La Reforma Educativa ¿para bien o para mal?. ¿Realmente México necesitaba una reforma de este tipo?

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La Reforma Educativa ¿para bien o para

mal?. ¿Realmente México necesitaba una

reforma de este tipo?

Natalia Zorrilla Ramos

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Prof. Verónica Martínez

Historia del México Contemporáneo

20 de Febrero del 2015

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La Reforma Educativa ¿para bien o para mal?. ¿Realmente México necesitaba una reforma de este tipo?

“Donde hay educación no hay distinción de clase”

Confucio

Hace doscientos cinco años, la Nueva España luchó por ser independiente. Cien

años después se luchó por acabar con la dictadura Porfirista dando paso a la

democratización de Mexico. No obstante, ¿qué clase social buscaba estos cambios?

Desgraciadamente las clases populares en México no han sido parte del proyecto social

que se busca para el país, al contrario, nada más sirven como herramienta para que la

clase media esté en una constante lucha por el poder con la élite del país. En la

independencia de México, la clase media alta, los criollos, buscaban mayor

representación en el gobierno así como mejores derechos ante los peninsulares. Camín y

Meyer en A la Sombra de la Revolución Mexicana señalan que “la revolución que Madero

liberó no fue hija de la miseria y el estancamiento sino de los desarreglos que trajeron el

auge y el cambio”. (Camín & Meyer, 2012: 65).

La Revolución Mexicana ha sido enseñada a través de la historia oficial como la

lucha de las clases populares para liberarse de la tiranía del Gral. Porfirio Díaz. Sin

embargo, las clases populares buscaban únicamente fines inmediatos; estas clases

buscaban acabar con las injusticias laborales pero no pensaban en la creación de

sindicatos. Deseaban la restitución de tierras pero no elaboraron un plan de repartición de

ejidos. Los peones o esclavos anhelaban con el cierre de Valle Nacional pero no sabían

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que para efectuar su cierre era necesario acabar con la estructura Porfirista que se

caracterizaba por ser corrupta e impune. Kenneth Turner en México Bárbaro afirma que

Valle Nacional funcionaba gracias a que el Jefe político era un funcionario público

escogido por el presidente o gobernador del Estado, a su vez “no [tenía] a quién rendir

cuentas, excepto a su gobernador, y a menos que el presidente de la república resuelva

intervenir, resulta por todos los conceptos un pequeño zar de sus dominios”. (Kenneth,

2009: 59). Es por esto, que es necesario preguntarse qué clase social inició estas luchas

civiles. Al descartar a la clase popular únicamente queda la clase media, esta clase que

se distinguió de la clase popular esencialmente por una cosa: la educación. El poder de la

educación le permitió a la clase media observar y actuar ante las injusticias, el abuso de

poder, la corrupción, la impunidad y la práctica de una política de “cuates” como afirma

Denise Dresser.

Como argumenta Eduardo Galeano, en Las Venas Abiertas de América Latina “la

ficción de la legalidad amparaba al indio; la explotación de la realidad lo

desangraba” (Galeano, 1971: 82 ). La lucha entre la élite y la clase media siempre ha sido

por quien tiene el control del poder; por más que se hagan reformas que anhelen mejorar

la situación del desamparado, del marginado, del segregado, del silenciado, del indio, la

realidad muestra que las leyes por lo menos en México están designadas a quedarse en

un simple papel para nunca más volverlas a ver. Pero por qué caer en ese pesimismo del

que por qué así ha sido siempre tiene que continuar siendo así; por qué creer que “ahora

América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo

sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es

América Latina, la región de las venas abiertas.” (Galeano, 1971: 9 ) Por qué no ser más

del ideal de Vargas Llosa, de Montaner y de Apuleyo Mendoza y dejar de estar anclado en

una mentalidad tercermundista que únicamente lleva al Latinoamericano a un constante

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victimismo patriótico que presenta al mundo occidental y al capitalismo como el principal

culpable de los males de los países pobres, y que estos estadistas e intelectuales los

"idiotas" al ubicarse en una posición de influencia social abonan el terreno para el

populismo y el estancamiento en el subdesarrollo de América Latina.

