Top Banner
14

La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN - Primer Capítulo

Aug 13, 2015

Download

Art & Photos

Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo
Page 2: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

17

Muchos años antes de que empezara todo lo que tenía que ter-minar, antes de ese terrible y magnífico Día de los Muertos enque viajé y llegué para irme por primera y última vez a MéxicoDistrito Federal («Mexico City is known to Mexicans simply asMéxico – pronounced “meh-kee-ko”. If they want to distin-guish from Mexico the country, they call it either “la ciudadde México” or el DF – “el de eff-e”»), cuando todavía falta-ba demasiado tiempo para convertirme en quien soy ahora yjamás desearía haber sido, yo conocí a Martín Mantra o, mejordicho, Martín Mantra me conoció a mí, me tendió su mano, yen su mano había un revólver.

DB Mantra 480pp.indd 17DB Mantra 480pp.indd 17 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 3: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

18

Martín Mantra decía que cualquier historia –hasta la más brevee insignificante– sólo podía estar bien contada si comenzabacon el principio de todas las cosas, con el big bang de la cues-tión, con ese «Había una vez…» original que nos incluye a to-dos. Arrancar siempre desde el Vacío Absoluto e ir llenándolode a poco y sin apuro como se va llenando una piscina en la queuno jamás va a nadar, pero, ah, el placer de ver nadar a otros allí,verla a ella surgiendo de las profundidades para tomar aire yvolver al fondo azul y cloro y sin prisa: ésta es una carrera conuna sola participante y una única ganadora.

No será éste el caso de lo que voy a contar aquí. No tengotanto tiempo ni conocimientos. Empezaré por un principiomás próximo, pero, creo, igual de trascendente.

Empezaré diciendo que entonces éramos otros. Entonceséramos diferentes, no por una cuestión de edad y de tamaño yde ideas, sino porque los que habitan ese ef ímero planeta de laNebulosa de Nunca Jamás conocido como Infancia (la únicapatria posible y, al mismo tiempo, un lugar cuyos habitantes seextinguen enseguida, un sitio que desaparece para unos para asípoder ser poblado una y otra vez por otros, por los que siemprevienen detrás, como ocurría con ciertas ciudades aztecas súbita-mente abandonadas) son siempre animales extraños, criaturasque nunca se quedan quietas a la hora de ser capturadas y clasi-ficadas para el bestiario de turno. Seres completamente distintosa los que llegan a convertirse, porque, entonces, sorpresivamen-te duros y fuertes –porque es durante la infancia cuando, con-trario a lo que suele creerse, somos más poderosos y resistentes atodo–, no sospechan que con el tiempo se irán ablandando, vol-viéndose más temerosos y frágiles. Caemos desde árboles, dor-mimos en el suelo, sangramos poco, cicatrizamos rápido, nosrevolcamos felices en nuestra propia mierda, lloramos de risa, las

DB Mantra 480pp.indd 18DB Mantra 480pp.indd 18 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 4: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

19

enfermedades apenas se detienen en nuestro cuerpo a beber uncocktail febril y siguen su camino, nos encanta cumplir añosporque ese día confirma la brevedad de lo que ha sido y el infi-nito de lo que será y todavía está tan lejos esa primera noche enque, por primera vez, dejamos de pensar en el futuro para refu-giarnos en una imprecisa revisitación de nuestro pasado. Cuan-do somos nuevos no envejecemos: crecemos.

Como tumores.Como Sea Monkeys.

DB Mantra 480pp.indd 19DB Mantra 480pp.indd 19 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 5: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

