CAPÍTULO 17 Fronteras de la macroeconomía La tarea de la estabilización económica requiere evitar que la economía se aleje demasiado hacia arriba o hacia abajo de la trayectoria de un alto empleo estacionario. Una trayectoria lleva a la inflación y la otra a la recesión. Una política fiscal y monetaria flexible y cautelosa nos permitirá mantenernos en el estrecho curso intermedio. Presidente John F. Kennedy (1962) 364 La economía estadounidense cambió enormemente en el pasado medio siglo. La participación de la agricul- tura y las manufacturas ha disminuido. La gente trabaja con computadoras en lugar de hacerlo con tractores. El comercio ocupa una parte cada vez mayor de la produc- ción y el consumo. La tecnología ha revolucionado la vida diaria. Los sistemas avanzados de telecomunicacio- nes permiten que las empresas controlen sus opera- ciones en todo el país y alrededor del mundo, y compu- tadoras cada vez más poderosas han eliminado muchas de las tediosas tareas que solían requerir de tantas per- sonas. Y sin embargo, aun con estos cambios dramáticos en la estructura económica estadounidense, las metas cen- trales de la política macroeconómica siguen siendo las mismas: empleo estable, buena paga, bajo desempleo, una productividad e ingresos reales crecientes, y una inflación moderada y estable. El reto sigue siendo en- contrar políticas que puedan alcanzar estos objetivos. Este capítulo utiliza las herramientas de la macro- economía para examinar algunos de los aspectos fun- damentales de la política actual. Se inicia con una evaluación de las consecuencias del déficit y la deuda gubernamentales sobre la actividad económica. Más adelante se presentan los nuevos enfoques de la ma- croeconomía. Algunas de estas teorías se ubican en la frontera actual de la ciencia, pero serán materia común de las clases de economía dentro de una generación. Se analizan las controversias relacionadas con la estabiliza- ción económica de corto plazo, lo que incluye pregun- tas de actualidad sobre la función de las políticas mone- taria y fiscal. ¿Deben los gobiernos dejar sus intentos de moderar los ciclos de negocios? ¿Deben los hacedores de política apoyarse en reglas fijas, en lugar de utilizar la discrecionalidad? Se concluye con un epílogo sobre la importancia del crecimiento económico. A. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA DEUDA GUBERNAMENTAL Cuando Estados Unidos entró al siglo xxi seguía políti- cas fiscales estables y el gobierno federal gozaba de un superávit presupuestal. Luego, como un monstruo que sale de las profundidades, el déficit presupuestal se irguió para devorar los recursos fiscales del país y ate- rrorizar a su población. El déficit presupuestal se incrementó incluso du- rante los prósperos años de mediados de este decenio, cuando se recortaron los impuestos y se elevó el gasto en nuevos programas de requisitos y en guerras en apa-
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
C A P Í T U L O
17 Fronteras de la macroeconomía
La tarea de la estabilización económica requiere evitar que la economía se aleje demasiado hacia arriba o hacia abajo de la trayectoria de un alto empleo estacionario. Una trayectoria lleva a la inflación y la otra a la recesión. Una política fiscal y monetaria flexible y cautelosa nos
permitirá mantenernos en el estrecho curso intermedio.
Presidente John F. Kennedy
(1962)
364
La economía estadounidense cambió enormemente en
el pasado medio siglo. La participación de la agricul-
tura y las manufacturas ha disminuido. La gente trabaja
con computadoras en lugar de hacerlo con tractores. El
comercio ocupa una parte cada vez mayor de la produc-
ción y el consumo. La tecnología ha revolucionado la
vida diaria. Los sistemas avanzados de telecomunicacio-
nes permiten que las empresas controlen sus opera-
ciones en todo el país y alrededor del mundo, y compu-
tadoras cada vez más poderosas han eliminado muchas
de las tediosas tareas que solían requerir de tantas per-
sonas.
Y sin embargo, aun con estos cambios dramáticos en
la estructura económica estadounidense, las metas cen-
trales de la política macroeconómica siguen siendo las
mismas: empleo estable, buena paga, bajo desempleo,
una productividad e ingresos reales crecientes, y una
inflación moderada y estable. El reto sigue siendo en-
contrar políticas que puedan alcanzar estos objetivos.
