J.-J. Tamayo-Acosta Director - VERBO DIVINO...Juan-José Tamayo-Acosta Director 10 palabras clave sobre globalización EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 Estella (Navarra)2002

J.-J. Tamayo-AcostaDirector La globalización

Neoliberalismo

Sociedad de la información

Cultura y globalización

Desplazamientos

Interculturalidad

Desigualdades de género

Derechos humanos

Movimientos de resistencia global

Ecumene de las religiones

ColaboradoresArturo ArnauJoaquín EstefaníaJesús FernándezRaúl Fornet-BetancourtGiulio GirardiGermán GutiérrezJoaquín LeguinaLuis de SebastiánCarlos TaiboJuan-José Tamayo-AcostaPaloma de Villota

Este libro quiere ofrecer una visiónde conjunto en torno al fenómenode la globalización y aportar algunasideas para una reflexión que no hahecho más que empezar. Debido a lacomplejidad del fenómeno y a laambigüedad de la propia palabraglobalización, el enfoque de esta obraestá hecho desde una perspectivainterdisciplinar y con una pretensiónde multidimensionalidad. En ella, loscoautores abordan el fenómeno de laglobalización desde su propio campode estudio, pero quedando siempreabiertos a un tratamiento transversal:economía, cultura, religión, filosofía,política, sociología, etc.

Juan-José Tamayo-Acosta Director

10 palabras clave sobre

globalización

EDITORIAL VERBO DIVINOAvda. de Pamplona, 4131200 Estella (Navarra)

2002

Interior Globalización 27/8/12 13:23 Página 3

Introducción: La globalización, “una maravillosa excusa para muchas cosas” .......................... 11Juan-José Tamayo-Acosta

El fenómeno de la globalización ................. 19Joaquín Estefanía

Neoliberalismo........................................... 53Luis de Sebastián

Sociedad de la información ........................ 89Jesús Fernández y Arturo Arnau

Cultura y globalización.............................. 129Giulio Girardi

Desplazamientos ........................................ 165Joaquín Leguina

Interculturalidad e inmigración.................. 205Raúl Fornet-Betancourt

Globalización y desigualdad desde la perspectiva de género.............................. 233Paloma de Villota

Globalización y derechos humanos .............. 285Germán Gutiérrez

Contenido


6 / Contenido

Los movimientos de resistencia frente a la globalización neoliberal ....................... 327Carlos Taibo

Las religiones en tiempos de globalización..... 357Juan-José Tamayo-Acosta


Arturo Arnau. Doctor en Química. Catedrático deEnseñanza Secundaria. Presidente de la AsociaciónGlobalización Social y Política. Coordinador de laPlataforma por la Globalización de los DerechosHumanos. Investigador de la Universidad de Va-lencia. Colabora asiduamente con los medios decomunicación en temas relacionados con la globa-lización y los derechos humanos.

Joaquín Estefanía. Madrileño de 51 años. Licenciadoen Ciencias Económicas y en Ciencias de laInformación por la Universidad Complutense deMadrid. Ejerce desde 1974 como periodista endistintos medios de comunicación. Entre 1988 y1993 fue director del diario El País y actualmentees director de Opinión del mismo periódico y di-rector de la Escuela de Periodismo. Entre sus obras,cabe destacar: La nueva economía (Debate, 1995);Contra el pensamiento único (Taurus, 1997); Aquíno puede ocurrir. El nuevo espíritu del capitalismo(Taurus, 2000); Hij@, ¿qué es la globalización? Laprimera revolución del siglo XXI (Aguilar, 2002).

Jesús Fernández. Doctor en Filosofía. Catedrático deFilosofía. Vicepresidente de la Asociación Globa-lización Social y Política. Profesor colaborador de laFacultad de Filosofía de Valencia. Director cientí-fico del Instituto de las Artes.

Colaboradores


Raúl Fornet-Betancourt. Nacido en Cuba, es doctoren filosofía por las universidades de Aachen y deSalamanca. Su doctorado de habilitación lo obtuvoen la Universidad de Bremen, donde es profesor deFilosofía. Director del Departamento de AméricaLatina del Instituto de Misionología en Aachen,de cuya universidad es catedrático honorífico. Direc-tor de Concordia. Revista Internacional de Filosofía ycoordinador del Programa de Diálogo FilosóficoNorte-Sur, así como de los Congresos Internacionalesde Filosofía Intercultural. Entre sus trabajos desta-can: Introducción a Sartre (México 1989); Estudiosde filosofía latinoamericana (México 1992); José Mar-tí (Madrid 1998); O marxismo na América Latina(São Leopoldo 1995); Transformación interculturalde la filosofía (Bilbao 2001) y Transformación delmarxismo en América Latina, México 2001.

Giulio Girardi. Nació en El Cairo (Egipto) en 1923.Estudió en la Universidad Salesiana de Turín y enla Universidad Gregoriana de Roma. Doctor enFilosofía desde 1956. Fue perito del ConcilioVaticano II y profesor de Instituto Católico deParís. Inspirador e impulsor de “Cristianos por elSocialismo” y miembro del Tribunal Permanentede los Pueblos. Catedrático emérito de Filosofía dela Universidad de Sassari (Italia). Entre sus obras,cabe citar: La túnica rasgada. La identidad cristiana,hoy, entre liberación y restauración (Sal Terrae, 1991);La conquista, ¿con qué derecho? (Nueva Utopía,1992); Los excluidos, ¿construirán la nueva historia?(Nueva Utopía, 1994); El templo contra el Evangelio(Nueva Utopía, 1994).

