LA LUZ DE EFRAIM La mujer virtuosa "Por lo tanto, cualquier ayuda que le preste una mujer a su marido para que éste cumpla su propia rectificación..[....]...traerá gran beneficio al alma de ella, particularmente porque supone un grado de bitul-entrega por parte de ella. "Sin embargo, hay otras cosas que ella [la mujer] debe hacer además de ayudarle a él [el marido]. Sobre todo tiene que prestar atención al cumplimiento de las mitzvot que le incumben a la mujer, como las leyes de pureza ritual si es casada, y ser estricta consigo misma referente a la leyes de tzeniut-modestia. "La modestia, no sólo en la ropa sino en la conducta, es una cualidad esencial de la mujer judía. De hecho, según ciertos sabios, nosotros los hombres agradecemos a Dios todas las mañanas por no habernos hecho mujer, no sólo porque tenemos la oportunidad de cumplir un mayor número de preceptos, sino también porque es tan difícil ser mujer. "Como tantos otros aspectos de nuestro servicio Divino, la modestia requiere intención. ¿Cuál es la intención de la mujer? ¿Parecer lo más seductora posible sin desviarse de las leyes de modestia? ¿O causar placer a su Creador adoptando un comportamiento y estilo de ropa modestos con la intención de proteger a las santas fuerzas de Hashem? "Deje que yo le haga a usted la pregunta, señora: ¿cuál es para usted el propósito interior de la modestia?” terminó el sabio. "He aprendido a verlo como una expresión de mi aceptación del Reinado de Dios", respondió Rajel. "Una vez seguí una conversación entre dos amigas mías, una—llamémosla Malka—que cumplía la Torá y la otra—Nelly—que era secular. Esta última estaba quejándose de la falta de liberalidad de los hombres en la vecindad Geúla de Jerusalem, porque se negaban a venderle libros de Kabalá. Le dijo Rivka que ella no había tenido ningún problema cuando fue a comprar esos mismos libros. Respondió Nelly, `¡Eso es porque tú llevas el uniforme puesto! Yo me niego a hacer eso`. `Yo no lo veo como uniforme`, replicó Malka. `Para mí, este estilo de ropa representa mi verdadera imagen que quiero proyectar`. "Pensaba en esta conversación en vista de todo lo que he aprendido de sus encuentros con Adam, y se me ocurre que hay mujeres que adoptan las leyes de modestia para evita la ira Divina, y en este caso, es verdad que llevan puesto un uniforme. Esto debe ser la forma más baja de aceptar el Reinado deHashem. "La mujer que cumplía la Torá—Malka—pensaba en la imagen que iba a proyectar. En otras palabras, se veía como una vasija cuyo propósito principal es trasmitir luz. En este sentido estaba expresando la forma más elevada de aceptar el Reinado Divino, ya que es enseñando a otros tu
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LA LUZ DE EFRAIM
La mujer virtuosa
"Por lo tanto, cualquier ayuda que le preste una mujer a su marido para que éste cumpla su propia
rectificación..[....]...traerá gran beneficio al alma de ella, particularmente porque supone un grado
de bitul-entrega por parte de ella.
"Sin embargo, hay otras cosas que ella [la mujer] debe hacer además de ayudarle a él [el marido].
Sobre todo tiene que prestar atención al cumplimiento de las mitzvot que le incumben a la mujer,
como las leyes de pureza ritual si es casada, y ser estricta consigo misma referente a la leyes
de tzeniut-modestia.
"La modestia, no sólo en la ropa sino en la conducta, es una cualidad esencial de la mujer judía. De
hecho, según ciertos sabios, nosotros los hombres agradecemos a Dios todas las mañanas por no
habernos hecho mujer, no sólo porque tenemos la oportunidad de cumplir un mayor número de
preceptos, sino también porque es tan difícil ser mujer.
"Como tantos otros aspectos de nuestro servicio Divino, la modestia requiere intención. ¿Cuál es
la intención de la mujer? ¿Parecer lo más seductora posible sin desviarse de las leyes de modestia?
¿O causar placer a su Creador adoptando un comportamiento y estilo de ropa modestos con la
intención de proteger a las santas fuerzas de Hashem?
"Deje que yo le haga a usted la pregunta, señora: ¿cuál es para usted el propósito interior de la
modestia?” terminó el sabio.
"He aprendido a verlo como una expresión de mi aceptación del Reinado de Dios", respondió
Rajel. "Una vez seguí una conversación entre dos amigas mías, una—llamémosla Malka—que
cumplía la Torá y la otra—Nelly—que era secular. Esta última estaba quejándose de la falta de
liberalidad de los hombres en la vecindad Geúla de Jerusalem, porque se negaban a venderle
libros de Kabalá. Le dijo Rivka que ella no había tenido ningún problema cuando fue a comprar
esos mismos libros. Respondió Nelly, `¡Eso es porque tú llevas el uniforme puesto! Yo me niego a
hacer eso`. `Yo no lo veo como uniforme`, replicó Malka. `Para mí, este estilo de ropa representa
mi verdadera imagen que quiero proyectar`.
"Pensaba en esta conversación en vista de todo lo que he aprendido de sus encuentros con Adam,
y se me ocurre que hay mujeres que adoptan las leyes de modestia para evita la ira Divina, y en
este caso, es verdad que llevan puesto un uniforme. Esto debe ser la forma más baja de aceptar el
Reinado deHashem.
"La mujer que cumplía la Torá—Malka—pensaba en la imagen que iba a proyectar. En otras
palabras, se veía como una vasija cuyo propósito principal es trasmitir luz. En este sentido estaba
expresando la forma más elevada de aceptar el Reinado Divino, ya que es enseñando a otros tu
propia aceptación total de la voluntad de Dios que trasmites Su luz. Sin embargo, aún estaba
cumpliendo el propósito externo de la creación.
"En cambio, si tu propósito principal es hacer bajar Su luz para causarle placer volviéndote Su
espacio de residencia aquí abajo, entonces, es por eso que te esfuerzas en llevar ropa modesta y
adoptar una actitud modesta. Y en este caso, lo que tú desees personalmente ya no importa. Rabí
Akiva Tatz lo expresó admirablemente: ¡Deseas apasionadamente lo que Él desea!”
Emocionado, el sabio dijo, "Su esposo es afortunado de tenerla. Sólo tengo que añadir una cosa a
lo que tan bien expuso. A través de mis alumnos, que me hablan de sus esposas cuando acaecen
problemas entre ellos, tengo mucha oportunidad de oír los argumentos de las mujeres que
empiezan a guardar la mitzvá de tzeniut. Al principio del proceso, se le dice a la mujer que
la tzeniut no es sólo para ella, como cualquier otra mitzvá, sino que es también para proteger al
hombre, para que no sucedan los problemas de los que venimos hablando—créanme, que mis
alumnos y sus esposas están plenamente concientes de ello. La reacción de la mujer cuyo
cumplimiento de estas leyes es reciente suele ser, `¡Bueno, cada uno tiene que preocuparse por lo
que le atañe! ¡Yo no puedo disfrazarme para evitarle problemas a otro!”
Rajel se echó a reír, diciendo, "¡Conozco muy bien ese argumento!”
"Cuando pasa el tiempo, y la mujer sigue creciendo, desarrollando su conciencia, su actitud hacia
el servicio Divino va cambiando. Poco a poco, comprende que el nivel de cercanía a Hashem más
elevado incluye a todas las almas de Israel ".
"Claro, y entonces se da cuenta de que si quiere acercarse a Hashem, el problema que le cause a
otra alma judía es su propio problema también…" terminó Rajel.
"Pero Rab, quiero decirle", añadió, "me cuesta mucho cubrirme el pelo. Desearía oír lo que la
dimensión interna de la Torá enseña acerca de eso".
"Comprendo. La aceptación del yugo del Reinado de Hashem es definitivamente un proceso. La luz
de la conciencia va entrando en la conciencia gradualmente a medida que la persona rectifica su
pasado, y cuanta más conciencia se tiene, más desea uno acercarse a Hashem y se está listo a
aceptar las consecuencias.
"Según la halajá-ley, una mujer casada debe cubrirse el cabello delante de todo hombre que no
sea su marido, y por supuesto, también delante de su marido en los momentos en que está
ritualmente impura. Ahora bien, el Zohar añade que también debe taparse el pelo en la casa,
porque la mujer que no se cubre el cabello causa que las fuerzas del mal se apeguen a la Shejiná, y
por resultado, `trae pobreza a su casa`. Explican los comentaristas que esta advertencia tiene
también su aspecto esotérico: tal mujer causa que la shefa-luz Divina se vaya de `Su casa`, es
decir Maljut, llamada `la casa celestial`".
"¡Uau!” exclamó Rajel. "Quiere decir, que si no se tapa el pelo, está causándole problemas
a Maljut—no está claro qué clase de problemas, pero no importa, porque de cualquier modo, no
quiero causarlos sino todo lo contrario. Me acuerdo haber oído que la mujer tiene la mitzvá de
prender las velas de Shabat, para ser como Maljut que ilumina a las almas de Israel. Eso implica
que la mujer tiene más que ver con Maljut que su marido, y lo que hace la mujer le afecta
a Maljut de modo particular ¿no?”
"¡Excelente!” exclamó el sabio. "El Zóhar nos explica el misterio: La Shejiná es la Reina del mundo
y todas las almas de Israel—llamadas luces—están arraigadas a Ella. Por consiguiente, es la
responsabilidad de la mujer, que es la reina de su hogar,encender las velas de Shabat, y no su
marido, porque la raíz espiritual de la mujer se haya en Maljut!”
"¿Tiene la mujer que cubrirse el cabello cuando está en casa según la halajá-ley?” preguntó Adam
frunciendo el ceño.
"El Talmud trae el ejemplo de una mujer cuyos hijos eran modelos de sabiduría y rectitud, y
explica que mereció a tales hijos `porque los muros de su casa no le vieron el pelo`. Explican los
rabinos del Talmud que esta declaración se refería a todos los aspectos de su modestia en la casa,
no sólo a su cabello. El Talmud recalca que el deber de ella es seguir el dictámen de la halajá-ley,
que como te dije, es que se cubra el cabello en la casa solamente cuando está ritualmente impura.
Es decir que la posición del Zóhar es una jumrá-interpretación estricta que pueden aceptar
siempre y cuando estén los dos listos a ello".
"Me imagino que depende del tamaño de su deuda personal y hasta qué punto quiere ella
acercarse a Dios", murmuró la joven.
"No depende sólo del punto de apego que ella desee", dijo el sabio. "Tiene que ser el deseo de
ambos, porque si se tapara ella el pelo en la casa, en contra de la voluntad de su esposo, surgiría
una pelea entre ellos, que sería muy dañino para ambos.
Simcha Benyosef
La humildad de la entrega
La sexualidad y la paz
"Cuénteme un poco acerca de Rajel, Rab," pidió el joven.
"Yaakov sabía por inspiración Divina que Leá engendraría a Yehudá, de quién provendría nuestro
aguardado mashiaj, vástago de David. No obstante, también sabía que antes que el descendiente
de David pudiese venir, el mundo tenía que estar preparado por una iluminación proveniente de
Yosef y de su hijo Efraim".
"¿Por qué?"
"Porque la misión del mashiaj davídico es la de elevar a Maljut. Antes de que eso suceda, sin
embargo, la impureza predominante en el mundo debido a la profanación del Pacto ha de
eliminarse. Esto es lo que llamamos tikun-rectificación de yesod-fundamento, ligado al Nombre
Divino El Shaddai. Vemos este Nombre cuando el Altísimo le apareció a Abraham, y le pidió que
entrara en el pacto de la circuncisión. Dijo, ‘Soy El Shaddai-Dios Todopoderoso…".
"Recuerdo que hablamos de este aspecto de la misión de Yosef en nuestro encuentro inicial.
Yaakov quería casarse primero con Rajel porque quería que Yosef fuese primogénito, ya que su
tarea había de cumplirse antes que la de Yehudá. ¡Yo pensaba que se enamoró de ella!"
El sabio sonrió. "Cuando lees la Biblia," dijo, "has de tener presente que además de la historia
externa, está la historia interna."
"La que enseña la dimensión interna de la Torá", dijo Adam. "Usted debe tener razón, porque ¡la
historia externa suele dejar tantas preguntas sin respuesta! Entonces, ¿por qué otra razón quería
casarse primero con Rajel?"
"Porque Rajel personifica el servicio Divino de taanug-deleite y de sed por el vínculo apasionado
que llaman devekut. En cambio, Leá es madre de los hijos".
"¿Qué significa la madre de los hijos? ¡Ambas tuvieron hijos, y ambas los querían!" observó el
joven.
"Un hombre puede casarse con dos clases de mujeres. Una que le recuerda a su madre…"
"Como Yitzjak, que se consoló de la muerte de su madre al conocer a Rivka. El comprendió
perfectamente que Rivka continuaría la tarea que comenzó Sara su madre, y que era digna de
engendrar a sus hijos", dijo Adam.
"Exacto. En cambio, hay otra clase de consorte, que es más como una compañera del alma. Esta
segunda clase de esposa forma parte de él".
"Sí, y con esta clase de mujer, el enfoque de su matrimonio es una profunda pasión entre ellos".
"Exacto. Los hijos que el hombre pueda tener con esta segunda clase de mujer no van a
intensificar el amor y la unión entre ellos, como en el primer caso. El amor que siente el uno por el
otro es completo y lo abarca todo".
"¡Pero Rajel quería hijos! objetó Adam.
"Rajel personifica bitul-la entrega; no quería nada para sí misma. Sólo deseaba un hijo que le
dedicara toda su vida al servicio del Altísimo", explicó el sabio. "Otro ejemplo es Janá, madre del
profeta Shmuel. Su esposo, Elkaná, tenía otra mujer que tenía hijos, así como Yaakov. Ante la
esterilidad de su esposa, Elkaná le decía, `¿No es mi amor por ti mejor que diez hijos? O sea, si
tuviésemos diez hijos juntos, ¡yo no podría amarte más!"
