Escultura del Quattrocento. Características generales. Ghiberti y Donatello. La abundancia de obras escultóricas clásicas en Italia y, por tanto, el conocimiento de ellas por parte de los grandes escultores del momento, hizo que la transición del Gótico al Renacimiento, en cuanto a escultura se refiere, no fuera tan brusca como sucedió en la arquitectura. En la Europa gótica, el sentimiento clásico en la escultura aparece antes que en la arquitectura. La escultura del Renacimiento no es más que el resultado de una evolución desde el Gótico y por eso encontramos una cierta fusión entre los dos estilos: del Gótico hay un predominio por las formas esbeltas, esa elegancia curvilínea y una tendencia al gusto narrativo, es decir, a contar cosas mediante el arte. A estas características se suman novedades esenciales como el concepto de composición y orden, la tendencia a la visión unitaria, es decir, contar cosas con la escultura pero de una vez, sin viñetas o pisos, racionalmente. Hay también un nuevo gusto por lo expresivo, por el movimiento suave y clásico, por el realismo a la hora de enfrentarse con la figura humana y desde luego un mejor tratamiento del desnudo. Las características de la escultura italiana del Quattrocento son: . El naturalismo, que busca la semejanza entre la obra y el modelo, oponiéndose así al misticismo y simbolismo medievales. Renace así el sentido de la proporcionalidad, cuyo canon establece la medida del cuerpo en 9- 10 cabezas su tamaño. . El tema principal será la figura humana, adquiriendo importancia el desnudo y, por tanto, el estudio de la anatomía. El cuerpo humano desnudo es el ejemplo máximo de la belleza perfecta, siguiendo las ideas antropocéntricas, y representándose de una manera realista, con estudio de la anatomía, el movimiento y la proporción, según el canon clásico. . Se busca la belleza formal, capaz de producir placer estético.