México parece estar condenado a repetir su historia una y otra vez. El Jefe

Máximo, Plutarco Elías Calles, creó en su momento un proyecto de institucionalización del

país dónde se aplicara la democracia, dónde Mexico se desarrollara pero no a costa del

sufrimiento social como en el Porfiriato. No obstante, tal y como se vio durante los 70

años de gobiernos Priistas, ese gran ideal de institucionalizar a México no favoreció a las

clases populares, únicamente sustituyó a la vieja oligarquía por una nueva. Finalmente,

Fox apareció como el Mesías del pueblo Mexicano, él era el que podía acabar con los

problemas del país, pero para desgracia resultó ser un inepto políticamente, un Madero

del Siglo XXI. Seis años después, la figura de Felipe Calderón tomó gran presencia en el

país pero a su vez una figura antagonista surgió para representar a las clases populares,

esa figura de Andrés Manuel López Obrador que le causó tanto descontento, inseguridad

y preocupación a la derecha mexicana. Obrador tenía el apoyo de las masas, pero

Calderón tenía el apoyo de la clase alta, tenía el apoyo de los burócratas mexicanos. Pero

la sociedad Mexicana se escudaba en estas dos figuras, “el mismo conformismo emerge

entre quienes defienden a Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón y se declaran

satisfechos con su trayectoria. Por lo menos AMLO favorece a los pobres, declaran. Por lo

menos Calderón combate el crimen, justifican.” (Dresser, 2010: 62).

Finalmente, Calderón triunfó pero a pesar de ser un gran abogado no pudo

modernizar al país, al contrario lo desestabilizó y lo hundió. Su estrategia para acabar con

el narcotráfico era efectiva en idea pero jamás en la realidad ya que no se contempló que

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para acabar con el narcotráfico a través de una guerra era necesario contar con el apoyo

de los Estados y municipios los cuales estaban sumamente coludidos con los cárteles. La

guerra de Calderón sólo trajo muertes, desaparecidos y dolor para el pueblo mexicano. A

su vez, la guerra contra el narcotráfico sirvió para fortalecer la figura del nuevo niño de

Atlacomulco; Enrique Peña Nieto llenó los espectaculares, apareció día y noche en spots

televisivos, llenaba mitins, seducía con su carisma y “belleza” a las mujeres mexicanas,

supo llegarle al pueblo, pero este jamás se dio cuenta que si EPN llegaba al poder la vieja

oligarquía también se adueñaba del mismo. El triunfo de Peña Nieto no sólo significó el

regreso del PRI sino también el regreso de una política de cuates, de una política que sólo

ve para el beneficio propio, una política que no tiene descaro en desestabilizar al país con

tal de tener una casa en las Lomas y un departamento en Miami argumentando que

Televisa paga un excelente sueldo por ser actriz, una política que se asocia con Televisa

para asegurar su permanencia en el poder a través de encuestas falsas, noticias

disfrazadas, periodistas sumisos y un pueblo ignorante. La presidencia de Enrique Peña

Nieto representa lo que una vez Thomas Hobbes dijo: “Las masas sin educación son

fácilmente influenciables por la lisonja y adulación de los políticos”. Peña Nieto en el

“Pacto por México” sedujo a las masas Mexicanas para contar con su apoyo para

reformar al país, buscaba a través de los medios de comunicación convencer a los

“maestros de México y a la opinión pública sobre las bondades de la reforma educativa

recientemente aprobada por el Congreso de la Unión” (Navarro, 2013:1). No obstante,

estas reformas no han rendido frutos. La Reforma Educativa era esencial para modernizar

al país, para llevar a México a ser potencia mundial; la reforma era necesaria para acabar

con injusticias, impunidad y corrupción. La reforma del sistema educativo era necesaria,

pero esta reforma resultó ser todo menos una reforma educativa.

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La reforma educativa según el Gobierno de la República “representó el inicio de un

proceso que sienta las bases para dotar al Sistema Educativo Nacional de los elementos

que impulsen su mejoramiento y fortalezcan la equidad”. Asimismo, junto con las leyes

secundarias en materia educativa se buscó crear un “marco institucional mejorado para

que el país pueda afrontar mejor los retos de una educación y con equidad”. Si así como

lo menciona el Gobierno Federal, la reforma educativa acabaría con todos los males del

país, pero tras evaluar detenidamente las modificaciones al artículo 3º de la Constitución

Mexicana se observa que esta reforma es meramente administrativa dejando una vez

más la oportunidad de crear un sistema educacional integral que pretenda capacitar y

preparar a los mexicanos. La reforma le da gran autonomía a las escuelas, pretende crear

un Sistema de información y Gestión Escolar, anhela buscar el apoyo e involucramiento

de los padres de familia en la educación de sus hijos, pretende evaluar a los maestros

para capacitarlos y depurar a los que no cumplen con el perfil de educador. Sin embargo,

no hay un cambio en la estructura del país. La reforma tiene puntos buenos que agilizan

el funcionamiento de las escuelas, no obstante, si no hay un cambio de mentalidad en los

ciudadanos, la estructura de corrupción, impunidad y desigualdad continúa por más

reformas que se aprueben en el Congreso.