"¿Sabe, hasta este momento no comprendí ese comentario de Elkaná. Me imagino que, como
Rajel, Janá quería un hijo que sirviese a Dios. ¡Pues ambas lo obtuvieron!"
"En efecto. El versículo dice claramente que el Todopoderoso respondió a las plegarias de ellas, no
a las de sus esposos."
"Entonces, Leá era el primer tipo de esposa, y Rajel el segundo. Pero Yaakov podría haber deseado
a Rajel porque es humano querer primero lo que va a brindarte más placer. ¡Después puedes
pensar en el deber!"
"¡No cuando has llegado a la perfección de carácter de Yaakov!" respondió el sabio. "El interés
Divino siempre pasaba antes que el suyo propio. Además, no tenía interés egocéntrico; la voluntad
del Todopoderoso era la suya. Leá y Rajel están respectivamente ligadas a las Fuerzas Femeninas
de creación y providencia".
"En otras palabras, Leá está conectada a biná-entendimiento, y Rajel a Maljut-reinado", aclaró
Adam.
"Exacto. Como es de ambas que provendrían las doce tribus de las almas colectivas de Israel,
ambas tenían que casarse con Yaakov".
"Claro. Se necesitan ambas cosas en una mujer: el aspecto de compañera del alma, así como el de
madre de los hijos. Me imagino que él necesitaba ambos aspectos para legárselos a las tribus".
"Sí. Leá y Yaakov eran como dos entidades separadas que se unen. En cambio, el lazo entre Yaakov
y Rajel era como el del ser emanado que regresa a la fuente, y se apega al Emisor Rajel formaba
parte de su propio ser".
"Debe haberle sido muy difícil a Rajel darle a su hermana Leá las señales secretas que le dio
Yaakov para asegurarse que le darían a la hermana convenida a pesar del velo tupido que le
impedía ver a quién le estaban dando, ya que no confiaba en Lavan, su malvado futuro suegro.
Pero, ¿qué motivo tenía Laván de engañar a Yaakov, ya que, de todos modos, Yaakov tenía la
intención de casarse con ambas hermanas?"
"La raíz espiritual de Laván provenía de la misma fuente del mal. Para impedir que se cumpliera el
plan Divino de rectificar el mundo, el modo más efectivo era causar que viniera el mashiaj davídico
a un mundo sumergido en la impureza—un mundo sin preparación alguna para recibirlo".
"¡Totalmente!" sonrió Adam. "¡Estoy seguro de que lo apedrearían! ¿Y Rajel? ¿Sabía ella por qué
era tan importante que Yaakov se casase con ella primero?
"¡Por supuesto! Yaakov se lo explicó todo al darle las señales secretas".
"De ser así, …" titubeó Adam, "¿cómo pudo ella revelar esas señales? ¿No sólo estaba traicionando
a Yaakov, sino a Dios mismo!"
"Ella sabía que su padre llevaría su plan a cabo inexorablemente, sin importarle nada ni nadie, y
sería su hermana quien se casaría, no ella. No podía permitir que su hermana fuese deshonrada de
ese modo".
"¡Que sacrificio sublime! ¡Ella no podía estar segura de que Hashem la perdonaría, y más aún, que
su amado Yaakov seguiría queriéndola al fallarle ella de ese modo!"
"Exacto. Enseñan los sabios que una trasgresión cometida contra el prójimo es más grave que
contra el Altísimo, ya que Dios se preocupa más por el honor de Sus criaturas que por el Suyo Por
lo tanto, si ofendes a alguien, tienes que recibir su perdón antes de pedir a Dios que te perdone.
"Está escrito que Hashem oye las plegarias de Rajel antes que cualquier otra, y que ella está
destinada a desencadenar nuestra aguardada redención. La grandeza de la recompensa de Rajel
nos muestra hasta qué punto es importante a ojos de Dios el no hacer daño a otra persona".
"¡Uau! ¡Da qué pensar si se considera la tendencia humana a la pequeñez!" exclamó el muchacho.
"Además de su amor avasallador por ella, Yaakov tiene que haber sentido admiración a pesar de
todo. ¿Podría usted explicar lo que mencionó antes acerca del servicio Divino de Rajel y de Leá?"
"Representan dos clases de servicio Divino. El servicio de hashpaá-sustento, o de `hijos` implica
que así como el hombre se casa para tener hijos, tú estás ofreciendo tu servicio al Altísimo, y
quieres `hijos` en pago. O sea que quieres cosechar lo que has sembrado. Quieres sustento
espiritual, así como físico del Cielo, para permitirte vivir tu vida según los preceptos de la Torá.
¿Queda claro?"
"Totalmente. El otro servicio es lo que usted llamó taanug. Esa palabra viene de oneg-deleite,
¿no?"
"Sí. ¿Recuerdas lo que te dije acerca de oneg?"
"Dijo usted que se refiere a al percepción de la cercanía de Dios. Por favor, hábleme del individuo
que escoge el servicio Divino de taanug".
"No quiere más que devekut-vínculo apasionada con su raíz de alma. El único sustento que desea
está descrito en el versículo, `Mi alma tiene sed deElokim-Dios, El Jai-el Dios vivo. ¿Cuándo vendré
y apareceré ante Dios?"
"Personalmente, todo mi ser ansía el servicio de taanug, Rab, pero se necesita sustento de alguna
clase para existir, ¿no?" musitó el muchacho. "¡Sólo con lo que hay que gastar para festejar las
pascuas correctamente…!
"No cabe duda que tienes razón," respondió el sabio. "Pero en el segundo servicio, tu enfoque
principal es la percepción de la cercanía de Dios. El sustento Divino te llega de todos modos, el
Todopoderoso se asegura de ello. Pero no es eso la cumbre de tus deseos: a tus ojos, nada en el
mundo vale en comparación con tu anhelo por devekut, que es lo que representaba Rajel.
"El servicio Divino de hashpaá-sustento evoca nuestro servicio de oración semanal, ya que es el
tiempo en que la cercanía entre Israel y el Altísimo está enocultamiento. Debido a eso, tres veces
al día, Le dirigimos nuestras plegarias en las que expresamos nuestras necesidades, y nos sentimos
más cercanos a Él cuando recibimos Su regalo de abundancia.
"En cambio, el servicio Divino de taanug-deleite es como nuestro servicio de Shabat. En Shabat, los
mundos celestiales regresan a su fuente, y se eleva el ocultamiento Divino predominante durante
la semana. Por lo tanto, no hace falta pedir que nos sacien nuestras necesidades..".
"…porque la única necesidad que sentimos es el anhelo por una cercanía cada vez mayor", terminó
el muchacho con mirada pensativa.
"Podemos, sin embargo, expresar nuestros deseos en el ámbito espiritual," añadió el sabio.
Fijándose de pronto en la mirada de interrogación en los ojos del joven, le preguntó Yosef: "¿Qué
pasa? ¿En qué piensas?"
"Se me acaba de ocurrir, esta tensión entre el sustento y el deleite, ¿no fue esa la causa interna de
discordia entre Yosef y sus hermanos?"
"¡Excelente, Adam! Como hijo de Rajel, Yosef quería que la esencia del servicio interno del pueblo
de Israel fuera la sed por el oneg-deleite de devekuta la Presencia Divina."
"Pero usted dijo que el tikun-la rectificación de yesod-fundamento estaba ligado al Nombre Divino
El Shaddai y al pacto de la circuncisión. El Nombre que acaba usted de citar referente a la sed del
alma es El Chai!”
"Buen punto; la sefirah yesod está conectada con ambos Nombres Divinos. O sea que la misión de
Yosef incorpora la pureza sexual así como el vínculo apasionado. A decir verdad, el Gaon de Vilna
enseñó que la razón por la cual el órgano de yesod es tan sensible y proporciona tal sentido de
deleite es que, en el ámbito espiritual, está conectado con el or haganuz-la luz infinita de la
creación que ocultaba el yijud-la unificación del Altísimo con las almas colectivas de Israel".
"¡Que es el máximo taanug-deleite!" musitó Adam con mirada pensativa. "O sea que la pureza
sexual y el oneg de devekut-vínculo están íntimamente ligados en su fuente celestial. Esto es lo
que usted ha estado tratando de decirme desde el principio. … Gracias, Rab".
El sabio le dio una sonrisa calurosa. "¿Por qué crees que he entrado en complejidades de la
dimensión interna de la Torá como el tema de Rajel y Leá, que son difíciles de comprender y han
causado gran controversia? Si no fuese una parte íntegra de lo que estoy tratando de transmitirte,
créeme, lo hubiese evitado, así como evité muchos otros temas. Sin embargo, en el fondo, lo único
que ayuda al hombre a controlar su tendencia a caer en pecados sexuales es el deseo de taanug—
el auténtico, proveniente de su Fuente original. Y en ese contexto mencionamos a Rajel, seguida
por su hijo Yosef. ¿No sabe el Altísimo que necesitamos manutención? ¿No es por eso mismo que
nos mandó al mundo, para ponernos en una situación en que pudiésemos ganarnos la vida en
lugar de recibir sustento como un acto de caridad del que podemos avergonzarnos? Ahora bien, si
el ganarnos ese sustento va a ocupar toda la pantalla de nuestra conciencia, ¡no hemos
comprendido en absoluto el motivo de nuestra venida al mundo!"
"En otras palabras", aclaró Adam, "si lo único que Dios va a ser para nosotros es –Padre nuestro
que está en los Cielos, Proveedor de todos nuestras necesidades – ¡hemos perdido el tren!"
Yosef sonrió "Eres muy expresivo, hijo mío. Sí, eso es exactamente lo quiero decir. Rab de Vidas
cita un pasaje en el cual el Zóhar lamenta que las personas, incluso algunos sabios de la Torá, se
pasen el tiempo pidiendo lo que necesitan personalmente, sin pensar en lo que
la Shejiná necesita:
Cuántos sabios hay aquí que estudian la ley oral día y noche, analizando sus dificultades, y gritan
como perros, `¡Dame, dame!` así como en Gehinom, donde todos gritan `¡Dame, dame!` … Danos
riqueza en este mundo y también en el mundo venidero. No hay quien estudie con la intención de
elevar a laShejiná de Su exilio y de unificarla con Su Amado. Es como si todos fueran ciegos y
tuviesen el corazón bloqueado.
"Sin embargo, el enfoque aquí es diferente," observó Adam. "El Zóhar parece decir que el objetivo
de nuestro servicio Divino habría de ser el de elevar a laShejiná y ayudarla a llegar a la unión. En
cambio, según comprendí, lo que usted está diciendo es que el hombre debe aspirar al taanug de
la cercanía de Dios para sí mismo. Entonces, la idea de este deleite espiritual le ayudaría a
controlar su deseo físico, y a la vez causaría placer Arriba".
"¿Es eso lo que comprendiste? Pues no es exactamente lo que quise decir, de modo que me alegro
que hayamos tenido esta discusión.
"Piensa en las veces que hayas tenido una relación armoniosa con tu esposa. ¿Te involucraste por
el placer que pudieses derivar de ella?"
El muchacho frunció el ceño. "¡No!" exclamó acalorado. "Para ser totalmente sincero, quizá haya
sido esa mi intención al principio, pero después, nuestra unión física se convirtió en un profundo
vínculo de almas. Y entonces, ¡pensaba mucho más en el placer y el bienestar de ella que en el
mío!"
"¿Y no derivabas tú también placer?" pregunto el rab con intención.
Adam se echo a reír. "¡Usted gana, Rab! Ya comprendo lo que me decía. Al principio de la teshuvá-
el arrepentimiento del hombre, es incapaz de ver más lejos que sus necesidades materiales—
aunque quizá también las espirituales. No obstante, si logra pasar esta etapa inicial, parará de
pensar en sí mismo y sólo ansiará causarle placer a Hashem. Esto es lo que aprendemos de Yosef.
El hecho que el sustento material viene de por sí está claro, como podemos verificar en el caso de
Yosef, cuando logró controlar la tentación sexual y probó su fe total en el Todopoderoso a pesar
de largos años encarcelado".
"En efecto, pero aunque el sustento material no le llegue con la abundancia que él hubiese
deseado, tiene que aprender a conformarse y estar satisfecho con lo que le da el Altísimo, y no
pasarse el tiempo pidiendo, `dame, dame` como censura el Zóhar. Captas con rapidez," terminó el
sabio. "Pido que penetre en tu corazón tan rápido como entró en tu intelecto".
"Bueno, ese es el problema que me trajo a usted, Rab. O sea que yo pido lo mismo. Tengo otra
pregunta acerca de la luz mesiánica. Usted Dijo que comenzaría con una iluminación de Yosef. Por
favor, hábleme más de eso".
"Cuando llegue el momento tendremos también una iluminación del profeta Eliahu".
"¿Por qué Eliahu?
"Porque Eliahu es una encarnación de Pinjas".
"Sí, recuerdo. Pinjas mató a uno de los príncipes de las tribus que se atrevió a exhibir en público su
unión prohibida con una mujer no judía. Tiene sentido que Pinjas venga en el momento que baje
al mundo la energía de Yosef, ya que Pinjas recibió el brit shalom-pacto de la paz por
recompensa".
"En efecto, y como versa, la idea de shalom-paz alude a yesod-fundamento".
"¿Usted quiere decir que guardar el pacto trae paz al hogar del hombre? ¡Es por eso que ya no nos
peleamos tanto, entonces!" exclamó Adam.
El sabio sonrió. "¡Por supuesto! En el sentido espiritual, el concepto de yesodestá ligado al
de shalom y a la unificación de Maljut con su correspondiente Masculino Zeir Anpin. Discutiremos
eso más adelante. La misión de Yosef era la de preparar a Israel para el yijud-la unificación
del Shabat, para que pudieran ser incluidos en el yijud mientras seguían en este mundo"
"¿Por qué Yosef?"
