LEYENDASLa LeyendaUna de las leyendas ms conocidas sobre este
personaje de la cultura guatemalteca y adems tambin es muy conocida
en Aguadas, Caldas dice as: Una noche El Sombrern caminaba en un
barrio de La Antigua Guatemala cuando vio a una muchacha muy bella
con pelo largo y se enamor de ella. Busc su casa y le llev serenata
una y otra noche, pero ella no le dijo nada a sus padres sobre l.
Un da empez a dejar de comer hasta el punto de que casi muri, y fue
entonces cuando la madre se dio cuenta que era por El Sombrern.
Llev a su hija a un convento creyendo que ah iba a estar mejor,
pero la nia sigui sin comer y un da despert con una trenza en su
pelo hecha por el espectro y ese da muri. Luego en el velorio,
apareci El Sombrern llorando y sus lgrimas eran como cristales.
Jamas olvida a las muchachas que ha amado. Tambin se cuenta que les
hace trenzas a los caballos y mulas... Se cuenta tambin que este
espanto a parte de enamorar a muchachas jvenes, gusta por cabalgar
mulas y caballos de los establos de las fincas en las noches
agotndolos. Por ello, las bestias durante el da no cumplen las
tareas sumado a que se vuelven hostiles con las personas, los
campesinos y finqueros al ver este comportamiento buscan si el
Sombrern no les ha hecho trenzas en la greas. Si es as, el animal
ya no sirve para tareas... Una forma de saber si el Sombrern est
haciendo de las suyas en fincas y casas, es colocar ya sea cerca de
un balcn de casa o cerca de los establos una silla y mesa de pino
recin elaboradas, junto a aguardiente y una guitarra en noche de
luna y deben guardar silencio todas las personas, slo as se
escuchar la guitarra y los cantos del Sombrern. Al Sombrern le
atraen las muchachas de pelo largo y ojos grandes, por ello, cuando
se sospecha que est tras una joven se le debe cortar el pelo a esta
para que el Sombrern no se gane el alma de la joven.
La llorona La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles
de las ciudades en busca de sus hijos. Cuenta la leyenda que era
una mujer de sociedad, joven y bella, que se cas con un hombre
mayor, bueno, responsable y carioso, que la consenta como una nia,
su nico defecto... que no tena fortuna. Pero el sabiendo que su
joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas
", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades
econmicas de su esposa, la que sintindose consentida despilfarraba
todo lo que le daba su marido y exigindole cada da ms, para poder
estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas
y constantes paseos. Marisa Lpez de Figueroa, tuvo varios hijos
estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se
dedicaba a cosas triviales. As pasaron varios aos, el
matrimonio.Figueroa Lpez, tuvo cuatro hijos y una vida difcil, por
la seora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocup de los
hijos. Pasaron los aos y el marido enferm gravemente, al poco
tiempo muri, llevndose " la llave de la despensa ", la viuda se
qued sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedan que
comer. Por un tiempo la seora de Figueroa comenz a vender sus
muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando. Pocos eran los
recursos que ya le quedaban, y al sentirse intil para trabajar, y
sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pens mucho, pero un da
los reuni dicindoles que los iba a llevar de paseo al ro de los
pirules. Los ishtos saltaban de alegra, ya que era la primera vez
que su madre los levaba de paseo al campo. Los subi al carruaje y
sali de su casa a las voladas, como si trajera gran prisa por
llegar. Lleg al ro, que entonces era caudaloso, los bajo del carro,
que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeos, que
con las manitas le hacan seas de que se estaban ahogando. Pero
ella, tendenciosa y fra, vea como se los iba llevando la corriente,
haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se
los llevo la corriente, en ese momento ya estaran muertos. Como
autmata se retir del lugar, tomo el carruaje, sali como "alma que
lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al
lugar del crimen. Era intil las criaturas haban pasado a mejor
vida. Cuando se dio cuenta de lo que haba hecho, se tiro ella
tambin al ro y pronto se pudieron ver cuatro cadveres de nios y el
de una mujer que flotaban en el ro. Dice la leyenda que a partir de
esa fecha, a las doce de la noche, la seora Marisa venia de
ultratumba a llorar su desgracia: sala del cementerio (en donde les
dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje,
dando alaridos y gritando Aaaaay mis hijos! Donde estarn mis hijos
y as hasta llegar al ro de los pirules en donde desapareca! Todas
las personas que la vean pasar a medianoche por las calles se
santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos.
Juraban que con la luz de la luna vean su carruaje que conduca una
dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos. Las mujeres
cerraban las ventanas, y al trasnochador que vena con copas, hasta
la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conduca un
espectro, donde iba la llorona, del carruaje salan grandes
llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer,
un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado
por caballos briosos. Un da, cuatro amigos, hacindose los
valientes, quisieron seguir al carruaje que corra a gran velocidad
por cntrica calle de Aguascalientes que daba al ro pirules.Ellos la
seguan, temblando de miedo, pero dndose valor con las copitas, dio
un ltimo grito de tristeza y dolor Aaaay mis hijos y desapareci con
todo y carruaje.
Leyenda del Callejn del Beso
Todo viajero que viene a esta ciudad pregunta por el Callejn del
Beso, lugar al que se atribuye varias leyendas.
La ms sorprendente por su sabor trgico y romntico de autntica
leyenda, es la siguiente:Se cuenta que doa Carmen era hija nica de
un hombre intransigente y violento pero como suele suceder, siempre
triunfa el amor por infortunado que ste sea.
Doa Carmen era cortejada por su galn, don Luis, en un templo
cercano al hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la
de ella el agua bendita. Al ser descubierta sobrevinieron el
encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo,
casarla en Espaa con un viejo y rico noble, con lo que, adems,
acrecentara el padre su mermada hacienda.
La bella y sumisa criatura y su dama de compaa, doa Brgida,
llorando e implorando juntas. As, antes de someterse al sacrificio,
resolvieron que doa Brgida llevara una misiva a don Luis con la
infausta nueva.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo
una que le pareci la ms acertada.
Una ventana de la casa de doa Carmen daba hacia un angosto
callejn, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar
con la mano la pared de enfrente.
Si lograban entrar a la casa frontera, podra hablar con su amada
y, entre los dos, encontrar una solucin a su problema.
Pregunto quin era el dueo de aquella casa y la adquiri a precio
de oro
Hay que imaginar cul fue la sorpresa de doa Carmen cuando,
asomada a su balcn, se encontr a tan corta distancia con el hombre
de sus sueos
Unos cuantos instantes haban transcurrido de aquel inenarrable
coloquio amoroso, pues, cuando ms abstrados se hallaban los dos
amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era
el padre de doa Carmen increpando a Brgida, quien se juzgaba a la
misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su
seora.
El padre arroj a la protectora de doa Carmen, como era natural,
y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de
su hija.
Don Luis enmudeci de espanto la mano de doa Carmen segua entre
las suyas, pero cada vez ms fra.
Ante lo inevitable, don Luis dej un tierno beso sobre aquella
mano tersa y plida, ya sin vida.
Por esto a este lugar, sin duda unos de los ms tpicos de nuestra
ciudad, se llama el Callejn del Beso.
La calle del indio tristeS! La gente lo deca. Siempre all!
Siempre! Siempre sentado sobre la tierra y recargado en la pared de
aquella casona! De noche o de da su figura encorvada pareca
incansable. Qu triste! Muchos comentaban:Cunta pesadumbre! Cun
grande soledad se adivinaba en la melancola de sus ojos! Y ninguno
lo entenda quizs.Desde que Tenochtitlan haba cado en poder de los
invasores y sobre sus ruinas, con sus propias ruinas, se haba
levantado la nueva arquitectura de Mxico, Capital del Virreinato de
la Nueva Espaa, siempre se le haba visto all, envejeciendo junto
con el recuerdo que su mirada juvenil le haba tatuado en la
mente:Tlatelolco, agosto, 1521. Y que ahora, piel ya rugosa por los
aos, quizs sesenta, ochenta tal vez, conservaba como un fresco
mural recin pintado.
Su llanto angustioso de apenas nio, de adolescente casi, de nada
haba servido para evitar la destruccin. Haba visto cmo los brbaros
arrasaban con sus armas brutales y su ambicin despiadada los
smbolos del Teotl, la energa creadora. Haba contemplado caer muerto
a su padre. Haba escuchado los gritos aterrados de sus mamacitas:
Piedad! Mas todo haba sido destruido. Luego confusin, oscuridad,
lgrimas, hambre y sin explicrselo bien, aquella agua fra sobre su
cabeza y aquel hombre vestido de caf hasta los pies dicindole algo
en extraa lengua y un soldado popoloca que le obligaba a besar,
daga amenazante en mano, a quien decan era un verdadero dios.Desde
esa poca muy poco quedaba ya de la grandiosa ciudad de sus abuelos;
slo recuerdos, borrosos recuerdos de una antigua felicidad... (sus
papacitos del calpulli, la casa que florece para todos, trabajando
unidos para fomentar la creatividad y la evolucin del Teotl. Y las
sementeras llenas de flores, de hortalizas. Y los cantares
colectivos de los laboriosos agricultores. Y su madre y todas sus
mamacitas preparando el sostenimiento de los que trabajan). Pero
ahora todo era tristeza. A los que eran como l, les nombraban
"indios" y los hacan esclavos y la voluntad de vivir se iba. Su
pueblo, los suyos, que en dos siglos haban construido una
esplendorosa ciudad para que reviviera la grandeza astronmica de la
legendaria Teotihuacan y prosiguiera con la labor del Teotl de los
antiguos nahuatlacos desaparecidos haca ms de diez mil aos en una
catstrofe increble, se hallaba humillado, oprimido por quienes
fingindose en un principio amigos, teules, lo haban destrozado
todo, todo!, sin respetar la creativad esencial del Teotl. Y las
costumbres de los invasores se extendieron...Cuauhtzin, dicen que
era su nombre, desde ese da se visti de una profunda tristeza,
tanta que jams nadie lo vio sonrer. Vag durante algn tiempo por
diversos barrios de la naciente nueva ciudad, como perdido, hasta
que pareci encontrar lo que buscaba, un lugar...Ahora, casas a la
usanza castellana se levantaban con las mismas piedras que haban
servido a los Teocallis, casas para la meditacin creadora, y de
stos, nada quedaba. Y all se sent y permaneci toda su vida, no
obstante los menosprecios y los insultos que se acostumbr a no
entender. Indio taimado! Indio holgazn! Indio ladino! Indio
borracho! Indio ignorante! A veces lo quitaban a la fuerza de este
sitio, su sitio, pero luego volva a su calle para recordar y
fomentar su tristeza.Don Pedro vive en la calle del Indio
triste.Vieron ya la casa que se construy Doa Marina en la calle del
Indio triste? Comenzaron a ubicar el lugar por el siempre presente
personaje y pronto se convirti en un punto de referencia para los
habitantes de la ciudad. Una maana, dicen, en el rincn donde nunca
dejaba de verse al hombre triste, encontraron una estatua igual al
indio, en la misma postura, con semejante gesto y todos dijeron: Se
volvi piedra! Se volvi piedra! De boca en boca circul el rumor. Y
la noticia se arremolin en asombros y en incrdulas miradas. Hubo en
varios temor y remordimientos... Nadie supo cmo, pero la imaginacin
y la fantasa acrecentaron la leyenda. Y la calle se llam desde
entonces y hasta hace poco en que le cambiaron el nombre: La calle
del Indio triste.
