Libro del clan Lasombra Revisado Por Bruce Baugh La oscuridad te reclama Todo le pertenecía, pero eso no significaba nada. Lo importante era a qué pertenecía él, cuántos poderes de la oscuridad le reclamaban para sí. — Joseph Conrad, “El Corazón de las Tinieblas” Diez años atrás: Puedo sentir el pulso en mi cabeza, más fuerte y rápido cuanta más sangre mana con esfuerzo de una docena de cortes y resbala por mi cara para gotear en la pila de cristales rotos debajo de mí. Las luces de emergencia de mi furgoneta reflejan la oscuridad desde mil esquinas, en todos los ángulos, desde los trozos de espejo caídos tras el choque. La farola hecha añicos en algún lugar encima de mí envía una ocasional lluvia de destellos. Me doy cuenta de que no hay salida. Incluso si esas ambulancias consiguen llegar antes de... no, voy a morir. Ocurrió de pronto. Había estado probando mi furgoneta nueva, probando las modificaciones para no usar pedales en una transmisión manual. Mal asunto, pero lo estaba consiguiendo. Mamá y papá iban sentados detrás. No estaban de acuerdo, pero no protestaban, y manteníamos la conversación de costumbre en este aniversario. Ningún comentario inoportuno del tipo “¿estás seguro de que un minusválido debería estar intentando algo así?” o “¿no crees que diez años de rabia obsesiva desde el accidente son suficientes?” Papá sabía algunas historias interesantes sobre construcciones y obras que su empresa había realizado en las mansiones que pasábamos de largo. Había decidido coger el camino largo para llegar a casa, serpenteando alrededor del Arroyo Seco para ver cuántos lugares podíamos identificar con las películas que habíamos visto. Un montón de clientes de papá vivían por aquí, y algunos tenían el dinero suficiente como para contratar su empresa y hacer obras en sus propias casas. Algunos encargos eran realmente extraños, como el dormitorio con el techo montado en un ascensor que el dueño podía bajar hasta una altura de metro y medio para crear una atmósfera “acogedora”. Papá empezó a enumerar las leyes de urbanización que había tenido que burlar o arreglar con sobornos para conseguir construirlo. Entonces todas las luces se apagaron en dos manzanas a la redonda. No sólo las luces de la calle... todas. Las luces de los porches, de las casas y de las de alarma en los cuadros de mandos de los coches. Oscuridad total, y sólo la luz de la luna llena sobre nuestras cabezas. Comencé a volcar, di contra algo resbaladizo y me estrellé contra el contrafuerte de un puente. Todo una cuestión de tiempo, supongo. Unos segundos antes y habría ido a parar a una mediana de reducción de ruidos de tres metros. Habría dolido, puede que mucho, pero habríamos parado. Unos pocos segundos más tarde nos habríamos golpeado contra un muro antisuicidas de hormigón sólido construido en los ochenta. Posiblemente hubiéramos comenzado a dar vueltas sin control, quizá la furgoneta se habría levantado de suelo, pero habríamos parado en algún punto del puente. Sólo hay un pequeño espacio entre el muro y la valla. Y he dado justo en medio. La furgoneta comenzó a desprenderse hacia el techo del almacén. Por eso estoy aquí boca abajo, con mis inútiles piernas colgando por encima de mi cabeza y los brazos inmóviles. Si pudiera levantar mi brazo derecho podría tocar uno de los cuatro trozos de cristal que han atravesado el parabrisas estrellándose contra la parte de atrás. Uno de esos trozos atraviesa la garganta de papá. Dos más atraviesan a mamá, uno en su ojo
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Libro del clan Lasombra Revisado
Por Bruce Baugh
La oscuridad te reclama
Todo le pertenecía, pero eso no significaba nada. Lo importante era a qué pertenecía él,
cuántos poderes de la oscuridad le reclamaban para sí.
— Joseph Conrad, “El Corazón de las Tinieblas”
Diez años atrás:
Puedo sentir el pulso en mi cabeza, más fuerte y rápido cuanta más sangre mana con
esfuerzo de una docena de cortes y resbala por mi cara para gotear en la pila de cristales
rotos debajo de mí. Las luces de emergencia de mi furgoneta reflejan la oscuridad desde
mil esquinas, en todos los ángulos, desde los trozos de espejo caídos tras el choque. La
farola hecha añicos en algún lugar encima de mí envía una ocasional lluvia de destellos.
Me doy cuenta de que no hay salida. Incluso si esas ambulancias consiguen llegar antes
de... no, voy a morir.
Ocurrió de pronto. Había estado probando mi furgoneta nueva, probando las
modificaciones para no usar pedales en una transmisión manual. Mal asunto, pero lo
estaba consiguiendo. Mamá y papá iban sentados detrás. No estaban de acuerdo, pero no
protestaban, y manteníamos la conversación de costumbre en este aniversario. Ningún
comentario inoportuno del tipo “¿estás seguro de que un minusválido debería estar
intentando algo así?” o “¿no crees que diez años de rabia obsesiva desde el accidente
son suficientes?”
Papá sabía algunas historias interesantes sobre construcciones y obras que su empresa
había realizado en las mansiones que pasábamos de largo. Había decidido coger el
camino largo para llegar a casa, serpenteando alrededor del Arroyo Seco para ver
cuántos lugares podíamos identificar con las películas que habíamos visto. Un montón
de clientes de papá vivían por aquí, y algunos tenían el dinero suficiente como para
contratar su empresa y hacer obras en sus propias casas. Algunos encargos eran
realmente extraños, como el dormitorio con el techo montado en un ascensor que el
dueño podía bajar hasta una altura de metro y medio para crear una atmósfera
“acogedora”. Papá empezó a enumerar las leyes de urbanización que había tenido que
burlar o arreglar con sobornos para conseguir construirlo.
Entonces todas las luces se apagaron en dos manzanas a la redonda. No sólo las luces de
la calle... todas. Las luces de los porches, de las casas y de las de alarma en los cuadros
de mandos de los coches. Oscuridad total, y sólo la luz de la luna llena sobre nuestras
cabezas. Comencé a volcar, di contra algo resbaladizo y me estrellé contra el
contrafuerte de un puente.
Todo una cuestión de tiempo, supongo. Unos segundos antes y habría ido a parar a una
mediana de reducción de ruidos de tres metros. Habría dolido, puede que mucho, pero
habríamos parado. Unos pocos segundos más tarde nos habríamos golpeado contra un
muro antisuicidas de hormigón sólido construido en los ochenta. Posiblemente
hubiéramos comenzado a dar vueltas sin control, quizá la furgoneta se habría levantado
de suelo, pero habríamos parado en algún punto del puente.
Sólo hay un pequeño espacio entre el muro y la valla. Y he dado justo en medio.
La furgoneta comenzó a desprenderse hacia el techo del almacén. Por eso estoy aquí
boca abajo, con mis inútiles piernas colgando por encima de mi cabeza y los brazos
inmóviles. Si pudiera levantar mi brazo derecho podría tocar uno de los cuatro trozos de
cristal que han atravesado el parabrisas estrellándose contra la parte de atrás. Uno de
esos trozos atraviesa la garganta de papá. Dos más atraviesan a mamá, uno en su ojo
derecho y otro justo bajo la mandíbula. Papá gorgoteó durante algunos minutos. Mamá
no hizo ningún ruido. Creo que la muerte de ambos fue rápida.
Sólo quedo yo. No puedo abrir la puerta. Puedo pedir auxilio, pero no parece que haya
nadie por aquí. No me puedo mover para quitarme el cinturón de seguridad, o
desbloquear el volante, o pulsar un código de emergencia en el teléfono del coche.
Entonces las luces vuelven, sin ningún parpadeo previo. Puedo ver el almacén bajo de
mí, o quizá por encima de mí. Es una construcción de la Segunda Guerra Mundial. Una
vez escribí un artículo sobre la gran duración de las construcciones “temporales” como
ésta. Láminas retorcidas de aluminio arrugado yacen caóticamente bajo trozos de cristal.
Espejos, ventanas, extraños vidrios cuyo propósito no puedo imaginar. Las luces de los
carteles de “salida” se reflejan a través de los escombros, recordándome por un
momento la luna durante un eclipse, roja oscura y ominosa. La escena me recuerda a
algo. Paul Klee en un mal día. Alguna pesadilla futurista. La sangre sigue golpeando mi
cabeza. Estúpida educación. El ingenio no sirve de nada cuando estás inmóvil en una
furgoneta volcada. No, Klee no era tan torpe.
Miro otra vez por el espejo retrovisor. Mis padres están donde estaban. La furgoneta
resbala un poco más, el cinturón de seguridad me duele en la nuca y la clavícula. De
pronto, hay una mano en mi hombro. No puedo girar la cabeza, pero si giro mis ojos
tanto como puedo alcanzo a ver unas uñas delgadas y cuidadísimas. Es una mano
pequeña y grácil, oscura, quizá de una raza de África o Nueva Guinea. Una mirada
rápida al espejo muestra que no hay nadie detrás de mí. Estoy alucinando.
“Andrew”.
La voz es clara pero suave, casi un susurro. Cada sílaba emerge perfectamente formada.
No veo nada en el espejo, siento la mano en mi hombro. La mano no tiene pulso.
“Andrew, estoy aquí, escúchame”.
Permanezco en silencio.
“No soy una alucinación. Estás muriendo y debemos hablar”.
Permanezco en silencio.
“Tu vida es una historia que no has leído. Habla conmigo”.
Algo así me pone tan... nervioso que casi comienzo a reír, y hablo a la presencia
invisible. “¿Qué historia? ¿Vas a concederte el mérito de ser el arquitecto de mi
miseria? ¿La némesis que me hizo sufrir por mi arte? Espera un momento. Incluso sin
oxígeno en el cerebro espero algo más que eso”.
“Eso es precisamente lo que quiero decirte”.
“¿Qué?”
“Quiero decir que tu vida ha sido mi afición desde hace algo así como una década, y que
ha llegado la hora de que decidas qué hacer. Escúchame”. La voz revela una
ininterrumpida letanía de secretos, cosas que nunca he dicho a nadie, pequeñas y
grandes frustraciones, minúsculos inconvenientes y grandes calamidades. Mi
interlocutor, cuyo sexo no puedo distinguir, me habla de médicos despreocupados y
carteros furiosos, y editores arrogantes e incontables demás seres que han hecho mi vida
tan difícil. Me doy cuenta en algún momento de que la voz no se para a respirar.
“Y tú eres el responsable”.
“Hice lo que pude”.
“¿Por qué?”.
Ríe. Por primera vez estoy seguro de que la voz procede de una mujer “¿Conoces la
historia de Job, Andrew?”
“Sí, claro. Dios se lo quitó todo, para probar a Satán que Job era un hombre recto.
Espero que no vayas a clamar que eres el ángel del Señor”.
“Escúchame”. La voz permanece suave, pero hay una orden en ella. Mi boca se cierra
sin que ello sea una decisión consciente. Una uña de su mano inmaculada agujerea mi
piel. “Ahórrame tus chistes. No te elegí para que fueras mi bufón”.
No puedo preguntar lo obvio, pero de todas formas ella se anticipa. “Necesitaba saber
cómo eras sin todo lo que define tu identidad. Si pudiera arrancarte el cerebro y ponerlo
en un tarro para experimentar con él, lo haría. Tuve que cortar la vida alrededor de tu
mente, tanto como pude, para ver como te las arreglabas con la pérdida. Tu vida ha sido
una prueba, y la pasas... si quieres”.
De pronto puedo hablar de nuevo “¿Qué gano? Espero que sea una toalla. Me escuecen
los ojos”
“La Eternidad”.
“Te dije que no quería hablar con un ángel”
“Lo dijiste. No soy un ángel”. Puedo oír una sonrisa en esa voz. “Déjame mostrarte...”.
Oigo el quejido del metal rompiéndose detrás de mí. Al principio pienso que estoy
perdiendo mi visión periférica. Entonces me doy cuenta de que hay una oscuridad
tangible detrás de la furgoneta. Una columna de algo parecido al humo. Flotando en su
centro, veo a una mujer. Es alta pero delgada. Su cara cruzada por multitud de
cicatrices. Su cabello... no es cabello, es una capa sobre otra de sombras móviles, como
el granito desmenuzándose o la corteza pelándose. Sus brazos parecen normales, y
reconozco la mano y la muñeca que se posaron en mi hombro, pero bajo ellos un
segundo par de brazos sobresale por las aberturas de la túnica gris que lleva. Tienen
motas negras, y me recuerdan un poco a algunas fotos que he visto, en las que los
experimentadores dejaban carne cruda a la intemperie durante un año y fotografiaban
los cambios.
Casi muero del susto, lo cual no es decir demasiado a estas alturas. He alucinado antes,
y no veo ninguna de las pistas que me digan que mi cerebro está imaginando la escena.
Me lleva un momento darme cuenta de que está colgando boca abajo en esa oscuridad.
Siento los engranajes de mi cerebro ponerse a funcionar, como si algún proceso
autónomo buscara todo lo que la palabra “oscuridad” significa para mí. Los recuerdos
brillan y parpadean como las sombras alrededor de la mujer.
“Andrew” dice a través de sus labios enrejados. “Ves tus miedos en la oscuridad,
¿verdad?”. Observa mi casi imperceptible asentimiento con la cabeza. “Durante toda tu
vida, durante toda la vida de cualquiera, estas cosas han vivido bajo tu piel. Ahora
fluyen con tu propia vida. Aprende”
Uno de los brazos de sombras se enrosca a mi alrededor. Su extremo redondo se abre
paso a través de lo que queda de la ventanilla del conductor y serpentea ante mí. Con un
movimiento suave envuelve mi cabeza cubriendo completamente mis ojos. Por un
instante sólo existe la más absoluta y completa nada. Incluso desaparecen los destellos
retinales que se ven con los párpados cerrados. En algún sentido, la oscuridad está
dentro de mis ojos. Ni siquiera puedo respirar.
Los flashes de mi memoria se hacen mucho más intensos. No hay ningún componente
sensorial en ellos, sólo estados de la mente. Ira. Por el accidente. En el hospital. Hacia
mis padres. Hacia los burócratas del gobierno. Hacia los jodidos médicos que no
comprendieron lo que les dije. Miedo. Al rechazo. A perder mi mente como perdí las
piernas. A no escribir nunca más. A envejecer así, y ser pobre y paralítico. Ambición y
orgullo. Hacia mi próximo gran trabajo. Para demostrar a los médicos y los escépticos
que estaban equivocados. Para demostrar a mis padres la locura de sus pocas esperanzas
hacia mí. Todo entretejido con la depresión, el deseo de simplemente dejar atrás mi
cuerpo. Me veo como un navío desbordado por pasiones oscuras, sin nada por lo que
existir, llenando ese vacío con una larga lista de cosas hacia las que mostrar desprecio.
La vista vuelve. Nublada. Un poco de sangre se ha coagulado alrededor de mis ojos, y
ahora mi visión periférica sí que se apaga por la falta de oxígeno. La muerte no puede
estar muy lejos.
“¿Ves, Andrew? Te has separado tú mismo del tejido de la sociedad. Pero aún no sabes
qué tejido ponerte encima, y tu ira no es suficiente. ¿Lo ves?” Asiento con la cabeza, o
al menos lo intento. Mi cara comienza a amoratarse. “Déjame decirte lo que te espera”.
Al principio su historia parece irrelevante, algún tipo de pastiche de serie B. Habla de
crecer en el Congo Belga, sintiendo en el corazón las voces de los dioses que los
colonialistas buscaban destruir. Habla de expolio, de destrucción de tribus enteras, de
esclavitud y humillación a manos de europeos llegados con el único propósito de
enriquecerse. Habla de oír la voz de la noche en un ambicioso supervisor de colonias,
para perderlo luego en su locura y autodestrucción. “¿Ves, Andrew? También hay otros
que conocen el sufrimiento”.
Me cuenta la historia de paseos nocturnos y errantes por las orillas de los ríos, deseando
oír una palabra de la luna o las sombras. Y una noche las sombras le hablaron. Un
hombre pálido emergió de la oscuridad y le contó la letanía de sus pesares, ofreciéndole
el poder de la venganza. “Ahora mira, Andrew”.
El brazo de sombras coge mi asiento y lo saca limpiamente de la furgoneta, arrancando
de un tirón con el otro brazo de oscuridad lo que queda de puerta. Con un giro
repentino, estoy otra vez boca arriba. La mujer gira hasta quedar enfrente de mí y se
posa lentamente en el suelo. Mis pies pisan trozos de cristal cubiertos de sangre, y ella
da un paso abandonando la columna de oscuridad, nos coge a mí y a mi asiento con una
mano, y nos sacude un par de veces en el aire antes de posarme en el asfalto. Vomitaría
si hubiera algo en mi estómago.
Se agacha para mirarme a los ojos, mientras torpemente intento desabrochar mi cinturón
de seguridad. “Para” me dice, y me quedo inmóvil. No porque quiera, sino porque un
músculo involuntario me detiene.
“Levántate.”
Contra mi voluntad, mis brazos se deshacen del cinturón y me empujan hasta erguirme.
Me balanceo por un momento y luego, inevitablemente, caigo de bruces en los cristales
a mis pies. Media docena de filos abren mi piel, uno a menos de un centímetro de mi
ojo derecho. Un trozo se mete en mi boca, resbalando contra mis encías. Puedo sentir
cómo el cristal rasca mis dientes.
“Ahora sueña. Andrew. Imagínate capaz de hacer lo que yo he hecho contigo.
Recuerdas a tus enemigos, me aseguré de ello. ¿Puedes imaginarlos sufriendo como tú
lo estás haciendo ahora y más? ¿aceptarás este don?”.
La última palabra me coge por sorpresa. ¿Don?. ¿Toda esta sangre y dolor son un don?.
Pero una vez más mi cabeza empieza a funcionar. Pensaba que entendía cómo
funcionaba el mundo. Me he burlado de los que no estaban de acuerdo conmigo. En el
escritorio de mi casa tengo pilas de cartas de lectores hablando de desilusión y pérdida
de fe por lo que yo he escrito. ¿No era suficiente para convencerme?
E imagino las torturas que me describe esa mujer. “Sí”. La palabra se derrama por el
cristal clavado en mi boca. “Sí”.
Los brazos de sombras me dan la vuelta y me colocan boca arriba en el suelo. Ella abre
su boca y muestra sus colmillos. No son como las prótesis de las películas de
monstruos, estos son de verdad, serrados como los de un carnívoro y surgiendo
orgánicamente de su mandíbula. Cuando se inclina hacia mi nuca, no siento su
respiración golpeando mi cuello. Por un momento veo pequeños canales en los filos de
los colmillos, moteados con diminutas manchas de sangre seca. Me maravillo ante su
eficiencia...
