1 La psicología del mexicano en el trabajo Atendiendo a su posición geográfica y a sus recursos naturales, México es un país que podría ser rico y poderoso. De hecho es un país subdesarrollado, tercermundista. Ni produce lo suficiente, ni administra bien lo que tiene, y muchísimos de sus habitantes gimen en la miseria. Los hombres más dinámicos y de más visión (funcionarios del gobierno, capitanes de las empresas, educadores, directores de personal, gerentes de capacitación…) se preocupan al ver que al paso del tiempo nuestro país se rezaga y que nuestro subdesarrollo se acentúa. Los más conscientes analizan la situación y se ponen a estudiar: Por otra parte, los profesionales que salen de las universidades comprueban a poco andar que no les bastan los conocimientos y habilidades técnicas; muchos problemas en el desempeño laboral surgen en torno al manejo del elemento humano. Y cualquier ejecutivo, gerente, director o jefe de departamento va aprendiendo, a veces con tropiezos y fracasos, que la productividad, la eficiencia, la calidad son resultado de más de la gente que de los sistemas y de los recursos técnicos y materiales. Toda persona que ocupa un puesto directivo, y todo profesionista, están abocados a buscar y a encontrar una orientación dentro de la esfera humana en la que se desenvuelven. A manera de muestra, diremos que existen rasgos primordiales del mexicano en nuestros días. Una serie de emociones que repercuten en la vida del mexicano, en su forma de ser y actuar, en sus relaciones, su creatividad y las variantes de su carácter y su temperamento.
El para qué, el cómo y el qué del mexicano para alcanzar sus metas. Un punto de vista, que exige acción.
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La psicología del mexicano en el trabajo
Atendiendo a su posición geográfica y a sus recursos naturales, México es un país que podría ser rico y poderoso. De hecho es un país subdesarrollado, tercermundista. Ni produce lo suficiente, ni administra bien lo que tiene, y muchísimos de sus habitantes gimen en la miseria.
Los hombres más dinámicos y de más visión (funcionarios del gobierno, capitanes de las empresas, educadores, directores de personal, gerentes de capacitación…) se preocupan al ver que al paso del tiempo nuestro país se rezaga y que nuestro subdesarrollo se acentúa. Los más conscientes analizan la situación y se ponen a estudiar:
Por otra parte, los profesionales que salen de las universidades comprueban a poco andar que no les bastan los conocimientos y habilidades técnicas; muchos problemas en el desempeño laboral surgen en torno al manejo del elemento humano.
Y cualquier ejecutivo, gerente, director o jefe de departamento va aprendiendo, a veces con tropiezos y fracasos, que la productividad, la eficiencia, la calidad son resultado de más de la gente que de los sistemas y de los recursos técnicos y materiales. Toda persona que ocupa un puesto directivo, y todo profesionista, están abocados a buscar y a encontrar una orientación dentro de la esfera humana en la que se desenvuelven.
A manera de muestra, diremos que existen rasgos primordiales del mexicano en nuestros días. Una serie de emociones que repercuten en la vida del mexicano, en su forma de ser y actuar, en sus relaciones, su creatividad y las variantes de su carácter y su temperamento.
En visiones cercanas a las “zodiacales”, puede decirse que el mexicano es ilimitadamente vulnerable, suele tomarse las cosas “a pecho”, sus sentimientos suelen ir al extremo, tiene miedo al ridículo y trata de evitarlo; suele ser introspectivo emotivo, escrupuloso, obseso con frecuencia.
El mexicano suele temer a lo desconocido y también a las decisiones que le son exigidas. Además es incapaz de sacrificar lo más cercano a lo más remoto.
El mexicano puede apasionarse por cualquier cosa, además de que suele tener una generosidad irreflexiva, posee una seriedad afectiva, a pesar de esto, los extranjeros señalan una capacidad de calor humano que no puede ser igualado.
Lo negativo y lo positivo en el mexicano, descripciones simplificadoras del mexicano, el relajo, el miedo y la angustia, se vinculan con las condiciones económico-políticas de México de gran inestabilidad y arbitrariedad, que provocan en el mexicano –de todos los niveles y estratos sociales– un gran temor por el cambio, por la injusticia que puede llegar en cualquier momento. Dicho temor sólo puede llegar a su fin si el sistema cambia, sólo si llega a ofrecer seguridad y justicia para todos. Un lugar donde el típico dedazo deje de determinar la vida de los mexicanos.
