticism, (American Society for Aesthetics) año 54, Vol. 2, Primavera 1996, p. 165.
49
Debería buscarse sólo bajo la forma de una exigencia [...] Pero ¿hasta qué punto es posible llevar a cabo una empresa tal si el gusto, lejos de ser un juicio conceptual que implique una síntesis de reconocimiento, emplea en su evaluación de las formas sólo las dos primeras síntesis de la comprensión y la reproducción y les añade una síntesis libre de producción? Inmerso en sus afectos, el llamado sujeto es incapaz de articular por medio de conceptos el juicio implícito en su sentimiento de belleza y de convertirlo en un argumento al alcance de toda mente razonable. (PE, 61)
El dilema al que se enfrenta Kant es el siguiente:
si se acepta que cada individuo posee su propio gusto, entonces la belleza de los
objetos no es pasible de ser evaluada cognoscitivamente.
si se acepta fundar el juicio de gusto en un concepto, entonces nay espacio para el
sentir subjetivo como fundamento del juicio estético.
[Sin embargo], para ser un juicio estético, en última instancia el juicio debe estar basado en el sentimiento; si el sentimiento es el resultado de un juicio cognitivo, entonces el juicio está en realidad basado en un concepto, con el sentir como su resultado y no como su fundamento 48 .
La respuesta kantiana es, en principio, sencilla: "si sólo lo particular es dado, sobre el
cual él [el sujeto] debe encontrar lo universal, entonces el Juicio es solamente
reflexionante" (Ci, 103). En la "crítica del juicio estético" (Cf) se denomina puro juicio
estético reflexionante al juicio basado en un sentimiento compartido. Esto significa que
cuando el sujeto está en presencia de un particular que no es pasible de ser regido por
concepto alguno, debe "encontrar" él mismo el universal. ¿Cómo lo hace?
En el marco del juicio reflexivo surge el concepto de la Zweckm4f3igkeit49 como
un concepto a priori para hablar de la conexión interna entre singulares. Esta noción
permitirá pensar en una experiencia unificada en sus leyes universales, esto es, en la
posibilidad de una formación individual de lo real.
48 cit., p. 166. ' Zweckmáj3igkeit puede ser traducido como "conformidad, adecuación yio idoneidad a un fin. [Para la terminología del siglo XVIII] adecuación al fin es la idea de toda coordinación de las partes de un todo m1tiple para formar una unidad [ ... ] Dícese que un todo es adecuando al fin cuando las partes se hallan enlazadas y agrupadas en él de tal modo que cada parte no sólo aparece al lado de la otra, sino que se ajusta además a ella en cuanto a su sentido peculiar". E. Cassirer, "La crítica del Juicio", en Kant, vida y doctrina, ed. FCE, México, 1948, traducción Wenceslao Roces, p. 337.
50
El planteo general del primer libro discrimina por un lado belleza y placer
estético, y por el otro el placer sensible. El placer estético posee una pretensión de
comunicabilidad inherente que le otorga validez universal. En pocas palabras,
Kant da por supuesto el s, oçmún como fundamento del uicio del gusto. Su función es la de comunicar universa men e conocimientos y juicios, pues de otro modo ellos no tendrían concordancia alguna con el objeto y serían todos un simple juego subjetivo de las facultades de representación 50 .
Mediante esta posibilidad que posee el juicio estético sobre lo bello de ser comunicable
a otro, se aclara el problema de la generalidad subjetiva 51 . Es como si la belleza radicara
en la cosa como una propiedad objetiva, aunque en realidad es el sujeto quien, ante esa
misma cosa, que sirve como detonante, activa sus facultades:
.la satisfacción en lo bello se da en él sin interés alguno [ ... ] debe encerrar la base de la satisfacción para cualquier otro [para todos]. No puede encontrar, como base de la satisfacción, condiciones privadas algunas de las cuales sólo su sujeto dependa, debiendo, por tanto, considerarla como fundada en aquello que puede presuponer también en cualquier otro [ ... ]. Hablará de lo bello como si la belleza fuera una cualidad del objeto y el juicio fuera lógico aunque sólo es estético y no encierra más que una relación de la representación del objeto con el sujeto. (Ci, §6, p.l37)
La validez universal del juicio estético radica en que el objeto supone el juego
cooperativo de dos facultades que son universales en todos los hombres. Imaginación y
trabajando libremente para constituir unidad sin concepto y con sentido,
esto es, "conformidad a fin" pero sin fin. El juicio estético está guiado por un concepto
de armonía en el acopio de material y un sentido de unidad de ese material.
Kant argumenta que debido a que la cognición es universalmente compartible, entonces el estado subjetivo de la cognición es también universalmente compartible. El estado subjetivo es aquel en el que la imaginación está en
°° E. Gutiérrez, "Imaginación y autonomía estética en la Crítica del juicio de Kant", Revista defilosofia (Universidad Complutense, Madrid) 3ra época, Vol. XI, nro. 22, 1999, p. 175. 51 Kant establece que el juicio estético es un a priori en el que se combina la subjetividad con la pretensión de generalidad y la necesidad, y denomina a esto "generalidad subjetiva". A pesar de que el juicio estético se refiere siempre a una sensación subjetiva, incita a los demás a seguir ese juicio, o mejor dicho, exige la coincidencia de aquel: "el entendimiento común humano, que, como meramente sano, se considera como lo menos que se puede esperar siempre del que pretende el nombre de hombre, tiene por eso el humillante honor de verse cubierto con el nombre de sentido común (sensus communis) [.] un Juicio que, en su reflexión, tiene en cuenta por el pensamiento (a priori) el modo de representación de los demás para atener su juicio a la razón total humana". (C.L §40, p234)
51
armonía con el entendimiento [...1. Sin embargo, el estado subjetivo también puede concretarse sin el uso de un concepto determinado. Algunos objetos pueden tener una forma tal que cuando los consideramos en la imaginación, la imaginación ya la encaja (fits) con el entendimiento, aunque está en juego ningún concepto determinado. Estos objetos son la fuente del placer porque ponen a la imaginación y al entendimiento en armonía. Un estado que es cognoscitivamente beneficioso, a pesar de que ningún resultado concreto sobreviene de dicho estado 52 .
La constatación de esta armonía permite pensar que existe una validez universal del
Zweckmáj3igkeit. A su vez, autoriza el desplazamiento del interés general de "lo real"
hacia el interés particular de la representación "para mí". Así, Kant cree estar en
condiciones de atribuir a los demás, de acuerdo a ese entrelazamiento armónico propio
de lo auténticamente estético, el mismo grado de complacencia que se experimenta
particularmente. En esta teoría de un sensus communis (Cf, §40) lo bello del arte pone
de manifiesto una unidad que es como un reflejo de lajid del yo.
Existe un segundo candidato para el puro juicio estético reflexionante: el juicio
sobre lo sublime. Mientras que en el juicio de gusto la imaginación está en armonía con
el entendimiento, en el juicio sobre lo sublime se ponen en relación la imaginación y la
razón. Es a partir del vínculo fundamentalmente negativo entre imaginación y razón
(Cf, §23) donde encuentra sentido la noción de lo sublime. ¿Cómo se relacionan
imaginación y la razón? ¿Cuál es la diferencia entre lo bello y lo sublime?
Desde el comienzo de la "analítica de lo sublime", vemos cómo se expresa el
interés kantiano por el "tránsito" (Übergang) de la facultad de juzgar lo bello a la de lo
sublimCJ, 175). Kant introduce la discusión de lo sublime mediante la comparación
con lo bello:
• ambos placen por sí mismos. Además, ninguno de los dos presupone un juicio sensible determinante, ni un juicio lógico determinante, sino un juicio de reflexión; consiguientemente, la satisfacción no depende de una sensación, como la en lo agradable, ni de un concepto determinado, como la satisfacción
52 P. M. Matthews, "Kant's Sublime: A Form of Pure Aesthetic Reflective Judgement", op. cit., p. 167.
52
en el bien, siendo, sin embargo, referida a conceptos, aunque sin determinar cuáles (Ci, §23, p.l'76)
En tanto juicio reflexionante estético, lo sublime comparte con lo bello las cuatro
categorías del juicio. 24) Kant confia en que la universalidad de los juicios del
gusto está justificada por su carácter desinteresado. Tal como afirma Matthews, "el
gusto desinteresado es aquel que no esta relacionado con el deseo o la voluntad, no
funciona como incentivo ni como siguiendo una determinación de la voluntad.
Vimos anteriormente que, frente a lo bello, existe una sensación de que el contenido
sintetizado por nuestra imaginación es "idóneo" aunque no responda a concepto alguno.
El juicio de gusto y el juicio sobre lo sublime se distinguen en que se
manifiestan de modo diferente. En lo bello se establecía un libre juego entre la
imaginación (que combina lo diverso de la intuición) y el entendimiento (que establece
la unidad del concepto que une las representaciones). Ahora, con el juicio sobre lo
sublime, se pone en funcionamiento una relación entre la imaginación (facultad de
síntesis) y la razón (facultad de razonamiento). Por un lado, Kant define que en el juicio
de gusto la imaginación está en armonía con el entendimiento, dando lugar al placer
estético. Por el otro, enel juicio de lo sublime la imaginación está einonía\con la
4W' 7ov r-
razón, dando lugar a un respeto que involucra tanto la "atracción" como el "rechazo". uó 'KYS y
(Ci, §23)
Habrá que preguntar, ¿de qué manera trabajan la imaginación y la razón? ¿En
qué sentido de razón se está pensando? Mientras que el objetivo de la razón teórica es la
unidad del conocimiento, el de la razón práctica es la determinación de la voluntad a
través del imperativo categórico. En lo sublime, afirma Kant, la imaginación puede estar
". . . tiene que ser, según la calidad, objeto de una satisfacción desinteresada; según la cantidad, tiene que gustar universalmente sin concepto; según la relación, tiene que ser forma de la finalidad de un objeto, percibida ésta sin la representación de un fin, y, por último, según la modalidad, tiene que ser objeto de una satisfacción necesaria sin concepto". Charo Crego, "El lugar de la belleza artística en la Crítica deljuicio" en: VV. AA., Estudios sobre la Crítica del Juicio, La balsa de Medusa, Madrid, 1990, p. 130. 54 P. M. Matthews, "Kant's Sublime: A Form of Pure Aesthetic Reflective Judgement", op. cit, p. 166.
.f
53
referida a ambos sentidos de razón. Esto supone que existen dos formas de lo sublime
relacionadas con las dos formas de la razón. Así, lo sublime es matemático o dinámico,
según esté en relación con la razón teórica o práctica respectivamente. Lo importante es
que en todos los casos, las ideas trascendentales de la razón pueden llegar a hipostasiar
una totalidad absoluta, incondicionada —"totalidad de las condiciones de un
conaicionado dado" (CRP, A322—B379, p. 315)— que le demandará a la imaginación
una actividad extraordiñaria.
La irrupción de esta totalidad incondicionada como nueva forma de finalidad
para la imaginación da lugar al sentimiento de lo sublime. Con el sentimiento de lo
sublime podemos reconocer esta "absoluta grandeza". Al mismo tiempo, Kant sostiene
que lo sublime pone de manifiesto la imposibilidad de la imaginación para abarcar esta
idea de lo infinito. El resultado de esta imposibilidad es que la razón emerge como una
facultad superior en relación a la imaginación. La razón puede pensar lo infinito sin
contradicciones. Esta habilidad indica la existencia de una facultad suprasensible. "El
sentimiento de lo sublime es de respeto hacia nuestra propia determinación" (CJ, 191),
muestra el valor y la preeminencia de lo suprasensible sobre lo sensible.
En suma, lo sublime aparece como la consecuencia de una Idea de la razón que
resulta inabarcable para la imaginación. Lo sublime es caracterizado por Kant como un
placer que trae displacer o frustración, producto de la inadecuación de la imaginación
para unificar las Ideas de la razón. Es gracias a la magnitud de los fenómenos de la
naturaleza que Kant muestra que existe otra cosa inconmensurable:
Ese objeto [la naturaleza] nos hace, en cierto modo, intuible la superioridad de la determinación razonable de nuestra facultad de conocer sobre la mayor facultad de la sensibilidad [la imaginación]. [ ... ] Lo trascendente para la imaginación es para ella, por decirlo así, un abismo donde teme perderse a sí misma, pero para la idea de lo suprasensible en la razón el producir semejante esfuerzo de la imaginación no es trascendente sino conforme a su ley; por tanto, es atractivo justamente en la medida en que es repulsivo para la mera sensibilidad. [ ... ] la imaginación y la razón, mediante su oposición, producen
54
una finalidad subjetiva de las facultades del espíritu, esto es, un sentimiento de que tenemos una razón pura (CJ, §27, p.l92)
Pasando ya a la analítica de lo sublime, se puede definir el tránsito desde lo bello desde
el punto de vista de la imaginación de la siguiente manera:
a) Frente a un espectáculo de gran magnitud, los esfuerzos de la imaginación para
sintetizar los elementos en juego se ven superados.
3) Aunque, "la apreciación de la magnitud tiene que consistir solamente en que se la
pueda aprehender y usarla por medio de la imaginación" (CJ, 184), desde el punto de
vista subjetivo el objeto parece infinito.
F) La imaginación padece cierta "disconformidad" en su intento fallido de síntesis. La
imaginación busca aprehender lo aparentemente inconmensurable como un todo,
aunque sabe que esto es imposible.