El cadejo, leyenda MexicanaEl bien y el mal siempre estn
presentes En Mxico se cuenta una leyenda de 2 perros. En Mxico en
los aos de las calles empedradas y las casa coloniales, las
personas no saban cmo cuidarse entonces Dios al ver esto creo a un
animal como el perro pero con la habilidad de pensar y razonar es
de pelaje blanco de ojos celestes, lo blanco representa a las nubes
grandes que muestran el poder de Dios y lo celeste el cielo que nos
cubre que muestra que Dios nos cubre con amor. Pero al ver esto el
diablo se enfureci y entonces cre una copia idntica pero con pelaje
negro representando la oscuridad y la maldad y de ojos rojos
representando el infierno. Ambos mandaron a estos guardianes del
bien y el mal, el perro bueno ayudaba a los que se quedaban el piso
dormidos o tirados, pero el malo hacia que bebieran ms y que
murieran cuando l se atravesaba a las personas en dos o cinco
minutos les pasaban cosas mortales, el equilibrio del bien y el mal
paso sin que se conocieran los animales. Hasta 50 aos despus en una
noche de niebla se vieron causando una pelea legendaria el mal lo
rodeaba de llamas y al bien de luz que quemaba la pelea sigui hasta
causar la muerte de los 2 Dios se dio cuenta en esos 50 aos que el
bueno siempre ayudaba a los humildes y tambin a los egostas e
hipcritas hace que levanto los dos cuerpos y formo uno solo pero le
faltaba patas entonces se las quito a un carnero le faltaba orejas
y le quito unas al carnero pero al quitrselas tambin se prendieron
los cuernos. Una vez formado le dio la habilidad de ayudar a los
buenos y traicionar a los malos y as nace el Cadejo. CA de carnero
DE es el bien y JO de mal.
La leyenda de San Jorge y eldragnCuenta la leyenda que, la
ciudad de Silca (en la provincia de Libia), viva aterrorizada por
un gran dragn que asustaba a todos y causaba daos entre la poblacin
y los animales.Para tranquilizarlo, los habitantes del pueblo
acordaron dar al dragn una persona en sacrificio y para ello, todos
los das, se realizaba un sorteo en el que sala elegida la persona
que deba ser entregada al dragn.Uno de esos das la mala suerte le
toc a la hija del rey. Era una mujer joven y bella muy admirada por
los habitantes del pueblo, en especial por su padre quien se
resista a entregarla en sacrificio. Al ver el sufrimiento del rey
muchos ciudadanos se ofrecieron para reemplazar a la princesa, pero
el rey se negaba a que otros tuvieran que pagar por la suerte de su
hija. Adems, l era consciente de que su hija formaba parte del
pueblo y por tanto deba seguir las normas que hasta el momento se
haban pactado.La princesa abandon la ciudad. Caminando sin prisa en
direccin hacia el gran dragn, se detena algunos instantes para
mirar hacia su pueblo con gran tristeza y resignacin. De pronto,
cuando menos lo esperaba, apareci un joven caballero con armadura
montado sobre un caballo blanco. Al verlo, la princesa le inform de
los peligros que poda sufrir estando en ese lugar, pero el
caballero se neg a abandonarla y le dijo que l estaba all para
salvarla a ella y a todos los habitantes del pueblo.Este caballero
llamado Jorge, se enfrent al dragn tan pronto como este apareci.
Libraron una gran batalla hasta que el caballero le incrust una
gran lanza al dragn en el pecho. De la sangre que derram el dragn
naci un hermoso rosal que Jorge entreg a la princesa despus de
haber ganado la batalla.As nace la tradicin de que, el da 23 de
abril, da de San Jorge, todos los enamorados le regalen una rosa a
sus novias.
HRCULES Y LA HIDRA DE LERNA A Hrcules le faltaban an muchas
hazaas por realizar, hasta liberarse del yugo del cruel Euristeo. A
pesar de haber demostrado su valenta derrotando al len de Nemea, el
rey le deparaba un enemigo an peor.
En las hmedas tierras que circundaban el lago de Lerna, oculta
bajo la sombra de los pltanos y custodiando una de las entradas del
mundo subterrneo, se encontraba la Hidra, que haba sido cuidada por
la propia Hera, madre de los dioses y enemiga implacable de
Hrcules. Esta hidra se asemejaba a una enorme serpiente y estaba
dotada de un aliento venenoso que expulsaban sus incontables
cabezas. Nadie haba sobrevivido a su encuentro, pero Euristeo exigi
a nuestro hroe que se encaminara hacia Lerna para acabar con el
monstruo.
Hacia all se dirigi Hrcules, acompaado por su sobrino Yolao,
fiel escudero que le acompaaba en sus aventuras. Ambos guardaban
silencio en el carro que conduca ste, conscientes del peligro que
iban a afrontar.
Cuando llegaron al lago, no les cost adivinar dnde se encontraba
la guarida de la Hidra, pues un reguero de huesos marcaba un
fatdico camino hasta la entrada de la cueva donde se encontraba el
monstruo. Ambos prendieron antorchas que arrojaron en el interior
de aquella negra oquedad, para forzar a la Hidra a salir al
exterior y enfrentarse a ella bajo la luz del sol.
Quizs hubieran preferido luchar en la oscuridad, pues el aspecto
del ser que emergi de las profundidades de la roca, siseando como
si albergara la rabia de mil cobras enfurecidas, encogi sus
corazones. El aspecto de la Hidra era imponente. Se irgui por
encima de la altura de los caballos, que huyeron horrorizados y sus
incontables fauces empezaron a exhalar su aliento mortfero. Por
suerte, tanto Yolao como Hrcules haban tomado la precaucin de
cubrir sus rostros con telas, para impedir que aquellos gases
infectos pudieran daarles y, con un grito descomunal, Hrcules se
abalanz sobre la Hidra, blandiendo una espada de oro. Cegado por la
furia del combate y la repugnancia que le causaba el animal, no se
dio cuenta de que sus embates no hacan sino redoblar la fortaleza
de su enemigo.
Detente, Hrcules, por cada cabeza que corta el filo de tu
espada, surgen dos nuevas serpientes. Huyamos antes de que sea
demasiado tarde! suplic Yolao.
El fuego, tu antorcha!
Yolao entendi al instante las instrucciones de su to. Haciendo
acopio de valor, se acerc hasta los dos combatientes y aplic el
fuego de una antorcha sobre los cuellos cercenados por la espada de
Hrcules, cerrando as las negras heridas e impidiendo que nuevas
cabezas pudieran brotar.
La Hidra se retorca de dolor y ya apenas le quedaba la serpiente
principal, aquella que era inmortal y no poda ser daada. Con un
rpido movimiento, blandiendo la espada con sus fuertes brazos,
Hrcules cort el cuello que sustentaba la cabeza de la Hidra, que
cay al suelo entre estertores, derramando una sangre espesa, negra,
nauseabunda. El hroe haba vencido de nuevo, esta vez con la ayuda
inestimable de Yolao que, desfallecido, contempl cmo su to
enterraba la cabeza del monstruo y untaba con aquella mortfera
sangre la punta de sus flechas, que a partir de ese momento tendran
un efecto letal al menor roce.
Exhaustos y tratando de olvidar el horror que dejaban atrs,
regresaron a Tebas, en busca de ms instrucciones de quien era en
realidad su ms difcil enemigo, Euristeo.
Nace la Siguanaba
Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), tena un romance
con el hijo del diosTloloc, del cual result embarazada. Ella fue
una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante.
CuandoTlaloc descubri lo que estaba ocurriendo maldijo a Sihuehuet
llamndola Sihuanaba (mujer horrible). Ella sera hermosa a primera
vista, pero cuando los hombres se le acercaran, dara vuelta y se
convertira en un ser horrible.
Segn lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores estn
propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con ms insistencia a
los hombres enamorados, a losDon Juanesque hacen alarde de sus
conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en
cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de
ros segn otras versiones. La ven bandose conGuacal de oro y
peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su
bello cuerpo se trasluce a travs del camisn.
Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco
por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando
hasta un barranco. Ensea la cara cuando ya se lo ha ganando, su
rostro se vuelve como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y
se tornan rojos como si sangraran,su antes tersa y delicada piel se
torna arrugada y verduzca, sus uas crecen y suelta una estridente
risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su
alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse
a Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba,
consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo ms
posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta
tocarle el pelo, y luego halrselo. As la Siguanaba se asusta y se
tira al barranco. Otras versiones dicen que debe agarrarse de una
mata de escobilla, y as, cuando ella tira de uno, al agarrase la
vctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. Esta
ltima prctica es ms efectiva, ya que es el antdoto propio que
contrarresta el poder malfico de esta mujer mgica. Un mtodo
funcional al observar a una mujer en el ro sin saber si es la
Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: "No te vas a ir
Mara pata de gallina"; si es la Siguanaba se asustar y se lanzar al
barranco, si no era ella te dirn que sos un loco; pero se te pasara
el susto.