Este capítulo utiliza las herramientas de la macro-
economía para examinar algunos de los aspectos fun-
damentales de la política actual. Se inicia con una
evaluación de las consecuencias del déficit y la deuda
gubernamentales sobre la actividad económica. Más
adelante se presentan los nuevos enfoques de la ma-
croeconomía. Algunas de estas teorías se ubican en la
frontera actual de la ciencia, pero serán materia común
de las clases de economía dentro de una generación. Se
analizan las controversias relacionadas con la estabiliza-
ción económica de corto plazo, lo que incluye pregun-
tas de actualidad sobre la función de las políticas mone-
taria y fiscal. ¿Deben los gobiernos dejar sus intentos de
moderar los ciclos de negocios? ¿Deben los hacedores
de política apoyarse en reglas fijas, en lugar de utilizar
la discrecionalidad? Se concluye con un epílogo sobre la
importancia del crecimiento económico.
A. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
DE LA DEUDA GUBERNAMENTAL
Cuando Estados Unidos entró al siglo xxi seguía políti-
cas fiscales estables y el gobierno federal gozaba de un
superávit presupuestal. Luego, como un monstruo que
sale de las profundidades, el déficit presupuestal se
irguió para devorar los recursos fiscales del país y ate-
rrorizar a su población.
El déficit presupuestal se incrementó incluso du-
rante los prósperos años de mediados de este decenio,
cuando se recortaron los impuestos y se elevó el gasto
en nuevos programas de requisitos y en guerras en apa-
● En lo fundamental, la participación del gasto y los
impuestos federales subió muy pronto de 1940 a
1960, sobre todo por la expansión del gasto militar
y civil. Este crecimiento se financió mediante un
incremento significativo de la recaudación fiscal a in-
dividuos y corporaciones. ● El periodo de 1960 a 1980 marcó los programas de
la “Nueva Sociedad” en salud, seguridad al ingreso y
la ampliación de la seguridad social. Como resul-
tado, la parte del gasto creció en forma drástica. La
proporción de los ingresos federales en el PIB se
estabilizó en este periodo. ● A principios de 1981, los partidos Republicano y
Demócrata declararon que la era del gran gobierno
había quedado atrás. Los presidentes Ronald Rea-
gan y George W. Bush introdujeron grandes recor-
tes a los impuestos, que en cada caso llevaron a
grandes déficit en el presupuesto gubernamental.
De 1980 a 2008, como se muestra en la tabla 17-1, la
proporción del gasto federal total al PIB se mantuvo
de hecho constante. El gasto en la atención de la
salud aumentó de manera sustancial mientras otros
programas civiles se contrajeron.
POLÍTICA DEL PRESUPUESTO GUBERNAMENTAL
El presupuesto federal cumple dos funciones económi-
cas básicas. Primero, es un mecanismo mediante el cual
el gobierno establece las prioridades del país, distri-
buye el producto nacional entre la inversión y el con-
sumo público y privado y genera incentivos para incre-
mentar o reducir el producto en ciertos sectores. Desde
un punto de vista macroeconómico, es por conducto
de la política fiscal que el presupuesto afecta las metas
macroeconómicas clave. En otras palabras, la política fiscal es el establecimiento de impuestos y de gastos
públicos que ayudan a suavizar las oscilaciones del ciclo
de negocios y contribuyen al mantenimiento de una
economía en crecimiento, de alto empleo y libre de
una inflación alta o volátil.
