“El ser es el éter que respira el hombre; sin este éter seria un mero animal y toda su actividad quedaría reducida a la mera ganadería” Heidegger, Martin. En Schelling. De la esencia de la libertad humana. Introducción: ¿Qué es el ser? ¿Qué es el lugar? ¿Cuál es la significación del ser entendiendo su lugar en el mundo? Estas preguntas son recurrentes, incluso en la formulación sistemática de la problemática filosófica en Aristóteles, aunque afortunadamente un filósofo alemán inconformista, inquieto y cabe agregar, ambicioso, se enfrascó en estudiar esta interrogante con la finalidad de pulir el primer paso de cualquier razonamiento, hablamos de Martin Heidegger quien trabajó arduamente para deshacerse de la visión determinista del hombre. La intención primordial de este trabajo reside en problematizar la concepción del “ser ahí” (Dasein para Heidegger 1 ) o bien del “ser en el lugar” es un planteamiento filosófico que sin duda ha abarcado varios siglos en cuanto a su problematización y probable explicación, desde la proposición de Platón con la metáfora de la 1 En alemán es la unión de “da” (ahí) y “sein” (ser). M. Heidegger en su obra hace la utilización de este término.
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La problemática del “Ser Ahí” (Dasein) desde su genealogía en la Grecia Antigua hasta Martin Heidegger y José Luis Pardo.
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“El ser es el éter que respira el hombre;sin este éter seria un mero animaly toda su actividad quedaría reducidaa la mera ganadería”
Heidegger, Martin. En Schelling. De la esencia de la libertad humana.
Introducción:
¿Qué es el ser? ¿Qué es el lugar? ¿Cuál es la significación del
ser entendiendo su lugar en el mundo?
Estas preguntas son recurrentes, incluso en la formulación
sistemática de la problemática filosófica en Aristóteles, aunque
afortunadamente un filósofo alemán inconformista, inquieto y cabe
agregar, ambicioso, se enfrascó en estudiar esta interrogante con
la finalidad de pulir el primer paso de cualquier razonamiento,
hablamos de Martin Heidegger quien trabajó arduamente para
deshacerse de la visión determinista del hombre.
La intención primordial de este trabajo reside en problematizar
la concepción del “ser ahí” (Dasein para Heidegger1) o bien del
“ser en el lugar” es un planteamiento filosófico que sin duda ha
abarcado varios siglos en cuanto a su problematización y probable
explicación, desde la proposición de Platón con la metáfora de la1 En alemán es la unión de “da” (ahí) y “sein” (ser). M. Heidegger en su obra hace la utilización de este término.
vasija y su interior hasta la significación del ser con el ya
mencionado Heidegger. La naturaleza del ente por sí y en si ha sido
motivo de mucho desarrollo en material de argumentación. No hace
falta decir que el alma de la obra de Heidegger es este análisis
ontológico por sí mismo, y en ésta misma médula del razonamiento
Heideggeriano encontramos que está inmerso en tres ideas
fundamentales que son la fenomenología temprana de Edmund
Husserl, la hermenéutica de Wilheim Dilthey y la filosofía
práctica de Aristóteles. ¿Cómo es que estos tres aspectos se
pueden unificar en la filosofía neokantiana de Heidegger? ¿De qué
manera repercuten en la genealogía de ésta pregunta?
En el planteamiento de esta problemática consideré adecuado
complementar las ideas de Heidegger con las de José Luis Pardo
expuestas en “Las formas de la exterioridad”, ya que el autor se
apoya tanto en Kant como Hegel y Heidegger para fundamentar las
tesis ahí expuestas, asimismo también sigue cierta línea, no
necesariamente temporal, de ideas en tanto al ser en el lugar.
Planteamiento del problema.
Ahora bien, el problema es la explicación de esta cuestión
ontológica bajo las tres influencias ya mencionadas que analizó
casi toda su vida Martin Heidegger. Jesús Adrián Escudero hace un
amplio análisis de su obra, en tanto trayecto que Heidegger
recorrió, intelectualmente, para llegar hasta su obra “Ser y
Tiempo”, contempla desde las conferencias y cursos que impartió
en Friburgo. Escudero rescata la postura de Heidegger como
neokantiano, por lo cual retoma muchas explicaciones propias de
esta corriente y su transformación hacia el vitalismo y la
fenomenología.
