Top Banner

of 72

La Conquista Biologica

Mar 02, 2016

Download

Documents

Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
  • NOBLE DAVID COOK

    LA CONQUISTA BIOLGICA

    LAS ENFERMEDADES EN EL NUEVO MUNDO, 1492-1650

    Traduccin de

    M a r a A s u n c i n G m e z

    S I G L O

    x a

  • S I GL O

    m

    EspaaMxicoArgentina

    Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento (ya sea grfico, electrnico, ptico, qumico, mecnico, fotocopia, etc.) y el almacenamiento o transmisin de sus contenidos en soportes magnticos, sonoros, visuales o de cualquier otro tipo sin permiso expreso del editor.

    Primera edicin en castellano, noviembre de 2005 SIGLO XXI DE ESPAA EDITORES, S. A.

    Prncipe de Vergara, 78. 28006 Madrid www.sigloxxieditores.com

    Primera edicin en inglsCambridge University Press Ttulo original: Born to die.Disease and New World Conquest, 1492-1650

    Noble David Cook de la traduccin, 2005, Mara Asuncin Gmez Diseo de la cubierta: Pedro Arjona

    DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY

    Impreso y hecho en Espaa Printed and made in Spain

    ISBN: 84-323-1218-5 Depsito legal: M. 42.448-2005 Impresin: EFCA, S.A.Parque Industrial Las Monjas28850 Torrejn de Ardoz (Madrid)

  • A Cuitlhuac y Huayna Cpac y los otros millones de personas muertas por el contagio

  • INTRO D U CCI N

    Desde la poca de los grandes exploradores de la Edad del Descubrimiento, la gente se ha preguntado cmo unos centenares de espaoles y un pequeo nmero de aliados fueron capaces de conquistar dos de los ms grandes imperios del momento: el azteca y el inca. Por qu sobrevivieron algunos mientras otros sucumbieron masivamente a los extranjeros que llegaban a las playas de las Indias al final del siglo XV? Cmo pudo desaparecer tan rpidamente la numerosa poblacin aborigen y ser reemplazada por extranjeros que, tras un periodo de aclimatacin, dejaron de morir para multiplicarse sin contratiempos? Despus de un breve, aunque trgico, periodo de tres o cuatro generaciones, los extranjeros parecan haberse convertido en la fuerza dominante en el Nuevo Mundo al gobernar a una poblacin indgena cada vez ms escasa y dbil.

    En el siglo XVI se ofrecieron dos explicaciones. La primera queda retratada en las argumentaciones de fray Bartolom de las Casas (1474-1566), conocido como el protector de los indios, quien subrayaba que la crueldad de los espaoles haba sido el principal factor que hizo posible la dominacin europea y la subyugacin indgena. Espaoles y portugueses mataron y mutilaron a los indios, los esclavizaron y los hicieron desgraciados de mltiples formas. La maldad de los espaoles, difundida a travs de la llamada Leyenda Negra, era una atractiva explicacin para otras naciones, puesto que justificaba sus propias ocupaciones en los territorios de un perverso imperio catlico. La segunda explicacin para la aniquilacin del pueblo amerindio era de carcter religioso. Los frailes y telogos cristianos no podan comprender la razn por la que los indios, en un tiempo tan poderosos, parecan estar condenados a la extincin. La causa, segn ellos, deba ser providencial y asociada, de una forma u otra, con el plan secreto de Dios de ayudar a la ms rpida expansin de la fe a todos los pueblos. Otra explicacin era que Dios estaba castigando

    1

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    a los indgenas por presuntos crmenes contra la naturaleza: canibalismo, sacrificios humanos, sodoma, o incluso frecuentes e inexplicables rechazos de la palabra divina.

    En diversos textos, Bartolom de las Casas proporciona un buen nmero de ejemplos de los ms horrendos actos de sadismo que se pudieran imaginar. La crueldad no se limitaba a excesos cometidos contra los guerreros durante el fragor de la batalla, sino que se extenda a los jvenes e inocentes. Los ejemplos de crueldad de aquellos que se llamaban cristianos se multiplican: A estos mismos acaeci que dos muchachos de hasta doce aos traan sendos papagayos y tomronselos dos que tenan nombre de cristianos y por su placer cortaron las cabezas a los muchachos. Otro tirano, porque se enoj de un cacique, porque no le trujo o no le di lo que le mandaba, ahorc 12 indios de sus vasallos, y otro 18, todos en una casa. Otro asaete un indio con pregn, diciendo que lo sentenciaba porque ro se di priesa en traelle una carta que le enviaban. Deste jaez son infinitos los casos y hazaas que han en estas gentes nuestros cristianos celebrado Los defensores de la Leyenda Negra argumentan que los espaoles no slo eran asesinos sdicos, sino tambin notorios explotadores, que obligaban a los amerindios a trabajar en condiciones tan peligrosas que condujeron a las muertes de muchos de ellos. En las Grandes Antillas, se obligaba a los hombres a viajar grandes distancias para llegar hasta las minas, mientras sus mujeres se quedaban en casa ocupndose de los cultivos de yuca. Cuando, en intervalos de ocho a diez meses, por fin se podan reunir, venan de las hambres y trabajos tan cansados y tan deshechos [...] desta manera ces en ellos la generacin. El choque sufrido por la conquista y la cruel explotacin de los indgenas pudo haber contribuido a la falta de voluntad por sobrevivir. No slo se abstenan las parejas de mantener relaciones sexuales, sino que a veces incluso recurran al infanticidio como forma de terminar con el ciclo de opresin. Las Casas recuerda que las criaturas nacidas, chiquitas perescan, porque las madres, con el trabajo y hambre, no tenan leche en las tetas; por cuya causa murieron en la isla de Cuba, estando yo presente, 7.000 nios en obra de tres meses: algunas madres ahogaban de desesperadas las criaturas; otras, sintindose pre

    1 Bartolom de las Casas, Historia de las Indias, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1951, II, p. 206.

    2

  • INTRODUCCIN

    adas, tomaban hierbas para malparir, con que las echaban muertas. Las Casas se lamenta de la rapidez con que sobrevino el trgico final para los arahuacos y aade: Y es aqu de considerar que si en todo el mundo las dichas causas hobieran concurrido, no haberse todo evacuado de todo linaje humano en tan breves das fuera maravilla2.

    Si Las Casas hubiera sido el nico en denunciar la crueldad de los invasores, podramos concluir que estaba equivocado o que simplemente lo invent para promover su causa en defensa de los derechos de los indios. Como propagandista de la proteccin de los indgenas pudo haber manipulado la verdad cuando lo considerara necesario. Las Casas y otros de su mismo parecer podran argumentar que el fin la justicia justificara los medios. Sin embargo, otros observadores contemporneos tambin comentaron sobre la maldad de los europeos en sus relaciones con los indgenas. Pedro de Alvarado, por ejemplo, al quedar a cargo de Tenochtitln a principios de mayo de 1520, cuando Hernn Corts sali para enfrentarse con Pnfilo de Narvez, orden la matanza de una gran cantidad de personas que se reunan en el templo para sus celebraciones religiosas. La carnicera fue terrible. Los informantes indgenas de fray Bernardino de Saha- gn advierten sobre el caos que se cre cuando los espaoles se lanzaron sobre la multitud, cortando brazos y piernas, y sacando las entraas de las desventuradas vctimas, hasta matar a prcticamente todos los presentes en la ceremonia: La sangre de los guerreros cual si fuera agua corra: como agua que se ha encharcado, y el hedor de la sangre se alzaba al aire, y de las entraas que parecan arrastrarse3.

    En la dcada de 1520, las prcticas esclavistas que tuvieron lugar en Amrica Central se cobraron un gran nmero de vidas americanas. El licenciado Cristbal de Pedraza, otro protector de los indios y ms tarde obispo de Honduras, informaba de que Alonso de Sols haba quemado catorce indios en Cala y denunciaba el hecho como la mayor crueldad del mundo4. Si los indios intentaban escapar, les cazaban y les traspasaban con lanzas; adems usaban perros de caza para co

    2 Las Casas, Historia de Indias, II, pp. 250-251.5 Bernardino de Sahagun, Conquest o f New Spain, Salt Lake City, University of Utah

    Press, 1989, pp. 76-77.4 W. L. Sherman, Forced Native Labor in Sixteenth-Century Central America, Lincoln,

    University of Nebraska Press, 1979, p. 45.

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    meter grandes crueldades. Rodrigo de Castillo, un oficial de la hacienda real, informaba a la Corona en 1531 de que los espaoles que participaban en la marcha de Honduras a Nicaragua quemaron varios pueblos y arrancaron a los recin nacidos de los pechos de sus madres para arrojarlos al suelo. Adems, los indios capturados eran encadenados y forzados a caminar largos trayectos; si se caan durante el transporte, les decapitaban para evitar perder el tiempo que les supondra parar a abrir los grilletes para soltarlos. Sherman nos proporciona los siguientes datos: En Aguatega se castig a 200 indios: a una tercera parte les pusieron en una gran cabaa y los quemaron vivos; los perros despedazaron a otra tercera parte; a los restantes les sacaron los ojos, les cortaron los brazos y fueron vctima de otras crueldades5. Rodrigo de Castillo apunta que los mejores perros, que reciban entrenamiento especial para cazar y matar a los indgenas, adquirieron un alto valor y eran muy solicitados entre aquellos que organizaban nuevas expediciones.

    La brutalidad fue particularmente excesiva durante las campaas menores. Pedro Mrtir informaba de que durante la conquista de Panam, llevada a cabo por Vasco Nez de Balboa, los nuestros de un golpe quitaban a ste las nalgas, o a aqul el muslo, a otros los hombros; como animales brutos perecieron seiscientos de ellos, junto con el cacique... Entonces mand echarles los perros, que destrozaron a unos cuarenta6. Similares recuentos abundan para la subyugacin de la tierra de los incas. En noviembre de 1536, durante el levantamiento de Manco Inca, un grupo de espaoles bajo el mando de Alonso de Alvarado sali de Lima para enfrentarse a los rebeldes del distrito de Jauja. Uno de los soldados, Juan de Turuegano, escriba ms tarde a un asociado de Sevilla: tomaron los xrisptianos a vida 100 i mataron mas de 30, i a los que tomaron a vida les cortaron a unos brazos, i a otros las narices, i a las mugeres las tetas; i los tornaron a embiar a los enemigos, porque viesen que los que quisiesen ser mas rebeldes havian de pasar por aquel cuchillo7. Nos podra

    3 Sherman, Forced Native Labor, p. 46.6 Pedro Mrtir de Anglera, Dcadas del Nuevo Mundo, Buenos Aires, Editorial Batel,

    1944, pp. 199-200; D. E. Stannard, American Holocaust. Columbus and the Conquest of theNew World, Nueva York, Oxford University Press, 1992, p. 83.

    7 R. Porras Barrenechea (ed.), Cartas del Per (1524-1543), Lima, Sociedad de Biblifilos Peruanos, 1959, p. 272.

    4

  • INTRODUCCIN

    mos preguntar de nuevo cul fue la causa de tales atrocidades. Fue el fragor de la batalla lo que convirti a estos espaoles en seres casi inhumanos? O fue ms bien el miedo a que un nmero tan pequeo de extranjeros no fuera capaz de destruir la voluntad de las masas para sobrevivir? Justificaran las exigencias de la guerra todas las atrocidades cometidas?

