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RESEÑAS E II{FORMACIOI{ BIBLIOGRAFICA
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La experiencia de la ciencia

Feb 10, 2017

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RESEÑAS E II{FORMACIOI{BIBLIOGRAFICA

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R. J. JOHNSTON

Geography and Geographers: Anglo-American Human Geography sinceI945, London: Edward Arnold, 1979 (second edition 1983) pp- 232.

Ronafd J. Johnston es un geógrafo de las nuevas generaciones yprofesor en la Universidad de Sheffield, y que tiene rrna amplia e

intensa investigación en Geografía cuantitativa (muestra de eflo essu fibro Mult.ivariate Statistical Analysis in Geography ... , f9l8) ,

un Guogruf eografÍaPolitica {politicat, -bJF@ems, r97B y ceogra-phy and the State , 1982) , para recalar últimamente en fa HistoriadeJ- pensamiento geográfico. Esta diversidad de temas tratados espoco frecuente y e1 presente l-ibro ha tenido ya un conocimientoextraordinario apareclendo este misno año su segunda edición, locual es bien extraño en fa literatura geográfica.

n--1i-^Arrd!rza ros cambios acaecidos en Ia discipLina geográfica,discurriendo a través de 1os precedentes, 1a difusión de la "NuevaGeografia", que abarca todo el períoc1o estudiado desde los años 50 aI9'78, y que se o<tiende en la tradición anglo-americana, o sea,Estados Unídos y Canadá, Inglaterra, Austral.ra, Nueva zelanda ySudáfrica, añadiéndose particularmente Suecia y países escandinavos,y en fin trata en su aná1ísis fas tendencias de investigaciónrec.ientes. Ef origen del 1i-bro, nos dice el autor, es fruto devarios cursos de docenc.ia sobre la historia académica de Iadisciplina, impartida con enfoque o visión contextual, a partrr del-a estructura ocupacronal de fos profesores de Geografía y sus"carreras", dentro de un medio académico y social, no general-izandosobre todo eI gremio de geógrafos, pues se confiesa "incornpetentepara escribir sobre 1a Geografía Física".

El texto elaborado j-ncluye juicros subjetivos aunque el autor"trata de no tener interpretaciones propias, sj-guiendo una posturaneutral", si blen reconoce que 1a objetividad en este caso es pocomenos que imposrble. Esta pretensión recuerda la que también exponiaG. H. Sabine, en el prefacio a su manual de Historia de 1a TeoríaPol ítica (1'937) , cuando hace hincapié en que-"u;TlsT;;l-áA¿r;-;;puede hacer profesión de imparciatidad más allá de 1a fidefidad alas fuentes... en cualquj-er otro sentj,do 1a afirmación deimparcialidad es superficiaf o hipócrita", 1o que más adelante no leimpedirá que confiese sus preferencias filosóficas, esto es, que aligual que el- lector también e1 autor "historicista y académico"tiene una opinj-ón y ésta se ha de traducir en el texto presentado enalguna medida. Por tanto, visión contextual, con todo 1o que estosupone para la investigaclón. De otra parte, Johnston trabaja apartir de una extensa bibJ-iografía, con citas a veces amplias,aunque como es acostunbrado a ver en los geógrafos anglosajones, Iaprocedencia de fíteratura en inglés es exclusiva, que en muy pocoscasos se sale de 1as propias fuentes de la tradición anglo-a-mericana.

La fundación de fa Geografía Humana en esta tradición se hallacomo 1as demás, especialmente 1a franco-alemana, en e1 período de1

Contextos, I /2, 79a3 (pp. 147-1.59)

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ú1tlmo siglo y medio anterior, y está caracterizada también por 1osrasgos que Freeman enumera en A Hundred years of Geography, 1961rinvesLigac-Lones de tipo enciclopffiista ypolítico, de generalizactón y de especializaclón). Los paradigmas,según Johnston, serán en Geografia fos de la exploración de nuevastierras y las "Sociedades Geográficas" extendidas por todos lospaíses; en el plano académico fo será la confrontación defdeterminismo medio ambiental y el posibilismo; así como e1 conceptode región, que en Estados Unido será desarrollado por Harsthorne ySauer .

De1 largo articulo de Schaefer, "Excepcionafismo en Geogra-fia" , 1953, deriva una contestación del 1íder de .Ia Geografíanorteamericana de entonces, Harsthórne, \954, en 1a misma revista dela Asociaciación de Geográfos Americanos, y que no pudo sercontinuada por la desaparición del primeroi se pone el prrmer hiioen el desarrollo de manera continuad.a en 1os estudios sistemáticos,que de forrna aislada habj.a ya iniciado Ackerman en 1945 y algunostrabajos de cuantitativlsno dispersos, 1o que conjwrtamente dará laprimera fínea de investigacrón geográfica entre 1as tendenciasactuales, Ia llamada "teorético-cuantitativa", caracterizada sobretodo por e1 avance en et método científico, con conceptos einstrumentaf apropiados, que culminará en .Ias obras de W. Bunge,Theoretical Geography, L962, y de D. Harvey, Explanation in ceogra-phy., 1969, hasta hoy los textos más señalados de l4etodología yTeoria de la Geografia contemporánea.