Algunos de los primeros entusiastas del enfoque
keynesiano creían que la política fiscal era como una
perilla a la que podían hacer girar para controlar o “sin-
tonizar bien” el ritmo de la economía. Un mayor déficit
presupuestal significaba más estímulo para la demanda
agregada, lo que podría reducir el desempleo e impul-
Porcentaje del PIB
Componente del presupuesto federal 1940 1960 1980 2000 2008
Ingresos 6.4 17.6 18.5 20.6 17.7 Impuesto sobre la renta personas físicas 0.9 7.7 8.8 10.2 8.1
Impuestos sobre la renta personas morales 1.2 4.1 2.3 2.1 2.1
Seguridad social y otros ingresos para jubilación 1.8 2.8 5.7 6.7 6.3
Otros 2.7 3.0 1.8 1.6 1.2
Gastos 9.4 17.5 21.2 18.2 20.9 Defensa nacional y asuntos internacionales 1.8 9.7 5.3 3.2 4.4
Salud 0.1 0.2 2.0 3.6 4.7
Seguridad al ingreso 1.5 1.4 3.1 2.6 3.0
Seguridad social 0.0 2.2 4.2 4.2 4.3
Intereses netos 0.9 1.3 1.9 2.3 1.7
Otros 5.2 2.7 4.7 2.4 2.5
Déficit o superávit �2.9 0.1 �2.6 2.4 �3.2
TABLA 17-1. Tendencias del presupuesto federal, 1940-2008
La participación federal en la economía creció de prisa entre 1940 y 1960 conforme Estados Unidos
asumía un papel militar activo en los asuntos mundiales durante las guerras calientes y frías. Después
de 1960, la participación del gasto federal se estabilizó, pero la composición del gasto se movió de lo
militar a la atención de la salud y otros gastos sociales. El déficit del presupuesto federal creció de
manera abrupta en los primeros años del nuevo milenio, cuando los ingresos públicos bajaron en
forma sustancial como resultado de los recortes al impuesto sobre la renta a personas físicas.
Fuente: Los datos corresponden a años fiscales y son del Department of the Treasury, Office of Management and Budget, y del Department of Commerce. Se presentan resumidos en Economic Indicators, disponible en origin.www.gpoaccess.gov/indicators/.
A. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA DEUDA GUBERNAMENTAL 373
gase que una economía fuera a funcionar sin deuda en
el tiempo. De acuerdo con los principios del creci-
miento económico bosquejados en el capítulo 11, el
acervo de capital y el producto potencial seguirían la
trayectoria hipotética indicada por las líneas continuas
de la figura 17-3.
A continuación se presenta un caso de deuda nacio-
nal creciente. Conforme la deuda se acumula con el
paso del tiempo, se merma cada vez más capital, como
muestra la línea punteada del acervo de capital en la
parte inferior de la figura 17-3. Conforme se cobran
nuevos impuestos para pagar los réditos de la deuda, las
ineficiencias reducen aún más el producto. Asimismo,
un incremento en la deuda externa reduce el ingreso
nacional y eleva la fracción del producto nacional que
se debe separar para dar servicio a la deuda externa. En
conjunto, considerados todos los efectos, el producto y
el consumo crecerán con mayor lentitud de lo que lo
hubieran hecho si no se hubieran dado un gran déficit
y deuda gubernamentales, como puede apreciarse al
comparar las líneas superiores de la figura 17-3.
¿Cuál es el efecto de un superávit presupuestal y de
una deuda gubernamental a la baja? Aquí, el argumento
funciona en dirección opuesta. Una menor deuda
nacional significa que una mayor parte de la riqueza na-
cional se destina al capital, en lugar de remitirla a los
bonos del gobierno. Un mayor acervo de capital incre-
menta el crecimiento del producto y eleva los salarios y
el consumo por persona.
Éste es el punto más destacado sobre el efecto de
largo plazo de una gran deuda gubernamental sobre el
crecimiento económico. Una gran deuda gubernamen-
tal tiende a reducir el crecimiento del producto poten-
cial porque desplaza al capital privado, eleva la inefi-
ciencia de la tributación y obliga a un país a reducir su
consumo para poder dar servicio a la deuda externa.
Esclarecimiento de las confusiones
con el déficit
Después de haber terminado el análisis del
efecto económico del déficit y la deuda, es
posible resumir sus aspectos fundamentales al desentrañar
algunas de las grandes confusiones en esta área.
El efecto de la política fiscal en la economía es una de las
facetas menos comprendidas de la macroeconomía. La confu-
sión se deriva de que la política fiscal funciona de manera dife-
rente de acuerdo con el periodo del que se trate:
● En el corto plazo, un mayor gasto y menores impuestos tien-den a incrementar la demanda agregada y con ello a elevar el producto y reducir el desempleo. Es el efecto keynesiano de
la política fiscal, que opera elevando el producto real en
relación con el producto potencial. Es de esperarse que el
efecto expansivo de la política fiscal —el incremento en la
capacidad utilizada— dure algunos años más, a lo sumo.
Podría ser anulada por una astringencia monetaria, en
particular si el gobierno central cree que la economía está
operando cerca de la zona de peligro de la inflación.
