JAVERIANA ESTÉREO, UNA HISTORIA ESTUDIANTIL. 40 AÑOS DE ESTUDIANTES EN BUSCA DE LA “MÍSTICA” SERGIO IVÁN ROSAS ROMERO TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE: COMUNICADOR SOCIAL CON ÉNFASIS EN PERIODISMO DIRECTOR: DANIEL GUILLERMO VALENCIA NIETO PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE COMUNICACIÓN SOCIAL CAMPO PROFESIONAL DE PERIODISMO BOGOTÁ 2017 5
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JAVERIANA ESTÉREO, UNA HISTORIA ESTUDIANTIL. 40 AÑOS DE
ESTUDIANTES EN BUSCA DE LA “MÍSTICA”
SERGIO IVÁN ROSAS ROMERO
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE:
COMUNICADOR SOCIAL CON ÉNFASIS EN PERIODISMO
DIRECTOR:
DANIEL GUILLERMO VALENCIA NIETO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
COMUNICACIÓN SOCIAL
CAMPO PROFESIONAL DE PERIODISMO
BOGOTÁ
2017
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NOTA DE ADVERTENCIA
Artículo 23, resolución número 13 de 1946
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en
sus trabajos de tesis. Solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la
moralidad católica y porque las tesis no contengan ataques personales contra persona
alguna, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia” .
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PTG-E-3
Referencia: Formato Resumen del Trabajo de Grado
FORMATO RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Este formato tiene por objeto recoger la información pertinente sobre los Trabajos de Grado que se presentan para sustentación, con el fin de contar con un material de consulta para profesores y estudiantes. Es indispensable que el Resumen contemple el mayor número de datos posibles en forma clara y concisa.
FICHA TÉCNICA DEL TRABAJO
Autor (es): Nombres y Apellidos completos en
orden alfabético)
Nombre(s): Sergio Iván Apellido(s): Rosas
Romero
Campo profesional: Periodismo
Asesor del Trabajo: Daniel Guillermo Valencia Nieto
Título del Trabajo de Grado: Javeriana Estéreo, una historia estudiantil. 40 años de estudiantes en busca de la “mística”.
Tema central: Construcción de la identidad universitaria de Javeriana Estéreo por el rol y trabajo de los estudiantes a lo largo de su historia
Subtemas afines: Radio universitaria, trabajo estudiantil, periodismo cultural, historia de la radio
Fecha de presentación: Mes: Mayo Año: 2017 Páginas:
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RESENA DEL TRABAJO DE GRADO
1. Objetivo o propósito central del trabajo:_______________________________- Describir parte de la historia de Javeriana Estéreo como radio universitaria
estudiantil, a través del trabajo que los estudiantes han tenido en distintas épocas de su existencia.
2. Contenido (Transcriba el título de cada uno de los capítulos del Trabajo)
Introducción
Marco Teórico
Historia de la radio en el mundo
Historia de la radio en Colombia
Radio Universitaria en Colombia
Identidad de la Radio Universitaria
Javeriana Estéreo: ¿una radio universitaria estudiantil?
Historia Estudiantil de Javeriana Estéreo
Los inicios: pocos estudiantes y un proyecto de radio educativa. Dirección Eduardo Nates (1975-1979) y de Gabriel Jaime Pérez S.J (1979-1983)
Los años de consolidación: estudiantes melómanos en busca de la mística.Jürgen Holberck (1983-1997) y sub dirección de Camilo de Mendoza (1990-2008)
Años de crecimiento: más estudiantes que nunca y giro hacia la programación de contenidos. Dirección de Guillermo Gaviria (1997-2014) y subdirecciones de Tatiana Sánchez y Miguel Carvajal.
Años de transición hacia la radio en vivo: estudiantes entre cambios, incertidumbres y posibles oportunidades. Dirección de José Vicente Arismendi (2014-actualidad) y subdirección de Ernesto Pinilla y Sebastián Ortiz
Conclusiones
Anexos
de Luis
Dirección de
3. Autores principales (Breve descripción de los principales autores referenciados) -Guillermo Gaviria: uno de los académicos que más ha escrito sobre radio universitaria en Colombia.-Gustavo Pérez Ángel: estudioso y analista de radios en Bogotá y Colombia -Rob Quicke: estudioso de la historia de la college radio en Estados Unidos
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4. Conceptos clave (Enuncie de tres a seis conceptos clave que identifiquen elTrabajo).___________________________________________________________
Radio Universitaria, Bogotá, Trabajo Estudiantil, Formación, Javeriana Estéreo.
5. Proceso metodológico. (Tipo de trabajo, procedimientos,
herramientas empleadas para alcanzar el objetivo).
Este trabajo de grado tiene como principal insumo las entrevistas que se realizaron a más de 20 colaboradores o ex colaboradores de Javeriana Estéreo en el transcurso de sus 40 años de historia. Dichas entrevistas tuvieron preguntas generales (con respecto a la identidad de Javeriana Estéreo como radio universitaria) y preguntas específicas (trabajo realizado, remuneración, relación con las directivas, características de los estudiantes, etc...). Así, el núcleo de este trabajo de grado fue el análisis de dichas entrevistas hechas a profundidad sobre un tema general definido y unas preocupaciones de investigación sobre la realización del trabajo universitario, tanto de los estudiantes que lo hicieron como de las directivas que lo guiaron. De igual manera, escuché distintos programas de la emisora en sus últimos 10 años de existencia para formar una conexión con los testimonios que recopilé.
6. Reseña del Trabajo (Escriba dos o tres párrafos que, a su juicio, sinteticen elTrabajo).________________________________________________________________
Este trabajo de grado se centra en el recorrido histórico que ha tenido la emisora
bogotana y universitaria Javeriana Estéreo 91.9 FM en sus 40 años de existencia,
haciendo un énfasis en el papel que han tenido los estudiantes que han trabajado
en ella en distintas épocas. A su vez, el trabajo busca proponer una definición de
radio universitaria, teniendo en cuenta algunos modelos colombianos e
internacionales. El trabajo cuenta con un amplio análisis de las distintas épocas
de la emisora, cada una marcada por el papel que desarrollaron los estudiantes,
guiados por las directrices de la emisora y la Pontificia Universidad Javeriana. La
historia de la radio en el mundo, su evolución en Colombia, el nacimiento y
desarrollo de la radio universitaria, y distintas definiciones de lo que se entiende
por radio universitaria son transversales a todo el trabajo.
III. PRODUCCIONES TÉCNICAS O MULTIMEDIALES
1. Formato (Video, material escrito, audio, multimedia). Material escrito
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2. Duración audiovisual (minutos):
Número de casetes de vídeo: 0Número de disquetes: 0Número de fotografías: 0Número de diapositivas: 0
3. Material impreso Tipo: Monografía Número de páginas:
4. Descripción del contenido______________________________________________La descripción y análisis de las distintas épocas de Javeriana Estéreo en sus cuarenta
años de existencia muestra cuáles han sido los cambios del trabajo de los estudiantes
en dicho medio de comunicación. Así, se evidencia que Javeriana Estéreo, además de
ser un medio de comunicación de la Pontifica Universidad Javeriana, ha sido
históricamente un espacio de formación de estudiantes de distintas carreras. A través
de distintos puntos que unen todas las épocas, el trabajo muestra qué ha cambiado y
qué se ha mantenido, lo cual genera un contraste entre un momento histórico y otro.
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Agradecimientos
A mis padres, Alvaro y Nelly, que sin importar nada siempre me han apoyado con el
motor que ha impulsado todos mis proyectos académicos: su puro e invaluable amor.
Gracias por tanta luz.
A mi hermano, Camilo, que me apagó la luz (eléctrica) en noches de desvelos. Gracias
por las risas.
A Haizea, que es la persona en el mundo, incluso después de mí mismo, que cree
ciegamente y comprometidamente en mí. Gracias por haberlo hecho también con este
proyecto desde sus inicios y sobre todo al final. Este trabajo te tiene, de la manera más
personal, en cada una de sus páginas.
A mis grandes amigos, que me vieron crecer y despelucar por tantas cuestiones banales
y trascendentales. Siempre faltará un café más con Ángel, Santiago, Camila, Adela,
Laura. Nunca dejarán de encontrar en mí a un amigo.
A Juan Carlos Garay y a Miguel Carvajal. Gracias al primero por hablarme de la
mística, y al segundo por iniciarme en los caminos de la rebeldía radial universitaria.
A todos los amigos de la radio, por los que en últimas oprimí cada tecla de mi
computador para escribir este trabajo de grado. Lo crean o no, todos me acompañaron
en este año de escritura, y siempre los sentiré a mi lado: Anita V., Anita Fono, Carito,
Juan Pablo P., Juan Pablo V., Luis Fer, Jaimito, Laura of the sun, CJ Bravo, el Pollo,
Beto Cuevas, Dani, Dora, Alejandra, Santiago A., Camilo Ramos, María Camila
Sánchez, Karen Aroca, Felipe Lineros, Ringo Amaya, Gabriel Castellanos, Luisa, Gali.
Esto es para ustedes.
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Dedicatoria
Para todos los que han pasado por Javeriana Estéreo, y no han salido siendo los mismos.
El 7 de septiembre de este año (2017) la emisora Javeriana Estéreo 91.9 FM va a cumplir
40 años de existencia. Es la radio universitaria más antigua de Bogotá, cuna de muchas
plumas y voces que rondan el panorama periodístico y cultural de Colombia y el mundo,
y para muchos de sus colaboradores y ex colaboradores es, todavía, una escuela de
formación de estudiantes hasta el presente día. Sin embargo, poco se ha escrito de ella en
el ámbito académico. Cada medio de comunicación tiene muchas historias, y la de
Javeriana Estéreo se ha contado por pequeñas partes, muchas de ellas centrando su
atención en aspectos técnicos como el tipo y número de audiencia, su programación o su
presencia en redes.
Al ir investigando sobre un trabajo de grado que se hubiera hecho específicamente sobre
la emisora, encontré un escenario aún inexplorado. Lo más cercano que se puede
encontrar es el completo trabajo que Karen Aroca hizo en el 2014, pues uno de sus
capítulos está dedicado sustancialmente a la historia oficial de la emisora. Entrevistó a
personajes relevantes y se centró sobre todo en los testimonios de los distintos directores
de la emisora hasta el año de escritura de su trabajo. De igual manera tomé las
consideraciones teóricas y preguntas académicas que Guillermo Gaviria ha expresado en
varios artículos concernientes a la radio universitaria, lo cual a su vez está enmarcado en
las aproximaciones históricas que estudiosos como Reynaldo Pareja, Gustavo Pérez y
Nelson Castellanos han hecho de la radio como medio de comunicación en Colombia.
Pero me surgió la pregunta de por qué no se había hecho una historia, así fuera pequeña
y muy específica, sobre los estudiantes que han sido parte de una emisora que se define a
sí misma como universitaria. Claro: leyendo y escuchando había entendido que una radio
universitaria no necesariamente contaba con el trabajo y la participación de los
estudiantes de dicha institución. Entonces, el caso de Javeriana Estéreo sí era particular
por ese hecho histórico, y merecía que al menos durante cierto número de páginas la
atención de un investigador iluminara ese recorrido histórico que ya tres generaciones de
estudiantes han hecho entre micrófonos, café y discos.
Decidí, entonces, hacer este trabajo de grado a partir de ese enfoque (caprichoso, como
todos los enfoques): ver y analizar cuál había sido la participación de los estudiantes en
Javeriana Estéreo. A su vez, la emisora también podría ser descrita bajo este enfoque
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como no solo un medio de comunicación, sino como una escuela que formó a decenas de
estudiantes en el ámbito radial, musical y cultural.
Con ese objetivo en mente, decidí hacer un número bastante amplio de entrevistas con los
colaboradores que fueron y son parte de la emisora. Obviamente hubiera querido hacer
más y más entrevistas, pero por motivos de tiempo, distancia, y pérdida de contacto de
ciertos colaboradores, fue muy difícil hacerlo. Por eso entrevisté principalmente a los
directores de todos los periodos citados, a sus subdirectores de programación y a un gran
número de excolaboradores que fueron estudiantes durante su periodo de trabajo en
Javeriana Estéreo. El criterio de selección de dichos colaboradores se debió a la facilidad
de contactarlos personalmente en la ciudad de Bogotá, y a que hubieran tenido un rol
destacado en su tiempo de estudiantes en J.E. De igual manera, debido a la extensión de
cada entrevista, el proceso de análisis de cada una de ellas demandó una gran cantidad de
tiempo y reflexión.
Me adentré, así, en la memoria de más de 20 personas que han estado relacionadas con la
historia de Javeriana Estéreo. Por medio de sus testimonios pude entender que si se
tomaban grandes rasgos del trabajo estudiantil, era posible dividir la historia de la emisora
en cuatro momentos distintos, obviamente conectados entre ellos pero con cambios y
diferencias que marcaron cada periodo.
Todo esto estuvo enmarcado en una constante reflexión sobre qué es lo universitario y
qué no. Me pregunté muchas veces si las directivas de Javeriana Estéreo o los mismos
estudiantes habían reflexionado sobre la cuestión de la identidad, o si habían trabajado
conscientemente para construir dicha identidad con cada programa, libreto o canción
programada. Y es que esa parece ser una obsesión de las personas que trabajan en las
radios universitarias: distanciarse de lo comercial; ser una alternativa; ofrecerle a ciertos
oyentes un espacio particular, curioso, inquieto, que es casi que imposible encontrar en
las grandes cadenas. También me pregunté muchas veces qué llevó a estas personas,
estudiantes y egresados a quedarse durante años y años en la emisora, con salarios muy
bajos y a veces inexistentes. ¿Qué tenía de especial un lugar que lograba que la gente
trabajara gratis y contenta? Quizás todo tiene que ver con eso que Juan Carlos Garay, ex
colaborador de Javeriana Estéreo, llamó la “búsqueda de la mística”, que si bien es una
metáfora, es una de las formas más especiales de definir qué es lo que generaciones de
estudiantes han ido a hacer a ésta emisora.
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Todo lo anterior y las preguntas que surgen de ello tomaron rápidamente la forma de un
modelo comparativo, pues en distintas entrevistas pude entender que el momento actual
que vive la emisora es de un cambio bastante profundo. Los cambios vividos desde la
segunda mitad del 2014 hicieron que muchos colaboradores históricos de la emisora
renunciaran; para otros, lo que pasó fue que el ambiente de camaradería y familiaridad se
fue desvaneciendo con algunas decisiones, silencios y cambios. Para las directivas
actuales, incluidos ciertos altos cargos de la universidad, lo que se está viviendo es una
transición que traerá más rating, oportunidades para los estudiantes y crecimiento.
Muchas preguntas cayeron sobre el trabajo. ¿Qué otros cambios había vivido la emisora
en el pasado? ¿Todos habían tenido el mismo tinte de descontento que los actuales? ¿A
qué se debían dichas decisiones? Si la emisora formaba parte de la universidad, ¿Por qué
vivió más de 20 años como fundación cultural y sólo hasta el 2014 volvió a formar parte
de la emisora? ¿Había habido algún cambio que pusiera en riesgo la participación y el
carácter universitario de la emisora en su larga trayectoria? Este trabajo es un intento por
responder a esas preguntas.
Evidentemente hubo problemas que se presentaron a lo largo de la investigación. El
principal fue darme cuenta de que era necesario entrevistar a muchos más estudiantes,
para obtener un panorama más plural. Sin embargo, consideré importante dejar una
caracterización general que lograra despertar el interés de futuras investigaciones. En lo
personal, sé que este trabajo podrías ser la semilla del primer libro consagrado a la historia
de Javeriana Estéreo. Otro problema fue la falta de documentación escrita que existe sobre
la emisora y sus estudiantes. La secretaria general actual tiene una lista de contactos de la
mayoría de estudiantes a partir del año 2009, pero sus cargos en ese entonces y los
cambios que vivieron no tienen un soporte en escrito. Esas historias solamente se pueden
encontrar en la memoria de cada uno de ellos.
A raíz de todo esto, propongo así dos capítulos para este trabajo de grado: el primero,
busca describir a grandes rasgos la historia de la radio y cómo se dio en Colombia, para
luego bosquejar cómo surgió la radio universitaria en el país y plantear una posible
caracterización de la radio universitaria y cómo Javeriana Estéreo se inserta en ella. El
segundo, que consiste como tal en la historia estudiantil de la emisora Javeriana Estéreo,
se divide a su vez en cuatro periodos: los orígenes, los años de consolidación, la apertura
y el periodo de transición.
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No propongo este texto como la única historia estudiantil que pueda tener Javeriana
Estéreo, ni creo que la división de épocas de un medio responda a algo más que a una
facilidad metodológica de análisis. Creo que contar lo que los estudiantes vivieron en esta
radio universitaria tiene un doble sentido: el primero, es ver qué les aportó este modelo,
único en Bogotá, para su formación integral como periodistas radiales y culturales, que
más allá de buscar dinero o éxito profesional, buscaban una canción, un sonido, una voz,
una forma de trabajo que los acercara a la “mística”.
El segundo es ver cómo Javeriana Estéreo logró edificar su identidad, su forma de
trabajo, no con equipos modernos ni instalaciones lujosas, sino con el trabajo de
estudiantes apasionados por lo que hacían. De cierta manera, creo que sin ese modelo de
escuela que forma y se deja formar por estudiantes, Javeriana Estéreo dejaría de ser lo
que es para buscarse otra identidad, o para quedarse con una identidad que tienen otras
radios universitarias: ser una radio que simplemente ocupa unos metros cuadrados en el
campus de una institución de educación superior, que en este caso se llama Pontificia
Universidad Javeriana.
Para resumir, diré que este trabajo que ahora tiene en sus manos es el producto de un
estudiante que trabajó 3 años en Javeriana Estéreo con dedicación u pasión, y que intuye,
sin poder comprobarlo teóricamente, de qué trata la mística de la que habla Juan Carlos
Garay. Es, haciendo alusión a ese gran poema de Borges, “un símbolo más” en esa serie
de trabajos que intentan e intentarán explicar por qué ésta radio universitaria se escapa de
las definiciones simples, pues guarda su secreto en la memoria de sus estudiantes.
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2. MARCO TEÓRICO:
2.1 Historia de la radio en el mundo
La radio como invento, revolución tecnológica y luego como medio de comunicación, no
hace tanto parte del azar creativo sino más bien de una larga historia de inventos e
innovaciones que permite llegar a su creación y eventual consolidación. Es decir:
Su presentación es tanto más delicada cuanto los descubrimientos y la elaboración de los
aparatos no obedecieron a una cronología lógica, sino que fueron la culminación de las
investigaciones llevadas a cabo simultáneamente y en distintas perspectivas por equipos
dispersos en el mundo entero (Albert y Tudesq, 2001, p. 11).
Evidentemente, su historia está ligada intrínsecamente a la de Europa, sobre todo a países
fuertemente industrializados (Inglaterra y Alemania), y a la de Estados Unidos, en este
caso protagonista indiscutible de su futura masificación y utilización como medio de
comunicación de masas. Así, inventores europeos habrían logrado poner una base
tecnológica y científica, desde distintos avances que luego se relacionarían, y por su parte
Estados Unidos habría logrado evidenciar tempranamente el potencial comunicador y
comercial de este nuevo invento que fue protagonista indiscutible de la primera mitad del
siglo XX.
Comienzos: tres europeos y el caso norteamericano
Así, se puede comenzar por Europa, y en consecuencia con tres europeos. El primero de
ellos es el escocés James Clerk Maxwell (1831-1879) que en 1864 estableció “una teoría
de conjunto de las ondas electromagnéticas, donde demostró su familiaridad con las ondas
luminosas” (Albert y Tudesq, 2001, p. 12). En cierto sentido, Maxwell fue el padre de la
radio sin saberlo, pues su descubrimiento solamente probaba que las ondas
electromagnéticas tenían ciertas características particulares que permitían agruparlas.
Fue otro europeo, el segundo de esta lista, Henrich Hertz (1857-1894) el que logró
comprobar las teorías de Maxwell y así evidenciar que hay un grupo de ondas, sino unas
ondas muy específicas, a las que llamó “ondas Hertz” . Es con este avance que el tercer
europeo de la lista logra dar un salto verdaderamente significativo: Guillermo Marconi
(1874-1937). Este italiano, que a diferencia de los anteriores dos sí logró vivir parte del
siglo XX, quiso coordinar los avances que Maxwell y Hertz habían hecho para poner en
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práctica una serie de experimentos que tenían como función el intercambio de señales
entre dos puntos geográficos apartados.
Es así como después de unos experimentos iniciales en Italia, en 1896 se mudó a Gran
Bretaña, donde obtuvo su primera patente y logró un avance importante: un intercambio
de señales morse por telegrafía sin hilos a 3 kilómetros de distancia (Albert y Tudesq,
2001, p. 12). Ya con cada año la distancia aumentaría con cada nuevo experimento y se
llegaría, así, a un punto culminante en 1907, cuando Marconi logró el primer enlace
transatlántico de la historia, entre las ciudades de Poldhu y Terra Nova.
Estos avances fueron tan importantes, que revolucionaron el sistema electrónico de
telégrafos de la época. Fue tanto el éxito que el mismo Marconi creó su propia empresa,
“Wireless Telegraph Company”, la cual tuvo sedes tanto en Estados Unidos como en
Europa. Pero, así como se evidenció que la telegrafía podía cambiar y dejar a un lado el
uso de los hilos, las empresas telefónicas también presintieron que algo similar podía
pasar con ellas si comenzaban a utilizar las ondas hertzianas. Sin embargo, el uso de las
ondas con el tipo de transmisión de sonidos del teléfono tuvo varios problemas para ser
adaptado, hasta que finalmente, en 1904, Ambrose Fleming con su lámpara de dos
electrodos, y más importante aún, el estadounidense Lee de Forest con una lámpara
triódica, lograron avances significativos.
Todos los avances relacionados con la telegrafía o el teléfono, en cuanto a ser
inalámbricos, tuvieron un gran soporte económico y estatal debido al contexto histórico
del momento: en 1914, el comienzo de la primera guerra mundial, y luego la segunda
guerra mundial en 1939. Era de suma importancia para los ejércitos de cada nación tener
la posibilidad de que sus tropas se comunicaran inalámbricamente, y muchos de los
avances tecnológicos fueron a parar en el campo de batalla.
Paralelamente, algunos visionarios, sobre todo en Estados Unidos, comenzaron a pensar
que el sistema de difusión por ondas podía tener fines determinados, ya fueran políticos
o deportivos. Es así como el 2 de noviembre de 1920 la estación KDKA de Pittsburgh
(perteneciente a la Westinghouse Electric and Manufacturing Company) realiza un
reportaje sobre la elección de Warren G. Harding, un candidato republicano, y así se da
inicio al uso de la radiodifusión como medio de información política (Albert y Tudesq,
2001, p. 19). Luego pasaría algo similar con la transmisión de un combate de boxeo
Dempsey-Carpentier en julio de 1921 por parte de la Radio Corporation of America
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(RCA), lo cual, según Albert y Tudesq, ligó desde su nacimiento a la radio con la
información deportiva.
En los primeros años de la década de los 20's, el Estado norteamericano tuvo que
solucionar una serie de inconvenientes y crear cierto tipo de regulaciones para que el
sistema de radiodifusión no se convirtiera en un caos. En primer lugar, y sobre todo
después de que la empresa AT & T, lanzara en 1922 su primera estación WEAF en Nueva
York, el gobierno estadounidense decidió que las emisoras de radio se podían financiar
mediante la publicidad, porque hasta el momento eran las mismas compañías las que
tenían que asumir los costos elevadísimos de cada transmisión.
Pero esto solamente le dio paso a una especie de “radio boom” que desencadenó en la
creación exponencial de distintas estaciones de radio. Tal como lo dicen Albert y Tudesq,
“tras un periodo de libre actividad, casi completo, practicado por Hoover, de 1922 a 1927,
la multiplicación de las estaciones emisoras 8578 en 1925, 700 en 1926)-con
interferencias y el caos que resultó- provocó la organización de las frecuencias” (Albert
y Tudesq, 2001, p.20).
Así nace el concepto de cadenas de radio, actual en la actualidad, siendo muy
representativa aun la National Broadcasting Corporation o NBC, dueña de varias
estaciones y que permitía que otras fueran abonadas a sus distintas frecuencias. Nacieron
a la par distintas estaciones regionales o independientes, y muy pronto “se constituyeron
estaciones no comerciales a cargo de universidades u organizaciones religiosas, sin poder
rivalizar con la radio comercial” (Albert y Tudesq, 2001, p. 21).
Los años 30: década de consolidación
Si hay una década definitiva para que la radio sea lo que es hoy en día, son los años finales
de 1920 y los comienzos de la tercera década del siglo XX. Varias razones sobresalen en
la importancia de este momento histórico: las técnicas se perfeccionan, los estudios se
separan de las antenas de emisión, los oyentes crecen, la potencia difusora de las emisoras
aumenta. Y sobre todo entran a jugar dos elementos claves: la radio como difusora de
propaganda y el beneficio económico que puede producir.
Fue tanto el crecimiento de los oyentes, que una señal importante para medir el
crecimiento de la radio como medio de comunicación fue la cada vez más notaría
intervención del Estado en la repartición de las longitudes de ondas fijadas para cada país.
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Hubo varias conferencias a lo largo de los años 30 en Europa, cuyo objetivo central era
establecer los parámetros de dichas distribuciones.
¿Por qué los oyentes de radio crecieron de tal forma tan exponencial? La respuesta que
da a ésta pregunta Albert y Tudesq tiene que ver con los bajos precios a los que se
comenzaron a vender los radios caseros. El perfeccionamiento de la elaboración de los
aparatos receptores hace que los precios de producción bajen considerablemente, y así
cada radio comenzó a costar menos. De igual manera, avances en la modulación de las
corrientes de las emisoras, permite que haya más programas en cada estación, lo que
incrementa el número de programa musicales, que tienen una alta popularidad en los
oyentes de ese momento.
Así, con precios bajos y buenos programas de música, las compras y la audiencia se vieron
disparadas. Cada vez más hubo una consolidación del monopolio de producción de los
aparatos (en gran parte debido al cierre de muchas empresas en Estados Unidos por la
crisis financiera de 1929) con lo que los bajos precios estaban asegurados. Una cifra
reveladora es que ya para 1933 “el 62% de las ventas de radio correspondían a la
renovación de los aparatos anticuados” (Albert y Tudesq, 2001, p.36).
La profesionalización de la radio no es muy diferente de la que ocurre con otros medios,
tal como pasó con la prensa. En un comienzo sus locutores se dedicaban a leer las noticias
que aparecían en los periódicos, pero con el tiempo se vio la urgente necesidad de ir
creando puestos sumamente relevantes para el funcionamiento técnico y periodístico de
cada programa.
Con esto, se crean nuevas profesiones que se conservan hasta la actualidad: realizador,
productor, locutor, animador, periodista, así como otros que poco a poco van quedando
en el olvido: reparador y vendedor de aparatos de radio.
El otro gran cambio de los años 30 fue sin duda la entrada de la publicidad, como ya se
había mencionado más atrás. “La radio se constituyó en un instrumento de mercado por
efectos de la publicidad, de las informaciones económicas, de la atención hacia los libros
y más aún de los discos, y por las modas que difunde” (Albert y Tudesq, 2001, p.37).
Pero no sólo la publicidad o la profesionalización se acrecentaron en la década crucial de
los 30. Hubo dos elementos que sin lugar a dudas comenzaron a marcar a la radio como
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un medio de suma importancia: la difusión cultural y la ideología política detrás de su
uso.
Con respecto al ámbito cultural, muchas actividades que no habían sido concebidas para
radio comenzaron a difundirse en ella: conciertos, canciones, obras de teatro,
conferencias, lecturas de extractos de libros o periódicos. Sin embargo, nuevos géneros
como las radio novelas o el radioteatro fueron supliendo la necesidad de retransmitir otros
productos culturales.
Lo que mostraba éstas difusiones e innovaciones era la importancia que se le daba a lo
cultural para ser compartido y escuchado. Europa y sus diferentes estaciones son un claro
ejemplo, más que en Estados Unidos, de ese genuino interés por difundir el patrimonio
cultural de cada nación. Así, más de la mitad de los programas generalmente estaba
consagrada a la música. Vale la pena resaltar que los programas enfocados al
entretenimiento fueron muy populares en Estados Unidos y Francia, ya que las estaciones
comerciales utilizaban la gran popularidad que producían para atraer a más oyentes.