Pensaba que sabía algo sobre el sufrimiento, pero ésta es la agonía más aguda y
agotadora que he sentido nunca. Las heridas son pequeñas y sé que no hay grandes
terminaciones nerviosas cerca de la zona, pero de todas formas es como fuego barriendo
mi cuerpo de un lado a otro
Casi a la vez, hay placer. No un placer orgásmico, no hay ningún componente
fisiológico en él, solo una sensación de plenitud y certeza. Oigo a la mujer hablar en mi
cabeza “Ésta es tu labor como presa. Recuerda lo que abandonas. Nunca más serás
ganado”. Mi pulso se vuelve errabundo, débil. Se detiene. Clínicamente, estoy muerto.
Mis ojos siguen viendo, pero de forma borrosa. Pronto dejaran de hacerlo. No más
oxígeno en la sangre. No más sangre. Hay tranquilidad en mi cuerpo.
Mis ojos se nublan, así que no veo a la mujer inclinarse sobre mí. La oigo morder algo.
Aprieta su muñeca fría contra mi boca. Su sangre, densa y lenta, fluye a través de mis
labios inmóviles. El dolor vuelve, una especie de shock eléctrico que surge de mi
garganta. He pasado diez años sin sentir ninguna sensación real por debajo de mis
caderas. Ahora, mientras el shock las sacude, puedo sentirlas de nuevo. Siento el
contacto del suelo, y los pantalones rozando el pelo de mis piernas. Algo que no es la
vida revuelve mi cuerpo.
Mis ojos se abren. La mujer me sonríe. “Éste sólo era el primer paso”.
Hoy:
Como ves, no eres el primero que sufre esta pérdida. Sí, estoy seguro de que dolor es
agudo donde una vez estuvieron tu familia, tu trabajo, o tu pertenencia a la comunidad.
Yo también sé lo que es eso.
Hay una manera de arreglarlo, si quieres. ¿Estás preparado para convertirte en un
verdadero depredador, en vez de ser una presa con delusions de grandeur?
Capítulo uno: Un corredor sin espejos
Y a menudo, para conseguir nuestro daño
Los instrumentos de las Tinieblas nos dicen verdades
Nos conquistan con nimiedades honradas
Para traicionarnos con consecuencias más graves.
— William Shakespeare, Macbeth
La primera lección: El comienzo
Esta noche es fría, aunque ninguno de los miembros de la manada esté dispuesto a
admitirlo. Las tormentas de invierno asolan el Pacífico Norte subiendo por el Río
Columbia, portando un aguanieve cortante como un cuchillo. El viento no ha bajado de
los cuarenta kilómetros por hora desde la puesta del sol. A veces las ráfagas se mueven
tan rápido como los coches en la autopista. Los miembros de la manada siente algo en el
aire, y sin llegar a hablar entre ellos, están de acuerdo en que deben ser especialmente
cuidadosos para demostrar que comprenden su condición. Sólo dos de los nuevos
reclutas poseen cierta sensibilidad premonitoria, pero con eso basta. La Vaulderie les
transmite retazos de un encuentro inminente con alguien que representa al mentor, el
juez, el maestro y el policía de sus hermanos.
Así, calculando sus movimientos y ademanes, ascienden al punto de encuentro, el tejado
de un edificio municipal de oficinas todavía en obras. Nadie porta una capa extra de
ropa aislante. Druitt monta un gran espectáculo descubriendo su pecho desnudo antes de
mostrarse en los andamios colgando de una sola mano. Para los demás, las camisetas y
las chaquetas abiertas bastan. Sus acciones hablan por si mismas a su ductus, “Sí,
comprendemos que el recuerdo del frío ya no tiene importancia. Sabemos cómo usar un
poco de sangre de nuestras venas y mantenernos calientes. Míralo tú mismo: sabemos
que la humanidad yace a nuestros pies, mientras nos levantamos por encima”.
Andrew observa su ascensión con cierto placer. Recuerda cuánto tiempo costó que
calaran algunas lecciones. Si la lluvia amainara, podría llegar a ver el edificio del Banco
de América y las marcas chamuscadas donde Leo vio la ultima caída del sol. Leo nunca
pilló muy bien los conceptos básicos. Su ejemplo estimuló a los demás, o simplemente
les asustó. Andrew no cree que tenga que destruir a otro miembro de esta manada en lo
que queda de instrucción. Puede sentir a Demba cerca. No está complacida con esta
progenie, pero al fin y al cabo nunca lo está. No detecta ninguna pequeña concentración
de sombras, indicando un ataque inminente. Espera que sus estudiantes salgan con bien
de esta noche.
Poco a poco, los siete pupilos de Andrew se sientan o se tiran en el del tejado
alquitranado. A través del Vinculum puede sentir su miedo y nerviosismo. Se sorprende
de la previsión que muestran Ming y el Otro Filo, y les felicita. “Lo estáis haciendo
bien. Por supuesto, eso no basta. Si realmente pensabais que era una trampa, deberíais
haberos mantenido al margen. Pero vuestra preocupación es una buena señal.
Probablemente, aquéllos de vosotros que sobreviváis sabréis cuidar de vosotros mismos,
y de los demás “. Hace una pausa. Ninguno de los novatos puede sentirlo, pero Andrew
oye los susurros en la sombra y se apresura.
“Hoy hay noche teórica”. La manada gruñe al unísono. “No soy yo quien dará la clase.
Esta noche escucharéis a la mujer que, una vez hace tiempo, me enseñó todo lo que sé “.
Hace una reverencia ligeramente teatral, y Demba se forma desde las sombras de la
chaqueta del Ductus. No sonríe a los estudiantes. En éstos cesa de inmediato todo
pequeño movimiento, tic nervioso o hábito inconsciente. Su apariencia real esta
completamente oculta: Esta noche se alza como una estatua esculpida en sombra, sin
ningún tipo de signos faciales, excepto los larguísimos y afilados colmillos. No tiene
una boca que los estudiantes puedan ver, pero sus palabras viajan por el aire, más que
formarse directamente en sus cabezas.
“Buenas Noches, jóvenes Guardianes. Esto es una lección y una prueba, todo en uno.
Comencemos”.
Toda la verdad
Primero, os diré la verdad fundamental. La clave para comprenderlo todo sobre la
condición vampírica. Ésta es: Nunca podremos saber la verdad.
Sabéis que toda prueba puede ser falseada. Algunos de los que estáis aquí podéis crear
obras de arte tan perfectas que ningún crítico que respire pueda distinguirlas de un
trabajo auténtico. Sabéis que el dinero puede comprar muchas cosas, que la persuasión y
la intimidación os pueden dar el resto, y que ninguna criatura humana puede aspirar a lo
que vosotros y los de vuestra estirpe podéis hacer.
Sabéis que el ganado trata desesperadamente de engañarse a sí mismo y a los demás
sobre nosotros. Os habéis beneficiado de esta negación voluntaria, y debéis daros cuenta
de que otros Cainitas también lo hacen. Sabéis que muchas realidades importantes
nunca aparecen en ningún documento o registro que podáis examinar.
Más aún. Sabéis que la voluntad y los recuerdos distan mucho de ser algo
completamente fiable. La mayoría de los que estáis aquí podéis forzar a un mortal a
hacer algo y que nunca se dé cuenta de que, durante ese momento, era vuestra
herramienta directa. Algunos de vosotros estáis aprendiendo el arte del carisma,
haciendo que los demás os amen tan solo por el poder de vuestra sangre. Sin duda
habréis observado que vuestro Ductus y otros Cainitas más viejos pueden hacer mucho
más que los pocos trucos que habéis aprendido hasta ahora.
¿Dónde esta la verdad en todo? Los recuerdos de cualquier ser pueden cambiarse. Todos
los registros pueden ajustarse, crearse o eliminarse. No hay absolutamente nada con lo
que podáis contar. Todo, dentro y fuera de vosotros, podría ser falso, quizá creado
deliberadamente, quizá el efecto secundario e involuntario de algún plan que no os
incumbe, quizá incluso el resultado de una psicosis fortuita. Ninguno de vosotros se ha
encontrado todavía con un antiguo auténticamente trastornado, ¿no? Sólo esperad hasta
la próxima Palla Grande. Hasta entonces, cultivad la paranoia.
Por el momento, asumid que existís. No os doy mi palabra de que esta vez no haya
jugado con vuestras percepciones. ¿Qué bien haría eso? Ninguno de vosotros puede
decir si estoy mintiendo o no. Teniendo esto en cuenta, simplemente afirmaré que sois
Cainitas como yo. De hecho somos algo así como un cuerpo andante que se alimenta de
la sangre de los vivos. Ardemos a la luz del sol, nuestra progenie se debilita con cada
generación. No somos parte del mundo natural. No tenemos sentido en términos
científicos, y la ciencia no es una tontería, sin importar lo que os dirían algunos
imbéciles. La ciencia explica muchas partes del mundo, y el hecho de que no pueda
explicarnos a nosotros es tan solo un signo más de nuestra alienación de la naturaleza.
Quizá vuelva sobre ese punto más tarde. Por ahora recordad esto: El hecho de que seáis
lo que sois, aquí y ahora, no significa que las historias que nos contamos unos a otros
sobre nuestro origen sean ciertas. Individualmente, antes y después de vuestra muerte,
cada uno de vosotros se ha mentido a sí mismo y a los demás sobre cómo llegó a ser lo
que es. ¿Creéis que cesamos de mentir con la edad? No penséis que nuestras
observaciones y deducciones se vuelven infalibles. Cuando hablamos de nuestro pasado
común, contamos historias. Tal y como debéis distinguir entre lo que parecen hechos de
lo que puedan ser pruebas del caso, debéis distinguir los hechos reales de las
explicaciones ofrecidas sobre éstos.
Orígenes en la tierra
Muchos Cainitas, crean o no en el mito común sobre nuestro origen, lo describen como
un cuento Cristiano. “Adán y Eva tuvieron dos hijos”, cuenta la historia, “Llamados
Caín y Abel. Abel era un pastor, y Caín un granjero. Cada uno ofreció lo mejor de su
cosecha como sacrificio. Dios aceptó el sacrificio de carne de Abel, pero rechazó el
sacrificio de Caín en fruta y grano. Caín mató a su hermano. Dios maldijo a Caín con el
vampirismo. Todos los Cainitas descienden de Caín”. Algunas versiones embellecen el
relato con detalles de los pasos por los que nuestro padre oscuro, Caín, rechazó el
perdón de Dios, aprendió secretos de Lilith o, de alguna otra forma, salió adelante como
un héroe del folklore campbelliano. La primera versión basta para nuestro propósito.
En primer lugar, tengo razones para sospechar que una mano editorial bastante reciente
ha trabajado en el cuento de siempre. La “e” final en Caine (N. del T.: En inglés, Caín
es conocido por los vástagos como Caine.pese a que su nombre correcto, el que le
darían los mortales ingleses, es “Cain”) no tiene sentido en ninguno de los lenguajes
antiguos de Oriente Medio, lugar donde presumiblemente se originó el relato, y todo
apunta a un angloparlante que tampoco es que fuera muy cuidadoso con su ortografía.
Dado que somos un grupo de orgullosos y presumidos, no me sorprendería descubrir
que el desconocido editor simplemente quiso sugerir que esta era la forma correcta para
el nombre de nuestro padre, opuesta a la versión de los ignorantes mortales.
Aparte del nombre, a esta historia la rodea un marco sospechosamente bien cuidado. La
conexión con Adán y Eva no es realmente necesaria en un sentido fundamental para el
relato, y algunos estudiosos de nuestro clan afirman que algunas formas tempranas de la
leyenda no mencionan para nada las figuras hebreas. El Dios que maldice a Caín no
tiene por qué ser Dios, en el sentido moderno que le daría a la palabra un cristiano o un
judío actual, y puede que ni siquiera en el sentido que le daría un babilónico o un
mesopotámico hace siglos. El Dios de esta historia es una fuerza poderosa apaciguada a
través del sacrificio, con el poder de infringir la maldición de la no-muerte. Eso es todo.
El resto son añadidos.
Creo que la historia contiene una verdad importante, que intentaré resumir para
vosotros.
Caín y Abel representan, respectivamente, la sociedad del Paleolítico, o Antigua Edad
de Piedra y el Neolítico, o Nueva Edad de Piedra. Antes de aprender a cazar, los
ancestros de la humanidad se reunían y buscaban comida. Durante un larguísimo
periodo de tiempo, las grandes bestias devoraban a los humanos al menos tan a menudo
como a otras criaturas. Antes de que valientes guerreros cazaran a estas bestias, las
temerosas presas humanas se agrupaban y esperaban mantener a los depredadores lo
suficientemente alejados. Aquí es donde se usaron las primeras armas, no para agredir,
sino para defenderse. Caín es acertadamente el hermano mayor, el símbolo de aquel
tiempo de existencia pasiva, pacífica y temerosa. Abel, el hermano menor, simboliza el
movimiento hacia la conquista y el dominio.
Os decía al principio que no todas las verdades pueden ser conocidas. Creo que los
“Cainitas”, a falta de una palabra mejor, merodeaban en la noche sin estrellas antes que
cualquier civilización humana conocida, y de hecho antes que la humanidad. Quizá la
especie dominante de cualquier época dada recibe el poder de la no-muerte, o quizá este
poder se muestra de alguna otra forma. Sea como sea, creo que tiene sentido decir que
los depredadores que Caín y su compañero temían no eran tan solo bestias salvajes, sino
criaturas como nosotros, al menos en algunos casos. Quizá aquellos primitivos Cainitas
eran humanos, quizá pertenecían a otras especies homínidas, o quizá eran otra cosa.
Abel el cazador no sólo luchaba contra animales, luchaba contra los demonios de la
noche.
El ejemplo de Caín muestra que no se debe subestimar al ganado. Se levantó y dominó
primero a su propio hermano, y luego a los poderes de la oscuridad. Éstos podrían haber
forzado la no-muerte sobre él, pero quizá el mismo Caín les obligó a que se la
concedieran, destruyéndolos tras ello. El hecho de que no quede rastro de ellos excepto
implícitamente, en historias como esta, muestra la magnitud de su victoria.
Fueran lo que fueran los “Cainitas” antes que él, no han dejado linaje alguno que
pudiéramos detectar. Todos somos chiquillos de Caín. Por esto veneramos al que
algunos de vosotros llamáis “el granjero homicida”. No por su agricultura, sino por la
perfección con la que se convirtió en lo que antes había temido y odiado.
Caín es ganado convertido en algo más grande, victorioso ante toda oposición. Él es por
lo tanto nuestro ideal, nuestro ideal platónico si lo deseáis. Aquél en cuyo nombre nos
volvemos nuestros propios enemigos.
La diosa
Antes de empezar, dejadme hacer una concreción sobre algunas suposiciones. Los
signos más antiguos de culto humano de los que tengo noticia implicaban la adoración a
una gran diosa devoradora. Ciertamente los hombres, durante la historia y antes, han
buscado hacer que el poder de las mujeres parezca algo maligno y antinatural. De todas
formas, esto no tiene por qué ser toda la historia. Quizá Caín fuera el primer “vampiro”
varón, o al menos la progenie de quien consiguió transformarse eran mujeres. Cuando la
población de todos los continentes comparte la imaginería de una mujer envuelta en
oscuridad, que debe ser aplacada con sangre además de otras ofrendas y que fascina a
todos a su alrededor, podríamos estar perfectamente ante una ventana hacia el pasado
real.
Antes del diluvio
Si os gusta oír historias de hadas, podéis buscar a los Nodistas de nuestra secta. Con
gusto parlotearan sobre la Primera Ciudad y la Segunda Ciudad, y quien sabe qué más,
con historias sobre este hermano y esta hermana y aquel otro sobrino. No tengo
paciencia para esas cosas en absoluto, a no ser que quiera entretenerme en una noche
aburrida. Podéis llegar a estar de acuerdo o no. Dejad que los liantes os den sus
versiones y sacad vuestras propias conclusiones.
Sea como sea, puedo discutir algunos hechos. En tanto que todo lo que os digo es cierto,
lo que os digo sobre el mundo físico también lo es. Id y verlo, id y hablad con otros que
lo han visto. Es más fácil descubrir el engaño con las rocas que con el alma.
La misma palabra “Antediluviano” presume hechos sin evidencia, como diría un
abogado. Más aún, presume que los hechos son falsos. ¿Quién estaba presente en este
diluvio universal? Ningún dios o espíritu cubrió el mundo de agua durante la existencia
de la humanidad, eliminando a todos menos a algunos supervivientes escogidos. Los
diluvios barrieron varias partes del mundo, con inundaciones rápidas y graduales. Pero
el término “Antediluviano” implica ser un extraño superviviente al desastre que acabó
con casi todos los demás seres de la tierra, y según lo que pueden decir la ciencia y la
investigación, esto es simplemente hubris. Usad este término para referiros tan solo al
legado más antiguo de Caín y aquéllos de la menor generación (o generaciones), y os
evitareis decepciones por acatar los mitos.
Las primeras referencias a los Cainitas en la historia nos los presentan muy similares a
como son ahora. Los mismos clanes, aparte de un puñado de extraños experimentos que
se volvieron contra sus creadores o posibles manipuladores. Aquí vemos de nuevo la
lección de Caín. No subestiméis al ganado. Y si el ganado puede conseguir tanto,
¿cuánto más podemos conseguir nosotros?. Conozco casos de algunos Cainitas todavía
activos que recuerdan personalmente hechos de épocas precristianas, pero también
tenemos vagas nociones de documentos, y evidencia física, y una lista
sorprendentemente exacta de Cainitas cuyos Sires tienen milenios de antigüedad.
Todo lo que sea diferente sobre los Cainitas, por ejemplo los independientes a los
linajes de clan, es convenientemente quitado del medio antes de que esté disponible la
primera prueba. Podéis creer que realmente Caín y su progenie fundaron la ciudad de
Enoch, si queréis. No puedo probar que estéis equivocados, sólo señalo que vosotros
tampoco tenéis ninguna prueba objetiva de ello. La literatura nodista es exactamente tan
útil como cualquier otro libro sagrado, lo cual quiere decir que es completamente inútil
para todo lo que no sea descubrir lo que los sacerdotes quieren que pienses y hagas.
Sospecho que si pudiéramos echar un vistazo al pasado, descubriríamos que antes de
Caín existían algún tipo de clanes. Los dones específicos de cada linaje cambian de
tanto en tanto, con la aparición de líneas de sangre, lo que se ajusta exactamente a la
evolución darwiniana, pese a que siendo criaturas sobrenaturales no tenemos nada de
“natural”. Un apunte de aviso: los sabios de nuestra estirpe conocen 13 clanes, más o
menos, dependiendo con qué criterio separemos “clanes” de “líneas de sangre”. Sin
tener en cuenta el misticismo o la numerología, no veo razones concluyentes para creer
que conocemos a todos los Antediluvianos y su progenie. No creáis que sabéis sin duda
quién más se levanta cuando el sol se pone.
En cualquier caso, aquí estamos, y allí estuvimos. Los primeros asentamientos humanos
se encontraban en el sur y sudoeste de Asia. Incluso si rechazamos la idea de que Enoch
realmente existiera, las investigaciones arqueológicas apuntan a fundamentos de
verdades más complejas subyacentes a la mitología.
