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PH Boletín 40/41 179 Resumen A lo largo de estas páginas se hace un breve recorri- do por las defensas que aún se conservan en la cos- ta Atlántica de Andalucía, refiriéndonos a sus oríge- nes, sus características, su implantación en el territorio y su estado. El texto se ha articulado a través de diversas áreas definidas por aspectos fun- cionales y geográficos que les confieren unidad. Di- chas áreas son la costa onubense; la barra del Gua- dalquivir; la bahía de Cádiz; las zonas de pesquerías y la bahía de Algeciras. En cada una se relacionan las principales construcciones existentes tratando de si- tuarlas en su territorio y dotarlas de su sentido pri- mitivo. Palabras clave Litoral de Andalucía Occidental / Costa atlántica / Arquitectura defensiva / Fortificaciones / Baluartes / Torres almenaras / Castillos / Dominio del territorio / Costa onubense / Barra del Guadalquivir / Bahía de Cádiz / Zonas de pesquerías / Bahía de Algeciras Es un hecho constatado el gran valor estratégico de los territorios costeros. Sus ciudades, puertos al ex- terior y puertas del interior, han sido a lo largo de los siglos defendidas y conquistadas, destruidas y re- edificadas en un continuo afán por incorporarlas a los dominios territoriales o bien por suprimirlas co- mo espacios militares y comerciales. Desde este punto de vista, la actual costa de Anda- lucía Occidental revestía y reviste un especial interés al ser el centro de conexión de lo mediterráneo, atlántico y africano. Ámbitos estos que, en determi- nadas etapas históricas y por unas razones u otras, alcanzaron diferentes grados de importancia. Su lí- mite actual abarca desde la desembocadura del Guadiana, protegida por la ciudad de Ayamonte, hasta la bahía de Algeciras. En ese marco se sitúan distintas ciudades que de alguna manera poseen ele- mentos de arquitectura militar en sus términos. Esta arquitectura defensiva ha ido superponiéndose en capas históricas asentadas sobre el territorio en función de las necesidades defensivas o conflictos bé- licos que se diesen en la zona. Por ello, en sus márge- nes figurarán desde castillos, elementos generalmente individuales, propios de la sociedad feudal y vincula- dos con familias nobiliarias, hasta las fortificaciones generadas por un estado centralizado que dispone sobre su territorio un sistema defensivo complejo y conectado. En consecuencia serán variadas las tipolo- gías arquitectónicas que se localizarán en este ámbito geográfico y cuyos orígenes estarán relacionados con ese aspecto de evolución histórica que hemos men- cionado. Así nos encontraremos con castillos señoria- les, fuertes, torres, murallas y baluartes. Unos y otros convertidos en importantes referentes de sus territo- rios a los cuales prestan identificación desde su pre- sencia monumental y configuración tipológica. Situados ya al margen de conflictos bélicos, han deja- do de tener una misión defensiva y se han incorpora- do al paisaje a veces con nuevos usos y en la mayor parte de las ocasiones como señas de identidad his- tóricas y culturales. Son arquitecturas descontextuali- zadas que han perdido su función de dominio sobre el territorio, quedando a veces absorbidas por las tramas urbanas, aunque nunca mudas por cuanto asumen esa función identificadora mencionada. Por su parte los núcleos urbanos que las acogen, pese a su individualidad y singularidad, pueden agruparse en ámbitos territoriales más extensos, unidos, desde el punto de vista que tratamos, por relaciones funcionales y proximidades geográficas. De esta manera hablare- mos de la costa onubense, desde Ayamonte a Almon- te, zona tradicionalmente poco poblada y con munici- Desde aquí queremos expresar nuestro agradecimiento a la Demarcación de Costas de Andalucía-Atlántico por la cola- boración prestada al ceder y permitir la publicación de las fotografías aéreas que ilustran este texto. En concreto desea- mos hacer extensiva nuestra gra- titud a D. Santiago Montenegro Criado, Jefe de la Demarcación; a D. Francisco Hermoso Carazo, Jefe de Servicio de Gestión del Dominio Público; a D. Juan Manuel Abarca Molina, Jefe de Sección del Servicio de Gestión del Dominio Público y a Dª. Soledad Bianchi Ardanaz, perso- nal administrativo de la citada Demarcación, por el trabajo de localización y reproducción de las imágenes. Las Defensas de la Costa Atlántica Andaluza José Ramón Barros Caneda Juan Carlos Hernández Núñez Historiadores del Arte 1. Cádiz. Vista del Baluarte de Candelaria y de la zona oeste de la muralla.
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Las defensas de la Costa Atlántica Andaluza.

May 07, 2023

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Page 1: Las defensas de la Costa Atlántica Andaluza.

PH Boletín 40/41 179

Resumen

A lo largo de estas páginas se hace un breve recorri-do por las defensas que aún se conservan en la cos-ta Atlántica de Andalucía, refiriéndonos a sus oríge-nes , sus caracter íst icas , su implantac ión en elterritorio y su estado. El texto se ha ar ticulado através de diversas áreas definidas por aspectos fun-cionales y geográficos que les confieren unidad. Di-chas áreas son la costa onubense; la barra del Gua-dalquivir ; la bahía de Cádiz; las zonas de pesqueríasy la bahía de Algeciras. En cada una se relacionan lasprincipales construcciones existentes tratando de si-tuarlas en su territorio y dotarlas de su sentido pri-mitivo.

Palabras clave

Litoral de Andalucía Occidental / Costa atlántica /Arquitectura defensiva / Fortificaciones / Baluar tes /Torres almenaras / Castillos / Dominio del territorio/ Costa onubense / Barra del Guadalquivir / Bahía deCádiz / Zonas de pesquerías / Bahía de Algeciras

Es un hecho constatado el gran valor estratégico delos territorios costeros. Sus ciudades, puertos al ex-terior y puer tas del interior, han sido a lo largo delos siglos defendidas y conquistadas, destruidas y re-edificadas en un continuo afán por incorporarlas alos dominios territoriales o bien por suprimirlas co-mo espacios militares y comerciales.

Desde este punto de vista, la actual costa de Anda-lucía Occidental revestía y reviste un especial interésal ser el centro de conexión de lo mediterráneo,atlántico y africano. Ámbitos estos que, en determi-nadas etapas históricas y por unas razones u otras,alcanzaron diferentes grados de impor tancia. Su lí-mite actual abarca desde la desembocadura delGuadiana, protegida por la ciudad de Ayamonte,hasta la bahía de Algeciras. En ese marco se sitúandistintas ciudades que de alguna manera poseen ele-mentos de arquitectura militar en sus términos.