20

Somos inmortales durante nuestro principio. Somos invenci-bles. Lo sabemos todo porque no hay mucho que saber. Somospuro Capítulo Uno. Conocemos lo básico, lo que realmente im-porta, lo imprescindible: reglas simples para sobrevivir en lajungla de nuestros días breves pero intensos en los que intuimosa la perfección quiénes son nuestros amigos y nuestros enemi-gos. Entonces nuestras f lamantes antenas captan sin dificultadel lenguaje secreto del universo. Con los años –con el ruidoblanco del conocimiento de lo inútil, con la estática de la infor-mación innecesaria y el paulatino aproximarse de la muerte–nos vamos convirtiendo en personas cada vez más ignorantes ytemerosas de puertas que mueve el viento o de teléfonos quesuenan en la oscuridad del centro exacto de la noche. Así, a lahora incierta de recordar con tristeza nuestro vigoroso ayer, nosomos más que astronautas corruptos de una Luna inocente encuya espalda alguna vez plantamos una bandera y desde la quetodo nos parecía más grande y majestuoso, no porque, como sepiensa, nosotros fuéramos más pequeños que las habitacionesque nos contenían, sino porque nuestra capacidad de asombrono era, todavía, el ejercicio de un músculo pequeño y dif ícil deubicar sino un latido constante al que alcanzaba con cerrar losojos para sentirlo adentro de nosotros, marcando el tiempo delos hombres y la velocidad de las cosas. Sí, nuestro pasado másremoto estaba tan próximo y era tan breve y preciso que se con-fundía con lo acontecido horas atrás mientras nos deslizába-mos por un presente más largo que todo el futuro. Por eso esdurante la infancia cuando más nos atrae el rugir de los motoresde la ciencia-ficción: el antes es ínfimo; el ahora no es más queuna sucesión de fotogramas; el después lo es todo y por eso noes extraño que, a medida que crecemos, el futuro nos interesecada vez menos y nos provoque menos interrogantes porque,

DB Mantra 480pp.indd 20DB Mantra 480pp.indd 20 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 6: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

21

sí, comenzamos a comprender que nunca llegaremos a ser partede él.

Creo que me estoy repitiendo, que digo siempre lo mismocon palabras diferentes, que tengo poco tiempo para decir cosasdiferentes y por eso elijo un tiempo –el tiempo en que teníamucho tiempo– y un nombre: Martín Mantra.

DB Mantra 480pp.indd 21DB Mantra 480pp.indd 21 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 7: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

22

Me han dicho alguna vez o leí en alguna parte –lo recuerdoahora– que durante la infancia nos hacemos treinta y tres pre-guntas por hora y que, con el paso del tiempo, cada vez nos pre-guntamos menos cosas, porque las respuestas están ahí, pensadaspor otros y dispuestas a ser adoptadas por nosotros antes de queni siquiera se nos ocurra cuestionar el cómo y el porqué de loque nos rodea y nos tiene acorralados. De este modo acabamosconformándonos con la seguridad de las respuestas ajenas sin-tiéndonos vencedores cuando en realidad deberíamos lucharpor mantener el riesgo constante de las preguntas privadas.

Sí, se nos educa para ser débiles, pero para cuando lo com-prendemos ya es demasiado tarde. Alcanza con mirar fotos deniños que alguna vez fueron y compararlas con las fotos de adul-tos que estos niños resultaron ser para que nos invada una sensa-ción de triste extravío, de resignado desconcierto ante lo imposi-ble de recuperar. Esta boca y esta nariz pueden llegar a coincidircon aquella nariz y aquella boca; pero algo se ha quedado parasiempre en el camino: el brillo desafiante de una mirada, la curvacruel de una sonrisa pura y bestial, la estatura perfecta y la silue-ta aerodinámica, óptima e inasible para alcanzar la mejor veloci-dad cuando se corre pero nunca se huye. Felices enanos perfec-tos que, misteriosamente, aparecen anacrónicamente adultos enesos brillantes papeles viejos.

Tal vez porque comprendí todo esto desde muy temprano,me he negado sistemáticamente a que me tomen fotos a no serque esto sea imprescindible (pasaportes: quemarlos una vez que–extraño verbo– se los renueva); o socialmente y sentimental-mente inevitable (novias: quemarlas, también, una vez que se lasrenueva); o producto de alguna inevitable casualidad donde uno,como un fantasma descuidado, acaba apareciendo junto a laspatas metálicas de la Torre Eiffel detrás de una familia de japo-

DB Mantra 480pp.indd 22DB Mantra 480pp.indd 22 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 8: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

23

neses. Igual apocalíptica conducta he asumido –a la hora de lavenganza por tantas fotos a las que me han condenado sin pe-dirme permiso– cuando alguna de esas mismas familias japone-sas me ha pedido que le tome una foto a los pies de, por ejem-plo, la Sagrada Familia o el Taj Mahal: ordenarlos, decirles quesonrían, encuadrar la foto de modo que todas sus cabezas apa-rezcan cortadas a la altura del cuello por la guillotina de mi mal-dad, disparar la cámara, aceptar el f lash de sus sonrisas y de suagradecimiento amarillo. Imaginarlos abriendo el sobre con lasfotos reveladas y truncas. Sentirlos maldecir al desalmado queles hizo semejante broma.