Con respecto al papel político de la radio hay una preferencia de ciertos autores
académicos por situar su comienzo con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. Si bien
este suceso terrible tuvo mucho que ver, no hay que olvidar que unos años antes ya se
estaba utilizando la radio como difusor de ideas políticas. Un ejemplo claro es el programa
“Charlas al calor de la lumbre” que el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt
inauguró en 1933, en el cual se apelaba a la opinión pública por determinadas causas o
visiones políticas.
Las razones para que esto suceda no son nuevas, y como ya se ha señalado en este trabajo,
las similitudes con el caso de la prensa son enormes. Ad portas de 1938, la radio va
tomando un rol que se va a convertir en casi único, al menos hasta los años 60: es antes
que nada un instrumento de movilización de espíritus. (Albert y Tudesq, 2001, p.39).
Pero ¿por qué sucede esto con la radio y en esos años? “Las razones para manipular o
convencer se multiplican, sin duda, en el instante mismo en que la técnica ofrece a un
mayor número de personas los medios para hacerlo. ¿En qué condiciones la sociedad de
mañana podría escapar a este terror dulce que, según algunos, la amenaza? ¿En qué
condiciones las sociedades democráticas y liberales, herederas del espíritu del Siglo de
las Luces, podrían acortar esta distancia, cada vez mayo, entre su ideal de libertad para el
comercio de las ideas y las realidades de su ejercicio? (Balle, 1991, p.449).
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La cita del académico y filósofo Francis Baile permite resumir en buena medida lo que
ocurrió con la radio entre 1939 y 1945, sobre todo en los países totalitarios: con la
masificación y progreso de la radio, era posible llegar a casi todos los hogares que tenían
que sufrir el flagelo de la guerra, y así difundir ideología que estuviera respaldando el
actuar del gobierno de turno.
La URSS hizo que las 14 repúblicas que la conformaban tuvieran cadenas de radio
totalmente ligadas a Moscú, desde donde se emitían publicidades del Partido Comunista
en gran porcentaje de la programación. La independencia de las emisoras locales era casi
nula. En Italia, Mussolini hizo crear un programa llamado “la crónica fascista”, la cual
era transmitida tres veces por semana y que “elogiaba el heroísmo, la violencia, la
hegemonía fascista en el Mediterráneo” (Albert y Tudesq, 2001, p.41).
Quizás el caso más emblemático sigue siendo el de la Alemania nazi, que bajo Goebbels,
ministro de Propaganda, hizo de la radio alemana un instrumento esencial del poder nazi.
Todas las empresas regionales fueron integradas a la Cámara de Difusión Radiofónica,
que se transformó en un organismo estatal.
La cultura fue puesta al servicio de la ideología, y las obras musicales de muchos artistas
judíos fueron proscritas. Los discursos de Hitler eran transmitidos con especial cuidado,
y los radios que se comenzaron a vender por esos años dificultaban la escucha de
estaciones extranjeras, obligando a los oyentes a quedarse solamente con la radio
nacional.
Todos estos casos dan un giro radical en 1945 con el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Así como lo expone Francis Balle, Estados Unidos y Europa comienzan a preocuparse
por la libertad de expresión, y en la manera de crear ciertas regulaciones para que la radio,
y otros medios de comunicación no vuelvan a caer en un olvido de los valores heredados
por el Siglo de las Luces:
A nombre de la responsabilidad social de los medios, los estadounidenses consideran que
es necesario superar la concepción liberal de la información, calificada por igual de
clásica u ortodoxa. Dentro de este mismo espíritu, los europeos, por iniciativa de los
franceses y del Vaticano, sustituyen por la noción del derecho del público a la
información la de la libertad de prensa o de la libertad de información. Nacidas
inmediatamente después de la guerra, las problemáticas norteamericanas y europea
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convergerán, a todo lo largo de los años setentas, en el alegato de Jean d’Arcy en favor
del derecho del hombre a la comunicación (Baile, 1991, p.185).
Se llega así a un momento clave en que la radio, y luego la televisión, estarán en el lugar
más alto de importancia dentro de las sociedades de masas como unos medios de
comunicación a los que los individuos y ciudadanos tendrán el derecho de acceder,
criticar y usar. Pero no solamente en Estados Unidos, Europa y la URSS la radio tuvo un
papel preponderante e influyente en sus sociedades. Latinoamérica no estuvo ausente de
este cambio y Colombia, mucho menos.
2.2 La radio en Colombia: 1923-1977
En Colombia, la evolución y difusión de los distintos medios de comunicación ha estado
marcada por contextos económicos y sociales muy definidos, que han hecho que algunos
medios sean más populares que otros. El caso de la radio es muy particular. Investigadores
como Reynaldo Pareja, afirman que la radio en Colombia ha debido su popularidad y
temprana consolidación como medio de comunicación indispensable para muchos
colombianos por una razón no muy alentadora: las altas tasas de analfabetismo con las
que el país comenzó las primeras décadas de siglo XX.
Si bien la radio, como se vio más atrás, tuvo una fuerte relación con las políticas de Estado
en países europeos, soviéticos y Estados Unidos, la mayoría de su población ya contaba
con un sistema educativo fortalecido y con unas políticas públicas que fomentaban el
temprano acceso a la educación primaria, por lo cual la prensa era leída por una parte
considerable de la población. Con esto, la radio no era el único medio por el cual las
personas de dichas sociedades se informaban, siendo la radio simplemente otra opción
donde también podían encontrar más fácilmente entretenimiento o programas musicales
o culturales.
La radio fue el primer medio verdaderamente masivo en un contexto social donde las
tasas de analfabetismo fueron altas aun hasta mediados del siglo XX, de manera que el
medio radial fue clave no solo en la amplificación de la oratoria política, sino también por
hacer perceptible para las masas iletradas el tema político a través de un periodismo que
les hablaba en sus propios códigos (Pareja, 1984, p.19).
Colombia, sin embargo, encontró en la radio una manera para informar a la población
analfabeta sobre lo que acontecía, creando así un vínculo emocional y de identificación
26
muy fuerte con ciertas emisoras, desde los años 30 o 40, lo cual no pasó de esa manera
con la prensa.
Pero ¿cómo se popularizó la radio en Colombia si la tecnología con que se transmitían y
recibían las señales de radio estaban aún muy lejos de llegar al país? Así como pasó en
otros países, donde el caso emblemático es Estados Unidos, en Colombia la radio tuvo
una temprana difusión gracias a los aficionados de este nuevo medio que comenzó a
aparecer en la casa de algunos curiosos. Eso, y a la llegada de las compañías europeas de
radiodifusión al país, lo cual es también de suma importancia para este breve recorrido
histórico.
Así, algunos aficionados con conocimientos básicos de ingeniería, logran captar las
transmisiones internacionales en onda corta, mediante la fabricación rudimentaria de
receptores de galena, los cuales podrían captar las señales de radio en la amplitud
modulada o AM. Tuvo que ver, evidentemente, la llegada de la primera estación
radiotelegráfica de Marconi hacia 1915, al igual que la primera estación internacional de
Morato, en el municipio de Engativá, el 2 de abril de 1923, bajo el gobierno del general
Pedro Nel Ospina. Tanto el sistema de comunicaciones colombiano como las
instalaciones que pertenecían a la compañía de Marconi, se le dan en concesión al
gobierno de Ospina durante 20 años (Aroca, 2014).
Según Pareja, la llegada de la radio en Colombia, en comparación con el contexto global,
fue tardía, ya que el nacimiento de la radiodifusión oficial tiene la fecha de 1929. Para el
investigador, en Estados Unidos la radio se consolida como medio de comunicación en
1920; le siguió Francia en 1921; el primer país latinoamericano en tenerla fue Argentina,
en 1922, al igual que otros países como Dinamarca, Rusia e Inglaterra; Alemania,
Australia, Bélgica, Suiza y países Escandinavos en 1923.
Ésta primera radiodifusora fue inaugurada oficialmente el 7 de agosto de 1929, por el
presidente Miguel Abadía Méndez, la cual se llamó en un comienzo la emisora HJN, pero
luego cambiaría a un nombre mucho más conocido: Radiodifusora Nacional de Colombia.
Elías Pellet Buitrago crea la que se conocería como la primera estación de radio privada
en Colombia. Con un rudimentario equipo de 15 W, identificándose con la sigla HKD,
cuyo nombre más adelante sería “La Voz de Barranquea”, Pellet comienza a emitir cortas
transmisiones desde su casa en Barranquilla. No obstante, la primera emisora de carácter
comercial es fundada por Gustavo Uribe Thornschmidt y Roberto Jaramillo, en enero de
27
1930 con la HKF, “Colombian Radio & Electric Corporation”. En ese mismo año también
se fundan emisoras de carácter experimental como la HKA, “Voz de Colombia”, de Jesús
Amórtegui; la HKB, “Voz de Tunja”, de Pompilio Sánchez; la HKE del Observatorio
meteorológico de San Bartolomé de la Merced; la HKJ de Antonio Barona y la HKK de
Miguel Rivas, en Cali; y, finalmente, la HKT de Alberto Hoyos de Manizales (Pareja,
1984, p.30).
Rápidamente, muchos empresarios se dan cuenta que la radio está tomando una fuerza
indiscutible en la sociedad colombiana, y no demoran en crease muchas más emisoras.
Pareja señala un dato que resalta este hecho: ya para 1934, a menos de diez años de
haberse fundado la primera radiodifusora oficial en Colombia, ya el número de emisoras
se había duplicado. Todo esto se da gracias al decreto 423 del 28 de febrero de 1931, el
cual otorgaba las licencias de funcionamiento. Estas licencias comerciales no tenían
contrato, pero sí se le debía pagar al gobierno nacional la suma de $200 pesos anuales.
Las emisoras experimentales tenían un precio mucho menor, solo de $10 pesos al año, lo
cual también explicaría el porqué del rápido crecimiento de muchas otras estaciones de
radio: al ser el costo mucho menor, varias iniciativas se creaban para comenzar a
experimentar con emisoras, modelos de programación y acogida en la gente que
comenzaba a aficionarse cada vez más con la radio.
Es así como llega la HKM en Bogotá, más conocida como “Voz de Chapinero”; dos en
Medellín (la HKN, más adelante “Ecos de la Montaña” y la HKO “Medellín Radio”); y
una la HKR en Cali, emisora de Enrique Oroya. Muchas de éstas emisoras, como las
mencionadas anteriormente, programaban sus contenidos musicales dependiendo de los
gustos de los dueños de las emisoras. Así, se creó una especie de selección musical
dependiendo de la procedencia de clase de los dueños. Había programas tanto de música
clásica (para algunos selectos) como música típica colombiana (Aroca, 2014).
Pareja destaca que la guerra también tuvo un papel determinante en el apoyo del gobierno
colombiano hacia la radio, tal como pasó de manera más evidente en Estados Unidos y
Europa, tal como ya se mencionó. Aunque en Colombia no haya habido una guerra tan
prolongada y cruenta como la Primera o Segunda Guerra Mundial, sí es determinante el
momento de la guerra contra la republica de Perú (1932). Unos radioaficionados logran
ayudar al gobierno colombiano para que se establezca una comunicación inalámbrica
entre las fuerzas armadas que se encuentran en la frontera y el gobierno colombiano, con
sede en Bogotá.
28
Queda demostrado con eso la capacidad que tiene la radio como un medio que puede ser
utilizado perfectamente para un fin militar o político, marcando un antecedente
importante en la historia de la radio colombiana.
Sin embargo, la consolidación de la radio en Colombia no tiene un enfoque militar, ni
estatal, sino privado y comercial. Esto se debe principalmente a que el modelo del cual se
basaron los fundadores de la radio en Colombia fue la radio estadounidense.
Según Pareja (1984), “sobra repetir que para finales de 1934 el modelo de radiodifusión
implantado en el país era el de la radiodifusión comercial, importado desde Estados
Unidos. Sin embargo, es necesario analizar un poco más en detalle por qué fue adoptado
dicho modelo comercial y no un modelo europeo no - comercial” (Pareja, 1984, p.23)
La industria colombiana de ese entonces necesitaba darle un mayor espacio a un tipo de
publicidad que ayudara a consolidar los mercados nacionales. El medio que mejor
cumplía este requisito era la radio, pues tenía la característica de hacer publicidad
masivamente.
Tal como pasó como con las emisoras en Estados Unidos, pronto caló la idea de que una
emisora no era una empresa arriesgada sino una gran inversión. Con esto, se volcó casi
en su totalidad la preferencia de hacer rendir lo mayor que fuera posible a las emisoras en
el sentido comercial de su concepción. “No podía ser otra que una radio comercial, tanto
por los criterios de sus iniciadores como por las necesidades de un mercado del cual se
nutre y sirve” (Pareja, 1984, p.26).
El giro radical hacia lo comercial tiene que ver con un periodo presidencial muy
importante para la industria y el comercio en Colombia: el comprendido entre 1934 y
1938, presidencia del liberal Alfonso López Pumarejo. Son años de intensas reformas en
donde la industria tiene que aprovechar el momento y encontrar rápidamente formas de
promocionar y aumentar el consumo de sus productos en muchas partes de territorio
nacional.
Pareja destaca un caso muy diciente, que es el antioqueño. Para 1935, muchas de las
grandes empresas industriales antioqueñas como la Compañía Colombiana de Tabaco,
Fabrica de Hilados y Tejidos del Hato (Fabricato), Cervecería Unión, Laboratorios Uribe
Ángel, Compañía Nacional de Chocolates, compraron acciones de la fundación de la
emisora “La voz de Antioquia”.
29
Con este tipo de antecedentes, es evidente que las directrices administrativas, de
programación y contenidos de la radio en Colombia comenzaron a responder casi en su
totalidad a lo comercial. “La radio quedó así limitada a ser vehículo de mayor alcance
publicitario en función de las necesidades de la industria y el comercio: el cultivo, la
ampliación y fortificación de los mercados nacionales” (Pareja, 1984, p.42).
Este sería un paso sumamente importante para lo que se vendría: la creación de cadenas
radiales.
Pareja marca el punto definitivo de la consolidación de las cadenas radiales en el año de
1945. Esto debido a dos motivos: los grandes avances tecnológicos en radiodifusión que
había dejado la Segunda Guerra Mundial, y los intereses económicos de los mercados
internacionales de entrar en Colombia.
Aunque el antecedente de las cadenas de radio en Colombia fue la transmisión que logró
Enrique Ramírez G, con un programa de música en vivo de quince minutos que se emitía
a través de seis emisoras en de la época, duró poco tiempo y no se equipara con la llegada
de otro tipo de iniciativas.
La más relevante fue la del argentino Juan Carlos Ambrosio, creador de la “Cadena
Kresto” :
La cadena había tenido éxito en su país de origen, Argentina y en las diversas ciudades
latinoamericanas donde había sido iniciada: Lima, Río de Janeiro, Caracas, México, La
Habana. La principal atracción de la programación consistía en traer al país las grandes
figuras de la canción latinoamericana, imposibles de contratar por una sola emisora local
a causa de los precios tan elevados. La cadena lograba financiar las presentaciones por
medio de giras organizadas en los diversos países donde ya existía una “sucursal” de la
cadena. Durante un año la radio audiencia colombiana escuchó todas las noches, en un
programa de media hora, los más cotizados cantantes latinoamericanos como Pedro
Vargas, Libertad Lamarque, Lupita Palomera y el Trío Calavera. El programa era
retransmitido por unas 23 emisoras en las ciudades principales (Pareja, 1984, p.52).
Para 1945, un grupo de empresarios y políticos que son socios del periódico El Liberal,
entre los que se encontraban “el expresidente Alfonso López Pumarejo y su hijo Alfonso
López Michelsen, Carlos Sanz de Santamaría, Jorge Soto del Corral, José Gómez Pinzón,
Alberto Arango Tabera, Luis Uribe Piedrahita, Cesar García Álvarez, Enrique Toro,
Emilio Toro Villegas, Mario Santo Domingo, Hernán Echavarría y otros” (Pérez y
30
Castellanos, 1998, p.97), le encomiendan a Genaro Payán que se organice una gran
emisora con dos frecuencias en onda corta y una en onda larga. Logran conseguir la
licencia en 1946 y nombran al proyecto “Radiodifusión Interamericana” . Ya en 1948
tenían todo listo para emitir, pero no lo habían hecho de manera oficial. Lo hacen a partir
de ese año con motivo de las revueltas del 9 de abril de 1948, lo que comúnmente se
conoce como “El Bogotazo”.
Durante la emergencia política del mes de abril de este año, Hubert Simons facilitó a las
Fuerzas Armadas los transmisores de onda corta para comunicarse con todas las
guarniciones del país. Durante los tres meses siguientes el Ministerio de Guerra transmitió
un programa con el nombre de “La Hora de las Fuerzas Armadas”, a través de los
transmisores de Simons (Pareja, 1984, p.55).
Tal como explica en su trabajo de grado la comunicadora social Karen Aroca, es acá
cuando el empresario William Gil Sánchez cobra especial relevancia, pues mientras la
capital estaba en una profunda crisis, Medellín y sus empresarios estaban en relativa
calma. Gil es propietario de Emisoras Siglo XX, y desde hacía un tiempo había querido
entrar en la radiodifusión en Bogotá. Así, les propone a los dueños de Radiodifusión
Interamericana la compra del 50% de la empresa; ellos aceptan y le cambia le nombre a
Emisoras Nuevo Mundo. El 30 de junio de 1948 constituye la sociedad Emisoras Nuevo
Mundo S.A. Así, desde ese momento, la cadena se forma entre la ya existente Voz de
Antioquia, RCO de Cali y la Emisora Nuevo Mundo, la nueva cadena radial colombiana
que ahora se conoce como CARACOL (Aroca, 2014).
A partir de ese momento, y marcando el inicio de la década de los años 50’s, comienza
una etapa muy importante para la radio en Colombia: la creación de cadenas de radios. Si
bien Caracol había marcado la pauta, luego vinieron casos similares.
En el mismo año de 1948, exactamente el 7 de julio, Fabricato quería celebrar sus bodas
de plata transmitiendo un concierto que hacía parte de un especial musical que se había
estado transmitiendo por algunas emisoras del país. Sin embargo, la Voz de Antioquia
tenía exclusividad con Coltejer, y eso llevó a que la rama de los Echevarría dueños de
Fabricato buscaran otras emisoras para poder transmitir su programa especial (Pérez y
Castellanos, 1998, p.100).
Dos emisoras escucharon el llamado de Fabricato: Voz de Medellín y Nueva Granada de
Bogotá, que acababa de recuperar el derecho a usar su nombre debido a unas sanciones
31
que le habían impuesto en abril de ese mismo año. Así, con la unión de estas dos emisoras
nació la Radio Cadena Nacional, o RCN, que con el tiempo iba a ir ampliando el número
de emisoras asociadas.
Luego vendría la creación de la cadena Todelar, por iniciativa de Bernardo Tobón de la
Roche, un hombre de Manizales que se había dedicado a la radio desde muy joven. Él
mismo fundó la emisora La voz de Cali, que luego uniría a otras tres emisoras de la misma
ciudad. A partir de una reunión en 1956 con una asociación obligatoria que había nacido
en 1948 (Anradio), Todelar pudo vincular a su cadena a otras 13 emisoras. Según el texto
citado de Pérez, dicha acción:
(...) le dio un carácter nacional, entrando a competir con las dos cadenas previamente
establecidas. Dos años después, el mismo gestor, aprovechando que la afiliación a
Anradio había dejado de ser obligatoria, fundó Federadio. A esta nueva asociación se
afiliaron todas las estaciones vinculadas a Todelar y algunas independientes (Pérez y
Castellanos, 1998, p.101).
Vale la pena rescatar el nacimiento de la cadena Sonar, que se dio a partir de Jaime Tobón
de la Roche. Hacia 1964, y después de una división con Todelar, este Tobón de la Roche
fundó la Sociedad Nacional de Radiodifusión, que agrupó a otras empresas radiales.
Luego, se uniría con otra organización llamada Cran, de unos empresarios antioqueños,
formando el grupo Cran-Sonar, con un total de 20 emisoras. Fueron muy exitosos en la
transmisión de eventos deportivos, pero se disolvió en los años 80’s y casi todas las
emisoras terminaron formando parte de Caracol (Pérez y Castellanos, 1998, p.101).
Finalmente, se debe tener en cuenta para este trabajo el precedente tan importante que fue
Radio Sutatenza, la pequeña emisora que el padre Joaquín Salcedo había fundado en 1948
de 200 vatios. La idea de dicha radio era ser un vehículo de alfabetización en el municipio
de Sutatenza, donde sus habitantes, principalmente campesinos, tenían índices de
alfabetización enormes.
El padre repartió entre la población varios receptores de muy bajo costo, que fueron
utilizados en común para recibir clases a distancia. Con la ayuda de unos auxiliares de la
parroquia de Sutatenza, los alumnos radiales escuchaban clases sobre diversos temas muy
relacionados con su cotidianidad en el pueblo. También se elaboraron cartillas ilustrativas
que les permitieran seguir atentamente cada una de las transmisiones.
32
El Estado, asombrado por el proyecto, decidió declarar a las “Escuelas Radiofónicas”
como empresas de “utilidad común” (lo que daría el inicio a las radios comunitarias del
presente), las cuales tenían unos beneficios como “una exención total de impuestos,
facilidades de importación para sus equipos y auxilios pecuniarios provenientes del erario
público” (Pérez y Castellanos, 1998, p.102). La UNESCO también le dio a este tipo de
proyectos importantes ayudas económicas.
Ese fue el inicio de la Acción Cultural Popular ACPO, que no sólo tuvo emisoras sino un
periódico llamado El Campesino. En un momento la asociación intentó entrar en la
programación comercial, pues los costos de emisión estaban resultando excesivamente
caros y necesitaban lograr una autonomía económica. Aunque se unieron a esta causa
pesos pesados del escenario radial y empresarial del país, como Jardany Suárez y
Fernando Gutiérrez Riaño, la competencia con las otras tres cadenas de radio del país fue
demasiado desequilibrada y el proyecto comercial no prosperó. Otro de los factores,
según el estudio de Pérez y Castellanos (1998) fue la imagen netamente educativa que
tenían las emisoras como Radio Sutatenza, lo cual no permitió un florecimiento
económico autónomo. La historia de la asociación termina en los años 80, cuando las
frecuencias y las instalaciones de la ACPO fueron vendidas a Caracol.
Este panorama que se ha descrito hasta este punto, puede ayudar a entender el contexto
en el que nació Javeriana Estéreo (oficialmente en 1977) pues la radio universitaria
siempre se ha movido entre los dos extremos que se han podido ver. Por un lado, y tal
como se afirma en el texto de Pérez y Castellanos (1998), la competencia de las grandes
cadenas radiales ha sido un factor decisivo en la evolución y expansión de la radio
comercial en Colombia. Por el otro, proyectos culturales y educativos como Radio
Sutatenza o la ACPO han sido vistos con admiración, pero han resultado poco atractivos
para la pauta comercial o para un apoyo constante e ininterrumpido por el Estado. Se crea
una especie de paradoja: si bien el Estado considera que este tipo de emisoras brindan un
espacio de aprendizaje y de transmisión de un tipo de cultura que es difícil encontrar en
la radio comercial, le pide al mismo tiempo que busque otro tipo de financiación que no
sea la estatal.
Y ese punto, el de la financiación, ha sido uno de los principales dolores de cabeza de la
radio universitaria, no sólo en Colombia, sino en la región.
33
Como ya se ha visto, la historia de la guerra muchas veces ha estado ligada a la historia
del progreso tecnológico. Claro: la radio y su evolución y consolidación como medio de
comunicación estuvo directamente relacionada con la Primera Guerra Mundial, y la radio
universitaria estuvo ahí casi que desde el comienzo. Así lo relata Rob Quicke, académico
y fuerte impulsor de la radio universitaria de la universidad de Paterson, en un breve texto:
The youth who had grown up since Marconi’s invention before the turn of the century
would come to see radio as an essential communication tool for both peacetime and also
war. The US government wanted amateur radio enthusiasts to enlist in the First World
War effort. In 1917 “thousands of amateurs responded to the cali as the government “set
up radio schools for men and women at local YMCAs and college and universities
(Douglas, S. 298) (Quicke, 2014, p.29).
Si bien las primeras iniciativas de tener estaciones o transmisiones de radio en los
principales centros educativos de Estados Unidos respondieron a un llamado del
Gobierno, más adelante serían las mismas universidades las que se encargarían de tomar
esa bandera como propia.
Antes de eso, hubo un precedente importante: en los años 20, con el fin de la guerra y con
la rápida expansión de las emisoras AM en territorio norteamericano y su rapidísima
relación con el mundo empresarial y comercial, el gobierno de Estados Unidos, y sus
ciudadanos, comprendieron casi de inmediato que la radio comercial también debía de
tener un contrapeso educativo y cultural. Si bien la radio era entretenimiento, no se debía
quedar solo en eso.
El año fundacional de la radio universitaria en Estados Unidos podría ser establecido
como el de 1922. Ese año se dio la primera conferencia académica en radio,
concretamente en la Tufts University de Massachusetts. Sin embargo, otras estaciones de
radio pertenecientes a universidades se siguen debatiendo para establecer cuál fue la
primera entre todas. Quicke menciona algunas que es importante tener en cuenta: la
universidad de Wisconsin (que al parecer transmitió reportes sobre los inicios de la
Primera Guerra Mundial) o la estación de la Brown University, en Providence, del estado
de Rhode Island (Quicke, 2014, p.30).
Estas primeras emisoras marcaron una línea que, casi de manera automática, siguieron
las emisoras universitarias a lo largo y ancho del continente, e incluso en Europa: ser el
2.3 Radio universitaria. Inicios: caso de Estados Unidos y de Argentina
34
canal de comunicación por el cual se transmitía el conocimiento académico que se
producía en dichos centros del saber. Se volvieron populares los cursos a distancia, al
tiempo que incluían en su programación contenidos deportivos o programación musical
de distintos géneros.
Una particularidad de los comienzos de las radios universitarias en Estados Unidos, es
que muchas se establecieron en universidades pertenecientes a áreas rurales
predominantemente agrícolas. Por ejemplo, dos de las primeras estaciones de radio de
carácter universitario fueron las de WOI en la Universidad Estatal de Agricultura de Iowa
o la KFDY en la Universidad Estatal de Agricultura de Dakota del sur.
Al comienzo hubo un “boom” de creación de radios universitarias: entre 1921 y 1936, el
gobierno norteamericano aprobó 202 licencias de estaciones de radio para universidades.
Si bien el número es altísimo, no hubo la continuidad que se hubiera esperado. Ya para el
primero de enero de 1937 solo 38 estaciones de radio educativa estaban operando; 164
estaciones habían dejado que o expirara su licencia, o que fuera revocada, o que fuera
adjudicada a otros dueños que no fueran una universidad (Quicke, 2014, p.31).
Pero, ¿y qué estaba pasando en Latinoamérica por los mismos años? Hay que remontarnos
a Argentina, pues su historia radial es también la historia de la radio del mundo. El 27 de
agosto de 1920, se hizo la primera transmisión radiofónica en dicho país, que luego
Enrique Susini diría que fue la primera del mundo, ya que no fue un hecho de una sola
vez. Si bien la primera transmisión fue la de la ópera Parsifal de Richard Wagner que se
estaba presentando en el Coliseo de Buenos Aires, durante 19 días seguidos siguieron
transmitiendo el repertorio teatral de la temporada de ese año.
Más allá del dato histórico, lo realmente impresionante es la rapidez con que la radio llegó
al ámbito universitario argentino. Solamente 3 años después de la transmisión hecha
desde el Coliseo, un anuncio del presidente de la Universidad de La Plata daría inicio a
la relación entre radio y academia:
El 23 de noviembre de 1923, el Dr. Benito Nazar Anchorena, presidente de la Universidad
Nacional de La Plata, encomendó la tarea de instalar “una oficina radiotelefónica de alta
potencia, capaz de transmitir a todas las regiones del país las conferencias que se dictaban
en el ámbito universitario, con el objetivo de contribuir a la labor de extensión que la
universidad realizaba”. Unos meses después, el 5 de abril de 1924, en la sede del Colegio
35
Nacional, se daba por iniciada de manera oficial las emisiones regulares de la Radio de la
Universidad Nacional de La Plata (Rotman, 2014, p.39).