Esta arquitectura defensiva ha ido superponiéndoseen capas históricas asentadas sobre el territorio enfunción de las necesidades defensivas o conflictos bé-licos que se diesen en la zona. Por ello, en sus márge-nes figurarán desde castillos, elementos generalmenteindividuales, propios de la sociedad feudal y vincula-dos con familias nobiliarias, hasta las for tificacionesgeneradas por un estado centralizado que disponesobre su territorio un sistema defensivo complejo yconectado. En consecuencia serán variadas las tipolo-gías arquitectónicas que se localizarán en este ámbitogeográfico y cuyos orígenes estarán relacionados conese aspecto de evolución histórica que hemos men-cionado. Así nos encontraremos con castillos señoria-les, fuertes, torres, murallas y baluartes. Unos y otrosconvertidos en importantes referentes de sus territo-rios a los cuales prestan identificación desde su pre-sencia monumental y configuración tipológica.

Situados ya al margen de conflictos bélicos, han deja-do de tener una misión defensiva y se han incorpora-do al paisaje a veces con nuevos usos y en la mayorparte de las ocasiones como señas de identidad his-tóricas y culturales. Son arquitecturas descontextuali-zadas que han perdido su función de dominio sobreel territorio, quedando a veces absorbidas por lastramas urbanas, aunque nunca mudas por cuantoasumen esa función identificadora mencionada.

Por su parte los núcleos urbanos que las acogen, pesea su individualidad y singularidad, pueden agruparse enámbitos territoriales más extensos, unidos, desde elpunto de vista que tratamos, por relaciones funcionalesy proximidades geográficas. De esta manera hablare-mos de la costa onubense, desde Ayamonte a Almon-te, zona tradicionalmente poco poblada y con munici-

Desde aquí queremos expresarnuestro agradecimiento a laDemarcación de Costas deAndalucía-Atlántico por la cola-boración prestada al ceder ypermitir la publicación de lasfotografías aéreas que ilustraneste texto. En concreto desea-mos hacer extensiva nuestra gra-titud a D. Santiago MontenegroCriado, Jefe de la Demarcación;a D. Francisco Hermoso Carazo,Jefe de Servicio de Gestión delDominio Público; a D. JuanManuel Abarca Molina, Jefe deSección del Servicio de Gestióndel Dominio Público y a Dª.Soledad Bianchi Ardanaz, perso-nal administrativo de la citadaDemarcación, por el trabajo delocalización y reproducción delas imágenes.

Las Defensas de la Costa Atlántica Andaluza

José Ramón Barros CanedaJuan Carlos Hernández Núñez

Historiadores del Arte

1. Cádiz. Vista del Baluarte deCandelaria y de la zona oeste

de la muralla.

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pios dedicados a la pesca; la Barra del Guadalquivir,ámbito que abarcaría las poblaciones de Sanlúcar deBarrameda y Chipiona y que estaría relacionado conespacios pesqueros y esencialmente con la protecciónde la entrada al río. En tercer lugar diferenciaremos laBahía de Cádiz como un núcleo territorial receptor deuna intensa actividad comercial y, dentro de la rees-tructuración defensiva llevada a cabo por los Borbones,sede de instituciones militares que generaron la crea-ción de numerosas arquitecturas y espacios de rangomilitar dentro de las poblaciones de Rota, Cádiz, SanFernando, El Puerto de Santa María y Puerto Real. Unacuarta zona caracterizada por la presencia de pesquerí-as y que quedaría constituida por las ciudades de Chi-clana, Conil, Barbate, Vejer y Zahara de los Atunes. Yfinalmente, la Bahía de Algeciras con las ciudades deTarifa, Algeciras y la Línea, territorio fronterizo y puer-tas del Mediterráneo, intensamente vinculado a activi-dades comerciales y muy marcado por el conflicto béli-co generado por el Peñón de Gibraltar.

La costa onubense

A pesar de su impor tancia estratégica por ser zonacostera y frontera terrestre con el vecino reino dePor tugal, sus defensas han sido bastante deficitariasa lo largo de la historia. Este amplio territorio coste-ro que se extiende desde la desembocadura del río

Guadiana hasta la del Guadalquivir, estuvo práctica-mente despoblado con extensas zonas deshabitadasdurante toda la Edad Media y bien entrada la Mo-derna. Esta situación propició las continuas visitas,ataques y saqueos de los corsarios y piratas a los es-casos y dispersos poblados existentes en la costa.

Las únicas edificaciones defensivas con las que conta-ba eran los castillos de origen medieval, si bien seencontraban alejados del litoral y protegiendo el in-greso de los principales ríos, verdaderas vías de pe-netración hacia las tierras del interior. En este senti-do, pueden distinguirse tres núcleos fundamentales,el de Ayamonte, encargado de la protección delGuadiana, el de Lepe-Cartaya, a ambos lados del ríoPiedras, y el conjunto formado por Huelva, Moguery Palos de la Frontera, que controlaban el acceso porlos ríos Tinto y Odiel. Este precario sistema defensi-vo fue reforzado, a finales del siglo XVI y primer ter-cio del XVII, con la edificación de torres almenarasdistribuidas a lo largo de la línea costera 1. Su cons-trucción se englobaba en un proyecto mucho másambicioso, definido por la política defensiva de FelipeII, consistente en la creación de una línea de algomás de cuarenta torres que protegían el litoral desdeAyamonte hasta Gibraltar. Iniciado en 1576 no fueterminado hasta 1638, si bien algunas de las torresnunca llegaron a realizarse. En los siglos siguientes, sefueron acometiendo obras de menor envergadura,como adaptaciones y remodelaciones de algunas delas estructuras medievales a las nuevas ar tes de laguerra, permaneciendo éstas en vigor hasta, al me-nos, la Guerra de la Independencia.

Del conjunto defensivo de Ayamonte sólo se conser-va la Torre Canela, en la isla de la que toma su nom-bre. El castillo, posiblemente levantado en el sigloXIII con diferentes modificaciones durante los siglosXVI al XVII y reconstruido tras el terremoto de1755, fue completamente destruido en la segundamitad del siglo XX al construirse en su emplazamien-to el actual Parador. De igual forma, tampoco se ob-servan restos del conjunto de baterías, como la delas Angustias, a orillas del Guadiana, o las que se le-vantaron en las inmediaciones de su desembocadura.Por lo que respecta a la torre vigía presenta un únicocuerpo troncocónico sobre un plinto circular, que in-teriormente se distribuye en un zaguán y dos cáma-ras superpuestas unidas por una escalera de caracolque termina en una garita sobre el terrado.

