Siglo nuevo 28 • Sn A ctualmente director del Canal 22, Jorge Volpi es el escritor más reco- A A nocido de la llamada Generación del Crack, que surge en 1996 como un movi- miento estético de escritores mexicanos a finales del siglo XX. Una de las princi- pales características de este movimiento es que se trata de una literatura compleja. En palabras de Elena Poniatowska: “los escritores del crack le tiraron siempre a la sofisticación, a escribir sobre temas in- ternacionales, que interesaran en Alema- nia, Francia, Italia e Inglaterra”. Volpi es abogado por la UNAM y ob- tuvo el grado de Maestro en Letras Mexi- canas por la misma universidad; también se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Su obra pa- ra muchos resulta fría y neutral, como co- rresponde a su fundamental obsesión por el fondo más que por la forma. En sus novelas se evidencia una pasión por el mundo de la ciencia y sus implicaciones en la política y en el pensamiento actual. Con su novela En busca de Klingsor (1999) inició una llamada Trilogía del siglo XX y obtuvo los premios Biblioteca Breve, X X Deux Océans y Grinzane Cavour, y el de mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma en 2002. Esta obra supuso su consagración internacional al ser publi- cada en diecinueve idiomas. Completó la trilogía con las novelas El fin de la locura (2003) y No será la tierra (2006). A migo íntimo de Jorge Volpi, y por consecuencia integrante del Crack, Ignacio Padilla estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y es Doc- tor en Literatura Inglesa por la Universi- dad de Edimburgo y en Literatura Espa- ñola e Hispanoamericana en Salamanca. Entre sus principales obras se encuentra: El año de los gatos amurallados (1994); s s Las tormentas del mar embotellado (1994); La catedral de los ahogados (1995); s s Si volviesen sus majestades (1996); Los funerales de Al- caraván (1999), y Amphitryon (2000). Su primer libro de relatos fue Subterráneos (Premio Alfonso Reyes, 1989). Padilla ha confesado que el lenguaje es su mayor obsesión: “El autor escribe porque no le gusta el mundo en el que vi- ve, es raro el que hace un homenaje al mundo, eso lo hacen algunos poetas; el prosista, el narrador que escribe, lo hace porque hay algo en la realidad que no le gusta y generalmente, para evitar la mora- lina, escribe de una forma muy pesimista porque también de esa manera se puede ser constructivo”, diría convencido en al- guna ocasión. Jorge Volpi (1968) Ignacio Padilla (1968)