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reGnrcon¡e¡uu 91, 4 (2010) 824-841
Matteo Liberatore y la Rerum NovarumLa propiedad privada y el
salario:
entre la economía y el magisterio social de la Iglesia
En su libro Príncipíí di economi.a politica pùb]jlrado en I BB9
Matteo Liberatoredeclaraba que .1 Ese deseo expresado de publical
ultapéndice a su obra de economía que 'soÌucionase' 1a cuestión
obrera no Ìlegónnnca a cumplirse. Liberatore publicó enla Ctviltà
Cat¡ofttd abundantes artículossobre la cuestión obrera entre los
años 1889 y 1892, Ìos ultimos de su vida, sintener tiempo de
publicar el apéndice a su libro. El deseo de Liberatote se
cuapliósin embargo de una manera que él no habña podido imagin&
al redactaÌ las pala-bras a penas citadas, ya que redactó el primer
y tercer bonador de la RerumNovarumy firc el corector de la cuatta,
ultinta y definitiva versión en italiano dela encÍclica que dio
inicio a r¡no de los filones más dcos del rìagisterio
pontificio.,
Fn la Teorfui general de Ia ocupación, eI interés y eI dinero
John M. Ke].Tìesafimó que todo hombre práctico era en general
dependiente de un economis-ta djfunto.3 La R¿rum Nwarumno es .0Ùra
encÍclica de doctrina económica peroa-l abordar la cuestión obrera
de que se ocupa, siendo esta una cuestión práctÍ-ca, no puede dejat
depender de las ideas económicas de quien contribì.ìyó enmodo
fundamental a su ledacción. Este afiículo presenta el pensamiento
eco-nómjco de Matteo Libelatore, algo a penas hecho,a con objeto de
profundizar
1 M. LBER,{ToB¡, Pr¡r¡cÞü dí economía politic(l, Roma, 1889,
79.2
F . DANTE, e Ia (Rerum novatumr: cattolicí íntransigenti
nell'Europa delXX secolo; con Ia quarta inedita dell'Enciclica ài
Leone n4 M:J:arû, 2004, 39-49 .r' G. Aì{roNAZzr,L'Enciclica Rerum
Noÿarum, testo autentico e redazioni preparatorie dei do(umentí
otigfualiRorna, I957,8.
3 J. M. Kr\TEs, The General meory of EmploymenL lnterest and
Money, Lo¡rd.on, 1936,383.a Lo más cercano que existe se puede leer
en S. SoraRr,
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826 DIEM ATONSO-IASHERAS
es maligna las infecta y porque el .sLa obra como se ve tenía
intención polémlca. Esto se pone de manifiesto ennumerosos momentos
de la obra.
Lo primero que asombra leyendo los Pr¡nc¡pi¡ es la cântidad de
lectuas queLiberatore hizo antes de emprender la obra de escribir
r¡¡ manuaì de economiapolítica. El autor se confronta con Ìos
padres de la ciencia económica de finalesdeì. siglo XVIII y con los
grandes economistas del M. Las fuentes económicas enlas que
Llberatore bebe y con las cuales polemiza son Los economistas
dásicos,Ìa escuela francesa liberal del siglo )(D( asociada a la
Cáted¡a de Economja delColegio de Francia, algunos economistas
italianos y algunos autores católicosinteresados en la cuestión
socia.l. De la €scuela clásica Liberatore cila, expone lasideas y
discute con Adarn Smith, Thomas Malthus, Dâvid Ricardo y John
StuartMill. Cita más de pasada autores como Henry Challes Cajey,
Jean ChalLesLeonard de Sismondi o John Ramsay Mcculloch' De la
escuela francesa los auto-
res con los que más se entletiene son Jean Baptiste Say,
Pelleglino Rossi yFrederic Bastiat. Menos atención concede, aunque
ìos conoce, a Joseph Droz,
Joseph Clement Garnier y Chades Dunoyer. De los economistas
italianos disotecon Antonio Genovesi, Frarcesco Ferrara, Gerolamo
Boccardo o GiandomenicoRomagniosi- Los autores católicos a los que
se refiere son Claudjo Jannet yCharles Perin miembros de la
(escuela de Angers> o nescuela de Ìa libertad). No
cita por el conûario a los oblspos Henry Edward Maruring y
Wilheln Emmanuelvon Ketteler y a oûos pensadores catÓlicos que
Sola¡i llama de la
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'ëqF
828 DIEGO AIONSO-IASHERAS
gio û prioridad de la naturaleza como factor de producción se
refleja como vere-mos en su tratamiento de la propiedad privada y
eÌ salatio de los obreros.
