Top Banner
LA NECRÓPOLIS DE ÉPOCA TARTÉSICA DE LA ANGORRILLA Álvaro Fernández Flores Araceli Rodríguez Azogue Manuel Casado Ariza Eduardo Prados Pérez (coordinadores) ALCALÁ DEL RÍO, SEVILLA
26

La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Mar 27, 2023

Download

Documents

Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

LA NECRÓPOLIS DE ÉPOCA TARTÉSICA

DE LAANGORRILLA

LA NECRÓPOLIS DE ÉPOCA TARTÉSICA

DE LAANGORRILLA

Álvaro Fernández Flores Araceli Rodríguez Azogue

Manuel Casado ArizaEduardo Prados Pérez

(coordinadores)

En la primera década del siglo XXI se efectuó en Alcalá del Río (Sevilla) una serie de inter-venciones arqueológicas en las que se detectaron los restos correspondientes a un pobla-do y a una necrópolis de época tartésica. La presente obra, aunque se centra en el análisis de los enterramientos, incorpora también la información recuperada en la zona de hábi-tat, al considerar ambos enclaves como partes integrantes de un mismo asentamiento.

El trabajo se inicia con una contextualización de las sepulturas en el marco de la relación poblado-necrópolis, atendiendo al patrón de asentamiento, su relación espacio-temporal y la ubicación del cementerio en su contexto paleogeográfico. A partir de esta exposición se realiza un estudio centrado en la configuración general de la necrópolis y la distribu-ción de las tumbas. El tercer nivel de análisis se ocupa de la investigación específica de cada sepultura y de los distintos elementos depositados en su interior, principalmente de los ajuares. Estos estudios se completan con una serie de análisis sobre antropología física y paleopatología, paleodieta, ADN, antracología, etc., cuyos resultados posibilitan la reconstrucción de los ritos funerarios y un acercamiento a la caracterización de la po-blación enterrada, su hábitat y otros aspectos relativos a sus estrategias de explotación y adaptación al medio.

En definitiva, los datos aportados por la excavación de la necrópolis de la Angorrilla, junto con las investigaciones desarrolladas en el poblado coetáneo, contribuyen al conocimien-to de las comunidades que ocupaban el Bajo Guadalquivir durante el Hierro I, convirtien-do a este yacimiento en uno de los referentes fundamentales para caracterizar a dichas poblaciones y valorar cómo influyó la colonización oriental en este espacio geográfico.

LA

NE

CR

ÓP

OL

IS D

E É

PO

CA

TA

RT

ÉSI

CA

D

E L

A A

NG

OR

RIL

LA

AL

CA

DE

L R

ÍO, S

EV

ILL

A

Álv

aro

Fern

ánde

z Fl

ores

A

race

li R

odrí

guez

Azo

gue

M

anu

el C

asad

o A

riza

Edu

ardo

Pra

dor

Pére

z (c

oord

s.)

ALCALÁ DEL RÍO, SEVILLA

ALCALÁ DEL RÍO, SEVILLA

Page 2: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico
Page 3: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico
Page 4: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico
Page 5: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Sevilla 2014

Álvaro Fernández FloresAraceli Rodríguez Azogue

Manuel Casado ArizaEduardo Prados Pérez

(coordinadores)

Page 6: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Serie: Historia y GeografíaNúm.: 271

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este li-bro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación mag-nética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicacio-nes de la Universidad de Sevilla

Este libro se integra en los objetivos y la difusión del Proyecto de Ex-celencia de la Junta de Andalucía “La construcción y evolución de las entidades étnicas en Andalucía antigua (siglos VII a.C.-II d.C.)” (HUM-3482), a cuya edición ha contribuido económicamente. El Grupo de Investigación “De la Turdetania a la Bética” (HUM-152) ha contribuido también a la financiación de esta monografía a través del Proyecto “Sociedad y paisaje: alimentación e identi-dades culturales en Turdetania-Bética (siglo VIII a.C.-II d.C.)” (HAR2011-25708). Asimismo la Asociación Cultural Instituto de Estudios Ilipenses ha financiado la presente edición.

Comité editorial:Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones) Eduardo Ferrer Albelda (Subdirector)

Manuel Espejo y Lerdo de TejadaJuan José Iglesias RodríguezJuan Jiménez-Castellanos BallesterosIsabel López CalderónJuan Montero DelgadoLourdes Munduate JacaJaime Navarro CasasMª del Pópulo Pablo-Romero Gil-DelgadoAdoración Rueda RuedaRosario Villegas Sánchez

© SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2014 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: <http://www.publius.us.es>

© Álvaro Fernández Flores, Araceli Rodríguez Azogue, Manuel Casado Ariza y Eduardo Prados Pérez (coordinadores) 2014

© Por los textos, los autores 2014

Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain

ISBN: 978-84-472-1557-7 Depósito Legal: SE 1359-2014

Diseño de cubierta: Santi García <[email protected]>

Maquetación e impresión: Pinelo talleres gráficos, s.l.

Motivo de cubierta: Jarro de bronce de la Angorrilla (foto C. López).

Page 7: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Índice

Prólogopor Eduardo Ferrer Albelda ...................................................................... 11

Parte I ILIPA DURANTE LA PRIMERA EDAD DEL HIERRO

La ciudad y el territorioÁlvaro Fernández Flores, Araceli Rodríguez Azogue y Eduardo Prados Pérez ................................................................................. 17

La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Francisco Borja Barrera y María Ángeles Barral Muñoz .................. 41

Parte II LA NECRÓPOLIS DE LA ANGORRILLA

La intervención arqueológicaÁlvaro Fernández Flores, Eduardo Prados Pérez y Araceli Rodríguez Azogue ......................................................................... 59

Catálogo de sepulturasÁlvaro Fernández Flores, Eduardo Prados Pérez y Araceli Rodríguez Azogue ......................................................................... 85

El cementerio de época tartésica. Aspectos ritualesÁlvaro Fernández Flores, Eduardo Prados Pérez y Araceli Rodríguez Azogue ......................................................................... 251

Orientación de las tumbas y astronomía en la necrópolis de la Angorrilla

César Esteban López ..................................................................................... 321

Page 8: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Parte III EL REGISTRO FUNERARIO. LOS AJUARES