Es preciso puntualizar, que el existencialismo presentado en el
trabajo de Heidegger “el Ser” es “el hombre” entendido como un
“yo mismo en reflexión” o ya sea como un “Yo mismo en relación
con los demás”. Ésta propuesta marca un paso importante en la
búsqueda de una fundamentación para las ciencias inherentes al
género humano (como lo son las ciencias naturales, sociales,
culturales o históricas) que fue un tema controversial para
múltiples filósofos alemanes de la transición del siglo XIX al
XX, quienes intentaron reinterpretar a Kant sin las concepciones
metafísicas propias de Hegel y los románticos idealistas
alemanes, ni con las subjetividades materialistas que
patrocinarían Feuerbach, Marx y Engels.
Como un antecedente del rescate de la perspectiva Kantiana, que
retoma Heidegger en sus ideas, en cuanto a su crítica al
empirismo inglés (representado por Francis Bacon, Thomas Hobbes y
David Hume) y del racionalismo francés (Descartes, Voltaire,
Locke, etc.) tenemos a Ficher, rescata la postura debido a que
llegan a concebir al “racionalismo realista” de Kant, que es
expuesto en su Crítica de la razón práctica, como el verdadero punto de
partida de una fundamentación filosófica de las ciencias del
hombre.
Ciertamente “el Ser y el Tiempo” no fue una obra concluyente2 es
ahí donde se encuentra la mayor parte de la esencia de su
pensamiento, y es una expresión de diez años de esfuerzos
intelectuales que derivó a un proyecto filosófico de gran
magnitud, además si bien no podemos responder propiamente una 2 Escudero menciona en “Heidegger y la genealogía de la pregunta por el ser” que, incluso, en la correspondencia a pocos días de su muerte continua cuestionándoselo. Dice: “[...] Una cuestión presente desde su precoz lectura en 1907 del libro de Brentano sobre el significado del ente en Aristóteles hasta su última carta oficial, redactada dos semanas antes de su muerte y dirigida a los participantes del X Coloquio Heidegger celebrado en Chicago en Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges. Klostermann, Vittorio. Frankfurt del Meno, págs. 747-748”
pregunta filosófica que ni siquiera quedó clarificada tras años
de estudio para Heidegger, lo que sí podemos analizar, como
cierta problemática es, en qué consistió su pensamiento expresado
en “el Ser y el Tiempo” y lo que lo llevó a llegar a tales
razonamientos, comprendiendo como tal, la genealogía de esta
pregunta estudiada por el alemán, así como el entendimiento de
cómo se desarrolló en sus obras posteriores.
Hay que hacer la precisión, antes que nada, de una posible
división de los trabajos de Heidegger con respecto al tema:
muchos estudiosos dividen su pensamiento en dos partes con
respecto a cierto giro de pensamiento que demuestra, en la
primera parte sería notable como la principal preocupación del
alemán el “ser del tiempo” expuesto claramente en los primeros
párrafos del “Ser y Tiempo”, es en esta parte donde se sirve
mayormente de la analítica existencial como instrumento; en la
segunda parte de su pensamiento, concibe su pensamiento como un
“desarrollo del ser”, es donde liga propiamente el desarrollo de
la cuestión del ser en la filosofía con la historia de Occidente,
es en esta parte en la que se enfoca más en los “tiempos del
ser”, siendo éste punto el viraje que pudo haber existido en su
filosofía. No obstante, a pesar de la presencia de este viraje de
perspectiva, la esencia de la cuestión es la misma.
Este tema compete a muchas áreas, ya que, a pesar de ser
filosofía en su más pura expresión, de esta se deriva un
razonamiento histórico que llega a ser un planteamiento que puede
abarcar, hasta cierto punto, a la geografía, porque toda ciencia,
todo planteamiento, humanístico o científico, nace de la
filosofía.
Genealogía de la pregunta por el “ser ahí”, la esencia del “ser en el lugar”:
¿Qué es el ser? ¿Qué es el lugar?
Heidegger, en la búsqueda de la genealogía de este planteamiento
ontológico, pretende descifrar la concepción metafísica como
proceso del olvido del ser desde Platón, asimismo busca rescatar
la perspectiva de la ontología fenomenológica de la existencia
humana y de una correcta elaboración concreta de la pregunta por
el ser. José Luis Pardo busca un mismo análisis de la forma del
ser en el mundo por medio de un planteamiento de ideologías
cronológicas enfocado en el mundo Occidental.
