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Foro Interno2014, 14, 35-63
ISSN:
1578-4576http://dx.doi.org/10.5209/rev_FOIN.2014.v14.46803
Los levellers y el humanismo radical: dentro yfuera del
republicanismo
Fernando FERNNDEZ-LLEBREZ
Recibido: 18 de marzo de 2014Aceptado: 4 de agosto de 2014
RESUMEN
El objetivo del presente artculo es ofrecer una reflexin sobre
la formacin intelec-tual y poltica de los levellers. En primer
lugar, se pretende comprobar en qu medi-da la identificacin de los
levellers como santos milenaristas es certera o si, por
elcontrario, resulta ms adecuado situarlos dentro de un tipo de
humanismo. En segun-do lugar, analizaremos cul es la relacin entre
el pensamiento poltico de los lev-ellers y el republicanismo cvico.
Y, finalmente, trataremos de definir a los levellerscomo un grupo
que postula un proyecto poltico de tendencia moderna e
inclusiva,conformando lo que hemos denominado como humanismo
radical.
PALABRAS CLAVE
Niveladores, humanismo, pensamiento radical, republicanismo
cvico, teora poltica.
ABSTRACT
The aim of this article is to reflect on the intellectual and
political background of theLevellers. First, we will seek to
discover to what extent the identification of the Lev-ellers as
millennialist saints is accurate or whether, on the contrary, it is
more appro-priate to place them within the category of humanists.
Second, we analyze the rela-tionship between the political thought
of Levellers and civic republicans. Finally, theLevellers are
defined here as a group that posits a modern and inclusive
political proj-ect, forming what we may call a radical humanist
movement.
KEY WORDS
Levellers, humanism, radical thought, civic republicanism,
political theory.
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1 David WOOTON, Los Niveladores, en John DUNN (ed.), Democracia.
El viaje inacabado(508 a.c-1993 d.c.), Tusquets, Barcelona, 1995,
p. 86.
2A lo largo del presente artculo tenderemos a usar la expresin
inglesa levellers. Aun as,utilizaremos, a veces, la expresin
castellana niveladores para evitar cierta reiteracin.
3 Caroline ROBBINS, The Eighteenth-Century Commonwealthman,
Amagi-Liberty Fund.,Indianapolis, 2004.
4 Henry BRAILSFORD, The Levellers and the English Revolution,
Stanford Univesity Press,London, 1983, p. xi: [T]o our generation
fell the good fortune of re-discovering the Levellers.
5 Vase Quentin SKINNER, Rethinking Political Liberty in the
English Revolution: HistoryWorkshop Journal, n. 61 (2006), pp.
156-170.
6 Para estos autores vanse, entre otros, obras clsicas como:
William HALLER, Liberty andReformation in the Puritan Revolution,
Columbia University Press, Columbia, 1955; Murray TOL-MIE, The
Triumph of the Saints, Cambridge University Press, Cambridge, 1977;
o Christopher HILL,El mundo trastornado. El ideario popular
extremista de la revolucin inglesa del siglo XVII, SigloXXI,
Madrid, 1983.
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radical
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INTRODUCCIN
El estudio acadmico sobre los levellers es un hecho
relativamente novedoso yreciente. El primer libro sobre los
Niveladores no apareci hasta 19161 y losrelevantes Debates de
Putney no fueron publicados hasta la ltima dcada delsiglo
diecinueve2. No fue realmente hasta despus de la segunda guerra
mundialcuando los levellers empezaron a ser estudiados de forma
especfica y con laimportancia que merecen. La obra de Caroline
Robbins3 (1903-1999), publicadaen 1959, dio el pistoletazo de
salida a dichos estudios. Por eso no suenan extra-as las palabras
de Henry Brailsford (1873-1958), otro de los pioneros en elestudio
sobre este movimiento, cuando afirm que nuestra generacin tuvo
labuena suerte de descubrir de nuevo a los levellers4. Es ms, no
ser hasta losaos ochenta del pasado siglo cuando de verdad ocupen
un lugar propio en lahistoria intelectual5.
En trminos generales, la mayora de los investigadores sociales
de refe-rencia a la hora de conocer la primera fase de la revolucin
inglesa han compar-tido una idea similar sobre los levellers. Para
muchos de estos, entre los quepodemos destacar a William Haller y
sus discpulos6, los integrantes de estemovimiento suelen ser vistos
como una especie de santos milenaristas enarmas que defendieron un
proyecto poltico ms cercano a explicaciones y pos-tulados
premodernos que a concepciones modernas de la poltica. En un
sen-tido similar los analiza John Pocock cuando afirma que si
bien:
-
El Agreement of the People supuso una antinomia en relacin con
la AncientConstitutionestamos ante algo comparable al momento
savonaroliano en el quela conciencia cvica, la conviccin
apocalptica y la naturaleza heredada del pasa-do, entran en una
relacin complejaLos radicales de 1647 pueden ser considera-dos, por
tanto, como personas que vivan un momentoen el que pareca
inmi-nente el advenimiento del verdadero milenio o, dicho en
trminos ms espirituales,el momento en el que se crea iba a tener
lugar una liberacin que casi divinizaralas capacidades
humanas7.
El propsito del presente artculo es problematizar dicha tesis.
En este sen-tido, nuestro objetivo ser doble. Por un lado,
pretendemos comprobar en qumedida la identificacin de los levellers
como santos milenaristas es certera osi, por el contrario, resulta
ms adecuado situarlos dentro de un humanismo defensor de ciertos
derechos humanos que podramos denominar como polti-camente radical.
Y, por otro, observar cul es la relacin entre ese humanismo delos
levellers y las concepciones republicano cvicas de la poca, con el
propsi-to de determinar en qu medida se sitan dentro y/o fuera de
dicha tradicin. Latesis que pretendemos exponer es que la teora
poltica de los levellers se carac-teriza por el desarrollo de una
determinada concepcin humanista tendencial-mente integradora en la
que interactan algunos elementos republicanos-cvi-cos y
planteamientos ms modernos y radicales de la poltica, configurando
loque podramos denominar como humanismo radical.
De este modo, comenzaremos haciendo un breve esbozo de las
fuentes inte-lectuales de este movimiento dentro de la revolucin
inglesa. Seguidamente, rea-lizaremos un recorrido por algunos de
los conceptos centrales de su pensamien-to, tales como la supremaca
popular, su defensa de la justicia, su matriz popular,etc., con la
intencin de caracterizar dicho humanismo radical. Finalmente,
abor-daremos en qu medida todo ello supone una extensin o no del
argumentario delos santos milenaristas, as como si conlleva una
redefinicin del republicanis-mo cvico, o una crtica externa a este.
O, por el contrario, si hablamos de un dis-
7 John G. A. POCOCK, El momento maquiavlico. El pensamiento
florentino y la tradicinrepublicana atlntica, Tecnos, Madrid, 2002,
pp. 454-455. Podra recordarse que Michael Walzeren su magistral
libro La revolucin de los santos no sita a los levellers en el
mismo lugar quelo hace Pocock en su tambin excelente libro. En este
sentido, para Walzer los santos milenaris-tas quedan identificados
con los radicales puritanos, los disciplinarios de la poca
isabelinalospresbiterianos y los congregacionistas del perodo de
los Estuardo, es decir,la corriente principaldel puritanismo, los
autnticos calvinistas ingleses, pero no con los levellers. Michael
WALZER,La revolucin de los santos. Estudio sobre los orgenes de la
poltica radical, Katz, Madrid, 2008,p. 10.
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8 WOOTTON, Los Niveladores, pp. 84 y ss.9 Marco REVELLI,
Presentacin, en AA.VV., The Levellers. Los Debates de Putney. En
las
races de la democracia moderna, Capitn Swing, Madrid, 2010, p.
16.10 Ibid., p. 17.11 HILL, El mundo trastornado, p. 96.
curso que hace que los niveladores se encuentren dentro y fuera
de ese republi-canismo.
LEVELLERS: FORMACIN EN CONTEXTO
En sentido estricto, el movimiento leveller fue una experiencia
relativamentecorta en el tiempo durando unos cuatro aos
(1645-1649). Su momento lgido sedio en 1647 en torno a los
conocidos Debates de Putney. Los levellers ganarondicho debate,
pero no la revolucin, acontecimiento del que salieron
victoriosossus adversarios Oliver Cromwell (1599-1658) y Henry
Ireton (1611-1651). Encualquier caso, resulta imposible comprender
hoy la gnesis de la revolucininglesa sin hacer una parada en este
grupo de activistas defensores de la igualdadpoltica8.
Los levellers configuraron un grupo heterogneo y poroso de
difcil delimi-tacin conceptual e histrica y, ms aun, si se
interrelacionan con sus aliados losagitadores. Haba levellers
militares aunque tambin muchos de ellos eran civi-les. Ya fuesen lo
uno o lo otro, la pluralidad social conformaba parte de su
reali-dad. As, haba yeomen, es decir, pequeos propietarios
cultivadores que eranhombres libres e independientes, orgullosos de
sus pequeas propiedades ydecididos a defenderlas con su propia
vida9, que no formaban parte ni de la aris-tocracia tradicional ni
de la gentry10. Pero, del mismo modo, haba artesanos,pequeos
comerciantes, sastres, ; hablamos de un grupo con una alta y
diver-sa presencia en sectores populares, tanto rurales como
urbanos, siendo estos lti-mos los que le dieron su aspecto ms
especfico y activo.