Siguiendo la costa, pero ya en el término municipal deLepe, se encuentra la Torre del Catalán. Es de pareci-das características a la anterior aunque algo más baja,al tener interiormente una sola cámara, y con una es-calera que se desarrolla siguiendo la forma curva delmuro. De los castillos medievales de Lepe y Cartaya,sobrevive el segundo que fue restaurado por la Con-sejería de Cultura a principios de los años 90. Es deplanta rectangular con siete torres cuadradas, cuatroen las esquinas, dos al centro de los lados mayores yuna al de los menores, protegiendo el acceso 2. Suconstrucción hay que remontarla al siglo XV, al crear-se la población como plaza fuerte por Pedro de Estú-

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2. Cádiz. Vista del castillo deSanta Catalina y parte de la playade la Caleta.

3. Cádiz. Vista del castillo de SanSebastián y de la ciudad de Cádiz.

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ñiga, conde de Plasencia. En los planos existentes des-de mediados del siglo XVII, esta estructura estaba ro-deada de otro recinto murario o falsabraga con ba-luartes triangulares, que en 1740 se encontraba “algoescarnada”, al utilizarse de cantera para nuevas cons-trucciones. Ese mismo año se le intenta devolver suutilidad militar al proyectarse en su interior la cons-trucción de un cuartel de caballería, propuesta que nollegó a materializarse 3. A las afueras de esta pobla-ción, en la playa de El Rompido, se encontraba el cas-tillo de San Miguel de Arca de Buey, del que sólo sesabe que fue destruido por los piratas holandeses enel siglo XVI y que sus restos fueron reaprovechadosen 1891 para construir el faro levantado en este lugar.

Al tercer núcleo defensivo, el del control del pasopor el río Tinto-Odiel, per tenecen las torres dePunta Umbría y Arenillas, situadas respectivamenteen los márgenes derecho e izquierdo. Al igual quelas anteriores, presentan el cuerpo cónico cilíndrico,escalera de caracol y dos plantas con dos cámarasinteriores la primera, y una, la segunda. Hay que se-ñalar la inscripción, aunque muy borrosa, realizadaen una placa de mármol, existente en la de PuntaUmbría y que alude a su construcción en 1614, du-rante el reinado de Felipe III, ocupando el cargo deJuez de las Torres del Mar de Andalucía el licenciadoJuan de la Fuente Hurtado.

De los tres castillos medievales, el de Moguer, data-do a fines del siglo XIII o principios del XIV, se ha re-cuperado recientemente dedicándolo a actividadesculturales. De proporciones pequeñas, tiene plantacuadrada con cuatro torres. Gracias a su utilizacióncomo bodega y a que en los muros perimetrales seapoyaron viviendas populares se ha conservado par-te de éstos y tres de sus torres. Similares característi-cas y cronologías presentaban los desaparecidos cas-tillos de Huelva y Palos de la Frontera, objetos deestudios arqueológicos en los últimos años 4. De fe-chas más tardías, siglos XIV-XV, son los restos delcastillo de San Fernando, observables sobre un cerroa la derecha de la carretera Palos-Moguer.

A lo largo de la amplia playa, conocida genéricamen-te como de Castilla, que se extiende desde la de-sembocadura del Tinto-Odiel hasta la del Guadal-quivir, se encuentran las torres del Oro, Aspedillo,de la Higuera, Carbonera, de Zalabar y de San Jacin-to. Por los cambios sufridos en el litoral con el pasodel tiempo, permanecen casi intactas las de Carbo-nera, Zalabar y San Jacinto. Las tres presentan pare-cidas dimensiones, compuestas por una sola cámaray escalera de caracol de acceso al terrado. Por elcontrario, de las del Oro, Aspedillo e Higuera sólose conservan restos de las mismas, pues han sido“engullidas” por el mar. Los fragmentos de la segun-da solo son visibles durante la marea baja. La delOro presenta aún en pie par te del lienzo del cono,mientras que la de la Higuera, en la playa de Mata-lascañas, está volcada, en posición inver tida, al me-nos desde 1756, ofreciendo a los visitantes la visión,poco común, de su cimentación y el arranque de sucuerpo troncocónico.

La barra del Guadalquivir

Este espacio de vital importancia comercial, estraté-gica y de comunicación se encuentra protegido pordos ciudades que dominan el acceso al río Guadal-quivir. Nos refer imos a Sanlúcar de Barrameda yChipiona. En ambas se sitúan castillos vinculados acreaciones señoriales, destacando el de Santiago enSanlúcar, que se localiza sobre una escarpa del Ba-rrio Alto de la ciudad. Desde esa posición dominacon su sólida presencia el Barrio Bajo de la ciudad yla desembocadura y acceso al río. Es una for talezade origen nobiliario, vinculada a la casa de MedinaSidonia, que fue construida en el siglo XV, pasando alo largo de los años por diversos propietarios y fun-ciones. El castillo, de planta cuadrada, está articuladoen torno a un patio central con torreones cuadra-dos y semicirculares en los muros y con una pode-rosa torre del homenaje que por su posición seconvier te en una atalaya desde la que se domina laentrada al río.

Este entorno tan esencial, dado que protegía el accesopor el río hasta Sevilla, sede de la Casa de la Contrata-ción hasta el siglo XVIII, contaba además a pie de cos-ta con otros dos elementos que formaban parte de lainfraestructura defensiva del río. Estamos hablando de

4. San Fernando. Vista del cas-tillo de Sancti Petri.

5. Puerto Real. Vista de losrestos del Fuerte de San Luis.

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los fuertes de San Salvador situado en las proximida-des del puerto de Bonanza, en el arranque del primermeandro del río, que presenta planta cuadrada conbaluartes en los extremos, y cuyos muros, hoy arrui-nados, están en pie desde 1627 5, y el del Espíritu San-to ya desaparecido y que se encontraba ubicado en ladesembocadura. Ambos se complementaban con to-rres situadas en la orilla opuesta del río.