Retomando la metáfora de la vasija de Platón, Pardo hace énfasis
en la significación del eterno retorno en el cántaro roto que
representa a las almas rotas, este eterno retorno amerita la
pérdida de la memoria ya que toda vasija debe ser llenada en una
significación de la necesidad perpetua que embarga al alma, no
obstante todo llenado es vaciado nuevamente por el poro de la
pasión. “Pasión-búsqueda infructuosa de aquello que sería capaz
de colmarla pero que es incapaz de contener”. Lo verdaderamente
necesario es, entonces, no tener necesidades, padecimientos o
afecciones para mantener la vasija del alma totalmente sellada.3
Sócrates hablaba a través de este mito de dos tipos de hombres en
concreto. Los que consiguen sellar la vasija y los otros que
viven con el recipiente roto, los que viven con el recipiente
roto, para él son los insensatos, los hombres que sólo se enfocan
en el exterior. La vasija perforada de este tipo de hombres
simboliza el olvido, el ánima que olvida, la nada es olvido, y la
nada es muerte, todo esto siguiendo la línea de pensamiento que
desarrolla Sócrates, siguiendo éste hay un devenir-cuerpo el cual
es meramente sensible; la memoria es una retención que está
3 Pardo, José Luis. Las formas de la exterioridad. Pre-textos, Valencia, 1992. P. 62
conformada en el interior, la carne es el olvido del alma, lo que
hace olvidarnos del Ser, es preciso olvidarla para poder ser.
Recordar es escapar al ciclo del devenir. Si recordamos el
exterior es un paisaje que no podemos ver, ya que estamos en él
netamente ausentes.
Tras responder la esencia misma del ser, se procede, ahora pues,
con el lugar del ser en el mundo, el nombrado Dasein (Ser ahí)
que no se limita únicamente al tener un lugar en el mundo, si no
trascender su propia existencia, de ahí se deriva el tinte
existencialista que tiene su filosofía, el ser mismo es
responsable de su construcción en el lugar. El lugar o el mundo
en sí es, pues, quien le presenta al hombre una gama de
posibilidades para construirse y desarrollarse, el ser del hombre
pierde esta oportunidad únicamente al morir, cuestión que
Heidegger delimita como una situación puramente personal e
individual ya que “nadie puede quitarle a otro su muerte”4.
Esta idea se le conoce como “El tonel de las Danaides”
entendiendo que por tonel se refiere al alma, tonel como vasija y
4 Heidegger, Martin. El Ser y el Tiempo. Fondo de Cultura económica, México, 2000. P. 245
alma por su docilidad, Pardo menciona que se puede deber a la
similitud fonética entre núcleos de estos vocablos con los que
jugó, estos vocablos serían pithon y pithanón.5 De la misma suerte,
la significación de estos vocablos nos remite a un ser pasivo, un
recipiente o un receptor, esta naturaleza nos lleva a la noción
de que esta pasividad y la necesidad de llenar este receptor
conlleva a que existe un vacío, y que sólo al ser llenado por
otro comprende su razón de ser. Los orificios del alma propician
su propia carencia. Por otro lado regresando a la nomenclatura de
esta concepción griega del ser, las Danaides, hijas de Danao en
su mitología, están condenadas a llenar por la eternidad un
jarrón sin fondo y que todo líquido lo derrama por agujeros.
Este modelo sugiere que las pasiones, el cuerpo y el espacio son
entes ajenos y superficiales del Ser, lo sensible es lo
exterior, la exterioridad existe pero no es el mundo real, lo
verdaderamente importante en esta concepción del Tonel de las
Danaides es la búsqueda de la elevación del alma del mundo físico
y sensible el cual es una vana exterioridad. De estos ideales es
cómo nace la metafísica.
5 Pardo, José Luis. Las formas de la exterioridad. Pre-textos, Valencia, 1992. P. 60
Es destacable este primer planteamiento ya que, como primer paso,
es determinante para el resto del desarrollo de la idea del Ser.
Podemos ver que tanto Pardo como Heidegger se concentran de
manera especial en la filosofía práctica de Aristóteles y la de
Platón que sigue cierta ideología moralizante de las almas con la
tesis de que las almas o bien vasijas que no tienen pasiones ni
necesidades recuerdan mejor al mantenerse selladas, es
moralizante en tanto que el entregarse ciegamente a las pasiones
propicia el olvido, el olvido es propiciado por no aprehender las
cosas. El olvido, como lo dijo Heidegger, es la perdición del
Ser, es la muerte misma. Es menester, mencionar que el hincapié a
este aspecto del ideal ya expuesto reside en que ya no sólo se
define la naturaleza del ser, sino que también hace una fijación
en su no-naturaleza entendiendo por esta la muerte y el no-ser.