    Las pruebas presentadas por los espaoles, especialmente Bartolom de las Casas en sus polmicos escritos, y los informes de muchos otros que fueron testigos o contemporneos que expresaban lo que oan fueron suficientes para que las generaciones posteriores cargaran sobre las conciencias europeas la catastrfica aniquilacin de los indios. Se culp a los espaoles de la rpida desaparicin de los apacibles indios tainos que los expedicionarios de Coln encontraron en 1492. En cincuenta aos, los aborgenes quedaron prcticamente extintos. La poblacin de la zona central de Mxico descendi de los casi quince millones en 1519 al milln y medio un siglo ms tarde, y hubo un colapso demogrfico similar en la Amrica andina8. Un siglo despus del primer contacto, las regiones menos afectadas por el desastre perdieron al menos el 80 % de la poblacin, mientras que el descenso, por lo general, rond el 90 %, de forma que algunas regiones quedaron casi desiertas. Segn Las Casas, veinte millones de indios perecieron en el encuentro; probablemente el nmero real no se aleje demasiado de los clculos de Las Casas.

    Sin embargo, las causas del desastre van ms all de la crueldad de los espaoles. Los amerindios moran all donde pusieran sus pies los europeos. Sucumbieron despus del contacto con portugueses, ingleses, franceses y holandeses. E l nmero de muertes fue elevado, independientemente de qu territorio se tratara y de la localizacin de la regin. Parece no haber importado la forma de rgimen colonial creada; aquellos que vivan en las misiones, bajo la administracin supuestamente benigna y protectora de los frailes, moran tan rpida

    8 W. M. Denevan (ed.), The Native Population o f the Americas in 1492, 2. ed., Madison, University of Wisconsin Press, 1992, proporciona un excelente estudio general, con bibliografa, con cifras aproximadas de la poblacin indgena existente en el momento del contacto. Vase tambin el nmero especial de Annals o f the Association o f American Geographers, LXXXII, 1992, y N. Snchez Albornoz, La poblacin de Amrica Latina desde los tiempos precolombinos al ao 2023, Madrid, Alianza Editorial, 1994.

    5

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    mente como aquellos sujetos a peligrosos trabajos forzados relacionados con la produccin de plata. Las historias de la crueldad de los espaoles que llegaron al Nuevo Mundo encajan perfectamente con la evolucin de los primeros nacionalismos europeos de la edad moderna. La Brevsima relacin de Las Casas se tradujo y reedit muchas veces durante el curso del siglo XVI. La inclusin de las descripciones de Las Casas en las ediciones ilustradas de Theodore de Bry hizo grfica la imagen del sadismo de los espaoles que ya exista en las mentes de la gente de la poca. Las traducciones de importantes textos sobre las exploraciones y los descubrimientos de los ingleses, especialmente los textos editados por Richard Hakluyt, abrieron los ojos de muchos sobre las riquezas y las oportunidades de prosperar, al mismo tiempo que se planteaba que, como la conducta de espaoles y portugueses era tan reprensible, sus propias acciones se podan justificar con facilidad. De forma similar, la edicin de libros como los de Theodore de Bry proporcion a los franceses una perspectiva del xito y tambin de las debilidades de los espaoles en las Amricas.

    El recuento de Girolamo Benzoni sobre la desaparicin de los indios de La Espaola es otra descripcin europea igualmente grfica de la tragedia de la conquista. Su texto, junto con las ilustraciones de Theodore de Bry, proporciona un vehemente cuadro de lo que sucedi en las Indias. Tanto a Benzoni como a Bry les interesa hacer caso omiso de la enfermedad; ambos estaban llenos de odio haca los espaoles y pertenecan al grupo de personas que diseminaron la propaganda que sirvi de base a la Leyenda Negra. Benzoni naci en Miln en 1519. En 1541, llevado por las mismas fuerzas que empujaron a otros jvenes contemporneos a buscar fortuna en el Nuevo Mundo, viaj a Medina del Campo, despus a Sevilla y finalmente a Sanlcar de Barrameda, desde donde parti para las Indias. Estuvo en las Amricas hasta 1556; viaj por el Caribe y Centroamrica, fue a Per y despus regres a Nicaragua. La primera edicin del libro de Benzoni, ha Historia del Mondo Nuovo, se public en Venecia en 1565 y la segunda apareci en 1572. Theodore Bry naci en Lieja en 1528 y se caracteriz por sus fuertes convicciones protestantes; en 1570 abandon su ciudad natal y se fue a vivir a Frankfurt del Meno. De Bry es ms conocido como editor y autor de grabados que como librero. Publica el primer volumen de Grandes viajes en 1590. Cuan

    6

  • INTRODUCCIN

    do muri en 1598 haban visto la luz un total de seis volmenes. Sus herederos continuaron publicando literatura de viajes, de forma que la serie lleg a alcanzar 13 volmenes en 1634. Casi todos estaban repletos de propaganda antespaola. Las ilustraciones proporcionaban, incluso en los casos de una lectura superficial, una imagen visual de la depravacin y la avaricia de los espaoles.

    Benzoni describa grficamente la terrible explotacin de los abo- rgnes y su prdida de voluntad. Explicaba que los habitantes de La Espaola se encontraban oprimidos por intolerables e insufribles fatigas y sufrimientos y que no haba manera de recuperar la libertad, llorando y suspirando deseaban todos la muerte. La crnica de la desesperacin de los amerindios que proporciona Benzoni ha sido usada una y otra vez por los detractores de la hegemona espaola: D e ah que muchos se fueran desesperados a los bosques y all se ahorcaran, habiendo matado antes a sus hijos y diciendo que ms les vala morir que vivir tan mseramente, sirviendo a tales y tan psimos ladrones y tiranos ferocsimos. Las mujeres, con unos extractos de hierbas, interrumpan sus embarazos para no parir a las criaturas, y despus seguan las huellas de sus maridos ahorcndose. Unos se arrojaban desde lo alto de un monte a un precipicio; otros se lanzaban al mar. Se tiraban a los ros o se dejaban morir de hambre. Se mataban con cuchillos de pedernal o se atravesaban el pecho con puntiagudas estacas. Y en fin, concluyendo, que de dos millones de indios que haba en esta isla, entre los que se suicidaron y los que murieron vctimas de las fatigas o de la crueldad de los espaoles, no quedan hoy ni ciento cinquenta m il9.

    Sin embargo, la crueldad explica slo una parte de las razones de la conquista y desaparicin de los amerindios. Ya a finales del siglo xvn, el cronista guatemalteco Francisco Antonio de Fuentes y Guzmn, molesto por la insistencia de las denuncias de Bartolom de las Casas, recuerda a sus lectores en Recordacin Florida que el fraile dominico no haba mencionado las enfermedades del Viejo Mundo como causa de la mortandad de los indios. Nacido alrededor de 1643, Fuentes y Guzmn vivi en Guatemala como funcionario administrativo y mu

    9 Girolamo Benzoni, La Historia del Mondo Nuovo, Madrid, Alianza Editorial, 1989, pp. 144-145.

    7

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    ri en Sonsonate en el ao 170010. En su historia se refiere a la probable epidemia de sarampin que asol Guatemala en 1533 y apunta que, al no evaluar de forma adecuada el impacto de la enfermedad en la desaparicin de una gran parte de la poblacin amerindia, la estrecha conexin que Las Casas hace entre la crueldad de los europeos y la desaparicin de los indios no es del todo exacta n.

    Una revisin cuidadosa de la copiosa obra de Bartolom de las Casas indica que tambin l era consciente del impacto que las enfermedades europeas tuvieron sobre los indios. El texto ms ledo del fraile, y tambin el nico publicado en forma de libro durante su vida, fue la Brevsima relacin. Este texto est escrito por un hombre cuya preparacin estuvo influida por las obras clsicas en derecho civil y eclesistico, y en l presenta su caso en defensa de los indios, a quienes vea a merced de los europeos. Dicho libro y la multitud de traducciones y ediciones extranjeras constituyeron los* pilares bsicos de la Leyenda Negra. Los enemigos de los espaoles usaron sus escritos una y otra vez para justificar su ocupacin del territorio ibrico. Al presionar a la Corona y al Consejo de Indias para que aprobaran decretos que protegieran a los indios, su preparacin como abogado impeda a Las Casas presentar de forma equilibrada las causas del casi total exterminio de la poblacin indgena.

    En otras partes de su voluminosa obra, especialmente en una extensa historia de las Indias que publica en varios tomos, menciona la enfermedad. Por ejemplo, explica que la epidemia de viruela de 1518 que asol La Espaola, el Caribe y otras tierras fu que por la voluntad o permisin de Dios, para sacar de tanto tormento y angustiosa vida que los pocos de indios que restaban padecan en toda especie de trabajos, mayormente en las minas. Las Casas aade que la epidemia fue tambin un castigo que Dios envi a los europeos por oprimir a los indgenas. Dios haba permitido la enfermedad y la muerte para liberar a los amerindios de sus sufrimientos12. Las Casas contempl las mltiples razones de la desaparicin de los amerindios,

    10 F. Esteve Barba, Historiografa indiana, Madrid, Editorial Gredos, 1964, p. 281.11 W. G. Lovell, Enfermedad y despoblacin en Guatemala, en Juicios secretos de

    Dios: epidemias y despoblacin indgena en hispanoamrica colonial, Quito, Abya-Yala, 2000, pp. 106-107.

    12 Las Casas, Historia de Indias, III, pp. 270-271.

    8

  • INTRODUCCIN

    y aunque atribuyera grandes prdidas de vidas humanas a las excesivas demandas y a la codicia de los conquistadores, tambin reconoca que la enfermedad contribuy en la mortandad de la poblacin indgena.

    Ya en su poca, muchos compatriotas de Las Casas respondieron exasperados a las acusaciones que haca a los espaoles. En 1555, fray Toribio de Benavente, conocido como Motolina, escriba a Carlos V para refutar los argumentos expuestos por el Protector de los Indios. Motolinia admita que la poblacin haba descendido dos terceras partes, o incluso siete octavas partes en algunos distritos de Nueva Espaa, pero ofreca como la causa principal las sucesivas epidemias, especialmente la viruela y el tifus, que asolaron aquellos territorios. Por qu mora la poblacin indgena de esta forma? Especulaba que podra haber sido a causa de sus pecados de ebriedad e idolatra, para pasar despus a admitir que era imposible comprender los designios divinos. Comoquiera que fuera, no haba que culpar a los espaoles de la desaparicin de los indios americanos, tal y como argumentaba con vehemencia Las Casas n.

    Para finales del siglo XVTI, la Leyenda Negra estaba muy extendida entre los europeos de fuera de la pennsula ibrica. Por su papel como defensores de la Fe Verdadera contra los reformistas religiosos del norte, as como por la frecuencia con que se usaban en E spaa los instrumentos de la Inquisicin para sacar a la luz las creencias heterodoxas, los Austrias eran considerados por muchos como crueles e intransigentes. La invasin frustrada de Inglaterra en 1588 por parte de Felipe II y los enfrentamientos subsiguientes de los Austrias espaoles contra los nacionalistas protestantes de los Pases Bajos y Europa Central alimentaron el sentimiento antiespaol. Si los espaoles eran tan brbaros y crueles como los pintaba la literatura popular, entonces cualquier accin que se tomara contra ellos en Europa o en las colonias de ultramar estaba justificada. La imagen de brutalidad de los espaoles qued reforzada por los informes de ataques directos a los recin llegados. ste es el caso de la masacre de los hombres de la flota de John Hawkins en San Juan de Ulloa en 1563 y

    13 D. A. Brading, The First America. The Spanish Monarchy, Creole Patriots, and the Liberal State 1492-1867, Nueva York, Cambridge University Press, 1991, p. 189.