Esta diversidad afect tambin a los orgenes intelectuales de su
pensa-miento poltico. Es conocida la presencia de ideas religiosas
congregacionistas.Estaban acostumbrados a convivir bajo ciertas
reglas en las que la libre discu-sin, el ejercicio del voto y el
debate encarnizado formaba parte de su cotidia-neidad, lo cual le
deba mucho a la tradicin religiosa en la que se insertaban11.Es
imposible negar que todas estas concepciones formaron parte del
backgroundde su pensamiento poltico constituyendo lo que podramos
llamar como su sub-suelo moral. Pero, al mismo tiempo, los
levellers recibieron otras influenciasintelectuales. Entre ellas,
la proveniente de la tradicin humanista latina que per-
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mita formas de argumentacin no teolgicas para dicho subsuelo, as
comopara ir ms all de este. La formacin acadmica de algunos de los
autores leve-llers, por lo menos de los ms representativos y
conocidos, confirma esta influen-cia.
Por sealar solo algunos ejemplos, Richard Overton (1640-1663)
fue beca-rio en el Queens College de Cambridge siendo educado por
tutores humanistas;John Lilburne (1614-1657) se jactaba de alardear
de su formacin en la Escuelade Gramtica de Newcastle; Maximilian
Petty (1583-1689) fue miembro delRota, el club de discusin de James
Harrington (1611-1677); William Walwyn(1600-1681) destacaba por su
alto conocimiento de la obra de Michel de Mon-taigne (1533-1592),
Justo Lipsio (1547-1606) y Pierre Charron (1541-1603),dirigiendo un
grupo de discusin sobre la poltica y el pensamiento
republicano;incluso Thomas Rainsborough (1610-1648), el ms
religioso de todos ellos comose puede comprobar en los Debates de
Putney, tuvo tambin una slida forma-cin en una escuela de Gramtica;
y, por supuesto, John Wildman (1621-1693)que, como ha dicho Samuel
Glover, fue el pensador ms interesado en los argu-mentos polticos
republicanos12 de todo este grupo, as como uno de los porta-voces
de los levellers en los citados debates y, presumiblemente, el
autor de laprimera versin de su texto de referencia: el Agreement
of the people de 164713.Por todo ello se puede afirmar que algunos
de los lderes de los levellers eranhombres de un nivel educativo
comparativamente alto en una poca en la que esoera sinnimo de tener
una formacin en retrica clsica e historia republicana14.
Est acreditado que hubo cierta recepcin, cuanto menos formal, de
deter-minado humanismo cvico renacentista en los lderes levellers
de mayor presti-gio. Aun as, es preciso dilucidar en qu grado se
dio esa influencia y qu plan-teamientos humanistas fueron los que
recibieron tal acogida. Pudiera ser que aunteniendo ciertas fuentes
comunes con el republicanismo cvico, la lectura e inter-pretacin
que hagan de estas los levellers les lleve a defender un proyecto
pol-tico distinto al del republicanismo cvico. Para ello,
comenzaremos por analizarel significado poltico de su texto ms
emblemtico, el Agreement of the people(o acuerdo del pueblo).
12 Samuel GLOVER, Introduccin, en AA.VV., The Levellers. Los
Debates de Putney, p. 46.13 Para esta atribucin de autora vase:
Ibid., pp. 48 y ss. Para otra interpretacin, aunque
no contraria a esta, pero s complementaria, vase SEVERAL HANDS,
An agreement of the peoplefor a firm and present peace upon grounds
of common right and freedom. 28 October 1647, enAndrew SHARP (ed.),
The English Levellers, Cambridge University Press, Cambridge, 2004,
p. 92.
14 GLOVER, Introduccin, p. 44.
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15 REVELLI, Presentacin, p. 23.16 Vase Andrew SHARP (ed.), The
English Levellers; y Arthur S. P. WOODHOUSE, Puritanism
and Liberty, University of Chicago, Chicago, en
http//oll.libertyfund.org/index.php?option=comcontent&task=view&id=1319&Itemid=287
(15-12-2013).
17 Ian GENTLES, The Agreements of the people and their political
contexts, en MichaelMENDLE (ed.), The Putney Debates of 1647. The
Army, the Levellers, and the English State, Cam-bridge University
Press, Cambridge, 2010, p. 156.
LOS LEVELLERS Y LA SUPREMACA POPULAR: LA CRTICA AL GOBIERNO
MIXTO
El Agreement of the people, en sus tres versiones, es el
documento ms caracte-rstico de los levellers. Su significado
poltico es innegable. Y tambin su rele-vancia para el debate que se
plantea en estas pginas, as como para los que sedieron en esos aos
trascendentales (1645-1688), que no fue otro que abordar elproblema
de la fundacin de algn orden social despus de la disolucin de
todofundamento tradicional15. Pero conviene recordar que no fue lo
nico que escri-bieron. La inmensa cantidad de panfletos, cartas o
documentos que, a da de hoy,se conocen sobre los levellers16, nos
obliga a situar en contexto y de forma rela-cional esta obra, para
as comprenderla mejor.
El primer Agreement of the people fue escrito en 1647 y sirvi
como docu-mento de referencia para los Debates de Putney. Su
novedad es alta porque ni esuna rplica de la libertad antigua
clsica, que hace de la participacin poltica unhecho indiscutible
como ethos cvico, ni tampoco es un mero contrato que garan-tiza los
privilegios de unos pocos. Es un acuerdo poltico en el que los
derechossolo se pueden garantizar porque, precisamente, hay una
norma suprema que escomn e igual para todos y aprobada por la plebs
(o commons). Esa fue su tras-cendencia poltica. Y de ah que para
los levellers no bastara con conseguir tal ocual medida, sino
exactamente un Agreement of the people como mxima expre-sin
republicana de la idea de que sin poltica no hay libertad
posible.
La derrota de dicha propuesta explica por qu un par de aos ms
tarde loslevellers escribieron un segundo Agreement. Todo parece
indicar que este segun-do documento fue ms el producto de cierta
componenda que un texto elabora-do a voluntad17. Finalmente se
redact un tercer Agreement, escrito desde la pri-sin de Londres por
Lilburne, Walwyn, Thomas Prince (1630-1657) y Overton,que fue el
ltimo intento de los levellerscomo grupo de dejar huella en todoel
proceso poltico que se abri tras la muerte del rey. Entre el primer
y tercerAgreement hay ciertas diferencias, pero pese a ello, los
distintos Agreementssuponen la defensa de una concepcin de la vida
poltica para la cual la libertad
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es lo contrario de servidumbre y esclavitud18 y en la que la
libre disposicin deuno mismo19 y la participacin ciudadana en la
esfera pblica van de la mano20.Bajo la frmula del Agreement of the
people, los levellers defendieron la apro-bacin de un documento
escrito que contara con determinadas premisas paracontrolar la
actividad de los gobernantes (tanto del rey como del parlamento),
segarantizaran ciertos derechos que deban ser siempre respetados
por el poderpoltico21 y se le otorgaba la supremaca al pueblo.
Si tomamos como ejemplo el tercero de estos acuerdos apreciamos
el reco-nocimiento de derechos bsicos o fundamentales tales como el
mantenimientode aquellas salvaguardas y garantas de la vida, de la
seguridad, de la libertad, dela propiedad y de los bienes22;
libertad religiosa, de culto y de fe, limitado en elejercicio de la
funcin pblica en relacin al papismo o cualquier
injerenciaextranjera23; la casi desaparicin de la pena de muerte;
el derecho a una defensajusta24; etc. En definitiva, toda una
batera de derechos caractersticos que supo-nan una garanta para la
libertad y la igualdad de los ciudadanos ante la ley que,aun siendo
limitada en comparacin a da de hoy, expresa una concepcin bas-tante
avanzada en lo que afecta a limitar la arbitrariedad del poder, y
que conlle-va establecer cierta distancia para con el
republicanismo clsico y el cvico25, ascomo con los postulados
piadosos de origen protestante26.
18 Quentin SKINNER, Hobbes y la libertad republicana,
Universidad Nacional de QuilmesEditorial, Buenos Aires, 2010, pp.
128 y ss.
19 Ricardo CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison: la
gnesis de la democraciaconstitucional, CEPC, Madrid, 2011, p.
67.
20 Para esto, vase Fernando FERNNDEZ-LLEBREZ, Humanismo,
participacin y ciudadanacvica. Elementos para una democracia de
calidad: Revista Espaola de Ciencia Poltica, n. 30(2012), pp.
31-53.
21 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 181.22
John LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), en AA.VV.,
The Levellers.
Los debates de Putney, pp. 294 y ss. 23 Advirtase la diferencia
respecto del primer Agreement of the people (1647), donde la
tole-
rancia religiosa era plena. Ver SEVERAL HANDS, An agreement of
the people, p. 94.24 Son importantes estas dos ltimas cuestiones ya
que los levellers se opusieron al asesina-
to del rey, precisamente, porque no haba ley que lo
justificara.25 Para el republicanismo clsico la referencia central
es ARISTTELES, Poltica, Gredos,
Madrid, 1988; y para el republicanismo cvico el ya citado
POCOCK, El momento maquiavlico.Para un recorrido por los diferentes
republicanismos puede acudirse a Mara Jos VILLAVERDE, Lailusin
republicana. Ideales y mitos, Tecnos, Madrid, 2008.
26 Esta concepcin leveller del poder poltico es muy diferente de
la que tena el hugonotePhilippe De Mornay (1549-1623) sobre el
Estado como el templo de Dios. E igualmente distan-te de la del
puritano John Knox (1514-1572) para quin la mxima autoridad, el
profeta, era, segnWalzer, un funcionario especial de DiosSu estatus
y su funcin no estaban determinados por
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una estructura constitucional. WALZER, La revolucin de los
santos, pp. 105 y 114. Para un reco-rrido por la idea de individuo
en esta conducta piadosa puritana, vase Laura ADRIN, El gobier-no
del individuo en el puritanismo: William Ames (1576-1633): Foro
Interno. Anuario de teorapoltica, vol. 11 (2011), pp. 93-126.
27 That the power of this and all future representatives of this
nation is inferior only to theirswho choose them. SEVERAL HANDS, An
agreement of the people, p. 94.
28 Which is not derived from the People, either immediately by
their personall consent, oragreement, or mediately by the mutuall
consent of those, who are elected by the People to repre-sent them.