Los aborígenes que sostienen que las fotos roban el alma parano devolverla tienen razón. Martín Mantra –quien, como yo,pensaba lo mismo y por lo tanto se negó a aparecer en la foto degrupo de quinto grado de primaria– también.

DB Mantra 480pp.indd 23DB Mantra 480pp.indd 23 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 9: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

24

Una foto en blanco y negro y –antes de la incontenible irrup-ción de los rabiosos colores de México– ésta es la parte en blan-co y negro de mi historia. La parte que transcurre en mi hoyinexistente país de origen que no era México ni México Distri-to Federal, pero que lo fue a partir del día en que Martín Man-tra llegó a mi vida mexicanizando todo lo que me rodeaba y noha dejado de rodearme desde entonces con un cerco feroz e in-franqueable. Una foto como el inevitable prólogo a todo esto ycon esa especial calidad del blanco y negro expresivo y expre-sionista de las películas de o con Orson Welles. El blanco y ne-gro del policial fronterizo y tex-mex Touch of Evil o el thrilleren la Viena de la posguerra The Third Man, la preferida de Mar-tín Mantra por motivos tan obvios ahora como incomprensi-bles para mí entonces. Una infancia en blanco y negro dondelos televisores eran en blanco y negro (Rod Serling hablando alprincipio y al final de esos inquietantes episodios/cuentos deThe Twilight Zone –o Dimensión Desconocida– es, pienso, la vozque mejor define aquellos tiempos donde todo parecía bordearlo fantástico y solía durar no más de treinta minutos incluyendocomerciales) y donde también era en blanco y negro la foto deese grupo de chicos de quinto grado de primaria en un cole-gio estatal.

El glorioso y legendario colegio bautizado con el nombre deun patriota extranjero y mexicano: el general post-mortem e in-dependentista Gervasio Vicario Cabrera, héroe inmortal y de-sorientado de la Batalla de Canciones Tristes. El colegio n.º 1del Distrito Escolar Primero (tanto número 1 nos producía, porsupuesto, una especie de estúpido orgullo) era célebre por sueducación avanzada y al que los nombres más o menos ilustresde la intelligentsia de entonces enviaban –desde las ocho de la ma-ñana hasta las cinco de la tarde, almuerzo a las doce–, a sus hijos

DB Mantra 480pp.indd 24DB Mantra 480pp.indd 24 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 10: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

25

varones con inclinaciones que no podían ser otra cosa que artís-ticas, por más que éstas incluyeran la tiranía feroz de un mercadonegro de cortantes figuritas metálicas y cromos autoadhesivosteóricamente lavables que nos dejaban tatuados como maoríesdurante varios días luego de los que, se nos aseguraba, moriría-mos asfixiados o enloquecidos por la solución de LSD escondi-da detrás de los dientes de Bugs Bunny o el Coyote. Yo volvía, fe-liz y tatuado, al piso donde vivía con mis padres. Casa, colegio,casa. Todos los días. No aprendí a andar en bicicleta o a nadarsino hasta muchos años después, cuando ya me había caído yahogado demasiadas veces y el Gervasio Vicario Cabrera, cole-gio n.º 1 del Distrito Escolar Primero, ya no estaba donde siem-pre había estado, para convertirse en un recuerdo transparenteatravesado por autos a máxima velocidad.

El Gervasio Vicario Cabrera, colegio n.º 1 del Distrito Es-colar Primero. Un colegio de comportamiento extraño: el edi-ficio de estilo francés estaba entonces sitiado por las ruinas deotros edificios de estilo francés –una ventana que daba a ningu-na parte, una escalera ascendiendo hacia el vacío sin fondo delcielo– y a la espera de ser demolido por las autoridades munici-pales empeñadas en prolongar el recorrido de lo que, repetíanuna y otra vez con orgullo un tanto primigenio, era «la avenidamás ancha del mundo», para poder así convertirla, también, enla más larga. Se había consentido en respetar la naturaleza edu-cativa del edificio y ofrecerle una tregua a su inevitable finalhasta que terminara ese año lectivo y así nosotros jugábamosentre los escombros y las máquinas topadoras y los cables de altatensión a que eso era el planeta Tierra luego de una explosiónatómica, luego de demasiadas explosiones atómicas, como enesas películas serie B, como en los mejores episodios de Dimen-sión Desconocida. Nosotros éramos los únicos que habíamos so-brevivido al cataclismo y vivido para contarlo y, no, no tengoninguna foto de ese paisaje mutante por el que corríamos lan-zando gritos salvajes y volábamos como moscas y ensuciandolos guardapolvos y desgarrando sus bolsillos y perdiendo boto-nes en nuestras guerras para desesperación de nuestras maestrasy de nuestros padres. No hay fotos de esos eufóricos momentosde ciencia-ficción terrena después de clase en los que demorá-

