LaLeyenda
Sagasenecesitaelquintoelemento
Libro1
EILANAOSORIOPÁEZ
Títulooriginal:Sagasenecesitaelquintoelemento–LaLeyenda.Autor:EilanaOsorioPáez.eiopaez.wixsite.com/[email protected]
©2018PrimeraEdición–Todoslosderechosreservadosdelautor.PublicadoporEilanaOsorioPáezDistribuidoporAMAZON.COM
DedicadoaIndiscutiblementeaDiosquienmepermitiónacer,creceryvivirenelnúcleo
demi familia, queno es lamejordelmundo,peroha sido la escuelaperfectaparafortalecermicarácter.Graciaspapiporenseñarmequelavidanoescolorde rosa, que todomerece un sacrificio y la transparencia es la clave del éxitopersonal,Graciasmiviejo.Amimadreleagradezcotantoyatimiviejagraciasporloqueaprendíyporqueaúnsiguesenseñándome.Eseejemploderesistenciay confirmando que la vida es corta, en la cual debemos encontrar nuestropropósito y así triunfar. Gracias a ustedes dos por regalarme el ramillete dehermanos que tengo. Y sobre todo a ellos con los que he disfrutado mucho,compartido no solo enceres cotidianos sino sentimientosmás profundos comollantos,sonrisas,disgustos,enojos,frustraciones,miedos,tristezasytriunfosquenoshanenseñadoafortalecerloslazossagradosdelafamilia.Austedesporapoyarmeenestemundonuevoyporinsistirmeenmostrarmis
pensamientos al mundo. Ustedes que leían cada capítulo, que insistieron einsistieron.Esperarydescubrirloquenosdepararáelmundo.Graciasalhombrequese levantaadiarioami lado,quemehace reírhasta
queelestómagomeduela,quemehaceenojaryqueaúndespuésdetodosestosañosdematrimoniosigueremoviendolasmariposasenmiestómago,yquehaaguantado las largas horas de la noche con la luz encendida, mientras sacohistorias de mi cabeza. Gracias amor por sembrar en mí lo más valioso quetenemos y es la razón por la cual luchamos a diario, con el fin de lograr denuestrohijounhombredebien.Teamohijoyparatiesestahistoria.Nosabenloagradecidaqueestoyporapoyarmeacumplirmisueño,poreltiempoquelesquito para escribir y por todo lo que me aguantan. Gracias, Gracias ysimplementegracias.Amifamiliaquierodecirles…quelosamo.
Índice
CAPÍTULO1ELENCUENTROCAPÍTULO2EXTRAÑOSUEÑOCAPÍTULO3LAADVERTENCIACAPÍTULO4DESCONCIERTOCAPÍTULO5¿COMPROMETIDA?CAPÍTULO6FALSONOVIAZGOCAPÍTULO7ELCOMPROMISOCAPÍTULO8SULLEGADACAPÍTULO9ELATAQUECAPÍTULO10ELBAILECAPÍTULO11MICUMPLEAÑOSCAPÍTULO12ELNOVIAZGOCAPÍTULO13ANTESDELABODACAPÍTULO14LABODACAPÍTULO15DESUBICADACAPÍTULO16LOSDÍASPASARONCAPÍTULO17LAMISACAPÍTULO18UNREGRESOINESPERADOCAPÍTULO19ELATENTADODEANTONIOCAPÍTULO20ELCOMPROMISODEMIPRIMACAPÍTULO21LOSPREPARATIVOSYLABODACAPÍTULO22LALLEGADADEEDUARDOCAPÍTULO23LAGRANREVELACIÓNCAPÍTULO24ELRELATODEANTONIOCAPÍTULO25ELDESCUBRIMIENTOCAPÍTULO26CONFESIONESCAPÍTULO27ANTONIOCAPÍTULO28MIDESPERTARCAPÍTULO29ELRELATOCAPÍTULO30LALEYENDACAPÍTULO31SEISAÑOSDESPUÉSLACARTAEPILOGO
CAPÍTULO1
Elencuentro
Cabalgabaderegresodelaescuelaconmiprima.Huíamosdespavoridasconnuestro uniforme azul a cuadros, camisa blanca y ese horrible gorro que nostapaba el cabello. Donde se entere la hermana rectora de nuestra fuga seríacausaldeexpulsión—miprimadesdehacetresañosvivíaconnosotros,quedóhuérfana, mis tíos murieron en un repentino accidente en unos de susacostumbradosviajes—.Aunque,cadaaño,desdequecumpliólosnuevepasabalasnavidadesconnosotros.GraciasaDiosmiprimanolosacompañabaeneseviajeyagradezcoalcielopordejarlavivirconnosotros.Conellarealizabamistravesuras,aventurasylocuras,Manuelayyotenemoselmismotemperamentorebelde, libre y bromista, de cierta forma somos las niñas descarriadas denuestrasdistinguidasfamilias.Habíamos soltado los caballos del carruaje, como siempre al terminar las
clasesmipadrenosenviabaalcochero,peroelnuevoempleadonomeinspirabanadadeconfianza,tienealgoatemorizante.Sequedóesperandoaquesaliéramosdeclase,algoqueningunohabíahechohastaelmomento.Faltabalaúltimahoray en un descuido de la institutriz salimos del aula, desatamos los caballos ysalimos a galope. Nome dio ningún remordimiento dejar al nuevo empleadocomounbuenoparanada.Nosdetuvimosenelbosqueporquenopodíamosparardereírnos,sindarnos
cuentaquenoshabíamosretiradomuchodelcaminoqueconducealacasayalpercatarme me puse alerta. No es que crea lo que dicen de este lugar sobrefantasmasy leyendasdeanimalesextraños.Essoloquemeintimida,hacequemisnerviossealteren,letemodesdeniña.Megustalanaturalezaylosanimales,mesientoligadaaelladeunaformaqueaúnnohepodidodefinir.Peroloqueencierraalpueblohacequemedéescalofríos.—Creoqueyadejamosatráslaescuela—hablóManuela,teníalarespiración
agitadayesebrillodealegríaensusojos.—Nodebemosestaraquí—comentémientrasmipielseerizaba—.¡Corre!—
grité.Echamosacorrerdenuevoloscaballos,Manuelasiempreacataloqueledigo
cuandomis instintosmealertan.Nosébienquépasó,deunmomentoaotromiprimadesapareció,eraciertoqueibaadelantada,peroeraimposiblequesehubiese
esfumado,me tranquilicé,a lomejoryapudohaber retomadoelcamino.Eneseinstante,sentíquealguienrespirabaamisespaldasyeltemormeinvadió,sefuetrasformando en un miedo profundo, me imaginé un gran demonio tratando dealcanzarme,recéparaquemicaballolograrasacarmedelbosque.Miréporencimademihombro,queríaverquemeseguía.Porqueesseguro
quealgomepersigue.Solovielbosquetornarseoscuro,comosiunanubenegrasehubiese apoderadodeély a suvez sematerializabaenuna figurahumana,una risa surgió de alguna parte —“muy pronto”—susurró una voz macabra.Cuandomiréalfrente,antemíhabíauncarruajecondosgrandescaballos,unoblancoyotrogris.Vitrespersonasadentro,unadeellasalparecerelmásjovenobservabaendirecciónalbosque,micaballoibadesbocado,notuvetiempodetirardelariendayocasionéunchoqueconlosanimalesdetenidos.Alomejormiraban lo que también yo había visto. Salí volando por encima del carruaje,penséenelfuertegolpequemedaríaconlosárbolesquehabíaalotroladodelsendero, cerrémis ojos para recibir el impacto, que no llegó.Me sujetaron lamano,el jovenquemirabasaliódelcarruajeyalcanzóadetenermeenelaire,dejándomeenel suelo.Todo fue tan rápidoquemeprovocóun levemareoalsoltarme, no conté con equilibrio y me caí. De todos modos, gracias a esehombremehabíasalvado,delocontrariootroescenarioseriamisituación.Solotuveunlevemaltratoenlasmanosalponerlasenelsueloparaestabilizarmedelavueltaquehabíarealizado.Mequedévariossegundosrecuperandoelalientoylosnervios, respiréprofundoantesdeponermeenpie.Élesperabaantedemí,extendió su mano y con agrado le ofrecí la mía, era mi salvador. Al mirarloquedéembelesada,esejoventeníaelrostromáshermosoquenuncaanteshabíavisto,eramuyalto,decabellocastañoclaro,susojoseranverdeclaro,parecíaunángel.Memirócon tal ternura, esosojos eran losmásbellosque losmíoshabíanvistoensucortavida,sumiradameatrapó.—¿Se encuentra usted bien señorita? —su voz ocasionó un colapso
respiratorioenmipecho,poresodemoréunpocoalcontestar.—Esocreo—respondíbajandolamirada.¡Meavergoncé!—Muchasgracias,
señor.—Es una gran satisfacción constatar que se encuentra bien, señorita—dijo
conamabilidad,uniósuscejas,séloqueestápensando,noescorrectoqueunaseñoritaestesinchaperonaymenosmontandoacaballo.Lo miré de nuevo y noté que tenía un porte distinguido, “¿será otro
aristócrata?”, ojalá no lo sea. Me regaló una deslumbrante sonrisa, no pudeapartarlamiradadesuperfectorostro,susojoserancomoelverdedeunlago
puro, sus cejas pobladas, nariz perfecta, sus labios eran tan sensuales, mecautivaronymeperdíporunsegundoenunextrañodeseo.Sinlugaradudasélseparecíaaunángel.Escuchéelgalopedeotrocaballo,y trajoamimenteelrecuerdodemiprima,ellanoestabaconmigoyeltemorseapoderódemiotravez.¡Cómopudedejarlaenesebosque,sola!—¡Mariana!,¡Mariana!—estáalarmada.Salí corriendo mirando al bosque en varias direcciones con la ilusión de
encontrarla,mesorprendióverlavenirporelcamino,alvermesoltóunjadeodealegría.Sebajódelcaballoycorrióamiencuentro.—¡Qué sustome diste! ¿Dónde temetiste?, sabes que no puedo llegar a la
casasola,memataríandespuésdeloqueacabamosdehacer.—Fuistetúlaquemedejósola—lereproché.El joven llegó a nuestro lado, la cara demi prima se transformó, y puso la
expresiónmástontaalverlo,unaextrañapunzadasematerializóenmipecho.Eldistinguidocaballerotomólamanodemiprimaysepresentó.—AntonioD’Montecarlos—besósumano,unagrandecepciónseapoderóde
mí.Esunaristócrata,debeserengreídoyfrío.—Manuela Stroward —dijo realizando la inclinación correspondiente y
sonrojándose,¡quétontasevio!—¿Yustedes?—algocambióenél,sumiradasehabíatransformadoendos
témpanos de hielo.No tenía esa calidez de hace unosminutos, lamirada queahorameofrecíaeracalculadora,fríaypenetrante.—MarianaGranados—lesostuvelamirada,alcémicabeza,notengomotivo
paranohacerlo.Tampocoséelporquédemireacción,solosigomis instintos,meinclinéyleofrecímimanoparaseguirconelsaludopertinente.—Agradablesorpresa—dijo,sediolavueltadejándomeconlamanoestirada
ymiinclinaciónamedias.¡Nomeofreció sumano!Sedebe saludar segúnnuestras costumbres, se ve
muymalnosaludarcomolomandanlasnormasdeunabuenaeducación.¡Quémaleducado! ¿Cómo una persona cambia tan rápido de modales? Hace unsegundomeparecióunverdaderoángelyahoraesuninculto.Sentítantarabia,soloquenoselodemostré,saquévaloryunpocodealtivezdedondenosabíaquelateníaymehiceladigna.—Graciasdenuevoporsalvarme,señor.—Nofuenada—contestóporobligación.Teníaunairedeseñorquemeprodujodolordeestómago.Detestoalagente
quesecreenlosdueñosdelpisopordondecaminan,pasandoporencimadelos
menos favorecidos, le di la espalda y subí al caballo, causando asombro en elrostrodelosseñoresqueestabandentrodelcarruaje.—Noesdeseñoritasmontarigualaloshombres—comentóeljoven.Lomiréfuribunda.Manuelatambiénsehabíamontadodelamismamanera,
pudopercibirlaantipatíadeesehombreymesecundó.—No me interesa causar buena impresión —le dije, miré a la dama del
carruaje y le sonreí—.Debería intentarlo usted también, eso haría que ningúnhombreleganeenunacarreraagalope.Dicho eso, tiré de la rienda y espoleé el caballo este echó a correr. Debo
reconocer que ese maleducado era hábil, se apartó con sigilo para que no logolpeara.Lasangrehervíapormicuerpo,quetipotan…tan,¡tan,tan!Manuelanodijonada,memiradadevezencuandomientrascabalgamosacasa,sabíaquetenía mil preguntas. Al llegar, mi madre bordaba, su rostro se sorprendió alvernosllegarsinelcochero.Aldejarloscaballosenelestabloenmanosdeunlacayomiprimarompióelsilencio.—¿Quéfueloquepasó?—Enlarecámaratecuento,ahorasenosvienealgopeor—dijeentredientes
alverelrostrodemimadrealacercarsetransformadoenunaesferaroja,sealzóelvestidoparacorrerconmáscomodidad.Nosconocíamuybien,sabíaque,alpresentarnosdeestamanera,eraporquealgunatravesurahabíamosrealizado.—¿Dóndeestáelcarruaje?—preguntófuriosa.—Elmuyflojosequedódormido,nomeagradaesetipoynosotrastenemos
muchosdeberes.Debíamosregresartemprano.—¡Mariana!—gritóentredientes.—Esverdadtía.—¡Eresigualaella!,nosepuedeconfiarenningunadelasdos.Si tutío—
miró a mi prima—, y tu padre —me miró a mí—. Si se entera, no voy aintercederporustedes.—Aceptaré el castigo queme imponga.No te enojes, no nos pasó nada—
respondí.ToméaManuelaporlamangadeluniformeylallevéhastalacasa,vicomo
mimadrealzabasusmanosalcielosoltandounsuspiro.—¡Niñas!—nosgritódesdelapuertadelaentrada,nosotrasyaestábamosen
elprimerescalóndelasescaleras.—¿Señora?—respondimosalmismotiempo.—Enlanochetendremosunaimportantevisita,sonnuestrosnuevosvecinos.
Gentemuyimportanteeinfluyente—enfatizó—.ElSr.Marcosquierelamayor
colaboraciónyatenciónparaconellos.—Mamá,¿porquétantapleitesíaaunosdesconocidos?—hiceunamuecade
disgusto.—No sondesconocidos, tu padre ya los conocedesdehaceunos días de su
llegadadeInglaterra.Estáninspeccionandosuspropiedadesysolosequedaránunpardesemanas.Sinoencuentranalgodeinterés—nomeagradóeltonoqueutilizóparalaúltimafrasequepronunció.—¡Odio a los aristócratas mamá!—era cierto, tenía una mala actitud ante
todoslosquemirancomosielpisolesperteneciera.—Puesnodeberías,eresunadeellos,tienesmuchopasadoentusapellidos—
dijo.Lehiceunamuecadedesprecioantesucomentario,segúnlahistoria,nuestros
descendientes son ingleses. Desde muy niña mis padres se mudaron a tierrasfrancesas.Mipadrehabíarealizadovariosnegociosquelesalieronmuybienyeso incrementó la fortuna y el prestigio de nuestro apellido.No estamosmuyrelacionadosconnuestrosfamiliaresinglesesporpartematerna,yconlarelaciónpaternahayunmisterio total, nohayningúncontacto con la familia española.Porlotanto,laúnicafamiliaquemeinteresa,sereducealaspersonasquevivenconmigo.—Quieroqueesténpresentablesenlatarde,cenaremosconellos.—ComoustedordeneseñoradeGranados.—¡Mariana!EsmuyimportantequenodejesalseñorGranadosenridículo.—¡Madre! ¿Crees qué soy capaz de semejante acto?—escuché aManuela
sofocar lasganasdereírse.Nomecontestó,consoloversumiradapenetrantefuesuficiente.—Alassieteestaremoslistastía.Corrimosescaleraarribaparaentraranuestrahabitación.Dormíamosjuntas,
enparte,porqueManueladespuésdelamuertedemistíossufríapesadillasyenmicasoporqueconellamesentíaunpocomássegurayesasensacióndequevendríanpormí,disipabaunpoco.—Ahora si me vas contar todo, no entendí nada de lo que pasó con ese
hombreencantadorconelquehablabas—dijosuspirandoycayendoensucama.—¿Te pareció encantador?—hice un mal gesto mientras me sentaba en el
bordedelacama.—Bueno,estoydeacuerdoquefuemuydescortés,peronomenegarásquees
hermoso.—Loquetienedeatractivolotienedeorgulloso,engreídoydescortés—dije
contonoagrio,laverdadesqueaúnteníavergüenzaporsufaltadeeducaciónysufrialdadaldejarmeconlamanoextendida.Lerelatélosacontecimientosquesucedieronenelbosquey comoporpocopierdo lavidadeno serpor él.Meescuchóconsumaatención.—Elrestodelahistoriayalaconoces.—Noentiendo,fueamableyluegocambiótanrepentinamente,unverdadero
caballeronoactúacontalesmodales.—Nolosé—mequedépensando—.Talvez,alescucharnuestrosapellidosse
diocuentaquenosomos tan importantes,élparecede la realeza—extendímicuellolomásquepudeparatratardeimitarlo.—Estamosentrelasfamiliasmásrespetablesdelpueblo—comentómiprima.—Notenemostierrasenotrapartequenoseanenlaregión.Situaciónquemealegra,amolahacienda—micasaesunadelashaciendas
agrícolasmásprosperasdelaregión,notangrande,perosibiendistribuida.Esdedospisos,enlapartesuperiorquedanlashabitacionesyelcuartodecosturademimadre,enelprimeroquedabalagransala,elcomedordediezpuestos,eldespacho de papá, el living donde reciben a los invitados, la cocina y lashabitacionesdeÚrsulaminanaydoscolaboradoresmás.—¿Lograsteverloquetepersiguió?—Nomuybien,eracomounanubenegrayunarisatenebrosamedijoquese
acercabaeldía—hablécasienunsusurro,recordandoelsustoquehabíapasado.—Mariana…—miprima sepasóde camaymeabrazó con fuerza—.Hace
mesesnotepasabanadadeesaíndole.—Lo sé—alejé los temores demimente para no sugestionarmemás de la
cuenta—.Hagamos los deberes para poder disfrutar el fin de semana, ademásdebemos arreglarnos, tendremos un gran acontecimiento en la casa de losGranados—hice unamueca.Nos sentamos cadauna ennuestros escritorios ynos sumergimos a realizar los deberes escolares, que por fortuna no fueronmuchos, terminéantesqueManuela,ellacontinuabaconel trabajodehistoria,noquierohacerlasentirmal,poresodecidíseguirfingiendoquelashacía.Mientras tanto, tomémidiarioydecidíescribirel acontecimientodehoy.Al
abrirlo me di cuenta que desde el otoño pasado no me había sucedido nadasobrenatural,mirélafecha:Agostode1780Queridodiario.Miprima,elpadreytúsonlosúnicosquesabenloqueaveces
mepasa,estoysegura,algotenebrosoquiereapoderarsedemí.Nodemialma,pero si presientoque soy la clavedealgo ymi cuerpopronto seránecesitado,temoporello.Sigoasistiendoamisa,tratoenloposiblenofaltar,laspesadillasdisipanensutotalidadalcomulgar.Esperonovolveraverenmissueñosaeserostrofeoymalolientequeseabalanzaencimademí.Mayo1781Querido diario. Hoy experimenté el mayor susto en mi vida, jamás había
sentido tantomiedo.Galopaba en el bosque conmiprimaynos separamosonos separaron.Me quedé sola, al percatarme, algo me acechaba, lo que eralogróerizarmipielporcompletoysolopudeecharacorrerenelcaballo,temíaseralcanzada,ymásmiedosentíalescucharsurisaylastenebrosaspalabras,“prontollegaráeldía”.Luego.Pasélamásgrandevergüenzaquenadieantesmehabíahechosentir.
Conocíalhombremásbellodeestemundo,conlosojosmásbellos,sumiradaerapenetrante. bellos ymeperdíporun instantedentrode ellos.Pero loquetiene de lindo lo tiene de altanero, orgulloso, prepotente ymaleducado.Deboconfesarte,separeceaunángel.Loúnicoclaroesquesimelovuelvoatoparlodejaréenridículoparaestarempatados,pormásquemehayasalvadolavida.Metomódelbrazodeunaformaquejamáspenséqueunserhumanolograra
hacerlo.Esmuyágil,parece…meparecióunhombrefrívolo.Esunaristócratapresumido.Cerré mi diario, lo guardé en mi baúl privado. Seguía enojada, el solo
recuerdomesacódemiscabales.—¿Ya terminaste?—le pregunté a Manuela que jugaba con el lápiz en su
boca.—¿Cómohacesparahacerlaslaborestanrápido,ysertanindisciplinadaenla
escuela?—Porquesonfáciles,además,todolodigosegúnmipuntodevista,noelde
Aristóteles, Platón o Galileo. Fueron sabios, pero de ellos saco lo que creoimportanteyloresumo.—PoresoereseldolordecabezadelaSeñoritaBenedetti—soltólarisa.—Debemosarreglarnos,sioscurecenopodemosmaquillarnosyhacerlocon
velasnoeslomismo.Sinohasterminado,mañanateayudo.—¿Cómo se llamarán nuestros vecinos? —me encogí de hombros ante su
pregunta.Erauntemaquecarecíademiimportancia.—Ni me interesa saberlo —le respondí entrando al lavado, Úrsula había
preparado el baño, lo tomé primero, había llenado la tina, dejé a mi primaterminandosuleccióndehistoria.Queríaestarhermosaenlacenadehoy,unavez más seguí mis instintos y en esta ocasión me alertan de algo bueno,reacciono según lo que me advierten. Así pasó cuando supe que Manuelallegaríaalacasa,nosabíamosdelatrágicanoticia,mistíoshabíanmuerto,fuilaprimeraencontárseloamispadres.—Padre… Madre… tía Betty y tío Luciano murieron. Y Manuela vendrá
pronto,estoycontentaporella,¿ladejarándormirconmigo?—ellosnodijeronnada,sequedaronasombradosenelcomedor.Fuemimadrelaqueseacercóyme consoló por el mal sueño. No era desconocido, yo sufría de terriblespesadillas.AlosquincedíassepresentóelabogadodemistíosconManuela,élles contó a mis padres lo que había ocurrido. Fue una sorpresa para ellosconcedermeamíeldondepresagioscomolesdijonuestrosacerdote.Eldíaenque llegó mi prima, supe que sería bueno tenerla a mi lado, la mañana eraencantadora, las floresdel jardínsemostrabanmásvivasquenuncaymuchosanimales semeacercaronendiferentesmomentosde lamañanayasíha sido.Desdequeellallególaspesadillasdisminuyeronconsiderablemente.Algoibaapasarestanocheenmicasa,esperoseabuenoynocomolodeesta
mañana. Tal vez sea diferente, por eso debía arreglarme. Al salir del bañoManuela entró,me puse el vestido azul,me dejé el cabello suelto yme gustócomo contrastaba el color con el vestido, aún no sabemos de dónde viene elextrañocolordemicabello,nosesabesiesvioletadesvalidoorosaenvejecidoolosdosalmismotiempo.Eslisohastaloshombrosparaluegoondularsehastacaerenlargosgajos.—Hoy te ves hermosa, si te arreglaste así… debes de tener algún
presentimientoo¿conocerásatupríncipeazul?—noaprobéelcomentariodemiprima.—Noseastonta,sabesquenopiensoenesoymenosparacasarme,porahora
soymuy joven, vamos a cumplir dieciocho años.De hacerlo debe ser con unhombrediferente,uncaballeroaquiennoleimporteensuciarselasmanosparatrabajar si es necesario y no ordenar. Soy de las que piensa que nosotras lasmujeresestamosparaalgomásquecuidarniñosyatenderaunmarido.—Paramuchosya estamos solteronas, nuestrapresentación ante la sociedad
fuehacemuchotiempo—nosmiramosysoltamosunacarcajada,despuésdeesebaile, no quise asistir a ninguno y mi prima tomó la misma decisión, las
invitaciones llegabany pormás quemimadre insistía nomepresentaba a losbailes.Terminédearreglaramiprima.Sucabelloerarizadodecolorcastañoclaro,
se los acomodé a un lado, que dejaba ver el medio escote de sus hombros.Resaltandosucolordepiel.—Quedastepreciosayeshoradebajar,nuestrosinvitadosdehonorllegaron
hacemásdequinceminutos—hiceunamuecaymiprimasoltóunacarcajada—.Tevasacasarconunodeellosyestaráslocamenteenamoradadeél,yaloverás.—DejadedecirtonteríasManuela.NocreoqueDiosmetengaesedestino,sé
queélmeamamucho.Bajamos.Parecíaqueelsolnosehubieseocultado,lacasaestabailuminada
con velas por todas partes,me pareció fantástico.Me encantan las velas, creoqueguíanelcaminoespiritualdelossereshumanos.Talvezmecaiganbienlosvecinos,sideboinvitarlosmásseguidoacenarcontaldevermicasacomoloestáahora,loharíagustosa.Escuchamoslasvocesqueproveníandelliving,mipadreacostumbraarecibirahílasvisitasantesdellevarlosalcomedor.Manuelaentróprimero,yomeretraséunpoco,seguíaobservandolacasa.Mimadrepusogranesmeroenquelucieradeesamanera,¿cómolohabríalogrado?,lasvoceshabían cesado abruptamente cuando entré al living. Me di la vuelta paracomprobarconmispropiosojosloquehabíapasado,mequedéfría,estáticaaligualaunaesculturademármol.Manuelamemiróconcarade,¡noesposible!Yyo fijé lamirada en el jovenAntonioD’Montecarlos, quiénmemiraba conasombroo¿admiración?Surostroerade…¿Quépretendíaeldestino?,aél lebrillaron los ojos por un instante, como cometa en el firmamento. El jovensentado a su lado lo miró arrugando su frente, todos se levantaron pararecibirnos. Mis padres miraban de un lado al otro y por la expresión de susrostros, noté lo desconcertados quequedaron connuestras reacciones.Estabandos señores adultos que supuse eran los padres y al detallarlos bien son losmismosqueseencontrabanenelcarruajeestatarde.Ahorahabíaunnuevojoven,igualdeapuestoaldescortés,meparecióqueera
menor, nomucho, la diferencia debía de ser un par de años por lomenos. ElseñorGranados fuequien rompióelhieloynos sacódel estadoenelquenoshabía envuelto la incómoda situación. “Esto es inaudito” pensé para misadentros.—Hija,tepresentoalafamiliaD’Montecarlos.—Unplacer—meincliné,mordiéndomelalenguaparanosacaraesehombre
de la casa,Manuela hizo lomismo, y los invitados se presentaron conmuchaeducación.—Siéntense—dijomipadre.Tomamosnuestrosasientos.Miprimanodejabademirarme,susojoserandos
librosabiertosyestabanapuntodesalírseles,pormipartemesentíanerviosa,lasmanoscomenzaronasudarme.Antoniomeanalizaba,nopudecomprendersumirada,nadiemehabíamiradodeesamanera.Parecíandosmiradasalmismotiempo,comounaespadadedoblefilo.—Sr.Frederick,sigaustednarrandoelinconvenientedetuvieronenlatarde,
cuandoselepresentódelanadaesecaballo—mesonrojé,yosentíunapunzadaenmiestómago,eseinconvenientesindudaerayo.—Elcaballoeracabalgadoporunaimprudentejovenquecasisematadeno
ser porque yo la sujeté del brazo —comentó Antonio de manera desafiante,parecía disfrutar con ello. Sentí la sangre subirse ami rostro, “imprudente…”¿Estecaballeroquiénsecree?—Quéinsolencialadeestajuventud,hoyendíanorespetan—dijoelseñor
Granados.—La imprudente soy yo papá —le devolví la mirada de superioridad que
parecíaestarenojadoconmigoo¿sorprendido?,demostréquenomegustanloscuentosamediastintas, lascosasdebenserllamadasporsunombre.Élarrugósu frente, no pensó que yo reaccionara de esa forma. El rostro del señorGranadosestabarojoporlavergüenzaqueyoleocasionada,supropiahijaylamiradademimadremerecordóelcomentariodelatarde,debíadeciralgoparamidefensa—.AlparecerpadrehaypersonasquejuzgansinsaberlosmotivosydiscúlpemeseñoryseñoraD’Montecarlos—losmiré—.Micaballosedesbocópor algo que lo asustó en el bosque y se estrelló contra los suyos, no pudeagradecerlesenlatardeporlaformaenquesuhijosecomportó,ustedesmismolovieronfuebastantedescortés,medejóconlamanoestiradaalpresentarme—tuve la sensación que el hermano de Antonio, aunque, no recuerdo ahora sunombre,semordíaloslabios,¿seburlademí?—Esoescierto—comentóelseñorD’Montecarlosyvienlosojosdesuhijo
mayor la rabia,peroalmismo tiempoungrandesconcierto.Algoenmíno leterminabadegustar,deesoestoycompletamentesegura.—Me disculpo por tan mal proceder señorita, carezco de palabras por mi
conducta. Espero en un futuro quitar la mala imagen que tiene de mí—nosmiramoselunoalotro,nosdesafiábamossinlugaradudas,esextrañonuestrocomportamiento si apenas hace unas horas que nos conocemos. No hay nada
más que un reto para mí. Jamás me ha gustado perder, hasta el momento lasuertemehaacompañado.—Mariana…—lavozdemimadrehizoecoenmisoídos, lograndodesviar
miatenciónyconcentrarmeenella.—Nolehasagradecidoporhaberteofrecidosusdisculpas.—No tengo porque—volví amirarlo,me desconcertó su rostro. Él parecía
estarsofocandolasganasdereírse,¡peroquéinsolencia!,¿seburlaenmicara?Úrsula entró a informarnos que la mesa estaba lista. Apareció en el mejormomento.Fui laúltimaen salir, aunqueAntonio salió antesyunpardeveces segiró
para mirarme. “Se sigue burlando de mí”. Me dieron ganas de darle unabofetada, pero me contuve, soy una señorita bien educada. Los señoresD’Montecarlosparecíanserseñoresdulces,susojoseransinceros,elloseranlosqueseavergonzaronporelcomportamientodesuhijo.El segundo hijo, caminaba al lado demi prima, se cayeronmuybien, él es
diferenteasuhermano,porlomenosesmáseducado,unpocomásbajo,yaunasítambiénesalto.Alanalizarlasituaciónmedicuentadequeporazaresdelavidaestábamosemparejados—meparecióextraño—.Mispadres,suspadres,miprimay su hermano, todos salierondel brazode su educado anfitrión, pero elmaleducadoquemetocópordescarteypornohabernadamás,nosedioporenterado.Caminóprimero,dejándomeamídeúltima,medieronganasdehacerunapataleta,¿porquémeofuscatantoesedesconocido?La cena quedó exquisita. La señora Granados había sacado los mejores
cubiertosylavajillaimportadadeInglaterra.Recuerdoquesolounavezlohabíahecho y fue en uno demis cumpleaños; también sacó elmantel que le habíatraídosuesposodelaindiaensuúltimoviajeydelquesiempresereferíaantesusamigas.Yohabíaquedadofrenteaél.Esincreíblementehermoso,mispadressesentaronacadaextremo,losseñoresD’Montecarlosquedaronamiladoylaparejamásjoven,queparecióentendersealaperfecciónquedaronalladodelél.Nodejabademirarmecadavezque teníaocasión,me incomodó.Sicomíadeuna formamemirabadiferente, sihablabadealgoparecía reprocharmepor lodicho.Meestabacohibiendoyesomedesquiciaba.Yonopodíadejarme,saquéorgullo y también lo miré, pero eso fue motivo para malos entendidos entrenuestrospadresymientrasnostomábamosunacopadevino,mipadrerealizóelpeorcomentariodesuvida.—Hacen linda pareja—botamos el vino sin ponernos de acuerdo, casi me
ahogoyélmirócondesaprobaciónasuspadres,mepercatédeellomientrasme
limpiabalaboca.—Discúlpenme —dije apenada, ¿cómo se les ocurre decir semejante
disparate?Manuelamemirabacon insistencia,nosentendemosmuybien, ellaparecía escuchar lo que yo quería decirle. “Sácale lamayor información a suhermano y así poder saber a qué atenerme con semejante personaje”. Nosreunimos por unos minutos en el living antes de su partida, mientras sedespedíannuestrospadres.—Hasidounacenaencantadora—ledijolaSra.Antonietaamimadre.—Mealegraquelehayagustado,esperovolverlaaver—sedieronunparde
besosencadamejillaantesdesalir.Losseñoresseestrecharonlasmanos.Manuelaseguíadelbrazodelhermano
de Antonio quien parecía disfrutar encantado de su compañía, se despedíanoficialmente.—Fue un placer conocerlo un pocomás y créame, nome decepcionó—lo
miré—. Es usted tal cual como me lo imaginé —comenté con sarcasmo aAntonioantesquesefuera,élsonrióunpoco.—Créame, esmutuoel sentimiento—dichoestomeextendió sumanopara
despedirse,yyosoloesperabaesemomento,todosnosmiraban.Meinclinéantesu hermano que, esperada a su lado, lo miré a él, continuaba con la manoextendida,medimediavueltaysalídirectoalasescaleras.—¡Mariana! —esa voz ya la conocía, este fin de semana me quedaré
encerrada.Nomiréamisespaldas,toméunodeloscandelabrosdelpasilloymedirigí ami recámara. A los pocosminutos entrabaManuela, con una cara deamoraprimeravista.
CAPÍTULO2
Extrañosueño
Esanochenopudedormir,estuvedesvelada,teníaunaagradablesensaciónyalmismotiempoungrandesasosiego.Manueladormíaprofundamente.Sonreíalrecordar sumanera de ingresar a nuestra habitación después de que se fue ladistinguidafamiliaD’Montecarlos,parecíaflotarenelaire.—¡Estoyenamorada!—exclamódejándosecaerensucama,selelevantósu
vestido.—Noloconocesaún,nopuedesdecireso—refuté.—Nosoytanexigentecomotú,ademásconmigofueencantador.—En eso te doy la razón, su hermano es un burdo que no debería llamarse
caballero —me quejé—. Es el hombre más descortés, maleducado,inescrupuloso y petulante que he conocido en mi vida, puede que sea uncaballero,queestérelacionadoconlarealezaingresa,queseaunLorddealgúnlado y eso no le quita lo, lo, ¡lo mala persona! —mi prima me miradadetalladamente.—AEduardo—alcéunacejaalescucharlallamarlodeesamaneratanintima,
ellalonotóyseruborizó—.ÉlmepidióquesiemprelollamaraporsunombredepilayquenuncaledijeraLord.Ynotesalgasdeltema.Comotedecía,aéllecausó mucho asombro ver a su hermano enfrentarse con una dama de esamanera.Antetodo,soncaballerosmuyimportantesenlasociedaddeInglaterra,medijoquenuncalohabíavistoasítan…—¿Altanero?—terminé la frase—. El Lord también es muy atractivo, ¿se
llamaEduardo?—Eshermoso,másqueAntonioynoledigasLord—arruguémifrente,nome
caebienelmayordelosD’Montecarlos,peroesmuchomásatractivo,aunqueesonolequitelodescortés,sonreí.Miprimaquedoenamorada.—Siesaestuapreciación,nosoynadieparacontradecirteprima—lelancéla
almohadaenlacaradeensoñaciónquetenía.—MistíosestánfuriososcontigoMariana—sepusoseriaysuspirósentándose
enelbordedelacama,quedófrenteamí.—Manuela…¿Quécarapusocuándoledilaespalda?—Bueno,fuemuyextraño.Eduardolomiróyseburló,dijoalgoasícomoque
“ya era hora”. ¿A qué se refirió?—se encogió de hombros—.No sé, pero la
situaciónlodejódesconcertado,conunamezcladerabia,irayalmismotiempofascinación.TeaseguroquelasituaciónqueexperimentóLordAntoniofuetal,queporunsegundopenséquesaldríacorriendodelacasa.Supocontrolarseysedespidióconamabilidaddenosotros,tepasasteprima.—Ahorayaestamosamanoyaélsiledices¿lord?—alcéunademiscejasy
pormásquetratécontenermefueimposible,soltéunacarcajada.—LordAntonioD`Montecarlosnomehadadolaconfianzaparallamarlode
otra manera y toma mi consejo —me mira—. No debes igualarte con uncaballero. Eso no es lo correcto, ¿dónde quedaron los años de educación quehemostenidoconlainstitutrizyahoraenlaescuela?—Manuelaseparecemásaladoctrinaquemimadrenoshainculcado,debosersinceraconmigomisma,yonomeveoenelpapeldemujerabnegada,yoquierodisfrutarlavida,conoceroestar destinada para algo más importante que atender a un hombre y muchomenosaaceptarcomocorderoobedientea loqueéldecidahacerconmigo,noquieroeso.Veocomomuchasdemisconocidassoncasadassinamor,yensusojos noto la vida tan triste que llevan al lado del hombre que sus padresaceptaron.—¡Qué!, ¿te enamoras a primera vista y ya cambias de pensamiento? Eres
más dócil que yo, y te recuerdo que juramos no someternos al yugo de unhombre.Sabesqueparamíelhombreylamujerdebenestarporigual,tenemosdiferentesrolesenlavida,perosoydelacreenciadeseriguales.—Naciste en el tiempo equivocado prima, debiste haber nacido el próximo
siglo.Noledijemásnada.Noscambiamosderopaynosacostamos,ellasequedó
dormidasuspirandoporsuamor.MientrasqueamímedabadolordeestómagopensarenelnombredeAntonio,esperonoverlodenuevo.Tratédeconciliarelsueñoyalratomequedéprofunda.Medespertóelcantardelgallo,yaeranlascuatrodelamañana,tomélavelay
entréalbaño,debemosasistiramisa.Toméelchalédelmismocolordelvestidoverdeaceituna.—Manuela.Despiértate ya deberías estar lista para ir amisa—le dije ami
prima.—Yabajo—mecontestóconlosojoscerrado.La dejé sentada en la cama, bajé a tomar el desayuno. De lunes a viernes
asistíaalamisaquedanenlaescuelaantesdetomarlasclases,elfindesemanala escuchaba junto con el pueblo, la eucaristía, la celebraba el padreGumersindo. Al entrar a la cocina la señora de Granados se encontraba
preparandoeldesayuno,meofrecíaayudarla.Lacocinasiempremehagustado,preparocualquiervariedaddealimentosyalparecer lesgusta loquehago,mimamáaceptó,notéqueseguíamolestaconmigo.—¿Quévamoshacer contigoMariana?—el tono con el quemehablóno lo
habíautilizadoensusacostumbradosregaños.—Querermeseñorabonita—lecontestémientrastomabaelpanyloponíaen
lascestasparallevarloalamesa.—Creo que por quererte tanto, es que te comportas como una niña
maleducada, dejándonos tan avergonzados —me dolió el comentario. Estabadecepcionadapormiproceder.—Madre...—comenzó a llorar, esome partió el alma. Adoro amis padres
como a nada en elmundo, soy su única hija y parezcomás bien su nieta,meconcibierondespuésdequinceañosdecasados.Esohizoquememalcriaranunpoco,soylaluzdesusojos.Ellossabenquesoydecorazónlibre,comprendíqueleshabíadolidomuchomicomportamiento irrespetuosoomásbienaquien lehabíafaltado.—Prométeme…—dijoentredientes, luegosedetuvo—.Novienealcaso, te
conozcoyséqueesejovennotecayóbien.—No es eso mamá, lo que pasa es que no fue un caballero cuando nos
conocimos,esunaltanero,arrogante,maleducadoquesecreequeporserunlorddebemostratarlocomosifueraunpríncipedeInglaterra.Peroensusojossevequeesuncaballeroymedamuchaconfianza.—¿Yentonces?—notéelcambioensuvoz,seesperanzabaporalgo.—Secreesuperioryhastaahoraconmigonohatenidonilamásmínimagota
deamabilidad.Notengoporquéportarmebienconél,siélcambiadeactitud.Yo…—¿Túqué?—Yotratarédesermásamable—suavicéunpocolasituación.—Todo es un simple orgullo, te recuerdo que él es una persona muy
importante, su apellido tienemucha historia y títulos. ¿Qué hacemos contigo?Talvezseaelindicado…—¿Aqué terefieresconel indicado?,además, los títulossolohacenque las
personasseanfrías.—Nada,soloqueati tambiéntefaltaunpocomásdenobleza.Presumesde
ellaynomirastuserrores.Intenté hablar, pero preferí callarme. La había hacho llorar y eso me hizo
sentirmal.Terminédeayudarlaynossentamosenlamesa,elseñorGranadosse
encontrabamuy serio.Nome regaló esabella sonrisanimedirigió lapalabrapor un buen rato. Úrsula retiró los platos de la mesa y decidí ser yo la querompieraelsilencio,eralacausantedeello.—Muybien—dijeenvozalta—.Disculpenmicomportamientoenlanoche
de ayer —suspiré—. Les prometo que si vuelvo a ver a Lord AntonioD’Montecarlosmedisculparé.—¡Esaesunadelascondicionesquetienes,ynosoloconél tedisculparas,
sinocontodasufamilia!—hablómipadreentonoalto,noerasucostumbre—.¡Estáscastigada!,laotracondición,esquenosaldrásdelacasaeneldíadehoynilasemanaentrante,asistirásalaescuelayregresarásconelcochero.—¡Papá tengo misa! —jamás me la habían quitado y he realizado peores
travesuras.—HablaréconelpadreGumersindoeldíadehoy,yquevengaalacasaaque
tomes la santa comunión. Solo asistirás a la demañana domingo y la semanaentrantelastomarásenlaescuela.—Pero…—¡Pero nada señorita! —gritó—. ¡Pero nada! —me sobresaltó su
comportamiento.Mequedécallada,mispadres jamásmehabíanhabladodelaforma,mimadre siempreme regañabayenestaocasiónhablóconmigo,papánuncamehabíaalzadolavozparareferirseaunllamadodeatenciónymíralo.Semeformóunnudoenlagarganta—.Tehepasadomuchas,soloque—lovitandecepcionado—.Tuactuaranoche fueelpeor.¿Creesquépuedes irpor lavida haciendo lo que se te antoje? Fue decepcionante tu comportamientoseñorita. No sabes la tristeza que me ha causado Mariana Granados, erancaballeros ingleses, con una reputación intachable, con los que pensaba hacergrandesnegociacionesymipropiahijamedejaenridículo,primerocomounasalvajealestarenelbosquesincompañíay luegoprotagonizandoelactomásdescortésqueunaseñoritadebuenafamiliapodríahacer—notuvecorazónpararefutarle a mi padre, los ojos se me llenaron de lágrimas, escuchando micomportamiento resumido en las palabras demi padremehacían ver como lapeor de las mujeres. No dije nada, era mejor permanecer callada. Quedésorprendidaporlareaccióndeellos,laslágrimasnotardaronensalirdemanerasilenciosa. Era tan consentida ymimada que al alzarme la vozme entraba unsentimiento en el pecho. Vi dolor en ese par de ojos de mis progenitores,supongoquemerezcolareprimenda.—Yasabeselcastigoymañanaenlamisa,tedisculparáscontodalafamilia.Memordí la lengua, en resumen, era eso.Le he faltado el respeto a ese tal
caballeroyahoraporsuculpameregañabancomonuncaanteslohabíanhecho.Sentíunapresiónenmipecho,perologréhablar.—Sololespidoquepuedantraeralpadreparanotenerpesadillasenlanoche
—miréamiprima,parecíaestarigualdeasombrada,melevantéymedirigíalarecámara.Esperé a que salieran, observé el carruaje alejarse desde el balcón, nuestra
habitación queda en la parte superior de la entrada de la casa, podíamos verquienes llegaban y cuando se iban, es una alcoba amplia y lo que más megustabadeellaesquecontabaconlamejorvistadelahacienda.Loscamposdesembradossevislumbrabanenelcostadoderecho.Mepercatéquecontrataronaunnuevocochero,almenosmehizocasoydespidióalanterior,quealgomaloencerraba, era misterioso o más bien tenebroso. Me miraba de una formalujuriosa,me intimidaba. ¡Gracias aDios!, trabajó solo dos días.Manuelamedijo adiós con la mano y yo le correspondí el gesto. Me quedé en casa conÚrsulayelpersonalquecuidabalacasa,noquisebajar,meacosté,despuésdeunlargotiempolosparpadoscomenzaronapesarmeporladesveladadeanoche.Mequedédormida.Noestabaseguradeltiempoquehabíapasado,séquéera
unsueño.Meencontrabaenelbosquetenebrosocorriendodealgounavezmás.La oscuridad era abrumadora y una sombra negra se acercaba a mí, corríadesesperadamente,tropezabaconcadaraízdelosárbolesqueseatravesabaenelcamino,llorabaporalgo,teníamuchomiedo.Sabíaquéloquemeperseguíaseabalanzaríaencualquiermomentoyasí lohizo.Tratédequitármelocon todasmisfuerzas,eramuyfuerte.Logrésoltarmedelmonstruoyretomémihuidayvolví a sentirlo, riéndose a mi espalda, de repente una hermosa luz a ciertadistanciaseapareció.Queríallegaraella,habíaunapersona,deellasalíalaluz,nosemovía,unasgrandesalassalíandesuespalda.Erareconfortanteesaluz,nolopodíaverporelresplandor,lepedíayuda,peronosemovió,aunasí,corrícontodasmisfuerzas,estirabamismanosparaalcanzarloymefaltópocoparaentrarenesaluz,comprendíqueeraunángel,elmonstruoseinterpusoantesdellegara él.Vi el rostrohorrible demiperseguidor, conojos eran rojos, no supequehacernada,elmiedovolvió.¿Porquémiángelnointerfería?,lepedíayudaynosé si me miraba, su luz era cegadora, no lograba verle el rostro. Solo unosplateadoseinexpresivosojosqueluegosefuerontransformandoencolorverde,eranpenetrantes.—¡Aléjatedeella!—hablóelángel.El monstruo se río y se abalanzó sobre mí, yo no dejaba de ver al ángel,
comencéagritarytratardealejarlasmanosqueintentabanestrangularme,suslargos dedos huesudos se acercaban más y más, con lágrimas en mis ojosforcejeaba,sinquitarlavistadelseriluminado.Eneseinstantenuestrasmiradasseencontraron,elángelporfinsefijóenmí.¿Dóndehevistoesosojos?—¡Mariana!—gritómimadrezarandeándomecondesesperación.—¡Déjame!¡Ayúdame!—legritabaaldemonioyalángelalavez.—¡Hija! Por el amor de Dios reacciona —volví a la realidad, miré a mí
alrededoryestoyenmihabitación,mimadremesosteníaenlosbrazos,mientrasquepapáyelpadreGumersindomirabanlaescenadesdelaentrada,asustados.Manuelasesentóamilado,comencéallorarincontrolablemente,yamesentíaprotegida,peronoerasuficiente.—Vuelvendenuevo,otravezmepersiguen—logrébalbucear.—Ya pasó hija —me acariciaba el cabello—. Perdónanos, perdónanos por
dejartesola.—Mariana…—selequebrólavozamipadre—.Losientohija.—PadreGumersindo,porfavor,delelasantaeucaristía—intervinomiprima
—.Esciertoqueesoleayuda,hacemuchonolesucedíanesascrisis.—¡Porqué jamás ha faltado a sumisa de las seis!, solo yo sé sus temores,
conozco su tormento y con todo el respeto, ustedes no deben quitarle susanación.Puedencastigarlalasvecesquequiera,peronolequitenelderechoaestarconDios—losregañóelsacerdote.—Noeranuestraintención—lecontestóelseñorGranados.No dejaba de llorar y aferrarme a los brazos demimadre.Hacemucho no
teníapesadillas,olvidéporcompletolofeoqueeranesossueños.CuandoelcuramedioelcuerpodeCristopedíconelcorazón—mientrasorabaensilencio—.Quemeenviaraalángeldelaguarda,esesueñosignificabaalgo,nosabíaqué,pero me daba algo de tranquilidad, oré para qué el demonio no vuelva aaparecerse.Alterminar,lepedíalPadrequesequedaraparaconfesiónyaceptógustosamente.Nuestropárrocoeradeavanzadaedadconunalmadeángel,confiabaenél,
aunquelasmaestrasdicenquemeconsientemásdelonecesarioymeacolitadamuchastravesuras.Élsiempreseescudaendecir:—Sonsolobromas,perotieneel alma más pura que muchas de ustedes y yo sé lo que les digo. Conozcomuchosdesussecretosycréanme,lastravesurasdeMarianasonalegríasparaelcorazón.Nos dejaron solos. El sacerdote se sentó en la cama deManuela y yo me
arrodilléechándomelabendición.
—AveMaríapurísima.—Sinpecadoconcebido—mediolabendiciónunavezmás.—¿Quépecadoshascometido,hija?—Meculpoporhaberhecholloraralosseresquemásamoenelmundo,por
haberlecausadodisgustoamispadres.—¿Ya le pediste disculpas? —como siempre lo vi acariciar su crucifijo,
sentadoenlacama,siemprehaceeso.—Sí,estamañana.—¿Porquétecastigaron?—pormásqueéltrata,lecuestacontenersualegría
alverme,nolologra,hayalgoenmíquelohacemirarmeconadoración.—Porque fuigroseraconel caballeroque llegóalpueblo,yno soloconél,
también con toda la familia D`Montecarlos, en especial con Lord AntonioD’Montecarlos—hiceunamuecaalpronunciarsunombre,elPadreseasombrócuandolomencioné—.¿Ustedtambiénmevaaregañarporloquehice?—Hijaesqueéles…—sedetuvo—.Dejémosloasí,¿letienesmiedo?,¿temes
ovesalgomaloenél?—Apartedeloaristocrático,frío,descortésyprepotente,nada,sindudasesun
hombreenelquesepuedeconfiar,essoloquelecaigomalporalgunarazón,nocomprendosucomportamiento,memiraconrabia,comosilehubiesehechoalgo.Nomeestima,yyonotengoporquérendirlepleitesía.—Eresigualqueunanimalsalvajepequeña,indomable—mepusolamanoen
lacabeza—.¿Quierescontarmeelsueño?—Eraigualalosanteriores,soloqueenestaocasiónhabíaunahermosaluzy
nopude alcanzarla.Había un ángel dentro, era cegadora la luminosidad.Él lepidió al demonio queme dejara, fue reconfortante, almenos tengo una salidaparaesostenebrosossueños,lapróximavezdebocorrermásrápido—elpadreGumersindomemirósorprendido.—Avecestieneslacapacidadparapercibirsituaciones…—sedetuvoymiró
lejos, como si estuviera reviviendo mi sueño o quien sabe en qué estaríapensando.—¿Aquéserefiere?—Anadapequeña,soloqueyallególaluzaestastierras.—Siemprehahabidoluz,loúnicooscuroeselbosquequerodeaelpueblo.—Nosientes…quéprontoseacabaráeso.—No,estoyentredossentimientosquenologroidentificar.Leconfiesoque
temo.—Escoge el bueno —dicho esto me dijo mi penitencia y me regaló la
bendición.Mesentíamuchomejor, estarbienconDioshacíaque lograravenceramis
pesadillas.Esedía lopasé en la recámara lamayorparte sola.Mispadresmequitaronelcastigoylesdijequeno,melomerecíaporlodescortés.NoporlohechoalafamiliaD’Montecarlos,sino,porcómomecomportéconellosyporesa razón yo sola me autocastigaba. Reconocieron mi actitud y el castigo semantuvo,soloconlacondicióndequelamisanosemovíaniseprohibíajamásenlavida.Elrestodeldíapaséobsesionadaconelángeldelsueño,ysobretodoconla
miradaqueélmehabíaofrecido.Esosbellosojos…nosédóndeloshevisto,alllegar la noche soñé con los hermosos ojos que me miraban como si leimportara.
CAPÍTULO3
LaAdvertencia
Fui la primera en arreglarme, el nuevo cochero era un hombre corpulento,morenoyconojosdeagradecimientoatodahora.Mediounagrantranquilidadcuandome ayudó a subir al carruaje para asistir a lamisa dominical. Sentí lamirada demis padres al tener contacto con él y al comprobar que le sonreí alnuevotrabajador,soltaronunsuspirodetranquilidad.—¿Cómotellamas?—lepreguntémientrasleayudabaamimadreasubir.—Jasón,paraservirleseñorita—inclinósurostro,volvíasonreírle.—VasatrabajarmuchosañosconnosotrosJasón,esperábamosaunapersona
como tú—su mirada fue cálida. En ella pude ver su agradecimiento por micomentario.—MealegraquetegusteMariana.Esodecambiartantodeempleadonome
agrada—sonreíporelcomentariodelaseñoradeGranados,mientrasarreglabasuposturadistinguida.Esunaseñorahermosa, tiene losojosazules,papádiceque son el mismo océano, yo los tengo igual, su cabello es café con visosblancosporlascanas,peroaúnasus54añosseguíasiendounamujermuybella.—Si lograran leer las miradas de las personas, se evitaría tener que estar
prescindiendodelaspersonasnogratas—sonrióypusosusojosenblanco.ElViajehastaelpuebloencarruajeerapocomásdemediahora.Salimosalas
seis para llegar a tiempo y poder saludar a nuestros conocidos, todos noscongregábamoseneljardín,queeraunamaravilla,parahablarmientrassonabanlascampanasqueanunciabanel iniciode laeucaristía.ElPadresedesvivíapormantener su jardín impecable, lleno de cientos de flores, árboles de diferentesespecies.La iglesia se encontraba en la plazadel pueblo,majestuosaocupandouna cuadra, la casa cural quedaba en la parte trasera de la capilla. Ya seaglomerabalagentecuandollegamos.Elseñordelacasafueelprimeroensalir,lebrindólamanoasuesposaparaayudarlaasalir,JasónnosayudóaManuelayamí, mi prima al bajarse parecía una garza estirando su cuello en todas lasdirecciones.—Nolosveo—dijo.—¿Aquiénes?—pregunté.—¡Mariana!,a losD’Montecarlos—pusemisojosenblanco, ¡eraelcolmo!,
peronoledijenada.
—Niñas,nosequedenatrás—nosllamómimadre.Manuelaseadelantó,yo,sinembargo,mequedéarreglándomeelvestido.Me
dirigía a la iglesia, yme percaté de lo que hacía el jardinero de la parroquia,tratabadearreglarunasflores,peroenvezdeeso,tratabadematarlas.Tengounaaficiónporlanaturaleza,cadavezqueveoelmaltratoporpartedelagentemeindignan.Meacerquédándole la espalda a lagente, eraunhombremuy,muydelgado.—Disculpé señor, no parece usted un jardinero—le reclamé.Al girarseme
sobresalté.Erael cocheroquemipadrehabíadespedido,en susojoshabíaunodiomaquiavélicoquemeestremecióelcuerpo.—¿Nolebastóconsacarmedesucasaseñorita?¡Qué!¿Ahorapiensasacarme
denuevo?—suvozeraigualderepugnantequesusojos.—¡Elproblemaesqueustednosabehacernada!—contestésecamente.Se levantóerguido.Eraunhombrehuesudoymaloliente,no lohabíavisto
tandescuidadoconsuaseopersonal,solotrabajódosdías,éstaeralaterceravezque lo trataba.Aunque eso nome aterró tanto como el escucharlo reír.Era lamismarisademissueños.Quedéparalizada,élseacercóunpocoypronunciólaspalabrasmásescalofriantes.—Se acerca el día en que el mundo cambie, nada será igual, sus días se
acabarányustedprontogobernaráconsuamo,secumplirálaprofecía.Por unos segundos quedé sin poder pronunciar una sola palabra. Fue Jasón
quiensepercatódemiestado,eralaúnicapersonaqueseencontrabacerca.Yaestabaningresandoalaiglesia,lesdabalaespalda,nocreoquesedierancuentadeestadoalterado,vicorreranuestrococheroyelantiguo trabajadorse retiródellugar.—¿Seencuentrabienseñorita?—preguntóJasón.Afirmé,mepuselamanoen
el pecho por un segundo y traté de recuperar mi respiración, tenía ganas decorrer,peronosabíaadondey¿porqué?,aldarmelavueltameencontréconlamiradafijaypenetrantedeLordAntonioD’Montecarlos.Comounvigilanteeimponente juez,meobservabadesde lapartesuperiorde lasescalerasantesdeentrara la iglesia,desdeahípodíaverperfectamenteconquiénhablaba,ensumirada vi un desprecio letal. No pude sostenerle lamirada, seguía demasiadosugestionadaynoqueríaseguirleeljuegoanadieymenosaél.Alcélavistayya había desaparecido, fue cuestión de segundos. ¡Qué rápido se mueve!—pensé.Caminé lentamente, quería obtenermás tiempo para estabilizarmis nervios,
menos mal me topé con dos compañeras de la escuela y las saludé, hablé
trivialidadesporunosminutos,ymeayudóadespejarlamente,medisculpéconellasymedirigíallugardondehabíavistoamispadresyamiprima.Alllegarnoté que se acercaban los hermanos D’Montecarlos, ambos del brazo de doselegantesdamas.Sentíunapunzadaenelestómagoalverlodelbrazoconotramujer—¡QuétepasaMariana!,medije,noesdetuincumbencialoqueelloshagan—.Losjóvenessaludaron,yonilomiré,viqueManuelabajabasucabezaunpoco,lapobre,debióserduroparaellaverasuenamoradodelbrazoconotramujer.Aunque,debodeserjusta,miprimaesmuchomásbonitaquelaquelucíaorgullosadelbrazodeLordEduardo.Seescuchólaprimeracampanada,eraelmomentodeingresar,fuemipadreelquevolvióaponermeenapuros.—¡Mariana!…—lomiré ymehizo señas en dirección aLordAntonio.Mi
rostrocambiódecolor,¿porquédebodisculparmeconélalladodeesamujer?—Creoqueestáocupado—meinclinéparasusurrarlealoído.—¡Discúlpate!—ensusojosvisudeterminación,memordíloslabios.Alcé mi rostro y ahí estaba él, mostrando superioridad, con una sonrisa de
satisfaccióncomosihubieseescuchadolaconversación,suactitudmeenervómás,nopodíadescifrarsumirada,eraunamezcladerabia,repudioyporsegundossumirada brillaba, esmuy extraña. Respiré profundo y tragándome laslágrimas lepedídisculpaconelmayorsarcasmoquepude.—Lamento haberme comportado como lo hice en la tarde de ayer señor
D’Montecarlos—le sostuve la mirada. Él parecía disfrutar de algo, miró a ladama que tenía a su lado, le dio un beso en la mano, la trataba concaballerosidad,esagentilezaconmigonolahatenido.Volvíasentireldolorenelestómago,almirarmevidostémpanosdehielo.¿Quélehehechoaesteseñorparaquemetratedeesaforma?—Disculpas aceptadas señorita y le recuerdo que soy Lord Antonio
D`Montecarlos—suvozfuetanfalsa,igualalamíaysu…élestan…¡engreídoaristócrata!—.Esperoquepodamosmantenerunabuenaamistad.—Noveocómo,laspersonasdesualcurnianomeagradan—dijelomásbajo
posible—.Graciasaustedmecastigaron.—¡Mariana! —mi padre intervino, espero que no haya escuchado mi
comentario,porquedelocontrarioaumentarámicastigounasemanamás.Sonó la última campanada de aviso, me di la vuelta y tomé el brazo de
Manuelaqueseguíacabizbajaporloquepresenció.Losdistinguidoshermanosingresaronprimero,mequedéviendosuporte—¡quérefinado!Despuésdelaeucaristía,esperéaqueterminaralaconversaciónquesegeneró
entreelPadreyellos.Escuchéal sacerdoteaceptargustosouna invitaciónpor
motivosdeunosfamiliares,mispadresmeesperaban,leshabíadichoquequeríaconfesarme de nuevo. Los hermanos se retiraron y LordAntoniomemiró dereojo, llegaronhastadondemispadresmeesperabany se retiraron juntos,porfinnoshabíandejadossolos.Pormipartenodejédemiraralhombrequeporalgunarazónyonoleagrado,¿porquémegustaverlo?Mesentéenunadelasbancas, la confesión seria rápida. Bueno, no sería una confesión, solo queríanotificarle al padreGumersindo lo sucedidoantesde entrar amisa, lo extrañoquefueencontrarmeesetipoensujardín.Paraelpárrocofuemássorprendente,élnohabíacontratadoanadieparadichooficio.—¡Cómoledije!,esehombreestabamatando lasplantasyalacercarmeme
dijoqueojalánohablaraconusted,porque loecharían—lascejasdelcuraseencontraronyformaronunalíneagruesaygris.—Esmuyextrañohija,deljardínsolonosencargamosLouisyyo—sequedó
pensativo—.Debesestarmuyatenta,heescuchadorumoresdepersonasquehansalido heridas por causas muy extrañas y dicen que cosas horribles estántomandoauge—noleentendí,selevantóycaminóalaltar,nosabíaqueeneselugarhabíauncompartimientosecreto,sacóalgodeahí,uncofreyextrajoalgo.Se sentó a mi lado para entregármelo, era una cruz un poco diferente. Enrealidad,noeralatradicional,erauncuadradosinquelaspuntassetocaranyenelpuntodondeseunenloscuatroóvalos“enelcentro”,habíaunarosaenaltorelieve.Eradeplatamuybonita—.Tratade llevarlacontigosiempreMariana.Esunmedallónmuysagrado,paramíesuncrucifijo,peroesmásqueesoycreoque llegóelmomentodequeesté enel lugar alquepertenece, eshoraque lalegítima dueña lo tenga —tampoco le entendí. Vi el medallón y me parecióhermoso.—¡Gracias, es precioso!—me eché la bendición y guardé el objeto en mi
bolsa—.NosvemosmañanaPadre.—Hastamañanahija—mispadresmeesperabancercaalcarruaje,yantesde
bajar las escaleras y como no dejaba de pensar en lo queme dijo el párroco.¿Quécosaspasanenelpueblo?,nomepercatéquealguiensedirigíaamí.—Si no te hubieras disculpado obligada, te habría creído —di un salto
ahogandoungrito.Eralavozdelaristócrataqueestabaocultoalladoderechodelacapilla,alparecerhaciendoalgunaofrenda.—¡Measustaste!—Notehedadolaconfianzaparaquemetuteesy¿nisiquieraacabandode
confesarte tienes la conciencia tranquila?— ¡¿a estehombrequé lepasa?!, lomiréconcaradepocosamigos,talvezsuapellidotengamáspesoalmío,pero
nolehefaltadoenningúnmomento.—¿Quéproblematieneustedconmigo?—pregunté.—Ninguno—dijoairoso—.Essolocuriosidad.—¿Dequé?—alcémiscejas.Nocontestó.Noslimitamosamirarnos,dipor
terminada la conversación y salí directo a encontrarme conmi familia, nomedespedí de nadie ni miré a ningún lado, me encontraba demasiado enojada,¿cómo logra alterarme? Manuela entró al carruaje después de que subí. Alparecer no fue un buen día para ninguna de las dos, ella decepcionada y yoenojada.MimadreingresóycuandomipadresedisponíaaimitarlaescuchéqueLord
Antonio lo llamaba.Mealerté,miprimamemiróycomprendíquesehacia lamisma pregunta “y ahora ¿qué querrán?” Traté de agudizar el oído sin teneréxito,noescuchénada.SolocuandoelseñorGranadosdijoquelosesperaba,nomepercatédequeestabaencimademimadre,almirarlamequitélomásrápidoquepudeydesviélamiradaalotroladodelaventanilla.Sentíunosojossobremí. Al llegar a la hacienda, Manuela y yo sin decirnos una sola palabra nosencaminamos a nuestra recámara.Necesitaba hablar lo que había sucedido, alcerrar lapuertamiprimacomenzóa llorarensucama,mesentéen lamíasindejardemirarla.—¿Manuela?—Déjame llorar Mariana. No tengo idea porque me dolió tanto verlo en
compañíadeotramujerynomeregañes.—Yonohedichonada—meencogídehombros.—Peroloibasahacer—memiróunsegundoyvolvióaocultarsurostroenla
almohada.Dejéquesedesahogara.Eso hizo que me diera más rabia, hace un par de días nuestras vidas eran
normales,felicesyahoramiprimallorayamísemeretuercelasentrañasporlarabia.¿Quiéneseranellosparacambiarnoslavidadeunmomentoaotro?,queimporta lo que piensen de nosotras. ¿Por qué no me puede ser indiferente?Esperéaquesecalmara.—¿Yapodemoshablar?—Mehadolidotanto,mediocelos.—Celos ¿de qué?, perdóname, no eres nada de ese joven que parece ser
encantadorcontodaslasdamas.—Esque….Marianayosentíqueera lamujerqueélhabíaestadoesperando,
por como hablaba y me miraba… fue…—suspiró—. No lo entenderías. Sentímagia,perosololasentíyo.
—Manuela—noteníanadaquedecirle.Eracierto,noséaloqueserefiere.—Dejémosloasí.Másbien,cuéntame,¿tepasóalgo?,salisteechandochispas
delaiglesia.—Me topé con el distinguido lord Antonio D’Montecarlos —medité un
momento—.Nologroentenderlo,mecuesta tenerunconceptodeél.Sabesmuybienmicapacidadperceptiva,peroconél…pierdotodosentido.Avecesmemiraconrabia,otrasvecesconrecelo,otrasconodioyrepulsiónyenalgunasocasionesmemiracomo…diferente—noibaacomentarlequeenalgunasocasionesensusmiradasleveíaunbrilloardiente.—Sonraros,¿cierto?—Muyraros—miréamiprimaysoltamoslarisa.Escuchamos el galopar de unos caballos,me asomé al balcóny ahí estaban
ellos de nuevo. Él montado en un caballo blanco, ¡qué hermoso animal!, suhermano montaba uno de color gris, me dio curiosidad. ¿A qué vendrán?,Manuela se ubicó detrás de mí, mordiéndose las uñas, no podía evitar laansiedad,yyoestabaigual.—¿Paraquéquierenhablarconmitío?—avecescreoquemiprimameleeel
pensamiento.—Sitesoysincera,temoaloquepuedanhablarconél.Nohablamosmás.Ellasesentóensucamayyocaminédeunladoalotro.En
partequeríasaberelmomentojustoenqueseretiraban,setardaronmucho.Mimadrenossorprendióalentraralarecámaraconunagransonrisaensurostro.—¡Niñas!,aquenoadivinan—parecíaflotar,sonreíalverla.Eraigualcuando
recibía flores demi padre, a pesar de la edad ellos parecían tener un noviazgoeterno—. Los jóvenes D’Montecarlos le solicitaron permiso a Marcos paravisitarlas.—AManuela—corregíymealegrépormiprima.—Alasdos—enfatizómimamá.Mequedéasombrada,solofuiconscientedelossaltosquehacíaManuela.Yo
nopodía…¿quétramabaesejoven?,esobvioquenoleagrado.¿Porquésolicitapermisoparacortejarme?Mesentímareada,algonoencajabayhastanoestarseguradesus intencionesnobajaría laguardia,mecomportarésegúncomosecomporteél.—Madre,creoqueellosyacortejanaotrasmujeres.—Nohija,lespreguntéporesasseñoritas,serieronynosjuraronquesonsus
primas—recordélaconversaciónconelpadreGumersindo.Quehabíanllegadounosfamiliares—.Ydesdequelasconocieronaustedes,quedaroninteresados,
pero callaron hasta ver interés por parte de ustedes y hoy en la iglesia,constataronquenolessonindiferentes.—Madre…sedebenreferiraManuela.Yonoreflejénada.—Alcontrario,el jovenlordAntonioesmuydetallista.Noscomentóquetú
estabastranquilayalverlodelamanoconlaprimacambiastedeexpresión—¿Qué?, pensé para mis adentros. ¡Yo no cambié y él no puede leerpensamientos!,eseseñorse traealgoentremanos, talvezridiculizarmeoalgosimilar.Sehabráenteradoqueaningúnchicolehepermitidocortejarme,seguroapostó.Veomáslógicoesoaqueyoleguste¿legusto?—Niñas,losseñoresD’Montecarlos,lasesperanenlasala.—Estoycastigada—repliqué.—ElseñorGranadostequitóelcastigo.—Losiento,peroestoycastigadaysileinteresodeverdad,“LordAntonio”,
notendráproblemasenesperarunasemana—dichoestomeacostéenlacama,haciendounapataleta.Manuelamemiróperplejaysincontarconlaexpresiónqueteníamimadre.Nodijeronnada,salieronyunavezestuvesola,meescondíenlaparedmirandoporelbalcón,paraverlopartir.Escuchéruidoymovimientodecaballos,alsaliralbalcón,pudeverloyreírmeunpoco.Apostaríaquenuncahabríarecibidoundespreciocomoeste,lovimontarseágilmenteensucaballo,nunca negaré lo varonil que es, sus facciones son simétricas, parecía que lohubiesenesculpido,eshermoso.Alzólavistayporunsegundosumiradanofuerecriminatoria,alcontrario,fueunaestrellafugazyduróloquedurauna…solouninstante.Paraconvertirseenlamássarcástica,fríaycalculadoradetodaslasmiradas, su rostro cambió, parecíahacerun esfuerzo superiorpara contenerse.También salió lord Eduardo conManuela del brazo, la ayudó a subirse en sucaballo, luego se montó en el suyo. ¿A dónde van?, mi prima me saludótímidamente,teníaunbrilloespecialensusojos.Antoniofueelúltimoendarmela espalda, miró a la planta baja, supuse que mis padres lo miraban, por esodecidióconvertirseenuncaballero.Inclinósucabezaensondedespedidaconuna...—paraquedecirmentiras—.Eralasonrisamásbelladeestemundo,yosolopudemirarloembelesadasinapartarmisojoshastaverlodesaparecerenelcamino.Losvidoblaralaizquierda,supusequeiríanalareuniónqueteníanlosD’Montecarlosestatardeensucasa.Pasé la tarde pensando en él. No comprendí nada de lo que pasaba y me
encontré ansiosa por la llegada deManuela, quiero interrogarla. ¿Por quémeimportabatanto?,hastaahorasolomehatratadomal,nopudeconcluirnada.Micabeza era un enredo de pensamientos y sensaciones, ¿por qué me sentí así
cuándolovidelbrazoconotramujer?¿Memolestó?—suspiré, tengomuchaspreguntas—.Leestoydandomásimportanciadelaquetiene.Tomémibordadoycomencéatrabajar,asílaesperanosemehaceeterna.
CAPÍTULO4
Desconcierto
Nopudeseguirconelbordado,tomélallavedemibolsayabríelbaúl,dondeguardéelmedallónqueelPadremehabíadado,eramuybonito,nomuygrande,se lepodíaponerunacintay llevarlo colgado.Lomirédetenidamentey enelcentro,teníagrabadaunaextrañaflor,megustólobientalladaqueestabaenaltorelieve.Engeneralelobsequiomeagradó,noentendíloquedijosobrequeyaerahoraquelotuvierasudueña.Lodejéeneltocador,tomémibaúlsecreto,enelguardoloquecreoinvaluable,penséenguardarelmedallóneneselugar,peromearrepentí.Eramejortenerlosiempreconmigo,saquéloúnicoquetenía.Midiario, me senté en el escritorio con vista al balcón, suspiré y redacté losucedido, necesitaba dejar plasmado los extraños sucesos del día, debíaescribirlos,laansiedadmeestabaconsumiendo.Miprimaha tardadomásde lodebido también fue inusualquemimadre la
dejarairsinÚrsula,aunqueesdenuestroconocimientoqueelPadreestaráenelmismo lugar y yo aquí con los nervios alterados, quiero queManuela lleguepronto,¿quéesloquequieressaberMariana?Eselcolmoquedesdequellegóéla tu vida, estés girando a su alrededor—me recriminé, suspiré—.Me senté aescribir.Mayo15de1781Queridodiario.El día de hoy me sucedió algo muy extraño, por una parte, recibí una
advertencia del antiguo cochero, de ese hombre que no me inspira nada deconfianza.¡Yalodecíayo!,noeradefiar.Mehablóenelmismotonoenquelohacenenmissueños.Dijo:“seacercaelmomento,nadaserácomoantes”,mediotantomiedo…loextrañoesqueélnotrabajaparaelPadre.Alparecersolomeesperabaparaadvertirme, teconfiesoquesientodemasiadomiedo.Anheloalgúndíadejardesentirmeasí.Porotraparte, el jovenAntoniomedesconcierta.Séqueno leagrado,aun
así,susactossoncontradictorios.Noesconsecuenteconloquedicensusojos,no he podido hacerme a una idea de su carácter, cambia muy seguido. En
cuestiónde segundosmemiradeuna formaquepodríaderretirmey enotrasocasionesestanfríoycalculadorqueindigna.No séquépensarde él, no le temoy eso es lo extraño, siento seguridadal
tenerlocerca.Siempreconsuportedistinguido…soloatiteloconfieso,estanatractivo,suarrogancialohacemásinteresante.Peronomegustaunhombreasí.¿Otalvezsí?¿Quieressabercómoes?Telodiré:Es alto, su contextura es muy masculina, tiene un porte y una elegancia
arrogantemente hermosa, seguro de cada movimiento, sus facciones sonsimétricas casi perfectas.Es…parece un ángel. Lástimaque es tan extraño yaltanero,mehacesentircomosifueraunamentirosaofalsa.Sientoqueélmepercibeasí, tampocoséque lehabréhecho,apartede lodeanoche.Que,porcierto,¡yaestamosamano!Poresotedigoquemedesconcertósusolicituddepermisoparacortejarme.Noloentiendo,vinoaqueloacompañaraalareuniónensucasa,ylorechacé.Mejustifiquéconmicastigoymeestápesando,dentrodemíhayunextrañosentimiento…esedequererverlootravez.Cerréeldiario,lodejéenelescritorio,toméunlibroycomencéaleerlo,traté
deconcentrarme,sinteneréxito.Abrímidiario,leídosvecesloqueacababadeescribir, me sorprendí al darme cuenta la manera en cómo visualizaba a lordD`Montecarlos.Sicaeenmanosdeotrapersonacreeráqueestoyenamoradadeeseindividuo.Quisearrancarlahoja,peromearrepentí,nadieloleerá.Notengoporquéarrancarla,loguardéenelbaúlylopuseensupuesto.Me acosté en la cama a esperar a que mi prima llegara y me contara los
pormenores.¿CuáleslademoradeManuela?Úrsulaingresóalarecámara,dejólameriendaenlamesa,comígustosa,teníamuchahambre,regresóalosveinteminutos y se llevó el plato. Era costumbre paramí comer en la recámara portantocastigo,aunqueenlasanterioresmiprimameacompañaba,eralaprimeravezquetomabaelcastigosolayespeor,loúnicoquepuedeshaceres,pensarypensar,notienesconquienhablar,tuacompañanteestumenteyestaeslapeorconsejera,esmásqueuncastigo.Pensabaypensabaen lomismo, lo sucedidoen el díadehoy, ¿porquéme
odian tanto algunas personas?, con el antiguo cochero, puede haber algo deresentimientoyesoloentiendo,peronoalpuntodeseramenazadayporelotrolado,ellordAntonioD’Montecarlos,aélnolehechonada,salvopagarledelamismaformaquemehatratado.Sumiradaeslaquemásmeinquieta,escomosisufrierapormiculpa,yonolehehechonada.Pasóeltiempoymispensamientosvolabandeunladoalotro,meencontraba
sumergida en ellos que nome di cuenta elmomento en el queManuela habíallegado,escuchéelgalopardeuncaballoyuncarruaje,meprecipitéa llegaralbalcón.EseeraelcarruajedelPadreylordEduardoibaaunlado.Suspiréconalivio,puesnoqueríaverlo,¿osí?Porlomenosteníaunasemana
parahacermealaideaquerondaríamicasa.Nodejaréquepresumaamicosta,miprimaentróenlahabitaciónirradiandofelicidadportodosuser.—¿Qué tal la tarde? —le pregunté mientras ella hacia acoplo de sus
emociones.—¡Eselhombremásperfectodelatierra,Mariana!,nosabeslogalanteque
es,elPadretemandasaludos—metomódelbrazoynossentarnosenlacama.Luego cerró las ventanas, la tarde se ocultaba poco a poco, dentro de pocotendríamosqueprenderlasvelas,perolasencendióconanticipación.Comprendíque hablaríamos por un buen rato y no quería ser interrumpida por la funestaoscuridaddelanoche.—Nosabesloencantadorquesonlosmiembrosdelafamilia,efectivamente
sonpersonasmuyimportantes.—Menosuno—aclaré.—No.Elmayor de losD`Montecarlos es elmás encantador de todos—uní
miscejas—.Esunverdaderocaballero,talvezfuedescortés,presumoquenoloserámásytratarádemostrartesuverdaderapersonalidad.—Nolocreo.Noesatiaquienmiracomosifueralopeordelmundo—dije
ensondequeja—.Másbiencuéntamedeti,dimetododesdequesalistedeestahabitación.—Bueno,novasacreerlo.Cuandobajélosdosjóvenesesperabanenelliving,
aEduardo lebrillaron losojosal saberqueaceptaría susvisitas, encambio lamirada de su hermano fue abrumadora. Mariana, él te esperaba, mi tía lecomentóquetúestabascastigadaporelcomportamientodeldíadeayer,aloqueélsonrióalescucharelmotivoporelcualnopodíasbajar,mitíaletrasmitiótucomentario.—¿Cuál?—norecordabahaberledichonada.—Quesideverdadleinteresabaesperaríagustosolasemanadecastigo—me
puse fría, mi madre no pudo decir eso, yo se lo dije a ella, no para que lotrasmitierafueradelasparedesdenuestrocuarto—.Yéllecontestóqueesoerauncastigocompartido,poresa razón tambiénseausentaría lossiguientesdías.¿Notepareceromántico?—¡Esonopudodecirloél!—dijesorprendida—.Esoescursi.—Pueslodijo,luegoensucasa,teconfiesoqueeshermosa.Suspadresson
muy finosy loque tienen seveque sonadquisiciones invaluablesybastantesantiguasparamigusto.ElalmadelareuniónsindudafuelordAntonio,estanalegre, jocoso, respetuoso.ElpadreGumersindo se encontrabaemocionadodeuna forma extraña por la llegada de ellos, me dio la impresión que ya losconocía, talvezeraelsacerdotede laparroquiaadondeasistíanenInglaterra.Sus primas también son encantadoras, lástima que no las conocerás, partendentrodetresdíasytúseguiráscastigada.—¿Primas?—queríacerciorarme.—Sí.Lasacompañantesdeestamañanasonsusprimaspaternas,loquedijomi
tía es cierto, viajaroncon sumadreparaverdondeeraquevivirían susprimosfavoritos, se nota que se quieren mucho —sentí un alivio en mi interior, loreprimí,lomandéalfondodemiser—.Tambiénmeenteréquenovivenconsuspadres,sinoenotrahacienda,unaquequedaamediahoradelpuebloensentidocontrarioalanuestra,laalquilaronconintencióndecompra.Sabes,teesperabanMariana,nosoloamí,tambiénati.Escuchédeciraunadelasprimasqueeralaprimera vez que los hermanos demostraban interés ante una mujer. Eso dicemucho,¿nolocrees?—Manuelamemiró,medesconcertóloquemecontabadeél,alverindiferenciapormipartesiguióconsurelato—.Lacenafueexquisita,Eduardonoseseparódemíniunsegundo,mepidiódisculpasporhabermehechollorar, ¿cómo se dio cuenta?—se encogió de hombros—.A lo mejor al bajarseguíaconlosojosrojos.Medijoquerecompensaríaconbesostodaslaslágrimasquederraméporél,casimemueroalescucharlodecireso,estanromántico.—Sitúlodices—yoanalizabacadapalabraquemedijoconrespectoaél.Al
parecernoescomoloimaginaba.—¿Sabeslomásimportante?—¿Qué?—Sequedaránindefinidamente,estánmuyinteresadosenpermanecerenestas
tierras—miprimasuspiró—.Sequedaránpornosotras—susurróalfinal.—Manuela,yono logro imaginarmeal lordAntoniocomo lodescribes.Me
cuesta.—Yalocomprobarásdentrodeunasemana—dijoconvencida.Volvíadesvelarme.Noasimilabaloquemedijomiprima,deserasí…¿qué
se sentiría dejarme cortejar por un hombre tan atractivo?, sentí una sensaciónextrañaenelestómago,noteilusionesMariana—merespondí—.EsperaaverelcambiocontuspropiosojosysiescomodiceManuela,¡daleriendasueltaaloquesientes!Yaeramuyentradalanochecuandologréquedarmedormida.
Losdíasdelasemanafueroneternos,pasabaconmiprimaenlamañanayenlastardesellaseausentabaporqueeljovenEduardolavisitaba,elloscaminabanalrededor de la hacienda bajo la supervisión de mi madre, en las noches mecontaba lo románticoy lasatencionesqueél tenía,eraunverdaderocaballero,mealegromuchoporella.Yodeseabaquellegaraelviernes,eraeldíaenqueseacababamícastigo.Estabaimpaciente,hoymevisitaráyreconozcoqueanheloverlo, se ha convertido en una necesidad verlo. Quería comprobar con mispropiosojosloqueManuelahablabadeél.MesorprendíamímismayséqueManuelatambiénlosospechó,ellaprefirió
nomencionarnada,meconocemuybien.Mesentíamuyfeliz,cuandoestoyasí,lasmañanassonmásclaras,laluzdelsolesmáscálida,lasfloressedejanmecerpor la fresca brisa esparciendo su aroma y los pájaros cantan alegremente susmelodías.Variasavesseposaronenlasventanasdelaescuelayencadalugarendondemeencontraba,notéquemiprimameobservabaamíyluegoalanimal.Ellasospechadelmisteriosovínculoquetengoconlosanimales.Nuncaselo
heconfesado,lointuye,nisiquieraalPadreenconfesiónselohemencionado,pero los animalesme escuchan y yo les entiendo.Cuandome encuentro felizpareceque losbellosseresdelcieloseaglomerabanacantarme,compartiendomifelicidad,mimadrerealizóuncomentarioalrespectomientrasdesayunamos.—Hacepocomásdetresañosnoescuchabaalospájaroscantardeesaforma.
Desdeestamadrugadanohehechomásqueescucharesashermosasmelodías.—Sí.LaúltimavezquetuvimosalgoparecidofuecuandollegóManuela—le
respondiómipadre.Eracierto.Esamañanayotambiénmesentífelizydesdeeldíaquellegómi
primaha sidounagranbendición. ¿Será lomismocon él?, decidí arreglarme,deseabavermecomounareina.Noresistímucho,tomémidiarioparaplasmarmifelicidad,necesitabasacarlosnervios,¿sentirálosmismosnerviosalveniravisitarme?Mayo201781Queridodiario.Hoytengolamismaalegríaqueeldíaenquellegómiprimaanuestrasvidas.
Lamañanapareceserconsecuenteconmiestadodeánimo, las floresemanansuaromaporlahacienda,elvientotieneunadeliciosafrescurayelcantodelospájaros es el mejor de los regalos. A lo mejor es un presentimiento, ojalá y
Antonio D’Montecarlos sea lo que estoy esperando. No sé qué siento por él,reconozcoquenopuedocontrolarmisnervios.Hoyvieneavisitarme,estaréalmargenparanorecibirunasorpresa.Mearreglarécomonuncaanteslohehecho,quierodarleunabuenaimagen,
noséporquéquierohacerlo,yasabes,sigosiempremisinstintos.Cerréeldiarioyterminédearreglarmeconesatontasonrisaenmirostro,me
habíapuestounvestidodecolorblancoconlila,recogímicabellodejandoquelosgajoscayeranalladoderecho,memaquilléunpoco,casinuncalohago,perohoyesundíaespecial,memiréalespejoyrecordélaspalabrasdemiprimalatardeenquellegaronavisitarnos—“talvezencuentrestupríncipeazul”—.Eraincreíble, la percepción de Manuela casi siempre termina por ser cierto. MeestoyilusionandomásdelacuentaconlordAntonio.Sehaconvertidoenlomásimportantedemispensamientos,lorecuerdoacadainstante.SeráporloquemehacomentadoManuela,lodescribecomoelhombrequesiemprehesoñadoparacompartirmivida,paracaminardelamanoasulado.
CAPÍTULO5
¿Comprometida?