● En el largo plazo, un mayor gasto y menores impuestos tien-den a deprimir la tasa de crecimiento de la economía. Es el
efecto de la política fiscal sobre el crecimiento. El impacto
en el crecimiento se refiere al efecto del déficit guberna-
mental sobre el nivel de ahorro e inversión nacionales de
una economía de pleno empleo. Si los impuestos se redu-
cen, bajará el ahorro público y, puesto que no es probable
que el ahorro privado suba tanto como para compensar
la baja en el ahorro público, disminuirán el ahorro y la
inversión nacionales. La reducción en la inversión llevará
a un menor crecimiento del acervo de capital y, por tanto,
del producto potencial.
Estos dos efectos de la política fiscal pueden confundir con
facilidad a la gente y son causa de muchos debates sobre la
política fiscal. Considérese la siguiente discusión entre los
senadores Halcón y Paloma:
Senador Paloma: La economía se dirige a una recesión. No
podemos permitirnos quedarnos sentados mientras
millones de personas pierden sus empleos. Ahora es
tiempo para un gran paquete de estímulos con recortes
en los impuestos y nuevos gastos en infraestructura y de
Producto (sin deuda)
Producto (con deuda)
Acervo de capital (sin deuda)
Acervo de capital (con deuda)
Deuda creciente
Pro
duc
to,
cap
ital (
esca
la d
e la
raz
ón)
Tiempo
FIGURA 17-3. Impacto de la deuda gubernamental sobre el crecimiento económico
Las líneas continuas muestran las trayectorias del capital y el
producto si el gobierno equilibra sus cuentas y no tiene deu-
das. Cuando el gobierno incurre en una deuda, se reduce el
capital privado. Las líneas punteadas ilustran el efecto sobre
el capital y el producto de una mayor deuda gubernamental.
teoría es que el desempleo involuntario es una caracte-
rística del equilibrio y no desaparecerá con el tiempo.
Economía del lado de la ofertaA principios de los años ochenta un grupo de econo-
mistas y periodistas plantearon una popular escuela de
pensamiento conocida como la economía del lado de la oferta, que destacaba los incentivos y los recortes de
impuestos como medio para incrementar el crecimiento
económico. La economía del lado de la oferta fue vigo-
rosamente defendida por el presidente Reagan en Esta-
dos Unidos (1981-1989) y por la primera ministra That-
cher en Gran Bretaña (1979-1990).
Los partidarios de esta teoría argumentan que los
keynesianos, en su excesiva preocupación por el ciclo
de negocios, habían olvidado el efecto de las tasas impo-
sitivas y de los incentivos sobre el crecimiento econó-
mico. De acuerdo con ellos, los altos impuestos llevan a
la gente a reducir su oferta de trabajo y de capital. De
hecho, economistas de la oferta, como Arthur Laffer,
sugirieron que las altas tasas de impuestos podían en
realidad reducir la recaudación fiscal. Esta proposición
de la curva de Laffer sostiene que las altas tasas de im-
puestos encogen la base gravable porque reducen la
actividad económica. Para arreglar lo que consideran
como un sistema fiscal ineficiente, los economistas de la
oferta propusieron una reestructuración radical del sis-
tema tributario mediante un enfoque conocido algunas
veces como “recortes fiscales por el lado de la oferta”.
Después de ocupar el centro del escenario en los
años ochenta, las teorías de la oferta se desvanecieron
en lo fundamental después de que Ronald Reagan dejó
la presidencia. Al estudiar este periodo, los economistas
han concluido que muchas de las afirmaciones de esta
teoría del lado de la oferta no tenían el respaldo de la
evidencia empírica. Los recortes fiscales por el lado de
la oferta produjeron menores, no mayores, ingresos.
Muchas de las políticas por el lado de la oferta revi-
vieron en 2001, cuando el presidente George W. Bush
negoció con éxito otra ronda de recortes de impuestos.
Estos recortes se justificaron, no con el argumento de
que elevarían los ingresos, sino, por lo contrario, con la
teoría de que mejorarían la eficiencia del sistema tribu-
tario y elevarían la tasa de crecimiento económico en el
largo plazo. Como sus precursores en 1981, estas medi-
das de recorte condujeron a menores, no a mayores,
ingresos fiscales (véase la tabla 17-1).