DB Mantra 480pp.indd 25DB Mantra 480pp.indd 25 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 11: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

26

bamos el retorno a nuestros hogares disfuncionales, y estaba bienque así fuera, porque lo verdaderamente inolvidable –éramosfelices, estoy seguro de ello– no merece ni necesita del auxiliode una foto para ser recordado. A no ser que la foto en cuestióntrascienda las fáciles obligaciones de la nostalgia para crecer auna especie de artefacto atemporal que desaf íe al enigma detodo lo que vendrá justificándolo o, por lo menos, haciéndoloun poco más comprensible.

DB Mantra 480pp.indd 26DB Mantra 480pp.indd 26 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 12: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

27

Conservé esa foto de ese curso del mismo modo en que otrosconservan un supuesto pedazo de la supuesta cruz donde fuesupuestamente crucificado un supuesto Jesucristo. La conser-van, supongo, porque necesitan creer en algo. Yo creo fácil-mente en esa foto porque, como corresponde, es dif ícil creer enella. Todos juntos y adentro de guardapolvos de una blancuraencandilante que el contraste entre los grises y los negros de lafoto hacía todavía más sobrenaturales. Una foto de un grupo defantasmas –porque cuando somos bajos y f lamantes no somosotra cosa que fantasmas de nosotros mismos– donde el espectromás auténtico y verificable de todos es la ausencia de MartínMantra. Ahí –creo, no estoy del todo seguro– aparezco yo. Unpoco escondido detrás de la ingobernable cabellera de Mora-les/Gonzalo (que ni siquiera la fórmula extrafuerte del azul ytransparente y británico fijador capilar marca Lord Marchmainde consistencia decididamente alienígena y brillo radiactivo po-día domesticar) y junto a la palidez todavía más pálida deGlass/Maximiliano. Adelante del misterioso cuarteto de apelli-dos configurado por López, Peña, López Peña y Peña López(no recuerdo sus nombres, no recuerdo tantas cosas) y de Garó-fano/Alfredo Juan, quien sostiene disimuladamente una cámaraKodak Party para sacar una foto del fotógrafo fotografiándonossin que éste se dé cuenta, porque «eso es lo más divertido detodo», dice. No puedo nombrar todos esos nombres. El apelli-do siempre antes que el nombre, como cuando se pasaba lista deasistencia todas las mañanas a los pies de un mástil torcido don-de apenas f lameaba una bandera de colores sucios y nosotrosnos reíamos en secreto de esa bandera con una risa celestial, unarisa celeste y blanca y con una luna menguante en el centro.Y, ahora, mientras busco mi pasaporte y al detenerme frente alque supongo soy yo, mi nombre se me escapa como un pez en-

DB Mantra 480pp.indd 27DB Mantra 480pp.indd 27 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 13: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo

28

tre las manos. Abro el pasaporte y esa foto de frente y cuidandode no cerrar los ojos no es mi foto, no puede serlo. Sólo pue-do recordar que, gracias o por culpa de mis iniciales, padecí du-rante un par de ciclos lectivos el apodo de D.R.F. –la marca deunas populares pastillas de menta fuerte– y, más adelante, el lan-zamiento al mercado de una crema de afeitar llamada LemonFresh me convertí misteriosamente y sin razón alguna en alguienmejor conocido como «Lémone Fréshe». No puedo quejarme,no estaba tan mal, si comparo mis apodos con la escatología desonido primigenio que les tocó a Caradecaca o a Muchomoco,por ejemplo.

La niñez, ya lo dije, es un lugar cruel y misterioso lleno depersonas misteriosas y crueles. Todos somos sobrevivientes ahíadentro y sin embargo, ya dije que ya lo dije, somos inmortales.

La niñez siempre es la época más feliz de la vida –una nuevafelicidad, una felicidad diferente a la felicidad de entonces, unfeliz recordar– sólo cuando ya no eres un niño.

DB Mantra 480pp.indd 28DB Mantra 480pp.indd 28 2/1/14 7:34 PM2/1/14 7:34 PM

Page 14: La Langosta Literaria recomienda MANTRA de RODRIGO FRESÁN -  Primer Capítulo