A partir de estos orígenes afgo dispersos, se producrrá 1a"difusión" de esta nueva forma de hacer geográfico. Sigue unqtrayectoria desde las Universsldades de Iowa (Mc Carthy era su lí-der), de Wisconsin (Weaver), y sobre todo !{ashington-Seattle (conGarrison y un amplio grupo) , 1a Universidad de Cambridge enInglaterra (Chorley), y de Lund en Suecia (Hágerstrand, quien porenlonces expone su fértil modelo de fa difusión espaciaf de fasinnovaciones) . Al mismo tiempo se producirá una reacción, cada vezmenos consistente, frente a las nuevas formas de investigacióngeográfica, pero que pocos años después 1rán desaparecíendo ta1 comoeran af principio, manifestando una desconflanza sobre lodo hacia efcuant.itativimo -

La teoria espac.ial será ef "enfoque" de1 método científico enGeografía, interesándose 1os investigadores por el aná1isis sistémi-co, a1 igual que en otras ciencias, así como por 1a racionafidad delas decisiones dependientes del cornportamiento. Apareclendo en 1osúltimos años e1 ataque a1 positívigno desde aproximaciones humanís-ticas o frberales (con temas de salud, ecología. . . ) , y de tiporadrcal- (temática suya será la pobreza, e1 desarrollo, 1asegregación, 1as guerras... ) . Como proponen 1os radicales, lainvestrgación geográfica debe ser "relevante" ante fos gravesproblemas sociales, y de ahí que la base positivista de 1ametodología de 1a ciencra espaclal sea ya inapropiada para senejantetarea de estudio que 1os explique, a.la vez que trate de superar losdesajustes de 1a realidad, con la mayor objetividad cientificaposible, es decir, "investigación y acción" será su lema.

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Lo expuesto hasta aquí corrobora para Johnston ef modeloparadigmátj-co en la expl-j.cación de 1a evolución del pensargeograficor lo que le hace relevante o pertinente. Con este procedery su visión contextual ile base tanto filosófica como social en quese desenvuelven los geógrafos, ccrno seria e1 caso de los demásinvestigadores, ha contribuido este autor a una posición násescfarecedora del avance de la ciencia geográfica, en su ámbito másrenovador en lcis úItj-mos años.

Lorenzo López Trigal

BERNSTEINT J. La experiencia de fa ciencia. ¡,1éxico D,F.: F.C.E.1982, pp. 359.

Este es un libro muy desigual por su propia gestación. E1autor, "vigilante de 1a ciencia" durante 25 años (ccmo L.Thomas 1ofue de la Biología y ahi esta su último fibro La medusa y el caracolpara demostrarfo) , periodj-sta y luego físico de vocación, emprendela tarea de comprender explicando y divulgando, ccrnprender cómo segestan 1as teorías y los cientiflcos, ccrnprender por qué no se haconprendido, ccmo en su caso, e1 teoremá de Gódel con todos susdetall-es. En esta medida en que e1 autor interroga y expone a toscj-entíficos (el libro trata de científicos muy concretos), seinterroga a sí mismo y , bajo este hilo conductor, todos 1oscapítu1os tienen una j-ntencionalidad conún, aunque fueron escritospor diferentes motivos y con años de intervalo.

Hoy abundan los fibros con un enfoque simj-lar a éste (porejernplo, l-os escritos sobre l-a creación Cle 1a bonba atómica, 1adobte hélice, la mecánica cuántica, física nuclear, matemáticas,etc). Este libro, sin embargo, no escoge u¡r tema único. A 10 largode sus páginas, bien escritas y traducidas, desfilan Kepfer, Rabí,Lisenko, R. Franklin en su relación con la dobl-e hélice, Nev¡man ylas computadoras, Clarke y 1a extrapólación científica, Góde1 y suinnovador teorema y e1 inolvidable L. Thomas.

El libro es muy ameno y original en sus enfoques siempre decorte muy humano. Desde importantes probtemas cientifj_cos hastaaspectos personales de 1o- científicos, asi como las complejasrelacrones de estos con problemas sociales y políticos, vandesfilando .por sus páginas. Los capítu1os nás logrados sonprobablernente los dedicados a Kepfer, Rabí y Thomas, El dedicado aLisenl<o es ¡nás bien flojo. El dedicado a Góde1 es original y muypersonal.

No es un libro de Teoria de la Ciencia en ef sentido más comünni un anál-j-sis directo deI problema de 1a'-xperiencia en Ia ciencia.

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En este sentido' e1 títufo puede 1l-evar a engaño. Es un .libro sobre1a experlencia del científico o sobre e1 hombre que ,'hace cienc.ia,' osobre la ciencia como forma de 1a experiencia hu¡nana, experienciaque suele ser globalrzante. Se dice con más o menos exactitud queHeisenberg introdujo al sujeto en 1a medición centífica, según lac]ásica r-nterpretación de Copenhague. Bernstein quiere i.ntroducir,no a1 sujeto, sino al hombre en 1a experiencia que éf migno elaboray crea. Este, creo, es uno de fos obletivos amportantes de1 libro y1o logra en general. Es un fibro novelado y que se 1ec con deleite,de valor histórico y con buenas moralejas y enseñanzas; por ejempJ-o,que se aprende dialogando y que quien aprende no es un "sujeto",sino un hombre muy concreto.