Liberatore sigue también a Adam Smith en su exposición de cómo
la p¡oduc-ción ha aumentado gracias a la división del trabajo y el
u5o de las máquinas. E¡este apartado se detiene a analzar y
descrÌbù los beneficios de lo qrìe conside-ra estas dos a¡,'r-rdas
a la producción, pero también denuncia sus excesos y losefectos de
esta nueva organización de la producción sobre la pobìación
obrera.A continuación discute nuesûo autor la cuestión de los
cambios, de la moned.ay del pteclo - y siguiendo a RicaÌdo
distingue el precio coriente o de mercadoy el precio natu.ral o de
costo - pero es una de las cuestiolìes que más superfi-ciaÌrnente
discute en parte porque demuestra un cieno desprecio por la
econo-mía firÌanciera, necesaÌia, pero en su opinión no creadora de
riqueza- Un largocapítulo Io dedica a combatir las teoias de
Malthus y sus predicciones, con €lque entabla la discusión nás
agria de la obra. A más de un siglo de distancia laspredicciones de
Liberatore rebaüendo las teorías maltusianas parecen habersido más
certeras que las del dérigo inglés. Esta primera secciÓn del ljb¡o
sob¡ela producción, se cierua con la clasificación de los sistemas
productivos en agra-rios, industriales y mercantiles, para.lelo
fundamentalmente de la tlipaltita divi-sión del trabajo en
extractivo, manu-factuÌero y comercial.
La segùnda sección del libro sobre la distribución de los bienes
dedica todaÌa primera parte a la cuestión de la propiedad
privada.rT De esta última nosocuparemos más adelante. El resto de
la sección se dedica a la repartición dela riqueza producida y a la
discusión de la libre competencia. Con una ciefiaincoherencia - si
nos fÌ.jamos en Ìo que diio a propósito de la producción
-Liberatore considera que la riqueza debe repanitse en tres partes
en razón desus productores: el propietafio que recibe la renta como
remuneración de losrecursos natuaÌes que presta para la producción,
el capitalista que recibe elbeneficio como remuneración de los
instrumentos que suministra pala la pro-ducclón y el obrero que
recibe su salario como compensaciÓn a su fatiga. Lacuestión del
salario y la relación del trabaio con los otros factores de
produc-ción la expondremos más adelante.
Ën la cuestión de la libre competencia Liberatore se muestra
partidado deuna cierta intervenclón estatal en la economía y
contrario aJ laissez faíre, Iais'sez passer dorÎsnante en la
ciencia económica de la época, Considera la inter-vención del poder
público indispensable para la protección de los débiles y
ladirección de los fuertes. Esta inteNención se justjfica dada la
subordinaciónde la economia política a la ciencia política de la
que parte al inicio de la obra.
