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LA EMPRESA REDENTORA. LA CASA DEL ESTUDIANTE INDÍGENA Engracia LOYO El Colegio de México LA CASA DEL ESTUDIANTE INDÍGENA, experimento que se llevó a cabo durante el gobierno de Plutarco Elías Calles para “ci- vilizar” a los indios, es un eslabón más en la larga cadena de oprobios que por siglos ha pesado sobre ellos. En el afán por imponerles una vida “mejor”, por asimilarlos al resto de la población, se recurrió a todo tipo de estrategias, algunas su- mamente dolorosas. El presente ensayo, que da cuenta de una de ellas, intenta comprender este experimento, anali- zar su significado, sus causas y sus efectos, y describir el cal- vario que se hizo pasar a los indios. Los acontecimientos que recientemente ha vivido el país hacen necesario desenterrar esta experiencia, con el fin de contribuir a esclarecer un oscuro aspecto de la historia de la educación en México, la dirigida a los indígenas, que aún causa polémicas, divide la sociedad y con frecuencia pretende dejar fuera a sus ver- daderos protagonistas. El propósito fundamental es con- tribuir a evitar que se repitan ensayos similares. Durante siglos, el indio ha sido protegido, explotado, despreciado, compadecido, despojado, pero sobre todo, se ha tratado de acabar con su indianidad. Se han atacado sus manifestaciones culturales, su lengua, sus costumbres, y se ha intentado imponerle una nueva religión. La respuesta del indio ha sido una larga historia de resistencia, de lucha pasiva para sacudirse del yugo de su explotador, para evi- tar su destrucción. Para salvaguardar sus tradiciones se aís- HMex, XLVI: 1, 1996 99
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La Casa Del Estudiante Indígena

Nov 19, 2015

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  • LA EMPRESA REDENTORA. LA CASA DEL ESTUDIANTE INDGENA

    Engracia LOYOEl Colegio de Mxico

    LA CASA DEL ESTUDIANTE INDGENA, experimento que se llev acabo durante el gobierno de Plutarco Elas Calles para ci-vilizar a los indios, es un eslabn ms en la larga cadena deoprobios que por siglos ha pesado sobre ellos. En el afn porimponerles una vida mejor, por asimilarlos al resto de lapoblacin, se recurri a todo tipo de estrategias, algunas su-mamente dolorosas. El presente ensayo, que da cuenta deuna de ellas, intenta comprender este experimento, anali-zar su significado, sus causas y sus efectos, y describir el cal-vario que se hizo pasar a los indios. Los acontecimientos querecientemente ha vivido el pas hacen necesario desenterraresta experiencia, con el fin de contribuir a esclarecer unoscuro aspecto de la historia de la educacin en Mxico, ladirigida a los indgenas, que an causa polmicas, dividela sociedad y con frecuencia pretende dejar fuera a sus ver-daderos protagonistas. El propsito fundamental es con-tribuir a evitar que se repitan ensayos similares.

    Durante siglos, el indio ha sido protegido, explotado,despreciado, compadecido, despojado, pero sobre todo, seha tratado de acabar con su indianidad. Se han atacado susmanifestaciones culturales, su lengua, sus costumbres, y seha intentado imponerle una nueva religin. La respuestadel indio ha sido una larga historia de resistencia, de luchapasiva para sacudirse del yugo de su explotador, para evi-tar su destruccin. Para salvaguardar sus tradiciones se as-

    HMex, XLVI: 1, 1996 99

  • la, se encierra, finge, disimula, pretende aceptar, y as ha lo-grado sobrevivir sin ser totalmente asimilado.

    Desde el momento en que el conquistador pis las tie-rras americanas el indio represent para l un problema.Rechaz su incomprensible diversidad e intent moldearloa su imagen y semejanza, convencido de su propia supe-rioridad. El esfuerzo por redimirlo de lo que los blancosconsideraban miserias fsica y cultural se remonta a la luchade la corona espaola por imponer un idioma, el espaol,y la fe cristiana. La plurietnicidad representaba un obstcu-lo para la unin, el progreso y la cristiandad. La conquistaimplic hispanizar a los indios, ensearles a vivir y a creercomo espaoles. Segn Shirley Brice Heath,

    [] la legislacin de Indias compilada en las leyes de Burgosy promulgadas en 1512 no dejaba el menor lugar a dudas res-pecto del empeo de la corona de Castilla: que los indios fue-ran civilizados, redimidos, tanto en lo relacionado con suscostumbres sociales y hbitos de vida, como en su espritu re-ligioso. Las recomendaciones para el mejoramiento de losnaturales comprenda el establecimiento de los indios en ca-sas cerca de los espaoles; provisiones de carne y pescado paralos hogares indios; que se cubrieran de ropa de modo que fue-ran vestidos como personas de razn y el cumplimiento es-tricto de la monogamia.1

    Esta imposicin cultural se enfrent, por diversas razo-nes, a la resistencia de los encomenderos, de frailes y de losmismos indgenas. A pesar de todos los esfuerzos, a fines dela colonia no se haba logrado imponer la civilizacin delconquistador.

    El Mxico independiente hered esta misin unificado-ra; as, durante el siglo XIX se recorrieron varios caminos yse exploraron nuevas sendas. La autoridades se obsesiona-ron con la idea de construir una nacin homognea y de-rribar los muros culturales que aislaban a los indios, queconstituan las tres cuartas partes de la poblacin. Los prin-cipales idelogos debatieron entre la negacin de los in-

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    1 HEATH, 1986, p. 26.

  • dios, de su cultura e idiomas, y la promocin de una ense-anza bilinge y el rescate de los idiomas vernculos parafavorecer su participacin en la vida de la nacin. Perohubo consenso en que la escuela sera el vehculo de la uni-ficacin. El Congreso Pedaggico de 1890 se anot untriunfo al proclamar la educacin uniforme, laica, obliga-toria y gratuita, que supona al indio capaz de alcanzar lasmismas metas educativas que el blanco. Pero no logr con-vencer a toda la sociedad mexicana de su igualdad. Anhaba un amplio sector de idelogos y ciudadanos, apasio-nados darwinistas, que la pona en entredicho. El siglo XXretomara la polmica. La creacin de La Casa del Estu-diante Indgena lo confirma.

    EL SIGLO XX, CONTINUIDAD O CAMBIO?

    En 1910, aproximadamente 30% de la poblacin de M-xico continuaba viviendo en aislamiento fsico y cultural.La conformacin montaosa del territorio, la falta de ca-minos y vas de comunicacin, el desconocimiento del idio-ma espaol y la heterogeneidad lingstica y cultural de lasdistintas familias tnicas que hablaban 80 idiomas diferen-tes, representaban barreras infranqueables.

    Con la Revolucin aument el inters por los indgenas.Las voces que clamaban por su asimilacin se dejaron orcada vez con ms energa. Sin embargo, y como haba suce-dido antes, nunca se dud de la superioridad de la civili-zacin occidental vis vis las diversas etnias que habitabana lo largo y ancho del territorio. El camino para forjar elalma nacional era civilizar a los grupos tnicos, homo-geneizar sus hbitos, darles los elementos para que as-cendieran a una forma de vida superior, profundamentecontrastante con sus valores, creencias y visin del mundo.Lograr este cometido fue meta prioritaria de los gobiernos.

    Dentro de esta perspectiva las instituciones educativasfueron medulares y asumieron como su responsabilidadcastellanizar y alfabetizar a los indios, imponerles patronesde vida occidental y darles a conocer los smbolos patrios

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  • para crearles sentido de pertenencia a la nacin y romperlos estrechos lmites de su comunidad.