Un Hombre vende su Alma al DiabloTu venderas tu Alma
Invoc a Kizn y cuando los tuvo delante le dijo lo que quera. A
Kizn le agrad la idea de llevarse el alma de un hombre bueno. A
cambio de su alma el hombre pidi siete cosas una para cada da. Para
el primer da quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos
llenos de oro. Para el segundo quiso salud y la tuvo perfecta. Para
el tercero quiso comida y comi hasta reventar. Para el cuarto quiso
mujeres y lo rodearon las ms hermosas. Para el quinto quiso poder y
vivi como un cacique. Para el sexto quiso viajar y, en un abrir y
cerrar de ojos, estuvo en mil lugares.Kizn le dijo entonces:Ahora
qu quieres? Piensa en que es el ltimo da. Ahora slo quiero
satisfacer un capricho. Dmelo y te lo conceder. Quiero que laves
estos frijolitos negros que tengo, hasta que se vuelvan blancos.
Eso es fcil dijo Kizn. Y se puso a lavarlos, pero como no se
blanqueaban, pens: "Este hombre me ha engaado y perd un alma. Para
que esto no me vuelva a suceder, de hoy en adelante habr frijoles
negros, blancos, amarillos y rojos".
FBULA
La zorra y las uvas Haba una vez una zorra que llevaba casi una
semana sin comer, haba tenido muy mala suerte, le robaban las
presas y el gallinero que encontr tena un perro guardin muy atento
y un amo rpido en acudir con la escopeta.Ciertamente estaba
muertecita de hambre cuando encontr unas parras silvestres de las
que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la
parra haba unas piedras, como protegindolas.Al fin va a cambiar mi
suerte, pens relamindose, parecen muy dulces. Se puso a brincar,
intentando alcanzarlos, pero se senta muy dbil, sus saltos se
quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. As que
se dijo: Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no
estn maduras. Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las
piedras parndose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta
vez le falt algo de astucia a doa zorra, parece ser que el hambre
no la deja pensar.MORALEJA: Hay que esforzarse para conseguir lo
que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como
conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que
necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo.
El leopardo y las monas
En Tetun, ciudad que est al norte de Marruecos, un leopardo tena
problemas con la comida porque cazaba monas. Ya las coga no a
pares, sino a docenas. Luego, las devoraba con muchsimo gusto. Pero
al ver la carnicera que haca la fiera, las monas que no haban cado
en sus garras, huyendo, se subieron a los altsimos rboles, y el
peligroso felino nada pudo hacer ya para cogerlas. Las miraba como
si fuesen uvas verdes, porque no estaban a su alcance.El leopardo
se mora de hambre y un da decidi hacerse el muerto. El astuto
cazador lo fingi tan bien que pareca que realmente se haba muerto
de hambre porque no poda ya comer las monas, que eran su alimento.
Estaba tendido en el suelo, sin moverse.Las monas desde lo ms alto
de los rboles lo vieron. Esperaron toda la maana porque no saban si
dorma o estaba muerto. Pero como el leopardo no hizo el menor
movimiento, no tuvieron duda alguna de que estaba muerto.Hasta las
monas ms viejas y ms sabias bajaron del rbol y empezaron a dar
saltos alrededor del leopardo muerto. Primero lo hacan mirando an
al rbol al que subirse por si tenan que huir corriendo, pero luego
ya se olvidaron de l.La mona ms atrevida se acerc al muerto sin
hacer ningn ruido. Lo mir de patas a cabeza, y despus lo oli e
incluso se atrevi a tocarlo. Nada: muerto y bien muerto. Y,
contentsima, les dijo a gritos a las otras monas:-Venid! Est muerto
y bien muerto. Empieza ya a oler a muerto! Entonces todas las monas
bajaron rpidamente de los rboles, incluso las ms miedosas.
Saltaban, gritaban. Se acercaban al leopardo muerto y le tocaban la
cara. Algunas le saltaron encima. Una se le arrim y le hizo mimos.
Otra se tendi a su lado hacindose la muerta, porque quera imitarle
y no saba que lo estaba haciendo de verdad!El astuto leopardo segua
sin moverse, soportando todas las moneras de las alegres monas. Dej
que se cansaran de correr, de saltar, de hacer monadas. Y cuando
not que los saltos ya no eran tan giles y que las monas empezaban a
calmarse, supo que estaban cansadas. Y entonces, zas! Se levant con
la ligereza que lo caracterizaba, con la fiereza del cazador
experto que era, y pill, mat, devor a todas las monas que pudo.La
fiera se pareca al Cid Campeador matando a sus enemigos y cubriendo
el campo de batalla con los cuerpos muertos. As acabaron las tontas
monas.El peor enemigo es el que finge que no puede causar dao. No
olvides la historia de las monas y del leopardo, porque el enemigo
ms peligroso es el que intenta inspirar confianza para no hallar el
golpe al atacar.
El campesino y la serpiente
En la estacin invernal y tras encontrar una serpiente congelada
bajo el fro, un campesino al compadecerse de ella y cogerla, la
coloc bajo su regazo. Y al calentarse y recobrar su naturaleza
propia, mordi a su benefactor y lo mat. ste, al morir, deca: "
Sufro justamente al compadecerme de un malvado."
La historia demuestra que las maldades son inmutables, aunque
sean tratadas con la mayor humanidad.
Fbula del unicornio Cuando No vio el cuerno que sobresala de la
espesa crin en la frente, no dud ni un instante sobre la identidad
del animal que peda humildemente ser aceptado en el Arca ante la
inminencia del Diluvio. Jams haba visto a un unicornio, pero los
libros antiguos lo describan como un animal ms bien pequeo,
semejante a una cabra y de carcter huidizo; con un largo cuerno
rematado en una afilada punta, parecido a ciertas especies de
caracol no muy abundantes en estos das. Cuenta la tradicin que,
finalizado el Diluvio y agotados los pjaros para ir y venir a travs
de la tormenta y de la noche, No envi al unicornio a comprobar si
haba bajado el nivel de las aguas. El unicornio se arroj a la
oscuridad y al tocar el lquido comenz a hundirse. Ante la cercana
de la muerte rog a un dios por su vida. Este lo transform en un
narval, dejndolo conservar slo el cuerno como memoria de un pasado
que desapareca en el ocano del tiempo.En las noches claras, cuando
el viento rompe el crepsculo del agua en ondas oscuras, aora
galopar bajo el vientre de una doncella desnuda como la luna como
una pecera de fondo. A veces atraviesa a algunos baistas con su
afilado cuerno buscando a No desde tiempos remotos.La cigarra y la
hormiga. Fbula sobre el esfuerzo
La cigarra era feliz disfrutando delverano: El sol brillaba, las
flores desprendan su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba.
Mientras tanto su amiga y vecina, una pequea hormiga, pasaba el da
entero trabajando, recogiendo alimentos.- Amiga hormiga! No te
cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto
algo para ti. Le deca la cigarra a la hormiga.- Mejor haras en
recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanera
le responda la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.La
cigarra se rea y segua cantando sin hacer caso a su amiga.Hasta que
un da, al despertarse, sinti el fro intenso delinvierno. Los rboles
se haban quedado sin hojas y del cielo caan copos de nieve,
mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo
lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acerc a pedirle ayuda.-
Amiga hormiga, tengo fro y hambre, no me daras algo de comer? T
tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo
nada.La hormiga entreabri la puerta de su casa y le dijo a la
cigarra.- Dime amiga cigarra, qu hacas t mientras yo madrugaba para
trabajar? Qu hacas mientras yo cargaba con granos de trigo de ac
para all?- Cantaba y cantaba bajo el sol- contest la cigarra.- Eso
hacas? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el
invierno-Y le cerr la puerta, dejando fuera a la cigarra, que haba
aprendido la leccin.Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno,
mientras es joven debe aprovechar el tiempo.Si conoces alguna otra
fbula para nios y quieres compartirla con nosotros y los dems
padres, estaremos encantados de recibirla.
La Lechera Una vez, una Lechera caminaba alegremente de camino
al mercado, y a la vez, llevaba un Cntaro con Leche. En su camino
muy feliz, iba imaginando las cosas hermosas que aoraba en su
futuro, y se deca: "Llevo muy buena leche y de gran calidad. Estoy
muy segura que me pagarn muy bien por ella. Con eso, comprar una
canasta de huevos para incubarlos y tener muchos pollitos. Luego,
vender los pollitos para comprarme un bonito Cerdito que lo
engordar cuidadosamente, y cuando este grande, lo vender por mucho
dinero. Luego comprar una Vaca con un Ternerito que jugar por el
campo todos los das." La Lechera segua en su fantasa con muchos
pensamientos bonitos sobre su futuro, hasta que por desgracia, se
tropez y su Cntaro fue a caer al piso rompindose y derramando toda
la Leche. La Lechera, muy triste solo poda ver cmo la tierra
absorba la Leche y se desvanecan sus ilusiones. Moraleja No anheles
impaciente el bien futuro, mira que ni el presente est seguro.
El Toro y las Cabras amigas Un da en un hermoso prado, un Toro y
Tres Cabras jugaban muy contentos. Con el pasar de los das, se
hicieron buenos amigos. A lo lejos, un Perro vagabundo los
observaba pero a la vez, no comprenda que hacan juntos aquellos
animales. Luego, se dijo: "Pero que hace un Toro grande y robusto
conviviendo con aquellas Cabras esculidas y feitas?" Al da
siguiente, el Toro se encontraba solo, as que el Perro se acerc a
el y le dijo: "Estimado Toro, usted que es tan fuerte y grande, qu
hace al lado de aquellas flacas y desagradables Cabras?. Todo el
mundo creer que eres un Toro dbil." El Toro, pens sobre lo dicho
por el Perro, as que se alej de sus amigas Cabras. Mientras segua
sin rumbo, pensativo se dijo: "Ellas eran buenas y tambin diverta
mucho. Por qu me aleje de ellas e hice caso a un Perro vagabundo a
quien no conoca?" Tras esto, el Toro regres con sus Amigas para
disculpase, y les prometi una gran y bonita amistad eterna.
Moraleja A la amistad la aleja quien con envidia aconseja.