El mexicano vs él mismoAun cuando el <<pelado>> mexicano sea completamente desgraciado, se consuela con gritar a todo el mundo que <<tiene muchos huevos>>. (Samuel Ramos, el perfil del hombre y la cultura en México)
Pensar en cambio implica también lidiar con mentalidades estancadas. Nos la pasamos quejándonos de la mala educación, de los malos hábitos, de los malos entendidos, pero sobre todo (algo muy mexicano) nos quejamos sobremanera de los malos gobernantes sin entender también que no todo está en sus manos; quizá en estas hay menos medidas que las que tenemos nosotros, el pueblo. Pero no, siempre será más fácil echarle el paquete al gobierno, total, él es quien tiene la “obligación”.
‘‘Nuestra Imagen Actual’’ David Alfaro Siqueiros
Se habla de una utópica democracia y de un sistema funcional. Pedimos -no, no pedimos, exigimos (y nos sale re bien)- pero no hemos entendido que, para siquiera acercarnos a estas hay que comenzar por creerlas y deberás tener ganas; si queremos un cambio hay que hacerlo en nosotros primero. Si bien nos quejamos (que igual nos sale bien padre) de la inseguridad, de la corrupción y los sueldos desmedidos de quienes están al mando, también habría que quejarnos de nosotros mismos, quienes seguro hemos sido (al menos una vez en la vida) gandayas, mochos, nepotistas, hemos dado mordidas, hecho mal uso de nuestros conocimientos y nuestros trabajos.
1. Protestar. Que la marcha por esto y la marcha por lo otro… Como si la mentada manifestación cambiara las cosas en el alto mando, para lo único que sirve una marcha es para alterar el tránsito, no digo que sean malas, simplemente que, en nuestro país, no se encuentran mentalidades listas para que con este tipo de cosas se llegue a pensar más ampliamente; de nada sirve una extravagante y multitudinaria manifestación si uno no cree en la causa, si no se tiene un ideal.
“El mexicano considera que las ideas no tienen sentido y las llama despectivamente <<teorías>>; juzga inútil el conocimiento de los principios científicos. Parece estar muy seguro de su sentido práctico. Pero como hombre de acción es torpe, y al fin no da mucho crédito a la eficacia de los hechos. No tiene ninguna religión ni profesa ningún credo social o político. Es lo menos <<idealista>> posible. Niega todo sin razón ninguna, porque él es la negación personificada. (Samuel Ramos, en el libro antes mencionado)”.
2. Criticar. Que el copetón no sabe leer, que el pelón nos dejó más crimen… Seamos honestos, ¿cuántos de ustedes han leído un libro que no sea de superación personal o una revista de chismes? ¿Cuántos están abiertos a ideas nuevas y al estudio? ¿Cuántos no hemos recurrido a actitudes violentas como solución? No se puede criticar lo que no conocemos: lo que no nos ha importado antes, lo que identificamos sólo por el título, lo que justificamos con actos primitivos y estúpidos.
3. Ignorar. Preferimos ver el nuevo chiste del videobloger que habla sandeces que nos identifican, a enterarnos de las causas sociales que no cuentan con apoyo, contribuyendo al menos, haciendo difusión y tratando de comprender que el problema nos afecta como sociedad; al final de cuentas solo decimos: “qué puede hacer uno, ese pedo es con el gobierno”.
Veámoslo de la siguiente manera: nuestro gobierno es como un reloj bien mono. Los políticos y representantes son las manecillas, las que se ven, pero el mecanismo interno somos nosotros, el pueblo; puede que las manecillas sean feas, no combinen con el fondo o se atoren, pero quienes tienen la responsabilidad para el buen funcionamiento de este son los engranes, los resortes, la gente en este caso, “ora” sí que ahí aplica algo parecido al dicho de <la educación comienza en casa>.
Todo esto es como decir que nuestro país (como su gente) merece un gobierno (como sus políticos) justo, ambicioso, noble, honesto; si lo tuviéramos, ¿creen que nuestro país se lo merecería?
¿Cómo salir del círculo vicioso y entrar al virtuoso?