John WILDMAN, Putney Projects, p.
44,http://eebo.cica.es/datos1/web.e0002/116240/index.pdf
(12-1-2014).
29 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), en AA.VV., The
Levellers. Los debatesde Putney, pp. 244 y 243.
Pero los Agreements suponan ir, adems, un poco ms all. Era la
maneraa travs de la cual los levellers criticaron el gobierno
mixto. Este movimiento,recogiendo el sentir ltimo por el que se
haba salido a la calle para cambiar yderrocar al rgimen, pensaba
que su Agreement era incompatible con el principiode soberana
parlamentaria que se defenda en los Heads of Proposals. El
con-flicto que planteaban los levellers con su defensa de los
Agreements no afectabasolo a la deslegitimacin soberana del Rey,
sino que postulaba un planteamientoms ambicioso de contraposicin
entre la soberana parlamentaria y la popu-lar, de tal modo que la
supremaca no resida en el propio parlamento sino en elpueblo que lo
elige. Como quedaba reflejado en el propio Agreement de 1647:Que el
poder de este y de todos los futuros representantes de esta nacin
es soloinferior a quienes los han elegido27.
Este planteamiento no est solo recogido en los Agreements. La
crtica deWildman, en su Putney Projects, a los Heads fue locuaz.
Sus palabras son pal-marias en el sentido de que no hay autoridad
legtima que no derive del pueblo,ya sea directamente, por consenso
o acuerdo de sus miembros, o indirectamente,por mutuo acuerdo de
aquellos que son elegidos por el pueblo para que le repre-senten28.
Por eso no cabe gobierno mixto alguno para los levellers pues
supon-dra reconocer que la supremaca sera compartida entre el
pueblo y otra institu-cin (ya fuera el parlamento, los lores o el
propio Rey). La propuesta de gobiernomixto era lo que los grandes
es decir, Cromwell y sus aliados haban pacta-do y defendido en los
Heads of proposals, y que quedaba representada en el dere-cho de
veto del rey. Es por ello por lo que Wildman propone:
Que todo el contenido de las propuestas debe ser cambiado si en
ellas existealguna concepcin de derecho de veto del reyDar al rey
el poder legislativoresulta contrario al mismo juramento de su
coronacin, y lo mismo ocurre con otor-garle el poder al rey del
derecho de veto para que pueda rechazar cualquier ley29.
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Y todo ello porque lo que se vulnera es un principio fundamental
como elde la igualdad ante la ley: Ellos [los lores] deben
someterse a todas las leyes, lascuales deben tener el mismo valor
para ellos que para todos los dems30. Endefinitiva, para los
levellers el fundamento de lo que, con el tiempo, denomina-remos
como soberana era de carcter popular, separndose as de las
justifica-ciones y defensas del gobierno mixto que pregonaban los
grandes. La defensaleveller de la supremaca y el consentimiento
popular31, as como su crtica algobierno mixto, supone distanciarse
tambin de una parte del ncleo de la tradi-cin republicano cvica,
porque en esta ni las teoras sobre el acuerdo poltico nila crtica
al gobierno mixto estn presentes.
LOS LEVELLERS Y LA RELEVANCIA DE LA JUSTICIA
La perspectiva poltica de los levellers est definida ms por lo
que se desea paraun futuro mejor que por las influencias del
pasado. En su literatura, la tradicindel freeman conforma una parte
de las inquietudes y anhelos que motivaron susexigencias a lo largo
de su existencia. Este es uno de los elementos ms estudia-dos por
los especialistas para este perodo y momento histrico, de ah que
nonos detengamos en l. Pero junto a ello en los levellers se
aprecia un incipienteiusnaturalismo y una preocupacin por un
determinado sentido de la justiciahumanista que le dio un sello
especfico (por lo menos para su poca y pas) a suargumentacin
poltica.
El sentido de la justicia defendido por los levellers qued
palmariamenterecogido en los Debates de Putney. Al inicio de dichos
debates hubo un tema dediscusin que afectaba al grado de compromiso
que los representantes tenan enrelacin a los acuerdos establecidos.
Esta polmica era bien concreta pues remi-ta a la crtica que los
levellers hacan a los grandes por estar pactando con el reylos
acuerdos a sus espaldas. Pero en el transcurso del debate la crtica
fue ms
30 Ibid., p. 258.31 De nuevo se aprecia una profunda distancia
entre lo planteado por los levellers y lo pos-
tulado por el puritano Knox quin se vea como un hombre enviado
por Dios. John KNOX, TheAppellation from the Sentence Pronounced by
the Bishops and Clergy (1558). Citado en WALZER,La revolucin de los
santos, p. 113. Puede consultarse la obra original de KNOX, The
Appellationof John Knox, en
http://eebo.cica.es/datos4/web.e0025/7080/index.pdf (26-11-2013). O
con lo pos-tulado por Christopher Goodman (1520-1603), quin vea a
los magistrados como administrado-res de los sagrados misterios
divinos, no por designacin de los hombres o para s, sino por
decre-to de nuestro salvador. Christopher GOODMAN, How Superior
Powers Ought to be Obeyed (1558).Citado en ibidem.
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32 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 125.33
Ibidem.34 Una defensa del orden que concuerda con los objetivos
centrales de los viejos hugono-
tes: el orden, la organizacin, la disciplina, el deber: estas
eran las ideas centrales del pensamien-to hugonote. WALZER, La
revolucin de los santos, p. 103.
35 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 122.36 Ibid.,
p. 100.
all, elaborndose una de las reflexiones ms sutiles que dieron
los levellers a lahora de legitimar el sentido del pacto
poltico.
Cules fueron los fundamentos terico poltico de los grandes en
toda estacontroversia? El autor ms representativo vuelve a ser
Ireton cuando indica quelos pactos contrados libremente entre los
hombres deben de ser mantenidos. Sisuprims esto, no se qu base
resta para todo aquello que vosotros denominisderecho del hombre32.
Este acuerdo establece: su derecho a disfrutarlo, a la pro-piedad y
al uso, la disponibilidad de la tierra, subordinada a la autoridad
generalestipulada por nosotros para el mantenimiento del orden y el
respaldo de estaley33.
El contrato que postula Ireton est supeditado al mantenimiento
del orden yde la propia ley como elementos justificativos de su
legitimidad34. Es la defensade un derecho histrico que, por el mero
hecho de ser histrico, acta comomotor principal de su razonar, no
aportndose argumento alguno de carcter ticoo poltico. El joven
abogado Wildman detecta esta cuestin y lo denuncia:
El otro asunto que me gustara considerar concierne a un
principio que heobservado difundirse con gran preocupacin, este es:
que una vez estipulado uncompromiso entre dos personas, aunque
despus el compromiso resulte injusto, esnecesario respetarlo y
sufrir las consecuencias; y por esto cuando un parlamen-tocometa
alguna injusticia, si nos hemos comprometido a obedecer las leyes
allaprobadas, a pesar de ser injustas, debemos mantener el
juramento de obediencia.Confieso que a mi me resulta un principio
bastante peligroso35.
Esto le resulta peligroso a Wildman porque obedecer por obedecer
a lo nicoque lleva es a defender un determinado pasado: en este
caso, el de los freeholdersingleses, y esto no era lo que pretendan
los levellers. Frente a la seguridad que esepasado les daba a los
grandes, los levellers argumentaron en trminos de un futu-ro ms
justo, aunque eso supusiera subvertir el pasado heredado. Como
sealaWildman: Cualquier obligacin asumida en el pasado debe ser
reexaminada pos-teriormente cuando se discute si esta es honesta o
no lo es; y si no es justa, novincula a las personas aunque se
trate de un juramento36.
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Los levellers no niegan la relevancia del argumento histrico,
pero s losupeditan a una determinada idea de justicia. Una defensa
de la justicia que tam-poco se define por ser personal,
intransferible y subjetivista. De hecho, su con-cepto de justicia
era bastante claro y remita a una concepcin de los
derechosnaturales y de la salus populi que, pudiendo ser
discutibles, difcilmente puedenser acusados de subjetivismo tico
tal y como pretendan hacer los grandes (laconcepcin de cada hombre,
segn la expresin de Ireton)37.
En lo que s tenan razn los grandes era en apreciar que lo
propuesto porlos levellers significaba ya otro tipo de pacto
poltico que iba ms all de lamanera inglesa habitual de
justificarlo. Es cierto que los levellers se insertabandentro de la
tradicin inglesa, pero lo hacan renovndola38; y lo hacan hastatal
punto que pareca que hablaban de algo plenamente ajeno a su propia
historiay a su derecho consuetudinario. Haba relacin, pero la
tradicin de discurso quedesarrollaron, tena ya elementos nuevos
donde el sentido de lo justo para el pue-blo era el motor del
necesario acuerdo poltico. Un motor que no miraba ya tantoal pasado
como s al futuro, dndole un aire de modernidad singular.
A este respecto el planteamiento de Walwyn fue meridianamente
ntidocuando apel a las reglas universales de la equidad y de la
justicia comunes, lascuales obligan a todos los hombres y a toda
autoridad del mundo...Estas liberta-des y privilegios que reclamis
son derechos tan legtimos como el aire que serespira39. Pero
seguramente sea la reflexin de Overton la ms contundente detodas
cuando seal que:
Cualquiera que fuesen nuestros antepasados, o hicieran lo que
hiciesen, osufrieran lo que sufriesen, o se vieron obligados a
ceder, nosotros somos los hom-bres de la edad presente y debemos
ser absolutamente libres de toda clase de exor-bitancias, abusos, o
poder arbitrarioSabis que las leyes de esta nacin son indig-
37 Ibid., p. 126. De nuevo la distancia entre la concepcin
leveller de la justicia y la de Knoxes elocuente. Para Knox ni el
consentimiento del pueblo ni el proceso del tiempo ni la multitudde
hombrespueden establecer una ley que Dios apruebe [correspondiendo]
fundar la justicianoen la leysino en la eterna providencia [de
Dios]. John KNOX, Works, IV, p. 49. Citado en WAL-ZER, La revolucin
de los santos, p. 117. Puede acudirse a la obra original de John
KNOX, A GodlyLetter (1554) en
http://eebo.cica.es/datos5/web.e0029_2/8582/index.pdf
(26-11-2013).