La cerámicaManuel Pellicer Catalán ........................................................................... 331

El armamentoFernando Quesada Sanz, Manuel Casado Ariza y Eduardo Ferrer Albelda ............................................................................. 351

Los cuchillos de hoja curva de hierroEduardo Ferrer Albelda y Manuel Casado Ariza ................................. 379

Las fíbulasEduardo Ferrer Albelda y María Luisa de la Bandera Romero ......... 393

Los broches de cinturónEduardo Ferrer Albelda y María Luisa de la Bandera Romero ......... 403

Las joyas y adornos personalesMaría Luisa de la Bandera Romero y Eduardo Ferrer Albelda ......... 429

Las pinzasEduardo Ferrer Albelda y María Luisa de la Bandera Romero ......... 477

Los objetos de hueso y marfilManuel Casado Ariza ................................................................................... 481

Los bronces rituales de la tumba 30Javier Jiménez Ávila ....................................................................................... 509

Las ofrendas de animalesAna Pajuelo Pando y Pedro Manuel López Aldana ................................ 535

Page 9: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

Parte IV EL REGISTRO FUNERARIO. INDIVIDUOS

Estudio antropológico de la necrópolis de la AngorrillaInmaculada López Flores ............................................................................ 557

Aproximación a la dieta de la población de la Angorrilla. Resultados preliminares de análisis de isótopos estables del carbono y del nitrógeno sobre restos óseos

Domingo Carlos Salazar-García .............................................................. 605

Estudio del ADN mitocondrial de los restos humanos hallados en la Angorrilla

Sara Palomo Díez, Eva Fernández Domínguez, Cristina Gamba y Eduardo Arroyo Pardo ................................................................................ 617

Parte V EL REGISTRO FUNERARIO. VARIA

Análisis de fitolitos de restos sedimentarios del jarro de la tumba 30

Marta Portillo Ramírez y Rosa Maria Albert Cristóbal .................... 635

Estudio de los restos textiles de la AngorrillaCarmen Alfaro Giner ................................................................................... 639

Análisis antracológico de las sepulturas de cremaciónMª Oliva Rodríguez-Ariza ........................................................................... 645

Page 10: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico
Page 11: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

41

La angorrilla en el contexto del bajo guadalquivir. estudio geoarqueológicoFrancisco Borja Barrera*María Ángeles Barral Muñoz**

INTRODUCCIÓN

Después de realizar una somera descripción del medio físico del entorno de Alcalá del Río (Sevilla), la presente aportación al conocimiento del sitio de la Angorrilla se centra en el estudio del contexto geomorfológico del yaci-miento. Apoyados en el análisis cartográfico y la fotointerpretación de fotogra-mas aéreos de diversas épocas y escalas, se lleva a cabo una caracterización general del emplazamiento, al objeto no sólo de caracterizar los rasgos mor-fo-topográficos generales y de detalle del yacimiento, a través de sus distintas fases de su ocupación (Calcolítico, Tartesos, Roma), sino asimismo de contex-tualizarlo en el marco geomorfológico regional del valle bajo del Guadalquivir.

Esta valoración de conjunto del medio físico del yacimiento da paso, ya en la segunda mitad de nuestro trabajo, al análisis geoarqueológico del yaci-miento propiamente dicho, así como a la interpretación, desde este mismo punto de vista, de los perfiles arqueológicos levantados durante 2003 y 2004 (Fernández y Rodríguez, 2005). Finalmente, a partir de los datos obtenidos –ya sea mediante el análisis edafo-sedimentario del techo de la terraza fluvial que ocupa el yacimiento (perfiles tipo, variaciones laterales…); o a través de la des-cripción de los procesos de remoción superficial de materiales (decapitación de horizontes edáficos, génesis de coluviones en vaguadas…); o, finalmente, mediante el estudio de las formaciones superficiales antrópicas directamente vinculadas a la ocupación humana– se procede a la ordenación en fases crono-lógicas del proceso evolutivo general del espacio antropizado, lo cual permite plantear una primera reconstrucción paleogeográfica del entorno de la Ango-rrilla (Borja, 1993).

ÁREA DE ESTUDIO

El yacimiento de la Angorrilla se localiza al suroeste de la localidad de Al-calá del Río (fig. 1), una villa sevillana cuyo casco antiguo descansa sobre un llamativo resalte topográfico constituido, básicamente, por materiales arcillo-sos pertenecientes a la formación geológica conocida como las margas azu-les (fig. 2; IGME, 1976). Estos materiales han sido datados en el fondo de la

* Departamento de Historia II y Geografía. Universidad de Huelva.

** (Col.)

Page 12: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

42 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

vega hispalense como pertenecientes al periodo Messiniense (Mioceno superior) (Borja, 1992). En origen, hace unos 5 millones de años, las margas azules constituían un potente depósito arcilloso acumulado en fondos marinos muy profundos. Una vez liberadas de las aguas, estas arcillas carbonata-das exhiben su típico color azulado sólo cuando es-tán frescas, ya que a medida que se meteorizan se tornan amarillentas, merced a los procesos de oxi-dación que les afectan una vez sometidas a condi-ciones subaéreas. En las inmediaciones de Alcalá del Río estas margas presentan, además de las men-cionadas impregnaciones de óxidos de hierro, una particular abundancia de concreciones de yeso.

Superpuestas a estos depósitos margosos me-diante una importante discordancia estratigráfica, al suroeste del caserío alcalareño se identifican dos formaciones detríticas escalonadas, pertenecientes ambas al sistema de terrazas fluviales de la margen derecha del bajo Guadalquivir. La denominada QT1 según el mapa geológico del IGME es la más alta,

más antigua y más extensa de dichas plataformas componiéndose, por lo general, de barras de gravas y gravillas con intercalaciones de bancos de arena. Su límite inferior es de carácter erosivo y en ocasio-nes presenta un dispositivo de lechos acanalados, sensiblemente incididos sobre el sustrato margoso (Borja, 2007a); mientras que su techo está com-puesto por depósitos limo-arcillosos intensamente edafizados, muy abundantes en carbonato cálcico y rasgos hidromorfos, con una estructura subpolié-drica predominante y un color pardo-rojizo genera-lizado, como corresponde a los típicos suelos pardos mediterráneos, tan frecuentes en este sector de la cuenca. Aunque el talud de la QT1 se encuentra muy próximo a la margen derecha del actual cauce del Guadalquivir, entre ambas alineaciones aún queda hueco para que se desarrolle un segundo nivel de te-rraza fluvial (QT2), lógicamente más bajo (su techo se sitúa en torno a +10 m) y de cronología mucho más reciente que la del nivel descrito con anterio-ridad (fig. 2).

