. 44. 5 J. A. Díez Femández y Aguirre de Carcer, L. E, Marco Aurelio. Enseñanzas para una conducta moral, Col. Temas de Hoy, 1994. 6 A. Gómez Robledo, Marco Aurelio. Pensamientos, UNAM, 1992. 1 A. Pierron, Pensées de Marc-Aurele, Charpentier, Libraire-Editeur, 1867. de laUniversidadComplutense: don José Ignacio DíezFer- nández y doña Luisa Fernanda Aguirre de Carcer. 5 Entre nosotros, en México, en 1993 ya habían visto la luz Los pen- samientos de Marco Aurelio,6 de la pluma de un gran erudito en cuestiones grecolatinas, don Antonio Gómez Robledo, en una edición de la UNAM que presenta el texto en griego en hi página izquierda y la traducción del autor al español en hide- recha. Vale decir que la obra fue escrita originalmente en griego y no en latín. Habrían de transcurrir muchos siglos entre aquellas no- tas que Marco Aurelio hizo de sus meditaciones, que, como ha sido dicho en repetidas ocasiones, el emperador roma- no ibaapuntando en sus momentos de esparcimientocomo simples ideas o confesiones sin intención de que se publi- casen, hasta que éstas vieron la letra impresa en la edición de Andrea Gesner, con traducción latina de Xylander. En idioma francés guardo yo en mi biblioteca, como verdade- ra alhaja, la traducción de Alexis Pierron, 7 en su primera edición de 1843, publicada en París por Champentier. Marco Aurelio escribía en prosa. Siempre he sentidoque la prosa nació como expresión directa de la experiencia yde las observaciones humanas, al margen de la poesía épica y de los embrollos del trago-aidein, es decir, de las tragedias. La primera aparición de Los pensamientos en idioma es- pañol fue llevada a efecto por Jacinto Díaz de Miranda en Madrid, en 1785, casi al finalizar el siglo de las luces, mucho GUARNER • VICENTE Las pasiones y los errores del alma 1 O. Temkin, Galenism. Rise and FaU of a Medica! Philosophy, lthaca, 1973. 2 Ch. Daremberg, Galien: Oevres (2 vol.), París, 1854 (Réedition par- tielle avec une nouvelIe préface de A. Pichot, París, 1993). 3 L. García Ballester, Galeno en la sociedad y en la ciencia de su tiempo, Madrid, 1972; Alma y enfermedad en la obra de Galeno, Valencia, 1972. 4 I. Garafalto yVegetti, M., Opere scelte di Galeno, Turín, 1978. H asta muy entrado el Renacimiento, todavía a fines del siglo XVII, los estudios de medicina comenzaban siem- pre, en todas las escuelas, con los escritos propedéu- ticos de Galeno, yesoque elfamoso médico grecorromano había muerto en el año 199 d. e, es decir, más de quince siglos antes. Ycierto es que la longevidad de la que han dis- frutado las obras del ilustre romano no ha visto paradigma igual en el acontecer médico. Recapitular la obra de Galeno -gran parte de ella desaparecida en nuestros días- ha representado una de las tareas que se han impuesto muchos historiadores de la medicina: Temkin,l Darambert, 2 García Ballester, 3 Garo- falto. 4 Justamente, este mismo afán por recuperar el pasa- do se ha observado, en forma paralela, en el planeta de la filosofía, con la obra y la personalidad de Marco Aurelio (121-180), el filósofo emperador que fue paciente y amigo de aquél. Decía don Miguel de Unamuno que algo que le acon- tecía, con el correr de los años, era que se estaba acrecen- tando su gusto e inclinación por releer, más que leer, y algo de ello 10 padece, cadavez con mayor insistencia, quien es- cribe estas líneas y mucha gente contagiada de similar"en- fermedad" con el paso de los años. No hace mucho apareció en España una reedición de Las meditaciones de Marco Aurelio a cargo de dos filólogos
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5 J. A. Díez Femández y Aguirre de Carcer, L. E, Marco Aurelio.Enseñanzas para una conducta moral, Col. Temas de Hoy, 1994.
6 A. Gómez Robledo, Marco Aurelio. Pensamientos, UNAM, 1992.1 A. Pierron, Pensées de Marc-Aurele, Charpentier, Libraire-Editeur,
1867.
de la Universidad Complutense: don José Ignacio DíezFer
nández y doña Luisa Fernanda Aguirre de Carcer.5 Entre
nosotros, en México, en 1993 ya habían visto la luz Lospensamientos de Marco Aurelio,6 de la pluma de un gran erudito
en cuestiones grecolatinas, don Antonio Gómez Robledo, en
una edición de la UNAM que presenta el texto en griego en hi
página izquierda y la traducción del autor al español en hide
recha. Vale decir que la obra fue escrita originalmente en
griego y no en latín.
Habrían de transcurrir muchos siglos entre aquellas no
tas que Marco Aurelio hizo de sus meditaciones, que, como
ha sido dicho en repetidas ocasiones, el emperador roma
no iba apuntando en sus momentos de esparcimiento como
simples ideas o confesiones sin intención de que se publi
casen, hasta que éstas vieron la letra impresa en la edición
de Andrea Gesner, con traducción latina de Xylander. En
idioma francés guardo yo en mi biblioteca, como verdade
ra alhaja, la traducción de Alexis Pierron,7en su primera
edición de 1843, publicada en París por Champentier.
Marco Aurelio escribía en prosa. Siempre he sentidoque
la prosa nació como expresión directa de la experiencia y de
las observaciones humanas, al margen de la poesía épica y
de los embrollos del trago-aidein, es decir, de las tragedias.
La primera aparición de Los pensamientos en idioma es
pañol fue llevada a efecto por Jacinto Díaz de Miranda en
Madrid, en 1785, casi al finalizar el siglo de las luces, mucho
GUARNER
•VICENTE
Las pasiones y los errores del alma
1 O. Temkin, Galenism. Rise and FaU of a Medica! Philosophy, lthaca,