Lizardo Seiner. Medioambiente, recursos naturales y sociedad,
pp. 63-92. En: El Per Republicano: 1821-2011. Lima, Fondo Editorial
Universidad de Lima, 2012.El territorio y la oferta de recursos
naturalesEn el captulo I presentamos el proceso de establecimiento
de fronteras llevado a cabo por elEstado peruano desde inicios de
la Repblica y las modalidades que adopt su apropiacin atravs de la
implementacin de variados sistemas de transporte y comunicacin. En
el captuloII nuestro objetivo fue trazar la presencia humana en el
territorio presentando su evolucincuantitativa entre los siglos XIX
y XX. Planteando entonces el gran escenario la naturaleza- ylos
actores la poblacin- decidimos destinar este tercer captulo a la
identificacin de la ofertade recursos naturales que contiene el
territorio junto con la doble influencia que ejercen entre sla
sociedad y la naturaleza; ello implica identificar la serie de
fenmenos destructivos que porsiglos han provocado catstrofes como
tambin el largo e irresponsable proceder de individuosy grupos en
la destruccin, a veces sistemtica, de la megadiversidad.Una oferta
amplia de recursos: la megadiversidadEn la actualidad, el Per est
considerado entre los 17 pases megadiversos del mundo(Mittermeier
1997). La biodiversidad se entiende como la presencia de especies
adaptadas adiferentes hbitats distribuidos dentro de un territorio
nacional; megadiversidad alude a unacantidad excepcionalmente alta
de estas. Formar parte de ese grupo fue resultado de
laidentificacin de un volumen significativo de especies; ello se
produjo gracias a la informacinproporcionada por los estudios
desarrollados por las ciencias naturales desde mediados delsiglo
XIX tanto desde la botnica como de la zoologa. Balances hechos por
cientficos acomienzos del siglo XXI arrojan resultados importantes
con relacin a la riqueza natural quealberga el Per; se reconoce que
ocupa el primer lugar del mundo en determinados nmeros deespecies;
mariposas (3.000), aves (1.816) y orqudeas (4.000).Adems, sumada a
esa oferta natural se comprueba la existencia de un proceso
cultural de altasignificacin social y econmica, desarrollado en los
ltimos 8.000 aos: el proceso de do-mesticacin de plantas y
animales. De las cinco zonas mundo en las que se fue
desarrollandola actividad agrcola desde los 6000 a.C, los Andes
peruanos se reconocen como aquella en laque se encuentran 182
especies domesticadas, la ms alta del mundo (Brack 2004: 17).
Loscentros de domesticacin dieron lugar al desarrollo de
civilizaciones: tal fue el caso de China,Mesopotamia o Mesoamrica.
Pero en ninguno lleg a disponerse del alto nmero de especiesque se
domesticaron en el Per.Sin embargo las especies no domesticadas,
sean de flora o de fauna representan una cantidadenormemente mayor
que las domesticadas y la existencia de cada una es resultado de
unaconjuncin de factores naturales. Cules son las condiciones
fsicas del territorio que hanposibilitado la existencia de tan
vasta oferta natural? Primero, la latitud. Es aquella
dimensinespacial definida como la distancia de cualquier punto de
la Tierra en relacin con la lnea1
ecuatorial. Es la primera variable explicativa de la
megadiversidad. El Per se encuentraubicado en una posicin geogrfica
de baja latitud (entre los 002' y 1821' de latitud sur), congran
parte de su territorio prximo a dicha lnea y, por consiguiente,
expuesto a una constanteirradiacin solar. Junto a la alta
incidencia de pluviosidad ambos elementos explican laexistencia de
los bosques amaznicos, ecosistema que alberga ms especies que
cualquierotro del mundo.La presencia de la cordillera de los Andes
y el mar tambin explican la vasta oferta natural delterritorio.
Dispuesta de manera longitudinal, siguiendo una direccin norte-sur,
la cordilleramuestra una visible variacin altitudinal que afecta
factores ambientales como la humedad y latemperatura. As, los Andes
del sur presentan mayor altura que los del norte. Por su parte,
elmar peruano debera tener una temperatura alta si se considera el
hecho de hallarse cerca dela lnea ecuatorial no obstante, es
enfriado por accin de la Corriente Peruana la que correparalela a
la lnea costera desde Tacna hasta Piura e influye directamente
tanto en la variedadde especies martimas como en los ecosistemas
terrestres adyacentes, caracterizados, engrandes reas, por su
aridez (Brack 2004: 16-17).Si en la actualidad la megadiversidad
del territorio peruano se explica sobre la base de laconjuncin de
los tres factores indicados, ello es posible gracias al
conocimiento acumulado porlas ciencias naturales en el Per. Los
avances de la cartografa para situar de modo ms exactolas
coordenadas entre las que se encuentra nuestro territorio, las
expediciones realizadas pordcadas a los largo de los Andes con el
propsito de explorar y medir la altura de las montaasque lo
conforman, estudiando su relieve y los diversos tipos de paisaje
que alberga hasta lalarga serie de observaciones y registros
llevados a cabo por oceangrafos peruanos yextranjeros sobre las
caractersticas del mar peruano todo nos conduce a reconocer que
ello esel resultado conjunto de esfuerzos provenientes de las
ciencias naturales hechos desde variosfrentes.Estas ciencias se
cultivaron y propagaron en el Per a travs de diversos centros de
enseanzae investigacin y representan la expresin local de una parte
de la tradicin cientfica deOccidente, incrementada y sistematizada
entre los siglos XIX y XX. No obstante, no debeperderse de vista
que dicha tradicin investig un territorio que vena siendo observado
yestudiado por los propios pobladores nativos por varios miles de
aos. Cmo fue percibido elterritorio en el pasado antes de la
llegada de los colonizadores europeos? No hay mayor dudaen
reconocer que la poblacin andina tuvo un conocimiento exhaustivo de
su hbitat msinmediato. Cada ayllu debi tener control sobre los
recursos disponibles en su entorno naturalms prximo; prueba de ello
es el desarrollo de la domesticacin de especies y la presencia
degrandes logros culturales como la cermica, la textilera o la
medicina, muchas veces contradiciones locales muy distintas entre
s. En cada uno de ellos, el uso de plantas, tcnicas einstrumentos
se bas en el conocimiento de las propiedades de cada recurso
natural. Con eldesarrollo del Estado inca desde mediados del siglo
XV, se construyeron visiones de gran2
alcance sobre los diferentes ecosistemas del enorme territorio
sobre el que ejercieron autoridad.De no haber existido no podra
explicarse, por ejemplo, la distribucin que se hizo de lasdistintas
poblaciones con propsitos de colonizacin en ecosistemas distintos
al de origen.Sin embargo, una percepcin ms vasta del territorio
recin fue gestndose desde mediadosdel siglo XVI, cuando los
colonizadores requirieron contar con una imagen amplia del lugar
alque haban arribado. La imagen de un territorio longitudinal y
tripartito, en el que se distinguencosta, sierra y selva, tal como
los seguimos entendiendo grosso modo hasta la actualidad,recin se
configura a mediados del siglo XVI. Las siguientes lneas tienen el
propsito deordenar la evolucin preliminar de este proceso de
comprensin territorial.Entendiendo el territorioDesde la llegada de
la cultura occidental a los Andes en el siglo XVI, varios han sido
losesfuerzos por clasificar el territorio de acuerdo con sus
principales caractersticas fsicas. Laimagen inicial corresponde a
la propuesta por el jesuita Jos de Acosta. Su Historia natural
ymoral de las Indias (1590) ofrece la primera gran perspectiva de
la riqueza natural americanaincidiendo en los casos que observ
directamente en Per y Mxico. Su estada en el Per seprolong por ms
de una dcada visitando varias partes del virreinato y estudiando in
situdiversas especies, hecho que le confiere autoridad a sus
observaciones. El territorio le suscitsorpresa, pues "[...] este
pedaso de mundo que se llama Pir es de ms notable consideracinpor
tener propiedades muy estraas y ser quasi excepcin de tierras de
Indias [...]. Acostapropuso la primera visin tripartita
longitudinal del Per en base a su experiencia de viajes porel
territorio; para I, se pueden distinguir llanos, sierra y Andes,
base de la futura denominacin:costa, sierra y selva (Acosta [1590]
1977, Lib.III, cap. 22:175-177). Pocas dcadas despus, yaen el siglo
XVII, otro jesuita, el padre Bernab Cobo, publica su Historia del
Nuevo Mundo(1653), obra en la que tambin extiende sus observaciones
a varias partes de Amrica. Para elPer, sus estudios son relevantes
pues se sostienen en una estada de ms de 50 aos (Cobo[1653] 1956).A
fines de la poca virreinal, y a pesar de los avances realizados en
diversas investigacionesque giraron alrededor de la historia
natural1, la imagen del territorio se mantuvo en suconcepcin
longitudinal y tripartita. En 1793, Hiplito Unanue public en su Gua
del Per, unaimagen del territorio que reflejaba dicha concepcin y
en la que, por ejemplo caracterizaba a lacosta como una regin
compuesta por "[...] arenales estriles y valles pequeos [...]
(Unanue[1793] 1985, II); no obstante, adicionalmente, identific las
producciones caractersticas de cadaregin y las sintetiz en la
siguiente mencin: "[...] Las producciones del Per siguen
lanaturaleza de sus diferentes climas. Los vinos, aceites y azcares
son los frutos msapreciables de la costa; los maces y trigos de las
quebradas y la cascarilla y coca de las1 Desde la antigedad clsica,
se conoca bajo la denominacin Historia Natural a la disciplina que
agrupaba diferentes camposde conocimiento vinculados al estudio de
la naturaleza, tales como la Botnica, Zoologa o la Mineraloga.
Desde mediados delsiglo XIX se produce la diferenciacin de los
estudios en cada una de las ramas.3montaas [...] (Unanue [1793]
1985, III). Tampoco descuid las diferencias de temperatura quese
observan entre ellas pues "[...] vara mucho su temperamento, aun
baxo de una mismalatitud. El de los lugares altos es sumamente
rgido [...] el de las quebradas imita el de la costaque se puede
medir por el de Lima [...]".En lo esencial la imagen construida por
Unanue es similar a la que l mismo publicara dos aosantes en el
Mercurio Peruano, cuando haca referencia a la existencia de "[...]
arenales que seextienden a lo largo de casi toda la costa [...],
aunque precisando que tambin existan vallesmuy ricos gracias al
regado. De la cordillera le llamaron la atencin las lagunas y
pampasmientras la montaa tal como se denominaba a la selva en ese
entonces - de Chanchamayo,Hunuco y Lamas "[...] son unos parages
privilegiados de la naturaleza en quanto a laportentosa lozana y
hermosura de sus producciones [...], an poco explorada debido a
unapoblacin nativa hostil y la adversidad de un clima hmedo y clido
(Mercurio Peruano 1966[1791], I: 2, 7).Unanue public sus
observaciones desde comienzos de la dcada de1790 y considerando
sunovedad y exactitud junto al hecho de formar l mismo parte de una
lite ilustrada que recibi laconfianza directa del Virrey, pueden
considerarse como la imagen oficial con la que el Estadovirreinal
visualiz su territorio. A las autoridades coloniales del Per les
interesaba proyectardicha imagen territorial formando parte de una
unidad mayor: la Monarqua Universal Espaola.Tambin representaba un
paso importante en la construccin misma de la identidad
territorialperuana, pues destac los rasgos particulares de su
geografa. Paso inicial del nacionalismo fuela intencin explcita
formulada en la Idea general del Per, a saber: "[...] hacer ms
conocido elpas que habitamos, este pas contra el qual los autores
extrangeros han publicado tantosparalogismos [...] (Mercurio
Peruano 1966 [1791], I: 1).Aun cuando el Mercurio no represent
formalmente una publicacin oficial, recibiconstantemente apoyo
directo de parte del virrey Gil de Taboada. Ello se
materializplenamente luego cuando le encomend directamente a Unanue
la redaccin de la Gua deforasteros, obra concebida para ofrecer una
imagen real y prctica del pas, sostenida en elacopio de estadsticas
y de observaciones directas hechas a lo largo del territorio y
sostenidasen los principios de la Ilustracin. Por consiguiente, es
a fines del siglo XVIII y a partir de laconjuncin entre poder y
ciencia que se produjo la forja de la imagen del territorio
heredada porel Per republicano.La fuerza de la imagen tripartita
del territorio, forjada en los siglos virreinales y heredada por
laRepblica, se prolonga hasta el presente. En trminos generales,
fue el discurso geogrficoescolar el que se convirti en el medio
eficaz que hizo posible el mantenimiento de dichaimagen. Junto con
los aprendizajes bsicos, el nio desarrolla en la escuela su
primerapercepcin espacial de gran magnitud, la de su pas, del cual
se siente parte y que le permitirestablecer los primeros vnculos de
pertenencia a una comunidad que se asienta y controla un4espacio.