"Debido a la fuerza interior con la cual superó la prueba de tentación sexual, Yosef llegó a ser el
representante de yesod-fundamento. Físicamente, yesodes equivalente al órgano masculino, y
espiritualmente, indica el fundamento y arranque de todas las bendiciones. Hemos visto que la
unificación entre las Fuerzas Masculinas de Providencia con las Femeninas de Maljut puede
compararse a un amor de novios. El yijud-la unificación entre Maljut y su Amado lleva el nombre
de shalom-paz".
"¿Qué tenía que hacer Yosef para preparar a Israel para la unificación?"
"Tenía que elevar su nivel espiritual para que sintieran el encendimiento espiritual, el ansia de
llevar a cabo esta unificación y tener percepción de ella.
"Yosef comprendió que el órgano de la sensualidad es el vehículo más apropiado para convertir las
tentaciones en un fuego de kedushá. Por lo tanto, su servicio Divino personal consistía no sólo en
evitar el mal, sino también en elevar el deseo sexual hasta convertirlo en un ardiente anhelo por
cercanía. Su recompensa fue que sus tentaciones se volvieron el taanug-deleite por la cercanía de
Dios que lo caracterizaba. Porque, sabes, no hay deleite que pueda comparase al de sentir el
encendimiento del amor por Hashem, `la llama Divina` del Cantar de los Cantares, y no hay nadie
mejor equipado para alcanzar tal deleite que los que han probado deseo provocado por las fuerzas
del mal y conectado con yesod, logrando convertirlo en una llama de kedushá".
Adam abrió la boca como para decir algo, pero de pronto alguien tocó fuerte a la puerta y la abrió.
Era uno de los alumnos de Yosef:
"Perdóneme, dijo, "pero necesitamos al rab por un asunto urgente".
"Tenemos que terminar por hoy", dijo Yosef. "Mañana será viernes, o sea que no nos vamos a ver.
Te veré el motzae Shabat-sábado la noche, si Dios quiere". Pausó un momento y añadió, "¡Espero
que estos encuentros nocturnos no sean demasiado duros para ti! ¡Es que no tengo otro momento
libre que darte!"
"Me paso el día esperando que llegue el momento de nuestro encuentro", respondió Adam, en un
apretón de manos con Yosef.
Simcha Benyosef
¿Cómo estar seguro de que es tu media alma?
"La pregunta es", comentó Adam, "¿cómo puede el hombre estar seguro de que una mujer es su
verdadera media alma, especialmente si aceptamos que podemos haber tenido otras vidas? Y usted me
enseñó, Rab, que después de la muerte del hombre, se reúne con su verdadera compañera del alma en
Edén".
"Lo que quise decir es esto: cada vez que se encuentra en cierta encarnación, debe tener la conciencia
que junto a él está su verdadera compañera del alma; o sea, que la mujer con la que se casó después de
infinitas cavilaciones, es su media alma. Debe tener fe y creer que el hecho de que esté casado con ella
no es porque terminó por decidirse, sino que es una señal que Dios se la escogió y arregló que se casara
con ella. Si se comporta ella de forma antagonista, le está dando la oportunidad de rectificar sus
defectos de carácter. El hecho de que están juntos significa que Dios les confió a los dos un tikkún que
sólo pueden cumplir al estar juntos, un trabajo que sólo puede él hacer con ella, y ella con él".
"Es muy difícil aceptar eso que ha dicho", musitó Rajel. "Y en cuanto a las relaciones conyugales,
¿también ahí debe empujarles el deber?”
"Es la manifestación física de un elemento espiritual, y como tal, puede considerarse un deber en el
sentido que es una mitzvá—llamada oná—pero, ¡es muchísimo más que eso! Por lo tanto, cuando están
ambos en un grado elevado de conciencia Divina, se juntan con la intención de cumplir estamitzvá,
sabiendo que si efectúan el acto conyugal con modestia y kedushá, aumentarán el grado de unión entre
las fuerzas celestiales. Al mismo tiempo, sin embargo, ¿qué duda cabe que su acto exprese la
profundidad de sus sentimientos mutuos?”
"Por favor, háblenos de este aspecto íntimo de la unión matrimonial, Rab", pidió Adam. "Hasta ahora
nos hemos enfocado mayormente en el lado negativo del acto sexual. ¿Cuáles son las expresiones de su
lado correcto?”
"Tienes razón. Ha llegado el momento de hablar de ello. Según la mitzvá deoná el hombre debe
satisfacer a su esposa, no sólo físicamente sino también emocionalmente. El marido debe comprender
que ella tarda más tiempo que él en estimularse, y debe ajustar su ritmo al de ella tanto antes como en
el proceso de las relaciones. Y si tienen problemas deben de consultar a una especialista en el tema”.
"Como decía, aunque las relaciones matrimoniales deben llevarse al ritmo de la mujer, ella también
debe estar conciente del ritmo de su marido. El grado de sensibilidad de cada cónyuge hacia el otro
refleja su nivel de humildad.
"Y quiero añadir una recomendación, basado en las enseñanzas de la dimensión interna de la Torá:
después de que la mujer haya estado con su marido, es importante que no se separe de él de inmediato.
Debe esperar hasta que él sienta, por la flacidez de su miembro, que ya se ha vaciado todo el esperma.
Además de eso, ella debe permanecer acostada un rato más, como diez minutos, después de que se
separa de ella.
"Ambos cónyuges deben tener la intención de santificar sus relaciones matrimoniales, y el modo de
hacerlo es igual que para cualquier otra mitzvá; es decir, evitar pensamientos ajenos, y tratar de
enfocarse en pensamientos dekedushá. Tienen que concentrarse en la intención y súplica al
Todopoderoso de traer al mundo hijos temerosos de Dios, o bien en el deseo de brindar placer y
plenitud uno al otro.
"Otros niveles de intención pueden incluir el profundo deseo de causar la dicha celestial aumentando la
unificación entre El Altísimo y la Shejiná".
"¿El acto matrimonial tiene tanta influencia arriba?” preguntó Rajel.
"¡Por supuesto! Les vengo diciendo que cualquier acto de este mundo tiene directa repercusión en el
ámbito celestial".
"¡El matrimonio es un gran desafío!” exclamó Adam. "Probablemente por eso es lo que más ayuda al
hombre a lograr la plenitud espiritual. ¡Pero no depende sólo del individuo poder casarse!”
"Es innegable que existen algunos individuos temerosos de Dios que han sido incapaces de encontrar
consorte, a pesar de su genuino esfuerzo. Tal es el decreto Divino respecto a ellos, por razones que sólo
pertenecen a El Altísimo, pero como dicen, `la excepción confirma la regla`. Nadie puede determinar que
en su propio caso, no vale la pena seguir tratando, y considerarse en este último grupo".
Simcha Benyosef
¿Conocemos Nuestra Propia Naturaleza?
Extraido de Revista Judaica. Editada por Centro Comunitario Sucath David
¿Conocemos nuestra propia naturaleza?
Una vez leí, en una revista"femenina", que ser madre, esposa y ama de casa
son realmente tareas opuestas, "Ama de casa vs. Madre y esposa", era el
título. Allí se explayaban sobre lo difícil y frustrante que es compatibilizar con
éxito estos roles. Hacía mención, además, de que casi todas las mujeres en la
actualidad tienen un trabajo fuera de su casa, ya sea por gusto o necesidad
económica, que resulta ser, para la mayoría, mucho más gratificante y
reconocido que el trabajo dentro del hogar. Por otra parte una encuesta
publicada hace unos meses en un conocido diario capitalino, mostraba que
las mujeres prefieren casarse entre los 35 y 40 años por el mismo motivo.
La idea que este artículo transmitía era algo así como lo siguiente:
Mientras el ama de casa se ocupa de tareas materiales concretas
construyendo a diario su casa, limpiando, ordenando, yendo al
supermercado, cocinando y haciendo todo tipo de tareas referidas al
funcionamiento normal de ella, la madre y esposa encargada de la
construcción del hogar, de brindar amor, educación, contención,
comprensión, tiempo real con los hijos, sumado al permanente apoyo
incondicional y atención que debe brindar a su marido, recibiéndolo a diario,
obviamente, con una amplia sonrisa y "espléndida" (como si su día hubiese
transcurrido en un spa), mira desde otro extremo y con resignación como
sus pequeños, por los que tanto; invierte transforman en pocos minutos,
toda su labor en un campo de batalla: juguetes regados por toda la casa,
trozos de pan y masitas convertidos de repente en el nuevo decorado de
nuestros pisos, la pulcra ropa lavada y planchada mostrando el menú de lo
que comieron en solo media hora y, como si todo esto fuera poco, si
nuestros maridos tuvieron un día lleno de dificultades es muy probable que
al llegar a la noche cansados y ensimismados en lo suyo ni cuenta se den de
nuestro esfuerzo y nos pidan "justamente lo que ese día no pudimos hacer."
¿Alguna de ustedes se siente identificada? Seguro que sí, ya que esto es
absolutamente real y normal, y sucede en mayor o menor medida, en todas
las casas.
Al final del día todo parece haber sido en vano: el trabajo del ama de casa se
esfumó, y todo está como cuando nos levantamos. Lo que compramos y
cocinamos en "horas " se lo comieron en "minutos", lavamos, planchamos y
al otro día una nueva pila de ropa nos espera para ser puesta en condiciones,
la casa que brillaba mientras los niños estaban en la escuela se opaca con
juguetes, mochilas, medias y zapatillas esparcidos por doquier. Y con
respecto al trabajo de la madre:"¡es a futuro, trabajo de largo plazo y no se
ven hoy los resultados!". Y además parecería ser que los niños siempre
encuentran un motivo de qué quejarse, aunque nos hubiésemos brindado de
lleno a ellos. Una sensación de "todo fue inútil, ¿para que lo hice?" nos
invade y pensamos; mañana el día será igual o peor!, si agregamos algún
desperfecto en la casa -que nunca faltan o nos toca visitar al dentista o al
doctor con alguno de los chicos. La rutina nos agobia, es un círculo y como
tal nunca acaba, por lo tanto parece ser que siempre nos encontramos en el
mismo lugar.
Ahora cambiemos el cristal, como cuando el oculista amistosamente quiere
corregir nuestra visión, para que disfrutemos de los placeres de la vida, ¿por
qué quedarnos con una visión incorrecta, si podemos tenerla perfecta?
Miremos así las cosas desde otro punto de vista; por supuesto mas positivo y
alentador.
¿Qué opina el judaísmo sobre este tema? ¿Puede una mujer compatibilizar
estos roles sin morir en el intento? ¿Tiene la capacidad real para combinar y
realizar con éxito estas funciones? ¿Vale la pena el esfuerzo? ¿Para qué y por
qué debemos hacerlo? ¿Puede sentir placer y orgullo de lo que hace sin
considerarse menos mujer por atender su casa y no ser una ejecutiva
reconocida en el mundo de los negocios?
Ante todo deberíamos investigar y plantearnos seriamente cuál es el
verdadero sentido de la vida; clarificarlo y entenderlo es el punto de partida,
ser conscientes del objetivo para el cuál fuimos creados, y por otro lado
analizar cuál es la función que a las mujeres nos toca desempeñar en este
plan divino.
Personalmente creo, y estoy segura, que muchas de ustedes asentirán, que
es mas simple, lógico y alentador pensar que el ama de casa prepara a lo
largo del día su casa con amor y dedicación, poniendo todo lo bueno de sí,
para recibir a sus hijos y esposo tras un día de estudio y trabajo, para que al
volver y reencontrarse con nosotras, las madres y esposas, transformemos
todos juntos, esa casa (lista para ser disfrutada) en un hogar, interactuando
como una familia con todo lo que el concepto incluye. Vemos así, entonces,
que no hay transformación mas positiva que ésta, ya que el movimiento y
vida que nuestra familia da a la casa es lo que verdaderamente forma el
hogar y es el objetivo por el que toda mujer debería trabajar.
En la vida judía la mujer es la base de nuestra existencia como pueblo y la
encargada de transmitir nuestros valores de generación en generación.
Cuando Hashem iba a entregar la Tora dijo a Moshé "así dirás a la Casa de
Iaakob y anunciaras a los hijos de Israel" (Shemot19).
Nuestros Sabios explican que "la Casa de Iaacob" se refiere a las mujeres, ya
que ellas son las encargadas de educar a los hijos en el camino de la Torá.
Ellas, ("nosotras") son las que tienen la fuerza de llevar su hogar adelante. La
mujer es la luz, es el alma de la casa. Por otro lado el Rab Freue nos comenta
en su libro "La Luz de la vida" que en la Torá se destaca en varias
oportunidades la participación de la mujer en la construcción del Mishkan,
entonces si la mujer fue importante por su aporte frente a la construcción
delMishkán (Santuario), mucho más lo es por su influencia en ese pequeño
Santuario que es el hogar judío.
Sobre estas mujeres dijo el Rey Shlomó: " Una mujer virtuosa ¿quien
encontrará?… confía en ella el corazón de su esposo y recompensa no le
faltará… su boca habla con inteligencia y la Torá del favor está en su lengua,
se levantan sus hijos y la felicitan, su marido la alaba…" (Mishle 31)
Cuando los malajim visitaron a Abraham, le preguntaron dónde se
encontraba Sara y él respondió "está en la carpa", quiere decir esto en su
interior puro, refiriéndose así no al lugar geográfico sino a donde ella volcaba
su verdadero esfuerzo, obteniendo de esta manera la armonía del hogar.
Algunas explicaciones dicen que los Malajim lo hicieron con la intención de
que Abraham valore y ame ,más aún, a su esposa, ya que ella se comportaba
como una mujer judía debe hacerlo. La mujer, como un ministro del interior,
debe ser la que se ocupe de todo lo concerniente a lo que pasa en el interior
de su hogar, que todo allí marche en orden, y esta escrito qué grande es el
pago por esta labor. Debemos saber que cada acción que hacemos por
nuestra familia es considerado un acto de jesed (de bondad) y es
recompensada ampliamente por nuestro Creador.