Medemorémásdelodebidoarreglándome.Elvestidoquehabíaescogidoerauno de los quemejor me quedaba, aunque el azul de hace una semana es mifavorito,éstetambiénserviráparalaocasión,suspiréanteelespejo,meveobien.Me dirigí al balcón, no tardarán en llegar, quedé sorprendida, sus caballos seencontrabanamarradosenelportaldemicasa.¿Tandistraídameencontrabaquénolosescuchéllegar?,mismanoscomenzaronasudar.¿PorquéManuelanomeaviso?,elladebesaberdesullegadaytalvezesteconellos,¿quéhago?,seráquebajo como si nada y… no, mejor no. Eso sería evidente, saben que nuestrahabitaciónquedaalfrentedelaentrada.¿Cuáleslademora?,enesteinstantedeincertidumbreseadueñabandemisnervios,mimadrellegóconmiprima.—Quedastemuylindahija.—Gracias—bajélamirada,soyunmanojodenervios.—Los hermanos D’Montecarlos llegaron hace media hora —comentó mi
madre—.Seencerrarondesdeentonceseneldespachoconel señorGranados,desconozco el motivo y reconozco que el misterio me tiene con los nerviosalterados—seencogiódehombros—.Pareceserimportante.—¿Mequedohastaquemellamen?—Nolosé—sevolvióaencogerdehombros—.Quédenseaquílasdosyyo
lasllamarécuandosalgandeldespacho.Afirmamosaltiempo.¿Quéestarápasando?,haymuchomisterioalrededorde
ellos. Pasaron más de diez minutos y yo sentí que fueron horas, mi madreapareció sonriente y nos notificó que bajáramos, en los ojos de ella noté algodiferente.—Nomemirenasí,noesnada.Essoloquetupadreestámuyserio—bajósu
mirada.—DilequenopiensoserdescortésconlordAntonio.—Selodiré—mebrindóunacálidasonrisa.MeacerquéaManuelamientras
caminábamosporelpasillo.Aunentrabaelcálidosolporcadaventana,lasmanosseguían sudando por los nervios, en las escaleras lo vi esperándome. Para misorpresa en sus ojos había tal repulsión, que sentí un escalofrió por todo micuerpo,meinclinéunpocoylesusurréamiprima.—Perdóname,lamiradalordAntonionoesnadacortés—tratéquelavozme
salieranormal,mipechoseencogióanteesesutildesprecio.Ella quedó más desconcertada que yo, él irradiaba tanta ira y desprecio al
mismo tiempo, que no supe entenderlo. Algo no está bien, las piernas metemblaronysorpresivamenteelsolseocultó.Saquévalentíadentrodemíybajélosescalones,estehombreplaneaamargarmelavidaynoselopermitiré.LordEduardoseacercóaManuelaylasaludó,suhermanohizounesfuerzograndeparaimitarlo,cuandotocómimanoexperimentéunasensaciónquejamáshabíasentido,unafuertecorrienterecorriótodomíser.—Debemospasaralamesatengoquenotificarlesunadecisión—lavozdemi
padrefuelomássecaytajante,miréamiprima.Nossentamosenelcomedor.LaseñoradeGranadoslepidióaÚrsulaquenos
trajera lamerienda.Lasmanosme temblaban, el silencio fue sepulcral, vi comoManuelamirabaalordEduardo,leexigíaunaexplicaciónsinobtenerrespuesta,élsolobajósucabeza.Úrsulallegócontazasdetéyunacanastillallenadegalletas.NomeatrevíaamirarlordD’Montecarlos,perosisentíqueéllohacía,supequealgomalosucedería,eralaprimeravezquemiinstintofallaba.Fuemipadreelquerompióelnefastosilencioylohizocomoerasucostumbreenestosdías,delapeormaneraysinpreparaciónalguna.—Lord Antonio pidió tu mano Mariana y yo se la concedí —miré a mi
progenitorconasombro,¿quépasóaquí?,asísinmás,nopuedesercierto,abrími boca y sé que las mujeres en la sala también lo hicieron. ¿Acababa deentregarme?,nosécuáleramiexpresión.Porunoslargossegundossentíqueelcomedormedabavueltas.¿Quépasó?,escuchastemal,meconsoléyomisma.—No he terminado la escuela—susurré, no sé si me escucharon. Debe de
haber un error, vi que todo se tornaba negro, el sol se había ocultadorotundamente,seaproximabaunatormentayerayoquienlaprovocaba.Intentéhablar,perolaspalabrasnoencontraronelcamino.Decidímiraralhombrequese había propuesto volverme la vida desagradable, haberme tropezado en sucamino fue el peor error que me pudo pasar. Miró a su alrededor, notó laoscuridad repentina enmediodeuna tarde encantadora, luegomiró a al señorGranadosquienasuveztambiénsepercatódelcambiodelclima.Nocomprendíesamiradaentreellos,eracomosiacabarandecomprobaralgo.—Tecasasantesdedosmeses—suvozfuetancruda,nodejabarefutarnada.—Estoy estudiando —logré decirle. No aparté la mirada de Antonio si él
queríajugaraarruinarnoslavidaelunoalotro,asíserá.—Eso ya no será problemamío.Dentro de dosmeses quien decidirá por ti
serátuesposo—¿qué?,esehombredemostrabaserlopeor,unsersinescrúpulos
y manipulador al que mi padre me entregaba como si nada. Como unintercambio de alimentos, ¿mi opinión no cuenta?, ¿a qué se debe su cambiópara entregarme a un hombre como él? Nunca había hecho nada contra mivoluntad.Nopodíasereseseñormipadre,élnomeobligaríaahacerloquenoquiero.Para mí, el matrimonio es sagrado, no es un simple compartir, debo
enamorarmedelhombreconelquepasaréelrestodemivida,mispadressabencómopienso,ellossabencuálesmipuntodevista.Jamásselosheocultado,envariasocasionesmedieronaentenderquenomecasaríanalafuerza,alllegaresemomento, sería yo la que decidiera con quien casarme, por eso nunca meobligaronaasistiralasdichosasfiestasyahorameentregaasí,cualpropiedadsinsentimientos.—Noquierocasarmepadre—lomiré—.¿Quétepasa?,¡jamásmeobligarías
ahaceralgoquenoquiero!—lerefuté.—¡Yporesarazónteconvertisteenloqueeres!—dijogritándome.—¡Ysegúntúenquiénmeheconvertido!—legritélevantándomedelasilla,
lo había irrespetado en tutearlo y en enfrentarlo. Pero élme irrespetaba amí,¿cómomeentregabaalosbrazosdeunhombrealquenisiquieraconozco?,mimadreymiprimaselevantarontambién,ellasestabandesconcertadas.Nocontéconlareaccióndemipadre,nuncamelohubieraimaginado.Subofetadafuetanimpactantequemedesorientó,lamejillameardía,comosimehubieranpuestounhierrohirviendoenlapiel,nofuetantoelgolpesinolairaconquelohizo,fuetalelimpactoquecaíalsuelo,arrastrandoconmigolasilla.Jamásmehabíapegado,yoerasuniñamimada, la luzdesusojos,élsiempremeconsintió,eldolorquesentíenmipechofueabrumador.¿Porquémepegaba?,¿porquésetransformó enunhombre autoritario?, ¿qué estoypagando?, todo esto es ¿porunadescortesíaalnosaludar?Eso es lo único indebido que he realizado y no justifica un maltrato. Mi
corazónseencogió,undolorincalculableeindescriptiblerecorriómipecho,fueintolerable,mimadremeayudóalevantar,laslágrimascorríanpormirostro,melaslimpié,perofueimposibledetenerelllanto.Ellastambiénlloraban,lamiradade lord D’Montecarlos era menos severa, él aguantaba la mano del señorGranados, quería volver a pegarme. Lord Eduardo abrazaba a mi prima, lahabitaciónmedabavueltasyyonolograbaentendernada.—Marcos…¡porelamordeDios!¿Quétepasa?—leexigiómimadre.—No temetasmujer, ¡tú tienesalgodeculpapornoprestarleatencióna tu
hija!Loquenoshizoesunablasfemiaparanosotros.
—¡¿Dequédemonioshablas?!—legritó.—¡No temetas!—¿mi papá le gritó amamá?—. Llévate aManuela a su
recámara,nohe terminadocon…—sumirada fue igualde repulsivaa lasqueme hacía lord D’Montecarlos, me aferré a los brazos protectores de miprogenitora,temíaquemepegaraotravezsiellasevademilado.Perolohizo,sus manos le temblaban más que las mías, yo era un torrente de llanto, noentendía su actitud. Lord Antonio le dijo algo al oído, al parecer él se hacíacargo,me llevé lamanoa la bocamientras lospresentes salíanynosdejabansolos.Seacercóunpocoyyomealejé,caídenuevoaltropezarmeconlasillaycomencéaarrastrarmeporelpiso.Escuchéelaguaceroquesedesató,elaguacaía a cantaros, los relámpagos iluminaban la tarde oscura, el cielo tambiénllorabaconmigo.—Eres una excelente actriz, deberías pertenecer al teatro deParis—fue tan
sarcástico.Medignéamirarlo,sin importarquesedieracuentademiestado.Teníami
almadolida,mesequélaslágrimasparaverlomejoryahí,consurostroerguido,mirando cómo me arrastraba, disfrutando de una victoria. Ayúdame señor—supliquéenmiinterior.—¿Por qué quieres casarte conmigo sime odias tanto?, ¿cómo hiciste para
quemipadremetrataraasí?,¿quién tecreesparaveniraarruinarmelavidaymisplanes?,ereselpeorhombrequeheconocidoenmivida.Nosabesloquetedesprecio lord Antonio D’Montecarlos. ¡Te odio!, eres el ser más ruin,despiadadoymalvado,alque le faltanagallasparaconquistaraunamujersinnecesidad de obligarla. Si esperas que te amé te quedaras esperando, ¡tedesprecioytevoyaodiarcontodamialma!—grité,saquétodamirabia.—Nocompartoesemismosentimientoytampocoaprueboelcomportamiento
delseñorGranados,nopodrássalirteconlatuyaMarianaGranados,nomientrasyoviva.Esoteloaseguro,eresunanimalitosalvaje,perosoybuendomadordebestias y con respecto a lo de amarme. Te aseguro que lo harás tanto queabarcarátodotupecho.—¡Medas asco, eres un locodemente!, no entiendo tu juego, te portasmal
conmigo…¡¿quétehehecho?!—salícorriendoamihabitación,dejándoloenelcomedor sin importarme que pensara, actué como una niña. Me acosté en lacama,lloré,lloréylloré,nohablé.Mimadresehabíaindignadoconmipadre,noaprobósucomportamiento.Manuelameacariciabaelcabello,medieronuntédehierbasparalosnervios,meestabadurmiendo.Comencéapestañarhastaquemequedédormida.
Lamañana siguiente fue diferente. El cielo sigue encapotado, oscuro, tristeconganasdelloverencualquiermomento,elsolnoseasomaríahoy.Recordélaconversaciónentremimadreymiprima,habían tenidouna largacharlaenmihonor cuando pensaron que dormía. Desde que recuerdo mis padres nuncahabían discutido como lo hicieron anoche, después de que los hermanosD’Montecarlos se fueron. Las dos se quedaron hasta altas horas de la nochehablandoalrespecto,mientrasqueyopeleabaconelsueño,tratédeentenderunpocomásloquepasabayelporquédeesadecisióntanabsurda.—Fuemuyextrañotía,noentiendonada—comentómiprima.—NoreconocíaMarcosestatarde.¿Cómoseatrevióadarlamanodeminiña
sin su consentimiento? ¡Cómo! —se limpió las lágrimas, la imaginé con suredondorostroysusojosazulesenrojecidosporelllanto.—Eduardonoquisodecirnadaalrespecto,dijoqueeramejor,quenosotrasno
losupiéramos.Dijoqueeraporelbiendelafamilia.Tía,¿estánenlaruina?—¿Quédices?—Es la única explicación viable, a lomejor pormalos negocios solicitaron
ayudaalosD’Montecarlos.AntonioaceptóacambiodelamanodeMariana.—Noesdescabelladatuapreciación,peronoestamosenlaquiebrahija.—Marianaloodia—dijo.—Si. Aunque gracias a él, Marcos no le dio otra bofetada, pensé por un
momento que le pegaría correazos, no comprendo su enojo ni la razón de sufuria.No está bien lo que hace con la niña y no podemos hacer nada, lomásabsurdoesquenopuedoodiarorepudiaraljovenAntonio,mecaemuybien.Eselcausantedelllantodemihija,peroesoesloquesiento,unainfinitaconfianza.—Lomismomepasaamítía.Mearregléparalamisa,notomédesayuno,noqueríaveramipadre.Salícon
Manuela sin hablar por el camino, tomé la santa eucaristía, mi mente seencontrabaenotrolugar,queríaquelatierrametragara.Analicécadapalabradeayer, ¿podría ser tanorgulloso?,de tomaresto igualaunaapuestaaganar,noentiendo el beneficio de eso ¿por qué quiere lucirme como su esposa si nisiquierasehadignadoacortejarme?—PenséquehablaríasconelPadre—Manuelarompióelsilenciodecaminoa
casa.—Paraélsoyunaespeciedetrofeo,noledarégusto, tengopocomásdeun
mesparaqueseaburrademia talpuntoquedesistadelaboda¿puedocontarcontigo?—¿Quépiensashacer?—miprimamemiróy luegomirópor lacortinadel
carruaje.—¡Lo qué seme ocurra!—dije casi gritando voy a quitarle esa sonrisa de
superioridad—. Pero te juro que jamás lo amaré —mi prima me miró alpronunciarlaúltimafrase.—Yonodiríaeso…—lamiréconcaradepocosamigos.Al llegar a casa, lordAntonio hablaba conmi padre en el despacho, seme
revolvióelestómago.Estosseránnuestrostérminosdeahoraenadelante,leharécuantatravesurasemeocurra.Entréalacasaconunpocomásdealivioenmiinterior,alanalizarmisposiblesplanesmellenabadesatisfacción,porlomenospuedo pensar en eso.Me llamaron, tomé de lamano aManuela y la arrastréconmigo,noqueríaestarasolasconellos,nomiréanadie,mantuvelavistaenelpiso.—Hay que arreglar los por menores de la boda—dijo mamá con algo de
resignación.—¿Es qué no están arreglados? —pregunté mirando al señor Granados y
luegoaél.—¡NoseasaltaneraMariana!—mereprendióelseñordelacasa.—¡Altanera!—grité.—La semana entrante organizaremos una pequeña reunión donde se
oficializará tu compromiso.Laboda se realizarádentrodeunmesymedio loquesignificaqueparalasegundasemanadejuliotecasarás.—¿Algomás?—alverquesequedaroncalladosdilavueltaymedirigíala
recámara.Mayo221781Queridodiario.No sabes cómo me siento. Es como si a un pájaro silvestre lo hubieran
atrapadoyesobligadoavivirdeporvidaenunajaula.Asíestoy.¿Dequémeacusan?, lamiradadelosdoseseso,unaacusación.
Me van a casar, perdona por las gotas de lágrimas que están cayendo en tushojas, pero no puedo contenerlas. Hice un gran esfuerzo para reprimirlasmientrashablabaconelloshaceunmomentosobrelospreparativosdelabodamásfalsadelahumanidad.¿Qué hice? ¿En qué he faltado?, mi padre me hace pensar que he sido
libertinayjamáshebesadoanadie.Niensueños.Porquesabesquenolohago,
pormiedoavercosasquemepersiguen.¿PorquéAntoniomeodiatanto?Cerrémidiariocon lágrimasen losojos.Meacostéyvolvíadormirme,no
quería hacer nada ese sábado, pero ahora yo no decido que hacer enmi vida,ahora deciden por mí. Qué frustración la que regocijaba mi pecho, como eraposiblequedecidierandeesaformatanabrupta,aúnseguíasinentender.¿Cuáleselpropósitodeesehombreenhacermesuesposasiaduraspenasmetolera?,siempreestámirándome,culpándomedealgo.
CAPÍTULO6
Falsonoviazgo
Manuela me despertó para comer algo, ella sabía que no había probadobocado desde lamañana, desayunaron sinmí, siempre se ha preocupado cualhermanamayor,meofreceunaamistadsincera,daríalavidaporsalvarlamía.—Estás, horrible—dijomientras ponía unplato de caldo en lamesa, no es
quelassopasseanmiplatofavorito,lastomabadevezencuando.—Asímesiento—lecontestéenunsusurro,temívolverallorar.—Mitíoestáesperandoaquecomasalgoparahablarte.—Él ya no está hablando, solo impone—me quejémientrasme tomaba la
primeracucharada.—YonoentiendoMariana.—EstoyenlasmismasManuela—respondí.Así fue. Mientras que mi prima bajaba con los platos, mi padre entró a la
recámarae impusounsin findecondicionesa lasquedebíacumplirdecarácterobligatorio.Enotromomentomehubieserevelado,peroconeltemperamentodeahorapreferícallaryaceptarloquemeimponía,temoquemevuelvaapegar.—Mariana,recibirásvisitalordD’Montecarloslosmismosdíasquetuprima.
Asistirásdelamanoconélenlamisadominicalyacadareuniónalaqueseaninvitados después de que se oficialice su compromiso, así serámientras vivasconnosotros.Los sábadospodrás reunirte toda la tardeyarréglateporquénodebetardarenllegar.—¿Algomás?—debímirarlohorrible,nopodíaocultarmiira,nodijonada,ni
sedespidió.Amímediodolorenelpechodesaberquepasaríadoshorasdiariasymediatardedelsábadoconeseindividuoasolas.Séquemimadrepasarádandovueltasporlacasaylapuertadelabibliotecanosecerraría,aunasí,eramuchotiempo.Habíadejadomidiarioeneltocadorparaquesesecaralahojaquemojéporcausadelllanto.Me percaté del medallón, al que el Padre llamó crucifijo, se me olvidó
guardarlo.Lotoméenmismanos,acaricié laflor,buenomásbienlapresioné.Esta vez sentí una gran vibración que emanaba de ella. Sentí tanto alivio,comprendídealgunaformaqueDiosmeacompañaba.Toméunacintillablancalametíenelorificioqueteníaparapodercolgármelo.Dejélacintaunpocomáslargaypoderllevarlopordebajodelvestido,queríaportarlo.
Caminé toda la casa, pero no me hallaba. Sería suficiente con tener queatender la visita para tomar té, vendría a las tres de la tarde, me visitará misupuestoprometido.Salíalbalcónyvariosanimales llegaron,meconectéconellos,comencéasentirlos.Delárbolsaltóunaardilla,variospájarosseposaronenlabaranda,todosellosmeanimabandealgunaforma,sabíaqueteníaalgúnvínculo con la naturaleza, pero esta vez fue diferente. Me obedecían, podríasentirlo.Tambiénsubióunconejoquesepusoenmipie,alsentirlolotoméenbrazos, era como tener algodón en las manos. No eran con palabras nuestracomunicación, me enviaban energía, cálida y reconfortante. Al cabo de unossegundos el balcón y los alrededores de la hacienda se llenaron de animales,miraban al balcón. Tal vez parezco una loca, sé que ellos me apoyan. El solcomenzóasalir, reclamandosumajestuosidadymesentí feliz,comprendíqueno todami vida se había perdido, nomientras los tuviera a ellos.Acaricié alconejo con mi rostro, las aves también se dejaron acariciar, sonreí ante lamagnificencia de lo que experimentaba, ¿seré normal? Los animales creen enmí,meadoranynoséporqué,sesientetanbienserqueridaenestemomento.—Losquiero—susurréymidíacambió.Notodoeramalo,meextrañévermesonreíre inconscientementemearreglé
paraatenderalinvitado.Decidísertoleranteconélhastadondepudiera,nomedoblegaría antenaday si tenía laoportunidad leharía alguna travesura, ¡claroquéloharía!Elvestidoquemepuseeraverdepálido,loscoloresdemisvestidosensumayoríaeranentonossuaves,teníadosdiferentes;Unoverdeaceitunoyelotro eranegro, losusabaasíparaquemi cabello lograra resaltar,mehiceunacolaalta,memiréalespejo.—Ya estoy lista—dije. Escuché el galopar de los caballos. Han llegado y
Manuelasaliódelbañoarreglada.—Quedastemuybonita—ledije.—Gracias, se notará si no me pongo al lado tuyo Mariana. Hoy te ves…
diferente.Tevesmagnifica,irradiasotraaura—avecescreoquemiprimatieneeldondelaclarividencia,aciertaenmuchascosas.Debíasercierto,desdequemepuseelmedallónmesentíadiferente.Mimadreabriólapuerta.—Niñas,susrespectivosnovioslasesperan.—Gracias tía —Manuela salió corriendo, yo arrugué mi cara, debía fingir
cortesíaaeseindividuo.Mipadrenosdejósolosenlabiblioteca,élmemirabasentadoenunadelas
sillas,vestido impecable,sueleganciayglamuraflorabaporsuser,yese trajenegro le quedaba increíble. Nunca lo he negado, él es físicamente perfecto,
aunque su cuerponocompaginabacon sumanerade ser.Sequedóunminutoobservándome,¿porquémemirabaasí?,luegosusbellosojossetransformaronendostémpanosdehielo.—Tupadrequierequenosconozcamosunpocomás.—Nomenaceconocerte—lerespondí.—Porfavorsiéntate,nomuerdo—quécínicofue,perosucinismolohacever
másatractivo.—¿Yquévamoshacer?,¿jugaratúhacesunapreguntayyorespondo?—lo
desafiéconlamirada.—Noesmalaidea,antesquieroaclararte,nosoydeesoshombresdetallistas,
románticosymuchomenosatentoaesodelcortejo—arruguémifrenteeintentéhablar, pero él siguió—.Esonoquieredecirquenome intereses—mequedécallada no pude pronunciar palabra—. Quiero que seamos amigos Mariana,tenemospocomásdeunmesparaentablaralgúnvínculodeamistadalmenos.—¿Cómohacesparacambiar tan rápidodeestadodeánimo?,parecequeel
actordelteatroesotro—ledevolvílafrasequeutilizóayeryélsonrióantemicomentario.—Insisto, deberíamos tratar de conocernos un poco, no quiero que la gente
note mala relación entre los dos. Pronto tú te enamorarás de mí —le di unlatigazoconlamirada.Nosquedamosmirándonos,medicuentaqueseincomodóconmiinsistencia.
Se levantó y caminó hasta la ventana que tenía vista al frente de la haciendadándomelaespalda.Comprendíeljuego,élqueríafingirunnoviazgoarmonioso,queríaaparentar—enelfondoyonodeseabaquefueraasí—.Laconclusióndemipensamientoevocóenmíunsentimientoquenuncaanteshabíasentido,jamáshabíadespreciadoaalguien,supongoqueeraeso.Siélquierefalsedad,asíserá,haréhastaloimposibleparaqueélseaburrayalmismotiempomenecesite.Meconvertiré en supeordolorde cabeza.Él sedio lavueltaynocontabaconmicercanía dio un paso atrás empuñando sus manos y realizando un gesto dedesagrado.—Lord Antonio ¿lo sorprendí? —dije cuando estaba a menos de veinte
centímetrosdedistancia—.Creoquequienseenamoraráseráotro—dichoesto,toméunlibrodelestante,rodéunasillaymepusealfrentedelaventana,abrílaspuertasydejéquelabrisafrescaingresaraalaestancia,elairemerelaja,escomosidetodosloselementosesefueraelmásfielamí.Mesentéenlasillaycomencéaleerellibroqueteníaenmismanos.—¿Sesuponequeasíseránnuestrasconversaciones?—pudenotarquetrataba
decontenerlarisa.Esohizoquemedieramásrabia.—Nome interesa hablar con usted—le lancé unamirada retadora, hizo un
gestoconsuboca,tomóotrolibro,sentándosedenuevoenelmuebleycomenzóaleerlo.En eso se convirtieron nuestras visitas diarias, en un par de palabras que
consistíanenbuenastardesseñorita,graciascaballero.Hastamañanaseñoritaysi mis padres no estaban cerca, que duerma mal caballero. Me aburría esasituación y no quería sentarme a leer otro libro. Por mi mente pasó un sinnúmerosdetravesuras,laideaesquedesistieradelaboda,Manueladesdequetenía novio y yo desde que fingía tenerlo, nos habíamos distanciado un poco.Mis padres le daban permiso para asistir a cuanta invitación recibía de lordEduardo,yÚrsulaeraquienlaacompañaba,éllainvitabaatodaspartes.Parecíaestarmuyenamoradodeella,cosaquemealegraba,peromealejabademimejoramiga,reduciendoaminutoseltiempoparahablar,soloenlasnochescuandonomeencontrabadormida.SeenamoróperdidamentedelhermanodelordAntonioymealegrabaporella,encontróaunbuenhombre,leenviabafloresalacasa,labuscabaalsalirde laescuelaparacargarlesus libros, ledejabanotasdeamor,salían a relacionarse en fiestas, celebraciones, comidas y reuniones debeneficencia.EntodaslascelebracionesasistíalordAntonioyenlasqueyonoeraparticipe.Lavidasocialdemiprimacambiótantoenunasemana,mientrasqueyomequedabaencerradaenlacasaporquenosehabíaoficializadonuestrosupuesto noviazgo. Que, por cierto, el dichoso acontecimiento será el día demañana.Mimadrehabíaarregladolareuniónenunabrirycerrardeojos,hastamivestidoeranuevoylindo,teníaunadiversidaddetonospúrpuras,segúnellayaerahoraquedejaradeusarcoloresclaros,prontoseríaunaseñoradefamilia,nomeagradócuandodijoeso.Todocreíamenosformarunafamiliaconél.Mipadre no me hablaba y al hacerlo seguía en la misma tónica, le temía a esehombre gruñón en el que se había convertido y sin saber el motivo, por esoevitaba toparme con él. Mientras, en mi casa corría un aire de furor por elacontecimientodemañana,larecepcióndelasflores,lasmesasdelosinvitados,lacristalería,enfin,había talrevueloquenoquisenipensareneldichosodíadelmatrimonio.Nomostréningúninterésantenada,mimadreyManuelafueronlasquepusieronelesmerodetenertodolistoparaelgrandía.—Mariana arréglate que hoy cenaremos con los hermanos, no demoran en
llegar—dijomi prima al entrar a la habitación yme encontró acostada en lacama,aunsincambiarme.—¡Estoesunafarsa!—dijeamediavoz.
—Talvez,yellordAntonionoestanmalo,acéptalodeunavez.—Nometrataconelmismoafecto,comolohaceconelrestodelmundo.—Sehaportadomuybienenestasemanayparecequeseestánconociendoun
pocomás.—Si para ti conocerse es leer un libro por dos horas al día—comenté—.
Desdequemecomprometínohemoshabladocomonoshubiesegustadoa lasdos.—Tenemosquehablardemuchascosas¿cierto?—asentíhaciendounpuchero
—.Porahoraarréglate.Melevantédesganadaymedirigíallavado.Alterminarderetocarmeunpoco
ycomprobarque todoestuvieraensusitio, semevinoa lacabezaquepodríaarreglareldíaconunapequeñabroma.Cansadadelamismarutinayunpocodediversiónnocreoqueestédemás,mecastigaríanynoloveríaporalgunosdías.Sonreíantelaideadehacerlealgo,alordD’Montecarloscomoerasucostumbredesdequelosconozcoalasseisllegaron,sonmuypuntuales.Nosreunimosenlasalaprincipal,mesaludóconcaballerosidad—“quéhipócrita y falso eres”,pensé—. El hermano me miró en ese preciso instante, como si me hubieraescuchado.Laconversacióngiróentornoalareunióndemañana,mientrasqueÚrsula ponía la mesa, nosotros esperábamos en el salón de recepción al otroextremodelcomedor.Pedíexcusa.—Discúlpenmeunmomento—mipadrememiróconojosacusatorios,no le
presté la menor atención.Me dirigí sigilosamente para mirar la mesa yme dicuentadequefaltabaunplato,entréa lacocina,si lordAntoniosesientaenellugardesiempredesdequemefrecuenta,eraelúltimoplatoquefaltabaenponer.Toméelfrascodondeguardanlasalyasusopalepusedoscucharadasrellenasyrevolví,salíporlapartedeatrás,Úrsulanodemoraríaenentrar,dilavueltaalacasa,entréporlaventanaquesiemprepasaabiertaenelpasillodelprimerpiso,medeslicéysubílasescalerasparaluegobajarlasparaaparentarquebajabademírecámara,mientrasbajabalosinvitadospasabanalamesay“miprometido”meesperaba al pie de ellas, le gustaba fingir caballerosidad ante mis padres. Mebrindósumano,yungestomíobastóparaquelabajara.—Noesnecesariotantaeducación—lomiréenarcandounaceja.—Graciasporevitarque te toqué—mesusurróaloído,notéquesu tonode
vozcambióyamínomegustó¿porqué?,sentíunapunzadaderabiadentrodemíyalmismotiempo,ganasdesalirallorar,¿quéganaríaalcasarseconmigosinoquieretocarme?,entréalcomedor,conmispensamientospuestosensucomentariodemalgusto.Sepercatarondealgoalvermeelrostrounpocoalterado,lesofrecí
unalevesonrisa.LordAntoniosesentófrenteamí,élprefiriócomerunpedazodepan,antesdetomarsuapetitosasopa,enunpardecenasanteriorescomentóqueÚrsulacocinadelicioso.Sonreíanteesecomentario,esepardedíasfuiyoquiencocinó.Habíamosiniciado,noquisemirarlo,peronoaguanté, lomiréyesperéaque se tomara la primera cucharada. Le doy un crédito, se pudo tragar la sopasalada,sepusorojoyensusojosvisurabia,lesonreícontalternura—¿Tegustalasopa querido?—mehubiesegustadoqueélescucharaalgunospensamientos,fuesuhermanoquienmemiróyluegomiróalordAntonioqueestabarojo.—¿Pasaalgolord?—preguntómimadre.—Nada,señoraMatilde—contestódespuésdequesetomócasitodalacopa
devino.—¿No le gustó la sopa? —mi comentario sonó tan mezquino y por mi ser
recorriólacalidezdeunatontavictoria,soloporhacerlepasarunmalratoparamíeraunagranvictoria.—Parecequeestáunpocosalada—noapartólavistademíyyosonreí,era
evidentequesabíaqueyoeralacausantedesumalmomento.—Lástima, lamía en cambio esta deliciosa—me llevé otra cucharada a la
boca,aunquenomegustamucholassaboree,lasopahasidomidolordecabezadesdeniña.—¿Mariana?—lavozdereprochedelseñorGranadosmeprodujounpocode
nervios,peroqueríaquemecastigaranyasínotenerqueverlelacara.Eduardoestabafijoenmirostro,jamásmehabíamiradodeesaformaysuhermanocerrósus ojos para luego sonreír con ironía, mientras quemis padres cambiaban decolor—.¿Quélehashechoatuprometido?—mehablóentredientes.Esoeraloquenecesitabaque se enojaraymegolpeara si fuerapreciso.Ojaládejándomealgúngolpenotorioypodercancelarladichosacelebracióndemañana.—NadaseñorMarcos—intervinolordAntonio—.Miqueridaprometidame
estádemostrandoqueleimporto,¿ciertoquerida?—tomódenuevolacucharayunatrasotrasetomóelcaldo.¿Cómoloconsiguió?¡Ledarádañodeestómago!Unserhumanonoaguantaesegradodesal.Semesubieronloscoloresalrostro,lasangremehervíayélparecíaestarfeliz.Lareuniónterminóporfortunamía,me dirigí ami recámara decepcionada, quería tener un castigo, y no conseguínada.Alcontrario,conseguíunagranycínicasonrisadevictoriaensucara.Meacosté una vez se fueron, mañana seria oficial nuestro compromiso,provocándomeundolorenelpecho,queríadormirunpocoparaolvidarmedeestemundo.
Mayo291781Queridodiario.Hoy es el terrible día… se hará público mi boda con el distinguido señor
AntonioD’Montecarlos.Nosabeslarabiaquesientoaltenerquefingirafecto.He decidido hacerle cualquier cantidad de bromas, pero ha sido en vano, nosabeslofeoquesesientealserobligadaahacerloquenoeres.Mesientofalsae hipócrita y sonreírle a la gente… nos vamos a convertir en la pareja delmomento.Aúnnologroentenderlo,ymipadreseencierraeneldespacho,sehaalejadodelasociedad,Avecesmepregunto¿quéesloquehehecho?Mañanatecontaréloquefuesercomprometida.
CAPÍTULO7
Elcompromiso
Losinvitadosesperabaneneljardín,vinieronasertestigosdelacontecimientopor el cual hablarán los próximos días, mi madre invitó a todas las familiasimportantes del pueblo, hasta personalidades de la ciudad y eso que es unareunión sencilla. Desde el balcón de la habitación de mis padres observé eljardín. Se ve muy bello, ellos están felices, lástima que yo no puedo sentir lomismo. Me dirigí al tocador donde esperaban para terminar de arreglarme yacomodaron unmechón rebelde de cabello.Manuela seguía las instrucciones demamáparaarreglarmeelpeinadoconpequeñasfloresdejazmín,elvestidoeralaúltima tendencia y elegante. ¿Hasta cuándo podré aguantar dichamentira?, y sisalgocorriendoymevoydelacasa,¿adóndevoy?,nohesalidodeestastierras,tampocotengodinero.Mepicaronlosojos,sentíatristezaporloquemepasaba,noaguantarémucho,laslágrimasestánapuntodesalir.—Vasadañarelmaquillaje—dijomiprima.—Noséparaquémellenaronelrostroconesospolvos,nuncalosheusadoy
mesientoridícula.—Mariana.Jamásteverásridícula,ereslaniñamáslindadelaregión—amor
demadre—.Bueno,ustedesdosson lasniñasmás lindasdelpueblo—suspirómientrasseguíaconsulabor—.MeagradalordAntonioytambiénhevistoqueúltimamente te arreglasmás de la cuenta al recibirlo, eso quiere decir que teimporta.Presientoqueteharáfelizhija—miréaManuela,ellasabíaelmotivodetantoarreglo,peroniyotengoclaroloqueenelfondosentíaporél.—Tevesmuybonita—sonreí.—Preciosa—declarómimadre.Respiréprofundoantesdesalirdelpasilloybajarlasescaleras.Sabíaqueel
tiempoquedurara lacelebracióndebíaestarsonrienteydelbrazodelverdugoqueseapoderódemialma,depensarlomedabannauseas.Mipadreentróenmirecámara en horas de lamañana, a advertirme sobremi comportamiento, dijoqueestaríamuypendientedemisacciones,por sicometíaalgunadesfachatez.Enfatizóquemepegaríapor las travesurasquehecometidodesdelaescuelayporlasquecometeré.Esecomentariomeentristeció,penséqueunafechacomoesta sería en pro de mi felicidad, y es todo lo contrario, siento que voy a lahogueraynoamireunióndecompromiso.Antes,aélleagradabanlamayoría
demisocurrenciasyenmuchassereíacuandolasescuchaba,ahoraleparecenaterradoras, no comprendo su cambio, ahora se dirige amí con desprecio, noqueríahacerloenojarotravez.Eldolorlosentiríapordentro.Noledaréelgustodevermederrotada.LordD’Montecarlosesperabaeneldespachoyalgosidebíaagradecerleami
madreyamiprimaporladedicaciónquetuvieronalarreglarme.Conelrostrode asombro al vermeporpartede él, fue lomás satisfactorio, porunos largossegundos sumirada quedó deslumbrada antemi presencia.Almirarme de esaforma, hacíaquemi corazón latiera con tal fuerzaque temíaque escuchara elgolpetear de la sangre a través de las venas.El encanto no duromucho, él esexperto en cambiar de emociones, como esta vez puedo jurar que le costabamantenerla.—Eshora,quecomiencelafarsa—ledije,mirándolo.—Hagamosnuestrosmejorespapeles—contestó.Salimos del despacho y antes de atravesar la puerta principal, los invitados
esperaban aglomerados en el jardín, al ladoderechode la casa.Meofreció subrazo,aunquenodeseabaacercármele,lasituaciónloameritaba,alhacerlosentíunadescargade energía, ¿habrápercibido lomismo?, porun instantenuestrasmiradassefundieronenunasola,mecostóapartarmedesushipnotizadoresojos.Algopasó,noestoyloca,elmedallónqueteníabajomivestidoemanólamismaenergíadelaotravezquelotoméenmismanos.Las personas presentes nos miraron al hacer nuestra aparición, algunos de
ellosyasabíanlodenuestrocompromiso,quesolohastahoyseoficializaba.Lareuniónnostrasladóaunestadodetoleranciaysobretododetratarnosbienelunoalotro,aunquesiélmetrataraindiferenteyoyanopodíaresponderledelamismamanera,algocambióenmí,desdequelotoqué.Sonreíamosporunladoyporelotro,abrazosdeamigos,conocidosydepersonasqueeraprimeravezque lasveía.Lociertoesque lordAntonionomesoltóenningúnmomentoymásextrañoaún,yonoqueríaquelohiciera.Lasensaciónera incomprensible, sientoquenuestrasconciencias luchanpor
repudiarnos,mientrasquenuestroscuerposyalmasqueríanmantenersejuntasoporlomenosesofueloquesentí,escomotenercomunicaciónconlointangible—disfruta elmomentoMariana—.Medije amimismaal comprenderquenomeeradeltodoindiferente,jamáslohabíasido,desdequeloconozco,élmehaimportadomásdeloquehequeridoreconocer.Mesorprendíamímismalomuchoquesonreíycambiabadecolorcadavezque
sentíasumiradaenmirostro.Élcomosiempreelegante,conuntrajenegrocomo
erasucostumbreyhoyteníaunacapapuestaquelohacíavermásdistinguido.Megustólacantidaddevecesqueélsefijóenmí,menosmalteníaguantespuestos,porquemehabríadelatado el sudor en lasmanos.Mipadre tomó la iniciativayllamó la atención de los invitados, que compartían la tarde a nuestro lado —comentó con orgullo que su hija contraería matrimonio con lord AntonioD’Montecarlos. Los presentes aplaudieron ymi rostro se fue transformando delpálidoalrojoencendido,miprometidomeayudóasubirlosescalonesparallegardondemipadrehablaba—eraunaimprovisadatarimaqueconstruyeronpara laocasión—.Parahacermeentregadelanillodecompromiso.—Puedes quitarte los guantes, por favor—su voz fue amable, angelical, le
obedecí,sinimportarquemetemblabanlasmanos.—Dameunsegundo—ledije,mientrasluchabacontorpezaporquitármelos.Losdos sonreímos, él también estaba…¿nervioso?, lomiréymeofrecía la
sonrisamásbellaquelehevistoo¿yoloviasí?Sacódesubolsillounapequeñacajanegra,micorazónpalpitabaafanosamente,laspiernasnolassentíaypenséquemefallarían,abriólacajitaysacóunaargolla,tomómimanofríaigualalanieve,introdujoelanilloenmidedo.En ese instante el mundo pereció a mí alrededor, dejé de escuchar los
aplausos, labrisa,novielanillo,mivistaseperdió,enlosojosmáshermososquehevistoenmivida.Unosojosquebrillabancomounanocheestrellada—teníaunextrañomatizplateadoalrededordeesebellocolorverde—.Sentíquealgovolvióasusitio,comosimividahubieraestadoaladeriva,perdidaenlatierrayalverelcambioensusojos,ahoraeranplateadosquedéancladaenellos,seconvirtieronenmicaminoaseguir.Fuiconscientedelapicazóndemisojos,nomepercatéqueunalágrimarodabapormimejillahastaquesudedorecorriólatrayectoria.Jamáshabíaexperimentadoesasensaciónportodomicuerpo,mitorrente sanguíneo sufrió un frenesí dentro demi piel,mi corazón a punto deestallar,nodejamosdemirarnos,elhormigueoqueexperimentómicuerpoantesu contacto me hizo estremecer. Tampoco nos percatamos de nuestroacercamiento,élteníasurostrocontrariadocomosiledolieraalgo.Gracias al cielomimadre se abalanzó sobremí.Rompiendo la burbuja que
nosrodeaba.—¡Estoy feliz hija!—no volví a mirarlo. ¿Qué pasó?, ¿tenías que haberte
puesto romántica?,Mariana él no te ama.Entonces ¿porquémeconfundíadeesa manera?, muchas personas se nos acercaron y poco a poco nos fueronseparando.Me abrazabany a él le estrechaban lamano, no tuve el valor paravolverloamirar, sabíaqueél si lohacía,noapartó sumiradademí, tampoco
pudevolveramicolornaturaldepiel, sentíami rostrocaliente.Nodejabadepreguntarme¿quéfueloquepasóentrenosotros?Novolvimosaestarcercaelrestodela tardeytampocomeatrevíamirarelanilloquepesabaenmimanoizquierda,temíahacerlo.Cayólanocheylosinvitadossehabíanretirado,soloquedabanlosintegrantesdenuestrasfamilias.Hablabandeléxitodelareunión,mientras yo seguía sumergida en mis recuerdos de la tarde, Antonio seguíamirándomeacadasegundo.Algocambió,séquefueasí,nosésienél,peroenmi si cambió todo. Solo que no lo diría, no sin antes estar segura de sussentimientos haciamí.Medespedía demi futura familia,mi prometido fue elúltimoensalir,hablabaconmispadres,lordEduardoloesperabamontadoensucaballoylospadresdeloshermanossubíanasucarruaje,Manuelasedirigióanuestrahabitación.Noshabíandejadosolos.—HastamañanalordAntonio—debiódeextrañarseporlacalidezdemivoz.—Yapuedesdejarelformalismo,serétuesposo,puedesllamarmeAntonio.—AsiloharéAntonio.—Mariana…No estaré por una semana, debo viajar a Paris, tengo algunos
asuntosinaplazables—¿seiba?,sentírabia.—Quetevayabien.Esoquieredecirquedescansarédetupresenciaporunos
ocho maravillosos días —porqué fui tan déspota. ¿Acaso me enojé por supartida?,decidímirarloyahíestabalamiradaqueletemíatanto,algodentrodemíseestremeció.¿Seráquedurantetodalatardememiróasí?,yyocomounatontapensandoalgodiferente.—Soloqueríainformarle—eltutearnossolodurósegundos—.Quetengauna
buena noche, señorita —noté un poco de amargura en su voz y apretaba sumandíbula,noesperóunarespuestademiparte.Seapresuróasalir,caminandomás rápidode lohabitual, salió apresuradoen sucaballo,mientrasqueyomequedé inmóvil en el umbral de la casa viéndolo desaparecer demi vista.Medieronganasdecorrertrasél.—¿Mariana?—llamómimadre,dilavueltayentréenlacasa,alsentarmeen
elbordedemicama,notélamiradadeManuelaimpaciente.Enellahabíamilesdeinterrogantes,habíabuenailuminaciónalladodenuestrascamas.Sabíaqueeraparapodervermisexpresiones.—¿Quéquieressaber?—hable.—¿Quépasómientrasélteponíaelanillo?—quedirecta,realizólapregunta
delacualnoteníarespuesta.—¿Porqué?—necesitabatiempo,tomémicamisoladedormirymientrasme
desvestíaenellavado.Ellaselimitóameditarunpoco.
—Mariana… Fue mágico, de alguna forma todos los presentes nosconectamosconloqueustedessentían,eraunavibracióntancálida,unofrenteafrentesindejardemirarse.Telojuroprima,aunquenoselodemuestren,ambosestáninteresadosmásdeloquecreen.—Noesasí—intentémentir,ellameconocemuybien,desviélamirada.—Claro que sí. Él te buscaba con lamirada y perdóname no era cualquier
mirada, desbordaba felicidad, se le quería salir el alma por los ojos. Eduardotambiénquedósorprendidoporsuactuar.—Nofueesalamiradaquevialdespedirsedemi—comentéenvozbaja.—¿Ycómolodespedistetú?—suspiré,habíasidogroseraloreconocí.—Ledijequepasaríaunosmaravillososdíassinsupresencia—haciendoun
gestodearrepentimiento.—¿Qué?,¿cómoquieresquetemiraradespuésdeeso?—Mepasé,¿cierto?—memordíellabio.—¿Estásenamorada?—¡No!Essoloque…—comencéajugarconelanillo.Bajélavistayalrepararlomedoycuentaqueesantiguo,conunapiedraen
formatriangular,elcolorerarojoovioletaalmenosconlatenueluzesoparecía.Manuela se sentó ami lado con lavelay la acercó amidedo, eradeun rojodesvalido, sin llegar a ser rojo ni rosado, nimorado. Era único ese color, erahermosoymequedóperfecto,alamedida.—Separecealtonodetucabello—lamiré—.Siparecetucolor,mira—tomó
micabelloylopusoalladodelapiedra—.Loves,ynoesuncolorcomún.—Esraro—dije.—No…esúnicoynoescoincidencia—dijoenunsusurro.No dijimos nadamás. Ella se metió en su cama y yo di vueltas en la mía
acariciandomianillohastaquemequedédormida.Aldíasiguientedespuésdelamisa,mesentéenmiescritorioparahacerlosdeberesdelasemanaentrante,sin poder concentrarme.El viento susurraba una tenue tristeza, un vacío en elaire,comosilefaltaraalgo,¿ohyoeralavacía?QueríaveraAntonio.Esoera,no me sentía completa si él no se encuentra cerca, ¿qué me había pasado?,necesitabatenerlocerca,almenossaberqueestáenelpuebloynodeviajeenParis—suspiréalrecordarsusojos,quetienesumiradaquemeenvuelveymehace sentir llena, ya no tengo remedio, ya era imposible retroceder el tiempo.Tomémidiarioyescribíenél.Mayo30de1781
Queridodiario.Comodescribir lo que siento, ayer cuandoAntoniome entregó el anillo de
compromiso tuve la sensación de que él y yo éramos uno, en sus ojos vi alhombre más hermoso que existe en la faz de tierra. Es como si por muchotiempodospiezasestuvieronseparadas,yalcontacto,nuestrosmundosgiraronquedandosincronizados,comoengranados,esperoquemeentiendas.Yoaúnnolocomprendo.Micuerpoanhelaestarcercadel suyo,no sé si él se identificóconloquepasóenlareunión,talvezsí,fuecomosiporfinlatierratuvieraunsoporte en el Universo y que este giraba alrededor de ella, así me sentí, meancléaél,encontréelcaminoqueteníaperdidosinsaberqueloestaba,susojosplateadoseranmisenderoaseguir,perofuimuygroseraconélaldespedirmeymehapesadoelhaberledichoesaspalabrasquenoqueríadecir,metomóporsorpresasuausenciaporunasemana.Hoy desperté con la sensación de ausencia en mi interior, temo a mi
sentimiento,yanotengovueltadehoja,estoseestátornandomásfuertequeyo.Él hace quemi sangre corra vertiginosamente pormis venas, me hace sentirmilesdemariposasenmiestómagocadavezquemeroza.Ayersentítodoeso,temoenamorarmede él y no ser correspondida. Siguemirándomecon recelo,frialdadyodio,nosabesloquemeestádoliendoeso,deseoserimportanteensuvida.Porotrolado,elanilloquetengoenmimanopareceantiguoyescomosien
algúnmomento,enunavidapasadamehubiesepertenecido.¡Meencanta!IgualqueAntonio.Noserálomismoestasemanasinverlo,paramínobrillaráelsol.Cerré mi diario y miré mi mano. Tomé mi cabello y bajo la luz del día
comprobéqueeraciertoloquemedijoManuela,eradelmismocolor.Abrídenuevoeldiarioyredactéesacasualidad.P.D.Casualmenteelcolordelapiedradelanilloesigualaldemicabello.Ya era jueves, los días se fueron lentos, aburridos y sobre todo solos. Nos
encontrábamosrealizando losdeberesde laescuelacuando llegóelcorreo.Mimadre lo tomó y llamó a Manuela, quien salió corriendo y al cabo de lossegundosregresabaconunacartaenlamano,suspirando,supusequeeradelordEduardo. De repente entró en mí una ansiedad y una punzada de tristeza al
mismotiempo,nohedejadodepensarloenningúnmomento,alparecerélnohasentido lo mismo. Lord Antonio no me escribió, por lo menos sí lo hizo suhermano,asípodríasaberquédíallegarían.Mesentéenlacamaparaescucharloquemiprimasedisponíaaleer.—Vamosléela—laanimé.—Porsupuesto—memiróconpicardía.Dichacartaeraunapequeñanotade
amor,laleyóenvozalta.—QueríaManuela—comenzóadecir—.Nosabeslafaltaquemehashecho
enestosdíasquenohedisfrutadodetuamadacompañía.Elestarlejosevocaenmí el anhelo más nefasto de soledad abrumadora. Solo cuento los días paravolverafundirmeentushermososojos.Esperollegarelsábado.—¿Elsábado?—solofaltandosdíasparaquellegue.Recordélavezquetuvimosnuestraprimeracharladenovios,dondeenfatizó
queélcarecedeesetipoderomanticismo.Sonreí,nodeboponermetristeélmeloadvirtió.—EstaesparatiMariana—miprimallamómiatención,ensumanoreposaba
unapequeñanotaselladaconminombre.—¿Dequién?—nopuedeocultarlaemociónquemedioverquemeescribió
amítambiénunacarta.—Del Sumo Pontífice—respondió, con una mueca de “haber”—. De lord
Antonio, ¿de quién más? —y con una pícara sonrisa me la entregó, metemblaron las manos, me escribió, ¿por qué lo haría?, miré el pequeño sobremarcadoconunaperfectacaligrafía.Solodecíaminombre,nopudecontenerlarisa,aúnestabaunpocoasombradadequemehubieseescrito.¿Quémedirá?¿Una carta como la demi prima?—.Anda, ábrela y dime que te dice—meanimó.—Yavoy—nopudeocultarmifelicidad,deslicémidedodentrodelpequeño
sobre para romper el sello, había una pequeña nota y en él y solo había tressimplespalabras:Llegoelsábado.Sentípenaconmigomisma. ¿QuécreísteMariana?, ¡queél te escribiríauna
cartaromántica!,intentéhablar,peroenelmomentonomesalieronlaspalabras.—¿Solodiceeso?,¿nisiguieratunombre?—preguntósorprendidamiprima,
yonopronuncieunasolapalabra,mediotantapenayalmismotiempomucharabia.Comopudeilusionarmeconél,quetontasoy,respiréprofundoydejéque
larabiasalierademí.—¿Quécreías?,noselepuedepedirmásauncerdo—dijeenuntonoagrio,
dejélanotaenlamesadenocheysalíenbuscademicaballo,necesitabasalir.Sinpensarlodosvecescorrídirectoalpueblo,nosabíaquéhacer,teníaganasdellorar,séquemimadrepondráelgritoenelcieloporsalirsola.Aldarmecuentaya había llegado a la iglesia y decidí entrar. El monaguillo del padreGumersindo,eraunjovendelgado,narizónycongafas,decuerpoatléticoymuyservicial,siemprequemeve,haceunareverenciacomosiyofueraalguiendelarealeza.—Hola—saludéal jovenqueentretenidoarreglaba laparroquia,memiróy
sonriócomosifueralomásespecialdelmundo—¿SeencuentraelPadre?—No.Estádándole labendiciónaunenfermo—inclinó sucabezaantemí,
sonreíanteeseacto.—¿Temolestasimequedounrato?—No—seapresuróadecir—.Essucasa.—GraciasLouis.Nodijenadamás,medirigíalaprimerabancaysolofuesentirmesolapara
queeldolorsaliera.¿Porquémesientotantriste?,esquenomerezcounpocomásdeafecto,yonollorabaporeso,llorabaporqueacababadeconfírmameamímisma,queelinterésolamagiaerademiparte.Élnosentíanadapormíyesomemataba.Después demeditar por un largo tiempo, llegué a la conclusión de que ese
sentimientolosabríamidiario,nadiemás,paraelrestodelmundolordAntonioD’Montecarlos solo me agradaba como amigo, a sabiendas que ya estabairrevocablementeenamoradadeél.Salítempranodelaiglesiaparallegardedíaalacasaypoderescribirloquemequemandopordentro.Junio4de1781Queridodiario.Hoy comprobé que estoy irrevocablemente enamorada de Antonio
D’Montecarlos.Estosololosabestú.Miprimarecibióunapequeñacartamuy romántica,donde lordEduardo le
decía que era lomejor delmundo. ¿Por quéamíme toca siempre lo difícil?Sabesquefueloúnicoqueescribió—llegoelsábado—.Asísinmás,sialmenosmehubieseescritounqueridaMariana.Perono, fueotravezelmás secodel
mundo,creoquelohizoporcortesíamásnoporqueleagrade.Nosabesdiariolo quememuero por verlo sin esperar nada a cambio, aunqueme toque serindiferente, siempre estaré feliz de verlo. Lo que estoy sintiendo por él se haconvirtiendo en lo más importante demi vida, todo ha pasado a un segundoplanoysolopuedopensarensushermososojos.
CAPÍTULO8
Sullegada
Micorazónpalpitabamientrasmearreglaba,mepuseelvestidoblancoyazulmarino, recogíel cabelloenunaaltacoladecaballo,dejandoquecayeraaunladodemihombro,meapretéunpocolasmejillasparaquequedensonrojadasdemaneranatural—suspiréparamisadentros,alrecordarquenoleintereso—.Manuela se vestía. No estoy tranquila, los nervios amenazan con salir yapoderarsede la situación,debo ser fuerte,y reconozcoquepordentronomepuedoengañar,lafelicidadquesentíaporquelovería,eracadavezmásfuerte.En contadosminutos entrará por la puerta y aunque nadie se lo imagine, memuero por verlo, quiero perderme sin que él lo sepa en esos bellos ojos, losmismosquesehabíaconvertidoenmisenderoaseguir.Mi prima salió hermosa, ella si demostraba sus sentimientos, desde que
amaneció no deja de brincar, cantar y sonreír, me dieron ganas de hacer lomismo,peronopodía,noquierodarlemáslargaamissentimientos,sinsaberalmenosquesienteél,learregléelcabello,leamarréconunacintilladelmismocolordesuvestidorosa.—Quedastelinda.—Si nome siento cerca de ti—memiró sonriendo.Qué lindo es tener un
amorcorrespondido,medije.Escuchamos el galopar de unos caballos y mi corazón comenzó su propio
frenesí, parecía un tambor, nos miramos, y salimos corriendo al vernos a losojos.Me detuve al finalizar el pasillo, quedé en el inicio del descenso de lasescaleras.Manuela bajó corriendo y se lanzó a los brazos y de no ser por laagilidad de lord Eduardo, tal vez se habría caído, pero él la recibió. Fuesobrecogedorverlasonreí,lordAntonioestabamirandolaescena,ellossalierondelacasacomoerasucostumbreacaminarlosalrededores.Medieronganasdehacer lomismo, aunque amíme recibiría el piso sime tirabade esamanera.Bajélentamente,conteniendomisemocionesquequeríanliberarseydemostrarloquesentía,medetuvefrenteaélylonotédiferente,siemprehasidosegurodesus movimientos, y ahora ¿dudaba?, no sabía si saludarme o caminar endirección a la biblioteca.Nos quedamos cual par de tontos en el inicio de lasescaleras,mirándonos.—¿Quétalelviaje?—decidíromperelsilencio,queloúnicoquelograbaera
ponermemásnerviosa.—Agotador—sonrióalresponderme.—Debesdescansar—mivozeracondescendiente.—¿Quétal lasemanaenlaescuela?—¿estáinteresadoenmí?,nopudeevitar
sonrojarme, reprimió una leve sonrisa, le hice señas y nos dirigimos a nuestrotradicionallugardevisitas.—Igual…aunquemianillofuenovedad—salióelcomentariolomáscasual,
recordando las expresiones demis compañeras el lunes, se aglomeraron amíalrededorparaverconsuspropiosojoselhermosoanillodecompromiso.—Mealegra—dejóqueentraraprimero,mepareciómuycaballeroso,nunca
habíatenidoesaamabilidadconmigo.Nossentamosynosabíamosquehacer,enotrascircunstanciasyotomabaun
libroylehubiesedadolaespaldaparaleerlo,peroenestasituaciónnoqueríaserdescortés.Deseoverlo,sialmenospudieratocarlosinavergonzarme.Notengonadadeconfianzay solopuedodeleitarmeconadmirarlo sentadoenel sillón,parecía irreal, tan hermoso igual a un ángel.Nuestrasmiradas se cruzaron enmásdeunaocasiónhaciéndomesonrojar.—Fuemuygentilalenviarmeunacarta—lomiréyélestabaconsuspobladas
cejas unidas—. Supongo que fuemuy difícil escribir esas líneas—sonrió, nocomprendílamágicaexpresióndesurostro.—Laverdad“esas” si—hastaahí llegómiestúpida ilusión—.Marianadebo
irme—fuepeoresasensación,semeformóunnudoenlagargantaalescucharlodecirquenopasaríalasdoshorasconmigo,teníaunasemanadenoverloy¿soloduro veinte minutos? —. Vine a decirte que el jueves tengo una reunión debeneficenciaydebemosasistir—intentéhablar,peroélsiguió—.Nopodréveniradiario,elmartes tratarédehacerlo,noteprometonada—suexpresiónnofuefría, era inescrutable no pude identificarla. Dicho esto, se levantó, sentí que lasangremesubíaalacaraynoaguantémás.—¿Te queda muy difícil pedir el favor?—contesté, tratando de ahogar las
ganasdellorar.Enarcóunaceja.—¡¿Yahoraquehice?!—seencogiódehombro.¡Hombres!—Nada.Pasar por encimade la gente sin su consentimientoynodarsepor
enterado—habíaalzado lavozmásde lacuenta, salíde labibliotecaantesdequelaslágrimassalieran,nosabíahastadondepodíacontenerlas.—¿Mariana? ¡Mariana!—no le contesté. Antes de llegar a las escaleras la
manodeAntoniometomódelbrazo.Noqueríaverlo,faltabapocoparallorar.—¿Quéhice?—supreguntaparecióunsusurro.
—¿Aquéhoraspasaspormí?—mivozsonólomásbajoposible,conmivistafijaenelsuelo.Nolovi,podíajurarqueélsonreía.—Solonecesitabaesto—sumanotomómimentónymeobligóaverloala
cara,sucontactoenvióuntorrentedeenergíaportodomicuerpo.—¿Vermellorando?—Síyno—noseleborróesahermosasonrisa—.Queríaestarseguro—abrí
mi boca, pero él la silencio con su dedo. Sacó de su abrigo un sobre conminombre sellado—. Si te escribí una carta, solo queme arrepentí en el últimomomentoyporesotedijequefuemuydifícilescribirtelastrespalabrasqueteenvié.Peroahora…—¿Ahora qué? —mi corazón latía tan fuerte, su mirada no era como las
anteriores,enelloshabíaunextrañobrilloypercibísunerviosismo.—Estoy seguro que seremos buenos amigos—¿solo amigos?, las lágrimas
emergieron sin remedio alguno recorriendomi rostro.Él sonreía, contentoporalgoquenosupe,susojoserandosráfagasdefuegoqueabrazaronmiser.Susmanos tímidamente las limpiaron, pero ellas seguían saliendo sin podercontenerlas,soyunaverdaderatonta.¿Cómollorabaanteél?,sacósupañueloymeloofreció—.¿Porquélloras?—porlaformaquemelopreguntósupequeleinteresaba,aunasí,necesitabaestarcompletamentesegura.—¿Teimporta?—PorsupuestoMariana—micomentariolohirió.—Pormuchascosasyporfavornomepreguntes—mesequélaslágrimasque
nodejabandesalir.—Pasoportieljuevesantesenlatarde.—Deacuerdo—nuestrasmiradasseencontraronyanoteníaporquéocultarle
nada. Se dio cuenta de todo, soy una completa estúpida por demostrarle missentimientos.—¿Puedopedirteunfavoradicional?—¿Cuál?—lerespondíconmirostromirandoelpiso.—Puedes ponerte el vestido azul y dejarte el cabello suelto, ¿por favor?—
levantémi rostromás por asombro que por cualquier otra cosa. Esperaba unarespuesta,nodijenada,soloasentí.Susonrisaparecióiluminarlaestancia,sincontar que yo ya no podía más con emoción dentro de mí pecho—. Nosvemos…¿mañana?—preguntó.—¿Novaaestarocupado?—quiseasegurarme.—Es domingo, nunca he faltado amisa y recuerdo haberte pedido queme
hablarasconmáscercanía,serétuesposo—bajósumirada.
—Claro.Tratarédeadaptarmealnuevotrato.Quepasesbuenatarde—ledije.—Por supuesto que lo haré. Aunque tengo muchas preguntas, solo espero
aclararlaspronto.—¿Quépreguntas?—Algunas—arruguémifrenteporqueteníaquesertanmisterioso.—Perfecto—ledijemirandodenuevoelpiso.—Toma—mediolacartaqueteníaensumano.—Soloquiero…—sedetuvo,amímetemblabalamano,melaentregó.¡Me
ha escrito una carta!, me miró por unos segundos, antes de retirarse. Lo vimontarseensucaballoymeregalólasonrisamássinceradeestemundo,yporprimeravezsusonrisaeraacordeconsumirada.Salícorriendoamihabitación,mesentéenlacamaycontaldesesperoabríelsobreymedispusealeer.Junio2de1781EstimadaMariana.Teextrañaráque te escribay créemequeparamí tambiénha sidoungran
acontecimiento hacerlo, pero lo necesitaba. Sé que ante tus ojos soy un sermalvado, egocéntrico, tajante, frío y calculador, comprendoqueme tengas enese concepto y te aseguro que no me importaría de no ser, porque se hadespertadoenmiunsentimientodiferenteynadaplaneado.Tepiensoacadamomento,cierromisojosyturostroestáenmissueños,me
sorprendoconstantementesonriendoanteturecuerdo.Nosésiteintereso,estoydeseando con el alma que así sea, deseo ser parte de tu vida. He cometidosmuchoserrorescontigoyquierocompensarte,perotemoquemeodiestantoquenopermitasqueentreentuvida.Anheloquemeconozcascomorealmentesoyyloquesoy,esperoalgúndíademostrártelosimelopermitesunavezregrese.Teconfieso,nosoybuenoconlascartas,es laprimeraquelerealizoauna
dama.Tuyo.AntonioD’Montecarlos.Mequedéporunmomentoenblanco.Teníatantaemocióndentrodemí,que
no pude reaccionar de otramanera. ¡Él tambiénme ama!, comencé a gritar y
saltar,brinquépormicuarto,delbalcónalacama,saltécualniñade5años.Eraimposiblecalmarme,dentrodemiteníanocabíalafelicidad,élsentíalomismoque yo. Guardé en mi baúl lo que considero lo más valioso y al parecer secomenzará a llenar, dejé la carta y el pañuelo, tomé mi diario y escribí loesencial.Junio6de1781Queridodiario.Te escribo para decirte que soy la mujer más feliz del mundo. Antonio me
ama,no sabes laemociónque tengodentrodemipecho.Él también siente lomismo, hoy tomó mi rostro, secó mis lágrimas, me sonrió como hasta elmomentono lohabíahecho.Presientoquemicumpleañosserá inolvidable, loamo. Te amo Antonio D’Montecarlos. Eres el dueño de mi alma, cuerpo ysentimiento.Serétuyasiempre.Cerréeldiarioymetiréen lacamaparavolarenminubepersonal.Soñaba
con aferrarme a sus brazos y le sonreíamos al mundo por lo que sentíamos.Estoy tanfeliz,mesentíacompleta.Miprimaentróa lahabitaciónysonrióalvermeconcaradeenamorada.—¿Aquéseledebeesacaradefelicidad?—preguntómientrassesentabaen
sucama.—Aesto—melevantéparasacarlacartadelbaúlyselaentreguéparaquela
leyera,lamiré.Miprimasellevóunamanoalabocaylaotraalcorazón.Ellaesunacompletaromántica.—Mariana,perosi…éltambién...¿Cierto?—Sí.ElmismosentimientoManuela,tambiénmeamaytúeresunacompleta
bruja—ledijesonriendo—.Todoloquedicessecumple.Ellanocontestó,solosonrió.
CAPÍTULO9
Elataque
Esperaba impaciente a mi familia para asistir a la misa dominical, hoymepareció eterna la espera, mi afán era verlo. Tomaba el té, cuando Manuelaingresóalacocinabailandoelvalsnupcial,ahorasiexpresabamissentimientos.MiprimatomóaÚrsulaporlacinturaobligándolaabailarconella.—Señorita,meregañarálaseñora.—Hoyesundíaespecial,noloves—intervineuniéndomeellas.Nossirvieroneldesayunoenlamesa,nocomícasi,solopanylechetibia,sin
embargo,medemorémuchocomiendo,mimente revivía a cadamomentodeldía de ayer, recuerdo la forma en cómomemiraba, ese brillo especial en susojos.Anochefueronlargaslashorashablandodeélytratandodedesenredarsucomportamiento para conmigo, nos quedaron muchos vacíos. Y eso no meimportaba,sabíaquelossentimientoseranmutuosyahoralaideadelabodaeralomejorquepodíapasar,porlaconversaciónconmiprimameenterédeciertasdecisiones deAntonio, por ejemplo. Se ausentaron para comprar la casa en laquesealojabanylavaaarreglarparaconvertirlaennuestracasamatrimonial,lordEduardoviviráconsuspadresyesoregocijódealegríaaManuela,pasaránmástiempojuntos.Elviajeparamí fueeterno,noveía lahorade llegara la iglesia, él esmuy
puntual,¿meesperaráenlaentrada?,unavezelcarruajedoblólaesquinadelacasacural,micorazóncomenzósucarreradesbocadaalamor.Élmeesperabaala entrada del jardín de la parroquia, bastó mirarlo para que mi corazóndescansara, y comenzaron otras sensaciones a emerger. Vestía un traje azulturquí,esecolorrealzabaeltonodesupiel,aéllequedaperfecto,nopermitióque Jasón me ayudara, él fue quien me ayudó a descender del carruaje. Elcontactoconsumanohacíaquelascosquillasseafianzaranenmiestómago,susojosbrillaban,comoadoroesamirada.—Seveusted…bueno,esperopoder…tevesmuyhermosa…—lapenase
concentró en mi rostro, era una situación nueva, ganas de correr, gritar y almismo tiempo no hacer nada, él sonreía y realizaba un sin número deexpresiones en su rostro, intentó hablar, y no logró articular una palabramás.Teníaproblemasparahacerlo,decidíhablar.
—Usted…disculpa,tevesmuybien—sentímirostroarder—.Graciasporlacarta…—ahorafuiyolaquenopudoseguirhablando.—¿Los mismos sentimientos?—asentí, mi mirada se incrustó en el suelo.
Escuchéelsuspirodetranquilidadqueemergiódesupecho.Mispadreshabíanentrado a la iglesia, iba a comenzar la santamisa,Manuela del brazo de lordEduardoynosotrosaunenelmismolugar,creandonuestropropiovínculoquesetratabamásensentirquedehablar.—Mariana —fue una adoración cuando dijo mi nombre—. ¿Sería muy
atrevidodemipartecortejarteoyanotengooportunidad?—elcorazónmeibaaexplotar,sentímirostrocaliente,logréresponderle.—Silopiensaunpocomejor,desdeayercomenzóahacerlo.Escuchamoslaprimeracampanadayestavezerayolaqueentrabadelbrazo
del hombre más atractivo que ha pisado el pueblo. Me quedé a su lado,experimentandoporprimeravezcomonuestroscuerposemanabancorrientesdeunladoalotro,nomeconcentréenlaeucaristía,paraquementir,nosedéquehablóelpadreGumersindo.FuiconscientedelasmiradasdeAntonio,acariciabalapalmademimano,enmásdeunaocasiónnostocómordernoslalengua,conlaintensióndesofocarlarisa,faltabamuypocoparaqueacabaralasantamisa.Cuandoungritoaterradornos tomódesprevenidos,nosotrosdosnoshabíamossentadoenlaúltimabanca,puesfuimoslosúltimosenentraralaiglesia.Eneseinstante loshermanosD’Montecarlossemiraronysalieronprecipitadosdesuslugaresendirecciónalapuerta.Intentéseguirelritmodesuspasoslargos,fueimposible.En la puerta había un joven con la ropa ensangrentada, a punto de caer.
Antoniologrósostenerloantesdequesedesplomara,estanágil,suhermanolomirócomosipudierancomunicarsesinhablar.Asícomomiprimayyo.—Comenzaronlosataques—creoqueescuchédeciresoalordEduardo.—Debemoscurarlo—AntoniollamóalPadre,quiensedemoróparallegarpor
laaglomeracióndepersonasinteresadasenverloquesucedía,pocoapocofueroncalmados por un grupo de hombres en los que se encontraba el papá de miprometido.Eljovenmemiróyalzósumanoparaqueyoselatomara,miréaloshermanosatónita.Susmiradasnodecíannada.—Sálvame…—susurrómirándome,me arrodillé a su lado, sentí que debía
haceralgo,peronosabíaqué.—¡Antonio!—LlamólordEduardo—.Debesirabuscarlamedicina,talvez
funcione.—¡Ayúdenme!—gritabaeljoven.
—¡Padre! —gritó Antonio. El sacerdote asomó su delgado cuerpo con unfrascoenlamano.—No creo que le ayude. Este es para ataques… de otro tipo—semiraron
entreellos.¿Porquétododebeserunmisterio?,esquenopodíandecirqueloatacóunanimalyya.—Deboir—hablómiprometido,mialmaseestremeció.¿Iradónde?—.Esto
esdebestias.Esamedicinanoleharáefecto,nometardo,Eduardosostenle—almomentodequitarlamanodelcuerpodeljoven,viladesgarradoraheridaquetenía en el cuello y parte del pecho, como si le hubiesen arrancado un granpedazo, tenía tresgrandeszanjasdesdelapartedelcuellohastadondeiniciabasucorazón.—¡Mearde!—gritaba.—Notetardessabesquetienepocotiempo.—¡Antonio!—melevantéyloalcancéenelbordedelasescaleras,noquería
quesefuera,eseanimalpodríahacerledaño.—Nomepasaránada—seadelantóadecirme,alvermírostro.—Cuídate—sonrióunpoco.Vi quequería decirme algo, se contuvo.Corrió
hastasucaballoysaliócomoapresuradoendirecciónasucasa,sieraadondemehabíandichoquevivían,sedemoraríaunahora,entreiryvolver.Dilavueltayenelpisoquedaroneljoven,lordEduardoyelpadreGumersindo.—Ayúdame… —volvió a decirme el herido, con agonía en sus ojos, me
implorabaqueloayudara.Pero¿quépuedohacer?Eneseinstanteamímenteserevelaron imágenesdeextrañashojas.Losojosde lordEduardoseposaronenmí, escuchéunavozqueme susurraba,noera tenebrosa,másbienparecíamivoz.Tratédeescuchar,volvierondenuevolasimágenes.Eljovenmemiraba,ensusojoshabíamuchaagoníayvolvíaescucharlavoz.—Vealjardín.Corríaljardín,siguiendolasinstruccionesdeesacálidavozquesusurraba.No
mepercatédelPadrequiensaliódetrásymeobservabaconasombrosindecirnada,no sécómoexplicar loque sucedíaenmí, algonacíaenmi interior.Mimente registro una hoja y comencé a buscarla en el jardín al que con tantoesmeroprotegíaelcura.Entretantasplantas,floresyárbolesbuscabalaimagenque había visualizado y en el extremo izquierdo encontré a la primera.No sécuálessunombre,solocorríarecogerlasnecesarias,luegollegóotraimagenyasícontinuéhastacompletarcincoclasesdehojas,enunaserantres,otrasdosy
unafueroncincohojas.—Mézclalasconaguabenditaypónselasenlaheridadeljoven.Aldevolvermealaiglesianotéqueelsacerdotememiraba,yfueinescrutable.
No teníamos tiempo que perder, le grité mientras corría escalera arriba paraentrara la iglesia, lepedípermisode tomaraguabendita.Cuandomeacerquédonde lordEduardoel aspectodelmuchacho se tornabaverdey sus faccionesdesencajadas por completo, no era el mismo joven que hace unos minutosinterrumpiólaeucaristía.Nomedetuve,lagenterezabaensusasientosynomeimportó,atraveséelpasillocomoalmaquellevaaldiabloensusespaldas.Enelaltarcogíelcálizdelpadre,vertílashojas,leadicionéaguabendita,noteníaconquemachacarlashojas,miréamíalrededoryvisualicéuncandelabrodelgadoenel extremoderechodel altar.Lagentemeobservaba, lo toméy también elvinodelaeucaristía,corríhastaellugardeljoven.—¿Quéhaces?—LordEduardo,tratodesalvarlo.—Vasaconvertirteenmicuñada,nomedigaslord,lodestetodesdequenací
—sonreí—.Ahoradime,¿Quéhaces?—Nolosé,perosesalvará—dije.—Padrepor favor, dele debeber,mientras terminodepreparar las hojas—
obedeció y al darle el vino el joven profirió un agudo grito tenebroso yescalofriante,lagentelloróycomenzóaorarenlaiglesia.Lamezclayaestabalista.—AyúdameEduardo—enmimanountéunpocodelamezclaqueacabadade
hacer —. Échale agua bendita —él me miraba extrañado, pero obedeció alinstante. El grito fue escalofriante. Le unté la mezcla por las tres heridas, alprincipiogritó,luegopocoapocosullantosefueaminorando,hastaquedarenunagitadorespirar.Antonioentró,nosedemoró,apenashapasadounpocomásdeuncuartodehora,porlomucho,sequedómirandoaljoven,miróaEduardoquien se encogió de hombros, se conocíanmuy bien con solomirarse. Luegodepositósuintrigantemiradaenlamía,tambiénmeencogídehombros.—Vaya, al parecer no es necesario esto—levantó un frasco verde—. Padre
debe tener uno de esto para… otra ocasión—él se acercó al muchacho paraayudarlo a llevar a la casa cural,me quedé conmi prima, que todo el tiempoestuvoobservandomismovimientos.Memirabadesconcertada,meesperaunpardepreguntasapenasselepresentelaoportunidad.
—Mariana.¿Cómosupistequehojaseranlascorrectas?—Manuela—lamiré—.Hablamosenlacasa¿teparece?—Claro,todofuemuyextraño.Llegaron los hermanosD’Montecarlos. Escuché que el Padre calmaba a los
feligreses,diciéndolesquehabíancontroladolasituaciónyeljovenseencuentraasalvo.ManuelaseaferróalcuerpodeEduardoyéllaestrechócontrasupecho.Queríahacerlomismo,peroaúnnosésideba,Antoniomemiraba,¿pensarálomismo?—Fueadmirableloquehiciste—notéadmiración.—Nadaquetúnohicieras—lomiré—.Notedemoraste.—Mi caballo es veloz—desvió sumirada, nuestros cuerpos a unmetro de
distancia, reclamaban más cercanía. Quería hacer lo mismo que mi prima,deseabaaferrarmeaél,¡queimpotencia!—¿Quéloatacó?—parecíamuyinformadoalrespecto.Sequedócalladopor
unmementoyantesdehablarmemiró,teníasufrentearrugada.—Pareceserunloboo…—sentíquememintió.—Debe serun loboenormepor lasheridasque ledejó en el cuello, casi lo
decapita—sonrióantemicomentario.—Debo irmeMariana—noqueríaque se fuera,nosmiramoscon lamisma
intensidad que venimos haciéndolo, apartó su mirada. Antonio mostraba unaansiedad,algo leestáafectando.Ensusojosvi temor…pero¿dequé?,¿de lonuestro?, ¿demí?Apoyó su cuerpo en la pared, por primera vez vimiedo enesosojos,mepartióelalmadeverloconesaexpresión,comosiseculparaporalgo.—Antonio… no fue un lobo ¿cierto?, no me mientas. Hay cosas en el
bosque…—¡Muy peligrosas Mariana! —contestó apretando su mandíbula, de un
momentoaotroloteníacerca,diotrespasoseintentótomarmedelbrazo,perose contuvo, en sus ojos había preocupación—. Prométeme que no entrarás albosque,porfavor—¿cómomeibaanegar?,nomientrasélmelosuplicabadeesamanerayademásporqueletengomiedo.—¿Quiéneres?—susojostaladraronlosmíos,frunciósuscejas.—Mariana…hijanosvamos—otravezmimadre.¿Porquésiempreaparece
enelmomentomenosoportuno?,noqueríairme,asínonostocáramosyoqueríatenerlocerca,mebastaconsoloverlo,cerrósusojos,suspiróyluegodijo.—Yotambién—sucomentariofueunsusurro.—¿Qué?—noleentendí.
—Teveréelmartes—yoasentí,meinclinéporquesabíaqueélnoseacercaríamás—. Recuerda tu promesa—por un segundo no comprendí su comentario,pareciónotarloyrecalcó—.Novayasalbosque.—Despreocúpate.Letemo—bajélamirada—.Cuídate—aldecirleesodecidí
mirarlo. En sus ojos había una luz de alegría, que es lo que lo detiene aabrazarme, su cuerpo no fue consecuente con su mirada. No nos tocamos,aunque tanto él como yo lo deseábamos, mi madre me tomó por el brazo,Manuelasedespidióynossiguió.Nodejédeverloynoapartósumiradahastaquemipadrese leacercóyhablaronporunosminutos.Algodebiódecirle, lamirada de mi progenitor no fue tan despreciable como lo había sido en losúltimosdías.Cuando llegamos a la hacienda Úrsula organizaba la mesa para servir la
comida. Por causa del ataque, nos retrasamos y llegamos al medio día, fueevidentelamiradademispadresacadainstanteylademiprima,queparecíaperforarmimentecon su formaacusantedemirarme.Amispadres lespuedodecirunapequeñamentira,peroaellaesimposible.Alterminarnosencerramosennuestrahabitación,mesentéenlacamapensandoentodoloquepasó,enelrevuelodelaiglesia,sentíalaincesantemirada.—Manuelaquéquieresque tediga,yonosé—lamiré,eraciertonopuedo
explicarloquehabíapasado—.Escierto.—Mariana no es lo que preparaste, parecías estar iluminada, como si te
envolvieraunaluz.Nosésiotraspersonassedieroncuenta,peroyosíylosabes—eracierto,ellateníaeldondelarevelaciónoadivinaciónnotandesarrollado,enmuchasdelassituacionesenlasqueopinabasecumplían,siempreacertabaensuscomentarios—.CreoqueelpadreGumersindotambiénlonotó,tesiguióatodosladosysurostroreflejabaalegría,eracomosiesperabaquepasaraloquetepasó—negóconlacabeza,sellevólasmanosalacara.Intentabaencajarlaspiezas,lecostabacomprenderlo,talvezeshoradequelecuenteciertascosas—.Noloentiendo.—Nodebesentendernada—latranquilicé.—Estánpasandocosasmuyraras—memiró—.Ayúdameaaclararmimente
—meencogídehombros.¿Yoenquépodíaayudarla?—¿Cómo?—Sitepregunto…¿túmeresponderásconlaverdad?—Siemprelohehecho.—Bueno—meretaba—.¿Quétepasóhoy?,dime¿quéteimpulsóacorrery
buscarlashojascorrectas?
—Unavozqueescuchédentrodemí,eraladeunamujer.—¿Unavoz?—mirespuestaladesconcertó—.¿Yquémás?,noomitasnada
por favor.Me da dolor de cabeza—había tanta necesidad en sus ojos, decidícontarlemisecreto.—Manuela… cuando el muchacho me pidió que lo ayudara. A mi mente
llegaron varias imágenes de plantas, hojas de árboles y no les sé el nombre,veníanamí, luegoescuchélavozquemedijoquefueraal jardín.Túsabes lacantidaddevariedaddeplantasquetieneelPadre,esmuymeticulosoycelosocon su jardín—mi primame observaba concentrada enmi narración—.Bajécorriendoy te juroque lashojas se iluminabanantemí, fueroncincoespeciesdiferentes, las tomé como si fuera experta en el tema. La voz me volvió asusurrar que lasmachacara con agua bendita. Sabía que tenía poco tiempo, alregresar a la iglesia fui consciente que el Padreme observaba de esa forma ytienesrazón,ensumiradahabíaalegría.Nomedetuveporeso,medirigíalaltarytoméelcáliz,lollenéconaguabenditaqueélmantieneenlospilaresyconelcandelabrocomencéamachacarlashojas.Novolvíaescucharlavozyteserémuysinceraenelfondoséqueeramipropiavoz—lamiré—.¿Meentiendes?,elrestoyalosabes,nodejastedemirarmeenningúnmomento.—YEduardotampoco…avecescreo…—sedetuvo,negóconlacabeza.—¿Qué?—Nada.Sonideasmías.—Manuela a veces tienes más razón de la que tú crees —ella me miró
fijamente—.Ahoraquedije.—Loquepasa,esquecreoqueEduardopuedeleermeelpensamiento.Como
tambiéncreoquedealgunaformatúpuedeshablarconlosanimalesycontrolaselestadodeltiempoylasbrisasgiranentornoatuestadodeánimo—mequedéfría. No era necesario confesarle mi secreto, ella lo descubrió. Me dejó sinpalabras,bajélamirada,alescucharlaparezcounaloca.—¡Cómodiceseso!—Poresotedijequenoeranada—bajósumirada.Habíaacertadoentodoy
si mi prima decía que Eduardo lee los pensamientos, debía de tener algo decierto.—LoshermanosD’Montecarlossonmisteriosos¿cierto?—Sí…¿lestemes?—mepreguntó.—No.Ellosmedanmuchaseguridad,cuandoAntonioestáami ladosiento
queéltienelafuerzaparaenfrentarsealmismodiablocontaldedefenderme—sonreí antemi comentario—.LoamoManuela—miprima sonrió—.Él seha
convertidodeunaformaincreíbleenlarazóndemivida,sientoquemialmalepertenece, sin importar nada. Soy suya y desde hacemucho tiempo—miré elanillo.—¿Quéseríaloqueatacóaesejoven?—meencogídehombros.—Antonioibaacomentaralgo,perollegómimadreeneseinstante—miréa
mi prima. —. Ella siempre se las arregla y aparece en el momento menosoportuno,esperoquenolohagacuandonosestemosdandoelprimerbeso—mepuse rojadespuésdedecireso,nuncapiensoantes—.Discúlpame—miprimasoltóunarisitanerviosa—.¿Yahoraqué?—Mariana,creoquesedemoraráparabesarte—selevantó,prendiólasvelas,
seocultabaelsol.Dentrodepoconosllamaránacenar.—¿Porquélodices?,¿TúnotehasbesadoconEduardo?—nopodíacreerlo.
Ellosteníancasiunmesdenoviosoficialessurelacióneraperfecta.—No. Aunque anhelo que lo haga —arrugó su frente. Sin duda estaría
tratandodeentenderlo—.Creoqueesmuytradicional.Élesmuyraro,buenolosdossonmuyextraños—nosmiramosporunmomentoycomenzamosareírnos,casisiemprenuestrasconversacionesterminabanendeesaforma,nosllamaronparacenar.
CAPÍTULO10
Elbaile
12junio1781Queridodiario.Tehetenidoabandonadoenestoscincodíasyesmucholoquedebodecirte.
Enprimerlugar;Meestánpasandocosasalgoextrañas,nosonmalas.Sehanpresentadovariosataquesdeanimales feroces,aunquenocreoqueseanellosquieneslosprovocan.Laspersonasdelpuebloviventemerosas,igualqueyo,séquequienhaconformadoungrupodehombresparacazarloshasidoAntonio,temoporsuvida,memoriríasilepasaraalgo.Porotrolado,eldomingotuveunarevelaciónmuyextraña.A mi mente llegaron miles de hojas medicinales, no sé lo que eso pueda
significar.Notengoestudioenplantasyesoeslomásraro.Perograciasaesose han salvado varias personas del pueblo. En segundo lugar, mi papá hacambiadodeactitud,esomehacesentirmejor,loamoytúlosabes.Entercerlugar.HoymevisitaAntonio,mueroporverlo,élsehaconvertidoenelcentrode mi vida, por eso no te escribiré más por hoy. Te escribo mañana. Voy aarreglarme.Al cerrar el diariomeacosté,mirandoal techo.Manuela seguía en el baño,
por eso había aprovechado para escribir enmi diario. Él llegará en cualquiermomento,acadadíaenvíasaludosconmipadre,nohedejadodepensarloniuninstante,surecuerdoviveconmigo,suhermosasonrisa,sumirada,cadapartedeéllarecuerdocomosiloestuvieraviendo.¿Seráposiblequeunopuedaamardelaformaenqueloestoyamando?,siento
queélesmialma—sonreíasola.Quiénibaapensarqueamaríatantoalhombrequehaceveintedíasfueelcausantedetantollanto—.Escuchéelgalopardeuncaballo,melevantérápidodelacamaendirecciónalbalcón,unhombremorenosebajóypreguntópormí—arruguémifrentenoloconozcoy¿quédeseahablarconmigo?—¡SeñoritaMariana!—llamóÚrsula.—¡Ya voy! —grité. Al acercarme, noté que era un señor fuerte, sencillo,
limpioymuyeducado, tenía lamismaexpresióndemicocheroJasón,esomegeneróunagranconfianza.—Disculpe, mi nombre es Martín, soy el capataz de la hacienda de los
D’Montecarlos,miexpresióncambióydebióreflejaralgoyaqueseapresuróadecir—.Nodebealarmarse,eljovenseencuentrabien.—Quéaliviomedas—respondíenunsusurro,peronosientoqueseacierto,
algoentornoaAntonionoestábien.—Éllepidedisculpapornopoderveniravisitarlaenlatardedehoy,sinfalta
eljuevesalascuatro,pasaporustedyleenvíaesto—meentregóunsobreconminombre.Sonreíalverqueeraotracarta,noestaninsensibledespuésdetodo.—¿Puedeesperarmientrasyoleescribouna?—sonrió.—Porsupuesto.Creoqueporesarazónmeenvióamí.—Entreporfavor.Loinvitéapasardejándolosentadoenelliving,serehusóenunprincipio,yal
finalaceptó.LesolicitéaÚrsulaquelellevaraunabebida,puesdebíadeestarfatigado.Noconocíalahaciendademiprometido,séquequedaacasicuarentaminutos del pueblo en dirección contraria ami casa, y nosotros estamos a lamisma distancia del pueblo, lo que significa que cabalgómás de una hora elseñor.Mesentéenlasilladeldespachopararedactarlanota,yantesdehacerloleí
mi segunda carta, era increíble lo mucho que ha cambiado y sin querer hedespertadoenéllasensibilidad,lacartalodemostraba,memordíloslabiosdepurosnervios.¿Quémehabráescrito?12dejunioQueridaMariana.Lamento con el alma no poder verte el día de hoy. Anhelaba con todo mi
corazónvolveraver lahermosurade turostro.Sepresentóunpercanceen lamañanaquemeobligaaausentarme,prometoestarsin faltael jueves.Quieroquesepasquelalejaníahacausadoenmíuncambioirrevocable.Deseoverte,te he pensado a cada instante, no puedo apartar tu hermosa sonrisa de mispensamientos.PD:DisculpaamihermanoanteManuela,
Terecuerdo.Tuyo.Antonio.Suspiré,estrechélacartacontramipechoyrápidamentetomépapelypluma
paraescribirleunascortaspalabras.12dejunioQueridoAntonio.Nosabeslatristezaquemedanopodervertehoy,deseoverteeljueves.Me
sorprendió enormemente comprobar que eres más sensible de lo que crees,gracias por escribirme. No sabes lo grato que es para mí saber que meencuentro en tus pensamientos y que no soy la única que se distrae en suslaboresportenerlamenteenlasnubesencompañíadeunapuestocaballero.Prométemequetecuidarás,temoporti,mipadremeinformódelascacerías
convarioshombresdelpueblo.RezoadiarioparaquelabendicióndenuestroSeñorcelestialteprotejadetodomal.Teesperoeljueves,TuyaMarianaP.D.: el sábado cumplomis 18años.Estas cordialmente invitado. Seráuna
reuniónfamiliar,enviarélainvitaciónalacasadetuspadres,sinotemolesta.Doblé la hoja y la introduje en un sobre, se la entregué a Martín, quien
esperaba. Lo acompañé a la puerta y lo vi partir.Quedé un poco triste porquedeseaba verlo, es un hombre muy ocupado y debía acostumbrarme, dentro depocoserélaSeñoraD’Montecarlosynoqueríaconvertirmeenunamujercelosaeinsoportable con mi esposo, debo comprenderlo y apoyarlo. Cuando entré alcuarto,Manuelaesperabaarreglada.—Mariananodemoranenllegar,debesarreglarterápido.—Novanavenir—lemostrélacartaqueteníaenlamano—.Selespresentó
unpercance.—¿Eduardomeescribió?
