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La Mara

Jan 28, 2018

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William Ramirez
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La MaraSalvatrucha

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Diseñador William Ramirez.La Mara Salvatrucha

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El Diseño Gráfico sin duda es una herramienta la cual nos da la base de crear cualquier tipo de diseño visual, desde una idea, hasta lo más inimaginable y poder desde allí expresar propuestas de mensajes a diferentes tipos de públicos a la cual pueda ir dirigida.

Producto de los apredizajes obtenidos sobre el diseño y técnicas para la edición de materiales de información e imágenes, surge el presente libro titulado “La Mara Salvatrucha” su contenido por tratarse sobre una organización de narcotraficantes y pandilleros altamente agresivos.

El libro esta dirigido a mayores de edad (18+) que se encuentre interezado en saber la verdadera cara y vida en los ghettos ( Barrio ) de centroamérica. La idea central es que quien se une a éstas, actúa diferente a como lo hace el resto de los miembros de la sociedad para sastifacer necesidades que no han sido cubiertas, cuestiónate sobre tu contexto social al leer el libro, ya que éste también puede ser tierra fértil para el floreciemiento de grupos similares.

INTRODUCCIÓN

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Primeramente le quiero agradecer a mis Padres, William C. Ramirez. Yolaixa Peréz y a mi hermano William J. Ramirez, ya que ellos son mis Pilares más grandes, son mis figuras a seguir, me han apoyado toda la vida, a mi Esposa Alexandra Rodríguez, ya que ella me ha dado apoyo incondicional y ha estado a mi lado en los momentos de mis triunfos y derrotas te amo.

Mi familia, la que ha estado siempre al tanto y nunca se han olvidado de mi y mi carrera, se lo dedicó a mi sobrina Andrea Ramirez, a mis primos los cuales son como hermanos y Moraima Villegaz la que siempre me recuerda que nunca debo bajar de nivel y seguir adelante. Xavier Rodríguez, Kaiser Delfs, Tairon Vera, Jhon Terry, Ronny Gonzáles, Ricardo Abarca, Paul Ortiz y todos mis compañeros que han estado hay apoyando y hemos estado aprendiendo a lo largo de nuestra carrera, Gracias.

DEDICATORIA

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Considerdas la banda más violenta, Las Maras dominan Centroamérica y se expanden por todo el mundo, en una temible asociación con los carteles de las drogas. Y eso no es lo peor: todo parece indicar que ya existen grupos embrionarios de este tipo entre la sociedad.

VIVI PARA LA MARA Ó,

MORÍ PARA LA MARA.

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SUMARIO

Capítulo 1 Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 2

Capítulo 3

Historia.Origen de la Mara.El Comienzó.Actos de de Honor.Ritos de Iniciación.Identidad.Código de Honor.Hermandad.

Sociedad.En la Casa.Siempre a Ganar.Los Protagonistas.

Símbolos.Grafiti Pandillero.Tatuajes Característicos.Cultura.Las Clicas.Señas de Identidad.

Tráfico de Drogas.Tráfico de Personas.Tráfico de Niños.Delincuencia.Fuentes de Ingreso.Movilizaciones Transnacionales.Protagonistas de Centroamérica.Fenómeno Urbano.La Vacuna.Edades Variables Dentrode la Mara.Inmigración.Raíces Sociales.La MS13 en Centroamérica.Tendencia a Crecer.Delatores de la Mara.

Enemigos.Su Herencia.Rivalidades.

Dos Realidades Distintas.Los Locos de la Calle 18.Cholo Locos.

Mujeres Dentro de las Maras.Equidad con las Mujeres.La Vida Loca y los Vaciles.

Subversión de Los Gobiernos.Armas.Violencia.Pandilla.Influencia Americana.Respuesta del Gobierno.Golpe Policial.Mano dura.Cero Tolerancia.Organismos Internacionales.Alianzas y Coordinaciones.Oportunidades.

Glosario.Conclusión.

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La Mara Salvatrucha es una mirada al mundo de lo que se viven en las pandillas, donde se observa su inicios y vi-vencias de algunos inte-grantes de esta peligrosa pandilla como lo es la Ms 13. Es un verdadero placer como (Diseñador Gráfico) presentar esta pieza editorial la cual es un tema muy delicado ya que toca uno de los pri-meros problemas que se vive en el país; que es la delincuencia, es un vis-tazo desde el interior de esta gran organización transnacional.

A menudo los integran-tes han tenido familiares que han estado involu-crados en las pandillas. Usualmente los jóvenes más involucrados en la pandilla tienen historial de estar sin supervisión adulta diariamente, por largos períodos de tiempo

desde una temprana edad, estos jóve-nes se unen a las pandillas en busca de aceptación, compañía, reconocimiento, estatus y sentimiento de pertenencia, para sentirse identificado socialmente.

La carencia afectiva y las necesida-des de recursos básicos terminan agru-pando a los miembros. Por lo general, las pandillas han ganado el máximo control en las comunidades urbanas y pobres, en respuesta al desempleo y otros servicios. Las Maras están involu-cradas en todas las actividades de la delincuencia callejera, como la extor-sión o el tráfico de drogas, tanto dentro como fuera del sistema carcelario. Tam-bién victimizan a las personas con robo, maltrato y secuestro.

Creen en la lealtad y la unidad de la pandilla, pero las dejan a un lado cuan-do su propia seguridad está en peligro. Portan insignias o tatuajes alusivos a la pandilla, tener un lenguaje oral y forma de caminar y comunes. Portan armas blancas o de fuego para su propia pro-tección. Hacen alarde de pertenecer a esa pandilla, y utilizan el graffiti para de-terminar su territorio o amenazar.

PRÓLOGO

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Historia. Origen de la Mara. El Comienzó. Actos de Honor. Ritos de Iniciaciòn. Identidad. Código de Honor. Hermandad.

Capítulo 1

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La palabra mara significa (grupos o gente violenta) y salva trucha (salvadoreños buzos) estas palabras vienen de la jerga callejera salvadoreña en la que la importancia de los mareros han ido en aumento en la población, hoy en día se calcula que hay más de 80.000 mil mareros activos.

Se creó en los años 80 y 90 en las calles de los Ángeles California (Estados Unidos) con el propósito de cuidar a los salvadore-ños emigrantes. El proceso de migración salvadoreño, fue facilitado por la guerra civil en que el país se vio envuelto dentro del contex-to del guerra fría.

El destino preferido por la mayoría de los emigrantes salvadoreños fue Estados Unidos en busca del sueño americano comenzó por la emigración de los sal-

vadoreños en Estados Unidos, se presume que comenzó por el maltrato y desprecio que le tenían a los salvadoreños, en esos tiempos habían pandillas o maras conocidas como: Barrio 18, Mafia Mexicana, Latín King, Block, Crips entre otros, estos tipos de pandilla tenían rivalidades.

Porque ya los salvadoreños ya no se querían dejar abusar por los mexicanos, afroamericanos, estadounidenses, entonces un grupo de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos crearon la conocida mara salva trucha o ms 13, la estructura más grande y violenta del mundo, hay varias organizaciones como el FBI que quieren destruir la mara salva trucha pero es una estructura muy grande, el FBI y la DEA comenzaron a deportar a los emigrantes mareros a sus países de origen.

La mara ha exhibido un incremento aparentemente incontenible, se presume que el crecimiento de las maras en los jóvenes, tiene su origen en los más diversos problemas familiares, abandonó, maltrato, abuso, entre otros. Los mareros suelen estar entre 12 a 21 años los jóvenes entran a la mara en busca de apoyo o una familia, es así como un importante porcentaje de adolescentes en Centroamérica se han visto vinculados de una u otra forma a la mara.

Comenzó a hacer actos de violencia como contra-bandear drogas, ventas de armas, muertes por encar-go, entre otros. Los mareros han ido avanzando y se reconocen por su tipo de caminar, vestirse y por su hablado oral y de señales dicen que los tatuajes sig-nifican la lealtad y amor que le tienen a la mara y cada

Historia:

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se usa en El Salvador, Honduras, Guatema-la y México para definir “Gente, Pueblo, Chusma” (DRAE). Al mismo tiempo se piensa que este tér-mino fue elegido por sus primero integrantes como referencia a las hormigas marabuntas de la familia Formícida, caracterizadas por su depredación y ca-rácter migratorio.

Por otro lado la palabra Salvatrucha es una aglu-tinación de dos palabras cuyas dos raíces provie-nen una del sustantivo “Salva”, alusivo al genti-licio de sus fundadores, salvadoreños y “Trucha” al verbo coloquial usa-do por la comunidad chi-cana en Estados Unidos, la cual quiere decir, “Es-tar Alerta” o “activo”.

En cuanto la asignación del número como parte de su identificación, una de las hipótesis que sostie-nen especialistas como

Valdez o Tony Rafael, in-dican que surgió hacia 1994 como la afiliación de esta organización a la Mafia Mexicana.

La pandilla carcelaria de origen hispanoame-ricano más grande de Estados Unidos, quienes imponen llevar el número “13” a todos aquellos que estén aliados su causa.

Esto obedece a que la Mafia Mexicana es abre-viada con la letra “M” la cual en el abecedario in-glés ocupa el lugar 13.

Es el nombre de la más peligrosa banda de cri-minales que se origina en los Ángeles, esta banda también se encuentra en Centro América. La abre-viatura de Mara Salvatru-chas MS 13. General-mente los miembros de ésta son inmigrantes del

tatuaje tiene su significa-do. La MS 13 tiene su rival mejor conocido como el Barrio 18, la rivalidad que tienen es por ver cual es la mejor o cual domina más partes, los ms 13 manchan sus paredes advirtiendo que es te-rritorio de ellos, la rivali-dad que tienen la pueden llevar hasta la muerte. La ms 13 es originaria de los salvadoreños, se presu-me que para sostenerte en la mara tienes que co-meter actos de violencia, los mareros ya no pue-den salir de esta vida que llevan, la única manera de salir de la mara es la muerte del integrante.

El nombre propio, Mara Salvatrucha 13 (MS-13) tiene diversas tiene en cuanto al étimo de su palabra. Mucho de los autores que han escrito al respecto sugieren que este vocablo compues-to proviene del término Mara una palabra que

(Estados Unidos) en las calles 13 y 18 como res-puesta defensiva ante la sociedad anglosajona, blanca y protestante. Son parte del fenómeno de pandillas de diferentes etnias en esas mismas calles que nacieron en los 60. Efectivamente, las maras se crean en El Salvador, Guatemala en Honduras y en menor medida en México con la repatriación de salva-doreños de pasaporte, pero que habían nacido y se habían criado en los Estado Unidos pero

Salvador la Mara Salva-trucha nació en el año 1980 cuando una guerra civil se desata en El Sal-vador, por esto mismo la gente del Salvador emigra-ba a los Estados Unidos y muchos descubrieron que no había trabajo y lu-gares para sostener una vida buena.

Por eso mismo los pri-meros inmigrantes encon-traban muchos problemas y ellos mismos crearon la pandilla Mara Salvatru-cha para proteger sus familias. La historia de esta Mara siempre tiene violencia, porque cometen

acciones que son cri-minales como pasar de contrabando y asesinar a sus enemigos. La pa-labra “mara” es el equi-valente centroamericano a lo que en España sería “pandilla” “colla” esto es, grupo de amigos de la misma colonia, pueblo o del mismo instituto o escue-la “maras de estudiantes” y no tiene nada que ver con la palabra “marabunta”.

La Mara 18, efectiva-mente, al igual que la Mara 13 o Salvatrucha, nacen en Los Ángeles

Origen de la Mara:

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zaron a mudarse a inicios de los 90 hacia las cinco repúblicas centroame-ricanas, la base de ésta pandilla es el comercio ilegal de droga.

Las maras tienen como objetivo derrocar a los gobiernos de la región, esta posee reglas fijas, que pueden incluir ri-tuales de iniciación, una jerarquía y códigos que pueden hacer de la pan-dilla una fuente primaria de identidad para sus miembros. Surgen en los barrios más pobres,

(La mayoría de las veces), una inmensa mayoría son varones, las maras en sí son un fenómeno con raíces transnacionales, es decir, son organizaciones más uniformes, que tienen un origen muy bien definido que se puede ligar a patrones migratorios particulares. Las raíces de las maras se encuentran en las calles 18 de los Ángeles, en una banda fundada por inmigrantes mexicanos en los años 60.

A raíz de esta la política de estos países, se encuentra aplicando serias medidas, “Mano Dura” así se denomina a la ley que sancionaron, ya que las maras están superando en cantidad a los militares.

El término centroamericano Mara proviene de marabunta colonia de hormigas que se alimentan de todo lo que encuentran a su paso habiendo tomado en Centroamérica el significado de conjunto de gente alborotada y tumultuosa. La mara Salvatrucha nace en

quienes opinan que es la unión de grupos sal-vadoreños y hondureños (catrachos) con raíces en la palabra “xatruch” nombre de un general hondureño de la antigue-dad, la raíz más proba-ble de esta palabra es “xatrachos” que unida a salvadoreños conforman la nueva palabra “salva-trucha”. Posteriormente tienen entrada ciudada-nos de otros países, es-pecialmente guatemalte-cos y mexicanos.

En realidad el número 13 viene del paralelo 13 y no de una calle de Los Ángeles, dando a entender el significado de las raíces no mexicanas.

En Centroamérica los gobiernos quieren detener a esta pandilla a toda costa con medidas re-presivas, ellos extienden su territorio a lo largo del continente. Las pandillas centroamericanas empe-

principalmente de sal-vadoreños que emigra-ron durante la guerra Civil de ese país, muchos de los cuáles contaban con entrenamiento militar. De esa transculturización arranca el fenómeno que hoy en día supone el mayor peligro para las democracias de dichos países que es la MS 13.

La palabra “salvatrucho” es el equivalente a “sal-vadoreño espabilado”, “salvadoreño listo”, dentro de los localismos salva-doreños, ponerse trucho, es equivalente a decir “Estar Listo”, también hay

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Jóvenes Pandilleros Establecidos en L.A. en los 90.

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Los Ángeles (California), los integrantes de la mara Salvatrucha, al menos en sus inicios, solían hacerse tatuajes con los que de-mostraban su membrecía, costumbre que se ha ido reduciendo para evitar identificarse debido a sus actividades criminales.

La palabra “Mara” es el equivalente centroameri-cano a lo que en España sería “Pandilla” “Colla” “Grupo”, esto es, grupo de amigos que viven en la misma colonia (“Maras de Estudiantes” y que proviene de la palabra “Marabunta”, a saber, conjunto de gente albo-rotada y tumultuosa).

La Mara 18, efectiva-mente, al igual que la Mara 13 o Salvatrucha, nacen en Los Ángeles (Estados Unidos) en las calles 13 y 18. Son parte del fenómeno de pandi-llas de diferentes etnias en esas mismas calles

que nacieron en los 60. Efectivamente, las maras se crean en El Salvador, Guatemala , Honduras y en menor medida en Mé-xico con la repatriación de salvadoreños de pa-saporte, pero que habían nacido y se habían criado en los Estados Unidos, pero principalmente de salvadoreños que emi-graron durante la guerra civil de ese país, muchos de los cuales contaban con entrenamiento militar. De esa transculturiza-ción arranca el fenó-meno que hoy en día supone el mayor peligro para las democracias de dichos países.

La palabra “Salvatru-cha” es el equivalente a “Salvadoreño Espabila-do”, “Salvadoreño Listo”, dentro de los localismos salvadoreños, ponerse trucho, es equivalente a decir “Estar Listo”. Tam-bién hay quienes opi-nan que es la unión de

grupos salvadoreños y hondureños (catrachos) con raíces en la palabra “xatruch” nombre de un general hondureño de la antiguedad, la raíz más probable de esta palabra es “xatrachos” que uni-da a salvadoreños con-forman la nueva palabra “Salvatrucha”.

Posteriormente tienen entrada ciudadanos de otros países, especial-mente guatemaltecos, argentinos y mexicanos.

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que acababan en los cen-tros de detención juvenil y en prisión empezaron a aceptar el “Estilo Cho-lo”, pero para sobrevivir en la cárcel donde los salvadoreños eran la minoría, adoptaron una nueva imagen, agresiva y el nombre Mara Salvatru-cha. Adentro del sistema penal del sur de Califor-nia, los miembros de la MS se dieron cuenta que aquellos latinos que no se integraban a la Mafia Mexicana, se quedaban

En 1983-1984 orige de la mara bajo las amenazas de las Pandillas de Chi-canos y Afroamericanos, los jóvenes inmigrantes salvadoreños rebeldes formaron su propia pan-dilla La Mara Salva tru-cha. El primer grupo de la MS 13 se reunía en la esquina de una tienda en Koreatown.

Ellos se llamaban así mismos la Mara Stoners: Mara porque en El Salvador describe a un grupo cer-cano de amigos y “Stoner” por fumar marihuana.

completamente aislados, durante la década antes de que la Mara Salva-trucha se integrara a La EME (Como se llama la pandilla de la prisión).

Pudieron soportar los abusos, humillaciones y ataques violentos en contra de ellos, y por ne-cesidad, se crearon una imagen y reputación de ser una de las pandillas más violentas y locas de Los Ángeles. El mito cre-ció debido a ciertas rea-

Provenientes de El Sal-vador, en Estados Unidos escuchaban más que nada la música Heavy Metal. Estaban orgullo-sos de su estilo salvado-reño, pelo greñudo, jeans rotos y apretados pero al poco tiempo se dieron cuenta que estaban fuera de sintonía con la moda de los Barrios Chicanos de Los Ángeles.

Los “Cholos” que do-minaban la cultura pan-dillera de los Ángeles escuchaban “Oldies” o “Hip-Hop”. Usaban pelo corto o la cabeza rapada, camisas y pantalones grandes bién planchados. Todo esto era un fuerte contraste entre los “cholos” y la apariencia fachosa y rebelde de los MS.

Los choques por or-gullo y etnia entre la Mara Salvatrucha y estas pan-dillas fueron cada vez más violentos. Gradual-mente, miembros de la MS

lidades complicadas la mayoría de los miembros originales de la Mara Sal-vatrucha eran jóvenes in-migrantes de El Salvador. Algunos tenían experien-cia como niños soldados reclutados forzosamente por el ejército salvadore-ño o por haberse unido a parientes que formaban parte de la guerrilla.

Los que no habían sido “Soldados Profesio-nales” tenían memorias horribles y traumáticas de las violaciones a los derechos humanos. Mu-chos habían presenciado este tipo de abusos y la pandilla era una herman-dad con la que compar-tían los problemas como emocionales, abusos y el sufrimiento.

Los jóvenes de la pan-dilla eran los más asesi-nos Los Ángeles era un mito que ni las fuerzas de seguridad ni los Salva-truchas tenían interés en

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MS 13, también llega a El Salvador la Calle 18, la pandilla más poderosa de Los Ángeles. La gue-rra que mantenían estas pandillas en las calles de Los Ángeles, se traslada a El Salvador.

La Mara Salva trucha se considera a si misma como la pandilla auténtica salvadoreña, y piensa que tanto la 18 como las pandillas aliadas son de origen extranjero, con-cretamente mexicano. La MS 13 no tiene un alto grado de organización, no hay un líder definido para todo el país, sino que hay varios líderes que en general son reco-nocidos por su prestigio.

Los enfrentamien-tos entre miembros de la misma pandilla son muy comunes. La mara Salvatrucha (Generalmen-te abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una or-ganización transnacional

negar o discutir, a través del tiempo, el resultado de esa percepción ha sido trágico e injusto. La combinación de la mala propaganda, el estigma y el miedo los vuelve chi-vos expiatorios o víctimas fáciles de los rumores. Es la mayor pandilla de El Salvador, aglutina aproxi-madamente al 70% de todos los pandilleros del país. Tiene unas carac-terísticas propias muy determinadas.

Fue creada en los años 80 en California por emi-grantes salvadoreños, como respuesta a las pandillas ya existentes. El nombre de Mara Sal-va trucha: La palabra “Mara”, se emplea en El Salvador con el signifi-cado de gente alborota-dora. “Salva”, de salva-doreño. Y finalmente, “Trucha”, viene a signifi-car listo o espabilado. En la zona de Los Ánge-les, la Mara Salva trucha

adoptó el número 13, ya que esta zona esta con-trolada por la Mafia Mexi-cana, o 13. San Francisco es territorio de Nuestra Familia, o la 14, por eso en el norte de California la MS tomó el número 14.

Tanto la Mafia Mexicana como Nuestra Familia, son organizaciones que controlan a todas las pandillas latinas desde las cárceles de sus res-pectivos territorios. Así que la Mara Salva trucha esta dividida en dos: La Mara Salvatrucha 13 en el sur de California, y la MS 14 en el norte.

Al finalizar la guerra civil salvadoreña, los jue-ces de la zona de Los Ángeles comienzan a deportar a pandilleros de vuelta a El Salvador. De esta forma, la MS 13 se instala con fuerza en el país, mientras que la presencia de la MS 14 es mínima junto con la

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de pandillas criminales asociadas que se origina-ron en Los Ángeles y se han expandido a otras re-giones de Estados Unidos, Canadá, México, Améri-ca Central (Guatemala, El Salvador, Honduras) y España. La mayoría de las pandillas están étnicamente integradas por centroamericanos (Guatemaltecos, Salva-doreños y Hondureños) y se encuentra activas en las zonas urbanas y sub urbanas.

Sostienen células (Clicas) localizadas en Latinoamérica con más de 70.000 miembros. Cabe destacar que los únicos países Cen-troamericanos que han logrado mantener aleja-do esté movimiento son Nicaragua (Dado que durante los años 80, el período de proliferación de estas bandas en el ist-mo, se libraba una guerra en la Zona Norte del país

armas y contrarrestar la fuerza de la Organización del Golfo (Los Zetas), una guerra que azota el sur de la frontera de Estados Unidos y México.

Las actividades crimina-les de la mara Salvatrucha incluyen venta de dro-gas, extorsión, venta de armas, secuestro, robo y asesinatos por encargo, entre otras. En Centroa-mérica su presencia se debe a la deportación de delincuentes desde Esta-dos Unidos a sus países de origenes.

Sus actividades en los Estados Unidos atrajeron la atención del FBI quién junto a la DEA hizo redadas contra los mareros en las que fueron detenidos cientos de miembros de la Mara Salvatrucha.

