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121
INTRODUCCIN
A los cuatro meses de comenzado el nuevo mileno, en
Cochabamba,
Bolivia, se cerr un primer ciclo de conflictos considerados
por
muchos como indicativos de nuevas formas de accin colectiva,
y
emblemticos de las contiendas emergentes en la
globalizacin1.
Culminando un ciclo de protestas iniciado en diciembre de 1999,
las
movilizaciones masivas terminaran cancelando un jugoso
contrato
Thomas Kruse*
La "Guerra del Agua" en Cochabamba, Bolivia: terrenos
complejos, convergencias nuevas**
* Investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral
y Agrario (CEDLA,www.cedla.org), La Paz.
**El autor quiere agradecer los comentarios, crticas y estmulo
de R. Albro, C. Arze, C.Crespo, A. Garca, D. Hall, E. Lobina, L.
Montero, E. Ormachea, C. Peredo y H.Vargas. Cualquier error u
omisin es la responsabilidad exclusiva del autor.
1 Sobre los conflictos, se puede ver Garca et al (2000), y
Vargas y Kruse (2000). Sobresu carcter ejemplificador de los
conflictos en la globalizacin ver los materiales dePublic Citizen
en . Sobre laglobalizacin del movimiento de resistencia en
Cochabamba ver Albro (2003).
florKruse, Thomas. La "Guerra del Agua" en Cochabamba, Bolivia:
terrenos complejos, convergencias nuevas. En libro: Sindicatos y
nuevos movimientos sociales en Amrica Latina. Enrique de la Garza
Toledo (compilador). Coleccin Grupos de Trabajo de CLACSO, Buenos
Aires, Argentina. 2005. 224 p.
florDisponible en la
web:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/sindi/kruse.pdf
florRed de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de Amrica
Latina y el Caribe de CLACSOhttp://www.clacso.org.ar/biblioteca -
[email protected]
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para la privatizacin del agua en Cochabamba, y transformando
lalegislacin nacional que legalizaba y amparaba los negocios.
Estas movilizaciones se dieron en medio de una crisis profun-da
en las organizaciones sindicales aglutinadas en la Central
ObreraBoliviana (COB) que histricamente encabezaron las luchas
socialesen Bolivia. Comentaba en 1982 Zavaleta Mercado que [n]o es
unaexageracin decir que, al menos desde 1940, la historia de
Bolivia esun duelo entre los militares y la clase obrera2. La
articulacin yexpresin por el lado obrero estuvo, despus de 1952, en
la COB. Suextraordinario poder se basaba en un conjunto de
elementos: en elcentro hubo un ncleo de trabajadores concentrado en
enclavesmineros y fabriles; predominaban en este ncleo formas de
trabajo,de vida sindical, que formaban densos tejidos sociales y
solidarios,en buena medida reelaborando o readecuando tradiciones
andinascon condiciones obreras modernas. Al mismo tiempo, esta
forma deactividad sindical se irradiaba desde el ncleo, hasta hacer
que larealizacin de derechos sociales y polticos se diera mediante
la per-tenencia al sindicato.
Subyacentemente, y en torno a estas formas de organizacin, sedio
un poderoso proceso de construccin discursivo que combinabaun
concepto fuerte y inmediatamente aprehendible de clase y
deltrabajador como base de la riqueza del pas, en constante
contrasteindignante con condiciones sociales infrahumanas. Por otro
lado esta-ba el hito fundacional de la revolucin de 1952 prueba
contundentede la eficacia de la accin colectiva que encontraba su
resonancia yreactivacin en los sucesivos enfrentamientos con el
Estado, en parti-cular las masacres y episodios de represin.
Ajustes estructurales de 1985 en adelante, en combinacin
conprivatizaciones de 1993 en adelante, han producido cambios
profun-dos en el mundo del trabajo, socavando cuantitativa y
cualitativamen-te las bases del sindicalismo, y provocando lo que
muchos llaman lamuerte de la COB. Basndose en las formulas de las
institucionesfinancieras (apertura irrestricta, austeridad en el
gasto publico, priva-tizaciones, etc.), las reformas han causado
una estabilizacin macroe-conmica sin reactivacin productiva. Cabe
mencionar las tendenciasclaras de creciente informalizacin
(trabajadores autnomos en susubordinacin y exclusin, que ahora son
casi el 70% de la PEA), pre-carizacin (predominan inserciones
laborales sin bases contractuales,
122
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
2 Zavaleta Mercado (1982: 222).
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protecciones sociales o remuneracin suficiente para garantizar
lareproduccin de la fuerza de trabajo), y des-sindicalizacin (ya
seadirecta, inducida como estrategia Estatal/empresarial, o como
efectode la informalizacin)3.
Desde al menos fines de la dcada del ochenta, la CentralObrera
Boliviana sigue en crisis permanente. Los enclaves
minerosestatales, desde donde se irradiaba la forma-sindicato de
participa-cin masiva y ciudadana (subalterna), prcticamente se han
cerrado.Aunque sin reforma formal, la legislacin laboral se ha
flexibilizado.La privatizacin ha diezmado a varias federaciones
obreras. La orga-nizacin sindical de los sectores pblicos est bajo
ataque legal y pre-supuestario permanentemente. Indicativo de esta
crisis es que desde2000 la COB tiene una dirigencia transitoria,
habiendo intentado -yfracasado tres veces en ello- celebrar
congresos.
Comentaristas afines a las reformas de las ltimas dcadascelebran
el debilitamiento de la COB y hablan de su muerte cere-bral. Otras
voces ms razonadas y menos cargadas de revanchismosealan la muerte
de la COB, pero slo en el sentido de las condi-ciones y las
proyecciones de la accin en comn obrera que prevale-cieron durante
40 aos [y una] manera de inclusin del sindicato enla composicin
estatal, es decir, una forma de la condicin obrera ydel movimiento
obrero y no as del Movimiento Obrero que en lossiguientes aos podr
adoptar otras formas histricas4.
Se presentan entonces una paradoja y muchas preguntas.
Laparadoja: por un lado, la COB, piedra angular de la accin
colectivasocial de antao, en declive quizs terminal; y por el otro,
una claraescalada de accin colectiva de masas, contundente y con
significativaeficacia en poner ciertos limites a las reformas y
planes de las insti-tuciones financieras internacionales.
Y las preguntas: ausente la COB, cules son las bases de
movi-lizacin? Si no es en torno al mundo del trabajo, cules son las
for-mas de enmarcar y articular la protesta? Y en las
movilizaciones, quroles juegan los trabajadores y sus
organizaciones?
El presente trabajo busca aportar elementos en pos de
respues-tas a estas preguntas por medio de un anlisis de los
acontecimientosde 2000 en Cochabamba, denominados la Guerra del
Agua. A conti-nuacin, en una primera parte, observaremos varios
niveles de acto-
123
Thomas Kruse
3 Ver Arze Vargas 2002; Calla 2000; Kruse 2001b; Garca, lvaro
(2001: 38).
4 Garca (2001: 38).
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res transnacional, nacional, y local. Si bien el agua ha sido la
basede numerosos conflictos locales, los hechos demuestran que el
casode la Guerra del Agua est lejos de ser uno ms: ejemplifica las
ten-siones y conflictos que la globalizacin entendida en este
casocomo la presencia decisiva de la inversin extranjera protegida
y laingeniera estatal que esta requiere, construida bajo la tutela
de lasinstituciones financieras internacionales- engendran a
niveles loca-les. La ferocidad y eficacia del conflicto slo se
explica tomando encuenta la potencia de los elementos que en la
Guerra del Agua choca-ban: empresas transnacionales poderosas en
busca de lucro en mer-cados de reciente creacin; instituciones
financieras internacionales(IFIs) al servicio de la creacin y
explotacin de estos mercados; y unEstado sometido a los dictmenes
de las IFIs y decidido a coadyuvarsoluciones al problema del agua
va la privatizacin. A esto se sumaun entorno local con una situacin
de agua crtica, y una larga ycompleja tradicin de conflictos en
torno al agua, y recin entoncesse vuelve legible la Guerra del
Agua.
Por su rol decisivo pero no siempre aparente,
consideramosimportante identificar en detalle a los diferentes
actores que conver-gieron para crear el conflicto. En pases como
Bolivia, es probable quela accin colectiva y conflictividad del
futuro gire menos en torno a unsimple o fcilmente aprehendible
conflicto entre capital y trabajo, ycada vez ms en torno a lo que
algunos han llamado la poltica de lasnecesidades bsicas o de
sobrevivencia (acceso a tierra, agua, capitalpara el trabajo
informal, el derecho al trabajo mismo)5. En tanto, con-sideramos
urgente esclarecer las complejos determinaciones del terre-no en
que se lucha por estas sobrevivencias.
En la segunda parte relatamos brevemente los hechos de
laescalada de protesta que culmin en abril de 2000 con la
cancelacinde la privatizacin y los cambios a la legislacin. En la
tercera parte,analizamos en mayor detalle a la Coordinadora de
Agua, la conver-gencia-coalicin que encabez las protestas, quines
la conformaron,el rol limitado pero importante que jug el
sindicalismo tradicional,y algunos elementos centrales que
aportaron al xito de la resistenciaa la privatizacin. Concluimos
recogiendo algunas observacionessobre las formas de accin
colectivas en Bolivia hoy.
124
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
5 Ver Garca et al (2000).
-
ARMANDO LA GUERRA DEL AGUA
CREANDO MERCADOS
LA BASE DEL LUCRO: NECESIDAD AGUDA
En una cita ya famosa, un vicepresidente del Banco Mundial
senten-ci que [l]as guerras del siglo que viene sern provocadas por
la faltade agua6. Lo confirma Michael T. Klare, especialista en
temas geopo-lticos y militares, en un libro reciente con el
llamativo ttulo Guerraspor recursos: el nuevo paisaje de los
conflictos globales, en el cual dedi-ca dos captulos al agua. Una
combinacin de factores cambios cli-mticos, crecimiento poblacional,
urbanizacin acelerada, produc-cin agrcola crecientemente intensiva
en uso de riego ha creadomltiples escenarios de crisis en el mundo,
donde la demanda de aguarpidamente rebasa las fuentes y
ofertas7.
Como toda escasez, la del agua se convierte en una
extraordi-naria oportunidad de ganancias. En el negocio del agua,
deca larevista Fortune en el ao 2000, los dlares en juego son
fenomena-les es un negocio de 400 mil millones de dlares al ao.
Esto es, el40% del tamao del negocio de petrleo, y un tercio ms
grande queel negocio global de farmacuticos. Johan Bastin, del
BancoEuropeo de Reconstruccin y Desarrollo, dice: El agua y sus
infraes-tructuras son la ltima frontera que a los inversionistas
privados lesqueda por invadir8.
No obstante, realizar estas ganancias presupone que
existenempresas de escala y alcance capaces de movilizar los
enormes recur-sos necesarios para convertir al agua en fuente de
ganancia, y los pro-cesos y reglas institucionalizados, tanto a
nivel nacional como supra-nacional, que hacen a un mercado.
LOS ACTORES CENTRALES: LAS MULTINACIONALES DEL AGUA
Afirma Klare que desde la perspectiva de los recursos, en la
economaglobal, el agua tiene muchas similitudes con el petrleo. Es
esencialpara una amplia gama de actividades humanas, y existe en
cantidades
125
Thomas Kruse
6 Ismail Serageldin, Vicepresidente del Banco Mundial, citado en
Barlow (1999: 1).
7 Solamente el 3% del agua en el mundo es dulce, y casi dos
tercios de esta est conge-lada en glaciares. Menos del 1% de las
aguas dulces del planeta y 0,01% de todas lasaguas son accesibles
para usos humanos (Klare, 2001: 143).