El Padre y sus dos HijasLos deseos opuestos Cierta vez, un Padre
tena dos hijas, e hizo planes para visitarlas. Una de ellas, se cas
con un Hortelano, y la otra con un fabricante de ladrillos. Cuando
lleg a la casa de su Hija casada con el Hortelano, le pregunt sobre
su situacin. Ella le dijo: "Todo me va bien Padre, pero tengo un
deseo muy especial, que llueva todos los das con abundancia para
que as, las plantas tengan siempre suficiente agua y crezcan
saludables." A los pocos das, visit a su otra hija, y tambin le
pregunt sobre cmo le estaba yendo. Ella le dijo: "No tengo
problemas Padre, aunque tengo un deseo muy especial: Que los das se
mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante, para que as los
ladrillos sequen y endurezcan muy bien." El Padre se retiro, y se
dijo a si mismo: "Una de mis hijas desea lluvia, y la otra, tiempo
seco, a quien de las dos le doy mis deseos?" Moraleja No trates
nunca de complacer y quedar bien con todo el mundo. Porque te ser
imposible.
CUENTOS
Cuento de la Bella y la Bestiarase una vez un mercader que antes
de irse para un largo viaje de negocios, llam a sus tres hijas para
preguntarles qu queran que les trajera a cada una como regalo. La
primera pidi un vestido de brocado, la segunda un collar de perlas
y la tercera, que se llamaba Bella y era la ms gentil, le dijo a su
padre: "Me bastar una rosa cortada con tus manos."
El mercader parti y, una vez ultimados sus asuntos, se dispuso a
volver cuando una tormenta le pill desprevenido. El viento soplaba
glido y su caballo avanzaba fatigosamente. Muerto de cansancio y de
fro, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del
bosque. A medida que se acercaba a ella, se dio cuenta que estaba
llegando a un castillo iluminado. "Confo en que puedan ofrecerme
hospitalidad", dijo para s esperanzado. Pero al llegar junto a la
entrada, se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y, por
ms que llam, nadie acudi a recibirlo.
Entr decidido y sigui llamando. En el saln principal haba una
mesa iluminada con dos candelabros y llena de ricos manjares
dispuestos para la cena. El mercader, tras meditarlo durante un
rato, decidi sentarse a la mesa; con el hambre que tena consumi en
breve tiempo una suculenta cena. Despus, todava intrigado, subi al
piso superior. A uno y otro lado de un pasillo largsimo, asomaban
salones y habitaciones maravillosos. En la primera de estas
habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y haba una cama
mullida que invitaba al descanso. Era tarde y el mercader se dej
tentar; se ech sobre la cama y qued dormido profundamente. Al
despertar por la maana, una mano desconocida haba depositado a su
lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta.
El mercader desayun y, despus de asearse un poco, baj para darle
las gracias a quien generosamente lo haba hospedado. Pero al igual
que la noche anterior, no encontr a nadie y, agitando la cabeza
ante tan extraa situacin, se dirigi al jardn en busca de su caballo
que haba dejado atado a un rbol, cuando un hermoso rosal atrajo su
atencin. Se acord entonces de la promesa hecha a Bella, e
inclinndose cort una rosa. Inesperadamente, de entre la espesura
del rosal, apareci una bestia horrenda que iba vestida con un
bellsimo atuendo; con voz profunda y terrible le amenaz: "
Desagradecido! Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y
dormido en mi cama y, en seal de agradecimiento, vas y robas mis
rosas preferidas? Te matar por tu falta de consideracin!"
El mercader, aterrorizado, se arrodill temblando ante la fiera:
Perdname!Perdname la vida! Har lo que me pidas! La rosa era para mi
hija Bella, a la que promet llevrsela de mi viaje!" La bestia retir
su garra del desventurado. " Te dejar marchar con la condicin de
que me traigas a tu hija." El mercader, asustado, prometi
obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader lleg a casa
llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero despus de haberles
contado su terrorfica aventura, Bella lo tranquiliz diciendo: "
Padre mo, har cualquier cosa por ti.
No debes preocuparte, podrs mantener tu promesa y salvar as la
vida! Acompame hasta el castillo y me quedar en tu lugar!" El padre
abraz a su hija: "Nunca he dudado de tu amor por m. De momento te
doy las gracias por haberme salvado la vida. Esperemos que
despus..." De esta manera, Bella lleg al castillo y la Bestia la
acogi de forma inesperada: fue extraamente gentil con ella. Bella,
que al principio haba sentido miedo y horror al ver a la Bestia,
poco a poco se dio cuenta de que, a medida que el tiempo
transcurra, senta menos repulsin. Le fue asignada la habitacin ms
bonita del castillo y la muchacha pasaba horas y horas bordando
cerca del fuego. La Bestia, sentada cerca de ella, la miraba en
silencio durante largas veladas y, al cabo de cierto tiempo empez a
decirles palabras amables, hasta que Bella se apercibi sorprendida
de que cada vez le gustaba ms su conversacin. Los das pasaban y sus
confidencias iban en aumento, hasta que un da la Bestia os pedirle
a Bella que fuera su esposa. Bella, de momento sorprendida, no supo
qu responder. Pero no dese ofender a quien haba sido tan gentil y,
sobre todo, no poda olvidar que fue ella precisamente quien salv
con su sacrificio la vida de su padre. "No puedo aceptar!" empez a
decirle la muchacha con voz temblorosa,"Si tanto lo deseas..."
"Entiendo, entiendo. No te guardar rencor por tu negativa." La vida
sigui como de costumbre y este incidente no tuvo mayores
consecuencias. Hasta que un da la Bestia le regal a Bella un bonito
espejo de mgico poder. Mirndolo, Bella poda ver a lo lejos a sus
seres ms queridos.Al regalrselo, el monstruo le dijo: "De esta
manera tu soledad no ser tan penosa". Bella se pasaba horas mirando
a sus familiares. Al cabo de un tiempo se sinti inquieta, y un da
la Bestia la encontr derramando lgrimas cerca de su espejo mgico.
"Qu sucede?" quiso saber el monstruo. " Mi padre est muy enfermo,
quiz murindose! Oh! Deseara tanto poderlo ver por ltima vez!"
"Imposible! Nunca dejars este castillo!" grit fuera de s la Bestia,
y se fue. Al poco rato volvi y con voz grave le dijo a Bella: "Si
me prometes que a los siete das estars de vuelta, te dejar marchar
para que puedas ver a tu padre." Qu bueno eres conmigo! Has
devuelto la felicidad a una hija devota." le agradeci Bella feliz.
El padre, que estaba enfermo ms que nada por el desasosiego de
tener a su hija prisionera de la Bestia en su lugar, cuando la pudo
abrazar, de golpe se sinti mejor, y poco a poco se fue
recuperando.Los das transcurran deprisa y el padre finalmente se
levant de la cama curado. Bella era feliz y se olvid por completo
de que los siete das haban pasado desde su promesa. Una noche se
despert sobresaltada por un sueo terrible. Haba visto a la Bestia
murindose, respirando con estertores en su agona, y llamndola:
"Vuelve! Vuelve conmigo!" Fuese por mantener la promesa que haba
hecho, fuese por un extrao e inexplicable afecto que senta por el
monstruo, el caso es que decidi marchar inmediatamente. "Corre,
corre caballito!" deca mientras fustigaba al corcel por miedo de no
llegar a tiempo..
Al llegar al castillo subi la escalera y llam. Nadie respondi;
todas las habitaciones estaban vacas. Baj al jardn con el corazn
encogido por un extrao presentimiento. La Bestia estaba all,
reclinada en un rbol, con los ojos cerrados, como muerta. Bella se
abalanz sobre el monstruo abrazndolo: "No te mueras! No te mueras!
Me casar contigo!"
Tras esas palabras, aconteci un prodigio: el horrible hocico de
la Bestia se convirti en la figura de un hermoso joven. "Cunto he
esperado este momento! Una bruja malfica me transform en un
monstruo y slo el amor de una joven que aceptara casarse conmigo,
tal cual era, poda devolverme mi apariencia normal. Se celebr la
boda, y el joven prncipe quiso que, para conmemorar aquel da, se
cultivasen en su honor slo rosas en el jardn. He aqu porqu todava
hoy aquel castillo se llama "El Castillo de la Rosa".
El cuento de Blancanieves y los Siete Enanitos.
En un pais muy , muy lejano viva una bella princesita llamada
Blancanieves, que tena una madrastra, la reina, muy vanidosa. La
madrastra preguntaba a su espejo mgico y ste responda:
T eres, oh reina, la ms hermosa de todas las mujeres. Y fueron
pasando los aos. Un da la reina pregunt como siempre a su espejo
mgico: - Quin es la ms bella? Pero esta vez el espejo contest: - La
ms bella es Blancanieves.
Entonces la reina, llena de ira y de envidia, orden a un
cazador: - Llvate a Blancanieves al bosque, mtala y como prueba de
haber realizado mi encargo, treme en este cofre su corazn. Pero
cuando llegaron al bosque el cazador sinti lstima de la inocente
joven y dej que huyera, sustituyendo su corazn por el de un
jabal.
Blancanieves, al verse sola, sinti miedo y llor. Llorando y
andando pas la noche, hasta que, al amanecer lleg a un claro en el
bosque y descubri all una preciosa casita. Entr sin dudarlo. Los
muebles eran pequesimos y, sobre la mesa, haba siete platitos y
siete cubiertos diminutos. Subi a la alcoba, que estaba ocupada por
siete camitas. La pobre Blancanieves, agotada tras caminar toda la
noche por el bosque, junt todas las camitas y al momento se qued
dormida.
Por la tarde llegaron los dueos de la casa: siete enanitos que
trabajaban en unas minas y se admiraron al descubrir a
Blancanieves. Entonces ella les cont su triste historia. Los
enanitos suplicaron a la nia que se quedase con ellos y
Blancanieves acept, se qued a vivir con ellos y todos estaban
felices. Mientras tanto, en el palacio, la reina volvi a preguntar
al espejo: - Quin es ahora la ms bella? - Sigue siendo
Blancanieves, que ahora vive en el bosque en la casa de los
enanitos...