Por otro lado el hogar es el verdadero lugar donde la mujer puede realizar su
desarrollo espiritual, es su verdadero campo de acción. Asi que ¡atención! Si
buscamos nuestra verdadera realización como "mujer" fuera de allí, alerta,
es muy probable que no la logremos. Un trabajo fuera del hogar, debe ser lo
secundario, lo anexo, y no lo principal y prioritario. Seguro que podemos
hacerlo si lo necesitamos o deseamos, pero siempre respetando esta
consigna, no debe ser una escapatoria a nuestra verdadera función sino algo
que nos dé mas fuerza para cumplir con nuestro verdadero rol.
Ahora podemos preguntarnos con razón: muy bien, éstas son nuestras
funciones, de acuerdo, pero… ¿Cómo las llevamos a cabo con éxito y alegría
sin que las demandas nos superen?
Debemos estar seguras y confiar en que si D-os pretende esto de nosotras, si
nos encomendó esta tarea, es lógico pensar que nos dotó de los elementos
necesarios para poder llevarla a cabo. Para ello nos creó con ciertas
características propias, con una naturaleza distinta a la de los hombres, y a
pesar de lo que el feminismo piense, esta naturaleza nunca podrá ser
cambiada.
Todas las mañanas en nuestra tefilá (rezo) decimos Baruj Sheazani
kirtzonó(Bendito que me hizo como su voluntad) como agradecimiento a
nuestras responsabilidades femeninas.
Una de las explicaciones es que aquí agradecemos la versatilidad que nos dio
para cumplir con éxito nuestro rol.
Una de las características de la mujer es que tiene una concentración
superficial, a diferencia del hombre cuya concentración es profunda; ¿Quiere
decir esto que somos menos inteligentes? ¿Qué no podemos ser ni
científicas ni investigadoras? No es ésa la idea ni mucho menos, y vamos a
ejemplificarlo para entenderlo mejor. Hora de preparar la cena, con una
mano revolvemos una olla, con la otra revisamos las tareas de nuestros hijos,
mientras que con el pie movemos el coche de nuestro bebe que llora
reclamando atención, sin dejar de supervisar, por supuesto, el juego o baños
de los otros niños, en tanto planificamos en nuestras mentes nuestras
obligaciones para el día siguiente, suena el teléfono, nos llaman del trabajo,
y por el inalámbrico o ahora el manos libres podemos resolver algún
problema urgente y todo con suma naturalidad y sin perder la calma y la
visión de lo que estábamos haciendo; esto es, sin duda, un regalo de Boré
Olam (El Creador del Mundo). Si ponemos a un hombre sólo cinco minutos al
frente de esta situación, su grito de socorro no tardará en llegar.
Recordemos que en Mitzraim (Egipto) uno de los trabajos forzados fue
justamente invertir los roles, darle al hombre tareas de mujeres.
¡La concentración superficial nos sirve justamente para movernos y
desplazarnos con éxito de una actividad a otra sin perder de vista la anterior,
cosa tan necesaria para las amas de casa y madres!
Puso en nosotras además una biná ietera, una comprensión especial de las
cosas, tenemos lo que llamamos comúnmente el sexto sentido. Además de
hacer que nuestros actos se rijan no solo por la fría lógica de la razón y el
entendimiento, hizo que todas nuestras actitudes sean movilizadas por
elreguesh (el sentimiento), y eso es lo que nos permite captar las
necesidades reales de cada uno de los miembros de nuestro entorno, crear
un hogar feliz, donde podamos transmitir con amor y alegría a nuestra
familia y a toda persona que a ella asista un ambiente cálido donde
desarrollar las midot(buenas cualidades) como el jésed (la bondad), la
humildad, la avodat Hashemetc.
Puso en nosotras un sentido de la estética, a la mayoría de las mujeres nos
gusta el orden y la limpieza, y es más ¿por qué negarlo? nos molesta lo
contrario.
Ahora bien, puede parecer que algunos de estos conceptos ya no encajan en
esta sociedad tan moderna, estamos en el siglo XXI, eso era antes cuando no
había otras posibilidades para la mujer. Estamos superadas (o deberíamos
estarlo, ya que es lo que nos quieren vender), vivimos en la era de los
avances tecnológicos, comidas congeladas, Fast food, lav a sec 5´, mucamas
y hasta robots que hacen la limpieza de nuestros hogares, televisores-baby
sitters, que entretienen a nuestros pequeños gratis con solo apretar un
botón y en nuestra propia casa, guarderías y jardines de infantes bilingües
con maestras especializadas que educan a nuestros hijos, dejando mucho
tiempo libre para eludir sin culpa esta responsabilidad, pero no nos
engañemos: Nada de todo esto puede reemplazar a la madre esposa y ama
de casa en su hogar, solo bien aplicado ayuda y "mucho" a que realicemos
nuestra tarea con mayor eficacia y eficiencia.
Debemos saber que ningún niño cambia todo eso por la presencia de su
mamá en su casa. Un beso deseando suerte en el día escolar, un abrazo
cálido y un; te extrañé! al volver pueden marcar la diferencia en el futuro de
un chico; la torta comprada en la mejor confitería no se iguala a unas simples
tostadas y una torta casera hechas con el mejor ingrediente "el amor de
mamá"que los espera. Cosas simples y que en esta época desestimamos
tanto son de gran valor; y una madre judía lo sabe y lo hace bien.
Para despedirme quisiera compartir con ustedes la siguiente historia:
Una vez un grupo de mujeres, que se dedicaba en su mayoría al mundo de
las finanzas y un tanto escépticas con respecto a las verdaderas funciones
que debe ejercer la mujer dentro del hogar, le preguntó a un Rab. tras una
charla sobre este tema
-Disculpe Rab., le dijo una de las oyentes, muy interesante la charla, pero
¿podría contarnos de qué se ocupa su esposa?
El, con mucho orgullo y de manera entusiasta y por supuesto sin escatimar
detalles respondió: Que era directora de un refugio para niños en edad
escolar. Hacía su trabajo desinteresadamente, en forma gratuita, desde
hacía ya varios años, les ofrecía educación, se encargaba de que estén bien
alimentados y resguardados del frío, se ocupaba no sólo de su salud física,
sino psicológica y por que no de su desarrollo espiritual. Cuando era
necesario bajaba de su rol de directora y cumplía el rol de chofer, enfermera,
maestra, cocinera y todo lo que la situación le demandase en el momento.
Buscaba e invertía todos los recursos que fuesen necesarios para que esos
niños, que si no fuera por ella se encontrarían desamparados, tuvieran el
desarrollo necesario para ser verdaderos hombres y mujeres de bien el día
de mañana.
Todas las mujeres emocionadas y algunas con lágrimas en sus ojos
aplaudieron y aprobaron esa labor tan abnegada y felicitaron al Rab por
tener una mujer tan bondadosa y caritativa, con tanto empuje y amor al
prójimo.
En ese momento el Rab añadió: por cierto olvidé decirles que esos niños son
nuestros 8 hijos.
¡No hace falta comentarles como se sintieron estas mujeres ante esta
acotación!
Qué bien vemos estas tareas cuando se cumplen para "afuera" y lo tomamos
como un trabajo altruista, y qué distinto y cuán pesado y frustrante puede
ser visto por algunos cuando esto mismo se realiza para nuestra propia
familia…
¿No es esto una consecuencia de haber perdido la visión real de cuales son
las cosas verdaderamente importantes de la vida?
LA MUJER JUDIA
No un ama de casa
Revista Judaica. Seleccionado con permiso de "why should i stand behind the mechitas when i could be
a prayer leader?" (¿por qué debo estar detrás de la mejitzá cuando podría ser una conductora de la
plegaria?). publicado por www.targum.com
A las mujeres se les ha concedido el privilegio de ser las hacedoras de los hogares judíos. La palabra
hebrea para "ama de casa" es akeret habait. Antes de analizar lo que esto significa en el contexto judío,
aclaremos lo que no significa. Una akeret habait no es un ama de casa. El rol de la mujer en el hogar
como se interpretó tradicionalmente en la cultura americana es muy diferente a la manera que se
interpreta en el judaísmo…
Para una akeret habait, las tareas domésticas constituyen un medio para lograr un fin, y no un fin en sí
mismo. Akeret es la versión femenina de ikar, que es el aspecto central o la esencia de
algo. Bait generalmente significa "casa" u "hogar". Al Templo que se levantaba en Jerusalén se lo
denominaba el Beit HaMikdash, beit que significa "casa de" y hamikdash que significa literalmente
"santidad". A menudo, se alude al mismo simplemente como HaBait, "la Casa". Por consiguiente, en
hebreo se utiliza la misma palabra tanto para un hogar como para el Templo Sagrado. De hecho, el
propósito de un hogar es ser un mikdash me´at, un santuario en miniatura.
D´s le ordenó a Israel construir el santuario a fin de que Él pudiera morar b´tojam. B´tojam a menudo se
traduce como "entre ellos". No obstante, su significado literal es "dentro de ellos". El propósito de un
santuario es ayudarnos a cada uno de nosotros a construir nuestro propio santuario interior donde D´s
pueda morar. Una akeret habait es esa figura central que transforma un hogar en un santuario donde
cada miembro de su familia puede convertirse en una morada para la presencia de D´s. Cuidar a los hijos
significa más que simplemente garantizar que estén alimentados, limpios y que reciban tiempo de
calidad. Significa jinuj, la palabra hebrea para educación y dedicación al servicio de D´s.
Ser un ama de casa (occidental) también significaba estar atada a la casa. Todas las aptitudes de una
mujer se suponían estaban dirigidas solamente a su hogar. No había lugar para ninguna clase de
desarrollo personal o búsqueda de intereses externos, ni hablar de una carrera. Hacer algo así se vería
como algo masculino y, por lo tanto, poco natural. Se pensaba que existe algo acerca de las mujeres, su
"mística femenina", que les permite sentirse realizadas con los pisos relucientes.
Para una akeret habait no existe contradicción entre valorar su posición central en el hogar y desarrollar
sus intereses fuera de ésta. Una mujer judía tradicional que trabaja fuera del hogar se considera a sí
misma absolutamente una akeret habait como una mujer que permanece en el hogar. No existe una
dicotomía "ama de casa" versus "profesional"… En Eshet Jail, se describe a la mujer ideal como una
empresaria experta.
El objetivo de la vida no es el dinero, el prestigio ni el reconocimiento público. Se trata de acercarse al
Creador de uno, ya sea mediante la creación de un hogar judío o el conocimiento de su voluntad como
se revela en la Torá.
En gran parte del mundo no judío, un aspecto de ser una mujer casada era ser servil y sumisa con el
esposo. Como su "compañera" (ezer k´negdó), era su deber atenderlo. He aquí sólo un ejemplo de cómo
una idea fue tomada del judaísmo y distorsionada. Todo esto era parte de su deber de "obedecer" a su
esposo dado que era superior a ella. Como dijo John Calvin: "Dejen que la mujer esté satisfecha con su
estado de sometimiento, y no se tomen a mal que se la subordine al sexo más distinguido". Así como el
hombre tenía que someterse a D´s, la mujer tenía que someterse al hombre porque éste representaba la
religiosidad.
Se considera que una mujer está hecha a imagen de D´s, al igual que el hombre, y no se ve a ninguno de
los dos como más "religioso" que el otro. A una mujer no se la considera la pieza que le falta a un
hombre, de otro modo, completo. Ella, como el hombre, equivale a la mitad del ser humano.
Las dos cosas que distinguen al ser humano de los animales son el libre albedrío y la capacidad de
comunicarse. Cuando una mujer se casaba, se esperaba que cediera ambos al esposo. La voluntad de
éste debía ser la voluntad de ella y no se le permitía expresarse. La "unidad" de marido y mujer se
lograba, por lo tanto, despojando a la mujer de su humanidad. Esta no era una unidad entre dos seres
humanos, sino la adquisición por parte del hombre de un cuerpo femenino…
La clave de las vulnerabilidades de las mujeres mencionadas previamente es la dependencia económica
de sus maridos. Por una parte, a la mujer (occidental) se la alentó a retirarse de la población activa y a
quedarse en el hogar o a entrar en trabajos de baja remuneración. De este modo, se convirtió en
económicamente dependiente del hombre. Por otra parte, a la mujer no se le garantizaba, a cambio,
una seguridad económica. En el supuesto caso de que su matrimonio empezara a ser abusivo, las
opciones de una mujer eran a menudo quedarse y enfrentar más abuso en el hogar, o irse y vivir en la
mayor miseria.
Bajo la ley judía, un hombre debe garantizar la seguridad económica de su mujer tanto durante como
después del matrimonio, y esto se puede hacer cumplir por los tribunales. Durante el matrimonio, lo
mínimo que un hombre debe proveer a su mujer es alimento, necesidades personales, vestimenta,
necesidades domésticas, cobertura médica y entierro. Esto disminuye fuertemente su capacidad de
manipularla amenazando su bienestar económico. Si se divorcia de ella, tiene que pagarle una
considerable suma de dinero de una vez, la cual le permitirá vivir cómodamente durante, por lo menos,
un año. Esto fue instituido por los rabís hace aproximadamente dos mil años para impedir que los
hombres usen el divorcio como una forma de amenazar o castigar a sus esposas, y para ayudar a hacer
que el divorcio sea una opción viable para una mujer si la situación lo exige.
Si una mujer trabaja, sigue teniendo derecho a que su esposo provea a todas sus necesidades. A cambio
de esta seguridad económica, las ganancias de la mujer pertenecen a su esposo. Sin embargo, una mujer
puede elegir la independencia económica declarando que quiere quedarse con sus ganancias. El esposo,
entonces, queda eximido de algunas de sus obligaciones económicas hacia ella. Un hombre, no
obstante, no puede decirle a su mujer que trabaje y se quede con sus ganancias para que él pueda
disminuir sus responsabilidades hacia ella.
