IV. Conflictos conflictividad agraria La dimensión de génerobiblio3.url.edu.gt/Publi/Libros/Rupturas/05.pdf · La dimensión de género en el registro de los conflictos de tierras

Conflictos y conflictividad agraria. La dimensión de género

IV. Conflictos y conflictividad agraria La dimensión de género

Consideraciones preliminares sobre la base de datos

Para construir la base de datos se recopiló información de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (CO­NIC), la Coordinadora Nacional Permanente sobre Derechos Relativos a la Tierra de los Pueblos Indígenas (CNP-Tierra) y el Fondo de Tierras. Del mismo modo se visitaron otras organizaciones campesinas y entidades de gobierno (CONTlERRA), de las cuales no fue posible obtener infonnación detallada.

Entre 1996 y 2005, a nivel nacional -según las fuentes utilizadas- se registraron 91 casos de conflictos vinculados a la tierra. De los 91 conflictos, siete se registraron durante el gobierno de Alvaro Arzú, 39 durante el gobierno de Alfonso Portillo y 45 en lo que va del gobierno de Osear Berger (2004-marzo 2006). Estos datos muestran lo siguiente.

La dimensión de género en el registro de los conflictos de tierras

Tanto en términos cualitativos como cuantitativos no aparece la mujer como actor social y político. Únicamente el Fondo de Tierras rep0l1a en números la cantidad de mujeres beneficiadas entre 1998 y agosto de 2003. Durante ese período de 14,117 familias que compraron tierras, 1,557 fueron adquiridas por mujeres (11 %) Y el resto por hombres. Mientras que durante el año 2005 se beneficiaron con los créditos para la compra de fincas, 180 hombres y 28 mujeres. 89

/ A esta perspectiva es necesario sumar aquellas mujeres que adquirieron tierra bajo la forma de co-propiedad mediante los mecanismos de FONTIERRAS.

Por otro lado, fuentes estadísticas oficiales indican que las mujeres analfabetas son mayores que los hombres, en una relación de 60 a 40 por

89/ FONTIERRAS 2006.

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ciento y que en la medida que la edad es menor, la mayor proporción de productores recae en los hombres mientras que en la medida que avanza la edad de las personas, las mujeres prevalecen como fuerza productiva en comparación con los hombres.90

/

CONTI ERRA durante el aí10 2002-2003 conoció 633 casos, de los cuales casi la mitad era del depm1amento de Petén, y para el año 2005 oficialmente reportaban más de 1,500 casos, de los cuales 485 habían sido ingresados con la nueva administración en el año 2004. Sus informes anuales, no proporcio­nan información específica sobre la proporción hombres/mujeres entre los grupos beneficiados.

La segunda fuente de importancia en el registro de los casos proviene de las organizaciones campesinas e indígenas, quienes tampoco especifican la composición etárea y de género de las comunidades, sino que la informacion se limita al número de familias por comunidad.

En términos cuantitativos existe un sub-registro de los conflictos en las instancias que trabajan la problemática y muestran la pertinencia de reforzar el mon itoreo sobre los conflictos agrarios, 10 cual puede formar parte del seguimiento de la investigación, ya que en la mayor parte de organizaciones solamente se cuenta con archivos de expedientes de cada caso por separado, pero hay un bajo nivel de sistematización, lo que también contribuye a invisibilizar la proporción hombre/mujer de los beneficiarios directos.

La ascendencia de los conflictos agrarios

Aunque los conflictos atendidos caso por caso, por las organizaciones de gobiemo han aumentado, no existen indicadores a nivel nacional que eviden­cien que la conflictividad agraria (en términos de sus causales) haya disminui­do. Esto se debe a que las organizaciones destinadas al análisis estadístico no cuentan con un sistema de monitoreo de conflictos ni de la conflictividad en sí.

Sin embargo, desde la perspectiva cuantitativa existe una tendencia ascendente de los conflictos agrarios, lo que será pertinente contrastar con los

90/ INE, Censo Agropecuario, 2004.

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programas, políticas y acciones del gobierno -más allá del ejecutivo- y las medidas de presión por parte de las organizaciones campesinas, con el propósito de analizar los marcos sociales en que emerge el conflicto agrario como principal escenario del descontento social. En ese sentido, no hay medios para contrastar o complementar la información de los conflictos desde sus distintos abordajes institucionales.

Así, por ejemplo, algunos expedientes de conflictos de tierras con un origen laboral (como las ocupaciones en demanda de un pago de prestaciones) se encuentran al mismo tiempo en instancias administrativas del Ministerio de Trabajo, en CONTIERRA, Juzgados de Instancia del ramo penal, Gobernacio­nes departamentales, COPREDHE, con lo cual un mismo caso de litigio se tramita en instancias y lógicas distintas, sin que exista una política coherente al respecto. Esta multiplicidad hace extremadamente complicada las acciones coherentes por parte del Estado, pues en distintos momentos una de las instancias puede interferir en las acciones de la otra.

Emergencia de la comunidad indígena como actor

En la mayoría de los conflictos de tierras aparece como principal actor la población indígena (ver Anexo 1). Esta evidencia puede contribuir a orientar la investigación hacia la situación de las mujere~ que forman parte de comuni­dades indígenas y que mantienen conflictos abiertos con los patronos o grandes propietarios. O bien, otra forma de entrada puede ser un acercamiento exploratorio a la situación de las mujeres que han accedido a tierra mediante programas específicos dirigidos hacia la población que vivió la represión política: retornadas, desplazadas y ex combatientes.

Conclusiones

Se han presentado por lo menos tres perspectivas de análisis del conflicto. Por un lado el análisis del conflicto desde la gestión y administración del mismo, la otra que intenta visibilizar las condiciones o causas históricas que le han dado origen desde una perspectiva diacrónica, y por otro lado, el análisis del confl icto desde la visión y concepción de los pueblos mayas.

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De la información obtenida en la base de datos sobre conflictos agrarios. se pueden inferir por lo menos cuatro consideraciones: Una tendencia ascen­dente de los conllictos agrarios en los últimos ocho años, un sub-registro de los mismos según las fuentes consultadas. la emergencia de la población indígena como UIlO de los principales actores en el escenario de la con1lictivi­dad, y una casi total in-visibilización de la situación de las mujeres indígenas que indudablemente actúan en contextos de conllictividad social.

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