Germán Gutiérrez. Colombiano, sociólogo y filósofo,es investigador del Departamento Ecuménico de In-vestigaciones, con sede en San José (Costa Rica).Autor de Ética y economía en Adam Smith y FriedrichHayek, editado por la Universidad Iberoamericanade México en 1998, y Sujeto, caos y globalización enAmérica Latina, editado por el Departamento Ecu-ménico de Investigaciones en 2001.

Joaquín Leguina. Nacido en 1941 en Villaescusa(Cantabria), estudió Ciencias Económicas enBilbao, donde obtuvo la licenciatura. Doctor en

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Colaboradores / 9

Demografía por La Sorbona de París y en CienciasEconómicas por la Universidad Complutense deMadrid. Es estadístico facultativo del Estado y fuepresidente de la Comunidad de Madrid entre 1983y 1995. Actualmente es diputado en el Congreso.Ha publicado varias novelas (La fiesta de los locos;Tu nombre envenena mis sueños; La tierra más her-mosa) y ensayos (Estudio sobre la población española;Fundamentos de demografía; Defensa de la política).Su última obra literaria se titula Cuernos.

Luis de Sebastián. Licenciado en Filosofía y Letras, en Ciencias Sociales y en Teología. Doctor enCiencias Políticas en IUHEI, de la Universidad deGinebra. Fue vicerrector académico de la Univer-sidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA)de El Salvador entre 1974 y 1980 y funcionario delBanco Interamericano de Desarrollo en Washingtonde 1990 a 1996. En la actualidad es catedrático deEconomía Internacional y director del Depar-tamento de Economía de ESADE, de la Univer-sidad Raimon Llull, de Barcelona. Entre sus últi-mas obras, cabe citar: Mundo rico, mundo pobre (SalTerrae, 1992); El rey desnudo. Cuatro verdades sobreel mercado (1999); Un mundo por hacer. Claves paraentender la globalización (Trotta, 2002).

Carlos Taibo. Profesor de Ciencia Política en la Uni-versidad Autónoma de Madrid. Ha publicado unaveintena de libros, en su mayoría sobre los cambiosoperados en la Europa central y oriental con-temporánea. Entre ellos, Las fuerzas armadas en lacrisis del sistema soviético (Catarata, Madrid 1993);Crisis y cambio en la Europa del Este (Alianza, Madrid1995); La desintegración de Yugoslavia (Catarata,Madrid 2000); La explosión soviética (Espasa,Madrid 2000). Recientemente ha publicado el volu-men Cien preguntas sobre el nuevo desorden (Punto deLectura, Madrid 2002). Es colaborador habitualde los diarios El País, La Vanguardia y El Correo.

Juan-José Tamayo-Acosta. Nació en Amusco (Pa-lencia) en 1946. Doctor en Teología por la Uni-versidad Pontificia de Salamanca y en Filosofía yLetras por la Universidad Autónoma de Madrid ydiplomado en Ciencias Sociales por el Instituto


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León XIII. Actualmente es director de la Cátedrade Teología y Ciencias de la Religión “IgnacioEllacuría” (Instituto de Derechos Humanos “Bar-tolomé de Las Casas”), de la Universidad Carlos IIIde Madrid, y profesor de la Cátedra de las TresReligiones, de la Universidad de Valencia. Entre susúltimas obras, cabe citar: Por eso lo mataron. El hori-zonte ético de Jesús de Nazaret (Trotta, 1998); Dios yJesús. El horizonte religioso de Jesús de Nazaret (Trotta,2000); Para comprender la crisis de Dios hoy (VerboDivino, 22000); Panorama de la teología latinoameri-cana (con Juan Bosch) (Verbo Divino, 2001).

Paloma de Villota. Doctora en Ciencias Económicas.Profesora titular de Economía Aplicada en laFacultad de Ciencias Políticas y Sociología de laUniversidad Complutense de Madrid. Entre susobras, cabe citar como editora: Globalización ygénero (1999); La política económica desde la pers-pectiva de género. La individualización de los dere-chos sociales y fiscales en la Unión Europea (2000);Globalización, a qué precio (2001).


“¡Ah, sí, la globalización! Es una maravillosaexcusa para muchas cosas.” Así respondía R. M.Solow, premio Nobel de Economía, al preguntár-sele por la globalización. La presente obra tomabuena nota de la ingeniosa observación de Solowy asume la no fácil tarea de entrar en el debatesobre la cuestión intentando ofrecer una visiónde conjunto en torno al fenómeno de la globali-zación y aportar algunas ideas para una reflexiónque no ha hecho más que empezar. Conscientesde la complejidad del fenómeno y de la ambi-güedad de la palabra, nos acercamos al temadesde una perspectiva interdisciplinar y con unapretensión de multidimensionalidad. Por esohemos recurrido a cualificados especialistas en eltema, que lo abordan desde su propio campo deestudio, pero siempre abiertos a un tratamientotransversal: economía, cultura, religión, filosofía,política, sociología, etc.

