LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Dec 09, 2015
LA PRIMAVERA
DE LAS CENIZASMARIO H. ARIZPE
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
MARIO H. ARIZPE
LA PRIMAVERA
DE LAS CENIZAS
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
© Mario H. Arizpe.
la. Edición: Junio, 1986.
1,000 ejemplares.
Hecho en México.
Derechos reservados conforme a la ley.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Prohibida la reproducción total o parcial.
UNAS PALABRAS DE INTRODUCCIÓN
¿Es un simple sueño? ¿Una alegoría que describe una realidad político-universitaria que en medio de idealismos está tratando de gestar una nueva "autonomía" universitaria? ¿Quiénes son, en realidad, los protagonistas? ¿Quién el sujeto-autor que, ya tal vez, sin los sueños y la embriaguez del momento, enjuicia la especificidad política de la Universidad?
Todo esto es, al mismo tiempo, lector lo que tienes en las manos. Pero el tema de fondo es de lo más importante: el presente y futuro de la universidad mexicana, sus luchas, el eterno antagonismo entre administración, academia y la real-politik de un país que, como México, no se decide a ejercer la verdadera democracia.
Mario H. Arizpe, amigo, de corazón universitario, ha sabido captar el reto de los auténticos ideales universitarios enfrentados a una política en donde se ha entronizado la corrupción. "Por primera vez en su vida, nos dice el autor, se acomodaron abiertamente la corrupción y el porrismo, la ineficacia académica a palpable y la imaginación sigue siendo una palabra bonita".
Esperemos que este juicio, lleno de calor y de rabia, vaya desapareciendo del panorama Que Ia añoranza de una Universidad abiertamente humanística ■ plural y crítica, que subyace en los "sueños" del presente libro, sea siempre la meta cotidiana de la labor universitaria.
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La Universidad es, y seguirá siendo, la conciencia crítica de la Nación, la creadora de la cultura, el laboratorio del espíritu.
Pero a condición de que no pierda de vista su esencia en la práctica de los que en ella vivimos.
Que el libro del siempre amigo Mario contribuya a no dejar apagar la antorcha de los mejores sueños e ideales universitarios.
Dr. Francisco Piñón G.
México. Mayo, 1986.
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Para todos aquellos que aún conservan un gramo dehonestidad.
Para todos aquellos que aún tienen fe en México y que siguen luchando con esperanza.
Para todos aquellos que me han dado su ayuda yfortaleza.
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EL COMIENZO
Comenzó cualquier día de este siglo, ahí en lo alto del
campanario de la Catedral, ahí donde muchos han hecho
piruetas de toda índole: motocicletas que pasan por un cable
hasta el otro extremo o equilibristas de alto calibre cardíaco,
hasta Hombres Arañas que escalan lentamente.
Ahí por donde hacen sus nidos las palomas y por donde
algún día alguien limpió centímetro a centímetro la fachada,
un tipo amenazó con tirarse al vacío desde lo más alto.
Morbosamente se empezó a juntar gente, se formaron
pequeños y grandes grupos; la raza inició especulaciones.
Parecía por momentos que todos conocían a aquel joven que
había decidido volar, o matarse por un irresoluto amor, o
posiblemente, como algunos decían, por fuertes problemas de
carácter sentimental.
Aquel joven delgado empinó el cuerpo, estiró los brazos y
amenazó nuevamente con lanzarse, respiró hasta lo profundo
y por segunda vez estiró los brazos, luego se sentó en el
borde de la cornisa y empezó a gritar, primero como una
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grulla, después con alaridos y la gente de abajo se sintió tensa
y se le erizó la piel; era un espectáculo macabro. . .
Todos esperaban el gran momento, la tensión crecía, el
aullar de las sirenas de los bomberos se oía en lo lejano, no
habían pasado más de quince minutos y ya aquello era el
pandemónium.
Fue entonces cuando un anciano joven, silenciosamente —
sigilosamente diría yo—, poco a poco subió esas escaleras
sinuosas y sofocantes, pensando, de escalón en escalón, qué
es lo que iba a hacer, qué iría a decir; más sofocado y
sudoroso se esforzó por llegar rápido al campanario, sólo era
cuestión de instantes, pocos segundos separaban la vida de la
muerte, más pocos el aliento vital de la fría caverna de lo
desconocido; apresuró el paso, esa mendiga escalera; ¡qué
empinada estaba!, nunca pensó que tendría que subirla así.
Afuera el joven ya descolgaba las dos piernas y se mecía
con desparpajo, cualquier soplido o viento suave lo podría
precipitar. La muchedumbre ya se imaginaba sangre y sesos
desparramados, unos calculaban dónde podía caer, otros lo
imaginaban atravesado entre los largos barrotes puntiagudos,
otros lo veían como un títere deshilachado, otros más dijeron
que rodaría hasta la calle; las señoras rezaban, a los niños,
con cada movimiento, les tapaban los ojos; y ahí estaba el
joven, totalmente decidido a acabar con su vida, y no fue
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hasta que sintió una garra fuerte por el cinto y otra por debajo
de la axila izquierda, que reaccionó:
—Cálmate, querido amigo; calma, sólo deseo hablarte un
momento. Abajo se oyó un murmullo, todos exhalaban el aire
contenido y casi todos movieron la cabeza.
—Cálmate, amigo mío. ¿Por qué deseas morir?
—¡Qué importa por qué deseo morir!— respondió, —
Déjame, ésta es mi vida, déjame, quiero morir.
—Espera, querido amigo, espera y te cuento: yo también
deseo morir, pero no así y ¿sabes por qué?, porque deseo
hacerlo viendo el rostro de Dios, y el que elimina su vida, el
que se mata, el que se suicida, nunca verá su cara y serán
miles de años de sufrimiento, eterna agonía y torturas;
pasadizos secretos donde hay víboras y pantanos, caras
descarnadas y rostros tumefactos; frío seco, muy seco,
canales obscuros y húmedos, alaridos y lamentos, sollozos
por todos lados, pasajes desolados y una inmensa sed; es ahí
donde van los suicidas, ¿quieres ir ahí?
—¿Quién eres tú?, respondió todavía tenso el joven.
¿Quién crees que eres tú para saber de todo esto? ¿Acaso
has estado ahí?
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— ¡No!, efectivamente no he estado ahí, pero conozco el
secreto de la "QUINTA ESENCIA".
—¿Y qué es eso, viejito? No me vengas con mamadas, yo
sólo deseo morir.
—Bueno, querido amigo, unos lo quieren, otros no lo
quieren, pero a todos nos va a llegar, ¿por qué deseas hacerlo
ahora?
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—Por vacío, respondió, mucho vacío, más que el vacío del
que habló Acuña ante un cadáver, ante lo que quiero ser.
—Bueno, eso ya llegarás a serlo. Mira, cálmate y sigamos
hablando; sube aquí, sube y platiquemos.
— ¿Quién eres tú, viejito impertinente?
—Llámame Ruff, querido amigo. ¿Ves aquel cerro?, ése, el
que tengo enfrente, pues de ahí vengo, atrás está un arroyo y
entre sus cuevas nace un manantial, algunos niños le llaman
Mugli, ¿fuiste alguna vez?
—No, nunca me he parado por ese lugar.
—Pues de lo que te has perdido, hay frescos árboles,
murmuran con el viento, sus sombras son inmensas y sus
raíces parecen enormes surcos vivientes, parecen más bien
brazos que se extienden al mundo, y su follaje acaricia el
cielo. Después de que llueve se forma un inmenso arco iris y
yo he estado donde termina; ahí hay un hermoso cofre con
esmeraldas y monedas de oro. Un millar de cuentas de rubíes
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y como doscientas bolsitas de bellos diamantes; está repleto
de monedas de plata y unos cuantos centenarios. . .
—Y ¿a poco crees que me voy a creer todo eso, viejo
pendejo? qué, ¿crees que soy un niño?
—Espera, espera, espera, querido amigo, lo que te digo es
cierto, yo te enseñaré que todo esto es cierto cada piedra
preciosa es una enseñanza, cada moneda de oro es un
momento de la historia de cada uno, cada moneda de plata es
la luz de una experiencia, los diamantes son y están porque
nadie podrá quitártelos, yo no tengo a nadie en el mundo y
ese tesoro no sabría a quién dárselo, será tuyo si me sigues,
será tuyo, sólo tuyo si ahora bajamos y me prometes una
cosa.
—A ver, viejito, ¿cuál cosa?, casi empiezo a creerte.
—Yo no quiero ese tesoro para mí sólo, es más, no lo
quiero, únicamente me guardas un carbón rojo, es un carbón
común y corriente, una brasa roja que está en el fondo del
baúl y que siempre da luz al arcón, es todo lo que quiero, ¿me
lo prometes, querido amigo?
Bajaron lentamente aquellas escaleras, ahora parecía que
todo flotaba, no pesaba nada, y había personas esperando.
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—No mires, querido amigo, no oigas; camina, camina sin
parar, sólo escucha mi voz y las campanadas de este bello
templo; la gente no tiene rostro, sólo camina.
— ¿Tú eres de este lugar?
— ¡No! Ven, conozco a alguien que nos platicará de este
lugar, es bueno que lo conozcas antes de que te entregue el
tesoro de Mugli. Es una historia rara, extraña, pero cierta,
sucedió aquí, en este pueblo; es más, casi culminó aquí, en
esta plaza por donde ahora caminamos, y así como ahora,
había mucha gente, y también estaban todos esperando qué
iba a pasar; no te detengas, querido amigo, camina, es muy
bueno para ti que conozcas esa historia, es muy joven para
ser historia quizá, pero a lo mejor es una buena leyenda.
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UNA PEQUEÑA DESCRIPCIÓN
¿Alguno de ustedes ha estado en un pequeño pueblo de
provincia, de un estado con prosapia cultural y antecedentes
revolucionarios, o cuna de hombres ilustres: políticos,
escritores, poetas, algunos distinguidos hombres de ciencia,
otros, magníficos panaderos, encurtidores, hacedores de
cajeta, o trabajadores del más puro arte de hacer sarapes?
¿Alguno de ustedes ha estado en este pueblo de vocación
conservadora, dueño de monumentos históricos, envidia de
las grandes urbes, excelente amigo de la rancia cultura, el
buen vestir y el orgullo de ser de ahí y conservar como
patrimonio cultural, en primera instancia, como la esencia de
su vida, el no cambiar casi nada? ¿O cambiar tan lentamente
que cualquier movimiento cimbra sus delicadas entrañas?
¿Has estado y vivido en este tipo de pueblo, donde la gente
presume de los duraznos y membrillos, además de su buen
clima y esa agua que salió de un saltillo de rocas empinadas y
con claridad llegó a sus habitantes?
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¿Conoce usted una ciudad o pequeño pueblo de la
provincia mexicana donde se forjaron y se forjan hombres y
mujeres de leyenda y que en algún momento se le llamó La
Atenas de México? Cualquiera puede pensar que sí ha vivido
en un lugar así, muchos han vivido en un lugar así, varios
pueblos de nuestra región son más o menos así, sin embargo,
todos tienen sus leyendas propias, su historia propia y sus
casas y sellos que los distinguen.
¿La Atenas de México? y ¿por qué habría de se así?, ¿por
qué habría de llamarse así? Una de sus escuelas centenarias
se llamó así: Ateneo, Ateneo Fuente, origen éste, después, de
la Universidad de Coahuila, centro ésta de uno de los
movimientos y fenómenos sociales más extraños en la vida de
las universidades nacionales, sobre todo por estar sumergida
en un medio como este hermoso lugar de provincia; lugar
donde pasan las cosas más extrañas lugar donde conviven las
élites de alta estirpe con los adoberos del arroyo del pueblo;
extraña especie que por un lado es ultra conservadora y por el
otro americanizada; extraño lugar donde coexisten la Casa
Purcell y Café y Arte, donde se juntan en la Alameda los
chicos Tecs y los de la Prepa Popular vaya que sí es extraño;
tan pronto está Fátimo con el más recalcitrante izquierdista,
como con el más reaccionario y puro representante de los
concanacos y concamines; donde se juntan elementos del
Muro, con elementos del PPS; y donde hay mucha gente que
quiere mucho a su pueblo, pero va a hacer despensa a
Monterrey y después se queda al cine, ¿verdad que esto es
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extraño? Sólo en este lugar se va y se viene rápido, se sube y
se baja más o menos rápido, se está a 1,500 m. y se baja a
300 m.; lo raro es que esta velocidad, subidas y bajadas, y
autopista de cuatro carriles, ritmo acelerado, no se refleja en
todo, diría que en casi nada de lo esencial. ¡¡Aquí casi no
pasa nada!!
De cuando en cuando resurge un ave Fénix, como diría
Escarlata, o un pequeño grupo que hace nacer volcanes, o le
pone cargas de dinamita a los cañones que se encuentran en
el Edificio Coahuila. O a los que están ahí por la Alameda; o
surge otro pequeño grupo que le pone el cascabel al gato y
los motiva el cosquilleo del rocinante, o el señor de la triste
figura; jóvenes que de pronto aparecen, surgen de la nada o el
pasado los acompaña y empiezan a hacer cosas, empiezan a
molestar a este quieto lugar, jóvenes que mucho tiempo
después, y no tanto, empiezan a ofrecer frutos, unos en la
industria, otros en la agricultura, otros como meritorios
maestros, generaciones de todos los tiempos, después de
navegar en el Arca perdida, o en la fantasía de los tesoros del
cerro-pueblo, bajan y rinden tributo a la "QUINTA ESENCIA".
-¿Oíste Ruff? "LA QUINTA ESENCIA".
—Calla, chico, y escucha, calla. Muy pocas veces en un siglo
sucede este interesante y extraño fenómeno, jóvenes
hacedores, con los huevos bien plantados como diría Don
Quique, discípulos indiscretos de Adrián, el "Economista Non",
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el primero y último de los economistas de este fantástico y
extraño pueblo; testigos espectadores y jugadores titulares de
esta época difícil, en donde la Universidad, motivo de nuestros
desvelos, parió una brillante hija: la gente la bautizó con el
nombre de Autonomía; José, uno de estos jóvenes, habló
mucho de ella en los últimos años, escribió mucho de ella,
ahora él es periodista, José ha cambiado mucho creo que
para bien; considero que es un tipo auténtico que desea,
como muchos, un cambio profundo de nuestro país; José me
ha definido hoy como una mezcla rara, que sabe equilibrar
todo lo malo y perverso con lo bueno y virtuoso; me dio risa su
improvisada radiografía; me dijo en aquella ocasión: eres un
hombre capaz de dar la mano derecha cuando se necesita,
pero también das unos cabronazos directos con la izquierda
cuando se impone hacerlo.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
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El análisis que hizo José sobre la Universidad me pareció
muy interesante y objetivo, lleno de adjetivos, reconocimiento
hacia algunas personas, y bastantes expectativas; explica una
parte de la historia que desconocía por completo.
La mayoría opina que Mel, de una forma u otra, entregó la
Universidad al Estado; unos lo justifican, otros lo aceptan,
otros más lo critican; quizás cansancio, presiones, canje de
oportunidades, limitación de opciones, en fin, creo que al final
fue miedo de defender una postura congruente.
Me asusta que todos acepten como posibilidad real el que
el gobierno y sus fuerzas sean los que determinen quién va a
ser el "guía" de la Universidad, me parece absurdo que todo
un movimiento estructurado hasta llegar a la autogestión, haya
sido entregado por falta de opciones políticas o por otras
causas que al final fueron circunstanciales. Me asusta la forma
tan fácil en que cada uno de los que hubieran podido impedirlo
sucumbieran y se acomodaran tan rápido.
¿Supervivencia?, ¿adaptación?, ¿falta de cuadros
representativos? O acaso , ingenuidad, infantilismo ideológico,
acaso todo esto y más; en realidad no sé, sólo sé que
empiezan a encuadrar las piezas.
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En esa ocasión José comentó su amistad con Mel,
producto ésta casi de sus últimos días en el poder; parece ser
que Mel se fue muy solo y con una gran carga moral; José
dice que cuando renuncié se formó un vacío, que parece le
costó llenar; sin que esto aumente mi ego, pienso que en
parte pudo haber sido porque aprendí a respetar y a admirar a
Mel desde muy pequeño; lo conocí muy de cerca y compartí,
hasta donde él dejó compartir, una amistad entrañable que
aún extraño; influyó determinantemente para que nuestro
grupo lo apoyara para llegar a la cumbre; a diez años de
distancia me siento responsable de haberlo llevado tan alto,
Mel llegó ahí por nosotros, no sé en realidad si deba sentir
orgullo o pesar, pero así fue.
Metí tantas veces la mano al fuego por él y además
lo hacía con vocación, no me costaba esfuerzo alguno; más
de tres veces, que me acuerde, estuvo a punto de tirar la
toalla y con cortesía se la recogía; después cometí el error
político de convertirme en su crítico, a la gente en el poder le
molesta demasiado eso. Me convertí en algunas ocasiones en
su conciencia, desgraciadamente Mel y yo éramos muy
jóvenes para comprender y tener la sabiduría suficiente para
distinguir con claridad; había mucha pasión, mucho poder, y
realmente poca madurez. Creo que no estábamos preparados
para todo esto, a Mel se le vino el mundo muy atropellado y
circunstancias difíciles de soportar, fue época de egoísmo e
individualismo, Mel siempre fue así; leyó demasiado a
Nietzche, a Bertrand Rusell, y en su primer año de gobierno
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rectoral a Kissinger; yo amaba su amistad y él hacía juicios
muy simples sobre mí, sin embargo logré entenderlo, y la
prueba es que me fugué, para que él estuviera más holgado
políticamente, Mel le platicó a José que ya al final, cuando le
entregué la renuncia, dije en tono amenazante: "No creas que
es por miedo".
Ahora veo cuánto orgullo había, pero en realidad yo no
quería pelear contra él; en el camino pude comprender ese
vacío, cuando renuncié esa noche, lloramos juntos, sentí una
compasión muy especial; sin embargo, pienso que al día
siguiente se sintió políticamente muy aliviado para
posteriormente caer en ese vacío del que habla José; habrá
que reconocer que no es sólo lo que yo pude hacer por Mel,
habrá que decir que él también trabajó mucho por él y que es
un tipo muy capaz, bastante inteligente y preparado; su mente
clara lo impulsó muy lejos, como quiera que fuere es el único
Rector de Autonomía que estando en el poder vivió por un
tiempo el espíritu de la misma; sin embargo, para mi gusto el
título le quedó grande, porque nunca entendió o entendió muy
poco el fenómeno universitario.
Chuy estuvo aquí hace algunas semanas, se ha propuesto,
mitad en serio, mitad en broma, volvernos a reunir; se ha
propuesto acortar las distancias y el tiempo, prometió
encerrarnos en un rancho allá por Zacatecas, en una sola
habitación y con una sola ración de comida para ver si somos
capaces nuevamente de compartir y de alcanzar más que el
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pasado, el futuro. El espíritu limpio de Chuy me impresiona,
me parece un niño adulto, con una gran calidad humana; no
va con su personalidad el ser rígido o cabrón, en el fondo se
ha propuesto esto como un objetivo vital; su terquedad es
impresionante, su tesón a prueba del tiempo, no sé qué tanta
importancia pueda tener, en todo caso quizás recuperar la
amistad perdida, capturar un poco esos juegos de ajedrez o
las pláticas de Arcasa o aquellas interminables caminatas; o
quizá aquel año en el Tec de Monterrey. Creo que no sólo se
trata de una añoranza romántica, es importante restablecer un
vínculo como éste.
Nely está muy resentida con Mel, si por ella fuera, impediría
o al menos le disgustaría un acercamiento; en realidad Mel se
portó muy poco generoso, inclusive diría más, se portó como
un avaro cuando más lo necesitábamos; ahora esto no es tan
importante para mí, creo que ni siquiera guardo rencor, de
esto estoy seguro.
Rufino es un tipo especial, hace años no lo tomé en
cuenta, quizá por lo que dice José: me encontraba lleno de
prepotencia y era mucho el vértigo del triunfo; Rufino
acompañó nuestras reuniones tres días y se comportó muy
racional y analítico con esa persona, con esa forma de ser,
cualquiera platica en paz.