Existe cierta contro-versia sobre la etimolo-gía del nombre. Algunas fuentes afirman que la

fronteriza con Honduras, y era de los conflictos Béli-cos que habían huido originalmente los Salvadoreños de su nación) y Costa Rica.

Los miembros de la MS se distinguen por tatuajes qué cubren el cuerpo y también a menudo cubren la cara, así como el uso de su propio lenguaje de señas. Son conocidos por su uso de la violencia y un código moral propio que consiste en su mayor parte en una ven-ganza implacable y crueles retribuciones.

Esta crueldad excesiva de los miembros de las maras o “mareros”, les permitió ser contratados por la organización delictiva de Sinaloa, dirigida por Joaquín Guzmán Loera, para ser entrenados en el manejo de

banda lleva el nombre de La Mara, una calle de San Salvador, ( El Salvador) y la guerrilla Salva trucha que luchó en la Guerra Civil de El Salvador.

No obstante podemos desmentir dicha fuente pues no existe una calle con ese nombre en San Salvador ni la guerrilla fue jamás referida como “Salvatrucha” sino como Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

También puede provenir de Marabunta, una espe-cie de hormigas voraces qué se alimentan de todo lo que encuentran a su paso, pero todo parece indicar que esta es una acepción tardía dentro de esté significado, pues esta especie de hormigas es originaria de Brasil y no es común en El Sal-vador. “Salvatrucha” puede ser una combinación de las palabras “Salvadoreño” y “Trucha”, una palabra de

caló popular que significa “Estar Alertas”, aunque es de poco uso en el ha-bla popular salvadoreña.

Lo más probable, sin embargo, es que el nombre se origine en el neolo-gismo “Mara”, utilizado popularmente como si-nónimo de “grupo de amigos” teniendo un uso extendido y sin ninguna vinculación criminal en los años 70 y 80, el cual se fue deformando en su significado hacia el de “Pandilla Salva trucha” podría deberse a que se utilizó durante algún tiempo el término “Salva trucho” como un gentili-cio despectivo defor-mado de “Salvadoreño” y siendo que la pandilla se autocalificaría como parias de su mismo país podrían haberlo asumi-do como tal. Tomando en cuenta exclusivamen-te el caló popular de El Salvador, explicado an-teriormente, el nombre

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de la pandilla vendría a significar de manera simple: Mara Salvatrucha (pandilla salvadoreña). Lo cual sería coherente con el origen de pandilla étni-ca en el sur de Los Án-geles, no obstante que con el paso del tiempo la misma se ha compues-to por centroamericanos en general y no solo por salvadoreños. Las maras son organizaciones más uniformes, que tienen un origen muy bien defi-nido que se pueda ligar directamente a patrones migratorios particulares.

Existen dos maras, la Mara Dieciocho (18) y la Salvatrucha (MS), que funcionan actualmente en Centroamérica sólo en El Salvador, Guatemala, y Honduras, aunque han comenzado ya a exten-derse a México. Los orí-genes de las maras se encuentran en la Calle 18 de Los Ángeles, en una banda fundada por inmi-

grantes mexicanos en los años 60, que muy pronto empezó a aceptar como miembros a cualquier la-tino. La mara de la calle 18 creció mucho durante los años 70 y 80 por la afluencia de refugiados salvadoreños y guate-maltecos, muchos de los cuales se incorporaron a la mara para sentirse incluidos en un contexto donde los estadouniden-se excluían a los latinos.

A mediados de los años 80, jóvenes de una segunda ola de refugiados salvadoreños fundaron un grupo rival, posible-mente un fragmento de la mara original: La Mara Salvatrucha, un nombre que combina la palabra: “Marabunta”, un insec-to “Salvadoreño”, con “Trucha”, que significa “Agudo” en el Argot Sal-vadoreño. Muy pronto, la Mara 18 y la Salvatrucha empezaron a pelearse en las calles de Los Ángeles

y se vieron involucrados en la violencia desatada cuando el caso Rodney King en 1992.

Después de este epi-sodio, el estado de Ca-lifornia elaboró nuevas leyes contra las maras y empezó tratar a sus miembros juveniles como delincuentes adultos, en-viando a muchos a las cárceles más costudiadas.

Después, en 1996, una ley del Congreso de Es-tados Unidos ordenó la deportación de todo de-lincuente no estadouni-dense o recién naturali-zado Estadounidense condenado a más de un año de cárcel, una vez que hubiera cumplido su condena. Consecuen-temente, entre 1998 y 2005, Estados Unidos deportó a casi 46 mil centroamericanos que cumplieron condenas y además, a 160 mil inmi-grantes ilegales.

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Las maras sugieren que los tatuajes deben ser ganados a través de actos que se realizan en beneficio de las pandillas.

En este sentido, los tatuajes pueden conside-rarse biografía de los ma-reros y pandilleros, como cicatrices o marcas de los eventos realizados en los cuales se expuso la vida del individuó en nombre del colectivo. La mara Salvatrucha por

Cada pandilla tiene sus reglas de funcionamiento, aunque siempre se refieren a la igualdad en el grupo, pueden ser más o menos jerárquicas. Así, los jefes son reconocidos mien-tras demuestran las cua-lidades que favorecen al grupo y negocian a favor de toda la pandilla. Para pertenecer a esta san-guinaria organización los aspirantes tienen que pasar por unos terribles proceso de iniciación.

El ritual de admisión posibilita reconocer si el miembro es capaz de cumplir lo que el grupo requiere. Para una mara es importante: Fuerza Corporal, Habilidad, Ra-pidez de reacción y estar preparado a los Peligros.A Los hombres se les encarga asesinar a un miembro de su familia

ejemplo, utiliza como uno de sus símbolos en número 13 o las letras MS, dibuja-das de sí tintas maneras. En la mara 18 se utiliza el mismo número (Dieciocho) que la del nombre.

En ambos casos se presentan combinaciones extrañas de números ará-bigos e incluso con no-menclaturas de lenguas indígenas y romanas.

Otros tatuajes se refieren a las experiencias perso-nales de cada individuo

generalmente al padre también son sometidos a golpes de todo el clan por 13 segundos. Final-mente, se les encomienda matar a un delincuente de un Barrio Enemigo. La mara Salva trucha, por ejemplo, elige un núme-ro de compañeros que agreden al nuevo durante trece segundos esperando que éste se sepa defender.

En la Mara Dieciocho son 18 segundos. En el caso de las mujeres, el ritual de admisión tienen diferentes variaciones.

En el caso de las mu-jeres, estas son violadas por todos los integrantes de la banda y también reciben una paliza por 13 segundos. Luego, se les exige ejecutar un determinado crimen. Las jóvenes Mareras son co-nocidas en el mundo por su frialdad y actuar san-guinario a la hora de co-meter algún delito.

la vida en prisión, Las penas y Alegrías Vividas, La muerte de seres que-ridos, La dificultad para Abandonar la Vida de Mareros lo que conlleva a ser marero.

El graffiti sirve para demarcar el territorio de pandillas enemigas y ser así reconocido por las pandillas, pero se utilizan números, le-tras y símbolos que han identificado como su-yos, al igual que lo ha-cen para los tatuajes.

Actos de Honor:

Ritos de Iniciación:

Uno de los Ritos de Iniciación es Asesinar a un Contrario.

Se les exige que lleven a cabo peleas, pero tam-bién existe la práctica de “el trencito”, es decir tie-nen que brindar servicios sexuales a los miembros masculinos de la banda. Después de un ritual así la chica es admitida y tiene que contar con más ataques parecidos.

Muchos miembros de la Mara Salvatrucha se cubren de tatuajes para demostrar su membrecía. Entre los diseños se in-cluyen “MS”, “Salvatru-cha”, el “Devil Horns”, el nombre de su camarilla, y otros símbolos. Está costumbre que en los inicios de la pandilla era muy usual, se ha ido re-duciendo para evitar ser identificados debido a sus actividades criminales.

Los miembros de la Mara (MS 13), así como miembros de otras bandas americanas más moder-nas, utilizan un lenguaje

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tomar parte activa en los ritos de iniciación e incluso cobrar vidas. Las mujeres son incluso más violentas que los hombres.

La organización de la Mara Salvatrucha tiene códigos muy violentos inclusive tienen como có-digo el asesinar a otras personas, e incluso existen reglas de muerte. Quienes hablan con la policía cuando son detenidos son asesinados al ser li-berados por delator.

También matan a los líderes que no obtienen los resultados deseados, o a los miembros que se borren los tatuajes (es decir que renuncien a la misma Mara Salva-trucha), por citar algu-nos ejemplos. Ya que ellos tienen un lema que es “vivis para la mara o moris para la mara” esto pretende decir que una vez dentro de la pandilla ya no hay salida alguna.

de señas para identificar-se y comunicarse. Uno de los más comunes es la “cabeza del diablo” o cuernos, que forman una “M” cuando se muestra al revés. Este signo es si-milar al que utilizan los músicos de Heavy Metal y sus fans.

La pandilla cuenta con ritos de iniciación tanto para hombres como para mujeres: Los hombres deben soportar palizas dadas por los demás miembros que llegan a durar solo 13 segundos, o ingresar a un barrio “enemigo” y matar a un miembro rival.

Las mujeres también suelen ser brincadas y una vez aceptadas tie-nen tanto a la protección de la mara como que acatar las decisiones de los hombres. El papel de la mujer en la mara ha va-riado de ser simplemente la novia o la mensajera a

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Hagedorn, un experto en la historia de las pandi-llas de Chicago.

“Las fuerzas económi-cas globales y el retiro o ausencia del Estado en muchas comunidades y barriadas son factores que promueven la institu-cionalización de grupos tales como las pandillas”.

Hagedorn argumenta que el fracaso del neo-liberalismo ha llevado a la intensificación de las identidades de resistencia entre jóvenes excluidos socialmente. Pero para muchos jóvenes de países en vías de desarrollo, estas resistencias im-pugnadas son “supervi-sadas” por una variedad de grupos criminales o milicias nacionalistas y/o religiosos. Estas ideas son relevantes para en-tender el contexto y las fuerzas que moldean el desarrollo de las llama-das pandillas transnacio-

nales como la Calle 18 y la Mara Salvatrucha. Los retratos de los medios de comunicación crean la impresión de sindicatos criminales organizados que propagan franquicias mafiosas a través de Estados Unidos y Cen-troamérica. La realidad es mucho menos for-malmente “organizada” o “corporativa” al igual que trágica e intolerable.

Mientras que las historias de los jóvenes perfilados en Hijos del Destino, de-jan en claro los factores emocionales, sociales y económicos que atraen a los jóvenes a involucrarse en estas pandillas, están ubicados en condiciones en las comunidades de las que provienen.

Las pandillas proveen un sentimiento de perte-nencia a algo mayor, un sentimiento de sufrimiento compartido, identidad y resistencia a la exclusión.

Una pandilla es cual-quier grupo de tres o más personas que conforman un conjunto organizado y que comparten una iden-tidad en común. Desde la publicación del estudio pionero de las pandillas de Chicago de Frederick Thrasher en 1927.

Sociólogos han definido el proceso a través por el cual jóvenes sin supervisión en especial jóvenes mar-ginalizados en centros urbanos forman organiza-ciones e identidades calle-jeras a través del conflicto con las autoridades y con otros grupos.

Está definición clásica de las pandillas callejeras incluye dichos grupos, los cuales se envuelven en comportamientos de-nominados delictivos o en conflictos con la ley. Para sociólogos con-temporáneos como John

Identidad:

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“Vives para los Mara o mueres para los Mara” es la frase principal que repre-senta la organización delictiva interna-cional. Una vez que un miembro es parte de ella, ya no hay salida ni marcha atrás.

Está prohibido hablar con la policía o delatar a alguien, no pueden tampoco borrarse los tatuajes. Estas reglas son un código de muerte que si algún in-tegrante llega a desobedecerlas serán brutalmente asesinados.

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En la mara se apren-de un resto de cosas, en-tre ellas a ser bien pero bien honesto. Por ejemplo, usted tuvo cacha con otros dos carnales (ami-gos) y cayeron 200 varas (quetzales). Se reparten iguales. Y lo que no se puede repartir, es para la trama (comida) en par-tes iguales hasta que se acaba lo que fue ganado (Testimonio de un pandi-llero guatemalteco).

Hay una hermandad dentro de la mara que en ninguna institución, en ningún partido político ni en ninguna otra par-te tienen. Los demás no comen del mismo plato y nosotros sí comemos del mismo plato, nos ta-pamos con la misma co-bija. (Testimonio de un pandillero guatemalteco). La convivencia en la pan-dilla crea una historia co-mún, un intercambio per-

la corrupción que perci-ben en la sociedad. Casi ningún pandillero se deja comprar, a cambio de promesas o regalos de dinero, para convertirse en espías de la policía.

Los miembros de la pandilla crean sus propias costumbres y se califican como distintos del resto de personas. Utilizan graffiti para marcar su territorio y todos los que llegan a unirse al grupo es porque consideran que viven en un mundo injusto. Los maras se consideran “Una Raza Unida” y se sienten “Una Familia”.

Usan un lenguaje en el que mezclan palabras de varios idiomas. Tienen tatuajes en todo el cuer-po que representan los crímenes que cometen. Mientras el crimen sea más sanguinario, el tatua-je será más grande. Las principales actividades delictivas que realizan

manente de conocimientos, y posibilita a los jóvenes encontrar reconocimiento, confirmar y fortalecer ne-xos de amistad. Responden sin condiciones los unos de los otros y se defienden.

La pandilla no surge para romper las leyes, sino como grupo de amigos que quieren hacer algo juntos. La fidelidad más grande es la de “Los brother” de la pandilla, no la de la familia. Se convierte en una especie de familia de forma real, en el amor y las relaciones, y no sólo retóricamente. En el grupo se estima mucho la justicia y la honestidad, consideradas cualidades de mando. En todas las pandillas existe una especie de código de honor que es absolutamente obligatorio para todos. Se entiende como una respuesta a la hipocresía que han experimentado en los adultos y a

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son la trata de blancas, el narcotráfico y el sicariato. Como nace mara 18 A mediados de la década de 1980, grupos de la-tinoamericanos, prin-cipalmente mexicanos, formaron la Mara 18, cuyo nombre proviene de la Calle 18 de la ciudad californiana. Algunos de sus miembros se tatúan el número “666”, 6 + 6 + 6 = 18 que bíblicamente es conocido como el nú-mero de la bestia.

También utilizan los números en romano XVIII en alusión al número 18. Una de las versiones de su formación dice que nacieron en Los Ángeles en torno a disputas terri-toriales por drogas.

Tras el término de la guerra civil en 1992, mu-chos salvadoreños fueron deportados de Estados Unidos. Especialmen-te los pandilleros. En El Salvador los pandilleros

casas durante las noches y nadie puede salir a las calles después de cier-tas horas. Pero además la Mara 18 ha creado su propia “cultura”, que se expresa en su lenguaje propio de palabras y se-ñas. Generan valores (que podríamos tipificar de anti valores) y los inculcan dentro de sus miembros más jóvenes.

Con esto crean códigos propios de conducta. Cuentan también con armas e infraestructura. Nadie sabe con precisión cuantas armas y de qué tipo están en posesión de ellos, pero son su-ficientes para mantener el control del territorio y desarrollar las múltiples acciones delictivas.

Así mismo comparten una red de comunicación internacional con otras pandillas y grupos delig-tivos similares de la región, de Estados Unidos.

deportados comenzaron a formar “clicas” o cé-lulas de la Mara 18 con jóvenes en barriadas po-bres, desplazando a las antiguas pandillas locales.

El control del territorio que ejerce la Mara 18 es eficiente, prácticamen-te toda la población que habita en sus “Zonas de control” siente de manera permanente su presencia y está bajo su mando e in-fluencia. Además cobran impuestos, irónicamente, con más eficiencia que

el mismo gobierno, los medios de comunicación han llamado la atención mucho el impuesto que las Maras Salvatrucha cobran a todos los nego-cios, pequeños, media-nos y algunos grandes, que están ubicados en sus “zonas de control”.

Todos han de pagarles los impuestos de guerra con regularidad. Hay lu-gares donde la Mara 18 decreta el “Estado de Sitio”. Obligan a los ha-bitantes a estar en sus

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Sociedad. En la Casa. Siempre a Ganar. Los Protagonistas.

Capítulo 2Capítulo 2

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El punto de referencia en la actuación de los pandilleros es sobre todo el barrio en el que han crecido, donde se sien-ten en casa y, de alguna manera, seguros.

Allí serán también, en determinadas circuns-tancias, tomados como enemigos por adultos que se ocupan de la buena reputación de su barrio, pero en general es en el barrio, en su ba-rrio, donde encuentran simpatía y ayuda de su madre especialmente y se mueven en terreno conocido. La pertenen-cia al barrio les da un sentimiento de identidad. No es casualidad que las luchas de las pandillas se den para defender un territorio, el barrio o algu-nas de sus cuadras. Esto puede significar también que en el mismo barrio normalmente frente a

Cuando los jóvenes se unen a una pandilla, es-tán ya convencidos de que viven en un mundo in-justo, y que son víctimas de esa injusticia.

Entienden su mara como una venganza con-tra un mundo que les hace daño. Ante sus ojos ven a gente rica que se aprovecha de los otros, y a gente pobre que es

adultos que rechazan a los jóvenes o que los tratan con hostilidad se luche por la supremacía.

Dice un pandillero de un barrio de Managua: “Nosotros gobernamos el barrio sin que nadie nos diga nada. Si alguien nos dice algo, lo palpamos. Se acalambran porque somos muchos y nos temen. Los jóvenes mandamos”.

José Luis Rocha, de la Universidad Centroamericana de Managua, da la siguiente interpretación: “La reacción del pandillero en un mundo en el que él no es nadie es atacar, dominar el Barrio, someter porque está sometido, demarcar un territorio porque vive en el desarraigo, asociarse a una institución que dota de identidad porque se carece de ella. El pandillero aspira a dominar en un entorno que lo excluye”.exprimida y debe aguan-

tar demasiado maltrato.

Piensan que la so-ciedad no sirve ni a los pobres ni a los jóvenes, y no quieren tener nada que ver con la sociedad. “Sociedad en eso yo no tomo parte”, dice un marero en Guatemala.

De la experiencia de la pobreza y de las ame-nazas, los mareros han aprendido que deben ac-tuar juntos para no hudirse.

Esto no los hace po-líticamente radicales en el sentido de querer cambiar una sociedad que consideran hostil e injusta. Se defienden en primer lugar a sí mismos y quieren asegurarse la parte del pastel que les corresponde, aunque sea a través de la violencia.

Más allá de, por la mi-seria en que viven, la apro-piación de bienes que hacen para atender sus necesidades inmediatas.

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En la Casa:

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Su Forma de Pensar es Distinta al Resto.

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atractivos para ellas, el “Pasar buenos momen-tos juntos” y “La ropa”. Como ya mostró el estu-dio guatemalteco de los años 80, las investigacio-nes salvadoreñas contra-dicen la concepción difun-dida de que los jóvenes pandilleros huyen de los problemas y deficiencias de sus familias.

Los jóvenes se incor-poran a las maras porque la vida pandillera les re-sulta más atractiva y tie-ne, desde su punto de

vista, más ventajas que desventajas. A pesar de las dificultades y los peli-gros, ven más satisfechas sus necesidades en la mara que en otros luga-res accesibles para ellos.

Sobre todo, porque en las maras son considera-dos importantes. Otro es-tudio salvadoreño llega a la conclusión de que para muchos jóvenes, “La Mara son una Red Social que les Proporcio-na Ingresos, Autoestima y Solidaridad”.

En El Salvador se pre-guntó a los jóvenes sobre lo que les gustaba de La Mara y las ventajas que tenía estar en ella. Nombraron “Los Vaciles” como lo más atractivo.

Les atrae la acción conjunta al borde y al otro lado de la legalidad, el compañerismo entre “Los Brother”, el respeto que ha ganado, además del poder, protección, unión entre “Los Brother”, la confianza interpersonal, el dinero y la libertad de los padres,en

menor medida, les atraen los pleitos, “Las Hainas” (Mujeres) y las drogas.

En las cosas que menos les gustan de la mara nombran en primer lugar las peleas y las drogas. Como desventajas de la vida en las maras, des-tacan la discriminación y la persecución de la policía, y el peligro de ser ence-rrados en la cárcel o ser asesinados. Las consi-deraciones sobre la vida en la mara se diferencian de forma llamativa entre

varones y mujeres. Éstas señalan frecuentemente como aspecto negativo “el trencito” la práctica de ofrecer servicios sexua-les, en parte exigida por el jefe de la pandilla MS 13, a los miembros mas-culinos de la banda.

Los distintivos de la vida en la mara son en general considerados más negativos por las jóvenes mujeres que por sus compañeros mas-culinos. Las chicas des-tacan como momentos

Los Vaciles y la Adrenalina.

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La posesión de dinero y el “Hacer Fortuna”, el adquirir bienes de consumo costosos y cueste lo que cueste se han convertido en prioridades a diarios para lograr una vida plena.

Valores que hasta ahora habían hecho más fácil la vida en común, como la solidaridad, la integridad y la lealtad, entran nece-sariamente en contradic-ción con el nuevo sistema axiológico, ya que éste los muestra como poco eficientes y poco apro-piados para competir.

Como consecuencia, se entierra la pertenencia social y las relaciones de confianza entre fami-liares, amigos y vecinos se someten a una dura prueba y no raramente son destruidas. Los jóvenes viven de muchas maneras el desmoronamiento de la cohesión social y la

violencia mucho antes de unirse a una pandilla. Ya de niños tienen la expe-riencia de ver a su padre o padrastro de mal hu-mor, drogado, actuando de forma irresponsable, violenta y mala.

En muchas familias impera el alcohol como vía para olvidarse del esfuerzo excesivo y de la desesperación. En El Salvador, el 80.5% de los pandilleros fue maltratado cuando eran niños.

Y casi la mitad ha visto a mujeres y niños insul-tados y amenazados permanentemente en el hogar. Los jóvenes inten-tan con la pandilla “Crear una sociedad para ellos mismos en medio de una donde no existe nada adecuado a sus necesi-dades. Lo que los jóvenes obtienen por medio de las actividades de la pandilla es lo que les es negado en el mundo de los adultos.