Catal Huyuk supera a cualquier otra ciudad humana conocida. Sus restos están en una
meseta del interior de Turquía, en un área ahora estéril, pero fértil por aquel entonces.
Alrededor del 6.500 a. De C. ya era una ciudad floreciente, con más de 6.000 habitantes
permanentes. Alrededor del 5.600 a. De C. la antigua ciudad fue abandonada por un
nuevo emplazamiento al oeste, y hacia el 4.900 a. De C. toda la población abandonó la
zona a la vez. Los arqueólogos humanos discuten las razones de estos comportamientos.
Catal Huyuk concentraba rutas comerciales que se extendían cientos de kilómetros en
todas direcciones.
Extrañamente, la ciudad no tenía calles. Los edificios se apiñaban unos contra otros, con
aperturas en los tejados para permitir a la gente salir de sus casas. El tráfico se movía
por encima de los tejados, presumiblemente con la ayuda de puentes, escaleras o rampas
para conectarlos con las colinas de alrededor. La ciudad evolucionaba alrededor de la
obsidiana y la diosa volcánica que la producía. Los leopardos, que incluso hoy en día
cazan ferozmente a la humanidad y sus parientes primates, servían a esa diosa. Envuelta
en una oscuridad ciclópea, invocaba el calor destructor que a cambio daba el precioso
cristal negro. Sus devotos en Catal Huyuk comerciaban con él para conseguir todos los
lujos y paliar las necesidades de productos que su propia gente no podía producir,
expandiendo este fruto de la tierra hacia lugares remotos, y con él la religión de la diosa.
¿No os suena nada de esto? ¿Cuando oís esta historia no pensáis en el poder que se
mueve dentro de vosotros, y os lo imagináis moviéndose por el escenario de la Primera
Ciudad? ¿No podéis imaginar al Sire más lejano del Sire de vuestro Sire alcanzando la
tierra, por su mano o dando vida a las sombras, reclamando sacrificios de las cámaras
llenas de vida bajo él? ¿No os muestra vuestra mente individuos de tal poder que el
ganado no pudo sino representar en objetos y personificar como fuerzas de la
naturaleza? ¿No podéis imaginar a los adoradores humanos desparramándose en los
inicios de un terrible conflicto entre damas y señores cainitas? ¿Los mortales
escabulléndose para establecer un nuevo asentamiento mientras el viejo se viene abajo
cubierto por la sangre y la furia descontrolada?
Esta es nuestra Enoch, el eco de nuestro presente en el pasado recordándonos nuestro
legado, y debería ser suficiente para vosotros, al menos por ahora.
El viento muere, y el aguanieve se apila en montones en todos los lugares posibles. En
la calma, la temperatura sube ligeramente y vuelve a caer. El granizo y la nieve se
funden en sólidas masas de hielo.
El cambio no afecta el equilibrio de Demba. Sus pies de sombras no dejan marcas en el
tejado. Su garganta envuelta en oscuridad no emite ningún temblor ni tartamudeo que
altere su discurso. Druitt está deseando no haber sido tan melodramático en la subida, y
usa su vitae para calentarse y hacer desaparecer la escarcha de sus dedos y nalgas. Los
demás no es que se amontonen para darse calor, pero se esfuerzan en evitar
movimientos innecesarios o quedar expuestos a las rachas de aire frío.
Demba hace una pequeña pausa. Su cara se mantiene vacía. El grupo oyó un breve
sonido de aire aspirado, aire moviéndose por algún conducto que no suena para nada a
una nariz humana. “Es más tarde de lo que creía. Un tema más y terminaré por esta
noche”.
Orígenes en la oscuridad
Además de los hechos históricos, se pueden apreciar principios recurrentes e
intemporales. Somos el clan de la oscuridad suprema, y podéis buscar nuestro origen en
cada sombra. Los miedos incrustados en la conciencia y cultura humanas nos alimentan,
dándonos debilidades que explotar. Lo que podríais llamar “influencia” en la jerga de
negocios moderna.
“La emoción más antigua y fuerte es el miedo. Y el miedo más antiguo y fuerte es el
miedo a lo desconocido”. Esto lo dijo un escritor americano, Lovecraft, hace alrededor
de ochenta años. Lovecraft mostró la peculiar ceguera de su tiempo, cuando se pensaba
que identificar algo como enraizado en el miedo significaba descartar su existencia real.
Os diré algo que ya deberíais saber: el ganado hace bien en temernos. Cuando aparecéis
desde las sombras que obedecen vuestras ordenes, demostrando la habilidad de hacer
pedazos un cuerpo mortal o destrozar una mente humana, no sólo actuáis con vuestra
propia fuerza, sino que contáis con la herencia de incontables milenios, ofrecida por
aquéllos que han sido como nosotros.
A través de la historia, y antes, los dioses de la noche han reclamado sangre y carne a la
humanidad. Esos son nuestros Sires. Sois Artemis, sois Ahriman. Sois la diosa del
volcán de Catal Huyuk y Tezcatlipoca, el dios azteca del espejo de humo. Parecéis
escépticos. Pensad, estudiantes. ¿Unas tinieblas tan densas que oscurecen el sol,
manejadas por aquél que requiere más sangre que cualquier otro dios excepto el mismo
astro rey? Debería sonaros familiar. Sois Inguma, el espíritu vasco que encanta Iberia y
estrangula a sus inocentes víctimas en la noche. Sois Hina, la diosa polinésica que vigila
el inframundo y enseña pericias.
Sois la oscuridad personificada. Eso fueron vuestros Sires desde el principio de los
tiempos. Buscad la oscuridad en la historia y allí nos encontrareis.
De pronto, la forma de Demba se colapsa. Su sombra revolotea desde el tejado, dejando
a Andrew y su manada a solas.
Qué clase de criatura
Los Cainitas no suelen practicar el sexo Tras unos pocos siglos la mayoría de las
características físicas y psicológicas asociadas con la distinción de género desaparecen.
Los Cainitas Antiguos a menudo dejan de preocuparse por estas cuestiones. Sin
embargo, alguien que quiera hablar de un Antediluviano deberá usar algún pronombre.
El uso que hace la Camarilla normalmente se basa en los géneros que la tradición
asigna. Masculino para Brujah y Tremere, femenino para Gangrel y así sucesivamente.
Muchos instructores del Sabbat fomentan entre sus estudiantes que se arranque la
humanidad implícita de los Antediluvianos, y desaprueban la utilización de nombres
tradicionales, como “Ennoia” en lugar de “el Antediluviano Gangrel”. Por esto la
mayoría de los sacerdotes Lasombra indican que el mejor pronombre que se puede usar
al hablar de un Antediluviano es simplemente “eso”. Algunos Lasombra y Tzimisce
nunca nombran al clan al hablar de su Antediluviano, prefiriendo títulos como “el Rey
de las Sombras” o “el Más Anciano”.
La segunda lección: antigüedad
Lo peor de la tormenta ya ha pasado, dejando un rastro de vientos lo bastante fríos como
para mantener el hielo sólido. La manada de Andrew pasa dos noches buscando y
alimentándose de motoristas perdidos. Andrew lo convierte en un juego de
entrenamiento, con el objetivo de cometer las máximas carnicerías sin dejar pistas ni
residuos para la policía. Ming muestra la chispa más creativa, utilizando
inteligentemente sábanas de oscuridad temporal para recoger todos los restos tras
destripar a sus víctimas.
La tercera noche Andrew se mueve hasta despertarse en el refugio comunal de la
manada. Una señal inconsciente le dice que debe mantener unido al grupo. Se asegura
de que los neonatos discuten la lección de Demba y los temas relacionados, deben
prepararse para responder las preguntas del esbirro del Obispo en el próximo Festival de
los Muertos. No le sorprende encontrar más razones mientras se sienta en el suelo del
viejo hotel.
Un pequeño Cainita se sienta junto a la puerta. Viste un traje marrón y lleva unas gafas
con cristales ligeramente tintados. Su piel es morena. Andrew le reconoce por su
reputación y adopta una actitud formal. “Bienvenido a nuestro refugio, señor. Espero
que hayáis tenido un viaje agradable y que Su Excelencia el Arzobispo no necesite de
vuestros servicios esta noche”. El pequeño Cainita es uno de los Paladines del
Arzobispo, escolano y a la vez experto torturador.
El Paladín mueve los labios en una ruda aproximación a una sonrisa. “Gracias, lord. Si,
tuve un buen viaje, y no, no me necesitará. Demba nos comentó algo ayer sobre su
esfuerzo educativo. Habría vuelto para continuar la clase, pero otros asuntos necesitaban
de su atención. Yo me ofrecí para ayudar “.
Andrew no dice lo que piensa mientras despierta a la manada, les presenta al Paladín y
acondiciona el refugio para una lección teórica. ¿Demba seguirá existiendo? ¿Hay algún
tipo de invasión por parte de un enemigo creíble? Andrew sabe que probablemente no lo
sabrá nunca e intenta calmarse a sí mismo, mientras el Paladín empieza la lección.
El antediluviano
Sed cuidadosos. No dejéis que el don del escepticismo degenere en la perdición de una
duda necia. El hecho de que un elemento en una historia sea falso o no esté probado no
garantiza que podamos rechazar el resto. Os recuerdo esto antes de empezar porque os
hablo de hechos que a menudo viajan en compañía de mentiras.
Sin preocuparnos por la veracidad o falsedad del mito nodista, los antediluvianos
existen realmente. De hecho, al menos trece progenitores cainitas, cada uno responsable
de uno de los clanes mayoritarios, siguen infestando la tierra, o lo hicieron en el pasado.
Bien pudieron haber más, cuya progenie falló o que fueron olvidados por diversas
razones. Creo personalmente que se adaptaron bien a la era cristiana e incluso en la
actualidad hay más vivos que muertos. Comprender a un Antediluviano supone la
mayoría de veces comprender mucho sobre su clan.
El Antediluviano Lasombra era ciertamente real. Murió hace tan solo unos siglos, y
tenemos referencias incluso de gente que lo ha visto, ha hablado con él y se ha
refugiado junto a él en las noches modernas. Sus orígenes influyen substancialmente en
nuestra naturaleza.
El Antediluviano vivió originariamente en algún lugar del Mediterráneo occidental.
Hubo un tiempo en el que Sicilia era su refugio favorito, por razones que explicaré en su
momento. Pudo haber nacido y vivido allí, o puede ser por cualquier otra razón. Yo
prefiero Malta. Tiene algunos templos realmente antiguos construidos con piedra negra
y artefactos de obsidiana, y bastantes cuevas con leyendas sobre monstruos. Me
complace pensar en Calipso como un intento mortal de dar explicación a un taumaturgo
de nuestro clan. Otros historiadores Lasombra apuntan a Córcega, Cerdeña o las
Baleares. En realidad, no hay forma de saberlo con precisión. Es sólo una manera de
justificar investigaciones y debates más complejos.
Sin embargo, también tenemos hechos sólidos al alcance. El primero es que nuestro
fundador fue originario en vida de algún lugar de la región mediterránea. Sin duda
alguna, los Lasombra más antiguos se extendieron por el mundo desde esa zona a través
de los milenios. El segundo es que vino específicamente del Mediterráneo occidental.
Siempre hablaba de las civilizaciones del Mediterráneo oriental como algo extranjero.
Objetivos, más que hogares. El tercero es que era una criatura del mar, quizá habitante
de una isla, o quizá residente en alguna comunidad de la costa.
Esos no son sólo hechos históricos, sino que vibran dentro de vosotros. Debéis de haber
sentido esa extraña fascinación por levantaros a ver la puesta del sol, sin sentir una
necesidad similar por ver el comienzo del amanecer. También puede que conozcáis el
impulso de pasar tiempo en el agua, junto a ella y bajo ella, incluso si nunca en la vida
os preocupasteis por eso. Todo eso es parte de vuestra herencia, tanto como vuestro
poder sobre las sombras. Debo decir que sois parte de mi campo de estudio, tal y como
yo mismo lo soy.
Una excelente razón para dudar del mito nodista es que la progenie de Caín propuesta
no encaja muy bien con los Antediluvianos existentes. ¿Quién podría haber sido un Sire
apropiado para el Antediluviano Lasombra? Ninguno de los tres se ajusta demasiado
bien. Sirven para el propósito de los clanes de la Camarilla, pero en la historia hay más
actores aparte de los siete patéticos. En cualquier caso, algún Cainita abrazo a nuestro
fundador, y él decidió construir su refugio en las sombras. Las especulaciones de los
escolanos sobre las motivaciones y naturaleza del Sire chocan entre sí. Generalmente
(aunque no siempre) aceptamos que los Antediluvianos no se transmutaron por si
mismos en Cainitas. Pero, francamente, del Sire de nuestro Antediluviano no podemos
saber nada.
La gente del mar
Nuestro clan tiene una larga herencia de liderazgo en un sentido muy puro y primitivo.
No nos ensuciamos las manos por los pequeños detalles, nosotros tomamos el mando y
dirigimos. En la antigüedad, podéis encontrarnos liderando a los piratas. Creo que
Demba os habló sobre Catal Huyuk, pero a veces tiene un interés desproporcionado por
los asentamientos. Viene de su historia personal. Me gustaría hablaros de la gente
nómada. A lo largo de la historia encontramos muy pronto trazas de grandes
saqueadores.
En el segundo milenio antes de Cristo, las llamadas “Gentes del Mar” aterrorizaron a
todos los asentamientos de las costas mediterráneas. Incluso los Hyksos gobernaron
Egipto durante dos dinastías seguidas. Por un tiempo, las Gentes del Mar dominaron
todo el comercio en el Mediterráneo. Nadie navegaba sin pagarles tributo o enfrentarse
a la destrucción. De hecho, en el cambio de milenio, las Gentes del Mar tuvieron un
papel fundamental en el fin de las civilizaciones de la Edad de Bronce, dando paso a
una era que la mayoría de los historiadores relacionados con la vida lejos del mar gustan
de llamar “edad oscura”. Una era de tinieblas. ¿Necesito explicar más este punto?
¿Disculpe? Sí señor, está en lo cierto. Lord Emory, deseo destacar a vuestro estudiante
Druitt por su atención a los detalles. De hecho, si algo hay que señalar en todo
fenómeno histórico es la prueba de la importancia para nuestra estirpe. Déjenme citar
algunos ejemplos concretos. De una crónica egipcia sobre la ejecución de una banda de
piratas de la Gente del Mar, capturados en el Delta del Nilo. “Mientras el fuego se
alzaba, todos los prisioneros clamaban a varios dioses. Algunos llamaban a dioses de
nuestra tierra, ofreciendo incluso plegarias a Anubis de la forma más correcta. La
mayoría clamaban al poder de la oscuridad que llamaban Laza Omri Baras, que los
sacerdotes dijeron que significaba “El Dios del Río de Tinieblas”. Pero este dios no
atendió a sus súplicas y todos murieron.” Otro indicio, de un capitán de navío que fue el
único de su tripulación en escapar de una masacre durante el viaje de Tebas a Atenas,
dio el nombre del dios en cuestión como “Lau-Som-Bheu”, lo cual es un proto-
indoeuropeo bastante correcto que significaría “recibiendo riqueza conjunta del
conocimiento” o “recibiendo riqueza conjunta de la dominación”.
Podría daros más ejemplos, pero éstos deberían bastar. El nombre de nuestro
Antediluviano se formaba en los labios de aquellos asaltadores que deseaban invocar un
poder de potencia y autoridad. Quizá estos hechos no constituyan pruebas en un sentido
académico, pero esto tampoco es una Universidad. No seréis calificados por fallar en
dominar detalles concretos, sólo destruidos en cualquier momento por la búsqueda de
conocimientos. Una búsqueda que podría haberos salvado si os hubierais preocupado un
poco más en comprender globalmente vuestra herencia.
La Primera Dispersión
En el año 1627 a. De C. el volcán de la isla de Tera entró en erupción. Escolanos
imprudentes tratan de relacionar este hecho con todo lo que se les ocurre, desde el
Éxodo a la caída de la Atlántida, pero fue tan solo lo que fue, una gran erupción que
escupió polvo y cenizas por todo el mundo conocido. El mar se recuperó bastante
rápido, pero muchos refugios costeros sufrieron. Al comienzo de la erupción, algo así
como un tercio de nuestro clan decidió buscar mejor suerte y alimento en otra parte.
Durante esta época el Antediluviano hizo uno de sus habituales viajes, volviendo siglos
después con su chiquillo Montano, cuyo nombre se relaciona con la necedad del honor.
En otra ocasión os daré más detalles sobre eso. No viajó solo, y podemos establecer una
relación sólida entre la dispersión a causa de Tera y la aparición de Matusalenes
Lasombra en Africa y el interior de Asia. El asunto de la presencia Lasombra en el
Nuevo Mundo antes de 1492 es un poco más complejo y nos ocuparemos de ello más
tarde. Baste decir por ahora que, en esta época, Lasombra de la cuarta y quinta
generación se establecieron por todo el mundo, aunque no en gran número.
Veo una pregunta... ah, sí. Sí, ciertamente, un mundo lleno de cielos en tinieblas es un
buen mundo para nosotros, pero un mundo en el cual nuestra fuente de alimentación
disminuye y está a la defensiva no lo es. Las víctimas mortales durante la erupción
fueron la causa de la dispersión.
Parásitos y plagas
No daré muchos detalles sobre la relación que tuvo el clan con los piratas durante los
siglos de dominio griego tras la edad oscura. Para empezar, un pirata para un hombre es
un héroe para otro hombre. La línea entre soldado y pirata es la línea entre vosotros y
yo. Los gobiernos descentralizados de la época favorecieron las oportunidades y... Un
momento. Debo hacer una aclaración.
Los Cainitas condenados por su conciencia, la herencia más lamentable de sus días
mortales, despotrican a veces contra nosotros llamándonos una raza de parásitos. No lo
somos, por supuesto. Somos depredadores. Somos también una enfermedad sobre la
humanidad, en un sentido casi literal. Pensad en la extensión de una plaga. Aparece, se
extiende por la zona, mata a los más débiles y se apaga hasta la inactividad. Ésta es la
forma en la que actúan los guerreros y saqueadores humanos. Aparecen, reúnen todo el
botín aprovechable y esperan hasta que llegue más botín. Nosotros hacemos lo mismo, y
actuamos de una forma más móvil que la Camarilla, con su gusto por esconderse. La
piratería es parte del legado de nuestro clan, y también una forma notablemente sensata
de existencia para los Cainitas.
Los epidemiólogos mortales se refieren a la humanidad y otras especies como un modo
de que la enfermedad cree más enfermos. En nuestro caso se aplica lo mismo. La
humanidad es una forma para los Cainitas de crear más Cainitas, o simplemente de
alimentarse bien.
