1 Desarrollo económico y empleo en México, 2000-2014 La Alianza del Pacífico ¿una alternativa? Aura Adriana López Velarde 1 Introducción La adopción del modelo de apertura en México, así como la política económica orientada a impulsar el crecimiento, implicaron que la búsqueda del desarrollo económico quedara relegada al trickle down effect. Sin embargo el modelo vigente no ha generado el crecimiento económico esperado, ni mucho menos se ha dado el efecto de goteo para que parte de los frutos del progreso sean transferidos a las capas sociales más necesitadas; inclusive los problemas sociales se han encrudecido: como el desempleo, la pobreza, la marginación, la inseguridad, entre otros. Además, a raíz de los efectos adversos que ha propiciado la actual crisis financiera, en los foros internacionales se ha puesto de relieve que una alternativa de solución a la misma, es la implementación de estrategias de desarrollo económico, poniendo énfasis en garantizar niveles adecuados de empleo, a fin de abatir los problemas sociales y reactivar la demanda agregada. De ahí que la administración pública mexicana en turno ha hecho hincapié en que las reformas estructurales impuestas podrán mitigar los problemas socioeconómicos que enfrenta el país y que, mediante la apertura de nuevos mercados a través de la firma de acuerdos de cooperación, como el caso de la Alianza del Pacífico, se reactivará la economía. No obstante, para dar solución a dichos problemas no sólo se requieren medidas de corto plazo y comerciales, sino también la implementación de políticas económicas encaminadas al desarrollo económico, que permitan ampliar las posibilidades de crecimiento de largo plazo y favorezcan el bienestar social del país. Por tanto el objetivo central del trabajo es analizar el 1 Profesora-Investigadora, Área Sistema Económico Mundial, Departamento de Producción Económica, UAM-X.
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Desarrollo económico y empleo en México, 2000-2014
La Alianza del Pacífico ¿una alternativa?
Aura Adriana López Velarde1
Introducción
La adopción del modelo de apertura en México, así como la política económica
orientada a impulsar el crecimiento, implicaron que la búsqueda del desarrollo
económico quedara relegada al trickle down effect. Sin embargo el modelo vigente
no ha generado el crecimiento económico esperado, ni mucho menos se ha dado
el efecto de goteo para que parte de los frutos del progreso sean transferidos a las
capas sociales más necesitadas; inclusive los problemas sociales se han
encrudecido: como el desempleo, la pobreza, la marginación, la inseguridad, entre
otros.
Además, a raíz de los efectos adversos que ha propiciado la actual crisis
financiera, en los foros internacionales se ha puesto de relieve que una alternativa
de solución a la misma, es la implementación de estrategias de desarrollo
económico, poniendo énfasis en garantizar niveles adecuados de empleo, a fin de
abatir los problemas sociales y reactivar la demanda agregada. De ahí que la
administración pública mexicana en turno ha hecho hincapié en que las reformas
estructurales impuestas podrán mitigar los problemas socioeconómicos que
enfrenta el país y que, mediante la apertura de nuevos mercados a través de la
firma de acuerdos de cooperación, como el caso de la Alianza del Pacífico, se
reactivará la economía. No obstante, para dar solución a dichos problemas no sólo
se requieren medidas de corto plazo y comerciales, sino también la
implementación de políticas económicas encaminadas al desarrollo económico,
que permitan ampliar las posibilidades de crecimiento de largo plazo y favorezcan
el bienestar social del país. Por tanto el objetivo central del trabajo es analizar el
1 Profesora-Investigadora, Área Sistema Económico Mundial, Departamento de Producción Económica,
UAM-X.
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desempeño económico y la generación de empleo, así como la estrategia de
ampliar mercados con casos como la Alianza del Pacífico; a fin de proponer
estrategias que permitan orientar la política económica del país al retorno al
desarrollo económico.