Ef libro contiene también otra importante enseñanza y es que,sr bien interesa principalmente a los profeslonales de 1a ciencia,es nás reucxnendable aún a los profesionales de 1as letras. Es horade que vayan aprendiendo que la sensibifidad no es patrimonioexclusivo del poeta, el novelista, ef músico o e1 pintor. Bronowski1o puso hace tiempo en cfaro y no és ef único. Es todavía un mitomuy popular y muy.teorizado, si cabe hablar así, por los defensoresde las "ciencias del corazón". Véase si no, ccrno muestra, e1 libroPoiesis de Romero de So1ís. Este considera que 1o vitalmenteinteresante escapa a 1a ciencia y que fa conciencia trágica esangustia ante ]a muerte, la finitud, etc. Como contrapartida, Burneten su ú1timo frbro La entereza de vívir (F.C.E. \gB2) estudia eldolor, la deformldaa, @uetdad, el mal y la muertecon una dimensión ci-entífica y humana dificifmente superable y sintantos recovecos lingüistico-trascendentes.

Hay muchas ideas que perjudican fa comprensión y empleo de 1aciencia y una de ellas es creer que en efla no hay "alrna trágica".Hay muchos libros que 1o desnienten y, sobre todo, muchos máshechos, En este punto, el libro de Bernstein es de un gran vafor.

Manuel Esteban Sánchez

STEPHEN JAY GOULD. El pulgar del panda. Madrid: B1ume, 1983, pp.352.

La bibliografía en español- sob.re 1a evolución es ya abundanteen calidad y cantidadr aunque faltan por traducir aún obras muyimportantes e impresclndlbles. Los libros de Gould son aún pococonocidos, aunque en revistas especializadas han aparecido yaalgunos artícutos suyos. Bl-ume ha publicado recientemente uno de 1osmás originales y agudos de este conocído paleontologo: Ef pulgardgl panda. Ensayos sobre 1a evolución. pertenece este fabro a esegenero que se puede flam-r de ensayo-divu-lgación-recopilación de

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artícu1os en los que r¡n autor matiza sus posiciones y hace a Ia vezmútiples aplicaciones de sus teorías científicas. Este 11bro hacehonor al más puro estilo de Gould: serio, ameno, agudo, irónico ydenso. El- tema conductor del libro está recogido en la sentencia dePfinlo: "nn ningún lugar se encuentra Ia naturaleza en su totatidadtanto como en sus más pequeñas crj-aturas". Gould es un magníficoanalista de 1o pequeño, de 1o concreto, de esos hechos oacontecimrentos que con tanta frecuencia hacen brecha en bril-lantesteorías porque no encalan. Estudiando problemas muy concretos, Gouldva entretejiendo una densa estructura teórica. Pero esto no debehacer ol-vidar que, ccmo Darwin, éI es un minorista.

Desde ccrnienzo de los años 70, Goul-d se caracteriza juntamentecon Eldredge, por dar nuevos enfoques a fa teoría de la evoluciónrornpiendo e1 núcleo duro de Ia rnigna y sus cinturones de seguridad.Es conocido que este ataque ha sido efectuado desde diversos frentesy ya antes que Gou1d, pero no es momento ahora para resumirlos. Muyresumidamente, podría decirse que Goutd pone en entredicho eIgradualismo de Simpson (1944) que intentaba verifícar pafeontológi-camente 1a idea fecunda de Dobzhansky que estructuraba teorícamenteel concepto de q¡o1ución como acumufación graduaf de pequeñasvarj-aciones. En real-idad, con Simpson se dió una conjunción casiccmpleta entre paleontología y neodarwinismo. La llamada "síntesismoderna" culminará poco mas tarde a raíz de]. congreso de Prlnceton yen conocidos desarrollos posteriores que sería fargo enumerar enesta breve reseña.

Gould estima que no parece cj-erto (o es poco probabfe) que unaespecie inicial se transforme en otra nueva de forma continua ygradual. Basándose, entre otras cosas, en ef fenómeno peleontológicoconocido como "éstasis", Gould propone el reemplazo brusco o cambioneto de caracteres. Este fenómeno es desj-gnado por Eldredge ccxno"evolución en equilrbrios intermitentes (punctuated: en inglés, ensentido figurado, signiflca "interrurnpidos"). Esta idea no es de1todo ajena al modelo mas conocido de "especiacrón geográfj-ca" de E.Mayr. Según Gould y Eldredge, e1 fenómeno conocido como serieevolutiva de tendenc.ias dircccionales no se explica según e1paradigma simposoniano, sino por estadios terminal-es en los que unaespecie termina y es sustituída por otras nuevas que se reparten porvarias regr-ones geográficas diferentes. En general, coilo pasó conlos coches en l-as prirneras décadas del sig1o, fa mayoría nopersisten mucho tiempo. A 1a larga só1o una persiste presentando eIfenómeno conocrdo como éstasj-s. La especie que a l-a larga persrstese drferencia ya cualitativamente de fas que han ido desapareciendo,La repetición de este curioso proceso en cada nuevo episodio de laespeciación intensificaria ef carácter continuo de Ia lineaevolutiva de r.rn determinado carácter. La Iinea evolutiva se íniciaráen una dirección y de ahi el aspecto direccional de r:n lina¡e. Laconservación de un carácter se debería, en ef rnás clásico sentido dela palabra, a su capacidad para resistir las condiciones de1momento. Se trata, en consecuencia, de una selección a nivef deespecie, no de rndividuos. La concl-usión es que Ia macroevolución yla microevol-ución no están sincronizadas, por 10 menos de la forma

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que se venía pensando hasta ahora. Por tanto, 1a sustitución de r:naespecie por otra no es producto directo o consecuencia de 1a mrcroe-volución. La especiación sería entonces un fenómeno más biendistinto a J-a adaptaci-ón de poblaciones.