Siempre a Ganar:

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En la medida en que los jóvenes se integran en una pandilla mani-fiestan que a ellos la so-ciedad les impide opor-tunidades educativas, culturales y económicas para desarrollarse como personas y vivir una vida satisfactoria.

De ninguna manera idealizan su “Vida Loca”, tienen una interpretación ambivalente en relación a su manera de actuar. Pero no ven otra posibilidad de vivir su vida y tener una identidad propia.

Ven en sus actos crimi-nales y en la violencia que ejercen un medio legítimo para satisfacer sus necesidades básicas, emocionales y materiales, para conservar un cierto nivel síquico y económi-co. Para ellos es mejor

sentirse importantes y valorados bajo circuns-tancias peligrosas, que ser “Nada” o “Nadie”.

Muchos adolescen-tes se encuentran en una mejor situación como miembros de una mara que como adolescentes en el hogar. La decisión de hacerse miembro de una mara puede ser de-cisiva para el adolescente debido a que los beneficios son mayores que los costos.

La necesidad de acción, prestigio y estatus, dinero (obtenido o no de forma delincuencial), drogas, la atención de las chicas, son todas necesidades que pueden ser satisfe-chas dentro de la mara.

La pertenencia a una pandilla se entiende fi-nalmente como el intento de obtener de nuevo un espacio social que se ha perdido o que en la vida “Normal” es inalcanzable.

Los Protagonistas:

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Símbolos Graffiti Pandillero. Tatuajes Característicos Cultura. Las Clicas. Señas de Identidad

Capítulo 2Capítulo 3

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Son organizaciones colectivas mucho más defi-nidas, que exhiben una continuidad institucional que es independiente de su membrecía. Tienen conven-ciones y reglas fijas, que pueden incluir rituales de ini-ciación, una jerarquía y códigos que pueden hacer de la pandilla una fuente primaria de identidad para sus miembros dentro de la Mara.

Estos códigos también pueden exigir patrones de comportamiento particulares: ropas características, tatuajes, pintas o grafitis en la zona que dominan, se-ñales con las manos y un argot. Y por supuesto, una participación regular para las actividades ilícitas y violentas, estas pandillas están muy frecuentemente.

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El graffit i, al igual que el tatuaje, tiene además un aspecto creativo, tanto individual como colectivo.

Ambas creaciones son consideradas por varios autores como producciones culturales en los barrios que invierten la valora-ción negativa que se le asigna socialmente a de-terminados estilos, trans-formando el estigma en emblema (Feixa, 1998).

El graffiti sirve para demarcar el territorio y ser así reconocido por las pandillas. Se utilizan números, letras y símbo-los que han identificado como suyos, al igual que lo hacen para los tatuajes.

El grupo construye es-tereotipos que le sirven como marcadores de identidad, pero que pueden

resultar contraproducentes pues cau-san segregación tanto de aquellos que ya no desean pertenecer al grupo como de los que ya no forman parte de él.

Las virtudes o cargos asociados al estilo, una vez fuera de la pandilla, ya no tienen sentido y, al contrario, funcio-nan como aspectos potenciales para su marginación en espacios sociales dife-rentes a los de la mara.

También conviene destacar que estu-dios realizados en la región documen-tan como a veces la adopción de estos símbolos del estilo pandillero.

Jóvenes que viven en estos vecinda-rios no significan que los mismos par-ticipen plenamente en las actividades de la pandilla (Rogers 2006) y que, por tanto, apoyarse en estos símbolos para identificar al pandillero resulta cuanto menos peligroso.

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Los tatuajes de los miembros de las pandillas están plagados de sim-bolismos. Pueden ser un homenaje a integrantes de la banda que han fallecido, a integrantes de la familia, a asesinatos que han cometido, a sus novias o esposas, o una referencia a la pandilla a la que pertenecen.

Tatuajes de pandillas en la cara y en el cuerpo son simultáneamente una afirmación de iden-tidad desafiante ante la exclusión y una fuente de futura exclusión.

A principios de los 90, la mayoría de los tatua-jes de pandillas que vi los tres puntos para La Vida Loca, o el nombre de la pandilla deletreado, números o símbolos eran iconos de pertenencia.

lizados los tatuajes de pandillas no sólo son pro-vocación de conflictos entre grupos rivales; son también pretextos para arrestos arbitrarios o ma-tanzas extrajudiciales por parte de escuadrones de limpieza social.

En la primera fase de la respuesta represiva de Mano Dura, (Ley que fue plantada por el presi-dente de el Salvador) la identidad pandillera se intensificó profundizando los conflictos con pandillas

Como marineros y sol-dados los pandilleros se tatuaban con frecuencia los nombres de sus ma-dres o novias y novios como signo de amor y de compromiso. Los tatua-jes eran también un tri-buto a la vista del público de sus amigos y familiares asesinados en las guerras civiles de Centroaméri-ca o en las guerras entre pandillas, que le siguieron.

Los tatuajes de Víctor Díaz tienen el aura de una traumática narrativa desangrando las angus-

enemigas y provocando un incremento en la vi-sibilidad y en violencia de las imágenes de los tatuajes. Esta es la fase que produjo tatuajes de cuerpo completo, bra-zos, en la cabeza y rostro vistos en los medios más sensacionalistas.

En los tiempos de máxima represión, bajo las políticas de Súper Mano Dura la respuesta de las pandillas centroame-ricanas a la eliminación de tatuajes se convirtió

tiosas memorias en la superficie de su piel. En los Estados Unidos, don-de los tatuajes son una forma de arte corporal socialmente aceptada, los tatuajes de pandillas aún pueden ser una barrera de empleo.

La eliminación de tatuajes es una de las maneras de transición hacia otras for-mas de identidad de los pandilleros americanos. En la culturalmente con-servadora Centroamérica todos los tatuajes son es-tigmatizados y crimina-

en un reflejo de la visión intolerable que tiene la sociedad sobre los tatuajes.

La eliminación de tatuajes sin permiso es considerada como un acto de falta de respeto y de traición, un signo de que el ex-pandillero pudo haberse convertido en informante. Puede traer consigo una sentencia de muerte por parte de uno de sus antiguos amigos.

Las pandillas depen-den de rituales y de juntas para imponer códigos. Recientemente las pandillas en Centroamérica han desalentado los tatuajes y castigado a los amigos que desprecian estas nuevas normas. Los ta-tuajes son ahora vistos como un impedimento a la flexibilidad que necesi-tan para moverse sin ser detectados en el narco-menudeo las pandillas siempre han tenido otros rituales de identidad.

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Mientras que las identi-dades pandilleras continúan evolucionando, las pan-dillas establecen nuevas formas de consolidar y expresar su identidad.

Pero los tatuajes no son el único medio de comunicación utilizado por las bandas, que de-penden de ellos para coordinar sus crímenes, palabras y señales, trans-mitidos por lenguaje de señas o mediante graffitis, son cuidadosamente se-leccionadas, ya que un mensaje malinterpretado puede costar la vida de alguien en la pandilla.

En el caso de las maras y pandillas, ciertamente los signos externos han jugado un papel relevante.

Los mareros los men-cionan frecuentemente como aspectos diferen-ciadores entre maras (39% en Guatemala, 37% en El Salvador, 48% en

Honduras); como signos de reconocimiento de los miembros de su gru-po (60% en Guatemala, 61% en El Salvador, 79% en Honduras); y como reconocimiento de los miembros de otros gru-pos (63%, en Guatema-la, 73% en El Salvador, 81,5% en Honduras).

Posiblemente, estos signos externos también constituyen elementos de resistencia a la des-calificación. El sentido de resistencia se expresa a tra-vés de la diferenciación, que en lugar de estar oculta se hace presente y plantea una pertenen-cia asumida ante otros grupos y ante la comu-nidad que los rodea. De esta manera, el estilo o uniforme funciona como identificador del grupo y por lo tanto, se lleva en todo momento y en cual-quier lugar, mostrando su pertenencia en su vida cotidiana a los demás.

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El tatuaje tiene funcio-nes de identificación y de estatus dentro del grupo.Aunque existen relatos contradictorios, parece que, al menos en las pandillas estudiadas, no existe total libertad para dibujarse tatuajes. Por el contrario, el tatuaje des-empeña diferentes funcio-nes, entre ellas, distingue el cargo o mando del pan-dillero, y depende de la tarea que haya realizado.

Los líderes superiores, mira no son iguales porque recuerda que cada tatua-je significa algo sí, el 18 significa lo mismo, pero acuérdate que tenemos que hacerlo diferente porque no todas las pandi-llas tenemos el mismo respeto de las clicas.

Sugieren que los tatua-jes deben ser ganados a través de actos que se realizan en beneficio de las pandillas, en este sentido, los tatuajes pueden

reinserción, un magistra-do del poder judicial y un sacerdote responden:

Yo no le puedo decir porcentajes, pero sí hay estigmatización por parte de la sociedad hacia los jóvenes mareros o a los jóvenes tatuados. Sí hay y hay como miedo, y la gente tiene razón de te-ner miedo porque miran a un joven tatuado y ya piensan que es un delin-cuente, y a lo mejor no es. En la actualidad existe una tendencia en aban-donar los símbolos de identidad (En particular los tatuajes); para no ser identificados tan fácil-mente por las autorida-des en los vecindarios.

El tatuajes es induda-blemente es uno de los estilos de las pandillas más visible, que provoca polémica por los este-reotipos y la persecución que han generado.

considerarse biografías de la vida de los mareros y pandilleros, como ci-catrices o marcas de los eventos realizados en los cuales se expuso la vida del individuo en nombre del colectivo. Como letras en un papel para ser visto, no pueden pasar inad-vertidos por el grupo.

Es un mérito individual, otorgado colectivamente por el esfuerzo y el riesgo individual realizado.Por eso, el rango se asigna según la cantidad y el significado de los tatuajes, reconoce el mérito ante el riesgo y la valentía asumidos, siendo sinó-nimo de triunfo. No es casual entonces que se nos diga que requiera de aprobación para copiar un tatuaje por parte de la persona que porta el original en la pandilla.

Algunos tatuajes seña-lan la pertenencia al gru-po con letras y números

que identifican a la mara o pandilla. La Mara Sal-vatrucha por ejemplo, utiliza como uno de sus símbolos el número 13 o las letras MS, dibujadas de distintas maneras.

En ambos casos se presentan combinaciones extrañas de números arábicos, romanos, e in-cluso nomenclatura de lenguas los mareros y pan-dilleros entrevistados seña-lan que en la actualidad existe una tendencia a abandonar los símbolos de identidad.

El tatuaje es induda-blemente uno de los ele-mentos del estilo de las pandillas más visibles y que provoca más polémi-ca por los estereotipos y la persecución que han generado, ante la pre-gunta. En qué grado se presenta la estigmatiza-ción del marero y pan-dillero en nuestro país y cómo ello incide en su

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Desde el punto de vista cultural las pandillas y maras se crean su propio mundo, que se diferencia y separa explícitamente de la sociedad “normal”. Crean un lenguaje propio que sólo entienden entre ellos. En él se mezclan frecuentemente palabras del español y del inglés, aunque también se recurre a versiones arcaicas del español el (malespín) o a modismos utilizados en otros países de América Latina, sobre todo en Méxi-co, Colombia y Venezuela.

Se crean también nuevas palabras llenas de gracia e ironía. Además, usan graffitis y placazos, a me-nudo sólo comprendidos por los pandilleros, y con frecuencia usados para marcar el propio territorio

El Salvador, Guatema-la, Honduras y México recibieron a más del 90% de estos deportados, muchos de ellos miem-bros de la Mara 18 y la Salvatrucha, jóvenes que habían llegado a Estados Unidos cuando niños.

Después de ser de-portados y de llegar a sus países de origen que apenas conocían no resulta asombroso que trataran de reproducir las estructuras y los patro-nes de comportamiento

o transmitir determinados mensajes en clave, el lenguaje simbólico de los tatuajes y esas pinturas en las paredes, así como un determinado estilo en los gestos del lenguaje corporal, determinan una especial comunicación entre los mismos inte-grantes de la Mara.

Las preferencias mu-sicales abarcan un espectro amplio, desde la Romántica y Melancólica, hasta el Rock Inglés. Sobre todo, abunda el Rap Hip Hop (Break Dance), el Heavy Metal y el Punk.

Cantantes, desde El Puma hasta Santana y Rod Stewart, desde Tina Turner hasta Tatiana, y grupos como Timbiriche, están entre sus favoritos. A algunos mareros les gusta la marimba, de tradición indígena al con-

que les habían proporcio-nado seguridad e identi-dad en Estados Unidos en sus nuevas comuni-dades, los deportados comenzaron rápidamen-te a establecer “clicas” o capítulos locales de sus maras. Éstas empezaron a atraer a la juventud local y las nuevas maras su-plantaron rápidamente a las pandillas locales.

Al contrario de lo que se proyecta en los medios de comunicación, aunque cada clica se afilia explí-citamente con una de las dos maras, y aunque las clicas de diferentes barrios

trario que en México, en Centroamérica es raro que las pandillas formen grupos musicales, creen letras de canciones o ha-yan elaborado un estilo musical propio.

Sin embargo, están muy receptivos a esas posibilidades como lo muestra la iniciativa de la cantante de rock Lorena Cuerno en El Salvador. Culturalmente las maras crean sus propias cos-tumbres, que se diferencia y separa de la sociedad “normal”. Crean un len-guaje propio que sólo entienden entre ellos.

En él se mezclan pa-labras de diferentes idio-mas, en México, algunas de las pandillas forman grupos musicales, cosa que en Centroamérica es raro que estos patro-nes suelan suceder.

afiliadas con la misma mara pueden juntarse para pelearse con cli-cas afiliadas con la otra mara, ninguna de las dos maras son verdaderas estructuras federales y mucho menos transna-cionales. Tampoco la 18 o la Mara Salvatrucha se componen de una sola cadena jerárquica.

Sus naturalezas fede-rativas deben interpretar-se más como elementos simbólicos de un origen histórico particular que como expresión de una verdadera unidad, sea de dirección o de acción.

Cultura:

Las Clicas: Llevado a Dpt. De Imigración.

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Desde mediados de los años 90 las pandillas juveniles son un tema de investigación social en Centroamérica. Conocer las señas de identidad de estos grupos y de quienes los integran que no calzan nunca en una visión blanco negro, cuestiona prejuicios sociales y podría promo-ver alternativas.

Desde los años 60 un tipo muy específico de grupos juveniles se extien-de como sombra en los barrios marginales de las grandes ciudades de América Latina. Sus nom-bres “Los Saca ojos”, “Los Come muertos”, “Vatos Locos” hacen un hincapié irónico en sus características. Según el país o la región, los gru-pos se denominan pan-dillas, bandas, galladas, clikas, parches, maras,

conduce a nada, por ser son muy generales y no te-ner en cuenta las carac-terísticas reales de estas agrupaciones los jóvenes no deben ser entendidos como “recipientes vacíos que son rellenados por adultos a los cuales sola-mente imitan”, sino como sujetos con ideas propias, una estrategia vital pro-pia y capaz de crear sus propias culturas. En el caso de las pan-dillas, se trata de un fenó-meno social múltiple, que abarca desde pequeños grupos de “esquineros” hasta sutilmente estruc-turadas y grandes orga-nizaciones que llegan a tener carácter internacio-nal, con peculiaridades en cada grupo.

Hay diferencias entre las pandillas de cada país y también las pan-dillas nacionales se van transformando con el paso del tiempo.

barras y a sí mismos se llaman pandilleros, chavos, bandas, cholos, mareros, chapulines y maliantes.

Los jóvenes toman estos nombres de la prensa o de la policía, dándoles su propia inter-pretación y valor. En Cen-troamérica se habla de pandillas en Nicaragua, y de maras en El Salvador, Guatemala y Honduras.

Muchas otras denomi-naciones que se les apli-can sugieren que se trata de agrupamientos de jó-venes cuyo sentido de la vida está centrado en la violencia, el robo, vacuna y las drogas.

La imagen que la ma-yoría de la opinión públi-ca tiene de estos jóvenes está fuertemente marcada por los medios de comu-nicación masiva, que de manera casi unánime los presentan como la peor expresión de la delin-

cuencia y de la decaden-cia social, gente a la que hay que tratar con mano dura. Hablar de maras o pandillas favorece es-tereotipar a los jóvenes, no sólo porque los tér-minos tienen ya un con-tenido negativo, también porque así se segrega a una parte de los jóvenes de otra parte, la que su-puestamente es comple-tamente diferente.

Sana y no violenta esta visión blanco negro tiene muy poco que ver con la vida real de la totalidad de la juventud actual. Y so-bre todo, no comprende los motivos que impulsan a la percepción de sí mis-mos y la manera en que se organizan los jóvenes de pandillas y maras.

El intento de denomi-naciones “neutrales” gru-pos espontáneos, grupos informales, agrupaciones juveniles para escapar a los estereotipos, tampoco

Señas de Identidad:

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Tráfico de Drogas. Tráfico de Personas. Tráfico de Niños. Delincuencia. Fuentes de Ingreso. Movilizaciones Transnacionales. Protagonistas de Centroamérica. Fenómeno Urbano. La Vacuna. Edades Variables Dentro de la Mara. Inmigración. Raíces Sociales. La MS13 en Centroamérica. Tendencia a Crecer. Delatores de la Mara.

Capítulo 4

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en EE.UU. actualmente sobre pasa 19.9 millo-nes, continua creciendo a pesar de los 2.5 trillones de dólares que le han cos-tado a los contribuyen-tes estadounidenses a lo largo de 40 años.

Los costos no son sólo en el equipamiento militar, la ejecución y los programas de interdicción en el extranjero, sino también en el detrimento de un sistema carcelario que llena rápidamente las cárceles de EE.UU.

Estados Unidos pro-mulgó su primera ley anti drogas la Ordenanza Opio Den de San Fran-cisco en 1875 y adoptó una postura anti drogas hacia México a principios del siglo XX. Pero no fue hasta la década de 1970 cuando el presidente de EE.UU. Richard Nixon estableció la Agencia de Control de Drogas en la que la “Guerra contra las Drogas” se convirtió en la metáfora dominante de la política de prohibición de drogas de EE.UU.

Continúa siendo una política seguida por una variedad de niveles in-consistentes de transpa-rencia y consistencia. Do-cumentos en los Archivos de Seguridad Nacional incluyendo reportes del FBI y de la DEA revelan que existió colaboración

con casi medio millón de delincuentes no violentos de drogas condenados bajo las leyes de sentencia obligatoria de drogas.

Los que se oponen a la política sostienen que la guerra contra las dro-gas se ha convertido en una guerra en la salud pública, en las familias y los EE.UU. sobre los de-rechos constitucionales.

De la década de 1980 cuando EE.UU sus pri-mero intentó detener las

y protección guberna-mental por parte de Estados Unidos con traficantes para avanzar la guerra de las Contra en Nicaragua.

Un subcomité especial del senado en Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales encabe-zado por el senador John Kerry, emitió el reporte Drogas, Observancia de la Ley y Política Interna-cional en 1989. Fue el primero en documentar el conocimiento y toleran-cia de EE.UU. hacia el contrabando de drogas, bajo el pretexto de la Seguridad Nacional.

Estados Unidos giró la vista hacia otro lado cuando las contras nica-ragüenses se involucra-ron en el tráfico ilegal de armas y drogas a Estados Unidos. Críticos de la política anti droga esta-dounidense argumentan que el número de consu-midores de drogas ilícitas

drogas provenientes de Colombia y Brasil ha-cia consumidores nor-teamericanos, el comer-cio solo se ha vuelto más violento y mortífero.

EE.UU. caracteriza a países como México y Colombia como fuentes de armas y de drogas. Para México, mucha de la violencia no proviene de compartir una frontera con un país, que no sólo es el mayor consumidor mundial de drogas ilega-les, sino también el mayor

Tráfico de Drogas:

Encautados Paquetes de Cocaína en Operativos.

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el mundo desarrollado hay niños cuyas familias están siendo destruidas por la guerra. Ya sea que estén separados de un padre que es un pri-sionero de la guerra de drogas, o hayan perdido a un progenitor con VIH o con sobredosis de drogas, si ellos mismos hayan sido encarcelados por posesión de drogas, el sufrimiento emocional y social de los niños que sufren aumentan el sufri-miento material.

Los críticos del enfoque militarizado sostienen que un cambio de pa-radigma centrado en la salud pública y en la re-ducción de daño podría detener el efecto dominó que son la ruptura del te-jido social en comunidades. Argumentan que la inclusión de la perspectiva de los niños y jóvenes que viven con las consecuencias de estas políticas propor-ciona otra forma de ver

los fracasos de la “guerra contra las drogas” debe recordarse además, que la frontera sur es una de las zonas donde se ha expandido el accionar de los cárteles de la droga mexicanos y guatemalte-cos, fuertemente asociados a las Maras Salvatrucha.

Estos dominan las principales ciudades; re-gulan el paso de drogas tanto por menudeo como en grandes cantidades, el tráfico de personas y tienen el control de la prostitución, incluida la

proveedor mundial de armas ilegales y en to-das partes son los niños y los jóvenes quienes su-fren desproporcionada-mente las consecuencias de esta “guerra.” En los países exportadores, ni-ños de comunidades ru-rales paupérrimas llegan a trabajar en la recolec-ción y en el procesamien-to de tales drogas.

Pueden ser desplaza-dos debido a las políticas de erradicación de los cultivos o las guerras por el control de las rutas co-merciales que provocan el desplazamiento humano. Algunos son atraídos hacia el comercio mediante la promesa de otros benefi-cios económicos, pueden ser maltratados o forzados en el comercio por parte de criminales organizados.

Y a lo largo de las rutas comerciales que se ex-tienden en los vastos mercados de drogas en

infantil se reportan en-frentamientos entre sica-rios y maras rivales en los distintos municipios mexi-canos en los que opera la mafia de la droga. Por su parte, los procesos mi-gratorios contribuyen al incremento de un circuito complicado en el cual se encuentran involucrados, entre otros, niños y mujeres. Éstas últimas suelen ser utilizadas como señuelos o como “mulas” para el tráfico de drogas y re-presentan un porcentaje importante de los homicidios

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cometidos por las Maras Salvatrucha las dimensio-nes adquiridas por esta violación de los derechos de la mujer pueden ser insospechadas dada la dificultad para obtener información precisa.