8 Fortune (2000).
-
relativamente finitas. Adems, una vez que la oferta est agotada,
can-tidades adicionales slo pueden ser adquiridas por medio de
esfuerzosheroicos y costosos9 es decir, movilizando grandes
capitales. En algoms se asemeja al petrleo: en tiempos de
privatizacin y vilificacinde la inversin publica productiva en
general, esto requiere, y abre ellugar, para el protagonismo de las
grandes empresas transnacionales.
En el caso del agua, predominan ciertos conglomerados france-ses
(Vivendi, Suez Lyonnais des Eaux) producto de una
particularhistoria en la cual el sector pblico jug un rol mucho
menor que enlos dems pases industrializados. Estas empresas tienen
muchaexperiencia en el manejo de mltiples concesiones en contextos
pol-ticos variados. Estas dos empresas controlaban el 60% del
mercadodel agua. El costo de entrada al mercado para otras empresas
es muyalto, haciendo que los principales competidores Thames,
SAUR,Anglian, incipientemente Bechtel de EE.UU., y en su
momentoAzurix, el intento fracasado de Enron de entrar al juego
terminenparticipando en colaboraciones y proyectos conjuntos con
Vivendi ySuez. El resultado es un mercado oligoplico dominado por
dos acto-res centrales y multisectoriales, con actividades en
comunicaciones,energa, transportes, y otras.
CUADRO 1EL MERCADO MUNDIAL DE AGUAS
Y LAS PRINCIPALES EMPRESAS TRANSNACIONALES
Fuente: elaborado con base en datos de PSIRU (2002).
126
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
9 En Barlow (1999). Esta frontera est en el centro de las
negociaciones comerciales ysobre inversiones en todo el mundo.
Sentando bases para negociar el GATS, instrumen-to de la OMC para
liberalizar la inversin y comercio en servicios, los pases de la
UEhan explicitado su quid pro quo: si los pases del sur quieren
colocar sus productos agr-colas en mercados del norte con menos
trabas, tienen que darse privatizaciones radica-les en servicios,
abriendo la puerta a las transnacionales. Ver Guardian (Londres),
17 deabril de 2002.
10 PSIRU (2002: 2).
11 Incluye agua potable y servicios de alcantarillado.
12 Datos de 2000.
Poblacin servida10
Total ventas Total ganancias Ventas agua Ganancias agua
Vivendi11 97.5 26,481.0 2,238.0 12,856.0 1,031.0Suez12 110.0
34,617.0 7,414.0 9,063.4 2,124.5RWE 56.0 62,878.0 2,238.0 1,690.0
563.0Total 263.5 123,976.0 11,890.0 23,609.4 3,718.5
-
En resumen, crecientemente, el manejo del agua en localida-des
en todo el mundo Suez, por ejemplo, vende servicios de agua amas de
110 millones de personas termina en manos de consorciosoligoplicos,
para los cuales el agua es slo uno entre varios nego-cios. Lejos de
los pronsticos felices de los promotores de la privati-zacin, ante
la ubicua captura de reguladores locales ante empre-sas enormes,
esta situacin da lugar a ineficiencias, abusos ycorrupciones.
Varios estudios ya han catalogado largas listas deestos hechos de
corrupcin y exacciones practicados por las trans-nacionales del
agua13.
GRFICO 1EL MERCADO MUNDIAL DE AGUAS
Y LAS PRINCIPALES EMPRESAS TRANSNACIONALES
Fuente: elaborado con base en datos de PSIRU 200214.
127
Thomas Kruse
13 Datos de 2001.
14 Klare (2001: 148).
Otros17%
RWE8%
SAUR10%
VIVIENDI33%
Suez32%
-
CUADRO 2BASES DE OLIGOPOLIOS:
JOINT VENTURES ENTRE LAS PRINCIPALES EMPRESAS DE AGUA
Fuente: Joint ventures between leading water multinationals,
Emanuele Lobina yVladimir Popov, PSIRU, University of Greenwich,
2003. Agradecemos a los autores elpermiso para su reproduccin.
EL ACTOR EN COCHABAMBA: LA EMPRESA DE MR. BECHTEL
La empresa que lleg a Cochabamba para apoderarse del
agua,Bechtel Enterprises, de EE.UU., es novata en el mercado de
agua.Hasta principios de 2001, Bechtel y su subsidiaria creada para
nego-cios de agua, International Water Limited (IWL) tena ocho
opera-ciones de agua en Asia, Europa Central, Australia, Reino
Unido,Estonia, y Ecuador, y habra tenido nueve de no ser por la
Guerra delAgua en Cochabamba.
Aunque nefita en operaciones de agua, Bechtel es una de
lasempresas mundiales ms grandes de ingeniera y construccin.Fundada
en 1898 por Warren Bechtel, ha ejecutado ms de 19 milproyectos en
140 pases15. Segn el ranking de la revista Forbes, es la
128
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
SIDOARJOWATER
BWBUnited Water PapakuraWater
RWENosedo
PeschieraBorromeo
EauxduNordSagep
SDA
SABARS
SocietedeseauxdeDouai
StephanoisedesEaux
SEVESC
EauxdeSenart
Nancennedeseaux
Martiniquaisedeseaux
Guyanaisedeseaux
EauxdeMarseilles
AguasdeOviedo
AguasdeAsturias
AguasArgentinas
AnglianWater
PVK
CTSEOlomouc
MidKentHoldingsCTSE
SAUR
SMVAK
CBSE
SEDUD
BudapestWater
VivendiSuez
15 Ver por ejemplo Hall (2001) y PSIRU (2002).
-
sexta empresa norteamericana de patrimonio privado, por tanto
nosujeta a las reglas de transparencia de las sociedades annimas,
yfamosa por su carcter cuasi-clandestino e hiper-agresivo y sus
estre-chos lazos con sucesivos ejecutivos en Washington, D. C.
Dirigindose a sus ejecutivos aos atrs, el entonces presidentede
Bechtel, Steven Bechtel Jr., aclar: Acurdense: no estamos en
elnegocio de la construccin y la ingeniera; estamos en el negocio
dehacer plata. En cuanto a hacer plata, Bechtel report ingresos
de14,3 mil millones de dlares en 2001, sin contar el valor de los
pro-yectos nuevos que duplicaran la cifra. El producto (los
ingresos) deBechtel es equivalente a casi dos veces el PIB y casi
diez veces elgasto pblico de Bolivia del mismo ao. Un sustento
central delhacer plata16 son las relaciones fluidas e ntimas de
Bechtel con elgobierno de EE.UU. Steven Bechtel Jr., nieto de
Warren, fue asesorde comisiones econmicas de Nixon. Durante dcadas
Bechtel sebenefici con millones de dlares en crditos blandos del
Export-Import Bank, agencia pblica que apoya la exportacin de
servicios yproductos, dirigida en la dcada de los setenta por un ex
gerente deBechtel, Henry Kearns.
Con Reagan en la Casa Blanca, los hombres Bechtel
entrarondirectamente al gabinete. El presidente de Bechtel, George
Shultz,fue Secretario de Estado. El Consejero General de Bechtel,
CasparWeinberger, fue Secretario de Defensa. Y W. Kenneth Davis,
vicepre-sidente de Bechtel para desarrollo nuclear, ocup el
estratgicocargo de Vice-Secretario de Energa, encargado de otorgar
nuevaslicencias para la construccin de nuevas plantas nucleares,
una espe-cialidad de Bechtel. A lo largo de su historia, los
hombres Bechtelhan sido consejeros de presidentes y prncipes
(notoriamente enArabia Saudita), emplearon batallones para hacer
lobby enWashington, y en varios momentos jugaron un rol ntimo y
mutua-mente beneficioso con la CIA17.
Las inversiones de Bechtel fuera de EE.UU. son muy
significati-vas: en el mundo, en el 2000, ms de la mitad de los
ingresos deBechtel vinieron de actividades fuera de EE.UU., y esta
presenciacomercial es concebida y con frecuencia ofrecida como una
palancaimportante para la poltica exterior de EE.UU. En testimonio
ante laComisin de Relaciones Internacionales del Congreso en 1997,
el eje-
129
Thomas Kruse
16 Ver .
17 McCartney (1988: 80).
-
cutivo de Bechtel Sy Taubenblatt insisti en que las
transnacionalesproporcionan una palanca importante al gobierno: La
capacidad detener incidencia sobre el curso de eventos en cada una
de estas reasy el mundo en general depende de la presencia econmica
deEE.UU. alrededor del mundo.
Hoy, desde su sede en San Francisco, el bisnieto de Warren,Riley
Bechtel, maneja alrededor de 1.100 proyectos en 66 pases enminera y
metales, hidrocarburos, petroqumicos, energa
nuclear,infraestructura civil, telecomunicaciones, y,
crecientemente, agua.
LOS PROMOTORES: LOBBIES E INSTITUCIONES
FINANCIERASINTERNACIONALES
Abrir, ordenar y sostener este mercado para empresas como la de
Mr.Bechtel es tambin obra de las instituciones financieras
internaciona-les (IFIs), en particular el Banco Mundial (BM) y el
BancoInteramericano de Desarrollo (BID). Sus condicionamientos son
cru-ciales para determinar o acelerar los procesos de privatizacin
de ser-vicios, y su programa de apoyo al desarrollo del sector
privado enparticular su rol en el diseo y implementacin de marcos
legislativosy regulatorios son instrumentales en crear mercados de
agua.Adems, existe ya una pltora de consejos, foros y asociaciones
secto-riales -como Business Partners for Development del Banco
Mundial,Global Water Partnership, y el World Water Council, uno de
cuyosVice-Presidentes es un gerente de Suez Lyonaise des Eaux18-
dedicadosa abrir, regular y amparar mercados de agua en el mundo.
Aunqueparticiparan ONGs y organizaciones de la sociedad civil, los
resulta-dos de la gestin reflejarn claramente el peso y las
prioridades de lasy las transnacionales e IFIs.
En su conjunto, estas instituciones financieras interna-cionales
y foros/consejos conforman un poderoso lobby y sos-tn en la creacin
de mercados masivos de agua. Para el pre-sente caso, es difcil
subestimar el rol de las IFIs en los nego-ciados que dieron lugar a
la Guerra del Agua, en especial elBanco Mundial y el BID. A lo
largo de los aos, estos bancosjugaron un rol decisivo en exigir,
financiar y consolidar unaorientacin general hacia el mercado en
casi todas las polti-
130
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
18 McCartney (1988). Sobre el Import-Export Bank, 155-164. Sobre
el hombre Bechtelen el gobierno de Reagan, 219-228. Sobre Bechtel y
la CIA: 98, 120, 138.
-
cas del Estado boliviano19. Un documento interno del
BancoMundial de 2001, titulado El Trabajo del Banco Mundial
enBolivia desde 1985, hace un balance de los 59 prstamos aBolivia
entre 1985 y 2000, de un total ms de 1,1 mil millonesde dlares
desembolsados, bajo una firme orientacin privati-zadora y de la
cual ninguna actividad o sector est exento20.
Al comprender que la privatizacin requiere de un Estado fuer-te,
en los ltimos aos el Banco Mundial ha dedicado tiempo y recur-sos
especiales a la construccin del Estado boliviano, denominadamanejo
del sector pblico. Desde 1985, los prstamos en este mbitoincluyeron
fondos para administracin de justicia, administracinfinanciera,
gestin econmica, desarrollo de la empresa privada(desde el Estado),
fortalecimiento del sector financiero, promocin dela
descentralizacin, y privatizacin (asistencia tcnica para la
refor-ma regulatoria y privatizacin). En resumen, el Banco Mundial
pusocondiciones para exigir la privatizacin, y prstamos (deuda)
parafinanciar la construccin de un Estado (supuestamente) capaz de
eje-cutar y conducir la privatizacin.