No obstante, no debe dejar de reconocerse que la imagen tripartita
no resultabaplenamente satisfactoria para muchos cientficos
peruanos. Gracias a los aportes sucesivos demuchos viajeros y
naturalistas, sostenidos en largos recorridos por el territorio, la
antiguaconcepcin tripartita se encuentra felizmente matizada en la
actualidad y coexiste con otras msmodernas.Si tres fueron las
regiones identificadas por Unanue, cinco fueron las que consider
Raimondi.Fue el cientfico que mejor estudi y comprendi el
territorio peruano en el siglo XIX, resultadode una larga estada de
40 aos, 20 de los cuales se dedic a recorrerlo extensamente. En
suopinin "[...] el Per puede subdividirse en cinco zonas distintas
por su clima y producciones.Estas zonas o regiones reciben el
nombre de Costa, Sierra, Puna, Cordillera y Montaa [...][cursiva
nuestra (Raimondi [1878] 2007: 368). Al igual que lo hecho por
Unanue -aunquesosteniendo sus opiniones en una experiencia de viaje
ms fructfera- Raimondi present losrasgos de cada una de las
regiones identificadas. Y como para demostrar el rol central de
losAndes en la configuracin del territorio, la sierra de Unanue da
paso en Raimondi a tresregiones: sierra, puna y cordillera,
diferenciadas entre s por tres elementos: altura, clima
yrecursos.Profundizando la imagen de Unanue, Raimondi consign
puntualmente la altura sobre la que seextiende cada regin e incluso
define los lmites de cada una en base a la vegetacin; para lasierra
indica que el lmite superior, ubicado a 3.500 metros de altitud, lo
establece el crecimientode la alfalfa, mientras que el inferior, a
los 1.500, se define por la adaptacin de la caa deazcar (Raimondi
[1878] 2007: 369).Un esfuerzo mayor de sistematizacin fue el que
emprendi Javier Pulgar Vidal desde ladcada de 1930 con el propsito
de distinguir las regiones. Basndose en el conocimiento
tradi-cional de la poblacin nativa sobre el territorio y tomando
distancia de la triparticin territorialtradicional, decidi utilizar
los mismos trminos quechuas con el que esta entenda las
visiblesdiferencias altitudinales. As registr ocho denominaciones
que han tenido xito en surecepcin, pues son materia de gran difusin
en el nivel escolar: chala, yunga, quechua, suni,puna, janca, rupa
rupa y omagua (Pulgar Vidal 1996: 242, 272-273).Cada una de las
regiones se extiende dentro de un rango de altitud y alberga
condicionespropicias para el desarrollo de los "productos lmite",
de distribucin escalonada y que seproducen hasta una determinada
altitud. Aun cuando se trata de una propuesta relevante yextendida,
Pulgar Vidal recomendaba entender la interpenetracin entre zonas
como unaseccin sinuosa para as evitar imaginar separaciones bruscas
entre ellas; adems, entrevique la existencia de las ocho regiones
resulta innegable en la seccin central mas no en otras;por ejemplo
no se advierte presencia de janca en los Andes del norte (Pulgar
Vidal 1996: 31).A fines del siglo XX se propuso una nueva forma de
clasificacin del territorio: la ecorregin.5
Desde la dcada de 1980 Antonio Brack con formacin en ciencias
naturales y lector de losrelatos de viaje de Raimondi por el Per,
propuso el concepto de ecorregiones, distinguindolassobre la base
de la incidencia de factores como vegetacin, pluviosidad, suelos y
altitud, entreotros. As resultaron once ecorregiones, a saber: Mar
fro, Mar tropical, Desierto del Pacfico,Bosque seco ecuatorial,
Bosque tropical del Pacfico, Serrana esteparia, Puna, Pramo,
Selvaalta, Selva baja y Sabana de palmeras (Brack 2004: 23). La
distribucin de cada una de lasecorregiones en el territorio no es
uniforme. Si apreciamos el territorio desde una
perspectivatransversal de direccin oeste a este, la distribucin de
estas vara; en la seccin sur (16 lat.S), por ejemplo no existe
selva baja mientras que el pramo y bosque seco solo se hallan en
laseccin norte (5 30' lat. S). El concepto ecorregin representa la
ms moderna modalidad declasificacin del territorio, etapa final de
una larga tradicin de clasificacin del territorio que seprolong a
lo largo de cuatro siglos.Las regiones han servido de criterio de
clasificacin del territorio, concentrando de distintosmodos la
diversidad de especies. Estas, a su vez, requieren dos recursos
indispensables parasu crecimiento y supervivencia: agua y suelos.La
distribucin del agua en el PerEl agua dulce no es un recurso escaso
en el Per. El problema central se deriva de su desigualdistribucin
a lo largo de las tres regiones principales. La cuenca del Amazonas
concentra unadisponibilidad de agua 30 veces mayor de la que en
conjunto muestran las cuencas del Pacficoy del Titicaca. Si tenemos
en cuenta este hecho y lo comparamos con la concentracin depoblacin
en cada una de las regiones, se produce un fenmeno curioso: una
relacininversamente proporcional entre disponibilidad de agua y
concentracin demogrfica, que seaprecia en el siguiente
grfico.Aunque la cuenca del Pacfico apenas concentra poco ms del 2%
del agua disponible, albergael 66% de la poblacin, la mayor
concentracin demogrfica regional. En este fenmeno se hanconjugado
dos variables: la conformacin misma del territorio y los
desplazamientos depoblacin intensificados en la segunda mitad del
siglo XX, que despoblaron la sierra, regin quetradicionalmente
concentr la mayor densidad demogrfica, hasta mediados del siglo
XX.El volumen de agua dulce disponible en el Per asciende a
2.046.287 hectmetros cbicosanuales.2 La agricultura es la actividad
econmica que absorbe el mayor porcentaje, el cualasciende al 80%,
seguido del uso domstico, con poco ms del 12%. Luego se encuentra
elconsumo industrial y minero, consecutivamente. Representan cuatro
modalidades de uso delagua agrupados bajo la categora "uso
consuntivo", diferencindolo del denominado "uso no-consuntivo",
aquel porcentaje que se destina a la generacin de energa elctrica y
que no sematerializa en un consumo efectivo del recurso (Autoridad
Nacional del Agua b).2El hectmetro cbico es una medida de capacidad
equivalente a un milln de metros cbicos.6
Qu utilizacin se da al 12% correspondiente a uso domstico? Este
porcentaje cubre lasnecesidades cotidianas de la poblacin, sea la
higiene personal, la coccin de los alimentos o ellavado de la ropa.
A comienzos del siglo XXI el acceso al agua potable en el Per se
realiza atravs de servicios brindados por empresas privadas
denominadas "prestadoras", establecidasen varias ciudades del pas y
clasificadas sobre la base del nmero de conexiones instaladas. Ala
cabeza se encuentra Sedapal, empresa que satisface la demanda de
1.100.000 conexionesen Lima. Las dems se clasifican sobre la base
del nmero de conexiones; 11 se clasificancomo grandes, pues tienen
ms de 40.000 conexiones, 21 son medianas y cubren ms de10.000, y 17
son pequeas, por debajo de esta cifra.3 En el caso especfico de la
demanda delas cinco ciudades ms pobladas del Per (Lima, Arequipa,
Trujillo, Chiclayo y Piura incluyendoprovincias aledaas) es
cubierta con la gestin de otras tantas empresas privadas
reguladaspor el Estado a travs de la Superintendencia Nacional de
Servicios de Saneamiento.En Lima, parte del confort domstico que
existe en materia de distribucin urbana de agua sesostiene en una
extensa red subterrnea de tuberas que alcanza 11.308 kilmetros
delongitud, la ms extensa del pas, y de la cual el 6% est
conformada por redes primarias. Elagua dulce se obtiene de
distintas fuentes y requiere tratamiento antes de usarse. El
procesode potabilizacin se sostiene en reservorios ubicados en
distintas partes de la ciudad, loscuales cuentan con una capacidad
de almacenamiento de 326.000 metros cbicos. Uno deellos es la
planta de tratamiento de La Atarjea, la ms importante y antigua de
la capital, cuyacapacidad alcanza los 224.000 metros cbicos,
equivalente al 60% del total (Sedapal 2008:43).Para un sector de la
poblacin cuyas necesidades de consumo domstico de agua se
hallandebidamente satisfechas, pareciera perder muchas veces de
vista las contingencias propias delfuncionamiento de un sistema
complejo como es el de captacin potabilizacin y distribucin
delagua. Las fugas suelen representar la contingencia ms frecuente
del sistema y su deteccinrequiere una supervisin permanente por
parte de las empresas prestadoras. La deteccin delas contingencias
representa una prctica indispensable y relevante pues evita la
prdida de uncaudal apreciable de agua: 225 litros por
segundo.Tratndose de un recurso escaso en una ciudad con las
caractersticas ambientales de Lima,rodeada de zonas ridas, la labor
de deteccin no debe mantenerse solo en un plano tcnico desolucin;
debe incidir ms bien en la accin de un usuario ms informado y que
se transformeen actor responsable frente al uso de un recurso
agotable, como es el agua potable en Lima.No es una invocacin
superflua. Cuando cerca del 20% de la poblacin carece de una
conexindomiciliaria de agua y un sector de ella no cuenta con una
provisin constante durante el dapues la recibe por horas o en
volmenes menores que los establecidos. No debe soslayarse elhecho
que el desarrollo de una cultura del agua en Lima representa una
nueva dimensin de3 La Superintendencia Nacional de Servicios de
Saneamiento (Sunass) es un organismo pblico descentralizado, creado
en el2003 y adscrito a la PCM. Para las cifras mencionadas
consltese especficamente el documento Ranking de desempeo
deempresas prestadoras (2007):
http://www.sunass.gob.pe/docuemntos/indicadores/bechmark/bech07.pdf7ejercicio
ciudadano.Lima tiene la ms baja disponibilidad de agua de Amrica
del Sur en comparacin con otrasgrandes ciudades de la regin.
