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lEAN - PIERRE VERNANTCAPfTU~O III
eLA CRISIS DE L SOBERA~t~ ,,
LOS ORIGENES'DEL PENSAMIENTO
GRIEGO
EUDEBA
. L ca~a del ~odero rriicn~ :;; l~~s~~e ..IOs-'doffos e el
Pclopgaeso; en ;pt;l ;haSta en Rodas,. i~uguran una nueVa ~dad de
la civiijz;acin-griega.'L'-irietalurgirdl'!li.lefro sucede aIa del
bronce. "Laie.ineraclOnae los cadaveres remplaza enampliamedida a
la prctica de la' inhumacin.. ~. cet~m~a
. ~ansfor~a pr~~i~:,,:ate: ~iJldO~ es-cenas .de la vida ;mjmal
)Lvegetal y adopta la eco",,:,raciOn geomtrica. Divisin neta. de
las partes dea vasija, reduccin' de las formas a modelos clarosy
simples, obediencia a prncpos-de ardeay de ri~gor que excluyen los
elementos msticos de tradi-cin egea: tales son los rasgos del nuevo
estilo' geo-mtrico. T. B, L. Webster llega a hablar, incluso, aeste
respecto, de una verdadera revolucin: 1 en este!ftE!. despojado,
r~ducido a lo esenci~, reconoe Ia.actitud del esprItu que en su
opinin, caracterizapor igual las dems innovaciones del mismo
perodo:los hombres han tomado conciencia ya de un. pasadoseparado
del presente, derente de' l ,(la iEdad del ,Bronce, edad de los
hroes, contrasta con 'los tiemposnuevos,'vaciados en hierro): el
mundo de los muer--tos se ha ale'ado, se ha separado, del mundo, de
10.L-vivos (lacremacion a ro e nexo del cadver confa Jerra); se
interpone una distancia ifranqueableentre los homBres y los dIoses
(la pe1lMiihdad aelny divino ha desaparecido)':"As!, en muchos
t~rre-
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS. AIRES
-1 T. B. L. ,WEBSTlm, .From MI/celta. lo Homsr. Londrea.
1968.
.~ .
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nos, una dellmitaci6n ms rigurosa de lGS tUstbto~planos de lo
real prepara la. obra de Hornero, de la.poesa pica que, en el seno
mismo de la religin,.tiende a descartar el misterio.En este captulo
quisiramos destacar sobre todo el
. .elcance de las transformaciones sociales que ms di-.
rectamente han repercutido sobre los esquemas delpensamiento. .El
.primer testimonio de tales trans-
-Jormaciones es el de la lengua. De Micenas a Home- ro, E
vocabulario delOSUfulos, de los grados, de las
funciones civiles y militares, de la tenencia del sue-lo,
desaparece casi por entero. Los pocos trminos
, que subsisten, como basilus o tmenos, no conservanya, una vez
destruido el' antiguo sistema, exactamenteel mismo valor. Quiere
ello decir que no hay entre
~e:rmnd9 mcnico y el mundo homrico ninguna con-.; ,.tinuidad,
.nnguna comparacin posible? As se ha :. pi.etendido~2. Sin
-embargo, el cuadro de un pequeo. :rino.: corno :Haca,;con. su
.'basilus, su asamblea, sus..:noples turbulentos; .su demos
silencioso en segundo..plano, prolonga; y .aclara, evidentemente,
ciertos as-pectos de la monarqua mcnica .. Cierto es que
sonaspectos provinciales que quedan al margen del pa-
.......Iaci~Pero precisamente la desaparicin del nax pa--rece
haber dejado subsistir en forma simultnea lasdos fuerzas sociales
con las cuales haba tenido quetransigir su poderr de una. parte,
las comunidadesaldeanas y, de la otra, una aristocracia guerrera,
cuyas'familias ms nobles conservan por igual, como privi-legio del
aenos, ciertos monopolios religiosos. Entreesas fuerzas opuestas,
que pone en libertad el hundi-miento del sistema palatino y que en
ocasiones van aenfrentarse con violencia, la bsqueda de un
equi-librio,' de 'un acuerdo, har nacer, en un perodo de
.-..::;:~.turbulencias, la reflexin moral y las
especulaciones'poUticas que definirn una primera forma de.
"sabi-dura" humana' .. Esta sopha aparece desde el albo-~.-reardel
siglo vn; va unida a una plyade de persona-
. jes bastante extraos, a quienes ureo: l. una gloriacasi
legendaria y" que Grecia no c",sarr. \!:. ~elebrarcomo sus
primeros," como sus verdaderos "Sabios"..... ,
9 el. e1\'2e1almfllte Y. l. FINLEY. "Homer and Myccnae": Pro-D~:
,.!ld ienuoe". >:"'\ Niator-'a. 1957. VP. 133-169.
1'!"ti~.~~p~r:01?~el(fl universo de la physis sino elmundo ae
.los fioibres: qu elementos lo componenq~ fuerzas ~o dividen ~y.lo
enfrentan consigo misd;o~c~rno arrnonzarlas, uncarlas, para que de
su con- .fl.lctO,nazca, el orden humano de la ciudad. Esta
sa-bldurI~ sera. el. fruto de una l~rga historia, difcil ylJe?a. ue
altibajos, en la cual mtervendrn factores~ult1ples, pero que, desde
sus comienzos, se ha des-vI~do de la concepcin micnca del Soberano
paraonentarse por otro camino. Los problemas del po-der, de sus
fuerzas," d; sus componentas, se han plan-teado de pronto en'
trminos nuevos. .
. En efecto, no !'asta decir que a lo largo de ese pero-do. l~
monarquia se ve despojada en Greci de susprvlegos y que, aun all
donde todava subsiste, cedede hecho el puesto a un estado
aristocrtico' hay quea?r~gar que esa basleia no era ya la mona;qua
mi-cernca. El rey no solo ha cambiado de nombre' ha-\cambiado
tambin de naturaleza NI' en G .' .. . reCia IIIen Jonia, adonde ha
ido a establecerse una nueva 018:"-de coJonos que huan de la
invasin drica, se encuen-tran huellas de un podero real del tipo
icniA' . mic ruco,un suponiendo que la Liga [nca del siglo VI
pro-
longara en ~a forma. de un agrupamiento de eluda-~es-estados
mdependJentes, una organizacin ms an-tigua ,en la cual l~s re~es
locales reconocieran la so-beran::a de una dinasta que reinaba en
feso ! .setratar~a de una supremaca anloga a la que Ag~me-nn ejerce
en la Ilada sobre reyes que son sus paresy :uya dependencia se
limita al mbito de una carn-pa?a hecha en comn bajo su direccin.