El informe del BM arriba mencionado seala por lo menos
sieteprstamos con componentes dirigidos a promover, amparar y
regularprivatizaciones, con ms de $77 millones desembolsados para
este fin.De estos proyectos, tres tuvieron implicaciones directas
para el sectordel agua, y dos de ellos mencionan especficamente el
imperativo deprivatizar el agua en Cochabamba.
El BID por su parte ha extendido crditos por ms de $200millones
desde 1995, slo para temas relacionados con el agua. Entreellos, en
1996 prest $88,8 millones para promover mayor participa-cin privada
en el agua potable y alcantarillado urbano, y apoyar elproceso de
desarrollo y consolidar el marco regulatorio21. Fruto deeste crdito
fue el borrador de la ley que legaliz la privatizacin delagua en
Cochabamba, y cre lo que sera la Superintendencia deAgua, una
especie de zar sectorial, rector de las privatizaciones conamplios
poderes, pero con lazos de accountability efectivamente
131
Thomas Kruse
19 Barlow (1999: 34).
20 Bolivia ha sido un verdadero laboratorio de experimentacin
para el BM. Varios desus programas estrella vienen de all. Entre
otros, un ajuste temprano exitoso, fondossociales de emergencia
para ampliar los impactos del ajuste, programas de micro-cr-dito,
descentralizacin del gasto social, privatizacin que capitalizaba
fondos de pen-sin, sistemas condominiales de provisin de agua,
etctera.
-
nulos, y sistemticamente condenado y resistido por el
movimientocampesino boliviano.
De esta manera, en el agua como en otros sectores el BM yel BID
dieron el impulso al proceso de privatizacin, dotando alEstado
boliviano de las polticas, agencias y estructuras para llevarlo
acabo, ya que financiaron el diseo de las reglas del juego dentro
de lascuales operaran las empresas privatizadas. No es una
exageracinafirmar que la orientacin, fisonoma, criterios tcnicos y
prioridadesdel Estado boliviano son en gran medida producto de esta
relacincon las IFIs; y que en varias reas el Estado boliviano se ha
vueltoefectivamente un subsidiario de las IFIs y sus socios de
laCooperacin Internacional22.
Cuando la zanahoria de la ayuda tcnica no es suficiente, elBanco
Mundial no duda en usar el palo de la condicionalidad:
refle-xionando internamente sobre las lecciones de la ejecucin de
un pro-grama de aguas concluido en 1997, lamenta que en Cochabamba
noexistieran incentivos para mejorar el desempeo. La conclusin aque
llegaron fue simple: la disciplina del mercado. La
privatizacindepende enteramente de la voluntad poltica de llevar
adelante el pro-ceso, y por esto el Banco debera condicionar sus
prstamos a laparticipacin del sector privado en la administracin y
provisin deservicios23. En otras palabras: donde no hay voluntad
poltica para laprivatizacin, el Banco Mundial la impondr mediante
la condicio-nalidad. Los gobernantes de turno, frente a una crisis
fiscal crnica,y esforzndose por ser buenos alumnos de las IFIs,
casi sin excep-cin se someten. As sucedi: en 1996 el Banco Mundial
condicionun prstamo de $14 millones a la operadora municipal de
agua enCochabamba, SEMAPA, a su privatizacin; y en 1997, el FMI, BM
yBID condicionaron la condonacin de otros $600 millones a
entreotras cosas la privatizacin de SEMAPA. Conjugando coercin
con
132
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
21 La proteccin social, educacin, salud, agua y saneamiento,
temas multi-sectoria-les, desarrollo urbano, agricultura, medio
ambiente, petrleo y gas, energa, transpor-tes, minera, desarrollo
del sector privado, sistema financiero y polticas econmi-cas.
Reflejando claramente su orientacin, las polticas econmicas son
entendidas ypracticadas por el Banco Mundial, en Bolivia, como
privatizacin (asistencia tcnicapara la reforma regulatoria y
privatizacin).
22 Urban Basic Sanitation Program and Private Sector
Participation in the SanitationSector (987/SF-BO y
ATN/MT-5442-BO),.
23 Para entender los lmites y posibilidades reales del Estado
boliviano hay que revisardos documentos: la carta de intenciones
que el ministro de Hacienda y el presidente del
-
convencimiento, palos con zanahorias, el BM activamente hace
inge-niera de voluntad poltica, dndoles direccin y libretos el
enfo-que adecuado a las autoridades nacionales. Pero no slo arma
eljuego; tambin participa directamente. Junto al BID, extendi
$15millones en crditos directos a Aguas del Illimani de La Paz en
1998,una subsidiaria del gigante Suez Lyonnaise des Eaux24. Luego
fuems all, convirtindose en accionista directo de Aguas
delIllimani/Suez Lyonnaise de Eaux: por medio de su ventanilla
comer-cial, la International Finance Corporation, invirti un milln
de dla-res, volvindose accionista directo25. Como accionista, estar
codo acodo con sus socios polticos locales: el 20% de las acciones
estn enmanos del Banco Mercantil, el segundo banco de Bolivia, en
cuyodirectorio est el padre de Jorge Quiroga, vicepresidente (luego
presi-dente) gobernante durante la privatizacin del agua en
Cochabambay la posterior Guerra del Agua. Las IFIs no slo juegan un
rol centralen crear mercados e imponer el negocio de agua: disean
las reglasdel juego; reestructuran los estados para sostener el
negocio; partici-pan directamente en el negocio como accionistas; y
por si hubieraproblemas (tales como la resistencia ciudadana),
venden seguros alos inversionistas en agua, como Bechtel, por medio
de su agenciaaseguradora de inversiones multilaterales, MIGA. Poco
despus de laGuerra del Agua, el Banco Mundial-MIGA vendi a
Bechtel-International Waters Limited una pliza de seguros para
proteger suinversin en el sistema de agua en Guayaquil, Ecuador
contra losriesgos de expropiacin y disturbios civiles26.
133
Thomas Kruse
Banco Central escriben peridicamente al Fondo Monetario
Internacional, indicandosus tareas a cumplir para el ao en materia
econmica y de administracin pblica,, y la Revisin del Gasto
Pblicodel Banco Mundial, que, abrogando el rol del Congreso,
sugiere en detalle finocmo el Estado debera conseguir y gastar sus
fondos
24 Banco Mundial (2001: B-5).
25 Ver
26 Ver .Sobre el peculiar y poco conocido rol del Banco Mundial
como accionista directo, escri-be Moran: El IFC [ventanilla
comercial del Banco Mundial] ha tomado un rol crecien-temente
agresivo en participar en estos sectores [proyectos de explotacin
de recursosnaturales y de infraestructura]. El IFC es la nica
institucin dentro del grupo delBanco Mundial que puede tomar
posiciones como accionista en proyectos. El IFC secaracteriza como
un inversionista pasivo en lugar de activo, y est prohibido que
asumaresponsabilidad en el management de cualquier empresa en que
haya invertido. Sinembargo, frecuentemente se posiciona con el voto
decisivo/rompe-empates [swing vote]
-
En resumen, para entender el proceso de la guerra del agua
esimprescindible comprender el entorno laboriosamente diseado
yfinanciado por las IFIs en funcin de coadyuvar la privatizacin y
crearcondiciones adecuadas para la participacin de las
transnacionales.
En la construccin de este entorno participaron bolivianos,pero
esto no debe distraernos de la autora decisiva de las IFIs. En
unadiscusin franca con representantes del Banco Mundial en La
Paz,planteamos que si el banco promueve, financia, apoya y
finalmenteexige la privatizacin en un contexto especfico, sabiendo
al cabo dems de una docena de aos de trabajo directo ntima y
exactamentecon quines est tratando y en qu terreno, no puede
entonces lavarselas manos de los resultados, como pretenden los
relacionistas pbli-cos del Banco Mundial en EE.UU.27. Respondieron
los representantes,I see your point.
NECESIDADES LOCALES
INTRODUCCIN
Las IFIs marcaron la cancha para los negocios de Bechtel en
elagua de Cochabamba. Pero, sobre qu terreno? Es difcil
subestimarel rol del tema de agua en la vida local all. Es un
factor productivocentral, fuente de vida y salubridad (o de la
falta de la misma), y unpotente indicador de poder y desigualdad en
la sociedad. Tambin seha convertido en la materia prima de promesas
electorales y manipu-laciones polticas. Es, por tanto, un referente
material, poltico y cul-tural de la vida local. Es tema de discusin
cotidiana de vecinos,ocupa las pginas de los peridicos y el tiempo
y la actividad de loscochabambinos tanto individual como
colectivamente en sus asocia-ciones, barrios y comunidades.
Por la escasez crnica del agua, la gente ha innovado y
desarro-llado mltiples formas de manejar su captacin, distribucin y
uso,tanto para riego como para el consumo humano. Muchos sistemas
deagua son antiguos, de carcter comunitario, y parte integral de
lavida rural tradicional de comunidades semi-agrcolas aledaas a
laciudad. En la ciudad, el crecimiento acelerado y desordenado, y
la
134
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
al que los inversionistas extranjeros y autoridades anfitrionas
[de la inversin] tienenque apelar para la toma de las principales
decisiones de management (1998: 146), tra-duccin del autor.
27 .
-
manifiesta incapacidad de las autoridades para organizar una
solu-cin centralizada, han creado frustracin entre los usuarios del
siste-ma municipal, y en las zonas pobres periurbanas han dado
lugar auna multiplicidad de acciones individuales y comunitarias de
auto-construccin. Entender la reaccin a la privatizacin del agua
enCochabamba implica comprender el complejo tejido de actores queha
emergido en torno a la captacin, distribucin y consumo delagua, y
su manejo poltico.
EL CAMPO: USOS Y COSTUMBRES
La viabilidad financiera (base de lucro regulado por el Estado)
de laprivatizacin del agua en Cochabamba requiri la creacin de un
reade concesin monoplica en la cual la operadora privada goza de
pri-vilegios en la captacin, distribucin y venta de agua.
EnCochabamba, esta rea de concesin incorpor tierras aledaas a
laciudad donde existe un tejido denso de pequeos propietarios, en
sumayora regantes, o asociaciones comunitarias organizadas entorno
a la captacin y distribucin de agua para usos productivos yhumanos.
Estos diversos sistemas de riego entendidos como la orga-nizacin
social de control del agua ms la fuente de agua misma28sonparte
fundamental de la problemtica del agua, y los regantes,
comoveremos, un actor central en la Guerra del Agua.
El grueso de los sistemas de riego en el pas se halla en
eldepartamento de Cochabamba: casi el 20% de los sistemas y el
40%del total de la superficie regada inventariada estn
enCochabamba29, y la enorme mayora son micro-sistemas bajo
controllocal/comunitario. Por ejemplo, en Quillacollo, un municipio
aleda-o a la ciudad de Cochabamba, un inventario reciente registr
192sistemas, de los cuales la gran mayora -126 (65%)- eran pequeos
yslo 9 (5%) grandes30.
El mundo de las comunidades regantes es diverso y complejo.Un
estudio reciente capta esta diversidad, identificando
diferenciascon base en cuatro aspectos: sus caractersticas fsicas
(de valle, sie-
135
Thomas Kruse
28 Ver al respecto la carta de Christopher Neal, Oficial de
Asuntos Externos paraAmrica Latina y el Caribe del Banco Mundial,
dirigida al autor y Jim Shultz, en.
