8/4/2019 LLORENS El Retorno del desterrado http://slidepdf.com/reader/full/llorens-el-retorno-del-desterrado 1/12 VICENTE LLORENS E di ci on es d e I a R ev is ta d e O cc id en te Madrid EL RETORNO DEL DESTERRADO * Vida y esperanza La vida del desterrado apenas merece tal nom- bre. Rota, frust rada, vacia, fant as mal , est a en reali - dad mas cerca de la muerte que de la vida. Cuando el motivo del non omnis moriar horaciano se repite en Ovi di o, poeta des terrado, reaparece con una va- ri aci 6n si gni fi cat iva: no «he muert o» del t odo . . . Ya no habla un ser viviente sino un hombre que perte- nece al pasado. Por 10 menos, la existencia del desterrado, y este es uno de sus rasgos mas carac- terfsticos, se proyecta anormalmente hacia el pasa- do. Como el anciano, el desterrado, viejo prernatu- ro, vive casi exclusivamente del recuerdo, Mel anc6li co vi vi r, digno de l a conmi seraci on de Espronceda: <IAy de aquel que vive s610 en 10 pa- sado! » Pues vivir as! supone una alteraci6n esencial de l a exi st enci a humana, que s e equil ibra si empre, aunque en forma inestable y cambiante, entre dos - t ermi nos t an opuest os como necesari os : el pasado y el futuro. El desterrado, falto de uno de ellos, padece una es peci e de mut il acion irremedi able, si " Publicado en Cuadernos Americanos, Mexico, julio- agosto, 1948. 9
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sores de su patria. EI dia del retorno significa para
el, en primer terrnino, el momento de la reparacionjusticiera:
E1 retorno del desterrado
el nimh-ago, 10 unico que anhela es un puerto aco-
gedor:
~Cuando en oriente brillara el gran rna?Haz que en espacio breve
las esferas girandotraigan su ansiada luz. Ah, Begue cuando
del ardor juvenil, que espira, aun llenaslatan can fuerza y robustez mis venas,y aun conserven mis brazos poderiopara, esgrimiendo la fulminea espada,el yugo de mi patria idolatradaayudar a romper con noble brio.
[Cuando en mis estrechos lares,que hoy en soledad se afligen
sin un duefio, salvo y ledotornaran a recibirle,donde un venturoso olvido
reine y en pobreza humilde,sin que ni celos ni enconoscontra su bondad conspiren!
Al ver mis dukes amigosjay! sera que fino a unirsemi pecho a su pecho Beguey su ardor les comunique,hallando en sus tiernos brazos,a mi eterno amor sensibles,un puerto, do al fin gozoso
por siempre y en paz respire "
iCUangozoso otra vez, oh patria mia,por ti mi sangre vertere gritandolibertad y venganza...! 1
El futuro duque de Rivas escribia estos versos
a los treinta y tres afios, poco despues de haber em-
barcado en Gibraltar y teniendo ante su vista lascostas espafiolas, donde la libertad acababa de su-
cumbir ante la tirania impuesta por una interven-
cion extran jera.
Melendez Valdes, en cambio, a los sesenta afios
de edad, trabajado por persecuciones anteriores, por
las violencias de la revolucion y de la guerra -el
dulce Batilo estuvo a punto de ser pasado por las
armas en Asturias- y por las amarguras del destie-
rro, suspira llorando por el ilia del retorno, no mo-
vido por deseos justicieros ni impulsos combativos,
sino en busca de quietud, de paz, de amor y de amis-
tad. El destierro no es mas que un naufragio, y como
Viejo 0 joven, en paz 0 en guerra, el desterrado
ansia de todos modos la vueIta a la patria, aun cuan-
do no erea poder satisfacer sus mas vivos deseos. EI
propio don Angel de Saavedra imagina al cabo quee1injusto destino puede retardar el dia de la repa-
racion, No importa; clarnara igualmente por e1 re-
torno, para lIorar a1 menos sobre la tumba de los
amigos y deudos desaparecidos; aun cuando e1 le-
cho de su propia tumba se abra a sus pies, aunque
solo sea el ultimo descanso. Todo, con tal de que 1a
muerte no llegue antes que el suspirado ilia:
........................ ,..... ah, venga al menosantes que airada Ia safiuda muertede su guadafia con potente manodescargue el golpe en la garganta mta",
Literatura, historia, poli tica EI retorno del desterrado
La imagen de la muerte
Pero el golpe de la terrible guadafia puede llegar
prematuramente. Sobre el afan del desterrado se
cierne siempre la imagen de la muerte, amenazado-
ra igualmente para viejos y para j6venes, pues,como decia Celestina siguiendo a Petrarca, «ningunoes tan viejo que no pueda vivir un afio, ni tan mozoque hoy no pudiese morir».