Los neodarwinistas c1ásicos se inclinan a pensar que esto nopone en entredicho la teoría sintética. Sin embargo, la idea centralde Gould y segurdores consistente en afrrmar que la evolución no esconsecuencj-a de la adaptación, sino principalmente de 1a especia-ción, j-mplicaría, ccmo ya se ha dicho, que la macroevolución esrelativamente independiente de la microevoLución. Es decir, que elmecanisno de las modificaciones de pequeñas aptitudes no parecepoder expficar, por sí so1o, al menos,la evolución de granamplitud.

En los últimos años se ha ido abriendo paso Ia idea de l-aentidad real de la especie (algo que. recuerda e1 tercer mundo dePopper y Eccfes) dado que cada una de ellas tiene un papel particu-1ar y peculiar dentro de la naturaLeza. Se pueden interpretar, por10 tanto, cc¡no entidades ontológicas individuales que ccrnienzan yacaban un ciclo vital-. Las especies es-drian delimj-tadas temporal-mente como lo están los individuos. Cuando una especie perece puedeser sustituída por varias. Estas nuevas poseen adaptaciones adiversos ambientes, pero no están orientadas en una linea evolutivadeterminada, sino distribuídas af azar. Incluso, se puede afirmarque sr no hubiera una tendencia en una especie, 1a tendenciaevol-utíva se daría en el ccrnrenzo de la secuencia de sucesión. Asípodría explicarse, por ejemplo, e1 aumento de volumen en la especiehumana. El volumen de la caja craneana ha ido armentando si-n que enef interior de 1as especies se observe esta tendencia. Las especiesdesempeñarían un papel similar a 1as mutaciones de genes en el largoproceso de selecclón natural.

Esta teoría no está cerrada a otras formas de o<plicar Iaevolución o a otras explicaciones a otros subni-vefes debajo delpoblacional ccmo e1 de Ia biología de1 desarrollo a nivel indivi-duat. Se trata de reconocer que hay numerosos niveles de evolucíón:Lñ.Ll.L). -.L- relativamente independientes, cada uno con su propiaféncñenóIogíá que debe ser explicada y ccrnprendida por sí misna cone1 fín de entender mejor ta compleja diversidad del mundo viviente,

En este ú1timo libro, Gould explica por qué podemos confj-ar enque 1a evolución es un hecho, pero no basándose en e1 orden(camuflado sustituto de1 orden teológico) , sino en 1as múltiptes yparadój icas imperfeccioness que revelan una historia siempreconpleja como e1 pulgar de1 Panda. El pulgar def Panda sería 1acontrapartida zoológrca de las orquídeas de Darwin. En palabras deF. Jacob: la naturaleza es una magnífica chapucera, no un divinoartífice. La perfeccl-ón (ccmo 1a linealidad) era el argumentofavorito de intervención de un arquitecto drvino. Para Goul-d, 1oinútil (tema tabú en fa teoría de 1a evolución clásica) , 1opeculj-ar, 1o incongruente aportan pruebas, señas de r.rna largahistoria. Lo perfecto no tiene h.istoria: pudo haber sido creadoperfecto, no necesita evolucionarr o en úftimo caso, se. trataría dedesarrollar una perfección i.nherente, divina o nanifiestamente

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teleológica. Nada agrada más a Darrtj-n que esas estructurasvestigiales, extrañas (inútiles) que llevan la impronta de laparadoja. Las "extrañezas" son, por tanto, la mejor prueba de laevolución.

EI hiperseleccionisno es en el fondo creacionigno camuflado o

trastocado, pues tiene r¡na fe c5.ega en la "correción" de lanaturaleza. Es una especie de optirnisno leibnj-ziano ingenuo quecul¡nina en e1 farnoso personaje de Voltaire: nuestras narices fueronhechas para flevar gafas y las llevamosi nuestras piernas fueronhechas para Ilevan pantalones. .. y los lleva¡nos.

Aparte d! estas ideas, en el libro se tratan otros problemasno menos j-nteresantes e importantes como la relación entre ciencia ycuftura o por qué el darwinisrno no es compatible con la idea de unprogreso "intrínseco" en Ia naturaleza. esí mismo, los problemas del-.sentido de 1a vida, 1os nuevos descubrimiéntos en teoría de Iaevoluci-ón o en genética (cono los genes saltarines: un buen títufopara hacer conpañía al gen egoísta de Darkins) o 1as secuenciasinsertadas, los problemas de conducta. de una ciencia de la vida queunifique genética mulecular y teoría naturaf, son 1os temas quetrata !ste l"ibro de un gran maestro de la sospecha que ha visto 1adiferencia de procesos causafes en la evolución, 1o irreductj-ble deIa complejidad de la vida y que trabaja con la idea de que 1osorganisnos, ccrno las especies, no son "bolas de bil1ar" impulsadaspor fuerzas externas o simples como é.i Ia vida fuese una mesa debitr lar.