Bajo este contexto se parte de dos premisas: La primera plantea que el empleo es
una variable fundamental para alcanzar el desarrollo económico. La
argumentación se centra en alcanzar el crecimiento del empleo de calidad, lo que
posibilitará reactivar la demanda agregada y por consiguiente generar un círculo
virtuoso de crecimiento y desarrollo. La segunda premisa parte de que la
búsqueda de nuevos mercados vía acuerdos de cooperación per se (ejemplo
Alianza del Pacífico), no es un factor que impulse el crecimiento del país, por ello
el efecto de goteo no es una estrategia que permita resarcir el deterioro del
bienestar social, en particular de las capas más desprotegidas, ya que un
elemento clave en el proceso de desarrollo económico es la reactivación del
mercado interno que ha quedado relegado por favorecer al sector externo.
I
El retorno al desarrollo económico
La discusión sobre el tipo de estrategias de desarrollo que debe perseguir una
economía dependerá en gran medida de los problemas que enfrenta el país, del
acervo existente de recursos humanos, tecnológicos y naturales, así como de la
estructura política y económica predominante. Una rápida ojeada a la literatura
puede plantear tanto enfoques encontrados, como lineamientos de política
económica orientada al desarrollo.
Antes de entrar a la discusión teórica, es necesario precisar el “concepto de
desarrollo”. No existe un consenso sobre la conceptualización del mismo, ya que
existen problemas por determinar y falta generalizar los aspectos del proceso de
desarrollo, debido a la heterogeneidad productiva entre países, en particular los
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países emergentes o del sur. Además el desarrollo económico de una nación no
solo se mide por variables cuantitativas, sino también por variables cualitativas;
incluso se requiere de una gama de indicadores para valorar de manera más
precisa el grado de desarrollo de una economía, en particular, sobre el desarrollo
social alcanzado en un instante determinado.
También surge cierta confusión o se usan de forma indistinta los términos de
desarrollo y crecimiento en los diversos análisis, por ejemplo, la corriente ortodoxa
usa indistintamente crecimiento y desarrollo para referirse a lo mismo; sin
embargo existen diferencias tanto cualitativas como cuantitativas en torno a los
objetivos y alcances que persiguen el uno como el otro, por lo que el uso
indiscriminado de estas dos acepciones no es del todo correcto. Crecimiento hace
referencia al estudio del aumento de la producción o el hecho de mantener una
senda de crecimiento sostenido en el tiempo, sin tomar en cuenta las condiciones
estructurales de la economía y sin considerar el bienestar social. Mientras que el
desarrollo, de igual modo, busca el crecimiento económico en el largo plazo, pero
además analiza las transformaciones de la estructura económica, social y política
de un país (Zermeño, 2004). Por tanto, podemos mencionar que el desarrollo
implica la implementación y el manejo de una política económica de largo plazo,
con la meta de mejorar el bienestar social y económico.
La cuestión fundamental de la discusión teórica entre las diversas corrientes de
desarrollo se centra en cómo abordar dicha problemática, ya que éstas, a su vez,
difieren entre los criterios de cómo alcanzar los objetivos planteados. Con
intención de entender la naturaleza de los problemas de desarrollo económico que
afectan a nuestro país, consideramos hacer una revisión sintética de los
argumentos sobre el desarrollo de algunas corrientes de pensamiento económico.
Teoría moderna del desarrollo
La teoría moderna centra su análisis sobre el desarrollo concibiendo la
modernización como un factor. Los fundamentos que caracterizan esta teoría son
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(Reyes, 2002: 3): i) La modernización es un proceso homogeneizado que propicia
la convergencia entre países; ii) el proceso de modernización es un proceso
europeizador o americanizador, en otras palabras, el desarrollo es un proceso de
imitación; iii) además, una vez que los países en desarrollo entren en contacto con
las potencias occidentales tendrán la necesidad de iniciar el proceso de
modernización, el cual es irreversible y progresivo.
