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O « No resulta exagerado afirmar que el libro de Weintraub es el gran a - clásico de los estudios autobiográficos. Dilthey propuso relacionar la .J historia y la autobiografía partiendo de la idea de que las autobiografías « constituyen el modelo de las formas peculiares en que el ser humano or- :J dena su experiencia en un momento histórico determinado. Weintraub le a da una vuelta de tuerca a esa idea y postula que el hombre moderno le - - > empuja a la diferencia. Weintraub traza el desarrollo gradual de esta idea de la individualidad en obras autobiográficas desde San Agustín a Goet- a he. En cierta medida, Weintraub desnuda la historia a través del desnudo z de sus hombres más representativos. « De la Formación de la se ha dicho: .J "El proyecto que Weintraub se propone llevar a cabo difícilmente podría ser más ambicioso: se trata menos que de una historia de la cultura w occidental, desde la antigüedad clásica hasta comienzos del siglo XIX. a I trazada sobre la evolución de la. .. concepciones del individuo y de las su- z cesivas actitudes respecto a la ihdividualidad ... es el primer intento serio '0 que se realiza a la hora de escribir la historia filosófica. psicológica y - cultural de Occidente a partir de las autobiografías". u « - James Olney, en New Republic, I ' "Un libro excelente. El espectrd mismo de los ejemplos escogidos -desde a:: Agustín, Abelardo y Petrarca, Gibbon, Rousseau y Goethe. pasan- o do por Cellini, Cardano, Montaigne. Teresa de Avila. Bunyan. Baxter y IJ.. Franklin entre otros- es sobrecoigedor". « - David Burrell. Joumaliof Religion. ...J "Un libro de inmensa nobleza.j que se inserta en la gran tradición de la historiografía intelectual", I :J - Arnaldo Momigliano, en Joumol ofTheological Studies. I J Karl Joachim Weintraub es! profesor titular de la cátedra Thomas E. < ..... Donnelley. en et de Historia, presidente del Comité de - Historia de la Cultura y decanb de Humanidades en la Universidad de z Chicago. Otro libro del autor es. Visions ofCulture: Voltaire, Gu;zot, ,. - - Burckhardt, Lamprecht, Huizin8a. Ortega y Gasset. ISBN J ::: 3009 < x: ENDYMION o •••• iIIi ... MII •• ¡. ... 1IIiI ..... .• , , .". ': l' , \ . .... . ti ;,.;:' ". . . .. ' . , . ,;' ." .' . .. , :. H U T o B I OG R H
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La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

Apr 04, 2016

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Page 1: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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No resulta exagerado afirmar que el libro de Weintraub es el gran a -claacutesico de los estudios autobiograacuteficos Dilthey propuso relacionar la J historia y la autobiografiacutea partiendo de la idea de que las autobiografiacuteas laquo constituyen el modelo de las formas peculiares en que el ser humano orshy J dena su experiencia en un momento histoacuterico determinado Weintraub le a da una vuelta de tuerca a esa idea y postula que el hombre moderno le shy

-gtempuja a la diferencia Weintraub traza el desarrollo gradual de esta idea de la individualidad en obras autobiograacuteficas desde San Agustiacuten a Goetshy a he En cierta medida Weintraub desnuda la historia a traveacutes del desnudo z de sus hombres maacutes representativos

laquoDe la Formacioacuten de la Indiv~dualidad se ha dicho JEl proyecto que Weintraub se propone llevar a cabo difiacutecilmente podriacutea ser maacutes ambicioso se trata nad~ menos que de una historia de la cultura w occidental desde la antiguumledad claacutesica hasta comienzos del siglo XIX a

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trazada sobre la evolucioacuten de la concepciones del individuo y de las su- z cesivas actitudes respecto a la ihdividualidad es el primer intento serio 0que se realiza a la hora de escribir la historia filosoacutefica psicoloacutegica y shycultural de Occidente a partir de las autobiografiacuteas u

laquo- James Olney en New Republic I ~

Un libro excelente El espectrd mismo de los ejemplos escogidos -desde a Agustiacuten Abelardo y Petrarca ~asta Gibbon Rousseau y Goethe pasanshy odo por Cellini Cardano Montaigne Teresa de Avila Bunyan Baxter y IJ Franklin entre otros- es sobrecoigedor laquo- David Burrell Joumaliof Religion J Un libro de inmensa noblezaj que se inserta en la gran tradicioacuten de la historiografiacutea intelectual I

J- Arnaldo Momigliano en Joumol ofTheological Studies I J

Karl Joachim Weintraub es profesor titular de la caacutetedra Thomas E lt Donnelley en et Departamen~ de Historia presidente del Comiteacute de shy~ Historia de la Cultura y decanb de Humanidades en la Universidad de z Chicago Otro libro del autor es Visions ofCulture Voltaire Guzot shy-Burckhardt Lamprecht Huizin8a Ortega y Gasset ~

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contexto un hombre que era monje y que seguiacutea sieacutendolo podriacutea escribir una vida maacutes unitaria que quien cambiaba de un grupo de status a otro o que quien pretendiacutea combinarlos En lo esenciill estos estilos de vida disponiacutean de su propia concepshycioacuten del modelo los hombres llevaban una vida acorde con el status al que perteneciacutean Tal y como diriacutean los alemanes es wurde standesgemiiss gelebt Por una parte parece desde luego harto probable que la diferenciacioacuten de la sociedad que se expresaba en esta estructura estratificada y corporativa espeshycialmente si se pone en conjuncioacuten con otros factores de difeshyrenciacioacuten tales como el desarrollo de las lenguas y las laquonacioshynesraquo fuese un factor tendente a preparar esa diferenciacioacuten infinitamente mayor seguacuten la cual cada existencia individual se distingue del todo Por otra es sorprendente queacute grado de poder ejercieron estas concepciones modeacutelicas como eran el monje ideal el auteacutentico caballero etc sobre la conciencia de siacute misshymos que teniacutean los hombres pertenecientes a cada uno de los grupos de status La visioacuten baacutesica del mundo y de la vida que predicaba la concepcioacuten cristiana del drama humano pareciacutea impenetrable

En aquel mundo aunque existieran condiciones que maacutes adelante pudieron nutrir cierto sentido de la individualidad ninshyguacuten hombre que se propusiera expresar su propio yo llevoacute a cabo esa tarea con plena conciencia de siacute mismo y en tanto individualidad Solamente una oacuteptica ahistoricista podriacutea critishycar aquel mundo achacaacutendole este laquofracasoraquo Cada eacutepoca tiene sus propias medidas de la felicidad y de la grandeza las lleva consigo Y es memorable por supuesto que alrededor de 1800 en el instante histoacuterico en que el ideal de individualidad se hubo afirmadQ con fuerza hubiese muchos europeos de gran sensibilidad que volviacutean la vista atraacutes en busca de una eacutepoca en la que los hombres descansaban con mayor seguridad dentro de los confines de su contexto cultural sin tener que asumir la imponente tarea de verse obligados a definir sus propias indivishydualidades

Cada cual ha de vivirlo seguacuten su condicioacuten (T)

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5 PETRARCA EL GIRO HACIA LA INTROSPECCION

Llegoacute un momento en que la concepcioacuten de siacute mismo que teniacutea el hombre pasoacute a apoyars~ de manera menos segura sobre una visioacuten dominante del mundo y de la vida en conjunto muy distinta de la que prevalecioacute durante la Edad Media Las expeshyriencias que Petrarca (1304-1374) convirtioacute en una visioacuten de su propia personalidad anunciaban las condiciones cambiantes del momento la transfonnacioacuten de las definiciones del propio yo A pesar de algunas continuidades vitales que se transmiten intactas del mundo medieval al mundo moderno empezaba entonces a cambiar el modo de acentuacioacuten de algunos aspectos importantes de la vida empezaban a ser visibles ciertos camshybios sutiles en las actitudes de los hombres y en las condiciones de sus existencias Cuando tales cambios parecen guardar relashycioacuten con un patroacuten cultural perteneciente a eacutepocas posteriores es intensa la tentacioacuten de ver pruebas indudables de modernishydad en un contexto en transformacioacuten que en conjunto no resulta merecedor de esa etiqueta Cualquier discusioacuten acerca de la laquomodernidadraquo de Petrarca por fuerza ha de parecer absurshyda ahora bien la fascinante complejidad de su vida su obra y su personalidad tiene altas probabilidades de hacerle merece-shydor de ese marchamo especialmente en un ensayo que recorre histoacutericamente la aparicioacuten de un fenoacutemeno moderno

Italiano escritor que dominoacute por igual el latiacuten ciceroniano y la lengua vernaacutecula toscana que Dante habiacutea elevado al status de lengua literaria distinguida Petrarca estuvo afectado por una serie de cambios culturales peculiares de su laquopaiacutesraquo La fase del desarrollo por el que Petrarca tiene derecho a ser aquiacute sometido a consideracioacuten seraacute solamente pasado alguacuten tiempo parte del desarrollo geneacuterico del continente europeo En su origen y en sus primeros compases el Renacimiento es un fenoacutemeno estricshytamente italiano Esto es algo que expresoacute con claridad merishydiana Jakob Burckhardt al iexcltitular su libro La civilizacioacuten del Renacimiento en Italia I Al ~enominar al Renacimiento italiano con el epiacuteteto de laquonuestra madre maacutes proacuteximaraquo quiso dar a entender que nuestro linaje de hombres de la modernidad se configuroacute en otras fases d~ la historia Tambieacuten supo que su int~nto era el de caracterizar un patroacuten cultural particular de una eacutelite cultural a mayor ~scala las fuerzas formativas liberashydas por ese desarrollo lIeg3fon a ser laquosocioloacutegicamente producshytivasraquo solamente pasado el tiempo y con toda plenitud soacutelo durante la lIustracioacuten 2 A pesar de las limitaciones que Burckhardt impuso a su ar~umentacioacuten su famosa tesis tiene un especial valor de cara a esta investigaciacuteoacuten ya que su visioacuten del Renacimiento es predicada sobre la idea de la aparicioacuten de un tipo de personalidad especiacutefico Esquematizando en teacutermishynos muy generales la idea ~ubyacente es que las inseguridades y la inestabilidad propias ~e tantas existencias vividas en el norte y en el centro de Italia durante los siglos XIV y XV conshyvirtieron en requisito inexcusable una mayor y maacutes firme conshyfianza en los recursos propios del individuo De este modo muchos seres humanos hubieron de convertirse en lo que Burckhardt llama laquoeine auf sich selbstgestellte Personlichkeitraquo esto es una personalidad que debiacutea depender de siacute misma y confiar en sus propios recurs~s internos y externos) La persoshynalidad recibe forzosamente una visioacuten laquoobjetivaraquo de las realishydades circundantes un sobrio inventario estadiacutestico de los recursos controlables ayud~ a que cada cual afronte todos los retos de manera maacutes eficaz1que las mejores foacutermulas de lo que laquodeberiacutea serraquo un hombre o Jde coacutemo laquotendriacutea que serraquo En este sentido tiene lugar un laquoderUbrimiento del mundo y del homshy

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breraquo que desemboca en una serie de intuiciones y de actitudes sustancialmente diferentes del cosmos humano del Medievo Para unos el gran repertorio de respuestas a los problemas humanos que habiacutea funcionado sobre ruedas para los hombres de la cultura anterior podrfa haber dejado de ser funcional Cuanto menos se sustente la vida en las viejas instituciones y costumbres menos respuestas y guiacuteas maestras contendraacuten la vieja moralidad y las viejas convicciones y menos aplicables seraacuten los modelos anticuados en cambio tanto maacutes se veraacuten los hombres en dependencia de sus propios recursos de cara a la comprensioacuten y la subsistencia de siacute mismos

En tales circunstancias el desarrollo de la personalidad pueshyde avanzar en varias direcciones muy diversas El hombre puede adherirse tanto como le sea posible y sin experimentar dificultashydes al estilo de vida tradicional la mayor parte de los italianos en los aspectos maacutes esenciales presumiblemente hicieron esto sin reparos Tambieacuten puede darse el caso de que un hombre laquose descubraraquo a siacute mismo en su peculiaridad quizaacute como laquoexpertoraquo todo cuyo ser laquoviveraquo exclusivamente en la poliacutetica asiacute Maquiavelo Si no el hombre puede llegar a definirse mediante un ideal perfectamente contrario al del experto como luomo universale el tipo de hombre cautivado por la plenitud del potencial humano que se comprime en una vida entera (asiacute Alberti o Leonardo da Vinci)4 Todaviacutea puede ocurrir que otro hombre se proponga coordinar la diversidad de las realidades humanas y asiacute en contraste con la subordinacioacuten de todo ello a un orden jeraacuterquico de prioridades se desarrolle en tanto laquopershysonalidad armoacutenicaraquo (para Burckhardt tal es el caso de Lorenzo de Meacutedici de Pico della Mirandola y de Eneas Silvio Piccolomini que llegariacutea a ser el papa Piacuteo 11) Otros aspectos de la propia definicioacuten del yo abarcan facetas de una o varias de estas categoriacuteas El hombre puede entregarse a la realizacioacuten de una tarea objetiva que impone limitaciones a su propia voluntad o por propia ~leccioacuten imponerse normas objetivas y convertirse de ese modo en individuo laquoautoacutenomoraquo Si no pude sucumbir de buen grado a sus caprichos y a su voluntad (lo que Burckhardt denominoacute WilIkuumlr) y laquovolcarraquo en el puro laquosubjetivismoraquo como les ocurrioacute a varios humanistas y tiranos de la eacutepoca

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El intereacutes redivivo por la antiguumledad claacutesica puede fomenshytar y tambieacuten truncar tales desarrollos de la personalidad Los modelos alternativos que proporciona la antiguumledad podriacutean servir de soporte a los hombreiexcls necesitados de apoyarse en algo concreto hasta que puedan sostenerse por siacute mismos en tanto en cuanto se produzca consollancia de una u otra especie entre las genuinas necesidades deli hombre del Renacimiento y los modelos antiguos eacutestos pued~n aportar beneficiosos puntos de apoyo Alliacute donde la confianra ciega en los modelos antiguos trunca el desarrollo del yo qUr habriacutea de tener lugar de acuerdo con las demandas internas ~e la personalidad los antiguos extraviacutean a los hombres ~urckhardt asigna por ello al laquoRenacimientoraquo concebido iexclen estos teacuterminos solamente un papel suplementario dentro del proceso total que lentamente fue dando pie al surgimiento iexclde la personalidad europea caracshyteriacutesticamente laquomodernaraquo

Burckhardt expresoacute la marca crucial de esta personalidad mediante una difiacutecil nocioacuten der Mensch wird geistiges Individllllm Imd erkellllt sicl f11~ solchei es decir el hombre se reconoce a siacute mismo en tanto ser individuado cuya coherencia radica en las dimensiones de su mente o de su espiacuteritu Con una creciente conciencia de siacute fIlismo el hombre estaacute al tanto de

que su cualidad distintiva en tanto personalidad individual descansa en la concepcioacuten unitaria que tenga de siacute mismo Su coherencia nunca seraacute tal SOacutelo porque el mundo en derredor se la atribuya sino que seraacute una unidad solamente en tanto en cuanto eacutel mismo sea capaz ~e entender su personalidad coheshyrente a partir de sus experiencias individuales dentro de un mundo objetivo Por ello tie~e gran importancia que el hombre entienda que esta inteleccioacuten de siacute mismo estaacute condicionada por sus propias circunstancias que eacutel mismo genera una coherencia mental a partir de su experiencia en el mundo y que en el penshysamiento y en la accioacuten da expresioacuten plena a su visioacuten unitaria de la experiencia I

A resultas de ello el hombre puede emprender con mayor conciencia de siacute un estilo de vida adecuado a la personalidad que cultiva Una persona con tal confianza en siacute misma no podraacute considerar el yo el estado o la sociedad como elementos

conclusos y dados por la naturaleza sino que los percibiraacute como creaciones de los hombres como obras de arte como artificios (esto es lo que Burckhardt quiere decir al hablar del estado como Kunstwerk como artefacto comparable a un reloj) La sociedad concebida como artificio (Gesellschaft) sustituye la nocioacuten de la sociedad como comunidad que haya crecido orgaacutenicamente (Gemeinschaft) La idea de una sociedad comshypuesta por individuos voluntariosos corresponde mucho mejor a la nueva conciencia del individuo por comparacioacuten con la nocioacuten de una comunidad tradicional en la que el individuo encuentra terminada y lista para su uso su funcioacuten orgaacutenica Uno de los productos resultantes de ello es la fascinacioacuten ampliamente extendida por la especificidad individual de las cosas una vez desechada su amplia generalidad Burckhardt yuxtapone esta preocupacioacuten por la calidad de lo individual (utilizando el neutro das lndividuelle teacutermino mucho maacutes exhaustivo que el ser humano individual) a una preocupcioacuten por lo general (das Allgemeine irgendeine Form des Allgemeinen) Pero la buacutesqueda que emprende el individuo de todas las marcas distintivas de su existencia no ha de llevar necesariamente a una plena preocupcioacuten por el hombre en tanto individualidad Y con todo el crecimiento de la nocioacuten de indishyvidualidad viene dado por la consciencia de siacute mismo que tiene el hombre en tanto laquoindividuum mental o espiritualraquo (geistiges Individuum) En esta nocioacuten radica la significacioacuten fundamenshy

tal de la laquoteoriacutearaquo de Burckhardt respecto de la historia que aquiacute recorremos