La obra se abre con un estudio de JoaquínEstefanía sobre el fenómeno de la globalizaciónen su conjunto que responde a la pregunta “¿quées la globalización?”. En él intenta aportar clari-dad y perfilar con el mayor rigor posible el con-tenido de un concepto que con su uso desmesu-rado ha terminado por desgastarse. Tras dichaclarificación, analiza las dos oleadas de globaliza-ción producidas durante el último siglo y medio,destacando de la actual oleada su carácter parcial,

Introducción

La globalización, una“maravillosa excusa para muchas cosas”


al ser sobre todo financiera, y mutilado, al no lle-gar a todo el mundo. La perspectiva ética estápresente en todo el estudio, así como algunaspropuestas alternativas muy a tener en cuenta.

La “globalización realmente existente”, encertera expresión de Estefanía, suele etiquetarsede “neoliberal”, y, efectivamente, ésa es una desus principales señas de identidad. Por eso, unade las palabras clave de esta obra es neoliberalis-mo, sistema ideológico que racionaliza y justificael proceso histórico de globalización. De su de-sarrollo se encarga Luis de Sebastián, quien expo-ne críticamente sus supuestos filosóficos, así comosus propuestas, que tienden a priorizar las solu-ciones de mercado a la hora de dar respuesta a losproblemas económicos y sociales.

Las nuevas tecnologías constituyen uno delos instrumentos esenciales con que cuenta la glo-balización para expandirse y conseguir sus objeti-vos a nivel planetario. Eso ha dado lugar al naci-miento de la sociedad de la información, sobre laque escriben Arturo Arnau y Jesús Fernández. Sureflexión se centra en la tríada inseparable queforman globalización-nuevas tecnologías-sociedadde la información, que está modificando el pano-rama mundial con gran celeridad y provocandocambios sociales radicales.

El aspecto cultural es tratado por GiulioGirardi, quien intenta aproximarse a la dimen-sión profunda de la globalización: la por él lla-mada “homologación de los espíritus”, que dalugar a la colonización cultural, educativa y reli-giosa. Tras el análisis de esta colonización ofreceuna alternativa al pensamiento único neoliberalen los tres campos indicados, centrando la aten-ción en la cultura popular liberadora, donde per-cibe importantes signos de autonomía y rebeldía.

Joaquín Leguina estudia el fenómeno de losdesplazamientos, que, si bien es tan antiguo co-mo la humanidad, con la globalización adquiere

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nuevas dimensiones. Estudia sus causas y conse-cuencias con perspectiva histórica, destacando lasafinidades y diferencias entre los desplazamientosdel pasado y los del presente. En el momentopresente hay un fantasma que vuelve a recorrerEuropa y guarda cierto parentesco con el queanunciaran Marx y Engels: el miedo al diferente,que se traduce en rechazo al “otro”, da lugar alracismo y la xenofobia y está muy relacionado conla inmigración. Se trata de un sentimiento casicompulsivo. Precisamente, la alternativa a ese sen-timiento casi compulsivo, alimentado por todaclase de estereotipos e incluso por las leyes restric-tivas de los derechos de los inmigrantes, es la in-terculturalidad, perspectiva desde la que aborda eltema de la inmigración Raúl Fornet-Betancourt.La inmigración se refiere aquí a la condición depobre extranjero y revela la otra cara de la hu-manidad. Fornet-Betancourt propone el diálogointercultural como correctivo a la tendencia an-tropológica sobre la que se asienta el espírituexcluyente de la globalización neoliberal y comoalternativa de hospitalidad y convivencia.

La desigualdad generada por la globalizaciónse torna más acusada en el caso de las mujeres.Eso es lo que descubre Paloma de Villota en lacolaboración a esta obra bajo el título “Globa-lización y desigualdad desde la perspectiva degénero”. Basándose en datos socioeconómicosincontestables, descubre que la desigualdad deacceso a los derechos sociales entre los hombresy las mujeres viene determinada por las diferen-tes formas de incorporación al mercado de tra-bajo. Se da la paradoja de que las mujeres pres-tan una contribución gratuita a la sociedad y,sin embargo, son objeto de infravaloración so-cial. ¿Razón? Porque la valoración se vinculaexclusivamente con la capacidad de obteneringresos. En consecuencia, las mujeres vivendentro de un círculo infernal que es necesarioromper. Paloma de Villota pone el acento en la

La globalización, una “maravillosa excusa para muchas cosas” / 13


necesidad de implantación de los derechos so-ciales sin discriminaciones de género, pero no enabstracto, sino con incidencia presupuestaria.Reivindica, asimismo, el concepto de ciudadaníasocial.

La preocupación por los derechos humanosno podía estar ausente en estas “diez palabras”, yaque la tendencia de la globalización realmenteexistente es a reducirlos, recortarlos o parcializar-los, sobre todo los derechos de las personas y losgrupos humanos, los países e incluso los conti-nentes más indefensos. Así lo pone de manifiestoGermán Gutiérrez en su colaboración, donde dis-tingue dos perspectivas en el análisis de los dere-chos humanos dentro del contexto de la globali-zación, conforme a las dos dimensiones de la vidahumana que están en permanente tensión: el serhumano como ser corporal, concreto, y el serhumano en su carácter social, institucional.