Fijaos que este punto de vista descarta inmediatamente la concepción común y errónea
de que la historia de la humanidad como tal está dirigida por nuestros deseos. No lo está
y no necesita estarlo. El ganado elige. Nosotros también. Los hechos que favorecen
nuestra alimentación y reproducción continua se mantienen en el tiempo. Los hechos
que hacen nuestra existencia más dura no lo hacen, porque en esas ocasiones nos
preocupamos de quitar del medio a los responsables del problema. No emprendemos
muchos progresos porque no los necesitamos, más allá de que la evolución debe esperar
a que las especies innoven deliberadamente. La miríada de elecciones que los seres
humanos toman cada año es el equivalente social a las mutaciones, y nosotros somos la
fuerza de una selección no natural.
Como una enfermedad que evoluciona hacia una relación de equilibrio con su víctima,
nos dirigimos hacia una situación en la que el ganado prospere, mientras nosotros así lo
deseemos y prosperemos con ellos. Eso no requiere que seamos sus reyes. Como sus
dominadores, podemos tomar y tomamos lo que nos interesa sin necesidad de las
insignificantes demandas de ser los primeros entre iguales. Los seres humanos no
participan en la vida social de sus pastores, y a nosotros tampoco nos hace falta.
La Segunda Dispersión
Dicen que todo lo bueno tiene un final. Así fue con la edad dorada de la piratería. El
imperio de Alejandro ahogó nuestras operaciones en el Mediterráneo oriental. Durante
media década fue imposible montar una campaña marítima medianamente provechosa,
y luego la situación permaneció relativamente grave durante décadas. Por sus
numerosas disputas, los sucesores de Alejandro, enfrentados entre sí, mantuvieron su
guardia contra nuestros camaradas.
El golpe de gracia vino de la mano de Pompeyo, un general romano, sesenta y ocho
años antes de la fecha comúnmente aceptada para el nacimiento de Cristo. Este hombre
debería haber sido uno de los nuestros, tal era su talento. En cuestión de meses, tomó el
vasto poder y el dinero que el Senado puso a su disposición y erradicó prácticamente
toda la piratería organizada en el Mar Mediterráneo. El mar ya no era nuestro. Ahora el
nombre romano de “Mare Nostrum”, “Nuestro Mar”, dejó de ser un nombre vacío y
pretencioso. Muchos de los refugios de nuestro clan cayeron a causa de las invasiones
por tierra y mar, incluida la fortaleza maltesa que había servido como hogar al
Antediluviano en mayor número de ocasiones. A partir de entonces, la ciudadela negra
en Sicilia se convirtió en el nuevo refugio favorito.
Descartada la piratería como opción, nuestro clan sufrió una segunda época de
dispersión. A finales del primer siglo de la era cristiana, los Lasombra se habían
instalado en todos los rincones del Viejo Mundo, aunque algunos de los que viajaron
hacia el este perecieron a manos de los Catayanos y otras amenazas. La cruzada de
Pompeyo reforzó significativamente la facción terrestre de nuestro clan.
He hablado principalmente de nuestro clan surcando las olas. También es cierto que
algunos linajes se sentían más confortables viviendo en la tierra, introduciéndose en el
tejido de las sociedades humanas y portando ese disfraz como cebo y camuflaje a la vez.
El mismo Antediluviano hizo experimentos en comunidades mortales, aunque tan solo
como parte de su interminable búsqueda de posible progenie. Como miembros del
Sabbat sabéis que la identificación con los humanos mutila nuestra condición y nos
ciega a nuestro verdadero potencial. Habéis heredado la vieja y gloriosa tradición de la
manipulación externa. Aún así, quisiera puntualizar algunos aspectos de la
manipulación desde dentro.
Cuantos más Cainitas conozcáis que pertenezcan a otros clanes, más notaréis una
extraña correlación. Cuanto más dedicado está uno de esos clanes a preservar la necia
ilusión de la humanidad, por la razón que sea, un mayor número de sus miembros se
jactan de sus logros “controlando” o “manipulando” la sociedad mortal.
Particularmente, los Ventrue y los Brujah se dedican a esto, hasta el extremo de que
chiquillos abrazados hace unas cuantas noches parecen determinados a reemprender las
Guerras Púnicas en su vida social. Debéis sentiros libres de burlaros de este tipo de
demostraciones, de hecho, deberíais sentiros obligados. Espero poder señalar más tarde
algunas complicaciones de la situación real que, en mi opinión, son bastante más
interesantes que la mitología cainita.
Refugios Lasombra y el camino del imperio
Existe una antigua práctica en nuestro clan que generalmente no os es posible realizar a
los recién llegados. Desde que los imperios humanos comenzaron a expandirse, algunos
de nosotros les seguimos, avanzando tras las líneas fronterizas, estableciendo refugios
en tierras conquistadas y dejando que las fuerzas imperiales mantuvieran alejado
cualquier peligro mientras hacíamos que se hicieran cargo de nuestras necesidades más
diversas. Los Lasombra acompañaron a los hititas, los sumerios y los partos, así que no
debería sorprenderos que también viajáramos junto a los romanos. Los antiguos
describen estos siglos como buenos para nuestro linaje, ya que los disidentes podían
partir a realizar experimentos sin perder el contacto con el cuerpo principal del clan.
Hasta hace alrededor de trescientos años no hemos vuelto a tener tal tráfico de
información y recursos como entonces.
A la vez, no sé cómo vosotros y vuestros compañeros podríais disfrutar de una
sensación parecida sin llegar, por ejemplo, a un viaje barato al espacio o un colapso
masivo de las actuales instituciones sociales. Algunos de vuestros compañeros de clan
intentaron montar una guerra nuclear o una plaga global por ese motivo, pero ninguno
de sus esfuerzos funcionaron y el Tribunal de la Sangre autorizó la destrucción de todos
los implicados. No deberíais comprar vuestro refugio al precio del de todos los demás...
Roma
Como decía, la campaña de Pompeyo cambió el foco de atención del clan.
Sencillamente, ya no era posible continuar con la piratería como forma primaria de
depredación.
Algunos de vosotros creéis que el imperio romano era una especie de cosa estática y
amenazante. No lo era. Por una razón, en el 68 a. De C. no era un imperio. Era una
especie de república encantadoramente corrupta y convulsa, dominada por una
aristocracia que tenía una especie de obsesión por estropear todo lo que fuera bien. Un
siglo antes de la cruzada de Pompeyo, la República controlaba el territorio desde el este
de España casi hasta el límite oeste de Grecia. Cartago seguía existiendo, aunque la
mayoría de su imperio ya no. Cuando Pompeyo entró en acción, la República había
extendido sus fronteras hacia el sur hasta ocupar antiguos territorios cartagineses,
incluidas las desoladas ruinas de Cartago, toda Grecia, Egipto y la mayor parte de Asia
Menor.
Por muy divertido que resulte defender lo contrario, los Cainitas tuvieron muy poco que
ver en esto. Ciertamente, los más avezados de entre nosotros tuvieron su papel
construyendo redes de contactos, manteniendo a protegidos mortales y cosas por el
estilo. Tenemos noticias ocasionales del general obsesionado con el terror a la oscuridad
o a misteriosos asesinatos nocturnos, y podéis sonreír al oírlo, pero de todas formas un
imperio no se construye sobre estas bases. Toda la influencia vampírica en el camino de
la historia de la humanidad equivale a pequeños golpes correctores y rizos de
acontecimientos. La absoluta futilidad del gobierno de los vampiros debería ser una
lección para vosotros sobre lo que no estáis destinados a hacer por la naturaleza, o por
lo innatural.
El éxito de Pompeyo llevó a la caída de la República. Los detalles son complejos. Baste
decir que un Senado celoso intentó arrancarle su poder y denegó sus peticiones en
nombre de sus propias tropas, y que cuando se calmaron las cosas veinte o treinta años
después, la República había caído. Julius Caesar gobernaba abiertamente como
Emperador (N. del T.: El traductor desearía poder mostrarle personalmente sus
condolencias al autor americano de este suplemento por carecer de la más mínima
cultura general, o al menos aparentarlo perfectamente), y a su muerte el imperio había
crecido casi hasta su extensión máxima.
Existen al menos dos versiones codificadas de la Senda de la Noche que datan del
comienzo de la era cristiana. La cristiandad se extendió rápidamente debido a la
seguridad y facilidad sin precedentes con la que viajaban los ciudadanos romanos. Ya
sabéis que la fe cristiana ha resultado muy interesante para muchos de nosotros. El
Tribunal de la Sangre se trasladó desde sus orígenes babilónicos para reflejar las nuevas
formas de pensar sobre eficiencia y justicia de mortales y Cainitas, con resultados que
siguen siendo aplicables en estos tiempos.
La tercera lección: La gran revuelta
El Festival de los Muertos ha terminado. Como siempre, la policía y el alcalde luchan
por ofrecer precipitadas explicaciones sobre la cantidad de cuerpos. Como siempre.
Intentaron ocultarlo, pero algunos Sabbat ociosos se encargaron de mantener a la prensa
local informada, y los cuerpos se convirtieron en bonitas noticias de primera página.
Andrew se estira un poco para sentir el sombrero de Obispo que se le entregó el último
día del festival y que marca el triunfo sobre sus enemigos. Ya no más Ductus. Ahora es
el Obispo Emory, gracias. Su placer momentáneo sería completo si no fuera por el
antiguo que permanece junto a él, vigilando la ciudad desde los escombros de la casa
que prendieron en llamas en la danza del fuego de anoche.
El Hermano Oso hace honor a su nombre. Es una cabeza más alto que Andrew, con el
cabello y la barba de un ardiente color rojo. Un denso vello rojizo y rizado cubre sus
brazos y sus manos, el más denso que Andrew había visto nunca en alguien que no se
estuviera transformando en una forma animal. El Hermano Oso es voluminoso, pero no
parece que sea una cuestión de grasa. Andrew recuerda vivamente la visión de Oso
haciendo juegos de manos con tres vigas del tejado en llamas, mientras, manteniendo el
equilibrio con un pie, utilizaba el otro para patear a los bomberos que habían tenido la
desgracia de llegar los primeros al lugar de los hechos
Oso aparta su vista del panorama para bajarla hasta Andrew. “Tienes una buena
manada, Obispo. Si sobreviven, creo que te seguirán en el camino hacia el honor “.
“Gracias, señor, así lo espero yo también” Andrew no sabe cuánta deferencia en el trato
quiere Oso, así que utiliza un tono neutral, abierto a muchas interpretaciones.
“Me gustaría hablarles antes de irme. ¿Tienes alguna objeción? “.
“Sería un honor para mí. Me enorgullezco de tener una manada que comprende el
mundo en el que se mueve, y sea lo que sea lo que elijas para compartir con ellos, sin
duda alguna servirá a ese fin “.
Oso asiente, se deja caer hacia detrás y gira para aterrizar quedando de cara a la manada.
Asesinando al padre
Ninguno de vosotros imagina lo que significa encontrarse en presencia de un dios, o
algo tan poderoso que podría serlo. Veis a vuestros líderes en el Festival y los
encontráis intimidasteis, pero ninguno de ellos tiene más de algunos siglos de
antigüedad. Yo era el más antiguo de los presentes en el rito y no tengo más de mil
años, pero conocí la mirada de nuestro fundador, y sé por qué el gran parricidio fue tan
necesario.
Sois criaturas ambiciosas, es parte de vuestra naturaleza, y si no mostrarais la necesidad
de ir mejorando vuestro estatus no habríais llegado hasta aquí. Os impacientáis bajo las
manos muertas de aquéllos que están por encima de vosotros, mirando al Arzobispo o al
Cardenal y preguntados cuanto tiempo se supone que permanecerán en su puesto. No os
sorprendáis. Recordad que es difícil guardar secretos a vuestros antiguos. Pero imaginad
que vuestros líderes han existido durante milenios, no décadas. Que siempre os sentís
dirigidos por una criatura más antigua que toda la historia escrita. Imaginad que todas
vuestras esperanzas y miedos son conocidos y rechazados. Que alguien juega sutilmente
con vuestros planes para que encajen en otro plan, más antiguo que el lenguaje que
habláis.
El gran rebelde
Nuestro clan, en su concepción moderna, comienza con Gratiano de Veronese, hijo de
una familia noble italiana en el medievo. Creció en el siglo XII en el meollo de la
política de la península. El Imperio Germánico gobernaba la parte norte de la región, y
el resto era controlado casi en su totalidad por el Reino Normando de Sicilia. La política
religiosa y la civil iban a menudo en bloque, y una siempre interfería en la otra.
Gratiano era un noble ambicioso entre otros. Destacó en principio como orador hábil,
utilizando el cargo en el obispado que su familia compró cuando tenia unos veinte años
para aglutinar apoyo popular para las causas de su linaje. Con gran maestría,
interpretando el papel de hombre recto encendido por los pecados de los nobles, puso a
las masas en contra de sus rivales, normalmente recogiendo la mayor parte de la gloria
que éstos dejaban atrás en sus precipitadas huidas. Una vez la familia Veronese afianzó
su posición, fijó su atención en metas más ambiciosas. En concreto aspiraba a formar
una coalición que pudiera forzar al gobierno imperial a garantizar más autonomía a las
regiones italianas.
Fracasó completamente. Las ciudades-estado no dejaban atrás sus prerrogativas
concretas, todos los nobles preferían perseguir sus metas individuales antes que
cooperar contra el enemigo de fondo. En cierto modo, los esfuerzos de Gratiano de
inspirar la resistencia acabaron con la independencia de muchas ciudades-estado a mitad
de siglo. Los estados molestaron y llamaron lo bastante la atención para que fueran
aplastados por los germanos y los sicilianos, aunque eso sucedió más tarde. Lo que
importa es que alrededor de 1130 Gratiano se dio cuenta de que su destino no era ser el
próximo Carlomagno ni Pompeyo, así que planeó dar un paso atrás en la escena pública
y volver a dedicarse a los asuntos de su familia tras una visita al emperador.
Una visita ya fue demasiado. Los Veronese tuvieron problemas durante su ausencia,
albergando serias dudas sobre la fidelidad y verdaderas intenciones de Gratiano. No
pensaron en asociar sus nuevos temores con la oscuridad cada vez más densa que se
extendía por su estado. Por supuesto no podrían con su mera fuerza de voluntad mortal.
Todo lo que sabían, cada vez con más certeza, es que Gratiano había ofendido el honor
de su familia con sus actos, y que merecía castigo. Los agentes de la familia
comenzaron a desprestigiar los esfuerzos de Gratiano, como hacían los susurros
nocturnos en los pasillos del imperio.
Reconocéis la parte oculta de la historia. Sí, el Antediluviano Lasombra mostraba
interés por Gratiano, sintiendo que había llegado la hora de crear un nuevo chiquillo.
Arruinó su vida para probar su carácter, tal y como nuestro clan sigue haciendo con sus
chiquillos potenciales.
Gratiano respondió a los desafíos con fervor renovado. Enfrentarse a sus oponentes y
destrozar sus argumentos, humillándoles frente a testigos, se convirtió para él en una
cuestión de honor. Se ganó bastantes seguidores entre los disidentes del trono imperial,
que veían mucho sentido en las propuestas de Gratiano de que un gobierno más
indirecto de Italia reportaría beneficios al imperio. Desafortunadamente para el futuro
chiquillo, sus teorías no penetraron en las barreras mentales reforzadas de los oficiales
que debían decidir en última instancia si aceptar o denegar sus propuestas. Cuando una
citación escrita con palabras vagas llegó para que volviera a su hogar, Gratiano se vio
forzado a admitir la derrota por primera vez en su vida, al menos en algo tan importante
para él.
La ironía es que, en realidad, Gratiano conspiró para traicionar a su familia. Algunos
nobles bávaros y bohemios con intereses en Italia le convencieron de traicionar a sus
antiguos asociados del movimiento por la autonomía italiana a cambio de tierras y
oportunidades en Alemania. Gratiano no hizo muchos esfuerzos por ocultar su creciente
atracción por las costumbres germanas, sólo ocultó la profundidad de ese sentimiento.
El diplomático fracasado volvió a su hogar para enfrentarse al arresto. Sus padres le
acusaron de traición, de conspirar para hundir la posición de la familia a través de
calculadas ofensas al imperio y de intentar explotar su posición para su ganancia
personal. Pruebas bastante concluyentes acompañaron los cargos. Ya sabéis lo
fácilmente que algunos podéis confundir a los mortales. Imaginaos lo que podrían hacer
por vosotros unos cuantos miles de años de práctica. En cualquier caso Gratiano fue a la
cárcel, bajo la amenaza de una inminente ejecución.
El Antediluviano fue a su celda y habló con él esa misma noche. Forzar el Abrazo no
era su costumbre, y por sus propias razones prefería que sus candidatos pidieran el
cambio. Para su sorpresa, inicialmente Gratiano no estaba dispuesto a aceptarlo. Se
sentía seguro de poder salir de la situación y le explicó dos planes detallados, cualquiera
de los cuales bastaría para cumplir su cometido. Por supuesto, encontró al
Antediluviano fascinante y, por supuesto, quería aprender algo más sobre el significado
de ser un Cainita, pero aún no se encontraba tan atrapado como para pedir el fin de su
vida.
Con sorpresa y cierto desfallecimiento, el Antediluviano se retiró para pensar en otras
propuestas. La noche siguiente volvió a la celda. Esta vez Gratiano no se levanto
sorprendido, ya que los torturadores le habían partido las dos piernas. Sus ojos no se
abrieron al ver a alguien entrar en su celda, estaban completamente cerrados a causa de
los golpes. Al Antediluviano no le hizo falta mucho esfuerzo para sugerir a los
interrogadores de la familia Veronese que se empleasen a fondo con el joven, sólo les
mostró a ellos y a la familia pruebas de los negocios de Gratiano con los alemanes. El
Antediluviano habló de nuevo a Gratiano sobre la bendición del abrazo, y éste le
escuchó más detenidamente. Se dio cuenta de que el mero ingenio mortal no le serviría,
y con esa sensación aceptó el Abrazo.
Los detalles de la fuga de Gratiano son bastante mundanos, incluyendo un cuerpo
alterado con magia de la sangre para que se asemejara a él y abandonado en su lugar. Lo
que importa es que Gratiano acompañó al Antediluviano hasta su fortaleza en Sicilia.
Mientras descubría lo lejos que llegaba la negra mano de su clan, y la de los demás
clanes, en los asuntos que él mismo intentaba manejar como mortal, le llenó el deseo de
derrocar al Antediluviano como antes lo había tenido de derrocar al emperador. Como
primer paso, se propuso ser su chiquillo modelo.
Algunos de vosotros podéis sentir el futuro, y habéis visto bastantes demostraciones de
que existen oráculos mucho más poderosos. Parece estúpido pensar que el
Antediluviano no tuviese ninguna noción de su propia muerte. Existen algunas teorías
sobre por qué permitió a Gratiano continuar con su plan.
· Ayuda externa: Esto es, Gratiano no actuó solo. Quizá algún otro Antediluviano o
alguna otra fuerza le prestó ayuda, Oiréis rumores sobre infernalistas o de los espíritus-
demonio de los viejos dominios de los Tzimisce. Olvidadlos. Son ridículos. Podríais
encontraros a Gratiano en persona alguna noche, y sea cual sea la verdad sobre él, no
apesta a infernalista ni nada así. Sobre otros manipuladores, bueno, una teoría que aclare
todas las pruebas no es realmente útil en absoluto.