En la vida y en la personalidad de Petrarca emergen algunas tendencias que seraacuten dominantes dentro del tejido esencial del Renacimiento un siglo maacutes tarde Pero existen otros rasgos de su personalidad que no permiten interpretarlo tan abiertamente como el heraldo que anuncia la eacutepoca venidera Comienzan las mutaciones culturales y el desplazamiento constante de las tenshysiones moldeaacute en eacutel una figura de indudable intereacutes en el estushydio de las transformaciones que se han operado en la concepshycioacuten del propio yo Aunque Petrarca no nos haya legado una autobiografiacutea genuina un estudio maacutes exhaustivo que el que

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aquiacute podremos llevar a cabo bien podriacutea manifestar coacutemo son autobiograacuteficos todos sus escritos si se toman en conjunto en un sentido mucho maacutes profJndo que la obra de Dante y de otros predecesores Sus escritos tienden a ser laquoemanaciones de la personalidadraquoI Las formas literarias cultivadas por Petrarca sobre todo la carta personal son especialmente indicadas para la revelacioacuten del propio yo Clon una elevada consciencia de siacute reescribioacute corrigioacute y editoacute ~us cartas con una notabiliacutesima atencioacuten por la manera en queiexclpodriacutea representarse a siacute mismo6

Podiacutea escoger una experienciaiexcl momentaacutenea como el ascenso al Mont Ventoux y convertirlo ~radualmente en una pieza escrita en la que mezclaba con elegancia la experiencia inmediata y la lectura de un pasaje agustiniano especialmente significativo sin olvidar las intepretaciones simboacutelicas de las diversas obsershyvaciones del hombre mientras asciende todo lo cual deviene un retrato en miniatura de la vida misma Tales haacutebitos no facilitan una reconstruccioacuten histoacuteric~ fehaciente de su vida En sus manos la forma literaria del diaacutelogo fue de nuevo un medio manipulado con asombrosa h~bilidad para lograr la clara reveshylacioacuten del propio yo Y las ~speciales relaciones que existen entre la experiencia de un pOrta y su poesiacutea liacuterica son particushylarmente evidentes en los versos italianos de Petrarca

El documento petrarquescjo que maacutes inmediato intereacutes tiene en este estudio de la autobiogfafiacutea es el Secrelum No se trata ni de la historia de su vida ni ~e una interpretacioacuten expliacutecita del curso de la vida misma perol tiene un extraordinario intereacutes al

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revelar los procesos media1te los cuales un hombre en un momento crucial de su vida Intenta aprehender su propio yo a medida que intenta determin~ cuaacutel ha de ser su camino en el futuro Petrarca lo escribioacute sQbre todo entre octubre de 1342 y marzo de 1343~ si la moderna erudicioacuten estaacute en lo cierto insershytoacute algunos pasajes en eacutepoca ppsterior al comenzar la deacutecada de 13501 En 1342 Petrarca auacute~ no habiacutea cumplido los cuarenta antildeos pero su liacuterica le habiacutea cfovertido ya en una figura poeacutetica de gran renombre Nacido en el exilio signo de la inseguridad tan caracteriacutestica de las vidas de tantos hombres del Renacimiento afectados por Ih inestabilidad poliacutetica de las ciushydades-estado habiacutea estudiado leyes en Montpellier y en

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Bolonia para pasar despueacutes a servicio del cardenal Giovanni Cotonna en calidad de amanuense Cuando no estuvo inmerso en uno u otro de sus frecuentes viajes Petrarea viviacutea en Avignon por entonces sede del papado y residencia de Laura la amada que inmortalizoacute en sus poemas tras enamorarse de ella el 6 de abril de 1327 cuando la vio por vez primera en la iglesia de Santa Clara Disgustado por la ajetreada vida de Avignon adquirioacute a finales de la deacutecada de 1330 una modesta casa de campo en la Vaucluse en donde esperoacute encontrar la paz y la libertad necesarias para dedicarse al pensamiento al estushydio y a la escritura Su familia inmediata la componiacutea uacutenicashymente su hermano Gherardo con el que sentiacutea una especial proximidad afectiva y cuyo deseo de ingresar en un monasterio cartujo de la estricta observancia iba a desempentildear Un papel importante en la laquocrisisraquo de la que brotoacute el Secretum En tomo a 1337 Petrarca tuvo un hijo ilegiacutetimo de madre desconocida en 1343 esto es poco despueacutes de escribir la mayor parte del Secrelum su amadiacutesima hija Francesca nacioacute en circunstancias similares Entre los veintitantos antildeos y casi hasta los cuarenta Pelrarca habiacutea comenzado a cultivar amistades diversas a menudo marcadas por el seno de la amicitia ciceroniana que siguieron teniendo para eacutel enorme importancia hasta el final de sus diacuteas

La maacutes grandiosa experiencia de la vida de Petrarca tuvo lugar el 8 de abril de 1341 en el Palacio del Senado del Capitolio en Roma Ataviado con los espleacutendidos ropajes que donoacute su patrocinador el rey Roberto de Naacutepoles Petrarca fue coronado poeta laureado en nombre de un anacronismo inveroshysiacutemil el Senado y el Pueblo de Roma que habiacutea otorgado tal honor por uacuteltima vez al poeta Estacio en el siglo 1 de nuestra era En una espleacutendida ceremonia le fue entregada la corona de laurel junto con otras siete condecoraciones que habriacutean llamashydo poderosamente la atencioacuten de cualquiera fue proclamado magnum poelam el historicum nombrado maestro acreditado como profesor de arte poeacutetica y de historia adquirioacute el derecho a coronar a otros poetas obtuvo la ciudadaniacutea romana y recibioacute aprobacioacuten formal de todos sus escritos iexclpresentes y futurosR A continuacioacuten se celebroacute una procesioacuten hasta la por entonces

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 2: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

contexto un hombre que era monje y que seguiacutea sieacutendolo podriacutea escribir una vida maacutes unitaria que quien cambiaba de un grupo de status a otro o que quien pretendiacutea combinarlos En lo esenciill estos estilos de vida disponiacutean de su propia concepshycioacuten del modelo los hombres llevaban una vida acorde con el status al que perteneciacutean Tal y como diriacutean los alemanes es wurde standesgemiiss gelebt Por una parte parece desde luego harto probable que la diferenciacioacuten de la sociedad que se expresaba en esta estructura estratificada y corporativa espeshycialmente si se pone en conjuncioacuten con otros factores de difeshyrenciacioacuten tales como el desarrollo de las lenguas y las laquonacioshynesraquo fuese un factor tendente a preparar esa diferenciacioacuten infinitamente mayor seguacuten la cual cada existencia individual se distingue del todo Por otra es sorprendente queacute grado de poder ejercieron estas concepciones modeacutelicas como eran el monje ideal el auteacutentico caballero etc sobre la conciencia de siacute misshymos que teniacutean los hombres pertenecientes a cada uno de los grupos de status La visioacuten baacutesica del mundo y de la vida que predicaba la concepcioacuten cristiana del drama humano pareciacutea impenetrable

En aquel mundo aunque existieran condiciones que maacutes adelante pudieron nutrir cierto sentido de la individualidad ninshyguacuten hombre que se propusiera expresar su propio yo llevoacute a cabo esa tarea con plena conciencia de siacute mismo y en tanto individualidad Solamente una oacuteptica ahistoricista podriacutea critishycar aquel mundo achacaacutendole este laquofracasoraquo Cada eacutepoca tiene sus propias medidas de la felicidad y de la grandeza las lleva consigo Y es memorable por supuesto que alrededor de 1800 en el instante histoacuterico en que el ideal de individualidad se hubo afirmadQ con fuerza hubiese muchos europeos de gran sensibilidad que volviacutean la vista atraacutes en busca de una eacutepoca en la que los hombres descansaban con mayor seguridad dentro de los confines de su contexto cultural sin tener que asumir la imponente tarea de verse obligados a definir sus propias indivishydualidades

Cada cual ha de vivirlo seguacuten su condicioacuten (T)

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5 PETRARCA EL GIRO HACIA LA INTROSPECCION

Llegoacute un momento en que la concepcioacuten de siacute mismo que teniacutea el hombre pasoacute a apoyars~ de manera menos segura sobre una visioacuten dominante del mundo y de la vida en conjunto muy distinta de la que prevalecioacute durante la Edad Media Las expeshyriencias que Petrarca (1304-1374) convirtioacute en una visioacuten de su propia personalidad anunciaban las condiciones cambiantes del momento la transfonnacioacuten de las definiciones del propio yo A pesar de algunas continuidades vitales que se transmiten intactas del mundo medieval al mundo moderno empezaba entonces a cambiar el modo de acentuacioacuten de algunos aspectos importantes de la vida empezaban a ser visibles ciertos camshybios sutiles en las actitudes de los hombres y en las condiciones de sus existencias Cuando tales cambios parecen guardar relashycioacuten con un patroacuten cultural perteneciente a eacutepocas posteriores es intensa la tentacioacuten de ver pruebas indudables de modernishydad en un contexto en transformacioacuten que en conjunto no resulta merecedor de esa etiqueta Cualquier discusioacuten acerca de la laquomodernidadraquo de Petrarca por fuerza ha de parecer absurshyda ahora bien la fascinante complejidad de su vida su obra y su personalidad tiene altas probabilidades de hacerle merece-shydor de ese marchamo especialmente en un ensayo que recorre histoacutericamente la aparicioacuten de un fenoacutemeno moderno

Italiano escritor que dominoacute por igual el latiacuten ciceroniano y la lengua vernaacutecula toscana que Dante habiacutea elevado al status de lengua literaria distinguida Petrarca estuvo afectado por una serie de cambios culturales peculiares de su laquopaiacutesraquo La fase del desarrollo por el que Petrarca tiene derecho a ser aquiacute sometido a consideracioacuten seraacute solamente pasado alguacuten tiempo parte del desarrollo geneacuterico del continente europeo En su origen y en sus primeros compases el Renacimiento es un fenoacutemeno estricshytamente italiano Esto es algo que expresoacute con claridad merishydiana Jakob Burckhardt al iexcltitular su libro La civilizacioacuten del Renacimiento en Italia I Al ~enominar al Renacimiento italiano con el epiacuteteto de laquonuestra madre maacutes proacuteximaraquo quiso dar a entender que nuestro linaje de hombres de la modernidad se configuroacute en otras fases d~ la historia Tambieacuten supo que su int~nto era el de caracterizar un patroacuten cultural particular de una eacutelite cultural a mayor ~scala las fuerzas formativas liberashydas por ese desarrollo lIeg3fon a ser laquosocioloacutegicamente producshytivasraquo solamente pasado el tiempo y con toda plenitud soacutelo durante la lIustracioacuten 2 A pesar de las limitaciones que Burckhardt impuso a su ar~umentacioacuten su famosa tesis tiene un especial valor de cara a esta investigaciacuteoacuten ya que su visioacuten del Renacimiento es predicada sobre la idea de la aparicioacuten de un tipo de personalidad especiacutefico Esquematizando en teacutermishynos muy generales la idea ~ubyacente es que las inseguridades y la inestabilidad propias ~e tantas existencias vividas en el norte y en el centro de Italia durante los siglos XIV y XV conshyvirtieron en requisito inexcusable una mayor y maacutes firme conshyfianza en los recursos propios del individuo De este modo muchos seres humanos hubieron de convertirse en lo que Burckhardt llama laquoeine auf sich selbstgestellte Personlichkeitraquo esto es una personalidad que debiacutea depender de siacute misma y confiar en sus propios recurs~s internos y externos) La persoshynalidad recibe forzosamente una visioacuten laquoobjetivaraquo de las realishydades circundantes un sobrio inventario estadiacutestico de los recursos controlables ayud~ a que cada cual afronte todos los retos de manera maacutes eficaz1que las mejores foacutermulas de lo que laquodeberiacutea serraquo un hombre o Jde coacutemo laquotendriacutea que serraquo En este sentido tiene lugar un laquoderUbrimiento del mundo y del homshy

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breraquo que desemboca en una serie de intuiciones y de actitudes sustancialmente diferentes del cosmos humano del Medievo Para unos el gran repertorio de respuestas a los problemas humanos que habiacutea funcionado sobre ruedas para los hombres de la cultura anterior podrfa haber dejado de ser funcional Cuanto menos se sustente la vida en las viejas instituciones y costumbres menos respuestas y guiacuteas maestras contendraacuten la vieja moralidad y las viejas convicciones y menos aplicables seraacuten los modelos anticuados en cambio tanto maacutes se veraacuten los hombres en dependencia de sus propios recursos de cara a la comprensioacuten y la subsistencia de siacute mismos

En tales circunstancias el desarrollo de la personalidad pueshyde avanzar en varias direcciones muy diversas El hombre puede adherirse tanto como le sea posible y sin experimentar dificultashydes al estilo de vida tradicional la mayor parte de los italianos en los aspectos maacutes esenciales presumiblemente hicieron esto sin reparos Tambieacuten puede darse el caso de que un hombre laquose descubraraquo a siacute mismo en su peculiaridad quizaacute como laquoexpertoraquo todo cuyo ser laquoviveraquo exclusivamente en la poliacutetica asiacute Maquiavelo Si no el hombre puede llegar a definirse mediante un ideal perfectamente contrario al del experto como luomo universale el tipo de hombre cautivado por la plenitud del potencial humano que se comprime en una vida entera (asiacute Alberti o Leonardo da Vinci)4 Todaviacutea puede ocurrir que otro hombre se proponga coordinar la diversidad de las realidades humanas y asiacute en contraste con la subordinacioacuten de todo ello a un orden jeraacuterquico de prioridades se desarrolle en tanto laquopershysonalidad armoacutenicaraquo (para Burckhardt tal es el caso de Lorenzo de Meacutedici de Pico della Mirandola y de Eneas Silvio Piccolomini que llegariacutea a ser el papa Piacuteo 11) Otros aspectos de la propia definicioacuten del yo abarcan facetas de una o varias de estas categoriacuteas El hombre puede entregarse a la realizacioacuten de una tarea objetiva que impone limitaciones a su propia voluntad o por propia ~leccioacuten imponerse normas objetivas y convertirse de ese modo en individuo laquoautoacutenomoraquo Si no pude sucumbir de buen grado a sus caprichos y a su voluntad (lo que Burckhardt denominoacute WilIkuumlr) y laquovolcarraquo en el puro laquosubjetivismoraquo como les ocurrioacute a varios humanistas y tiranos de la eacutepoca

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El intereacutes redivivo por la antiguumledad claacutesica puede fomenshytar y tambieacuten truncar tales desarrollos de la personalidad Los modelos alternativos que proporciona la antiguumledad podriacutean servir de soporte a los hombreiexcls necesitados de apoyarse en algo concreto hasta que puedan sostenerse por siacute mismos en tanto en cuanto se produzca consollancia de una u otra especie entre las genuinas necesidades deli hombre del Renacimiento y los modelos antiguos eacutestos pued~n aportar beneficiosos puntos de apoyo Alliacute donde la confianra ciega en los modelos antiguos trunca el desarrollo del yo qUr habriacutea de tener lugar de acuerdo con las demandas internas ~e la personalidad los antiguos extraviacutean a los hombres ~urckhardt asigna por ello al laquoRenacimientoraquo concebido iexclen estos teacuterminos solamente un papel suplementario dentro del proceso total que lentamente fue dando pie al surgimiento iexclde la personalidad europea caracshyteriacutesticamente laquomodernaraquo

Burckhardt expresoacute la marca crucial de esta personalidad mediante una difiacutecil nocioacuten der Mensch wird geistiges Individllllm Imd erkellllt sicl f11~ solchei es decir el hombre se reconoce a siacute mismo en tanto ser individuado cuya coherencia radica en las dimensiones de su mente o de su espiacuteritu Con una creciente conciencia de siacute fIlismo el hombre estaacute al tanto de

que su cualidad distintiva en tanto personalidad individual descansa en la concepcioacuten unitaria que tenga de siacute mismo Su coherencia nunca seraacute tal SOacutelo porque el mundo en derredor se la atribuya sino que seraacute una unidad solamente en tanto en cuanto eacutel mismo sea capaz ~e entender su personalidad coheshyrente a partir de sus experiencias individuales dentro de un mundo objetivo Por ello tie~e gran importancia que el hombre entienda que esta inteleccioacuten de siacute mismo estaacute condicionada por sus propias circunstancias que eacutel mismo genera una coherencia mental a partir de su experiencia en el mundo y que en el penshysamiento y en la accioacuten da expresioacuten plena a su visioacuten unitaria de la experiencia I