Furiosa y vengativa como era, la cruel madrastra se disfraz de
inocente viejecita y parti hacia la casita del bosque. Blancanieves
estaba sola, pues los enanitos estaban trabajando en la mina. La
malvada reina ofreci a la nia una manzana envenenada y cuando
Blancanieves dio el primer bocado, cay desmayada.Al volver, ya de
noche, los enanitos a la casa, encontraron a Blancanieves tendida
en el suelo, plida y quieta, creyeron que haba muerto y le
construyeron una urna de cristal para que todos los animalitos del
bosque pudieran despedirse de ella. En ese momento apareci un
prncipe a lomos de un brioso corcel y nada ms contemplar a
Blancanieves qued prendado de ella. Quiso despedirse besndola y de
repente, Blancanieves volvi a la vida, pues el beso de amor que le
haba dado el prncipe rompi el hechizo de la malvada reina.
Blancanieves se cas con el prncipe y expulsaron a la cruel reina y
desde entonces todos vivieron felices.
El cuento de Caperucita Roja.rase una vez una nia muy bonita. Su
madre le habia hecho una capa roja y la nia la llevaba tan a
menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un dia , su
madre le pidio que llevase unos pasteles a su abuelita que vivia al
otro lado del bosque ,
recomendandole que no se entretuviese en el camino , porque
cruzar el bosque era muy peligroso , ya
que siempre estaba acechando por alli el lobo. Caperucita Roja
recogio la cesta con los pasteles y se puso en camino. La nia tenia
que atravesar el
bosque para llegar a casa de la Abuelita , pero no tenia miedo
porque alli siempre se encontraba con
muchos amigos:
los pajaros, las ardillas... De repente vio al lobo , que era
enorme , delante de ella. - A donde vas , nia? - le pregunto el
lobo con su voz ronca. - A casa de mi Abuelita - dijo Caperucita. -
No esta lejos - penso el lobo para si, dandose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo
flores: - El lobo se ha ido
-penso- , no tengo nada que temer. La abuelita se pondra muy
contenta cuando la lleve un
hermoso ramo de flores ademas de los pasteles. Mientras , el
lobo se fue a casa de la Abuelita , llamo suavemente a la puerta y
la abuelita le abrio
pensando que era su nieta Caperucita. Un cazador que pasaba por
alli habia observado la llegada del
lobo. El lobo devoro a la Abuelita y se puso su gorro rosa se
metio en la cama y cerro los ojos. No tuvo que
esperar mucho , ya queCaperucita Roja llego enseguida , toda muy
contenta. La nia se acerco a la cama y vio que su abuela estaba muy
cambiada. - Abuelita , abuelita , que ojos mas grandes tienes! -
Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la
abuela. - Abuelita , abuelita , que orejas mas grandes tienes! -
Son para oirte mejor- siguio diciendo el lobo. - Abuelita ,
abuelita , que dientes mas grandes tienes! - Son para...comerte
mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzo sobre
Caperucita y la
devoro al igual que habia hecho con la abuelita. Mientras tanto,
el cazador se habia quedado preocupado y creyendo adivinar las
malas intenciones del
lobo, decidio echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa
de la Abuelita. Pidio ayuda a un segador y
los dos juntos llegaron al lugar.Vieron la puerta de la casa
abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que
estaba. El cazador saco su cuchillo y rajo el vientre del lobo. La
Abuelita y Caperucita estaban alli, vivas!. Para castigar al
malvado lobo , el cazador le lleno el vientre de piedras y luego lo
volvio a cerrar.
Cuando el lobo desperto de su pesado sueo, sintio muchisima sed
y se dirigio a un estanque
proximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayo en el
estanque de cabeza y se
ahogo. En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron mas que
un gran susto, pero Caperucita Roja
habia aprendido la leccion. Prometio a su Abuelita no hablar con
ningun desconocido que se
encontrara en su camino. De ahora en adelante , seguiria los
consejos de su Abuelita y de su Mama.
El cuento del Gato con Botas.rase una vez un viejo molinero que
tena tres hijos. Acercndose la hora de su muerte hizo llamar a sus
tres hijos. "Mirad, quiero repartiros lo poco que tengo antes de
morirme". Al mayor le dej el molino, al mediano le dej el burro y
al ms pequeito le dej lo ltimo que le quedaba, el gato. Dicho esto,
el padre muri.
Mientras los dos hermanos mayores se dedicaron a explotar su
herencia, el ms pequeo cogi unas de las botas que tena su padre, se
las puso al gato y ambos se fueron a recorrer el mundo. En el
camino se sentaron a descansar bajo la sombra de un rbol. Mientras
el amo dorma, el gato le quit una de las bolsas que tena el amo, la
llen de hierba y dej la bolsa abierta. En ese momento se acerc un
conejo impresionado por el color verde de esa hierba y se meti
dentro de la bolsa. El gato tir de la cuerda que le rodeaba y el
conejo qued atrapado en la bolsa. Se hecho la bolsa a cuestas y se
dirigi hacia palacio para entregrsela al rey. Vengo de parte de mi
amo, el marqus Carrabs, que le manda este obsequio. El rey muy
agradecido acept la ofrenda.
Pasaron los das y el gato segua mandndole regalos al rey de
parte de su amo. Un da, el rey decidi hacer una fiesta en palacio y
el gato con botas se enter de ella y pronto se le ocurri una idea.
"Amo, Amo! S cmo podemos mejorar nuestras vidas. T solo sigue mis
instrucciones." El amo no entenda muy bien lo que el gato le peda,
pero no tena nada que perder, as que acept. "Rpido, Amo! Qutese la
ropa y mtase en el ro." Se acercaban carruajes reales, era el rey y
su hija. En el momento que se acercaban el gato chill: "Socorro!
Socorro! El marqus Carrabs se ahoga! Ayuda!". El rey atrado por los
chillidos del gato se acerc a ver lo que pasaba. La princesa se
qued asombrada de la belleza del marqus. Se visti el marqus y se
subi a la carroza.
El gato con botas, adelantndose siempre a las cosas, corri a los
campos del pueblo y pidi a los del pueblo que dijeran al rey que
las campos eran del marqus y as ocurri. Lo nico que le falta a mi
amo -dijo el gato- es un castillo, as que se acord del castillo del
ogro y decidi acercarse a hablar con l. "Seor Ogro!, me he enterado
de los poderes que usted tiene, pero yo no me lo creo as que he
venido a ver si es verdad."
El ogro enfurecido de la incredulidad del gato, cogi aire y zs!
se convirti en un feroz len. "Muy bien, -dijo el gato- pero eso era
fcil, porque t eres un ogro, casi tan grande como un len. Pero, a
que no puedes convertirte en algo pequeo? En una mosca, no, mejor
en un ratn, puedes? El ogro sopl y se convirti en un pequeo ratn y
antes de que se diera cuenta zs! el gato se abalanz sobre l y se lo
comi. En ese instante sinti pasar las carrozas y sali a la puerta
chillando: "Amo, Amo! Vamos, entrad." El rey qued maravillado de
todas las posesiones del marqus y le propuso que se casara con su
hija y compartieran reinos. l acept y desde entonces tanto el gato
como el marqus vivieron felices y comieron perdices.
El cuento de Peter Pan.rase una vez 3 nios llamados Wendy,
Michael y John eran tres hermanos que vivan en las afueras de
Londres. Wendy, la mayor, haba contagiado a sus hermanitos su
admiracin por Peter Pan.
Todas las noches les contaba a sus hermanos las aventuras de
Peter. Una noche, cuando ya casi dorman, vieron una lucecita
moverse por la habitacin. Era Campanilla, el hada que acompaa
siempre a Peter Pan, y el mismsimo Peter. ste les propuso viajar
con l y con Campanilla al Pas de Nunca Jams, donde vivan los Nios
Perdidos... - Campanilla os ayudar. Basta con que os eche un poco
de polvo mgico para que podis volar. Cuando ya se encontraban cerca
del Pas de Nunca Jams, Peter les seal: - Es el barco del Capitn
Garfio. Tened mucho cuidado con l. Hace tiempo un cocodrilo le
devor la mano y se trag hasta el reloj. Qu nervioso se pone ahora
Garfio cuando oye un tic-tac!Campanilla se sinti celosa de las
atenciones que su amigo tena para con Wendy, as que, adelantndose,
les dijo a los Nios Perdidos que deban disparar una flecha a un
gran pjaro que se acercaba con Peter Pan. La pobre Wendy cay al
suelo, pero, por fortuna, la flecha no haba penetrado en su cuerpo
y enseguida se recuper del golpe. Wendy cuidaba de todos aquellos
nios sin madre y, tambin, claro est de sus hermanitos y del propio
Peter Pan.Procuraban no tropezarse con los terribles piratas, pero
stos, que ya haban tenido noticias de su llegada al Pas de Nunca
Jams, organizaron una emboscada y se llevaron prisioneros a Wendy,
a Michael y a John. Para que Peter no pudiera rescatarles, el
Capitn Garfio decidi envenenarle, contando para ello con la ayuda
de Campanilla, quien deseaba vengarse del cario que Peter senta
hacia Wendy. Garfio aprovech el momento en que Peter se haba
dormido para verter en su vaso unas gotas de un poderossimo veneno.
Cuando Peter Pan se despert y se dispona a beber el agua,
Campanilla, arrepentida de lo que haba hecho, se lanz contra el
vaso, aunque no pudo evitar que la salpicaran unas cuantas gotas
del veneno, una cantidad suficiente para matar a un ser tan
diminuto como ella. Una sola cosa poda salvarla: que todos los nios
creyeran en las hadas y en el poder de la fantasa. Y as es como,
gracias a los nios, Campanilla se salv. Mientras tanto, nuestros
amiguitos seguan en poder de los piratas. Ya estaban a punto de ser
lanzados por la borda con los brazos atados a la espalda. Pareca
que nada poda salvarles, cuando de repente, oyeron una voz: - Eh,
Capitn Garfio, eres un cobarde! A ver si te atreves conmigo! Era
Peter Pan que, alertado por Campanilla, haba llegado justo a tiempo
de evitarles a sus amigos una muerte cierta. Comenzaron a luchar.