Es, buscando una manera de exponerla, el recordatorio de que el
tener cuerpo, un ente físico, es la muerte, porque éste nos
recuerda que estamos destinados a la muerte en sí.
Posteriormente, Pardo hace mención de la tesis de Parménides, la
cual dicta que entre el ser y el pensar hay una identidad,
Parménides se opone a un no-ser no concibe la disyuntiva del
Ser/No-Ser, ya que únicamente existe un Ser, un Uno, entre las
características de uno (Lejanas a un ser metafísico relacionado
con algún tipo de religión) puntualiza que es una clase de esfera
física de gran magnitud, es unitario e indivisible, este ser no
carece de nada, al ser inmóvil es imposible que se modifique, el
Ser, entonces, es perfecto.
Define, como un punto imprescindible, la búsqueda de la verdad
que es la única que hará que la mente distinga la verdadera
naturaleza de las apariencias, las cuales son falsas. Esto es así
ya que en efecto sólo lo que es, es Ser, y el Ser se caracteriza,
como he mencionado ya, por su inmovilidad. Parménides considera
que el nombre de las cosas no es real, el nombre no define al
ente, ésta concepción marca el inicio del desligue entre nombre y
cosa.
Luego entonces, Pardo hace referencia al ser en tanto voz, vista
más como manifestación de la esencia misma, mas, si bien este
ideal es una clase de disociación con la concepción
Heideggeriana, considero que es adecuado mencionarla con el fin
de ampliar el panorama ideológico para cimentar mejor las
conclusiones. Es, pues, esta concepción del Ser como voz, no es
la que se expresa sino la que se escucha, procede del pasado, no
como algo que ya aconteció sino como un pasado ajeno a una
cronología, es un pasado eternamente vivo, es un pasado
fundamentalmente oral. 6
Por el pasado lírico que embarga a Grecia, tanto con Homero o
Píndaro como autoridades inherentes a este género, Anaximandro
concibe como manifestación clara de la voz del Ser a los poemas.
Entendiendo esto podemos decir que:
“La poesía es, por encima de cualquiera otra expresión, el
vehículo original de la verdad del ser, de su aparición y su
manifestación, en cuanto presencia que brota y se mantiene en sí
misma”.7
Sobre ello, Heidegger expresa que los griegos basan su
experiencia radical del ser, poética e intelectual la consideran
su physis.
Entonces, la percepción de la physis o la naturaleza por sí
misma, es un privilegio para el género humano, esto es a manera6 Ibídem. P. 767 Ibídem. P. 78
de manifestación de los signos-entes, es un texto mismo,
corresponde también a la sensibilidad de los sentidos, no sólo se
lee a la Naturaleza, también se le debe escuchar, los poetas al
tener agudizados estos sentidos son los seres con mayor
asertividad para plasmar las manifestaciones no orales de la
physis, tanto lo que puede o no puede pasar, como acontecimientos
tanto históricos como míticos, no obstante, la verdad no es
inherente al presente ni mucho menos al presente eterno propio de
los mitos.
La memoria es presente, nos remonta al pasado no obstante su
lugar es en el presente, es también futuro, porque contiene la
verdad del porvenir pero está lejos del Ser y del prever humano
porque nunca acontecerá. La memoria, por esto, tiene el papel de
una leyenda, en ella esta expresada la voz y el Ser de los
hombres, todo a través de la palabra poética.8
Es interesante este punto de vista ya que el Ser no simplemente
es una noción, no es solamente una idea, su papel es
trascendental ya que llega a la expresión pura haciendo uso de
medios como la Naturaleza para la finalidad poética que se busca8 Ibídem. P. 80
en la Grecia en su carácter lírico de la misma suerte esta
mitificación e historicidad tienen una finalidad pragmática para
el Ser, la memoria transmite vida, prevención del porvenir, sin
embargo aun escapa en cierta medida de la aprehensión del Ser del
género humano, así no es tan fácil transmitir lo posible y lo no
posible como tampoco lo es apropiarse de lo ya expresado.
Estas concepciones del occidente antiguo son las que serán los
principales pilares para comprender mejor la definición del Ser
en Heidegger, ya que, como ha sido mencionado anteriormente, la
filosofía práctica de Aristóteles, que a su vez se vio
fundamentada por Parménides, es uno de los pilares más
importantes de su ideología, es menester entonces continuar con
la descripción a grandes rasgos de las observaciones que hace el
filósofo alemán en cuanto al Ser y su lugar en el mundo.