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Me pidió que le dibujara un modelo de universidad, o
cuando menos mi modelo; no sé por qué tenía que decirlo,
quizás porque me guste hacerlo y disfrutar imaginándolo. Le
hablé de una universidad funcional y operativa, dónde, en
principio, se limitaran a cumplir con eficacia la docencia, la
investigación y la difusión de la cultura; hasta ahí, sin mayores
complicaciones que el hacerlo bien y en un plazo
relativamente corto.
Le hablé de una moralización de los cuadros admi-
nistrativos y de la necesidad de operarla con no más de 12 mil
estudiantes. De ser importante, inclusive propiciar una
separación saludable con la Unidad Torreón y trabajar como
universidades hermanas; le expresé mi convicción de mayor
selectividad, en cuanto a lo académico y en cuanto al
potencial intelectual de los aspirantes. Los cafés y el tiempo
pasaban y el tema se hacía más largo y profundo; sin
embargo, Rufino se penetró en la plática y expresó que había
mucha imaginación y frescura en el proyecto.
Hace dos días estuve con el Click, su sorpresa fue visible,
raro dentro de su frialdad, creo que él habló casi todo el
tiempo y el tiempo fue de él, creo que al final comprendí su
pensamiento; casi para terminar esa conversación le comenté
lo que quería, traté de ser breve; sin embargo me criticó haber
dicho tanto en tan poco tiempo; de antemano sabía su
respuesta y ese afán de confirmar, a veces molesta a los
amigos.
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Click, el misterioso y ambiguo Click, si por él fuera estaría
feliz en la Edad Media, dando cátedra en la primera
universidad fundada y leyendo a los clásicos, cubierto e
invadido de una temperatura ideal, Click habla mucho de su
edad como limitante, lo que me parece absurdo a sus 42
años,
sin embargo Click, el misterioso y calculador amigo, dijo:
"Aquí estoy, con las reservas del caso". ¡Ah, qué Click!
Y sin embargo, confío, parece ser un tipo que ya no desea
problemas fuertes, mucho menos emociones que lo
comprometan o que alteren su presión, sin embargo, no dejan
de ser importantes su experiencia y su tremenda capacidad de
análisis; es el Click que duda de los regresos y sospecha de lo
que huela a líos, si cupiera aquí un adjetivo aceptable, sería el
de "excelente grillo", tan pálido, pulido y hecho, que no se
nota. Respeto y quiero a Click; es o fue un pilar importante en
materia de universidades; me preguntó mi opinión sobre
Catón y le contesté: "para mí es un político mediocre y un
hombre con miedo, sin embargo, es muy buen periodista". Mi
opinión le provocó un ataque de risa, no sé si nerviosa o real.
Para muchos sigue siendo la opción a corto plazo; se
menciona a otros: Valeriano Valdez, Cedillo, Castro y a un
viejito de Filosofía y Letras. Angustia pensar que la
Universidad ande al garete y así pueda seguir por mucho
tiempo, ¡por mucho tiempo! Irrita que sea vista como
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trampolín, premio o botín; asquea ver que hoy la dirige quien
se opuso a ella por intereses políticos; me cansa y violenta el
saber que hoy está como Rector el principal enemigo de la
Autonomía y la Autogestión, palabras que actualmente utiliza
a su favor; se me hinchan las venas al conocer que la
Universidad, como proyecto formulado el 73, sea casa y
albergue de mediocres y nefastos jilguerillos de la política.
V.R., el pequeño abogado, arrogante y tirano. Me confronté
con él, por primera vez, allá por febrero de 1972, en su
despacho y en presencia de Noyó, en aquel entonces, rector.
V.R., altanero y gritoncillo hasta el agudo, me respetó como a
un miembro de las juventudes priístas; mi respuesta fue muy
tajante y sin protocolos: "Señor licenciado, no vengo a pedir
sino a exigir, le suplico entonces que entremos en materia".
Se peleaba en esos días la absorción de la Escuela
Libre de Economía a la Universidad, por aquel entonces la
Federación de Estudiantes, que yo dirigía, apoyaba cualquier
cosa que pudiera ser justa; el ámbito de lucha era tan
restringido que no era muy importante entrar en complejidades
sobre seres y deberes de etc. Estaba tan reciente el 68, la
Revolución de Francia, con Bendit, Marcusse, el pelo largo, y
el Che en Bolivia, que no estábamos para pequeñeces; el
poder estudiantil estaba en marcha y podíamos insultar a
Echeverría, Moya y demás huestes; poesía y flores en las
aulas; Sartre, Kafka y Atahualpa; amor libre y colores
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extravagantes para vestir; mucha energía, 23 años, logros,
trabajos, lucha, cuadros sólidos, compañeros solidarios, lo
mejor en cada área.
Otra vez pelo largo, barba y jeans: ¿Cómo es posible,
pequeño enano Secretario General del estado de Coahuila de
Zaragoza, que seas tan afrentoso y pendejo, que te enfrentes
a todo esto?, ¿Por qué luchaste en tu juventud?: ¿Fuiste
cristero o quizás del Opus o a lo mejor sólo estudiante de
Leyes?. Y ahí estaba, iracundo e inflado como pavo real,
sosteniendo en ese momento algo que no podía detener,
pequeño gran pendejo, ¿Cómo es posible que dirijas ahora la
UAC?, no mereces ni siquiera un aula para ladrar tu prosti-
tuida y conservadora ciencia.
Pero siempre hay un prudente. Noyó me pegó una patada por
debajo de la mesa de negociación, me instaba a pensar
menos y a hablar todavía mucho menos. Como buen
"'revolucionario" abandoné la mesa con un desplante, el
pequeño político me había polarizado a extremos que no
concluían mi original forma de pensamiento; tenía sin
embargo, la rara virtud de exasperar y confundir al más
pintado.
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Mal síntoma que después de 10 años el pequeño defensor
de la junta de gobierno, sea el que hoy traicione a la
Institución que lo vio nacer políticamente; mal síntoma que se
atreva a decir:
"Gobierno saca las manos de la Universidad". Pequeño y
hábil oportunista; mal síntoma, aberrante enfermedad que sea
el Rector de nuestra alma mater, mal síntoma para nuestra
actual sociedad que tipos como V.R. representen y conduzcan
una universidad. ¿Cómo es posible que hayas podido engañar
a tantos en tan poco tiempo?
Me enfrenté nuevamente en abril y mayo del 73 a V.R.,
figura despreciable y principal opositor del movimiento político
más importante de la Universidad. Mel, ¿Cómo te pudiste
equivocar así? ¿Acaso estará tan errada la juventud hija del
68? Nuevamente, y ya vacunado, fueron cinco o diez días de
hablar con un idiota empecinado, en lo que al tercer día su
jefe Lalio, Gobernador entonces, ya había definido como
saludable, para la Universidad: su Autonomía, su Autogestión,
su forma independiente aunque no económica de vivir.
Así es, mi querido Rufino, habría que pensar también en una
universidad que se preocupara por generar sus propios
ingresos y recursos económicos; la universidad que como eje,
centro de la inteligencia y del saber y depositaría de la cultura,
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pueda, sin perder su sentido y dirección, aportar un cambio
importante en materia de economía, es decir, en materia de
allegarse fondos propios, reinvertirlos y proyectarlos; por
supuesto que no se está hablando de una isla, tampoco de un
mini estado dentro de otro, se trata, en todo caso, sólo de
pensar y aplicar principios básicos de administración y una
alta dosis de sentido común. Sentí que Rufino pensó que la
imaginación se me había inundado y desbordado; en ese
momento intervino José y me preguntó que por qué no se
intentaba esto en otras universidades. "Yo creo, le respondí,
que se puede en cualquier lado, sin embargo la historia, raíces
y desarrollo están aquí; la leyenda fue escrita aquí, sólo aquí
podría florecer".
¡Cómo cansa oír pendejadas!, sobre todo de personas
preparadas e inteligentes, inclusive jóvenes, afortunadamente
todavía producen, creo yo, hijos del medio, ese medio
saltillero típicamente provinciano. Nunca oí mejor definición de
Saltillo: Macondo, aquella, la de García Márquez; ¡ah, qué mi
Saltillo!, tan puro de aire y buen clima, tan peronero y orillero;
siempre tan gris y apretado para vivir; tan extraño y raramente
conservador y a la vez con mucho "Mall". De algunas de tus
gentes, Saltillo, tan tuve y tan llorona, sólo se escucha el
rechinar de dientes y la lágrima encogida; no respetaste,
Saltillo, ni a jóvenes ni a viejos, algunos de tus hijos más
brillantes, pero hay otros que ¡ay! Cómo lloran, cómo se
quejan; prometí la próxima vez llevar la cartera vacía, por si se
ofrece, y dos pañuelos, uno en cada bolsa, por si necesito
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llorar y moquear, para luego sacarlos y darlos como ofrenda y
sacrificio a algún Dios perdido, a ese Dios, al Dios ausente de
la cajeta.
Cuando así hablo me acuerdo de Memo, aquél que por los
70, me introdujo a la lectura de novelas, como aquella
magnífica de Spota “El tiempo de la ira”, Memo, ¡qué gran
tipo! de imaginación fértil, un poco adelantado a su tiempo y
en el lugar inadecuado, su padre exmilitar y él con tanto arte y
sensibilidad en sus venas; creo, Memo, que mereces mejores
oportunidades, dejó honda huella su ágil pensar y me invitó a
conocer a Darío, normé algunas conductas y acciones
políticas, me inspiraban su inmenso carácter y su auténtica
personalidad; recuerdo aquel pasaje donde reúne a sus
íntimos colaboradores y les expone un plan, parece ser que la
reunión era de nueve personas, él explicó que no podían ser
más, porque en una acción secreta donde escuchan más de
diez deja de ser secreto y se compromete el proyecto.
Alguna vez escuché a Memo opinar sobre V.R. y dijo: "ah,
qué mente tan floja, casi pioja". Es muy posible que si Memo
hubiera seguido en la escuela tendría que rebasar a Paulo y a
Jorge, creo que tenía proyección y un modelo de vida,
experta, despierta y ágil; por algún tiempo sentí que se estaba
desperdiciando.
Hubo otros que también cambiaron, por ejemplo, Paulo, el
flaco sagaz, astuto como una víbora, disciplinado y pronto
para aprender y subir. Mucha gente me advirtió de Paulo,
prácticamente lo adopté y lo heredé en política, le enseñé y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
me enseñó. Según José, su problema fue que sólo aprendió lo
perverso y negativo de mí; es una de las personas que sin
haberme hecho daño directo, no he podido perdonar; me lasti-
mó hasta herirme su traición al grupo original; su sentido
pragmático de ser, no le dejó otra opción, debí suponerlo.
Un día, quizás durante el movimiento de huelga del 72, no
sé por qué pensé en la muerte y le comenté que tenía algo
muy íntimo, que deseaba que él conociera, me miró con esos
ojos fríos y de movimientos veloces, esperando la confesión;
le dije: "Mira, Paulo, yo amo todo esto, amo a la Escuela, amo
a la Universidad, amo nuestra obra y nada me daría más
gusto que el saber y tener la seguridad de ser enterrado en los
jardines de la misma".
Ahora, diez años después, Nov. 11/83, 10:30 a.m., casi
lloro de emoción al encontrarme por coincidencia en el mismo
jardín que le comenté a Paulo años atrás, estuve con los
músculos tensos, la piel enervada, un nudo en la garganta y
unas inmensas ganas de gritar y de llorar y de decirle al
mundo que yo pertenezco a este lugar, que yo amaría
regresar y que vengo dispuesto a todo; no sólo fueron ganas,
dos lágrimas me traicionaron, cuando eché tierra al árbol 37 y
pude abrazar a todos aquellos trabajadores de manos duras,
rasposas y cara curtida por el tiempo, sentí que sólo habían
pasado algunos días y que sólo había sido un sueño la
ausencia.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Me acordé de la conversación con Paulo, su bautizo allá en
la Capilla y una medallita que le regalé; le menté la madre por
haber dejado que las circunstancias mataran todo eso que, en
realidad, sí tuvo importancia. Lamento la ausencia del amigo,
del camarada de lucha; lamento su codicia, su sentido
práctico; su supervivencia no sé, no sé, pero lo lamento, me
encuentro muy seco cuando me acuerdo de Paulo.
Ese día Jaime me observó y me comentó que todavía hoy
florecen los árboles, cuya semilla fértil fue sembrada tiempo
atrás; me habló de las tradiciones, de los logros de la
Independencia de ese lugar, de sus gentes; me habló de esa
rara especie de mortales, los químicos que gozan entre humo
y olores extraños; me habló de la formación del por qué, ¿Por
qué éstos?, ¿Por qué aquí?, ¿Por qué todo?, sentí que él ha
aprendido a amar ese bello lugar.
Me habló de los grandes ausentes: de Mary, don Mundo y
Vicente, fue éste un día memorable y lleno de vida.
Recordé nuevamente a Mel en el día aquel de la llave, Mel
no hallaba dónde refugiarse, lo invadió el miedo y la cursilería,
por miedo entregó la llave, quizas también por miedo entregó
la Universidad, hablaba y hablaba y decía y gemía y
justificaba y luego lo envolvía todo en el oropel de un lenguaje
objetivo y repleto de tecnicismos.
El día de la llave, el día que comenzó el punto de partida
de un nuevo y renovado sistema, el día que partió en dos el
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
alma de la Universidad, el día que cambió Saltillo y por unos
días lo estremeció, lo escandalizó, por unas horas Saltillo fue
diferente. Mayo de 1973, pues ¿Por qué no?, si se tomó la
calle, se formaron barricadas, se bloquearon carreteras, se to-
maron difusoras y periódicos, se organizó la manifestación del
silencio, se tomaron camiones y calles, se liberó el grito de la
juventud; se asustó Saltillo, se asustó mucho Saltillo, se
asombró el alcalde, se extrañó el vicario, se asustó el
gobierno, se bamboleó el gobierno de Lalio, se inquietó el
pequeño payaso, enloqueció de gusto Fátimo, le preocupó a
Catón, puso a la defensiva a la élite, se escondió Mel; salieron
los poetas, los marihuanos, los enfermos, los serranos que no
querían quedar en la cocona, surgieron los pintores, los
acelerados y los actores, emergieron hasta los más medrosos,
participaron muchos, por muchas noches en las frías
madrugadas de Saltillo.
Polvorín donde no se derramó ni una sola gota de sangre,
y sin embargo, temblaron los oportunistas, sollozaron los
conservadores, se filtraron los priístas, los marxistas y los
advenedizos del décimo día.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Metieron su cuchara los politiquillos y los de Gobernación,
introdujo su joroba el gran Camello Flori Tapia, a pulso,
queriendo entrar por la puerta grande y sin guaruras, con su
cabecita blanca alzada trayendo y llevando soluciones,
Senador que después acomodó en el trono a V.R. por quién
sabe qué obscuros caminos. Y es que se estaba pariendo una
nueva ley, un nuevo orden, una democracia que ha sido
golpeada, una Autogestión; dirigida actualmente por los judas
del movimiento. Se estaba gestando la universidad crítica,
pluralista, democrática y solidaria, había tantas corrientes y
tantos tontos que la salpicaron de populismo y demagogia. Sin
embargo su espíritu vive, su espíritu nunca morirá, ha sido
sólo el principio de una gran lucha que se avecina, la lucha
por la reconstrucción.
Con Autonomía nació Prepa Popular, nació Extensión
Social, se conoció Rincón Colorado, se debatió una nueva
Ley, se lograron grandes avances académicos y las primeras,
y parece hasta ahora las únicas, elecciones libres; surgieron
los grupos de teatro y música; de Autonomía nació Campo
Redondo y mejores presupuestos, emergió el valor y la
confianza de poder influir y pesar afuera, de ser tomados en
cuenta por un gobierno omnipotente; de Autonomía surgió el
espíritu que aún vive, de una universidad grande y vigorosa,
pero ¡ay, destino!, también surgió la mugre, el sindicalismo
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
con visión miope, la carrera del chambismo. Y lo que es más
triste, también nació la falta de visión y voluntad política de
sus iniciadores, sobró ingenuidad y luchas estériles de los
mismos.
Se repusieron los oportunistas, los que viven de la política,
los sin escrúpulos, con bandera de morales.
Se inmunizó la corrupción y quedaron vacunados los
débiles que ahora ocupan el poder. ¿Será todo esto parte del
ciclo vital? Por primera vez en su vida se acomodaron
abiertamente la corrupción y el “porrismo”, la ineficacia
académica es palpable y la imaginación sigue siendo una
palabra bonita; se acomoda V.R. y su séquito de enanos, que
no saben nada de universidades, menos de ésta que ahora
dirigen, y así las cosas parece que son los riesgos del
movimiento, inclusive los riesgos de la "innovación" y el movi-
miento continuo.
Abraham Nuncio declaró en el 74 que todo estaba muy
bien, pero que si no funcionaba no habría nada de qué
jactarse; aparentemente es muy congruente la idea, la
aseveración está bien ubicada, sin embargo, faltaría agregar
que hay que darle tiempo para que cuaje y se consolide,
PARECE SER que 10 años no han sido suficientes, ¿Si te
hubieras encontrado adentro, Nuncio?, escucha, Nuncio,
¿Entenderías que aunque no funcione ahora, su espíritu está
embarrado en pisos, paredes y jardines? Voy un poco más
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
adelante, ayuden ustedes, los intelectuales de siempre, para
volver a reencontrar; no sólo suspiren, poetas, hay que quitar
una pequeña capa de lodo que se encuentra aquí en el firme,
luchen por lo que vale, no importa que la Autonomía haya
llegado con 50 años de atraso.
Monterrey 1968, jardines del Tec. El rubio Mel seguía
diciendo: Pienso en aquellos que fueron realmente grandes,
querido amigo, tu oportunidad de serlo se te escurrió de las
manos entre el 73 y el 76, pocas oportunidades como ésa de
serlo tendrás en el futuro, por más que intentes ser niñito
juicioso; como dice Nuncio ¿Qué rectores hemos tenido? de
Lobo y Villarreal pasando por Mel, y entre los tres el abyecto
del "Diablo"; en realidad yo sólo podría hablar desde Felipe y
habrá tiempo de que la historia los juzgue. El doctor Noyó,
para mí en lo particular, aún dentro de su perspectiva y
momento, fue un hombre honesto que cumplió con su deber,
cuando menos fue el último de los rectores serios, de los
hombres del sistema, Noyó no podría haber hecho nada más,
es uno de los pocos hombres de ese tiempo que quedan y
que realmente respeto, fue el rector que, les aseguro sujeto a
pruebas, nunca trató de comprar líderes o dirigentes, tampoco
necesitó que cuidaran de su casa allá por el Seguro, Noyó fue
el Rector que sólo quería ser Diputado, el guía que metió al
orden a Ríos y Moncadas, fue el rector de la sonrisa franca e
ingenuo espíritu, esto último, Doctor, porque se disciplinó de-
masiado con quien no tenía necesidad de hacerlo, concedió
37
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
mucho a la política del presente; de Felipe hay muy poco qué
decir, el rector pomposo; el de los lentes negros y chofer a la
puerta; de guantes blancos, polaina y bastón; de rigurosa
etiqueta y protocolaria audiencia, no sé más de él, no creo que
sea importante saberlo.
No dudo que cada rector deja una huella, sin embargo, lo
importante es qué tan profunda la deja, si los logros y calidad
de una universidad se evaluaran en razón directa y
proporcional a sus rectores, líderes y dirigentes estudiantiles,
nuestra Universidad estaría en entredicho, pues ha habido
muy pocos que valgan la pena, muy pocos que sean
representativos. Hemos tenido cosechas pobres en terreno
fértil; todavía no tenía un año la Autonomía, febrero de 1974,
mañana fría y neblinosa como aquéllas que recuerdan a Lon-
dres o Manchester; desde una ventanilla de Rectoría, observé
cómo acudían todos a la cita de Mel, presentía una
emergencia, la Escuela de Economía había sido tomada.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
No era un movimiento cualquiera se trataba de dos
elementos provenientes de Sinaloa, uno de ellos, el más
enfermo de los dos, tipo delgado de perfil psicópata,
pantalones raros y zapatos blancos, estaba armado e incitaba
a la violencia extrema, Mel cuando escuchaba pistola, se
encajaba, se ponía pálido y casi inmediatamente comenzaba
a adelgazar, una sonrisa nerviosa delataba su preocupación,
se sobreponía y empezaba su ritual análisis, casi siempre
mencionaba al varón austríaco Metternich, y hacía parodias
interesantes que ponían muy caras duras a todos los
funcionarios ahí reunidos, después dé extenuantes pláticas,
rollos y demás impertinencias, no faltó uno, como siempre,
que propusiera que ya era tiempo de que se les demostrara a
los estudiantes que el ejército existía y era capaz de actuar;
fue Urbano, el de los ojos claros, quien con toda seriedad
propuso entrara de inmediato el ejército a desocupar las
instalaciones tomadas.