Distinto es,eVIdentemente, el predominio que impone en todo
mo-mento, sob,re toda~ !a~ personas, las actividades y lascosas, el
anax ml~emco por intermedio del palacio.. En lo que se reera a
Atenas, nico punto de Gre-CIa en que la continuidad con la poca
micnica no seha roto bruscamente, el testimonio de Aristt 1apoyado
en la tradicin de los atidgrafos, nos ;r~~senta. las etapas de lo
que podramos denominar elestallido de la soberana.. La presencia,
al lado del
I Ot. MICHIU. SAKJ:t.LA.ftIOU r " t' .nas, 1958. ..""pra 10~
PT'''
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rey, del polemarca, como jefe de los ejrcitos, separaya 'del
soberano la funcin militar .. La institucin delarcontado, que
Arstteles sita en tiempos de loscodridas -es decir, en el momento
en que se em-barcan para Jonia losaqueos de Pilos y los
delPelopo-neso refugiados en el Atica-, marca una ruptura
msdecisiva. Es la nocin misma de arkh ...,.:..a.emando-la que se
separa de la basHeia, conquista su indepen-dencia y va a definir el
dominio de una realidad pro-piamente poltica. Elegidos al principio
por diez aos,despus los arcontes son renovados cada ao. ~l ss-tema
de la eleccin, aunque conserva o trasunta cier-tos rasgos de
procedimiento religioso, implica una con-cepcin nueva del poder: la
arkh' es delegada deao en ao, en virtud d'e una decisin humana,
deuna eleccin, que supone enfrentamiento y discusin.Esta
delimitacin ms estricta del poder poltico,' queadopta forma de
magistratura, tiene una contrapar-
._~~: JIa bas~l:ia se ve relegada a uQ sector especfi-\
carriente religioso, El bastleus no es ya aquel perso- .\ naje casi
divino cuyo poder se manifestaba en iodoslos planos; su cargo se
limita al ejercicio de' ciertas, funciones sacerdotal es. . .-La
imagen del rey, dueo y seor de todo poder, serernplaza por la idea
de funciones sociales especiali-zadas, diferentes unas de otras y
cuyo ajuste plan-tea difciles problemas de equilibrio. Las
leyendasreales de Atenas son significativas a este respecto.Ellas
ilustran un tema muy diferente del que se en-cuentra en muchos de
los mitos indoeuropeos de so-berana.f Para poner un ejemplo
caracterstico, lasleyendas reales escitas, relatadas por Herdoto,
mues-tran en el soberano un personaje que se sita fuera ypor encima
de las distintas clases funcionales de quese compone la sociedad;
puesto que las representatodas, puesto que todas ellas encuentran
igualmenteen l el origen de las virtudes que las definen, l
nopertenece ya a ninguna. 6 El reyes el nico que po-
Sobre los problemas de la lSoberana en el nivel humano, sobrelu
relaciones del rey con las distintas ellL,es y la aSIlmblea
delsrupo laclal, l~anse las oblervaeiones de GflORGI>S DUMf:zn"
"Re-lisian Indo-euronenne, Examen de uuelques eritiquelI rcentes",
enRfI1Iv. d. l'Hi.Loir. d reli/1ion., 152, 1957, pp. 8-30.
HIR6DOTO, IV, 6-r., ec. E. BltNVKNIIITB, "Ti'adIUons
indo-Iranien-nes lur les elaases loelales", J01&rtllll
CI.iCltiQ1le, 130, 1988, pp. 629-549:
32
~-~-~- --- - ~ ',. - ~~ ~
r-
see simultneamente las tres clases de objetos de oro-l~ copa de
libaciones, el hacha de armas y el arado(re~a y yugo)-, que
simbolizan las tres categoraasoc!ales. (s.ace.rdote, guer~eros;
agricultores) en queestan dstrbudos los. escitas, Las actividades
huma-nas que se contraponen en la sociedad se hallan in-tegradas y
unidas en la persona del soberano. Las le-ye.n?as de Ate~~s
describen un proceso inverso: unaC~ISISde S~CeSI?n que; en lugar de
arreglarse me-dants la victoria de uno de' los pr,etendientes
sobrelos dems y la concentracin de toda la arkh en sus~anos, lleva
a una divisin de la soberana, al apro-piarse cada uno de ellos
exclusivamente de uno de losaspectos del poder, dejando los dems a
sus hermanos.No~e pone :ra el a.cent? en un personaje nico
quedom~ne la VIda socal sino en una multiplicidad def~nclOnes que,
contraponindose unas a otras nece-stan de una distribucin y una
delimitaci~ rec-procas .A la :~uerte de Pandn, s~s dos hijos s~
re~arten: la
herencia paterna. Erecteo recibe la basleia' Butesesposo de
Ctonia, hija de su hermano, toma' la hic~rosune: el sacerd'ocio. La
basleia de Erecteo radica~n el podero blico: Erecteo es un
combatiente, elInvento.r ?7~ carro, muerto en plena batalla. Esta
pri-~e~a ?IVISlOnno basta para reglamentar el problemadmas~Ico.
.Erecteo deja, a su vez, tres hijos: Qu-crope, Metn y Pndoro. A
partir de los dos mayo-res, fundadores de estirpes rivales, el
conflicto pore! t~ono salta ?e generacin en generacin hasta Egeo,~m
mterr~mpIr, p~r lo dems, Un circuito regular dentercambn,
r;natnmoniales entre las dos ramas fa-mIlIares. Segun lo ha
demostrado H Jean . 1lucha d 1 ' , . maire, at ., e os quecropIdas
y los metinidas expresa laenson, en el seno mismo de Iabasleia de
'dos a _pectos opuestos.7 Si se sita este episodi~ en el co~-
~~.D~_~g~Ir::L~id~~~:itl, tri1l4rtie de. ln.a,;,-~~roP4~,
Bruselas, 1958,Revu. d. Z'hi.Loire de. ~~0i!..des ancetres danl
l'epope. Nane",trar en la leyenda regia de/10r ' 167, 1960, Pp.
U1~114. Se eneon-"Latriade des ros d'Orehom~~,:~nEt:eltmaphllogo:
el. F. Y,U.N,Ho;nm4Q' el G. D"mlail. ,JlP. 215-224. '. l!IO'al,
Mlnl"U , ,en
H. JRAz(J4Allur, "La naluance d'AtMna et 1 .de Zeus", en R.vu.
archl%l1iqve 48 19~6 a12royaulf maslque
, u, Pp. -40.
