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LA MUERTE CHIQUITA
Primera edición: octubre 2013
Maquetación y diseño: Santiago Eximeno
Texto: Miguel Lupián
Fotografía de portada: Dominio Público
Edición: Ediciones del Cruciforme EDC0008
www.cruciforme.com
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Ana, siempre Ana
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LA MUERTE CHIQUITA
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Al primer bocado, corrió al baño para vomitar: tendría que haber cocinado
esa carne cruda de bebé.
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Las uñas desprendiéndose, el cabello cayendo a mechones. Entró
tambaleante a su casa con sed de sangre, con hambre de carne familiar.
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Abrió el clóset y eligió el atuendo. Descolgó el cuerpo, lo desolló y se lo
colocó sobre su piel desnuda. Hoy sería un hombre.
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Cercenaron sus orejas, clavaron banderillas en su espalda… El matador
sucumbió cuando extirparon sus vértebras coccígeas.
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Al escapar de la morgue notó que tenía tentáculos por brazos y escamas
por piel. Cualquier precio por seguir vivo, murmuró.
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Despertó sabiendo cómo sería el fin del mundo. Luego recordó que ya
estaba muerto y se volvió a dormir.
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Las manos ensangrentadas, sus hermanos muertos. El espíritu abandonó el
cuerpo del niño cuando sus padres tocaron a la puerta.
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Se dejó crecer la barba el día que encontró en el espejo una sonrisa chueca
y desdentada muy parecida a la de su difunto padre.
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No entendía por qué los perros siempre le ladraban hasta el día que se cortó
al rasurarse y vio lo que vivía bajo su piel.
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Desde que desenterré la estatuilla, millones de tentáculos colosales cuelgan
del cielo, observándome, vigilándome.
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Cuando mamá cabra cortó el vientre del lobo, encontró a un organismo
tentacular devorando a sus cabritos.
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El pueblo bajó la mirada al ver el traje nuevo del emperador: un precioso
juego de tres piezas de carne de bebé.
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Se calzó las botas ensangrentadas de su antiguo amo y brincó al balcón
para maullarle a la luna.
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Cuando vio que el muñeco cobraba vida, lo arrojó a la chimenea. Desde
entonces, todas las noches habla con el fuego.
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Los personajes de la historia lo necesitaban… El niño se introdujo en el
libro… Nunca volvió: se trataba del Necronomicón.
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El ratón se suicidó cuando las brujas prometieron convertirlo en humano.
21
Paredes blancas acolchadas, camisa de fuerza, terapia de electroshocks…
Nunca dejó de escuchar a los perros ladrar.
22
Tuve que torturar niños y cachorros para que me mandaran al psiquiátrico:
quería matar al doctor que encerró a papá.
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Pintó la habitación con la sangre de sus padres. Afuera, los doctores sólo
vieron que acariciaba las paredes blancas.
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Pidió que lo encerraran en el psiquiátrico cuando advirtió que el bar donde
conquistaba mujeres era un cementerio.
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Cuando los policías vomitaron al ver la escena del crimen, supo que sólo lo
encerrarían en el psiquiátrico.
26
Al no poder desahogarse con algún psiquiatra, los fantasmas repiten una y
otra vez sus crímenes para desprenderse de ellos.
27
La madre de todos los vicios se suicidó después de engendrar a una
creatura insólita de corazón puro.
28
Después de parir, como toda madre, se tragó la placenta. Después al hijo.
Se lavó la cara y salió en busca de otro hombre.
29
Su madre, de piel putrefacta y ojos agusanados, le susurró al oído que no le
convenía la mujer que dormía a su lado.
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La Madrota regenteaba una casona donde adolescentes parían niños que
eran vendidos a sectas religiosas.
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Me lo había advertido, pero no entendí: mamá me cortó la lengua cuando
me descubrió leyendo en voz alta el Necronomicón.
32
Cuando despertó y vio a los mortinatos rodeando la cama, se descubrió el
pecho y amamantó a cada uno de sus hijos.