Por su parte, Rostow (1956) argumenta que los países en desarrollo no alcanzan
a desarrollarse por la falta de inversión interna, debido a la limitada o poca
capacidad de ahorro interno que condiciona la generación de formación bruta de
capital. Por ello su propuesta de modernización implica: i) que la sociedad
tradicional caracterizada por una actividad de subsistencia transitará a emplear
técnicas más modernas en sus procesos productivos; ii) posteriormente, iniciará el
proceso de despegue donde se superan todos los viejos obstáculos y las
resistencias contrarias a la modernización. Por tanto, las fuerzas tendientes al
progreso económico permiten que la modernización se expanda a todos los
sectores socioeconómicos; iii) una vez logrado lo anterior se inicia un camino
hacia la madurez donde se adquiere la habilidad técnica para producir lo que
demande la sociedad, pero sin producir todos los bienes que se producen en la
esfera mundial; iv) por último, a una sociedad de alto consumo; en esta fase, los
sectores principales se mueven hacia los bienes y servicios duraderos de
consumo final.
El modelo neoliberal
El neoliberalismo económico, propuesto por la teoría neoclásica asume que las
libres fuerzas del mercado conducen al equilibrio, y una vez alcanzado, conducirá
al pleno empleo de los factores productivos y a la asignación óptima de recursos.
Otro aspecto del liberalismo, es sobre las ideas de la hipótesis de convergencia, la
cual menciona, al igual que la teoría de desarrollo moderno, que al integrar a las
economías pobres con las ricas en un escenario globalizado, en el largo plazo, las
economías en desarrollo crecerán a tasas similares a las de los países
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desarrollados; por consiguiente todas las naciones e individuos del mundo se
beneficiarán con las bondades de las libres fuerzas del mercado. En México a
partir de la crisis de la deuda, se toman estos argumentos para transitar a un
modelo orientado a la apertura comercial, el cual actualmente es la base del
funcionamiento económico del país.
En relación al desarrollo, la ortodoxia asume indistintamente los términos de
crecimiento y desarrollo. Inclusive argumenta que una vez alcanzada una senda
de crecimiento sostenido se podrá llegar al desarrollo mediante el trickle down
effect. La entrada de flujo de capitales del exterior y el incremento de las
exportaciones impulsarán el crecimiento, eventualmente por efecto de goteo se
llegará a consolidar un aparato productivo más eficiente y una mejora en el
bienestar social. De ahí que la política económica de México de los últimos 25
años esté encaminada a impulsar el sector externo y a perseguir la senda de
crecimiento, sin acciones directas que permitan alcanzar el desarrollo y bienestar.
Los neoestructuralistas (o estructuralistas)
A finales de los años ochenta e inicios de los noventa, en la CEPAL se empieza a
desarrollar una nueva corriente de pensamiento llamada neoestructuralista. Esta
corriente reconoce la necesidad de formular una teoría alternativa como respuesta
a las políticas neoliberales, así como al fracaso de las políticas de ajuste
estructural que se implementaron en las economías de América Latina durante la
década de los años 80.
La corriente neoestructuralista también busca la superación del paradigma
estructuralista original sobre el estudio del desarrollo económico a través de un
método histórico y estructural, cuya visión del anterior, es que los países
periféricos no se pueden desarrollar imitando el desarrollo de los países del centro
(Prebisch, 1981). Por tanto, se rechazó la idea propuesta por Rostow de un
desarrollo imitativo, ya que histórica y estructuralmente el sistema capitalista
desarrollado es absorbente y dominante con respecto a la periferia.
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Los elementos que retoman los neoestructuralistas del estructuralismo original
son: i) Las ideas del sistema centro periferia y las diferencias estructurales entre
los países periféricos y los países del centro; ii) La teoría del deterioro en los
términos de intercambio; iii) La relación creciente de la desigualdad entre naciones
y desigualdad social dentro de una nación en referencia a la distribución del
ingreso; iv) La propuesta de una industrialización planificada a diferencia de una
industrialización espontánea y; v) Desechar la idea del desarrollo imitativo y que el
desarrollo surja por un efecto de goteo (Zermeño, 2004), pero con la modalidad de
adaptarlo a los nuevos tiempos de apertura y globalización. De tal forma, Sunkel y
Paz, entre otros pensadores de ésta corriente, tratan de explicar que los
principales problemas económicos de América Latina no se deben, en lo
fundamental, a las distorsiones generadas por la política económica, sino son más
bien de carácter endógeno, estructural e histórico (Guillen, 2007).