Zt 33I
-
',jUnto del relato sucesorio, se comprueba que la
crisis'dinstica descubre cuatro principios concurrentes en',la
soberana: un principio especcamente religioso,'con Butes: un
principio de fuerza guerrera, con Erec-,teo, la' Inea de los
quecrpidas, Egeo (que dividir'a su vez la arkh en cuatro, guardando
para s todoel Kratos); un principio vinculado al suelo y a
susvirtudes: Ctonia, Pndoro (a quien hay que relacio~nar con
Pandora) : un principio de poder mgico, per-sonificado por la diosa
Metis, esposa de Zeus, y queinteresa ms especialmente a las artes
del fuego, pues-t~s bajo la proteccin de Hefesto y de Atena,
diosesde la metis, patronos de los artesanos, Se siente unotentado
de relacionar estos cuatro principios con lascuatro tribus [nicas
que pueden haber tenido -y losgriegos se lo atribuyeron
explcitamente- valor fun-cional. 8 'Lo que el mito sugiere mediante
el relato de un con-o
flicto entre hermano$,' la historia y la teora polticalo
expondrn, a su' vez, enforma sistemtica, presen-tando el cuerpo
social como un compuesto integradopor elementos heterogneos, de
partes -mirai o
, mre- separadas, de clases el?- funciones que se, ex-cluyen
recprocamente, pero cuya mezcla y fusin, sinembargo, debe
realizarse, 9Desaparecido el nax, que, por la virtud de un po-
der ms que humano, unificaba y ordenaba los dis-tintos elementos
del reino, surgen nuevos problemas:cmo puede nacer .el- orden del
conflicto entre gru-pos rivales, del enfrentamiento de las
prerrogati~a::y de las funciones opuestas?; cmo puede una VIdacomn
apoyarse en elementos dispares?; o -paraadoptar la frmula misma de
los rficos--, cmo, en
a Las cuatro trlhus jonlaaJlevan las denominaciones
al,!,ulentes:Hp~tN, Argadea, GeUcmteB, AigikCl'l'tia. que H',
JEANMAlRE nterpre-ta, respectivamente, como los ar tesanos, 103
agrlc~ltores, la clase real(con, funcin, religiosa) y 103
Iluerreros (Couro! et couretea, L~l~.:939). COlltra d. M. P.
'NILSSON, Culta, mutha, oraeles atld r,0llttc'in a.ncient Greeee,
Lund, 1951, App. 1: "The Ionlan Phylae ; e!.tambin G. DUMtZlL,
"Mtlers et elaases fone~lonnelle~ ches .d~v.er8peuples
Indo-europens", en Annales. Econom,CB, Soctts, OlVUa.-tiou, 1958,
pp: 716-724., , En particular, AmsTT&LES, PolCtica, II, 1261
a.
el pl~n~ social, puede surgir lo uno de 10 mltlnlo mu,Ihple de
lo uno? 10 'Poder. ~e confl.ic~o-poder de unin, eris-phla: esta
do~ entidades divinas, opuestas y complementarias,sealan como
los dos polos de la vida social en elmundo aristocrtico que suceJe
a las antiguas monar-quas. La exaltacin de los valores de lucha de
con-currencia, de rivalidad, se asocia al sentimiento depertenencia
a una sola y misma comunidad a unae.xigencia ,de unidad y de
unifica~in sociales, El esp-rl.t':l de agon, que anima a los genes
nobiliarios, se rna-nifiesta en ,to~os los terrenos. En la guerra,
antes quenada: la tcnica del carro ha desaparecido con te dolo. q~e
el~a implicaba de centralizacin polica y ad-mInIstratIva; pero el
caballo no asegura menos a suP?se~~or un~ califi:acin. guerrera
excepcional; loshtppets, los htppobotes, denen una aristocracia
military te~raniente a la 'V(!Z,Y
-
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..
." :::, ,
, '.
blica, lugar de reuniones, antes de ser un mercado. 11Los que se
enirentan con palabras, los que contrapo-nen discursos a discursos,
forman' en esta sociedad je-rarquizada un grupo de iguales. Como
HesIodo lohar notar, toda rivalidad', toda eris, supone relacio-nes
de igualdad: la concurrencia no puede darse ja-ms si no es entre
iguales.P Este espritu igualitario,en el seno mismo de una
concepcin agonstca de lavida social, es uno de los rasgos que
caracterizan lamentalidad de la aristocracia, guerrera' de Grecia
ycontribuye a dar a la nocin del poder un nuevo con-tenido. La arkh
no poda ser ya la propiedad exclu-siva de un individuo cualquiera;
el Estado es, preci-samente, el que se ha despojado de todo carcter
pri-vado, particular; el que, escapando a la incumbenciade los
gene, aparece ya entonces como asunto, detodos.Las expresiones que
utiliza el griego en este res-
pecto son notables: dir que ciertas deliberaciones,ciertas
decisiones, deben ser planteadas es to koinn;que los antiguos
privilegios del rey, que la arkhmisma, han sido puestos es to
meson, en el medio, enel centro. El recurso de una imagen espacial
para ex-presar la conciencia que un grupo humano adquierede s
mismo, el sentimiento d su existencia como uni-dad poltica, no
tiene simple valor comparativo. Re-fleja el advenimiento de un
espacio social entera-mente nuevo. Efectivamente, las
construcciones ur-banas no estn agrupadas como antiguamente en'
de-rredor de un palacio real, cercado de fortificaciones.La ciudad
est ahora centrada en el gora, espaciocomn, sede de la hesta koin,
espacio pblico en elque se debaten los problemas de inters general.
Es laciudad misma la que se rodea de murallas, para pro-teger y
delimitar en su totalidad el grupo humanoque la constituye. AlU
donde se alzaba la ciudadelareal -residencia privada,
privilegiada-, edifica ellatemplos, que abre al culto pblico. Sobre
las ruinas
del palacio, en esa Acr6 ol "lante _? sus dioses, es la! s ~~e
consagrar en ade-proyecta a s misma en ;UDl ad como tal la que
secomo, en' el plano profano 1 plan~ de lo sagrado, asamplitud del
gora E t ' se realiza a si misma en lahecho, un espacio ~en~a~'
cuadro urbano define, dezonte espiritual. Desde ,d~scu~re un nuevo
hori-la plaza pblica es a que a ciudad se centra enmino, una po
lis. ' y , en el pleno sentido del tr-
u El tfrmlno perpeta el recuerdo de la .Iamble. de loa
perre-roa, del 11101 reunido en formacl6n militar. Entre la antlsru
am-blea perrera. la uambJea de Joa cludad.noe en Joe estadoa
oJlc6r-quicII" i. Ecelia democrtica le advierte como unl IIne.