Por la altitud de ambas plataformas –entre +20 y +30 m la primera y en torno a +10 m la segunda– y atendiendo al contexto regional, ambas deberían in-cluirse entre las terrazas fluviales más recientes del Bajo Guadalquivir. Siguiendo los trabajos de F. Díaz y R. Baena (1997), los dos niveles detríticos recono-cidos en el área de la Angorrilla podrían equipararse, por analogía, con las terrazas T13 y T14 descritas por estos autores, y asignárseles cronologías del Pleisto-ceno superior a la más antigua, y del Pleistoceno su-perior a Holoceno a la más moderna. Sin embargo, según recientes propuestas cronológicas (Navarro, Fernández y Baena, 2007), el nivel QT1 del IGME parece ser algo más antiguo de lo indicado (T12, tal vez). Siendo así, formaría parte de las denomina-das terrazas medias del Guadalquivir, cuya génesis coincidiría con el tránsito del Pleistoceno medio al superior. De igual modo, en lo que respecta a la pla-taforma más reciente (QT2), las investigaciones rea-lizadas en las inmediaciones de la plaza de toros de Alcalá del Río indican que esta formación es más re-ciente de lo que cabría esperar, y que dicha unidad sedimentaria está, en realidad, compuesta por dos niveles de terrazas de carácter plenamente histórico, ambos de cronología post-romana (Borja, 2007b).

El yacimiento de la Angorrilla se ubica íntegra-mente, pues, sobre la más alta de las terrazas fluviales del entorno de Alcalá (+25 y +30 m). Una plataforma elevada que, junto al promontorio margoso ocupado por su caso urbano al menos desde época tartésica, conforman una de las referencias geoestratégicas más conspicuas del bajo Guadalquivir. No en balde,

Figura 1. Localización del área de estudio al suroeste de al-calá del río, a unos 10 km al norte de Sevilla.

Page 13: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

43La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

Figura 2. detalle de la hoja 962 del Mapa geológico nacional (1:50.000) de alcalá del río (igMe, 1976), donde se aprecia la ubicación de la localidad de alcalá del río, a caballo en-tre la formación geológica del Mioceno superior conocida como las margas azules, y las terrazas fluviales del cuaterna-rio reciente de la margen derecha del guadalquivir, sobre las

que se emplaza el yacimiento de la angorrilla.

aguas arriba de la cornisa del Aljarafe, compone el hito topográfico más importante que divisaban los marinos que venían del Atlántico, una vez habían atravesado, dependiendo de la época, la ensenada marina calcolítica, las marismas mareales protohis-tóricas, o el Lacus Ligustinus romano (Borja, 2013).

CONTEXTO GEOMORFOLÓGICO DEL ENTORNO DE LA ANGORRILLA

El análisis espacial del entorno del yacimiento de la Angorrilla se llevó a cabo a partir del tratamiento de dos series de fotogramas aéreos de carácter es-tereoscópico. La información obtenida mediante la fotointerpretación de las imágenes pertenecientes a los vuelos de 1956 y 1990, contrastada con los tra-bajos de campo y apoyada por la bibliografía exis-tente acerca de la zona, han permitido elaborar un esquema geomorfológico básico en el que identi-fican los principales componentes que articulan el modelado fluvial de este sector de la margen dere-cha del Guadalquivir.

El denominado vuelo americano de fotografías aéreas se realizó en 1956 y se editó a escala 1:33.000. A pesar de su escaso detalle, se trata del soporte es-tereoscópico más antiguo con que contamos para el conjunto del territorio peninsular (fig. 3). Este es un hecho de sumo interés dado que esta herra-mienta nos brinda una oportunidad única de cara al

estudio de los paisajes previos a la intensa transfor-mación del territorio acaecida durante la segunda mitad del siglo XX. El análisis geomorfológico reali-zado a partir de las imágenes de 1956 ha permitido cartografiar, además del afloramiento de las margas azules situadas al norte del área de estudio, los nive-les de terraza QT1 y QT2, así como, entre otros, los talwegs de los arroyos del Barranco y Cagancha, lo-calizados respectivamente al suroeste y al noreste del yacimiento (fig. 4). El curso del Guadalquivir en este tramo aparece flanqueado por formaciones se-dimentarias pertenecientes, siguiendo la denomi-nación del IGME, a la terraza QT2, aunque, como hemos indicado anteriormente, esta es una plata-forma bastante compleja y muy reciente, asimilable antes que a una llanura aluvial, a una doble secuen-cia de terrazas históricas.

Como tal, el asentamiento de la Angorrilla ocupa uno de los sectores más amplios de la QT1 que se han podido cartografiar en esta margen derecha del río, situándose a una distancia de setecientos metros del cauce actual. No sabemos cuál sería el trazado del Guadalquivir en este punto entre el Calcolítico y la época tartésica, pero habida cuenta de las fechas plenamente históricas que hemos otorgado a QT2, cabe plantearse que durante el periodo romano di-cho cauce se encontraría mucho más cerca del sitio, a unos doscientos metros aproximadamente. A es-cala de mesomodelado, sobre el techo de la plata-forma que acoge al yacimiento destaca la presencia, discurriendo hacia el suroeste, de algunas vaguadas que van a desembocar al arroyo del Barranco. De

Figura 3. Fotograma aéreo del denominado vuelo americano de 1956 (1:33.000) correspondiente al área de estudio.