Las estrategias del nar-cotráfico son complejas e involucran la creación de alianzas con las maras para enfrentar a los ex-Zetas ( fuerzas antidroga de élite entrenada por los Estados Unidos que cambió de lado y ahora actúa como las fuerzas armadas de Oziel Cárde-nas y el Cartel del Golfo).

Esta alianza desató una guerra narcótica despia-dada para proteger la ruta que lleva la droga de Sudamérica a los Estados Unidos. Gracias a las ha-bilidades paramilitares de los ex-Zetas, el nar-cotraficante Cárdenas ha logrado confrontar direc-tamente al Estado Mexi-

cano, como cuando sus hombres mataron a seis empleados de la prisión en Matamoros a princi-pios de 2005 en retaliación por una operación del gobierno federal contra los capos presos del cartel.

En cuanto a las activi-dades relacionadas con el tráfico de personas, Héctor Camilo Sánchez Beltrán (Investigador del Departamento de Clíni-cas de Salud Mental del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Gua-dalajara, México)

Sostiene “que la Mara Salvatrucha ha trabaja-do en el desarrollo de un plan de infiltración a través del cual ha instala-do centros de operación en el Pacífico mexicano con el objeto de facilitar el tránsito de centroame-ricanos a Estados Uni-dos.” Ello significa que además de una ruta para

Ex-Zetas ( Fuerza Antidroga de Élite Entrenada por los Estados Unidos).

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Siguiendo algunas fuentes de información es posible trazar un pa-norama sintético de la si-tuación de América Cen-tral y México respecto del problema de las maras y el tráfico de personas.

En México las opera-ciones tanto del narcotrá-fico como de las maras adquieren en la zona sur (fronteriza con Guatemala) como en la zona norte (Fronteriza con los Estados Unidos) donde operan con mucha tranquilidad.

Todo parece indicar que hace varios años que el control del tráfico de seres humanos por parte de las maras se está mo-viendo a la zona Altos de Chiapas. Los varones se encargan de los adultos y las mujeres están a car-go del tráfico de niños y

y lucrativas como lo es el tráfico de personas en el caso de las drogas, Mé-xico representa el centro de tránsito y distribución de la mayoría de las drogas que entran en los Estados Unidos, incluido el 60% de la cocaína.

Incluso se aprovechan los medios de transporte como camiones, lanchas rápidas y aún aviones para “cargar” niños, mu-jeres y adultos emigrantes ilegales. (BBC Mundo ci-tado por Echaren, 2006) Un ejemplo reciente del agravamiento del problema se ilustra en las acciones que miembros de la MS 13 y la Mara 18.

Desarrollaron para traficar personas dentro de México e instalar sus activi-dades en distintas zonas del país, aprovechando la destrucción y el caos causado por el Huracán Stan en octubre de 2005 en el sur de México y norte

niñas, en este caso ellas informan a los niños sobre qué deben decir si son detenidos por las autori-dades mexicanas, los alimentan y se encargan de darles “cariño”.

Parecería que el flujo de inmigrantes indocu-mentados que intenta llegar a los Estados Unidos es y seguirá siendo un fenó-meno incontenible que se repite a diario en este torrente migratorio, las maras han encontrado una fuente de ingresos, un nuevo territorio a con-trolar (especialmente a

de Guatemala, en este sentido, a comienzos del 2006, el Instituto Nacio-nal de Migración había detectado actividades de estas maras en 8 Estados pero un informe posterior del Centro de Investiga-ción y Seguridad Nacional de México (CISEN) indi-caba en julio que eran 24 los Estados afectados.

Se estimaba que unos 5000 mareros de proce-dencia centroamericana (Salvadoreña) operaban en unos 200 grupos dis-persos por el país.

Si bien no hay consenso sobre el número de inte-grantes de las maras en la región, se estima que existen entre 150000 y 300000 en América Cen-tral y México, mientras que en los Estados Uni-dos el número se situaría en los 15000, en tanto un gran número de ellos ha sido deportado a sus países de origen.

través del Estado de Chiapas, por la zona de la costa en donde circula el ferrocarril), una forma de esconderse y huir de los delitos por los que son perseguidos y, además, una manera de retornar a los Estados Unidos de donde fueron deportados.

Tráfico de niños Para-lelamente, esta modali-dad de actuación de las maras ha generado “imi-tadores”, esto es jóvenes principalmente mexicanos que cometen los mismos delitos asociados al trá-fico de personas.

Tráfico de Personas:

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el narcotráfico, la Mara Salvatrucha 13 que opera en México traza una ruta para el tráfico de perso-nas e incluso, para el “li-bre” paso de las mismas.

A la violencia que ema-na de los enfrentamientos entre ex-Zetas y maras, se añaden formas de vio-lencia características del terrorismo.

Se sostiene que las maras van copando más territorios mediante el empleo de actos terro-ristas contra la población civil, en muchos casos con la impunidad que emana del fracaso de las medidas de control y de la inadecuada aplicación del sistema de adminis-tración de justicia.

Parecería pues, que en el caso de México el fe-nómeno del narcotráfico se constituyó primero y fue el basamento de las otras actividades delictivas

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Los niños han sido utilizados en campañas militares a través de la historia y a través de cul-turas, aún cuando la po-lítica oficial y costumbres culturales condenan su reclutamiento.

La Coalición para Aca-bar con la Utilización de Niños y Niñas Soldado describe un “niño soldado” como cualquier persona menor de 18 años que sea miembro de o que tenga relaciones con las fuerzas armadas del go-bierno o cualquier otra fuerza armada regular o irregular o grupo político armado, exista o no un conflicto armado.

Además, la Coalición considera los roles de combatiente y no com-batiente en su definición. Niños descritos como ni-

disponible, sin embargo, es bien sabido que exis-ten decenas de miles de niños soldados alrededor del mundo a cualquier hora y lugar en este momento.

El reclutar niños soldados puede ser un preludio a participar en otras formas de violencia armada.

Entre la primera gene-ración de pandilleros de la Mara Salvatrucha y de la pandilla Calle 18 (quie-nes eran salvadoreños o guatemaltecos) encon-tré fuertes evidencias de participación en las gue-rras civiles de dichos paí-ses en roles que encajan con la definición de niños puestos hacer soldados.

Al entrevistar ex niños que fueron soldado, en mi trabajo en Colombia, me di cuenta de que existían niños que habían cruzado la línea de ser ni-ños soldados a violentos pandilleros o viceversa.

ños soldados participan en una serie de tareas:

Colocar minas y ex-plosivos; espiar, actuar como señuelos, mensa-jeros o guardias; entre-nar en formación militar. U otras preparaciones; logística y funciones de apoyo, porteros, cocine-ros o labores domesticas. Los niños soldados también están sujetos a la esclavi-tud sexual u otras formas de abuso sexual.

Desde la década de los 70 se han realizado una serie de convenciones in-ternacionales para intentar

limitar la participación de los niños en los conflictos armados aunque ha ha-bido progreso, el uso de niños soldados continúa siendo generalizado.

A partir de 2007 había niños involucrados en grupos armados guber-namentales o no guber-namentales en 19 países o territorios alrededor del mundo, y 9 ejércitos gubernamentales aún re-clutan niños soldados de forma activa y al menos 14 gobiernos reclutaron niños en fuerzas auxilia-res el número exacto de niños soldado no está

Tráfico de Niños:

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queda con una parte del alijo para sacarle beneficios vendiéndolo, creándose así mercados locales que antes no existían.

El papel que las maras y pandillas han empeza-do a desempeñar en este proceso es principalmen-te el de fuerzas locales que brindan seguridad a estos pequeños cárteles o el de pequeños vende-dores informales en las calles controladas.

Abundan las informaciones sensacionalistas que ligan las pandillas y las maras centroamericanas con el trá-fico migratorio, el secuestro, el narcotráfico y el crimen organizado internacional. Sin embargo, en base a los varios estudios cualitativos que existen, queda claro que la gran mayoría de pandillas y maras se vinculan principalmente a pequeños hurtos y asaltos, delin-cuencia que realizan la mayoría del tiempo de manera individual en los barrios.

Sin embargo, se ha notado que en El Salvador, Guatemala y Honduras las maras están ahora implica-das colectivamente en chantajear autobuses y taxis que pasan a través de los territorios que controlan para que les paguen “impuestos”. También extorsionan a negocios locales para que les entreguen dinero como “impuesto de protección”.

Durante la última década, las pandillas y las ma-ras se han ido implicando más y más en el tráfico de drogas. Nada sorprendente considerando que el con-sumo de drogas está íntimamente asociado al hecho de ser miembro de una pandilla o de una mara y que Centroamérica se ha convertido en puente clave del tráfico de drogas, pasando por la región más del 80% de la cocaína que circula entre los países productores andinos y los países consumidores del Norte.

En Centroamérica el tráfico de drogas está descen-tralizado, con la gran mayoría de los envíos circulando entre pequeños cárteles locales, donde cada uno se

Ciertamente, ni pandi-llas ni maras están im-plicadas en el tráfico de drogas a gran escala, ni tampoco en su venta al por mayor.

Aunque ciertos estudios en El Salvador, Hondu-ras, y Nicaragua han des-tacado que los líderes de estos pequeños cárteles locales son a menudo antiguos miembros de la pandilla o mara local que ya se han “graduado”, en

general, las maras pare-cen estar más involucra-das en el comercio de las drogas que las pandillas, quizás porque tienen un más claro monopolio de la violencia a nivel local.

Existen también evi-dencias que sugieren que la implicación de pandillas y maras en el tráfico de drogas conduce al desarrollo de patrones de conducta más violen-tos y descontrolados.

Delincuencia:

Traficante (Graduado) Cuidando La Mercancía.

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liberarse de la pertenen-cia a pandillas. La prin-cipal fuente de ingresos para las bandas es la extorsión y secuestro.

Las tiendas, salones de belleza, conductores de autobuses y todos los otros negocios ubicados en la zona dominada por una banda que tenga que pagar la extorsión de pagos, por lo general 2-5 dólares por día, además,

En la actualidad, hay alrededor de 25.000 miem-bros activos de pandillas en El Salvador con otros 9.000 en la cárcel.

Maras se sub divide en pandillas (juegos) a nivel regional y “cliquas ‘(pan-dillas), las unidades que operan en un barrio o una calle. Una pandilla organi-zación se basa en un es-tricto conjunto de reglas y rituales crueles los las Maras organizar la

distribución a nivel de ca-lle de las drogas, que es-tán vinculados a la trata de personas, secues-tros, asesinatos y tráfico de drogas para los cárteles mexicanos de la droga en los últimos años.

Gobiernos salvadore-ños han respondido siem-pre a los crímenes de las Maras y la violencia con una resistente a la banda

pandilleros (llamados“pandilleros” o “mareros”) tienen que obedecer la palabra de un líder de la banda “palabrero”.

La desobediencia pue-de dar lugar a castigos corporales o incluso la muerte, por un delito grave. Los miembros de pandillas han sido cono-cidos por los símbolos del tatuaje relacionados con pandillas en gran parte de su cuerpo, de la cabeza a los pies. Los tatuajes (logos de pan-dillas, especialmente los números) no sólo sirven como identificación de pandillas, pero pueden revelar la información oculta de la vida de un hombre tatuado.

Lágrimas en los ojos puede representar un número de los enemigos muertos, por ejemplo, se dice que una vez que un miembro de la pandilla tiene tatuajes nunca podrá

antipolítica y miles de pandilleros encarcelados tengo. Sin embargo, no ha impedido que las pandillas procedan.

La corrupción en los más altos niveles de go-bierno ha permitido que muchos líderes de pandi-llas para dirigir sus activi-dades criminales desde el interior de las prisiones super pobladas.

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en el proyecto del capi-talismo de consumo, torna cada vez más ácido y corrosivo el actuar de las pandillas transnacio-nales, desactivando las posibilidades de que los lazos sociales ahí cons-truidos sean constituyentes de factor de cambio so-cial, en términos, no de emancipación, sino de contención de los efectos devastadores de las rela-ciones de poder actuales.

Como sucede en el triangulo norte de Cen-troamérica, donde las leyes represivas llenaron cárceles con pandilleros, lo que posibilitó una es-tructuración de las pan-dillas que los capacitó para organizarse y tomar decisiones como grupo.

Una restratificación forzada por la mano dura. A partir de esto, la pandilla logró establecer una relación económica criminal con su entorno

La marginación y exclu-sión en el capitalismo de consumo se expanden y los sujetos inmersos en la dinámica del margen están igualmente expuestos a la tecnología del sinóptico, es decir, se les seduce con las mismas imágenes y al hacerlo se le retira con mayor vehemencia.

La aparición de pan-dillas transnacionales, si bien no se explica ex-clusivamente por la im-posibilidad de habilitar a todos como consumidores competentes (sobre todo pensando en la pandillas centroamericanas, donde las guerras civiles y los autoritarismos expulsa-ron grandes contingen-tes) sí halla en el equi-pamiento del sistema de sociedad inundado por el mercado uno de los prin-cipales detonantes.

inmediato, pero no ne-cesariamente una red in-ternacional de crimenes organizados.

Lo “transnacional” de las pandillas está en el “plano de lo simbólico, es decir, a la reproducción de la cultura pandilleril de las maras de origen californiano, cultura que se pone de manifiesto en el uso de ciertos tatuajes, vestimenta, grafitis, sim-bología escrita, lenguaje corporal, entre otros” y no en una red de comu-nicaciones y mandos que tenga como central Los Ángeles, California o alguna otra ciudad en Estados Unidos.

Incluso, debido a las políticas de mano dura estos elementos simbó-licos que designan per-tenencia a la pandilla (al barrio extendido más allá de lo geográfico) se han ido atemperando, introdu-ciendo a los pandilleros

Principalmente la crea-ción de yermos de so-lidaridad social (lo que he llamado burbujas de aislamiento social, para pensar en el hipergueto descrito por Wacquant, pero sin el elemento ét-nico especifico) ante la derrota del trabajo frente al capital. El contacto que el Estado tiene con estos lugares marginales es mediante la policía, guar-dias del estado y la cárcel.

La acción puramente penal está fuertemente ligada a la producción de fenómenos violentos como pandillas transna-cionales. Las migraciones coaccionadas por el sis-tema económico fabrican esferas de aislamiento social (hipergueto) y con la criminalización, con la des ciudadanización (disminución gradual o, de plano, eliminación de derechos políticos ciu-dadanos) como principal herramienta institucional

en una clandestinidad que se suma a la mar-ginación y la exclusión, obligándolos a implementar normas rígidas en el interior de la pandilla como me-canismo de supervivencia, pues, “las señas de iden-tidad y la estética típica del marero, caracterizada por tatuajes distintivos en el rostro y en el cuerpo o el uso de una vestimenta específica, se vuelven sumamente costosas y arriesgadas frente a po-líticas de combate que justamente tienden a cri-minalizar todo aquel rasgo que vincule a los jóvenes con las pandillas”.

Retomemos los argu-mentos de Sullivan (2008) sobre la formación de las pandillas transnacionales:

La atracción de la vida pandillera es un aspecto de los barrios más po-bres y la falta de oportu-nidades en la economía globalizada.

Movilizaciónes transnacionales:

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Es además exagerada por el poder global de los medios de comunicaciones e informáticos. Pandillas callejeras crean sistemas de redes sociales.

Tales redes dependen del crimen para financiar lo que es esencialmente una forma de vida que permite a los jóvenes sobrevivir en un mundo donde existen oportunidades limitadas, una carencia de presencia paternal y maternal y poca esperan za de una vida mejor.

Se puede encontrar esta necesidad a través de las regiones y países donde las pandillas tales como la maras y sus “colegas” florecen. Un resultado de esta unificación social criminal en redes en la expan-sión de normas criminales y en forma creciente, de la impunidad y la barbarizarían del conflicto criminal.

La observación es clara para recuperar la metáfo-ra, los intersticios de los lugares sociales, cada vez menos lugares y más espacios, se ensanchan y se movilizan con los desarrapados.

El problema no visto o no abordado es que producen esos no luga-res, esas burbujas de aislamiento siempre en expansión y siempre en explosión, pues por más que se aíslen del resto de la “sociedad” son engranes de la máquina social.

Tienen usos políticos, usos económicos y se convierten en puntales de estrategias de poder.

Las pandillas trans-nacionales, de tercera generación o maras son chirridos ominosos de la máquina social capitalista funcionando, el Subpro-ducto de dichos funcio-namiento policíales.

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En ellas se observa desnuda la vocación desterritorializante del capitalismo:

Jóvenes y familias des-territorializado, en los barrios es el caso de El Salvador es la guerra civil, pero no únicamente es coacción bélica.

Está el viaje a Los Án-geles impelido por el temor a la conscripción forza-da, pero la Pandilla 18 ya estaba ahí, formada por jóvenes expulsados o hi-jos de expulsados por la economía. Desterritoria-lizado para buscar rete-rritorializaciones propias.

Lo consiguen con las pandillas que a su vez son reterritorializadas por los aparatos policiales y deportados, desterritoria-lizados nuevamente. En ese exceso, la pandilla MS 13 rasga la membra-na en explosión demo-gráfica y geográfica.

uso político para crear el imaginario de ente milita-rizado, como si se tratara de una fuerza insurgente, cuando en realidad están al margen y son incluidos sólo a partir de la crimi-nalización (que no de la ley y el derecho, sino de leyes forjadas a partir de una lectura del derecho).

Este aislamiento es también observable en la definición del “resto de la sociedad” como civil: todo aquel no pandillero se define como civil, como en su explosividad, los

Es claro que la violencia desatada por las pandi-llas transnacionales no se vértebra por el delito, lo cual no significa que no lo cometan. La violencia pandillera se articula fe-rozmente por la guerra entre ellas, la Mara Salva-trucha 13 y la Pandilla 18 son enemigos mortales.

En una especie de ar-cano se ha perdido el ori-gen del odio, pero este si-gue fresco como sangre de herida recién abierta. “Huelga decir que la de-portación no fue su único origen, en su conforma-ción contribuyeron tanto los recién deportados como la experiencia pan-dillera propia existente de años atrás.

Más la importación de los modos aprendidos en el norte, incubados en la tragedia que enfrenta el inmigrante que llega al mundo desarrollado en condiciones más que

filamentos no consiguen conectar con otras pan-dillas y los otros temen y reaccionan, organizando violencia de control.

La Oficina de Wash-ington para América Latina (WOLA), en su in-forme especial de 2006, abunda sobre la reacción frente al espanto a través de operaciones civiles (en el juego doble de la palabra, pues no son agentes del Estado) de limpieza social, es decir, ejecuciones extrajudicia-les para la violencia se

precarias, sembró y pro-yectó la proverbial guerra entre la mara Salvatru-cha y el barrio 18”. En la desterritorialización los jóvenes pandilleros crean reterritorializaciones y re codificaciones que los aíslan, pero ya no en burbujas, sino en explo-siones corrosivas. La vio-lencia pandillera tienen un uso característico.

Es utilizada para refor-zar las burbujas de aisla-miento y si las tácticas de los sometidos se hacen más filosas, dichos filos serán usados para disociar.

El aislamiento es tam-bién reacción por parte de los marginados, refuerzan su situación marginada con la agrupación, como una estrategia de super-vivencia en y desde el margen. La pandilla no se considera parte de la sociedad. Varios pandi-lleros afirman que el uso de la palabra código tiene

levanta en espiral, los contrapoderes que coa-gulan ahí se enfrentan buscando sobrevivir y el encontronazo es revirado por la máquina social y éticas desterritorializa-do con mayor violencia, con mayor espanto.

La relación con “el resto de la sociedad” por parte de los pandilleros es de abandono, rechazo en el sentido que le da Agam-ben (2003), es decir, están alejados, dejados pero señalados por el bando legal.

Pandillero de La Mara Establecidos en los EE.UU.

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tador ya no está codo a codo con otro especta-dor sino en el sofá frente al televisor, confort bur-gués, oasis mentiroso de tranquilidad y pacientes. Se enemista a los resis-tentes frontales con los resistentes corporales.

El asesino negro sólo es negro, pero es más asesino que negro, el tra-ficante latino sólo es latino pero es más traficante que latino, y así hasta descubrir que las llamadas minorías étnicas tienden al crimen, pero es el cri-men lo que legalmente se castiga, aunque cor-poralmente se envíe un mensaje de exclusión, de monstruosidad.

En esta monstruosidad está la pandilla como colectivo, como forma desviada de agregación de individuos que en la búsqueda de construir-se un entorno capaz de disminuir la hostilidad del

Convertidos en obje-tivo fijo y receptáculo de terrores sociales, tinta para escribir los rasgos que formulan un “pánico moral”. Ellos lo saben así, pero no por la pan-dilla o no por estar en la pandilla, sino por su “condición” social exclui-da (migrantes ilegales, deportados criminales, pobres guetificados y desorganizados).

El Estado, la sociedad son el gran Otro, dema-siado lejano, para coa-gularse crean ese otro in-mediato, la otra pandilla, el enemigo mortal que los rostrifica, ya sea en el ta-tuaje, con el barrio man-chando el cuerpo cual arista filosa que conecta y hace comunidad o con el lenguaje o la vestimenta.

Hay una exclusión de doble cuño: por un lado, la exclusión social pro-ducto del modo de pro-ducción del capitalismo

exterior, no sólo constituyen una fuerza de consumidores fallidos que acceden a los productos ilegalmente, sino que abandonan, mediante la libre elección, el camino de la individualidad: una banda de vagabundos ham-brientos de alta peligrosidad. Y el sistema no tiene otra forma para “reinsertarlos” salvo la cárcel.

Las pandillas reinan cuando los instrumentos del control social son débiles o no existen. Las empresas criminales tradicionales, incluyendo las pandillas, no buscaron desafiar al estado; de lo contrario explotaron la corrupción y la influencia política para avanzar aún más sus actividades.

Esto parece haber cambiado a medida que una nueva serie de gánsteres transnacionales explotan las economías alternativas, la ausencia de estados efectivos y la corrupción endémica. Louis Shellyer observa que “los grupos criminales más recientes no tienen interés en un estado seguro”. Fomentan y explotan las quejas que existen a nivel local y mediante la globalización del conflicto maniobran para capturar lucro. Estas di-námicas tienen resultados particularmente impresio-nantes en las “ciudades globales” y centros subnacio-nales o fronterizos o en las zonas sin leyes.

