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SUPLEMENTO CULTURAL No. 222 - 17 DE NOVIEMBRE DE 2015 - AÑO 5 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN Juan Carlos Villegas. Foto de Ernesto Moreno V. Juan Carlos Villegas (Potrero de Gallegos, Valparaíso; 1971) inauguró el viernes 13 su exposición Mundanal e Imaginario en el Museo Zacate- cano. La muestra está conformada por dos series, la primera de ellas -Mundanal- alterna obras de carácter figurativo y abstracto en 17 piezas trabajadas al óleo; la segunda -Imaginario- está integrada por la colección de 12 retratos que fue exhibida en Besançon, Francia, y en la que participan igual número de escritores recreando las historias de cada uno de los personajes. La exposición permanecerá hasta febrero de 2016. [Mundanal e Imaginario en páginas centrales]
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La Gualdra 222

Jul 24, 2016

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La Gualdra 222
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Page 1: La Gualdra 222

SUPLEMENTO CULTURAL No. 222 - 17 DE NOVIEMBRE DE 2015 - AÑO 5 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Juan Carlos Villegas. Foto de Ernesto Moreno V.

Juan Carlos Villegas (Potrero de Gallegos, Valparaíso; 1971) inauguró el viernes 13 su exposición Mundanal e Imaginario en el Museo Zacate-

cano. La muestra está conformada por dos series, la primera de ellas -Mundanal- alterna obras de carácter figurativo y abstracto en 17 piezas

trabajadas al óleo; la segunda -Imaginario- está integrada por la colección de 12 retratos que fue exhibida en Besançon, Francia, y en la que

participan igual número de escritores recreando las historias de cada uno de los personajes. La exposición permanecerá hasta febrero de 2016.

[Mundanal e Imaginario en páginas centrales]

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2LA GUALDRA NO. 222 / 17 DE NOVIEMBRE DE 2015 / AÑO 5

222 De la rabiosa actualidad a la Incolora

campiñaBreves notas a propósito deLos caciques de Carlos ArnichesEdgar A. G. Encina

Mundanal e Imaginario deJuan Carlos Villegasen el Museo Zacatecano

La tormenta perfecta que sacudea MilenaPor Simitrio Quezada

La lectura como cápsulasPor Eduardo Campech Miranda

Desayuno en Tiffany’s, Mon KuFátimaPor Évelyne Coutel

Grabado en cerámicatutoría de especialización en el Cen-tro de las Artes de GuanajuatoPor Carlos Herrera

Mauricio Magdaleno, para intrusosXXIII. Vuelta a la tierra. La Tierra GrandePor Conrado J. Arranz

¡Amiguis! Por Alberto Huerta

Back to the Future [4 de 4]Por Edgar Khonde

Agendas telefónicasPor Pilar Alba

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La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira SaadeDir. General

Raymundo Cárdenas VargasDir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada LazarínDir. La Gualdra

[email protected]

Roberto Castruita y Enrique MartínezDiseño Editorial

Juan Carlos VillegasIlustraciones

[email protected]

El viernes 13 de noviembre de 2015 quedará grabado en la memoria de los ciudadanos del mundo, como quedó también el 11 de septiembre de 2001. Usted ya se enteró, un grupo de mer-cenarios atacaron a los asistentes a un concierto de rock en la sala de concier-tos Bataclan en París, otros dispara-ron contra los comensales de algunos restaurantes de la capital francesa y otros hacían estallar los explosivos que cargaban ceñidos a su cuerpo en las inmediaciones de un estadio de futbol en donde la selección francesa jugaba en ese momento. Horror.

Las noticias llegaban poco a poco y las versiones de que en Bataclan esta-ban matando a los rehenes uno por uno mientras algunos asistentes trataban de escapar por la salida de emergencia, fueron confirmadas cuando vimos la grabación de un vecino que filmó cómo las personas escapaban aterrorizadas, cómo una mujer embarazada colgaba de una ventana y fue salvada en el úl-timo momento. ¿Recuerda las escenas de aquel septiembre negro? ¿Recuerda las imágenes de la gente cayendo desde las Torres Gemelas? Algo así me ima-giné durante el fin de semana, cuando las notas en las redes sociales giraban en torno a este lamentable suceso. El domingo las cosas empeoraron, ahora fue Francia, quien inició los bombar-deos contra varios objetivos en Raqqa, la capital del Estado Islámico (ISIS) en Siria. El estado francés detonó por lo menos 20 bombas sobre puntos estra-tégicos en ese lugar, como represalia por lo acontecido el viernes, destru-yendo, de acuerdo a lo informado por la prensa internacional, un estadio de fútbol local, un museo e instalaciones médicas. La locura.

El terror y la barbarie parecen no tener límites: un día antes de los aten-tados en París, hubo 41 muertos y 200 heridos, tras la explosión de dos bombas en la capital de Líbano, Bei-rut. Ayer lunes, apenas comenzando la semana, la universidad de Harvard fue evacuada por una amenaza de bomba. Y esto está por empeorar. Porque si a alguien no le queda claro que lo que ocurra en estos países nos puede afec-tar a todos, debería tomar conciencia de que el recrudecimiento de un con-flicto bélico como éste repercutirá en

la economía, en la seguridad y en el ánimo mundial.

En las redes sociales, Facebook ac-tivó su herramienta Safety Check para que los ciudadanos que viven en París confirmaran que estaban bien, y por otro lado activó un filtro con los colo-res de la bandera francesa para que los usuarios, como muestra de solidaridad, lo usaran en sus fotos de perfil. Yo no alcanzo a comprender del todo por qué el encono de tantas personas al ver que el filtro era usado; o bueno, sí, entiendo un poco que causara indig-nación que algunos mexicanos usaran ese filtro para solidarizarse con las víc-timas francesas cuando ante los hechos de violencia en México parecen ser indiferentes, o cuando han ignorado que en Libia, Siria, Irak –sólo por men-cionar algunos- también han existido en los últimos meses actos deleznables en contra de la población.

Pero aquí pido un minuto de re-flexión: los seres humanos que han muerto –y desaparecido- en fechas re-cientes no son más ni menos por la na-cionalidad que hayan tenido. Estamos hablando de que sea cual fuere la razón por la que hayan perecido en esas cir-cunstancias, es igual de lamentable lo ocurrido en París, en Ayotzinapa, en Siria, en San Fernando, en Beirut y en tantas otras ciudades que ni cuenta nos damos y en las que sin embargo, todos los días hay violencia, todos los días hay muertos que dejan a quienes aquí se quedan en un estado de incertidum-bre, vulnerabilidad y tristeza.