38 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, pp. 80 y
ss.39 [T]o the universall Rules of common equitie and justice, all
men and all Authority in the
world are boundThat libertie and priviledge which you claime is,
as due unto you, as the ayreyou breath in.William WALWYN, Englands
Lamentable Slaverie, en The Writings of WilliamWalwyn, edited by
Jack McMichael and Barbara Taft, Georgia University Press, Georgia,
1989, p.149.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno45 2014, 14, 35-63
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40 For whatever our forefathers were, or whatever they did or
suffered or were enforced toyield unto, we are the men of the
present age and ought to be absolutely free from all kinds of
exor-bitances, molestations or arbitrary power. Ibid., p. 46. Ye
know the laws of this nation are unworthya free people and deserve
from first to last to be considered and seriously debated, and
reduced to anagreement with common equity and right reason, which
ought to be the form and life of every govern-ment. Ibid., p. 35.
Richard OVERTON (with William Walwyns collaboration), A
remonstrance ofmany thousand citizens. 7 July 1646, en SHARP, The
English Levellers, pp. 35 y 46.
41 GLOVER, Introduccin, p. 34.42 Vanse Quentin SKINNER, Liberty
before Liberalism, Cambridge University Press, Cam-
bridge, 1998; y POCOCK, El momento maquiavlico.43 GLOVER,
Introduccin, p. 34.44 Ibid., p. 46.
nas de un pueblo libre y, desde el principio al fin, deben ser
consideradas, debati-das seriamente y reducidas a un acuerdo con
equidad comn y justa razn, las cua-les deberan ser la forma y la
vida de todo gobierno40.
Toda una declaracin en defensa de la justicia que sin ser
contraria a todaperspectiva histrica, aunque s a cierto
historicismo, se proyecta a un presentedueo de su futuro. Una
reflexin sobre la justicia que nos lleva a hablar de losderechos
humanos invocados y de la concepcin humanista que los
funda-mentan.
LOS LEVELLERS Y LA DIMENSIN PLEBEYA DEL HUMANISMO: LA ANTESALA
CIU-DADANA
Como recuerda Glover, mientras que los levellers podan coincidir
en que elrepublicanismo significaba el gobierno por el pueblo,
discrepaban acerca de loque constitua el pueblo41. Para la tradicin
republicana inglesa al uso, larepresentada por Harrington, John
Milton (1608-1674) y Marchamont Nedham(1620-1678) entre otros y que
es algo posterior a los levellers42, el pueblo que-daba
identificado con los hombres propietarios: seores de unas tierras o
empre-sarios; de ah que todos ellos propusieran modelos de gobierno
que excluan alpueblo llano de cualquier participacin
significativa43. Es cierto que esta inter-pretacin fue la que
triunf histrica, poltica e historiogrficamente hablando.Pero tambin
lo es que no es la nica lectura humanista posible.
Muchas obras y textos levellers contienen numerosas referencias
a la his-toria clsica y a la teora poltica44 como forma de
justificacin de sus propios
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno2014, 14, 35-63 46
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pareceres. La presencia de ideas de Nicols Maquiavelo
(1469-1527)45 en rela-cin a las diferencias sociales existentes
entre ricos y pobres y la injusticia queello conlleva fue
recurrente. Tambin lo fueron las de Tito Livio (59 a. e. c-17
e.c.), Plutarco (45-120) y Tcito (56-117) en relacin a la plebs y a
su negativa acombatir a los enemigos de Roma hasta que sus propias
demandas de una refor-ma poltica se hubieran visto
satisfechas46.
Si hay un autor leveller que utiliz las fuentes humanistas ese
fue Wildman.Y lo hizo tanto en sus textos anteriores como
posteriores a 1647. No fue casualque en su conocido panfleto
Englands Miserie and Remedie, publicado en1645, hiciera mencin a
Cayo Flaminio (s. III-217 a. e. c.) como el proveedorde un modelo
para el parlamento y el pueblo llano47. Flaminio fue el artfice
denovedosas leyes agrarias en la repblica de Roma del siglo tres a.
e. c. y se habadirigido a la multitud y les haba enseado a entender
y emplear sus protestascontra el Senado y el resto de los senadores
para reformar sus abusos. Por eso loscomunes48 le tenan en gran
estima, tanta como odio le tenan los senadores49.Del mismo modo, en
The Lawes Subversion, publicado en 1648, Wildmandaba carta de
presentacin a la opinin democrtica ateniense de que se debegobernar
de acuerdo con las leyes50, no pudiendo hacer lo que las leyes no
dis-ponen. Tomando ejemplo en Polibio (203-120 a. e. c.), Diodoro
Sculo (90-30 a.e. c.) y Jenofonte (430-354 a. e. c.), afirmaba
Wildman que los gobiernos habansido originalmente creados por el
acuerdo comn, libre y voluntario del puebloy haban sido refrendados
por los usos y leyes de cada pas, siendo el puebloquin daba las
leyes a los magistrados. Dicho en la antigua lengua de
Roma:Imperium in Magistratibus, Authoritatem in Senatum, Potestatem
in plebe,Majestatem in populo51.
45 La obra maquiaveliana de mayor referencia fue Istorie
Fiorentine, aunque tambin tuvie-ron eco los Discorsi. Vase Nicols
MAQUIAVELO, Discurso sobre la primera dcada de Tito Livio,Alianza,
Madrid, 2000; e Historia de Florencia. Istorie Fiorentine, Tecnos,
Madrid, 2009.
46 GLOVER, Introduccin, p. 39. 47 Ibid., p. 53.48 Se refiere a
comunes en el sentido de plebeyo. En el original, commons.49 [M]ade
his addresse to the multitude, and taught them to know and use
their Power over
himselfe, and his fellow Senators in reforming their disorders:
For this the Commons highly estee-med him, and the Senators as
deeply hated him, &c. John WILDMAN, Englands Miserie and
Reme-die, 1645, p. 4,
http://eebo.cica.es/datos1/web.e0002/113209/index.pdf
(12-1-2014).
50 [T]hat he should govern the people by rules of Law. John
WILDMAN, The Lawes Sub-version, 1648, p. 2,
http://eebo.cica.es/datos1/web.e0031/39605/index.pdf
(12-1-2014).
51 Mando en los magistrados, la autoridad en el Senado, el poder
en el pueblo llano y lamajestad en el pueblo en su conjunto.
WILDMAN, The Lawes Subversion, p. 1.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno47 2014, 14, 35-63
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52 Para una definicin de movimiento social y su inicio en la
historia moderna, acdase aCharles TILLY, Los movimientos sociales,
1768-2008. Desde sus orgenes a Facebook, Crtica, Bar-celona, 2010,
pp. 75 y ss.
53 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 299.54
Ibid., p. 295.55 Ibid., p. 299.
Son estos aspectos humanistas radicales de la primera
modernidad, ignora-dos habitualmente por los estudios del
establishment republicano, los que estnpor detrs de la concepcin
popular de los levellers. Es esta mirada plebeya laque se inserta
en los panfletos y textos y hace que este grupo, con toda su
plura-lidad, despliegue un tipo de humanismo donde la categora
commons acta comoantesala de la moderna ciudadana, siendo un
ejemplo su dinamismo y conexincon los sectores ms dbiles de la
sociedad.
Los levellers no solo pretendieron que fuese el pueblo quien
aprobara suacuerdo, sin pasar por el parlamento, sino que como
activistas que fueron seanclaban en la sociedad para expresar sus
protestas. Es cierto que los levellers nofueron un movimiento
social en su sentido estricto52. Pero s fueron protagonis-tas,
partcipes y representantes de una no pequea cantidad de
movilizacionespopulares. Esa era y fue su fuerza, introduciendo un
elemento central para la pos-trera teora de la democracia en donde
la presin de la sociedad civil, categoratodava inexistente o
meramente incipiente, se torna en un elemento fundamen-tal para el
buen funcionamiento de la res pblica.
Este sentido cvico-popular qued reflejado tambin en algunas de
sus pro-puestas. La ms conocida es la suspensin y aniquilacin de
los diezmos, no san-cionando a quienes no quisieran participar en
el mantenimiento econmico delclero53. Pero es necesario destacar
otras dos consideraciones ms por su moder-nidad y actualidad. Una
es el sentido y funcin que se le otorga al Estado en rela-cin a la
recaudacin de los impuestos y en general a todas aquellas
actividadesque evidentemente le sern delegadas para tal fin, como
la ampliacin de nues-tra libertad, la reparacin de las injusticias
y la prosperidad del pas54. La otra,es en relacin a que el poder
pblico deber preocuparse de manera particularpor salvaguardar a
todas las personas de la criminalidad, de la miseria y la
men-dicidad55. Ambas propuestas van dirigidas claramente a atender
a los sectoressociales ms desfavorecidos de la poca, expresando una
evidente sensibilidadsocial e inclusiva con la intencin de que
nadie quede fuera del acuerdo.
En cualquier caso, el tema capital donde se aprecia esta
dimensin cvico-popular, aun con toda su ambigedad o ambivalencia,
es en las consideracionesde los levellers sobre el sufragio.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno2014, 14, 35-63 48
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LOS LEVELLERS, IUSNATURALISMO POLTICO Y DERECHO AL SUFRAGIO
Para entender adecuadamente el debate relativo a los derechos
naturales hay queinsertarlo en las consideraciones vertidas sobre
el sufragio. En los Debates dePutney se encuentran dos posturas
claramente diferenciadas a la hora de justifi-car dicho derecho.