Tales zonas pueden ser halladas en los barrios, las favelas, los ghettos y los barrios empobrecidos en general de las ciudades globales; en los centros ru-rales o fronterizos así como en los pueblos urbanos (desacatas) en donde el desarrollo ha borrado la dis-tinción entre lo urbano y lo rural, el centro y la periferia.

de consumo. Exclusión normal según las ideolo-gías liberales, reforzadas por un saber poder pres-tigiado por explicaciones consecuentes al mercado:

Libertad de elegir.

En el democrático ejer-cicio de la libertad de elección, los pandilleros eligen sobre excluirse, colocarse fuera de la so-ciedad, de manera des-viada y asesina. Entonces el aparato de sobre in-clusión asume su elección como anuencia para eje-cutar estrategias de eli-minación criminalización como frente primordial de relación deshumani-zación al disminuir ciu-dadanía no da vida, pura vida, pura carne sin cua-lidades obtenidas.

En apariencia, se in-dividualiza el castigo, se restringe el espectácu-lo, se generan nuevos espectáculos y el espec-

110 111

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Estadísticamente, la mayoría de los actos cri-minales que se cometen alrededor del mundo tiene como protagonis-tas a varones entre los 15 y los 24 años.

Más de la mitad de la población de Centro-américa tiene menos de 24 años. Lógicamente, cuando una mayoría po-blacional pertenece a este

constituyen una “nueva insurrección urbana” que tiene como objetivo “de-rrocar a los gobiernos de la región salvadoreña”. Anne Aguilera, encar-gada de asuntos antinar-cóticos para Centroamé-rica del Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó en una entrevista publicada en “La Prensa Gráfica” de El Salvador el 8 de abril de 2005 que las pandillas son “el problema de seguri-dad más grande que hay en estos momentos para la región centroamerica-na es las pandillas”.

Las pandillas juveniles son un fenómeno social muy común que puede encontrarse con frecuencia en casi todas las socie-dades del mundo, aunque mayoritariamente son grupos efímeros de jó-venes que se juntan en las esquinas de las ca-lles de sus barrios para

grupo demográfico, mayor será la vulnerabilidad a la violencia de esa socie-dad. Son específicamen-te varones agrupados en pandillas los que han emergido como protago-nistas de la violencia en la Centroamérica de hoy.

Aunque las pandillas han estado presentes en todas las sociedades centroamericanas desde hace mucho tiempo, han venido desarrollándose de formas sin precedente durante las últimas dos

expresarse con los com-portamientos que son etiquetables como “anti-sociales” que forman la parte de su proceso de crecer y desarrollarse.

Las pandillas centro-americanas las actua-les son claramente otra cosa. Son organizacio-nes colectivas mucho más definidas, que ex-hiben una continuidad institucional que es inde-pendiente de su mem-brecía.

Tienen convenciones y reglas fijas, que pue-den incluir rituales de iniciación, una jerarquía, y códigos que pueden hacer de la pandilla una fuente primaria de identi-dad para sus miembros.

Estos códigos también pueden exigir patrones de comportamiento par-ticulares: ropas caracte-rísticas, tatuajes, pintas o graffitis en la zona que

décadas, esto las ha co-locado en la mira de los análisis y hoy son acusadas de toda una gama de delitos, desde hurtos y asaltos hasta violaciones sexuales y narcotráfico. Incluso, se ha intentado ligarlas a actividades de oposición armada y al terrorismo global.

Un informe del Instituto de Estudios de Guerra del Ejército estadouni-dense publicado en 2005 sostiene que las pandi-llas MS de centroamerica

Protagonistas de Centroamérica:

Edades Variadas Entre 15 a 24 Años.

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dominan, señales con las manos y un argot, estas pandillas están muy fre-cuentemente aunque no siempre asociadas a un territorio preciso y sus relaciones con la comu-nidad de ese territorio pueden ser tanto amena-zantes como protectoras, pudiendo además cam-biar de un papel al otro muy fácilmente.

Las pandillas cen-troamericanas son un fenómeno social que se entiende muy mal en al-gunos países. Existen muchos mitos y estereo-tipos sensacionalistas sobre ellas.

Hay poca información confiable y las estadísticas oficiales en el estado son particularmente proble-máticas, debido a un registro deficiente de evi-dencias, a un proceso de recolección de datos de-fectuoso y a mucha inter-

En todos los países centroamericanos la gran mayoría de los actos de violencia protagonizados por pandillas ocurre en áreas urbanas.

Es lógico se necesita una masa crítica de po-blación juvenil masculina para que pueda surgir un

ferencia política, aunque las cifras oficiales sugieren que existen unos 70 mil jóvenes integrados en pandillas en Centroamé-rica lo que indicaría que hay más pandilleros que militares en la región sur americanas, estimacio-nes de ONG y académi-cos sugieren que podrían ser muchos más, hasta 200 mil integrantes.

De igual modo, las estimaciones de la vio-lencia delictiva y criminal atribuible a las pandillas oscilan entre un 10 y un 60% del total de la violen-cia que padece la región.

Sin disponer de mu-chos datos cuantitativos dignos de confianza, lo que sí existe es una cantidad creciente de estudios cualitativos que sugieren unánimemente que las pandillas se han constituido en actores importantes del pano-

grupo de éstos y eso sólo sucede en las ciudades.Algunos estudios afirman que hasta el 15% de los jóvenes estudiantes de una comunidad pueden jun-tarse a una pandilla local, aunque la mayoría afirma que el número más cer-cano es del 3 y 5%.

Las pandillas pueden estar integradas por entre 15 y 100 miembrospor pandillas, aunque el pro

rama regional contem-poráneo, protagonistas indiscutibles de la vio-lencia centroamericana.Estos estudios destacan la diversidad entre estos grupos en los diferentes países de la región.

El Salvador, Guatemala y Honduras tienen pandi-llas más violentas que las de Costa Rica, México, Nicaragua y Perú.

En base a estos estu-dios cualitativos, y calcu-lando sobre una escala de 1 a 100 y alineando el país más violento, El Sal-vador, con 100, Honduras estaría probablemente en un 90, México estaria en un 80 Guatemala al-rededor de 70, Nicaragua alrededor de 50, vene-zuela con 40 y Costa Rica alrededor de 10, aunque también existen grandes diferencias en la violen-cia de estos grupos al interior de cada país.

medio es de 20 y 25% miembros. La mayoría sur-ge en barrios pobres, aunque no necesariamen-te siempre en los más pobres una investigación realizada en la Ciudad de Guatemala encontró que los barrios que estaban dentro del cuartel más bajo de ingresos sufrían menos violencia juvenil o pandillera que los que es-taban se encontraban den-tro del segundo cuartel.

Fenómeno Urbano:

Miembros de La Mara.

116 117

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La extorsión, también llamada la “renta” o “im-puesto de guerra”(en honduras) es un método mediante el cual se le cobra una cantidad de dinero a las personas, especialmente a los tra-bajadores del transporte colectivo y a los vendedores comerciantes.

Por lo general envían a pandilleros novatos (nuevos miembros de la clicla) o mujeres a co-lectar el dinero, que es recogido al mes o sema-nalmente a los negocios.

Si no se paga la renta en el transporte (bus) es incendiado o la persona es asesinada. Se calcula que el dinero de las ex-torsiones pueden llegar ascender a 18 millones de dólares anuales.

Una inmensa mayoría de los miembros de las pandillas son varones, aunque también existen miembros femeninos.

Y hay evidencia que en el pasado existieron pandillas “amazonas” en Nicaragua y Guatemala.

La edad de los pan-dilleros o mareros es muy variable, un estudio del

2001 basado en casi mil entrevistas con pandille-ros de El Salvador (villa el Salvador), realizado por el Instituto Universi-tario de Opinión Pública (IUDOP) de la UCA, en-contró que, en promedio, tenían 20 y 30 años y se integraron desde joven a la pandilla a los 15.

En Nicaragua, las eda-des oscilan entre los 7 y los 23 años. En Guatema-la y Honduras, entre los 12 y los 30 años. El estu-dio del IUDOP preguntó a los pandilleros por qué

se integraron a una pan-dilla, el 40% dijo que lo había hecho para “aga-rrar la onda”, el 21% por amistad con un miembro de la pandilla y el 21% para escapar de los pro-blemas familiares.

El estudio realizado en-contró una correlación parcial entre pertenecer a una de las pandilla y estar desempleado: sólo el 17% de los pandilleros entrevistados trabajaban y el 66% se auto carac-terizaban como “des-ocupados o oportunistas”.

La Vacuna:

Edades variablesDentro de la Mara:

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De acuerdo con Wash-ington Times, se cree que MS ha establecido un centro de contrabando en México. Se recibieron informes del Proyecto Mi-nuteman que miembros de la Mara Salvatrucha fueron enviados a Ari-zona para luchar contra los agentes de la Patru-lla fronteriza de Estados Unidos y los voluntarios del Proyecto Minuteman.

En 2005, el ministro de Seguridad de Hondura C. Álvarez y el Presidente

que la policía aquí no los tratara con la misma dureza que en Estados Unidos. Robín señaló que las autoridades ca-nadienses quieren evitar terminar como los EE.UU. que está tratando con el problema de los gánster de Centroamérica en una escala mucho mayor, en la frontera al sur de Méxi-co, la banda han desata-do la violencia y el maltra-to contra los inmigrantes, en busca de empleos y oportunidades.

de El Salvador crearon alarma al afirmar que la organización terrorista musulmana Al Qaeda es-taba reunida con la Mara Salvatrucha y otras pan-dillas de América Central para ayudar a infiltrarse en los Estados Unidos.

Los agentes del FBI di-jeron que los servicios de inteligencia de EE.UU. y varios países centroame-ricanos no encontraron ninguna base para creer que la MS está conectada a Al Qaeda y otros extre-mistas islámicos, aunque Álvarez visitó Centroamérica

para discutir el tema Robert Morales, fiscal de Guate-mala, indicó a The Globe and Mail time que algu-nos miembros de pan-dillas de América Central buscan la condición de los refugiados en Canadá.

El Superintendente de la Real Policía Montada del Canadá que integra la Fuerza nacional contra Pandillas, John Robín, dijo en una entrevista que “creo que los pandilleros tienen la sensación de

Inmigración:

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Por su conformación social tanto en su lugar de origen como en su lugar de destino, de jóvenes sin oportunidades laborales, sin educación, sintiéndose excluidos en sus países de origen y sin mayor aceptación en el país receptor, son caldo de cultivo ideal para el crimen organizado que les en-carga tanto de manera directa como indirecta, realizar sus acciones de-lictivas de todo tipo, desde

en los diversos territo-rios y con la necesidad imperiosa de sobrevivir, han ido posicionándose de lugar propio en las activi-dades ilegales en general, por lo que son tomadas por los organismos de seguridad como parte del crimen organizado, utilizando contras ellos los mismos métodos de combate para su diag-nóstico y tratamiento, tanto policial, de seguri-dad, servicio de inmigra-ción, político y social.

La pobreza de la época de la guerra aprendieron que las disputas entre personas o grupos las gana el más violento (es-cuadrones de la muerte, ejército y policía, cuerpos especiales anti subversivos, grupos guerrilleros.), que el método más perenne utilizado por sus mayores era siempre violento, siendo algunos de ellos testigos o víctimas directas del uso de la violencia

pequeñas actividades a nivel de barrios o vecin-darios, hasta acciones tipo comando de asaltos o crimen por encargo, ligado a actividades de drogas, su comercializa-ción y las disputas del mercado de contrabando.

En general se trata de un producto social origi-nado por el sistema que ha excluido a inmensas mayorías de nuestros países obligándolas a emigrar válidas y múlti-ples para el futuro de las

en contra de sus propios familiares por quienes se suponía estaban para defenderlos o protegerlos, como representantes mi-litares o policiales de la autoridad gubernamental.Con todos estos antece-dentes estos jóvenes tie-nen ya el estado mental y social, como recursos previos que da lugar a las herramientas más letales para utilizarlas crecientemente en cual-quier momento, ya sea de supervivencia o para sus actividades cada vez más criminales.

Al existir en sociedades donde ha habido conflictos bélicos, se hace muy fácil conseguir armas de to-das partes, pues los dis-tintos actores bélicos se deshacen de diversa ma-nera de sus instrumen-tos, los que se ponen ac-cesibles en una especie de mercado ilegal que surge en el momento del final oficial del conflicto.

mismas, las que hacen lo que se puede para so-brevivir, incorporando el producto de una guerra, el aprendizaje en el sub mundo del crimen orga-nizado, la transcultura-ción de los deportados y las mismas condiciones de exclusión que conti-núan vigentes en cada lugar del El Salvador.

Como tales condicio-nes continúan vigentes, ahora se aprecia que siendo tan numerosas, ampliamente distribuidas

Raíces Sociales:Vecindario en Barrio San Blas.

127

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La mayoría provienen además de hogares pobres, sin ingresos suficientes para su mantenimiento o desarrollo, desintegra-dos, con ejemplos vivos de violencia intrafamiliar de todo tipo en contra de las mujeres de la fa-milia, sin la tolerancia necesaria, eventualmente extrañados del hogar por medidas arbitrarias de sus mayores, encargados o responsables, y sin el aprendizaje regular de la escuela, la cual todos han abandonado en su

liderazgos deportados y finalmente, elimina de al-gún modo, las existentes a nivel local con diversas motivaciones, con lo que sucede la transnacionali-zación de las identidades existentes en el gran país del norte de (EE.UU).

El fenómeno social tiene múltiples facetas y reper-cusiones, siendo a la fe-cha uno de los temas de más difícil solución en las sociedades donde ocu-rre. Además se ha con-vertido ya en algo de na-turaleza estructural, igual que la pobreza, de la cual aparece como una especialización violenta.

No hay tratamiento sencillo disponible y obli-ga al menos en teoría, a los gobiernos a disponer de recursos, planes, me-dios, métodos y otros, para atender de la ma-nera adecuada los as-pectos de prevención, represión y rehabilitación

momento, se vuelven de forma instintiva en la apli-cación de mecanismos de defensa como grupo, como pandilla, que sólo conoce la violencia como forma apropiada de con-ducirse en la vida.

A esto se agrega desde el exterior, las tradiciona-les, antiguas y bastante conocidas rivalidades de grupos étnicos en los territorios de EEUU, algunos de ellos confor-mados específicamente para la comisión de los

de las personas involu-cradas actualmente.Dro-gas, violencia, crimen or-ganizado, usos políticos entre los primeros aspec-tos es que todo ese en-torno vuelve a sus parti-cipantes muy favorables para el consumo de dro-gas entre sí, con lo cual se vuelven dependientes que resuelven sus recur-sos para el consumo de droga la manera más in-mediata posible.

Entre ellas cualquier forma de delito que pro-duce ingresos rápidos, con lo que su situación se vuelve un círculo vi-cioso cada vez más pe-ligroso para ellos y para los demás, sobre todo las personas que por sus ocupaciones, actividades y recursos están en el ámbito de circulación y presencia de tales grupos.

Otro aspecto importan-te es que por su amplio los número y distribución,

delitos ligados al narco-tráfico como forma rápi-da de enriquecimiento, los que encuentran en los recién llegados de otros países una especie de mano de obra apta y ba-rata para mantener y ex-pandir sus negocios.

La deportación continua desde EEUU hacia los distintos países latinoa-mericanos, ha potenciado la conformación local de cada grupo de pandillas, pues las unifica alrededor de las conformaciones y

tiende a su visibilizarían como “fuentes primarias” de la violencia o como “único grupo delictivo” en algunos países sobre todo de Centroamérica, donde los políticos de turno aliados a los medios de comunicación que les son afines, han sacado provecho de la situación existente, haciendo pro-mesas, una propuesta para los electores, quie-nes hastiados de la vio-lencia reinante, han favo-recido con su voto a tales candidatos, finalmente han conseguido llegar al poder de tal modo.

Esto olvida entonces las otras fuentes de delitos, ya tradicionales pero que son puestos en segundo plano, mientras igual si-guen cometiéndose, hay un olvido cómodo de los mismos de parte de la sociedad y de sus auto-ridades policíales, con lo cual dan paso a las impu-nidad de los mismos.

Funeral de un Ms 13 Recién Reclutado.

128 129

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Durante las últimas dos décadas, América Central se ha convertido en el más mortífero en la región del mundo que no está en guerra. De acuerdo con la Declaración de Gi-nebra sobre Violencia Ar-mada y Desarrollo, en un año promedio de muer-tes entre 2004 y 2009, más personas en la cápi-tal fueron asesinadas en El Salvador que en Irak.

Debido a las activida-des delictivas de la Mara Salvatruchas (Abrevia-do como Mara, MS 13 o MSX3) y 18th Street Gang (También conocida como MS 18, Pandilla 18), las dos principales pandillas callejeras en El Salvador, y debido a su césped sin misericordia batallas, el pequeño país en la costa del Pacífico ha caído en la interminable espiral de

violencia, los asesinatos y la muerte pandillas en Nicaragua y maras en El Salvador, Honduras y Guatemala. ¿De qué o de quiénes son herederos estos jóvenes, violentos y organizados? De lo que no hay duda es que son actores sociales prota-gonistas en la Centroa-mérica que dejó atrás los conflictos militares.

De lo que no debe quedar duda es que son chivos expiatorios de quienes concentran el poder en sociedades muy injustas, con profundas desigualdades, sin opor-tunidades para ellos.

Aunque el último con-flicto militar en Centroa-mérica fue formalmente resuelto en 1996 en Gua-temala, la región sigue estando muy afectada por altos niveles de vio-lencia las tasas de homi-cidio se encuentran hoy entre las más altas del

La MS 13 enCentroamérica:

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de 24 años, lógicamente, cuando una mayoría po-blacional pertenece a este grupo demográfico, mayor será la vulnerabilidad a la violencia de esa so-ciedad. Son específica-mente varones agrupados en pandillas los que han emergido como protago-nistas de la violencia en la Centroamérica de hoy.

Aunque las pandillas han estado presentes en las sociedades cen-troamericanas, desde hace mucho tiempo, han venido desarrollándose de formas sin precedente du-rante las últimas dos dé-cadas en centroamérica.

Esto las ha colocado en la mira de los análi-sis y hoy son acusadas de toda una gama de delitos, desde hurtos y asaltos hasta violaciones sexuales y narcotráfico. Incluso, se ha intentado ligarlas a actividades de oposición armada y

al terrorismo global un informe del Instituto de Estudios de Guerra del Ejército estadounidense publicado en 2005 sostiene que las pandillas cen-troamericanas constituyen una “nueva insurrección urbana” que tiene como objetivo “Derrocar a los Gobiernos de la Región”. Anne Aguilera, encar-gada de asuntos antinar-cóticos para Centroamé-rica del Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó en una en-trevista publicada en “La Prensa Gráfica One” de

mundo y los actuales ni-veles de violencia supe-ran, en muchos casos, los que hubo durante las décadas de conflictos militares, aun cuando se puede argumentar que existe una diferencia significativa, ya que la violencia de hoy es fun-damentalmente delictiva y criminal y la de ayer fue principalmente política.

Un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, publicado en 2007, ha identificado la violencia criminal, como el principal obstáculo al desarrollo sostenible de la sociedad en Centroamérica.

Estadísticamente, la mayoría de los actos cri-minales que se cometen alrededor del mundo tiene como protagonistas a va-rones entre los 15 y los 24 años. Más de la mitad de la población de Cen-troamérica tiene menos

El Salvador, el 8 de abril de 2005 que las pandillas son “el problema de se-guridad y resguardo más grande que hay en estos momentos para la región centroamericana”.

Las pandillas juveniles son un fenómeno social muy común que puede encontrarse con frecuencia en casi todas las socie-dades del mundo, aun-que mayoritariamente son grupos efímeros de jóvenes pandilleros que se juntan en las esquinas de las calles de sus ba-rrios para expresarse.

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Las maras centroameri-canas actúan de manera más profesional y agresi-va que las pandillas de Nicaragua. En Guatemala, según estimaciones ofi-ciales, estaban activos en grupos de maras ya en 1987 unos 28 mil jó-venes, con tendencia a aumentar el número.

En El Salvador, a finales de 1996 pertenecían a las maras unos 20 mil

jóvenes, la gran mayoría en San Salvador. En el año 2000, las estimaciones eran de 30 y 35 mil.

En Honduras, el número de mareros activos se es-timaba en 1998 en 60 mil. Sólo en Tegucigalpa ha-bía 151 maras con unos 14 mil miembros (12 mil varones y 2 mil mucha-chas). En Managua, la Po-licía contaba a principios de 1999 a 110 pandillas con una media de 75 miembros, lo que hace una sumatotal de 8,250 pandiros el número parece ser más

alto, ya que en algunos barrios de Managua la mayoría de los jóvenes se consideran a sí mismos pandilleros. En Costa Rica, los chapulines tienen menor número y están menos organizados.

Todas estas cifras provenientes de investi-gaciones locales y me-dios de comunicación son un aproximado.

Los organismos ofi-ciales y la prensa suelen basarse en ellas para dramatizar el fenómeno y raramente se explican los métodos y criterios empleados para llegar a estas estimaciones. El fe-nómeno de las pandillas está hoy tan extendido que no es posible cuan-tificarlo. Lo que no deja lugar a dudas es que en las pandillas y en las maras centroamericanas participan hoy un gran número de jóvenes y que la tendencia es a crecer.

Tendencia a Crecer:

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Pandilleros de la MS 13 En Nicaragua.

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La naturaleza federada de las Maras Salvatru-cha es, más bien, una morfología social emer-gente imaginada, debi-da al flujo constante de deportados de Estados Unidos que comparten un lenguaje y puntos de referencia comunes.

A lo mejor, las maras pueden entenderse como redes débiles de pandillas locales entre las que no existe mucha comu-nicación más allá de las bandas vecinas, y entre las que no hay ni mucho menos coordinación.

No hay ninguna eviden-cia de cooperación entre las maras de El Salvador, Guatemala u Honduras, ni mucho menos entre ellas y las maras origina-les en Los Ángeles, cual-quier lazo que exista se

donde constituyen ape-nas el 4% de la pobla-ción, centroamericana.