Sentí un resorte que me impulsaba, me vi rojo de la cara y
violentamente me opuse a la propuesta, chavas, Guillermos y
Arieles no supieron qué hacer, perdidos en especulaciones y
posiciones tibias; por un momento volé a Mayo de un año
antes, viví tan de cerca la experiencia que la discusión se
volvió murmullo, allí estaba, dirigiendo una partida de cien
estudiantes aproximadamente, ahí, a la salida de Monterrey,
donde está el reloj de la Ford. 4:00 pm. Y el bloqueo duraría
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
una hora, una de las carreteras más transitadas del país; la
acumulación de autos llegaba a niveles no previstos, algunos
me dijeron que la cola ya casi llegaba a Ramos, nunca lo
confirmé, sin embargo, puedo decir que eran bastantes los
carros varados, docenas de solicitudes para pasar, recuerdo
que sólo una fue aceptada, la de una doctora que tenía una
emergencia.
4:40 pm., chóferes, ciudadanos, tomateros, agricultores,
traileros muy impacientes ya; es cuando vemos llegar al mero
frente, un carro marrón, modelo reciente, de atrás baja un
militar, no ubico bien si coronel o general y con mucha
energía, pregunta quién es el líder; por supuesto que nadie, mi
general, pensé para adentro, estaba muy reciente el 68 y
hasta un uniforme asustaba, de alguna manera me identificó y
pausadamente se me acercó, preguntó si yo era el líder, como
pude hablé y le dije que no, que sólo era un miembro más del
Comité de Lucha, me invitó a subir a su auto, según esto a
hablar con el Gobernador, me platicó de todos sus buenos
amigos en México y que él podía resolver el problema, por
supuesto no subí al auto, sentí temor, y además no me
pareció prudente hacerlo, sabía en principio que él no iba a
resolver el problema y que tampoco sería bien visto por las
bases cualquier acercamiento sospechoso.
Debo decir que el militar fue muy atento y se veía sincero, el
general sólo quería que se desbloqueara; yo le contesté que
con todo gusto lo haríamos, que ya sólo faltaban 10 minutos
para terminar, en eso llegó un lechero y la Cruz Roja y un
trailero iracundo y otras gentes más, ya no sé qué pasó con el
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
general, pues el grito de w w w w w w u, de la raza, ponía
caliente aquello; me subí a la polvera de un camión y lancé un
grito, exhorto de calma: es importante señalar que la corriente
que nosotros representábamos era la más moderada del
Comité de Lucha y que luchamos intensamente por conservar
la pureza del movimiento y así evitar el desborde y los
aceleramientos, estuvimos muy atentos de no caer en
provocaciones y jugamos un papel determinante para que no
hubiesen confrontaciones; fuimos el contrapeso de los que
querían sacar las armas, tomar el Palacio de Gobierno, cortar
cables de teléfono, robar comercios, etcétera.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Gentes como el Quiche, Salvador, Nacho y muchos más,
eran moderadores por excelencia, gente centrada, ideólogos
más que activistas, creadores más que destructores; el
movimiento estuvo en peligro muchas veces a causa, entre
otras cosas, de la actitud "Pseudo Revolucionaria" de los
llamados grupos de izquierda, que con una verborrea
aterradoramente "marxista" jugaban infantilmente a la guerrilla
urbana, en algunas acciones prevaleció la irresponsabilidad y
el borlote, pero al final de cuentas se superó la crisis, se
impuso la madurez y el buen sentido común.
Poco a poco volvía a la realidad, Mel mencionaba
nuevamente a Metternich y ya había cansancio en la sala, la
posibilidad y el "síndrome de Urbano" se estaba diluyendo.
Contraataqué aún más, el vigor de mis palabras pegaba, los
juzgué de irresponsables y reaccionarios; era una de mis
primeras intervenciones ya como funcionario, en parte no
acababa todavía de acomodarme, todavía me sentaba un
poco incómodo el ser institucional, afortunadamente el
"Síndrome de Urbano" parecía ir desapareciendo poco a poco,
hasta hoy todavía no me explico quién detuvo al ejército en el
73, se hablaba de que Gobernación protegía el movimiento, el
que se haya jugado esta carta lo pensó muy bien, porque a
pesar de haber rebasado los límites de lo normal el ejército no
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
intervino y creo que fue lo mejor que pudo haber pasado, de
otra forma el conflicto habría sido de proporciones
mayúsculas; había corrientes que ya tenían pensado
involucrar colonias proletarias, "Tierra y Libertad" ya estaba
haciendo maletas, no sé, no sé, pero qué bueno que no fue
así.
Otoño del 72, 8:00 a.m., en una casa del centro de una
ciudad, una carta, una hermosa carta, que aún conservo y que
tardé 11 años en saber quien la había enviado:
"No concibo cómo tu calidad humana puede mezclar tu
espíritu intelectual, nacido para cantar a la belleza, sólo hecho
para la poesía y el continuo reflexionar de la existencia, con
una personalidad material, que astuta trama en el destino del
dirigente estudiantil. Tal vez una superior condición del
hombre "pensante" y del hombre "viviente" genera la fuerza
que hace una obra polémica de ti.
P.D. Sólo agregaré a guisa de observación: “Jamás
concluiré lo que de ti pienso".
Quizás no hubiera sido demasiado importante esto, si no
fuera porque ya estaba cansado de tantos ataques, por todos
lados me llegaban anónimos y amenazas, esa carta me
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
permitió vivir Autonomía, esta carta me ayudó a seguir todavía
dos años más; si tú quieres, esta carta aumentó mi ego,
alimentó mi espíritu y me dio energía para seguir.
Sólo Nely conoció esta carta y 12 años después otro
amigo; Nely, la hermosa y bien formada Nely, delgada,
espigada, alta y con cabellos castaños en cascada; facciones
finas y ojos cafés de mucha vida; piernas delgadas y caminar
sensual; su voz la disfrutaba y era un imán para mi.
Todo comenzó, como dicen por ahí, como un juego: había
sido una compañera de esas que no se pelan, de esas que, a
lo más, buenos días y préstame la libreta, tres años de
obscuridad y coexistencia pacífica, más bien indiferente, ella
con él yo con ella, sólo una vez, al principio, caminamos por
ahí.
Era un boulevard al atardecer y olía a pan de pulque y a
fresnos, después de tres años de ausencia quizás no era el
momento. Pero como todo juego tiene un principio y un fin, el
primero está escrito, el final no lo sé, comenzó en la Alameda,
siguió luego en jardines y hasta el árbol de las incógnitas, y de
ahí en adelante todo fue furia, pasión, calor, ternuras y arru-
macos.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Se combinaban estudios, política y amor, entramos en
conflictos muy fuertes, se regresó al extranjero, volvió y
rompió conmigo y sólo hasta enero del 73 volvió, y aún está y
aún estoy, alguna vez le escribí:
-. A M A N E C E R . -
Acaso ya no te acuerdas de mí, ¿Ya no te acuerdas
chiquilla, que soy y fui tu fuego y casi llorabas y gritabas
cuando estaba yo en ti?
¿Acaso ya no te acuerdas chiquilla que también lo hacías,
cuando huía y me iba de ti? ¿Acaso ya no te acuerdas
chiquilla que soy la sangre que vació tu sangre para dar más
sangre y volverla rica, muy rica, calurosa y cercana a mí?
Invierno del 72.
Cualquier tarde gris y lluviosa, briznas cristalinas, olor a
lago, esencia de árboles y mucho frío, "Historia de Amor", "Por
ese palpitar", Sandro y otros, miramos nuestras manos sin
aquellas argollas ya; fueron seis meses de continua pasión;
fuente inagotable de experiencia, calor desbordado,
atenciones sin límites, ternura espontánea; caricias y cuerpos
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
juntos y todo el inexplicable amor; esa rara y extraña en-
fermedad, emoción desarrollada, sin barreras de casi nada.
En el verano del 73, nos casamos. Sin trabajo, con muy
pocos bienes, casi sin nada la casa, con velas una pequeña
salita y lo indispensable para vivir. No necesitamos más,
contigo, mi amor, pan, tejocotes y agua, como dijo no sé
quién.
Historia de amor nuevamente, canción, poesía y ternura;
se hizo tema aquella letra, de:
Quiero abrazarte tanto, con mis sentidos, con tanto amor,
que no haya más sonido que el de mi voz y tu cuerpo en el
mío a continuación. Y andaré la vida como un. . . etcétera.
Sólo desperté de mi sueño allá por agosto o septiembre.
Me impresionó la caída de Salvador Allende allá en Chile;
Consiglieri se apresuró a dar la noticia, siempre tan snob y
presto a hacer comentarios. Tenía más de un año de
conocerlo, era unos cuatro o cinco años mayor que nuestra
generación, buen tipo, pelo castaño, egresado del Tec de
Monterrey, familias acomodadas y conocidas y amante del
arte, por vocación sensible y empresario nato, con visión para
el espectáculo, conocedor del movimiento artístico, efectivo en
sus programas. Ingeniero de profesión, alguna vez estuve por
sus manzanos, elocuente y fácil risa, al día en lo mejor de la
música, influenciable y emotivo, promotor del arte sin importar
color y tendencia. Combinaba clásicos con teatro
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
revolucionario, a Julio Iglesias con Oscar Chávez, orquestas
de cámara con jazz o Atahualpa.
Muy versátil Consiglieri, fue una de las épocas brillantes de
la difusión de la cultura; quizás su error, yo no sé cómo haya
llegado, fue su relación con los Santies y Cía., tipos nefastos y
tortuosos, le hicieron mucho daño a la Universidad; trabajó
mucho Consiglieri, formó grupos de teatro, de fotografía, de
pintura y exposiciones. Estimuló rondallas y conjuntos musica-
les, conferencias de todo tipo; se imprimió un disco. Se
entregó él a la Universidad, no soportaba a Catón y hablaba
de las momias del último piso.
Mel lo utilizó muy bien o él se dejó manejar, para el caso es
lo mismo, me agradaba su compañía, quizás el chisme o la
insidia fue lo que nos separó, quizás la forma en que atacó a
Jorge o quizás su inestabilidad ideológica, o quizás no sé,
habría que hablar de nuevo. Quizás sus debilidades; pero,
¿Quién soy yo si también las tengo?
Le decía madrina a Nely y pasamos muchas horas en su
casa, en algunas ocasiones fue a Rectoría por algunos días;
normalmente evasivo en lo que fuera política, su última
palabra era la de Mel y la penúltima la primera de éste.
Se formó un programa de radio de una hora los domingos.
Cómo le ayudó Rosy del Bosque, la de la voz extraña y bella;
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pocas mujeres con tantos ovarios y vocación de servir, hace
años que yo no sé de ella.
Consiglieri y yo llevamos una relación sana y de
competencia encubierta, nos respetábamos y aún en la
competencia fuimos fíeles, trabajábamos hombro con hombro,
él lo suyo y yo lo mío.
Agosto del 74.
Cualquier día de esos vacíos, 10:00 am., todo muy tenso,
llamé a mi personal y les comuniqué que renunciaba, expliqué
muy poco. Cuando menos tres también quisieron hacer lo
mismo, les agradecí el gesto pero no lo permití, las causas
eran múltiples, nada del otro mundo, razones personales,
saturación de política, bloqueos disfrazados de Mel; ataques
insidiosos de Ariel, preocupación económica, molestias del
baboso de Walter, cansancio con la izquierda infantil, pero
sobre todo no estorbar a Mel en su propósito, no perder su
amistad, no podía fallarle al final.
Es posible que este haya sido mi segundo error, el primero
fue abrirle la puerta y sostenerlo; cuestión de enfoques, mi
querido Mario, es posible que no haya sido tan grande el error,
te sugiero lo veas en perspectiva, no es prudente echarse
culpas ajenas.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Seis años después, abril 18 de 1980. 1:00 am., con un
calor sofocante, clima distinto, escribí:
“Trabajando día a día casi sin voltear ni un trecho,
haciendo, soñando y avanzando con mucho peso, mis hijos:
un aliento constante, una flor y una llama que me exigen tenga
valor y un costal lleno de tiempo por aquello que amo; ha sido
un camino largo, desesperadamente largo, vivido con
intensidad y a costa de canas y arrugas incipientes, algunas
ya muy marcadas, y sin embargo; Mel, tenías razón, pienso en
aquellos que realmente han sido grandes".
También si me pongo simpático "Como decía el viejo: llegar a ser cuesta".
Noviembre 10 de 1983.
Es cuestión de ciclos, dijo Bob, el tímido e introvertido,
conciso Bob; si ya sabes lo que pienso ¿Para qué me
preguntas eso?, pues sí, parece mi letra, pero no me acuerdo
de la pluma aunque las palabras sí coinciden, ¡Pero la "R", no
la hago así! Sí fui yo, silencio. . . Silencio, es que Rafa no
avanzó mucho, ha ido matando el tiempo; pues sí, Bob, pero
yo lo veo con muchas dudas, es cuestión de ciclos, a lo mejor
se debe a la ley de acción de masas; Bob, el delgado, moreno
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y feo Bob, con un talento inmenso escondido, no se ha dejado
ver. A lo mejor no es su tiempo, cuando habla se pellizca el
mentón y te platica como si fuera un cuento; perceptivo y
observador hasta el hastío, paciencia de investigador, mente
abstracta, parabólico y ensimismado; con especial sentido del
humor, excelente escritor y cuentista, pintor y músico; de
profesión químico, ahora casi doctor, mirada y rostro
impenetrables, negocia cada palabra, sobre todo cuando es
hablada; memoria de elefante y desprecia al tiempo, leal y fiel
como ninguno, joven sabio y reposado, no le interesa el
dinero, un Quijote consumado, así es Bob, mi querido amigo
Bob; discreto, sereno y confiable, un amigo para la eternidad.
Nely lo quiere mucho, en el fondo se parecen, ella muy
bella, serena y conciliadora, centrada e inteligente, adaptable
y desordenada con un gran afán de aventura, sutil, inquieta y
curiosa, esposa y compañera ideal, paso a paso ascendente,
práctica y sensual, generosa e imaginativa, vocación de
madre y profesional, fiel y solidaria, independiente y
reservada, metropolitana y con un Dios muy especial, liberal
sin excederse, le molestan el sol y la montaña, nos inquietan
las miradas, amamos nuestra compañía, platicamos mucho,
hemos gozado y sufrido juntos, le pido a Dios nos acompañe:
“Y andaré la vida como un bohemio buscando amor y una
casa pequeña para los dos con tu nombre pintado junto al
timón" ... etcétera.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Verano del 71:
En algún lugar de la sierra a tres mil metros sobre el nivel
del mar; temprano, con niebla; olor a pino orégano y café de
olla, frío penetrante e inclemente que llega hasta los huesos,
seca la nariz y los labios. Una cabaña humeando, 10 gentes
reunidas; estómagos ávidos de tocino y huevos; murmullos y
oraciones; cubierto de un halo blanco, parado y disfrutando:
Escarlata.
Si no ascendió mas fue porque no quiso, tenía los atributos:
un hombre realmente bueno, un espíritu perdido en esta
época, un gran orientador religioso y creyente por vocación,
honesto y claro, transparente y convincente, de fácil y
elocuente hablar, sonrisa metida y concluyente; un buen guía
espiritual, auténtico pacifista admirador de Gandhi; casi santo,
no profeta; rubio, de andar lento, manos atrás y contemplativo,
ojos azules, limpios como el corazón, idealista y bueno,
caballero galopante; me enseñó a discernir y manejar el
Evangelio, a tener paciencia y a controlar mis impulsos;
algunas cosas aprendí, otras no.
Alguna vez me llamó ave Fénix, no se equivocó. Y ahí
estaba, tranquilo y reposado, absorbiendo hasta la última gota
del tiempo, respirando la montaña, agradeciendo al Señor,
bendiciendo el musgo, transpirando amor.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
—Revisen su actitud con calma —ordenó—, leamos el
Evangelio, reflexionemos, analicemos y pidamos perdón; que
cada quien diga su oración, que cada quien siga su camino;
pidamos por la paz del mundo. —Te rogamos, Señor, por los
que sufren en la guerra. Te rogamos, Señor.
Ese verano fue un grupo compacto, vigoroso, leal consigo
mismo; con inmensas ganas de trabajar por algo y por
alguien; en ese momento estaba naciendo un grupo especial,
formado por los mejores estudiantes, o por el mejor deportista,
o por lo mejor en algo, ese era uno de los requisitos
ineludibles: destacar en alguna rama, ser líder en algo; el
resto, orientar la actividad hacia metas encumbradas,
matizando todo ese caudal de energía desbordada;
muchachos todos entre los 18 y 22 años, valientes y
decididos, gente honesta y positiva, con mucha alegría de
vivir.
Escarlata aspiró más oxígeno, de ese que cala al pasar por las fosas, semicerró los ojos, juntó las manos y sentenció:
“Debe haber congruencia entre lo que se piensa, se hace
y se predica; de ninguna manera se justifica lo que ustedes
hicieron, la palabra convence, el ejemplo arrastra, el fin no
justifica los medios”.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Habrá que reconocer que no siempre seguimos los cursos
y consejos de Escarlata, él lo sabía, sin embargo nunca perdió
la fe en esas gentes: no siempre seguimos su guía, pero sí
ponderó muchas acciones que llegó a conocer, nunca
intervino directamente en nada de nuestros planes, la
independencia del clero y de él era absoluta; nunca se
recibieron consignas, o algo por el estilo, en ocasiones sólo
hablaba en sentido de parábola:
—Hubo una vez, ya hace tiempo, en un lugar remoto, un
émulo de Robin Hood. Era perseguido por la justicia, atravesó
selvas y desiertos y el proscrito estaba asediado, un día llegó
al río, donde tenía que cruzar por un vado, parte baja que él
no conocía, nuestro héroe buscó información con el pescador,
hombre conocido en la región por su hondo sentido de justicia
y amor, por su gran capacidad de comprender problemas; los
fustigantes de la Ley, le pisaban los talones, él suplicó al
pescador le enseñara el camino al otro lado del río, el justo
interpretó la mirada del fugitivo y le indicó el camino, por el
trayecto el fugitivo le relató su historia, el pescador sólo
escuchó, sólo de cuando en vez se alisaba su tupida barba
blanca y acicalaba su dorado pelo largo, ya casi para llegar le
dijo: "Ve con Dios". Sus miradas se cruzaron y se dijeron sus
vidas, el fugitivo sólo alcanzó a besar su mentón y a correr de
nuevo.
El pescador sabía que los representantes de la Ley con
seguridad le preguntarían sobre el rumbo del infractor,
55
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
¿Infractor realmente?, pensó para sí... Él no podía mentir, su
ley, su conciencia, su vida, eran estrictamente verticales;
cuando la pregunta por fin le llegó, él respondió:
"La persona que ustedes buscan no pasó por aquí", al
tiempo que decía esto cruzó sus manos por entre el manto,
indicando que por ahí no había pasado nada, la actitud, por
supuesto, no señaló nada a los seguidores y como sabían de
la rectitud de aquel hombre, emprendieron el regreso.
56
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
A veces —nos dijo Escarlata—, habrá que usar el recurso
éste, sólo que no abusen de él. Es cuestión de supervivencia.
No creo yo que se trate de una formación jesuítica, sino de
una forma de vida. Una cosa es ser manso y otra ser menso.
Al final de algo comprometedor es aceptable responder a una
pregunta difícil con una pregunta fácil, que infiera la primera.