La ulttna secclón del tratado la dedica al consrrmo¡8 y es
probablemente la demenor importancia, además de la más breve. En
ella aborda las cuestiones deì
consumo en generaì, del lujo, de los impuestos y de la deuda
pública. La cuestióndel lu.jo y de las leyes antisuntuatias es
ilustrativa de sus icleas a propósito de lacreación de ìa riqueza,
de la utjlidad y del vaìor. Frente al atgumento deMcCulloch de que
el lu.jo impuìsa la producción y por ìo tanto la creación
deriqueza, Liberatore se alinea con Say y considera que 10 que
aumenta la produc_ción de riqueza es el aumento del capital y éste
sólo se acrecieûa con el ahorro,en cuanto contrafio aÌ lujo_ El
lqjo - entendido como consumo sulìtuado, comodispendio frívolo e
innecesario - no puede ayudar a la creación de riqueza. portanto,
eÌ lu.jo no es solamente un vicio moraì, sino rm lasüe pala la
creación deriqueza. No considera nuesto autor las leyes
anüsìmtuarias de las que cita lasde la Roma antigua - buen remedio
al lqjo, pues reconoce que son de djficiÌ eje-cución, y se inclina
más por la vía fiscal a la hora de frenar el lujo. Esto explicaque
se muestle paltidario de ì.m sistema fiscal en los que los
impuestos directossean proglesivos y los impuestos indtectos graven
lo menos posible los objetosde primera necesidad. El uÌtimo tema
tatado es el de la deuda pública que con_sidera maìa de por si y
solamente justificable como mal menor.
El pu¡to de partida y el tono general del libro no podían ayudar
a la discu-sión con los economjstas de la época. Una recensión de
la taducción fratcesadel libro escrita por Gustave de pulrìode,
miembro de la escuela liberal france-sa, aJtmaba que desde la
primera página del tratado de Liberatole se entlabaen esferas
extrañas a la economía politica como venía practicada comúnmentey
hacÍa que el lector se sintiera ante la cátedra de un doctor
escolástico medie-val. No sin tonÍa la recesión acaba diciendo que
si bien no se recomienda la lec-tura del libro para quien quiera
aprender economía política, si que se recomen-daba en cambio a
quien ya la supiera.re
Todo el libro parece debattse enûe el diiílogo y el rechazo de
los pdncipalesautorcs económicos que ha leído Liberatore. Siguiendo
Ia tladición de Tomás deAquino y de toda la escolástica, Liberatore
entra en discusión con los autores másimportantes. Reconoce a Adam
Smith la patemidad de la ciencia económica y aDavid Ricaldo el
mfuito de habet rellenado las lagrmas de Smith a propósito dela
cuestión de la distribución de la riqueza,2o pero contrariamente a
Tomás deAquino que elabora sus textos siguiendo el ejemplo de ul
aÌfiûión que se preo_cupa por mantener en rm convite un tono afable
de conversación entre loscomensales,2r el modo de Liberatore es más
agresivo y combativo.
re G. DE PLYNoÐE, "Comptes Rendus) en"/oumal des Economßtes
(1894) 119-12 t.20 M. l$¡nATorr, Pr¡¡¡cipií di economia politÌca,
145.'t B. K!Nr, en S. J. popr (ed,.) The Ethics of Aquiras,
Washingron D.C.,
2002, 116.
fA RERUM NOUAR(IM 829
17 M. l-ßrRAToRr, .kirlcipíí di economia politica, 145'26713
Itid.,269-334.
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830 DIEGO ALONSO-LASHÊRAS
La propiedad privada
Como ya hemos señalado Liberâtore dedica la mitad de la sección
sobre la ùs-tribución de la dqueza a la propiedad privada,
abundaÌrdo sobre todo en la cues-tión de la propiedad privada de 1a
tierra. Una razón paÌa esto es la concepción dela producción de Ia
riqueza de Liberatore, pero hay también una segunda y es quenuestro
autor publÌcó un altÍculo respondiendo a dos artícuìos publicados
enInglatena en 1887 que se tihiaban (The Theology of Land
NationalizatioÞ. Ensu afüculo âportaba toda su emdición para negar
que se pudiera apoyar teológi-camente Ìa nacionalizâción de la
propiedad del suelo como defendian los dosaÌtícrÌlos mencionados.