Lejos de enojarnos con los que ma-nifiestan su repudio a lo que está pa-sando, o incluso con los que parece no importarles nada, tal vez sería conve-niente hablar con la gente más cercana a nosotros para conversar, para tratar de calmar los ánimos, para entender que esto, como dijo Benito Taibo, “es una salvajada” por donde quiera que se le mire. Indignémonos por lo que pasa en el mundo, sí, porque esto no debería de estar pasando en ningún lado.

A punto de perder la esperanza, sigo creyendo que podemos hacer algo para fomentar una cultura de paz.

Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

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Arniches (Alicante; 1866-1943), va en toda la línea del guión original, del cual es posible ver la versión cinematográfica que TVE produjo con la actuación de Pablo Sanz (Segovia; 1932-2012), María Luisa Ponte (Valladolid; 1918-1996) y otros -versión disponible en YouTube.

La obra transcurre en noventa minu-tos, sin receso que ni falta hace. Es una estupenda crítica de enredo que emplea cambios básicos en el escenario, utili-zando mecanismos para aparecer o desa-parecer objetos y actores, y adornada con recursos mediáticos y tecnológicos para revitalizar la narrativa. La línea es sen-cilla: un viejo alcalde que lleva en la silla tanto tiempo como para jubilarse al que, en medio de ese placentero ambiente, le avisan de una amenaza próxima: Ma-drid, el centro, ha de enviar un auditor. Temeroso, el alcalde, revestido por Juan Calot (España; 1964), reúne a su equipo próximo para armar una estrategia que evite la auditoría o, en su caso, corrompa al auditor. En el camino para lograr sus planes se corre el tiempo con relatos

humorísticos y disertaciones leves que siempre van con un tono próximo.

Los caciques, que combina las actua-ciones de actores de disímiles generacio-nes, cobra vigencia día a día; falta ver el titular de cualquier diario. Esos actores, que en los de mayor experiencia en-contramos las mejores representaciones, contagian de una “rabiosa actualidad”, según anota el programa que lleva de careta el almidonado cuello negro de una camisa y una corbata a rayas. El humor es la trama de fondo que soporta toda la historia, mezcla de francos relatos que se cruzan y confunden sin perdida. El humor es la trama de fondo que presenta la vileza, la estulticia y la corrupción, como características humanas que desde el asiento toman gracia. El humor es la trama de fondo, sin risotadas, a veces elegante que parece estar aplicado a éste o aquel personaje de la vida pública.

···¡Lo había dejado pasar! Aquellos chicos que asaltaran el vagón del metro con su comedia política que ignoro sus fines, continúan paseando en los subterráneos del metro. Les he visto en otras vías. ¡Lástima! De verdad que lo siento, quizá a partir del 9 de noviembre, día de “La Almudena”, hayan integrado a su guión el grito soberanista catalán dado desde la cámara barcelonesa. ¡Lástima!, porque acá las campañas políticas son aburridísi-mas e incoloras, a pesar de que sus per-sonajes bien pueden llevar roja la nariz.

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Hoy, en el metro, mientras me dirigía de la Universidad Complutense a Biblioteca Nacional, un par de chicos ataviados como los caballeros del dieciséis toma-ron por asalto el vagón. No fue violento. No hubo armas de detonación, aunque sí muchas palabrotas. Uno detrás del otro, el par subió con talante mayoral; seguros de sí empezaron a dirigirse a uno u otro de nosotros provocando la atención, un poco temeraria y dubitativa, de los viajantes. Hicieron comentarios fortuitos, ya con una chica que llevaba una planta, ya con un joven que se es-condía detrás de sus audífonos, ya con una mujer entrada en edad que iba de pie y mostraba su desenfado por ello. ¡Lástima! Esta historia hasta aquí llega. Mi parada llegó en el momento cuando uno de ellos, imperioso, gritó: ¿quién de vosotros ha votado al PP [pp.es]? Nadie levantó la mano. Éste volvió a piquetear; ¿cómo?, ¿de verdad nadie?, ¿cómo es esto posible, si es el partido más votado en las últimas elecciones? ¡Lástima!, de verdad que lo siento; apenas alcancé a ver las miradas burlonas de todos e intuía que el diálogo seguía más no pude adivinar si en contra o a favor de tal partido. ¡Lástima!, en un noviembre que recuerda la proxi-midad de las elecciones para renovar el Congreso Nacional Español y, con ello, la Presidencia, me hubiera gustado saber de qué iba esa rebatiña en esta ciudad que nadie pega cartelones de partidos políticos, ni nadie ofrece televisiones, despensas, cemento y dinero en efectivo a los pobres para que vendan su voto.

···La estrategia es el humor; del abusivo que saca ventaja, del gobernante sin escrúpulos, del gandalla que fastidia al endeble, del terrorista en el poder que no deja escapar oportunidad para ha-cer sentir temor, del dictador venido a menos en ideales y a más en ambición desmedida. La estrategia es el humor; aún en novedad a pesar de que la historia relate infinidad de nombres que lo hicie-ron y sus múltiples maneras de llevarlo a cabo, desde que la Poética aristotélica (s. IV a.C) sugería que cada expresión en lo individual termina por valerse de una misma base emocional o la Francia

de (Francia; 1544-1590), Molière (París; 1622-1673) y Racine (La Ferté-Milon; 1639-1699) que le explotó hasta instau-rarle como estilo y moda, siempre reca-pitulando en las reglas clásicas. La estra-tegia es el humor, en la España desde que Lope de Vega (Madrid; 1562-1635), “el fénix de los ingenios”, empleara el drama y la sátira en una literatura que ha termi-nado por genetizarse en el ADN popular y que sólo hace un retrato elocuente, no esperpéntico, de una realidad que parece atemporal, siempre vigente.