—No—yhastaahoralonotaba,Eduardoeselmásatento.—¿No?—viladesilusiónensurostro.—Antonioescribióalgopara ti—leextendí lacarta—.Léelo—miprimala
tomóysesentóensucamaaleerla,creoquelaúltimafraselaleyómásdelacuenta.Luegosuspiró.—AlgolepasóaEduardoporesoélnopudovenir.—¿Porquédiceseso?—PorqueasílosientoMariana.¿Teacuerdasquesemecayóelplatomientras
lolavamosenlamañana?—Sí.—En ese instante sentí la presencia de Eduardo, solo que la reprendí en el
nombredeDios—nodijenada,últimamentecreoentodoloquedice,laabracéconfuerza.—Nopiensesennadamalo,sifueragraveAntoniomelohabríadicho.—No…sonmuymisteriosos.Nonosinvolucraránenloquehacen.—¡Ohen loqueson!—comenté.Ellamemiró,meentregó lacartay tomó
otrovestidoparacambiarseelqueteníapuesto,yodoblémisegundacartaylaguardéenmibaúl.Lashorassehacíanlargas,eternasalaesperadeljueves,quegraciasaDios
eramañana.Me dirigí a la cocina con la intención de ayudar amimamá y aÚrsula en los preparativos de mi cumpleaños. Preparé la masa para realizarvariospastelillos, lacocinameagrada,noscriaronbajounaestrictadoctrinaytanto mi prima como yo éramos expertas en hacer delicias, pero también envolverlacocinauncompletodesorden,nosgustabajugarconlaharina.—Marianaaa…Manuelaaa…sinofueraporquelospasteles lesquedacomo
si los mismos ángeles los preparan, no las dejaría meter las manos —nosregañaba laseñoraGranados,mientrasquenosotrasnosuntábamosmasaen lacaracadavezquealgunasedescuidaba—. ¡Noséparaqueseponendelantal!Creoquemetocaráhacerlesunoquelescubralasmanos,lacarayelcabello.—Noteenojesmamá,miraquedentrodepocoyoviviréenotracasa—ledije
con un toque de nostalgia, no he pensado mucho en eso, viviré lejos de mifamiliayformarélamía—.Yprepararéestadelicia,solaenminuevacasa.—Voy a extrañarte hija, ya quedan pocos días, pronto te casarás—dejé de
jugar,notélavozquebradademimadre.—SeñoritaMarianalanecesitanenlasala—dijoÚrsula.—¿Quién?
—Supadre—lasmiréyseencogierondehombros,yosentíunligeromalestarenelestómago.—Madre¿porquénomeacompañas?—Mariana.ElseñorGranadosyaeselmismootravez—arruguémicara,era
cierto,peroaúnleteníamuchomiedo,nomemolestéenquitarmeeldelantal,nienlimpiarmelacara,salítalcualmeencontraba.Mearrepentí al instantedehaber entrado a la sala, almenosdebí quitarmeel
delantal. Papá hablaba conAntonio, mi corazón palpitó con fuerza, me dieronganasdecorrerasusbrazos,meencontrabahechaundesastre.Élporelcontrariovestíadiferente,teníaunpantalónnegrounpocoajustadoconsusbotasporfuera,unacamisadesedablancamangalarga,informal,parecíauncazador.No,eramásbien un domador, en su cintura colgaba un látigo, se veía muy atractivo—mequedésinhabla—.Alserconscientequemeibaacasarconelhombremásbellodelmundoyserámíodentrodepoco,unaoleadadecalorseapoderódemirostro.Alllegaral lugarenelqueyoloesperabainmóvil,medicuentaqueélsehabíaacercadomásdeloqueacostumbrabahacer,susojosbrillabancomodosráfagasdefuego,susonrisamesumergióenunanube,logréhablarporfin.—Estoesunaverdaderasorpresa—desviélamiradaalsentirqueseacercaba.
Estoyhechaundesastre—.Disculpa, no te esperabahoy, así que no…nomedijistequevendrías—escuchésurisa.—Noseastonta,decualquierforma,teveshermosa.Meagradaqueteguste
lacocina—sumanótomómimentón,decenasdemariposasseestrellaronenlasparedes de mi estómago. Mi padre nos dejó solos, nuestras miradas seencontraron y en sus ojos vi lo que había esperado estos días, mi sendero aseguir—. Ya no podía pasar un día más sin verte Mariana. No tengo muchotiempo,peronecesitabaverte.—¿Puedoabrazarte?—pregunté.—Hacemuchodeseoquelohagasy…—nolodejéterminar,melancéasus
fuertesbrazos, élme tomópor la cintura,mientrasqueyomeadueñabade sucuello,mealzó,mirostrosefundióensucuelloysemehumedecieronlosojos,porfinélseencontrabaentremisbrazos.—Eresreal—susurré.—¿Aquéterefieres?—medejóenelsueloytomómirostroentresusmanos.—A que eresmi ángel y puedo tocarte—memiró desconcertado, sus ojos
brillaban,sumiradaeracristalinaigualaunlago.Mimanosealzóparatocarsurostroycuandolohiceunhormigueorecorriómicuerpo,seestremecióantemicontacto—. Hace mucho soñaba con tocarte —sonreí y nos perdimos en el
profundoocéanodenuestrasmiradas.Vi sualmayera lomáspuroquehabíavistoenmivida,unpardelágrimasseescaparon,élmelaslimpiódenuevo.—Noquierovertellorar.—Sondefelicidad—dije.—Nosabeslofelizquemehaceselsaberquepuedosertufelicidad—nole
contesté.Metomódelamano,eralaprimeravezquelohacía,comounpardenovios.Elcalorvolvióamirostro,salimosdelacasayentendí,eralahoradeirse.—Yadeboirmeynosabeslofelizquemehashecho—dijo.—Noquieroquetevayas—meacerquétímidamenteaélycomprendió,me
abrazóunavezmás,sesentíatanbienestarensusbrazos.—Debohacerlo—mesoltóyapretómimano—.Debohacerlo—habíauna
firmezaensuvozquenodejabadudaalguna.Soloasentí.—Graciasporvenir.—Gracias a ti—me besó lamano y semontó en su caballo—.Nos vemos
mañana y el sábado por supuesto que estaré en el cumpleaños demi novia—comentóenvozaltaparaque lepudieraescuchar.Lesonreí,era laprimeravezquedecíaesapalabrayladijocontantadevoción,produjoenmíunsinnúmerosde sensaciones de la emoción. Me quedé mirándolo, esperando a quedesaparecierademivista.Entréenlacocinaflotandoenunanube,conlasonrisapegadaenmirostro.—Madre.Tuhija va a ser lamujermás feliz de este planeta, cuando sea la
señoraD’Montecarlos.—escuchélasrisasdetodasenlacocina.Terminédearreglarme.Manuelabajóhacemásdeveinteminutosarecibirla
visitadeEduardoenlasala.Élhabíallegadoenlatarde,noiríanalafiesta,élseguíamaldesalud,alparecereraalgúnvirus.Miprima tenía razón, lehabíapasado algo, se quedaría en casa de sus padres el día de hoy, porqueAntonioestaría conmigo y no podía atenderlo, y después de una gran charla con mipadre, aceptaron que yo saliera sin chaperona. Ellos se ven muy unidos, porencimaselesnotabalomuchoquesequerían.Escuchéuncarruaje,measoméporelbalcónysonreíaldarmecuentaqueeraminovio.Salídelahabitaciónytratédecontrolarlosnervios,eralaprimeravezquesaldríamosasolas.Mientrasbajaba las escaleras él saludaba a mi familia, no se había percatado de mipresencia hasta que giró en dirección a las escaleras. En ese instante sus ojosbrillaronunavezmás,seacercóymeofreciósumanoparaayudarmeaterminardebajar.Nofuenecesarioquemedijeranada,consumiradalodecíatodo.
—Antonio,Mariananodebellegartardeacasa,séqueiránsinacompañanteyprontoserásuboda—ledijomipadre—.Séqueestemprano,peroustedesaúnnosehancasado—losdossonreímosymirostrocambiodecolorconrapidez.—AsíserádonMarcos,prometocuidarasuhija—lecontestó—.Ahora,ella
esmivida—lomiré,mimadresellevólamanoalcorazónyManuelasuspiróanteelcomentario.Meayudóasubiralcarruaje,quiénloconducíaeraMartín.—Teves,hermosaygraciasporcomplacerme.—Penséquenolohabíasnotado.—No soy ciego, me gusta ese vestido, aunque ninguno de los que te has
puesto te quedanmal, es solo que este te quedamuy bien, es el quemásmegusta de los que te he visto —no me miró, su vista la tenía en el piso delcarruaje.¿tienevergüenza?—.Ygraciasporaceptarmisugerenciadelcabellosuelto —me miró y yo quedé sin habla, si supiera lo feliz que me hace almirarmedeesaforma,lasmanosmesudaron,tímidamentelastomóyduranteelviaje permanecieron entrelazadas, volví a flotar en mi nube personal, no meatrevíaverlo,duranteelcaminonodejédesentirmirostrocolorado,ojalánosedécuentademiestado,aunqueenvariosmomentossentísusojossobremíymeparecióquereprimíalasganasdereírse.Habíamos llegado,eramiprimera salida sinmispadresyal entraral salón,
quedésorprendida,el lugareraincreíble.Antonionomesoltóymepresentóaunsinnúmerosdepersonas,reconozco,norecuerdoningúnnombre,hevividotodamividaenunpuebloynomerelacionoconnadieymenosconlagentedela ciudad, él solo tiene unpar demeses y conocía amás demedio pueblo, alparecertambiénespopularenlaciudad,enunahorahabíadichominombreuncentenardeveces.Nosubicamosennuestramesa.—¿Quierestomaralgo?—lomiré.Intentéhablar,nosabíaquepedir,mepuse
rojayactuéavergonzada.Cedí,meencogídehombrosydecidíserfrancaconél.—Nuncaheestadoenunareunióndeestas,asíquenoséquépedir.Túestás
másfamiliarizado,¿puedessugerirmealgo?—elcalorabordómirostro,élsoltóunasutilsonrisadesatisfacciónymebesóenlamano.—Meencantas—dijo.—¿El saber que soy una completa ignorante?—le contesté con un poco de
rabia.¿Porquéseburlabademí?—No. Jamás pienses eso, es solo que eres tan inocente—esa respuesta fue
peor, sentí que mi cara ardía, debía verme sonrojada—. No te avergüencesMariana, no sabes lo feliz que me siento al saber que a mi lado vas aexperimentar muchas co…—dejó la frase sin terminar y ahora él era quien
cambiabadecolor.—Se sonroja lord Antonio D’Montecarlos —le comenté, mirándolo, él no
correspondió.Eneseinstantellamóalmeseroypidióuncóctel,quesupuseeraparamíyaquelosolicitósinalcoholyparaéluntragofuerteyseco.Lagentenosmirabay sonreíanalvernos,nonecesitabandisimular,nuestrabodaera lasensacióndelañoenlasociedad.—¿SabesbailarMariana?—afirmé.Sisabíabailar,asistíaunaclasedebaile
yme considerobuenabailarina.Pero jamáshabía bailado conunhombre,medieronnervios—Nolotomeamal,essoloque…—lomiré.—Jamáshasbailadoconunhombre—mebesólamano—.Seráunhonorpara
míseñorita.Deboreconocerquebailabaincreíble,éramosunoparaelotro.Encajamosala
perfección, los presentes nosmiraban y nos aplaudían, nos convertimos en elcentrodeatención,nosepodíaestarmásfeliz,ensusbrazosyalcompásdelamúsica. Flotábamos en nuestra propia nube, y como todo cuento de hadas elmágicotiemposeacaba,fueélelquemedespertódelperfectosueñoquevivíaalpermanecerasulado.—Yaeshoradellevarte,sino,misuegroseenojaráconmigo.—¡No!—fueunreproche,mecubríelrostroconlasmanos.Porquéseráque
nopiensolascosas,antesdedecirlas.—No te avergüences, yo tampocoquiero separarmede ti—me tomópor la
cintura, comprendí que después del abrazo de ayer nos costaba mucho estarseparados.Duranteelviajederegreso,meapoyéensuregazo,élmeaferróasupecho, la noche estaba muy fría y sus brazos me proporcionaba una calidezembriagadora,enmásdeunaocasiónsuslabiosrozaronmicabello,todamipielseerizabaporlaemocióncadavezquelohacía.Nohablamosycreoquenoeranecesario.—Llegamosmilord.—Gracias—contestóAntonio.—Tucocheroesmuyrápido—sonrió.—Nos vemos mañana—me acompañó hasta la puerta de mi casa. No nos
habíamossoltadodesdequemesubíalcarruajeynoqueríasoltarlo,mebesólamano—.Nosvemosmañana—volvióadecirmeantesquemimadreabriera lapuerta.—Hastamañana—ledije.—QuetengabuenanocheseñoraMatilde.
—Que duerma bien lordAntonio y gracias por traer sana ami niña. Tengacuidadoconelbosque.—Nosepreocupe,dormiréencasademispadres.Ellostampocoquierenque
meregresealamíaaestashoras,además,mihermanosigueunpocodelicado.Dichoesto,memiró,inclinólacabezaysedirigióhastaelcarruaje.Mimadre
se quedó cerrando la puerta y yo subí corriendo a la habitación para podermirarloporelbalcón,lovidoblaralaizquierda,sonreíalsaberqueestanoche,éldormiríacercademicasa,puessuspadresvivencerca.
CAPÍTULO11
Micumpleaños
Medesperecé.Manuelanoestabaenlacama,dormícomonuncaantes,teníala vaga sensación de haber sido cuidada toda la noche. Desperté con unatranquilidadenmiinteriorquejamáshabíasentido,ycreoquemirelaciónconAntoniotienealgoquever.ElPadresiempreveníaadarmelasantacomuniónen mi cumpleaños, hoy no me acercaría al pueblo, me bañe una vez meprepararonelbaño,mepuseunabata,tomémidiarioyplasméenél,lafelicidadquetenía.14dejuniode1781.Queridodiario.Hoy es mi cumpleaños número 18, y no sabes lo feliz que me siento, por
primeravezdesdequetengousoderazóndormítranquila,tuveelmejorsueñodemi vida. Soñé quemi ángelme cuidaba. El jueves fue lamejor noche delmundo, tal vez eso fue lo que hizo que durmiera tranquila. Te cuento quebailamos toda la noche y no me alejé de Antonio en ningún momento, bailaincreíble, es que él no tienenadamalo, todo lo quehace, lo haceperfecto.Yestarensusbrazosescomosimeperteneciera.Estoyenamoradadeél,nosabescuántoloamo,nosabesloquesientocadavezquemeabraza,alomejorfuiunpocoatrevidaalpedirlequesipodíahacerlo…yanoaguantaba.Queríacomprobarquefuerareal.Esperoquenoseapecado,perosientoque
loamomásqueamí.Antoniosehaconvertidoenmividaydeseosersuya.Cerré mi diario, aún era muy temprano, además es sábado. Como era mi
costumbre me levanté a la misma hora y como no iría a misa hoy, decidímetermeenlacamadenuevohastaquefueranlasseis.Teníatantaemoción,mequedéprofundadenuevoynosentícuandoentraronmispadresymiprima.—¡Felizcumpleaños!—quedésentadaenlacamadelgritoquepegaron.Ellos
soltaronlarisa,mipadrevolvióaserelmismo.—Penséqueyatehabíasarreglado—comentómiprima.—Teníamuchosueño—contesté.
—El Padre no demora en venir, sabes que tu cumpleaños es sagrado—mimadre tenía razón,yosoy laconsentidadelpadreGumersindo,éleracomoelabueloquenuncatuve.—Solodebovestirme,yaestoybañada.—Feliz cumpleaños hija—era la vozqueme agradabadel señorGranados,
melancéasusbrazos,yélmeesperóigualqueantes—.Hijamía.Lamento…—No te preocupes, tus razones tendrás, de igual forma amo aAntonio, así
que,sinofueraporti,élnofueramiprometido.Míralodeesaforma,asínotesentirásmal—lediunbesoen sucabellera canosa, él era7añosmayoramimadre.Meregocijéenlosbrazosdemiprogenitoraydemiprima.—Tomamireglo—Manuelameentregóunacajaqueteníamuchosorificios.
Al abrirlo comprendí el porqué, eraun lindo conejo, lo saquéy lo abracé confuerza—.Esparaqueentunuevacasanotesientassola—selequebrólavoz,eracierto,dentrodepoconossepararíamos.—Manuela…—laabracé.—Este es el nuestro—mimadre se secaba las lágrimas—.Es para quenos
recuerdessiempre.—¡Sonmispadres!,siemprelosrecordaré,ademásviviréenelmismopueblo,no
digas…—meabrazóconlágrimasensusojos.—Hijaesteeselúltimocumpleañosquepasarásentucasa,elpróximoestarás
contuesposo.—Yaeshoradevestirme.Estamosmuymelancólicosyquierocelebrar.LeentreguéelconejoaManuela,mientrasmearreglaba,mepuseelvestido
quemimadre había confeccionado. Era de gamas azules, hermoso, ella sabíaque ese erami color favorito, también hizo una cintilla para el cabello, habíadescubiertoqueaAntoniolegustabamucho.Escuchéquetocaronlapuerta.¿ElPadremadrugóenlamañanadehoy?—¡Mariana!—llamómimadre.Cuandobajéalasalahabíaunhermosoramo
defloresblancas.Seiluminóeldía,corríamirarlatarjetaycomprobarquiénmelasenvióysolodecía:Anhelo.—¿De quién es?—preguntóManuela,me encogí de hombros, ella tomó la
tarjetademimano—.¿Nodicenadamás?—No.Lasfloresestánmuylindas—meacerquéparasentirsuaroma,enese
instante volvieron a tocar la puerta,Úrsula la abrió y entró con otro ramo de
rosas,estaserandecoloramarillo,tomélatarjetayenellasolohabíanescrito:Hacerte.Miprimatomólanuevatarjetaysonrió.—Entraránvariosramosdeflores,hastaqueterminendecompletarlafrase—
sonreí.—¿Antonio?—mesonrojéalcontemplarelrostrodelospresentes.Eraobvio,
eraminovioyprometido,talvezesteseasuregalodecumpleaños.Entotalrecibíen menos de una hora catorce ramos de flores; de varias clases de flores,desfilaron losgirasoles, las rosas, hortensias, los tulipanes, lasdalias, los lirios,claveles,lasmargaritas,orquídeas,entreotras,encadaramoveniaunatarjetaconunapalabra.Miprimayyolaspusimosenordensobrelamesaparaarmarlafreseycitabaasí:Anhelo hacerte feliz hoy y el resto de nuestras vidas juntos. Feliz
cumpleaños.Antonio.—EsunverdaderorománticoMariana—brincamoscomoniñas,soloafirmé
conun levemovimientodecabeza,meconmovió,Élmeamaba igualqueyo,unapersonaqueenvíaesetipodedetallesesporqueamaalaotrapersona.Unainmensaalegríaseadueñódemíserycomosiempreeldíafueconsecuenteamiestadodeánimo.Cuando el Padre llegó estaba radiante, mirando cada ramo de flores que
pusimos en diferentes lugares de la casa, el aroma a flores era penetrante yagradable, memoría de ganas por verlo y abrazarlo—suspiré—.Aún no erahorasparaquellegara,metocabaesperaralacomida.LafamiliaD’Montecarlospor fin llegó,suspadres fueron losprimerosen ingresara lacasa,siempre tanelegantesyalmismotiempotansencillos,Eduardomeentregódosregalos.—Unomío,elotroeseldemispadres.Comosabrás,soyelniñodelacasa—
sonreí,suhermanonegabalevementealescucharlo.—Gracias.Antonio no entró, él me miraba desde la terraza de la casa, me hizo una
pequeña seña para queme acercara, dejé los regalos en lamesa al lado de lapuerta,dondemipadreacostumbrabaaponerelsombrerocadavezquellegaba
desuslabores.Alacercarmemeofreciósumanoquetomécomoelmejordelosregalos.—Estas, definitivamente hermosa, me encanta verte de azul. ¿Es tu color
favorito?—Sí—mebesólamano.—Elmíoes….—El blanco —me apresuré a decirle, me miró intrigado—. Tu caballo es
blanco—ledije—.Henotadocomoloquieres…—decidídetenerme,meencogídehombrosyaqueestabadiciendobobadas,ynosupeporquedijeeso.—Quéperceptivaeres—sonrióyvolvióabesarmelamano—.Escierto,me
gustaelblanco—lomiré.—Graciaspor lasflores,seconvirtieronenelmejorregaloquehetenidoen
mivida—desvié lamirada, sabíaquedentrodepocomepondría roja—.Eresromántico—escuchésurisa.—Ese no esmi regalo de cumpleaños—lomiré confundida, él reprimía las
ganasdereírse,sacódesuabrigounacajarectangulardeterciopelonegroymeloentregó—.Esteesmiregalo,lasfloressoloeranunaantesalayrecompensaporlosmalosmomentosquetehicepasarenunconfundidomomento.Nodijenada,mirémimanoyabrí la caja, en su interiorhabíaunahermosa
pulsera en oro y piedras preciosas—lomiré, él ya lo hacía, no comprendí suexpresión y se veía hermoso —pasé mi dedo por el lujoso obsequio. Eradeslumbrante.—Antonio…espreciosa,gracias.—Erademimadre—nuestrasmiradasseunieron—.Miverdaderamadre—
ahora siquedéconfundida—.Esuna largahistoria,prometocontártelaenotraocasión—mesonrió—.Hoyestudía.—¿Meloprometes?—queríasabertodosobreél.—Vas a conocer mi verdadera historia, Mariana —tomó la caja y sacó la
pulsera,melapusoparaluegoentrelazarnuestrasmanos—.Ahoratepertenece,eressunuevadueña—volvióabesarmelamano,ynolasoltóenelrestodelatarde.Lareuniónfuemuyamenaynoporelesmeroquesiempreleponemimadrea
todoloquehace,sinoporqueAntonioyyoestábamosennuestrapropianube,nosalejamosde lasconversacionesquese realizaronen lacasa,él soloqueríaestaramiladoigualqueyo.Pasójugandoconmicabelloyloquemegustóesqueparadondeibaélmeseguía.
CAPÍTULO12
Elnoviazgo
Medespertécomoeramicostumbrealascuatrodelamañana,alrecordarqueeradomingoylamisaesalasochomesumergíotravezenlastibiascobijas.Novolví a conciliar el sueño,me distraje de lamejormanera que tenía en estosúltimosdías,enmiAntonio.Enestasemananonoshabíamosvistomucho,medijoqueocuparíalashorasenelarreglodenuestracasaquehabíacompradoalasafueradelpueblo.Lasdossemanassiguientesamicumpleañoshansidounverdaderocuentodehadas,pasábamosmáshorasdelacuenta,merecogíaenelcolegio,meayudabaconlastareas—esmuyinteligente.Enunadeesastardeshablamosdemifuturo.—Noquieroquedejesdeestudiar—dijo,mientrasjugabaconunmechónde
micabello.—Laescuelaesparaniñasdecasa,yoseréunamujercasada—comenté—.
Aunquenosédóndeestáladiferencia—élsemordióloslabios—.¿Dequéteríes?—Denada—su dedo recorriómimejilla,Antonio ejerce enmi un sin fin de
sensacionesymehanhechoadictaaesetipodecaricias,esunrevitalizanteparamifelicidad.Necesito permanecer cerca de su cuerpo, reconozco que él también seextrémeseantemiscaricias—.Esetipodeinstitucionesesparaseñoritasyporesoesprohibido—dijomientrasseguíajugandoconmicabelloeneldespachodemipadre—.Loquesípuedohaceresconseguirunprofesorparticular,paraquealmenosterminestusestudios—fuemuyrazonableyomeencogídehombros.—Loquetúdigas.—Quéconsiderada—sonrió—.Nopenséquefuerastancondescendiente.—Losoycuandotienenlarazón—lomiré—.Ymeparecebien,quenome
quedarésinculminarmisestudios.—Asíserá.Conesomedemostróquenoesunhombremezquino,mispadrescadadíalo
adorabanmás,elpadreGumersindonodejabadealagarloydecomentarquenopude encontrar un hombre tan digno para mí, aunque a veces lo notabapreocupadoporalgo.Miprima,felizpormifelicidadyEduardoenmásdeunaocasión me dio las gracias por hacer feliz a su amada.Asistí a las reunionessocialesyenunadeesasmeenteréqueeraunhombrehumanitario,erandueños
devariasinstitucionesdebeneficencia,orfanatos,hospitales.AmimentellegóeserecuerdocuandoasistimosaunareuniónyescuchéalorganizadorhablardeloshermanosD’Montecarlos.—¿Quétepasa?—semostrópreocupadoalvermicambiodeánimo.—Discúlpame—le había susurrado, lo miré a los ojos, él enarcóuna ceja, si
supieraloatractivoquesevehaciendoesegesto.—¿Porqué?—metomólamanosindejardemirarme.—Por lo que te dije la tarde en que nos comprometimos —parecía estar
retrocediendoensumemoria.—Lodemalvado...—sonriómostrandosuperfectadentadura.—Noeresasí,meequivoquéen todo, teparecesmásaunángel—memiró
comosololohaciaél,haciendoquemimenteseperdieraporunossegundosenel profundo universo de sus ojos—.Eresmi ángel—la última palabra fue unsusurro,bajélamirada.—Mariana…—sentílaadoraciónalmencionarminombre—.Yotambiénte
debomilesdedisculpassieseeselcaso—volvíamirarloynosquedamosasíporunlargorato.Eneseinstantemedieronganasdebesarlo,soloquemedabapenahaceralgoasí.Evaporélatentadoraidea—.¿Tepodrásacostumbraralasobras?—preguntó.—DeberíashablarconelPadre,tediráquiéneslaqueloayudaaorganizarlas
pequeñasobrasdelaparroquia—arrugósufrente—.Laparroquianotienetantodinero,porlotanto,sonpequeñasrecaudacionesparapersonasnecesitadas—lesorprendí,micomentariolodejópensativo.—Cada día me sorprendo más contigo y por el dinero no te preocupes.
Financiaré esas deslumbrantes obras —ahora si me dieron ganas de tirarmeencimaabesarlo,mecontuve,nomehabíancriadoparaeso,muchagentenosmiraría.—Tambiénseránlastuyas—ledije.—LasnuestrasMariana—besómimano.—Gracias—entrelacémisdedosconlosdeél.Medilavueltaenlacama,dándolelaespaldaaManuela.Prontoamanecerá,
deseabaqueeltiempocorrieraparaverloenlamisa,teníaundíadenohacerlo,aunque en toda la semana él siempre se había escapado unos minutos paravisitarme. Me encanta cuando me dice; “no soporto pasar un día sin ver tushermososojos”.—¿Por qué te gustan? —le pregunté hace un par de días mientras
caminábamoslosalrededoresdelahacienda,tomadosdelamano.Mimadresehabíasentadoenlabancaparamirarnos,eramuydiscreta,nosdejabahablarcontranquilidad,perosiemprebajolamiradadealguienmayor.—Adoroelcielo…ytusojossondeesecolor,azulclaro.—Lostuyossonextraños—respondí.Sonreíamosmuchoporpequeñeces—.
¡Conín!—así se llamami conejo. Se apareció en nuestro camino, lo tomé enbrazos, para acariciarlo y besarlo.Élme observaba—. ¡Qué!—le dije cuandomemiródeesaforma,esaeralamiradacuandolodesconcertaba.—¿Porquélodejassueltoynolomantienesentucasa?—Porqueesunanimaldelbosque—dije.—Perofueunregalo,podríaperderse.—Antonio, no me gusta encerrar a los animales que no son domésticos.
Además,debetenersumadrigueraenalgúnlugar,queparaélesseguroypasatodoeldíaenlacasacomotepuedesdarcuenta,esmásfelizasí—debíaparar,siseguíahablandoterminaríaporconfesarleloquemepasaconlosanimalesyporahoranolocreonecesario.—Gracias—sumiradafuepícara—.Nomeencerrarásypodréseguirsiendo
libre—lomiré,intentéhablar,perocomprendíaloqueserefería.—Novoyapermitirqueestésconotramujer,tu…—nodejóqueterminará,
soltóunacarcajadaymeabrazófuertecontrasupecho.—¿Minovia es celosa?—¿porqué seráque siemprehablo sinpensar?—.
Jamás miraré a otra, Mariana —tomó mi mentón, obligarme a mirarlo—.¡Jamás!—seacercó,porunsegundopenséquemeibaabesar,secontuvoenelúltimo instante, acarició mi mejilla con la suya, sentí cuando apretó sumandíbula,comosialgoledoliera.—¿Tepasaalgo?—sonrióconternuranegandolevemente.—No.Essoloqueciertascosasmecuestanlaprimeravez—noentendí,abrí
miboca,tomóaConínconunamanoyconlaotrameguíoderegresolacasa—.Yadebo irme.No terminaré la casa si tardo tanto envisitas yquieroque estéarregladaparalanochedebodas.Recordé todas las flores quemehabía enviadodesdemi cumpleaños.En el
baúl guardé una de cada ramo que me ha enviado con su respectiva tarjeta,guardé sus pañuelos, sus cartas y mi diario, en el que escribo adorando aAntonio,hablodeél,entodaslaspáginassalearelucirsunombre,¿seráposibleamar tanto?, tuvo razón, mi sentimiento hacia él no me cabe en mí pecho.Anhelabacelebrarnuestraboda,deseoquellegueelviernes,nosquedabansolo
cincodíasparaunirnosdeporvida.Nospasábamoslastardescontemplándonos,nuestrasmiradaseranconstantes.Él seconvirtióenmi todo,erami senderoaseguir, y creo que él siente lo mismo, en muchas de las reuniones me hacíapartícipe de sus decisiones, ya sea para invertir, comprar o donar y eso meagradaba,muchosdeloscaballerosquehablabanconél,lomirabanextrañado,ellosacostumbradosaunasociedaddondeelhombreeselqueimponeyloquedicesecumple.PeroAntonionoesasí,respetabamiopinión,sinomeparecíaalgosimplementelesdecíaquelopensaría,eraimportanteestardeacuerdo.—¿Lohacespormíolohacesporti?—preguntéaquellanoche,enunacenade
negocios,enunosdelosmejoresrestaurantesdeParis,elpuebloquedaavariashorasencarruaje.Parecíaorgulloso,mipadrelediolaconfianzaparaquedarnosdosdíasenlaciudad,uÚrsulaestabafelizporsalirdelpueblo,nopuedonegarlos nervios que me invadieron, sé que mi nana está con nosotros, pero ellatambiénnosdabamuchoespacioparaestarsolosymifuturoesposoestodouncaballero.—Por losdos—memiró—.NoquierocohibirteMariana,quieroqueseas tú
siempre,laniñaquenopiensaantesdehablar,laquesealegraconelrocedelasflores,laquejuegacomoinfanteconlosanimales,lamismaqueentregaelalmacadavezquetoca—mesorprendió,sehumedecieronmisojos.—¿Asíescómomepercibes?—Sí.No quiero encerrarte, entendímuy bien elmensaje la otra tarde—no
aguanté,laslágrimassalieronrecorriendomirostro.—¿Siempretendréquelimpiartelaslágrimas?—Sinfaltaalguna—esoeraunsírotundo.—Tendréquecomprarmáspañuelos—unalevesonrisaasomódesuslabios
—.Coneste¿llevastres?—Telosdevolveréunavezestemoscasados.—Sontuyos.—Gracias—eranmimayor tesoro, lo que élme da lo guardo enmi cofre
personal.Porfinasomóelsol.ManuelasedesperezabacuandoÚrsulaentrabaconagua
calienteparallenarlatinayasípoderbañarme.—NotedemoresMariana—leescuchédecir.—Noloharé.Deseaballegarprontoalaiglesia,anhelabaentrelazarmisdedosconlossuyos
yquemeabrazara,megustabasentirsumanoapoderándosedeenmicintura.Porfinsedetuvoelcarruaje,élnomeesperaba,nopudeevitarmipreocupaciónal
igualquemiprima,desdequelosconocemosnohanfaltadoalamisadominical,meapresuréaentraralaiglesiaytampocolosvimos.ElpadreGumersindonosllamódesdeelaltar.—BuenosdíasPadre,bendición—dije.—QueDios tebendigahija—con sumanohizo la señade la santa cruz—.
Tengounrecadoparati.—¿DeAntonio?—asintió.—Pasaronunmomentoaesodelaseisarecibirsusantacomuniónymedijo
que no te preocupes, que en la tarde te visitará, está tratando de terminar losarreglos de la casa y tiene secuestrado a su hermano ayudándole—continuósonriente,paranuestrosacerdotenohaymejorpartidoparamíqueAntonio—.Sololequedancincodíasparadejarlacasacomolamereces—elPadretérminodearreglarse—.Mecaemuybienesejoven,teharáfelizhija.—Gracias—noleprestéatenciónalamisa,pensandoenAntonio,sinélnada
eralomismo.Alllegaralacasa,Manuelasetumbóadormir.—¿Cómolohaces?—¿Hacerqué?—refutóconlosojoscerrados.—Dormirtantoúltimamente.—¿Por qué será?No eres tú la que se queda hasta altas horas de la noche
bordandoconperlaselencajedelvestidodenoviaquellevarámimejoramigaalaltar—esafuelarespuestamáslargayconmovedora.—Tienesrazón—mele tiréencimaparaabrazarlaybesarlaenlamejilla—.
Ereslamejoramigayprimadelmundo.¿Cómoestáquedandomivestido? —Mi tía tienemanosmágicas para la costura y el bordado,mañana te lo
medirás.AhoraMarianadéjamedormir.—Contodogusto.Salídelahabitación,mimadreencerradaensucuartodecostura,mipadreen
el despacho, creo que haciendo los papeleos para entregarme la dote quemecorrespondía,tambiénséquemipadredeseaentregarmelaherenciaenvidaparaquemiesposolaadministre.Recordéquehacedosnochesmientrashablábamoseneldespacho,elseñorGranadostocóareluciresetema.—Sr. Marcos, no le faltará nada a Mariana conmigo —le decía Antonio,
mientrasjugabaconmicabello.—Ya lo sémi lord, PeroMariana esmi gran heredera aparte deMatilde y
Manuela.—Comoguste,nodejaréqueellagastenada,lomíopasaráaserdeella—era
inevitablenoemocionarmealescucharlo.
Noteníanadaquehaceryesperarhastalatardemeparecíademasiadotiempo.
Entréenlacocina,toméunacanastamedianayenelladepositévariospanecitos,una jarrade leche,unadeagua, té, tambiénpusevariasfrutas,unmantel,cuatrovasos y salí a buscar mi caballo. Le dejé una nota a mi madre con Úrsula,comunicándole que fui a visitar aAntonio—sé queme regañaran por salir sinchaperona,peroquémásda,mecasoenunosdías,leinforméqueregresaríaantesde las seis, menos mal tenía el vestido gris, era el que menos enaguas debíaponerme,esmás ligeroyprecisoparamontaracaballo.Amarré lacanastaymedirigí a la que seríami futura casa, el viaje fue agotador y largo, no pensé quequedaratanlejos.Nopodíacorreragalope,teníaunacanastaconfrascosdevidrioen el interior, así que fuimuy precavida.Me tardé dos horas, era alrededor delmediodíayrealicécuentas,solopodíaquedarmehastapasadalastresdelatarde,noqueríaquemecogieralanoche.Noqueríapasaraoscurasporelbosqueyeneltrayectometocabapasarlodosveces.Enesostramosfuecuandoechéacorrerelcaballo, semeeriza lapielcon recordarlo—esextraño, lasvecesquesalgoconAntonionosentíamiedo,nohesentidomiedo—.Porfinhabíallegado.Mifuturacasaeraunamansión,desdelacolinaselograbaver,eradecolorblanco,sonreí.Entréenelsenderoquesedesviabadelcaminoprincipalyconducíaalinterior
delacasa.Yaeshoradeverlacomomía,mientrasmeacercabavisualicéaloshermanos cargandoun troncodemadera quedebía pesarmedia tonelada cadaunoyellosparecíaquecargabanunaramita.Eduardonoteníacamisapuesta—¡vaya cuerpo el que tiene!, pensé—. Antonio vestido con su particular ropainformal,supantalónnegroconsucamisadesedablancadesabotonadahastalamitad del pecho —sufrí un colapso mental—. No se había percatado de mipresenciayyopensécomopocasveceslohago.¿Yahorayoquedigo?Noesbien visto que una señorita llegue a si a buscar a su novio sin ser anunciadaantes.En ese instanteEduardomemiróy a los segundos lohizo suhermano,arrojólamaderaalpisoycorrióamiencuentroconunasonrisadesorpresaensurostro.—Mariana…¿Quéhacesaquí?—seapresuróabajarmedelcaballo,fuemuy
rápido y como si yo no pesara nada.Bueno, sí cargaba un gigante tronco,mipesonodebesermayoraldeunapluma.—¿Temolesta?—bajélamirada—.Talvezfuemuyimprudente,peroyano
aguantabalasganasdeverte—suspiré,yalehabíadicho,meabrazófuerte,enrespuesta,nofuedescabelladoelhabermepresentadoasí.—Claroquenomemolesta,porelcontrario.Ven—metomódelamanoyen
laotrallevabalacanastillaquehabíatraído.Mesentóenunabanca,susmanosacunaronmirostro,susojosbrillabandefelicidad.—No puedes entrar—miró a la puerta—. Es una sorpresa y espero que te
guste—asentí—.Mehalagas…Marianano sabes loquemehagustadoverteaquí.—Necesitabaverte—suspiré.—Ydepaso¿tenerundíadecampo?—mesonrojé—.¡Eduardo!—lollamóy
esteseasomóporelladoderechosonriendo,yateníacamisapuestayeraigualaladesuhermanosalvoqueladeéleragris.—BuscaaManuela, teesperaremos,nosvamosal lagoparapasarundíade
campo—le señaló la canasta, Eduardo sonrió como si fuera un niño que leacababandequitaruncastigo.—Gracias hermano —salió a la parte trasera de la casa y en cuestión de
segundosgalopabaensucaballogrisenladirecciónenlaqueyohabíallegado.—¿Puedoverlosalrededores?—No.Confórmateconlaentradaporquenopuedohacernada—metomóde
lamanoycaminamoshastalasescaleras.Mepercatéquelasjardinerasestabansinflores,yaestabanmarcadosloslugaresdondesesembrarían.—Esaserátutarea—comosileyeramimente.—Antonio,lacasasevemuygrandeparanosotrosdos.—No por mucho tiempo…—se detuvo. Lomiré y él cambió de color, su
rostrosetornórojo,aunasí,memiróalosojos—.Vendránlosniños—¡claro!,quetonta.Me estrechaba contra su cuerpo, se apoyó en la baranda y me abrazó. Sus
brazosseconvirtieronendosbarrotesdehierroalrededordemicintura,mebesóenlafrenteyunhormigueorecorriómicuerpo,semeerizaronlosvellos.Jamásmehabíanbesadoenningunapartequeno fueramimano, le escuchéun levequejido, intenté moverme, pero él no me lo permitió. Sus labios no sedespegarondemifrente,alcabodeunratodijoalgoenvozbajaquenoentendímuybien.—Yanoserátandifícillapróximavez—creoquedijoeso.—¿Qué?—Nomeprestesatención—suspiró.Su mejilla acarició mi rostro, cerré mis ojos, quería sentir sus caricias,
nuestros labios a centímetros, era la primera vez que nuestros labios seaproximaban tanto, él se detuvo y desistió de besarlos. Cuando dejó deacariciarme abrí mis ojos y ahí estaba él, adorándome, sus ojos se tornaron
cristalinosconunextraño,perohermosomatizplateadoalrededordeellos.Sudedo índice tocó mi labio, arrugó su frente y apretó su mandíbula, parecíadolerle, ¿qué le duele?, sus ojos parecían encendidos, como el fuego de unachimenea,pegósufrentealamíasuspirando.—Prontopodré—lodijoenunsusurrooesomeparecióescucharle.—¿Puedohacerlomismo?—parecíaestarsufriendo.Subíunescalónmásparaquedara sunivel, tomésu rostroenmismanosy
comencéaacariciarlodelamismaformaqueélacababadehacerconmigo.Supielseestremeciómásquelamía,lebeséafrente,yfuimásatrevida,lobeséenambasmejillas, la respiración deAntonio comenzó a sermás pronunciada, lebesélapuntadelanarizymeabrazótanfuertequemedespegódelpiso.—Solofaltancincodías,nometientesMariana—surespiracióneraagitada.—Discúlpeme—dije.—Seré tu esposo, y yahabíamos saltado la barrera de las formalidades, por
favornometratesdeusted.—Entoncesdiscúlpame.—Notengonadaquedisculparte.EnesemomentollegóEduardoconManuelasentadaenlasilladesucaballoy
él en el anca.Mi primamemiró y en sus ojos vi la felicidadmás grande delmundo. Arrugué mi frente, ¿se han besado?, pareció entenderme, asintió.Mequedé un segundo analizando, yo no tenía media hora de haber llegado yEduardo¿solosedemoró…unoscuantosminutoseniramicasayregresar?—¿Una carrera hasta el lago?—Antonio le pasó la canasta a su hermanoy
estecomenzóagalopar.—Nosvemosenunossegundos—ledijo—.¡Martín!—elcapatazllegócon
su caballo blanco, tomómimano, rodeómi cintura yme acomodó en la sillacomoibaManuela.—¿Ymicaballo?—Déjaloaquí,yaeshoraqueseadapteasunuevacasa,yotellevoderegreso
—dicho esto, se montó, fue muy rápido—. En cinco días te darás cuenta,prometodecirtetodo,damehastalanochedebodasporfavor.—¿Cómosellamatucaballo?—penséporunsegundoloquemehabíadicho
y eso aumentaba su misterio, tengo mucha curiosidad con lo que tiene quedecirme.—Capricho—sonreí—. ¿Tegusta lavelocidad?—afirmé, si supieraunode
missueñosesvolar,atravesarelviento,asícomolohacenlasaves.Élacaricióasu caballo, su brazome rodeó por la cintura para agarrarme y comenzamos a
galoparmuy rápido ¿podría un animal de estos correr de esamanera?, en unsegundo habíamos alcanzado a Eduardo, Antonio volvió a tocar su caballo yaminoróelpasohastaobtenerunligerotrote.Manuelayyocruzamosunpardemiradas,noesnormal loqueelloshaceny loextrañoesqueno tengomiedo.Ellaporelcontrariomegritabamilcosasysunovioestabapensativo,parecíareprimirlasganasdereírse,escuchélarisadesuhermano,jamáslohabíavistotanfeliz.Supuseque llegamosal lugarporqueerahermoso,unclaro inmenso,rodeadode árboles altos, el pasto era igual de verde a los árboles y enmediohabíaungranlago,casidelmismocolordelosojosdeAntonio.Élsebajó,metomóporlacinturaymeayudóabajar,lohizotanlentoquesentísurespiraciónenmirostro,micorazóncomenzóapalpitaryfuiconscientedelaalteracióndemipulso,mebesóenlafrente.—¿Yanoteduele?—mipreguntalotomódesprevenido.—Te diste cuenta —me tomó de la mano y nos dirigimos al lago. No
hablamosmás,élintercambióunpardemiradasconsuhermano.Miprimayyosacamoselmantelyloextendimosenelsuelo,nossentamosy
pasamos la mejor de las tardes juntos. Antonio es un gran anfitrión y muydivertido, me hizo reír mucho, cuenta historias de una forma jocosa, fuemaravillosoverlodespreocupado, relajado,verloenuna faceta juvenil, lohacevermásatractivosiesquepuedesermásbellode loquees.Eduardo tomólamanodemiprimaysealejaronacaminarlosalrededores,mientrasqueyomehabíaconvertidoenelcentrodeadmiracióndemiprometido,parecíaadorarme.Sumanoacariciómicabelloporenésimavezyseacercóadarmeuntiernobesoenlamejilla,micorazóneraundelatador.Consolounroce,seacelerabayyonopodíacontrolarlo.Escuchésurisa.—Me encanta ese sonido —lo miré, no supe a qué se refería, no había
escuchadonada—.Elsonidodetucorazón—sabíaqueeraundelator.—¿Nopiensasrespondermeloquetepreguntéalbajardelcaballo?—Noporahoraynoteasustesnoteharédaño.—Esoyalosé—lomiré,megustabaeso,mirarlodirectamente.—Jamás permitiré que te hagan daño Mariana. No importa… —dejó de
hablar,arrugósufrente,¿quépasaráporsumente?,haymomentosenqueparecepelearconsigomismoysoylacausantedeeso—.Nomeprestesatención.—¿Ya es hora de irnos?—asintió. Estábamosmuy cerca el uno del otro y
jugabaconmicabelloquesehabíaconvertidoensujuguetefavorito.—Megustamuchotucabello—sonrió,alparecerestábamospensandoenlo
mismo—. Me encanta, se me ha convertido en una adicción. Es raro, jamás
habíavistoesecolor.Reconozcoquehetratadodeencontrarleuntonosimilar,peronoencuentrocomparación.Sus dedos se deslizaron por la parte de atrás de mi cuello, el pulso y mi
corazóncomenzaronunacarreraparavercuáldelosdosseacelerabamás.Misangre recorrió de una forma vertiginosa por todo mi cuerpo y ni hablar delimpacto que tuve cuando sus ojosmemiraron, parecían encendidos, su frentearrugada y su mandíbula apretada, a él también le pasó lo mismo, sufrió uncambioaltocarmipiel.Nuncanoshabíamostocado,apartedeladelasmanos.Élmehabíatomadoporlacinturasobrelateladeunvestido,elqueteníapuestohoymostrabaunpequeñoescoteenlaespaldaquequedótapadoconmicabello—intentódeciralgo,peronofuecapazdearticularpalabrayyoquedéigual,nosmiramos.Contemplando la forma en quemi cuerpo reaccionada a su tacto,micuerpo lepertenecíadeesonocabeduda, lepertenezco.Élparecíanoentenderalgo,aunquenomeatrevíapreguntárselo.—¡Ya es hora de irnos!—gritómi prima, se subió en el caballo yEduardo
brincóparasentarseenelanca.—¿Teayudoarecoger?—seofrecióAntonio.—¡Gracias!—deregreso,otravezvolvíasentir susbrazos,meaferréaellos
mientras él poco apocomeabrazabamás hasta que nuestros cuerpos quedaronpegados,besabamicabello.—Noquierollegarrápidoamicasa—sonrió.—Nopensaba hacerlo—recostémi cabeza en su pecho y contemplamos el
atardecer, no fue consciente de que habíamos llegado, me ayudó a bajar delcaballo, al frente demi casa ya eran pasadas las cinco de la tarde.No queríadesprendermedesulado.—Yo tampoco quiero—lomiré confundida, sus ojos tenían ese levematiz
plataymepercatéqueEduardo le sonreíaaminovio, recordé loquemedijoManuela,queleparecíaqueEduardopodíaleerleelpensamiento,¿habráhecholomismoconmigo?—¿Teveomañana?—pregunté.—Claroquesí,elmiércolesyeljuevesnopodré.Tengolacasasinterminary
quiero dejarla lista antes de nuestra luna de miel—se puso rojo y desvió lamirada.¿Quépasaráenlanochedebodas?Eduardocontuvolarisa,lomiréaélyluegoaAntonio,losdossereíanycomprendíqueellospuedencomunicarsedealgunaforma.—¿Teestás riendode loqueacabodepensar?—lehabléaEduardo,aél le
extrañómicomentario,peronolonegó.
—Piensasmuypocoycuandolohaces…—alcémimanoparaquedetuvierasucomentario.—Ni se teocurra—sentími rostro rojoy el calor se apodero enmi cuello.
Antoniosoltóunacarcajadaymeestrechócontrasupecho.Manuelamiróasunovioquienseencogiódehombros.—Quédateacenar—noquieroalejarme.—Comodigas.—Gracias—antesdeacostarme,toméunavelaparaescribirenmidiario.12dejuliode1781Queridodiario.Unavezmásteescriboparaplasmarmi felicidad.Reiteroloquesientopor
Antonioy séqueél loestádemí.Conocínuestracasa,aunque solo laviporfuera,nomedejóentrarporqueseráunasorpresa,tambiénquierohablartequeélpareceseralgomásqueunserhumano,sucaballoesmuyveloz, igualquesusmovimientos.Teconfieso,estuveapuntodebesarlo,aúltimomomentomecontuve,tedigoqueejerceenmíunaespeciededominioymeencanta,yaesesentimientoletengomiedo.Esalgodesconocidoynoséquépuedapasar.Yasolofaltancincodíasparanuestraboda.Teseguiréescribiendo.Lasemanapasómuyrápidoynodescansamosenningúnmomento.Mimadre
y mi suegra salían una y otra vez a organizar el salón donde se realizará lacelebración después de la ceremonia, también duraban horas en la iglesiapreparandoloconcernientealacantidaddefloresqueestaránenlaparroquia,elpadreGumersindoantesdelmatrimonionosdiounsinnúmerodeadvertencias,consejosydeberesenlavidamarital.Mivestidomequedabaalamedidacomosiempre,laúnicapequeñadiscusión
conmimadre fueporel tocadode lacabeza,es súperpesadoydebía tenerelcabello recogido, por ese motivo no acepté, el peso lo hubiera aguantado, lequedómuybonito,peronoibaaprivaraAntoniodevermeconelcabellosuelto.—Marianamedemorémuchohaciéndolo—medecía,mientrasmelomedía
frentealespejoenelcuartodecostura.—Mamá…melopongosipuedolucirelpelosuelto.—¡Noteveríaselegante!—No lo quiero —le dije un poco mal humorada, teníamos un buen rato
discutiendolomismo—.Quierovermelindaparaquienserámiesposo,elrestonomeinteresa.—¿Ysitehagounaespeciedecoronillaalestiloprincesa?—preguntó.—Mepongoloqueseasiempreycuandolopuedallevarsuelto.—¡GraciasaDios!—alzólosbrazosalcielo.—¿Porquétepreocupastanto?—Mariana… ¿dónde se supone que iba a pagar el velo?, lasmujeres puras
entrandeveloalaltar.—Noteentiendo,¿aquéterefieresconpuras?—Esaconversaciónlatendremosmañanaantesdetuboda—sepusoroja—.
Ahora debo continuar con tu vestido. Salí mirándola, todo el mundo guardasecretos,Antoniomeconfesaráalgoymedirátalcosaenlanochedebodas,mimadreunacharlaantesdelaboda,enfin.
CAPÍTULO13
Antesdelaboda
Miprimasequedódormidamientrashablábamos,yanopodíamásporcausadel cansanciode lospreparativosde laboda.Amínomedejaronhacernada,segúnmimadreeraparanoamanecerdemacradaenelmejordíademivida,loúnicoquehicefueguardarmispertenenciasenlosbaúles,mañanapasaMartínpor ellos y los llevará aminueva casa.Medionostalgiadejar el lugar dondecrecí conmis padres, nuncame había separado de ellos y dejarmi cama,micuarto,lacasaenlaquepasélosañosdevidaquetengo,minana…Aunquemesientofeliz,viviréconelhombrequeamocontodamialma,yaunasínodejadesernostálgicosepararmedemifamilia.Séqueestaréenlasmejoresmanos,conunbuenhombre,caballeroynopuedoocultarqueeselmásbelloquehevisto.Nopodíadormir,aélsuhermanolecelebrabaunareunión—sentíunpocodecelos—.Élfestejandoyyomuriendodelosnervios,esperandoaqueeltiempopasemetidaenlacamaconmicamisolademangalarga.Medesvelé,losnerviosnomedejaronconciliarel sueño, laansiedadesmuygrande.Escuchéun levetoquequeproveníadelbalcón,aldarmelavuelta,unasombrasefiltrabaporelcristalde lapuerta,mellevéungransusto,peroal reconocer lasilueta,salí lomásrápidodemicama,tomélalevantadora,nopodíasalirenesaforma,caminéconlospiesenpuntillayabrílapuerta,noqueríadespertaraManuela.—¿Cómolograstetrepartehastaelbalcón?—lesusurréaAntonio,mesonrió
conpicardía.—Te queda muy bien esa bata—su tono de voz fue bajo y juguetón, era
rosadaymetapabadesdeelcuellohastaamistobillos.—Yaséqueesfea—entendíelmensaje,élsonrió.—Queríaverte...estosdoslargosdíasenlosquenotehevistomehaparecido
un severo castigo —me tomó la mano y me llevó al extremo izquierdo delbalcón. Si Manuela se despierta no nos vería y podíamos dejar de hablar ensusurros.—Yotambiénqueríaverte.—¿Quéhicistehoy?—preguntómientrasjugabaconmisdedos.—Empacar—suspiré—.YaestánlistasmispertenenciasparaqueMartínlas
recojamañana—leacariciéelrostro.—Mañanaaprimerahora envió abuscarlas, no seaque te arrepientasyme
plantes en el altar —me miró de reojo para ver mi reacción, yo arrugué mifrente.—Yonoteharíaeso.Lanochenoscubría,estábamosconlaluzdelalunamirándonos.Susmanos
sedeslizaronpormicintura,enestaocasiónfuecomosimeestuvieratocandolapiel, tenía puesta la bata y no la cantidad de trapos que habitualmente nosponemos.SolounpardetelasdelgadaseraloqueimpedíaqueAntoniotocarami piel, esa que ardía con su roce.Nuestra respiración comenzó a agitarse, laotramanolaintrodujoenmicabello,laenergíaqueemanabannuestroscuerposparecíapalpable.Sudedopulgarrozómilabioinferior,toneladasdemariposasemergieronenmiestómago,nuestroscuerposagitadosyaúnnohapasadonadaentrenosotros.—Nuncahebesadoanadie—dijeenunsusurro.—Por esome gustas tanto—se acercó lentamente, su aliento embriagómi
rostro,haciéndomeolvidartodoamialrededor,cerrémisojosalaesperadequetomarálainiciativa,peronofueasí.Posósuslabiosenmifrente,enmimejilla,su respiración se tornó más rápida luego escuché un fuerte suspiro, me teníaaferradaasucuerpo,abrímisojosylosdeélcentellaban,secontrolabaynosécómo lohacía.Yomeperdíenunmundodesconocidodeemocionesydeseosque jamás había sentido—. Mañana… bueno, lo que falta para mañana —susurró.—No—susurré—.Noespecadobesaralanovia—mequejé,élsonrió.—Yadeboirme,soloqueríaverte.—¡No!, ¡no!, ¡no!... —mis brazos se aferraron a su cintura en señal de
resistencia—.Noquieroquetevayas,quédateporfavor.Meaferréaúnmásasucuerpoyocultémirostroensupecho.¡Quéimprudente
soy!, besómis cabellosy se alejódemí, creoque su autocontrol sedesvanecía.Cuandosedisponíasaltardesdeelbalcón, sedetuvoamirarme—algodebiódedecirlemirostro,talvezeldolorporlafrustración—.Sucontrolcayó,sedevolvióymetomóensusbrazos,deunmomentoaotrosuslabiossefundieronenlosmíos.Seentendieron,yoaúnnodabacrédito,porfinsusdulceslabiosbesabanlosmíos.Élprofirióunquejido,alejósurostrodelmíoparasoportarloquelepasaba¿porquéleduele?,despuésdeunossegundossecalmó,nomesoltóyyonosupequehacer,melimitéamirarlo.—¿Qué te pasa? —no contestó, suspiró profundo, tomó mi rostro en sus
manos, susojos teníanuncolorplata liquidaycristalina.Volvióabesarme,elbesoseprolongó,noqueríadespegarmedelamieldesuslabios,delnéctardesu
aliento. Comprendí que elmar no puede sermar sin su orilla, que un ave nopodríavivirsinsusalas,quelosárbolessinelagua.MientrasmefundíaensuslabiosmeafirméamímismaqueyonolograríavivirsinAntonio,élenredósusdedos enmi cabello yme hizo lanzar un suave gemido, lentamenteme alejó,nuestrasrespiracionesexaltada,mecostóuntiemporetomarelritmoregulardeella.—Mañanaya serásmía—susurró.Yosubíen lanubemásalta, flotandoen
ella,lafelicidadnocabíaenmicuerpo.—Loanhelo—volvióabesarme.Estavezconmásfuerzayunaseguridad,su
lenguarecorriótodamiboca,conociéndolaysuformadebesarmedesorientómicordura, necesitaba abrazarlo más, mis manos se enredaron en su cabello, élmordiómilabioinferior.Dios,estoeslagloria.—Queduermasbien—consiguiódeciralcabodeunosminutos.—Nocreoquepueda—meabrazómás fuerte,mebesó en la frente y salió
brincando por el balcón,me asusté cuando lo vi saltar. Se hará daño, traté dedetenerlo,perofueenvano,esmuyrápido,measoméymedicuentadequenoselastimó,mesonrió.Sedirigióadondehabíadejadosucaballo,nolovidoblar,la oscuridad era total, escuché los cascos del caballo sobre la tierra.Me costómuchoconciliarelsueño,lafelicidadabarcabatodomiser,subesofuelomásplacenteroquemehabíapasadoenlavida.Mequedédormida,aunqueparecíaque no o tal vez soñaba, en todo caso, yo era la observadora, sabía que meencontraba en algún lugar del bosque, una deslumbrante luz iluminó todoalrededor.Había un hombre con hermosas alas gigantes desplegadas desde suespalda,ensumanoreposabaunlátigodefuegoazulado,surespiraciónagitada.Quiseacercarmeaél,lovialterado,nolevielrostro,medabalaespaldaynosepercatóquepocoapocomeacercaba.Antesde llegarasu ladoélse llevó lasmanos a su rostro y cayó de rodillas profiriendo un gritó que me enfrió porcompletolasentrañas.—¿¡PorquéMarianaaaa!?—suvozfuetandesgarradorayhabíatantodolor
enellaquemedieronganasde lloraramí también, loquesentíaesehermosoángellosentíyo,unvacíotangrandeyundolorprofundomeembriagó.¿Cómosupominombre?,quiseconsolarlo,élllorabaysudolorseconvirtióenmidolor,nopudemoverme,algomesujetabadelamano,tratédesoltarme,peromefueimposible.Nomiré lo queme detuvo, no podía apartar la vista del dolor queexpresaba ese ser alado.Quería consolarlo, comencé a forcejar con lo quemeaferrabalamano.—¡Mariana!,¡Mariana!—gritóManuela.Medesperté,miprimamesujetabala
mano,yaeradedía,ensurostrohabíataldesesperación,meabalancéaellaparaabrazarlafuerte,unpardelágrimascorrieronpormimejilla—.¿Otrapesadilla?—mepreguntóella.—No.Esquealguiensufrepormíynopudeconsolarlo.—Fuesolounsueño—acariciómicabello—.Hoyestuboda,nopiensesen
nadaquenoseaeso,porfavor—ordenó.Afirmé,ellateníarazón,sequedóunpar de minutos a mi lado, mientras que poco a poco entraba de nuevo a larealidad,mimentemeayudóeneso.TrajoelrecuerdodeAntonioanocheenelbalcónynopudeevitarunalevesonrisa.—Bueno,alpareceryatesientesmuchomejor—comentómiprima.—AnocheAntoniovinoaquí—hablétímidamente.—¡Anoche!—Manuela se sentó frente a mí, sabía que quería verme a los
ojos.—Anoche—noleapartélamirada—.¡Ymebesó!—mellevélaalmohadaa
lacaracuandosentíquemirostrocambiabadecolor—.Fuelomásbellodemivida—ledijeconlacaratapada.—¡Qué!Mírame—asílohice,ellateníaunasonrisaensuslabios.—Besadelicioso—confesé—.Buenonuncahabíabesado,pero loquesentí
fuemaravilloso.—Prima, se cómo debes sentirte —me miró—. Es lo mismo que sentí el
domingo pasado, ¿recuerdas?, cuando Eduardo también me besó—mi primaarrugósufrenteybajólamirada—.Mariana…—¡Qué!,notecalles,dimeloquepiensas—sédelasagacidadquetienemi
prima.—¿Cuándotebesó,sequejó?o¿parecíaqueledolíaalgo?—Sí.¿AEduardolepasólomismo?—asintió.—Nocreoqueseamoslasprimerasmujeresqueellosbesan.Sonmuyguapos
ysupongoquemilesselesofrecieron.¿Noteparecióextraño?—ManuelaloconcernientealoshermanosD’Montecarlosesmuyextraño—
memordíellabio—.Perosonlosextrañosmásmaravillosos,nomeinteresaloquesea,amoaAntonio—dije.Nosmiramosysoltamos larisaalcomprenderlasmajaderíasquedecíamos.—YotambiénamoaEduardo—mimadreentróconÚrsulayvariosutensilios
enunacubera.—Buenosdíashijas—paramispadresmiprimaeraunahijamásyasíselo
hacíansentir.—Buenosdíasmamá—respondí.
—Buenosdíastía.—Úrsula,llenalabañerayponlospétalosderosasenelaguaparaquesuelten
sufragancia,despuésdeldesayuno,debesverterelaguacaliente.MiréaManuelayellaconcarade“¿mi tíaquehace?”Úrsula laobedeció, la
escuchéenellavadohaciendoloqueleordenaron.Mientrastantomimamátomóamiprimadelamanoylasentóeneltocador,ledesenredóelcabelloycomenzóaenrollarleunacantidaddetubos,sequejóenmásdeunaocasión.—¡Auch!,tía,pasito.—No tequejes, eres ladamadehonorde tuprimaydebesquedar igualde
lindaque lanovia—sonreíalver lacaraque teníaenelespejo,haciamuecasgraciosas.—Sabesqueesimposible—ellasiempredecíaqueyoeramásbonita,peroensu
vozjamáshuboenvidiaoresentimiento.—NingunaStrowardesfeayhoytelavarásenmibaño.—¿Porqué?—preguntóantesqueyo.—PorqueMarianasedebeprepararparasuboda.—Amanecistemisteriosamadre—dijemientrasquemiprimaarrugabalacara
porotrojalónenelcabello.—YaestáslistaManuela—mecontuvelasganasdereírme.—MenosmalEduardonomevisitahoyyporestacasaqueniseaparezca.Se
asustaríaconsoloverme—laseñoraGranadospusolosojosenblancoyyonoaguantémásysoltéunacarcajada.—Sra.Matilde,elbañoestálisto—comentóÚrsula.—Gracias,porfavorsírvenoseldesayuno.Yabajamos.—Congusto.Me comí todo, era gracioso ver a mi prima con esos rollos en la cabeza,
mientrasqueamimadrelepreocupabaalgo,amipadrenolohabíavistoenlamañana,habíasalidoaquearreglaranelcarruajequemellevaríaalaiglesiaconflores.—Marianadebohablarcontigo—sutonosonóaproblemas.—Claro—automáticamentenoslevantamosManuelayyo.—Solo tengo que hablar con Mariana—enfatizó mi nombre. Manuela me
miróyyomeencogídehombro—.Hijavamosatucuarto,desviabalamirada,noté su preocupación. La seguí, mientras que mi prima se quedó mirándomesentadaenlamesa,escuchéaÚrsuladecirle.—CuandosecaselaSra.Matilde,hablaráconusted.Ahorasíestabaintrigada.¿Porquétantomisterioparaunaconversación?¿Y
quésabeÚrsulaquenosedebesabersinohastaqueunocontraigamatrimonio?Alentraramicuartomimadrecerrólapuertaconpasador,mesentéenlacamaaesperaraquemedijeracualeralacausadetantorecelo.SesentóenlacamadeManuelaysurostrocambiabadecolores.—Ahoraentiendo…—dijo.—¿Cuáleselproblemamadre?—¡Hija!—suspiró—.Hoyesdíamuyespecialparati.—Yalosé,noveolahoradeserlaesposadeAntonio.—Déjameterminarporfavor—meregañó—.Esmuydifíciltenerquedecirte
loquepasará,porfavorprestaatención—cerrélabocacomosifueraacocermeloslabios,mimadrepusolosojosenblanco—.Hoydejarásdeserunaniñayteconvertirás en una mujer, una vez que te cases, pasarás a tener ciertasobligacionesenlascuales,nosoloesatendertucasa,sinotambiénsatisfacerlasnecesidadesdetuesposo—nocomprendíadondequerríallegar,peroenningúnmomentomemiróalosojos—.Merefierohija,aquehoyentunochedebodadeberásentregarteatuesposo.Mimadresiguióhablandotanespecíficamentequeahoralaquesesonrojaba
erayo.Nopodíacreerqueesopasaraymuchomenosqueesa,eralaformadeconcebirloshijos.Heestudiadoencolegiodemonjastodamivida,mispadresson muy devotos y respetuosos con las tradiciones familiares y sociales, fuicriada en un ámbito de total reserva en estos temas. Era tan ingenua en eseaspecto,quesolohastaestamañanasupeloqueunhombreyunamujerhacen.—Mariananopongasesacarahija, respirapor favor—ahoraera ellaquien
tratabade alejarmipreocupación—.Tienes el requisitonecesarioparaquenoseatanliteralloquetedije—noleentendínada.—¿Aquéterefieres?—mivoztemblaba.—Aqueamasa lordAntonio,asícomoyoamoa tupadreyenesecasoes
muydiferente.Nohabránadamejorqueesohijayaloverás.—Dijistequedolerá—sonrióconternura. —Solo la primera vez, luego te molestará un poco por un par de días y
sentirásunamolestiaentuvientre,despuéslodisfrutarás—bajóelrostroysusmejillasseruborizaron.—¿Túlodisfrutas?—¡Esapreguntanoselehaceaunamadre!—meregañó.—¡Peromamá!Hoyvienesymedicesmuchascosasycuandoquierohacerme
unaidea,¿mecontestasasí?—Hija—memiró por un segundo, respiró profundo—.Te puedo decir que
amotantoatupapáquedeseosuscariciassiempre,soymuyfelizensusbrazos—suspiróantealgúnrecuerdo—.Temíaportialprincipiodetunoviazgocuandoélnoeradetuagrado,porquenoqueríaquefueraforzadohacerloquetedije.Ahora,mitemorsealejó,hevistocomosemiranelunoalotro,seráunanochemaravillosahija,yaloverás,tubodanosignificaránadacomparadoconloquevivirásenlosbrazosdelhombrealqueamas—intentédeciralgo,peropreferídejarlaconversaciónahí.—Gracias.—Ahora debes bañarte, tendrás que permanecer en el agua pormás de una
hora,esimportantequeelaromadelasrosaspenetreentupiel.—¿Yparaqué?—mimadrecontuvounalevesonrisa.—Para que tu noche de bodas sea mejor—no le entendí y tampoco quise
preguntarle.Desde hace una hora estoy metida en la tina y no dejo de pensar en la
conversación que tuve conmimadre. Comprendí los comentarios deAntonio,recordélatardedecampocuandopenséenquésehacíaenlanochedebodasyEduardoescuchómipensamiento,poresosereíanlosdos.Ellosdebendesaberlo—metapélacara—.¿Porquémepasanesascosasamí?,heaprendidoabloquearmispensamientosycasinuncapienso,yahoraalhacerlohayunlectordementescerca.PoresoAntoniomedijoanochequemañanaseriasuya—sentícalorenmirostro—.¿Cómopodríadesnudarmeanteél?,meverá…Losnerviosemergieronparanodejarmeenningúnmomento.Salídelaguaalvermisdedosarrugados,yaeramediodía,mepuse laropa
interior y al salir del lavado,mimadre ya se había arreglado y lucía un trajeverdeaceitunaleresaltabasurostro.Ayudabaamiprimaaarreglarse,teníaunvestidodecolorazul.Ladecoracióndelabodafueronloscoloresfavoritosdelosnovios,elblanco
yazul.Mimadremeayudóconmitrajedenovia,erabellísimo,elvestidoeradecuello alto, teníaun leve escote en loshombrosdedonde caían lasmangas alestilodelaépocagriega,eraligeralatela,yalmovimientodeunalevebrisasealejabandemibrazoparadejaraldescubiertolosdelicadosguantesquesololosujetabaeldedodelmedio,elrestoquedabanalairelibreparaelanillodebodasin ningún problema y poder lucir el de compromiso, el largo del guantemellegabahastaelcodo,perfectamentebordados,elencajedeldorsoeraelmismobordado con pequeñas perlas, su cola era larga, majestuosa e imponente. Mimadreselucióconmivestido,senotóladedicaciónyelamoralhacerlo.Tenía
muchosnervios.—¡Estás,preciosahija!—Estáshermosaprima—semehumedecieronlosojos.Queríaescribirenmi
diarioladichaylosúltimosacontecimientos.—¿Mepuedendejarsolaunmomento?—¿Vasaescribir?—mepreguntóManuela.—Sí, necesito calmar mis nervios, por favor —las dos salieron sonriendo,
tomé el cofre en donde había guardadomi diario, pronto vendráMartín parallevarsemispertenencias.Julio17de1781Queridodiario.Tengo tanto que escribirte y tan poco tiempo para hacerlo, trataré de
resumirlo. Ayer Antonio vino en la noche, me demostró lo desesperado queestabaporverme.Noséloquees,élnoparecenormal,esmuymisterioso,peronome importa. Lo amo, es la razón demi vida y creo que él tiene elmismosentimiento,Anochemebesó,élmediomiprimerbesoynosabesloquesentíaltenersus labiosunidoa losmíos.Fuecomo,si le rociarasaguaaunaplantareseca.Estoy esperando con mi traje de novia, dentro de poco estaré casada, y te
confiesoquemimadrehoymedijodealgoque jamás semehubieraocurridoanheloquepase.Deseocontodamicuerpoyalmaentregarmeaél,aunquememuerodelosnervios,jamásmehedesnudadoantenadie.¿Cómopodrémirarloalos ojos cuando pase eso entre nosotros? Te escribo mañana. Y te prometocontarteloquepaseentreélyyo.P.D.: Esta madrugada tuve un extraño sueño, el ángel de la otra vez está
agonizando por causa del dolor, ese dolor lo sentí, es como si me hubieranarrancadoelcorazóndelpecho,sufreynopudeconsolarlo,¿quésignificará?Cerré eldiario, escuchéuncarruaje, al asomarmealbalcóneraMartín—se
había demorado—. Bueno, ya vino por mis pertenecías, era un hecho, noregresaría a esta casa. Las mariposas de mi estómago volvieron a salir a lasuperficie,guardéeldiarioconllaveylopusesobreelbaúlgrandeparaquenoselequedaraaMartín.
—Hija… estás hermosa—mi padre entró en la habitación con un ramo defloresdecolorblanco,eranunoshermososcapullosderosas.—Graciaspapá.—¿Puedoabrazarte?—¡Claro! —su abrazo me gratificó, mis nervios no podía controlarlos, las
manosmesudaban.¿Ysinollegaalaiglesia?¡No!Élmeamaaligualqueyo.¿Por qué pienso en esas tonterías? Lo único que consigo es alterarme. Ya eshora.
CAPÍTULO14
Laboda
Enel trayectoa la iglesianopudeconcentrarme,erauncompletoenredodesensaciones, emociones,miedo, alegría, sientoun revueloenmiestómago.Mimadreymiprimasefueronenotrocarruajehacemásdemediahora.Entramosal puebloymi corazónparecía el aleteodeun colibrí, latía tan rápidoquenopodía contar las palpitaciones. Jasón detuvo el carruaje frente a la iglesia,mequedé sin respiración por unos minutos. Ya era hora, las piernas no merespondieron,mipadresebajóyconunasonrisamedijo.—Marianabaja—quisequeeltiemposedetuviera,peromeacordédelbeso
deanoche,lomuchoquemegustósentirmeensusbrazos—noseascobarde,élte ama, me animé, respiré y le di la mano a mi padre, no es momento dearrepentimientos,enelaltarmeesperabaelhombredemivida.Manuelasepusoadelante, ella tenía en la mano una canasta con pétalos de rosas rojas, losesparciríaporelcaminoarecorrerhastaelaltar.—Manuela…¿Antonioyaestáenelaltar?—teníaquepreguntar.—¡Claro!estáserio,perodebenserlosnervios—asentí.—Sí.Yocasinopuedocaminar,sientoquemefallaránlaspiernas.—Notedejarécaerhija—mipadremetomódelbrazomeaferréaél,sentí
queelpisosemovía,¿seránormalelmareo?,elcuerpometiembla.Miprimacomenzósutarea,caminóesparciendolospétalosmientrasquecaminábamosalmismo ritmo, en la entrada de la iglesia escuché el ritmo de mi corazón,literalmente se iba a salir del pecho.Nome atreví a verlo, ya sabía que si lohacíanopodríaapartarlamiradadesushermososojos.Medistrajemirandoladecoración, había flores en cada entrada, en las bancas tenía un ramo igual almíoenvueltasenunamalladecolorazulyamarradasconcintadeuntonomásfuerte.Losinvitadossonreíanalvermecaminar,reconozcoqueestamaneradecaminarera lomás lentode lavida.Por fin…Eduardoseubicóal ladode suhermanoy…¿porquétanserios?,parecíantenerlamenteenotrolado,Antonionomemiró.—Antonioteentregoamihija.Cuidadeella—mipadremebesóenlamano
ypusomimanosobreladeél,unestremecimientorecorriómicuerpoalsentirsumano.—Asíserá—lerespondióconlavozmásásperaquelehabíaescuchadodesde
queloconozco,unapunzadadedolorseasomóenmiinterior.Lomiré,elmediosonrió, su mirada fue inescrutable, no mostraba emoción alguna, el velo meimpedíaverloconclaridad, sumiradaeradiferente.Apartó lavista, ¿espor losnervios?, tal vez esa era su forma de demostrarlos. Alejé de mi cualquiersentimiento de temor—él te ama—.Me dije. Comenzó la santa eucaristía, elPadremostrabasufelicidadporllevaracabomiuniónconAntonio,quiennomemiróyesomepreocupóunpoco,seescuchólapregunta.—LordAntonioD’Montecarlos, ¿aceptas cómo esposa aMarianaGranados
Stroward para amarla, respetarla, venerarla, cuidarla en la salud y en laenfermedadhastaquelamuertelossepare?—élmemiródereojo,lesonreí,sedemoróunpocoparacontestar,yvolviólasensacióndetemor,porunsegundotemíquenoaceptaracasarseconmigo.—Acepto—quedéfríaalescucharlohablar,notélaobligaciónensuvoz.¿Se
arrepintió?, eso sería imposible, un ser humano no cambia de esa forma tanabrupta, estás nerviosa, me dije, al mirarlo, él me sonreía. “lo ves”, metranquilicé. El Padre me hizo la misma pregunta y yo respondí mucho másrápidoqueél,soloquemirespuestafueunpocomásextensa.—Acepto.Yno soloparaamarloenestavida, sino tambiénparaamarloen
todas lasvidasdespuésdeesta—lomiré, teníasufrentearrugada.Volvióa laseriedadquelohabíacaracterizadoentodalaceremonia.El Padre ordenó ponernos los anillos, y mientras sellábamos nuestro pacto
matrimonial el clima cambió, teníamos una tarde muy linda despejada y seoscurecióderepente,nomehabíadadocuentaqueEduardonoseencontrabaensupuesto.MiréaManuelayellaconsusojosmegritabaquenosabíaporqueseausentó.Realizamos las promesas reglamentarias ymepuso el anillo.Tuve lamisma sensación que experimenté cuando nos comprometimos, mi anillo eraigualaldeél,salvoquealmíolefaltabaunpedazo,eraelcomplementodeldecompromiso,juntosformabanunasolapieza.—Lo queDios ha unido, no podrá ser separado por el hombre, los declaro
maridoymujer.Puedesbesaralanovia.Elhormigueoenmiestómagosaliódenuevo,sehabíaoscurecido,supuseque
iba a llover, quedamos frente a frente para besaros, noté que Eduardo seincorporaba en su lugar, parecía agitadoy su cabello lo teníadesordenado.Laoscuridaddesaparecióyel sol se imponíadenuevo,Antonio tomómivelo, lopuso detrás de mi cabeza, mi corazón palpitaba, le sonreí y se acercó a mislabiosparaposarlossuyos.Nofueelmismobesodeanoche,ésteencambiometrasmitió una oleada de temor que no pude identificar.Nome besó, pegó sus
labiosenlosmíos,lagenteestallóenaplausosyyosentíquemehabíanpuestouna daga en mi pecho, mi madre se abalanzó hacia mí y por primera vez loagradecí.Antoniosealejódemiparasaludarasuhermanoohablarconél,sesecreteaban, permaneció ami lado sin tomarme lamano. ¿Qué le pasará?,mimenteacudióasudefensa,debeestarnerviosoporloquevaapasarenlanoche—no seas tonta—. Me llené de pensamientos que podían calmarme. No tepreocupes por el beso, si se demoró para besarme es porque esmuy tímido yhaceresoenpúbliconoesdesuagrado.Mecalmé.Quedésorprendidaporlohermosaquequedólarecepción,Antoniopermaneció
amiladosintocarme.Aveceslodescubríamirándome,eraunamiradatristeymeesquivótodalatarde—estánervioso—.Asíquefuiyolaquetomólainiciativadeimponermi derecho sobre él, le tomé lamano yme aferré a subrazo, él iba acomentaralgo,ysedetuvocuandolagentecomenzóahablardelolindoquenosveíamoscomopareja.—Contodorespeto lordAntonio,hacenmuybellapareja,suesposaesmuy
hermosa—dijoelalcalde,éllesonrió,memiróysumanoacariciómirostro,meestremecídeemoción.Comprendíqueseencontrabanervioso.Elmiedosealejóycomencéadisfrutarmifiestamatrimonial,nopodíasentirmemásdichosa,eraunsueñoconvertidoenrealidad,aunqueapresurado,peroenelfondosatisfechaporencontrarmeaunhombrecomoél.Elsalónfuedecoradoconlosmismosarreglosfloralesdelaiglesia,floresen
cada mesa, las sillas con cintas azules y lazos colgantes, era como estarobservandoelcielo,uncontrastedeazulyblancoquemegustómucho,mibodadealgunaformarecreabaelvientoyconeseelementotengounagranafinidad,mimadresupocómodecorar.Permanecimosjuntosytomadosdelamano,lareunióndiopieasonreírpor
unladoyporelotro.ElpadreGumersindoderrochabaalergia.—Otravez enmisbrazos—ledije, noshabían alejadoporquebailamos con
personas diferentes. Él no comentó nada, apoyémi rostro en su pecho, a él leincomodó ese gesto, no le presté atención,me aferré a él hasta que terminó elbaile.Nosdesplazábamosdemesaenmesaparahablarconlosinvitados,tomadosdelamano,éltratabadeocultarsuirritación.Mimadredesdeelfondodelsalónmehizollamóconlamano.—Amor, discúlpame un segundo, me está llamando mi madre—miró con
recelo y buscó amimadre, luego afirmó.Nome gustó ese gesto, arruguémifrente,dilavueltaycaminéendirecciónamiprogenitora.—¿Quépasamamá?
—Esquesemeolvidóentregartealgohijayesesencialparaestanoche—sealteróyseenojóconsigomisma—.¡Cómosemeolvidó!,aunasí,debodártelo.—Nohayproblema,dámeloyya—dije.—¡No!Comoseteocurre,teesperoenelpasillo,quenosedencuentahija.—¿Porquéelmisterio?—Enunosminutosteesperoallá.—Bien—miprimasediocuentadelomisteriosaqueactuómimadreydelo
nerviosaqueestoy.Aunnocomprendocómolohacía,nose leescapabanada.Seacercó,nohabíamoshabladodesdeestamañana.—¿Cuáleselmisterio?y¿quéesloqueaúnnocomprenderé?—mereclamó
yyoquedéfríasinpoderdecirlenada.—No es nada malo. Solo que… lo sabrás en su debido tiempo —se me
subieronloscoloresalrostro—.Escomplicadoypenoso,créememuypenoso.—No es justo—mi prima es igual de ingenua, como lo era yo antes de la
conversaciónquellevéacaboestamañana.Que,porcierto,meesperabaenelpasillo.—Manuela,deboausentarmeunsegundo.Yaregreso,siAntoniomepregunta
dile que estoy en el baño, me di la vuelta sin esperar respuesta. Al llegar alpasillomimadremeesperabaimpacientemente.—Hija,semeolvidóentregarteestoydebesponérteloenlanoche—memiró
convergüenzaysalióapresurada.Miré lo que tenía en la mano, era una bolsa de papel, en ella había una
camisola con un par de velos, encaje y seda transparente con una cinta en lacintura y en los hombros —no me iba a poner eso hoy—lo dobléapresuradamente antes de que me vieran en el pasillo—. Y ahora ¿dónde loguardo? —¡Ay! Dios—. Me acordé de la cinta del medallón, me lo quité yamarrélabataindecenteenlapierna,eneselugarnoloverán.¿Mimadrecómopudohacermeesto?,mearregléelvestido,dilavueltayAntoniomeesperabaalfinaldelpasillo,mepusenerviosa—¿sehabrápercatadode labata?Diosquevergüenza,mesonrojé.—¿Te pasa algo? —volvió el tono déspota y su mirada se tornó fría y
calculadora.—No, y tú me estás mirando como antes —respondí al llegar a su lado,
apretabasumandíbula.—Nosnecesitanparaelbrindis—dijoentredientesycerró susojosporun
momento,cuando losabrióvolvieronasuestadonormal.No lepregunténadarespecto a sus cambios. Él me había dicho que en la noche de bodas me lo
explicaría,solodebíaesperarunpardehoras,élesextrañoynomeimporta.Lesonreí, lotomédelamanoycaminamoshastalosinvitados,compartimos
unpococoncadauno.Yahabíaanochecido,prontonos tendríamosque irymicorazónseaceleró.Algosiesseguro,nomepondréloqueamarréalrededordemipierna.Realizamoselbrindisy llegó lahorade retirarnos.Antonio teníaunpocodeafán,esomepusomásnerviosa.Losinvitadosnosabrazaban,mimadrellorabaymiprimaigual.—NoserálomismolacasasintiMariana—dijoManuelaentrelágrimas.—Regresarédentrodetressemanas—leacariciéelcabello,miréaAntonioy
lepregunté—.Podrápasaralgunosfinesdesemanaenlacasa¿ciertoamor?—meatemorizósumirada,eralomásfrívola.—Claro,seráunplacertenerteencasa—besólamanoamiprima.Losinvitadosmásallegadossalieronadespedirnosjuntoconmiviejaynueva
familia,miqueridoesposomeayudóasubiralcarruaje,nosésiserécapazdecontrolar los nervios. Estoymuy, peromuy nerviosa, las manosme sudaban.Antonionometocó,nisiquieraintentóacariciarmeduranteeltrayectoanuestracasa,habíaoscurecidomucho.¿Estaráigualdenerviosoqueyo?,nomeatrevíamirarlo. La hacienda estaba iluminada con faroles solo en la entrada, laoscuridadreinabaenelinterior,miesposonomeayudóabajar,algodescortés,aunquelosnerviospuedenhacerqueunoseolvidedeciertosdetalles.Abriólapuerta,entróyyomedetuveenelumbral.¡Nopensarácargarme!,mimadremedijo que eso hacen los hombres, él se giró y se percató del desplante y locorrigió,nohabíaluzsuficienteenlasalaparaversusexpresiones.—¡Ah!Semeolvidaba—dijoconsarcasmo,fuetanfrío,yesemiedovolvió,
metomóenbrazosydijolaprimerafrasedesconcertante.—BienvenidaamicasaMarianaGranados—¡micasa!,no,nuestracasa,me
llevóaunadelashabitacionesquequedabanalladoizquierdodelsegundopiso,abriólapuertaylosnerviosvolvieronamí,ahoramásintensos.¿Pasaráloquedijomimadreyenel fondoyodeseaba?,¿mebesarápor todoelcuerpo?,medejó en la entrada mientras que él se acercó a uno de los candelabros, loencendió y se dirigió al siguiente, en total encendió dos lámparas y trescandelabrosesparcidospor la inmensahabitación,eramuyacogedora, lacamamatrimonial fue ubicada en lamitad de las dos enormes ventanas,Antonio seacercóaellasycorriólascortinasacadalado,nohablóniunasolapalabra,sedirigióalasegundaventanayrealizólomismo.Notéquehabíadospuertas,unasupongoqueera el cuartodebañoy laotra, talvezunbalcón—sonreí—.Lacamateníaunedredónblancoysuscojinesdeunazulcielo.Miróatrevesdela
ventanaporunossegundos,meacerquéyletomélamano,peronocontéconsureacciónymuchomenosconsumaneradehablarme.—¡Novuelvasa tocarmeMarianaGranados!—su timbrevoz fue tan fríoy
desconcertante, puedo decir que me habló en un tono alto y me tomó porsorpresa.—¿Qué tepasa?—susurré,sabíaquealgohabíacambiadoyqueestanoche
nopasaríanadadeloquedijomimadre,yjamásmeesperéloqueélcomenzóadecir.Alejómimanobruscamente, se dirigió a la puerta de la habitación y lacerró,yoaúnseguíainmóvilalpiedelaventana.—Ya no pongas esa cara de niña ingenua —dijo—. Ya sabesquién soy y
lamentodecirtequenosecumplirántusplanes.—¿Qué?,¿cuálesplanes?Antoniosoytuesposa—lemostréelanillo—.¿Qué
tesucede?—soltóunacarcajadaforzada.—¡¿Miesposa?!,si,dealgoserviráeso,porlomenosharámásdifícilquetu
plansecumplayeldelostuyos.—¿Dequéhablas?—tratédemantenermefirme,peronosabíahastadonde—.