29 Esta es la definicin utilizada por Crespo y Fernndez (2001:
19), producto de unarica experiencia de organizacin y lucha.
30 Comisin para la Gestin Integral del Agua (2001).
-
rra, altiplano); sus antecedentes histricos y culturales, que
frecuente-mente se remontan a tiempos pre-republicanos; las
diversas formas deconcepcin del agua y de los derechos que se
ejercen sobre esta (elestudio contabiliza mas de 30 trminos para
aguas y derechos sobreaguas, un indicador claro de su complejo
arraigo en las culturas loca-les); y las formas socio-organizativas
en torno al agua, que se basan enfamilias, comunidades, sindicatos
rurales, federaciones de comunida-des regantes, o varias
combinaciones de estos31.
Como bandera de resistencia, este complejo mundo de
historia,cultura, organizaciones, conceptos y prcticas se resumira
bajo labandera de la defensa de usos y costumbres. Estamos frente a
unasituacin en la cual el acceso al agua es mediado por mltiples y
grue-sos mecanismos sociales, culturales e histricos, y
extremadamentelejos de un mercado donde el agua es el simple bien
econmicocon el cual quiso lucrar la Bechtel Corporation32.
CIUDAD: SED DE UN PUEBLO
Segn las percepciones locales, el agua en Cochabamba ha sido
unafrustracin eterna. Antiguos residentes se quejan de que desde
siem-pre el servicio urbano ha sido malo. La historia reciente de
la empre-sa local de agua, SEMAPA, ha sido en el mejor de sus
momentos unesfuerzo valiente encabezado por profesionales locales
capaces demantenerse al frente de un crecimiento urbano galopante
(en el cuar-to de siglo entre 1976 y 2001, la ciudad casi triplic
su poblacin, de43.417 hogares a 122.257), con recursos cada vez mas
limitados, pro-pios del management de la austeridad tpica de Amrica
Latina a par-tir de los aos ochenta. En el peor de sus momentos, se
convertira enuna historia de algunas buenas intenciones ahogadas
por la corrup-cin y el uso del sector pblico de manera discrecional
para ventajaspersonales y polticas de caudillos locales.
En vsperas de la privatizacin de 1999, las deficiencias del
sis-tema de agua en Cochabamba eran notorias. En primer lugar, la
redde suministro slo cubra a un poco menos que el 60% de
poblacin.Del resto de la poblacin, aproximadamente la mitad se
abastece consistemas autogestionados (tratados abajo), y la otra
mitad compraagua a precios exorbitantes de camiones cisternas
(aguateros) que
136
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
31 Ver .
32 Crespo y Fernndez (2001: 90-94).
-
permanentemente recorren las zonas pobres del sur, vendiendo
suproducto por litro.
Esta cobertura deficiente de la red es exacerbada por unaescasez
de fuentes de agua. En una mayora de los barrios conecta-dos a la
red municipal existe racionamiento de agua. Casi ningnsector de la
ciudad tiene agua de forma permanente. Muchos deellos cuentan con
agua slo unas horas por da; otros, slo unosdas a la semana. Un
estudio de 1998 estim que el grado dedemanda insatisfecha de agua
de quienes tienen acceso a la redalcanza casi un 40%33.
Cochabamba depende cada vez ms de fuentes subterrneas yde la
perforacin de pozos, tanto para el sistema municipal de SEMA-PA
como para los proyectos pequeos y locales. Aunque no se cuentacon
datos precisos, una fuente estima en que en los ltimos veinteaos se
han perforado ms de 400 pozos34. Esta creciente dependenciade
fuentes subterrneas ha provocado problemas
medioambientales,sociales y polticos, notablemente entre campo
(comunidades regan-tes) y ciudad (SEMAPA) a finales de los 90.
Denominados la Guerrade los Pozos, estos conflictos seran un
prembulo a la Guerra delAgua de 2000, escenario donde emergen los
regantes como actorsocial colectivo.
Por otro lado, mucha del agua captada y distribuida por SEMA-PA
no es contabilizada. Una combinacin de agua vendida sin medi-cin,
medidores mal calibrados, conexiones clandestinas, y simplesfugas
de agua de una infraestructura dilapidada, hacen que alrededordel
50% del agua producida por SEMAPA no se contabilice35.
DESIGUALDAD
Los costos de esta dramtica situacin caen desproporcionadamen-te
sobre los pobres. De este modo, la situacin del agua refleja
yproduce desigualdades sociales locales. Una investigadora
local
137
Thomas Kruse
33 Sobre esta economa socio-cultural del agua hay que precisar
dos aspectos: no estausente el intercambio mercantil de agua por
dinero, pero en ningn momento puedeser reducido a esta relacin; los
resultados no son necesariamente ni equitativos ni sos-tenibles.
Pero esta es la realidad de Cochabamba y ninguna solucin al
problema delagua puede darse al margen de -o peor, como pretendi la
privatizacin, a expensas de-este tejido denso y complejo de
prcticas histricamente arraigadas.
34 Barragn, Crespo, Donoso y Escobar (1998: 142).
35 Crespo y Fernndez (2001).
-
viene realizando estudios sobre agua e desigualdad desde
principiosde los 9036, y el que emerge es un cuadro sumamente
preocupante.En el cuadro que sigue presentamos un resumen.
Distinguiendozonas buenas, regulares y malas de la ciudad, la
autora calcu-la el nmero de conexiones al sistema de agua SEMAPA, y
el por-centaje de agua que los barrios consumen. Luego seala el
gasto delas personas y familias en agua como porcentaje de sus
ingresos.Por ltimo, muestra los indicadores comparativos de calidad
devida por zona. Las conclusiones son ineludibles. Los pobres
tienenmenos acceso (consumen slo el 14% del agua por caera,
aunqueson la mayora de la poblacin) y al mismo tiempo pagan
ms(hasta el 7% de sus ingresos, a diferencia de slo 1% para las
zonasbuenas, reflejando en parte el costo alto del agua de los
camionescisternas). Los indicadores de vida sealan impactos
desastrosos:mientras en las zonas buenas se espera que la gente
viva 67 aos yque slo 45 de cada mil nios mueran antes de su primer
ao, enlas zonas malas la expectativa de vida es slo de 47 aos y
casi150 nios por cada mil nacidos mueren en su primer ao. Sin
duda,al centro de esta tragedia est el problema del agua.
138
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
36 El ao de la privatizacin, slo 70% de las conexiones a
domicilio tenan medidores,y slo el 63% del total de las conexiones
totales. Datos proporcionados por la gerenciade SEMAPA, noviembre
de 2001.
-
CUADRO 3COCHABAMBA: CONEXIONES, CONSUMO Y GASTO EN AGUA E
INDICADORES
DE CALIDAD DE VIDA EN 1996 (UNA SNTESIS DE LA INEQUIDAD)
Fuente: Ledo (2001: 11). Elaboracin propia con base en datos de
SEMAPA (1996) eindicadores de calidad de vida con base en el Censo
Nacional (1992).
AUTO-GESTIONADORES DE LOS BARRIOS POBRES
Frente a esta dramtica situacin, muchas comunidades
periurbanasno han esperado soluciones de las autoridades locales:
los sistemasautogestionados de agua han proliferado. Se estima que
los hogaresas servidos pueden llegar a ms del 20% de la poblacin
total.
Los dueos, operadores y beneficiarios son las mismas
organi-zaciones surgidas en los barrios, que con trabajo,
organizacin, y enbuena medida recursos propios, laboriosamente han
construido solu-ciones. Al igual que la situacin de los regantes,
surge y echa racesun sentido denso y hondo sobre los derechos al
agua, conferidos pormedio de pertinencia comunitaria, trabajo
colectivo37, y una constan-te inversin de tiempo y esferazo en el
manejo cotidiano de los siste-mas. Al igual que con los regantes,
la creacin de un rea de conce-
139
Thomas Kruse
37 Ledo (1994, 2001).
Buena Regular Mala Total
Nmero de conexionesTotal 18,695 19,884 7,688 46,267Domstico
16,249 18,663 7,552 42,464No-domstico (comercial, industrial, etc.)
2,446 1,221 136 3,803% ConsumoDomstico 45% 38% 17% 100%No-domstico
59% 36% 5% 100%Total 48% 38% 14% 100%Consumo domstico y costosPor
hogar (litros/da) 731 430 125 429Por persona (litros/da) 165 99 22
95Tamaos promedio de hogar (personas) 4.4 4.4 5.7 4.8Ingresos
promedio (Bs./mes) 2,500 814 576 1,130Costo promedio del agua
(Bs./mes) 26.09 26.01 39.23 30.4Gasto promedio del ingreso en agua
(porcentaje) 1% 3% 7% 3%Indicadores de calidad de vidaExpectativa
de vida (aos) 67 57 47 58Mortalidad infantil (muertos por 1000
nacidos) 45 105 146 97
-
sin monoplica presentaba una amenaza concreta de expropiacinde
estos sistemas.
POLITIZACIN DEL AGUA PREVIO A LA GUERRA DEL AGUA
En este marco el agua se convierte en un problema poltico en
variossentidos: registro y productor de desigualdad social; base de
conflictossociales; y como tema se constituye en materia prima de
promesaselectorales y estrategias de poder local. Sobresalen dos
ejemplos quemarcaron el terreno de la Guerra del Agua el ao 2000.
Aludimos auno lneas arriba: la Guerra de los Pozos, una disputa de
varios aosentre el campo (comunidades y organizaciones rurales y
semi-rurales)y la ciudad (SEMAPA y los polticos municipales,
departamentales ynacionales), cuyo nudo conflictivo era el control
de las aguas subterr-neas del valle central38.
El segundo ejemplo es lo que llamamos la poltica de los
mega-proyectos regionales. Ante la crnica escasez de agua, han
surgidovarios proyectos de proporciones heroicas que buscan proveer
gran-des cantidades de agua al valle y servir de base para el
desarrolloregional. Cada uno tiene sus desafos tcnicos y
financieros, sus pro-motores en distintos grupos de poder local
cuyas fortunas polticas yeconmicas estn estrechamente ligadas a los
proyectos, y diferentesimplicaciones para la inversin y/o subsidio
pblico.
Ambos procesos los conflictos por los pozos y los megaproyec-tos
contribuyeron a la Guerra del Agua de 2000. Por un lado, de
laGuerra de los Pozos surgi un actor central, la Federacin
deRegantes (FEDECOR), que en 2000 logr avanzar su visin de usos
ycostumbres opuesta a la lgica privatizadora, esta vez
articulandodemandas urbanas.
Por otro lado, un grupo de poder local vio en la privatizacinde
SEMAPA un impulso y vehculo para culminar la realizacin desu
megaproyecto, el Proyecto Mltiple Misicuni (PMM). La basedel
proyecto es la captacin de aguas de la cuenca del Ro Misicunien la
Cordillera Oriental de los Andes y su conduccin hacia el
vallecentral y la ciudad de Cochabamba para consumo humano, riego
ygeneracin elctrica. Contempla ambiciosas y costosas obras
decaptacin y retencin de aguas, la perforacin de un tnel de
19,5
140
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
38 En muchos sistemas, quienes acceden a la comunidad de
prestacin de serviciospor medio del trabajo colectivo gozan de una
autoridad y voz mucho mayores que aque-llos que han accedido por
medio del dinero.
-
km y otros tneles secundarios de aduccin, y la instalacin de
unaplanta hidroelctrica.