-En demasiadas ocasiones, nos sentimos a gusto en el lugar donde nos encontramos, y eso lo usamos como una excusa para permanecer en la mediocridad. “Mis padres fueron pobres, y antes de ellos, mis abuelos. En mi familia, nadie ha sido alguien con valor, así que yo tampoco valdré mucho.”
-No se creas esa mentira. No acepte vivir así. Si tú quieres llegar más allá de lo que tus padres jamás
lograron llegar. Rompa el Molde, quiebre el círculo vicioso.
Reflexión de: ¿Quién movió mi queso?Ahora toca una reflexión más allá de la historia.
Como opinión personal, debo decir que este vídeo trata de enseñarnos que las cosas nunca vienen solas, por lo que si no salimos a buscarlas nos quedaremos toda la vida en una burbuja sobre protegiéndonos de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Y que como título de mi blog, esta frase cuadra bien con el tema: Nos pasamos la vida esperando a que pase algo, y lo único que pasa es la vida.
Debemos hacer de nuestra zona de aprendizaje, en parte, nuestra zona de confort, para que así no nos de miedo nada, y podamos vivir día a día nuevas experiencias.
Los cambios en la vida, no es nada malo, supongamos que todo sucede por una razón y que cada cambio nos trae algo bueno.
SIGNIFICADO DE LAS FRASES:1.- ¡El cambio está ocurriendo... Ellos siguen moviendo el queso!
Que cosas externas mueven tus sueños y hay que darse cuenta.
2.- ¡Anticípate al cambio. Huele el queso para que sepas cuándo se está poniendo viejo!Las cosas cambian queramos o no, y nos irá muchísimo mejor si vemos cuando cambia y qué podemos hacer.
3.- Adáptate al cambio con rapidez. ¡Mientras antes te deshagas del queso más pronto podrás disfrutar del queso nuevo!Lo pasado, pasado está. Las cosas acaban terminando y no nos podemos quedar estancados, hay que seguir adelante puesto que nada es para siempre, y que olvidaremos las cosas, y podremos disfrutar de las que vengan en un futuro.
4.- Mantente listo para cambiar con rapidez y disfrútalo otra vez... ¡Los demás siguen moviendo el queso!No hay que quedarse permanentemente en un sueño ya que nuestras circunstancias pueden cambiar e irnos a por un nuevo objetivo, para así, superarnos día a día.
5.- ¡Disfruta el cambio, saborea la aventura y disfruta el saber del queso nuevo!Tómate el cambio con buena actitud para poder encajarlo mejor, esfuérzate por ello y arriésgate si es necesario pese a que puedas equivocarte, ya que quien no arriesga no gana. Disfruta de tus nuevas cosas ya que nunca sabes cuánto te pueden durar.
¡Aquí te dejo un texto como moraleja para reflexionar!
Si de verdad deseas cambiar en tu vida, no podrás sino hasta que logres algo previamente. Ese algo resulta ser la auténtica llave del cambio permanente, con lo que todo lo logras, con lo que todo lo alcanzas, con lo que te transformas en otra identidad. Ese algo es: “Sentir que has entendido”. Y sólo lograrás entender hasta que adquieras Sabiduría, y ésta es el más alto grado de conocimiento, entonces has de dedicarte a aprender, un aprender surgido de tu deseo de cambiar. Se cierra el círculo virtuoso. Esto lo reflexioné hoy en una de mis conferencias, y tenía que dejarlo por escrito. Me explicaré un poco más ampliamente...