¿Porquémetratasasí?—Sabes…casitecreo.¡Buenotecreí!—gritó—.Nosabesloquepasarépor
habercometidoeseestúpidoerror.Aunqueestoyatiempodearreglarlo,asíquedejaaunladoesepapelitoymuéstratetalcualeres.—Noteentiendo—mivozsequebró, tratabadecomprender loquepasaba,
peronoentiendonada.—¿Asíescómoquieresjugar?—dijomientrascaminabadeunladoalotro,yo
continúoenelmismolugar,temíamoverme.—¡Jugaraqué!—exclamé.—Tengo tiempoypaciencia—secruzódebrazos—.Tecansarásdeseruna
mansapalomaysaldráde ti loquenecesitoparamandarteal infiernoadondeperteneces.Hasta ahí llegó mi autocontrol. Mi corazón estalló dentro de mí o por lo
menosesofueloquesentí,laslágrimasemergieronysemeformóunaopresiónenelpecho,penséquesedesgarraríaalgodentrodemí.Nopodíasercierto,estono debía de estar pasándome, no entendía nada, mi respiración se aceleró, lomiréydeseénohaberlohecho,élteníalamiradamásfría,déspotayacusatoria,comosiestuvierafrenteaunjuezesperandounacondena.—Porque…—tratédehablar,nosalieron laspalabras,mirostrobañadopor
laslágrimas,tratéderespirar—.¿PorquémedicesesascosasAntonio?—Lord Antonio o lord D’Montecarlos para la próxima —y esas palabras
fueronunadagaenmipecho,nopudehablar,nopodíahacerlo,laspiernasmefallaron,micuerpodejódesermíoporuninstante.Caíderodillas,élseacercó,seinclinósoloparaenterrarladagaqueestabamatándome.—Dejaeldrama,parecereal.—¿Quéparecereal?—Me casé contigo solo con un fin y ya que no quieres mostrarte como
realmente eres. Te diré las condiciones de este desagradablematrimonio y lasreglasalasquedeberássometerte.Laslágrimascorríanpormimejilla,noqueríaescucharloquemedecía,me
mataba con sus frías palabras y no se daba cuenta. Traté de protegerme, meabrazaba intentandoprotegermi almaquegritabaparaque ladejara salir, ellatampocoqueríaescucharloqueledecía.—PorfavorAntonio…—¡Lord! No te lo repetiré nuevamente. Mantendremos la farsa de luna de
miel, permanecerás encerrada en la casa por las siguientes tres semanas igualqueyo,cuandopodamossalir,haremoscreerquesomos laparejamásfelizdeestemundo.Tenpresente que desayuno, almuerzo y ceno en casa, procura noestaraesashoras rondando,porquenoquieroquemeamargues lamañana, latarde o la noche—cada palabra la registraba, sin procesarla, es lo mejor, lasalejo de mi corazón y mi alma, ambos están en una encrucijada, estándesorientados,nocomprendenloquepasa.Lomiré,enélhabíatantarabia,mimanointentótocarlo,yéllaalejógolpeándolatanfuertequemelastimó.—¡Te dije que nome toques!—gritó. Ya no pudemás y comencé a híper
ventilar y de mi salió un llanto desgarrador, no podía verlo con claridad, laslágrimas no me lo permitían. ¿Por qué Antonio me trataba así? —. No meinteresas comomujer, jamás podría estar con una que ha sido…No. Que hahechocosasqueenmividapenséquesehacían.ErestansuciaMarianaquenoquieroenvenenarmecon tupresencia,cometíelerrordebesarteyya lopaguémuycaro,peronovolveréacaerensussuciasmanos—sealejó,sedirigióalapuertamientrasyomirabaalvacío.Sedetuvoenlamesadelaentrada,nopudepronunciarpalabra, el llantonome lopermitió.Tomómi cofrey lo tiró en lacama—.Ahídebesguardartusporquerías.Salióymequedémirandofijoelinfinito,¡ledijoporqueríaamicofre!,lapiel
semeerizóporeldolorqueteníaenmipecho,tiróloquecontantoamoryoheguardadoysonsusregalos.Éleramivida,¿cómopudoreferirseamisentimientode esamanera?, no aguantémás.Me puse lamano en el pecho, temía quemicorazóndejaradelatir.Nopodíasercierto,¿cómologrócambiartodo?,meacosté
enelpisoycomencéa lloraramargamente.Tenía taldesconcierto,eracomosifueranotrapersona,sentíatantodolorydudoquepuedasoportarlo,¿porquéDiosmeponeestaprueba?Queríamorirme—Diosayúdame—.Recordéelmedallón,elqueparecíauncrucifijo,me subí el vestidoydesaté labataque tenía enmipierna,lotoméylopuseenmipecho.Norecuerdohastaquehorasdelanochelloré, tirada en el piso, solo fui conscientede llorary llorarhastaque apreté elmedallón y algo me pasó. Mi alma se desconectó del mundo del dolor, metrasladéaunoenelquenosentíanada,eramejorasí.Siregresabaalarealidadmoriríadedolor,porahorapreferíaellugardemimente,enelquenosentíanadaylogréquedarmedormida.
CAPÍTULO15
Desubicada
Escuchéquealguienmellamaba.—Señora—hablóunamujer,noreconocílavoz,memoví,tratédeabrirmis
ojos, perome dolía hacerlo. Estabamuy oscuro, las velas seguían encendidas¿quéhoraeran?Amiladohabíaunamujerbastantemorena,algorellenayconcaradeángel.—Debelevantarsedelpisoydebequitarseesevestido.—¿Quiéneres?—preferímantenerlosojoscerrados,medolíanmucho.—MellamoClementina,soyelamade llaves,meencargode lacasadeldel
jovenAntonio,levántese—meayudóacaminar.Debetenerlemuchoaprecio,ledicejovenennolord.—Gracias,¿aúnesdenoche?—No.Ya son las ocho de lamañana, y nada que sale el sol, el día parece
noche,loextrañoesqueestamosenverano.Jamáshabíapasadounfenómenodeestos en esta región y en ninguna parte que yo sepa—me dejé ayudar por laamablemujer, eldía soloeraconsecuenteamiestadodeánimoyacomomesentía,recordélaspalabrasdeAntonio,laslágrimasvolvieronasalir,yenestaocasiónconunllantoquenopudecontrolar.Mealejéunpocodelamujerquemeauxiliaba, comopude lleguéal lavadoycomencéaquitarmeelvestidodenovia. Me puse lo primero que encontré, al parecer mis pertenencias lasacomodaronensusrespectivascómodas.SalíyClementinameesperabaconunabandejadecomida.—Notengohambre.—La tendrá—la dejó en el nochero, me acosté y le pedí a Dios que me
volvieraadormir,aferréelmedallón.Eneseestadomialmanoagonizaba,micorazónnosufríaymiconciencianopensaba.Diosmeescuchó,enuninstantemequedédormida.No recuerdo qué hora era cuando desperté, debía ser más de medio día, la
bandejadecomidaeradiferente,laamablemujerdebiócambiarla,medilavuelta,noqueríacomer,no teníahambre,queríaque la tierra seabrieraymesepultara,queríamorirme.Eldolorvolvióotravezyelllantosurgiódenuevo,¿esquéaúnmequedabanlágrimas?,sentíescalofrío,todamipielseerizóporeldolor.¿Porqué
Antoniome trató de esamanera?, tenía el pecho sangrando, como si no tuvieracorazónotalvezseencogió.Mialmaagonizaba,elllantofuemásfuerte,nomeibaacontener,nopodía.Labuena samaritanaabrió lapuerta, esunamujer amable,teníaensusmanosunataza.—Señora—seacercó lamujer—.Toméalmenoseste té, leayudará.Noha
comidonada.—Quieromorirme—susurré.—Nodigaeso.—¡Quieromorirme!—grité,necesitabasacarmitristeza,comencéamoverme
deun lado al otro en cama,gritandoy retorciéndome—. ¡Quieromorirme!—Clementina dejó la taza en una de lasmesas y corrió a abrazarme, trataba dedarme consuelo. Esto es peor que una pesadilla, no me controlé y tampocoquería,necesitabasacareldolorquemequemandopordentro.—Cálmeseseñorita,porfavor,cálmese—lamisericordiosamujermetomóen
sus brazos yme arrulló.Me trató como unamadre consolando a su hija, suscálidasmanosmeacariciaronelcabello,mearrullaba—.Todoestarábien—mecalméydejédepatalear,peroelllantosiguióysiguió.—Élnomeama—dije—.ÉlnomeamaClementinay¡esomeestámatando,
aquídentro!—grité,poniéndomelamanoenelcorazón.—Hayqueesperarseñorita, lascosas tomaránsucurso—aferrémiamuleto
ya se había convertido en eso, era mi boleto de salvación, con aferrarlo medejabainconsciente,medesconectabadelmundo.Clementinameponíapañosdeaguafríaenlafrente,micuerposeestremecía,
medolíacomosimehubieranarrastradoogolpeadoapalo.—¿Señoritameescucha?—eralavozdelamujerquesehabíaconvertidoen
misalvadora.—Meduele,medueleelcuerpo—ledije.—Tiene fiebre muy alta, no puedo bajársela, por favor, ponga de su parte.
Necesitounpocodeayuda.—Quieromorirme,noteesfuerces—susurré.—Estádelirandootravez—mimentereconocióesavoz,micuerpotemblaba,
no podía abrirmis ojos, lo que, si es cierto, es, que estaba en deuda con esaamablemujerquedemostrósermáscompasivaaunsinconocerme.—La fiebre ha aumentado, no ha comido en estos cuatro días, ha pasado
dormida lamayorpartedel tiempo,seestámuriendo.Siel señornoquiereunmédico,quemedigayyobuscoalcuranderooquemedépermisoylaayudodelaotraforma.Yanoséquéhacerparabajarlelafiebre.
—¿Quéhabrápasado?—eseeraMartín.—ElseñormedijocosashorriblesdelaseñoritaMarianaenlamañanadela
boda y no las creo. Mírala, parece un ángel y está sufriendo mucho por eldespreciodelseñor.Éljamássehacomportadodeestaformataninhumana—selequebrólavoz.—¿TehasencariñadoconellaClementina?—Creo que la han juzgadomal y en ella hay algo queme implora ayuda.
¡Martín!,estálejosdesumadre,esunaniñaynofuebienvenida,noharánadaparasalvarse,quieremorirse,hasidoloúnicoqueharepetido.Tambiéndijoqueél no la amabay eso lamataba por dentro—escuché un suspiro—.Éstamuyenamorada del jovenAntonio, lo he sentido en su llanto—volví a quedarmedormida. Pero esta vez soñé, estaba en una cama de hierba, en la tierra, mialmohada era la raíz de un hermoso y frondoso árbol, frente a mí había unhombre alado que iluminó todo a su alrededor, la luz fue cegadora, me fueimposible verle el rostro. Tomó mi mano, sentí una gratificante energía, queagradable es tenerlo enmismanos y así como apareció se esfumó, se fue, laoscuridadvolvióareinar,sentíunvacío.¿Dóndeestoy?,comencéatocaramíalrededorysentíelcrucifijoenmipecho.Eldolorvolvióalreconocerqueeralahabitación de la casa de Antonio. Ya no me dolía el cuerpo, la fiebre habíadesaparecido,sentíunhambreatroz.Clementinaentróconuncandelabroenlamanoyunavasijaenlaotra.—Estádespiertaseñorita—percibíalegríaenella.—Tengomucha hambre—dije—.Gracias por tus cuidados,me has tratado
conamabilidadysinconocerme,teloagradezcodecorazón.—Yamismo le traigoalgodecomer,nome tardo—dejóel recipienteen la
mesaubicadaalladodelapuerta.—¿Quéhorasson?—Esdemadrugada—dijoantesdecerrarlapuerta.—¿Nohasdormido?—Unpoco.Nosepreocupepormíyalepreparoalgodecomer.Laescuchéhablarenelpasilloconalguien,latristezanosehabíaalejadode
mí, solo esperaba a que fuera consciente para hacerse notar. Clementina nodemoróenllegar,teníaunabandejaconpanaliñadoycaldocalentado.Fueunabendición probar alimentos,me sentíamuy débil, no pude con la cuchara, asíqueladulcemujermeayudóadármela.—Gracias—dije.—Ahoraduerma,tuvotresdíasdefiebrealta,deberecuperarse.Vendréenla
mañanaconsudesayuno.—Eresunángel.Sonrióantemicomentario,medejósolayestaveznologréconcebirelsueño.
Mi mente recordó cada palabra deAntonio, las lágrimas salieron esta vez ensilencio, no soportaba el dolor demi pecho, no podía entenderlo, en qué partenuestra historia cambió. ¿Cómo un ser humano se transforma en un serdesconocido?, es como si fuera otra persona antes de nuestra boda era uncaballeroyahora…¿aquésedebesuindiferencia?Logró mentirme, su papel fue tan convincente.Me afearé a la almohada y
ahoguéelgritoqueemergióenmí,eraimposiblequeaúnmesalieranlágrimas,losojosmeduelen,nofuemucholoquepodíaabrirlos.Nopedídormir,dejéqueel llanto reprimido saliera y liberara un poco mi alma. Lloré y lloré, cadarecuerdovividoconéleraunatortura,tratéderecordarenqueparteélmintióennuestrarelación,nologrédetectarnada.Supomentirmeyyocomounatontalecreí. Las horas pasaban, escuchémovimientos en la parte exterior de la casa,animales, el sonidodeuncarruaje.A lospocosminutosClementinaentró conalgoblancoensusbrazos.—Vinosuprimaadejarleesto,mepidióquelocuidaramientrasustedllegaba
desulunademiel—laúltimafraseladijomirandoelpiso.—Esperfectaestalunademiel—dijeconamargura.—Tome—dejóenlacamaunabolablancaquesaliócorriendoendireccióna
mí,eraConín,miconejo,medio tantaalegríaverloysentirlo, seaferróamí,unaoladeenergíaestremeciómicuerpo,podíajurarqueescuchésuvozdentrodemimente.A lomejoryamevolví loca—.Ya le traigo sudesayuno—dijoClementina,norespondí,abracéelconejo,tuvelaconexiónmásextrañademivida.Talvez…noestébiendelacabeza,peromealentósaberqueparaciertosseressoyindispensable.Miconversaciónfuemental.“LosAnimalestienenfrío,nohanvistoelsolenestosdías”—hablóConín.“Espormiculpa,medueleelalma”.“Tenecesitamos.Sitúestástriste,lanaturalezatambién”.“¿Quédices?”“Eresnuestrafuentedeenergía”—noentendíaloquemedecíaConín.“¿Energía?...“Sí…debessuperartudolor,serfuerte,pornosotros”—seaferróamicuello
yunadescargadeimágenesjamásvistasserevelaronantemí,vielmar,lanieve,lasmontañas,losríos,cientosdeanimales:salvajes,marinos,aéreos,terrestres,detodaslasclases.Lanaturalezasecomunicabaconmigodeunaformamágica,
quedéperpleja,mealentaronyagradecíalcielo.Ellossusurraron“ayúdanos.Nohaysol,miseñora”.—Perdónenme—lesdije.Clementina entró con el desayuno, ya no me sentía tan vacía, más bien
resignada, el dolor seguía perturbándome y así permanecerá hasta quecomprenda el porqué de su comportamiento, debo saber por qué se casóconmigosinomeama.Tambiéndebosaberporquémepuedocomunicarconlanaturaleza,escierto
loquemedijeron,nodebíaarrastrarlosconmigo,eldañodemilesdeespeciesquedependíandemínodebeverseperjudicadospormidolorpersonal.Aunquenoentiendoloquemepasa,fuecelestial laconexiónqueexperimenté,poresarazóndejéde influenciarelclima, lo liberé,meconcentré, lasnubesnegrassedisiparon y el sol volvió.Yo soy la que está sufriendo y así seguiré. Sola. Sefiltró un rayito de luz por la cortina, Clementina sonrió, abrió las ventanasiluminandolainmensaestancia.Medolieronmáslosojos,perofuegratificantesentirelcalor.—Yaerahora,laoscuridadmemataba.Noseseñorita,enlosdíasoscurosse
respiraba una terrible nostalgia en el ambiente —sonreí levemente ante sucomentario.—Debo bañarme —mi piel se palpaba pegajosa por mis cambios de
temperatura.Clementinacolaboróconel aguacalientepara la tina,memostródonde guardó mi ropa, los zapatos, mis prendas, había un espacio grandedesocupado.—¿Porquéestánvacíosloscajones?—ellarealizóunasutilmueca.—En ese lado ubiqué la ropa del jovenAntonio—bajó la cabeza—.Élme
ordenósacarlaenlamañanadesuboda.—¿Por qué?—no escuché respuesta—.Entiendo, sé que él es tu patrón, le
debes fidelidad, por mí no te preocupes. Ya nada me importa —Clementinapareciómorderseloslabios.¿Quéhabíapasado?tratédenopensareneso,nodedía.Esperaríaaquefuera
de noche para sacar el dolor que me oprimía el pecho, al quedarme sola melimpié, el agua me pareció tan reconfortante. Al mirarme al espejo me fueimposible reconocer lamujerque se reflejaba,meera imposible creerqueesamujerfuerayo,mirostrodesencajado,teníaunaspronunciadasojeras,sincontarconlahinchazóndemisojos,melostoquéymedolieron—.Esamujernoerestú —mi voz interior reclamó. Me retiré del tocador y volví a la cama, laslágrimasyarecorríanmimejilla.
CAPÍTULO16
Losdíaspasaron
SEGUNDASEMANA
TERCERASEMANA5deagosto1781Queridodiario.Séquehanpasadomuchosdías.Yperdonamiausencia,nomeencontrabaen
condición de escribirte. Sé que prometí hacerlo al siguiente día de lamaravillosanochedebodas,peronofueasí.Encambio,recibíunadescargadeinsultos, desprecios, indiferencias y todo lomaloque le puedapasaraun serhumano.
Es triste que Antonio no me ame y no sabes el dolor que me ha causadodescubrirlo.No entiendo conqué fin juró ante el altar si no le intereso comomujer y le produzco asco, han pasado tres semanas y no lo he visto desde la“noche de bodas”, estuve enferma y no le interesé en lo más mínimo. Ya notengo alma, se ha escondido en algún lugar demi cuerpo,mi corazón quedódestrozado,¡nocomprendoloquepasó!¿Porquémintiódeesamanera?Queganabaconilusionarme.Élmetratócomounacualquiera,yaunqueteparezcararo,losigoamando.Yonosoyigualaél,nosécambiardeestadosdeánimoymenosdesentimientos,yoleentreguémialmaasusmiradas,asusbesos.Pero,aélparecenoimpórtaleenlomásmínimo.Estoydesecha,llorotodaslasnoches,sudesprecioeindiferenciamematan,
mequemapordentro,séquenodeboseguirasí.Soloquenomesientoconlasfuerzas necesarias para verlo y enfrentarlo, supongo que en algún momentodebohacerloyquéexigirleunaexplicaciónydigacuálfuemifalta,élmeacusadealgoquehice…ymientrasesedíallegayosigoreviviendomihistoriaasulado,tratandodeentenderporquécambiódeesamaneratanabrupta.Tratodenollorareneldía,Clementinaseentristecealverme.Soloesanoble
mujersehacondolidodemí.Aellaledeboelestarviva.Lamento escribirte estas palabras, no sabes lo que diera por cambiar las
cosas,nosabesloquedieraporquemeamaracomoyoloamo.Tambiénquierodecirte desde que estoy en esta casa no he asistido a misa y no he tenidopesadillasynoescuchovoces,porelcontrario,enmuchasocasioneshesoñadocon un ángel cuidándome, no le he visto el rostro, pero sueño con él muyseguido,élvinoenesosdíasenlosqueestuveenferma,creoqueesmiángeldelaguarda.SoloélyClementinahansidomisoporteparatanoscurosdías.También quiero comentarte la experiencia que viví con Conín, fue el
mensajerodeunaverdaderaconexióncelestial.Poreldolorquesentía,habíaocasionadouncambiohistóricoenelmundo,dejéquelanocheseadueñaradeldía y eso estabamatandoamisanimales.Tepareceráextraño, sientoque losanimalessonmíos,todos.Mividahacambiado,nadapareceserrealenella.Cerrémi diario, eramuy temprano,me bañé, nome importó el agua fría, a
pesardeesocausabaunefectoderelajaciónenlainmensabañera,medicuentaqueerajueves,elpróximodomingotendríamosqueiralamisadominical.¿Dedónde sacaré fuerzas para fingir que somos felices? Ya es suficiente de esteencerramiento, queríaver otros rostros, ver amimadre, abrazarla, si supiera lafaltamehahaceyveramiprima.Sieseeraelsacrificioapagarcontaldeverlas,
lotomaréconagrado.Nodebonada,yanotengoporquéencerrarme.¿Serécapazdeverlo?,salídelagua,mevestíyalsentarmeenel tocadornotéquemisojosseguíanhinchadosyelrostrodemacrado,novoyamorirme,aunquequisiera,esonopasará.Lesonreíalamujerdelespejo,talvezestosellameresignación.—NoteparecesaMariana—medijeamímisma—.Notienesqueesconderte
—y tenía razón, no he hechonadamalo, salvó algunas bromas en la escuela acompañeras que me parecían antipáticas. Me maquillé, recogí mi cabello y loenvolví alrededor de símismo, lo tapé con un gorro parecido al que utiliza enescuela,erafeo,perolatelaqueseadhirióalcontornodemicabeza.Sitodofuementiraloqueélmedijoentoncesnolegustabavermeelcabellosuelto.Semeformóunavezmáselnudoenlagarganta,suspiréymedijeamimismaqueenlanoche lloraba—.Con este peinado parecía unamujermayor—hablar con unomismonoesnadaagradable,misojoscarecíandeexpresiónalgunaylarisanoseasomaba pormi rostro desde hace varios días—.Debes ser fuerte.No llorarásfreteaél,suspalabraslasignoraráscadavezquetelasdiga,guardaeldolorhastaquevuelvasaestahabitaciónyestéssola,no lesigasel juego—leordenéa lamujerdelespejo.Acaricié elmedallón, loobservéy loguardédebajodemivestidoy salí, la
casa admiré lamajestuosidad de lamisma, es grande, con bellos acabados enmaderadetodoslostonosydebuengusto,noloniego.Cadaparteparecíahabersidoelaboradaconlamayordedicaciónyesmeroposible.AlbajarlasescalerasmetopéconClementinaquetraíaeldesayuno.—Señorita…—notésunerviosismo,loquemeconfirmóqueAntonioestaba
enlacasa.—Comeréenelcomedor,Clementina—abriólosojosenseñaldequeerauna
mala idea, le quité la bandeja de susmanos yme dirigí al comedor donde éldesayunaba, al verme se sorprendió. Puse el desayuno en lamesa yme sentémirándolo,lesalíalairaporlosojos.—¡¿Tenías que dañarme la hermosa mañana?! —se levantó tirando la
servilleta,noleprestéatención,ignorésucomentario,continuédesayunando.Sealejó,medejósola,losojossemehumedecieron,peromecontuve.—Enlanoche—susurré.Al terminar caminé la casa, conociéndola, admirándola y descubriendo el
maravilloso talento del carpintero contratado por Antonio. El color blanco ymadera predominaba, supongo que ese fue el único requisito que pidió. En elestudio había un enorme cuadro de Capricho labrado en alto relieve de colorblancoenmadera.Erahermoso,loadmiréporunlargotiempo,algoquetambién
predominaba eran los ventanales grandes. Había unos candelabros torcidosadheridosdelmarcodelachimenea—¿seránporlamoda?—.Unímiscejas,nomegustó,peronolosenderece,noeramicasa,habíaunagranbibliotecaymuchos librosquemeparecíanantiguos.Enel recorridonotéquenohabíaunsolo jarrón con flores—aunque se enoje las pondré—.Dejé la cocina para loúltimoyesincreíble,grandísima,Clementinalavabalosplatosyyocomencéamirardondequedabaladespensa.Medieronganasdecocinar,toméunavasijayla llené con agua, dejándola en el horno y comencé a picar verduras. NomepercatéqueClementinameobservabahastaquehabló.—Señorita¿quéhace?—Cocinando,¿hayalgúnproblema?—memordíellabio.—No piensemal, el señorme dijo que no la dejara cocinar porque…—se
detuvo.—¿Puedoenvenenarlo?—respondí,mipechoseestremecióyladagapenetró
másenmiinterior.Ellaafirmóconunsutilmovimiento,respiréprofundo,enlanoche lloras Mariana, le sonreí sin emoción alguna—. Quédate, así te daráscuentaquenoloenveneno—lamiré—.Déjemehaceralgo,meestoyvolviendoloca.Élnotieneporquéenterarse,porfavor—lesupliqué.—Séqueustednomataríaanadie,peroélseenojarámuchoconmigo—tenía
razón,seríainjustoconlaúnicapersonaquemehatratadocomounserhumano.Dejépicar,puseelcuchilloaunladoymedisponíaaretirarme—.Nomeimportaquemesaquenapatadas,ledarédesumismamedicinayesejovenlequierohalarlasorejas—dijocuándomedisponíaasalir,lamiréylesonreí—.Tieneustedunalindasonrisa.—Graciasygracias.Realicé la comidayme enteré que a los hermanosD’Montecarlos les gusta
mucholassopasynopodíanfaltaralmediodía.Tambiénlegustabanlacomidaal horno, los arroces y las ensaladas. Sonreí al descubrir que mi madre supocriarnos, mientras me deleitaba preparando la sopa, recordé cuando teníamoscatorceañosycomenzóconsutradicionaldiscurso.—Laverdaderamujerdefamiliadebesabercocinar.Esdevitalimportancia,
asílograránmantenerunmatrimoniomásunido.—¿Quétienequeverlacocinaconelhombretía?—preguntómiprima.—Símamá,¿aquévieneeso?—Aqueustedes,formaránunafamiliayalhombrelegustaqueloatiendan.—¡Esoesinjusticiaconlasmujeres!—ledije.—No,esoesequilibrio.Hijas,enelmatrimoniolamujereslaqueimponela
doctrinadelacasa.Aunqueelhombrepresumadeserlo,nosotrassomoselejeyloentenderánalgúndía,tenemoselcontrolsisabemosllevarelmatrimonio.—Sitúlodices—lecontesté.Mealegréderecordaresaspalabras.Eracierto,eraunamujercasada,aunque
élnomeamarayoeralaseñora,debíacuidarloasíseaaescondidas.Noqueríaque Antonio se enojara, mientras más alejada, será lo mejor, acordé conClementinaqueyomeencargaríadelacasaaescondidas.Elalmuerzoylacenacorreríanpormicuentasiempreycuandoélnoestéencasa,meemocionéanteesapequeñatravesura,cuidaríadeélsinquelonotara.Velaríaporlapulcrituddesuropa,desucomidayloquenecesitara.Antoniollegóunahoraantesdeloqueacostumbraba hacerlo según información de Clementina, quien ahora era micómplice.Habíamosterminadoelalmuerzohaceunosminutos,soloeraservirlo,me senté en la mesa donde comía ella y Martín. Al escucharlo intentéescóndeme, actoque rechazóellaymedijoqueélnoentrabaa la cocina,metranquilicé,laviservirelalmuerzo.Alsalirtratédeagudizareloídoparapoderescucharalgunaconversación,perofueenvano.—¡QuésustomedistesClementina!—ledijedespuésdepegarunsalto,me
llevé la mano al pecho. Ella se río, al parecer también emocionada con latravesura.—Losiento—tratódesofocarunacarcajada.—¿Quétedijo?—Nada,queteníahambreyapartirdeestemomentoalmorzaráaestahorapara
no verla—bajó la cabeza y comenzó a servirmi plato de comida. Cuandomedisponía a comer,Antonio entró, tenía en la mano un plato vacío. Su odio fuenotorio.—¿Quéhacesaquí?—nopiensesMariana.—Siendo considerada contigo, en la mañana me dejaste muy claro que te
habíadañadoeldesayuno,noquierodañartelatarde—semeerizaronlosvellosporeldolorquecausaronsuspalabras.—¿Enquépuedoayudarloseñor?—Queríamássopa,tequedaronmuyricashoy—comentó.—Yalesirvomás.—Gracias —no lo miré por temor a que se me asomara algún brillo de
felicidad.¡Legustaronmissopas!,nomeimportaqueotraselleveloscréditos,mealegré,aunquenolosupierarecibiríaunpocodemicariño.Quetontasoy,conformarmecontanpoco,noeradignodeunaGranados.Pasé la tarde en la cocina, hicimos pan aliñado para el desayuno, postres
cocidos y una variedad de tartas. Cené antes que él y me senté a esperarlo,encendí las lámparas para iluminar la casa, cuando encendí la última en elcomedor,me topéconsuseveramirada.Me tomóporsorpresa,noescuchésucaballo,ademásveníadelabiblioteca.—Losiento—dije.—Fíjatepordondecaminas—suvozfueagria.Yaerasuficienteporeldíade
hoy,noeracapazdesoportarundespreciomás,noeranecesariodegradarmásmidignidad,lomejoreraencerrarmeyliberareldolorquemehacausadoeneldía.—HastamañanaAntonio—adorésunombre,ojalásedécuenta.—¡LordAntonio!—dijo—.¡Quénoseteolvide!No lomiré,ya tenía las lágrimasenmi rostroy laopresiónenmipecho,el
corazón comprimido, subí las escaleras y al entrar a mi habitación cerré lapuerta,dejéquesalieraloqueaguantéduranteeldía.Eldespreciodelamañana,la ironía del mediodía y frialdad de la tarde, el alma me dolía, mi pielcompletamenteerizada,acariciémisbrazosparatratarquevolvieranasuestadonormal,perofueimposible.Entréalbaño,mecambiéderopa,mepuselabatadedormirymeacostéallorarhastaquedarmedormida.
CAPÍTULO17
Lamisa
Llegó el domingo y le acepté el consejo a Clementina cuando trajo el aguacalienteparabañarme.Eranlascincodelamañana,prontodebemossalirynoescostumbreenAntoniollegartardeaningúnladoymenosalaeucaristía,ademásdeseabaabrazaramispadresyamiprima.Memiréalespejoymeapliquéunpocodefragancia,yaestabalista,sentadaenlacamaesperandoaquellamaran,por fin tocaron, los nervios se aceleraron, no lo había visto desde que me loencontréenelpasillo.Élmeevitabaalmáximo.—HolaClementina.—Eljovenlaespera.—¿Ybien?—lepreguntéhaciendoungestodequeopinara sobrecómome
habíaarreglado.—Usted está muy linda, debería arreglarse más a menudo porque es muy
hermosa.Mesequélasmanosenelvestido,mesudaban.Nolovienellivingnienla
antesala, la puerta de la casa estaba abierta—suspiré profundoydescendí losescalones—.Esperabaeneljardín,alqueaúnlesfaltanlasrosas,vestíaelegantecomosiempre,memiróyjuróqueunlevebrilloasomóasusojos,yalinstantedehaberlesonreídosuexpresióncambió,fuelopeorquepudehaberhecho,sumiradavolvióaser lamisma,apretósumandíbulaysedirigióalcarruajequeaguardaba.IngresóprimerodejandoaMartínlaresponsabilidaddeayudarmeasubir,sentíunapicazónenlosojos,merecordélapromesadenollorardelantedeél.Nolomiréeneltiempoqueduróeltrayectoalpueblo,peropuedojurarqueenmásdeunaocasiónélsimemiró,soloquenolocomprobé.Llegamosalpueblo.—Haz tumejorpapel—dijo antesdebajarse, volvieron lasganasde llorar,
tomé aire,me di ánimos. Si, tú puedesMariana el esperaba para ayudarme adescender y salí del carruaje, le extendímimano y el recibió con un fingidogusto.Micuerposeestremecióantenuestrotoquedemanosyqueentrelazamos.Nos miramos el uno al otro, al vernos frente a frente sentí que hablábamosmentalmente y las preguntas surgieron. ¿Por qué me haces esto?, ¿qué te hehecho?, ¿por qué lo hiciste?, ¿qué te hice?, ¿me decepcionaste?, ¿por quémehierescontuindiferencia?,yningunatuvorespuestas.Mellamómiprima.
—¡Mariana!—soltólamanodeEduardoycorrióamiencuentro,yohicelomismoynoaguantémás,laslágrimassalieronsinpodercontenerlas,mimadretambiénllegóysuabrazoeraloquenecesitaba,meaferréaellaconfuerza.—Tontita,nolloresporquémeharáslloraramí.—Llorodefelicidad—contesté,esperoqueManuelamecrea.—¡Estáshermosa!—mimadresevetanbella.Antonio se acercóyme tomóde la cintura, ofreciéndomepor cuartavez su
pañuelo,mebesólacoronilla,unestremecimientomayorrecorriómicuerpo,meatreví a mirarlo y él lo hacía como…como cuando éramos novios, sus ojosbrillaban de alegría, su dedo índice recorrió el contorno demi rostro, parecíaamarme.—Nollorescariño—dijosonriendo.—Asísonlasmujeres—comentómipadre, lomiréyélmeteníalosbrazos
extendido,corríhaciaél.Sonaron lascampanasparadar inicioa laeucaristía.Antonioyyoentramos
tomadosdelamanoysonreíanteloquevivíamos,podíaserfelizyaprovecharalmáximo la farsa, enesta situaciónéldebeaccederamisabrazos, cariciasyporqueno,besos.Quetontafuialilusionarmecontanpoco,peromepareciólamejor idea, como tonta seguí mis instintos.Me aferré a su brazomientras elPadre realizaba laeucaristía, apoyémicabezaauncostadode subrazo,no lomiré,solosentíqueéllohacíaconinsistencia.Noqueríaqueseacabaralamisa,loteníaamiladoymesentíalamujermásfelizdelmundo.Micorazónvolvióaflotar en los recuerdos y el primero que semevino ami cabeza fue la nocheantes de nuestra boda, cuando me estrechó en sus brazos, el sentir nuestroslabios explorando y fundiéndose uno en el otro, era la primera vez que yobesaba.Eduardogiróynuestrasmiradasseencontraron,comprendíqueélhabíaleídomispensamientos.“NoledigasnadaaAntonioporfavor”—lehiceungestodenodigasnada.“Séquepuedesescucharme,tesuplicoquelobloquees.Escuchaloquequieras
demí,peronoledesinformaciónatuhermano”—élasintió—.“Gracias”—ledijementalmente.“Porcierto,nolehagaslomismoamiprima,ellateadoraynoestanfuerte,
con lamuertedemis tíosquedómuy frágil, lamataríasconundesprecio”—Eduardo volvió a mirarme, en sus ojos había indignación. Me atreví apreguntarle—.“¿Amasdeverdadamiprima?”—élvolvióaafirmar,leregaléunalevesonrisa.Alterminarlasantaeucaristía.Mifamiliaseacercóanosotros,nosreunimos
eneljardíndondeesperábamosaquellegaraelpadreGumersindo,nolehabíasoltadolamano,dentrodepocoregresaríaalarealidad.NecesitabahablarconelPadre. Así que sin decirle nada subí las escaleras y entré una vez más a laparroquia,no loencontré,suspiré,supongoqueserámejornodecirlenada.AlregresaraljardínélyahablabaconmifamiliayAntoniomirabalaentradadelaiglesiacomosimeesperara,sonríoalvermeyunapequeñatonteríapasópormimente,bajécorriendolasescalerasycualniñamelancéconla ilusiónquemesostuviera, unavezvi amiprimahacerloydesde esedía hequeridohacer lomismo.Me recibiócon losbrazosabiertosyuna sincera sonrisa,meabrazóygirósobresímismoconmigoensusbrazos.—¿A qué se debe esto? —no le dije nada, acuné su rostro y lo besé, le
entreguémialmaenesebeso.EscuchéamispadresreíryalPadrecomentarloenamoradoqueestábamos.—Mariana,Antonio,quégustomedaverlos—elPadreleofreciólamanoa
miesposoy luegomeabrazó, lomiréde reojo, séquemi repentinaeuforia lotomó por sorpresa, quedó desconcertado, pensativo y su mano derechaconvertidaenunpuño.Nolegustó,aparentóanteellos—.Quéfelicidadmedaqueesténderegreso—sonreía.—Hija¿cuándonosvisitas?—preguntómimadre.—Aúnsigoarreglandolacasa,teprometovisitartepronto.Padre¿puedopasar
estasemanaporalgunassemillas, floresyplantas?—sonreí—.Micasacarecedeellas—Antoniomemiró—.Dijistequeesaeramitarea.—Por supuestoCariño—comomegustaríaqueme llamara siempreasí.Lo
miréynotéquesusmanosaúnpermanecíanempuñadas—.Yadebemosirnos.—¡Claro!Losreciéncasadosquierensoledad—dijoelseñorGranados,yosentí
quemirostrosehabíasonrojadoalcomprenderquehacíanalusiónaloquehacenlosesposos,Antoniosonrió.Nosdespedimos,miqueridoesposomeayudóasubiryunavezenelcarruajeretomósuacostumbradafrialdad.—¡Noabusesenestas circunstancias!No sabes la repulsiónquemegenerael
estarencontactocontigo—selimpióloslabiosconlamangadesutraje,suvozfuetanfríaydéspota,sentísurabiayconellaeldesgarramientounavezmásenmipecho.—Medijistequehicieramimejorpapel—lavozsemequebró.—¡Evita tocarme!, y sobre todo jamásvuelvas a besarme, no te das cuenta,
¿quécasivomito?—losojossemehumedecieron,apartélamirada.Nolecontesté,silohaciamivozromperíaenllantoyeramejorreprimirlo,me
estremeció.Eramásdolorosoasí, tenerunahoradefelicidadpor23detristeza,
mi corazón lloró lo que mis ojos no pudieron, mi piel erizada y deseabaencerrarmeen lahabitaciónypoderdesahogarme.Saquédemibolsaunacintapararecogermeelcabello,nofuncionóelconsejodeClementina—¿Porquénollegamos rápido? —. Mi piel continuaba erizada por tantos sentimientosreprimidos.Unavezsedetuvoelcarruajeycomprobarquehabíamosllegado,salícorriendoendirecciónalacasa,laslágrimassalieronsinpoderretenerlasunavezentréalcuarto.Nosalíelrestodeldía,teníaunatristezaenormeyelrecuerdodeéllimpiándoselabocaporhaberlobesadonosemequitabadelamente,nopuderecuperarme,volvíallorar,fuitanestúpidaalilusionarme,yosabíaqueeraunamentira.¿Porquédejéquemicorazónsoñara?,elproblemaesquemevolvióamirar así, como si fuera su todo, y en ese momento no comprendí, él solonecesitabaaparentar,jamásmehaamado.Aferrélaalmohadaparaahogarelgrito,mesientotaninsignificante.20deagosto1781Queridodiario.Discúlpame por no escribirte a menudo, cada vez que lo hago quedo
desolada,siempreAntoniomeevita,nosvemossololosdomingosparaasistiramisa, hago losquehaceresde la casa, preparo losalimentosa escondidas, noquieroqueregañeaClementina,esamujeresunángel,esloúnicoquepuedohacer,sinolohagosientoquemuero. Deboarreglarel jardín,ya lehedadomuchas largasal tema, tratarédehacerloenestasemana, le faltavidaaestacasa,yyaessuficientederecibirdesplantes.Sabes,noséenquétrabaja,nosénadadeél,henotadoquesalemuchoenlas
nochesyregresatarde,avecesnollegaentodoeldía,teparecerámasoquismo,peronoquieroque lepasenada.Elbosqueesmuypeligrosoycomoestúpidarezo a diario por él, es absurdo que no pueda odiarlo o despreciarlo por laformaenquemetrata,tengomotivosparahacerlo,essoloquenopuedo.Deseotantoregresaramicasa,losextrañomucho.Talvezseaterquedadmía,
peroquierosaberporqueseesmeróparaenamorarmeymostrarseinteresadosino era así, ¿qué ganabamintiéndome?,me hizo creer que era su vida, yo nopuedoestarmásequivocada,lasrosas,elbeso,nosientoqueesofuerafalso.Loquesíesverdadesqueenestosmeseshesidotandesdichada,desdesucambio,nohaynochequenolollore,noquierohacerlo,peronopuedogobernarenmisentimiento,mipechoquedóencarnevivayconcadadespreciomequemael
alma. Continúo esperando respuestas a las mismas preguntas, esas que metaladran y carcomen las entrañas, no estaré tranquila hasta obtenerlas: ¿Porquémintió?,¿porquénotengolafuerzasuficienteparaexigirleunarespuesta?,almenoslamerezco.Salí de la habitación al escuchar el galopedeCapricho alejarse.Realicé las
labores diarias, como una tonta acariciaba su almohada. Los alimentos fueronpreparadosdesde temprano,Antonio llegóa lahoradelalmuerzoencompañíade Eduardo, Clementina les arregló la mesa mientras yo almorzaba en elcomedordelacocina,loshermanossetomarondosplatosdesopayunavezmássellevóloshonores.—¿Dóndeestán?—Siempresereúneneneldespacho,ahoralesllevounté.—Yo puedo hacerlo, está su hermano y no me saldrá con grosería. Debo
aprovecharlossegundosdeamabilidad—sonreíforzadamente,yapocolohacía.—¿Estáseguraseñorita?—comprendísududa.—Sí —preparó el té, lo puso en una bandeja y me dirigí al despacho, al
acercarme alcancé a escuchar la última frase de la conversaciónquemanteníaconsuhermano.—Lolamento,peroyosiamoaManuela—lecontestóEduardoasuhermano.
Tratédecontenerme,ignorandoeldoloryelerizamientodemipiel,últimamenteeseesmiestado.Suhermanosabelaverdad,élnomeama,recordéquedebíallorarenlanoche.Toquéalapuerta.—Adelante,Clementina—dijoAntonio.Entré sonriendo,Eduardome regaló
unalevesonrisaconunainclinaciónquenolapudedevolver,miesposoarruinómiactodeamabilidad.—¡Noseas ridículaMariana!,entremihermanoyyonohaysecretos,no te
esfuerces enparecer amable—se levantóde su sillay sedirigió a la ventana,dándonos la espalda. Intenté hablar, pero no salieron las palabras, miré aEduardo quien bajó la mirada avergonzado por el comportamiento de suhermanomayor.Dejélabandejaenelescritorio,nopudecontrolarmidolor,laslágrimasestabanapuntode salir,mipiel se estremecía,di lavueltay salí deldespacho. No pensé en nada, necesitaba tomar aire, salí a la terraza y de unmomento a otro emprendí a correr, necesitaba alejarme, corrí hasta que laspiernas me pedían descanso. Las voces volvieron, tenía semanas de noescucharlas,tratédecontrolarme,recordélosejerciciosdelpadreGumersindoyminimizaronunpoco.Cuandomecalméreconocíellugaralquehabíallegado,
aquípaséuninolvidabledíadecampo.Caíderodillas,meencontrabalejosdelacasa,noqueríavolver.Élnonotará
miausencia, recordéesa tarde, cuandocreía enqueélmeamaba, la formaenquememiraba,metorturéconelrecuerdo.Entréenunestadodesomnolencia;escuchandolabrisa,querevoloteabaamíalrededorcomosiyoledieravida.Lasvoces cesaron, es como sime observaran,miré a varias direcciones y no vi anadie.Lashorashabíanpasado,prontooscureceráyprefierosumergirmeen laoscuridadynoaguantarsuindiferencia,observéelatardecer,hacetiemponolohacía,me pareció lomás hermoso. Estaba triste, pero desde que llegué a eselugarnohabíallorado,salídelacasaparaencontrarunlugardondehacerloynopude,lanaturaleza,latierraenmispies,elaguadellago,elvientorozandomirostro y la representación del fuego escondiéndose ante mí, tenía todo a midisposición,ellosnomedejaronllorar.Nolosentíllegar.—Mariana,haoscurecido—suvozerauncantodeángeles.—¿Por qué lord Antonio? —ese era el momento perfecto para aclarar su
comportamiento.—Por qué, ¿qué?—estaba a dos pasos demí, con sus brazos cruzados, tan
angelicalyalmismotiempotanfrío,melevantéylomiré.—¿Quéganabasconhacermecreerquemeamabascuandonoesasí?—alzósu
cejaydelamaneramásindiferenterespondió.—Yonotehicecreernada,noesmiproblemaqueteilusionaras—acababade
recibir un latigazo y sufrí un colapso respiratorio—. De algo si estoy seguro,nuncatedijequeteamaba.—Mebesaste—susurré,laslágrimasemergieronymislabiostemblaban,traté
derecordaryeracierto,élnuncamedijoquemeamaba.Yolosupuse.—Desafortunadamente—nopudehablar,laspalabrassequedaronenredadas
enmigarganta,destrozandomiinteriorasupaso.Lomiré,mellevéunamanoalpecho,micorazónpodíacolapsarylaotraamibocaparaahogarelgrito.Intentóacercarse, pero lo detuve. Me dirigí al sendero sin dejar de llorar, habíaoscurecidoyAntoniome escoltó, tal vez pensabaqueyome iría con él en elcaballo,noseríacapazdetenerlocercademí.Espreferiblecaminar.—Mariana, ya oscureció, yo te llevo —no dije nada, él caminaba con su
caballoaunlado,meintentóconvenceryyoseguíacallada.Comencéarecordarmirelaciónconél, losrecuerdosdemicumpleaños, lascartas,elbenditobesoquemequemaba,todoyfuecierto,éljamásmeamósolofueatento,comencéallorarconmássentimiento.Yofuilaqueseenamorósola,nopudecontrolarelllantoyteníarabiaconmigomismaporsertandébil,estoyllorandodelantedel
causante de mi desdicha, sigo humillándome, ¿Por qué no puedo mostrarindiferencia?Sealejódesucaballoysemeacercó.—¡Noseasterca,¡porfavorsube!—No… yo… no…—no pude hablar, no pude. Escuché el galopar de dos
caballos,alacercarse,Martínalumbrómicara,elotroeraEduardoquiensebajóydeinmediatocorríparaabrazarlo.—¡Sácamedeaquí!—logrédecirle.—Nole…—fueinterrumpido.—¡YaparaAntonio!—jamásloshabíaescuchadoalzarselavoz—.¡Para!—
legritó—.Essuficiente.Eduardo me ayudó a subir al caballo y comenzó a galopar. Traté de
contenerme, perome era imposible, lloraba y lloraba con tal sentimiento quepodíajurarsuhermanosehabíaconmovido.Divisélaslámparasdelacasa,meaferréalcrucifijoquesiempre llevodebajodemivestido—ayúdameDios,yanosoportomásypresionémáselmedallón—.Yaldeciresomedesconectédelmundo.
CAPÍTULO18
Unregresoinesperado
Observaba desde el balcón el nuevo día que se despertaba ante mí, era unbelloamanecer, el solmedio labienvenidadespuésdel reveladordíadeayer,Antonio tenía razón, jamásme dijo queme amaba, yo sola debía afrontarmisentimiento,mierrorfuecreerenelbrillodesusojosycreerquesignificabalomismoqueyo sentía, aun así, no era necesario casarse conmigo, esa preguntanecesitada queme la respondiera, ¿por qué lo hizo?, Clementina entró enmihabitación.—Buenosdíasseñorita,¿cómosesientehoy?—dejóeldesayunoenlamesa.—Bien—lamiré—.Yanopuedodevolverel tiempo,deboasumirmí…yano
vienealcaso.¿Clementinaquémepasó?, recuerdoquecabalgabaconEduardoyhoydespertéenmicama.—Sedesmayóantesdellegaralacasa.—¿Eduardometrajohastalahabitación?—No.LohizoeljovenAntonio.—¿Antonio?—medesconcertómucho.—Sequedóanocheenlahabitaciónconmigo,cuidándolahastalamadrugada.—Norecuerdonada—dije—.¿Cuidándome?—Salió esta mañana, el joven Eduardo llegó con noticias del pueblo y
salieron.—¿Pasóalgo?—Nolosé.Ustedsabelomisteriosoquepuedenllegaraser.—Siempresonmisteriosos.Duranteeldía estuve tranquila,muy triste eso sí,micorazónyano sanaría,
debía seguir la vida con mi pena, la herida seguiría sangrando hasta que eltiempodecidasanarla.Los días pasaron eternamente a mi parecer, entramos al mes de septiembre
prontoentraremosenotoño.Realizabamislaboresenlamañanayenlastardesmeencerrabaaescribirmidiario,yconfieso,tambiénesperandosuregreso,aloírelgalopedeCaprichomedormía—conlatranquilidadqueloteníaencasa—.Elllanto había mermado, a veces pasaban dos días sin que mis ojos sehumedecieran.Enlosúltimosdíasllegabamuytardeymequedabadormidasin
escucharlo,medabacuentaqueamanecíaen la casapor sucamadesarreglada,últimamente no almuerza en casa y le pedía a Clementina que le guardara sucomida.¿Quélepasará?,¿porquénoquiereestarencasa?,larespuestaesmuyobvia tonta, le fastidiami presencia o ¿habrá otra razón para su ausencia?Mimenteme jugóunamalapasada—élnovieneporqueamaaotra—.Seveconotramujer,poresonomeama,mequedésinairealdarmecuentaqueeramuyposible, la rabia se apoderó demí, eso lo explica todo, su comportamiento, sulejaníadelacasa.Clementinatocólapuerta,meencontrabaenelbalcón,habíaacondicionado unos muebles para admirar el horizonte, el atardecer prontoocurriría.CargabamiconejoConínenmisbrazos,enocasionesmevisitabaysequedabaconmigo.—¡PasaClementina!—grité.—Elseñorlemandaadecirqueestélista,asistiránaunafiestaestanocheen
lacasadelosBertalot—lamirédesconcertada.—¿Qué?—Quesepongasumejorvestido,suélteseesecabelloquenomegustavérselo
amarrado—esecomentarioeradesutotalautoría.Hanpasadodiecisietedíasquenoloveoyahoraloveríaconpersonasanuestro
alrededor, me tratará bien, no me atreví a sonreír, debo evitar cualquier dolorposterior.Me cambié el vestido, este me lo elaborómimadre para asistir a uncumpleañosyaúltimahoranolohiceporestarcastigada.Eradecolorrosaysubordado era un rosamás fuerte, es con sombrero, pero quería tener mi cabellosuelto, no por Antonio sino porque he pasado mucho tiempo con el recogido,últimamente lo llevaba con una trenza a misa los domingos, ocultándolo congorros. El pasado domingome tocó inventar un compromiso para excusar amiesposoantelaspersonasquelopreguntaron.Élysuhermanopasanmuyocupadosydebeserverdad,elPadreloconfirmó—lagenteestámásenteradadeél,queyo—. Me maquillé suave, apliqué un poco de fragancia y sonreí ante el espejo,escuchéruidoenlahabitaciónsiguiente,eraladeAntonio.—Yaestáencasa—meacerquéalaparedycomounatontalaacaricié,sonreí
ante la ideadeverlo,micorazónseaceleró iguala…¡eso fuementira!Salíydecidí esperarlo en el primer piso. Clementina encendía los candelabros, leayudéconunpar,cuandomedirigíaencenderlasdelsegundopisoAntoniomeobservaba al pie de las escaleras, mi corazón se aceleró desbocadamente, sumirada era tan bella, sus ojos brillaron como hacemucho no lo hacía, fui tantontadecreerotracosa,siempremepasalomismo.Leofrecíunalevesonrisaysetransformóenunarocafríaeinexpresiva.
—Yaestáslistas,debemosirnos—fueloúnicoquedijo.—Un poco de cordialidad no le queda mal. Buenas noches Lord
D’Montecarlos—di la vuelta, salí en dirección al carruaje.No pronunció unasolapalabra,perointentanoreírse,enmásdeunaocasiónlosentíconganasdeburlarse de mí y fui constante su mirada. No pude verlo, la oscuridad me loimpidió,porfinllegamos.Entramosalareunióntomadosdelamano,comoeranuestra costumbre ante estos eventos sociales. Me alegré mucho ver queManuela que ya se encontraba en la reunión, corrí a abrazarla, desde quemehabíacasadosolonosveíamoslosdomingos.—¿Cómoestás?—mepreguntóconunagransonrisa.—Un poco preocupada —dije, mientras la alejaba de los hermanos
D’Montecarlos.Séquelepodíasacarinformacióndeloquehacen,EduardolecontabamáscosasdeloqueAntoniomedecíaamí,queeranada.—¿Porqué?—sealteró.—¿ManuelahasvistoaEduardoestasemana?—Bueno, solo dos veces—arrugó su frente—.Elmartes y el jueves y han
sidominutos. Pasan trabajado con la gente del pueblo.Al parecer los ataqueshanregresado—memiró—.¿Antonionotehadichonada?—Élmemantienealejadadeesoparanoalterarme,nolodejaríairaninguna
parte.—Quélindodesuparte—sonreí.—¡Qué sorpresa señoritas!—Manuela y yo giramos al escuchar la familiar
voz.EraAlfredColville,eramimejoramigodeinfanciaysefuedelpuebloaestudiarmedicinaenLondres,yadebedeserundoctor,miprimaloconocióunpardemeses.LafamiliadeAlfrederanlosdueñosdelahaciendaquequedabaenlapartedeatrásdenuestracasa.Élmeacolitabatodaslasbromas,escuatroañosmayorysiempremeprotegiócomosiyofuerasuhermanamenor.—¡Alfred!—dijimos almismo tiempo, se nos acercó y nos besó en ambas
mejillas.Hacambiado,llegómuchomásguapo,sucabelloamarillocomoelsolydeojostanazules,seguíansiendolosmismos.—Mealegradeverlas—dijoemocionado.—Amítambién—eramiamigo,mealegróverlo—.Hascrecido—dije.—Yestasmuchomásguapo—comentómiprima.Nodejódemirarme,eso
me ruborizó un poco, mi prima fue la que lo alejó de la notoria ilusión quereflejaronsusojos.—Alfred¿supistequeMarianasecasó?—eljovenpalideció.Lanoticialotomódesprevenido.Antoniollegóyrodeómicintura,meacarició
lamejillayalllegaramimentónmeobligóamirarlo,eneseinstantemebesó,quedéfría,sinsaberquéhacer,lagentedejódeexistir,micorazónsedesbocóylas mariposas que hace más de dos meses fueron enterradas, salieron a lasuperficieestrellándoseconlasparedesdemiestómago.Alomejorélnomeame,peromimanoaltocarsupechoysintiócomosucorazóngalopabaaligualqueelmío, no le permití alejarse, el comenzó el beso, ahora que se aguante. Noscorrespondimos, sus fuertes brazos apretaban mi cintura y mis manos seapoderaron de su cuello y cabello, sé que esto no está bien, no es la clase deespectáculosaprobatoriosdemimadre,peroeraloúnicoquetenía,lopocoquepodíasaborear,sus labioseranunalientodevida.Cuandodejamosdebesarnosmiprimauníasuscejas—élmemirabadesaprobandoloqueacababadehacer,ynomeimportó,selepasaráelenojo,uninsultomásounomenosaestasalturasmeteníasincuidado,porlomenosahorameofenderáconcausa.Nopuedehacernada,estábamos rodeadosdedecenasdepersonas—aldarsecuentaqueAlfredmostró incomodidad sonrióyvolvió adarmeun levebesomordiendomi labioinferior,nosmiramosysumiradamegritabaqueyoerasu todo—síquesabementir—.Ledio lamano aAlfred que seguía desconcertadoy sonrojadode larabiaoloscelosalverlaescenaqueniyomismaesperaba.—Muchogusto,AntonioD’Montecarlos, el esposo deMariana—¿aqué se
debeesetonodominante?,mesorprendió.—AlfredColville—sedesafiaron,sentíquemiesposomarcabasuterritorio,
¿quédeseademostrar?—Alfred, te presento a mi novio —intervino Manuela, fue lo mejor, las
miradas asesinas eran incómodas entre ellos. ¿Está celoso?, mi amigo leextendiólamanoaEduardo,realizandolapresentacióndecaballerosyluegosedirigióamí.—SoloqueríadecirteMarianaquesiguessiendolamujermáshermosadeesta
región y tú tambiénManuela—lamiró sonriéndole—. Espero caballeros queseandignosdetanhermosasdamas—memiró—.Hablamosotrodía.Alfredseretiró,miprimaymicuñadosefueronatomaralgo,yoaúnnosabía
sibrincardelafelicidadodeesperararecibirelcomentariosarcástico,peronofueasí,nodijonada,selimitóamirarme.Losmúsicoscomenzaronatocaryelsalón empezó a llenarse, Eduardo extendió la mano a Manuela invitándola abailar,Antoniomeextendiósumano,fueincreíblevolverasusbrazos.¿Porquémebesósileproduzcoasco?—¿PorquémebesasteAntonio?—surisafueirónica,permanecióensilencio
mientras que seguíamos bailando eso es una de las pocas cosas que hacemos
bienjuntos—.¿Novasaresponder?—Mira,nopiensesestupideces,melavarélabocaalllegaracasa—ahítienes
Mariana, ¿qué ganabas con preguntar? Se dio cuenta del cambio en mirespiración,reprimílasganasdellorar,nosésilologre,noquierodarlegustoenmostrarlequeteimporta.Seguimosbailando,élsonreía,mientrasqueyohacíaungranesfuerzopornollorar,meaferréasupechoyeldolorfueganando,elsentimiento superó la dignidad si es que queda algo de ella. Las lágrimassalieronsilenciosasylasocultéensupecho—.¿Quieresdescansar?—preguntódespués de varios bailes—. Estas mojando mi traje—apreté los labios y memordílasganasdegritarlemilcosasenlacara.—¿Importa lo que pienso? —logré decirle. Se mordió el labio, mientras
pensabaquedecirme.—Debohablarconalguiensinoteimporta.—Nohayproblema—meencogídehombros.Medejóenlasalaconunagrancantidaddepersonas.Noteníatantaconfianza
conninguno,medirigíalamesaabuscaralgodetomar,estandoallíseacercóAlfred.—Hola—dijocercademioído.Mesobresalté.—¡Measustaste!—mesentíincómoda.—Perdóname.Estás,¿bien?—Claro,solofueunsusto.—Merefieroaquesiestásbiencontuesposo—quedédesconcertada.—¿Porquépreguntaseso?—nopudeevitarlosnervios.—Tusojosestántristes,noseasemejanalosquerecuerdo…—sedetuvo—.
Yalparecertuesposoesmuyceloso—miróporencimademihombro,seguíladireccióndesumiradayahíestabaAntonio.Enojadonocabeduda,seacercóyvolvióaponersumanoenmicintura.—¿Laamas?—lepreguntóAlfredsinbajarlelamirada.Yonodabacréditoalo
queescuchaba,élsiemprefuedirecto.—Esmiesposa—respondió.—Noessuficiente.—Eresmuyatrevido,aldirigirteamídeesamanera—Antoniosubióeltono
devoz.—Nome interesa lo que pienses, me interesa lo que piensaMariana. Y te
puede parecer atrevido —escuchaba asombrada—. Y resulta que he estadoenamoradodeelladesdehacemuchotiempoymesorprendióenterarmehoydesu matrimonio. Es la mujer perfecta para cualquier hombre que tenga los
pantalones que la haga reír, espero que seas digno de su amor —mi esposoapretabasumandíbula,nopudoocultarsuenojo,estonoserábuenoparamí—.Al parecer yo la conozco más que tú, ¿no te das cuenta que su mirada, estátriste?—Lamento queme escogiera amí, en vez de a ti—Antonio se le acercó a
Alfred—.Ellaesmía,esmiesposayesperoquelarespetes.—Otroerrorcaballero—miréaAlfredenarcandounacejaymiesposounió
las suyas—.Yononecesito respetarla, ella sehace respetar.No lehagasdañoporquenome importará sumatrimonio, te partiré la cara si la haces llorar—miré a Antonio y después a Alfred—. Lo siento Mariana, regresé a pedirtematrimonioyasiendounprofesional,debíaserdignodetiyofrecerteloquetemereces,perolleguétarde—sumiradaestabatristeyyoquedédesconcertada.—Alfred…yono…—Yalosé,teníasmuchospretendientes,esperabaaversiteinteresabaalguno,
y no fue así, por eso viajé a convertirme en médico. No pensé que alguiendominadatucorazónsalvaje—notéqueAntonioconvirtiósumanoenunpuño,intentó lanzarse sobreAlfred, peroEduardo se interpuso, le tomó lamanoa suhermanoycruzaronunamirada.Nocomprendoporquéreaccionadeesamanera,yonoleimporto—.YalodijeMariana,meconocesdesdeniño,prefierolaverdadantetodoasimepongarojounmomento—Alfredestabaapenado—.Lamentohaberte dañado la noche, me quedaré unos días más en el pueblo, hay variosheridos por algunos ataques de animales —besó mi mano, cruzaron miradasdesafiantesyseretiró,lagentenosepercatódelenfrentamientoentreellos.—DebohablarconalguienMariana—comentóaunenojado.—¿Nohashablado?—No tuve tiempo —comprendí que se devolvió al ver que mi amigo se
acercó.—Bien,notedemoresyaquieroirme.Memiró y por primera vez no había rabia en sumirada, está llena de otra
clase de sentimiento, parecía sufrir.Me quedé hablando conmi prima y él seretiróconEduardo.Manuelayyonossentamosenlassillas,quedecíannuestrosnombres.—¿Marianaquéfueloquepasó?—No lo sé.Alfred le confesó que toda su vidame ha amado y… él esmi
amigo,siemprelofue…nuncameinteresócomohombre,lamentosudecepción.Peronoescorrectoloquehizo,soyunamujercasadaManuela.—Escierto.Alparecersetomóvariostragosantesdehablarcontigo.
—¿Cómolosabes?—Eduardolodijo.Antonioestásúperceloso—memiródereojo.—¿Túcrees?—megustóescuchareso—.Yaquieroirme,nomesientobien.—SivesaEduardodilequeyotambiénquieroirme,queloesperoaquí.—¿Noquieresacompañarme?—No,estoycansada.—Dalesunbesoenormeamispadres,quelosquieromuchoydileaEduardo
quetellevealacasa—nosdespedimosysalíenbuscamiesposo.DecaminomeencontréconEduardo, lediel recadoymedespedídeél, cadadíaquepasa letomabamásapreciomicuñado.NoencontréaAntonio,medirigíalossalonesynada,faltabaeljardín,atravesélaestanciaymedirigíaljardíntraserodelacasadelosBertalotyenelpasillo,élhablabamuyamableconIsabelaGaudin,lotomódelamanoyseleacercóaloídoyéllesonreía.Estoerainaudito,dilavueltaysalíapresuradatropezándomeconlaesposadelalcalde.—DiscúlpemeseñoraLeuscher,nolavi.—NotepreocupesLady,parecesquevistesalmismodiablo.—Algopeorymásdoloroso—dije.Noesperéaquerespondiera.Salídeesacasa,poresoélnomeama,élquiere
aIsabela,estáenamoradodeella,¿entoncesporquésecasóconmigo?,sies…¿Conellaesquepasalasnoches?,elpechosemepartióendos,unapartequeríallorary llorar, laotraqueríaarrastrar a lavagabundaesa, seduceaunhombrecasadoy seatrevióa tocarlo.Tenía ira,nopodía irmesola, eramuydenocheparapasarelbosquetenebrosonoesalgoquequierahacer.MiréamíalrededoryvielcarruajeconMartínesperándonos,medirigíalél.—¿Puedohacerlecompañía?—noteníaganasdellorar,larabiamecarcomía
pordentro,esesentimientoeramejorqueelllanto.—Seráunplacer señora, aunqueno soymuyconversador—ellos sabíanmi
condición conAntonio, en la casamedecía señorita y en la calle era llamadaseñora.—Elplacerserámíoycontenercompañíameessuficiente—entréalcarruaje
yabrílaspuertasquedabanalasilladelcochero,meobservó.—Novoyallorartranquilízate,estoyquelepegoatupatrón—comentécon
rabia,contuvolarisa.—¿Elseñorsedemorará?—Noséqué tantoseocupeconIsabela—Martínmemiróyesamiradame
comprobóqueéllosabíayquealomejorlosegundaba,mediomásrabia.—Yanoquierohablarcontigotampoco,solofaltaqueClementinatambiénlo
sepa.—Señorita...—Yaséqueestupatrón,notepreocupes—dijeconamargura.—Nomalinterprete,ellos…—cerrélaspuertas,mesentéaesperaraqueélse
desocupara.Seme revolvieron las entrañaspor la rabia,mispensamientosmemartirizaban, ¿la, estará besando?, mi piel se estremeció, no pienses, meimaginabalaescenadondeAntoniolaacaricia,pormásquetratédenopensarnopude.Sedemorómásdemediahoraensalir,yoestabahechaundemonio.—¡Martín! —gritó alarmado—. Mariana salió, la esposa del alcalde me
contó…—Laseñoraestádentrodelcarruaje—seapresuróadecirMartín.—Québien,llévanosacasa—ordenó.Antonioentró,no lomiré.Se sentó frente amíycontenía la risa, envarias
ocasionesmediolamismasensación—debeacordarsedelosbesosquesedioconlaestúpidaesa—.Llegamosrápido,salídelcocheyéltratódedetenerme,peromesolté.Martínsedirigióalosestablosaencerrarloscaballos.Entréenlacasayantesdesubirlasescalerasmellamó.—Marianalaseñoradelalcaldemedijo…—¡Cállate! —le grité—. No me restriegues a tu amante, ésta es tu última
desfachatezlordAntonioD’Montecarlos.—¿Dequéhablas?—semordióellabioparanoreírse.Estallé.—¡Quémásquieredemí!,heaguantadotusdesprecios,tuindiferencia,turabia
aunsinsaberelmotivoy ¡ahoradeboaguantar lashabladuríasde lagentepor tuengaño!—grité—.JurolordAntonioquemelasvasapagar—susojossevolvieronfríos,eralamismamiradadesiempre.Yoteníatantoscelos,ycomencéacambiareltiempo,variosrelámpagoscayeron,nopodíacontenerlaira,miróasualrededor,lostruenos y los relámpagos caían abruptamente en la hacienda. Su expresión erasevera.—¡Eso es! Necesito que saques ese demonio que hay dentro de ti —dijo
Antonio.—Puedoperdonartemuchascosas,pero¡estojamás!,meescuchas.¡Jamáste
perdonaréloquemehicistehoy!—gritéysalícorriendoescaleraarriba.
CAPÍTULO19
ElatentadodeAntonio
Esanochenollorédelarabiaporcausadeloscelos.Unadescargaderayosytruenos azotó los alrededores, la brisa aullaba amenazando con una grantempestad,mientrasquemecambiabalaropaybuscabalacamisolaparadormir—tomélaprimeraquehabíaenelarmario—.Eralamismaquemimadremedioparalanochedebodas,ladejédenuevoensulugar,toméotra.Mearrodilléaorar, debía sacar ese sentimiento de ira quememataba por dentro, aferré miamuletopidiéndoleaDiosquesosegaramialma,ypocoapocounapazrecorriómi interior, los truenos fueron disminuyendo y comenzó a caer una suavellovizna. Me quedé dormida con el arrullo de las gotas al caer en el techo,sumergiéndomeaunsueñoprofundo.Meencontrévolandoysiendoespectadoradeunabúsquedaquehacíanvarioshombresdelpueblo,Eduardolaencabezaday gritaba el nombre de Antonio, llevaban en sus manos dagas de platas, sedividieron para buscarlo. Gritaban su nombre, desperté sobresaltada, con lacertezaquealgolepasará.—No, no, no—Dios por favor protégelo, puedo estarmuy enojada con él,
peronoquieroquelepasenada,aélno,yomemoriría.Mebañéunavezmáscon agua fría, Clementina no ha traído el agua caliente, me vestí y bajé lasescalerasensilencio,élyadesayunabaenelcomedor,tratédequenomeviera,entréenlacocinaymedirigíalapuertatraseraqueconducealosestablos.—BuenosdíasClementina—dijesinmirarla.—Buenos días señorita, ¿otra vez se bañó con agua fría?—me encogí de
hombros—.¿Yavaadesayunar?—Aúnnotengohambre,mástarde,graciasClementina.Salíymedirigíalascaballerizas,micaballorelinchoalverle,losaludéyme
fuienbuscadeCapricho,erauncaballohermoso,grandeytanblancocomolanieve,loacariciéyprofirióunrelincho,respuestaamisaludo.—¿Puedes escucharme? —volvió a relinchar con un meneo de cabeza—.
Escúchame bien, algo le va a pasar aAntonio y necesito que lo protejas—elcaballosepusoatento,escuchandocadapalabra—.Noregresessinél,tequedaterminantementeprohibidoregresaraestacasasinollegascontuamo,cuídalo,sabesqueesmivida—lesusurréaloído.—Aléjatedemícaballo—lavozásperadeAntoniomeasustó,nolecontesté,
anochefuimuygrosera.Además,lohabíaamenazado,perofueproductodeloscelos.MealejédeCapricho.—Cuídate—ledijeconlamiradaenelpiso.—Siemprelohago—contestóymipechosupoquenoseríaasí.Queríaque
se quedara, que no saliera, pero él jamás me escucharía, me odia. Salió algalope,lovialejarse.Nopodíaestarenojada,loamabademasiado,esunamorenfermizo, adicto y masoquista y lo amaba con toda mi alma. Llegué a lacocinaymediodesayuné,rezabaensilencio.Eldíameparecióeterno,Antonionollegóaalmorzar,niaparecióenlatardeyyahabíaanochecido,encendílasvelasdelacasa.—Señorita,alpatrónnolepasaránada,esunroble.—NoClementina,micorazóndesdeestamañanapresientealgomalo.Temo
por él—nos sentamos en la entrada de la casa,me había pasado el día en laterraza con la esperanza de verlo llegar. Se sentó ami lado tomándome de lamano.—Señorita,anochelosescuchédiscutir.—Éltieneunaamantey,porcierto,Martínlosabeylosecunda.—¿Québarbaridaddice?—porsuvozsorprendidasupequenosabíanada.—Los vi, ella lo tomaba de las manos y se hablaban al oído en un lugar
solitario.—Miniña,éljamásleseráinfiel.Simplementeporqueesprohibidoparalos
hombrescomo…—¡Entoncesdameunaexplicacióndesucomportamientohaciamí!—vipesar
ensumirada.Mimedallónemanóunadescargadedolorqueabarcómicuerpo,lotoquéylaslágrimassalieroninstantáneamente.—¡LepasóalgoaAntonio,Clementina!—grité.—¿Porquédiceeso?—Mi corazón lo siente —salí corriendo para el pequeño altar que tiene
Antonio debajo de las escaleras. Clementina corrió detrás demí, encendí unavela,mismanostemblabanysolopudedecir—.Capricho,prometistetraerlo—sentíungolpeenelcostadoizquierdodemicuerpo,luegootroenmiespalda,micuerposemovíaconformesentíaesaspuñaladasquedebíasentirél,lomataban.Presionéelmedallónenlapartesuperioryescuchéquehizounsutilchasquidoymi alma se trasladóde una forma inexplicable,mis ojos veían el ataque, él alborde de un abismo y un lobo gigante lo arrastraba, debía impedirlo, pero¿cómo?“LosanimalesMariana”—susurrólamismavozdelaotravez.
“Llamaalosanimales”—asílohice,lavezanterioresesusurrotuvorazón,lepedí a una nube de murciélagos y de la nada ellos se materializaron ante elllamadoenelbarrancodondeviaAntonio, lesordenéqueenvolvieranal loboparaquelodistrajeraylollevaranalbordedelabismo,nopodíaverporlanubenegrade losmurciélagos.Retrocedióydejóaun ladoamiespososangrando.Susurré.“Capricho, tráemelo”.Sentí la furiade losanimales,esaerami irahaciael
monstruoqueatacóalhombrequeamo.“Los rayos Mariana, controlas el viento y clima”—susurró nuevo la voz,
obedecí.Unrelámpagodescargósobreelinfernalmonstruo,despuésdepedirlesamisanimalesquesealejaran.Elrayoquemóallobogiganteylafuertebrisalomandóalabismo.“Gracias”—ledijealavoz.Sientoquelavozesunapartedemí.—Antonioestáherido,Clementina—dije,ellaestabaperplejaviéndome.—¿Cómo…?—Lo vi y lo sentí, pon a calentar agua, viene muy mal herido —quedó
pasmadaporun instante,dudandosobremispalabras, fuemideterminación laqueterminóporconvencerla,corrióalacocina,elpechomedolía,losupeynohice nada para evitarlo, por mi culpa fue herido, anhelaba escuchar a loscaballos, necesitaba tener a Antonio cerca. Los minutos pasaron y a lo lejosescuchéelgalopedevarios.Salíalaterraza,querríaverloycomprobarpormímisma lo que sucedía. Eduardo escoltaba a Capricho y en su silla el cuerpotumbadodelhombrequeamo.Laopresióndemipechoexplotóenllanto,todofuereal,Clementinametomódelbrazo.—¡Eracierto!—dijoasombrada.—Seestámuriendo—Eduardocargóasuhermanoconfacilidad,ensurostro
vilapreocupación,Antoniollegóconscienteyesomealegróunpoco,sucamisamanchadadesangre,intentéacercarme,peroellamedetuvo,dándoleventajaaEduardo.—Suéltame,élestáherido—corríasurecámaraysuhermanoesperabaque
Martínleabrieralapuerta,élabriólosojosparainsultarmeunavezmás.—Aléjatebruja.No tequierocercademí, ¡lárgate!—suspalabras llenasde
rabiataladraronmipechocualhierrohirviendodejandomipielalrojovivo.—Selodijeseñorita—susurró.Me quedé fría e inmóvil, mientras Clementina entraba a la habitación con
MartínyEduardocargandoasuhermano,cerraronlapuertaenmisnarices.Metoqué el pecho, ¿cómo me pudo decir eso?, me apoyé de la baranda de las
escaleras, mis ojos se humedecieron… No me permitieron entrar, comencé abalbucear,mientrasmedeslizabapocoapocohastaquedar sentadaenelpiso,frenteasurecámara.Lasmanosmetemblaban,meaferréalasbarandasdelasescalerastemocaerme.Porfinsalióelgritodemisentrañas,medolióqueaunensuestadomeodiaradeesamanera,nomequedanadamásquellorar,lloraryllorar,suamadellavessaliócorriendoendirecciónalacocina,regresóconunaollallenadeagua.Sepercatódemipresencia.—Señorita,vayaasucuarto—mesugirió.—Sálvalo,aunquemeodie.Yonopodíavivirenunmundodondeélnoexista,
por más que me desprecie, sálvalo, no te preocupes por mí. Es él quien tenecesita, yo estoy acostumbrada a sus comentarios—me miró con lastima ysiguióadelante,cerrólapuertaaingresar.Nodejédellorarniderezar,lepedíaDiosque intercedieray tomara lasmanosdeClementinacomosu instrumentoparasalvarlo.Mequedéenelmismolugarhastaqueelalbasalió,todalanochelosquesalieronfueronMartínyella,entrabanysalían,suhermanonosealejóde lahabitación, teníanmucho tiempodeestaradentro, fuiconscientedecadamovimiento,perofuiincapazdemovermicuerpo,esoeralomáscercaqueélmepermitíaestaryaquímequedaréaesperaraEduardomedigaelestadorealdesuhermano.Fuesuamadellaveslaquesalióeinsistióaquemelevantara.—¿Cómoestáél?,nomealejesporfavor—supliqué.—Debe lavarse niña, él está inconsciente, el joven lo cuidará. Venga,
acompáñeme,báñese,debedormirunpoco.Yalepreparoeldesayuno.—Debesdescansartú.—Luegoloharé—memirabaconlástima.—Yo me encargo de la casa, tu cuídalo y habla con Eduardo, dile que, si
puedoverlo,necesitoverlo—mivozsequebró,el llantoasomódenuevo,¿esquenosemeacabanlaslágrimas?,vimisericordiaenella,deboinspirarlástima,siesoeraloqueinspiraba,lástima.Preparéeldesayuno,MartíndormíaaligualqueClementina,hiceuncaldoparaAntonio,supusequeeramásfácilyrápidoalimentarloconalgolíquido.Laamadellavesentróenlacocina.—Nodormistenada—notienemuchodehaberseretirado.—Condoshorasesmásquesuficiente.—Yaestálisto,¿teayudoasubirlo?—memiróconcaradenoseexpongaa
otrodesprecio—.Lodejaréenlamesadelpasillo—comentéyasintió.Dejélabandeja en lamesa, ella había entrado y dejó la puerta entreabierta, alcancé aescucharlaconversaciónquetuvoconEduardo.—¿Cómosigueeljoven?
—Igual—lavozdeEduardoerafatal,senotabaelcansancio.—JovenhableconlaseñoritaMariana,lapobrepareceestarmuertaenvida.—Loharé,¿dóndeestá?—mealejédelapuertaymesentéenlasescalerasde
nuevo.Eduardosalióysesentóamilado,meencontróllorando.—No tengopañuelo—comentósonriendo.Susojoserangrises,no lohabía
notadonosonigualesalosdesuhermano.—Yotengouno—lemostrélafaldademivestido,susonrisafuemásnotoria
—.¿Sevaasalvar?,¿porquénollamamosalmédico?—teníamuchaangustia.—Vaaestarbien,notepreocupes—¿cómonoibaapreocuparme?,elllanto
no me dejó hablar, comencé a híper ventilar, mi cuñado se conmovió y meofreciósuhombroparaquellorara.Saquémidolor,porvariosminutossolofuiconscientedelloraryllorar,mientrasquerevivíasudesprecio.—NotemartiricesmásMariana.—¿Cómopuedepensarquesoyunabruja?Novelomuchoquemeimporta,
leheaguantadosusdesprecios,humillaciones,gritosymaltratosverbales.Aunasituhermanoesmividayquieroqueélseafeliz,aunqueparamíseríavivirsinalma.Séquecambióporalgoymegustaríasaberlo—comencéahablar—.Almenos merezco una explicación, sé que él ama a otra —Eduardo me mirósorprendido—.AmaaIsabela,losvilaotranoche,voyapedirlequeanulemoselmatrimoniounavez se recupere, supongoque sabrás…—bajé lamirada—.Nosehaconsumado,esmejornohacernosmásdaño.—Mariananodigas…—Ya está decidido, quiero su felicidad y así no lloraré tanto con cada
desprecio que me hace, ¿tú puedes sentir lo que siento? —nos miramos—.Inténtalo y sabrás como estoy, tengo mi alma desecha, mi corazón esta tanpequeño que temo que dejé de latir en cualquier instante—Eduardo tomómimano y yo bajé la barrera que me había enseñado el Padre a ponerle a mispensamientos.Supielseestremeció,susojossehumedecieronymeabrazóconfuerza.—Mariana,¿cómohassoportado?—Loamocon todami almaEduardo,doymividapor ély élno sedapor
enterado.Nosabesloquedaríaporquémeamara...—nopudeseguir,el llantonomedejóylasfuerzasmeabandonaronytodosemeoscureció.Cuandovolvíensí,meencontrabaenmicama,escuchéaEduardohablarconClementina.—¿Quépasójoven?—Sufremucho,viejita,seestámuriendopordentroynovimaldadenella—
abrímisojosycallaron,élseretiróymequedéconella.
—Graciasporcuidarme,¿cómosigueAntonio?—Setomótodalasopa.—Déjame verlo almenos unmomento. Por favor—salió y regresó conmi
cuñado.—VoyacasaacambiarmeyaveraManuela,vuelvoenlatardeparacurarlo.—¿Puedoverlo?—eraunasúplica.—Trata de que no te vea—bajé de la cama y corrí a abrazarlo, él es tan
diferenteasuhermano.—Gracias—dije.—Marianacuandosemejoremihermano,pedirélamanoatuprima.—Tefelicito,séquelaharásmuyfeliz—lomiréconlascejasunidas—.Nole
hagaslomismo,ellasemoriría,Eduardo—loseñaléconundedo.—Laamo—fueconvincenteensurespuesta.—Perfecto—sonrió.—Clementina, si Antonio se despierta dile que sus cosas las dejé en el
despacho—semiraronmisteriosamente.Medirigíasuhabitación,lovitendidoenlacama,supechodescubierto,meacerquéymesentéenunasillaalladodelacama,no lo toquésolo loobservé,aunenfermoeraelsermáshermosoquehabíavisto.Seveunpocodemacrado,parecíaaesas imágenesdelosángeles.Si… se parecemucho a ellos.Nomemoví de su lado hasta queEduardomerelevó.—¿Sehadespertado?—preguntó,mepusolamanoenelhombro.—No. Duerme tranquilamente —le agradecí—. Gracias, puedes irte a
descansar,yomequedarécuidándoloconClementina.—Loharé,déjamesoloparacurarlelasheridas.—Claro.¿Quieresalgodetomar?—¿Tequedósopa?—lesonreíyafirmé.—Mealegraquetegusten,amiprimalequedanigual.¿Porquélesgustará
tanto?—seencogiódehombros.—Me agrada saberlo y no tengo idea—meofreció esa sonrisa cómplice—.
Noledirénada,dejaréquémihermanoseenteréporsísolo.—Gracias, tedebomuchas—esanoche fui laquevelópor sucuidado, ledio
fiebrealtayselabajéconpañosdeaguafría.—Debes ser fuerte Antonio, escúchame, sé fuerte—le susurré. Le tomé la
mano, lo acaricié, me deleité adorándolo, idolatrándolo, lo amaba de formaaberrante.OjaláqueIsabelaloameigual,ibaadesaparecerdelcaminoparaquepuedanestarjuntos,pormipartemerefugiaréenunconvento.Sinoesconélno
viviréconningúnotrohombreenlavida,comenzóadelirar.—Porque…no…no…ellaesmía…—micorazónseestremeció,sueñacon
en ella—. No…no… devuélvemela…. te mato… —temblaba a causa delescalofrió—.¡Esmía!Nolatoques…—lepuseotracobijaylesequéelsudorde su rostro—.Mariana…—quedé fría, ¿me llamaba amí?, sonreí comounatonta y le besé la mano, ya había tomado una decisión, tal vez me nombróporque era la que interfería en su felicidad. Clementiname relevó pasada lascuatrodelamañana,aesahorameacosté,nosabíalocansadaqueestabahastaquepuselacabezaenlaalmohada,medormíencuestióndesegundos.Durante el día no entraba a su habitación, él se despertaba constantemente.
Preparé las comidas y se las dejaba en lamesa, fueron dos días en lamismarutina. En las noches era yo la que lo cuidaba para que su ama de llavesdurmiera, el ritmo de las desveladas mostró en mi rostro sus estragos,demacrada,delgada.Meencontrabaen la terrazaymedicuentaque tenía tresmeses y no había arreglado los jardines, octubre no es tan bueno para plantarflores,peronomequedarémuchotiempoydebohacerloantesdequellegueelinvierno, si me voy de la vida de Antonio por lo menos debería dejarle unmínimorecuerdodemipasoporestacasa.—Entonces, ¿ya te decidiste? —Eduardo se me acercó, él llegaba muy
temprano y se quedaba todo el día—.Mariana ¿cómo haces paramantener tumentesinpensamientos?—sonreíunpoco—.Meresultacurioso,estodo—seencogiódehombros.—Si estoy decidida a irme —suspiré—. Y con relación a lo de mis
pensamientos—lomiré.—Prometonocontárselosinoquieres.—Me da igual. Cuando era niña sufría de muchas pesadillas y despierta
escuchabavoces,gritos,gemidosdepersonasquesuplicabanayudayotrasmedecíanquemeacercaraalbosque—Eduardomeescuchabaconcuidado—.Mispadrestemíanquesuúnicahijafueraloca,fueelpadreGumersindoquiénhablóconellosylesdijoquelomíoteníacura,élmetratóconplantasmedicinales.—¿ElpadreGumersindo?¿elpárrocodelpueblo?—sehabíaasombrado.—Sí—esperéaversiélteníaotrainterrupciónyalnodecirnada,continué—.
Nuestro sacerdote ha sido el párroco de la familia desde los tiempos de mimadre.Fueunafelicidadparaellasaberqueseríaélquienestuvieraacargodelaparroquia donde mis padres sentaron raíces, por designios divinos lo habíantrasladado,sesentíamuydichosa,ellaestabaembarazadademí—meencogídehombros—.Esaeslahistoriaquemehancontado.