¿De dónde vino esa motivación para que Nazar Anchorena impulsara con tanto ahínco la
utilización de la radio en la universidad de la que era presidente? Al parecer, todo el
movimiento tuvo su génesis con la llamada “Reforma de Córdoba”, que fue “un
movimiento estudiantil argentino fundado para la configuración de la universidad, no solo
de Argentina sino de toda la región” (Gaviria, 2014, p.49).
Todo el movimiento fue iniciado por José Ingenieros, quien en un texto llamado “La
universidad del porvenir” proponía ideas que luego fueron retomadas por las radios
universitarias. Por ejemplo, la idea de que la universidad debe tener principios que se
puedan transmitir o aplicar a toda la sociedad, implicando una responsabilidad con la
extensión del saber, está presente en Ingenieros, tal como lo rescata Guillermo Gaviria en
un texto publicado en 2014, donde cita un estudio realizado por Susana Villavicencio y
Patrice Vermeren sobre filosofías de la universidad y donde se cita a José Ingenieros: “La
misión de la universidad es fijar principios, direcciones, ideales que permitan organizar
la cultura superior al servicio de la sociedad” (Gaviria, 2014, p.49).
Fueron estos ideales materializados en la Reforma de Córdoba la que impulsó la radio
universitaria en Argentina, y aunque surgió temprano, no tuvo el mismo auge que en
Estados Unidos. En 1958 se fundó la LW1, la radio de la Universidad Nacional de
Córdoba, que fue la tercera radio universitaria en Argentina después de que se hubiera
fundado en 1931 la LT10 De la Universidad Nacional del Litoral.
Aldo Rotman, quien fue presidente de la Asociación de Radios Universitarias de
Argentina (ARUNA) hasta 2016, señala en un breve texto que solamente hasta los años
80, con la llegada de la democracia a Argentina, habrá una expansión considerable de las
radios universitarias en el país (Rotman, 2014, p.40). Sin embargo, por cuestiones de
presupuesto y la competencia desmedida con las radios comerciales (como en el caso de
radio Sutantenza en Colombia) las emisoras universitarias debieron luchar para que las
leyes las protegieran ante las amenazas presupuestales que significaba jugar con las
mismas reglas con las que jugaban los grandes grupos de medios.
36
Según Guillermo Gaviria, quien fue director de Javeriana Estéreo durante 17 años, la
importancia de la Reforma de Córdoba y las radios universitarias de Argentina fue tal,
que llegó a Colombia en 1933 (Gaviria, 2014, p.51).
Ese año se fundó en Medellín, el 9 de noviembre, la primera radio universitaria del país
en AM: la emisora de la Universidad de Antioquia. Según la página web de dicha emisora,
esta radio fue creada “no solo con fines científicos, sino para difundir y transmitir a la
ciudad el espíritu del alma máter” (Emisora Cultural Universidad de Antioquia, 2017).
Luego, en 1948, se fundó la segunda radio universitaria de Colombia a cargo de la
Pontificia Universidad Bolivariana, institución privada. Así como en Argentina no hubo
un momento de gran auge de creación de radios universitarias hasta la década de los 80,
algo parecido va a pasar en Colombia, pues solamente hasta 1977 se funda la tercera radio
universitaria del país, con la marcada diferencia de estar en la Frecuencia Modulada:
Javeriana Estéreo (en ese entonces Emisora Javeriana).
Para Guillermo Gaviria, ese hecho “es indicativo del poco interés de las instituciones de
educación superior colombianas por contar con medios de comunicación en aquellos
años”, y eso quedaría como un precedente para las radios que se fundaran después de los
años 80, pues no “nacieron como iniciativas institucionales sino como resultado de
proyectos de individuos, que luego fueron acogidos por las universidades” (Gaviria, 2014,
p.51). El caso de Javeriana Estéreo es un ejemplo entre muchos: fue el padre Alberto
Múnera el que llevó la idea de tener una emisora hasta los oídos del rector de ese entonces.
¿Qué pasó después? Javeriana Estéreo, sin proponérselo, causó una especie de “boom”
entre otras universidades, que habían pasado muchas décadas sin ver todas las opciones
y posibilidades que se abrían con tener una emisora propia. Veamos sólo el caso
bogotano: HJUT (1983), UN Radio (1990) y LAUD (1995).
Claro: entre todas hubo y hay diferencias de programación, pero es clave el año de 1977
pues a partir de ese momento muchas instituciones de educación superior en Colombia
van a fijar sus ojos en los medios radiales. No hay una razón aparente para esto: si bien
en Argentina la entrada en la democracia de los años 80 fue un empujón contundente para
que las universidades comenzaran a tener universidades porque había mucho qué decir y
podía ser dicho, en Colombia no hay ninguna teoría que relacione la década de los 80 y
2.4 Radio universitaria en Colombia: historia y problemáticas
37
90 con un suceso o contexto histórico que haya marcado definitivamente la llegada tanto
del AM como el FM a los campus universitarios.
Aun así, el punto anterior podría explicarse a partir de la importancia que los medios
tradicionales han tomado si se trabaja con ellos para no solo difundir información, sino
para que las instituciones académicas lleguen a más y más gente. Son una herramienta de
difusión estratégica:
El relacionamiento con el medio es hoy por hoy un área clave en la universidad del siglo
XXI; y a la hora de desarrollar las tareas de extensión, las instituciones de educación
superior reconocen a sus medios de comunicación como instrumentos indispensables y
estratégicos para facilitar y potenciar dicho relacionamiento con el medio (Asuaga, 2007,
p.186).
Otro suceso importante para la radio universitaria fue la creación de la Red de Radios
Universitarias de Colombia (RRUC):
En Colombia la Red de Radio Universitaria se conformó el 19 de septiembre de 2003 en
el marco del Primer Encuentro de Radios Universitarias Ciudadanos y Universitarias,
realizado en la Universidad Industrial de Santander, en la ciudad de Bucaramanga. Se
inició con 19 radios pertenecientes a 16 universidades. Hoy, está conformada por 58
radios de 40 universidades, que cubren la mayoría del territorio nacional; 34 emiten en FM, 9 en AM y 15 son webradio (Gaviria, 2014, p.52).
Aunque el hecho de que se haya creado una red de dichas radios es algo positivo, su
creación surgió de un escenario nada deseable. Para 2003 muchas radios universitarias en
Colombia tenían problemas de financiación. Es por eso que la RRUC es creada: su
principal objetivo era crear una red de apoyo para que cuestiones básicas como la
capacitación de sus colaboradores en temas de radio y la renovación de equipos
tecnológicos demasiado viejos pudiera ser hecha.
A partir de ese año, la red hizo varios encuentros para hablar y reflexionar sobre el tema
de la radio universitaria en Colombia. De igual manera, juntando el trabajo de las distintas
emisoras era posible tener una idea aproximada de cuántos oyentes totales podían tener
las emisoras universitarias como red. Para 2012 eran cerca de ochocientos mil oyentes en
todo el territorio nacional (Prado, 2012, p.15); en 2014 los oyentes totales ascendían a un
estimado de dos millones de oyentes, teniendo en cuenta la aparición de aplicaciones para
teléfonos inteligentes como Tunein, por ejemplo (Gaviria, 2014, p. 55).
38
Las cifras son de un contraste notable: entre 1933 y 1977 sólo había 2 radios
universitarias, que por lo demás estaban ubicadas en la misma ciudad. Ya para 2014 el
número de este tipo de emisoras era cercano a 58, y ha debido seguir aumentando.
Sin bien el número de emisoras es considerablemente elevado, el panorama no es del todo
alentador. Ya se ha mencionado brevemente un dolor de cabeza recurrente con las
emisoras universitarias y en general con cualquier proyecto cultural sin ánimo de lucro:
la financiación.
Con respecto a este tema, Colombia no es una excepción en la región. Para la académica
Carolina Asuaga, las radios universitarias del cono sur han ido experimentando una serie
de cambios que pueden relacionarse directamente con la necesidad de encontrar nuevas
formas de financiación. Sin embargo, al no tener casi oyentes (por tener un estilo y
programación diferentes) han decidido comenzar dos procesos en paralelo: cambiar
paulatinamente su programación e implementar estrategias comerciales que les permitan
financiarse sin la necesidad de depender de fondos universitarios. Es por eso que cada
vez más, con cada año que pasa, las emisoras universitarias y sus directivas tienen que
centrar su atención en términos que antes les eran poco familiares, casi que antagónicos
a su quehacer académico y cultural: planificación estratégica, competitividad, innovación
y responsabilidad social empresarial (Asuaga, 2007, p.188).
Otra cuestión es la normatividad jurídica de las emisoras universitarias en Colombia.
Karen Aroca, en su trabajo de grado para el título de comunicadora social, resumió muy
bien cuál es la situación a este respecto, e igualmente lo hizo citando el texto de Guillermo
Gaviria sobre la radio universitaria en Colombia:
Uno de los problemas que históricamente han tenido las emisoras universitarias,
planteado por Gaviria (2007) es su normatividad jurídica. Pese a que el Ministerio de
Tecnologías y Comunicaciones agrupa a las emisoras en las categorías de comercial,
interés público y comunitaria, todavía no se vislumbra con claridad el lugar que ocupan
allí las emisoras universitarias. Sin embargo, Gaviria (2007) plantea que reconocerlas
como emisoras educativas en las actuales Políticas de Radiodifusión Sonora ha sido un
avance significativo por parte del Ministerio de Comunicaciones para ubicarlas y
establecer su misión (Aroca, 2014, p. 59).
39
Y es que este punto nos permite preguntarnos por otra de las reflexiones que se han hecho,
sin ser muy exhaustivas, de otro punto, quizás para este trabajo de grado el más
importante, sobre las radios universitarias; el punto de su identidad.
Porque si se da un vistazo a lo jurídico, al menos en Colombia, hay tres opciones para
clasificar a las emisoras dependiendo de su programación: o las radios son comerciales
(Caracol Radio, La W, La FM, Javeriana Estéreo, HJUT etc...), de interés público (Radio
Nacional, UN Radio e t c . ) o comunitarias (Luna Estéreo, Choachi FM, La voz del agua,
e t c . ) .
El cuestionamiento de Gaviria tiene sentido. ¿Cómo es posible que jurídicamente
Javeriana Estéreo y Caracol Radio sean iguales? Ya lo mencionaba Karen en su trabajo:
el reconocimiento de las emisoras universitarias como radios educativas es un primer
paso, pero así como en Estados Unidos el Estado se dio cuenta bastante rápido (años 60)
de que una emisora no podía competir con los grandes monopolios comerciales de la
radiodifusión e hizo unas leyes que protegieran y aseguraran un espacio definido en el
dial para al menos 20 emisoras universitarias (Quicke, 2014) algo similar debería de tener
en cuenta el Ministerio de las TIC en Colombia.
Claramente no pasa con todas las emisoras universitarias. Si son parte de una universidad
pública, eso inmediatamente les cambia su categoría: son consideradas de interés público.
Pero, ¿el punto de estas categorías no es su programación en vez de tener en cuenta a sus
propietarios legales? Es decir: si se habla de programación, es evidente que la de UN
Radio tiene más similitudes con Javeriana Estéreo que con Olímpica Estéreo. La única
consideración que hace el Ministerio TIC es el de las radios educativas y radios educativas
universitarias, pero solamente dentro de la categoría de radios de interés público. Esta
diferenciación no haría parte de las que son comerciales, así que, según la normatividad,
ni Javeriana Estéreo ni la HJUT son radios universitarias en Bogotá.
En cuanto a dichas consideraciones particulares1, la definición de una radio educativa
universitaria es bastante diciente:
Emisoras educativas universitarias. Las emisoras educativas universitarias tienen a su
cargo la transmisión de programas de interés cultural, sin ninguna finalidad de lucro, con
1 Resolución Número 00415 del 13 de abril de 2010 "Por el cual se expide el Reglamento del Servicio de Radiodifusión Sonora y se dictan otras disposiciones". Disponible en http://mintic.gov.co/portal/604/articles-3797_documento.pdf
el objeto, entre otros, de difundir la cultura, la ciencia y la educación, de estimular el flujo
de investigaciones y de información científica y tecnológica aplicada al desarrollo, de
apoyar el proyecto educativo nacional y, servir de canal para la generación de una
sociedad mejor informada y educada. Este servicio se prestará a través de instituciones
de educación superior, legalmente reconocidas y acreditadas institucionalmente por el
Ministerio de Educación Nacional (Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones, 2010, p.20).
Esta definición otorgada por el Estado no está muy lejos del quehacer y misión de la
mayoría de radios universitarias en Colombia, sean consideradas de interés público o
comerciales. Sería un gran paso que futuros gobiernos repensaran está clasificación tan
apeñuscada de solamente tres categorías, y se creara una categoría totalmente por aparte
que fuera la de las radios educativas o universitarias.
De todas maneras este rápido vistazo a la normatividad, permite que se pase a otro tema,
importante de analizar y cuestionar antes de pasar al recorrido histórico estudiantil de
Javeriana Estéreo, que es el de la identidad de las radios universitarias en Colombia. No
ya desde la visión del Estado, sino adentro mismo de las emisoras.
2.5 Elementos de identidad de la radio universitaria
La gran pregunta en este punto sería: ¿qué hace que una emisora pueda tener el nombre
de radio universitaria?
Una respuesta podría ser la que se dio más arriba: una radio es universitaria cuando sus
instalaciones y su funcionamiento están directamente ligados a una universidad. Este
punto es el más básico, el que definitivamente no puede faltar. Este punto es el más
elemental para poder juntar a distintas emisoras, por más que su forma de programar sea
distinta. A esto se refiere Guillermo Gaviria, que fue durante varios años el presidente de
la RRUC:
Para armar una red, hay que tener un concepto de radio universitaria muy amplio o
genérico para que todo el mundo pueda participar. Así, se define la radio universitaria
como toda radio asociada a una universidad. Hay todo tipo de ideas en las universidades
de cómo gestionar las emisoras.
En la radio de Bogotá hay mucha diversidad. Muchas están asociadas a lo que se entiende
como radio cultural, que si bien tiene cosas en común con las universitarias, no son
41
exactamente lo mismo. La de la Tadeo toma como referencia a la BBC o a la RFI, que
son radios culturales tomando la alta cultura como modelo (Gaviria, 2017).
Ya se vio que en la región, el nacimiento de las radios universitarias estuvo también
vinculado al deseo de los rectores o académicos de distintas universidades, lo cual se ha
mantenido a lo largo de los años. También, teniendo esto en común, se pudo crear la Red
de Radios Universitarias de Latinoamérica y el Caribe (RRULAC). Por lo tanto, esta
definición bastante básica sirve más que todo para agrupar a las radios universitarias a
nivel nacional o regional, sin deparar mucho en sus propias visiones o misiones de lo
universitario.
Ahora, es importante ver más allá de ésta simple definición. Partiendo de dicha base
común y general (el asociamiento a una universidad) ha habido individuos dentro de
dichas emisoras que han querido ampliar y fortalecer lo universitario dentro de ellas. Esto
se ha hecho de múltiples y diversas maneras. Para algunos, lo universitario tiene que ver
con los contenidos académicos. Para otros, la radio universitaria debe ser una alternativa
a la radio comercial, y por tanto lo “universitario” sería entendido como lo alternativo, lo
diverso. Para muchos, lo universitario tiene que ver con una mayor presencia de la
institución madre en las decisiones de programación y contratación de la emisora, la cual
no es más que una extensión de las aulas de la universidad. Otros, creen que lo
universitario reside en el nivel de participación de la comunidad universitaria en la
producción y ejecución de la emisora; entre más estudiantes y profesores involucrados,
más universitaria es.
La lista es larga y variada, y a manera de ejercicio comparativo se presentan distintas
definiciones, tanto de académicos que han estudiado la radio universitaria, como
miembros directivos de algunas de ellas2:
Las estaciones universitarias dieron origen a una forma de hacer radio que se ha
denominado genéricamente “radio cultural”; la que posee indudables influencias del
modelo de radio pública vigente en Europa en la década de los años 60. El modelo se
contraponía con la llamada “radio comercial” en que la programación la constituye, en
general, música popular, deporte e información periodística (Olea, 2002) (Asuaga,
2007, p.188).
2 Todas las negritas son mías.
42
Non-profit college radio is, by its nature, a médium dedicated to the local communityand the public interest (...). These stations (the commercials ones) then have local
DJ’s insert voiceovers into the programs, forming, basically, a nationally syndicated
radio show. This national play list has caused most listeners to feel that radio has
become a cold and stale medium. No longer can listeners pick up the dial and call a DJ
to request a track. Instead, they would probably find only a board operator inserting
commercials in between an already chosen play list. The role of college radio lies in the
bleak future of diversity and innovation that is lacking in the industry today (Shernoff,
2002, p.1).
Las radios universitarias tienen sentido cuando pueden dar cuenta de la realidad
desde una perspectiva propia, desde la mirada crítica de la universidad y todos sus actores, los estudiantes, los docentes, los graduados, los trabajadores administrativos y
de servicios que son los cuatro claustros que gobiernan la universidad. Pero también la
perspectiva universitaria incluye la mirada de todos aquellos que hasta sin saber tributan
sus impuestos y contribuyen al sostenimiento de la Universidad Pública y Gratuita, los
que aportan a la transformación de la sociedad entendiendo que la educación nos hace
más libres y menos desiguales (Rotman, 2014, p.44).
Paralela a la llamada radio comercial, (la radio universitaria nacional) forma parte de las
emisoras permisionadas que representan desde su fundación la alteridad de los modelos
dominantes encaminados al fortalecimiento del mercado interno y de las industrias
culturales nacionales. Aunque este "otro yo" no admite en el cuerpo de la ley ninguna
oposición radical y manifiesta en cuanto a sus obligaciones frente a la sociedad civil y
frente al estado, es claro que su origen institucional (se trate de escuelas radiofónicas,
radios comunitarias, culturales, estatales o universitarias) subraya los objetivos
esenciales declarados en la propia ley de radiodifusión. Es decir, se trata de radios doblemente comprometidas con la educación y la cultura del país (Berlin, 2000,
p.1).
Since 1996, radio stations have been bought and sold with unprecedented frequency.
However, despite these tumultuous changes in America’s commercial radio industry,
college radio has remained largely unaffected in its ability to broadcast diverse and
local content to its community. The driving forces behind many college radio
stations in America are the student DJs that broadcast on the airwaves, twenty-four
hours every day of the week. It is their zeal for music and their passion to share that
music with their listeners that creates listener feed-back, which, in turn, legitimates their
43
own roles within the radio industry as trusted purveyors of new music. The students are
important curators within a larger homogenized commercial culture (Quicke, 2014,
p.33).
Tal como se dijo más arriba: gran variedad de formas para entender de qué se quisiera
hablar cuando se habla de radio universitaria. Hay una tendencia fácil de detectar: sin
bien en Latinoamérica a lo que más se le presta atención, en la mayoría de casos, es a
que la radio universitaria proponga una programación educativa, crítica, cultural y
académica, en Estados Unidos una radio universitaria, según Quicke y Shernoff, no
puede ser contemplada sin sus estudiantes, alma y corazón de las emisiones.
Entonces puede afirmarse que gran parte del trabajo de las radios universitarias es
definir su identidad, la cual es construida por diversos factores y actores. Teniendo en
cuenta los modelos regionales e internacionales que se han planteado, es hora de ver
cómo se ha construido la identidad universitaria de Javeriana Estéreo. Es ésta propuesta
de identidad la que se va a tener en cuenta en el análisis de los cuatro periodos en que se
dividirá el estudio del trabajo estudiantil de 1977 hasta el año presente. No está de más
aclarar que es muy difícil llegar a una definición única y verdadera de lo “universitario”.
Tal propósito no tendría ninguna razón de ser, ya que, como se ha visto, si algo ha
caracterizado a la radio universitaria es esa búsqueda por consolidar su identidad. No
hay una sola manera. Fernando Rivera, exadministrador de Javeriana Estéreo y actual
secretario de la RRUC lo define muy bien: “En la red decimos que lo común nos une y
lo diferente nos enriquece” (Rivera, 2017).
En esa gran variedad de autodefiniciones, Javeriana Estéreo logró tener durante muchos
años una identidad que de una manera visible y contundente, puso a los estudiantes en
el corazón de su quehacer. No fue así en los primeros años, y al parecer dejara de serlo
tan contundentemente en los años venideros.
2.6 Javeriana Estéreo: ¿una radio universitaria estudiantil?
Hay muchas maneras en las que se pude construir la identidad de Javeriana Estéreo. Se
puede partir incluso de lo que oficialmente se dice en su página web: “(Javeriana Estéreo)
es la presencia cultural de la Universidad Javeriana más allá de sus aulas, desde el 7 de
septiembre de 1977” (Javeriana Estéreo, 2017).
44
Esta definición de J.E3 está directamente ligada a la institucionalidad de la Pontificia
Universidad Javeriana. Ya lo hemos visto en Argentina, donde tanto la emisora de la
Universidad de la Plata como la de Córdoba se definen, desde sus inicios, como una
extensión, una prolongación de los principios, valores y misión de la universidad.
Sin embargo, las dinámicas internas de la emisora, sobre todo en sus años como fundación
cultural (del 92 al 2015, los cual está explicado en los apartados que vienen) hicieron que
si bien existía esa definición de la emisora, lo universitario podía (y debía) ser entendido
en un sentido más amplio y plural. En otras palabras: para dos directores concretos
(Jürgen Holberck y Guillermo Gaviria) y su equipo de trabajo, la pregunta a resolver era,
¿cómo siendo parte de la Universidad Javeriana, podemos hacer a Javeriana Estéreo aún
más universitaria?
Para la dirección actual, puede que la pregunta sea otra, o que incluso lo “universitario”
ya esté cubierto con la relación institucional que tiene hoy en día la emisora. Para ver
semejanzas y diferencias, se escribirán las respuestas que los últimos tres directores de la
emisora dieron con respecto a la pregunta, “¿por qué considera que Javeriana Estéreo es
una radio universitaria?” (ver anexos):
Lo que hace que J.E sea una radio universitaria es que sea producida en la universidad,
con los valores javerianos, con la firme intención de representar radialmente a la
universidad. Es una emisora que se quiere ver a sí misma como traductora del
conocimiento que se genera en la universidad para ocho millones de habitantes. Y
básicamente tiene total libertad creativa, a diferencia de las emisoras comerciales que
tienen vínculos con disqueras y reciben dinero. Tenemos libertad para buscar lenguajes,
programación.
Ojo: hay un consejo directivo de esta universidad que en el año 2003, cuando vinieron
unos señores a decirles que querían comprar la emisora, decidió que esta emisora debía
dejar de ser exclusivamente musical. Ahí hay un mandato que hay que cumplir. Pero eso
siempre lo resumo en ser la presencia de la universidad más allá de las aulas, sin ser radio
educativa, como nació esta emisora (Arismendi, 2017).
Puedo hablar de la emisora hasta el momento en el que fui director. Lo fui durante 17
años, entre el 97 y el 2014. En la programación musical hace mucho honor a su logo: Sin
3 De ahora en adelante, Javeriana Estéreo se va a reemplazar en algunas oraciones por J.E.
45
fronteras. Había diversidad y multiplicidad de músicas del mundo. Desde lo local a
internacional.
En contenidos, intentamos ser ese puente entre los desarrollos académicos de la
universidad y las necesidades de la comunidad. Algunos programas, como “Las cosas que
pasan” eran un buen ejemplo de ese tipo de interés.
Y por otro lado era fundamental la participación de los estudiantes en la programación de
la radio. Todo lo anterior (contenidos y música) teniendo como fundamento a los
estudiantes y su formación. Sobre el hacer, ir formando a cualquier estudiantes de la
universidad que estuviera interesado en formar parte de la emisora.
Esos elementos son los que conformarían una identidad de la radio de la Javeriana
(Gaviria, 2017).
(Javeriana Estéreo) trabaja con estudiantes (javerianos), en primer lugar. Era hecha por
universitarios con una guía de profesionales. En su expresión, era universal: desde canto
gregoriano hasta rock, y lo hacía de una manera organizada, casi que pedagógica. No era
“por poner música” (Holberck, 2017).
Se podría considerar, teniendo en cuenta solamente estas respuestas, que tanto Jürgen
Holberck como Guillermo Gaviria le dan una importancia central al hecho de que
Javeriana Estéreo haya sido hecha, casi en su totalidad, por estudiantes. La programación
era en parte producto de esa pluralidad de voces que la conformaban. Claro que Holberck
y Gaviria sabían y saben que la emisora es de la universidad, pero es ese el punto de inicio
de otra construcción sobre lo universitario. En otras palabras: la vinculación con la
universidad es una parte, no el todo de la emisora.
Con José Vicente Arismendi la atención se vuelca, casi que en su totalidad, sobre la
institucionalidad: la emisora se define a partir de la universidad, de los mandatos que hay
que cumplirle a ella. Los estudiantes ni siquiera son mencionados. Pareciera como si el
hecho de que haya estudiantes fuera una adición que es bienvenida, pero que no es
fundamental.
Quizás una de las razones sea el hecho de que jurídicamente la emisora volvió a ser parte
de la universidad (ver la cuarta época estudiada más adelante), proceso que vivió en su
totalidad José Vicente, apenas seis meses después de haber asumido su nuevo cargo como
director de la emisora.
46
Es por eso que fue tan importante para esta investigación hablar con Jairo Cifuentes,
secretario general de la Universidad Javeriana. Debido a su alto cargo dentro de la
institución, el secretario Cifuentes es una voz autorizada que se puede tomar como parte
de la oficialidad de la universidad. Él fue presidente de la desaparecida junta directiva de
la Fundación Cultural Javeriana Estéreo, y actualmente es el presidente del recién creado
comité asesor. Así, no sólo conoce de cerca la institucionalidad de la universidad, sino
que ha seguido de cerca a la emisora desde hace un par de años.
De ahí que sea de suma importancia entender cómo ve Cifuentes el recorrido histórico de
la emisora, y los cambios que ha tenido su identidad a lo largo de los años:
Para mí la historia de la emisora tiene tres momentos. Y es más propio. No creo que la
emisora sea proyecto de una persona, sino de un colectivo de profesores, estudiantes, de
personas externas. No del director de turno. Yo la historia la distingo en un primer
momento de emisora educativa, después en un momento de emisora cultural-musical, y
desde 2003 la podría llamar como emisora universitaria, en un adecuado balance de
cultura a través de la divulgación social del conocimiento que hace la universidad
(Cifuentes, 2017).
Cifuentes explica que selecciona el 2003 como el inicio de un nuevo periodo más
“universitario” debido a que en ese año el consejo directivo de la universidad decide
financiar parte de la emisora y dar unos lineamientos para incluir mucho más a la
comunidad académica de la Javeriana en la emisora.
De igual manera, vale la pena tener en cuenta, para el comité asesor actual de la emisora
y para Jairo Cifuentes, cuál debería ser la participación de los estudiantes en J.E, de la
cual Cifuentes hizo la aclaración, mientras se le formulaba la pregunta, de ser una radio
universitaria, más no estudiantil:
La emisora va a seguir siendo parte de la Universidad Javeriana, realizada por una
adecuada mezcla de personas que hayan sido escogidas por su experticia o conocimiento;
por estudiantes; por profesores de la universidad. Creo que esa es la triada que tenemos
que buscar, y el proceso de cambio y ajuste nos va a dar el equilibrio suficiente para la
participación de estudiantes, profesores de la universidad y personas que por su
conocimiento están llamados a realizar ciertos proyectos (Cifuentes, 2017).
Entonces lo universitario debe tener un adecuado balance entre esos tres actores que
menciona el secretario general, sin dejar nunca de olvidar que la emisora es parte de la
47
universidad. El equilibrio que se menciona en el anterior fragmento podría hacer pensar
en que antes del 2014 había un número no propicio de estudiantes en la emisora. O que
ese número debería ser menor, o mayor. La expresión del equilibrio da lugar a este tipo
de dudas que todavía, como la emisora está en proceso de transición, no pueden ser
resueltas con certeza.
Con respecto a “lo estudiantil”, referido muy brevemente en una aclaración que hizo Jairo
Cifuentes, José Vicente Arismendi lo amplía un poco más4:
La emisora tiene plena conciencia de su papel formativo. Pese a que no sea un laboratorio. Aquí
hay una emisora estudiantil que es Radiando Web, mucho más expresiva y tal. J.E es una
emisora universitaria con participación de los estudiantes y que tiene muy claro su papel
formativo (.. .).Yo creo que en esta época, los estudiantes pueden aportar muchísimo en encontrar
esos nuevos lenguajes. Nosotros queremos hacer más crónica. Va a haber una expectativa.