Page 14: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

44 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

igual modo, cabe señalar que parte de los depósi-tos de la plataforma QT1 se prolongan hacia el no-reste hasta adosarse a las laderas meridionales del cerro margoso que sirve de peana al casco antiguo de Alcalá del Río. Ambos sectores de la plataforma, no obstante, quedan desconectados entre sí gracias a la labor de erosión y encajamiento llevada a cabo por el arroyo Cagancha, otra de dichas vaguadas se-cundarias que drenan el techo de la terraza fluvial y, en este caso también, de las margas azules, en cuya ladera de levante se han reconocido formaciones co-luvionares vinculadas genética y cronológicamente al manejo humano del cerro durante la ocupación romana de la ciudad (Borja, 2007a).

Los fotogramas aéreos de 1990, por su parte, se editaron a escala 1:8.000, un detalle al que pue-den cartografiarse elementos morfo-topográficos que pasaban desapercibidos en el vuelo americano (fig.  5). Para estas fechas más recientes, en efecto, el área de estudio ha sufrido importantes modifi-caciones, fundamentalmente debidas a las labores agrícolas y también, aunque en menor medida, al trazado de nuevas vías de paso. Uno de los elemen-tos del paisaje más sensiblemente modificados es la red de drenaje, habiendo desaparecido práctica-mente la línea de vaguada que se extendía en 1956 al este del yacimiento (fig. 6). La escorrentía del ám-bito ocupado por el asentamiento se evacua ahora acomodada a un camino, que a su vez sirve de linde entre distintas propiedades agrícolas. El análisis to-pográfico del estricto ámbito del yacimiento de la Angorrilla, hecho ahora con el detalle que permite esta nueva serie de fotogramas aéreos, ha permitido identificar una serie modelados menores consisten-tes en montículos de forma y magnitudes diferen-tes. El más llamativo de estos mogotes presenta una planta circular y se extiende por el sector oeste del yacimiento. Junto a él, hacia el este, se constata la presencia de tres pequeñas motas de planta igual-mente circular, así como de una última elevación alargada en dirección noroeste-sureste, la cual se dispone en el extremo meridional del sitio. Es pre-cisamente este último elemento alargado, a tenor de su morfología y su orientación principal, el que po-dría corresponderse con el túmulo de época tarté-sica (fig. 6).

Figura 4. esquema geomorfológico del área de estudio lle-vado a cabo a partir de la fotointerpretación de los pares es-tereoscópicos correspondientes al vuelo americano de 1956

(explicación en texto).

Figura 5. Fotograma aéreo del vuelo de 1990 (1:8.000) corres-pondiente al área de estudio.

Page 15: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

45La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

ANÁLISIS GEOARQUEOLÓGICO

Según nuestro procedimiento metodológico (Borja, 2007a), el análisis geoarqueológico consiste en la caracterización integral de los rasgos y los componentes de las formaciones superficiales, ya sean de origen natural o antrópico. Durante las in-tervenciones arqueológicas realizadas en la Ango-rrilla entre 2003 y 2004 se practicaron aperturas del terreno de diversa índole (Fernández y Rodríguez, 2005). Siguiendo la denominación y las referencia arqueológicas, por nuestra parte se procedió al le-vantamiento de los perfiles correspondientes a las

catas 4 y 5 de la calle 6, la cata 4 de la calle 7, las uni-dades arqueológicas (U.A.) de los sondeos 1 a 5, y las unidades estratigráficas (U.E.) 1329 y 314 (fig. 7). A partir de dichos perfiles se estableció el siguiente re-gistro geoarqueológico:

Calle 6, Cata 4, Perfil N — U.A.200 (+28,00 a +28,40 m). Depósito de limos

pardos con restos cerámicos y constructivos que prácticamente desaparecen en el perfil sur. Se corresponde con el nivel de cultivo (fig. 8).

— U.A.202 (+27,85 a +28,00 m). Depósito de matriz heterogénea con abundantes gravas y gravillas, sin restos arqueológicos.

Calle 6, Cata 5, Perfil N — U.A.200 (+28,73 a +29,13 m). Depósito de limos

pardos con fragmentos cerámicos y constructivos escasos, correspondiente al nivel de cultivo. (fig. 9).

— U.A.202 (+28,43 a +28,73 m). Depósito de gravas imbricadas, con cantos de arenisca muy descom-puestos (cantos alterados).

Calle 7, Cata 4, Perfil S — Depósito compuesto de abundantes gravas de ta-

maño diverso que presentan lechos de carbonato cácico muy próximos al techo1.

Sondeo 1 — U.A.1 (=U.A.200) (+26,28 a +25,50 m). Depósito

de limos pardos con restos constructivos y cerá-micos escasos. Se corresponde con el nivel de cultivo sólo en su parte superior (fig. 10).

— U.A.2 (+25,50 a +25,25 m). Depósito limo-are-noso, compacto, de color verdoso-negruzco, con rasgos hidromorfos, que incorpora restos ar-queológicos de época romano-medieval.

— U.A.4 (+25,25 a +25,00 m). Depósito de matriz li-mo-arenosa con gravas abundantes, de color gri-sáceo oscuro que no presenta fragmentos ar-queológicos.

Sondeo 2 — U.A.1 (=U.A.200) (+25,96 a +25,39 m). Depósito

limo-arcilloso de tonalidad parda con restos ce-rámicos y constructivos indiferenciados. Techo asociado al nivel de cultivo (fig. 11).

— U.A.4 (+25,39 a +25,00 m). Banco de limos ana-ranjados con gravas y abundante carbonato pul-verulento. Sin presencia de restos arqueológicos.

1. No se cuenta con las cotas a las que culmina este depósito, y en el momento de la revisión el sondeo aparece anegado.

Figura 6. esquema geomorfológico del área de estudio lle-vado a cabo a partir de la fotointerpretación de los pares estereoscópicos correspondientes al vuelo de 1990 (explica-

ción en texto).

Page 16: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

46 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

— U.A.5 (+25,00 a +24,63 m). Depósito de limos ana-ranjados con muy abundante presencia de carbo-nato cálcico pulverulento de tono blanquecino. In-corpora gravas de tamaño medio (Ø 5-1 cm) y grue-so (Ø > 5 cm) y no presenta restos arqueológicos.

Sondeo 3 — U.A.1 (=U.A.200) (+26,57 a +26,13 m). Depósito li-

mo-arcilloso pardo con restos cerámicos y cons-tructivos, asociado al nivel de cultivo (fig. 12).