,continua.
SI Hafooo, Lo. trabllJo. 11 101, Cfll', 26-6.
36
31
~, . ..
;.i
-
CAPTULO IV
EL UNIVERSO ESPIRITUAL DE LA "P~LIS"
, '. . . stituye en la 'historiaic d la polts con, ..La aparici
ne. . u~ acontecimiento decisivo,
del pensamiento griego, 1 intelectual como en elSin .duda, tanto
e?- e~ p ano lo al final llegar a susterreno de las insb~u~lOnes~:~
conocer mltiples eta-ltimas consecuen.clas, la-lfn embargo, desde
su adve- ,pas y formas variadas. '-r= ntrelos siglos VTty
YII,nimiento, que ~e puede SI ~::dadera creacin; por ella,marca un
comienzo, una. es entre 'los hombres a?--la vida social y las
relacin ya originalidad sentirn. en' una forma nueva, cuqmer .
1plenamente los gneg~~.. lica ante todo, una ,extra-'El sistema de
la po tS imp 'labra sobre to038
. :;-.-.- .
39.~.
-
.~-:
1"
La cultura griega s-e constituye abriendo a' un crculocada
vezmayor -y finalmente al demos en su tota-lidad- el acceso a un
mundo espiritual reservado enlos comienzos a una aristocracia de
carcter guerreroy sacerdotal (la epopeya homrica es un primer
ejem-plo de este proceso: una poesa cortesana, que se can-ta antes
que nada en las salas de los palacios, despussale de ellos, se
ampla y se transforma en poesa defestival) . Pero esta ampliacin
implica una trans-formacin profunda,' Al convertirse en elementos
deuna cultura comn, los conocimientos, los valores, lastcnicas
mentales, son llevados a la plaza pblica ysometidos a crtica y
controversia. No se los conservaya, como garantas de poder, en el
secreto de las tra-diciones familiares; su publicacin dar lugar a
ex-gesis, a interpretaciones diversas, a contraposiciones,a debates
apasionados. En adelante, la discusin, laargumentacin, la polmica,
pasan a ser las reglas deljuego intelectual, as como del juego
poltico. La su-pervisin constante de la comunidad se ejerce
sobrelas creaciones del espritu lo mismo que sobre las
ma-gistraturas del Estado. La 'ley de la ,polis, en contra-posicin
al poder absoluto del monarca, exige que lasunas y las otras sean
igualmente sometidas a "rendi-ciones de cuentas", udynat No se
imponen ya porla fuerza de un prestigio personal o 'religioso;
tienenque demostrar su rectitud' mediante procedimientosde orden
dialctico.La palabra constitua, dentro del cuadro de la ciu-
dad, el instrumento de la vida poltica; la escriturasuministrar,
en el plano propiamente intelectual, elmedio de una cultura comn y
permitir una divul-gacin completa de los conocimientos
anteriormentereservados o prohibidos. Tomada de los fenicios y
mo-dificada para una trascripcin ms precisa de los fo-nernas
'griegos, ' ~ escritura podr' cumplir con estafuncin de publicidad
porque ha llegado a ser,' casicon el mismo derecho que la lengua
hablada, el bien.comn de todos los ciudadanos. Las inscripcionesms
antiguas en alfabeto griego que conocemos mues-tran que, desde el
siglo vm, no se trata ya de un sa-ber especializado, reservado a
unos escribas, sino leuna tcnica de amplio uso, libremente
difundida en
;1 Pdblic
Ho.2Junto a la' 'recitacin memorizada' de t~~' _'
os e omero de Hes' d " , "..10 o -qu-e co t' , '.tradicional- la
.t ' '... n mua SIendodamental de 'la :a~~~i~~~i:~~~btuIr~ el,
elemento fun-'Se comprende as' el alear d ...' ". ,;'
que surgi desde el naci .nc~ e una ::elvmdlcaci6ndaccin de las
leyes Ali ilelsecnr.ob'dIe la clU~,ad: la re":
, 1 Ir as no se ha : "que asegurar les permanencia f". ce masa
la autoridad privada de 10/b IJ.~~~, se las Sus~~eera la de "decir"
el der ho: ast ers, cuya funcin "co ec o, se transforman en bi
JpoX;~~a~~ rt:~~s,g~n:ra;, susc;Ptible de, ser 'aplica~~ ,al rgimen
de la Ciudaed m1und.k
o,de HeslOdo, anterior.d ' a t e actuaba t d 'os planos como di
idd . o avra en
, IVI 1 a entre el CIelo 1 tipara el pequeo cuItivado'r b ' .
"Y, a ierra:a~ajo, una decisin de hecho eocio, la dtke es, aqutro
de los reyes "de d que deI?ende del arbi-, vora ores de don u. es
una divinidad soberana er es , .en el CIeloPor el contrario, en
virtud d~ 1 o ren:o~a e Inaccesible.fiere la escritura la dik' . ~
~ubhcIdad que le con-un valor ideal podr e, sin ejar de aparecer
como,
, a encarnarse en u 1 .mente humano, realizndose en la 1 n p ano
propI,a- ,a todos pero superior a tod ey, regla comun-t'd' os,
norma racon ] ,1 a a dscusn y modificable a, sorne-expresa un orden
concebl'do' por decreto pero que
'. como sagrado. : 'Cuando los mdividuos a s -. ,
blico su saber mediant' 1 u ve~, deciden hacer p-,de libro, como
los que An a ~scntura, sea en forma < ,'", aX1mandro y F "d
"flan los primeros en h b' ereci es se- '. a er escrito o com 1 "
"
clito deposit en el tern lo d . o e que Hera-en forma de
parpegm% i' se :Ar~:mlsa en feso, sea'piedra, anloga a las qde ~
~r~pclon mO;lUmental enn.ombre de sus magistrados aoCIUdad haCIa
grabar el).clUdadanos particulares' 'b?e sus sacerdotes (los', mcri
ian en ell bciones astronmicas o tabl " as o serva-
cin no es la de dar as cronologlCas), su ambl-, a conocer a otro
d .
mIento o una opinin erso . . s un escubrj ,tar su mensaje es to
m P ~ales, qUIeren, al deposi-de la ciudad una nor eson, ace~ de l
el bien comn
, ma susceptIble, como la ley d, , e2 JOHN FURS,1>\'KE Greee
b I '.
t~vt"O!OIlIl, Londre.q, '195Ge~ep ~8ore 1I0'"er, Atlci"nt
chronolollll audll~ cr, PREAUX, "Du linal~' D Yc::t; er, tambiEn
las observaciones, F;gyplc", en CllrOnirlIe d'EUIIJIlr 8t~Yoeenlen
aux ostraea arec:a
, " , liD, pp, 79-BG. '
, r :
.""