Pueden aportar en conocer a nuestros oyentes mediante redes sociales. Sabiendo que una cosa
es una emisora estudiantil y otra una emisora universitaria (Arismendi, 2017).
Solamente en estos testimonios (Arismendi y Cifuentes) se encontró una diferenciación
entre emisora universitaria y emisora estudiantil. Por la respuesta de José Vicente, da la
impresión de que una emisora estudiantil está hecha exclusivamente por estudiantes, con
poca cercanía de la institución de educación superior. Pero esa definición es muy cercana
a las college radio estadounidenses, las cuales, paradójicamente, son un modelo de radio
universitaria universal. En la teoría, al menos para la RRUC o en la bibliografía
consultada, no hay una diferencia entre radio estudiantil y radio universitaria. Lo que sí
varía es la participación y peso tanto de los estudiantes como de la institucionalidad en
cada emisora.
Es por eso que una propuesta para entender la identidad de J.E a lo largo de estos años
pueda ser la de radio universitaria estudiantil. Esto debido a que la emisora tiene o ha
tenido una considerable participación de estudiantes que han marcado la forma de
programación y la dinámica de trabajo al interior de la emisora. Así, para muchos ex
colaboradores que fueron estudiantes en su momento de vinculación, la emisora fue una
Jürgen da su punto de vista sobre los dos anteriores puntos (llegada de los estudiantes a
la emisora y su posterior formación):
Yo sí me di cuenta de que la emisora era una escuela, un laboratorio. Porque yo veía cómo
aprendían. Unos me los mandaba el decano de comunicación, otros venían
espontáneamente. Estos últimos eran los mejores, porque iban por gusto. Yo siempre
decía: la radio es una “goma”; les fascinaba porque la radio tiene un encanto que no tiene
otros medios. Por ejemplo: allá llegó Juan Carlos Garay a preguntar. Lo mismo Gustavo Gómez. Llegaban observando, sin decir que eran los que “más sabían”. Iban a aprender.
Cuando llegó Camilo, e incluso antes, con Guillermo (Gaviria), íbamos preparando a los
estudiantes para hacer libretos, aprender de música; ver qué géneros le gustaban a los
estudiantes para hacerles un seguimiento. Pero ya después llegó Camilo y él organizó eso
y le dio un carácter formativo. Organizó las franjas y explicó cómo se debía locutar. Todos
iban aprendiendo. Pero se les soltaba a ellos todo en las manos, dejando clara cuál era la
directriz. Aprendían con ganas y se entusiasmaban. Otros estudiantes iban para hacer su
práctica, y se desaparecían apenas podían (Holberck, 2017).
De la respuesta de Jürgen, y de otras citas que se verán más adelante, se puede deducir
que el proceso de formación en J.E tenía dos aristas: la primera era la más formal, y que
contó con la inclusión de talleres de escritura y fonética para que los estudiantes pudieran
hacer libretos de calidad. Hubo un esfuerzo y una inversión por parte de J.E para que sus
colaboradores, sobre todo los estudiantes, aprendieran cómo debían de hacer sus labores
de la mejor manera. Esto lo podemos ver reflejado en un recuerdo de Juan Carlos Garay:
Nos llevaban profesores de técnica vocal y de respiración. Me acuerdo de una profesora
del Teatro Libre que la emisora contrató para que nos enseñara sobre la voz. También nos
daban talleres de fonética para saber cómo se pronunciaban ciertas palabras o apellidos
en otros idiomas, y a los libretistas les daban talleres de escritura. Ahora me doy cuenta
de que fue una inversión de la emisora en nosotros. En aquel entonces lo veíamos como
algo normal, pero visto en perspectiva sí que fue una inversión para mantener un buen
nivel (Garay, 2017).
75
La segunda se debió más al carácter informal y espontáneo que tiene todo trabajo. Es
decir: el aprendiz llega al nuevo puesto y son los que ya tiene algo de recorrido en el
oficio los que les enseñan los detalles y las practicidades del asunto. Sin embargo, J.E
tuvo su propio sistema de entrenamiento entre pares para no correr el riesgo de que un
estudiante se quedara sin aprender, pues era posible que en algún caso, por timidez o falta
de tiempo, no le llegara esa mano experimentada.
La solución la trajo consigo Camilo de Mendoza, quien al ver cómo iba aumentando el
número de estudiantes que llegaban a la emisora, se vio en la necesidad de crear un
vínculo más funcional entre las franjas y él. Fue así que a comienzos de los años 90, De
Mendoza creó la figura de coordinadores de franjas, la cual permitió que cada franja
contara con una cabeza que respondiera por sus contenidos y por sus programadores. Con
respecto a quiénes podían ser coordinadores, Camilo dice que todos ellos “se habían
ganado su puesto porque demostraron su conocimiento y su forma de programar era
buena” (De Mendoza, 2017).
Entonces los coordinadores no solamente ayudaban al sistema organizativo de la emisora,
sino que también eran la prueba viviente de un proceso de formación. Obviamente era un
incentivo para ellos llegar a ser coordinadores, porque la responsabilidad aumentaba: no
solamente tenían que mantener la calidad, sintonía e innovación de su respectiva franja,
sino que también debían velar por el aprendizaje de las nuevas plumas y voces que
llegaban a la emisora.
En cuanto a la remuneración, esa época fue la única, hasta el momento, en donde a todo
el mundo se le pagaba en J.E, incluidos los estudiantes. Vale la pena hacer aquí una
mención general sobre la paga en la emisora. Siempre ha habido una diferenciación entre
los empleados de planta (director, subdirector, secretarias, fonotecario) y los
colaboradores, a los cuales se les hace un contrato por prestación de servicios.
Evidentemente, son estos segundos los que más eran (y siguen siendo) numerosos en la
emisora.
Volvemos a la paga. Entonces, con el ánimo de crear un incentivo para los estudiantes,
tanto Jürgen como Camilo decidieron pagarle a todo el que colaborara en la emisora. Los
pagos eran extremadamente bajos, y esta decisión partía de dos razones. La primera era
que la emisora siempre tuve bajos recursos, y la financiación no era suficiente para
pagarle adecuadamente a todo el mundo. La segunda razón tenía que ver con una
76
intención deliberada de, en la medida de lo posible, no permitir que los estudiantes que
llegaran a la emisora lo hicieran solamente debido a razones económicas.
En cierto sentido lo que se buscaba era que los muchachos que llegaran lo hicieran porque
verdaderamente les importaba lo que estaban haciendo, y así la paga era un incentivo,
pero no el de más peso. Claro: mucho mejor para todos si había un reconocimiento
monetario, pero la idea, en general, era que la plata podía faltar, pero no las ganas. Jürgen
lo expresa que “a todos les llegaba algo de plata, muy poquito, pero cuando aparecía era
una maravilla para ellos. Era un estímulo. Siempre fui muy consciente de eso” (Holberck,
2017). Fue tan claro esta idea y filosofía en J.E, que incluso sus ex colaboradores que
también fueron estudiantes lo tenían muy claro. Vale la pena leer con atención la manera
como lo describe Juan Carlos Garay:
Se buscaba que (la remuneración) fuera simbólica. J.E como fundación nunca fue muy
boyante. A duras penas se sostiene. Pero se buscaba que fuera simbólica porque no se
quería que llegara alguien que buscaba la plata. Sino que fuera una recompensa para una
mística. Lo que se buscaba era la mística (Garay, 2017).
Esta manera de describir las motivaciones que debía de tener un estudiante para estar en
J.E puede resumir muy bien las de muchos otros estudiantes después de Garay, tal como
se verá más adelante. Cuando se refiere a la mística, se puede deducir que en ese
periodismo musical que se hacía, en esa selección de canciones, en las largas
conversaciones en la fonoteca, en el café de los largos turnos de grabación, en encontrar
el disco que tanto se había buscado, en poder escucharse al aire, sin dejar de pensar en el
siguiente programa o libreto, en todo eso y mucho más estaba algo que buscaban todos y
que todos obtenían en un determinado momento. La mística era eso que rodeaba al trabajo
en J.E y que no se podía aprehender o comprar con un sueldo. Era algo que estaba allí sin
que se hubiera tenido la intención de crearlo. Tal como hizo camino el término “el arte
por el arte” en la literatura, cine, artes plásticas y muchas más, en J.E se sintió mucho
tiempo con una fuerza abrumadora esa “búsqueda de la mística”.
¿Había estudiantes que sólo iban por el poco dinero que daban sin importarles la
“mística”? Claro que sí, pero siempre fueron minoría según todas las fuentes
entrevistadas. Incluso hubo un momento en que se decidió que algunos estudiantes de
comunicación podían hacer su pasantía académica en la emisora, y a muchos de ellos no
se les volvió a ver después de terminado el semestre. Pero los otros, los que no se salían
77
de la fonoteca, estuvieron en la emisora mucho más tiempo, y para ellos fue difícil
desprenderse de ella, porque puede que en el fondo supieran que esa experiencia laboral
no se repetiría tan fácilmente en otro medio. Había la intuición de que, por alguna razón,
Javeriana Estéreo era especial.
Así se llega al punto de la duración. En promedio, la mayoría de estos estudiantes entraron
en a comienzos de los años 90 y se fueron al cerrar la década. Se podría llegar afirmar
que en promedio duraban tres años en la emisora, pues era el número de años que les
quedaban de carrera si entraban a la emisora mientras cursaban tercer o cuarto semestre.
Con esto, se puede pensar en una constante: el tiempo que estuvieron estos estudiantes en
J.E correspondía estrictamente al tiempo que les quedaba como estudiantes de la
Universidad Javeriana. Un ciclo se armó, y también se convirtió en una constante para
los otros periodos: cada dos o tres años sale una cantidad considerable de estudiantes, y
hay que hacer pequeñas convocatorias o hacer correr la voz para que lleguen estudiantes
con características muy específicas a llenar los vacíos que quedaron.
Hay casos particulares, como los de Garay y Monsalve: los dos continuaron colaborando
en la emisora después de haberse graduado. Garay lo hizo brevemente en Estados Unidos,
mientras realizaba su maestría. Fue una especie de “corresponsal” de la emisora en el país
del norte, pero después de eso no siguió más por compromisos laborales. Del lado de
Monsalve, estuvo formalmente colaborando en J.E hasta el 2013, pero lo hacía debido a
un programa que él creó y que sólo él podía hacer, debido a que nadie más tenía los
conocimientos suficientes (o la pasión) por dicho género: Flamenco. Sin embargo esa
vinculación fue casi que virtual: Monsalve contribuía con ese programa y con poco más.
No tenía que depender de un coordinador y por su gran conocimiento y trayectoria no
tenía una mayor supervisión, pues su calidad como programador y realizador era
incontestable.
En resumen: los estudiantes de ésta época fueron formados con talleres financiados por
la propia emisora, al igual que por el proceso tradicional de una persona experimentada
que les explicó cómo hacer las cosas. Hubo remuneración simbólica para todos al
comienzo de los años 90, pero esto luego se acabó por la crisis económica del 98’. Sin
embargo la mayoría de colaboradores se quedaron trabajando gratis o por sumas muy
pequeñas, ya que su motivación por estar allí no era económica. Finalmente, la mayoría
de estudiantes estuvieron el tiempo que duró su formación académica. En algunos casos
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excepcionales, después de haber recibido su diploma siguieron estando en la emisora,
usualmente de una de dos maneras: o colaborando con un programa muy específico que
no dependiera su constante presencia física en la emisora, u ocupando un cargo de
coordinación.
3.3.3 Tareas realizadas
A grandes rasgos, y como ya se ha dicho en anteriores apartados, fue en esta época que
se consolidaron no solo parte de la identidad de la emisora, sino muchos de sus procesos.
Así, se definieron espontáneamente las funciones o trabajos que debían hacer cada uno
de los estudiantes que entraban a J.E.
Si se piensa en un estudiante que en los años 90 acaba de pisar el suelo de la fonoteca,
tras haber sido aceptado, tenía casi que asegurado el siguiente trabajo: escribir libretos
para nutrir musicalmente los distintos programas de las franjas de J.E. Esto se va a
mantener durante todo el periodo de Jürgen, en incluso con el maestro Gaviria; el gran
cambio se presentará en el año 2003, cuando los programas de contenidos sean
instaurados.
Pero en esos años, para entrar a J.E, tocaba pasar por el trabajo de prueba: programar
música. Usualmente esa labor era enseñada por los coordinadores de cada franja, si bien
en un comienzo lo hizo personalmente Camilo de Mendoza. Gustavo Gómez, que entró
como libretista a la franja de rock en 1993, se refiere a ese acompañamiento y revisión,
que también marcó de cierta manera el papel de escuela formadora de la emisora:
Uno consultaba con el director de programación y él se sentaba con uno a revisar los
libretos. Era algo muy bueno, porque uno aprendía. En las empresas a la tercera falla,
chao. En Javeriana Estéreo sí había más paciencia, era un proyecto mucho más de familia (Gómez, 2017).
El coordinador explicaba qué tipo de música escoger y cómo había que escribir la
información de cada pista o “track” en una plantilla de Excel. De igual manera, se tomaba
el tiempo para explicarle al nuevo integrante donde podía encontrar información sobre la
pieza o artista que estaba programando, como por ejemplo leer cuidadosamente el librillo
del Cd’ o consultar una de las revistas o libros especializados con los que contaba la
fonoteca.
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Este trabajo o labor, como ya se comentó, fue en un comienzo remunerado. Tenía una
supervisión del coordinador, y contaba con un amplio margen de independencia: el
programador debía ser responsable por las elecciones musicales que hacía, así como de
la redacción clara y sin errores de sus libretos.
En promedio, cada programador respondía por una o dos horas al aire durante la semana,
lo cual da un promedio de 8 libretos al mes. En algunos casos, los programadores
formaban parte de dos franjas en simultáneo (por ejemplo, salsa y rock), lo que aumentaba
un poco la carga de trabajo. Sin embargo los libretistas, ya con el tiempo, ganaban
agilidad y rapidez a la hora de seleccionar la música y de escribir los libretos.
Ésta tarea permitía que los programadores fueran desarrollando un estilo que seguía la
línea de Javeriana Estéreo. Como dice Camilo de Mendoza, “uno escuchaba un programa
a cierta hora del día, y ya se sabía quién lo había escrito” (De Mendoza, 2017).
Esto llevaba a la segunda tarea por excelencia que vivieron los estudiantes en ese
entonces: locutar los programas. No es clara cuál era la directriz de J.E en esa época con
respecto a quién locutaba y quién no. En cierto sentido, se mantenía un poco la idea de
que la persona que lo hiciera debía de tener una voz “radial”, que se podía entender como
una voz profunda y potente. Sin embargo, según afirmaciones tanto de Jürgen como de
Camilo quienes eran en últimas los que decidían si una voz iba al aire o no, los factores
que más importaban eran la buena correcta pronunciación y la frescura al locutar.
El punto de la pronunciación ya se ha tocado en el proceso de formación: géneros como
la clásica o el jazz tienen muchos artistas extranjeros, y fue una prioridad en ese momento
enseñarles a los estudiantes a que pronunciaran correctamente esos nombres propios, al
igual que el título de las canciones.
Por el lado de la “frescura”, se puede dar a entender que querían romper la locución fría
y acartonada que otros medios culturales tenían. Y es que, claro: así se estuviera locutando
un libreto del Concierto de mediodía (programa que cerró durante muchos años la franja
de clásica de lunes a viernes) eran jóvenes estudiantes los que lo estaban haciendo.
Muchos de ellos tuvieron la intención de intentar darle a los libretos un espíritu joven y
entretenido. Se recuerda mucho a Andrés Salgado, locutor de programas de salsa que
tenía un estilo sumamente particular y agradable. Los estudiantes se “tomaban” el libreto
y lo hacían propio. Era una responsabilidad muy grande locutar, pues literalmente los
80
estudiantes se convertían en la voz de la emisora. Pero esa voz que ellos creían estar
encarnando, no sonaba vieja o aburrida, sino sonaba como ellos querían que sonase:
Había una intención de quitarle un poco de solemnidad a la voz radial y a la voz en la
radio cultural. Yo trataba de que mis libretos de sonaran como si se estuviera hablando,
incluso a veces me salía un poco de lo escrito e improvisaba. Eso generó una cierta
informalidad en la radio cultural del momento (Garay, 2017).
Llegar a ser locutor, para concretar, era algo que se lograba sobre todo si se tenían las
ganas e ideas para innovar la locución. No todos los estudiantes que lo intentaron logaron
pasar a los micrófonos, y eso es algo que se mantiene hasta el día de hoy: estudiantes que
exclusivamente hacen los libretos, pero que prefieren o aceptan que su música sea
presentada por alguien más. Del otro lado, había estudiantes que entonces escribían los
libretos y además los locutaban, lo cual generaba un lazo muy fuerte con un programa en
especial y, claro, muchas más horas dedicadas a la emisora.
Otra función que ya se ha comentado brevemente es la de coordinador o coordinadora.
Este cargo, creado por Camilo de Mendoza, buscaba que hubiera un responsable de todos
los programas que podían conformar una franja musical. Dicha persona debía de haber
demostrado un amplio conocimiento del género del que se iba a encargar, al igual que
cierta habilidad para trabajar en equipo. En la época de los 90’s muchos de los libretistas
que se destacaron pasaron, después de 2 o 3 años de trabajo, a ser los coordinadores de la
franja con la que más tuvieran afinidad. Jaime Andrés Monsalve y Jaime Rodríguez lo
fueron de salsa; Juan Carlos Garay y Gustavo Gómez lo fueron de rock, etc...
El tiempo para estar en cada coordinación varió dependiendo de la disponibilidad de cada
estudiante. En salsa hubo mucho movimiento al comienzo, pero luego llegó Jaime
Rodríguez y por ser la persona más capacitada (su conocimiento de la salsa y la música
latina es enorme) y con el tiempo suficiente para quedarse en el cargo, pues estuvo allí
durante muchos años. En jazz también hubo mucho movimiento, y fue una franja que
recibió bastantes estudiantes en el cargo de coordinadores.
Otro aspecto importante de esta tarea es que era más altamente remunerada que la de
libretista o locutor. La carga de trabajo era mayor, y por eso la mayoría de estudiantes
que llegaron a ocupar este cargo estaban en los últimos semestres de sus respectivas
carreras.
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Fueron estos los tres tipos de funciones que tuvieron, a grandes rasgos, los estudiantes de
este periodo. Hubo un caso excepcional que fue el de Gustavo Gómez y su trabajo como
editor de “91.9 La revista que suena”, creación de Camilo de Mendoza.
De igual manera hubo estudiantes que propusieron distintas ideas para la creación de
programas o la apertura de otro tipo de espacios. Particularmente, el Magazín (programa
en vivo de una hora emitido los viernes y con contenidos de actualidad cultural) fue un
espacio diferente a los demás porque tenía un coordinador y varios colaboradores con
tareas más periodísticas que musicales.
La sensación general de todos esos casos particulares es el de libertad de creación y de
proposición. Los estudiantes no iban solamente a cumplir con sus tareas asignadas, sino
que ayudaban en la medida de lo posible. Aprendían, compartían y disfrutaban. Este
último punto pude llevar al siguiente apartado.
3.3.4 Relación con las directivas y compromiso con la institución
Tal como ya han manifestado todas las fuentes entrevistadas, Javeriana Estéreo fue para
ellos una escuela alterna a la facultad y carreras en las que estaban inscritos. Ese carácter
de escuela/medio fue muy importante para crear un ambiente de trabajo agradable y
ameno, características importantes al momento del aprendizaje.
Si bien Javeriana Estéreo fue fundada por la universidad y dependía de ella en su totalidad
durante los primeros años, hay un giro drástico en el 92, cuando el padre rector Gerardo
Arango S.J decide volverla una fundación, tal como fue la tendencia en esos años. El
carácter de fundación no soló tuvo repercusiones financieras o jurídicas para la emisora,
sino que creó un ambiente de independencia y de familiaridad. Este último punto, el de
la familia, tiene que ser entendido no solamente como un ambiente seguro y reconfortante,
sino el de uno donde todos se conocían con todos y donde los procesos se llevaban a cabo
de manera informal, más no desorganizada.
Todo se hablaba, y las decisiones no tenían que pasar por un sin número de filtros
burocráticos. De cierta manera, los estudiantes no relacionaban directamente a Javeriana
Estéreo con el aparato institucional de la universidad. Si bien el dial seguía en el poder
de la Universidad Javeriana, cuando se necesitaba una aprobación para poner una canción,
crear un programa o ser contratado, las figuras a las cuales se volteaba la cabeza eran las
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de Jürgen, Camilo o Fernando Rivera. Eso creó una cercanía y un sentimiento de unión
que se mantuvo a lo largo de los años con menor o mayor intensidad.
Parte de este proceso se dio gracias a que las directivas del momento eran muy cercanas
a los estudiantes. Así las oficinas del director, subdirector y administrador hayan estado
ubicadas desde la fundación de la emisora en el último piso de la torre del edificio Pablo
VI, tanto Jürgen como Camilo bajaban constantemente a la fonoteca y charlaban con los
estudiantes. Si bien es cierto que no todos los estudiantes tuvieron una relación cercana
con ellos, sí la tuvieron con otros compañeros o con sus propios coordinadores.
Ahora, con respecto a sentir si el trabajo se estaba haciendo bien, o si era valorado, la
respuesta de Jaime Andrés Monsalve es bastante reveladora, pues dice que “en J.E y sobre
todo con Camilo se aplicaba eso del “no news, good news”, es decir: si no le decían nada
es porque todo iba bien” (Monsalve, 2017). De todas maneras existía una gran confianza
por parte de las directivas a soltar una gran responsabilidad en sus colaboradores
estudiantes. Si bien otros pudieron haber afirmado que trabajar con estudiantes genera un
riesgo alto para la calidad de los programas, tanto Camilo como Jürgen confiaban
plenamente en un equipo que había sido escogido y guiado por ellos. Jürgen comenta que
ellos creían “en los alumnos porque se apersonaban del trabajo e iban creciendo (...).
Había una exigencia, rigor y cumplimiento, pero siempre le creímos al alumno. De ahí el
carácter formativo de la emisora, que como experiencia educativa era ideal” (Holberck,
2017).
3.3.5 Experiencia profesional después de J.E
Todos los exestudiantes entrevistados coinciden en que J.E fue una experiencia
significativa para el comienzo de su vida profesional. Tal como Jürgen lo resumió: se les
enseñó a trabajar. Y ese aprendizaje nunca lo perdieron. Es por eso que al entrar a distintos
medios, fuera o no radiales, se notaba cierta disciplina y calidad en sus respectivos
trabajos.
Juan Carlos Garay, en una cita ya mencionada, expresa que J.E le dio una mirada muy
detallista y crítica sobre los temas culturales. Para Gustavo Gómez, Jaime Andrés
Monsalve y muchos otros fue parecido.
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De esta generación en particular se puede afirmar que casi todos los programadores que
se desatacaron llegaron a trabajar a medios de comunicación de gran alcance y difusión:
Radio Nacional, El Espectador, Caracol Radio, RCN televisión, entre otros.
3.4 Años de crecimiento: más estudiantes que nunca y giro hacia la program ación
de contenidos. Dirección de Guillermo Gaviria (1997-2014) y subdirecciones de
Tatiana Sánchez y Miguel Carvajal.
El periodo que enmarca la dirección del maestro Guillermo Gaviria está relacionado con
el crecimiento por dos motivos, pero antes vale la pena hacer una aclaración.
Si bien su dirección comenzó en el año 1997, cuando Jürgen se va de la emisora “agotado
por la búsqueda de financiación” (Holberck, 2017), dos hechos importantes marcan a
Javeriana Estéreo.
El primero consiste en los parámetros que establece el consejo directivo universitario en
el año 2003. Dicho consejo estableció que la emisora debía ser ante todo la “extensión de
la universidad más allá de las aulas” . Esto significó, en resumidas cuentas, que el carácter
académico de la universidad debería verse más reflejado en la programación de J.E, que
hasta ese momento era, en su gran porcentaje, musical.
De igual manera esta especie de exigencia por parte de la universidad vino acompañada
por una financiación considerable de los gastos de operación de la Fundación Cultural
Javeriana Estéreo, que desde hacía años tenía problemas financieros (como es frecuente
con las radios universitarias). Con esto, hubo una creación importante de programas
académicos, que si bien tuvieron la participación de distintos profesores de algunas
facultades de la universidad, también contaron con la participación de nuevos estudiantes:
sobre todo muchachos y muchachas de comunicación social que tuvieran habilidad para
la organización y producción de dichos programas. Por ponerlo en otras palabras: los
profesores aportaban su conocimiento académico y los estudiantes sus habilidades de
producción.
Si bien fue un punto bastante positivo para los estudiantes (su número aumentó
considerablemente) no lo fue tanto para el concepto que se tenía de programación y de
estilo en Javeriana Estéreo. Una de las personas que presentó con más fuerza su oposición
a dicho modelo exigido por la universidad fue Camilo de Mendoza, quien siguió en su
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cargo de subdirector de programación después de la salida de Jürgen Holberck como
director de la emisora.
Para Camilo la emisora debía ser más que todo musical, esa era su esencia “la que la hacía
excelente y diferente a todas las demás” (De Mendoza, 2017). De todas maneras Camilo
hizo la aclaración de no estar en desacuerdo con la inclusión de programas de contenidos
(como se ha llamado tradicionalmente en J.E a los programas de radio hablada, de carácter
noticioso, de debate o de actualidad), sino que creía que para hacerlos bien era necesaria
una mayor financiación, pues debían contar con un equipo robusto de colaboradores,
pagos, para lograr consolidar programas interesantes y de calidad. Sus propuestas no
fueron tenidas en cuenta ya que salió a relucir el eterno problema de las radios
universitarias, en Latinoamérica o Estados Unidos: la financiación.
Por tal motivo, y tras muchos años de trabajo, Camilo de Mendoza decidió salir de la
emisora en el año 2008. Es por eso que en esta división temporal de la historia estudiantil
de Javeriana Estéreo, Camilo de Mendoza está más estrechamente relacionado con la
etapa de “consolidación” junto a Jürgen que a esta tercera etapa. De igual manera, su
forma de entender y promover el trabajo estudiantil seguía ese modelo anterior, pues por
razones entendibles y coherentes con su visión de emisora, se cerró un poco a acoger la
apertura y aprovecharla para formar otros talentos universitarios.
Así, teniendo estos dos años (2003 y 2008) como puntos de quiebre con el modelo
anterior, es que se puede entender la importancia que tuvieron Tatiana Sánchez y Miguel
Andrés Carvajal en sus roles de subdirectores. De la misma manera, ellos representaban
en carne y hueso todo un recorrido formativo en Javeriana Estéreo: los dos entraron a la
emisora como estudiantes y lograron alcanzar la posición más alta que cualquier
exestudiante de la Universidad Javeriana haya tenido en los 40 años de existencia de la
emisora. De esa manera, dos personas que conocían las entrañas de J.E llegaron a dirigir,
ahí sí, ese nuevo modelo de programación promovido por la universidad.
Es en este periodo cuando los estudiantes y la audiencia aumentaron considerablemente
(Carvajal, 2017). Los jóvenes comenzaron a tener más responsabilidades y a trabajar con
equipos humanos más grandes y variados. Fue también el momento en que el esfuerzo de
Guillermo Gaviria por incluir a los estudiantes de música comenzó a dar frutos, y también
hubo un aumento considerable de estudiantes en el trabajo técnico de la emisora:
grabaciones, edición, emisión. Ya con el referente de la “época dorada” de los 90, estos
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estudiantes comenzaron a trabajar con la motivación de estar hablando en los mismos
micrófonos en donde lo hicieron periodistas culturales de peso en medios nacionales e
internacionales.
Fue el momento histórico de la emisora con más colaboradores y programas en
movimiento. Javeriana Estéreo tuvo por fin presencia en internet y en las redes sociales.
Los estudiantes producían, dirigían y proponían programas. Voces veteranas de la radio
universitaria compartían cabina con la nueva sangre radial javeriana. Fueron los años de
la rebeldía universitaria en Javeriana Estéreo.
3.4.1 Perfil del estudiante
Los estudiantes que entraron a la emisora en estos años siguieron siendo, en su gran
mayoría, de la carrera de comunicación social. Los semestres en los que estaban siguieron
siendo una constante (cuarto o quinto) y seguían teniendo un gran interés por aprender de
músicas y géneros que no conocían. Todos estos puntos no marcaron una diferencia con
el periodo anterior.