Originalmente concebido en los aos 40, a partir de los aos
80varios factores conspiraron contra su realizacin, poniendo en
dudasu sustentabilidad financiera. Entre otros, el hecho de que
hubo cam-bios en la base econmica del proyecto, y la orientacin
neoliberal delas polticas pblicas, que impona una dramtica
austeridad en lasfinanzas pblicas, circunscriba el rol de Estado en
proyectos de estandole mientras promova enrgicamente la
privatizacin.
No obstante, el reiterado uso y abuso de Misicuni con fines
pol-ticos populistas a lo largo de los aos se convertira entre
varios gru-pos cvicos y corporativos en una reivindicacin regional,
la basepara pasiones encendidas, sinnimo del desarrollo regional
yparte de la misma identidad regional39. Por no incluir plenamente
larealizacin del megaproyecto Misicuni, un intento temprano de
priva-tizacin de SEMAPA fue abortado en 1996 por elites populistas
loca-les. Poco despus, el gobierno de Hugo Banzer, en alianza
poltica conpopulistas cochabambinos, intentara una nueva
privatizacin, estavez utilizndola como vehculo para la realizacin
del soado y muycostoso megaproyecto.
ENTRE MERCADOS Y NECESIDADES: LOS NEGOCIADOS
EL CONTRATO
Los contratos de concesin que emergeran del proceso de
privatiza-cin conjugaron los elementos ya expuestos. En primer
lugar, refleja-ban los imperativos de las IFIs de una solucin por
la va de la privati-zacin, y bajo reglas y una arquitectura
institucional en gran medidadiseados por las IFIs. En segundo
lugar, se tiene a la BechtelEnterprises, deseosa de un market share
del negocio global de agua,pero nefita en el tema, con escasa
experiencia empresarial. En tercerlugar, encontramos a las elites
nacionales presionadas por sus prome-sas electorales de resolver el
problema del agua, y a las elites localesdecididas a acoplar sus
imaginarios de esplendor regional, o por lomenos enriquecimiento y
prestigio personal, al proceso de privatiza-cin40. Conspicuamente
ausente en todo el proceso como en la enor-
141
Thomas Kruse
39 Ver al respecto el estudio de Crespo (1999).
40 Todas las frases son aquellas utilizadas de manera rutinaria
en los medios localespara referirse a Misicuni.
-
me mayora de los procesos de privatizacin estaban los
afectados:consumidores, regantes, o comunidades
auto-abastecidas.
Los trminos de referencia para la licitacin, que incluan la
eje-cucin del megaproyecto Misicuni, se emitieron en agosto de
1998.Criticados por su inviabilidad, fueron reformulados y
relanzados en1999. Apurado por cumplir sus promesas electorales, y
rompiendo suspropias reglas de juego de la privatizacin, el
presidente Banzer emi-ti un Decreto Supremo que permitira suprimir
la licitacin competi-tiva y pasar a una negociacin directa con el
nico postor, un consor-cio armado por Bechtel Enterprises llamado
Aguas del Tunari.
Para crear Aguas del Tunari (en adelante AdT), la subsidiaria
deBechtel en el negocio del agua, International Water Ltd. (IWL),
con55% de las acciones, se asoci con Abengoa Servicios
Urbanos,empresa de ingeniera espaola (25% de las acciones), y
cuatroempresas bolivianas (5% de las acciones cada una)41. Hasta
noviembrede 1999, IWL fue propiedad exclusiva de la empresa
Bechtel. En esemes, Edison S.p.A. de Italia adquiri un 50% de IWL,
de modo queBechtel y Edison quedaron con 27,5% de las acciones cada
uno.
Inicialmente constituida legalmente en las Islas Caimanes, el
8de diciembre de 1999 Bechtel traslada AdT a un holding enHolanda,
buscando entre otras cosas el amparo del Tratado Bilateralsobre
Inversiones (BIT) vigente entre este pas y Bolivia. Al cabo
delprimer mes de operacin de AdT, en diciembre de 1999, los
cocha-bambinos compraban agua de una empresa econmicamente
contro-lada por capitales estadounidenses42, administrativamente
manejadapor gerentes ingleses en consorcio con ingenieros espaoles
e italia-nos, con una participacin minoritaria de empresarios
bolivianos(varios de ellos con notorios lazos con el mundo
poltico), y con resi-dencia legal en una casilla postal en msterdam
(ver Cuadro 4).
142
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
41 Algunos argumentarn que esta conjuncin perversa de IFIs y
elites sui generis esuna especie de patologa propia del contexto
local. No obstante, las evidencias acumula-das sobre
privatizaciones sugieren que la imposicin, corrupcin y conjuncin
perversade intereses y resultantes des-economas (sociales y
financieras) distan de ser una pecu-liaridad de los bolivianos.
42 Las cuatro empresas bolivianas eran: Sociedad Boliviana de
Cemento S. A., repre-sentada por Juan Carlos Ramn Requena Pinto;
Compaa Boliviana de Ingeniera S.R. L., representada por Juan Azcui
Sandoval; Constructora Petricevic S. A., representa-da por Milo
Petricevic; e ICE Agua y Energa S. A., representada por Julio Len
Prado.
-
CUADRO 4ESTRUCTURA ACCIONARIA DE AGUAS DEL TUNARI
Fuente: elaboracin propia (2002).
Las negociaciones eran absolutamente secretas, y estaban
protegidaspor clusulas de confidencialidad frreas. Divulgar su
contenido ocualquier otra informacin calificada de confidencial era
efectiva-mente ilegal por la duracin del contrato ms cinco aos:
este pactoclandestino entre empresarios y elites se protegera
potencialmentepor 45 aos.
El contrato prcticamente garantizaba el rechazo enrgico
deamplios sectores. En primer lugar, prometa de hecho tarifazos
oalzas dramticas para los usuarios del agua. La viabilidad de la
priva-tizacin de SEMAPA con las obras de Misicuni descansaba sobre
elnegocio de dotacin de agua potable para la ciudad; es decir, la
movi-lizacin de capitales se basaba en vender agua cara a la gente
pobre43
previo a cualquier mejora en el sistema. Cuando Bechtel expres
cier-ta preocupacin, las autoridades bolivianas aseguraron
aceptacin dela poblacin local, y los gerentes de Bechtel
ingenuamente aceptaron
143
Thomas Kruse
43 Aunque slo tiene 27,5% de las acciones, no hay duda de que
Bechtel es el dueo delcirco. El agregado comercial de la Embajada
de EE.UU. en La Paz insistentementehablaba de Bechtel al referirse
al caso. Bechtel fue la nica empresa en enviar repre-sentacin legal
a las reuniones con el gobierno de Bolivia luego de la cancelacin
delcontrato.
Bechtel (EE.UU.)50% IWL
Edison (Italia)50% IWL
International WaterHoldings B.V. (Holanda)
55% AdT
Abengoa ServiciosUrbanos (Espaa)
25% AdT
Aguas del Tunari(AdT)
Socios Bolivianos
ICE Agua y Energa S.A., 5% AdT
Compaa Boliviana de Ingeniera S.R.L. 5% AdT
Sociedad Boliviana de Cemento, 5% AdT
Constructora Petricevic S.A., 5% AdT
-
estas promesas. La empresa insista en que las alzas no pasaran
enpromedio de un 35%. Estudios posteriores demostraron que
supera-ban el 50%44, llegando en muchos casos a ms de 250%45. Cabe
recal-car que la misma Bechtel admite que la inversin en obras slo
expli-ca un 50% del tarifazo46.
Poniendo candado al tarifazo estaba el Banco Mundial, en surol
rector de las finanzas pblicas bolivianas. Su oposicin al uso
defondos del Estado para paliar el costo del agua en Cochabamba
fuevociferante. En la Resea de la Revisin del Gasto Pblico
(PublicExpenditure Review) de junio de 1999, en negrita, el Banco
Mundialinsista: Ningn subsidio pblico ser otorgado para paliar el
incre-mento en tarifas de agua en Cochabamba, las cuales deben
reflejar elcosto pleno de provisin por el Proyecto Mltiple
Misicuni47. Esdecir: aunque el Banco Mundial insista en que
Misicuni era un pro-yecto comercialmente inviable, exiga que el
precio del agua reflejaraesta inviabilidad, y que los consumidores,
en su mayora pobres, lopagaran una aplicacin ortodoxa del concepto
de full cost recovery48.
En segundo lugar, el contrato efectivamente garantizaba la
opo-sicin de las comunidades peri-urbanas y rurales. La concesin de
unrea monoplica con fines de intercambio comercial y de lucro
seestrellara contra una multiplicidad de conceptos arraigados de
dere-chos de uso, e introduca una radical incertidumbre sobre el
futuro deestos cientos de sistemas. En los trminos del contrato de
concesinse establecan las bases para que Bechtel tomara control de
estos sis-temas construidos laboriosamente con el sacrificio y la
ingenuidad delos pobladores, sin ninguna claridad sobre
compensacin, y mucho
144
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
44 Algunos podran objetaran la calificacin de pobre, y por
cierto es un trmino rela-tivo. El salario mnimo en Bolivia ronda
los $60 por mes, y un rico puede ser aquelque gana $700 por mes. En
este contexto, gastar slo $10 a $15 por mes en aguapuede significar
que de 5% al 10% del ingreso se va en agua.
45 Ver .
46 Por ejemplo, de nuestras investigaciones: familia de Julio
Hinojosa, en la categoraR2 (vivienda pobre), con un aumento de 30%
del consumo, tuvo entre diciembre yenero un incremento de 220% en
el cobro, de 143 a 314 bolivianos; familia de EstebanHuayllani, en
la categora R2 (vivienda pobre), sin ningn aumento en consumo,
tuvoun incremento de 258%, de 11 a 28,4 bolivianos; familia de
Bertha Rojas, en la catego-ra R3 (econmica), con un aumento de 15%
de consumo, tuvo un incremento de82%, de 51 a 93,7 bolivianos.
47 Carta de Jock Covey, Vicepresidente de Asuntos Externos,
Bechtel Corporation, aMatt Gonzlez, miembro del Consejo Municipal
de San Francisco, California, 26 deabril de 2002.
48 World Bank (1999), resumen ejecutivo (cursiva en el
original).
-
menos una sensibilidad frente a conceptos de derechos distintos
deaquellos de la propiedad privada.
LA LEGISLACIN
El contrato no fue el nico documento objetado. La inversin
extran-jera exige reglas de juego claro en torno a sus actividades.
En el pre-sente caso, esto produjo la aprobacin apresurada de la
Ley 2029 deAgua Potable y Alcantarillado que efectivamente
legalizaba y ampa-raba los negocios de Bechtel en Cochabamba (y de
Suez en La Paz), yelevaba a rango de ley la radical incertidumbre
de los auto-gestiona-dores de agua tanto rurales como urbanos.
Luego de muchos aos de intentos bloqueados por la
resistenciacampesina, con la Ley 2029 el Estado cre por fin una
normatividadsobre el agua en consonancia con los principios del
momento neolibe-ral. Entre otras cosas, la ley privilegiaba la
creacin de reas de conce-sin monoplicas y la operacin de
concesionarios privados grandes.Mientras reconoca que poda haber
diversos tipos de concesionarios yprestadores de servicios, las
condiciones para el otorgamiento de con-cesiones (garantas, planes
de inversin y criterios de rentabilidad),favorecan la formacin de
empresas grandes que operan de acuerdocon los criterios del
mercado49. Las concesiones para las grandesempresas se daran por
cuarenta aos; en cambio, las comunidadestendran que renovar con
trmites engorrosos sus licencias cadacinco aos. Estas licencias, a
diferencia de las concesiones grandes,no tendran el carcter de
exclusividad. Se estructuraba de este modola seguridad para los
grandes operadores mercantiles, y una perma-nente vulnerabilidad
para los diversos pequeos operadores.