Los Caciques (1920), que abrió la temporada otoñal en el Teatro María Guerrero, se inscriben en todo lo ante-rior. Los Caciques, junto a La Señorita de Trévelez (1916), es la mayor obra de denuncia social del costumbrista, afirma el director Ángel Fernández Montesinos (Murcia; 1930) en una entrevista con Isabel Valdés de El País. La versión de este año es una adaptación del premio Ceres 2012 Jaunjo Seoane (juanjoseoane.com) y Montesinos que, afirman los lec-tores más avisados del dramaturgo Carlo

De la rabiosa actualidada la Incolora campiñaBreves notas a propósito deLos caciques de Carlos ArnichesEdgar A. G. Encina

Teatro

Ángel Fernández Montesinos

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dice uno de los personajes corruptos de la historia que se plantea no para denunciar superficialmente la trata de blancas o la corrupción en el país o el florecimiento de empresarios de giros negros, sino para reforzar nues-tra intuición de que lo más podrido del poder está en sus cúpulas y que la savia corruptora desciende con menos fuerza y dinero a los sirvientes de los intereses ocultos en política, economía, religión, asociaciones civi-

les, periodistas, policías, sindicatos y, otra vez, párenle de contar.

Hace casi un año busqué esta no-vela para examinar qué la llevó a obtener el Premio Planeta de Novela 2014; también para conocer esa si-guiente aventura de Los Azules, tan bien delineados en la novela anterior del autor, Los corruptores. Durante la lectura vertiginosa de cuatro días tuve encantos y desencantos. Entre éstos destaco la ausencia de Mario, el cuarto Azul que, aunque más que rutinario, en la anterior historia se distinguió como nexo entre los otros tres integrantes de la palomilla. Su-pongo que este cuarto integrante le sobró al autor y por eso éste lo mandó de viaje, literalmente.

Los otros tres Azules son Amelia Navarro, sensual y combativa diri-gente del PRD (quizá proyección que hace el autor de la zacatecana Amalia García), Jaime Lemus, ex burócrata de maldad necesaria para las historias que ellos viven, y Tomás Arizmendi, ingenuo a pesar de ser columnista en uno de los diarios más relevantes del país, realidad muy difícil de creer. Quedo inconforme con esa suerte de Deus ex machina de anular al cuarto Azul con la explicación de que, du-

Este 11 de noviembre apareció un artículo de Jorge Zepeda Patterson, México, la tormenta perfecta, en el diario español El País: “De infamia en infamia seguimos cayendo en el despeñadero de la insensibilidad y la barbarie(…) Vicente Fox y Felipe Calderón prefirieron ser un remedo de los presidentes priistas que forta-lecer a marchas forzadas las institu-ciones democráticas. El resultado fue un enorme vacío de poder que rápi-damente fue ocupado por los pode-res fácticos. Los millonarios subieron como la espuma en las listas de For-bes, los gobernadores se convirtieron en caprichosos sátrapas, los líderes sindicales en soberanos absolutos y los capos de la droga en los caciques de la pradera”.

Para Zepeda Patterson, el fin del régimen presidencialista priista, el empoderamiento de los narcos mexi-canos que proveen cocaína por vía terrestre y la triada de desigualdad, ausencia del Estado de Derecho y corrupción endémica nos han metido como país en una tormenta perfecta. El artículo termina así: “No resulta fácil deshacer tormentas, pero algo ayuda intentar esclarecer la manera en que se forman”.

Así se describe el México no apto para los ignorantes, para los felices, para los que aplauden frente al te-levisor enajenante en medio de la corrupción que aceita el sistema polí-tico y económico del país, los tráficos de influencias y moches y diezmos que ya no son del diez sino del veinte por ciento, y los taxistas asesinados junto con sus pasajeras, y los hijos que defienden a sus papás choferes de camiones en medio del asalto y son acribillados, y los estudiantes normalistas que desaparecen y otros que en carretera son agredidos por agentes uniformados, y nuestros be-bés que duermen la siesta y terminan mordidos por un incendio sin que na-die quede castigado, y los supuestos delincuentes que por montones y ma-niatados reciben plomazos en baldíos, y otra vez los moches, sobre todo de los más moralinos, por bajar recursos de las cámaras de diputados y senado-res, y las candidaturas plurinominales que se otorgan a los de siempre, y los partidos de izquierda que no saben si son de izquierda, y el pederasta cura que tampoco sabe si continúa siendo cura o enfermedad y termina ence-rrado junto con iguales en una finca por órdenes del cardenal tapatío, y policías que después del turno, para festejar que salieron aprobados en los exámenes de confianza, secuestran a algún ganadero, y presidentes que no saben leer pero sí relamerse y tienen esposas que gastan salarios anuales de obreros en un vestido de marca,

y un secretario de Educación que asegura que “más del 100 por ciento” (cualquier cosa que eso signifique) de los profesores aceptan la reforma educativa, y la gasolina que ahora es más cara que la leche y con la que ahora tu carro te “rinde” un kilómetro por peso, y la energía eléctrica que iba a bajar de precio, y los hospitales comunitarios donde no hay medicinas ni buen trato y, porque se me va el aire, párenle de contar…

Este país tan grande y tan pinchi, así, con i final es el escenario para la novela Milena o el fémur más bello del mundo, para que regresen los “Azu-les” y “asciendan” en la investigación de la podredumbre del sistema de po-der. “La verdadera cúspide tiene que ver con el manejo del dinero. ¿Qué tienen en común un presidente, el dueño de un consorcio internacional o la cabeza de un cártel de las drogas? Los tres requieren de vías financie-ras para colocar sus fortunas, legales e ilegales. Los verdaderos amos del universo no son los jefes de Estado y ni siquiera los empresarios de la lista de Forbes: son los operadores de los grandes fondos de inversión y los brokers que se mueven en las fronteras elásticas de la legalidad”. Lo

La tormenta perfectaque sacude a MilenaPor Simitrio Quezada

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os

Jorge Zepeda Patterson.

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somos ciudadanos eficaces cuando no sabemos organizarnos ante los atro-pellos y las decisiones unilaterales de los poderosos?

Quizá por las respuestas que de-mos se acentúan en esta obra las di-ferencias entre el astuto Jaime Lemus y el analista Tomás Arizmendi: el primero muestra en sus reflexiones que él sí comprende que así funciona el sistema socioeconómico y político, y no sólo en el ámbito nacional, y por eso está dispuesto a jugar más sucio para ganar a los sucios, está dispuesto a ingresar a la arena para pelear con las mismas armas que da la corrup-ción y asociarse con cualquiera de los que sacan ventaja. Lemus, el de los cálculos, arranques, espionajes e instigaciones, desprecia a su amigo Arizmendi por tanta ingenuidad que, en suma, implica una doble moral en quienes, como éste, quieren acabar con la corrupción pero sin utilizar medidas corruptas.