Ahora, en cuanto a las diferencias se pueden destacar varios puntos.
Primero: los estudiantes de estudios musicales, con énfasis en ingeniería de sonido,
aumentaron considerablemente. Esto se debió en gran medida al impulso que dio en este
aspecto el maestro Gaviria, no tanto desde su llegada en 1998 sino más bien en los
primeros años del nuevo milenio. Según Gaviria, “ese espacio de aprendizaje para los
estudiantes de música fue maravilloso. Su formación era tan completa, que luego de la
emisora saltaban a trabajar a diferentes medios o estudios en grabación” (Gaviria, 2017).
Estos estudiantes de estudios musicales van a formar un grupo bastante unido en la
primera década y media del nuevo siglo, tal como lo afirma una exestuidante, Michele
Gómez Rincón (Gómez, M., 2017). Esto debido a que tenían que hablar constantemente
entre ellos para organizar los turnos de grabación o de emisión (de los cuales se hablará
más detalladamente en el punto de “Tareas”) y a que en general pasaban bastante tiempo
en los estudios de grabación, que era más que todo un lugar de paso para los
programadores, que se reunían sobre todo en la fonoteca.
Los estudiantes de música también tenían una gran curiosidad por la música y la
programación, pero muchos de ellos no se aventuraron a programar. Sin embargo, sí
mostraron señas de gran creatividad en cuanto ideas técnicas para mejorar el
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funcionamiento de la emisora y su innovación: propusieron grabaciones en vivo,
ayudaron al proceso de digitalización de la emisora, fueron vitales en la creación de los
podcasts en la página web de la emisora. Estudiantes muy al corriente de toda la movida
tecnológica, mostraron su inventiva en momentos que J.E lo necesitó en demasía.
El segundo gran cambio que se puede rastrear en este periodo es una gran apertura en el
proceso de selección de los estudiantes. Si bien la mayor parte de los que entraban a J.E
tenían ya un gusto musical bastante desarrollado y un criterio de selección de alta calidad
en la década de los 90, para algunos ese criterio dejaba por fuera a un gran número de
estudiantes. Porque había casos en que si bien no tenían un conocimiento tan amplio de
tal artista o tal género, sí tenían unas ganas enormes de aprender y de utilizar su tiempo
libre para trabajar en la emisora.
Una de esas personas que no estuvo de acuerdo con ese proceso de selección tan selecto
fue Tatiana Sánchez. Llegó a la subdirección de programación después de haber pasado
por la escuela de J.E tres años. Su caso es particular porque intentó entrar a la emisora a
programar rock, pero el examen que presentó no obtuvo el puntaje necesario para ser
parte del equipo. Un poco desanimada, decidió dejar a un lado la idea de programar en
J.E, pero una profesora de la facultad de comunicación y lenguaje, Rebeca Ulloa, la
recomendó especialmente para que fuera parte del único programa en vivo en el que
participaban estudiantes: el “Magazín 91.9”. Como dicho programa no se centraba en la
programación musical sino en los contenidos de actualidad del mundo cultural, Tatiana
no tuvo problemas en hacer un trabajo bien hecho.
Entonces, Tatiana fue uno de los muchos casos en donde el perfil cambiaba ya hacia un
estudiante curioso, activo, con altas habilidades expresivas, con sentido de liderazgo, y
no necesariamente un melómano en consolidación.
Después de haber creado un programa de conciertos en vivo, ayudado en la Red de Radios
Universitarias, locutado y dirigido el Magazín, Tatiana se presentó a la convocatoria que
creó la fundación cultural Javeriana Estéreo para ocupar el puesto que quedaba libre en
la subdirección de programación. Como ya se había mencionado, Camilo de Mendoza no
estuvo de acuerdo con el nuevo rumbo que estaba tomando la emisora, debido al mandato
que el consejo directivo había dado en 2003. Así, después de haber luchado un poco
contra la corriente y habiendo defendido el modelo y estilo musical de la emisora durante
8 años más, Camilo decidió que ya era momento de retirarse:
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Cuando comenzaron a llegar estudiantes de economía y de otras facultades y tocaba hacer
la inducción y cosas por el estilo, yo vi que eso se estaba desdibujando de nuevo. Se
dieron muchas cosas, que hicieron que esa buena sinergia que se había dado se perdiera.
Yo ya llevaba mucho tiempo y estaba cansado, y creo que fue un buen momento para
dejar el camino (De Mendoza, 2017).
En dicha respuesta se puede ver que Camilo de Mendoza, con una justificación coherente
con su línea editorial, no estaba de acuerdo con la llegada de estudiantes sin amplios
conocimientos de la música que se programaba en J.E. Según el maestro Guillermo
Gaviria, antes del 2009 sí habían entrado uno que otro estudiante a ayudar en la
producción de unos cuantos programas académicos que se crearon para seguir las
recomendaciones que había dado el consejo de la universidad. Pero dicho proceso no fue
muy exitoso porque no había quién guiara a esos estudiantes: estaban un poco a la deriva.
Así, apenas llegó Tatiana Sánchez a la subdirección, decidió abrir una gran convocatoria
a la que se presentaron “cerca de 420 estudiantes” . El proceso de selección buscaba un
perfil diferente al del periodo pasado:
Abrí las convocatorias sin esperanza alguna, y me sorprendí con el resultado. Había
muchos estudiantes que en verdad querían estar, pero tenían miedo por no saber de música
o por no tener una bonita voz. Yo le insistí mucho a Gaviria en que la emisora era un
lugar de aprendizaje, por lo que no podíamos aspirar a que llegara ya gente aprendida a
J.E, y que ni siquiera les pagáramos.
Comenzamos a hacer otro tipo de admisiones. No queríamos muchachos que supieran
todo sobre las franjas. Queríamos ver qué potencial tenían, cuál sería su nivel de
compromiso, etc... Yo prefería estudiantes que no supieran todo de una, sino que el
coordinador les fuera enseñando. Volvimos el ambiente un poco más cercano, donde al
menos los estudiantes sabían quién era Gaviria (Sánchez, T., 2017).
Pero, al dejar entrar tantos estudiantes, ¿no se corría el riesgo de que se aceptaran personas
que no estuvieran tan interesadas o entregadas al proyecto que proponía Javeriana
Estéreo? Jaime Rodríguez, uno de los programadores más emblemáticos que ha tenido la
emisora (salsa, Caribe y sol), podría responder con una constante, al menos hasta el 2015:
“En todas las épocas ha existido ese tipo de gente con ese espíritu de J.E, todos tenían
algo especial, no todo el mundo se le medía a eso, mucho menos cuando tocaba gratis”
(Rodríguez, 2017).
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Por lo tanto, la variedad de estudiantes aumentó y el proceso de formación se vio
reforzado. Luego, en la subdirección de Miguel Carvajal, hubo incluso estudiantes que
no venían de la propia universidad Javeriana. La emisora aceptó pasantes incluso
internacionales (el caso de Lena Thiman (alemana) en la primera mitad del 2014) y
contrató por prestación de servicios estudiantes que venían de otras universidades
bogotanas.
Este último punto resulta en gran medida interesante. En el 2012 llegaron a la emisora
Anyi Cárdenas y Mónica Lozano, dos estudiantes de comunicación social de la
Universidad Jorge Tadeo Lozano. ¿Por qué Anyi y Mónica decidieron trabajar en J.E y
no en la HJUT, emisora de la universidad Tadeo? Ya varias fuentes lo han contestado: las
políticas de esa emisora no son tan abiertas en cuanto a la participación de estudiantes.
De todas maneras, ¿cómo llegaron estas dos estudiantes a J.E? Tal como ocurrió con el
voz a voz de profesores y decanos en la década de los 80, Miguel Carvajal tuvo que ver
en esa oportunidad. Por esos años, Carvajal dictaba clases de radio en la Tadeo, y Anyi y
Mónica se destacaron bastante a lo largo de todo un semestre. Ante el espíritu de apertura
de esos años, Miguel decidió abrir un convenio:
Cuando llegué a la sub dirección de la emisora, quise abrir el espectro de los estudiantes,
y pensé en que incluso podrían venir de otros espacios. Decidimos que había que darles
la oportunidad a estudiantes que provinieran de otras universidades, por lo que abrimos
un convenio de prácticas con la Tadeo Lozano en donde llegaron Anyi Cárdenas y Mónica
Lozano. Tuvieron muy buenos resultados, incluso después de que me fui Anyi siguió
trabajando en la emisora, concretamente en “Las cosas que pasan” (Carvajal, 2017).
En el caso de estas dos estudiantes, también se puede comprobar que el perfil de los
participantes se había ampliado, pues tanto Anyi como Mónica estaban mucho más cerca
al periodismo académico y político que al musical. Entraron a la emisora para producir
los programas de “Academia Javeriana”, lo que se detallará en el siguiente apartado.
Sin embargo, si bien podría verse como algo positivo el hecho de que se hubiera ampliado
el criterio con el cual los estudiantes entraban a la emisora, muchos miembros antiguos,
formados sobre todo con el modelo de Camilo de Mendoza, vieron en esta apertura una
pérdida irreparable. Para el mismo Camilo, la apertura significó el “desdibujamiento” (De
Mendoza, 2017) del modelo que tanto les había costado posicionar. Para otros, como
Jaime Rodríguez, quien fue estudiante durante la década de los 90’s, después de la salida
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de Camilo de Mendoza el espíritu melómano, ese apasionamiento desmedido por la
música, se perdió un poco.
Cada postura debe ser matizada. Si bien es cierto que el gran porcentaje de fuentes, tanto
de un periodo como otro, estudiantes o directivas, coinciden en que la unión y pasión que
se dio entre los estudiantes de la década de los 90 fue excepcional e irrepetible, todos
también coinciden en afirmar que el azar tuvo mucho que ver. Por otro lado, tampoco es
cierto que la melomanía muriera después de las decisiones institucionales tomadas en el
2003. Estudiantes como Luis Fernando Rondón, Michele Gómez, Juan Pablo Pérez,
Carolina Rodríguez, Luisa Moreno, seguían respirando música en todo momento, y todos
coinciden en haber tomado como propia la bandera no comercial y universitaria que
Javeriana Estéreo fue consolidando a través de los años. Todos colaboradores que fueron
estudiantes en la mitad de la primera década de este siglo reconocían en Garay, Monsalve,
Gómez o Rodríguez como ejemplos a seguir, sin que eso significara que se tuvieran que
sentir menos que ellos. Todo estaba enmarcado en el aprendizaje, y J.E se los daba.
De todas maneras, y tal como dijo en otra respuesta Jaime Rodríguez, “no todo el mundo
se le medía a trabajar en la emisora”. Había algo que atraía a esos estudiantes particulares
a trabajar en radio, “no para ser famosos”, como afirma Fernando Rivera, sino para
aprender otra forma de acercarse a la música, cultura y periodismo, y al mismo tiempo
comulgar con esa visión universitaria/universal/no comercial de J.E.
Si bien para Juan Carlos Garay los estudiantes de los 90 (e incluso muchos que vinieron
después) estaban en busca de esa “mística”, también se puede entender que esos
estudiantes, al estar en una radio universitaria, estaban sentando una posición frente al
mundo. Se podría pensar que el hecho de escoger un disco y programar una canción, o de
hablar de la más reciente investigación del departamento de sociología no tiene mayor
repercusión, o que puede incluso convertirse en un acto mecánico, pero eso en Javeriana
Estéreo no se daba; los estudiantes que estaban a ella lograban escaparse de las reglas
comerciales y mecánicas de una empresa de medios cualquiera.
Para cerrar este punto del perfil de los estudiantes, es fundamental leer lo que Miguel
Carvajal reflexionó sobre qué significaba el que esos estudiantes estuvieran allí, en medio
de discos, grabadoras y café. La mística de la que hablaba Garay se combina con la
rebeldía de la que habla Carvajal, hilo de unión entre los casi 70 estudiantes que
colaboraron en Javeriana Estéreo antes del 2015:
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Uno no llega a la emisora si uno no es curioso, porque es curiosidad lo que lo mueve a
uno a encontrar ese dial tan diferente en medio de todas las emisoras comerciales. Y para
permanecer no era necesaria solo la curiosidad. Quedarse significaba un pequeño acto de
rebeldía. No una malintencionada, sino una que le hiciera frente a esa estandarización del
mundo comercial que se nos impone. Explorar, mirar, escuchar otras cosas. Y finalmente
está el amor por el arte de los estudiantes (Carvajal, 2017).
3.4.2 Formación
Como ya se ha dicho, hubo un vuelco en el proceso de formación con la llegada de Tatiana
Sánchez y posteriormente Miguel Carvajal a la subdirección de programación de
Javeriana Estéreo. A grandes rasgos, se podría resumir que en los 90 se buscaban
estudiantes que tuvieran amplios conocimientos musicales, y J.E lo que hacía era
formarlos en la elaboración de libretos, la locución, trabajo en equipo y expansión de su
gusto musical. Ya para el 2009, el modelo de formación comenzaba incluso en el mismo
gusto musical: si había ganas y un gusto pronunciado por algún género musical, la
emisora (y sobre todo los coordinadores de cada franja) se esforzaba para que ese
estudiante fueran refinando su gusto, lo fuera explorando, comenzara esa búsqueda, esa
investigación musical.
Por otro lado, la formación se amplió a cuestiones como la producción de programas, la
edición de archivos de audio, y un ejercicio periodístico más tradicional. Todo esto estuvo
enmarcado en la creación de una nueva franja, “Academia Javeriana”, la cual se creó para
responder a las exigencias que había hecho la universidad en 2003. Fue un cambio
definitivo en la emisora, debido a que formalmente dejaba de ser exclusivamente musical.
Academia Javeriana era considerada una franja, tal como lo era jazz o música latina.
Debido a la importancia de este punto, vale la pena leer la explicación detallada que hace
Tatiana Sánchez sobre la gestación de la franja, lo que marcó otro enfoque de formación
en los estudiantes:
Un poco después de que llegara a la subdirección, la universidad nos dio un presupuesto
(20 millones, algo así) para desarrollar un proyecto que visibilizara a las facultades. Nos
dijeron que teníamos que hacer programas de contenidos especializados. Lo hicimos por
convocatorias para que no dijeran que lo habíamos hecho por dedo. Las facultades
pasaron cosas muy chéveres, y lo que hicimos con Gaviria fue escoger cuáles programas
iban y qué tiempo tendrían. Los musicales, como “Francopolis” podían ser de una hora,
pero el resto no, entonces se decidió que serían programas de 10 o 15 minutos. Eso se le
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planteó a Diana Fernández, directora de promoción institucional, y fue esa oficina la que
comenzó a dar plata para hacer más contendidos en la emisora.
Ahí fue que a cada uno de esos programas les asignamos un productor, y marcó el inicio
de Academia Javeriana. Nosotros escogíamos a estos estudiantes y debían ayudarles a
los profesores encargados de cada programa en guiones, producción, grabación. La
financiación que conseguimos con la universidad estaba enfocada a pagarles a esos estudiantes (Sánchez, T., 2017).
El ejercicio periodístico noticioso también comenzó a formar parte de J.E. “Academia
Javeriana” creó un boletín informativo que se emitía tres veces al día, con notas
periodísticas de no más de tres minutos, todas enfocadas a visibilizar hechos que
estuvieran relacionados con la universidad y sus distintas facultades: congresos, premios
a profesores o estudiantes, programas de estudio, reconocimientos, proyectos
institucionales, etc... Se llamó “Noticiero académico” y estaba nutrido por estudiantes de
comunicación social.
Tanto los programas de las facultades como el noticiero estuvieron en cabeza de una
nueva coordinación. Este coordinador o coordinadora debía velar por la calidad de los
programas, pero ya no en contenidos musicales, sino en calidad de la producción y en
intentar que los contenidos fueran tratados de una manera interesante, no tan pesada en
cuando a contenidos. Así, se trataba de evitar esas críticas que Camilo de Mendoza,
Jürgen y Guillermo Gaviria le hicieron a la universidad: hacer programas de contenidos
requiere tiempo, habilidad y financiación; de lo contrario son mortíferos en cuestiones de
audiencia y entretenimiento.
Así, una de las estudiantes que llegó al puesto de coordinación de Academia Javeriana
fue María Camila Sánchez. Estudiante de comunicación social, decidió aceptar el reto
que le había dado Tatiana Sánchez, y duró en dicha coordinación un par de semestres
hasta graduarse de la universidad. Ella fue una pieza importante para el proceso de
formación de jóvenes productores y periodistas, sobre todo porque eran muchachos “que
estaban en la mitad de sus carreras, y había que afinar cuestiones de entrevistas, reportería
y criterio de selección de notas o temas. También les daba una inducción para manejar el
programa de edición, Audition, para que ellos mismos editaran sus notas. Era un trabajo
multifacético, y la guía que les dábamos era importante” (Sánchez, C., 2017).
92
Si bien María Camila afirma que no todos los estudiantes tenían el mismo nivel de
compromiso, sí asegura que los que se quedaban por lo menos dos semestres en Academia
mostraban un avance notable (Sánchez, C., 2017). Muchos de esos estudiantes saltaban
luego a otros programas de la emisora, o eran promovidos a algún otro cargo. Incluso, se
dio el caso de que una reportera académica y productora de programas académicos, Dora
Ramírez, llegara con el tiempo a la coordinación de Academia, en donde también hizo un
trabajo destacado.
Otro aspecto importante de la formación de estos estudiantes es que no solamente se
formaban en periodismo, sino que había un contacto permanente con los programadores
y locutores. Vale la pena volver a resaltar el hecho de este proceso de aprendizaje
espontaneo, no premeditado y sustentado en las relaciones de trabajo y amistad que se
daban entre los estudiantes.
El hecho de que los productores o periodistas tuvieran que editar sus notas o programas
en la fonoteca, permitía que se relacionaran con el chico o chica que estaba haciendo un
especial de Palmieri o de Charly Parker. Para Camila, “todo estaba conectado, y uno
aprendía mucho de los programadores, grabadores, de todo el mundo. Claro, había ese
estudiante que solo hacía su programa y se iba. Otros se quedaban hablando, aprendían
constantemente, preguntaban” (Sánchez, C., 2017). Ya lo había dicho Jaime Rodríguez:
“yo detestaba el rock, no era muy fan. Pero de tantas conversaciones que escuchaba en la
fonoteca mientras era estudiante, me di cuenta con el tiempo de que había aprendido algo
de rock” (Rodríguez, 2017).
¿Qué pasó entonces con la formación musical de los programadores y locutores? Los
talleres se siguieron haciendo, pero estuvieron a cargo de los subdirectores de
programación. Tatiana se esforzó bastante por mejorar la locución y el enfoque
periodístico, mientras que Miguel ofreció cursos para darle a los estudiantes distintas
herramientas de entonación a los libretos (no era lo mismo locutar jazz que salsa) y
consejos para editar en Audition notas periodísticas, cortinillas, cuñas y demás, pues todo
estaba unido y los programadores también podían participar en otros programas.
La figura del coordinador cobró en este periodo un carácter mucho más formativo.
Tatiana y Miguel sentían que sus coordinadores eran sus manos derechas con los
estudiantes, y sobre todo con ese pasaje de antorcha tan importante en J.E: lograr
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trasmitirles ese estilo tan característico de la emisora. Los coordinadores debían velar por
el aprendizaje de los estudiantes, y en la parte musical esto era vital.
Un caso emblemático es el de la coordinación de Luis Fernando Rondón. Si bien Luis
Fernando comenzó como programador en rock, después de haber tocado a la puerta
muchas veces, llegó rápidamente a la coordinación de la franja por su envidiable
conocimiento no solo del rock extranjero, sino del nacional. Un gran aporte de Luis
Fernando fue la creación de Rock 91.9, programa dedicado exclusivamente a la escena
rockera en Colombia. Fue el primer programa especializado en rock colombiano en la
historia radial del país, lo cual demuestra dos cosas: la participación activa de los
estudiantes en J.E y la confianza y valoración por parte de las directivas de la emisora por
acoger y apoyar este tipo de propuestas
Rondón explica su rol como coordinador, explicación que puede funcionar en casi que la
totalidad de los casos de coordinadores en J.E:
Yo no fui un profesor para los muchachos. No, ni mucho menos. Pero sí creo que fui una
guía, una especie de apoyo para ese proceso de formación. Lo importante era que
descubrieran y exploraran. Programar es eso: investigar. Sin eso no hay nada y los
muchachos lo entendían muy bien.. Pero el proceso dependía de ellos. Y lo que avanzaban
era impresionante y eso se notaba al aire. A los oyentes, que en últimas es por quienes
trabajamos, recibían algo interesante. Todos se esforzaban por que eso ocurriera, y no lo
hacíamos por obtener rating, sino porque nos interesaba y apasionaba (Rondón, 2017).
Otro proceso de formación era el de los estudiantes de ingeniería musical, que como ya
se mencionó, tuvieron una mayor participación en la dirección del maestro Guillermo
Gaviria. La formación de estos estudiantes también tuvo mucho que ver con el refuerzo
que obtuvo el cargo de coordinador de producción. El estudiante que ocupaba ese cargo
debía hacerles una inducción a los nuevos operadores para grabaran con los estándares de
la emisora, supieran conectar las llamadas, editar con ciertos requerimientos de calidad
las grabaciones, etc... Los estudiantes que fueron grabadores también reconocen a
Ernesto Pinilla como una figura clave en su formación, pues él, encargado de la emisión
de la emisora, les enseñó cómo debían hacerlo sin temor a que hubiera fallas graves.
Vale la pena resaltar un proceso de formación bastante particular en cuanto a grabación e
ingeniería en la emisora, y es el del propio Miguel Carvajal. Si bien el rol de operador de
sonido estaba destinado a los estudiantes de música Miguel, siendo un estudiante de
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comunicación, entró a la emisora a hacer funciones propias de un ingeniero. El cómo
llegó ahí se debe principalmente a dos razones: el proceso de admisión y la ayuda de
Jürgen. En cuanto a la primera, Miguel había intentado desde primer semestre entrar a
locutar en J.E, pero el proceso de admisión era muy duro y no podía entrar. Esto sumado
a que en esos años (2000-2001) y debido a la crisis económica de 1998, la emisora no
estaba recibiendo tantos colaboradores. Miguel recuerda que cuando llamó a preguntar si
estaban recibiendo gente nueva, la secretaria del momento, Yolanda Fandiño, le
respondió, “No, acá lo que estamos es echando gente” (Carvajal, 2017).
Así que luego, y gracias a un contacto que consiguió en un trabajo que tuvo en la Orquesta
Filarmónica de Bogotá, Migue consiguió una cita con Jürgen, quien en ese momento era
decano da la facultad de comunicación y lenguaje. Como iba recomendado por la OFB,
Jürgen no tuvo problema de recomendarlo en Javeriana Estéreo. Así, Miguel entró, pero
de todas maneras no había espacio para nuevos locutores. Por tal motivo, Fernando Rivera
decidió que podía ayudar en la parte técnica, sobre todo haciendo copias de programas en
casetes, o hacer “transfers” de un formato a otro. La persona que le dio la inducción fue
Gerardo Herrera, un muchacho muy joven que estudiaba música. Sin embargo, más allá
de esa guía que tuvo, el proceso de formación de Miguel fue impulsado por su curiosidad.
No se quedaba solamente en hacer esas copias, sino que preguntaba cómo funcionaba el
proceso de grabación, de qué manera se podía hacer mejor. Tomaba todos los elementos
que le daban en clase, (sobre todo una que dictaba Juan Carlos Valencia, quien también
programó jazz en la emisora) y los iba practicando o poniendo a prueba en la emisora.
Al respecto, Fernando Rivera menciona que Miguel siempre se caracterizó por su
curiosidad, lo que lo llevó a aprender muchas cosas sobre las que los otros muchachos no
se interesaban. Con este ejemplo, entre muchos otros, se puede deducir que también la
formación en Javeriana Estéreo dependía mucho de la disposición de los estudiantes ante
el aprendizaje. Podían sacarle mucho jugo a su paso por la emisora, pero si no ponían de
su parte tampoco podían aprender mucho.
3.4.3 Responsabilidades o tareas
En general el trabajo realizado por los estudiantes en la emisora no cambió en gran medida
en sus funciones tradicionales: programación y locución. El sistema de escritura de los
libretos se conservó en su forma, siempre guardando la diferencia entre un libreto de
programación ordinaria y un libreto de algún programa especial. Por el lado de la
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locución, cada vez más estudiantes podían ejercer dicha labor. Lo interesante de este
momento es que incluso estudiantes de música, que se encargaban más de la parte técnica,
comenzaron poco a poco a locutar. Son conocidos los casos de David Amézquita y Luis
Fernando Herrera.
Los coordinadores, como ya se mencionó, tuvieron un rol más formativo en este periodo.
También programaban música, y en casos como el de Luis Fernando Rondón con rock, y
Carolina Rodríguez con clásica, también los locutaban. Realizaban reuniones con sus
equipos, y lideraron los procesos de admisión de los estudiantes que llegaban por
convocatorias. Debían, además, mostrarles a los estudiantes de sus franjas cómo
funcionaba la fonoteca, cuándo y cómo podían grabar en los estudios, y en un sentido
amplio les transmitían el sentido y filosofía de Javeriana Estéreo.
De igual manera un tipo de coordinador que no estaba ni en Academia ni en una franja
musical era el del Magazín. Programa de larga trayectoria en la emisora (como se ha visto
a lo largo de este trabajo) el Magazín tenía dos particularidades. La primera era la de ser
emitido en vivo, y la segunda era combinar los contenidos con lo musical: se hablaba de
actualidad cultural al mismo tiempo que se programaba música. Algunos de sus
coordinadores fueron Miguel Carvajal, Tatiana Sánchez, Camilo Ramos y Ángel Batista.
En este periodo el Magazín tuvo un aumento considerable de colaboradores, quienes,
según Tatiana Sánchez, comentaban las noticias de actualidad cultural al aire, después de
una investigación en medios y con distintas fuentes. Entrevistaban a invitados al aire y
más tarde, sobre todo en el periodo de Carvajal como subdirector, se encargaban de hacer
entradas escritas en la página web de la emisora. También había estudiantes encargados
de la pre-producción y producción de cada programa.
Dentro de las funciones que antes no hacía casi ningún estudiante estaban las de grabación
y emisión. Los estudiantes de música se dedicaron en especial a estas labores, sumándole
las de editar los programas pregrabados y luego subirlos a la plataforma digital de la
emisora, lo cual fue una novedad en este periodo. En cuanto a emisión, la tarea era
programar manualmente qué programa, cuña o nota iba al aire. En palabras sencillas:
armar la “playlist” de la emisora, tanto musical como de contenidos y publicidad, que
tenía la emisora día a día. Esta tarea la cubría en el turno de la mañana Ernesto Pinilla, y
por la tarde y fines de semana los estudiantes de música. El trabajo podía parecer
mecánico, pero según Ernesto, también significaba un gran aprendizaje: la persona que
está en emisión es la que puede llegar a tener, en cierto momento, un sentido global de la
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emisora, pues escucha cada programa, cada error, cada canción; el aprendizaje radial era
enorme (Pinilla, 2017). Posteriormente los estudiantes de comunicación social pudieron
también hacer dichas tareas, que antes estaban totalmente a cargo de los muchachos y
muchachas de música.
Miguel Carvajal fue el que abrió dicho camino, al demostrar que un estudiante de
comunicación también podía hacer dichas tareas, incluso con otro enfoque:
Tiempo después yo sostuve que había ventajas con que grabara el uno o el otro: un
ingeniero le apunta mucho a la técnica, y en el caso de los comunicadores la atención se
ponía en el desarrollo del mensaje. Mi objetivo en la emisora fue encontrar un equilibrio
entre el manejo de la técnica y el desarrollo del mensaje (Carvajal, 2017).
Por parte de los estudiantes que nutrieron Academia Javeriana, sus funciones ya han sido
mencionadas: producir los programas a su cargo; producir y editar notas periodísticas;
contactar a los entrevistados y gestionar dichos encuentros; acompañar y apoyar el
proceso de grabación de cada programa; crear bocadillos y pequeñas notas pregrabadas
que acompañaran cada programa.