33
Tijeras de jardinero. Alicates. Taladro. Un título apócrifo de doctor. Tu vista
nublándose… Rojo.
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Abrió las ventanas, colocó navajas en el diván, colgó una soga del techo…
Sus pacientes no resistieron la tentación.
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Por las noches le gustaba pasearse desnuda entre los cuerpos fríos y rígidos
de los que alguna vez fueron sus pacientes.
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El caracol abandonó su casa enloquecido por los fantasmas del recuerdo
que le susurraban en oleadas.
37
Las noches de luna llena recorre la unidad habitacional intentando abrir la
puerta de una casa que no puede recordar.
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Comprendió su nuevo estado cuando las puertas de su casa desaparecieron.
39
Alex cortó el pecho del gato, el de su hermana, el de sus padres… buscaba
el alma que tanto mencionaban en misa.
40
En cada eclipse lunar, los niños del puerto ofrecen un adulto a los dioses del
mar a cambio de la juventud eterna.
41
Cuando sacaron al niño del pozo, nadie notó las extrañas heridas en su
cuello ni los colmillos que se asomaban tímidamente.
42
Despierta. Deambula por el cementerio. Busca un cuerpo tibio. Lo
encuentra. Lo posee. Eyacula. Sonríe. Vuelve a su tumba.
43
Con el prepucio de sus ex amantes forró la cajita donde guardaba los
juguetes de su inocencia interrumpida.
44
Perdió la fe en el sacrificio cuando el semen de la bestia invocada calcinó su
cuerpo desnudo.
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Su erección se vino abajo cuando las mujeres desnudas pintaron un
pentagrama en el suelo y mostraron sus colmillos.
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Mujeres sumisas, silenciosas, pálidas… El nuevo prostíbulo junto al
cementerio fue todo un éxito.
47
Lo último que vi, mientras ardía junto a las cenizas de mis hermanos, fue el
rostro decepcionado de mi creador.
48
Terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas… Solté el libro maldito y
enjugué mis lágrimas: por fin conocería a papá.
49
Para que no la extrañáramos, papá vistió con la piel de mamá a diferentes
mujeres que nos arrullaban, que nos amamantaban.
50
De niño se pasó horas mirando el cielo: nada. Ahora, de viejo, sonríe a
través de la ventana: sus padres han vuelto por él.
51
Despierta. Vomita una llave. Abre el ropero. Criaturas surcando el espacio.
Lo cierra. Se traga la llave. Vuelve a dormir.
52
Todas las noches, las gárgolas despiertan y sobrevuelan los conventos
buscando a ese cura que les robó la infancia.
53
La tormenta amainó y las feroces aguas volvieron a su placidez apenas
arrojé a mi hijo del acantilado.
54
Cuando mi rostro se llenó de escamas y de mis brazos emergieron
apéndices crustáceos supe que era momento de regresar a casa.
55
No entendía por qué el abuelo pidió que esparciéramos sus cenizas sobre el
mar hasta que vi en lo que se convirtió.
56
Todas las noches le aúlla a la luna y corre libre por el bosque hasta que el
foco de su celda se apaga.
57
Antes de morir, la bestia esparció su sangre sobre dos ríos; así, por un lado
surgieron los hombres y por el otro, los lobos.
58
Ante la negativa del laboratorio de seguir financiando sus excéntricos
proyectos, el genetista se dedicó a vender alebrijes.
59
Cuando comenzó a sangrar hormigas blancas por la nariz, supo que no
debió burlarse de aquella estafadora que leía la mano.
60
Al besar a la chica, sangró de la entrepierna. Lejos de ahí, su esposa
destrozaba las partes nobles de un muñeco vudú.
61
Su esposa y sus hijos se acercaron temerosos. Lo abrazaron. Llorando,
comenzó a besarlos, a morderlos.
62
Los fantasmas, cansados de su vida insulsa, prefieren retomar su cuerpo
marchito para regresar a casa.