EI ansia universal de vivir mas, de prolongar la
vida, se agudiza precisamente en aquellos cuya exis-
tencia es mas precaria, como el enfermo 0 el deste-
rrado.
La muerte en el destierro significa en primer ter-
mino la frustraci6n total de la unica esperanza que
10 sostiene en la vida, la del retorno. Frente a lafalsa existencia que arrastra en tierra ajena, el re-
torno representa la vuelta a Ia verdadera vida. Mo-
rir no constituye, pues, en ese caso, el acabamientode una existencia, sino mas bien el obstaculo infran-
queable que impide llegar a vivir. Es un morir que
precede al nacer, que 10 anula, Lo que aniquila esamuerte no es un pasado sino un futuro. No es extra-
fio que el desterra do hi tema por un lado tanto como
la desea por otro, y que mientras pide vivir mas
pueda renunciar a la vida. Le angustia pensar que Ia
muerte llegue antes del retorno al suelo amado; pero
si nunca ha de volverlo aver, nada le importa pro-
longar su amarga existencia; 10 que implora es que
acabe cuanto antes.
deten de tu safiudadaga el golpe tiranohasta que logre ver el suelo amado.Mas jay! si ha escrito el hadoque lejos de la Espana,
vfctima dolorosade suerte rigurosa,cubra rni triste poIvo tierra extrafia,
muerte, yea yo ahorade mi amargo existir Ia Ultima hora '.
[Oh muerte, muerte cruda!
Si esta tu avara manopresta a cortar rni estarnbre delicado,
Por otra parte, la muerte en el destierro es tan
irnperfecta como la vida. Si hay una perfecci6n 0ple-
nitud en el vivir tambien la hay en el morir, que
para algunos mortales no parece sino la solemne
entrada en la inmortalidad, la coronaci6n de una
vida fecunda perpetuada entre la admiraci6n 0 lareverencia de los hombres. Otros, ya que no triun-
falmente, pueden llegar al transite definitivo por 10menos con serenidad, el dolor calmado por la con-
solacion, la congoja mitigada por el afecto de los
mismos seres que acompafiaron su vida. Pero el des-
terra do, ademas de extinguirse sin que su existencia
haya logrado cabal remate, muere en tierra extrafia
y alejado de los suyos. Morir apagado y solitario en
donde culmina su soledad. EI desterrado, mas nece-
sitado que nadie de vinculaci6n afectiva, de calor
humano, vera llegar su ultimo instante en medio de
un aislamiento desolador. Ovidio se angustiaba pen-
sando que el doloroso trance, doblemente doloroso
para el, iba a llegar sin que las piadosas lagrimas
de la esposa cayesen como un balsamo sobre su ros-
tro, sin sentir su mana amiga, sin escuchar sus la-
Literatura, historia, politica El retorno del desterrado
mentaciones, tan desconsoladas como consoladoras 1.
Siglos mas tarde un proscrito espafiol lamentaba
casi con las mismas palabras la ausencia de la es-
posa y de la hija:
- jMi campo! iMorir alli...!(A I pie del mastranzo en flor,
l seguira el agua corriendo?)-jMi campo! lMorir en ti... ! '
[Ya no las verel [Por siernpresin su amor y sus caricias,hasta que la cruda parcami lazo mortal dividal
Sin tener joh desconsuelo!tal vez ni una mano amigaque mis apagados ojoscierre en mi Ultima agonia,ni quien en la humilde tumba,con entrafias compasivas
algunas lagrimas vierta
y el eterno adios me diga'.