De pronto, un tic-tac muy conocido por Garfio hizo que ste se
estremeciera de horror. El cocodrilo estaba all y, del susto, el
Capitn Garfio dio un traspi y cay al mar. Es muy posible que todava
hoy, si viajis por el mar, podis ver al Capitn Garfio nadando
desesperadamente, perseguido por el infatigable cocodrilo.El resto
de los piratas no tard en seguir el camino de su capitn y todos
acabaron dndose un saludable bao de agua salada entre las risas de
Peter Pan y de los dems nios. Ya era hora de volver al hogar. Peter
intent convencer a sus amigos para que se quedaran con l en el Pas
de Nunca Jams, pero los tres nios echaban de menos a sus padres y
deseaban volver, as que Peter les llev de nuevo a su casa. - Qudate
con nosotros! -pidieron los nios. - Volved conmigo a mi pas! -les
rog Peter Pan-.No os hagis mayores nunca. Aunque crezcis, no perdis
nunca vuestra fantasa ni vuestra imaginacin. De ese modo seguiremos
siempre juntos. - Prometido! -gritaron los tres nios mientras
agitaban sus manos diciendo adis.
El cuento de las Hadas.rase una vez una viuda que tena dos
hijas. La mayor asemejaba a la madre en todo, tanto fsicamente como
en el carcter, quien vea a la madre vea a la hija. Las dos eran
sumamente antipticas y llenas de soberbia, a tal punto que nadie
quera estar cerca de ellas, ni vivir junto a ellas.La ms joven por
el contrario, tena una dulzura increble, y por la bondad del
corazn, era el retrato de su padre, y era de una belleza
incomparable que era difcil encontrar otra joven tan bella como
ella. Naturalmente, como todos aman a sus semejantes, la madre
tenia predileccin por la mayor y senta por la menor una aversin y
repugnancia espantosa.Le haca comer en la cocina, y todos los que
haceres de la casa le tocaban a ella. Aparte de todo, esta pobre
nia deba dar dos viajes a una fuente distante, de ms de una milla y
media a buscar agua y traer un gran cntaro lleno.Un da mientras
estaba en la fuente llenando su cntaro, se le acerca una pobre
vieja, quin le rog que le diera agua de beber. "Pero claro,
abuelita, con mucho gusto." respondi la nia, "espere que le llene
la jarra". Inmediatamente la limpi, la llen con agua fresca y se la
present, sostenindola en sus propias manos para que bebiera
cmodamente y hasta saciarse. Cuando hubo bebido, la viejita le
dijo: "Eres tan buena, y tan bella que por esto no puedo hacer
menos que darte un regalo". Aquella era un hada que haba tomado la
forma de una vieja campesina para ver hasta donde llegaba la bondad
de la jovencita. Y continu."Te doy por regalo que por cada palabra
que sale de tu boca brotar o una flor o una piedra preciosa".La
muchacha regres a la casa con el cntaro lleno, algunos minutos ms
tarde; la madre estaba hecha una furia por el minsculo retardo.
"Mam, ten paciencia, te pido perdn" dijo la hija toda humilde, y en
tanto hablaba le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos
diamantes enormes. "Pero qu sucede aqu!!" dijo la madre
estupefacta, "me equivoco o ests escupiendo perlas y diamantes!...
Oh pero cmo, hija ma? ..."Era la primera vez en toda su vida que la
llamaba as y en tono afectuoso. La nia cont ingenuamente todo lo
que le haba sucedido en la fuente; y mientras hablaba , brotaban
los rubes, topacios de sus labios. "Oh, qu fortuna!", dice la
madre, "necesito enviar tambin a esta otra nia.Mira, Cecchina, mira
lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. Te gustara tener
tambin a ti este don?... Es necesario que solamente vayas a la
fuente de agua y si una viejita te pide agua, dsela con mucha
amabilidad." "No faltaba ms, ir a la fuente ahora!" reclam la otra.
"Te digo que vayas ahora mismo!" Grit la mam.Sali corriendo la
muchacha, llevando consigo la ms bella jarra de plata que haba en
la casa. ... Apenas haba llegado a la fuente, apareci a una gran
seora, vestida magnficamente, que le pide un poco de agua. Era la
misma hada que haba aparecido a su hermana; pero haba tomado el
aspecto y vestuario de una princesa, para ver hasta dnde llegaba la
malacrianza de esa joven. "Pero claro" dice la soberbia, "que he
venido aqu para darle de beber a usted! ...Seguro!...Para darle de
beber a usted y no a otra persona!...Un momento, si tiene sed, la
fuente est ah!" "Tienes muy poca educacin, muchacha..." dijo el
hada sin inmutarse "Ya que eres tan maleducada te doy por regalo ,
que por cada palabra pronunciada saldrn de tu boca una rana o una
serpiente".Apenas la vio la madre a lo lejos, que le grita a plena
voz: "Como te fue, Cecchina?" "No me molestes mam!, replic la
muchacha; e inmediatamente escupi dos vboras y dos ranas Oh Dios,
que veo!... la culpa debe ser toda de tu hermana!, me las pagar!" Y
se movi para pegarle. Aquella pobre joven huy del rencor y fue a
refugiarse en el bosque cercano.El hijo del Rey que regresaba de la
caza la encontr en un sendero , y vindola tan hermosa, le pregunt
qu haca en ese lugar tan sola, y porqu lloraba tanto. "Mi madre me
ha sacado de la casa y me quera golpear" Respondi la joven. E hijo
del Rey quien vio salir de aquella boca cinco o seis perlas y otros
tantos brillantes, le rog que le contara cmo era posible algo tan
maravilloso. Y la muchacha le cont toda la historia de lo que le
haba sucedido.El prncipe real se enamoro de inmediato de ella, y
considerando que el don del hada era mas valioso que cualquier dote
que ninguna de las damas del reino podran tener, la llevo sin
chistar a palacio y se cas con ella. La otra hermana, mientras
tanto se hizo odiar por todos de tal manera, que su misma madre la
sac de la casa; y la desgraciada joven despus de tratar de
convencer a muchos de que la recibieran, todo en vano; se fue a
morir al fin del bosque.
El cuento de Cenicienta.rase una vez una joven muy bella que no
tena padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a
cual ms fea.
Era ella quien haca los trabajos ms duros de la casa y como sus
vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban
Cenicienta. Un da el Rey de aquel pas anunci que iba a dar una gran
fiesta a la que invitaba a todas las jvenes casaderas del
reino.
T Cenicienta, no irs -dijo la madrastra-. Te quedars en casa
fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos. Lleg
el da del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus
hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontr sola en la
cocina no pudo reprimir sus sollozos. - Por qu ser tan desgraciada?
-exclam-. De pronto se le apareci su Hada Madrina. - No te
preocupes -exclam el Hada-. Tu tambin podrs ir al baile, pero con
una condicin, que cuando el reloj de Palacio d las doce campanadas
tendrs que regresar sin falta. Y tocndola con su varita mgica la
transform en una maravillosa joven.La llegada de Cenicienta al
Palacio caus honda admiracin. Al entrar en la sala de baile, el Rey
qued tan prendado de su belleza que bail con ella toda la noche.
Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntaban quin sera
aquella joven.
En medio de tanta felicidad Cenicienta oy sonar en el reloj de
Palacio las doce. - Oh, Dios mo! Tengo que irme! -exclam-. Como una
exhalacin atraves el saln y baj la escalinata perdiendo en su huda
un zapato, que el Rey recogi asombrado. Para encontrar a la bella
joven, el Rey ide un plan. Se casara con aquella que pudiera
calzarse el zapato. Envi a sus heraldos a recorrer todo el Reino.
Las doncellas se lo probaban en vano, pues no haba ni una a quien
le fuera bien el zapatito. Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y
claro est que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero
cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba
perfecto. Y as sucedi que el Rey se cas con la joven y vivieron muy
felices.
El cuento de Las Habichuelas Mgicas. Periqun viva con su madre,
que era viuda, en una cabaa de bosque. Con el tiempo fue empeorando
la situacin familiar, la madre determino mandar a Periqun a la
ciudad, para que all intentase vender la nica vaca que posean. El
nio se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal, y
se encontr con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas.
-Son maravillosas -explico aquel hombre-. Si te gustan, te las dare
a cambio de la vaca. Asi lo hizo Periquin, y volvio muy contento a
su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho,
cogio las habichuelas y las arrojo a la calle. Despues se puso a
llorar.
Cuando se levanto Periquin al dia siguiente, fue grande su
sorpresa al ver que las habichuelas habian crecido tanto durante la
noche, que las ramas se perdian de vista. Se puso Periquin a trepar
por la planta, y sube que sube, llego a un pais desconocido. Entro
en un castillo y vio a un malvado gigante que tenia una gallina que
ponia huevos de oro cada vez que el se lo mandaba. Espero el nio a
que el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapo con ella.
Llego a las ramas de las habichuelas, y descolgandose, toco el
suelo y entro en la cabaa.
La madre se puso muy contenta. Y asi fueron vendiendo los huevos
de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta
que la gallina se murio y Periquin tuvo que trepar por la planta
otra vez, dirigiendose al castillo del gigante. Se escondio tras
una cortina y pudo observar como el dueo del castillo iba contando
monedas de oro que sacaba de un bolson de cuero.
En cuanto se durmio el gigante, salio Periquin y, recogiendo el
talego de oro, echo a correr hacia la planta gigantesca y bajo a su
casa.
Asi la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho
tiempo. Sin embargo, llego un dia en que el bolson de cuero del
dinero quedo completamente vacio.
Se cogio Periquin por tercera vez a las ramas de la planta, y
fue escalandolas hasta llegar a la cima. Entonces vio al ogro
guardar en un cajon una cajita que, cada vez que se levantaba la
tapa, dejaba caer una moneda de oro. Cuando el gigante salio de la
estancia, cogio el nio la cajita prodigiosa y se la guardo. Desde
su escondite vio Periquin que el gigante se tumbaba en un sofa, y
un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano alguna pulsara
sus cuerdas, una delicada musica. El gigante, mientras escuchaba
aquella melodia, fue cayendo en el sueo poco a poco Apenas le vio
asi Periquin, cogio el arpa y echo a correr. Pero el arpa estaba
encantada y, al ser tomada por Periquin, empezo a gritar: -Eh, seor
amo, despierte usted, que me roban! Despertose sobresaltado el
gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos
acusadores: -Seor amo, que me roban! Viendo lo que ocurria, el
gigante salio en persecucion de Periquin.