En otras palabras, la imaginación trabaja conjuntamente con las ideas de la razón en la
construcción de un ideal regulativo. La idea de lo infinito solo es pensable mediante la
razón, aunque estas ideas están implícitas en el trabajo de la imaginación. En este
sentido, puede afirmarse que imaginación y razón permanecen en un estado de
refracción mutua. Lo sublime desplaza el fundamento desde las cosas de la naturaleza
hacia el ámbito de las ideas. Por este motivo, no puede tener lugar en las cosas. Lo
sublime es inmostrable, esto es, no se puede exponer. Por su parte, la idea racional es
indemostrable. De esto se puede deduce que el carácter inmostrable de lo sublime
representa un símbolo de la indemostrabilidad de la idea racional.
No obstante, la "voz de la razón" pide una exposición para todas las magnitudes
dadas, "incluso aquellas que, aunque no puedan ser nunca totalmente aprehendidas, son,
sin embargo, juzgadas como totalmente dadas" (Cf, §26, p.l 88). Sobre esto, Lyotard
comenta que:
55
Según Kant (y Cézanne), la pureza del sentimiento estético, es decir, la cualidad de estar separado de todo concepto de interés, está mejor garantizada en una situación de la naturaleza que en una obra de arte humana. (FE, 41)
En este sentido, la naturaleza es necesaria en tanto constituye un objeto idóneo para
exponer la sublimidad que, sin embargo, deberá ser buscada en el espíritu 55 . Es la razón
la que pone sublimidad en el modo de representarse la naturaleza. De esta manera, lo
sublime exige un movimiento que transita desde: i) la frustración o impotencia de la
imaginación que se ve imposibilitada en su labor de reapropiación de los datos a partir
de una síntesis categorial, hacia u) el sentimiento de que la razón es superior a toda otra
facultad.
De esta manera, al mismo tiempo que pone en evidencia la imposibilidad del
mundo natural de expresar las ideas de la razón, lo sublime genera un sentimiento
ambivalente en el hombre. Por un lado, aparece .una limitación que hará del juicio
estético el juicio de un conocimiento ajeno a cualquier relación cognitiva frente a las
ilusiones trascendentales de la razón. Por otro lado, existe una gratificación para el
hombre en tanto él es el depositario de una facultad privilegiada en el universo de cosas
finitas, a saber, la razón.
Kant afirma que a partir de esta ambivalencia se experimenta el sentimiento de
lo sublime. En tanto padecer, es la inadecuación de la captación intuitiva que, en un
trascenderse a sí misma, busca ilustrar la idea de la infinitud. En tanto goce, lo sublime
permite la "emoción" de la concordancia racional con aquella infinitud que provoca la
inadecuación de la mayor facultad de la sensibilidad.
En otras palabras, lo sublime supone una cierta disposición sentimental que
conlleva una inadecuación que surge como respeto frente a la superior determinación de
55 Subrepticiamente, se desarrolla junto a esta concepción de un "imposible estético" la idea de que la naturaleza, si bien está incapacitada para presentarme las ideas de la razón de forma positiva, me las suscita, aunque por defecto, de forma negativa. Existe un placer indirecto, una especie de necesidad de esta presentación negativa que, al aparecer como algo violento para la imaginación lo aleja definitivamente de cualquier armonía como en el caso de lo bello. Ver B. Saint Simon, Lo Sublime, op. cit., p. 171.
56
nuestra facultad de conocimiento racional. Lo sublime es, según Kant, dolor (Unlust)
por la inadecuación inmanente con la imáginación, pero es también placer (Lust) dado
que esta falta de idoneidad nos muestra la ley de la razón. De esa manera, puede
afirmarse que lo sublime es Zweckmájiigkeit para la total determinación del espíritu de
acuerdo a la ley de la razón:
[lo sublime] ... es, a saber, para nosotros, ley (de la razón), y entra en nuestra determinación el apreciar como pequeño, en comparación con las ideas de la razón, todo lo que la naturaleza, como objeto sensible, encierra para nosotros de grande, y lo que en nosotros excita el sentimiento de aquella determinación suprasensible concuerda con aquella ley. (CJ, §27, p. 192)
Recapitulando, se denomina sublime a aquello cuya representación determina al espíritu
a pensar subjetivamente la totalidad, como exposición de algo suprasensible, sin poder
realizar plenamente esa exposición. "Sublime es lo que, sólo porq ue se puede pensar,
demuestra una facultad del espíritu que supera toda medida de los sentidos" (Ci, §26,
p.l83).
Esta recapitulación del "libro segundo" de la Crítica del juicio tiene como
objetivo constatar la existencia de una dimensión distinta de la determinación
conceptual. Esto será importante para entender algunas de las afirmaciones del análisis
de Lyotard .quien considera, al igual que Saint Simon, que:
lo sublime, en la medida en que viene a sacudir nuestras certezas anteriores, es unciie caos, pero no es menos cierto que se trata también de un principio de emergencia, de transfert e, incluso, de salvacion [...] Lo sublime despierta un jugador en el fondo de todo ser humano y revela cuál es la apuesta en el juego que permite la renovación del sentimiento de nuestra presencia en el mundo. 56
La exposición de la problemática central de la "Analítica del juicio estético" será útil
para sentar unas bases comunes antes de ingresar en la lectura singular de la estética
56 B. Saint Simon, Lo sublime, op. cit., p. 179.
57
kantiana que ha hecho Lyotard. En el siguiente capítulo, se analizará dicha lectura en la
cual, como se verá, la denominada "renovación del sentimiento" jugará un papel central.
e
Tercer capítulo:
Al
ESTÉTICA DE LO SUBLIME
PO STMODERNO
59
El siguiente capítulo tiene como objetivo principal poner de manifiesto los
fundamentos de la denominada estética de lo sublime según la interpretó Jean-François
Lyotard. La hipótesis que guía los apartados es que el tema de lo sublime "domina de
forma suprema sobre la cuestión de las artes hoy en día" (PE, 58). Para justificar dicha
hipótesis, en primer término se indagarán algunas de las conclusiones extraídas en las
Lejons sur l'analytique du sublime (1991). Habrá que tener en cuenta que, a lo largo de
la década de 1980, Lyotard dedicó gran parte de su producción e investigación filosófica
a la relectura y la recuperación de la obra de Kant. En este sentido, en el segundo
apartado se definirá la particular manera en que Lyotard interpreta el proyecto crítico
kantiano con el fin de explicitar la tesis general que se enunciará en base a una lectura
de las Leçons.
Al mismo tiempo, se realiza aquí un análisis de algunos artículos escritos de
Lyotard producidos antes y durante la elaboración de la estética de lo sublime. Estos
artículos fueron recopilados en la ya mencionada obra Lo inhumano (1988) y
constituyen una base teórica para la comprensión del proyecto estético de Lyotard. Se
indagará también lo dicho en relación abrel artista Barnett Newman y Jacques '
Monory. Ello será útil para discutir algunas reflexiones sobre la temporalidad extraídas
de la noción de acontecimiento. Se verá de qué manera la producción artística permite
especificar algunos aspectos difusos de la prolongación de la idea de lo postmoderno
presentes en la estética afirmativa de Lyotard. Estas reflexiones son la consecuencia de
los desarrollos teóricos de La condición postmoderna (1979), proyecto de una
metacrítica de la epistemología.
En el último apartado, se dará cuenta la manera en que al "vagabundear a través
de este material" Lyotard desarrolla de forma cabal su estética de lo sublime. Para
ejemplificar algunos de los postulados, se analizarán pasajes de su obra L 'assessinat de
1 'experience par la peinture, Monory (1984) en los que se manifiesta de forma todavía
embrionaria gran parte de las especulaciones que luego darán forma a la denominada
estética de lo sublime.
Este capítulo realiza un análisis retrospectivo de la obra de Lyotard que busca
poner de manifiesto el eclecticismo de algunos aspectos filosóficos y la coherencia que,
durante casi dos decenios, mantiene su pensamiento estético.
61
1. LECCIONES PARA UNA RECUPERACIÓN DE LA
ESTÉTICA KANTIANA
La línea argumental del proyecto crítico de las Leçons sur l'Analytique du sublime
(1991) se vuelve evidente desde las primeras líneas. Allí se explica que, de acuerdo a
las lecturas tradicionales, la función de la Crítica del juicio es la de establecer una
unidad en la filosofia kantiana mediante la Idea reguladora de una "finalidad objetiva de
la naturaleza" (CJ, §61). Lyotard sostiene que, por tanto, una crítica de la facultad de
juzgar sólo cumpliría un rol propedéutic0 58 . ¿Cuál es el fin? Asegurar que la validación
universal del placer subjetivo sea funcional a la introducción de una teleología natural.
Sin embargo, aunque Lyotard está de acuerdo con esta visión preparatoria de la
"crítica del juicio estético", también considera.
.Çue puede asignársele una renovada importancia a la Analítica de los juicios estéticos, aquella de ser, en efecto, una propedéutica filosófica pero que puede constituirse como toda una filosofia 59 [ ... ] el juicio estético contiene, a mi
57 Originalmente, el mismo texto titulado "La reflexión en la estética kantiana" apareció en las Revue Internationale de Philosophie, nro 175, Vol.4, 1990, p530. Es a partir del esquema general de este primer capítulo que se construyen los apartados restantes de las Leçons un año después. Ver P. Gaudet, Phénoménologie de la réflexion dans lapensée critique de Kant, L'Harmattan, Paris, 2001, p. 104. 58 Es posible que Lyotard esté pensando en lecturas canónicas como las de Cassirer. El siguiente pasaje expone esta idea de entender "la analítica del juicio" como propedéutica para otro fin: "el ver que el procedimiento subrepticio por medio del cual concebimos en lo sublime lo que en realidad es una determinación de nuestro propio yo como determinación del objeto de la naturaleza no desaparece aunque se le reconozca como tal. Nuestras intuiciones son sólo estéticas cuando enfocan la autodeterminación de nuestra capacidad espiritual, no de por sí, sino, por decirlo así, a través de la intuición de la naturaleza, cuando reflejan lo interior en lo exterior y esto en aquello." E. Cassirer, "La crítica del Juicio", en Kant, vida y doctrina, FCE, México, 1948, traducción Wencesalao Roces, p. 386. En la actualidad, Pascal Gaudet afirma: "Arquitectónicamente, el crecimiento del sistema no puede agregar ningún miembro. La tercera crítica no es producida desde el exterior sino que se articula desde el interior [ ... ] es previsible que un sistema que se presentó primero como yuxtaposición de dos dimensiones (teórico y práctica) de lugar a una síntesis que sea un pensamiento del pasaje (passage)". P. Gaudet, op. cit., pk0. 59 En este sentido, y aunque se afirma lo contrario, el proyecto de Lyotard parece ser tributario de un pasaje de la "Doctrina trascendental del método" de la Crítica de la razón pura. Allí, Kant afirma que la "Arquitectónica es el arte de los sistemas" [A832/13860, p. 647] definida como una unidad de múltiples conocimientos bajo una Idea. Esta Idea es "el concepto de la razón de la forma de un todo, en la medida en que, mediante este concepto, se determina a priori la extensión de lo múltiple tanto como la posición de las partes entre si" [A834113862, p. 6481. Lyotard cree que la filosofia también está trazada conforme a un plan o una idea. Sin embargo, en su caso esa Idea nunca coincide con ninguna filosofia fáctica, porque de hecho la e no coincide con nada que se dé fácticam te. Más adelante se verá cuáles son las implicancias de esta concepcio samiento de Lyotard. En todo caso, es interesante destacar que adviene una noción platónica de la filosofia que se orienta en relación a algo que es lógicamente anterior
62
criterio, un secreto más importante que el de la doctrina, el secreto dela manera (y no el método) poLla cual el pensamiento crítico procede en sí
i.geneia1-(LA, 19).
Lyotard busca desvincular a la "analítica del juicio" de una función exclusivamente
preparatoria para la unión de las otras dos críticas. Como contraparte, en las Leçons se
arguye que hay un modus aestheticus de acercamiento al pensamiento crítico que no
tiene pretensión alguna de conocimiento sino que revela una "manera" (une manire).
Para acceder a esta manera mediante la cual procede el pensamiento crítico, es
necesario suspender la certeza sobre el saber construido en la primera crítica.
El primer problema con el que se enfrentan las Leçons es enunciado por Patricia
Matthews cuando afirma que "la dificultad al interpretar a Kant radica en determinar
cómo el sentimiento de lo sublime surge, y en particular, cómo nos movemos desde el
ámbito de la imaginación al ámbito de la razón" 60. Lyotard ofrece una respuesta: el
pensamiento puede ponerse a escuchar (se met a 1 'écoute) la forma en que la razón
sucede (qu 'ji arrive). En otras palabras, el objetivo de las Leçons es mostrar el
procedimiento del pensar mediante el Según Lyotard, la
"analítica de lo sublime" abre la posibilidad de una estética diferente a aquella que se
deriva de la "analítica de lo bello". Esto significa que puede asignársele a lo sublime un
rol autónomo tanto dentro de la denominada función propedéutica de la "crítica del
juicio estético", como dentro del proyecto crítico en su totalidad. En pocas palabras, el
objetivo de las Leçons es poner de manifiesto esa manera estética en la que el pensar
sucede a partir de la "analítica de lo sublime".
y que le da sentido al proyecto filosófico en cuestión. Al igual que sucede con el de Kant, el pensamiento de Lyotard nace de la búsqueda de una práctica filosófica que cree que "quien sólo sabe filosofia pero no sabe filosofar es un yeso de un ser viviente" [A836/13864]. En el pasaje mencionado de la primera crítica, Kant considera que la praxis podría sucumbir frente a un concepto escolástico o dogmático (Schulbegrfj) de la filosofia. En la misma línea, Lyotard considera que el riesgo para la filosofia de su tiempo es el de caer en un concepto academicista vinculado a los especialistas y orientado por la idea de la perfección lógica como disciplina. Para ambos pensadores el verdadero peligro está en abandonar el concepto filosófico que se relaciona con el ideal del filósofo transformador de la vida. Véase, Kant, "La arquitectónica de la razón pura", Crítica de la razón pura, op. cit., [A632f13860] p. 647. 60 p M. Matthews, "Kant's Sublime: A Form of Pure Aesthetic Reflective Judgement", op. cit., p. 170.