En Miami representan el 47%. Esto también expli-ca por qué las pandillas ni-caragüenses son menos violentas que las maras de los otros tres países, en cuanto no han expor-tado patrones de com-portamientos, que en el caso de la cultura marera estadounidense ha dado lugar a una brutalidad aumentada por no estar imbricadas en un contexto local que les imponga lí-mites la gran mayoría de estas expresiones de vio-lencia está muy circuns-crita y tiende a ocurrir en las comunidades pobres en donde surgen las maras y las pandillas.

De hecho, la mayoría de las víctimas de esa violencia surge de las mismas maras y pandillas, como ilustran muy trági-camente las auténticas

guerras que se desatan, por ejemplo entre los miembros de maras riva-les encarcelados en las prisiones guatemaltecas.

El 15 de agosto de 2005, miembros de la Mara 18 atacaron a losmiembros de la Mara Salvatrucha en la prisión del Hoyón, cerca de la Ciudad de Guatemala, matando a 30 y dejando a más de 60 heridos.

Un ataque de repre-salia por miembros de la Salvatrucha 13 ocurrió en el Centro de Detención Juvenil de San José Pinu-la el 19 de septiembre de 2005, asesinandolos bru-talmente en sus celdas.

A 12 miembros de la 18 e hiriendo a otros 10. Y en ambas ocasiones, hubo mareros que se de-jaron arrestar sólo para poder matar después en la cárcel a miembros de la mara rival y delatores.

funda en la experiencia común de ser marero en Estados Unidos y de ser deportado en el propio país de origen.

Estos factores explican también por qué Nicaragua no tiene maras. La tasa de deportaciones de Es-tados Unidos a Nicaragua es muy baja: menos del 3% de todos los depor-tados centroamericanos son nicaragüenses.

Además, los nicara-güenses que han emigrado a Estados Unidos van principalmente a Miami y a otras zonas de Florida, en donde no existe la mis-ma cultura de pandillas latinas que hay en Los Ángeles, aunque sí hay pandillas cubanas, que no dejan entrar a los ni-caragüenses. Según datos del censo de Estados Unidos, sólo el 12% de los nicaragüenses que migran a Estados Unidos van a Los Ángeles, en

Delatores Dentro de la Mara:

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Enemigos. Su Herencia. Rivalidades. Dos Realidades Distintas. Los Locos de la Calle 18. Cholo Locos.

Capítulo 2Capítulo 5

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Es común darse cuenta de los diferentes delitos que realizan los miembros de la Mara Salvatrucha, pero la noche de este miércoles se invirtieron los papeles, ya que en la ciudad de San Salvador se encontraron los cuerpos muertos de 3 integrantes de la temida banda.

Según las autoridades los hombres resultaron muertos después de un intercambio de balas contra otros delincuentes de la región, se cree que muy pronto habrá mas sangre en el sector ya que es muy probable que la mara tome venganza por sus 3 integrantes fa-llecidos en el tiroteo.

Por el momento no se han dado a conocer más detalles del hecho pero se espera encontrar a los asesinos antes de que lo hagan los mareros.

Sin duda es conocido por todos, que la pandilla mas grande y peligrosa del mundo maneja una serie de negocios los cuales les permiten conseguir armas, salarios e incluso vehículos para sus integrantes lo cual cuando son descubiertos los llevan a prisión.

Según informes de esta semana la Mara Salvatrucha se ha quedado sin una de sus abogadas que suele defenderlos cuando a estos se les asocia con algún tipo de crimen donde se encuentran involucrados.

Carmen Amarillis Chilen Vásquez quien también ha sido señalada por parte del ministerio público como una de las principales defensoras de la Mara y entre sus principales actividades para conseguir sus objetivos destacan conspiración para la obstrucción de la justicia y asociación ilícita. En caso de ser encontrada el culpable, cumplirá al menos 20 años de cárcel.

Enemigos:

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los asentamientos mar-ginales y espontáneos creados por los masivos procesos de urbaniza-ción de la época. Las pandillas de los años 90 fueron mucho más nu-merosas y también más violentas, por la herencia de los años de insurrec-ción y de guerra, conflic-tos que proporcionaron a toda una generación de jóvenes habilidades muy

Las pandillas emergieron de manera significativa en los años 90, como consecuencia de la paz que puso fin a los con-flictos armados, cuando jóvenes militares de am-bos bandos en conflicto, soldados y guerrilleros, volvieron a sus comuni-dades de origen, y ante la incertidumbre econó-mica y política del mo-mento en sus países.

Partiendo de la tradición aprendida de la acción colectiva juvenil, algunos formaron pandillas como grupos locales de auto-defensa para establecer una medida de orden y de previsibilidad para sí mismos y para defensas de sus comunidades.

Lo hicieron con patro-nes particulares y semi ritualizados de conflicto con otras pandillas, con-

flictos regulados por có-digos bien definidos, que incluían proteger a los habitantes de sus comu-nidades locales.

Hasta cierto punto, las pandillas de los años 90 tienen paralelos con las pandillas centroamerica-nas de los años 60 y 70, surgidas muchas veces como organizaciones in-formales de defensa en

Su Herencia:

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bélicas sin precedentes, las pandillas de los 90 estaban también mucho más institucionalizadas que las del pasado, dán-dose nombres los Dra-gones, los Rampleros o los Come muertos de Ni-caragua y desarrollando jerarquías y reglas que tenían continuación en el tiempo, a pesar de que sus nuevos integrantes se renovaban las leyes se mantienen intactas.

Se puede decir que estas pandillas eran una respuesta institucional orgánica, localizada y autóctona a las circuns-tancias de inseguridad y de incertidumbre del contexto post conflicto centroamericano.

Aunque es importante entender que existían ya variables significativas entre las distintas so-ciedades criminales cen-troamericanas y al interior de cada una de ellas.

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de estudio para algunos antropólogos y sociólo-gos que investigan a las pandillas y a los actores armados en Estados Uni-dos y en América Latina.Sin embargo, los territo-rios de las pandillas ya no pueden ser entendi-dos simplemente en la sociedad como zonas de actividad económica limi-tada, informal e ilegal.

Existe conflicto de in-tereses con una variedad de actores armados o criminales que pueden ejercer influencia sobre los miembros de pandi-llas locales cuyo territorio está ligado a través de otras redes. Los corredo-res por ejemplo, requie-ren de territorios conti-guos en el cual puedan fluir personas, asesina-tos, drogas y armas.

Hagedorn y otros in-vestigadores, incluyendo a muchos en Latinoamé-rica, sostienen que el

Si los tatuajes de pan-dillas funcionan como representaciones de las identidades impugnadas de jóvenes socialmente excluidos, el grafiti de pandillas funciona como uno de los indicadores de las líneas atribuidas a la influencia o control de las pandillas.

Para las pandillas más pequeñas las “clicas” o agrupaciones locales de las pandillas el territorio puede significar simple-mente la calle en el barrio o vecindario donde su grupo vive, sale o “trabaja”.

El grafiti que indica el nombre de la pandilla o el apodo de la clica, por ejemplo: Mara Salvatru-cha, Francis Street Lo-cos, brinda información precisa sobre qué grupo pandillero está estableci-do en cierto sector. Ade-más de señalar el territo-

área critica para inves-tigaciones es el camino que está desarrollando la globalización y que está transformando redes co-nectando a actores loca-les a regionales y a trans-nacionales mientras que los mercados ilegales se convierten en una parte integral e importante del sistema económico global.

La ejecución de leyes de cero tolerancia en Centroamérica y nuevos intereses económicos provocaron la creación de nuevas reglas en las pandillas, como la de prohibir a sus miembros el hacerse tatuajes de pandillas que sean visi-bles. Al mismo tiempo, la práctica de marcar zonas de control con exposicio-nes elaboradas de gra-fiti está siendo alterada también ya que las pan-dillas desarrollan nuevos vínculos con territorios y nuevos símbolos con los cuales exponerlos.

rio que está controlado, el grafiti funciona también como una advertencia o reto para las pandillas ri-vales cuando un territorio anteriormente no recla-mado o un área controla-da por el enemigo está a punto de ser impugnada.

La lógica del territorio es crítica no sólo de manera simbólica, sino también de manera económica. El territorio de las pandillas se encuentra ubicado con mayor frecuencia en zonas social y económi-camente excluidas de las zonas urbanas.

Dichas áreas dependen de la economía informal para los bienes no re-gulados y los servicios de los cuales dependen para sobrevivir. El rol eco-nómico que la extorción y el narcomenudeo des-empeñan en la economía política de los vecinda-rios ha sido tradicional-mente un enfoque local

Rivalidades:

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Aunque persiste la tendencia de hablar genérica-mente de estos grupos como “Pandillas”, la distinción entre pandillas y maras resulta clave.

Las maras son un fenómeno con raíces transna-cionales, mientras que las pandillas son instituciones nacionales, localizadas, grupos de cosecha propia, herederas de la tradición de los grupos juveniles que siempre hubo en Centroamérica.

Aunque hace 20 años las pandillas estaban pre-sentes en toda la región, hoy perviven en Nicaragua, y en un grado mucho menor en Costa Rica, mientras que este fenómeno de agrupamiento juvenil ha sido suplantado casi completamente por las maras en El Salvador, Guatemala y Honduras.

Dos RealidadesDistintas:

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A mediados de la dé-cada de 1980, grupos de latinoamericanos, princi-palmente mexicanos, for-maron la Mara 18, cuyo nombre proviene de la Calle 18 de los L.A. en ciudad californiana.

Algunos de sus miem-bros de las pandillas se tatúan el número “666”, 6 + 6 + 6 = 18 que bíblica-mente es conocido como el número de la bestia. También utilizan los nú-meros en romano XVIII en alusión al número 18.

Una de las versiones de su formación dice que nacieron en Los Ángeles en torno a disputas terri-toriales. Tras el término de la guerra civil en 1992, muchos salvadoreños fueron deportados de Es-tados Unidos, especial-mente de los pandilleros.

En El Salvador los pandilleros deportados comenzaron a formar “clicas” o células de la Mara 18 con jóvenes en barriadas pobres, des-plazando a las antiguas pandillas locales.

El control del territorio que ejerce la Mara 18 es eficiente, prácticamen-te toda la población que habita en sus “Zonas de control” siente de manera permanente su presencia y está bajo su mando e in-fluencia. Además cobran impuestos, irónicamente, con más eficiencia que el mismo gobierno.

Los medios de comu-nicación han llamado la atención mucho el impues-to que las Maras cobran a todos los negocios, pequeños, medianos y algunos grandes, que están ubicados en sus “zonas de control”. To-dos han de pagarles los impuestos de guerra con

Los Locos de la Calle 18:

regularidad, hay lugares donde la Mara 18 decreta el “Estado de Sitio”. Obli-gan a los habitantes a es-tar en sus casas durante las noches y nadie puede salir a las calles después de ciertas horas.

Pero además la Mara 18 ha creado su propia “cultura”, que se expresa en su lenguaje propio de palabras y señas. Generan valores que podríamos

tipificar de anti valores y los inculcan dentro de sus miembros. Con esto crean códigos propios de conducta. Cuentan también con las armas e infraestructura.

Nadie sabe con preci-sión cuantas armas y de que tipo están en posesión de ellos, pero son sufi-cientes para mantener el control del territorio y desarrollar las múltiples

acciones delictivas, asimis-mo comparten una red de comunicación inter-nacional con otras pan-dillas, grupos similares de la región y de Estados Unidos. A partir de estas redes de comunicación obtienen recursos, ase-soramiento e informa-ción, por lo que resulta muy complicado luchar contra esos pequeños estados ubicados dentro de los países.

Territorio de Los Locos 18.

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El origen de los cholos nace en la frontera norte, que llega después a Mé-xico a principios de los 70 y que es heredero directo del movimiento chicano de los años 60 en L.A. (Los Ángeles) California, surge como una marca de identidad nacional y resistencia social, cultural y política de la población mexicana que vive des-de hace siglo y medio en Gringolandia, para defenderse frente a una cultura anglosajona que trata de imponer rasgos fuertemente resistas con-tra la población latina.

Los jóvenes mexicanos y chicanos que radica-ban en EU fueron los más afectados por la crisis el racismo y la discrimina-ción. Por eso después trataron de copiar las ideas de sus padres, pero ellos lo hicieron a su

modo construyendo una diferente forma de vida, una cultura nueva así se formaron los cholos.

Cholos es una pala-bra de origen náhuatl (méxicano) con diferen-tes significados como mozo o criado; además de que hace referencia al hermano gemelo de Quetzalcóatl Cholotl.

Hay una leyenda sobre Quetzalcóatl que trata lo siguiente: Quetzalcóatl era un rey azteca que también fue poeta que murió, después resucito en forma de Dios. Fue venerado por la raza por mucho tiempo y les reve-lo que se cumplirían unas profecías en el mundo.

Que el vendría en for-ma humana algún día a la tierra a recuperar el reino de la raza (náhuatl) rescataría a su pueblo y devolvería el territorio perdido a sus creyentes.

Cholos Locos:

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Mujeres Dentro de las Maras. Equidad con las Mujeres. La Vida Loca y los Vaciles.

Capítulo 6

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la atención, comentó Ale-jandra Vásquez, coordi-nadora del Movimiento.

Los pandilleros están utilizando a este sector, pues toman en cuenta la falta de recursos, fracaso escolar y falta de opor-tunidades, expresó Gou-baud. Por esta situación, agregó, las mujeres se están integrando a estos grupos, como una forma de vivir mejor.

Actualmente en El Salvador y Guatemala ya hay maras en las que el número de chicos y chicas se aproxima a cifras ele-vadas. Y aunque en la mayoría de las maras, las mujeres tienen una posi-ción subordinada, hay algunas en las que son dirigentes y gozan del respeto de los hombres.

Líderes, vendedoras y las conocidas como “punteras” tomaron un papel protagónico.

Las pandillas de León fortalecen sus filas con las mujeres de la colonia. Las pandilleras ya son comunes en los conflictos entre grupos de jóvenes y las autoridades del mu-nicipio ya las clasificaron.

Aunque la edad no las distingue, la mayoría son jóvenes que no superan los 25 años. Sus activida-des dentro del grupo no se limitan a compañía.

Al principio, las maras se integraban principal-mente con varones, una posterior encuesta mostró que había una cantidad considerable de mujeres. El número de muchachas que se unen a las maras, o incluso las fundan y parece aumentar.

Ellas son integradas, con el simple objeto de ser utilizadas para disi-mular frente a la policía.“Al ver la persecución de que están siendo objeto los pandilleros, prefieren esconderse y utilizar a las mujeres para que les lleven ropa, comida y otros enseres”, señaló Emilio Goubaud, Director del Diario Aprende:

Los mareros están invo-lucrando a mujeres, pues ellas pueden realizar ta-reas por ellos, sin llamar

Son participantes ac-tivas de peleas, campa-les y hasta portadoras de armas de fuego. Incluso hay mujeres quienes lide-ran al cien por ciento de una pandilla.

Es el caso de Irene integrante de la pandilla “Diablos”, está al frente de por lo menos 20 inte-grantes de entre 13 y 36 años. Mueve a los chavos para hacer la campal.

Mujeres Dentro de las Maras:

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El ejemplo más claro es “Chabela”, a la que el municipio tiene bien identificada como inte-grante de “Los Planchas”. Incluso, respalda las acti-vidades delictivas de sus hijos que pertenecen al mismo grupo.

El documento precisa que “Chabela”, es la en-cargada de pasarle las armas a los pandilleros mientras están en una riña campal. “Su esposo, El Quique salió del Cerezo hace 7 meses por venta de droga. Sus hijos Cristian y Diego Alcaraz disparan armas de fuego en las campales”, detalla el in-forme oficial.

Como ella, en “Los Planchas”, están también María Isabel Alcáraz Mar-tínez de 40 años y Nancy Estefanía de 17.

En Chapalita, en la pan-dilla de los “Calaveras” la autoridad fichó a una

mujer que únicamente tienen identificada como “Pequeña”. Habitante de la calle Yucatán, se de-dica a la venta de droga.Pamela, Nancy, La Paty y Gloria de “Los Brujas”, no sólo participan en las pe-leas tambien, homicidios.

Todas encabezan al grupo al momento e enfrentar a grupos con-trarios de pandillas. Las “punteras” de la plantilla viven en la calle Yucatán.

En León II, “Los Calas” son de los grupos que más mujeres tienen en sus filas. Incluso en el documento que obtuvo MILENIO de las pandillas que hay en la ciudad, es la que más mujeres tiene.De los 45 integrantes que las autoridades identi-ficaron, por lo menos 9 son mujeres. La mayoría tiene entre 18 y 20 años mientras que dos de ellas únicamente cuentan con 15 y 16 años.

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En el resto de los grupos que fichó el municipio la mayoría tiene por lo menos una integrante que parti-cipa directamente en las actividades delictivas o de combate de las pandillas.

Toda mi vida ha sido una cruz, pues mi papá es alcohólico y ahorita está tomando desde la Navidad y no hay modo que pare la furia. En cambio, mi mamá es la mejor del mundo, y no sólo lo digo yo.

Yo tengo una hermana y las dos sufrimos mucho porque mi papá no nos da dinero, ni para comer. Hoy llegó a los cinco bolos. Ah, pero mi abuelita que vive en los Estados Unidos, ella sí nos quiere, ella nos ayu-da mucho, gracias a ella puedo estudiar y comprar comida. (Testimonio de una pandillera guatemalteca).

mayor de los 25, había una cierta tendencia a que la medida de edad se moviera lentamente ha-cia abajo, entre los 12 y 15 años de edad.

En El Salvador de los años 90 la edad del 72% de los mareros era seme-jante a la de Guatemala y Hondura diez años antes: con edades de 16 y 22.

En el año 2000, al entrar en la mara los jóvenes te-nían un promedio de 15.1 años los varones y 15.3 años las muchachas, ac-tualmente, más de la mi-

tad de los jóvenes entran en las maras a los 11 y 14 años, al principio, las maras se integraban principal-mente con varones.

En Guatemala un 80%, y en El Salvador un 78%. Una posterior encuesta considerada representa-tiva mostró en Guatemala un 44% de mujeres. Ac-tualmente, se estima que la proporción de mucha-chas en las maras de El Salvador es de un tercio. El número de muchachas que se unen a las maras, o incluso las fundan y donde parece aumentar.

Al contrario de lo que ampliamente se supone, que las pandillas y ma-ras están integradas por jóvenes que viven en la calle o que cuando eran niños fueron niños de la calle, la mayoría de las investigaciones resaltan que estos jóvenes tienen su centro vital en los ba-rrios y que allí, disponen en su mayoría de un ho-gar, por precario y con-flictivo que éste sea.

Las investigaciones también destacan que la mayoría de los pandi-lleros no se mantienen de hurtos y atracos, sino que después de aban-donar la escuela ejercen un trabajo mejor o peor pagado o lo tratan de encontrar, contando con una formación escolar que supera la media.

En Guatemala, en los años 80, el 80% de los mareros tenía entre 15-19 años, no siendo ninguno

Actualmente, en ambos países parece que tam-bién en otros hay ya ma-ras en las que el número de chicos y chicas se aproxima. Y aunque en la mayoría de las maras, las mujeres tienen una po-sición subordinada, hay algunas en las que son dirigentes y gozan del respeto de los hombres, tienen estudios aprendi-dos, rechazan la escuela.

Las maras pasan una gran parte del tiempo en la calle, pero en una ma-yoría de casos sus miem-bros disponen de un hogar.

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Equidad con Las Mujeres de La Mara Salvatrucha.

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casi la mitad (46.3%) fue a la escuela hasta el no-veno grado, y una terce-ra parte (32.5%) acabó el bachillerato. Como media, los jóvenes tenían 8.4 años escolares, y los que regresaron de los Estados Unidos tenían hasta 10.2 cursos escolares.

El número de los que abandonaron la escuela antes de tiempo y no te-nían ningún certificado era también relativamente alto porcentaje en el país.

Cuando se hizo la encuesta, la mayoría se encontraban fuera del sistema escolar (75.9%), por lo que los investiga-dores del IUDOP de la UCA interpretaban que las escuelas y los liceos no ofrecían a los jóvenes ninguna oferta adecuada de educación para ellos, no los motivaba en nada aprender y los excluían por motivos sociales.

La gran mayoría pasa la noche en su casa: en Guatemala un 80% y en El Salvador un 90%. En El Salvador la mitad de sus miembros vive en la casa de sus padres (52.7%), la mitad sólo con la madre, al-gunos sólo con el padre.

Otros viven con amigos (13.7%), con familiares (12.4%), con su amigo o su amiga (8.7%). Es sig-nificativo que una tercera parte ya tiene sus propios hijos y un 38% de las mu-chachas ya son madres.

En Guatemala no se encontraron analfabetos entre los mareros. El 61% iba a la escuela primaria o a la secundaria, y el 38% había dejado ya los estudios totalmente.

Ninguno, naturalmente, iba a una escuela privada, y todos mostraron un gran interés en su propia edu-cación, aunque pocos

Por encima de todo se espera de las mujeres lo mismo que de los hom-bres, sea en peleas con otras pandillas o con la policía o sea en “los vaci-les”. El trato irrespetuoso de los chicos con las chi-cas da lugar a discusio-nes y peleas, no se prac-tica en todas las pandillas de la forma descrita.

estaban contentos con la que se les impartía. La mayoría de las escuelas, fueron valoradas como “aburridas” e “inútiles”.

Muchos miembros de maras muestran su des-contento con la escuela y no raramente deben abandonarla antes de tiempo a causa de su comportamiento rebelde. En el estudio de AVANCSO en Guatemala, los inves-tigadores se muestran impresionados por la capacidad de los mareros para comentar las cir-cunstancias políticas y sociales del país y ven paralelismos entre ellos y los jóvenes activistas de los movimientos políticos de los años 70.

También en El Salvador los mareros se muestran casi todos alfabetizados (96.3%) y muchos tienen una formación escolar por encima de la media,

Hay maras en las que se prohíbe de forma expre-sa el reparto discrimina-torio de roles que afecta normalmente a las mujeres en la sociedad, y las muje-res viven en posición de igualdad, e incluso lle-van la voz cantante. Esta equidad abarca tam-bién la homosexualidad. Mientras que en las so-ciedades centroamerica-nas se considera general-mente la homosexualidad como algo anormal.