Por un lado, estn los levellers y agitadores que apelarn a
unincipiente, y contradictorio, derecho natural y, por otro, los
grandes que afirma-rn que solo tienen derecho al sufragio los
freeholders. Entre los primeros seencuentra Rainsborough, que ser
quien protagonice el debate frente al incansa-ble Ireton, defensor
inapelable de los freeholders. Rainsborough fue de todos
losdefensores del Agreement el autor que us ms argumentos que
invocaban a lasescrituras religiosas para la defensa de sus
planteamientos.
En el fragor del debate, Ireton, intentando justificar que solo
los propieta-rios pueden votar, le hace la siguiente pregunta a
Rainsborough: Me gustarasaber en qu derechos os amparis para
afirmar que todos los hombres debentener derecho de voto en las
elecciones. Quizs en el derecho natural?56. Y con-tina Ireton
diciendo que Rainsborough:
Quiere invocar la ley natural, segn la cual un hombre debe tener
el poder,superior a esa constitucin y contrario a ella, de elegir a
aquellos que deben deci-dir las que sern las leyes de ese estado,
aunque dicho hombre no tenga otro inte-rs permanente en este Estado
que el que pueda trasladar consigo mismo; si seadmite en base a la
ley natural que nosotros somos libres, seremos tambin igualesy como
consecuencia cada hombre tiene que tener el derecho de voto,
entoncesmostradme por qu razn yo no podra en base a ese mismo
derecho, quitaros vues-tras posesiones57.
Ntese que cuando Ireton habla de la constitucin no se est
refiriendo auna constitucin cualquiera que sirva de norma comn para
una poblacin. ParaIreton esa constitucin es la constitucin inglesa
vigente hasta la fecha. Unaconstitucin que asimila el derecho al
voto, el inters permanente en el pas y elser propietario de tal
modo que solo pueden votar los freeholders. Pero Ireton vams all y
a partir de dicha concatenacin de supuestos realiza una falacia y
unaadvertencia.
56 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 164.57
Ibidem.
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radical
Foro Interno49 2014, 14, 35-63
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58 Que esta fuera la propuesta ms defendida no supone que no
estuviera cubierta de ciertascontradicciones dentro de los propios
levellers e incluso en los planteamientos de algunos de ellosa lo
largo de sus reflexiones. Por ejemplo, ya en Putney el propio
Maximilliam Petty, tras hacer unaacalorada defensa de un sufragio
masculino muy inclusivo, muestra una actitud ms conciliado-ra
cuando seala que la razn para excluir a aprendices y servidores o
aquellos que viven de lalimosna es que ellos dependen de la
voluntad de otros hombres, y tengan miedo de llevarles la
con-traria. Ibid., p. 202. Argumento vinculado a la tradicin
republicana cvica la defensa del hom-bre libre aunque de menor
alcance, en relacin al sufragio, que el defendido por otros
levellers.Del mismo modo, es preciso reconocer que, a veces, la
categora pobre no queda claramente defi-nida, pudiendo llevar a
equvocos. Pero, en cualquier caso, y aun con sus contradicciones,
parececlara la tendencia inclusiva sin ser plena del proyecto
poltico leveller en este aspecto pro-bablemente la mayor para la
Inglaterra de la poca. En un lugar similar se encuentran las
refle-xiones y propuestas de Baruch Spinoza, el gran heterodoxo
sefard. Vase Baruch SPINOZA, Trata-do poltico, Tecnos, Madrid,
1978.
59 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), pp. 165 y 166.60
Ibid., p. 166.61 Ibid., p. 156.
La falacia es que la defensa del derecho al sufragio para todo
ciudadanoingls (que es la propuesta leveller)58 conlleve negar el
derecho a la propiedad. Yla advertencia de la que intenta
prevenirnos es que la defensa de ciertos derechosnaturales implica
identificar libertad con igualdad; identificacin que, porsupuesto,
Ireton no comparte en absoluto.
Rainsborough comienza respondiendo a la falacia de Ireton
recordndoleque supone olvidarse de la ley de Dios afirmar que
porque un hombre invoqueel derecho natural de toda persona al voto,
con el mismo argumento est partici-pando en la destruccin del
concepto de propiedadDios dice que existe la pro-piedad por qu,
entonces, si no habra hecho la ley no robars?59. Pero eso noes
bice, dir Rainsborough, para justificar la tirana: Dado que soy
pobre,tengo que ser oprimido; si no poseo propiedad alguna en el
pas, tengo que sopor-tar todas las leyes, sean justas e injustas.
Pero qu digo?...Es el poder de losricos lo que hace esto posible, y
lo que mantiene a los pobres bajo la tirana msgrande que el mundo
jams haya podido imaginar60. De ah el conocido alega-to de
Rainborough en defensa del sufragio no censitario:
Pienso que el ms pobre de Inglaterra tiene el mismo derecho a
vivir que elms rico y por ello, seores, creo que est claro que cada
hombre que tenga quevivir bajo un gobierno, tiene primero que
aceptar con su consentimiento a esegobierno. Y mantengo que el
hombre ms pobre de Inglaterra no tiene la obligacinde obedecer a un
gobierno en el que no ha participado de su construccin61.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno2014, 14, 35-63 50
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Pero no fue solo Rainsborough quien habl en este sentido. El
agente civilleveller Maximiliam Petty, que acompaaba a Wildman en
los Debates de Put-ney, fue claro a la hora de desmantelar la
falacia que identifica el igual derechoal voto con la negacin del
derecho de propiedad. Y lo hace sin necesidad de ape-lar a la
tradicin bblica. En palabras de Petty:
En cuanto a la cuestin de que si cada ingls residente en
Inglaterra tuvieraque elegir y votar a sus representantes la
propiedad quedara destruida, pienso que,al contrario, este sera el
nico medio para conservarla. Ya que pienso que cadahombre es libre
por naturaleza, y creo que la razn por la que los hombres
eligie-ron representantes, cuando eran demasiado numerosos para que
cada uno pudieradar directamente su propio voto, fue para que estos
pudieran defender la propiedadde todosEn consecuencia, destruir la
propiedad y dar a cada hombre su derechode voto no son lo
mismo62.
Pese a lo dicho, el insistente Ireton no cejaba en su empeo de
postular quelos que no tenan propiedad no podan votar porque no
tenan un inters perma-nente en su pas.
No contento con ello, Ireton di un paso ms sealando que si yo
quieroirme a vivir a un pas como forastero, o vivo en un pas sin
poseer en l un inte-rs permanenteentonces tendr que someterme a las
leyes y normas que esta-blezcan aquellos que representan en su
conjunto los intereses del pas63. Unaafirmacin que supone
identificar a los nacidos ingleses que no posean tierra(pobres,
sirvientes,....) con los no ciudadanos ya que quedan identificados
comoextranjeros, establecindose una continuidad sine die entre las
categoras de par-ticipacin poltica, propiedad de la tierra, inters
en el pas, ciudadana y tradi-cin. Este es el bucle en el que
Ireton, como representante del pensamiento repu-blicano hegemnico
de la poca, se instala y al que remite sin cesar. Un bucleque es
claramente criticado por los levellers. La clave de la crtica est
en la noaceptacin de la identificacin entre defensa del inters
permanente del pas y serpropietario, la cual a su vez lleva a
desmontar tambin la consiguiente asimila-cin entre extranjero y no
propietario.
Para los levellers, el derecho al sufragio remite a la puesta en
prctica deuna ley fundamental, de un derecho poltico que afecta a
todos los hombres naci-dos en Inglaterra como personas que tienen
inters permanente en el pas, tengano no propiedad. En este caso es
Wildman quien lo expresa de forma clara cuan-
62 Ibid., p. 170.63 Ibid., p. 159.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno51 2014, 14, 35-63
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64 Ibid., p. 175.65 Ibid., p. 176.66 Ibid., pp. 176 y 177. Una
reflexin que supone introducir en el debate el concepto mismo
de ciudadana poltica: de su naturaleza, justificacin y extensin
como fundamento del nuevo con-cepto de soberana. REVELLI,
Presentacin, p. 24. Qu lejos se encuentra este planteamiento
delpostulado por Knox. Como dice Walzer, citando al propio Knox: El
verdadero conocimiento deDios escribi Knox no nace con el hombre ni
llega a l por poder natural...El conocimientoverdadero se
identificaba, entonces, con la iluminacin religiosa (o bien con la
dedicacin religio-sa, ya que los profetas no eran msticos). WALZER,
La revolucin de los santos, p. 116. Vase tam-bin KNOX, A Godly
Letter (1554).
do seala que la cuestin a dilucidar es si el sufragio universal
es contrario a unaley fundamental, segn la cual el que vota tiene
que tener un inters permanenteen el pas64. Para argumentar en este
sentido, Wildman comienza diciendo queel caso de los extranjeros es
diferente de aquel que vive en el pas por habernacido en l. Si un
forastero es admitido para vivir en una nacin, con tal de queeste
se someta a la forma de gobierno que han aceptado los ciudadanos de
esanacin, gozar de sus mismos derechos salvo en este caso
particular65. Partien-do de esta diferenciacin entre ciudadanos y
no ciudadanos, Wildman plantearque los ciudadanos ingleses estn
comprometidos con su libertad de tal modoque:
El objetivo de los Parlamentos no es confirmar aquello que ya
est instituido,sino el de actuar bajo las justas normas de
gobierno. Cada una de las personas deInglaterra tiene derecho a
elegir a sus propios representantes, al igual que los mspoderosos.
A m me parece que el principio incontestable de todo gobierno es
quedepende del libre consenso del puebloEsto no puede ocurrir si no
es a travs de suconsentimiento, esto es, a travs de su voto, y por
ello, segn esta mxima, no existepersona alguna en Inglaterra que no
posea el derecho de voto en las elecciones66.