Muerte y reintegracion
Morir no es solamente la extincion, el acabamien-
to de una vida. Es tambien una reintegracion, un re-
torno al origen, a la tierra que somas y de donde
venimos:
el cuerpo, que es de tierra, clama par su tierra'.
No solo entre los suyos quiere morir eI desterra-
do. Necesita de los seres y de las casas que rodearon
su vida anterior. En su recuerdo vive el paisaje fa-miliar, ese campo intima cuyas aguas, arboles y
flores perduran imborrables en sus menores deta-lIes. Eo ese campo «suyo» y no en otro, es donde
quisiera morir:
-jMi campo! (Morir sin ti?
(Junto a la alberca, el jazminse enreda al cipres del huerto),
Volver al regazo maternal de esa tierra es el des-
tina natural del ser nacido de ella, y Ia posibilidad
de florecer de nuevo, de participar en el perenne
renacimiento de las cosas vivas:
este suefio volver quiero al regazo
maternal de mi tierra y en abrazoprofunda hacerlo florecer de nuevo '.
I Tristia, III, epist. III.
«nee mea consueto languescent corpora lecto,depositum nee me qui fleat, ullus erit;
nee dominae lacrirnis in nostra cadentibus oraaccedent anirnae tempora parva meae;
nec mandata dabo nee cum clamore supremolabentes oculos condet arnica manus».
En este sentido morir en el destierro constituyealga tan extrafio como la propia vida del desterra-
do, fuera de su 6rbita natural y ajena al mundo que
la rodea. Es un morir fuera de 51 0morir prestado,
como dice Moreno Villa:
i.Por que no vuelves a tu tierra, a ti?
Remozaras tu edad, tu luna.o moriras dentro de ti mismo,
, Melendez Valdes, Los suspires de un proscrito.
I Emilio Prados, Ultimas nostalgias del [ardin perdido.
2 Luis Cernuda, El ruiseiior sobre la piedra., Juan Rejano, Fidelidad del sueno, p, 162.
Literatura, historic, politicaEl retorno del desterrado
e~ tu tierra, en tu yo, no sobre alguienajeno a tu paisaje y tu conciencia.La grave de morir en tierra extrafiaes que mueres en otro, no en ti mismo,Te moriras prestado '.
tuma, En todo tiempo esta ha sido una de las espe-
ranzas del desterrado. As! tambien para don Miguel
de Unamuno:
Si no has de volverme a EspanaDios de Ia unica bondad '
si no has de acostarme en ellahagase tu voluntad '. '
Si caigo aqui, sabre esta tierra verdemollar y tibia de la dulce Francia,
si caigo aquf donde el hastio muerde
celado en rosas de sutil fragancia,si cargo aqui, oficina del buen gustodonde s610el olvido da consuelo,Uevadmi cuerpo al maternal y adusto
pararno que se hermana con el cielo '.
~ vec~s el desterra do llega a aceptar con grave
resignacion la posibilidad, tan admisible sin embar-
g_o,de ese doloroso morir fuera de si, lejos de sutierra:
. Pero ni aun en medio de esta triste aceptacion de-
jaba Unamuno de alimentar una Ultima y vaga espe-
ranza ~e contacto con la tierra espanola, a la que ya
se habfa acercado tanto del otro lado de sus fronte-
ras que hasta podia verla can sus propios ojos. i Si
al menos esos ojos pudiesen guardar eternamentesu imagen!
Pero, a diferencia de otros desterrados, Unamuno
no desea el retorno p6stumo a la tierra para reposar
en ella definitivamente, en eterno descanso. Tras una
vida de combate, ni aun muerto quiere descansar en
paz. Si pide que Heven su cuerpo al maternal y
adusto paramo castellano es para que arraigue en
el y siga clamando eternamente su verdad:
Logre morir con los ojos abiertos,
guardando en ellos tus claras montanas... '.
Subidme alla, se hara mi carne TOea
y alli en el yermo clarnara su credo,
dare al desierto de mi patria bocade gritar a los sordes par el miedo '.
Aun mas alla de la muerte, el desterrado sigue
anhelando el retorno al suelo patrio. Si no pudo vol-
ver en vida, que 10 lleven despues de muerto. El se-
pulcro en tierra extrafia significa Ia perpetuaci6n del
destierro. La fidelidad a Ia tierra exige cuando me-
nos el retorno tras la muerte, la reintegracion p6s-
, Tu tierra.