La globalización neoliberal no lo tiene fácil.En los últimos años se ha visto seriamente ame-nazada en sus pretensiones imperiales por losmovimientos de resistencia global, cada vez másnumerosos y vigorosos, que llevan a cabo unacontestación abierta de dicha globalización, altiempo que hacen frente a una serie de problemasya endémicos que padece la izquierda tradicional.Carlos Taibo se ocupa de este tema en toda suextensión. Expone en primer lugar el desarrollotemporal de estos movimientos, traza a conti-nuación su perfil, reconociendo de antemano sudisparidad, describe las distintas corrientes, paraterminar con un análisis de las prioridades, losproblemas, desafíos y riesgos que tienen delante.Entre las tareas prioritarias a asumir por los mo-vimientos de resistencia global cabe destacar estastres: dar una contestación global frente a las pro-puestas parcializadas de los movimientos ante-riores, proponiendo alternativas claras; conectarcon los sectores más lúcidos del movimientoobrero y los movimientos sociales; disponer de

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redes transnacionales que superen el etnocentrismoy hagan de contrapeso a instancias internacionales,como la ONU, hoy sometidas a la prepotenciadel imperio norteamericano.

“Las religiones en tiempos de globalización” esel tema del que yo me ocupo. No pocos soció-logos y filósofos de la secularización del siglopasado anunciaron la pronta defunción de lasreligiones. Los pronósticos, empero, no parecenhaberse cumplido. Las religiones siguen vivas,han experimentado un crecimiento significativoy han recuperado importantes espacios deinfluencia en la vida social y política, tanto en laspequeñas comunidades humanas como en laesfera internacional. Sucede, sin embargo, queesa vitalidad tiene mucho de patológico. Algunasde sus manifestaciones revelan los aspectos másoscuros de las religiones: fanatismo, fundamenta-lismo, sexismo, xenofobia, etc. Otras, por el con-trario, expresan su sentido liberador. En tiemposde globalización, las religiones han de renunciar ala intolerancia en su seno, a la guerra entre ellas y al anatema hacia los no creyentes, y caminar porla senda del diálogo interreligioso, que debe iracompañado de una teología liberadora de lasreligiones y de una interespiritualidad. Por suubicación sociocultural y por su mensaje de con-tenido ético, las religiones trascienden el ámbitoestrictamente religioso. Les corresponde, en con-secuencia, asumir una serie de responsabilidadesen la respuesta a los problemas mundiales, quedetallo en mi colaboración. Y, quizá lo másimportante, pueden contribuir a una globaliza-ción alternativa, que incluya a quienes –dos ter-ceras partes de la humanidad– la globalizaciónneoliberal excluye.

Las religiones –y el cristianismo, entre noso-tros, de manera especial– pueden contribuir adesenmascarar el carácter ideológico encubridorde la realidad que encierra la globalización neo-liberal. Como ha observado con gran lucidez



A. Touraine, esta globalización “es una construc-ción ideológica y no la descripción de un nuevoentorno económico. Constatar el aumento de losintercambios mundiales, el papel de las nuevastecnologías y la multipolarización del sistema deproducción es una cosa; decir que constituye unsistema mundial autorregulado y, por tanto, quela economía escapa y debe escapar a los controlespolíticos es otra muy distinta. Se sustituye una des-cripción exacta por una interpretación errónea” (elsubrayado es mío).

Las trampas de la globalización neoliberalestán a la vista. Se nos quiere hacer creer que vi-vimos en un mundo interdependiente, cuandorealmente estamos sometidos a nuevas formas dedependencia, más sutiles si se quiere pero nomenos opresivas que las del pasado; se nos quieremostrar que la globalización posibilita como nin-gún otro modelo económico la universalizaciónde lo local y la localización de lo universal, cuan-do lo que se universaliza en realidad es la culturacapitalista del Primer Mundo, sin apenas posi-bilidad de autodefensa por parte de las culturas yeconomías locales.

Termino con una observación que me pareceimportante. En casi todas las colaboraciones losautores ofrecen una definición de globalización.No hay en ello redundancia o repetición, sinovoluntad de rigor y precisión conceptual, que esmuy de agradecer. Cada autor lo hace desde supropia perspectiva, si bien abierta siempre a losotros enfoques. No es difícil apreciar la afinidady la complementariedad.

Agradezco a Editorial Verbo Divino la invita-ción que me hizo para dirigir esta obra, porhaberme brindado la posibilidad de profundizaren un tema que no está entre mis especialidadesy del que ahora sé un poco más. Doy las gracias alos colaboradores por la presteza, la competenciay el talento con que han respondido. La lectura

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atenta de cada una de las colaboraciones demues-tra con creces lo que decía de ellos al principio:que sus autores son cualificados especialistas. Deellos he aprendido casi todo en un tema del quenunca se sabe bastante. Espero que eso mismo lespase a los lectores y lectoras. Los conocedores deltema encontrarán un poco de orden y sistematici-dad en un tema tan complejo y disperso. Quieneslo conozcan menos tienen la oportunidad de con-tar con una buena guía que les introducirá encuestiones y temas de los que es necesario estarinformado. La dirección de la obra ha tenido paramí una compensación añadida: la de la amistad.Tras la fluida comunicación mantenida con loscolaboradores durante los tres meses de prepara-ción, se han estrechado nuestros lazos de amistad,en unos casos, y se han trabado nuevos lazos, enotros.