Equidad con las Mujeres:

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Como una enfermedad, en muchas pandillas cen-troamericanas se practica de manera abierta entre las mujeres y entre los hombres, no siendo motivo de discriminación. En el estudio de AVANCSO, la mitad de las mujeres re-conocieron haber tenido relaciones lésbicas, lo que no excluye tener re-laciones con hombres.

Una violencia que ex-cluye y genera rabia des-de 1992, fecha del acuer-do de paz en El Salvador, mueren cada año en el país 8 mil personas víc-timas de actos violentos, lo que significa unos 140 muertos por cada 100 mil habitantes, en América Latina 140 mil personas son asesinadas al año.

Todas ellas son muer-tas antes de tiempo, que se unen a los cientos de miles que también mueren antes de tiempo por ham-bre, o por condiciones

La calle le enseña a uno a vivir o morir y, pues, uno tiene que aprender a rifársela (Testimonio de un pandillero salvadoreño). Sólo Dios sabe lo que me tocó andar por estos ba-rrios. Se cansa uno de la vida loca, pero a veces es inevitable.

No hay nada que hacer y uno se mete o se mete, yo vivo en la calle desde los nueve años y es mejor andar con la mara que

que acaban con su salud, por año, 28 millones de familias latinoamericanas son víctimas de robos, maltrato y asesinatos, casi una por segundo. Este tipo de violencia es en América Latina cinco veces más alto que en el resto del mundo.

El aumento de la vio-lencia no es solamente una consecuencia de la pobreza. Tiene su origen en la creciente desigualdad social que transmite a mucha gente la sensa-ción de ser tratadas no sólo injusta sino indig-namente, lo que genera desesperación y rabia.

Las neoliberales me-didas de ajuste estruc-tural que desde el golpe militar chileno del año 1973 fueron impuestas en Amé-rica Latina por el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones inter-nacionales, muy compla-cientemente ejecutadas.

solo, aunque como mujer es más difícil andar sola (Testimonio de una pan-dillera salvadoreña).

En el centro de la mara o pandilla está lo que los jóvenes llaman “la vida loca”: la sensación que trae la lucha de la propia banda con bandas ri-vales de otros barrios, con otros jóvenes que se creen más que ellos (“burgueses”), o con la policía, esa lucha que se llama en Nicaragua “La Cateadera”. Lo que les guía es el gusto por la provocación y el no

siempre calculado riesgo de hacer cosas que los ciudadanos “normales” consideran escandalosas o que están claramente prohibidas en la sociedad.

Lo que más les gusta de la vida en las pandillas es lo que en las maras de El Salvador se llaman “los vaciles y la vida loca”.

Esto puede significar cualquier cosa: desde las buenas vivencias en la pandilla y el sentido de pertenencia hasta sus actividades al límite de lo legal o más allá de la ley.

La Vida Loca y los Vaciles:

Tatuaje que Deja Saber la Vida que Llevan.

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La mayoría de los pandilleros roban y con-sumen drogas, sobre todo marihuana, alcohol, y desde hace un tiempo piedras de crack. Estas actividades, que medios de comunicación y polí-ticos destacan como tí-picas de las bandas de jóvenes, no son una ca-racterística especial de las

pandillas y maras, es-tán bastante extendidas entre todos los jóvenes.Las drogas son parte de la vida cotidiana de las pandillas, pero no son ni la causa ni el motivo de ellos para estar juntos.

En robos y atracos no participan todos los pan-dilleros y esto me parece

importante de destacarclaramente se practican como pandilla. Las activi-dades prioritarias que el grupo hace como pandi-lla o mara son las peleas, los pleitos y las luchas dirigidas en grupo. Esto es lo que une a todos los pandilleros y pandilleras, quienes casi nunca van a luchar bajo el efecto de drogas psicotrópicas.

La participación en las peleas, las habilidades y el valor mostrado en ellas, es decisiva para el reconocimiento dentro de la sociedad y en la posición de la pandilla y mareros, dentro del grupo les dan perfil y prestigio.

La filosofía de los que luchan es actuar rápido y avispadamente antes de que el otro se les adelan-te y asesinarlos, dominar la situación es lo primor-dial. Lo decisivo es “An-dar sobre”, y de ninguna manera dejarse achantar.

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Subversión de Los Gobiernos. Armas. Violencia. Pandilla. Influencia Americana. Respuesta del Gobierno. Golpe Policial. Mano dura. Cero Tolerancia. Organismos Internacionales. Alianzas y Coordinaciones. Oportunidades.

Capítulo 2Capítulo 7

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Las maras tienen como objetivo derrocar a los gobiernos de la regiónes centroaméricana, y ésta posee reglas fijas, que pueden incluir rituales de iniciación, una jerarquía y códigos que pueden hacer de la pandilla una fuente primaria de identi-dad para sus miembros.

Los pandilleros o mare-ros, tienden a usar armas de gran calibre para sus hechos delictivos ya que en muchos casos de ase-sinatos han usado armas de fuego como: Pistolas, escopetas, granadas e incluso fusiles de asalto como AK-47 y M16.

En algunos casos llegan con arma blancas entre ellas se pueden encon-trar: Cuchillos, Machetes, entre otras armas.

Cuando atacan estos se aseguran de no dejar con vida a la persona así, que disparan varios tiros al cuerpo especialmen-te a la cabeza si usan armas de fuego pero al usar armas corto punzan-te tiende a dejar mal heri-da a la persona hay oca-siones que se encuentra a personas apuñaladas o desmembradas, en El Salvador han reportado

Surgen en los barrios más pobres (La mayoría de las veces), una imen-sa mayoría son varones, las maras en sí son un fenómeno con raíces transnacionales, es decir son organizaciones más uniformes, que tienen un origen muy bien definido que se puede ligar a pa-trones migratorios parti-culares. Las raíces de las maras se encuentran en

casos, de asesinatos co-metidos en automóviles pick ups para así, lograr huir luego del ataque co-metido y gente encontra-da sin sus miembros o a veces depositados en contendedores causado por armas blancas, pero los pandilleros nunca lle-gan a recurrir a combate cuerpo a cuerpo.

Además de usar armas para hechos delictivos de violencia las usan de con-trabando para venderlas o distribuirlas entre sus mismos integrantes.

las calles 18 de los Ángeles, (California) en una banda fundada por inmigrantes mexicanos en los años 60.

A raíz de esto la política de estos países, se en-cuentra aplicando serias medidas, “Mano Dura” así se denomina a la ley que sancionaron, ya que las maras están superando en cantidad a los militares.

Subversión delos Gobiernos:

Armas:

Ataque Realizado por La Mara.

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obvios de su pertenencia a una mara han empezado, por ejemplo, a quitarse los tatuajes para evitar ser deportados, detec-tados y arrestados por la policía, han empezado también a reorganizarse en líneas más verticales y a achicar sus grupos.

Están estableciendo también coordinaciones con otros grupos y re-curriendo a expresiones de violencia más intensa una de las reacciones más

violentas a la política de “Mano Dura” se expresó dramáticamente entre al-gunas maras hondureñas en julio de 2003. Un mes después de la promulga-ción de la nueva legislación, el 30 de agosto de 2003, miembros de una mara atacaron durante el día un autobús en San Pedro Sula, matando a 14 per-sonas, hiriendo a 18 y dejando una carta para el Presidente Maduro, or-denándole retirar la ley.

Al mes siguiente, en Puerto Cortés, la cabeza de una mujer joven fue encontrada en una bolsa de plástico con una car-ta a Maduro diciéndole que era una respuesta al asesinato extrajudicial de un marero por la Policía. Durante el año 2004, más de 10 cadáveres desca-bezados fueron dejados en varias ciudades de Honduras con mensajes de maras al Presidente, siempre como respuestas.

Mientras estas iniciativas parecieron inicialmente reducir la delincuencia en las calles; mareras y pandilleras, aumentaban las evidencias que eran sólo éxitos temporales y que estos grupos simple-mente se han hecho menos visibles y más radicales.

Varios estudios han descubierto que mareros y pandilleros han empezado a utilizar símbolos menos

Violencia:

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Si bien las pandillas se pueden considerar pre moderno o primitivo desde la perspectiva de su uso del idioma (escrito y se-ñas), símbolos, grafitis, tatuajes y fatalismo con respecto a la vida y la muerte, son totalmente modernas en su uso de tecnología y su adaptación rápida a las oportunidades de ganancias ilícitas que surgen de la globaliza-ción. Para fines de este artículo en aprovechamien-to, el enfoque será en las pandillas en esos tres es-tados centroamericanos.

Hoy, las pandillas prin-cipales, las MS 13 y la MS 18, se encuentran en la región con su concen-tración más excesiva en El Salvador, Guatemala y Honduras. Además, la MS 13 se encuentra en 42 estados de los EE.UU. y la Ms 18 en 37,

Otras matanzas extrajudiciales de mareros, el 23 de diciembre de 2004, en Chamelecón, un grupo de mareros atacó de nuevo un autobús, matando a 28 personas y dejando otra carta: La acción era en ven-ganza por la muerte de 105 mareros en una prisión esta-tal en mayo del 2004. Acontecimientos similares, aun-que no tan dramáticos, han ocurrido en otros países centroamericanos principalmente El Salvador.

Actualmente, la violencia y física tienen un papel central en las maras, muchos mareros cometen actos ilegales y no se preocupan por las leyes. “La mayoría de ellos poseen razones para estar en las maras que van más allá del simple interés en involucrarse en situa-ciones delictivas ante la sociedad”.

Las maras deben entenderse como una variante de la cultura de sobrevivencia de los pobres, en un estu-dio realizado en el Salvador, el sociólogo José Miguel Cruz habla de una “cultura de la violencia”. La entien-de como “la creación de valores y normas que legi-timan y conceden un privilegio al uso de la violencia

con una membrecía cal-culada entre 8 y 10,000 para la primera y de 13 a 20,000 para la última. Su crecimiento ha causado preocupación en núme-ros cada vez mayores de países en la región y más allá de la misma.

Por ejemplo en el semi-nario sobre las pandillas auspiciado por el gobier-no de España en Antigua, Guatemala, del 27 al 31 de marzo de 2006, hubo informes de seis países en Centro América al igual

en cualquier ámbito frente a la sociedad, bajo cir-cunstancias políticas y sociales numerosa canti-dad de jóvenes mareros se habrían unido a otras organizaciones desti-nadas a cambiar sus circunstancias de vida.

Pero actualmente esas organizaciones los recha-zan y discriminan, e in-cluso colaboran con la policía luchando contra ellos. Intentar preservar los esquemas de socie-dades tan injustas con métodos de violencia represiva puede resultar explosivo a largo plazo.

que en Norteamérica, México y República Do-minicana, más sietes paí-ses en América del Sur y España. En la Tercera Conferencia Anti Pandilla celebrada en El Salvador del 24 al 26 de abril de 2007, hubo informes adi-cionales de pandillas en Belice y Canadá. Cuando discutimos el tema de las pandillas en programas en América del Sur hace dos o tres años atrás hubo poco interés en el tema, hoy hay gran aten-ción y preocupación.

Pandillas:

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Venganza Por Compañeros Caídos.

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En las primeras maras salvadoreñas se juntan no sólo jóvenes de los barrios, también ex guerri-lleros y soldados desmo-vilizados, muy decepcio-nados con respecto a las esperanzas que tenían de obtener una vida mejor y un reconocimiento social.

Se suman también a las maras jóvenes que durante la guerra emigra-ron con sus familias a los Estados Unidos o ya na-cieron allí. Las biografías y experiencias de todos estos jóvenes añaden a muchas maras salvado-reñas corrientes espe-cialmente violentas.

Las maras en las que los jóvenes de los Esta-dos Unidos llevan la voz cantante se caracterizan por ser especialmente grandes y rigurosamente

organizadas, también, por actuar con armas de fuego. Las dos más co-nocidas son la Mara Sal-vatrucha (MS) y la Mara Dieciocho (M18). Sus miembros más activos y sus dirigentes pertene-cían a gangs (pandilla) del mismo nombre en Los Ángeles, que agrupan sólo a jóvenes latinos.

En El Salvador, estas dos maras aglutinan a cientos de miembros jóvenes y su campo de acción no está limitado a determinados barrios.

Están subdivididas en clikas locales, que ac-túan y avanzan indepen-dientemente. Mantienen relaciones con maras de Guatemala y Honduras, algunas con los mismos nombres. Junto a estas dos maras, existen en El Salvador, al igual que en el resto de Centroamé-rica, las maras locales o maras de barrios.

Influencia Americana:

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dos del país y el Distrito Federal, se ejecutaron operativos de apoyo a Frontera Sur Costa para combatir los delitos que se relacionan con fa mi-gración indocumentada, como son: el tráfico de personas, proliferación de la Mara Salvatrucha y explotación sexual de mujeres y niños.

Asimismo las partes acordaron reunirse nue-vamente en seis meses para revisar el cumpli-miento de las acciones aprobadas, y fortalecer la cooperación para re-forzar la lucha contra la delincuencia organizada.

Las respuestas de los Estados involucrados en este problema han sido, en los años recientes, la promulgación de leyes de “tolerancia cero” y “mano dura” con las maras sal-vatrucha, las que hasta el momento no han de-mostrado otra cosa que

el encarcelamiento ma-sivo de sus integrantes en recintos a veces ina-propiados, sin el debido proceso judicial, con po-cas medidas socioedu-cativas y esperanza de rehabilitación social.

Una de las respuestas de México ante este pro-blema ha sido la crea-ción del Plan de Acción para el Control de la De-lincuencia Juvenil en la Frontera Sur de EE.UU.

Este plan contiene líneas de acción preventivas, di-suasivas, de vigilancia, de procuración, denun-cia e incorporación de autoridades federales e internacionales, ya que la naturaleza de estos gru-pos tiene como caracte-rística común la violencia.

Los motiva la notorie-dad, son nómadas, se manejan dentro de un círculo delincuencial y fortalecen sus vínculos con sus países de origen y con Estados Unidos, para que les permita internacionalizarse pa-ralelamente, en 27 Esta-

Estos centros se han constituido en verdade-ras escuelas del crimen organizado y de recluta-miento de nuevos miem-bros para las pandillas una vez que se produce la excarcelación.

Respuesta del Gobierno:

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El gobierno del Presi-dente de Barack Obama catalogó a una violenta pandilla callejera cen-troamericana y especí-ficamente la Mara Sal-vatrucha (MS 13), como organización criminal internacional sujeta a sanciones, en la primera vez que se asigna tal de-signación a un grupo de esas características.

MS son siglas de Mara Salvatrucha y la decisión tomada por la Oficina de Control de Bienes Extran-jeros, del Departamento del Tesoro, facilitará a las autoridades federales estadounidenses incautar bienes vinculados a la organización delictiva, la cual es considerada una de las pandillas más peligrosas del mundo, la decisión del gobierno de declarar la Mara 13 como un grupo pandillero

internacional facilitará a los investigadores de ICE y otros requisar millones de dólares en ganancias obte-nidas por narcotráfico, trafico de personas y otros de-litos, dijo el funcionario, y agregó que esas ganancias ilícitas son rutinariamente enviadas a los jefes de los grupo en que se encuentran en toda Centroamérica.

Al declarar el grupo una organización criminal trasnacional, el gobierno dificulta a los pandilleros el uso de bancos y servicios de transferencia de fondos.

La policía y fiscales de los condados están impulsando la aprobación de una nueva ley que sería la base de una estrategia para combatir a las MS13. Esto sucede a la vez que la tasa de asesinatos se ha elevado en un 50 por ciento, sobre el año pasado.

Actualmente, la ley estatal permite enfrentar los crímenes de pandillas uno por uno, pero una legislación llamada “Street Gang Racketeer Influenced and Corrupt Organizations (RICO)” permitiría a los fiscales enfrenta a las pandillas (La Mara Salvatrucha) como organizaciones criminales.

En este momento, muchas cosas relacionadas a la medida no están claras: la manera en que el gobierno estadounidense planea usarla contra la Mara Salvatrucha 13 y sus miembros, el impacto que tendrá en El Salvador en la tregua actual entre las pandillas y la reducción en las cifras de homicidios, y el papel que jugará en la mayor injerencia estadounidense en la política de seguridad centroamericana.

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El factor que ha inten-sificado más la violencia de las maras en los últi-mos años es la puesta en práctica de una verdadera “guerra” contra ellas de parte de los Estados de centroamerica.

La primera etapa de este nuevo conflicto re-gional fue la adopción en El Salvador en julio de 2003 de la política de “Mano Dura”, que abogó por el encarcelamiento inmediato de todo miembro de una mara sin necesi-dad de más pruebas que el hecho de tener arma-mento y tatuajes o com-portarse en público de manera que permitiera pensar que era marero.

Ser marero se castigaba con penas de dos a cinco años de cárcel, medida aplicable a todo miembro de una mara desde los doce años de edad.

Entre julio de 2003 y agosto de 2004, 20 mil mareros salvadoreños fueron arrestados, aunque el 95% fueron puestos en libertad cuando la ley de “Mano Dura” fue declara-da inconstitucional por la Corte Suprema por violar la Convención de las Na-ciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.

Una nueva iniciativa, llamada “Mano Super Dura”, fue rápidamente impulsada, ya respetan-do las provisiones de la Convención de las Na-ciones Unidas, pero au-mentando las penas de prisión para todo marero de más de 18 años hasta cinco años y hasta nueve años para los líderes.

La población carcela-ria de El Salvador se du-plicó entre 2004 y 2007: de 6 mil reos pasó a 12 mil, el 40% de ellos arres-tados por ser mareros.

Mano Dura:

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Una política llamada “Cero Tolerancia”, inspi-rada en parte en la políti-ca de quien fue alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani.

Esta medida promovió una reforma del Código Penal y la adopción de una legislación que es-tablecía penas de doce años de prisión por ser miembro de una pandilla como, mara aumentadas más adelante a 30 años.

También se establecieron en Honduras medidas para estrechar la colabo-ración entre la Policía y el Ejército en el combate a las maras, realizando patrullajes urbanos con-juntos, en algunos casos hasta con tanques.

A partir de 1999, Nica-ragua ha desarrollado ini-ciativas en contra de sus pandillas, pero de natu-raleza perceptiblemen-te “más suave”, en gran medida porque son mucho

El sistema interameri-cano ha manifestado a través de diferentes canales su preocupación respecto del problema de las pan-dillas; en la IV Cumbre de las Américas (Mar del Plata, Argentina, noviem-bre de 2005) donde se expresó que “el problema de las pandillas delicti-vas y donde sus aspec-tos conexos, así como sus

menos violentas que las maras y también por la falta de capacidad de patrullaje de la Policía Nacional, que tiene una presencia muy limitada en muchos barrios, favelas y asentamientos urbanos.

Todas estas medidas de endurecimiento de penas y leyes han sido acogidas con satisfac-ción por las poblaciones centroamericanas, en zozobra por la actividad de las maras y las pandi-llas. Pero han sido denun-ciadas firmemente por grupos de defensa de los derechos humanos, por-que podrían alentar abu-sos sistemáticos de los derechos de cualquier sospechoso. Amnistía In-ternacional ha presentado evidencias corroboradas por el Departamento de Estado de Estados Unidos (OEA) que en Honduras, México y Guatemala exis-ten escuadrones especiales de la muerte de un Ex Zetas.

efectos en elentorno económico y social ponen en riesgo los progresos alcanzados por nuestras sociedades en el proceso de estabilidad, demo-cratización y desarro-llo sostenible situación que requiere una acción complementaria y urgente para promover la preven-ción de hechos delictivos.

Enjuiciar a aquellos que los cometan, rehabi-litarlos, reinsertarlos, así como crear oportunidades

Cero Tolerancia: Organismos Internacionales:

para facilitar el acceso de los jóvenes (ex mareros) al trabajo decente”. Y en las últimas dos reuniones de la Asamblea General de la OEA se expresó a través de dos resolucio-nes la preocupación de los Estados Miembros en relación al tema.

La Comisión Especial sobre Delincuencia rans-nacional Organizada, creada por Resolución de la Asamblea General de la OEA , dedicó una sesión especial al tema de las pandillas, invitando a expertos de diferentes países a exponer en torno al mismo, y luego de un profundo análisis, pro-puso que en el abordaje del problema se tuviera en cuenta, las deporta-ciones, la necesidad de fortalecer las políticas públicas, diseñar estrate-gias regionales, mantener o crear mecanismos re-gionales que permitan a los gobiernos analizar y

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salud y atención a la mu-jer y minoridad rara vez ofrecen asistencia a las víctimas del tráfico.

Los servicios legales no acompañan a la víctima en forma adecuada. La prensa está cumpliendo una función de concien-tización importante, aun-que hay poco periodismo de investigación.

La región carece ab-solutamente de formas de prevención, protec-ción, sanción del trafico y de estrategias de reintegra-ción de las víctimas.

Ya en aquel año, la OEA a través de la CIM enten-día que el panorama era perturbador dada la pre-sencia de redes crimina-les de pequeña y media-na escala, que incluían las actividades de las maras, y teniendo encuentra que las organizaciones delictivas actuaban con impunidad y que resultaba

proponer estrategias en la materia didacticas, reco-pilar y fomentar el intercambio de información, capa-citar a quienes están involucrados en el tema, adop-tar estrategias domésticas y regionales que incluyan componentes de prevención, aplicación de la ley, y rehabilitación, entre otros.

El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, a través del Comité de los Derechos del Niño, ha manifestado en varias oportunidades y en relación al caso de países de Centroamérica (Hondu-ras y El Salvador), su preocupación, por disposicio-nes legales adoptadas en relación a este tema.

Así como la preocupación por los niños que de-bido a “situaciones graves de pobreza extrema, así como a situaciones de abandono o violencia en la fa-milia, se ven obligados a vivir y trabajar en las calles y, por consiguiente están expuestos a distintas formas de explotación y abuso, incluida la venta, la trata y el secuestro “ El creciente número de pandillas juveniles exige especial atención en forma de medidas preven-tivas y de rehabilitación”.

Para la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OEA en el informe 2002 ante su Comité Direc-tivo, los mecanismos de respuesta de los gobiernos han sido, en su mayoría, inexistentes o inadecuados. Desinterés, corrupción y limitados recursos afectan las investigaciones policiales, el sistema de justicia y los sectores de inmigración. Los procesos judicia-les iniciados por delitos de tráfico, son mínimos y las condenas casi inexistentes. Las áreas de servicios de

prácticamente imposible identificar y dar trata-miento y protección a las víctimas menores de edad.