63
Cuando atrapamos a Solovino, regresamos al cementerio: ni la muerte
podría separar a nuestra familia.
64
El enterrador renegó de la inmortalidad que le concedieron cuando tuvo que
enterrar a cada miembro de su familia.
65
Dejaron de enterrar sus experimentos fallidos cuando el cementerio se llenó
de hongos descomunales.
66
Cuenta la leyenda que si entierras los cuerpos de siete gatos negros en ese
cementerio, podrás ver lo invisible que te rodea.
67
Dos cuadras a la derecha y una a la izquierda, me dijo el enterrador. Me
sacudí la tierra y regresé a casa.
68
Cada mes riega la tumba con su sangre menstrual. Su amado despierta y
bailan un nocturno que sólo ellos pueden escuchar.
69
Solovino cambió sus ojos por los de su dueño: ya no quería ver a los
fantasmas y espectros que lo atormentaban.
70
Descubrí que algo extraño le sucedía a Solovino cuando lo sorprendí
babeando y mirando fijamente la cabeza de mi hermanito.
71
No debí alimentarlo después de medianoche, pensé mientras me
desmembraba.
72
Desde que le sacó los ojos, el poeta sólo escribe lo que el cuervo le dicta.
73
Cuando le hicieron la necropsia a Solovino encontraron al perico, a los
hámsteres y a su hermanito perdido.
74
Ingresó sus datos. Play. Su cuarto, un cuchillo atravesándolo. Antes de
morir sonrió, era el primer vídeo snuff que veía.
75
Salieron mareados de la función. A los pocos pasos cayeron sin vida. Un
éxito. La cinta maldita iniciaría su recorrido comercial.
76
Freddy Krueger ronda los maratones nocturnos de cine, esperando que se
duerman los asistentes y así encajarles su guante de cuchillas.
77
Atraído por la escena del abismo, se levantó de la butaca y se arrojó a la
pantalla. Los demás hicieron lo mismo al verlo desaparecer.
78
Escupió las escrituras y abrió la puerta que nunca debería ser abierta. Antes
de que las llamas lo cubrieran, sonrió: la leyenda era cierta.
79
Cuando la soledad se torna insoportable, frota sus ojos con las lagañas del
gato para ver a las criaturas que revolotean a su lado.
80
Cuenta la leyenda que todos los personajes desatendidos por sus autores
van a dar a un extraño lugar llamado Tierra.
81
No le sorprendió leer su nombre en el libro, pero sí en lo que comenzó a
transformarse apenas lo cerró.
82
Como cada año, lo desenterró y lo besó. Felicidades, le dijo, y caminaron de
la mano hasta que la aurora evaporó el efecto.
83
Para celebrar sus bodas de oro, rentaron un bote y navegaron hasta R´lyeh.
Se dieron un beso cuando las estrellas se alinearon.
84
En su treinta cumpleaños saltó de un avión. No le sorprendió que el
paracaídas no se abriera, sino darse cuenta de que volaba rumbo al sol.
85
Aparece en las fiestas esperando que el niño, frente al pastel, desee un
amigo imaginario para clavarse en su mente y poseerlo.
86
Morir a los treinta y cinco no es una maldición familiar sino lo que ofrecí a
cambio de la inmortalidad, le dijo a su tataranieto clavándole un cuchillo.
87
Cuando los científicos descubrieron que Plutón era el Yuggoth de Lovecraft,
le quitaron la categoría de planeta para evitar expediciones.
88
A través del cristal buscas a tus padres entre los espectadores. Después de
un rato regresas al rincón y duermes sobre aserrín.
89
Supo que era su última noche cuando los pequeños y deformes cadáveres
de sus hijos emergieron del jardín.
90
Te arrancas el cabello, laceras tu rostro... Esperas que así los supervivientes
del Apocalipsis no vuelvan a ultrajarte.