El ser en el lugar para Martin Heidegger.
Heidegger comienza éste planteamiento partiendo de la capacidad
que tiene únicamente el hombre de llegar a comprender la
existencia misma, sólo este ente puede interrogarse tal cosa, es
como parte al “ser ahí” y el “ser en el mundo”, la parte inicial
para entender la esencia de la existencia es comprender su lugar
y espacio en el mundo, para él, el ser del hombre se define por
su relación con el mundo, la cual además es práctica antes que
teórica.
De la comprensión del lugar que habita el ente o el ser se puede
derivar al conocimiento del lenguaje, la expresión del arte y
especialmente de la generación de consciencia.
El filósofo alemán plantea que desde Platón el hombre occidental
no se subyuga al ser, sino que subyuga al ser a sí mismo y lo
minimiza a representaciones hasta hacer del mundo imagen. Así el
hombre tras este estado posee “e-videncia” una visión, esto lo ve
como una bifurcación del camino intelectual, el hombre antes de
este estado (el expuesto por el ideal platónico) conocía en tanto
estaba atento al ser, y el hombre medieval cristiano conocía en
cuanto que era y se sentía criatura. Ni uno ni otro, según
Heidegger, redujeron al ser a la condición de objeto convocado a
la presencia del hombre.
El Dasein o el “ser-ahí” o el ser arrojado a la existencia,
aparece inexplicablemente en la realidad, sobre nada durante su
vida en el poder-no-ser, esto es, suspendido sobre la nada y,
entre sus muchas y fortuitas posibilidades sólo una es necesaria:
el morir.
Por ello el Dasein es un ser para la muerte.
En estos procederes del Ser y del actuar, Heidegger los
discrimina por “existencia auténtica” y “existencia inauténtica”.
La inauténtica es un proceder enfocado en el entretenimiento con
las cosas, un entregarse a las trivialidades como lo son las
relaciones sociales o de los placeres estéticos, un olvidar de la
tragedia que es la existencia. Por el contrario, con la
“existencia auténtica” encontramos que es un apego a la tragedia,
un vivir consciente de esta angustia, una presencia constante de
la finalidad última del existir.
El Dasein, el ser-ahí es la existencia misma, es un carácter
fenoménico positivo del ente, Heidegger hace la precisión de que
no se debe tomar como un mero aspecto, también en el reside a
priori la estructura de la existenciaridad. 9
Los caracteres inherentes al “ser-ahí” son existenciarios los
cuales se deben diferenciar de las determinaciones del ser del
9 Heidegger, Martin. El Ser y el Tiempo. Fondo de Cultura Económica, México, 2000. P. 55-56
ente que no tiene propiamente la forma del “ser- ahí”, las
cuales, Heidegger denominó como “categorías”, esto meramente como
un principio ontológico.10
La analítica existenciaria del “ser-ahí” es un a priori de ciencias
como la biología y la antropología.
Heidegger expone que el “ser-ahí” existe y es además un yo mismo.
A este ente le es inherente el ser de cada caso, esto como una
condición de posibilidad de la propiedad y la impropiedad, el
“ser ahí” existe en cada caso en uno de estos modos o en la
diferenciación modal de ellos. Considera que el “ser en el mundo”
debe ser visto como un fenómeno, el “en el mundo” debe ser visto,
de la misma manera que el Ser, de manera ontológica y precisar su
mundanidad como tal, mientras que el ente se debe entender como
un “¿Quién?”, es per se el “ser-ahí” un carácter a priori del “ser en
el mundo”. No es lo mismo el Ser del “ser ahí” que el del
“mundo”, su identidad es ontológicamente distinta, en el sentido
existenciario.
Entre las características fundamentales del “ser-ahí” o Dasein,
Heidegger precisa que son las siguientes:
10 Ibídem. P. 56
1. El “ser-ahí” es el ente que se caracteriza por el hecho de
ser en el mundo. La vida humana no es como un sujeto que ha
de realizar alguna hazaña habilidosa para llegar al mundo,
el “ser-ahí”, entendido como “ser en el mundo” significa ser
de tal manera en el mundo que es Ser implica manejarse en el
mundo. El “Ser en el mundo” está caracterizado como un
“cuidar”.