— U.A.2 (+26,13 a +25,79 m). Depósito limo-are-noso compacto de tonalidad oscura (verdo-so-negruzco). Incorpora restos arqueológicos de época romano-medieval.

— U.A.4 (+25,79 a +25,58 m). Lecho de limos ana-ranjados con gravas y carbonato pulverulento. Sin restos arqueológicos.

— U.A.5 (+25,58 a +25,45 m). Lecho de limos ana-ranjados con muy abundante presencia car-bonato pulverulento que proporciona un tono blanquecino generalizado. Incorpora gravas de tamaño medio (Ø 5-1 cm) y grueso (Ø > 5 cm). Sin restos arqueológicos.

Sondeo 4 — U.A.1 (=U.A.200) (+28,37 a +27,12 m). Depósito li-

mo-arcilloso pardo con restos cerámicos y cons-tructivos, asociado al nivel de cultivos (fig. 13).

Figura 7. Localización de las catas y sondeos descritos en el yacimiento de la angorrilla 1 y 3.

Page 17: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

47La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

Figura 8. Perfil n de la cata 4, calle 6.

Figura 9. Perfil n de la cata 5, calle 6.

Figura 10. Perfil resumen del sondeo 1.

Page 18: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

48 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

— U.A.2 (+27,12 a +26,62 m). Depósito limo-arenoso compacto de color verdoso oscuro. Incorpora res-tos arqueológicos de época romano-medieval.

— U.A.6 (=U.A.2) (+26,62 a +26,21 m). Depósito limo-arenoso pardo-grisáceo con restos ar-queológicos indiferenciados.

— U.A.4 (+26,21 a +26,00 m). Lecho de limos ana-ranjados con gravas y carbonato pulverulento. Sin presencia de restos arqueológicos.

Sondeo 5 — U.A.1 (+28,65 a +28,28 m). Depósito limo-arci-

lloso pardo, con restos cerámicos y constructivos, que forma parte del horizonte agrícola (fig. 14).

— U.A.5 (+28,28 a +26,40 m). Banco de gravas de matriz pardo-anaranjada con abundantes nódu-los de carbonato. Sin restos arqueológicos.

— Fosa Circular nº 9. Silo circular excavado en la U.A.5, relleno de limos pardos con un gran resto constructivo a muro.

U.E.1329 — Perfil de la tumba de época romana en lecho de

gravas (techo de la tumba a +29,42 / 29,49 m; te-cho de las gravas de base a +30,15 / 30,11 m).

— U.A.T-1 (+30,70 a +30,80 m). Nivel superior li-mo-arenoso con raíces medias-finas, leve-mente estructurado (subpoliédrico). Presenta una cierta acumulación de materia orgánica (fig. 15). Sin restos arqueológicos.

— U.A.T-2 (+30,50 a +30,70 m). Lecho arcillo-limoso con abundantes nódulos de carbonato arrastra-dos. Sin restos arqueológicos.

— U.A.T-3 (30,15 / 30,11 a +30,50 m). Banco arci-llo-limoso rojizo a manchas, con pasadas de 2-4 cm de espesor de material negruzco algo más te-rroso y con restos de carbón. Presenta algo de gravas de pizarra y cuarcita de 2-4 cm de diáme-tro, así como restos cerámicos quemados muy escasos.

— U.A.T-4 (+30,00 a +30,15 / 30,11 m). Lecho de gra-vas gruesas imbricadas (8 cm Ø) sin restos ar-queológicos.

— U.A.T-5 (+29,90 a +30,00 m). Lecho de arenas gruesas de color amarillento a rojizo, sin restos arqueológicos.

— U.A.T-6 (+29,42 a +29,49 m). Nivel de cierre de la tumba romana.

Perfil de la U.E. 1314 (Silo) — Techo del silo a +30,35 m; cota inferior del ho-

rizonte carbonatado a +30,69 m; y lecho de ar-cillas limosas rojizas (horizonte Bt) a +31,18 m.

INTERPRETACIÓN GEOARQUEOLÓGICA

Una vez caracterizado el registro geoarqueoló-gico del sitio se procede, en primer lugar, a estable-cer sus diferentes unidades geoarqueológicas (U.G.), es decir, a diferenciar las unidades estratigráficas homogéneas desde el punto de vista de su génesis y/o evolución; y, en segundo término, a levantar la secuencia geoarqueológica, o sea, a determinar el marco de correlación espacio-temporal en el que encajan dichas unidades (figs. 16 y 17).

U.G.1. Depósito de terraza fluvial con techo edafi-zado sin restos arqueológicos. Esta Unidad Geoar-queológica se corresponde con el muro del registro general de todo el yacimiento, estructurándose en cinco niveles:

1.1. (+29,90 a +30,00 m). Nivel constituido por bancos de arenas gruesas de tono amarillento a rojizo (se describe en la U.A.T-5 del perfil de la U.E.1329).

1.2. (+25,25/28,73 a +25,00/28,00 m). Banco de gravas abundantes en matriz de limo-arenas (des-crita en la U.A.4 del sondeo 1). En algunos sec-tores, como en la mencionada U.A.4, el sondeo 1 exhibe un color grisáceo oscuro y rasgos de hidro-morfía (+25,25 a +25,00 m). A tramos incorpora can-tos alterados de naturaleza areniscosa (U.A.202, T-4) (+28,43/27,85 a +28,73/28,00 m).

1.3. (+25,58/26,21 a +25,45/26,00 m). Tramo de limos anaranjados con gravas de tamaño medio y grueso, y una importante acumulación de carbonato pulverulento de probable origen palustre, que aporta un tono blanquecino al este tramo del perfil (corres-ponde a las U.A.4 y U.A.5 de los sondeos 3 y 4).

1.4. (+28,28 a +26,40 m). Depósito de matriz li-mo-arenosa y abundante en gravas, de color par-do-anaranjado, con una importante presencia de nódulos de carbonato cálcico de probable origen edáfico (horizonte Bca). Este elemento se ha des-crito en la U.A.5 del sondeo 5, debiendo ser diferen-ciado de los carbonatos pulverulentos asociados a los niveles de la U.A.5, en este caso, como hemos in-dicado anteriormente, de origen palustre.