IMPLICACIONES DE POLÍTICA
Ineficacia de la políticaLos enfoques neoclásicos tienen varias consecuencias
importantes para la política macroeconómica. Uno de
los señalamientos más importantes es la ineficacia del sis-tema fiscal y de las políticas monetarias para reducir el desem-pleo. Aquí, la idea básica es que un intento predecible
para estimular la economía sería conocido con anticipa-
ción, por lo que no tendría ningún efecto sobre la eco-
nomía.
Por ejemplo, supóngase que el gobierno ha estimu-
lado la economía siempre que se acercan las elecciones.
Después de un par de episodios de una política fiscal
con motivaciones políticas, la gente llegaría a esperar
en forma racional que se repitiera esa conducta. Podría
decirse:
Ya vienen las elecciones. Por lo que hemos visto, sabemos
que el gobierno siempre inyecta dinero a la economía
antes de las elecciones. Es probable que reciba un
recorte de impuestos, pero a eso le seguirá un alza fur-
tiva de impuestos el año próximo. No me pueden enga-
ñar para que consuma más, trabaje más duro y vote para
que sigan en el poder.
Éste es el teorema de la ineficacia de la política de la
macroeconomía clásica. Con expectativas racionales y
precios y salarios flexibles, la política anticipada del
gobierno no puede afectar al producto real o al desem-
pleo.
La conveniencia de tener reglas fijasYa se describió el argumento monetarista a favor de
reglas fijas en el capítulo 10. La macroeconomía neoclá-
sica coloca a este argumento sobre bases más firmes.
Este enfoque sostiene que una política económica se
puede dividir en dos partes, una parte predecible (la
“regla”) y una impredecible (la “discrecional”).
Los nuevos macroeconomistas clásicos señalan que
la discrecionalidad es un señuelo y un engaño. Los
hacedores de política, sostienen, no pueden proyectar
la economía mejor que el sector privado. Por tanto,
para cuando los hacedores de política actúan sobre los
hechos, la flexibilidad de los precios en mercados pobla-
dos por compradores y vendedores bien informados
garantiza que éstos ya se han adaptado a los hechos y
han alcanzado un equilibrio eficiente de la oferta y la
demanda. No hay pasos adicionales discrecionales que el
gobierno pueda dar para mejorar el resultado o evitar
el desempleo a que dan lugar los errores temporales de
percepción o los choques del ciclo real de negocios.
Aunque no pueden mejorar las cosas, las políticas
gubernamentales definitivamente sí pueden empeorar-
las. El gobierno puede aplicar políticas discrecionales
impredecibles que envían señales engañosas a la econo-
mía, confunden a la gente, distorsionan su conducta
económica y propician desperdicios. De acuerdo con
los macroeconomistas neoclásicos, los gobiernos deben
evitar cualquier política macroeconómica discrecional
en lugar de arriesgarse a producir un “ruido” tan con-
fuso.
¿Una nueva síntesis?Después de tres decenios de digestión del enfoque
neoclásico de la macroeconomía, comienzan a apare-
cer elementos de una síntesis de las viejas y las nuevas
teorías. En la actualidad los economistas destacan la
importancia de las expectativas. Una útil distinción es
aquella entre el enfoque adaptativo (hacia atrás o “re-
trospectivo”) y el enfoque racional (hacia adelante o
“prospectivo”). El supuesto adaptativo sostiene que la
gente forma sus expectativas con base en información
pasada; el enfoque prospectivo o racional ya se descri-
bió. La importancia de las expectativas hacia adelante
es crucial para entender la conducta, sobre todo en
mercados de subastas competitivas como las del sector
financiero.
Algunos macroeconomistas han comenzado a com-
binar la visión neoclásica de las expectativas con el
punto de vista keynesiano de los mercados laboral y de
productos. Esta síntesis se ha incorporado a los modelos
macroeconómicos que suponen que 1) los mercados de
trabajo y productos tienen precios y salarios rígidos, 2)
los precios de los mercados de subastas financieras se
ajustan pronto a las perturbaciones y a las expectativas
económicas y 3) las expectativas en los mercados de
subastas se forman con una visión prospectiva.
Un pronóstico importante de estos nuevos enfoques
es que los modelos prospectivos tienden a dar gran-
des “saltos” o cambios discontinuos en las tasas de inte-
rés, precios de las acciones, tipos de cambio y precios
del petróleo como respuesta a noticias importantes.