Cuando un hombre fallece, su viuda e hijas solteras son mantenidas por su patrimonio. Si un hombre
tiene deudas y fallece, entonces una porción de su patrimonio debe destinarse a saldar todas las
deudas. Lo que queda se divide entre los herederos. A fin de proporcionar seguridad económica a la
mujer, a la viuda y las hijas solteras se las consideran acreedoras. La "deuda" con la viuda es
proporcionarle apoyo económico hasta que fallezca o se vuelva a casar. Además tiene el derecho de
seguir viviendo en su casa. La "deuda" con las hijas solteras es el apoyo económico hasta que se casen.
Lo que quede es heredado por los hijos. De este modo, el sustento de una mujer no puede ser
amenazado por el esposo ni durante ni después del matrimonio. Al mismo tiempo, la ley también ayuda
al hombre a proporcionar la ayuda económica de una mujer.
Puede parecer que las leyes referentes a los asuntos económicos entre maridos y esposas son
desiguales. No obstante, los rabís sabían que tratar a los hombres y las mujeres como si fueran iguales
(es decir, lo mismo), en cuanto a la posición económica, conduciría a resultados sumamente desiguales.
Esto ha sido confirmado por la experiencia americana.
Los rabís reconocieron que la mayoría de las mujeres se casaría y tendría hijos y, por lo tanto, no estaría
preparada para mantenerse económicamente. Las leyes judías reflejan esto y proporcionan la seguridad
de la akeret habait. Sin embargo, los rabís también brindaron una manera para que las mujeres casadas
sean independientes económicamente. La elección entre la dependencia económica y la seguridad, y la
independencia económica se le dejó a la mujer.
La mujer judía y su rol central en la construcción de la familia judía siempre han sido muy valorados en el
judaísmo. Esto se refleja en los valores judíos, y está apoyado por el sistema legal judío.
¿Conocemos Nuestra Propia Naturaleza?
Extraido de Revista Judaica. Editada por Centro Comunitario Sucath David
¿Conocemos nuestra propia naturaleza?
Una vez leí, en una revista"femenina", que ser madre, esposa y ama de casa son realmente tareas
opuestas, "Ama de casa vs. Madre y esposa", era el título. Allí se explayaban sobre lo difícil y frustrante
que es compatibilizar con éxito estos roles. Hacía mención, además, de que casi todas las mujeres en la
actualidad tienen un trabajo fuera de su casa, ya sea por gusto o necesidad económica, que resulta ser,
para la mayoría, mucho más gratificante y reconocido que el trabajo dentro del hogar. Por otra parte
una encuesta publicada hace unos meses en un conocido diario capitalino, mostraba que las mujeres
prefieren casarse entre los 35 y 40 años por el mismo motivo.
La idea que este artículo transmitía era algo así como lo siguiente:
Mientras el ama de casa se ocupa de tareas materiales concretas construyendo a diario su casa,
limpiando, ordenando, yendo al supermercado, cocinando y haciendo todo tipo de tareas referidas al
funcionamiento normal de ella, la madre y esposa encargada de la construcción del hogar, de brindar
amor, educación, contención, comprensión, tiempo real con los hijos, sumado al permanente apoyo
incondicional y atención que debe brindar a su marido, recibiéndolo a diario, obviamente, con una
amplia sonrisa y "espléndida" (como si su día hubiese transcurrido en un spa), mira desde otro extremo
y con resignación como sus pequeños, por los que tanto; invierte transforman en pocos minutos, toda
su labor en un campo de batalla: juguetes regados por toda la casa, trozos de pan y masitas convertidos
de repente en el nuevo decorado de nuestros pisos, la pulcra ropa lavada y planchada mostrando el
menú de lo que comieron en solo media hora y, como si todo esto fuera poco, si nuestros maridos
tuvieron un día lleno de dificultades es muy probable que al llegar a la noche cansados y ensimismados
en lo suyo ni cuenta se den de nuestro esfuerzo y nos pidan "justamente lo que ese día no pudimos
hacer." ¿Alguna de ustedes se siente identificada? Seguro que sí, ya que esto es absolutamente real y
normal, y sucede en mayor o menor medida, en todas las casas.
Al final del día todo parece haber sido en vano: el trabajo del ama de casa se esfumó, y todo está como
cuando nos levantamos. Lo que compramos y cocinamos en "horas " se lo comieron en "minutos",
lavamos, planchamos y al otro día una nueva pila de ropa nos espera para ser puesta en condiciones, la
casa que brillaba mientras los niños estaban en la escuela se opaca con juguetes, mochilas, medias y
zapatillas esparcidos por doquier. Y con respecto al trabajo de la madre:"¡es a futuro, trabajo de largo
plazo y no se ven hoy los resultados!". Y además parecería ser que los niños siempre encuentran un
motivo de qué quejarse, aunque nos hubiésemos brindado de lleno a ellos. Una sensación de "todo fue
inútil, ¿para que lo hice?" nos invade y pensamos; mañana el día será igual o peor!, si agregamos algún
desperfecto en la casa -que nunca faltan o nos toca visitar al dentista o al doctor con alguno de los
chicos. La rutina nos agobia, es un círculo y como tal nunca acaba, por lo tanto parece ser que siempre
nos encontramos en el mismo lugar.
Ahora cambiemos el cristal, como cuando el oculista amistosamente quiere corregir nuestra visión, para
que disfrutemos de los placeres de la vida, ¿por qué quedarnos con una visión incorrecta, si podemos
tenerla perfecta? Miremos así las cosas desde otro punto de vista; por supuesto mas positivo y
alentador.
¿Qué opina el judaísmo sobre este tema? ¿Puede una mujer compatibilizar estos roles sin morir en el
intento? ¿Tiene la capacidad real para combinar y realizar con éxito estas funciones? ¿Vale la pena el
esfuerzo? ¿Para qué y por qué debemos hacerlo? ¿Puede sentir placer y orgullo de lo que hace sin
considerarse menos mujer por atender su casa y no ser una ejecutiva reconocida en el mundo de los
negocios?
Ante todo deberíamos investigar y plantearnos seriamente cuál es el verdadero sentido de la vida;
clarificarlo y entenderlo es el punto de partida, ser conscientes del objetivo para el cuál fuimos creados,
y por otro lado analizar cuál es la función que a las mujeres nos toca desempeñar en este plan divino.
Personalmente creo, y estoy segura, que muchas de ustedes asentirán, que es mas simple, lógico y
alentador pensar que el ama de casa prepara a lo largo del día su casa con amor y dedicación, poniendo
todo lo bueno de sí, para recibir a sus hijos y esposo tras un día de estudio y trabajo, para que al volver y
reencontrarse con nosotras, las madres y esposas, transformemos todos juntos, esa casa (lista para ser
disfrutada) en un hogar, interactuando como una familia con todo lo que el concepto incluye. Vemos así,
entonces, que no hay transformación mas positiva que ésta, ya que el movimiento y vida que nuestra
familia da a la casa es lo que verdaderamente forma el hogar y es el objetivo por el que toda mujer
debería trabajar.
En la vida judía la mujer es la base de nuestra existencia como pueblo y la encargada de transmitir
nuestros valores de generación en generación. Cuando Hashem iba a entregar la Tora dijo a Moshé "así
dirás a la Casa de Iaakob y anunciaras a los hijos de Israel" (Shemot19).
Nuestros Sabios explican que "la Casa de Iaacob" se refiere a las mujeres, ya que ellas son las encargadas
de educar a los hijos en el camino de la Torá. Ellas, ("nosotras") son las que tienen la fuerza de llevar su
hogar adelante. La mujer es la luz, es el alma de la casa. Por otro lado el Rab Freue nos comenta en su
libro "La Luz de la vida" que en la Torá se destaca en varias oportunidades la participación de la mujer en
la construcción del Mishkan, entonces si la mujer fue importante por su aporte frente a la construcción
delMishkán (Santuario), mucho más lo es por su influencia en ese pequeño Santuario que es el hogar
judío.
Sobre estas mujeres dijo el Rey Shlomó: " Una mujer virtuosa ¿quien encontrará?… confía en ella el
corazón de su esposo y recompensa no le faltará… su boca habla con inteligencia y la Torá del favor está
en su lengua, se levantan sus hijos y la felicitan, su marido la alaba…" (Mishle 31)
Cuando los malajim visitaron a Abraham, le preguntaron dónde se encontraba Sara y él respondió "está
en la carpa", quiere decir esto en su interior puro, refiriéndose así no al lugar geográfico sino a donde
ella volcaba su verdadero esfuerzo, obteniendo de esta manera la armonía del hogar. Algunas
explicaciones dicen que los Malajim lo hicieron con la intención de que Abraham valore y ame ,más aún,
a su esposa, ya que ella se comportaba como una mujer judía debe hacerlo. La mujer, como un ministro
del interior, debe ser la que se ocupe de todo lo concerniente a lo que pasa en el interior de su hogar,
que todo allí marche en orden, y esta escrito qué grande es el pago por esta labor. Debemos saber que
cada acción que hacemos por nuestra familia es considerado un acto de jesed (de bondad) y es
recompensada ampliamente por nuestro Creador.
Por otro lado el hogar es el verdadero lugar donde la mujer puede realizar su desarrollo espiritual, es su
verdadero campo de acción. Asi que ¡atención! Si buscamos nuestra verdadera realización como
"mujer" fuera de allí, alerta, es muy probable que no la logremos. Un trabajo fuera del hogar, debe ser
lo secundario, lo anexo, y no lo principal y prioritario. Seguro que podemos hacerlo si lo necesitamos o
deseamos, pero siempre respetando esta consigna, no debe ser una escapatoria a nuestra verdadera
función sino algo que nos dé mas fuerza para cumplir con nuestro verdadero rol.
Ahora podemos preguntarnos con razón: muy bien, éstas son nuestras funciones, de acuerdo, pero…
¿Cómo las llevamos a cabo con éxito y alegría sin que las demandas nos superen?
Debemos estar seguras y confiar en que si D-os pretende esto de nosotras, si nos encomendó esta tarea,
es lógico pensar que nos dotó de los elementos necesarios para poder llevarla a cabo. Para ello nos creó
con ciertas características propias, con una naturaleza distinta a la de los hombres, y a pesar de lo que el
feminismo piense, esta naturaleza nunca podrá ser cambiada.
Todas las mañanas en nuestra tefilá (rezo) decimos Baruj Sheazani kirtzonó(Bendito que me hizo como
su voluntad) como agradecimiento a nuestras responsabilidades femeninas.
Una de las explicaciones es que aquí agradecemos la versatilidad que nos dio para cumplir con éxito
nuestro rol.
Una de las características de la mujer es que tiene una concentración superficial, a diferencia del
hombre cuya concentración es profunda; ¿Quiere decir esto que somos menos inteligentes? ¿Qué no
podemos ser ni científicas ni investigadoras? No es ésa la idea ni mucho menos, y vamos a ejemplificarlo
para entenderlo mejor. Hora de preparar la cena, con una mano revolvemos una olla, con la otra
revisamos las tareas de nuestros hijos, mientras que con el pie movemos el coche de nuestro bebe que
llora reclamando atención, sin dejar de supervisar, por supuesto, el juego o baños de los otros niños, en
tanto planificamos en nuestras mentes nuestras obligaciones para el día siguiente, suena el teléfono,
nos llaman del trabajo, y por el inalámbrico o ahora el manos libres podemos resolver algún problema
urgente y todo con suma naturalidad y sin perder la calma y la visión de lo que estábamos haciendo;
esto es, sin duda, un regalo de Boré Olam (El Creador del Mundo). Si ponemos a un hombre sólo cinco
minutos al frente de esta situación, su grito de socorro no tardará en llegar. Recordemos que
en Mitzraim (Egipto) uno de los trabajos forzados fue justamente invertir los roles, darle al hombre
tareas de mujeres.
¡La concentración superficial nos sirve justamente para movernos y desplazarnos con éxito de una
actividad a otra sin perder de vista la anterior, cosa tan necesaria para las amas de casa y madres!
Puso en nosotras además una biná ietera, una comprensión especial de las cosas, tenemos lo que
llamamos comúnmente el sexto sentido. Además de hacer que nuestros actos se rijan no solo por la fría
lógica de la razón y el entendimiento, hizo que todas nuestras actitudes sean movilizadas por
elreguesh (el sentimiento), y eso es lo que nos permite captar las necesidades reales de cada uno de los
miembros de nuestro entorno, crear un hogar feliz, donde podamos transmitir con amor y alegría a
nuestra familia y a toda persona que a ella asista un ambiente cálido donde desarrollar las midot(buenas
cualidades) como el jésed (la bondad), la humildad, la avodat Hashemetc.
Puso en nosotras un sentido de la estética, a la mayoría de las mujeres nos gusta el orden y la limpieza, y
es más ¿por qué negarlo? nos molesta lo contrario.
Ahora bien, puede parecer que algunos de estos conceptos ya no encajan en esta sociedad tan
moderna, estamos en el siglo XXI, eso era antes cuando no había otras posibilidades para la mujer.
Estamos superadas (o deberíamos estarlo, ya que es lo que nos quieren vender), vivimos en la era de los
avances tecnológicos, comidas congeladas, Fast food, lav a sec 5´, mucamas y hasta robots que hacen la
limpieza de nuestros hogares, televisores-baby sitters, que entretienen a nuestros pequeños gratis con
solo apretar un botón y en nuestra propia casa, guarderías y jardines de infantes bilingües con maestras
especializadas que educan a nuestros hijos, dejando mucho tiempo libre para eludir sin culpa esta
responsabilidad, pero no nos engañemos: Nada de todo esto puede reemplazar a la madre esposa y ama
de casa en su hogar, solo bien aplicado ayuda y "mucho" a que realicemos nuestra tarea con mayor
eficacia y eficiencia.