1.5. (techo a +31,18 m). Nivel de arcillas con algo de limos, de color pardo-rojizo. Constituye el típico horizonte Bt de los suelos pardos fersialíticos.

Esta unidad se corresponde, así pues, con el te-cho edafizado de la terraza QT1 del Guadalquivir por su margen derecha (Pleistoceno medio-superior), siendo, asimismo, la base natural de las formacio-nes superficiales antrópicas asociadas al yacimiento de la Angorrilla. Se trata de una formación de origen

Page 19: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

49La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

Figura 11. Perfil resumen del sondeo 2.

Figura 12. Perfil resumen del sondeo 3.

Page 20: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

50 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

fluvial compuesto a base de barras de gravas y gravi-llas que se intercalan con bancos de arenas gruesas de color amarillento a rojizo. En algunos sectores se han conservado los horizontes superiores de tonali-dad pardo-negruzca de rasgos hidromorfos, aunque lo más frecuente es que éstos hayan sido decapita-dos y afloren los característicos horizontes pardo-ro-jizos del tipo Bca (o bien Cca) de los suelos pardos fersialíticos. Lateralmente aparecen lechos discon-tinuos con una alta concentración de carbonatos de tipo pulverulento, que pueden vincularse con la existencia de antiguos ámbitos de encharcamiento a techo de la terraza (?). Cabe destacar la importante variación de cotas que presenta el techo de esta for-mación de terraza fluvial (el desnivel máximo ronda los 5 m), la cual se explica debido a la labor erosiva

de la arroyada que se agudiza en torno a la vaguada localizada cerca de los sondeos 1, 2 y 3.

U.G.2. Depósitos de coluvión de techo de la te-rraza, con incorporación de restos arqueológicos arrastrados. Esta Unidad Geoarqueológica incluye los depósitos coetáneos al periodo de ocupación del yacimiento, componiéndose de dos niveles principales:

2.1. (+30,15/30,11 a +30,50 m). Acúmulo de ma-triz arcillo-limosa, rojiza a manchas, con pasa-das centimétricas de material terroso negruzco, así como con restos de carbón, algunas gravas y escasos fragmentos cerámicos quemados. Se ha descrito en el perfil de la U.A.T-3 (tumba romana). En otros sec-tores este depósito incorpora limo-arenas de color

Figura 13. Perfil resumen del sondeo 4.

Page 21: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

51La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

pardo-grisáceo a negruzco, incluyendo fragmentos cerámicos de época romana y medieval. Por ejemplo en U.A.2 y U.A.6 de los sondeos 1 (+25,50 a +25,25 m), 3 (+26,13 a +25,79 m) y 4 (+27,12 a +26,21 m).

2.2. (+30,50 a +30,70 m). Depósito arcillo-li-moso que incorpora abundantes nódulos de carbo-nato arrastrados. Se ha descrito en el perfil la U.A.T-2 (tumba romana).

El efecto erosivo de la escorrentía registrado a techo de la terraza fluvial da lugar a la formación de vaguadas, en cuyas pendientes se acumulan de-pósitos de arrastre (coluvión). Tales sedimentos han sido descritos en el tramo superior e inferior de la pendiente, caracterizándose, principalmente, por presentar una matriz arcillo-limosa a la que

se incorporan gravas y nódulos de carbonato, así como fragmentos carbón y abundantes restos ar-queológicos. Tal vez del tramo medio de la ladera (catas 6 y 7), este tipo de facies haya sido elimi-nado por la actividad humana durante la fase de construcción de tumbas. Los restos cerámicos in-corporados a los coluviones informan de cronolo-gías diversas, llegando incluso a fechas medievales, siendo más abundantes en el registro del fondo de la vaguada (sondeos 1, 3 y 4). Carecemos de datos como para plantear si la remoción de los materiales ladera abajo habría persistido durante todo el lapso ocupacional del yacimiento, o si, por el contrario, se trata más bien de un proceso reciente (o incluso su-bactual) que desplaza materiales de todas las épo-cas consideradas.

Figura 14. Perfil resumen del sondeo 5.

Page 22: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

52 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

U.G.3. Formaciones Superficiales Antrópicas aso-ciadas al proceso de ocupación. Las tres fases de ocupación del yacimiento han dado lugar a un ex-tenso desarrollo, más en planta que en espesor, de facies de tipo tell, esto es: de acúmulos de ori-gen exclusivamente antrópico caracterizados por una matriz terrosa muy heterogénea a la que se incorporan abundantes restos arqueológicos y estructuras localizadas in situ (silos, fosas, inhu-maciones…) que penetran en el techo de la terraza y/o en los acúmulos de la vaguada (coluvión). De igual modo, dichas formaciones antrópicas se des-criben rellenando algunas de las mencionadas es-tructuras, una vez amortizadas, y, desde el punto de vista cronológico, se correlacionan con cual-quiera de las tres fases de ocupación detectadas para el yacimiento, (Calcolítico, protohistoria y época romana).

U.G.4. Nivel orgánico culminante relacionado con el uso agrícola. Constituye la unidad correlativa de la etapa más reciente de la evolución del sitio, y se caracteriza por una matriz limosa de tonalidad parda, una estructura grumosa, así como por la pre-sencia de materia orgánica y abundantes raíces me-dias-finas. Incorpora también restos constructivos y cerámicos acumulados en grandes bolsadas. La U.G.4 aparece especialmente documentada en la U.A.200 de la calle 6, cata 4 (+28,00 a +28,40 m), y de

la calle 6, cata 5 (+28,73 a +29,13 m), así como en la U.A.1 de los sondeos 1 (+26,28 a +25,50 m), 2 (+25,96 a +25,39 m), 3 (+26,57 a +26,13 m), 4 (+28,37 a +27,12 m) y 5 (+28,65 a +28,28 m), y en la U.A.T-1 del perfil de la U.E.1239 (+30,70 a +30,80 m).

En síntesis, esta unidad geoarqueológica se aso-cia con la intensa labor agrícola ejercida tradicio-nalmente en el área del yacimiento, la cual ha ido dotando poco a poco de las características desna-turalizadas que actualmente muestra esta capa cul-minante de la secuencia. La continua remoción que conllevan las labores agrícolas hace de esta unidad una formación sub-actual sometida a la continua transformación, restando con ello parte de su inte-rés geoarqueológico.