    9

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    de los hugonotes franceses en la zona del paso de Matanzas de la costa este de Florida en 1565. Para finales del siglo XVI, la Leyenda Negra estaba profundamente arraigada en el corazn del nacionalismo europeo. Se crea que los actos de crueldad que los espaoles haban perpetrado sobre los inocentes y desvalidos indgenas condujeron a su rpida desaparicin. Puesto que existan sobradas historias verdicas de destruccin, narradas por los mismos conquistadores, no haba razones para recurrir a otras causas.

    La retrica cambi poco en los siglos siguientes. La Leyenda Negra era un paradigma aceptado para las comunidades europeas no hispanas. Los momentos lgidos de hispanofobia se produjeron durante los periodos de exaltado fervor nacionalista, y los principales rasgos de la Leyenda Negra afloraban incluso bien entrado el siglo XX. Los estadounidenses adoptaron los prejuicios antiespaoles promovidos por su propio gobierno, los cuales haban llegado a un punto culminante de agresividad a raz de la guerra de 1898. En situaciones co- yunturales crticas se ha vuelto a destapar la empolvada botella de la Leyenda Negra, y su veneno se ha dejado ver con predecible regularidad en cada conmemoracin de ion aniversario de la confrontacin histrica. En el siglo X X hemos iniciado una reevaluacin de la creacin de la Leyenda Negra y hemos buscado otros posibles factores causales que expliquen la conquista y colapso de la Amrica indgena. Esta investigacin nos ha llevado a creer que los elementos causantes de la Leyenda Negra no pueden explicar en su totalidad el colapso demogrfico de los indgenas14.

    Un nmero tan reducido de espaoles no pudo matar a los millones de personas que murieron durante el primer siglo despus del contacto entre el Viejo y el Nuevo M undo15. Si los indgenas murieron ms como consecuencia de la enfermedad que de la guerra, entonces tenemos que identificar las enfermedades, fechar sus primeras y siguientes apariciones y calcular las tasas de morbilidad y mortalidad. Es imposible evaluar y sopesar con precisin cada una de las

    14 A. Rosenblat, The Population of Hispaniola at the Time of Columbus, en The Native Population o f the Americas in 1492, W. M. Denevan (ed.), 2. ed., Madison, University of Wisconsin Press, 1992, p. 45.

    15 T. S. Floyd, The Columbus Dynasty in the Caribbean, 1492 to 1526, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1973, p. 153.

    10

  • INTRODUCCIN

    causas que condujeron al colapso de la sociedad amerindia. Nos podramos preguntar: mataron las lanzas espaolas al 2 % de los indios, el arcabuz al 5 % y el perro al 12 % ? Qu porcentaje de nios sucumbi a manos de sus propias madres, quienes prefirieron su muerte a una vida de dolor y angustia? Qu porcentaje no lleg ni siquiera a nacer, al haber elegido las parejas la no procreacin despus de sufrir un profundo choque cultural? Desafortunadamente, estas cuestiones no pueden estar sujetas al anlisis histrico; podemos tan slo conjeturar, en base a pruebas incompletas y defectuosas.

    Con los adelantos de la medicina moderna se pudo tambin llegar a una mejor comprensin del desastre que afect a los amerindios. Aunque ya los mdicos de los siglos XVI y XVII hicieron alusin a las muertes por causas naturales de enfermedad, hasta el siglo X X no se dispone de un mejor conocimiento de las enfermedades y la forma de contagio. En 1951, John Duffy fue uno de los primeros en analizar de forma sistemtica el terrible impacto de la viruela en la poblacin amerindial. En su estudio pionero, Duffy documenta que la viruela fue una de las causas ms importantes de mortandad. Subraya que, a pesar de que Jenner proporciona el modo de controlarla a finales del siglo XVni, su conquista mdica fue increblemente lenta. A finales de los aos sesenta, Alfred W. Crosby dio el siguiente paso en un sucinto ensayo que enlazaba las pestilencias con la conquista y articulaba de forma convincente el papel que jug la enfermedad en el desarrollo de esta ltima. Su trabajo posterior profundizaba en el tema al incluir otras enfermedades, plantas y animales, y extenda el campo de estudio de las Amricas a todo el planeta. Explicaba que han sido so- 1 bre todo los europeos quienes han modificado profundamente a nivel global el medio ambiente. Esto ha ocurrido en un espacio relativamente corto de tiempo, coincidiendo con la era de la exploracin, la conquista y la colonizacin que se extiende desde el siglo XVI hasta el presente17.

    16 J. Duffy, Smallpox and the Indians in the American Colonies, Bulletin o f the History o f Medicine, XXV, 1951, pp. 324-341; y Duffy, Epidemics in Colonial America, Baton Rouge, Louisiana State University Press, 1953.

    17 A. Crosby, Conquistador y Pestilencia: the First New World Pandemic and the Fall of the Great Indian Empires, Hispanic American Historical Review, XLVI1, 1967,

    11

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    Las recientes investigaciones de Alfred Crosby y otros, tales como Sherburne F. Cook y Woodrow Borah1S, Francisco G uerra19, Enrique Florescano y Elsa Malvido20, Henry F. Dobyns21, Russell Thomton22, W. George Lovell23 y Thomas M. Whitmore, documentan el impacto de las enfermedades del Viejo Mundo en las poblaciones del Nuevo Mundo. De hecho, Whitmore, despus de reconstruir el descenso de poblacin debido a las enfermedades epidmicas y de tener en cuenta numerosas variables, concluye: Puesto que las epidemias pueden ser responsables de prcticamente toda la mortalidad adicional del siglo XVI, el principio de la navaja de Okham sugiere que no es necesario suponer que hubiera otras causas importantes de muerte. Por lo tanto, no es necesario remitirse a la Leyenda Negra de los

    pp. 321-337; The Columbian Exchange: Biological and Cultural Consequences o f 1492,Westport, Greenwood Press, 1972; Virgin Soil Epidemics as a Factor in the Aboriginal Depopulation in America, William and Mary Quarterly, XXXIII, 1976, pp. 289-299; y Ecological Imperialism: the Biological Expansion o f Europe, 900-1900, Nueva York, Cambridge University Press, 1986.

    18 Para una sucinta bibliografa de las nuevas contribuciones al campo, vase W. M. De- nevan, Native American Populations in 1492: Recent Research and a Revised Hemispheric Estimate, en Native Population, pp. xvii-xxxviii.

    19 F. Guerra, La epidemia americana de influenza en 1493, Revista de Indias, XLV, 1985, pp. 325-347; El efecto demogrfico de las epidemias tras el descubrimiento de Amrica, Revista de Indias, XLVI, 1986, pp. 41-58; The Earliest American Epidemic: the Influenza of 1493, Social Science History, XII, 1988, pp. 305-325.

    20 E. Florescano y E. Malvido (eds.), Ensayos sobre la historia de las epidemias en Mxico, 2 vols., Mxico, 1982; y E. Malvido, Factores de despoblacin y reposicin de Cho- lula (1641-1810), Historia Mexicana, LXXXIX, 1973, pp. 52-110.

    21 H. F. Dobyns, An Outline of Andean Epidemic History to 1 720, Bulletin o f the History o f Medicine, XXXVI, 1963, pp. 493-515; Estimating Aboriginal American Populations: An Appraisal of Techniques with a New Hemispheric Estimate, Current Anthropology, VII, 1966, pp. 395-449; y Their Number Become Thinned: Native American Population Dynamics in Eastern North America, Knoxville, University of Tennessee Press, 1983.

    22 R. Thornton, American Indian Holocaust and Survival. A Population History since 1492, Norman, University of Oklahoma Press, 1987.

    2J Lovell, Enfermedad y despoblacin en Guatemala, pp. 89-117; W. G. Lovell, Conquest and Survival in Colonial Guatemala: A Historical Geography o f the Cuchumatn Highlands, 1500-1821, ed. rev., Montreal y Kingston, McGill-Queens University Press, 1992; y del mismo autor, Heavy Shadows and Black Night: Disease and Depopulation in Colonial Spanish America, Annals o f the Association of American Geographers, LXXXn, 1992, pp. 426-443.

    12

  • INTRODUCCIN

    homicidios y la crueldad de los espaoles para explicar el aludido colapso de poblacin24. A pesar del nmero de investigadores que se han unido para construir un argumento lgico que ponga el peso de la culpa de la desaparicin de los amerindios en los microbios, los defensores de la teora de que fue la crueldad de los espaoles el principal factor del colapso de los imperios indgenas han continuado presentando sus argumentos. Desde la dcada de 1960 hasta finales de los aos ochenta, los estudiantes marxistas o neomarxistas se han enfocado en la explotacin como el elemento clave del control europeo de los indgenas y de las muertes de aquellos que sufrieron bajo el yugo del colonialismo. De hecho, ya por aquellos aos T. S. Floyd argumenta que parece haber habido una mayor distorsin de la tesis de la crueldad espaola sobre los indios en los aos recientes, al haberse visto involucradas tambin cuestiones de racismo, ideas modernas sobre la libertad y otras nociones que no son apropiadas para el contexto histrico objeto de anlisis25. A medida que se estudiaba con mayor profundidad y se expona el papel decisivo que jug la enfermedad, los que abogaban por la tesis de la crueldad presentaban su tesis con mayor fervor. A grandes rasgos, se puede afirmar que en los aos noventa, con el quinto centenario del encuentro, pareca que se oa con mayor fuerza la voz de los defensores de la calculada crueldad de los invasores26.

    La controversia sigue presente, y ha habido una importante, aunque lenta, labor por parte de investigadores que, silenciosamente, han ido acumulando poco a poco datos sobre epidemias que se produjeron en las Amricas y su relacin con la subyugacin de la poblacin indgena27. Muchos investigadores han examinado elementos del proceso: Crosby subray que la enfermedad haba constituido un factor

    24 T. M. Whitmore, Disease and Death in Early Colonial Mexico. Simulating Amerindian Depopulation, Boulder, Westview Press, 1992, p. 208.

    25 Floyd, Columbus Dynasty, pp. 152-153.26 En este grupo incluyo a Stannard, American Holocaust, y R. Wright, Stolen Conti

    nents. The Americas through Indian Eyes since 1492, Nueva York, Houghton Mifflin,1992.

    27 Linda Newson, Suzanne Alchon, Kristin Jones, Shepard Krech, Thomas Whitmore y Robert Jackson son slo algunos de los especialistas que han aportado recientemente importantes contribuciones al estudio de las enfermedades y la despoblacin de los amerindios.