2. El “ser ahí” en tanto que este “ser en el mundo” es
justamente un ser-con, un ser que implica otros, esto
significa tener ahí con otros el mismo mundo, hallarse
recíprocamente, ser con otros en el modo del “Ser uno para
otro” pero a la vez, el “ser ahí” está presente ante los
otros como si fuera una cosa. Heidegger utiliza de ejemplo
la presencia de una piedra que existe sin tener un mundo ni
cuidarse de él.
3. El Ser que implica a otros en el mundo, significa el
compartirlo juntamente, esto tiene una determinación
ontológica.
4. El “ser ahí” es un ente que se determina como un “yo soy”
(ich bin). Para el “ser ahí” es constitutivito el carácter
respectivo de cada uno que va inherente al “yo soy”. Uno
conlleva al otro.
5. En tanto el “ser ahí’ es un ente” al que conlleva el “soy
yo” y a la vez esta determinado como el “ser juntamente con
otros” no es lo mismo un “yo” a un “ser ahí”. Nadie es uno
mismo en la cotidianidad. Lo que allí es y cómo es alguien,
presenta la faz del nadie: nadie y, sin embargo, todos
juntamente. Con esto, Heidegger busca precisar que el nadie
que vive en la cotidianidad es el “uno” es con quien
descansan las posibilidades del “ser-ahí” de cada quien.
En cuanto a la mundanidad del mundo, retoma lo que es la
cotidianidad, y a grandes rasgos se refiere, tras mencionar
que el Ser es un hacer, utiliza como ejemplo hacer de la mano,
es decir, cuando un objeto pierde utilidad deja de denominarse
como un “es para…” volviéndose inútil, esto es la mundanidad.
La totalidad referencial, la mundanidad, se basa en el Dasein,
toda acción y utilidad se remite al Dasein, éste está en el
mundo, pero también es su base en su mundanidad.
Enfoque de José Luis Pardo.
Antes de hacer las debidas conclusiones finales, es menester
agregar que tan importante fue la perspectiva de Pardo para éste
trabajo. Ciertamente en la obra que ha sido citada podemos
percatarnos de la esencia de los pilares del pensamiento de
Heidegger, no solamente Pardo hace una elocuente exposición de
los antecedentes de las concepciones de exterioridad en los
clásicos griegos como en la escuela idealista alemana.
Como un punto importante de complementación a las ideas de
Heidegger, hace cierto énfasis en el aspecto del Tiempo para el
Ser y la espacialidad del Dasein, siendo una espacialidad
temporal, menciona que el espacio puede ser reducido a tiempo,
buscando la preocupación a modo de temporalización.11 En lo
personal considero que a pesar de ser un eslabón importante de
adosamiento con las tesis de Heidegger, se limita un poco más, no
profundiza el papel del Tiempo limitándolo solo a una
circunstancia física siendo que éste no es llanamente responsable
de las exterioridades sino de su transformación. No obstante como
punto fuerte es la precisión que realiza de la relación
11 Pardo, José Luis. Las formas de la exterioridad. Pre-textos, Valencia, 1992. P. 271
ontológica entre el Dasein y los demás entes, que ya mencionamos
haciendo mayor énfasis en la visión de Heidegger de éste aspecto.
Es acertada su visión filosófica adaptada al ámbito geográfico,
de esta manera es preciso su panorama al momento de
complementarlo con la visión Heideggeriano.
Conclusiones
Es importante tras esta exposición de ideas identificar el aporte
de la filosofía ontológica y epistemología de Heidegger, adosada
en las ideas de Pardo, en ciencias como lo es la geografía, la
historia, la convergencia de éstas y hasta en un plano más
profundo de otras ciencias como la psicología y otras inherentes
al pensamiento humano, las mismas que llegan a ser ubicadas,
erróneamente, como ciencias naturales a pesar de que su objeto de
estudio es el hombre, en tanto actividad o praxis en su entorno.
Esta filosofía concluye, ciertamente con que el hombre no es el
absoluto esencial y centro de la realidad que creyó el
racionalismo, pero aún contingente y limitado, es lo único que
existe, y tras de él nada hay.
Esta analítica del Dasein nos conduce a una situación carente de
explicaciones y de desesperación, la realidad es, simplemente, el
hombre finito lanzado a una existencia incierta y sin sentido.
Para cada hombre existe su posible salvación, la cual es aceptar
la propia situación.
Esquem
a para comprender la idea del Ser y el Tiempo de Heidegger.
Pintura que representa el mito del Tonel de las Danaides, hecha por Juan Carlos
Boveri.
Bibliografía:
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________, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994.
Escudero, J. Adrián, Heidegger y la genealogía de la pregunta por el ser. Una
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