Ordenadas de mayor a menor de acuerdo a su poblacin,
cuatromegalpolis: Ro de Janeiro (9 millones de habitantes), Lima (8
millones), Bogot (6.500.000) ySantiago (5.900.000) se encuentran
emplazadas en lugares en los que existen enormesdiferencias en
relacin al acceso al agua. Si en el extremo superior se encuentra
Ro de Janeirocon 1.170 milmetros cbicos de precipitacin anual
-equivalente a ms de un metro cbico delluvia al ao- en el extremo
inferior de disponibilidad se halla Lima con apenas 9
milmetroscbicos al ao; 800 son los que caen en Bogot y 384 en
Santiago. En cuanto a disponibilidadde reservas, Ro de Janeiro
tambin encabeza la lista con 2.073 millones de metros cbicos
deagua, seguida de Santiago (900) y Bogot (800); cierra la lista
Lima con apenas 282 millones, lasptima parte de las que presenta el
primero.Tambin son palpables las diferencias en cuanto a capacidad
de produccin de agua potable,aspecto en el que los resultados
desfavorecen a Lima, donde se producen 20 milmetroscbicos por
segundo frente a los 24 de Santiago, 25 de Bogot y 52 de Ro de
Janeiro (Sedapal2007: 23). A partir de lo expuesto, no es difcil
imaginar un escenario futuro en el que lapoblacin mantenga las
tendencias actuales de aumento constante mientras las reservas
deagua van disminuyendo a un ritmo acelerado. No es imprudente
afirmar que la vulnerabilidad deLima aumentar significativamente en
las prximas dcadas en un mbito no solo vital para lacobertura de
necesidades domsticas sino tambin comerciales e
industriales.Visualizar la vulnerabilidad de los escenarios futuros
es parte de las responsabilidades tcnicasde las autoridades
actuales. Previendo la escasez futura del agua, Sedapal tiene
previstoadelantar las obras del proyecto Huascacocha-Rmac, el cual
prev derivar 2,5 metros porsegundo desde la laguna al ro, elevando
la oferta disponible del recurso aun cuando ello noimplique llegar
an al nivel de otras ciudades sudamericanas. Las obras civiles
demandarn,entre otras, la construccin de una presa, un canal de 42
kilmetros de longitud y un tnel depoco ms de 3 kilmetros que
atravesar la cordillera, constituyendo el ms importanteproyecto
actual de trasvase en la costa central peruana (Sedapal 2008:
51).No ser la primera vez que se apliquen en la costa peruana
proyectos dirigidos a la derivacinde aguas desde la sierra. Desde
mediados del siglo XIX se vio la necesidad de incrementar elescaso
caudal del Rmac aunque con propsitos esencialmente agrcolas, como
los que planteDemetrio Olavegoya en 1853 o Dionisio Derteano en
1873 (Seiner 2002: 157).Cunta agua potable disponible hay en Lima?
Se ha afirmado que Lima es la segunda ciudadms poblada del mundo
ubicada en un desierto, detrs de El Cairo. Lima debera
serconsiderada adems la ms vulnerable del mundo entre las que
albergan ms poblacin, puesno hay comparacin posible entre el caudal
conducido por el Rmac frente al que exhibe el Nilo.8Comprender el
problema implica primero entender la geografa; Carlos Amat
destacaba estadimensin cuando afirmaba que en el Per la geografa
manda (Amat 2006: 15), dando aentender el modo como la topografa y
el clima influyen en el comportamiento de la poblacin.Una de las
caractersticas bsicas de la geografa fsica del Per la ofrece la
cordillera de losAndes. Debido a la altura a la que llegan decenas
de montaas, superior a los 5.000 metros,esta contiene extensas reas
de glaciares de las que se forman depsitos de agua, sean lagoso
lagunas, muchos de los cuales son el origen de los ros que
desembocan en el Pacfico,formando a su paso valles que se extienden
en direccin este-oeste. No debe perderse de vistaque esta densidad
de glaciares es la ms grande del mundo situada en zona tropical.
Sinembargo, actualmente se encuentra atravesando un dramtico
retroceso. El agua originada delos deshielos glaciares fluye por
una simple razn de gravedad, bien hacia la mencionadavertiente
occidental o Cuenca del Pacfico, o bien hacia la oriental, la que
se rene en la grancuenca del Atlntico, en la que el Amazonas
representa el eje principal.Por sus caractersticas, el Rmac es un
ro estacional que nace en la cordillera de los Andes yconduce un
caudal promedio de 30 metros cbicos, de acuerdo a cifras del ao
2007; en pocade crecida el caudal se eleva a 41 metros cbicos
debido a las intensas precipitacionesocurridas en su cuenca alta,
lo que contrasta con los 23 metros cbicos a los que apenas llegaen
periodo de estiaje. Siendo esta la poca en la que se reduce la
oferta natural del ro, lasautoridades han creado un sistema para
compensar la oferta deficitaria de la cuenca fluvial delPacfico,
captando aguas de la vertiente del Atlntico. En la actualidad, de
los 282 millones demetros cbicos de capacidad de almacenamiento con
que cuenta Lima el 56% (157 millones)tiene su origen en la
vertiente oriental, en las lagunas Antacoto y Marcapomacocha,
mientrasque el 44% restante (125 millones) proviene de las de
Yuracmayo y de las que se ubican en lasalturas de la localidad de
Santa Eulalia, enclavada en la vertiente del Pacfico (Sedapal
2007:44). La capacidad de almacenamiento del sistema nunca ha sido
cubierta en su totalidad en losltimos aos; en el lapso transcurrido
entre mayo del 2004 y abril del 2008, el caudal
oscilconstantemente, descargndose 140 millones durante todo el
periodo de estiaje equivalente ala mitad de la capacidad mxima de
almacenamiento (Sedapal 2008: 36).A las fuentes superficiales
generadoras de caudal se agrega el volumen aportado por las
aguassubterrneas, captadas en ms de 300 pozos distribuidos por toda
la ciudad de Lima. Sumandoambas fuentes se alcanzan los 20 metros
cbicos por segundo de agua disponible. Las cifrasde potabilizacin
son elocuentes. En el 2007 se trataron 650 millones de metros
cbicos deagua potable en Lima; para el 2008, el volumen se haba
elevado a 658 millones. Y la tendenciase mantendra al alza pues la
poblacin se sigue incrementando en la ciudad. Los clculosestiman
que solo el 90% de la poblacin limea recibe los beneficios del agua
potable a travsde los sistemas de distribucin; ello se materializa
en casi 1.100.000 conexiones. EI 92% sondomsticas; el resto
industriales y comerciales. Para el 2008 estas se haban
incrementado a1.230.000 conexiones (Sedapal 2007: 27, 30-33; 2008:
42, 44). An se mantiene un dficithdrico urbano que no puede ser
debidamente cubierto por la existencia de dificultades tcnicas9que
se derivan de los emplazamientos elevados en los que se hallan
algunos sectores de laciudad. No puede soslayarse el hecho de que
la Asamblea General de las Naciones Unidasreconoce el acceso
universal al agua potable como un derecho humano (Organizacin de
lasNaciones Unidas 2011: 2).Presentar la dimensin material
involucrada en el establecimiento y funcionamiento de una redurbana
de distribucin de agua potable busca llamar la atencin sobre la
realidad de un procesotecnolgico destinado a la obtencin de un
producto que satisface dimensiones vitales denuestra vida. La
existencia de esa red sostiene un servicio vital por el que el
usuario paga perodel que tiene una idea difusa o inexistente sobre
su funcionamiento. Conocerlo es el primerpaso para entenderlo y
apreciarlo. Con ello podran enmendarse conductas irresponsables en
eluso del recurso hdrico. La difusin de una cultura del agua
arraigara en la ciudadana laconviccin de que un uso adecuado
permitir cubrir ms eficazmente la demanda urbanacontempornea y con
ello la garanta de que estar disponible en condiciones ptimas
ycantidad suficiente para generaciones futuras. El caso de Lima es
significativo por su magnitudy esencialmente por tratarse de la
mayor concentracin urbana del pas; sin embargo, cul esla cobertura
de agua potable en el resto del pas?Cifras del ao 2005 establecan
que la cobertura de agua potable a nivel nacional era de 83,7%.No
obstante, de acuerdo con la informacin proporcionada por
dependencias tcnicas delEstado, ese mismo ao de los 17,3 millones
de habitantes comprendidos en el mbito decobertura de las empresas
prestadoras de servicios (EPS), 2.800.000 no tenan acceso
alservicio de agua potable (Sunass 2006: 11). Por consiguiente, con
una poblacin no atendidapor las EPS de ms del 10%, sumado a las
malas prcticas domsticas que derivan enprdidas sensibles de agua,
se configura un escenario que sin llegar a los extremos de
estrshdrico que se aprecian en frica, requiere voluntad poltica y
responsabilidad ciudadanaindividual.A fines del siglo XX, solo el
72% de la poblacin peruana tena acceso al agua potable a travsde
una conexin domiciliaria. El 11% se encontraba dentro de la
categora "sin conexindomiciliaria pero con fuente cercana, lo que
equivale a decir que empleaba una cantidad detiempo para acceder a
dicha fuente, y luego conducir agua hasta su vivienda. Casi la
quintaparte, el 18% no cuenta con servicio alguno de distribucin de
agua. No obstante, no soniguales los modos de acceso. En las zonas
urbanas, el 85% de la poblacin tena conexindomiciliaria, mientras
que en las reas rurales cerca del 36% de la poblacin no contaba con
elservicio. En Lima metropolitana, el 91% de las personas gozaban
de conexin domiciliaria;menos de la mitad la tena en la selva.
Incluso entre aquellos que conforman el 72% que tenauna conexin
domiciliaria no presentaban la misma regularidad de acceso al
recurso; elpromedio nacional era de 12.8 horas al da, lo cual
significa que un porcentaje de personastienen oferta de agua apenas
medio da (OPS 2001:9,14).10El problema del agua en las sociedades
contemporneas no se limita a identificar nicamentelas
caractersticas de su distribucin urbana. La disponibilidad de agua
dulce cubre lasnecesidades derivadas de los cuatro usos
consuntivos: demanda domstica, agrcola, industrialy minera. Como se
aprecia en el grfico 2, la agricultura absorbe las cuatro quintas
partes de ladisponibilidad de agua dulce. Por consiguiente, si a
nivel de consumo domstico se reclama laadopcin entre los ciudadanos
de una cultura del agua que asegure su uso responsable,
tendrincluso un mayor impacto cuantitativo la adopcin de prcticas
de racionalizacin del riego porparte de los agricultores.Por otro
lado, aunque el consumo conjunto de agua por parte de la minera y
la industria noexcede el 8%, algunos cientficos han observado la
cantidad de agua que se emplea en eldesarrollo de diferentes
procesos productivos. Un concepto importante y an poco difundido
esel de huella hdrica; se trata de un indicador del volumen de uso
de agua dulce por parte de unindividuo o una comunidad utilizado
para producir bienes y servicios.No es esta la ocasin para
extendernos sobre los sistemas de captacin, potabilizacin
ydistribucin del agua en las ciudades. An est pendiente una
historia del acceso urbano alagua en el Per en la que se
identifique el proceso a travs del cual los centros
urbanosaccedieron al agua potable y de qu manera ello contribuy a
echar las bases de unacivilizacin de la higiene (Csergo 1988: 11)
en el pas, visible desde fines del siglo XIX yencarnada en el
discurso de los mdicos. Bien lo han afirmado los tericos de la
salubridadpblica: la relacin entre acceso al agua y disminucin de
la o incidencia de enfermedades esdirecta. Ello ya se evidenciaba
en el discurso de la salud difundido por los mdicos en el Per
amediados del siglo XIX. Sucesivos gobiernos republicanos alentaron
el desarrollo de obraspblicas urbanas destinadas a instalar redes
modernas de distribucin de agua. En la dcadade 1860 se instalaron
en Lima caeras de fierro que reemplazaron a las antiguas hechas
encermica que eran comunes desde el siglo XVI. A mediados de esa
dcada ya se habaninstalado 21.000 varas, lo que equivaldra a siete
kilmetros (Fuentes 1866: 521).An habra que continuar con la
identificacin de otras etapas en las que se difunden
otrosmateriales para conduccin del agua. Sin embarga ms bien nos
interesa identificar otrosaspectos igualmente relevantes. Es muy
reciente el fenmeno de visibilizacin del problema delagua, el cual
forma parte de una poltica social dirigida a asegurar el acceso a
la poblacin demenos recursos. Si bien ello ha alentado un intenso y
saludable debate contemporneo,desde cundo existe preocupacin por el
acceso al agua por parte del Estado?, desdecundo se viene
planteando como problema la rpida disminucin de las fuentes de
agua? Elplanteamiento del problema viene de antiguo. El
conocimiento de las fuentes subterrneas deagua en los valles de la
costa se inicia con los estudios del Cuerpo de Ingenieros de Minas
yAguas desde1902, entidad que dependa del Ministerio de Fomento.