Juan-José Tamayo-AcostaMadrid, 15 de mayo de 2002, San Isidro



¿Qué es la globalización?

Un concepto tan moderno como el de la glo-balización se ha utilizado tanto y para cosas tandiferentes que al mismo tiempo que se ha po-pularizado ha perdido rigor. Se ha desgastado.Conviene, pues, empezar por el principio y expli-car qué es lo que se quiere decir cuando se hablade globalización. La definición más general es lade que la globalización es la revolución de lacomunicación entre seres humanos, que los hahecho más interdependientes entre sí.

Pero este tratamiento de la globalización estan genérico –y tan ingenuo– que no ayuda aexplicar por qué es tan controvertida y levantatantas pasiones. Pasemos al otro extremo: la de-finición más científica es la que ha hecho elFondo Monetario Internacional (FMI), una delas instituciones multilaterales más implicadas enel proceso de globalización realmente existente:“La globalización es la interdependencia econó-mica creciente del conjunto de los países delmundo, provocada por el aumento del volumeny la variedad de las transacciones transfronterizasde bienes y servicios, así como de los flujos inter-nacionales de capitales, al tiempo que la difusiónacelerada y generalizada de la tecnología”. Quizásea la definición más científica, pero no la másexacta, porque hace de la globalización un asunto

El fenómeno de la globalización

Joaquín Estefanía


meramente económico, lo que es reduccionista.La definición del FMI es demasiado intrincada;no ayuda a explicar qué es lo que está pasando, nipor qué despierta tanta polémica. Parece un con-cepto estrictamente técnico, digno de economis-tas, ausente de la reflexión del resto de los ciuda-danos. Pero la globalización nos afecta a todos y,desde luego, no es un fenómeno estrictamenteeconómico, sino más amplio. El gran historiadorfrancés Fernand Braudel, que a finales de los añossetenta del anterior siglo dedicó muchas de susfuerzas intelectuales a estudiar la mundialización(entonces no se utilizaba el concepto de globali-zación), escribió en una de sus obras: “La historiaeconómica del mundo es la historia entera delmundo, pero vista desde un solo observatorio: elobservatorio económico. Elegir este observatorioes privilegiar de antemano una forma de explica-ción unilateral y peligrosa”.

Intentémoslo de otro modo: se trata de unproceso de naturaleza política, económica y cul-tural por el cual las políticas nacionales tienencada vez menos importancia y las políticas in-ternacionales, aquellas que se deciden en centrosmás alejados de la vida cotidiana de los ciudada-nos, cada vez más. Es una definición intenciona-da, mucho más amplia, inclusiva de todo lo posi-tivo y lo negativo que incorpora la globalización.Si fuera así, el primer efecto de la globalización esmás político que económico, y se vincula con laesencia del sistema en que aspiramos a vivir: lademocracia, la sociedad de libertades políticas,económicas y sociales. Independientemente delos beneficios a que dé lugar, hay un alejamientode los ciudadanos de las principales decisionesque se toman en su nombre, lo que implica de-bilidad de la democracia, falta de calidad de lamisma. Los ciudadanos no se sienten representa-dos por quienes toman las decisiones últimas, porquienes se reúnen y marcan las tendencias, loscaminos por los que va a ir la humanidad. Lo

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principal de la globalización, su esencia, no es loinstrumental, lo que favorece o lo negativo, aquiénes beneficia o a quiénes perjudica. Eso esmuy significativo, pero lo central es que es unproceso que no hemos decidido los ciudadanos,que no hemos votado y que, no haciéndolo, nosperjudica como tales (aunque pueda beneficiar-nos como consumidores). Lo principal es que nosdistancia de la participación ciudadana, nos anes-tesia de lo público, de lo colectivo.

Y si no son los ciudadanos los que deciden sufuturo y su presente, ¿quiénes son los que lohacen? Aquí aparece una misteriosa e irremedia-ble apelación a los mercados, compuestos pormiles de millones de personas anónimas que, porsimple agregación, aseguran que lo que va a ocu-rrir es lo mejor que puede ocurrir. Es la versiónperfeccionada y sofisticada a principios del nuevomilenio de lo que el padre de la economía, elescocés Adam Smith, llamó en el siglo XVIII lamano invisible. Para los apologetas del mercado,el incentivo fundamental de toda actividad, nosólo de la económica, es el interés individual:conseguirlo asegura el máximo bien público,pues “no hemos de esperar que nuestra comidaprovenga de la benevolencia del carnicero, ni delcervecero, ni del panadero, sino de su propiointerés. No apelamos a su humanitarismo, sino asu amor propio”. Cada ciudadano es, por natura-leza, el mejor juez de su propio interés y debedársele libertad para satisfacerlo, puesto que así,en una especie de armonía natural que se rompecuando hay intervenciones públicas, impulsará elbien común; al buscar su propio provecho, cadaindividuo “es conocido por una mano invisible”que lleva a que las acciones emprendidas porinterés propio confluyan “en resultados globales,en la obtención del dividendo social, del produc-to de la actividad económica de la sociedad. Todobajo el imperio de las leyes naturales, sin inter-vención del príncipe... Jamás he sabido que