Esto nos recuerda a Macbeth,

donde el ascendente rey asesino dice a su no menos innoble esposa que las cosas malas comenzaron a fortalecerse por la maldad misma. Los de abajo roban 500 pesos en el mismo negocio en que los de arriba roban cinco millones. Las cosas ma-las comenzaron a fortalecerse por la maldad misma. Como si los lectores concluyéramos que el sistema nece-sita más corrupción para gozar de más integridad... y para que entonces el poder anuncie desde arriba que con toda esa integridad institucio-nal, producto de la ilegalidad, seguirá luchando contra la corrupción… y párenle de contar.

“No resulta fácil deshacer tormen-tas, pero algo ayuda intentar escla-recer la manera en que se forman”, escribió Jorge para su artículo pero lo describió hace más de un año en su novela Milena o el fémur más bello del mundo. La historia constituye cierta anatomía de la corrupción en este país increíblemente rico: tanto que regidores, síndicos, presidentes mu-nicipales, diputados, gobernadores, senadores, secretarios de gabinete y el gran elector terminan sus períodos con patrimonios ampliados y privi-legios en las redes del “me cuidas, te cuido”, el “perro no come perro”, el “no quiero quemar un cartucho con él ahorita” y el “no jales, que nos des-cobijamos todos”. La explicación de cada frase requeriría su buen tiempo.

Tras la lectura de esta novela po-dríamos concluir: la tormenta de la trata de blancas en México se forma con intereses económicos donde se ven involucrados padrotes, padrinos, patrocinadores, poderosos, paleros, pagados y pendejos.

Si no lo creen, lean la novela… y párenle de contar.

rante el tiempo en que se desarrolla la historia del hallazgo y liberación de Milena, el hombre estaba de viaje en Puerto Rico.

Tampoco me gustó el dèja vu al ver que otra vez Los Azules estaban frente a la agresión anónima a una amante de poderosos que además te-nía información privilegiada sobre ellos. La diferencia más notable entre la actriz Pamela (de la novela ante-rior) y la prostituta Milena (de la reciente) es que aquélla había sido asesinada, lanzada a perros rabiosos. Quienes han leído la novela premiada advertirán que en un momento Mi-lena estuvo a punto de morir igual y fue salvada para trocar su esclavitud por una mayor; como si se tratara de una Pamela con historia ampliada y… párenle de contar.

Entre las virtudes del texto, la novela busca diferenciarse de la an-terior al dar mayor protagonismo a quienes en Los corruptores fueron no sólo personajes secundarios sino también integrantes de una segunda generación: Vidal, Rina y Luis. Los Azules no tienen hijos, con excepción de Mario, pero ahora la triada joven será “adoptada” por los otros azules: Amelia, Jaime y Tomás.

Resulta afortunado también el de-sarrollo de otros personajes menores en la historia primera: don Rosendo Franco, dueño del diario más influ-yente del país, y su hija Claudia, a quien ahora conocemos tanto que llega a rozar nuestra empatía. A dife-rencia de la historia anterior, en ésta el narrador se permite más guiños al lector, al anticiparle giros argumen-tales y detalles para acrecentarle la curiosidad. Algunos críticos insisten en que eso es un fallo del novelista. No me parece: por el contrario, creo que Zepeda Patterson se mantiene tan interesado por el lector, que lo apoya en el juego del suspenso que deja cada capítulo.

La novela trasciende la mera his-toria policiaca o de intriga para mos-trar que en la actualidad las redes de corrupción son más grandes y “altas” de lo que uno puede pensar. En rea-lidad son redes de intereses, muchos de ellos económicos. Los mañosos cuentan que toda lealtad es sólida mientras no le atenten la integridad del bolsillo. Quizá también eso pueda ayudarnos a explicar, en la genera-lidad, los cambios de militancias de muchos en los partidos políticos y… párenle de contar.

Como en su artículo publicado en España, Zepeda Patterson quiere mostrarnos en su novela (mostrarnos, no decirnos) que los mexicanos he-mos dejado atrás los lapidarios tiem-pos en que una sola persona concen-traba el poder. Ya no es el gobernante

el que detenta todo el capital político y económico, como lo explica uno de los “peces gordos” casi al final de la novela. El presidente, el gobernador, el empresario, el corredor de bolsa, todos necesitan a los grupos que justi-fican e incluso “lavan” el dinero.

La novela premiada se hace más larga porque, en el intento de encon-trar al “cerebro” malévolo que ha dic-tado la suerte de la prostituta Milena, la búsqueda se dirige cada vez más arriba. En un principio el lector puede pensar junto con los personajes que el villano es el robusto regenteador de la mujer que da nombre a la obra, pero luego descubrimos que éste tiene un patrón o socio más poderoso que a su vez tiene un patrón o socio más poderoso que a su vez y a su vez y a su vez… y párenle de contar veces.

¿Es posible la libertad y la igualdad en una sociedad que, para subsistir, debe continuar anclándose a la cola de la podredumbre? ¿Es lícito aca-bar con la gran corrupción firmando pactos con pequeñas corruptelas? ¿Es válido hablar de gobiernos democrá-ticos en sociedades donde se privile-gia el caudillismo, ahora atractivo en su imagen, y se compran los votos? ¿Es posible el bien común en este escenario donde el político procura primero su bien individual? ¿Real-mente avanza una sociedad donde el gobernante toma la escoba, la brocha, el azadón, el tractor, el cirio de la peregrinación o la ancianita sólo para las fotografías? ¿Realmente avanza una sociedad donde los gobernantes regalan televisores y no medicamen-tos? ¿Realmente somos un mejor país en medio de políticos a los que les tiembla la mano cuando les piden sus declaraciones patrimoniales, de ingresos y de intereses? ¿Realmente

Libros

Simitrio Quezada, Jorge Zepeda Patterson y Jánea Estrada durante la presentación del libro Milena o el fémur más bello del mundo.

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LA GUALDRA NO. 2226Ar

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Mundanal e Imaginariode Juan Carlos Villegas

en el Museo ZacatecanoFotografía de la serie Mundanal: Magdalena Okhuysen[Texere/MeDea Print].Fotografía de la serie Imaginario:

Alejandro Muñoz.