Cuestión de elemental sentido práctico: saber conciliar el
pensamiento con la acción, sin que tengas que amarrarte las
manos y los pies; poder ver, sin que te pongan vendas; poder
hablar sin tapujos, sin caer en la charlatanería; saber que no
debes abusar, pero tampoco dejar que nadie abuse de tI; no
agredir, pero no permitir que te violenten o humillen; saber
orar, reflexionar, estar con Dios, pero también saber pelear y
luchar por lo que tú consideres justo, saber ser apacible, pero
también guerrero.
Si tú quieres, ser apóstol, pero no dejarse vapulear por los
corruptos; saber convivir con los pobres y con los ricos y darle
a cada uno su lugar: Consiglieri mencionaba mucho a León
Felipe: "No me explico como los corruptos... etc., y no los más
aptos"'.
Creo que si hay algo o alguien que en México pudiera
hacer las cosas un poco mejor que ahora, serían los cristianos
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
burgueses concientizados. Como nos llamaban en la
Universidad. Desgraciadamente Gandhi tenía razón: El
cristianismo es algo muy bueno para la Humanidad, pero los
"Cristianos" ¡Qué mal ejemplo son! Sin parafrasear con
exactitud, ésa era la idea y ya habrá tiempo y lugar para
intentar borrar esa verdad a medias.
Mel nunca creyó en esto, a pesar de provenir de familias
muy católicas, estaba muy entretenido leyendo: “Así hablaba
Zaratustra” o en alguna ocasión al Marqués de Sade. o
también cuando quería confundir: al buen Heidegger; Criticaba
con rudeza a todo aquél que se confesaba cristiano, le
enorgullecía ser "libre pensador", yo le respetaba porque en
parte ha sido mi norma de vida, pero lo limitaba con posturas
"intelectuales", para mí era imperioso no quedarme solo en el
pensamiento. No me arrepiento de haber tenido tan buenos
amigos y maestros, que son o fueron jesuítas; fueron para mí,
personas muy valiosas.
En 1969, Mel me invitó a pertenecer al Opus Dei o una
rama juvenil de éste, fue en Monterrey, en una casa allá por el
Obispado, fui una vez, hablé con dos o tres personas, ya no
volví a ser invitado, no me acuerdo con exactitud qué
preguntaron y qué respondí, simplemente ya no volví a ir
nunca más. En el 73 se hablaba y murmuraba mucho que
V.R. pertenecía a este movimiento.
58
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Yo no sé hasta qué punto, las teorías encajen; con Mel,
conocí a Buñuel y a Fellini, conocí a Kafka y aprendí a criticar
una película; en ocasiones hablé su idioma, las charlas eran
interminables y el lenguaje confuso, había algo más allá del
lenguaje. Casi al mismo tiempo leímos a Hermán Hesse y un
poco de Marcusse; se burlaba de mí, cuando leía a Segal y la
“Historia de amor” o cuando escuchaba baladas de Enrique
Guzmán, Oscar Madrigal y otros artistas de la época.
En realidad sus críticas nunca me hirieron, sólo eran
molestias ocasionales, le enojaba que no siguiera su cauce.
En ocasiones con toda intención.
Se hizo muy amigo de Von Bertrand, aspiraba en su época
de estudiante a pertenecer a un gran "staff político", de alguna
manera Von Bertrand influyó decisivamente en su vida. Yo
nunca le conocí más que a través de Mel, a lo mejor hubiera
sido interesante.
Mientras yo admiraba a los Kennedy, a Luther King y a
Juan XXIII, él estaba en "Cuando vayas con la mujer lleva el
látigo", cita de Zaratustra o comentando a “Bella de día” con
Catherine Deneuve, de Buñuel; o escuchando a Caravelli y a
Frank Pourcell o absorto en los Beattles; o a su estilo,
enamorado sin reconocerlo, de Laura.
Teníamos diferencias hasta en los detalles; en las
mañanas, él, café y parado; yo, chocolate con pastelillos y
sentado; en las muy frecuentes partidas de ajedrez, era muy
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
brillante para el juego, tenía muchos conocimientos, admiraba
a Capablanca. Y era pésimo como estratega, buen perdedor,
buen ganador.
Yo proponía compartir y vivir en comunidad, él: respetuoso,
estricto y absoluto a lo individual: su pasta de dientes, toalla y
jabón, nadie más que él podía usarlos. Yo hablaba de un
fondo común, para imprevistos, él: cada quien resuelva su
problema, y así sucesivamente hasta "reveternum", como
alguien decía por ahí.
No son importantes los detalles; sí, el fondo del asunto:
A mí me interesaba lo social y lo político, él decía que le
importaban un bledo, "Sálvese el que pueda y a como dé
lugar". Hoy comprendo una actitud práctica y acorde con la
edad y circunstancias; aún más, comprendo por qué actuó así
en la Universidad, sin ser egresado de ésta, sin tener historia
en ella, formado en el Tecnológico, moldeado en una
estructura, con expectativas de niño rico; su peor pecado,
fumarse un carrujo y escribir en la paja; de pasada, ser diri-
gente de Economía; ahí conoció a Consiglieri, su futuro de
Extensión Universitaria, creo que fue una buena elección, algo
de qué jactarse después.
En el 72, volvió a Saltillo; aunque perdió seis meses, los
recuperó luego, un magnífico estudiante, buena mente
matemática, entró a Economía (IEPES) como maestro, luego
60
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
fue encargado de la dirección, creo que Dorbeker le abrió el
paso. Después a la Secretaría General. La FESUC maniobró
con Catón para el Ateneo, y todo mundo tranquilo con el
manipuleo. De ahí a Autonomía faltó muy poco, encargado de
la Rectoría; a veces lo que siento es que mi título esté firmado
con la siguiente Leyenda:
Dado en la Ciudad de Saltillo, capital del Edo. de Coahuila
de Zaragoza, Estados Unidos Mexicanos, el día 12 de Feb. de
1975.
"EN EL BIEN FINCAMOS EL SABER".
Por ausencia del Secretario General el Oficial Mayor, Rúbrica.
El secretario general encargado del despacho de Rectoría,
Rúbrica.
Como que todo mundo desea que su título sea firmado,
pues hombre, por el Rector.
Fueron muchos años de esfuerzo para sacar el papelito y
luego como que va "incompleto". Válgame, santa Cachucha,
yo creo que hay que tirarlo a broma.
61
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Por alguna extraña razón, Mel comenzó a depender de
Ariel, una dependencia sofisticada y salpicada de términos
"Clínico-psicológicos", empezó Ariel a jugar al psicólogo con el
personal de confianza y con los funcionarios, me imagino que
no debe haber tenido mucho trabajo o algo en qué emplear
mejor el tiempo; el hecho es que a través de sus entrevistas,
en que lo único que faltaba era el diván, le comenzó a reportar
a Mel, retratos psicológicos de cada uno de sus
colaboradores, con eficiente y tecnócrata lenguaje, le dio los
indicadores suficientes para manejar situaciones y personas,
llegó a convertirse en un engreído "gestapo".
Su figurilla de filigrana y cara bonita, lo hacían repelente a
los estudiantes, de suave voz y finísimos modales, como que
no iban con un orientador vocacional, lo que era su verdadera
función; a lo mejor Mel lo utilizó bien, pues el caso es que Ariel
lo ayudó a deshacerse de mucha gente.
Fue en junio del 74, cuando recibí en mi oficina una carta
lacrada, con unas flores marchitas y una navaja de rasurar,
instintivamente pensé en Ariel, en realidad no me consta, y es
poco el interés que tengo; pero ya se gestaban en la
Universidad pequeños síntomas de perversión mental, otros
de perversión sexual y todo disfrazado tras la máscara de
gentes que, como Santies, nunca debieron de entrar a nuestra
casa de estudios.
62
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Triste epílogo para los cuatreros de la educación, para los
que sólo tuvieron una madre y no titubearon en violarla.
Que pusieron en agonía a una obra que no podrá morir.
Así como lo oyes, mi querido Ruff, una universidad bien
nacida no puede morir, podrá estar en agonía, inclusive en
coma, pero nunca podrá morir, ¿Será como el ave Fénix?
Creo que sí, Ruff, no puede extinguirse una flama que
nació para la eternidad, no puede hacerlo porque está
profundamente unida, con un férreo cordón umbilical, con la
sociedad que la parió, tendría que extinguirse toda una
cultura, muchas generaciones, casi toda la historia y alguno
que otro Quijote, que de repente cabalgue y surja sin dar
concesión a nadie, sólo así podría morir la Universidad, Ruff,
se necesitan más de 20 muy poderosas y perversas mentes
para poder hacer un daño irreversible a la Universidad o tocar
su esencia y espíritu.
Poco o menos que poco importan los Santies, los Arieles o
los Paulos; todavía menos los Wences, los Villegas o los
Santos; la Universidad no es para santos ni profetas, sino para
gentes que se le sepan arrimar, que aprendan a quererla y
para personas que integren el aprender, el bien, y el saber.
63
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
La Universidad, impostores, es para gentes que cuando
salgan, sean más grandes y genuinos, y proyecten con
autenticidad ese granito de saber para luego compartir; creo
que me excedí, Ruff, no se trata de un discurso, simplemente
me sentí obligado a decir esto.
Si tú lo quieres, la quise como un amante y la abandoné
muy joven, apenas sentí sus caricias y luego la abandoné,
apenas me abría los brazos y quizás por miedo, me separé.
Los años, Ruff, los exactos e inexorables años me han
dicho parte de la verdad; me entristece contar todo esto, me
mata el tener que citar algo que pensé estaba enterrado; pero
es necesario decirlo, comprende mis palabras, y acepta mi
sinceridad, y a ti, hermosa amante, isla de mis fantasías,
¿Podrás algún día aceptar mi regreso? ¿Podrías perdonar mi
ausencia, abandono y cobardía?
¿Podrás algún día?
Julio 23/74.
Cualquier día, de cualquier lugar, con algún objeto; un libro,
una carta, una ofrenda de amistad, ratificada 10 años
después; el libro: “Las venas abiertas de América Latina”, la
carta, un especial tributo al amigo en lucha, un papel sincero,
una expresión de nobleza y un ser directo en decir las cosas:
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Compañero Mario:
Quizás haya entre nosotros diferencias ideológicas, pero a
pesar de eso luchamos por los mismos objetivos, pues tú al
igual que todos los que ansiamos la libertad y el bienestar de
nuestro pueblo sabemos que no son posibles la igualdad, la
justicia, el amor, la fraternidad y todos los valores humanos
que nos distinguen de las fieras, en un mundo selvático y
bestial, donde imperan la opresión, la explotación, el analfa-
betismo, la muerte y la miseria. Tenemos que darnos cuenta y
aceptar que mientras Latinoamérica y todos los países
africanos y asiáticos del Tercer Mundo no conquisten su
independencia económica, no podrán aspirar a la libertad
política; que mientras los pueblos no terminen con la
explotación del hombre por el hombre, no podrá haber
fraternidad; que mientras exista la propiedad privada, y los
medios de producción y distribución se encuentren en pocas
manos y que los utilicen para su beneficio particular, no podrá
existir la igualdad; y que mientras la sociedad siga dividida en
dos clases sociales, una opresora y otra oprimida, no podrán
los humanos encontrar el camino de la justicia y el amor.
Creo, tengo fe y estoy seguro de que tú estás de acuerdo
conmigo, y que además te preguntas que si en verdad son
honestos nuestros planteamientos, honrados nuestros ideales
y sinceros nuestros deseos de lucha ¿Por qué no unimos
esfuerzos, eslabonamos acciones y tomamos el camino de la
lucha juntos? La respuesta nos la dará una auténtica y
profunda crítica de nosotros mismos.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Estoy de acuerdo contigo cuando dices que la amistad
debe estar fundamentada en la honradez y la sinceridad, pero
yo voy más lejos, pues más que ser amigos deseo que
seamos compañeros bajo este esquema teórico que en la
práctica da resultados positivos:
UNIDAD-CRITICA-UNIDAD.
Recibe como un modesto obsequio este libro, y espero que
contribuya para tener la misma concepción política y
económica de América Latina, y más aún, para que nos
identifiquemos y juntos luchemos con nuestros medios para la
liberación del país y por la revolución del pueblo. Termino mi
modesta dedicatoria con una consigna del más grande de los
revolucionarios latinoamericanos, el "Che" Guevara: "PATRIA
O MUERTE, VENCEREMOS".
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Tu amigo y compañero.
José Guadalupe. Rúbrica.
23 de julio de 1974.
0
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Casi diez años después, José ha cambiado mucho, pero no
en lo fundamental, creo que si se pudiera hablar de extremos,
estos se han corrido, en forma natural, hacia el centro.
De hecho puedo opinar que yo recibí con mucho afecto
esta carta, aunque con muchas cosas no estaba ni estoy de
acuerdo. Creo que gran parte de la solución, está en la
"Tercera opción", mi querido José, puede nacer y generarse a
través de las universidades; sólo basta encontrar congruencia
con creatividad y arte. Enlazar las ideas dispersas de tanto
brillante francotirador que anda perdido en la obscuridad de la
nada; sólo falta encontrar el rumbo perdido y tener suficiente
voluntad política y disciplina para ver con claridad que nuestro
pensamiento debe estar situado un poco más allá del presente
inmediato.
Analizar el pasado, medir nuestras fuerzas en el presente y
preparar con mucha calma y paciencia el gran salto. Habrá
oportunidad de que implementemos el modelo que opere la
idea; por ahora te sugiero, sin que por ello te pares, que
retrocedamos al primer día, más aún, unos días antes del
primer día.
Por fin terminó aquel día en la sierra, estaba repleto y rico,
las nubes comenzaron a invadir el gran cañón, la brisa se hizo
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
pelusa de hielo y se confundieron, en un acto de amor, nubes
y crepúsculo, los pinos, testigos mudos. Las gargantas muy
cansadas, la idea concreta, el espíritu presente, el ideal
mezclado con recuerdos, olores y promesas. El momento era
precioso, la unidad, estaba latente, poco, muy poco faltó de
ahí en adelante: primero una sociedad de alumnos, después
una federación, más adelante : extencion universitaria .
Prosiguió el trabajo y una escuela, periódicos murales,
laboratorios, mejoras académicas, despachos jurídicos,
dispensarios médicos, investigación del medio, seguro del
estudiante, rondallas, equipos deportivos, discos, revistas
universitarias, etc., exposiciones de arte, en fin, mucho y
creativo trabajo.
Todavía existen sus frutos y se han multiplicado. Es en
marzo del 73, cuando después de todo esto, ya en la calma
institucional, ahí, en la oficina de Rectoría, el último de los
rectores serios. Noyó, el Doctor, me comentó con gran alegría
su posible y a lo mejor ya confirmada postulación como
Diputado Federal, por un lado compartí su gusto, por el otro,
una inquietud profunda me molestó.
Teníamos el "poder estudiantil" por primera vez en muchos
años, los estudiantes estábamos preparados y organizados. Si
Noyó se iba, nosotros pondríamos el rector. El más indicado,
según el grupo, era Catón. Por esos años llegué a admirarlo
69
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
mucho: inteligente, culto, sagaz y agudo como un zorro; buen
periodista, buena imagen, excelentes relaciones y muchos
atributos, que aún hoy admiro en él; hábil y experto en la
"grilla", entendió bien con quién debía aliarse para aspirar.
Tuvimos la primera reunión seria, en condiciones casi
clandestinas; fue en la primavera, en Arteaga, ahí, en la
placita, hablamos por mucho tiempo, él quería y nosotros le
ayudaríamos, quedó cerrado el pacto, sólo habría que trabajar.
Pocos días después, en Torreón, corrimos a hacer
campaña, queríamos a Catón como rector y a nadie más como
contrincante. ¡Por supuesto que no!
Queridos grillos de Saltillo, respondió el Grillo Mayor de
Torreón, si ustedes quieren a Catón, nosotros a Jorge Mario y
hagan sus apuestas, pesen la balanza, reúnan su armamento
y si quieren nos preparamos a pelear. Gritos, manoteos.
pasión, enojo y violencia. Duró más de dos días la discusión;
los Nachos, Jaliffes, Frotos y Fernandos, traían su gallo
también, al final era estéril la conflagración; el movimiento
estudiantil podía sufrir fractura, la idea concreta se podía ir por
un pozo. Tantos años de trabajo se estaban convirtiendo en
polvo y paja. Ya no me acuerdo quién ponderó, quién le metió
sentido común:
—Analicemos una vez más, silencio en la sala por favor, yo
propongo la mejor opción: Ni Jorge Mario, ni Catón.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
De ahí a Autonomía sólo milímetros, y a los pocos días, se
tomó Rectoría, se sacaron las banderas y el día de la llave
llegó:
EL PRIMER DÍA
Mel nos entregó la llave de Rectoría, no queríamos hacer
daños materiales, la consigna era respetar vidas, puertas y
oficinas, se llevó a un notario para que colocara sellos en el 90
por ciento de los despachos, incluido el de Tesorería. Se
pusieron guardias que cuidaran el acceso al segundo piso, se
ocuparon Extensión Universitaria, el teatro de cámara, la
imprenta y casi todo el primer piso. Las escuelas de la FESUC
interrumpieron la calma de 100 años de soledad; y ahí
estaban: Química, Ateneo, Prepas, Jurisprudencia y la Antonio
Narro, Economía poco después, Enfermería y Trabajo Social;
la demanda estaba en pie, los Universitarios queremos:
¡AUTONOMÍA! ¡PARIDAD EN LOS CONSEJOS!
Autogestión, ¡ ¡Fuera Junta de Gobierno!!
Nueva Ley Orgánica. Elecciones democráticas: estas eran
las banderas. Las escuelas restantes estaban en asamblea, se
quería un movimiento de bases, se esbozó el Comité de
Lucha, se prepararon guardias y rondines de orden; sólo un
grupo muy reducido tenía acceso a Rectoría; algunas
muchachas por primera vez hablaron por micrófono y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
aprendieron a editar panfletos. Se veían manos bien cuidadas,
unas blancas y otras morenas, al terminar el trabajo todas
negras; el panfleto pedía un tributo, poco a poco se empezó a
poner orden y a hacer uso de lo posible; había algarabía, no
había clases, era algo nuevo.
Relativamente pocos entendían el tremendo significado de
la lucha, pocos entendían que adentro del Comité de Lucha
había inconscientes y hasta irresponsables, "la izquierda
infantil" ayudó mucho en la movilización de bases, pero
estorbó mucho más en los planteamientos, querían convertir
un movimiento estudiantil sano, si tú quieres reformista, en una
escalada de guerrilla urbana, convertir un movimiento
estructural académico,- en campo de batalla para la "lucha de
clases" y así, pendejadas por el estilo, tampoco entendían los
límites de las cosas, "los tiempos y niveles", no entendían la
estrategia, la táctica y la logística y querían acabar de un
golpe, a través de Autonomía, con la burguesía; arremetían
contra todo, sin ton ni son. "En contra de todo y a favor de
nada", como dijo quién sabe qué abyecto en el 68, fue aquella
"izquierda", inmadura y molesta, parecida a la actual, 10 años
después.
Inconsciente, gritona, demagógica, nacida para ser
pequeña y solventar enanos alborotos. Sólo sabían pedir,
nunca aportar soluciones. Activistas de criterio limitado, fue
desesperante marchar a su lado. Intentamos todo por no
romper con ellos, comprendimos que actuaban de buena fe.
72
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
En global, era una juventud sana y vigorosa, ardiente hasta
los huesos, caliente de corazón, arrebatada y espontánea,
podía sin saberlo perder todo un movimiento congruente por
quemar un camión o mentarle la madre al Gobernador, y así,
en este mar de cosas, terminó el primer día, ya había
experiencia en la lucha, dos años atrás se adquirió.
Septiembre de 1971.
Cualquier día en la Escuela de Química, pionera del
movimiento, con los primeros fríos del año, con los incipientes
y cortantes vientos, se preparaba una campaña común y
corriente para una Sociedad de Alumnos, en octubre se ganó y
se comenzó a trabajar, hasta la desgracia ayudó a unir a 500
estudiantes.