Con frecuencia se advierten reacciones súbitas después
de las elecciones o cuando surgen las guerras. Por ejem-
plo, cuando Estados Unidos invadió Irak en marzo de
2003, los precios del petróleo bajaron 35% y el precio
de las acciones subió 10% en una sola semana. La predic-
ción neoclásica de precios “saltarines” repite una carac-
terística realista de los mercados de subastas, y esto
sugiere un área en que las expectativas del futuro po-
drían ser importantes en el mundo real.
El enfoque neoclásico de la macroeconomía ha
aportado muchos elementos de juicio provechosos. Lo
más importante es que recuerda que en la economía
hay consumidores e inversionistas inteligentes que reac-
cionan a las políticas, y a menudo las anticipan. Esta
reacción y contrarreacción pueden, de hecho, modifi-
car la forma en que se conduce la economía.
C. ESTABILIZACIÓN
DE LA ECONOMÍA
El periodo desde la Segunda Guerra Mundial ha regis-
trado un notable progreso económico para las demo-
cracias de mercado de altos ingresos. Los ingresos y el
empleo promedios crecieron con rapidez, el comercio
internacional se amplió y profundizó, y muchos países
pobres, en particular China e India, comenzaron a ce-
rrar la brecha que los distanciaba de los países ricos.
Las economías tuvieron tan buen desempeño que
algunos proclamaron a la época en que los ciclos de
negocios estaban desapareciendo como la “Gran Mode-
ración”. De hecho, algunos libros de la “nueva” econo-
mía omitían los aspectos macroeconómicos de los ciclos
de negocios.
Esta fantasía se deshizo con la crisis financiera y la
profunda recesión que comenzó en 2007. Palabras co-
mo “recesión” y “depresión”, que se habían remitido a
los libros de historia, tomaron de nueva cuenta un signi-
ficado en la vida diaria de la gente.
Es crucial encontrar políticas que puedan ayudar a
evitar los excesos del ciclo de negocios. Se ha visto que
la trayectoria del producto y los precios se determina
por la interacción de la demanda y la oferta agregadas.
Sin embargo, las políticas diseñadas para estabilizar el ciclo de negocios deben operar en lo fundamental mediante su efecto en la demanda agregada. El gobierno puede afectar el creci-
miento de la demanda agregada básicamente mediante
el uso de sus palancas monetaria y fiscal, con lo que lu-
chará contra las recesiones.
Estas observaciones dejan sin respuesta dos pregun-
tas cruciales: ¿Cuál es la mejor mezcla de políticas
monetaria y fiscal para estabilizar la economía? ¿Debe
haber reglas estrictas sobre la formulación de políticas
o se debe permitir a los hacedores de política una gran
discrecionalidad en sus acciones?
INTERACCIÓN DE LAS POLÍTICAS MONETARIA Y FISCAL
En economías grandes, como la de Estados Unidos o la
zona Euro, la mejor combinación de políticas moneta-
ria y fiscal dependerá de dos factores: la necesidad de
administración de la demanda y la mezcla monetaria-
fiscal deseada.
Administración de la demandaLa máxima consideración en la administración del ci-
clo de negocios es el estado global de la economía y la
tido opuesto y disminuir el déficit en los tiempos de
bonanza, como requeriría una política fiscal contrací-
clica. Por esta razón, los conservadores han hecho varios
intentos por limitar la capacidad del Congreso para dis-
tribuir nuevos fondos o elevar el déficit.
Asimismo, a los conservadores monetarios les gusta-
ría atarles las manos a los bancos centrales y obligarlos a
centrarse en la inflación. Esta política eliminaría la
incertidumbre sobre la política y elevaría la credibilidad
del banco central como entidad que combate la infla-
ción.
De manera más general, el debate de “reglas versus criterio” se reduce a si las ventajas de la flexibilidad en
la toma de decisiones se compensan con la incertidum-
bre y el potencial de abusos de decisiones sin límite.
Quienes creen que la economía tiene una naturaleza
intrínsecamente inestable y compleja, y que los gobier-
nos en general toman buenas decisiones, se sienten a
gusto al conceder a los hacedores de política un amplio
margen para ejercer su criterio y poder reaccionar en
forma enérgica para estabilizar la economía. Quienes
creen que el gobierno es la principal fuerza desestabili-
zadora de la economía, y que los hacedores de política
tienden al egoísmo y a las malas decisiones, favorecen
atar las manos de las autoridades monetarias y fiscales.