Leyendo este fibro se puede pensar que tal vez en Biología seestá produciendo una revolucj-ón paradj.gmática al estilo de aquellaque en los años veinte y treinta cambio la física. Las ideas deGould no agradarán a todos.. Pero lo cierto es que hoy ya no se puedehablar de teoría de Ia evolución sín conocer e incorporar susteorías y su capacidad -crítica.

tulanuel Esteban Sánchez

MORIN, E. Para salir del s Io xX. Barcefonar Kairos 1981, pp. 36I

La preocupación por el futuro es uno de Ios puntos dereferencia de toda reflexión actual sobre 1a condición humana. Desdelos años 6O sobre todo, la biblj-oqrafía sobre este tema ha crecidotan abundamentemente que se ha convertido ya en un campoespeci.ali-zado. El ú1timo informe de1 Club de Roma sigue r¡na lineaque se puede remontar hasta la famosa obra Lran 2440 pubTicada enI77o- En Francia, la preocupación por ef fufü?l-ñá-=ido y es muyfuerte en los últimos ailos y se ha caracterizado por una fuerte

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reflexión humanista, una esperanza moderada y una menor fantasía enrelación a temas técnico-científicos y socl_ales que, por e;emplo,fos americanos (Salcrnon, Attafi, Debray, Ruffié, Bonnot, Jaquard,Granou, Baron, Billaudot, Sulferot, Lesourne, Nora, Minc, etc).Entre fas obras aparecidas recientemente sobre este probremática,destacan las def español pániker y los franceses Debray y Morin. E1libro de Morin, con muchos puntos de convergencia en relación al dePániker, es muy diterente al de Debray, más denso, más ambicioso,más estructurado y, ta1 vez, más oscuro. Sin embargo, hay algunosparadrgmas comunes: ambos hacen una fuerte críti-ca al marxisno yambos emplean determinados modefos cientificos. Debray emplea el-teorema de Gódel para hacernos ver que todo sistema político, aunquesea consciente, es inccmpfeto y es necesarra fa apertura a elementos"ajenos" al sistema. Morin emplea más bien }a cibernética, teoría desistemas, ecología, terrnodinámica para habfarnos de la necesidad defsistema po1ítico a abrirse. Só1o que Morin escribe en un lenguajemucho más accesible, no tan rebuscado, tan propenso a giros, a losrizos metafóricos como ef que caracterlza a Debray. Morin es, porotra parte, más esperanzador en sus conclusiones. En ef fondo, laobra de Morin podria tener un títufo kantiano simifar al de Debray.Srn embargo, Morin quiere más bien contrrbuir a esclarecer 1asfuerzas que van a configurar nuestro próximo futuro y abrir caminosconcretos.

Morin hace una aplicación a 1o polítrco y a 1o social de ideasque ha explicado detalladamente en libros anteriores como El para-digma perdido y sobre todo, la serle El método. por otra-ffiE6,ideas parecidas o semejantes frotan o rJte" ei-ef rlamado."pírlt'cientlfico actuaf. Extraordinariamente capacitado para construirgrandes síntesis de pensamiento, desarrolla, a lo largo de estelibro, 1o que él llama e1 juego profundo de la verdad y de1 error.El prmer caso es mirarnos a nosotros mismos, mirar lo que sabemos,revj-sar los úftimos 20OO años, aprender de nuevo a ver y a saber porqué las rdeas están enfermas, asfixiadas, casi muertas de tantosapretones. Y e1 hacer sufre l-as consecuencias. Los infiernos de1horror y de 1a indiferencia se han convertido en espectáculo, faracionalidad se ha convertido en la ideología y dogma. Hemosolvidado que la Verdad debe ser biodegradable. Sería precisoaprender que toda idea (política) sufre su propta entropia, aunquemuchos se enpeñen en rodearl-as de clnturones de seguridad. Seríapreciso aprender de nuevo a saber que el pensamiento, la acción, 1avida no mueren en manos de la i-ncertidumbre. A1 contrario, de ellase nutren en e1 fondo. ¿por qué esa manía por anular laambivalencia?.

Koestfer en su hbro Jano vio como nadie que desde f945 laconciencia humana habia cambiado. podemos destrui rnos como especie.salfantin decía que esta fecha fue er- fermento de una nueva concien-cia mundial-. En ideas parecidas ha insistido Sagan. En Juegos deguerra, 1a computadora descubre que nadie ganaría la 3c querramundial, no hay verdad y error. Só1o error. Morin trabaja tambiéncon estas ideas a las que entreteje y entrecruza para sacar a 1a 1uzlos errores de1 poder y del pensamiento de1 poder, del Éstado, de

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todo dogmatisno, de toda política. Asume el ri.esgo de 1os tiempospero también su esperanza. Y como Sagan en Cosmos y enLos dragones del edén, Morin patentiza Ia idea de que estarnos aún enla prehistorj-a def espíritu humano, en 1a Edad de Hierro planetaria.Se trata de que e1 proyecto rnás inportante para nuestro futuro somosnosotros misnos.