El fenómeno de la globalización / 21


hagan mucho bien aquellos que simulan el pro-pósito de comerciar por el bien común”. Tiempodespués, un médico holandés, Bernard Mandevi-lle, escribió el maravilloso libro que se titula Lafábula de las abejas y que se subtitula explícita-mente con su tesis: Los vicios privados hacen laprosperidad pública. Mandeville defendía que losasuntos comerciales son más afortunados cuantomenos regulados están por los gobiernos, y quelas cosas tienden a encontrar por sí mismas elequilibrio que mejor les conviene; el egoísmo sintrabas de cada individuo intervendrá en la socie-dad de manera tan recíproca que ésta se ajustarápor sí misma y redundará en beneficio de lacomunidad. En cambio, una intervención delEstado tendería a trastocar la delicada armonía dela sociedad. La mercadolatría es una especie demetafísica económica que absolutiza el mercadocomo panacea de todos los problemas.

Los apologetas del mercado son los llamadoshoy neoliberales: los mayores globalizadores de loeconómico. Los sucesores de Smith y Mandevilleamplían la necesidad de unos mercados impolu-tos a otros órdenes de la vida (la sanidad, la edu-cación, la protección social...) diferentes de loscomerciales o financieros. Por ello, cada vez quese matiza sobre la globalización realmente exis-tente se la califica de globalización neoliberal.

Si la globalización depende más de los mer-cados que de las decisiones de las personas (direc-tamente a través de los representantes librementeelegidos), se pone en cuestión el concepto mismode democracia, tal como lo conocemos. El finan-ciero norteamericano de origen húngaro GeorgeSoros, uno de los máximos beneficiarios de laliberalización financiera y del libre movimientode capitales por todo el planeta, ha dicho: “Losmercados votan cada día, obligan a los gobiernosa adoptar medidas ciertamente impopulares,pero imprescindibles. Son los mercados quienestienen sentido de Estado”. Si los mercados fuesen



los que mandan, devendrían en el poder fácticopor excelencia del siglo XXI. Hay un desplaza-miento de poder desde los gobiernos a los merca-dos: a la globalización como marco de referenciade nuestra época le corresponde un desplaza-miento del poder. Cuando en el verano de 1997una oleada especulativa sacudió a los países delsudeste asiático, el primer ministro de Malaisiadeclaraba impotente: “En todos estos paíseshemos estado trabajando durante treinta o cua-renta años tratando de levantar nuestras econo-mías. Y ahora viene un tipo que dispone de milesde millones de dólares [se refiere a Soros] y en unpar de semanas deshace todo nuestro trabajo”.Otro ejemplo: el 1 de enero de 1999 tomó pose-sión por segunda vez de su cargo como presiden-te de Brasil Fernando Henrique Cardoso; en sudiscurso de investidura afirmó eufórico: “No seréel gestor de la crisis. El pueblo me ha elegido paravencer”. Apenas quince días después, los merca-dos derrumbaban su proyecto mediante un for-midable ataque especulativo que conseguía unafortísima devaluación del real, la moneda brasile-ña. La economía de ese país entraba en recesión.

¿Para qué votar, nos podríamos preguntar enel extremo teórico, si la política de un Gobiernolibremente elegido no es tan determinante para elbienestar de los ciudadanos de un país como laacción de un grupo de operadores anónimos (losfamosos mercados) que actúan como epicentrode un terremoto financiero a miles de kilómetrosde donde su decisión va a tener efecto? El exgobernador del Banco de España Luis ÁngelRojo, nada sospechoso de exagerar, lo ha explica-do de modo nítido: los mercados tienen capaci-dad “para condicionar y modificar las políticaseconómicas nacionales, imponer ajustes cambia-rios e incluso hacer saltar sistemas de cambiosfijos, acentuar la volatilidad de los precios de losactivos financieros, zarandear las economíasgenerando o acentuando desequilibrios que pue-



den acabar conduciendo a inflaciones o recesio-nes, y difundir las tensiones de unos mercados aotros aumentando la probabilidad de que se ge-neren riesgos sistémicos para los que el mundo noestá bien preparado. Ha habido un desplazamien-to de poder desde los gobiernos a los mercados,cuya consecuencia es una pérdida de autonomíade las autoridades nacionales en la elaboración dela política económica”. Rojo tiene experienciapara saberlo.