A resultas de ello el hombre puede emprender con mayor conciencia de siacute un estilo de vida adecuado a la personalidad que cultiva Una persona con tal confianza en siacute misma no podraacute considerar el yo el estado o la sociedad como elementos

conclusos y dados por la naturaleza sino que los percibiraacute como creaciones de los hombres como obras de arte como artificios (esto es lo que Burckhardt quiere decir al hablar del estado como Kunstwerk como artefacto comparable a un reloj) La sociedad concebida como artificio (Gesellschaft) sustituye la nocioacuten de la sociedad como comunidad que haya crecido orgaacutenicamente (Gemeinschaft) La idea de una sociedad comshypuesta por individuos voluntariosos corresponde mucho mejor a la nueva conciencia del individuo por comparacioacuten con la nocioacuten de una comunidad tradicional en la que el individuo encuentra terminada y lista para su uso su funcioacuten orgaacutenica Uno de los productos resultantes de ello es la fascinacioacuten ampliamente extendida por la especificidad individual de las cosas una vez desechada su amplia generalidad Burckhardt yuxtapone esta preocupacioacuten por la calidad de lo individual (utilizando el neutro das lndividuelle teacutermino mucho maacutes exhaustivo que el ser humano individual) a una preocupcioacuten por lo general (das Allgemeine irgendeine Form des Allgemeinen) Pero la buacutesqueda que emprende el individuo de todas las marcas distintivas de su existencia no ha de llevar necesariamente a una plena preocupcioacuten por el hombre en tanto individualidad Y con todo el crecimiento de la nocioacuten de indishyvidualidad viene dado por la consciencia de siacute mismo que tiene el hombre en tanto laquoindividuum mental o espiritualraquo (geistiges Individuum) En esta nocioacuten radica la significacioacuten fundamenshy

tal de la laquoteoriacutearaquo de Burckhardt respecto de la historia que aquiacute recorremos

En la vida y en la personalidad de Petrarca emergen algunas tendencias que seraacuten dominantes dentro del tejido esencial del Renacimiento un siglo maacutes tarde Pero existen otros rasgos de su personalidad que no permiten interpretarlo tan abiertamente como el heraldo que anuncia la eacutepoca venidera Comienzan las mutaciones culturales y el desplazamiento constante de las tenshysiones moldeaacute en eacutel una figura de indudable intereacutes en el estushydio de las transformaciones que se han operado en la concepshycioacuten del propio yo Aunque Petrarca no nos haya legado una autobiografiacutea genuina un estudio maacutes exhaustivo que el que

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aquiacute podremos llevar a cabo bien podriacutea manifestar coacutemo son autobiograacuteficos todos sus escritos si se toman en conjunto en un sentido mucho maacutes profJndo que la obra de Dante y de otros predecesores Sus escritos tienden a ser laquoemanaciones de la personalidadraquoI Las formas literarias cultivadas por Petrarca sobre todo la carta personal son especialmente indicadas para la revelacioacuten del propio yo Clon una elevada consciencia de siacute reescribioacute corrigioacute y editoacute ~us cartas con una notabiliacutesima atencioacuten por la manera en queiexclpodriacutea representarse a siacute mismo6

Podiacutea escoger una experienciaiexcl momentaacutenea como el ascenso al Mont Ventoux y convertirlo ~radualmente en una pieza escrita en la que mezclaba con elegancia la experiencia inmediata y la lectura de un pasaje agustiniano especialmente significativo sin olvidar las intepretaciones simboacutelicas de las diversas obsershyvaciones del hombre mientras asciende todo lo cual deviene un retrato en miniatura de la vida misma Tales haacutebitos no facilitan una reconstruccioacuten histoacuteric~ fehaciente de su vida En sus manos la forma literaria del diaacutelogo fue de nuevo un medio manipulado con asombrosa h~bilidad para lograr la clara reveshylacioacuten del propio yo Y las ~speciales relaciones que existen entre la experiencia de un pOrta y su poesiacutea liacuterica son particushylarmente evidentes en los versos italianos de Petrarca

El documento petrarquescjo que maacutes inmediato intereacutes tiene en este estudio de la autobiogfafiacutea es el Secrelum No se trata ni de la historia de su vida ni ~e una interpretacioacuten expliacutecita del curso de la vida misma perol tiene un extraordinario intereacutes al

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revelar los procesos media1te los cuales un hombre en un momento crucial de su vida Intenta aprehender su propio yo a medida que intenta determin~ cuaacutel ha de ser su camino en el futuro Petrarca lo escribioacute sQbre todo entre octubre de 1342 y marzo de 1343~ si la moderna erudicioacuten estaacute en lo cierto insershytoacute algunos pasajes en eacutepoca ppsterior al comenzar la deacutecada de 13501 En 1342 Petrarca auacute~ no habiacutea cumplido los cuarenta antildeos pero su liacuterica le habiacutea cfovertido ya en una figura poeacutetica de gran renombre Nacido en el exilio signo de la inseguridad tan caracteriacutestica de las vidas de tantos hombres del Renacimiento afectados por Ih inestabilidad poliacutetica de las ciushydades-estado habiacutea estudiado leyes en Montpellier y en

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Bolonia para pasar despueacutes a servicio del cardenal Giovanni Cotonna en calidad de amanuense Cuando no estuvo inmerso en uno u otro de sus frecuentes viajes Petrarea viviacutea en Avignon por entonces sede del papado y residencia de Laura la amada que inmortalizoacute en sus poemas tras enamorarse de ella el 6 de abril de 1327 cuando la vio por vez primera en la iglesia de Santa Clara Disgustado por la ajetreada vida de Avignon adquirioacute a finales de la deacutecada de 1330 una modesta casa de campo en la Vaucluse en donde esperoacute encontrar la paz y la libertad necesarias para dedicarse al pensamiento al estushydio y a la escritura Su familia inmediata la componiacutea uacutenicashymente su hermano Gherardo con el que sentiacutea una especial proximidad afectiva y cuyo deseo de ingresar en un monasterio cartujo de la estricta observancia iba a desempentildear Un papel importante en la laquocrisisraquo de la que brotoacute el Secretum En tomo a 1337 Petrarca tuvo un hijo ilegiacutetimo de madre desconocida en 1343 esto es poco despueacutes de escribir la mayor parte del Secrelum su amadiacutesima hija Francesca nacioacute en circunstancias similares Entre los veintitantos antildeos y casi hasta los cuarenta Pelrarca habiacutea comenzado a cultivar amistades diversas a menudo marcadas por el seno de la amicitia ciceroniana que siguieron teniendo para eacutel enorme importancia hasta el final de sus diacuteas

La maacutes grandiosa experiencia de la vida de Petrarca tuvo lugar el 8 de abril de 1341 en el Palacio del Senado del Capitolio en Roma Ataviado con los espleacutendidos ropajes que donoacute su patrocinador el rey Roberto de Naacutepoles Petrarca fue coronado poeta laureado en nombre de un anacronismo inveroshysiacutemil el Senado y el Pueblo de Roma que habiacutea otorgado tal honor por uacuteltima vez al poeta Estacio en el siglo 1 de nuestra era En una espleacutendida ceremonia le fue entregada la corona de laurel junto con otras siete condecoraciones que habriacutean llamashydo poderosamente la atencioacuten de cualquiera fue proclamado magnum poelam el historicum nombrado maestro acreditado como profesor de arte poeacutetica y de historia adquirioacute el derecho a coronar a otros poetas obtuvo la ciudadaniacutea romana y recibioacute aprobacioacuten formal de todos sus escritos iexclpresentes y futurosR A continuacioacuten se celebroacute una procesioacuten hasta la por entonces

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

IRO

amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

IQ)

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

r I ~

arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 3: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

Italiano escritor que dominoacute por igual el latiacuten ciceroniano y la lengua vernaacutecula toscana que Dante habiacutea elevado al status de lengua literaria distinguida Petrarca estuvo afectado por una serie de cambios culturales peculiares de su laquopaiacutesraquo La fase del desarrollo por el que Petrarca tiene derecho a ser aquiacute sometido a consideracioacuten seraacute solamente pasado alguacuten tiempo parte del desarrollo geneacuterico del continente europeo En su origen y en sus primeros compases el Renacimiento es un fenoacutemeno estricshytamente italiano Esto es algo que expresoacute con claridad merishydiana Jakob Burckhardt al iexcltitular su libro La civilizacioacuten del Renacimiento en Italia I Al ~enominar al Renacimiento italiano con el epiacuteteto de laquonuestra madre maacutes proacuteximaraquo quiso dar a entender que nuestro linaje de hombres de la modernidad se configuroacute en otras fases d~ la historia Tambieacuten supo que su int~nto era el de caracterizar un patroacuten cultural particular de una eacutelite cultural a mayor ~scala las fuerzas formativas liberashydas por ese desarrollo lIeg3fon a ser laquosocioloacutegicamente producshytivasraquo solamente pasado el tiempo y con toda plenitud soacutelo durante la lIustracioacuten 2 A pesar de las limitaciones que Burckhardt impuso a su ar~umentacioacuten su famosa tesis tiene un especial valor de cara a esta investigaciacuteoacuten ya que su visioacuten del Renacimiento es predicada sobre la idea de la aparicioacuten de un tipo de personalidad especiacutefico Esquematizando en teacutermishynos muy generales la idea ~ubyacente es que las inseguridades y la inestabilidad propias ~e tantas existencias vividas en el norte y en el centro de Italia durante los siglos XIV y XV conshyvirtieron en requisito inexcusable una mayor y maacutes firme conshyfianza en los recursos propios del individuo De este modo muchos seres humanos hubieron de convertirse en lo que Burckhardt llama laquoeine auf sich selbstgestellte Personlichkeitraquo esto es una personalidad que debiacutea depender de siacute misma y confiar en sus propios recurs~s internos y externos) La persoshynalidad recibe forzosamente una visioacuten laquoobjetivaraquo de las realishydades circundantes un sobrio inventario estadiacutestico de los recursos controlables ayud~ a que cada cual afronte todos los retos de manera maacutes eficaz1que las mejores foacutermulas de lo que laquodeberiacutea serraquo un hombre o Jde coacutemo laquotendriacutea que serraquo En este sentido tiene lugar un laquoderUbrimiento del mundo y del homshy

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breraquo que desemboca en una serie de intuiciones y de actitudes sustancialmente diferentes del cosmos humano del Medievo Para unos el gran repertorio de respuestas a los problemas humanos que habiacutea funcionado sobre ruedas para los hombres de la cultura anterior podrfa haber dejado de ser funcional Cuanto menos se sustente la vida en las viejas instituciones y costumbres menos respuestas y guiacuteas maestras contendraacuten la vieja moralidad y las viejas convicciones y menos aplicables seraacuten los modelos anticuados en cambio tanto maacutes se veraacuten los hombres en dependencia de sus propios recursos de cara a la comprensioacuten y la subsistencia de siacute mismos

En tales circunstancias el desarrollo de la personalidad pueshyde avanzar en varias direcciones muy diversas El hombre puede adherirse tanto como le sea posible y sin experimentar dificultashydes al estilo de vida tradicional la mayor parte de los italianos en los aspectos maacutes esenciales presumiblemente hicieron esto sin reparos Tambieacuten puede darse el caso de que un hombre laquose descubraraquo a siacute mismo en su peculiaridad quizaacute como laquoexpertoraquo todo cuyo ser laquoviveraquo exclusivamente en la poliacutetica asiacute Maquiavelo Si no el hombre puede llegar a definirse mediante un ideal perfectamente contrario al del experto como luomo universale el tipo de hombre cautivado por la plenitud del potencial humano que se comprime en una vida entera (asiacute Alberti o Leonardo da Vinci)4 Todaviacutea puede ocurrir que otro hombre se proponga coordinar la diversidad de las realidades humanas y asiacute en contraste con la subordinacioacuten de todo ello a un orden jeraacuterquico de prioridades se desarrolle en tanto laquopershysonalidad armoacutenicaraquo (para Burckhardt tal es el caso de Lorenzo de Meacutedici de Pico della Mirandola y de Eneas Silvio Piccolomini que llegariacutea a ser el papa Piacuteo 11) Otros aspectos de la propia definicioacuten del yo abarcan facetas de una o varias de estas categoriacuteas El hombre puede entregarse a la realizacioacuten de una tarea objetiva que impone limitaciones a su propia voluntad o por propia ~leccioacuten imponerse normas objetivas y convertirse de ese modo en individuo laquoautoacutenomoraquo Si no pude sucumbir de buen grado a sus caprichos y a su voluntad (lo que Burckhardt denominoacute WilIkuumlr) y laquovolcarraquo en el puro laquosubjetivismoraquo como les ocurrioacute a varios humanistas y tiranos de la eacutepoca

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El intereacutes redivivo por la antiguumledad claacutesica puede fomenshytar y tambieacuten truncar tales desarrollos de la personalidad Los modelos alternativos que proporciona la antiguumledad podriacutean servir de soporte a los hombreiexcls necesitados de apoyarse en algo concreto hasta que puedan sostenerse por siacute mismos en tanto en cuanto se produzca consollancia de una u otra especie entre las genuinas necesidades deli hombre del Renacimiento y los modelos antiguos eacutestos pued~n aportar beneficiosos puntos de apoyo Alliacute donde la confianra ciega en los modelos antiguos trunca el desarrollo del yo qUr habriacutea de tener lugar de acuerdo con las demandas internas ~e la personalidad los antiguos extraviacutean a los hombres ~urckhardt asigna por ello al laquoRenacimientoraquo concebido iexclen estos teacuterminos solamente un papel suplementario dentro del proceso total que lentamente fue dando pie al surgimiento iexclde la personalidad europea caracshyteriacutesticamente laquomodernaraquo

Burckhardt expresoacute la marca crucial de esta personalidad mediante una difiacutecil nocioacuten der Mensch wird geistiges Individllllm Imd erkellllt sicl f11~ solchei es decir el hombre se reconoce a siacute mismo en tanto ser individuado cuya coherencia radica en las dimensiones de su mente o de su espiacuteritu Con una creciente conciencia de siacute fIlismo el hombre estaacute al tanto de

que su cualidad distintiva en tanto personalidad individual descansa en la concepcioacuten unitaria que tenga de siacute mismo Su coherencia nunca seraacute tal SOacutelo porque el mundo en derredor se la atribuya sino que seraacute una unidad solamente en tanto en cuanto eacutel mismo sea capaz ~e entender su personalidad coheshyrente a partir de sus experiencias individuales dentro de un mundo objetivo Por ello tie~e gran importancia que el hombre entienda que esta inteleccioacuten de siacute mismo estaacute condicionada por sus propias circunstancias que eacutel mismo genera una coherencia mental a partir de su experiencia en el mundo y que en el penshysamiento y en la accioacuten da expresioacuten plena a su visioacuten unitaria de la experiencia I

A resultas de ello el hombre puede emprender con mayor conciencia de siacute un estilo de vida adecuado a la personalidad que cultiva Una persona con tal confianza en siacute misma no podraacute considerar el yo el estado o la sociedad como elementos

conclusos y dados por la naturaleza sino que los percibiraacute como creaciones de los hombres como obras de arte como artificios (esto es lo que Burckhardt quiere decir al hablar del estado como Kunstwerk como artefacto comparable a un reloj) La sociedad concebida como artificio (Gesellschaft) sustituye la nocioacuten de la sociedad como comunidad que haya crecido orgaacutenicamente (Gemeinschaft) La idea de una sociedad comshypuesta por individuos voluntariosos corresponde mucho mejor a la nueva conciencia del individuo por comparacioacuten con la nocioacuten de una comunidad tradicional en la que el individuo encuentra terminada y lista para su uso su funcioacuten orgaacutenica Uno de los productos resultantes de ello es la fascinacioacuten ampliamente extendida por la especificidad individual de las cosas una vez desechada su amplia generalidad Burckhardt yuxtapone esta preocupacioacuten por la calidad de lo individual (utilizando el neutro das lndividuelle teacutermino mucho maacutes exhaustivo que el ser humano individual) a una preocupcioacuten por lo general (das Allgemeine irgendeine Form des Allgemeinen) Pero la buacutesqueda que emprende el individuo de todas las marcas distintivas de su existencia no ha de llevar necesariamente a una plena preocupcioacuten por el hombre en tanto individualidad Y con todo el crecimiento de la nocioacuten de indishyvidualidad viene dado por la consciencia de siacute mismo que tiene el hombre en tanto laquoindividuum mental o espiritualraquo (geistiges Individuum) En esta nocioacuten radica la significacioacuten fundamenshy

tal de la laquoteoriacutearaquo de Burckhardt respecto de la historia que aquiacute recorremos

En la vida y en la personalidad de Petrarca emergen algunas tendencias que seraacuten dominantes dentro del tejido esencial del Renacimiento un siglo maacutes tarde Pero existen otros rasgos de su personalidad que no permiten interpretarlo tan abiertamente como el heraldo que anuncia la eacutepoca venidera Comienzan las mutaciones culturales y el desplazamiento constante de las tenshysiones moldeaacute en eacutel una figura de indudable intereacutes en el estushydio de las transformaciones que se han operado en la concepshycioacuten del propio yo Aunque Petrarca no nos haya legado una autobiografiacutea genuina un estudio maacutes exhaustivo que el que