    Entre quienes se ocuparon de estas cuestiones haba unagran gama de actitudes. Una importante corriente, encabe-zada por el antroplogo Manuel Gamio, se opona al etno-cidio y al exterminio de las lenguas autctonas y proponaalternativas biculturales y un programa de integracin nacio-nal basado en el conocimiento y estudio de las diferentes cul-turas. Desde la direccin del Departamento de Antropologa,Gamio puso en prctica un proyecto de investigacin y dedesarrollo integral y comunitario en el valle de Teotihuacan.Realiz un interesante programa educativo acorde con lascondiciones culturales, climticas, geogrficas y con los re-cursos que dispona el valle.2

    Sin embargo, la poltica hacia los grupos indgenas queprevaleci por casi dos dcadas, 1920-1930, fue la de in-corporarlos ciegamente a las formas superiores de civili-zacin del resto de la nacin. Este punto de vista, que tuvoentre sus ms conocidos exponentes a Jos Vasconcelos, pri-mer jefe de la nueva Secretara de Educacin creada en 1921,admita y a la vez negaba al indio. Reconoca el valor dela cultura de los diferentes grupos indgenas, pero en la prc-tica les negaba el derecho a conservarla. Consideraba al in-dio como un factor normal de la nacionalidad que debaser educado en las mismas instituciones que el resto de losmexicanos y no aislado en reservaciones, y haca especialhincapi en la enseanza de la lengua nacional por el m-todo directo. Para los partidarios de esta corriente, su re-dencin, por la que se interesaban vivamente, se lograrauna vez que hubieran adoptado los patrones de conductade los occidentales. El espaol, la lectura y la escritura se com-plementaron con todas aquellas enseanzas que, a su ma-nera de ver, elevaran sus formas de vida.

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    2 La enseanza dirigida a nios y adultos se centraba por igual en susintereses y necesidades. Se impartan a la par instruccin rudimentariay tcnicas agrcolas, se llevaban a cabo campaas sanitarias y se comba-tieron todo tipo de atavismos milenarios desde el alcoholismo hasta elfanatismo. Los benficos resultados alentaron a maestros y autoridadesa interesarse por el estudio de las culturas indias.

  • Fueron aos de intensa bsqueda. Los medios a que re-currieron las autoridades para llevar la escuela a los msalejados rincones llamaron la atencin en el mundo enteroy an hoy nos sorprenden por imaginativos. En la dcadade 1920, que trajo paz al pas, las comunidades recibieronnuevas escuelas, Las Casas del Pueblo, construidas con elesfuerzo conjunto como un verdadero hogar: con sus puer-tas permanentemente abiertas para acoger a nios y adul-tos para ensearles el espaol, la lectura y la escritura, perosobre todo, nuevas maneras de vivir.

    En su afn por salvar a los indios de una situacin queconsideraban inferior y en su empeo de incorporarlosa la nacin, las autoridades cometieron incalificables ac-ciones y reprodujeron dentro de las instituciones educati-vas, quiz de buena fe, aquello que buscaban combatir. LaCasa del Estudiante Indgena ejemplifica mejor que nin-guna otra las ambivalencias y contradicciones de la co-rriente incorporativa. Represent un parteaguas que hizoreflexionar no slo sobre el problema del indgena y losmtodos empleados para su incorporacin, sino sobre elconcepto mismo de indgena. Varios estudiosos han hechoreferencias a los resultados negativos y positivos que tuvoesta institucin para el proyecto educativo oficial, pero seha dado poca importancia a su efecto sobre los jvenes in-dgenas. Se seala, triunfalmente, que con este experi-mento se logr, con relativa facilidad, civilizar al indio.Pero no se ha denunciado lo suficiente que el precio quepagaron los alumnos por su civilizacin fue la prdida desu integridad y de su identidad, ni el choque cultural porlas afrentas de que fueron vctimas, ni las terribles conse-cuencias del desarraigo de su medio.

    A pesar de su carga de enfoques negativos, este centroexperimental tuvo aspectos positivos. Autoridades e ide-logos cambiaron su actitud hacia las culturas indias, las re-valoraron, intentaron una nueva poltica del lenguaje einiciaron una bsqueda, para integrar a los indios, que so-brevive hasta nuestros das.

    El experimento no fue totalmente novedoso, aunque asquisieron hacerlo creer sus fundadores. La idea de segre-

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  • gar al indio tena antecedentes remotos: la insistencia delos misioneros de que los indios se alojaran en coloniasalejadas de sus aldeas natales enfrent siempre una fuerteresistencia. Los estudiantes de la escuela Santa Cruz de Tla-telolco deban salir de su comunidad para ensear a losjvenes de comunidades aisladas, por citar slo un ejem-plo. Antecedentes ms cercanos fueron las propuestas delgobernador porfiriano Enrique Creel y las del Primer Con-greso de Misioneros de 1922. Creel sugera que los indiosse desprendieran espontneamente de sus hijos y que stosfueran enviados a vivir con gente de la ciudad para civili-zarse. En el Congreso de Misioneros predomin la idea deaislar a los nios de su comunidad:

    El nico medio de proveer a la educacin de los nios de lasrazas y tribus que llevan una vida nmada o viven aisladas esla reconcentracin de ellos puesto que no cabe siquiera pen-sar que pueda haber maestros que eduquen a los nios en sushogares por lo impracticable que tal cosa sera. Como sera di-fcil que se les reconcentrase con sus familiares [] se impo-ne la necesidad de separarlos en centros donde se pudieraneducar satisfactoriamente.3

    EL EXPERIMENTO

    La Casa del Estudiante Indgena, empresa redentora,como la llamaron sus creadores, maravilloso experimentosicolgico social, como lo calific el secretario de Educa-cin en la poca de Calles, Jos Manuel Puig Casauranc, seestableci en 1925 y sobrevivi hasta 1932, cuando fue sus-tituida por los internados indgenas. El propsito inicial delas autoridades educativas fue reunir en la capital indiospuros para someterlos a la vida civilizada moderna y anu-lar la distancia evolutiva que separaba a los indios de lapoca actual transformando su mentalidad, tendencias ycostumbres. Confiaban en que una vez adquiridos los h-

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    3 1er Congreso de Misioneros de Educacin Pblica (18 sep.-6 oct.1922) AHSEP, c. 41-1.

  • bitos y el idioma de los blancos, regresaran a sus comuni-dades a contagiar su nueva y superior forma de vida a susvecinos y a actuar como lderes o consejeros de sus com-paeros. El contacto de estos emisarios de sus puebloscon los citadinos contribuira a acortar la distancia entreambos y a que se borrara poco a poco la desconfianza, lamala voluntad que en general se tiene en los pueblos ind-genas para los habitantes de las ciudades.4

    El presidente Calles se vanagloriaba unos aos ms tar-de de una segunda intencin: La Casa era un experi-mento sicolgico colectivo para conocer la capacidadintelectual y squica de los indios. Debera someterse a losalumnos a un examen tanto de sus cualidades fsicas comomentales y procurar el desarrollo de unas y otras para de-mostrar que el indio est capacitado, como cualquier otroindividuo de raza diferente para adquirir la cultura y civi-lizacin de criollos y mestizos.5 Durante la fiesta de entre-ga de diplomas de los primeros egresados, el presidenteexpres con orgullo:

    Yo fui el fundador de esta Casa y en esta ocasin quiero ex-plicar a ustedes cul fue mi idea al fundarla [] Quise yo pro-bar que las razas indgenas son razas de cerebro, vigorosas,bien organizadas, y quise dar esa oportunidad reuniendo elmayor nmero de representantes de las razas de la Repblica.Ustedes deben de recordar cmo vinieron aqu del lado de suspadres, llenos de pobreza, y de lugares donde slo vean rui-na, miseria y desgracia. Quiero que los privilegiados me diganahora qu diferencia hay entre ustedes y sus hijos, qu dife-rencia espiritual, intelectual y moral. Las clases privilegiadasde mi pas han querido siempre sostener que el indio no essusceptible de asimilarse a la civilizacin, porque en su egos-mo les conviene mantenerlo sumido en el fanatismo, el vicio,la ignorancia, los tres factores con que cuentan para poderloexplotar. Ustedes pueden ahora luchar con la vida en cual-quier campo de accin y deben procurar que todos los indiosse pongan en las condiciones de ustedes, levantando el nivel

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    4 El esfuerzo educativo, p. 67.5 Memoria, 1932, p. 26

  • intelectual de sus hermanos, ya que su nivel moral es en mu-chos casos superior al de las clases privilegiadas, y no para quesean vctimas de explotaciones y puedan as cooperar al bie-nestar, la prosperidad y la grandeza de la patria.6

    Se pidi a gobernadores y presidentes municipales queenviaran a la capital diez indios varones de raza pura.Puig Casauranc se lamentaba de que hubo que regresar a80% por que nos llegaron casi todos criollos o mestizos, deinsignificante proporcin de sangre indgena. Su explica-cin era que nuestro egosmo es tal que ni diez indios pu-ros podan encontrar algunos gobernadores en un pas demillones de indios. Muchos de los recin llegados eran so-brinos, hijos, o ahijados de los polticos.7

    Despus de este fracaso se hizo una convocatoria abier-ta. Los aspirantes deberan ser indios varones, tener entre14 y 18 aos, de preferencia haber cursado 1 y 2 gradosde educacin rural, ser inteligentes, vigorosos y saluda-bles, originarios de comarcas de densa poblacin india, re-sidir fuera de los centros de poblacin, hablar el idiomaindio y sobre todo, no estar incorporados a la comuni-dad social mexicana ni tener posibilidad de ayuda oficial oparticular. Era conveniente que vinieran por lo menos dosjvenes de una misma regin. Los alumnos deberan de re-solver cuestionarios sobre antecedentes personales (nom-bre, edad, tribu indgena, idioma, materias escolarese industriales en las que haba sobresalido, estado de salud,si era afecto a bebidas alcohlicas, etctera), sobre sus fa-miliares y sobre la vida econmica y social de su regin.