Aun cuando el objetivoprincipal de la labor del Cuerpo no era
evidenciar un problema s lo era identificar el recurso,pues al
comprobarse su disponibilidad ello alentara la inmigracin de
colonos europeos11dedicados a la agricultura en las pampas costeras
(Seiner 2002).Otras perspectivas mostraron inters por las fuentes
de agua ubicadas en la sierra. En ladcada de 1940 se inicia el
estudio sistemtico de los glaciares en el Callejn de
Huaylas,identificados como la fuente principal del caudal de los
ros que configuran las tres cuencashidrogrficas del pas (Carey
2010). Gracias a la creacin del Instituto Geolgico del Per en1940,
su director Jorge Broggi inici el estudio de la deglaciacin de los
nevados andinos; para1946, Spann public sus investigaciones
glaciolgicas en el pas anotando el retroceso dellmite inferior de
los glaciares en la Cordillera Blanca. Del mismo modo, Hanz Kinzl
seal en1957 que el retroceso de las nieves en dicha zona haba sido
de 1 a 12 kilmetros en losltimos 100 aos, es decir, de 10 metros
anuales en promedio. En el sur del Per el retrocesofue de 5 metros
anuales entre las dcadas de 1950 y 1980 (Portocarrero, Torres y
Gmez2008: 49). El discurso preventivo sobre el uso racional del
agua en el mbito urbano se remontaa la dcada de 1990 en consonancia
con las propuestas adoptadas en los organismos delsistema de
Naciones Unidas. La escuela ampli la difusin de este nuevo discurso
preventivo.En consecuencia, ms de 100 aos lleva el inters por el
estudio del agua en el Per. Desde elpropsito inicial de identificar
la disponibilidad de las fuentes de agua, hasta la difusin
deldiscurso preventivo del uso, pasando por destacar el ritmo de
deterioro de algunas fuentescomo los glaciares, ingenieros, eclogos
y maestros han usado sus saberes con el fin deconocer los diversos
impactos suscitados por el uso del agua en la sociedad peruana del
sigloXX.Los usos del suelo en el PerEl suelo, definido como la capa
frtil de la tierra donde se sostiene la vida vegetal (Ramos
1987:908), se clasifica sobre la base de cinco diferentes tipos de
uso. Teniendo en cuenta laextensin total del territorio peruano
(1.285.215.60 kilmetros cuadrados), qu porcentaje deesa rea se
utiliza con fines agrcolas? Estudios publicados por el Instituto
Nacional deRecursos Naturales (Inrena) a principios de la dcada de
1980 demostraban la bajasignificacin del uso del suelo con fines
agrcolas, que apenas ascenda a casi el 7% del total(Dourojeanni
1981, IV:40). Y ese porcentaje an se subdivida en dos categoras:
suelosdestinados a cultivos en limpio y suelos para cultivos
permanentes. La diferencia est enfuncin del modo en que se realiza
la cosecha en cada uno de ellos; en los primeros, como sonlos casos
del arroz, el maz o los cereales en general, el suelo queda sin
resabio alguno decultivo, mientras que en los segundos, compuestos,
entre otros, por frutales, caf o coca lostroncos o tallos
permanecen para ser reutilizados. Sobre las poco ms de 128 millones
dehectreas que componen el territorio peruano, 7% se destinan a la
agricultura, mientras que el14% se reserva al uso ganadero, y las
de uso forestal son las que concentran el mayorporcentaje
(37,9%).El uso conjunto que las sociedades hacen de aguas y suelos
permite el sostenimiento de la12agricultura; sin embargo, a pesar
de que en la actualidad ya no representa la principal
actividadeconmica del pas como lo fue durante siglos, pues ni rene
el mayor porcentaje depoblacin empleada ni genera un porcentaje
significativo del PBI-sigue siendo una actividadcentral para
algunos sectores de la poblacin.La ruptura de la oferta natural: El
proceso secular de la domesticacinLa oferta contempornea de
recursos naturales en el Per es amplia y diversa en cada uno delos
"reinos" con los que tradicionalmente se divide la naturaleza. Ello
es comprobable, porejemplo, en el "reino" vegetal, en el que se
agrupan especies botnicas destinadas a diversosusos, satisfaciendo
las necesidades de alimentacin y vestido, salud y ornato y
hastareligiosidad de la poblacin o bien utilizndose como materia
prima en la industriamanufacturera. En cuanto a su mbito de uso y
comercializacin, mayor es el nmero deaquellas que se usan y
circulan localmente de las que se destinan a la exportacin. En base
acifras oficiales del 2010, los productos agropecuarios
representaron apenas el 9% de lasexportaciones totales, de los
cuales los ms importantes son el caf, los esprragos y las
uvasfrescas (Mincetur 2011: 5).En cuanto a la satisfaccin de las
necesidades de alimentacin en el Per actual, la ofertabotnica es el
resultado de una suma de especies nativas e importadas que suman
4.000especies nativas y 600 introducidas. Un porcentaje de las
nativas es tambin resultado de unlargo proceso de domesticacin que
se inici en los Andes peruanos 6000 aos a.C. a travsde cultivos de
pequea escala, hortcola que luego devino en un proceso de mayor
alcance ycomplejidad gracias al empleo de sistemas de irrigacin,
momento a partir del cual puedeafirmarse el desarrollo de la
agricultura. Si los primeros pasos en el cultivo de especies
sedieron en el nivel de la horticultura 6000 aos a.C, la evolucin
de las tcnicas de cuidado delos cultivos fue posible a travs de la
utilizacin de abonos, seleccin de semillas eimplementacin de
sistemas de irrigacin.Tubrculos, cereales y frutas fueron objeto de
este proceso y forman una muy larga lista; papa,maz, aj, zapallo,
chirimoya, lcuma, camucamu, se convirtieron en alimentos de los
pobladoresandinos y amaznicos tras un proceso de conversin de su
condicin silvestre inicial a sucondicin de especie domesticada. No
debe soslayarse el hecho de que este proceso es de lamayor
relevancia cultural, pues se desenvolvi en forma paralela y sin
contacto alguno conotros que tenan lugar en espacios diferentes,
como China o Mesoamrica. La domesticacinde especies en los Andes es
uno de los cinco procesos con los cuales se inicia el desarrollo
dela agricultura en el mundo, adems es el que cuenta con el mayor
nmero de especiesdomesticadas.Otra de las especies nativas que
tambin fue objeto de domesticacin fue el algodn, el cualprovey de
fibras empleadas en la confeccin de prendas de vestir. Como ocurre
con laintervencin humana sobre una especie, esta puede modificarse
y adoptar nuevas13caractersticas; tornarse, por ejemplo, ms
resistente a las plagas o alcanzar mayorrendimiento. En el caso del
algodn, un testimonio interesante y valioso de tal intervencin
lohallamos en los experimentos hechos en el valle de Pisco por
Fermn Tangis a comienzos delsiglo XX (Cueto y Lossio 1999: 74). A
partir de los estragos causados por el cotton wilt,enfermedad
producida por un hongo que marchita la planta y que haba
afectadofrecuentemente los algodonales de varias partes del Per,
Tangis decidi experimentar a finde crear un hbrido, combinando dos
especies. Los resultados fueron halageos, pues pordcadas figur en
las estadsticas de exportacin manteniendo su presencia hasta
laactualidad, aunque mostrando descensos anuales significativos.Las
especies botnicas que poseen propiedades medicinales son abundantes
en el territorio.Los cronistas de los siglos XVI y XVII detallaron
su utilizacin por parte de los indgenas.Bernab Cobo ofrece un
testimonio temprano del uso del chamico; adverta que tomado
encantidad alteraba el juicio pero obtenido "[] el zumo de las
hojas desta yerba, mezclado conunas gotas de vinagre y aplicado
sobre el hgado y espinazo, quita la intemperie clida y escontra las
fiebres ardientes; y el cocimiento de las mismas hojas, bebido de
ordinario, es contrala calentura continua []" (Cobo [1653] 1956, I:
196). Cunto del amplio conocimientoherbario indgena fue adoptado
por otras poblaciones inmigrantes europeas, africanas oasiticas?
Lenta debi ser su adopcin por parte de otros sectores de la
poblacin.La historia de la quina es significativa pues es otro
temprano testimonio del uso de una especienativa por parte de los
espaoles. En el siglo XVII Luis Jernimo Fernndez de Cabrera,Conde
de Chinchn y virrey del Per, fue curado de fiebres tercianas
gracias al empleo de laquinina, el principio activo contenido en la
corteza del arbusto (Lastres 1951:99). A inicios de laRepblica su
fama qued perennizada al inclursele en la creacin del escudo
nacional en1825. La feracidad botnica de la selva no pas
desapercibida para los primeros europeosarribados a su territorio.
En la temprana crnica que compuso sobre el ro Amazonas, el
jesuitaCristbal de Acua tras destacar la variedad de especies como
la zarzaparrilla o el aceiteobtenido de la andiroba "[...] que es
un rbol que no tiene precio para curar las heridas [...]afirmaba
"[...] aqu se hallan mil gneros de hierbas y rboles de
particularsimos efectos, y hayan por descubrir otras muchas [...] y
todos tuvieran bien que hacer en descubrir suspropiedades [...]
(Acua 1986: 56). Ciertamente se trata de una invitacin formulada
haciacasi 350 aos- para preservar la flora amaznica y alentar la
investigacin de los principiosactivos de las especies propias de
esa zona. Tampoco se puede perder de vista el uso deplantas con
propsitos mgico-religiosos; el caso del wayruro es significativo,
pues a sussemillas se les atribuye ciertas propiedades de proteccin
(Silva Santisteban 1980, XII: 84).Desde fines de la dcada de 1950,
Fernando Cabieses emprendi el esfuerzo encomiable deidentificar y
estudiar las especies andinas poseedoras de propiedades
farmacolgicas.Resultado de ello es un valioso catlogo en el que
identifica especies de utilizacin frecuentepor no pocos sectores de
la poblacin, tanto por quienes estn culturalmente sensibilizados
en14su aplicacin, como por aquellos que a pesar de provenir de una
tradicin occidental,encuentran en su uso alternativas naturales a
la medicacin qumica industrial. Constituyen, ano dudarlo, parte de
nuestra rica reserva gentica.Y en cuanto a las especies de uso
industrial, la oferta forestal es la que mejor cubre esademanda. De
un lado estn todas aquellas maderas provenientes de la Amazona y
que sedestinan a la industria de confeccin de muebles, pisos y
enchapados, y de otro lado, aquellascuya savia se emple
ventajosamente. Desde fines del siglo XIX, el caucho fue la base de
unaexplotacin forestal en varias zonas de la selva amaznica, tanto
en territorio peruano como enbrasileo (Ordinaire 1988). Conocemos
bastante bien las cifras de exportacin del ltex desdeIquitos rumbo
a Europa y que se empleaba en la novel industria de produccin de
neumticos(Thorp y Bertram 1978).En sntesis, el uso de las especies
vegetales en el Per es mltiple. En la actualidad rene unaamplsima
gama de especies nativas e importadas; las primeras, resultado de
siglos delaboriosa experimentacin del poblador andino, legando a la
posteridad recursos que hoytenemos la fortuna de aprovechar. Las
segundas, producto de procesos de domesticacinambientados en otras
latitudes pero que fueron exitosamente aclimatados en el Per.