Producto de mltiples consultoras y financiamientos, en
parti-cular del BID, se redact el documento final en la casa del
entonces exy ahora nuevamente presidente Gonzalo Snchez de Lozada,
y suaprobacin fue garantizada en un pacto de caballeros de los
trespartidos principales de la coalicin gobernante y oposicin50.
Casi sin
145
Thomas Kruse
49 Presentndose luego como vctima, Bechtel confirmara la
imposicin de esta arqui-tectura tarifaria por parte de los IFIs:
Aguas del Tunari recalcul las tarifas tomandoen cuenta los
requerimientos de los bancos multilaterales (el Banco
Interamericano deDesarrollo [BID], la Corporacin Internacional de
Finanzas [IFC, o Banco Mundial], yLa Corporacin Andina de Fomento,
o CAF). Carta de Jock Covey, Vicepresidente deAsuntos Externos,
Bechtel Corporation, a Matt Gonzlez, miembro del ConsejoMunicipal
de San Francisco, California, 26 de abril de 2002.
50 Assies (2001: 111).
-
discusin, y desconocida por muchos de los legisladores que la
apro-baron, la ley entr en vigencia en noviembre de 1999,
provocando laira y el rechazo contundente de los regantes y
otros.
En la Guerra del Agua las demandas se condensaran poderosa-mente
en torno a estos dos documentos: romper el contrato de conce-sin, y
la anulacin de la Ley 2029, a ser sustituida por otra diseadapor
los regantes y otras organizaciones sociales.
LA GUERRA: DE LA MSICA DE FONDO A ABRIL
El 3 de septiembre de 1999 se firmaron los contratos de
concesinpara la privatizacin de SEMAPA entre discursos floridos y
brindiscon champaa. Estuvieron presentes las mximas autoridades
delgobierno nacional, departamental y municipal y, representando
alconsorcio armado por Bechtel, Mr. Geoffrey Thorpe51. Afuera, en
lascalles, organizaciones sociales locales convocadas por la
CentralObrera Departamental realizaban una protesta bulliciosa
contra laprivatizacin. Un peridico local informaba: Los discursos
de la cere-monia se mezclaron con las consignas de reclamos y
petardos. Estoyacostumbrado a esa msica de fondo, dijo el
presidente Hugo Banzerrefirindose al ruido de las protestas en un
intento de conjugarlos consus palabras....
Esta msica de fondo se convertira en poco tiempo en unasinfona
estruendosa que terminara el 10 de abril anulando el contra-to con
Bechtel, y forzando al Congreso a anular la Ley 2029 y aprobaren
sesiones maratnicas las alternativas de los campesinos regantes.El
proceso merece un breve recuento.
El contrato se firm en septiembre, y la Ley 2029 fue aprobadaen
noviembre. Hubo una modesta movilizacin el 28 de diciembre, yen
enero se dieron los primeros enfrentamientos de magnitud. En
suManifiesto a Cochabamba, voceros de la flamante coalicin de
orga-nizaciones sociales contra la privatizacin del agua la
Coordinadoradel Agua anunciaron: Los derechos no se mendigan. Los
derechosse conquistan. Nadie va a luchar por lo nuestro. O luchamos
juntospor lo justo o toleramos la humillacin de los malos
gobernantes. Deacuerdo con la decisin de la asamblea de la
Coordinadora, en los das11 al 13 de enero se bloque completamente
la ciudad de
146
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
51 Comunicacin personal de Carlos Crespo con Waldo Valle, ex
viceministro deSaneamiento Bsico, 22 de febrero de 2000.
-
Cochabamba. El resultado de las negociaciones que pusieron fin a
losbloques fue apenas una tregua momentnea.
Hasta principios de febrero, cuando de nuevo estallaran
losenfrentamientos en las calles, inexorablemente se fueron
desgastandolos espacios de negociacin. Por un lado, es cierto que
laCoordinadora -con la excepcin de los regantes y su equipo de
anlisisy apoyo- estaba poco preparada para renegociar y proponer
modelosalternativos (explicable en buena medida por falta de acceso
al contra-to mismo hasta febrero de 2000). Por otro lado, la mala
fe del gobier-no y su defensa a ultranza de la inversin extrajera
convencieron rpi-damente a los dirigentes de la Coordinadora de la
inutilidad de nego-ciar. Los sucesos ratificaran esta
conclusin.
Con las negociaciones estancadas, la Coordinadora llam a unatoma
pacfica de la ciudad para el da viernes 4 de febrero. Deba seruna
marcha pacfica a la plaza de armas -centro simblico del poderen la
ciudad- seguida por unos discursos. Ese da la ciudad
amanecicercada. Con un refuerzo de tropas trasladadas desde La Paz,
elgobierno reprimi violentamente a los manifestantes, declarando
queno los dejaran ingresar en la plaza. La violencia estatal slo
animabala tenacidad de los manifestantes, que no descansaran hasta
realizarla toma unas 30 horas despus. Durante los das 4 y 5 de
febrero elgobierno defendi frreamente un rea simblica de cuatro
cuadrasalrededor de la plaza, mientras el pueblo controlaba el
resto de la ciu-dad y la regin. El cerco era insostenible: la gente
tom la plaza a lasonce y media de la noche del sbado 5.
Las partes por un lado el gobierno, defensor de Aguas delTunari;
por el otro, una alianza precaria entre la Coordinadora y elComit
Cvico52 de nuevo firmaron una tregua insatisfactoria paratodos, que
busc transferir el conflicto a varias mesas de negociacin:una mesa
sobre la Ley 2029, principal reclamo de los regantes; y otrasmesas
para abordar los aspectos tcnicos, jurdicos y financieros
delcontrato con Bechtel/AdT.
Nuevamente se hizo evidente la dificultad de convertir un
movi-miento social en una estrategia negociadora, sobre todo cuando
unade las partes Aguas del Tunari ni siquiera se presentaba a las
nego-
147
Thomas Kruse
52 Bautizado luego el Torpe por su tristemente clebre actuacin
como gerente y des-dn hacia lo que ocurra a su alrededor. El Comit
Cvico es una agrupacin de organi-zaciones dedicado a la promocin de
proyectos regionales, y en cuyo ncleo centralestn los actores
empresariales-gremiales dominantes de Cochabamba.
-
ciaciones. Los gerentes de Aguas del Tunari/Bechtel se limitaron
arecordar a la prensa la existencia del contrato y sealaron
lacnica-mente que no podan hacer ningn comentario ms, aunque
deja-ron claro que desde su ptica las negociaciones eran un
problemaentre el pueblo de Cochabamba y el gobierno. El interesado,
Aguas delTunari/Bechtel, se retiraba del proceso de negociacin
dejando comorepresentante y vocero al Superintendente de Aguas,
Luis Uzn.Reflejando fielmente la posicin de la transnacional, y
confirmandoque no estaba en negociacin el contenido del contrato,
Uzn dijo queen realidad se trataba de una negociacin entre el
gobierno y larepresentacin de la sociedad cochabambina, donde no
necesaria-mente debe estar Aguas del Tunari53.
Convencida ya de su inutilidad, en marzo la Coordinadora sesali
del proceso de negociacin y retom iniciativas propias, lanzn-dose a
un ejercicio extraordinario: una Consulta Popular sobre
laprivatizacin, que moviliz a miles de activistas, parroquias,
juntasvecinales y otros. En cientos de puntos de la ciudad se
colocaron nfo-ras, donde ms de 50 mil personas depositaron sus
respuestas a trespreguntas sobre las tarifas, el contrato y las
fuentes de agua.Organizada en menos de diez das, logr la
participacin de ms del31% de los votos emitidos en la eleccin
municipal de diciembre de1999, y ms del 95% de los votantes rechaz
la privatizacin. LaCoordinadora estaba poniendo en prctica
ejercicios de democraciadirecta (referndum) sin esperar las
reformas a la constitucin que loslegalizaran, y ganando en el
proceso legitimidad y respeto entre sec-tores cada vez ms amplios
de la poblacin.
La Consulta Popular fue descalificada como un show por
losgobernantes, asegurando un pronto retorno a la accin directa.
Parael da 4 de abril la Coordinadora convoc a iniciar la batalla
finalpara expulsar a Aguas del Tunari y reformar la Ley 2029. Los
primerosdos das se realizaron la toma de la sede del Comit Cvico
(que inge-nuamente segua creyendo en la posibilidad de renegociar
el contrato)
148
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
53 Los Tiempos, 17 de febrero de 2000. El conflicto ya iba
esclareciendo las cosas: quiensupuestamente velaba neutralmente por
la operacin de una concesin elSuperintendente o Zar de Aguas, Uzn
en las mesas de negociacin se convierte rpida-mente en defensor del
contrato de privatizacin ante un pueblo hasta entonces incon-sulto
al respecto. Este hecho fue efectivamente reconocido por el Comit
Cvico. Opinsu presidente, Mauricio Barrientos, que como Aguas del
Tunari no estaba en las nego-ciaciones, deba ser la
Superintendencia la que respondiera a los cuestionamientos
delcontrato.
-
y la toma simblica de las instalaciones de Aguas del Tunari;
bloqueosferoces en el campo; en la ciudad, bloqueos efectivos pero
no frreos;y concentraciones y marchas que tendan a desgastarse.
La tarde del tercer da, jueves 6 de abril, fue el punto ms
bajopara el movimiento. Los dirigentes de la Coordinadora, el
presidentedel Comit Cvico, empresarios privados y autoridades
locales y centra-les se reunan en la Prefectura, mientras a las
puertas del edificio ungrupo de ms de mil personas impeda la salida
de quienes negocia-ban, exigiendo que se obtuviera una resolucin
aceptable. Indicativodel temperamento del oficialismo, el ministro
de Educacin, miembrode la delegacin del gobierno, y cochabambino,
coment que eraimposible negociar bajo presin con salvajes en la
puerta.
El gobierno entonces cometi un error fatal: instruy a la
policaapresar a todos los que negociaban por parte de la
Coordinadora, dandola razn a la desconfianza popular, y a la gente
en las calles un motivopara continuar luchando. A partir del
viernes, Cochabamba entera eraterreno de lucha abierta. En las
calles se peleaba cuadra por cuadrapara ocupar nuevamente la plaza,
mientras los medios de comunica-cin se abran y se inundaban con las
voces de los vecinos de la ciudad.No slo eran espacios de denuncia;
eran directamente medios para lamovilizacin, la recoleccin de
alimentos y equipos mdicos, y el apoyomoral a los que se hallaban
en la calle. Se estima que en la tarde unas 60mil personas
activamente controlaban la ciudad.
Los sucesos de la tarde del viernes se conocen popularmente
enCochabamba como el engao. Esta tarde el Prefecto -mximo
repre-sentante del poder central en el departamento- llam a una
conferen-cia de prensa auspiciado por el Arzobispo, y anunci que el
contratode concesin a Aguas del Tunari haba sido revocado,
agregando queprefera un cochabambino sucio (sin agua) a un
cochabambinomuerto. El jbilo se apoder de la multitud.
Pero mientras el Arzobispo celebraba una misa por la paz en
laCatedral, el gobierno ya estaba tendiendo la trampa en que
caeranalgunos miembros de la Coordinadora, detenidos en
allanamientosviolentos de sus domicilios y deportados como parte de
un estado desitio que recin se declarara al da siguiente. Varios
otros ingresarona la clandestinidad.