En este sentido los neoestructuralistas dan importancia a la heterogeneidad del
desarrollo de cada país en cuanto a capital, mano de obra, recursos y tecnología.
También, consideran las fallas del planteamiento estructuralista con respecto a la
estabilidad y al sector externo. En relación a la estabilidad macroeconómica,
plantean que las políticas estructurales se dan en el mediano y largo plazo, y que
una desestabilización de corto plazo incide en el proyecto de desarrollo
económico. Sin embargo, a diferencia de la teoría neoclásica, el
neoestructuralismo considera como necesaria la estabilización macroeconómica,
pero no suficiente para impulsar y garantizar el desarrollo económico y social.
(Zermeño, 2004). En cuanto al sector externo, esta vertiente manifiesta que
además de promover las exportaciones, es necesario fortalecer el mercado
interno, de tal forma que haya un mayor grado de integración de las cadenas
productivas, ya que el libre mercado no es capaz de generar, por sí solo,
desarrollo.
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En el centro de la nueva estrategia de desarrollo, propuesta por los
neoestructuralistas, se encuentra la acción del Estado; la intervención estatal no
debe suplantar a las fuerzas del mercado con una acción excesiva, sino selectiva,
que sostenga la actividad del mercado. La cuestión es optar por un mejor Estado y
un mercado más eficaz y equitativo, además de la provisión de una infraestructura
mínima en transporte y comunicaciones, salud, educación y vivienda, entre otros.
Teoría de la dependencia
La teoría de la dependencia centra su estudio en la formación económico-social
latinoamericana, a partir de su integración subordinada a la economía capitalista
mundial (Sotelo, 1994). En este sentido, por un lado, el desarrollo es, en sí mismo,
un proceso social; aun en sus aspectos puramente económicos transparenta la
trama de relaciones sociales subyacentes de subordinación (Cardoso y Faletto
1979). En tanto, la dependencia es una relación de subordinación entre naciones
formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las
naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la
reproducción ampliada del capital. Según Marini, citado en Sotelo (1994), el fruto
de la dependencia no puede ser, por ende, sino más dependencia, y su liquidación
supone necesariamente la supresión de las relaciones de producción que ella
involucra2.
Una vez hecha esta revisión sobre las teorías de desarrollo económico,
consideramos que, al menos el proceso de desarrollo, debe implicar el
fortalecimiento interno vinculado con el sector externo, a fin de que la dinámica
entre ambos permita mejorar la generación de empleo y, el desarrollo económico
no quede supeditado a solo el crecimiento y el efecto por goteo. Por ello, en las
siguientes secciones se analizará el desempeño de nuestra economía en términos
de producción, empleo y comercio.
2 A diferencia de otros autores ubicados en la teoría de la dependencia (Cardoso, Furtado, Ferrer,
Weffort), el intento más sistemático por edificar una teoría de la dependencia fue, sin duda, el desarrollado por el brasileño Ruy Mauro Marini, principalmente en su libro Dialéctica de la dependencia publicado en 1973.
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II
Situación económica y empleo 2000-2014
En la década de los noventa, México adopta el modelo de apertura comercial con
el fin de emprender una nueva fase de acumulación de capital y bienestar. El
argumento central implicaba transitar hacia una economía más real y abierta,
donde los pilares de la economía serían la promoción de exportaciones, la
competencia y productividad, así como la innovación tecnológica. Con ello se
generaría una senda de crecimiento sostenido (Bhagwati, 1998 y Reyes, 2001).
En principio, analizaremos el comportamiento de la producción, posteriormente, la
situación del desempleo y la generación de empleo en los últimos años.
Dentro de los Planes Nacionales de Desarrollo (PND) de los últimos tres sexenios
se ha propuesto impulsar el crecimiento económico y mejorar el bienestar,
mediante objetivos y metas para alcanzar un mayor crecimiento, aumentar la
productividad y la competitividad, entre otros. En torno al empleo, casi todos
coinciden en la necesidad de crear nuevos empleos, sin embargo no se han
logrado cristalizar estas propuestas, todo queda en retórica presidencial. El
siguiente cuadro muestra algunos objetivos en materia de producción y empleo de
los últimos sexenios.