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aquiacute podremos llevar a cabo bien podriacutea manifestar coacutemo son autobiograacuteficos todos sus escritos si se toman en conjunto en un sentido mucho maacutes profJndo que la obra de Dante y de otros predecesores Sus escritos tienden a ser laquoemanaciones de la personalidadraquoI Las formas literarias cultivadas por Petrarca sobre todo la carta personal son especialmente indicadas para la revelacioacuten del propio yo Clon una elevada consciencia de siacute reescribioacute corrigioacute y editoacute ~us cartas con una notabiliacutesima atencioacuten por la manera en queiexclpodriacutea representarse a siacute mismo6

Podiacutea escoger una experienciaiexcl momentaacutenea como el ascenso al Mont Ventoux y convertirlo ~radualmente en una pieza escrita en la que mezclaba con elegancia la experiencia inmediata y la lectura de un pasaje agustiniano especialmente significativo sin olvidar las intepretaciones simboacutelicas de las diversas obsershyvaciones del hombre mientras asciende todo lo cual deviene un retrato en miniatura de la vida misma Tales haacutebitos no facilitan una reconstruccioacuten histoacuteric~ fehaciente de su vida En sus manos la forma literaria del diaacutelogo fue de nuevo un medio manipulado con asombrosa h~bilidad para lograr la clara reveshylacioacuten del propio yo Y las ~speciales relaciones que existen entre la experiencia de un pOrta y su poesiacutea liacuterica son particushylarmente evidentes en los versos italianos de Petrarca

El documento petrarquescjo que maacutes inmediato intereacutes tiene en este estudio de la autobiogfafiacutea es el Secrelum No se trata ni de la historia de su vida ni ~e una interpretacioacuten expliacutecita del curso de la vida misma perol tiene un extraordinario intereacutes al

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revelar los procesos media1te los cuales un hombre en un momento crucial de su vida Intenta aprehender su propio yo a medida que intenta determin~ cuaacutel ha de ser su camino en el futuro Petrarca lo escribioacute sQbre todo entre octubre de 1342 y marzo de 1343~ si la moderna erudicioacuten estaacute en lo cierto insershytoacute algunos pasajes en eacutepoca ppsterior al comenzar la deacutecada de 13501 En 1342 Petrarca auacute~ no habiacutea cumplido los cuarenta antildeos pero su liacuterica le habiacutea cfovertido ya en una figura poeacutetica de gran renombre Nacido en el exilio signo de la inseguridad tan caracteriacutestica de las vidas de tantos hombres del Renacimiento afectados por Ih inestabilidad poliacutetica de las ciushydades-estado habiacutea estudiado leyes en Montpellier y en

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Bolonia para pasar despueacutes a servicio del cardenal Giovanni Cotonna en calidad de amanuense Cuando no estuvo inmerso en uno u otro de sus frecuentes viajes Petrarea viviacutea en Avignon por entonces sede del papado y residencia de Laura la amada que inmortalizoacute en sus poemas tras enamorarse de ella el 6 de abril de 1327 cuando la vio por vez primera en la iglesia de Santa Clara Disgustado por la ajetreada vida de Avignon adquirioacute a finales de la deacutecada de 1330 una modesta casa de campo en la Vaucluse en donde esperoacute encontrar la paz y la libertad necesarias para dedicarse al pensamiento al estushydio y a la escritura Su familia inmediata la componiacutea uacutenicashymente su hermano Gherardo con el que sentiacutea una especial proximidad afectiva y cuyo deseo de ingresar en un monasterio cartujo de la estricta observancia iba a desempentildear Un papel importante en la laquocrisisraquo de la que brotoacute el Secretum En tomo a 1337 Petrarca tuvo un hijo ilegiacutetimo de madre desconocida en 1343 esto es poco despueacutes de escribir la mayor parte del Secrelum su amadiacutesima hija Francesca nacioacute en circunstancias similares Entre los veintitantos antildeos y casi hasta los cuarenta Pelrarca habiacutea comenzado a cultivar amistades diversas a menudo marcadas por el seno de la amicitia ciceroniana que siguieron teniendo para eacutel enorme importancia hasta el final de sus diacuteas

La maacutes grandiosa experiencia de la vida de Petrarca tuvo lugar el 8 de abril de 1341 en el Palacio del Senado del Capitolio en Roma Ataviado con los espleacutendidos ropajes que donoacute su patrocinador el rey Roberto de Naacutepoles Petrarca fue coronado poeta laureado en nombre de un anacronismo inveroshysiacutemil el Senado y el Pueblo de Roma que habiacutea otorgado tal honor por uacuteltima vez al poeta Estacio en el siglo 1 de nuestra era En una espleacutendida ceremonia le fue entregada la corona de laurel junto con otras siete condecoraciones que habriacutean llamashydo poderosamente la atencioacuten de cualquiera fue proclamado magnum poelam el historicum nombrado maestro acreditado como profesor de arte poeacutetica y de historia adquirioacute el derecho a coronar a otros poetas obtuvo la ciudadaniacutea romana y recibioacute aprobacioacuten formal de todos sus escritos iexclpresentes y futurosR A continuacioacuten se celebroacute una procesioacuten hasta la por entonces

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 4: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

El intereacutes redivivo por la antiguumledad claacutesica puede fomenshytar y tambieacuten truncar tales desarrollos de la personalidad Los modelos alternativos que proporciona la antiguumledad podriacutean servir de soporte a los hombreiexcls necesitados de apoyarse en algo concreto hasta que puedan sostenerse por siacute mismos en tanto en cuanto se produzca consollancia de una u otra especie entre las genuinas necesidades deli hombre del Renacimiento y los modelos antiguos eacutestos pued~n aportar beneficiosos puntos de apoyo Alliacute donde la confianra ciega en los modelos antiguos trunca el desarrollo del yo qUr habriacutea de tener lugar de acuerdo con las demandas internas ~e la personalidad los antiguos extraviacutean a los hombres ~urckhardt asigna por ello al laquoRenacimientoraquo concebido iexclen estos teacuterminos solamente un papel suplementario dentro del proceso total que lentamente fue dando pie al surgimiento iexclde la personalidad europea caracshyteriacutesticamente laquomodernaraquo

Burckhardt expresoacute la marca crucial de esta personalidad mediante una difiacutecil nocioacuten der Mensch wird geistiges Individllllm Imd erkellllt sicl f11~ solchei es decir el hombre se reconoce a siacute mismo en tanto ser individuado cuya coherencia radica en las dimensiones de su mente o de su espiacuteritu Con una creciente conciencia de siacute fIlismo el hombre estaacute al tanto de

que su cualidad distintiva en tanto personalidad individual descansa en la concepcioacuten unitaria que tenga de siacute mismo Su coherencia nunca seraacute tal SOacutelo porque el mundo en derredor se la atribuya sino que seraacute una unidad solamente en tanto en cuanto eacutel mismo sea capaz ~e entender su personalidad coheshyrente a partir de sus experiencias individuales dentro de un mundo objetivo Por ello tie~e gran importancia que el hombre entienda que esta inteleccioacuten de siacute mismo estaacute condicionada por sus propias circunstancias que eacutel mismo genera una coherencia mental a partir de su experiencia en el mundo y que en el penshysamiento y en la accioacuten da expresioacuten plena a su visioacuten unitaria de la experiencia I

A resultas de ello el hombre puede emprender con mayor conciencia de siacute un estilo de vida adecuado a la personalidad que cultiva Una persona con tal confianza en siacute misma no podraacute considerar el yo el estado o la sociedad como elementos

conclusos y dados por la naturaleza sino que los percibiraacute como creaciones de los hombres como obras de arte como artificios (esto es lo que Burckhardt quiere decir al hablar del estado como Kunstwerk como artefacto comparable a un reloj) La sociedad concebida como artificio (Gesellschaft) sustituye la nocioacuten de la sociedad como comunidad que haya crecido orgaacutenicamente (Gemeinschaft) La idea de una sociedad comshypuesta por individuos voluntariosos corresponde mucho mejor a la nueva conciencia del individuo por comparacioacuten con la nocioacuten de una comunidad tradicional en la que el individuo encuentra terminada y lista para su uso su funcioacuten orgaacutenica Uno de los productos resultantes de ello es la fascinacioacuten ampliamente extendida por la especificidad individual de las cosas una vez desechada su amplia generalidad Burckhardt yuxtapone esta preocupacioacuten por la calidad de lo individual (utilizando el neutro das lndividuelle teacutermino mucho maacutes exhaustivo que el ser humano individual) a una preocupcioacuten por lo general (das Allgemeine irgendeine Form des Allgemeinen) Pero la buacutesqueda que emprende el individuo de todas las marcas distintivas de su existencia no ha de llevar necesariamente a una plena preocupcioacuten por el hombre en tanto individualidad Y con todo el crecimiento de la nocioacuten de indishyvidualidad viene dado por la consciencia de siacute mismo que tiene el hombre en tanto laquoindividuum mental o espiritualraquo (geistiges Individuum) En esta nocioacuten radica la significacioacuten fundamenshy

tal de la laquoteoriacutearaquo de Burckhardt respecto de la historia que aquiacute recorremos

En la vida y en la personalidad de Petrarca emergen algunas tendencias que seraacuten dominantes dentro del tejido esencial del Renacimiento un siglo maacutes tarde Pero existen otros rasgos de su personalidad que no permiten interpretarlo tan abiertamente como el heraldo que anuncia la eacutepoca venidera Comienzan las mutaciones culturales y el desplazamiento constante de las tenshysiones moldeaacute en eacutel una figura de indudable intereacutes en el estushydio de las transformaciones que se han operado en la concepshycioacuten del propio yo Aunque Petrarca no nos haya legado una autobiografiacutea genuina un estudio maacutes exhaustivo que el que

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aquiacute podremos llevar a cabo bien podriacutea manifestar coacutemo son autobiograacuteficos todos sus escritos si se toman en conjunto en un sentido mucho maacutes profJndo que la obra de Dante y de otros predecesores Sus escritos tienden a ser laquoemanaciones de la personalidadraquoI Las formas literarias cultivadas por Petrarca sobre todo la carta personal son especialmente indicadas para la revelacioacuten del propio yo Clon una elevada consciencia de siacute reescribioacute corrigioacute y editoacute ~us cartas con una notabiliacutesima atencioacuten por la manera en queiexclpodriacutea representarse a siacute mismo6

Podiacutea escoger una experienciaiexcl momentaacutenea como el ascenso al Mont Ventoux y convertirlo ~radualmente en una pieza escrita en la que mezclaba con elegancia la experiencia inmediata y la lectura de un pasaje agustiniano especialmente significativo sin olvidar las intepretaciones simboacutelicas de las diversas obsershyvaciones del hombre mientras asciende todo lo cual deviene un retrato en miniatura de la vida misma Tales haacutebitos no facilitan una reconstruccioacuten histoacuteric~ fehaciente de su vida En sus manos la forma literaria del diaacutelogo fue de nuevo un medio manipulado con asombrosa h~bilidad para lograr la clara reveshylacioacuten del propio yo Y las ~speciales relaciones que existen entre la experiencia de un pOrta y su poesiacutea liacuterica son particushylarmente evidentes en los versos italianos de Petrarca

El documento petrarquescjo que maacutes inmediato intereacutes tiene en este estudio de la autobiogfafiacutea es el Secrelum No se trata ni de la historia de su vida ni ~e una interpretacioacuten expliacutecita del curso de la vida misma perol tiene un extraordinario intereacutes al

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revelar los procesos media1te los cuales un hombre en un momento crucial de su vida Intenta aprehender su propio yo a medida que intenta determin~ cuaacutel ha de ser su camino en el futuro Petrarca lo escribioacute sQbre todo entre octubre de 1342 y marzo de 1343~ si la moderna erudicioacuten estaacute en lo cierto insershytoacute algunos pasajes en eacutepoca ppsterior al comenzar la deacutecada de 13501 En 1342 Petrarca auacute~ no habiacutea cumplido los cuarenta antildeos pero su liacuterica le habiacutea cfovertido ya en una figura poeacutetica de gran renombre Nacido en el exilio signo de la inseguridad tan caracteriacutestica de las vidas de tantos hombres del Renacimiento afectados por Ih inestabilidad poliacutetica de las ciushydades-estado habiacutea estudiado leyes en Montpellier y en

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Bolonia para pasar despueacutes a servicio del cardenal Giovanni Cotonna en calidad de amanuense Cuando no estuvo inmerso en uno u otro de sus frecuentes viajes Petrarea viviacutea en Avignon por entonces sede del papado y residencia de Laura la amada que inmortalizoacute en sus poemas tras enamorarse de ella el 6 de abril de 1327 cuando la vio por vez primera en la iglesia de Santa Clara Disgustado por la ajetreada vida de Avignon adquirioacute a finales de la deacutecada de 1330 una modesta casa de campo en la Vaucluse en donde esperoacute encontrar la paz y la libertad necesarias para dedicarse al pensamiento al estushydio y a la escritura Su familia inmediata la componiacutea uacutenicashymente su hermano Gherardo con el que sentiacutea una especial proximidad afectiva y cuyo deseo de ingresar en un monasterio cartujo de la estricta observancia iba a desempentildear Un papel importante en la laquocrisisraquo de la que brotoacute el Secretum En tomo a 1337 Petrarca tuvo un hijo ilegiacutetimo de madre desconocida en 1343 esto es poco despueacutes de escribir la mayor parte del Secrelum su amadiacutesima hija Francesca nacioacute en circunstancias similares Entre los veintitantos antildeos y casi hasta los cuarenta Pelrarca habiacutea comenzado a cultivar amistades diversas a menudo marcadas por el seno de la amicitia ciceroniana que siguieron teniendo para eacutel enorme importancia hasta el final de sus diacuteas

La maacutes grandiosa experiencia de la vida de Petrarca tuvo lugar el 8 de abril de 1341 en el Palacio del Senado del Capitolio en Roma Ataviado con los espleacutendidos ropajes que donoacute su patrocinador el rey Roberto de Naacutepoles Petrarca fue coronado poeta laureado en nombre de un anacronismo inveroshysiacutemil el Senado y el Pueblo de Roma que habiacutea otorgado tal honor por uacuteltima vez al poeta Estacio en el siglo 1 de nuestra era En una espleacutendida ceremonia le fue entregada la corona de laurel junto con otras siete condecoraciones que habriacutean llamashydo poderosamente la atencioacuten de cualquiera fue proclamado magnum poelam el historicum nombrado maestro acreditado como profesor de arte poeacutetica y de historia adquirioacute el derecho a coronar a otros poetas obtuvo la ciudadaniacutea romana y recibioacute aprobacioacuten formal de todos sus escritos iexclpresentes y futurosR A continuacioacuten se celebroacute una procesioacuten hasta la por entonces

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

IQ)

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 5: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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aquiacute podremos llevar a cabo bien podriacutea manifestar coacutemo son autobiograacuteficos todos sus escritos si se toman en conjunto en un sentido mucho maacutes profJndo que la obra de Dante y de otros predecesores Sus escritos tienden a ser laquoemanaciones de la personalidadraquoI Las formas literarias cultivadas por Petrarca sobre todo la carta personal son especialmente indicadas para la revelacioacuten del propio yo Clon una elevada consciencia de siacute reescribioacute corrigioacute y editoacute ~us cartas con una notabiliacutesima atencioacuten por la manera en queiexclpodriacutea representarse a siacute mismo6

Podiacutea escoger una experienciaiexcl momentaacutenea como el ascenso al Mont Ventoux y convertirlo ~radualmente en una pieza escrita en la que mezclaba con elegancia la experiencia inmediata y la lectura de un pasaje agustiniano especialmente significativo sin olvidar las intepretaciones simboacutelicas de las diversas obsershyvaciones del hombre mientras asciende todo lo cual deviene un retrato en miniatura de la vida misma Tales haacutebitos no facilitan una reconstruccioacuten histoacuteric~ fehaciente de su vida En sus manos la forma literaria del diaacutelogo fue de nuevo un medio manipulado con asombrosa h~bilidad para lograr la clara reveshylacioacuten del propio yo Y las ~speciales relaciones que existen entre la experiencia de un pOrta y su poesiacutea liacuterica son particushylarmente evidentes en los versos italianos de Petrarca

El documento petrarquescjo que maacutes inmediato intereacutes tiene en este estudio de la autobiogfafiacutea es el Secrelum No se trata ni de la historia de su vida ni ~e una interpretacioacuten expliacutecita del curso de la vida misma perol tiene un extraordinario intereacutes al