Juan Carlos Villegas (1971, Po-trero de Gallegos, Valparaíso, Zac.). Inició sus estudios de pin-tura en el Taller de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México; posteriormente ingresó al Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas, en la misma ciudad, bajo la tutoría de Alejan-dro Nava. Tiene 10 exposiciones individuales y ha participado en más de 60 exposiciones colectivas en diferentes estados del país, Estados Unidos y Europa. Su ex-posición Mundanal e Imaginario se encuentra en exhibición en el Museo Zacatecano y permanecerá hasta febrero de 2016. Danza de ateridos. De la serie Mundanal.

Toña la rentera. De la serie Imaginario.

Ufana infame. De la serie Mundanal.

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17 de NOVIEMBRE DE 2015 7Artes Plásticas

Otero de pendencia. De la serie Mundanal.

Monos de pendencia. De la serie Mundanal.

Alicia en sueños. De la serie Mundanal.

Alicia y la Paca. De la serie Imaginario.

Carmina. De la serie Imaginario.

Alicia y la Paca. De la serie Mundanal.

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LA GUALDRA NO. 2228

Cuando era un niño de ocho, nueve años, mis padres me daban a consumir perlas de hígado de ti-burón. Si usted no las ha probado, no lo haga. Saben horrible. Y más si, como fue mi caso, ignorante de las consecuencias, traje en mi mano, en un caluroso y soleado día, la famosa perla más de diez minutos. Desde luego, cuando la llevé a mi boca, el aceite se expan-dió en mi lengua. Mis padres me las suministraban “por mi bien”, para que creciera con un sistema inmunológico fuerte (aclaro que eso entiendo cuando argumenta-ban que debía tomarlas “para no enfermarme y estar sano”). De tal manera que el enfermo hipoté-tico, o potencial, era yo.

El truco para consumir tan desagradable complemento era tragar sin paladear. Era sencillo si la perla se insertaba en una gelatina de bolsita o en medio de un plátano. En este último caso era necesario un cálculo exacto para no romperla al momento de morder la fruta. Este episodio de vida lo recuerdo con cierta regu-laridad cuando bibliotecarias, me-diadores, padres de familia, pro-fesores, promotores de lectura se acercan y, de una manera limpia, preguntan: ¿Me puede decir unas estrategias para que mis alumnos (jóvenes, hijos, etc.) lean?

Los enfermos, los que necesi-tan la lectura son “ellos”. En otras palabras y parafraseando: “¿Me puede enseñar alguna actividad para que mis chicos (sólo ellos) lean?”. Y si indagamos un poquito más en torno a la práctica que se implementa en las actividades de mediación lectora, descubrimos que son muy similares a tragar la perla de hígado de tiburón: hay una prisa por concluir la activi-dad de lectura, no se propicia el paladear a través de preguntas, diálogos, disertaciones. El gozo, como lo he mencionado en otras colaboraciones, se busca que sea gratuito ante todo.

Pero no es una cuestión de-terminada por libre voluntad del

mediador. Es una práctica social arraigada en nuestra sociedad, y desde luego, en nuestro sistema educativo: las preguntas cerradas y literales primordialmente. De tal manera que no se profundiza en el texto. A la postre ello con-lleva a creer que el placer lector estriba únicamente en la capaci-dad de seguir y conocer el texto. Quizá éste sea uno de los elemen-tos que hacen que ciertas lecturas tengan mayor penetración en el gusto del público. Tal es el caso de los betsellers y los libros de superación personal.

Seguramente muchos experi-mentamos esa horrible sensación de no entender nada porque no respondimos de acuerdo a las ex-pectativas, y respuestas del me-diador. Es necesario, pues, pri-mero, tener conciencia de que la lectura implica una construcción de significados, y que si cada ca-beza es un mundo, éstos tendrán que ser distintos. Enseñar la com-prensión lectora no es enseñar a tragar el texto para luego repetir, como letanía, lo que viene en él. Implica establecer y generar las condiciones para entablar diálo-gos, debates y desarrollar estra-tegias cognitivas para desentra-ñarlo. También ése es un placer. Bastante alejado del ya mencio-nado, porque aquí se brinda la posibilidad de degustar.

Adaptada de las obras autobiográficas Rezo a la luna y Por fin puedo caminar sola de la escritora marroquí Fátima Elayoubi, la cinta del director Philippe Faucon pinta la vida cotidiana de Fátima, una mucama inmigrada de origen argelino que sólo cha-purrea el francés y que por ello encuentra dificultades para comunicar con sus patro-nos a la vez que con sus dos hijas, Souad, una adolescente rebelde, y Nesrine que empieza la carrera de medicina. Para pagar sus estudios, Fátima acumula las horas de limpieza al servicio de unos burgueses y en una escuela. Una caída por las escaleras la incapacitará para el trabajo y será en-tonces cuando empiece a escribir en árabe para desahogarse y expresar lo que nunca dijo hasta el momento.

Por medio de la escritura Fátima va recuperando su dignidad y encuentra una respuesta al conflicto generacional con su hija menor cuya actitud no es sino la consecuencia de la ausencia de recono-cimiento y estima que sufre su madre. “Prefiero robar que limpiar la mierda de los demás como tú”, le dice con violencia. Al leer sus apuntes en voz alta Fátima le con-testa indirectamente (así como al público): “Sé orgullosa de las Fátimas”, o sea de todas las mujeres como ella, mujeres cuyo valor no parece tener límites y que aunque pa-sen desapercibidas y se les niegue impor-tancia son imprescindibles en la sociedad. Ésta es la verdad que desvela Fátima en su discurso lleno de pudor y sencillez.

“Lo que me interesaba era mostrar a aquellas mujeres que pocas veces tienen ca-bida en las pantallas, y que no se ven a menudo”,1 explicó el cineasta en el último Festival de Cannes (la película fue selec-cionada para la Quincena de realizadores).

Para hacerlo el cineasta no eligió a una actriz profesional sino a una mujer, Soria Zeroual, que en la vida real trabaja

como mucama. El resultado es un retrato vivo y emocionante de las dificultades y de la marginación que sufren las Fátimas a diario. La barrera del idioma, el difícil proceso de alfabetización, los horarios complicados y el desprecio circundante son situaciones que la intérprete conoce personalmente y que saca a la luz a partir de su propia trayectoria. De este modo, la cinta alcanza la máxima autenticidad a la vez que acata fidelidad con sus raíces literarias y autobiográficas, una dimensión que también procede de la experiencia del realizador que nació en Marruecos y cuyos abuelos no hablaban bien el francés.