—¿CómotecuróelPadre?—Mesalídeltema,norecuerdosifueronlosbrebajes,lasmisas,elcuerpode
Cristo,loquesifueciertoesquedejédeescucharlas.Constantementemedecíaque el cerebro es capaz de hacer lo que uno le pida, solo debía pedirlo conconstancia y el universo conspira para que suceda. Esa es la ley sagrada—Eduardofruncíasuscejassindecirunasolapalabra—.Cuandonovoyamisa,las pesadillas regresan. Sabes, lo extraño es que desde mi matrimonio no hevueltoasentirmiedo,nilasvoces.Voyaextrañarestapaz.—¿Dequé se tratan tuspesadillas?—nosmiramos, lasúnicaspersonasque
sabíaneranmiprimayelPadre.ÉlinspirabalamismaconfianzadeAntonioeneseaspecto.—Telocuento,perosimeacompañasalpueblo.—¿Abuscarlasfloresparaarreglareljardínantesdetupartida?—¡Yasabesleermelamente!—sonrió.—Estoyaprendiendo.Llamé a Martín, le pedí que lleváramos el carruaje más grande, el que
utilizabaAntonioparacargarelalimentodelosanimalesdelahacienda,ledijeaClementinaquesaldríaalpuebloconEduardoyMartín.Mepuseunabrigo,latardeestabaunpocofríaysalimos.—¿Cómohacesesodeleerlamente?—Meconcentróenlapersonayescuchóloquepiensa.—¿Todo?—sonrió.—Puedobloquearciertascosas,porlaintimidaddelaspersonas.Loutilizoen
ciertoscasos.—¿Antoniotambiénpuedeleerlamente?—No.Mihermanotieneotrodon.—¿Cuál?—lomiré.—Queéltelodiga—bajélamirada,jamáslosabréyjamásmecontaráalgo
desuvida.suspirandoycomencéanarrarmispesadillas.—Siemprecorroenelbosqueyundemoniomepersigue,pormásquetratode
quitármelomees imposible,siempredicelomismo,cuandocrezcasserásmía.Laúltimavezque soñédijo se acercaeldía—miré aEduardo—.Siemprehasido el mismo sueño, confieso que le tengo pavor al bosque, aunque lanaturalezamegustamucho.—Clementinamedijoque tegustan losanimalesymecontóquesentiste lo
que le pasó a Antonio cuando lo atacaron. Dijo qué hablaste en una lengua
antigua—meencogídehombros,Eduardoarrugaba su frente.Loprimero fuecierto,peronohablénadaenunalenguadiferente.Entoncesrecordélacaradeasombrodelamadellavesesanoche,¿serácierto?—Losidiomasquehablosonelingléspormimadre,españolpormipadrey
el francés por nacimiento, ninguna es lengua antigua. Pero si vi el ataque deAntonioyhasidodesconcertante.—Mariana…—noterminóloqueibaadecir.—¿Sabesporquémellamóbruja?´—Mariana,nolesdirénadahastaqueinvestiguealgo.—¿Másmisterios?,¿nopuedesdecirme?—¿Quédices?—yahabíamosllegadoalaparroquia.—Ustedesdossonloshombresmásmisteriososqueheconocido,ynomedan
miedo,comootraspersonas.—¿Quiénes?—bajédelcarruaje.—Personasquehancontratadomispadres,laúltimapersonafueunempleado
quememiraba…horrible.—¿Él que hablaba unamañana contigo en estemismo lugar el día que nos
vimosporsegundavez?—miréamíalrededorysieraelmismolugar,¿cómolosupo?—Sí.Medijoqueseacercabaeldíaenelqueelmundo ibaacambiar,que
nadasería igual,yqueyoprontoestaréconsuamo.Tambiénhablósobreunaprofecía—conunmanoteomeayudéparaexpresarmemejor.Eduardosequedópensativoynohablómáshastaquellegamosalaparroquia,fueelPadrequienabriólapuerta.—Hija¡quésorpresatanagradable!,¿porquétienesesacara?—sepreocupó.—Antoniotuvounataque—comentóEduardo.—Sí. No he dormido muy bien—necesitaba cambiar de tema—. Padre he
venidopormisplantas,floresysemillas.—Yaestánlistashija,entren.¿Porquétardastetantoenvenirporellas?Noes
unbuentiempoparasembrar—meencogídehombros.—Soyunamujerreciéncasada,meacomodolentoalostrabajosdomésticosy
alasobligacionesquedemandaunmatrimonio—mesorprendióveraAlfredyaLouiselmonaguilloeneljardínarreglandolasplantas,mesonrióalverme.—¡Louis trae loque separamospara la casadeMariana!—gritó elPadrey
estesaliócorriendoatraerlo.Saludéamiamigoyélseacercócontimidez, leofrecílamanoparaquemesaludara.—Mariana…discúlpameporloquedijelaotranoche,nomesientanbienlos
tragos,yono…—Norecuerdonaday¿estabastomado?—Yaloreprendíporeseacto—intervinoelsacerdotemirandoseveramentea
miamigo.Leguiñéunojoparainfundirleánimos,Louiscomenzóatraersacosycajasconloqueelsacerdotesupusoqueeranecesario,Martínentróaayudarasubir todo loqueeranecesarioparaarreglarel jardín, se llegóa laconclusiónqueseríandosviajes.—Estásdemacrada.—Sí.Antonioestámuyenfermo,nohedormidocuidándoloenlasnoches—
ledoliólarespuesta.Tomóunacajaylallevóalcarruaje.—Yanocabenmás.Martínregresaráacargarloquefalta—dijoEduardo.—Nosotros vamosmañana—comentó—.Así visito a un enfermo—sonrió
antelaidea—.Mañanateayudaremoslostresconeljardínydepasopasamosunbuendíaentucasa.—Claro, espero que Antonio pueda levantarse —vi a Eduardo—. Puedes
recoger a mi prima y que nos acompañe mañana, me alegraría compartir enfamilia.—Claro Mariana —noté a Eduardo mirar a cada uno de los hombres
presentes,arrugabasufrente,¿leyéndoleslamente?Regresamosacasa,Clementinamedijoqueélyacaminabaotravez,Eduardo
corrió a su habitacióny yome entristecí al darme cuenta quehoyno lo veríadormir.—¿Nosealegraniña?—sesorprendiópormireacción.—Claro,herezadoparaquesemejore—sehumedecieronlosojos—.Essolo
quehoynolocuidaréenlanoche—lamiré—.Seráigualotravez¿cierto?—bajó lamirada—.Traje lonecesarioparaarreglar el jardín,mañana tendremosvisitaynecesitotuayuda,quieroquelacasaseveamuybien.Noquieroquesellevenunamalaimpresióndelaseñoradelacasa—yenunsusurro—.Mientrasdureaquí.—Claroseñorita.—Mevoyadescansar—lleguéalapuertademirecámara,peronoentré,me
devolvíytoquésupuerta.—¡Adelante!—toméfuerzaspararecibiralgúntipodecomentario,alabrirla
puertanopudeentrarcuandovisusojos,inexpresivoscomosiempre.—Mealegraqueestésbien—nodijonada,memiróporuninstanteyluego
miróasuhermano,volvióa ignorarme,eldolorvolvió,miréaEduardoyesterecriminóaacto—.Quepasesbuenanoche—logrédecirsinquesequebrarala
voz, cerré la puerta y las lágrimas recorrían las mejillas cuando entré en micuarto.Meacostéallorar,escribíenmidiarioloocurridohastaeldíadehoy,mepuse
lacamisolafeaqueteníaeldíaenquemebesólaprimeravezyconeserecuerdorepitiéndose en la mente una y otra vez hasta que me quedé dormida. Medesperté y aún era de noche la casa oscura, tenía sed y hambre, me habíaacostadomuytempranoysincenar.Mepuselalevantadora,toméunavelaysalíendirecciónalacocina,viluzpordebajodelapuerta—seleolvidóapagarlalámpara,lapobretambiéndebeestarcansadacomoyo—apaguélavelayquedéaoscuras,alentraralacocinayanohabíaluzlaoscuridadfueatroz—perosiviluz por debajo de la puerta—. Una figura alta salió, el gritó que pegué fueahogadoconlamanoquecubriómiboca.—Nofuemiintenciónasustarte—eralavozdeAntonio—.Solobuscabaalgo
decomerynoquisedespertaraClementina—micorazónsetranquilizóalverqueeraél.—Nohayproblema—dijeenunsuspiro.—Losiento—mesoltóyvolvióaencender la lámpara, ladejóenelmesón
queestabaenmitadde lagrancocinayque iluminóporcompleto laestancia.Mecerrélalevantadora.—Nosédóndeguardanlascosasenlacocina,eslaúnicapartedeestaenorme
casa que no consideromío. Es deClementina—dijo para excusar su falta deconocimiento.Lomirédetenidamente,hermosomostrandosuperfectopecho.Noledijenada,
fuiallugardondehabíaguardadolasopa,alomejorquedéunpocoycomprobéquelealcanzabaparadarleunplato,lapuseacalentaryélsequedómirándomerecostado en elmesón, lo observé de reojo, que atractivo se ve con los brazoscruzados. Tomé un plato y lo dejé en la mesa, luego tomé la canasta dondeguardamoselpanaliñadocortévariastajadaslopuseenunacanastillapequeña,saquédoscopas,unaparaelaguaylaotraparaelvino.Mesiguióconlamirada,deslumbradoodisfrutandodelasituación,comosilegustaraqueloatendiera.Lasopahabíahervido, ladepositéenelplato, lodejéenlamesadondecomíaconClementinalepuseelpan,lascopasylabotelladevino,lediuncubierto.—Listo, siéntese—toméunpocode leche hervida, no se habíamovido del
lugardondeesperómirándome.—¿Tevas?—parecíasorprendido,suspiréantesdecontestarle.—LordAntonio,acabadesalirdeunatentadoyseestárecuperando,asíque
noquierodarleundisgustodañándolelamadrugada—vitristezaensusojos—.
Eso fue loqueustedmedijo, nopuedoocupar elmismoespaciodondeustedestécomiendo.—Mariana…—selequebrólavoz,semordióloslabiosysalídelacocina.Mequedé al pie de la puerta y vi la sombra de él por debajo, en lamisma
posiciónmía.“No te ilusiones, te irásparaunconvento”—medije—.El solohechodevivirlejosdeélsemeremuevenlasentrañas,perodebíaserfuerte.Eralomejorparatodos.
CAPÍTULO20
Elcompromisodemiprima
Al despertar el sol entraba iluminando la habitación —¡Dios me quedédormida!—mearreglé rápidamente,elvestidogrisera ligeroypermitíahacerlaslaboresdeljardín,recogímicabelloyloocultéconelgorro.Alsalirlacasaya estaba arreglada—¡ay!Dios—.Bajéy llegué a la cocina, eranpasadas lasochodelamañana,Clementinapreparabaelalmuerzo,hoytendremosvisitas.—MequedédormidaClementina,¿porquénomedespertaste?—Señorita,ustednecesitabadormiryasevemejor—sonreí.—¿ElseñorAntonioyadespertó?—Sí,peronohasalidodesurecámara—bajélamirada,toméunamanzanay
comencéacomerla.Escuchéelsonidodecarruajes,medirigíalaentradayeraeldeEduardo,atrásllegabaeldemispadres,corríarecibirlos.Sentítantaalegríaalverlos,eranlaspersonasmásimportantesenmivida,llegaronconvestuarioparatrabajar.Mimadrenodejódebesarme.—Hija ¿por qué no nos avisaste que Antonio estaba mal herido? —me
reprochó.—Noteníacabezaenesosdíasmadre,fuehorrible,sentíquememoría.—Porlomismo,necesitabasapoyo,¿ycómosigue?—Bien,aunduerme.—Buenoloveremosmástarde,veoquetenemosmuchotrabajoenestejardín
—sonreí.ElcarruajedelpadreGumersindollegóa lospocosminutosyconélveníaAlfred y Louis con palas y picos. El párroco no tenía su acostumbradasotana,llegóconunpantalónnegroyunacamisamangalargadelmismocolor.—Buenosdías—saludaronlosreciénllegados.—BuenosdíasPadre,holaLouis,holaAlfred.—HolaseñoraMariana—dijoLouisconsuacostumbradareverencia.—HolaMariana—saludóAlfred.Lideré el arreglo del jardín,Manuela y Eduardo se encargaron del costado
derecho, mis padres del lado izquierdo. El Padre, Alfred y Louis del jardíncentralqueesbastantegrandeyyomeencarguédelfrentedelacasa,eralamáslarga,cadaunoseconcentróensus labores,Clementinadevezencuandonosofrecía algo de tomar, el trabajo era tedioso,me sentíamuy feliz, aceptar tusverdades ayuda un poco a llevar la vida y tal vez eso es, lo queme pasaba.
Aceptémiderrotaenelamor.Abonabalatierraysembrabasemillas,meconcentrétantoenmilaborqueel
mundo pereció ante mí, lo único que me importaba era que las semillasgerminaran rápido,comencéa tararearalgoparamisadentros, fuecomosi lesdieravidaamishijos,ellaseranmisbebés.Unapartedemisentíaqueeranpartede su existencia, debe ser la misma sensación entre madre e hijo. Una brisacálidayreconfortanteacariciómirostro,respiréprofundo.Melevantéabuscarmásabono,aldarmelavueltametopéconAlfred,meofrecióunaflor,élnosedabaporvencidoymeindignóunpoco.—Alfred,mehalagaloquesientespormí,perosoyunamujercasada—alcéla
manomostrándoleelanillo—.Noteaceptaréesaflorytepidoqueteabstengasdecomentariosymiradasmalintencionadas,siquieresmantenernuestraamistad.—SientoquenoeresfelizMariana.—Esonoesde tu interés,amoamiesposo,daríamividay todas lasvidas
existentesporél,¿meentiendes?—bajósumirada—.Sabesquesimecaséesporqueloamo.—Losé,essoloquehayalgoenélquenoterminadepasarme.—Eseesmiproblema,novuelvasadarmenada.Tomélabolsadeabonoyladejéaunlado,necesitabadescansarunpoco.Era
laúnicaquetrabajabasola,volvíaconcentrarmeenmilabor,pasóeltiempoyescuchéalPadre.—Hijo,¿cómosigues?—aldarmelavueltaélmirabaelumbraldelacasa,y
ahí se encontraba Antonio, observándome. Le sonreí, debíamos aparentar,Eduardoseasomóylospresentesdejarondehacersuslaboresparaacercarseamiesposoasaludarlo.TodosmenosAlfred.Nodejédemirarlo,estanbello,apesarqueensusojosmostrabanlosestragosdelasfiebresaltasylosdelirios,seacercóamí.—Nodebistesalirdelacama—susurré.—Yaestoybien—dijoconternura—.¿Teayudo?—mesorprendió,esesería
elúltimodíaconélymifamiliameacompañaba,debíaaprovecharparapasartiempoasuladosinquemeofendiera—.Nosoportoundíamásenlacama.—Sinoteimportaensuciartelasmanosdetierrayagua,eresbienvenido—
sonreí,entrelacémisdedosconlossuyos,nomerechazóyunaleveilusiónsefiltróenmiser,lollevéamilugardetrabajo.Parecíamos una pareja armoniosa, abonamos, sembramos y reímos por
tonterías, terminamos muy rápido. El Padre descansaba en el borde de lajardinera,echándosefrescoconsusombreroyLouissesentóasu lado,en las
escaleras del costado izquierdo tomaban mis padres un respiro, mi madre loalentaba, era la primera vez que mi padre realizaba una labor de jardinería,ManuelalelimpiabalacaraaEduardo,supusequesepusieronajugar.AlfredsesentóalotroladodelPadresereíanquiénsabedequé,sentílamanodeAntonioentrelazandomisdedosunavezmás.¿Cómohaceparaquemissentimientoslostenga a su disposición? dolerá más tarde, pero quería tener más momentosfelices.—Creo que han terminado—sonreí ante su comentario, me quedaba unas
cuantashoras,hoydebohablarconelPadreyAntonio.—Hija,acabasderegalarmeunadelosmejoresdíasdemivida—lesonreí.—MealegraPadre,antesdeirse,debohablarconusted.—Porsupuesto.—¿PiensasquejarteanteelpadreGumersindo?—noesesamiintensión,pero
unavezledigaqueanuleelmatrimonioquerrásaberlospormenores.Suspiré.—Sí.Ytambién…—medetuve,semeformóunnudoenlagarganta.—También¿qué?—enfatizó.—Tambiénparaquemerecomiendeunlugardondepuedavivir—noveníaal
acasodecirleconvento—.Nomegustaríaquedarmeenestepueblodespuésdelescándalo.—Mariana…¿Quéescandalo?—Entremos, sigamos con la farsa por unas cuantas horasmás—refundí el
doloralcomprenderquenole intereso.Deboaguantary llorarenlarecámara,suspiréylesonreíparaentraralacasa,mesiguió,peroandabaenotrolugar,talvezplaneandosufelicidadconIsabela.Clementinanoshabíaservidolacomidayhablábamosjocosamente,elúnico
que no prestó atención a nada fue Antonio, definitivamente estuvo en otromundo,devezencuandocerrabasusojosporunlargorato—¿leafectótantolanoticiademípartida?—.Yomeintegréalaconversación,medicuentaqueloshermanoshablabanmentalmente.Bloqueémispensamientos,Eduardodebedeestarle diciendo que pienso anular el matrimonio. La comida terminó consatisfacción,Antoniofueelúnicoquenoprobóbocado.—Nocomiónadaseñor—dijoClementinaalretirarsuplatodelamesa.—Tequedarondiferente—cruzamosmiradaClementinayyo.—SonmásricaslassopasdeMariana—dijoelPadre.Antoniomemiróyesta
vezlesostuvelamirada,lesonreíparanodespertarsospechas.—Sí, tiene usted razón—respondió mirándome, y por más extraño no fue
recriminatoria,ensumiradanohabíarabia—.Tráenosté,pasemosalasala.
—YodeboirmePadre—intervinoAlfred—.Tengoobligaciones.—Clarohijo,llévateunodeloscaballos.—Gracias—sedespidióamablementecuandocaminábamosendirecciónala
sala—.Fuemuyagradablelamañana.—Cuídate—dijemientrassedespedíadebesoenlamano,Antonioseguíaa
miladoconsumanoenmicinturaysumandíbulatensa.Antes de entrar a la sala, Antonio se detuvo obligándome a detenerme
también,mequitóelgorroysoltómicabello,mequedémirándolomientrasqueélsedeslumbraba,ensusojosvielmismobrillodeantescuandoyocreíaquemeamaba.Sumanojugóconmicabelloporunossegundos,nuestrasmiradasseencontraron,élacercósus labiosparadarmeunbesoen lafrente,ocasionandoun colapso respiratorio en mí, no pude respirar por unos segundos, bajó suslabios por mi nariz y terminó en mi boca. Mi cuerpo se erizó y miles demariposasvolaronrecorriendomipiel.¿Porquémehaceesto?,aprovechécadasegundomientrasmeteníaensusbazosbesándome,permitiéndolequesulenguaesté dentro demi boca y yo haciendo lomismo,mordiéndole suavemente loslabios.—¿Porquémebesassiteproduzcoasco?—lesusurré—.¿Porquélohaces?,
¿dimequéganasconilusionarmesivasaofenderme?—norespondió,susojosgritaban que nome fuera—. Ya lo he decidido Antonio, no es justo que noshagamosdaño, séquequieres tenerhijosy fuistemuyclaroaldecirmeque teproduzcoasco,ademásamasaotra.—¿Qué?—Esmejorquetomemosrumbosdiferentes,deseotufelicidadyesobvioque
amiladonolatienes.—¿Cómohacenparamantener aunese respeto?ya sonmaridoymujer,me
gusta saber que siguen siendo novios —interrumpió mi madre con tono decomplicidad.—Loaprendídeunaexperta,llevascasada35añosyaúnsonunpardenovios
—mipadrelaabrazó,dándomeunbesoenlafrente.Serieron.Nos habíamos sentado en parejas, ocupamos los tres muebles grandes que
teníalasalayenlosmueblessencillossesentóelPadreyelotrolotomóLouis.Miintenciónerasentarmesolaomanteniendounacercaníacomotomadosdelamano, pero no, él se sentómuy cerca demí, rodeabami cintura,me apretabacadavezqueintentabaalejarmeunpoco.Hablamosdelasituacióndelpueblo,aunqueyovolvíasubirmeenminubepersonal,Antoniojugabaconmicabello,mientras que los temas de conversación fueron variando y terminaron con los
ataquesmisteriososquesehanpresentadoenelpuebloyenlosquemiespososalióherido.Loshermanossecomunicabandesdehacerato losupeporquenohanintervenidoenlacharlaysolorespondenlomásbásico.EnvariasocasionesAntoniocerrabasusojos.—¿Teduelealgo?,¿quieresdescansar?—lepreguntéaloído,meaferróasu
cuerpoymebesóenlacoronilla.—No…notevayas—nodijenada,esenotevayaseraunasúplica,esenote
vayaseraunnotevayasdemivida.ClementinaentróconlasegundatazadetéyAntoniotomólapalabra.—SeñorGranados,meagradaqueesténhoyaquíyenespecialustedPadre,
teníamos planeado decirlo en otras circunstancias, pero mi hermano ya noaguantamásy esta celosodemividamatrimonial—lomiré, ¿adóndequierellegar?,porquenocreoquesuhermanoenvidienuestra relación—.Dadoquemis padres no se encuentran y al ser el mayor de los D’Montecarlos quierosolicitarlamanodeManuelaparaEduardo.Nosquedamosensilencio,analizando loqueacababadedecir.Pormiparte
mepareciómuyapresuradoysinnadadepreparación,buenoellosnopreparannada en temas como estos. Antonio me miró, no entendí su mirada, fueinescrutable. Mi prima era la que no pudo respirar, era la más asombrada,Eduardoletomódelamano.—Señor Marcos. ¿Me concedería la mano de su sobrina? —preguntó con
anhelo.—¿Túquédiceshija?—¿qué?,aManuelalepreguntóyamímeloimpuso,
nomeenojé,soloquenofuedemocráticoconmigoeneseentonces.—Porsupuestotío—logróarticularmiprimaysoltamoslarisa.—No se diga más, será un hecho. ¿Debemos anunciarlo en un mes?—les
preguntómimadrealoshermanos.—Antes—respondieronalmismotiempo,esomepareciósospechoso.—Hermano,Mariana—miréaEduardo—.Megustaríaqueustedesfueranlos
padrinosdeboda—sentíqueeraunvilchantaje.MiréaAntonioyélyalohacía,susojosmesuplicabanqueaceptara,nodijonada.—Mariana…ustedesyaestáncasadosyseadoran,nopuedessermidamade
honorporqueerescasada,ysiquieroqueseasmimadrina—nopodíanegarme.Elproblemaesquedebíadejarlaideadelaanulaciónporahora,asíque¿deesosetrata?—esoeraloquehablabanloshermanos,buscandolamaneraparaqueyonomevaya—miréaEduardoymequitéelescudo.“Eduardo, si me entero de que esto es solo una treta para detener la
anulación,noteloperdonaré”—élnegósutilmente,Antoniosepercatóymirósuhermanoexigiéndolequeleinformaramispensamientos.—Mariana¿tandifíciles?—latristezademiprimamehizoreaccionar.—No,no,no.Nomeesdifícil,essoloque…olvídalo,seráunhonor—porla
formaenquememiró,supequeentraríaaun interrogatoriocuandoestemosasolas—.¿Paracuándoseríalaboda?—Enquincedías.Todosquedamosfríos.Mimadreabriólaboca,mipadreporsuladopensóalgo
peor,mientraselPadrefueunespectador.Pormipartesiteníanafánnoeraparadetenermisplanes,sentíunapunzadadedolor,yamehabíailusionadoconqueAntonionoquisierasepararsedemí.¡Quétontaeres!—.FueelseñorGranadoselquehablóenuntononomuyagradable.—Manuelanoseráquehas…—¡No señor!, no piense cosas que Manuela no sabe aún, por favor —se
apresuró a decir Eduardo, en esemomento entendí a qué se referíami padre.¿Cómopuedepensartalcosa?—Pero¿cuáleselafánparacasarse?—No hay mucho tiempo—intervino Antonio—. Entraremos en el mes de
octubreydentrodeunmesyunasemana…—noséquésignificabaloqueacabade decirmi esposo, pero fue suficiente para que abrieran los ojosmi padre ycura.ElpadreGumersindopalidecióalvermeamí,¿quépasa?—Quedéunpocoperdida,secasaManuelaymemiranami…¿quétengoque
ver?—dijemirandoaAntonio.—Noestemaparalasdamas—intervinomipadre.—Perfecto.¿Entoncesporquélomencionasteconnosotraspresente?—volví
amiraraAntonio.—Losiento,nopuedodecirtenadamás—unmisteriomás.—Hay que planear la boda lo antes posible —dijo mi madre, parecía
acostumbrada a que la saquen de los temas de hombres. Manuela y yo nosmiramos, tanto ella como yo no quedamos tranquilas y sabíamos que algo nosocultaban.Elrestodelatardepasóalgotensa,mimadrehaciaungranesfuerzoporcoordinarlospreparativosyasignarnostareas.Miprimanoquedarátranquilahastaqueaverigüéelafándesuboda.Llegóelmomentodelapartidaydebajarmedelanube en la que pasétoda la tarde, no nos separamos, era la primera vez desdenuestromatrimonio que compartíamos varias horas abrazados, tenía su aromaimpregnado enmi ropa,Antonio había acariciadomuchomi cabello. El Padrerecordómipetición.
—Hijayadeboirme,¿queríashablarmedealgo?—sentísutensión,lomiréypodíajurarquesusojosmesuplicabanquemequedara,queesperara.¿Porquééltieneesepoderenmí?,¿cómohaceparadoblegarmeconsolomirarme?,miréalcura.—No es nada importante, otro día, ya ha oscurecido—note que relajó sus
hombrosalescucharmirespuesta,acompañamosalosinvitadosalapuertaparadespedirlos.—Hijateesperomañanaenlacasa,tenemosmuchoquehacer.—Claromamá,ahíestaré—ledijemientrasmeaferrabaaellaenuncálido
abrazo.—Hasta mañana hija —mi padre me besó en la frente, le dio la mano a
Antonioquienmeabrazaba.—BendiciónPadre—meladioamíyaél,luegosantiguólamitaddelosdos.—HastaprontoseñoraMariana—sedespidióLouis,consureverencia.Debe
pasarlealgoporquesiemprehaceesoconmigo.—Nosvemosmañana—medijoManuela,ensumiradaviquemepreguntaría
milcosas,ahorateníaalgoenquepensar.¿Quémentirameinventaré?,ledielbesoyungranabrazo.—Hasta mañana hermano—Eduardo se despidió de su hermano y besó mi
mano—.Hastamañanacuñada—lesonreí.Sesubieronensusrespectivoscarruajes,élmeseguíaabrazandoeincrustósu
rostroenmicabellomientraslosvimosalejarse,cuandosupequenonosveríanme solté de los brazos de Antonio y antes que él lo hablara yme doliera sudesprecioyolohice,soloquemireacciónlotomóporsorpresa.—LordAntonio, le suplicoqueno regañeaClementinapormiculpa,yo la
convencíparaquemedejaracocinar,teníaquehaceralgoenestacárcel—nolomiré, sabíaque tendríaesamirada fríaydéspotaque tantomehiere.Esperéaquehablara,peronodijonada—.Quepasebuenanochelord,consupermiso—dimedia vuelta y caminé en dirección a las escaleras, necesitaba llegar a mihabitación. Clementina había encendido las velas de la casa, yo anhelaba micamaparasoñarconeldíadehoy.—Mariana…—medetuve amitadde las escaleras, novolvióhablar.Pensé
quemediríaquenotienenadaconIsabela,peronolamencionó,esoafirmaquesilaamaba.Mipielseestremeció,seguícaminandoalcomprobarquenodiríanada, no lo miré porque las lágrimas recorrían mi rostro. Me encerré en micuartoalloraryllorar.A veces me sorprendo con tantas lágrimas que he derramado. Ellas siguen
saliendoengranproporción,noséquémedolíamás.Sisusdespreciososaberquétieneaotramujer,mecarcomenloscelosdepensarqueotralopuedetocar,besaroalomejoryahanpasadojuntos.Entonces¿porquémebesóhoydeesamanera?Y¿¡porquélepermitohacerconmigoloqueseledélagana!?,elbesode hoy fue muy diferente, muy determinante, me aferré a la almohada parasosegarelgritodesgarradorquesaliódemisentrañas.¿Porquélosigoamando?,nopuedoodiarloyquierohacerlo, tengo suficientesmotivosyaunasí lo sigoesperándolo,seguíasiendomitodo,tomémidiario,mearrodilléenlamesadenocheyplasméloquesentía,nopodíadecirleanadiemás,éleramiconfidente.6deoctubre1781Queridodiario.Túereselúnicoquesabeloquemialmasiente.Ojalápudierascontestarme
todaslaspreguntasquemeestánmatando,élesmivida,mialmaauncuandoséque no me ama, no soy nada. Hoy le comenté que debíamos separarnos, lecomenté elmotivo ynome lonegó, lemencionéque teníaotramujer yno lodesmintió,esosignificaquesiamaaIsabela.Ynosabescómomesiento,noséquéespeor,sieldesprecioo losmalditoscelosque tengo,ellapuede tocarlo,besarlomientrasquemiscariciaslerepugnan.Memuerodecelosydeenvidia.Mipechonoseresignaydejadesufrir,túsabesloquesentícuandocasilo
pierdo, supongoque resignarmeesmiúnica salida, aunquenomeameyonopodría vivir sin él, me conformo con su felicidad, aunque esté lejos de supresencia. Pero a veces me confunde, hoy me besó de nuevo y fue tandeterminante,sentíquemenecesitaba.Tambiénquierodecirtequemiprimasecasadentrodequincedías,eseesel
tiempoquetendréconAntonio.Mequedanquincedíasantesdeencerrarmeenalgúnconvento,porquetejuroque,sinoesconél,jamásmeleentregaréaotrohombre.Tepareceré locao talvez indecente,daría loque fueraporsersuya,aunque ame a otra, sé que parezco una libertina y no me amo lo sufriente,carezco de autoestima, pero mi cuerpo reacciona ante su contacto. No tengofuerzade voluntadante sumirada,mi cuerpoparecepertenecerle, carezcodevoluntad ante su aroma, su aliento es un néctar adictivo que deseo dejar lacorduraybesarloalafuerza,peromimadrenomecriodeesamanera.Ysolopuedo soñar con ser suya, en mis sueños él no me desprecia, y sus manosrecorrenmicuerpo.Nosabesloquedaríaporllevarmealmenoseserecuerdo
conmigo.Séqueestoesunamorenfermizo,amoloquetantodañomehace.Lo cerréyguardé, tomé la velay entré al cuartodebaño a cambiarme,me
metíenlascobijasylepedíamiDiosquemedejaradormirprofundamente,yasífue.
CAPÍTULO21
LosPreparativosylaBoda
Melevantétristeydeboserfuerte,ahoramásquenadayaquepasarémuchashorasencasademispadresmientrasserealizanlospreparativosdelaboda.Mearreglé,mehiceunatrenzaenelcabello,toméelparaguas,mibolsayunabrigo.Bajéadesayunar.—BuenosdíasygraciasClementina—saludé.—Buenosdíasseñorita,¿cómoamaneció?—Igual,sinningunanovedad,¿teregañaron?—lamiré—.Ayerlepedíqueno
lohiciera.—Mecomentóalgo,peronomeregañó,seasombró.—Buenosdías—Eduardoentróalacocina,ellosraravezentrabanaeselugar
delacasa.—Buenosdías.¿Cómosesienteelnuevoprometido?—ledediquéunamedio
sonrisa.—Muybiencuñada—miróaClementina—.Tengomuchahambre.—Yalellevosudesayuno—micuñadomemiró.—¿Porquétantriste?—Comotodos losdías,creoquemeheconvertidoenel sufrimientodeuna
madre desterrada. Dicen… —Eduardo me miró con sus cejas unidas, micomentario le llamó la atención—. ¿Por qué me miras así? —me encogí dehombros.—¿Quéfueloquedijiste?—seacercó.—Parezcolareencarnacióndelsufrimientodeunamadresinsutierra.¿Dije
algomalo?—¿Porqué?—insistíaél.—Porqué,¿qué?—volvíaencogermedehombros.—DicesreencarnacióndelaMadretierra—enfatizó.—EsundecirdelpadreGumersindo—memiróasombrado—.Me refieroa
que,segúnelpárrocodenuestraiglesia,laMadretierratieneunalmaylloraelabandono de sus hijos que somos nosotros, ella nos abastece de nuestrasnecesidades y no le agradecemos, al contrario, nos aprovechamos de susbondades.Y yo sufro con lo queme ha pasado desdemimatrimonio, es unacomparación vana—dije.Él se sumergió en sus pensamientos—.Amí seme
acusandebruja.—No…no…discúlpame—seapresuróadecir—.Essoloque…—memiró.
No dijo nada concreto, quería decirme algo, pero sentí que había tenido unarevelación—.¿Seráposible?—susurró.—Eduardo ¿por qué ustedes son tan raros?—me quejé, tomé el vaso con
lecheycomencéabeber,sequedóunratoinmóvilamilado,saliópensativodelacocina,Clementinamemirabaigualquemicuñado.—¿Qué?—meencogídehombros.—Nada—esenadanolesaliótanconvincente,susojosbrillaronporalgo.A
vecessonmuyextraños.Terminé,lepedíaClementinaqueleavisaraaMartínparaquemellevaraalacasademispadres.Nosedemoró,medisponíaasubiralcarruajecuandomeélllamó.—Mariana…—Buenos días lord Antonio —muy seguro me saldrá con un desaire—.
DiscúlpemepordisponerdeMartín,ustednoloocuparáensusdiligencias—lomiré—. Lamentó mi atrevimiento. ¿Será que él puede llevarme a mi casa yrecogermeenlatarde?—alparecermispalabraslodesconcertaron.—Vas a la casade tuspadres, nohayproblema—susojosqueríandecirme
algomás,secontuvo.—Que tenga un buen día lord —me despedí. Se quedó en la puerta
observándome.Llegué a casa de mis padres después de estos meses, me dieron ganas de
llorar.Eratanagradablellegaraunlugardondeeresbienvenida,aunquesentídenuevoesa sensacióndemiedo, soloque ahora eramás intensay el susurro seintensificó.PuselasbarrerasquemeenseñóelPadre,peronofuedeayuda,lasvocesseguíanalolejos.Miprimamehacíaseñas,queríaquesaliéramosacaminarypoderhablar,la
ignoré,noleprestéatención.Paséeltiempoencompañíademimadre,quiensedio cuenta que la evadía. Manuela se ausentó en busca de té y la señoraGranadosaprovechóparainterrogarme.—¿Tienes algún problema con tu prima? —me miró por arriba de sus
anteojos,avecesparecemásmiabuela.—Nomamá,essoloque…Bueno,ellameestáhaciendopreguntassobre la
nochedebodasynoséquécontestarle—mimadreabriólosojos,palidecióunpoco,quéDiosmeperdonelamentira,peronecesitabatenerlacomoescudo,nopuedo confesarlemi sufrimiento aManuela—. ¿Ahorrame entiendes?, eso tecorrespondeatidecírselo,yonoledirénada,meavergonzaría.
—Hija…notedejarésoladeahoraenadelante—fueunalivioescucharla.—Teloagradezco.Lasemanapasómuyrápido,trabajábamosenelvestidodenovia,enelmío,el
de mis padres. Aparté de los preparativos de la celebración, invitaciones,arreglos, comida, decoraciones… en todo, ahora la que no hizo mucho fueManuela.Mellevabatrabajoparalacasa, lasinvitacionesquesegúnmimadremicaligrafíaeradignademostrar,bordadosenlosqueClementinamecolaboróy así terminar más rápido, nos acostábamos después de la media noche. Misuegra seunió a los preparativosy fuedegran ayuda, no cabede la felicidadporquesusdoshijosterminaroncasadoscondosniñasdebuenafamilia.Ellaymimadresehabíanhechobuenasamigas,meenteréquesuspadresregresaríanavivir a Inglaterra y la casa donde viven ahora pasaría a ser la de Eduardo yManuela. La celebración del anuncio de la boda fue una comida familiar, noqueríamosdesgastarnosenunagrancelebraciónyaquelabodaseríaelsábadosiguiente.Serealizóunacenaencasademispadresconalgunosinvitadosqueno pasaban a ser más de veinte personas. Antonio esa noche se portó muyespecial,semantuvoamilado,entrecruzónuestrasmanos,sereíaymebesabaenlafrente,lamejillaydorsodemimanoconstantemente—suternuraeraparadarlecelosaAlfred—.Enmásdeunaocasiónmeilusioné,creíquepodíamosentendernos,peroaldarmecuentaquedespuésdebesarmesumanoseconvertíaenunpuño,lailusiónsemeesfumó.Los días pasaron y a decir verdad el comportamiento de Antonio me
desconcertaba, tanto en la casa como en cualquier lugar al que asistíamos.Nuestra relación en casa se suavizó, se limitaba a unos buenos días, buenasnoches.Enunpardeocasionesllegóalacasademispadresacomeralmediodía,esesehaconvertidoenunodelosmejoresdíasdemivida.Lamañanaquellegóconunaflorrojaensumanoyporlaformademirarmecalóhastamialmayelbesoquenosdimosalfrentedeminanaseconvirtióenelmejordetodos.Me despegó del suelo y sin dejar de besarme dio la vuelta conmigo, era lasegunda vez que me besaba de esa forma, con deseo, suplicándome que loentendiera,quemeamaba,quejamáslodejara.Quedésinrespiración,minanallorabaalverelespectáculo,laseñoraGranadosbajabalasescalerasytambiénnosvio.—Losiento señoraMatilde—mimadremovió sumanoen señaldequeno
pasanada—.Discutíconmiesposaen lamañanayqueríadecirleque laamo,pormásquepienselocontrario—mebesolafrenteysusurró—.SolopiénsaloAlmorzamos juntos en la casa de mis padres y cabalgó con su suegro
acompañándolo en las labores de la casa, mientras nosotras trabajamos en elbordadodelvestidodenovia.Esedíameesperóyacadainstantemebesaba,meacariciabaelcabello,incrustabasunarizenmicuello.Eralaprimeravezqueseportabadeesa formaypor tanto tiempo.Alquedarnossolo intentéapartarme,pero él me jaló y me besó profundamente, su mano apretaba tan fuerte micintura,nuestrasrespiracionesestabantanagitadas.Mipadreentróydijoalgo,no escuché, nos mirábamos. ¡¿Qué gana torturándome?! Se fue con el señorGranadosmientrasyoquedésumergidaenunmundodesentimientos.El restode la tardeentróenmásdeunaocasióna lasaladebordado,parecíaunniño,algo le sucede. La última vez se sentó a mi lado y comenzó a jugar con micabello.—¿Cuándo piensan tener hijos?—preguntó mi mamá y mi rostro se tornó
rojo,élmemiró—.Alomejormihijapresentaelmismoproblemaqueyotuve,al principio no podía tener hijos —Antonio la miró y se puso serio, elcomentarionolegustó,mediounpardegolpecitosamimanoyseretiró.Mimadreanalizónuestrocomportamiento.—¿Poresohandiscutido?—intervinomiprima.—Yaestoycansada,regresomañana—melevantéymedespedí.Regresé al ladodeAntonio en el carruaje.Esta vez fui yoquien lomiraba,
¿por qué me besó a solas? Y me dijo que recordara que me amaba. Lasmariposassalieronrevoloteandotodoasupaso,¿sehabráenamoradodemíyyanoseguiráconIsabela?,comounatontaleacariciéeldorsodesumano.—¡NiseteocurraMariana!—fuetansecoylasensacióndellantoseatascó
enmigarganta.—¿Porquémebesasteasolas?—logrépreguntar.—Porquequeríadivertirme—sepasóalotroladodelcarruaje,abriólapuerta
quedasalidaaMartínysaliópor laventanilla,sesentóal ladodesucapataz.Mientrasyosinimportarquemeescucharacomencéallorartapándomelabocaparaminimizarlosgritos.Quéganaconjugarconmigoyyosigocreyendoenél.Pormomentosmeconteníayalrecordarsurespuestasereanimabamillanto,albajardelcarruajeconlaayudadeMartín,quienbajólamiradaalpercatarsedemi estado, no salí corriendo como en otras ocasiones a refugiarme en lahabitación,estavezlomiré.—SolofaltaunasemanalordAntonio—arrugósufrente,apretabasuspuños
ysumandíbula—.Novolveréaser tanestúpida,nomeavergüenzaconfesarlequemeenamorédeusted.—Tu comentario ¿a qué viene?—Martín nos dejó solos en el jardín de la
entrada,melimpiélanariz,nopuedohacernadaconelrastrodehaberlloradotodoeltrayecto.—No permitiré que usted vuelva a jugar con el sentimiento que acabo de
expresarle.—No seas ridícula, tu no amas a nadie, está en tu naturaleza jugar con los
hombres,¿temolestaquealguienjueguemejorquetú?—¿Quiéncreesquesoy?—meleacerqué,laslágrimasvolvieronasalir.—Una vil bruja —los labios me temblaron, de dónde saca esa tontería—.
Lamentomucho tusentir—fue tansarcástico, sonrióvictorioso—.No,nosoybuenomintiendo,honestamentenolamentonada,mellenadesatisfacciónver…—salícorriendo,yanoqueríaescucharlomás—.¡Mariana!—¡Suficiente!—grité antes de entrar a la casa—. ¡El domingome largo de
estacasa!—nodijonadaoyonoloescuché,meencerréenmihabitación.Elrestode lasemanasucomportamientomedesconcertómásyyanosabía
quepensar.Alomejoresunhombreconalgúnproblemadepersonalidad,enfin.Enlosdíasquesalíaalacasademispadrespasabaporlaiglesiaaescucharla
palabradeDios.Era raro, apenasmealejabade losprediosdeAntonio sentíauna presencia maligna, con Antonio cerca no tengo ese desasosiego. Al díasiguientedespuésdeunadiscusiónélmebusca,sientoquemeespía,mebuscaen casa de mis padres, se ha portado muy decente, atento, jocoso y muycaballeroso.Soyyolaquenoquierevolveracaerensujuego,desdeesedía,erayo laque lehacía losdesplantessinquerer—tanacostumbradaestabaquesindarme cuanta me adelantaba, no quería volver a sentir el dolor que meocasionabasusofensas.Yonolepermitíahablarnadaquenoserelacionaraconlaboda.Enmuchas
ocasiones lo descubrí mirándome y bajaba o desviaba la mirada, cuando sesentíadescubiertoyapesardeesolograbadespertar lasbenditasmariposasenmiestómago,queaunnocomprendoporquénosehanmuerto,ylasdevolvíaallugardedondesurgieron.Antoniomemirabaconstantemente,algoleaflige.Meobliguéanopensarennadaquenofuerabordar,marcar,flores,regalos,
cristalería,meacostabacansada,soloteníatiempoparadormir,enparteesomeayudó.Tambiénaverigüepormicuentalostrámitesrelacionadosconmifuturorefugio.Habíaunconventoenelquenolespermitíansalir.Selimitabanaoraryalgunas hermanas realizaban obras benéficas, recibían mujeres viudas que nosoportabanlamuertedesusespososydecidieronentregarlelavidaaDios.Yotambién loharía,de laanulaciónseencargaríaelPadre,por loqueme tocaría
hablarconéldespuésdelaboda.Había visto a Eduardo en cuatros ocasiones y ahora me miraba de forma
extraña.AldespedirseélseinclinabadelamismaformaquelohacíaLouis,lerealicéelcomentariolaúltimavezquelohizo.—¿Tútambién?—lereclamé.—¿Qué? —dijo sorprendido mientras nos despedíamos en la casa de mis
padres,Martínpasóarecogerme,porpeticióndeAntonio,meayudóasubirelbaúldondeteníaelbordadodelacorona.—TeparecesaLouis,cadavezquemeveosedespideyseinclinacomosi
fueraquien sabeque reina—sumirada fue inescrutable,unbrillo fugazcruzóporsusojos.—¿ElfrailedelpadreGumersindo?—Sí,elmismo—dijemirándolo.—Esbuenosaberlo.—¿Quéesbueno?—Que te vaya bien Mariana, Martín cuídala mucho —su expresión me
desconcertó.Porfinllegóeldíadelaboda.MebañéunavezClementinadejóelaguatibia
en la tina,mevestí ybajé a esperar aEduardoy suhermano.Debíamos llegarprimeroquelanovia.—¡Qué linda te ves madrina! —dijo Eduardo al entrar a la sala, se había
quedadoadormiranoche—.Marianapuedohablarunsegundocontigo.—Graciasporelcumplidoydime¿quénecesitas?—sonreí.—Veo que es definitivo el querer internarte en un convento —lo miré
furibunda.—Notemetasenmimente—ledijeseriamente.—Discúlpame,quieroqueteespereshastamiregresodelalunademiel.—¿Qué?,nopiensohacertecaso,hoyhablaréconelPadreymañanameiréde
aquí.—Porfavor,notevayasaún.Deboaveriguaralgoyteprometoquedespués
puedesirtesiquieresaunconvento.Soloesperadiezuoncedíasmás.Realizaréunareuniónamiregreso,eslomínimoquetepido—suspiré.—¿Noesunatreta?—Jamásharíaalgoasí.Antoniollegócomosiempre,eleganteeimponente.Lefaltópocoparaabrirla
bocaalverme,susojosbrillaroncuallucerosenelcielo.Suhermanofueelque
loayudóahablar.—Linda¿cierto?—lomirócompletamenterojo,porlarabiaolavergüenza.—Elnoviodebellegarprimero—dije.—Mariana¿cuentocontigo?—Antoniolomiróyporesegestocomprendíque
élestabaajenoaloquesuhermanoplaneaba.—Siempre.—Gracias.—¿Dequémeperdí?—preguntósuhermano.—Conversación entre cuñados —contestó Eduardo, le sonreí ante la
complicidad.Fuimoslosprimerosenllegaralaiglesia,ladecoraciónfueentonosvioletas.
Elpadrenosrecibió,vestíasucasullaparaoficializarelsagradosacramentodelmatrimonio.Sealejóconsuhermanoyhablaroneneljardín,Alfredsaliódelacapilladondeserealizanlasofrendas.—Mariana…séquemepedistequenotehablaraparaelogiarte,perohoyte
veshermosa,hastalosángelestevenerarían—ensusojosvilatransparenciadesu alma, si no hubiese perdido la cabeza por Antonio, tal vez habría sidodiferentelarelaciónentreélyyo—.Realmentehermosa—lodijoenunsuspiró.—¿Por qué no te abstienes de realizar ese tipo de comentario a una mujer
casada?¡Notequedóclarolaotranoche!—Antonioalzólavoz,megustóquesintiera celo, lo miré y se notaba la ira en sus ojos—. Mariana es mía y lapróximavezqueledigasalgosimilar,nomeimportarádondenosencontremostellenarélacaradegolpes—Alfredalzósusmanosyseretiró.—Noactúestanto—quedóperplejo.—¿Teagradaél?—notésurabia.Creoqueeradolorasuegomasculino.—Almenosessincero—apretósumandíbula,yolediunasuavepalmadita—.
Cambialacara,yacomenzaronallegarlosinvitados—ahoraerayolasarcástica,le tomé lamanoynosdirigimosalaltarparaponernosal ladodeEduardo.Nopuedonegarquemegustómuchoverlo,sientecelosnocabeduda.Miprimasepresentóveinteminutosdespuésdelahora.Sevetanbella, los
ojosdeEduardobrillarondealegría,elveloevitabaquevieralafelicidaddeella.Fuetandiferentesubodaalamía,Eduardodesbordabaalegría,mientrasquesuhermanonosintiólomismo.Semehumedecieronloojos,tratédedisimularlo,peroerainevitableynopuderetenerlaslágrimas.Pusoenmimanosupañuelo,nolotoméyfueélquienmelimpiólaslágrimas.—¿Porquélloras?—mesusurróaloído.—Ellossiseaman—nosmiramos,ensusojosseveíaquequeríandecirmealgo,
desuslabiosnosalióniunasolapalabra.—Lo siento por ti—se estaba demorando en que saliera su acostumbrado
sarcasmo.Desviélamirada,laslágrimassemeatascaron.Meperdíenmipensamiento,soñandodespiertaenmirelaciónconelhombre
quemásmeama.MeimaginéenlosbrazosdeAntonio,besándolo,acariciándolo,debíamantenermeapartadadeldolor,peromecostaba,notengoningúnderechoadañarle el matrimonio a los novios. Me desconecté del mundo, construí unafantasía,uncuentodehadasdondelosprotagonistaséramosélyyo.Laverdadesquenoprestéatenciónalaceremonia,hastaquelaaudienciaestallóenaplausos.Mimadrellorabadefelicidadyyodisimulélasmías,noséporqueleprometíaEduardo esperarlo. ¡Por qué di mi palabra! La celebración fue un éxito total.Abracéamiprima.—Te deseo lo mejor del mundo Manuela, te lo mereces y espero tener
sobrinitos.—Primeroseránlostuyos—dijoylesonreí.—Claro.—Mariana…—arrugó la frente, supe que me iba a preguntar algo que no
queríaresponder—.¿Tedoliómucho?—¿Qué?—pusolosojosenblanco.—HacerelamorconAntonio—memiró—.Yasabes, lanochedebodas—
dijoenunsusurro,mepusedetodosloscolores.¿Quéleibaadecir?,nolosé.Mimenterecordólaspalabrasdemimadreesamañanayesasmismaslautilicé.—Es tal la alegríaque serámaravilloso entregártele, ya loverás—mepuse
roja.—Deverdadescomolodijomitía,queloshombrestienenesemiembro—
debí ponerme morada, nosotras habíamos sido criadas de una forma tandiferente. Algo debió de ver los hermanos D’Montecarlos porque llegaron anuestroencuentro,llaméaEduardomentalmente.“NoséquédecirleEduardo, yo…no…¡ayúdame!”—lovi reírsemientras se
acercaba, Antonio lo miraba con el ceño fruncidoy luego a mí. Mi cuñadobloqueabamispensamientos.—¿ComoseencuentralaseñoraD’Montecarlos?—miprimasesonrojóyyo
agradecida por salvarme de inventar lo que nunca había visto. El Vals fuemagnífico,elbrindis,laspalabrasdeAntonioparasuhermanomeconmovieronprofundamente.Senotólomuchoquesequieren,respetabanysobretodoloqueseconocían.Laveladafueincreíble,yaseibanlosnovios,lediunfuerteabrazóamiprima.
—Tedeseolomejordelmundo,nosabeslomuchoquetequiero.—Yolosé,peromevesdébilyporesomeocultasloquetepasa.Tehedado
tiempoparaqueseastúquienmecuente,medatristezaquenometengastantaconfianza—dejéderespirar,nuncaseleescapanada.—¿Dequéhablas?—disimulé,noshablábamosaloído.—Desde tu luna de miel tus ojos lucen muertos—me alejé. Las lágrimas
corríanpormirostroyellatambiénlloraba,meabrazódenuevo.—Prometo escribírtelo o te regalarémi diario, ahí he escrito la verdad—le
dije.—Mariana…—mesoltédesuabrazoyabracéaEduardo.Notuvenecesidad
dehablarleconpalabras.“Hazla feliz,porquenorespondodemí,dondemedigaque lehashecho lo
mismoqueAntonioamí”.“Ygraciasporsalvarmehaceunrato”.—Mariana—me retiróde lamultitudmientrasqueotros sedespedíande la
novia—.Tú…nolotomesamal,perojamáshas…—¿Qué?—Nada.Esperamiregreso,novoysolodelunademiel,sinoaaveriguaruna
vieja leyenda, una que pensamos se había extinguido. Tal vez salve tumatrimonio.—Noseastonto.Yatengoarregladomiviaje.—¿A dónde? —preguntó Antonio a mi espalda. Eduardo me miró y se
encogiódehombros,dejándomeamisolaysinsaberqueresponder.“Tramposo”—dije,sonrióyabrazóasuhermano.—QuenuestroPadrecelestial tebendigayproteja—Antoniolediounbeso
enlafrenteasuhermano.Fueunactotanpaternalyemotivo.—Gracias hermano—fue lo único que se dijeron con palabras, el resto fue
mental,sepusieronfrenteafrenteconsusojoscerrados.Losvipartir,mesentífelizporellos,losenvidié,nosotrosnosquedamosunosminutosmás.FuiyolaquelepidióallordD’Montecarlosquenosretiráramos.—Yaquieroretirarme,mesientomuycansada.—Yono,esperounrecado,¿puedesregalarmeunosveinteminutosmás?—
quisematarlo,respiréprofundoymereuníconmimadre.Antoniohablabaconunoscaballerosyvicuandoleentregaronunanota,me
parecióextraño,medespedídemispadresymissuegros.AlcancéaveraIsabelapor la ventana, cruzaba la calle, ella no fue invitada a la fiesta porque no lemandélainvitación.¿Asíqueesaeralanotaqueélesperaba?,miestómagoserevolvió de pura rabia. Llegué hasta él, hablaba con el alcalde y callaron al
vermellegar.—Cariño,yaestoycansada—ledije.—Claro—sonreía—.Yarecibíloquenecesitaba—claro,lanotadesuamada.
Mi corazón se estremeció, presioné mi crucifijo y escuché su chasquido,necesitaba alentarme y queme permitiera las fuerzas para llegar ami cuarto,mientrasloaferraba,elrostrodeAntonioseentristecióymemiró.Elregresofueencompletosilencio,seescuchabanloscascosdeloscaballos.
A mí me hervía la sangre, me bajé del carruaje, él se metió en el despachomientras yome dirigí a mi cuarto. A los diez minutos escuché el galopar deCapricho—sefue—.Mipechoreventóenllanto,seibaaverconella,esaeralanota, seguro le contará que dentro de poco será libre para que puedan vivirjuntos,volvíallorarcomoelprimerdía.Lamañanasiguientefueundíacomúnycorriente,losojosmedolían.Entréasurecámara,preparélacomidayrecorríla casa. La semana pasó y no vi a Antonio, él llegaba tarde y salía muytemprano.Solonosvimosunpardedías.Unadeesasfueparadarleunjarrónconflores
paraquelodejaraensudespacho,ylaotraporqueélnoencontrabaalgoqueyohabía cambiado de puesto, nome pareció que ese era el lugar apropiado.Asípasólasemanasiguiente.Afortunadamentefaltabandosdíasparaquellegaramiprima y Eduardo, muero por verlos. La reunión en su casa era el 11 denoviembre.
CAPÍTULO22
LaLlegadadeEduardo
HoyregresaEduardoyestasseríanmisúltimashorasconAntonio,meharéaunladoparaqueélseafeliz.Mearreglé,elvestidoeradecolorverdemanzana,cuelloaltoymangalarga,merecogíelcabelloaunlado,dejandoquecayeraengajos —así era mi cabello al natural, lizo hasta los hombros y sus puntasterminaban onduladas—.Realicémis labores, en la tarde era la reunión en lacasademiprima.EntréenlahabitacióndeAntonioysucamaseguíaarreglada—¿no durmió en casa? —. Se me revolvió el estómago, el siempre venía adormir,¿sehabráquedadoconella?,misentrañasseestremecieronymelimpiélas lágrimas que salieron. Me encerré en la habitación, el dolor se fueconvirtiendoenrabia—¡¿Nopodíaaguantaraquemefueraparaquedarseconesamujerzuelaenquiensabeendónde?!Noséhastacuandoseguiréllorandosudesprecio,enloprofundodemiserhe
mantenidounaleveesperanza...Clementinaentróconlabandejadeldesayuno.—Buenosdíasseñorita.—Hola—saludécondolor,ellasepercató—.Elseñornohallegadoadormir,
¿cierto?—semequebrólavoz.—No.Peroesnormalenciertasfechas—hizounapausa—.Porsutrabajo.—¡NosoytaningenuaClementina!—grité—.Cuandounhombrenoamanece
ensucasaesporque….yanovinealcaso.—Nopiensecosasquenosonniña.—Yanoimporta—volvíamirarla—.Sabes,teextrañaréahoraquemevaya.—¿Cómo?—Mevoy esta noche, saldré de la vida deAntonio para que pueda hacer su
vidaconIsabela—Clementinabajósumirada,ocultandoelllanto,deesacasalaúnicaquemeapreciabaeraella,seretiróensilencio.Nosalídelcuartoentodalamañana,saquéelbaúlycomencéaguardarmisvestidosmásrecatados.Mevoyaun convento, me refugio por un tiempo y si sentía el llamado iniciaría mipreparaciónparaserreligiosa.Asímehabíanotificadolahermanasuperioradelaorden religiosa en la queme congregaré.Guardémis batas de dormir,mi ropaíntima,calcetinesytodoloquequeríallevarme.Agradecí a Dios que él no estaba y que su amante vivía a kilómetros de
distancia.¡Eraelcolmo!,élsabequemevoyynotuvoladelicadezadeesperara
queesopasara.¡Quédescaradoes,esunfalso,ruin,desalmadoehipócrita!Mientras discutía conmigo misma y recogí mis pertenencias. Dejé en el
armario la bata que mi madre confeccionó para la feliz noche de bodas quenuncallego,esadefinitivamenteesparaquemar—soloesperoquemiprimasihaya disfrutado—. Guardé en otro baúl varios vestidos que se los daría aClementina para donarlos. Se pasó la mañana. También había gestionado elretirodeunapartedemidinero,conesoerasuficienteparacomenzarunanuevavidaencualquierparte.Desocupéloscajonesdeltocador,lasprendaslasguardéenuncofrepequeñoparamandárselasamimadreconunapequeñacartaqueleharíapidiéndoleperdón.Saquéeldiario,selodejaréaManuelayesperoquemecomprenda, a ella también le haré una carta, es a la única a la que le daré ladirecciónendondeestaré,paraquemeescribadevezencuandoydevolvieraeldiario.HablaréconClementinaparaquelesentreguelascartasamispadresyami
primaconeldiarioelpróximolunes,eltiemposuficienteparaponerdistancia.Bajéelbaúldelacama,pesabamucho,despuésdelareuniónmeiría,hoysalgoencarruajehasta llegara laciudadymañanaaprimerahorasaleelbarcocondestinoaEspaña.Miréelreloj,yaeralaunadelatarde—¿esqueelseñornopiensaasistirala
reunión de su hermano?—sentímás rabia. Salí.Había dadomi promesa, iríasolaahablarconsuhermano,regresaríaymelargaríadesuvida.—¡Clementina!—grité.—Aquíestoy—suvozsonóamiespalda,limpiabalasala.—Sielseñorsedignaallegardígalequeyamefuialacasadesuhermano.—¿Letraigoagua?,esmejorquesecalmeseñorita,no leconvienealterarse
deesamanera.—¡TengorabiaClementina!—respondíconlosdientesapretados.—Ya regreso. No me tardo, espéreme—se guardó el trapo que tenía en el
bolsillodeldelantal.Nosedemoró,toméunpardesorboscuandoAntonioentróalacasa,estabamuysucio.—Disculpalademorasemepresentóuninconveniente.—No te pido explicaciones. ¡Haz lo que se te dé la gana!—grité—. ¡No te
demores!—lomirécontalodio,parezcodesquiciadaporloscelos,tengoganasdedarleunpardecachetadas.Me miró sorprendido, su manera de mirarme se fue transformando en un
témpanodehielo,esequenoleveíadesdehacetiempo.Nosdesafiábamos,noledemostrétemor,seretiróybajóalospocosminutosvestidoconsutradicional
pantalón negro y camisa de seda blanca, tenía un látigo en su cintura y susfacciones transformadasen iray sumiradaera severae inexpresiva.Dimediavueltaymedirigíalcarruaje,élnosesubióamilado,sefueensucaballo.—Tomás yo los sigo —era un nuevo empleado que entrenaba Martín, un
joven de unos 15 años. Una pequeña punzada se agudizómás en mi interiorcuando lo escuchéhablar, yani siquiera quiere estar cercademí, los ojosmepicaron.—Lloramástarde,noledeselgustoMariana—meanimé.En la entradami prima recibía a los invitados en la puerta, sevehermosa, el
matrimoniolesentómuybien,surostroirradiabafelicidad.Miesposomeofreciósumano,peronoseladi.—No quiero que me toquen tus sucias manos de hombre infiel —si las
miradasmataran,desegurohubiesequedadoaniquilada.—Hastaqueporfinsaleloqueeres—respondióconhermetismo.—Tal vez. Pero soymuchomejor que tú—dije entre dientes—. No te me
acerques, porque apestas—quedóde pie al bordedel carruaje,medirigí amiprima.Habíapocosinvitados,enlosqueseencontrabalaestúpidadeIsabela.Lamuytontasemeacercó,Antoniosepusoamiespalda.—Mariana,quelindaparejahacen—desgraciadahipócrita.Casiabromiboca
deloperplejaquequedé.—Nomeinteresaloqueteparezca, limítateamantenerte lejos—lafulminé
conlamirada.—¡Mariana! —exclamó mi prima sorprendida por mi comportamiento. La
miréylaabracéconfuerza.—Qué alegría verte —cambié la expresión de mi rostro y sonreí al verla.
Isabelamiróasualrededorparaverquienhabíapresenciadoeldesaire,miróasu amante y seme revolvieron las entrañas de nuevo, seguí sonriéndole amiprima.—¿Quiereshablar?—mepercatédelbrilloensusojos.MiróaAntonioylo
saludó.—¿Cómolesfueenlalunademiel?—lepreguntómuycaballerosamente,con
unahermosasonrisa.Tengotantoenojo,sinomehabríaderretidoanteesabellaexpresión.—Maravilloso—lerespondió.—Mealegro,¿dóndeestáEduardo?—preguntó.—Salióhaceunsegundo,medijoqueloesperenustedesdos,sobretodo.—Yo no tengo tiempoManuela—Antoniomemiró fríamente.Mi primame
tomódelamanoysalimosacaminaraljardín.—¿Volvisteapelearte?—mepreguntó.—No,anoche…lanochelapasóporfueraysiestoymolesta,muymolesta—
debía seguir con la falsa hasta lo último. Conozco a mi prima y sé que sedesmayaríasilecontaba.Eramejorqueloleyerademidiario.—Esoesporsutrabajo,Eduardomedijoqueseríacomún.Porsucondición
—memiró—.¿Porquénomelodijiste?—¿Decirtequé?—meencogídehombros.—El maravilloso sacrificio que debieron hacer por nosotras —arrugué mi
frente,queríapreguntarlemás,perollegómiesposo.Metomódelacinturaymiprimacalló.—Vamos a integrarnos—dijo, yo le quité lamanodemi cintura, noquería
quemetocaradespuésdehaberpasadolanocheconella.Las horas pasaban, era las cuatro de la tarde y Manuela comenzó a
preocuparseporlaausenciadeEduardoynosabíaquedecirlesalosinvitados.Pormi parte quería irme, desesperada, seme hacía tarde para irme, hoy debollegaraParis,mañanacompraréelboleto.Antonio seausentóhacemásdemediahora,no loveoen la reuniónde los
hombres,miréal lugardelasmujeressolterasynovia laestúpidadeIsabela,aunqueaellanolahabíavistodesdequemelaencontréenlaentradadelacasa—esto es increíble, ¿se ven enmi presencia?—.Salí a buscarlos y sime losencuentrojuroarrastrarlaporlahacienda.Mispadresllegaron,losabracénoporverlos,sinoporqueseríalaúltimavezquelosveríayquiensabehastacuándo.—¿Tepasaalgohija?—suintuicióndemadrenuncalefalla.—Nada,losquiero—dije—.VoyabuscaraAntonio.Dejé amis padres entrando a la casa y vi como abrazaban aManuela, me
dirigíaljardín,ymedetuvealverqueélsalíadeunadelascaballerizasoquiénsabequécuartoeraese.Miródeunladoaotroysedirigióalapartetraseradelacasa.MequedéahíparaversisalíaIsabela,peronosalió.Alomejorsalióantes,me dirigí a las caballerizas y vi a Capricho, lo acaricié, se alegró ante micontacto.—Hola—saludé—.Noeresuncaballonormal¿cierto?,¿quéeres?—eratan
fuerte,sumelenalisayblanca,meacerquéypusemicabezafrentealasuya.Enese instante me entraron ganas de llorar—. Sácame de aquí Capricho —lesusurréaloído.Elprofirióun relinchoafirmandoconsugrandecabeza,no lopensé.HabíaesperadoaEduardo,cumplímipalabra,memontéenelcaballoylesusurré.
—Sácamesinquenadiesedécuentaporfavor,llévamealacasadeAntonio.El caballo sagazmente se fuepor el linderode la finca, tomamos el camino
largo,peronadiesepercataría,erademasiadoastuto.Salimoscercadelastierrasdemispadresycomenzóagaloparmásrápido,parecíaquenotocabaelsuelo,en otras circunstancias habría disfrutado del viento rozandomi rostro, parecíaque volábamos. Llegué muy rápido, me tomó menos de media hora. En lascaballerizas, Martín dejó caer el balde de sus manos al verme llegar. Sesorprendió.—Imposible—exclamó.—¡Qué!—Señorita,estecaballosolosedejamontardelseñor—dijoaunsorprendido
—.Demísolosedejaalimentaryquitarlelasillaoponérsela.—Élyyosomosamigos—acariciélamelenadelcaballoyélrelinchóafirmando
lo que había dicho—.Me lo cuidas, protégemelo por favor—le dije al caballo.Martínfrunciósuscejas.—Martínpreparauncarruaje—uniómássuscejas.—¿Paradóndeseva?—bajólamirada,apenadoporlaimprudencia.—MevoydelavidadelordAntonio—semeformóunnudoenlagarganta.—Yolallevo.—No,soloayúdameconlosbaúlesquedejéenmihabitación.—¿Porquénoesperaalseñor?—¡Porquenoquieroverlo!—legrité.Me di la vuelta y acaricié a Capricho una vezmás para luego dirigirme al
interior de la casa, pronto anochecerá. Tomé papel y pluma para escribir losnombresdemimadreyeldemiprimaledaréinstrucciónaClementina,séqueentregarálospaquetescorrectos—debenserlasseisdelatarde—toméeldiarioybajéaentregarleylaencontréllorandoenlacocina,mepartióelcorazónverlaasí.—¿Porquélloras?—meapresuréaconsolarla.—Esmuyinjustalavida,nosevayaniña,porloquemásquiera.—Clementina…—le acuné el rostro, era una hermosa negra de cuarenta y
tantosaños—.Porloquemásamoesquemevoy,sabesquemematasuodio,eslomejor.Prometoescribirte,telojuro,jamásmeolvidarédeti.—Yaestáelbaúlenelcarruajeseñorita—dijoMartínentrandoa lacocina,
Clementinallorómásfuerte,ocasionadounfuertenudoenmigarganta.ToméelpaqueteyleexpliquéqueselosdebíaentregaramiprimaManuela.Tambiénleexpliquéloquedebíahacerconlosbaúlesaregalarqueyaestabanenlacocina.
Le di un beso en la frente, llegué al carruaje, comenzó a llover, el frío fueaumentando,prontollegaráelinvierno.Elclimaestágenerandounaespeciedeconexiónconmigo,alsubirmeacordédelbaúlpequeño,nolediinstruccionesaMartínparaquelobajara.Bajédelcarruajeapresuradamente.Corrí,nopudeentrarporlacocina,Clementinahabíacerradopordentro,me
dirigía lapuertaprincipal, lasvelas iluminabantodalacasa—.Querápidolasencendió—al entrarme encontré de frente conAntonio, bajaba corriendo lasescaleras.Unlevebrillodealegríacruzóporsusojos.Nosdetuvimosenseco,mirándonos,noledijenada,comencéasubirlasescalerasyélmellamó.—Mariana…—¡Ya me largo de tu vida!, vívela como se te antojé, al menos hubieses
esperadoalaanulacióndelmatrimonio—comencéadecir,teníatantarabiaquemeenvenenabasola.Almenosteníaderechoadesahogarme.—¿Dequéhablas?—dijosorprendido.Esomeofendióaúnmás.—¡Ah,queyapuedeshacercontuamanteloquesetedélagana!—grité.Me
di lavueltaparabuscar loquehabíaolvidado.Peronecesitabaalmenossaber¿por qué se había casado conmigo si amaba a otra?Memoví dos escalones.Cuandolomirésuactitudfuedeconfusión—.Dime¿porquétecasasteconmigosiamabasaotra?—¿Qué idiotezestásdiciendo?—eso terminóporsacarmásdemiscasillas,
meubiquéfrenteaél.—¡¿Tieneseldescarodenegarlo?!—grité—.¡Ereslomásruinehipócritaque
heconocidoenmivida!—lostruenoscomenzaronacaercomolaotranoche.Élsealejóunpocoysurostroseconvirtióenunpedazodeacero.—Eso…sigue,sacaloquetienespordentro.—¡Yametienescansadaconelcuentodequesoyunabrujaendemoniada!—
respondí apretando los dientes—. No limpies conmigo tus bajezas, eldeshonesto,mentirosoyfalsoaquíerestú—semeacercó.—Novuelvasallamarmeasímujerzuela,lasuciaerestú.Lediunafuertecachetada,mearrepentídehaberlepegado,élaferrósumano
asulátigo.—Saca al maldito demonio que llevas Mariana para así no tener
remordimientodematarte.Hasta ahí llegó mi rabia, los truenos cesaron abruptamente, la lluvia siguió
cayendofuerte,mirespiraciónsecortóporunossegundos,comencéabalbucearylaslágrimassalieron.Noeraposible—¿élqueríamatarme?—.Terminédebajarlas escaleras lo más despacio que me permitieron mis movimientos, mi mano
presionabamipechodestruidounavezmás.Mialma luchabaconmipielparaqueladejarasalir,nopodíasoportarunapalabramásdedesprecio.Semeacercó,yoalcélamanoparaquenolodijera,eramejorquesecallara.—NomedigasmásnadaAntonio…ya…yano…Nosoportoundesprecio
más—dijebalbuceando.—Dejaelteatro—saquéfuerzasdenosédóndeparaenfrentarlo.—¿Que tehehechoparaquemeodiesde estamanera? ¡Dímelo!Por favor
¡dime qué fue lo que te hice!—grité—. ¡¿Por qué me odias?!, ¡¿Por qué tecasaste conmigo?! amas a otra. ¿Por qué?—No lo veía bien. El llantome loimpedía.—Que patética eres—volví a pegarle otra bofetada, esta vez pensé queme
pegaría,aferrósuspuños,apartélamirada,sentísusojosenmirostro,surabiahaciamí,peronoalzóunsolodedoenmicontra.—¡Maldición!—gritó.Seretiróyledioungolpealabarandadelasescaleraspartiéndola,sedirigió
asudespacho,cerrólapuertadeungolpetanfuertequehizovibrarlacasa,laspiernasmefallaron,caíderodillas—élquierematarme—.¿Cómoleexplicabaamiser loqueacababadeescuchar?¿Cómopodíaamar loquemehacedaño?,¿quéclasedeamoreséste?,¿porquénopuedoodiarlo?,¿quéaberraciónteníacon su cuerpo, su rostro y su alma?, ¿por qué lo amaba tanto si él quierematarme?¿quéclasedeamorenfermoeseste?—quéhagoaquí,saldeestacasaMariana, concluí. Quería estar con mi madre, abrazarla y refugiarme en susbrazos, deseaba que me arrullara. Me levanté inconscientemente y salí de lacasa,comencéacorrerendirecciónalpueblo,laoscuridaderaabsoluta,sehanformadocharcosgrandesdelodoporcausadeltorrenteaguacero,queríacorrerycorrer,queríaalejarmedesuvida,desucasa,queríamorirmeliteralmente.
CAPÍTULO23
LaGranRevelación
No sé cuánto corrí, y por la oscuridadme salí del camino, tropezaba con lasraíces de los árboles y me pegaba con las ramas. No veía muy bien y no meinteresaba,eramásgrandeeldolor,¿quería matarme?La lluvia seguía cayendo,mehecaídoenunpardecharcoshelados,esohizoquemermaraelritmo.Eldolorsefuetransformandoenmiedo,medetuveyanalicémisituaciónysihabíaárbolesesporque…—“Estoyenelbosquequeletengomiedo”—elpánicoseapoderódemíylasumademispesadillasllegaronaatormentarme.Recordéqueencadaunodemissueñoscorríasola,comencéacorrerdenuevotanteandoparanopegarmeconlasramasdelosárboles.Unademismangasseenredóenunarama,tratédeforcejearsin lograrsoltarme.Escuché rugidos—¿animales?—nopodíazafarmeasí que arranqué la manga desde la costura del hombro dejando mi brazo aldescubierto.Elaguacaíacomoalfilereshelados,quecalabanhastamisentrañas,emprendí de nuevo el camino para salir de ese lugar, no sabía en qué parte delbosquemeencontraba,nomeubicabasidebíacorreralnorteoalsur,alesteoaloeste, no hay luna para iluminar un poco el oscuro bosque, sentí que meobservaban —“Es tu mente Mariana, no pasa nada”—. Comencé a darmeanimarmesinobtenerresultado,algomásoscuroquelanochesematerializófrenteamí,dejándomepetrificada.Unosojosinyectadosdesangresehicieronnotar,micuerpotemblóynologrémoverniunsolodedo.—Porfinsalesdeesajaulamidiosa—eralavozterroríficademispesadillas,
nopuderespirar,estonopodíasercierto,laslágrimassalieron,liberandoenmí,unsinnúmerosdegritos,esasombraselanzósobremí.—¡Nometoques!—grité,logréreaccionar,dimediavueltayempecéacorrer,
sentí unas enormespatas enmi espalda, algomehizo caer al pantanoso sueloocasionándomeunfuertegolpecontraeltroncodeunárbol,elimpactodesgarróunapartedemipiel,meardíaelrostro.Escuchéunfuertegolpeamisespaldasyunaullidodedolor.—Torpe…noolvidesquienesella,seráladiosadelseñor—supequenose
referíanalSeñorde loscielos, se referíaal señorde las tinieblas.Me toqué lacara,medolíacomosimehubiesepuestounhierocaliente,supequesangrabapor la tibieza del líquido que recorrió mi cuello. Escuchaba risas, presenciasmalignas y tenebrosas amí alrededor, muchos seresmalos que querían hacer
algoconmigo.Lamisteriosasombrasetransformóenunhombredeojosrojos,semeacercó.Seguíaenelpiso,micorazóndesenfrenadoylosvellosdemipielseerizaron—noera lamismasensaciónque teníaal tenercercaaAntonio—.Estaeraderepugnancia,sudedocomenzóatocarmelaespalda.—Eresunaricura,tusangreseríaunmanjarenmiboca,peronodebotocarte,
mañanaeselgrandía.Cerrémisojosymeaferréalmedallón, escuchéel sutil ruidoqueemitía al
presionarlo,nopodíahacernadamásqueesperarmimuerte,susurré.“Antoniote amo”. La presencia que tenía en mi espalda se alejó, mis oídos captaronmovimiento cerca, seguía tirada en el fangoso suelo, los sonidos erasabrumadores.Alabrir losojos, elbosqueestaba iluminado,aldarme lavueltaquedésorprendida.Habíaunhombrealtocongigantesalasdesplegadasdesdesuespalda, luchaba con un gran número de bestias, demonios y engendros tanblancoscomolanieveconlosojosrojos.Eraelángeldemissueños…pero…eseángel…era…¿esAntonio?Caminaba en círculos para combatir a su enemigo, en ocasiones con dos
contrincantes al tiempo. Era muy ágil y sagaz, manejaba con destreza lasespadas,quesetrasformabanendagasoestacadeacuerdoaloquenecesitara,las estacas que parecen demadera y se las clavaba a los de ojos rojos, a lasbestias losmatabaconlasdagas,quedabandisecadosalcontactodelarmaqueempuñaba. Era un bárbaro peleando, parecía la reencarnación de Hércules,Aquilesydetodoslosdiosesdelamitologíagriegaquetantomegustaleer,élsolo se enfrentó amásdeunadecenade adversarios.Susojos eranplateados,duros como el acero, de él emanaba una energía diferente.Los ojos del ángeleraninsensibles,intocable,emanabavibracionesdeenergíapura…dabanmiedo.No se descuidó, siempre se mantuvo atento, mientras que sus contrincantesquedabandescabezados,desmembrados,disecados,partidosendos.Algograndeyferozsemeacercóporlaespalda,lapielsemeerizó,quisegritarleaAntonio,peromequedésinpalabras.Loqueteníadetrásyquenomeatrevíamirar,eraenviadodesdeelmismoinfierno.Elhombredelosojosrojossonreía,mientrasque mi ángel aniquilaba al último de sus enemigos, al terminar el engendrocomenzóaaplaudir.—Tambiénpuedesmatarmeamí,peroyaestarde.Ellaserállevadaasureino.—Nomientrasyoviva—lerespondióAntonio,conunavoztanferozcomola
respiracióndelabestiaqueteníaamiespalda.—¿Yquévasahacer?—elsarcasmodelhombreblancoloenfurecióaúnmás.—Matarteati—miróamidirección—.Yluegomataraesabestia—larisa
delhombrehizoecoenelbosque.Loqueestádetrásdemíesunabestia,estodebeserunamentira,nadadeestoesreal,esunamásdemispesadillas.—Quéilusoeres.¡Sinotuvierasesasalastehabríasdadocuenta!—elhombre
gritaba—.Graciasporno tocarla—dijo,Antonio frunció lascejas—.Eres tansantocomo túmalditoDios—yvolvióa reír,el seraladoaferrabasu látigoyésteseencendiócomofuegoardiente.—¿Aquéterefieres?—preguntóelángel.—Nolatocaste,aúnsiguevirgenypura.Teadmiro—memiróconlujuria—.
Yotengounosminutosasuladoydespertóenmíeldeseodeposeerla,peroelladebeserpuraparamiseñor—micuerpotemblababajolalluvia.¿Dequéhablan?—.EltrabajodeLuxmodffueimpecable,aunquelomatasteclaro,perologrósucometido.Hacerte odiarla, esa era sumisión, evitar que la tocaras, ahora ya estarde.Ella…yaesnuestra.Unfuerterugidoamiespaldamecongelólasentrañas,Antoniomemiró,agitó
su látigo de fuego azul y comenzó su lucha a muerte con ese endemoniadohombre.Labestiametomóconsubocapordetráshaciéndomelanzarunchillidodemiedoypavor.Teníaenormescuernosenroscadoscomouncaracol,sucaraeragiganteencomparaciónasucuerpo,sualientoerarepulsivo,olíaapodridoysusojoserandosbolasdefuegorojo.Corríamuyrápido,penséquevolábamos,nomepodíazafardesusdientes,aunquenomemaltrataba,presionabalosuficientepara no dejarme caer. La infernal bestia dio una voltereta cayendo de espaldasoltándomedesumalolienteboca.Quedétiradaenunpradoysentíeldolorenelbrazo,unaramarasgómipiel.
Gritédedolor,Antoniohabíagolpeadoalabestiaqueselevantóparaenfrentarloylogrópegarle,mialmaseestremecióanteeldolorquesintióalcaer,estábamosconectados,debióquebrárseleunhuesoporelimpactorecibidocontraunárbol.Quería ayudarlo,no reaccionédeninguna forma,mimentecolapsó, registrabacadamovimientodelosluchadores.Elángelselevantó,quedóinmóvilporunossegundos,luegomoviósucabezadeunladoalotrocomoconfirmandoquenosefracturóningúnhueso.Tomósulátigoycomenzóunaverdaderaguerracampal,labestia lanzaba fuegorojoporsuboca,mientraselángel tomósu látigoy logirótanrápidocreandounescudoqueemitíaunfuegoazultanhermoso.Lasdosllamas seenfrentabanyel ángelporpoco legana lapartidaa labestiaque seretiróparacomenzardenuevolalucha.Antoniosacósuespadayunaullidoseescuchódelabestia,nologróderribarlo.Volvióaenfrentarselaguerradefuegoydeunmomentoaotroellátigoseenroscóenelcuellodelanimal,haciéndologemirterroríficamente,sucuerposefueencendiendoconelfuegoazuladoylo
convirtióencenizastanrápidoquenopuederegistrarloenmimente,soloquelabestiadesapareció.—¡Púdreteporelfuegodivinobestiadelinfierno!—dijoAntonio.El animal se había desintegrando hasta convertirse en polvo. El látigo se
enroscó mágicamente en su cintura. Me miró, estaba agitado y recordé suspalabras—“conviérteteenloqueeresparanotenerremordimientodematarte”—elmiedovolvióamí.Élcreequeyosoypartedeesto,seacercó,peroyotemíquemematara, logrémoverme retrocediendo arrastrándomede espalda por elsuelo.—NomematesAntonio—logrédecir.Sedetuvo,susojosdejaronesecolor
plateadoyvolvieronahacerlosmismosdesiempre.Laluzfuedisminuyendoysusalasdesaparecierondejándonosenlaabsolutaoscuridad.—Mariana…—¡Nomemates!—volvíadecir.Melevantéparacomenzaracorrer,peromis
piesnotocaronelsuelo.Mehabíaimpulsadosinsaberalvacío,loescuchégritarminombre.—¡Marianaaaa!Yodescendía,eramifin.Cerrémisojosyesperarel impactocontraelsuelo.
Unos brazos me cogieron por la cintura haciéndome girar y pegándome a supecho, sin pensarlo me aferré a él, mi instinto de supervivencia surgió en eseinstante.Dejédedescender,ahorasubíayenunsegundoquedéquieta,mepusoenelsueloynoseseparódemí,meabrazaba.—Tegolpearon—suvozfueunlamento.Uncálidocalor recorriómi rostro,haciendoqueelardorseevaporara, sentí
como si miles de punzadas que no dolían se concentraban en la parte dondehabíarecibidoelnefastogolpe,luegoesamismasensaciónllegóamibrazo.Yoaúnteníalosojoscerrados,tratandodeentenderloquehabíapasado,meabrazófuertemente contra su cuerpo y comenzó a besarme la frente las mejillas enrepetidasocasiones—¡reaccionaMariana!—medije. ¿Porqué secomportaasísiyonoleimporto?—¡Quítatelo!—volvíadecirme.Logrézafarmeyabrímisojos…estábamosalfrentedelacasa¿Cómohabíamosllegadotanrápido?—Mariana…—susurró.—No…no…—nopodíahablar,teníamimentecolapsadadetantascosasqué
nosabíadesuexistencia,logréordenarunpocomisideas—.¿Quéeres?,¿quéeranesascosasrarasqueestabanenelbosque?,¿porquémequierenamí?—intentóacercarse,peromealejé—.¿Porquémesalvastesimeodias?—sedetuvoapenashiceesapregunta,surostrosecontrajoenundolorprofundo—.¡Dime!—grité—.
Porfavordime loquepasa,yoyanopuedomásconesto.Dimela razónde tusdesprecios cuando yo solo te he amado Antonio —las lágrimas brotaronconfundiéndoseconlalluviafuertequeaúncaía—.¡Esquenotedascuenta!—laspalabras comenzaron a salir solas—. Eres tan ciego para no darte cuenta de lomuchoqueteamo,memuerodecelosporquetúamasaotraynoamí.Yanotengovida,mipechoestádesgarradoportusdesaires,cadadespreciotuyohacequemialmasangre—lomiré.Seguíainmóvilmirándome—.TeníasrazónAntonio,¡no!,LordAntonio,teníasrazóncuandomedijistequenomealcanzaríaelcuerpoparaalbergarelamorque llegaríaasentirpor ti,yescierto…Yanomecabe,aquíadentro—metoquéelcorazón—.Loquesientoporti—élintentóhablar,perolocalléconlamano—.¡No…nomedigasunsolodespreciomás!, te juroquememataríasylaverdadesqueyanoaguanto,mialmameduele—susurré,mellevélamanoalaboca—.¿Porquénodejastequememataranesasbestias?o¡Porquénodejastequememataraeneseabismo!—grité,parecíaconfundido,tancontrariadoigual omás que yo, seguí desahogándome, necesita liberarmi alma—. En estemomentonomeestaríadoliendoelpechocomomedueleahora,enestemomentoestaríatranquilaenalgunapartedelaotravidasindoloralguno.¿Porquéerestanegoísta?,¿Porquénodejastequememuriera?Alfinyalcabo,yaestoymuertaenvida—nodijonada.Continuéllorando,balbuceando,micuerpotemblabaacausadelfrío,mientrasqueélseguíainmóvil—.¿Novasadecirmenada?—melimpiélanarizconlamano.Mepercatédemiestadoymiropaestabaembarradayelvestidorasgado.Corríalinteriordelacasa,escurriendoagua.Clementinaobservabaalpiedelasescaleras,nodijenadayellatampoco.Subícorriendo,entréenlahabitaciónymedirigíalbaño,comencéaquitarmelaropa,memetíenla tina,elaguafríaigualquelalluvia,esonoimportó,mequitéelfangodelcabello,queríaquitarmeelolordeesabestia.Cuando terminé, toméunamanta del armario, abrí la otra puerta y busqué a
ciegasmisbatasdedormir,temblabaincontrolablemente,elfríoloteníahastaenloshuesos.Noencontrénada.Maldijealrecordarqueguardémispertenecíasenelbaúlqueestáenlascaballerizas—suspiré—.Tomélabataquehizomimadre,era la única en el armario. Busqué ropa interior y no había nada. Tomé doscolchasenlapartesuperiorparaarroparmebien,teníamuchofrío.Salídelcuartodebaño,lancélascobijasendirecciónalacama,meacerquéalamesayencendílaprimeravela,mismanostemblaban,latoméyencendítodaslasquehabíaenmihabitación,noqueríaestaraoscuras,noestanoche.Entréalcuartodebañoabuscarmimedallón,melohabíaquitadoparabañarme,melopusedejándoloporfuera.Meacerquéaltocadorycomoloscandelabrosiluminabanlaestanciapude
darme cuenta quemi cara no tenía absolutamente nada—podría jurar quemehabíacortadoelrostroyquemesangrabaigualquemibrazo—Antoniopusosusmanosenmirostro.ÉleraunÁngelymecuró,mirélamujerdelabataatrevida,eraunpequeñovestidodesedayveloblancoceñidoalcuerpo,hastalamitaddemis muslos, de la espalda salían dos capas de velo que me llegaba hasta lostobillosyloquelasosteníaeradosdelgadastiras,quesepodíansoltarfácilmente—¿mi madre se pone una de estas para que mi padre la vea? —alejé esepensamientodemimenteytoméelpeineparadesenredarmeelcabello,casinoterminoesaproeza,lasmanoslasteníadormidas.Despuésdetenerlodesenredadome metí en la cama, ya no podía aguantar más y necesitaba entrar en calor.Titiritaba,aunquemehabíapuestodoscolchasmás.Tocaronalapuerta—¡québienClementina!,lepediréalgodetomarparaquemishuesossecalienten.—PasaClementina—dije—.Nomeapagues lasvelas…—mequedémuda.