63
dado que [en la interpretación tradicional] el juicio estético simplemente muestra una naturaleza complementaria en relación al juicio en general, no hay ningún conocimiento a obtener ni ninguna práctica que fundamentar a partir de él; sin embargo, para Lyotard las lecciones a aprender radican únicamente del caso límite ejemplar (limit-case example) de lo sublime 61 .
Lyotard afirma que sólo frente al sentimiento de lo sublime el pensamiento aparece
"como sí mismo" de formpatente. La tesis de las Leçons sur 1 'Analytique du sublime
es que el principio que permite la ocurrencia (1 'ocurrence) del pensamiento radica en la
del sentimiento de lo sublime, que es el sentimiento
sublime (PE, 65). Dicha tesis podrá ser evaluada una vez que veamos algunas de los
fundamentos que subyacen a esta obra (apartado II). Sin embargo, resulta conveniente
empezar con el análisis de la propuesta de Lyotard de una recuperación de lo sublime tal
y como fue planteado explícitamente en las Leçons.
El recorrido argumentativo para justificar la tesis comienza con la distinción
entre los diferentes usos del término sensación en la obra kantiana. Lyotard dirá que
mientras que en la Crítica de la razón pura el término remite a una sensibilidad pasiva y
receptiva, en la tercera "significa algo completamente diferente (etwas ganz anderes)"
(LA, 22). ¿Qué papel juega la sensación en la Crítica del juicio? ¿Por qué no es lícito
pensar que existe univocidad de este concepto en el sistema kantiano? ¿Qué es la
sensación en cada caso?
Para poner de manifiesto algunos puntos de la crítica de las Leçons, es necesario
reponer las diferentes funciones que cumple la sensación, de acuerdo con Kant. En la
concepción de la primera Crítica, nuestros conocimientos son el resultado del aporte de
afecciones sensibles. Estas afecciones son recibidas pasivamente de lo dado gracias a la
facultad denominada "sensibilidad" que, en tanto no tiene nada en común con el
"entendimiento", sólo permite acceder a intuiciones dispersas. Kant afirma que existe
61 T. Huhn, "Lessons on the Analytic of the Sublime by Jean-François Lyotard", op. cit., p. 90
64
una inmediatez en las intuiciones que debe diferenciarse de aquello que constituye un
componente de la intuición, a saber, la sensación. Ésta es entendida como el efecto en el
sujeto del darse de la materia del objeto que si no recibe una forma no alcanza a ser
intuición. Así, todo "fenómeno" descansa tanto en una afección como en una forma o
intuición pura.
En la Crítica del juicio, la estética no nos conduce a conocimiento objetivo
alguno sino que sólo informa sobre el sujeto que percibe. La sensación, explica Lyotard,
informa sobre un estado de ánimo (état d 'esprit), el Gemützustand. ¿Cómo entender
esta propiedad reflexiva? Tal estado es como un tono (nuance) que afecta al
pensamiento en la medida en que éste piensa: "podemos decir que la sensación es ya un
juicio inmediatonsamiento sobresíinisrno LA, 23) en tanto se informa como
un algo que siente algo. En pocas palabras, el estado (état) no es otra cosa que el
sentimiento que lo señala como tal.
A partir de esta distinción, se sostiene que la sensación funciona como un
impacto (retentissement) al interior del pensar. Las Leçons permiten deducir dos
características de este modus aestheticus reflexivo del pensar que no tiene pretensión
alguna de conocimiento objetivo:
El pensar es(tá) siempre (est toujours lá) y
El pensar refiere a sí mismo, es domicilia i6domiciliatrice). Él mismo
funciona como ley para saber qué se siente por un objeto dado, sin recurrir al
concepto del entendimiento.
En otras palabras, el pensamiento conoce dónde está en cada ocurrencia (occurrence) de
su pensar, sea cual sea la naturaleza de este último. Esta doble disposición es
denominada la tautegoría de la reflexión62 . Es necesario considerar, primero, qué
62 Lyotard dice haber recuperado el término "tautegoría" de la obra de Friedrich Schelling Philosophie derMythologie (1857), aunque también confiesa que el significado allí, era completamente diferente (LA,
65
consecuencias tiene la existencia de una reflexión que opera siempre en la
determinación de la conciencia.
De acuerdo con Lyotard, el carácter tautegórico de la reflexión da lugar a la
identificación de un estado sentimental propio para cada acto del pensar. La lectura de
las Lecons permite concebir la posibilidad de una transitividad entre sensación y
pensamiento que, en principio, ubicaría a la subjetividad como un corolario sentimental.
Dado que "la sensación jamás tiene lugar si no es en el aparecer de un pensamiento"
(LA, 26), Lyotard afirma que el pensamiento se siente. De esta manera, el juicio está
presente en toda sensación y, al mismo tiempo, todo pensamiento está acompañado de
un sentimiento que le indica acerca de su estado.
Ahora bien, es posible objetar que esta reconstrucción del pensamiento kantiano
está suponiendo la presencia_d(,sto es, de un substrato portador de la
sensación y destinatario de la indicación sobre el estado sentimental. Lyotard afirma que
es necesario suponer esta presencia para poder distinguir la información que la
sensación suministra de acuerdo a cada caso (según sea en la primera o en la tercera
Críticas). Recordemos que, por un lado, en tanto afección sobre el sujeto, la sensación
permite el conocimiento de un objeto. Pero, por el otro, también informa al pensamiento
sobre un estado ánimo siempre particular.
En este sentido, Lyotard afirma que la subjetividad es lo que en cada caso
determina, el estado de ánimo (Gemützustancl) del pensamiento. Lo subjetivo reflexiona
sobre el placer y el dolor que puede sentir el pensar en cada ocurrencia provocada por la
sensación. Sin embargo, "las formas adjetivas o adverbiales, subjetivo, subjetivamente,
no designan una instancia, la subjetividad [ ... ] lg snsación es un-índiw, para el
pensamiento, del estado del pensar frente a un objeto [a conocer]" (LA, 27). De esta
23). Según Lyotard, Shelling entiende por "tautegoría" el hecho de que no haya separación alguna entre lo que se denomina lo real (los acontecimiento de hecho) y lo ideal (la imagen que nos hacemos de los acontecimientos de hecho).
MI
manera, lo que en las Leçons se llama subjetivo está limitado a determinar un estado
sentido, un modo sentimental.
Es posible afirmar con Thomas Huhn que Lyotard propone un sincretismo
general de la sensación, la reflexión, el sentimiento y el pensar 63 . Esta estrategia es
funcional a una de las propuestas centrales de las Leçons: el borramiento (effacement)
de la subjetividad.
En la sensación, la facultad de juzgar juzga subjetivamente, esto es, reflexiona sobre un estado de placer o de dolor según dónde se sienta el pensamiento en ese momento. Esta caracterización, estalla en el juicio estético dado que en este caso el juicio no tiene valor objetivo, y que la facultad de juzgar no tiene más que juzgar sobre un estado de placer o de dolor, que ya es ese juicio, ahora. (LA, 33)
¿Qué significa eliminar la subjetividad? Lyotard retorna "la analítica de lo bello" para
recordar que el gusto no requiere justificación lógica: "El juicio de gusto no es, pues, un
juicio de conocimiento; por tanto, no es lógico, sino estético" (Ci, 128). La pregunta
que se deduce es, ¿qué papel juegan entonces, imaginación y entendimiento en este
estado de placer sentido por el pensamiento? Están en un "libre juego", esto es, en una
relación de mutuo intercambio de información, pero "fuera de toda pretensión
cognoscitiva" (Ci as Leçons afirman que es en esa relación desinteresada en
donde "radica la mbra (nuanc de ese estado [de placer]". (LA, 30)
De acuerdo con Kant, el juicio sobre lo bello "se promete" universal, a pesar de
su carácter subjetivo. Siguiendo la argumentación de Lyotard, esta promesa funciona
como ejemplo de una "felicidad" compartida. Empero, dicha comunidad de sentido sólo
podría ser sostenida a partir de la denominada tautegoría reflexiva. Es por eso que las
Leçons proponen abordar el problema de la "generalidad subjetiva" desde la tautegoría
reflexiva del pensar. Esto supone empezar a revelar la manera "secreta" que, según
Lyotard, está en juego en la Crítica del juicio.
63 T. Huhn, "Lessons on the Analytic of the Sublime by Jean-François Lyotard", op. cit., p. 92
67
Sólo lo tautegórico permite poner en evidencia cómo el "referirse mutuo" (leur
rapport l'une avec l'autre) de facultades en el "libre juego" conduce al placer que siente
al pensamiento. Vale recordar que uno de los rasgos de la caracterización del modus
aestheticus era que todo acto del pensar está acompañado por un sentir que informa al
pensamiento sobre su estado. Para el pensamiento, estar informado de este estado
significa, por un lado referirse a sí mismo indagando sobre qué siente y, al mismo
tiempo, sentir ese estado como afección sensible. Dado que nos encontramos en todo
momento en el interior del pensar, Lyotard conjura la posibilidad de afirmar un sensus -
communis estético. El pasaje del parágrafo 31 de la Crítica del juicio sostiene el
argumento propuesto por las Leçons.
• . esa validez universal no debe fundarse en una colección de votos o en preguntas hechas a los demás sobre su modo de sentir, sino que debe descansar, por decirlo así, en una autonomía del sujeto, que juzga sobre el sentimiento del placer (en la representación dada), es decir, en su propio gusto, [ ... ].(CJ,31,p.219)
La "autonomía" a la que apela Kant es lo que en las Leçons se denomina la reflexión
tautegórica. Sin embargo, la diferencia es que dado que dicha reflexión autónoma no
puede ser la misma en todos ya que es domiciliaria, "no podríamos errar mayormente
sobre los juicios de gusto que al declaranos universales y necesarios". (LA, 33)
Sin embargo, ¿en qué medida puede sostenerse la singularidad del rasgo
domiciliario de la reflexión? ¿No podría suponerse, como lo hace Kant, una comunidad
de juicio reflexionante tautegónico? Las Leçons sugieren que el carácter tautegórico del
juicio reflexionante estético permite pensar en un sujeto que, frente al placer de lo bello,
está "en estado naciente" (á 1 'état naissant). El "libre juego" entre imaginación y
entendimiento es, según Lyotard, singular y siempre nuevo. Pero también es recurrente
ya que aparece cada vez que una forma provoca placer estético. En la Crítica de la
razón pura, Kant afirma que:
la forma pura de la intuición en el tiempo sólo se halla, como simple intuición en general que incluye una variedad dada, bajo la originaria unidad de la conciencia gracias a la necesaria relación de la variedad de, la intuición con una unidad, "Yo pienso", gracias, por tanto, a la síntesis del entendimiento, la cual sirve de base a priori a las síntesis empíricas (CRP, B140, p. 159).
Esto significa que para que haya sujeto cognoscente y objeto conocido, se requiere
necesariamente de la síntesis categorial. Si dicha síntesis no fuese posible, entonces la
dispersión que ofrece la sensibilidad imposibilitaría_un"yo" dado que, para poder
conocer, el "yo pienso" debería fragmentarse por cada representación. Kant afirma que
sin la síntesis categorial no es posible fundar la objetividad o la posibilidad del juicio.
De acuerdo con Lyotard, en el "libre juego" de imaginación y entendimiento no hay
síntesis. Es por esto que se concluye que "no hay una subjetividad (Yo pienso) que
experimenta los sentimientos puros de lo bello, [sino que, al contrario] hay sentimientos
puros que prometen un sujeto" (LA, 34). En otras palabras, no hay prueba posible de
felicidad compartida ni de reconocer como bellas (objetivamente) formas dadas por lo
natural o lo artístico. Lyotard había afirmado ya en 1984 que:
Kant busca reestablecer sobre el abismo un pasaje entre dos reinos. Creía que este tránsito podía encontrarse en la estética del juicio y en la idea de una intencionalidad intrínseca al hombre. Mi lectura es la siguiente: de hecho, encuentra una facultad de pasaje, la del juicio reflexivo, la posibilidad de juzgar sin un criterio [objetivo]; pero esta facultad no le permite reestablecer la unidad del sujeto ni la arquitectura de su sistema. Esta facultad es solamente crítica64 .
De esta manera, las Leçons muestran que la síntesis categorial no puede subsistir en la
analítica del juicio estético borrando al sujeto. Sin embargo, nada de lo dicho hasta
ahora impide al sentimiento de lo sublime ser un sentimiento, esto es, una sensación por
la cual el pensamiento se informa de su estado. Aquí radica el punto central de la
argumentación de Lyotard:
Puedo concluir que las mismas propiedades que impiden la deducción de un sujeto sublime son las que me autorizan a sostener lo sublime en el orden de lo
64 G. Van Den Abbeele, "Interview: Jean-Francois Lyotard", Diacritics (The Johns Hopkins University Press) Vol. 14, nro. 3, otoño 1984, p. 18: http://www.jstor.org/stablet464841 (último acceso: 20.05.2010)
subjetivo. Lo subjetivo puede y debe persistir como la sensación de sí mismo que acompaña todo acto del pensar en su instante. (LA, 38).