¿Restricciones presupuestalesa las legislaturas?
Cuando los déficit comenzaron a crecer en los años
ochenta, mucha gente señalaba que el Congreso no
tenía el autocontrol que se requiere para limitar el gasto
excesivo y una holgada deuda gubernamental. Una pro-
puesta de los conservadores era una enmienda constitucio-nal para exigir un presupuesto equilibrado. Esta propuesta
recibió críticas de los economistas porque dificultaría el
uso de la política fiscal para combatir las recesiones. A
la fecha, ninguna de las propuestas de enmienda cons-
titucional ha sido aprobada por el Congreso.
Más bien, el Congreso legisló una serie de reglas pre-supuestales para limitar el gasto y las reducciones de impues-tos. El primer intento fue la ley Gramm-Rudman de
1985, que requería que el déficit se redujera en una
cantidad específica en dólares cada año, y que el presu-
puesto quedara equilibrado para 1991. Esta iniciativa
falló en limitar el gasto y fue abandonada.
Una segunda propuesta fue la regla presupuestal pagar conforme se pide, que fue adoptada en 1990. Esta regla
exigía que el Congreso encontrara los ingresos necesa-
rios para pagar cualquier nuevo programa de gastos. En
un sentido, el principio de pagar conforme se pide im-
pone una restricción presupuestal al Congreso, exigién-
dole que el costo de nuevos programas sea reconocido
en forma explícita, ya sea mediante mayores impuestos
o una reducción en otros gastos.
¿Cuál fue el efecto de las restricciones presupuesta-
les sobre el Congreso? Los estudios al respecto indican
que las reglas presupuestales produjeron una significa-
tiva disciplina fiscal, ayudaron a reducir el déficit en los
años noventa y, por último, condujeron a un superávit
después de 1998. Sin embargo, cuando el déficit se
tornó en superávit y bajó la urgencia de reducir el défi-
cit, los hacedores de política evadieron los techos presu-
puestales previos con artimañas como “gastos de emer-
gencia” para conceptos predecibles como el censo
decenal. Por último, en 2002 se eliminaron los techos
presupuestales. Muchos economistas creen que la regla
de pagar conforme se pide es un mecanismo útil para
imponer límites presupuestales a las legislaturas, y hubo
intentos para reinstalarlos en 2009.
¿Reglas monetarias para la Fed?En la exposición del monetarismo del capítulo 10 se
presentó el caso de las reglas fijas de política. El argu-
mento tradicional para favorecer las reglas fijas es que
la economía privada es relativamente estable y que es
probable que los activos hacedores de política desesta-
bilicen la economía, en lugar de estabilizarla. Asimismo,
en la medida en que un banco central está bajo el poder
del gobierno y se ve tentado a expandir la economía
antes de las elecciones creando un ciclo de negocios po-
lítico, las reglas fijas le atarán de manos. Además,
los macroeconomistas modernos apuntan al valor del
compromiso por anticipado de una acción. Si el banco
central puede comprometerse a seguir una regla no
inflacionaria, las expectativas de la gente se adaptarán a
esta regla y se podrán debilitar las expectativas inflacio-
narias.
Uno de los avances más importantes en el último
decenio ha sido la tendencia a establecer el régimen de
objetivos de inflación en muchos países. El régimen
de objetivos de inflación es el anuncio oficial de metas
dentro de cierto rango para la tasa de inflación, junto
con una declaración explícita de que una inflación baja
y la meta suprema de la política monetaria, es estable.
El régimen de objetivos de inflación, en sus versiones
estrictas o flexibles, se ha adoptado en muchos países
industrializados, como Canadá, Reino Unido, Australia
y Nueva Zelanda. Asimismo, el tratado por el que se
crea el nuevo Banco Central Europeo incluye un man-
dato que coloca a la estabilidad de precios como el obje-
tivo primario del BCE, aunque no se exige de manera
formal qué régimen debe seguirse para este propósito.