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Fuente: Elaboración propia a partir del PND 2001-2006, PND 2007-2012 y PND 2013-2018.
Producción
La apuesta a la apertura y al crecimiento no ha implicado de manera directa una
mejora en el bienestar, ya que en primera instancia no se ha generado el
crecimiento económico esperado, por ello el trickle down effect no ha logrado
cristalizarse. Durante el 2000-2007, el comportamiento económico del país mostró
un ritmo de crecimiento promedio anual del 3% en el PIB; se destaca que durante
este lapso no se logró el objetivo de conseguir un crecimiento sostenido y
dinámico como se planteó en los objetivos del PND. La crisis financiera repercutió
severamente en la economía con decrecimiento de 4.7%, y la tendencia de
crecimiento se ha mantenido a la baja desde entonces. En lo que respecta al PIB
per cápita, se ha deteriorado en los últimos años.
Cuadro 1. Objetivos en materia de producción y empleo del Plan Nacional de Desarrollo, 2000-2018
Plan Nacional de Desarrollo
Objetivos
Producción Empleo
2001-2006
Crecimiento sostenido, dinámico y con calidad.
Estabilidad económica.
Crecimiento incluyente que dé oportunidades a todos.
Elevar la competitividad.
Fomentar la investigación y desarrollo.
Generar empleos.
Incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo.
Creación de empleos en las comunidades más rezagadas del país.
Transformen los empleos en oportunidades de crecimiento personal.
2007-2012
Aumentar el crecimiento económico.
Fomentar condiciones de competencia económica y libre concurrencia.
Incentivar a la pequeña y mediana empresa.
Fortalecer a los sectores económicos.
Fomentar la investigación y desarrollo
Crear nuevo empleos.
Promover la productividad y competitividad laboral.
Fomentar la equidad e inclusión laboral y consolidar la previsión social.
Promoción del empleo y la paz laboral.
Incentivar la entrada de jóvenes al mercado laboral forma
2013-2018
Aumentar el crecimiento económico.
Reactivar una política de fomento económico enfocada en incrementar la productividad de los sectores dinámicos.
Fomentar los sectores tradicionales de la economía mexicana.
Orientar y hacer más eficiente el gasto público para fortalecer el mercado interno.
Fortalecer la investigación y desarrollo en el país.
Procurar el equilibrio entre los factores de la producción para preservar la paz laboral.
Promover el trabajo digno o decente.
Promover el incremento de la productividad laboral.
Perfeccionar los sistemas y procedimientos de protección de los derechos del trabajador.
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Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del Banco Mundial en Indicadores de Desarrollo.
En la participación sectorial podemos observar lo siguiente: el sector primario tiene
un nivel bajo en el PIB, ya que participa con el 3.3% en promedio en el PIB
nacional. En tanto, el sector industrial ha dejado de ser el principal generador de
producción interna del país; participa con un poco más de un tercio en el PIB total
del país, con el 38.2% en promedio anual de 2000-2008. Después de la crisis su
participación disminuyó a 35.4%. Por su parte el sector terciario ha sido el principal
generador del PIB, actualmente representa el 61.4% (gráfica 2).
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la CEPAL en Cuentas Nacionales en CEPALSTAT
Empleo
El empleo es una variable fundamental para alcanzar un mayor nivel de desarrollo
económico y social. Por una parte se requiere generar un mayor nivel del mismo,
con el fin de reducir la tasa de desempleo, y por otra, se necesita contar con
Electricidad, agua y gas 0.8% 1.4% 0.7% 1.5% Construcción 7.5% 6.7% 8.3% 6.7%
Industrias manufactureras 17.9% 18.7% 16.2% 17.2%
Comercio 19.5% 17.8% 19.3% 17.1%
Transporte y comunicaciones 4.1% 8.9% 4.5% 9.7%
Servicios financieros 0.2% 19.5% 0.8% 21.4% Otros servicios 34.3% 16.5% 36.6% 16.7% Total 100% 100% 100% 100% Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la CEPAL en Cuentas Nacionales en CEPALSTAT y de
la base de datos del Banco Mundial en Indicadores de Desarrollo.