    13

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    importante en el cambio ecolgico; William H. McNeill28 evalu la experiencia de las Amricas como parte de una relacin ms amplia entre enfermedad y cambios histricos globales; C.W. Dixon y Donald R. Hopkins29, as como H. Zinnser30 evaluaron por separado el impacto de enfermedades concretas: la viruela y el tifus. Sin embargo, hasta el presente no se ha publicado en forma de monografa una sntesis de los resultados de las mltiples investigaciones. Un estudio de la enfermedad en la poca colonial temprana de Brasil puede quedar escondido en una oscura revista francesa. Una persona que investigue la experiencia del primer contacto en la Tierra del Fuego puede desconocer los resultados sobre el Quebec del siglo XVI. Me propongo reunir en el presente volumen lo que se conoce sobre las enfermedades epidmicas y el papel que jugaron en la conquista de Amrica.

    Un nuevo paradigma apunta a la propagacin de una serie de epidemias mortales como la principal consecuencia tle la expansin euroasitica. Los focos de contagio comenzaron en la costa americana y se extendieron hacia el exterior a travs de las migraciones. Algunos grupos quedaron devastados y otros se salvaron. Sin embargo, aquellos que escaparon al principio fueron afectados en las siguientes oleadas de contagio. Puesto que las pruebas que respaldan el paradigma son imperfectas, es difcil extraer conclusiones inequvocas. La

    l; ambigedad es debida a distintos factores. Uno de los ms impor- , tantes es la imposibilidad virtual de identificar de forma precisa las 5 enfermedades de los siglos XVI y XVII. Aparte de catalogar los snto

    mas sujetos a un gran margen de variaciones si se tiene en cuenta no slo a la persona contagiada, sino tambin la capacidad del observador de informar sobre el caso no disponemos de informes clnicos sobre las enfermedades que asolaron los dos mundos unidos por el descubrimiento de Coln. N o se puede identificar de forma concluyente la existencia de una infeccin vrica sin un microscopio

    electrnico, y esta herramienta mdica no apareci hasta mediados del siglo XX. Por lo tanto, la controversia sobre la naturaleza y el curso de los brotes epidmicos en la poca colonial va a seguir exis

    28 W. H. McNeill, Plagues and Peoples, Garden City, Anchor Doubleday, 1976.29 C.W. Dixon, Smallpox, Londres, J . y A. Churchill, 1962; D. R Hopkins, Princes and

    Peasants. Smallpox in History, Chicago, University of Chicago Press, 1983.30 H. Zinnser, Rats, Lice and History, Nueva York, Bantam Books, 1960.

    14

  • INTRODUCCIN

    tiendo. Adems, no todos los observadores ms cercanos los clrigos que registraban asiduamente las muertes en los libros parroquiales despus de las reformas del Concilio de Trento se preocuparon en describir las causas del fallecimiento de sus parroquianos. La mayora de los clrigos estaban ms interesados en la salud espiritual de los indgenas que en el examen y registro de los sntomas de la enfermedad. La muerte era, despus de todo, algo que ocurra segn los designios de la deidad omnipotente y los seres humanos tenan poco poder para modificar la Providencia. Los mdicos pudieron haber intervenido en los procesos de la enfermedad y la muerte, pero haba muy pocos y sus curas ocurran ms por casualidad que por la aplicacin de un verdadero conocimiento m edico31.

    El debate, pero el debate con conocimiento de causa, es una consecuencia necesaria de la incompleta informacin de que se dispone. El siglo y medio que sigui a 1492 fue testigo de la mayor catstrofe de la historia de la humanidad, ya que el nmero de personas que murieron super con creces el de las vctimas de la peste negra en la Europa medieval. Aunque las pruebas son dispersas e imperfectas, los historiadores tienen a su disposicin informacin proveniente de distintas fuentes, desde los cdices de las voces silenciadas de los centroamericanos hasta las tradiciones orales de los pueblos andinos, las cuales pasaron de generacin en generacin gracias a las plumas de los administradores coloniales. Tambin contamos con las cartas de los colonos y, a veces, con los tratados y cartas de aquellos que mejor entendan lo que pasaba, los mdicos. Casi todas las fuentes confirman que la enfermedad facilit la conquista y la dominacin extranjera, no slo para los espaoles, sino tambin para todos los Estados europeos. La segunda gran expedicin de Coln, momento en que comenzamos nuestro anlisis, fue la primera en desatar el trgico contagio de las enfermedades extranjeras. Desde aquel momento hasta la introduccin de la fiebre amarilla a mediados del siglo XVII, los desastres se siguieron de forma encadenada, en una oleada casi ininterrumpida que condujo a una notable reduccin de la poblacin.

    31 F. Guerra, Historia de la medicina, 2 vols., Madrid, Ediciones Norma, 1982; y del mismo autor, Epidemiologa americana y filipina, 1492-1898, Madrid, Ministerio de Salud y Consumo, 1999.

    15

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    La magnitud de la catstrofe era ya entonces de difcil comprensin. No es de extraar que algunos clrigos se refirieran a los secretos juicios de Dios para explicar el fenmeno. La muerte y el debilitamiento de los supervivientes contribuyeron al xito de los europeos en la dominacin de las gentes del Nuevo Mundo durante tres siglos. En el presente volumen nos centramos en la naturaleza de las epidemias ms conocidas que tuvieron lugar desde el primer contacto hasta mediados del siglo XVII, y analizamos el impacto que tuvieron en las Amricas, desde la baha de Hudson hasta la Tierra del Fuego. Ninguno de los pueblos amerindios escap a esta tragedia. Aunque de forma inadvertida, los europeos llevaron consigo los grmenes de la destruccin, ya fuera durante los fros invernales de los estrechos de Saint Lawrence o durante los clidos y secos estos de las Grandes Llanuras; en las tierras pantanosas e infestadas de mosquitos de la cuenca del ro Atrato en Colombia o en las grandes extensiones de Id Patagonia azotadas por el viento. No es de extraar que tantos exclamaran un trgico lamento: N acidos para morir.

    16

  • 1E N E L SEN D ERO D EL HURACN: ENFERM ED AD Y EXTERM IN IO D E LO S PU EBLO S

    D E L CARIBE, 1492-1518

    Son innumerables [los tainos de La Espaola] y habitan unpas inmenso.

    M ig u el d e C u n e o , 1495

    Uno de los cuatro indios que all ava tomado el ao pasado, el cual no se ava muerto como los otros de viruelas a la

    partida de Cliz.

    C rist bal C o l n , 1494

    Cristbal Coln fue el primero en describir las Antillas como un paraso terrenal, densamente poblado y con abundantes recursos. Un paraso en el que, adems, era fcil hacer que los indgenas compartieran sus posesiones, e incluso sus mujeres, con los recin llegados. All donde haba agua fresca, los espaoles descubrieron poblaciones sedentarias de agricultores cuya productividad pareca sobrepasar la de los ms avanzados agricultores de la cuenca del Guadalquivir. Sus dietas se complementaban con la caza de pequeos mamferos, pjaros, manates y tortugas de mar, as como con la pesca y la recoleccin de mariscos. Comparando esta situacin con la escasez peridica a la que se enfrentaban los europeos debido al hambre y las malas cosechas, en estas tierras pareca no haber necesidades. Los mayores asentamientos tainos consistan en una agrupacin de casas concentradas en torno a una plaza central, formando aldeas de hasta 5.000 habitantes. Estaban organizados polticamente en una serie de confederaciones. Coln pudo haber exagerado la belleza y riqueza de los primeros habitantes que encontr en su ruta a Oriente, pero de los restos arqueolgicos podemos deducir que la mayora de las islas estaban muy pobladas. Tambin es indiscutible que la llegada de los

    17

  • pueblos del Viejo Mundo fue un momento decisivo que provoc una cadena de desastres ecolgicos irreversibles para la Amrica indgena K

    Algunas desperdigadas islas de coral y arena estaban despobladas y otras, como las Bahamas y Lucayos, mostraban slo una escasa presencia humana; sin embargo, las islas montaosas ms grandes de Puerto Rico, Jamaica, Cuba y La Espaola tenan grandes concentraciones de gente. No conocemos las cifras exactas de la poblacin; no sabemos si los residentes llegaron a establecer un cmputo del nmero de habitantes y los primeros europeos ofrecieron slo atisbos muy rpidos e impresionistas de la magnitud de la poblacin. En el momento en el que los espaoles empezaron a contar a los tainos en La Espaola, ya haban empezado las expediciones en busca de es-

    ; clavos y la importacin de africanos para reemplazar la debilitada y ; diezmada mano de obra local. En 1542, medio siglo despus de la lle

    gada de los europeos al Caribe, la otrora numerosa poblacin amerindia prcticamente se haba extinguido. Dejaron atrs nombres de lugares, comidas y tcnicas agrcolas, as como algunos sitios ceremoniales. Cualquier vestigio amerindio que pueda encontrarse hoy da en el Caribe se remonta con toda probabilidad a los ascendientes llevados de tierra firme con posterioridad.

    La desaparicin de los aborgenes del Caribe fue rpida y estableci un patrn que habra de repetirse una y otra vez en otros lugares del continente americano. No hay una simple respuesta para el colapso demogrfico porque lo que ocurri despus de 1492 es un proceso histrico complejo y los factores son heterogneos. Uno de tales factores viene dado por la conquista militar, facilitada por el nivel tecnolgico superior de los europeos. En este sentido, los barcos permitieron el movimiento de hombres, suministros y refuerzos. Las armas de acero, los filos cortantes de las espadas y lanzas, la plvora de los arcabuces y caones devastaron a aquellos que defendan sus tierras con una tecnologa propia de la Edad de Piedra. El uso efectivo de caballos de guerra bien adiestrados confiri una gran movilidad y un poder contundente a los europeos. El caballo fue excepcionalmente

    11. Rouse, The Tamos: rise and decline o f the people who greeted Columbus, New Haven, Yale University Press, 1992; y D. Watts, The West Indies: patterns o f development, culture and environmental change since 1492, Nueva York, Cambridge University Press, 1987.

    18

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    efectivo en la conquista de las islas del Caribe y en Mesoamrica. Tambin se emplearon perros salvajes de ataque, que aterrorizaban a los indgenas y provocaban una sangrienta cacera. La forma en que los europeos entablaban combate era incomprensible para los tainos, ya que para compensar su vasta inferioridad numrica, los europeos buscaban abrumar al enemigo mediante matanzas masivas que exterminaran al adversario. Si los europeos eran capturados en batalla, intentaban escapar por todos los medios. Las artes de la diplomacia y la guerra europeas les eran totalmente desconocidas a los amerindios. El uso efectivo de aliados rpidamente puso la balanza en favor de los extranjeros y el gobierno a travs de jefes indgenas bajo control europeo fue efectivo en aquellas reas ms desarrolladas. Sin embargo, el factor crtico en la conquista europea y la debacle de la civilizacin indgena en el Nuevo Mundo fueron las enfermedades y epidemias que devastaron a los aborgenes, semanas e incluso aos antes de que los extranjeros fueran confrontados directamente.

    La comprensin de las epidemias del Caribe en los aos inmediatamente anteriores y durante las primeras dcadas del contacto nos permite entender asimismo lo que ocurri en otras partes del Nuevo Mundo. Es obvio que el Caribe no fue un paraso donde no se conocan las enfermedades. Estas existan en el Nuevo Mundo antes de la llegada de los espaoles y la gente mora a causa de las infecciones. Las investigaciones ms recientes documentan que la histoplasmosis y la tuberculosis estaban extendidas en Amrica en tiempos precolombinos. Igualmente sabemos que la leishmaniasis y el mal de Cha- gas se daban en los lugares donde prolifera este tipo de enfermedades. Tambin estaban bastante extendidos la disentera amobica y los gusanos intestinales que debilitaban a los individuos y les conducan a una muerte prematura. Haba varias fiebres rcketsiales que transmitan los artrpodos. Abundaban tambin la salmonella y los patgenos bacteriales como el estafilococo y el estreptococo2. Las treponemas no venreas (sfilis endmica) estaban extendidas por todas las Amricas. La gripe debilitaba y llegaba a producir numerosas vctimas en el Nuevo Mundo. El predominio de lg malaria y la fiebre amarilla sigue siendo hoy da objeto de debate entre los especialistas.