El sbado 8 de abril el principal peridico de Cochabamba pusoen
su primera plana en letras gigantes un titular simple y
verdico:Gobierno miente y reprime. Con sus dirigentes en la
clandestinidady el engao encima, la gente tom las calles con una
furia que sor-
149
Thomas Kruse
-
prendi a todos, y sin importar el estado de sitio declarado. Un
graffi-ti que apareci en varias partes de la ciudad expres el
sentimientogeneral: Estado de Sitio? Ja ja ja!
El sbado los militares se unieron a la polica para la represin,y
al acabarse los gases y balines de goma, empezaron a disparar
riflesde guerra. Cay muerto un joven de 17 aos, su cara destrozada
porimpacto de bala, y docenas fueron heridos de bala. Nacieron
estesbado los autodenominados guerreros del agua,
principalmentejvenes marginales. Y qued claro para todos: reprimir
las manifesta-ciones imponer la privatizacin a la fuerza requerira
una matanza.Durante los siguientes dos das y medio, los guerreros
del agua har-an suya la plaza. Organizaron puntos de control,
sistemas de vigilan-cia desde la torre de la catedral y mecanismos
para la distribucin decomida y primeros auxilios. Al acabar el da,
las calles estaban enmanos de la gente, habindose replegado las
fuerzas represivas a suscuarteles y a ciertos bolsones
estratgicos.
El da siguiente reinaba un clama tensa: los guerreros
enterra-ron a su muerto, y los militares y policas seguan
acuartelados.Aunque el gobierno central insista vehementemente en
que no nego-ciara con la Coordinadora -arguyendo que legalmente
esta no exista-empezaron a armarse negociaciones. En la tarde del
lunes 10 de abrilhubo una solucin: el gobierno concedi todo lo que
peda laCoordinadora menos el levantamiento del estado de sitio. El
acuerdoincluy el retiro de Aguas del Tunari, la liberacin de los
detenidos, laatencin de los heridos y la reformulacin inmediata de
la Ley 2029.Para ello una delegacin de la Coordinadora parti a La
Paz, y trasprolongadas sesiones en el Congreso se aprob en horas
una ley modi-ficatoria que en otras circunstancias habra demorado
meses. Conautodisciplina, un uso mesurado de la violencia, una
unidad y solida-ridad prctica asombrosas, el pueblo de Cochabamba
haba ganadouna batalla decisiva contra la privatizacin.
EXPLICANDO LA GUERRA: NUEVAS CONVERGENCIAS
Para explicar el xito de la resistencia es necesario conocer al
con-junto de actores colectivos que llegaran a conformar
laCoordinadora. Pero su articulacin en s no explica el resultado.
Acontinuacin exploramos algunos elementos centrales
-articulacio-nes horizontales, complementacin de habilidades,
escenarios dedeliberacin colectiva, estrategias mediticas,
creatividad tctica,
150
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
-
etc.- que permitieron que el efecto total de la Coordinadora
fueramucho ms que una simple suma de las partes.
LOS REGANTES
La columna vertebral de la Coordinadora era sin duda la fuerza
delcampo, expresada en las asociaciones de regantes. Aunque
enCochabamba existe una larga y densa historia de organizacin
sindi-cal campesina, los temas de agua y riego no siempre se
procesaban demanera adecuada en las estructuras sindicales agrarias
tradicionales.De esta deficiencia a la vez recogiendo y
reelaborando sobre un temala tradicin sindical rural surgi en 1997
la Federacin de Regantes,FEDECOR, liderada por los protagonistas de
la Guerra de los Pozos,un preludio de la Guerra del Agua.
Su principal dirigente, Omar Fernndez, ejemplifica lo
queantroplogos han llamado la emergencia de una vibrante
culturacholo-indio, y la emergencia de esferas pblicas
alternativas54.Nacido en un pueblo aledao a Cochabamba, es hijo de
gente pobrede pueblo, quechua-hablante, y formado como economista
en launiversidad pblica. Su tesis de grado es un extraordinario
estudiode la historia y complejo manejo contemporneo de los
sistemas deagua en el valle donde naci. Un intelectual orgnico,
combinacapacidad tcnica con experiencia poltica y un conocimiento
intimode su entorno; su medio preferido son las comunidades y
pueblosquechuas de su origen.
A lo largo de los aos la FEDECOR ha demostrado una impor-tante
capacidad de procesar conflictos sobre agua entre sus miem-bros, a
la vez que recoge y articula demandas hacia la sociedad urba-na
local (la Guerra de los Pozos) o la privatizacin del agua (la
Guerradel Agua). Su potencia en gran medida se explica por
dedicarse conclaridad a un tema de primordial inters de sus bases
(lo que algunoshan llamado una poltica de las necesidades bsicas);
una flexibili-dad tctica que le ha permitido crear alianzas
horizontales eficaces; lacapacidad de absorber y aprovecharse del
apoyo de sectores profesio-nales; y la construccin y
posicionamiento de un discurso que reso-naba amplia y
profundamente: la defensa de usos y costumbres.
151
Thomas Kruse
54 Ver Albro (2000).
-
152
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
COMIT DE DEFENSA DEL AGUA
En la guerra del agua una de las primeras alianzas de los
regantes fuecon una agrupacin de profesionales popularmente
conocida como elComit de Defensa del Agua, que tiene sus orgenes en
mayo de 1999.Sus fundadores fueron un grupo de medioambientalistas
preocupa-dos por el futuro de un parque nacional en Cochabamba y
por las ver-tientes de agua. Al comprender los peligros de la
inminente privatiza-cin de SEMAPA, volcaron su atencin
exclusivamente al tema delagua e invitaron a otros grupos
profesionales locales, como el Colegiode Ingenieros de Cochabamba,
que por su parte ya buscaban ejercerincidencia pblica en ese
campo.
Tres preocupaciones los motivaron inicialmente. En primerlugar,
los ingenieros se preocupaban por la conclusin completa yexpedita
de las obras del megaproyecto Misicuni, que ya se haban ini-ciado.
Teman que la flexibilizacin de los trminos de referencia enla
negociacin del contrato de privatizacin de SEMAPA resultara enuna
versin disminuida del proyecto, con menos agua, menos genera-cin
elctrica, y fases futuras inciertas. En segundo lugar, hubo
preo-cupacin por la forma irracional y destructiva con la que
proliferabala perforacin de pozos; desde aos antes, estos
profesionales habancuestionado los planes de perforacin de SEMAPA.
En tercer lugar,hubo una aguda preocupacin por el contrato de
concesin y susimpactos en la poblacin, todo negociado de manera
oscura y a puer-tas cerradas.
Absolutamente marginado del proceso de negociacin, a partirde
mediados de 1999 el Comit despeg. Logr la participacin deotros
profesionales, dirigentes de organizaciones barriales, comunalesy
medioambientalistas; organiz comits para seguir las negociacio-nes;
organiz foros pblicos a los cuales los representantes del gobier-no
nunca se molestaron en presentarse.
La crtica central del Comit era que Bechtel/Aguas del Tunarivena
a capitalizarse con dineros de los cochabambinos consumido-res de
agua sin garantas de cumplimiento de programas de inversinu
objetivos sociales. Al mismo tiempo, y motivado por la alianza
conla Federacin de Regantes, el Comit integr a su posicin una
crti-ca a la Ley 2029. Para la firma del contrato el 3 de
septiembre, encoordinacin con la Central Obrera Departamental, el
Comit puso lamsica de fondo a travs de actos de protesta. Estas
manifestacio-nes tenan todava una base muy limitada, pero esto
cambi con la
-
153
Thomas Kruse
convocatoria a una reunin de coordinacin con la FEDECOR
amediados de noviembre.
LA COORDINADORA DE AGUA
Los regantes estaban conscientes de que su fuerza era
insuficientepara lograr sus objetivos: cambiar la ley y modificar o
rescindir elcontrato con Bechtel/Aguas del Tunari. Como parte de
una poltica deforjar alianzas, convocaron a una amplia gama de
organizaciones auna reunin el 12 de octubre de 1999. Asistieron
dirigentes de laCentral Obrera Departamental y de la Federacin
Departamental deFabriles, representantes de sistemas peri-urbanas
de aguas y gremia-les, juntas de vecinos, juntas escolares,
medioambientalistas, autori-dades locales y comits cvicos
provinciales en total, ms de 40 orga-nizaciones sociales.
Lo reunidos aceptaron el reto planteado por Omar
Fernndez,dirigente de los regantes: un accionar coordinado entre el
campo y laciudad para revertir la privatizacin y la ley que la
amparaba. Nacientonces la Coordinadora de Defensa del Agua y de la
Vida. En laresolucin insistieron en que la privatizacin atenta a
nuestrosDerechos, ya que representa la Privatizacin y Monopolizacin
delAgua, tarifas incrementadas y dolarizadas, inseguridad y riesgo
paralos Sistemas de Agua Potable, Riesgos para nuestras fuentes de
agua.Las demandas de la ciudad tarifas elevadas y dolarizadas, y la
prdi-da de los sistemas autogestionados se articularon plenamente
conlas demandas de los regantes: seguridad en el manejo de sus
fuentes,usos y costumbres.
Un espacio de articulacin de redes, cada uno con caracters-ticas
distintas pero potencialmente complementarias, se haba confor-mado.
Novedoso en su composicin, logr capitalizar los variadosrecursos
que llevaba cada componente de la coalicin; dotarse deelementos
tcnicos; construir y emitir un mensaje compacto y podero-so;
creativamente articular un sinfn de iniciativas; y
aprovecharsehbilmente de los errores del gobierno.
BASES Y REDES
En primer lugar, los regantes, columna vertebral de la
Coordinadora,aportaron una organizacin slida y experimentada. Hasta
el surgi-miento de los regantes, el agua no haba encontrado una
expresinclara en las organizaciones campesinas. En la Guerra del
Agua, este
-
sector demostr sus experiencias en los conflictos previos, los
que sir-vieron de escuelas donde aprendieron el carcter
esencialmente con-trario de sus intereses con los del gobierno y
los lmites de la negocia-cin. En adelante, mostraron una habilidad
extraordinaria en conju-gar la presin social para forzar la
apertura de negociaciones y lacapacidad de llegar a ellas con
propuestas concretas. El sector deregantes supo aprender de y
trabajar con tcnicos y expertos, sin per-derse o dejarse distraer
de sus objetivos fundamentales.
Por otra parte, la emergencia de los comits ciudadanos
profe-sionales, como el Comit de Defensa del Agua y de la
EconomaFamiliar, tambin sentaron nuevas pautas en la historia de
los movi-mientos sociales de la Bolivia contempornea. Sus reuniones
fueroneventos muy intensos, donde se combinaban anlisis,
creatividad y unverdadero compromiso por incidir sobre un tema
especfico. Sus labo-res iban ms all de las reuniones. A partir de
los primeros meses de1999, hicieron innumerables reuniones
barriales y comunitarias, emi-tieron docenas de comunicados de
prensa y establecieron redes decontactos y alianzas con varios
sectores.
En momentos claves la presencia de un diputado en la coalicinfue
importante. Su relativa independencia poltica y formacin
profe-sional insert una voz por la cual muchos sectores medios
sintieronafinidad. Fue tambin fuente de informacin difcil de
silenciar. Comodiputado logr presionar para conseguir y difundir
informacin sobreel contrato y los negociados del agua, y su
inmunidad parlamentariapermiti mantener una voz activa de la
Coordinadora mientras losdems dirigentes eran silenciados.