Resonaban a espaldas del nio pasos del gigante, cuando, ya
cogido a las ramas empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al
mirar hacia la altura, vio que tambien el gigante descendia hacia
el. No habia tiempo que perder, y asi que grito Periquin a su
madre, que estaba en casa preparando la comida: -Madre, traigame el
hacha en seguida, que me persigue el gigante! Acudio la madre con
el hacha, y Periquin, de un certero golpe, corto el tronco de la
tragica habichuela. Al caer, el gigante se estrello, pagando asi
sus fechorias, y Periquin y su madre vivieron felices con el
producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de
oro.
El cuento de La Ratita Presumida.
rase una vez, una ratita que era muy presumida. Un da la ratita
estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo ve algo
que brilla... una moneda de oro. La ratita la recogi del suelo y se
puso a pensar qu se comprara con la moneda.
Ya s me comprar caramelos... uy no que me dolern los dientes.
Pues me comprare pasteles... uy no que me doler la barriguita. Ya
lo s me comprar un lacito de color rojo para mi rabito?
La ratita se guard su moneda en el bolsillo y se fue al mercado.
Una vez en el mercado le pidi al tendero un trozo de su mejor cinta
roja. La compr y volvi a su casita. Al da siguiente cuando la
ratita presumida se levant se puso su lacito en la colita y sali al
balcn de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice:
?Ratita, ratita t que eres tan bonita, te quieres casar
conmigo??.
Y la ratita le respondi: ?No s, no s, t por las noches qu ruido
haces??
Y el gallo le dice: ?quiquiriqu?. ?Ay no, contigo no me casar
que no me gusta el ruido que haces?.
Se fue el gallo y apareci un perro. ?Ratita, ratita t que eres
tan bonita, te quieres casar conmigo??. Y la ratita le dijo:
?No s, no s, t por las noches qu ruido haces??. ?Guau, guau?.
?Ay no, contigo no me casar que ese ruido me asusta?.
Se fue el perro y apareci un cerdo. ?Ratita, ratita t que eres
tan bonita, te quieres casar conmigo??.
Y la ratita le dijo: ?No s, no s, y t por las noches qu ruido
haces??. ?Oink, oink?. ?Ay no, contigo no me casar que ese ruido es
muy ordinario?.
El cerdo desaparece por donde vino y llega un gato blanco, y le
dice a la ratita: ?Ratita, ratita t que eres tan bonita te quieres
casar conmigo??. Y la ratita le dijo:
?No s, no s, y t qu ruido haces por las noches??. Y el gatito
con voz suave y dulce le dice: ?Miau, miau?. ?Ay s contigo me casar
que tu voz es muy dulce.?
Y as se casaron la ratita presumida y el gato blanco de dulce
voz. Los dos juntos fueron felices y comieron perdices y colorn
colorado este cuento se ha acabado.
HISTORIAS
Fascinacin. De un tiempoa la fechahe notado que me fascina la
gente joven. Se trate de chicos o chicas, mi admiracin es
asexual.El solo mirarlos me causa un placer irremplazable. Sus
movimientos, gestos, esa fingida indiferencia ante todos y todo. Me
gusta disfrutar de sus facciones, su piel lozana y fresca, los
labios ligeramente humedecidos por la lengua. Tan perfectos, bellos
y encantadores. Yo solo mirando, sin moverme, sosteniendo la
respiracin ante la maravilla. Como las alas de una preciosa
mariposa aleteando delante de mis ojos en cmara lenta.En
particular, me gusta ms an cuando los miro y ellos vagan por el
mundo sin saber lo hermosos que son, y lo son por muchas
razones,una, mi favorita, quizs,es que lo son por toda esa juventud
que cargan como si se tratase de cualquier cosa, toda esa energa.
Sin darle casi ninguna importancia.Como un pauelo mal guardado en
el bolsillo trasero del pantaln, la mitad de fuera, esperando a que
algn extrao en un descuido te lo saque sin darte cuenta. De un
jaln.Si, de un tiempo a la fecha los prefiero jvenes, se trate de
chicos o chicas.Me fascina mirarlos. Estn vivos o muertos.
T como yo. De la mano todo el da Daniela y Ana corran por el
patio y el interior de la gran casona. La nia llenaba de constantes
mimos a su mueca de trapo, su padre recin la haba trado de su ltimo
viaje. Con pedazos de telas finas quesobraban de la hechura de sus
propios vestidos, la nia confeccionaba en pequeo una rplica para su
compaera. La hora de la comida era tambin una cosa digna de
contemplar. La mamita amorosa le daba pequeos bocados a la mueca
con una cuchara de palo diminuta.Para ir a la cama, ambas se
cepillaban el largo cabello y los dientes. Una cubra a la otra con
el extremo de la cobija. El apego de Daniela a su nuevo tesoro, se
deba al escaso o casi omiso caso que hacia de ella su madrastra.
Una mujer hermosa y joven, ms preocupada por que sus enaguas
estuviesen bien almidonadas que de la falta de atencinque
denotabala nia.Daniela nunca conoci a su madre a suerte que la
pobre muriera en el parto.La nueva madrastra, que no haba sido la
nica, constantemente alentaba a la nia a jugar fuera de formas nada
gentiles o amorosas. Por ello el apego a su Ana.El padre haba
olvidado comprar boletos para el teatro, una actividad imperdible
para la nueva madrastra que enseguida comenz a dar muestras de
berrinche. Desde luego que una de ellas era desquitar su enojo con
la nia.A la hora de la cena, el ambiente era algo pesado, el padre
evitaba la charla y cualquier confrontacin en la mesa. Por otro
lado la mujer se esmeraba en hacer notar que aun segua disgustada,
gritando a los criados que ponan aprisa la mesa y servan la comida.
- Sintate bien! - Quita los codos de la mesa!- Cmete los
vegetales!Se luca la madrastrilla con cada movimiento que hacia la
pequea involuntariamente.Al marchar a su recamara, Daniela se sent
con su querida Ana sobre las piernas, acomodo un plato de su juego
de t y se acerc una cuchara.Daniela le daba bocados a su criatura
para que esta comiera. Poco a poco, la cuchara suba y bajaba con ms
fuerza. La boca de la nia se frunca, igual que su ceo. - Pero por
que no comes, Ana?- Que, no te gusta la comida?- No esta buena para
una nia mimada como t?- Dime...Por que no comes?La mueca volvi la
cabeza hacia la nia y se escuch una vocecita que le responda.- Por
que no tengo dientes.
Regreso a casa.
Hurgando el bolsillo de mi abrigo saco la llave de su casa, la
misma que me diera dos aos atrs y que he cargado conmigo desde
entonces. Le daba miedo imaginar que un da poda caer en la ducha o
por las escaleras, y que los vecinos notaran su ausencia y
encontraran su cadaver, cuando ya estuviera en avanzadoestado de
descomposicin.Un miedo ridculo viniendo de alguien que se ocup toda
la vida de llamar la atencin, y de rodearse de gente que revolota a
su alrededor como lo hacen las moscas sobre la mierda.Entr por la
puerta principal con toda la calma hasta llegar a la cocina, ah la
encontr de espaldas con su mandl de mariposas.~Con que guisando
eh?Llevndose la mano al pecho y agitada me dijo ~Pero que susto me
has dado! Bien podras haber llamado. Tienes hambre? Llegas en buen
momento, acabo de terminar tu favorito: Asado. Sintate que te
atiendo.~Ya, deja que me lave las manos, ya vengo.Me mir en el
espejo de su bao, un bao que me conoca quizs mejor que yo. La
mirada que me devolva mi reflejo me erizo la espalda. Cuando se ha
acumulado tanto rencor por tanto tiempo, el mismo aire se convierte
en un barro espeso que vuelve dolorosa la propia respiracin.De
vuelta en la cocina la encontr con la vista dentro de la cazuela.Al
sentir mis pasos se ha vuelto haca m con esa sonrisa odiosa de toda
la vida. ~Te lavaste las manos y no te has sacado los guantes?.No
le d tiempo de nada, tom uno de sus cuchillos y se lo enter en el
pecho hasta escuchar los huesos tronar.~T tienes la culpa! T me lo
quitaste! T mataste a pap! Te odio!Ella an sorprendida, me dirige
una mirada de compasin maternal y tristeza, mientras su estpido
mandl de mariposas se llena de sangre.~Pero Mariana, hija...estas
loca!~Estamos mam, estamos.
Mariachi aqu
En el nmero 12 de la calle del Olmo Ernesto miraba a su madre y
a sus tias andar de un lado para el otro de la enorme casona con el
pauelo en la mano y lloriqueando. Lupe la nica criada de la casa se
encargaba de tapar los espejos de la habitacin con grandes sabanas
blancas. Mara la madre de Ernesto le haba encargado estar atenta
para detener el reloj en el momento preciso. La puerta principal no
dejaba de sonar por los parientes interesados en dar el ltimo adis
a la anciana abuela; as como para saber algo sobre el testamento.El
medico de cabezera no se apartaba del lado de doa Eulalia; tomando
los signos vitales de cuando en cuando y suministrando morfina para
que el pobre cuerpo ya cansado no sufriera de ms.Ernesto y sus
primos no saban realmente lo que estaba por venir, que era todo eso
de las tias lloronas y los espejos tapados. Los tios que nunca
venan de visita ahora contaban chistes en el corredor. Era como una
fiesta sin ser fiesta.Las manos de Lupe abrieron el enorme reloj de
pie y detuvieron las manecillas a las siete menos cinco. El galeno
entrego unos papeles a Mara y se retir muy serio. No le dio paletas
a ninguno de los nios como era su costumbre.Fue una de las tas quin
cubri el azulado rostro de la pobre abuela.Justo al lado, en la
calle del Olmo nmero 11, Manuel escuchaba el llanto de su
primognito, la partera salio para anunciarle que se trataba de un
sano y rosado varoncito. Lleno de gozo Manuel mando a traer
mariachis para festejar a su hijo y dar las gracias a su mujer.Al
arribar a la calle del Olmo y ver tanta multitud, los mariachis no
saban si entrar en el 11 o en el 12.
Pa' que?
Esta semana se ha ganado las palmas de entre las ms difciles que
me han tocado sortear entre las tormentas de mis ocanos internos.