Cargado de un humanisno que en absoluto es ingenuo o piadoso,Morin retona 1a gran tradición crÍtica occidentaL (que tanagudamente ha puesto de manifiesto Pánlker) armado de su experienciahumana y política y científica. Es difíci-l encontrar tanto y tanbien hilvanado en un solo cerebro y en una linea que tieneantecedentes irunediatos en figuras como Einstein, Heisenberg, Born,Monod, Burnet , Weizsácker, Oppenheimer, Jacob, Attali, Toffler,Stent, y un larguisimo etc. Se muestra dónde están nuestros errores,cómo aceptarlos, cómo integrarlos, posiEG!-"aminos de salida. ¿Cómotomar en serio 1os derechos de1 hombre cuando éste no tiene unestatuto teórico y menos aún 1o tiene práctico, cuando se ignoran 1alibertad y eI sujeto, cuando eI antiguo humanisno está hecho añicosy, a pesar de e11o, nuestros po1íticos beben en é1, cuando e1Dios-garantia si no está muerto, al menos duerme?. Es urgenterevisar todo e1 pasado. Podemos desesperar y esperar, No haygarantías políticas. Ni Marx nl Jesús ni 1a Rand Corporation. E1camino que queda es e.I camino de la rqsponsabilidad.

Manuel Esteban Sánchez.

MARIO BUNGE

Controversias en Física, Madrid: Tecnosr ]-983, pp, 252-

Este Libro pertenece al género de las recopilaciones detrabajos sobre una temática tratada por un autor a 1o largo de untrayecto de su ejercicio intelectual, Mario Bunge, físico y filósofosobradamente conocido, que ha tratado e1 ár¡bito de las discj-plinascientíficas en sus perspectivas más diversas (cf., en este mis¡nonúmero, e1 cc¡nentarlo de José Luis Gonzáfez a su reciente libroEconomía y Filosofía) nos presenta aquí una sefección de trabajossobre Física. Como é1 misno puntualiza, dos hilos conductoresensartan e1 conjunto de artículos. Por un 1ado, su tema cornún: laproblemática filosófica de 1a nísica moderna; por e1 otro, laepistenología reafista defendida por Bunge ccmo-1a única adecuada a1formalisno matemático y a1 conportamiento de .l-os rnvestigadores (p.I1). Estos hilos conducen a través de una trama que agrupa lareconstrucción machiana de la Mecanj.ca c1ásica, fa teoría de larelatividad y la teoría cuánti.ca. Los artículos recogidos van desde

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1966 (e1 ¡eferente a Mach, capítufo I def libro) hasta 1983 (elapéndice dedicado a las desigualdades de Bell); muestran, por ranto,Ia versión consolidada de 1a filosofía bungiana de 1a Física, enparalelo a sus más conocldos Foundations of physics (1967) yPhifosophy of physics (I973¡ eatció"Ei!fiiG--a. tr?s).

Nada tiene de extraño que Bunge cdnience midrendo su realismode un modo crítico contra eI fencrneni-sno de Mach. Se trata demostrar Ias insuficiencias de esa reconstrucción de la Mecánica,para concfuir, al menos, "cómo no construir La Mecánica" (p. 39). Elanálisis de1 intento de Mach conduce a inferir 1a imposibilrdad de"construir Ia mecánica (o, por l-as mismas razenest cualquier otrateoría cientifica) únrcamente a partir de conceptos observacionales,... de j-nferir teorías a parti-r de l-os datos.,. (p. 40)i en resumen,a la conclusión del fracaso de este tipo de empirisno que es elfencrnenisno. De ell-o se extrae la lección de que los errores de Machse deben "a su filosofía y a su bonocimiento insuficiente de Lafísica teórica" (p. 44\ ¡ en suma a una deficiencia teóricacaracterística del empirisno. El remedio propuesto para ]a rectifi-cación de estos errores, su corrección "con la ayuda de un poco delógica, otro poco de semántica y una dosis de reaJ-i$no" (p. 45)constituye en realidad, bajo e1 aspecto de una prescripción, Iaafirmáción de 1a propia fil-osofía bungiana. pero 1o que verdadera-mente constituye e1 mérito saliente de este trabajo es e1 aná1isisde detalle sobre "l-as cosas mismas" que Bunge l-1eva a ef ecto: l-areconstrucción y crítica del análisis machiano de tos conceptos deespacj-o y trempo (pp. 15-25), de1 intento de ehmrnar masa y fuerzaccrno conceptos fundamentales (pp: 25-32) y de 1a intención, subsj.-guiente, de derivar la diná¡nica a partir de fa c.inemática.

Dos artícul-os de construcción conceptual separan 1a reexposr-ción de llach de 1os tertras de física refativista. El primero aclara,despejando errores frecuentes, 1os conceptos de asinetria, j-nversióne irreversibilj-dad del tienpo (pp. 46*6I). Ef segundo expone fasbases de u¡ra teoría rel,acionaf del espacio físico, en cuanto opuestatanto a 1a concepción del misno como un continente de fas cosas comoa 1a que fo identifica con una suerte de materia prima en términosde un "monisno gecrnetrico", Las bases de l-a construcción delconcepto de espacio físico, en su forma relacj-ona1, y desde rrnaperspectiva objetivista compatible con el realismo, están dadas enfos conceptos de "cosa" y "cambio". Procediendo al modo axj-crnáticollega Bunge a la construccj"ón de un concepto de espacio físico como"multiplicidad de tres dimensj-ones sin fronteras y, por tanto,local,mente euclidea" (p. 81), a su juicio suficiente para 1osfundamentos generales de l-a Física, que puede ampliarse según lasnecesidades. Este capítufo (pp. 62-82) ofrece wr buen boton demuestra de1 modus operandi bungiano.