    2 Whitmore, Disease and Death in Mexico, p. 50.

    19

  • JLA CONQUISTA BIOLOGICA

    Los insectos transmisores de algunas de estas enfermedades pueden haber existido en Amrica, pero las formas mortales que surgieron a partir de 1492 fueron el resultado de nuevos factores3.

    Las enfermedades epidmicas que no se conocan en las Amricas eran la viruela, el sarampin, la peste bubnica y la peste neumnica, el tifus y el clera (aunque esta ultima no se introdujo hasta comienzos del siglo XIX). Todas ellas, excepto el clera, de origen sudasitico, existan en varias partes de la Europa renacentista y particularmente en las grandes ciudades como Pars, Florencia, Gnova, Londres y Sevilla. En el siglo XV varias de estas enfermedades sobrevivieron en forma endmica, persistiendo de forma latente y estallando en epidemias incontenibles durante los periodos de crisis. Los niveles de mortandad eran aterradores incluso para los europeos, cuando la malnutricin y superpoblacin los hiceron,ms vulnerables a las enfermedades. Las condiciones blicas ofrecan un clima ideal para la propagacin de algunas enfermedades como el tifus. El largo sitio del reino de Granada aliment brotes de tifus en la Espaa de finales del siglo XV, a finales de los aos ochenta y comienzos de los noventa, y la exposicin de los soldados espaoles en la pennsula italiana en 1493 y 1494 llev a una continua mortandad. Incluso las enfermedades ms contagiosas como el sarampin y la viruela se cobraron un nmero sustancial de vctimas, especialmente entre la poblacin infantil. Cuanto menos frecuente era una epidemia, ms dao haca a medida que se propagaba por el campo y la ciudad4.

    3 W. M. Denevan, The pristine myth: the landscape of the Americas in 1492, Annals of the Association o f American Geographers, LXXXII, 1992, pp. 369-385, proporciona una sucinta evaluacin de las investigaciones ms recientes sobre la salud en la Amrica precolombina. Los autores de la mayora de los 27 captulos de J. W. Verano y D. H. Ubela- ker (eds.), Disease and Demography in the Americas, Washington, Smithsonian, 1992, examinan tambin este asunto. De hecho, este trabajo constituye una fuente esencial para una breve revisin de este tema y una bibliografa sobre el mismo. Aunque el enfoque est en la tierra firme del continente norteamericano, tambin se estudian otras regiones. La monografa de Whitmore Disease and Death in Mexico, pp. 50-51, proporciona un breve resumen. Vanse tambin el artculo de A. L.W. Stodder y D. L. Martin, Health and disease in the Southwest before and after Spanish contact, en Verano y Ube- laker, Disease and Demography, pp. 55-73; y J . W. Verano, Prehistoric disease and demography in the Andes, en Verano y TJbelaker, Disease and Demography, pp. 15-24.

    4 Para una excelente sntesis de la historia y diagnosis de la enfermedad epidmica, con captulos preparados por especialistas en el tema, consltese K. F. Kiple (ed.), The

    20

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    La isla de La Espaola ofrece un ejemplo excelente del precio que las epidemias podan cobrarse entre los pueblos amerindios que nunca haban padecido las infecciones euroasiticas. Dicha isla juega un papel crucial en el descubrimiento europeo y en la colonizacin de las Amricas. Fue ste el lugar del primer asentamiento espaol en el Nuevo Mundo: La Navidad. Esta pequea poblacin en la costa norte fue creada por un puado de hombres a quienes Cristbal Coln dej atrs cuando regres a Espaa a comienzos de 1493 para informar del descubrimiento de una nueva ruta a las Indias. En pocos meses, Coln regres al Caribe en un esfuerzo por colonizar la zona y con una flota de diecisiete naves que transportaban un contingente de 1.500 hombres. La isla fue testigo de las primeras explotaciones mineras en las Amricas y de la introduccin de plantaciones de caa de azcar. Durante el siguiente cuarto de siglo sirvi de estacin de avituallamiento para las subsiguientes exploraciones y descubrimientos en el Caribe y en las costas circundantes de tierra firme. Prcticamente todos los barcos que entraban en el Caribe anclaban, aunque slo fuera brevemente, en la ciudad portea de Santo Domingo, fundada en la costa meridional de la isla en 1496. Santo Domingo se convirti en el punto de entrada principal al Nuevo Mundo para los europeos, as como para sus plantas y animales, sus epidemias y agentes patgenos. La demografa histrica de la isla es un microcosmos de la tragedia que se repiti reiteradamente por todo el continente.

    NMEROS CONTRADICTORIOS

    Casi todos los europeos que desembarcaron en las costas de La E spaola quedaron impresionados por la belleza de sus pacficos tainos y por los abundantes recursos de sus tierras. Navegando en direccin este desde Cuba, Cristbal Coln divis la isla el jueves, 6 de diciembre de 1492, e inmediatamente escribi en su diario de a bordo

    Cambridge world history o f human disease, Nueva York, Cambridge University Press,1993. Vase tambin R. Snchez Gonzlez, Hambres, pestes y guerras. Elementos de desequilibrio demogrfico en la comarca de La Sagra durante la poca moderna, Hispania. Revista Espaola de Historia, LI, 1991, pp. 517-558.

    21

  • en los trminos ms entusiastas: en aquella comarca, dize, deve aver grandes poblaciones, segn se van las almadas con que navegan, tantas y tan grandes5. Cinco das ms tarde aada: A visto ques toda muy lab rad a6. Pronto describa la tierra como la ms hermosa cosa del m undo7. Dos das ms tarde envi un pequeo grupo hacia el interior, el cual lleg a un poblado en el que, segn informaban, la poblacin era de mil casas y de ms de tres mil hombres. Su jbilo no tuvo lmites: D e la hermosura de las tierras que vieron, que ninguna comparacin tienen las de Castilla las mejores en hermosura y en bon dad8. El 24 de diciembre, Coln describa con entusiasmo sus descubrimientos en los siguientes trminos: Crean Vuestras Altezas que en el mundo todo no puede aver mejor gente ni ms mansa; deven tomar Vuestras Altezas grande alegra porque luego los harn cristianos, [...] que ms mejor gente ni tierra puede ser, y la gente y la tierra en tanta cantidad que yo no s ya cmo lo escriva9. Esta descripcin hiperblica es comprensible si se tiene en cuenta que Coln era un buen agente de bienes races, y estaba haciendo todo lo posible por recopilar suficiente evidencia, que convenciera a otros de las ganancias que se podan conseguir a travs de futuras inversiones en viajes comerciales y de colonizacinI0.

    Aunque Coln exageraba sobre el nmero de habitantes de la isla, su poblacin debe haber sido lo suficientemente densa para que los primeros visitantes estuvieran de acuerdo sobre las potenciales ganancias que subsiguientes empresas de colonizacin podran traer. El recuento de Miguel de Cuneo, un participante de la segunda expedicin de Coln y miembro de una familia distinguida de Savona, con

    i w w j . i y u i L ? l f \

    5 The Log o f Christopher Columbus, trad, de R. H. Fuson, Camden, Maine, International Marine Publishing, 1987, p. 129.

    6 Log of Columbus, pp. 130-131.7 Log o f Columbus, p. 132.6 Log o f Columbus, p. 134.9 J. Gil y C. Varela (eds.), Cristbal Coln. Textos y documentos completos, 2." ed. am

    pliada, Madrid, Alianza Editorial, 1992, p. 176.10 El estado mental de Coln ha recibido la atencin de muchos historiadores. Vanse

    F. Femndez-Armesto, Columbus, Nueva York, Oxford University Press, 1991, pp. 84-93; y A. Milhou, Coln y su mentalidad mesinica en el ambiente franciscanista espaol, Valladolid, 1983. S. B. Schwartz, The Iberian Mediterranean and Atlantic Traditions in the Formation o f Columbus as a Colonizer, Minnesota, 1986, sita sus actividades de un modo realista.

    22

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    lleva un mayor nivel de confianza que la mayora de los informes. De Cuneo, hombre educado y agudo observador de las gentes que encontr en este viaje, escribe a su amigo Hieronymo Annari el 15 de octubre de 1495 explicndole que, segn tena entendido, dos principales grupos culturales compartan el Caribe a su llegada. Por un lado los dciles tainos (arahuacos) se concentraban en las Antillas Mayores, mientras que en el extremo este se asentaban los caribes, guerreros y canbales, quienes probablemente procedan de la costa norte de Su- damrica, y ocupaban las Antillas Menores, ejerciendo gradualmente presin en sus vecinos ms pacficos. De Cuneo qued impresionado por el gran nmero de isleos son innumerables y habitan un pas inmenso y sugera que las islas podan considerarse incluso superpobladas. Al igual que otros observadores europeos, De Cuneo qued horrorizado al observar cmo los caribes parecan disfrutar comiendo carne humana. Las desagradables descripciones de canibalismo estn suavizadas de algn modo por su inters renacentista en explicar tal costumbre de forma racional. El anlisis de Miguel de Cuneo nos recuerda el de Thomas Malthus tres siglos ms tarde. El italiano vio la guerra como una forma de controlar de forma efectiva el crecimiento de poblacin de los caribes, quienes, segn informaba, organizaban caceras humanas que duraban de seis a diez aos: Estn tanto tiempo adonde van que despueblan las islas; y s no hiciesen esto, los dichos indios se multiplicaran tanto que cubriran la tierra 11.

    Bartolom de las Casas, quien lleg a La Espaola aproximadamente una dcada despus que De Cuneo y trabaj durante muchos aos en la isla, qued impresionado por la fertilidad de sus tierras y el diligente trabajo de sus habitantes. Las Casas escriba que stos llamaban a sus campos conucos, unos montculos de tierra que cubran prcticamente toda la isla; observacin por la que se deduce que haba una vasta poblacin. Los conucos estaban plantados de yuca, maz, judas, calabazas y otras variedades de productos originarios de estas tierras. La caza y la pesca proporcionaban otros alimentos necesarios12.

    11J. Gil y C. Varela (eds.), Cartas de particulares a Coln y relaciones coetneas, Madrid, Alianza Universidad,1984, p. 250.

    12 Bartolom de las Casas, Apologtica historia de las Indias, captulo 20; en J. Prez de Tudela (ed.), Obras escogidas de fray Bartolom de las Casas, Madrid, Biblioteca de Autores Espaoles, 1957-1958.