40
41 1,."
-
'a DlOOENES' LAEIICIO, r.43. carta de Tales a Fercidas.
desde este momento en un "percipi", Los sacr(/gados antiguamente
de una fuerza peligrosa; \1tr~dos a ,la mirada del pblico, se
convierten bajo 1,m~rada de la ciudad en un espectculo, en una
"en-senanza sobre los dioses", como bajo la mirada de laciudad los'
relatos secretos, las frmulas ocultas sedepojan de su misterio y de
su poder religioso, paraconvertirse en las "verdades" que debatirn
los Sa-bios., Sin embargo, no es sin dificultad ni sin
resistenciaque la vida social se ha entregado as a una
publicidadcompleta. El proceso de divulgacin se realiza poretapas;
en todos los terrenos encuentra obstculosque li:nitan su~
progresos. Incluso en el plano pol-tico, CIertas practicas de
gobierno secreto conservanen pleno perodo clsico una forma de poder
queopera por vas misteriosas y medios sobrenaturalesEl rgimen de
Esparta ofrece los mejores ejemplos detales procedimientos
secretos. Pero la utilizacinco:n0 tcnicas, de gobierno, de
santuarios secretos, d~oraculos privados, exclusivamente reservados
a cier-tos magistrados o de colecciones adivinatorias no
di-vulgadas que se apropian ciertos dirigentes est tarn-b~n
testin:oniada en otras partes. Adem~s, muchasclt~dades CIfran su
salvacin en la posesin de reli-quias secretas; o.samentas de hroes,
cuya tumba, ig- ,norada .del pblico, no debe ser conocida, bajo
penade arrumar al Estado, ms que por los nicos magis-trados
calificados para recibir, al tomar posesin delca~go, tan. peligros~
revelacin. El valor poltico atri-buido ~ dlC~os talismanes secretos
no es una simplesupervivencia del pasado. Responde a necesidades
so-ciales definidas. La salvacin de la ciudad no ponenecesariamente
en juego fuerzas que escapan al clcu-lo de la razn humana,
elementos que no es posibleapreciar en un debate ni prever al
trmino de unadeliberacin? Esa intervencin de un poder sobre-natural
cuyo papel es finalmente decisivo -la provi-dencia de Herdoto, la
tykhe de Tucd'ides-, debe to-marse muy en cuenta,reconociendo su
parte en laeconoma de los factores polticos. Ahora bien el
cultopblico de las divinidades olmpicas no puede res-ponder ms que
en parte a esa funcin. Se refiere a
imponerse a todos. ~, Una vez divulgada, su 'sabiduraadquiere
una consistencia y una objetivi lad nuevas:se constituye a s misma
como verdad. No se trataya' de un secreto religioso, reservado a
unos cuantoselegidos, favorecidos por una gracia divina. Cierto
esque la verdad del sabio, como el secreto religioso, esrevelacin
de lo esencial, descubrimiento de una rea-lidad superior que
sobrepasa en mucho al comn delos hombres; pero al confiarla a la
escritura, se laarranca del crculo cerrado de las sectas,
exponin-dola a plena luz ante las miradas de la ciudad entera;.esto
significa reconocer que ella es, de derecho, acce-sible a todos,
admitir que se la someta, como en eldebate poltico, al juicio de
todos, con la' esperanza de. que en definitiva ser aceptada y
reconocida portodos.Esta transformacin de un saber secreto de
tipo
, -esotrico en un c~'rpo de verdades divulgadas p-:blicamente,
tiene', su paralelo en otro sector de la,':vida social. Los
antiguos sacerdocios pertenecan en~propiedad a ciertos gen y
sealaban su familiariza-: ci6n especial con una potencia divina;
cuando se cons-tituye la polis, sta los confisca en su provecho y
hacede ellos los cultos oficiales de la ciudad. La protec-
',',ci6n que la divinidad reservaba antiguamente a sus'favoritos
va a ejercerse, en adelante, en beneficio de-Ia comunidad entera.
Pero quien dice culto de ciudaddice culto pblico. Todos los
antiguos sacra, signos deinvestidura, smbolos religiosos, blasones,
xana de
,madera, celosamente conservados como talismanes'd'e poder en el
secreto de los palacios o en el fon-do de las casas sacerdotales,
emigrarn hacia el tem-plo,' residencia abierta, residencia pblica.
En esteespacio impersonal, vuelto hacia afuera, y que pro-yecta
ahora hacia el exterior el decorado de sus frisosesculpidos, los'
antiguos dolos se transforman a suvez: pierden, junto con su
carcter secreto, su virtudde smbolos' eficaces; se convierten en
"imgenes",sin otra funcin ritual que la de ser vistos, sin
otrarealidad religiosa que su apariencia. De la gran esta-tua
cultural alojada en el templo para manifestar en 'l al dios, se
podra decir que todo su "esse" consiste
42 43
-
, ...., ..' -'r":r-~" .. ,'.
un mundo divino demasiado general y tambin de-masiado lejano;
define un orden de lo sagrado. quese opone precisamente, como lo
hiers a lo hosios, aldominio profano en que se sita la
administracin dela ciudad. La laicizacin de todo un plano de la
vidapoltica tiene como contrapartida una religin oficialque ha
establecido sus distancias en relacin con losasuntos humanos y que
ya no est tan directamentecomprometida en las vicisitudes de la
arkh. Sin em-bargo, cualesquiera que sean la lucidez de los
jefespolticos y la sabidura de los ciudadanos, las deci-siones de
la asamblea se refieren a un futuro quecontina siendo
fundamentalmente opaco y que lainteligencia no puede captar
completamente .. Por lotanto, es esencial poder dominarlo en la
medida delo posible, con otros recursos que pongan en juegono ya
medios humanos, sino la eficacia del rito. El"racionalismo" poltico
que preside las institucionesde la ciudad se opone, sin duda, a los
antiguos proce-dimientos religiosos de gobierno, pero sin
excluirlos,no obstante, radicalmente. 4Por lo dems, en el terreno
de la religin se des-
arrollan, al margen de la ciudad y paralelamente alculto pblico,
asociaciones basadas en el secreto. Lassectas, cofradas y misterios
son grupos cerrados, je-rarquizados, que implican escalas y grados.