Por supuesto, la cuestión del idioma como factor de segregación social y cul-tural, al igual que, más generalmente, el desamparo de las inmigradas que tienen que buscarse la vida en un país distinto de su tierra de origen, no sólo es aplicable a la inmigración que se desarrolla entre Arge-lia y Francia. La situación que describe la cinta tiene lugar en muchas otras partes del mundo y la película hubiera podido ba-sarse en la vivencia de una mucama mexi-cana empleada en un hotel de la ciudad de Los Ángeles, donde la situación social de las mujeres latinoamericanas inmigra-das que no dominan el inglés mantiene bastantes puntos comunes con la de las inmigradas argelinas como Fátima.

1 http://www.huffpostmaghreb.

com/2015/10/02/fatima-portrait-femmes-

ombre-revelent-grand-jour_n_8233444.html

Promoción de la lectura CineLa lectura como cápsulas

Por Eduardo Campech Miranda

Desayuno en Tiffany’s, Mon Ku

FátimaPor Évelyne Coutel

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17 de NOVIEMBRE DE 2015 9Artes Visuales

La cerámica es el arte de manufactu-rar artefactos de arcilla, los antiguos habitantes utilizaban las técnicas más básicas para su elaboración, por ejem-plo, el secado al sol o fogones a cielo abierto. Con el paso del tiempo fueron adquiriendo más técnica y encontraron en todos estos artefactos-utensilios un medio para expresar gráficamente un mundo de ideas y creencias, utilizando pigmentos, esgrafiado, grabado, pinta-deras… para reflejar una cosmovisión muy compleja. Situándonos en el con-texto contemporáneo, donde la tecno-logía aborda todos nuestros aspectos, las técnicas gráfico-cerámicas han al-canzado un nivel técnico extraordina-rio, que día a día se enriquece.

El Centro de las Artes de Guana-juato en su incansable labor de expe-rimentar, crear e integrar diferentes técnicas y actividades del arte, tuvo la fabulosa idea de llevar a cabo las tutorías de “Especialización de grabado y cerámica”, en las que tuve la opor-tunidad de participar. Éstas son una experiencia colectivo-creativa en las que el trabajo en equipo y la comunica-ción son fundamentales; el estar traba-jando con artistas de gran experiencia y tutores de alto nivel es un factor potente para incitar la creatividad y la experimentación, un ciclo interminable para compartir conocimientos y expe-riencias y donde cada uno tiene mucho que aportar. El esquema creativo-pro-ductivo al cual fuimos inducidos genera una disciplina a la hora de concebir-producir una idea. No fue fácil para los tutores introducir a los grabadores a cerámica y los ceramistas a grabado; sin embargo, en este proceso se generó más integración y confluyó bastante conocimiento.

Para mí fue una oportunidad única para dar rienda suelta a la imaginación y la creatividad, éstas, apoyadas por la experiencia de los tutores, el contacto con los materiales, las herramientas y la convivencia con otros participantes generó un entorno de alto placer crea-tivo. El apoyo incondicional del equipo profesional del taller de gráfica del centro de las artes fue decisivo para la materialización de todas las ideas con-cebidas, personal altamente compro-metido con su labor y su pasión por la gráfica; para ellos mi más grande agra-decimiento. Me quedo con una gran experiencia que ha quedado impresa para siempre en mi carrera profesional y mis procesos creativos.

* Juan Carlos Badillo Herrera (Sombrerete,

Zacatecas, 1987). Ha formado parte del Taller

de Pintura el Venado Azul, Taller Profesional

de Gráfica El Topo y del Taller de Producción

Museograbado. Es fundador del Taller de Se-

rigrafía Artística Flaka Grafika, que posterior-

mente se fusiona con el Taller de Cerámica ATL

Tlachinolli.

Grabado en cerámicatutoría de especialización en elCentro de las Artes de GuanajuatoPor Carlos Herrera*

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LA GUALDRA NO. 22210

AGENDA CULTURALNOVIEMBRE 2015

DOMINGOS, 22 y 2912:00 – 14:00 horasSalas de lectura “Eugenio María de Hostos”“15 años de mediación de lectura formando lectores en ZacatecasCoord. Efraín Gutiérrez de la IslaCupo limitadoSala de la escalera, planta altaCentro Cultural Ciudadela del Arte

DOMINGOS 22 y 2913:00 horasTradicional ConciertoOrquesta Típica de ZacatecasCasa Municipal de Cultura de ZacatecasEntrada libre Coordina: Casa Municipal deCultura de Zacatecas

MIÉRCOLES 18 y 2518:00 horasTodos al Centro HistóricoMiércoles de DanzónPlazuela Miguel AuzaCoordina: Casa Municipal deCultura de Zacatecas

JUEVES 19 y 2619:00 horasTradicional ConciertoBanda Sinfónica del Estado de ZacatecasDir. Salvador García y OrtegaPlazuela Goitia

VIERNES 20 y 2718:00 horas ConciertoOrquesta Típica de ZacatecasPlazuela GoitiaCoordina: Casa Municipal de

Cultura de Zacatecas

JUEVES 1919:00 horasInauguración de la exposición de instalación y esculturaLa SoledadDe Eduardo SantanaSalas Bóveda I y IICentro Cultural Ciudadela del ArtePermanencia: 13 de diciembre

JUEVES 1920:00 horas¡Vive la Ciudad! en el Teatro Caras vemos… Compañía Circonciente– México, D.F.Dir. Sigfrido AguilarIntérprete e idea original: Jorge RezaTeatro Fernando CalderónEntrada libre

SÁBADOS 21 19:00 horasSábados en la CulturaMúsica, Danza, TeatroCompañía Estatal de DanzaFolclórica de ZacatecasDir. César Lara BañuelosEscalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordina: Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

LUNES 23 18:00 horas ConciertoCamerata de la Ciudad deZacatecasParroquia de Nuestra Señora de Fátima

MARTES 2419:00 horasConciertoCamerata de la Ciudad deZacatecasPatio Central del MuseoZacatecano

JUEVES 2619:00 horasInauguración de la exposición de esculturaEntelequia EscultóricaDe David CamorlingaAntiguo Templo de San AgustínPermanencia: 10 de enero de 2016

VIERNES 2719:00 horasInauguración de la exposición fotográficaTránsitoDe Humberto Ríos RodríguezCentro Cultural Ciudadela del ArtePermanencia: 18 de enero de 2016