    23

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    Cari Ortwin Sauer, un gegrafo e historiador que examin el caso de La Espaola, subraya la capacidad productiva de las actividades tainas de subsistencia y su capacidad para mantener a un gran nmero de pobladores. Cita datos de 1517-1518, segn los cuales los frailes Jernimos, a quienes se les encomend la conquista espiritual de estos pueblos, informan al monarca de que las cosechas de la agricultura taina eran abundantes13. En los escritos de Las Casas, que abarcan ms de medio siglo, se encuentran varios comentarios sobre el nmero de indgenas que los europeos encontraron en los tiempos del primer contacto. El Defensor de los Indios apunta, en un momento dado, una cifra de ms de un milln. Despus, en otro tratado, casi al final de su larga carrera, habla de tres millones. David Henige explica que es preciso tomar las cifras dadas por Las Casas y otros observadores europeos con cautela w. Sin embargo, los testigos de la poca pueden haber estado ms acertados de lo que los cientficos modernos suponen. .

    No se puede conocer el nmero exacto de habitantes de La E spaola en 1492, ni tampoco los de Tenochititln a la llegada de H ernn Corts en 1519. Tampoco se puede establecer la magnitud de la poblacin inca cuando en 1533 Francisco Pizarro captur a Atahual- pa en Cajamarca. Aunque los demgrafos modernos estn de acuerdo con la cifra aproximada de la poblacin de Nueva York, les resulta imposible llegar a una cifra exacta. Las estadsticas sociales estiman el tamao aproximado de Nueva York, basndose en censos federales inexactos y estadsticas vitales incompletas. Los demgrafos contemporneos intentan asegurar datos fieles, pero toleran un grado de error. Contrariamente a los demgrafos, los historiadores encuentran difcil de aceptar la manipulacin estadstica de personas desconocidas. Las pruebas que quedan del siglo XVI son deficientes; los observadores se basaban en la observacin para calcular la poblacin, comparndola con ciudades tales como Venecia, Sevilla o pases

    13 C. O. Sauer, The Early Spanish Main, Berkeley, University of California Press, 1966, p. 69; Coleccin de documentos inditos relativos al descubrimiento, conquista y colonizacin de las posesiones espaolas en Amrica y Oceania, L. Torres de Mendoza (ed.), 42 vols., Madrid, 1864-1884 ,1, pp. 247-411.

    14 D. Henige, On the contact population of Hispaniola: history as higher mathematics, Hispanic American Historical Review, LVIII, 1978, pp. 217-37.

    24

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    como Portugal. A veces, como es el caso de las distribuciones de indios en repartimientos, se contaban a las personas, pero no a todas, al menos durante la primera mitad del siglo de accin europea en el Caribe. Los historiadores modernos han evaluado los testimonios de los observadores de la poca. Algunos han manipulado los recuentos para determinar los ndices de despoblacin y otros han intentado establecer las capacidades de la agricultura taina. Los resultados son slo estimaciones hechas en base a los deficientes datos que se conservan.

    CUADRO 1.1. Estimaciones de la poblacin indgena de La Espaola, ca. 1492 *Fuente Ao EstimacinVer linden (1973) 1492 60.000Amiama (1959) 1492 100.000Rosenblat (1959, 1976) 1492 100.000Lipschutz (1966) 1492 100.000-500.000Moya Pons ( 1987) 1494 377.559Crdova (1968) 1492 500.000N. D. Cook (1993) 1492 500.000-750.000Moya Pons (1971) 1492 600.000Alchon (2003) 1492 750.000-1.000.000Zambardino (1978) 1492 1.000.000Denevan(1992) 1492 1.000.000Guerra (1988) 1492 1.100.000Denevan(1976) 1492 1.950.000Watts (1987) 1492 3.000.000-4.000.000Borah y Cook (1971) 1492 7.975.000* N. D. Cook, Disease and Depopulation of Hispaniola, 1492-1518, Cobnial Latin American Review, II, 1993, p. 215.

    La isla de La Espaola, compartida en la actualidad por la Repblica Dominicana y Hait, tiene aproximadamente el mismo tamao que Portugal. En las ltimas dcadas, los clculos sobre la poblacin precolombina varan: desde unas 60.000 personas (Verlnden 1968, 1973) hasta los ocho millones de Borah y Cook (1971), los cuales proyectaron realmente entre cuatro y catorce millones. Rosenblat (1967, 1976) y Amiama (1959) calcularon 100.000; Lipschutz (1966) estableci un nmero variable entre 100.000 y 500.000; Crdova (1968)

    25

  • i-a i^ 'i ' iv u ia iA blULOGICA

    propona unos 500.000 habitantes; Moya Pons (1971, 1987) calculaba entre 377.000 y 600.000 en la poca del primer contacto; la cifra de N. D. Cook (1993) flucta entre 500.000 y 750.000; y el estadstico britnico Zambardino (1978) proyectaba un milln, con un margen de error de un 30 % (vase el cuadro 1.1.)13.

    El debate entre los investigadores actuales es con frecuencia controvertido y, dada la gran diversidad de opinin, no es de sorprender que sea custico. Pero, a menos que no se descubra un censo perdido entre las gentes de la isla, es improbable que se pueda llegar a un mejor entendimiento de la dinmica de la poblacin de La Espaola que la proporcionada por el alemn Nicolaus Federmann, un residente de Santo Domingo en 1529-1530 y 1531-1532, quien observaba: N o merece la pena hablar de los indgenas de estas tierras, porque han pasado ya cuarenta aos desde la conquista de la isla, y [...] casi todos han desaparecido [...] . De los quinientos mil indios o habitantes de yarias naciones e idiomas que existan en la isla hace cuarenta aos, quedan vivos menos de veinte mil. Un gran nmero de ellos murieron de una enfermedad llamada virles [Federmann incluye esta palabra por haber odo mencionar la epidemia conocida como viruelas] , otros han perecido en las guerras, otros en las minas de oro, donde los cristianos les han obligado a trabajar en contra de su naturaleza, ya que ellos son personas delicadas y poco trabajadoras 16. Es difcil encontrar un anlisis ms equilibrado de la desaparicin de los indgenas de La Espaola. La experiencia directa de Federmann en la isla fue breve, pero era un observador curioso y con seguridad pregunt a los primeros colonos sobre el estado de la isla en las primeras expediciones de Coln. Federmann no es melodramtico, sino que se limita a apuntar que un gran nmero de personas haba muerto por la viruela, otras por la guerra, y otras por el trabajo realizado en las minas. Pudo haber medio milln de res-

    15 Para una evaluacin de estos clculos, vase N. D. Cook, Disease and Depopula- tion of Hispaniola, 1492-1518, Colonial Latn American Review, II, 1993, pp. 214-20.

    16 N. Federmann, Historia indiana, trad. de J. Friede, Madrid, Artes Grficas, 1958, p. 29; para el alemn uso N. Yedermanns und H. Stades, Resen in Sdamerica 1529 bis 1555, Karl Klpfel (ed.), Stuttgart, 1859. Esta cita pertenece a la pgina 10 del texto alemn. Friede no traduce virles como viruelas, pero sugiere, errneamente, que puede ser la palabra usada para refererise a la pestilencia de un modo general.

    26

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    dentes en la isla en 1492, como escribe Federmann? Al carecer de datos exactos, los investigadores actuales no han sido capaces de llegar a calcular una cifra que sea ms convincente que la propuesta por Federmann a principios de la dcada de 1530.

    Aunque las estimaciones modernas de la poblacin de la isla a la llegada de los espaoles son muy dispares, por lo general hay un acuerdo sobre las cifras de las primeras dcadas del siglo XVI. La poblacin en 1508, como informaba Miguel de Pasamonte, se limitaba a 60.000 personas. Dos aos ms tarde, en 1510, de acuerdo con Diego Coln, era de 33.523. Segn un censo llevado a cabo en 1514, tan slo quedaban 26.334 indios. Los nmeros descendieron a 18.000 en 1518-1519, y para 1542 la poblacin indgena de la isla era de menos de 2.000. Muy pronto los colonos europeos comenzaron la importacin de esclavos africanos e indios de otras islas, los cuales constituyeron el principal contingente laboral que mantuvo la economa de la isla. A pesar de nuestra incapacidad para conocer la cifra exacta de la poblacin de contacto, las consecuencias de la llegada de los europeos al Caribe siguen siendo las mismas. Medio siglo ms tarde no haba prcticamente ningn superviviente amerindio del desastre humano que cambi para siempre el paisaje descrito por Coln en 1493 17.

    Hemos visto cmo la causa fundamental de la desaparicin cata- : clsmica de los arahuacos, segn Bartolom de las Casas, fue la crueldad. En 1542, el Defensor de los Indios escribi un controvertido informe titulado Brevsima relacin de la destruccin de las Indias. Su propsito era convertirse en el defensor de la causa de los indios en el Consejo de Indias, y poder as procurar una nueva legislacin que frenara la explotacin inherente a la temprana versin caribea del sistema de las encomiendas. Este tratado se public primero en 1552, en Sevilla, sin la autorizacin real. En los aos siguientes a 1578, el polmico trabajo fue traducido, con el apoyo de los enemigos de Espaa, a seis idiomas europeos. Para la segunda mitad del siglo XVII se haban impreso ya ms de cincuenta ediciones del tratado. Los detractores de Espaa usaron este best-seller internacional, con sus ilustraciones sensacionalistas de las tierras ilegalmente invadidas y de la

    17 Cook, Depopulation of Hispaniola, p. 216,

    27

  • LA CONQUISTA BIOLGICA

    explotacin inhumana de los indios, para justificar sus propias invasiones de tierras. La cruel explotacin en las minas y plantaciones, las violaciones, el pillaje y la barbarie condujeron a la desaparicin del mito del buen salvaje. Entre los pueblos europeos, se crea que los jvenes indios se cortaban sus extremidades para no tener que trabajar en las minas de oro y plata o trabajar en las ftidas plantaciones de caa de azcar. Tambin era creencia comn que las desesperadas madres abortaban con medicaciones indgenas o lanzaban a los recin nacidos por precipicios para salvarles de la crueldad de los espaoles. Los hombres y mujeres amerindios perdieron toda esperanza y dejaron de reproducirse, en una aterradora muestra de choque cultural. La veracidad de esta leyenda creada era irrelevante, pues la mayor parte de la gente aceptaba el apasionado tratado del fraile dominico como el verdadero testimonio de la falta de piedad y dureza de corazn de los espaoles.

    Prcticamente todos los pases del Atlntico, as como aquellos fronterizos con los territorios de los Austrias, en el corazn de Europa, se unieron en el siglo XVI para atacar al Imperio espaol, aceptando los presupuestos de lo que se haba dado en llamar la Leyenda Negra. Su propia identidad iba unida a la oposicin a los Reyes Catlicos y la dinasta de los Austrias. Los holandeses, ingleses, franceses

    i y hasta los portugueses, que vivan bajo el dominio de un rey espaol desde 1580 a 1640, se convirtieron en fervientes enemigos de Espaa. Los pases europeos pronto comenzaron a competir en sus empresas colonizadoras en las Amricas, frica y despus en Oriente. No es de extraar que la Leyenda Negra arraigara en Europa con tan profunda y persistente fuerza, ya que proporcion los cimientos de los nacionalismos modernos. Debido a esta persistente propaganda antiespaola, se subestim el papel fundamental que las enfermedades jugaron en el colapso demogrfico del paraso del Nuevo M undo18.

    18 Las publicaciones sobre la relacin entre Las Casas y la creacin de la Leyenda Negra son copiossimas. Para una introduccin a este complejo tema, vanse C. Gibson (ed.), The Black Legend: Anti-Spanish Attitudes in the Old World and the New, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1971; L. Hanke, The Spanish Struggle for Justice in the Conquest o f America, Boston, Litde, Brown and Company, 1965, y D. M. Traboulay, Columbus and Las Casas: the Conquest and Christianization o f America, 1492-1566, Nueva York, University Press of America, 1995.