Comoevidencia de la amplia circulacin de especies vegetales en el
mundo (Crosby 1988), cabeafirmar que especies nativas del Per
tuvieron, a su vez, una apropiada aclimatacin en otroslugares. Tal
fue el caso de la expansin del cultivo de la papa por Europa desde
el siglo XVIII oel desarrollo del caucho en Malasia trasplantado
por los ingleses en el siglo XIX.La introduccin de nuevas
especiesJunto con las especies nativas domesticadas en los Andes,
las especies importadas completanla oferta contempornea de
alimentos naturales de origen vegetal. Estas llegaron al
Performando parte de las diversas oleadas migratorias que arribaron
en los ltimos cinco siglos,aunque debe precisarse que la primera de
estas, la espaola, fue la que aclimat el mayornmero de especies. De
esa manera, el trigo, la cebada, la caa de azcar, el caf, la vid,
losajos, la cebolla y una larga lista de especies frutcolas como la
manzana, el limn, la naranja yla mandarina fueron objeto de
aclimatacin en diversos valles del pas. Tempranas
referenciasofrecidas por cronistas coloniales dan cuenta de ello:
Acosta (1590), Garcilaso (1609) y Cobo(1653).En tiempos de la
Conquista, un importante desarrollo cultural inici su proceso de
expansinpor el rea andina paralelamente a los numerosos hechos
vinculados a la pacificacin delantiguo territorio incaico. La
llegada de los espaoles no solo supuso la venida,establecimiento y
desarrollo de una nueva dimensin religiosa o el arraigo de una
nuevaestructuracin social, sino que tambin hubo una importacin
significativa de especiesvegetales y animales que formaron parte
esencial de la dieta de los conquistadores y queluego se fueron
extendiendo, al cabo de los siglos, a otros sectores sociales.15Las
nuevas especies fueron numerosas. Entre los alimentos de origen
vegetal trados por losespaoles se puede contar el conjunto de
cereales europeos (trigo, cebada, avena y centeno)y el arroz, con
los que tambin arriban nuevas frutas como los ctricos (naranjas,
limones,mandarinas y toronjas), junto con la caa de azcar y el caf,
aparte de los ajos y la cebolla.Sin olvidar la vid, que se extendi
por los valles de la costa sur, el panorama se nos dibuja
enperspectiva regional. Cada una de las nuevas especies fue
adaptndose en diferentes partesdel territorio con grados de
rendimiento diverso. Una regionalizacin productiva fuerediseando el
paisaje agrcola en la costa y la sierra. Por siglos, la selva
permaneci casi almargen de este "imperialismo natural. Solo desde
el siglo XX se intensific la penetracin decultivos forneos como el
caf y el arroz.Podran precisarse mejor los alcances del proceso de
aclimatacin de nuevas especies alterritorio peruano si reuniramos
un nmero significativo de estudios dedicados a evaluar elimpacto de
cada especie; sin embargo, dichos estudios son escasos o
fragmentarios. Por ellonos ha parecido pertinente empezar mostrando
un caso, la expansin del cultivo de caa deazcar. Su cultivo se
extendi por los valles de la costa central y norte desde el siglo
XVI,formando extensas posesiones denominadas haciendas (Burga
1976). Un clima idneo,combinacin de temperatura y humedad
permitieron la difusin del nuevo cultivo; sin embargo,la caa tambin
se extendi hacia las zonas yungas de la sierra, zonas calientes
encerradasentre quebradas, como fue el caso de la hacienda
Pachachaca en Apurmac (Polo y La Borda1981). Su produccin se
consumi localmente.La vid ofrece otro caso significativo, habida
cuenta de su exitosa adaptacin en los valles cos-teros que se
extienden entre Ica y Tacna. Al igual que el azcar, su cultivo se
inici en el sigloXVI y los testimonios de los cronistas destacan
las bondades de sus frutos. Sin embargo, elmayor porcentaje de la
produccin vitivincola se destin a la fabricacin de aguardiente,
elafamado pisco, que se transportaba a lugares tan distantes como
Potos, en Bolivia, dondeera muy apreciado por los consumidores. Un
porcentaje menor serva para su fermentacin,obtenindose vinos de
reconocida calidad, incluso en Europa, tales como los de Locumba
enTacna o los de Moquegua (Gutirrez 2007). Ambos casos permiten
apreciar el destino de laproduccin, dirigida preferentemente a los
mercados regionales, y otra destinada al consumolocal.An estamos
lejos de poder precisar los momentos en que los cultivos de origen
europeo seextendieron por las distintas regiones del pas. Siguiendo
el testimonio de Garcilaso, sabemosque un conquistador espaol
introdujo el cultivo del trigo en el Cusco en la dcada de 1540 yque
otro cultiv las primeras vias en el valle hacia 1550 (Garcilaso
[1609] 1935). Menor anes la posibilidad de conocer las reas que
dichos cultivos abarcaban en cada valle. En lapoca colonial no se
desarroll una informacin estadstica unificada, vaco que se
prolonghasta inicios del siglo XX. Solo podemos acceder de manera
aproximada a los volmenes de16produccin deducidos de los montos
pagados por concepto de diezmos y primicias,contribuciones que
gravaban la produccin agraria en favor de la Iglesia. Se sabe que
el trigoprolifer rpidamente en la costa y los valles templados
interandinos; fue intenso su cultivo enlos alrededores de Lima a
fines del siglo XVI y signific una sensible mejora del
nivelalimenticio de la poblacin espaola urbana (Rivera 1978, I:
533).Simultneamente, nuevas especies de animales se fueron
adaptando y estableciendo en lazona andina. El ganado vacuno,
porcino y lanar, las aves de corral, as como mulas ycaballos,
representaron nuevos proveedores de alimentacin, fibra o
transporte.Los retos del territorio: las amenazas naturalesEn los
primeros aos que lleva de transcurrido el siglo XXI, se han
presentado dos eventosssmicos devastadores en el Per. El 23 de
junio del 2001, un terremoto de 6.9 grados en laescala de Richter
afect los departamentos del sur del Per el norte de Chile y la
ciudad de LaPaz en Bolivia. El impacto fue devastador en el Per.
Dan cuenta de sus dimensiones lamuerte de 74 personas, 64
desaparecidos, 217.000 damnificados, 35.000 viviendas afectadas-la
mitad de las cuales quedaron destruidas (Tavera 2002:1)- y daos
ascendentes a variasdecenas de millones de dlares. Aos despus, el
15 de agosto del 2007, otro terremoto demagnitud 7.0 en la escala
de Richter e intensidades de VII-VIl en la escala
MercalliModificada, con epicentro frente a Pisco, destrua varias
ciudades del departamento de Ica(Tavera 2008: 15). En comparacin
con el anterior evento, los efectos fueron mayores; en estaocasin
se registraron 595 vctimas mortales, 32.000 damnificados y 230.000
viviendasafectadas, de las cuales alrededor de 52.000 quedaron
totalmente destruidas.Junto con cada terremoto, otro fenmeno aport
su cuota de destruccin. En el 2001, untsunami afect el valle de
Caman donde las aguas ingresaron 1.300 metros tierra adentro.Tambin
en el 2007 se produjo otro violento ingreso de aguas en varios
poblados de la costacentral y sur. Los tsunamis que se presentan en
el litoral peruano no solo son consecuenciade la actividad ssmica
prxima al litoral peruano. Tambin pueden ser el resultado
deterremotos de gran magnitud ocurridos en otras latitudes. En
febrero del 2010, un cataclismoafect la zona central de Chile; se
le report como el quinto terremoto ms fuerte en la historiassmica
mundial del siglo XVI al XXI, habindose registrado una magnitud de
8.8 grados en laescala de Richter (United States Geological
Service, en lnea). Aparentemente alejado, eseevento tambin trajo
consecuencias en el Per: fuertes movimientos de mar se produjeron
enla costa central peruana. ltimamente, en marzo del 2010, un
fortsimo terremoto ocurrido enJapn provoc una ola que se desplaz a
travs del Ocano Pacfico y lleg hasta las costasperuanas.Los
terremotos y los tsunamis no son fenmenos nuevos en el territorio
peruano. Siempre hanconstituido temas de observacin y estudio.
Desde los tiempos ms tempranos de laconquista, los espaoles
consignaron en diversos documentos su ocurrencia. No solo
les17interes dar testimonio de su propia experiencia ante los
sismos sino tambin indagar si en lapoca anterior a la Conquista
estos se manifestaron y en qu lugares ocurri ello. En eltranscurso
de cinco siglos, cada poca trat de explicar las causas de estos
eventos; darcuenta de la evolucin del discurso sismolgico en el Per
corresponde ms bien a unahistoria de la ciencia y desborda los
objetivos de este trabajo. Tampoco es ocasin paradesarrollar una
historia de los riesgos, pues ello equivaldra a medir los avances
en lacapacidad del Estado para enfrentar una catstrofe.Nuestro
objetivo es ms modesto: identificar la larga secuencia de eventos
destructivos queafectaron sucesivamente la poblacin de distintas
localidades del pas, pues en cada una deesas ocasiones hubo
diferentes grados de impacto sobre la economa e incluso, de acuerdo
asu magnitud, implicaron la posibilidad o el hecho real de
trasladar de lugar la ciudad afectada.Hay ciudades en el Per que
habiendo sido fundadas en poca virreinal fueron reubicadas enms de
una ocasin; solo considrense los casos de Piura, Ica y Moquegua.
Por ello nosinteresa ms bien absolver dos preguntas: qu tipos de
fenmenos naturales destructivos seproducen en el Per y desde cundo
se registran ocurrencias de tipo destructivo? En nuestropas la
amenaza natural presenta orgenes diversos y es por ello que las
acciones particularesy estatales debieran considerarla como
ineludible marco de referencia. Adems, como ya semencion fenmenos
naturales ocurridos en otras latitudes tambin podran afectarnos.