Que el sentimiento de lo sublime sea subjetivo significa que es un juicio reflexionante
tautegórico, esto es, que juzga de acuerdo al estado sentido por el pensamiento en cada
"ocurrencia". El sentimiento estético en la singularidad de su suceder es lo subjetivo del
pensamiento, en tanto se muestra a sí mismo como juicio reflexionante.
El gusto promete 'a cada uno la felicidad de una unidad subjetiva completa, lo sublime anuncia a algunos otra unidad, menos completa, arruinada en alguna medida, y más "noble, Edel "(L)
Resumiendo, por un lado el juicio de belleza emerge como herramienta para "criticar la
noción de sujeto". Aún cuando toda percepción implica algún tipo de determinación,
"no hay ningún «yo» capaz de responder con conceptos a la cuestión tal cual es el
propósito que se persigue [en la tercera crítica]" (FE, 57). De esta manera, Lyotard
"invierte la prioridad kantiana de los juicios determinantes sobre los juicios
reflexivos" 65 . Puede afirmarse, empero, que los juicios reflexivos serán determinantes
para el modus aestheticus de la subjetividad. La analítica del juicio estético pone de
manifiesto una forma reflexiva del pensar que atestigua una consonancia sentimental
suprema del pensamiento consigo mismo. Lo sublime es la "secreta" manera que elige
la subjetividad para darse a sentir algo completamente diferente (etwas ganz anderes).
En "Algo así como: comunicación ...sin comunicación" (1986), Lyotard
afirmaba que, en oposición a la finalidad teleológica planteada por Kant, la actualidad
se encuentra en estado de pasibilidad 66 .
Lo que falta [en la actualidad] son justamente las bellas formas con su destinación, nuestro propio destino, yJo sublime entraña esa especie de pena debido a la finitud de lacarne, esa melancolía ontológica. (IH, 120)
65 T. Huhn, "Lessons on the Analytic of the Sublime by Jean-François Lyotard", op. cit., p. 92. 66 Traducido del francés "passible", adjetivo que, en su significado teológico refiere a la capacidad cristológica de experimentar emociones y sensaciones de placer y de dolor.
70
El problema del sentimiento de lo sublime conduce al problema de la pasibilidad de
sentido encarnada en el aquí y el ahora anterior a todo concepto. Kant afirma que lo
sublime hace alusión a algo que no se puede mostrar, entonces ¿en qué sentido se puede
pensar este sentimiento como un acontecimiento que nos ocurre? ¿Cómo hablar de lo
sublime? ¿Qué significa que lo sublime pone en evidencia la ocurrencia del
pensamiento?
II. EL ACONTECIMIENTO COMO OCURRENCIA DEL
PENSAMIENTO
Antes de responder a estas preguntas, conviene recordar que en Discours, figure,
Lyotard compara al "acontecimiento" (événement) con algún tipo de desorden
sinsentido (trouble insensée). Más precisamente, el acontecimiento era la forma de
aparecer de lo figural en su espacio. Por su parte, lo figural es artífice de una obra que se
manifiesta "fugitiva en el seno de los discursos y las percepciones, como aquello que las
trastorna" (DF, 135). Se recordará también que Lyotard afirma que las denominadas
filosoflas del texto luchaban contra estos "trastornos" con la intención de borrarlos.
Ahora bien, si desde el acontecimiento figural brotan significaciones de forma
inesperada y repentina, ¿cómo puede comprenderse su dinámica intrínseca de
producción de sentido? ¿Qué es lo que pone de manifiesto y qué efectos puede provocar
el acontecimiento? En pocas palabras, ¿qué es el acontecimiento?
En este apartado, indagaremos acerca de las diferentes caracterizaciones de la
noción de acontecimiento para ver qué relación mantiene con la "ocurrencia del
pensamiento". Esto conducirá, en un primer momento, a reponer algunas nociones sobre
el tiempo trabajadas por Lyotard antes de la redacción de las Leçons. Se tomarán como
registro de estas reflexiones algunos artículos escritos en los años 1980, conjuntamente
71
concebidos en el marco de las indagaciones sobre lo sublime kantiano. El objetivo será
revelar de qué manera las preocupaciones en torno al tiempo y al acontecimiento como
ocurrencia del pensamiento encuentran sentido en la "analítica de lo sublime". Se
pondrán de manifiesto los aspectos programáticos de la denominada estética post-libinal
con el objetivo de sentar las bases para la pregunta central, ¿Qué significa para Lyotard
pensar lo sublime como categoría estética?
Un primer acercamiento a la problemática del acontecimiento puede encontrarse
en el artículo "Reescribir la modernidad" (1986). Allí, Lyotard recurre al Libro IV de la
Física de Aristóteles 67 para delinear algunas relaciones temporales del acontecimiento.
El objetivo es mostrar la imposibilidad de interpretar al acontecimiento como un
"ahora".
No es menos imposible apoderarse de ese "ahora" porque, arrastrado como se ve por lo que llamamos el fluir de la conciencia, el curso de la vida, de las cosas, de los acontecimientos, como se quiera, no deja de desvanecerse. (IH,33).
Lyotard quiere mostrar que hay una imposibilidad de dar cuenta del
4 ,, , ( 4t acontecimiento como uy' ahora7 dado que la conciencia esta sujeta de alguna manera a
un relación temporal. En este sentido, se afirma que si pensamos el acontecimiento
como un "ahora", siempre estamos o "demasiado tarde" o "demasiado temprano" en
relación a él.
De acuerdo al artículo, Kant ya había notado que no es posible captar el
acontecimiento (que él denomina "fenómeno") en su inmediatez. Vale recordar que en
67 En los capítulos 10 a 15, se presentan tres aporías y tres euporías en la indagación relativa al tiempo. Lyotard se interesa particularmente en la denominada "aporía de lo existente,n lo no existente". Frente a la pregunta ¿Existe el tiempo?, el interlocutor aristotélico respondería que sl Empero, para definir qué es el "ahora", se debe afirmar que éste estaría constituido por un pasado que ya no es y un futuro que no es todavía. En este punto surge la aporía: ¿Dónde está el "ahora"? ¿Cómo puede el tiempo presente estar constituido por partes que parece que no existen? Aristóteles afirmar "ahora" no es parte del tiempo. l"hora" esQuiMunto de convergencia que funciona como y,límite inextenso que separa el pasado del futuro. "Pues el ahora no es parte , ya que a todo, y es necesario que éste se componga de las partes. El tiempo no parece componerse de «ahoras,>". Véase, Aristóteles en Física, Libro IV, Biblos, Buenos Aires, traducción Alejandro Vigo, cap. 10 a 15.
72
la Crítica de la razón pura, Kant afirma que al adoptar las leyes del tiempo, la facultad
activa de la imaginación permite la apropiación de datos a través de la síntesis categorial
(CRP, B152, p.166). Gracias a ello, se puede unificar la totalidad del tiempo y la
totalidad de los contenidos del tiempo. Por tanto, la totalidad de los objetos dados en la
sensibilidad tiene por forma al tiempo. De acuerdo con la interpretación de Lyotard, la
imaginación trabaja con las afecciones aportadas por la sensibilidad. Estas afecciones
pueden ser entendidas como los diferentes "ahoras" que se suceden uno tras otro frente
a la conciencia. En "Dios y la Marioneta" (1987) Lyotard afirma:
[En la primera Crítica], se trata de señalar lo que hay de repetición en la descripción de la captación más elemental de lo que Kant llama fenómeno. Lo "diverso" de lo dado, si no se lo retuviera, si no se lo mantuviera de alguna manera, si no tuviera ningún borde, por así decirlo, hilaría elemento tras elemento, desfilaría sin que ningún marco pudiese dar de él una captación simultánea. La constitución del instante presente exige ya una retención. [ ... ] La aprehensión requiere por lo tanto una influencia temporalizadora mínima. (IH, 163)
El interés de Lyotard reside en especificar la forma en que se da la autopercatación de
nuestra vivencia perceptiva de acontecimientos a medida que ésta transcurre (este
interés fue expuesto en la lectura de la "analítica del juicio" hecho en las Leçons). Para
explicar qué quiere decir se necesita "una influencia temporalizadora", se debe reponer
algunos supuestos husserlianos en juego en el pasaje citado.
En Ideas ^ Husserl define la conciencia absoluta del tiempo como un fluir de
la conciencia en el curso de nuestras vivencias. Por otra parte, se afirma que esa misma ¿
conciencia funciona como un punto de incidencia de afecciones. Es necesario recordar €L-
que, de acuerdo con Husserl, la conciencia absoluta posee dos tipos de actividad en
55 relacion al fluir de los acontecimientos. Una intencionalidad transversal que se dinge
U24 hacia los objetos y una intencionalidad longitudinal a partir de la cual intenciona su sí-
68 E. Husserl, Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y una Filosofia Fenomenológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1949, traducción José Gaos.
73
mism069 . En el primer caso, se puede hablar de las retenciones de una de las fases
anteriores del ahora, por ejemplo retención' ...retención 2 . . . retención... 11 °. La
intencionalidad longitudinal es el propio fluir de la conciencia en sí misma hacia las
fases anteriores. Se dice, en este sentido, que la intencionalidad longitudinal sustenta la
intencionalidad transversal. En otras palabras, la conciencia temporal husserliana
"preserva lo mismo en lo otro" 71 . Husserl busca poner de manifiesto la manera en que la
intencionalidad longitudinal va desde un ahora hacia un "apenas" pasado, reteniéndolo
para generar un "gran ahora" 72. Sólo así puede tenerse una impresión general de lo que
sucede en un momento dado que la retención mantiene "juntos el presente puntual
(Jetzpunkt) y la serie de retenciones vinculadas a él" 73 .
En "Dios y la marioneta" se recupera entonces la concepción husserliana de la
retención transversal. En palabras de Lyotard, la conciencia absoluta de Husserl puede
69 Husserl utiliza el concepto de intencionalidad —concepto recuperado por Franz Brentano de la filosofla medieval— para definir esa característica propia de la conciencia de ser conciencia de "algo". La intencionalidad nos pone en contacto directo e inmanente con las cosas; es el modo de ser de lo conocido en la mente. De esta manera, en el percibir hay algo percibido, en el rememorar algo rememorado, en la reflexión hay algo sobre lo cual reflexionamos. Al mismo tiempo, la intencionalidad tiene un aspecto funcional que confiere forma al contenido. En pocas palabras, existe una función dadora de sentido de la conciencia: la función objetivadora de la intencionalidad. Ver R. Walton, Husserl. Mundo, Conciencia y Temporalidad, Almagesto, Buenos Aires, 1993. 70 Husserl llama impresiones en sentido estricto o protoimpresiones a las percepciones del ahora - aquellas que emergen como las presentaciones más auténticas y originales— e impresiones en sentido amplio al conjunto de protenciones y retenciones. Las primeras son inseparables de las segundas dado que éstas son un momento de mediación en donde la conciencia ya no es inmediata, como en aquellos, sino que es conciencia de conciencia - aún cuando el objeto dado es el mismo que en la percepción-. La conciencia mediada es el "horizonte temporal" que brinda un no ahora a partir del cual las impresiones en sentido estricto surgen como lo recibido. Existe una necesidad del trino perceptivo (ahora, pasado, futuro) y de su correspondiente correlato intencional, a saber, impresión originaria, retención y protención. En este sentido, se dice que las retenciones constituyen el horizonte viviente del ahora. En un anáUjnucioso, notamos que la retención, en tanto que modificación de una protoimpresión, dife todo feiómeno de índole perceptiva y no posee contenido impresional alguno. Es por ello que Husserl lo diferencia de la rememoración (recuerdo), la reproducción de la percepción de un objeto o presentación pasada. En otras palabras, mientras que la rememoración es una re-presentación del pasado, la retención es una des-presentación que conserva una fase del ahora sin sus horizontes de pasado y futuro. La retención es una modificación desde la pasividad. Así, toda percepción se transforma continuamente en una retención pasible de ser modificada y todo ahora se transforma en un pasado pasible de ser recuperado. 71 Ricoeur, P., Tiempo y Narración III, el tiempo narrado' siglo XXI, Madrid, 1966, traducción A. Neira, p. 670. 72 Ricoeur, P Op. cit., p. 669. ' Ricoeur, P Op. cit., p. 671
74
ser definida como la conciencia de la sucesión de hechos. En el ya mencionado artículo,
se sostiene que ninguna afección inmediata puede llegar a ser conocimiento si no es
concebida en términos de un presente dilatado. En este sentido, la re-presentación es
entendida como una cierta actividad por parte de un yo que busca reproducir una
instancia caduca. Lyotard sostiene que Husserl intenta salvaguardar la continuidad del
objeto en el marco de la alteridad temporal mediante su vinculación con una apenas
sido o recién pasado retenido y constituyente del ahora.
En otras palabras, el agregado de una conciencia "sintetizadora" permite que
toda afección se transforme en una retención, esto es, que todo "ahora" sea pensable
como pasado.
Esta síntesis microscópica ya es necesaria para la más mínima aparición. Puesto que de hundirse en lo puro diverso y dejarse arrastrar a él, nada aparecería ante la conciencia y, por otra parte, al no tener "lugar" el aparecer mismo, nada desaparecería 74 . [ ... ] De modo que por escasa que sea la "pizca" de lo diverso en que consiste la aprehensión, la fenomenología siempre la exige [la retención] para que haya aprehensión y aparición. (IH, 163)
Sin la intervención de algún tipo de síntesis o preservación de la conciencia en sí
misma, no habría posibilidad de hablar de lo que tiene lugar.