Debemos saber que ningún niño cambia todo eso por la presencia de su mamá en su casa. Un beso
deseando suerte en el día escolar, un abrazo cálido y un; te extrañé! al volver pueden marcar la
diferencia en el futuro de un chico; la torta comprada en la mejor confitería no se iguala a unas simples
tostadas y una torta casera hechas con el mejor ingrediente "el amor de mamá"que los espera. Cosas
simples y que en esta época desestimamos tanto son de gran valor; y una madre judía lo sabe y lo hace
bien.
Para despedirme quisiera compartir con ustedes la siguiente historia:
Una vez un grupo de mujeres, que se dedicaba en su mayoría al mundo de las finanzas y un tanto
escépticas con respecto a las verdaderas funciones que debe ejercer la mujer dentro del hogar, le
preguntó a un Rab. tras una charla sobre este tema
-Disculpe Rab., le dijo una de las oyentes, muy interesante la charla, pero ¿podría contarnos de qué se
ocupa su esposa?
El, con mucho orgullo y de manera entusiasta y por supuesto sin escatimar detalles respondió: Que era
directora de un refugio para niños en edad escolar. Hacía su trabajo desinteresadamente, en forma
gratuita, desde hacía ya varios años, les ofrecía educación, se encargaba de que estén bien alimentados
y resguardados del frío, se ocupaba no sólo de su salud física, sino psicológica y por que no de su
desarrollo espiritual. Cuando era necesario bajaba de su rol de directora y cumplía el rol de chofer,
enfermera, maestra, cocinera y todo lo que la situación le demandase en el momento. Buscaba e
invertía todos los recursos que fuesen necesarios para que esos niños, que si no fuera por ella se
encontrarían desamparados, tuvieran el desarrollo necesario para ser verdaderos hombres y mujeres de
bien el día de mañana.
Todas las mujeres emocionadas y algunas con lágrimas en sus ojos aplaudieron y aprobaron esa labor
tan abnegada y felicitaron al Rab por tener una mujer tan bondadosa y caritativa, con tanto empuje y
amor al prójimo.
En ese momento el Rab añadió: por cierto olvidé decirles que esos niños son nuestros 8 hijos.
¡No hace falta comentarles como se sintieron estas mujeres ante esta acotación!
Qué bien vemos estas tareas cuando se cumplen para "afuera" y lo tomamos como un trabajo altruista,
y qué distinto y cuán pesado y frustrante puede ser visto por algunos cuando esto mismo se realiza para
nuestra propia familia…
¿No es esto una consecuencia de haber perdido la visión real de cuales son las cosas verdaderamente
importantes de la vida?
La Belleza bien entendida
Extraído de Tovim Hashnaim, del Rab Daniel Oppenheimer
En los capítulos anteriores discurrimos acerca del proceso de la elección de
la pareja para el matrimonio, sobre las intenciones y prioridades que se debe
proponer, sobre el valor primordial del Jesed y de las Midot en la persona a
considerar y sobre lo perentorio de invocar la Asistencia Di-vina al buscar al
cónyuge.
En este capítulo prestaremos atención a uno de los aspectos más espinosos
para nuestra cultura: todo lo que se refiere a la apariencia física de la
persona a quien se considera para contraer enlace. Entiendo, por muchas
conversaciones que he tenido, que esto es uno de los impedimentos más
conflictivos para mucha gente.
Uno de los puntos que nos llama la atención en el relato del Jumash al
presentarnos a las matriarcas, es que la Torá ponga énfasis en su belleza.
Esto se menciona respecto a Sará (Bereshit 12:11), Rivká (Bereshit 24:15 - si
bien no dice que esa fuera la razón por la que se la eligió como esposa) y
nuevamente con Rajel (Bereshit 29:16).
Considerando que aun hoy, al sugerirse un Shiduj apropiado a un muchacho
observante no se hará hincapié en el aspecto físico de la joven, es
obviamente mucho más llamativo que a la Torá sí le interese aludir a este
item.
En particular interesa notar el hecho de que la Torá divide la cuenta de los
años vividos por Sará en tres partes, cuando falleció, diciendo que vivió cien
años y veinte años y siete años. Rash"í dice que esta segmentación de los
años de Sará, es para enseñarnos que fue piadosa a los cien igual que a los
veinte y bella como a los siete años. ¿A qué atractivo se refiere cuando la
compara con una niña de siete años? Rav Yissochor Frand shlit"a cita una
explicación de Rav Mottel Katz.sz"l, que será importante para echar luz a un
tema tan delicado.
Entendamos, sin embargo, que la dificultad en captar el núcleo del tema
surge por las limitaciones que tenemos los contemporáneos, fruto del
condicionamiento de una cultura que fue imponiéndonos medidas
corporales muy específicas para que alguien sea considerado bello, y de ese
modo, restringir nuestra sensibilidad por aspectos más íntimos y reservados
de hermosura.
A tal fin, comienza dándonos un ejemplo de un pasaje del Talmud (Kidushín
49:) que no está relacionado con los aspectos anatómicos humanos, pero sí
con el concepto de la belleza - referente a Ierushalaim: "Diez medidas de
esplendor cayeron al mundo: nueve llevó Ierushalaim y el resto se lo llevó el
resto del mundo".
¿Qué significado y qué importancia tiene el hecho que Ierushalaim fuera
hermosa? ¿No estamos hablando, acaso, de una ciudad a la cual la gente va
por su calidad de santa y moral? ¿Acaso los peregrinos dejarían de ir a
Ierushalaim, si fuera un poco menos encantadora que otras ciudades?
La respuesta radica en el hecho de que efectivamente los seres humanos
estamos influenciados por el entorno físico. La perfección corporal, permite
que la persona entre en un estado mental más receptivo a la espiritualidad
(obviamente, si es que realmente vaya en búsqueda y le interese aquella
espiritualidad…). Del mismo modo, enseñan los Sabios, que hay "tres
aspectos que amplían la mente del hombre: Una casa hermosa, utensilios
hermosos y una esposa hermosa" (Talmud Brajot 57:) Este pasaje del
Talmud, nos hace saber que cuando las condiciones de vida son agradables,
y uno no está restringido por distracciones físicas, puede ser más receptivo a
las cuestiones de santidad.
Cuando quien visita Ierushalaim puede divisar las encantadoras colinas y los
valles y bosques que embellecen el derredor de la ciudad, su mente se
despeja, dando lugar a aquella santidad que está buscando.
Volviendo a lo humano, el pasaje famoso del final de Mishlei (31:30), nos
dice que: "engañosa es la gracia, y vana la hermosura, (sino que) una mujer
temerosa del Creador debe ser elogiada". ¿En qué quedamos, es importante
- o no - la belleza corporal?
Para explicar este pasaje, algunos comentaristas comparan la simpatía y la
belleza con el número cero. ¿Cuánto vale la cifra cero por sí misma? ¡Nada!
Sin embargo, al colocarle otra cifra al comienzo, entonces los ceros que se
agreguen luego, potencian aquella cifra inicial: el 1 se convierte en 10,
100,1000, o más…
Del mismo modo, el atractivo físico es el cero que solamente enaltece a la
persona que ya ha trabajado sus aspectos morales de Temor al
Todopoderoso. De otro modo, es solamente un cero.
Quizás podamos complementar esta explicación con otra que también he
visto. La hermosura periférica de la persona no es fruto del trabajo de quien
la ostenta. D"s le obsequió a cada uno su aspecto exterior, razón por la cual
no tiene de qué enorgullecerse, aun más considerando que la simpatía
puede utilizarse correctamente, pero también sirve como medio de engaño y
encubrimiento. Sin embargo, el trabajo interno de mejoría y crecimiento en
las Midot, es mérito de uno mismo: "Todo está en Manos Di-vinas, salvo el
temor por el Todopoderoso (que está en manos de cada ser humano)".
Lo que este pasaje nos viene a enseñar es en qué aspecto poner énfasis: ¿en
lo que recibimos como legado, o en lo que hemos logrado con esfuerzo?
La belleza y la hermosura en una persona según la definición de la Torá, no
equivalen - sino que se contrastan - a las nociones sensuales que la gente
llama atractivo, irresistible, sugestivo, provocador, de lo que sería una
"ganadora" de un concurso de belleza. - en donde solamente la gracia física,
y nada más que eso - son la virtud de la elegida. Ni el gimnasio, ni la
peluquería son lugares para adquirir valor interno.
Es importante destacar - pues es parte de la carencia de sana cultura en
nuestra generación - que existe la noción de elegir a la persona para "quedar
bien ante el público" (la mayoría de la gente niega que sea así, pero
lamentablemente es parte inherente de la actitud humana contemporánea).
Esto no es algo nuevo. En la orgía que organizó Ajashverosh, rey de Persia en
la historia de Esther que leemos en Purim, encontramos que "el séptimo día
cuando estaba ya embriagado con el vino, dijo que llamaran a Vashtí, para
mostrar a los pueblos y a los ministros su belleza, pues era hermosa" (Esther
1:11), el típico sentimiento ególatra de dominio mediante la persona que
uno "posee".
Por otro lado, cuando el rey Ajashverosh reclutó doncellas por todo su
imperio, y estas se preparaban durante doce meses con toda clase de
perfumes que estaba a su disposición para luego ser recibidas por el rey,
quien terminó siendo reina - Esther- no pidió absolutamente nada para
intentar embellecerse (Esther 2:15). No obstante, cayó en gracia y fue
elegida reina. Este mismo hecho, la evidente intervención Di-vina (pues "caer
en gracia ante la gente es un obsequio de D"s) a fin de que sea escogida
emperatriz, fue el argumento principal de Mordejai a fin de convencerla de
que era su misión arriesgarse para salvar a su pueblo de manos de Hamán
(Esther 4:14).
Todo lo que acabamos de exponer aparece muy bien en los papeles, sin estar
bajo la influencia real de la presencia concreta de la que hablamos. Pues al
momento de poner en práctica los ideales, es casi imposible no estar
influenciado por el aspecto físico de/la muchacho/a, precisamente porquees
lo que primero se ve al encontrarse. Sin embargo, al estar bajo el encanto y
el hechizo de la seducción - no hay lógica que valga. Y ese momento es tan
difícil, a menos que la persona tenga su "cable a tierra" de personas en quien
pueda confiar.
Pirkei Avot (5:19) nos advierte del riesgo de enamorarse por la belleza, así
como por cualquier factor exógeno a la devoción y entrega por otra persona.
Muy contundentemente, esa Mishná sentencia que todo amor que depende
de agentes ajenos (sentimientos egoístas), está destinado a no sobrevivir
más allá del lapso que experimente ese interés.
El ejemplo clásico, mencionado en dicha Mishná es el de Amnón, hijo del rey
David quien se había enamorado de la hermosa Tamar (Shmuel II 13:1).
Amnón terminó por violarla, producto de su pasión irresistible, y "y fue
mayor el odio que sintió Amnón por Tamar, que el amor que había
previamente tenido por ella…" (Shmuel II 13:15).
¿Le parece conocida esta historia? ¿Vivió de cerca alguna situación en la que
los "ex" se odian con una pasión que no tiene comparación en otros
contextos de la vida?
¿Cómo y adónde desaparecieron el deslumbramiento y la fascinación que lo
tenía ciego impidiendo ver la realidad de quien estaba adorando?
Quizás se deba a las culpas de haber "caído" en la trampa (propia) de la
pasión y de no haber escuchado su propia conciencia que le advertía que
"algo no cierra", pero que uno desoyó…
Si bien en todo lo que acabamos de exponer, llamamos más la atención en la
desequilibrada actitud prevaleciente hacia lo exterior y lo físico en una
mujer, en relación a su valor interior como persona - por parte de los
hombres y de las mismas mujeres, se debe analizar la actitud análoga
exagerada respecto a la importancia que se le atribuye al poder, al dinero y a
los atributos físicos del hombre en yuxtaposición a su sabiduría y corrección
deMidot.
Sin duda que hay muchísimo más para reflexionar sobre este tema, y este
capítulo no intenta ser más que una aproximación a la cuestión, a fin de
permitirnos ponderar uno de los tropiezos más comunes de nuestros
tiempos.
Rab Daniel Oppenheimer
Un Gran Potencial de Vida
Extraido de En Buena Hora: Nueve Meses Maravillosos
Un gran potencial de vida
El deseo de traer una nueva vida al mundo es la manifestación de la esencia
de la mujer judía y la base de la estructura sobre la cual se apoya todo el
pueblo judío. Cuando los judíos fueron esclavos del Faraón en Egipto, él
ordenó a las parteras hebreas matar a todo bebé varón de los judíos (aun
dentro del útero)1. Las parteras no sólo desafiaron su cruel decreto, sino que
incluso brindaron un cuidado especial a los bebés después del parto2.
Cuando fueron interrogadas acerca de su atrevimiento al desobedecer la
orden del poderoso Faraón, ellas sencillamente respondieron que “las
mujeres hebreas no son como las egipcias, sino que son jaiot, vivaces”.
El Ibn Ezra explica esto diciendo que las mujeres judías tienen un gran
potencial de vida3. Al ver que no había podido hacer que las parteras se
volvieran corruptas, el Faraón decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Él ordenó que todo bebé varón de los judíos fuera arrojado al Río Nilo.
Cuando Amram, el líder del pueblo de Israel, escuchó acerca del nuevo
decreto, él perdió toda esperanza. ¿Cómo podría soportar la atrocidad de
ver el fruto de su vientre ahogándose en el río? En la desesperación, él
prefirió divorciarse de su mujer, y pronto todos los hombres siguieron su
ejemplo.
Al ver esto, Miriam, la hija de Amram, reprendió a su padre. Ella le dijo:
“Papá, tu decreto es peor que el del Faraón, pues el Faraón sólo está
exterminando a los bebés varones, pero tú estás decretando sobre los
varones y las niñas. El Faraón sólo decretó en este mundo, pero tú lo estás
haciendo en este mundo y en el Mundo Venidero. El decreto del malvado
Faraón puede llegar a tener éxito como a fracasar, pero tú eres justo y tu
decreto sin lugar a dudas se cumplirá”. Así, Miriam convenció a su padre y él
volvió a casarse con su esposa Yojéved. Al ver esto, el resto de los hombres
siguieron su ejemplo y también volvieron a casarse con sus mujeres4.