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revelar los procesos media1te los cuales un hombre en un momento crucial de su vida Intenta aprehender su propio yo a medida que intenta determin~ cuaacutel ha de ser su camino en el futuro Petrarca lo escribioacute sQbre todo entre octubre de 1342 y marzo de 1343~ si la moderna erudicioacuten estaacute en lo cierto insershytoacute algunos pasajes en eacutepoca ppsterior al comenzar la deacutecada de 13501 En 1342 Petrarca auacute~ no habiacutea cumplido los cuarenta antildeos pero su liacuterica le habiacutea cfovertido ya en una figura poeacutetica de gran renombre Nacido en el exilio signo de la inseguridad tan caracteriacutestica de las vidas de tantos hombres del Renacimiento afectados por Ih inestabilidad poliacutetica de las ciushydades-estado habiacutea estudiado leyes en Montpellier y en

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Bolonia para pasar despueacutes a servicio del cardenal Giovanni Cotonna en calidad de amanuense Cuando no estuvo inmerso en uno u otro de sus frecuentes viajes Petrarea viviacutea en Avignon por entonces sede del papado y residencia de Laura la amada que inmortalizoacute en sus poemas tras enamorarse de ella el 6 de abril de 1327 cuando la vio por vez primera en la iglesia de Santa Clara Disgustado por la ajetreada vida de Avignon adquirioacute a finales de la deacutecada de 1330 una modesta casa de campo en la Vaucluse en donde esperoacute encontrar la paz y la libertad necesarias para dedicarse al pensamiento al estushydio y a la escritura Su familia inmediata la componiacutea uacutenicashymente su hermano Gherardo con el que sentiacutea una especial proximidad afectiva y cuyo deseo de ingresar en un monasterio cartujo de la estricta observancia iba a desempentildear Un papel importante en la laquocrisisraquo de la que brotoacute el Secretum En tomo a 1337 Petrarca tuvo un hijo ilegiacutetimo de madre desconocida en 1343 esto es poco despueacutes de escribir la mayor parte del Secrelum su amadiacutesima hija Francesca nacioacute en circunstancias similares Entre los veintitantos antildeos y casi hasta los cuarenta Pelrarca habiacutea comenzado a cultivar amistades diversas a menudo marcadas por el seno de la amicitia ciceroniana que siguieron teniendo para eacutel enorme importancia hasta el final de sus diacuteas

La maacutes grandiosa experiencia de la vida de Petrarca tuvo lugar el 8 de abril de 1341 en el Palacio del Senado del Capitolio en Roma Ataviado con los espleacutendidos ropajes que donoacute su patrocinador el rey Roberto de Naacutepoles Petrarca fue coronado poeta laureado en nombre de un anacronismo inveroshysiacutemil el Senado y el Pueblo de Roma que habiacutea otorgado tal honor por uacuteltima vez al poeta Estacio en el siglo 1 de nuestra era En una espleacutendida ceremonia le fue entregada la corona de laurel junto con otras siete condecoraciones que habriacutean llamashydo poderosamente la atencioacuten de cualquiera fue proclamado magnum poelam el historicum nombrado maestro acreditado como profesor de arte poeacutetica y de historia adquirioacute el derecho a coronar a otros poetas obtuvo la ciudadaniacutea romana y recibioacute aprobacioacuten formal de todos sus escritos iexclpresentes y futurosR A continuacioacuten se celebroacute una procesioacuten hasta la por entonces

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 6: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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auacuten modesta iglesia de San Pedro en donde Petrarca depositoacute la corona ante el altar De regreso a su casa de la Vaucluse el laquomaacutes famoso ciudadano privado por entonces vivoraquo permaneshycioacute una temporada cerca de Parma (donde creyoacute que teniacutea posibilidades de obtener uml pinguumle sinecura) y redactoacute largas porciones de su mayor poema eacutepico Africa Cuando Petrarca se encontroacute de nuevo en su vieja casa de

Provenza en el verano de 1342 todas estas experiencias se conjuraron para producir en eacutel una intensa crisis personal Enfermoacute espiritualmente SUs muacuteltiples preocupaciones habiacutean entrado en un profundo con~icto y de esta turbulencia brotoacute la inquietud y el desasosiego iexclDecidioacute intentar curarse confiando su estado emocional a las p~ginas de De secreto conflictu curashyrum mearum o laquoSecreto conflicto de mis cuitasraquo laquoPara que este dicurso tan iacutentimo y tan profundo no se pierda he decidido escribirlo en este libro no es que desee clasificarlo junto con mis restantes obras ni que aspire a obtener por eacutel ninguna creshydibilidad Mis pensamien~os apuntan maacutes arriba Lo que siacute deseo es tener la capacidad iexclde releerlo y renovar tan a menudo como quiera el placer que Ihe sentido con el discurso mismo Por eso librito te ruego que huyas de las obsesiones de los hombres y te contentes est~ndo conmigo fiel al tiacutetulo que he querido darte nombraacutendole depositario de Mi secreto y cuando tenga yo a bien pen~ar en cuestiones de mayor hondura todo eso habraacutes de recoger len recuerdo de lo que en secreto se te dijo para relataacutermelo des~ueacutes tambieacuten a miacute en secretoraquo9

Este extraordinario doc~mento personal consta de tres diaacuteshylogos entre laquoSan Agustiacutenraquo y Petrarca con la presencia de la figura alegoacuterica de la Verd~d en una de las esquinas de la sala como garante de una insobornable dedicacioacuten a la veracidad Como laquoAgustiacutenraquo es maacutes bi~n una transformacioacuten petrarquesca del Agustiacuten histoacuterico maacutes que las palabras de un santo sin retoshycar que hablara en sus propios teacuterminos Petrarca creoacute una esceshyna en la cual Petrarca habla con Petrarca acerca de Petrarca con la intencioacuten anunciada de ser tan honesto consigo mismo como le sea posible La eleccioacuten de la forma dialoacutegica tiene en siacute una significacioacuten intriacutenseca Petrarca dice haber tomado por modelo el De amicitia ciceroniano laquomi querido Maestro tamshy

bieacuten aprendioacute este modelo de Platoacutenraquo (p 6) Lo cierto es que Petrarca no sigue al pie de la letra el tipo de diaacutelogo aristoteacutelishyco-ciceroniano en el que la utilizacioacuten de varios interlocutores a menudo sirve solamente como recurso para exponer una serie de posturas que ya estaacuten definidas Por el contrario adopta el espiacuteritu del diaacutelogo platoacutenico en el que el toma y daca de las preguntas y las respuestas siguen allogos en el proceso a lo larshygo del cual va desdoblaacutendose un pensamiento en voz alta Petrarca utiliza este diaacutelogo en pos del descubrimiento de siacute mismo aparte de intentar ponerse a prueba comprobar lo que sabe de siacute y de ese modo clarificarse La forma se adapta conshysecuentemente de manera muy ingeniosa a un proceder de tipo perspectivista pero de propoacutesito introspectivo por el cual un hombre trata de salirse fuera de sus limitaciones con la esperanshyza de que el contraste que le ofrezcan los diversos puntos de vista que ha de poner en juego sirvan para iluminar lo que sin ese cambio de posturas seguiriacutea sin aclararse 10 Ese perspectishyvismo va maacutes allaacute de lo que pOdriacutea hacer pensar la mera preshysencia de dos interlocutores puesto que ninguno de ellos titushybea al evocar imaacutegenes del Petrarca que fue en el pasado del Petrarca que podriacutea haber sido del Petrarca que tal vez llegue a ser A pesar de las contradicciones que vayan surgiendo mienshytras dure ese autoanaacutelisis la eleccioacuten de ese proceder perspectishyvista recuerda algo de enorme intereacutes la importancia cada vez menor e incluso a punto de desaparecer de los modelos y las guiacuteas El problema de Petrarca estriba en comprender a

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Petrarca en consecuencia podriacutea juzgarse a siacute mismo por comshyparacioacuten con los modelos (tal y como efectivamente hace por ejemplo al compararse con el ejemplo de su hermano Gherardo que entretanto se habiacutea hecho monje) ahora bien diriacutease que existe entre los interlocutores un taacutecito entendishymiento en el sentido de que el propoacutesito motor de la tarea no es tanto la valoracioacuten del Petrarca laquorealraquo por contraste con un Petrarca laquoidealraquo El tema de la conciencia y sobre todo la conshyciencia cristiana laquodescuidadaraquo es un tema de capital importanshycia en su sentido maacutes profundo la totalidad de la buacutesqueda paacuterte de la conciencia problemaacutetica e inquieta respecto de que los laquoPetrarcasraquo en conflicto parezcan ciertamente constituir una

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 7: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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uacutenica personalidad Lo que necesita es una cura de lo que es y no un nuevo modelo que pueda desplazar a segundo plano la complejidad del presente

El hecho de que seleccione a Agustiacuten para que sea el otro interlocutor parece apuntar en todo caso que un Petrarca culshypable desea a toda costa oiacuter la voz de su conciencia Este indishycio seriacutea tanto maacutes intenso si el retrato de Agustiacuten que traza Petrarca fuese maacutes una auteacutentica reflexioacuten sobre la persona real del obispo de Hipona y menos una reflexioacuten sobre queacute parte del cristianismo sigue viva dentro del autor mismo Esta figurashycioacuten de Agustiacuten funciona menos (ciertamente funciona en parshyte) como un modelo objetiv~ de la conciencia cristiana que como una parte sumamente ~utocriacutetica del propio Petrarca Si bien no cabe duda que tiene importancia el hecho de que se trashyte de una figura cristiana tambieacuten es importante reconocer que otros modelos podriacutean haber funcionado como muestra de la conciencia cristiana como es el caso del propio hermano de Petrarca de cualquiera de su~ buenos amigos e incluso del gran santo cuyo mismo nombre tpniacutea Petrarca El Agustiacuten que se hizo acreedor al tiacutetulo de laquoDoctor de la Graciaraquo en realidad habriacutea planteado un espino~o dilema a Petrarca la posicioacuten cristiana del auteacutentico Agustiacuten estaacute tan manifiestamente ausente como su papel de obispo Lo~ paralelismos existentes en la trashyyectoria vital del Agustiacuten hi~toacuterico fueron un atractivo acicate para Petrarca asiacute por ejemplp el paralelismo del sutil autor de las Confesiones enzarzado asimismo en una buacutesqueda de siacute mismo realizada con intensa honestidad De particular imporshytancia para este diaacutelogo es el hombre que persigue con denuedo el entendimiento de siacute mismo de modo que pueda actuar como es debido Petrarca veiacutea en Agustiacuten a otro hombre que luchoacute por la plena posesioacuten de su alma un hombre que como eacutel teniacutea un apremiante deseo d~ hacer algo de su propia vida un hombre que aborreciacutea el desRilfarro de siacute mismo y de la precioshysa reserva de tiempo que e habiacutea sido adjudicada En eacutel Petrarca captoacute la atlnidad del alma gemela empentildeada en enconshytrar la paz del espiacuteritu el amor de los libros el amigo de los amigos

Al igual que Petrarca Agustiacuten habiacutea experimentado el

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impulso de dos ideales bien diferenciados y pese a todo en conshyflicto aun cuando llegaran a su vida desde oriacutegenes distintos y aun cuando encontrasen soluciones tambieacuten diferentes El homshybre claacutesico pasoacute al seno del cristianismo el cristiano quedoacute maraviJIado por las visiones de la antiguumledad claacutesica Y en definitiva el acceso a las realidades de la antiguumledad fue maacutes faacutecil para Petrarca ya que le fue dado por medio de ese intershymediario cristiano que se habiacutea educado como un hombre de la antiguumledad que tambieacuten habiacutea amado a Ciceroacuten q~e en suma pudo conectar a Petrarca con ese mundo del humanismo claacutesico por medio de la forma maacutes acorde de un humanismo cristianishyzado De este modo aunque en cierto sentido la figura de Agustiacuten fuese un laquomodeloraquo en toda regla su funcioacuten no fue la de funcionar como contrapeso objetivo de Petrarca Aquiacute desshypueacutes de todo existiacutea una figura de la que Petrarca habiacutea hecho una parte de Petrarca y que era capaz de hablar con otras partes de Petrarca Y pese a todo algp tiene este laquoAgustiacutenraquo que se mantiene aparte de Petrarca que puede servir como mentor y modelo y que recuerda al santo de antantildeo La propia ambiguumleshydad sigue siendo parte de la vida del diaacutelogo

Tan pronto entra en escena Agustiacuten ya desde el breve y sesgado proacutelogo la Verdad le anuncia que Petrarca se halla enfermo y postrado necesitado de cuidados y sobre todo de oiacuter la voz tan humana de un meacutedico tan excelso como eacutel En prinshycipio no se realiza ninguacuten diagnoacutestico especiacutefico de la enfermeshydad que afecta a Petrarca los detalles problemaacuteticos iraacuten surshy

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giendo a lo largo de las conversaciones que se prolongan por espacio de tres diacuteas Agustiacuten emplea al contrario el primer diaacuteshylogo para dejar bien sentada una leccioacuten general si estaacutes enfershymo tuacute mismo has de curarte Petrarca se declara incapaz de tal cosa y plantea de modo indirecto la cuestioacuten de si el hombre puede o no salvarse a siacute mismo iquestPuede acaso ser duentildeo de su propia vida iquestEs realmente responsable de su propio fracaso iquestPuede alcanzar la felicidad mediante sus esfuerzos Agustiacuten de todos modos considera que su querido Petrarca comete el sencillo error de no esforzarse al maacuteximo de no concentrarse en el problema todo lo que debiera de disipar y despilfarrar en suma sus energiacuteas Seguacuten opinioacuten de este Agustiacuten petrarquesco

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 8: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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el hombre puede salir por siacute solo de todos los atolladeros siemshypre y cuando comprenda la gravedad de su situacioacuten y acto seguido invierta todas sus energiacuteas y toda su voluntad en la tarea de desembarazarse de lo que le abruma Para poner a Petrarca frente al problema que le acucia Agustiacuten le recuerda su mortalidad Su paciente un tanto sorprendido al oiacuter ese recordatorio ya que no en vano habiacutea escrito poemas en los que manifiesta su conciencia de la inminencia de la muerte asegura al meacutedico que se halla obsesionado por la marca que la mortalidad misma ha dejado sobre eacutel hasta el punto de que tiembla y se estremece soacutelo de pensarlo Agustiacuten por su parte procede de forma implacabl~ a exponer imaacutegenes de la muerte una tras otra a ojos de unl atribulado Petrarca Si al menos Petrarca pudiera sentir en urla sola ocasioacuten el aleteo de la morshytalidad quizaacute podriacutea hallar consuelo en la otra mitad de esa

definicioacuten que caracteriza al hombre como animal mortal al tiempo que animal racional La razoacuten daraacute a Petrarca los medios necesarios para dortientildear sus pasiones y para morigerar todos los movimientos de su espiacuteritu Fija la mirada en lo que realmente importa con la unidad de la energiacutea y la voluntad en pos del objetivo el hombre asciende y sale de su miseria por el sendero de la meditacion I

Mediatiacuteo alta la gradual elevacioacuten del hombre por medio de la contemplacioacuten de las cosas maacutes altas iniciada y alimentashyda de continuo por la reflex~oacuten sobre la muerte es la esencia de la cura que propone Agustiacuten tal y como se expresa en el Libro l Se hace hincapieacute en que el hombre domine su cuerpo y sus pasiones de manera que su voluntad pueda funcionar de maneshyra maacutes perfecta Todo ello suena de manera parecida a una docshytrina estoica y pagana pero lo maacutes probable es que no sea asiacute Ciertamente Agustiacuten carga las tintas sobre todo en el libre albedriacuteo del hombre de manera tal que por fuerza es preciso recordar a cada paso que iexclel hablante es presuntamente el laquoDoctor de la Graciaraquo Iroacutenicamente incluso Agustiacuten resume a Petrarca en teacuterminos un tanto ambiguos y subrayando la conshyfianza que es preciso tener en la voluntad la experiencia persoshynal que describe en las COIresiol1es (88) laquoDe modo que si en aquel lance me arranqueacute los cabellos si me heriacute en la frente

fueron acciones que las hice por querer yo hacerlas y pudo haber sucedido que quisiese ejecutarlas y no las ejecutase porshyque los brazos y manos con que las habiacutea de ejecutar no me obedeciesen Hice pues entonces muchiacutesimas acciones no obstante que no era lo mismo el querer que el poder hacerlas y no haciacutea lo que me agradaba mucho maacutes que todo aquello sin comparacioacuten alguna siendo asiacute que luego hubiera querido hubiera podido tambieacuten ejecutarlo porque era imposible que no quisiese lo que efectivamente queriacutea y respecto de los actos de la voluntad lo mismo es el querer que el poder pues aun el mismo acto de querer ya es hacer y ejecutar con todo eso no se haciacutea en aquella ocasioacuten lo mismo que queriacutea mi voluntadraquo Petrarca replica que recuerda a la perfeccioacuten laquola historia de la higuera salutiacutefera a cuya sombra tuvo lugar el milagroraquo Asiacute pues es Petrarca quien por curioso que pueda ser al introducir el teacutermino crucial -miraculum- en el diaacutelogo apunta hacia el papel que tiene la gracia en todo el proceso El tema queda inmediatamente sepultado por un discurso literario que pronunshycia Agustiacuten sobre la virtud de las higueras pero la pregunta de Petrarca respeCto de que el hombre pueda o no salvarse a siacute mismo hace pensar en que la cuestioacuten sigue trataacutendose en teacutershyminos cristianos no paganos De ese modo hasta este Agustiacuten tan poco agustiniano expresa una postura cristiana la creencia tan popularizada no teoloacutegica propia de finales del Medievo en que Dios ayuda si el hombre de veras quiere postura que al fin y al cabo en lo esencial puede coincidir con el estoicismo Tal postura faacutecilmente podriacutea haber sido asumida por la mayor parte de los buenos catoacutelicos de la eacutepoca hasta Erasmo lo hariacutea maacutes adelante aun cuando Lutero se rebelase contra una creenshycia tan fmne en la eficacia de la voluntad humana A decir vershydad incluso aunque esta parte del diaacutelogo se siga moviendo en definitiva dentro de un marco de referencias cristianas sigue siendo sumamente significativo que no exista una referencia clara a los t~rminos cristianos fundamentales Aunque en un momento dado Petrarca sugiera de pasada que su incapacidad es un castigo (p 17) no hay otra palabra que indique por el coiurario una preocupacioacuten clara por el pecado original y por la necesidad de los sacerdotes y los sacramentos Sigue hacieacutendoshy