Lasfronteras polticas sobre las que se yergue la identidad
territorial de un Estado no limitan unfenmeno natural. En ms de una
ocasin, un evento destructivo se ha manifestado en msde un
pas.Desde los orgenes de la Repblica, el Estado ha registrado los
fenmenos catastrficos deorigen natural del pas. Entre 1821 y 1857,
el cosmgrafo fue el funcionario encargado deregistrar dichos
eventos, aunque centrando sus observaciones nicamente en
Lima.Excepcionalmente, cuando acaeca un evento de gran magnitud, el
cosmgrafo daba cuentade ello como fue en 1828, a raz del fenmeno de
El Nio. Son, por consiguiente,observaciones parciales. Todas las
entidades que se fueron sucediendo luego se centraron enla
observacin y descripcin de dichos fenmenos. Solo despus de la
Segunda GuerraMundial se desarrollan instituciones que
enriquecieron las funciones a travs de laimplementacin de programas
de mitigacin de desastres. La accin de la Comisin deControl de
Lagos, creada por Odra en 1950, se aboc a drenar lagos en la
Cordillera Blanca ya construir represas con el propsito de evitar
desastres como resultado del desborde delagunas de origen glaciar
(Carey 2010: 68). Aos despus, la creacin del instituto Nacionalde
Defensa Civil (Indeci) en 1972 ha alentado diversos estudios: ha
propuesto un sistema declasificacin de eventos destructivos en el
Per (Indeci 2010) tomando como base los trabajosemprendidos por
instituciones especializadas en el estudio de fenmenos naturales,
como elInstituto Geofsico del Per, el Instituto Geolgico Minero y
Metalrgico y el InstitutoGeogrfico Nacional, entre otros.18Fenmenos
tectnicosEl Per se encuentra ubicado en el denominado Cinturn de
Fuego del Pacifico, razn por lacual est permanentemente expuesto a
actividad ssmica de distinta magnitud, pues en el reacircumpacfica
se concentra el 60% de toda la actividad ssmica mundial. El origen
de laactividad ssmica en el Per se halla en un fenmeno que se
manifiesta en distintas partes de lacorteza terrestre: la Tectnica
de Placas. Se define como una dinmica por la cual, las placasse
encuentran en continuo movimiento producindose colisiones entre
ellas. En el Per el lentodesplazamiento de la Placa de Nazca por
debajo de la Placa Continental se denominasubduccin, fenmeno que
explica la ocurrencia ssmica. Se registra su mayor frecuencia a
lolargo de la franja de contacto de ambas, que corresponde al borde
occidental de Amrica delSur. Al cabo de dcadas de registros y
observaciones, los sismlogos peruanos handeterminado que la Placa
de Nazca alcanza velocidades de desplazamiento que fluctan entre8 y
10 centmetros anuales; por ello, afirman con certeza que en el Per:
"[] Teniendo encuenta la continua dinmica de las placas, siempre
ocurrirn terremotos [] (Instituto Geofsicodel Per, en lnea).
Observacin incmoda y preocupante pero cierta, sostenida en
observacincientfica permanente y que constituye el primer marco
elemental de referencia para apreciar lascaractersticas de la
amenaza ssmica en el Per.Pero complementemos. Aunque hay que
considerar las diferentes escalas de ocurrenciassmica en el
territorio, es difcil hallar una generacin en el Per que no haya
experimentadoalgn tipo de actividad ssmica. Ocurrirn sismos en el
futuro segn lo estiman los cientficoscontemporneos; siguen
ocurriendo en la actualidad, pues el instrumental sismolgico y
lapropia experiencia de la poblacin lo confirman. Pero tambin
ocurrieron a lo largo de los siglos,tal como lo confirm la
investigacin histrica (Polo 1899). Desde la llegada de los espaoles
alPer hallamos referencias inequvocas de actividad ssmica gracias a
la riqueza informativacontenida en las crnicas, e incluso hay
evidencia confiable que permite postular su ocurrenciaen poca
prehispnica (Seiner 2009). La experiencia ssmica es una presencia
secular en lahistoria peruana.Fenmenos atmosfricos y
oceanogrficosJunto con los fenmenos telricos, tambin se producen
frecuentemente fenmenosatmosfricos como heladas, friajes,
granizadas, sequas o regmenes anmalos de pluviosidad.En los ltimos
aos los severos periodos de friaje que han afectado las reas
altoandinas dealgunos departamentos de la sierra como Huancavelica
o Puno han generado reaccionessolidarias por parte de la poblacin,
y se han implementado estrategias de mitigacin por partede las
dependencias encargadas del Estado, como el Indeci. De otra parte,
los fenmenosoceanogrficos tambin producen efectos devastadores
sobre la poblacin y la infraestructura.Entre todos, es el fenmeno
de El Nio el que genera mayor volumen de efectos. En laactualidad
se conoce mejor el comportamiento de lo que en los crculos
cientficos se denominaENSO (El Nio South Oscilation). Ello ha
permitido identificarlo como un fenmeno cclico msno peridico; se
sabe que cada cierto nmero de aos se produce un incremento de
la19temperatura superficial del rea central del ocano Pacfico. No
existe regularidad alguna en lospatrones de ocurrencia del
fenmeno.Tambin se conoce mejor la envergadura del fenmeno. Hay
eventos extraordinarios, fuertes,moderados y leves. Desde el siglo
XVI, no hay siglo donde no se haya producido un
eventoextraordinario sobre el territorio peruano: 1578, 1624, 1720,
1791, 1877, 1891 (Seiner 2002:49). En el siglo XX son bien
conocidos los fenmenos que se produjeron en 1925, 1983 y 1997.Los
presidentes Legua, Belaunde y Fujimori tuvieron que ordenar las
finanzas para facilitar lareconstruccin de la infraestructura
afectada, especialmente las vas de comunicacin.Cada uno de los
desastres mencionados gener efectos econmicos. El fenmeno de El
Niode 1997-1998 provoc en el Per daos ascendentes a 1.925 millones
de dlares debido ainundaciones y cambios en el nivel y temperatura
del agua del mar. Lo mismo ocurri enEcuador, aunque con un impacto
econmico mayor (2.076 millones de dlares); los daostotales a escala
regional sumaron 4.910 millones de dlares considerando las sequas
enBolivia tambin afectada por inundaciones- Colombia y Venezuela
(PNUD 2000: 12). Porconsiguiente, si en el territorio peruano
ocurren diversos fenmenos naturales que provocandaos en la poblacin
y la economa, y se sabe que son eventos recurrentes, que se
hanpresentado en los ltimos cinco siglos, es lcito asumir que la
nica manera de poder hacerlesfrente es desarrollando una cultura de
gestin de riesgos.Existen zonas del territorio ms expuestas que
otras a una amenaza natural. Si se concentranen un rea la mayor
cantidad posible de desastres, tres departamentos muestran el ndice
msalto de exposicin a estos: Arequipa Moquegua y Ancash. Las
provincias con mayor exposicina peligros naturales en cada uno de
estos tres departamentos ocupan porcentajes diferentesdel
territorio; mientras en Moquegua dos de sus tres provincias
muestran dicho rasgo y enArequipa, la mitad, en Ancash son apenas
cuatro de las 20 provincias en que se divide suterritorio,
articuladas en torno a las dos cordilleras que delimitan el Callejn
de Huaylas. De 31provincias litorales distribuidas entre Tumbes y
Tacna, 19 de ellas presentan niveles muy altosde amenaza, y entre
estas, ocho suman adems un nivel alto de peligro volcnico debido a
suproximidad a la zona de mayor concentracin volcnica de todo el
territorio (Indeci 2010: 159).La ciencia moderna confa en sus
mtodos y en su instrumental. La ciencia y la tecnologadisponibles
en los siglos XIX y XX, puestas al servicio de un Estado preocupado
en asegurar elbienestar comn, representan uno de los caminos a
travs de los cuales se ha querido"domesticar" la naturaleza en el
Per como en otros pases influidos por la ciencia
occidental.Observarla, clasificarla, entenderla y analizarla son
operaciones que demandan dcadas depaciente trabajo hecho con el
propsito de identificar sus patrones de comportamiento con eldeseo
de disminuir efectivamente los grados de vulnerabilidad de las
poblaciones a las distintasmanifestaciones destructivas.20Las
perspectivas ofrecidas por la ciencia en la explicacin del
comportamiento destructivo de lanaturaleza en el Per no agotan las
interpretaciones que surgen de otros sectores de la so-ciedad.
Inclusive, frente a fenmenos volcnicos violentos, de los que hace
siglos no afectan elterritorio, cabe interrogarse cul sera la
reaccin de poblaciones tradicionales y si resultarasemejante con
las ceremonias practicadas por los indgenas en el pasado frente a
esoseventos. En 1600 a raz de la erupcin del volcn Huaynaputina en
Moquegua, los indgenasrealizaron sacrificios humanos (Tardieu
2002). Y aun cuando no se produjeran eventoscatastrficos, la
sociedad andina ms tradicional reconoce la influencia de la
naturaleza en elorigen de ciertos males. A la Luna llena, los
eclipses y el arco iris se les entiende comocausantes de
malformaciones y defectos mentales (Silva Santisteban 1980, XII:
84).Lo expuesto en este acpite tiene como propsito servir de marco
de referencia para apreciar lainfluencia obrada por las amenazas
naturales sobre las poblaciones a lo largo de los siglosvirreinales
y republicanos, entendindolas como una de las manifestaciones que
la naturalezapresenta en el territorio peruano. Su estudio,
emprendido desde los orgenes mismos de laRepblica y la mejor
comprensin de sus dinmicas tiene por objeto disminuir la
vulnerabilidadde las poblaciones amenazadas. La educacin es la va
ms eficaz para arraigar en lapoblacin la necesidad de conocer la
influencia de la naturaleza en los distintos rdenes de lavida y
que, en ocasiones, algunos fenmenos pueden provocar una afectacin
severa y directade la vida cotidiana.Sin embargo, esta perspectiva
del efecto destructivo de la naturaleza sobre las poblaciones
nopuede dejar de lado otra aproximacin, complementaria a travs de
la cual se desea dar aentender cmo las poblaciones emplean los
recursos brindados por la naturaleza con el fin deprocurarse
confort y para sostener el funcionamiento de muchas actividades
econmicas. Elsiguiente acpite est dedicado a identificar los
diferentes medios que a travs del tiempo hanpermitido generar
energa, recurso indispensable para la sostenibilidad de las
sociedades quehan habitado el territorio peruano.Recursos y
generacin de energa: la base material de las actividades
econmicasComencemos este acpite planteando dos interrogantes: cunto
del confort urbanocontemporneo se sostiene en la disponibilidad de
electricidad? y cunto de la cotidianidaddepende del acceso a un
sistema de distribucin elctrica? Desde la iluminacin pblica
ydomstica hasta el uso de la amplia gama de artefactos elctricos
que se encuentran en cadavez mayor nmero en los hogares peruanos,
el funcionamiento de cada bombilla y de cadaartefacto solo es
posible gracias a una oferta permanente de energa. Ello a su vez se
sostieneen un complejo sistema de generacin, transmisin y
distribucin que est a cargo de empresaspblicas y privadas. Y en
estas, ingenieros, economistas, administradores y una larga lista
deespecialidades tcnicas representan el componente humano sobre el
que descansa dichosistema. Cada poblador urbano es, pues, el
beneficiario final de un servicio que se origina en lainteraccin
eficiente de procesos tcnicos y administrativos y con el cual
cubre, en la medida de21sus posibilidades, diferentes necesidades.