El articulo es controversístico y muy centrado en rebatitla revista
inglesa. Sin embargo co egido para que la cuestión no rest¡tara
exce-sivamente ctcunstancial el contenido sustancial del artÍculo
fue incorÞorado a ,los Príncipíi.z2
La cuestión de ìa propiedad privada ha ocupado la teología desde
sus inicios.Los padres de ìa lglesia abordaron la cuestión en sus
obras pero eslas tienden atener un ca.rácter pastoml y la cuestión
no se aborda sistemáticamente.¡3 Fue laescolástica la que se ocupa
de hacer esta elaboración. A la hora de elaborar Ia cues-tión de la
propiedad privada Liberatore se remite - como en casi todo a
Tomásde Aquino pero también acude a otros autores posteriores de la
tadición escolás-tica. La cuestión de la propiedad privada hatria
adqui-rido sin embargo desde laEdad Media tonos nuevos con la
revolución industrial y Ia extensiÓn del liberalis-mo en las
sucesivas hondadas revoluciona.rias que reconieron Eüropa a paftt
de1789, pero que ya habÍa¡r comenzado en Amedca en 1776. Uno de los
elementos
esenciales del programa Ìiberal era la aboliciÓn de los Iímites
que pesaban sobrela prcpiedacl privada. Uno de Los resultados de
este programa fue la confiscaciónde muchos de los bienes
pertenecientes a La Iglesia, lo que puede orlrlicar en parte
1a prevención de los ambientes eclesiásticos a las posturas
liberales sobre la pro-
piedad privada. En 18Bg sin emba4o en anbientes eclesiásticos se
percibía como..
enemigo más formidable el socialismo, como atestigua el inicio
de un artículo deLiberatore enla Civfltà Cattolica sobtelas
asociaciones obrelas: .2r
LA RERT]M NOUARUM 831
La cuestión de la propiedad privada la aborda Liberatore en Ìa
segunda sec-
ción de su obra que trata de la disûibución de Ìa riqueza y
ocupâ ì.m espacionotable ya que le dedica la mitad del espacio de
dicha sección. Hay que adver-
dl que mientras que en oEas secciones los interlocutores de
Liberatore sonautores de la ûadición übera.l como Adam Smith o
David Ricardo, en la cuestión
de la propiedad privada Liberatore se confronta con eI
socialismo. Inicia la dis-
cusión cÌtaÌtdo Ia famosa frase de Proudhon: . La respuesta es
que es lícito que eì hombie posea cosas propias portles motivos:
porque se es más cuidadoso en la gestión de los bienes que
pertene-
cen €n exclusiva, porque es más ordenada la adminisüación de los
bienes cuandocada uno se ocupa de lo suyo y no cuando todos se
ocupan indistintamente de todoy porque a],,uda rìiás para conservar
la paz ya que la gestión de las cosas en comúnda lugar a rm Inâyff
número de discordias. En la solución a las objeciones eÌAquinate
conduye que ,da propiedad de las poseslones no es contraria al
derechonatulal sino que se Ìa sobreañade por condusión de la razón
hùmanan.26
Los autores escolásticos son uná¡imes en la defensa de Ia
propiedad privadasiguiendo estas líneas de argumentación pero
slempre tomando como punto departida que las dquezas eslán
ordenadas al uso común de todos y sintiendo lanecesidad de
justificar la racionalidad y la licitud de rma irutitución como la
pro-piedad privada. La cuestión de la propiedad privada es siempre
abordada por laescolastica al ùatæ ]a vttud de la justicia. La
cuestión 66 de la trâ-trae trata de eî La Ciÿi\tà Catto¡¡ca lBBg
[ry] 513) ::'
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832 DIFGO AI-ONSO.I-ASHFRAS
mente abolùla. No discute las limitaciones sobre la propiedad
púvada, los posi-bles abusos de €lla, la afirmación común en la
doctrina católìca de que en el ori-gen todo era común o la
disquisición sobre si apropiarse de lo.que no le perte-nece a uno
en caso de necesidad grave pueda considerarse huto. Estos puntosson
los que comúrrmente tratan Los autores escolásticos.