Organi-zados sobre el modelo de las sociedades de iniciacin,su
funcin es la de seleccionar, a travs de una seriede pruebas, una
minora de elegidos que gozarn deprivilegios inaccesibles al comn.
Pero, contraria-mente a las iniciaciones antiguas a que se someta
alos jvenes guerreros, a los kouroi, y que les confe-ran una
habilitacin para el poder, las nuevas agru-paciones secretas estarn
en adelante confinadas a unterreno puramente religioso. Dentro del
cuadro de la
ciudad, la inclacn- no puede aportar ms que unatransformacin
"espiritual", sin incidencia en lo po-ltico. Los elegidos, los
epopts,' son puros; santos;empareniados con lo divino, estn
ciertamente con-:sagrados a un destino excepcional, pero que
ellosconocern en el ms all. La promocin de que hansido objeto
pertenece a otro mundo. .A todos cuantos deseen conocer la
iniciacin, el mis-
terio les ofrece, sin restriccin de nacimiento ni de ea-
,tegora, la promesa de una inmortalidad bienaventu-rada que en. su
origen era privilegio exclusivamentereal; divulga, en el crculo ms
amplio de los inicia-dos, los secretos religiosos que antiguamente
perte-necan como propiedad a familias sacerdotales, comolos Krykes
o los Eumlpides. Pero, a pesar de estademocratizacin de un
privilegio religioso, el miste-rio en ningn momento se coloca en
una perspectivade publicidad. Por el contrario, lo que lo define
comomisterio es la pretensin de alcanzar una verdad inase-quible
por las vas normales y que no podra en modoalguno ser "expuesta",
obtener una revelacin tan ex-'epcional que abre el acceso a una
vida religiosa des-conocida en el culto del Estado y que reserva a
losiniciados una suerte sin paralelo posible con la con-..dicin
ordinaria del ciudadano. El secreto adquierede este modo, en
contraste con la publicidad del cultooficial, una significacin
religiosa particular: defineuna religin de salvacin personal que
aspira a trans-formar al individuo con independencia del orden
so-cial, a realizar en l una especie de nuevo nacimien toque lo
arranque del nivel comn y lo haga llegar aun plano de vida
diferente.Pero en este terreno, las investigaciones de los pri-
meros Sabios iban a continuar las preocupaciones delas sectas
hasta el punto de confundirse a veces conellas. Las enseanzas de la
Sabidura, como las reve-laciones de los misterios, pretenden
transformar alhombr desde dentro, elevarlo a una condicin
supe-rior, hacer de l un ser nico, casi un dios, un theiosanr. Si
la ciudad se dirige al Sabio cuando se sientpresa del desorden y la
impureza, si le pide la solu-::cin para sus males, es precisamente
porque l se le':presenta como un ser aparte, excepcional. como
un
Pinseso en la importancia de la adivinacin en la vida pol-tlca
de los griegos. Ms generalmente, obsrvese Que toda. magis-tratura
conserva un carcter sagrado. Pero lo mismo ocurre a estereapecto
en-lo poHtico y en lo jurldico. Los procedimientos rellgio-80S, Que
en 811 origen tenlan valor por si mismos, se convierten.dentro del
cundro del derecho, en' Introductores de instancias. Asi-mismo,
ritos como el sacrificio y el juramento, a los cuales
Quedansometidos )09 magistrados cuando toman posealn del cnrzo,
eonsti-tuyen el esquema formal y no ya el resorte Interno de la
vidapoltt ica, En este sentido, hay verdadera secular laacl n.
44 45
.~...
- hombre divino a quien todo su gnero de vida asla y'sita al
margen ,'de la comunidad. Recprocamente,cuando el Sabio se dirige a
la ciudad, de palabra o porescrito es Siempre para trasmitirle una
verdad queviene de 10 alto y que, aun divulgada, no d'eja de
per-tenecer a otro mundo, ajeno a la vida ordinaria. Laprimera
sabidura se constituye as en una suerte decontradiccin, en la cual
se expresa su naturaleza pa-radjica: entrega al pblico un saber que
ella pro-clama al mismo tiempo inaccesible a la mayora. Notiene por
objeto 'revelar lo invisible, hacer :,er. e~;mundo de los dela que
se oculta tras las aparrencias tLa sabidura revela una verdad tan
prestigiosa quedebe pagarse al precio de duros esfuerzos! que
con-tina estando, como la visin de los epoptes, oculta alas miradas
del vulgo; aunque expresa el secreto y loformula con palabras, el
comn de las gentes no puedecaptar su sentido. Lleva el misterio a
la plaza p~-blica; Iohace objeto de un, examen, -de un e~tud~o,pero
sin que deje de ser, sin, embargo, un ml~t~no.Los ritos de
iniciacin tradicionales que, protegla~ el
-
".,!i
, .
en el plano institucional r~formas como las de Cls-tenes, el
ideal de isonoma pudo traducir o prolongaraspiraciones comnitarias
que remontan mucho msalto, hasta los orgenes mismos de la pols.
Varios tes-timonios muestran que los trminos de isonoma y
deisocratahan servido para definr;' dentro de los crcu-los
aristocrticos, en contraposicin al poder abso-luto de uno solo (la
monarkhfa o la tyranns), un r-gimen oligrquico en que la arkh se
reservaba paraun pequeo nmero con exclusin de la masa, peroera
Igualmente compartida por todos los miembrosde esa selecta minora.