Sin embargo, Lyotard busca poner de manifiesto que existe una manera diferente
de operar por parte del pensamiento. Como se explicó más arriba en el apartado 1, la
reflexión tautegórica (modus aestheticus) "trata de señalar" el rasgo domiciliario de la
captación fenoménica. El pensar se auto-interpela para saber sobre su estado (état) sin
necesidad de síntesis o conciencia absoluta del tiempo. Hay que recordar que el
objetivo es definir el acontecimiento como ocurrencia del pensamiento. En "El tiempo
hoy" (1988), Lyotard afirma:
74 Lyotard está pensando en una de las consecuencias que supondría aceptar el acontecimiento como un "ahora". Como dijera Aristóteles utilizando el método aporemático: "si «ser simultáneamente en el tiempo», y no «antes» ni «después», es «ser en un mismo y único ahora», y si lo anterior y lo posterior son en este preciso «ahora», entonces las cosas sucedidas hace diez mil años existirán simultáneamente con las que están sucediendo hoy, y nada será anterior no posterior". Aristóteles, en Física, L. IV, op. cit., p. 85.
Nos dejamos deslizar del tiempo que presenta, implicado en cada "ocurrencia", al tiempo presentado [por la conciencia] en que se convirtió [...] Lo que olvidamos en esta síntesis objetivante es que ella misma tiene lugar ahora, en la ocurrencia presentante que efectúa la síntesis, y que ese "ahora" no es aún una de las "veces" que presenta en la línea diacrónica (IH, 66)
En esta cita, Lyotard quiere poner de manifiesto que la inmediatez de la afección se da
siempre en un "suceder" que no es pasible de síntesis alguna pero que, sin embargo,
puede esa otra manera ser sentida por el pensamiento. Esta otra manera también es
posible gracias a que el pensar siempre está donde está el pensamiento. Esto responde al
primer rasgo del juicio reflexionante tautegórico: el pensar es(tá) siempre (est toujour
lá). Recordemos que, de acuerdo a lo que se afirma en las Leçons sur 1 'analytique du
sublime, todo pensamiento se halla acompañado de un sentimiento que le indica su
estado. Esto remite a la subjetividad de lo sublime como afección sobre el juicio
reflexionante tautegórico. En este sentido, puede afirmarse que gracias al sentimiento de
lo sublime —y su correlato, la violencia ejercida a la facultad de la imaginación—, se
pone en evidencia el signo de una impresentabilidad. En Peregrinaciones (1988),
Lyotard escribe que:
Una vez que la imaginación se libera de la carga del conocimiento, funciona no sólo de una manera reproductiva, sino también productiva. Revela la facultad de presentar a la mente formas ineeradas con ocasión de la percepción de fenómenos, para enriquecer y ampliar la comprensión sintética de la materia perceptiva. Yo diría que desvela una serie de nubes, que todavía están por pensar. (PE, 57)
Puede afirmarse que parecido al que
le fuera asignado en Discours, figure a a figura-matriz (DF, 279). A modo de
transgresión de su misma función, la imaginación presenta formas que no buscan
aprehender una afección bajo la determinación de un concepto. Al igual que en el caso
de la figura-matriz, la función de estas formas es enriquecer el espacio figural; las
formas están ahí para ser vistas. Es a partir de la visualización de estas formas
inesperadas que se evoca un sentimiento sublime. Este sentimiento es lo único que
76
puede dar cuenta de la ocurrencia en que se encuentra el pensamiento en cada caso, vale
decir, de su estado (état).
En suma, Lyotard busca señalar, por un lado, que "el presente que presenta es
inasible" y que el acontecimiento como tal "todavía no es" (IH, 66). Inversamente, si el
acontecimiento resulta pensable o presentable a la conciencia, entonces ya no es tal, en
otras palabras, no es presente. La búsqueda de aprehender el acontecimiento como una
presencia conceptualmente determinable siempre llega, o bien demasiado tarde, o bien
demasiado temprano. Lo que sucede en cada caso al pensamiento sólo puede ser
concebido como una afección sentimental provocada por formas producidas por la
imaginación. En pocas palabras, Lyotard afirma que el pensamiento que se sabe
pensando en su ocurrencia e inmediatez es solamente sentible. Como se verá a
continuación, lo que le ocurre al pensamiento de las vivencias sólo puede ser
"testimoniado" en términos de la ambivalencia de dolor y placer del sentimiento.
Para ilustrar este punto, Lyotard elij e la obra del Barnett Newman (The sublime 2 is Now -1948). En "El instante, Newman", se afirma que lo interesante de la obra del
artista estadounidense "no es que esté obsesionada por la cuestión del tiempo, sino que
le da una respuesta inesperada: que el tiempo es el cuadro mismo" (IH, 85). Ahora bien,
¿de qué tiempo se trata cuando se dice que lo sublime es "ahora" (now)? ¿qué quiere /
decir que el tiempo es el cuadro?
El now de Newman es desconocido por la conciencia, que no pude constituirlo. Es más bien lo que la desampara, la destituye, lo que aquél,J no logra pensar e incluso lo que olvida para constituirse a sí misma. LoÁue no llegamos a pensar es que algo sucede. O más bien, y más simplen'nte: que sucede... (IH, 96) /7
Lyotard uti obrale Newman para mostrar la manera en qyl acontecimiento
como ocurrencia el pensamiento debe ser comprendido. Si bien se ha demostrado que
el acontecimiento o puede ser entendido como un "ahora" teiporal, no puede negarse
77 o
J
que es algo "que sucede". Existe una ocurrencia del acontecimiento que emerge como la
cuestión del acontecimiento. El Now de Newman es el pensamiento en su autoreferencia
cognoscitivamente. Lyotard afirma que, en tanto inmediatez o now, los cuadros son
esquivos a la conciencia constituyente y resultan sólo aprehensible como sentimiento
(luego, temporalmente, aparecerá la posibilidad de preguntar sobre lo sucedido).
Lo importante para Lyotard es que, al igual que Cézanne, Newman busca
escapar de la "prisión figurativa". Su obra afirma expresamente que el cuadro permite
asimilar el acontecer temporal y figural. Con este objetivo en mente, el artículo sostiene
que el artista debe trabajar con los materiales propios de su disciplina artística 75 con el
objetivo de
suscitar la sorpresa admirada, la maravilla, de que algo sea y no más bien nada.
XF_Nos amenaza, pero se produce el relámpago del tzimtzum (retraimiento), el
(~ S'pDoneip e aparta las tinieblas, decompone como un prisma la luz en colores y los
sobre la superficie en un universo. Newman decía que era en primer lugar un dibujante. Hay una santidad del trazo. (IH, 92).
Al igual que en Discours, figure, la línea del dibujo está vinculada al abandono del
pensamiento conceptual. Es importante recordar que, de acuerdo a lo visto en el capítulo
1 del presente trabajo, el espacio plástico provoca una "incomodidad indeseada" que
"desarma" al pensamiento y que mantiene a 1 'écart toda racionalidad prerreflexiva (DF,
218). Si Cézanne había logrado la ruptura pictórica con el Quattrocento mediante la
des-representación, "en Newman, esta evasión no consiste en franquear los límites
fijados al espacio figurativo [...]
sino en asimilar el tiempo del acontecer en que tenía
lugar la presentación del objeto pictórico mismo" (IH, 92). En otras palabras, puede
75 En este sentido, puede observarse que Lyotard reestablece también un vínculo con la obra de Theodor W. Adorno. En "El artista como lugarteniente" Adorno afirma que es necesario lograr que el compromiso de los artistas radique en el ámbito de pertenencia de éstos, está es, sus materiales artísticos. Así, el artista asume la denominada práctica dialéctica en tanto trabaja con los materiales y las técnicas de su tiempo. Adorno sostiene que el rol del artista es el de ocuparse de cómo transformar y hacerse cargo de sus condiciones de producción. De esta manera el artista no será víctima de la racionalidad dominante que opera sobre él, aún contra su voluntad. Lyotard destaca la pertinencia de Newman en su vocación por el trabajo con los materiales propios de su disciplina artística lo que lo ubica en sintonía con los aspectos más programáticos de la teoría adorniana. Véase T. W. Adorno, en "El artista como lugarteniente", Notas sobre literatura, Ariel, Barcelona, 1962, traducción M. Sacristán,
78
sostenerse que el recorrido iniciado por la pintura de Cézaime ya no es pertinente para la
pintura en la contemporaneidad. Hoy, el objetivo es diferente: "la pintura tiene por regla
la búsqueda de esas reglas de formación de las imágenes pictóricas, como la filosofía la
de las frases filosóficas" (IH, 125). Ahora bien, ¿de qué forma puede asimilarse el
acontecer en el espacio plástico? ¿Cómo afectan los materiales pictóricos al espíritu?
¿De qué manera se puede lograr una "sorpresa maravillosa" mediante un cuadro?
En el artículo "Conservación y color" (1986) Lyotard ofrece la respuesta a estos
interrogantes. En primer lugar, se insiste en la necesidad de que los artistas conserven su
ámbito disciplinario. En la misma línea, Paul Beidier afirma que para lograr una obra
sublime, los artistas deben "enfatizar los objetos en sí más que las emociones sentidas
por el observador; el resultado de un arte objetivado es simplemente una forma diferente
de emoción, mucho más sensual" 76 . La hipótesis del artículo de Lyotard que justifica tal
prescripción es que el color conserva en sí una presencia pura, materialmente inmaterial
(si se la considera bajo el régimen de la receptividad)
A diferencia de las formas, y más aún de las figuras, el color parece sustraído, al menos por su efecto, por su capacidad de afectar al sentimiento, a las circunstancias del contexto, a la coyuntura y en general a toda intriga. [ ... ] el color, en su ser ahí, parece desafiar toda deducción. Como deshacer el timbre en la música parece desafiar al espíritu. [Esta capacidad] lejos de ser mística, es más bien material. (IH, 154)
El color desafía toda deducción, esto es, no puede ser sintetizado de ninguna manera.
Esta "inmaterialidad" del material supone que no se puede concebir ni experimentar
como un conocimiento en sentido puro. Para captarla, el espíritu debe perderse en esa
materialidad inmaterial caracterizada como el matiz o el timbre del color. Ambos ponen
en evidencia que, independientemente de cualquier inscripción en un soporte, el suceder
76 P. Beidler, "The Postmodern Sublime: Kant and Tony Smith's Anecdote of the Cube", Thefournalof Aesthetics andAr! Criticism, (American Society for Aesthetics) año 53, Vol. 2, Primavera 1995, p. 178.
79
de un color o una melodía anonada (anéanti). El matiz y el timbre "condenan" toda
deducción al fracaso dado que en su "aquí y ahora" son singularmente incomparables.
el material de la que hablo, el matiz (color, timbre), habría que imaginarlo - pero ya es demasiado, demasiado pesado— como si fuera conjuntamente el acontecimiento y aquello en lo que éste sobreviene. No habría en primer lugar una superficie y a continuación ese rasgo que acierta a marcarla ( ... ) No, sería más bien la llama, el enigma de la llama misma, que indica su soporte destruyéndolo. Desmiente su forma. Se evade de su semejanza consigo misma. (IH, 162).
Al igual que con la línea en Discours, figure, el matiz y el color exigen una actividad
extraordinaria por parte de la sensibilidad. Si antes se exigía la permeabilidad a una
presencia flotante de la línea (DF, 218), ahora el desafio es dejarse afectar por un
sentimiento enigmático. Lyotard sostiene que la pintura de Newman entrega la
presencia del acontecimiento como "ocurrencia, como presencia pura, puntual" (IH,
160). Esta presentación exige un "desarme del espíritu" (IH, 155) para ser captada ya
que no se la puede concebir ni experimentar con las formas de la sensibilidad (CRP,
B34-A20, p. 65). Color, matiz, timbre, línea, esta constelación 77 de conceptos es la que
utiliza Lyotard para referirse a ese material capaz de afectar la sensibilidad sin ser
síntetizado. En "Lo sublime y la vanguardia" (1983) Lyotard había afirmado que:
Un acontecimiento, una ocurrencia, es infinitamente simple, pero esta simplicidad sólo puede abordarse en la indigencia. Lo que se denomina pensamiento debe ser desarmado [ ... ] Esta agitación [que desarma el pensamiento], en el sentido más noble (Agitation es la palabra mediante la cual Kant designa la actividad del espíritu que tiene juicio y lo ejerce), sólo es posible en la medida en que queda por determinar algo que aún no lo ha sido. Uno puede esforzarse por determinarlo construyendo un sistema, una teoría, un programa, un proyecto, y es preciso hacerlo. Anticiparlo. También puede interrogarse sobre ese "resto", dejar surgir lo indeterminado como siguo de interrogación" (IH, 96)
77 Utilizaremos este término astronómico que, originalmente Adorno tomó prestado de Benjamin, para designar un "conjunto yuxtapuesto, más que integrado, de elementos cambiantes que se resisten a ser reducidos a un común denominador, a un núcleo central o a un primer origen generador". Véase M. Jay, Adorno, siglo XXI, Madrid, 1988, traducción Manuel Pascual Morales, p. 5.