    No pocas comunidades mostraron gran resistencia amandar a sus hijos al internado. Si bien algunos padres lovean como una ayuda para su difcil carga econmica, lamayora desconfiaba de las intenciones de las autoridades.Simplemente no queran que adquirieran las maneras niel idioma de sus explotadores. Los temores eran muchos:que sus hijos fueran llevados al ejrcito, que ya no podran

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    6 Memoria, 1932, pp. 26-27.7 PUIG CASAURANC, s.f., p. 247.

  • brindarles el trabajo y la ayuda que tanto necesitaban, queel separarse de ellos iba contra sus costumbres, que no vol-veran a verlos. Como los funcionarios no tenan recato enenlistar a los alumnos a la fuerza, en algunas poblacionesllegaron a ocultar a los jvenes y no falt quien recurrieraa la vieja estrategia de disfrazarse de mujer.8

    Aun as, en el primer ao ingresaron a La Casa cercade doscientos alumnos entre los once y los 19 aos de edad,representantes de 24 grupos indgenas entre los que pre-dominaron los nahuatls (61), seguidos por tarahumaras(22), mayos (16), huastecos (trece), mixtecos (once) y zapo-tecos (nueve). Los amuzgos (Guerrero) y los patas (Sonora)slo tenan un representante. No obstante los requeri-mientos, muchos de los alumnos fueron mestizos, y 31 deellos no saban ninguna lengua india. El primer contacto conel mundo civilizado fue sumamente difcil. La resea quede este encuentro hizo el secretario de Educacin muestra,ante todo, su conviccin de la inferioridad de las culturasindgenas. Segn l, estos jvenes tenan un aspecto salva-je. Se mostraban taciturnos, reservados, con manifiesta des-confianza y temerosos. No saban sentarse en una silla, ni co-mer con cubiertos, ni acostarse en una cama, ni conversar;en una palabra eran ignorantes de todo.9

    Los recin llegados fueron alojados provisionalmente enla Escuela Normal de Maestros y, como bienvenida, todosrecibieron una o varias vacunas. Despus fueron trasla-dados a su residencia definitiva. Las autoridades habanprometido que el internado gozara de las mejores condi-ciones materiales compatibles con la Hacienda Pblica(habitacin, alimentacin, higiene y vestido). Sin embargo,La Casa difcilmente poda haber dado peor imagen dela ciudad. Las calles que la rodeaban estaban llenas de in-mundicias, la colonia careca de drenaje En tiempos desecas, polvaredas cargadas de grmenes enfermaban a losjvenes de bronquitis y faringitis.10 El doctor Gabriel Gon-

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    8 AHSEP, exp. IV, 2.11, leg. 5727.29 El esfuerzo educativo, 1928, p. 65.10 Vase El esfuerzo educativo, 1928, pp. 205-208.

  • zlez, visitador de La Casa, sealaba que sta colindabacon el ro Consulado que era un verdadero excusado p-blico y que los alrededores eran una especie de esterco-lero. El interior no estaba en mejores condiciones. A pesarde que (segn los informes del visitador), los estudianteseran excepcionalmente ordenados, cumplidos y respe-tuosos, su conducta era correcta y cumplan con respon-sabilidad sus tareas, a los pocos aos de vida La Casaestaba en un estado lamentable:

    La mayor parte de los muros se encuentran cuarteados: los pi-sos de madera de algunas dependencias, como los dormitoriosestn destruidos o en mal estado, faltan cristales en las venta-nas [] todas las dependencias de la casa se encuentran des-aseadas o en desorden [] en los dormitorios la mayorade las camas estn desvencijadas [] las ropas, almohadas ycolchas radas y sucias, en el comedor faltan asientos y man-teles, la mayora de los alumnos no usan cubiertos por que nolos tienen la cocina se encuentra muy desaseada [] los pa-tios mal cuidados y los jardines mal cultivados y con toda cla-se de basura.11

    La enfermera se encontraba en igual condicin de des-aseo y abandono que las dems dependencias del edificio,sin un solo mueble, con los pisos rotos, sin vidrios algunasventanas El doctor informaba que un paciente que es-tuvo en cama un mes se quej de que no haba podido la-var sus sbanas y como ninguno de sus compaeros habaquerido hacerle ese servicio, cuando l lo visit se encon-traban sencillamente asquerosas. Los alumnos no tenanagua ni para su aseo personal. Adems, las regaderas esta-ban fuera de servicio, no haba jabn y los alumnos rara vezpodan comprarlo.

    Se proporcionaba a los alumnos tres comidas. El des-ayuno consista en caf con leche, tres piezas de pan y uncereal o fruta fresca; la comida, en sopa, guisado con car-ne, frijoles y seis tortillas; la cena, frijoles, pan y caf. Elvisitador consideraba que la comida era de buena calidad

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    11 Memoria, 1932, pp. 50-52.

  • pero que podra mejorar y aumentar, pues los alumnos sequejaban de su escasez y poca variedad; sugera que se lesdiera huevo y ms carne, y que se evitara el uso de la estu-fa de carbn. Muchos de los jvenes (16 de una muestra de44) nunca haban probado legumbres como betabel, za-nahoria, lechuga, ni caf con leche, avena, sopa de pasta ofrutas. Slo cuatro de ellos afirmaron que todo lo que co-man ya lo conocan. La mayora no tena dinero para susgastos, slo el que rara vez mandaban las familias. Al prin-cipio, la Secretara de Educacin Pblica (SEP) les dabauna pequea cantidad como gratificacin, pero se las sus-pendi al poco tiempo.12

    La institucin funcionaba parcialmente como internadocon un rgimen sumamente estricto. Las actividades se ini-ciaban a las cinco de la maana y despus de varias horas deeducacin fsica y labores domsticas en el plantel, los j-venes salan para asistir a las escuelas primarias de la capi-tal o para tomar algunos cursos industriales. Casi la mitadacuda al Centro Escolar Benito Jurez, otros a la anexa dela Normal de Maestros, algunos ms al Instituto TcnicoIndustrial, a la escuela de maestros constructores o la Se-cundaria nmero 3. En la tarde tenan acceso a talleresindustriales o mecnicos que los preparaban para desempe-ar un oficio citadino sin desarrollarles ninguna habilidadtil para sus comunidades. En La Casa, sin embargo, seimpartan algunos cursos prcticos como carpintera, con-servacin de frutas, alfarera y tejidos de ixtle, en los quecon frecuencia muchos de los alumnos eran expertos ysuperaban a sus maestros en creatividad.

    En las escuelas primarias de la capital los jvenes indiossufran un segundo choque pues las enseanzas eran total-mente inadecuadas para ellos, y la diferencia de edades, in-tereses y experiencias los aislaba de sus condiscpulos. Eranobjeto de burla y de desprecio por su apariencia, su igno-rancia, sus costumbres y su falta de comprensin de la len-gua. Los maestros se referan con frecuencia a su atrasomental y los ignoraban en el saln de clase, los promovan

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    12 Vase Memoria, 1932, pp. 52-53.

  • de un grado a otro sin comprobar sus progresos y en oca-siones se negaban a recibirlos en sus aulas.