Por su par te, Chipiona, desde su posición costeramás que fluvial, dominaba la entrada marítima al río,destacando la presencia en el límite de la trama urba-na y en conexión con el mar la figura de su castillo,también de origen nobiliario. Fue edificado en el sigloXIII protegiendo con su presencia los corrales de pes-ca que se situaban en la línea de costa, así como elfrente costero. El castillo dominaba desde la línea decosta el espacio marítimo que antecedía a la entradaal río, la cual estaba conformada por una barrera na-tural de arenales que hacían compleja la navegación,lo cual suponía ya una buena defensa. Por ello, duran-te el siglo XVIII se quiso construir un faro ar tilladopara facilitar la navegación, aunque no fue hasta el si-glo siguiente que se erigió el actual Faro de Chipiona.

La bahía de Cádiz

Este núcleo territorial marcado por un contorno ge-ográfico muy preciso resultó de gran interés para laconstrucción de una política defensiva y militar nosólo de esta área, sino del conjunto del estado. Laciudad de Cádiz, como aglutinador, ha tenido desdesiempre una excepcional impor tancia comercial ydefensiva en el contexto de una amplia bahía surcadade ciudades entre las cuales surgieron intensas rela-ciones, de las que las defensivo-militares han dejadouna impronta que se extiende hasta nuestros días.De hecho, algunas de las arquitecturas, surgidas al hi-lo de esta cuestión, aún forman par te y se siguenusando en el marco de la política de defensa del país.

Haremos primero mención de Rota. Una ciudad si-tuada en la costa y que abría la entrada a la bahía.Su castillo, llamado de Luna, asentado en las proxi-midades del mar fue fundado sobre un ribat musul-mán durante los siglos XIII al XVI bajo los auspiciosde Guzmán El Bueno, como parte de la cerca o mu-ralla que envolvía la primitiva urbe. Es de planta rec-tangular con cinco torreones y su interior se articulaen torno a un patio central.

Por su par te, Cádiz fue tradicionalmente una ciudadasediada y combatida. Ante sus murallas se situaroningleses, holandeses y franceses, de ahí la imperiosanecesidad desde fecha muy temprana de for tificarla,creándose, por ello, una secuencia de amurallamientosque dieron a la ciudad una imagen muy característica.El primitivo núcleo poblacional -actual barrio del Pó-pulo- aún conserva las tres puertas de acceso de susmurallas, los llamados Arcos del Pópulo, de la Rosa yde los Blancos. La trama urbana ha respetado, en bue-na medida, el trazado de la antigua muralla de tal ma-nera que, en la actualidad, el Pópulo se conforma co-mo un espacio urbano con rasgos propios y protegidopor el propio sentido de cerramiento de la muralla.

Tal vez sea la sólida presencia arquitectónica de lasmurallas una de las constantes que han marcado aCádiz. El permanente cinturón de murallas, pese a lasprogresivas expansiones urbanas, siempre aparececomo límite y barrera de la misma. Tal y como el cita-do barrio del Pópulo tuvo su muralla, la ciudad de lossiglos XVI, XVII y XVIII también quedó paulatinamen-te cercada por un potente muro defensivo perimetralque remarcaba aún más el sentido de isla. Pero toda-vía en el siglo XIX y debido a la invasión francesa sehizo necesario extender más el perímetro amuradollevándolo a la zona de Cortadura, murallas que aúnexisten y que cierran el acceso de la ciudad contem-poránea.

Desde este punto de vista ese límite arquitectónicoy visual que suponían las murallas se ha conver tidoen una constante psicológica que en épocas pasadasse vio contrarrestada por el flujo y el trasiego por-tuario que generó comunicación de ideas, formas,estilos. En cualquier caso, las murallas se han conver-tido en un referente visual y arquitectónico que for-ma parte de las señas de identidad de la ciudad.

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6. El Puerto de Santa María.Vista de los restos del castillode Santa Catalina.

7. Chiclana. Torre Bermeja.

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En ese sentido, la ciudad histórica queda escindidadel resto por el Frente de Tierra, comúnmente lla-mado "Puertatierra". Esta parte de las murallas fue laque mayor número de intervenciones y reformas tu-vo, quedando su configuración fijada a mediados delsiglo XVIII con dos baluar tes, llamados de San Ro-que y Santa Elena, unidos por un lienzo de murallacon la puer ta de la ciudad y un pesado torreón de-fensivo sobre ella 6. El Frente de Tierra permanecióintacto hasta que en la década de los cuarenta delsiglo pasado fue horadado por dos amplios arcosque permitían la comunicación viaria con la tercerazona de expansión de la ciudad. Con el mismo sen-tido se derribó parte del baluarte de San Roque.

Desde este punto la muralla se extendía envolvien-do toda la isla gaditana. En la actualidad sobrevivebuena par te de ella, tan sólo ha desaparecido elfrente portuario del que se mantiene el baluar te deSan Carlos -las murallitas de San Carlos- que fue re-alizado en 1784 incluyéndose en su interior cincomanzanas de viviendas par ticulares 7, y cuya murallafue también perforada por sendos arcos que facilitanel tránsito viario. Desde este baluar te arrancaba to-da la zona oeste del cinturón amurado, es decir, elfrente marítimo que protegía la entrada al puer to yque estaba constituido por diversos tramos domina-dos por baluar tes de entre los que destaca el Ba-luarte de Candelaria que ha sido recuperado para laciudad como espacio cultural. Originalmente se le-vantó en 1672 a iniciativa del gobernador de Cádiz,Diego Caballero de Illescas, con la intención de pro-teger la entrada natural al puerto de Cádiz. Dada suposición, sufrió los continuos embates del mar, sien-do ingenieros militares de la talla de Ignacio Sala,Juan Zapatero y Antonio Hur tado los que ejecuta-ron las reparaciones.

El baluar te se presenta como un saliente de la mu-ralla que aprovecha la disposición geográfica del te-rreno. Es de planta irregular y adopta forma apunta-da para afrontar la fuerza del mar. Su muralla formatalud y en la parte inferior muestra una plataforma amodo de rompiente del oleaje. Sobre la muralla seeleva una crujía con cañoneras en cuya par te supe-rior se sitúa el camino de ronda. El conjunto quedacerrado, en la parte que mira a la ciudad, por diver-sas dependencias como el cuerpo de guardia, la casade bombas, etc.