Y por si hubiera alguna duda, de nuevo Sexby, vuelve a insistir
en ello rela-cionando el debate sobre el sufragio con la justicia y
la dignidad humana, reco-nocindose como parte de aquellos que los
grandes pretenden volver a excluir:
No estoy dispuesto a renunciar ante nadie a mis derechos
naturales. Si talesderechos le son negados a los pobres, que son
los que ms han confiado en no-sotros, se llevar a cabo una de las
mayores injusticias. Se ha dicho que si le con-cedemos a los pobres
y aquellos que poseen una condicin humilde, su derechonatural, este
pas se ir a la ruina. [Por el contrario] estoy seguro de que los
pobresy los ciudadanos ms humildes de este pashemos sido el
baluarte de liberacin
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno2014, 14, 35-63 52
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del pas. Teniendo en cuenta sus condiciones, creo verdaderamente
que han hechotodo lo que estaba en sus manos; y sus vidas no han
sido consideradas lo suficien-temente valiosas como para procurar
el bien del pas67.
En esta alocucin, Sexby deja claro como el inters permanente por
el pases independiente de si se tiene o no propiedad alguna,
quedando vinculado alcompromiso con el bien pblico y a la creencia
de que las vidas de todos, inclui-da las de los pobres, son
igualmente valiosas. Toda una leccin de humanismocoherente con la
concepcin segn la cual libertad y servidumbre son antnimos.De ah
que concluya que tanto los ricos como los pobres:
Deberan de tener la misma participacin en el gobierno. Por lo
que tengoentendido, ustedes [se refiere a los grandes] se
comprometieron a esforzarse hastaasegurar la libertad del pueblo.
Debe ser anulada toda constitucin que no repre-sente la libertad
del pueblo. La constitucin que hoy tenemos es de cuarenta cheli-nes
de renta al ao, lo cual de ninguna manera hace que nuestro pueblo
sea libre68.
Estos son los argumentos con los que los levellers rompen en
Putney laidentificacin entre derecho al sufragio y de propiedad, lo
que los aleja del repu-blicanismo cvico, y haciendo suya la
advertencia de Ireton asumen que la liber-tad y la igualdad son dos
principios que, para que sean efectivos, deben ir de lamano. Por
eso su nombre: niveladores (levellers).
En este recorrido es obligado reconocer que la argumentacin
iusnaturalis-ta fue usada de manera reiterada por el argumentario
leveller. Pero conviene pre-cisar dicha afirmacin ya que si miramos
detenidamente, apreciaremos que dichaexplicacin no est fundamentada
en una perspectiva escolstica (ya sea tomistao de otra ndole). Por
el contrario, realmente est cumpliendo una funcin ret-rico poltica
que tiene como propsito contrarrestar la diatriba elitista sobre
lapropiedad y, a la vez, desmontar la legitimidad de la constitucin
inglesa, invo-cada por Ireton, como el lugar comn para la crtica a
la monarqua. Y es que lacrtica poltica de los levellers, como ya
vimos, no se apoya en la defensa de unpasado idlico y perdido, sino
en su malestar hacia un presente injusto y en labsqueda de un
futuro mejor. En este sentido, se puede afirmar que el
iusnatu-ralismo leveller es un iusracionalismo crtico incipiente la
justa razn dela que hablaba Overton definido ms por su dimensin
secular, poltica yhumanista que por la propiamente metafsica y
ontolgica.
67 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 183.68 Ibid.,
p. 198.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno53 2014, 14, 35-63
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69 Hubo algunas interpretaciones que, remitiendo a otros textos
levellers, sealaban que lasmujeres, por lo menos las no casadas, s
eran personas libres (freeman) las cuales tuvieron ciertopeso en el
proceso capitalizado por este movimiento. Vase Patricia CRAWFORD,
The poorest she:women and citizenship in early modern England, en
MENDLE, The Putney Debates of 1647, pp.200 y ss.
No obstante, esta argumentacin poltica de los levellers tan
novedosa ymoderna (no olvidemos que estamos a mediados del siglo
diecisiete) no eximepara reconocer que no todo fue oro en su
narracin. Adems de algunas de lascontradicciones ya sealada entre
algunos de sus miembros a la hora de dndesituar el lmite del
derecho al sufragio masculino, hay que decir que fueronpocas, muy
pocas, las alusiones a la cuestin de las mujeres en todo este
debate.De forma especfica en Putney no aparece dicha cuestin, lo
que indica que noocupaba un lugar destacado en su discurso poltico.
Es verdad que la categoraman en esa poca poda designar tanto a
varones como al genrico69. Pero seacomo fuere, s es cierto que, a
la postre, las mujeres fueron excluidas de los dis-tintos avances
polticos alcanzados y que la historiografa whig pro-establishmentse
encarg tambin de que esto fuera as y no se moviera mucho ms. Del
mismomodo, es necesario reconocer que al final, y sobre todo en el
tercer Agreement, sque parece que los levellers cedieron a tanta
presin y reconocieron ciertos lmi-tes al sufragio para sirvientes y
mendigos. En su argumentacin podemos desta-car una fuerte tensin
entre un sufragio universal masculino y otro ms restricti-vo
relativo a la propiedad, que nos permite hablar de un grado de
inclusin socialy poltico muy alto para la poca, en el que el peso
de la argumentacin estuvo lamayora de las veces balanceado a favor
de excluir la propiedad como criterio dedelimitacin electoral,
aunque no siempre.
Aun as, la cuestin no es tanto proyectar un discurso inmaculado
y purosobre los levellers como mostrar los debates terico polticos
que se dieron entreellos y cierto republicanismo, aun con todas sus
contradicciones.
LOS LEVELLERS Y LAS LIBERTADES REPUBLICANAS: LA CUESTIN DE LA
TOLE-RANCIA
La concepcin de la tolerancia religiosa que tienen los levellers
iba ms all dela predominante en el mundo presbiteriano,
independiente y, posteriormente,whig. Es verdad que muchos de ellos
probablemente pertenecieran a iglesias reu-nidas o separatistas. No
obstante, como muy bien seala David Wootton, lo quelos levellers
proponan era una constitucin, un pacto, para el conjunto de
lasociedad que incluyese tanto a los santos como a los pecadores.
Se oponan a
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno2014, 14, 35-63 54
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toda medida que hiciera recaer el poder en manos de los piadosos
seleccionadospor s mismos70.
Es cierto que en el tercer Agreement of the people (1649) se
afirmaba queno se podr excluir a cualquier persona de cualquier
funcin del Estado por opi-niones o prcticas religiosas, excepto a
los que son partidarios de la supremacadel Papa (o de cualquier
otra injerencia extranjera)71. Esto significaba recono-cer que haba
algn lmite de tipo religioso en su concepcin de la
tolerancia,aunque este fuese menor que el postulado por sus
coetneos, pues en el proyec-to poltico leveller caban paganos,
ateos..., lo cual no ocurra en los otros. Peroconviene detenerse un
poco. Si atendemos al parntesis que acompaa a dichoarticulado, se
aprecia cmo la limitacin no viene dada por una cuestin de
con-ciencia o libertad religiosa sino, principalmente, por el
problema poltico que seest dilucidando en ese momento histrico en
relacin a la capacidad para man-tener una repblica libre de la
injerencia extranjera. En esos aos el peligro deuna invasin era
real y provena del poder papista. Esto nos lleva a pensar que
lodicho en el Agreement of the people de 1649 responde ms a un
argumento deindependencia territorial que a una criba de tipo
religioso. Una defensa de laindependencia republicana que recupera
y se enmarca dentro del sentido de lalibertad republicana latina
caracterstica del renacimiento72.
Coherente con esta explicacin de la tolerancia, ms poltica que
de origenteolgico-presbiteriano, es la manera en la que los
levellers defendieron la nece-saria separacin entre los asuntos que
afectaban al conjunto de la repblica y lavida privada de cada quin,
no siendo la religin el lugar desde el que articularla vida en
comn. Son emblemticas, por conocidas, las palabras de Overtonsobre
este menester cuando sealaba que de sus pecados y transgresiones
perso-nales le debe rendir cuentas a Dios, pero que otra cosa es su
actuacin:
70 WOOTTON, Los Niveladores, p. 88. En uno de los textos claves
del pensamiento hugo-note, Vindiciae contra Tyrannos de Junius
BRUTUS (1576) (edicin inglesa de 1689
enhttp://cebo.cica.es/datos4/web.e0028/52847/index.pdf
[20-1-2014]), se elabora una perspectivabien opuesta a lo defendido
por los levellers. Como seala Walzer, en el Vindiciae los
magistradosestn obligados por un pacto a mantener la verdadera
religin. WALZER, La revolucin de lossantos, p. 105. Las cursivas
son nuestras. La diferencia entre uno y otro planteamiento son
evi-dentes.
71 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 300.72
Para un anlisis detallado de esta independencia republicana en la
tradicin latina, vase
Quentin SKINNER, Los fundamentos del pensamiento poltico
moderno, vol. 1, Fondo de CulturaEconmica, Mxico, 1993.
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
Foro Interno55 2014, 14, 35-63
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73 But as I am in relation to the common-wealth, that all men
have cognizance of, beacauseit concerns their own particular lives,
livelihoods and beings, as well as my own; and my failingsand evils
in that respect I yeeld up to the cognizance of all men, to be
righteously used against me.So that the businesse is, not how great
a sinner I am, but how faithfull and reall to the Common-wealth;
thats the matter concerneth my neighbour. Arthur L. MORTON, Freedom
in arms,Lawrence and Wishart, London,1975, p. 222.
74 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 241.75 CUEVA,
De los niveladores a Marbury vs Madison, pp. 180-181.76 Ibid., p.
70.