91
Cortaron sus pulgares para formalizar su amor, pero sólo brotó barro. Los
jóvenes golems se separaron y nunca volvieron a amar.
92
El hombre-lobo adolescente se deshizo de su colección de pornografía al ver
que no sólo le salía pelo en la mano.
93
Los jugadores de futbol dejaron de manosear a la nueva porrista cuando
descubrieron su tumba debajo de las gradas.
94
Cuando duermes, tus juguetes rotos y abandonados te insultan y maldicen
al oído. Por eso a veces despiertas llorando.
95
Cuenta la leyenda que por cada cien pistolas de juguete que se venden una
se vuelve real. Hoy lo comprobé al dispararle a papá.
96
No me espanté al ver que los osos de peluche y las muñecas cobraban vida,
pero desfallecí cuando lo hicieron los alebrijes.
97
Agregó agua en el vaso y esperó a que el muñequito creciera... En cuestión
de minutos Cthulhu arrasó con la ciudad.
98
Cambió el ajedrez por las damas chinas cuando escuchó el lamento de los
peones al ser eliminados.
99
Creías que se trataba de sonambulismo, hasta esta noche, cuando abriste
los ojos y te viste en la cama, durmiendo plácidamente.
100
Tu realidad de cristal se resquebrajó cuando descubriste tu nombre y
fotografía en la portada de un libro que nunca escribiste.
101
Cuando logró abrir la puerta clausurada se dio cuenta que lo que él llamaba
casa era un mausoleo.
102
En la biblioteca de Babel existe un libro, perdido entre los anaqueles, donde
puedes leer tus realidades paralelas.
103
Todos sucumbían al verse reflejados en las hojas del gran libro de los
espejos.
104
El Libro Camaleón debe leerse con cautela, porque no se sabe si al cambiar
de página brincará un conejo o una serpiente.
105
Los personajes del libro eran tan reales que al cambiar de página podías
escuchar sus diminutas voces pidiendo auxilio.
106
Qué ingenuos fuimos al leer el pdf de aquel libro maldito, confiesan en el
spam que satura tu cuenta de correo.
107
Por las noches se escuchan los gemidos de los jóvenes revolucionarios que
nunca volvieron. Los perros aúllan, las estrellas se apagan.
108
Sólo te queda una bala en el tambor. A la derecha ellos, a la izquierda los
otros. Disparas... Silencio... Tu guerra terminó.
109
Derrotados, se escondieron en los volcanes, esperando la decadencia del
humano y el resurgimiento del reinado de los dragones.
110
El efecto adictivo de la dentina suele ocasionar que algunas hadas extraigan
vorazmente todas las piezas dentales del niño.
111
Los niños lloraron cuando pequeñas criaturas aladas –que estornudaban
ceniza– eclosionaron de sus huevos de Pascua.
112
Carentes de toda imaginación, los adultos suelen nombrar “sismos” a la
llegada de los troles a la ciudad.
113
Supiste que era el fin cuando el arcoíris perdió sus colores, menos el rojo,
que se expandió sobre la ciudad, sobre tu mente.
114
La iguana de la indiferencia, el puercoespín del dolor... Dejó de materializar
sus sentimientos cuando el tigre del odio lo atacó.
115
Dejé de tomar las “infusiones milagrosas” del curandero de la esquina
cuando comencé a ver el verdadero rostro de mis vecinos.
116
El nuevo vecino se sorprendió cuando salimos a recibirlo, sobre todo cuando
nos vio volar y picotearle los ojos.
117
Cada tres meses llega un nuevo inquilino al edificio. Sólo notarás su
presencia cuando comiencen a desaparecer los niños.
118
Los vecinos lloraron a mi puerta todo el día. Cuando salí para reclamarles,
me hallé dentro de un féretro en mi propio funeral.
119
Clausuraron el changarro de la pitonisa cuando encontraron a los vecinos
desaparecidos siendo devorados por los puercos.