· Suicidio: Esto es, el Antediluviano deseaba morir. Quizá se aburría, quizá se sentía
abrumado por algún pecado indescifrable que no podía expiar. ¿Cuáles son las causas de
que alguien se suicide?
· Un plan fue mal: Esto es, el Antediluviano quería usar a su chiquillo parricida para
algún plan propio, y la rebelión de Gratiano fue una cuestión de pura suerte por su parte,
mala suerte por parte de su Sire, o quizá ambas cosas. Como la teoría del “apoyo
exterior”, esto no ofrece base para un análisis, así que en términos prácticos es una
doctrina religiosa.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que el Antediluviano aceptó sus halagos e ignoró a los
antiguos que le susurraban que Gratiano intentaría hacer en el palacio oscuro lo mismo
que intentó en Alemania. Yo fui Abrazado sólo unas decenas de años después que
Gratiano, y recuerdo claramente la atmósfera. Gratiano siguió intentando dirigir los
estados italianos, usando sus poderes junto a sus aptitudes innatas. No funcionó
demasiado bien, pero ganó valiosa experiencia a la vez que se quedaba cada vez más
sorprendido por una jerarquía vampírica que le permitía ascender aún menos que
cualquier jerarquía mortal. Nosotros, los jóvenes, hablábamos en ocasiones de
madrugada, justo antes de que la noche empiece a clarear, de la atracción de las nuevas
oportunidades. Lo que distingue a Gratiano es que él se atrevió a luchar por ello.
La era de la revuelta
Apenas puedo describiros lo horribles que fueron los siglos XIV y XV para los Cainitas.
La gran plaga exterminó gran parte de nuestro sustento y dejó tan pocos mortales
supervivientes que mantener nuestros disfraces en su mundo se hizo cada vez más y
más difícil. Mientras tanto los Cainitas siguieron creando progenie, superpoblando más
y más ciudades hasta niveles intolerables. Mientras los Antediluvianos y pasaban más y
más tiempo en letargo, demasiados Matusalenes permanecían activos atormentándonos
a todos con su prestigio inalcanzable. Mientras ellos y sus podridos Sires gobernaban,
no teníamos ninguna esperanza de alcanzar lo que nosotros sentíamos como nuestro
verdadero potencial. La violencia surgió mientras las generaciones luchaban y los
clanes, disputándose los limitados recursos del ganado, agravaron sus diferencias.
Para empeorar las cosas, nos enfrentábamos a una oposición mortal organizada a una
escala nunca vista hasta el momento. Los necios de nuestra estirpe alertaron a las
autoridades civiles y militares de nuestra existencia. La inquisición se transformo de un
vago grupo de interrogadores doctrinales en una eficaz policía secreta, capaz de
cazarnos a nosotros y a nuestros peones. Mientras las filas de la inquisición crecían, la
amenaza otomana, que llegó incluso hasta las puertas de Viena antes de retirarse, forzó
a los Cainitas del este a huir hacia occidente. Sus movimientos y ocupación de ciudades
de otros sólo hizo que a los cazadores les fuese más fácil encontrarnos.
Por lo que yo puedo decir, la inmensa mayoría de los Cainitas que existían en 1350
habían muerto en 1500, tanto a manos de mortales como de Cainitas. No os podéis
imaginar nada semejante, sois demasiado jóvenes para recordar la influencia de 1919,
por no hablar de un genocidio real. Fue un tiempo en el que todos vimos que no
podíamos seguir como antes. Ésa fue la gran contribución de Gratiano.
Gratiano diseñaba un plan, mientras el resto de nosotros cazábamos y luchábamos.
Contactó con los llamados anarquistas, escuchando sus quejas y enseñándoles dos
lecciones. Primero, les mostró cómo encontrar y explotar oportunidades fueran cuales
fueran las circunstancias aparentes del momento. Durante más de un siglo dirigió una
especie de academia socrática para anarquistas, tratando la política mortal y vampírica,
el uso de las órdenes religiosas, el comercio y cosas por el estilo. Segundo, les mostró
que fueran lo útiles que fueran esas lecciones, al final todo se desmoronaba al antojo del
más antiguo. De sesión a sesión en la academia, viajó por toda Europa cultivando
nuevas alianzas fuera del clan. Sus acuerdos con los Assamitas de Tierra Santa y los
Balcanes se probaron de la mayor importancia para todos nosotros.
El diablo en los detalles
El relato de Oso difiere en algunos puntos del que se puede encontrar en otros libros de
Vampiro. Desde el punto de vista ventajoso de las noches finales, no hay forma objetiva
de saber la verdad sobre el asunto. Todos los testigos supervivientes y participantes en
los hechos claman la gran certeza de sus versiones. Una simple prueba desvela que
todos cuentan la verdad tal y como la recuerdan, y que los implicados están seguros de
que no se ha usado contra ellos ningún tipo de control mental, hipnosis o cualquier otro
medio de manipulación. Casi todos los Lasombra saben como se usa la Dominación, y
ninguna de las historias en conflicto muestra tales indicios. Sin embargo, las historias no
encajan unas con otras. Los Cainitas interesados en la historia del Sabbat tratan con
discrepancias provocadas principalmente por la ignorancia selectiva y los silencios
prudentes.
En algún momento alrededor del año 1400, Gratiano se convenció de que podía destruir
al Antediluviano. Durante dos generaciones de mortales preparó su plan. Hacia mitad de
siglo, las cosas al fin comenzaron su curso. La “Orden de la Victoria” y otros grupos de
paladines Lasombra se reunieron con anarquistas cuyos recuerdos apuntaban a una
conspiración de los antiguos para cometer actos de diableare. Algunos de esos recuerdos
se probaron falsos inmediatamente, mientras que otros requirieron un examen
exhaustivo. El Tribunal de la Sangre se reunía de forma cada vez más frecuente en
respuesta a este tipo de cargos de conspiración, y los rangos de los antiguos del clan se
debilitaron visiblemente. El mismo Antediluviano no pareció preocuparse o darse
cuenta de todo esto, y nunca respondió a las preguntas sobre lo que su progenie debía
hacer.
Gradualmente, los recuerdos que los Assamitas implantaron en ciertos anarquistas
implicaban cada vez más selectivamente a aquellos antiguos que Gratiano consideraba
una amenaza. Sobre todo, quería deshacerse de Montano, pero también se preocupaba
de figuras menos importantes de la corte. Para su desgracia, sus objetivos principales
mostraron gran resistencia a los cargos basados en engaños mentales. Gratiano en
persona ayudó a los Assamitas en la implantación de recuerdos y, según el mismo
admite, nunca antes había dominado a mortales tan completamente. La presión de este
plan y las circunstancias que lo rodearon deben haberle inspirado a llegar a grandes
cimas en sus logros. Cimas que no deben ser alcanzadas de nuevo hasta que algún tipo
de crisis futura lo haga necesario.
Con el clan sumido en el caos, el golpe de gracia llegó un anochecer del verano de
1483. O quizá no. Las historias difieren en la fecha real. Esto es lo que yo recuerdo. Una
fuerza de anarquistas de diversos clanes asaltó la fortaleza siciliana. El Antediluviano
no despertó ni se levantó, y la desconfianza mutua desmontó las defensas Lasombra. En
poco tiempo, todos los habitantes del castillo excepto el Antediluviano se enfrentaron a
la orden de rendirse o morir. Montano evitó su captura durante el resto de la noche,
escabulléndose con el uso de artes de Obtenebración desconocidas para cualquier otro,
excepto supuestamente el mismo Antediluviano. Al final, Montano escapó. El resto se
rindió ante el ejército de Gratiano o se convirtió en su comida.
El mismo Gratiano y un puñado de antiguos descendieron a las catacumbas del
Antediluviano. Los espíritus del vacío comunes en los túneles más profundos de la
fortaleza no estaban allí, y el descenso fue fácil y rápido. Media docena de asaltadores
cayeron sobre el durmiente y le desangraron en cuestión de minutos. No se despertó ni
se revolvió. Cuando finalizó la sangría, el cuerpo simplemente se desmoronó en una
fina ceniza negra y unos restos alquitranados. En el último instante no hubo mucho
drama, tan solo fue el final de un plan bien ejecutado.
El clan sin su líder
Gratiano convocó a los Amigos de la Noche, los Amici Noctis por aquel entonces, y se
presentó a ellos con los hechos consumados. Podrían condenarle, de hecho, él les
provocó a que lo hicieran, arguyendo que si no le detenían ahora convertiría el clan en
algo totalmente nuevo. Los Amigos escucharon y se apartaron del medio. Algunos
Amigos se unieron a la revuelta de Gratiano, mientras que el resto prefirió dejar que los
acontecimientos siguieran su curso.
El gran rebelde anunció que no reclamaría la posición de fundador del clan, al contrario
que Augustus Giovanni. Dijo que se sentía contento como un miembro más del clan
Lasombra, ahora que había muerto el monstruo que una vez determinó lo que era el
clan. A partir de ese momento todos los miembros del clan podían decidir lo que
significaba su linaje y actuar en consecuencia. El clan no estaría guiado nunca más por
una sola voluntad, Gratiano rechazó ese papel específicamente y “sugirió” a los Amigos
de la Noche que no eligieran un sucesor. Montano rechazó fervientemente esta postura,
pero no encontró apoyos. Él y un puñado de sus seguidores se convirtieron en un clan
errante en el exilio, y fueron apodados por algún ingenioso y desconocido miembro de
los Amigos como “anti-tribu”.
Incubando el Sabbat
Justo una década después del golpe final de Gratiano, que destruyó al clan como era
hasta entonces, la Revuelta Anarquista llegó a su fin con la patética declaración
conocida como la Convención de Thorns. En breve, la gran mayoría de los anarquistas
volvieron dócilmente al redil de los antiguos a cambio de declaraciones simbólicas de
lealtad por parte de sus una vez y para siempre dueños. Sólo un puñado de valientes en
cada clan continuaron la lucha. Nuestro término “anti-tribu” se convirtió en una insignia
de honor, a partir de ahí la palabra antitribu fue aceptada cada vez de forma más
general.
Debéis recordar que cualquier tipo de organización más allá el yugo de cada clan era un
concepto nuevo. La Camarilla era una innovación, algo que en nuestra estirpe se da muy
de cuando en cuando. Los antiguos no lo vieron tanto con entusiasmo como con una
terrorífica sensación de necesidad. Atrapados entre la presión de los mortales y los
desafíos de sus neonatos, cedieron voluntariamente gran parte de la autonomía
individual que definía su estatus. Los clanes que permanecieron fuera de la Camarilla lo
hicieron principalmente porque sus antiguos eran lo suficientemente sabios como para
darse cuenta de que los imperativos de la nueva organización servirían para destruir los
antiguos métodos y cambiar las cosas casi tanto como la rendición de los anarquistas. Es
decir, para nada.
Durante el siguiente medio siglo, nuestro clan persiguió su propio destino. Así lo
hicieron también los Tzimisce, quienes nos imitaron destruyendo a su Antediluviano,
por razones similares. Los Assamitas, que cobardemente aceptaron la maldición
impuesta por la Camarilla, los Giovanni, los Ravnos y los Setitas se mantuvieron en
libertad. Nuestros antiguos siguieron el camino trazado durante mucho tiempo, ya que
los Tribunales de la Sangre continuaron en su labor. Nuestros Neonatos experimentaron
nuevas formas de relación con la Humanidad.
Recuerdo claramente la primera vez que oí el término “Sabbat” aplicado a una manada
de Cainitas cazando mortales. Fue el jueves santo de 1502, justo después de los oficios
de media noche. Lo recuerdo porque había ido a misa con algunos compañeros de clan
de Nápoles. Había cierta preocupación en la región acerca de algo a los que algunos
Amigos llamaban la Herejía Cainita. No me detendré a explicar este término.
Preguntadle a vuestro líder de manada o a vuestro Arzobispo. Tras el servicio de media
noche, un grupo de nosotros nos encontrábamos en el jardín, admirando las estrellas y
discutiendo relajadamente la cuestión del papel que desempeñábamos en el orden de
Dios. Yo mismo era tan fervoroso entonces, y a la vez tan necio...
Uno de los neonatos más jóvenes habló para decir que toda Italia estaba manchada por
la superstición rural, como lo está ahora, incluyendo la noción de que grupos de brujas
vagan por el campo en “sabbats”, secuestrando adultos y niños para rituales horribles.
Dijo que él y sus compañeros se vestían de diversas formas asociadas tradicionalmente
con las brujas y actuaban como se esperaba de ellos. Corrían a velocidad sobrehumana
hacia un pueblo, gritaban que habían venido a recoger las almas debidas a su señor
Satán, derribaban puertas al azar y raptaban a suficientes víctimas para alimentarse.
Todos encontramos el tema muy divertido y elogiamos la ingenuidad de los mortales.
Recordé a ese chico listo otra vez alrededor de seis o siete años más tarde, cuando
conocimos informes de manadas cainitas utilizando los mismos métodos en el Valle del
Danubio y la costa Báltica. La presencia de estos Cainitas formados en Sabbats fue, para
muchos mortales, el antecedente del sitio otomano a Viena.
Liberados en sangre
No mucho más tarde de que la ola otomana llegara a su cúspide y volviese atrás,
comenzamos a oír noticias en Sicilia de algo nuevo. La Vaulderie. Vosotros, por
supuesto, lo dais por hecho. No podéis imaginaros fácilmente lo sobrecogedor que
resultaba. El Obispo Emory nunca os ha tenido sujetos por un vínculo de sangre
¿verdad? Supongo que no. Solía suceder que vuestro Sire u otro antiguo podía
vincularos a él haciéndoos beber su sangre, y os sentiríais obligados a obedecer su
antojo y a amarle. Era la amenaza más común contra la progenie rebelde.
De pronto, gracias a algún anónimo mago de la sangre, estábamos libres de peligro.
Podíamos hacer vínculos con nuestros compañeros afines, los Cainitas que nosotros
decidiéramos, y arrebatar los más sabios a los antiguos. Yo mismo fui uno de los
primeros en beber de la copa de la Vaulderie en los grandes rituales celebrados sobre las
cenizas de nuestro Antediluviano, y ayudé a eliminar a mi Sire no mucho tiempo
después. Fue una sensación realmente dulce. Cuando os estremezcáis bajo el vínculo de
la Vaulderie, recordad la alternativa, y sabed que los viejos horrores siempre aguardan
para arrastrarse de nuevo hasta nosotros si bajamos por un momento nuestra guardia.
Sea quien fuera el que inventó la Vaulderie, se expandió como el fuego sin control a
mitad del siglo XVI. Muy pronto, particularmente para la forma en la que los Cainitas
miden las cosas, era la práctica que definía a los Cainitas que se rebelaban contra la
Camarilla y los líderes de las sectas, tal y como la manada ya era la unidad organizativa
por excelencia. La combinación de ambas creaba una sensación de unión entre los
disidentes. En algún punto de la mitad del siglo, comenzamos a llamarnos a nosotros
mismos el Sabbat. El Tribunal de la Sangre utilizó por primera vez el término en cargos
en 1552, y otra vez en 1558, para utilizarlo regularmente desde entonces. Recordad que,
en este momento, los Lasombra nos asociábamos principalmente entre nosotros. Las
manadas compuestas de miembros de varios clanes aún eran raras por lo que se refería a
nosotros. Nos parecía sospechoso, incluso con el vínculo de sangre establecido.
De todas formas, tomamos parte en los esfuerzos por debilitar y derribar a la Camarilla.
Encontrareis una descripción bastante buena de mí en uno de los libros de Charles Fort,
donde da cuenta, con su exuberante y habitual escepticismo, de un ataque de Cainitas a
unos peregrinos malteses en 1585. Incluso esta cicatriz que tengo aquí aparece en el
texto. Creamos tales disturbios públicos que los siervos de los Antediluvianos pasaron
literalmente años intentando suavizar las consecuencias, y por supuesto no funcionó del
todo. Esta clase de éxitos eran quizá poco frecuentes, pero conseguimos forzarles a
gastar mas recursos de lo que tenían previsto en dar una respuesta a nuestras agresiones.
Nuestra creciente gloria nos colocó como los rivales genuinos de la secta y atrajeron a
un pequeño pero constante flujo de desertores que querían ser lo que la Camarilla no
permitía, Cainitas en el más puro sentido del término.
Construyendo sendas
La filosofía mortal tomó nuevos caminos durante esos siglos, y así lo hizo también la
nuestra. Primero me gustaría señalaros el contexto, ya que era una época diferente a
ésta.
A lo largo de la historia la mayoría de los Cainitas se han mantenido en un nivel moral
similar al de la sociedad humana que marcó su origen. Rechazan algunos principios, por
supuesto, pero mantienen otros. Suelen pensar en si mismos como gente malvada antes
que como seres bondadosos con una moral que no tiene nada que ver con la humanidad.
A causa de esta despreciable fascinación sobre los modos de vida, la tradición estableció
una serie de Sendas, entonces llamadas “Vías”, sistemas éticos más o menos formales
que reflejan la experiencia vampírica. La gran mayoría de esas Sendas tomaron una
meta particular (caballería, contemplación de la propia humanidad) y la magnificaron
hasta llegar a un todo... creo que “paradigma” es la palabra moderna. Al final de la Edad
Media, los cobardes de la recién creada Camarilla llamaron a la guerra contra las Vías.
Sí, desafiados cada vez más abiertamente por los humanos y mientras se les daba la
oportunidad de unirse a los anarquistas y al futuro Sabbat para volverse contra los
tiránicos antiguos, prefirieron purgar a los Cainitas que rechazaban ser como el ganado.
Estoy seguro que esto os impresiona tanto como a mí la primera vez que lo oí. Sí, la
Camarilla, en su sabiduría colectiva, decidió que el problema estaba en aquellos
Cainitas que eligieran existir de una forma que no condujera a esconderse de la
humanidad. Muchas de las Vías desaparecieron con esto, y el resto se perdieron de
vista, tras lo que sus practicantes guardaron celosamente sus secretos.
Estos acontecimientos crearon un gran vacío de pensamiento moral entre los Cainitas.
Bajo la tutela del Sabbat, el fervor intelectual se salió de quicio durante los siglos XVI y
XVII. Casi una docena de nuevos sistemas éticos nacieron y pasaron por implacables
pruebas en las mentes y manos de Cainitas que buscaban deshacerse de su humanidad
sin caer en las garras de la Bestia. Conocidos popularmente como Sendas de
Iluminación, estos sistemas éticos están entre los más grandes logros de nuestra secta.
Por supuesto, no hace falta decir que el clan Lasombra tuvo un papel vital en el
desarrollo de las Sendas. Sabiamente elegimos no destruir nuestra instintiva Vía de la
Noche, y por lo tanto comenzamos a desarrollar las vías sobre unos cimientos mucho
más sólidos que los de cualquier otro clan. Asimismo, los Amies Noir prestaron un gran
apoyo a los filósofos y sabios que se interesaban por codificar otros puntos de vista.