Otro antecedente en el ámbito social interameri-cano el área del tráfico de personas es el “Proyecto sobre Tráfico de Niños, Pornografía Infantil en Internet y Marcos Norma-tivos en el MERCOSUR, Bolivia y Chile”.

Esta iniciativa subre-gional fue motivo para ser llevada adelante durante los años 2004 y 2005 por parte de la Embajada de los Estados Unidos de América en el Uruguay y el Instituto Interameri-cano del Niño, la Niña y Adolescentes (OEA).

La misma respondía a los diversos manda-tos de cooperación que, tanto la Embajada de los Estados Unidos como el IIN, habían recibido para tratar de abordar de manera

efectiva el problema del tráfico de niños, niñas y adolescentes y mujeres con fines de explotación sexual y la pornografía infantil en Internet, en el entendido de que estos fenómenos estaban afec-tando a gran número de niños y niñas y que el mismo se constituía en una flagrante violación a sus derechos humanos.

En el área específica del tráfico, las investiga-ciones realizadas identifi-caron a la adolescencia como la franja etaria de mayor riesgo para su captación por parte de las redes de traficantes, en especial de las muje-res adolescentes.

Asimismo, los factores de vulnerabilidad social asociados al tráfico en la región son órganos admi-nistrativos creados para proteger y promover los derechos humanos en un país determinado.

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Y en febrero de 2005 anunció la creación de una oficina especial en San Salvador para coor-dinar esfuerzos regionales contra las maras y las pandillas dominantes.

Después de un nuevo y también absurdo anun-cio de Oscar Álvarez en abril de 2005 diciendo que había frustrado una acción de colaboración entre las maras y las FARC colombianas para intentar matar al presi-dente Ricardo Maduro.

Los líderes militares de la región centroamé-ricana invitaron formal-mente al Ejército de Es-tados Unidos a ayudarlos a crear una fuerza multi-nacional especial para intervenir y contener a las maras y pandillas cen-troamericanas, iniciativa que aún no se ha puesto en marcha, pero que se-guramente no tardará en operativizarse.

Los gobiernos cen-troamericanos han soli-citado cooperación y establecido alianzas con otros paises para defender-se de lo que en la cumbre regional de Jefes de Esta-do celebrada en Tegu-cigalpa en septiembre de 2003 declararon ser “una amenaza de desestabi-lización, más inmediata que cualquier guerra o guerrilla convencional”.

El 15 de enero de 2004, El Salvador, Guate-mala, Honduras y Nicara-gua acordaron levantar todas las barreras lega-les a la persecución de mareros y pandilleros de cualquier nacionalidad en toda Centroamérica.

El 18 de marzo, los presidentes Tony Saca de El Salvador y Oscar Berger de Guatemala

acordaron establecer una fuerza común de se-guridad para patrullar su frontera común y enfren-tar la actividad marera.

También los gobiernos centroamericanos inten-taron implicar a Estados Unidos en esta “guerra”. Inicialmente, Estados Unidos se resistía a parti-cipar en iniciativas contra las pandillas y las maras.

Hasta junio de 2004, cuando el ministro hon-dureño de seguridad, Oscar Álvarez, alegó absurda alegación que alguien de quien se sos-pechaba era miembro de la organización terrorista Al Qaeda, el saudí Yafar Al-Taya, había llegado a El Salvador para esta-blecer lazos con líderes mareros. Aunque era una afirmación infundada, el FBI creó en diciembre de 2004 un grupo de trabajo focalizándose específi-camente sobre las maras.

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perados de construir vehículos institucionales para la acumulación de recursos ilícitos.

Vistas así, no debe sor-prender que la experien-cia mundial haya demos-trado que las iniciativas más efectivas para redu-cirlas son las que propor-cionan oportunidades a sus miembros. Aunque hay algunos ejemplos de iniciativas de este tipo, mayoritariamente la res-puesta ha sido represiva.

Toda política social refleja el contexto eco-nómico y social del cual surge. Por eso podemos decir que el obstácu-lo más grande para la implementación de una política coherente y efi-caz con relación a las pandillas, maras y zetas de Centroamérica es la naturaleza profundamen-te desigual de la distribu-ción del poder en las sociedades centroame-

ricanas, donde todo el poder político y econó-mico está concentrado en las manos de una pe-queña élite que excluye activamente a la mayoría.

Los gobiernos cen-troamericanos reprimen a las pandillas y a la Ma-ras Salvatrucha para evi-tar tomar otras medidas que resuelvan la exclusión social, la falta de oportu-nidades, los abismos de desigualdad que son la base de su poder y de sus privilegios.

Esta situación provo-ca algo más que pará-lisis política. La verdad es que las maras y las pandillas se constituyen, para quienes se atrin-cheran en su poder, en los mejores chivos ex-piatorios a los que culpar por la inestabilidad de la región, ocultando así las verdaderas raíces de los problemas, encargado de coordinar la variedad

Está claro que la polí-tica represiva de los go-biernos centroamerica-nos no está funcionando. Parece haber agravado el problema, radicalizando a las pandillas y a las maras y provocando una espiral de violencia con venganzas y represalias. La represión falla porque puede estar generando una nueva “ética” marera y pandillera: desafiar al Estado. Y también porque la represión nunca remedia los problemas subyacentes que generan estos fenó-menos sociales.

Las pandillas y maras pueden ser vistas como instituciones que in-tentan crear un espacio personal de inclusión con sentido de pertenencia para sus miembros y, a veces, para sus comuni-dades locales, también como intentos deses-

de talleres que se impar-ten y el trabajo duro: captar a los jóvenes de las maras. Con un gran número de matrículas bajo el brazo para presumir del núme-ro de asistentes, arranca su amable recorrido por el centro con tono de co-mercial y disculpándose por los claro oscuros de las idas y venidas de luz.

De este lado de la pa-vimentada opera la Mara 18 del otro, la Mara Salvatru-cha, saben que ustedes

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están aquí porque vieron un vehículo desconocido, no se preocupen, ya ha-blamos con ellos y saben que vienen conmigo eso lo respetan.

Recorrido por el centro enseña cada estancia como si fuera un micro mu-seo de reliquias. Ocho fo-gones repartidos en dos cocinas presiden uno de los espacios principales: el taller de repostería, al lado un espejo refleja los carteles descoloridos con peinados curosos que rodean el aula de pelu-quería y barbería. Muy cerca, una batería y cua-tro guitarras eléctricas “para aprender música” cuelgan de la pared.

Al fondo, una máquina para el taller de soldadu-ra sin espacio propio. Por último, una sala de proyec-ciones y una fila con diez ordenadores que teclean los niños del barrio des-pués de sus clases.

Yo aprendí inglés desde niño en el estado de Ca-lifornia”, aclara Roger, re-velando su anterior condi-ción de inmigrante ilegal en Estados Unidos.

Es el profesor de inglés, voluntario de la comu-nidad, como el resto de los 12 maestros, entre los que también hay ex integrantes de pandillas. “La clave es que sean ve-cinos quienes impartan las clases de inglés, que se involucre la comunidad”, dice el pastor.

El programa Paz y Con-vivencia El Centro de Alcance Nuestro Barrio es una de los 70 centros del programa Paz y Con-vivencia, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que surgió en 2003 tras los altos índices de violencia registrados en San Pedro Sula, 119 homicidios por cada 100.000 habitantes, según el Observatorio de

la Violencia de la Univer-sidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), aquí, jóvenes ex pandille-ros aprenden el oficio de panadero, barbero, sol-dador, tatuador, obrero, carpintero o repostero, entre otras formaciones.

Ver a La Ribera es uno de esos barrios don-de la policía tiene una función simbólica, saben quiénes son pero no pue-den hacer nada.

O sí, pero se arriesgan a que les maten, cuenta Salvador ahora, la pan-dilla está en periodo “De ascenso”, o sea, selec-cionando a nuevos in-tegrantes a la sociedad para dominar otras areas,en este proceso, las ac-ciones primeros asesi-natos para probar la va-lentía en el grupo y los tatuajes cobran especial importancia y hay que tener mucho cuidado al acer-carse”, remarca el pastor.

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Conclusión. Glosario.

Capítulo 8

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¿Qué son las maras? ¿Cómo y dónde surgen?

Etimológicamente la pa-labra mara viene de las hormigas. Una especie que arrasa con todo lo que encuentra a su paso. En lo social, actualmente, hay que hacer una dife-renciación entre maras y pandillas.

Esto es muy impor-tante porque si nosotros seguimos confundiendo unas con otras estamos incurriendo en un gran error. Hay un gran des-conocimiento, ignorancia voluntaria, mucha preca-riedad teórica y dema-siada precariedad empí-rica a la hora de abordar una problemática como esta. Esa confusión hace que el tema no se pueda encarar de manera con-creta. Que no exista una definición concreta de lo que es una mara.

No obstante, si hay algo más concreto res-pecto de las pandillas. En un principio las maras surgen en Centroaméri-ca, más precisamente en El Salvador.

Eran pandillas emer-gentes de la pobreza, de la exclusión social, algu-nos resabios que queda-ron de las guerras civiles que se produjeron en los países de la región, de algunas guerrillas. Así surge la “Mara Salvatru-cha” y la “MS 18”, que son rivales que entran en el campo de la acción a través de la lucha por el barrio y sus calles.

¿Siempre dentro de El Sal-vador?

Sí, siempre en El Salva-dor pero paulatinamente se van extendiendo por Honduras, por Guate-mala, en menor medida por Nicaragua aunque

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Las pandillas se pug-nan el control territorial en las zonas urbanas de El Salvador, Guatema-la, Honduras Y Estados Unidos. La característica que las define es la ten-dencia a emplear la vio-lencia, y su base econó-mica es un espectro muy amplio de actividades criminales.

Están evolucionando y tornándose más desa-rrolladas en estructura y técnicas. Constituyen un reto para los estados en tres áreas críticas: segu-ridad, desarrollo y ejerci-cio del poder. El estado, el régimen y la seguridad individual se ven com-prometidos por ellas.

Percepciones de me-nos seguridad al nivel estatal, del régimen e individual aumentan las percepciones de riesgo, el desarrollo depende de la inversión de capi-tal tanto nacional como extranjero, la aversión al riesgo generado por las inquietudes de seguri-dad afecta negativamen-te la voluntad del capital nacional y extranjero de invertir en la economía nacional.

La incapacidad de un régimen de tratar eficaz-mente el fenómeno de la mara salvatrucha, pan-dilla, afecta su capaci-dad para gobernar y su credibilidad política o de mandato, tanto nacional como internacionalmente.

Glosario:

Conclusión:

los focos de acción prin-cipales son El Salvador, Honduras y Guatemala. Estos son los países de Centroamérica más com-prometidos en el tema de las maras y en los cuales todos los planes que se llevaron adelante para erradicarlas lo único que lograron fue rebrotar el fenómeno y abrirles un espacio propicio para que proliferen, las pandi-llas (MS 13) por un lado y las maras por otro.

¿Cuál es la diferencia entre unas y otras?

Una pandilla propia-mente dicha en un 90% está compuesta por chi-cos que emergen de la violencia y de la completa exclusión social.

Son víctimas del sis-tema que se juntan para tener un poder que in-dividualmente no tienen y que creen que lo van

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¿A quién se refiere con lo de ignorancia voluntaria?

Al Estado, a las fuerzas de seguridad. Tenemos en el con urbano bonae-rense un desastre en ma-teria de seguridad como herencia de la gestión de León Arslanian.

Hace más o menos un año, cuando en Argentina el fenómeno de las ma-ras sólo se conocía en el marco académico de los especialistas, el ex minis-tro “importa” el tema, lo trae y dice que “el pro-blema de la inseguridad en Argentina se debe a la existencia de maras”. Siembra una especie de terror que se reproduce en la gente que desco-noce el tema. A ello se le suman los medios de comunicación que fueron funcionales a esas decla-raciones haciendo infor-mes sobre las maras, en-tonces, ponen el ejemplo de la MS 18 que eviden-

temente fue la de mayor acceso para entrar, así, el noticiero de canal 9 y Radio 10 hicieron un ex-perimento con este tema informando cualquier cosa. Todo queda en evi-dencia cuando en el país empiezan a producirse como modalidad de de-lito los grupos comandos en barrios cerrados con el mismo modus operan-di. Ahí uno comienza a preguntarse ¿No era que la inseguridad, según el entonces ministro de Se-guridad de la Provincia de Buenos Aires, emerge de la exclusión social, de la marginalidad?.

¿Pandilleros asaltan como grupos comandos con pla-nes de inteligencia de me-ses?

Es decir, que lo que hay es crimen organizado y no las pandillas que se mostraba en los medios. El asesinato que se pro-duce en el municipio de

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a obtener mediante la unión, son chicos que es-tán con el merodeo de la marihuana, del Paco, de-litos menores, etc. Esos mismos chicos, con el paso del tiempo y debido a una necesidad de tener más poder, son puestos en una especie de pa-nóptico para los verdade-ros maliantes.

¿Qué características tienen las maras en su forma de actuar?

Este mundo es el mun-do del crimen organiza-do, el narcoterrorismo, los escuadrones de la muerte. Agarran a estos chicos y los mandan a realizar delitos que los cabecillas del narcote-rrorismo no realizarían. De ese modo los chicos dejan las pandillas, de-jan la lucha por el barrio y pasan a la lucha por la frontera, mientras las pandillas luchan por el

barrio, las maras lo ha-cen por las fronteras, ya que quienes controlan las fronteras dominan los hilos sociales del poder, del narcoterrorismo. Eso nunca lo podría hacer una pandilla que no tiene armas, ni logística, ni en-trenamiento táctico y es-tratégico. Que no tienen una estructura y mucho menos una infraestructu-ra del delito para poder avanzar como lo hacen las maras argentina un gran caldo de cultivo.

¿Cuáles son los elementos que le llevan a pensar que en Argentina hay maras?

En Argentina lo que hay es un estado embrio-nario de maras. Es fun-damental aclararlo dicha situación. En la Argentina no hay maras. Lo que hay que hacer es empe-zar a descartar el desco-nocimiento, la ignorancia voluntaria.

La Matanza y que se lo plantea como un acto de maras (pandillas).

Ese es uno de los pri-meros indicios que hay. Ocurre que también hay un error en ese caso.

No es que la mara se llama “lágrima” como se dijo, sino que al acusa-do le dicen así por los tatuajes que tiene en su cuerpo. La cantidad de lágrimas tatuadas repre-sentan el número de ase-sinatos cometidos.

En este caso es en don-de empezamos a hablar de estado embrionario, dado que después de que se liberó al acusado no se supo más nada.

Según algunas fuen-tes que tengo se dice que se fue a Perú donde también hay un estado similar al de nuestro país respecto del desarrollo de las maras salvatrucha.

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¿Piensa que en la Argen-tina las purgas realizadas en la Policía Bonaerense y los bajos salarios de esta fuerza pueden generar una situación similar?

No se puede afirmar, estamos en un período de cambio de gobierno. Sí podemos decir que agregar más policías que no están preparados para enfrentar la crimina-lidad es un barbaridad, poner policías que no terminaron el colegio es una barbaridad.

Para estar al frente de una fuerza que tiene que cuidar la seguridad hay que estar preparado. Si este gobierno, el de Scio-li, va a seguir la línea del anterior estamos perdi-dos. Estas son pequeñas cosas que nos hacen ver que en la Argentina el or-den social está en jaque. Mucha gente que se va de la bonaerense o de la federal, con todo lo que

aprendieron dentro de la fuerza pueden empe-zar a cooptar chicos y se arman pandillas, de hecho, así surgen los es-cuadrones de la muerte y los asaltos comando. Se apartan o los apartan de la policía y encuentran en la cooptación de me-nores un círculo absolu-tamente funcional para operar sin ponerse en evidWencia, los jóvenes de la mara en la mira.

En su análisis apunta a los sectores juveniles como foco del problema ¿Por qué?

Primero porque los menores de edad son más fáciles de cooptar por la gente grande. La educación en Argentina esta devaluada. En reali-dad, todas las esferas de la sociedad lo están. La familia, que es la célula de la sociedad, está to-talmente desmembrada, hay un quiebre en el te-

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¿Cree que estos embriones tienen una relación orgá-nica con las maras cen-troamericanas o son imita-ciones de ellas?

Hay de todo América Latina tiene un retroce-so atroz, razón por la cual existen chicos que emergen de la exclusión social y conforman sus pandillas pero también hay otros que vienen de otros lugares del mundo y encuentran en Argenti-na un lugar propicio para el crimen. Porque acá no hay control, no hay nor-mas y nada que se aplique.

Lo que existe, es ano-mia. Por otro lado el fe-nómeno de los medios de comunicación, sobre todo la televisión, que es vista por todo el mundo, generó en materia de in-formación, respecto de este tema algo que es peligrosísimo. A ver, un chico de una pandilla de acá que ve el informe de

las maras se identifica con el fenómeno cen-troamericano y busca tener el mismo grado de resonancia que ellos tie-nen, entonces se genera una reproducción de la violencia y una creación propia de los imaginarios colectivos y como no hay conciencia social y el juz-gamiento es selectivo se profundiza el problema y se agudiza la crisis.

Hoy podemos decir que hay un estado de meta-morfosis de las maras. Ya no son lo que eran antes, ya no se van a tatuar por-que dejaron de ser pan-dillas para ser parte del crimen organizado. En Guatemala lo hacen ex integrantes del ejército de elite, “Los Kaibiles”, en México por los “Z”, integrantes o ex integran-tes de estas fuerzas de elite que encuentran fue-ra de esas organizacio-nes mayor remuneración que dentro de ellas.

jido social y al desmem-brarse la familia los chi-cos quedan a la deriva. En este sentido hay que aclarar que no todos los chicos que nacen en un medio pobre son delin-cuentes, eso es un error.

Quizás el porcentaje es mayor pero también hay un porcentaje que quie-re prosperar y no en el delito. Pero ese alto por-centaje es el que están mirando, o los ex agentes de la bonaerense, de la federal o gente con mu-cho poder que los usan para realizar delitos que ellos no quieren realizar por una cuestión de jerar-quía y auto preservación.

¿Qué rol juegan las institu-ciones correccionales para prevenir esto?

Al no haber regulación todas estas instituciones, al igual que las cárceles, son universidades del cri-men, pandilleros, mareros

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mocracia al ofrecerse para que grupos pandi-lleros, de interés y radi-cales, que no han tenido éxito en las democracias a través de las eleccio-nes, las contraten.

La “seguridad nacional” o, más precisamente, la seguridad de la nación y estado, tienen que ver con la protección de la soberanía del estado so-bre el territorio y la pobla-ción dentro de sus fron-teras y fuera, y significa que el estado deberia te-ner tácticas para enfren-tar cualquier amenaza a esa soberanía.

Seguridad pública sig-nifica indirectamente el mantenimiento del orden civil necesario para las funciones básicas de la sociedad (por ejemplo, transacciones comercia-les, transporte o comuni-caciones) y el imperio de la ley de los gobiernos en Centroamérica.

de las guerras en Amé-rica Central, ante la es-tructura pandilleril exis-tente en Los Ángeles, los jóvenes salvadoreños y hondureños fundaron su propia pandilla.

En esos años, George Bush: El Supercapo de la cocaína, el crack era introducido a los ghettos de Estados Unidos, em-pezando con las pan-dillas de Los Ángeles, para crearle un nuevo mercado a la cocaína tra-ficada por las redes del Irán contra del Gobierno secreto de Bush.

Cuando las guerras en América Central cesaron a principios de los 1990, Estados Unidos empezó un programa de depor-tación generalizada de estos jóvenes pandille-ros criminalizados a sus países de origen, países que no tenían nada que ofrecerles y ninguna ca-pacidad para controlar

el delito, los acuerdos de paz de América Central no trajeron ningún desa-rrollo económico, pero sí el libre comercio y con él, el mercado negro de armas y decenas de mi-les de ex guerrilleros y soldados desempleados con los que el narcotráfi-co hizo su agosto.

¿Comprarán negocios le-gítimos y sobornarán a funcionarios del gobierno, inclusive a la policía?

La Policía Nacional de El Salvador cree que las pandillas están tratando de infiltrarse en las fuer-zas policiales, organiza-ciones no gubernamen-tales y grupos políticos. Si esto es cierto, mues-tra que los líderes de las pandillas pueden pensar y actuar estratégicamen-te, y cada vez hay más datos sobre este punto 13. La preocupación es que pueden poner aún más en peligro a la de-

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y algunos policías dentro de las cárceles les dicen a los que están afuera qué hacer, obviamente siempre hay excepciones.

Primero hay que tomar conciencia del problema y después actuar inter-disciplinariamente en la solución del mismo.

¿Las maras pueden deno-minarse como Tribus Urbanas?

Si los medios de comu-nicación siguen diciendo que las maras son tribus urbanas estamos muer-tos. No son tribus urba-nas son pandillas.

Estas pueden ser iden-tificadas en los dark, los raperos, los góticos, etc. Son chicos que buscan diferenciarse desde la estética o la música. Ca-racterísticas que si bien las pandillas también las tienen, a diferencia de las tribus urbanas, ellas bus-can prosperar en el delito.

¿Puede una sociedad que ordena la ejecución en masa de sus propios hijos a modo de solución al salva-jismo que crean sus propias políticas sobrevivir?

Los expertos en las maras concuerdan en que más que nada las integran niños. Según un estudio de mayo de 2004 realizado por una experta antidroga de El Salvador, 51,9 por ciento de las maras de su país tienen entre 11 y 15 años de edad; 2% sólo tiene entre 7 y 10 años; y el restante 49,6 por ciento son me-nores de 25.

De hecho, las maras son en parte hijas del proyecto del crack de cocaína del Irán contra de George Bush padre. Primero las formaron a mediados de los 1980 en Los Ángeles, California, con los hijos del más de un millón de refugiados empobrecidos que huían

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© 2013 Por William Ramirez.© 2013 Miguel Guerra.

Prohibida la reproducción parcialo total de esta edición, por cualquier medio,sin la autorización escrita necesaria.

Impreso y encuadernado en Monserratt. C.A.Barquisimeto / Estado Lara.2013.

Diseñador William Ramirez.

(1) Ejemplar.

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