VIERNES 2720:00 horas¡Vive la Ciudad!Canto nuevo Adrián Villagómez - ZacatecasMexicanto – Sinaloa y México, D.F.Plazuela Miguel Auza

SÁBADOS 2819:00 horasSábados en la CulturaMúsica, Danza, TeatroMuestra de PianoEscalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza

Coordina: Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

MUSEOS Y GALERÍAS

MUSEO ZACATECANOMundanal e Imaginariode Juan Carlos VillegasPermanencia: febrero de 2016

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZTerritorios de Piel María José LavínSala Temporal IPermanencia: 30 de noviembre

Campo EnergéticoSusana SierraSala Temporal IIPermanencia: 30 de noviembre

MUSEO FRANCISCO GOITIAHuella TransitoriaDe Bernardo CalderónPermanencia: 29 de noviembre

FOTOTECA DEL ESTADOPEDRO VALTIERRA“Homenaje a Alfredo Salas, fotó-grafo de Salinas, San Luis Potosí”Permanencia al 22 de noviembre  El deportista desconocido. Otros terrenos de juego ColectivaPermanencia: al 29 de noviembre de 2015. MUSEO DE BRACHOFotografíaMorismas de BrachoPermanencia: 31 de diciembre

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17 de NOVIEMBRE DE 2015 11Literatura

Para Federico Guzmán Rubio, el primero que me dijo que sí había leído a Magdaleno,

y en concreto La Tierra Grande

De La Tierra Grande se tiene testimonio de su existencia a inicios de los años cuarenta, pero no sería sino hasta 1948 y 1949 que Mauricio Magdaleno la pu-blicaría en la editorial Espasa-Calpe, en Argentina y en México, respectiva-mente. La novela está claramente di-vidida en dos ejes, no sólo temáticos, sino que también hay rasgos estilísticos diferenciados, lo que nos hace plantear-nos con una mayor seriedad la hipó-tesis de que la novela fuera escrita en dos momentos diferentes. Por un lado, tenemos los acontecimientos de una familia hacendada durante el Porfiriato. Después, veremos cómo esta familia afronta el estallido revolucionario y su reacomodo en la “nueva” sociedad mexi-cana. El tiempo de la novela transcurre desde 1860 hasta 1925, en las tierras conocidas como La Tierra Grande, es-pacio ficticio que el narrador “ancla” en el estado de Tlaxcala, en concreto, muy cerca de Huamantla.

Durante la primera parte, el narrador focaliza completamente la acción en la familia hacendada. Todo lo que sabemos en torno a la llegada de la Revolución es a través de la perspectiva de la familia, que la ven con desidia, con lejanía, pre-ocupados como están en incrementar su fortuna y atender al amor y a las relaciones sociales. Sin embargo, fuera de su espacio, de su burbuja intemporal, todos los destinos apuntan a un cambio, incluso los designios astrológicos, dicen: “Las viejas de Xonecuila dicen quesque viene un rayo muy grande sobre la tierra… […] Quesque hay señas en las estrellas y ha llovido ceniza…”. Sin embargo, a diferencia de lo que Magdaleno hace en El resplandor, en La Tierra Grande no desarrollará todas estas creencias, recordemos que la única perspectiva es la ofrecida por la familia de hacendados, que poco a poco se va desintegrando en los Suárez Medrano, los Estrada y los Valle Solórzano.

Esta fijación obsesiva en las relacio-nes de la familia hacendada tendrá su efecto a lo largo de la segunda parte, cuando lo individual de ellos deje paso a una colectividad representada por el

sentir popular, una colectividad que comienza a tener voz y a ejercer un discurso de poder y tierra. Mauricio Magdaleno pone de relieve ahora un debate que no había sido tan tratado dentro de la narrativa de la Revolución: el personaje con una mayor ética, el que quiere seguir gobernando, el ingeniero Ortega, ahora no puede hacerlo por los principios de no reelección inspirados por el nuevo momento histórico. De esa circunstancia se aprovechan Apoli-nar Ramírez, que cuenta con un fuerte apoyo agrarista, y Pedro Arredondo, quien había sido además administrador de la finca Herculano (en su día de la familia Estrada). Las luchas de poder que suceden a partir de este momento

nos remiten al contexto histórico tlax-calteca de los años 1914 a 1920 (lucha de las facciones arenistas y rojistas del Movimiento Revolucionario de Tlax-cala), aunque Magdaleno, de manera anacrónica, también establece como re-ferente histórico el gobierno de Calles, elemento que también explotó en El resplandor.

La Tierra Grande significó el regreso de Mauricio Magdaleno a la temática de la tierra y, en concreto, a la estre-cha y conflictiva relación que guardó con los acontecimientos históricos co-nocidos bajo el nombre de Revolución Mexicana. El mayor drama que plantea la novela de Magdaleno se produce, al igual que ocurriera en El resplandor,

cuando los lectores comprobamos que los cabecillas revolucionarios defraudan las ideas emanadas de la lucha armada y comienzan a copiar las pautas de comportamiento aprehendidas con el paso del tiempo histórico, en las que la ambición personal por el poder y la pro-piedad de la tierra son rectoras, frente a una imagen mítica de la tierra que se convierte en disputa bélica, primero, y política, después.

¡Tú no eres hijo de la tierra, Serafín: por eso no sabes qué me detiene! ¡Aquí se queda mi vida!, ¿entiendes? ¡Aquí se que-dan mis muertos…, las obras de mis manos…, mis sueños…, mis pecados de hombre…, todo lo que soy! Tú eres de la ciudad. Yo soy una raíz de la Tierra Grande.

Pese a que La Tierra Grande continúa la línea de las propias novelas de la tierra del autor especialmente de Campo Celis y de El resplandor toma dos pequeños aspectos de su antecesora, Sonata: la intertextualidad literaria y la presencia de la música clásica. No hay experimen-tación formal ni temática en La Tierra Grande, la novedad se encuentra en la radical perspectiva que el autor man-tiene en torno a las familias hacendadas de tradición porfirista, sin desviar su atención narrativa prácticamente hacia ningún elemento que distraiga la misma. La bola se convierte en un todo invasivo que había comenzado en un simple e inocente rumor.