Con respecto a la repblica, que todos los hombres conocen, ya
que concier-ne a sus vidas, sustento y ser particulares, as como a
los mos propios; a ese res-pecto pongo en conocimiento de los
hombres mis defectos y maldades para que lasempleen con justicia
contra m. As, la cuestin no estriba en que yo sea un peca-dor, sino
en mi fidelidad y sinceridad hacia la repblica. Es esto lo que
incumbe ami vecino73.
En un mismo sentido se expres Wildman cuando, ante una arenga
religio-sa de Cromwell en medio de los Debates de Putney, afirmaba
que no hay nadaen la palabra de Dios que nos muestre como se debe
actuar en dichas cuestionesciviles74. Pudiera ser que hubiera
coincidencia entre lo que viene bien a los asun-tos civiles, a la
repblica, y sus creencias religiosas ms profundas, pero
dichacoincidencia era solo una posibilidad ms y no una necesidad a
la hora de confi-gurar el sentido de una vida pblica tolerante.
Por tanto, en un contexto marcado por profundas divergencias
religiosas yen donde el peso de la religin ocupaba un lugar
destacado entre algunos idea-rios es relevante sealar que no fueron
los levellers quienes se caracterizaron pordesplegar un tipo de
argumentacin teolgica. Como bien seala Cueva Fernn-dez, los
niveladores tendieron a una abierta libertad religiosa, mientras
que losescritores del Interregno no, incluso en el caso ms
aperturista, el de Milton75.La tolerancia religiosa de los
levellers llegaba a donde no lo hacan otros repu-blicanos. Y de ese
modo ampliaron el subsuelo tico protestante sobre el queoperaban.
Es por ello que los levellers apelarn a bases secularizadas para
suprograma poltico, apartndose del elitismo religioso excluyente y
dedicndose auna frmula inclusiva de carcter cvico y que tomaba
elementos del republica-nismo clsico76.
Por el contrario, si queremos encontrar una concepcin poltica
con argu-mentos testas de un modo significativo habra que mirar a
otro lado. Fueron Ire-ton y Cromwell los que no dejaron de hacer
referencias a Dios y a la teologacomo baluartes normativos en los
que inspirarse. Valgan como ejemplo las pala-
Fernando Fernndez-Llebrez Los levellers y el humanismo
radical
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bras de Ireton en Putney cuando, en medio del debate sobre el
Agreement, sea-laba que considero que lo esencial es que cada uno
consulte a Dios para cono-cer los errores, engaos y debilidades de
su corazn y le ruego a Dios que estpresente entre nosotros en esta
bsqueda77 para as poder llegar a un acuerdo yuna decisin justa. Un
alegato ms cercano a la celebracin de un cnclave quea la de una
discusin sobre un pacto poltico. Algo coherente con su
plantea-miento, pues los escritores de la Commonwealth nunca
defendieron una para-mount law porque no la consideraban necesaria.
Para ellos, el objetivo era cmobatir a los enemigos de la repblica
puritana78. Por eso terminaron persiguien-do, entre otros, a
rebeldes, irlandeses, monrquicos, cuqueros y levellers79.
LOS LEVELLERS Y EL GOBIERNO REPRESENTATIVO
En relacin al conjunto de propuestas planteadas sobre los
mecanismos de repre-sentacin y control del gobierno y del
parlamento, los levellers fueron bastantemeridianos y claros. Esto
fue as desde el primer Agreement, aunque es en el ter-cero donde
queda ms desarrollado.
El punto de partida poltico de los Agreements es el libre pueblo
de Ingla-terra80 que no est sujeto a poder externo alguno. Tras
ocho aos de conflictos yde ofrecer diferentes salidas al mismo, el
propsito de este nuevo pacto era garan-tizar la paz y la
prosperidad de la repblica intentando paliar todas las
discordan-cias y eliminar toda hostilidad y rencor, en los lmites
en los que es posible hacer-lo hoy81. Y lo har siguiendo la estela
del humanismo latino, para lo cual serimportante tratar de evitar
los partidismos82, actuar contra los intereses corrup-tos83 y
eliminar los inveterados abusos84 existentes en la repblica.
77 THE LEVELLERS, Los debates de Putney (1647), p. 118.78 CUEVA,
De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 182.79 Ibidem.80
LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 290.81 Ibid.,
p. 296. Que la bsqueda de la paz, y su valoracin positiva, sea un
objetivo poltico
para los levellers vuelve a ser un aspecto que contrasta,
nuevamente, con el espritu hugonote. Unejemplo palmario de ello lo
tenemos en este soneto hugonote: La paz es un gran mal, la guerra
esun gran bien/ La paz es nuestra muerte, la guerra es nuestra
vida/ La paz nos ha dispersado, la gue-rra nos convoca/ La paz mata
a los buenos, la guerra es su sostn/ La paz es propia del
malvado,la guerra del verdadero cristiano. WALZER, La revolucin de
los santos, p. 106.
82 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649) p. 289.83
Ibid., p. 295.84 Ibid., p. 297.
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85 Ibid., p. 302.86 Ibid., p. 295.87 Ibid., p. 290.88 Ibidem.89
Ibid., p. 301.90 Ibid., pp. 290 y 291.
Los autores de este tercer Agreement son conscientes de que los
hombrestienen pocos escrpulos paraexcederse de los poderes que les
han sido desig-nados y de los lmites de tiempo que les han sido
confiados; para introducir unpoder arbitrario y tirnico85. Pero,
tras una dolorosa experiencia, son aun msconscientes de que la
mayor parte de los hombres sobre los que recae la tareade ejercer
la autoridad pervierten sus fines con el influjo de los intereses
corrup-tos, que terminan por dominarlos completamente, dando al
traste con nuestrasesperanzas de paz y libertad86 conducindonos a
la tirana. Por eso es necesariollegar a un acuerdo poltico como el
propuesto; un acuerdo que tenga como pro-psito abolir cualquier
poder arbitrario y poner lmites y diques a todo tipo deautoridad,
tanto suprema como subordinada, a cualquier ulterior recurso de
casa-cin87. Insertada en esta perspectiva terica son varias las
medidas que los lev-ellers, y tambin los agitadores, van a plantear
con el fin de establecer un gobier-no representativo acorde a estos
principios.
Es oportuno hablar de representacin porque esa es la expresin
que usanrepresentacin del pueblo88 y tambin porque su intencin no
es la decrear un tipo de gobierno directo, sino establecer buenos
mecanismos para laeleccin de los representantes. En este
planteamiento, seguramente, se encuentreuno de sus aspectos ms
novedosos al intentar forjar un gobierno (de maneraincipiente)
representativo en un entorno social donde primaba un
republicanismode corte ms clsico. Pero cules fueron algunas de
estas medidas?
Junto a la ya mencionada separacin entre poder poltico y
religioso, desta-ca su tremenda preocupacin por crear un poder
autnticamente civil, alejado delpoder militar y de su control. Nada
hay se dir en la parte final del Agreementde 1 de mayo de 1649 que
represente un peligro tan grande para el Estadocomo el hecho de que
el poder militar pueda adquirir preeminencia sobre la auto-ridad
civil89, por lo que el poder militar debe quedar supeditado al
Parlamento.Su crtica al bicameralismo en consonancia con la
querencia ms popular delpensamiento leveller se combina con la
propuesta de que el nmero mximode representantes en la cmara fuera
de cuatrocientos, quedando excluidos lossecuaces del rey90. Estos
cuatrocientos representantes sern elegidos bajo cri-terios
proporcionales a las respectivas partes de la nacin, teniendo en
cuenta
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Foro Interno2014, 14, 35-63 58
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los diferentes lugares, la manera de dar y recoger los votos,
igualando el pro-cedimiento de las elecciones y el salario de los
diputados y en la que se garan-tice la total seguridad de los
representantes. La eleccin de los parlamentosser anual y los
representantes no podrn presentarse a dos elecciones segui-das.
Aunque s podrn repetir de manera alterna, fijando una fecha exacta
parael final de mandato y la celebracin de las nuevas elecciones, y
teniendo que tra-bajar los representantes todos los das sin
excepcin durante cuatro meses alao91. En relacin a las
incompatibilidades, y con el fin de que no se creen ban-dos que
sustenten intereses corruptosningn miembro asalariado de las
fuer-zas armadas, ni el Ejrcito,...ni ningn tesorero o
administrador del dinero pbli-co podr ser elegido como diputado
mientras ejerza su cargo92.
Y todo ello condicionado a que los representantes no incumplan
dicho pactobasado en la confianza (trust), ya que los levellers
hablan de un poder el cual essiempre revocable y no puede ser de
otra manera, y para ser empleado sinotro fin que nuestro propio
bienestar93.
Esta concepcin del gobierno de la res pblica chocaba con otras
de lapoca94. En el republicanismo de Cromwell las diferencias entre
monarqua ylord protector, en cuanto a figura omnipotente, resultarn
pequeas. Tienen unalegitimidad diferente, pero la matriz tirnica
del modelo cromweliano sita a surepublicanismo bastante cerca de
las concepciones papistas, aunque desde pos-tulados protestantes.
Es, como dice Glover, claramente, un republicanismo oli-grquico de
tono conservador95. En el caso de Harrington, que se inspira en
elmodelo veneciano, nos encontramos con una especie de gobierno de
participa-cin directa distinto al diseado por Cromwell. Es una
forma de participacinpoltica articulada sobre asambleas frecuentes
de comunidades locales o tri-bus que, asemejndose al sistema
tradicional ingls, combinan la doble fun-cin de reunir e instruir a
la milicia local y de designar a los representantes de lacomunidad
en la asamblea nacional96. Y como bien matiza Pocock: Los
elegi-
91 Ibid., p. 294.92 Ibid., pp. 291 y 292.93 [W]hich is ever
revocable, and cannot be otherwise and to be employed to no other
end
than our own well-being. OVERTON, A Remonstrance of many
thousand citizens, p. 33.94 Y distinto tambin al de pocas
anteriores como la que postulaba el pensamiento hugonote.