Victorino falleció atropellado por un carro, la solidaridad
aumentó, la pena, la angustia y el drama, convivieron con
nosotros por muchos días. A las pocas semanas, Gerardo
Maltos, en un accidente ferroviario; fueron horas de hondo
dolor, días de electrizante y cargado ambiente, pena
indescriptible de amigos y familiares, la escuela les debe un
homenaje postumo a estos brillantes estudiantes; después,
encuestas, un periódico, laboratorio de fotografía,
sensibilización de grupos, un pliego petitorio, la reforma
73
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
académica, la reforma administrativa, la renovación moral
antes que Miguel de la Madrid, la huelga que permitió todo
esto.
Al tercer dia llego un intruso, que vehemente alegaba sobre su
detención, lo agarré del brazo y me reí, todavía furibundo el
"Niño Adulto", el que antes les comenté se llama Chuy, me
aventó una bolsa repleta de jugos y me dijo:
— ¡Ahí te manda mi abuela!, yo no sé para qué vine.
Abracé su corpulento cuerpo, lo invité a que pasara
adentro, soporté su enojo y su crítica, le expliqué el por qué de
las cosas; Chuy sería después cuñado de Mel. Como pudo
entendió las cosas y a su estilo, una ironía soltó, volví a reír y
él salió; poco entendió de esto, él sólo quería ver al hermano y
a mí eso me llenó de júbilo, conviví con él por muchos años,
tantos como la infancia y juventud. Sus amigos le llamaban
Oso, un hermano que respeto y amo, un hermano de juventud.
La razón era obvia, supimos de provocadores, que
amenazaron en cartas y anónimos, dijeron que iban a volar la
Escuela, nada de esto pasó; sólo curtió cabezas y corazones,
templó los huevos y forjó en acero; todo esto sirvió.
Hasta el teniente Sánchez m. participó, era miembro del
ejército, de comportamiento ejemplar, me enseñó a jugar
estrategia, me enseñó lealtad y disciplina, a ser exacto y
74
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
preciso, a ser sincero con el amigo, a cumplir con el deber.
Mucha gente sospechaba, yo siempre confié en él.
Por esos días, afuera, en los jardines, corredores o café,
aprendimos a admirar a las muchachas de Químicas:
serviciales y solidarias; como parte de la época usaban jeans
acampanados, blusa larga y holgada, casi hasta las caderas,
calzaban tenis o huaraches; pelo largo, cabello suelto, muchas
con minifalda; poco cosmético, con raya café en el párpado
superior; bolsas de asa larga. En invierno botas altas y medias
de lana; caminar alegre y jacarandoso, expertas en ocultar las
piernas o enseñar lo necesario. En verano tehuas y bolsa
hilada; querían a la Rondalla, se derretían con los Angeles
Negros y las parejitas cariñosas, a Juan Torres buscaban.
No sólo por eso las admirábamos, sino porque aparte de
todo esto, se comportaron muy mujeres, muy colaboradoras,
muy amigas y fieles, sagaces, audaces e informativas, hasta
mataharis surgieron, guardando las proporciones.
Una de estas bellas muchachas muchos años después me
escribió:
Julio 16/1981, 11:00 P.M.
Hoy quiero decirte algo, pero ¿qué? es pereza, cansancio,
o la simple convicción de que lo sabes casi todo.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Hoy voy a decirte algo, aunque no sea nada especial ¿Por
qué habría de serlo? todos los días te amo y no todos tú lo
sabes, porque eres mi presencia escondida dentro del ser que
se hizo más, y más y mejor.
No es nada especial. ¿Tendría que serlo? ¿Acaso las cosas
diarias son especiales? Se tiró la sal y falta un ingrediente, y
yó contigo sí cuento porque me lo indica la parte que es mía
de ti. Claro que no te diré nada especial. ¿Quieres cosas
especiales? O te satisface el saberme tan unida a ti, como lo
estuve desde que sentí aquello aquél entonces.
Tantas cosas especiales hay alrededor. . . esas cosas que
se vuelven ya no tanto cuando las observas, las vives y las
tocas. . . No, claro que no voy a contarte nada especial. ¿Para
qué?
Si hasta tú y yo somos, después de todo, tan especiales o
tan comunes como el ánimo o el estómago lo indiquen.
Simplemente te diré que hoy tuve ganas de decirte algo
aunque no sea nada especial. . . Silencio. . . Nada especial.
Podrás fijarte, Nely, qué rápido pasa el tiempo. Cómo se
consumen los días, semanas y años, sin que casi nos demos
cuenta. Una persona que escribe así, sólo puede ser producto
de una gran época: abierta, sincera, impregnada de valores y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
salpicada de idealismo, honesta hasta las entrañas, sin llegar
a ser Dios, y vivificante cada trecho que respira, cada paso o
intento que da. No es que sienta que todo pasado fue mejor ni
que desee regresar, sólo pienso que por no sé qué razones,
ese momento, sí que fue muy especial, y merece, como todo
lo especial, que se le recuerde, ¿importa algo si esto que
escribo es novela, es política o historias de amor?
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
EL SEGUNDO DÍA
Apenas amanecía y ya estaba el tocadiscos: "Cubanito soy
señores, aunque usted lo tome a mal" o "Si porque me ves con
botas piensas que soy militar". Una y otra vez, hasta el
cansancio; por más de 10 días y 10 noches, nunca había oído
tantas y tan repetidas veces, la misma canción.
Los pintores comenzaron a trabajar, de preferencia rojo o
anaranjado "para que resalte", decían nuestros pinta muros.
Hasta la fecha me parece una práctica antiestética,ociosa y
poco simpática al ciudadano común y corriente, sin embargo
se hizo, porque así lo dictaminó el Comité de Lucha, que ya
para este segundo día había ganado más adeptos.
Era muy interesante observar cómo pegados paralelamente
en la pared, convivían los carteles de "Jesús se busca" y el del
Che, parecía como si platicaran, y con enigmática sonrisa,
decían no sé qué. Los que lo saben todo, aquellos que en
ocasiones toman café.
Aquellos que nunca participaron, pero al son de un buen
café podían platicar con calma, nunca se pudieron explicar el
extraño fenómeno de convivencia: Es posible que se trate de
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
algo sin significado, es posible que exista una conspiración.
¿Será posible este extraño y contradictorio hecho? Será
posible. . . y así. . .
La realidad es que estos "eruditos a la francesa", como
decía Lope de Vega, sabían que existía el hecho, pero nunca
lo comprendieron a fondo.
Torreón se había unido; sin embargo, una corriente
bastante numerosa no estaba de acuerdo con el movimiento, y
amenazó con sacar, a palos y piedras, a los huelguistas.
Varios autobuses repletos de estudiantes inconformes con
los inconformes, tratarían de echarnos esa misma noche. El
"ala izquierda" del Comité de Lucha sentenció, y a la vez
propuso, que una docena de activistas se apostaran en la
azotea con pistolas y rifles para repeler cualquier intento.
Extenuantes respuestas a la propuesta, amplios y floridos
argumentos, pleitos de cámara y voces airadas; al final lo más
que se permitió fueron palos y ladrillos. Pasaron las horas y los
autobuses nunca llegaron. Pocas veces he sentido tanta
angustia como en aquella noche, había tensión y miedo, las
cajetillas de "Fiesta" se consumían con rapidez, el café no era
suficiente y las horas pasaban, arrastradas muy lentamente.
Pocas veces había visto el amanecer. ¡El miedo no permite
dormir! y los sentidos se agudizan; nunca se supo por qué no
hubo confrontación, se especuló que agentes de Gobernación
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
habían interceptado el paso de los autobuses, después se
supo que S. Jaliffe jugó un importante papel.
En este segundo día todavía no se sabía quién tiraba agua
y quién gasolina; poco tiempo después comprendimos quién
atizaba, y que además lo hacía con perversa ambición. Horas
antes, más o menos por el medio día, los "Buitres", amigos
campiranos, llegaron con bastante carne molida de la que
salieron muy buenas hamburguesas, después supimos que
habían desaparecido misteriosamente unos burros, por el
camino a Buenavista. Ellos negaron todo, muy dentro de sí
agradecían y admiraban al compañero y al amigo; tenían mala
fama, yo creo que injustificada.
En todas las escuelas del mundo ha habido gente buena y
gente mala, buenos y pésimos estudiantes, virtudes y
atrocidades, calma y neurosis colectiva; lo que la sociedad
nunca se puso a analizar, es que cuando alguno de los de "La
Narro" cometían algún equívoco, todos se ponían su
chamarra, todos se solidarizaban con el infractor, por eso
aparecía siempre en los titulares: "La Narro".
No conocí ni a uno ni a dos. conviví con docenas de ellos y
su trato y calidad humana, estuvieron en muchas ocasiones,
por arriba de los de otras escuelas. El que fueran broncos,
machos y montoneros es, en todo caso, un reflejo cultural y no
una desgracia universitaria. Los "Alma Terra Mater" eran
villanos por fuera, pero por dentro, hermanos y amigos de
corazón, gente sin dobleces, compañeros por vocación. Fue
81
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
en estos días cuando se plantó la semilla de la Independencia;
algunos de sus más brillantes hijos pensaron por primera vez
en la Universidad Autónoma Agraria, las condiciones los
habían llevado a esa conclusión. Meses más tarde lograron su
sueño, hoy toda una realidad.
También ahí nació, pero murió muy rápido, la idea de la
Universidad Autónoma de La Laguna, posibilidad que todavía
hoy, 10 años después, flota en algunas mentes inquietas.
El C.H. se ponía a cada momento más caliente, las
propuestas abundaban, las horas de sesión eran abru-
madoramente cansadas, salía uno hablando solo. La irritación
de la convivencia permanente iba en aumento, el "síndrome de
los tres días" hacía acto de presencia. Todas esas noches
fueron muy frías. La Universidad estaba bien vigilada, se veían
fogatas aisladas, pequeños grupos con guitarras, casi todos
con jorongos, todos muy atentos a todo. Algunos contaban
chistes, otros hablaban de Filosofía, otros más de truculentos
cuentos y apariciones, los menos del movimiento. El segundo
día estaba muriendo, casi no había pasado nada.
Cualquier día, entre 1970 y 1973.
En una casa bonita, con muchos parientes cercanos:
—Es que en este pueblo no pasa nada. Tío, ustedes le
temen a la juventud. No es que queramos cambiar el mundo,
sino que cada cosa que hagamos, de hecho lo cambiará,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
estamos en evolución y les guste o no, el movimiento del 68
dio una sacudida al sistema y fue el punto de partida para una
remozada a la estructura, casi se partió en dos la historia de
este siglo.
— ¡Comunista! ¡Subversivo! Huelguista rojillo.
Fue la respuesta que me reventó en la cara. En ese
momento la ira me gano, y dirigiéndome a todos, en un tono
verdaderamente violento, respondí:
— ¡Jodidos burgueses!, millonetas de banqueta, ¿cómo no
van a tiznar a su madre aunque no se lo merezca?
La vulgar respuesta sembró la sala de silencio, más de una
cara cambió de color varias veces. Nunca pudieron explicar el
exabrupto, muchos aún es fecha que no lo perdonan.
Comprensible, su origen y el mío es el mismo, de familias
conservadoras, pulcramente conservadoras, clase media alta,
ascendente, con expectativas de lograrlo, culturizada y
religiosa, de ascendencia porfiriana, dueña de propiedades,
ranchos, tiendas, etc. Clase productiva y trabajadora, hu-
manista en todo caso, pero no revolucionaria, todo lo perdieron
con el agrarismo y los hijos lo recuperaron con mucho talento y
trabajo. Unos más, otros menos, lo lograron con dedicación,
llevaron su vida con bastante moderación.
Nunca había salido por ahí un rebelde y ahora tener que
consecuentarlo.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Yo no sé si por vocación, accidente o error genético, el
hecho es que me encontraba en pleno pleito, con mi familia;
cada reunión, cada ocasión, lo ameritara o no, surgía el
conflicto, salí como pude de aquella asamblea, la guerra de
adjetivos se había declarado, nadie podía creer o explicarse
que un miembro de tan distinguida y conocida familia, pudiera
ser un "patán subversivo". La guerra siguió por varios años,
algunos hoy le llaman "ataque de juventud"; "arrebatos de la
edad", los más benignos.
Puede ser que haya algo de esto, la verdad es que aún
ahora, no me arrepiento de nada, porque así pensaba
realmente.
Hace unos días preguntaba a un hermano de 23 años que
cuáles eran los ideales de la actual juventud, su respuesta no
la sentí muy profunda, casi no me pudo decir nada, sólo
percibí harto vacío y no poder, o quizás una mente más
universal?. ¿Menos salpicada de conflictos? Más entregada a
reafirmar identidades propias.
— ¡No sé!, —me dijo—, pero toda juventud quiere lo
mismo.
Es posible que tenga razón y que los ciclos se repitan, o se
presenten dando saltos circunstanciales; no me atrevo a
juzgar, pero me parece una juventud muy quieta, o más
inteligente, o quizás he estado tan ocupado buscando mi
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
posición que de repente perdí el rastro. Hoy he llegado a
comprender que no se necesita mucho tiempo ni muchas
pruebas para caer en las trampas del sistema, o para ver
extinguirse algunas flamas que parecían perennes:
¿madurez?, ¿diario martillar?, ¿Instinto de adaptación?
Cuando toco el tema me lastima la frase aquella: "No confíes
en nadie mayor de 30 años", me hiere pensar que pueda estar
ya del otro lado de la trinchera y ser igual o parecido a lo que
criticaba; me esfuerzo mucho por abreviar la incipiente lucha
de generación; me obligo a pensar retrospectivamente, pero
aún hay mucho camino y sigo careciendo de sabiduría, no me
resigno a pensar que todo lo da la edad, no logro aceptar
todavía que tengo que llegar a viejo para comprender mejor al
mundo, para ser más hombre sabio que hombre actuante.
Mel en alguna ocasión dijo que lo que necesitaba esta
Universidad, era un rector viejito, viejito y sabio, tan sabio que
pudiera combinar la poesía con las matemáticas y la literatura
con la lógica; para mí, hoy sigue habiendo cosas sin aclarar,
lugares obscuros que no comprendo, huecos difíciles de
asimilar, absurdos de nuestro hoy. Es posible que Mel tuviera
razón; cómo no le cedió el puesto a ese viejito. En nuestra
Universidad abundan, a menos de que entre tantos Mel no
hubiese encontrado el sabio en el momento oportuno; a lo me-
jor esto habría cambiado todo, o a lo mejor no hubiera
cambiado nada.
Sigo sin comprender el ayer.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Nov. 25/83 12 p.m.
En algún lugar del trópico, en uno de esos lugares donde
todavía se puede pescar, cazar o estirar la mano para alcanzar
un mango o una naranja; o sembrar maíz, o cosechar tomate;
ya con la fatiga del día muy arriba, oí las noticias y yo no
comprendo nada; cómo tanto esfuerzo, tanto sudor, tanta
sangre, tanto todo, cómo, para que dos viejitos, uno Reagan,
el otro Andropov, se estén repartiendo la muerte, se amenazan
y ponen al mundo a temblar; casi perdí la capacidad de
asombro, casi no lo creí.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Estos venerables ancianos, no sé qué tan sabios, que en
lugar de jugar en un tablero están jugando a las canicas con
bombas nucleares, 30 veces, sí, escuche muy bien, 30 veces,
puede ser destruido el planeta con sus mortales juguetes; me
pregunto nuevamente ¿hay juventud? ¿Viejitos? ¿Qué está
pasando que no logro comprender? ¿Acaso Darwin tenía
razón? Redomados pendejos, ¿qué quieren hacer del mundo?
Escarlata decía que el poder corrompe, yo ya no sé qué
pensar, cada día me guío más por el instinto o la percepción,
cada día creo más en mis sueños, cada vez me parece más
hermosa la sonrisa de un niño, más clara, casi lo único puro y
nítido que queda; cada vez me cuesta más trabajo llorar, cada
día se endurecen más el alma y el corazón.
Sólo de vez en vez, la música, el olor a mar o el crepúsculo
al atardecer, ablandan lo que por fuera parece poco a poco
endurecer. Lento proceso de encurtido, lento peregrinar por un
lugar que apenas puedo comprender.
Y ya con el trajín diario, casi se olvida todo esto, camino
porque hay que estar en movimiento, porque hay que seguir
buscando el sentido y la dirección, porque en algún lugar está
el rumbo, porque estoy seguro de que existe Dios.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
EL TERCER DÍA
Como en cualquier movimiento, discursos a granel, de todos
tamaños, colores, entonaciones; calmados, virulentos,
populistas, hasta clasistas, y algunos chistosos; me acuerdo
en especial de los del Chamizal, discursos gritones, levanta
ánimos, efervescentes, típicos de colonia popular,
desparramados de la más concentrada chorcha marxista,
experta en frases hechas; discursos de aplausos y acarreos,
de la más pura y correcta incitación, o el de aquellos otros, de
un estudiante de medicina, espontáneos, raros, decía la gente,
y es que el tipo era un tanto afeminado; decía por ejemplo:
— ¿Acaso es posible, compañeros, que el gobierno nos
manipule? ¿Verdad que no? —y todos gritaban noooo—
¿vamos a permitir que nos impongan un rector? ¿Verdad que
no? —Nooo. . . Era la respuesta mitad serio, mitad risa sorda,
y seguía:
—Sé que por aquí hay agentes de Gobernación y ¿saben
qué? No les vamos a entregar el movimiento o ¿creen que sí?
¡ ¡Pues no!! ¡Puros mangos!, —al tiempo que hacía un
ademán de mano.
La concurrencia francamente se divertía mucho, hasta los
más distinguidos serios y amargosos, esbozaban una sonrisa;
y así, entre discursos, reuniones y demás cosas que se
acostumbran, pasaban los días, el Gobierno, intransigente. El
principal opositor, que por desgracia para la Universidad
89
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
posteriormente sería rector, evitaba cualquier tipo de diálogo o
negociación; el pequeño y gran oportunista que le hizo mucho
daño a Don Lalio Gobernador, que ya para este día había
dicho que sí a la Autonomía y a la Autogestión. Todavía
prolongó por una semana más lo que ya estaba aceptado, el
abogadillo que después sería rector, enseño su verdadero
rostro.
La Escuela de Psicología estaba presente y uno que otro
ya ensayaba el hipnotismo, entre bromas y espectáculo serio
surgieron los voluntarios para someterse a hipnosis. Según
esto, ya entonces uno de ellos se habría conectado con un
hermano que estaba muy mal de salud; otro de los
hipnotizados, inducido por el "maestro", llegó a penetrar en la
oficina de acuerdos de V.R. y nos enteró de que el sujeto en
mención estaba ya en pláticas con el Gobernador de N.L. para
solicitarle su apreciada ayuda en materia de represión
policíaca —ya en N.L. tenían experiencia en el manejo de
estudiantes subversivos—. Según el "médium", el Gobernador
de N.L. le prometió un contingente de Granaderos que
estarían a su disposición en cualquier momento.
El trance pareció verídico, la información cuadraba con
otros rumores. En realidad el dato fue tomado con las reservas
del caso, pero lo que sí fue cierto es que aumentó la presión
de los huelguistas. Y cada rumor generaba más.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
En el C.H. conforme avanzaban los días, las alianzas eran
más extrañas, las proposiciones más elaboradas y el
desconcierto crecía. Las reuniones increíblemente cansadas y
de larga duración, las mociones y alegatas semejaban la Torre
de Babel. Había muy pocas mentes cuerdas, sus voces casi
no se oían; las votaciones álgidas, los acuerdos volátiles, las
masas desconcertadas; se sentían utilizados y es que la
comunicación era escasa y los canales desvirtuaban las
actividades, se hacían colectas, comidas, mantas, dinero, etc.
Nely me platicó un día que le había solicitado colecta a un
carro obscuro, de esos que paran en las esquinas, abrió el
vidrio trasero un enigmático personaje, un militar de alto rango,
parece que un general y le preguntó que por qué peleábamos,
Nely le respondió que por la Autonomía de la Universidad, y
¿qué es eso?, dijo el general, difícil de explicar. Por supuesto,
sin embargo cooperó con $.20 (veinte centavos m.n. de 1973).
Se ha escrito tanto de Universidades, de autonomía, de
autogestión, etc., que era imposible explicarle al general, en
dos minutos, lo que puede explicarse bien en meses y
entenderse en años, en la Universidad Autónoma de Coahuila;
por ejemplo, a 11 años de distancia todavía no se entiende
bien, y los que llegamos a entenderla nos encontramos
perdidos en la "Quinta Esencia".