NE
La distinción entre la línea y la letra en Discours, figure había permitido el ingreso al
ámbito de las expresiones artísticas gracias a la discriminación entre espacio figural y
espacio textual. Ahora, Lyotard realiza una nueva distinción que conserva, empero, una
discriminación "espacial". Por un lado, se reconoce la necesidad de determinar el
acontecimiento de acuerdo a una conceptualización sistemática. Es "preciso" poder
anticipar aquello que todavía no ha sido determinado. Sin embargo, al igual que en las
Le çons, Lyotard quiere preguntar sobre una manera y no sobre un método (LA, 19). En
este sentido, es necesario también interrogarse sobre la posibilidad del "resto"
indeterminado que supone todo acontecimiento. La dificultad radica en que la simpleza
e inmediatez del acontecimiento como ocurrencia sólo puede ser encarado (envisagé)
desde la indigencia racional. ¿Cómo alcanzar este estado de no razonabilidad
(arraisonnement)78 ?
En el mencionado artículo, se afirma que si pensamos lo sublime como
ocurrencia "aquí y ahora", no entramos en contradicción con la idea kantiana de que lo
sublime es aquello que no puede ser mostrado, aquello que permanece im-presentable.
La caracterización de la obra de arte como aquello que "desarregla toda armonía" (IH,
101), pone en evidencia que Lyotard sostiene, al igual que en Discours, figure, una
funcionalidad disruptiva del arte. Mediante la recuperación de lo sublime kantiano, se
quiere poner de manifiesto que existe un sentimiento que tal vez pueda dar respuesta a
la interrogación por el "resto". El sentimiento sublime presenta un carácter ambivalente
que anuncia y omite lo indeterminado de las "Ideas de la razón" (CRP, A322—B379, p.
315). La impotencia de la imaginación para determinar la afección es compensada por
las Ideas de la razón. Pero no existe una presentación posible para dichas Ideas: son
impresentables.
78 "El arraisonement es la visita de inspección a un buque, pero en este contexto podría traducirse como "irrazonamiento", alejamiento de la razón". Citado como nota al pie por el traductor Horacio Pons, en J.-F. Lyotard, Lo Inhumano, op. cit., p116
81
Lyotard vincula las "Ideas de la razón" y las producciones experimentales de las
vanguardias artísticas en tanto ambas buscan presentar eso que resulta impresentable 79 .
En este sentido, cuando se sostiene que "la estética moderna es una estética de lo
sublime" (PÑ, 25), hay que interpretar que la filosofia kantiana de lo sublime está en la
base del proyecto y de la axiomática vanguardista. El papel que tiene la vanguardia
estético-experimental, considera Lyotard, es el de hacer ver que hay algo que se puede
concebir pero que no se puede presentar a la razón. En una carta a Thomas Carroll
escrita en 1982, Lyotard afirma:
El gusto atestigua así que puede experimentarse en el modo del placer un acuerdo no determinado entre la capacidad de concebir y la capacidad presentar un objeto correspondiente al concepto [Imaginación y Entendimiento]. Lo sublime es un sentimiento diferente. Tiene lugar, al contrario, cuando la imaginación fracasa [ ... ] Como pintura, [una estética de lo sublime] "presentará" sin duda algo, pero lo hará negativamente, evitará pues
¡ Lw., la de ¿I u MTevich, hará ver en la medida en que prohíbe ver, procurará placer dando
Ç\ pena, se consagra a hacer alusión a lo impresentable, por medio de presentaciones visibles. (P.Ñ 22)
f 1 Lo sublime es un "desarreglo de las facultades entre sí" (IH, 103) que posibilita una
superación de la razón representacional. Lyotard afirma que esta "agitación" es la que
permite pensar la expresividad pictórica como un testimonio de lo inexpresable, del
resto. La obra de Newman es sublime ya que, en tanto es un acontecimiento "ahora",
testimonia el instante, la ocurrencia. En palabras de Lyotard:
.habría que traducir The sublime is Now no por: Lo sublime es ahora, sino por ahora, tal es lo sublime. No en otra parte, no allá arriba ni allá lejos, no más temprano ni más tarde, ni en otro tiempo. Aquí y ahora, sucede que..., y es el cuadro. (IH, 98)
M4tÁ ¿ w
79 "El carácter innovador del fauvismo residía precisamente en no ser un arte imitativo, así como en subrayar la importancia de la autonomía del color con respecto a la forma [ ... ] El color adquiere en un protagonismo absoluto, ya que en lugar de representar fielmente la realidad, [el fauvismo] 0pta por pintar tal y como ve, o mejor, tal y como se siente. Se trata, por consiguiente, de presentar sensaciones o vivencias [que no sonrresenables] a través del vigor cromático". L. Cirlot, "El fauvismo" en Primeras Vanguardias artísticas, Terramar, La Plata, 2007, p. 12.
82
Así, el cuadro no debe someterse a modelos representacionistas sino que debe tratar de
dar cuenta o de presentar lo impresentable: el acontecimiento como ocurrencia. Si bien
la obra es artificio y simulacro, su importancia radica en su capacidad de conducir al
hombre a un estado vinculado a un sentimental: lo sublime. El sentimiento sublime
pone en evidencia una "laguna" en el ámbito de las facultades racionales. El
pensamiento se ve sobrepasado y obligado a abandonar toda voluntad de determinación
conceptual. Esto provoca pena, dolor, displacer. Al mismo tiempo, en tanto
presentación negativa, el cuadro provoca un placer indirecto vinculado al
descubrimiento de la caducidad de todo pensamiento en su ocurrencia. En palabras de
Lyotard, "el pensamiento sólo ocurre cuando escuchamos atentamente la pregunta: está
sucediendo que ... ? [II arrive que...
Resumiendo, Lyotard encuentra en la estética kantiana la reformulación de la
"defensa del ojo" hecha en Discours, figure. Al igual que la figura-matriz, el
acontecimiento como ocurrencia del pensamiento evoca inadecuación e incomodidad en
relación a la racionalidad sistematizante. La opacidad del suceder temporal que
deshabilita todo pensamiento "alude a algo que no puede mostrarse o hacerse presente
(como decía Kant, dargestellt)"81 , esto es, el sentimiento (de lo) sublime.
En el apartado que sigue, se analizará en qué medida puede pensarse hoy en lo
sublime como una categoría estética. Sin embargo, es necesario preguntarse antes, ¿es
posible reducir el proyecto de Lyotard y afirmar que se está sustituyendo una filosofia
de lo figural (con la figura-matriz como categoría esencial) por un "misticismo del
acontecimiento" 82? Con lo sublime, Lyotard está repensando lo visual y su función en el
ámbito de la estética. Si en Discours, figure su problema fue defender el ojo, con las
80 G. Van Den Abbeele, "Interview: Jean-Francois Lyotard", op. cit., p. 16. 81 M. Jay, Ojos abatidos, op. cit., p. 437. 82 Rajchman, "Jean-Francois Lyotard's Underground Aesthtetics", October (The MIT Press), Vol. 86, Otoño 1998,p. 7.
Lecons sur 1 'analytique du sublime se busca "liberar" lo sensible. Las sensaciones en
general, y lo visual en particular, son experimentables cuando nos encontramos con la
presentación impresentable de lo sublime. Entonces, ¿cómo funciona lo sublime hoy?
Y, ¿de qué manera se rearticula la tarea filosófica en el marco de una arte de lo sublime?
III. LA ESTÉTICA DE LO SUBLIME POSTMODERNO Ç
En un artículo llamado, "Después de lo sublime, estado de la estética" (1987), Lyotard
ofrece una respuesta (más o menos) organizada a algunas de las consecuencias que
conileva la postulación de una posible estética de lo sublime para el ámbito de las artes.
El razonamiento que guía la argumentación es "que lo que está en juego en las artes
[hoy] ya no es lo bello, sino algo que compete a lo sublime" (IH, 139). Ahora bien, ¿qué
puede ser arte sublime hoy? ¿Debe pensarse que el arte sublime (deudor de la "analítica
de lo bello"), debe ser un arte sin concepto y al mismo sin forma espontánea? ¿Cómo
justificar el surgimiento de una nueva categoría estética? ¿Qué consecuencias trae para
el pensamiento crítico-filosófico?
En primer lugar, hay que destacar que, al igual que en el análisis kantiano, el de
Lyotard afirma que lo ilustrativo del arte sublime será aquello que proponga una
materialidad in-forme. La estética sublime de Lyotard trabaja con la materialidad
inmaterial de las artes (el color, el matiz, el timbre, etc.). En otras palabras, el arte
sublime será aquel que tenga como objetivo la presentación de lo impresentable
mediante los materiales propios de su disciplina artística.
• . lo que las artes ponen en juego (sobre todo la pintura y la música) no puede ser otra cosa que abordar la materia, la presencia, sin recurrir a los medios de la presentación (IH, 144)
Hay que recordar que la denominada inmaterialidad del material artístico está vinculada
al hecho de que ésta sólo puede "tener lugar" si se suspenden al menos por un instante,
84
las facultades activas de la conciencia. Esto nos conduce a un estado en donde el "yo
pienso" kantiano desaparece en pos de la presencia de un acontecimiento como
ocurrencia del pensamiento. Esta materialidad inmaterial no tiene finalidad alguna sino
que "es la presencia en cuanto impresentable al espíritu, siempre sustraída a su influjo
[de determinar]" (IH, 146).
Como se vio anteriormente (cap. II, apartado 3), lo sublime kantiano es un
sentimiento ambivalente de dolor y placer. Pensar una estética de lo sublime significa
pensar en un arte capaz de suscitar una ambivalencia sentimental. En este sentido, se
puede afirmar con David Carroll que "[el arte] sublime le indica al espectador que
nunca puede estar seguro de aquello que contempla" 83 . La materialidad con la que
trabaja provoca que los datos a reagrupar por la imaginación sean inestables e
inaprensibles. De esta manera, una obra que evoque el sentimiento sublime será una
obra sobre "lo disperso, lo que no deja de desvanecerse" (IH, 146).
este estado de sublimidad (Kant), inestable pero durable, en el cual lo informe de la carne sirve para revelar la capacidad de las Ideas, no es un éxtasis, pero es al menos una semi-gracia (un demi-gráce)84 .
El arte sublime no posee una función emancipadora ni unmensaje libertador o
revolucionario. Sin embargo, un cuadro posee la facultad de presentar la singularidad
material de una inmaterialidad que le sucede al espectador, como ui4i-gci'
Lyotard afirma que el cuadro pictórico (pero podría ser una pieza musical o cualquier
obra que experimente con sus materiales) ofrece la posibilidad de recuperar sensaciones
que no solemos experimentar habitualmente.
Se recordará que en Discours, figure, existía la necesidad de un esfuerzo casi
interminable para que el ojo "se deje captar por la forma; para que se deje comunicar la
83 D. Carroll, "Rephrasing the Political with Kant and Lyotard: From Aesthetics to Political Judgement", Diacritics (The Johns Hopkins University Press), Vol. 14, nro. 3, otoño 1984, p. 83. 84 J.-F. Lyotard, "L'appointé", L 'assassinat de 1 'expérience par la peinture, Monory, Le Castor Astral, Paris, 1984, p130.
KR
energía que detenta" (DF, 218). Algunos años después, en Des dispositfs pulsionneis,
Lyotard afirmaría que esa energía podía y debía ser recuperada y redireccionada por el
objeto "obra de arte". En el período de la estética libidinal, las obras artísticas eran
concebidas como dispositivos transformadores de energía. Durante los años ochenta,
Lyotard lleva a cabo investigaciones sobre Kant y la "analítica de lo sublime" que
reorientaban una vez más su interpretación estética sobre el arte.
La relectura de Kant le permite a Lyotard concluir que existe una capacidad
sensible que se encuentra atrapada bajo una hegemonía del sentimiento. En "Lo sublime
y la vanguardia" afirma que sólo es posible liberarse de dicha sujeción mediante una
"ascesis interior que libera al campo perceptivo y mental de los prejuicios inscriptos
incluso en la visión misma" (IH, 106). Lyotard sostiene que mediante una oposición
sistemática a las reglas dominantes de la "buena forma", y gracias a la tarea testimonial
del artista, la_vanguardia pudo encaminarse hacia una estética de lo sublime como
reducto de liberación de lo sentimental.
Al interrogar el sucede que es la obra, el arte de vanguardia abandona el papel de identificación que la obra desempeñaba precedentemente con respecto a la comunidad de los destinatarios. (IH, 109)
La vanguardia ha abandonado cualquier intento de vincularse con el espectador en un
lenguaje de signos consensuado. Lyotard no quiere que el cuadro pictórico tenga por
objetivo el figurar un pensamiento por imágenes. Con la obra de Cézanne se ha
quebrado la relación con el espacio pictórico representacionista del Quattocento. Sin
embargo, ¿es posible pensar otro tipo de comunidad, irreductible a las teorías de la
comunicación, pero que permita alguna forma de identificación?
En "Algo así como: comunicación ...sin comunicación" Lyotard trabaja sobre de
una hipótesis contundente: la historia del arte conjura la no comunicabilidad de las
obras. En otras palabras, un "buen" cuadro es aquel que puede generan un vínculo
semántico con un espectador. Las instituciones buscan construir un saber edificante a
partir de un lenguaje de las artes que se distancia de lo visual. Lyotard pone una vez más
de manifiesto la defensa del mundo percibido desde lo visual. En este sentido, escribe
que "hay un pensamiento del arte que no es un pensamiento de la no comunicación sino
de la comunicación no conceptual" (IH, 112). Mientras que las instituciones, entre ellas 1
la historia del arte, buscan que las obras de arte aparezcan como "huellas" de una
sociedad supuestamente ávida de representaciones, Lyotard apela a que
Consideremos aquellos espectáculos en que los que se señala es la superioridad de nuestra capacidad de libertad con respecto a la manifestada en el espectáculo mismo (IH, 116).