RECONSTRUCCIÓN PALEOGEOGRÁFICA

Una vez identificadas las unidades geoarqueoló-gicas y establecida su secuencia, se procede a con-cretar las diferentes fases de la evolución de los medios antropizados (Borja, en prensa), determi-nando para ello los factores que gobiernan el paso de unas etapas a otras, ya sean de orden natural o antrópico. En lo que respecta al yacimiento de la Angorrilla, y atendiendo a los resultados obtenidos en la presente investigación, cabe establecer las si-guientes fases paleogeográficas:

Figura 15. Perfil de la u.e. 1.329 (tumba romana).

Page 23: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

53La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

Figura 16. Localización de los perfiles

utilizados en la transversal de síntesis

de la secuencia geoarqueológica

del yacimiento

Figura 17. transversal-resumen de la Secuencia geoarqueológica presente en el yacimiento de la angorrilla (alcalá del río).

Page 24: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

54 FranciSco BorJa Barrera / MarÍa ÁngeLeS BarraL Muñoz

Fase fluvial del Pleistoceno medio-superior

El diseño morfo-topográfico de la terraza QT1 queda configurado durante esta primera etapa pa-leogeográfica, gracias a un largo periodo de alu-vionamiento y al posterior encajamiento de la red fluvial del bajo Guadalquivir. Una vez liberada defi-nitivamente del influjo de la dinámica hídrica, dicha plataforma se ve sometida, por una parte, a los pro-cesos de edafización que conducen a la aparición de los típicos horizontes carbonatados de los suelos pardos mediterráneos y, por otra, a la erosión ejer-cida por la arroyada superficial, responsable tanto las formas onduladas del techo de la terraza, como de la organización de la red de vaguadas encarga-das de su drenaje. Este conjunto de procesos mor-fo-edafogenéticos debe evaluarse en el contexto de

la evolución regional del bajo del Guadalquivir du-rante el final del Pleistoceno, entendiendo que vie-nen condicionados, principalmente y sin descartar factores de índole tectónica, tanto por la evolución climática de la zona como por los consiguientes cambios de la posición relativa del nivel del mar. Si tenemos en cuenta que la última vez que se registró un abatimiento global del nivel del océano fue hace unos 18.000 años, cuando la lámina de agua del at-lántico en el golfo de Cádiz se situó en torno a 120 m por debajo de las cotas actuales, hemos de con-siderar que debió ser este el momento en que se produjo el episodio final de encajamiento de la red fluvial y, consecuentemente, que es a partir de en-tonces cuando las líneas maestras del modelado de la QT1 puede darse por definitiva, aunque no será hasta mucho después, cuando la población del Cal-colítico inaugure la secuencia ocupacional del yaci-miento de la Angorrilla.

Fase antropizada del Holoceno superior

Con el final del Pleistoceno superior y la en-trada del Holoceno el nivel del mar se recupera, alcanzando su culmen hace unos 6.500 años, du-rante el Neolítico (Borja, 2013; Borja, Borja y Lama, en prensa). Este avance del océano sobre el conti-nente provoca la formación de una gran ensenada litoral en la desembocadura del Guadalquivir que, con posterioridad, del Calcolítico en adelante, va colmatándose poco a poco hasta convertirse, pri-mero, en una vasta llanura mareal y, finalmente, en una marisma inundada únicamente por las ria-das. Mientras tanto, en los alrededores de Sevilla va afianzándose una llanura aluvial surcada ya por ca-nales meandriformes, al tiempo que, en el entorno de Alcalá, adosados al talud de la QT1, se acumulan nuevos cuerpos sedimentarios levemente escalo-nados (terrazas históricas, QT2). En el entorno in-mediato del yacimiento de la Angorrilla, a techo de la QT1, los procesos de arroyada desarticulan pro-gresivamente los procesos de edafización, y refuer-zan el modelado ondulado característico del techo de la plataforma. Las comunidades humanas asen-tadas en el entorno también debieron contribuir a la desestabilización de la dinámica edafo-sedi-mentaria de las vaguadas, al menos en los aleda-ños del asentamiento, donde ejercieron un influjo directo a través del manejo de la cubierta vegetal, la remoción y perforación de substrato, la interpo-sición de infraestructuras con fines agrícolas o ha-bitacionales, etc. Este tipo de acciones debieron favorecer el desmantelamiento y el desalojo de los

Figura 18. vista aérea del sector de silos calcolíticos en el ya-cimiento de la angorrilla.

Page 25: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

55La angorriLLa en eL contexto deL BaJo guadaLquivir. eStudio geoarqueoLógico

horizontes superiores del suelo, así como la confi-guración de coluviones. La fase de más intensa de interacción entre los procesos naturales y la inci-dencia antrópica en el entorno del yacimiento pa-rece darse durante el periodo protohistórico, pero sus efectos pueden rastrearse de manera gene-ral entre el Calcolítico y la época clásica (fig. 18). Cualquiera de estas tres etapas ocupacionales con-lleva una abundante horadación del techo de la te-rraza para la instalación de silos, fosos o tumbas de inhumación, los cuales vuelven a quedar sella-dos después por los mismos materiales extraídos, a los que se incorporan fragmentos de carbón y otros restos orgánicos, así como elementos arqueológi-cos (formaciones superficiales antrópicas). Los ras-gos diferenciales de este particular relleno varían dependiendo de las características del material de origen y del uso humano que se hace del ámbito inmediato.

Fase agrícola sub-actual

La evolución paleogeográfica del entorno de la Angorrilla se cierra, según su registro, con una úl-tima fase cuya génesis está relacionada con la re-moción mecánica derivada del uso agrícola dado tradicionalmente a este sector del término municipal de Alcalá. La formación superficial correlativa de este episodio sub-actual progresa indistintamente a par-tir del techo edafizado de la terraza fluvial, del colu-vión antropizado alojado en determinados tramos de las vaguadas, o de las formaciones superficiales an-trópicas ocupacionales. La introducción a finales del pasado siglo de una maquinaria agrícola de gran ca-pacidad tractora para el laboreo, ha favorecido la indi-vidualización de este horizonte agrícola con respecto a la secuencia general, provocando, además, la incor-poración de abundantes restos de origen orgánico y la sobrefragmentación de los restos arqueológicos.