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 9: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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se hincapieacute en la voluntad humana tendente a la meditatio alla Petrarca se muestra racionalmente convencido y garanti~ la el peso de la argumentacioacuten agustiniana Pese a todo su alma sigue estando enferma Al terminar el primer diaacutelogo Agustiacuten sugiere que el auteacutentico problema tal vez sea su abrushymadoacuten ante tan diversas impresiones el hecho de haber planshytado tantas semillas en una parcela minuacutescula el estar desga~ rrado por una discordancia constante de los deseos laquoPero como hoy hemos prolongado nuestras discusiones maacutes allaacute de lo recomendable descansemos y recobremos la respiracioacuten en silencioraquo (p 46)

Cuando vuelven a encontrarse para observar con maacutes deta~ lIe ese conflicto interno (in~estina discordia) Agustiacuten vuelca sobre Petrarca un extenso c~taacutelogo de faltas todas las cuales tienen por objeto manifestar ~ue se halla demasiado absorto por una serie de preocupaciones estrictamente mundanas Petrarca se queda de una pieza laquoDeteneos un poco os lo ruego pues de lo contrario abrumado por el peso de tantos reproches me vereacute sin fuerzas y sin aacutenimo de (fontestarraquo (p 55) Durante todo el segundo diaacutelogo el escritor sin afirmarlo expliacutecitamente emplea un interesante instr~mento ~~xtual los detallados pr~ blemas de Petrarca se dlscut~n refleJandolos uno por uno en un

tiacutepico espejo de conducta crlstiana Se pasa revista a cada uno de los siete pecados capit~les la conducta y los deseos de Petrarca son medidos de ac~erdo con estas normas JI Petrarca no tiene la menor dificultad rn aceptar la propuesta agustiniana de que en tres de ellos -invidia ira gula- no existe en realishydad problema personal de qinguacuten tipo Petrarca estaacute relativashymente libre del pecado de envidia el propio Agustrn hace un breve excurso ~obre la gula laquoNada diremos de la glotoneriacutea aficioacuten a la que no sientes mayor inclinacioacuten que la del inofenshysivo placer de disfrutar de lItn encuentro con unos amigos bien escogidos en una posada lcogedoraraquo (p 75) E igualmente parece partidario de laquodejar tambieacuten la ira a un lado aunque a menudo montes en coacutelera mas de lo razonable bien que al misshymo tiempo gracias a tu temperamento de natural dulce por lo comuacuten dominas los movimientos de tu espiacuterituraquo (p 75) Petrarca estaacute de acuerdo laquopero hasta este punto no he sido del

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todo capaz de armarme como debiera para sofocar algunas raacutefashygas de irritacioacutenraquo (p 76)

Los problemas tienen mayor peso especiacutefico cuando se pasa revista a los cuatro pecados siguientes orgullo (superbia) lujuria (luxuria o cupiditas) laquoperezaraquo (accidia o aegritudo) y avaricia (que aparece como rerum temporalium appetitus) La lujuria y los apetitos carnales son con diferencia el escollo menos enigmaacutetico Petrarca reconoce sencillamente que no es de piedra y que a veces le atormenta gravemente la lujuria deseariacutea ser capaz de resistirse laquopero iquestde queacute sirve cualquier socorro puramente humanoraquo (p 79) Agustiacuten rememora sus experiencias y se muestra de acuerdo laquoNadie puede ser casto a menos que Dios le otorgue la gracia de la castidadraquo A pesar de todo cuando se rece por obtenerla es preciso desearla realmenshyte aparte de vigilar para que la pasioacuten no se cuele en secreto por los rincones escondidos El paciente responde que bien lo sabe e intenta demostrarlo mediante una larga cita de la Eneida (de la que nos ocuparemos maacutes a1lelante)

Agustiacuten pasa al ataque al tratar el pecado de soberbia acushysando a Petrarca de preocuparse en exceso por las vanidades de este mundo Petrarca peca de excesivo orgullo tanto por su inteshylecto (ingenium) como por sus conocimientos literarios (libroshyrum actio) su elocuencia y su belleza fiacutesica Pero Petrarca desshycarta estas acusaciones afirmando que si bien todos eacutesos son defectos de su juventud en la madurez se tiene a siacute mismo en muy escasa consideracioacuten al igual que tiene en baja estima a sus semejantes su intencioacuten es ser humilde Agustiacuten no se deja convencer laquoFaacutecil empresa seriacutea refutar todo lo que acabas de aducir pero prefiero que sea tu propia conciencia y no mis palabras la que te traspase el corazoacuten con el venablo de la vershyguumlenzaraquo (p 57) Aquiacute se deja caer la cuestioacuten de mayor peso a pesar de todas las afirmaciones en sentido contrario a cualquier lector de Petrarca le costaraacute grandes esfuerzos creer que el vieshyjo Petrarca ~o se sentiacutea orgulloso de ser quien era de su intelishygencia sus conocimientos su elocuencia y su belleza Ciertamente es llamativo que toda esta discusioacuten en torno al maacutes crucial de los pecados del cristiano transcurra a un nivel relativamente superficial

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

IRO

amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

IQ)

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 10: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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Bajo el marchamo de laquodeseo de las cosas temporalesraquo Agustiacuten plantea dos puntos distintos avaritia y ambitio El tratashymiento completo del segundo queda reservado para el LibroUI que se ocupa del problema de la preocupacioacuten de Petrarca por la fama Pero aparece en cambio un largo comentario sobre la preoshycupacioacuten de Petrarca por la posesioacuten de los bienes materiales de este mundo 12 Si bien al principio se muestra inclinado a aftrmar que no hay en el mundo hombre ninguno maacutes libre de esta falta que eacutel mismo Agustiacuten no tarda en forzar a Petrarca a reconocer que hace tiempo que no le satisface su humilde existencia en el medio rural que ha vuelto a ransitar por las distracciones de la vida en la ciudad que se pre~upa por toda clase de provisiones Petrarca se duele por haber sucumbido a las exigencias de ese mundo ruidoso aparte de mencionar la angustia que le produce la proximidad de una vejez llena de privaciones No es que ansiacutee la riqueza pero tampoco es capaz de plantar cara a una vida sumida en la pobreza laquoNi carencia ni abundanciaraquo dice ni tampoco tener que depender de los derriaacutes laquohe ahiacute mi auteacutentico deseoraquo (p 69) iquestQueacute puede haber de m~lo en desear la seguridad de tener medio ducado maacutes de lo estrictamente necesario laquoEntonces habraacutes de renunciar a la humanidad y convertirte en Dios si lo que deseas es que no te falte de nadaraquo asiacute le responde Agustiacuten No deja de tener intereacutes que Agustiacuten no embista contra el deseo petrarquesco de alcanzar una especie de mediocritas horaciana y que Agustiacuten advierta en cambio de lo desaconsejable que resulta el que esas actividades de hoIiniga distraigan a Petrarca de realishyzar plenamente la vida que la naturaleza ha prescrito para eacutel

cuando auacuten prometiacuteas convertirte en un gran honmbre tu satisshyfaccioacuten nunca estuvo cifrada ep esa clase de propoacutesitos

La discusioacuten que se lleva a cabo en el uacuteltimo tercio del segundo diaacutelogd abunda en ~I fascinante pecado de la accidia la famosa melancoliacutea petrarquesca (aunque sea eacuteste un teacutennino que eacutel nunca escribioacute) laquoEres viacutectima de una terrible epidemia del alma la melancoliacutea lo que los modernos llaman accidia pero que en tiempos de la afiexclliguumledad se llamaba aegritudoraquo laquoEl nombre mismo de esta dolencia me produce escalofriacuteosraquo Durante diacuteas y noches sin fin sin un momento de respiro Petrarca es torturado por unaiexcl honda desesperacioacuten que genera

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en eacutel un amargo desdeacuten por la vida misma laquoEn tales ocasiones no me da ninguacuten placer la luz del diacutea no veo nada soy como alguien que haya sido precipitado a la negrura del infterno misshymo y diriacutease que aguanto la muerte en su forma maacutes aciaga Pero lo que podriacutea decirse que constituye el cliacutemax de la miseshyria es que me nutro de mis laacutegrimas y de mi sufrimiento mediante una moacuterbida atraccioacuten de modo que soacutelo me vereacute rescatado de ella por una fuerza superior e incluso a pesar de miacute mismoraquo (pp 84-85) Agustiacuten no acierta a saber del todo de queacute trata esta enfermedad pero insiste en cambio en una sugeshyrencia de Petrarca a saber que existe alguna conexioacuten entre fortuna y accidia Ciertamente el destino ha propinado a Petracca duriacutesimos reveses -el exilio la peacuterdida de una herenshycia- aunque iquestpuede acaso jactarse de que era su suerte sufrir maacutes que los demaacutes iquestNo le serviriacutea de ayuda comparar su bueshyna suerte con el infortunio de tantos otros Petrarca en cambio no encuentra en esto ninguacuten motivo de consuelo Sigue anonashydado por el hecho de que Fortuna lo haya convertido en un ser que depende de los demaacutes Fortuna por si fuera poco lo manshytiene alejado de la paz de espiacuteritu y de la serenidad del alma que le permitiriacutean ser plenamente duentildeo de su propia vida En cierto modo la discusioacuten trata en realidad sobre el temperashymento melancoacutelico de Petrarca sobre un escritor que tantas veces califtcoacute la vida de laquoagria dulzuraraquo y de laquodulce amargushyraraquo Accidia la palabra que eacutel utiliza concuerda con el sentido l

teoloacutegico del Medievo soacutelo en tanto en cuanto apunta a una desesperanza que incapacita a quien la sufre por completo Los siacutentomas descritos auacuten tienen cierta relacioacuten con la enfermedad monaacutestica de la negra hora en la que nada parece tener ninguacuten sentido tal y como la describiacutea Casi ano de Marsella en tomo al antildeo 400 d C Todo apunte hacia la posterior teoriacutea renacentista del temperamento que conecta melancoliacutea con esfuerzo creatishyvo a lo sumo puede percibirse de forma muy tenue ya que nada se aftrma en tal sentido 13 Petrarca es capaz de describir con acierto el humor que se apodera de eacutel en realidad no sabe cQmo superarJo Agustiacuten intenta dar toda clase de consejps laquorazonablesraquo pero francamente eacutel mismo parece un poco desamparado en este terreno cuando no resulta ligeramente

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

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amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 11: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

anodino En dos ocasiones recurre a que laquopiense en teacuterminos positivosraquo iexclaprovecha la integridad y la solvencia de las maacutexishymas laquoAprovecha en tus lecturas todo lo que encuentres acerca de la coacutelera o de otras pasiones del alma y en especial lo que se refiera a este mal de la melancoliacutea anoacutetalo y que te sirva como asidero en tu memoria Mediante este ardid podraacutes aguantar de finne el embate de todas las pa~ionesraquo (pp 99 102)

De este modo tras pasar ~evista a los siete pecados capitashyles Petrarca revela en gran medida las tensiones que lo desgashyrraban por dentro No niega que tiene buenas entendederas que es pronto de ingenio que es mucho el saber que atesora que escribe bien que es apuesto I pero se propone ser humilde resshypecto de todo ello Es una persona de buen caraacutecter nada envishydiosa a la que le agrada la v~da sencilla Reconoce sus debilishydades en el terreno de lo sex~al pero se duele abiertamente de padecerlas Ciertamente le preocupan las cosas de este mundo le aterra la pobreza no tiene la menor inclinacioacuten a resistir las antildeagazas de la fama Y a menudo estaacute expuesto al poder devasshytador del temperamento melmlcoacutelico sin saber coacutemo huir de sus garras Al tiempo que sus ase~timientos ante la criacuteticas augustishynianas implican una autocriacuteti9a clara de lo que es y de lo que ha sido parece tener al menos I~ misma importancia el hecho de que las tendencias en conflictiexclo dentro del propio Petrarca queshyden recogidas de ese modo t~n graacutefico Al final los dos homshybres convienen que ha sido u~ diacutea muy largo y cuando Petrarca insiste en que el nuacutemero tres ~e resulta particularmente querido posponen la discusioacuten para el piacutea siguiente

En su tercer y uacuteltimo enc~entro Agustiacuten regresa al tema de la concentracioacuten en el moviniiento ascendente por medio de la meditacioacuten sobre las cosas maacutes elevadas Sentildeala cuaacuteles son los dos peores obstaacuteculos que iexclse interponen en el camino de Petrarca dos vicios que el propio Petrarca considera por desshygracia nobles virtudes el amr que siente por Laura y el amor que siente por la gloria AIiexcl principio al propio Petrarca le resulta de todo punto inverpsiacutemil que en su gran amor por Laura pueda haber algo pe1icioso para eacutel iexclSi todo lo que eacutel pueda tener de bueno es frutq del cultivo de ese amor Aqueacutella no fue una pasioacuten innoble s~no un amor siempre en aumento

IRO

amigo del honor la virtud la verdad sublime la devocioacuten por un alma hennosa maacutes que por un cuerpo laquoA ella le debo todo lo que yo pueda ser y jamaacutes habriacutea alcanzado ni siquiera el pequentildeo renombre y la miacutenima fama que tengo de no ser porshyque el poder de este amor ha hecho fructificar con rapidez la vida del deacutebil gennen de la virtud que la Naturaleza pudo haber plantado en mi corazoacuten Ella ha sido la uacutenica capaz de alejar mi alma juvenil de todo lo rastrero la uacutenica que me ha arrastrado casi como por una cadena y unos grilletes hasta forzanne a mirar a lo maacutes altoraquo (p 121) Agustiacuten contrarresta esta declarashycioacuten afinnando que hasta las cosas maacutes nobles de este mundo pueden amarse de modo erroacuteneo que este amor terrenal por un mortal ha alejado la mente del que ama del amor de las cosas celestiales laquoTodos los seres debieran sernos amados por el amor que le tenemos a nuestro Creador ya que tambieacuten son criaturas suyas Pero en tu caso cautivado por el encanto de la criatura que amas no has amado al Creador como debieras Has admirado al Divino Artiacutefice como si en todas Sus obras no hubiese hecho El nada maacutes hennoso que el objeto de tu amorraquo (p 125) Agustiacuten obliga de manera implacable a Petrarca a admitir que efectivamente se desvioacute del camino derecho en el momento en que por vez primera vio a Laura Con objeto de curarse de los efectos de este amor lo mejor seraacute recordarle que envejece que la muerte estaacute siempre a la vuelta de la esquina esperando que se aleje de este entorno en el que todas las i

cosas le recuerdan ese amor iquest Y a doacutende podraacute machar A Italia coacutemo no Ese desplazamiento fiacutesico nunca seraacute la cura definitiva pero como Petrarca no podraacute dedicarse a amar de igual manera a otra persona que al menos gradualmente vaya cortando los lazos con el pasado y se prepare esta vez siacute para recibir esa cura definitiva que es el ascenso a las cosas celestiashyles Petrarca sigue creyendo finnemente en la nobleza de su amor pero reconoce la argumentacioacuten agustiniana en el sentishydo de que Wl amor como el que eacutel siente por un mortal se ha convertido forzosamente en un obstaacuteculo que se interpone en el carnino de su devocioacuten por las cosas maacutes elevadas

La conversacioacuten da paso entonces a la uacuteltima advertencia de Agustiacuten abandona definitivamente la ambicioacuten de la gloria