Tras promulgarse la aprobación de la Reforma Educativa surgieron una infinidad de

críticas y revueltas por todo el país. Los maestros de la SNTE hicieron paro nacional

dejando a cientos de niños sin clases. Los maestros se quejaban del nuevo programa

para la evaluación de docentes. Pero como dijo Denise Dresser en la Mesa Política de

Noticias MVS con Carmen Aristegui el 15 de Abril del 2013, “El sistema educativo en

México es un desastre”. No hay un claro plan educativo, los maestros se quejan haciendo

marchas para luchar por sus derechos, pero el sindicato está lleno de corrupción. La

salida de Elba Esther Gordillo no sirvió para limpiar al sindicato, al contrario continúa y se

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fortalece. Asimismo, Dresser hizo mención que no hay que olvidar que los maestros

“están marchando para no ser evaluados”. En la primera evaluación durante el periodo de

calderón más del 80% de los maestros evaluados reprobaron el examen de competencias

básicas y aún así regresaron al aula.

Por otro lado, como lo mencionó el periodista Luis Hernandez Navarro en su

artículo de opinión “Las Mentiras sobre la reforma educativa” publicado el 15 de Enero del

2013 en el periódico La Jornada, “La reforma educativa no tiene un proyecto educativo

explícito. No hay en ella nada que esclarezca hacia dónde se quiere caminar en el terreno

pedagógico ni cómo resolver los principales problemas del sector. Por ejemplo, no hay

una sola idea que aclare cómo terminar con la desigualdad y el rezago educativo en el

que se encuentran 32 millones de personas. Lo que se aprobó no es una reforma

educativa, sino una reforma laboral y administrativa disfrazadas. Su objetivo es que el

Estado arranque al SNTE la conducción de la educación pública, y que los maestros

pierdan un derecho adquirido: la estabilidad en el empleo”. Es una reforma maquillada, no

hay un plan educativo sobre como mejorar la calidad de educación, no hay una

modificación en el plan de estudios, no hay un esfuerzo por implementar nuevas técnicas

de enseñanza. A los niños se les continua enseñando a memorizar más no a analizar y a

criticar. A los niños no se les enseña que deben de ser ciudadanos activos que participen

en la política, que alcen la voz cuando haya injusticias, que sean parte de las decisiones

que se toman día tras día en el país.

En primer lugar se habla de darle autonomía al Instituto Nacional para la

Evaluación de la Educación (INEE). El cual tiene como deber evaluar obligatoriamente a

los docentes. Los resultados serán la base para que los maestros mantengan su plaza o

accedan a puestos de directivos. El INEE será el encargado de la educación preescolar,

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primaria, secundaria y media superior. Este punto pretende capacitar de la mejor manera

a los maestros, no obstante, al no tener un plan de estudios definido cada maestro tiene la

libertad y autonomía de enseñarle a sus alumnos de acuerdo a sus intereses. Según el

Gobierno de la República “la Reforma Educativa impide que la autoridad obligue a los

maestros a seguir cursos y cumplir con programas de formación continua que poco o

nada tienen que ver con sus necesidades reales… la reforma ha valorado la importancia

de que sean los maestros, en su escuela, quienes se encuentren en condiciones de

plantear, escoger y decidir aquel programa que mejor responda a sus deseos de

superación y a los desafíos de cada centro educativo”. Básicamente si un maestro quiere

enseñarle a sus alumnos a jugar fútbol no pasa nada pues no hay una institución que

regule la enseñanza del país. De igual manera, debido a que en México no se ha podido

disminuir la corrupción y la impunidad existe un gran riesgo de que existan negociaciones

políticas para nombrar al personal que dirija el INNE, dando paso a la politización del

instituto.

De igual manera, la Reforma Educativa propone la creación del Sistema de

Operación y Gestión Educativas. El INEGE realizará un censo de maestros, escuelas y

alumnos para que el país cuente con un registro nominal. Lo positivo de este punto es que

en caso de funcionar se contará con una base de datos confiable que permita tener

control sobre cuantos niños y/o jóvenes asisten a la escuela y cuantos maestros hay en el

país. Sin embargo, es necesario que este conteo se haga desde cero para evitar

repetición de conteos de censos anteriores como el del Registro Nacional de Alumnos

Maestros y Escuelas (RENAME).

En otro punto se habla sobre la promoción del crecimiento del Programa Escuelas

de Tiempo Completo: Se establece la creación de hasta 40,000 escuelas de tiempo

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completo durante el sexenio. Las jornadas serán de 6 a 8 horas. Con este fomento de

Escuelas de Tiempo Completo se busca fortalecer el sistema educativo siempre y cuando

se implementen modelos pedagógicos adecuados (los cuales no se proponen en la

Reforma) y liberaría a las madres trabajadoras. Sin embargo, es necesario recordar que

debe haber una gran vigilancia en estas escuelas ya que se corre el riesgo de que se

repita la catástrofe de la guardería ABC. Asimismo, no se hace mención del presupuesto

necesario para fomentar esta iniciativa. No se clarifica ¿Cuánto más se les pagará a los

maestros? y si el gasto correrá a cuenta de los papás o del estado.