También fue en este periodo que el puesto de fonotecario fue ocupado por estudiantes de
la carrera de ciencias de la información. Anteriormente (periodo Jürgen) el puesto había
sido ocupado por profesionales, que no necesariamente tenían la formación adecuada para
hacerse cargo de un archivo sonoro. Claro: la fonoteca en esos años era mucho más
pequeña de lo que es hoy en día, de ahí la razón de tal decisión. Sin embargo, fue con
Guillermo Gaviria que se abrió la posibilidad de que los mismos estudiantes de una
carrera totalmente afín con la dicha tarea se vincularan a la emisora.
Sin embargo, no hubo mucha suerte con muchos de ellos. Sus funciones eran claves:
mantener organizada la fonoteca; saber en qué tipos de formatos estaban la música;
organizar el archivo de contenidos de la emisora (copias de programas pasados);
organizar por secciones funcionales la música de la emisora; velar por el buen cuidado y
el mantenimiento de cd’s; Lp’s, casetes y cintas.
Para Tatiana Sánchez, la elección de los estudiantes de ciencia de la información nunca
fue buena, porque de pronto no tenían el perfil que se necesitaba para que se apersonaran
del archivo que tenían en sus manos. Sin embargo, Tatiana no alcanzó a conocer a la
fonotecaria actual de la emisora, Ana María Pinzón, quien le imprimió una nueva energía
y entrega a la fonoteca. Si bien Ana María tenía las mismas funciones que sus antecesores,
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decidió hacerlas de una manera conectada con algo importante: aprendizaje y conexión
musical. Sin ser una melómana, Ana María se esforzó por entender qué tipo de filosofía
tenía Javeriana Estéreo, “de tal manera hacía mucho mejor mi trabajo y me conectaba
más fácilmente con los realizadores y programadores de la emisora” (Pinzón, 2017).
Y es que todo pasa por la fonoteca en Javeriana Estéreo: desde la organización de los
libretos que van a locutar los locutores, hasta el préstamo y la organización de los discos
para cada programa. El o la fonotecaria conocía por fuerza a todos los que trabajaban en
la emisora. Ana María logró entablar un ambiente de trabajo eficiente y ameno, que hizo
que prolongara su estadía en la emisora durante cerca de tres años. Era tal el compromiso
de Ana María, que llevó a cabo tareas que no necesariamente le correspondía: etiquetó de
forma visible los cd’s de jazz para que se ajustaran a las necesidad específicas que tenían
los programadores de esa franja (algunos necesitaban solo discos con instrumentos de
viento, otros necesitaban álbumes que tuvieran canciones cantadas, otros sólo necesitaban
los metales, etc...) y organizaba parte de la programación de la emisora.
3.4.4 Rem uneración y duración en la emisora
El tema de la remuneración ya ha sido tocado brevemente en los anteriores apartados. Se
puede resumir de la siguiente manera: los locutores y programadores ya no recibieron un
precio simbólico por los libretos hechos o locutados. Las únicas personas que recibían un
pago por prestación de servicios eran los coordinadores, periodistas académicos,
operadores de grabación o emisión y los productores de los programas de las facultades.
De resto el trabajo era voluntario.
Fernando Rivera, administrador de la emisora en este periodo, explica cómo se dio el
proceso para definir qué tipo de vinculación tenía cada persona en la emisora y si era paga
o no:
Cuando llegó la época crítica los pagos a todo el mundo se acabaron y se hicieron recortes
de gastos. En el 2003 comenzó todo un proceso de evaluación para optimizar recursos
(incluyendo un recorte de personal que hizo que de 15 empleados se pasara a 6. Entre eso
se decidió que algunos empleados debían asumir dos funciones, entonces la conserje era
también la mensajera, por ejemplo). Se decidió que iban a haber tres modalidades de
vinculación: los empleados, contrato de prestación de servicios y contrato de
voluntariado.
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Los de prestación de servicios eran colaboradores que tenían una actividad permanente y
constante en la emisora. Por ejemplo: operadores de sonido, coordinadores, y ciertos
realizadores. El presupuesto se repartió teniendo en cuenta la intensidad horaria del
trabajo. Los operadores y grabadores tenían una tarifa por hora.
Los voluntarios fueron entonces locutores y programadores. No era una labor obligatoria
o permanente. Surgió el tema de las pasantías, pero no fue muy constante. Nunca se logró
un acuerdo con la facultad de comunicación para formalizar las prácticas o pasantías en
la emisora (Rivera, 2017).
Una constante en Javeriana Estéreo desde el año 1998 ha sido la división entre
colaboradores voluntarios o pagos. Este tipo de decisiones y divisiones fueron siempre
movidas por la falta de recursos económicos con los que contaba la emisora, sobre todo
en sus últimos años como fundación. Sorprendentemente, los estudiantes siguieron
colaborando con J.E así no se les pagara. ¿Cómo explicar esto? Guillermo Gaviria da una
idea:
La radio es algo apasionante, entonces genera mucho arraigo y empatia con los jóvenes.
Esa podría ser una primera motivación: hacer algo que a mí me gusta.
Otra motivación era la posibilidad de interactuar en un mismo espacio con otros que
tienen esa misma pasión. Otra es la posibilidad de, en un ambiente agradable, cordial, de
camaradería, tener unos resultados de excelencia y reconocimiento en el país e
internacionalmente de la labor que se está haciendo. Darle satisfacción y gusto a los otros.
Se está ayudando a construir imaginarios en la gente de muchas cosas que ocurren en el
mundo.
Todo eso va conformando un paquete importante de satisfacción personal. Trabajar en
equipo, con colegas y amigos, es increíble. El esfuerzo es compensado. Y cuando se tiene
un liderazgo claro, cuando se sabe para dónde se va, se trabaja mejor. Todos los que
trabajaron allí saben que la Javeriana fue pionera en la construcción de radio universitaria
en el país y en Latinoamericana, en el día internacional de la radio universitaria (Gaviria,
2017).
Tanto María Camila Sánchez, como Michele Gómez Rincón (coordinadora de jazz
durante 3 años) y Luis Fernando Rondón coinciden en eso: estar en Javeriana Estéreo
tenía otras motivaciones. Incluso si había paga, ésta era poca en comparación a los
salarios que ofrecían las radios comerciales, pero todos ellos estaban allí porque ese
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modelo particular de radio les gustaba, y había otro tipo de recompensas: amistad,
aprendizaje, red de contactos y libertad creativa.
En cuanto a la duración en la emisora, en este periodo definitivamente hubo un promedio
más claro que en el pasado: los estudiantes se quedaban en la emisora entre 3 y 4 años.
La idea de Tatiana y de Miguel era que la emisora fuera un lugar de paso para estos
muchachos, y que luego utilizaran su conocimiento y habilidades en otros medios que les
pudieran pagar mejor. Muchos estudiantes que se graduaban de J.E se quedaban un poco
más de tiempo en la emisora mientras conseguían otro trabajo. Claro que hubo
excepciones en la duración de colaboradores en ciertos cargos, como es el caso de Luis
Fernando en la coordinación de rock o Felipe Lineros en la ingeniería de sonido. Sus
motivaciones, más allá de lo económico, eran continuar siendo parte de un proyecto que
había ya permeado en sus vidas.
3.4.5 Relación con las directivas y compromiso con la institución
En general, tanto los estudiantes como directivas de este periodo afirman que la relación
entre ellos fue bastante amable, cordial y respetuosa. Del mismo modo, entre los distintos
colaboradores nunca hubo mayores desencuentros y se logró crear un ambiente
supremamente favorable para un trabajo que se hacía con gusto, y en la mayoría de los
casos de forma voluntaria.
Un contraste evidente entre la subdirección de Camilo de Mendoza y la de Tatiana
Sánchez y posteriormente la de Miguel Carvajal, es que algunas personas que fueron
estudiantes bajo la dirección de Camilo afirman que su temperamento era un poco fuerte,
sobre todo cuando se trataba de algún error o equivocación en la programación.
Tatiana Sánchez deja bastante claro que el estilo de Camilo no iba en concordancia con
lo que ella creía, y que incluso estaba en contravía de la actitud que se debe tener con
muchachos en formación. Eso tampoco quiere decir que el modelo de dirección de Camilo
fuera menospreciado, ni mucho menos: la gran coincidencia de colaboradores y ex
colaboradores es que Camilo, bien o mal, logró forjar una generación de excelencia y
calidad musical.
Por lo tanto, Tatiana y Miguel intentaron (consciente o inconscientemente) tener un rol
mucho menos autoritario que el de Camilo. Esto se puede deber a que tanto la una como
100
el otro fueron estudiantes y trabajadores de la emisora antes de llegar a dicho alto cargo,
y entendían que los estudiantes podían cometer errores, al mismo tiempo que podían intuir
cuál era la mejor forma de resaltar la falla y posteriormente solucionarla.
Otro factor que muchos ex colaboradores resaltan es la escasa presencia que tuvo el
maestro Guillermo Gaviria en el día a día de la emisora. Si bien Jürgen y Camilo bajaban
constantemente a la fonoteca para hablar con los estudiantes o monitorear ciertos procesos
de formación, la figura del maestro era “fantasmagórica”, según dice Tatiana Sánchez.
Cuando fueron estudiantes, tanto Luis Fernando Rondón como Michele Gómez afirman
que casi no veían al maestro, y que era muy probable que él no conociera a toda la gente
que trabajaba en la emisora (Gómez, 2017; Rondón 2017).
Si bien muchos recalcan su distancia, los estudiantes que tuvieron breves encuentros con
él resaltan que siempre fue amable y que nunca los trató de una manera tosca o agresiva.
En este caso se puede volver a utilizar la expresión de Jaime Monsalve sobre J.E: “No
news is good news”. Si el maestro no se pronunciaba sobre un programa, era porque se
estaba haciendo bien.
Los que sí estuvieron muy cerca y pendientes de los estudiantes fueron Tatiana y Miguel.
Sobre todo fue este último el que adoptó un acercamiento mucho más pedagógico,
influenciado por toda la experiencia que había ganado como profesor del énfasis de radio
en la Universidad Javeriana:
Mi faceta de docente me obligaba a seguir procesos de personas y de equipos. Entiendo
que cada sub director asumió sus funciones de manera distinta. En mi caso era más un
proceso de seguimiento. Eso me ayudó a formar un equipo bonito de trabajo (...). Como
en todo, uno termina teniendo gente muy cerca, que en mi caso fueron los coordinadores.
Con ellos hacía reuniones casi que mensuales. Más allá de esas reuniones, yo era una
persona que bajaba a la fonoteca, entraba a los estudios, charlaba con la gente. Había
compañerismo. La cercanía era necesaria. En un espacio donde a uno no le pagan, si uno
no se siente bien entonces, ¿para qué ir? Por eso mi mejor incentivo era bajar y ofrecerles
a los estudiantes una taza de café, hablar de un disco nuevo, o película. Ahora, había
personas que llegaban, se ponían sus audífonos y listo, se iban. Otras, tenían tiempo para
hablar (Carvajal, 2017).
De igual manera, un gran número de estudiantes vieron en Fernando Rivera a una persona
que, sin necesidad de serlo (debido a sus tareas administrativas), logró entablar una
relación cercana con los estudiantes.
101
En cuanto al compromiso de los estudiantes con la emisora, es de rescatar que la mayoría
de ellos trabajaban por gusto y por identificación con el modelo de Javeriana Estéreo.
Querían aprender de la emisora y de sus compañeros. Tanto coordinadores, como
programadores y operadores iban a trabajar con el sentimiento de estar siendo parte de un
medio de comunicación diferente. Eran parte de una familia que los apreciaba y les tenía
confianza.
Luis Fernando Rondón dice que las directivas confiaban en ellos en todo sentido.
Confiaban tanto en el coordinador que llevaba años en la emisora, como en el
programador que llevaba haciendo libretos solo un mes (Rondón, 2017).
3.4.6 Trayectoria profesional después de J.E
Debido a que muchos de los estudiantes entrevistados terminaron su proceso de
vinculación con J.E hace relativamente poco, su trayectoria por fuera de la emisora no ha
sido muy grande o variada.
Algunos de ellos como Karen Aroca, María Camila Sánchez, Alejandra Beltrán, han
llegado a seguir trabajando en radio en Bogotá. Otros, como Luis Fernando Rondón o
Ana María Pinzón, siguen trabajando en la emisora, al mismo tiempo que hacen trabajos
alternos a sus responsabilidades con J.E. Otros como Dora Ramírez, David Hernández,
Camilo Ramos, Carolina Rodríguez, han tenido distintos trabajos en empresas,
fundaciones o instituciones de educación superior, sin dejar de un lado proyectos que
tengan que ver con lo radial. De igual manera, es común que hayan continuado
estudiando, posgrados relacionados con sus carreras iniciales, y no tanto que ver con el
mundo de la radio y las comunicaciones, tal como ocurrió con María Camila Sánchez y
Michele Gómez.
Tal como ocurrió con el periodo precedente, todos los entrevistados de este periodo
afirman que J.E fue su primera experiencia laboral y que los marcó fuertemente en los
distintos caminos que han seguido realizando. Si bien a algunos la experiencia no les
abrió la puerta laboral en medios de comunicación o en estudios de grabación, sí expresan
que el aprendizaje que tuvieron fue invaluable y que los sigue acompañando en el día a
día.
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3.5 Años de transición hacia la radio en vivo: estudiantes entre cambios,
incertidum bres y posibles oportunidades. Dirección de José Vicente Arismendi
(2014-actualidad) y subdirección de Ernesto Pinilla y Sebastián Ortiz.
Muchos cambios han tenido lugar en Javeriana Estéreo desde agosto de 2014 hasta los
primeros meses del 2017, punto final de las entrevistas e investigación de este trabajo de
grado. José Vicente Arismendi, quien había sido decano de la facultad de comunicación
y lenguaje de la Universidad Javeriana (2010-2014) llegó por invitación del vicerrector
académico, Luis David Prieto, a ocupar la dirección de Javeriana Estéreo en agosto del
2014. Desde ese momento, y tal como lo describe José Vicente y su equipo de trabajo en
la parte administrativa y de programación, la emisora vive un periodo de “transición” sin
un término definido.
El gran cambio a nivel jurídico fue el hecho de que la Fundación Cultural Javeriana
Estéreo, creada por iniciativa del padre Gerardo Arango S.J en 1992, y apoyada
financieramente desde el 2003 por la universidad, fue liquidada para permitir la transición
de la emisora a ser de nuevo parte del aparato institucional de la Pontificia Universidad
Javeriana, exactamente adscrita a la secretaría general de la universidad.
Las razones son muy simples. Según el secretario general de la Universidad Javeriana,
Jairo Cifuentes, la rectoría encabezada por el padre Humberto Peláez S.J decidió que las
fundaciones habían respondido a unas necesidades muy específicas del momento social
y económico que vivía el país en los años 90. Debido a que los tiempos han cambiado
considerablemente, la universidad decidió hace unos años que las fundaciones ya habían
cumplido su cometido, y que todas debían volver a ser parte interna de la universidad
(Cifuentes, 2017). Así, Javeriana Estéreo volvió a donde nació.
Esto significó varias cosas. La primera fue que la junta directiva de la emisora cambió su
razón de ser, y pasó a llamarse “comité consejero” o “comité consultivo” (el nombre no
es muy claro, ni para José Vicente Arismendi ni para Jairo Cifuentes). Dicho comité está
compuesto por miembros de la Universidad Javeriana [Jairo Cifuentes, Diana Fernández
(directora de promoción institucional), Alexandra Leal (directora de Servicios
universitarios), Arritoquieta Pimentel (directora de Comunicaciones), Marisol Cano
(decana de la facultad de comunicación y lenguaje), Pablo Quintero (director de la carrera
de derecho), Martín Gutiérrez (abogado de la dirección jurídica de la universidad)] y por
asesores externos (Tatiana Sánchez y Luis Guillermo Guerrero).
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Este comité asesor es sumamente importante, pues entre todos ellos hicieron un plan de
desarrollo a diez años, que incluye, tal como lo dice la página web de la emisora, cinco
puntos principales:
-Traslado a una nueva sede en el campus
-Cambios de programación
-Reestructuración administrativa y de producción
-Digitalización de la colección musical
-Visibilización de la emisora en eventos culturales y artísticos de la ciudad (Javeriana
Estéreo, 2017).
Con dicho esquema que propuso la emisora y su comité asesor, vale la pena hacer un
recuento de los cambios que están por hacerse o que ya se han hecho, pues todos, de
manera directa o indirecta, han tenido que ver con las dinámicas de trabajo de los
estudiantes de Javeriana Estéreo.
Con respecto al cambio de sede, pasó lo mismo que al comienzo: tal como la universidad
ordenó que la antigua torre de enfermería le fuera dada a la naciente Emisora Javeriana
para su funcionamiento, la rectoría del 2015 ordenó que se le diera un nuevo espacio en
el primer piso del Edificio Central, en donde antiguamente quedaban las ventanillas de
pago de los préstamos estudiantiles. Actualmente las modificaciones e instalaciones se
están llevando a cabo, debido que, como dice José Vicente:
Nosotros le pedimos a la universidad dos cosas: una sede nueva que cumpliera con dos
requisitos. Primero: más visibilidad. Segundo: un espacio integral. J.E funciona hoy en 7
espacios separados. Es una cosa inconexa, incluso esquizofrénica. Pero queremos que
estemos juntos, que lo que se da en la fonoteca se de en la emisora completa. A nadie se
le va a olvidar que hay una emisora en la universidad (Arismendi, 2017).
Para los miembros de Javeriana Estéreo, las instalaciones siempre habían sido un asunto
que necesitaba mejorías, pero siempre dependieron de la buena voluntad que tuviera la
universidad (que tenía el suficiente músculo financiero) para llevarlas a cabo. Fernando
Rivera, que fue su administrador durante más de una década, comenta que solamente
hasta el 2003 hubo una modernización tecnológica de la emisora, debido a que seguían
trabajando, en pleno siglo XXI con un sistema análogo que volvía todos los procesos más
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lentos: “la universidad se comprometió a mejorar la infraestructura de la emisora. Se
compraron equipos y tecnología” (Rivera, 2017).
Incluso, programas como “Primera Página” (que le paga el derecho de emisión a
Javeriana Estéreo) y “Rompecabezas” (del Cinep) se graban y se emiten desde una cabina
en el Centro Ático de la Javeriana. La alianza se dio cuando por iniciativa de Arritoquieta
Pimentel que, cerca de 2011, propuso que el periodista y humorista Guillermo Díaz
Salamanca tuviera un programa informativo matutino en J.E. Ahí fue cuando Fernando
Rivera negoció con el recientemente inaugurado Centro Ático para que la emisora pudiera
tener un espacio allí, con el compromiso de que Ático pusiera el estudio y la emisora los
equipos (Rivera, 2017).
Solamente hasta que J.E fue de nuevo parte jurídica de la emisora, este cambio se
concretó. De todas maneras la dinámica “esquizofrénica” a la que hace referencia José
Vicente no es compartida por los estudiantes: si bien había muchos lugares donde se
“hacía” la emisora, siempre lograban estar unidos y conectarse entre los colaboradores.
Vale la pena destacar un punto que afecta directamente uno de los puestos ocupados por
una estudiante. El comité asesor junto a las directivas de J.E decidió que, con el cambio
de sede, la fonoteca que nació junto a Javeriana Estéreo y cuyos primeros discos donó el
padre Alberto Múnera S.J debía pasar a manos de la biblioteca general Alfonso Borrero
S.J. Si bien la fonotecaria actual, Ana María Pinzón, va a seguir trabajando con el archivo
en la biblioteca, es cierto que un espacio histórico ligado a la cotidianidad y producción
radial de J.E queda totalmente desprendido de la emisora. Las razones oscilan entre lo
digital y la practicidad:
Hay que entender una cosa: la importancia de esa fonoteca es la música, lo que programa
la emisora no son discos sino música. Al digitalizar la música, y conservando los discos
en la biblioteca, estamos teniendo lo mejor de los dos mundos. Hoy en día para poder
programar una canción toda digitalizarla. Uno dice ¿para qué? Todos los días Ernesto,
Luis Fer, cargando cd’s de un lado a otro, eso arriesga los cd’s. Ahí hay una dinámica que
no beneficia a la colección.. .(Arismendi, 2017).
En cuanto a los cambios de programación, la fuerte línea musical de J.E se ha mantenido,
y los programas de contenidos han tenido un fuerte cambio. La franja de Academia
Javeriana desapareció y quedó representada en un programa dirigido por José Vicente
que se llama “Bitácora”, donde profesores de la universidad Javeriana hablan de diversos
105
temas académicos y culturales. “Magazín 91.9”, con más de 20 años al aire, fue también
eliminado con dos argumentos: el primero era práctico (“Bitácora” se iba a encargar de
cubrir una pequeña parte de los temas que cubría el “Magazín”) y la segunda fue debido
al bajo rating. Vale la pena resaltar que en los 40 años de existencia de la emisora, pocas
veces se dejó de emitir un programa al aire por razones de rating. Unas veces se hicieron
por problemas de estructura (como el caso de los programas académicos que Jürgen
eliminó en los 90’s) o por razones de envejecimiento de algunos géneros (caso del
programa de música de la nueva era, eliminado por Camilo de Mendoza a comienzos de
los años 2000). Pero nunca por rating. Por razones similares salieron del aire “Trapecio”(a
cargo de Carlos Heredia), “Salsa 91.9” (con más de 20 años de historia en J.E) y la popular
franja de Brasil.
La apuesta en la programación es tener horas de música sin comentarios musicales y
mezclando todo tipo de géneros. Así, como lo afirma Ernesto Pinilla, coordinador de radio
musical, nacieron los espacios de “Mañanas sin fronteras” y “Tardes sin fronteras”
(Pinilla, 2017). Son horas de música donde casi no hay locución y se pone al aire una
mezcla de música de distintos géneros que hacen parte de la fonoteca de J.E.
Con respecto a la reestructuración administrativa y de producción, varias medidas se han
tomado. Por un lado, Miguel Carvajal y Fernando Rivera decidieron renunciar. Fernando
lo hizo el mismo 2014, pues creía que ya se había cumplido su ciclo en la emisora. A su
vez, Miguel lo hizo en el 2015, debido a constantes desencuentros y objeciones con el
modelo que se estaba intentado implementar en Javeriana Estéreo.
Con la renuncia de Miguel, el puesto de subdirección de programación (creado en los 80),
vital para la organización y comunicación con los colaboradores, quedó a la deriva
durante casi un año. Se hicieron unas convocatorias para ver quién podía ocupar el puesto,
pero tal como dice José Vicente:
No encontramos a la persona que tuviera las todas las características para el cargo.
Entonces nos preguntamos, ¿existe tal persona? Quizás no. Fue por eso que en recursos
humanos (de la universidad) nos aconsejaron crear dos puestos separados: coordinación
de radio hablada y coordinación de radio musical (Arismendi, 2017).
Así, la coordinación musical la asumió Ernesto Pinilla, antiguo programador de música
clásica y operador de la emisión matutina; y la coordinación de radio hablada la ocupó
Sebastián Ortiz, que hasta el momento había sido locutor del programa “Las cosas que
106
pasan”, “Primera Página” y productor de “Psicofónico” y “Rompecabezas”, éste último
siendo el programa en el que hizo sus primeros pasos en J.E.
La razón para dividir la antigua subdirección en dos nuevas coordinaciones, surgió de un
estudio detallado de audiencias, y con las directivas de la emisora decidieron dejar los
dos tipos de contenidos en esas dos cabezas visibles. Según Sebastián Ortiz, todo esto se
fue dando paralelamente a cambios que tuvieron algunos programas. En la parte hablada,
“Las cosas que pasan” tuvieron un movimiento de 360°: dejó de ser un programa de
debate académico, para luego ser un programa meramente noticioso, para luego volver a
ser de debate, aunque “más cercano al oyente” (Ortiz, 2017). Ninguno de estos cambios
surtió efecto y por eso la apuesta de José Vicente y de su nuevo coordinador de radio
hablada fue tener solamente 2 horas de contenidos hablados por la mañana (eliminando
“Las cosas que pasan” y duplicando el tiempo al aire de “Primera Página”, que cuenta
con una agencia de noticias propia) y 2 por la tarde, de las cuales 1 hora está dedicada a
“Bitácora”.
Al ser parte de la universidad, los puestos de secretaria general, ocupado por Ana María
Velásquez, y el de fonotecaria por Ana María Pinzón, pasaron a ser considerados de
planta, y recibieron todos los beneficios laborales que esto implicaba. Recientemente
(marzo) se creó un nuevo puesto, llamado “operador de producción” (antigua
coordinación de producción) que ocupa Sebastián Amaya. No se renovaron los contratos
de la coordinación de jazz (a cargo de Juan Pablo Pérez); Jaime Rodríguez renunció en
2016, al igual que Carolina Rodríguez a la coordinación de música clásica en 2015. Por
lo tanto, de los antiguos coordinadores solo queda Luis Fernando Rondón, quien aseguró
que José Vicente le insinuó que él tampoco seguiría en el cargo (Rondón, 2017).
La digitalización de la fonoteca se ha estado llevando a cabo desde el 2015, pero Ana
María Pinzón afirma que no se ha hecho con todo lo que requeriría un proceso de tal
magnitud. En sus palabras, “lo que se ha hecho es sacar una copia digital del archivo
sonoro, más no una debida digitalización. Esto quiere decir que no se ha creado un
catálogo digital como tal” (Pinzón, 2017). De igual manera, esa digitalización la hizo en
gran parte José Vicente, sin trabajar mano a mano con la fonotecaria, que ya llevaba más
de un año trabajando con los archivos de la fonoteca (Pinzón, 2017).
En cuanto a la visibilización de la emisora en eventos culturales y artísticos de la ciudad,
se han llevado a cabo distintas acciones que han permitido darle una mayor visibilidad a
107
la emisora dentro y fuera del campus. La emisora ha participado en la llamada “Semana
Javeriana” para que los estudiantes se familiaricen mucho más con ella. Del mismo modo,
la emisora ya ha estado presente en varias versiones de la Feria Internacional del libro de
Bogotá, donde ha ocupado un lugar central en el stand dedicado a la Editorial Javeriana.
De igual manera, José Vicente afirma que cuando estén en la nueva sede, los estudiantes
sentirán a la emisora más cerca de ellos, pues quedará en un punto estratégico del campus
donde pasan a diario cientos de personas que son miembros de la comunidad javeriana en
la ciudad.
Estos son los cinco puntos del plan de desarrollo de la emisora a 10 años. Si bien responde
a exigencias y necesidades que han tenido los colaboradores de J.E durante años, es claro
que muchas de las medidas han cerrado un poco el rango de acción que hasta hace unos
meses tenían los estudiantes. Con las coordinaciones en vía de extinción; con programas
hechos en su totalidad por profesionales egresados (“Bitácora”); con una selección
musical hecha en su casi totalidad por el coordinador de radio musical; con el traslado de
la fonoteca y la desaparición del puesto de fonotecaria; con una emisión hecha en su
totalidad por Ernesto Pinilla y en un futuro con un software de computadora; con apenas
5 operadores de grabación (cuando en el anterior periodo hubo hasta más de 12); con la
selección de locutoras (hasta el momento son tres mujeres: Camila Pamplona, Camila
Parra y Ana Romero) que no seleccionan la música sino que lo hace el coordinador de
radio musical, en fin, con una serie de medidas que respetan las directrices de la
universidad pero por el momento reduce considerablemente el rango de acción de los
estudiantes, es válido preguntarse en dónde quedará el rol de formación, escuela y lugar
de aprendizaje de J.E para los estudiantes del presente y del futuro.
3.5.1 Perfil del estudiante
Pocos estudiantes han entrado a la emisora en este nuevo periodo. Según José Vicente
Arismendi, se hicieron unas convocatorias este año y recibieron cerca de 100 candidaturas
de estudiantes de la facultad de comunicación y lenguaje. Dicha convocatoria se llevó a
cabo por medio del director de la carrera de comunicación social, Óscar Giovanny
Fonseca Mantilla, quién envió un correo el lunes 23 de enero diciéndoles a los estudiantes
que J.E estaba en busca de nuevas voces. Los requisitos que pedía la emisora eran los
siguientes:
- Nivel B2 o superior en inglés, francés o alemán
108
- Habilidad para hablar en directo
- Disponibilidad de por lo menos 5 horas continúas algún día de la semana, en la
franja de 8 am a 7 pm
- Buena disposición para trabajar en equipo, acatar instrucciones y adaptarse al
estilo de Javeriana Estéreo
- Habilidades para búsqueda efectiva de información en internet y manej o de redes
sociales (O.G. Fonseca, 2017).