Si la globalización, independientemente delos beneficios que produce a los consumidores,reduce la participación pública de los ciudadanosy los sustrae de las decisiones que se toman enlugares cada vez más alejados de su representa-ción directa, debilita la calidad de la democracia.El distanciamiento entre la política y la vida coti-diana es ya lo suficientemente significativo comopara no aumentarlo. Esto es lo que ven quienes,cada vez con más frecuencia y en mayor cantidad,se manifiestan en contra de la globalización real-mente existente en todo tipo de cumbres mul-tilaterales. A los movimientos mal llamados an-tiglobalización les da igual una asamblea de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que del Fondo Monetario Internacional (FMI) odel Banco Mundial; una reunión del Ecofin(ministros de Economía y Hacienda de la UniónEuropea) que del Consejo Europeo (los jefes deEstado y de Gobierno de la UE); tanto les da unclub privado de singular influencia como el ForoEconómico Mundial, que habitualmente se hareunido en Davos (excepto en 2002, que lo hahecho en Nueva York, en solidaridad con esa ciu-dad por el atentado contra las Torres Gemelas),compuesto por empresarios, banqueros, políti-cos, editores, líderes de opinión y sindicalistasinstalados, que el G-7 (los mandatarios de lossiete países más ricos del mundo: Estados Unidos,Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadáe Italia). Todas esas reuniones les parecen natu-



ralmente sospechosas por ademocráticas, porquesustituyen la voluntad de la mayoría de ciudada-nos en aspectos que afectan a los más de 6.000millones de personas que habitan la Tierra. Losmanifestantes no pretenden llevar la representa-ción de todos; únicamente pretenden influir consu voz y sus propuestas.

En los últimos tiempos, los propios podero-sos parecen darles implícitamente la razón, puesno aparecen públicamente para defender condignidad lo que hacen; las reuniones de los orga-nismos citados se celebran aislando los lugaresen los que se desarrollan, con miles de policíasprotegiéndolos. Fortalezas sitiadas y mandata-rios vergonzantes. Últimamente, las cumbres seconvocan en lugares casi inexpugnables, para queno lleguen los rebeldes. Y las declaraciones quesalen de ellas son retóricas, dubitativas: nos esta-mos equivocando, pese a las apariencias nosinteresa la pobreza y las desigualdades, no sepueden abrir más las brechas entre unos y otros,dicen. Retroceden con mala conciencia, aun-que no cambian la esencia de las políticas quela motivan.

Además, en las últimas décadas se han mul-tiplicado los organismos ademocráticos: aquellosque son independientes de los poderes políticos eirresponsables ante ellos en el sentido jurídico deltérmino. Ello es consecuencia del recelo ante laesfera de lo político. El caso más conocido es elde los bancos centrales, que tienen un fuertegrado de independencia respecto a los gobiernos.Si el poder de estas instituciones ademocráticassobre los súbditos de la globalización se vuelveabsoluto (sin control), la institución se sitúa porencima de la ley, y en esa medida se diferencia yse separa de la sociedad civil, que somos todos. Lamultiplicación de instituciones ademocráticasprocede del recelo ante la voluntad de los ciuda-danos y de la necesidad de protegerse de la demo-cracia. Ésta alimenta muchos temores, como el



de la presión constante de la mayoría de los ciu-dadanos de un lugar para exigir la redistribuciónde la renta y la riqueza. Marx creía, por esas razo-nes, que la combinación de capitalismo y demo-cracia es inestable. Los hagiógrafos de la globali-zación feliz dicen que uno de los principalesdefectos de la democracia es que provoca perma-nentemente una presión a favor del consumoinmediato, del desarrollo de programas socialescada vez más caros y, por tanto, va en detrimen-to de la eficacia del sistema. Estas presiones irres-ponsables son granos de arena en el engranaje delmercado y la globalización. El premio Nobel deEconomía Gary S. Becker, uno de los represen-tantes más notables de la ideología liberal, hadeclarado a este respecto: “Sólo los Estados quese encuentran institucionalmente protegidosfrente a estas presiones pueden resistir, y losEstados democráticos no lo están”.

Por lo tanto, los Estados más eficaces desde elpunto de vista del mercado son aquellos quegozan de mayor autonomía frente a la soberaníade los ciudadanos. A falta de una buena dictadu-ra, el único recurso que queda para beneficiarsetodo lo posible de las ventajas del mercado seríaconfiar responsabilidades cada vez más importan-tes a instituciones que se encuentren estatutaria-mente al margen de la presión ciudadana. Porejemplo, los estatutos del Banco Central Europeodicen que no puede “solicitar ni aceptar instruc-ciones de las instituciones o de los organismoscomunitarios, ni de los gobiernos de los Estadosmiembros, ni de ningún otro organismo”.

Hablar de globalización implica aceptardesde el principio que es un concepto y una prác-tica hegemonizada por una parte del planeta: losEstados Unidos. El lenguaje de la globalización esun lenguaje norteamericano. Nosotros, en caste-llano, decimos más habitualmente “mundo”, no“globo”; por lo tanto, sería más correcto hablarde mundialización, no de globalización. El tér-