, Unarnuno, Romancero del destierro, p, 131., lbid., p. 29.
Perdon y dignidad
La muerte no es el unico impedimenta decisivo
que puede cruzarse en el retorno a la patria del des-
terrado, Otros hay menos irreparables, pero, en oca-
siones, no menos dificultosos, Volver a la patria, aun
pudiendo, no es cosa seneilla sino arte grave, segun
el mas ilustre de los desterrados florentinos 1.
Antes de que las circunstancias que determinaron
su destierro hayan desaparecido, el proserito puede
tener un dia la posibilidad de volver. Tarde 0 tem-
prano el mismo poder que Ie forzo a expatriarse Ie
abrira quiza las puertas de la patria por la que tan-
to ha suspirado. Momento dificil. i.Volvera? Despuesde una dolorosa peregrinacion, deshecha su vida,
quebrantada su voluntad, i.se dejara llevar por el
creciente anhelo del retorno? En la historia de las
emigraciones politicas el perdon del desterrado ha
sido freeuente; pero tambien 10 ha sido el rechazar-10 . Aceptar el ofrecimiento del enemigo, por genero-so que sea, supone reconocerle una autoridad que el
desterrado Ie niega y que el simple destierro des-
miente. Ante la amnistia de Napoleon el pequefio,
Victor Hugo exclama con decision inquebrantable:
«Je ne flechirai pas ... » 2
Ademas el perdon pocas veces suele ser verda de-
ro y generoso. Quien 10 otorga esta movido por inte-reses politicos, esto es, de dominio y de lucha. La
consideracion humana del infortunio del desterra do
no cuenta en realidad, a no ser como factor aprove-
chable para la afirmacion del propio poder. Por eso
el perdon se concede generalmente con limitaciones
o en condiciones que 10 hacen inaceptable.
En 1316 los giielfos florentinos se decidieron a
perdonar sin excepcion a todos los proseritos, entre
los que figuraba Dante Alighieri. Desaparecidos con
los afios los principales jefes del partido contrario,
El retorno del desterrado
1 Dante, Inferno, X, 76·81., Ultima verba (Les Chdtiments},
el perd6n pudo ser, sin riesgo, tan generoso como
amplio; no fue sino humillante. Los desterrados se
obligaban a ir procesionalmente, con el cirio en Ia
mano y el sambenito de la ignominia en la cabeza,
a la iglesia de San Giovanni, donde, juntamente con
los malhechores cornunes, ternan que depositar una
suma de dinero como ofrenda. Solo entonces queda-
ban en libertad.Dante llevaba por entonces cerca de quince afios
fuera de su ciudad. Harto sabfa por propia experien-
de hasta el pan que se come tiene ingrato sabor 1.
Y si habia lanzado terribles invectivas contra Flo-
rencia, tambien habia suspirado por ella como el
mas devoto de sus hijos. Anhelando el retorno, re-
chazo sin embargo con indignacion el perdon ofre-
cido. No es ese, dice a un amigo florentine, el ca-
mino de volver a la patria. i.Acaso es preciso para
ello llenarse de ignominia? Dante no aceptara nin-
gun ofrecimiento que le haga perder la fama y elhonor 2.
1 Paradiso, XVII, 58.60.
Tu proverai sl come sa di sale10 pane altrui, e com'e duro calle10 scendere e il salir per l'altrui scale.
, Epistola X. Non est haec via redeundi ad patriam,Pater mi; sed si alia per vos aut deinde per alios invenie-tur, quae famae Dantis atque honori non deroget, illamnon lentis passibus aceptabo. Quad si per nullan talemFlorentia introitur, numquam Florentiam introibo. Quidni?nonne solis astrorumque specula ubique conspiciam? nonnedulcissimas veritates potero speculari ubique sub caelo,
ni prius inglorium, immo ignorniniosum, populo Florenti-naeque civitati me reddarn?»
fuerte que la misma aiioranza de la patria, la Iiber-
tad del destierro se impone como un deber:
El honor, la fama, no valen menos que las penali-
dades del destierro. La reintegracion a la patria para
ser verdadera tiene que ser completa. Retorno in-
tegro, no parcial del desterrado can todos los atri-
butos de la dignidad humana. Volver sin ellos es
una vuelta a medias, peor que el destierro. Enriquez
Gomez, el espafiol que mas hondamente ha llorado
la perdida de su patria, deseaba como nadie poder
volver a ella, pero con plenitud, llevando 1 0 mismo
que saco del patrio nido:
Par mucho que el pecho afioreSalamanca,
el aire claro de Gredos
que hace corazon a Espana,la verdad -justicia pide,
Salamanca,
la libertad del destierro '.