    A partir del segundo ao de vida de La Casa, los alum-nos fueron sometidos a distintas pruebas fsicas y mentalesy a numerosos exmenes profilcticos. Fueron pesados,medidos y hasta se determin su dimetro torcico! Aun-que estos exmenes se hubieran realizado con la mejorbuena voluntad, resulta indignante que se les practicaranestudios antropomrficos, similares a los que se hacen acualquier animal para determinar la pureza de su raza. Elmdico que examin a los indios otomes inform al di-rector, Enrique Corona Morfn, lo siguiente:

    Herminio Carbajal de 15 aos, procedente de Tolimn Qro.por la coloracin de su piel, implantacin del cabello gruesode ste, tamao de las pestaas, pelo del pubis, pelo de laspiernas, pelos entre ceja y ceja, no corresponde a las caracte-rsticas raciales indgenas, no parece sino a un mestizaje. Por-firio Hernndez, de 16 aos, tambin procedente de Tolimnpresenta el cabello sedoso, ondulado, delgado, con implanta-ciones de raza blanca, la boca est finamente trazada, con la-bios delgados, hay algunos pelos en el coxis y en el sacro, ladistancia entre el borde interno de los ojos y el ancho de losmismos son iguales, caracteres que como en el anterior no co-rresponden a la raza indgena. (Siguen varios ejemplos ms.)

    Se concluy que varios de los estudiantes no eran indiosy, por lo tanto, fueron devueltos a sus lugares de origen.13

    Los jvenes resolvieron las mismas pruebas siclogicas yde inteligencia que los estudiantes de la ciudad, entre ellaslas de la escala Binet Simon, y las de Alicia Descoeudres,tests parciales de lenguaje adaptados para los nios mexi-canos por el doctor Rafael Santamara. Deban respondera preguntas con un vocabulario que jams haban escu-chado (por ejemplo, contrabandista, termmetro, ba-laustrada), reconocer objetos y materiales que nuncahaban visto (botn de ncar, teclas de marfil) y realizarpruebas de lenguaje contra reloj siguiendo instrucciones

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    13 AHSEP, c. 1927, La Casa del Estudiante Indgena, exp. 448.

  • en un idioma prcticamente desconocido para muchosde ellos. No obstante sus desventajas, en las pruebas reali-zadas en 1926, no slo no aparecieron diferencias notablesen relacin con alumnos de otras escuelas, sino que algu-nos resultados fueron sobresalientes.14

    Aos ms tarde, segn los examinadores, los jvenesmostraron progresos notables en su lxico y en su com-prensin de la lengua nacional. Las autoridades, revelandoun darwinismo social quizs ms exacerbado que el de mu-chos porfiristas, concluyeron que los indios tenan capaci-dad para ser educados y civilizados, y que sus aptitudes nodependan ni del color de la piel ni de los dems caracte-res tnicos.

    Un nmero considerable de estos jvenes indgenas senegaron a seguir con este doloroso calvario. Durante losocho aos de vida de La Casa, casi 30% de los estudian-tes se dio de baja. Las autoridades argumentaban que lamayora haban sido suspendidos porque la Direccintuvo presunciones de que no regresaran a sus comunida-des, pero en realidad no pudieron adaptarse a la vida ci-vilizada de la ciudad, ni mucho menos al encierro y alaislamiento fsico y cultural. Informes como ste eran fre-cuentes: Julin Zapahua desapareci a los pocos das []Lloraba con frecuencia desde que lleg deseando regresara su tierra [] Contaba con algn dinero. Se presume quese fue a Zongolica, Veracruz, pero no se pudo dar con suparadero.15 Un alumno procedente de Ccorit, Sonora,de 14 aos de edad, tambin abandon el plantel. Las au-toridades decan que se rumoraba que se fue con los in-dios tarahumaras que vinieron a la capital a contender enlos juegos olmpicos.16 Muchos enfermaron del estmagopor la comida inadecuada, otros de tristeza, varios recha-zaron las normas rgidas de la institucin, algunos ms hu-

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    14 Las pruebas, tests y mediciones que se hicieron a los alumnos deLa Casa estn descritas en El esfuerzo educativo, t. II, pp. 65-145 y en laMemoria, 1927, pp. 479-489.

    15 Nunca se encontr a este alumno. AHSEP, c. 1927, La Casa del Estu-diante Indgena, exp. 449. Esta caja contiene varios expedientes similares.

    16 Memoria, 1932, p. 64.

  • yeron sin dejar rastro. Sus condiciones eran tan dramticasque incluso hay noticia de varios fallecimientos por enfer-medad: Isidro Aldana muri vctima de fiebre tifoidea, y uncaso an ms pattico fue el de Francisco Alonso, un mu-chacho de buenos sentimientos y buen corazn, que fueapualado cerca de La Casa, al salir a comprar unas me-dicinas, sin que se encontrara a los culpables.17

    Los que permanecieron y sobrevivieron a la civilizacin,se incorporaron de tal manera que una vez adquirida lamisma educacin que criollos y mestizos, se rehusaron a re-gresar a su medio a redimir a sus hermanos. El maestroRafael Ramrez, jefe del Departamento de Enseanza Ru-ral y Primaria Fornea, informaba en 1930 al secretario deEducacin que

    [] el tipo de incorporacin conseguido por la Casa del Es-tudiante iba ms all de lo deseable pues en numerosos casoslos muchachos terminaban sus estudios en el plantel, no re-gresaban ya a las regiones de donde eran originarios pues sen-tan repugnancia por la vida rural y repulsin a vivir con sushermanos.18

    Inform que el primer grupo que termin su educacinse negaba a volver a sus comunidades y que todos solicita-ban la oportunidad de continuar en la capital estudiandoen las escuelas preparatorias, secundarias o tcnicas. Lasautoridades, entre consternadas y triunfantes, atribuanesta decisin a la superioridad de la vida urbana y a la grancapacidad de adaptacin de los indios. Desde su punto devista, era lgico que quienquiera que hubiera aprendidoa ser un buen ebanista, mecnico, tornero, perforador depozos petroleros, electricista o chofer, forzosamente ten-dra que negarse a regresar a sus montaas.19 Parecan ce-

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    17 Jess Pancho y Corpus Torres abandonaron La Casa y huyerona Chihuahua, pero no se pudo dar con su paradero. Vase AHSEP, c.1927, La Casa del Estudiante Indgena, exps. 448, 451, 452 y 473.

    18 Memoria, 1932, p. 27.19 Memoria, 1932, p. 41.

  • garse ante la realidad: la resistencia de los indios para rein-corporarse a su medio se deba principalmente a la prdi-da de identidad; haban aprendido a avergonzarse de suapariencia anterior. En una encuesta se pidi a los estu-diantes su opinin sobre si el overol era ms higinico yms til que el vestido que usaban. Varios respondieronque el overol era mejor porque daba aspecto de gente de-cente o de razn a quien lo llevaba.20 En su afn civili-zador, las autoridades haban logrado desindianizarlos,por lo que teman el rechazo de sus familiares. El trato re-cibido de sus maestros y de sus compaeros los haba con-vencido de que eran inferiores. Pero tambin vean a lossuyos con menosprecio y deseaban escapar de un mundoque ahora les pareca salvaje y nocivo. Una vez ms, fuePuig Casauranc quien claramente sintetiz la certeza de lasuperioridad innegable de la civilizacin occidental. Al ufa-narse del xito del proyecto, sealaba que los indios habanllegado meses antes

    [] en un estado absoluto de abandono, sin aspecto de serescivilizados no se podan distinguir por su aspecto inteligentede nios escandinavos. Ya tenan en su cara y en su cuerpo lavivacidad, la atencin, el inters de cualquier nio europeo.21

    No todos fueron errores. La Casa que era un crisol deetnias, semejaba una torre de Babel en la que se hablabaamuzgo, cajuar, chontal, huasteco, huichol, mexicano, ma-yo, maya, mazahua, mixteco, otom, ppao, popoloca, qui-ch, cakchiquel, tzoque, tarahumara, tlapaneco, tarasco, ya-qui y zapoteco.22 Aunque la mayora de los alumnos eranbilinges, evitaban comunicarse en espaol. Un importan-te acierto fue alentar a los estudiantes a expresarse en sulengua materna fuera de las aulas, a formar clubes de idio-mas y a ensear, por medio del espaol, el lenguaje de suetnia a aquellos que no lo hablaban. El idioma materno era

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    20 Memoria, 1932, p. 59. 21 PUIG CASAURANC, s.f., p. 247.22 Memoria, 1926, p. 225.