De un sin avisar me llegaron oportunidades. y eso de tener que
tomar decisiones as en dos minutos es no solo difcil, sino hasta
doloroso. Te dueles y te apenas por ser un pobre diablo que no sabe
decidir lo que ser de su futuro prximo o lejano.
Pero, como consuelo (como hace todo idiota), me imagino que a
todos nos sucede as cuando nos llegan de golpe tantas cosas,
buenas, malas y las peores.
El martesno, era mircoles?, no, seguro fue el martes, vena de
regreso del trabajo como cada tarde, con el calor inmundo que ha
hecho estas tardes empapando mi pecho que se pegaba a la camisa
inevitablemente. El paisaje urbano que poco a poco se va
convirtiendo en rural me venia prodigando un poco de calma a
especie de caricia muy necesitada. Ver grandes llanos verdes y uno
que otro animalillo pastando, me devolva al mundo donde habitan
todos los dems.
Por eso decid mudarme hasta ac, aunque mi camino al trabajo se
haya alargado, no importa, mis tardes, de hecho mis das siguen
antojndoseme tan largos que Qu mas da?
El casi inservible autobs en que vena se detuvo como lo hace mil
veces a lo largo del camino para subir o bajar gente, cuando mi
mirada perdida se pos sobre un pobre muchacho. Era muy joven, quiz
unos veintitantos o treinta aos, tirado en el suelo incmodamente,
la mitad sobre la acera y la otra abajo. En los escasos segundos
que dur la parada del autobs en aquella esquina, pude notar que el
chico sufra un ataque.
No estaba mal vestido ni sucio, tena el cabello recin cortado,
seguramente se haba afeitado por la maana. Junto a l se encontraba
una mochila de lona color negra con vivos en rojo.
Sus jeans mostraban una fresca mancha de orina. Y el pobre joven
sufra leves convulsiones mientras sus ojos se perdan hacia
atrs.
Las personas pasaban a su lado sin siquiera mirarlo, seguro
pensaban que se trataba de un inmundo borrachn que en lugar de
estar trabajando para alimentar a sus hijos, se haba ido a la
pulqueria del lugar a hincharse hasta caer sobre la acera tan
indecorosamente.
No pude creer que nadie se acercara a prestarle auxilio, que
nadie pudiese notar la diferencia entre un chico de clase
trabajadora y un borracho mal oliente.
Si no fuese yo quien not lo evidente, si yo fuese otro.
Hubiese parado el autobs para brincar y ayudar al joven, pero
para su pinche mala suerte, el nico observador abordo es un
cobarde, que no tiene ni puta idea de que hacer con su propia
vida.
De tajo. El invierno pasado marc exactamente dos aos desde la
ltima vez que nos vimos. Que me tuviste sin que yo te tuviera.
Durante todo este tiempo he venido arrastrando los pies como un
enfermo, un sonmbulo, ningn lugar me parece bueno para m por que
soy yo el que no se siente bien a donde quiera que vaya. Es como si
este mundo no estuviese hecho para alguien que guarda una pasin tan
ardida como yo.
Dara cualquier cosa por dejar de respirarte cada vez que me
amanece, por borrar el tacto de tu piel sobre la ma, la textura de
tus cabellos de entre mis dedos hmedos por tus sudores.
Acudo con puntualidad a las comidas familiares sin ningn inters
mas que el de mantenerlos tranquilos por mi bienestar, aprendiendo
de vez en cuando a dibujar esa sonrisa fingida que parece
contentarlos a todos, menos a mi; de igual forma no falto nunca a
mis charlas con el psiquiatra. Ese viejo.
El pobre piensa que hemos hecho algunos avances.
Todas las pastillas que me ha recetado solo han conseguido
hundirme en un estado de permanente sigilo, soy como un gato
abandonado, siempre con hambre, pero siempre callado. Dolido tan
hondo que ya es imposible que salga de m ser maullido alguno.
Lo he venido pensando desde hace mucho pero no haba dado con eso
que hace falta para decidirse de una buena vez. El sentido de
supervivencia me vena sosteniendo no se de que manera.
Hasta que el otro da por la tarde el buen doctor me ha dicho las
palabras que si no mgicas, precisamente adecuadas Necesitas
borrarla ya de tu mente para siempre, debes eliminarla por
completo.
Por eso estoy aqu, parado a mitad de la cocina con ambas manos
temblorosas aferradas al mango del cuchillo enterrado en mi
vientre, mirando como ese chorro oscuro y espeso semejante al
aceite, llora hasta llegar al suelo. Era el nico modo.Tenia que
cortarte de m.
El factor sorpresa. Entre semana por lo regular a las cuatro de
la tarde el andn del metro estaba tan a reventar, como un mercado
de pulgas el sbado por la maana. Los codos de la gente se golpeaban
a veces con suavidad, otras con una completa y notable falta de
cortesa; todo con tal de ganar algn espacio lo mas cercano posible
a la llegada del tren y a la puerta del mismo.Con su bastn para
ciegos camin entre los bolsos de mano, los portafolios y los
empellones. Logr abrirse paso y llegar hasta la misma orilla del
andn. La punta negra y redondeada por el desgaste acaricio varias
veces la lnea lisa que marca el lmite seguro para los
pasajeros.
La punta del bastn jugueteaba con la lnea de color amarillo de
brillantes azulejos, mientras su mente viajaba imaginndose que
entre tanta gente nadie lo notaria, podra tratarse de un accidente
comn. La multitud, la cercana al borde, la inquietud de los otros
por estar cerca, la precipitada llegada del tren.
El buen hermano Acostumbrado como estaba a las constantes
mudanzas, Hctor limpiaba con marcado desgano el polvo de su
coleccin de aviones a escala, y de pequeos soldaditos, antes de
envolverlos y meterlos en una caja de cartn.
Regadas por el suelo de su habitacin ya haba varias cajas
selladas y rotuladas. Juguetes, ropa de cama, libros, zapatos.
En realidad no comprenda bien a que se dedicaba su padre, solo
sabia que tenan que cambiar de casa muy seguido; aunque no le
molestaba ser siempre el nuevo de la clase, y nunca se haba quejado
de tal inestabilidad, le daba cierta nostalgia mirar las fotos que
le tomaran de bebe en casa de sus abuelos, y que guardaba
celosamente bajo la almohada. Una casa y unos abuelos a los que
apenas recordaba pero que le dola haber dejado atrs.
Otra vez el ritual de despegar con toda la paciencia del mundo
sus pegotines de coleccin de las puertas interiores del closet,
para repegarlas en las de la nueva casa.
Todo pareca lo mismo que todas las veces pasadas.
Hasta que su madre apareci con cara sombra en la puerta de su
habitacin para anunciarle que a donde se mudaran esta vez, no se
les tena permitido llevar mascotas. Adis seor Gonzles.
El seor Gonzles haba sido su gato y compaero fiel desde que
ambos eran apenas unos cros. Cmo podra abandonarlo?
Si haba sido el seor Gonzles la nica razn por la que todas las
anteriores mudanzas no haban significado casi nada, l hacia
soportable cualquier traslado. No importaba a donde fuera la
familia si su pinto bigotn poda siempre acurrucarse sobre su
regazo.
Su madre haba intentado calmarlo dicindole que podan dejarle el
gato a la seora Pita, una anciana vecina que ya posea unos
cuantos.
Pero eso no servia de consuelo.
Abandonar a tu mejor amigo, a tu nico mas mejor amigo no es de
gente. No se le deja un nio a un anciano que apenas puede cuidar de
si mismo. El seor Gonzles y Hctor eran de la misma edad, eran como
hermanos.
Es un nio igual que yo
Cmo saber que la vieja, intil y decrepita Pita cuidara bien de
l? Qu sus dems gatos hambreados no lo molestaran, como hacen en la
escuela los nios mayores solo por que es el chico nuevo? Cmo
confiarle a una casi desconocida tu cosa mas amada? Lo nico que has
sentido tuyo.
Era casi como tener que arrancarte un brazo.
Nadie es capaz de arrancarse un brazo solo por que te lo digan
los dems, aun si los dems son tus propios padres.
Nadie abandona a un hermano.
La maana de la mudanza Hctor estaba muy serio observando desde
el asiento trasero del auto de su padre, como los empleados de
uniforme azul suban los muebles y las decenas de cajas al enorme
camin.
Casi al mismo tiempo de arrancar el auto se terminaba de subir
el ltimo tanto de cajas, Hctor se sent sobre sus rodillas para
poder mirar hacia atrs.
La gente del camin suba para partir hacia la nueva casa en
caravana y en el lago, detrs de la casa, el cadver del seor Gonzles
flotaba.
2:32 El calcinante ardor que entraba por garganta y pulmones
dificultaba la respiracin hasta convertirla en un esfuerzo gomoso y
casi intil. La blanquecina luz del lugar encegueca dolorosamente
los ojos hinchados obligndolos a permanecer pegados por las
lgrimas. En sus adentros todo se senta al rojo vivo. Era como una
herida que jams podra curar. Las vsceras se le compactaban con esa
incomoda presin que oprime de afuera hacia adentro. Una mezcla de
moco y lquido salio de l al mismo tiempo que expuls un desgarrador
gemido que rompiera el silencio de la noche. El medico dijo
entonces en voz alta Hora de nacimiento 2:32 de la madrugada.
As es el amor. Se conocan desde muy pequeos, haban nacido en la
misma calle y jugado los mismos juegos. Sus madres adems de primas
en un grado muy lejano, eran las mejores amigas. En las parrilladas
de los das de fiesta, se sentaban en el columpio y sin que nadie lo
notara, se tomaban tiernamente de las manos.Ya en el colegio l le
cargaba los libros de regreso, mientras ella le contaba lo alocadas
que eran sus compaeras de clase. Ella se la pasaba noches enteras
escribindole cartitas de amor, en las que le deca todo lo que
durante el da no tena oportunidad de compartirle, y lo que por
pudor, no se atreva a contarle.Sentados sobre en pozo de piedra,
precisamente el da de los enamorados; los dos lanzan una moneda y
cada uno en solemne silencio pide un deseo.Ella, casarse pronto y
tener cuatro lindas y sonrosadas criaturas.El, empacar dos mudas de
ropa y perderse en el monte.