El siguiente punto importante de esta zona era la Ca-leta, un ámbito, en la actualidad de especial relevanciapara la ciudad, que se encuentra flanqueado por elcastillo de San Catalina, obra del ingeniero Cristóbalde Rojas y cuya planta estrellada recoge la más puratradición de los sistemas de defensa renacentistas. Seterminó de edificar en 1598 con la intención, dentrodel plan de for tificación de la ciudad, de proteger laentrada por la zona de La Caleta. En 1693 se cons-truyó la capilla y algunos alojamientos y hoy día estasiendo rehabilitado por una Escuela Taller.

Frente a él y dominando el otro flanco de la Caletase sitúa el castillo de San Sebastián. Un espacio de

continuos asentamientos desde la antigüedad. Sededel templo de Kronos, de una torre-atalaya musul-mana y ya en el siglo XV lugar de una ermita advo-cada a San Sebastián. En 1613 se construye un faro,en 1706 se inician las obras del actual castillo y du-rante el siglo XIX se realizó el camino que lo une ala puerta de La Caleta. Consta de dos espacios aba-luar tados asentados en cada una de las isletas. Elprimero, el verdadero castillo, es de planta irregular,abaluar tado con garitas, con por tada de acceso ycon dependencias en torno a un espacio centraltambién de carácter irregular. Unida a ella, se en-cuentra la segunda isla, igualmente amurada, y don-de se yergue el actual faro, construido en 1908.

El último tramo de la muralla es el correspondientea la par te sur y que recibe el nombre de "Murallasde Vendabal" o Campo del Sur. Si la presencia delmar siempre suponía un reto para las obras, esta zo-na es la que mayores problemas generó. Tras nume-rosos derrumbes, su amurallamiento había quedadoparalizado a finales del siglo XVII. En 1719 se reali-zan nuevos intentos que quedan paralizados en1723, intentándose en 1747 nuevas reparaciones.Pero el gran interés por cerrar esta par te de la islallegó a raíz del temporal acaecido en 1765. Comoconsecuencia del mismo se suceden intervencionesde los ingenieros militares Juan Caballero, SilvestreAbarca, Luis Huet, Juan Mar tín Cermeño. Pero fueTomás Muñoz el encargado en 1788 de llevar a ca-bo el proyecto de reconstrucción que se extendió

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8. Chiclana. Vista de la Torredel Puerco.

9. Conil. Torre de Roche.

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hasta 1791, abarcando la zona comprendida entre elflanco del Matadero y el flanco de Capuchinos. Suidea era crear una playa ar tificial tras la cual un bati-dero daría paso a la muralla. Tomás Muñoz consi-guió cerrarla, pero en 1792 ocurrieron nuevos de-rrumbamientos por la fuerza de la mar. Durante elsiglo XIX las fracturas continuaron, casi siempre enla misma zona, pero el trazado ya estaba realizadodefinitivamente. Este comprendía los baluar tes delos Mártires y Capuchinos y los flancos de Capuchi-nos, San Rafael, San Nicolás y del Matadero.

Desde este punto enlaza la muralla con el Frente deTierra dándose por cerrado el cinturón amurado deCádiz. Sin embargo, como dijimos anteriormente,no concluyeron aquí las tareas defensivas. Duranteel siglo XIX fue necesario ampliar el cerco de mura-llas hasta la entrada del camino que conducía a lavecina ciudad de San Fernando. La conocida comoMuralla de Cor tadura fue un proyecto diseñado en1801 por el ingeniero militar Antonio Hurtado. Has-ta 1808 no se iniciaron las obras de construcciónbajo la luz de un proyecto que planteaba una fortifi-cación con dos baluar tes que hacían frente a la en-trada de San Fernando y otros dos que se expandí-an a los lados. De esta manera se protegía el únicoacceso terrestre y sus flancos de la playa y la bahía.Las obras no estuvieron concluidas hasta 1811 fal-tando el baluar te que protegía el lado de la bahía yque se proyectó de nuevo con vistas al asedio fran-

cés de la ciudad. En la actualidad marca el límite ur-bano de la ciudad conservándose los baluartes, aun-que su interior está ocupado por instalaciones socia-les del Ministerio de Defensa.

Finalmente es interesante mencionar la existencia defuer tes que dominaron el acceso a la bahía. De to-dos ellos aun pervive el Castillo de San Lorenzo dePuntales, más conocido como el Castillo de Punta-les. Este enclave defensivo se remonta al siglo XVI.En 1587 consistía en un torreón artillado con cincocañones que fue casi destruido en el ataque de1596. Fue reconstruido en 1598 por el ingenieroCristóbal de Rojas y terminado en 1613. Sucesivosataques durante los siglos siguientes condujeron auna nueva reconstrucción en 1863 que le dio suconfiguración actual. Hoy día, aún en uso como de-pendencia del Ministerio de Defensa, presenta plan-ta ovalada precedida por dos baluar tes entre losque se encuadra la puer ta de acceso. Situado enuna punta de tierra que estrecha el acceso al inte-rior de la bahía, sus funciones defensivas se comple-mentaban con los fuer tes de San Luis, cuyos restosaún pueden contemplarse, Matagorda y las defensasde la isla del Trocadero ubicados todos en el ladoopuesto de la bahía. Todos ellos formaron en con-junto un sistema de defensa de la entrada a la bahíagaditana, en la que con el tiempo se desarrolló unaimpor tante industr ia naval que se concretó en laconstrucción del pr imitivo Carenero del PuenteSuazo, posteriormente, durante el siglo XVIII, el Ar-senal de la Carraca y ya más recientemente los Asti-lleros de Cádiz y Puerto Real.

Antes de continuar con los elementos defensivosque componen el litoral hay que mencionar la pre-sencia de tres núcleos de población muy importan-tes que forman parte del conjunto de la bahía y quede una forma u otra se integraron en su procesodefensivo. La bahía es un espacio geográfico circularque ha generado en su perímetro diversas poblacio-nes volcadas, de una manera u otra, hacia ella. Nosrefer imos a San Fernando -antigua Isla de León-,Puer to Real y El Puer to de Santa María. Cada unacon elementos defensivos de interés.