La trayectoria de la Coordinadora es producto de la
participa-cin de la Federacin de Fabriles y su dirigente Oscar
Olivera.Enfrentando las debilidades del sindicalismo tradicional55,
bajo ladireccin de Olivera, la Federacin de Fabriles de Cochabamba
seencuentra en franca bsqueda de nuevas formas de analizar la
reali-dad, aprovechar los medios de comunicacin y organizar al
sectordentro y fuera de las fbricas. En los aos anteriores a la
Guerra,Olivera y la Federacin de Fabriles se convirtieron en un
punto de
154
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
55 El sindicalismo tradicional COBista en Bolivia, que naci en
1952 al calor de larevolucin nacional, est en crisis terminal desde
hace tiempo. Su sustento, los trabaja-dores de las empresas
estatales y del sector formal manufacturero, ha desaparecido conel
cierre de las minas, la precarizacin del trabajo y el abrumador
crecimiento de activi-dades de autoempleo en el sector informal
tendencias que el sindicalismo tradicio-nal ignora en la
prctica.
-
contacto y una voz importante sobre una variedad de problemas de
lavida cotidiana de la gente, y no slo en el mundo del trabajo y
los sin-dicatos. Con el tiempo, los medios informativos llegaron a
ver en ladireccin sindical una fuente fidedigna de denuncia y
anlisis sobre larealidad cochabambina56.
Por esta proyeccin en los medios y la amplitud de visin,muchos
sindicatos no fabriles, asociaciones y otros grupos, vieron enla
Federacin un lugar donde sentar denuncias, ser escuchados y
figu-rar en las agendas pblicas. Ms que organizacin de masas
(comodijimos antes, los fabriles y sindicatos a veces estuvieron
notoriamen-te ausentes en las protestas), la Federacin de Fabriles
aport a laCoordinadora su experiencia comunicacional, su actitud de
aperturay receptividad, y el reconocimiento pblico como punto de
encuentro.
Adems, la Federacin contaba con una infraestructura
sindi-cal-organizativa esencial para todo movimiento (un edificio
en laPlaza central, salas de reuniones, lneas telefnicas),
adquiridas entiempos pasados. Antes y durante la Guerra del Agua,
las oficinas dela Federacin se convirtieron efectivamente en la
sede de laCoordinadora, donde todos iban con sus facturas, sus
demandas y susofertas de ideas, materiales, acciones y solidaridad.
En fin, se trans-form en el punto vital de encuentro e intercambio
de un movimientocomplejo y amplio.
BASES TCNICAS
A partir de 1999, los regantes trabajaron de cerca con la
MesaTcnica del Agua, un pequeo grupo de profesionales con unavisin
alternativa del agua, medio ambientalista y a la vez que
com-prometido con las organizaciones de base. Preocupados por
elrumbo que tomaba la legislacin sobre agua, vieron en
laCoordinadora y los regantes una base social ms amplia para
poneren prctica esa visin alternativa. Por su lado, los regantes
vieron enla Mesa Tcnica un apoyo tcnico con capacidad de lobby que
lespermita fundamentar e instrumentar sus propuestas. Ambas
partesconsideraron necesaria una estrategia tanto de presin como
denegociacin sustantiva. De esta manera combinaron presencia,
com-promiso y sensibilidad local que les permitan explicar las
implica-
155
Thomas Kruse
56 Los periodistas llegaron a las oficinas de los fabriles
incluso con esta pregunta: qutienes hoy da Oscar?
-
156
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
ciones del problema agua y movilizar gente en el mbito local
conun dominio fino de la legislacin y del contrato de concesin que
lespermita presionar y negociar con xito. En febrero de 2000,
cuandose sentaron a negociar con la delegacin parlamentaria,
dejaron at-nitos a los diputados con el alto nivel de claridad,
compromiso ygrado de elaboracin de las propuestas que llev la
Coordinadora ala mesa de discusin de la Ley 2029.
CONSTRUCCIN DE UN MENSAJE CLARO
La Coordinadora logr reunir y aprovechar habilidades diversas,
loque le permiti construir una crtica clara, compacta y poderosa
delos procesos en marcha. El xito de la Coordinadora tambin se
debien gran parte al hecho de convertirse en portadora de un
mensaje sen-cillo y potente, que resonaba poderosamente con
mltiples posicionesfrente al tema del agua (urbano, rural,
marginal, cales media, profe-sional, consumidor pobre, etc.). En
este sentido tambin rompi conel instrumento clsico de luchas de
antao: el Pliego Petitorio nicode la COB, catlogo de demandas,
producto de una agregacin depedidos sectorial especificas, largas y
dispersas y prcticamente irre-solubles. En la Guerra del Agua se
destilaron dos demandas claras, entorno a un problema agudo de
necesidad bsica, y contra la humilla-cin cotidiana a manos de los
polticos. La consigna El agua es nues-tra, carajo capt bien el
sentido comn: por un lado insista en elacceso al elemento vital, y
por otro era un grito para poner fin a losatropellos a la dignidad.
Este mensaje compacto y denso logr politi-zar el agua de un modo
productivo, en los trminos ya no de las eliteslocales, sino de
demandas bsicas y de una tolerancia cero a lasnegociaciones
oscuras. En este sentido, era una combinacin deenunciacin y accin
que democratizaba abra a la luz, aprehensiny accin pblica el tema
del agua.
LA AUTO/ORGANIZACIN
La Guerra del Agua y la Coordinadora se convirtieron en
escenariosdonde la gente actu no tanto a partir de instrucciones
desde arriba,sino conjuntamente a partir de iniciativas propias
desde abajo.Sobre la movilizacin sintetiz Omar Fernndez: logra[mos]
losobjetivos, inicialmente considerados tal vez inalcanzables Esto
fueposible porque la poblacin, en todos sus sectores estaba
movilizada,
-
se auto-organiz, se condujo por sus objetivos, rebasando a sus
repre-sentantes57 (Crespo y Fernndez 2001: 169).
Esto fue alentado por un respeto por las predilecciones
tcticasque traan las diferentes redes y una gran creatividad en
ensayar ycombinar tcticas nuevas, que activamente captaban la
imaginacinde la gente y abran las puertas a las iniciativas. La
Coordinadora esta-bleci una presencia visual innovadora cada semana
en la plaza conuna mesa de informacin para el pblico; se desplaz a
los barrios yasociaciones de manera proactiva con anlisis sobre la
realidad local;jug magistralmente con elementos simblicos, como la
quema defacturas, y el castigo y burla teatral de los polticos; se
reapropi deespacios pblicos con la toma de la ciudad y luego con la
instalaciny vigilia en la plaza; ensay nuevos mecanismos de
democracia direc-ta no tradicional como la consulta popular, los
cabildos y asambleas;reinvent formas de movilizaciones como la toma
simblica delComit Cvico y las oficinas de Aguas del Tunari y el
cerco a laPrefectura58. En resumen, rompiendo con un repertorio de
protestadel pasado gastado, la Coordinadora logr operar con una
creatividadque mantuvo a la gente atenta y cada vez ms
involucrada.
En otro nivel, como seala Crespo, la Coordinadora supomoverse
usando el conflicto para abrir una mesa de discusin,ampliar su
agenda y, cuando lo consider necesario, voltear la mesa.Sin
embargo, ni la movilizacin ni la mesa de discusin fueron un finen
s; ambas, conjugadas, fueron medios para un fin: expulsar a
Aguasdel Tunari y cambiar la Ley 2029.
LA SUERTE
Para suerte de la Coordinadora, las repetidas torpezas e
indignantesestupideces del gobierno reforzaron y aceleraron ese
proceso.
Impresionado por los hechos en la Guerra del Agua, un
colegasudafricano le pregunt a Oscar Olivera, dirigente de la
Coordinadora:Cmo lograron la unidad entre todos? Respondi Olivera:
Ah, esolo hizo el gobierno. Y no es una exageracin. En varios
momentosde abril el movimiento contra la privatizacin del agua
estuvo a puntode agotarse, y ms de una vez el gobierno con palabras
provocativas
157
Thomas Kruse
57 Crespo y Fernndez (2001: 169).
58 Crespo (2000).
-
y represiones torpes logr convertir el estancamiento inminente
delmovimiento en nuevas explosiones de energa colectiva
rebelde.
CONCLUSIONES: APORTES A LA RECONSTRUCCIN POLTICA
Sin contar con las estructuras piramidales y jerrquicas ni el
ncleoirradiador de la COB de antao, la Coordinadora logr marcar
unlmite en los atropellos permisibles. Se trataba de una
convergenciaque demostr ser una poderosa simbiosis de bases
movilizables, habi-lidades comunicacionales y capacidades
tcnicas-analticas.Construy un mensaje claro, y practicaba una
flexibilidad tctica quepermita abrir y sostener espacios de
auto-organizacin mucho msall de sus propios recursos para la
movilizacin. Y por ltimo, gozde la buena suerte de tener un
contrincante el gobierno de HugoBanzer singularmente servil,
incapaz y torpe, que a lo largo del pro-ceso alimentaba las llamas
rebeldes que inmolaran sus planes privati-zadores. Puede
argumentarse con razn que la Coordinadora nohizo la Guerra del Agua
y que, rebasada en varios momentos por laaccin auto-organizada, ni
siquiera la conduca. Lo que hizo fueabrir, como argumenta Albro,
espacios de traducibilidad en los cua-les sectores y redes diversas
podran construir conceptos y agendascompartidos basados en
necesidades y atropellos indignantes compar-tidos. No comandaba
filas sindicales, sino que articulaba argumentosresonantes,
enarbolaba smbolos, sentaba estrategias y pautas apre-hendibles, y
provea oportunidades para la articulacin de iniciativasen distintos
espacios y todo en torno a dos necesidades bsicas: elacceso al
agua, y un sentido de dignidad.
En este proceso los trabajadores organizados jugaron un
rolnovedoso. Pero no eran los trabajadores de antao. Quienes
estuvie-ron en las calles de la ciudad era gente que en su mayora
sobreviveda a da en base a la fuerza de trabajo que logra vender.
Son por exce-lencia trabajadores, pero no obstante no efectan este
intercambiodentro de reglas escritas, normadas y vigiladas por el
Estado; no per-tenecen a organizaciones laborales; no gozan de la
previsibilidad, uti-lidad y estabilidad que en aos pasados el
trabajo y el sindicato pro-porcionaban (por lo menos a unos
cuantos, modelo luego irradiado yemulado por el resto); y por ende
no se auto-identifican en primer ins-tancia como
trabajadores59.
158
Sindicatos y nuevos movimientos sociales en Amrica Latina
59 Ver Kruse (2001).
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En este entorno, la evidencia de los dispositivos del
movimientoobrero del pasado se encontrara no tanto en estructuras
organizacio-nales, sino en prcticas asamblesticas, habilidades
comunicacionalesy reelaboraciones simblicas. Por ejemplo, la
construccin discursivadel sujeto (frecuentemente comentado) de la
Guerra del Agua elpueblo sencillo y trabajador claramente recoga y
transformabasujetos y claves retricas de la tragedia-solidaridad
obrera de antao60,convirtindolos en sujetos-con-argumento de
hoy.
Que la gente haya respondido tan masivamente es un testimo-nio
no slo de la urgencia del tema del agua, sino tambin de un
pro-fundo y frustrado deseo de encontrar un espacio y una forma
paraponer en prctica una participacin significativa en la sociedad
unaciudadana sustantiva que en aos anteriores fuera realizada
princi-palmente por medio del sindicato. Si bien las instituciones
democrti-cas realmente existentes en Bolivia se han demostrado
capaces de ase-gurar transiciones va las urnas, al mismo tiempo se
han demostradoradicalmente incapaces de constituir esta ciudadana
sustantiva. Nodebe olvidarse que un sustento central de la
legitimidad de laCoordinadora en la Guerra del Agua era
precisamente su rechazo decualquier participacin en el sistema
poltico. Y al mismo tiempo, enlos espacios de encuentro,
deliberacin, traduccin