Liberatore resume su posición al final de la larga discusión
admitiendo quelos teólogos católicos tenÍan la propiedad privada
como cuestión de Ías gen-¡iam, entendido como derecho intermedio
entre el derecho natural y el dere-cho positivo; pero también
considera que este ius gent¡um puede decirse dere-cho nanÌIal en
sentido secundario. La propiedad privada viene de la naturale-za en
el sentido de autorizado por ella, lo cual quita al estado
cualquier legiti-midad para abolirla - ya que el estado como
institución política no perteneceaì estado de natüaleza, sino que
es poslerior a él -, y ni siquiera se podúahacer algo semejante-por
acuerdo de todos los estados.2T En condusión afirmaque considera
más apropiado deciÌ que 1a propiedad privada es de derechonatüal
porque con ello se traduce mejor a sus contemporáneos lo que
losautores antiguos querian decir y se evita la posibiÌidad de que
los socialistas.'?8
Liberatore era bien consciente de ìos excesos que la concepción
liberal de lapropiedad privada estaba produciendo y por ello
después de haberla consagra-do como derecho natural se apresura a
poner un contrapeso que es eÌ de la bene-ficencia. Cuando
Liberatore publicó su serie de artículos e\ la CtvíItà Cattolícaque
dieron origen a su manual de economía, el artÍculo sobre la
beneficencia nofue publicado justo a continuación de los afiículos
sobre la propiedad privada,'?esino que entre medias discutió la
cuestión de la repartición de la riqueza produ-cida en que discutía
con Ricardo y la cuestión de la población en la que se enfren-taba
a Malthus. Sin embargo a la hom de publicar sus artÍculos en forma
de libro,Liberatore sihló la cuestión de la beneficencia justo
después de la cuestión de lapropiedad, indudablemente como
contrapeso. Iå beneficencia - facere bonuma¿iru¡ - es paÌa Tomás de
Aquino un acto de 1a caridad,3o pero Libemtore la l.,ux-tapone - y
en esto se desvía de su maesüo - a la cuestjón de la propiedad
pri-vada, hasta el punto de que afirma que el deber de la
beneficencia es inseparabledel derecho de la propiedad privada.
InsepaÌable porque reconoce que Dios clioa todos el uso de los
bienes de Ìa tierra y por lo tânto el que tiene está obligadoa dar
de Io superfluo al que no tiene. En apoyo de su postua inÿoca el
Nuevo
?7 M. LEERAToR¡, Pr¡ncÞíi di economía política, 179-182.za
lbid., 1a4.,e Sobre la propiedad y las cuestiotres referentes a
ella nuestro autor publicó tres artÍcu-
los: M. L¡BERAToR¡, (La proprietò en ¿a Ciÿ¡ltà Cattolica I8B7
(\1Íl) 273-288; (L'e¡edità en IrCiviltà Cattolica 1887 Nm) 653;
uuna contloversia intorEo alÌa ploprietà del suolo" en ¿4Ciy¡ltrì
Cattoh?a 1888 (X) 19-34.
30 ToMÁs DE AqurNo, S¿ma Teológica,lla-llae, q. 31, a. 1.
Testamento, san Basilio y - como siempre - el Aquinate. Además
aclara que eIdeber de dar de,lo superfluo es un deber grave ya que
el derecho de cada uno alos bienes de la tierra es rm derecho
natural primario y el derecho de propiedades natùal en sentido
securdario. La religión tiene en este deber de beneficenciaun
papel, pues vÍene en a¡rda de ella despertando en el hombre el amor
a Dios yal gójimo y frenando el egoísmo y la ambición.3r Su modo de
argumentat, espe-cialrnente lejano de la ciencia económica hace
comprender €l juicio de puydone.