Todos nosotros por naturaleza humana deseamos. Deseamos siempre un cambio conforme vamos descubriendo. Encuentro dos formas de cambiar: 1. Cambio de inicio rápido y proceso paulatino, esforzado y de duración breve2. Cambio inmediato, sencillo y perenne. Para iniciar un cambio “rápido, esforzado y breve” podemos echar mano de nuestra fuerza de voluntad. Mediante esta facultad espiritual que tenemos es que podemos cambiar, pero así, en forma “veloz, esforzada y breve”. Por eso, cuando una persona desea cambiar algo rápidamente, podrá esforzarse para ello viendo cambios paulatinos y quizá su sorpresa sea que el mismo cambio será fugaz y pasajero. Es cuando rápidamente nos ponemos a dieta, cuando rápidamente le decimos al jefe que deseamos renunciar a nuestro trabajo, es cuando rápidamente terminamos una relación de pareja, es cuando rápidamente empezamos a hacer ejercicio..., pero... si se logra un cambio así de rápido mediante la fuerza de voluntad, aquello que logró moverme de un estado para llevarme a otro, pronto nos llevaremos la sorpresa estar emprendiendo el regreso, por sentirnos mal comiendo tan poco, por haber salido de ese trabajo, por haber terminado aquella relación, por los calambres de tanto y tan súbito ejercicio. Entonces para volvernos a sentir bien... volvemos al estado anterior. ¿El cambio sucedió? Sí, pero también así de fugaz fue. Así funciona la fuerza de voluntad, una herramienta espiritual ideal que tenemos incluida en nuestra experiencia como humanos, pero debiéndose sólo usar para cuando necesitamos un cambio así de breve, esforzado y aparentemente veloz. En cambio, si deseamos cambiar de verdad inmediatamente, en forma sencilla y perenne, si deseamos ascender al siguiente nivel y ahí quedarse para tomar la fuerza que incluso se requiere para posteriormente ascender al siguiente, entonces se requiere de “Entender”, entender por Sabiduría, el más alto grado del conocimiento. Sólo el sabio alcanza a ver más allá por la experiencia del conocimiento más profundo que ha logrado y por ese entendimiento es que logra cambiar sencillamente y en forma inmediata. ¡Esa es la más gloriosa dicha desentir que al fin se ha entendido! ¡Entender! La palabra ‘entender’ proviene del latín intendĕre que significa “tender hacia algo”. Y sé que ahí se sucede como orden divino la “Ley de Semejanza” de la que tanto hablo en mi filosofía de vida, Nueva Conciencia. La ley de semejanza dice: “Lo semejante tiende hacia lo semejante, y lo distinto se aleja de lo distinto”. Y hoy te aclaro: de igual forma, con esta misma ley, funciona el Universo, de él hacia tí y de ti hacia lo que te ofrece él. Por ello, en una de mis notas anteriores te hablé del “merecimiento”, y hoy te afirmo: cuando logras entender al grado de sentir que en verdad ya has entendido, tiendes hacia aquello que has entendido, por merecimiento de comprensión, sin esfuerzo alguno, por pacífica convicción propia”. Entender es un esclarecedor fenómeno que se sucede dentro de uno mismo experimentándose como esclarecedora sensación, y ahí, en el preciso momento en que dices: ¡Ya entendí! Ahí ya se sucedió el cambio, incluso nota que conjugo el verbo ‘suceder’ ¡en pasado! Ahí ya eres otra persona porque ahora tiendes hacia otras cosas en tu vida, el cambio ya sucedió. Entonces es cuando entiendes, y sólo hasta entonces, que por ejemplo el azúcar te hace un gran daño en tu salud, cambias a una alimentación sin azúcar. El cambio es inmediato en el divino chispazo del entendimiento por la cabal comprensión que se sucede alAdquirir la sabiduría.
¿Te acuerdas de la abuela o la mamá que le gritaba molesta al joven adolescente cuándo éste no cambiaba su conducta?: “¡Ay pero si es que parece que no entiendes! ¡¿Qué no entiendes?!”. No. No entiende, y por eso no tiende hacia la mejora que alguien que sí entiende propone. ¡Alguien no cambia precisamente porque no entiende! Y el entendimiento no se da por una orden tan simple como gritar más fuerte: “¡Entiende!”. No. Así no funciona la comprensión humana. Lleva un proceso, uno que hoy estoy explicando aquí. Se requiere adquirir sabiduría.
El entendimiento es la consecuencia de la sabiduría. Por eso solo el sabio en verdad cambia. Y has de descubrir y aceptar que tú y yo y cualquier persona que se decida a serlo, puede ser sabio. Se nos ha vendido la idea de que ser sabio es privilegio de ancianos brujos barbados ermitaños caminando con su bastón en un bosque encantado. Pero por favor no creas que son exclusivamente así. Un sabio puede escribir por Internet, y otro sabio puede leer en su computadora, por citarte otros dos perfiles.