Y si emprendisemos una comparacin, resultaobvio afirmar el
comportamiento de los espacios urbanos como grandes "devoradores"
deenerga frente al escaso consumo del mundo rural.Sin embargo, el
uso de energa elctrica no es evidentemente privativo de la esfera
del hogar.Junto al consumo domstico, otras importantes y complejas
esferas paralelas, agrupadas en lostres sectores de la economa,
tambin son grandes consumidoras de energa: la minera, laindustria y
las diferentes actividades, sean comerciales o financieras, que
conforman el sectorterciario, entre muchas otras. Cabe entonces
preguntarse adicionalmente: con cunta energaelctrica se atienden
actualmente en el Per las diversas necesidades domsticas de
lapoblacin y las dems provenientes de actividades productivas o
generadoras de servicios? Enla actualidad existen en el Per dos
sistemas paralelos de obtencin de este tipo de energa: elSistema
Elctrico Interconectado Nacional (SEIN) y los denominados "sistemas
aislados".Mientras en un hogar urbano, el servicio de alumbrado
pblico o la actividad comercial seencuentran abastecidos por el
SEIN, determinadas empresas, industriales o mineras, debido alalto
volumen de demanda de energa que su produccin requiere, necesitan
producir su propiaenerga, constituyendo los denominados "sistemas
aislados". Cifras oficiales correspondientesal ao 2009 dan cuenta
de que en el Per exista una potencia instalada ascendente a 7.953MW
(megavatios). Del total, 6.715 MW se generaban en el SEIN, que
cubre la demanda delmercado elctrico, y 1.237 MW provenan de los
sistemas aislados que la destinan a uso propio(Ministerio de Energa
y Minas 2009). Sobre la base de esa capacidad instalada,
ambossistemas producen su respectivo volumen de energa: mientras el
SEIN produce 30.917gigavatio hora (GWh), equivalente al 93% del
total, los sistemas aislados apenas producen1.779 GWh, el 7%
restante.La energa elctrica empleada en la cobertura de las
necesidades domsticas de la poblacin,en el consumo pblico y en la
demanda generada por los diferentes sectores de la economa,tiene un
doble origen: hidroelctrico y trmico. De acuerdo con las cifras
oficialesproporcionadas por el Ministerio de Energa y Minas
(Minem), del total ofertado, 3.271 MWprovinieron de generacin
hidroelctrica, mientras 4.681 MW fueron de origen
termoelctrico.Ambas fuentes de energa atienden las necesidades
conjuntas de todos los actores indicados;adems, es de observarse
que en el transcurso de un ao no se registra una cantidadconstante
de consumo de energa pues flucta diaria y mensualmente. La
disponibilidad depotencia instalada se ha ido incrementando en los
ltimos aos. Comparada con las mximascantidades disponibles para el
periodo 1997-2008, la del 2009 represent un 11% ms de laexistente
en el 2008. En1997 la demanda mxima registrada ascendi a 1.750 GWh,
mientrasque para el 2008 se haba incrementado a 4.196 GWh (COES
2010:17). Si cada ao lademanda mxima de energa fue mayor que la del
ao anterior, cabra preguntarse cunto deello fue producto del
incremento de las necesidades de una poblacin en crecimiento o de
lasnecesidades de una economa que ha mostrado tan buena performance
en los ltimos aos. Esevidente que el crecimiento de la economa no
podra sostenerse en otra base material que no22fuese la
disponibilidad de energa. Por ello, las expectativas de crecimiento
a las que aspiranllegar los diferentes sectores productivos se
sustentan en los planes de ampliacin de coberturaenergtica que
implemente el Estado. Es esta coyuntura la que hoy define la
pertinencia deincorporar en la agenda econmica y ciudadana la
discusin sobre la matriz energtica quemejor se adapte a los
requerimientos domsticos y productivos del pas.En la actualidad,
hay 18 departamentos en los que existe alguna fuente de generacin
deenerga, sea en una central hidroelctrica o en una trmica. Y
aunque en el territorio de seisdepartamentos no se cuente con
alguna instalacin semejante, ello no equivale a carecer deenerga
pues se encuentran abastecidos por una amplia red de distribucin
que se extiende porsus territorios. En el 2009 esta ascenda a
16.319 kilmetros (Minem 2010: 98).En el siguiente mapa se aprecia
la distribucin espacial de centrales de generacin elctrica enel Per
actual. En el mapa se ubican las 45 centrales elctricas
distribuidas en gran parte delpas. Varias de ellas tienen largas
historias siendo las ms antiguas algunas ubicadas en lacuenca del
ro Rmac, como Huinco. Una de las ms importantes es la Central
Hidroelctrica delCan del Pato, concebida a inicios del siglo XX por
el ingeniero Santiago Antnez de Mayolo,pero recin terminada e
inaugurada por el presidente Manuel Prado en 1958. Fue una de
lasprimeras grandes obras pblicas hechas en el Per; se construy con
el propsito de cubrir unaumento visible de la demanda de energa
debido a las necesidades derivadas del aceleradocrecimiento urbano
de Chimbote, de los poblados asentados a lo largo del Callejn de
Huaylasy de la puesta en marcha de la siderrgica instalada en dicho
puerto (Carey 2010:73). Unaempresa del Estado, la Corporacin
Peruana del Santa, tuvo a cargo su construccin y manejopor varias
dcadas (Carey 2070:73). Tambin es destacable otra gran obra de
ingeniera, laCentral Hidroelctrica Santiago Antnez de Mayolo,
inaugurada en 1973 y bautizada enmemoria del ilustre ingeniero.
Ubicada en el departamento de Huancavelica, aprovecha lasaguas del
ro Mantaro y es la central hidroelctrica ms potente del pas
(ElectroPer, en lnea).Ambas hidroelctricas nacieron como obras
emprendidas por el Estado y monitoreadas por estea travs del
Ministerio de Fomento. No obstante, en la actualidad su propiedad
corresponde aentidades distintas. Mientras la central del Can del
Pato fue vendida en la dcada de 1990 aDuke Energy empresa de
capitales norteamericanos- corno parte del proceso
deprivatizaciones implementado durante el gobierno fujimorista, la
hidroelctrica del Mantaro hapermanecido en manos de Electroper,
empresa estatal. Esta dicotoma en cuanto a lapropiedad revela la
realidad del mercado energtico peruano contemporneo. Empresas
delEstado y privadas se encargan de generar, distribuir y vender
energa elctrica.Todo el sistema contemporneo descrito es el
producto de una historia relativamente recientecuyos orgenes se
remontan a finales del siglo XIX. La historia de la energa elctrica
en elPer suma 127 aos de existencia. En comparacin con otros
procesos de mucho ms largaduracin, sea la domesticacin de plantas y
animales, la arquitectura ltica o la produccin textil23y orfebre
andina, el proceso de generacin elctrica resulta sensiblemente ms
corto pero conun impacto social tan importante como el de los
procesos mencionados.Los orgenes de la generacin y uso de energa
elctrica se sitan en el periodo de laposguerra con Chile. En 1884
se instal en el asiento minero de Tarija (Ancash) la primeraplanta
hidroelctrica en el Per. Dos aos despus se inaugura el alumbrado
pblico de Lima(1886), pionero en el pas y que en el transcurso de
los siguientes 20 aos tambin se instalaen otras cinco ciudades del
pas: Arequipa (1898), Trujillo (1903), Chiclayo (1904), Ica (1912)
yCusco (1914). Este mismo ao, la Cerro de Pasco Copper Corporation
inaugur una centralhidroelctrica en La Oroya (Bonfiglio 1997:
23-24). Cindonos al esquema actual de los dossistemas paralelos de
obtencin de energa, en esos primeros aos, en el panorama del pas
noexista ni remotamente una estructura de integracin nacional,
estaba configurado nicamentepor una suma de "sistemas aislados,
tanto urbanos, mineros e incluso rurales, pues se sabeque antes de
1898 en el valle de Tambo ya se haba instalado luz elctrica, por
iniciativaparticular del hacendado Vctor Lira (Egasa 2005: 11). La
generacin tambin tena un dobleorigen: hidroelctrico, como fue el
caso de Arequipa y trmico, como el de Trujillo y Chiclayo.Los modos
tradicionales de generacin de energa se remontan a la fase de
consolidacinindustrial por la que atraves el mundo occidental desde
fines del siglo XIX, emplendoseprincipalmente combustibles de
origen fsil, como el petrleo, a lo que se sum la
generacinhidroelctrica. Al cabo de las dcadas, ambas formas han
mostrado vulnerabilidades. Si laenerga derivada del uso del petrleo
es responsable de gran parte del porcentaje decontaminacin en el
que actualmente se ven sumidas las reas industriales, la de
origenhdrico, por el contrario, no contamina pero se le auguran
periodos de acceso limitados que seencuentran en funcin de la
disponibilidad de agua de origen glaciar. Se ha calculado que si
ladisponibilidad de agua de origen glaciar requerida por la central
hidroelctrica del Can delPato se redujera a la mitad, la generacin
de energa se reducira de 1.540 gigawatts/ horaanuales a solo 1.250
(Carey 20t0:190). Por consiguiente, el punto crtico es su
sostenibilidad enel tiempo. Por ello, es real la preocupacin del
Estado peruano por disponer de nuevas formasde energa.Matriz
energtica es un concepto con el que se alude a un panorama en el
que se conjuganfuentes de energa de distinto origen que satisfacen
necesidades diversas provenientes de lademanda. Por lo presentado
en pginas anteriores se sabe que en la actualidad la
matrizenergtica peruana est constituida principalmente por energa
de origen trmico, seguido de lafuente hidroelctrica. Esta
estructura dista de ser la nica en el mundo. Si extendemos
unamirada a la realidad del mundo contemporneo, nos hallamos ante
una situacin en la que sedistinguen diferentes fuentes, tal como se
puede apreciar en el grfico 3, correspondiente al ao2005. En el
grfico anterior se observa el predominio de los derivados de
combustibles fsiles,petrleo y gas, que representan ms de la mitad
(55,7%) del consumo mundial de energa loscuales, sumados al uso del
carbn, suman alrededor del 80% del total. Los otros tipos
de24energa, sean las renovables, nuclear, hdrica y una categora
conjunta formada por las deorigen geotrmico, elico y solar, suman
alrededor del 20%; es decir que las cuatro quintaspartes del
consumo mundial de energa se satisface con fuentes tradicionales de
energa y solouna quinta parte se cubre con formas "modernas" de
generacin y aprovechamiento.Si esta "radiografa" contempornea
relativa a las diferentes fuentes de energa muestra
dichascaractersticas, creemos que resulta necesario conocer el
comportamiento de las tendencias deconsumo en el pasado. El grfico
4 permite apreciar las tendencias mundiales de consumo a lolargo de
34 aos, comprendidos entre 1971 y el 2005. En primer lugar, al cabo
de poco ms detres dcadas, las tendencias mundiales de consumo de
energa muestran, primero, que esteprcticamente se ha duplicado. A
las cinco fuentes originales se sum otra: la nuclear,
usadaprincipalmente en Europa tras la crisis energtica de 1973. En
la actualidad se ha iniciado unmovimiento en contra de la
proliferacin de centrales nucleares de generacin de energa trasel
desastre ocurrido en la central de Fukushima, en Japn, a raz del
terremoto de marzo del2011.Son las proporciones mostradas
semejantes a las que se observan en el Per? La matrizenergtica
peruana contempornea es esencialmente termoelctrica, pues un alto
porcentajedel consumo nacional de energa se satisface con energa de
ese origen. Ello estaraimplicando que si la disponibilidad de agua
para generacin elctrica disminuyera en el Per,otras fuentes de
energa estaran disponibles para cubrir la demanda nacional por
consiguiente, !,la matriz energtica peruana se modificara. De otro
lado, y de acuerdo con las tendenciasmostradas por el retroceso de
los glaciares en los Andes, nos encontraramos accediendo a esanueva
matriz en un plazo relativamente corto. Por ello, frente a tan
preocupante escenario, sevienen planteando estudios en los que se
propone la reduccin progresiva del consumo deenerga hidroelctrica
sustituyndola por fuentes ms ecolgicas, como la solar o la elica.La
decisin resulta crucial. Observndose los ndices de crecimiento
econmico de los ltimosseis aos, es evidente que este se sostiene en
el consumo de cantidades crecientes deenerga. Tambin, si se
disminuye la oferta de energa hidroelctrica las opciones para
suplirlaestaran representadas por combustibles de origen fsil, sean
petrleo o gas. Y en la posibilidadde que ese dficit fuese cubierto
mayoritariamente con los derivados del petrleo, ello setraducira en
un mayor volumen de deterioro ambiental que incrementara los ya
elevadosndices de contaminacin urbana que muestran las principales
ciudades peruanas; incrementode la mortandad por problemas del
sistema respiratorio y disminucin sensible de la calidad devida
seran algunas de las lamentables consecuencias de adoptar esa
decisin.En consecuencia, las propuestas destinadas a aumentar el
consumo de gas natural sonrelevantes, pues aparte de haberse
demostrado su menor efecto contaminante su costotambin es menor.