No era la ama de llaves quien se quedó en la puerta por unos segundos, eraAntonio,éltambiénsehabíacambiado,suspiréconsoloverlo,esbellísimo.Mesubílassábanashastaelcuello.Desdelanochequemedesmayénoentrabaenestahabitaciónyprecisolohacehoyquetengolaatrevidabata.—NosoyClementina—sumiradaeradiferente,susojosmemiraroncontristeza
—.¿Puedopasar?—afirméconunlevemovimiento.Cerrólapuertaasuespalda,traía en sumanomi…. ¿diario?, pero ¿él que hace conmi diario? ¡Clementina!,recordéqueselohabíadadoparaqueseloentregaraamiprima.—¿Quéhacesconmidiario?—lepreguntéavergonzada,siéllohaleído…—Clementinameobligóa leeralgunaspáginas—sumiradaera tannostálgica
—.Teníamiedodeleerlo,sabes—tomóunasillaylapusoalladodelacama—.Penséqueencontraríamuchosnombresdehombresyentodaslashojas,perosoloestáelmío—memiró,laslágrimasamenazabanconvolverahumedecermirostro—.Nomerezcoquemeamestanto,nocuandotehehechotantodaño—dijoenunsusurro—.Síquedesconocesmuchascosas,estas,ajenaaloquetepasóhoy,yamedicuenta,nosabesnadadeloqueeresymerecessaberquépasacontigo.Peroantesquierorespondertealgunasdelaspreguntasquetantotehacesentudiario—lomiraba,porfinibaadecirmelarazóndesuodio—.NoteodioMariana,nohepodido, he tratado con mis fuerzas, soloque no logré hacerlo —suspiró—.TampocotengonadaconIsabela,nosédedóndesacasteesaideaabsurdaynofuementiraloquesentíaportiantesdelaboda,porqueaúnlosigosintiendootalvezmásintenso.—¿NoestásenamoradodeIsabela?—sonriólevemente.—No.No…¿dedóndeinventasteesacalumnia?,simeenamorédeunamujer
prohibida—elestómagosemerevolvióylaslágrimassalieronunatrasotra.Almenosmeloestáconfesando.—¿Porquécambiastesinoeramentiraloquemehicistecreer?—Para responderte esa pregunta debo comenzar desde el día en que fuiste
concebida.
CAPÍTULO24
ElRelatodeAntonio
Me arropé de los pies al cuello, acurrucada en posición fetal para ver sientrabaencalor,perofueimposible,memirabamaravillado,nosabíapordóndeempezarloquevinoadecirme.Sevetanlindosentadoconsusbrazoscruzados,esmuy propio, su postura de hombreme hace suspirar constantemente, comoquisierapoderperderlacabezaydejarmellevarporloquesiento.—Estoylistaparaescucharporquémehastratadomal—loanimé.—No sé por dónde empezar. Créeme, ahora no tengo claro nada, he sido
injusto —sus cejas se unieron—. No me interrumpas, al terminar puedespreguntarmeloquequieras.—Deacuerdo—susurré,suspiróprofundo.—Tus padres tenían quince años de casados y no habían podido concebir
hijos,esoparecíamataralaseñoraMatildeyesainformaciónresultósercierta,locomprobélatardemientrasbordabaselvestidodenoviadeManuela,poresome enojé, estaba cediendo a mis sentimientos y esa confirmación fue unrecordatorio de que debía cumplir conmi deber y ese era destruir tu vida.Túeresunpeligro,aunquenolosepas—noentiendonada—.VivianenInglaterra,tupadremanteníaasufamiliaespañolaalejadayelmotivodeesadecisióneraporque su única hermana era una brujamalévola, unamujer consagrada a lasartesoscuras.SabesloqueelseñorGranadospiensaalrespectosobreesetema,leteníaprohibidoasuesposaquehablaran.Perotumadreensuafándeconcebirunhijolacontactóaescondidasdetupadreyseescribieronunpardecartas,esaprueba las tengo enmi poder, si lo deseas puedes leerlas—abrímis ojos, esapartedelahistoriafamiliarnolaconocía.Cambiódepostura,ahorasusbrazosseapoyabanensuspiernas,inclinándoseunpocomásalacama—.Ellasnoseconocíanfísicamenteloquededucimosalleerlascartas.TambiénesnotorioeldesesperodelaseñoraGranados,ella lepreguntabasipodíahacerquepudieraquedarembarazada.Tutíalerespondióquesí,queviajaríaconlaintencióndeayudarlaaqueconcibieraunaniña.Enlasegundacartatumadredioaentenderquenoleimportabasieraniñooniña,sudeseoeradarleunhijoasuesposoquetanto amaba, acordaronun lugar—mi corazónpalpitabamás rápido amedidaqueavanzabalanarracióndeAntonio.—Debieronreunirseenalgúnmomento.LaseñoraMatildefueengañadapor
partedetutía,ellanosupoquetomaronsuvientreyloprepararonparaqueunavezfuerafecundadoporlasemilladetupadresecrearaalamujerqueledaríaunhijoalmalpuro—abrímisojosyahoranosabíasimistembloreseranporelfríoopor loque escuchaba—.SiMariana, estoyhablandode esa entidadquequierearrebatarleeluniversoalDiosnuestroytodoloquedicelabibliaytantoslibrossagradossobreelfindelmundoescierto—suspiró—.Enalgúnmomentoelmundo llegará a su fin—se sumergió en sus propios pensamientos y luegocontinuó—.Tutíalogródejarsuvientreaptoparaserfecundada.Yasísucedió—sumirada me dio tanta tristeza—. La felicidad llegó a tu familia y en esetiempoatupadrelesalieronalgunosnegociosenFrancia,sevinieronaviviraestepaísyaquínaciste…Marianayaviste loquesoy,cazodemonios,bestiasinfernalesyunosquinceañosatrásnosenteramosdelosplanesdelmal,sabesquemihermanopuedeleerlamentealaspersonasconsoloverlasyyopuedoescuchar lo que él escucha, siempre y cuando yo tenga los ojos plateados yclaro… siempre que él lo permita. Esa vez nos enfrentamos a un hechicero yresultó que era íntimo de tu tía, Eduardo descubrió sus planes que se habíanpuestoenmarchahaceuntiempo.Enesosdíasanuestraordenllegóunacartadeun colaborador, donde nos decía que había unamujermalvada y dichamujerresultóserlamismaqueconocióEduardoenelpensamientodeesehechicero—¿Cómopuedoestarvinculadaaesahistoria?—Losplanesdelmaldieronsus frutos, laniñaquesería lamujerdeLucifer
tendríamásomenostresañosdevida,peronosabíamossuparadero.Laniñaquealconvertirseenmujerllevaríaensuvientreelfrutodelmalpuro,secumpliríantodaslasadvertenciasdelaBiblia,seríaelfindelanaturalezayporlotantodelamismavidaen la tierra,caminaríaentrenosotrosalquese leconocerácomoelanticristo.Teníamos tiempoparaencontrarla, sesuponequeel ritoesenundíaespecífico,eldíaenqueelseñordelastinieblaspuedecruzarelportalqueloaíslade los humanos. Nos tardó siete años encontrar a tu tía. Le dimos muerte ylogramosaveriguarquetúvivíasenalgúnlugardeFrancia—mitíahabíamuertohaceochoaños.Pero…enesetiempoAntonioseríaunjoven.—Antonio… ¿Mataste a mi tía siendo tú un joven de 16 años? —estaba
sorprendida,élsonrióconpicardía.—Mariana tengo324añosymihermano tiene322—abrímisojos. ¡Esoes
imposible!—. Soy inmortal —me miró—. Hasta cuando yo lo decida—mededicó una mirada de reproche por haberlo interrumpido—. He viajado porpueblosyciudadesdeFranciaindagandoypreguntandosihabíaalguienconelnombredeMarcosGranados.Nosinformarondeunpardeseñores,soloquesus
hijas no encajaban en el rango, eranmuymayores omuymenores.Hasta quellegóanuestraordenunanuevacartadelmismocolaboradorquetenemosdesdehacemuchos años, no lo conocemos, aunque su información ha sido siempremuycertera.Enesacartanospedíaayudaparaalejaraunafuerzamalignaqueseestabaapoderandodelpueblo,asílohicimos,eraunpuebloquenohabíamosregistrado y era en Francia. Hace siete meses nos instalamos en este pueblo,detectamos una concentración del mal. La misma persona que nos escribió,también le escribió al padre Gumersindo, quien nos daría la informaciónnecesaria. Y acordamos aparentar. Él sabe que pertenecemos a esa sociedadsecreta y que nos enfrentábamos al mal, ese mismo que merodea el bosque.Mientras combatíamos a los engendros, bestias y demás demonios tambiénhacíamosaescondidasnuestra laborde investigaciónydescubrimosqueenelpueblo vivía un señor distinguido en la sociedad llamadoMarcosGranados yqueteníaunasolahijaqueprontocumpliría18añosyquesellamabaMariana.—Hicimos contacto con él y le propusimos hacer negocios.Nos pareció un
buenhombrey resultóadorara suhijamásquea suvida.Nuestramisióneramatarte,perodebíamoshacerlo limpiamente, aparentarunaccidente, lomenosdoloroso para una la familia tan noble, tu padre era lo opuesto a su hermana.Habíamosconcretadounacitaconélyteneraccesoasucasaypoderconocerte,mientrastantonosotrosyanoteníamosdudasquetúeraslaelegida,aunquenoteconociéramos.Enlosdíasquellevábamosenelpueblohabíamostenidomástrabajodeenfrentamientodelosquenohabíamostenidoenañosmihermanoyyo. Esa tarde íbamos a ver la casa que compramos cerca de las tierras de tuspadresyasípodervigilarte,mihermanosequedóenelpueblomientrasnosotrosnos instalábamos.Yapareciste túde lanada,estrellándoteconmicarruaje,nosabíaquiénerasyminaturalezaesprotegeraloshumanos.Voléparaatajarteyevitarquetedierascontraelárbol.Nosentímaldadenti,cuandollegótuprimaytellamósupequehabíacometidoungranerror.—Me presenté amablemente con tu prima y al escucharte a ti confirmar tu
nombre, me dio tanta rabia, destruí la ocasión perfecta para que fuera unaccidente,dañélamejoroportunidaddeacabarcontigo,poresonoqueríavolveratocarte.Esoexplicabalaagitacióndelmalqueseformóenelbosque,túsalistede ahí —por un momento no habló, tal vez recordando y mirando la mejormaneradeseguirconsurelato—.Esatardeentucasamientrascharlábamostúentrantes con ese vestido azul y el cabello suelto…—me miró y susurró—.Parecíasunángel,eras laniñamáshermosaquehabíavistoenmis trescientosaños de vida, cambiantes algo dentro demí, activastemi lado humano, quise
abrazarteMariana, jamás había sentido algo similar, creció enmí el deseo decuidarte,nocuidaralahumanidad,solodevelarporti.Meenfrentaríaalmundoenteroporprotegerte.Mihermanoescuchóloquemimentedecía,ybloqueéunapartedemimente.Nopodíasercierto,yonotengoderechoasentirnadaporti,tuereslaprometidadeldemonioloquesignificaqueeresmienemiga.—Esatardetratédecontenermesinteneréxito,aunquedemostréfrialdad,otra
partegritabadefelicidadporhaberteencontrado.Noséporqueeldestinojugabaconmigodeesamanera—lomiraba,me tapé laboca,noqueríaquemevieramorderme los labios por la emoción al escucharlo hablar de mí. No meimportaba loquedijodeldemonio, soloqueyoera lamujermáshermosa.Sevolvió a cruzar de brazos, si supiera lo queme gusta verlo así—. Esa nochehablé conmi hermano de ti y él de tu prima.Discutimos posibles estrategias,debíamoscerciorarnosquetúfueras laprometidadeldemonio,mihermanonologró leerte elpensamientoyesoera loquenosconfundía.Mientras tanto tusojoserantransparentesyhermososqueera imposiblenocreerentu inocencia.Decidimos analizarte, buenomi hermano fue el que decidió, yo no tenía nadaclaro,nosalistedemipensamientoniporuninstante,temetisteenmipechoytu rostro invadiómi ser, necesitaba volver a verte, eso era lo único claro quetenía. Me enteré que toda la gente asistía a la misa del domingo lo que mealegró,eralaexcusaperfecta.—Esa mañana te vi hablando con un brujo y comprendí que esa era tu
naturaleza,mediorabia,mucharabia.Asíqueplaneéderrotarteconmihermanoy quedamos en matarte, aunque solo pensarlo me costaba aprobarlo. Fue aEduardoaquienseleocurriódarteuntiempoprudenteyselevinoalacabezalagranideadecasarnos,asípodíacontrolartedecercaysabertusmovimientos—susojosparecíanlamentarsedealgo—.Jugamossucio,sabíamoslaaberracióndetu padre ante los temas de brujería, así que le mentimos, le dije que éramosmiembro de una sociedad secreta la cual mataba seres endemoniados y lecomentamosquetúerasunabruja—abrímisojos,sorprendida.Poresomepegómipadre—.Ledijimosqueerasunaniñayaunpodíamoscontrolarte,lepropuseeltrato,obtuvimosunaaprobación,seindignóportusupuestocomportamientoyesa tardenosofrecisteunaprueba irrefutable, cambiantes el tiempoal escucharquetecasaríasconmigo,tupadreaterradotegolpeó,loextrañoMarianaesqueyotambiénrecibíesegolpe,nopuedoexplicarlo,meconectécontudolor, te ibaavolverapegarynopodíapermitírselo.Poresointervine.Quiseconsolarte,perorecuerdoloqueeresymeabstengo.Hedejadoquenuestrasituaciónpasecomodebepasar.
—Ahora entiendo, solo un tema como ese pudo transformar ami padre—hablémuybajó.Asintió.—Pasóesasemanayentremásteanalizabayobservaba,túteafianzabasen
mi alma.Túnopodías ser undemonio, las horas enque te visitaba sehabíanconvertidoenmismejoresmomentos,queríareírmedecadatonteríaypataletaquehacías.Eres tan niña, traviesa, inocente y sinmaldad alguna.No sabes loquemegustabaverturostrodedamaindomable,mereíaalverteconunlibroydarme la espalda. Aunque te parezca mentira jamás me habían retado de esaformataninfantil.Túmeretastealponersalalasopa—sonrióanteeserecuerdo—.Megustó,aunquemecausantesungranmalestardeestómago.Mihermanonodejabadereírsedemí,élyalograbaleerfragmentosdetuspensamientosyenninguno percibió maldad. Luego llegó la fiesta de compromiso y Marianacuandotepuseelanilloquelehabíapertenecidoamimadreyquehaestadoenmilinajepormilesdeaños…—suspiró—.Fuedemasiadoespecialparamí…—sedetuvo—.Temíaendártelo,perosoytradicionalymifamiliaesmuyestricta.Soy elmayor de la dinastía y ese anillo lo debía tenermi esposa. Lo que noesperabaerasentiresasensacióndefelicidadcuandotelopuse—selevantódela silla y caminó a la ventana del lado derecho, yo lo seguí con lamirada—.Marianaheestadoperdidoenestemundopormásdetrescientosaños,amandoalagente,ayudándolos,micondiciónloameritaymegustaba,creíaqueerafeliz,pero al ponerte la sortijadescubrí el vacío tangrandedemipechoyque solopodíaserllenadocontigo.Meatasteatideunaformaqueaunnocomprendoyesomeatormenta,meanclaste a tuvida, talvez fueunhechizo, en todocasocomencé a girar alrededor tuyo,me fundí en tus ojos, tu cabello es como unimán,queríatocarteylohice.Yesoaumentólanecesidaddetenerte.Tupielmequemódeunaformaquenodaña,peroquemarca,rocétumejillaconmidedoyyo hervía por dentro —volvió a sentarse—. Ya no podía retroceder elsentimiento,yaeramásfuertequeyoynosabíaquepensabastú.—Tuvelamismasensación—élmemiróyluegomiróeldiario.—Noloheleídotodo,nohetenidotiempo,tomévariashojasalazar.—Si quieres saber lo que pensé de ti ese día, busca el día 30 demayo—
Antoniotomóeldiarioybuscólafecha,loleyóycreoquemásdeunavez.Lovisonreír.—Noséaqué juegaeldestino.Nodeberíamossentiresto, somosenemigos
por naturaleza —dijo amargamente—. Desde ese día me encontré feliz portenertecerca—siguiónarrando—.Soñabacontigo,enelviajeque realicémesorprendíamímismosonreír solo,meenamoréporcompletode laprometida
deldiablo,“queironía”.Yonosabíaquéhacer,Eduardoeraquienmedecíaqueelcreadordetodoylavida,nuestropadreCelestialledioacadaservivienteelderechoaescoger,ellibrealbedrío,tuparecíasajenaalamaldad,sitemanteníaasí no tendría que matarte y si hacía que me amaras como yo te amabavenceríamos almal.Eduardo sabemi sentimiento hacia ti, pero no sabe hastaquépunto,lohemantenidobloqueado.Élmedijoqueseríaunbuensacrificio.Yoséqueelamorverdaderosincondicioneseslamejorarma,conesaideatontadecidí escribirte, para dejar entrever al menos un poco tus sentimientos. Mearrepentí aúltimahoray lequité la carta almensajeroyescribí lasque simecostaronescribir—sonrióanteelrecuerdo—.Queríaestarsegurosimeamabasy lo descubrí a mi regreso, tus ojos son una puerta abierta ante quien sabeinterpretarlos y me volví experto en ellos, no tenía la ayuda de mi hermano.Aunque él decía que tú parecías no pensar —solté una carcajada, arrugó sufrente.—Eduardotienerazón,casinopienso,soloactuó.Eseesmigrandefecto,por
esomehancastigadotanto—sonreímos.Bajélamiradadándoleaentenderquemeperdonarapor interrumpirlo, lafelicidadnocabeenmipecho, tengotantasganasdebrincarygritar.—Esatardesupequeteinteresabasenmí,lovicuantointentastereprimirtu
llanto.Esafuelamejortardedemilargavidayelcomienzodeunsinnúmerosdebuenosdías,nopodíaestarmásfelizysinquesupierasmehasbrindadounaalegríainfinita.Dejédereprimirmissentimientos,fuesuficienteconloquevi.Quería que me abrazaras, pero no quería forzarte, me limité a ir a tu ritmo,aunquemecostara.Teníamossuficientetrabajoenlosbosquesyelmalsupodetu compromiso, no sabes la cantidad de enfrentamientos que tuve paramantenertelejosdeellos.Mihermanoyyovigilábamostucasaenlasnochesyenespeciallasqueerandelunallena.Latardequelleguésinavisartefueporqueya no aguantaba más sin verte, Eduardo había tenido un atentado y serecuperaba,élnodemoróensanar,pudecurarlo.Megustóvertellenadeharina,esa niña traviesa que pidió que la abrazara, no sabes lo que anhelaba que lohicieras.Deahíenadelantefueuncuentodehadasylosabes.NadafuementiraMariana, nada. Me complaciste manteniendo tu cabello suelto, no sabes laaberraciónque tengoconélyaúnno loentiendo.Yahabíaperdido lacordurapor ti, el díade campo fue la ratificaciónde tus sentimientosyno séporquésignificó tanto para mí que fueras tú la que me buscara, quería besarte, lodeseaba. Por eso antes de la boda fui a buscarte. Estuve hablando con mihermanoal respectodedejar la inmortalidad,él tuvomiedo,peroyonopodía
controlarmisdeseosdehacertemía,aunque ledijeaélqueseríaporunbuensacrificio—lapielsemeerizóalescucharlapalabra“mía”—.Eduardoquedaríaacargo,seríaelpresidenteunavezmecasara,élseríaquiencontinuaracon lainmortalidad,yoibaarenunciarlanochedebodasfrenteati,queríaquevieraselsacrificioquehacíaporestauniónyohabíaempezadoapensarcomohumanoymedejéllevarpormisentimientoycuandomenoslopensé,subíalbalcóndetucasa.Contéconsuertequeaúnseguíasdespierta.Tusalisteconlabatamáshorriblequehevistoenmivida—mepuseroja—.¿Estufavorita?—preguntó.—Eslamáscaliente,desearíatenerlapuestaahoraparaversimecaliento.—¿Tienes frío? —afirmé. Tocó la sábana y una onda caliente recorrió mi
cuerpo.Mantuvolamanopormediominuto,elfríoseesfumó.—Gracias.—Denada—susojosreflejabanlatristezaquehabitasualma—.Mefascinó
besarte,fuelomásdulce,tuslabiossonmássuavesquemisalas,meenviciastecontualiento,meembriagastecontuaroma,enredarmisdedosentucabellofuemonumentalparamí.Por finmeencontrabavivo.Aunquemedolióbesartealprincipio por ser lo que soy. Pero nome importó, tus labios lomerecían.Esapartesilaleíentudiarioytambiénmesorprendióquehablarasdemícomounángelcuando túno lo sabías.Esanochemedirigíaa lacasaypresentíalmalmerodeando.No podía permitir que se te acercaran, era peligroso y nunca hedeseadoquetepasealgomalo.Loenvestíymeencontréconqueeraelmismohombreconelquetevihablarunamañanaenlaiglesia,dijocosashorriblesdeti,cosasquehacíasconél,ynotelasdiréporrespetoaqueaúneres…buenojamáshasestadodeesaformaconunhombre,todoloquemedijoesanochelascreí.Marianadeseéyaserhumano,enmicondiciónhayquepasarunduelodealejamiento con respecto a mis alas y ya pensaba como humano, mispensamientossetransformaron…tedeseabacarnalmente.Graciasalsacramentoylosanilloshacenquenoseatraumáticoelpasoalamortalidad,sedebepasarporunprocesodesentimientosdesconocidosymeinvadieronloscelos,ademásEduardoesanochesequedóencasademispadresleyendoloslibrosdenuestrosantepasados—memiró—.Sehaobsesionadomuchoconesetema.Noloteníaamiladoparaquecorroboraraloqueelbrujodecía,esasabandijasupohacersutrabajo.Esedemoniodijoqueelplanmarchabaalaperfección,laideaeraqueyoperdieralainmortalidad,asípodríanmatarmemásfácil.—Ledijequeyanoserviríadenada,élmecontestóquenadiesepodíaresistir
atushechizosyatuformaangelical.Medescribiótubesotalcualcomolosentíymedijoqueasílohabíasbesadoenmilesdeocasiones.MedesquiciéMariana,
mellenédeirayladescarguécontraél,esahasidolapeordelasmuertesqueherealizado,noquedópedazoalguno,lodescuarticé,nomearrepientodehaberlomatado,perosídelaformaenquelohice.Teníatantodoloryeraunsentimientonuevo en mí, ¿Cómo fue posible que tú me mintieras?, yo te amaba, iba aconvertirmeenhumanoparapodermorirentutiempo,elgritoquesaliódemilosentiste.Esapartedetudiariomesorprendió…—dejódehablarporunsegundo—.Haceunmomento,cuandoClementinamereprendióynosabesloqueesunllamadodeatencióndemivieja,meobligóaqueleyerafragmentosdetudiarioyloprimeroqueleífueelbesoquenosdimos.Megustósaberquefuiyoquientediotuprimerbeso.—Ahora entiendo.Ellosqueríanqueno te tocara, dehaberlohechohubiera
dañadosusplanes—semordióellabio.¿Quépensará?,continuóconelrelato—.Nome ibaacasar, te ibaadejarplantadaenel altar.Queríavengarme, sentíarabia,celoseira,pensabacomohumano.Eduardomeconvenciódelocontrario,lomejor era tenerte vigilada y que ya sabíamos tus intenciones.Yo tenía queaguantarmelasganasdematarte,pormíestúpidodeslizestuveapuntodeponeralahumanidadenpeligro.Poresoenviéabuscarturopalomástardeposible,lepedíaClementinaquesacaramiropadeestahabitación.Poresomecomportécontigo de esa manera en la boda, a Eduardo le tocó salir y pelear con esosengendros,queríanarruinarla.Poresotetratéytedijeloquetedijeesanoche,teníatantarabiaconmigomismoycontigo,metraicionasteoesofueloquemeimaginé. Yo creí en esas mentiras y todo con la intención de mantenermealejado.—Enestoscuatromeseshesentidotudolor,nosécómopodíaconectarmede
esamanera contigo, era imposible siendo tú lo que eres. Llorabas como si enverdadteimportara,teechastealamuerteyaunqueseríaunabuenasoluciónyonopodíapermitirque temurieras, entre esanochea este cuartoy te sané.Noprobaste comida en esos cuatro días, pensé que era teatro, que lo hacías paradespertarlástimaenmí.Mialmadealgunaformatambiénsufría.Porlasnochesllegabanmomentos en que por poco tumbo esa pared, quería hacertemía, sinimportarme que a lamañana siguienteme decapitaras, en ocasiones era tal eldesespero que al decidirme a entrar y besarte hasta desgastar mis labios porsaborear los tuyos, tú tedesconectabasdelmundo.Lasdosprimerasvecesmepreocuparon,entréparaversinotehabíasmatado,perotúsolodormías—susojossecristalizaronymediolaimpresiónqueledieronganasdellorar.Pormiparte las lágrimas comenzaron a salir silenciosamente—.No sabes lomal quepaséalsaberqueyoeraelcausantedetudesdicha,comotedije,penséqueera
teatro,yalohabíashechoantesenhacermecreerqueerasunamujercasta,puraybuena.Deboreconocerqueenmásdeunaocasiónpenséqueflaquearía,poresocomencéasermásdistante,sermáscínicoparahacertesentirpeor,queríaquesacarasaldemonioquedebesdetenerdormidoyasínotenerremordimientodeconcienciaalmatarte.Aunquesabíaquenoseríacapaz—setapólacaraconsus manos y luego siguió con el relato —Tus ojos permanecieron tristesMariana, parecían muertos no podía explicar cómo lograbas hacer eso sinnecesidaddealgúnhechizo.MientrasyohabitelacasayenmiausenciaquedabaClementinaprotegiéndola,tuquedabasbloqueadapararealizaractosdebrujería.Esomehacíadudar,tutristezaytusilencio,tullantoenlasnoches.Mecohibistedevertucabello,poresoeldomingoseconvirtióenmidíasagrado.Ahípodíaslucirlo.—Coneltiempoloamarrasteenesahorribletrenza,lahoradelamisaylas
reunionessocialesseconvirtieronenmisdíasfelices,nofingí,aunquetedecíalo contrario. Comencé a adorarte en las noches, tras dormirte entraba a vertedormir.Megustamuchovertedormir.Eres…tanhermosa—hablóenvozbaja—.Medoliócuandomecomentastequequeríasanularelmatrimonio.Noqueríaquetefueras,debíaevitarlo.PoresoplaneélodelabodadeEduardo,élyamehabía dicho que quería casarse con tu prima, la amaba. Tenía un mes máscontigoyalgosemeocurriríaparaquenotefuerasyempecéadarteindiciosdemiamor, tebesabamásde lacuenta,elamor logróbajarel resentimientoy tebeséasolasporquequeríaquesupierasqueme importabas.Pero tumadremerecordóquienerasycuandohablódesuproblemaparaconcebirhijos recordéporquénopuedoamarte.—Esta tarde cuando llegué y entré en tu recámara, al verla vacía, sentí que
perdíamíalma.Ibaavolarhastaencontrarte,ynomedetendríahastalograrlo,luegoentraste, ¡mealegré tantodeverte!—seencogiódehombros—.Túhoyestasmásenojadaqueotrosdíasynoséporqué.—Porcelos.Nodormisteenlacasa—lointerrumpí—.Mehervíalasangrey
penséqueamanecisteconella,haciéndoleloquepormeseshedeseadoquemehagasamí—sonrióantemicomentario,leagradóloqueledije.—¿Porquépensastequetengounaaventuraconella?Paratuinformación,en
milinajenosepuedeamar,desear,nitocaraunamujerdiferentealaqueportelosanillosquetúllevasentumano.Ycréeme,seríaladeshonraenmidinastíaylarupturasagradaparaquevuelvaavivirenlaTierra.—Noteentiendo—comenté.Ladeounasonrisaysemordióloslabios.—Solopiensoenhacerelamorcontigo—micorazónsedetuvo,meescondí
más en el edredón, no podía creer lo que me decía—. He soñado con niñoscorriendo por la casa y lo deseo contigo, no habrá nunca nadie enmi mentediferente a tiMariana, y no sé qué pase con nuestras vidas, pero jamás habráotra.Asíquedime¿dedóndesacasteesablasfemia?—LosvieneljardínenlareunióndelosBertalotytúlesonreíasapartequele
teníaslamanotomada.—Creo que sufrimos un grave problema de confianza—me miró—. Si te
hubiesesquedadounsegundomástehabríasdadocuentademirechazo.—Losiento—susojoseranmirefugio,así lossentícuandomemiródeesa
formatanintensa.Desviólamiradaycontinuóconelrelato.—Túcomenzastealanzartruenosytusojosseconvirtieronenunaamenaza,
emitíastantaenergía.Sabíaqueyaeraelmomentodeenfrentáramos,medoliódecirte loque tedije, lo lamento.Perono fui capazde levantarte lamano,nopudepegarte,supequeseriastúquienmematara,yonoteníaelvalordehacerlo,nopodríamatarloquetantoheamado,estohasidounamorenfermizo—dejódehablar,habíaresumidonuestrahistoriadesdequenosconocimos,mientrasyonodejabadellorar,melimpiabalaslágrimasconeledredón,éltomómidiarioymeloofreció,yonopodíasacarlamano,meveríacasidesnuda.—Nopuedorecibírtelo—ledije.—Nololeícompleto—dijoarrugandosufrente.—Noeseso—memordíellabio,perodecidícontarle—.Esquemisbatasde
dormirestánenelbaúlqueamaneceráenlascaballerizasylaquetengopuestaesalgoindecente—susojosbrillaroncomounpardeestrellaymeregalóunahermosasonrisa.—Entiendo.¿Dóndeloguardo?—continuabamirándome.—Enelbaúldemisporquerías—utilicélasmismaspalabrasqueélutilizóla
nochequelleguéaestacasa.Bajósumirada,miróalamesa,seacercó,loabrióymiró loqueseencontrabaensu interior—.Esassonmisporquerías,aunqueparamisealomásvaliosoquehetenidoenmicortavida.—Mariana...—minombrefueunasúplica—.Séquetehehechomuchodaño.
Entiéndemeporfavor,nohasidofácilparamí…—guardóeldiarioysedirigióalapuerta.Noqueríaquesefuera,nocuandomeconfesóquemeamaba,nomeinteresaparaquienhabíanacido,yosabíaquemividalepertenecía,yaldiabloconeldiablo, jamásmeprestaríaparaengendrarenmivientrea lacriaturadelmal, en eso él se equivocaba.Mi vientre solo llevaría a los hijos deAntonio.Llegóalapuertayyonolopensé,salídelacamaprecipitada.—Antonio…
CAPÍTULO25
ElDescubrimiento
Me arrepentí de haber salido de la cama, él quedó mirándome, un calorabrumadorseconcentróenmicuelloyrostrocomojamáslohabíanhecho.Teníapuestalacortabata,yesquedarcasiquedesnuda,seguíainmóvil.Pero…élnomemiraba ami… él…miraba… ¿mimedallón? En un abrir y cerrar de ojosdesapareciódelapuertayapareciófrenteamíconelmedallónensumano.Nocomprendílaexpresiónqueteníasurostro,fuealgoindescriptible,measustédetenerlotancerca.—¿Quiéntelodio?¿Desdecuándolollevas?y¿porquélotienes?—hablómuy
suave.Yonoledijenada,sumanerademirarmemetienedesconcertada.Volvióarepetirlaspreguntas.—Marianaporfavorestoesmuyimportante,¿Quiéntelodio?—ElpadreGumersindo—¿Porquéactúaasí?—¿Desdecuándolotienes?—cadapreguntaparecíaserdevidaomuerte.—Lamañana que fui a misa y tú me viste hablando con el hechicero que
matastelanocheantesdelaboda—contestésinceramente.—¿Porquételodio?—esaparecíaserlapreguntamásimportante.—Noentendíloquemedijo,losacódeuncompartimientosecretoquetiene
su altar y me dijo que la legítima dueña debía tenerlo, que las cosas se hantornadopeligrosasyque…—noseguíhablando,Antoniocayóderodillasantemispies,surostroreflejabaundolorautentico,quemeestremecióporcompletoymedolióenlomásprofundoalescucharlohablar.—¡Quétehehecho!Mariana…—eltonodesgarrómialma.Élnopodíaestar
triste,sutristezamematómásquesusdesprecios.Nodejóderepetirunayotravez“quétehehechoMariana”.Setapóelrostro
ocultándola de mí, lloraba con sentimiento. No supe que hacer, me quedéinmóvilesperandoaquesecalmara,alrato,sullantosefuecalmando,sealejóysuespaldaquedóapoyadaenlacama,aúnsetapabalacara,susbrazosapoyadosen sus rodillas. Permaneció así por unosminutosmás, lomiraba,me acerquétímidamente.—¿QuétecausaesedolorAntonio?,nomegustaverteasí.Meduelemásque
undesprecio,porfavordimeahoraquetehehecho.—TúnadaAmor—jamásmehabíallamadoasí—.Hesidoyoelbruto,yote
hicedaño.Se levantómuy rápido, lovicuandocomenzóacaminardeun ladoalotro,
pensativo y empezó a reírse —me levanté más confundida que antes, comolograbacambiardeánimotanabruptamente,élsedetuvoparamirarmeconsurostrocomplementetransformadoenunafelicidadabsurda,¿cómolohace?Susmanosibandelacabezaalacinturaconintencióndehablar,perolaspalabrasnolesalían,susojossetornaronexpresivos.Eraevidentequequeríabrincar,correr,gritar de la felicidad. ¿Qué le produce esa felicidad? Era como si hubieraencontradoelcaminodespuésdesentirseperdidoenun laberinto.Suhermosasonrisafueenaumento.—¿Cómo lo haces? —no me contestó, permaneció sumergido es sus
pensamientos se acercó amí con la intención de cargarme, luego se contuvo ycomenzóadecircosastanincoherentes.—Eresreal—logródecir—.¡Existes!,noereslamujerdeLucifer,eres…La
Leyendaescierta—yesecomentariomedesconcertó.—¿Dequéhablas?¿Qué leyenda?Siguiócallado.Meabrazófuertehaciendo
quemispiesquedaranenelaire,mebesólafrenteyvolvióadejarmeenelsuelosindejardeabrazarme.—Por esomanipulas el clima—comenzóhablar para símismo—.Por eso tu
primacreequehablasconlosanimales,poresoCaprichoterespeta,poresonohepodidoodiarte—susmanosacunaronmirostro,obligándomeaverlo—.Eresreal—porsupuestoqueerareal.Nosoyunfantasma,soydecarneyhueso—.Nacisteparamícomoyoparati—esaspalabrasmederritieron.Susojosvolvieronatenerelmatizplataquelehevistoendosocasiones,esematizquemeobligaaseguirlohastaelfindelmundo—.Penséquetulinajeyanoexistía.Eduardoloaveriguó,poresomedijoquesinohablabacontigohoyyarreglábamosnuestrasdiferenciasme daría de golpesmañana—memiró—. Pensé que tú lo habías puesto enmicontra.—¿Porquéseráqueentuvidarigeelmisterio?,¿porquénopuedesdecirme
deunabuenavezquesoy?—Eresmidiosa—susurró,mirándomedeesaformaquetantomegusta.—¿Dequéhablas?—lesusurré.Volvióareír,susojosyanoteníanduda,el
desbordabafelicidad.—ElPadredebedecirmeyaclararme…—comenzóhablarparasímismo—.
¿Por qué elmal cree que tú eres su diosa, si eresmía?—quedó pensativo—.Algo no encaja, falta una gran pieza en nuestra historiaMariana y además elPadre debe ser tu Guardián, si te entregó el medallón—volvió a sonreír, se
alejabayvolvíaamilado—.Eresreal,eluniversoconspirademilesdeformasparaque túyyo…—no terminó la frase, la interrumpióuna fuerte carcajada.Jamás lo había escuchado reír de esamanera, sonreí también de verlo en esaformatanextasiado,embriagadodealegría.—ElPadretambiéntieneesafraseensurepertorioyacadaratomeladice—
comenté.—¿Quétedice?—Eso—mellevéunamanoamicinturayconlaotramepaséunmechónpor
detrásdemíoreja.Memiródepiesacabezaysusojosvolvieronateneresematizplata,mesonrojéaldarmecuentaqueestavez sí reparabamicuerpo.Desvió lamiradaypodríajurarquetambiénsesonrojó—.Queeluniversoconspira—ledije,tenía tanta pena, la bata es transparente y no tengo ropa interior… él tuvo quehaberlonotado.Mientrasmáspensabamásrojasentíamirostro—.¿Porquédicesquesoytudiosa?—teníaquedesviarlaenergíaquesurgióentrenosotrosdos.Semeacercómás,micorazóncomenzóapalpitar.Sedesabotonólapartesuperiordesucamisaylasmariposasenmiestómagosereprodujeron,yanoestabanenesapartedemicuerpo,sinoentodomiser.Sacóunacadenaenlaquetambiéncolgabaunmedallónigualalmío,peroladeéleracóncavaylamíaeraconvexa.Tomóelmíoycomosi supieraquehacer losunió.Encajabana laperfección, cientosderostrosmasculinosllegaronamimente,diferentesculturas,diferentestiempos.Seproyectaronfaraones,emperadores,reyes,guerrerosymuchosmás,aelloslosamécomo lo amoa él, porque todoshabían sido…¿Él?Laúltima imagen era la deAntonio.Noentendí,¿porquéhabíavistoelrostrodetantoshombres?,éltambiénsequedópensativo,habrávistoalgosimilar.—Siemprehastenidoelmismocolordecabello—fueloquedijo—.Ysiempre
hassidohermosa—Yovilosrostrosdeloshombresquehanportadoesemedallóny a él se le revelaron los rostros de las mujeres que han llevado el mío. Meencontrabamásconfundidaqueantes—.¿Quéviste?—teníacuriosidad.—Muchos hombres de ojos verdes como los tuyos. ¿Por qué? —volvió a
ignorarmipregunta.Semordióloslabios.—Mañana—tragósaliva—.MañanabuscaréalPadreparaqueteexpliquela
partedelasreencarnacionesenestahistoria.EsconvenientequeunhombredeDiostelodiga.—¿Hastamañana?—realicéunapataleta.Él sonrió, su dedo acarició un mechón de mi cabello, luego lo deslizó
suavementepormihombro,recorriómibrazohastallegaramimano—losvellosdemicuerposeestremecieroncomonuncaantes—.Tomómimano,dondetenía
losanillos,lallevóhastalaalturademicabello,dejódemirarmeparaverelcolordelapiedraqueeraelmismoaldemicabello.—Queciegofui.Tuvelapruebaenmisnarices—menosmalquehablóporque
mefaltópocoparalanzarmeasusbrazos.—Manuelafue laquesediocuenta—ledije,volvióamirarme.Yodeseaba
quemebesaramientrasqueélluchaconsigomismo.—Debo irme, nos vemos mañana —no quería que se fuera, no sé cómo
insinuarmeaquesequede.—Hastamañana—mivozfueunlamentablesusurro.Besóconternuramimano,sediolavueltayaldarelprimerpaso,mellevó
consigo, nuestrosmedallones seguían unidos,me jaló y yo no tuve equilibrio,metambaleéymeagarróantesdecaeralpiso.—Discúlpame,semeolvidósoltarlos—tambiénestánervioso.—Menosmalquesolocaminaste.Noséquéhabríapasadosidesapareces—
susonrisafuemásnotoria.Volvimosaestarcercaytomólosmedallones.—Siesellegítimo,túmesostienesytúmesueltas—dijomirándome,presionó
loslateralesdelmedallónyseescuchóunlevecrujido,sesoltaron,élsonreía.Laflordemicrucifijosehabíaretraídoyaldejardepresionar los lateralesvolvióasalir.—¿Cómolosupiste?—Mañana lo sabrás.Nomealcanzara lavidapara reparar el dañoque tehe
causado—estavezsealejócaminando,yomequedédepiecondeseos,quesequede.Sedetuvoenlapuerta.—Mariana… —lo miré resignada, no pasará nada más—. ¿Me permites
cortejarte?—nomemiró,yonopudecontestarle,élmal interpretómisilencio—.Locomprendo…—antesdesalirmeapresuréadecir.—No…no…noeseso.Essoloqueelcortejoesparaconquistaraunadama.—Exactamente—memiró.—¿Noescuchastenadadeloquetegritéhacedoshoras?—frunciólafrente
—.Antonio,yanotengoespacioenmicuerpoparaabarcartodoloquesiento.Teamomásqueamivida,asíqueelcortejo…—nomedejó terminar,enunsantiaménmeenvolvíaensusbrazosconmispiesaveintecentímetrosdelpisoymis labios en los suyos.Me besaba, yo no daba crédito a lo que pasaba, mebesaba sin ningún testigo, se apoderó de mi boca, su lengua recorría cadamilímetrodeellayyohacíalomismo.Percibísuintencióndealejarse,peroyonoqueríadejarloir,misdedosseenredaronensucabello,élcomprendióynosfundimos enun largo, apasionanteydesenfrenadobeso, como si nuestra alma
dependieradeeso.Era el iniciodeuna excelentenoche.Enese intervalo él curabamisheridas,
cada llanto, cada desprecio, cada indiferencia las borraba.Ahora era como sijamásmehubiesehechollorar.Susmanosaferrabanmicinturacontrasucuerpopresionándolotantoalsuyo,yonoteníavoluntaddelmío.Sealejóunpocodemí,sus ojos habían cambiado, ahora eran de un plateado líquido, del deseo depertenecernos el uno al otro era notorio. En ese instante la habitación se vioenvuelta en una luz cegadora, él brillaba, sus ojos se tornaron plateados duroscomoelacero.Dosgigantesalasemergierondesuespalda,susbrazosrodeabanmicintura.Inconscientementemimanoseextendióparatocarlas,erantansuaves,seestremecióantemitacto.—Sonmuysuavesyhermosas—lesusurré,maravilladaporsusalas.—Túeresmássuaveymáshermosa—merespondió.Sequedópensandoyalratoprofirióungritodesgarrador.Measustéalverlo,
su rostro reflejaba un dolor profundo, de sus plateados ojos emergieron doslágrimas,entoncesmiróparaeltechoyvolvióagritar,meestremeció.Nosabíaquéhacerniquelepasaba,noqueríaquesufriera.Pocoapocosurespiraciónsefuenormalizando,laluzdisminuyendoysusalasdesaparecieron.Lahabitaciónvolvióaquedarbajolaluzdelasvelas.Memiró,fuiyolaqueacunósurostro.—¿Quéhiciste?—Renunciéamiinmortalidad.—¿Porqué?—Porque no podríamorir en ningún otro tiempo que no sea en el tuyo. Y
porquedeseomorirdeviejotuladoyporquedeseomásquenadaposeerte.—¿Seguro?—Completamente—volvióabesarme.Sus manos ahora se movieron por toda mi espalda, sus labios bajaron
suavementepormicuello—yonomepertenecía,micuerpodeseabafundirseenelsuyo—.Suslabiosrecorrieronmicuello,mishombros.Sumanosoltóunodelostirantesquesosteníamibata.—Porcierto,estabatasímegusta—sonreíalescucharlo—.TeamoMariana.—Esoesloquenecesitabaescuchar...Soltóel segundo tirantey la suave tela sedeslizópormicuerpodejándome
desnuda, sus manos acariciaron mi espalda… Por primera vez y después decuatromeses,nuestromatrimoniofueconsumado.
CAPÍTULO26
Confesiones
Aldespertarmemediomiedoabrirlosojos,losmantuvecerrados,losentíaél, no había sido un sueño.Mi rostro descansaba sobre su pecho,mi brazo lorodeaba por la cintura, mis pies entrelazados a los suyos, continuábamosdesnudos.Prontosaldráelsol,lospájarosyacantaban—suspiré—.Recordéloqueexperimentéanoche.Medolíaelcuerpo,eramiprimeravezconelhombreque juró en un altar anteDios quemoriría de viejo ami lado, pero abucé unpoco,fuemásintensomiamorporélyqueríasentirlafuerzadeAntonio,erayolaquelepidióquemeabrazaramásfuerte,quemeestrecharacontrasucuerpo,necesitaba fundirmeconél.Ese recuerdomehizo sentirpena,yo fui laque…¡Ay!Dios,¿cómovoyaverloahora?Sumanoacariciómicabelloyespalda,estádespierto,yoaúnmanteníamisojoscerrados.—Buenosdías—suvozfuetandulce.—Buenosdías—contesté.Nomecabelafelicidaddetenerloporfinenmis
brazos,meaferrémásaél,esemovimientomerecordólamolestiademivientre.Abrímisojosyelsolentróporlaventana.—Debo suponer, que, si el sol salió de esa formay a esta hora, los pájaros
comenzaronesoscánticosyelairetieneesearomaaflores…¿Esporquéestásfeliz?—quéevidentesoy.—Presumido—contestéyeracierto,mifelicidadcontagiólanaturaleza.Soltó
unagrancarcajada—.¿Notehasvueltoviejoyarrugado?—Puesyomesientofeliz,muyfeliz—loestrechéaúnmásylebeséelpecho
—.Yno,estoyigual.¿Cómotesientes?—Medueleelcuerpoy…todo.—Esnaturalcariño,endosdíasyanotemolestará.—¿Tegustó?...bueno…¿yoestuvebien?—teníaquepreguntarle,él fueun
experto.—Mírame—menegué,nomeatrevíaamirarloalosojos,nodespuésdelo
que había pasado. No hubo un lugar de mi cuerpo que sus labios no hayantocado.Esperó,yalverqueyonoteníalaintencióndemirarlo,élsemovió,girómicuerpoyahoraquedósobremí.—Mariana.No sé cómo estuviste, porque yo tampoco sé cómo estuve—lo
miré—.También fue laprimeravezparamí—sumiradamerecriminabaalgo
queparecíaserobvio.Sonrió.—Tú…nunca…anocheparecíassabermuybienquehacer—elcalorllegóa
mirostro.—Elquesepaquehacer,nosignificaquelohayahecho—mebesódenuevo
—.Dehabersidoasí,notehubieseconocido,seríamuymayoroestaríamuerto—me tomóporelmentónobligándomeamirarlo—.Eraun inmortal,no teníaesetipodepensamientos,jamásloshabíatenidohastaqueteviesatardeentucasa,esahermosatardedemayo.Cuandotevi,deseéhacertemíaMariana—megustómuchoescuchareso,fuisuprimeraveztambién—.Peroesciertoaldecirque losabía,pertenezcoaunasociedadantiguayestos temassonnaturales,elmundo sexual es tema de estudio, mato a los engendros que no entienden laimportanciaderespetarelcuerpohumanocomotemplosagradoparatuesposooesposaypermitirusarloparabeneficiomutuoporamor.Paraelloselactosexualesvanoy lujuriosoalpuntodeserobsceno.Solopuedodecirtequehasido lamejornochedemivida,fuemaravilloso.—¿Seguimosconsecretos?—lerecriminé.—HastaquellegueelPadrecariño,todovarelacionado—contestó.Volvióabesarme,estavezsubesofuemásdiciente,micuerposeestremeció.
Era sorprendente como cada célula demi ser reaccionaban ante su contacto,micuerponomepertenecíaeradeél.Secontuvocuandosumanollegóenmicintura.—No puedo ser inconsciente —dijo con su respiración agitada—. Si lo
hacemos te haré daño —yo necesitaba sentirlo de nuevo, no comprendía lanecesidaddemicuerpo.¿Lehabrápasadolomismoamiprima?,¿seránormal?—.Debemosesperarunpardedíasamor.—Tú puedes curarme —le susurré, me miró y el color de sus ojos fue
cambiandodelverdealtenueplateadolíquido,cristalinoporeldeseo.—Penséquenomelopedirías—suslabiostomaronposesióndelosmíos,su
mano la puso sobre mi vientre y sentí un tibio cosquilleo, el malestar habíacesado.—¿Cómo te sientes ahora?—no contesté, mi cuerpo respondió pormí. Lo
habíaalineadoalsuyoyvolvíafundirmeensushipnotizantesojosplateados,élvolvióatomarelcontrolyyofuireceptoradecadasensación,caricias,besosymedejétransportaraunsinfíndevibracionestandesquiciantes,hastaterminaragitados.Aunseguíamosacostados,noséquéhoraseran,nosalabábamoselunoalotro,nosacariciábamosmutuamente.—¿Nosbañamos?—mesonrojéde imaginarloenjabonarmicuerpo,aunque
élyaloharecorrido.Nocontesté,unalevebrisameazotó.Haceuninstantelo
abrazabaenlacamayahorameencontrabaenelcuartodebañoensusbrazos.—¿Deboacostumbrarmeaestoscambiosdelugares?—sonrió.Medejósobre
mispiesycomenzóallenarlatina,siemprehabíarecipientesdeaguaenelbaño,ynodemoraClementinaentraerlaollaconelaguacaliente.—Elaguadebeestarfría—mequejé.—Caliéntala—comentómirándome,arruguémifrente.—¿Qué?No… como… ¿a qué te refieres?—preferí preguntar, han pasado
tantascosasextrañasenundía,ahoratodopuedeser.—Eres la reencarnación de…—se detuvo—. Cariño puedes manipular los
elementosdelanaturalezaydebesconvertirteenunoenespecial,porlaformaquemanipulaselclimasupongoqueeresviento—ahorasi,envezdeayudarmea aclarar me deja más confundida y yo no me convierto en nada. Ignoró miexpresiónytomólacerillaylaencendió—.Pídelealfuegoqueestéentumanoyquecalienteelagua—dijo.Talvezsabíamásdemíqueyomisma.—Tedemostraréquenotengoesahabilidad.Miré al fuego, casi quema el dedo de Antonio. Extendí mi mano y
mentalmente lo llamé. mis ojos registraban lo que pasaba y no lo creía. Lapequeñallamaseposóenmimanosinquemarme,comosimeentendiera,luegoleordenéqueseexpandieraporlabañerasobrelacantidaddeaguaquehabía,alpocotiempocomenzóahervir.Notardómucho,quedéparalizadamirandoconmimanoaunextendidaylabocaabierta,lallamavolvióamimano.—Gracias—susurréyseextinguió,Antonioechómásagua.Nopudehablar,
eraimposiblequeyopudierahacereso,semeacercóymetomóenbrazos.—Sabeshacermáscosascariño,créeme.—meabrazófuerte.—Antonio.Mimenteno…¿nadaesnormal?—Creo que debo ir lo más pronto por el Padre. Temo que te dé algo,
perdónameporponertehaceresetipodecosas—comentóarrepintió.—No. No es eso, no te pongas así, es solo que… ¿Quién soy?, ¿una
hechicera?—¡No!Jamáspienseseso,ereslocontrario—semordióellabio,entendíque
preferíarespetarqueseaelPadrequienmedijera.—Eshoradebañarnos,arreglarnos,debemosiryhablarconnuestropárroco.—Gracias—sonrió—.Tengomuchahambre—memiró,mesientoextraña—.
Quieromostrartealgo,antesdesaliryaúnesmuytemprano.¡Apenasibanaserlasseisdelamañana!—Penséqueeramástarde.—Elsolsalióantesdelascinco—memiróconpicardía.
—Había jurado no manipular el clima —confesé—. Pero a veces me esimposible,laconexiónnolacomprendo.EsperoqueelPadremeloexpliqué—volvióbesarme.Creoquenoscostabamuchoestaramásdeveintecentímetrosseparados.—VamosseñoraD’Montecarlos—mesonrojé.—Meencantavertesonrojar—acariciómimejilla.Sepusolamismaropaque
teníaanoche,sutradicionalvestimentadecazador,creoqueesporalgomásynoquieredecirmeaún.Pormipartenoteníanadaqueponerme,Antoniocomprendióyenunabrirycerrardeojosaparecióen lahabitaciónconelbaúlen sumano,saquéunodelosvestidosqueeranpararegalar.—¿Asíqueteibasparaunconvento?—preguntó,medicuentadequeteníael
medallónenlamano.Afirmé.—Siesaeralaidea—terminédevestirme.—¿Eduardolosabía?—preguntóunpocoserio.—Noteenojesconél, lodejéentrarenmimente lamañanasiguientede tu
atentado.—Poresomepidióquehablaracontigoapenasllegaraysino,élmismome
haríaentrarenrazónapuntadegolpes.¿Porquénomelodijo?—Porquéélnoleyóeso,créemequedehabersabidohacetiemposeriamos
maridoymujer.—Claroquehablarémuyseriamenteconél—seacercóamí—.Esevestido
noteloconocía—pasosudedoporelescotedemispechosyvolvíaponermeroja, es imposible no reaccionar a su deseo, debo estar engordando, todo mequedaapretadoymis senos losveomásgrandes—.Teestas sonrojandoymeagradamuchovertecambiardecolor.—Amíno—leconfesé.Me tomóde lamanoy caminamos a la puerta, al salirClementina teníauna
bandeja,conmidesayuno.Abriólosojosséquefuemásporaparentarasombro,había felicidad al verme a estas horas conAntonio y sonriendo tomados de lamano,meavergoncé,siellasabeloquepasaentreunhombreyunamujer…mirostrosetornórojoycondisimulomeescondídetrásdemiesposo.Élsonreía,memiróysurisafuemásabierta.—Mivieja,graciasportodo—mejalóymepusodelantedeél,susbrazosme
envolvieron—.Ahorasisomosunafelizparejadecasadosygraciasa ti—losojosdeClementinabrillabandefelicidad.—Desde ahora desayunarán en la mesa y su ropa volverá a la habitación
principal—hizounapausa—.Quéjamásdebiósalirdeaquí—lerecriminó.
—Túlohasdicho.Miesposasequedaconmigo,esmía—enmicuerponocabíalafelicidad,megustabacuándodecíaeso.Éltambiénesmíoyquenadieseatrevaaquitármelo.—Discúlpemeseñoraporlodesudiario,fueloúnicoqueseocurrió.—Notedisculpes,graciasati,resucitéyvolvíateneralma—meacerquéyle
diunbesoenlafrente.—Eshoradedesayunar—bajóconlabandejaendirecciónalcomedor,erala
primeravezquedesayunabaconél.AlterminarAntoniometomódelamanoymellevóasudespacho.Teníaafán
demostrarmealgo,entramosabrazados,mecostabaestarlejosdeél,suaromaestanadictivo.Nosacercamosa lachimeneayélpresionó lapequeñaestatuademadera que era un retrato en miniatura de Capricho y moví los candelabrostorcidos.—Adorasatucaballo¿cierto?Elcrujidodeunapuertaalabrirsemellamólaatención,lachimeneasepartió
endosycadaladotomódirecciónopuesta,dejandoverunapequeñaescaleradeunoscuatroescalones, albajar,uncortopasilloqueera laantesaladeungransalón que iluminado por el sol. Antonio me condujo, la puerta a nuestrasespaldas se cerró.Percibí sumirada enmi rostro, el lugarparecíaun taller decarpintería, había cuadros y esculturas tapadas con sabanas. El salón erarectangular,sutechoeraenformadepirámideenvidrio,poresola luzdelsoliluminabalaestancia.Alladoderechounaparedfueadornadaconvariasarmas,en el centro se encontraba el látigo que había utilizado el día de ayer, a suscostadoslasdosdagasqueseconvertíanenespadas.Tambiénteníaotrasarmas,dediferentestamaños,arcos,flechas,espadas,másdagas,hachasymuchasmásvariedadesdearmas.Al ladodeesaparedhayotrapuerta. Jamáshevistoesetechoenformadepirámide.—¿Enquépartequeda?,norecuerdohabervistoesetecho.—Enelcostadoderechocercade lascaballerizas.Dehecho,esapuertadaal
establodondeestáCapricho,lacasatieneparedesaltasyocultanesterefugio—memiró—.Y sí, él era mi única adoración hasta hace un tiempo—sonreí aldeducirqueahoraerayo.Seguíobservandolaestancia,alotroextremohabíaungranpianoyunagranpintura,deltamañodelapared,quetambiénfuecubierta,aligualquelasotras.—¿Estoesuntallerdecarpintería?—lepregunté.—Sepuededecirquesí—miróasualrededor—.Paramíescasiunsantuario,
estelugaresloquesoyMariana.Aquíocultabaloquesentíaporti.
—¿Tegustalacarpintería?—Esmihobby,losvaronesdemidinastíaseentretienenconlamadera,que
algo tiene que ver con la naturaleza —me di cuenta que la mayoría de ladecoracióndelacasasonhechasenmadera,lomirésorprendida¿seráposible?—Todoloquehayenlacasa¿fueronhechasporti?—Sí.YalgunaslashizoEduardo.—Siempreadmiréalcarpintero—sonreí.—Gracias—respondióorgulloso.—¿Quéesloquecubrenesassabanas?—señaléamíalrededor,lomiréysu
expresiónfuepensativa,luegoseencogiódehombros—.¿Puedo?—Claro—bajósumirada,sesonrojó,quietélasabanaqueteníaalfrente,me
sorprendíalverqueerayo,habíarealizadounaesculturademediocuerpo.Sedirigió al piano, salí a quitar la segunda sabana y para sorpresamía, era otroretrato mío. Cada sabana tapaba uno. El salón estaba repleto de cuadros yesculturasentodotipodemaderaconmirostro,dondeseresaltabamicabello.—Ya sabes cuál es mi adoración ahora —sintió pena, volvió a bajarme la
mirada avergonzado, cuandomis ojos le pidieron una explicación, él se dio lavueltadándomelaespalda,pasólosdedosalasteclasdelpianoycomenzóatocarunahermosamelodía.Eraalegre,transportabaaquienlaescuchabaabrincardefelicidad por haber encontrado el amor. Era una melodía de amor puro ytrascendental,meencantóescucharla.—¡Quélindamelodía!,¿cómosellama?—Mariana.—¿Dime?—No—sonrió—. La canción se llama Mariana —menos mal me daba la
espaldaporquemirostroenrojeció.Cambióelritmoylasnotasseconvirtieronenunabatallaamuerteconsigomismo,esoeraloquetransmitía,lasnotaserancargadasderabia,ira,desprecioyrepugnancia,nomegustó.—¿Yesacómosellama?—¿Porqué?—contestó.—Nomegusta,transmiterabia,odioydoloralmismotiempo.—Esanotienenombre.Lacompuselamañanaantesdenuestraboda.Me miró de reojo. Las notas volvieron a cambiar, estas eran tan tristes, la
melodía era tanmelancólica y llena de tristeza queme recordaron los días deoscuridadquesentídespuésdelaboda,alasoledadqueazotómialma,lasnotaseran nostálgicas, como si se perdiera al ser querido, me hicieron llorar, meacerqué a la pintura cubierta en la pared, me quedé pasmada. Antonio siguió
tocandoesatristemelodía,mientrasyomirabamiretrato.Elgigantecuadroerami rostro, dormía. Lo único que había pintado erami cabello casi delmismocolor.—¿Cómosellamalaqueahoratocas?—Tampoco tiene nombre, la inspiraron tus ojos —dejó de tocar. En un
santiaménmeenvolvíansusbrazos—.Aquípodíaamarteyadorarte loquenopodíahaceren tupresencia—comenzóadecir—.Yya tehedichoque tengounaaberracióncontucabelloCariño.Ereshermosadurmiendo,nopodíapasarporaltoesedetalle,eselcuadromásbelloquehehecho.Yconfiesonopudedarconelcolorexacto,peroeseseasemejaaldecabello—sonreí—.Cadavezquete ofendía o te trataba mal me refugiaba en este lugar para que el dolor meconsumiera.Noséquiénsufríamás,siyoalofenderteotúalrecibirmiofensa,medesahogabarealizandoalgúnretratotuyo.Medejabaatenderporti,eraunaformadedisculparmeporhaberteofendido,conozcolasazóndeClementinaysabíaquenoeraellaquiencocinaba,megustabanesospequeñosdetalles.—¿Enquétiempohacíasesto?Trabajastodoeldíayenlanocheduermes.—Jamás había dormido tanto hasta anoche —lo miré—. Era inmortal, no
necesitabadormirmuchashoras.Consolounaopormuchodoserasuficiente,mequedabanelrestodetiempoparadistraermeenalgo.—Pero dormiste cuando te atacó esa bestia, aquella noche —me miró
extrañado.—¿Cómosabesquefueunabestia?—Laviamor.Esedía,lopresentí,sabíaqueteibaapasaralgoy…—Porfavordímelo—mecondujoalmuebleubicadoaunladodelpiano,élse
sentó en el suelo y su rostro lo apoyó en mis rodillas, nuestras manosentrelazadas.—MedirigíalascaballerizasparahablarconCapricho—nuestrasmiradasse
encontraron—.Lepedí...Bueno,leexigíquenopodíallegaraestacasasinti.Nopodíadecirtequenosalieras,túnomehabríashechocasonisitelohubierapedidoderodillas.Poresorecurríatucaballo,elproblemafuequetú…—Penséqueloembrujabas.—Supongo. Estuve intranquila durante el día y puse a Clementina con los
nervios de punta. ¿Ella sabe lo que tú eres?—afirmó—.El hecho es que noshabíamos sentadoen labanca a esperar tu llegada, cuandocomencéavivir tudesesperación,corríatucapillaaencenderunavelaypedirleaDiosquetedierafuerzas.Micuerposeconectóal tuyo,viaalhombreloboqueteatacóporuncostado, yo caí al piso, luego sentí el otro golpe en mi estómago —prestó
atención ami relato—.Escuché la voz queme había hablado en una ocasiónanterior,medecíaqueutilizaraalosanimales.DebíadefenderteAntoniocomofueraynomeimportabamataraalguiencontaldesalvarte.—¿Enviastelanubedemurciélagosyelrayo?—Sí. Tenía tanta ira, te atacaron.Mi alma se trasladó al borde del abismo,
estuve contigo. Clementina le dijo a Eduardo que yo había hablado en unlenguajediferente.—ElantiguolenguajedelaTierra.—Yonosécuáles—meencogí.—Eduardo me dice que cuando tengo el látigo y al enojarme demasiado
tambiénhablodiferente.Aunqueelmíoesellenguajedeluniverso—arruguémifrente—. No me preguntes, porque no lo sé —contestó la pregunta que noformule—.Graciasporsalvarmeyperdonaporhabertegritadobrujaesanoche.Caprichoteobedeció,meencontróymellevóhastadondemihermano—jugabaconmisdedos.—Creoquenuestrosmedallonessecomunican—dije.—¿Cuándollorabasesastantasnocheslotomabasenlamano?—afirmé.—Sí.LepedíaaDiosquemedesconectaradelmundo,eneseestadonosentía
dolor.¿Porqué?—Cuando lo tocabas yo sentía tú dolorMariana—apoyó su cabeza enmis
piernas—.Lanochequemeatacaronfueporundescuidomío,meaferréaél,pocasveceslohago,penséenti—levantósurostroymemiró—.¿Anocheenelbosquetúlotocaste?—Sí.MeaferréaesperarlamuerteyloúnicoquedijefueAntonioteamo—
nuestrasmiradasseencontraron—.¿Porqué?—Porquesentítúmiedoysupeenquélugarteencontrabas.Comoteníaalas
soloerapedirtrasladarmeyenuninstantellegabaallugarquequería.—¿Aquélinajeperteneces?—A uno muy antiguo igual que el tuyo, a uno sagrado, guardianes de los
instrumentossagradosdeluniverso.Cariñojamástoquesellátigoylasdosdagas,tampocotoqueslasarmassagradasdeEduardosondosespadasqueseconviertenen varas muy afiladas. Solo los descendientes varones de mi dinastía puedentocarlossinquemueran.Porfavornolostoques.—Teloprometo.¿Memataría?—sentíunaextrañasensaciónenmiestómago.—Completamente,sololosquetengansangredeluniversopuedenportarlas.—¿Sangrequé?—Hablédemás.Vamos,eshoradebuscaralPadre—ensusojosviganasde
comentarmealgo.—Dimeloqueestáspensando—susojoseranespejoscristalinosyyodesde
anocheloscomprendíamásquenunca.—Nolotomesamal,perocreoqueenmicondicióncompletadehumanosoy
algoceloso,silofuisiendouninmortal.—¿LodicesporAlfred?—sonreí.—Si,laverdadmehasacadodemiscasillasesejovencito—sumanoacarició
mimejilla—.Aunquemegustóloqueledijistelatardequearreglamoseljardín—sonreí,recordandoesemaravillosodía—.Lofrenastedelamejorforma,tandigna, me gustó cuando le mostraste el anillo. Me ofreciste una fidelidadincondicional,aunqueyonolamerecía—sedetuvo—.Tambiénteagradezcolosdosdíasquemecuidaste,mealegrómuchotenerteamilado.—Yotambiénsoycelosayquenoseteacerquenadie,mepuedoconvertiren
unabrujadeverdad—comenté.Élsonrió.—Unamujerme estámolestando—dijo arrugando su frente y reprimiendo
unasonrisa—.Ynosécómoquitármela,esunadamaynoentiendequeestoycompletamenteenamoradodemiesposa—dijoconpicardía.—¿Isabela?—asintió.—Esmuyinsistente.—Déjameloamí.Sequedarásincabellositevueleatocar—contuvolarisa,
alvercómomealteré.—Si—semordióloslabios—.Erestremendayunpocogrosera—meayudó
alevantar,noqueríaquesefuera.Meaferréasucuerpoenunfuerteabrazo,lebeséelcuello,supielseestremecióantemigesto.—Mariananohagaseso…solotengopocashorasdeserhumanoyparamílas
emocionesporestosdíassonmásintensas—surespiraciónsefueentrecortando,mis labios se acercaron a la comisura de los suyos—. No voy a podercontenermecariño…—Noquieroquetecontengas—dije.Megustabalaformaencómocambiábamosdelugar.Élcorríatanrápidoque
con solo cerrar y abrir los ojos estábamos en lugares diferentes. Cerramos lapuertadenuestrahabitaciónycomenzamosadesvestirnos.Micuerposedientodelsuyo,enestaocasiónno fuimos tiernos,habíamosperdido lapenaunodelotro. Fue ancestral, la conexión que existía entre él y yo, era inexplicable,queríamosfundirnosunoenelotroparaconvertirnosenunasolaalma,unsolocuerpo,nuestrocorazóneraelmismo.Éleramigrandezayyosoysu templo,creábamosnuestrapropiareligión.
—Perdóname—ledijemientrasmeaferrabaasucuerpo.—¿Pordesearatuesposo?Quesolodeseaquepasemoseldíadeestaforma
—meavergoncé.—¿Seránormalestánecesidad?Porqueesnecesidadamor,necesidaddeti.—Tal vez. Además, debemos recuperar cuatro meses —dijo sonriendo,
mientrasacariciabamicabello.—Túmedebesunalunademiel—lerecriminé.Reímos.Mebesólafrente,bajósuavementeporminarizdeteniéndoseunrato
enmiboca.Jamásmecansarédebesarlo,pasóamicuelloysiguiósurecorrido,dejando huella en mi piel, gravándose con cada caricia, con cada beso hastallegarallugarqueélqueríayqueparavergüenzamíayodeseabaqueestuviera.No creo que sea pecado, el mismo Dios lo creó, nos bendijo en un altar, esmagistral cuando estás con tu esposo, con esa persona que amasincondicionalmenteysoloélpuedeposeertedeesamanera.Dejéquemimenteviveracadasegundo,cadacariciahastallegaraunmardevibraciones.Nopuedopedirle más a Dios, cada creación suya ha sido perfecta, la naturaleza, eluniverso,elserhumano.Nocreoqueseapecadoexperimentarlasreaccionesdetucuerpo,nomientrasseabajoelrespetomutuoatucónyuge.Antoniomedijoque los engendros profanaban la intimidad, saboteaban el acto sagrado delsacramentomatrimonial.¿Cómopodríaayudarloanteesaprofanacióndeburlaalcuerpohumano?,sientoqueesaserálaperdicióndelahumanidadafuturo,enlas próximas generaciones, nos debilitarán de esa manera, eso es lo que eldemonioquiere.Nosquedamosabrazadosporunlargotiempo,besómifrenteysaliódelacamaavestirse.—Noquieroquetevayas—mesonrió.—Te prometo darte todas las lunas de miel que quieras—sonreí al darme
cuentaquelecostabasepararsedemí,mispensamientosíntimoseranlosmismoqueélsentía—.Deboirme.TengomuchaspreguntasparaelpadreGumersindo—seme acercó,me dio un beso tierno y sutil—.Cariño no salgas de la casamientrasregreso.Entudiarioleíquehasestadoseguraaquíyporalgunarazónlosdemonioscreenquetúeressudiosa.Hoyesdíadelsolsticio,eldíaenelqueelmalpuedepasarelportal.—Noquieroqueteenfrentesaellos.Prométemelo—meenvolvíenlasabana
ymesentéenlacama—.Yanoeresinmortal.—Teloprometo,nosaldréhoyapelear,nopuedodejartesolaenhorasdela
noche,nohoy,nodemoraré.—¿Llegarásendiezminutos?—hizounamueca—.¿Quépasa?
—Capricho,nocreoqueestéfelizconmigo,eltambiénperdiósusalasanoche—abrímisojos.—Despuésdeloexplicotodo—mebesóysalió.Mearregléybajéabuscara
Clementina,hablabaenlacocinaconMartín.—Clementinanecesitopedirteunfavor.—Claroseñora—sonreímosalescucharesaúltimapalabra.—Porfavorentrégaleestanotaamimadreyesperaaquealmenostedeuno
—leentreguélacartaenlaquelesolicitabaquedebíacambiarmivestuariodedormir.Todasmisbataslasibaacambiar.Ellamemiró,lohizodeunamaneraextraña.Yoporotroladomesentíacadavezmáscansada,cuandomevestícostóabrocharlo,lossenosmedolieron,nopudeponermeelcorset.—¿PuedoirconMartín?—Claro,así iránmás rápido.Nohayproblemayomequedarédormida.Me
sientocansada—notélapicardíaenlosojosdeClementinaymesonrojé.—No me tardo, cuando regrese, le haré un buen plato de sopa —dijo
Clementina,arruguémirostro,nosoyamantealasopa—.Algomedicequelasvaatomarmucho.Losvimarcharseenelcarruaje.Cerrélapuertaymedirigíalacama,quería
descansar.Nosentíadolor,memiréenelespejoypuedonotarquemivientreestáinflamado,lonotéextraño,además,laspiernaslasteníaspesadas.Meacostéycomencéarecordarlosucedido,ahorasiasimilabalasituación.Elmundoestárodeado de magia, misterio y hechicería, eran ciertas las leyendas de bestias,engendrosyseresendemoniados,perotambiéndeángeles,seresaladosyalmasbuenas. ¿Quién seréyo?,Antonionome lodijo,puedomanipularel fuego,elclima,losanimalesyséquepuedocrearelvientoohacerquelabrisahagaloquequiero.Mequedabadormida, losojossemecerraban,mivientreconcadasegundo
que pasaba lo notaba más pesado, me siento mareada. Poco a poco me fuisumergiendo en un profundo sueño, cuando escuché la voz que siempre mehabíaayudado.“Protegealniño”.“¿Cuálniño?”.Me levanté asustada, toquémivientrey estabaunpocomás inflamadoa lo
queloteníahaceunosminutos,sentílapresenciadelosseresquemeatacaronanoche, llegaron pormí. Quedé inmóvil en la cama al vermaterializarse unanubenegra…
CAPÍTULO27
Antonio
Bajé la velocidad del caballo al entrar al pueblo. Desde hace 300 años nosentíaelfrío,vuelvoaexperimentarlasconsecuenciasdeserhumanootravez,porfinmesientoplenoycompleto.Noeratanmalovolveraserlo.Comopudehaber sido tan bruto e ignorante, no me alcanzará esta vida terrenal paraenmendarelestúpidodañoquelehecausadoalamujerquemásamoyquesindudameadora.Me dirigí a la parroquia, las puertas estaban abiertas—espero que no esté
ocupado—.AmarréaCaprichoyentréaljardín,subílasescalerasdedosendos,estoyimpacienteporsabercómoesquenodesaparecióladinastíadelaMadretierra,queríasaberquépasó,seperdióelrastroportantosaños,laúltimauniónqueseefectuófuehacepocomásde500años.Además,esdesumaimportanciasaberporquéaMariana la confundencon la abominablemujerdeLucifer.Elsacerdotearreglabalasfloresdelaltar,elsacristánbarriendoy…¿PorquéestásiempreeseAlfredconelPadre?,sentírabiaalverlo.Dondevuelvaamiraramimujer como lo hizo la última vez, le partiré la cara —“debes controlar lasemociones.Ahoraereshumano”mereprendí—.Nosehabíanpercatadodemipresenciahastaquelossaludé.—Buenosdías—saludéamablemente.Alfredfueelúnicoquenosonrióalverme.ObservéalpadreGumersindo,era
ágil a pesar de su edad —¿cómo terminó siendo él, el guardián de estemonumental secreto?Debe ser un hombremuy culto, fuerte e inteligente.Notodostieneneldondelaprotección.—Carambahijo,quesorpresaes tenerteaestashorasen lacasadeDios—
sonreíaycaminabahaciami—.¿Enquépuedoayúdate?—memiró—.¿LepasóalgoaMariana?—sealertó,losotrosdosjóvenesdejarondehacersuslaboresyahoracaminabanendirecciónanosotros.—No…noPadre,ellaestábien,muybien—sonreíanteelrecuerdo,nopude
evitar sonreírengreídamentey recordarladesnuda,disponibleparamí,eraunasensación que jamás cambiaría por nada en elmundo—.Los dos necesitamoshablarconustedyamismo.—¡Quésustomedistemuchacho!Elpadredesviólamiradayobservóendirecciónalaentrada,seguísumirada
yeraEduardoelqueentraba.Dimediavueltamedirigíaélconcaradepocosamigos,alvermedisminuyóelpasoybajósurostroaldarsecuentademienojo,alacercarmelotoméporelcuelloconmibrazo,dejándoloinmóvilyconelotrocomencé a desordenarle el cabello, teníamos trescientos años de no jugar así.Soltóunacarcajadaalcomprenderqueyaerahumanoigualqueél.Sesoltódemi gancho y sus manos tomaron mi rostro, puso su frente junto a la mía,mirándomealosojos.—¿Esella?—sonreí.—Si.Esmidiosa—meabrazó,tambiénsealegrópormifelicidad.Entróen
mimente,tratédenopensarenMarianadeformaíntima—volvióareír—.Supoescogermisrecuerdosypensamientos.—¿Porquénomedijistedetussospechas?Nolahabríatratadodeesaforma.—Hermano, solohastahaceunosdías, comencéa atar cabos—mesoltó—.
Ibaatucasa,peroviaCaprichoenlaentradadelaiglesia.¿Quéhacesaquí?—miréalPadrequeobservabalaescenaentrenosotros.—VengoabuscaralGuardián—habléenvozalta.Losojosdelsacerdotese
abrieron y los dos jóvenes se pusieron en guardia para atacar en cualquiermomento.—¿Dequéhablas?—elPadremeescudriñabaconlamirada.—Deesto—saquémimedallónyselomostré.Palideció,susojoscambiaron,
nolograronocultarsuasombro,laemociónbrotóporsuser.—Padre santo… —tomó el medallón—. Eres el complemento… eres el
elemento…perosieres tú…—se inclinóantemí—.Eressangre…—lo tomédelbrazo.—Noesnecesarioquehagaeso,¿esustedelGuardián?—Sí. ¿Cómo es que hasta ahora se dan cuenta?—no supe que contestarle.
Suspiréyconfesélaverdad.—Es una larga historia, solo hasta anoche descubrimos que somos los
portadores—nolomiré,desviélamiradaamihermano—.Yopensabaqueeraotrapersona—Alfredsehabíaacercado.Teníadosvarasdemaderaunaencadamano,mesentíincómodo.—¿EsqueMariananoportasucrucifijo?—¿Crucifijo?—Bueno es un medallón que parece una cruz extraña —me miró—. Soy
sacerdotehijo,paramíesuncrucifijo.—Siloporta—contesté.—¿Noloportabastú?—meescrudiñabaconlamirada.
—Jamásmelohequitadoentrescientosaños.ElPadremeditó,procesandoloquehabíadicho,surostrosepusorojo.Cerrémis
ojosparaleerelpensamientodemihermanoysaberloquepensabanyélllegóalaconclusióncorrecta.—Cómoosaste…—¡Penséqueeraotrapersona!—meadelantéadefenderme—.Creíqueerala
mujerquellevaríaensuvientreelhijodeLucifer.Alfredmepusounade susvaras enmi cuello, comprendí que ellos también
eranguardianesoporlomenosprincipiantesyqueestéenespecialteníaungrancoraje.¿Cómoosabaadesafiarmecuandoyasabequiénsoy?,eseactomeirritó,noerasantodemidevociónymeofendiósufaltaderespecto.Mequitéloquepresionabamicuelloy lo tomépor lacamisa llevándolocontra lapared—haceratoteníaganasdehacerleeso.—Quieroquetequedealgomuyclaro—lomiré—.Amocontodamialmaa
“mi mujer”, ella es la razón por la cual existo en este plano terrenal y si túvuelvesamirarlacomolamirastelaotraveztejuroquesemeolvidaráloquesoyytesacarélosojos.Ellaesmía.Mueroymatoporella—sezafó.—¿Porquélahicistesufrir?—preguntóretándomeaquelepegara.—Notengoporquéexplicárteloati—sentíunlevegolpeenmicabeza,erael
Padremepegóconunmanojodepapeles.—Séloqueeresyporesosolotepegoconesto.¿Cómoosastedudardemi
niña? —lo miré. Mi hermano soltó una gran carcajada, cruzado de brazosmirándonos.—Nosabeloquemehapesadodesdeayer,haberlahechollorartanto.—¡Qué la hicisteis llorar! —gritó. No le contesté, tenía el derecho de
recriminarme como lo hacía—. ¿Y no te distes cuenta de quién era?—dudéantesdecontestar.—Solo hasta ayer consumamos nuestro matrimonio… Sentí que me moría
cuandolavicaeraeseabismo….Yo…—comencéanegaranteelrecuerdo,misexpresiones con las manos me ayudaron un poco, las palabras se me hanatascadoenlagargantaigualqueanochecuandoMarianamedecíaloquesentía.—¿Qué?,¿Cuálabismo?—elPadresemovíadeunlugaralotroenelaltar.—Ayer…—meinterrumpió.—Mástevalequemedigaslaverdad,muchacho.Porquesemeolvidaráquién
eresytedarélapalizaqueAlfrednotedio.—Yyoloayudo—comentóLouis.Vayaalpareceresejovensihabla,siempre
lohabíavistocallado.
—Yyotambién—contestóAlfred.—Yyonomemeteréparadefendertehermano—Eduardoalzólasmanosen
señalderendición.—Gracias—les dijemirándolos, respiré profundo antes de hablar y aclarar
mis palabras—.Le contaré todo, vamos ami casa, no quiero dejar aMarianamucho tiempo sola. Sé que ella no es lamujer del demonio, pero ellos no losabenyhoyeseldíadelsolsticio—elGuardianmemiróindignadoyalanalizarloqueledecía,surostrosefuepalideciendo.—¿Hoy es el día en que el engendro de las tinieblas puede pasar a nuestro
mundo?—seechólabendición,yoafirmé.Confirmésumiedo,quedópensativounossegundosparaluegotomarsuhabitualformaderegañar—.¿Norecuerdasqueenlabodatedijequeteentregabaaunadiosa?—memiróysiguióhablando—.Alfred,Louis,nosvamosadefenderanuestraseñora—losmiró—.Yasabenquéhaceryquellevar.Tienentresminutos.—Padreyo…losiento,medejéenvenenarporculpadeloscelos.—¿Celos de qué?, si en lamirada se nota queMariana esmás pura que la
mismapalabra—dijoAlfred,yestaveznolediscutí,teníarazón.Yoenmilesdeocasionesmedijecomohacíaparaponeresosojosdeinocencia.—Sé que fui un estúpido y no me alcanzará la vida para compensar cada
lágrimaquepormiderramó—respondíalzandolavoz,esejovenlograbasacarmedequicio.Teníarazón.Hoyloquemediganserápocopara loquemerezco,sequedaron callados esperando que el Padre les volviera a dar la orden. Pero elhablóenvozaltaloqueeransuspensamientos.—El ser supremo, la energíapuraavecescoloca las fichasyeluniverso se
conspira a sí mismo para lograr su objetivo. Una vez puestos en la Tierracualquier cosa puede pasar. Y el sufrimiento los fortalecerá… Increíble—memiró—.¿Cómolograsteaguantarcuatromeseslejosdeella?Silahistoriadicequeesimposibleestarlejosdesupielyviceversa.Miré a todos. Mi hermano ya lo hacía, él quería saber cómo se lo había
ocultado.—Hasta que me quedaba solo —respondí a su pregunta en voz alta. Me
miraba.—Puedoleerlospensamientosdelaspersonas—hablóEduardo,respondiendo
a la pregunta mental de ellos—. Tenemos algunos poderes y ustedes sabenbloquearmuy bien sus pensamientos, pocas veces han bajado la guardia—losmiró.—Esperandounarespuesta—hablóelcura.