Es tanto el desconcierto que ahora, en agosto de 1984, se
está viviendo el absurdo de los absurdos, lo casi
incomprensible para una mente medianamente inteligente; la
historia es más o menos así:
91
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Marzo de 1984, V.R. convoca a elecciones, adelantándose
al plazo, no sé por qué razones.
Se registran Valeriano, Catón y el Jimmy, el primero, por
supuesto, apoyado por un enorme poder y presupuesto, se
dice que a V.R. ya le tenían preparada toda la maquinaria
electoral.
Se gasta una enorme fortuna en propaganda, porros y
compra de líderes, se pinta toda la ciudad y hay desórdenes
de pandillas, se agrede a la comunidad, se habla de muertos y
heridos.
Se realizan elecciones, se habla de fraude electoral, gana
Valeriano, protestan los opositores, hay manifestaciones,
marchas, protestas, una caminata a México, se habla de la
intervención de Pérez Arreóla. Intervienen personajes políticos
y privados, se intrincan las relaciones y. . .
Adquiere notoriedad el movimiento, se conoce por los
medios informativos a nivel nacional, se habla de auditar a
V.R., el "Diablo" se tambalea; Catón y el "Diablo" se unen, no
sabemos si en la desgracia o por conveniencia, la ciudadanía
se asusta y repudia el movimiento, se especula por toneladas,
se negocia, aparentemente, un permiso temporal de Valeriano,
el precio: una petición al "Diablo" por parte de los con-
tendientes para que mande un coordinador o representante o
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
conciliador o negociador o como usted quiera ponerle, para
que ocupe la rectoría por un plazo perentorio; y los Faustos del
84 entregan el Alma Mater al "Diablo", que acongojado por
fuera y reventando de felicidad por dentro, acepta la ofrenda y
manda a Mefistófeles, un funcionario de Gobierno, a meter
orden a la antesala del infierno.
Hasta donde sé, por rumores, murmuraciones y derivados,
hasta hoy así están las cosas, y es por todo esto que afirmo lo
de la "Quinta Esencia". ¿Habrá de asimilar la historia todo ese
absurdo?
Por segunda ocasión, mi inefable Mel, se entrega de nuevo
a la Universidad, circunstancias, dicen unos; falta de
alternativas, dicen otros; condiciones dadas, otros más;
condiciones provocadas, los más suspicaces. Regresión de 15
años, los analíticos; coliseo de combate de políticos e
intereses, los que suponen lo obvio; y yo no sé cuántas cosas
más.
Los hechos: incertidumbre, impasse, desconcierto y pérdida
de la bolita, la brújula, desde hace tiempo; para mí en lo
particular, y ya como espectador, se trata de una Universidad
traicionada por sus hijos adoptivos: movimientos locos,
alianzas transadas, total incongruencia ideológica, ausencia
casi total de estrategia, cero lógica; cuadros, planes, proyectos
en los límites de la mediocridad; carencia de visión política,
tácticas al vapor, planeación infantil, análisis y perspectivas
perdidas; cuadros operativos y de implementación inca-
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
pacitada, total ausencia de dirigentes, tiempos y movimientos
desfasados; idea de la Universidad en nuestros tiempos en los
límites de la regresión.
Mal momento, Catón, mal momento. Como que se le fue a
la Universidad la única opción más o menos saludable, como
que tu vocación es más bien el periodismo; le faltó calor al
asunto, pero no el calor de las vísceras; sino aquél que está
antes del frío cerebro, aquél que percibe y siente con pasión y
amor y piensa y actúa con frialdad, creyéndole a las razones
del corazon.
Las predicciones se las dejamos a los magos y profetas,
pero a mi entender no son muy buenas. Te garantizo, Mel, que
la semilla que sembraste ya germinó, y es que no sólo de
intenciones vive la obra del hombre, todo va muy con tu
personalidad, el desconcierto y la ambigüedad, estos fueron
los padre de la semilla; la madre es confusa e irresoluta, sin
embargo tendrá la historia objetividad?
Tu obra cumbre de poder llegó cuando cediste el trono a
una de las vergüenzas políticas y profesionales del estado de
Coahuila, aquél al que lo último que le interesaba era su propia
Universidad, ojala, V.R. la historia te lo demande, y ruego a
todos los dioses que las conciencias tranquilas lleguen a
despertar pronto, porque su Universidad, nuestra Universidad
está en coma.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
A lo mejor es posible, Mel, que si Corporo y su campaña
hubiese tenido éxito, por peor papel que hubiese hecho,
cuando menos y aunque fuera por el mínimo del rebote, no
hubiera permitido la entrada de este abyecto, que casi hirió de
muerte al centro de la cultura de Coahuila, y digo casi porque
la esencia y el espíritu de Autonomía es inmortal.
Corporito y su campaña, era de lo poco que quedaba en
1975 que no estaba contaminado; dos años habían bastado a
Mel para afianzar su poder y diluir el Movimiento Estudiantil;
para Mel en ese momento un papel mediocre, su interés más
que todo, proseguir en su meteórica carrera política; se valió
de todos los medios, manipuló a Paulo y otros, utilizó el
presupuesto para su campaña, no le preocupó, ni dejó huellas
en su conciencia, al atropellar a amigos y enemigos por igual,
su único amigo es y será, creo, él mismo, poco faltó para que
dijera: ¡Yo no tengo amigos, tengo intereses! Por supuesto que
Corporito y su campaña no entendieron esto; se encontraban
tan absortos en esa tan mal preparada campaña, que
olvidaron contra quién estaban luchando, o si no lo olvidaron,
obraron con la más pura y recalcitrante ingenuidad. . . pero
¡oh, tiempo!, parece que eres la única verdad, la que acomoda
y pone todo en su lugar, el tiempo.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
TIEMPO
Oct. 24/1980.
Esperando que la ternura invada lo sereno de mis pen-
samientos y la calma en sospecha hable, grite y llore y luego
vuelva a la paz, hoy me dirijo al tiempo y al silencio porque no
deseo que ni el aire perturbe mis deseos, porque todo al final
es nada y es vida a un tiempo.
Encerrado y cautivo de un destino que apenas distingo,
miles de pensamientos engalanados circulan el vicio de la
existencia y con poderosas tenazas quiebran y rompen con
lentitud las esperanzas de lo desconocido.
Tierna locura que da la soledad y suaves caricias que la
acompañan. ¿Quién puede decir que no te ama, si seduces
hasta el murmullo y a la misma paz?
Con libertad en los sonidos esclavizados por tantos lustros,
escucho el sutil encanto del pasar y pasar del tiempo; como
dando gracias a Cronos, me divierte su indiferencia y el
tranquilo vivir, cadencioso y suave.
Vive como si no viviera, existe como si no estuviera, siente
como si no tuviera; y en medio de todo el gran balance, se
mueve con parsimonia y ágil pensar. Tantas veces lo he visto,
tantas lo he tocado, tantas lo he tomado, que aquí parado con
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
lentitud y virtud te deja sin aliento, sin palabras, sin valor, casi
sin nada, para luego remontarse con la fuerza y la pasión del
que por primera vez ama.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Y vuela, se remonta y escapa y tanto es su giro y su poder,
que te envuelve y seduce con vital energía.
Tersa y tranquila su existencia, milenaria e infinita su
vivencia y con sólo un guiño de sus bellos ojos cuando te
obliga a mirar su hermoso rostro, majestuoso se levanta y se
escapa todo y tú caes, sin pensar, de hinojos.
—¡ ¡Qué es esto, Mel ¿Poesía? ¿Literatura? ¿Percepción? ¿Locura? ¿O una broma del tiempo?
—Si realmente quieres saber, me importa poco, casi para
decir todo, ¡ ¡me importa madre!! Porque ahora soy
espectador; cuando menos por un tiempo me he propuesto ser
un irresponsable espectador.
—¿Y qué contigo, Paulo? Ni siquiera el desenfrenado
tiempo, ha podido borrar, el estigma que te acompaña. ¿Te
satisface saber que 11 años después, Fátimo de alguna
manera te justifica? Lo más que dijo es que eres un
pragmático oportunista, y eso realmente por sugerencia
inducida; Fátimo ahora añora, por elemental sentido de
referencia, ahora evalúa, los grandes abismos, huecos y
lagunas. Sin embargo la ultima platica que tuve con el, me
pareció un tanto con prisa e insubstancial, como algo muy
ajeno que en todo caso por su importancia merece no
comentarse, como algo que tiene una secreto indecifrable, que
en todo caso ni le beneficia, ni le perjudica, sino todo lo
contrario. Se esbozó la posibilidad de un encuentro de
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
aquellos que por un tiempo fueron grandes, algo tan
improvizado a la carrera como las invitaciones a un conocido
para venir a cenar a casa: "oye Juan, a ver cuándo nos
juntamos". "Sí, hombre, ¡a ver cuándo!" Así quedamos con Fá-
timo ya casi al finalizar aquel día.
Como si fuera realmente un encuentro abstracto, uno de
esos encuentros que busqué y fue tan sub-metafísico que no
me trajo nada, algo así como una irreductible inversión del
tiempo, como algo escandalosamente superfluo y vano a la
vez.
Por otro lado, sentí una avasalladora satisfacción al ratificar la
esencia de Fátimo, es muy probable que menos radical, o
menos compenetrado. Convive con buenos y malos
circunstanciales, con policías y ladrones, con santos y villanos;
o a lo mejor por funciones de su ministerio: ¿cuánto no
cargarás, cuánto no habrás oído Fátimo? ¿Cuántas
pendejadas habrás soportado por los túneles de tus oídos? Y
sin embargo me das la impresión de navegar, me parece en
ocasiones que vas con las mareas, pero te suplico no lo tomes
como crítica, puede ser un desvarío de la mente.
— ¿Escuchaste eso Ruff?
—Calla, muchacho.
—No, Ruff, yo deseo intervenir. . .
¿No será que ha pasado tanto el tiempo que ya no sabe
uno en quién confiar? Y en todo caso ¿por qué habrían de
confiar en tí? Es que parece ser que hoy por hoy todos en
México somos sospechosos, hasta que no comprobemos lo
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
contrario, si es que acaso existe la oportunidad y es que en
realidad hay motivos para justificar un sinnúmero de actitudes
mexicanas que de otra manera no habría forma alguna de
justificar.
Desde la herencia del Austero G.D.O., nuestro país ha sido
sistemáticamente vapuleado, tanto en lo económico, como en
lo social y lo que es peor, en la parte medular de su existir: en
su moral. En los últimos doce años todos los mexicanos
hemos sufrido un lento proceso de desmoralización, de
angustias reprimidas, de traslocación de valores, de
impotencia; parece ser que poco a poco y sin darnos cuenta
hemos perdido toneladas de valor, valiosos gramos de
valentía, e indefinible número de ganas de luchar. Es un
proceso extraño, Ruff, ni los mejores antropólogos, sociólogos,
y demás personal especializado en los estudios de una
sociedad o de conglomerados organizados, entiende el
"inmutable y misterioso fenómeno mexicano". Aún más, ni los
mismísimos mexicanos lo entendemos; sufrimos enormemente
por la identidad semidormida, por la forma en que nos
denigramos y nos humillamos internamente, por la forma en
que nos pegamos y burlamos de nuestra situación, hacemos
de la tragedia un chiste, o una broma o un cuento, quizás para
no llorar, quizás para tapar con risas lo que muy por dentro
carcome día con día: la desesperación.
El absurdo y la incongruencia son nuestro pan de cada día,
el que se fabrica por metros cúbicos y es muy barato
(realmente de lo poco que queda). Tendríamos que hacer un
100
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
catálogo inmenso para enumerar tan sólo la mitad de nuestros
absurdos, tan grueso que se ufanaría de llenar libreros de
esos que casi nunca se leen; O. Lewis tenía una cercana
razón al decir que los mexicanos tenemos una increíble
capacidad de aguante, una mundialmente capacidad de
asimilar lo que nos manden. Las páginas de los periódicos,
noticieros, editoriales, revistas, panfletos y similares se
encuentran saturados de crítica, propuestas, denuncias; se
juntan montañas de papel diariamente con nombres,
direcciones, pelos y señales, la radio, T.V., etc. aturden,
amafian, esconden, dicen verdades a medias, a veces
completas, bodegas inmensas se llenarían de voces, palabras
y escritos y si acaso las cosas cambian, están cambiando tan
lento, que sólo un ojo y una conciencia entrenada, perciben
ese lento avance.
Para la mayoría, para el hombre común y corriente es sólo
un día que pasó y ¡aquí casi todo sigue igual y yo no tengo por
qué buscar nuevos afanes! Te di mi voto en el mejor de los
casos porque no tuve alternativa, y así lentamente marchamos
como autómatas los mexicanos, al son de nuestro Himno, con
el que nuestras insignes televisoras cortan y despiden sus
transmisiones a las 12:30 p.m.; al son de innumerables fiestas,
pachangas, eventos y demás camuflaje, para que ayuden a
paliar y a dormir las conciencias inquietas; drogados, es la
palabra adecuada, drogados y ahogados en un mar de
mentiras, ineficiencia, indolencia, pereza física y mental,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
aturdidos hasta la alucinación donde se pierde el sentido de lo
real.
En alguna ocasión un médico amigo, me comentó que en el
cuerpo humano, cuando el dolor es muy intenso, los centros
nerviosos se desconectan solos y viene el desmayo, el sueño,
ese sueño que a veces es alcohol, a veces es droga, a veces
es religión fanática, pero al fin sueño, descanso de lo no
alcanzado, pérdida de la conciencia, ausencia coordinada de
los sentidos, tributo a Morfeo y a sus seguidores, cierto en-
canto para seguir viviendo, acercamiento a morir un rato,
después vivir otro y volver a morir mañana.
-¿Ahora me entiendes lo de la Catedral, Ruff? Así estamos
hoy, mi querido Ruff, adormilados, somnolientos, semi-
apendejados. No sé qué droga tenga el agua, o el sol en
esta campiña, o el aire, en ésta la región más transparente
del mundo, o aquí en casi el paraíso. No sé qué virulento y
palúdico mosco ha inyectado a nuestras entrañas, pero el
hecho es que de arriba abajo, de izquierda a derecha y
todas las cubicaciones espaciales que tengan probabilidad
de efectuarse, tenemos una alta dosis tóxica de enajena-
ción, unos por excesos, otros por carestía, otros más por
esa extraña enfermedad llamada mediocridad; muy pocos
102
LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
dan todos sus talentos, poquísimos un esfuerzo adicional,
todavía más pocos las dos cosas juntas; nos complacemos
morbosamente en dejarnos llevar por la corriente, en
agazaparnos entre sus cálidas aguas y ¡vaya pues que hoy
la corriente, y esas aguas, sí que están turbias, calientes,
pero ademas turbulentas y sospechosas!
Nos solazamos con esa libertad de que hacemos gala y
abusamos de su antorcha, la apagamos irresponsablemente
porque estamos cometiendo excesos de la libertad.
Efectivamente, mi querido Ruff, de entre los pueblos libres,
somos libres, pero ¿sólo esto nos hará vivir? ¿Acaso sólo a
esto aspiramos para nuestros hijos? ¿Podremos comer, tener
buena vivienda, un trabajo decente, un buen nivel de vida, sólo
con la libertad y además una libertad que día con día se
enferma de libertinaje? ¿Qué pasará cuando por fiesteros e
improductivos tengamos que importar cada día más pan y
leche para nuestros hijos, como ya tenemos 12 años
haciéndolo?
¿Acaso los que nos surten no ponen condiciones? ¿Acaso
los alimentos no son una arma? ¿Acaso no podemos aspirar a
la libertad, a la democracia y además a vivir bien? ¿Acaso el
cuerno de la abundancia no es tal? ¿Será posible que todo lo
que se dice que tenemos, sea mentira? ¿Y el petróleo y el oro
de Jalisco y nuestros ricos litorales y nuestras minas de plata y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
uranio y nuestras minas de cuentas en Suiza? ¿Qué ya no
podemos recuperar nada?
¿Será posible que este sueño sea tan profundo? Creo, mi
querido Ruff, que si no despertamos a tiempo, alguien lo va a
hacer y puede ser con clarinetes, puede ser con bayonetas,
puede ser muy sangriento y amargo el amanecer.
¿Por qué, Don Miguel? Sólo le pedimos no nos diga
mentiras, preferimos que nos diga que tiene miedo, por mil y
una razones, al fin y al cabo los mexicanos sabríamos
comprender; sentir miedo es instinto inevitable; quizás si usted
se sincera, entre todos podríamos juntar valor, porque también
nosotros tenemos miedo, y no tanto a la guerra, sino a esta
paz, tan ficticia, a estos días tan largos, a estas panzas que ya
no aguantan, a esas fisuras del crimen que en el futuro con
seguridad pueden ser plagas.
Durante mucho tiempo se dijo que por estos lugares había
pan y circo y creo que ahora Señor Presidente, efectivamente
hay circo, pero el pan ya comienza a escasear. Acá por el
Norte del País, aparte del azote de las sequías, hay
inseguridad en la tenencia de la tierra, hay corrupción en
Banrural, hay indolencia de la SARH, hay rezagos en la
ANAGSA, hace falta tecnificación, hace falta cambiar los
modelos de productividad, hacen falta dirigentes de mano
dura, que pongan en su lugar a los corruptos e ineficientes,
hace falta estimular a los técnicos y particulares dedicados a la
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producción de alimentos, hacen falta administradores técnicos
que no pierdan el tiempo haciendo política y descuidando su
trabajo, hace falta gobernantes honestos y genuinos, no
simuladores de baja estirpe.
Necesitamos técnicos e inspectores de campo que no
supervisen los cultivos desde el vidrio de su camioneta y
hagan reportes balines, o recomendaciones de control que
todo controlan menos las plagas y enfermedades; necesitamos
guías, y no maestros del engaño, requerimos con urgencia
responsabilidades y resultados. Urgimos con emergencia de
mexicanos positivos que no sólo esperen o suspendan su vida,
pensando que mañana por obra y gracia del Espíritu Santo,
amanecerán con cosas extraordinarias o fantásticas;
necesitamos que no sólo estén saboreando el platillo que
nunca comerán, o haciéndose la ilusión de ganarse una
herencia, o sacarse la lotería, o encontrarse un tesoro perdido,
o esperar grandes ganancias de la agricultura de temporal, o
cosechar abundante hortaliza y hacerse ricos en 6 meses
cuando lo que más se sabe es de ensaladas.
Necesitamos de un pueblo que ahora duerme, para después, cuando despierte cante su Himno con honor y haga con amor
y esperanza la parte que le toca hacer.
Es difícil, mi querido Ruff, vaya que es muy difícil casi salir
de un sueño para entrar a otro, pero lo que tu no sabes es que
si no lo hacemos de este modo, estamos pecando de suicidio
a mediano plazo, el suicidio de un joven país latinoamericano,
el suicidio de los hombres del mañana, como nos llaman los
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"gringos", y perdonando la ironía, nos llaman así no por la fe
que tengan en nosotros para el futuro, sino porque siempre
decimos:
¡ ¡Mañana lo haré!!
¡ ¡Allí mañana!!
¡ ¡Con seguridad mañana!!
Y es el mañana y con el mañana como se extingue la llama
de la libertad, como se acaban las fuerzas, como se mata la
esperanza, porque queremos el mañana, pero no nos
esforzamos a fondo por obtenerlo.
—No te rías, Ruff, casi lo que te digo es verdad, no te rías y
escucha:
Hubo alguien, algún día, en algún lugar, que escribió esto:
LA ROSA
(lera. Parte)
Vida, Música y Poesía, tiranos pacíficos de la existencia;
palabras que no se ven, ni se escuchan se arremolinan en un
todo de recuerdos, como si cada minuto fuera una vida y cada
segundo el existir eterno.
Paz confundida con vacío, vida ociosa en el pensamiento
del que no sabe quién eres y aquí estás.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Muchas vidas en una. Qué difícil convivir con la nada, qué
difícil integrar el todo, qué tortuoso querer comprender el
intermedio, qué bello a la vez, presentir el acierto y el estar sin
miedo.