Por consiguiente, es importante discutir la transicin de la matriz
energticahidroelctrica a la alternativa menos contaminante y de
menor costo. A fines del 2010 el Estado25decidi como parte de la
proyeccin de su poltica energtica al 2040 contar con una
matrizenergtica diversificada que permita lograr autosuficiencia en
produccin de energa,impulsando inversiones en el rubro de gas
natural (Minem 2010).El Estado es la entidad encargada de colocar
dicho problema en la agenda poltica con el fin deque cada
ciudadano, debidamente informado, exprese su decisin sobre el mejor
modo decubrir sus demandas domsticas de energa. Paralelamente, las
industrias tambin debenevaluar la decisin que permita cubrir sus
necesidades energticas destinadas a la produccincon el menor
impacto ambiental, dentro de una poltica de responsabilidad. Podrn
resultarcompatibles la natural tendencia a la acumulacin de
beneficios, propia de la empresacapitalista, con un comportamiento
ambiental responsable en el que se invierta en formas deproduccin
"limpias?Evolucin de la matriz energtica peruanaSi partimos de la
premisa de que no hay actividad econmica que no requiera alguna
forma deenerga, es necesario identificar aquellas fuentes que
fueron utilizadas en los diferentessectores de la economa nacional
a lo largo del tiempo. En toda la poca prehispnica, la
bosta(excremento de auqunidos) fue el principal combustible con el
que se alimentaron los hornosutilizados en la produccin de ceramios
y la fabricacin de piezas de orfebrera (Ravines 1978).En un
territorio como el andino-serrano, carente de grandes coberturas
boscosas y enconsecuencia deficitario de abastecimiento de lea, el
excremento de origen animal no solo fueutilizado en su funcin
fertilizante, sino que su combustin tambin permita alcanzar
altastemperaturas requeridas en los hornos. De otro lado, ya
asentados los espaoles en el Per yhabindose creado extensos
circuitos comerciales en el sur andino, la bosta tuvo el mismo
uso,aunque como combustible en los hornos dedicados a la fundicin
de la plata. Los siglos deexplotacin argentfera en los yacimientos
peruanos descansaron en la energa proporcionadapor el excremento
animal. La poca lea disponible se emple en las cocinas domsticas de
lasprincipales ciudades virreinales.El uso del carbn en el Per se
fue haciendo comn en el transcurso del siglo XIX, tanto para
lanavegacin martima mercante, militar y primera gran fuente de
demanda del recurso- comopara el transporte terrestre en vas
frreas.A mediados de ese siglo, la llegada de los primeros vapores
a costas peruanas y laconstruccin de los primeros ferrocarriles,
aument la demanda. Per, primer vapor en arribar alCallao en 1840,
consuma 12 toneladas diarias de carbn; el viaje inaugural desde
Plymouth alCallao dur tres meses y medio (Basadre 1947: 147). La
navegacin a vapor, sea por elPacfico, los ros de la Amazona o el
lago Titicaca dependi exclusivamente del carbn mineraldesde
mediados del siglo XIX.El carbn mineral, base material del
transporte, se importaba de Inglaterra o se obtena en26pequea
escala de algunos yacimientos distribuidos en el departamento de
Ancash (Raimondi1873); frente al predominio del abastecimiento
externo del carbn, Manuel Pardo propuso ensus Estudios sobre la
provincia de Jauja que la construccin de vas frreas transversales a
lacordillera permitira transportarlo a Lima desde los yacimientos
que existan en los alrededoresdel valle del Mantaro, tornndolo as
ms barato y accesible que su par ingls, del que seimportaban
200.000 toneladas anuales por un valor de 3 millones de pesos (Lpez
1947: 249).Si se explotaba en el yacimiento de Morococha, gracias
al ferrocarril, se hubiera podidodisponer del recurso en Lima en
apenas seis horas, a diferencia del mes y medio quedemandaba su
remisin desde Newcastle. Las ideas de Pardo representaron un
planteamientopionero dirigido a disminuir la dependencia exterior
de combustible. Tanto era el predominio delcarbn como combustible
para el transporte ferrocarrilero, que una de las clusulas del
ContratoGrace suscrito en 1889 entre el gobierno peruano y el
representante de los tenedores debonos de la deuda externa del pas-
exiga del gobierno facilitar el acceso a todo yacimiento decarbn
que se hallase en las inmediaciones de las lneas frreas que haban
sido materia denegociacin en el contrato.Agua y carbn fueron objeto
de demanda creciente por parte de la industria manufacturera.
Laprimera fase de industrializacin en el Per, surgida a mediados
del siglo XIX y centrada en laproduccin textil, dependi de ambos;
sea la pionera fbrica de los Tres Amigos de Lima(1848), la de Terry
en Urcn (Ancash, 1859) o la instalada por Nadal y Garmendia en el
antiguoobraje de Lucre (Cusco, 1861). Dcadas despus, la instalacin
de fbricas textiles de grandesdimensiones en los alrededores de
Lima aument sensiblemente la demanda. Fue en estasfbricas donde se
abri paso a nuevas formas de uso del carbn; en la fbrica de tejidos
SantaCatalina se instal por primera vez tecnologa destinada a la
generacin de energa elctricatambin a travs del uso del carbn
mineral. Una suerte de generacin termoelctrica semantuvo como la
nica fuente de energa elctrica por varios aos hasta ser
desplazadaparcialmente por la generacin hidroelctrica desarrollada
en el valle del Rmac desde 1903(Bonfiglio 1997).De consumo mucho
menor en comparacin con el uso del carbn, el gas fue
exclusivamentedestinado al alumbrado pblico y domstico. En la dcada
de 1850 se haba constituido enLima una empresa dedicada a este fin.
Al cabo de los aos, la empresa haba instalado farolesen las calles
de la capital y alumbrado domstico. Para fines del siglo XIX se
haba estructuradoen el Per una matriz energtica dual, compuesta por
el consumo simultneo de carbn y delgas, aunque con un claro
predominio del primero.En las primeras dcadas del siglo XX, la
evolucin de la matriz energtica experimenta el iniciode una nueva
fase cuando se hace visible la proliferacin de automviles que tanto
ha incididoen el aumento de la contaminacin urbana. El consumo del
carbn y del gas no desaparecepero se estn sustituyendo
progresivamente por el uso creciente de derivados del petrleo y
deenerga elctrica de origen hdrico. Esta dualidad, apelando a
fuentes de energa distintas,27domin el siglo XX.Finalmente, desde
los albores del siglo XXI, el consumo de gas natural va hacindose
algocomn en la industria, el hogar y el transporte. Desde las
exploraciones pioneras hechas entre1983 y 1986 en yacimientos
ubicados en Camisea (Cusco), pasando por la instalacin delgasoducto
que lo conduce hacia la costa central hasta llegar a la construccin
de la planta deMelchorita, al sur de Lima, el gas ha ido ganando
protagonismo en la agenda energticanacional. Intensas campaas de
informacin intentan difundir y consolidar el consumo delrecurso en
la poblacin. Los resultados han sido halageos. El 2005 se recordar
por ser elprimer ao en que se us gas natural. Comparando los
resultados obtenidos en el bienio 2007-2008, se comprueba el
crecimiento significativo de la demanda de gas natural en Lima.Por
todo lo visto, y considerando el estigma contaminador que pesa
sobre los combustiblesfsiles, no es arriesgado afirmar que nos
hallamos en la actualidad en una fase de transicinenergtica en la
cual, probablemente, el gas natural vaya desplazando a algunos
derivados delpetrleo. No debe soslayarse la probabilidad de que la
demanda del petrleo muestre unatendencia a la baja en los prximos
aos. Impactos ambientales de envergadura como el queprovoc el
derrame petrolero del Golfo de Mxico a lo largo de 87 das en el
2010 (BritishPetroleum, en lnea) fortalecen los discursos que
critican los efectos contaminantes del uso decombustibles fsiles.La
amenaza humana o la explotacin irracional de los recursos
naturalesLa civilizacin incaica pareciera no haber representado un
factor de deterioro ambienta; msposibilidades apreciamos en el
Virreinato. Si la minera mostr visible predominio sobre lasdems
como principal actividad econmica, fue en los procesos de
purificacin del mineraldonde se advierten posibles fuentes de
contaminacin. Hubo uso extendido del mercurio,mineral indispensable
para practicar la amalgama, proceso a travs del cual se purificaba
laplata extrada de las minas. La manipulacin frecuente del mercurio
por parte de los indgenas,empleando pies o manos sin proteccin
alguna, los dejaba expuestos al alto grado de toxicidaddel mineral;
en consecuencia la actividad metalrgica artesanal, la amalgama, fue
causante deuna va directa de contaminacin a un sector de poblacin
nativa provocndole "[...] frecuentesparlisis, esputos sanguneos y
clicos [...] (Lastres 1951, II: 34).En contraste con su efecto
pernicioso sobre poblaciones especficas, poco podramos afirmar
sicontamin el agua o la tierra. Lo ms probable es que s, aunque no
se evidencian directamentesus efectos en la informacin
proporcionada por las fuentes. En la actualidad, la
inadecuadamanipulacin del mercurio sigue representando un problema,
pero mejor estudiado en susefectos; en la minera informal aurfera
aluvial desarrollada en Madre de Dios, el mercurio escausante de la
contaminacin del aire, los suelos y el agua, aparte de sus efectos
perniciososen la salud de los operarios (Fundacin Conservacin
Internacional 2009: 84).28La identificacin de las otras actividades
econmicas virreinales permitira afirmar,preliminarmente, la
inexistencia de agentes contaminantes en actividades primarias como
laagricultura o la ganadera; parece difcil toparse con fuentes de
contaminacin. Incluso, de laspocas actividades manufactureras
desarrolladas, a saber las de vidrio, jabn y cuero ancuando hayan
sido poco estudiadas- podramos igualmente suponer su escaso o quizs
nuloefecto contaminante; una probable excepcin la constituira la
actividad de las curtiembres,caracterizadas por el uso frecuente de
insumos, muchos de ellos altamente venenosos ypeligrosos al ser
vertidos en los cursos de agua de la ciudad en los que se hallaban
asentadosfrecuentemente dichos establecimientos.Con el advenimiento
de la Repblica, muchas actividades econmicas se mantuvieron
vigentesen tanto otras nuevas aparecieron. Fueron la explotacin del
guano y la produccin de azcar,algodn, caucho y dems productos
agrcolas que representaron los principales rubros deexportacin
causa de contaminacin? La inexistencia de trabajos dedicados al
estudio de losefectos contaminantes de las actividades econmicas
del siglo XIX en el Per nos hacesuponer, preliminarmente y de la
misma manera que lo hacamos para el virreinato, lainexistencia de
fuentes de contaminacin en dichas actividades. No obstante, una
excepcin