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 12: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

literaria No pierdas maacutes tiempo en tu Africa (ltltAbandona Africa deacutejala a sus propietariosraquo [p 184 J) conceacutentrate en ti mismo apodeacuterate de ti emplea el poco tiempo que auacuten te queshyde pani prepararte de cara al cielo Petrarca reconoceraacute de buen grado e incluso con alegriacutea que el tiempo triunfa siempre sobre la fama y que el renombre puacuteblico puede ser poco maacutes que una veleidad Tampoco desmiee que hay asuntos maacutes elevados que su poesiacutea Ahora bienJ ninguna de las argumentaciones agustinianas lo lleva a disP9nerse a dejar a un lado su obra El pensamiento maacutes amargo d~ todos es que el tiempo tal vez no le permita dar por concluid~ su obra eacutepica Siempre tendraacute las cosas celestiales en mayor e~tima que todo lo demaacutes desde lueshygo no piensa renunciar a elias pero laquotal vez prefiera posponer esas riquezasraquo (p 173) Sidndo como es un simple mortal es natural que busque las bendiciones propias de los mortales es

justo y natural buscarlas mientras vivimos en este mundo laquoiquestQueacute debo hacer pues iquestAbandonar mis obras auacuten no termishynadas iquestNo seriacutea mejor apresurarme a concluirlas y si Dios me concede la gracia darles lo~ uacuteltimos toques Si alguna vez me viese libre de esas cuitas procederiacutea a avanzar con una mente maacutes libre y mejor dispuest~ camino de cosas maacutes elevadas difiacutecilmente la verdad pod~iacutea yo soportar la sola idea de abanshydonar una obra a medias rnaacutexime trataacutendose de una obra tan espleacutendida y tan cargada iexclde promesas de lograr el eacutexitoraquo (p 184) A esto replica Agustiacuten laquoAuacuten no seacute de queacute pie cojeas Diriacutease que te inclinas a darte a ti por perdido antes que dar por perdidos tus librosraquo Petrarca promete seguir siendo fiel a siacute mismo laquoHareacute acopio de va~or reunireacute mi talento y tendreacute por mi mayor empentildeo apropiarre de mi alma con paciencia Pero es que aun mientras conversamos toda una legioacuten de asuntos de la mayor importancia aunque sean asuntos de este mundo aguarda a que les dedique ~i ltencioacutenraquo (p 191) Procuraraacute por todos los medios seguir el camino de la salvacioacuten maacutes de lo que hasta hoy ha hecho laquoPero ~arezco de la fuerza necesaria para resistir a mi antigua inclinacioacuten por el estudioraquo (p 192) Agustiacuten entiende entonces ~ue han recorrido un ciacuterculo comshypleto laquoVolvemos a cero en nuestra vieja controversia A la flashyqueza de la voluntad Ilama~ flaqueza de poder Bien pues asiacute

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sea si no puede ser de otro modoraquo Por espacio de tres diacuteas las argumentaciones de Agustiacuten han sido las de mayor peso ahora bien el diaacutelogo concluye con una auto-afinnacioacuten petrarquesshyca en respuesta a un argumento que reconoce como correcto Y los interlocutores se despiden habiendo acordado que difieren

Hablando en teacuterminos estrictos el Secretum no es una autoshybiografiacutea El diaacutelogo tiene solamente una limitada capacidad de cumplir con las exigencias autobiograacuteficas capitales No obsshytante este diaacutelogo en concreto se convierte en manos de Petrarca en un instrumento sobresaliente mente adecuado para una tarea de indagacioacuten de uno mismo de clarificacioacuten de siacute y en suma de orientacioacuten del propio yo El libro entero constitushyye una buacutesqueda intensa de la realidad individual llamada Francesco Petrarca iquestQueacute soy yo realmente iquestMe he convertido en lo que penseacute que me iba a convertir iquestQueacute me estaacute ocurrienshydo iquestEstoy realmente en lo cierto al vivir tal y como vivo El perspectivismo del diaacutelogo se adecuacutea a las mil maravillas al proceso introspectivo que debe generar las respuestas a tales interrogantes La actividad de la escritura que en concreto coloca una postura sobre la otra en vez de dejar que la yuxtashyposicioacuten devenga pensamiento laquono objetivadoraquo da mayor peso especiacutefico a la introspeccioacuten La autoridad que ejerce Agustiacuten da a este interlocutor el poder de la mano que empuntildea el laacutetigo las dudas interiores de Petrarca acerca de su vida reciente neceshy

sitan de la fuerza de esa conciencia agustiniana Asiacute como el dominio de la postura agustiniana equilibra en parte el perspecshytivismo (aunque soacutelo por supuesto en tanto en cuanto Agustiacuten no es identificable con lo que genuinamente vive dentro de Petrarca) tambieacuten ampliacutea la veracidad del cuestionamiento a que se somete el yo de Petrarca Con cierta frecuencia Petrarca afirma algo acerca de siacute mismo una y otra vez Agustiacuten contrashydice esos posicionamientos mediante aguijonazos del estilo de eres inmenso en la autojustificacioacuten siempre encuentras preshytexto que explique tus errores tienes una tremenda presuncioacuten cuando hablas de ti ya es hora de que renuncies a intentarmiddot esconderte tras tus obras Siempre queda en el aire un interroshygante iquestes realmente asiacute Petrarca se siente cada vez maacutes

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 13: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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arrinconado temeroso de lo que Agustiacuten todaviacutea pueda planshytear La Verdad el interlocutor silencioso hace que se note su presencIa

La buacutesqueda de los motivos verdaderos que puedan subyashycer a los motivos aparentes ha de ayudar a mantenerse en guarshydia contra el mayor de los peligros engantildearse uno mismo acershyca de siacute En este autodescubrimiento hay movimiento hay secuencia parece un genuino procedimiento de clarificacioacuten Todo el abanico de la sen~ibilidad de Petrarca entra en juego su destreza en la observacoacuten su preocupacioacuten por que su lenshyguaje exprese adecuada~ente lo que quiere decir su atento anaacutelisis de la experiencia directa que entremezcla con sugerenshytes formulaciones de los claacutesicos que tan a fondo ha llegado a conocer Y la presioacuten se reduplica en consonancia con lo mejor de la tradicioacuten cristiana tnediante el experimento mental la muerte tal vez sea inmineJltte por lo tanto hay que tomar muy en serio este recuento H~y que emplear todos los trucos y ardides que puedan forzarlal yo sobre el yo mismo sus verdashydes suhyacen iacutentegrame~te dentro del propio yo y soacutelo la introspeccioacuten podraacute desvellarlas

Se necesita por fuerza lun escrutinio extremadamente esmeshyrado ya que la expeiienci~ fundamental es una experiencia de

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la complejidad Petrarca s~ siente como un campo de batalla-y como tal se va reconoqiendo- en el que pugnan diversos anhelos esperanzas valor~s y creencias Su dilema podriacutea conshytemplarse como el conflido de la experiencia y de las exigenshycias de dos herencias que Icomponen toda la compleja amalgashyma de la civilizacioacuten ocqidental Pero si bien no es poco el valor y la plausihilidad qu~ sigue existiendo en esa visioacuten de la colisioacuten que tiene lugar dertro de Petrarca entre el cristianismo tradicional y la fascinacioacuteq por una antiguumledad que revive poco a poco su propia visioacuten d~l middotcristianismo estaacute ya sobradamente laquosecularizadaraquo al tiempo iexclque su visioacuten de la antiguumledad estaacute auacuten laquocristianizadaraquo i

Petrarca es un cristiano se percibe como cristiano y desea ser un auteacutentico cristiano iexclLa crisis de la que brota el Secretum surge de esa inquietud que produce el hecho de llue el mundo le haya acompantildeado en excciexclso durante los uacuteltimos quince antildeos

Los recuerdos de una vida peligrosa van llegando entonces con toda su fuerza de los buenos amigos no son pocos los que han muerto otro hijo ilegiacutetimo naceraacute bien pronto Gherardo a punshyto estaacute de ingresar en el monasterio iquestYa doacutende podriacutea encamishynarse un hombre que sin haber cumplido cuarenta antildeos ha alcanzado ya la cuacutespide que supuso la coronacioacuten en Roma Durante la deacutecada de 1340 el mundo fue tomaacutendose maacutes teneshybroso auacuten Laura muere en 1348 son maacutes los amigos que la preceden y la siguen en su traacutensito a otro mundo la ocasioacuten de obtener una sinecura en Parma se disipa Italia es arrasada por la peste Todos los escritos de Petrarca muestran que su conshyciencia cristiana habiacutea empezado a reafirmarse con vehemenshycia en una tendencia ascendente que seguiriacutea hasta su muerte No es que se produzca una suacutebita laquoreversioacutenraquo una laquoconvershysioacutenraquo experimentada por un alma que hubiese perdido el norte de la religioacuten Un soneto del antildeo 1338 manifiesta que ese estashydo de aacutenimo que empieza a Jnanifestarse en 1342-1343 y desshypueacutes habiacutea tenido ya momentos precursores laquoPadre Nuestro que estaacutes en los Cielos tras los diacuteas que he echado a perder tras las noches que he dedicado a sontildear en vano por el deseo henchido que encendioacute en mi corazoacuten el amor de alguien que muy a mi pesar me fue maacutes querido que nada en el mundo asiacute Te plazca ahora que por obra de Tu luz pueda yo regresar a una mejor vida pueda dedicarme a tareas maacutes justas y que mi cruel adversario haya tendido asiacute todas sus redes en vano Hace ya Sentildeor miacuteo once antildeos desde que me sometiacute al yugo inmiseshyricorde que maacutes fieramente agota a quienes son maacutes sumisos Ten piedad de mis pecaminosos sufrimientos devuelve mis pensamientos extraviados a una senda mejor recueacuterdame que hoy Te inmolabas en la Cruzraquo 14

El Secretum no tuvo su origen en ninguacuten diacutea celebrado por la liturgia no se trata de que el peacutendulo oscile en su arco de vuelta el estado de aacutenimo que trasluce es el de una reevaluashycioacuten pen~ativa lenta que no desemboca en un brusco golpe de timoacuten sino que conduce a un gradual reajuste de la bruacutejula

Petrarca sintioacute un profundo respeto por la decisioacuten de su hershymano de entrar en la vida de un monasterio e incluso tuvo un claro aprecio por la belleza de la vida monaacutestica sin embargo

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 14: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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se conociacutea a siacute mismo lo suficiente para reconocer de inmediato que en su caso un giro tan radical era inviable aun cu~do pudiera ser el mejor de los rumbos posibles laquoy pese a todoveo el buen camino y sigo transitando por el peorraquo15 En su caso el uacutenico giro posible iba a ser un desplazamiento que lo alejase unos cuantos grados de muy concretas dedicaciones mundanas dicho en una palabra la crea4ioacuten de maacutes espacio en su interior para laquosuraquo cristianismo Su conciencia guiada por las normas cristianas se encuentra maacutes atribulada~ estaacute maacutes dispuesto si cabe a considerar que lo que en otro tiempo le parecieron virshytudes seguramente eran vicios estaacute deseoso de someter incluso lo que maacutes quiere en esta vi~a al escrutinio de una conciencia cristiana~ sobre todo se prepara para afrontar en una vena de absoluta seriedad la ensentildeaqza agustiniana de que la vida debe ser una buacutesqueda maacutes exig~nte de lo divino A partir de todo esto podiacutea surgir a la sazoacuteq el viejo Petrarca de los laquosalmos penitencialesraquo el peregrino Rue viaja a Roma en el Jubileo de mediado el siglo el autor del De su propia ignorancia el anciashy

no que se levanta en medio tle la noche para asistir a los serviacuteshy ciacuteos religiosos el Petrarca qiue deseoacute construir una capilla para honrar a la Virgen Un buen hijo de la Iglesia seguidor fiel de sus haacutebitos que nunca cuesdonoacute conscientemente sus dogmas todo lo que siempre habiacutea sido

Pero tambieacuten ahiacute pueden detectarse todas las limitaciones El nombre de Cristo aparece con notable frecuencia en un escrito tardiacuteo como es el Deisu propia ignorancia no desempeshyntildeaba en cambio ninguacuten papel en el Secretum Se produce un llamativo silencio sobre ver~ades tan vertebrales del cristianisshymo como son el pecado ori~inal la encarnacioacuten la redencioacuten la gracia los sacramentos o iexclla ayuda del sacerdote No hay una auteacutentica confesioacuten aunque sea mucho lo que se laquoconfiesaraquo Petrarca muestra una treme~da aprensioacuten por el temor de que la muerte pueda presentaacutersel~lantes de que deacute por terminadas las obras de su vida~ no muestra ninguacuten miedo por la condenacioacuten de su alma Tiene en cambiOacute una preocupacioacuten corrosiva por el estado de su al ma pero no parecen importarle ni lo maacutes miacutenishymo las almas de los demaacutes De manera perversa los argumenshytos en pro de una Vida maacutes eristiana son extraiacutedos de los filoacutesoshy

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fos paganos el Petrarca que descubrioacute la belleza de la Biblia auacuten estaacute por llegar Y sobre las cuestiones capitales del poder del compromiso cristiano simplemente fracasa Petrarca sigue suspenso en las tensiones de sus conflictos internos

El poder de atraccioacuten que ejercieron sobre eacutel los maestros de la antiguumledad no decrecioacute con el tiempo pero siacute encontroacute un potente contrapeso en la afirmacioacuten fortalecida de las convicshyciones cristianas El texto del Secretum estaacute repleto de citas claacuteshysicas sobre todo de Ciceroacuten VirgiIio Horacio Seacuteneca y Juvenal No son ni municioacuten literaria ni exhibicioacuten de erudito Funcionan a la perfeccioacuten incluso en aquellos argumentos intensamente laquocristianosraquo Ciertamente para Petrarca son las maacutes espleacutendidas formulaciones del saber humano formulacioshynes laquoclaacutesicasraquo Los autores de la antiguumledad tienen toda la autoshyridad en los asuntos fonnales como Petrarca estaacute hondamente preocupado por el problema de la expresioacuten no es de extrantildear que en medio de una serie de cuestiones de inmensa seriedad moral enzarce a Agustiacuten en peregrinas discusiones de iacutendole filoloacutegica Los autores claacutesicos funcionan ademaacutes como catalishyzadores sus formulaciones de la experiencia permiten a Petrarca analizar y formular la suya propia El laquomundoraquo que habiacutea encontrado en los escritores de la antiguumledad quedoacute sobradamente incorporado la resonancia de las experiencias afines marchaba sin cesar Pero esto no equivale a decir que Petrarca fue laquoun hombre claacutesicoraquo ni tampoco que tuviese laquoun ~

alma romanaraquo A menudo consider6 a los antiguos soacutelo bajo la refraccioacuten

de la lente de su disposicioacuten cristiana a veces los deformoacute mediante sus haacutebitos laquomedievalesraquo Hay un pasaje del segundo diaacutelogo que deberiacutea utilizarse en los libros de texto sobre laquocoacutemo no hay que leer a los claacutesicosraquo Agustiacuten que acaba de apremiar a Petrarca a que considere que el pecado de lujuria es un serio obstaacuteculo en el camino hacia la comunioacuten con la divishynidad cita finalmente a Platoacuten laquoNada estorba tanto al conocishymiento de lo divino como la lujuria y el deseo ardiente de la pasioacuten camalraquo Petrarca se manifiesta sumamente ansioso por convencer a Agustiacuten de que eacutel Petrarca ha aprendido bien esta leccioacuten laquoPara que tengas constancia de lo mucho que valoro y

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

-r I ~

raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

I

humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

~

tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

191

P

dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

I

de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

In

r I J

raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

lQ1

r I I

r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 15: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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agradezco esta ensentildeanza la he atesorado con todo esmero tambieacuten alliacute donde yace agazapada en el bosque de 19~QW autores y he llevado buena nota en mi memoria dellugflfiacute~nel que por vez primera la percibiacute con toda claridadraquo Cita a renshygloacuten seguido un largo pasaje del Libro Segundo de la EneMa en el que se describe la noche en que Eneas intenta desesperadashymente plantar definitiva resistencia ante los aqueos que acaban de entrar en Troya En el momento crucial aparece Afrodita con objeto de alejarlo de alliacute Y Petrarca sigue ya con sus propias palabras laquoAdonde quiera que fue en lo sucesivo estuvo acomshypantildeado por la diosa del amor por entre las masas de los enemishygos al atravesar el fuego sin poder discernir si teniacutea los ojos abiertos o cerrados sin perci~ir la ira de los dioses encolerizashydos y mientras Venus estuyo hablaacutendole soacutelo tuvo entendishymiento para las cosas de est~ mundo En cambio en cuanto lo abandona recordaraacutes bien 101 que ocurrioacute de inmediato reparoacute en los rostros enfurecidos de iexcllas deidades y reconocioacute todos los peligros que lo sitiaban Dd ahiacute mi conclusioacuten esto es que el

comercio con Venus hace de~aparecer la visioacuten de lo divinoraquo Y Agustiacuten le da por asiacute decir Juna palmada en la espalda laquohas sabido discernir la luz de la verdad De esta manera habita la

verdad en las ficciones de I~s poetas y asiacute se percibe su resshyplandor por entre las grieta~ de sus pensamientosraquo Virgilio claro estaacute no habiacutea escrito ~Iegoriacutea ninguna sino una simple narracioacuten eacutepica Eneas ha ~e ser rescatado de una matanza insensata para cumplir maacutes ~delante con su papel histoacuterico y por eso se le aparece Afrodita para alejarlo del peligro Cuando

el heacuteroe la esquiva la diosa le convence de que la causa de Troya estaacute definitivamente perdida al permitirle ver con sus proshypios ojos la determinacioacuten de los demaacutes dioses y asiacute se le revela finalmente que el destino de ~a ciudad estaacute sellado Y existe una razoacuten excelente para que sea Afrodita en concreto la que ayuda a Eneas a salir por su propio pie de este dilema despueacutes de todo iexclAfrodita era la madr~ de Eneas6 Petrarca no se habiacutea despojado de la costumbre medieval de buscar significados simshyboacutelicos alliacute donde no se habiacutea intentado transmitir ninguno insshytintivamente la buacutesqueda del dicho sentido por fuerza teniacutea que llevarle a una lectura extrantildeamente anacroacutenica de los claacutesicos