El capítulo 4 titul-ado ',Relatividad y filosofía" tiene ccrnofin acl-arar conceptos fundamentales y establecer los referentes de1a teoria de 1a refativídad (especial y general) . para comenzar sedespeja que 1a expresión "relativo a', debe entenderse físicamente(relativo a un referenciaf) y no respecto de "observador" alguno.Por e11o misno e1 concepto de "referencial,'se convierte en objeto

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de anáfisis, entendiendo por referenciaLes sistemas de coordenadasfísicas y no merameñte gecmétricas: "1as transformaciones de Galileoy de Lorentz son transformaciones lineales de l-as coordenadasfísicas, y arnbas contienen un parámetro ajeno a Ia gecrnetría: lavetocidad relativa de 1os referenciales (inerciales) en cuestlón'l(p. 91) . Seguidarnente explicj.ta la diferencia entre los conceptos de"invariancia" y "covariancia": la covariancia es una propiedad deciertas regularidades o leyes que no cambian respecto de unatransformacion de coordenadas físj-cas; siendo así, 1a covariancia de1as leyes básicas es una garantía de objetividad 1p. 95). En estamisna fínea de asegurar el contendido objetivo de las teoríasrelativlstas y utilizando 1a noción de "clase de referencia"desarrollaoa sobre todo en e1 volumen I (Sense and Reference) de1Treatise on Basic Philosophy (i-g74l -cfase--F-?6?EiEntG-Js e:-.onlunto de;btt."

" S""-e refieren los conceptos de una teoría-,afirma que "puesto que en principio toda teoría física puede...incorporarse a la física r:eletivista, 1a clase de referencia de estaúltima resulta igual- a la totalrdad de Los entes físicos" (p. 97).Esto vale tanto para la relativj-dad especial ccrno para Ia general:1as diferencias entre estas dos versiones de la teoría relativistason de las transformaciones implicadas, no d.e referente. Así, fanoción de reLatividad, apoyada en 1a objetividad universal deLconcepto de covariancia y en la universalidad objetiva de Ia crasede referencj-a, queda resguardada de fas interpretacíones subjetivis-tas y convencional-istas a la vez que asociada a1 realismo gnoseoló-gico (p. 102).

Con excepción del apéndice 2, qué es una crítica al"estructuraligno" de Sneed-Stegmül1er, y del capítulo 9, que tratade la estructura y contenido de una teoría física, el resto de1libro es r:na reflexión-diversa, pero concurrente a una interpreta-ción realista de Ia mecánica cuántica. Tras e1 capitulo anteriormen-te ccrnentado, Einstein sirve de puente con e1 siguiente, que renuevae1 tema del- conocido debate que tuvo con Bohr.

Los cj-nco capítulos (5, 6, 7, 8, IO) y el apéndice dedicados afa teoría cuántica, a pesar de su rica diversidad, podrianconsiderarse jr.mtos tomando como hilo conductor 1a interpretaciónque de dicha teoría física propone 1a epistemología realistadefendida por Bunge. EI punto central de esta interpretaciónrealista de 1a tísica cuántica se halla en la ínterpretación de lasprobabilidades irreducj-bles contenidas en e1la, indisolublementeligada aI tipo de objetos supuestos referentes últimos de la m.isma.El problema de 1a interpretación de 1as probabilidades irreduciblescondiciona ef sentido de algunos probl-enas c1ásicos discutidos enrelación con 1a física cuántica: por ejemplo, e1 de1 determinisno,ligado a 1a interpretacion de las desigualdades de Heisenberg; e1 dela dualidad de 1as perspectivas corpuscular y ondulatoria; el de laobjetividad de la teoria cuántica, puesta en entredicho por faescuela de Copenhague, etc. La figuraci.ón de fos referentes debe sertal que resuelva en su justa medj-da las dificultades que planteanlas desigualdades de Bell, que obliqan a suponer la inseparabilidad(no-localidad) en e1 ámbito de 1os objetos cuánticos.

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La solución de Bunge consiste básicamente en interpretarobjeti-vamente 1as probabitidades irreducibles, por e1 hecho deser1o, 1o que obliga a prescindir de las represeneaciones de .l-osobjetos cuánticos como objetos puntifórmes. Merecen, por tanto, unanueva dencminación para evitar confusiones: Brnge 1os llama aquí(como tambi.én en Phj-losophy of Physics y en otros lugares) cuanto-nes, que aL parec"@cono "objetos extenditEJlüecarecen de figura y 1ímite definidos, no tienen r:na posición precisayr en consecuencia, no se mueven siguiendo trayectorias precisas"(p. 196) . Por otro l-ado, este ámbito, para dar cuenta de Iainseparabilidad -Ios componentes de r:n sistema que se ha desintegra-do, a pesar de separarse considerablemente, parecen seguir ligadoscausa.lmente- debe ser pensado conforme a Ia perspectiva de unaontología sistemica: "las ex-conponentes de1 sistema siguen estandoligadas, por 10 menos hasta el momento en que se incorporan a nuevossistemas. La no localidad de la teoría cuántica confirma 1a famifiade l-as concepciones sj-stémicas del mundo, ya que viene a decir queno hay cosas aisladas" 1p- 246\. La 'interpretación objeti-va de lasprobabilidades y de la inseparabilídad obliga a conjugar a faepistemología rearista una determinada ontología: un materialignos istémi co.