* (Madrid, 1979). Escritor, crítico, e investiga-

dor de proyecto en El Colegio de México. Doc-

tor en literatura española e hispanoamericana

por la UNED, con una tesis sobre el universo li-

terario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de

investigación son la literatura española e hispa-

noamericana de los siglos XIX y XX, prestando

una especial atención a la narrativa mexicana

y a la literatura del exilio español. Junto a An-

drés del Arenal ha coordinado la colección de

ensayos El muerto era yo. Aproximaciones a Juan

Rulfo (Calygramma / EstoNoEsBerlín, 2013) y

ha realizado la edición, el estudio preliminar y

las notas de la novela El resplandor, de Mauricio

Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013).

Actualmente reside en México, DF.

Mauricio Magdaleno,para intrusosXXIII. Vuelta a la tierra. La Tierra GrandePor Conrado J. Arranz*

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LA GUALDRA NO. 222 / 17 de NOVIEMBRE DE 201512Rí

o de P

alab

ras

Ya, ya sé que son obsoletas, nadie, o casi nadie las usa. Tal vez será mi carácter acumulativo, ése, que algunos de los que me conocen tachan de enfermedad. Antes ni se usaba eso de tratar de clasificar todo con nombres; uno guardaba cosas y hasta era un mérito por-que se considerada una persona precavida, lista para cualquier eventualidad, preparada para te-ner a la mano cualquier objeto… pero no quiero desviarme del tema, me refiero a las agendas telefónicas, creo que así es como

se llaman esas pequeñas libretas llenas de nombres, direcciones y números telefónicos. Las guardo porque cuando llueve o hace mu-cho calor me gusta hojearlas y de vez en cuando elegir un número al azar para llamar a alguno de mis amigos o conocidos. Tomo el teléfono y marco con incertidum-

bre, pero también con emoción… porque, no crean me he llevado gratas sorpresas: amigos que me recuerdan y evocan momentos que pasamos juntos; pero tam-bién me he topado con algunos otros que contestan de mala gana cortando rápidamente, eso no importa, por medio de la llamada

sé que están bien, que siguen en este mundo. Por supuesto que me ha tocado darme cuenta de que algunos ya no habitan en sus domicilios o modificaron su telé-fono optando por la comodidad del teléfono celular, sin siquiera habérmelo notificado. Otros más han muerto o están impedidos

para recibir llamadas por enfer-medad o por ese mentado mal que nos aqueja que hace que se vayan eliminando los recuerdos. Por eso yo guardo esas libretas para acordarme de todos: las amarillas con los teléfonos de los amigos, las moradas con los de la familia; la roja de los amores perdidos… Bueno, ésa la verdad ya ni la uso, siempre la ando escondiendo. En esa agenda, en cada uno de sus nombres, de sus números, como dice la canción: me duele un recuerdo.

Para Yani

“Lo que me digas, eres a dónde me mandes, vas.

¡Tú lo serás! Y ¡Tú lo serás!”.Chava Flores

¡Amigueta! No. No. Me acabo de le-vantar. Y… ¿Qué crees? Pues me dije: voy a hablarle a mi amiguis… No, no voy a ir al mercado hoy. Voy a hacer spaguetti con salchichas, ham-burguesas y bastantes papas fritas bañadas de cátsup. No, para nada. Este menú me garantiza que a mis hijos se les facilite hablar en inglés. ¡A forcioris! Uno debe de estar pre-parado. No, a él no le importa. Creo que ni se da cuenta. Come. Abre el refri, saca su six y se sienta a ver los deportes en la tele. No ve nada de nada. A la segunda chela se queda bien jetón. Las chelas se las bebe de un solo trago. Eructa y abre la otra. Así es, amiga. Cuando se despierta sale al jardín a dar la vuelta, a plati-car con sus amigos. Del jardín se van a la cantina a chelear. Cuando ya está medio pedo se viene cantando “El mariachi loco”. A veces no alcanza

a llegar, se queda bien jetón en la camioneta. No, yo me hago la loca… con que siga trayendo el gasto y pagando las cuentas el muy idiota… ¿A qué no sabes a quién vi? No. Menos. Ya pues, a las Pérez Salgado. Amiguita. ¡Estúpidas! Andaban en el súper comprando pollo. ¡Guácala! Se hicieron las mensas, como si no me hubieran visto. ¡Babosas! Pensaban las muy brutas que yo no sabía que ellas andaban diciendo pendejada y media de nosotras, que si esto, que si aquello… amiguita. Pero así les va a ir, par de perras… de mí te acuerdas, de mí te acuerdas… las dos estúpidas no se la van a acabar, ni se imaginan con quién se fueron a meter. Ya estoy pensando en cómo me voy a desquitar, amiguilla… Andaba en el súper comprando la carne y el pan para las hamburguesas. Las salchi-chas y las papas. No, cátsup siempre tengo… Ah y una Coca-Cola de dos litros. Me vine corriendo en chin-guísima para alcanzar la telenovela. No, no, no, ni digas… la telenovela no me la pierdo. Corro, vuelo, pero siempre llego. Yo te hablo a rato… o tú… ¿Sí? Porfis… Porfis…

I guess you guys aren’t ready for that yet. But your kids are gonna love it!

Marty McFly

Creo que después de todo, pero después de todo, el futuro es el lugar donde vivirán nuestros hijos. Y eso debería de preocuparnos porque no

estamos preparados para legarles un mundo mejor. De hecho el mundo cada día se parece más a una horripi-lante historia de miedo, con guerras, asesinos seriales, caníbales y zom-bies. Hemos construido un planeta del tamaño de nuestra imbecilidad, un mall de obscenidades.

Mañana alguien nos cobrará por

respirar, por soñar, por abrir los ojos. Pagaremos impuestos por pa-labras y por pensamientos. Hemos dispuesto todo para convertirnos es lo que tal vez nunca hemos de-jado de ser: esclavos del hombre y su codicia. Un día simplemente no quedará de otra que aniquilarnos, porque será el último recurso.

Y ése es el fracaso de Marty McFly, que nunca podrá impedir nuestra autodestrucción. No im-porta cuántas veces viaje al pasado para remediarlo, la humanidad se extinguirá.

A donde vamos como especie, no necesitamos carreteras, necesita-mos féretros.

¡Amiguis!Por Alberto Huerta

Back to the Future [4 de 4]Por Edgar Khonde

Agendas telefónicasPor Pilar Alba

Bronzino. Retrato de Giovanni de Medici als Kind. 1545.Galería Uffizi.