San Fernando, además de la mención que hemos he-cho a la construcción naval, contiene varias claves pa-ra el sistema defensivo de la zona. Rodeada por labahía y por el río Sancti Petri, adquiere una configu-ración de isla y se convier te en paso obligado haciaCádiz por cuanto es su única vía de acceso terrestre.Este sentido de tránsito vivido como "entrada o sali-da hacia", remarcado por la disposición longitudinalde su territorio configuró un urbanismo asentado so-bre el camino a Cádiz, adoptando la disposición deciudad-calle, siendo esto una marca caracterizadorade la ciudad. De este modo se convertía en el cuar-to nivel defensivo de Cádiz, nivel que comenzaba enel Puente Suazo. Este, que sor tea el río Sancti Petri,situado a su entrada quedó defendido desde épocasmedievales por el castillo de San Romualdo vincula-do a los Ponce de León y hoy en proceso de recupe-ración, añadiéndose durante los siglos siguientes ba-

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10. Conil. Vista de la Torrede Castilnovo.

11. Vejer. Torre Nueva.

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terías que protegían la cabecera del puente. Tal es elcaso de las llamadas de San Pedro y San Pablo cuyosrestos aún perviven asentados en las marismas quedominan la entrada al puente, pero con una posiciónhoy desvir tuada por los nuevos trazados viarios quese han ejecutado.

Por su par te , el río Sancti Petr i, que comunica elmar con la bahía flanquea toda la zona este de SanFernando, mostrando en su conexión con el mardos arquitecturas que vigilan ese importante espaciode penetración fluvial. Hablamos de la batería deUrrutia arquitectura abandonada y envuelta en lamaleza, pero que conserva su estructura formadapor un potente lienzo de muralla que adopta formacurva y un amplio patio de armas cercado 8, así co-mo del castillo de Sancti Petri ubicado en un islote ala desembocadura del río. Arquitectura mítica -sehabla del Templo de Hércules- fue modificada du-rante los siglos XVIII y XIX para adaptarlo a las ne-cesidades de defensa de su posición marítima, desta-cando por su privilegiada posición geográfica y poruna sólida torre de paramentos lisos que establececonexión con la línea de torres costeras. Su arqui-tectura adopta la disposición del islote en que se si-túa, adquiriendo así una planta longitudinal con sen-dos baluar tes en los extremos, destacando unosemicircular que defendía el acceso desde tierra yjunto al que se elevaba la torre . En la actualidadmantiene la planta que adquirió en los años finalesdel siglo XVIII, si bien su estado de conservación esbastante deficiente.

La posición geográfica de Puer to Real, situado sutérmino municipal frente a Cádiz, le conver tía en elcomplemento idóneo para defender la entrada de labahía. Así surgieron a lo largo de los siglos diversosfuer tes que junto con el ya citado de Puntales de-fendían la puer ta de la bahía. Estos fuer tes fueronlos de San Luis y Matagorda, a los que hay que aña-dir los diversos intentos de fortificación de la isla delTrocadero. Del primero aún puede contemplarselos restos de su estructrura formada por una plantapoligonal con un patio interior de semejante disposi-ción formado por soportales sobre los que corría elpaseo de armas.

El Puerto de Santa María, la tercera urbe conectadacon la bahía, estaba especialmente vinculada con elrío Guadalete en cuya ribera se fundó, tomando alcastillo de San Marcos como hito de referencia. Eséste un inmueble de origen medieval construido so-bre una primitiva mezquita, con dominio sobre el ríoy la propia ciudad, y que se convir tió con el tiempoen referente icónico de El Puer to de Santa María.Sin embargo, la clave en la defensa de la bahía y elacceso al río lo formaba un grupo de baterías quesurcaban la costa desde Rota hasta El Puerto: la Ga-llina, la Puntilla, el Palmar, la Bermeja, la Ciudad y laArenilla, todos pequeños recintos artillados que diri-gían su línea de fuego hacia la bahía 9, y cuyo sistemade protección culminaba en el castillo de Santa Ca-talina. Este se encontraba situado en una punta dellitoral y sus ruinas, que se conservan aunque casi

absorbidas por el empuje urbano, muestran los res-tos del frente abaluar tado de tierra y de la muralladel frente de mar. En su interior se disponían las de-pendencias entre las que se encontraba una iglesia yuna torre de planta circular, cuya base desmochadaaún existe 10.

Áreas de pesquería

Dejando a un lado la bahía y su complejo sistemadefensivo, hacia el sur se sitúan diversas ciudadesvinculadas a actividades pesqueras y almadrabas.Nos referimos a Chiclana, Conil, Barbate, Vejer yZahara de los Atunes. En este tramo los sistemasdefensivos van ser de menor entidad que los vistoshasta ahora, pero en conjunto representan un inte-resante sistema de pequeñas torres individuales deobservación situadas en puntos estratégicos de lacosta y que entrelazaban su dominio visual y comu-nicativo, extendiéndose por todo el frente atlánticoy el mediterráneo. Dichas atalayas o torres almena-ras 11 –así llamados por las hogueras que se encen-dían como sistema de comunicación visual– marcanuna línea defensiva continua, cuyo valor residía, co-mo decimos, más en el dominio visual del territorioque en el militar, aunque en ocasiones se mezclaran

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12. Barbate. Vista del farode Trafalgar y los restos

de la torre.

13. Barbate. Torre del Tajo.

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las funciones militares con las económicas. Algunashan desaparecido, otras han sido transformadas yotras sobreviven a veces en precario estado de con-servación, pero todas mantienen privilegiadas situa-ciones en entornos naturales de complicado acceso.De esta forma al ser arquitecturas únicas y de desa-rrollo ver tical en un marco natural su presencia ad-quiere una fuer te implantación y se convier ten enreferencias del territorio que dominan.

Este sistema, que ya hemos visto existía también enla costa de la actual provincia de Huelva, tiene unreferente en la llamada Torre Alta de San Fernandoque establecía comunicación con la Torre Tavira deCádiz, ubicada en el centro urbano, así como en To-rregorda y en el castillo de Sancti Petri. Desde ahícomenzaba la línea que continuaba en Chiclana conla llamada Torre Bermeja de planta circular, situadasobre un acantilado y en la actualidad casi absorbidapor la trama urbana de la actual playa de la Barrosa,y la Torre del Puerco, en el límite de los términos deChiclana y Conil asentada sobre un espacio geográfi-co plano lo cual le abría un campo visual amplísimoy que poseía estructura cilíndrica e interiormenteabovedada.