  • indispensable para el trabajo que tendran que desempearcon sus comunidades. Este mtodo, diferente al de ense-anza directa del espaol que preconizaba la poltica deincorporacin y que se empleaba en las escuelas rurales,demostr las ventajas del bilingismo y abri camino a laenseanza bilinge y bicultural.23

    HACIA EL MAGISTERIO

    Ante el fracaso inicial, las autoridades evaluaron el experi-mento y revisaron sus errores. Cayeron en la cuenta de loinadecuado de la educacin primaria que reciban los es-tudiantes como antecedente de su preparacin para el ma-gisterio rural, por la sola diferencia de edades y porqueestaba destinada a otra clase de poblacin escolar. Preten-der crear vnculos entre criollos e indios por medio de laescuela haba resultado contraproducente, y concluyeronque no es la vida escolar en comn la que establece los ne-xos, ni la camaradera o amistad de grupo la base de unasolidaridad social o nacional. Tampoco determina esa co-hesin la influencia que pueden ejercer los maestros rura-les. Cobraron conciencia de dos realidades importantes:que los campesinos indgenas nunca podran tener inte-reses comunes con el comerciante que les compraba lascosechas que cultivaban, y que

    [] tampoco podran unificar sus intereses con los indgenasvecinos an siendo de la misma raza si viven en perpetua luchacon ellos, por la posesin de la tierra, la propiedad comunalque sin ttulos claros ni linderos definidos se disputan entre slos diversos grupos de indios en muchos lugares del pas.

    Por lo tanto, se modific la organizacin de La Casa,y se crearon cursos de preparacin para el magisterio ru-ral y un quinto ao de primaria como antecedente. A par-tir de 1928 el plantel se convirti en una Escuela NormalRural y funcion como internado para indgenas. La inau-

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    23 Vase HEATH, 1986, pp. 145-147.

  • guracin de esta nueva etapa de la institucin se hizo conbombo y platillo. El festival de inicio de labores, que con-t de nuevo con la presencia de Calles y del secretario deEducacin, revelaba un cambio en la actitud de las autori-dades. Los nmeros consistieron en cuadros folklricos,ensayos de teatro de accin que reproducan costumbresindgenas. Se represent un cuadro oaxaqueo, La Cho-na, y una boda en tres actos: La trada de la leche, Lacasa de la novia y Bendicin y compadrazgo, original deun autor indgena, de Tata Nacho y Carlos Gonzlez, conla colaboracin de un grupo de seoritas indgenas, alum-nas de la escuela federal de Zapotla. El festival se clausu-r con el himno nacional.24

    No es necesario abundar en lo absurdo que resultabaformar maestros rurales en una institucin enclavada enuna populosa colonia metropolitana. La enseanza agrcolacareca de sentido. Cmo impartir tcnicas de agronoma,composicin de terrenos, sistemas de irrigacin, cultivo al-terno y rotaciones, cuando La Casa slo contaba con pe-queos jardines o patios donde apenas caba una hortaliza?Tanto el director, Enrique Corona Morfn, como los maes-tros, exigan un local que contara por lo menos con cam-pos de cultivo.

    El maestro Manuel Meza Andraca, quien en 1931 reali-z para la Secretara de Educacin Pblica una evaluacinde la labor de La Casa, hizo hincapi en lo disparatado depreparar maestros rurales en la capital. Consideraba quelas enseanzas estaban mal orientadas y eran insuficien-tes e inapropiadas para los problemas que enfrentaran losmaestros rurales. El estudio de la vida rural no era tal sinoque se refera a las formas primitivas de la sociedad, hor-das, familia tib, hasta llegar a los tipos de sociedad que tie-nen por base la propiedad individual de la tierra. Seanalizaba el concepto de patria y lo que es nuestro pas;se describan sus zonas de produccin y su distribucin enlos diferentes estados. Se estudiaban las comunidades y ra-

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    24 Archivo del Fideicomiso PEC-FT, PEC, Inventario 4634, exp. 109.leg. 3/7.

  • zas de Mxico, y sus caractersticas; se describa lo que esun rancho, un pueblo o una aldea, y se analizaban las ven-tajas y las desventajas de la vida rural y urbana. Afirma-ba que si bien ninguno de los conocimientos impartidospoda considerarse intil, estaban poco vinculados con elmejoramiento de las comunidades. Se pasaba por alto todolo relacionado con la reproduccin y con las funcionessexuales, indispensable en la preparacin de un maestrorural. A su manera de ver, ste debera estar tambin fa-miliarizado con las leyes, reglamentos y disposicionesvigentes en materia de tierras, aguas y comunicaciones,para as poder realizar un trabajo eficiente y benfico. Asi-mismo debera establecer contacto con otras dependenciasque pudieran ayudarlo en su labor, como la Secretara deAgricultura, el Departamento de Salud Pblica, etc. Tam-bin se quejaba de la falta de materias primas para muchasindustrias, como en el caso de curtido de pieles o de le-chera, del mal funcionamiento de la cooperativa de LaCasa y de que se exigieran cuotas personales a los coo-peradores contra su voluntad. Los fondos de la coopera-tiva siempre haban sido administrados por el director,sin injerencia alguna de los futuros maestros rurales,que eran quienes tenan que conocer los principios fun-damentales de la cooperacin. Tampoco se daba idea a losalumnos de los beneficios del trabajo realizado en formacomunal (como si los alumnos que venan de pueblos conexperiencia de vida comunitaria necesitaran saberlo). Sibien el maestro Meza Andraca celebraba que en La Casase organizaran actividades sociales, culturales y deportivas,lamentaba que, con frecuencia, stas tuvieran poco que vercon la vida rural.

    Pocos estudiantes procedan de estados de densa pobla-cin indgena. La mayor parte, 63%, eran hijos de agricul-tores. An menos llegaban por su propio inters: 43.1% delos alumnos fueron elegidos por los directores de Educa-cin de los estados, 15.9% fueron admitidos por presionesde funcionarios, gobernadores, diputados, etctera, e igualporcentaje por recomendacin de los alumnos, y slo13.6% pidieron ser recibidos. La edad promedio de los es-

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  • tudiantes era 18 aos y la mayora slo permaneca entredos y tres aos en la institucin, lo que significaba que yahaban cursado su educacin primaria.

    En las clases de la normal, los maestros continuaron mi-nando la confianza de sus alumnos y confundindolos: los ca-lificaban de tardos para pensar o aseguraban que carecancasi por completo de aptitud para razonar y pensar, porqueno saban lo que era un quebrado, leer decimales, compro-bar una multiplicacin, o porque no podan comentar sobreasuntos planteados en el cuestionario. Se asombraban de sulamentable falta de preparacin, de criterio y de atrasomental, porque ignoraban que el 1 de mayo se celebrabael da del trabajo, la diferencia que exista entre senadores ydiputados, o lo que era un monopolio. Los mentores con-cluan que sus alumnos no tenan la ms remota idea de loque se entenda por civilizacin y que slo seran en sus pue-blos como tuertos en un pas de ciegos.25

    Paradjicamente, estos mismos maestros contribuyeronde manera positiva a cambiar la imagen de los indios. Ren-dan informes muy elogiosos sobre su cortesa, trato afabley respetuoso, caballerosidad, lenguaje decente, genero-sidad, sentido de justicia, alegra, sinceridad y sentido deltrabajo. Les llamaba la atencin su gran deseo de adqui-rir ms para tener ms que dar a sus coterrneos, y su es-pritu de servicio y de amor por su raza y su terruo. Sudignidad los impresionaba notablemente. Uno de ellos se-alaba que no se ha presentado el caso de tener que re-prender a un alumno por inmoral o falto de respeto.26Incluso reconocan en ciertos rasgos la excelencia de laeducacin recibida por los indios en sus comunidades y ob-servaban que haban sido educados en el cumplimientodel deber como parte necesaria para poseer una vida ejem-plar. No omitan sealar sus defectos: una extrema segu-ridad que los haca caer en una terquedad irrazonada yuna caballerosidad tan grande que puede fcilmente con-

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    25 Memoria, 1932, pp. 38-39.26 Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. VII:7 (jul. 1928), pp.

    119-123.

  • vertirlos en servidores cuando se les trata por la buena ocuando menos con palabras halagadoras.27 No es de ex-traar que con esas cualidades y defectos se les dificulta-ra adaptarse a una sociedad capitalista donde prevalecanvalores como el individualismo y la competitividad.

    La labor revisionista del maestro Meza Andraca mostrque no obstante los reglamentos, tampoco se respet la po-ltica de recibir indios puros: casi todos los alumnos de LaCasa eran bilinges y muchos hablaban solamente espa-ol. En cinco aos slo hubo 17 alumnos que conocierannicamente una lengua india y que nunca hubieran asisti-do a la escuela, lo que modific criterios y llev a redefinirel concepto de indio de acuerdo con su condicin eco-nmica y social. (Gamio consideraba indios a los gruposque siguen viviendo como antes de la conquista, con lasmismas ideas, organizacin y modo de produccin.)28

    Segn los informes de Meza Andraca entre 1926-1930,524 alumnos permanecieron en la institucin mientras que314 se dieron de baja.29

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    27 Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. VII: 7 (jul. 1928),pp. 119-123.