Si bien el criterio principal para admitir estudiantes en la J.E de los 90 era tener amplios
conocimientos en música, lo cual era visto como un mecanismo bastante excluyente y
cerrado, y en el periodo de Gaviria, Sánchez y Carvajal el criterio se basaba en las ganas
y disposición de los estudiantes por aprender, en este periodo ni lo uno ni otro,
aparentemente, son tenidos en cuenta, sino más bien habilidades técnicas (internet y redes
sociales) o radiales (habilidad para hablar al aire). El último punto deja una pregunta
evidente: si J.E es un espacio de formación, ¿por qué están buscando a estudiantes que ya
tengan experiencia en hablar en directo por un micrófono?
De los estudiantes que siguen siendo parte de J.E, pues venían de un anterior proceso de
selección, el perfil es muy parecido al del periodo anterior: son estudiantes de
comunicación social con una gran curiosidad por el mundo radial y con un gran
apasionamiento por la música y sus distintos géneros. En la parte de ingeniería musical,
solamente hay un estudiante que colabora activamente en la emisora: Juan Pablo
Velásquez, a quien le queda solamente un semestre de carrera. Finalmente, como ya se
mencionó, Ana María Pinzón, estudiante de ciencia de la información, sigue trabajando
en la fonoteca, pero dejará de hacerlo cuando comience a trabajar en la Biblioteca General
Alfonso Borrero S.J, futuro hogar de la fonoteca.
3.5.2 Formación
La franja que actualmente sigue formando a los estudiantes en la programación y
elaboración de libretos es Rock, a cargo de Luis Fernando Rondón. A su vez, Rondón es
el único coordinador que queda del anterior periodo, pues en “En Música para Colombia”
se contrató a un profesional experto en el tema, el maestro Gustavo Rengifo, Caribe y sol
es coordinada por José Vicente Arismendi y Clásica por Ernesto Pinilla.
109
Por lo tanto, los estudiantes que programan en rock son los únicos que siguen teniendo
un proceso detallado y guiado para programar en la franja.
Tanto Ernesto Pinilla como José Vicente destacan el esfuerzo que están llevando a cabo
para ofrecerles talleres de locución a las locutoras de J.E que comenzarán a presentar las
horas de música en vivo en la futura J.E del edificio central de la Pontificia Universidad
Javeriana. José Vicente Arismendi se refiere a ese papel de formación que, según él, sigue
llevando a cabo J.E, en contraste con una formación “robótica” que se hacía antes, tal
como lo sugiere en los siguientes párrafos:
Justamente porque somos una emisora formativa, estamos con ellas tres (Camila
Pamplona, Camila Parra y Ana Romero) reuniéndonos una vez a la semana. Ellas y los
muchos otros estudiantes que tengan ese papel, no sabemos cuántos todavía, justamente
lo que van a hacer ahora es investigar. Van a salir de este papel, casi robot, de que me
pasan un Excel con cuatro casillas, de un comentario sacado de Wikipedia o de cualquier
parte. En la vida real lo que eso hizo fue empobrecer bastante el lenguaje, siempre con el
verbo “escuchar”, siempre dicen “en el anterior bloque”, es decir: reciclan unas frases de
cajón, que son cómodas, y que justo ahora el reto es: ¿Cómo nos incomodamos? ¿Cómo
hacemos una presentación mucho más nutritiva para los oyentes y para nosotros? (...).
Entonces: primero, hacer unas presentaciones más nutritivas, segundo que sean en vivo y
tercero que estemos en redes sociales. Eso es lo que se llama un trabajo enriquecido, no
un trabajo mecánico. Yo estoy seguro de que esas personas van a quedar tan afiladas, que
se los van a llevar a otras emisoras (Arismendi, 2017).
Así, el actual director marca una diferencia tajante con el anterior periodo: el trabajo que
hacían los estudiantes estaba más cerca a lo mecánico, casi sin necesidad de un ejercicio
intelectual o crítico, y ahora con una investigación que harán las locutoras de una lista de
canciones que la hará una sola persona (Ernesto Pinilla) va a haber mucho más
aprendizaje que permitirán que lleguen a otras emisoras.
Si bien para toda la tradición comenzada desde Jürgen y terminada con Gaviria y Miguel
Carvajal el hecho de hacer libretos dejaba que el estudiante explorara y transmitiera sus
hallazgos musicales con un infinito número de oyentes en Colombia y el mundo, para
José Vicente Arismendi “no es un libreto, es un Excel. Con año, título de la canción y un
parrafito” (Arismendi, 2017).
110
Esa formación casi autodidacta del estudiante que iniciaba con la selección de un artista
o disco, cuando se tenía que “enfrentar a la fonoteca” y pasar horas y horas escuchando
música, no va a caber de la misma manera en la J.E de la transición. Lo importante es
tener una voz agradable y saber uno que otro dato curioso para que los oyentes no se
aburran con verbos como “escuchamos” o “sonaba”. El proceso que hizo que Jaime
Rodríguez se volviera en una voz de autoridad de la salsa, que permitió que Juan Pablo
Pérez llegara a la coordinación de jazz, un género del que poco sabía antes de entrar a J.E,
y el que hizo que ayudó a que Luis Fernando Rondón hiciera todo un trabajo de grado
centrado en el rock colombiano, va a dejar de existir en un futuro cercano, después de
haber concluido en aniversario número 40 de la emisora universitaria más antigua de
Bogotá.
Con respecto a los ingenieros de sonido, tal como se va a ver en el siguiente apartado, el
aprendizaje que tenían en hacer la emisión de la emisora ya quedó atrás, pues la emisión
quedó a cargo de Ernesto Pinilla. Sin embargo, Juan Sebastián Amaya, quien fue en el
periodo pasado comenzó en J.E como ingeniero de sonido trabajando en edición y
grabación, y ahora tiene un puesto de planta (creado por la nueva dirección) como
“operador de grabación”, afirma que la idea es que la formación de los operadores que
vayan llegando no se vea truncada. Para Amaya, es muy importante que el papel
formativo que ha tenido J.E persista en el tiempo, así los estudiantes ya no estén en la
emisión, hay otras tareas en las que pueden seguir aprendiendo, tal como él aprendió de
la mano de otros grabadores, antiguos coordinadores de producción (Nicolás Sadovnik,
Guillermo Luengas) y de Miguel Carvajal. Amaya insiste en que en su nuevo cargo, el
cual le demanda estar pendiente de toda la producción técnica de los programas, intentará
proponer ideas para que los estudiantes sigan teniendo un rol activo desde la ingeniería
de sonido en la emisora (Amaya, 2017).
Finalmente, en cuanto a la fonetecaria, Ana María Pinzón dice que el trabajo de archivo,
por más técnico y práctico que sea, le ha exigido aprender de música, con el fin de hacer
cada vez mejor su labor en estos casi tres años que lleva en la emisora. Anita, como
cariñosamente le dicen los colaboradores de J.E, afirma que ella ha aprendido de música
gracias a los programadores y a las tertulias que se organizaban en la fonoteca (Pinzón,
2017). Esto permite notar un claro ejemplo de cómo, sin darse cuenta, los estudiantes
también ayudaban en el proceso de formación de otros compañeros en la emisora.
Claramente Anita también ayudó a que muchos programadores y locutores cultivaran
111
conocimientos de organización de archivos; los operadores ayudaban y enseñaban
cuestiones de edición a los jóvenes periodistas. La formación también se daba entre los
propios colaboradores, de una manera espontánea y libre.
Cabe la pena preguntar si esta formación entre pares no se verá arriesgada al eliminar el
espacio donde esos encuentros se dan, que es la fonoteca. ¿En la biblioteca los empleados
que trabajaran en el archivo sonoro les enseñaran datos curiosos del archivo de J.E a los
programadores? ¿Los programadores que vayan a la biblioteca les comentarán del más
reciente video de rock progresivo en Youtube a los empleados de la biblioteca? Son
preguntas que hubieran valido la pena tener en cuenta antes de tomar dicha decisión.
3.5.3 Responsabilidades o tareas
Hoy en día, en J.E no hay ningún estudiante que dirija un programa. En cuanto a la
producción, el único caso hasta el momento parece ser el de Camila Pamplona, quien
dirige el programa Primera Página Radio, cuyos realizadores le pagan a J.E por emitirse
por los 91.9 FM.
Como ya se mencionó, ya no hay estudiantes que realicen la emisión de la emisora, debido
a que como dice Ernesto Pinilla,
No era necesario porque Javeriana Estéreo, como en su gran parte es pregrabada, se puede
programar en una o dos horas. Hay incluso emisoras que se dejan programadas los 8 días
de la semana. Claro: para un estudiante puede tomar más tiempo, pero esos turnos se
fueron acabando porque nos dimos cuenta de que yo lo podía hacer en menos de tres horas
con los nuevos programas de digitalización. Por eso se acabaron los turnos de emisión
para estudiantes, de manera paulatina (Pinilla, 2017).
Una de las operadoras de grabación que quedan en la emisora es Laura del Sol Daza,
quien comenzó sus labores en el anterior periodo. Laura es responsable, junto a Juan
Pablo Velásquez, de hacer casi que el 100% de las grabaciones de los programas
pregrabados de la emisora. Laura dice que “la carga sí se volvió mucho más pesada.
Además, antes éramos un grupo mucho más grande, pero la gente estaba acá más que
todo por los turnos de emisión, que pagaban más porque eran más horas al aire. Se fueron
yendo y la emisora consideró que las grabaciones, al no ser muchas, la podían realizar
dos o tres personas, como pasa hoy en día” (Daza, 2017).
112
Los programadores estudiantes que quedan, como ya se explicó, están sobre todo en la
franja de rock. Ellos siguen haciendo los libretos y locutando algunos programas con la
metodología que Luis Fernando, coordinador actual de la franja, había explicado en la
tercera época. Si bien José Vicente Arismendi ve en este ejercicio de escritura de libretos
una tarea más bien mecánica, Nicolás Gómez, programador de la franja desde hace dos
años, tiene un punto de vista diferente:
Durante dos años y medios me he encargado de programar y libretear el programa de
los jueves a las 10 de la noche, en la franja de rock contemporáneo. A finales de cada
mes cuadro con mi jefe, el coordinador de la franja, los programas que realizaré el
siguiente mes, y todos los lunes envío el libreto y la música, los cuales requieren
planeación e investigación. Los martes, días en lo que se graban mis programas, intento
ir al estudio y estar presente en la grabación para revisar que el programa quede bien
hecho y que no se diga algún nombre de forma equivocada (Gómez, N., 2017).
Esa podría ser una de las excepciones en programación hecha por estudiantes. En cuanto
a locución, actualmente el énfasis esta puesto en tres locutoras seleccionadas por las
directivas (Ana Romero, Camila Pamplona y Camila Parra), las cuales se están entrenado
para cuando se dé la transición hacia una radio más en vivo.
Este punto es bastante positivo. Si la transición tiene algo claro, es que se está dirigiendo
hacia la radio en vivo. Eso no solamente atraerá a muchos más estudiantes, sino que
generará que algunas funciones que se han estancado, vuelvan a ser parte del continuo
aprendizaje de los estudiantes. Ernesto precisa:
Estamos pensando llevar la transmisión en vivo, y vamos a necesitar operadores,
locutores, grabadores. Todos los que en este momento están alejados de la emisora van a
volver a ella. Para allá vamos. Lo único que esperamos es que nos entreguen la sede
nueva. Va a haber programas en vivo en la mañana, tarde y noche. Creo que en menos de
un año vamos a volver a tener estudiantes en todas las tareas y áreas de la emisora (Pinilla,
2017).
Hay que recordar que las exigencias de radio en vivo se han hecho de forma crónica en
J.E desde hace varias décadas. El argumento que utilizaron los distintos directores y
subdirectores es que no era conveniente dejarles abiertos los micrófonos a los estudiantes
al aire porque como estaban en proceso de formación, era posible que algún erro
irreparable ocurriera. Sin embargo, esa transición a en vivo se comenzó a dar en el primer
año que Arismendi estuvo en la dirección, pues apoyó una idea de Miguel Carvajal (antes
113
de que renunciara) de ampliar drásticamente el Magazín 91.9 de 2 horas al aire semanales
a 10. Esto produjo un gran cambio en el programa, y pasó de ser hecho por 5
colaboradores a casi 15. Si bien hubo errores y algunas imperfecciones al aire, el
programa puedo estar en dicho horario durante casi un año. El único cargo que recibía
remuneración era el del coordinador, pero los estudiantes que trabajaban como
voluntarios estaban tan comprometidos que lo hacían con una entera dedicación.
Así, con ese precedente, es claro que los estudiantes al estar en vivo sienten que su trabajo
es más desafiante y atractivo. La apuesta por volver a J.E una radio en vivo es bastante
alta y requerirá de muchísimo esfuerzo y preparación. Sin embargo, las tareas de los
estudiantes en esta hipotética J.E en vivo parecen ser muy similares a la del disc jockey
tradicional de las radios comerciales, tal como lo afirma un gran conocedor de este tipo
de radio, Gustavo Gómez (Gómez, 2017).
Por un lado, no escogerán las canciones que sonarán al aire, pues habrá una lista hecha
por el coordinador de radio musical. Ernesto explica un poco más este punto:
Yo hago la lista de esa música que va a sonar al aire, actualmente en Mañanas y Tardes
Sin Fronteras, y les doy en el libreto algunos datos de las canciones o los intérpretes.
Sobre esos datos, ellas improvisan. Estamos buscando ser una radio más en vivo y más
amigable con los oyentes, sin ser acartonados como antes (Pinilla, 2017).
Ya hoy en día se están haciendo “falsos directos con las tres locutoras mencionadas. Una
de ellas, Ana Romero, afirma que no siente que su rol sea participativo en este sentido,
pues ni en jazz ni en Sin Fronteras puede escoger las canciones. “Esa tarea la hace una
sola persona, por lo tanto no tengo participación” (Romero, 2017). Con respecto a ese
punto, es un lugar común que los estudiantes mencionen que no están en contra de los
cambios que se están haciendo, ya que ellos, más que nadie, saben que si un medio no se
transforma, corre el peligro de quedarse estancado. Sin embargo, eso no significa que
tenga que haber tanto desorden. Según Ana, “Siento que es un poco desordenado los
cambios que se han hecho. De igual manera siento que se ha reducido la participación
estudiantil, lo que hace que se pierda la misión de este espacio de formación” (Romero,
2017).
Por el otro, no se especializarán en un género, sino que pondrán durante dos horas
seguidas (o más) géneros diversos en idiomas diversos, con la excepción de la música
clásica. Los talleres que están realizando estas locutoras, y que en un futuro también harán
114
los nuevos integrantes de la emisora, están enfocados en la locución al aire, más no en la
formación musical. Lo importante es que presenten de una manera atractiva la canción,
pero no que desarrollen un sentido crítico de lo que están presentando (no programando)
al aire. De igual manera, cuando la nueva sede esté lista, la idea es que las locutoras o
locutores nuevos interactúen mucho más con los oyentes. Para el coordinador musical y
para el actual director de la emisora, es ésta una de las claves para hacer a la emisora “más
amigable con el oyente” y “menos acartonada” (Arismendi, 2017; Pinilla 2017).
Finalmente, ya hoy en día, como se mencionó anteriormente, no hay estudiantes en las
coordinaciones porque este cargo se está suprimiendo paulatinamente. Ernesto Pinilla
dice que su rol se creó, en parte, para eso: dejar que él se encargue de la coordinación de
todas las franjas que queden o de los programas que se vayan creando. Será el coordinador
de todos los estudiantes (Pinilla, 2017).
3.5.4 Rem uneración
Actualmente, solamente los coordinadores, programadores emblemáticos (César Pagano,
por ejemplo) y los empleados de planta son remunerados en J.E. Esto no cambia mucho
con el panorama anterior, pero la idea de la nueva dirección es que todos estén
remunerados, ya que no se puede sostener una emisora con voluntariados. José Vicente
amplía este punto:
Con el tema de voluntariado, estamos buscando la manera de que los estudiantes que
trabajen en J.E sean remunerados. Es trabajar con el mínimo posible de voluntarios,
porque hay que reconocer el trabajo de la gente. Eso significa a lo mejor un número
menor, pero con trabajo enriquecido y remunerado. Seguirá habiendo voluntarios porque
no se pueden prohibir, pero va a ser un equipo más compacto, pero cada persona que esté
aquí va a tener una certeza de que va a tener un contrato firmado y unas funciones
concretas (Arismendi, 2017).
Así, el tema de la remuneración toca de nuevo el tema del número de estudiantes que
conformarán J.E en el futuro. Según una estimación en la que coinciden Miguel Carvajal
y el maestro Guillermo Gaviria, en J.E, para el 2014, se contaban con cerca de 93
voluntarios, de los cuales casi que el 70% eran estudiantes. Carvajal recuerda:
Recibí la emisora con 35 o 42 programadores y locutores, y cuando la entregué la dejé
con 93 o 94. Esto no solo como un número más, sino con la opción de crear una familia,
donde cada persona se encargaba de desarrollar sus programas, de tener un espacio de
115
aprendizaje, pero todos trabajábamos en pro de la emisora. Para lo mejor para muchas
personas es solo un número, pero para nosotros era muy bonito porque ésta era una familia
muy grande y unida. Estábamos generando unos resultados muy interesantes.
Cuando recibí la emisora, los índices de audiencia oscilaban entre los 11.000 y los 15.000
oyentes, y la entregamos con un muy buen número, por encima de las 46.000 personas.
Eso se hizo con ese equipo. Tuvimos crecimiento en digital también. Con ese equipo pasó
algo que hace rato no se daba en la emisora, que fue tener una licitación con el Estado
con un proyecto que se llamó “Migrantes sonoros”. Eso nos llenó de orgullo (Carvajal, 2017).
Por lo tanto, a partir del argumento de la remuneración, la J.E de hoy en día quiere contar
con menos estudiantes, pero sin que deje de existir el voluntariado, y sabiendo que los
estudiantes colaboraban en la emisora por razones muy lejanas al pago de un salario. Un
ejemplo muy diciente es el de Camila Pamplona, pues a pesar de que entró a J.E sin recibir
una remuneración económica, afirma que en ese momento ese no era un inconveniente,
pues como se ha visto en todas las épocas, el motor que llevaba a los estudiantes a trabajar
en la emisora era radicalmente opuesto a la ganancia monetaria. De nuevo: se buscaba
algo más allá de lo material, algo intangible:
En este momento recibo remuneración económica como productora del programa
Primera Página. Sin embargo, es la única remuneración desde el Noticiero Académico
(hace 3 años) que he recibido. En Magazín 91.9 cuando era de 2 horas a la semana nos
daban incentivos como bonos.
A pesar de eso, me motivó poder hacer parte de una de las emisoras culturales más
importantes de Bogotá. Los que trabajaban ahí antes de mí, decían que se manejaba un
muy buen ambiente de trabajo, amistoso (...). Lo más importante fue saber que iba a
aprender mucho de música y de locución, algo que ahora no sé si se sigue dando
(Pamplona, 2017).
De todos modos, Fernando Rivera siempre aceptó su impotencia por no poder pagarles a
todos los colaboradores de la emisora, y la razón siempre fue la falta de presupuesto para
poder hacerlo en su totalidad. Sin embargo, cuando la universidad se ofreció a financiar
el 50% de la emisora a partir del consejo directivo del 2003, sí se les pudo pagar a los
estudiantes que formaron parte de “Academia Javeriana”. Del mismo modo, hoy en día
la emisora recibe parte del presupuesto anual de la universidad, por lo que el futuro pago
de los estudiantes no se deberá exclusivamente a la voluntad de las nuevas directivas, sino
a tener como respaldo el presupuesto de la Universidad Javeriana.
116
Con respecto a la idea de pagarle a todos los estudiantes que trabajen en la emisora, surge
una pregunta con respecto a si la universidad estaría dispuesta a aumentar el presupuesto
que le destina a J.E si el número de estudiantes aceptados es mayor al esperado. Lina
González Robayo, actual administradora de la emisora, afirmó que si ese caso se daba,
“no sabría cuál es el procedimiento para pedirle a la universidad un aumento de esa cifra”
(González, 2017).
3.5.5 Relación con las directivas y compromiso con la institución
Colaboradores como Luis Fernando Rondón o Ana María Pinzón afirman que han
seguido en la emisora exclusivamente por amor y valor del trabajo realizado durante los
últimos años (Pinzón, 2017; Rondón 2017). También aseguran que han seguido en la
emisora por no dejar morir un proyecto que comenzó hace tantas décadas y que le tiene
que responder a una audiencia fiel y única. Si no fuera por eso, ya se habrían ido de la
emisora.
Confiesan, al igual que ex colaboradores como Jaime Rodríguez, que el ambiente en la
emisora se volvió tenso, sobre todo por la gran incertidumbre ante el rumbo que está
tomando J.E. Incluso, tanto José Vicente Arismendi como Ernesto Pinilla aseguran que
no saben qué va a pasar: puede que este modelo sea todo un éxito o fracase rotundamente.
Pero dicen que es necesario tomar el riesgo para cumplir con las expectativas de la
Universidad Javeriana.
Las motivaciones de seguir en la emisora también llegaron a algo que era totalmente
opuesto en los periodos anteriores: razones económicas. Si bien no hay una necesidad por
estar todo el día en la emisora hablando de música o aprendiendo, ya los estudiantes ven
casi que solamente una ventaja en el orden económico.
Es difícil calcular un promedio de permanencia en la emisora de las personas que siguen
en ella, pero la mayoría lleva cerca de 3 o 4 años en ella. Muchos entraron cuando Gaviria
era el director y Carvajal el subdirector, y solo unos pocos lo hicieron bajo la batuta de
Arismendi. Estos últimos no llevan más de 3 años en la emisora.
Con respecto a la relación con las directivas, los estudiantes no reconocen en Ernesto
Pinilla o en Sebastián Ortiz a unos modelos de formación. Si bien antes pasaba esto con
Tatiana Sánchez, Miguel Carvajal o Camilo de Mendoza, los colaboradores actuales ven
a dichas personas como unas figuras más cercanas a lo administrativo que a lo formativo.
117
Para Ana Romero, locutora de los espacios “Sin fronteras” y jazz, los guías o modelos
que ha tenido en su proceso de formación son otros estudiantes como ella,
específicamente el caso de Ana María Pinzón en la fonoteca, o los diferentes ingenieros
de sonido, los cuales muchos de ellos se graduaron de sus carreras hace en promedio un
año (Romero, 2017).
Otro caso similar es el de Camila Pamplona. Ella entró a la emisora hace cerca de tres
años, y estuvo en distintos espacios (Noticiero Académico, Magazín, Sin Fronteras). En
el momento actual es la productora de Primera Página, pero reconoce como líderes o
formadores a antiguos colaboradores, tal como Dora Ramírez o Miguel Carvajal
(Pamplona, 2017). Por lo tanto, no relaciona a los nuevos coordinadores de radio hablada
o musical como figuras cercanas o como modelos de liderazgo dentro de la emisora.
Si bien la relación es cordial y se ven más seguido con José Vicente que en el anterior
periodo con Guillermo Gaviria, la sensación es que Arismendi no es totalmente claro con
sus decisiones y propuestas. La comunicación entre los estudiantes y sus superiores no
siempre es clara, y los colaboradores no saben muy bien qué es lo que quiere la emisora
de ellos o cuál es el modelo de radio universitaria que se quiere imponer. Se sienten un
poco a la deriva de lo que pueda pasar en los próximos meses.
118
4. CONCLUSIONES:
Después de haber hecho una propuesta histórica estudiantil de Javeriana Estéreo, es
posible sacar conclusiones no sólo del papel y de la evolución que los estudiantes vivieron
en la emisora, sino también conclusiones sobre cómo la identidad de Javeriana Estéreo,
como radio universitaria, se ha construido (y cambiado) a lo largo de los años. A
continuación voy a presentar dos grandes puntos con respecto a, primero, lo que faltó
escribir en este trabajo y que puede servir como semilla para futuras investigaciones o
publicaciones, y segundo, a lo que encontré a lo largo de todo este trabajo, que tiene que
ver no sólo con el papel de los estudiantes en J.E, sino también con la identidad y futuro
de la emisora.
Lo primero que cabe la pena resaltar es que falta todavía mucho qué contar. Los
entrevistados que se escogieron para cada época lograron dar varias perspectivas del
momento que vivieron, pero falta hablar con esos estudiantes que estuvieron poco tiempo,
que están fuera del país o que no comparten esa misma visión que se ha logrado construir
a lo largo del tiempo y de la repetición de ciertas respuestas, que no por ser parecidas las
hacen ni menos ni más ciertas.
De igual manera la metodología utilizada, la reportería y las entrevistas fue acertada para
este tipo de trabajo de grado: muchas preguntas surgían mientras preguntaba por los
trabajos realizados, anécdotas memorables, relación con los compañeros de trabajo. Estas
personas que fueron estudiantes usualmente hacían las preguntas, y ahora el micrófono
se les volteó para que hablaran de lo que vivieron y experimentaron.
Falta de igual manera una revisión juiciosa y extensa sobre todos los materiales de archivo
que conserva Javeriana Estéreo: fotos, grabaciones de programas, documentos
administrativos, libretos, podcasts, y actas de las juntas directivas y del actual comité
asesor. Tal como había señalado al principio: este trabajo de grado puede ser la semilla
para un eventual libro que dedique su tiempo y aire a contar una historia más extensa y
plural de la emisora universitaria más vieja de Bogotá. La mayoría de las fuentes donde
reside esa memoria siguen vivas y lúcidas, pero un trabajo de tal magnitud debería tener
el suficiente apoyo institucional para llevarse a cabo.
¿Qué encontré? Lo más revelador de este año de investigación es haber comprobado que
los estudiantes llegaron a Javeriana Estéreo para convertirse en su mayor fuente de trabajo
de manera espontánea. No hubo, en los años 90 (momento clave, como se vio, de la
119
llegada masiva de estudiantes a J.E) una directriz institucional o interna (por parte de
Jürgen o del asesor de ese entonces, Guillermo Gaviria) de contar indispensablemente
con estudiantes dentro de los colaboradores de la emisora. Fue más una idea que surgió
de la lógica más práctica: si necesitamos gente que programe, qué mejor que unos
estudiantes apasionados y afiebrados por la música que se pone en Javeriana Estéreo.
En el comienzo, por su razón de ser más que todo educativa, la Emisora Javeriana no
contaba con ningún estudiante que contribuyera a la programación o producción de la
emisora, y eso responde, como se vio en el marco teórico, a una tendencia regional: las
radios universitarias están al servicio de la transmisión de los ideales y principios de la
universidad. Es ésa la única directriz fija, clara, y diría yo, permanente, que ha tenido y
tiene la Pontificia Universidad Javeriana con respecto a su emisora. Todo lo demás puede
cambiar.
Por tal razón, el hecho de que llegaran estudiantes a Javeriana Estéreo dependió de esa
idea lógica, que debió surgir entre Jürgen Holberck y Guillermo Gaviria.
La segunda afirmación que podría derivarse de este trabajo de grado es que la importancia
de los estudiantes fue fundamental para el sostenimiento de la emisora en su tiempo de
Fundación Cultural. El hecho de que fuera una fundación permitió dos cosas: la primera,
una mayor flexibilización en los procesos de contratación, lo cual facilitó, sobre todo
desde 1998, (seis años después de que el padre Gerardo Arango S.J volviera a la emisora
fundación) que de forma rápida y sencilla los estudiantes se vincularan a la emisora con
un contrato de prestación de servicios o con un contrato de voluntariado. La segunda fue
una pluralidad casi única en el dial: el hecho de que fuera fundación le permitía tener una
programación fresca e independiente hecha, en su mayoría, por estudiantes.
Por otro lado, la emisora no podía dejar de depender de sus estudiantes, porque aparte de
los melómanos, ¿quién más iba a trabajar con tal calidad, en pocas horas de trabajo, y
gratis? Obviamente este sentido práctico de la contratación se unió a las grandes ventajas
de trabajar con jóvenes: espíritu rebelde, curiosidad insaciable, dedicación, pluralidad,
innovación. Para los estudiantes también había muchas ganancias, obviamente, lejos de
las económicas: oportunidad de aprendizaje, momento único de crecer desde muy
temprano en el ámbito profesional, ambiente de trabajo agradable y amigable, la emoción
casi única de escuchar su voz al aire, por los 91.9 FM.