Los espejos sagrados Incluso después de haberse casado nuevamente, los
maridos, consumidos por el trabajo devastador, tenían poco interés en estar
con sus mujeres. Ellos estaban desahuciados por la vida de sufrimiento y
carencia que estaban viviendo. No veían el sentido de traer niños a un
mundo de esclavitud y pobreza. Sus mujeres, por otro lado, no perdieron la
esperanza. Confiaban en un futuro mejor.
No importa cuán difíciles eran sus vidas en ese momento, ellas seguían
deseando el crecimiento de sus familias. Ellas comprendieron que
únicamente cumpliendo con el precepto de reproducirse y multiplicarse
podrían fortalecer al pueblo judío. Por lo tanto, decidieron utilizar unos
espejos de cobre para arreglarse y embellecerse. De esta manera, podrían
seducir a sus maridos y quedar embarazadas.
Años más tarde, cuando Dios redimió al pueblo de Israel de la esclavitud
egipcia y las mujeres donaron estos mismos espejos de cobre para
elMishkán, el Tabernáculo, Moshé Rabenu tomó en sentido erróneo el
significado de estos espejos y consideró incorrecto utilizarlos en el Mishkán.
Él dijo: “¿Cómo puedo aceptarlos? ¡Son instrumentos del instinto del mal!”.
Pero Dios le dijo que aceptara los espejos: “No desprecies estos espejos pues
gracias a ellos el pueblo de Israel se multiplicó en Egipto. Las mujeres los
utilizaron con una buena intención: con el fin de engendrar hijos a pesar de
la situación de tortura en Egipto. Por lo tanto, ellos son más preciados para
Mí que cualquier otra donación”.
Estos espejos de cobre que las mujeres utilizaron para atraer a sus maridos
fueron fundidos para construir el kior, la pila de agua que los sacerdotes
utilizarían para prepararse para el servicio en el Tabernáculo5. El mensaje es
claro: una mujer que se embellece para su marido con la sagrada intención
de construir una familia es tan sagrada como los sacerdotes que se preparan
para el servicio Divino.
El mantenimiento del mundo
Dios desea que el mundo crezca y se desarrolle constantemente. Es por eso
que Él estableció en la naturaleza la facultad de procrearse. Todo ser viviente
se reproduce, desde una mera célula hasta las plantas y los animales. Dios
nos bendijo para que nos fructifiquemos y multipliquemos6. Junto a este
precepto, Dios implantó en el hombre la necesidad fisiológica y psicológica
de procrear.
Nuestros Sabios nos dicen que la base de la determinación de la persona
para avanzar, lograr, crear, competir, explorar y gobernar está vinculada con
la necesidad fisiológica de reproducirse y multiplicarse y colmar la tierra7. En
nosotras, las mujeres, esta necesidad es mucho más intensa. No es
simplemente la fuente de nuestra determinación, es nuestra esencia.
Este “gran potencial de vida” nos proporciona la fuerza para poder soportar
los dolores del parto. Nos da la esperanza para traer una nueva generación al
mundo, incluso al estar subyugadas bajo las cadenas de la esclavitud en
Egipto. Nos da el coraje de dar a luz y circuncidar a nuestros hijos, aun frente
a la amenaza de la guillotina Nazi en el gueto de Kovna. El anhelo innato de
otorgar vida que posee la mujer es más fuerte aun que el instinto de
supervivencia.
Esta es la razón por la cual el Faraón no pudo obligar a las parteras hebreas a
obedecer su decreto, pues Dios bendijo a las mujeres judías con una fuerza
que el Faraón nunca se podría haber imaginado: con “un gran potencial de
vida”. Es por eso que Dios confirió a las mujeres la responsabilidad de la
procreación y la crianza de los hijos, cumpliendo así Su principal deseo: kium
haolam, el mantenimiento del mundo. Con este propósito, Él diseñó nuestro
cuerpo de una manera singular, adecuada para poder sostener y cuidar a un
bebé: a través de caderas más anchas que las de los hombres para facilitar el
nacimiento del bebé y a través de pechos para amamantar a nuestros hijos.
Él también dotó a las mujeres con una gran medida de muy necesarias
cualidades –entendimiento, cariño y paciencia– para criar y educar a los
niños y enseñarles buenas midot. Nuestros Sabios, nos enseñan que el
cuerpo del hombre está compuesto de 248 partes, mientras el cuerpo de la
mujer posee 252 partes8. Los órganos adicionales en el cuerpo de la mujer
son los órganos de la reproducción. Es interesante observar que la suma de
248 y 252 es 500, exactamente el valor numérico de las letras de las palabras
“Perú urvú: fructifíquense y multiplíquense”9
1. Shemot 1:16; véase Torá Temimá.
2. Rashí, Shemot 1:17.
3. Shemot 1:19, véase Ibn Ezra allí.
4. Sotá 12a.
5. Véase Rashí, Shemot 38:8.
6. Véase Rashí y Rambán, Bereshit 9:7.
7. Véase Bereshit Rabá 9:7: “Pues sin el instinto del mal, la persona no
construiría una casa, no contraería matrimonio, no tendría hijos ni
comerciaría”.
8. Bejorot 45a.
9. M. Glazerson, Revelations about Marriage, p. 94 (Raz Ot Institute,
Jerusalem).
Rab Baruj Finkelstein & Mijal Finkelstein
Tzeniut – nuestra forma de vida
Extraido del libro Mi Estilo
La señora Rubin salió de compras con su hija, Jani. "Es muy lindo," le dijo mientras Jani posaba
delante del espejo. "El color te sienta bien y esa ropa tiene un aspecto sobriamente elegante
y recatado."
"Ayer a la noche disfruté mucho el Bar Mitzvá de Moshe Green," le comentó el Sr Stein a su
esposa. "Fue un acontecimiento majestuoso, pero recatado."
A todas las niñas de la clase les gusta Shevie, ya que es estudiosa, tiene talento, un buen corazón
y recato.
¿Es sorprendente encontrar que las ropas, una fiesta, y la gente puedan ser todas consideradas
recatadas?
. Cuando la Señora Rubin estaba galanteando el aspecto de su hija, ella podría haber dicho:
"...tiene un aspecto sobriamente elegante y está de acuerdo con la Halajá."
. El Señor Stein podía haber dicho: "...fue un acontecimiento majestuoso, pero sin embargo no fue
derrochador."
. Podemos describir a Shevie como una niña que no se da muchos aires.
Sin embargo, más bien se usa la palabra recatada una y otra vez. La palabra hebrea para expresar
recato es tzeniut. Tzeniut viene de la raiz: tzena, que significa oculto. Cuando algo está oculto, nos
exige que miremos más profundamente. Tzeniut es una forma de vida que nos ayuda a mirar más
profundamente adentro de nosotros mismos, de otros, y del mundo que nos rodea.
. Cuando la Señora Rubin dijo: "...la ropa tiene un aspecto recatado" ella quiso decir que cuando la
gente la mirara a Jani luciendo esa ropa, se darían cuenta de que su ropa no hace que se confunda
quien es ella interiormente.
. Cuando el Sr Stein hizo un comentario acerca del Bar Mitzvá de los Green, quiso decir que la
excelencia del acontecimiento no surgió de los arreglos finos de las mesas sino que él disfrutó la
alegría y la satisfacción real de la simjá.
. Una de las cosas que hace que Shevie sea simpática y agradable, es que sus buenas cualidades
surgen desde adentro.
Podemos ver que el tzeniut es mucho más que cubrirte las rodillas y los codos. Son varias cosas
que son parte de una forma de vida que nos permite concentrarnos en lo que es verdadero. Esta
es la forma de vida correcta. Es la forma Judía. Tanto para hombres, mujeres, niños y niñas.
* * * * *
El profeta dice: "¿Qué es lo que Hashem te exige, sólo que hagas justicia, que ames la bondad y el
favor, y que camines recatadamente con tu D´s?" (Mijá 6:8). Con estas palabras, Mijá está
resumiendo la forma en que el pueblo Judío debería vivir su vida. No está mencionando
el tzeniut simplemente como una de las 613 mitzvot, sino como una guía para nuestra forma de
vida.
Ruth, la tártara abuela de David haMelej (el Rey David), aprendió la forma de
vida tzanua (recatada) de su suegra, Naomi. Ruth fue sincera. "Iré contigo dondequiera que
vayas," le dijo a Naomi. "Quiero vivir del mismo modo en que tú vives."
"¿Tú sabes lo que eso significa? Le preguntó Naomí a la princesa anterior de Moav. "Nuestra forma
de vida es tan diferente."
Naomi le explicó a Ruth varias de las halajot de la vida Judía. Mientras le describía el estilo de vida
de una niña Judía, ella dijo: "No es la manera de las niñas Judías asistir a teatros y circos no -
Judíos" (Ruth Rabá 2:22). En vez de sólo enseñarle a ella que nosotros no debemos ir a ese tipo de
lugares de entretenimiento, Naomi le estaba explicando a Ruth que esa clase de actividades no
son nuestra forma de vida. Ser Judío no significa solamente hacer lo que nos ordenan y no hacer lo
que está prohibido; significa vivir la forma de vida Judía. Como Ruth, necesitamos aprender y
recordar que eltzeniut no es simplemente usar lo que es correcto. Es nuestra forma de vida.
Naomi le dijo a Ruth que el modo de vida Judío es diferente. Algunas personas sienten que ser
diferente puede ser desafiador. ¿Tú qué piensas? ¿Cómo podemos hacer frente a ese desafío?
"Yo confieso, debe haber sido un espectáculo interesante," relató Mimi. "Nosotras estábamos allá
en el Parque de diversiones Hershy, un grupo de consejeras, vestidas adecuadamente,
encargándonos de más de cien excursionistas vestidas con remeras musculosas, para quienes este
campamento de verano era su única exposición al Idishkeit (Judaísmo).
"Después de pasear a caballo un par de horas, todos los grupos se encontraron y empezamos a
guiar a las excursionistas para que se lavaran las manos para almorzar. Mientras yo estaba
esperando con mi grupo cerca de las fuentes, una mujer se acercó a mí.
" ´Tú sabes,´ me dijo, ´yo realmente respeto a tu pueblo. Ustedes consagran su forma de vida y
siguen sus reglas estrictamente sin considerar lo que otra gente piensa. Es sólo una vergüenza que
a los más pequeños les resulte tan difícil ser diferente y que no quieran cuidar sus tradiciones.´
"Yo no sabía bien cómo interpretar sus afirmaciones. ¿Debía yo explicarle que la mayoría de ´los
pequeños´ a los que ella se refería eran niños que nunca se habían expuesto
al Idishkeit verdadero?
"La mujer debió haber notado mi mirada perpleja, ya que rápidamente continuó con sus elogios.
" ´No importa los pequeños,´ dijo con entusiasmo. ´Ustedes las niñas indudablemente tienen mi
voto. Es decir, debe ser tan difícil no abandonar sus costumbres Amish en el siglo veintiuno en
América. Que D´s las bendiga a ustedes las adolescentes.´
"Yo casi estallé de risa. ¡Amish! Entonces eso es lo que ella pensó que éramos nosotras. ¿Qué le
habrá dado esa idea a ella? Luego comencé a darme cuenta. Todas nosotras, aunque no
intencionalmente, estábamos vestidas con polleras negras largas, nuestras remeras de
campamento tenían mangas largas con un pequeño logotipo en la espalda que no se notaba
fácilmente y nuestro cabello estaba atado hacia atrás elegantemente.
"Ocultando una risa, respondí, ´Usted tiene razón con respecto a lo que dijo. Nosotros nos
dedicamos, nos consagramos, y seguimos nuestras costumbres con firmeza, no siempre es fácil, y
seguramente D´s nos bendice por esto. Pero nosotras no somos Amish. Somos Judías, y
pertenecemos a un pueblo que ha vivido este estilo desde la creación hasta el siglo veintiuno y
continuará haciéndolo.
"La mujer arrugó su frente, y me miró nuevamente desde la cabeza hasta los pies. Ella estaba
desconcertada. ´¿Judías?´ preguntó sorprendida. Estuvo en silencio un momento como si estuviera
reflexionando acerca de su respuesta. Luego dijo casi murmurando, ´Yo también soy Judía. Mis
padres vinieron a los Estados Unidos desde Europa después de la guerra, pero murieron
inmediatamente después de que yo nací. Me enviaron a un orfanato donde unas personas Amish,
piadosas y protectoras, me cuidaron. Nunca me encontré con ninguna persona verdaderamente
Judía...´ Luego la mujer comenzó a llorar.
"Yo sabía que esto no era una coincidencia. Haber sido confundida con los Amish por esta solitaria
mujer Judía ya no era gracioso. Era una señal clara de arriba que yo tenía una responsabilidad de
ayudarla a ella a conectarse nuevamente con sus raíces Judías. Apunté su nombre y su dirección y
así comenzó, con las palabras de la mujer: ´un maravilloso viaje de regreso a casa.´
"Y yo pienso que todo fue debido a nuestro tzeniut..."
* * * *
La idea de que nuestra ropa juega un papel importante en la forma de vidatzanua se remonta a las
épocas más tempranas. Aún los antiguos Egipcios conocían esto. La esposa de Potifar estaba
constantemente pensando formas de llamar la atención de Iosef haTzadik. Ella entendía que
tendría más éxito en atraer su atención si el se vistiera en forma diferente. La Torá nos cuenta: "y
ella lo atrapó a través de su ropa" (Bereshit 39:12).