Como indica Walzer: El tipo de gobierno que establecieron los
dos pactos de Vindiciae no era ni ungobierno representativo ni, por
cierto, un sistema de soberana popular, sino una clase muy
especialde fideicomiso. La base de confianza constitucional era la
identidad de conciencias piadosas. WAL-ZER, La revolucin de los
santos, p. 100. Ver tambin BRUTUS, Vindiciae contra Tyrannos.
95 GLOVER, Introduccin, p. 75.96 POCOCK, El momento maquiavlico,
p. 475.
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97 Ibid., p. 476. Una rotacin que tambin afecta al Senado la
cmara de los pocos, sien-do elegidos de forma regular por
tercios.
98 WOOTTON, Los Niveladores, p. 92.
dos son menos representantes en el sentido propio del trmino,
que ciudadanos alo que les ha correspondido su turno en un empeo
poltico activo y en un servi-cio pblico97 que garantice la
participacin del individuo.
El planteamiento de Harrington queda muy lejos de las
reflexiones crom-wellianas, pero eso no significa que est en
sintona con la concepcin de la rep-blica que los levellers
defienden. Sobre todo es notoria la diferencia entre
ambasconcepciones tericas. Por un lado, los levellers quieren crear
un gobierno repre-sentativo donde se den buenas condiciones para
una eleccin popular lo msinclusiva posible, junto a la presin
social y de la calle, mientras que paraHarrington la cuestin es cmo
participar directamente en el poder. Nos encon-tramos con la
caracterstica diferenciacin entre gobierno directo y
representati-vo, pero donde, curiosamente, los levellers y sus
aliados los agitadores, tumul-tuosos, ms inclusivos y radicales, se
encuentran alineados con lo segundo y nocon lo primero.
Es cierto, como seala Wootton, que los niveladores defendan el
gobier-no representativo sin tener la menor idea de cmo debera de
conducirse este tipode gobierno en la prctica98. Por ejemplo, en lo
relativo a la presencia de los par-tidos en dicho marco
institucional, cuestin que ni imaginaron. Pero para noconocer las
entraas que nuestra forma de gobierno democrtico conlleva,
dieronalgunas pistas bastantes certeras y actuales.
EL HUMANISMO RADICAL DE LOS LEVELLERS: DENTRO Y FUERA DEL
REPUBLICA-NISMO CVICO
Del recorrido que hemos llevado a cabo por el pensamiento
poltico levellerode algunos de sus representantes ms genuinos y de
los debates acaecidos enlas primeras etapas de la revolucin inglesa
podemos sealar una serie de con-clusiones.
En primer lugar, es verdad que los levellers conforman un grupo
plural,tanto en lo que se refiere a sus objetivos como a su
fundamentacin terica, nosiendo sencillo delimitar bien sus
fronteras. Pero, aun as, sus referencias teri-cas, razones polticas
y sus formas de argumentar sustancialmente seculares, lesseparan
profundamente de los planteamientos polticos que defendieron los
pro-fticos de su poca, as como de las fuentes teolgicas originarias
(hugonotes,
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radical
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puritanos) que movilizaron a los santos revolucionarios. Esto
nos lleva a decirque la interpretacin historiogrfica que identifica
a los levellers con los santosmilenaristas es, cuanto menos,
sesgada y parcial. Esa interpretacin representabien lo ocurrido en
una parte de la revolucin, pero no en todos sus protagonis-tas ni
en todo el proceso99. La perspectiva tradicional sirve para autores
comoCromwell o Ireton y tambin para otros grupos como los diggers,
con GerrardWinstanley (1609-1676) a la cabeza100, aunque no para
los levellers.
En segundo lugar, este recorrido por el pensamiento poltico de
los levellerstambin nos ha permitido sealar la presencia de ciertos
elementos del republi-canismo cvico en su seno que quedan recogidos
tanto en las fuentes intelectua-les en las que se formaron como en
la orientacin que tomaron algunas de susdemandas. La lectura de
Maquiavelo y de la tradicin greco-romana formanparte relevante de
la formacin terica y poltica de este movimiento, de talmodo que su
desconsideracin conlleva una sobrevalorizacin del peso ejercidopor
la tradicin religiosa a la hora de estudiar la obra de los autores
levellers msrelevantes. Es esta inspiracin terico poltica, ms que
su dimensin teolgica,la que est por detrs de los Agreements of the
people, la gran apuesta poltica deeste grupo. Tambin la importancia
que le dan al gobierno de la ley, as como suconcepto de libertad
poltica son aspectos similares a la teora neo-romana de lalibertad
puesta de relieve por Skinner [en la] que el mantenimiento de la
perni-ciosa figura del rey convertira a los hombres en esclavos101.
Y, de la mismamanera, se aprecian concomitancias con algunos
postulados republicano cvicosde origen maquiaveliano a la hora de
acercarse a la naturaleza humana.
Pero que haya elementos que relacionan a los levellers con el
republicanis-mo cvico no significa que no haya diferencias y no
pequeas entre ambos plan-teamientos terico polticos. Como hemos
intentado mostrar a lo largo de esteartculo, la apuesta que hacen
los levellers por la supremaca y el consentimien-to popular, su
crtica al gobierno mixto, su defensa de la justicia, su
concepcinplebeya del pueblo, su actuacin como grupo social
activo102, su secular inci-piente iusracionalismo poltico
entreverado con cierta perspectiva histri-
99 Para un recorrido reciente por la revolucin inglesa de 1688,
puede acudirse a Steve PIN-CUS, 1688. La primera revolucin moderna,
Acantilado, Barcelona, 2013, pp. 23 y ss.
100 Para el caso de los diggers, vase Enrique BOCARDO, La
historia como argumento: el usode la conquista normanda en la obra
de los Levellers y Diggers: Revista Internacional de Pensa-miento
Poltico (1 poca), vol. 1 (2006), pp. 186 y ss.
101 GLOVERS, Introduccin, p. 48.102 Aspecto este, como recuerda
Cueva, completamente extrao a los autores del Interreg-
no. CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 183.
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103 Como muy bien ha expresado Cueva: La coalicin niveladora era
vocacionalmenteinclusiva. Ibid., p. 182.
104 Podramos, tal vez, ubicar a los levellers en lo que Mara Jos
Villaverde ha denomina-do como republicanismo liberal? Para dicha
categora: VILLAVERDE, La ilusin republicana, pp.213 y ss.
105 Actualidad que podra ayudar a explicar entre otras razones
por qu la obra de loslevellers cobra ms protagonismo y relevancia,
justamente, tras la segunda guerra mundial.
106 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 77.107
George KATEB, Whitman y la cultura de la democracia: Foro Interno.
Anuario de Teo-
ra Poltica, vol. 12 (2012), pp. 199-231.108 Sheldon S. WOLIN,
Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del
totalita-
rismo invertido, Katz, Madrid, 2008, p. 400.109 Por lo menos
entre los autores ms cercanos. Cuestin aparte es el caso de
William
Shakespeare.
ca, su defensa del gobierno representativo y de las libertades
individuales y suconcepcin tendencialmente aunque no completamente
inclusiva en rela-cin al sufragio103 son rasgos que claramente
alejan a los levellers de la tradicinrepublicana clsica y cvica.
Por lo menos en sus sentidos ms estrictos, acer-cndolos a
concepciones ms modernas y radicales de la poltica. De ah que seams
oportuno entender a los levellers como un grupo que, si bien en
cuanto a susfuentes y en algunas de sus demandas se sitan en la
estela de la tradicin repu-blicana cvica, en muchos otros aspectos
y no balades su proyecto polticohumanista se ubica fuera de esta
tradicin. Son estas consideraciones las que nospermiten hablar de
los levellers como una experiencia humanista radical, noinsertada
sustancialmente en el republicanismo cvico104, que pese a no
sertriunfante en su poca ayud a forjar nuestra tradicin democrtica
modernaen uno de sus sentidos ms inclusivos. De ah que algunas de
sus promesas nosparezcan tan actuales105.
Ahora bien significa esto que los levellers fueron demcratas en
el sentidomoderno? Si nos atenemos al uso especfico de este trmino,
ya sea en su propiapoca o tomando como referencia nuestro presente,
tendramos que decir que no,pese a reconocer que s son uno de los
grupos que se encuentran ms cerca de susignificado. No es,
seguramente, el vocablo ms adecuado para denominarlos,aunque se
parezcan bastante a ello106. No solo se aprecian carencias
decisivasdesde el punto de vista de la inclusin poltica, sino que
hay un aspecto que noest ni siquiera planteado y que George Kateb
denomin como individualidaddemocrtica107 y recientemente Wolin como
democratizacin del s mismo108.Es verdad que esta cuestin tampoco
estuvo presente entre sus coetneos109 y,
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menos aun, entre los analizados en este artculo. Pero, tal vez,
esta relevante fallas que pueda depender ms de su formacin
protestante. En esto s que la cultu-ra puritana forj identidades
cerradas, rgidas y controladoras que afectaron a laindividualidad
democrtica110. Es sintomtico que este aspecto haya tenido tanpoco
eco entre los especialistas de este perodo histrico. Es en esta
ausencia, yno en su concepcin humanista radical, en donde habra que
escarbar paraencontrar la huella protestante de los levellers,
agitadores y quienes tuvieroncierto protagonismo poltico en esta y
siguientes revoluciones, ya sean republi-canas o liberales. Pero
eso queda para otra ocasin.
110 Para una reflexin sobre dichas individualidades, vase ADRIN,
El gobierno del indivi-duo en el puritanismo: William Ames
(1576-1633). Para un planteamiento ms amplio sobre laforja de las
identidades al inicio de la modernidad, vanse de Javier ROIZ,
Sociedad vigilante ymundo judo en la concepcin del Estado,
Editorial Complutense, Madrid, 2008; y El mundo inter-no y la
poltica, Plaza y Valds, Madrid, 2013.
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