Extendiéndose hacia el sur, este sistema de detec-ción y comunicación abarca a Conil de la Frontera.Es un núcleo urbano abocado al mar, con una tradi-cional actividad pesquera y almadrabera. Cuando en1299 pasó a manos del Señorío de Guzmán se inicióla construcción de la muralla y de la actual Torre deGuzmán, torre del homenaje del castillo. Esta atalayasituada en plena ciudad, lindera con la costa mante-nía una doble función, la defensiva vinculada con laprotección de Conil y del entorno y la económicarelacionada con la búsqueda de los atunes que sepescaban en la almadraba y cuya chanca se sitúa enlas proximidades de la misma. La cuestión de com-petencias almadraberas dio lugar a que durante elsiglo XIX se destruyera el castillo haciendo peligraresta torre que hoy día se eleva solitaria en el centrohistórico de Conil.

En línea con la Torre de Guzmán se extendían porel litoral del término, las torres almenaras que, co-mo decíamos, completaban el sistema defensivo. EnConil destaca la presencia de dos, cuya disposicióncontrola toda la costa y que enlazan con la, ya cita-da, Torre del Puerco ubicada en el límite de Chicla-na y Conil. La primera es conocida como Roche yesta situada sobre un acantilado en las proximidadesdel puer to, siendo utilizada en la actualidad comoseñal marítima. Al parecer, fue construida en el sigloXVI y posee planta cuadrada con talud en la base.La segunda, conocida como Torre Castilnovo, estásituada en la frontera de la playa, en un amplio espa-cio descubierto que le confiere una especial presen-cia y dominio visual. Posee planta cuadrada y el ac-ceso al interior se realiza a través de una escalerasituada en la par te posterior. Además de estas to-rres, otras dos, hoy desaparecidas, oteaban el hori-zonte: Torre Blanca y Torre Atalaya.

Ya dentro del término de Vejer, en la playa del Pal-mar, se localiza Torrenueva, de planta troncocónica ysituada sobre un promontorio de la playa en el lími-te de la pleamar.

Barbate12 era una aldea vinculada a Vejer hasta queen 1938 se independizó. Su impor tancia en la zonasigue asociada a la cuestión pesquera y las almadra-bas, actividad que hoy día se sigue ejerciendo. En suamplio litoral se localizan hasta tres de estas torresque, con su presencia, continúan dibujando el mapadefensivo de la costa atlántica. La Torre de Trafalgar,en la actualidad desmochada y situada junto al farodel mismo nombre, para cuya construcción se utili-zaron, durante la segunda mitad del siglo XIX, losmateriales de su derribo. Al parecer tenía dos pisossobre bóvedas y una escalera de caracol para acce-der al superior 13. Torre de Meca, construida duranteel siglo XIX sobre el monte Meca, su perspectivavisual, con sus 11 metros y alzado troncocónico, esamplísima.

Y finalmente, la Torre del Tajo, de alzado troncocó-nico, con una altura de 14 metros y construida du-rante el siglo XVI sobre un acantilado "porque entreTrafalgar y Barbate hay mucha agua y no la puede

14. Tarifa. Torrede Guadalmesí.

15. Tarifa. Torredel Camarinal.

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defender la torre de Barbate ni la de Trafalgar y esde manera la costa que gente de a cavallo no puedeallegar a saber daño en los que allí estuvieren" 14.Existía además en Barbate un castillo llamado deSantiago que dominaba la desembocadura del ríoBarbate y del que en la actualidad sólo queda unmonolito de recuerdo.

En esta misma línea que venimos comentando depesquerías, se sitúa el castillo de la almadraba deZahara de los Atunes. Un recinto amurado que ade-más de proteger la costa, defendía los ar tilugios dela almadraba all í establecida. Era una muralla deplanta cuadrada con torreones en los extremos y lasdependencias de la almadraba y chanca en el inte-rior. Fue mandado construir en el siglo XVI por losduques de Medina Sidonia y sus muros aún perma-necen en pie.

La bahía de Algeciras

La bahía de Algeciras, que forma par te del Campode Gibraltar, es un espacio geográfico situado en lapar te meridional de la costa gaditana. Se extiendecomo frontera natural de los mares Atlántico y Me-diterráneo y es y ha sido puer ta natural para la co-municación con Africa y lugar de paso inevitable pa-ra la entrada en la península. Desde esta perspectivase hacía imprescindible la protección con arquitectu-ras militares que asegurasen el espacio geográfico yde los recintos urbanos de las invasiones, especial-mente las provenientes del mundo árabe. Así Tarifay Algeciras fueron ciudades con murallas de impor-tancia. Pero además la cuestión del Peñón de Gibral-tar fue un aspecto que incidió desde el punto de vis-ta bélico en la zona, hasta el punto que fue el origende una ciudad y de la creación de algunos reductosdefensivos interesantes.

Tarifa, la ciudad más al sur, es un ente urbano quedesde época musulmana fue considerado enclaveestratégico y en consecuencia defendido con la cre-ación de murallas que la envolvían y enlazaban consu castillo. Este, llamado de Guzmán el Bueno, fueconstruido por Abderramán III y adaptado y modifi-cado tras la conquista cristiana. Ambas defensas per-viven aún. La muralla, alterada por el devenir históri-co, mantiene, no obstante, sus torres y la llamadaPuer ta de Jerez, uno de los accesos de la primitivaciudad.

El castillo, por su par te, situado sobre un salienteelevado que domina la ciudad y la costa presentaplanta trapezoidal con los muros ar ticulados por to-rres cuadradas que le confieren una sólida presencia.La Torre del Homenaje, la conocida como Torre deGuzmán el Bueno, quedó situada en el exterior delrecinto y unido a él por una coracha.

No podían faltar, desde luego, las torres almenarassurcando el perfil de la costa. En el término de Tarifa

podemos encontrar la llamada Torre de la Peña, deorigen islámico y con planta rectangular, situada so-bre un promontorio rocoso, y a la que se accede através de escalones tallados en la roca. La TorreGuadalmesí, de planta circular con dos pisos y unosquince metros de altura y la de Camarinal, construi-da en el siglo XVII sobre el cabo de Gracia, presen-ta planta circular y fue transformada en faro 15. EnTarifa hay que destacar también la presencia de lallamada Isla de las Palomas en cuyo extremo se sitúala torre del mismo nombre, construida durante el si-glo XVI con diecisiete metros de altura y reformadadurante el siglo XVIII al ser convertida en faro 16.