Bien pudiera volver favorecido,mas eso buena fuera si llevara10 mismo que saque del patrio nido.Si can volver mi fama restaurara,
a Ia Libia cruel vuelta Ie diera,que morir en mi patria me bastara,Pero volver a dar venganza fieraa mis emulos todos, fuera cosapara que muerte yo propio me diera,Ampareme Ia mana poderosa,
que can ella seguramente vivolibre desta canalla maliciosa '.
La esperanza cumplida
AI fin, un dia la esperanza del retorno se cumple.En el camino, tan largo a veces, tan diffcil siempre,muchos son los que cayeron sin llegar a la meta.
iQue gran dia, en cambio, para quienes pueden al-
canzarlal La vuelta del ausente al lugar nativo va
acompafiada en toda la poesia occidental de jubilo-
sas exclamaciones que apenas pueden traducir la
emoci6n del que contempla de nuevo la tierra ami-
ga, tras larga separacion, iQue no sera para el des-
terrado que via cerradas durante largo tiempo las
puertas de la patria!
El desterra do no va por el mundo voluntariamente
para rehacer su vida como el emigrante; peregrina
sin mas objeto que recobrar la patria perdida, cuya
imagen Ie acompafia como una obsesi6n. Lanzado al
vacio, la tierra que quedo a su espalda es la unica
que lleva delante de 51 par dondequiera que vaya.
Sus ojos no ven 10 que miran, sino 10 que llevan
dentro. Peregrinando por Europa, don Francisco
El retorno condicionado es indigno, ademas de in-
seguro. Volver gracias al favor es quedar expuesto
a la venganza de la «canalla maliciosa». Ni dignidad
ni seguridad. Mas vale el destierro. Fuera del patrio
nido el desterrado al menos se siente seguro y libre.
, Cantar de mio Cid, 156 (Ed. Menendez Pidal).2 Elegia del destierro.
Literatura, historia, politica El retorno del desterrado
Martinez de la Rosa no veia mas que su patria, es
decir, su patria chica, Granada. Ante las ruinas ro-
manas no pensaba sino en las quebrantadas torres
de la Alhambra; a traves de los Alpes Ie seguia la
imagen de Sierra Nevada; ni las margenes del Sena,
del Arno a del Tamesis podian hacerle olvidar al Da-
rro 0 al GeniI. Cuando al cabo de ocho afios de des-
tierro pudo retornar a su ciudad, no es extrafio que
sus primeros versos fueran para saludarla, gozan-
dose en su contemplacion, como ante el ser amado
que se recobra despues de perdido:
El desengaho del retorno
Lo que para unos fue esperanza satisfecha, pudo
ser para otros verdadero desengafio. Poco despues
de su regreso a Espana, otro politico y escritor de la
emigracion liberal de 1823, don Antonio Alcala Ga-
liano, dirigfa al duque de Rivas, compaiiero suyo de
destierro, una composicion que bien pudiera titular-
se «EI desengaiio del retorno», a la que pertenecen
los versos siguientes:
Amada patria mia,
al fin te vuelvo aver. Tu hermoso suelotus campos de abundancia y de alegrfa,tu claro sol y tu apacible cielo.Sf, ya miro magnifica extendersede una y otra colina a la llanurala famosa ciudad; descollar torresentre jardines de eternal verdura,besar sus rnuros cristalinos rtos,
su vega circundar erguidos montesy la Nevada Sierracoronar los lejanos borizontes ... '
Cuando penaba de trabajos lleno,
del patrio suelo ausente,un porvenir dichoso aca en su senome pintaba la mente,y peregrino por la tierra extrafia,
siempre esperaba el diaque pisando Ia tierra de mi Espana,feliz me juzgaria.Y ahora la huello, y si la vista giro[mfsero! a cualquier lado,en la patria que arne solo me miro
de nuevo desterrado.[Por pago a mis penosos sacrificios,el desprecio y olvido![Estos, oh patria, son los beneficios
que mi arnor te ha debidol
lQue vale que tu tierra conocidamis afios juvenilesrecuerde, y al otono de mi vidarenueve mis abriles,si, alrededor de mt todo trocado,haUo madrastra duraIa que madre deje.i.?