Esto supuesto, pueden entenderse 1as conclusiones de Bunge enIos diferentes capítulos. En fo referente al debate de Ej-nstein yBohr cabe sl-ngularizar estas tres conclusi-ones: 1) Desde e1 punto devista científlco Bohr llevaba globalmente la raz6nr fa mecánicacuántica no parece ser una teoría provisional que deba sustituj-rsepor una teoría c1ásj-ca con variables ocultas, pero er.ró a1considerarla definitiva y ccrnpleta; 2) Einstein ffevaba Ia razónfilosóficamente por exigir interpretaciones realistas de las teoriasfísicas, aunque su concepción c1ásica de 1a realidad física (quesupone la separabilidad) no sea la adecuada; 3) Ambos se equivocaronen e1 tema def determinismo "porque... interpretaban las desvlacio-nes estándar medias que aparecianr por ejemplo, en 1as desigualdadesde Heisenberg, ccrno indeterminaciones e incluso como incertidumbres"(p. I29) , pero aquellas no son ni una cosa ni otra, porque losobjetos no son puntiformes ni la teoría se refiere a los físiccs,sino a los obletos. E1 capítufo 6 ("Peculiaridades de la físicacuántica" ) establece d,iez diferencras entre ésta y 1a físicaclásica, entre l-as que destacan 1a (3), e1 predominio de probabili-dades primarias e irreducrbles y Ia (9) , Ia ausencia de separabili-dad entre 1os componentes de un sistema, por más que se alejenespaci-almente entre sí (cf. p. 155). El capítulo 7 ("uecánlcacuántica y medición") rechaza los habituales argumentos que conducende la teoría de fa medj-c1ón a interpretaciones no rea.Iistas. Enprimer lugar -argumento repetidas veces empleado por Bunge-, porque"1a mecánica cuántica es una teoría de 1a materla, no de la mente.Todas fas fórmufas de la mecánica cuántica se refieren a entidadesfisicas,.." (p. 179), En segundo 1ugar, porque, a1 ser macroscópicotodo .instnimento, toda teoría de 1a rnedición debe j-ncfuir conceptosde teorías cIásicas; y, además, para que una teoría de la medióiónsea contrastable debe ser especifica; "por consiguiente, no podrá

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haber una teoría de 1a medi-ción de carácter general y estrictamente¡necano-cuántica" (p. 180). El capítu1o I ("rnterpretación de 1asdesigualclades de Heisenberg") trata de despejar ef verdaderosignificado físico de este "teorema'f de la mecánica cuántica; lasdesigualdades de Heisenberg "han soportado rnayor número de interpre-taciones que cualquier otra tórmula científica" (p. 197) y Bunge.nosofrece aqui la suya. Sobre los supuestos que hernos explicitado puedeentenderse rectamente una interpretación que dice Literal-mente:"En e1 nivel cuántico (caracterizado por fa constante de Pl-anck)I@ispersión) de la posición y la semiamplitud (odispersión) dgl- momento'de un cuantón individual están inversamenterel-acionados. Esta interpretación está de acuerdo con 1a propia

"""""p"C" de Heisenberg según 1a cual los conceptos de partícu1a y

onda no pertenecen a1 contexto de la mecánica cuántica porque sonnociones clásicas" (rbid.). EI capítul-o 10 ("una axicrnatización sinfantasmas de la mecánica cuántica") debe ser feído corno 1o que es,cc¡no un ejercicio de construcción conceptual del que no caberesumen. Finalmente, e1 apéndice 1, dedicado a las desigualdades deBe11, pone su empeño en mostrar -sin duda, con aiierto- que lasrefutaciones experimentales de dichas desigualdades no refutan elrealisno, sino los dos principios implíci-tos en e1las, a saber, "e1de la exactitud (sharpness) de todas las propiedades y e1 de lalocalidad (o separabilidad). Por consiguiente, 1a refutación de 1asdesigualdades de BelL refuta 1a conjunción de dichos principios:ninguna teoría de varj-ables ocultas, deberá ser no local; y siqueremos conservar Ia locafidad debemos renunciar a 1as variablesocultas. Pero sólo 1os nostálgicos se enfrentan con este d11ema".(p. 2461 .

Los realistas, habría que añadir, pueden encontrarse a susanchas tanto con r]n tipo de teoría como con el'otro, La cuestiónestaria en todo caso en saber si a la una y a la otra corres-ponderían diferentes formas de reaJ-ismo o si una migna forma seríacompatible con ambas. Si 1o fuera, y supuesto que se me conceda eljuego de palabras, resultaría "separable" de fa una y de la otra.Recc¡nendaría 1a cuestión cono ejercicio para nostálgicos recupera-bles que decidan dejar de plantearse dilemas inútiles, pero, eso sí,que estén dispuestos a seguj-r 1a tradición de 1as controversias enFísica que tan ejemplarmente refJ-eja este libro de Bunge.

Juan Ramón Alvarez

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