—¡Nolosé!Nosécómologréaguantartantocuandoloquedeseabaeraotracosa.PerdónemePadreporloquevoyadecirle,nosécómomantuvesucuerpolejosdelmío,esofueloquemásmeatormentó.Elquererhacerlamíasiendounserinmortal,ustedtienerazónenalgo,meeraimposibleestarlejosdeella,poresotodaslasnochesentrabaasurecámaraparaadorarlaunavezsedormía—miréamihermano—.Nopuedotomarunpedazodemaderasinquelehagaunretrato o una escultura. Y me odié por eso, porque pensaba en ella a cadainstante.Laamabaaunsabiendoqueeralaqueengendraríaelhijodelmalyaunasínopodíaodiarla, laadorodeunaformaaberrante.Queríahacerlamíayenvariasocasionessentíasudolor—sentíquemisojossehumedecían—.Nosabenlasvecesquelaescuchédelirarminombreydebíacontenerme,ellapensabaqueno la amaba yme frustraba el no poder decírselo.Me atormentaba la idea dematarlaalgúndíaymeagobiabareconocerqueseríaellaquiénlohiciera,porqueno podría maltratarla ni un cabello. No saben a diario mi frustración pordefraudaramilinajeporqueestabaenamoradodeunamujerdestinadaaotrooporlomenosesoeraloquepensábamos.Laheadoradocreyéndolaundemonioahora pueden imaginar lo que siento al saber que nació para mí. No quieroperderlaymeconvertiréensuesclavoparacompensartodoeldañoquelehice.Merezco lo que me dicen y entiéndanme un poco. ¡He estado a punto devolvermeloco!,laamomásqueamipropiavida,moriríaporella.Esalgomásfuertequeyo, la idolatro,anocheseconvirtióenunareligión,sucuerpoesmitemploynosésiescorrecto.Séquefuemiculpacreerleaesehechicero.Tengotantoamorpordentroqueavecessientoqueexplotaréenmilpedazos.—Sufrimiento… tu linajedebe sufrir igual aldeella—dijo—.Peroaunasí
¡noteloperdono!—yvolvióadarmeconlospapelesenlaespalda,noalcanzóapegarme en la cabeza—. Pasaremos todo el día en la casa de ustedes hastadespuésdelamedianoche,cuandohayapasadoelpeligro.—GraciasPadre,nosedemoren.Salieronalacasaparroquial.Eduardomemiraba,yobajéelmuroquelehabía
puesto a los sentimientos que sentía por Mariana. Miré al piso, mi hermanoseguíaescuchandoensilencio,hastaquehablé.—Esmiadoración,desdeque lavientraraesahabitaciónensucasaconsu
cabello suelto —lo miré—. Es mi vida completa, anoche cuando nuestrosmedallonesseunieron…supequelaheamadoportodalahistoriadelhombreenla tierra, siempre ha tenido el mismo color de cabello, diferentes estilos, liso,crespo, ondulado, largo, corto, rizado, pero siempre el mismo color. Estesentimientoesmásgrandequeyo,semesaledelasmanosloquesientoyporsu
cuerpo…—sentícomoEduardobloqueósumente.Sonreí.—TratadenopensarenMarianadeesaforma—mihermanosesonrojó.—Discúlpame,noalcanzasteaverladesnuda—dije—.Manténelbloqueotú,
meesdifícilnopensarenella,deesaforma—afirmó—.¿TepasalomismoconManuela?, ¿sientes lo mismo?, ese deseo aberrante de tenerla en tus brazosEduardo,detocarla,besarlayposeerlahastaqueseteolvideloqueeresysolovivir en su cuerpo —mi hermano escuchaba, parecía entender mi deseo—.¿Comocontrolasesaansiedad?Esciertoque solo tengohorasde serhumano,¿tútambiénsientesesto?—Noconlaintensidadtuya.Sídeseoamimujercomotúnotienesidea,pero
perciboentialgomásalláqueesinexplicable.Seráporloqueeres.—Tusangreesigualalamía.—Ereselprimogénito,elqueDiosescogióparallevarelalmadeluniverso.—Sabes que no tiene nada que ver con que sea el primogénito. Puede ser
cualquieradenuestradinastía.—Soloserádelatuya—meabrazó.—Hasidolomásmaravillosoqueheexperimentadoenmistrescientosaños
devida.EllaestancálidaEduardo,estansuave,sucabelloesembriagador,suaroma,sucuerpo.—Hermanodebesesperarteunpardedíasparavolveratenerla.Créeme.—no
pudecontenerlarisa—.¿Qué?—SientoqueMarianamedeseadelamismamanera,alhacerlamíaes…nolo
sé… no lo entiendo —sonreí—. No tuve que esperar —tenía las cejasencontradas—.Lacuré—sugolpemedioduroenelhombro.—¡!Esoestrampa!—dijoriendo.—Almenostúsabescómotefueconellaysabrássilegustó—meacariciéel
hombro,sentíelgolpe—.¿MevasdecirquenoentrasteenlamentedeManuela,paravercómotefuecomohombre?—tratódementirynopudo,nosconocemosmuybien.—Solounpoco—dijoavergonzado.Nosreímos.—Ahoraquesoyhumanosientolosgolpes—mequejé.—Estamos listos —dijo el Padre, nos dimos la vuelta y quedamos
sorprendidos.Lostresvestíandepantalónnegro,condosbandasdecueroentrecruzadasen
elpecho,dondecargabandagas,estacasyenlapartedeatrás,cadaunoteníaalparecer su arma favorita. El Padre portaba un arco con sus flechas. Louis unhachayAlfreddosespadas.Seprepararonparalaguerra,elsacerdoteteníaun
antiguolibrogrueso.Pasopormiladomientrasnosdirigíamosalasalida.Aunladodelasilladesucaballoguardóellibroylocubrióconunamanta,parecíamuyrecelosoconesemanuscrito.Mihermanoyyofuimoslosúltimosenbajarlasescalerasdelaiglesiayalinstantesentíungolpedelanada—fuecomosimehubiesenempujado—.Dilavueltaenelaireycaíapoyandounarodillaenelpiso. Eduardo se quedó en elmismo sitiomientras que los tres guardianes sebajaron de sus caballos al darse cuenta que algo pasaba, tomé mi medallón,Mariana tienemiedo.Unsermalignolaempujó,nuestracasafue invadidaporseresendemoniados.“Antonio”—mellamó.“Mariana”—sedesconectó.—¡¿Porquésiemprehaceeso?!—lairainundabamipecho,fueEduardoelque
traducíaloqueleíademialosguardianes,misojossetransformaronyloscerréparanoasustarlos.—AtacanaMariana—dijoEduardo.—¿Quién?—preguntóelsacerdote.Yonoesperéaqueterminarandehablary
nomeimportóguardarapariencia,didoszancadasydeunbrincoestabaenmicaballo. Necesitaba llegar a tiempo a impedir que le hicieran daño. No miréatrás,mihermanomealcanzóenunsegundoymisoídosdetectarontresgalopesdesenfrenadodetrásdenosotros.“Controlaturabia”—decíaEduardo.“Juroquelosmataré”.“Tusojoshermano,hancambiado”—misojoseranmisegundopoder,ellos
seponíandecolorplata,duroseinexpresivos,altenerlosdeesaformalograbacomunicarme con mi hermano, mis sentidos se extra desarrollaban, al menosestonoloperdíalrenunciaralainmortalidad.Éldecíaqueerademasiadofríaeinexpresiva a diferencia de lo que yo miraba, para mí todo era más nítido.LamenténopodervolaryaunqueCaprichoseguíasiendoveloznoeralomismo.Nos tardamos más de la cuenta, me levanté sobre la silla de Capricho y meimpulséparaalcanzarlaterrazaaunconelcaballocorriendo.Laspuertasdelacasa fuerondestruidascomosiunhuracánhubieseentrado, losvidrioshechosañicos,esparcidosportodoslados.Mivistasefuenormalizando,mialmasefuedesgarrando.Toméelmedallón,quería saber si la sentía, sehadesconectadodelmundo—divueltassobremímismoejeantesdecaerderodillasconmismanosenmirostro.—Selallevaronyyolopermití.—¿Quépasó?—preguntóelPadrealentrar.
—SellevaronaMariana…—fuemuysuavelavozquesaliódemipecho—.¡Esosmalditosdemoniosselallevaron!—grité.—Si al menos supiera convertirse en su elemento, eso no se lo enseñé—
comentóelGuardian.—Esviento,¿porquénosetransformó?¿Porquénoseayudóasimisma?—Susrazoneshabrátenidohijo.Ellasiempresabequéhacer,enséñaleesoa
tu dinastía, no la juzguen, tal vez les parezca injusto o desquiciado, pero laMadretierrasiempresabeloquehace.—¿Porquélodice?—preguntóEduardo.—Solotemencionoloquedicenlosescritos.Medirigí al despacho, losdemás,me siguierony llegarondetrásdemí, los
dejéentraramisantuarioparatomarmisarmas.ToméaFooilyuumilátigoqueseamarrócomosiempreamicintura,toméaAssuurerlasdosdagasylasdejéen mis botas. Al darme la vuelta el Padre se encontraba a mi espalda. YmihermanollegóconImmulius,jamáshadejadosuarmaenningunapartequenoseaconsigomismoylaguardaenunavainadecueroparaquenolastimeanade.—Sabes que siempre está conmigo —le sonreí más por cortesía que por
emoción.—¿Esassonlasarmassagradas?—AsiesPadre,estasarmasfuerondadasalprimercuidadordelasangredel
universo, además quiero aclarar la confusión que se ha generado en variasocasiones, no es lo que estaba ocultó en el arca de la alianza, usted sabeperfectamentequelasnuestrassonmásantiguas,estándesdeelmismomomentoenqueeluniversoseencarnóenunserhumano.Hanpertenecióamifamiliapormileniosymilenios,antesdelaépocadeMoisés.Recuerdesomosmásantiguos.Debemos irnos—mi voz era fría, debía poner de mi parte para no perder lacabezaanteeldesesperoquesentíamialmaalnoteneraMarianacerca.Elrestosequedódeslumbradosconelcuadrodemiesposadormidafrentealpiano.—¡Vaya!Eshermoso—dijoAlfred.—Antonio —me llamó el Padre aún seguía en el mismo lugar—. ¿Puedo
tocarlas?—susojosbrillaban.—NopuedodejarloquetoquemisarmasnilasdeEduardo.Sequemaríasolo
conunlevecontacto.—LafuriadeDios—susurró.—Sololosvaronesdenuestrolinajepuedenhacerlo.Elpadrealzólasmanos,lamentónopodertocarlas,salídeldespacho,teníael
medallónaferradoamimanoporsidespertabaencualquiermomento.Elreloj
delacasamarcabalasdiezdelamañana,sinoalcanzamosarescatarlaantesdelamedianoche.Elalmasemequebró,simelatocan…—Vamosaencontrarla—dijodemihermanoanimándome.—Sí…—nopudehablarporlaira.—No le pueden hacer nada aún, ellos creen que es su diosa, eso cuenta a
nuestrofavor.—Si descubren que ya… lamatarán… no podría…—el sacerdote puso su
manoenmiespalda.—Debemosentraralbosque,cuandoellavuelva,podrásrastrearla.—¿Cómo?—tomómimedallón.—Yaestán juntos,elactúacomobrújula, sabrádondeestá suotraparte,así
será.—No logro comprender como logra desconectarse del mundo. Me asusté
variasvecesmientras…—¿Lahacíasllorar?—enlosojosdelPadreviquelecostaráperdonarme.—Si—bajélamirada.—Debes darme una muy buena explicación y estaré gustoso de escucharla
mientraslabuscamos,¿melacontarás?—Por supuesto, usted pregunte. Por ahora salgamos de aquí —dije entre
dientes.—Antonio.¿DóndesemetieronMartínyClementina?—nohabíapensadoen
elloshastaquemihermanolosnombró.Corrí a la cocina, y no los vi, me dirigí a las caballerizas y el carruaje no
estaba.ElnuevoaprendizdeMartínbañabaaloscaballos,selevantóalvermellegar, ese joven no teníamás de quince años, negro, alto y delgado. Cuandollegó teníaungradodedesnutricióngrave,seescapóde lagranjadondevivía,salemuypocopormiedoaqueselollevenotravezatrabajarenlossembrados,volverlo esclavo de nuevo. Todo lo que nos dijo resultó ser verdad, locompramosunatarde.Eldueñoeraunseramargadoyambicioso,lalibertaddeTomásnoscostóunabuenasumadedinero,nopodíamosdejarloir,Martínvioenél,loqueesnecesarioparainstruirauncuidadordenuestrolinaje.Lamagiaseleseráentregadasiesfielanuestrolinajeysisucorazónesbondadosoparaguiar al universo. Eso solo se sabrá si algunos de mis hijos reciben las alas.Hastaelmomentoesunbuenchico.—Señor.—ClementinayMartín…—SalieronacumplirunrecadodelaseñoraMariana—niporenteradoestaba,
sumiedoaserdescubiertopormásdequeledijimosqueyaeraunhombrelibrey puede salir no lo hace. Además, no podría haber escuchado los ruidos, losestablosquedanalejadosdelacasayparaoídoshumanosserianimperceptibles,aúnnoestádotadodelamagia.—Tomás,veacasadelospadresdemiesposaydilesqueesimportanteque
venganpronto.—¿Pasa algo señor?—dejó el cepillo con el que peinaba al caballo—. Si
señor.—DileaClementinaquesellevaronaMariana,salimosconlosguardianesa
buscarla.—¿Eso es algo que solo deben escuchar ellos?—miré a Tomás, es sutil e
inteligente.—Sí.Soloellos.—Cosasdeestafamilia.—MeagradaquelocomprendasTomás—eljoventomólasillaalladodela
caballeriza. Comenzó a amarrarla al caballo y salió en dirección a buscar anuestrosProtectores.—¿DóndeestánAntonio?—Asalvo,Marianalosenvióalacasadesuspadresallevarunrecado.—Siempresabeporquehacelascosas—comentóelPadre.—Estoycomenzandoacreerenloquedice—metranquilicéalsaberquemi
viajaestáasalvo.MontéaCaprichoyelrestomontaronsusrespectivasbestias.Dentro de poco serán las tres de la tarde yMariana no se ha despertado aún.
Giramosencírculosynoshemosperdidoenellaberintodeárbolesyarbustosdelbosque.A los caballos tocó dejarlos en el barranco dondeme enfrente la nocheanterior con el sabueso del infierno. Nos detuvimos, era imposible llegar acualquierparte,estebosqueestáembrujado,Marianateníarazónalllamarloasí,sesiente el aire pesado.Nos sentamos en una zona rocosa, el tiempo pasaba y yodesesperándome.AEduardolamortalidadleafectabaconlospequeñosanimales,esoloirritabamucho,teníaunbichoquenolodejabaenpaz.—¿Padreustednosabehablarconlanaturaleza?,talvez…—Nohijo,esosololopuedehacerladiosa,aunquenosabeaún.—Puedemanipularelclimaytambiénelfuego.—¿La viste? —afirmé—. Traté de tenerla alejada de eso para que no la
confundieraelmalyahoraellanosabedefenderse.Silahubieseinstruido.—Noseatormente,lohizoparaprotegerla.Aunquesinqueustedleenseñaraha
desarrolladosunaturaleza,algoseleocurrirá.—Ytú,¿porquélaconfundiste?—lenarrélahistoriaalPadresentadoenlas
piedras. Él escuchó con atención, nome interrumpió, no tenía caso seguir sinqueMarianaseconectaraa sumedallón.Leconté todo, intentépreguntarleenmás de una ocasión sobre la Leyenda.Yo supe de ella almorirmi padre, losdocumentosposabanenmanosdelosguardianesdelaMadretierra,esunodelosmisterios que he anhelado saber siempre, pero solo dijo que la historia lacontaráunasolavezyeraenpresenciademiesposa.Teníamimedallónenlamanocuandoescuchésuvoz.“Antonio”.“Cariño”—Eduardomemiróyel restose levantóalpercatarsedequealgo
pasabaconmigo.“Misanimales”.“Pequeña,dime¿dóndeestás?”“Tengomuchomiedo,ellos…”“Voyencamino,sefuerteamor.Nosuelteselmedallón”.“Haymuchamaldad,misanimales”Sedesconectó.“Mariana”.—¡Mariana!—grité.Ellosesperaban instruccionesyyo frustrado, ¡¿porqué
haceseso?!—.¿Porquétedesconectasdelmundo?Eduardoseguíaquitándoseunaavispaqueloteníacansadoporsuspiquetes.
Sumergido en tratar de matar al pequeño animal... me había dicho… misanimales —sonreí, mi Mariana desde hace rato ha intentado informarnos suubicación.—¡EsperaEduardo!—grité.Meacerqué,teníaelcuellorojodetantorascarse
yllenodepicaduras.—Estoes loquenomegustadeserhumano.Cómoarde lapicazóndeeste
bicho—comentóenojado.—Medijo…misanimales—alPadrelebrillaronlosojos,entendísumensaje,
extendímimano y la avispa se posó en ella. Puse los ojos plata, el pequeñoanimalmovíasuspatas.Tratabadedecirme…volvíasonreír.—Teseguiremos—lesusurré,misojosvolvieronasuestadonormal.—¿Porquéseensañóconmigo?—sequejó,meacerqué,pusemimanoensu
cuelloymienergíasanadoralealivióeldolordelvenenodelaavispa.—¿Mejor?—asintió—.Dejadequejartetanto.—Noesquemequeje,peroarde—suspiró—.Gracias,yanosientodolor—
movióelcuello.
—Andando—lesdije.Lapequeñaavispaindicabaelcamino.Habíamospasadovariasvecesporese
lugar. Se perdió en un barranco que quedaba justo al frente de nosotros, nosquedamos quietos al frente al vacío. Ya comenzaba anochecer y con él, mipacienciasevioafectada.—Perdonen,¿vamosasaltar?—dijoLouis.ExtendímimanoyAssuurer saliódemibotaparaposarseenmismanos—
nuestrasarmasobedecenalllamadodelasangredeluniverso,nuestroscuidadoressoloprotegenelbaúlenelcualpuedenserguardadas—lastoméenmimano,losguardianes se quedaron asombrados. La extendí presionando el pequeño botóninferiorquehacecambiarla,sealargóenunaespadadelgadaquetieneelpoderdepartir cualquiermaterial de la Tierra—. La introduje por donde desapareció laavispa y esta desapareció, metí mi mano, luego mi brazo hasta que entré porcompleto, era un espejismo.Detrás demí ingresaron al tiempo el resto demisacompañantes.El lugarolíaapuroazufre,elaireerahúmedo,pesadoyespeso.Instintivamentemisojossetornaronplateados,mihermanopercibióelmalpuroenplenoesplendor.Sacamosnuestrasarmas,meatrevíaverlosyeranhumanosconbuenasalmas, igualquemiMarianacuandolamiréanoche,sualmaes tanpuraquedeslumbraconsolomirarla,nosemeocurriómirarladeestaformaenlasnochesmientrasdormía,temíaquesualmafueranegra,estéeraotrodonqueconservaba.Seguíalinsecto,escuchésualeteoysabíaaquédireccióndirigirme.Lasparedeserandebarroydescendíamos,caminandocuestaabajoporpasilloscomoenun laberinto,unsilencioabsoluto, seguíalpequeñoyvalienteanimal.Me seguía el Padre,Alfred en lamitad seguido de Louis ymi hermano habíaquedado de último, aunque en este estado de percepción él escuchaba mispensamientosyyolosdeél.“¿Lapercibes?”—mepreguntó.“Si, hay maldad pura en el lugar, nunca en mis trescientos años la había
sentidoatalgrado”.“Cuídate,yanosomosinmortales,ahorapuedenmatarnos”—teníarazón.“NoloharánhastaqueMarianasalgadeestehorriblelugar”.“Asíserá”.Comencé a escuchar voces, puedo escuchar a un kilómetro de distancia si
estoytransformado.Letrasmitíelmensajeamihermano.“Vocesaunkilómetro”.“Este lugar es inmenso, hay que destruirlo, esta fortaleza del infierno no
puedeexistirymuchomenoscrecercercadelacasaenlaquevives”.
“Vamoscaminoalinfierno,¿nosienteselcalorenlasparedes?”—ledije.Seguimos descendiendo por varios minutos, mi desespero fue en aumento.
¿CómosacaréaMarianadeaquí?,dejédetocarbarro,mirémispiesyelpisoeracompacto al parecer, de piedra, ya no descendíamos. El Padre tuvo razón,mimedallónemitióunaondaamicuerpo.—Miesposaseencuentradetrásdelapuerta—lesdijeenvozalta.—¿Cómolosabes?—preguntaronaltiempo.—Elmedallón—sientovibraciones.—Telodije—contestó.Lo que me impedía llegar a mi esposa era la puerta, miré en todas las
direcciones,tratandodebuscarotraentrada,peronohayformadeingresarsinoes por la puerta. Si la derribamos o la cortamos nos escucharán y no puedoarriesgarmeaquelehagandaño.—Hayqueentrar—dijomihermano.Alfredseacercó,searrodillóytomóun
pardepinzasydespuésdeunosminutoslogróabrirlasinelmenortrauma.—Noeresmedico¿cierto?—dijemirándolo,estavezsinacusarlo.—También.Estoessolounhobby.—Buenchico.Entramos al lugar. Era oscuro, frío y repulsivo. El medallón a través de
vibraciones me decía que pasillos recorrer, caminamos por varios hasta queescuchélasvocesmásfuertes,hablabandelaorganizacióndellugar,planeabanelactosexualconMariana.Sentílafuriapormisvenas,silatocanseríacapazdeiral infiernoamataracadaunode losmilesdedemoniosquehay incluyendoalmismoLucifer.Nosasomamosporunodelosbalcones,habíamuchos,nohabíapresencia de engendros, aunque sabemos que el lugar esta infestado de ellos,dentrodepocolosbalconessellenarándeellosalamedianocheparavercomoLucifertomaamiesposa,losalabarían.—Esperemosaquí—lesdije.—Esmejorseguirbuscándola—comentóelPadre.—No.CreenqueMarianaaúnesvirgen,laseguiráncuidandohastaqueseala
horayyasabemosdóndesellevaráacabo.—Tienesrazónsolodebemosesperar.Nos escondimos en ese horrible lugar, observando cadamovimiento de los
engendros,alaesperadesusritos.Misojossenormalizaron,noqueríallamarlaatencióncondospuntosplateadosen laoscuridad,mientrasadecuabanelaltarconsábanasnegras,pusieronacadaextremounasvarasdeaceroconcadenas,paraamararlasextremidadesdeladoncella.Colocaroncuatrocandelabroscon
velas en cada esquina e iluminaron la sala con cientos de ellas, mientras lohacían nosotros observábamos, es un gran salón. El altar lo adecuaron en elcentrodelrecintosobrelaestrelladeDavid.¿Cómoutilizansímbolossagradosparaunfintanabominablecomolabrujería?—Lossímbolosnosonlosmalos,ellossignificanloquesignifican—respondió
Eduardo en voz alta a mi pensamiento—. Malos son los rituales con lo queinvocanyutilizanlossímbolos,esaesladiferencia—ellugarparecíaunaiglesiaenruinas,habíagrandesarcosenlaparteinferiorunoalladodelotroqueformabauncuadradoperfectoyenelcentroelaltar—Esto es una burla—la ira se apoderó de mí, escuché voces en la parte
inferior, al altar llegó un hombre corpulento, vestido con una capa negrasatinada,felizporeldíadehoy,porfinselecumpliríaeldeseodeverengendraralmalpuro.Peroyanopodían.—¿Latraemos?—esecomentariollamómiatención,unhombrecillojorobado
dedentadurapodridahablabaconelhombredelacapa.—Si,yaeshora,tráiganlayamárrenla.Alseñordelastinieblasleexcitaque
ponganresistencia—dijo, lasangrevolvióahervirmeynofuielúnicoqueseenojóalescucharesecomentario.—Sobremicadáverleponenunamanoamiesposa—dijeentredientes.—Nolopermitiremoshijo,contrólate—comentóelPadre.—Yo te ayudaré—miré aAlfred,mis ojos ya eran dos témpanos de acero,
tienemuchanobleza,esunhombredepalabra.—Teloagradezco.EsperamoshastaqueaparecióMariana, lavi tranquila,esmuyprobableque
sintieramipresenciaysabíaqueencualquiermomentoentraríaarescatarla.Laamarraron de pies ymanos, no se opuso.Mi hermano la observaba, no pudeleerleelpensamiento,mebloqueóo¿nopodíaleerloquepensabamiesposa?Elhechiceropasósusmanosylenguaporelcuello,ellaapartósurostroalleersuintencióndebesarla.—Aún no sabes quién eres ¿cierto? —no contestó—. Eres muy deliciosa,
prontoharemoscosasricascontigoyserástúymiseñorelquenosmuestreelartedelsexo—surisaretumbóportodoellugar,yonopudecontrolarmemásysaltédelbalcón,aterricéenelaltar,alospiesdeladiosa.Tampococontrolélafuria de mis ojos. El hombre de capa dio un salto al verme caer, sus ojosmostrarontemor.Eseeraelefectoquecausabanmisojosantelosdemonios,veíanreflejadosu
propiamaldadantelajusticiadivina.Mihermanoaterrizódelamismamanera
con el Padre a su espalda y los dos jóvenes guardianes saltaron cayendo cadaunoauncostadodelaltar.Unadocenadebestiasselanzaronanosotros,deboadmitirquelosguardianes
respondieron sagazmente, están familiarizados con los combates cuerpo acuerpo.¿Dóndeoquiénlosentreno?,haymuchascosasqueaclarar,lociertoesquesondignosguerrerosdelaDiosa,elhachadeLouiseradeplatayconellavolaban extremidades de cada bestia que se le interponía.Alfred demostró sudestreza, su estilo de pelea era del oriente, era entrenamiento de los samuráis,dominatodaslastécnicasdelasartesmarciales,consusdosespadasdeplata,lasbestias no fueron gran adversario para él. Quien me sorprendió fue el padreGumersindo, con la agilidad de un felino y una puntería perfecta lanzaba susflechas con punta de plata directo al corazón de las bestias, dejándolosdisecados. Nosotros tenemos trescientos años matando toda clase deendemoniadascriaturas,acabamoscon todosellos,elhombrede lacapanegramirabaatemorizado.—Nohassacadotusalas.—¿Aqueletemes?—dije—.Noesnecesario,puedomatartesinellas.Elsoltóunarisamacabrayelrecintoseestremeció,aparecieronlosseresfríos
reciénconvertidos,eranfuertes,peroingenuos,parecíanvolar.Tomémisdagasydeslicéelbotónquelashacecambiarysecubrieronendagasdemadera.Mihermano hizo lomismo con su arma, los guardianes vieron el cambio y elloscambiaronlassuyas.ElPadrecambiólasflechas,ahoraerandelgadasestacasdemaderabendecidasycomenzólasegundabatalla,estafuemásintensa,saltabany parecían levitar.No temía pormí ni pormi hermano, tendríamos quematarmásengendrosparaquenodañaranalosguardianes,aunasí,elloslucharonconunvaloryhonor.Sentí un extraño orgullo por ellos, eran dignos de confiar. Los engendros
quedaban disecados al contacto con la estaca en su corazón. Al Padre ni lotocaron, ese anciano eramuy rápido y comopor arte demagia caían con unaestacaensucorazóncadavezquevolabanensudirección.Sentíelcambioenmiresistenciafísica,conmisalasnomecansaba,ahoraesdiferente.Unvampiromeenfrentó,noflaqueóymecostóunpocoacabarconél,solounpoco.Lediuna patada que lo lazó directo a la estaca de mi hermano que estaba al otroextremodel recinto,esoes lobuenode tenerunhermano lectordementes,esque está siempre a apoyarte y viceversa, cuando lancé al vampiro dos másllegaronparaseguirpeleando.“NodemuestrescansancioAntonio.Ellostecreeninmortal”.
“Yaloséynotemopormí,sinoporMariana,lapuedenmatar”.“Yosiestoycansado”.“LibéralaEduardo.Debo enfrentarme al hechicero que tocó amimujer, lo
mataré”.Mihermanobrincóhasta lamesadondeMarianapermanecíaamarrada.Mis
ojos siguen iguales y no quiero que se asuste con mi aspecto como anoche,Eduardoextendiósuarmaenafiladasylargasespadas,elfilopartetodoloqueseleatraviese.Conunlevegirocortólascadenasdelospiesyluegolasdelasmanos.Llegaronmásdemonios,ledilaespaldaamihermanoparainterponermeaunvampiroqueleselanzóaAlfred,sedisecóantesdecaer.—GraciasSeñor—dijoAlfred.—No bajes la guardia, eres un digno guardián —le di una palmada en el
hombro.Los demonios se alejaron, volví al centro de la estancia y poco a poco los
guardianes llegaron a mi lado. Eduardo se puso a mi espalda y Marianacaminabalentamentealrededordelaltar.“¿Quépasa?”—lepreguntéaEduardo.“Nopuedoleerleelpensamiento”.“¿Porquéladejastesola?”.“Ellalopidió”—contestó.Enese instantemipielexperimentólasensaciónmásescalofriante.Unhumo
negrotomabaformadehombre,conojostanoscuros,registréelgradomásaltodemaldad,entonceseraél,elángelcaídodeloscielosdemiPadreCelestial.Peronofueesoloquemehelóypetrificó,sinolapersonaquehabló.—Noerestanfeo,eresmuyatractivoquerido—Marianalehablabaconamor
aldemonio,debíescucharmal.—Vayayamímedijeronqueerashermosa,soloquenotehicehonorconmi
imaginación—seleacercóyellalesonrió.—Noquieroquemeates,quierodisfrutarlotambién.Larisaqueazotóelrecintofueterrorífica,todosquedamosdesconcertados,no
podíaserciertoloqueescuchábamos,Mariananopodíadecireso.Ellalomirabaymeignoraba,noseatrevióavermeynosupesiloquedecíaeraciertoono.—¿Yaeshora?—preguntó.—Dentrodepoco,teconfiesoqueteloharíaacadainstante,eresdemasiado
deseable—volvió a reír—.Tu tía supo engendrarte, sabe cómomegustan lasmujeres.—¿Loharemosfrenteaellos?—señalóconsudedoalospresentes.
—Debenadorarte,comoyoloestoyhaciendo.Sonrió.Me quedé inmóvil,mi cuerpo no reaccionaba, a duras penas seguía
respirando,sialguien intentaramatarmeesteeraelpreciso instantedehacerlo.Ella lo hacía con lo que decía, enterraba un puñal delgado y silencioso enmípecho,cuandoterminedehablarhabrémuertodepena.—¿Ydelantedeellos?—nosseñaló.—¿Mariana? —fue el Padre quien habló, el resto nos encontrábamos en
trance.—Losientoviejito,ustedmecaíabien, aunquedebodecirlequeme torturó
conesashostiasadiario—volvióamiraralmalquienleextendíalosbrazos.Debe estar embrujada, si, debe ser eso. No podía haberme engañado, es
imposible,ladudafuecreciendoyconellomimuerte,nopodríavivirsinella.Ledio la mano, él se la besó jalándola, intentó besarla, ella apartó su rostro,ofreciéndoleelcuelloquiennodudóenlamerlo,sonreíadeplacer.Nopudemáscondolor,mipechosepartióyeldolorfueinfernal.Sealejósensualmente,enlosojosdeélhabía lujuriadesmedida,Marianacomenzóa soltarse losbotonesdelvestido,eradiferentealdelamañana,esteseabotonabaenlapartedeadelante.Caminó en dirección a mí, con su mirada en el suelo ¿Por qué no tenía lasuficientevalentíademirarme?—¿Yaeshoradeentrégameati?—preguntó,amenosdeunpasomío,erael
momentooportunoparamatarlayliberaralmundodelmalquelesacechaba,peronopude,jamásloharía.—Sí.Venamí.—Hay un problema, espero que no sea mucho pedirte. ¿Me podrías
complacer?—Loquepidas—lesonrió.Solologrépronunciarunafrase.—Yonosoytanfuerteparasoportarestedolor,Mariana.—Notienesporquésoportarlo,mírame—mehabíapedidoycomountontolo
hice,yasabíaloqueveríaenellos.Perosumiradaeralamismadeanoche.Noentendí.—¿Cuáleselproblema?—lepreguntóeldemonio.—Queyanosoyvirgen—mihermanoextendiósuarmalomásquepodía.Y
las varas llegaron a mis costados, me protegía. Para los engendros fuedesconcertante—.Yporquemivientreyaestáocupado—dijoMariana.Conunarapidezque jamáspenséque tuviera tomómi látigoy loextendióhastaqueelmalpurofueenvueltoenelfuegodeluniverso,elmismoCreadorlojuzgó.—¡Púdrete en el infierno de donde no debiste haber salido!—él gritaba de
dolor,yanopodíazafarse,unavezellátigoaferraasupresanolasoltabahastaque esta se reduce a cenizas—.Mivientre jamás fuedestino a engendrar a tuhijo.¡Yononacíparasertuya!—sacóelmedallónyselomostró,gritóderabiaalverseengañadofuelomásgratificante.Sedisecaba,nocreoquedesaparezcadeltodo,perosivolveráalinfiernoylecostarámuchovolverasaliraesteplanoastral.Ycomprendímuy tarde,Mariananoeradenuestro linaje,por susvenasno
corre sangre del universo. Se sacrificó por salvarnos, el látigo cumplió sucometido,seloquitédelasmanosyesteseenvolvióenlamía,miesposaquedópor un instante en pie, luego se desplomó en mis brazos. Eduardo y losguardianes se enfrentaron a una avalancha de engendros que surgieron parahacer venganza por la frustración de su noche.Nome enfrenté a ninguno, nopodíamoverme,enmisbrazosyacíamimujermuerta.—¿Por qué cogiste el látigo?—susurré, aferrándola a mí pecho, un fuerte
gritoemanódemialma,deseabaacabarcon todos,paramorirdespués.Noséquién ganaba, si nosotros o ellos, por mi parte espero que me maten pronto,deseoestarconellaenlaotravida.Deseabaquememataran,fueelPadrequiénmesacódeltrance.—DebemosirnosAntonio.—Mátenme…solomátenme…—Lo hacemos afuera si quieres, por ahora debes sacarla de aquí. Mariana
debetenerunfuneraldignodeella.Teníarazón,mipensamientomellevóaotromundo,lavidanopodíasertan
injusta de quitármela de esta forma.Mi Señor, perdona que te cuestione, ¿eranecesario?Intentérevivirla,aúnteníaelpoderdesanción,mimanoseposóensupecho,ynofuesuficiente,yanoeraunserinmortal.Elsacerdoteletomóelpulso.—Noestámuerta,tienepulso—comentó.Solobastóesoparatomarlaenbrazos,peguéunsaltohastalamesadelaltary
deahíhastaelsegundopiso.Nomeimportabaelresto,porprimeravezenmividafuiegoísta,soloteníaunpropósitoyerasacaraMarianalomásprontodeestelugar.ElpensamientodeEduardollegóamimientrascorríaendireccionalasalida.“Antonio, el Padre dice que la lleves al estanque, nosotros tardaremos un
poco”.“Nosedemorenporfavor”.“Queestésobretierra,aguayviento...”—noescuchémás.Habíasalidodel
rangodedistanciaenquepodíaescucharle.Ibaaunavelocidadexorbitante,nosécómologrésalirtanprontodellaberinto.LleguéallugardondehabíatraídoaMarianalatardedecampoydondeledijequejamáslaheamado,mearrepientode haberle dicho esa mentira. Dejé su cuerpo sobre la tierra, le quité laszapatillas y sus pies entraron en el agua del lago, la tomé en brazos, aún noreaccionaba.Eldolorsefueapoderandodemí,volvíaenviarlemienergía,perofue inútil. Mis manos acunaban su frágil cabeza, la aferré contra mi pecho,besándola por todas partes. Las lágrimas salían y salían, jamás había lloradotanto,enmialmahabíaundolorquejamáspenséqueexistiría.Habíamuerto,sesacrificópornosotros,volvíadarleenergía…yaesdemasiadotarde.—NomedejesMariana,porfavornomedejes.Cariño,escúchame,regresa.No
sévivirsinti,llévamecontigo—llorabacomoniño—.Sintinosoynada,nosoytanfuertecomotú,por favor regresa. ¡Nomedejes!—grité.Mihermano llegóconelguardiánalhombro,searrodillóalladodeella.—Noreaccionaynolesientopulso.ElrostrodelPadremegritabaquenosabíaquéhacer.Comencéapegarmeenla
cabeza,pormiculpafuesecuestradapudeenviaraMartínoaTomásalaparroquia,yo ladejé sola.Aferré sucuerpocontraelmío.Fuemihermanoelquepensóyanalizó la situación,yono tenía razonamiento,nialmaymuchomenoscorazón.ConlamuertedeMarianasehabíaidotodo.—Antonio…Mariananosequemóconellátigo—dijomihermano.—Talvezporqueeramuynoble,ellaespura,sualmacentellabacuandolavi
—respondísinpensarlo.—No.Túsabesquesinotienesangresagradaseprenderíaenllamasymírala.—¡Está muerta y no puedo revivirla!—grité, no sé a qué viene con estas
conclusiones.—Tambiéndijoquesuvientrenoestabavacío—analicé,quequisodecir…no
puedeser,mirésucuerpoyeranotorioquesuvientreestabaabultado,todoestoes tan nuevo—. Sí, está embarazada de un varón y es obvio que ya vienedestinadoalainmortalidad.—Perocómo…ella…¿cómolosupo?—Delamismamaneraquetevioensussueños,sinquesupieraquetúerasun
Ángel—respondióelguardián.—Yonosoyunángel,eraunserdotadodealgunospoderesdadospornuestro
Diosparaprotegeralahumanidad,lasangredeluniversocorrepormisvenas.—Pídelequesalveasumadre—dijoEduardo.ElrostrodelPadreseiluminó.—¿Ysiesunaniña?—volvióapreguntarelsacerdote.
—No se habría prendido el látigo. Nuestras armas solo responden al genmasculino—respondí.—Escierto,quetontosoy.—Eduardoélsolotieneundíaomenosdevida.—Como…—Notengolamásmínimaidea,entodoloqueleínodicenadaalrespecto,lo
quesiesciertoesqueyavieneencaminouninmortal,mirasuvientre.Guíalo,élsabráytetieneati—séquesomosespeciales,pero¿desdetantemprano?—.¿Puedescomunicarteconél?—Sí.Misobrinoserámuyfuerteyesalgocréemequejamáshabíapasado.—Traducemispensamientos—pedí,teníaunagranesperanza,loquedijomi
hermanoeracierto.Tomémimanoylapuseenelvientreycomencéhablarleamihijo.“Lorenzo”—mihermanoarrugósufrente.—Debetenerunnombre—susurré.—Bien,¿Lorenzo?—alzósusmanosconteniendolarisayyomesientoalgo
tonto.“Hijo,tumadretenecesita.Porfavorayúdameaqueregrese”.“¿Cómo?”—lapielsemeerizóalescuchar lavozdemihijoenmicabeza,
tanpura.“Siguemienergíay emanade ti la tuya, yo laenviaréadonde tumamá la
necesita”.Demimanosalióenergíaesperando lademihijo.Yasí fue, suenergíaera
pura y llena de tanto amor, la adoraba, trasladé la luz de Lorenzo hasta elcorazóndeMariana,cabezayfuncionó.“Graciashijo.Ahoratumadreyyocuidaremosdetidescansamipequeño”.“Graciaspapá”.“Te amo Lorenzo” —un par de lágrimas recorrieron mis mejillas y eran
diferentealasquesalieronhaceunospocosminutos.Sentirlapurezadesualmacaló en lo más profundo de mi existencia. Percibí su felicidad. Marianaregresabaensí,mialmaycorazónigualmente.—¿Ganamos?—susurró.Salióunllantodefelicidadenmíalescucharla—lassensacioneshumanasson
tancontradictorias,pasardeldolorprofundoa laadmiración totaly luegoa lafelicidad absoluta en tan poco tiempo. Las lágrimas eran la minucia máselementalymaravillosaqueheexperimentadoentantosaños,nuncasupeloqueeraeldolor,el rencor, la rabia,elamor, la felicidadhastaqueapareció laniña
másbella.Soltamosunagrancarcajada,AlfredyLouisnohacemuchollegaronysequedaroninmóvilesmientrasquedebatíamosloqueeramejorparaella.—¡Ganaste,Cariño!—contesté.—Tengofrío.—Yatellevoacasa—lacargué,ellaserecostóenmihombro,meinclinépara
acariciarlaconmirostro.—Losveomástarde—lesdije.Noesperéaquemecontestaran,salídirectoa
lacasa,felizderegresarconmiesposaymihijoensuvientre.
CAPÍTULO28
MiDespertar
Abrímisojos,estabaenmicama,habíaamanecido,giréparaabrazarloynoloencontré.Ensulugarhabíaunahermosarosarojaflorecidaconunpequeñocapullopegadoasutallo.Sonreí,élyasabequeesperounhijo.Nosoyexpertaen el tema, pero sé que el desarrollo de mi bebé va muy rápido. Recordé losucedidoeneldíaanterior,eldolordeAntonioen laasquerosacavernadondemellevaronlosdemonios,séquedudódemí,debíaserasí.Eranecesarioocultarsuhumanidad,noeraunaopciónparamíquesedierancuentadequeyanoerainmortal,lohubiesenmatadoyyosinél…—suspiréprofundo,meacordédesuformadellorar—.Lohabíaescuchado,cadapalabraquedijoensudesesperadointentoporrevivirme.No sentía nada en ese estado en el que quedé después de haber tomado el
látigodemi esposo.Aunque, solo fui el instrumentodemihijo, fue él, quiénlanzólairadivinaalmalpuro,aesedemonio.Nopenséquepodíamorir—esnormalenmi—.Yeranecesario,eralaúnicamaneradesalvarnos,siAntonioseenfrentaba a él, podría haber muerto. Después de desvanecerme quedé en unnexo, no sentíamis piernas, nimis brazos, todo era blanco, solo escuchaba lavozdemiesposo,escuchésuafición,sureclamoporhabertomadoellátigo,nopudecontestar,noteníadominiodemicuerpo,pormásquelointenténologréestimularlo.De unmomento a otro sentímis piernas,mis brazos, pero seguíapesado, luché, sin lograrhacermesentir.El llantodeAntoniomeatormentaba,necesitabaconsolarlo.“NomedejesMarianaaaa”.“Noquierodejarteamor”.—tampocopuedeescucharme.¿Losmedallonesse
desconectaron?“Nomedejes,porfavornomedejes”—mepartíaelalmaescucharlohablar
deesaforma—.“Cariño,escúchame,regresa”.Noqueríairmealaluz,yonoqueríadejarlo.“No puedo vivir sin ti. Llévame contigo”—su llanto me atormentaba.Y la
agonía deno saber lo quepasaba conmigo, la angustia de querer gritar y decir“aquí estoy”,¡espera!, solo dame tiempo. Después de un tiempo pude sentirestimuloenmisextremidades.Unaagradablesensación,sientoelagua,¡sí!,mispies ahora los sentía sumergidos, y mis manos tocan tierra. Poco a poco fui
reaccionandoymicuerposeconectabaentresí.Pocoapocomealejabadeloquemearrastrabaycomencéaverquelaluzsealejaba,milugarnoeraentrarenella,noaún.Esperounhijo,mihijodebenacer.LuegoescuchélasvocesdelPadreydeEduardo.¿Porquésuhermanonoledecíaloquemimentegritaba?Peroélfuemásastuto,logrósacaraAntoniodeldolor.Unatibiezaemergiódemivientre,eralasensaciónmáscálidaypuraquehabíasentido,fueprotegidaporunamásfuerteyfirme,esacalidezseconcentróenmipechoysentícomobombeómicorazón.Al instante sentí la brisa, el agua, la tierra, y un calor dentrodemí.Lasvocesfueronmásclarasypercibí laalegría,abrímisojosyalfrente teníaal inmensouniverso,esasestrellasesperabanmiregreso.Ylospresentessonrieronalvermeabrirlosojos.—¿Ganamos? —le pregunté al hombre que poseía los ojos que me
dominaban.Mesentíacansada,meacunóensupechollenodealegría.—GanasteCariño.Ledijequeteníamuchofrío,losiguientequerecuerdo…meacomodóenla
cama,Clementina lo ayudó a cambiarme y quedé en sus brazos, en un sueñoprofundo.—¿Antonio?—lollamé,séqueponesussentidosentornoamíyencualquier…
—.Buenosdías—dijecuandoentróalcuartoconsuhabitualformadehacerlo,delanadasepresentaba.—Cariño,¿cómotesientes?—sesentóamilado.—Muybien—mebesóen los labiosy luegobesómivientre,meparecióel
actomástiernodelmundo.—Buenosdíashijo—lesusurró.Unadescargadeenergíasaliódemíyélla
sintió.—Teestá respondiendo“quemuybien,papá”—soltamos la risa—.Gracias
porlaflor.¿Dóndeencontrasteunaconuncapullo?—Cariño, todaslasrosasdel jardínestánigual,supongoquelanaturalezate
haceunhomenaje—sumiradaeratanbella,enorgullecido—.Graciaspordarmeun hijo.Mehas hecho el hombremás feliz delmundo—le acaricié el rostro.Comoamoaestehombre.—Teamo.—Yyoati.—ElpadreGumersindoesperaparahablarcontigoycontartesobretulinaje.
Durmióanocheenlacasa,losdosguardianes…—¿AlfredyLouissonguardianes?—Sí,yquéguardianesamor,dignosdecuidarte,noestarásenmejoresmanos.
ElPadremesorprendió,créemenodudarénuncadesupuntería.—YAlfred…—Ya me cae bien —me miró, para ver qué cara ponía—. Es un buen
muchachoyahoraquesabequiénsoy,dejarádevertecomolohacía.—¿YEduardo?—Mihermanosefueanoche,quedóenllegarmástardeconManuela.Élme
contóelacuerdoquehizocontigo,nodebisteexponerte.—Eranecesario,temíquetemataran.—Pudiste morir —un tenue recuerdo de lo que debió pasar pasó por su
mirada.—Losiento—mebesólafrente.—ElPadreteespera.—Debobañarme…—aúnnomeacostumbroaloscambiosdelugares.Deun
momentoaotroyaestabaenelbaño,toquéelsueloymebesó.—Yotebaño—suvozfuetanseductora.—Amor…—No tengo problema en volver a bañarme —dicho esto mis piernas se
enroscaronensucintura,comenzóabesarmedeunaformamuydiciente.—Estoyembarazada…—Eso no es un problema, cariño no haría nada que lo ponga en peligro,
créeme, hacer el amor no es perjudicial. Volví a besarlo… No me habíapercatado, cuando comenzaba a temblar dentro de mí, sus ojos se tornabanplateados como los tuvo la noche en que lo vi pelear con esos demonios,memiróysusinexpresivos,furiososyfríosojossefuerondiluyendohastaquedarenelhermosomatizplateado,teníamilesdeestrellasenelinteriordesusojos,vialuniversoenminiatura.—Tusojoscambian…—lesusurré.—Si.Perdonaporlafrialdadydurezaquereflejan.—No.Esquecambian,setransformanenunminiuniverso—dije.Sonrió.—¿Sienteselcambio?—Si.Peropenséquevolvíanaserverdes—volvióreír
—.Soytucomplemento,loquetefalta,soytuuniverso—noentendí—.Loquenosuneeselquintoelemento.ElPadrenosexplicarábienlaleyendaamor,yotampocoentiendoalgunascosas.Comoloquemeacabasdedecir,porejemplo—volvió a besarme. A los pocos minutos me sumergí en un mundo desensaciones, susbrazosmeaferraronmientrasmicuerpo temblabadeplacerymi sensibilidad se calmaba. Si yo no hubiese sido testigo de su inocencia ypureza de sus alas no habría creído. Parece ser un Casanova experto en la
seducciónyparavergüenzamía,reconozcoquemeencanta.—Laglorianoessoloparaelhombre—mesusurróaloído.—Gracias.Nos arreglamos,mepuseunvestido suave, noquería apretar amibebé, tal
vez son locuras mías, pero siento mi vientre pronunciado, en fin, no queríaapretarlo.Podíadecirmeloquefuera,yolosentíaabultado.—Serásunamadresobreprotectora.—Esmibebéytienehambre.—YaledigoalPadrequeentreyaClementinaquetesubaeldesayunoamor
—mebesóenlafrente,mecargóhastalacamadenuevo.—Puedocaminar—refunfuñé.—Losé,soyyoalquelecuestaestarlejosdeti—memiró—.Perdónamepor
ser tan posesivo, recuerda que todos mis sentimientos se intensifican, se mepasaráconeltiempo,cuandomeadapteaserhumanodenuevo.Solotengodosdías,dametiempo.—Teperdono—dijesonriendo.Memetíenlacamaotravez.Mientrasqueélsalíaabuscarmídesayunoya
miguardián.Acariciémivientre.—Graciasporexistirmipequeño.Anheloabrazarte.—Yotambién—contestóAntonio,detrásveniaelpadreGumersindoconuna
cálidasonrisa.—Buenosdías,hija.—Buenos días, Padre—Clementina entró conmi desayuno, el hambre fue
abrumadora.Tomélabandeja,teníaleche,pantostadoconmermeladadefresas,huevo cocido, comencé a comer, dejé el huevo de último, al darme el primermordiscoelolormerevolvióelestómago.Quitélabandejalomásrápidodemispiernasycorríalbaño.Botéloquehabíacomido,Antoniosonreíaenlapuertadellavado,teníaunauradefelicidadqueembriagabamialma,nosécómomecomplementa,perolohace,Clementinaentró.—Es normal, son los síntomas del embarazo, serán más intensos, el bebé
demostróqueseráuninmortal,ylosprimerostresmesesevolucionandiferentealosembarazosnormales.PensamosquelaLeyendasehabíaperdido,cuandolasalasal jovenAntoniofuerondadaselpadredemisniñosnoscontósobreella,peronoultimódetalles,ninosadvirtióquepodía tardarse tantoenaparecer laMadretierra—miréamiesposo,inclinóunpocolacabeza,dándomeaentenderporquénoseleocurrióqueyoerasucomplemento—.AlosdosañosaljovenEduardotambiénseleotorgaronlasalassagradasycomprendimosqueapartir
de esemomento todo sería diferente, y tenemos un propósito superior que sedebecumplir.—¿Aquéterefieres?—AntoniomirabaaClementina,debenconocersemuy
bien,ellaescomounamadreparaellos,tantotiempoasulado.—Hijoconustedesyanoshabíandadounavisodelcambio,pero…—Pero¿qué?,¡Clementinaaa!—elPadreseacercóalapuertadelbaño.—Nuncaanteslasalassehabíandadoadosmiembrosenelmismotiempoy
en los registros que tenemos los cuidadores, jamás la inmortalidad se habíadetectadotanpronto,esunprocesodehumanoscondonesypasadoslosveinteseobtienenlasalas.—¿Mequieresdecirquemihijonaceráconalasdeunavez?—pregunté.—Nolosé.Loquesíesseguroesquealgocambióypormuchosmileniosnos
concedieronprivilegios.Temoqueahoradebemospagarelprecio.—Sufrirnoesunprivilegio—contestómiesposo.—Han amado por muchos años después de sufrir un poco. Siento que se
aproxima el momento en que el Creador los necesite, algo maligno se estátomandoalmundo.—Loderrotamosayer.—No, la semilla delmal ya está germinando, que no se ha consolidado es
diferente, debemos prepararnosmuchomás para lo que se avecina, y es paraamboslinajes.—Son especulaciones —intervino el Padre—. Están en este mundo para
amarse.—Para amarGuardian—contestóClementina—.Para amary sepuedeamar
muchascosas.Tocaescogerqueamanmás.—Siemprevamosaescogernoselunoalotro—contesté.—Tal vez—suspiró—.En todo caso este bebé ya es diferente. Por eso sus
síntomasseintensificarán—cambióeltema,nosquedamosmirándonos.—Sigo con hambre—dije. Sonrieron, la preocupación se evaporó, pensaré
más adelante en eso, cuando nos toqué enfrentarnos a lo que sea, lo haremosjuntos.—Debescomerdenuevo.—¿ParavolveravomitarClementina?—hiceunpuchero.—Esossonlossíntomasmiseñora,conunbuenplatodesopaquedarállena.—Clementina…nomegustanlassopas,lastomodevezencuando.Ellasonriómirandoamiesposo.Melimpiélaboca,elPadreesperabasentado
en lasilla, lamismadondesesentóhacedosnochesAntonio.Clementinasalió
conlabandejayalosdiezminutosregresó,traíaunplatodesopa.Confieso,lassentí deliciosas, me las tomé toda, no dejé nada, era como estar comiendo undeliciosopasteldevainillaquetantomegusta.—¿Yatesientesmejoramor?—¿Cuáleslagracia?—desdehacevariosminutosnodejadesonreír.—Teveshermosaembarazada.—Gracias —me gustó mucho su comentario, como puedo amarlo tanto.
Esperaronaqueterminaradadesayunar.—¿Lista?—Antonio se había sentado ami lado en la cama, entrecruzamos
nuestrasmanos.—Padre,necesitosaberquesoyoquiénessomos.—Hija…—susojosbrillaron—.AntonioeslareencarnacióndelUniversoy
túlareencarnacióndelaMadretierra…
CAPÍTULO29
ElRelato
NopodíacreerloquehabíadichoelPadre,¿cómoesposible?,dijoqueeralareencarnación de la ¡Madre tierra!,Antoniomemiraba, él ya sabíamucho denuestrahistoria,encambioyonoconocíanadaalrespecto.—¿Cómodijo?—abrílaboca.—Loque escuchaste—acarició elmanuscrito que tenía en lamesa—. ¿Por
dóndeempezaré?—Primerodígame¿porquécreíanqueMarianaera lamujerdelmalyno la
Madretierrahechamujer?—miréamiesposo.—Buena pregunta… —respiró profundamente, Clementina entró con una
bandejadetéypanecillos,ladejóenlamesaysesentóenlaotrasilla.Lapuertaseabriódenuevo,eraEduardoconmiprimayMartín.Mealegró tantoverla,Manuela se sentó a mi lado y Eduardo al lado de su hermano mientras queMartín se ubicó al lado del ama de llaves—. Veo que ya no habrá másinterrupción,laspreguntastratendehacerlasalfinal.—Trataré—dijeronloshermanosalmismotiempo.—Sololonarraréunavez,haysituacionesquenomeenorgullecen.—Entendemos,cuéntemepor…—Antoniofueinterrumpido.—Creo que fuemi culpa—comenzó a decir el Padre—. Entré en la orden
guardianadelaMadretierraalossieteañosdeedad.QueríaninstruirmeyconeltiempoqueríaalcanzarelprivilegiadopuestodelGuardián.Elinstructormayoreraelguardiándelamamádetuabuelahacesetentaaños.Elsegundoguardiánque era mayor y al terminar sus estudios fue preparado para proteger a ladescendientequehabíanacido.Laabueladeustedesdos,mientrasellacrecíayse hacíamujer, bajo la supervisión de su guardián amíme instruían para sudescendencia—memiró—.Tumadre,ellaseríamiresponsabilidad.—Laabuela deMarianadespuésdel añodehaber nacidoMatildemurióde
unaextrañaenfermedad, tuvodoshijos, tu tíoy tumadre—miréaManuelaymesonreía,loquemedioaentenderqueEduardolahabíapuestoaltanto—.Yoeramuy joven, por eso el guardián de tu abuela pasó ser el deMatilde y yocuidaríaalahijadeella.Soloquelasuertenoestuvodemiladoyelguardiánquienerami instructormurióamisveinticuatroañosyMatilde tenía solodosaños—seencogiódehombrosysumiradaseperdióenelpasadodesusjóvenes
años—.Yonomehabíainstruidoporcompleto,metocóaprenderconloslibrosyregistrosqueescribimos,haycentenaresdeloscualesMarianadebesconocerycontinuar, leer loconcernientea tudinastíahija,yaprenderadesarrollar tusdones.Perobueno,másadelantehablamosal respecto,mehe salidodel tema.Soybuenoconlasrelacionespersonalesylogréquedarmeenlaparroquiacercade la casa de Matilde. No era capaz de tener un aprendiz, no cuando yo nisiguiera sabíael arteporcompleto.Lo importanteeramantenermecercade ladescendencia, eso era lo único que me importaba, era el único que tenía elconocimiento de tan grande secreto y debía prepararme por si volvía lareencarnaciónde laMadre tierra.Séque es complicado, trataréde explicarmemejor.Deustedesdosdebensalir los linajes, elúnicoquemantiene suestirpeintactaeselUniversoparaquelareencarnaciónpuedaencontrarlo.LaTierraporelcontrariocambiacuandoeselmomento,poresomanipulasupropiasangre,laque los une como familia y volver a nacer. Les parecerá extraño, pero lanaturaleza es perfecta y Dios que es el gestor de todo—hizo una pausa—.Permitequesuceda.—Me mantuve cerca de Matilde, siendo el párroco de su congregación,
velandoporellaytambiénteníalatareadevelarporsudescendientequeeramiprincipal responsabilidad—memiró—.Y esa, eras tú, solo que te tardaste ennacer.Con losaños tumadre secasó,no lograbaquedarembarazada,pasabanlosañosynada.Temíporlaextincióndellinaje,habíadíasenlosquetemíquefuera el fin. Una tardeMatilde llegó llorando a la parroquia, me dijo que sesentíamalpormentirleasuesposo;lehabíadichoqueseiríaunosdíasdeviajeaverasuhermanoynoeraasí,sucitaeraconlahermanadeMarcos.Mecontóqueellaeraunabrujayquesuesposoleteníaprohibido,quedaronenverseparaquelearreglaraelvientreyasípoderdarleunhijoasuesposo.Cuandosaliódesu casa, la invadió el remordimiento, se arrepintió a última hora, traté decalmarlaymeprestéparaayudarla.Ledijequesequedaraunosdíasescondidaenlaparroquiayaccedido,si la teníacercapodíadarledetomartodaclasedeplantasquelelimpiaraelvientre,mecontóquetemíaporlahermanadeMarcos,si se enojabaypor resentimiento la acusaba ante su esposo tendría problemasporincumplirlopactado,esaeraunagranposibilidad.Latranquilicé,ledijequeme encargaría de eso, yo le di a beber varias plantas que tiene propiedadescurativas asociadas a la limpieza del cuerpo; no le di nada diferente a lo quedicenlasescriturasdelaMadretierra,tambiénlellevabasusalimentos.—LepedíquemedieraladireccióndelahermanadeMarcosparaarreglarel
problema.—seacariciólafrente—.Creoqueahífuedondecometímierror.Le
pedíel favoraunamujer lacualmeayudabacon las laboresde limpiezaen lacasa parroquial, le di vestimenta deMatilde, debía verse bien vestida, eramuyhumilde.Lepaguéparaquesehicierapasarporalguienyaceptópornecesidad,ledi una buena cantidad de dinero, nos presentamos en el lugar acordado con lacuñada deMatilde. No sabía lo que iba a pasar y de esome arrepiento ymearrepentiréeternamente.MehicepasarporelcocheroyClara,asísellamabasememorizósupapel.LareunióneraenLondres,teníamosladireccióndeunaviejacasaquemeprodujoescalofríosconsoloverla.Tocamosynosabriólapuertaunamujerbonitaconelalmanegraensusojos,senotabalomalvadaqueera,nomeimaginéqueunamujerasífueralahermanadeunhombretannoblecomoloesMarcos.Nomedejópasar,sellevóaClara,estabatranquilo,eramuyinteligenteysefuebienpreparadayconinstruccionesmuyespecíficas,ellasemostrabamuybien interpretando el papel deMatilde deGranados.Al cabo de una hora salióClara,seveíanormalymedijoqueesetrabajosilegustó,seganóunafortunapordejarseuntarvariascosasenelvientreytomarunasbebidasalgodesagradables…pasaron los quince días yMatilde se purificó, fue renovada, cambió, dijo queescuchólavozdeunángelquelesusurróyleprofetizóunahija.—Supodesdeelprincipioqueibaatenerunaniña—elPadrememiró—.Se
fuecontenta.Yalosdíasllegóadarmelasgraciasporqueestabaembarazada,lasaguas que le di le ayudaron mucho, y su hija sería un milagro… no sabes laalegría demi alma al saber que la descendencia seguía.Al señor Granados lesalieron negocios en Francia y como serían padres decidieron alejarse deInglaterray la razónmás importanteespor la llegadadesuhermana, seenteróqueseradicóenesepaísysusdeseoseranalejarladeunposibleencuentroconsuesposay suhija.LepedíaMatildequemeescribieraymedijeraenqueparteviviríanconlaexcusadeiravisitarla.Yonecesitabamantenerelcontactoconellaymeaprovechedelaprecioquemeprofesabaporhaberlaayudado.Meescribíacadasemanayyolecontestabaparaanimarlaaquememantuvieraencontacto—mesumergíenlanarracióndelPadre.DevezencuandoAntoniomeacariciabaelrostro, él prestaba atención a la otra parte de la historia—.Debía arreglarmisinfluenciasparaquemetrasladaranalpueblodondevivíaMatilde,dondenaceríasuhijayyodebíapermanecer cerca, esoera loprimordial.Tambiénnecesitabaconseguir un aprendiz, debía velar por la descendencia que tuviera la hija deMatilde.—Padre,perdonequeleinterrumpa,ustednomencionaaManuela—dije,los
presentesmiraronalGuardian,nadiesehabíapercatadodeeso.—Manuelaeshijadetutío,solollevanelgenlashijasdelashijas.Aunque,tu
prima tieneundonmuydesarrollado,peroellanoposeeelgennecesarioparaquelaMadre tierranazca.Nomelopreguntes,esofue loqueleíen los librosquetengobajocustodia,éste—acaricióellibroqueteníaenlamano—.Esunode tantos, recuerdahija,mi instructormurió antesdeperfeccionarme,y enmicayólaresponsabilidaddenodejarsinprotecciónalasdescendientes.—¡Vaya!—dijoManuela—.Algodebotener,yaqueEduardosefijóenmí—
comentó.—Nosotros podemos enamorarnos de cualquier mujer, cualquiera que esté
destinadaparanosotros.Mimadrenoera,laencarnarondelaMadretierra—lecomentóAntonio—.Ellaeraunahermosamujer,lodenosotrosesalgomásalládetodalógica.Yaloverás.—Antonio tiene razón —continuó hablando el sacerdote—. Sigo con mi
relato… Pasaron dos meses cuando a la puerta de mi parroquia se presentóClara. Su aspecto era desencajado, yo esperaba a que llegara la carta deaprobaciónparairmealaparroquiadelpueblodondevivíaMatildeenFrancia.Peromiinstintomealertó,nodebíadejaraesamujereneseestado,pasaronlosdíasyClaranomejoraba,teníaconstantevómitos,mareos,teníalossíntomasdeunamujerembarazada.Lepreguntésiserelacionóconunhombreymedijoquesí,yquefueronvariosynosabíaelporqué,eraunanecesidaddelujuriaquenoentendía.Me acordé de las razones acordadas de esa reunión conMatilde y sucuñada. Entré en pánico y culpabilidad, por mi culpa esa mujer estabamanifestandoactosendemoniados.Medijoquesumadrelahabíaechadoporserunadeshonra,ladejéquedarse.Nosabenlosdíasdetemorquemeinvadióenesaépoca,algoextrañoseapoderódelaparroquiaysupequeeraloqueClarallevabaensuvientre,lacomidaempezóapodrirsemuyrápido,cuandotomabaelcuerpodeCristoparecíamorirse,seretorcíaenlacamaymesuplicabaayuda,suvientresecontraíadeformainhumanahastacaerdesmayada.Dejódeasistiralamisaydiariamenteencontrabaloscrucifijosbocaabajo.Supequealgomalohizolabrujadetutíayconeltiempoyahoraconloquepasóayerconcluyoconseguridadqueesatampocohabríasudolamujerparallevarenelvientrealanticristo,ellaseríaundemoniomás,elactosedebehacerconunalmapura.—Mellegóelpermisoylopospuseporunpardemesesmás,eraeltiempoque
lefaltabaaClaraparadaraLuzalengendroquellevabaensuvientre.Sabíaqueeramalvado,torturabaasumadredeformasqueesmejornodecirlas,nopiensoalterarteMariana conhistoriasde terror.Con tiempo trasladé losmanuscritosyconfieso que en ocasiones parecía paranoico, temía quéme hicieran daño. Porotrolado,lahijadeMatildehabíanacido,tumadremeescribiócontandolagran
noticia, decía que eras la niña más hermosa del mundo y me pedía que tebautizara.Leenviérespuestadiciéndolequemeesperaraunpardemesesyqueseríaparamíunhonorbautizarte.—SeríairresponsabledemipartedejaraClarasola.Lanocheenquedioaluz
—el Padre habló suavemente, recordando a lomejor esasmalas experiencias—.Tuveuna revelación,mientras lapartera laatendíay losgritos retumbabanen lacasa,unavozfemeninamehabló.Dijoquedebíamataraesacriatura,medijoquesiquedabavivamataríaalaMadretierra.Yonoqueríahacerlo,nopodíamataraunbebé,cuandolaparterasaliómeasusté,elrostrodeesamujerreflejabaelmiedopuro,susmanostemblabanalentregarmeaesapequeñaenvueltaenunamantayconsolotocarlapercibílamaldadpura.Medijoquelamadremurió.Lepagué,ledijequeenviaríaalabebéaunorfanato,memiróyensurostroviquéalgomássucediómientrasnacíaynoqueríahablardeello.Lepregunté,surespuestafue…“esaniñaesmalévola,matóasumadreconsolomirarla”.Laparteralloróysaliócorriendo.Me atreví a mirar a la criatura y para ser un recién nacido sus ojosestaban muy abiertos, eran negros, fríos y penetrantes, no tenía una miradaangelicalcomotodoslosniñosquehabíavistoybautizados.—Noquisevolveramirarla.Recordélaspalabrasdelavozhaceunosminutos
así que llegué a la parroquia y al entrar la criatura enmis brazos comenzó allorar y llorar, las imágenes se fueron quebrando, los crucifijos se caían. Mepetrifiqué,peroteníaunaresponsabilidadconlaMadretierrayconmidoctrinareligiosa, no podía dejar vivo a quien llevaría el por la tierra, debía seguir.Llegué al pilar del agua bendita y la sumergí, comencé a practicarle elsacramento del bautismo… Jamás he sentido tanto miedo como esa mañana,supuse que quién trabajaba enmí, erami condición deGuardián.Lamantuvesumergida en el agua bendita—apreté lamano deAntonio, lo que narraba elPadremepusolosnerviosdepunta,meacaricióeldorsoysentílasdescargasdeenergía, sé quenadamalopasaría nomientras este siempre a su lado, bajo suprotección—. No la solté hasta que dejó de moverse, los sonidos que seescuchabanenlaiglesiaeranecosdegritos,eraconescucharunabatalladelmalcontraunalegióndeángeles,fuela,perosensaciónqueheexperimentadoenmivida.Almirarla, tenía losojos rojos,estabamuerta. Incendié todo,despuésdesepultar a la bebé en un sarcófago de la parroquia. Fue un gran suceso y unatragedia. Todo quedó bajo cenizas, piedras y bigas quemadas. A la semanasiguienteviajéaFrancia,aminuevaparroquiaaconoceraladescendientedellinaje,larazónporlacualmeconvertíenunguardián—memiró—.Enelviajemeencontréconunniñocallejeropidiendodineroparacomer.Vialgoenél,me
inspiró confianza, le propuse, que si quería sermonaguillo y él solo preguntóque si habría comida las tres veces en al día.Desde que llegué a este puebloLouisvive conmigo.Yesa fue la respuesta ante tantasplegariasque lehice aDios. Siempre le pregunté, en qué momento sabré cuando estaría listo paraentrenaryélmerespondióconunniñodesieteaños,apareciódelanada.Teníala misma edad con la que inicié mi preparación y desde ese día comencé ainstruirlo.—PoresoelloscreíanqueMarianaera sudiosa—interrumpióEduardo, los
cuidadores solo escuchaban—.Nunca supieron de su intervención—comentóasombradoyAntoniopensativo.—Eraunverdaderodemoniodesdequenació—dijoconunavozamarga,lo
miré, él ya lo hacía y la tristeza asomaba en sus ojos—. Como pude ser tanestúpido,tusojosjamásmostraronmaldadymeensañécontigo…—Yaesopasó,noteatormentescariño—acariciómicabello.—Al llegar al pueblo —comenzó a narrar de nuevo el sacerdote—.
Emocionadoporqueconoceríaladescendiente,loprimeroquehicefuevisitaraMatilde y a su hermosa hija que debía tener unos tres meses. Cuando te viMariana, envuelta en esasmantas blancas con tusmanitasmoviéndolas en losbrazosdetumadre,coneseextrañocolordecabelloqueesúnicoylapruebadelregreso de laMadre tierra, después de quinientos años. Te juro, por pocomedesmayo,quedéarrodilladoante ti.Tuspadres se asustaronconel colorde tupelo, pero los convencí de no cambiártelo, eso significaba que eras única. AlseñorGranadoslegustóelcontrastedetonos,ydecidierondejártelo.Tumadrequeríautilizaralgunasesenciasnaturalesparacambiártelo,eraindispensablequetucabellosiguieraconelmismocolor.—¿Qué tienequeverelcabello?—sabíaqueAntonioharíaesapregunta—.
PorquecréamePadre,tengounaobsesiónconsucabelloquenocomprendo,meencantaverlo,tocarlo—seencogiódehombrosyelGuardiansonrió.—SignificaquelaLeyendaescierta.—¿Nomelovaadecir?—hizounjadeodedisgusto.—CuandotelealaLeyendalosabrás.—¿Porquétantomisterio?—intervinoManuela,nosmiramosysonreímos.—Queridaprima,quepartedeestahistorianohasidouncompletomisterio
—comenté.—Ya sabía que la Madre tierra había reencarnación de nuevo lo que
significabaquelareencarnacióndelUniversotambiénseencontrabaenlaTierray si la historia se comportaba como siempre, el señor delUniverso hace años
caminabaentrenosotrosynosabíadónde—selevantóysesirvióunatazadeté,caminóporlahabitaciónmientrasselotomaba,Antoniojugabaconmisdedos,loscuidadoressemiraban.ElPadresonrióantealgúnrecuerdoyvolvióahablar—.MientrasMarianacrecíayseconvertíaenunahermosaniñatraviesallenadevida, almismo tiempo instruía a Louis, le enseñaba el arte del guardián.UnamañanallegóAlfred,lodejaronabandonadoenlapuertadelaparroquia,noséquién, llegóa lossieteaños,mepareciómuycurioso.Ese jovencitomanifestóuna inteligencia innata y una fuerza en su interior, siemprepuesto en su sitio.HabléconlosseñoresColvillequenohabíanpodidoconcebirhijosyaceptaronencantados adoptarlo, solo les puse una condición, que él debía pasar tiempoconmigo—elPadrenosmiró—.Yaconunaprendizbajomitutelayconunasbajolamanga,sinolograbaencontraralareencarnacióndelUniversoMarianadebía casarse y continuar con la descendencia, le inculqué ese pensamiento aAlfred.Ledijequealgúndíaélseríatuesposo—memiró,nolegustóesaparteaAntonio lo vi en su gesto—.Para él, el entrenamiento era diferente. En esemismotiempoviajéconstantementeaInglaterraaaveriguarsobrelasociedaddeloscuidadoresdelUniverso—loshermanossemiraronycomprendíqueesaerala sociedad a la que pertenecían—.Y los busqué en todos lados y a posiblesintegrantes.—¿Quiénessonustedes?—sequedaronensilencioporunpardeminutosal
preguntarles.—Cariño… es una sociedad secreta, encargada de protegernos —Antonio
miróalPadre,misojosseabrieron—.Somossangresagrada,nuestraordenestan antigua como el hombre mismo, por eso te dije que era importante lapresenciadelsacerdoteparaquetelocorroborara.—Pero…¿lasangresagradanoesladeJesús?—Nohija—intervinoelPadre—.Diosnosayudadeinfinitasformas.Jesúsesel
hijodeDiosydelasnaciones,Jesúsessagradoysanto,elhijodirectodelCreador,quefueenviadoparasalvarnosespiritualmente.Estoesdiferente,sindejardeserdivino,ellosoustedessoneldeseomismodelamorhechocarne.Esciertoquelaiglesiaha tergiversadomuchossecretos,yesodealguna formanoshaprotegidodejándonos en una mera leyenda. Es cierto lo que dice Antonio, ustedes hanreencarnadomilesdevecesenlahistoria.ElamordeustedesesloqueDiosbuscaenelalmadecadaserhumano,eslamuestravivientequenosololavidanecesitalaTierra,elAire,elFuegoyelAgua,tambiénesfundamentalelAmor,yesequintoelementoeslaesenciaquecompactaalavidaenelarmadelCreador.—Poresoviatantosrostroscuandounistenuestrosmedallones—habléenun
susurro.Élafirmó,¿porquénosesabenadadeesto?—Porevitarlacodicia,laambición,elpoder,lariqueza—intervinoEduardoal
leermelamente—.Incalculablesfactoresestándepormedio,noesconvenientepara lamentalidad del hombre saber tantas verdades que se pueden lograr coninstruir la mente adecuadamente, nuestros cuidadores desde un principiodecidieron tenerlo en secreto y a estas alturas solo somos leyendas en ciertosgruposselectosydealgunosmalignosquehanestadocambiandoparadominaraloshumanos.—Queendefinitivaeseeselregaloquesedisputaelbienyelmal—intervino
Martín—.Lahumanidad.—Es cierto, por favor déjenme retomar el curso del porqué ustedes se
presentaronenelpueblo—loshermanossemiraronyluegomiraronalPadre—.ElUniversocomandadoporDiosayudacuandomenosloesperas—comenzóanarrar—. Por cosas de la vida en uno de los viajes a Inglaterra y mientrasrealizabamisaveriguacionesenlabiblioteca—miróaAntonioyaEduardo—.Tuveunanuevarevelación,lamismavozquemesusurróeldíaenquenaciólahijadeClaramedijoquesiguieraalseñorqueacabade llegar.Así lohice, loseguí hasta que entró por una puerta que jamás pensé que existía. Me quedéescondidoyvientraraungrannúmerodeseñoresmuydistinguidos,cuandolocreíprudenteentre.¡GloriaaDios!,meparecíaimposiblepresenciarunareuniónsecreta de una sociedad que no existe. El hombre al que seguí parecía ser elprotectordeoellíderdelaorganizaciónyosorpresa…ustedesllegaronconsupadreyresultóserelmismo.Esatardeenlabibliotecaescuchémaravilladoloque hablaron de las estrellas y de las galaxias—los ojos de los hermanos seabrierondeparenpar—.Sí—dijoelPadre—.Esatardeconocíaquiensehacepasar por supadre, sabía quién era, lo seguí y supedondevivía y cuál era sulugardetrabajo.Yoloúnicoqueteníaclaroeraque,siyaellahabíanacido,éltambiénexistíayelpresidentedelgrupolosabía,elproblemaeraunirlos—seencogiódehombros—.Volvíainterferir,alomejoreseesmipapelyDiosmeteníadestinadoparaello…debíaganarmelaconfianzaprimerodeunasociedadhermética y tan reservada. Ya había escuchado mucho de ustedes y habíacomentarioscallejerosqueenfrentabanalmaly reconozcoquemeextrañóesaparte, no conocía esa faceta, supuse que era una cuartada o ¿siempre se hanenfrentadoaesosdemonios?—miróaloshermanos.—Noseequivoca.Esunasociedadquedesdemileniossehaenfrentadoaesos
demonios. Lamentablemente el humano es débil de espíritu y somos seresdiferentes, me gusta creer que somos humanos con dones, nacemos de una
humana. Somos guerreros enviados por Dios a proteger a su más grandecreación.Paraalgunosseremosángelesquetenemoslibrealbedrío—respondióAntonio. Permanecí callada, escuchando información nueva—.Ellos no sabenquiénes somos, solomipadre sabeque somos algo especiales yporqué le fuedadaesamisiónalmorirelanteriorlíder,losmiembrosnonosconocen,soloellídersabedenuestraexistencia.QuienespermanecenconnosotrossonnuestrosCuidadores—señalóaClementinayaMartín—.Enestos10añosellosoptaronporsernuestroscriados,enañosanterioresfueronnuestrospadres,utilizanalgodemagiaparamantenerunabuenafachada—almirarlocomprendiómipregunta—. Ellos por ciertas horas pueden cambiar el tono de su piel, son como loscamaleones, tienenmagia, se les otorgó ese privilegio, en este momento estáncomosonellosrealmente,comoloerancuandofueronescogidosenlanochequesenosentregaronnuestrasalas.—Ahoraentiendoporquenomeprestaronatención,realicéunacartadirigidaa
tu padre donde comentaba que la Leyenda se forjó de nuevo, elUniverso y laTierravivíanenelmismotiempoyquedebíanserunidos.Peronorespondieronnunca.—Ellosnosabentodalaverdad,soloquienenestemomentosehacepasarpor
nuestropadre.Y si somos sinceros,nosotros apenas teníamosnocióndel temarelacionado con laLeyenda,mi verdadero padre no alcanzó a contarnos todo,por eso el bajo conocimiento de los Cuidadores —miró a su hermano—.Debemosmejoraresetema,esalgoparasolucionarotrodía.Ahoraloimportanteescomprenderestasituación.Nuncasenosdioporleerloslibrossagradosquetenemosbajocustodia—dijoEduardo—.Poresomi lunademielfueenpartepara leer los antiguos libros que reposan en nuestra casa de Paris y que hacemuchodejamosguardados—Antoniolomiró—.ComprendíloqueMarianaera.—Luego les envié otra carta y les di información sobre la bruja, la tía de
Marianaparaqueinvestigaran—elPadretomóelrelatoysuspiróprofundo—.Lesdiaentenderquesabíaquiéneseranyquehacíanpartedelanuevasociedaddelimpiezamaligna.Dejéunadirecciónfalsa,perosabíaquemeguardaríanloquellegaraanombrede…—Ustedes…—preguntaronloshermanosalmismotiempo.—Elqueleshaenviadocartasesporádicamente,soyelquesehacellamarun
colaborador.—Imposible—dijoEduardo,Antonioparecíaestarsumergidoensumundo.—Pasaronmuchosañosyaunquelesenviabacartasyustedesrespondían,jamás
mencionaronnadade losdescendientesy fuiperdiendo la fe.Lavozdespuésde
muchosañossugirióqueustedesllegaranalpueblo,yloúnicoquesemeocurriófue decirles sobre los sucesos que rodeaba aMariana.No entendía porque seresmalos la perseguían, la atormentaban en sueños, traté de mantenerla alejada yprotegísumenteconbebidasnaturales.Leenseñéabloquearsuspensamientosconelfinqueelmalnolaencontrara,perosiemprehabíaundemonioacechando.Nolatocabanyahora locomprendo, lanecesitabanpuraparaelgrandía.Yonosabíanadadeesoymeatormentaba.Lavozmediolaidea,silograbahacerquelaordensefijaraenelpuebloyconocíanaMariana,talvezlediríanaélqueellaexistía—me señaló—. Y de paso al llegar traerían consigo a los que enfrentaban a losmalvados,asíprotegeríanaladiosa.Yohematadoavariasdeesasbestias,nosotrostambiénhemoscombatidoconesosseresendemoniados.—LoqueustednosabíaesquealdarnoslainformacióndelatíadeMarianay
como no sabíamos la intervención de usted… también creímos que era laprometidadelmal—elPadreafirmó.—Exactamente, lo que me gustó saber es que Mariana se enamoró de un
hombrequelaprotegería,aunquenosabíasquetúeraselúniconacidoparaella,tuauramereconfortaba.TemíaqueaparecieralareencarnacióndelUniversoysedañaraelamortanbonitoquenacióentreustedesdos.Elpueblohablódeeso,ustedes parecían iluminados—sonrió—.ElUniverso los unió y sin querer yoayudé.Aunquefuiajenoaloquepasódespuésydeloqueustedescreían,elmalganóesabatalla.LaLeyendadicequeelsufrimientoreforzaráelsentimientoyustedesdebíansufrirparaamarsemásdeloqueyaseamaban—miréaAntonio.—Tambiénsedebetenerpresentequedesdequeenlamismafamiliasedieron
dosalasalgohacambiado—intervinoClementina, loshermanos lamiraron—.Esindispensablequetodosloslibroslostengamosenelmismolugar,eshoradeentenderqueesloqueelCreadornostratadedecir—miesposomemiró—.Yescierto,entreustedesdebensufrirparafortalecerelamor.—Elpadresabe…—Lecontétodoamor—meinterrumpióAntonio,mientrasEduardomirabaa
susCuidadores—.Ledijetodoloquetehicellorar,eldolorquetehicesentir.—¿Ytambiénlecontastelomuchoquemeadoras?,tútambiénsufriste.—Si…ellosentraronamisantuario.¿Porqué?—PorquenoquieroqueelPadreteodie—comenté.—Jamáspodríahija.Élesél,aunquesiledisupardemanotazos.—Merezcounabuenapaliza.—Quenoseatrevanatocarte—dijeysoltaronlarisa.—¿QuédicelaLeyendaPadre?—preguntóAntonio.
—Tengohambrehijo.Despuésdecomerse las leeré—tomósumanuscritoysaliódelahabitación.Yaeramediodía,bajamosacomer,metomédosplatosdesopas.Eraloquemiestómagosoportaba.—¿Lasopaeselplatodefamilia?—preguntéenlamesaysonrieron.—Creo que esa parte también se las aclarara la Leyenda —miramos al
Guardian,todosreímosycomenzamosabajar,quienlodiría,alPadretambiénlegustaelmisterio.
CAPÍTULO30
LaLeyenda
Nospasamos a la sala,Eduardo se sentó enunode losmuebles dobles conManuela. Mi prima no salía del asombro con la historia que contó el padreGumersindo,nosotrosnossentamoslomásjuntoquenospermitíaladecencia.Lahistoriafuemuytenebrosaymealteróunpoco,solomesentíabienenbrazosdeAntonio.ElGuardianse sentóenmitadde losdosmuebles, loscuidadoreshan permanecidos muy callados, ellos se sentaron en las sillas a un lado denosotros. Él Padre tomó el viejo libro, lo acarició, se nota que es muyimportante, estoy impaciente, quiero saber sobre la Leyenda. Después de unlargosuspirócomenzóeltananheladorelato.—¿QuierescomprobarqueereslareencarnaciónlaMadretierra?—memiró,
afirmé, ledio lavueltaal libroyenélhabíaunmechóndecabellodelmismocoloralmío—.Esteeseldelaúltimadescendiente,tenemosregistrosdetodas,aunquesabrásque,conlosaños,pormásquehemostratadodeconservarsenosesdifícil,nuestromásgrandeenemigoparaelloeseltiempo.Poresoesteeseltomo que se transcribe cada vez que nace de nuevo laMadre tierra—dijo elPadre—. Tenemos registros de 2000 años atrás aun en buen estado, 300 añosantesdequenuestro señor Jesúsnaciera.DesdeentoncesconcadanacimientotomamosunmechónynarramossuhistoriaytranscribimoslaLeyenda.Hayquedejareltuyo,necesitaréunpocodetucabelloydebocomenzarmitrabajocomoescritorporunos cuantosdías, apesarde los años,nunca sehadeterioradoelcabello,esloúnicoqueprevalece—sonreí—.Esmuycurioso—quedópensativounavezmás,eraunade lasfacetasquehastahoyconocíadeél—.Unade lastantas historias, en ese tiempo, hace dosmil años, nacieron dosmujeres de lamismadescendencia, algo inesperadosegún lonarraelGuardian—seencogiódehombros—.Laprimerahijadeesematrimonionacióconelcolordecabelloque la acreditaba como la reencarnación y al año volvió a nacer otra niña.Alguardiánlotomóporsorpresa,eralaprimeravezqueesopasaba,entoncessupoqueseavecinabauncambiooalgomalopasaría.—Sesalíaporcompletodelpatróndeladinastíaqueporsiglossoloteníauna
solamujeryasí sucesivamente,podíandara luzvariosvarones, todos losqueDios les regalaba, pero solo una mujer—miró a los cuidadores—. Cada quesucedeestetuvodesucesosesunavisodeuncambio,enesetiempoelcambio
lopresentólaMadretierrayahoraesellinajedelUniverso,debemosdeanalizarmuy bien lo que nos quiere decir Dios. El guardián de aquella época no seequivocó,segúnesanarraciónyporesolotraigoacolisiónporqueseconoceennuestraordencomolahistoriamásdrásticaydolorosahastaentoncesdetuvida.Ellacrecióyseconvirtióenunahermosamujer,seleentregóelcrucifijoquelaidentificabacomolareencarnaciónysihabíanacidoeraporquedesdehaceañoselUniversocaminabaenlatierra.Élestucomplemento,tuquintoelemento.—Seencontraron,élhabíasidocriadoydestinadoaotrosideales…idealesde
sacerdocio. Su amor fue catalogado prohibido y a ella la juzgaron de la peormanera. El tío que, ajeno a lo que él era se opuso rotundamente a esesentimiento.ElUniversohabíanacidoencunadereyesymientrasqueellaeradebuenafamilia,noconeldinerosuficienteparacalmarlacodiciadeltío,quienloteníabajocustodia.ÉlfuemanipuladodespuésdelamuertedesuspadresyelCuidadorenestahistorianointervinomucho,creoqueloalejaronomataron.Eltío quería poder en la política y sabía que los sacerdotes eran intocables, laavaricialogróhacerlesmuchodaño.Lahermanadeladiosasecasóunañoantesde que se conocieran las reencarnaciones, ella dio a luz a otra hembra. YaMarGareth sabía su razón de vida, ella desarrolló sus habilidades con suelemento natural y dominaba los otros, mientras que él no sabía quién era,portaba el medallón, pero su cuidador no le enseñó o no le explicaron de surelaciónconeluniverso.EnelescritodanaentenderqueélvivíasoloydeahímeapoyoparadecirlesquenoexistíaelCuidador.ElseñordelUniversopensóquesusalaseranunamaldición.—Loalejóeltío,fueprisioneroporañosyesclavizado,esunadelashistorias
másdurasynoseequivocaenredactarlobajoesecalificativoPadre—intervinoEduardo—.Hayundestinotrazadoparacadaencuentroentreloslinajesydebencumplir una razón específica. Mi antepasado liberó a su Cuidador que fuesentenciado a vivir en la esclavitud con una máscara, evitando que hablara.RecuperaronlasarmasqueelCuidadorhabíaescondidoyserefugiaron,entreelpueblo,su tíono lobuscaríaentre lamultitudde lospobres—EduardomiróaAntonio—.Leímuchodenuestrashistorias,haycentenaresdelibros.—ContinúePadreyperdonelaintromisióndemihermano.—Se conocieron —retomó la historia el Padre—. Se enamoraron
profundamente.Lahistoria de ellos se conoce en la ordendelGuardian comounadelasmástrágicashastaelmomento.Élnodisfrutómuchodesuspoderes,renuncióasusalasparapertenecerlea ladiosa.AlosmesesMarGarethquedóembarazada y la noticia de la confirmación de que el ya no portaba las alas
volvió loco a los sacerdotes, querían seguir dominando a la gente con teoríasabsurdas, por eso la reencarnación delUniverso se vio abatido por el pueblo,acorralado por los sacerdotes a tal punto que se ensañaron con él. Fuesentenciadoalahoguera,yporesosalierondelosdominiosdesutíoysugrupodefielessacerdotes.HuyeronalastierrasdelospadresdeMarGareth.Poresoblasfemarondetraicióneinventaronqueahoraadorabaaldemonio,corrieronlavozquesedejóinfluenciarporunabruja.—Lagente comenzóa temer, y fueronelpueblo losque losdelataron.Una
nocheantesdeserprisionero,élhablóconMarGarethyleentregóelmedallón,le dijo que era para su hijo en camino. Le ordenó que se fueran, estaríanprotegidosbajolasupervisióndesuCuidador,quiénvolvióatenersuspoderesatravés de su cayado.Le costómucho convencerla, ella no aceptaba, noqueríadejarlo solo, tenía los poderes para salvarlo. Pero el Universo sabía lasconsecuencias si los sacerdotes, en especial su tío se apoderara de sudescendencia,hastalamismaMarGarethcorreríapeligrounavezdieraluz,ellossoloqueríanmantenerelpoderysuhijoeralasoluciónparasusplanes,yesenoeranlosdeseosdeél,nodeseabaquevivieralomismoqueélpadeció,poresoleordenó a suCuidador que la protegiera. Por otro lado, la reencarnación de laMadretierradebíadejarsudinastíaasalvo.Lahermanadeelladioaluzaunahembra, y comprendió lo que debía hacer, en sus manos estaba laresponsabilidaddeesapequeña.Desuvientrenopodíavolveranacerotrohijoyse debe seguir con la dinastía. Por su parte ella jamás se le entregaría a otrohombrequenofuerasuesposo…Pasaronsituacionesextrañasenelpuebloylagente comenzó a incrementar su miedo y llegó a los oídos de los sacerdotesdónde se ocultaban y antes de que llegaran a encontrarla, él se entregó paradarlestiempodeescapar.—Fuesentenciadoa lahoguera,MarGarethnolovio, losintióysu irahizo
quelatierratemblara.Lasabiduríadivinatienetodocalculado,eneseentoncestudesaparecistejuntoconelCuidador.Enesaépocateperseguíanporquenuncatecasasteconelpadredetuhijo.EllosnosupieronquetehabíascasadocuandorecuperaronlaspertenenciasqueguardabaelCuidador,eranlasarmassagradasysucayado.Paralosojosdemuchosfueunsacrilegioporqueeraunsacerdote,unapersonaprohibida…en fin, el amordeustedeses…nosécómodescribirlo, essuperior a todo lo que podamos entender. Sus crucifijos… —el Padre fueinterrumpidounavezmás.—Padrenoseconocíalacruz,estesímboloesposterioralamuertedeJesús
—ledijoAntonio.