Las producciones artísticas pueden comunicar un mensaje al público
independientemente de la comunicabilidad de un sistema lingüístico. El arte puede
"señalar" una capacidad de aprehensión prerreflexiva y asistemática. De acuerdo con
Lyotard, el espectador es quien debe realizar un gesto que supone una ejercitación
ascética. La estética en la que se está pensando demanda que este gesto no se logre sin
esfuerzo (DF) ni sin inversión de energías (DF). Esto quiere decir que mientras que el
artista debe "expresar[se] mediante la experimentación libre", el espectador debe
"ejercitarse en una práctica aprehensiva a-conceptual y an-objetiva" (IH, 124).
Por otra parte, Lyotard afirma que la autonomización radical del espacio artístico
de la estética de lo sublime está hoy "doblemente amenazada". Por un lado por la
2 política cultural y, por el otroor la lógica del mercado capitalista. La hipótesis es que
estos ámbitos exigen del arte obras con contenido representacional conducente. De esta
manera, se fomentan las producciones artísticas que estén "bien formadas" a ojos del
espectador. El objetivo es que éste pueda entenderlas y dialogar con ellas sin mayores
esfuerzos:
que el público reconozca aquello de lo que las obras tratan, comprenda lo que se quiere significar, pueda darle o negarle asentimiento con conocimiento de
causa e incluso, si es posible, pueda extraer de aquellas que acepta cierto consuelo (PÑ, 18).
En pocas palabras, Lyotard considera que el arte corre el peligro de ser reducido a un
ámbito de diálogo comunitario y terapéutico. Sin embargo, mientras que el mercado y la
política propugnan por un arte ordenado, comunicativo y conceptualmente estructurado, (sA*l
la estética de lo sublime busca convertirse en testigo de lo que hay de indeterminado. En
última instancia, la propuesta de Lyotard sigue siendo una defensa del ojo en tanto
quiere mostrar algo que sólo puede verse y que "no deja de olvidarse en el significar"
(DF, 9). En este marco, la apuesta que recoge de la vanguardia está vinculada a esa
necesidad artística de inscribir las "pequeñas sensaciones que están ocultas en la ' l °"
rv—(J
ge
habitual"
(IH, 106). Estas "sensaciones colorantes" son las que hacen evidente que.
• . los trabajos ejecutados por las vanguardias artísticas desde hace un siglo se inscriben en un proceso que afecta a las sensibilidades (visuales, auditivas, motrices, de lenguaje) y no a los conocimientos o los saberes. [...] Por ello, se percibe una tarea decisiva: hacer que la humanidad esté en condiciones de adaptarse a unos medios de sentir, de comprender y de hacer muy complejos (PI 99)
En esta cita de la carta que Lyotard escribió en 1985 a Thomas Chaput, se pone de
manifiesto la manera en que el arte ha asumido una nueva función inhumana85 . La obra
de arte tiene la tarea de subvertir y adaptar la capacidad humana, tal y como fuera
explicitada por Kant. En su correspondencia con Thomas E. Carroll, Lyotard afirma en
1982 que, como humanidad, nos encontramos en un "momento de relajamiento" (PI
11). Vale aclarar que la carta tenía como objetivo responder acerca de algunas
consecuencias que La condición postmoderna tenía para el arte. Es jrniento tiene
que ver con la exigencia de un orden, de un deseo de unidad, que conduce a la conjura
85En este sentido, tal vez sea indispensable pensar en los artistas de la manera en que pensaba Guillaume Apollinaire: "Ante todo, los artistas son hombres que quieren volverse inhumanos. Buscan trabajosamente las huellas de la inhumanidad, huellas que no se encuentran en la naturaleza". G. Apollinaire, La pintura cubista, Buenos Aires, Nueva Visión, 1964, citado por L. Cirlot en Primeras vanguardias artísticas, op. cit., p. 46.
de la experimentación artística. Frente a la inconmensurabilidad de un mundo cada vez
más complejo, la respuesta reaccionaria es la de curar la sociedad de cualquier tipo de Ipf ~,v jiDe acuerdo con el diagnóstico de la carta, se busca organizar en diferentes
dominios (historia, arte, filosofia, ciencia, etc.) la producción experimental bajo la égida
de algún tipo de discurso subyacente que "preserve a las conciencias de la duda" (FN,
15).
Sin embargo, obligar al arte a "volver a la comunidad" bajo la idea de algún tipo
de identidad organizativa conduce a imponer un arte heterónomo y funcional a la
homogeneización de lo social. Siguiendo a Marc Jimenez, "una sociedad más justa, más
verdadera no se obtiene, según él [Lyotard], gracias a la homogeneidad del discurso,
científico, político, ético, económico" 86 .
Estos discursos homogeneizadores, ya denunciados en Discours, figure, siguen
siendo una amenaza en el esquema de Lyotard porque buscan "la conquista absoluta del
sentido" (DF, 32). Sin embargo, de acuerdo con La condición postmoderna (1979), falta
la creencia en los "grandes relatos del sentido" 87 . En esta obra —que tiene como objetivo
analizar el funcionamiento de las denominadas sociedades tecnocientíficas 88— Lyotard
busca denunciar que existe un criterio de legitimación de Jacto, a saber, la
performatividad 89 (entendida como el establecimiento de un criterio técnico de
sociabilidad que administra los elementos del conjunto siempre en términos de
86 M. Jimenez, "Postmodernité, philosophie analytique et tradition esthétique", en VV. AA., Philosophie de lart, Ellipses, Paris, 1998, p. 154. 87 La falta de credibilidad no es un aspecto distintivo de la postmodernidad, sino que debe ser entendido como la profundización de una actitud típicamente moderna. En este sentido, Lyotard afirma que la postmodernidad ya habitaba, en germen, en la modernidad, esto es, "lo posmoderno no puede ser un época en sí, dado que siempre estuvo presente en la modernidad de forma embrionaria". Véase N. Brügger, "What about the Postmodem? The Concept of the Postmodern in the work of Lyotard", Yale French Studies (Yale University Press), nro. 99, 2001, p. 89. 88 Sociedades tecnocientífic o ca italistas son expresiones que refieren al conjunto de
sociedades de la postguerra mundial, industrializadas y occi en les. Estas nociones son utilizadas como homónimas en las obras de Lyotard. (1/ _ 89 Los enunciados preformativos son uno de los diferentes tipos de enunciados que en su obra ¿Cómohacer cosas con palabras? (1962) Austin caracteriza como aquellos que no se limitan a • describir un acontecimiento sino que por el mismo hecho de ser expresados "realizan" el acontecimiento.
89
inputs/outputs). En tanto metacrítica de la epistemología tecnocientífica, la propuesta
central de La condición postmoderna radica en la posibilidad de pensar en otro tipo de
legitimación90 . Una legitimación paralógica, por ejemplo, propugnaría por el uso de
"pequeños relatos" dado el descreimiento general que ha suscitado "el capitalismo
energúmeno" (DF, 21).
Volviendo al problema de la homogeneidad del discurso, vale recordar que al
igual que en Discour, figure, Lyotard entroniza el acontecimiento repentino como
maniobra de liberación sobre la sujeción discursiva. La diferencia con dicha obra es que
La condición postmoderna suma un aspecto competitivo vinculado al carácter
agonístico 9 ' que posee la transmisión de la información. La obra busca poner de
manifiesto la existencia un discurso institucional limitante 92 que conduce a una
aceptación a-crítica de una particular concepción instrumental del saber.
En este sentido, Lyotard insiste con la idea, trabajada también en Discours,
figure, de una censura de la otredad en el discurso dominante. Si no existe la posibilidad
conceptual de reaccionar contra el saber establecido, la noción de una lucha de pugna y
90 El afán por la búsqueda de un fundamento absoluto y universal conduce inexorablemente a la deslegitimación de cualquier relato que busque integrar la totalidad de sentido. Es por esto que en La condición postmoderna se realiza un examen crítico sobre las reflexiones científicas propias de la modernidad y sobre sus mecanismos de legitimación. De forma un tanto esquemática, Lyotard afirma que este período está caracterizado por una visión de lo social que suele moverse dentro de un plano bipolar. Las sociedades eran analizadas excluyentemente como:
sociedades con una dinámica que respondía a la idea de un todo funcional sociedades de dos tipos: pAr un lado, aquellas que reproducen sus condiciones materiales de existencia por e , ellas que a neiben como un algo sujeto a un principio de la contestación.
1 Lyotard está pensando o agonístico" como una lucha entre diferentes "receptores semánticos" por lograr una buena posición en un sistema jerarquizado de sentido. Lo Agonístico (y(ovietiç - combatiente, luchador), está relacionado con los juegos, los certámenes yio las luchas públicas. Al mismo tiempo, la palabra agonista, del mismo origen, se utiliza en bioquímica para hablar de aquella sustancia que es capaz de unirse a un receptor y provocar una respuesta positiva. Una sustancia agonista es lo opuesto a una antagonista que bloquea al receptor. 92 "Una institución siempre difiere de una discusión (entre dos amigos por ejemplo) en que requiere limitaciones suplementarias para que los enunciados sean declarados admisibles en su seno. Esas limitaciones operan como filtros sobre la autoridad del discurso, interrumpen conexiones posibles en las redes de comunicación: hay cosas que no se pueden decir" (CP, 40).
sustitución93 es reducida desde sus orígenes 94. En el marco de esta lógica maniqueísta
de lo racional y lo otro, la tarea de una metacrítica de la epistemología debe ser mostrar
que toda filosofia es, en última instancia, un engaño. En palabras de Vincent
Descombes, si "Platón cerraba las puertas de su ciudad a los poetas, a quienes acusaba
de narrar historias seductoras, pero ajenas a la verdad [...] ahora habría que mostrar que
también Platón nos cuenta historias" 95 .
Ahora bien, ¿cómo debemos entenderse la tensión existente entre La condición
postmoderna y el nacimiento de una estética de lo sublime?
la idea postmodernidad está estrechamente atada al principio [moderno] de que es posibT .esarie..xompr con la tradición e instaurar una manera e vivir yde pensar absolutamente nueva. (PÑ, 90)
La estética de lo sublime es consecuencia de la condición postmoderna. En este sentido,
ella también busca desenmascarar otras estéticas. En "Después de lo sublime, estado de
la estética" (1987), se pueden distinguir tres blancos de ataque. En primer lugar, Lyotard
dice que la estética de lo sublime está en contra de la estética que propugna un "arte de
tendencia". La resistencia a toda tendencia exógena está vinculada a que toda
orientación política es vista como reaccionaria en tanto ataca la experimentación
artística en su autonomía. En un texto de 1981 publicado en Le Nouvel Observateur,
Lyotard sostiene que:
93 Lyotard retorna la discusión entre géneros de discurso establecida por Iuri Tinianov. En El hecho literario, se plantea que entre géneros discursivos no se da una evolución planificada sino que los quiebres ocurren mediante saltos o deplazamientos. Tinianov sostiene que siempre hay un género que se impone a los demás gracias a su magnitud. Sin embargo, esta gran forma es pasible de una descomposición paulatina que permite el ascenso de otro género ubicado en la periferia (lugar a donde irá el género descompuesto). No hay epigonismo discursivo, sino que la evolución tiene lugar por pugna y sustitución. Una nueva forma discursiva consiste en un nuevo principio de construcción, esto es, una nueva relación entre factores constructivos que permita nuevas reglas de aplicación, configuración y deformación del material discursivo. Ver 1. Tinianov, "El hecho literario" [1924], en Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtin, semiótica del discurso. VV. AA., compilación de E. Volek, Fundamentos, Madrid, 1995, p205. 94 En su lugar, la modernidad erige, según Lyotard, un sistema de conocimiento que privilegia la acumulación del saber en la cual los denominados especialistas desarrollan una disciplina mediante una contribución eslabonada y progresiva. A modo de un "batir métrico", se define específicamente la pertinencia en el relevo posibles de los acontecimientos (inputs/outputs) dentro del relato.
V. Descombes, Lo mismo y lo otro, op. cit., p240.
91
Con una política cultural, el espíritu [y la creatividad experimental] sigue la corriente general de la burocracia política y de las empresas ministeriales. Esta estrategización (stratégisation) de lo cultural comienza con la social-democracia alemana a fines del siglo XIX y se continúa con las políticas culturales del fascismo, el nazismo y el stalinismo, del franquismo, del castrismo y el maoísmo [ ... ] Se •onsagra—l.a--deeadenei.a—de1---esp4fitu al subor4irnr tndis las actividadesa-la_prod1Jeeiñ1L.de_una Identidad nacional, histórica, popular, de clase, de sangre 96 .
El segundo blanco de una estética de lo sublime es "la estética academicista". Las
instituciones imponen criterios a priori de buena forma y de buen gusto. Mediante
"poéticas conceptuales" 97 se define qué es una obra y qué no y, peor aún, cuál es un
público digno para apreciar tales obras. Finalmente, Lyotard sostiene que la estética de
lo sublime debe posicionarse como antítesis "del arte de mercado" que mide el valor de
las obras. El mercantilismo artístico establece la idoneidad de una obra a partir del valor
de uso o las ganancias que de ella se desprenden 98 .
De esta forma, la finalidad de una estética de lo sublime es mostrar el engaño. El
sentimiento sublime que evoca el cuadro pictórico se relaciona con la racionalidad
postmoderna de la antifábula (antifable).
[con la palabra postmoderno] Lyotard nombró una "condición" del pensamiento y, enarticular de la estética, a la que ésta se debía en función de poder reinventarse .