—¿Cómo la ves, mi querido Ruff? Lo anterior es tan sólo
una primera parte y puedes ver qué tan contundente es. ¿O
acaso crees tú que estamos fuera de tiempo y de época?
—Analiza la posibilidad, respondió Ruff, y devolviendo la
pregunta inquirió:
—¿Acaso crees tú que posees la verdad absoluta,
pretendes enseñar lo que ya otros han dicho? ¿Te satisface
escupir algunas de tus elementales y simplonas ideas? ¿Te
crees libre de culpa? ¿Realmente crees que es tan simple? ¿O
acaso te divierte platicar y vomitar ideas? ¿Qué no has
aprendido que de ideas está lleno el Mundo, que de proyectos
repletos los archivos? ¿No has podido asimilar acaso que el
sistema está y así es, que todo es un proceso, que la
velocidad no importa, que el ritmo es lo que cuenta? ¿Cuándo
aprenderás, iluso amigo? Ya no existen héroes, amigo mío, ya
nadie quiere cabalgar, persiguiendo monstruos o castillos, ni
candilejas ni aspas, menos ilusiones perdidas.
Deberás comprender, amigo mío, que dos siglos de cultura
cristiana no son ni serán suficientes. Deberás aceptar que
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
somos muy jóvenes aún, como hombres, más jóvenes como
entes y casi niños, en este mundo que muchos dicen está
avanzado. ¿Te has puesto a pensar algún día en los Aztecas?
¿O en los Mayas? ¿O en los Incas? ¿o en cualquier cultura
que permite que
ahora blasfemes, con la careta del salvador, o del soberbio:
"yo tengo la solución?" Calma amigo mío, descansa un poco y
platiquemos después.
Sólo deja que te diga una cosa más: el valor libertad va
intrínseco en el ser; ninguna acepción del lenguaje, por
vehemente, auténtica o elocuente, podría precisar con
exactitud lo que todo esto significa; ninguna circunstancia, por
dramática que parezca, justifica el hecho de su suspensión,
aniquilación o agresión a su parte íntima. Es preciso, amigo
mío, que aunque libertad signifique todo o casi todo, insisto:
"Es preciso reconocer que ésta se arriesga, se compromete,
cuando degenera en libertinaje, o cuando en nombre de ella se
hipoteca su futuro o se grava su espíritu".
Respeto tu punto de vista, querido amigo, y antes de
contestar deseo dirigirme al que antes narraba: Ya te escuché
por mucho tiempo, ya que casi hartaste mi paciencia. Te
exhorto a relativizar todo ese caudal del pensamiento; te incito
a que toques con lo más sabio de tu ser esas partes tan
sensibles que en ocasiones se vuelven demagógicas y vanas,
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superfluas y primarias. Esfuérzate por ser cada día más sabio.
¿Acaso, amigo mío, tiene tanta importancia una Autonomía de
una de las tantas universidades de provincia, de uno de los
tantos países que hay en este matraca Mundo? Pienso y por
pensar existo, que es demasiado el ruido, relativa la
importancia y aún joven el tiempo para evaluar.
Las perspectivas pueden ser muy miopes cuando se piensa
así y cuando se deja a un lado la Filosofía y el buen sentido
común, que parece ser por desgracia, el menos común de los
sentidos.
—Amigo mario, Mel quizás tenía razón; esa Universidad,
otras Universidades y quizás el mundo entero, deberían ser
guiados por los ancianos, por esos viejitos que ahora el mundo
desprecia y arrincona en el diván de la nada. ¡Si esto ya se
volvió triálogo! No veo la razón de pedir permiso para opinar:
Ya cállate Ruff, ¡silencio! No es posible que cierres los ojos
a la realidad, no concibo que tras el disfraz de la Filosofía, tras
la máscara de la realidad, tras el engaño de una sabiduría
todavía no encontrada, puedas tú hablar así. ¡ ¡No es posible,
Ruff! No puedo creer que engañes y te engañes, revoleándote
en el círculo de la abstracción. No acepto que cierres los
sentidos, que obstruyas la mirada, constriñas el pensamiento y
no hables por temor a un mal juicio, y ¿pretendes hacerme
creer, Ruff, que todo está muy bien? ¿Qué no existen Luises y
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Pepes? ¿Y qué precisamente estos son los que nos han
gobernado? ¿Pretendes perderme en un mar de hermosas
palabras y bellos conceptos?
Ruff, estamos aquí y ahora. México 1984, en cualquier
lugar de provincia, sintiendo, pensando, trabajando con
muchas dificultades, la mayoría de estas producto de
desconcierto, desatinos y desgobiernos. No quiero convertir
nuestra charla, Ruff, en un catálogo de estadísticas en materia
de vivienda, salud pública, manejos administrativos,
burocracia, seguridad pública, etc. etc. Sería absurdo seguir
dando tantos números, cifras, cálculos, etc.
¿No te basta saber a qué huele el ambiente, Ruff? No
necesita uno saber mucho de Química, de Física o de
Matemáticas para determinar cuándo un ambiente está
pesado, simplemente huele diferente y es cuando uno dice:
¡Está cargado el ambiente! ¡qué pesado está el aire! Máxime
mi querido Ruff, cuando aquí en México, casi todos somos
artistas, normalmente no pensamos, sentimos. Emma Godoy
tiene razón, Ruff, cuando le da el visto bueno a Andre Bretón,
que dijo:
“¡He aquí que por fin he encontrado un país surrealista!"
Y agregando un poco más a Bretón, no sólo es surrealista,
sino también un país fantástico, místico, extraño y
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peligrosamente rítmico, y este ritmo es lento desesperada y
apabulladoramente cíclico. Desdeña lo exacto, lo preciso, lo
correcto y define la disciplina en
forma sui-géneris; los mexicanos justificamos el tiempo y el
espacio, como los fantasmas; no tenemos noción de estos, no
nos interesan en lo más mínimo estos parámetros. Parece ser,
mi irresoluto Ruff, que tú puedes entender esto, tú necesitas
entender esto, porque de otra forma, penarás y pagarás caras
tus penas, o vivirás como millones de mexicanos, por inercia,
por efectos de sobrevivencia, por no dejar, o porque ya te
tocaba.
Es admirable, mi querido e insoluto Ruff, esta capacidad de
esponjas, de dinámica pasiva, de resistencia inmoral a todo lo
que nos pasa; es intolerable que los siglos se vuelvan horas y
muy a menudo, las horas siglos. ¿De qué extraño material
estamos hechos los mexicanos?
Ruff sólo entrecerró los ojos, penetró muy honda su mirada,
tomó todo el aire del cuarto y casi en susurro dijo:
—No es un problema de razas, sino de herencia cultural, de
osmosis generacional, es cuestión de tiempo, mi acelerado
amigo; tiempo es lo que nos ha sobrado, tiempo para pensar,
tiempo para reflexionar, tiempo para pararnos un rato en el
camino y ver realmente dónde estamos; tiempo para aprender,
tiempo para actuar y afortunadamente, mi pasional amigo,
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tenemos tiempo, el mismo tiempo nos lo regala, nos lo da
gratuito, nos lo dispensa y cuando quiere cobrar, nadie le
paga, porque en todo caso es una deuda que pagamos todos;
los que estuvieron, los que están y los que vienen, casi todos
en partes iguales, y es tan poco lo que pagamos, que aparte
¡no duele hacerlo!
Las cosas, mi querido amigo, vienen porque vienen, todo
tiene un tiempo y un lugar, hay que darle tiempo al tiempo y
saber esperar, aprender a confiar, aprender a saborear la
existencia y a consumir toda la esencia del saber; estamos de
paso y sólo somos un grano de arena en el gran universo,
requerimos por necesidad ejercitar la paciencia y la
humillación del cuerpo; requerimos amigo intolerante, no caer
en las trampas del poder, no dar muerte al que mata, ni
violencia por violencia, ni mentiras por verdad. ¿Acaso no
puedes entender el gran círculo que sólo se encierra en sus
extremos y sólo se abre en su agonía? ¿Acaso no entiendes,
amigo mío, que todo esto es parte del gran proceso? ¿Que es
necesario que sea así? ¿Que no podrás evitar el gran
momento? Y no lo podrás evitar, porque por naturaleza, somos
duales, ambiguos y esencialmente contradictorios; predica-
mos, pensamos y actuamos diferente, somos un mar de
apariencias. . . perdona, también de imágenes, porque ni
estamos, ni nos fugamos, porque hasta nuestra conciencia
anda perdida y los sentidos locos de ignorancia.
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¿Y sabes por qué más, mi imprudente amigo? Porque
nuestra esencia está herida de muerte. ¡Porque no hemos
encontrado el gran misterio! ¡Porque el hombre fue engañado!
¡Porque sólo somos un gran sueño y un experimento del gran
Creador.
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¿Puedes entender todo esto, amigo mío? ¿Te has
esforzado plenamente para poder entender esto? Un instante
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más, querido amigo, y te lo diré de otra manera, con tu mismo
Poeta, con esa alocución de Nurébula en su
PARTE II: LA ROSA:
. . . ¡Infames! ¡mediocres! ¿Qué quieren de mí si yo no
estoy de acuerdo? ¿Por qué no creen? ¿Si cada segundo de
su vivir, el bien, el mal y la muerte, se les revela tan fértil, tan
fértil como existir? Aunque sufras vacío, ¡vívelo! no importa
que hayas importunado al universo, él es parte de todos y nos
respeta, es parte de mí, de tí y hasta del que todavía no está ni
en tí ni en mí.
Vivir la locura del no saber, aunque uno crea saber, es un
manjar a disfrutar y luego regresar para vivir.
Sentir angustia, temor, verse pequeño, gigante o más
grande que el sol, es sólo el éxtasis del engaño y la verdad.
Sigue aunque por fin sucumbas y ayúdame a seguir teniendo
fe en Dios; ya no huyas, ríe y llora, pero deja ya de huir. Y ya
después, cuando despiertes de tu sueño, despertaré yo del
mío y reiré de no poder ya sentir, porque ya me cansé de
hacerlo por toda la eternidad; mi querido e infeliz amigo, a lo
mejor esta segunda parte te puede orientar más. Y ahora, ¿tú
que opinas?
— ¡Basta! Basta de juegos Ruff, me harta tu almibarado,
confuso y abstracto pensar. . . más me harta tu lenguaje y esa
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
extraña capacidad para confundir y perder. Si quieres que te lo
diga, yo no sé del principio y el fin, yo no sé del gran misterio,
no sé de muchas cosas; pero sí sé que no es momento de
Filosofía; ya no podemos esperar, ya no queremos esperar...
—Espera, amigo mío, te interrumpo para hacerte una
pregunta: ¿Quiénes ya no quieren esperar? ¿En dónde están
los que empezarán?
— ¡Mierda contigo, Ruff! No es preciso que me distraigas,
¿para qué quieres ahora esos datos? No es el motivo de lo
que digo y poco importa, dejémoslo para otra ocasión, y
sigamos escuchando. . .
EL CUARTO DÍA:
Después de 11 años, la historia se repite hoy 8 de Octubre de
1984; él, Jimmy, dirigente de Arquitectura, y a propósito de
una huelga en el Sindicato de Trabajadores de la U.A.C.
(STUAC), en franca alianza con un líder popular, no conozco
con qué intereses, le brinda el apoyo de cientos de colonos a
los burócratas de la Universidad. El Jimmy, como se le conoce
en el ambiente universitario, casi postulado por un partido de
izquierda para presentarse como precandidato a la presidencia
municipal de Saltillo, en aparente alianza con este partido y un
grupo de colonos seguidores, se para en la Universidad a
ofrecer el apoyo del pueblo, para el pueblo, etc. etc. y con el
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
perdón de la siempre izquierda perdida y despistada, la
historia se repite doce años después. Han cambiado nombres,
direcciones y posiblemente números telefónicos. . . en esen-
cia, nada. Esta izquierda trae perdida la brújula y lo que es
peor, trae perdidos a sus seguidores.
Permítanme explicarlo un poco:
Marzo de 1973.
El comité de huelga se desborda, las bases se desprenden,
los ingenuos y camaleones de izquierda proponen tomar la
calle, aliarse con colonias populares, invadir el Palacio de
Gobierno y enfrentarse a las fuerzas represivas; la serenidad,
el control, la dirección planeada, estaba haciendo agua;
cientos de estudiantes se dirigen al palacio de Gobierno. . .
Don Lalio, quizás ya convencido, presionado o cansado de
algo que era inevitable sucediera, ya tenía el decreto en sus
manos; las imprentas de Gobierno trabajaron día y noche para
producir aquel papel con letras, que ya con el tiempo nos
dimos cuenta que era sólo eso: papel, letras y buenas
intenciones, porque a éstas, con los años, no se les pudo
llenar con esencia y contenido, y lo poco que tenían fue
malversado con maquiavélica paciencia; muchas de sus
intenciones y espíritu., siguen guardada en un baúl poco
activo.
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fueron borrados letra a letra, falló la consistencia de la
madurez, la visión del contexto y quizás la ubicación en el
espacio; yo no sé qué haya faltado, o qué haya sobrado, lo
importante es que doce años después nos seguimos
revolcando en el mismo charco, aunando variables que desde
aquél tiempo ya se vislumbraban.
En efecto, había una crisis política y esto era un reflejo
nacional. Ahora, aparte de esto existe la desconfianza, el
desánimo y otras pocholacas más; sufrimos una severa crisis
económica, nuestros pesos ya parecen corcholatas, pero sin
su respaldo; nuestros valores se han estado acomodando,
nuestras conciencias se han ido acallando y por triste e irónico
que parezca, nos quedan aún frases que no sabemos si
deberían provocarnos valor o la tristeza que da la angustia y
es cuando del fondo del subconsciente, ya casi sin ánimo, lees
como sin querer a E. Poniatowska y te produce mitad miedo,
mitad risa, o quizás mitad cobardía, mitad sonrisa:
"En México hay una edad para ser idealista, otra para ser
guadalupano, otra para ser anti-imperialista; otra
antigobiernista, otra priísta; se es priísta cuando se madura".
No sé qué tan realista, tan impúdica o tan cínica puede ser
la frase; habría que ver si sólo se trata de un agudo y sensato
sentido del humor o de un profundo análisis de nuestra
sociedad. Lo que sí es cierto, y volviendo al punto, es que
algunas de nuestras
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Universidades andan tan confundidas y desubicadas;
nuestras izquierdas y derechas agarraron la transversal del
monte y los que quedamos permanecemos en
tránsito por la "Quinta Esencia" y por supuesto los que están en el poder siguen mangoneando con relativa facilidad a este pueblo, que por sectores vive o sobrevive por capas alternas su fantasía.
¿O no crees, Jimmy, que la ya vapuleada estructura social
marginada, merece mejor trato y dignidad, que estarla
arrastrando a causas que desconoce? ¿O acaso sugieres la
agudización de las contradicciones?
Efectivamente, estamos en un círculo vicioso, pero ¿no
crees que en parte, ese círculo puede ser roto? Primero, con
una Universidad seria, madura, consciente de sus errores,
dispuesta a transformarse en tamaño, dirección y sentido,
comprometida con su medio, pero sólo cuando esté preparada
para proyectar lo mejor de sí misma.
Segundo: No podemos dar ni como Universidad, ni como
universitarios, lo que no tenemos y esto es calidad: calidad
profesional, calidad social, calidad política, calidad académica,
calidad moral y todas las cualidades que quieras ponerle.
Acuérdate que nuestro sistema, cuando menos durante los
últimos 40 años, ha sido alimentado por sus Universidades,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
nuestras o suyas, instituciones, fábricas, centros de investi-
gación, partidos políticos, etc.
Son, han y están "dirigidas" por universitarios, unos de
Harvard, otros de la Sorbona, más de Oxford, algunos de la
Lumumba, casi todos de la UNAM, otros más de sus filiales y
algunos bien cotizados de los "Tecs" privados u oficiales, para
este caso no importa; no podemos, mi querido Jimmy, tomar a
nuestras Universidades como dispositivos de dirección social o
como detonantes de movimientos locos, con las clásicas
banderas reivindicadoras, por más honestas que éstas sean.
Porque esto es totalmente irresponsable e indigno para
nuestro Pueblo.
No es justo estar arrastrando la ignorancia, ni es honesto lo
que se critica; así como nuestro Pueblo no debe ser arrastrado
por el PRI, ni por ningún partido político, así tampoco tiene
derecho a ser arrastrado aún por el más puro Idealismo,
suponiendo que éste fuera; en todo caso, una forma es
convencer con el ejemplo y otra, intentarlo por sistema.
Por todo esto es de considerar absurdo que se lleve a un
grupo de colonos ingentes y marginados a las casi lujosas
instalaciones universitarias, a dar apoyo de sobresueldos a
burócratas que ya tienen un más o menos trabajo digno,
cuando aquéllos no tienen para comer mañana, o están sin
empleo o viven en cuevas o en pocilgas. Para la simple, si tú
quieres, manera de razonar, resulta absurdo que el más
jodido, dé un apoyo al mucho menos jodido; ¿o acaso buscas
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
después su apoyo subsecuente? ¿Se podrá desde esa tribuna
cumplir las expectativas alimentadas? ¿O se están vacunando
las verdaderas posibilidades de un cambio?
A través de este libro, exhorto a los ciudadanos
concientizados a utilizar la inteligencia, la razón y la
creatividad, si es que realmente queremos dar algo a quien se
lo merece.
Tercero e Imperativo:
El desorden nunca ha podido generar orden y esto último es lo
que ahora necesita nuestra Universidad, necesita con urgencia
orden y disciplina, y no quiero saber de qué signo, color o
bandera sea cada cual, pero todos, si realmente aspiramos a
ser grandes, necesitamos del orden, del método, y de la gran
paciencia, convencernos, Jimmy, que sólo podremos ser parte
del gran proceso y no necesariamente los culminadores.
Nadie está para dar consejos y quizás tampoco para
recibirlos, por lo demás, que la historia siga hablando y dando
temas de buenos, regulares o malos libros.
Y así fue, después del gran papel, vino en los siguientes
días el gran despinte: se pagaron más de $80,000.00 de 1973
de pura pintura; se reportaron dos máquinas de escribir
extraviadas y una cámara fotográfica, dos vidrios rotos y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
algunos daños en los jardines; se perdieron de 8 a 12 días de
clases y Mel con inseguridad, se sentó de Rector.
A partir de ahí se comenzó a escribir una nueva historia: se
formalizó la Comisión Legislativa que daría forma y contenido
al movimiento; fueron muchas horas de muchas semanas, de
muchos meses. En el acta constitutiva y en la ley orgánica,
quedaron plasmados todos los colores, signos e intenciones;
con las salvedades del caso hubo democracia y pluralismo,
sólo que como todas las leyes, no importando sus bondades,
estuvieron expuestas a "Santos y Villanos" y sólo los hombres
en su momento, tienen autoridad para encontrar su espíritu,
sólo los "hombres del Presidente" pueden y tienen la visión y
la entereza para interpretarlas, perdonando el sarcasmo; se
ratifica que la historia la hacen los vencedores, la critican los
perdedores y la sufre el resto del conglomerado.
Es preciso decir que de los mil y un movimiento
estudiantiles a nivel estatal y nacional, éste fue totalmente
incruento y por lo menos por esta ocasión, los muros, calles
empedradas de provincia y paredes de adobe, no fueron
salpicados con sangre inocente.
Después de 90 días de alianza imposible, el Jimmy y Catón
vuelven a su nivel de origen, algo prende la mecha, el cordón
se enciende y resurge la disputa, el hecho por demás
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
intrascendente y previsible; sin ser adivino, se habla de los
grandes virajes de Catón, de amigo del Gran Camello a
compañero del G. Castilla, virajes de 180 grados, fintas
incomprensibles, reculeos de festín y folklórica charreada, no
es más que el reflejo y la caja de resonancia, de Nuestra
Señora Patrona:
"La política mexicana".
Que nadie se asuste señores, como dicen en el palenque, que
nadie aún se mueva, porque los gallos están en el redondel;
que si uno tiene más espolones que el otro, no sabría decirlo,
lo que se duda no es la calidad, sino en realidad, si son gallos.