Diversos economistas y legisladores están proponiendo
lativo del crecimiento pasado si se examina el PIB per cápita de diferentes países. En la tabla 17-4 se presenta
una breve lista. Esta tabla compara los ingresos utili-
zando los tipos de cambio de paridad del poder de compra que miden el poder de compra de diferentes monedas
nacionales (o una cantidad de bienes y servicios que se
pueden comprar con ellas). Es evidente que Estados
Unidos ha tenido un desempeño exitoso en cuanto a
crecimiento. Tal vez lo más preocupante en años recien-
tes sea que el crecimiento en los niveles de vida no se ha
compartido universalmente alrededor del mundo.
En el estudio de las tasas de crecimiento, a menudo
las cifras parecen minúsculas. Una política exitosa po-
dría incrementar la tasa de crecimiento de un país sólo
en 1 punto porcentual por año (recuérdese el efecto
estimado del paquete de reducción de inflación en la
sección anterior). Pero en periodos largos, esto signi-
fica una gran diferencia. La tabla 17-5 muestra cómo
una pequeña bellota se puede convertir en un pode-
roso roble cuando esas pequeñas diferencias en la tasa
de crecimiento se acumulan y conforman con el paso de
los años. Una diferencia de crecimiento de 4% al año
lleva a una diferencia multiplicada por 50 veces en los
niveles de ingreso en un siglo.
¿Cómo la política pública puede impulsar el creci-
miento económico? Como se destaca en los capítulos
sobre crecimiento económico, el crecimiento del pro-
ducto por trabajador y de los niveles de vida depende
de la tasa de ahorro de un país y de su avance tecnoló-
gico. Los temas referentes al ahorro ya se examinaron
en este capítulo. El cambio tecnológico incluye no sólo
nuevos productos y procesos, sino también mejoras en
la administración, así como en el empresariado y el
espíritu empresarial, temas que ocuparán el cierre de
esta exposición.
ESPÍRITU DE EMPRESA
Aunque la inversión es un factor central en el creci-
miento económico, el avance tecnológico tal vez sea
aún más importante. Si se tomaran trabajadores de 1900
y se les duplicara o triplicara su capital en mulas, sillas
de montar, picos y yuntas, su productividad de ninguna
manera se acercaría a la de los trabajadores de hoy, que
utilizan enormes tractores, supercarreteras y super-
computadoras.
Fomento del avance tecnológicoAunque es fácil ver que el avance tecnológico promueve
el crecimiento de la productividad y de los niveles de
vida, los gobiernos no pueden simplemente ordenar a
la gente que piensen más o que sean más inteligentes.
Los países socialistas de planificación central utilizaban
“garrotes” para promover la ciencia, la tecnología y la
innovación, pero sus esfuerzos fallaban porque ni las
instituciones ni las “zanahorias” estaban presentes para
alentar la innovación y la introducción de nuevas tecno-
logías. Es frecuente que los gobiernos promuevan con
mayor eficacia un rápido cambio tecnológico cuando
establecen un sólido marco económico y legal con una
fuerte protección a los derechos de propiedad intelec-
tual, y luego permiten una gran libertad económica
dentro de ese marco. Los libres mercados de capital, trabajo, productos e ideas han demostrado ser el terreno más fértil para la innovación y el cambio tecnológico.
Dentro del marco del libre mercado, los gobiernos
pueden fomentar el rápido cambio tecnológico, tanto
al estimular nuevas ideas como al garantizar que esas
tecnologías se usen de manera eficaz. Las políticas se
pueden enfocar tanto en el lado de la oferta como en el
de la demanda.
Promoción de la demanda de mejores tecnologías. El
mundo está lleno de tecnologías superiores que no se
han adoptado; de otro modo, ¿cómo explicar las vastas
diferencias en productividad que se muestran en la
tabla 17-4? Por tanto, al considerar las políticas en mate-
ria tecnológica, los gobiernos deben cerciorarse de que
las empresas e industrias se mueven hacia la frontera tec-nológica, y adoptan la tecnología de mejores prácticas
disponible en el mercado global.
País PIB per cápita, 2006
Estados Unidos 44 070
Hong Kong 39 200
Reino Unido 33 650
Japón 32 840
Alemania 32 680
Eslovenia 23 970
Corea del Sur 22 990
Polonia 14 250
México 11 990
Botswana 11 730
Argentina 11 670
China 4 660
Nigeria 1 410
Congo 270
TABLA 17-4. Los ingresos actuales representan los efectos del crecimiento anterior
Los países que crecieron con mayor rapidez en el pasado, hoy
han alcanzado los mayores niveles de PIB per cápita.