mino globalización (“tendencia de los mercados yde las empresas a extenderse, alcanzando unadimensión mundial que sobrepasa las fronterasnacionales”) no ha aparecido en el Diccionario dela lengua española, de la Real Academia Española,hasta su vigesimasegunda edición, publicada enoctubre de 2001; en esa misma edición todavíano existe el término mundialización. Los únicosque han resistido a esta colonización del lenguajehan sido los franceses, que siguen escribiendomondialisation y que no han hecho en este casoconcesiones lingüísticas al inglés. Actitud muyhabitual en el país vecino. También ha sido unsociólogo francés, Alain Touraine, el que ha dis-tinguido entre mundialización y globalización,por motivos ideológicos, no semánticos; la mun-dialización sería la continuación de las tenden-cias aperturistas que se aceleran en la segundaparte del siglo XX, mientras que la globalizaciónsignificaría una ruptura con el pasado y sería“un proceso nefasto mediante el cual los puebloshan cedido [sin haberlo acordado] el podersobre sus economías y sus sociedades a fuerzasglobales y antidemocráticas tales como los mer-cados, las agencias de calificación de deuda, etc.”.Así, lo que hicieron los fenicios comerciandopor el Mediterráneo, los venecianos o los misio-neros que llegaron a Japón era parte de un pro-ceso de mundialización, no de globalización,según Touraine.

Además de las definiciones citadas de globa-lización, se pueden citar algunas más. Un diccio-nario de autor entiende que es un “estado dedesarrollo planetario sin barreras, donde todoestá próximo, accesible, y donde todo comunicay donde, consecuentemente, las solidaridades ylas interdependencias se acrecientan”. Pero ladefinición más curiosa es la aportada por un cate-drático de Historia Económica que, parafrasean-do a José Antonio Primo de Rivera, ha llegado ala conclusión de que “la globalización es una uni-



dad de destino en lo universal”. Seguramente esimposible expresarlo mejor.

Dos oleadas de globalización

En el último siglo y medio ha habido en elplaneta dos oleadas de globalización, cuya fronte-ra –la que les dio discontinuidad– la marcan lasdos guerras mundiales. La primera tuvo lugar enlos años setenta del siglo XIX (los años de laComuna de París) y duró hasta 1914, principiode la Gran Guerra; en ella se industrializó elNorte geopolítico (que todavía no se denomina-ba así) y se desindustralizó el Sur, produciendouna enorme divergencia de la renta y la riquezaentre unas zonas y otras. Este incremento de ladesigualdad es, como veremos, una característicacentral de las coyunturas globalizadoras: aumen-tan el bienestar (mayor eficacia), pero lo dis-tribuyen regresivamente (mayor inigualdad). Lasegunda oleada comenzó en los años sesenta delsiglo XX y todavía continúa. En estas cuatro últi-mas décadas no se ha desarrollado una globaliza-ción lineal, unidireccional, sino como un sismó-grafo con abundantes sístoles y diástoles; se redu-cía el ímpetu planetario en las dificultades (porejemplo, las dos crisis del petróleo) y se acelerabaen la parte alta del ciclo económico. De nuevo seproduce un crecimiento exponencial de las desi-gualdades entre distintas zonas del mundo y, lomás novedoso, también en el seno de cada socie-dad (el sur en el Norte y el norte en el Sur).

¿En qué medida globalización y recesión sontesis y antítesis de un proceso dialéctico que tienesus picos de sierra? Una contestación nítida a estacuestión es de gran oportunidad en la actualcoyuntura política y económica, en la que elmundo vive una crisis sistémica a raíz de los aten-tados terroristas del 11 de septiembre de 2001contra las Torres Gemelas y el Pentágono, y la



primera recesión global desde la primera crisis del petróleo, en la década de los años setenta. Loque significa que las grandes zonas económicas,Estados Unidos, UE y Japón (y las tres en su rela-ción con los países emergentes), son mucho másinterdependientes entre sí. El profesor inglés dePolítica Económica Robert Skidelsky, autor de lamás monumental biografía de Keynes, ha escrito:“Había una economía global más o menos liberala comienzos del siglo XX. Nadie esperaba quediera paso a la época de horrores y tiranías que seinició en 1914. Cuando echamos la vista atrás,resulta muy fácil ver que sus equivalentes políti-cos e institucionales –imperialismos enfrentados,dominio autocrático de los grandes poderes– fue-ron hostiles a su supervivencia. En 1929-1930, laausencia de cortocircuitos internacionales eficaces–la cooperación para que hubiera disponibilidadde crédito– permitió que se produjera una GranDepresión que completó la ruina de la economíaglobal de aquella época”.

En general, ambos procesos de globaliza-ción han producido convergencias entre los paísesrelativamente más ricos, pero han aumentado lasdivergencias entre éstos y los más pobres. El ana-lista americano del The New York Times ThomasFriedman, uno de los hagiógrafos más entusias-tas de la globalización, ha escrito en su libro TheLexus and the Olive (traducido al castellano comoTraducción versus innovación) que el mundo de laguerra fría ha sido sustituido por el mundo de laglobalización, entendida ésta como la integraciónde los mercados, las finanzas y la tecnología de unmodo que está haciendo que el mundo encoja deuna talla mediana a una talla pequeña y permi-tiendo que cada uno de nosotros pueda estirar elbrazo a cualquier punto del planeta, más lejos, deun modo más rápido y más barato que en ningúnotro momento anterior. Es decir, no se trata deuna moda pasajera ni de una simple tendenciaeconómica; como todos los sistemas internacio-



J.-J. Tamayo-Acosta Director - VERBO DIVINO...Juan-José Tamayo-Acosta Director 10 palabras clave sobre globalización EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 Estella (Navarra)2002

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