Hay una característica curiosa en este trabajo. La mayoría de los nombres clave en los
descubrimientos decidieron permanecer en el anonimato. Simplemente no disponemos
de nombres o necrológicas, por utilizar un término, de los Cainitas que, por ejemplo,
formalizaron nuestra perspectiva dual de la Senda de la Catarsis o desarrollaron los
elegantes compromisos que forman la Senda del Acuerdo Honorable. Podéis aprender
mucho sobre los primeros practicantes de cada Senda, y es plausible que los primeros
que hablan y escriben sobre una determinada Senda sean sus creadores, pero esto no
pasa de ser una suposición. Quizá haya algo en el hecho de crear un sistema que se
pretende universal que entra en conflicto con el egoísmo habitual de los Cainitas. O
quizá, como dicen algunos Lasombra, el hecho de que los creadores prefieran
permanecer en las sombras es una metáfora a la vez que un hecho, e indica el poder
creativo del Abismo en su interior.
En el Nuevo Mundo
No revelo un gran secreto si digo que a pesar de nuestros esfuerzos no tuvimos éxito
expulsando a la Camarilla de Europa. No es ninguna sorpresa, por supuesto. De los
clanes de fuera de la Camarilla, sólo nosotros y los Giovanni teníamos una presencia
significativa en la Europa occidental. El resto era clanes marginales, o unidos a
territorios muy específicos, cada uno a su manera. Teníamos fervor, fervor santo, como
me gusta llamarlo, un eco de la pasión que conducía a Caín, pero nos faltaban los
recursos.
Inevitablemente, estudiamos alternativas. Evidentemente, la Camarilla sabía tanto como
nosotros de los descubrimientos al otro lado del Atlántico, pero no se preocuparon,
excepto por un interés pasajero en las ciudades incas y aztecas. Nosotros no nos
podíamos permitir tener un interés “pasajero” por nada, debíamos encontrar nuevos
territorios para nuestros intereses, así que navegamos con los corsarios de nuestro
propio clan, y algunos mortales ignorantes, para tallar imperios de aquellas tierras de
salvajes.
Veo una pregunta en vuestros rostros. Sí, he dicho “salvajes”. Me da igual los logros
sociales que alcanzaran antes de que los europeos llegaran. Una gente que no construye
grandes ciudades es gente de la que no merece la pena alimentarse, no hablemos ya de
candidatos al Abrazo. La noción europea de que la ciudad define la civilización es, al
menos en parte, un tributo a nuestra influencia, y es una de las grandes verdades de
nuestra estirpe, a pesar de los Gangrel y esa clase de chusma. Nuestro clan siguió los
intentos de asentamiento en cualquier lugar del Nuevo Mundo, para crear refugios
apropiados.
Aquéllas fueron noches de caos, o eso me cuentan aquéllos que hicieron los primeros
viajes. Separados de los instrumentos de gobierno de sus clanes, los emigrantes pronto
comenzaron a pelear entre ellos. Los intentos de organizar reuniones de Vaulderie que
se extendieran por todo el continente quedaron en nada, y los únicos vínculos seguros
eran los realizados a nivel local. Además, los colonos toparon con un nivel de actividad
lupina desconocido desde la Edad de Piedra. Tampoco llegamos solos a ese Nuevo
Mundo, la escoria de la Camarilla y algunos infiltrados que se hacían pasar por chusma
también cruzaron el océano, trayendo con ellos esos asfixiantes protocolos que veneran
como “tradiciones”.
Tampoco hace falta decir que en medio de la lucha nos destacamos como líderes. La
naturaleza en cierto modo descentralizada de los Amigos de la Noche implica que los
miembros de nuestro clan no están nunca aislados demasiado tiempo del cuerpo
principal mientras haya cerca otros miembros con experiencia. El Tribunal de la Sangre
se convirtió en lo más cercano a un procedimiento de justicia en el Nuevo Mundo, hasta
el punto de que en ocasiones los Amigos de la Noche prestaron sus servicios a
miembros de la Camarilla que necesitaban solución a sus disputas. A pesar de eso
habría que ver si alguno de los participantes en esos juicios que siga activo lo reconoce.
El tema de los paralelismos entre nuestras prácticas y varias tradiciones practicadas por
los salvajes merecen discusión, pero no en este momento. Es suficiente por ahora con
decir que igual que incorporamos algunos disparates europeos a nuestro cuerpo de
rituales, incorporamos todas esas costumbres extrañas para nosotros. Por desgracia,
mientras nos ocupábamos de estos sincretismos, las fuerzas de la Camarilla llegaron a
finales del S XVII. En 1700, comenzaron a aparecer enclaves de importancia en la
mayoría de ciudades portuarias y algunos asentamientos del interior. Nuestras tácticas
de escaramuza se probaron más adecuadas en las fronteras, así que nos concentramos
ahí, dejando atrás demasiados territorios que habíamos escogido.
Lo hicimos mejor en América del Sur y Central. Méjico ha sido nuestro desde Cortés.
Estabamos allí cuando la vieja ciudad de Tenochtitlán se convirtió en Ciudad de Méjico,
con kilómetros de callejuelas ideales para nuestras reuniones. Nos costó más seguir a
Pizarro y sus tropas, por culpa del Amazonas y las criaturas que lo habitan, fanáticos
anticainitas. Tomó tiempo trazar rutas seguras para los nuevos enclaves del Sabbat en
las montañas y las costas del sur. No quiero daros la impresión de que no hicimos nada
en las colonias de habla inglesa y francesa, sólo que allí era más difícil hacer progresos.
Por alguna razón, los “vástagos” de la Camarilla de las naciones del norte hicieron un
mejor trabajo que sus compañeros del sur en lo que a las agresiones aisladas se refiere.
La competencia más dura la enfrentamos a lo largo del litoral del Atlántico norte y en la
vía marítima de San Lorenzo.
Estoy seguro de que vuestros instructores os han señalado que, como clan, a veces
intentamos dirigir los asuntos mortales para aprovecharnos de ellos como mejor
convenga a nuestros propios intereses. El asunto de los conquistadores y los Aztecas es
una excepción interesante. Dos escolanos Lasombra fueron con la segunda expedición a
Méjico, y escucharon con gran interés las historias de cómo los sacrificios a
Huitzilopochtli, el dios del sol, aseguraban que el sol saliese cada día. Eran noches en
las que a veces la ambición descontrolada asaltaba nuestro clan, y un par de manadas
españolas decidieron que serían capaces de sumir al mundo en las tinieblas destruyendo
a los Aztecas.
No es una noción tan ridícula como podríais pensar. Los primeros viajeros del Sabbat
encontraron antiguos taumaturgos vagando en los territorios salvajes, practicando
sendas desconocidas en el Viejo Mundo. De hecho, muchos de ellos parecían ser muy
antiguos, Matusalenes, quizá incluso Antediluvianos cuyos nombres se han perdido en
el tiempo. Francamente, no parecía tan descabellado pensar que pudieran manejar una
magia tan poderosa que afectase al sol, o al menos el paso de la luz hacia la tierra.
Nosotros no causamos el gran genocidio. En realidad, ni siquiera los europeos tuvieron
directamente toda la culpa. Las enfermedades hicieron la mayor parte del trabajo antes
de que los ejércitos llegaran. Como clan, financiamos misiones de conquista, y
utilizamos nuestra influencia para mantener ese sueño de conquista en momentos en los
que las malas noticias podrían haber debilitado el sentimiento mortal hacia la causa.
Esto sólo ayudó a los mortales a hacer lo que ya pensaban hacer, nosotros tan solo les
hicimos más efectivos de lo que hubieran sido de otro modo.
Como sabéis, el sol no desapareció cuando los sacrificios a Huitzilopochtli cesaron. Una
pena.
La desaparición de los maestros de la sangre
Muchos vacíos en la historia de los Lasombra sugieren el uso de poderosas disciplinas
mentales. Una de estas lagunas son las actividades de los taumaturgos que inspiraron a
los Lasombra el apoyo al genocidio en el Nuevo Mundo. Tras 1550 simplemente
desaparecen de la historia. Nadie pregunta sobre ellos. Quizá fueron destruidos o
perecieron voluntariamente. Quizá no. Podrían fácilmente estar ahí fuera, en los
desiertos y las montañas, persiguen aún el fin que les trajo a través del Atlántico hace
milenios
Paz y huida
El siglo de las revoluciones mortales fue también un siglo de guerra dentro del Sabbat.
Ninguna revolución, americana o francesa, podría ser más incestuosa y a la vez
desgraciada que los conflictos por el escaso rebaño que barrieron nuestra secta. Durante
una tensa década alrededor de 1800 parecía que el Sabbat, al menos en las Américas, no
sobreviviría como una entidad unida. Obviamente, por nuestra presencia aquí,
sobrevivimos, y lo debemos en gran parte a un acuerdo firmado en 1803. El llamado
Pacto de la Compra proclamó el fin de todas las disputas y garantizó el derecho a la
destrucción de aquellos individuos que actuaban en contra de los intereses de la secta.
Esto dio más tarde un poder mayor a la jerarquía eclesiástica que se estaba formando en
aquel tiempo (los títulos y rangos aceptados generalmente no hicieron su aparición hasta
el S XIX.). El Pacto de la Compra no zanjó todas las luchas en la secta, y nadie esperaba
que lo hiciera. Redujo el nivel de tensión existente e hizo más fácil la respuesta rápida a
conflictos futuros. Destacable, bajo aquellas circunstancias.
Le llevo tiempo a la paz, este tipo de paz, extenderse hacia el sur desde los territorios de
habla inglesa y francesa. Nunca se estableció completamente en la esquina nordeste de
Sudamérica. Simón Bolívar y su revolución cambiaron la mezcla de las fuerzas que
actuaban. La Camarilla se mantuvo cada vez más lejos de todo el tumulto, mientras que
nosotros nos deleitábamos con él. Incluso ahora, no encontrareis muchos siervos de los
Antediluvianos en Colombia, Uruguay o Venezuela. En un ambiente con menos
presiones externas, nuestras diferencias internas se desarrollaron con más libertad, y
siempre ha habido una especie de guerrilla entre los Arzobispos y Cardenales locales, lo
cual me recuerda...
Cainitas con mitra
Estoy seguro de que algunos de vosotros os habéis preguntado como un grupo de
Cainitas dedicados a la expresión libre de nuestra propia condición llega a parecerse a
instituciones mortales dedicadas a la conformidad doctrinal. Dos fuerzas distintas, pero
en interacción constante, lo provocaron.
Primero, hay una parodia, o mejor dicho una sátira. Usamos los cargos de la religión
mortal, principal pero no exclusivamente, porque nos divierte. Los Cainitas se aburren,
y un grupo de Cainitas aburridos y juntos es una invitación a los problemas.
Necesitamos una estructura para los asuntos rutinarios, ¿por qué no hacer una con
intrincados detalles y gran potencial para las complicaciones administrativas? Nuestras
instituciones, como nuestros ritos, son en parte un juego.
Segundo. Sí. Glorificamos el poder del Cainita como individuo, pero para comprender
plenamente lo que es ese poder, debemos buscar la verdad y alejarnos del error.
Engañamos a los demás pero no debemos engañarnos a nosotros mismos. La verdad que
representamos es religiosa en último término. Tanto si os identificáis con la última
moda de tratar a los Cainitas en términos antropológicos como si poseéis el coraje para
reconocer que nuestra existencia apunta directamente a Dios, el espíritu, el alma y otros
hechos que el mundo moderno desprecia, debéis daros cuenta de que las preguntas que
formulamos son religiosas. Tratamos con la naturaleza del mundo, del pecado y la
perdición, y también de la redención, de las maldiciones y la muerte. Todos son poderes
activos en la noche y más allá de las estrellas, y aquéllos que se acercan a ellos sin estar
preparados perecen.
La jerarquía eclesiástica, al menos cuando es administrada como se hace en el Sabbat,
lleva a los más capaces a la cúspide. La estructura sirve para recordarnos a todos que
existen distinciones entre nosotros, y que de hecho hay algunos mejores preparados que
el resto para determinadas funciones. Dais obediencia a vuestros superiores porque ellos
son superiores en determinados aspectos. Les debéis vuestra propia supervivencia
porque cumplen sus papeles apropiadamente. No estáis preparados para enfrentaros
solos a los enemigos que encontramos, y mucho menos a las amenazas reales que
existen detrás de ellos. Servís precisamente para progresar en libertad. La libertad total
significaría la simple aniquilación, cedéis lo que debéis para ganar lo que podáis.
Otros veteranos del Sabbat citarían al menos dos puntos más. Ninguno de ellos me
impresiona demasiado, pero no importa que los oigáis o no.
Algunos miembros de nuestra secta creen que alguna religión mortal dice la verdad. El
Cardenal Monçada era el máximo exponente de esta creencia, con relación al
catolicismo romano. El peculiar culto al Abismo que practican los Antitribu soporta la
misma creencia con relación a Zaratustra y otras religiones dualistas. Os dirán que
utilizamos estructuras mortales religiosas cuando éstas son verdaderas. Dad a esta
noción el respeto que creáis que os merezca.
Y finalmente, algunos de nuestros antiguos más destacados abogan por el uso de las
estructuras religiosas mortales puramente por razones psicológicas. Cuando el Sabbat
nació, el catolicismo romano era la religión prominente en las zonas en las que éramos
más fuertes. El protestantismo prevalecía en el resto de Europa, pero, francamente,
nunca se creó a su alrededor un sistema de simbología, así que pudimos hacer poco uso
de él. En zonas católicas, ortodoxas e incluso protestantes, la imaginería conlleva un
sentimiento de autoridad sagrada. En las tierras hindúes, nuestras catedrales tienen
altares a los dioses de la muerte, el caos y el terror. En las Américas, levantamos tótems
a las fuerzas oscuras y nos reunimos tanto en sucias cabañas como en templos. Allá
donde vayamos, aquello que sea sagrado se convierte en una herramienta para evocar en
vosotros un estado mental, mientras aprendéis a desentrañar la verdad a la que apuntan
los símbolos.
Es tarde. El resto os lo contará otro.
La cuarta lección: El resto del mundo
Han pasado quince noches desde que el maltrecho buque de mercancías dejó Bangkok.
Andrew y su manada están pasando unos días fabulosos. Vienen por negocios, los
Cardenales del Pacífico occidental “preguntaron” por varios Obispos de confianza
disponibles para investigar rumores de heterodoxia y posible infernalismo entre las
manadas de sudeste asiático. Andrew decidió llevarse a la Manada para ayudarles a
hacer contactos, cambiar de aires y establecer algunas relaciones de Vinculum que
pudieran ser útiles en algún momento. En sus días mortales, Andrew mantenía
correspondencia ocasional con una vieja bruja llamada Dun Meiling que residía en
Bangkok y que escribió algunos de los panfletos revolucionarios más nihilistas y
mordaces que Andrew leyó nunca. Al final, no fue una gran sorpresa descubrir que era
una Cainita, una Brujah Antitribu, y que lo había sido durante décadas.
La manada de Dun muestra unas habilidades extrañas, lo bastante para alimentar
sospechas de que hayan recibido investiduras infernales. Andrew se presentó a sí
mismo y su manada, y pronto recibieron una invitación para unirse a Dun y su grupo
en una expedición de piratería. Desde entonces ha sido glorioso. El barco, con una
tripulación base de mortales condicionados, maniobra junto al objetivo pidiendo
ayuda. Dun prefiere la fuerza bruta a las trampas mortales de la piratería asiática, las
lanchas rápidas y esas cosas. Lleva a su manada por encima de los laterales del barco
hacia el objetivo mediante saltos o incluso nadando. Eliminan toda oposición a mano,
toman todo lo de valor que les apetezca y se van. A veces hunden el barco, a veces lo
dejan abandonado para confundir a las autoridades mortales.
Esta noche las dos manadas descansan tranquilamente en la cubierta delantera de un
yate alquilado. Trozos de la tripulación y de los pasajeros, turistas, se amontonan ante
ellos en una estela roja brillante por el reflejo de la luna de junio. Un miembro del
grupo de Dun resulta ser Lasombra, además de un judío chino, lo cual sorprende a los
americanos. Lin Baloh ríe por la estupefacción y describe sucintamente el asentamiento
judío de Nanking, la construcción de sinagogas bajo la dinastía Qing y otros temas
extraños. En cierto modo es un estudioso, y una pregunta al azar sobre algunos
aspectos de la historia del Sabbat se convierte en una explicación cada vez más formal.
Andrew se sienta y escucha la cuidadosa cadencia de la voz de Lin.
El clan en el mundo
Me he dado cuenta de que a la vez que muchos proletarios americanos y europeos odian
admitir que algo falla en sus países, muchos burgueses e intelectuales parecen
temerosos de admitir que algo vaya bien. La cultura en la que nacisteis dirige el mundo,
y lo mismo se aplica en los asuntos vampíricos. Nosotros, hijos de Caín, nos extendimos
desde nuestros fundadores en la zona de Europa a través de Asia hasta la India, por lo
que puedo decir, y nuestros Sires llegaron desde allí.
Así que aquéllos entre vosotros que seáis europeos podéis enorgulleceros de estar cerca
del corazón del clan y de la secta, igual que los americanos deberíais sentir la gloria de
esta cerca de los acontecimientos más importantes de nuestro tiempo. Os garantizo que
no causáis ofensas señalando hechos históricos, y no deberíais avergonzaros.
Asia
Puedo decir con alguna certeza que los Lasombra creaban progenie en China antes de
1300 a. de C., y que Brujah y Malkavian establecieron grupos en la Península de Corea
no más tarde de 1100 a. de C. Fechar las llegadas de otros clanes es más complicado.
Muchos de estos extranjeros no duraron mucho ante la oposición de los Cainitas-
espíritu nativos, a los que algunos de vosotros llamáis Catayanos. Hace falta mucha
inteligencia y determinación para prosperar entre nativos hostiles, lo cual es
precisamente la razón por la que los Lasombra en particular lo consiguieron. Nunca
hemos sido muchos, pero durante los últimos milenios unas pocas docenas hemos
mantenido nuestros refugios aquí.
Un clan, una sangre
Fuera de los Lasombra europeos no se forman líneas de sangre. Todos tienen las
mismas disciplinas de clan, lo que los diferencia es la elección de poderes que no son
del clan.
China
Tradicionalmente hay más Lasombra en China que, por ejemplo, en Japón o en la India.
Existen algunas razones. La India tiene la suficiente presencia cainita de otros clanes
como para que se establezca una competencia fiera y relativamente imbatible. Desde
nuestra perspectiva, no sirve de mucho pelearse ahora y siempre con Ravnos y Ventrue.
No hay gran gloria para el que vive en esas condiciones. Más hacia el este, las cosas
cambian. Los seres “parecidos” a Cainitas que habitan esas tierras sí que representan
grandes dificultades, igual que los cazadores mortales con varios dones sobrenaturales y
las extrañas alianzas de Lupinos y otras criaturas cambiantes similares. Incluso ahora,
tres milenios después de nuestra llegada, nos quedan muchos misterios por descubrir.