BIBLIOGRAFÍA

BORJA, F. (1992): Pleistoceno reciente, Holoceno y pe-ríodos históricos del SW de Andalucía. Paleogeo-grafía de medios litorales y fluvio-litorales de los últimos 30.000 años. Sevilla, Universidad de Sevi-lla, Tesis Doctoral Inédita.

BORJA, F. (1993): “Formaciones Superficiales An-trópicas. Aportación al estudio del proceso holo-ceno de antropización de los sistemas naturales”. Arqueología Espacial, 16-17: 29-39.

BORJA, F. (2007a): “Geoarqueología urbana de Ilipa”, en E. Ferrer et al. (eds.) Ilipa Antiqua. De la Pre-historia a la época Romana: 29-54. Excmo. Ayto. Alcalá del Río y Cajasol. Sevilla.

BORJA, F. (2007b): SU-AR 6-Alcalá del Río (Sevilla). Estudio de Geoarqueología Urbana. Informe Téc-nico. Delegación Provincial de la Consejería de Cultura (Junta de Andalucía), Sevilla. Inédito.

BORJA, F. (2013): “La desembocadura del Guadal-quivir en la segunda mitad del Holoceno. Síntesis paleogeográfica”. En L García-Sanjuán et al. (eds.) El asentamiento prehistórico de Valencina de la Concepción (Sevilla): Investigación y tutela en el 150 aniversario del descubrimiento de La Pastora: 93-112. Secretariado de Publicaciones de la Uni-versidad de Sevilla. Sevilla.

BORJA, F. (en prensa): “Sevilla (1500 A.C.-1500 A.D.) Estudio de Geoarqueología Urbana”. En J. Beltrán y O. Rodríguez (eds.) Sevilla Arqueológica. La

ciudad en época protohistórica, antigua y anda-lusí. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Sevilla.

BORJA, F.; BORJA, C. y LAMA, A. (en prensa): “Pa-leogeografía de la desembocadura del Guadal-quivir durante el Holoceno medio y reciente”. Agua, territorio y ciudad. Sevilla. 1519-1522. La primera vuelta al mundo. Consejería de Agricul-tura, Pesca y Medio Ambiente. Junta de Andalu-cía. Sevilla.

DÍAZ, F.; BAENA, R. (1997): “Interpretación de la se-cuencia general del Guadalquivir (Valle medio y Bajo): Terrazas fluviales y Paleolítico”, en J. Rodrí-guez (ed.) Cuaternario Ibérico: 273-283. Huelva.

FERNÁNDEZ, A.; RODRÍGUEZ, A. (2005): Interven-ción Arqueológica de Urgencia en SU-AR 2. Yaci-mientos Angorrilla I y II de Alcalá del Río. Informe Preliminar. Delegación Provincial de la Consejería de Cultura (Junta de Andalucía), Sevilla. Inédito.

IGME (1976): Mapa Geológico de España E.1:50.000. Hoja 962: Alcalá del Río. IGME, Madrid.

NAVARRO, F.J.; FERNÁNDEZ, J.J.; BAENA, R. (2007): “Industrias paleolíticas del Pleistoceno medio en la última terraza media del Guadalquivir a su paso por Alcalá del Río”, en E. Ferrer et al. (eds.) Ilipa Antiqua. De la Prehistoria a la época Ro-mana: 239-242. Excmo. Ayto. Alcalá del Río y Ca-jasol, Sevilla.

Page 26: La Angorrilla en el contexto del bajo Guadalquivir. Estudio geoarqueológico

LA NECRÓPOLIS DE ÉPOCA TARTÉSICA

DE LAANGORRILLA

LA NECRÓPOLIS DE ÉPOCA TARTÉSICA

DE LAANGORRILLA

Álvaro Fernández Flores Araceli Rodríguez Azogue

Manuel Casado ArizaEduardo Prados Pérez

(coordinadores)

En la primera década del siglo XXI se efectuó en Alcalá del Río (Sevilla) una serie de inter-venciones arqueológicas en las que se detectaron los restos correspondientes a un pobla-do y a una necrópolis de época tartésica. La presente obra, aunque se centra en el análisis de los enterramientos, incorpora también la información recuperada en la zona de hábi-tat, al considerar ambos enclaves como partes integrantes de un mismo asentamiento.

El trabajo se inicia con una contextualización de las sepulturas en el marco de la relación poblado-necrópolis, atendiendo al patrón de asentamiento, su relación espacio-temporal y la ubicación del cementerio en su contexto paleogeográfico. A partir de esta exposición se realiza un estudio centrado en la configuración general de la necrópolis y la distribu-ción de las tumbas. El tercer nivel de análisis se ocupa de la investigación específica de cada sepultura y de los distintos elementos depositados en su interior, principalmente de los ajuares. Estos estudios se completan con una serie de análisis sobre antropología física y paleopatología, paleodieta, ADN, antracología, etc., cuyos resultados posibilitan la reconstrucción de los ritos funerarios y un acercamiento a la caracterización de la po-blación enterrada, su hábitat y otros aspectos relativos a sus estrategias de explotación y adaptación al medio.

En definitiva, los datos aportados por la excavación de la necrópolis de la Angorrilla, junto con las investigaciones desarrolladas en el poblado coetáneo, contribuyen al conocimien-to de las comunidades que ocupaban el Bajo Guadalquivir durante el Hierro I, convirtien-do a este yacimiento en uno de los referentes fundamentales para caracterizar a dichas poblaciones y valorar cómo influyó la colonización oriental en este espacio geográfico.

LA

NE

CR

ÓP

OL

IS D

E É

PO

CA

TA

RT

ÉSI

CA

D

E L

A A

NG

OR

RIL

LA

AL

CA

DE

L R

ÍO, S

EV

ILL

A

Álv

aro

Fern

ánde

z Fl

ores

A

race

li R

odrí

guez

Azo

gue

M

anu

el C

asad

o A

riza

Edu

ardo

Pra

dor

Pére

z (c

oord

s.)

ALCALÁ DEL RÍO, SEVILLA

ALCALÁ DEL RÍO, SEVILLA