La tarea del pintor (y del artista en general) es la de recelar y poner en entredicho
cualquier legado de reglas para la realización de su práctica plástica. Lo postmoderno de
la estética de lo sublime tiene que ser entendido como una actividad crítica conectada
con lo incomunicable. La presentación de lo inconmensurable y/o lo impresentable abre
el espacio a una nueva perspectiva estética en la que se inserta el arte en el marco de la
postmodernidad.
Lyotard, "Pour une Tombeau de l'intellectuel et autrespapiers, op. cit.,
Op. cit., p. 73 98 En este sentido, puede pensarse que el arte de mercado es, en definitiva, la "política cultural" de las sociedades capitalistas. 99 J. Rajchman, "Jean-Francois Lyotard's Underground Aesthtetics", op. cit., p 13.
92
Según Lyotard, el arte postmodemo rechaza el ideal de la "buena forma", el
consenso del gusto, la nostalgia de un absoluto imposible. Por su parte, la estética de lo
sublime pone indeterminación en su programa de experimentación artística. En este
sentido, se afirma que la estética sublime no posee criterio alguno de evaluación y
discriminación. Desde Discours, figure, pasando por Des dispositfs pulsionneis y hasta
la estética de lo sublime (desarrollada de forma embrionaria en los artículos
mencionados), Lyotard siempre está pensando en una estética que se enmarca en el
ámbito de lo impresentable. Al mismo tiempo, se intenta prefigurar lo innombrable
gracias al potencial liberador de la innovación sin modelo del denominado artista-
inventor. Cada una de estas denominaciones (lo figural, lo libidinal, lo sublime)
constituye "una manera de apuntar hacia esa extraña zona donde arte y pensamiento
descubren una secreta e impredecible relación entre uno y otro" 00 . La distinción
sublime-bello recuperada de Kant, es una metodología de abordaje para un mismo
problema a lo largo del tiempo: ZLee la lo impresentable Este proble a que habita de
forma subrepticia en todos los desarrollos estéticos otard no debe entenderse como
una doctrina o un método, sino como la 1 a que guía sus investigaciones filosóficas. La
coherencia del pensamiento de Lyotard se expresa en el señalamiento multiforme de esa
extraña zona que su obra quiere poner de manifiesto.
Se ha dicho que lo sublime ha venido a reemplazar lo bello como la fascinación de nuestro tiempo y, dado que no existe una obra de arte que pueda realmente ser sublime, este reemplazo causa peculiares problemas para los artistas. Se sahe de -antemano que lo si bilme der articulado, lo que inmJicaqjjeLdesauio.deLartis.taque-busque-pr-odueir—arte--en-.eUiiarco de una estética de lo sublime puede aparecer como una tarea fútil' ° '.
En este marco, 1acques MonorYjarece como un artista cuya obra, según Lyotard, no
solicita nada ni del gusto (en el sentido kantiano) ni tampoco de una comunidad sensible
que se adiestra para darse a sentir lo que ella quiere. Los cuadros de Monory son un
100 J. Rajchman, "Jean-Francois Lyotard's Underground Aesthtetics", op. cit., p. 4. '°' P. Biedier, "The Postmodern Sublime: Kant and Tony Smith's Anecdote of the Cube", op. cit., p. 179.
93
ejemplo de una obra que puede evocar ese sentimiento ambivalente dado que combate
en los frentes de ataque de la estética de lo sublime. En el libro que le consagra al
artista, L 'assassinat de 1 'expérience par la peinture, Monory (1984), Lyotard afirma que
sus cuadros no buscan el sensus communis ni están interesadas en mostrar un mensaje
claro y distinto al espectador. Al contrario, Jacques Monory postula que "el sentido de
la vida consiste en el sombrío regodeo del sinsentido" 102
Las imágenes de Monory son primas de las imágenes que los sobrevivientes de la tecnociencia capitalista discriminan los domingos [ ... ] el realismo que pinta el mundo de la racionalidad neo-tecnológica, lejos de tornar creíble la realidad de dicho mundo, pone de manifiesto la sublimidad que lo sostiene 103 .
La obra de Monory le permite a Lyotard poner de manifiesto la manera en que la
racionalidad está subordinada a la visualidad sentimental. El hiperrealismo de Monory
no es representacionista, sino que muestra la inexorable erosión de la experiencia
conceptual frente al espectáculo de las Ideas presentadas a la imaginación.
En los Cielos nro. 29 y nro. 5 [se refiere a una serie de in asel espacio sideral] las estrellas son comparadas a impactos de bala de revólver: sólo pnos conocerlas si las asesinamos, y lasi -n-f?moaciones quenoslegan de ellas, difieren por la distancia y refieren a realidades pasadas, póstumas, frías' °4 .
En tanto el arte presente que hay lo impresentable, pertenece a una estética sublime.
Puede decirse que Lyotard está interesado en la manera en que Monory aspira a
presentar lo impresentable. Su estética se denomina así sublime dado que en las
producciones experimentales del artista se mezclan el sufrimiento de no poder encontrar
una expresión plástica (o literaria) de lo absoluto con la "gloria de poder concebirlo", y
por tanto quererlo.
Con la idea de postmodernidad, me ubico en este contexto. Digo que nuestro rol de pensadores es profundizar lo que es del lenguaje, criticar la idea de una
102 J.-F. Lyotard, "L'appointé", Lassassinatde l'expérienceparlapeinture, Monory, op. cit., p. 125 03 Qp cit., p. 152
104 Op. cit., P. 119
información llana, revelar la opacidad irremediable en el seno del lenguaje en 105
De esta forma, a diferencia de la posición combativa de Discours, figure, Lyotard
adopta una posición que puede denominarsesiánicaJl pensador es ahora el
encargado de revelar una opacidad que pasa desapercibida dados los ideales de '
transparencia de toda expresividad lingüística. Ya no se trata de tomar posición, sino
más bien adoptar una actitud libre y flotante con el pensamiento en general. Por su
parte,
la tarea del arte sigue siendo la de lo sublime inmanente, la de hacer alusión a un impresentable que no tiene nada de edificante, pero se inscribe en lo infinito de la transformación de las realidades (IH, 131).
El arte tiene como tarea lo sublime dado que gracias a ese sentimiento se evidencia el
signo de una impresentabilidad. Las formas aparecen como impotentes para dar cuenta
de la presencia, del acontecimiento como ocurrencia del pensamiento. ¿Por qué es
interesante recuperar el análisis kantiano de lo sublime? Sencillamente porque en dicho
análisis se revela un "desastre" que sufre la imaginación en el sentimiento evocado por
lo sublime. Mediante la presentación de formas inesperadas, Lyotard encuentra la
posibilidad de concebir el pensamiento como una corriente flotante de afecciones
sentimentales. "Sentimientos que no son sentidos por nadie, que no están unidos a
ninguna identidad, pero que hacen que un pensamiento se vea afectado por otro" (PE,
57) dando lugar a una inadecuación que conduce a la heterogeneidad.
105 J.-F. Lyotard, "Appendice svelte á la question postmoderne", Tombeau de l'intellectuel et autres papiers, op. cit., p. 84.
95
CONCLUSIONES
Uno de los objetivos del presente trabajo fue mostrar que Lyotard expresa la necesidad
de reponer en el ámbito filosófico el plano de la sensibilidad. Esta necesidad, una
respuesta a la demanda de la tradición, es una constante desde las primeras líneas de
Discours, figure. El propósito que revela dicha obra es el de liberar ese espesor del
mundo visible, silenciado por el estructuralismo lingüístico. En un primer momento,
Lyotard establece que el cuerpo es capaz de aprehender aquello que la palabra sofoca en
su intento de comprensión onmiabarcadora y, con una metodología fenomenológica, se
combate contra la apoteosis del concepto. Sin embargo, la fenomenología también
supone limitaciones que deben ser superadas. En efecto, al amortizar el potencial de lo
visible e integrarlo en una estructura receptiva que consiste en la organización de las
intuiciones, la fenomenología olvida el cuerpo libidinal. Lyotard abandona entonces la
fenomenología puesto que no puede dar cuenta del deseo y, por este motivo, también
pierde de vista que hay algo como un acontecimiento que le sucede al cuerpo.
Con la irrupción de la libido, Lyotard busca desordenar (troubler) la supuesta
cooperación entre cuerpo y mundo 106. Por ello, Lyotard plantea una estética de la
disonancia que se manifiesta, en primera instancia, mediante lo figural y su principal ( dW(4
"aliado", el psicoanálisis freudiano. La verdad adopta un nuevo lugar, un nuevo espacio A
(aquel que le había reservado el psicoanalisis) ahí donde no se supone que debe estar.
En el pensamiento de Lyotard, el arte debe asumir la responsabilidad de convertirse en
el ámbito depositario de la verdad que el conocimiento racional sojuzga.
Con el tiempo, esta concepción del arte comienza a ser rearticulada: la obra
aparece como un dispositivo de transformación de energías que permite transgredir la
106 "No hemos dicho todo acerca de nuestra experiencia espacio-temporal caracterizándola como una profundidad envuelta, como una trascendencia inmanente, como un quiasmo" (DF, 136).
M.
norma lingüística. Lo figural ingresa en el ámbito discursivo y trasfiere los desechos del
inconsciente al ámbito de lo visible. Con Des dispositfs pulsionneis Lyotard construye
una estética afirmativa que adopta una potencialidad crítica. Sin embargo, el afán por
consignar un lugar específico a la función de las obras de arte da lugar a una nueva
articulación.
Tras la redacción de La condición postmoderna, la década de 1980 será testigo
de un definitivo giro en el pensamiento de Lyotard: el pasaje de Freud a Kant. Las
investigaciones en tomo a "analítica del juicio estético" revelan que existe en Kant una
conciencia acerca de un rasgo central que el filósofo quiere resaltar. Al igual que Kant,
Lyotard había descubierto que la sensación nos plantea un problema: somos afectados
de forma originaria sin que podamos, sin embargo, afirmar qué es aquello que nos
afecta. En este sentido, aparece la posibilidad de ahondar en las preguntas abiertas en
Discours, figure desde una nueva perspectiva. El denominado disfrute visual
(rejouissance) se despierta en el encuentro con un objeto cuya forma suscita un juego
libre entre imaginación y entendimiento.
Lo que le interesa a Lyotard de este entendimiento tácito entre ambas facultades,
es que nos permite sentir inmediatamente un vínculo con lo que hay (les données) sin
necesidad de determinación conceptual. El privilegio del sentimiento estético radica en
que se halla cerca de la receptividad y de la presentación de la afección. Por eso, la
estética en la que está pensando Lyotard encuentra un antecedente en la "analítica de lo
sublime" desarrollada por Kant, más de dos siglos antes.
Con lo sublime, el espíritu padece el "embrujo" de una presencia que no puede
hacerse presente, esto es, que no puede re-presentarse, que es impresentable. Sin
embargo, esta disforia de lo sublime es testimoniable gracias al arte contemporáneo que
ya ha sido víctima de la pérdida de creencia en la estabilidad referencial propia de lo
97
postmoderno. El arte nos deja desamparados frente a sus producciones dado que ellas
implican un interrogante: ¿qué puede querer decir pintar, ahora que ya no es necesario
re-presentar?
La obra de Lyotard obliga, empero, a preguntarse cómo continuar con esta
estética de lo sublime. En una carta a Agustin Nancy escrita en 1985, Lyotard escribe:
he luchado, por distintas vías, contra la seudorracionalidad impuesta por el capitalismo, contra la performatividad. He subrayado el momento del disenso en el proceso de construcción de los conocimientos dentro de la comunidad ilustrada [...] Hay que disociar cuidadosamente la razón de los fenómenos [ ... ] Estas disociaciones son obra del racionalismo crítico, fundan una "política" de las micrologías semejante a la mirada de Adorno, trazan una línea de resistencia inmediata contra el totalitarismo presente (PÑ, 86).
Lyotard propone una desmitificación absoluta de los sistemas de conocimiento
pretendidamente omniexplicativo (como el psicoanálisis freudiano o la dialéctica
Hegelo-marxista). Como contrapartida, el filósofo postula la posibilidad de adoptar un
racionalismo crítico; una filosofia que, en contraposición a las investigaciones
tradicionales, rehusará la fetichización del conocimiento como algo puro.
La lucha que mantuvo desde la redacción de Discours, figure estuvo siempre
vinculada al descubrimiento y la documentación de las condiciones de existencia del
presente. Su filosofia ya no busca una verdad inmutable que debe ser descubierta desde
la teoría. Al contrario, Lyotard aboga por un poli-perpectivismo que integre el "resto"
de lo inadecuado, de lo silenciado y lo silencioso. Eso que parece lo mismo es, en su
pensamiento estético, lo otro que se termina siendo tomado por lo mismo. Con el arte en
general, y con lo sublime en particulaiotard testimonia el signo de un impresentable
que exige una nueva interpretación del arte contemporán
,:!~( okv~-p
LJ
J'p
'7
n
TABLA
DE ABREVIATURAS
La tabla de las abreviaturas de los títulos de las obras más citadas utilizadas en este
trabajo está ordenada alfabéticamente. En el texto aparecerán entre paréntesis, seguidas
del correspondiente número de página. Excepto en los casos de las Críticas de Kant,
todas las obras mencionadas son de J.-F. Lyotard.
CJ: Kant, 1., Crítica del juicio, Espasa Calpe, Madrid, 2007, traducción Manuel
García Morente.
CF: La condition postmoderne . Rapport sur le savoir, Minuit, Paris, 1979
CRP: Kant, I.,Crítica de la razón pura, Pérez Galdós, Barcelona, 2004, traducción
Pedro Ribas.
DE: Dérive á partir de Marx et Freud, Minuit, Paris, 1973.