No quiero daros la impresión de que todo consiste en luchar contra otros monstruos. Se
puede pasar décadas e incluso siglos sin tropezar con ninguna otra criatura sobrenatural,
aparte del típico fantasma ocasional. Mi Sire y su Sire y así hacia atrás en la dinastía
Chou han ejercido en ocasiones su poder en las cortes mortales, y la mitad de ellos
nunca tuvieron contactos directos con los “Catayanos”.
Recordad que los mortales pueden ser un desafío por sí mismos. La tradición filosófica
en la que crecí no relaciona las manifestaciones sobrenaturales como una intrusión
blasfema, como os enseñaron a muchos de vosotros, sino como algo privado que debe
manejarse en un respetuoso silencio hasta que desaparece. Eso significa oportunidades.
El problema principal es que algunos observadores puristas que creen tener poderes
proféticos se sienten libres de atacar a aquéllos que se ven envueltos en manifestaciones
“incorrectas”. En los momentos en los que vuestros ancestros mortales se habrían
rendido o habrían huido, aproximadamente un tercio de mi linaje ha muerto linchado a
manos de las masas.
He oído que los Lasombra occidentales fechan su primera gran expansión después de la
erupción de Tera, lo cual encaja con mis investigaciones. Mi antepasado más lejano
llegó en algún momento antes del 1300 a. de C., lo que nos concede tres milenios para
viajar desde el Mediterráneo hasta China, mucho tiempo, incluso para parar y crear
progenie o buscar otros objetivos aparte del viaje. Sólo puedo probar la llegada de mi
ancestro por la sangre, pero no me sorprendería descubrir que vino acompañado por
otros cuyos linajes se han extinguido. Sé de otro linaje chino de Lasombra, en la parte
superior del Valle del Yang-Tse, con la misma antigüedad aproximadamente, y puedo
rastrear otro linaje de Lasombra japoneses hasta el 1200 a. de C. más o menos.
Al comienzo de la era cristiana llegaron más Lasombra, parte de la dispersión tras la
caída de Pompeya. A muchos nunca os lo enseñaron en la escuela, pero durante un siglo
o más la frontera este del Imperio Romano y la oeste del Imperio Chino se hallaban a
sólo unos kilómetros de distancia. Los diplomáticos nunca hicieron un viaje oficial,
pero los comerciantes sí. Al menos media docena de linajes se remontan a un periodo
entre el 50 a. de C. y el 200 d. de C., fecha en la que estalló la guerra civil en el imperio
Han y la frontera occidental dejó de ser un terreno tan hospitalario.
A menudo aparecían Lasombra que se presentaban como dioses de la oscuridad. La
tradición de Confucio no es muy receptiva a la autoridad de los espíritus malignos, dada
la obsesión del mismo Confucio por el gobierno moral. Los confucianos responden
bastante bien a los espíritus de la oscuridad que ofrecen consejos sabios y hablan con la
voz de los ancestros. Por ello mis ancestros de sangre han dado a veces más importancia
a las artes mentales de Dominación sobre la Obtenebración. Algunos de los primeros
Lasombra que se asentaron aquí trajeron con ellos la maestría en las artes de
adivinación, secretos de disfraz y sigilo y algunas formas de magia de la sangre. El
Auspex en particular es tan común entre nosotros como la Dominación, lo cual
comprendo que desoriente a los historiadores más rígidos del clan.
La inmigración vampírica se detuvo casi completamente tras la caída de Roma y el
Imperio Han. Los cambios climáticos secaron viejas rutas, y varios conflictos internos
entre los “Catayanos” dificultaron la apertura de otras nuevas. Los linajes existentes se
acomodaron a una existencia solitaria, recibiendo su estímulo intelectual de los entornos
mortales más que de las relaciones vampíricas. Algunos, como mi propia ascendencia,
prosperaron en las grandes ciudades, jugando a sutiles juegos de estudio e influencia.
Mi Sire y el Sire de mi Sire aún recopilan notas para crear un modelo matemático
exhaustivo de la conducta humana, con un entusiasmo al parecer no debilitado pese a
los siglos de trabajo transcurridos. Los miembros del linaje del Yang-Tse que mencioné
antes se ocupan de actuar como oráculos, errando de aquí a allá para responder
oraciones y súplicas. Un pequeño grupo que viaja por el desierto del noroeste parece
pasar la mayoría del tiempo expoliando tumbas en busca de antiguos en letargo.
Supongo que cada uno se dedica a lo que puede.
El contacto con Europa se restableció en el siglo XV, y una era de purgas trajo de nuevo
más Lasombra. Algunos linajes asiáticos se habían convertido casi en domésticos, y no
se comportaban como si tuvieran que sobrevivir. El rumor de la destrucción del
Antediluviano y el levantamiento del Sabbat llegó menos de un siglo después de los
contactos iniciales con Lasombra que viajaban en los barcos mercantes españoles y
portugueses. Era una época muy confusa. El hecho de que yo esté aquí ahora cómodo
entre vosotros muestra que el Sabbat prevaleció, pero debo lamentar y lamento que casi
la mitad de los linajes Lasombra activos en 1400 tuvieran que ser destruidos en el 1600
por su rechazo a ajustarse a la nueva realidad.
De algún modo, las noticias de que uno de los Cainitas fundadores había sido destruido
nos ayudó a aliviar algunos enfrentamientos con los Cainitas-espiritus nativos. Su
mitología enseña una versión de la Rueda de las Edades en la cual mientras más tiempo
pasa, más demonios aparecen, y aunque no les gustamos mucho, nos dejaron en paz al
menos la mayoría de las veces, como heraldos de esa edad. Por descontado nos
sentimos felices de explotar esa creencia para nuestra seguridad.
La industrialización fue un regalo para nosotros. Las grandes poblaciones urbanas en
condiciones de alienación extrema son una víctima maravillosa, y a veces arrojan la
clase de visionario que odia a la humanidad y se convierte en un candidato para nuestro
clan. El humo de las fábricas, en particular el de las viejas fábricas de carbón, produce
un cielo nocturno maravilloso, todo nubes y fuego reflejado, mucho más interesante que
las irrelevantes estrellas, al menos en mi opinión. Yo era uno de esos visionarios en la
Rebelión de Taiping, amargamente desilusionado por el fracaso del manifiesto de mi
reverenciado líder y por extensión desilusionado con toda la tradición china. Me lancé a
la occidentalización con todo mi corazón, aunque eso no tranquilizó mi alma. Mi Sire
vio algo de mi poesía... ¿por qué sonríes, Obispo Emory? ¿Vosotros también?. Ja. Una
vez más vemos que los Toreador no poseen un monopolio de las artes como
herramienta de reclutamiento.
En cualquier caso, cuando hablo del atractivo de la era triste, debéis entender que tengo
un vínculo personal con todo eso. Doy gracias por las circunstancias que me trajeron
aquí.
Tierras alrededor de China
Por lo que sé, pocos Lasombra prosperan en Japón, las dos Coreas, la península de
Indonesia y el resto de Asia en general. No les ha ido bien por allí. Mi Sire me hablaba
de bandas de Lasombra “salvajes” que vagaban por las tierras de Nueva Guinea,
promoviendo la guerra y alimentándose de los caídos. No oí la expresión “leyenda
urbana” hasta mucho más tarde, pero aún así al oír la historia sospeché que era una
fábula.
África
Discutir la historia cainita en África antes de la llegada del poder colonial es complicado
en el mejor de los casos. En tiempos recientes, desde la última generación
aproximadamente, los estudiosos mortales han discutido bastante apasionadamente, y a
veces incluso de forma entretenida, sobre la etnicidad auténtica de ésta o aquella
civilización o la transmisión de ideas de una civilización a otra. No se dan cuenta de que
las discusiones sobre quién originó el qué o quién le debe algo a quien se han mantenido
desde antes de sus primeras referencias históricas. La persona más adecuada para
hablaros de ese tema sería nuestra compañera de manada Liu Dou, que residió en Kenia
desde 1575 a 1976. Desafortunadamente, el año pasado tropezó con una burócrata de
clase media cuya visión de sí misma como cazadora de monstruos era mucho más real
de lo que habíamos supuesto. Está muerta, pero Liu se convirtió en cenizas. Haré lo que
pueda para transmitiros sus pensamientos, junto a mis propias investigaciones.
Es muy difícil distinguir a los primeros Lasombra de los primeros Cainitas africanos de
cualquier otro clan. Como se suele decir, todos parecen iguales para los cronistas
europeos. Yo mismo soy incapaz de distinguir exactamente las diversas tribus que
produjo la progenie de Liu, o incluso de identificar sin problemas a un africano como
bantú o nilótico o lo que sea. Muchos observadores, especialmente aquéllos con un
hacha que blandir, fracasan haciendo distinciones importantes o creando clasificaciones
donde éstas aún no existen. Estoy bastante seguro, por ejemplo, de que mientras algunos
de los miembros de la línea de sangre africana que a veces se denomina “Laibon” se
refieren a uno de sus dones de Caín distintivos con el nombre swahili de “Abombwe”,
ninguno de ellos lo hacía antes de la invención del swahili, y que incluso ahora, los
Cainitas que habitan el resto de lugares de África donde no se habla swahili es
improbable que lo hagan. En algunas épocas surge la manía de sintetizarlo todo, a costa
de las particularidades.
Cuando se trata de Cainitas, los problemas que afectan al estudio de las culturas
mortales sólo pueden empeorar. Pocos de nosotros existimos, y cuando nos volvemos lo
suficientemente poderosos, nuestras ilusiones son difíciles de desterrar. Por ejemplo, el
Sire de mi Sire, en sus últimas décadas rechazaba reconocer que la dinastía Ming había
sucumbido en realidad a la Qing. Y en su refugio no había sucedido, o al menos no
podías decir que había sucedido. Sus desventurados huéspedes, controlados
mentalmente, crearon obras para apoyar sus puntos de vista, y nadie de la zona podía
estar en desacuerdo sin efectuar un gran ejercicio de voluntad. El hecho de que un
antiguo crea que algo es una gran fuerza en la tierra en la época de esta o aquella
dinastía no constituye una prueba en si misma, aunque encontréis la historia creíble de
alguna manera.
Debéis comprender que todo lo que tengo que decir sobre estos temas es provisional y
condicional. Analizadlo cuidadosamente.
Donde ningún Lasombra ha llegado
Por lo que sé, nunca ha habido una presencia significativa de Lasombra en Egipto. Los
Setitas siempre han prosperado y dominado allí, igual que los Lupinos con una
particular obsesión por cazar Cainitas. Quiero decir con una obsesión aún más acusada
por este pasatiempo que la normal en su especie. Sólo las ventajas de las prácticas del
Sabbat pueden permitir a un grupo de Lasombra aventurarse con una seguridad
razonable en un terreno particular, e incluso así no deberían entretenerse mucho. Al
mismo tiempo, no tengo noticias de presencia Lasombra entre los Pigmeos.
Reinos antiguos
Eso sí, pruebas claras sitúan a los Lasombra en África oriental y el sur de Egipto, antes
incluso de la dispersión post-Tera. Media docena de palabras en el antiguo lenguaje de
Meroe, lejos de Egipto Nilo arriba, reflejan nombres de progenie conocida del
Antediluviano. Cerámica de la cultura mesolítica de Jartum, hace alrededor de 10.000
años, representan en ocasiones escenas de sombras volando bajo la luna, imágenes
familiares para cualquiera que conozca nuestros poderes. La fortaleza del Antediluviano
en Sicilia contenía piezas de plata talladas en estilos que se desarrollaron en Nubia y
Meroe, en tiempos Paleolíticos y Mesolíticos, y por lo que sé llegaron a través del mar
no mucho después de su confección. Uno de ellos, al menos, aparece en el relato de
Pompeyo de su ataque a los piratas de Sicilia como “un cáliz de gran antigüedad,
relacionado con el poder de un espíritu de la noche del lejano sur”, cáliz en el que los
piratas bebían sangre antes de sus ataques.
Un poco más al sur, encontramos evidencias parecidas de la presencia Lasombra en
Etiopía. Es bien sabido que el chiquillo más antiguo del Antediluviano que ha
sobrevivido, el fracasado Montano, procede de una de las tribus que vagaban por las
tierras que los mapas modernos parten entre Etiopía y Kenia. Si escucháis atentamente
oiréis las historias que hablan de experimentos previos del Antediluviano entre esas
tribus. Las gentes nómadas que se asentaron en Kenia hace 4000 años comenzaron a
desarrollar una actividad marítima inmediatamente. Tengo fuertes sospechas de que el
interés del Antediluviano por la navegación tiene algo que ver con esto, utilizando a
esas tribus para sus diversas empresas. He encontrado pistas intrigantes sobre una
antigua presencia Lasombra en lo que ahora es Mozambique, pero las migraciones que
se establecieron en Kenia barrieron a las sociedades preexistentes en la costa sudeste.
No hay pruebas suficientes para asegurar nada sobre el tema.
Sombras entre muchos
Lo que encuentro más interesante es que una vez nuestro clan llegó a África, o volvió a
ella, dependiendo de vuestra teoría preferida sobre el origen vampírico, nuestros
antepasados no dejaron una gran marca en las sociedades mortales de las que se
alimentaban. El mismo Antediluviano provocó catástrofes de varios tipos, pero lo dejó
tras la Segunda Dispersión, y pocos, por no decir ninguno de sus chiquillos, siguieron
esa practica. ¿Temía el Antediluviano la creación de algún rival que pudiera destruirle?
Mi parte irónica quiere pensar que sí, y que esto provocó su destrucción más tarde, ante
la ausencia de un adversario capaz de detener a Gratiano.
A los Cainitas de los demás clanes les gustaba presentarse a menudo como reyes y
sabios. A nosotros no. Nosotros inspirábamos miedo. Nuestra influencia era indirecta, y
a la vez no elegíamos víctimas. Podéis rastrear la evolución de los mitos sobre los
dioses oscuros y demostrar la relación que tienen con nuestros actos, pero encontraréis
poquísimas referencias de alguna de estas deidades hablando a los temerosos mortales,
dando ordenes explícitas o transmitiendo consejos. Éramos lo que éramos, y los
mortales encajaron como pudieron.
Encontraréis también un número sorprendente de refugios, docenas si no cientos,
habitados durante milenios por linajes con un tenue vínculo común que no parecen
haber tenido excesiva influencia en los mortales cercanos. Se alimentaron, escogieron
su progenie, persiguieron sus metas filosóficas o religiosas y desaparecieron sin dejar
rastro. El misticismo de Abismo floreció entre los errantes por África, junto con la
investigación de la naturaleza de los poderes que nos da nuestra sangre. Quizá si un gran
líder hubiese nacido entre ellos, los linajes africanos del clan serían una parte
importantísima de la historia de nuestra sangre. Sin embargo, tal y como se ha dado la
historia, son tan solo una anécdota.
Lección quinta: Las Noches Finales
Demba vuelve a Portland a mediados de octubre. Ha estado viajando por California,
tratando de encontrar un sentido al caos que envuelve a los Cainitas locales, pero no
está segura de entender del todo lo que sucede. Decidió celebrar el Gran Baile en
circunstancias más seguras, y además le gusta el estilo del Sabbat de Oregon.
Andrew, por su parte, sigue consolidando su posición de Obispo. Es difícil, sobre todo
cuando dos miembros de su manada han desaparecido en circunstancias sospechosas.
Ming dejó una nota anunciando que iba a buscar a los antitribu. Druitt pronto retó a
Andrew en Monomacia, invocando una clara falta de liderazgo. El joven y ambicioso
Cainita murió luchando. Otros dos individuos más de otras manadas intentaron
arrebatarle el Obispado. Andrew dominó la Metamorfosis Negra derrotándoles.
Faltan dos noches para el Gran Baile. Las manadas nómadas están reuniéndose. La
misma manada de Andrew está descansando después de provocar algunos incidentes
para mantener a la policía ocupada, tumbados bajo la fría lluvia. Demba ha empezado
a hablar sobre los Estados Libres Anarquistas, el Mandarinado de la Nueva Esperanza
y todos los asuntos sórdidos que ocurren al sur, y gradualmente la conversación se
extendió a una visión más general de los acontecimientos de la historia moderna del
Sabbat. Andrew escucha sus explicaciones, siempre se puede aprender algo nuevo.
Antes de la Revolución Industrial
La posición de los Lasombra en Europa antes de la Revolución Industrial puede
describirse como “mala”, al igual que la del Sabbat en general: No es fácil hacerse cargo
de una jerarquía establecida con conexiones a grupos a los que les encantaría destruirte.
Retuvimos algunos puntos importantes en España, la fortaleza siciliana y otros enclaves
aislados. Más allá de eso, sólo pudieron prosperar las manadas nómadas. Lo bueno de la
Camarilla en Europa es que hacía tiempo que habían conseguido minimizar la amenaza
lupina, haciendo mucho más fácil para nosotros establecernos en las tierras rurales.
En las Américas, las cosas iban mejor. Los antitribu del Sabbat nos prestaron un gran
servicio, sobre todo los Gangrel, Malkavian y Ravnos creando refugios en las tribus
aborígenes en Norteamérica. Nos presentamos como monstruos míticos y espíritus
familiares que compartían su enemistad contra las fuerzas de la civilización. No importa
que en realidad les hubiéramos asfaltado encima con gusto, si hubiésemos tenido la
oportunidad. Las tribus necesitaban ver que la idea de crear una serie de ciudades
estables no era nuestra. El gusto de la Camarilla por las historias impactantes también se
ve reflejado en nuestras manos. Nuestros misioneros pueden señalarte la importancia
con la que nos tomamos los asuntos espirituales.
América Central fue un excelente patio de juegos. Nunca nos hemos preocupado en
establecer una influencia en los asuntos mortales de Méjico, principalmente porque no
lo necesitamos. La sucesión de tiranías y revoluciones mantiene a la población lo
suficientemente desquiciada para nuestros propósitos. Las invasiones americanas y el
imperialismo en las regiones peninsulares hicieron la misma función. ¿Quién necesita
dar órdenes a los mortales cuando se les ocurre todo a ellos mismos?
Sudamérica se mantuvo hospitalaria mucho tiempo, sin contar la enorme selva del
Amazonas. En Buenos Aires, nuestro clan tomó la iniciativa consiguiendo un
compromiso inteligente con los Toreador de la zona, compromiso que mantiene las
disputas internas al mínimo gracias en parte a la vigilancia de los Tribunales de la
Sangre, que a menudo solucionan las diferencias antes de que lleguen a mayores.
En África, como creo que Lin Baloh os dijo, nuestro clan siguió destacando poco hasta
que la era colonial llegó con todas sus consecuencias.
Nuevas herramientas, nuevas conquistas
La no-vida mejoró sustancialmente para nosotros a principios del siglo XIX. La
Revolución Industrial, que comenzó en Inglaterra y se extendió rápidamente a través de
los territorios cristianos, creó un nuevo mundo de oportunidades para nosotros.