Donde aplausos deje miro despego,donde amistad tibieza,
un yermo de ceniza donde fuego,vejez donde belleza.
Por entonces, en las postrimerias del reinado de
Fernando VII, volvieron a Espana otros muchos li-
berales emigrados, pero ninguno celebre con tanta
efusion como Martinez de la Rosa el retorno a la pa-
tria. Los mismos que habian cantado can tristes
acentos el dolor de la partida, permanecieron silen-
ciosos al volver. c : Es que solo se canta el dolor y no
la felicidad? c : 0 es que el retorno desvanecio las es-
decio viviendo desvinculado en tierra ajena, acaba
por sentirse desterrado otra vez y en su propia
tierra.
Otros ausentes, desterrados forzosos 0 emigrantes
voluntarios, han podido sufrir al retorno el mismo
doloroso desengafio. Pero no dejaron de preverlo.
Por eso veian acercarse con inquietud no disimula-da el instante de pisar la tierra nativa, Al entrar enFrancia, despues de dieciocho afios de expatriacion,
Victor Hugo se pregunta que Ie deparara el destino 1.
E1 retorno del desterrado
Y vuelvo, como ves, de los extrafioscan heridas de penas en el alma,con Ia escarcha en e1rostra de los arras.Ttl tambien, valle amado, [cuan distintol '
A ti me acerco, valle de mi infanciade temor y esperanza palpitante ",
Ademas de la patria cambia eI desterrado; y no
unicamente en su apariencia personal. Tras la expe·
riencia del destierro, que no puede pasar por su vida
sin dejar huella profunda, el desterrado, aUDsin ca-
nas, pi arrugas ni vejez, ha dejado de ser el mismo
que fue. EI propio Alcala Galiano de 1823, clasicista
en las letras, liberal exaltado en Ia politica, habia
dejado de existir diez afios mas tarde cuando vol-
vi6 a Espana.
Al final, amargado par el duro desengafio, AlcalaGaliano acaba maldiciendo el dia en que, de vuelta
a Espafia, piso otra vez los Pirineos, Reacci6n exce-
siva, pero no extrafia en quien alimentaba aspira-
ciones igualmente excesivas, Esperar de la sociedad
hurnana el pago a un sacrificio parece demasiada
pretensi6n, pero pedirlo como premio al arnor pa-trio es ademas injusto. Si ese amor es sincero no
aspira a recompensa. Cuando volvi6 a Francia Vic-
tor Hugo, 10 que pedta era una parte de las miseriasde su pais, que atravesaba entonces rnomentos bien
graves. Si el destierro ha side un sacrificio irnpuesto
par el deber, por amor a la patria, el retorno puede
ser un sacrificio mas en el cumplimiento del mismo
deber, Esa es la hora, para el poeta frances, en que
todos deben ponerse a la obra 2. 0 como ha dicho
«Qu'est-ce qui va sortir de ta main qui se voile,o destin?»
Un emigrante espafiol del pasado siglo, Casimiro
del Collado, a punta ya de divisar tras muy larga
ausencia su valle natal, se siente agitado por opues-
tos sentimientos:
Tambien el experimenta la amargura de verse re-cibido como un extrafio:
y en mi propio solar frios semblanteshoy como advenedizo me reciben'.
Y como Alcala Galiano, 10 encuentra todo distin-to; pero a diferencia del desterrado gaditano, el erni-
grante montafies observa, juntamente con la trans-
formaci6n del valle amado, la de su propia persona:
1 Au moment de rentrer en France.
2 Liendo 0 eZ valle paterna.
s Ibid.
1 Ibid.
, Au moment de rentrer en France.
Puisque c'est l'heure oil.tous doivent se mettre a I'oeuvre,