120
Fue gracias a esta dinámica de trabajo, a esta confianza en el trabajo estudiantil, al hecho
de convertirse en una escuela (porque todos los exestudiantes entrevistados coincidieron
en responder que J.E es en efecto, más allá de un medio de comunicación, una escuela)
que Javeriana Estéreo puede considerarse una radio universitaria en un sentido más
amplio. Porque tal como se vio, lo único que une a las radios universitarias de todo el
mundo es que estén vinculadas a una universidad. Entonces para alcanzar otro nivel de lo
“universitario”, algunas radios han decidido, en mayor o menor medida, incluir a su
comunidad académica.
Creo que Javeriana Estéreo logró de manera contundente convertirse en una radio que en
el 2014 era hecha en un 70% por estudiantes, de manera libre y guiada. Explico los dos
términos: libre, porque tenían potestad de elegir canciones y temas para sus programas;
porque podían dirigir y producir programas que se emitían al aire; porque tenían la
libertad de proponer espacios nuevos e innovadores, siempre siendo escuchados con
verdadera y genuina atención. Guiada, porque hubo un proceso de formación y
acompañamiento hecho por alguna de estas dos figuras: los subdirectores de
programación (Jhon Sánchez, Camilo de Mendoza, Tatiana Sánchez o Miguel Carvajal)
o los coordinadores de las franjas. No toda la música sonaba, ni todos los errores eran
pasados por alto. Siendo universitaria con participación estudiantil, la calidad sonora y de
programación de la emisora fue una obsesión de todos sus directores y colaboradores.
Esto me permite concluir: Javeriana Estéreo forjó su identidad de radio universitaria,
diferente a las otras de Bogotá, por haber sido un escenario de aprendizaje y de trabajo
estudiantil. Obviamente hay otros elementos (programación, participación de
académicos, perfil educativo, presencia institucional) que pueden definirla como
universitaria, pero en el caso de los años comprendidos entre 1992 y 2014 fue esa la
apuesta más representativa. En pocas palabras: los estudiantes sí forjaron parte de la
historia y de la construcción de Javeriana Estéreo 91.9 FM como radio universitaria
estudiantil.
Termino con esto: marco como punto de cierre el modelo universitario que he descrito
más arriba en el año 2014 porque es cuando pasan dos cosas. Primero, comienza la
dirección de José Vicente Arismendi y, segundo, la Fundación Cultural Javeriana Estéreo
es liquidada y la emisora vuelve a estar totalmente ligada al aparato institucional de la
Universidad Javeriana. Estos dos hechos dieron inicio a una serie de cambios que han
disminuido (sin mala intención, claro está) el impacto del trabajo de los estudiantes en
121
Javeriana Estéreo. Las directivas actuales de la emisora, sobre todo José Vicente
(Arismendi, 2017), fueron muy enfáticas al decir que la emisora vive un momento de
transición y que estos cambios ni son definitivos, ni son la única respuesta a las exigencias
que la “Universidad” le ha hecho a la emisora.
Así los cambios no sean definitivos, están marcando un camino que se aleja fuertemente
de la idea de emisora que construyeron directivas y estudiantes en las últimas dos décadas.
Más allá de las comparaciones entre tal modelo y otro, es diciente cuál es la postura oficial
de la Universidad Javeriana en todo este asunto radial.
En una entrevista con el secretario general de la universidad, Jairo Cifuentes (Cifuentes,
2017), afirma que la emisora se volvió netamente universitaria desde el año 2003 (año en
que el consejo universitario decidió financiar el 50% de la emisora siempre y cuando las
facultades de la universidad tuvieran un espacio al aire en J.E). Esto quiere decir que si
tomamos a Cifuentes como una voz autorizada de la visión de la universidad, para ésta la
emisora es más universitaria entre más conectada esté a la institución. Por lo tanto, (y esto
es una interpretación) entre los 20 años que comprenden el periodo de 1983 al 2003 lo
universitario no era fuerte y directamente parte de Javeriana Estéreo al no ser parte directa
de la institución. Después de haberme acercado a los exestudiantes que construyeron parte
de la historia de J.E en esos 20 años, y en los 11 que vendrían, mi conclusión es contraria
a dicha interpretación.
La importancia que las directivas actuales, y gran parte del comité asesor, le ha dado a
ciertas decisiones y modificaciones marca el cambio de dirección que se ha tenido en la
emisora, y que consiste básicamente en cinco puntos. En primer lugar la universidad
decidió darle un nuevo espacio (después de 40 años de vida) en el campus a la emisora,
que actualmente está en construcción. En segundo lugar, los programas hechos por
estudiantes en su totalidad (como el Magazín 91.9), fueron eliminados para dar paso a un
programa, que en el mismo horario, le dio espacio a miembros de la comunidad
académica de la Universidad Javeriana (como Bitácora) y sin la participación de ningún
estudiante ni en su producción y ni en surealización. Además, las coordinaciones de las
franjas, que podían ser cargos ocupados por estudiantes, han ido desapareciendo
paulatinamente, y de las restantes, dos son ocupadas (desde mayo de 2017) por directivas
de la emisora (José Vicente Arismendi en “Caribe y Sol” y Ernesto Pinilla en “Clásica”).
En cuarto lugar, el presupuesto que le da la universidad a J.E quiere ser utilizado, en una
parte, para remunerar a los estudiantes que trabajen en ella, teniendo en cuenta que eso
122
significaría una disminución considerable en el número total de estudiantes, pues el
presupuesto no alcanzaría para pagarles a todos. Finalmente, la selección de canciones en
los nuevos programas en vivo que hagan los estudiantes, provendrá de una selección
previa del coordinador de radio musical, lo cual solamente daría la ilusión de haber sido
escogidas, pero que eliminaría una parte fundamental del aprendizaje que los estudiantes
llevaban a cabo en la programación musical del anterior modelo.
El modelo que se ha comenzado a implementar en J.E no es per se un mal modelo:
solamente, y entendiendo por “radio universitaria estudiantil” lo que he definido más
atrás, corre el riesgo de cerrar una apertura única que ha tenido Javeriana Estéreo con
respecto al trabajo de sus estudiantes en sus últimos tres decenios de vida. El hecho de
que las instalaciones de la emisora se mejoren, que se amplíen las horas de programación
en vivo, que la emisora tenga presencia en eventos culturales de la ciudad y que se
remunere el trabajo, son exigencias históricas que los colaboradores han hecho y es
motivo de celebración que dichas medidas se estén tomando, pero eso no tendría por qué
significar un cambio tan abrupto en relación con lo que los estudiantes pueden o no
pueden hacer en la emisora.
A lo largo de este trabajo me pregunté si todas las advertencias que actuales o recientes
colaboradores de Javeriana Estéreo han hecho sobre estos cambios eran producto de la
nostalgia por un modelo pasado, glorificado en su memoria. Pero cuando María Camila
Sánchez, que estuvo en la emisora casi 20 años después de Juan Carlos Garay, me dijo
que había algo que los estudiantes de Javeriana Estéreo, como ella, buscaban entre esa
música, discos, café y compañerismo. Me di cuenta de que también se trataba de eso la
emisora: de transmitir de estudiante a estudiante la pasión que genera la búsqueda de la
mística.
123
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
-Albert, Pierre y Tudesq, Andre-Jean (2001). Historia de la radio y la televisión. Fondo
de Cultura Económica, México, D.F.
-Amaya, S. (23 de Marzo de 2017). (S.R. Romero, Entrevistador) Bogotá, Colombia.
-Arismendi, J.V. (28 de marzo de 2017). (S.R. Romero, Entrevistador) Bogotá, Colombia.
-Aroca, Karen (2014). Un recorrido histórico a través de la radio universitaria en Bogotá
(tesis de pregrado inédita). Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
-Asuaga, Carolina. (2007). Gestión de Radios Universitarias: definiendo la estrategia.
Revista RE-Presentación, 2 (3), 185-196. Recuperado de
https://www.researchgate.net/publication/28236238 Gestion de Radios Univer sitarías Definiendo la Estrategia
-Balle, Francis (1991). Comunicación y sociedad. Tercer Mundo Editores, Bogotá.
-Berlín, Irving (2000). El derecho a decir: radios universitarias y educativas en México. Revista Latina de Comunicación Social. 27 (3), 1-43. Recuperado de http://www.revistalatinacs.org/aa2000tma/125/irving.html
-Bernal Torres, César Augusto (2010). Metodología de la investigación. Administración,
economía, humanidades y ciencias sociales. Bogotá, Pearson Educación.
-Carvajal, M. (7 de Febrero de 2017). (S.R. Romero, Entrevistador) Bogotá, Colombia.
-Daza. L.d. (17 de Marzo de 2017). (S.R. Romero, Entrevistador) Bogotá, Colombia.
-Emisora Cultural Universidad de Antioquia/Universidad de Antioquia. (s.f). Recuperado
-Rotman, Aldo (2014). Las radios universitarias, Argentina frente a un nuevo paradigma de la comunicación. Editorial Fragua, Madrid.
-Quicke, Rob (2014). A brief History o f American College Radio. Editorial Fragua, Madrid.
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-Valencia, J.C y Aroca, K. (s.f). Éramos pioneros en todo sentido y los pioneros van haciendo camino al andar. Los primeros años de Javeriana Estéreo Bogotá (19771983). (Sin publicar).
-Rondón, L.F (18 de Marzo de 2017). (S.R. Romero, Entrevistador) Bogotá, Colombia.
126
6. Anexos
6.1 Preguntas hechas en la reportería6:
Tipo de entrevista I (ex directores de Javeriana Estéreo)
1. ¿Cómo definiría la radio universitaria en general?
2. ¿Cómo definiría la radio universitaria en Bogotá?
3. Ya sea en Colombia o en otro país, ¿cuál radio universitaria considera como un
modelo a seguir o admirar?
4. ¿Por qué Javeriana Estéreo es considerada como una radio universitaria?
5. ¿Qué diferencia a Javeriana Estéreo de otras radios universitarias de Bogotá
(HJUT, UN Radio, LAUD)?
6. ¿Cuál fue la importancia de que Javeriana Estéreo, junto a otras emisoras del país,
estuviera dentro de la RRULAC (Red de Radios Universitarias de Latinoamérica
y el Caribe)?
7. Brevemente, ¿cómo fue su vinculación a la emisora y cómo llegó a la dirección
de ésta?
8. En su tiempo como director de la emisora, ¿qué tan importante fue el trabajo de
los estudiantes de distintas carreras dentro de la emisora?
9. ¿Considera que el trabajo de los estudiantes a lo largo de la historia de Javeriana
Estéreo ha construido parte de la identidad de la emisora?
10. ¿Consideró, en ese entonces, que el trabajo de los estudiantes era “profesional”?
11. ¿Recuerda cuántos estudiantes, más o menos, trabajaban en la emisora en los
distintos años en los que la dirigió?
12. ¿De qué carreras provenían esos estudiantes?
13. ¿Cómo se convocaba a los estudiantes para que trabajaran en la emisora?
14. Cuando un estudiante quedaba seleccionado para trabajar en Javeriana Estéreo,
¿había algún proceso de adaptación, aprendizaje o inducción?
15. En caso de que fuera así, ¿quién o quiénes estaban a cargo de dicho proceso?
16. ¿Qué tipo de vinculación tenían los estudiantes con la emisora (voluntariado,
contrato de trabajo, acuerdo verbal)?
6 Estas fueron las preguntas guía para cada entrevista. En el momento de hacerlas decidí, dependiendo de las respuestas, hacer todas las preguntas o cambiarlas por otras que me permitieran más precisión en los datos que necesitaba para la investigación.
127
17. ¿Por qué había estudiantes que recibían remuneración económica y otros no?
18. En su tiempo como director, ¿cómo describiría su trato con los estudiantes que
trabajaban en la emisora?
19. Como director de la emisora, ¿creó algún incentivo para que los estudiantes
trabajaran a gusto y por largo tiempo en la emisora?
20. ¿Hay alguna importancia en que una radio universitaria tenga como mayoría de
su planta laboral a estudiantes?
21. Hay radios universitarias en Bogotá donde los estudiantes que trabajan en ella son
minoría. ¿Habría algún tipo de ventajas o desventajas de esa situación?
22. Si un día Javeriana Estéreo redujera considerablemente el número de estudiantes
que trabajan en ella, ¿afectaría en algo la identidad de la emisora?
Tipo de entrevista II (ex trabajadores de Javeriana Estéreo, que no hayan sido
estudiantes al momento de su vinculación)
1. ¿Cómo se vinculó a Javeriana Estéreo y cuánto tiempo trabajó en ella?
2. ¿Por qué Javeriana Estéreo es considerada como una radio universitaria?
3. ¿Qué diferencia a Javeriana Estéreo de otras radios universitarias de Bogotá
(HJUT, UN Radio, LAUD)?
4. ¿Considera que el trabajo de los estudiantes a lo largo de la historia de Javeriana
Estéreo ha construido parte de la identidad de la emisora?
5. En el cargo o cargos que tuvo en la emisora, ¿cómo fue su relación con los
estudiantes que trabajaban en ella?
6. ¿Con cuáles rasgos describiría a los estudiantes que trabajaban en la emisora?
7. ¿Había ventajas o desventajas de trabajar con estudiantes? ¿Cuáles?
8. ¿Cómo definiría el trato de las directivas de la emisora con los estudiantes del
tiempo en que usted trabajó en la emisora?
9. En el cargo o cargos en los que estuvo, ¿incentivó o motivó de alguna manera el
trabajo de los estudiantes?
10. En el tiempo en que trabajó en la emisora, ¿los estudiantes que trabajaban en ella
le manifestaron sus motivaciones de estar allí? en caso de que así fuera, ¿cuáles
motivaciones tenían?
128
11. ¿Considera que la emisora formaba periodísticamente o técnicamente (en la
ingeniería de sonido) a los estudiantes?
12. De ser así, ¿qué tipo de evolución o progreso se evidenciaba en los estudiantes
que llevaran varios semestres trabajando en la emisora?
13. ¿Cómo describiría el ambiente de trabajo con los estudiantes en el tiempo que
estuvo en la emisora?
Tipo de entrevista III (ex trabajadores de Javeriana Estéreo que hayan sido
estudiantes al momento de su vinculación)
1. ¿Cómo se vinculó a Javeriana Estéreo y cuánto tiempo trabajó en ella?
2. ¿Por qué Javeriana Estéreo es considerada como una radio universitaria?
3. ¿Qué diferencia a Javeriana Estéreo de otras radios universitarias de Bogotá
(HJUT, UN Radio, LAUD)?
4. ¿Considera que el trabajo de los estudiantes a lo largo de la historia de Javeriana
Estéreo ha construido parte de la identidad de la emisora?
5. ¿Cuáles fueron sus motivaciones para trabajar en Javeriana Estéreo?
6. ¿Había escuchado algo de la emisora, o de los estudiantes que trabajaban en ella
antes de su vinculación?
7. ¿Qué tipo de vinculación tuvo en la emisora (voluntariado, contrato, etc...)?
8. ¿Tuvo algún proceso de inducción o adaptación para ejercer su primer cargo en la
emisora?
9. De ser así, ¿quién o quiénes dirigieron ese proceso?
10. ¿Tuvo algún tipo de ascenso laboral dentro de la emisora?
11. En caso de que no hubiera recibido remuneración por su trabajo, ¿qué lo
incentivaba a trabajar en Javeriana Estéreo?
12. ¿Cómo describiría el trato que recibía de las directivas de la emisora?
13. En general, ¿sentía que su trabajo, pago o no, era valorado por el equipo de
Javeriana Estéreo?
14. El tiempo en que trabajó en la emisora, ¿cuántos estudiantes, más o menos,
trabajaban en ella?
15. ¿Cómo describiría a esos otros estudiantes que trabajaban en la emisora?
16. En general, ¿se sintió a gusto en el tiempo en que trabajó en la emisora? ¿Por qué?
129
17. ¿Recuerda si otros estudiantes se sentían a gusto o no trabajando en la emisora?
18. ¿Consideraba su trabajo en la emisora como “profesional”?
19. Con su trabajo, ¿qué le aportó, periodística o técnicamente a la emisora?
20. A grandes rasgos, ¿cómo definiría su experiencia en Javeriana Estéreo?
¿Considera que le abrió alguna puerta en el mundo laboral o académico?
Tipo de entrevista IV (Caso de Miguel Carvajal: de estudiante a subdirector de
program ación)
1. ¿Cómo se vinculó a Javeriana Estéreo y cuánto tiempo trabajó en ella?
2. ¿Por qué Javeriana Estéreo es considerada como una radio universitaria?
3. ¿Qué diferencia a Javeriana Estéreo de otras radios universitarias de Bogotá
(HJUT, UN Radio, LAUD)?
4. ¿Considera que el trabajo de los estudiantes a lo largo de la historia de Javeriana
Estéreo ha construido parte de la identidad de la emisora?
5. Usted comenzó como estudiante en Javeriana Estéreo, y con los años llegó a la
subdirección de programación. ¿Cómo se dio ese proceso?
6. Aparte de sus estudios académicos, ¿considera que Javeriana Estéreo lo formó?
De ser así, ¿qué le aportó ese tiempo de estudiante en la emisora?
7. En su cargo como subdirector de programación, ¿incentivó o motivó de alguna
manera el trabajo de los estudiantes de la emisora?
8. Dentro de las funciones de su cargo, ¿había alguna que tuviera que ver
directamente con la formación de los estudiantes que trabajaban en la emisora?
9. ¿Cómo describiría su relación con los estudiantes que trabajaban en la emisora?
10. ¿Con cuáles rasgos o características describiría a la mayoría de estudiantes con
los que trabajó en Javeriana Estéreo (antes o después de llegar a la subdirección
de programación)?
11. ¿Cómo era el ambiente de trabajo con los estudiantes en la emisora?
12. ¿Hubo estudiantes que trabajaran en la emisora y que no estudiaran en la
Universidad Javeriana? ¿Por qué?
13. ¿Por qué había estudiantes que recibían remuneración económica y otros no?
130
14. ¿Cómo se motivaba a los estudiantes que no recibían paga a que trabajaran en
Javeriana Estéreo?
15. ¿Había ventajas o desventajas de trabajar con estudiantes? ¿Cuáles?
16. ¿Considera que la experiencia de Javeriana Estéreo le abrió puertas laborales o
académicas a los estudiantes que trabajaron en ella? ¿Tiene en mente casos
concretos?
17. ¿Considera que la mayoría de estudiantes se sentía a gusto con su trabajo en
Javeriana Estéreo? De ser así, ¿cuáles eran las razones de ese gusto o descontento?
18. El tiempo que estuvo en Javeriana Estéreo ¿cómo describiría la relación de las
distintas directivas (a lo largo del tiempo) con los estudiantes?
19. Si un día Javeriana Estéreo redujera considerablemente el número de estudiantes
que trabajan en ella, ¿afectaría en algo la identidad de la emisora?
Tipo de entrevista V (actuales colaboradores de J.E)
1. ¿Por qué consideras que Javeriana Estéreo es hoy en día una radio universitaria?
2. ¿Cómo y por qué llegaste a trabajar a Javeriana Estéreo?
3. ¿Cuáles han sido y son tus tareas en la emisora?
4. Teniendo en cuenta tu experiencia personal ¿Consideras que Javeriana Estéreo
tiene un rol de formador de estudiantes? ¿Por qué?
5. ¿Cuáles son esas personas dentro de la emisora que han guiado tu trabajo en ella?
(pregunto por esas personas que, en lo personal, consideras como guías, modelos,
líderes...)
6. En cuanto a otros estudiantes que trabajen en este momento en la emisora ¿hay
algo que los caracterice en general? ¿Hay momentos de conversación, de
intercambio de ideas con esos otros estudiantes?
7. ¿Recibes una remuneración económica por tu trabajo? En caso de que no, ¿qué te
motiva o motivó a estar en J.E?
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8. Si un estudiante quisiera trabajar en la emisora, ¿cómo le describirías el ambiente
de trabajo? ¿Cuáles serían esas fortalezas y debilidades de la emisora?
9. Finalmente, ¿crees que los estudiantes tienen un rol participativo y constructivo
en cuanto a la programación (de contenidos o musical) de la emisora?
Tipo de entrevista VI (actual director de la emisora)
1. ¿Cómo llegó a Javeriana Estéreo y hace cuánto tiempo ocupa la dirección?
2. Antes de su llegada, ¿había tenido algún tipo de acercamiento a Javeriana Estéreo?
3. Antes de su llegada, ¿tenía algún tipo de experiencia profesional en radio
universitaria?
4. Cuando llegó a Javeriana Estéreo, ¿con qué tipo de emisora se encontró? ¿qué
fortalezas y debilidades tenía la emisora?
5. ¿Cómo estaba dividida la programación?
6. Anteriormente la programación musical de Javeriana Estéreo estaba ligada a un
concepto bastante claro que era el de Bioritmo, el cual era aprendido por los
estudiantes a lo largo de su paso por la emisora. Hoy, ¿bajo qué criterios se
programa la música que emite Javeriana Estéreo?
7. Para mediados de 2014 los colaboradores de la emisora (entre pagos, voluntarios,
antiguos colaboradores, personal de planta) sumaban 93 personas, la mayoría de
ellos estudiantes ¿Hoy en día cuántos colaboradores tiene aproximadamente
Javeriana Estéreo?
8. De esos colaboradores actuales, ¿cuántos, más o menos, son estudiantes?
9. Al parecer, ha habido una reducción considerable de estudiantes colaboradores
con Javeriana Estéreo, ¿por qué ha ocurrido esto?
10. A lo largo de su historia, Javeriana Estéreo ha sido, según fuentes que he
entrevistado, un espacio de formación, casi que una escuela para los estudiantes
de la universidad, tanto de comunicación social como de música o artes visuales.
¿Considera que hoy en día Javeriana Estéreo se identificaría con ese modelo?
11. En caso de que este en proceso la implementación de un nuevo modelo de emisora,
dígame claramente, ¿en qué consiste este nuevo modelo? ¿Cuándo se
132
implementará en su totalidad? ¿Qué tanto conserva del modelo anterior? ¿Qué
tanto tiene en cuenta a los estudiantes?
12. ¿Cómo describiría su relación y contacto con los estudiantes que colaboran con
Javeriana Estéreo?
13. ¿Considera, por lo que ha visto, que los estudiantes que siguen colaborando en la
emisora están contentos al trabajar en Javeriana Estéreo?
14. Hasta el año pasado (2016) la figura de los coordinadores era ocupada
principalmente por estudiantes o antiguos colaboradores de la emisora. Hoy en
día han desaparecido las coordinaciones de franjas históricas como la de jazz,
Magazín o salsa. Las coordinaciones de franjas musicales que quedan son rock
(pronta a desaparecer), clásica (coordinada por el mismo Coordinador de radio
musical) y Música para Colombia (coordinada por un nuevo colaborador, el
maestro Rengifo). ¿Eventualmente van a desaparecer todas las coordinaciones?
¿Qué espacios existen hoy en día o habrá en el futuro para que los estudiantes
tengan la oportunidad de dirigir un equipo, de aplicar lo que han aprendido?
15. Hoy en día, ¿qué colaboradores de la emisora reciben una remuneración por su
trabajo?
16. ¿Ningún libretista o locutor recibe remuneración?
17. Históricamente, Javeriana Estéreo ha tenido un apoyo financiero de la
Universidad que ha fluctuado considerablemente. Hoy en día, y prácticamente
desde su llegada, Javeriana Estéreo volvió a ser parte de la Universidad Javeriana.
¿Cómo es hoy en día la relación financiera entre la emisora y la universidad?
18. ¿Cuál es la función de la junta directiva de la emisora?
19. ¿Considera que la parte administrativa de la universidad tiene una influencia
fuerte en las decisiones que se toman en cuanto al futuro de la emisora?
20. Hubo una época, concretamente la década de los 90’, en la que a todos los
libretistas se les pagaba una suma simbólica por sus libretos. Del mismo modo, a
los operadores de sonido, hasta hoy en día, se las ha pagado por hora trabajada.
¿Se podría pensar en que algún día Javeriana Estéreo o la universidad le pague a
todos sus estudiantes colaboradores?
21. Con respecto al tema de la remuneración pasaba algo curioso en Javeriana Estéreo.
Muchos de sus colaboradores o excolaboradores confiesan que no estaban allí por
el dinero, sino por aprender, por tener una experiencia profesional, por conocer
músicas y personas. También afirman que seguían en Javeriana Estéreo por el
133
ambiente fraternal y de intercambio cultural que había. ¿Considera que hoy en día
esto sigue vigente en Javeriana Estéreo?
22. Uno de los programas nuevos que han surgido en su tiempo como director es el
de Bitácora, el cual usted mismo dirige. ¿Cuántos estudiantes participan en ella?
En caso de que no haya participación de estudiantes, ¿a qué se debe esto?
23. Uno de los sellos de Javeriana Estéreo era la programación musical acompañada
de unos libretos hechos con precisión, datos, información relevante (hecha en gran
parte por estudiantes conocedores de la franja en la que estaban) que buscaran
también formar a los oyentes. Se podía identificar esto incluso en los especiales
Sin Fronteras, pero con respecto al del lunes 20 de marzo, hubo horas solo de
música sin libretos. Ni si quiera con el crédito de la persona que programó esa
música. ¿A qué se debe este cambio?
24. ¿Considera que el archivo sonoro de la emisora, mejor conocido como la fonoteca,
es importante para el trabajo que se hace en Javeriana Estéreo?
25. ¿La fonoteca de la emisora seguirá estando en las instalaciones de Javeriana
Estéreo?
26. ¿Considera importante que los colaboradores de Javeriana Estéreo tengan un
espacio que los una, los incentive a interactuar entre ellos y a compartir sus
conocimientos entre unos y otros?
27. Históricamente la figura del sub director ha sido el puente entre los colaboradores
y la dirección general. Además, figuras como Camilo de Mendoza, Miguel
Carvajal y Tatiana Sánchez fueron parte fundamental de la formación de los
estudiantes en la emisora. ¿Considera que la figura de Ernesto Pinilla y la de su
cargo siguen cumpliendo ese rol de formación de años anteriores?
Para terminar, unas preguntas generales que les estoy haciendo a todos los entrevistados.
27. Para usted, ¿Qué hace que Javeriana Estéreo sea una radio universitaria?
28. ¿Considera que el rol de los estudiantes a lo largo de la historia de la emisora ha
contribuido a formar la identidad de Javeriana Estéreo?
29. Si un día Javeriana Estéreo dejara de ser un espacio de formación para los estudiantes
de la universidad, ¿qué ventajas o desventajas habría con ese nuevo modelo?
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30. Si un día Javeriana Estéreo decidiera hacer toda la programación musical y de
contenidos con una participación minoritaria de los estudiantes, ¿se pondría en riesgo el
modelo que ha tenido la emisora a lo largo de sus 40 años de existencia?
6.2 Listas de los colaboradores más destacados en cada periodo:
-Periodo de consolidación:
Juan Carlos Garay: programador de rock, jazz, clásica
Jaime Andrés Monsalve: programador de salsa, tango, flamenco.
Gustavo Gómez: programador y locutor de rock.
Jaime Rodríguez: programador y coordinador de Salsa.
Andrés Salgado: locutor de Salsa
Vicky Rueda: programadora de Brasil
María Isabel Henao: programadora Nueva Era
María Clara Torres: programadora música protesta.
Diego Luis Ramírez: programador y locutor de Blues
Ana Piñeres: programadora Brasil
Joaquín Cabra: grabador de planta
-Periodo de apertura:
Miguel Carvajal: operador de grabación, director Magazín, programador Desde el
trópico, locutor
Tatiana Sánchez: directora Magazín, locutora
Diego Hoyos: ingeniero de sonido
Luis Eduardo Niño: Bandas sonoras, locutor clásica
Felipe Lineros: operador de sonido
Juan Carlos Valencia: programador y locutor de jazz
Antonio Cruz: coordinador jazz, programador
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Luis Fernando Rondón: coordinador, programador y locutor rock.
Michele Gómez: operadora de sonido, coordinadora y programadora de jazz.
Carolina Rodríguez: locutora, programadora y coordinadora de clásica
María Camila Sánchez: coordinadora Academia Javeriana, locutora, productora
Guillermo Luengas: coordinador de producción
Nicolás Sadovnik: coordinador producción
Camilo Ramos: coordinador Magazín
Juan Pablo Pérez: coordinador jazz, programador
Dora Ramírez: coordinadora Academia Javeriana
Camilo Bravo: locutor, operador de sonido
Esteban Galindo: operador de sonido, colaborador Magazín