    28 Gamio afirmaba que: La antropologa emplea mtodos cientficoscon el fin de diferenciar tnicamente al indgena del blanco, pero has-ta la fecha no ha llegado a conclusiones verdaderamente satisfactoriasporque muchas de las caractersticas antropomtricas o fisiolgicas quese suponan de indole racial no lo son en realidad ya que algunas deellas varan si cambian las condiciones del ambiente. En otros trminos,todava no se puede sealar cules son los tipos puros indgenas ni tam-poco determinar la proporcin de sangre indgena de los que parecenmestizos [] Actualmente se investiga en diversos pases si la constitu-cin individual de la sangre y el metabolismo basal pueden suministrarcaractersticas que sean indiscutiblemente raciales. En vista de lo ante-rior no hay que preocuparse por los aspectos raciales de la poblacin alformular los programas educativos que corresponden al indio, al blan-co o al mestizo [] Por otra parte, es bien sabido que el factor tnicocarece de significacin en lo relativo a la capacidad mental, a la recep-tividad de las enseanzas educativas, y a la elevacin del standar de vida.Gamio, Mtodos de Educacin Indgena, en AFPEC, FT. PEC, Inven-tario 2210, exp. 38, leg. 5/6, p. 104.

    29 El informe de Meza Andraca est reproducido en Memoria, 1932,pp. 62-65.

  • La Escuela Normal dentro de La Casa del Estudiante In-dgena tampoco dio los frutos esperados. La mayora de losque ingresaban aspiraban a realizar actividades relaciona-das con la industria, y slo una minora (4.5%) deseaba sermaestro rural. De 44 entrevistados, trece queran desem-pear algn oficio, nueve convertirse en ingenieros, ochoen profesores normalistas, dos en maestros rurales, sietecultivar la tierra, dos dedicarse a estudios tcnicos, uno a lamedicina y otro ms deseaba cursar la preparatoria. De al-guna manera, las autoridades tambin haban convencidoa los estudiantes de la inferioridad de la profesin del ma-gisterio. Meza Andraca, en su informe, comentaba: nopuede condenarse a la Escuela porque los estudiantes pre-tenden estudiar y hacer una profesin mejor. La actitudde los estudiantes era, a su manera de ver, el resultado de

    [] un proceso natural de seleccin y cualquiera que sea laobligacin que se pretende imponer a los alumnos o los me-dios que se busquen para hacerla cumplir sern ineficacespara evitar que los que hayan adquirido un verdadero y realmejoramiento de sus aptitudes no regrese a los lugares dedonde proceden para redimir a los de su raza.30

    Sin embargo, la misma encuesta revel que varios alum-nos haban asimilado las enseanzas de La Casa a la pre-gunta de cules eran las costumbres que ensearan en suspueblos quince contestaron que las relativas a la higiene oaseo personal, trece a comer y vestir mejor, siete a leer y es-cribir, cinco a cultivar la tierra y cuatro a combatir el alco-holismo y el fanatismo.31

    El estudio de Meza Andraca intentaba probar la insig-nificante influencia de La Casa en el medio rural. Mos-traba que si bien varios egresados del curso para maestrosse reintegraron a sus comunidades, algunos estados dedensa poblacin indgena slo contaron con uno. Oaxacay Guerrero, por el contrario, tuvieron diez y once maestros

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    30 Memoria, 1932, p. 61.31 Memoria, 1932, p. 60.

  • repectivamente. En 1930 el total de los maestros en ser-vicio, exalumnos, era de 79, repartidos en 19 entidadesfederativas, lo que daba un promedio de cuatro por esta-do,32 pero en la mayora de los estados apenas haba unrepresentante. En Aguascalientes, Coahuila, Nuevo Len,Quertaro y el territorio de Baja California no haba maes-tros indgenas.

    El seguimiento que se hizo revela el criterio de las auto-ridades y de los directores sobre su labor. Eran considera-dos exitosos los disciplinados, los empeosos, los quehaban abandonado sus viejas costumbres y su manera devivir. El prototipo de maestro rural era un hombre modes-to, estudioso y trabajador, que impulsaba los deportes y losanexos escolares, como gallineros, hortalizas y talleres. Maes-tros como Julio Cindap de Zinacantn, Chiapas, eran unmodelo para los indgenas porque haba logrado que stosabandonaran sus antiguas costumbres, les haba ense-ado el espaol y desterrado su lengua materna. RosendoAltamirano de Guerrero era calificado como ejemplar ysu labor como de lo ms eficiente, pues haba transfor-mado los hbitos de pueblos que vivan sumidos en la mi-seria y el abandono. Las autoridades afirmaban que enunos cuantos meses haba enseado a los indios el espaol,a cultivar la tierra, bailes y canciones regionales y a haceruso de los implementos agrcolas hasta lograr que de in-dustriales de tejido de palma que no les produca ni loindispensable, se conviertan en agricultores.33

    Sin embargo, la trayectoria de algunos maestros permi-te concluir que ciertas apreciaciones de Meza Andracaeran infundadas, pues varios tuvieron una labor trascen-dente dentro de la comunidad y se convirtieron en verda-

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    32 Los 79 maestros egresados de La Casa estaban distribuidos de la si-guiente manera: Campeche: dos, Chiapas: cinco, Chihuahua: uno, Colima:tres, Durango: dos, Guerrero: once, Hidalgo: tres, Jalisco: tres, ciudad deMxico: seis, Morelos: ocho, Michoacn: uno, Oaxaca: diez, Puebla: cua-tro, Quintana Roo: uno, San Luis Potos: uno, Sinaloa: dos, Sonora: uno,Tabasco: uno, Tlaxcala: uno, Veracruz: nueve, Yucatn: dos y EstadosUnidos: uno. Vase Memoria, 1932, p. 135.

    33 Memoria, 1932, pp. 89-93.

  • deros lderes. Tal es el caso del maestro Ignacio Len deTonachic, Chihuahua, que segn las autoridades habatrabajado en cuerpo y alma y en 1933 era ya un lder enla sierra alta Tarahumara. Otro exalumno, Patricio Jaris,se distingua por su amor al indio y su comprensin a losproblemas indgenas. Estos maestros se convirtieronen procuradores de asuntos indgenas y, segn GonzaloAguirre Beltrn, llevaron a cabo una importante labor depromocin y defensa con personalidad jurdica cumplien-do as uno de los mayores anhelos de la poltica indigenis-ta de la Revolucin, que el impulso de superacin vengadel seno de las comunidades.34 Ignacio Len encabez elconsejo de pueblos que convoc a los Congresos Tarahu-maras de 1939, 1944, 1945 y 1950, a los que concurran lospueblos y no slo las autoridades, y que promovieron labsqueda de la solucin de los problemas de los tarahu-maras en materia de educacin, asuntos agrarios, comuni-cacin, salubridad y asuntos sociales.35 Len Ruiz, Jaris yEleuterio Rodrguez (tambin formados en La Casa) fue-ron presidentes municipales de Batopilas, Chihuahua. Ja-ris fue adems diputado a la cmara local y Len diputadosuplente.

    La experiencia ense a las autoridades lo que hoyparece obvio: que las condiciones econmicas de los indioseran determinantes de muchos de sus patrones de con-ducta. Los alumnos de nuevo ingreso, con estudios de pri-maria generalmente venan de comunidades mestizas; losindios casi nunca mandaban a sus hijos a la escuela, no ne-cesariamente porque fueran refractarios a la civilizacin,como cree el vulgo, sino porque su precaria situacin exi-ga del trabajo del nio a partir de los seis o siete aos. Porotro lado, La Casa haba demostrado que la influenciaque los pocos egresados podan ejercer en la Repblica erapoco significativa. En 1932, se hizo la evaluacin de la ins-

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    34 AGUIRRE BELTRN, 1953, p. 93.35 Estos congresos lucharon fundamentalmente porque las autori-

    dades de los pueblos indgenas fueran los que unificaran a la etnia ta-rahumara en una organizacin controlada por un gran consejo formadopor representantes de su eleccin. AGUIRRE BELTRN, 1953, pp. 88-89.