15 Si la exigencia de isonom{apudo. adquirir a fines del siglo VI
una fuerza tan .gran-de, SI pudo justificar la reivindicacin
popular de unlibre acceso del dmos a todas las magistraturas fuesin
duda porque hunda sus races en una .tradicini?ualitaria antiqusima,
porque responda, incluso, aCIertas actitudes psicolgicas de la
aristocracia de loshippis .. ~n efecto, fue aquella noblezamilitar
la queestableci por primera vez, entre la calificacin gue-rrera y
~l derec?o a participar en los asuntos pblicos,una equivalencia que
no se discutir ya. En la polisel .esta~o de soldado coincide con el
de ciudadano:.quien tiene su puesto en la formacin militar' de
laciudad, lo ti~ne asimismo' en su organizacin polti-ca. .Ahora
bien, desde mediados del siglo VII lasmodific.aciones del armamento
y. una revolucin. d~la tcnica del ~ombatE7 transforman el personaje
delguerrero, cambian su puesto en el orden social' y 'suesquema
psicolgico. 6 . .La a!:,aricin de.l hoplita, pesadamerite armado,
que
comb.ab~~do en fIla, en formacin cerrada, siguiendo"el principro
de la falange, asesta un golpe decisivo alas pre~rogativas
militares de los hippis.Todos 'cuan-tos pueden costearse su equipo
de hoplitas -es decirlos pequeos propietarios libres que forman el
dmos',
como son en Atenas los Zeugites-, estn situad'osenel mismo plano
que los poseedores de caballos. Sinembargo, la democratizacin' de
la funcin militar-antiguo privilegio aristocrtico- implica' una
re-novacin .completa de la tica .del guerrero. El 'hroehomrico, el
buen conductor de carros, poda -sobre-vivir aun en la persona del
hippus; ya no tiene mu-cho de comn con el hoplita, este
soldado-ciudadano.Lo que contaba para el primero era la proeza
indi-vidual, la hazaa realizada en combate singular .. Enla
batalla, mosaico de duelos individuales en que' se .enfrentaban los
prmakhoi, el valor militar se -afir-maba en forma de una arsteia,
de una superioridadenteramente personal. La audacia que permita a!
gue-rrero realizar aquellas acciones brillantes, Ia encon-traba en
una suerte deexaltacin, de-furor .blico,:hllyssa, a que 10
arrojaba,' ponindolo fuera" des,elmenos, el ardor insprado-por .un
dios. Pero;el.'lio~ .plita no conoce ya el combate slngular;
tiene." que re-chazar, si se le ofrece, la tentacin de una proeza
pu-ramente individual. Es el hombre de la batalla codoa codo, de la
lucha hombro ahombro. Se 10 ha adies-trado para guardar la fila,
para marchar en orden,para lanzarse a un mismo' paso con los dems
contrael enemigo, para cuidar, en lo 'ms enconado del com-bate, de
no abandonar su puesto. La virtud guerrerano es ya fruto de la
orden' del thyms; es resultadode la sophrosyne: un dominio'
completo de. s, unaconstante vigilancia para someterse a una
disciplinacomn; la sangre fra necesaria para refrenar los im-pulsos
instintivos que amenazan con perturbar el 'or-den general de la
formacin; La falange hace del ho-plita, como la ciudad del
ciudadano, una unidad inter-cambiable, un elemento similar a todos
los otros, y.cuya aristeia, cuyo valor individual, no debe
manifes-tarse ya nunca sino dentro del orden impuesto por
lamaniobra de conjunto, la cohesin de grupo, el efectode masa,
nuevos instrumentos de la victoria. Hasta enla guerra, la Eris, el
deseo de triunfar sobre el adver-sario, de afirmar la superioridad
sobre los dems, te-ne que someterse a la Phila, al espritu de
comunidad;el poder de los individuos' tiene que doblegarse antela
ley del grupo. Herdoto, al mencionar, despus: de
s CC. V. EHRENBERO (Orillill8 01 democracv. 1. c.), Quien
recuerdaQue el )Ioema de Armodio y Arislogitn glorifica a estos
euptrldasfI~:~;~er hecho a los ateniense& onomou.; el. tambin'
TUC/>IDES.
Cl. A. ANDR&WS. The "uree', tvrunt. Londres 1966 e 3'
"Themllltary factor"; F. E. AIlCOCJC. The G~eek aM 'macnian 'art
01tVllr. Berkeley y LOR ngeles. 1957: sobre la (echa de aparicin
delhopJlt~. ec. P. COURBIN. "Une tombe gomtrlque d'ArICos" enBuUthn
de corre'/lOlidance hellbtique. 81. 1967. pp. S22~384.
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cad~ r~l~tO de batalla, los nombres de 'las ciudades ylos
ndvducs que se mostraron ms valientes en Pla-tea, da la palma,
entre los espartanos, a Aristdamo:. el ho~bre que formaba .parts de
los trescientos lace-. demon!os que haban defendido las Termpilas;
solol ha~Ia regresado sano y salvo; ansioso de lavar eloprobio que
lo,s espartanos atribuan a aquella super ,vivencia, busco y encontr
la muerte en Platea, reali-zando admirables hazaas. Pero no fue l a
quien losespartanos otorgaron, con.el premio al valor, los hono-re:
fnebres tributados a los mejores; le negaron laaTts~eta porque,
combatiendo furiosamente, como unenajenado por la tussa, haba
abandonado su puesto 7Este relato ilustra en forma sorprendente una
acti-
tud psicolgica que 210 se mani;fiesta solo en el dominiode ~a
guerra, sino que, en todos los planos de la vidasoc~al, acusa un
viraje decisivo en la historia de lapolts. Llega un momento en que
la ciudad rechaza lasconductas tradicionales de la aristocracia
tendientesa exaltar el prestigio, 'a reforzar el poder de los
ind-
. vi~uos yde los. gene, .a elevarlos por encima del co-mun. Al
igual que el-furor guerrero y la bsqueda en. el combate ~; una
.gloria puramente privada, se con-den:m tambin ~omo desorbitancias,
como hybris, dela riqueza, el lUJO.en el vestir, la suntuosidad en
losfunerales, las manifestaciones excesivas de dolor encaso de
duelo y el comportamiento muy llamativo delas mujeres, o el
demasiado seguro de s, demasiadoaudaz, de la juventud noble. .Todas
estas prcticas son en adelante rechazadas
p~rque acus~n la~ desigualdades sociales y. el senti-mle~t? de
distancia entre los individuos, provocan lae.nvIdia, crean
disonancias en el grupo, ponen en pe-Iigro su equilibrio, su
unidad, y dividen la ciudadcontra s misma. Lo que ahora se encomia
es un idealaustero de reserva y contencin, un estilo de vidasevero,
casi asctico, que esfuma entre los ciudadanos.as diferencias de
costumbres y condicin a fin deaproxlmarlos los unos a los otros y
unir-los como a:membros de una sola familia.En Esparta fue el
factor militar el que parece haber
representado, en el advenimiento de la .nueva men-
.TRnDOTO. IX. 71.