Esta nueva configuración por Iâ que empateja derecho natural a
la propie-dad privada con beneficencia entendida como acto de ta
caddad lo vemosreflejado en la Rerum Noÿarum. En el pdmer borrador
de la futura enciclicaIiberatore mantiene la posición que ya había
expuesto en los principií dí eco-nomia politica. Apropósito de la
propiedad privada dice:
Por elìo justamente el género humano, sin hacer caso a las
opiniones de unos pocos,y razonando sobre la ley de la naturaleza
ha enconttado en ella el fundamento de lapropiedad estable y de la
división de los bienes, y por ello ha ratificado a lo largo dela
historia como congluente con la natuaìeza humana y la naturaleza
pacífica laposesión priÿada.3,
Como afhma Antonazzi el primer esquema de la encíclica toca
todas lascuestiones fundamentales que apaÌecen en la versión
definitiva, pero dadoque este esquema era muy breve se decidió
hacer un segundo.33 En la segun_da versión de Zingagtia y en la
tercera que volvió a realizar Liberato¡e la cues-tión de la
propiedad privada seguÍa en los mismos términos. En la cuaïa
yultima versión italiana de la encíclica, conegida por Libemtore la
e\?residnque se usa a propósito de la propiedad pdvada es que
.3a
Sorprendentemente la vetsión latina y oficial de la enciclica
dice de la pro_piedad privada: (t¡ascdto
etr ¡. DANTE, Ciÿiltà Cattolica,242. Coùespolrde a Reruñ
Noÿarum, 4)-3s ToMÁs Dr Aquûlo, s¿rma Teológica,Ila-Íae, q. 61, a.
t.
I-\ RERI]M NOUARI]M 833
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834 DIEGO ATONSO.IAS}IERAS
versión última conegida por Liberatore dice de la propiedad
privada que .36 Que expresa muy bienun concepto propio de ìa
escolástica como es el de la congruencia o del estal enharmonía con
los primeros pdncipios del derecho natuaL pero no el ser de.
Laversión definitiva latina da de nuevo ìrn paso aÌ traducir: ' .
Como traducciÓn hubiera sido más apropiada ìaexpreslón consentaneus
o con7ruenter que 1a expresión secundur'L La traducción
final iatina ciertamente fue algo más que una traducciÓn de la
cuarta y rùülIlaversión corregida por Liberatorc. Podemos suponer
que la decisiÓn de dat estepaso s€ tomó en el cfucuìo más íntimo
del Papa LeÓn )oll y se incorporó a la r.'er-sión definitiva. La
encídica va un paso más allá de Liberatore pelo contiene elmismo
juego de fuerzas que declara el derecho de propiedad como derecho
natu-raì para hacer frente al socialismo y que sin embalgo quiere
moderar los excesosde la propiedad privada según La concepción
liberal insistiendo fuertementesobre Ia beneficencia como freno y
correctivo a los excesos de $l tiempo.
El paso de la Rerum Novarum apropísito de La cuestión de la
propiedad pri-vada ha dado lugar a numerosas discusiones sobre la
continuidad o la disconti-nuidad de la doctrina. Nos parece que la
exposición del pensanlento de Liberatorey de su evoÌución ayuda a
comprender meior que pasa en la Rerum Nwarum.Liberatore conocía la
doctrina tradicional y aunque se inclina por hablar de la
pro-piedad privada como derecho natural nunca llega a hacerlo' EI
paso se cumplló
con la versión finaì dela Rerum Novarum. Compartimos la opinión
expresada por
el Cardenat Joseph Höffner que consideraba que el paso dado por
la RerumNovarum no significa rma ruptüa con la postula uadjcional y
es una apta erçre-sión en términos modernos de la doctrina que se
encuentra en santo Tomás pelo
tämbién en autores como Bañez, Molina o Lugo'37 No cabe hablar
de ruptua. Sjnernbargo consideramos que no sería incorrecto hablal
de un prmto de inflexiÓn en
cuanto se ha cambiado la definición clásica, el modo de
aÌgumentada y el iuegointemo de fuerzas que permite mantener Lmido
dos afirmaciones igua¡rìenteimportantes en la postura cristiana:
que con que (las posesiones pdvadas son con-formes a Ia
naturaìeza", usan-
do el lenguaje de Rerum Novarum. No se puede olvidar que
mientras en la posi-
cÍón clásica la cuestión de la propiedad privada se abordaba al
tratal los proble-
mas de justicia como hâce Tomás de Aquino - en 1o que le siguen
enÛe otrosautores de gïan relevancia como Vitoria, Bañez, Molina y
Lugo -, en lo que podrí-amos llamar la posición moderna insptada
por Liberatore y consagrada por ÌaRerum Novarumla cuestión de la
propiedad privada se empareja con la benefi-cencia, acto de la
caddad. Este câmbio de matriz en lâ que se desal:rolÌa la
discu-
sión tenía un riesgo y es que en el mundo liberal en el que se
mueven Matteo
36 ....è del tullo consentaneo alla naturâ il posseso
privato...) (trascrito en F. DaM¡E, Crÿi¡r¿Caftolica,242).