La esposa de Potifar proyectó, "Tengo que resolver cómo hacer para que él se cambie su ropa. El
se viste como un Hebreo piadoso. Mientras que él continúe vistiéndose así, jamás me prestará
atención a mí. Una vez que yo logre que se vista como un Egipcio, será más probable que me
responda" (Zohar, Perashat Vaieshev 238).
La forma de vestirse de Iosef también lo protegía de otro modo. Iosef sabía el poder de la ropa,
especialmente para una persona en una posición de poder. Después de todo, cuando él llegó a ser
soberano, se entremezcló con todos los oficiales superiores, ¡y además con el mismo Parhó!
Vestirse como un Egipcio ciertamente hubiera hecho su vida más fácil. Pero él se mantuvo firme.
Se imaginó la imagen de su padre en su mente y se preguntó a sí mismo: ¿Podría yo presentarme
delante de mi padre vestido como un Egipcio? ¡Jamás!
Más tarde, cuando los Judíos fueron esclavizados, Parhó decretó que las niñas Judías fueran
educadas con la cultura Egipcia. Aún sin su decreto, esto podría haber sucedido fácilmente. ¡El
pueblo Judío estuvo viviendo al lado de los Egipcios durante cerca de doscientos años! Sin
embargo, las mujeres y las niñas Judías guardaron su distancia.
¿Cómo pudieron lograr esto? Nuestros Sabios dicen: "Ellas no cambiaron su forma de vestir"
(Bamidbar Rabá 13:17)
Malka Touger
La Mujer Judia Religiosa y la Maternidad
Extraido de Esperando Milagros. Edit. Bnei Sholem
EN EL TRANSCURSO DE LA PREPARACIÓN de este libro me he encontrado con que hay importantes
diferencias en la experiencia de la gravidez de las mujeres religiosas y la de otras mujeres
occidentales. Esto es resultado del impacto de la ley y la fe judaicas en casi todo aspecto de
nuestra experiencia de la maternidad, infundiendo al embarazo y el parto de una significación
personal, social y espiritual formidable.
El pueblo judío es maravillosamente diverso y las mujeres judías religiosas se presentan en
muchos envoltorios, pero los siguientes son cuatro aspectos de la experiencia de la gravidez que
fueron comunes a todas las integrantes del reducido grupo de madres que aparecen en este libro:
I. LA CONCEPCIÓN SE RELACIONA CON LA RENUNCIA AL CONTROL, NO LA PLANIFICACIÓN
La diferencia más dramática se relaciona con el hecho de que una vasta mayoría de mujeres
religiosas no planifican sus embarazos artificialmente. En el puñado de casos en que las mujeres sí
emplearon el control de la natalidad al comienzo del matrimonio o después de tener algunos hijos,
aquello fue considerado una anomalía de la norma de la vida conyugal. Shira, quien se casó a los
veintitrés años, es un caso típico en su renuencia a planificar su primer embarazo:
Teníamos planeado esperar para tener hijos hasta que mi marido y yo termináramos los estudios y
pudiéramos mantenernos económicamente… [pero] también sentía como que mi marido y yo
estábamos preparados para volvernos una familia, que aquello nos haría completos, y sentía como
que los tiempos de esta decisión no era algo que quería que estuviera en nuestras manos. Aquello
pudiera sonar extraño, pero sentía como que era una decisión demasiado grande como para
poner nuestras manos encima
Bina, una mujer de cuarenta y cinco años y madre de catorce hijos, describió de un modo
semejante su renuencia a emplear el control de la natalidad:
Le dije [a mi amiga] que ahora lo único que quería era disfrutar de mis nietos y no quedar
embarazada, y me dijo que tenía que emplear el control de la natalidad de manera definitiva, pero
yo pensaba: “Después de veinticinco años de mi vida de dejarlo todo en manos de Di-s … ¿ahora,
al final, Él no debería estar a cargo de todo?”
Como resultado de esta actitud, a lo largo del libro las mujeres se las arreglan y hasta se regocijan
con lo que se percibe generalmente como embarazos "inoportunos". Por ejemplo, Ester, quien dio
a luz mellizos a menos de un mes del primer cumpleaños de su hijo mayor, o Rivka, que habla de
sus sentimientos con respecto al hecho de quedar encinta en su noche de bodas, tan sólo seis
meses después de haber conocido a su marido.
Este concepto se vincula también con la negatividad o ambivalencia que sienten muchas mujeres
religiosas con respecto a ciertos estudios prenatales como la amniocentesis, puesto que hay muy
pocas situaciones que justificarían una autorización rabínica para poner fin a una gravidez.
La Sra. Moskovitz, una mujer de cincuenta y ocho años y madre de quince hijos, recordó una
acalorada discusión que tuvo con una obstetra durante su embarazo número catorce, a los
cuarenta y tres años de edad. La médica trataba de convencerla de que se hiciera una
amniocentesis y que se sometiera a un aborto si el feto tenía síndrome de Down. Ella recuerda:
Tuve discusiones muy fuertes con ella y le dije que aun si yo estuviera segura de que tendría un
hijo con síndrome de Down o cualquier clase de problema, Hashem ishmor (Di-s nos proteja), era
aun así un néfesh (ser vivo), y le dije: “Si estoy caminando por la calle y veo a una persona que está
loca, ¿acaso tengo permitido asesinarla?”
II. ACTITUD POSITIVA CON RESPECTO A LAS FAMILIAS NUMEROSAS
Otra diferencia fundamental entre las mujeres religiosas es su actitud positiva con respecto a la
formación de familias numerosas. Esto se basa en el mandamiento bíblico de “ser fructíferos y
multiplicarse”, lo cual se interpreta en la Mishná como tener un mínimo de un hijo de cada
género.
En la práctica, no obstante, por lo general las autoridades en Ley Judía alientan a las parejas a
tener tantos hijos como sea posible. El mandamiento de la procreación asume un sentido de
urgencia especial en vista de la declaración del Talmud de que “el Mashíaj no vendrá sino hasta
que hayan nacido las personas suficientes como para permitir que todas las almas que estén
esperando para venir a este mundo sean ubicadas en cuerpos”.
Además de este razonamiento místico para tener familias numerosas, la motivación de las mujeres
religiosas de tener muchos hijos se ha hecho aun mayor desde la destrucción de la comunidad
judía europea durante la Shoá (lit. “destrucción completa”/ el Holocausto).
Una muy conocida rabanit que aparece de manera anónima en el libro mencionó la Shoá como el
principal factor de motivación en su decisión de tener muchos hijos: “Pasamos el minián (quórum
para rezar de diez personas)” era todo lo que decir en lo concerniente al número de hijos que ha
tenido. La siguiente cita guarda relación con un viaje que hizo a Iad Vashem (el Museo del
Holocausto de Israel) cuando se casó, a los dieciocho años de edad, hace más de treinta años:
De manera que fui a Iad Vashem y salí con la sensación de hacer descender tantas almas como me
fuera posible, que aquella era la única respuesta que había … Fue así como salí y fue así como
continué durante treinta años … [y] siempre tuve la sensación de que los muertos estaban
concediendo la vida (hametim natnú et hajaím). En otras palabras, me veía como
una shelijá(agente) con la misión de traer vida … Fue de esa experiencia que obtuve las fuerzas
para dar la respuesta: empezar a tener hijos.
La rebetzn Tzipora Heller es una popular docente del Seminario para MujeresNevé Ierushalaim, así
como madre de muchos hijos. Habló de la conexión entre tener una familia numerosa y el énfasis
del judaísmo en la importancia de dar a otros antes que recibir:
Vivimos en una sociedad antiinfantil (la sociedad occidental). Los hijos son una bendición y
convierten a los padres en algo mayor de lo que eran en todo nivel, salvo el económico, y aun en
ese aspecto se dice que todo niño viene al mundo con su propiaparnasá (sustento económico).
Pero la sociedad que tenemos (la sociedad occidental) ve en todo respecto a los hijos que tenemos
como algo que dista de ser una bendición; se los ve como un agotamiento emocional, un
agotamiento físico, porque se nos enseña a ver el acto de dar como algo malo para ti y el acto de
tomar como bueno para tu persona.
Entre las madres, había una sensación común de que su misión principal en la vida era criar
muchos hijos como judíos religiosos. Esta es una suposición tan básica para las mujeres religiosas
que en la mayoría de los casos ni siquiera surgió como tema en las entrevistas. Cuando sí lo hacía,
era en casi todos los casos para hablar de una reacción negativa de un pariente o amiga, o para
expresar la creencia de que cuando la familia es más grande aquello es mejor para los hijos.
Tikva, una mujer de veintinueve años y madre de tres hijos menores de cuatro años, explicó que la
maternidad es un desafío, pero que al oír de algún nuevo embarazo siempre se siente feliz.
Explicó:
Hablé con alguien que se crió con trece hijos en su familia. Ella [me dijo]: "Ahora es un placer.
Tengo seis hermanas. Somos amigas. No pasa un día sin hablar con casi todas". Es una conexión
maravillosa. De modo que tenemos esperamos tener una familia numerosa.
Aunque las mujeres a quienes entrevisté abogaban todas por tener familias más numerosas que el
promedio, parecía haber dos actitudes imperantes con respecto al espaciamiento de los hijos, lo
cual se relacionaba principalmente con las actitudes respecto de la importancia de la lactancia
versus la importancia de tener tantos hijos como fuera posible. La mayor parte de las
entrevistadas creían que era importante hacer una pausa entre los embarazos a fin de permitir el
tiempo necesario para la lactancia, lo cual es coherente con el precepto de la Ley Judía que
desalienta, de ser posible, el destete de un niño menor de dos años.
Las mujeres perciben esta pausa como un momento para recobrar las fuerzas y centrarse en el
recién nacido. En ocasiones, cuando no se considera la pausa lo suficientemente prolongada,
entonces aquello pudiera producir en la madre sentimientos encontrados. Elisheva, una madre de
treinta y cinco años en espera de su tercer hijo, expresó sensaciones de arrepentimiento sobre el
hecho de destetar a su hijo cuando tenía menos de un año:
[David] tiene ahora casi tres años y es todavía muy sensible, y cuando llora puede oírlo todo el
vecindario … Cuando quedé embarazada de Aarón, dejé de darle de mamar a David, cuando tenía
menos de un año. Se enganchó con las mamaderas, que le destruyeron los dientes y no son
naturales. Cuando le daba de mamar, antes de quedar embarazada, aquello lo relajaba y
desarrolla la conexión entre el bebé y la madre. En otras palabras, yo no quería dejar de
amamantarlo … pero fui de un médico que me dijo que si estaba embarazada tenía que abandonar
la lactancia, a pesar de que conozco muchas mujeres que siguen haciéndolo … No es una ciencia …
pero tengo la sensación de que todas estas dificultades lo han afectado mucho.
Por otra parte, había una considerable minoría de mujeres que no valoraban la lactancia y no
tenían reparos en dar a luz con incluso un año de diferencia. La Sra. Moskovitz, por ejemplo, oraba
en todo parto para tener el mérito de volver a dar a luz al año siguiente. Iojéved, una madre de
cuarenta y dos años embarazada de su décimo hijo, me contó de los cambios de actitud con
respecto a la lactancia:
Mis primeros cuatro hijos nacieron con un año de diferencia; la lactancia no era buena, me dolía.
Después la lactancia mejoró y los bebés empezaron a nacer con dos o más años de diferencia.
Cuando empecé a dar de mamar era muy inglesa y me sentía como un animal, como una vaca, y
me parecía desagradable, repugnante y todo lo demás. Ahora me gusta, me pongo al bebé encima
y paso a hacer lo que yo desee. Es higiénico, conveniente y económico. ¿Veo que los más
pequeños, a quienes di de mamar durante más tiempo, terminen siendo más sanos? No,
definitivamente no. No puedo decir de ningún modo que me sienta más vinculada con los niños a
los que amamanté, en absoluto.
Jana Weisberg
Agua, Fuego y Pan
Extraido de Agua, fuego y pan. Los preceptos de la mujer
Buscar en Tora.org.ar
Agua, fuego y pan. Tres elementos básicos para la existencia humana.
Puesto que Dios quiso que Su bendición estuviera en estos elementos, Él nos
otorgó preceptos relacionadoscon cada uno de ellos: la inmersión en las
aguas de una mikvé, el encendido de las velas de Shabat y Yom Tov, y la
separación de la jalá al preparar el pan.
Cada judío debe observar estos tres preceptos, los cualestienen la propiedad
especial de crear una atmósfera especialen el hogar judío.
Sin embargo, el mérito de cumplir conellos recae principalmente sobre la
mujer, el ama de casa (véase Mishná Shabat 2:6).
Asimismo, vemos que nuestra matriarca Sará fue bendecida a través de
estos tres elementos: una nube estaba sobre su tienda constantemente
(señal de pureza), una vela ardía en su hogar desde la víspera del Shabat
hasta la víspera del Shabat siguiente, y había bendición en su masa (Gur Arié,
Jayé Sará 24:67).
Vemos también que el Talmud (Berajot 31b) dice que la profetisa Janá, al
rogarle a Dios que le concediera un hijo, hizo en su plegaria una mención
específica de estos tres preceptos, los cuales cuidaba meticulosamente.
Finalmente sus plegarias fueron respondidas, y ella dio a luz al profeta
Shemuel. En efecto, las iniciales de los nombres de estos tresmandamientos
forman la sigla del nombre de Janá:
Auriel Silbiger
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Sara - La Voz de una Lider
extraido de Cuidando el Jardin
En los tiempos modernos, nos esforzamos por resolver cuáles son las funciones respectivas del
hombre y la mujer.
La Torá no sólo nos ha provisto de un claro entendimiento de la singularidad de cada uno de
ellos, sino que ha también incluido ejemplos de la vida real de relaciones armoniosas entre
maridos y esposas. Aunque estas historias tuvieron lugar hace más de tres mil quinientos años,
cuando examinamos las vidas de los grandes padres de nuestra nación descubrimos eternas
perlas de sabiduría que pueden enriquecer cualquier matrimonio.