    28

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    Pero el sufrimiento humano que provoc la primera gran epidemia de viruela del Nuevo Mundo es algo que no se puede ignorar, y fue algo que incluso Bartolom de las Casas, en sus escritos menos populares, subray. La enfermedad es la circunstancia concurrente de la desaparicin de los arahuacos de la isla. El historiador Alfred Crosby caracterizaba la epidemia inicial de viruela del Nuevo Mundo como una epidemia cuya influencia en la historia de Amrica es incuestionable y tan espectacular como aquella de la peste negra en la historia del Viejo M undo19. En tan slo unos meses, la viruela se cobr dos tercios de la poblacin indgena que quedaba en la isla.

    La epidemia de viruela de 1518 no explica lo que ocurri con la poblacin de la isla o el resto del Caribe en el cuarto de siglo que precedi a tan terrible acontecimiento. Algunos expertos apuntan a un brote de viruela anterior, que habra sucedido alrededor de 1507. David Henige no pudo encontrar indicios de ninguna epidemia anterior a 1518, concluyendo que la llegada de las supuestas tempranas epidemias tiene que argumentarse en base a algn tipo de prueba. Producir el espectro de un desastre epidmico meramente como un deus ex machina para explicar los inexplicables resultados del procedimiento estadstico de eleccin simplemente no es persuasivo 20. En un cuidadoso ejercicio detectivesco, Henige descubri que un supuesto brote de viruela que haba tenido lugar en 1507, y que haba sido aceptado por varios estudiosos, se basaba en pruebas totalmente falsificadas y, segn Henige, era la consecuencia de una ilusin creada por un accidente y perpetuada por el descu ido21. Henige busc en vano otras epidemias anteriores a 1518. Sin embargo, hay pruebas realmente convincentes de que existieron.

    19 Crosby, Columbian Exchange, p, 42,20 Henige, On the Contact Population, p, 211,21 D. Henige, When Did Smallpox Reach th Ni'W World (aiul Why Does It Mat

    ter)? en P. E. Lovejoy (ed,), A/ritiiH\ in IUimJ mh*: Sluthr\ in Slavery and the Slave Trade, Madison, Univmity of Wlnconiin PreM, 19H6, p,H,

    29

  • EL PRIMER INTERCAMBIO

    No fue la primera flota de tres carabelas la que llev la enfermedad a las Amricas. De hecho, la relacin de Coln de su primera expedicin al Nuevo Mundo apenas menciona las enfermedades. A pesar de la duracin del viaje y de la pobre calidad de las provisiones, estos hombres no parecen haber sido afectados por la enfermedad. Segn

    , William D. Phillips y Carla Rahn Phillips en los tres barcos nadie se haba puesto enfermo, o haba tenido ni siquiera un dolor de cabeza, excepto un hombre de edad avanzada que tena desde haca tiempo piedras en el rin22. De hecho, el primer contacto entre los dos mundos fue ms nocivo para los europeos que para los amerindios. Varios hombres que regresaron a la pennsula ibrica en la Pinta y la Nia a principios de 1493 estaban probablementejnfectados por la endmica sfilis del Nuevo Mundo. La mayor parte de los paleopat- logos estn ahora de acuerdo en que la evidencia arqueolgica de una infeccin de sfilis extendida por las Amricas es convincente. La bacteria espiroqueta Treponema pallidum, o sus variaciones, es la causante de la sfilis venrea, la sfilis endmica no venrea, la pinta y la treponematosis. El tipo de sfilis depende de la persona, la naturaleza y el lugar de la infeccin, pero cierta forma de treponematosis parece estar presente en todas las poblaciones23.

    El doctor Nicols Monardes, el ms ilustre de los mdicos del siglo XVI, apunta que la infeccin que arras Europa se introdujo a travs de los indios de La Espaola que Coln trajo a la corte, dlos quales los mas dellos yuan con la fruta de su tierra, que eran las Buuas, comentaron a conuersar los Espaoles con las Indias, y los Indios con las Espaolas, y de tal manera inficionaron los Indios y las Indias el exercito dlos Espaoles, Italianos y Alemanes. Como haba una tregua con los franceses, y existan comunicaciones entre las

    22 W. D. Phillips y C. R. Phillips, The Worlds o f Christopher Columbus, Nueva York, Cambridge University Press, 1992, p. 169.

    23 B. J. Baker y G. J . Armelagos, The Origin and Antiquity of Syphilis: Paleopatho- logical Diagnosis and Interpretation, Current Anthropology, XXIX, 1988, pp. 703-737; y M. L. Powell, Health and Disease in the Late Prehistoric Southeast, en Verano y Ube- laker, Disease and Demography, pp. 41-53.

    30

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    fuerzas, el contagio pas al campamento francs. Segn Monardes, los espaoles pensaron en un principio que los franceses les haban contagiado, le llamaron mal Francs. Los Franceses pensando que en Npoles y de los de la tierra se les auia pegado el mal, lo llamaron mal Napolitano. Los Alemanes viendo que dla conuersacin de los Espaoles se les auia pegado, le llamaron sarna Espaola, y otros lo llamaron Sarampin dlas Indias y con mucha verdad, pues de all vino el m al24.

    La venganza involuntaria de los espaoles fue la viruela. En el primer tercio del siglo XVI, el historiador Francisco Lpez de Gomara explica, en su famosa descripcin de la conquista de Corts del Im perio azteca, que la gran pandemia espaola hizo tanto dao en la Ciudad de Mxico que fue necesario derribar las casas para cubrir los cadveres. Aade que llamaban a la enfermedad huitza huatl (gran lepra) y en los aos siguientes se us esa fecha para marcar el final de la vieja era y el principio de la nueva: D esde la cual, como de cosa muy sealada, contaban despus ellos sus aos. Lpez de Gomara resume la actitud de muchos de sus compatriotas en los siguientes trminos: me parece que pagaron aqu las bubas que pegaron a los nuestros25.

    LA SEGUNDA EXPEDICIN

    El historiador mdico Francisco Guerra fue el primero en estudiar la posible introduccin de agentes patgenos del Viejo Mundo en el Caribe durante la segunda expedicin de Coln26. La flota, con sus diecisiete barcos y 1.500 hombres parti de Cdiz el 25 de septiembre

    24 N. Monardes, Historia medicinal de las tosas que se traen Je nurt/m 1/tJiat accidentales que sirven en medicina.. .11574, ed. fue.1, Sevilla, Padilla l.lhnm, l'JKK.pp. 13 r-v.

    25 F. Lpez de Gomara, Corts, the Ufe of the Conquenir by lln Secretan, Iterkeiey, University of California Press, 1964, pp, 201,

    26 F. Guerra, La epidemia mericurm tlf liilluenx n i M'M.., Revista Je Indias, XLV, 1985, pp. 325-347; El efecto demngrilk'n ilr lat epidemia* ira* el descubrimiento de Amrica, Revista Je Indias, XI,VI, 19H6, |ip, 4 1 1H y Tile lailimt American Epidemic: the Influenza of 1493, Social Scmee lliMury, XII, IWK, pp Mil W

    SI

  • de 1493. La expedicin lleg a las Canarias el 2 de octubre y, finalmente, a la isla de Gomera alrededor del 5 de octubre. A bordo se encontraban plantas y animales que los colonizadores llevaban al nuevo hbitat. En la recin descubierta Relacin del segundo viaje Coln escribi: llev los cavallos, yeguas y muas y todas las otras vestas, y simientes de trigo y nevada y todos rboles y suerte de frutas, todo esto en muy grande abundancia. Quizs lo ms significativo, segn Guerra, era la presencia de ocho cerdas, que se embarcaron en la isla de Gomera entre el 5 y el 7 de octubre. Miguel de Cuneo informaba ms tarde de que los animales europeos se reprodujeron con rapidez, especialmente los cerdos27. Bartolom de las Casas aada que las ocho cerdas fueron las progenitoras de todo el ganado porcino de las Indias2S.

    Guerra apunta que tanto los hombres como los animales a bordo pronto cayeron enfermos. El viaje desde las Canarias al Caribe fue rpido, gracias ^los vientos favorables, y la flota lleg a Dominica el 3 de noviembre, para seguir navegando despus lentamente hacia su destino final. Pasaron seis das en Guadalupe, donde desembarc un contingente. El 13 de noviembre, un grupo desembarc en lo que es hoy Saint Crox, en las Islas Vrgenes. El 18, las naves anclaron en la costa de Puerto Rico para hacerse con provisiones, y permanecieron all hasta el 21 de noviembre. Finalmente llegaron a La Espaola alrededor del 28 de noviembre, tocando tierra cerca de donde la primera expedicin haba partido poco menos de un ao antes, en el improvisado fuerte Navidad, bajo la proteccin de Guacanagari, cacique de Marin.

    Casi inmediatamente despus, la enfermedad que haba llegado con la segunda flota se extendi. Las cerdas contagiaron a los caballos y cuando desembarcaron en La Espaola aquel da de diciembre, prcticamente todos ellos personas y animales estaban contagiados. La enfermedad debilit a los espaoles, y el contagio se produjo de forma rpida entre los indgenas a medida que los extranjeros se esparcan por la isla. El mismo Coln qued tan debilitado que fue incapaz de escribir durante varias semanas. Hernando Coln descri

    ^vuul/1 .DlLAL.tJCjJ.CA

    27 S. E. Morison (ed.), Journals and Other Documents on the Life and Voyages of Christopher Columbus, Nueva York, The Heritage Press, 1963, p. 217.

    28 Las Casas, Historia de las Indias, I, p. 351.

    32

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    ba ms tarde la condicin de su padre y explicaba que no slo se trataba de falta de tiempo para ofrecer una crnica de los sucesos, sino tambin de la enfermedad que le impidi escribir entre el 11 de diciembre de 1493 y el 12 de marzo de 149429.

    Pronto se consider que el fuerte Navidad era inapropiado para un asentamiento permanente y, a pesar de que la mayora de las personas estaban afectadas por la enfermedad, Coln comenz la construccin de un nuevo cuartel general hacia el este, y nombr la ciudad La Isabela. En un primer momento el lugar pareca excelente, pero el trabajo era arduo y los trabajadores echaban de menos la comida europea. Las Casas describe sus tribulaciones con claridad: comenz la gente tan de golpe a caer enferma, y por el poco refrigerio que haba para los enfermos, a morir tambin muchos dellos, que apenas quedaba hombre de los hidalgos y plebeyos, por muy robusto que fuese, que de calenturas terrible? enfermo no cayese30. Coln, y ms tarde Las Casas, inicialmente crean que la mala salud de los colonizadores era debida al cambio de dieta que necesariamente provoc el desplazamiento. Adems, muchos de ellos se sentan defraudados porque no vean la posibilidad de encontrar el oro que se les haba prometido en Espaa.