37 J. HOTTNER, Chrístian Social Teach¡ng, Bratislava, 1997,
L72'176.
IA RERUM NOVARTM 83s
Liberatore y ìa R€rum Novarum, la justicia es una vttud pública,
mienûas que lacaridad y con ella,la beneficencia es vir.tud
privada. La atgumentación de 1a Iglesiapierde con ello cierto
mordiente en el foro público. La argumentación de ÌaQyadragesimo
Anno sobre la nanüa.leza individuaì peto tanbién sociaì de la
pro-piedad privada posiblemente se debe a que se había advertido
este riesgo.3s
El salario de los obreros
La Rerum Novarum reconoce que
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836 DIEGO AIONSO-T"ASHERAS
La primera cdtica fìrndamental de Liberatore al análisis
ricardiano se f.undaen que rechaza que se pueda considerar el
trabajo como u_rìu ,rr"..ar,.iu _ prrllide parrida del economista
inglés ya que esta consideración pierde de i{sta üdignidad humana
del obrero. pala Liberatore hablar de oferta y de demandìcuando se
üata del trabajo sólo puede hacerse hablando por analogra. n
trabìjo no es una mercancÍa, sino una prestación de obra y por
tanto el salario no Àprecio sino retribución. La dilerencia es
importante, porque - en su modo derazon¿ìr la mercancÍa es algo que
se vaìora en si misma, prescindiendo deìproductor; el trabajo, sin
embargo, es diferente porque es una acción humana Icomo tal no
puede valorarse prescindiendo del agente y de la cualidad del
agerí_te. La remuneración del uabajo no puede por ende prescindir
de conside¡aiio_nes antropológicas. Este es el razonamiento
económico y filosófico en el quefu¡rda Liberatore la obligaclón
moraÌ de que el salario permita al obrero su man_tenimiento y eÌ de
su-familia. Pata apoyar su tazonamiento cita Adam Smith.Liberatore
concluye en su consideración en los Principií sobte el salatio que
dehecho la realidad es otra ya que en la mayoría de los casos los
saìal"ios que reci-ben los obreros sirven más en ¿4
Ciÿ¡¿tdCatto¡rìa 1891 (IX ) 394-6.
Á Rerum Noÿarum,1,
-
B3B DIEGO ALONSO-IASHERAS
esto dan buena muestra la Rerum Novarumy los aÌtículos de
Liberatore - sesentía escandalizada ante esta situación. Pero al
mismo tiempo existÍa el con-vencimiento de que .47 ldea que repite
Ia Rerum Novarum cuando afirma que
-
B40 DIEGO ATONSO.I-ASHËRAS
de Tomás de Aquino a Ia hora de entral en discusión con otros
autores que a laUteralidad de algunas de sus doctinas en campo
económico-moral.
Nos parece que se perdió una buena oportunidad histórica al no
tomarcomo punto de pa.rtida paÌa aÌticular el discurso eclesiástico
sobre economiay moraÌ otro momento de la histo¡ia del pensamiento
católico, 1a llamadasegunda escolástica. Hombres como Martin de
Azpilicueta, Domingo de Soto,Luis de Moìina, Leonardo Lessio o Juan
de Lugo se confrontaron con las cues-tiones económicas de su tiempo
con una profundidad única en la histotia delpensamiento católico.
Ciertamente lo hicieron con una profuadidad mayorque la de la
escolástica medievaÌ. La profundidad del anállsis llevó a Joseph
A.Schumpeter a decir que los doctores escolásticos de los siglos
XVI y XVI