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Bajo el esquema de producción mundial, el sector externo de México se ha
especializado en manufacturas, operando en buena parte bajo el régimen de
maquila, que depende en gran medida, de la importación de bienes intermedios.
Adicionalmente las exportaciones como principal actividad de crecimiento se han
concentrado en un número reducido de empresas. De acuerdo con Dussel (2003)
300 empresas exportadores y 3500 maquiladoras concentraron el 95% del total de
las exportaciones. En consecuencia, el régimen de maquila no genera
eslabonamientos productivos que permitan reactivar la industria y generar
empleos localmente.
En tanto, el sector que genera más empleo en la economía es el sector terciario.
En el 2000 contribuyó con el 55.6% del nivel de empleo total, en el 2010 con el
60.6%. Su participación en el PIB ha aumentado en los últimos años, a 63%
(cuadro 2), lo que indica el alto nivel de tercialización de la economía mexicana, a
raíz de la falta de oportunidades en el sector secundario. En lo que respecta las
actividades que comprende el sector terciario, destacan el comercio y los servicios
financieros. El comercio contribuyó en la generación de empleo con 19.5% siendo
la actividad con mayor generación del mismo, con 17.8% del PIB. Por su parte, la
actividad financiera aunque aporta el 19.5% del PIB, tiene contribución muy baja
en la generación de empleo, con el 0.2%. Ambos casos son contrastantes, ya que
se incrementan las actividades financieras pero generan poco empleos, y el
comercio, a pesar de ser el principal generador de empleo, son en gran medida,
empleos temporales e incluso informales.
Lo anterior, da muestra que tercializar la economía no es el vehículo más
adecuado para generar los empleos necesarios para absorber la filas de
desempleo y, lo más importante, no genera empleos de calidad que permitan
mantener un nivel de bienestar a largo plazo y reactivar la demanda interna.
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III
Apertura comercial, Inversión Extranjera Directa y la Alianza del Pacífico
Uno de los principales pilares de este modelo son las exportaciones, así como la
inversión extranjera directa (IED). El argumento es que la exportación sería el
motor de la economía, posibilitando un mayor crecimiento. Por su parte la IED
permitiría mejorar la productividad, competitividad y transferencia de tecnología.
Inversión Extranjera Directa
En primera instancia revisaremos brevemente el comportamiento de la IED.
Durante la década de los noventa, la estrategia de atracción de IED permitió
acrecentar los flujos de entrada al país, de 9,526 millones de dólares en 1995 a
29,961 millones en el 2000 y durante el período de 2000-2007, captar IED por un
monto acumulado de 192,831 millones de dólares. No obstante después del 2001
la entrada IED empezó a reducirse, sólo mostrando ligeros repuntes en 2004 y
2007 (gráfica 5). Lo anterior obedece a que, a inicios del presente milenio
aparecieron mercados emergentes, particularmente China, India, Brasil, Rusia.
Estos nuevos mercados generaron un proceso de relocalización de la IED.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Secretaría de Economía en Estadísticas Oficiales de la
Inversión Extranjera Directa.
Mientras, la participación de la IED en el PIB en un principio mantenía una
tendencia a la alta, ya que en 1995 la IED representaba 1.5% del PIB y para el
0
10000
20000
30000
40000
Gráfica 5. Inversión Extranjera Directa en México de 1995-2012(millones de dólares)
IED
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2001 representaba el 3.9%, de 2002 a la fecha su participación en el PIB ha
disminuido considerablemente, actualmente la IED representa el 1.4% del PIB
total (gráfica 2).
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Secretaría de Economía en Estadísticas Oficiales de la Inversión Extranjera Directa y de INEGI en Cuentas Nacionales BIE.
Comercio
En materia de comercio, la economía mexicana ha mostrado ser una de las
economías con un alto grado de apertura. A partir del Tratado de Libre Comercio
con América del Norte, el país profundizó el proceso de liberalización comercial,
de ahí que el índice de apertura comercial se ha incrementado; pasó de 0.4 a 0.6,
(gráfica 7).
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del Banco Mundial, Estadísticas de indicadores de