Algo más de lo que ha salido hasta hoy necesita esta
Universidad, algo más que ubique para comenzar los
desatinos y presente un programa de trabajo serio y
congruente.
EL QUINTO DÍA:
Todo parecía indicar que el movimiento de Autonomía, se iba
por la borda; los grupos de activistas de izquierda se
mostraban cada día más agitados e insolentes, ellos en
realidad pretendían volcar el movimiento, desbordar las
pasiones y provocar; provocar es el término adecuado, que por
siempre se ha vuelto una estrategia para este tipo de grupos;
ahora en el comité de lucha proponían tomar la Presidencia
Municipal y posteriormente el Palacio de Gobierno.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Por estos días, según se supo, el gobernador Lalio quiso
presentar su renuncia, fuertes intereses se movían
subrepticiamente, y el movimiento de Autonomía sólo era un
elemento más dentro de todo el juego; se prohibió todo
contacto con el exterior y cualquier reporte a los medios
masivos de comunicación; las bases estudiantiles ya se
encontraban cansadas y desorientadas, harían cualquier cosa
que acelerara una definición de las demandas; los grupos de
estudiantes de los últimos grados, protestaban y temían perder
el año, los maestros opositores al movimiento se habían
estado reuniendo en casas particulares para disgregar el
mismo, fijar posiciones y emprender la guerra de papel;
algunos sectores de padres de familia también empezaban a
inquietarse; los medios masivos, resentidos por las medidas,
de hecho recobraron sus fuerzas y capacidad de asombro y
redoblaron sus ataques contra la Universidad.
Una estación de televisión de Monterrey buscaba la noticia
con avidez.
Nely fue el contacto y la que presionó; casi a la fuerza me
condujo y por fin se daba a la información nacional cuál era la
situación del movimiento, cómo se había generado y hasta
dónde quería llegar. Los reflectores de la cámara quemaban y
ponían nervioso a cualquiera. Ese día o al día siguiente se
difundió nacionalmente la noticia.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
El conducto: un noticiero de relativa importancia. No
tardaron mucho las represalias de aquellos que habían
propuesto encerrar el movimiento y la información; detectaron
al "Noticioso" y exigieron su expulsión del comité de lucha;
después de más de tres horas de acalorada sesión, unos a
favor y otros en contra, se llegó a la democrática votación-
ésta dio por resultado que lo que se había hecho estaba bien y
que el infractor no sería expulsado.
Esto por supuesto ahondó más las brechas ideológicas
entre las tendencias en pugna interna; a partir de ese
momento y durante el quinto, sexto y séptimo día los grupos
trabajaron cada quien por su lado.
El descontrol llegó a su climax cuando los grupos activistas
tomaron desordenadamente la calle y se fueron directo a
tomar los edificios de Gobierno. Todo parecía perdido, los
grupos moderados permanecieron en Rectoría y presionaron
telefónicamente al Gobernador; todo esto se hizo como un
último intento por impedir el desborde del movimiento.
Alguien tiene que reconocer algún día y hoy empiezo yo,
por reconocer la figura del Gobernador Lalio, que ponderó la
situación y obró con la madurez política necesaria para no
transformar aquello en un polvorín; su tacto político y una
especial sabiduría y comprensión de las inquietudes
estudiantiles propició un final feliz.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Antes de que los grupos desfasados pudieran avanzar, se
dio a conocer públicamente el contenido del "Decreto
Constitucional del Congreso del Estado" donde a partir de ese
día la Universidad ya era Autónoma y digna de dirigirse por sí
misma.
Tardaría más de 12 años para reencontrar su extraviado
destino: 5 años con Mel, el Rector Golondrina, el que pasó y
vendió la estafeta al gran abyecto de V.R. que condujo por la
obscuridad a la Universidad por durante 6 o 7 años y la hizo
retroceder 30, para después pasar la antorcha a un familiar
que parece no quería tomarla y después de fraudulentas
elecciones no llegó a ocupar la silla, y todo un año de incer-
tidumbre y penumbra.
Hasta hoy, marzo de 1985, toma posesión por absoluta
mayoría democrática, Jaime, el primer Rector de Autonomía,
el que participó desde una discreta posición, el que apoyó
hasta donde podía, el movimiento blanco que partió la historia
de la Universidad. Llegó a trabajar para la universidad en
1972, como Catedrático de Matemáticas, técnico consciente,
el primer Rector que no es abogado o doctor. Después
consejero y Director de la Facultad de Ciencias Químicas,
ingeniero Mecánico Eléctrico, adaptado a la formación de esos
"extraños mortales" llamados Químicos, adecuó su
personalidad y mentalidad a esos que se pasan preguntando
¿por qué? Quizás sea demasiado pronto contar virtudes y
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
armar algarabía por el primer Rector Universitario de
Autonomía; tiene que reconstruir y sacar casi de las ruinas a
un centro de cultura universal que fue masacrado y escupido
por los Judas de la educación.
Jaime, en todo caso es una esperanza, una ilusión fundada
de rescatar a esta Universidad tan golpeada. "¡El centro de la
inteligencia y la cultura social de Coahuila te saluda, Jaime!" y
espera mucho de tí. Buena suerte y que la historia también te
lo reconozca o te lo demande.
Doce años de trabajo y de magníficos frutos avalan su
personalidad; combativo, sagaz, inteligente, maduro y
analítico, virtudes que pueden sonar lisonjeras, pero hay
muchas gentes que lo testifican. Sin embargo, no son virtudes
suficientes para garantizar o pronosticar un éxito ilimitado;
tendrá que rodearse de elementos calificados, de un equipo
honesto que realmente ame, respete y conozca la Universidad,
de un grupo compacto que trabaje más de 24 horas diarias por
varios años, porque las ruinas sólo se levantan así; además
tendrá que abstraerse un mucho de las mieles del poder y de
la enfermedad que éste provoca en los débiles y en los
carentes de visión histórica.
Deberá conciliar muchas cosas y librarse de los
compromisos que provocan los intereses creados; su labor va
a ser de titanes. Se requiere de inmediato a un "Jaime" que
esté dispuesto a luchar contra caifanes y fantasmas.
Nuevamente, Jaime, la Universidad te desea más suerte,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
porque más que suerte se va a necesitar, del futuro nadie
sabe, pero se requerirá.
LOS ÚLTIMOS DÍAS:
Alcanzando al contingente acelerado, el resto de la base llegó
a la Plaza de Armas; el Gobernador Lalio platicaba con
algunos miembros del Comité de Lucha y ya había otros
miembros del mismo repartiendo los periódicos oficiales con el
Decreto de Autonomía. Al principio hubo incredulidad, no
faltaron los escépticos, pero poco a poco fue recorriendo un
sentimiento de triunfo; unos grupos comenzaron a cantar,
otros lloraban, otros se abrazaban, otros más querían hacer
mítines relámpagos; en pocos minutos se convirtió todo en
algarabía; los chachalacos bailaban, otros ofrecían fiestas para
celebrar, los más reían. . . se despertaban, según todos, a un
nuevo amanecer. Unos conservaron el periódico como algo
invaluable, como el reflejo de una gran lucha, otros hicieron
avioncitos y barquitos, algunos los quemaron indignados; la
mayoría lo conservó como algo íntimo, como un pequeño
tesoro de una experiencia que no habría de repetirse en
muchos años, quizás nunca.
Grupos de universitarios conscientes volvieron a la
Rectoría, sacaron toneladas de basura, barrieron y trapearon
pisos, lavaron algunas vidrieras; se entonaban himnos, había
abrazos y cubetadas de agua, se quería entregar algo limpio,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
que simbolizara a la vez lo más o menos limpio y transparente
del movimiento. Se empiezan a apagar las luces, los grupos se
hacen cada vez más reducidos, algunas parejas se van a los
jardines y arboledas, algunos sellan ese día, compromisos
futuros.
Algunas fogatas todavía vivían, el fresco de mayo olía a
abetos y flores de Saltillo, se olía y se quería el pan de pulque,
las rondallas dieron serenatas y cantaron las mañanitas, los
líderes extenuados, reflejaban cansancio, angustia, pero sus
células faciales se restiraban con alegría, todo parecía bello
hasta ese día, sin embargo no era el último día sino quizás el
primer largo día de muchos días, que todavía "Jaime" apenas
vislumbra.
En este gran entorno, sentado en la última fogata prendida,
con la mirada perdida y solazados en la Osa Mayor y en los
ojitos de Santa Lucía, impregnadas las pestañas de ambos
con el rocío fino y frío de la noche y con la transparencia casi
vital de las noches de Saltillo, ahí ambos en comunión
silenciosa, Ruff y su querido amigo, descargaban en el
profundo silencio, toda esa masa cerebral que habla y expone
posturas, con una mirada al cielo y otra a sus profundas
mentes, dialogaban y peleaban y discutían y volvían a dialogar
en una interminable cadena de argumentos, vivencias y
formas de ver el mundo, sólo de vez en vez se interrumpía el
tranquilo coloquio, por palabras breves y emocionadas de un
inmenso calor humano, de una corriente casi magnética que
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
entiende todo, que asimila todo, que podrá no estar de
acuerdo, pero que respeta y acepta con sabiduría.
Y así Ruff y su querido amigo pasaron horas, días,
semanas y muchos años, atizando aquella hoguera, vaciando
sus cenizas y volviendo a atizar y cada momento de todos
estos años, haciendo y formando poesías, formando al mundo,
buscando el equilibrio final envueltos en una guerra de paz y
en una paz sensata, de cuando en cuando tirando al fuego un
pétalo de rosa o un capullo blanco de clavel o de por ahí en un
tiempo salpicando con lágrimas los carbones calientes, pero
siempre en la tierra y mirando al firmamento el rostro de un
Dios que está con los dos y que les cierra los ojos, con
eventuales reflejos de estrellas; y nacieron otros Ruffs y
vinieron otros amigos y después de una lenta y tortuosa
batalla, descansaron a la orilla de aquella ardiente fogata, y
pasaron muchos segundos y muchas cosas más y el mundo
siguió rodando y aún se escuchan sus voces, las voces de
aquellos que son y fueron grandes; de aquellos señalados por
los dioses para dejar huella en el aire, para cristalizar los
sueños, para dormir satisfechos de haber cumplido.
Realmente hoy pienso en aquellos que realmente fueron
grandes y cuando pienso, piensan las piedras y los elementos
de la belleza y la fantasía de vivir y de lo increíble que es ser
hombre.
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
Ya muy entrado el amanecer, casi cuando salpica el primer
destello y todavía prendida a la hoguera con varios pedacitos
de brazas al rojo, "Querido Amigo" irrumpió el silencio,
dirigiéndose como un susurro, tratando de no quebrar la
calma, se dirigió a Ruff que ya estaba en diálogo con el sueño:
- ¡Oye, Ruff!, ¡Ruff!
Este abrió los ojos y miró a Querido Amigo, y con mucha
suavidad le preguntó con su mirada qué es lo que quería:
—Ahora ¿qué diablos quieres saber?
Querido amigo se sintió un tanto desnudo, un tanto con no
saber qué decir o preguntar, pero en poco tiempo se repuso y
preguntó:
—Oye Ruff, ¿qué es la "Quinta Esencia"?
— ¿Que qué es la Quinta Esencia? ¡Maldito bandido, no
has aprendido nada!
¿Acaso crees que soy tu maestro? ¿Acaso crees que
mereces mi tiempo?
—Ruff, por favor te lo suplico, ya he cambiado, hoy he
cambiado, te suplico me digas que es la "Quinta Esencia", sé
que ahí esta la respuesta, por lo que tu más ames y quieras,
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
dime qué es la "Quinta Esencia." Por supuesto que Querido
Amigo nunca había pedido así, nunca había hablado así.
Ruff comprendió que el fin estaba cerca y necesitaba un
testigo, un hijo, un heredero de su fe, un baluarte de trasmisión
y recepción, ¿por fin lo habría encontrado?
—Muy bien, Querido Amigo, la "Quinta Esencia" es muy
sencilla, está compuesta, por la primera, segunda, tercera,
cuarta y quinta esencia. El caso es que no puedes alterarla,
siempre tendrá que ser la primera, la segunda, la tercera, la
cuarta y la Quinta Esencia. Ruff se acomodó, sacó un cigarro,
lo aspiró muy fuerte y dijo:
LA PRIMERA ESENCIA:
Es la palabra, aquella que se revela, intrascendente, vacía
y plácida, aquella que deja ecos en el ambiente, y destroza
poco a poco a quien las dice y a quien las escucha; las hay
sinceras, secas, calientes, desfiguradas e hipócritas y sin
embargo, es la palabra.
LA SEGUNDA ESENCIA:
Es la idea, la sutil, delicada, ondulada y encantadora idea;
en su piel están marcadas por los siglos de los siglos las
huellas congénitas de su quehacer, guarda ceñida la máscara
de no estar tan segura de ella, sufre de inseguridad y forma
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parte de la sociedad consumidora de palabras, de mensajes
comerciales y breviarios culturales.
La idea es bienvenida, gratuita, fortuita, y es muy
bienvenida, aunque tenga vocación de catástrofe, y se cumple
en medio de la indiferencia.
LA TERCERA ESENCIA:
Es la libertad, la libertad esencial, aquélla no de la que te
hablé, sino aquélla que nadie conoce, porque ¿cuál de ellos,
dime uno solo, cuál de ellos presumir pudiera de ser libre,
absolutamente libre, quién pudiera decir que no está recubierto
de intolerancia, investido de hipocresía y redimido por su
egoísmo delirante?
¿Quién es el muy radical, el muy revolucionario, el muy de
época, que pueda salir o no vivir en el establecimiento? ¿Para
quien mañana es solamente adverbio de tiempo y no le
importa empezar cada día una vida nueva?
¿Quién es el que diga a Juan Diego superstar que no fue el
último indio que vivió el milagro mexicano?
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Por eso, Querido Amigo, la tercera esencia es tan vital que
debemos buscarla con tenacidad y entregar todo por ella. La
garganta de Ruff, estaba ya seca y cansada, estaba haciendo
el esfuerzo supremo por continuar, ya sólo quedaban dos
brazas, la leña se había acabado, el amanecer ya era claro, el
cansancio de Ruff infinito y sin embargo siguió:
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LA PRIMAVERA DE LAS CENIZAS MARIO H. ARIZPE
LA CUARTA ESENCIA:
Es el coraje, virtud de grandes reyes y monarcas, aquél que
siempre cabalga en el frío, en la nieve, en el calor, en la lluvia
extrema, en los desiertos y por los mares; aquél que nunca se
detiene, ni es vencido, aquél para el cual no existen los
obstáculos, siempre los vence, es poderoso y fuerte, pero
también es humilde y callado, es aquél cuya palabra es
siempre y su negación es nunca, es aquél que siempre
resurge de entre las cenizas y estira una vez la mano, o la
pierna, o la cabeza o lo que pueda. El coraje es aquél que te
levanta cuando estás herido, o maltrecho o cansado, o casi en
agonía, el coraje está compuesto de la palabra, porque la
comprende y la asimila; está compuesto por la idea, porque es
su alimento y sustento diario; está compuesto por la libertad
porque es la que le da dirección y sentido y posee entre sus
entrañas la paciencia y la serenidad.
El que tenga una pizca de coraje, un granito de la cuarta
esencia, estará muy cerca de sus propósitos, es el resorte
mágico, el impulsor perfecto, el generador de vida y creación.
Escúchame, Querido Amigo, el coraje es lo que me tiene
vivo ahora, es lo que me permite hablarte así hoy. Querido
Amigo empezó a sospechar que algo pasaba, ya Ruff casi no
se oía, su aliento se perdía en el viento, sus ojos perdían vida
por momentos, su color huía, su pulso era ya casi un silencio.
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—Ruff, no te vayas, por favor no te vayas, quédate; te
necesito, te lo suplico, no te vayas.
Ruff y Querido Amigo se abrazaron, se mojaron con sus
lágrimas.
LA QUINTA ESENCIA:
—Ven Querido Amigo, tengo que hablarte al oído, conserva
mi herencia, escucha bien la "Quinta Esencia" . La Quinta
Esencia es todo: eres tú, soy yo, es la vida, es la muerte, y el
último de los rayos del arco iris.
La "Quinta Esencia" es la sabiduría, aquella que es lo más
difícil de descubrir, aquella que busqué por tanto tiempo,
aquella que abarca a Cristo, a Mahoma a Confucio y a mil
más; aquella que es miel reconcentrada y mana de los dioses.
Sólo unos cuantos la encuentran y es que muy pocos la
buscan, se da en un bebé o en un anciano, aquí o en otra
parte del universo, sólo que es el tesoro más difícil de encon-
trar.
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La sabiduría, mi Querido Amigo, es muchas cosas al mismo
tiempo: es despojarse de un pedazo de tí o todo tú, cuando así
lo sientes, es compartir y amar infinito, es contemplar como el
otro día el rostro de Dios, es viajar como ahora lo hago por el
gran túnel y a la gran luz y no querer regresar; pronto, muy
pronto nos veremos, Querido Amigo, porque aquí sólo se
encuentra una parte dé la sabiduría; ya oigo los pasos, la
música, la palabra, la idea, la libertad y esa inmensa sabiduría
infinita que es Dios.
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¡Ayúdame Querido Amigo!, cierra mis ojos y acompáñame
al gran momento, no sufras que yo ahora gozo; hasta pronto
Querido Amigo. . . —Ruff, Ruff.
—Hasta pronto Querido Amigo; todos los hombres estamos
contigo ahora, todos te acompañamos a este hermoso viaje; lo
sé, hasta luego, Querido Amigo; permite quedarme con un
pedazo de tí, y llévate esta última brasa roja que aún calienta,
guárdala y consérvala por siempre.
—Adiós Ruff, ahora ya sé donde está el tesoro. Gracias
Ruff. ¡gracias!
El silencio se apoderó de todo y sólo quedó Querido Amigo
con la mirada perdida en el fondo del infinito, como si en esos
instantes le siguiera la estela a Ruff.
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INDICE DE PERSONAJES
Querido amigo: personaje ficticio que existe en muchas personas.
Ruff: Personaje ficticio que existe en algunas personas.
José: Líder y estudiante de la universidad durante 1968-1975; actualmente
periodista.
Mel: Rector de la universidad durante 1973- 1978.
Chuy: Familiar cercano al autor y cuñado de Mel.
Nely: Esposa del autor.
Rufino: Estudiante de la universidad, período 1970-1975; actualmente una
editorial de libros.
Click: Colaborador, maestro, asesor de la universidad de 1973 a la fecha.
Catón: Excelente y conocido periodista de México.
V.R.: Secretario general de gobierno, durante el período del Ing. Gutiérrez
Treviflo; rector de la universidad entre 1978 y 1984.
Noyo: Rector de la universidad entre 1970-1973.
Lalio: Gobernador constitucional del estado de Coahuila, período 1970-
1976.
Memo: Estudiante de la escuela de Ciencias Químicas entre 1968-1970.
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Paulo: Líder y estudiante de la universidad; período 1969-1973.
Jorge: Líder y estudiante de la universidad; candidato a rector en 1976.
Consigleri: Funcionario de la universidad, durante el período de Mel;
brillante profesional que actualmente dirige un departamento en
la presente administración (1985- ).
Bob: Amigo personal del autor; actualmente maestro de la
universidad.
Escarlata: Brillante sacerdote; vocación ministerial católica.
Don Quique: Dueño de la cafetería universitaria; aún esta ahí (1985).
Fátimo: Ministro católico, de controvertida trayectoria, hombre recto y
honesto, congruente con su vocación.
Jaime: Actual rector de la universidad, período (marzo 1985- ).
Jimmy: Contendiente del actual rector; dirigente de una escuela de la
universidad.
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Mario H. Arizpe nació en Saltillo, Coah., en 1949.
Se licenció de ingeniero químico con estudios en la Uni-
versidad Autónoma de Coahuila y el Instituto Tecnológico
de Monterrey.
A su paso por la Universidad Autónoma de
Coahuila fue presidente de la Sociedad de Alumnos,
presidente de la Federación de Estudiantes de la UAC,
Consejero Universitario, Director de Extensión
Universitaria, Director de Extensión Social y Director de la
Preparatoria.
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Actualmente está dedicado a su especialidad
profesional en Tamaulipas.
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