Pero asiacute como laquocristianizaraquo a los autores antiguos laquopaganishyzaraquo tambieacuten a un cristiano como Agustiacuten mismo convirtieacutendoshyle por ejemplo en un hombre que apunta en todo momento a la laquoregla de ororaquo aristoteacutelica en un hombre si no que insiste en llevar una vida acorde con la naturaleza (por ejemplo pp 63 67) Los defectos filoloacutegicos o histoacutericos de Petrarca no son la cuestioacuten que aquiacute debatimos se trata de defectos que tiene en comuacuten con la mayor parte de los humanistas del Renacimiento Las imaacutegenes refractadas de los autores de la antiguumledad (igual que las del cristianismo apostoacutelico en el caso de los posteriores humanistas cristianos) son por siacute mismas un interesante indicashydor de la eacutepoca Por mucho que Petrarca hubiese realizado una lectura tendenciosa de los claacutesicos por mucho que los hubiese malinterpretado mediante la intensa fascinacioacuten que sentiacutea habiacutea logrado absorber actitudes e ideas que afectaron radicalshymente su visioacuten de la vida y del mundo Habiacutea absorbido un ramalazo secularizado y un humanismo que se superpusieron de modo permanente entre eacutel y sti anhelo por las cosas celestiashyles El hombre natural con sus capacidades humanas y sus objetivos de este mundo habiacutea pasado a ser el punto vertebral de la cosmovisioacuten petrarquesca Podriacutea intentar acomodar esta visioacuten a sus sentimientos cristianos pero sin que eacutestos la negashyran a desplazar de manera efectiva El suentildeo de la nobleza y de la autoestima que descansan en una concepcioacuten determinada de la habilidad personal dejaron el poso de un orgullo inconquistashy l ble por las hazantildeas humanas y una duradera preocupacioacuten por la gloria La confianza en los poderes del intelecto y en la eloshycuencia de la palabra nunca le abandonoacute del todo el ramalzo esceacuteptico al reforzarse con el paso de los antildeos todaviacutea no tiene excesivo peso en el Secretum Incluso su laquoAgustiacutenraquo parece defender sus argumentos en los mismos teacuterminos del artifex vitae de Seacuteneca del hombre de raciocinio que aprende a domishynar sus pasiones y que toma las riendas de su vida En varias ocasiones apremia a Petrarca a que viva de acuerdo con su naturaleza decidido a realizar su potencial natural iquestSe trata de una preocupacioacuten cristiana por la naturaleza Lo que cuenta es menos la maravilla de la creacioacuten que la extensioacuten de la expe- riencia humana en su entorno natural los humores que la natushy

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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Page 16: La Formación de La Individualidad de KARL WEINTRAUB

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raleza instila en el hombre La belleza tiene importancia en tanshyto que experiencia concreta primero y soacutelo ulteriormente servishyraacute de recordatorio de la belleza del creador La vida enelte mundo no consiste simplemente en un peregrinaje hacia el maacutes allaacute puesto que tambieacuten tiene un valor en siacute misma

En Petrarca por tanto la cuestioacuten estriba a menudo en coacutemo ser feliz en esta vida En el Secretum Fortuna figura como realidad mucho maacutes prominente que la Providencia Se interpone en el camino de las conquistas humanas interfiere en los esfuerzos del hombre por vivir la vida que realmente desea vivir El hombre debe aprender a resignarse a librar una pugna eterna con Fortuna Una y otra vez estas tendencias seculares y

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humanistas han de capitular ante las verdades cristianas que alientan en Petrarca pero ~rsiste pese a todo en ellas una fuershyza suficiente para impedir u~a cristianizacioacuten total de su persoshynalidad Y su destino especid radicoacute en convivir con estos conshyflictos de manera maacutes int~nsamente consciente tal vez que cualquier otro hombre desde San Agustiacuten

El acto mismo de escribir el Secretum es una expresioacuten del profundo deseo que sentiacutea fetrarca por lograr la unificacioacuten de su personalidad En nada constituyes un todo en nada eres vershydaderamente uno (nusquat integer nusquam totus) se queja Agustiacuten al terminar la discusioacuten del primer diacutea 17 iquestCoacutemo puede Petrarca formar en siacute una iexclpersonalidad unificada El hombre debiera acceder a la tranqdilidad de espiacuteritu que sea reflejo de su armoniacutea interior La vida que uno lleva ha de ser una vida propia acorde con las fo~as que se adapten a la propia persoshynalidad El hombre debiera ser y actuar unitariamente Gran parte de la discusioacuten que s9stienen los dos interlocutores evolushyciona en torno a esto mismo iquestcuaacuteles son los entornos maacutes acordes con Petrarca iquestCJaacutel es su estilo vital maacutes apropiado La honda preocupacioacuten q~esiente por dar forma y sustancia a una relacioacuten armoniosa no fue la uacutenica preocupacioacuten del escrishytor sino uno de los probemas capitales que impregnaron su vida entera En ciertas experiencias claramente comprimidas Petrarca logroacute anudar todos los hilos la famosa carta sobre la ascensioacuten al Mont Ventoux (Epiacutestolas Familiares 4) ofrece una amplia gama de diversidades muacuteltiples en su forma definitiva

extraordinario ejemplo del especial poder de Petrarca a la hora de aunar esa gama en un todo artiacutestico Hacer lo mismo pero a partir de la totalidad de su vida iba a ser algo infinitamente maacutes difiacutecil iquestDe queacute modo podriacutea dar simultaacuteneamente forma al mundo en tanto que artista y por otra parte superar el mundo en tanto que filoacutesofo eacutetico Pese a todo el Secretum -y los uacuteltimos antildeos de la vida de Petrarca- son testimonio de su acushyciante deseo por lograr una personalidad unificada

Sin embargo iquestexiste alguna prueba en toda esta actividad de que Petrarca se considerase a siacute mismo como individualidad tal y como se ha defendido18 Hay muchas conversaciones entre Agustiacuten y Petrarca acerca de la necesidad de ser uno misshymo de rehuir el ejemplo de las masas de llevar una vida adeshycuada a la propia naturaleza El aislamiento de un mundo que podriacutea laquofalsificarleraquo a eacutel es casi el principio metoacutedico de la forshymacioacuten autodidacta de Petrarca 19 Intensamente deseoso de saber queacute es eacutel debe fiarse de la introspeccioacuten )a respuesta soacutelo podraacute encontrarla en su interior Y la sospecha de que Petrarca estaba inclinado a pensaren siacute mismo en tanto hombre singular surge en no pocos momentos Todo esto sin lugar a dudas tal vez sugiera la presencia de una individualidad consshyciente de siacute pero tambieacuten podriacutea explicarse sin recurrir a este concepto Realmente no existen pruebas de una creencia en que entre las innumerables formas de ser humano Petrarca exprese un modo de existencia uacutenico

La constante confianza e incluso la dependencia en la autoshyridad la insistencia agustiniana en que soacutelo hay una vida crisshy

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tiana correcta delatan que Petrarca sigue bregando por lograr un ideal universal uacutenico de la pentildeeccioacuten humana Pero si el concepto de individualidad no se menciona hay muchos indishycios que apuntan a la fuerza del individualismo Petrarca sabe que debe fiarlo todo a siacute mismo Debe determinar la forma de su propia vida aunque Jos elementos constitutivos sean los moldes establecidos por los autores antiguos y por los autores cristianos Lo que llegue a ser en la vida dependeraacute de lo que sepa hacer de siacute mismo y este proceso de autoformacioacuten es en petrarca no tanto un proceso de colaboracioacuten con el mundo cuanto una lucha contra sus intentildeerencias Y la gloria indivishy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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dual y personal seraacute la recompensa de esta lucha Es muy escashysa la conciencia social que se adhiere a este cultivo de siacute misshymo Asiacute tal vez pueda parecer que Petrarca revelaeacuten el Secretuacutem las huellas del laquoauf sich selbstgestellte Personlichketraquo de Burckhar~t tiene que aguantar por su cuenshyta y a pie firme Entre las categoriacuteas del desarrollo de la persoshynalidad diriacutease que se asemeja maacutes que nada al hombre que persigue de alguacuten modo la ~nificacioacuten de las diversas realidashydes humanas en una laquopersqnalidad armoacutenicaraquo objetivo que puede buscarse ciertamente ~in consignarse personalmente a la estrella de la individualidad i

Incluso aunque el cultivq de la individualidad consciente de siacute sea en el mejor de los cas9s un objetivo miacutenimo en Petrarca eacutel tiene plena conciencia de $u propia complejidad El Secretum hierve por la aprensioacuten nUDltfa calmada que inspiran las dificulshytades propias del conocimiento de uno mismo iquestCon queacute freshycuencia se engantildea uno a siacute mismo iquestQueacute asuntos ocultos ponshydraacute auacuten al descubierto este detectivesco Agustiacuten El autodescushy

brimiento corre parejo de 1 auto-aceptacioacuten El sometimiento de Petrarca a las admoniciones cristiana~ de Agustiacuten podriacutea parecer contradictorio Pero esa aquiescencia respecto de la correccioacuten de las liacuteneas argumentales de Agustiacuten no impide a Petrarca reafirmar sus maacutes profundas inclinaciones en el caso de Laura y en el caso de suiexcl preocupacioacuten por la gloria y de su aficioacuten al estudio Estaacute dispuesto a reconocer que en teacuterIIacutelinos

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de un criterio cristiano tal 5omo el de los siete pecados capitashyles algunas de sus mejore~ cualidades podriacutean parecer vicios pero no desmentiraacute que panje del laquoauteacutenticoraquo Petrarca es la que se enorgullece de sus habi~idades la que se preocupa por la decencia de su vida la que ~iene hijos ilegiacutetimos la que ansiacutea la fama y el reconocimiento y fl que se le ame por ser quien es Si Agustiacuten ha de proseguir susargumentaciones hasta el cansancio absoluto lanzando persistentes invectivas contra la accidia Petrarca soacutelo puede refutarle de este modo soy por naturaleza melancoacutelico y no seacute queacute hater a ese respecto Agustiacuten tampoco lo sabe La unificacioacuten de iexclla personalidad seriacutea una cuestioacuten muchiacutesimo menos problemaacutetica si efectivamente pudiese seguir al pie de la letra el consejo ~ristiano de exire saeculo desemba-

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raacutezate del mundo y conceacutentrate exclusivamente en ascender hacia Dios Es muy al contrario un difiacutecil proceso el convertirshyse en un todo (totus integer) ya que alcanzar la unificacioacuten de la personalidad mediante el descarte de los rasgos petrarquesshycos que peor se itdecuacutean a una idea prefijada equivale posibleshymente a destruirlo Cuando entiende que los modelos maacutes simshyples no se le adecuacutean declina finalmente el dejarse clasificar en un determinado lecho de Procusto En tales actitudes radica la futura promesa de la individualidad

Petrarca se encuentra de esta manera frente a un esfuerzo que ha de durar su vida entera un esfuerzo por contener en siacute de alguna manera las tensiones de su personalidad compleja y a menudo contradictoria y la diversidad de los anhelos de su muy exigente corazoacuten (multivolum pectis) Este esfuerzo antroshypoceacutentrico (y no teoceacutentrico) por convertirse en el hombre que prometioacute ser es lo que le consume y es lo que Agustiacuten esgrime como tarea decisiva He ahiacute la raiacutez de la melancoliacutea de Petrarca disputa con Fortuna potque eacutesta le priva de una ocashysioacuten perfecta para ser duentildeo de su propia vida El experimento mental que gira en tomo a la inminencia de la muerte se focalishyza sobre esta cuestioacuten Si sobreviniese ahora la muerte iquestqueacute es lo que soy iquestPodriacutea decir acaso que he llegado al final que soy yo mismo La ansiedad crece en la conciencia de que la muerte puede visitarle antes de dar por concluida la tarea de su vida y no en el miedo por lo que haya de venir despueacutes Si Petrarca l

hubiese conocido a Marco Aurelio podriacutea haberse encontrado con ideacutentica preocupacioacuten En cuanto a la vida en el maacutes allaacute simplemente confiacutea en la misericordia di vina aun cuando Agustiacuten le advierta de lo perniciosa que puede resultar la facilishydad con que siente esa confianza Cuando Agustiacuten le plantea el siguiente interrogante iquestQueacute es lo que hariacuteas si supieras que soacutelo te queda un antildeo maacutes de vida Petrarca le asegura que laquotendriacutea un cuidado extremo en emplear ese tiempo en asuntos muy seriosraquo (p 173) De ahiacute la conversacioacuten pasa al poema Africa todaviacutea inconcluso y necesitado de los uacuteltimos retoques

La plena realizacioacuten de uno mismo se obtiene mediante la actividad creadora El sentimiento auacuten resuena en una de las uacuteltimas cartas de Petrarca En 1373 Boccaccio escribioacute a

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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r Petrarca para pedirle que conservara intactas sus fuerzas y para que dejase por fin descansar su pluma A Petrarca le irritoacute esta carta al final contestoacute oon lo que ha sido denominado despuuml6k su laquodiscurso de despedidaraquo

El constante trabajo y la aplicacioacuten son el alimento de mi espiacuteritu Cuando comience a desear el descanso y a trabajar con lentitud es que pronto dejareacute de estar vivo Conozco mis propias fuerzas No contento con las larshygas obras que he comenzado para la conclusioacuten de las cuales no bastariacutean ni mi vida entera ni el doble de los antildeos que me haya tocado vivir a diario busco nuevas tareas que iniciar A miacute desde luego me da la impreshysioacuten de que no soacutelo no estoy acabado sino de que soacutelo acabo de empezar poco importa queacute pueda pareceros a vos o a los demaacutes pues eacutese es el juicio que me he formashydo de miacute mismo Si en medio de todo esto tuviese que sobrevenir el fin de mi vida -y cierto es que no puede rondar muy lejos- tengo por deseo lo confieso que me encuentre como suelen d~cir vita per acta iuvenem [esto es al teacutermino de la vida con la fuerza de la juventud] Pero siendo las cosas cpmo son eso es algo que no podriacutea yo esperar Y espero en cambio que la muerte tenshyga a bien encontrarme leyendo o escribiendo o si Cristo se complace en ello oran~o con ojos llorosos2o

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Al final la vida sigue siendo oracioacuten o estudio No existe ninguacuten pesar por haber entregdo la vida a la doble tarea de cumplir con el deber cristiano yde perseguir la productividad creadora con la esPeranza de aldanzar la fama en este mundo

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6 BENVENUTO CELLINI LA INDIVIDUALIDAD INGENUA

La foacutermula bifronte de Burckhardt que describe el Renacimiento italiano como un perfodo de laquodescubrimiento del mundo y descubrimiento del hombreraquo podraacute verificarse mucho maacutes a fondo en los escritos biograacuteficos que en el geacutenero autoshybiograacutefico propiamente dicho La abundancia del material disshyponible pone de manifiesto esa fascinacioacuten dual por la descripshycioacuten de la apariencia de los hombres y de la apariencia de la tieshyrra en la que viviacutean la representacioacuten de las personalidades asombrosas y de las vidas repletas de acontecimientos se esgrishymioacute cada vez con mayor maestrfa Las memorias de hombres que habiacutean tenido experiencias de gran intereacutes no escasearon cabe pensar especialmente en Eneas Silvio Piccolomini y aunshyque en un sentido algo distinto en el historiador Guicciardini Las historias de familia tuvieron cierta prominencia al igual que en el norte de Europa y en esta misma eacutepoca La mayor parte de los escritos humanistas dejaron un lugar para los comentarios de iacutendole autobiograacutefica insertados no sin cierta ansiedad por una raza humana en la que abundaron los personashyjes agonistas Ahora bien no se escribioacute con la misma frecuenshycia la genuina autobiografiacutea en estado puro Las dos autobioshygrafiacuteas que comentamos aquiacute por extenso pertenecen a la Italia renacentista del siglo XVI y fueron escritas cuando la tendenshy

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