¿Cómo adquieres sabiduría? He aquí 4 pasos para ello:1. Estudiar, adquirir conocimiento, ir por la información2. Experiencia, aplicar el conocimiento adquirido, probar la información para así sentir el resultado3. Elegir un maestro para que te guíe en el proceso4. Elegir amigos que entiendan (tiendan hacia) lo que tuAdquirir sabiduría es una consecuencia de la disciplina por adquirir el conocimiento, por estudiar, por hacer lo necesario que implique tener la información. Y conforme se avanza en el conocimiento súbitamente se puede llegar a “sentir” que al fin se ha entendido, ahí ya hay sabiduría.
Dentro del proceso es sublime la oportunidad de comprobar que lo propuesto aplica en nuestras vidas, y esa es parte de la sabiduría, la experiencia del conocimiento en carne propia. Ahí el conocimiento se hace propio, ahí estamos forjando nuestra segunda naturaleza, una nueva identidad que tiende hacia nuevos horizontes. Y ¿Cómo sentir seguridad ante lo desconocido? Si alguien nos propone amorosamente que no es desconocido salvo para nosotros. Esa persona es un maestro. En la vida necesitamos de un maestro. Y hay que saberlo elegir bien. Para esta reflexión me remitiré a recomendarte buscar a alguien que ya ha logrado lo que tú deseas lograr y gusta por compartir la forma en que llegó ahí. Esas dos condiciones son fundamentales para elegir al mejor maestro para ti. Sentirás una “química” de unión difícil de explicar y bañada muchas veces de sorpresivo amor maestro-discípulo que mantendrá la unión mientras el aprendizaje se sucede.
Si algo también valioso se necesita para cambiar es saber elegir con sabiduría “la circunstancia” que favorece el cambio que buscamos, y por circunstancia digo: los amigos, los libros y los lugares. ¡Estas elecciones transforman la vida de cualquiera! El Universo y la vida misma, por ley de semejanza, hará que amigos que tiendan hacia lo que tú tiendes, se unan, amigos que entiendan lo que tú, se acercarán a ti prácticamente sin esfuerzo ni esforzadas acciones de tu parte. Enseguida una sugerencia para ti, esperando que me haya explicado en el proceso que hoy revelo aquí: “El tipo de gente al que quieras atraer será el tipo de persona en el que primero tú te debes de convertir”. Si has de buscar amor, el primero que se tiene que atrever a amar eres tú. Si has de buscar gente emprendedora, el primero que tiene que emprender eres tú. Y casi de inmediato ese tipo de gente llegará a ti incluso por los medios menos sospechados. Ahora bien... puedes hacer algo valioso para favorecer el encuentro: ¡Ve y asiste a los lugares donde ese tipo de gente se reúne! Con este nivel de Nueva Conciencia espero dejar en claro que una secreta técnica para elegir es transformarte en, para que luego por ley de semejanza lo elegido tienda hacia ti. Eliges por lo que haces contigo.
Con todo lo anterior tendrás que hacer lo necesario (en disciplina, tiempo y acción) para estudiar y aprender lo que hay en otro nivel de conciencia. De hecho, todo conocimiento al final lo único que hace es llevarte a conocer otras dimensiones que coexisten dentro de este mismo mundo, lugares (niveles) de conciencia donde “te das cuenta” de lo que antes quizá ni siquiera sospechabas. Afuera todo se ve igual, pero desde dentro todo puede verse ¡tan inmensamente distinto!, y por esa misma diferencia es que irremediablemente se termina actuando distinto. Ese es el cambio.
¿Cómo atreverte a adquirir ese conocimiento? Dependiendo de la magnitud de tu deseo por adquirirlo. ¡Ahí empieza todo! En la magnitud de tu deseo. Lo que impulsa a la acción no es el deseo mismo, eso quizá da el primer paso como “visualización”, pero motivación real, atreverse a moverse, sólo se sucede por la magnitud con la que deseas algo. No es lo mismo suponer que un cambio sería bueno, que creer que sería bueno, que tener la firme convicción y certeza que se tiene que cambiar irremediablemente! Se ha dicho bíblicamente que el que busca encuentra, pero yo hoy te afirmo que sólo se atreverá a buscar quien quiera encontrar con todas sus fuerzas. Entender esta diferencia es crucial para un cambio.
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