  • titucin, slo 126 alumnos, es decir, 23.5% del total de losexalumnos, desempeaban el magisterio rural. Segn lasautoridades, carecan de ideas claras, y criterio econmico,les faltaba cultura, eficiencia personal, por lo que se con-vencieron de que la incorporacin del indio y su participa-cin en la vida econmica nunca podra lograrse por mediodel esfuerzo aislado e individual de un maestro rural. Eranecesario ejercer una labor de conjunto para la cual se ne-cesitaban de muchos elementos, y planear un trabajo con-tinuo y enrgico con propsitos definidos y concretos.

    La evaluacin hecha por Meza Andraca parece no habersido muy objetiva. Los escasos documentos accesibles re-velan los numerosos conflictos internos, entre los alumnosy entre stos, profesores y el director, maestro Corona Mor-fn, en los que el inspector tom partido por un puado deestudiantes contra el director. Corona y un nutrido nme-ro de alumnos se quejaban de un grupo de mestizos quetrataban de distinguirse de sus compaeros. Vestan ele-gantemente y posean ropa en cantidad sobrada opo-nindose en esta forma al propsito de esta Casa de formarhombres sencillos y modestos. Segn el director preten-dan seguir carreras que les permitiran permanecer pormuchos aos sostenidos por el gobierno dentro del esta-blecimiento, y que a su manera de ver,

    [] seguramente los desvincularan por completo del con-glomerado campesino y que si bien los beneficiaran desdeel punto de vista individual, en cambio constituyen una con-traposicin a uno de nuestros fines principales consistente enla preparacin de los internos para servir adecuadamenteen el futuro como agentes modificadores del medio social queofrecen las comunidades rurales, especialmente las indge-nas y nuestro propsito no es el bien individual sino el biencolectivo.36

    Sus exigencias eran imposibles de satisfacer, pues se ne-gaban a desempear los trabajos y pedan tener servidum-bre. El director afirmaba que de este modo, vulneraban

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    36 AHSEP, c. 1927, La Casa del Estudiante Indgena, exp. 306, p. 2.

  • nuestro deseo fundamental de que los internos de esta Casano aparezcan como fifes y mantenidos sino que con su pro-pio trabajo contribuyan en mnima parte al sostenimientodel plantel. Corona aseguraba que sus condiscpulos se que-jaban de sus continuas molestias, impertinencias, choteose injurias exageradamente groseras, que exigan libertadabsoluta y se rehusaban a estar sujetos a reglas o a cualquierautoridad. El director y 112 estudiantes pedan la expulsinde estos internos y defendan la existencia de La Casa delEstudiante Indgena que comenzaba a verse amenazada porlos informes de Meza Andraca.

    Por su parte, los alumnos rebeldes tachaban al directorde irascible, arbitrario, de dspota de la poca porfirianay lo acusaban de suspender arbitrariamente al profesoradoque perteneca a la Alianza de Comunidades Agrarias,agrupacin a la que este seor tiene un encono digno demejor causa. El inspector se quejaba de que entorpeca lainvestigacin. Corona, a su vez, acusaba a ste de conduc-ta extraa, de entrevistarse a escondidas con los mesti-zos y de fomentar discordias y producir desequilibrios.Suplicaba al jefe del Departamento de Escuelas Ruralesque interviniera para que el ingeniero Mesa Andraca die-se fin a sus censurables actividades.37

    Meza Andraca entreg un estudio devastador sobre LaCasa y recomend al secretario de Educacin en turno,Narciso Bassols, su clausura. Propona establecer en el cen-tro mismo de las comunidades, escuelas normales que de-sarrollaran una labor educadora integral y una accinconstante de mejoramiento econmico y social de la re-gin. Sugera tambin ir hacia el indio y atacar sus proble-mas en el lugar mismo donde se presentaran y no traerloa la metrpoli para incorporarlo a una civilizacin puesslo se consigue con eso habituarlo a la vida metropolita-na que incapacita a la mayora de lo que esto consiguen aentender, sentir y resolver los problemas del indio mexi-cano.38 Conclua que la preparacin de los maestros en

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    37 AHSEP, c. 1927, La Casa del Estudiante Indgena, exps. 306, 307 y 323.38 Memoria, 1932, p. 73.

  • La Casa del Estudiante Indgena era deficiente e inade-cuada pues se imparta en un ambiente distinto a aquelen donde los maestros ejerceran su profesin, desvincu-lndolos de su medio.

    El informe sacudi a las autoridades de la Secretara deEducacin Pblica. En consecuencia, se clausur La Ca-sa del Estudiante Indgena y en su lugar se crearon onceinternados en el corazn de las regiones pobladas por in-dgenas que complementaron la labor de las escuelas ru-rales. Gamio estaba en contra de esta medida:

    Sacar de su primitivo hogar a los nios para iluminar su men-te y ensearles a vivir una mejor existencia dejando a lospadres estancados en su ancestral situacin de miseria e in-cultura es labor que no puede conducir a buenos resultados.Una vez asimiladas las enseanzas que imparta el internadomuchos de estos nios no querrn, con toda justificacin, vol-ver a vivir al lado de sus familiares y en general de sus vecinospues los considerarn inferiores en todos sentidos, como enrealidad lo son. Emigrarn los muchachos que a la postre vana perderse en el engranaje de las actividades urbanas []donde su recin conquistada elevacin cultural nunca podrtener la significacin redentora que revestira actuando entrelos suyos. Si al salir del internado los jvenes regresan al hogar,surge un conflicto pues los padres volvern a imponer su pri-mitiva y retrasada manera de ser y vivir al hijo cuya nueva cul-tura y ambiciones progresistas le parecen ridculas y andeprimentes, a la postre el hijo claudica y vuelve a descenderal bajo nivel cultural del que aos antes fue extrado [] loque se traduce en un esfuerzo desperdiciado.39

    Desde su perspectiva, la educacin de nios y adultosdebera ser paralela y los maestros haban de ser tambineducadores ambulantes. As llevaran la escuela a los ho-gares, invitaran a los padres de familia a sus festivales, los

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    39 AFPEC, FT. PEC, GAMIO, Inventario 2210, leg. 5/6, exp. 38. Estasopiniones de Gamio son sorprendentes, pues revelan una actitud di-ferente ante los indios de la que siempre haban mostrado. Un ejemploes su obra clsica, Forjando Patria, publicada por primera vez en 1917, enla que defenda el valor de las culturas indgenas. Vase GAMIO, 1982,pp. 103-107.

  • sentaran a la mesa de maestros y estudiantes, procuraranque fueran conociendo y gustando de una nueva manerade vivir. Sin embargo, tras realizar un estudio integral conpersonal especializado de varias regiones indgenas, aun-que parezca contradictorio, sugiri el establecimiento deinternados en las regiones tarahumara, mixteca, chamula,otom y mexicana, maya-totonaca, mixteco-tlapaneca, huas-teco-tarasca.

    En estos internados se aplicaran procedimientos edu-cativos diferentes: en vez de incorporar ciegamente a lasetnias a un modo de vida occidental, se pretendera inte-grarlas con sus valores y costumbres. Se haca hincapi enque los estudiantes deberan conservar y conocer la lenguamaterna. Segn seala Heath, estos centros eran un pasoadelante porque revelaban de parte de los dirigentes el re-conocimiento de que educar a la poblacin rural no era si-nnimo de incorporar al indio.40

    En la prctica los resultados de los internados no fueronmuy diferentes de los de La Casa, por lo que hubo que ex-plorar nuevos caminos. La poltica indigenista que prevalecidurante las siguientes tres dcadas busc la integracin delos indios. A partir de 1940, se celebr el Primer CongresoIndigenista de Ptzcuaro, se plantearon nuevas estrategiaspara su asimilacin, pero sobre todo se reconoci la parti-cularidad y la diversidad de las culturas de las diferentes et-nias, y se propusieron el bilingismo y la aculturacin comomedios de integracin. La tnica del Congreso fue el respetoa la dignidad del indio. De ah en adelante se mantuvo elesfuerzo por mejorar sus condiciones de vida y por librarlode su miseria y explotacin. Si bien la poltica indigenistarepresent un avance, an haba que andar un buen trechoantes de que se permitiera a los indgenas expresarse encongresos como los convocados por los tarahumaras paramostrar que no eran menores de edad y que estaban capa-citados para autogobernarse. An haba que pasar por or-ganizaciones como el Consejo Nacional de Pueblos Indios(CNPI) y la Alianza de Profesores Bilinges (Anpibac), y sa-

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    40 HEATH, 1986, p. 149.