Primero, las fabricas rompieron los patrones de la vida rural. La gente comenzó a
concentrarse en los pueblos, y luego en las ciudades. Tuvieron que dejar atrás viejas
costumbres, viejas nociones de organización familiar, adoptar nuevas formas de
organizar sus días y años. Estaban confundidos y asustados, y por ello se convirtieron
en una presa magnífica. A veces desearía poder volver a aquellos años. De todas las
épocas de la historia cainita creo que ninguna ha sido más adecuada para nuestra
existencia. El rebaño estaba por todas partes, tan desorientado y suspicaz con las nuevas
autoridades que muchos crímenes quedaban en la ignorancia más allá de informes y
crónicas privadas. Leer los diarios de los trabajadores de Manchester o Londres,
rastreando la letanía de asesinatos y enfermedades misteriosas, provoca envidia de
aquellos tiempos.
Con la industrialización llegó la construcción de imperios a una escala mucho mayor de
la vista hasta el momento. Durante siglos, los climas difíciles o extremos habían
mantenido a los europeos alejados, pero ya no más. A mediados de siglo, los europeos
se extendían por mi continente, acabando con una era de relativa soledad, pero no de
retraso, porque de hecho los africanos desarrollaron algunas sociedades comparables a
todo lo que había en Europa antes del Renacimiento. Mejor dicho, terminaron con una
era de cambio sin final, en la que la ausencia de recursos y conceptos de progreso más
allá de una tecnología en estado medieval limitaban ese progreso a lo cultural, dejando
atrás el desarrollo de los ámbitos científicos.
La industrialización también abrió América Central y del Sur a una explotación más
efectiva. La humanidad construyó incluso carreteras a través de la Amazonia, infestada
de monstruos, y nosotros fuimos tras ellos en pequeño número. La luz urbana que hizo
tan atrayente Inglaterra pronto alumbró al resto de Europa y los barrios obreros de todo
el mundo. Lin Baloh os hablo de su propia experiencia en esa época, ¿cierto? Muchos
de los líderes actuales del clan tuvieron su origen más o menos en aquellos años, y por
motivos similares. Fue una auténtica emulsión de pasiones, perfecta para aislar a alguien
de la humanidad. Yo me convertí en Cainita sólo unos años más tarde, con los ecos en
África de este mismo fenómeno.
El Código de Milán
A algunos historiadores Sabbat les gusta hablar de “Guerras Civiles del Sabbat”. Si
compartís esa terminología, la Primera Guerra Civil del Sabbat tuvo lugar desde finales
de 1790 hasta el Pacto de la Compra de 1803. Ya he comentado antes las razones por las
que no tiene sentido citar una fecha como fin del conflicto, y francamente opino que
tampoco tiene sentido aglutinar un montón de batallas absurdas en un solo
acontecimiento. Implica una unidad de causa que nunca existió realmente.
Eso por lo que respecta a la Primera Guerra Civil, la Segunda Guerra Civil transcurrió
durante gran parte del principio del siglo XX. Durante el cambio de siglo existió algo
parecido a luchas internas coordinadas entre nuestro clan y el clan Tzimisce, con
acusaciones cruzadas sobre quién era el responsable de que la Camarilla estuviera
ganando tanto terreno en Norteamérica. Obviamente, este suceso en particular
importaba poco fuera de Norteamérica, pero la existencia de un feudo catalizó la
aparición de otros. Ambos clanes y un variado grupo de parásitos se enfrentaron por
incontables asuntos locales.
El Código de Milán, publicado en 1933, puso fin a todas las disputas. Reflejaba la
sabiduría general en aquel tiempo sobre lo que pretendieron los mismos fundadores del
Sabbat. En lo que a nuestro clan se refiere, expresa un precario equilibrio entre los
puntos de vista de los Ángeles Negros y el resto de las facciones mayoritarias. No
parece que sea lo que alguien tuvo en mente en el siglo XIV o XV, mucho menos
Gratiano y su grupo, pero como una declaración medianamente consensuada podría ser
mucho peor. Puedo deciros con franqueza que si os adherís a sus disposiciones con fe
razonable y cumplís vuestras tareas de forma competente, es posible que nunca tengáis
que afrontar castigos duros por desviaros de los deseos de vuestros líderes. Puede que
no parezca mucho, pero en una secta como la nuestra, conducida por y en el conflicto,
es más de lo que podéis apreciar todavía.
No hace falta mencionar que ningún intento de actualizar o suplantar el Código ha
merecido un soporte mayoritario. Si albergáis impulsos revolucionarios, estudiad al
menos los fallos de los demás e intentad cometer algún error nuevo e interesante.
El siglo XX
Algunos Lasombra consiguieron triunfar individualmente, y por supuesto siguieron
proveyendo al Sabbat de buen liderazgo, pero una cosa no tiene nada que ver con la
otra. Lo más parecido a una acción conjunta como clan fue en 1957, en lo que podéis oír
como la Tercera Guerra Civil del Sabbat. Un levantamiento Brujah antitribu en Nueva
York se enfrentó a su inevitable derrota, y de alguna forma el resto de la chusma decidió
montar más insurrecciones, supongo que en una muestra de simpatía de aquéllos que no
sabían calibrar la situación. Unimos fuerzas con los Tzimisce para suprimir las
rebeliones.
En los inicios de estas insurrecciones, los sabios líderes Lasombra convencieron a los
Tzimisce para que aceptaran la existencia de una especie de “clan nuevo”, para
conceder a los Caitiff y antitribu un cierto sentimiento de familia. El agresivo aunque
muy inteligente Joseph Pander dio nombre a la nueva entidad, y desde entonces los
Pander tomarían parte en las deliberaciones de la secta. Recordad esta lección. Hasta las
ofertas más claramente ridículas pueden apaciguar a los necios si hacéis que parezcan lo
suficientemente atractivas. Dejad que los necios crean que estáis actuando a
regañadientes y renunciando a algo de valor y no se darán cuenta de lo que hacéis detrás
de su espalda.
Las guerras que vienen
No importa lo que os digan los nostálgicos, el Sabbat nunca ha sido estable. Nacemos
del caos y nos movemos en el tumulto. No hay tablas de referencia para decir “esto es lo
que somos cuando el mundo lo permite”. Nuestros objetivos principales permanecen
fijos, en concreto destruir todo lo que podría detenernos, desde los Antediluvianos a la
resistencia mortal. El hecho de que nos enfrentemos a nuevos desafíos y oportunidades
en los últimos tiempos sólo significa que seguimos existiendo. Creo que algunos de
vosotros decís algo así como “éste no es el Sabbat de vuestros padres”. Estáis en lo
cierto, pero el Sabbat de vuestros padres era justamente la capacidad de transformarse
en vuestro actual Sabbat.
La convulsión entre los clanes es aún mayor que en tiempos de la Inquisición. Los
Gangrel han dejado la Camarilla, y sabemos por los nuevos antitribu que sus antiguos
temen que algunos Antediluvianos estén activos. Asumamos con una pausa para la
sorpresa que en tan solo cinco siglos nuestro dogma fundacional haya sido asumido por
el inconsciente colectivo de un clan de la Camarilla. Los Assamitas están mezclados en
algo complejo y farragoso, aunque no hablan mucho de ello. Existen pequeños cismas
aquí y allá. Todo esto trae nuevas oportunidades, ya que nosotros combinamos un poco
de unidad de clan con otro poco de acción individual en un equilibro casi perfecto.
En tiempos de cambio los líderes caen y otros nuevos ocupan su lugar. La Camarilla
piensa que esto es negativo porque toda su existencia depende de proteger el poder de
los antiguos. Funcionan como entidades individuales. En cambio, el Sabbat existe
principalmente como una idea, y un Cainita puede unirse y actuar conforme al credo de
la misma forma que puede hacerlo otro. Somos, para los estándares de los no-muertos,
una secta de jovenzuelos. Si prestáis atención y os mantenéis donde debéis, formaréis
parte de la próxima generación de líderes.
¿La Gehenna está sobre nosotros? No lo creo. Puede que algunos Antediluvianos se
remuevan en su sopor, pero pienso que lo que estamos presenciando es una
combinación de pánico y engaños. El año pasado, por ejemplo, tuve una larga discusión
con un viejo Ventrue antitribu que decía haber pertenecido a una especie de culto a la
Gehenna, dentro del propio Sabbat, cuyos líderes habían sido destruidos por una
tormenta en el más allá, por lo que el fin podría llegar en cualquier momento. Al final le
diabolicé. Su discurso era demasiado estúpido como para resistirlo mucho tiempo.
Pensad que podría haber usado tremendos recursos para dar sentido a sus ilusiones, si
hubiera querido. Aplicad cierto sentido de la parsimonia cuando busquéis señales y
portentos, recordad cuánto puede hacer nuestra estirpe, incluso de forma inconsciente, y
conservad vuestro escepticismo.
Esto es todo por esta noche.
La historia de los Antitribu
El departamento de policía de Seattle respondió a varias llamadas minutos antes del
amanecer del 12 de junio de 2000. Algunos trabajadores del turno de madrugada
afirmaban haber visto lo que parecía una mujer asiática clavada o sujeta a uno de los
pilares de los muelles flotantes, aún viva para retorcerse pero dando señales de
desfallecimiento. La policía llegó justo cuando amanecía, encontrando unos clavos
ensangrentados, pero ni rastro de la mujer. Una mochila en la acera contenía el
siguiente manuscrito, que los psicólogos de la policía vieron como prueba de una
psicosis muy avanzada. Especularon que quizá la mujer creía tan firmemente en su
naturaleza vampírica que había decidido “saludar al sol” y acabar con su existencia.
Si formaba parte de algún tipo de culto, quizá sus compañeros fanáticos se la llevaron
para mantener su existencia en secreto.
También podría ser algún tipo de engaño orquestado para jugar con el terror popular
al vampirismo. Como muchas otras ciudades universitarias, Seattle sufre su parte de
bromas estudiantiles muy ingeniosas.
La investigación no arrojó pistas concluyentes, y el caso pronto quedo sin resolver. Un
inventario de rutina de los archivos de pruebas de la policía reveló la desaparición del
manuscrito. En ausencia de cualquier razón para resolver el caso, a nadie le preocupó
demasiado.
Primero las últimas palabras
Mi nombre es Ming, y soy hija de la oscuridad. No necesitáis saber el nombre que tenía
cuando estaba viva. Esa parte de mi historia ya no importa. Ahora la parte de mi historia
como no-muerta llega también a su fin. Escribo estas líneas para explicarle a alguien por
qué busco la destrucción, y luego mi fe en mis propias carencias humanas me prestará
su último servicio. Veré el sol, y moriré.
No creeréis esta historia a no ser que hayáis tenido la experiencia que muestra que
existe otra sociedad detrás de la que conocéis. Si no la habéis tenido, buscad a alguien
que lo haya hecho. Conocéis a alguien que haya sido tocado por la oscuridad, que
muestre un temor secreto del que no está dispuesto ni siquiera a hablar. Cuando leáis
esto, les comprenderéis. Buscadles y hacedles saber que están en lo cierto. En un mundo
que no os pertenece y que nunca lo hará, al menos podéis dar ese consuelo a alguien.
El principio
Al principio existió Caín, el primer asesino. Sí, es cierto, existió Adán y existió Eva, y
existió un Jardín del Edén, y un Dios que recompensó el sacrificio de sangre y condenó
el de grano. Vivís en la historia de otro. No acepté todo esto por mi misma, fui hija de
mi tiempo, tal y como vosotros lo sois del vuestro, sofisticada y escéptica. Sin embargo,
es cierto. Al principio la palabra hizo la creación, y al final otra palabra acabará con
ella. Pero ese final aún no va a llegar.
La maldición que Dios infligió a Caín es lo que ahora identificamos como vampirismo.
Caín creó tres “chiquillos”, o progenie, y esos tres engendraron a trece más para Caín.
Los trece lucharon entre ellos y contra sus creadores, y tanto su corrupción como los
pecados de la humanidad provocaron el Gran Diluvio. Podéis decir, como yo misma
pensaba, que el Diluvio es sólo un mito sin evidencia geológica. Yo os replico, ¿quién
puede confiar en las pruebas, cuando Dios Todopoderoso no desea mostrarlas? Quizá
destruyó esas pruebas, o más que posiblemente están ahí, y ni siquiera podemos verlas.
Si creéis en algo de todo esto, deberíais sentir temor. Si lo hacéis, bien por vosotros. Mi
no-vida ha sido una interminable pesadilla de miedo, de encontrarme tan cerca de todo
ese poder, sin poder defenderme. Todos somos peones de fuerzas más allá de nuestra
imaginación.
Los trece Antediluvianos sobrevivieron al Diluvio. ¿Cambió Dios de opinión, o tenía
otro plan para ellos? Dios no me habla a mí más de lo que habla a cualquier otra alma
condenada. Quizá responda a vuestras oraciones, si lo pedís con un corazón lo
suficientemente puro. Pese a ello, quizá sea mejor que nunca se sepa. Fueran cuales
fueran sus razones, los trece sobrevivieron, y fundaron los clanes de Cainitas que
permanecen activos hasta esta misma noche. Uno de esos trece es mi Sire, ocho
generaciones más allá, llamado “Lasombra” por su propia progenie. Toda su
descendencia, incluyéndome a mí, sufre de una debilidad particular que les impide
reflejarse en los espejos, y heredamos aptitudes para la fuerza sobrenatural, la habilidad
de dirigir a otros mediante la fuerza de voluntad y la de tener poder sobre una especie de
oscuridad viviente. Cada uno de los demás clanes posee alguna otra combinación
exclusiva parecida a esta.
La historia de dos chiquillos
Como el resto de Antediluvianos, Lasombra creo incontable progenie por sus propias
razones. Mató a muchos por debilidad de carácter, o por la falta de virtudes que le
interesaban, incluyendo un desmedido interés por el poder. Supongo que si siguiese
caminando entre nosotros también me juzgaría como no apta.
El chiquillo de Lasombra más viejo que sigue morando la tierra se llama Montano. Le
vi una vez y estaba atrapado por el peso de la culpa sobre sus hombros. Leí en la Biblia
que el Mesías debía ser un hombre marcado por el dolor y consciente de su aflicción, y
pienso en él. Ninguna vida mortal, sin importar lo trágica que fuera, podría acercarse a
su estado. Montano fue un muchacho en las estepas de Kenia, mas de mil años antes de
Cristo. Lasombra llegó allí buscando un heredero digno. Cuando Lasombra comenzó a
torturar a los habitantes de la aldea de Montano, probando su resistencia, Montano
accedió a convertirse en sirviente de Lasombra a cambio de la libertad de su pueblo.
Lasombra aceptó, y nunca volvió a esas tierras o atormentó a aquella gente, aunque hizo
lo mismo en otros muchos lugares.
Montano odiaba su condición vampírica, y lo sigue haciendo, no es un chiquillo feliz de
Caín. Pero es honorable, y aún ahora sigue en pie por su promesa de proteger los
intereses de su Sire, aunque, como habéis leído antes, su Sire ya no esté entre nosotros.
Montano viajó con su él por el Viejo Mundo, aprendiendo lenguas y habilidades ni
siquiera soñadas en las estepas. Cuando ambos regresaron al refugio favorito de
Lasombra, en Sicilia, Montano dirigió ejércitos y senados, cainitas y mortales. Durante
mucho tiempo, todo lo que emprendió prosperó, sin importar que sus celosos enemigos
intentaran sabotearlo. Sin embargo, Lasombra nunca comprendió el alma de su chiquillo
y siguió buscando a otro que fuera su heredero.
Pensareis que éste es un lenguaje extraño para una mujer nacida hace menos de cuarenta
años en una ciudad americana, y estáis en lo cierto, pero es imposible para mí
expresarlo de otra forma. Hablo de dioses y demonios por encima de los hombres, y la
jerga de una sociedad científica contendría incontables mentiras sobre esto. Cuando
escribo de esta forma, espero transmitir algo de lo que he sentido, además de lo que he
aprendido.
Lasombra tuvo muchos otros chiquillos, algunos de los cuales pueden seguir existiendo,
pero no importan para la historia del clan como un todo. El que importa es el último.
Hace menos de mil años, Lasombra otorgó la maldición del vampirismo a un noble
italiano llamado Gratiano, un joven ambicioso que mostraba la dedicación sin
escrúpulos que Lasombra atesoraba. ¿Quién fue Lasombra en vida? Quizá era un
hombre con poder. Sospecho, sin embargo, que fue un fracaso patético, Abrazado, como
llamamos al acto de transformarse en vampiro, por alguna razón trivial, y sin embargo
prosperó. Probablemente, alguien que hubiese convivido con el éxito no habría estado
obsesionado con el tema hasta tal punto. Quizá Gratiano sólo era lo que Lasombra
habría deseado ser.
Gratiano, por su parte, comprendió cómo ser un cortesano amado. Dio a Lasombra
satisfacciones sin fin, cumpliendo los designios del Antediluviano a la vez de los del
clan, esforzándose en mostrar un abnegado estudio para llegar a ser un “sucesor
honorable”. Montano pronto descubrió que Gratiano buscaba ocupar el puesto de
Lasombra, pero su Sire no quiso escucharle. La senilidad parece afectar a los Cainitas
igual que a los hombres y mujeres mortales. Quizá os llamamos “rebaño” o “presa” pero
en algunos aspectos no somos tan diferentes de vosotros. Durante algo así como
doscientos años, el chiquillo más viejo y el más joven de Lasombra lucharon en una
guerra encubierta de influencia, tratando de ganar apoyos para sus respectivos planes.
Montano perdió.
El chiquillo más antiguo se dio cuenta de que no podría evitar la rebelión de Gratiano.
Alternó largos años de paseos errantes con esfuerzos desesperados en la corte de Sicilia
para despertar al resto a la amenaza. No funcionó. Gratiano utilizó las instituciones de
justicia del clan para destruir a sus rivales, impresionando a Lasombra.
Al final, Gratiano golpeó. Poseía aliados en otros clanes y la traición corría por sus
venas. La corte se tiñó de sangre, y Gratiano en persona destruyó al Antediluviano en su
cripta favorita. De un solo golpe, el clan se quedó sin líder. Montano se defendió con
uñas y dientes, pero cuando su Sire cayó, escapó. Alrededor de él se formó el corazón
de la resistencia al cambio del clan Lasombra que buscaba Gratiano. Esos Cainitas
siguen leales al antiguo orden del clan. Montano no reclamaría ser el heredero de
Lasombra, pero se seguía sintiendo vinculado por su honor a actuar de acuerdo a los
intereses del Antediluviano.
Gratiano y otros insurrectos crearon una secta de clanes rebeldes, cuyos fundadores se
llamaron a sí mismos Sabbat en apreciación a los relatos mortales sobre terrores
demoniacos. La mayoría de los Lasombra rindieron su honor y dignidad y se unieron a
ella. Se vinculan entre ellos por rituales impíos. Sólo los leales siguieron fieles a la