talidad, el papel decisivo. La Esparta del siglo VIes todava
aquel. Estado cuya originalidad prov t '1entre los dems griegos un
asombro con mezcla de n Imiracin. Est por ahora incorporada al
movimientgeneral de la civilizaci6n que lleva a las aristocraciasde
las distintas ciudades al lujo, hacindoles desearuna vida ms
refinada y buscar las empresas lucrati-vas. La ruptura se produce
entre el siglo VII y el sigloVI. Esparta se repliega sobre s misma,
se cuaja en ins-tituciones que Ia consagran enteramente a la
guerra.No solo repudia la ostentacin de la riqueza, sino quese
cierra a todo lo que es intercambio con el extran-jero, comercio,
artesana; prohbe el uso de los me-tales preciosos; despus, hasta el
de las monedas deoro y plata; queda al margen de las grandes
corrientesintelectuales; desdea las letras y las artes, en las
queantes se haba distinguido. La filosofa, el pensamien-to griego
parece, pues, no deberle nada.Pero solo se puede decir eso:
"parece". Las trans-
formaciones sociales y polticas que determinan enEsparta las
nuevas tcnicas de guerra y que culminanen una ciudad de hoplitas,
traducen, en el plano de lasinstituciones, aquella misma exigencia
de un mundohumano equilibrado, ordenado por la ley, que los
Sa-bios, hacia la misma poca, formularn en el planopropiamente
conceptual cuando las ciudades, a faltade una solucin de tipo
espartano, pasen por sedicio-nes y conflictos internos. Se ha
insistido, con razn, enel arcasmo de las instituciones a las cuales
Espartapermaneci obstinadamente aferrada: clases de eda-des,
iniciaciones guerreras, krypta. Pero hay qued'estacar tambin otros
rasgos por los cuales se ade-lant a su poca: el espritu igualitario
de unarefor-ma que. suprima la antigua oposicin entre el lasy el
demos para constituir un cuerpo de soldados-ciu-dadanos, definidos
como hmoioi, todos los cuales dis-ponan en principio de un lote de
tierra, de un kleros,exactamente igual al de los dems. A esta
primeraforma de isomoira (tal vez hubo entonces un nuevoreparto de
tierras) hay que agregar el aspecto comu-nitario de una vida social
que impona a todos un mis-mo rgimen de austeridad, que codificaba,
por aver-sin al lujo, hasta la manera de cmo deban construirse
50 51
-
i,"jI':.,"
las casas particulares y que institua la prctica de
las.'>yssitai o comidas en comn, a las que. cada cualaportaba
todos los meses su escote reglamentario decebadal vino, queso e
higos. Hay que hacer notar, fi-nalmente, que' el rgimen de Esparta,
con su doblemonarqua, la apella, los phoroi y la gerousa, lograun
"equilibrio" entre 'elementos sociales que repre-sentan funciones,
virtudes o valores opuestos. En eseequilibrio recproco se funda la
unidad del Estado, yaque cada elemento est contenido por los otros
dentrode lmites que no debe trasponer. Plutarco asigna asa la
gerousa una funcin de contrapeso, que conserva,entre la apella
popular y la autoridad real,' un cons-tante equilibrio, colocndose,
segn los casos, de partede los reyes para oponerse a la democracia
o de partedel pueblo para dificultar el poder de uno solo. 8
Asi-mismo, la institucin de los phoroi representa en elcuerpo
social un elemento guerrero, "junior" y popu-lar, en contraposicin
a la gerousa aristocrtica, ca-racterizada, cual conviene a los
"senores", por unaponderacin y una sabidura que deben compensar
laaudacia y la pujanza guerreras de los kouroi.En el Estado
espartano la sociedad ya no forma, co-
mo en los reinos micnicos, una pirmide cuya cspi-de ocupa el
rey. Todos cuantos, habiendo recibido eladiestramiento militar con
la serie de las pruebas y lasiniciaciones que implica, poseen un
kleros y partici-pan en las syssitai, se encuentran elevados al
mismoplano. Es se el plano que define a la cudad,s El or-den social
no aparece ya, pues, bajo la dependenciadel soberano; no est
vinculado al poder creador de unpersonaje excepcional, a su
actividad de ordenador.Es, por el contrario, el orden que
reglamenta el poderde todos los individuos, el que impone un lmite
a suvoluntad de expansin. El orden es anterior con rela-cin al
poder. La arkh pertenece, en realidad, exclu-sivamente a la ley.
Todo individuo o toda faccin que
PLUTARCO, Vida do Lieurao, V, 11, y' ARISTTIilLIilS,'
Poltica,1266 b 85. . .
Delrde luego, la ciudad comprende, al lado de los cludndnnoa yen
contraste con ellos, a todos aquellos que, en grados
diferentes,estn privados de 109 valores correspondientes' a la.
plena ciudadanla:en Esparta, los hllPomeUmclI, 109 periecos, 109
i1otas y loa esclavos.La Igualdad se destaca sobre un fondo de
desigualdad.
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pretenda asegurarse el monopolio de la arkh, amena-.' za
atentando contra el equilibrio de los dems pode-res la homnoia del
cuerpo social y pone en peligro,con ello, la existencia misma de la
ciudad. ,Pero si la nueva Esparta reconoce as la supremaca
de la ley y del orden, es por haberse orientado haciala guerra;
la reforma del Estado obedece, ante~ q.uenada, a preocupaciones
militares. Es para la p~achcade los combates, ms que para las
controversias delgora, para lo que se ejercitan 10s hmoioi..
Tampocola palabra podr llegar a ser en Esparta la her:amlen-, ta
politica que ser en otras .I?artes m adoptar formade discusin, de
argumentacin, de refutacin, En lu-gar de la Peith, fuerza de
persuasin, los Iacederno-nios celebrarn, como instrumento de la
ley, el ~oderdel Phobos, ese temor que doblega a todos los
CIUda-danos a la obediencia. Se jactarn de no gusta~ en
losdiscursos ms que de la brevedad y de preferir a lassutilezas de
los debates contradictorios l~s ,fr~ulassentenciosas y definitivas.
La palabra contmu~ SIendopara ellos aquellas rhetrai, ~que~las
leyes casi ora~u-Iares, a las que se someten SIn discusin y que ~e
n.I~-gan a entregar, escribindolas, a una publicacinplena. Por
mucho que haya podido avanzar, Espartadejar para otros' el honor,
de expresar plenamentela nueva concepcin del orden cuando, bajo el
reIz:t~-do de la ley, la ciudad llega a ser un cos~os equili-brado
y armnico. No sern 'los Iacedemonios quienesconsigan extraer y
desarrollar en todas sus consecuen-cias las nociones morales y
polticasque ~l1os.habrn,entre los primeros, encarnado en sus
nstituciones.
53