120
Cansado de sentir su mirada cada vez que llegaba a casa, arrojé su urna
por la ventana.
121
La sombra brincó de la última hoja del libro y se colocó sobre su hombro.
Desde entonces nunca está solo.
122
Esta vez al sentirlo, como todas las noches, abrí los ojos y sonreí. Nadie
logró identificar el cadáver encontrado en mi cripta.
123
Todos los días veo jugar a los niños en la calle preguntándome cuándo se
darán cuenta de que los atropellé hace un mes.
124
Todos alababan la imaginación macabra del famoso escritor hasta que en su
sótano descubrieron un portal al infierno.
125
Dicen que el infierno es sólo una realidad alterna donde tu otro yo disfruta
de todo lo que en ésta te negaste.
126
Supe que esto era el infierno cuando en mi ataúd encontré dos hogazas;
una sabía a juicios y la otra, a reproches.
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Todas las noches ingiere tinta y plata –extraídas de sus mejores libros y
películas– para disolver la rutina.
128
El espejo, que todos los días la hacía lucir diferente, era la pantalla de un
cine donde ella siempre era la protagonista.
129
Se pasaba tanto tiempo en bibliotecas y cines que sólo era cuestión de
tiempo para que la metamorfosis ocurriera.
130
Me besa, me abraza, me dice que todo estará bien; luego se pierde en la
noche, no sin antes susurrar su nombre: Ana.
131
Cuando cumplió ocho años, el alquimista le regaló un extraño artilugio con
el que podría materializar todos sus sueños.
132
Dejé de creer que Carlitos era sólo un amigo imaginario cuando lo encontré
en el cuarto de mis papás, destazándolos.
133
Mientras los colmillos de Vlad se alargaban, entendí por qué había insistido
tanto en pactar nuestra amistad con sangre.
134
Lloraba cada vez que sus amiguitos se desarmaban, pero sabía que en la
siguiente tormenta papá los compondría.
135
A veces, se ve a un niño debajo de la alberca: espera a que sus amigos le
indiquen que ya pasó un minuto.
136
Despiertas. Tu cabeza está incrustada en la pared, junto a las de tus
amigos: no debieron emborracharse en el bar de Giger.
137
No me molestó el bulto debajo de su falda sino su lengua perforando mi
cráneo mientras me besaba.
138
Supe que Ana había regresado al ver que el gato de la buena suerte sólo
movía su brazo cuando llegaba a casa con otra mujer.
139
Soñaba que moriría ahogado hasta que la casera me encontró en el fondo
de la cisterna. La pesadilla ha terminado.
140
Cada cierto tiempo, regresa en forma de una hoja blanca que devora todas
mis palabras.
141
Su fama de hiperrealista se vino abajo cuando descubrieron que el lunar de
la modelo plasmada en el lienzo era real.
142
Con las lágrimas de cien niños ultrajados y la sangre de cien gatitos
moribundos pintó el cuadro más triste de la historia.
143
Cuando su arte se contaminó de consumismo, se voló los sesos frente a un
lienzo. La obra se vendió en millones de dólares.
144
El día que ardió el último libro tragamos pintura de colores y escupimos
nuestro coraje sobre los muros de la ciudad.
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Miguel Lupián (Ciudad de México, 1977). Ex alumno de la Universidad de
Miskatonic. Sus cuentos han sido publicados en diversas antologías. Es
autor de Efímera (Samsara, 2011), Mortinatos (Zona Literatura, 2012) y
Trilogía Cthulhu (Penumbria/KGB, 2013). Esposo de Ana, padre de tres
gatos y director de Penumbria, revista fantástica para leer en el ocaso.
Puedes encontrarle en
http://mortinatos.blogspot.mx
https://twitter.com/mortinatos
http://www.penumbria.net
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ESTE LIBRO TERMINÓ DE MAQUETARSE EL 20 DE OCTUBRE, EL MISMO DÍA QUE, EN 1854, NACIÓ ARTHUR RIMBAUD