  • cudirse la tutela oficial antes de que asociaciones indepen-dientes reclamaran el derecho de formular y dirigir una edu-cacin verdaderamente indgena. La respuesta fue el reco-nocimiento oficial de Mxico como un pas multitnico ypluricultural. Al menos en el papel, pareca que los indioshaban ganado la batalla: por fin haban logrado el derechode conducir su destino. Sin embargo, la realidad desmintieste triunfo.

    En los ltimos aos los indios han pasado a primer pla-no de la escena nacional. Rompieron su habitual silencio,abandonaron su tradicional mtodo de lucha, la resisten-cia, para recurrir a la violencia. Esta reaccin inusitada sa-cudi a la sociedad. Conmovida, record que an siguensiendo explotados, marginados y despojados. Se volcen su ayuda, dividindose una vez ms entre quienes con-sideran que ya es tiempo de dejarlos ser, los que estn a fa-vor de protegerlos y asimilarlos, y los que pretenden sacarprovecho de su debilidad. Pero tambin en los ltimosaos han adquirido un nuevo papel: peones de ajedrez enun incomprensible juego poltico. El experimento paracomprobar que son seres de razn, capaces de autodefi-nicin y de decidir su propio futuro, parece no tener fin.

    Cuadro 1

    La Casa del Estudiante Indgena, ao de 1928NOTICIA DEL NMERO DE ALUMNOS CLASIFICADOS POR RAZAS, TRIBUS,

    FAMILIAS, IDIOMAS O DIALECTOS Y PROCEDENCIA,POR ESTADOS DE LA REPBLICA

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Amuzga Guerrero 1 1Cajuar Chiapas 1 1Cuicatleca Guerrero 1 1Chontal Tabasco y Chiapas 5 5Huasteca San Luis Potos y

    Veracruz 160 160Huichol Jalisco 3 2 5

    ENGRACIA LOYO126

  • Cuadro 1 (conclusin)

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Maya Campeche y Yucatn 7 7Mayo Sinaloa 4 4Mixteca Guerrero, Oaxaca y

    Puebla 7 1 8Mazahua Michoacn y Mxico 4 4Mexicana Colima, Guerrero,

    Hidalgo, Jalisco, Mxico, San LuisPotos, Veracruzy Tlaxcala 400 150 550

    Otom Hidalgo y Mxico 4 1 5pata Sonora 1 1Pame Guanajuato 2 2Ppaga Sonora 4 3 7Popoloca Puebla 3 3Quich Chiapas 3 1 4Tzoque Chiapas 4 4Tarasca Michoacn 5 1 6Tlapaneca Guerrero 3 3Tarahumara Chihuahua y Durango 110 110 220Tepehuana Durango 1 1Totonaca Veracruz y Puebla 2 1 3Tzotzil Chiapas 5 5Yaqui Sonora 2 2Zapoteca Oaxaca y Veracruz 100 100Mestiza Yucatn, Campeche,

    Puebla, Mxico, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Colima, Jalisco y Tamaulipas 110 7 180

    Total de razas27 Estados 22 180 15600 290 203 0

    FUENTE: Memoria, 1932.

    LA EMPRESA REDENTORA. LA CASA DEL ESTUDIANTE INDGENA 127

  • Cuadro 2

    La Casa del Estudiante Indgena, ao de 1929NOTICIA DEL NMERO DE ALUMNOS CLASIFICADOS POR RAZAS, TRIBUS,

    FAMILIAS, IDIOMAS O DIALECTOS Y PROCEDENCIA,POR ESTADOS DE LA REPBLICA

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Amuzga Guerrero 1 1Cuicatleca Guerrero 1 1Chontal Tabasco y Chiapas 5 5Huasteca San Luis Potos y

    Veracruz 160 160Huichol Jalisco 1 4 5Maya Campeche y Yucatn 7 7Mayo Sinaloa 4 4Mixteca Guerrero, Oaxaca y

    Puebla 7 1 8Mazahua Michoacn y Mxico 4 4Mexicana Colima, Guerrero,

    Hidalgo, Jalisco,Mxico, San Luis Potos, Veracruz y Tlaxcala 400 100 500

    Otom Hidalgo y Mxico 4 1 5pata Sonora 1 1Pame Guanajuato 2 2Ppaga Sonora 7 7Popoloca Puebla 3 3Quich Chiapas 3 1 4Tzoque Chiapas 4 4Tarasca Michoacn 5 1 6Tlapaneca Guerrero 3 3Tarahumara Chihuahua y Durango 7 150 220Tepehuana Durango 1 1Totonaca Veracruz y Puebla 2 1 3Tzotzil Chiapas 5 5Yaqui Sonora 2 2Zapoteca Oaxaca y Veracruz 100 100

    ENGRACIA LOYO128

  • Cuadro 2 (conclusin)

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Mestiza Yucatn, Campeche, Puebla, Mxico, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Colima, Jalisco y Tamaulipas 110 7 180

    Total de razas26 Estados 22 8 16500 240 1970

    FUENTE: Memoria, 1932.

    Cuadro 3

    La Casa del Estudiante Indgena, ao de 1932NOTICIA DEL NMERO DE ALUMNOS CLASIFICADOS POR RAZAS, TRIBUS,

    FAMILIAS, IDIOMAS O DIALECTOS Y PROCEDENCIA,POR ESTADOS DE LA REPBLICA

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Cora Nayarit 5 5Cuicatleca Oaxaca 1 1Chontal Tabasco y Oaxaca 3 1 4Huasteca Veracruz 2 2Huichol Jalisco 5 5Maya Yucatn 4 4Mayo Sinaloa y Sonora 5 5Mazahua Estado deMxico 1 1Mixe Oaxaca 3 3Mixteca Guerrero, Oaxaca

    y Puebla 150 4 190Nahoa Jalisco, San Luis Potos,

    Morelos, Guerrero, Estado de Mxico, Puebla, Hidalgo, Veracruz y Tlaxcala 470 130 600

    LA EMPRESA REDENTORA. LA CASA DEL ESTUDIANTE INDGENA 129

  • Cuadro 3 (conclusin)

    Hablaban Hablaban Hablabanslo indio y slo

    Razas Procedencia indio espaol espaol Total

    Otom Estado de Mxico, Quertaro e Hidalgo 150 150

    Popoloca Puebla 1 1Ppaga Sonora 1 1Tarahumara Chihuahua y Durango 250 250Tarasca Michoacn y Guerrero 7 7Triqui Oaxaca 2 2Tlapaneca Guerrero 4 4Tzotzil Chiapas 9 9Totonaca Veracruz y Puebla 5 1 6Tepehuana Chihuahua 3 3Tzetzal Chiapas 5 5Zapoteca Oaxaca 110 110Mestiza Tamaulipas, Estado de

    Mxico, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Michoacn y Chihuahua 1 110 120

    Total de razas24 Estados 21 18000 300 21000

    FUENTE: Memoria, 1932.

    SIGLAS Y REFERENCIAS

    AHSEP Archivo Histrico Secretara de Educacin Pblica.AFPEC, FT. FONDO PEC Archivo Fideicomiso Plutarco Elas Calles,

    Fernando Torreblanca.

    AGUIRRE BELTRN, Gonzalo1953 Formas de gobierno indgena. Mxico: Universidad Na-

    cional Autnoma de Mxico.

    El esfuerzo educativo1928 El esfuerzo educativo. Mxico: Publicaciones de la Se-

    cretara de Educacin Pblica.

    GAMIO, Manuel1982 Forjando Patria. Mxico: Porra.

    ENGRACIA LOYO130

  • HEATH, Shirley Brice1986 La poltica del lenguaje en Mxico. Mxico: Instituto Na-

    cional Indigenista.

    Memoria1926 Memoria que indica el estado que guarda el ramo de Edu-

    cacin Pblica 31 de agosto. Mxico: Talleres Grficosde la Nacin.

    1927 Memoria que indica el estado que guarda el ramo de Edu-cacin Pblica 31 de agosto. Mxico: Talleres Grficosde la Nacin.

    1932 Memoria relativa al estado que guarda el ramo de Educa-cin Pblica 31 de agosto. Mxico: Talleres Grficos dela Nacin.

    PUIG CASAURANC, Jos Manuels.f. La cosecha y la siembra [s.p.i.]

    LA EMPRESA REDENTORA. LA CASA DEL ESTUDIANTE INDGENA 131