Finalmente se habla de modernizar las escuelas, se busca proveer herramientas

tecnológicos que faciliten el aprendizaje de los alumnos, no obstante, primero se deben

de resolver problemas de mayor magnitud como la pobreza, la desigualdad, el desempleo

y la corrupción en lugar de hacer un gasto millonario del erario en repartir computadoras

en comunidades dónde ni siquiera hay luz. No se puede implementar el “Programa de

Inclusión y Alfabetización Digital” si primero no se proveen los servicios públicos que el

gobierno tiene obligación de dar.

En conclusión, el problema no es si la Reforma es eficaz o no. Como se observó, la

reforma toca puntos que pretenden agilizar la administración de la educación en el país.

Sin embargo, esta reforma careció de algo esencial: un plan de estudios, un plan que

permita capacitar a los estudiantes a ser competitivos internacionalmente, a ser

ciudadanos activos, a criticar, a analizar, a ejercer juicios de valor, a involucrarse en la

política. México ya no necesita gente mediocre y conformista, México no está condenado

a repetir su historia. Se debe de reducir el tamaño de las masas mexicanas, pues si no

siempre ocurrirá lo que Hannah Arendt dijo “las masas son enajenables, alienables y

manipulables”, sin embargo, como lo planteó esta autora al estudiar el sistema Totalitario,

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las masas tienen el poder de derrocar a cualquier líder, el líder es una simple figura de la

cual las masas se pueden olvidar fácilmente. No obstante, para ejercer ese poder las

masas necesitan educación. Las masas mexicanas deben de dejar de tener un

patriotismo malentendido, un patriotismo dónde uno se siente Mexicano sólo cuando la

Selección Mexicana gana , cuando el Canelo le gana a Pacquiao, cuando López Dóriga

dice que México creció un 2.1% o cuando Cuauhtemoc Blanco se postula en Cuernavaca.

Se debe generar un patriotismo en todo momento, en las buenas y en las malas, un

patriotismo que a todo mexicano lo haga sentir orgulloso de su país pero a su vez

deseoso de mejorarlo, de llevarlo a la mira internacional con acciones positivas. Basta de

tener ciudadanos idiotizados; como dice Denise Dresser “Aquí en la República

desilusionada, hay una ausencia doble: falta buen gobierno y falta buena

sociedad” (Dresser, 2010: 503) . En México hay ciudadanos sólo de nombre, ciudadanos

que sólo van los 4 de julio a votar y luego se desentienden de la política. Ciudadanos que

se ven seducidos por los políticos y que anhelan con que esta vez su diputado o diputada

su gobernador o gobernadora no les falle, que esta vez si cumpla sus promesas, que no

robe, que no sea corrupto. Pero el ciudadano mexicano sólo pide y pide pero no da, no

exige una rendición de cuentas, el mexicano da “pal chesco” cuando se pasa el alto, el

mexicano tira la basura en la calle teniendo un bote de basura a 100 metros, al mexicano

sólo le preocupa por llegar a su casa a ver la novela o el fútbol, a comprar revistas de

chismes en lugar de informarse y leer. Es por eso que, “no es difícil entender por qué la

clase política mexicana recurre al populismo como instrumento para gobernar. El

populismo hace que todo sea tan simple, tan claro, “haiga sido como haiga sido”. Divide al

mundo en “fanáticos” o “gente decente que trabaja y lleva a sus hijos a la

escuela” (Dresser, 2010: 506). Mexico necesita ciudadanos activos, políticos honestos y

un Estado de Derecho y esto únicamente se logrará con la participación conjunta de

funcionarios públicos y la sociedad a través de una calidad educativa.

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Finalmente, en México, esta reforma deja ver que el nuevo PRI busca mejorar el

país únicamente a través de instituciones como alguna vez lo hizo Elías Calles. Pero para

que las instituciones en verdad funcionen es necesario romper la estructura actual del

país. Es necesario acabar con la corrupción, con la impunidad, con la política de cuates.

Es un proceso que no será fácil ni rápido, es un proceso que toma tiempo pero que los

beneficios son extraordinarios, los beneficios le darán la fuerza a Mexico a volverse

competitivo, a modernizarse, a manejar mejor sus recursos, y finalmente esta lucha por

acabar con esta estructura le dará a México lo que nunca ha tenido: una verdadera

democracia.

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Referencias

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Zorrilla, p. �13

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www.presidencia.gob.mx/reformaeducativa/#sobre-la-reforma recabado el 11 de

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Vargas Llosa, M., Apuleyo P. et Montaner, A. (1996). Manual del Perfecto Idiota

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