    El almirante no se libr de la enfermedad y l mismo escribi un informe a los monarcas que envi con una flota de doce barcos, dirigida por Antonio de Torres. En dicho informe, fechado el 30 de enero de 1494, Coln se disculpaba por no poder remitir ms oro a los soberanos, y lo explicaba en los siguientes trminos: Yo deseava mucho en esta armada poderles enbiar mayor quantidad de oro del que ac se espera poder cojer, si la gente que aqu est cerca, la mayor parte sbdamente non cayera doliente51. Coln no especificaba la enfermedad, pero alude al diagnstico y a la alta mortalidad: era gran inconviente dexar ac los dolientes en logar abierto y chocas32. Pareca no importar a qu parte de la isla uno viajara, pues, como

    29 J. M. Cohen (d.), The Four Voyages o f Christopher Columbus, Baltimore, Penguin Books, 1969, p. 158.

    50 Las Casas, Historia de Indias, I, p. 363.,l R. H. Major (ed.), Christopher Columbus: Four Voyages to the New World, Letters

    and Selected Documents, Glouster, Mass., Peter Smith, 1978, p. 72.52 Coln. Textos y documentos, p. 256.

    33

  • avernos visto en ios que fueron por tierra a descobrir que los ms cayeron dolientes despus de bu elto s33. Al mismo tiempo, Coln apuntaba con optimismo que todo volvera a la normalidad: esta gente convalescer presto34. Aada que la carne fresca ayudara en la convalecencia. No conociendo bien las causas de la enfermedad, Coln conclua afirmando lo que muchos viajeros de tierras desconocidas haban observado y observaran en tiempos futuros: las causas de la dolencia tan general de todos es de mudamiento de aguas y aires35. Coln especificaba que Antonio de Torres llevaba en su flota pasas, almendras, azcar, miel y arroz. Los mdicos espaoles consideraban que estos alimentos tenan propiedades teraputicas y podan acelerar la convalecencia36.

    El mdico principal de la segunda expedicin, Diego lvarez Chanca, hizo lo imposible para curar a aquellos que caan enfermos. En su informe a los monarcas, Coln alab los inusjtados esfuerzos realizados por el doctor: diris a Sus Altesas el trabajo quel doctor tiene con el afrenta de tantos dolientes e aun la estrechura de los mantenimientos, e con todo ello se dispone con gran diligencia e caridad en todo lo que cumple a su oficio37.

    El doctor Chanca envi por separado, con la flota de Torres, un informe personal. El mdico subrayaba el impacto de la enfermedad en los primeros colonos europeos: L a gente a adolorido en cuatro o ginco das el tercio della. Creo la mayor causa dello a seido el trabajo e mala pasada del camino, allende de la diversidad de la tierra, pero espero en Nuestro Seor que todos se levantaran con salud3S. Aada que Coln haba llegado a posponer la bsqueda de las minas hasta que no hubiera enviado las naves que iban a regresar a Espaa a causa de la mucha enfermedad que ava seido en la gente39. La enfermedad reinaba tambin entre la poblacin aborigen. Cuando la flota de Antonio de Torres parti de La Espaola, el Almirante de

    33 Coln. Textos y documentos, p, 256.34 Coln. Textos y documentos, p, 256.35 Coln. Textos y documentos, p. 257.36 Phillips y Phillips, Columbus, pp. 201-202.37 Coln. Textos y documentos, p. 259.58 Major, Columbus Letters, p. 68.39 Coln. Textos y documentos, p. 263; Gil y Varela, Cartas de particulares, pp. 173,175.

    34

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    su indisposicin y enfermedad mejorado organiz una corta exploracin de la isla40.

    Cuando regres a La Isabela el 29 de marzo de 1494, las condiciones se haban deteriorado visiblemente: hall toda la gente muy fatigada, porque de muertos o enfermos pocos se escapaban, y los que del todo estaban sanos, al menos estaban de la poca comida flacos. La escasez de comida se hizo crtica y las raciones tuvieron que ser reducidas una y otra vez, lo cual provoc que ms colonos cayeran enfermos y murieran41. Desafortunadamente, cuando la segunda flota lleg a las Indias, descubrieron que las provisiones cargadas en Andaluca se haban estropeado. Coln culp a los capitanes de los barcos por su negligencia, pero la humedad y el calor de la isla tambin debieron de tener su parte de culpa. Se acabaron las medicinas y la comida; las condiciones eran tan crticas que acaeca purgarse cinco con un huevo de gallina y con una caldera de cocidos garbanzos. Algunos llevaron sus propias medicinas, pero no eran suficientes, pero no tantas ni tales que hobiese para tantos, ni conviniesen a todas complisiones 42. Adems, haba escasez de personas que se ocuparan de los enfermos. Muchos murieron principalmente de hambre y sin quien les diese un jarro de agua, y cargados de muy penosas dolencias43.

    Existen otros documentos, en gran medida sin examinar, de que las cosas no marchaban bien en las diecisiete naves de la segunda flota que naveg hacia el oeste el otoo de 1493. Un cuidadoso anlisis de los diarios de navegacin, as como de los diarios y la correspondencia de Coln y otros participantes, revela varios comentarios sobre las enfermedades que padecieron los europeos y los indgenas. Coln llevaba a diez indios que haba capturado y llevado a Espaa durante su primer viaje. Se trataba de lucayos y haitianos, y fueron bautizados en Barcelona; el propsito del almirante era entrenarlos para que le sirvieran de intrpretes y demostrar al monarca la naturaleza de los pobladores de las tierras recin conquistadas. A pesar de la mala alimentacin y de lo arduo del viaje de regreso, los diez indgenas so

    40 Las Casas, Historia de Indias, I, p. 366.41 Las Casas, Historia de Indias, I, pp. 376-377,42 Las Casas, Historia de Indias, I, p. 377.43 Las Casas, Historia de Indias, I, p. 378.

    35

  • Lrt I^UINIJULS 1A BIOLOGICA

    brevivieron. Siete de ellos reembarcaron en la flota de Indias que sali de Espaa el 25 de septiembre de 1493. Desafortunadamente slo dos de los siete indios alcanzaron las costas del Caribe 44. El doctor Chanca, en una larga carta que envi al concejo municipal de Sevilla a travs de Antonio de Torres en 1494, explicaba las cuitas de los intrpretes indios: los cuales avan quedado vibos de siete que metimos en el puerto, que los finco se nos murieron en el camino, los cuales escaparon a ua de caballo45. Con toda seguridad los espaoles hicieron todo lo posible para asegurar el bienestar de los intrpretes, ya que de ellos dependa el xito de la empresa.

    Gil y Varela, en Cristbal Coln. Textos y documentos completos presentan nuevos documentos, que incluyen la relacin del segundo viaje, un texto no disponible cuando Guerra escribi en 1985. El documento crtico contiene la primera noticia sobre la existencia de viruela en Cdiz durante los preparativos del viaje. El almirante escribi que cuando la segunda flota se acerc a la zona de Saman, Coln mand una carabela para que pusiese all en tierra uno de los cuatro indios que all ava tomado el ao pasado, el cual no se ava muerto como los otros de viruelas [subrayado mo] a la partida de Cliz []. El texto original no deja duda alguna sobre la palabra viruela. Si el documento es autntico, al menos tres de los cuatro indios embarcados en Cdiz el da 25 de septiembre de 1493 rumbo a La Espaola se hallaban infectados con viruelas. Cabe, sin embargo discutir el sentido del trmino a la partida, pues puede referirse a una accin en progreso, sin especificar si se sita al principio, en medio o al final del trayecto. Asimismo cabe pensar que los muertos perecieron en los preparativos para la salida, al entrar en los barcos o al salir del puerto. Aunque alguno pudo fallecer antes de embarcar, es probable que otros murieran en ruta a las Indias. Si hubieran muerto en el puerto, Coln habra escrito que murieron en Cdiz, antes de la partida. Por lo que sabemos de la etiologa de viruelas, hubiera sido muy difcil no infectar a sus compaeros a bordo46.

    44 S. Brau, La colonizacin del Puerto Rico, San Juan, Instituto de Cultura Puertorriquea, 1969, pp. 32-33.

    45 Gil y Varela, Cartas desarticulares, p. 171.46 Gil y Vrela, Coln. Textos y documentos, p. 242. La primera edicin de este libro

    sali en Madrid en 1982, publicada por Alianza Editorial. Hubo una segunda edicin en

    36

  • EN EL SENDERO DEL HURACN

    Varios de los testigos que escribieron sobre el segundo viaje relatan que siete de los diez indios americanos trados a Espaa embarcaron en Cdiz el 25 de septiembre de 1493 rumbo a La Espaola. Ahora bien, la mayora de los americanos que zarparon muri antes de llegar a aguas del Caribe. Coln escribi en su diario de la primera expedicin que cautiv cuatro indios de Saman el martes 15 de enero de 1493. En la Relacin del segundo viaje, Coln anota que acercndose a la costa de la isla decidi dejar a uno de los cuatro intrpretes de Saman que haba llevado consigo a Europa meses antes47. Por este texto nuevo, sabemos que tres de los cuatro indios de Saman haban fallecido, vctimas de las viruelas. El doctor Chanca escribi que de los siete isleos que zarparon de Espaa cinco m urieron en el viaje, pues quedaban slo dos para intrpretes. El doctor Chanca conoca bien el nmero de indios que salieron de Cdiz. Tal vez viajara en el mismo barco. La carta dirigida al cabildo de la ciudad de Sevilla fue mandada en la flota de Antonio de Torres que sali de La Espaola a fines de enero de 1494. Los espaoles procuraron conservar la salud de los intrpretes, puesto que contaban con ellos para el xito de la expedicin. Para la historia de la m edicina americana, es lstima que el doctor Chanca no describiera los sntomas de los indios que enfermaron. Recurdese que estos indios haban sobrevivido al difcil viaje a Espaa, el otro por tierra hasta Barcelona y su vuelta a Cdiz. Debieran de ser fuertes y estar bien alimentados. Es de suponer que fueron infectados por una o ms enfermedades antes de salir o, si no, que los bastimentos estaban contaminados48.

    Cul fue la causa por la que murieron los tainos y otros indgenas en los primeros meses despus del encuentro? Como hemos visto, cinco de los siete indios que salieron del puerto de Cdiz hacia La Hs-

    1984; en su prlogo Varela escribi que haban hecho varias correcione, f incluyeron otros documentos, especialmente el texto de Las Casas sobre la tercera expedicin, y tres documentos ms. Luego, en 1992 sali una nueva edicin; segn Alianza cm una segunda edicin ampliada y revisada. Pero esta edicin lleva un prlogo de Gil y Varela a una tercera edicin. Tal historia de las ediciones sin duda ha confundido a alguno, con el resultado de que varias bibliotecas no tienen la edicin ms importante: la segunda ampliada (lase la tercera).

    47 Gil y Varela, Coln. Textos y documentos completes, pp. 198,235.48 Gil y Varela, Cartas de particulares, p. 171.

    37

  • LA lonQULSTA BIOLOGICA

    paola fenecieron. De ellos, al menos tres de los cuatro indios de Sa- man enfermaron de viruelas. Otro sobrevivi y regres a su pueblo. Al decir de Coln, Este se fue a la tierra muy alegre, diziendo qul bien hera muy fuerte porque era christiano y que tena a Dios en s y rezando el Ave Mara y Salve Regina y diciendo que, luego qul estuviese tres das en su casa, qul bernia a Qibao adonde yo estuviese. El almirante agrega un dato significativo para la posible difusin de una epidemia: Le di muy bien de vestir y otras cosas quel disese a sus parientes. El doctor Chanca, al referirse a la provincia de