—Saquensuscrucifijos—nosmiró,hizounademánconlamano—Bueeenosaquensusmedallones—losdoslohicimos.—No es una cruz, es un cuadrado si se completaran los extremos y en el
centrohayuncirculo,símbolodeladivinidadydentro,estálarosa,símbolodela feminidad—elGuardian nosmiró—.No es una cruz lo acepto, que puedodecirles, soy un sacerdote, creo en Dios y sé que él ha enviado muchosmensajerosalatierraaprotegernosdemuchamaldad.Jesúsessuhijoyvinoalimpiarnosdenuestrospecados.YustedessonlarealizacióndeundeseoyparaDios todo es posible. Con respecto al objeto que cada uno tiene yo le digocrucifijo —siguió hablando—. Lo milagroso en ese entonces fue que de lamismadescendencia nacieron dosmujeres, como les comenté y es la segundahija de lamadre deMarGareth—tocó elmechón de cabello—.Quien quedóembarazada y tanto el Guardian y la diosa comprendieron que ella era quienseguiríaconellegado,todoseconfirmóconelnacimientodeunahermosaniña.Es verdad lo que comentó Clementina, debemos prestarles atención a loscambiosdrásticosenelcomportamientodeloslinajes.Suhermanahabíadadoaunaniña.EsohizopensaraMarGarethquelequedabapocotiempo,sualmaseconsumía, ella llevaba el hijo del Universo en su vientre que antes de sercapturado él le entregó su medallón, su hijo sería el descendiente del linajesagrado. En las narraciones del Guardian describe lo mucho que ella sufrió,lloraba diariamente por el recuerdo de la muerte de su amado—mientras elPadrehablaba,yorevivíalahistoria,laslágrimasrecorríanmirostro,memoriríasin mi Antonio. Y si en esa época fui yo también debí sentirme terrible—.Organizó todo, al Cuidador le pidió proteger el baúl con las armas sagradas.DebíancumplirconelcometidoqueelseñordelUniversoledejóyeracuidardeella hasta quenaciera suhijo y quedebíandejar enraizados sus descendientesparaqueélenunfuturovolvieraaestemundoyasípoderamarse.—Deseodecorazónqueselesconcedaaustedeseltiempodetenerunavida
larga juntos en algún momento de la historia —se encogió de hombros—.Perdónporelcomentario,enloslibroseltiempojuntosescortoparaustedes—suspiró—. Retomo la historia. El Universo dio instrucciones al Cuidador, lepidióqueserefugiaranporuntiempoenunodelosterrenosquelossacerdotesnosabíanqueeradesupropiedad.EnInglaterrabajóelnombredeunreinadosepodíanocultar.MientrastantoMarGarethconlaayudadesuGuardiánraptóasupropiasobrinaparadárselaalcuidadodelaordendelaMadretierra,leentregósumedallón.—Sabes que hacer—le dijo la diosa—. Vela por ella, ahora entiendo… la
Madretierraquierevolveraencarnarcuandomueraenmicuerpoy loharédenuevoenotrotiempo,esperopoderserfelizporuntiempomáslargoaeste.—Midiosa—dijoelGuardian.—Nada.Misobrinadebeserprotegida,sabesquemataránamifamilia,estu
responsabilidad seguir con tu trabajo. Toma —le entregó un mechón de sucabello—.YasabesquesinaceunamujerconestecolordecabelloesporqueheregresadoyélyaestáenlaTierrabuscándome.Escribesobreestoyqueescribansobrecadaunadenosotras.Esunaorden.—¿Quéharáusted?—DeboprotegerladinastíadelUniverso.Demidependequeélpuedavolver
en otro tiempo. Ya es hora de irte—le entregó oro, títulos y propiedades—.Críalacomotuhija.—Eseesunfragmentoalpiedelaletradelescritoqueteleohija.MarGareth
sintióeldolordesuamado,elardordelfuego,ellamoríapordentroasulado,una parte de la diosa murió con su esposo. Le mataron la razón por la cualexistíayalmorirnosecontroló,eldíasevolviónocheporvariosdías,latierraseestremecióenunfuertetemblor,nopodíamorirconél,porquedebíavelarporlavidaensuvientre.Quedómuertaenvida, las tresarmassagradas;un látigoquedebíallevarelprimogénitoquedesarrollaraelgendivino,dosdagasqueseconvertían en espadas y estacas al mismo tiempo y dos espadas que seconvertíanenlargasyafiladasvarasoenunalanzasiseunían…ahoraentiendoporquesololoshombresdebenportarlas—comentóelPadre—.Enlosescritosestaba la respuesta y lo había olvidado. Solo descendiente masculino puedetocarlas sin que mueran, pero quienes desarrollen el gen de la inmortalidadlograránhacerlascambiardeforma,yencenderelfuego.—MarGarethdesapareció con elCuidadordelUniverso.Enalgunapartede
Europa y veló porque su hijo contrajera matrimonio y tuviera descendencia.Ocultaronellinajemezclándolocondistinguidasypoderosasfamiliasdereinosycasas.Nuncaaveriguonadasobresusobrina,confióensuGuardián.Conelpasode los años y de generación en generación los cuidadores de la nueva dinastíanotaron el poder que tenían, el donde sanación, eran seres dotados con ciertashabilidadesydescubrieronqueendeterminadotiemposehacíaninmortales,eranángeleshastaquedeseabandejardeserlo.—En nuestros escritos solo nacía en determinados momentos de la vida,
siempreduramosdécadas,lamáslargahabíasidolanuestra,hace500añosnose presentaba un inmortal —habló Eduardo. El Padre suspiró y miró a los
hermanos, Eduardo comprendió lo quementalmente hablaba—. Aunque… ennuestrotiemponosotrosdosnacimosinmortales.—Escierto—dijoAntonio—.Soyelmayorymisalasmesalierona los24
años, junto con la furia enmis ojos. Es curioso, si la historia de nosotros escorrecta,losinmortalesvivimoshastaquedecidimosserhumanosysiempreescuandonosencontramoscon laMadre tierra.Y losque llevansangresagrada,peronosoninmortalesvivenunavidanormal,siemprehemosestadoenroladoscontítulosdereyes,príncipes,condes,faraones.Siempreestamosenmediodelpoderdelahumanidadyvivimos…—Nohasta queustedes decidan—intervinoClementina—.Vivenhasta que
encuentranasucomplemento,hastaqueconozcan la razónpor lacualustedesexisten.—¿Losabiasdesdesiempre?—Antoniomirabaasucuidadorayellaafirmó
sonriendo—.¿Porquénomelodijiste?—Sabía de la historia, pero no que era ella, solo sé que usted nació para
alguienylosgustosdesumujersemefueronnoticiadoseldíaqueleotorgaronsusalas,ynosabíaquedebíapasartantotiempo.Nosolvidamosdelahistoria,creoqueelUniversoasílodeseo.—Élsiempreseconspira—hablóEduardo.—Yo desarrollé energía, fuerza, rapidez. Mi hermano era normal, cuando
cumpliósusveinteañosunamañanadespertóconlacapacidaddeleerlamenteysusdestrezaseranigualesalasmías,mipadrenopodíacreerlo,solonacíauninmortalenunmismotiempo.Éramoslosreyesdeescociaeneseentonces.Nose tenía registro de que nacían dos, era algo nuevo. Dijo que algo habíacambiado,latardequepapánosibaanarrarlahistoriadenuestrafamiliatuvounaccidenteconmimadreymipequeñahermanaque tenía15años,Eduardotambiéncayóenesebarrancoyfueélquiencargóatodalafamilia,susalasselas habían dado ese mismo día. La orden que presidia mi padre habíadesarrollado una pequeña sociedad para que cuidaran de nuestros bienes, peroquienesvelabanpornosotroseranlosCuidadores.ConeltiempoleconfesamosalpresidentedeesasociedadyconlosañosarmamoslafachadaconlaquenosconoceustedPadre.Laverdadsololasabeelpresidenteyunaverdadmedias.—Interesante…debías tener a unapersona razonable a tu ladoque lograras
pensarymantenertealladodeMariana—comentóelGuardian.—Nolohabíapensadoasí—respondióEduardo,loshermanossemiraron.—Sinofueraportuhermano,jamástehabríasenteradoquehabíaunaniñaen
Franciaquedebíaserencontrada—comentóelPadre—.SinofueraporEduardo
habríasmatadoadiosaunavezescuchastesunombre,sinsaberquiénera.Diosesperfecto, lanaturalezaessabiayeluniversoseconspiraasímismo,nomecansarédedecirlo.—Adicional a lo que dijo padre—intervinoMartín—. Ciento que el joven
Eduardotieneaúnunpapelmuyimportanteentodoesto.—¿Quierenescuchar lahistoriadecómoelUniversoy laTierraseunieron?
—intervinoelPadre.—Porsupuesto—meaferrémásalcostadodeAntonioyélcorrespondió,su
manocomenzóajugarconmicabello.—Meencantaríaescucharla—comentóClementina.Elpadrepasólashojasy
quedóenlaprimerapágina.Nosmiróysedispusoaleer.—¿Esetomonoeseloriginal?—Eduardomirabaellibro.—No. Ese está muy deteriorado, pero se conserva intacto en el idioma
primitivo —miró el libro que tenía en su mano—. Este lo realicé yo. CadaGuardián debe dejar su escrito sobre la reencarnación, se narra el tiempo, lascostumbres, comoerany el elementoquedomina.Alparecer te conviertes enuno y dominas a los otros tres, he leído que te puedes convertir hasta en elmismoelemento.Lareencarnaciónanterioratiseconvertíaenaguaytierra.—Enloslibrosqueestánbajonuestracustodiadebedeciralgoalrespecto—
comentó Martín—. Tenemos mucho que estudiar y no podemos pasar loscambiosporalto.—Tienes razón—Antonio hablómás para sí, permanecía sumergido en sus
pensamientos.—Esperemosquenuncapase,porahora tenemos trabajohija, tu infanciaya
fueescrita.Estelibrotieneunos50añosmásomenos—miróaEduardo—.Losverdaderos,permanecenescondidosyendiferentesidiomas,lainformaciónpasadeguardiánaguardián.—Comolosnuestros,defamiliaafamilia—Eduardomiróasuhermano.—Supongoqueahoradeboleerlos.—Sonfascinantes,soloquenosotrossomoslosquenarramosnuestrapropia
historia,nonuestroscuidadores.—Señores,estoyunpococansadoymegustaríaacabarconesto,alfinalizar
mellegaráncientosdepreguntas.—Padre,perdóneme,tengounadudaconloqueusteddijohaceunosminutos.—Dimehija.—En alguna de las historias me he convertido en varios elementos. ¿Qué
pasaríasimeconviertoenloscuatro?
—Nohapasadohastaeldíadehoy,ydicenque si lohacesesel fin—nosmiramos,elPadrebajólavista—.Creoquenadaesparalaeternidad,enalgúnmomentoterminarátuhistoria,séquefaltamucho.—¿Yesoesbuenoomalo?—seencogiódehombros.—Hija,nohablarémuchodeltemaporquenosetieneregistrodenada,salvo
porloquedicelahistoria,ynoesnormalqueesopase,sienunareencarnaciónseconvierteenloscuatroelementos,eseeselfindelahistoriadeustedes.—¿Nuncamásvolveré?Nocreoquelleguemosaeso.—Recuerden que están por permiso divino, y siempre he sentido que es
prestadoeltiempootorgado.EnalgúnmomentoelCreadorlespediráunfavor,oestán en este plano para algo más que amarse —Clementina miraba a loshermanos.—Discúlpenos Padre, el tema es bastante interesante —respondieron los
hermanos.—Losé,ahorasimelopermiten,debonarrarunaleyenda.LaMadretierrallorabaamargamentesudesdicha.ÉlSerSupremolahabía
creadoparaalbergarasumáximacreación,ellalesproporcionaríalonecesarioparasuexistencia,viviríangraciasasuscuidados,aesamaneradeentregarsinimportar las consecuencias, ella solo estaba para proveer bienestar a loshumanos.Tenía el poder de los cuatro elementos vitales, la máxima creación debía
emergeryserdignonosolodelaconfianzaydelamordelpadreSupremo,sinodelaTierratambién.Peronofueasí.Lamáximacreaciónllamadahombrehizolocontrarioyaunquehabíaunapartefemeninallamadamujer,fuerechazada,ignorada.Habíansidocreadosparaserunosolo,paracomplementarseynadasaliócomoloesperaban.Conelpasodelosdías,crecíaunaenergíamalignaenelinteriordelhombre
que se apoderaba de sumente alejándolo de su complemento, dejaron de seruno.DesafiaronlavoluntaddeDiosyconelloperdíanelpoderdeseguirsiendodignos de estar sobre la superficie de laMadre tierra.Ella los amaba, se losotorgarony los cuidó comoaunhijo.Pero elmal seagitabay tomabaauge,logró que la mujer fuera desterrada en su grandeza y con ello también lanaturaleza.Dejódeserimportante,yanoselebrindabatributoyrespeto,alahumanidad se les olvidó que se debía respetar, para ellos la tierra era de supropiedad.PoresemotivolaMadretierrasufría.Aunquedotadadelpoderdeloscuatro
elementos,eraesenciapura,nosabíaquelefaltabaparapoderhacersenotar.Una noche en su amargo tormento logró emerger del centro de la Tierra yponerse de rodillas ante el Creador e implorarle que le diera la fuerzanecesaria, debía curar su alma, la misma que se consumía y… al salir a lasuperficie,quedómaravilladaconloquesusojosvieron,uninmensopanoramanegro repleto de luces plateadas, le pareció lomás hermoso que había visto.Nadadeloqueposeíasecomparabaconloquesusojosveían.Mirarhaciaelcielo en las noches, se convirtió en su necesidad, se deleitaba admirando lamajestuosidaddeluniverso.Verlo fueparaella su todo,nohabíadía, lugaromomentoenelqueellanoadmiraraelfirmamento…ElUniverso imponente, inmensoymajestuosoeraconformecon loqueera.
HastaquesuCreadorcreóunnuevoplanetadecolorazul.Algoenélloatraía,nosabíaqueeraexactamente,comenzóasentirseinconforme,sediocuentaquecarecía de algo especial. Él sostenía amillones de estrellas y tenía la fuerzasuficiente de cientos de mundos. Y aun así se sentía vacío, carecía de vida,quería pertenecer a un lugar, depender e importarle a algo o alguien, ser ununiversoparaalguienenespecial…eraextraño,quédesdeelnacimientodeesenuevomundosesintieraincómodo,anhelabaloquenoconocía.Con el paso del tiempo él se deslumbraba observando el planeta azul, se
preocupabapormostrarlelasestrellasfugases,quelasestrellasiluminaranmásel firmamento, que la luna se mostrara majestuosa para que ese planeta lonotara, se acercaba para conocerlo un poco y en momentos le gustaba loscolores que mostraba, unos destellos purpuras y rosados se dejaban ver porfraccionesyesolegustaba.Algoloanhelaba.Nosabíaque…perounafuerzaloadmiraba, no como los otros mundos, ésta era una admiración diferente, eseplanetaeraespecial.Llegóunmomentoenquenomirabaalresto,solomirabaaesapequeñaesferaazulqueparecíallamarloagritos.Comenzóasentircosasextrañas,lefaltabaesencia,vitalidad,vida…Esoera,éleramateriapura,peronoteníavida…Una noche el Universo y la Tierra se postraron ante su Creador, les
suplicaronqueleconcedieraporuntiempovivirjunto.Éldeseabaeseplanetaazul…yelladeseabavivirenelUniverso…talfuesuamordelunoalotroqueconmovióaDios, lo convencieron y se les permitió, se les concedió sudeseo,conciertascondicionesqueellosmismodebíaelegirendeterminadomomento…ElCreadorviajóeneltiempoylepermitióalUniversoencarnarenelcuerpo
de un hombre, crecería igual a un humano hasta cierta edad, luego seconvertiríaenun seraladohastaencontrar loquehabía idoabuscar.Él era
materiapura, fuertecomoelacero, fríocomolanoche,guerreroymisterioso.Ensusojosllevaríalafuriadeluniverso,quesolopodríanserdescubiertoporlaqueportaraelcabellodelcolordelaauroraboreal,ladelcolordelafeylasrosas,ellaveríaensusojosaluniverso,ellaactivaríalanecesidadparaloqueélfueenviadoalaTierra.Élteníalapotestaddejusticiaralmalvado,vengaralosinocentesycastigaraldescarriado.Asímismocuidaríadelnoble,protegeríaalindefensoyamaríaalbueno.Tendríalafuerzaparaacabarconelmundosifuera necesario.Dotado de varios dones, en su sangre corría vida divina delCreadoryportaríalasarmassagradasdeluniverso.Soloélysusdescendientesserían los encargados de cargarlas y utilizarlas. El niño fue puesto en lahabitación donde sus reyes fueron privados de la bendición de un hijo ycontabanconungranmagoblanco,alquefuenotificadodelospoderesdelniñopormediodeunarevelación,élfueelprimerCuidador…EsamismanocheelCreadorvolvióaviajarenel tiempoy tomó laesencia
purade laTierra y la transformóenunamujer.La creó libre comoel viento,hermosaydelicadacuálflorensuscampos,sucuerpoardientecomoelfuego,necesaria como la tierra y vital como el agua. Ella llevaría en el símbolofemeninolaesencia,ensuscabellosseesconderíalanecesidaddelUniverso,elmisterio para lo que fue creada. El color único que dominaría la furia deluniverso.LaMadretierralosolicitócadanochedellanto,seríalaquellevaraensuvientreladescendenciaqueentiemposfuturosnaceríannuevamente…La revelación fue vista por una mujer conocedora de los beneficios de la
naturaleza y una guerrera en su tiempo, ella se convirtió en la primeraGuardiana…Ambosniñostrajeronconsigounobjetoquesimbolizaquesonelcomplementodelotro.EldelaMadretierrafueforjadoconelacerodelcentrodelplaneta,mientrasqueeldeélfueforjadoconelacerodeunmeteorito.Ellalo sostieneaél, enambos seescondeel secretode loque sony loquedebenhacer.Solo se les revelará supropósito cuando logrenel equilibrioperfecto yforjenelquintoelemento.ElCreadorsonrió, felizporsunuevaobra,habíacreadoadosseresquese
amaban sin saber quiénes eran. Materia y esencia, los elementos necesariospara alcanzar el equilibrio perfecto de un ser.Uno solo, en dos cuerpos… elPadre dejó que el Universo se moviera y alineara, dejó que sincronizara losacontecimientos,elmismoseconspiró…Losañospasaron,eljovenpríncipeahoraeraRey,suspadresmurieronyel
magoentrenabaasureemplazo,tenía149años,aunqueparecieraunhombredecuarenta y tantos; todo cuidador se convierte en inmortal una vez se le es
entregadalasalasaldescendientedelasarmasdeluniverso,yduraríalosañoshastaqueéllasencuentre.Alcuidadorlepreocupabaquenosehayacasadoenesos125años,sololegustabaayudarypelear,amabaaloshumanos.Lasrevelacionesseconvirtieronenrealidad,peroaúnfaltabaloprimordial.
ConlosañoslosterritoriosdelReyqueerantaninmensos,yéllossupervisabacada cierto tiempo y pasaba de castillo a castillo. Hasta que llegó a laprovincia…MientraselnuevosoberanoeraamadoenlaProvincia,ellaseconvertíaen
unahermosajovencita,indomable,alegreyvital.Eralaalegríadelaguerreraquien le enseñó a conocer la naturaleza, los animales la escuchaban, laobedecíanyadoraban.Sufelicidaderajugarconellos,aunquetambiénhablarala lenguade laMadre tierra, salíapoco.Elmal seagitaba, tenía14añosdeedadcuandoladevastaciónseazotócontraelpueblo,unaavalanchademaldadycientosdeguerrerosseenfrentaroncomandadosporelnuevoReyquellegódelejanastierrasparacombatirlo.Aellaloquelepreocupabaeranlosanimalesque morían en batalla, los caballos, sufrió por ellos y no le importó lasadvertenciasdesumadre,seencaminóallugardondefueelenfrentamiento,nosoloencontróanimalesmuertos,sinosereshumanos.Perohallóaunoconvida,estabamal herido, aun así, lo subió a su caballo, lo llevó a su casa.Algo laimpulsó a cuidarlo, no sabía quién era, estaba lleno de sangre, sabía que sumadre lo sanaría. Debía hacerlo, una voz en su interior se lo gritaba. No leimportóelllamadodeatencióndesumadreyalfinaldecidióayudarlaasanaraljoven,comenzaronacurarlo,lepidióquebuscaraciertasplantasylograroncurarlo.Erahermoso,ellaquedóenamorada,mientrasqueélnoreaccionaba,lasheridascausadasporalgúnanimallehabíanabiertouncostadodesudorso.Pasaban los días y no abría los ojos, algunas veces deliraba y su únicaalimentacióneralassopasquelaGuardianaledaba.Con los días las heridas sanaron de una forma casi quemágica. Lamadre
habíasalidoyellasefueabuscarmásdelashojasmedicinalesquelesolicitóeldíaanterioryquealparecereranlosquelohabíancuradotanrápido,lasotrasnolerealizaronningúnefecto.Mientrasbuscabasesorprendióaldarsecuentaquelanaturalezapasóaunsegundoplano,ahoraloqueimportabaeraeljovenquesedescasabamalheridoensucasa.Alregresarélyanoestaba,dejóunanota donde agradecía la hospitalidad. La niña lloró, no sabía por qué habíaquedadovacía,nosabíaquiéneraytemíaelnovolverloaver…Pasaroncuatroaños,ellaseconvirtióenunabelleza.Desdelagranbatalla
habíaquedadoconunagrantristezayunvacíoquenosabíacómollenarlo.Susdías las compartía con sus animales, eso la reconfortabaunpoco, perono losuficiente,poresopasabamuchotiempoenelestanque…Élunatardedecidióvolarpordondefueatacadoporprimeravezhaceunos
años atrás,mientras lo hacía decidió detenerse en la copa de un gran árbol,cercadeunestanque,lellamólaatenciónelaguacristalina,ledieronganasdebañarse y cuando comenzó a quitarse sus prendas. Vio que el lugar estabaocupadoporlamujermáshermosaquehabíavisto.Se escondió para admirarla, algo en él cambió y no pudo explicárselo. Se
quedóel restode la tardeviéndolanadary jugarcon lospeces.Locautivóelcolordelcabelloyalverlodesplegarsecomoabanicoenelagualoembelesó.Lajovensaliódelestanqueyalobservarladesnuda,emergiódeélundeseoquejamáshabíasentidoensuvida,quisotenerla,hacerlasuya.Ungranloboseleacercó y él se envaróparadefenderla, queríaprotegerla, pero ella nomostrómiedo,porelcontrario,loacarició.Sedetuvoaldarsecuentaqueeseenormeanimalerasuamigoyparecíaprotegerla.Lasiguióhastasumorada.Alregresaralpalacionologróconcentrarse,solopensabaenellaycreoun
mundodondegirabaasualrededor,nopudosacarladesumente.Teníaciertospensamientos…y en él seafianzóun sentimientoquenopodía identificar.Nohubodía,tardeynocheenelquenovolaráparaverla.Leencantabaelcolordesucabelloqueeradiferente,parecíauntonovioletacombinadoconrosado.Sucabelloerarizado,duranteesosdíasjamásselovioamarrado,siempresueltopara que el viento jugara. Se obsesionó a tal punto que la quería para él.DecidióhacerlasuesposayhablóconsuCuidador,lesolicitóquehablaraconlamadredelajoven,sierasolteraysincompromisosolicitóquelepermitierahacerlasuesposa.Esanoche,mientrasdescansabaensucamasintióeldolordesuamada.Supechoseestremeciócomonuncaantes,tomósumedallónyviolo que ella observaba.Unos hombres bárbaros la tenían amarrada y su casaardía en llamas. No lo pensó, la ira lo invadió y con pensarlo aterrizó en elpradodelacasadelajoven.Él había desplegado sus enormes alas y acabó con los hombres que
amenazabanconhacerledaño.Empleósu látigosinmolestarseenutilizar lasotrasarmas,susojosinspirabanterror.Nodejóaningunoconvida,ellallorabaasumadrequienmurióquemada.Cuandoél seacercóy la soltó, susojos seencontraron,algohabíavistoenlahermosajoven,asombradoporlaluzdesualma.Ellaacariciósusojosyélexperimentóunaextrañasensación.Susonrisalodejódeslumbrado.
“Erestú”—ledijo—.“Volviste”.Nosabíaaquéserefería.Latomóenbrazosyellaseaferróaél,porprimera
vezalguienlaabrazabayelvacíoqueteníayanoestaba,sesentíacompleta,sumundosecompletó.Mientrasélporfinencontróloqueporañoshaanheladoyabrazar su frágil cintura se convirtió en una necesidad. Comprendieron queeranelunoparaelotro,nosesepararíandeahoraenadelante,suconexióneratanfuerteyunanecesitadtangrandedepermanecerunocercadelotronoerasuficiente.Ellavioensusojosloquetantoamaba,elUniversoenminiaturayélsintiólaesenciaqueloembriagaba.Se la llevó consigo, ella seguiría a esos ojos hasta el fin del mundo. Se
casaronyantesdeestar juntosdebiórenunciarasudivinidad.Ymientrassuscuerpos se unían en una sola persona sus medallones también lo hicieron,escucharon la voz del Creador. Donde les decía lo que eran y lo que debíanhacer.Debian dejar descendientes, uno varón que llevaría la sangré divina para
poderportarlasarmasyenfrentaralmalcuandofueranecesarioyvolveranteel llamado de la Madre tierra. También debían dejar una hembra, de ellanaceríaladescendenciadelanaturaleza.Cuando ella esté lista para volver cortará el vínculo familiar y así puede
volver a nacer.Mientras tanto elGuardian debe velar por cada descendientehembraquenazcadesuhija,debencuidarunatrasotra.LaclavedelregresodelaMadre tierraes el cabello.Cuandonazcaunaniñaconese tonoesporqueregresó, solo ella debe portar el medallón. Del resto las mujeres que nazcanserán importantes, la verdad no debe saberla más que un grupo selecto y sedebeinstruir,ustedessonlosprimerosyladiosaenseñaráaunguardiányasíhastaqueyolodecida.Seamaránenuncortotiempo,yloharánhastaqueseael momento de demostrar cual grande es el amor que ustedes se tienen y letienen a la humanidad y la naturaleza. Solo ámense, dejen descendientes unofemeninoyotromasculino.Losnecesitaré...El padre cerró el manuscrito. Nos miró mientras cada uno pensábamos en
algunapartedelahistoria.—Esunpequeñoresumen,noesmucholoqueduranjuntos,peromientraslo
estánesintensosuamor—comentó.—Poresomegustatucabello—susurróAntonioincrustandosurostroenmí
cuello.
—EresmiUniverso—dijemirándoloyperdiéndomeenlaprofundidaddesusojos.—¡Vaya!... siempre supeque eras especial yno sabíahastaquégrado—mi
primaletomólamanoaEduardo.—Lo raro es ¿por qué fui inmortal también?—dijo Eduardo, habló para sí
mismo—.DebehaberalgomásquemanteneraAntonioenlaraya.—PorlamismarazónqueenellinajedeMariana—dijoelPadrelomiramos
—.Ya se los hedicho, la naturaleza es sabia, ella sabíaqueMarGarethno seentregaríaaotrohombre.Soloestánenestemundoparapertenecerseelunoalotroyelhijoquellevabaensuvientreeravarón.SedebíaseguirconellinajedelaMadre tierrayporesa razónsumadrediovidaadoshembras.Mehedadocuenta,quecadavezquehaycambiosdrásticosenlatierra,ustedesalteranlascosasparaadaptarsealoquesedebenenfrentar—miróaEduardoquefruncíaelceño—.Hijo,serábuenoyconelpermisodeMariana,leamosambashistoriasyasípodemosanalizarloscambiosquecadalinajehanrealizadoenlahistoria.Entucaso, eresel frenode tuhermanooa lomejor, aúnnohas jugado tumejorpapel,conel tiempolosabremos—ahoraerayolaqueunímiscejas,AntonioprestabaatenciónalaspalabrasdelPadre—.Sinofueraporti,habríanmatadoaladiosa…fuetucapacidadtelepáticalaquelofrenó.Omeequivoco…—Talvez—dijoEduardo—.SientoquehayalgomásquemanteneraAntonio
enlaraya.—Puedeser,talveztuhistoriadebesermásheroica—bromeóAntonioconsu
hermano—.DehabermatadoaMariana,tambiénmehabríamuerto—contestó.—FueEduardoelquecomprendiólaspalabrasdeMarianaanoche—miramos
alGuardian.—Escierto.—Poresarazón—dijoelpadre—.Sondosinmortalesenelmismotiempoy
jamásseenamoraronporqueeraindispensabletuayudahastaqueellaapareciera—nosmiró—.Buenoyaeshoradeirme,yaestáenordenestahistoria.—Padre—dije—.Enlahistoriadijoqueellacreabaunelementoydominaba
elresto,¿aquéserefiere?—Aquedebes leerte los libros, cadaunaparececrearunelementoypor lo
quemedijotuesposodominasocreaselviento.—Tambiénmanipuloelfuego.—Puedes manipular los cuatro elementos, a lo queme refiero es que si te
entrenasteconvertiríasenviento—quedéconlabocaabierta—.Buenotenemostiempoparaqueconozcasde timisma.Yaeshorade irme,porelmomentoel
peligropasóymishuesossonviejos.—No todo el peligro pasoPadre—el tono de voz deAntoniome alteró—.
Aúnestávivoelengendroquelabesóypresientoqueélnosequedaráquieto.Además,losqueeliminamosfueunamínimapartedelmal.—Aún estamos con vida y podemos manejar las armas sagradas —dijo
Eduardo.Manuelayyonosaferramosanuestrosmaridos.—Padre…unapreguntamás.¿Tienealgoqueverquetodaslasmujeresdemi
familiasusnombrescomiencenconlaletraM?—PreguntóManuela.Élsonrió.—Claroyasídeberáseguirsiendo,esenhonoralaMadretierra—nosmiró
—.Ustedesdarándenuevoalosdoslinajes.Yaestáencaminoelvarón,faltalahembra.—Nosepreocupe,nodejaremosdetenerhijoshastaquenazcaunahermosa
mujercita —lo miré y sus ojos tenía ese matiz tan deseado por mi esencia.DespedimosalPadreynosquedamosenlasalahablandodelaLeyenda.—Cariño…SielpadreesmiGuardiányClementinatuCuidadoracomodice
lahistoria,¿quiénseráelcuidadordemihijo?—lomiré.—Escierto—mebesólafrente,miróaClementina.—Nosotros instruimos a más de uno y al momento que reciba las alas el
Universoesquienescogeysedebepasarporunsinnúmerodepruebasenunamisma noche. Solo la lealtad es el requisito principal, que amemos aldescendiente—miréalaCuidadorademiesposo.—Siempreesgentequeestáanuestroalrededoryquenosaprecia—lesonreí
aEduardo.—Eso yo ya lo sabía —dijo Manuela—. Eduardo me lo contó anoche.
Tambiénmedijoqueviviremoscerca—sonreíanteelcomentario.—Sí.Eduardoconstruirásucasaalladodelanuestra—dijoAntonio,yome
pusefelizdeteneramiprimacerca.—Buenocreoquedespuésdetantatristezaeshoraquelafelicidadllegue—
mimaridomemiróyacunómirostro,besándomeconternura.—Amor,deahoraenadelantenovolverásallorar,teloprometocariño.—Que así sea —dije. Recordé algo de la leyenda—. ¿Tenemos que
marcharnosalgúndía?—No—memiró—.Yanosomosinmortalesyelapellidonoslocambiamos
almismodenuestropadreadoptivo.Creoqueconesemoriremos.—Yseguiremos,lascosashancambiadoyhayqueconformarunafirmapara
asegurarlosbienesdenuestrosdescendientes—comentóEduardo.—Creo que la historia no termina aún, algo nos depara el destino, algo del
cualnostomaráporsorpresa.—¿QuétepasaMariana?—miréamiprimayunafugazayudalesolicité,ella
ensuaudaztelepatíamecomprendió.—¿Ese no es tu apellido real? —preguntó mi prima antes que notara mi
revelación.—Esaesotrahistoria,tenemosmuchosañosparacontarla.Creoquedebemos
dejar que Mariana descanse. Y además señora Manuela usted y yo tenemostrabajopendiente—losmiramos—.Tambiénquieroserpapá.—Esaconversaciónnocreoquedebeserenpúblico—loreprendióAntonio
dándoleunmanotazoenlacabezaasuhermano.Nosreímosymiprimasepusoroja,despuésmemiróycomprendíquemesometeráainterrogatorio.
CAPÍTULO31
SeisAñosDespués
Soñaba que caía al vacío, esa sensación de agonía, de angustia ydesesperación,mismanos se extendían con la intención de abrazar o alcanzaralgo,elvacíomeesperaba.Luegosematerializabaunodemishijos,loanhelabatocaryalverlocaereintentaragarrarlosedesvanecía,noteníamanos,soloeraviento,nopodíamaterializarmeparasostenerlo.Medespertésobrestada.Antonioestabaaferradoamicuerpo,hanpasadolos
años y no hemos podido mermar el deseo entre nosotros, nuestra necesidadaumentaba, cada día nos uníamos más. Hoy cumplía treinta años, aunque élcumpleel21deeneroyolecelebrabatambiénsuregresoalamortalidadel11denoviembre.Tengocincoañosrealizándoleunacomidaconlaspersonasquesabenquiénessomos.Dormíatranquilo,salísuavementedelacama,medirigíalamesadenochey
encendí una vela, me acerqué a la cuna y comprobé quemi pequeña de seismeses,MaríaÁngeltambiéndormíaplácidamenteigualquesupadre—recordéla polémica que se generó en la familia por su nombre, en últimas acudí alregistrodelosnombresquehautilizadolasreencarnacionesenvidaspasadas,yno hay muchos nombres conM que me gustaran—. Respiraba, tan hermosa,parecía un ángel, si paraAntonio yo le parecía lomás bello,MaríaÁngel notenía comparación. Le besé su mejilla, parecían de algodón por lo suave yabullonada.Salídelahabitaciónymedirigíalcuartodelosniños,miréelrelojdelcorredor,marcabanlascincodelamañana—suspiré,prontosaldráelsolyyonohedormido,tengounagranincertidumbre,odiosentirmeasí,¿pasaráalgorelacionado con uno de mis hijos? Protégelos ángel de la guarda— entré alcuarto y me acerqué a la cama de Lorenzo, se parecía tanto a su padre,demasiado inteligente para su edad, desde que nació ha demostrado lashabilidades que tiene un verdadero portador de la sangre del universo, noalcanzaba la agilidad de correr como Antonio, pero si era muy veloz, hacebellezas con la madera y desde que cumplió los cinco años los hermanosD’Montecarlos,elpadreGumersindo,AlfredyLouisloentrenabanendefensa.Ynosoloaél,tambiénalhijomayordeEduardo.Antonioleenseñaelmanejodelasarmassagradasigualquesutío,enalgunos
desusentrenamientosheasistidoconLucianoquienintentahacerlomismoque
suhermanoconcualquierpalooarmadisponible,nolepasanada,peroalgunasson muy grandes para él que aún es un bebé. El Padre le regaló en sucumpleaños un arco y vaya puntería la que resultó tenerLorenzo,Eduardo seencierra un par de horas en las tardes y les enseña la historia de la dinastíafamiliar.Séquelaeducacióndenuestrohijoesdiferenteyleexigenmuchomásquealresto.Recordélamañanaenquelesllamélaatenciónalrespecto.—¿NocreesqueselespasalamanoconLorenzo?—lecomentéamiesposo
yaEduardo.—Amornotepreocupesporlosgolpes,tehasdadocuenta,selepasanalcabo
deunpardehoras.—CuñadaéleseldirectodescendienteydetodoslosD’Montecarloseselque
nació con muchos dones. Mis hijos son fuertes, solo después de los veinteveremossidesarrollaranalgomás.—Temoquenocrezcacomounniño,apenascumpliócincoañosyustedesle
tienenunalistadeobligacionesyestudiosquenosonacordesasuedad.—Cariño—metomópor lacinturayacunómi rostro—.Vivirápormuchos
años si le dan sus alas, pasarán décadas, debe fortalecer su mente, cuerpo yespíritu.Yovivílomismo.—Pero…—besómislabios.—Sabemosloquehacemos.Alfredloentrenaenlasartesmarcialesylotrataigualquesupadreynique
hablardesutío,leexigedemasiado.HastaLouisleenseñaamanejarelrestodelasarmas,melesreveléantesusmaestrosyaccedieronadarleespacioparaquese recree en loque el desee, yme alegraverlo convertirse enunniño cuandojuega con su hermanito o al reunirse con sus primos, se quierenmucho—mesenté al borde de su cama—.Me acerqué y comprobé que respiraba, no sé siotrasmadreslohacen,yomelevantocadanochesoloparaverificarsirespiran,lobeséymecambiédecama.MipequeñoLuciano,dormidoenformafetal,esnuestroconsentido.Aúnnodemostrabasignosdealgunadestreza,sierafuerte,inteligente y aprende muy rápido, es tan diferente a su hermano y tiene unahermosasonrisaquenoscautivaba.Éleraelqueestabaen lamitadde lasdosleyendas.Lorenzo tenía la responsabilidad demantener el linaje delUniverso yMaría
ÁngeleldelaMadretierra.MientrasqueLucianoaprendíaahablarnosreíamoscon su evolución lingüística, tienemuchos rasgos de su padre, aunque la gentedicequeseparecemásamí—“Mariananodañeseldíadehoy,eselcumpleaños
detuesposo”—.Eracierto,desdeayerhabíaarregladolacelebraciónenellago,haremosundíadecampo.Hacemeses le había pedido aAntonio que colocara bancas y realizara una
pequeñacabañaparaacamparydescansarencasodelluviasrepentinas.InvitéalpadreGumersindo.AlfredyLouisdesdequenacióMaríaÁngelnodejabandevisitarla,Louisnuncaquisosercura,élqueríacasarseyalparecerañorabaquesudescendenciacuidaraamilinaje—suspirédenuevo—.Beséamibebé,teníadosañosymediodevida.Noseasparanoica, regresaa lacama,al salirde lahabitacióndemishijos,Antonioabríalapuertadelanuestra.—Amor¿quétienes?—hablabaentredormido—.Tehaslevantadotresveces
delacama—seacercóymeabrazó.—No losé.Algomeoprimeelpechocariñoysientoque tienequevercon
mis hijos—lo abracé por la cintura desnuda, tenía puesto su medallón. Hanpasadoañosynuestrodeseocarnalnohadisminuido,alcontrario,lodeseocadadíamásymás,comosinomealcanzaralavidaparaperdermeensusbrazos.—¿Quéhassoñado?—suspiréeincrustémirostroensupecho.—Sientoquecaigoalvacío.—Sisucedeesonoseríaunproblemaparatidiosadelviento—sonreí—.Eso
es,tranquilízate.—Esdiferente—micorazóndicequeesdiferente.—Siquieresnosquedamosencasa—incrustósunarizenmicabello.—No. La reunión es en nuestras tierras no creo que tengamos problemas.
Además,yalimpiamoselbosque.—Comoquieras—cadavezsuscariciaseranmásinsinuantes.—Pero… hoy llévate tus armas —me miró, y vi en sus ojos un rayo de
preocupación.—¿QuésucedeMariana?—ysutonoyafuediferente.—Sabesquesigomisinstintos,dileaEduardoquetambiénllevelassuyasy
mándale un recado al Padre con Martín para que los guardianes venganpreparados.—Mariana… ¡Mariana, cariño! —el suave zarandeo me sacó del estado
soñolientoalquehabíacaído¿porquédijeeso?,fueenestadodetrance.—¡Qué!—Amor,nospreparascomosifuéramosacombatir—acunómirostro—.Es
mejorquenosquedemosencasa.—No…essoloquetengounasensaciónextraña,estodo.—¡Estodo!Tusinstintossontanbuenoscomolasafirmacionesdetuprima—
nosabrazamos—.Nodejaréquetepasealgo—suvozprotectorameregocijó.—Gracias—quiseserconvincente,peronopude.—Vamosa lacama—metomóenbrazosyregresamosa las tibiassabanas.
Comenzóabesarmesuavementeypocoapocomefuirelajando,alminutonoeratansuaveelbeso,nuestroscuerposreaccionaronalinstintodeldeseo.—¿AlcanzaremosantesqueMaríaÁngelsedespierteacomer?—sonreí.—Nolosé…—sepusosobremíysusojossetornaronplateados,noconla
misma intensidad de antes, pero aun así eran mi vida entera. Sus besos seesparcieronportodomicuerpoyestábamoslistosparaempezarapertenecernoscuandoelllantodemipequeñaseescuchó.—¡Ayno!—nopudecontenerlarisa—.Noteríasamor,nosabeselmalestar
quemeocasionaráenmipartemássensibleestainterrupción.—Trabajarédobleenlanoche,teloprometo—mesonrió,salídelacamaen
buscademichiquillaquenodaesperaanteelhambre,sullantopodríadespertaralostíosqueviveenlacasadeallado.Elsolsefiltrabaporlaventana,escuchélafuerterespiracióndefrustraciónde
Antonioyalsalirdelacamaseacercóanosotras,searrodillóanteMaríaÁngelylabesómientrasqueyolaalimentaba.—Eresunpoco imprudentepequeña…ysaberque tequedarásdormidapor
doshorasdenuevo—sonrióyvolvoabesarla—.Teamomiprincesa.—Felizcumpleaños—corriólascortinasparaqueentraralaluzdelnuevodía
—.SehaconvertidoenunhombremuyinteresantelordAntonio—sesonrojóysedirigióallavado.Salióconsutradicionaltrajededomador,ClementinaentróaayudarmeabañaraMaríaÁngel,cuandomipequeñaquedóarregladame laentregó.—Listomiseñora.—Quedastepreciosa—dijecargándola.—BañaréalosjóvenesymeiréaayudaralaseñoraManuela.—Notepreocupes.Yobañoalosniñosytuayudaamiprima.—Noseñora,esaesmiresponsabilidad.Ustedmeayudaconloconcernientea
lacasayenlacocina.—Bien…nomeregañes—sonrió.—Creoquesonlosaños,esperodejarlistaaClaraenmireemplazo.—¿Cansada?—Señora, he caminado en esta vida por más de 355 años, es hora de que
descanse.—¿Ytúaprendiz?
—Lefaltapoco,cuandoestélistameperderéunañoviajando.—Notehedadopermiso,vieja—comentóAntonio,nosreímos.—Viajaré,yalaseñoramediopermiso.—Asíes—dije.SeretiróendirecciónalcuartodelosniñosyyodejéaMaríaÁngelenlacuna
quelehabíahechosupadre,erahermosa, loquehaceconlamadera lequedabamuy bien.Ahora trabajaba en un gran cuadro enmadera donde nos retrataba anosotros, la familiacompleta.Medirigí albañoaarreglarme.Albajar alprimerpisoadesayunarunzumbidomedetuvoenseco.—¡Lorenzo!—le grité a mi hijo mayor—.Me harás caer y tengo aMaría
Ángelenbrazos.—Ma… Ma… —Luciano jalaba el vestido implorando mi atención, me
agaché, lobeséyélbesóasuhermanita.Lorenzo llegóasaludarybesarasuhermanatambién.—Cariño—Lorenzo me miró—. Ya te he dicho que no quiero que corras
dentrodelacasa.—Está,bienmamá—dijoconunamuecaensubellorostro.Antoniollegóylosdossalieronasuencuentro.TomóenbrazosaLucianoy
de lamano a Lorenzo dirigiéndose al comedor para desayunar en familia.Mifamilia era perfecta, me encanta el papel demadre desmedida en el día y deamanteinsaciableenlasnoches.Comprendíamosloqueéramosysabíamosqueencualquiermomentodejaríamosestavida,yalasdosdescendenciasnacieron.Solo era cuestión de tiempo… —eso era—. Por eso amanecí con estesentimiento, nos quedaba poco tiempo. Intenté hablar, pero las palabras nosalieron, sequedaronatascadasenmigarganta.Clementinaponía elpanen lamesaysepercatódemiexpresión.—¿Lepasaalgomiseñora?—nopuderesponder,Antoniollegóamilado,y
nopudepronunciarpalabra,mequitóa laniñade losbrazosyse laentregóaClementina,Lorenzosebajódelasillaalcomprenderquealgomepasaba,tomóa su hermanito de lamano y se lo llevó a jugar al caballito. Ese era el juegopreferido de Luciano, en un abrir y cerrar de ojos del comedor pasamos aldespacho.—Cariño¿quétienes?,dime.—No…yo…—laspalabrasnosalían.Mehabíadejadoenelmueblemientrasmecalmabayeseahogamientoque
teníaseevaporara,despuésdeunosminutoslaslágrimascomenzaronasalir.Élsabíaquedebíadarmeunpocodeespacio,meofreciósupañuelo.
—Hacemásdeseisañosnomeofrecíasuno—dije.—Y esperaba no ofrecértelo nunca más —se arrodilló acunando mi rostro
entresusmanos—.Amor¿quétienes?,nomegustavertellorar.—Antonio,comprendíelporquédemiincertidumbre.—¿Quérevelacióntuviste?—Pronto moriremos…—se quedó pensativo sin moverse por un lapso de
tiempo—.Yaestánlosdoslinajes,porlasvenasdeLorenzocorresangredivinayyademostrósudestrezayporlasdeMaríaÁngel…¿comprendes?—Mariana…—Nosqueda poco tiempo con nuestros hijos y no quiero dejarlos, tampoco
quieroquemueras—laslágrimascorríanpormirostrosinpodercontenerlas.—Ese es nuestro destino —dijo en tono bajo, parecía un lamento—.
Volveremosenotrotiempo,nuestrasalmasvolveránamor.—Noquiero…quiero tenerañoscontigoyconmishijos,¿porquénovera
nuestrosnietos?¿Esmuchopedir?,loúnicoquequieroesqueporprimeravezestemos por mucho tiempo juntos—pensé en mis hijos y mi mano aferró elmedallón.Élsintiómipena,mitristeza.Dejaramishijosmepartíaelalmaigualquesiélmefaltara.—Amítambiénmedueleamor—meabrazófuerte—.Cálmate,novamosa
morirnos hoy, aprovechemos cada momento con ellos. Sonreí y vamos a esedelicioso día de campo—me daba ánimos. Era cierto, él también sufría, metoméelvasoconaguaquemehabíadadoalentraraldespacho,alsalirsonreí.Élteníarazón,nosquedaaprovecharelpocotiempoquenosqueda,regresamosalcomedor y los niños desayunaban, Clementina cargaba a mi princesa. A lospocos minutos el carruaje de Eduardo llegó en nuestra búsqueda, subimos anuestrocarruaje,yMartín,Clementina,eljovenTomásyClaraenelotro.TomásletomóungranafectoaLorenzodesdequenació.EduardoyAntonio
conducíancadaunolosrespectivoscarruajesfamiliaresymedicuentaquemicuñadovestíaigualasuhermano,hacetiemponolosveíaasí.Nosinstalamos,ese lugareracomounoasis, esperoquemedé tiempopara transformarvariascosasydejardeestelugarunverdaderoparaíso.Sientoqueellalonecesitará,losniños comenzaron a jugar, Lorenzo le llevaba a Carlos dos meses y entreLuciano yEduardo júnior había 6meses, siendo el segundo hijo demi primamayor.Seguíamossiendolasmismasdesiempre.Mispadressemarcharonhacedos
días a Paris en busca de los regalos de navidad, viven felices con sus cinconietos, decían. “Solo tuvimos una hija y la vida nos regaló la segunda. Que
bendicióntenertantosnietos”.Una vez por semana nuestros hijos se quedaban en la casa de los abuelos,
salvoMaríaÁngel,aundependíademipecho.Miprimasepercatódemiestadodeánimo,pormásquetratonopuedoocultarmipreocupación,ycomosiempre,se da cuenta de todo.Desde hacemucho venimos desarrollando una telepatíaentrenosotras,enlasreunionesquetenemos,almirarnos,vemosyrastreamosalmaldeformadiferenteanuestrosesposos.Sientoenmialmaquealgocambiaráatalpuntoquenoseráigualmissiguientesreencarnaciones,sientoquealgoenmimuerelentamente.—Qué te pasa Mariana, estás algo distante —su videncia, o revelaciones
esporádicasconel tiempoeranmásacertadasyelPadre laayudaadesarrollarlomás.Comoamíadesarrollarporcompletomipoder,yameconviertoenviento,solodeboserprecavidasiestoyencinta.Jamáspodrédescomponermeyvolveramiestadohumanosiestoyembarazada,mataríaalbebé.—Nada…—eraabsurdoocultarle,serápeordespuéssinoledigoloqueella
yadebeimaginarse.—Conozcoesamirada,nodesafíesmisinstintos,¿quétepasa?—Tienesrazón.Essoloqueyatenemoslosdescendientesyesosignificaque
dentrodepocoAntonioyyomoriremosomoriráunodelosdos.—No…—sedetuvoyanalizóunpoco,ibaacomenzarahablarcuandollegóel
carruajedelPadreconlosdosguardianes.—Buenosdías—elsacerdotesenosacercóadarleunbesoaMaríaÁngelque
dormíaenbrazosdeClementina,saludó.AlfredyLouisllegaronvestidoscomolanoche enqueme sacaronde la cueva, elPadre tenía su sotana, hacevariosmeseshabíasoltadosumandatodeGuardianyahoraeraLouisquienestabaalfrente.—Buenosdías—dijoLouisbesandoamihija, la razónpor lacualsehabía
preparado.—Buenosdías—dijoAlfredquienseconvirtióenelaprendizdeloshermanos
D’Montecarlos,seencargarádelaorden,ahoraeselactualpresidente.Eranmuybuenosamigos,secomprometióconunade lassobrinasdelpadreadoptivodemi esposo. Su boda fue programada en cinco meses y nosotros una vez másseriamoslospadrinos.Lamañanafueincreíble,semehabíapasadoesesentimientodedolor,eseera
nuestro destino, no podía cambiarlo. La reunión se efectuaba como lo habíaplaneado, la comida quedó deliciosa, Lorenzo jugaba con sus primos y en esemomento tenía a Luciano en la espalda para correr con él. A mi pequeño le
encantaba,peroamímeponíalosnerviosdepunta.—Antonio—memiró—. Por favor habla con tus hijos, entran y salen del
bosque,sepuedencaer.—Lorenzonolodejarácaeramor.Déjalosquedisfruten.—Por favor —alzó las manos dándome entender que ya mismo iría a
buscarlos.MedirigíalacabañaadarledecomeraMaríaÁngel.Cadamomentoconmis
hijos era lomás gratificante paramí y saber que ella se alimenta pormí, nopuedo describirlo. Les había dado seno a los tres—miré ami princesa—.Lesaquélosgasesysalídellugarareunirmeotravezconmiprima.Mishijosnoestaban.—¿Antoniolosniños?—Ya los regañéamor,están…—señalóconsudedoel lugardonde loshabía
dejado,nolosvio.Miróatodaslasdireccionesaligualqueyo,peronolosvimos—.Estosniños,¡ahorasiseganaronuncastigo!—dijoconsurostroserio.Eneseinstantemipechoseestremeció,fuecomosimishijosmellamaran.—¡BúscalosAntonio!—grité.Algoleshabíapasado,miesposovioenmila
preocupaciónycuandosegiróparaemprenderacorrer.Lorenzoselanzóasusbrazos,estaballenodelágrimasycompletamentegolpeado,sangraba,surostrollenodemoretonesyllegósinLuciano,laspiernasmeflaquearon,lospresentessepusieronenalerta.—¿DóndeestátúhermanoLorenzo?—Antoniolozarandeaba.—Se…lo….Lleva…ron.peleépapá,comomeenseñaron,pero…—lloraba
congransentimiento,mipechosecomprimiómás—.Yte…deja…ronesto…—Lorenzonopodíapronunciarpalabra.Sabíaquemihijosesentíaculpablepornodefenderasuhermano.AntoniotomólanotaquetraíaLorenzoensusmanosyalleerlalosojossele
pusieronplateados,mimenteanalizólasituación.Recordéelsueñodelamañana,recordélaconclusiónalaquellegué,prontopartiríamosymoriríamos,recordéquenotodoslosengendrosfueronasesinados,unoquedóconvida.Supequiénteníaamipequeñoantesquemiesposohablara.—¡Debímatarlohaceseisaños!—lairaensuvozestremecióalospresentes,
ellosnoleentendieron,élhablóenellenguajedelUniverso.—¿Quépasahermano?—Que debió de matarlo hace seis años —me miraron cuando traduje las
palabras.Teníaquereaccionar,debíacanalizareldolorqueseapoderabademí,lotransforméenirayfuelamismadecisiónalaquellegóél.
—Antonio…—lo llamé,memiró conLorenzo en brazos, yo tenía aMaríaÁngel,tomémimedallón:“Recuerdalaconversacióndeestamañana,eslahora”.Afirmó una vez. Sabía lo que tenía que hacer, miré a mi bebé, me habría
encantado verla crecer. Saber con quién se casaba… miré a Lorenzo con suhermosorostrollenodelágrimas,comomegustaríaveramisnietos,miréalospresentes,estabanalaexpectativadenuestrareacción,nocomprendíanloquenospasaba,dejéamiesposodeúltimo,susojossenormalizaronyalhacerlosreflejólapenaqueloembriagaba.Besé lafrentedemihijayélabrazóaLorenzo,medirigíhaciaLouis.—Te laentrego, sabes loquedebeshacerconella, sobradecirteque lacuides,
háblaledemíporfavor—semequebrólavoz.—Miseñora…—elrostrodeLouiserainescrutable.—¡Peronada!Ellaesturesponsabilidad—mequitéelmedallónlopusesobre
lascobijasqueenvolvíanamihija.CaminéendirecciónaLorenzo,meextendiólos brazos, lo aferré con todas mis fuerzas, él comprendió la situación sinnecesidaddedecírselo.—Prométemequecuidarásdetuhermana,teportarásbien,obedecerásloque
tedigaClementina,Alfred,elPadre,ysobretodoloquedigantustíos.¿Meloprometes?—no puede seguir hablando. Las palabras seme atascaron, fuemihijoquienbesómifrente.—Teamomamá—nopudehablar,loabracéporúltimavezyseloentreguéa
Alfred. Él era el que se encargaría de entrenarlo, me quité el anillo decompromisoyeldematrimonio,selosentreguéaLorenzo.—Cuídamelo…—ledije aAlfred.Antonionohabló, sabía loquehacía, se
quitósumedallónyelanilloparadárseloaLorenzo.—Noteloquiteshastaquenazcatuhijo,yconservalosanilloscomosifueran
untesoro,seloentregarasalafuturareencarnacióndelaMadretierra.Teamo—lobesóenlafrente.Mequedémirandoamifamilia,solofaltaronmispadres,Manuelasabráque
decirles y sé que comprenderán, les contamos lo que somos delante del padreGumersindoparaqueconfirmaralaexistenciadeloslinajesenlahistoria.Amimadre le encantómientras que al señorGranados le costó comprender que noéramosbrujos,yenesoayudósunietoLorenzo.—Mariana¿porquétedespides?No…—interrumpíalPadre.
—Noregresarésinmipequeño.Yalossucesoresdenuestrolinajeviven,sialatardecernohemos regresado,ya sabenquedebendesaparecer, elmal lesdarácaza—lesdijeatodos.—YyonoregresarésinMariana—dijoAntonioentrelazandosusdedoscon
losmíos.—Amorsácamedeaquí,noquieropensarmásy…—nomedejóterminar.Con
su particular rapidez me tomó por un brazo y me acomodó en su espalda yemprendió la carrera desbocada caminó al bosque, al cabo de medio minutoEduardocorríajuntoanosotros,leagradecíconunlevegestosucolaboración.—Sabesquetambiénharíalomismo.—Graciasporapoyarmeenesto.—Eresmihermano.No he pensado en mi hijo, si lo hacía, me descontrolaría. Debe estar muy
asustado y pensando que lo abandonamos, no pienses. En el caminoencontramostrescuerpossinvidaenelbosque,unoteníaunaramaincrustadaenelcuello,losotrosdosnosabemoscómomurieron.—Nomedigasque…—Lorenzoamor,Dios…—metapélaboca,mihijonotieneedadparamatar,
esunniño.—Antonio—reprimíelllantoqueamenazóconsalir.—Concéntratecariño—es lomejor,nopienses.Eduardose inclinóparaver
loscuerpos.—¿Cómolosmatódeestaforma?—Nolosé, si regresose lopreguntaré—Antoniomeabrazaba—.Debemos
continuar.Canalicémidoloryloconvertíenrabia,comprendíloqueunamadrehacepor
sushijos.Yonopodríavivirsinningunodeellos,noesquedejaradeamaramiesposo,no.Porelcontrario, loamabamásquenunca,essoloqueDioses tanperfecto, que le da a lamujer la capacidad de reproducir corazones para cadahijo que tiene. Sin pensarlo, daríami vida por ellos,me enfrentaría almismoLuciferotravezcontaldedefenderamifamilia.Queeseengendrodeldemonionoseatrevatocaramibebéporqueyomismalomataré.Llegamos.Antoniome bajó con cuidado y sus ojos estaban completamente
plateados.—Noquieroquete…—Esmihijo,nopidasquemehagaaunlado—lerespondíentredientes.—¡Puedenhacertedaño!
—¡Nomeimporta!—loempujéymeabrípaso,habíamosllegadoalmismolugar donde Antonio se enfrentó a esa bestia. Nos esperaba Lusmudf, elhorripilantehombrequeintentóenmásdeunaocasiónbesarmemientrasestuveenesafeacaverna,nomepercatéqueEduardopodíaleermelamenteyquemiesposoensuestadodeiraescuchabaloquesuhermanoleía.ElportadordelasangredelUniversodesenroscó su látigo, el armaquedeja para los demoniosmáspoderosos.Leprendiófuegoenunsantiamén.—Nuncamedijisteeso—lomiré.—Yanoimportaba.—sumiradaeraterroríficaypoderosa.—Esaabominaciónsearrepentiráporintentarbesarte,juroquelomandaréa
lomásprofundodelinfierno.—Antonio—dijoEduardo,losdosseguimoslamiradadeél.Lusmudfcargabaamibebéquellorabacongrandesesperación.Micorazónse
estremeció, me dolió en lo más profundo, escuchar el llanto de mi pequeño.Variosdemoniosllegaronmientraselbrujoseacercabaalbordedelabismo—elviento comenzó a azotar con fuerza, un vendaval se avecinaba. Traté decontrolarme, pero me fue imposible—. En ese instante Antonio miró al otroextremo, Eduardo y yo hicimos lo mismo y nos quedamos asombrados. SeacercabaLouisyAlfred—¿quéhacenellosaquí?—LouissepusoenlapartedeatrásentreEduardoyyoyAlfredentreAntonioyyo, eranguardianes,meprotegían.—Losientomiseñora,quieroqueMaríaÁngelcrezcaconsumadre—sonreí,
misojossecristalizaronunpoco.—Yyonoestoypreparadoaunpara tomar lapresidenciadeunaordena la
queapenasconozco,necesitounpocomásdeentrenamiento—dijosonriendo.—Nosabenloqueselosagradezco—dijoAntonio.—Somos Guardianes, proteger a la diosa hasta el día de su muerte. Es el
juramento.—Yo le sonreí ami amigo.Nosdirigimoshasta el lugar en el queLusmudfcargabaamihijo,quienmeregalóunasonrisaalvermeymeextendiósus pequeños brazos. El brujo también sonreía sínicamente, pregona unavictoria.Éramos cinco, ellosdecenasdedemonios infernales.No losmiré,miobjetivoseencontrabaenbrazosdeesemonstruo,¿cómoharépararescataramipequeño?—Debistematarmehaceseisaños—dijoLusmudf.—¡Loharéahora!—respondióAntonio.Losdemoniosensumayoríabrujos
estallaronenrisas.Aminoréelviento,cuandoseanecesariocrearíatornados.—Yanoeresinmortal.
—Eso no importa. Aun puedo enviarte a lo peor del infierno—la risa quesaliódeesedemoniofueescalofriante.—No…noloharás.—¿Quéesloquequieres?—pregunté.Sindejardeveramíbebéqueyanos
vioyseguíaextendiendosusbracitos.—Excelentepregunta.El resto de las bestias infernales se acercaban, Louis y Alfred se dieron la
vueltaparaprotegernuestrasespaldas,sacaronsusarmas.Eduardoextendiósusespadas yAntonio volvió a agitar su látigo. Eso distrajo un poco a Lusmudf,quienporunmomentodudo,peroluegosonriócínicamente.—Quieroproponerlesuntrato.—Noharétratoscontigodemonio—dijoAntonio.—Loharán…yaverán…—¿Porquétanconvencido?—dijoEduardoaloqueescuchabadesumente.
Larisavolvióaretumbarellugar.—Necesitounvientreparaquemi señordeposite su semilladentrode él, y
como ustedes me arrebataron ese placer… yo intercambiaré una vida por unvientre….—¿Dequéhablas?—pocoapocomefuiacercado.—Merefieroaesto—tomóaLucianoconunasolamanoporsucamisitaylo
puso en el abismo, si lo sueltami pequeño caería,mi alma se quebró. Intentéhablar y no pude, fue Antonio quien intentó detenerlo con el látigo y searrepintió,podíahacerledañoaLuciano.—¡Detenlo!—ledije.—TambiénpodríamataraLuciano,Mariana.—Escierto.Mitratoeseste,salvoalniñoyustedesmedanelvientredesuhija
paraqueseafecundado—¿Qué?¡estehombreesunlocodemente!Comoseleocurrehacersemejantetrato.Noséquécarapusomiesposo,peroyolomiréconpavor—.Solotienenunossegundosparadecidir…sidicenquesisalvoalniño—nocomprendoloquedice,locomprendímuytarde,cuandolosoltó.Dejócaeramipequeñoalvacío.Elgritoquesaliódemisentrañasfuedesgarradorytodopasótanrápido.Enun
instante decenas de engendros se lanzaron sobre nosotros, ellos comenzaron aluchar,mientrasyomelancéalvacíoatomaramibebé.ElgritodeAntoniomeestremeció.—¡Marianaaaa!Ya iba cuesta abajo, vi a Luciano gritar. Soy la Madre tierra, manipulo los
elementos—piensa,soyviento—.Ysolocondecir“Vientoayúdame”.Nosésilodijeenmilenguaoenlaantigua.Talvezfueenlaúltima,unaráfagadeairemeimpulsaba y con mi mano impulsé a mi hijo en mi dirección. El abismo eragrandísimo, sonreí, ya controlo mi elemento a la perfección, al alcanzarlo seaferróamicuello.Ya lo teníaenmisbrazosyera loúnicoque importaba.Medetuveenelaire, lepedíalvientoquemesubieraconmipequeñoenbrazos,ycompletamente iracunda. Un torbellino de aire fuerte me sostenía comenzó asubirme,comencéacambiarelclima, truenosy relámpagoscomenzaronacaerdesdeelcielo,ráfagasdeairealzabanalosbrujosylosestrellabacontraelpiso,sonengendros,peroalfinyalcabotambiénsonhumanos.Lostirabaconfuerzaquesushuesossequebrabananteelimpacto.TeníamucharabiayeslaMadretierralaquehatomadodominiodemicuerpo,
esos demonios por miles de siglos han intentado destruir al mundo. ¡¿Cómoosaban destruirme?!—Definitivamente no era yo quien actuaba. Era lamismaTierra laquesalíademí—.Antonionomehavisto,estoysobreelabismo,mesostiene el torbellino en que se convirtieronmis piernas. Lusmudf se aterró alverme.Losbuenoscombatíancontralosmalos,unavezmáselbiencontraelmal,siemprelalegendariadisputadelasalmasylaobtencióndeldominiodelmundo.Los hermanos D’Montecarlos peleaban incansablemente y con furia el látigoiluminabacomonunca.Todosalvermesequedaronasombradosporlamaneraenquelohacía.Los observé, era como si el tiempo se hubiese detenido. Las facciones de
Antonio cambiaron al verme con Luciano en brazos. Pero no era yo en esemomentodealegrarnos,enmihabíatantadecepción,sentíeldolordelanaturaleza,y temomás por lo que viene. Con la mano libre alcé y le pedí a la tierra quetemblarayabrierahuecosdondeestabanlosengendrosparaquefueranadsorbidasyquedaransepultadoshastaloshombros,losqueintentabancorrereranimpulsadosporlostorbellinosdeaire,yquedabanatrapadoscontierracompactada,nopodíanzafarse, con cerrar mi puño los reducía a nada, los dejaba listos para que losguerrerosdelbienterminaraneltrabajo.Latierradejódetemblar,elvientomedejóentierrafirmeymispiernasaparecierondenuevo.Prontoatardecerá,peroteníaunacuentapendienteconquienseatrevióintentarmataramihijo.CaminéhastallegaradondeEduardoyasuladoestabaAlfred.Leentreguéa
Luciano,sinpensarlodosvecestoméunadelasespadasdeAlfredymedirigíhastaelcuerpoenterradoLusmudf.—¡Jamáspongasenteladejuicioloqueunamadrepuedehacerporsalvara
suhijo!Ytemetisteconlamadreequivocada—alcémibrazoconlaintención
decortarlelacabezaypartirloendos.Cuandoalcémimanonosepudomover,giréyviqueunadelasespadasdeAntoniolabloqueaba,caminóhastaquedarfrenteamí.—¡Intentómataramipequeño!—dijeconlágrimasenmisojos.—Lo sé amor—me quitó la espada y se la entregó aAlfred—.Luciano te
miraynoquieroquetualmaseensucie,yotengolapotestaddeajusticiar.AsícomolatieneLorenzoporesotampocoquieroqueteaflijas.Además,desdequelo vi intentar besarte he querido matarlo —me acarició la mejilla—. Prontoatardecerá,debesiralacasayomequedoconEduardoparaterminaresto—mebesóenlafrente—.SacaaLucianodeaquí,noquieroquepresencieesto—teníarazón.—Prométemequevolverás.JúrameloAntonio.—Teloprometo.LouisyAlfredmetomarondelbrazo,LouiscargabaaLucianomientrasAlfred
me arrastraba, no dejé de mirar aAntonio hasta que llegamos a los caballos,cargué a mi pequeño en brazos y subí a uno de los caballos que llevaron losguardianes. Louis yAlfred subieron los otros. En veinte minutos llegamos alcamino endirección a la casa, enmedia hora estaremos en ella.El padre ymifamilia tenían instrucciones de irse del pueblo, comencé a galopar, Lucianoaferradoalamonturayamibrazoparasostenerse,aquinceminutosdecamino,unos brazos fuetes me bajaron del caballo con Luciano en brazos. Era él, miAntonio había regresado, acunómi rostro yme besó, estaba feliz de saber queregresabaasalvo.—Te juro, esperaba amatarlos a todos para lanzarme cuesta abajo ymorir
juntoati—nosabrazófuertemente—.Graciasalcielonopiensascariño.Jamáspenséque…—¿Seteolvidóloquemedijisteestamañana?—memiróconelceñounido
—.Soyvientocariño—sonreí.—Teamoyteamarésiempre.—Intentaron matarme un hijo, que nadie se atreva a tocar a mi familia
Antonioporquepuedoconvertirmeenuncompletodolordecabeza.—Graciasporvolveryconmihijoenbrazos—arrugósufrente—.Yavandos
vecesqueteveocaerporeseabismo.Nosabesloquesentíalverquenoteníaalaspararescatarte.—Hermanonoseteolvidequienesella—dijoEduardosonriendo.—Losé.Hayqueregresarprontoalacasa,noquieroquetemanpornuestra
ausencia—noescuchéninguna respuesta, solo la fría brisa rozandomi rostro.
Lucianosonreía, aél leencantaba jugaral correr.Enunabrirycerrardeojosentramosalacasayesperabannuestroregresotranquilamente,conunatazadetécadauno.Antonioalbajarmedesusbrazos,tomóaLucianoparaabrazarlo.—¿Nose suponeque teníanquedesaparecerdelpueblo?—lespregunté.El
Padresonrió.Lorenzoseleslanzóalosbrazosdesupadre,surostroyahabíasanado.Mihijo
mayorabrazabaasuhermanito,vicomomihijo leentregabaelmedallóny losanillosdematrimonio.—¿Quépasa?—Hija,ustedesduraránporprimeravezmuchosañosjuntos,oporlomenos
superaránlostiemposregistrados—alPadreseleiluminóelrostro.Yoarruguéelmío.—¿Aquéserefiere?—preguntómiesposo.—Cuando Eduardo salió a ayudarlos, escuché la voz queme ha hablado en
algunas ocasiones.Dijo que enviara aLouis y aAlfred, que pasarían apuros siellosnopeleabanasulado.—Y así fue—dijo Eduardo—.Ellos vienen en camino con los caballos, lo
que, si queda claro hoy, es que con la familia deMariana no se debenmeternunca—soltólarisamientrassedirigíaaabrazarasuesposaehijos,sonrieron.ElpadremiróaEduardo.—Ahoralecontaremos,esperemosaquelleguenlosguardianes.—Cariño—Antoniosemeacercóymepusolosanillosenmidedo,besómi
mano—. Durarán muchos años en tu mano —el sacerdote me entregó elmedallón.LlegarondesbocadosLouisyAlfred,entramosalacasaynossentamosenla
sala, les narramos lo que había pasado, aunque fue Antonio el queorgullosamentenarrabamiapariciónenlosaires,ycomounafuertesacudidadelvientoylatierralograbadesestabilizaralosengendrosparaqueellosledieranlaestocadafinal.—Dealgoestoyseguro—dijoLouissonriendo—.Nohayquemeterseconla
familiadeladiosaporquesepuedeconvertirenlapeorpesadilladecualquiera—soltaron una carcajada los presentes. Mi esposo cargaba a María Ángel,Lorenzo en la mitad de los dos y yo tenía en brazos a Luciano. Juntos, enfamilia,yasíserápormuchosaños.—Lucianosequedódormidoamor—dijealoídoamiesposo,necesitabaque
meayudaraallevarloasucama.—Ya es tarde. Nos vemos mañana en la misa, hijos —los guardianes se
despidieron.—Porsupuesto—ledije—.Sinfaltaahíestaremos—EduardoteníaaCarlos
cargado, él también se había quedado dormido, mi prima tenía en brazos aEduardo, nos despedimos. Lorenzo también tenía sueño, la que permanecíadespiertaeraMaríaÁngel.—Sabesquenosedormirásinoletocasunamelodíaenelpiano—sonreí.—Nosécómolasmujeresdetulinajemedobleganlavoluntad—dijoriendo
—.Estaprincesasevaconmigo.—AyúdameconLorenzoprimerotambiénseestádurmiendo.—Noamor,debohablarconLorenzoantes.—Dequepapá—Clementinanosdejóunascuantasvelasencendidas.—Hijo, ¿cómomataste a esos tres hombres?—nosmiramos y nuestro hijo
abriólosojos.—Conestopapá—extendiósumano,deellaemanóunaluzazul.—Esaesenergía,pero…—Silaponesenelcorazóny laexpulsasde ti, lesdetieneselcorazóna los
malos—Antoniorioylobesólafrente,yoleacariciélamejilla.—Teamo—ledije.—Yotambiénmamá,AntoniomepasoaMaríaÁngelmientrasqueelsubíaa
Lorenzo,bajóysellevóaLuciano.Cuandovolviótomóalaniñaenbrazos,mediounbesoysedirigióasudespacho,tocaráelpianohastaqueseduerma.Medirigíalcuartodemishijos,losdesvestíylespusesuropadedormir,lesdielbesodelasbuenasnochesydigraciasaDiosporquenoperdíaLuciano.Mesentéenlacamaacontemplarlo,nopuderetenerlaslágrimasydesolorecordarsemeestremecióelalma.Acariciésumejilla,lobeséenlafrenteymeacerquéalacamadeLorenzo,lobeséunavezmásymeretiré.Antonionohabíallegado—sonreí—.Mecambiéderopa,estrenéunanuevabatadedormirmásatrevidaquelasanteriores,eradecolorvioleta,ycombinabaconelcolordemicabello.Mepuselalevantadora,salíalbalcónamirarelUniverso.Noséquétiempopasómientrasmeperdíenlarazóndemi existencia, es hermoso el firmamento.No sentí aAntonio, había dejado aMaríaÁngelensucuna,merodeólacinturaabrazándomeporlaespalda.—¿En qué piensa señora D’Montecarlos? —me besó el cuello, mi piel se
estremeció—. Me encanta darme cuenta que aún ejerzo en ti este tipo dereacciones—surostroseincrustóenmicabello—.¿Enquépiensas?—Enlocercaqueestuvimosdemorireneldíadehoy.—Nopiensesenesocariño—mehizogirar,meibaadeciralgomás,perosus
ojossedesviaronyrecorrieronmicuerpo,intentóhablarsinobtenerrespuesta,
susojossetornaronconeselevematizplata—.Estabataesundeliciosodescaro—sonreípícaramente,yahabíalogradomicometido—.¿ComohacesparalograrqueteametantoMariana?—Felizcumpleañosamor…—nomedejóterminar,suslabiosseapoderaron
delosmíosycaminamosendirecciónalahabitación.Antonio cerró la puerta del balcón y mientras seguíamos besándonos nos
desvestimos.Erainsaciablenuestranecesidad,eramágicohacerelamorconmiesposo,sertestigodelaperfecciónyobtenerelequilibrioeraindispensable.Serconscientesde sentir como lamateriay la esencia se funden enuna sola alma,comodospiezasencajabanperfectamente, como la luzy laoscuridad, como lanoche y el día,mujer y hombre unidos por algomás fuerte que ellosmismos,amarradoselunoalotroconelhiloimposibledecortarqueeselamorverdadero.Eseeselequilibrio,esaeselarmamáspoderosaquetienenuestroCreador.Esesentimientoqueescapazdefundirloinfundidle,deunirloimaginable,queeselmotordelamismavida.EselquintoelementoyelarmasecretadenuestroDios,bienaventuradoslosquevivanenarmoníadeesesentimiento.Felicidadesalquelograamarincondicionalmentesinesperarnadaacambio,
dar por el simple hecho de dar. Me perdí en el inmenso universo que es miesposo,enesosojosquelograbanenmiloquejamáspenséquepodíahacer.Eramitodo,mirazóndevivir,demiexistiryséqueparaélsoyigual.Nacidoelunoparaelotro,estanochenuestrasalmassefundieron,nonoshabíamospercatadoque nuestros medallones se conectaron… Sentimos a Dios, la energía puraconectadaconnosotros,percibísufelicidadyAntoniotambién.“Elamoreselmáximosentimiento,ténganlopresente,porestarazónamóala
humanidad, son capaces de hacer increíbles cosas mientras tengan en suscorazonestalsentirinvaluable.Séquecumpliránconsupropósito”.—¿Loescuchasteamor?—Sí—laslágrimascorríanmimejilla—.TeamoAntonio,enestavidayen
lasfuturasquetengamosenadelante,teamarréeternamente.—Igual que yo. Siempre seré tuyo, por ti existo, gracias por darme en este
tiempoatresbelloshijos,graciasporamarmecomomeamasMariana.Despuésdeestavidajurovolverparaestardenuevoentusbrazos,besartuslabios,yparahacertemía...solomía—sonreí.—Sabesquelosoy.¿Porquéerestanceloso?—Nolosé.Meencantaquemedigasquesoloyoserétudueño.—SoylaTierraquetehizoveniraesteplaneta…¿Dequiénmáspodríaser?—Denadie,esteUniversosiemprevendráati—sonrióconpicardía—.Solomía
—ysubesomellevóalcielo.Habíamosalcanzadoelequilibrio.Mujeryhombre,hijos y familia, hogar y espiritualidad, sobre todo, eso, tener a Dios entrenosotros…
LACARTA
16deenero2011
—Joven Lorenzo, esta carta se la envió su tía, espero que esto le ayude arecordar.15deenerode1801QueridoLorenzoSiestásleyendoestacarta,esporqueseráselúnicovarónsobrevivientedetu
linajeyesperoqueLouislogreprotegeratuhermanaMaríaÁngel.Duranteelviaje que realizáramos tu tío y yo, se me fue revelado el holocausto que seavecinayloscambiosquehabráenlaTierra.Noséenquégeneraciónsellevaránacabo,talveztúlasvivas.Hassidoel
más fuertede todas tusencarnacionesy enelmismo instanteenque tupadrerenuncióalainmortalidad,elUniversodioindicioquevolveríaatravésdeti,siempre nos preocupó eso, tanto a tus padres como a nosotros. Ahora loentiendo...Te enfrentarás a unmundo evolucionado, hasta el punto quemi intelecto no
comprende.Te profeso dos guerras y unade ellas se conocerán comoungranholocausto. La naturaleza tratará de defenderse ferozmente con seguías,inundaciones,catástrofesycambiosextrañosenelclimacomoconsecuenciadela mano maligna del hombre. Los humanos han sido contaminados. Tú laencontrarás, pero no es seguro que tus futuras encarnaciones lo logren, seextinguirá en un futuro… Comprende, laMadre tierra morirá si no haces lascosasbien.Me fue revelado el fin del mundo, ese que se avecina y en alguna de las
siguientes generaciones tuyas pasará, no sé en cuantas, pero debes dejarpreparadoa tushijosysipuedesalmismomundo.Recuerdaquecambiará laformaenquehastaelmomentosehandesempeñadolas tradicionesenamboslinajes.Esteúltimopárrafoesparatufuturo.Perdónanosporloquetehicimos,era
necesario,debíadeserasí,creosaberladecisiónquetomaráMariana.EllateamacontodasualmayporesodebessobreviviraloqueteesperaLorenzo,noseránadafácil,nada.Sefuerteeinteligenteporqueseráselencargadodetraer
elbienyelmalalamismaera,unavezmásperdónanos,eranuestramaneradeayudarteanteelmalqueenvuelvealaTierra…—Tomásestacartafueescritaunosmesesantesde…
EPILOGO
A lo lejos escuchaba varias voces que hablaban y se lamentaban, ¿hablansobre mí?, no logro salir del estado en el que me encuentro, tal vez esoscomentarios son dirigidos a mí. He recibido cuidados por meses, siento lasmanos de personas que hacen su trabajo,me limpian y cambian de ropa. Lasescuchohablar del paciente solitario, al queningún familiar hapreguntado, nivisitadoyelproblemaesquenorecuerdonadanianadie,noséquiénsoy,notengoniunasolaimagenenmimemoria,norecuerdoelcolorsonmisojos,nieldemi cabello. ¡Es desesperante! ¡¿Quién soy?! ¡¿De dónde vengo?!,malditaspreguntasquemecarcomenelalma.Sonrepetitivaenmimemoria,unayotravezheescuchadoalasenfermeras
decirquetengomuchotiempoenestadodevegetal,vanmeses.¡Sorpresa!,soyunputovegetalconsciente,silaspersonasquemecuidanescucharanmislamentos,groseríasypensamientosyamehabríandesconectado,nosésiescorrecto,éticoyen este momento me vale. Ya estoy cansado de ser el conejillo de indias deldepartamentomédico.Lociertoesqueescucholasoracionesylascharlasdeunsacerdotequeviene
todoslosdías,meleeunanovelaylamentodecirlo,mehaleídotodassalvouna,desdequeempezabaenelprimercapítuloyasabíalahistoria,esoquieredecirquesoyunhombre ilustrado,opor lomenosmegusta la literatura, pero cuando losdoctoreshablandemiestadotambiéncomprendolostérminos,loquemeconfirmaque tengo conocimientosdemedicina.El sacerdoteme lee un libro semanal, ysolo el de hace dos semanas no lo había leído antes y me entretuvo muchoescucharcienañosdesoledaddeGabrielGarcíaMárquez.Enlastardesmeleeelperiódicodespuésdequemeaseaalgunaenfermera.Debo
estarenunlugarreligiosoporquelospocosvisitantes,siemprerezanpormí,¿seréun sacerdote? Trato de moverme sin obtener avance, al final termino agotadomentalmente, frustrado y maldiciendo y después de maldecir pido perdón, unaextrañasensaciónmeinvade.Entodocasoesfrustrante. Oigopasos acercarse, ¿quién será ahora?, otra vez el sacerdote, no es un
horarioenelquehabitúaunavisita, losaludaronyescuchéque lepidieronsubendición.Si,eselcuraquemeleelasnovelasyelperiódico.—Esteeseljovendelquelehehablado,miseñora—esaeraotradelascosas
quemeincomodaban,soyunaespeciedetrofeo,memuestrancontinuamente—.No sabemos su nombre, cuando lo encontré en esa calle solitaria, sentí
compasiónporél,ustedeslaúnicapersonaquepuedeayudarlo.—¿Creesqueeshoradequeutilice los conocimientosheredados?—suvoz
eradeliciosounsusurro—.Puedeserunadictooasesino,nolosabemos—¡Nosoynadadeeso!Quisegritarle,meretorcíaenmimente,¡quéfrustrante!—Losexámenesrealizados,dancomoresultadoaunjovensanoy…—¿Yqué?—cortólamujer.—Nadamiseñora,dejémosloenqueesunacorazonada.—Loharéporsoloporti,miguardián—¿dequéhablan?,¿quévanhacerme?—Seloagradezcomidiosa.Sealejaron.Desesperado,sumergidoenelnexoenelquemeencuentrodesde
quevolvíarecordar,frustradoporsaber¿quiénrayossoy?¿Porquéestoyaquí?¡Por qué no recuerdo nada! Las enfermeras y el sacerdote volvieron, alguienfrotóalgoenlacabeza,elolorerapenetrante,mimenteseremovíacomencéamovermedeunlugaralotro,nopodíarespirarmásqueesepenetranteolor,lasenfermerasempezaronacorreryallamabanalosmédicosagritos.—¡EsunmilagrodeDios!—hablóunadeellas.—Éllaenvió,ustedesunacreacióndirectadelSeñor,porconsiguiente,sies
unmilagro,quesabíaeslanaturaleza—dijounfraile,variasmujeressalieronymequedéconenfermerosymédicos.Logrérespirar,lamezclaquemepusieronen la frentepenetróhastael fondodemicerebroycomoalfileressentíqueseincrustaron,medolió.—Se está moviendo, ¡reaccionó!— ¿Qué? Yo no me estoy moviendo, las
mujeres que salieron no me las imaginé, las vi—. ¡Sujétenlo! —unos pitosperforabanmisoídosyhacíanquemeretorcieramásenmidesesperoporcallarelruido—.¡Ayquésedarlo!Elestómagomecrujía,haceunahoradespertéyunatiernamonjadeedad
avanzada me daba sopa, algo que me pareció glorioso y debe de ser normaldespuésdehaberestadotantotiempoinconsciente,conesteeraelcuartoplato.Sonreíacuandolepreguntabasipodíadarmeunpocomás,elsacerdotesesentóalfrentedelacama,alomejorinspeccionandomisreacciones.—¿Quieresunplatomás?—preguntósonriendo.—Nohermana,yafuesuficiente,queDioslepague—habíaescuchadohablar
tantodeDiosquemefuemuynaturalhablarenlosmismostérminos.—¿Cómo te llamas jovencito? —por fin preguntó, era hombre de estatura
media, con poco cabello, la mitad de su cabeza lucía una calvicie anticipada,porquenodebetenermásdecuarentaañoselPadre,lomiréynomefuefamiliar
ningúnnombre,elmeescrudiñabaporencimadesusanteojos.—Nolosé—meacomodéenlacamaypeguémiespaldaenlaparedfría.—¿Norecuerdasnada?—arrugósufrente.—Noseñor—decidíacostarmeotravez.—¿Nada?—selevantódelsillón.Lahabitaciónteníaunacama,unsofáyla
imagendeJesúsenlacabecera,caminódeunlugaraotroenelestrechoespacio—.Entoncesnosabesdóndeestántuspadresocómopodemosencontrarlosparaquesepandetuexistencia—enfatizólasúltimaspalabras,negué—.Buenonosési te interesa este ofrecimiento, podrías quedarte en nuestra institución y siquieresaprendernuestradoctrinapodráshacerlo.—No tengo a donde ir, no sé quién soy, tampoco recuerdo mi pasado. Lo
únicoquerecuerdoessuvozleyéndometodoslosdíasyquedetodosloslibrosqueleyó,solounolohabíaleído—lomiréconagradecimientoyelalzóunadesuscejas—.Esustedlapersonaquemásseasemejaaunfamiliar,leagradezcoloquehahechopormíysinohayproblema,mientrasmis recuerdosvuelvenestaréasulado.Enelmonasterioqueustedlidere.—Buenchico,tienessensatez—seguíareparándome—.Cuandoteencuentres
recuperadovendréporti.Ynoesunmonasterio,estarásenlaordendelaMadretierra—sumiradafuemásescrutaste,meencogídehombros,noséporquememiradeesamanera.—Gracias—fueloúnicoqueledije.