Algeciras tras el desarrollo musulmán que la convir-tió en ciudad amurallada con alcázar fue casi aban-donada, empezándose a recuperar durante el sigloXVIII a raíz de la conquista inglesa del Peñón de Gi-braltar. El sistema defensivo musulmán fue destruidocomo consecuencia del abandono y de la expansióndieciochesca. En consecuencia y con el nuevo esce-nario bélico relacionado con el Peñón, sus defensasenlazan con la frontera con Gibraltar y la fundaciónde la Línea de la Concepción. Así destaca la isla delas Palomas, distinta a la de Tarifa, situada frente alPeñón y que fue abaluar tada durante el siglo XVIIIdirigiendo su línea de fuego hacia la Roca. Esto secomplementaba con la marca defensiva de la Líneacompuesta de dos fuer tes, el de San Felipe y Santa

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16. Tarifa. Vista de la Isla de lasPalomas y de la torre del

mismo nombre.

17. Manilva. Vista de TorreChullera.

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Bárbara, unidos por un lienzo amurado, y del queaún pueden apreciarse los restos del último.

También las torres almenaras ocuparon el espaciode estas ciudades. En el término de Algeciras se si-tuó la conocida como la Torre del Fraile o del Canu-to, del siglo XVI que domina la bahía algecireña yotras más que ya han desaparecido o cuyos vestigiosson escasos. Para finalizar hay que mencionar la pre-sencia de las casamatas o bunkers que hacen frentedesde La Línea al Peñón y que fueron realizados du-rante la II Guerra Mundial. El conjunto de las torresde la zona atlántica enlazaba con las existentes en elPeñón de Gibraltar y ésta con la llamada Zona deLevante que ya se encuadra en la costa mediterrá-nea. De esta manera la línea visual continuaba con la

Torre Nueva en el término de la Línea, construidaen el siglo XVI con planta circular y con Torre Car-bonera en el término de San Roque y Torre Nuevade Chullera ya en la provincia de Málaga.

Este era, en suma, el complejo sistema defensivo dela costa atlántica de Andalucía a lo largo de los si-glos. La relación de espacios y arquitecturas, que enningún momento ha pretendido ser exhaustiva, hapretendido dar una visión conjunta que sirva de ba-se para la valoración de los elementos, situándolosen su contexto geográfico e histórico y dándoles elsentido individual, colectivo y territorial que los con-vier ten en par te del patrimonio cultural de esta zo-na del país.

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1. Sobre las mismas véase, MORA DE FIGUEROA, L. De: Torresde almenara de la costa de Huelva. Huelva, 1981. Actualmente,desde la Delegación Provincial de Cultura de Huelva se estáredactado el expediente de delimitación del entorno de las mis-mas, siendo sus autores Juan Aurelio Pérez Macías y Nuria de laO Vidal Teruel, en un intento de dotarlas de una mejor y ade-cuada protección. Dicho expediente ha sido utilizado en laredacción del presente trabajo, por lo que damos las gracias asus autores y a la Delegación por la ayuda prestada.

2. Una disposición análoga presentaba el desaparecido castillo deLepe, si bien, por los planos conocidos, éste era de planta cua-drada con ocho torres. Véase, CALDERÓN QUIJANO, J.A.: Lasdefensas del golfo de Cádiz en la Edad Moderna. Sevilla, 1974.Pág. 14, Fig. 15.

3. Sobre dicho proyecto consúltese, HERNÁNDEZ NÚÑEZ, J.C.: “Encinasola y Cartaya en la defensa de la frontera hispano-lusa a mediados del siglo XVIII. De castillo a cuartel”. Laboratoriode arte. Nº. 9, 1996. Págs. 171-182.

4. GONZÁLEZ ESCOBAR, J. L.: El castillo de San Pedro (Huelva):función urbana y social. Huelva, 1993. POZO, F.; CAMPOS, J.M. YBORJA, F.: Puerto histórico y castillo de Palos del Frontera. Huelva,1996.

5. MANANTEAU, Löic y otros: Sanlúcar de Barrameda. Cádiz,1991. T.II. Pág. 146.

6. El torreón existente en la actualidad es fruto de las reformasllevadas a cabo en el siglo pasado. Su configuración ha cambiadohaciéndo visualmente más ligero. Todo lo contrario al que existíainicialmente.

7. Esta intervención en la ciudad de finales del siglo XVIII resultade especial interés por cuanto suponía la reedificación de partede la fachada urbana a la bahía. Además se establecía una inten-sa relación entre arquitectura militar y ciudad, relación que noexistía anteriormente por cuanto los elementos militares siem-pre habían mantenido una distancia de seguridad con respecto ala ciudad. El sistema de financiación de las obras a través de laventa de los inmuebles también era un punto a considerar.

8. CALDERÓN QUIJANO, J.A. y otros: Cartografía Militar yMarítima de Cádiz. 1513-1878. Sevilla, 1978. T.II. Fig. 592.

9. Idem. T.II. Fig. 693 y 694.

10. Idem. T.II. Fig. 691.

11. Sobre las tipologías de las torres véase VALDECANTOS,Rodrigo: Las Torres de Almenara del litoral de la Provincia deCádiz (Las Torres de Marina). En Estudios de Historia y deArqueología Medievales. T.XI. 1996. Pág. 481-501.

12. El estado de la cuestión de las torres de esta parte del litoralcomprendido entre Barbate y Algeciras ha sido estudiado porSÁEZ RODRÍGUEZ, Angel: Almenaras en el Estrecho de Gibraltar.Las torres de costa de la Comandancia General del Campo deGibraltar. Cádiz, 2001. A dicho estudio remitimos para una cono-cimiento más detallado de estas arquitecturas.

13. SÁEZ RODRÍGUEZ, Angel: Almenaras en el Estrecho... Op.Cit. Pág. 184

14. CALDERÓN QUIJANO, J.A. y otros: Cartografía Militar....Op. Cit. T.II. Anexo, Fig. 8.

15. Para un mayor conocimiento de las torres almenaras deTarifa remitimos a SÁEZ RODRÍGUEZ, Angel: Almenaras en lacosta de Tarifa I enhttp://w.w.w.tarifaweb.com/cultura/aljaranda/num2O/art6.htm.Consulta realizada el 14 de julio de 2002 y Almenaras en lacosta de Tarifa II en http://w.w.w. tarifaweb.com/cultura/aljaranda/num21/art5.htm.Consulta realizada el 14 de julio de 2002.

16. SÁEZ RODRÍGUEZ, Angel: Almenaras en el Estrecho..... Op.Cit. Pág. 213.

Bibliografía